Las Evidencias Arqueológicas del Valle de Tafí: una mirada desde la gestión de recursos...

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Simposio: Gestión y Patrimonio. La gestión del patrimonio Arqueológico. XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario. 2001 LAS EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS DEL VALLE DE TAFÍ: UNA MIRADA DESDE LA GESTION DE LOS RECURSOS CULTURALES Manasse, Bárbara Escuela de Arqueología – Universidad Nacional de Catamarca – [email protected] RESUMEN El Valle de Tafí, en la provincia de Tucumán, ha sido un enclave de especial relevancia para el asentamiento humano, tanto en tiempos prehispánicos como en la época del contacto y, aún en la actualidad. Las evidencias de estas ocupaciones se superponen en una secuencia sin fin, cubriéndose mutuamente, desplazando materiales, conformando un solo mare magnum difícil de evaluar como recursos culturales y, por ende, de trabajar en su gestión, de protegerlos. En función de las investigaciones que venimos efectuando desde 1994, voy a trabajar, en una primer instancia, en una revisión de los datos existentes sobre evidencias arqueológicas en el Valle y, en segundo lugar, avanzaré con la información producida en el marco de distintos proyectos de rescate e investigación arqueológica. Me centraré, entonces, en la localidad de Los Cuartos, complementando esta información con el área implicada en el ejido municipal y el Valle en general. El objetivo final es aportar elementos para una evaluación de los recursos arqueológicos del Valle de Tafí, que contemple su potencial informativo y el riesgo relativo al que están sujetos, a raíz del rápido crecimiento urbano.- INTRODUCCION La gestión de los recursos culturales y arqueológicos, en particular, requiere de un apoyo informativo suficiente y actualizado. No basta con conocer sintéticamente la historia aborigen del NOA, saber detectar sitios con “tapados” o distinguir una pieza arqueológica de otra confeccionada recientemente; así tampoco, es suficiente la buena voluntad de respetar sitios o de “guardar” evidencias arqueológicas. Su protección, su valoración o la evaluación de riesgo destructivo y la implementación de medidas de mitigación de afecciones impone la existencia de una base de datos que oriente la toma de decisiones. El Valle de Tafí, en el oeste de la provincia de Tucumán, constituyó un enclave muy apto para el asentamiento humano, tanto en tiempos prehispánicos como en la época colonial, siéndolo aún en la actualidad. Las evidencias de estas antiguas ocupaciones se superponen en una secuencia sin fin, cubriéndose mutuamente, desplazando materiales, enterrándolos y volviéndolos a exponer en la superficie, conformando un solo mare magnum... , y creando una situación por demás compleja para su definición, interpretación y evaluación. Si a ello le sumamos las ocupaciones históricas del Valle, con mayor o menor densidad poblacional, y la dinámica geomorfológica, que naturalmente actúa en este tipo de valles intermontanos, nos aproximamos a una perspectiva realmente compleja a la hora de tomar decisiones sobre los Recursos Arqueológicos locales. El objetivo de este trabajo es aportar algunos elementos para una evaluación de los recursos arqueológicos del Valle de Tafí, que contemplen su potencial informativo y el riesgo relativo al que están sujetos, prestando especial atención al crecimiento urbano debido a su relevancia actual como factor de alteración. Efectuaré una revisión de los datos existentes sobre evidencias arqueológicas en el Valle avanzando, luego, con información producida en el marco de distintos proyectos de rescate e investigación arqueológica llevados a cabo en el Valle desde 1994 1 . CONDICIONES Y CARACTERÍSTICAS NATURALES DEL VALLE En primer lugar voy a describir someramente y de manera general las condiciones y características ambientales del Valle. Evaluaré algunos de los principales factores de alteración natural, diferenciándolos de aquellos implementados, intencional o involuntariamente, por el ser humano. Incluyo, posteriormente, el análisis de factores que pueden haberse originado por acciones antrópicas como es el caso, por ejemplo, del uso inapropiado de terrenos en pendiente. El Valle de Tafí constituye un ecosistema ecológica y geológicamente frágil, de delicado equilibrio. Se trata de una cuenca tectónica con un paisaje accidentado de diferentes características en lo que respecta a sus pendientes, su composición sedimentológica y su conformación geomorfológica. Con una pendiente media de 18,8% promedio, los gradientes pasan a ser un factor importante en la conformación de los paisajes y uno de los factores críticos del sistema. De clima semiárido con lluvias estivales, Tafí se caracteriza por veranos cálidos moderados e inviernos fríos y mayormente secos, hasta el punto de resecarse casi toda la vegetación y endurecerse notablemente los suelos. De mayo a septiembre hay importantes heladas y, en pleno invierno algunas nevadas. La flora de esta región se caracteriza por un denso estrato herbáceo, elemento estabilizador del sistema, y por formaciones arbóreas, que anteriormente estaban mucho más extendidas por el valle y hoy, debido a

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El Valle de Tafí, en la provincia de Tucumán, ha sido un enclave de especial relevancia para el asentamiento humano, tanto en tiempos prehispánicos como en la época del contacto y, aún en la actualidad. Las evidencias de estas ocupaciones se superponen en una secuencia sin fin, cubriéndose mutuamente, desplazando materiales, conformando un solo mare magnum difícil de evaluar como recursos culturales y, por ende, de trabajar en su gestión, de protegerlos.En función de las investigaciones que venimos efectuando desde 1994, voy a trabajar, en una primer instancia, en una revisión de los datos existentes sobre evidencias arqueológicas en el Valle y, en segundo lugar, avanzaré con la información producida en el marco de distintos proyectos de rescate e investigación arqueológica. Me centraré, entonces, en la localidad de Los Cuartos, complementando esta información con el área implicada en el ejido municipal y el Valle en general.El objetivo final es aportar elementos para una evaluación de los recursos arqueológicos del Valle de Tafí, que contemple su potencial informativo y el riesgo relativo al que están sujetos, a raíz del rápido crecimiento urbano.-

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Simposio: Gestión y Patrimonio. La gestión del patrimonio Arqueológico.XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario. 2001

LAS EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS DEL VALLE DE TAFÍ:UNA MIRADA DESDE LA GESTION DE LOS RECURSOS CULTURALES

Manasse, BárbaraEscuela de Arqueología – Universidad Nacional de Catamarca – [email protected]

RESUMENEl Valle de Tafí, en la provincia de Tucumán, ha sido un enclave de especial relevancia para el

asentamiento humano, tanto en tiempos prehispánicos como en la época del contacto y, aún en laactualidad. Las evidencias de estas ocupaciones se superponen en una secuencia sin fin, cubriéndosemutuamente, desplazando materiales, conformando un solo mare magnum difícil de evaluar como recursosculturales y, por ende, de trabajar en su gestión, de protegerlos.

En función de las investigaciones que venimos efectuando desde 1994, voy a trabajar, en una primerinstancia, en una revisión de los datos existentes sobre evidencias arqueológicas en el Valle y, en segundolugar, avanzaré con la información producida en el marco de distintos proyectos de rescate e investigaciónarqueológica. Me centraré, entonces, en la localidad de Los Cuartos, complementando esta información conel área implicada en el ejido municipal y el Valle en general.

El objetivo final es aportar elementos para una evaluación de los recursos arqueológicos del Valle deTafí, que contemple su potencial informativo y el riesgo relativo al que están sujetos, a raíz del rápidocrecimiento urbano.-

INTRODUCCION

La gestión de los recursos culturales y arqueológicos, en particular, requiere de un apoyo informativosuficiente y actualizado. No basta con conocer sintéticamente la historia aborigen del NOA, saber detectarsitios con “tapados” o distinguir una pieza arqueológica de otra confeccionada recientemente; así tampoco,es suficiente la buena voluntad de respetar sitios o de “guardar” evidencias arqueológicas. Su protección, suvaloración o la evaluación de riesgo destructivo y la implementación de medidas de mitigación de afeccionesimpone la existencia de una base de datos que oriente la toma de decisiones.

El Valle de Tafí, en el oeste de la provincia de Tucumán, constituyó un enclave muy apto para elasentamiento humano, tanto en tiempos prehispánicos como en la época colonial, siéndolo aún en laactualidad. Las evidencias de estas antiguas ocupaciones se superponen en una secuencia sin fin,cubriéndose mutuamente, desplazando materiales, enterrándolos y volviéndolos a exponer en la superficie,conformando un solo mare magnum... , y creando una situación por demás compleja para su definición,interpretación y evaluación. Si a ello le sumamos las ocupaciones históricas del Valle, con mayor o menordensidad poblacional, y la dinámica geomorfológica, que naturalmente actúa en este tipo de vallesintermontanos, nos aproximamos a una perspectiva realmente compleja a la hora de tomar decisiones sobrelos Recursos Arqueológicos locales.

El objetivo de este trabajo es aportar algunos elementos para una evaluación de los recursosarqueológicos del Valle de Tafí, que contemplen su potencial informativo y el riesgo relativo al que estánsujetos, prestando especial atención al crecimiento urbano debido a su relevancia actual como factor dealteración. Efectuaré una revisión de los datos existentes sobre evidencias arqueológicas en el Valleavanzando, luego, con información producida en el marco de distintos proyectos de rescate e investigaciónarqueológica llevados a cabo en el Valle desde 1994 1.

CONDICIONES Y CARACTERÍSTICAS NATURALES DEL VALLE

En primer lugar voy a describir someramente y de manera general las condiciones y característicasambientales del Valle. Evaluaré algunos de los principales factores de alteración natural, diferenciándolosde aquellos implementados, intencional o involuntariamente, por el ser humano. Incluyo, posteriormente, elanálisis de factores que pueden haberse originado por acciones antrópicas como es el caso, por ejemplo,del uso inapropiado de terrenos en pendiente.

El Valle de Tafí constituye un ecosistema ecológica y geológicamente frágil, de delicado equilibrio. Setrata de una cuenca tectónica con un paisaje accidentado de diferentes características en lo que respecta asus pendientes, su composición sedimentológica y su conformación geomorfológica. Con una pendientemedia de 18,8% promedio, los gradientes pasan a ser un factor importante en la conformación de lospaisajes y uno de los factores críticos del sistema.

De clima semiárido con lluvias estivales, Tafí se caracteriza por veranos cálidos moderados e inviernosfríos y mayormente secos, hasta el punto de resecarse casi toda la vegetación y endurecerse notablementelos suelos. De mayo a septiembre hay importantes heladas y, en pleno invierno algunas nevadas.

La flora de esta región se caracteriza por un denso estrato herbáceo, elemento estabilizador del sistema,y por formaciones arbóreas, que anteriormente estaban mucho más extendidas por el valle y hoy, debido a

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la degradación ambiental general, se recluyen en unas pocas quebradas y faldeos de exposición favorable(Bolsi, Madariaga y Batista 1992). A mayores alturas se acentúan las condiciones de aridez, aumenta elpromedio de las precipitaciones y la vegetación es menos densa, siendo aún mayor la inestabilidadecológica. Los especialistas señalan que, en estas condiciones, cambios de relativa envergadura puedengenerar procesos irreversibles, que acarrean un sinnúmero de efectos colaterales, muchas veces dañinospara la población (Bolsi, Madariaga y Batista 1992; Sesma 1987, Zuccardi 1985, entre otros).

Esta cuenca presenta una densa red de drenaje cuyo eje principal es el río Tafí, el que recibe numerososafluentes a lo largo de su trayecto. En su porción superior estos ríos suelen ser torrentosos, ensanchandosus cauces en la parte más baja del Valle. A pesar de sus características subhúmedas - 450 mm. de lluviaanual - el valle de Tafí se ve afectado casi todos los años por crecientes y aluviones, con seria incidenciaen los cultivos y las poblaciones debido al volumen de los sedimentos que arrastran 2.

Es frecuente la aparición de profundas cárcavas, debidas a procesos erosivos originados en un manejoinadecuado de los suelos. Se trata de procesos morfodinámicos de singular importancia, ya que suevolución origina grandes pérdidas en los terrenos aptos para la agricultura y el asentamiento humano. Segenera una erosión retrocedente, llegando a conformar verdaderos barrancos. Estas cárcavas son muydifíciles de controlar, salvo en una etapa muy incipiente.

En síntesis, el ecosistema del valle de Tafí se basa en una integración funcional establecida entre loselementos estructurales del sistema: clima, vegetación, suelo y relieve. Pero, es necesario señalar que sudelicado equilibrio es severamente afectado por factores de origen antrópico como el sobrepastoreo, ladeforestación y la introducción de cultivos que, como el de la papa semilla, dejan los suelos expuestos a losefectos de la erosión eólica y pluvial.

El carácter del impacto producido en el Valle por diferentes agentes recién se está comenzando aestudiar. Las alteraciones producidas por factores geomorfológicos o aún aquellos producto de la actividadagrícola han sido ocasionalmente tratados desde la arqueología americana, pero no es el caso de Tafí delValle. Por esta razón estamos llevando a cabo investigaciones de carácter geomorfológico ygeoarqueológico en la zona de Los Cuartos (Niz 1997), en el Barrio Malvinas (Manasse, Lanzelotti y Jaime2001) y La Ovejería, en el piedemonte oriental del Cerro Muñoz (Ver Figura Nº 1). Algunos resultadospreliminares señalan la fuerte incidencia que la sedimentación en las partes medias y bajas de los conosha tenido en la preservación de estructuras arqueológicas; éstas quedaron “contenidas” en esa matriz,más allá de que esa depositación de materiales haya producido presión y ruptura en algunos sectores delos mismos 3. La misma depositación sedimentaria reduce el afloramiento de material arqueológico ensuperficie.

Por otro lado, en ocasiones son las propias estructuras arqueológicas las que inciden en la generaciónde procesos erosivos (y por ende destructivos) como por ejemplo el surgimiento de cárcavas que tienen suorigen en antiguos canales de irrigación del Barrio Malvinas. Pero también, han actuado como factores decontención al lavado de suelos y consecuente remoción y arrastre de sedimentos y destrucción deevidencias arqueológicas, como en el caso de antiguas terrazas o paredones de contención visiblesigualmente en zonas como el Barrio Malvinas o en el Barrio San Martín.

La afección producida por tareas agrícolas en el Valle se ve fuertemente condicionada por elemplazamiento de las mismas, el sustrato geológico y el tipo de roturación y uso de los suelos.

La localización de áreas destinadas a la agricultura es muy relevante al tomar en cuenta la incidenciade las pendientes en esta cuenca. Es imprescindible, para la preservación de los suelos - y de lo que afloreen su superficie -, contar con una adecuada sistematización de los mismos, respetando en todo momentolas curvas de nivel. Si bien hay algunos sectores más llanos destinados al cultivo, es mucho másimportante la ocupación de terrenos con pendientes que varían entre 4 a 10 ó 15%. A pesar de ello ha sidofrecuente observar el arado de estas tierras yendo en dirección paralela a la pendiente. Otro factorrelevante es la proximidad a los cursos de agua y la forma de captación para el riego. En varias zonas delValle se observan larguísimas acequias construidas tan solo por la excavación en la tierra sin ningún tipode estructura de protección que evite su socavamiento. En Los Cuartos se observan hoy hondos zanjones,llegando a conformarse como quebradas, que alguna vez fueron acequias de riego.

Los suelos en el Valle presentan un estrato orgánico de escasos centímetros, que varía de acuerdo asu localización. Por debajo, mayormente aparece un estrato loésico, a veces intercalado con lentes deceniza volcánica de diverso espesor. Un manejo inadecuado significa la desaparición del estrato fértil,dejando expuesto el loésico, inservible para la producción agrícola. En la actualidad hay extensas zonasdel Valle en las que aflora este último estrato generando todo tipo de acciones erosivas.

El tipo de roturación y de uso de los suelos incide, por ende, fuertemente en la potencialidad agrícola yen la preservación del patrimonio arqueológico. La agricultura tradicional campesina no significó unaalteración muy pronunciada, siendo común que se reactivara y reutilizara la arquitectura agrícolaprehispánica. Es diferente en el caso de una agricultura de mayor amplitud destinada, por ejemplo, a laproducción de cereales de las estancias. La superficie requerida obligó a limpiar de “piedras” grandesextensiones de tierra, debiendo preparar sus propios sistemas de riego. El cambio más significativo se hadado con la introducción del arado de tractor y, particularmente, la introducción del cultivo de la papa

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semilla y otros cultivos comerciales como el ajo semilla y la frutilla. La búsqueda de rentabilidad desestimóla preservación de los suelos y del patrimonio arqueológico.

También hay que contemplar en el caso del Valle: se trata del uso de las tierras fuera de la época decultivo. El cultivo con plantas invernales como la alfalfa por ejemplo, actúa como protector de los suelos, alimpedir la acción de los vientos y las heladas. Distinto es el caso si se lo deja desprotegido, sin cultivos, osi se deja entrar animales para que consuman el rastrojo.

Por tras del usufructo de las tierras del Valle de Tafí suele haber importantes intereses económicoscreados. El aprovechamiento agrícola - papa y ajo semilla - es realizado por grandes productores foráneos,quienes no reparan en los restos arqueológicos y aún, en el término de pocos años, suelen dar lugar alempobrecimiento de la escasa tierra fértil disponible en el terreno arrendado (González 1989; Zuccardi1985; Bolsi 1992).

Un factor de afección escasamente previsto y evaluado hasta hace unos pocos años atrás, es elproducido por el desarrollo urbano, que involucra no sólo la construcción de viviendas sino también la de lainfraestructura de servicios correspondiente (Manasse y Valverdi 1995, Manasse 1996). En forma colateralhay que incorporar a la evaluación la incidencia de la industria turística (Arenas y Manasse 1997). Sucrecimiento en el Valle, que se apoya en generosos créditos otorgados por la provincia, es vertiginoso ypoco planificado (Manasse y Arenas 1994 y Manasse 1997 a, 2001) sin prestar atención alguna a lapresencia o aparición de evidencias arqueológicas.

La naturaleza de las afecciones producidas por el crecimiento urbano han sido esencialmentesupuestas. Esto es, se parte de la idea de una desaparición completa de las evidencias arqueológicas 4.Se trata ciertamente de un impacto sumamente complejo, con acción significativa sobre áreasrelativamente extensas en algunas oportunidades, en otras totalmente localizadas y puntuales, pudiendogenerar una afección concentrada o dispersa, de acuerdo a las características del tipo de expansión. Actúaocupando espacios (con nuevas estructuras), pero también lo hace retirando y/o compactando, tanto anivel superficial como sub-superficial. Se trata de afecciones persistentes en el tiempo, que involucran nosólo las viviendas propiamente dichas, sino también toda la infraestructura de servicios urbanos (vías decomunicación, agua corriente, tendido eléctrico y telefónico, etc.).

Un aspecto importante a tener en cuenta es que, en algunos casos el recurso arqueológico puede sermás o menos afectado, pero lo esencial es que deja de ser accesible al rescate, ó por lo pronto pierdebuena parte de su potencial informativo al pasar a la órbita de la propiedad privada. En trabajos anterioreshemos procurado detallar la metodología para una estimación de impacto de acuerdo al tipo y a lascaracterísticas arquitectónicas de la obra (Manasse 1997 y 1999 b).

Otros tipos de acción antrópica, que generan afecciones más o menos previsibles y / o reversibles son,por ejemplo la explotación de áridos en los cauces bajos de los ríos (ver Manasse, Lanzelotti y Jaime 2001)o el uso / explotación de las zonas altas del valle (áreas de cumbres y faldeos). Es el caso ya señalado deprácticas de motocross que abre profundos surcos en las laderas serranas. Ya en otro momento heseñalado también cómo la destrucción de los sitios producida por la instalación de la línea de alta tensión(El Bracho – La Alumbrera), implica, además, la imposibilidad de comprender el funcionamiento de lasocupaciones prehispánicas, que integraron las partes bajas y altas en la dinámica de sus asentamientos yexplotaciones (Manasse m.s. y Manasse y Pastrana 1996).

LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS DEL VALLE: EL PASADO PREHISPANICO TAFINISTO

El Valle de Tafí es un área clásica desde el punto de vista arqueológico. Desde las investigacionespioneras de fines del siglo XIX (Ambrosetti 1897, Quiroga 1899) y, en particular, de las primerasexcavaciones sistemáticas realizadas a mediados del siglo siguiente (González y Núñez Regueiro 1960)esta región ha sido tomada como referencia de una etapa inicial de las sociedades agropastorilesprehispánicas del NOA: el formativo temprano manifestado en la “cultura Tafí”.

La presencia de cientos de recintos circulares en piedra, con alta visibilidad y buena conservación, hamotivado la construcción teórica de un patrón de asentamiento, conocido en la literatura especializada como“patrón margarita” que se caracteriza por un patio circular de unos 15 metros de diámetro, rodeado por unoo más círculos más pequeños (3 a 5 metros de diámetro), que se conectan al primero por una abertura máso menos evidente. A este tipo de conjuntos arquitectónicos se relacionarían monolitos, de uno a tres metrosde altura, con o sin grabados (los “menhires”), que actuarían en el ámbito del mundo simbólico de estassociedades tempranas. Estos monolitos son interpretados de maneras muy diversas y son uno de losreferentes más claros del rol social y político de los restos arqueológicos en nuestra sociedad (verMastrángelo 1996 y Manasse 1999 a ; Manasse y Arenas 2001).

El patrón margarita (patrón de asentamiento formativo), junto a los menhires, algunas andenerías y elmontículo de Casas Viejas en el sur del Valle (al que se atribuyeron funciones de carácter ceremonial o,también, de basurero5) pasaron a ser los restos arqueológicos por excelencia de este valle intermontano; elFormativo que ellos representarían, constituye hasta hoy, el eje de las investigaciones arqueológicas. La“cultura Tafí” es el referente clásico del pasado prehispánico local.

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De este modo, la información arqueológica disponible comprende aproximadamente unos mil años de laocupación humana del Valle; aparentemente se trataría del primer milenio de la misma, al menos en lo querespecta a sociedades sedentarias. Llegamos con ello hasta el 800 de la era cristiana; lo que pasó despuésaún no ha sido objeto de investigación sistemática6. ¿Qué pasa con estas poblaciones del Formativo? ¿Sedesocupa el Valle? ¿Qué pasa en el segundo milenio en esta región?

Vemos, entonces, que la interpretación y, particularmente, la gestión del pasado prehispánico del Vallede Tafí se apoyan, entonces, en perspectivas temporales bastante restringidas.

Sin embargo, la alteración de los suelos producida por la creciente urbanización del Valle (tanto por sucrecimiento vegetativo como por el incremento de la población veraneante7), al igual que lastransformaciones del paisaje propias de las nuevas actividades turísticas, alertan sobre la existencia de unpanorama bastante más complejo.

En primer lugar, hay un importante número de hallazgos de piezas santamarianas en diversas regionesdel Valle. Se trata, mayormente, de las clásicas urnas funerarias del período tardío de los vallescalchaquíes, que es el tipo de piezas que la gente recuerda o también, suele guardar. Aunque la ubicacióncronológica de este tipo de piezas alfareras en el marco de la arqueología del NOA es permanentementecorregida, se ha convenido en que corresponden al segundo milenio de la era y que caracterizan a unasociedad compleja, que tendría su centro social y político en el valle de Santa María. Su presencia en Tafíha sido escasamente referida en la literatura arqueológica (Santillán de Andrés 1945; González y NúñezRegueiro 1960) y, menos aún, interpretada (Tarragó 1974; Núñez Regueiro y Tartusi 1999).

En ese contexto, investigaciones recientes realizadas en el marco de los proyectos que se estánrealizando desde la Escuela de Arqueología (SECyT - UNCa), nos han permitido abordar el estudio deestructuras arquitectónicas pertenecientes a este período tardío de ocupación del Valle (López 2000, Lópezy Manasse 2001; Manasse 1997 b), que fueran caracterizadas como “casas – pozo santamarianas” porGonzález y Núñez Regueiro (1960). Nuestros estudios también han dado cuenta de la presencia defragmentos cerámicos que se asignan al período de dominación incaica: cerámica Belén III, Famabalasto(negro grabado y negro sobre rojo pulido) e Inca provincial (Manasse y Valverdi 1995, Manasse 1995-96,Manasse 1997 b y 1999 b).

Esta información exige, por ende, extender temporalmente, ampliar el pasado prehispánico tafinisto,hasta llegar quizás a la entrada misma de los primeros españoles al NOA...; pero, también, efectuar unanueva caracterización de las evidencias arqueológicas que identificarían esos rangos temporales.

En segundo lugar, y desde una perspectiva más ligada a las tareas de evaluación de relevanciaarqueológica y / o de impacto que se puedan efectuar en el campo, nuestras investigaciones dan cuenta decantidad de evidencias subsuperficiales, que no presentaban ningún tipo de indicio en superficie 8, así comotambién de superposición de ocupaciones prehispánicas - esto es, una construcción, sobre otra mástemprana - (Manasse 1997 b, 1999 b). Tanto en uno como en otro caso, nos enfrentamos a una visibilidadnula de las evidencias arqueológicas que, más allá de problemas de preservación u obstrusividad, al estarenterradas, alertan sobre la necesidad de la implementación de estrategias de evaluación que superen lainspección superficial.

EVALUACIÓN INICIAL DE LOS RECURSOS ARQUEOLÓGICOS DEL VALLE DE TAFÍ

En función de los estudios que venimos efectuando desde 1994 en la localidad de Los Cuartos, confuerte énfasis en la gestión de sus recursos culturales / arqueológicos 9, avanzaré en el análisis de datossobre evidencias arqueológicas referidas en la bibliografía especializada sobre el Valle y, en segundo lugar,de la información recientemente recabada en el marco de los proyectos de rescate e investigaciónarqueológica referidos. Más que una revisión bibliográfica sobre antecedentes de investigación en Tafí,procuro trabajar sobre el potencial informativo de las evidencias arqueológicas 10 y el riesgo relativo al queestán sujetas 11.

Las investigaciones llevadas a cabo en el norte de la estancia de Los Cuartos, actualmente registradoadministrativamente como Barrio San Martín, han revelado la heterogeneidad de las alteracionesproducidas a lo largo del tiempo. Aunque la proximidad a la Villa de Tafí incidió en una urbanizacióntemprana, la misma se realizó de manera sectorizada con pequeños polos de concentración 12. Ello hapermitido la preservación, aunque dispar, de un paisaje arqueológico manifiesto, que contrasta con unavecindad completamente urbanizada (Ver Manasse 1999 b, para mayor detalle). De los sectores yaurbanizados nos queda la referencia de materiales arqueológicos hallados durante la ejecución de lasobras o de aquellos que aparecen, aún actualmente, al ampliar una vivienda, preparar una cuneta o hacerun nuevo pozo ciego. Ocasionalmente la gente guarda las piezas o fragmentos hallados y en ciertos casosda cuenta de ellos a especialistas en el área 13. Esta misma situación se suele dar en el casco céntrico deTafí 14 como así también, en las localidades de La Costa 1 o La Banda, por ejemplo. Recientemente seregistra una mayor venta de las piezas halladas a ocasionales interesados.

Las afecciones previas al loteo y a la urbanización recientes al sur del Barrio San Martín (loteo del Km.61,5) se han reducido al aprovechamiento forrajero de sus pastos naturales 15 y a la extracción de algunosrecursos para la construcción, como ser tierra para adobe o piedras16. Con un impacto aún menor se

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detecta la obtención de tolas (Fabiana densa) para su uso como combustible17. Más grave, sin embargo,es el uso de zonas con evidencias arqueológicas como vías de tránsito por los pobladores lugareños18. Enlas sendas, al significar una leve excavación del suelo, se puede encontrar fragmentos cerámicos que nosuelen hallarse naturalmente en superficie. Aunque no lo observamos en el loteo referido, sí detectamos laalteración que producen, por ejemplo en el este del Barrio Malvinas, las acequias para riego de campos yprovisión de agua a los animales, que suele contenerse en pozos excavados en la tierra.

Concluyendo, se puede aseverar que las alteraciones no habrían sido de mayor relevancia en elperíodo descripto. A manera de contrastación, quiero comentar algunos textos escritos hace mucho tiempoatrás, en donde podemos observar cómo se mantiene actualmente una situación muy semejante en lo querespecta a la preservación de las evidencias arqueológicas. Voy a retrotraerme más de un siglo atrás paraofrecer algunos datos, que considero son ilustrativos al respecto.

Los primeros trabajos científicos arqueológicos en el Valle fueron efectuados por Ambrosetti a fines delsiglo XIX. Si bien ha dedicado su mayor atención a los menhires, es interesante señalar que no deja dereferir al contexto en el que ellos aparecen, solicitando, incluso, que se lo dibuje (Ambrosetti 1897). Tanto enla Estancia de El Mollar, como en la de Los Cuartos (al otro lado del río El Rincón, en las cercanía de laLoma del Pelao) refiere a la existencia de una variedad de estructuras arquitectónicas en piedra, ocupandoenormes extensiones de suelo. Este investigador asevera que,

“ Todas las piedras se hallan unas al lado de las otras, y raras veces se notan dosencimadas. Esto me hace sospechar (...) que la mente que presidió a su arreglo, no fueotra que la de limpiar de cierta manera el suelo para poder sembrar en él, dentro deestos círculos y graderías.” Ambrosetti 1897: 11 (subrayado nuestro).

Cabe señalar, en primer lugar, que es sugestivo que, tanto en la descripción efectuada como en losdibujos realizados por Voltmer y las fotografías presentadas (Idem supra: figuras 3, 5, 6, 8 y 9), la altura delas estructuras arquitectónicas no es en ningún caso superior a la que se observa en aquellas, que se hanconservado hasta la actualidad. Esto nos daría la pauta de que la diferencia radicaría en la cantidad deestructuras preservadas más que en su grado de conservación relativo.

El segundo aspecto a comentar es que Ambrosetti no contempla la posibilidad de que estas estructuras,visibles en superficie, sólo representen la parte superior de las paredes conservadas; de allí, que no preveasu uso como viviendas...

Quiroga (1899) plantea dos puntos interesantes sobre la región: por un lado, sugiere que los pueblosagro – pastoriles utilizarían las tierras altas en la estación veraniega, bajando a terrenos más bajos enépocas frías; por el otro, sostiene que,

“...cualquiera de estos lugares ha sido habitado por dos o más razas, que sucesivamentese han desalojado, dejando lo suyo mezclado con lo que encontró, lo que nos obliga a sermuy parcos en afirmaciones relativas a quien trabajó esto ó aquello, y cuando se efectuó eltrabajo.” Quiroga 1899: 12 (subrayado nuestro).

En el mismo trabajo podemos observar representaciones gráficas que dejan manifiesta la escasa alturade los restos arquitectónicos, ésta vez en un valle aledaño al de Tafí, mucho menos afectado por la acciónantrópica en los momentos post – conquista19. Otro punto al que considero que hay que atender es laprofundidad a la que encuentra los entierros en uno de los grupos de estructuras del Valle de La Ciénega20,ya que a pesar de que pueda haber diferencias en la conformación geomorfológica de los sustratos deambos valles, hay que señalar que se lo identificó en superficie por la presencia de pequeñas apachetas.

Ya en el siglo XX, quisiera comentar en primer lugar, dos trabajos: el efectuado por Bruch (1911) pororden del Museo de La Plata, y el de Gancedo (1912), menos conocido, quien participó de la octavaexpedición arqueológica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

El primero de los investigadores recorrió estas regiones entre 1907 y 1908, oportunidad en la quedescribe estructuras arqueológicas en piedra localizadas en la zona de El Lamedero (estancia de LasTacanas). Infiere su función como corrales o cercos; sin embargo, la complejidad manifiesta en sudescripción nos sugiere dejar abierta nuestra interpretación. Las estructuras no superarían los 0, 80 mts. dealtura, destacándose su mal estado de conservación. Tomando en cuenta las fotografías de aquellas y eltamaño que suelen tener las rocas de la localidad, es claro que se trataría de una sola hilada de piedras laque aflora en superficie (Bruch 1911: 3).

Gancedo publica los resultados de las primeras excavaciones efectuadas en recintos circulares de ElMollar.

“Las escavaciones [sic] nos permitieron constatar que esos círculos eran de pircas bajas, degrandes piedras colocadas convenientemente y que en ocasiones dejan un pequeño intersticiode ½ metro como sitio de tránsito.” Gancedo 1912: 8.-

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Más allá de las funciones que les atribuye a éstos hoy llamados “corralitos”, tenemos la primer referenciapara Tafí de la continuidad subsuperficial de las estructuras arquitectónicas arqueológicas.

Tomando en cuenta estos estudios pioneros en el Valle podemos destacar que la visibilidad de lasestructuras arquitectónicas - y, en cierta manera su preservación – no habría variado prácticamente en unlapso que se prolonga por más de una centuria. Tenemos las pruebas iniciales de la continuidad de lasestructuras en profundidad - elemento que consideramos de relevancia a la hora de evaluar potencialesimpactos, tal cual lo expondré más adelante - y la alerta sobre la probable superposición de ocupaciones.

Quedaría por mencionar un aspecto no poco relevante y es la constante referencia que hacen losdistintos autores referidos, además de otros investigadores que pasaron por Tafí, sobre el frecuente uso demenhires, fragmentos de los mismos y piedras extraídas de las estructuras arquitectónicas prehispánicaspara la construcción de las viviendas y corrales modernos21.

Dentro de otra órbita, ya en 1945, en uno de los primeros trabajos integrales sobre el Valle de Tafí,Barbieri de Santamarina refiere, apoyándose en citas de comienzos del siglo XX, a los “faldeos muyerosionados”; situación que constituye, desde hace varios años, un punto de conflicto entre la sociedadtucumana y la vallista, al afectar también las laderas orientales de las Cumbres Calchaquíes. Estainvestigadora destaca un aspecto importante a los fines de comprender los procesos de formación de lossitios del Valle,

“Tal vez los restos encontrados en el Valle, sean de muy diferente edad y producto de losesfuerzos de varios pueblos, instalados allí sucesivamente.

No puede tampoco afirmarse de que todos los restos encontrados sean vestigios deasientos pre-hispánicos. (...) Lo que puede suponerse con mayores fundamentos, es queesas mismas construcciones se habrían utilizado y ampliado en época hispana, sobre tododurante el período de la instalación jesuita en el Valle...” Barbieri de Santamarina 1945: 19(subrayado nuestro).-

Es decir, que podemos esperar superposición de ocupaciones pre y post-hispánicas 22.La autora también señala que pocos menhires se encontraban por entonces en su verdadero lugar de

origen, habiendo sido trasladados para su utilización como mojones, sostén de puertas de corrales, mesas,bancos, etc. (op cit.: 14). En su comentario sobre uno de los sitios que describe (Km. 64,5 de la rutaprovincial que recorre el Valle de sur a norte), refiere a uno de los primeros trabajos de rescate que parecenhaberse efectuado en el Valle: se efectúa su relevamiento en función del loteo inmediato de los terrenos endonde se encuentran las ruinas, lo que daría lugar a su desaparición definitiva, hecho sucedidoefectivamente tiempo después. Para cerrar el comentario de este trabajo pionero, quiero referir al análisis ylas propuestas que la autora efectúa sobre las “posibilidades para el futuro” de este Valle. Su énfasis secentra en la producción agro-ganadera y fruti-hortícola, pero también contempla la “posibilidad detransformar el Valle en un centro de veraneo, de turismo y de andinismo, con industrias accesorias”, quedemandaría la construcción de caminos vecinales de acuerdo a un plan integral y el cuidadoso diseño de laurbanización a fin de evitar que la Villa pierda sus rasgos particulares en pos de una edificación estrechacon fines de inmediato lucro personal.

Es notorio el trabajo de Santillán de Andrés (1951), quien señala la posibilidad de que hubiera unacultura más antigua que la que encontraron los españoles, ya que, como lo señalara Barbieri deSantamarina (1945), “... los últimos indígenas no rendían culto a esos megalitos [menhires], por cuya razónlos jesuitas no los destruyeron.” (Santillán de Andrés 1951: 20.). Por otro lado, describe paredes deviviendas de planta cuadrangular y, en menor proporción circular, que alcanzan alturas de 0,90 a 1,00metros, aunque no refiere a su localización. De ser en el fondo del Valle o en su piedemonte, estaríamosfrente a evidencias claras de un proceso de degradación significativo en los últimos 50 años. Otra alternativamás factible es que se esté refiriendo a sitios de media altura (a unos 2.500 m.s.n.m.) como La Angostura oLas Lomas Verdes, que por su relativa inaccesibilidad pueden haberse preservado durante mayor cantidadde tiempo.

Los trabajos de González a partir de la segunda mitad del siglo XX, han significado toda una serie deaportes. Quiero referir, en primer término, la detección de la existencia de estructuras arquitectónicasdiferentes a los clásicos “corralitos”; se trata de

“rectángulos no muy grandes (6 a 10 m.. aproximadamente en el lado mayor), dispuestosen grupos de 3 ó 4. No sería difícil que estos vestigios correspondan a restos de casas-pozo, tal como hoy sabemos existieron en otros lugares del NO argentino.”

A ello agrega que,“Es indudable que estas diferentes clases de restos corresponden a épocas distintas..”

González 1956: 52 (subrayado nuestro).-

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Este nuevo tipo de estructuras agrega mayor complejidad al panorama arqueológico de la región porcarecer, mayormente, de paredes de piedra, disminuyendo notoriamente su visibilidad. González señalabaen ese mismo trabajo, que lograron diferenciarlas desde el aire por diferencias cromáticas (ídem supra) 23.

Ya en aquella época, el investigador alertaba sobre las consecuencias del crecimiento urbano. De hecho,las “casas-pozo santamarianas” que se describieron y excavaron en aquella época, hoy se encuentrantotalmente destruidas por la construcción de un barrio de veraneantes: localidad de La Quebradita. Lasinvestigaciones demostraron que estas estructuras arqueológicas pueden tener un tamaño superior al quedeterminó González a través de la aerofotografía 24 (González y Núñez Regueiro 1960), caracterizándosepor pertenecer a un período de ocupación tardío del Valle. La excavación de un complejo de círculos enpiedra permitió, por el otro lado, confirmar lo ya sugerido por varios investigadores sobre la existencia demás de un pueblo, que, a veces, parecen haber reocupado algunas áreas del Valle. Otro punto importantees la altura que manifestaron las paredes de estas estructuras circulares: 1,30 metros. Los investigadoressugieren que, en su momento, pudieron haber alcanzado los 2 mts. (op cit.: 490); sin embargo, lo que seobservaba originalmente en la superficie, no era muy diferente a lo descripto por Ambrosetti o Bruch...

Después de los trabajos de González y Núñez Regueiro en el Valle, hay que referir un trabajoefectuado por Gómez (1973), quien, desde el Laboratorio de Arquitectura y Arte Americano (Facultad deArquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán), realiza una primer evaluaciónarqueológica con el fin de aportar información necesaria para la creación de un Parque de Menhires 25. Seefectúan prospecciones en 1968 en Casas Viejas y en Las Carreras. Del primer sitio asevera que

“Lamentablemente está muy deteriorado, las piedras han sido sacadas de su lugaroriginal para la construcción de nuevas pircas y los menhires derribados o trasladados adistintos lugares. A esto se agrega en la zona Norte, la acción del río del Mollar quecontribuyó a su destrucción, perdiéndose de esta manera y para siempre la posibilidad dehacer algunas observaciones fundamentales que hubiesen, sin duda, aclarado el panorama.

El yacimiento consiste en amplias terrazas de cultivos que se prolongan hacia el Sur yS.O. sobre los cerros mencionados [Ñuñorco y Pelado], llegando a la zona del Rincón.”Gómez 1973:9; (subrayado nuestro).-

Ahora sí, y hablamos de la década del setenta, se comienza a percibir un deterioro significativo de losrecursos arqueológicos. Cabe destacar que, más allá de las afecciones señaladas por este autor, hoy ya noexisten prácticamente evidencias de las amplias terrazas de cultivo que caracterizarían, junto a los círculosde piedra, este sitio y que ya habían sido referidas por Ambrosetti (1897). Por otro lado, se menciona eltraslado de menhires a la plaza de El Mollar o al Parque 9 de julio de la capital provincial. El sitio de LasCarreras se encontraría en mejor estado de conservación.

Luego de quince años Berberián retoma la idea de un parque arqueológico alertando sobre lasprofundas modificaciones y alteraciones producidas a raíz de la intensificación de la actividad agrícola y dela constante ampliación de las villas veraniegas de Tafí del Valle y El Mollar (Berberián y Pillado 1988).También González alerta sobre el severo daño que están produciendo la apertura de tierras para el cultivode papa semilla y el crecimiento urbano (González 1989). Estamos ante denuncias de la desaparicióncompleta de centenares de sitios arqueológicos...

A fin de exponer la problemática del desarrollo urbano de una forma algo más ilustrativa, quiero ampliarlo ya manifiesto, por ejemplo, para la zona de La Quebradita. A mitad del siglo XX, teniendo plena vigenciael sistema de estancias ganaderas, tanto la Villa de Tafí, como la Sala de El Mollar constituían apenascaseríos. Igualmente existía un caserío, más disperso, en la localidad de Las Carreras. Las viviendas quese localizaban en Tafí se diseminaban en las proximidades de los principales caminos de herraduras y laentonces recién habilitada ruta para vehículos automotores que une Acheral con Amaicha del Valle (VerBarbieri de Santamarina 1945: plano 2). La apertura de esta ruta y la implementación de un servicio deómnibus, motivó la construcción de casas y hoteles con detalles arquitectónicos modernos. Fuera de estepequeño núcleo poblacional (hablamos de un conjunto de unas 140 viviendas contando también aquellasocupadas tan solo durante el verano) estaban los puestos, localizados en lugares distantes, favorablespara el pastoreo o localizados en puntos alguna vez estratégicos.

Es recién a mediados de ese siglo que se propone al Valle como un área atractiva para la construcciónde villas turísticas. Dos son las zonas propuestas: la actual localidad de la Quebradita y el sur del río ElMollar, donde se localizaba la Sala. El crecimiento urbano posterior, al contrario de la propuestaconcienzuda de Barbieri de Santamarina (ver más arriba), nunca fue explícitamente diseñado, siendoabsolutamente desordenado. En 1970 la población del Valle era de 2.852 personas, para 1980 creció casien un 100%, llegando a 5.625, y en 1990, un 35% más. Estos datos no integran la población veraneante,que para la década del 80 sumaba casi 3.000 personas más y para la del 90, más de 10.000.

La implementación de una política turística expresamente subvencionada por el gobierno provincial,además de la grave situación económica y laboral del país, ha redundado en el repoblamiento del Valle porparte de las familias que emigraron hace una o dos décadas atrás hacia Buenos Aires o Córdoba y San

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Miguel de Tucumán en busca de trabajo. Su reinstalación significa la subdivisión de los terrenos familiareshasta llegar a conformar unidades muy pequeñas, en situación de hacinamiento.

Volviendo al patrimonio arqueológico, que podemos describir como sustrato en prácticamente todo elValle, pudimos registrar permanentes referencias a la aparición de restos arqueológicos a la manera depiezas cerámicas o de piedra labrada al construir una nueva vivienda o al abrir una nueva vía decomunicación; tampoco falta la referencia, incluso, a piezas metálicas que van desde pequeños brazaleteshasta figuras esculpidas o rosarios. Tuvimos ocasión de ver una punta de lanza de la época de las guerrasde la independencia...

Sin embargo, no obtuvimos tanta información sobre la destrucción de sitios arqueológicos. Lospobladores del Valle no los han identificado como tales en su momento, a pesar de haber hallado restosarqueológicos en ese contexto. Las características propias de los sitios - con evidencias de una solahilada de piedras de morfología muchas veces difícil de identificar por hallarse en proximidad de otrasrocas semejantes, o incluso manifiestos tan solo en una variación del relieve – ha significado supermanente destrucción, mayormente involuntaria. Excepción de ello, serían varias de las unidadescirculares de la zona de Las Tacanas en donde los agricultores, abrieron tierras al cultivo sorteándolas.Hasta hoy se las puede observar en el medio de los campos arados.

Adelantándome a consideraciones sobre las que volveré al final considero pertinente señalar laimperiosa necesidad y urgencia de asumir la situación crítica de la región. Ello requiere, de parte de losarqueólogos, una nueva postura frente a la investigación, que contemple la escasa perdurabilidad, elelevado riesgo de destrucción de las evidencias que está estudiando.-

POTENCIAL INFORMATIVO Y RIESGO RELATIVO

Señalamos anteriormente que por Potencial Informativo entendemos la calidad y cantidad de informaciónque cualquier investigación, en el contexto y la coyuntura en que se está trabajando, pueda obtener a partirde los restos arqueológicos detectados 26.

Los elementos de los cuales partiremos en este análisis apuntan a la Gestión de RecursosArqueológicos27. De tal modo, pretendemos resignificar como tales las evidencias arqueológicas quecomentaremos en esta sección. A partir de ello, a manera de ejercicio, evaluaremos su riesgo relativo enfunción de la información con la contamos actualmente.

1.- En primer lugar hay que destacar que el valle de Tafí presenta evidencias de una ocupación /explotación ininterrumpida en el espacio, integrando áreas con potencialidad de aprovechamiento diversa(base de cono aluvial, piedemonte, faldeo, mesadas de media altura y cumbres serranas). Tal cualmencionábamos antes, también hay que contemplar la aparición de restos pertenecientes a los distintosmomentos de ocupación prehispánica del NOA, al menos de los últimos 2.500 años.

2.- Hay que recalcar, sin embargo, que la visibilidad de estas evidencias arqueológicas no siempre esóptima debido a problemas de conservación y / o su condición subsuperficial. Por otro lado, aldesconocerse las características principales de las mismas, se dificulta su detección e interpretación. Otroserio inconveniente está representado por la obstrusividad que significa una urbanización irregular yheterogénea.

3.- La preservación de los restos arqueológicos incide obviamente en su potencial informativo. Dentrode esta variable contemplamos la “integridad” de las evidencias, como así también la posibilidad actual deser estudiadas (en forma fragmentaria o total) (Manasse 1999 b).

De acuerdo a lo que hemos comentado anteriormente, la preservación se ha visto alterada en épocabastante reciente, con excepción, en todo caso, de los menhires. Es heterogénea y está relacionadaprincipalmente con el desarrollo de los polos urbanos (Villa de Tafí y El Mollar), el crecimiento urbanoperiférico y la expansión de la agricultura extensiva. Fuera de ello, hay que contemplar procesos erosivoslocalizados, como ser aluviones o conformación de cárcavas, desprendimiento de perfiles de barrancas,etc., o aquellos iniciados por actividades turísticas o de esparcimiento inadecuadas, como ser las travesíascon motocross en los faldeos de los cerros. Es de prever la existencia de una cantidad de evidenciasarqueológicas subsuperficiales, de las cuales recién estamos tomando referencia y evaluando supreservación e integridad (López y Manasse 2001).

4.- Aunque no estamos en condiciones de elaborar una tipología de las evidencias arqueológicas delValle – falta más estudio, espacio y tiempo de exposición - , podemos referir la existencia de ciertarecurrencia. Partiendo de los resultados de nuestras investigaciones en la zona de Los Cuartos, ademásde aquellas que estamos realizando en otras regiones del Valle y lo que se conoce de los estudios que hanrealizado y efectúan actualmente otros investigadores, podemos efectuar una caracterizaciónarqueológica, de carácter ciertamente general y sujeta a modificaciones a medida que avancen losestudios, que aporte información a la gestión de estos recursos culturales.

4.1.- La parte baja del valle, que comprende el dique de La Angostura, la zona perilago y la cuencainferior del río Tafí, no presenta mayores evidencias de su aprovechamiento prehispánico. No se haregistrado la existencia de restos arqueológicos. Es probable que la zona haya sido utilizada como área decultivo y / o de pastoreo invernal. Algunos lugareños refieren a la aparición ocasional de fragmentos

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cerámicos 28, lo que no entraría en contradicción con lo propuesto. Su escasa pendiente no requirió lapreparación de muros de contención, salvo quizás alguna divisoria, que pudo haber sido levantada contierra. Es un área de fuerte alteración natural y antrópica, dada por la intensa acción de los ríos (remocióny depositación de toneladas de material) - aunque se ha modificado desde la existencia del espejo deagua del dique - y por el permanente uso para pastoreo vacuno y caballar29. Las condiciones descriptaspara esta área sugieren un potencial informativo bajo a nulo; sin embargo, no hay que descartar queestudios intensivos en el área puedan modificar esta apreciación.

4.2.- La zona baja de los conos de deyección y abanicos aluviales presenta actualmente las áreas másurbanizadas del Valle, siendo además permanente su crecimiento. Lamentablemente, es también un áreade alta densidad de evidencias arqueológicas. El tipo de suelos, su pendiente relativamente escasa,además de la conservación de la humedad, han hecho de estas zonas, áreas privilegiadas para laexplotación y el asentamiento humano, tanto, que parecen haber sido varias veces reocupadas a lo largodel tiempo. Más allá de lo que hoy se ha preservado, sabemos de la cantidad y diversidad de restosarqueológicos existentes. Anteriormente señalaba que es permanente la aparición de restos en el propiocasco céntrico de la Villa de Tafí. Los típicos asentamientos formativos con las estructuras en piedra de“patrón margarita” se encuentran prácticamente en todo este sector del valle, en asociación a otrasunidades similares, o dispersas en áreas de aparente uso agrícola - ganadero.

La zona oriental de Casas Viejas, en donde están trabajando actualmente investigadores del equipo deNúñez Regueiro, aún no se encuentra totalmente urbanizada. En ella se pueden observar estructurascirculares formativas aglutinadas con algunos pequeños espacios destinados al cultivo30. Actualmente nose observan menhires en este sector del sitio, aunque hace dos años atrás realizamos el rescate de dosde ellos en sus proximidades, sobre la barranca del río. Este sector del sitio se caracteriza por un gradomedio y alto de obstrusividad producido por grandes rocas que parecen corresponder a antiguas coladasde barro. Por las excavaciones que hemos podido observar, la potencia sedimentaria de estas estructurasarqueológicas ronda en el medio metro31. No hay referencias, hasta el momento, de evidencias no visiblessuperficialmente. La integridad del asentamiento se ha visto seriamente afectada por la acción del río ElMollar (vide supra), que produce en verano el colapso de las paredes orientales de la quebrada, con laconsecuente destrucción de ese sector del asentamiento. Por otro lado, con consecuencias mássignificativas aún está la urbanización correspondiente a la localidad de El Mollar que al instalarse al estedel río, impide la integración de la información arqueológica entre ambas márgenes. La expansión urbanarecientemente tuvo una de sus mejores expresiones en la apertura de un camino vehicular que atraviesa elasentamiento prehispánico con rumbo al “montículo”, sacando cuanta piedra, tinaja o resto humanoentorpeciera el acceso y el trabajo. La zona del montículo propiamente dicho, es objeto de huaqueopermanente. De igual modo se están cerrando lotes sobre este sector occidental del sitio.

La extensión del sitio era muy importante, de acuerdo a lo que se puede reconstruir a partir de laliteratura arqueológica. Habría incluido todo el área hoy cubierta por la villa de El Mollar, al otro lado del ríohomónimo, y hacia el oeste al menos hasta la zona del montículo. Por otro lado, hay una serie deestructuras circulares y cuadrangulares en piedra, visibles sobre el faldeo oriental del Cerro Pelao, queseguramente habrían funcionado dentro del mismo sistema. De acuerdo a este análisis resulta claro el altoriesgo destructivo de esta zona, requiriendo, a nuestro entender, un cambio en las estrategias deintervención arqueológica. Consideramos importante reemplazar la cautelosa investigación arqueológica,con una campaña de excavación por año, que no llega a completar el estudio de un recinto, por otra quecontemple una importante intervención de rescate, que incluya el seguimiento profesional de las distintasacciones de urbanización que se están llevando a cabo, en coordinación permanente con la Comuna de ElMollar y la propietaria de estas tierras.

Con algunas características semejantes podemos referir el caso del Barrio Malvinas, en el este delValle. La zona también se caracteriza por un enorme asentamiento prehispánico, parcialmente destruidopor pequeños barrios de lugareños. Se observan estructuras circulares en piedra de patrón formativo,asociadas a variadas y complejas estructuras agrícolas, de riego y almacenamiento. Esta zona presentaáreas de excelente preservación y visibilidad, permitiendo, como pocas, una investigación de laorganización espacial y funcional de estos asentamientos (Burke 2001). El afloramiento de los dinteles deingreso a las unidades circulares nos sugiere una potencia sedimentaria significativa. Prácticamente no seencuentran restos cerámicos o líticos en superficie, salvo en áreas que han sido socavadas por unaacequia actual o senderos. Su extensión debió ser realmente importante, integrando también algunossectores de mesadas de media altura en los faldeos occidentales de las Cumbres de Tafí 32.

Tanto en ésta, como en la zona anteriormente referida, aparecen series de depresiones cuadrangularesbastante deterioradas (González y Núñez Regueiro 1960; Burke 2001), que parecen ocupar un espaciodiferencial respecto al del asentamiento con patrón formativo. En Casas Viejas ocupan un área más alta,pero en el Barrio Malvinas está en la parte más baja del cono. En ambos casos la visibilidad es muy baja,pues no presentan rasgos muy conspicuos, menos aún para quien no las conoce. Solo en pocasoportunidades se observan estructuras en piedra asociadas a algunos de sus ángulos o costados. Lafotografía aérea es quizás la mejor herramienta para su localización.

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Tal cual lo expresé arriba, consideramos que esta zona tiene un potencial informativo importante, porejemplo para un estudio del aprovechamiento económico del área, su organización espacial, desde unpunto de vista social y simbólico, entre otros. La intervención arqueológica también es urgente, debido aque se están realizando nuevos loteos, por un lado, y a la extracción permanente de áridos en lasmárgenes del río de La Puerta, en donde se encuentran algunos sectores muy bien preservados delasentamiento prehispánico. A partir de un Convenio con La Municipalidad se están realizando los estudiospertinentes a los fines de lograr la creación de una Reserva Arqueológica en un sector del mismo(Manasse et al 2001).

Hacia el oeste del Cerro Pelao, en las localidades de Las Carreras y El Rodeo, hay extensas zonas concaracterísticas semejantes a las de Casas Viejas. Ninguna de ellas ha sido arqueológicamenteinvestigada. En el último de los casos, las evidencias arqueológicas se han visto destruidas en su mayorparte por la instalación de un barrio de veraneantes. La zona de Las Carreras, sin embargo, parecepresentar una buena preservación, aunque con importante obstrusividad debida a la presencia de grancantidad de rocas. Tenemos la referencia de la aparición de menhires en los faldeos orientales del Muñoz,en áreas que considero pueden haber integrado los asentamientos de Las Carreras, que serían tambiénbastante extensos. Por el momento, y debido posiblemente a problemas de orden administrativo y dejurisdicción, la zona no parece comprometida en riesgos de urbanización, aunque su arrendamiento para laproducción de frutilla amenaza también con su integridad.

Un área ya más alta, en parte media y alta de los conos de deyección es el de La Bolsa. La misma hasido objeto de investigación científica hace muchos años (Berberián 1988) y también se caracteriza por lapresencia de un asentamiento formativo. Un sector del sitio ha sido cerrado como reserva arqueológica yse han realizado numerosas excavaciones arqueológicas. Algunos de sus materiales se encuentran hoydepositados en el Museo Jesuítico de La Banda, que cuenta con salas arqueológicas. El asentamientoprosigue fuera del área de la reserva y se halla afectado por la explotación agrícola, la instalación de torresde alta tensión y la afección mucho menor de incendios de pastizales. Desde un enfoque de la gestión,esta zona plantea la disyuntiva del tratamiento del área no protegida, que no fue contemplada en elmomento de la creación de la Reserva.

La zona donde nosotros estamos centrando nuestros esfuerzos, la localidad de Los Cuartos, tambiénpresenta evidencias de uno o más asentamientos de cierta importancia, manifestadas en estructuras conun patrón formativo, con la diferencia de que se hallan insertos en un medio donde se mezclan conestructuras circulares simples, áreas de probable uso agrícola, líneas de despedre, montículos ydepresiones cuadrangulares, bastante bien preservadas (Manasse 1997, López 1997 y López y Manasse2001). La zona ha sufrido un desarrollo urbano heterogéneo, dejando espacios sin ocupar y otros,aledaños, totalmente construidos, afectando seriamente la integridad del sitio, además de menguar supotencial informativo. Ello ha requerido la implementación de estrategias de evaluación particulares(Manasse y Valverdi 1995).

Hemos destacado la relevancia de esta zona en varias oportunidades (ver Manasse 1999 b) y c) paramayor detalle) y aquí destacaré algunos factores que la fundamentan. La preservación de las evidenciases buena; como constancia de ello, en nuestras excavaciones hemos podido hallar estructuras circulares alas que aparentemente solo le faltaría el techo. Tenemos aquí una potencia de más de un metro deprofundidad. Así también, hay una visibilidad muy buena de estructuras prehispánicas como lasdepresiones. Un elemento de importancia es la variabilidad de estructuras presente, contemplando tantolas típicamente formativas como aquellas que caracterizarían a momentos tardíos. De igual modo tenemosun registro temporal amplio manifiesto en la presencia de cerámica Tafí, Santamaría, Belén, Famabalastoe Inca.

Es interesante trabajar sobre ciertas problemáticas relacionadas con estas ocupaciones: ¿Se trata deuna sola ocupación?, ¿de la reocupación de un mismo espacio? De ser este último el caso, ¿cómo serelacionarían con los restos de los antiguos pobladores? Ciertas pautas parecen indicar una relaciónespacialmente significativa entre ellas. Aún queda por determinar si el patrón circular, el “margarita”solamente ha representado un patrón de asentamiento formativo.

Hay que remarcar, además, que en el Loteo del Km. 61,5 hemos encontrado una superposición deestructuras, que lamentablemente no pudo ser trabajada en su totalidad al tratarse de una intervención derescate. Una superposición semejante la hallamos en la parte alta del glacis: nuevamente una depresióncuadrangular se encuentra sobre un conjunto circular de tipo formativo. Hablamos de cerca de dos metrosde potencia. Es obvio que estos círculos no presentaban evidencias de su existencia en superficie.

Toda el área de Los Cuartos se está urbanizando actualmente, en un proceso definitivo de destruccióno de inaccesibilidad a los recursos arqueológicos. Desde hace siete años se está trabajando en proyectosde rescate en esta zona; sin embargo, la envergadura de las tareas implicadas, además de problemasfinancieros, no permiten aún, su culminación.

4.3.- Los faldeos de los cerros del valle son muy poco conocidos desde el punto de vista arqueológico.Recientes prospecciones que hemos efectuado en los faldeos orientales de las Cumbres Calchaquíesmanifiestan la presencia de evidencias arqueológicas más o menos dispersas, a la manera de puestos,corrales y otras funciones aún no determinadas. Por otro lado, hay que prestar atención, ya que tanto

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sobre el norte del cerro Pelao, como en distintos sectores del Muñoz, los nuevos barrios que se estánconstruyendo dan cuenta de la aparición de restos arqueológicos aislados o, incluso, cementeriosprehispánicos.

Respecto a las mesadas y áreas cumbrales es poca la información con la que se cuenta en términosgenerales. Fuera de los estudios efectuados como parte de la evaluación de impacto para la instalación dela línea de alta tensión (y la auditoría de los mismos), tenemos antecedentes en la referencia de Berberiándel que llama “Fuerte Viejo” en el Muñoz y dos sitios descriptos por Santillán de Andrés: La Angostura yLomas Verdes. Nosotros venimos trabajando desde 1995 con estas áreas de media altura y cumbrales.Hemos registrado diversos tipos de estructuras arquitectónicas en piedra, que manifiestan funcionesganaderas, agrícolas o de control estratégico. Sus condiciones de preservación son variables y supotencial informativo considero que es alto, en función de su rol en relación a los asentamientos de laszonas bajas del Valle. Su mayor riesgo destructivo está dado por factores de origen geomorfológico o elhuaqueo (Pucará e las Lomas Verdes); pero nadie sabe cuando una nueva empresa multinacional decidiráusar estos cerros para instalar torres o explotar sus minerales...

A MANERA DE CIERRE

El Valle de Tafí se encuentra administrativamente dividido entre el Municipio de Tafí del Valle y laComuna Rural de El Mollar, quedando algunos territorios fuera de la competencia de cualquiera de los dos.El Municipio cuenta con una reglamentación que apunta a regular la urbanización, contemplando, enalgunos casos, la actuación frente a la existencia de yacimientos arqueológicos. Actualmente cuenta con unasesoramiento profesional que orienta en cierta medida algunas de sus acciones públicas (Manasse 1999a). La Comuna de El Mollar, sin embargo, carece de toda normativa al respecto; ello es especialmentecrítico tomando en cuenta la abundancia de evidencias arqueológicas en el territorio que comprende.

Por el otro lado, actualmente se encuentran trabajando en el Valle grupos de investigadores de tresuniversidades nacionales diferentes (cuatro equipos de la de Tucumán, uno de la de Córdoba y uno de la deCatamarca), además de estudiantes de la UBA y, próximamente, de una universidad europea. Debe ser unade las áreas del país con mayor densidad de arqueólogos trabajando.

Ante esta perspectiva, suena poco coherente el diagnóstico del patrimonio arqueológico arriba expuesto.Es obvio que ello tiene que ver con la forma de “hacer arqueología”. Pienso que es hora de implementarcambios en la arqueología, al menos en regiones del NOA con características semejantes a las de este valleintermontano. Es imprescindible que se prevea una interacción permanente con los agentes que tomandecisiones a los fines de aportar los elementos que la gestión necesita para poder decidir y planificar; parapoder evaluar y elegir, así como también para rechazar medidas incorrectas. Cada científico, cada equipode investigación haría un importante aporte a la preservación del patrimonio arqueológico si contemplara ensu trabajo la gestión del mismo. Es en ese rumbo que este trabajo pretende ser un aporte.-

AGRADECIMIENTOS

Mi agradecimiento especial a la Universidad Nacional de Catamarca, la que a través de su Escuela deArqueología con mucho esfuerzo brinda el apoyo logístico y financiero necesario para la implementación deestas investigaciones. A la Municipalidad de Tafí del Valle, que en sus distintas gestiones, brindacomprensión y colaboración para muchas de las actividades que se planifican y muestra permanentedisposición para escuchar sugerencias y la implementación de cambios. Al equipo de trabajo, que con elesfuerzo propio de estas épocas, aún sigue adelante con entusiasmo y expectativas. Y a la gente del Valle.

La responsabilidad de lo expresado en este trabajo es solo mía.

BIBLIOGRAFIA

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m.s. Impacto Arqueológico de la Línea de Alta Tensión El Bracho – La Alumbrera: Evaluación del Informede Rescate Arqueológico en Tafí del Valle, Tucumán.Informe a la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Tucumán.MANASSE, B., R. BURKE, S. LANZELOTTI, J. JAIME, M. ORLANDO, G. GASTALDI Y G. VARGAS2001 Proyecto Reserva Arqueológica MunicipalConvenio de Asesoramiento Arqueológico Municipalidad de Tafí del Valle - Escuela de Arqueología (UNCa)MANASSE, B. , S. LANZELOTTI Y J. JAIME2001 Estudios geoarqueológicos en Tafí del Valle. MS.MANASSE, B. Y M. PASTRANA1996 Impacto arqueológico y ambiental en Tafí del Valle – Tucumán -: La línea de alta tensión “El Bracho– La Alumbrera”Actas Jornadas de Antropología de la Cuenca del Plata, Tomo III: 110 Universidad de Rosario.MANASSE, B. Y E. VALVERDI1995 Rescate arqueológico en áreas montañosas de desarrollo urbanístico: valle de Tafi, TucumánActas del Primer Congreso de Investigación Social.Instituto de Estudios Geográficos, Universidad Nacional de Tucumán 1995.MASTRÁNGELO, A.1996 Arqueología, tradición e identidad. La acción cultural sobre los menhires de la cultura Tafí. Tafí delValle – Tucumán – Argentina. MSNIZ, A.1997 Características geológicas de Los Cuartos, Tafí del Valle.En: Manasse, B. Rescate arqueológico en Los Cuartos, este de Tafí del Valle, provincia deTucumán. Primer Informe de Avance SEDECyT.- UNCa. MS 1997QUIROGA, A.1899 Las ruinas de Anfama. El pueblo prehistórico de La CiénegaBoletín del Instituto Geográfico Argentino Tomo XX Bs.As.TARRAGÓ, M. N.1974 Aspectos ecológicos y poblamiento prehispánico en el Valle Calchaquí, Provincia de Salta,Argentina. Revista del Instituto de Antropología. Tomo V pp. 195 - 216. CórdobaSANTILLÁN DE ANDRÉS, S.1951 Poblaciones indígenas en el Valle de TafíGeographia una et varia UNT.SESMA, P.J.1987 Geología del Cuaternario y Geomorfología aplicada en el Valle de Tafí.Seminario. Facultad de Ciencias Naturales Universidad Nacional de Tucumán.ZUCCARDI, R.1985: "Tafí del Valle y su proceso de degradación ambiental"Revista Arquitectura, Urbanismo y Planificación. Publ. CEPA Año VI nº 47:42-6.

1 Los proyectos son: a) “Rescate e Investigación Arqueológica en Los Cuartos, este de Tafí del Valle,provincia de Tucumán” Escuela de Arqueología – Secretaría de Ciencia y Tecnología (Universidad Nacionalde Catamarca); b) “ Convenio de Asesoramiento Arqueológico: Municipalidad de Tafí del Valle – Escuela deArqueología (UNCa)”; y c) “ Sociedades Agropastoriles Tardías en Tafí del Valle, provincia de Tucumán”Escuela de Arqueología – Secretaría de Ciencia y Tecnología (Universidad Nacional de Catamarca). Lostres son dirigidos por la autora.2 En el verano de 1986-87 se han producido aluviones que destrozaron caminos, campos de cultivos,derribaron puentes y sepultaron viviendas. Se ha calculado en unas 300.000 toneladas el materialderramado en aquella oportunidad.3 En La Costa II se puede observar la diferencia entre un terreno sujeto a cultivo en las últimas décadas(arando y removiendo tierra), con permanente hallazgo de fragmentos cerámicos y otros aledaños, que porrazones de propiedad no fueron destinados al cultivo, con escasa presencia de tiestos en superficie, perocon cierta abundancia de evidencias de arquitectura prehispánica en piedra.4 De ser así, no hay forma de enfrentar este desarrollo, salvo lo que uno pueda rescatar con anterioridad almismo.5 González, Núñez Regueiro y Tartusi, entre otros investigadores, lo interpretaron como área de funcionesceremoniales. Berberián y Nielsen (1988), por el contrario, sugieren una función como área de depósito dedesperdicios.6 Descontando el proyecto antes mencionado, que aún está en etapas tempranas de investigación.7 Manasse y Arenas 1994; Arenas y Manasse 1997; Manasse 1995-96.8 Es el caso de la zona de Los Cuartos, tanto en el Km. 61,5 como también en zonas más altas de glacís.Manasse 1999 b y c.

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9 Por “Gestión de Recursos Arqueológicos” entendemos todas las acciones que en forma voluntaria,programada tienen a los restos arqueológicos como objetivo o destinatario. Consideramos que los restosarqueológicos son Recursos Culturales en tanto son valorados desde alguna perspectiva en particular: porejemplo, como bien que identifica el accionar de un pueblo, como bien cultural, bien económico, comopatrimonio científico, como objeto de curiosidad artística, etc.; o, también, porque son factibles de serusadas o aprovechadas como Patrimonio Cultural por la sociedad desde el momento en que, partiendo desu investigación, se pueda construir conocimiento sobre el pasado local o regional, aportar a la definición deidentidades o también, por ejemplo, elaborar modelos alternativos de uso de recursos naturales (Manasse yRabey 1989), más allá de voluminosos y costosos catálogos o fabulosas exposiciones (Manasse 1999 –2000; ver también Manasse 1996)10 El Potencial Informativo involucra, más allá de criterios específicamente arqueológicos, otros de carácterecológico y antropológico. Desde el punto de vista arqueológico, evaluamos su relevancia respecto a losobjetivos de la investigación en curso y / o a problemáticas regionales o metodológicas; inciden en ella lapreservación, la integridad / fragmentación de las evidencias (incorporación en áreas que no se puedentrabajar), su visibilidad, la cantidad y variedad, el conocimiento previo de sus características, el conocimientopor informe de terceros, la relación posible con datos conocidos de áreas aledañas, etc. (Manasse 1996;1997 b)11 Hablamos de Riesgo Relativo por la dificultad de establecer parámetros fijos y unívocos. Por esta razóntambién hablamos de una Relevancia Arqueológica relativa, es decir, siempre tomada en relación con larelevancia de otras evidencias relacionadas.12 El polo principal se centró alrededor del Club de Los Cuartos y una Bailanta (“La Cañada”) (Manasse1997a).13 De acuerdo a las creencias locales no es bueno guardar restos de indígenas en la casa, ya que tarde otemprano sus dueños originales vienen a reclamar por sus pertenencias. Es común la referencia de queestos últimos comienzan a “molestar”, hasta el punto de lograr que el ocasional portador de las piezas lasdevuelva al lugar donde las encontró.14 Desde el hallazgo de un entierro múltiple al excavar un nuevo pozo ciego en la gomería ubicada en laavenida central de la Villa, hasta el de un recinto circular con restos humanos y alfarería hallado a casi dosmetros de profundidad en lo que es hoy el estacionamiento del Hotel Huayra Puca, también en pleno centrode la ciudad.15 El pastoreo afecta superficies de carácter disperso y localizado, significando, mayormente, eldesplazamiento de los recursos arqueológicos a nivel superficial. Su impacto depende de la densidadanimal, del tipo de suelo y su grado de pendiente. Al no tratarse en estos casos de animales saltadorescomo las cabras, se la suele considerar una afección de escasa magnitud y complejidad.16 Extraídas de estructuras arqueológicas, siempre y cuando el volumen de las rocas lo hiciera factible ysencillo.17 Esta planta arbustiva tiende a crecer en proximidad de rocas, siendo muy frecuente su asociación a lasestructuras arquitectónicas prehispánicas. Las características morfológicas de su raíz dan lugar a que en elproceso de su extracción se pueda remover piedras que conforman estructuras arqueológicas.18 Por más que se trataba de áreas abiertas, sin limitación del paso de gente y/o animales, se observa unatendencia a seguir senderos (tanto a pie como a caballo).19 Ver por ejemplo, las figuras 1 y 13 de ese trabajo.20 “...á tres cuartos de metro...”21 Ver como ejemplo, Ambrosetti 1897, Lafone Quevedo 1904: 10; Quiroga 1899: 8 y 22.22 Cabe señalar que esta autora refiere explícitamente a la presencia de alfarería idéntica a la “llamada deSanta María” (Barbieri de Santamarina 1945: 16)23 Esta diferencia cromática es particularmente notoria sobre finales de la primavera, época en la que seinicia la etapa húmeda del Valle. Nosotros denominamos depresiones a esas unidades descriptas porGonzález y Núñez Regueiro como “casas – pozo santamarianas”, para ajustarnos a su morfología más quea la interpretación sobre su uso y ubicación cronológica. Al respecto ha trabajado López en su Tesis deLicenciatura (2000).24 La depresión excavada por González y Núñez Regueiro (1960) medía 24,50 por 21,20 mts., alcanzandolas dimensiones de aquellas que estamos trabajando nosotros en la zona de Los Cuartos.25 Es necesario aclarar de que no se trata del Parque de los Menhires creado poco tiempo después por elgobernador de facto D. Bussi.26 Se trata, obviamente, de un criterio relativo y flexible; se relaciona con el marco teórico y metodológicocomo así también, con la capacidad técnica.27 Manasse 1999 a.28 Quiero señalar, ya lo he hecho con anterioridad, que la descripción que realizan de estos fragmentosapunta a piezas de tipología Aguada.29 Actualmente se prevé la forestación de un área circumlago.30 Podría corresponder a un asentamiento del tipo C de Berberián y Nielsen 1988.

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31 De acuerdo a informes recientes en uno de estos recintos apareció una pequeña tinaja típicamenteAguada. Sería el primer hallazgo de una pieza Aguada in situ (Gavícola, M. D. Comunicación personal).32 Esta zona fue severamente afectada por la instalación de torres de alta tensión “El Bracho – LaAlumbrera”.