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las caras Una pertinente pregunta, de Ignacio Ramonet: En 1932, en Estados Unidos, Ferdinand Pecora, un hijo de emigrantes italianos que llegó a ser fiscal de Nueva York, fue nombrado por el presidente Herbert Hoover para investigar la res- ponsabilidad de los bancos en las causas de la crisis de 1929. Su informe fue abru- mador. Propuso el término de “banks- ters” para calificar a los “banqueros gángsteres”. Sobre la base de ese infor- me, el presidente Franklin D. Roosevelt decidió proteger a los ciudadanos de los riesgos de la especulación. Sancionó a toda la banca imponiéndole el “Glass- Steagal Act” y estableciendo (hasta 1999) una incompatibilidad entre dos tipos de actividades: los bancos de depósitos y los bancos de inversión. La pregunta: ¿Qué gobierno europeo de la zona euro tomará una decisión semejante?”. Probable respuesta: si pensamos en los actuales gobiernos europeos, ningu- no de ellos. El congolés Freddy Ilanga Yaité, joven, bastante joven, en la década de los 60, participó en las guerrillas africanas con la aspiración de independizar a su país de la metrópoli francesa. Le llamó la atención la piel blanca del “jefe”, los ojos muy negros en contraste con su cabello de igual color, el acento latino, las historias de otro continente, el andar con una boquilla de mate entre las manos y el desafío al asma constante. Freddy aprendió un poco de castellano. Por eso lo designaron como el traductor. Lamenta no haber confiado más en el Jefe desde el inicio. Tenía razones. En su niñez y juventud aprendió que los hom- bres blancos llegaron a África a saquear, invadir territorios, dividir tribus, deste- rrar familias, perseguir, matar y asesinar con el propósito de acumular riquezas con lo valioso del continente negro. Sen- tía un gran respeto por él. Todos los miembros del grupo acataban sus indi- caciones y hablaban de él con honor y admiración. Una noche se avecinaba una tormen- ta. La orden fue proteger todos los equi- pos, armas y medicinas y que cada cual hiciera su trinchera con los medios a su alcance. Fredy no tenía otra protección que sus propias ropas. Nada más. Ni si- quiera una sábana. Por lo que se enroscó en la tierra cerca de unos arbustos, en medio de la oscuridad, rezando a sus an- cestros y recordando una cena familiar. Escuchó entonces un ruido, como de unas pisadas. Su reacción fue encorvarse más, para no ser visto. Entonces una voz, que hablaba “en Castilla”, le dijo: —¡Soldado! Diríjase a la jefatura y re- cuéstese en mi cama. Reconoció la voz inmediatamente. La “orden” fue cumplida al instante. Pe- netró entre los arbustos que hacían fun- ción de casa. Se echó en el rústico mue- ble que sólo poseía algunas telas como colchón. Sintió calor. Se quedó dormido al instante. Al despertar, al otro extremo de la cama, sintió la respiración asmáti- ca de aquel hombre que luego de su recorrido por todas las posiciones de la tropa, durmió algunas horas compar- tiendo con un subordinado su única prenda valiosa, una frazada. De él, Freddy conservó el grato recuer- do de influir en la decisión de estudiar en Cuba y de convertirse, hasta su muerte en 2005, en un gran especialista en 1er Grado en Neurocirugía Pediátrica. Fred - dy trabajó durante toda su vida en el habanero Hospital Infantil “Pedro Borras Astorga”. Es una anécdota narrada por el Dr. Hi- ram Sánchez Bared. La ha recogido Nu- ria Barbosa León. Por parte del PSOE, el desencuentro con Hugo Chávez proviene de las rela- ciones de Felipe González con Carlos Andrés Pérez, el presidente corrupto (así lo sancionó el Congreso que lo juzgó mucho antes de que llegara Chávez), el responsable de mandar al ejército a dis- parar contra el pueblo durante el Ca- racazo de febrero de 1989. Esas compli- cadas amistades que hace la Interna- cional Socialista... Añadamos que a Gon- zález, quien ya debería estar tanteando el terreno que le llevaría a trabajar para Carlos Slim (el hombre más rico de Amé- rica Latina), le presentó el mismo Carlos Andrés a un empresario, Gustavo Cis- neros (una de las principales fortunas de Venezuela). Aquello debió ser el comien- zo de una hermosa amistad, pues Gon- zález le vendería a Cisneros Galerías Pre- ciados por 1.500 millones de pesetas. 6 / El Viejo Topo 299 / diciembre / 2012 por Anna Bogaz Cerezuelo

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las caras Una pertinente pregunta, de Ignacio

Ra monet: En 1932, en Estados Unidos,Ferdinand Pecora, un hijo de emigrantesita lianos que llegó a ser fiscal de Nue vaYork, fue nombrado por el presidenteHe rbert Hoover para investigar la res-ponsabilidad de los bancos en las causasde la crisis de 1929. Su informe fue abru -ma dor. Propuso el término de “banks-ters” para calificar a los “banqueros

gángs teres”. Sobre la base de ese infor-me, el presidente Franklin D. Rooseveltdecidió proteger a los ciudadanos de losriesgos de la especulación. Sancionó atoda la banca imponiéndole el “Glass-Steagal Act” y estableciendo (hasta 1999)una incompatibilidad entre dos tipos deactividades: los bancos de depósitos y losbancos de inversión. La pregunta: ¿Quégobierno europeo de la zona euro tomaráuna decisión semejante?”.Probable respuesta: si pensamos en

los actuales gobiernos europeos, ningu-no de ellos.

El congolés Freddy Ilanga Yaité, joven,bastante joven, en la década de los 60,participó en las guerrillas africanas conla aspiración de independizar a su paísde la metrópoli francesa. Le llamó la atención la piel blanca del

“jefe”, los ojos muy negros en contrastecon su cabello de igual color, el acentola tino, las historias de otro continente, elan dar con una boquilla de mate entre lasma nos y el desafío al asma constante.

Fred dy aprendió un poco de castellano.Por eso lo designaron como el traductor.La menta no haber confiado más en elJefe desde el inicio. Tenía razones. En suniñez y juventud aprendió que los hom-bres blan cos llegaron a África a sa quear,invadir territorios, dividir tribus, deste-rrar familias, perseguir, matar y asesinarcon el propósito de acumular riquezascon lo valioso del continente negro. Sen -tía un gran respeto por él. Todos losmiembros del grupo acataban sus indi -ca ciones y ha blaban de él con honor yadmiración.Una noche se avecinaba una tormen-

ta. La orden fue proteger todos los equi-pos, ar mas y medicinas y que cada cualhiciera su trinchera con los medios a sualcance. Fredy no tenía otra protecciónque sus propias ropas. Nada más. Ni si -quiera una sábana. Por lo que se enroscóen la tierra cerca de unos arbustos, enmedio de la oscuridad, rezando a sus an -cestros y re cordando una cena familiar. Escuchó entonces un ruido, como de

unas pisadas. Su reacción fue encorvarsemás, para no ser visto. Entonces una voz,que hablaba “en Castilla”, le dijo:—¡Soldado! Diríjase a la jefatura y re -

cuéstese en mi cama.Reconoció la voz inmediatamente. La

“orden” fue cumplida al instante. Pe -netró entre los arbustos que hacían fun-ción de casa. Se echó en el rústico mue-ble que só lo poseía algunas telas comocolchón. Sintió calor. Se quedó dormidoal instante. Al despertar, al otro extremode la cama, sintió la respiración asmáti-ca de aquel hombre que luego de surecorrido por to das las posiciones de latropa, durmió al gunas horas compar-tiendo con un su bor dinado su únicapren da valiosa, una frazada.De él, Freddy conservó el grato recuer-

do de influir en la decisión de estudiar enCuba y de convertirse, hasta su muerteen 2005, en un gran especialista en 1erGrado en Neurocirugía Pediátrica. Fred -

dy trabajó durante toda su vida en elhabanero Hos pital Infantil “Pedro BorrasAstorga”.Es una anécdota narrada por el Dr. Hi -

ram Sánchez Bared. La ha recogido Nu -ria Barbosa León.

Por parte del PSOE, el desencuentrocon Hugo Chávez proviene de las rela-ciones de Felipe González con CarlosAndrés Pérez, el presidente corrupto (asílo sancionó el Congreso que lo juzgómucho antes de que llegara Chávez), elresponsable de mandar al ejército a dis-parar contra el pueblo durante el Ca -racazo de febrero de 1989. Esas compli-cadas amistades que hace la Interna -cional Socialista... Aña da mos que a Gon -zález, quien ya debería estar tanteandoel terreno que le llevaría a trabajar paraCarlos Slim (el hombre más rico de Amé -rica Latina), le presentó el mismo CarlosAndrés a un empresario, Gustavo Cis -neros (una de las principales fortunas deVenezuela). Aquello debió ser el comien-zo de una hermosa amistad, pues Gon -zález le vendería a Cisneros Galerías Pre -ciados por 1.500 millones de pesetas.

6 /El Viejo Topo 299 / diciembre / 2012

por Anna Bogaz Cerezuelo

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Tras un saneamiento con dinero públicode 48.000 millones de pesetas, el avispa-do empresario vendería cinco años des-pués la empresa por 30.600 millones,esto es, 20 veces más. No es de extrañarel enfado de Cisneros, Carlos Andrés yFelipe González con el comandanteChá vez. Más extraño es por qué tuvo quehacer de su enfado personal una cues-tión política. Aunque a lo mejor el enfa-do ya era también política. Quedaba porver la posición de la izquierda que está ala izquierda del PSOE. La que siempre hatenido dificultades para procesar lo queestaba fuera de los partidos comunistas.Anda aún dándole vueltas al asunto. 40

años de dictadura militar han generadoigualmente algunos anticuerpos antetodo lo que tenga que ver con la milicia.

Pascual Serrano lo ha contado así. Enero de 2009, cuatro de la tarde. Amal

Olaiwa, de 40 años, se encuentra en laco cina de su casa. Un proyectil de artille-ría entra por la ventana de la habitaciónllega hasta la cocina, la decapita y asesi-na a cuatro de sus hijos de 14, 13, 9 y 7años.Esos mismos días, el de Reyes de 2009,

a las seis menos cuarto de la ma drugada,un avión lanza una bomba sobre un edi-ficio de siete viviendas. Allí vivía toda lafamilia Al-Dayah. Mueren 22 miembros,incluidos doce ni ños, algunos de pocosme ses. Se salvaron dos per sonas. ¿Mo -

tivo del ata que? Habíaactividad militante arma-da palestina a cincuentametros.16 de enero de 2009.

Ma nal al-Batran, 32 años,muere junto a cinco desus hijos al explosionarun misil teledirigido queentró por la ventana desu vivienda en el centrode Gaza. Los cuerpos delos niños de 3 y 6 añosaparecieron en lo alto de un árbol debidoa la onda expansiva. ¿Su delito? Ser la es -posa e hijos de un líder de las brigadas de

Al Qassam, el brazo arma-do de Hamas. Ese mismo día, 3 de la

tar de, dos hermanos, de 16y dos años y medio, esta-ban con su primo y su tíatomando el sol en la puer-ta de su casa. Salama AbuEita, el padre, se encontra-ba a apenas diez me tros,oye una explosión, se gira

y en cuentra los cuerpos destrozados delas cuatro personas.Fayed Salha trabajaba como guardia

de seguridad para la UNRWA, la agenciade las Naciones Unidas para los refugia-dos palestinos. 9 de enero, 3 de la tarde,dos proyectiles explotaron en su casa,muere su mujer, cuatro de sus hijos y sucuñada. La identificación solo fue posi-ble gracias a la ropa.4 de enero de 2009. Soldados israelíes

entran en la vivienda de la familia Farahal-Helu, matan a un anciano de 62 añosque les planta cara y ordenan al resto dela familia que salgan de la casa. Ante elte mor de los civiles a resultar heridos porla violencia que se desarrolla en la calle,los soldados israelíes les responden quena die les hará daño. Hablan aparente-mente con un walkie-talkie con las tro-pas del exterior y les dicen que estarán

más seguros fuera. Salen los doce miem-bros de la familia, cuatro de ellos niños,y se dirigen hacia donde les indican losisraelíes y, de repente, comienzan a dis-pararles matando a tres de ellos, inclui-da una niña de año y medio que no pu -do ser atendida en el hospital porque laambulancia que se dirigía a atenderlafue atacada también por las fuerzas deseguridad israelíes. El padre de la niña esdetenido sin cargos. Per manecerá cincodías en una prisión israelí.5 de enero de 2009. La familia Abdul-

Dayem celebraba un funeral en el nortede la franja de Gaza. Un proyectil impac-ta en la vivienda. Mientras huyen son denuevo golpeados por dos proyectiles detanque que llevan incorporadas unasmortíferas flechas de metal de unos cua-tro cm con capacidad de perforar inclu-so los huesos. Suelen alcanzar entre5.000 y 8.000 flechas por proyectil y suradio de acción abarca 300 m. Tresmiembros de la familia mueren al ins-tante por estas flechas; otros dos ingre-san cadáveres al llegar al hospital.En los 23 días que duró la operación

Plomo Fundido del ejército israelí contrala Franja de Gaza, señala finalmentePascual Serrano, murieron 313 niños.¿Cuántos han muerto en la última

ofensiva?

ocultadas del poliedro

El Viejo Topo 299 / diciembre 2012/ 7

Felipe González y Carlos Slim