La Vida de Sai Baba - Sathya Shivam Sundaram I

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SATHYAM – SHIVAM – SUNDARAM I N. KASTURI Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. Edición libre hecha para fines de ayuda personal y no para ser vendida. http://groups.msn.com/SAIBABAAVATAR comunidad S a i B a b a A v a t a r Enseñanzas Libros Cientos de fotos Discursos, etc.

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Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. Edición libre hecha para fines de ayuda personal y no para ser vendida.

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SATHYAM – SHIVAM – SUNDARAM I

N. KASTURI

Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. Edición libre hecha para fines

de ayuda personal y no para ser vendida.

http://groups.msn.com/SAIBABAAVATAR

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fotos • Discursos, etc.

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INDICE

ESTE LIBRO 5

EN FORMA HUMANA 8

BALAGOPALA 12

NATANA MANOHARA 16

GANA LOLA 22

EL CERRO DE LA SERPIENTE 25

BALA SAL 32

PRASHANTI NILAYAM 55

DESDE EL CABO HASTA KILANMARG 69

EL MOVIMIENTO DE LA MANO 82

EL MISMO BABA . 94

LA NUBE DE LLUVIA 114

SAI SAD GURU . 124

"YO ESTOY AQUÍ" 128

EL SARATHI . 132

LA MISIÓN INICIADA 138

PARA TI Y PARA MÍ 149

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Aquel que entienda el significado de mi advenimiento y de mis actos divinos

trascenderá el círculo de nacimiento y muerte y me alcanzará. Gita; IV, 9

El es el sustrato, la sustancia; lo separado y la suma; el Ser, el SATHYAM. El es la percepción, la actividad, la conciencia, el sentimiento; la voluntad y el acto: la Conciencia. el SHIVAM. El es luz, esplendor; es la armonía la melodía, la Bienaventuranza, el SUNDARAM.

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Agradecimientos El autor desea expresar su respetuoso agradecimiento a los miembros de la familia

Rathnakaram Raju en Puttaparti, en especial a Sri Pedda Venkappa Raju y Sri Seshama Raju, por informarle de muchos detalles significativos de los primeros años de Baba. Es mucho lo que también les debe a los profesores de las escuelas de Bukapatnam y de Uravakonda y a los devotos de Kamalapuram, además de un gran número de devotos de Bangalore, Madrás y otros lugares, que se mostraron especialmente dispuestos a contestar a su solicitud de informaciones.

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ESTE LIBRO Nací en una oscura aldea de Travancore Norte cuando faltaban aún tres años y

algunos días para terminar el siglo diecinueve. Fui a la escuela en el estado de Cochin, bajo la guía de un gran director que había conocido a Swami Vivekananda y que encendió en nuestras infantiles lámparas la llama de la oración y la contrición. Asistí a la escuela superior en Trivandrum y, luego de recibir mi licenciatura en leyes y mi maestría en literatura, logré un empleo como catedrático de historia en un instituto superior de Mysore.

La barcaza en que viajaba con mi mujer y mi madre por los canales y remansos de la costa oeste, en la primera etapa del viaje para tomar el tren en Emakulam, fue detenida, pasada la medianoche, en medio de un oscuro remanso, por una patrulla fluvial, cuyo oficial gritó sus órdenes desde la ribera. Entre la oscuridad resonó su voz: "¿Hacia dónde se dirigen?", y esperó una contestación. Mi botero tenía un refinado sentido del humor. Gritó en respuesta: °¡Vamos a Mysorel". El oficial no mostró ánimos de reprenderlo por su impertinencia, ya que, al parecer, tampoco carecía de sentido del humor. Se rió y nos dijo: "¿Por qué dices Mysore? ¿No conocen algún otro sitio que quede más allá de Mysore?".

Nada sabíamos entonces de que existiera un lugar más allá de Mysore; trescientos veinte kilómetros hacia el norte de esa ciudad existía un sitio llamado Puttaparti, que habría de proporcionarnos un puerto protegido de las turbulentas tormentas del mar, un lugar en el que yo encontraría al Maestro que deseaba, cuando mi propia carrera como profesor y director universitario estaba por terminar. En abril de 1959, Yogui Sudhananda Bharati, el famoso poeta místico de Tamilnadu, al dirigirse a una Conferencia Espiritual que se realizaba en Venkatagiri y que presidía Sr¡ Sathya Sal Baba, dijo: "He practicado el yoga por más de cincuenta años; antes observé por más de veinte años el voto de silencio; estuve en contacto con Sri Baba de Shirdi, Sri Ramana Maharshi, Sri Aurobindo, Sri Meher Baba y otros; y como resultado de toda esta práctica espiritual, he llegado a conocer ahora a Sri Sathya Sal Baba". En cuanto a mí, serví como secretario de la Misión Sri Ramakrishna en Mysore por más de diecisiete años; pude entrar en contacto con Sri Sidharuda Swami, Sri Ramana Maharshi, Sri Meher Baba y Sri Narayana Gurú; fui iniciado, en la repetición del Nombre de Dios y en la meditación por Mahapurushji, discípulo directo de Sri Ramakrishna Paramahamsa y presidente de la Misión Ramakrishna, y estoy convencido de que, como resultado de todo ello, he podido llegar a sentarme a los Pies de Sri Sathya Sai Baba desde 1948.

Después de retirarme del servicio en la Universidad de Mysore, he podido regocijarme en la presencia de Baba, con la excepción de un breve período durante el cual trabajé con la Radio Nacional India como productor de programas en idioma kanada. He tenido la buena suerte de haber estado entre muchos devotos de Baba que mantienen una relación mucho más larga y más ínfima con El; he aprovechado cada oportunidad de ser testigo de Su Gloria y de poder escuchar sus discursos.

Este libro ha pasado mucho tiempo en preparación y me siento feliz ahora que está en las manos de ustedes. Baba siempre habla de la experiencia personal y no de los libros como el mejor camino para conocerlo y ha sido esto, principalmente, la causa de la demora. No obstante, y por inadecuado que sea, este libro podrá ser de utilidad para revelarle al

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lector la razón de la extraordinaria e íntima lealtad que nos ata a mí y a muchos otros a El. Baba es, El mismo, un libro abierto que no encierra ningún misterio ni pompa ni oscuridad, de modo que todos pueden acercarse a El y recibir Su Gracia.

Tal vez los devotos de Baba consideren superfluo este libro, porque ya conocen la mayor parte de lo que refiere y mucho más. Aun más, puede ser que me culpen de una narración demasiado fría, lo cual es inevitable cuando se describe por escrito a Baba. Quizá también adviertan que me he quedado corto en lo que expongo y que he omitido muchos incidentes milagrosos que, a su entender, son más significativos que los que he seleccionado. Así pues, ansío humildemente su indulgencia.

Los que, por otra parte, no conocen de la existencia de Baba, tal vez me descalifiquen por estar chiflado o algo peor. Sin embargo, siento la mayor compasión por ellos, porque yo también dudé, con todo el sarcasmo y la sátira que se encuentran en las novelas, obras de teatro y ensayos que escribí en idioma kanada desde 1923 hasta 1948. Asimismo, llevado por mi estúpido orgullo, pasé muchos años sin hacer ningún esfuerzo por encontrarlo. Ahora invito a cada uno a venir y a compartir conmigo Su Gracia y Misericordia, y a ser testigo, como yo, del Divino Poder que El personifica.

Quisiera que este libro fuera, para toda la humanidad, una señal en el camino hacia la Nueva Vida, donde sea transmutada en SATHYAMSHIVAM SUNDARAM (Verdad Bondad Belleza).

N. Kasturi

23 de noviembre de 1961 Día del Cumpleaños

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Prefacio a la Octava Edición Las sucesivas ediciones de este libro, indicadoras de la creciente sed por conocer y

tener contacto con Bhagavan Sri Sathya Sai Baba, la forma concreta de Dios sobre la Tierra, hacen surgir en mí una deprimente sensación de absoluta incapacidad, porque no hay pluma que pueda describir, aunque sea vagamente, la gloria, la majestad y la compasión que irradian de su voluntad soberana desde el momento de su advenimiento. Mas es la voluntad de Baba que sea puesto en manos de la gente, tal vez porque sirve como una señal, improvisada por un peregrino, para ayudarles a otros en el camino.

Estoy seguro de que los lectores serán impulsados por El (porque nadie podría tener acceso a este libro por mera casualidad) para acercarse a Sal Baba, a examinarlo, a experimentarlo, y a avanzar con pasos más seguros y visión más clara hacia el conocimiento de la Realidad.

N. Kasturi

Prashanti Nilayam 6 de mayo de 1980

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EN FORMA HUMANA Esta es la historia del Señor venido en forma humana, que encarnó en una pequeña

y tranquila aldea llamada Puttaparti, en 1926. Puttapart! es un villorrio que ha llegado a levantarse un altar en el corazón de la

gente por medio de leyendas de santa memoria y de una historia que inspira a los jóvenes. Su nombre deriva de "puna", que significa hormiguero en forma de túmulo en el que estableció su morada una serpiente, y "parti" que es una forma modificada de "vardini" o multiplicador. A este respecto, hay una conmovedora leyenda que busca explicar el origen de este patronímico.

Hace mucho, muchísimo tiempo, la aldea era conocida como Gollapalli u Hogar de pastores, una designación que hace recordar los milagrosos y encantadores juegos (lilas) de Sri Krishna y que nos trae el eco de la música de su flauta. Era la tierra de prósperos pastores y el ganado que allí se criaba era manso, fuerte y de bella estampa. Las vacas entregaban leche en gran cantidad, una leche espesa y de incomparable dulzura, y cada hogar era rico en mantequilla y en ghi (mantequilla clarificada). Un buen día, uno de los pastores notó que su vaca favorita había vuelto de los pastizales de los cerros con la ubre vacía. Intrigado, y ante la repetición del fenómeno, decidió seguirla a hurtadillas y el comportamiento del animal le causó gran asombro. La vaca escapó del corral dejando a su pequeño temero entre sus congéneres y se dirigió directamente hacia un hormiguero que se encontraba en las afueras del caserío. ¡Y lo que presenció el pastor resultó aun más asombroso!: del hormiguero salió una cobra, se irguió y procedió a succionar golosamente la leche de la ubre. El pastor, enfurecido por lo que consideró una sucia treta que le hacía perder la leche a su vaca, tomó una piedra y haciendo puntería, la arrojó con gran fuerza contra la cobra. Retorciéndose de dolor, la serpiente lanzó una maldición en contra de todos los pastores de la aldea y, en sus últimas palabras, profetizó que el lugar se llenaría de hormigueros, los cuales se multiplicarían permanentemente. ¡Y así sucedió! Pronto, el ganado comenzó a dedinar en número y calidad; ya no se pudo continuar en Gollapalli con la exitosa crianza que lo caracterizaba. Los hormigueros se extendieron por toda la región y al poco tiempo su nombre fue cambiando por Valmikipura (Valmiki significa en sánscrito "hormiguero") o Puttaparti, en lenguaje popular. Esto, sin embargo, no dejó de resultar satisfactorio para los ancianos de la aldea, ya que Valmiki también es el nombre del inmortal santo que cantó la historia de Sri Rama, el Avatar que le mostró a la humanidad la senda hada la perfección.

Como prueba de la infausta leyenda, los aldeanos conservan todavía aquella piedra, redonda y pesada, con una pequeña muesca a un lado, que el enfurecido pastor lanzó a la sorprendente cobra. La piedra muestra una larga faja rojiza, de la que se dice es la marca de la sangre de la cobra. De hecho, esta piedra es venerada como Gopalaswami, el Señor como pastor, probablemente en un esfuerzo por rechazar la maldición y ayudarle al ganado a desarrollarse. En medio de la aldea se levanta un templo que fue erigido por los señores de antaño y en el que se instaló la piedra, y generaciones de hombres y mujeres la han reverenciado.

Curiosamente, esa piedra ha adquirido una nueva característica, la cual fue revelada por Bhagavan Sri Sathya Sal Baba algunos años atrás. Les ordenó a algunas

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personas que lavaran la piedra y que luego pusieran pasta de sándalo sobre la muesca. Cuando lo hicieron pudieron observar sobre la piedra el claro contorno de una imagen de Sri Gopalaswami, con la cautivadora flauta en sus labios y apoyado en una vaca. Hasta el día de hoy, algunos de los sencillos campesinos juran que pueden escuchar la melodía del aliento de Krishna pasando a través del hueco carrizo. Desde aquel día, la maldición ha perdido su poder y el ganado ha empezado a prosperar en Puttaparti.

El bastión del antiguo fuerte que levanta aún su venerable cabeza en la parte oriental de la aldea, evidencia el señorío de los Raju del lugar. "Con el Chithravati descendiendo entre las gargantas para luego fluir como por un foso a lo largo de una de sus orillas; engastada como una verde gema entre colinas, en cuyas alturas repican las campanas de los templos, enriquecida por el embalse construido por Chikaraya, vecina a la dudad que lleva el nombre de Buka, el renombrado emperador de Vijayanagara, Puttaparti es la morada tanto de Lakshmi como de Sarasvati" (diosas de la riqueza y la sabiduría), dice la alabanza cantada al lugar por un anónimo poeta del pasado. De hecho, Puttaparti fue la cuna de pandits (filósofos) y eruditos, de héroes y benefactores. La familia Raju fue conocida por su piedad desde los tiempos del renombrado sabio Venkavadhuta. Ellos no sólo construyeron y donaron el templo de Gopalaswami, sino que conservaron vivo el recuerdo de la dedicación del templo a Sathyabama (la consorte de Ushna) por el piadoso Sri Ratnakaram Kondama Raju. El solía decir, como explicación de este inusual tributo que no es muy frecuente que se le ofrende en cualquier parte de la India a esta deidad, que fue un extraño sueño lo que lo impulsó a erigir el templo.

Sri Kondama Raju llegó a ser un anciano centenario, y recuerdo cómo corrían lágrimas de alegría por sus ajadas mejillas cada vez que rememoraba la maravillosa experiencia. En el sueño, Kondama Raju veía a "Sathyabama, sola, encinta y afligida, esperando ansiosa a su Señor, que había partido para traerle desde los cielos las apreciadas flores Parijata. Los minutos de espera se convirtieron en horas y las horas se fueron acumulando en días, sin que hubiera señales de Krishna ... Sathyabama estalló en sollozos. Se desató una gran tormenta, acompañada de truenos y relámpagos y una lluvia torrendal. Por suerte, Sathyabama vio a Kondama Raju, quien iba pasando en ese momento, y le pidió que la albergara". Esto fue lo que llevó a Sri Kondama Raju a tomar la determinación de levantar un templo de gran tamaño para la consorte del Señor.

Kondama era un alma piadosa que vivió durante sus ciento diez años de existencia terrenal en una incesante contemplación del Señor. Era maestro en la música y en el arte histriónico. Sabía de memoria el Ramayana completo, en lo que se conoce como la versión de Lepakshi, la cual es una serie de cantos compuestos por un poeta de Lepakshi, que describen los incidentes con una notable imaginería dramática y exuberancia artística. Le gustaba interpretar el papel de Lakshmana en todas las representaciones del Ramayana que se realizaban en Puttapart! y en otras aldeas del distrito. En verdad, siempre sele solicitaba, aun de lugares muy alejados, que interpretara ese papel, líorque su representación de la inalterable devoción y el espíritu de entrega total de Lakshmana conmovían el corazón de todos los que lo veían. Subió cientos de veces a docenas de escenarios, hasta que la edad lo fue incapacitando para representar el papel. Era un vegetariano estricto e inclinado a observar todos los sagrados votos del calendario hindú; vivía en una pequeña cabaña, ligeramente apartado de sus hijos y nietos; su morada era un verdadero ashram (lugar donde vive un Maestro y se practican distintas disciplinas espirituales) en el que resonaban los Cantos delRamayana. Su alegría era reunir en tomo de su lecho a sus nietos para relatarles

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las historias de los dioses y de los hombres dios. Los niños jamás querían irse de su lado, porque le daba vida a cada personaje y a cada aventura de los cantos y los dramas.

Podemos estar seguros de que, entre todos esos niños, Sathyanarayana era el favorito del anciano abuelo, porque el pequeño cantaba con preciosa y musical voz e incluso podía darle algunas lecciones sobre el arte teatral al abuelo. Había aun otra razón por la cual Kondama Raju sentía un afecto especial por Sathyanarayana. El pequeño detestaba la comida con carne y ni siquiera se quedaba cerca cuando tales platos eran preparados. ¡Además, ya desde los seis o siete años, el niño también era un muy buen cocinero! Era tan inteligente y tenía tantos recursos, que preparaba los más sabrosos platos utilizando las escasas provisiones de la despensa del abuelo, y lo hacía con increíble rapidez. Baba cuenta que entraba a la cocina del anciano y terminaba de cocer el arroz, el "chutney" (comida típica) y lo demás en mucho menos tiempo de lo que le tomaba hacerlo a su madre en su casa, aun con la ayuda de sus dos hijas.

En sus últimos días, Kondama Raju era visitado por todos los devotos que iban a recibir las bendiciones de Sri Sathya Sai Baba, y cuando se esforzaba por mantenerse en pie para aceptar sus reverencias, se podía ver en su mirada un brillo de feliz gratitud por el hecho de que el Señor hubiera elegido nacer en su familia. Vivió hasta 1950 y falleció tranquilamente, cantando para sí mismo en voz alta las estrofas que describen el consuelo que Sri Rama le daba al moribundo rey de Vanara, Va¡¡. ¡En verdad, su vida es digna de ser registrada en los anales de los santos!

Su mujer, Sri Lakshmana, había muerto unos veinte años antes. Había sido una dama muy piadosa, cuya vida se regía por el calendario religioso, con toda su rotación de ayunos, votos y vigilias sagrados. Todo esto lo observaba escrupulosamente, sin considerar los problemas, los gastos y los inconvenientes, con sus ojos puestos únicamente en la acumulación de las bendiciones de las fuerzas divinas que prometen los Shastras (códigos de moral) como recompensa a esas prácticas.

Sfl Kondama Raju tuvo dos hijos que fueron bautizados con base en el nombre del sabio Venkavadhuta: Pedda Venkappa Raju y Chinna Venkappa Raju. Ambos heredaron sus capacidades musicales, literarias y dramáticas, además de su piedad y sencillez. De los dos hermanos, el menor estaba dotado con más aptitudes, las cuales cubrían los campos de la composición literaria y de la preparación de medicinas y amuletos con la ayuda de las fiármulas tradicionales.

Una vez, sus padres llevaron a Pedda Venkappa Raju hasta la aldea de Kolimigundla, en el municipio de Koikuntla, del distrito de Kumul. La familia poseía allí algunas tierras que habían sido entregadas en arriendo a largo plazo, extendido a veinte, treinta e incluso cuarenta años, y la visita tenía como primer propósito familiarizar a su hijo con aquellas posesiones y sus arrendatarios. Mas Kondama Raju tenía también otro propósito: en aquel territorio aislado vivían unos parientes lejanos y él deseaba llevarlos a algún lugar más cercano a Puttaparti. De hecho, a sólo unos kilómetros de Kolimigundia se enteraron del peligro diario en el que vivían estos parientes cuando, a algunos kilómetros de este lugar, al ir a entrar en el bosque de Parlepalli, unas buenas personas les advirtieron que tomaran una escolta, pues el bosque se había convertido en un nido de ladrones y apenas dos días antes, una familia de seis personas que se había intemado inocentemente en ese territorio, había sido asesinada a sangre fría. Y fue así que Sri Subba Raju de Kolimigundla fue persuadido de ir hasta la aldea de Kamatanagapalli, situada en la otra ribera del Chitravati, justamente enfrente de Puttaparti, ¡no sin que Kondama Raju lo tentara con una atractiva oferta: darle a Eswarama, la hija de Sri Subba Raju, como esposa para su hijo

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mayor, Venkappa! Y fue así como se produjo el auspicioso matrimonio de Pedda Venkappa Raju con Eswarama.

Esta feliz pareja fue bendecida con el nacimiento de un hijo y dos hijas, en el siguiente orden: Seshama Raju, Venkama y Parvatama. Pero luego de algunos años, Eswarama ansió otro hijo. Elevó sus plegarias a los dioses de la aldea e hizo repetidas ofrendas a Sathyanarayana y cumplió una serie de rigurosos votos, vigilias y ayunos.

(Sri Sathya Sai Baba le dijo una vez a una persona que le pidió visitar la localidad en que vivía: "Por supuesto. Si he venido de tan lejos como Vaikunta [el Cielo], ¿por qué no habría de recorrer esta distancia que es más corta?".)

En Vaikunta, la morada de Vishnu, el Señor escuchó las plegarias de la madre y decidió dónde habría de tomar forma humana... ¡Y vino!

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BALAGOPALA Se formó la envoltura material que el Señor quiso usar una vez más. Empezó a

crecer de semana en semana. Misteriosos anuncios de la inminente encarnación alteraron el sereno curso de la vida familiar de Pedda Venkappa; por ejemplo, el resonar de la tambura. Tanto los hermanos como el padre se interesaban por los dramas que se representaban en la aldea sobre los incidentes de los Puranas (libros de mitología hindú), y por ello siempre se estaba ensayando alguno en la casa. Había una tambura bastante grande recargada en una pared, y un tambor en el suelo debajo de ella, los cuales únicamente quedaban en silencio en la noche, cuando los miembros de la familia se retiraban a dormir. Mas cuando se hizo inminente el nacimiento del niño por el que Eswarama tanto había rogado, la familia era despertada a medianoche y a veces más tarde por el rítmico sonido del tambor y el tañido de la tambura, como si fueran tocados por manos expertas. Se formularon muchas teorías para explicar este fenómeno, mas al presentarlas, los sabios de la aldea no hacían sino ahondar el misterio. Pedda Venkappa Raju viajó apresuradamente hasta Rukapatnam, donde vivía un sabio en cuya interpretación podía confiar. El sabio le indicó que se trataba de un acontecimiento auspicioso; significaba la presencia de un Shakti, o poder benéfico, que manifiesta armonía, orden, equilibrio, elevación espiritual y alegría.

El vigésimo tercer día de noviembre de 1926 nació el hijo. Era el momento en que salía el sol y los aldeanos cantaban el nombre de Shiva, recordando que el día era aún Kartika Somavara, un lunes del sagrado mes de Kartika, dedicado a la devoción y al culto de Shiva. El día era aún más auspicioso para el culto de Shiva porque la estrella Ardía estaba en el ascendente y cuando ocurre esta rara coincidencia entre la estrella y el día, se llevan a cabo ceremonias especiales en los templos del Señor. El año era Akshaya: "el que no dedina, el siempre pleno".

Eswarama había terminado con premura su ritual a Sathyanarayana, porque los síntomas del parto habían comenzado mientras efectuaba las ceremonias. Al avisarles a las demás personas de la casa, la gente fue a buscar a Lakshamma, su suegra, la piadosa anciana de la familia, pero ésta había ido a ver al sacerdote a realizar su ritual. Los mensajeros la encontraron allá y la urgieron para que retomara a casa, pero ella tenía tanta fe en la gracia de Sathyanarayana, era tan firme su devoción y tan disciplinada en su práctica, que rehusó que la interrumpieran. Envió un mensaje diciendo que le llevaría a Eswarama las sagradas ofrendas de su ritual, pero que no interrumpiría sus oraciones. Terminó su ritual con plena concentración, volvió a la casa y le entregó a su nuera las flores y el agua sagrada; así compartió Eswarama las bendiciones del Señor. ¡Al minuto siguiente, el Señor había nacido! ¡Y el sol se levantó sobre el horizonte!

Baba ha dicho que hay un punto especial que se debe tomar en cuenta con respecto a esta Manifestación, y es el hecho de que la encarnación no ha sido llevada a otro sitio, pues permanece donde nació el cuerpo, porque él ha elegido ese lugar como centro para su misión de elevación y alivio. Por eso, Puttaparti debería haberse alegrado por partida doble aquella mañana de noviembre, porque el Avatar había elegido esa aldea para su nacimiento y también para su residencia.

¡En verdad, la aldea que lleva la denominación de " llena de hormigueros" le dio una bienvenida apropiada al niño! ¡Había una serpiente en la misma habitación en que

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nació! Las mujeres no la habían visto, mas cuando observaron que las ropas sobre las que habían puesto al niño se movían y mecían de una manera extraña, pensaron que había algo debajo de ellas. Al principio no se atrevían ni a respirar, pero luego se dieron el valor suficiente para buscar bajo la cuna... ¡y encontraron una cobra! ¡La serpiente hacía el papel de Sesha para Seshasayi! (el que se apoya en el soporte psíquico supremo).

¡El bebé era indescriptiblemente encantador, lo cual no es de extrañar, puesto que ya desde la cuna poseía todos los poderes milagrosos que Patanjali dice que vienen con el nacimiento. Baba ha dedarado que, incluso antes de su nacimiento, ya sabía dónde nacería; que nació con todos los poderes que más tarde ha ido manifestando uno tras otro, en el momento y de la manera en que El siente que pueden ser anunciados. Ha de suponerse, entonces, que el bebé tenía un halo de esplendor en tomo de su cabeza, que su sonrisa era de una belleza de otro mundo, y que tenía un poder celestial para cautivar los corazones.

Hace algunos años, Baba me dijo: "De noche yo no duermo, en esos momentos recuerdo acontecimientos de mis apariciones pasadas,y me río para mis adentros, a medida que pasan los recuerdos". Puede entonces suponerse que las sonrisas y brotes de alegría que iluminaban la cuna del bebé respondían a los recuerdos de sus previas encarnaciones y aventuras.

El niño fue bautizado con el nombre de Sathyanarayana porque a la madre le pareció muy significativa la relación entre su adoración a ese Dios y el hecho de ver realizado su caro anhelo de tener otro hijo. Cuando fue llevado a cabo el bautismo y se le susurró el nombre al oído, a los presentes les pareció que el bebé sonreía. ¡Sí, la sugerencia del nombre debe de haber emanado de El mismo! Esto puede explicar lo que Baba señala ahora: "Sathya (la Verdad) es el primer requisito para el progreso espiritual". La encarnación y manifestación de la Verdad no podía haberse dado un nombre más apropiado.

El niño se convirtió en el consentido de toda la aldea de Puttaparti, y tanto campesinos como pastores rivalizaban entre sí en mimarlo, darle de comer o acariciar los sedosos rizos de su cabellera. Su encantadora sonrisa conquistaba a todos. La casa de Pedda Venkappa Raju siempre estaba llena de visitas que se quedaban, con uno u otro pretexto, en tomo de la cama del niño, cantándole canciones de cuna o acariciándolo. Al parecer, dicha cercanía les hada olvidar su pesado y monótono vivir.

El aire se impregnaba con una fragancia a jazmín. Sathya se movía por la casa como una lucecita y todo se volvía risas cuando ensayaba su dulce vocabulario. Todos observaban con asombro que al niño le encantaba llevar gruesas líneas de ceniza sagrada sobre la frente y que insistía en que le fueran renovadas cada vez que se borraban. También le gustaba llevar un punto de kumkum (polvo, generalmente de color rojo) en el entrecejo, aunque su madre rara vez accedía a su petición por miedo al mal de ojo, de modo que el niño se lo poníá él mismo, sacando la pasta de la caja de cosméticos de sus hermanas.

El es Shiva y es Shakti (la Realidad trascendente y su Realidad inmanente), de modo que ha de llevarlos a ambos: vibhuti (ceniza sagrada) y kumkum.

El niño se mantenía alejado de los lugares en que se maltrataba a los animales, o se mataban ovinos o vacunos, donde se mataban aves o se pescaba; evitaba entrar en las cocinas donde se preparaban platos con cualquier tipo de carne. Y cuando escuchaba a alguien mencionar que se iba a matar a tal o cual ave para la comida, el pequeño Sathyanarayana corría hada el ave, la tomaba entre sus brazos y la acaridaba, como si todo ese Amor que derramaba sobre ella pudiera inducir a los mayores a mantenerla con vida. Los vecinos comenzaron a llamarlo Brahmajñani (alguien que posee la Sabiduría Divina) a

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causa de este comportamiento y de su despliegue de Amor por todo lo creado. En estas ocasiones, el niño solía irse a casa de los Kamam, quienes eran brahmines (quienes han comprendido el Principio Universal) y además vegetarianos, y aceptaba la comida que le ofrecía Subamma, la anciana señora de la casa.

Cuando era tratado con dureza por sus compañeros de juego, casi nunca se mostraba rencoroso o vengativo. La información respecto de los maltratos que pudiera haber sufrido, siempre llegaba hasta sus padres por boca de otros niños que los habían presenciado y nunca de los labios de Sathya, quien no parecía preocuparse por el dolor ni por ser derrotado. Siempre decía la Verdad y nunca recurría a subterfugios usuales con que los niños tratan de ocultar sus errores por miedo al castigo. Su conducta era tan fuera de lo común, que un bromista lo llamó una vez "el niño brahmín". ¡Y sí que era una descripción adecuada! Nada sabía el bromista de que estando en su cuerpo anterior, ese niño del que tanta burla se hacía, había declarado en Shirdi: °¡Este brahmín es capaz de guiar a cientos de miles por el sendero blanco y conducirlos hasta su destino!".

A la tierna edad de tres o cuatro años, este "brahmín" se comportaba de tal manera que parecía que su corazón se derretía ante el sufrimiento humano. Cada vez que un mendigo llegaba hasta la puerta y dejaba oír su lamento, Sathya abandonaba de inmediato sus juegos y corría hacia donde estaban sus hermanas, forzándolas a darle alimento o granos al menesteroso. Naturalmente, los adultos se irritaban ante la interminable procesión de manos extendidas; perdían la calma con facilidad y muchas veces ahuyentaban al mendigo antes de que Sathya le hubiera dado algo; esto provocaba que el niño estallara en un llanto tan angustioso, que los mayores no podían calmarlo sino llamando de regreso al mendigo despedido. A veces, con el propósito de evitar lo que los mayores consideraban "una caridad onerosa y equivocada", la madre tomaba al niño por un brazo y, levantando el índice en advertencia, le decía: "Está bien, puedes darle comida, pero recuerda, ¡tú tendrás que quedarte sin comer!". Esto tampoco hacía desistir al niño, que corría a la cocina, le traía comida al mendigo y luego, por su propia voluntad, faltaba a la comida del mediodía y a la de la noche. Nada ni nadie podía persuadirlo de comer de su plato, el cual permanecía intacto.

¡Mas el niño tenía un misterioso visitante que lo alimentaba! Porque cuando rehusaba el alimento y persistía en su actitud por días, ni su actividad ni sus movimientos denotaban debilidad alguna. Eswarama contaba que el niño deda que ya había comido, que un anciano lo había alimentado espléndidamente dándole bolas de arroz con leche. Su estómago lleno era una prueba. y, además, el niño mostraba voluntariamente otra evidencia irrefutable: extendía su mano derecha para que su madre la oliera, y, prodigiosamente, ella podía aspirar en aquella pequeña palma un aroma de leche, ghi y cuajada como no había olido nunca antes. Sin embargo, se mantenía el misterio sobre quién era ese anciano, el visitante invisible, el extraño que venía a alimentar al niño.

Cuando Sathya ya pudo empezar a correr por la calle, iba a buscar a los lisiados, los ciegos, los débiles y los enfermos y los conducía de la mano hasta la puerta de su casa; las hermanas tenían que encontrar algo para darles en tanto que el "pequeño maestro" lo observaba todo, feliz.

Era tan frecuente que Sathyanarayana fuera puesto como ejemplo del niño ideal por cada padre y madre ante sus propios hijos, que los niños comenzaron a referirse a él como "Gurú" (Maestro Espiritual). Sus padres y otras personas supieron sobre esto de manera extraña. Era la fiesta de Ramanavami y la procesión pasó por la aldea tarde en la noche. Una gran imagen de Sri Rama había sido colocada sobre una carreta tirada por

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bueyes y cubierta de adornos florales. Sobre ella iba un sacerdote, quien se ocupaba de colocar sobre la imagen las guimaldas que ofrecían los jefes de familia y de que el alcanfor que entregaban fuera quemado en los incensarios delante de la imagen. Los tambores y flautas iban delante, despertando a los aldeanos.

De pronto, las hermanas descubrieron que el pequeño Sathya no estaba en la casa. Se inició la búsqueda y los hombres corrieron de un lado a otro angustiados, ya que era pasada la medianoche. El paso de la procesión les distrajo entonces, pues la carreta se detuvo justo frente a la puerta de Pedda Venkappa Raju. Los miembros de la familia se quedaron sorprendidos al ver al pequeño Sathya, de cinco años, sentado en ella, justo bajo la imagen de Rama, preciosamente vestido y con un elocuente gesto de autoridad. Les preguntaron a los niños que acompañaban a la procesión por qué Sathya iba sentado en la carreta y no caminando con ellos. La respuesta no se dejó esperar: "¡Es que El es nuestro Gurú! ¡El es el Gurú de los niños de todas partes y de todas las edades!".

Había una pequeña escuela primaria en Puttaparti y Sathya también acudió a ella con sus contemporáneos, pero para cosas más sublimes que el simple aprender a leer y escribir. Para asegurarse la puntualidad de los educandos, la escuela hacía uso de un notable sistema de castigo. Los afortunados niños que llegaban primero a saludar al profesor quedaban libres de ese castigo, pero todos los demás que, por cualquier motivo legítimo o no, llegaran atrasados, eran castigados con una vara y recibían más golpes mientras mayor fuera el retraso. Para poder escapar de este castigo, los niños se reunían desde mucho antes de la salida del sol, bajo la lluvia y en medio de la niebla, bajo los aleros de la escuela. Sathya se dio cuenta del problema y se compadeció de sus ateridos compañeros. Los iba a ver bajo los aleros y les llevaba ropas y telas de su casa para que se cubrieran. Los mayores de la casa lo descubrieron, y, puesto que nada podían hacer, pusieron bajo llave toda la ropa de la que no podían prescindir.

Sathyanarayana era un niño muy precoz, que aprendía muchas más cosas de las que se le podían enseñar y lo hacía con más rapidez que la mayoría; podía cantar todos los cantos y stotras (episodios de la historia sagrada) que se ensayaban en la casa para las obras de teatro de la aldea, e induso componía, a la edad de siete u ocho años, conmovedoras canciones que todos aceptaban con gusto para ser presentadas en público.

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NATANA MANOHARA A la edad de aproximadamente ocho años, Sathya fue declarado apto para seguir

sus estudios en la Escuela Elemental Superior de Bukapatnam, a unos cuatro kilómetros de Puttaparti. De acuerdo con las estaciones, tenía que recorrer esta distancia a pie, bajo un sol ardiente o bajo la lluvia, por senderos pedregosos o verdes pastizales, teniendo que vadear a veces con el agua al cuello, llevando siempre sus libros en un atado sobre la cabeza. Tenía que salir muy temprano, después de una comida de arroz frío y requesón o de arroz con chutney (platos que aún recuerda), llevando su comida de mediodía en una bolsa, y así caminaba con sus compañeros hasta Bukapatnam.

"Fue mi alumno en el octavo grado dice Sri B. Subannadrar en un libro publicado en 1949. Como alumno, fue siempre un niño modesto, honesto y de buena conducta". ¿Modesto? Qué gran autocontrol debe de haber puesto en práctica Baba para ocultar sus variados poderes divinos, esperando que el mundo estuviera preparado para el Anuncio. Sri V. C. Kondappa, otro de sus maestros, quien más adelante adoró a su alumno como Avatar Divino, dice también en el mismo libro: "Era muy obediente y sencillo. Nunca habló más de lo necesario. Llegaba siempre un poco antes a dase, reunía a los niños en tomo de una imagen, la alomaban con flores que él llevaba, y luego hacía rituales y llevaba a cabo el Arathi (ofrenda que se hace a Dios con la llama del alcanfor) y distribuía prasad (alimento bendecido). Los niños lo rodeaban por las cosas que 'sacaba' de su bolsa vacía. Cuando se le preguntaba cómo lo hacía, contestaba que un cierto Clama Shakti (espíritu) obedecía su voluntad y le daba todo lo que quería".

¡Uno de sus profesores hubo de experimentar la fuerza de ese Grama Shakti en una ocasión! Por lo general, Baba estaba distraído durante las clases, sumido frecuentemente como El mismo lo describió más tarde en la composición de bhajans (cantos devodonales) y de ashtotarasatanamavalis (guimaldas de nombres de Dios), y copiándolos para distribuirlos más adelante entre sus compañeros. El profesor descubrió que Sathya no estaba tomando nota de lo que estaba dictando. "Le está dando un mal ejemplo a la dase", pensó para sí, de modo que gritó: "¡Que se pongan de pie todos los que no están tomando notas!". Y Sathya fue el solitario culpable. El profesor le preguntó por qué no estaba anotando el dictado, y el niño le contestó en su manera inocente y franca: "Señor, ¿para qué tengo que tomar notas? Entendí todo lo que está dictando. Hágame cualquier pregunta y le daré la respuesta correcta". Mas el profesor sintió lastimado su orgullo. "Este niño debe pagar por esto", pensó. Fue así que ordenó que Sathya se parara sobre el banco y se quedara allí hasta la última campanada del día. Sathya obedeció, mientras todos sus compañeros bajaban la cabeza para ocultar su pesar. Ninguno de los niños se sintió feliz en dase ese día, con su "Gurú" incómodamente de pie sobre su banco. Sonó la campana del término de la hora y entró a la sala el profesor de la siguiente clase.

Se trataba de janab Mahbub Khan, quien amaba y respetaba inmensamente al pequeño Sathya. ¡Baba elogia aún hoy día a este Mahbub Khan como un alma altamente evolucionada! Era profesor de inglés y su enfoque de la materia y su método eran tan serios y atractivos, que se cuenta que no había niño que no aprendiera por completo sus lecciones. Era un solterón de cierta edad y trataba a Sathya con un afecto muy especial, que recuerda al faquir que amó y cuidó a Sal Baba de Shirdi.

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Le llevaba dulces y cosas especiales al niño, persuadiéndolo a aceptarlos con cientos de argucias. Le explicaba que su casa se aseaba especialmente para la preparación de la comida, ya que sabía que Sathya no comía nada que tuviera el más mínimo contacto con comidas no vegetarianas. Le decía que él mismo no había comido aún, porque quería que Sathya lo probara primero. Muchas veces se quedaba en silencio por largo rato, acariciando la cabeza del niño y musitando para sí mismo: "¡Oh Sathya! Eres un niño maravilloso. Vas a ayudar a miles, ya que tienes un gran poder!", o frases parecidas.

Cuando Mahbub Khan entró en el salón de clases, se quedó atónito al ver a Sathyanarayana de pie sobre el banco, en tanto que el profesor anterior no se levantaba aún de su escritorio. Le preguntó por qué no salía aún y el profesor le contestó en un susurro que, cuando se levantaba, la silla lo hacía con él, estaba como pegada a él y no sabía por qué o cómo. Sus murmullos fueron escuchados por el resto de los alumnos, quienes se echaron a reír del aprieto en que se hallaba el profesor y dijeron que seguramente se debía al "encantamiento" de Sathya. El profesor así lo sospechaba, y Mahbub Khan le confirmó sus sospechas. Le pidió al niño que se bajara del banco, y la silla de inmediato se desprendió, de modo que el profesor pudo moverse sin que el mueble se lo impidiera. Años más tarde, al relatar esta historia, Baba indicó que lo había querido así, no por haberse enojado con el profesor, porque no hay enojo en él, sino como una demostración suya para ir preparando gradualmente la mente de los hombres para el anuncio de Su Misión y Su Identidad.

El pequeño "príncipe encantador" era, ya a esta tiema edad, un "Gurú" para los niños de la aldea. Fiel a¡ apodo de "Brahmajñani" (el conocedor de la Sabiduría Divina) que se había ganado por su naturaleza, mostraba con el precepto y con el ejemplo que las alegrías de este mundo son inferiores a la Dicha Suprema que pueden ofrecer la oración y la meditación y a la que dan la renunciación y el contentamiento. Se deleitaba relatando historias de santos que encamaban este ejemplo.

Los dos hijos de Kondama Raju y una de sus hijas vivían juntos, de modo que Sathya creció en medio de unos dieciocho o veinte niños, al igual que Krishna en Brindavan. Era necesario ser un niño limpio y recto para ganarse la apreciación de Sathya y para recibir los dulces de menta que "sacaba" de una bolsa vacía ... Sathya era el ejemplo mismo. Kondama Raju me contó una vez que cuando fue llamado el sastre para que le confeccionara camisas a todos los niños con las telas de distintos colores que habían comprado en Bukapatnam, Sathya le indicó: "Que a cada uno le entreguen la tela que elija, la que sobre es suficiente para mí".

Esto me recuerda una declaración suya de hace algunos años, en Prashanti Nilayam: "No tengo tierras que pueda llamar propias y en las que pueda cultivar mi alimento; cada espacio ya está registrado a nombre de algún otro. De modo que, al igual que los desposeídos que esperan que se seque el embalse de la aldea para poder ir a sembrar rápidamente algo en su lecho, yo también cultivo mi alimento, la alegría, en los secos lechos de los corazones afligidos". Cierto es que Kondama Raju no pudo percibir entonces el significado de la actitud de renunciación de Sathya, ¡simplemente se sentía orgulloso!

Ya desde niño Sathya estaba en contra de todo deporte o juego que denotara crueldad o causara dolor. No permitía que sus compañeros presenciaran las carreras de carros de bueyes que se llevaban a cabo anualmente en el lecho arenoso del río, durante e! festival conocido como el Gran Ekadasi, porque estaba en contra de que le torcieran la cola a los animales o los apalearan, en aras de la efímera gloria de sus dueños. Recuerdo que años después, una noche, en Prashanti Nilayam, llamó de regreso a un grupo de devotos

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que habían partido en una de estas carretas. Se dirigían al otro lado del río Chithravati, donde habían dejado sus vehículos estacionados en Kamatanagapalli. Baba los bendijo con su mano mientras subían a la carreta y ésta enfilaba hacia la puerta principal. Entonces mandó a alguien que corriera tras ellos y los llamara de vuelta, y le oí ordenar lo siguiente: "Escuchen, en cuanto lleguen a la arena, todos tendrán que bajarse y seguir a pie; los bueyes no deben ser forzados a arrastrar tanto peso por la arena. ¿Entienden?". Ya como Gurú de su grupo de niños, condenaba seriamente la cacería de osos, las peleas de gallos y todos los demás entretenimientos de este tipo.

Cuando, en aquellos días, un cine ambulante levantaba su tienda en Bukapatnam o en Kothacheruvu, causaba revuelo en kilómetros a la redonda, y los campesinos sacrificaban sus pequeñas ganancias para ir a ver tantas películas como pudieran. Pedda Venkappa Raju trató de llevar a Sathya junto con los demás niños, pero él protestó y se negó a ir. Señaló los degradados ideales que presentaban las películas, la forma en que vulgarizaban a los dioses y denigraban la música. Dijo que sólo mostraban el lado peor de la vida familiar y enfatizaban la crueldad, la intriga y el crimen. Hasta el día de hoy, Baba es un crítico incansable de artes como la literatura y el cine, sobre todo cuando obstinadamente rebajan los ideales con el propósito de ganar dinero.

Cuando Sathya tenía unos diez años, formó en Puttaparti un grupo de cantos devocionales Pandhari, según el modelo de los que existían en otras aldeas vecinas. El grupo estaba constituido por unos dieciséis a dieciocho muchachos, vestidos uniformemente con telas de gerua, cada uno sosteniendo una banderita en la mano y llevando cascabeles en los tobillos. Todos bailaban al son de animadas canciones y baladas folklóricas, describiendo los anhelos de los peregrinos en busca de la visión de Panduranga (otro nombre de Krishna), las dificultades del largo peregrinaje, la ansiedad por llegar pronto al santuario, la alegría ante la visión del pináculo del templo, en una poesía simple y conmovedora. Sathya les enseñaba éstas y otras canciones a los chicos. A éstas sumó algunos cantos acerca del Bhagavata compuestos por El mismo, en los cuales las gopis (pastoras) se quejaban ante Yasoda de las incesantes travesuras de Krishna. Yasoda (madre de Krishna) reprende al niño por sus hurtos y trucos, y Krishna alega ser inocente. Con Yasoda y Krishna en el centro del círculo y las gopis danzando en la circunferencia, esta representación se convirtió en la gran atracción de la aldea. Baba mismo representaba ya sea el papel de la madre o el del hijo y su danza, diálogo y música le daban mayor encanto a los cantos devocionales.

Se observó también que, junto con estos temas tradicionales, cantaban también canciones sobre una peregrinación hacia un nuevo santuario del que nadie había oído hablar nunca y sobre la majestad de una nueva deidad de la cual nadie tenía la menor idea: Shirdi y Sai.

"¿Sai Baba? ¿Sai Baba de Shirdi? ¿Quién podrá ser? ¿Cómo podía ese niño tan pequeño inspirarse en un faquir musulmán?", eran los interrogantes que se planteaban los mayores mientras los niños danzaban en las calles.

El grupo realizó una colecta de un centavo mensual por casa, y con el dinero recogido compraban combustible para la lámpara que llevaban consigo, arroz seco que repartían como prasad (alimento bendecido), o varitas de incienso, alcanfor u otros materiales que se necesitaban para el ritual. En los días, o mejor dicho, en las noches de festival, recibían cantidades mayores, lo que les permitió comprar una lámpara de petróleo en Bukapatnam. El acompañamiento musical estaba a cargo de los hijos de Chinna Venkappa Raju y otros.

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Sathya era, por supuesto, la figura central del grupo, en cuanto cjirector, tesorero, profesor, compositor y cantante principal. Interpretaba cada papel tan maravillosamente que los aldeanos podían ver vívidamente ante sus ojos a Mathura y a Brindavan, oír a Balagopala (Krishna) con su flauta encantando a las gopis, las vacas y los temeros, los árboles y hasta al mismo río Yamuna.

En una oportunidad, mientras cantaban una canción que describía la fuerza y las hazañas del Señor Narasimha de Kadiri como los presenta el folklore local, al recitar la línea que dice: "del pilar de acero saltó el dios como león", Sathya saltó súbitamente como la manifestación de hombre león del Señor, y su rostro mostraba una expresión tal de ferocidad, de ira y de bendición, que los aldeanos se atemorizaron, ya que ni siquiera los más fuertes luchadores pudieron controlar al niño. Finalmente, luego de que muchos ofrecieron rituales, encendieron alcanfor y partieron cocos ante el Señor manifestado, Sathya volvió a la normalidad y continuó con la canción de Kadiri. ¡Otro aviso!

Este incidente hizo que se extendiera la fama del grupo de cantos devocionales Pandhari porque cuando este grupo danzaba y cantaba se decía ¡Dios se manifestaba realmente, tal como podían atestiguarlo los aldeanos de Puttaparti! Se observó, además, que cuando una ola de cólera barrió como un huracán venenoso toda el área y mató a familias completas en las aldeas circundantes, Puttaparti nada sintió de ese aliento mortal; y los sabios decían entre ellos que la divina atmósfera que generaba el grupo de cantos devocionales era la responsable de esta protección. Esto hizo que los muchachos fueran invitados a visitar un número cada vez mayor de aldeas, para liberarlas de la ira de los dioses. Era frecuente que enviaran por ellos en carros tirados por bueyes, pero en otras oportunidades los pequeños salvadores tenían que caminar de doce a quince kilómetros, llevando con ellos algunas viandas y descansando en alguno de los templos del camino durante las horas de mayor calor. También en estas aldeas escucharon los nombres extraños de Shirdi y Sai, y la gente se preguntaba quiénes serían, aunque al cabo de unos días los interrogantes se desvanecían y cada uno volvía a sumirse en sus labores.

Por otra parte, estaban los dramas teatrales al aire libre, donde se representaban los temas de los Puranas por medio de la danza, el diálogo y los atuendos, en los cuales los demonios y poderes del mal eran derrotados por Dios, los Avatares y las fuerzas del bien. Casi todos eran escritos, producidos y ensayados dentro de la familia en que se movía Sathya. El mismo Pedda Venkappa Raju se había convertido en una celebridad sobre los escenarios populares gracias al papel de Banasura y, más aún, por su inimitable caracterización de Yudhishtira, aquel buen seguidor del deber e inconmovible devoto del Señor. Fueron muchas las obras que se produjeron en esta época para recolectar fondos para dar alimentos a quienes padecían hambre. El entusiasta Sathya también interpretó algunos papeles, en especial los de Krishna y de Mohini, y el público aplaudía tanto su actuación como su canto, aunque, por sobre todo, sus danzas. El niño mostraba en sus pies un sentido del ritmo y la melodía que rara vez habían visto; la fluidez y ligereza de sus movimientos eran tales que muchas veces provocaba comentarios como éste: "¡Pero si en ningún momento tocó el suelo! ¡Parece provenir de una región etérea!".

Al cabo de unos meses, también comenzó a interpretar otros personajes. Incluso después de ir hasta Kamalapur y Uravakonda para proseguir sus estudios, siguió representando estos papeles durante los períodos de vacaciones, cuando volvía a residir en Puttaparti. En la popular historia de Kanaka Thara actuaba tan convincentemente el papel de Thara que una noche en que Eswarama estaba entre el público, se abalanzó hada el escenario para impedir que Thara fuera "ejecutado"... ¡Era todo tan real, que por un

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momento olvidó que se trataba de una actuación! Para satisfacer al público, Sathya actuaba más de un personaje en alguna de las obras. En el drama "Krishna lila", por ejemplo, representó a Devaki, a Krishna niño y también a la bailarina que deleitaba al rey Kamsa en la corte de Durbar... A veces agregaba a éstos también el papel de Draupadi, ¡e incluso ahora describe con regocijo el hecho de que debía vestir siete satis, uno encima del otro, aparentando que sólo llevaba uno!

Por esa época, la región recibió la visita de un grupo profesional de teatro que puso en escena algunas obras musicales que atrajeron audiencias masivas. Levantaron su tienda primero en Bukapatnam y luego siguieron viaje a Puttaparti, Kothacheruvu, Elumalapalli y otras aldeas mayores, hasta que sus actuaciones se transformaban en el tema de conversación obligado de todo el distrito. Formaba parte del grupo una chica bailarina que, con el nombre de Rishyendramani, combinaba en una serie de números de danza tanto la gimnasia como la música. Su número principal era una danza en la que, sin perder el ritmo ni la melodía, bailaba equilibrando una botella sobre su cabeza; durante el número, se arqueaba, se agachaba, se sentaba, se tendía en el suelo y luego, doblando la espalda, recoda con los dientes un pañuelo que estaba sobre una caja de fósforos, volvía a sentarse, a levantarse y a seguir bailando de pie, con el pañuelo entre sus dientes y la botella en equilibrio sobre su cabeza... ¡Realmente un cometido muy difidl! Se había entrenado durante mucho tiempo para realizar aquella dificil suerte y no era de extrañar que se ganara el aplauso del público cada vez que lo interpretaba.

Sathyanarayana asistió una vez con otros muchachos para presenciar las actuaciones de estos profesionales y también vio a la bailarina. Luego, cuando volvió a casa, intentó hacerlo él y, para sorpresa de todos, lo logró sin mayor esfuerzo... Cuando los mayores le pidieron que les mostrara esta nueva pieza de su repertorio, Sathya se encerró dentro de sí y vaciló. Pero la noticia se difundió y algunos entusiastas admiradores lo persuadieron de que ejecutara la danza en Kothacheruvu, durante el Rathostsavam y la feria de ganadería. Tuvieron induso la audacia de anunciar que la famosa Rishyendramani en persona aparecía en la representación, dada la confianza que tenían en que Sathya no defraudaría a los asistentes. Las hermanas vistieron al hermano de niña, preocupándose hasta del último detalle del peinado y el arreglo personal, y lo llevaron así hasta Kothacheruvu. Pedda Venkappa Raju, que supo del temerario engaño, temió por las consecuencias que le podía acarrear a Sathya esta atolondrada aventura a la que se había dejado arrastrar. El telón se levantó, "R!shyendramani" hizo su entrada al salón del rey Kamsa en Durbar; el público estaba demasiado emocionado como para notar alguna diferencia; la famosa danza se inició; Sathya había introducido sus propias variaciones: sustituyó el pañuelo por una aguja y ya no la sostenía con los dientes, ¡sino con un párpado! ¡Y la "Rishyendramani" de aquel día lo hizo!

Mas no sin consecuencias... Tanto su madre como otros que, en un primer momento, estaban felices por las alabanzas que llovieron sobre él, las invitaciones que recibió para repetir el número en otros lugares y las medallas y trofeos que le fueron entregados, comenzaron luego a temer por el "mal de ojo" que el niño pudiera haber atraído. Y los temores se convirtieron en realidad. Los ojos de Sathya se infectaron misteriosamente: se enrojecieron y se hincharon, y de ellos corrían copiosas lágrimas. También le subió la temperatura. Una noche, la madre escuchó unos pasos que se dirigían directamente hacia donde dormía Sathya, "como de alguien que caminara con sandalias de madera". Intrigada, se levantó y se acercó al niño, poniéndole la mano en la frente, para comprobar si aún tenía fiebre. ¡La fiebre había desaparecido! ¿Cómo estarían los ojos? Fue

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a buscar una lámpara para examinarlo... ¡habían mejorado inexplicablemente! Al día siguiente, Sathya estaba nuevamente bien.

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GANA - LOLA Seshama Raju, el hermano mayor de Sathyanarayana, se casó con la hija de Sri

Pasupathi Subba Raju de Kamalapur, en el Distrito de Cuddapah, y ya que Sathya tenía que ir a otro lugar a proseguir sus estudios, se propuso que se trasladara a Kamalapur. Como el hermano estaría allí con él por algún tiempo, los padres aceptaron. Ellos querían darle una educación más completa ¡para que llegara a tener algún cargo público! Debido a esto, estaban dispuestos a separarse del niño y enviarlo hasta Kamalapur, siempre que pudiera continuar con sus estudios.

Sathya asistió regularmente a la escuela. Como antes, fue "un niño tranquilo y de buena conducta", el favorito de todos sus profesores. En ocasión de un drama que se representó en el pueblo, entonó el Cántico de Oración antes de levantarse el telón. Todos los que escucharon su dulce voz difundieron la noticia de que "un excelente músico" había llegado al pueblo. Después de esto, todas las oraciones cantadas en los diferentes actos, ya fuera del colegio o de reuniones públicas, se convirtieron en el monopolio de Sathya.

Baba habla todavía de un profesor de educación física que se había ganado el respeto de toda la escuela gracias al ilimitado amor que sentía por todos los niños. Ese maestro era también el jefe de exploradores y ansiaba ver a Sathya en su tropa, de modo que comenzó a tratar de persuadir al niño, tanto de manera directa como a través de sus amigos. Había dos muchachos, hijos del Gobernador, que se sentaban en el mismo banco y eran muy amistosos con Sathya. Ellos también trataron de convencerlo y le rogaron que se uniera al grupo, llegando a dejarle en su banco un par de camisas y pantalones nuevos de los que usaban los exploradores, para que se uniera a ellos. Todos sabían que Sathya se convertiría en el alma de la tropa, y que si los mayores del pueblo veía que el muchacho también participaba en las expediciones, apoyarían sus actividades, ya que generalmente no los consideraban sino una pandilla de ociosos y vagos, interesados únicamente en andar en excursiones y paseos. Tanto insistieron, que Sathya finalmente se unió a ellos, justo a tiempo para que partieran a la feria y exhibición ganadera de Pushpagiri, a la que el instructor planeaba llevar a su tropa. Había mucho trabajo esperando a los chicos en Pushpagiri, con las grandes muchedumbres que se reunían en estas ocasiones, los niños que se extraviaban, el abastecimiento de agua a todos esos visitantes, la supervisión de los aspectos sanitarios y la necesidad de disponer de un centro de primeros auxilios. Para el viaje, se les fijó una cuota de diez rupias por niño, ¡pero Sathya no contaba siquiera con un centavo!

Sin embargo, Sathya había de demostrar que el servicio es en sí mismo su recompensa y que el Amor puede sobreponerse a todo lo demás. Decidió que no habría de perder esta oportunidad de inspirar y de enseñar a sus compañeros, de modo que determinó ir a pie hasta Pushpagiri, ahorrándose así el pasaje del autobús. A1 instructor le dijo que su familia visitaría la feria y que cuidarían de él. (Nada de falso había en lo que dedaró, ya que, ciertamente, ¡toda la gente que asista a cualquier feria es su gente!) Y fue así que pudo evitar los gastos del viaje y el campamento. Había calculado que le bastarían cinco rupias para mantenerse mientras estuvieran en Pushpagiri, y cuenta que le hizo entrega a un niño de los textos del curso anterior que, por lo demás, nunca había leído, de modo que estaban como nuevos y aceptó que le pagase por ellos sólo las cinco rupias que necesitaba, en lugar

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de las doce que le ofrecía. Luego se puso en camino, y llegó a Pushpagiri a las nueve de la noche del día anterior a la inauguración de la feria.

Iba físicamente muy cansado, de modo que se recostó a dormir sobre las arenas del río, junto a la bolsa donde llevaba su ropa y su dinero, en medio de la gran cantidad de gente que se había reunido ya en el lugar. A la mañana siguiente, cuando despertó, descubrió que su monedero había desaparecido, junto con todas sus pertenencias...

Cuando describe estos incidentes, Baba a menudo señala que no se sentía preocupado en absoluto, y que caminó por el lugar sin temor alguno. ¡Sobre unas rocas encontró una moneda de una anna y una caja de cigarros! Al parecer, tomó la moneda y se dirigió a la plaza del mercado; allí había un hombre, instalado frente a un artefacto y voceando que allí ganaban los hombres con suerte. Frente a él se extendía un paño negro con algunos jeroglíficos pintados de blanco; algunos indicaban un valor monetario y los demás carecían de valor. En el centro se levantaba un eje metálico dei que sobresalía una aguja giratoria. Les pedía a los interesados que colocaran una moneda junto a él e hicieran girar la aguja. Si la punta de ésta se detenía sobre las figuras que asemejaban a un dos, un tres o un cuatro, le entregaba al diente el doble, triple o cuádruple del valor de la moneda; en caso contrario, se la guardaba él.

Sathya se dirigió directamente hacia él y, luego de depositar su moneda y de darle unos cuantos giros a la aguja, siempre con la suerte a su favor, ¡juntó doce annas! Dice que podría haber ganado más, pero que había simpatizado con ese pobre hombre que, en todo caso, no era mucho lo que ganaba.

¡Esas doce annas le bastaron para una semana! Porque, como ya se ha mencionado, poseía el milagroso poder, no solamente de alimentarse a sí mismo (de hecho, la felicidad de quienes le rodean es su alimento, como lo ha dicho tantas veces), sino de comprobarlo, dejando que se le huela la palma de la mano. Induso ahora, en años posteriores, a menudo dice: "Ya he almorzado", y cuando hay quien lo dude, le permite oler su palma para que salga de dudas (en la India, los alimentos se ingieren tomándolos con las manos).

Fue de esa manera como el instructor de excursionismo se convenció de que los parientes se preocupaban de alimentar bien a Sathyanarayana durante la feria. Y, debido a ello, no hizo distinciones en las asignaciones de trabajo entre Sathya y los restantes niños. Sathya se sumergió con entusiasmo en su tarea de inspirar a sus compañeros para dedicarse al servido social desinteresado. Induso hasta el día de hoy, éste es el tema de su enseñanza: el servido a los demás es, como dice, servicio a uno mismo, porque los otros no son sino uno mismo bajo formas y nombres diferentes.

No resulta necesario mencionar que, cuando llegó el momento de tomar el autobús de regreso, Sathya se retiró calladamente del campamento, puesto que no había pagado su parte. Caminó de regreso toda la distancia, simplemente por principios.

En Kamalapur, Sathya se encontraba alejado de sus padres e induso de su hermano, que se había ido a un curso de perfeccionamiento, de modo que, cada vez que requería de un poco más de dinero, escribía como cuenta canciones para un comerciante que tenía una tienda en la que vendía medicinas, tónicos, cristalería, artículos de moda, sombrillas, etcétera. Este hombre, Kote Subanna, detenía a Sathya en el camino a la escuela cada vez que tenía necesidad de promover un nuevo artículo o de sacar a la venta algún medicamento reciente, y le informaba respecto de todos los datos técnicos que pudiera requerir.

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Por la tarde, Sathya ya había cumplido con el encargo, habiendo compuesto alguna

atractiva tonadilla en telugu, alabando el producto en versos realmente buenos, llenos de inspiración y capacidad de convencimiento, que llamaban de inmediato la atención cuando la oían entonar por una banda de chiquillos a los que Subanna contrataba con este propósito. ¡Estos marchaban por las calles, evidentemente orgullosos de sus papeles, portando carteles y cantando las tonadillas publicitarias de Sathya! ¡Incluso ahora, Baba entretiene a sus devotos recitándoles de vez en cuando las tonadillas de aquel entonces!

Kote Subanna le daba, a cambio de estas melodías, que muy pronto eran tarareadas en todas partes, la ropa, los libros y otros artículos que Sathya necesitara.

Hay un dicho que es común entre los más antiguos devotos de Sri Sathya Sal Baba: "Se manifestó en Uravakonda, pero comenzó a esparcir su gloria desde Kamalapur". Esta declaración representa un tributo a la rapidez con la que la gente de Kamalapur respondió al Llamado, sin el cinismo de la soberbia de los ignorantes, ni el gran número de recepciones públicas y rituales que se organizaron para Bala Sa! luego de su regreso a Puttapard.

Entretanto, debemos apresuramos en volver a Uravakonda, donde se representará el siguiente acto de esta saga divina.

Cuando Seshama Raju terminó el curso de capacitación, que era requisito para que se le otorgara el título de profesor de telugu, fue designado profesor en la escuela superior de Uravakonda.

El hermano mayor agradeció esta oportunidad como un buen augurio, ya que le permitiría tener a Sathya con él, para poder prestarle una atención directa y personal en su avance hacia sus estudios superiores.

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EL CERRO DE LA SERPIENTE Uravakonda deriva su nombre del cerro que domina el lugar. Primero, el nombre

era Uragakonda: "uraga" significa serpiente y "konda", cerro. Sobre el cerro se levanta un promontorio constituido por un solo bloque de roca de unos treinta metros de alto y que muestra la forma de una serpiente de muchas cabezas, de modo que el nombre resulta especialmente apropiado.

¡Uravakonda fue en realidad afortunada por el hecho de que Sathyanarayana Raju acompañara a su hermano, el nuevo profesor de telugu, a vivir allí y que se inscribiera en la escuela secundaria, ya que esto la hizo convertirse en candidata a la inmortalidad! La fama del niño lo precedió en su llegada al lugar. Entre los niños se corrió la voz de que escribía muy bien en telugu, que era un buen músico y un genio de la danza, que sabía más que sus profesores y que era capaz de escudriñar en el pasado y vislumbrar el futuro. Entre todo esto circulaban también historias auténticas de sus facultades y poderes divinos, llegadas en boca de personas que habían viajado por Bukapatnam, Penukonda, Dharmavaram y Kamalapur. Se contaba y se oía con asombro que incluso de pequeñito tenía el extraordinario poder de sacar del aire y la nada frutas, flores y dulces, con un mero giro de la mano. ¡Qué maravilla!, se decían unos a otros.

Fueron muchos los que se reunieron en tomo del nuevo maestro de telugu para saber más sobre estas facultades del niño. No había profesor que no se mostrara ansioso porque le fuera asignada alguna labor en la misma sección en la que había sido admitido el nuevo maestro, unos llevados por la curiosidad, otros por la veneración y otros por un malévolo impulso de probar que se trataba de historias absurdas.

Muy pronto, Sathya se convirtió en el favorito de todo el colegio y blanco de las miradas de todo el pueblo. Era el que dirigía el grupo de oración del colegio. Todos los días, cuando la escuela entera se reunía para orar antes de comenzar el trabajo cotidiano, subía al pequeño altar y era su voz la que santificaba el aire e inspiraba tanto a educadores como a educandos para dedicarse a sus tareas. Era el alma y vida del grupo de teatro del colegio, el pilar de su equipo de atletismo (porque era muy veloz para correr, jugaba de manera excelente el "gudugudti" y sobresalía en las carreras de embolsados) y era el mejor entre los exploradores de la escuela.

Cabría decir algo acerca de Sathya y de las actividades teatrales del colegio. Sri Thammi Raju, el profesor responsable, le pidió en una oportunidad que escribiera y montara una obra en telugu, y el muchacho se lanzó con entusiasmo a la tarea. El drama terminó siendo un gran éxito, no sólo porque el personaje principal era un niño pequeño (y el propio Sathya lo interpretó), sino porque tenía como tema central el eterno pecado del hombre: la hipocresía, el no actuar de acuerdo con lo que manifiesta que hará. El titulo de la obra era: "¿Cheppinattu Chesthara?": "¿Siguen los actos a las palabras?".

El telón abre en una escena que muestra a una dama ante un grupo de mujeres a las que les está leyendo el Bhagavata y explicándoles el significado de las estrofas. Dice que es deber del ama de casa ser caritativa únicamente con los que lo merecen: los lisiados que no pueden ganarse el pan con su trabajo y no los vagos bien alimentados que viven como parásitos. Un poco después, las mujeres se dispersan y la señora se queda sola con su pequeño hijo, que ha mostrado desde el comienzo un enorme interés en lo que escucha. En

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ese momento aparece un mendigo ciego quien hace toda clase de esfuerzos para llamar la atención, pero es rechazado y ahuyentado. Luego aparece un mendigo gordo, con una gran panza, una tambura ricamente adomada y un brillante recipiente de cobre lleno de granos. La madre lo recibe respetuosamente, le ofrece arroz y monedas y luego se postra a sus pies, solicitando su bendición. El niño se muestra confundido y le pregunta a la madre por qué no actúa de acuerdo con lo que estaba aconsejando unos minutos antes. La madre lo hace callar con un cortante: "¿Podemos actuar siempre como decimos?". Irritada por la impertinencia del hijo, quien se atrevió a cuestionar la ética de la conducta de los adultos, la madre arrastra al niño hasta la oficina en que el padre, un funcionario público de alto rango, revisa algunos archivos.

Este le da al niño un largo sermón acerca del valor de la educación y de cómo la gente debe estudiar e ir avanzando de un grado a otro sin que importen las dificultades. De manera imprevista, entra un escolar y solicita una rupia que le falta para pagar su inscripción en el colegio, ya que de otro modo será borrado de las listas y perderá sus estudios. El padre le dice que no tiene dinero y, como prueba, le muestra el monedero vacío. Unos minutos más tarde, entran al despacho un grupo de jóvenes pertenecientes a la misma oficina y le presentan una "solicitud" pidiendo su contribución para una comida de bienvenida en honor de un funcionario que se hará cargo del departamento en unos días más. El padre se muestra jubiloso ante esta idea y sugiere que todo debe hacerse de manera muy distinguida para agradar al recién llegado, luego se ofrece para redactar un discurso de bienvenida y, abriendo uno de sus cajones, les entrega la considerable suma de ¡veinte rupias!

El niño mira toda la escena boquiabierto y luego le pregunta al padre por qué ha ido contra sus propias palabras y por qué le mintió al estudiante. El padre se vuelve furioso hacia su hijo y le grita: "¿Es que los actos han de seguir siempre a las palabras?". Iracundo, le grita a su hijo que se vaya sin más demora a la escuela.

La escena cambia ahora al colegio. Sathya, o sea el niño Krishna del drama, entra al salón. El profesor está convertido en un manojo de nervios, porque al día siguiente vendrá de visita un inspector escolar. Alerta a los niños al respecto y los prepara intensamente para esta inspección. Les dice que el inspector podría preguntar: "¿Cuántas lecciones han estudiado?", a lo cual todos deberán contestar sin indicar el número real de veintitrés, sino decir "treinta y dos". Luego les dice que durante la visita del inspector les va a enseñar la lección número treinta y tres. De manera que comienza de inmediato a explicarla, para que los niños contesten con facilidad y rapidez al día siguiente; además, los amenaza con castigos severos en caso de que se atrevan a decir que la lección ha sido vista un día antes. "Todo debe mostrar que estamos estudiándola por primera vez", les dice, y luego continúa enseñándoles respecto de los sacrificios que realizó Harischandra en aras de la Verdad. Cuando la clase termina, los demás niños se retiran, pero el niño, de nombre Krishna, se queda atrás y le plantea al profesor la misma pregunta que ya ha hecho dos veces antes: "¿Por qué no sigue usted los consejos que da?", y recibe la misma respuesta: "¿Piensas que al aconsejar ha de seguir uno mismo el consejo que da?" ¡Hipocresía, hipocresía en todas partes!

La escena cambia ahora al hogar de Krishna. Es el día siguiente y la hora de partir al colegio, pero el niño se rehúsa a ir. Lanza lejos sus libros y arguye que ir a la escuela no es sino una pérdida de tiempo y que está decidido a no estudiar más. Los confundidos padres hacen llamar al profesor, y éste llega rápidamente momentos más tarde. Entonces Krishna dice: "Si todo lo que enseñan padre, madre y maestro sólo ha de ser escrito y

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hablado, si todo lo que se aprende ha de ser descartado en cuanto llega el momento de actuar, no entiendo por qué habría de aprender algo...". Esto les abre los ojos a los tres, y los padres y el maestro alaban al niño como su "Gurú", decidiendo que de ahí en adelante no dirán sino la Verdad y sólo actuarán de acuerdo con la Verdad.

¡Este es el tema y argumento de la obra que Sathya escribió a los doce años! Lo he relatado con algo de detalle para que el lector pueda hacerse una idea de la inteligencia y del entusiasmo educativo que ya mostraba el joven Sai.

Muy poco tiempo después Sathya era buscado por todas las personas que habían perdido algún objeto de valor, porque había traído consigo a Uravakonda la reputación de poseer una percepción intuitiva que le revelaba el lugar en que se encontraba cualquier cosa. Baba cuenta que, en aquellos días, solía indicarles a sus amigos sólo la primera y la última letra de los nombres de aquellos que les habían hurtado algo, dejándoles a ellos mismos la tarea de identificarlos.

En este contexto, hay un caso en especial que merece recordarse. Un profesor había perdido una valiosa pluma fuente y persuadió a Sathya para que le revelara la identidad de la persona que " la había tomado sin su consentimiento". Sathya le indicó el nombre de un sirviente, pero el profesor rehusó creerlo, debido a lo fiel y honrado que siempre había sido aquel empleado. Además, un registro de su habitación, mientras estaba ausente, no mostró evidencias de que tuviera que ver con la pérdida de la pluma.

Sin embargo, Sathya persistió en su declaración, agregando que el hombre se la había enviado a su hijo, que estudiaba en Anantapur, y que podía probarlo, de modo que escribió una carta del sirviente para su hijo (el sirviente siempre recurría a alguien para escribir sus cartas, ya que era analfabeto), en la cual, luego de preguntarle por su salud y sus estudios, le preguntaba por la plumafuente que le había enviado, encargándole que la cuidara bien, ya que al ser un objeto de mucho valor, alguien podría robársela. En la carta se incluyó un sobre franqueado para la respuesta. Algunos días después llegó ésta. El muchacho decía que la pluma escribía maravillosamente y que la cuidaría mucho, no sólo por su alto valor, sino por ser un regalo de su padre. Y fue así que se reivindicó el milagroso poder de Sathya y todos lo respetaron. Hubo otro incidente que ayudó para que Sathya se ganara también el respeto de la gente común en Uravakonda, el cual nos hace recordar uno similar de la vida de Sal Baba de Shirdi. Un musulmán del lugar buscaba desesperado a su caballo que había sido robado o se había extraviado quién sabe dónde. Su sustento dependía del animal, ya que el hombre poseía una carreta y se ganaba una o dos rupias al día transportando personas o cosas. El hombre estaba desesperado, había buscado por toda la zona, sus amigos lo habían ayudado a investigar por todas partes, pero no habían encontrado ni rastros del animal. Finalmente, alguien le mencionó al niño Sathya del colegio local. El musulmán llegó hasta él y le confió su problema.

Sathyanarayana Raju le indicó que se dirigiera hacia un templo que quedaba como a unos dos kilómetros del pueblo, y cuando el hombre llegó allá, encontró a su caballo pastando en calma, absolutamente solo e indiferente al revuelo que había ocasionado. Esto le dio a Sathya fama de niño prodigio entre la comunidad musulmana y muchas veces, después de este incidente, las carretas se detenían tan pronto lo divisaban, para llevarlo hasta el colegio o desde el colegio, para que algo de su suerte se le contagiara a sus vehículos.

Así se iban sucediendo las cosas, con destellos ocasionales de los maravillosos y breves atisbos del poder y la majestad que se escondían en el delicado cuerpo de aquel muchachito de trece años. El 8 de marzo de 1940, todo el pueblo se espantó al oír que un

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inmenso escorpión negro había picado a Sathya. Hay una creencia arraigada en Uravakonda y la región circundante respecto de que nadie puede sobrevivir allí a una mordida de serpiente o una picadura de escorpión, debido a la pétrea serpiente de múltiples cabezas que le da su nombre al lugar. La formación rocosa se ve como una gigantesca serpiente con sus capuchas desplegadas para atacar al pueblo con sus ponzoñosas fauces, de ahí que la leyenda hubiera cobrado peso. El hecho se produjo alrededor de las siete de la tarde, al anochecer: Sathya saltó repentinamente, gritó y sujetó entre sus manos su pie derecho.

No obstante, ¡no se descubrió escorpión alguno! Y Sathya durmió esa noche sin ninguna señal de dolor. Todos se sintieron más tranquilos, sólo para angustiarse nuevamente cuando, exactamente a las 19 del día siguiente, Sathya cayó inconsciente y su cuerpo se puso rígido. El niño no pronunciaba palabra y su respiración era casi inaudible.

Si algo así sucediera ahora, los devotos no se angustiarían mucho, ya que están acostumbrados al hecho de que Baba abandone su cuerpo y se vaya en cuerpo sutil a otros lugares. Pero Seshama Raju, que nada sabía al respecto, se alarmó muchísimo, ya que él, como los demás, supuso que el veneno del escorpión había tardado veinticuatro horas en afectar el corazón. Llamó de inmediato a un médico y éste le puso una inyección al niño y dejó una receta. Según se cuenta, Sathya estuvo inconsciente durante toda la noche. Cuando regresó, a la mañana siguiente, el médico declaró que el niño estaba fuera de peligro.

Esa noche sucedió algo que demostró que Sathya no sólo no estaba inconsciente sino que inclusive estaba supraconsciente. Alguien sugirió que debería ser propiciada la deidad cercana a la montaña, Muthyalamma, porque el estado del niño podía deberse a algún mal espíritu que lo hubiera poseído. Fue así que algunos voluntarios corrieron hasta el templo, bajaron por una escalera hasta el altar y ofrecieron su adoración, colocando en él flores e incienso y partiendo un coco. Más o menos a la misma hora, Sathya musitó: "El coco se ha partido en tres pedazos...". Y cuando los voluntarios retomaron trayendo las ofrendas, llevaban consigo, efectivamente, tres pedazos de coco, en lugar de los dos en que tradicionalmente se parte el fruto.

Uno o dos días después, Sathya se levantó como de costumbre, pero comenzó a comportarse de manera extraña. Esto se explica a veces como "una completa transformación de la personalidad" o como "la ocupación de la forma física de Sathya por Sal Baba de Shirdi". ¡No hay nada que pueda estar más lejos de la Verdad! Baba ha dicho que él mismo inició el proceso de la manifestación, porque no podía seguir actuando como un simple niño, con "hermanos", "hermanas°, "compañeros de estudio" y otros vínculos mundanos. Como lo ha dicho, quería demostrar que "estaba más allá tanto de Visha como de Vishaya", es decir, que no era afectado por el mundo objetivo y su veneno. No existía escorpión alguno que pudiera picarlo.

Entretanto, Seshama Raju había informado a Puttaparti sobre lo que estaba sucediendo en Uravakonda. Escribió que Sathya había dejado de contestarle a quienes le dirigían la palabra, que hacerle aceptar alimentos constituía una tarea descomunal; que la mayor parte del tiempo permanecía en silencio pero que, de pronto, se lanzaba a recitar o cantar, entonando a veces largas estrofas en sánscrito o disertando sobre el más elevado Vedanta. A los padres les llevó cerca de una semana poder llegar hasta Uravakonda, ya que una serie de dificultades inexplicables los retrasaron, lo cual aumentaba su preocupación.

Seshama se puso nervioso al ver que sus padres no llegaban. Contrató, entonces, a un hombre que aceptó viajar hasta Anantapur en bidcleta, para proseguir desde allí a Bukapatnam y Puttaparti. Cuando

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Seshama le estaba describiendo la ruta que debía tomar para encontrar la casa de sus padres, Sathya le interrumpió y le dijo: "Ya no necesitas enviarlo; estarán aquí en media hora". Y, tal como lo dijo, sus padres llegaron exactamente treinta minutos después.

Los padres se contagiaron el miedo tan pronto como observaron la condición del muchacho; pensaron que su comportamiento no era normal, y menos aun su permanente cantar y perorar. Además, de vez en cuando se ponía rígido y parecía "abandonar su cuerpo" e "irse" a otra parte. Todo les parecía demasiado misterioso.

Un buen día, mientras yacía, como de costumbre, aparentemente ajeno a cuanto le rodeaba, Sathya se dirigió repentinamente a uno de los que allí estaban para pedirle que trajera al shastri (conocedor de las Escrituras) de la casa contigua: "Está leyendo el Bhagavata de manera equivocada y lo está explicando erróneamente. Pídanle que venga para acá", ordenó, pero, naturalmente, el shastri hizo caso omiso del mensaje. "¿Qué sabe ese jovenzuelo del Bhagavata y de la exactitud o incorrección de las explicaciones que estoy dando? En todo caso... ¿cómo es que me ha escuchado? ¡Díganle que no sea entrometido!", dijo, y continuó con su exposición. Mas Sathya siguió insistiendo, hasta que el shastri convino en ir a verlo al menos para satisfacer a los padres, que le rogaron le fuera a dar una lección de humildad al niño, que, a su juicio, se había vuelto incontrolable .

Cuando llegó el shastri, Sathya le rogó que repitiera su explicación y señaló los puntos en que se había equivocado. Luego le planteó en rápida sucesión una serie de preguntas: "¿Quién es el padre de Va¡¡? ¿Cuándo nació Ravana? ¿Quién es la hermana de Garuda?", etcétera, dejando atónito al erudito estudioso de las Escrituras. Finalmente, éste cayó a los pies de Sathya y le rogó que lo perdonara por no haber obedecido de inmediato su llamado.

El funcionario médico del distrito de Anantapur estaba de paso en Uravakonda y el médico que trataba a Sathya lo consultó sobre el caso. El diagnóstico que emitió fue que la enfermedad estaba unida a un tipo de ataques que serían un indicio de una variedad de histeria que nada tenía que ver con la supuesta picadura del escorpión y recetó una serie de medicamentos. El tratamiento se siguió al pie de la letra por tres días, pero los síntomas de llantos y risas altemados, y de elocuencia y silencio, continuaron igual que antes. Sathya cantaba y hablaba de Dios; describía lugares de peregrinación a los que ninguno de los presentes había ido jamás; declaraba que esta vida no era sino un drama. Los astrólogos consultados opinaron que un espíritu había poseído al niño, incluso señalaron que se trataba del primer ocupante que había tenido la casa... Le echaron en cara a Seshama Raju el no haber sido más cuidadoso al elegir su casa. Hubo magos que diagnosticaron que todo te debía a un susto repentino que había alterado los nervios del niño. Los sacerdotes le aconsejaron que hiciera los preparativos para un Rudrabishekam (baño ceremonial a una imagen de Shiva) en el templo. Hubo, asimismo, algunos hombres más cuerdos que simplemente sacudían la cabeza y musitaban que los caminos de Dios son inescrutables.

Seshama Raju fue acosado por un gran número de personas muy bien intencionadas, cada una de las cuales tenía una cura específica para la enfermedad del hermano menor. Por último, trajo a la casa a un exorcista. Tan pronto lo vio, Sathyanarayana lo desafió y le dijo: °¡Ven! ¡Me has estado adorando a diario y, ahora que estás aquí, lo único que te queda por hacer es adorarme e irte!". ¡El doctor en fantasmas escuchó la advertencia de su propio Ishtadevata (su Dios personal) y puso pies en polvorosa sin siquiera cobrar sus honorarios! Le aconsejó al hermano tratar con reverencia al muchacho, porque "estaba en contacto con Dios" y no lo afligía el demonio.

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Los padres se sintieron descorazonados. Llevaron a Sathya de regreso a Puttaparh' y siguieron observando su conducta con creciente temor, el cual reforzaba el niño cuando se quedaba inmóvil, cuando cantaba o cuando pronunciaba discursos. De manera repentina se dirigía a su hermana, solícito: "Ven... ¡Haz el Arathi (ofrenda con la llama del alcanfor), porque los dioses están pasando por el cielo!". En otras ocasiones decía que sus estudios habían sido interrumpidos y, acto seguido, improvisaba una canción sobre el valor de leer y escribir y cómo eran engañados los aldeanos analfabetos por los prestamistas. Camino de regreso, sus padres llevaron a Sathya con un médico de Bellary y con otro de Dharmavaram. Pero, ¿qué podían diagnosticar los facultativos? Sus estetoscopios no son capaces de detectar la respiración de la Divinidad ni pueden revelamos los latidos de un alma, y mucho menos de un Alma Divina determinada a trascender las limitaciones del convencionalismo humano. Sathya mismo dijo a sus padres en cierta ocasión: "¿Por qué se preocupan tanto? No habrá ningún médico allá donde vamos, y aunque lo hubiera, no me podría curar".

En Puttaparti también se recurrió a exorcistas, puesto que la primera reacción en cualquier aldea, frente a cualquier enfermedad, presupone magia negra o algún espíritu malo que se posesiona del paciente. Cuando llegó uno de los exorcistas y presentó la lista de artículos necesarios para invocar al espíritu y transferir sus indeseados efectos a un

cordero o ave, Sathya, riendo, le recordó los artículos que había omitido. Parecía dispuesto a sufrir todas las molestias debidas a la ignorancia y a la superstición, tomándolas como una diversión...

Esta es la única forma de explicar y entender que el muchacho de catorce años haya podido tolerar las torturas del terrible tratamiento al que fue sometido en Brahmanapalli, cerca de Kadid. Esta es en realidad una odisea de fortaleza que merece ser relatada con más detalle. Alguien le informó a los atribulados padres la existencia de un adorador de Shakt! ante el cual ningún mal espíritu osaba siquiera mover su venenosa cola. El podría sanar con absoluta seguridad a Sathya y dejarlo como nuevo para que pudiera volver al colegio. De inmediato se preparó la carreta y se uncieron a ella los bueyes... pero éstos se negaron a moverse. Hubo que salvar innumerables dificultades durante el camino, enfermedades, fiebres, diarreas, etcétera. Finalmente llegaron a su destino y el "caso" fue puesto en manos del renombrado experto en demonios.

Su sola apariencia resultaba espeluznante. Era una figura gigantesca, con los ojos inyectados de sangre y ademanes fieros. Puso de inmediato manos a la obra, sacrificando un ave y un cordero, con cuya sangre dibujó un círculo e hizo que Sathya se sentara en el centro. Comenzó a entonar todos los conjuros que sabía. No permitió que los padres se llevaran al niño, porque estaba convencido de que se trataba de un caso que le había sido confiado, y que representaba una confrontación entre sus poderes y aquel niño que sonreía ante cada fracaso del exorcista. Llegó el momento en que intentó una técnica desesperada, que no había osado emplear ni siquiera con sus padentes adultos... Afeitó la cabeza del muchacho y con un punzón abrió tres cruces en el cuero cabelludo, desde la coronilla y hacia la frente. ¡Sathya soportó el dolor sin alterarse siquiera! Más tarde señaló: "Incluso después de haber observado esta milagrosa fortaleza de un niño que resiste indemne algo tan aterrador, no están convencidos aún de que soy Baba...¿Cómo habrían reaccionado si simplemente lo hubiera anunciado un día cualquiera? Yo quería dar a conocer que mi sustanda es divina, imperturbable ante el dolor o la alegría que pudiera experimentar".

Asimismo, el exorcista derramó una mezcla de jugo de lima y de ajo sobre las sangrantes heridas de la cabeza del muchacho. Los padres, que observaban todos los

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procedimientos con espanto y desesperación, quedaron asombradísimos al ver que el niño no derramaba lágrimas ni daba ninguna señal de dolor. El adorador de Shakti, por su parte, estaba furioso. Indicó que diariamente, por algún tiempo, había que verter ciento ocho jarros de agua helada sobre las heridas. Así se hizo. El hombre se dio cuenta de que casi había agotado su arsenal de recursos. El espíritu malvado que tenía poseído al niño no se daba por vencido ni daba señas de dejarlo para irse a otro lugar... Entonces, echó mano de un grueso garrote y con él comenzó a golpear las articulaciones de Sathya para ahuyentar lo que llamó "fiebre de ciervo" (si el niño haca algún movimiento) o "fiebre de roca" (si se quedaba quieto).

Desesperado ante la obstinación de su "enemigo", decidió echar mano de la más potente de sus armas, que ni el más duro espíritu podía resistir: el kalikam. Se trataba de un colirio mágico, una mezcla de todo el abracadabra de su repertorio de torturas. Aplicó la pócima en los ojos de Sathya y los padres quedaron horrorizados ante sus efectos: la cabeza y el rostro del niño se hincharon de tal modo que quedó irreconocible; toda la piel se le puso roja y hasta ellos podían "sentir" la sensación quemante; de sus ojos corrían lágrimas a raudales, y su cuerpo se estremecía con el impacto del dolor... El exorcista estaba fuera de sí de alegría: el éxito estaba a la vista, el mal espíritu partiría definitivamente. Sathya no había pronunciado palabra ni movido un dedo siquiera. Todos los presentes, en especial los padres y la hermana mayor, se sentían culpables porque se habían vuelto observadores impotentes de todo ese tormento. Comenzaron a llorar, dominados por una angustia incontrolable, y fueron a consolar a Sathya, sin que el mago lo supiera, ya que había prohibido que cualquiera se acercara al paciente. De vez en cuando, Sathya les había hecho algunas señas, pidiéndoles que se tranquilizaran. Por medio de gestos, en ese momento, les dijo que salieran de la habitación y esperaran afuera. Cuando salió, les pidió que le llevaran un remedio que él conocía; se lo aplicaron en los ojos, y éstos, que habían quedado reducidos a dos pequeñas hendiduras, pudieron abrirse nuevamente y la hinchazón desapareció.

El "curandero" estaba fuera de sí por esa interferencia con el curso normal de su "tratamiento"; parea un animal salvaje cuando dio rienda suelta a su cólera. "¡Estaba a un paso de la victoria!", aullaba. Los padres estaban decididos a salvar al niño de las garras de ese demonio con forma humana; ya habían visto y sufrido bastante. Le pagaron el total de sus honorarios y le entregaron algunos regalos adicionales. Le agradecieron toda su "sabiduría" y lamentaron la suerte que les había caído encima; le prometieron traer al niño nuevamente, después de fortalecer un poco su cuerpo, para continuar con el exorcismo, ¡y de algún modo lo convencieron! Los bueyes se alejaron a buen paso de la casa de los horrores y regresaron a Puttaparti.

Pero Sathya distaba mucho de portarse como una persona "normal". Con frecuencia parea asumir otra "personalidad"; recitaba versos o poemas muy por encima del nivel de un adolescente. A veces mostraba tener la fuerza de diez hombres y otras, estaba más débil que un tallo de loto. Discutía con los adultos sobre la conducta y el comportamiento correctos y los hacía avergonzar mostrándoles sus errores.

Un amigo de la familia les indicó que el niño podía ser llevado a una aldea no muy lejana, donde había un curandero que recetaba ciertas hojas verdes, justamente para curar ese tipo de casos. Fueron traídos los bueyes y aprontado el carro. Sathya fue tendido en él, y pronto tintinearon las campanitas, cuando emprendieron el camino. Media hora más tarde, Sathya pareció darse cuenta de que era llevado hacia algún lugar, y manifestó: "No quiero ir a ninguna parte; volvamos atrás..." y para asombro de todos, los bueyes se

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detuvieron en ese instante. Nada pudo obligarlos a moverse; y pese a que les torcan con fuerza la cola, no dieron ni un solo paso. El problema duró más de una hora... ¡los bueyes no se movían! Sin embargo, ¡tan pronto como les hicieron volver la cabeza en la dirección de la casa, volvieron a tintinear alegremente las campanitas!

Sri Krishnamachari, un abogado de Penukonda, amigo de la familia, oyó hablar de lo que estaba ocurriendo en la casa de los Raju y viajó a la aldea para estudiar la situación y ofrecer su ayuda. Examinó bien todos los detalles y se fue a cavilar solo a la orilla del río. Regresó a la casa y le dijo a Venkappa Raju: "Esto es más serio de lo que yo pensaba".

"Llévalo al templo de Narasimha en Ghatikachalam. Esa es la última oportunidad". Sathyanarayana escuchó sus palabras y, volviéndose hacia él, le dijo: "¿No es divertido? Ya estoy en Ghatikachalam y quieres que me lleven ante Mí...". El abogado no quiso entrar en argumentaciones.

El 23 de mayo de 1940, Sathya se levantó como de costumbre, pero después de unos momentos llamó a todos los miembros de la familia, los reunió en tomo suyo y les ofreció caramelos y flores sacados "de la nada". Al poco rato comenzaron a llegar los vecinos, y a cada uno le dio una bola de arroz cocido en leche, dulces y flores que materializaba con un mero movimiento de su mano. Sathya parecía estar de muy buen ánimo y alguien fue a llamar a Venkappa Raju para que fuera a ver a su hijo. Venkappa llegó y se abrió paso entre el gentío que se había reunido; muchos le indicaron que debía ir a lavar sus pies, manos y rostro antes de acercarse al Otorgador de Dones. Esto lo enojó. No se sentía en absoluto impresionado; pensó que se trataba de algún truco, que Sathya escondía los objetos y los hacía aparecer con un juego dé manos... Esto fue lo que me confesó al hablar sobre aquel día. Lo único que deseaba era concluir ese enojoso asunto antes de que terminara en alguna tragedia. Con una sonrisa de amargura enfrentó a su hijo y le dijo en voz alta, para que lo escucharan todos: °¡Esto ya ha ido demasiado lejos y le vamos a poner fin!". Tomando un palo, avanzó un paso hacia el niño y amenazó con golpearlo, gritándole al mismo tiempo: "¿Qué es lo que eres: un dios, un espíritu o un loco? ¡Dímelo!". La respuesta, el anuncio contenido por tanto tiempo, no se hizo esperar: "Yo soy Sal Baba".

Ante esto, cualquier argumento se volvió imposible. Venkappa Raju quedó tan atónito que perdió el habla; el palo cayó de su mano. Se quedó allí, mirando fijamente a Sathya, tratando de comprender las implicaciones de este anuncio: "Yo soy Sal Baba". Pero Sathya continuó: " Pertenezco al linaje de Apasthamba; soy del dan de Bharadwaja; soy Sal Baba; he venido para protegerlos de todo problema; mantengan sus casas limpias y puras". Toda esa tarde repitió varias veces los nombres del linaje y del dan o grupo religioso. El hermano mayor, Seshama Raju, se le acercó y le preguntó: "¿Qué quieres decir con 'Sal Baba'?'. Sathya no le contestó, sólo le dijo: "Venkavaduta elevó sus plegarias para que Yo naciera en su familia, y por eso he venido".

¿Quién era este Venkavaduta? Cuando le pregunté a Seshama sobre él, me informó que en la familia había una historia acerca de un gran sabio antepasado que se llamaba Venkavaduta, considerado como Gurú por cientos de aldeanos en kilómetros a la redonda, y que había terminado sus días en Huseinpura, en el estado de Mysore.

El padre tuvo la idea de que Sal Baba era un musulmán que hablaba por la boca del niño, de modo que le preguntó: "¿Qué es lo que tenemos que hacer contigo?". La respuesta que recibió fue la siguiente: "¡Adórenme! ¿Cuándo? ¡Todos los jueves! ¡Mantengan puras sus mentes y sus casas!".

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Los aldeanos oyeron con temor y extrañeza el nombre de Sal Baba. Cuando empezaron a indagar al respecto, dieron con un anacoreta que se decía ardiente devoto de un faquir llamado Sal Baba. Se propuso que Sathya fuera llevado ante él, pues era reconocido por saber todo lo concerniente a Sal Baba, y podía ser que descubriera el mal que sufría Sathya y sugiriera una solución. El anciano condescendió en ver al niño, pero no se mostró de humor para examinar sus méritos. Dictaminó que se trataba de un caso claro de desorden mental y aconsejó que se lo internara en una institución apropiada. Sathya lo interrumpió diciendo: "¡Claro que es un desorden mental!, pero, ¿de quién? ¡No eres sino un sacerdote familiar y eres incapaz de reconocer al mismo Sal a quien estás adorando!". Y mientras decía esto comenzó a sacar puñados de vibhuti (ceniza sagrada) de la nada y a esparcirlos en todas direcciones en la habitación en que se encontraban.

Un jueves después, alguien desafió a Sathyanarayana y le dijo en el mismo modo en que los campesinos se dirigían al sacerdote del templo del pueblo cuando bailaba en éxtasis al estar, aparentemente, poseído: "Si eres Sal Baba, danos alguna prueba ahora". Baba le respondió: "Sí, lo haré", y todos se acercaron más. El ordenó: "Pongan en mis manos esas flores de jazmín". Así se hizo. Con un rápido ademán, las lanzó al suelo y dijo: "Miren". ¡Todos vieron que al caer, las flores habían formado unas letras en idioma telugu que decían: "Sal Baba"!

Podrán notar que Sathyanarayana había preparado a la gente, paso a paso, para la nueva era de Sathya Sal. Había dejado entrever chispazos ocasionales de su naturaleza divina a través de su extraordinaria precocidad en el canto, la danza, la música y la poesía; había demostrado el poder que tenía de viajar fuera de su cuerpo; su desapego durante el tormento en manos del mago había hecho sentir a todos que no era un muchacho común, sino una manifestación superior, y ahora había resuelto anunciarle al mundo su realidad.

Seshama Raju acariciaba aún el plan de hacer que, de uno u otro modo, Sathyanarayana terminara sus estudios de educación secundaria, lo cual lo haría elegible para el servicio público, como lo indica el certificado. Por eso, en junio lo llevó de regreso a Uravakonda y lo matriculó en el colegio. Ahora Sathya era el centro de atracción de todo el mundo, ya que hasta aquí habían llegado las noticias de su "locura" y de los desesperados esfuerzos de sus padres por "curarlo". El niño fue adamado como un enigmático prodigio, como pequeño profeta, y era observado como una curiosidad divina. Los jueves, la casa se llenaba de peregrinos provenientes de diferentes aldeas, que se quedaban hasta altas horas de la noche, sentaban al muchacho en medio de ellos y le ofrecían flores y confites. Sathya solía apuntar hacia Seshama Raju y les decía: "¡Insensato: no cree!". El director de la escuela se inclinaba ante el pequeño alumno. Los maestros asistentes, Thammiraju y Sesha lyengar, habían visto a través del velo de la ilusión y venían a escuchar sus inspiradoras palabras.

Los jueves se convirtieron en grandes acontecimientos en Uravakonda. Sathya asombró a todos cuando comenzó a "materializar" retratos de Sal Baba de Shirdi, retazos de la tela de gerua que llevaba este primer Sal, dátiles, que eran las ofrendas que se acostumbraban hacer en Shirdi, así como flores, frutas, trozos de azúcar blanca y ceniza (udi), sacados también de la nada, y no de la hoguera, como lo hacía Baba de Shirdi.

Un buen día, los maestros de la escuela superior llegaron en grupo, decididos a probarlo con una sede de preguntas respecto del Vedanta, la disciplina espiritual, etcétera, que habían seleccionado y preparado con este propósito. Se las plantearon directamente, lanzándoselas desde todos los ángulos, sin orden ni concierto. Cuando terminaron, El les entregó las respuestas en el mismo orden en que le habían sido planteadas las preguntas,

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dirigiéndose en cada caso al profesor que la había hecho y pidiéndole que pusiera atención a la respuesta que le daría. Aparte de lo correcto y adecuado de las contestaciones que fue dando, su precisión al recordar a cada uno de sus interrogadores con sus respectivas preguntas, ya constituía una proeza intelectual.

Fue entonces que se recibió una invitación de algunos prohombres de Hospet, la cual le dio una idea a Seshama Raju. El asistente del inspector de escuelas, el oficial de salud, el ingeniero y algunos consejeros municipales y comerciantes deseaban que Sathyanarayana fuera a verlos. Hospet queda a algunos kilómetros de distancia de las ruinas de Hampi, la capital del antiguo imperio de Vijayanagara. El hermano pensó en aprovechar esa oportunidad para un paseo campestre que podía ayudar a mejorar las condiciones mentales del niño. La fecha era propicia, ya que coincidiría con el feriado de Dasara (festival que celebra la victoria del bien sobre el mal).

Acamparon en medio de las ruinas. Se pasearon por las calles, alguna vez flanqueadas por tiendas de joyeros y floristas, recorridas por hombres y mujeres de todas las naciones de Oriente y por viajeros y comerciantes del Medio Oriente y el Mediterráneo. Visitaron los establos de los elefantes, el Palacio de las Reinas, el monte Vijayadasami, y luego se dirigieron al templo de Vittalanataswami. Miraron el cerro de piedra, el monolítico Narasimha y el gigantesco Ganapati. Finalmente, llegaron hasta el templo del Señor Virupaksha, el dios patrono de los emperadores Vijayanagara, quienes habían venerado y protegido la cultura hindú por casi tres siglos, desde 1336 a 1635.

Todos notaron que, durante la mañana, Sathya caminó entre las ruinas como si anduviera en un sueño. Un venerable sabio que estaba sentado frente a uno de los templos, comentó sobre él: "Créanme, este niño es divino". Cuando el grupo se dirigió al templo de Virupaksha, Sathya se unió a ellos, pero se mostró más interesado en la altura y majestuosidad del Gopuram que en participar en el culto en el altar, de modo que se quedó afuera y nadie insistió en que entrara con los demás. En la ceremonia, luego de que balanceó la llama de alcanfor frente al altar del ¡in~ gam (símbolo oval de la Creación), el sacerdote les indicó a los peregrinos que podían acercarse para mirar la imagen sagrada, ya que las ¡lamas la iluminaban. ¡Para gran asombro de todos, vieron a Sathya dentro del altar! Estaba de pie en el lugar del lingam, inmóvil y sonriente, aceptando sus reverencias. Todo se estaba volviendo tan extraordinario e inesperado en tomo del "niño", que Seshama Raju fue en su busca, para cerciorarse de que no se había escondido en el santuario sin que nadie se diera cuenta. De modo que salió rápidamente sólo para encontrar a Sathya afuera, apoyado en un muro y con la mirada perdida en el horizonte...

La estupefacción de los miembros del grupo es más fácil de imaginar que de ser descripta. Ese día realizaron un ritual especial para Sathya, aunque no era jueves, porque sentían que se confirmaba el hecho de que era una manifestación divina. Hospet bullía de expectación y agitación. El relato de que Sathya había sido visto como Virupaksha ya había llegado hasta allá, antes de la llegada del grupo. Al día siguiente, un jueves, Sathya, como Sai Baba, sanó a un tuberculoso crónico con un mero toque de su mano y lo hizo levantarse y caminar más de un kilómetro. Para los devotos, materializó una gran variedad de objetos, con lo cual el entusiasmo de la gente era desbordante. Los cantos devocionales se prolongaron hasta altas horas de la noche, ya que nadie mostraba ánimos de terminar.

Esto podría haber sido una señal de que Sathyanarayana se volvía más reado a verse atado por una rutina y que comenzaba a soltar sus ataduras. ¡La historia comenzaba a susurrar en sus oídos para que se desvinculara de todo y se expandiera hacia los cuatro puntos cardinales! Había terminado el período de prueba que Sal Baba había concedido a

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quienes lo rodeaban. Había llegado el momento en que debía emerger, ser Sai para siempre y para todos.

El 20 de octubre de 1940, un día después de que todos regresaron de Hamp! en un autobús especial, Sathya partió hacia la escuela como era habitual. Sri Anjaneyulu, el inspector de impuestos del lugar, que quería mucho al pequeño Baba, lo acompañó hasta la puerta de la escuela y siguió su camino con cierto pesar. Le había parecido ver un maravilloso halo en tomo del rostro de Sathya ese día, y no podía apartar la mirada de aquel resplandor. A los pocos minutos, Baba volvió a su casa. Parado en la puerta de entrada, dejó caer los libros que traía y, levantando la voz, dijo: "Ya no soy más Sathya, ¡soy Sal!". Su cuñada salió de la cocina al escucharlo y quedó cegada por el resplandor del halo que vio en tomo de la cabeza de Baba. Se cubrió los ojos y se puso a gritar. Baba se dirigió a ella y le dijo: "Me voy. No les pertenezco; Maya (la ilusión) se ha ido. Mis devotos me llaman. Tengo que realizar mi labor. No puedo quedarme más". Y diciendo esto, giró sobre sus talones y se marchó, pese a las súplicas de ella. Al saber lo sucedido, el hermano volvió de prisa a la casa. Se encontró con Baba y éste le dijo: "Renuncia a tus empeños por 'curarme'. Yo soy Sai, no me considero emparentado contigo". SÉ Narayana Shastri, uno de los vecinos, escuchó el alboroto y al oír lo que se decía, se dio cuenta de que era algo serio, de modo que entró corriendo; vio el resplandor del halo que rodeaba a Baba y cayó a sus pies. Fue uno de los que escuchó la histórica declaración: "La ilusión ha desaparecido. Me voy. Mi labor me espera".

Seshama Raju quedó estupefacto, no había qué hacer para enfrentar esa nueva situación. Un muchachito de apenas catorce años, que hablaba de devotos, de trabajo, de ilusión y de la filosofía del pertenecer... Sólo pudo pensar una cosa: Sathya le había sido confiado por sus padres y, por lo tanto, era su deber informarles; Sathya podría abandonar la casa únicamente después de que ellos vinieran a Uravakonda.

Pero Sathya no quiso volver a entrar en la casa, sino que se fue al jardín de la del inspector de impuestos y se sentó sobre una roca en medio de los árboles. De todas partes comenzó a llegar gente que llevaba flores y frutas; toda el área resonaba con las voces de cientos de seres que cantaban a coro las líneas que Sathya Sai les enseñaba. La primera oración que les enseñó aquel día, como muchos recuerdan aún, fue "El Llamado":

Manasa Bhajare Gurucharanam Dusthara Bhava Sagara Tharanam "Medita en tu mente a los pies del Gurú, porque ellos te pueden llevar a través del tormentoso mar del mundo físico". Sus compañeros de dase lloraron amargamente cuando supieron que Sathya ya no

seguiría asistiendo al colegio, que estaría fuera de su alcance y que, de ahí en adelante, su compañía sería únicamente para aquellos sobre los que derramara Su Grada. Muchos de ellos llegaron hasta el jardín con incienso y alcanfor para adorarlo. Algunos venían a expresar su comprensión condolida a la familia y otros a felicitarlos. Algunos venían a aprender, y otros, obviamente, a burlarse.

Así pasaron tres días en aquel jardín: tres días de cantos devoc!onales y de ceremonias. Vino un fotógrafo con su cámara. Mentalmente pidió que Baba quitara una roca que había enfrente de él, pero Baba no respondió a su plegaria. De todos modos,

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apretó el disparador y, ¡he aquí que la roca se había transformado en una imagen de Sai Baba de Shirdi! Pero sólo en la fotografía, no para todos los que estaban reunidos allí.

Una tarde, durante el transcurso de los cantos devocionales, Baba dijo repentinamente: °¡Oh, Maya (combinación de realidad y ficción) ha venido!", e indicó hacia Eswarama, su madre, que había llegado en esos momentos, en un apresurado viaje desde Puttaparti. Cuando sus padres se acercaron a El para rogarle que volviera a casa, contestó: "¿Quién le pertenece a quién?". La madre lloraba y rogaba, pero no pudo cambiar la resolución del niño. El no hacía sino repetirle: "¡Todo es ilusión!". Por último, le pidió que le sirviera comida. Cuando le sirvió algunos platos, El mezcló todo y luego procedió a amasarlo para formar algunos bollos. Su madre le dio tres de ellos y luego de ingerirlos, El dijo: "Sí, ahora Maya se ha ido. Ya no hay necesidad de preocuparse", y retomó al jardín.

Pocos días después, Baba abandonó Uravakonda. Sus padres lograron persuadirlo para que volviera a Puttaparti, asegurándole que no lo importunarían más ni intervendrían en su actividad de reunirse con devotos. Sr¡ Anjaneyulu adoró sus pies. Sr¡ Subamma y Ramaraju de Kamalapur supervisaron todos los arreglos. Los aldeanos organizaron una procesión con música hasta los límites del pueblo y en muchos lugares se le ofreció el Arathi durante el recorrido.

En Puttaparti, Subama fue la primera persona en darle la bienvenida en su casa. Baba se quedó por algún tiempo en la casa de Pedda Venkappa Raju y más tarde se mudó a la residencia de Subaraju, el hermano de Eswarama. Sin embargo, muy pronto se cambió a la casa de Subama, quien lo atendía con amor y afecto y recibía a todos los devotos en su espaciosa casa; no escatimaba ningún esfuerzo para hacer que su estadía fuese feliz y fructífera.

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BALA SAI Después de haberse declarado como Sai Baba, del clan de Bharadwaja y del linaje

de Apasthamba, Sathyanarayana Raju comenzó a ser conocido comúnmente como Bala Sai o como Sathya Sal Baba, una apelación que El mismo aceptaba. Se cantaban cantos devocionales en su presencia no solamente los jueves en la tarde, sino que gradualmente se hizo todos los días e incluso dos veces por día, porque los peregrinos que comenzaban a llegar no podían esperar hasta el jueves siguiente para rendirle homenaje. En un comienzo, para los cantos devocionales, se utilizó como Mandir (templo) una pequeña habitación de unos tres por tres metros, frente al camino que conducía a la casa de Pedda Venkappa Raju, pero en ella no se podían acomodar sino unas doce personas, en tanto que el camino rebosaba de tanta gente que se reunía. Un oficial de redutamiento llegó un día desde Hindupur para recibir el divino darshan de Baba, ¡el jeep en el que viajó constituyó el primer contacto que tuvieron los aldeanos con un vehículo automotor! Fueron muchos otros los que llegaron en gran número, de modo que la familia de Karnam hubo de levantar un galpón, el cual también tuvo que irse alargando a medida que pasaban los meses. Luego se agregó un gran toldo y muchos de los devotos que venían de Bangalore y de Anantapur traían consigo y levantaban sus propias carpas. La espaciosa casa de los Karnam fue considerada demasiado chica, porque Baba insistía en alimentar a todos los que llegan hasta El, lo cual hizo que se necesitaran grandes espacios para comedores.

Muy a menudo, cuando la comida preparada amenazaba con no ser suficiente para todos, se le informaba discretamente a Baba y El, en las palabras de una andana que se encontraba en casa de los Kamam durante esos meses, "pedía que le trajeran dos cocos; cuando se los entregaban, golpeaba uno contra el otro partiéndolos en dos mitades perfectas; luego salpicaba con agua de coco los pequeños montoncitos de arroz y los recipientes que contenían otros alimentos, y nos daba una señal para que comenzáramos con nuestra labor de servir a todos los que hubieran venido o los que llegarían aún hasta que cayera la noche".

Baba mismo ha hablado de la constante devoción de Subama, la esposa de Kamam, una señora ya grande que se ocupaba de la comodidad de los peregrinos y que alojó al mismo Baba durante algunos años en su casa, hasta que se construyó lo que hoy en día se llama "el viejo MandiC (templo), en 1944. Baba compuso un cierto número de canciones y alabanzas que eran usadas en las sesiones de cantos devocionales, porque Sai Baba era desconocido en estas áreas y las canciones que se refieren a Dwarakamayi, Puti Mandiram, Ud¡, el árbol de margosa y otros detalles resultaban extraños a los devotos que se reunían en Puttaparti. Muchas de ellas aún se cantan en Prashanti Nilayam.

Sathya acostumbraba a quejarse de la "atmósfera de jefe de familia" que lo rodeaba en los lugares en que se encontraba, y aunque apenas era un adolescente, desaparecía, fuera de día o de noche, en las montañas que rodean la aldea. Cada vez que se descubría que estaba ausente, Subama y otros salían a buscarlo en cada cerro y hondonada que quedara a una distancia prudente. Normalmente lo encontraban sentado muy quieto sobre una roca, mirando hacia el valle, en alguna grieta o caverna, sentado en las arenas del río, o sobre un promontorio de la orilla opuesta. Estas ausencias y vagabundeos les producían grandes angustias a los que se ocupaban de El porque ignoraban su verdadero

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significado. Algunos temían que se fuera a los Himalayas o que se dedicara al ascetismo, porque no entendían la naturaleza de la encarnación ni el propósito para el que había venido. Incluso ahora estas mismas personas siguen hablando de sus "prácticas de yoga", sin saber que El ha venido con la misión de yogakshema (responsabilizarse del bienestar de todos nosotros).

Un día, cuando un grupo de devotos acompañaba a Baba a Uravakonda en una caravana de carros tirados por bueyes, El se bajó de su carro y se dirigió hacia el monte, desapareciendo. Cuando, después de un tiempo prudente, no había señales suyas, se pusieron a buscarlo, mas sus esfuerzos fueron infructuosos: no había huellas de Baba en ninguna parte. Todo el grupo se sintió terriblemente acongojado y nadie recobró la calma sino hasta que Baba reaparedó, a eso de las seis de la tarde.

Hablando de carros de bueyes y del viaje hasta Uravakonda, uno se siente tentado a relatar un incidente que Baba suele narrar, incluso ahora, con un brillo de regocijo en los ojos. Pese a las ocasionales indinadones a la soledad que llevaban a Baba a alejarse de los devotos y perderse entre montes y valles, fue siempre un muchacho contagiosamente alegre, siempre divertido y haciendo bromas. Una vez, cuando un grupo de unos veinte devotos iban por el camino a Dharmavaram, Baba y algunos jóvenes caminaban a la luz de la luna, detrás de los carros. Sin que nadie se diera cuenta, Baba se apartó del grupo y se dirigió aprisa hada el carro que guiaba la caravana. Allí se apareció como una chica de unos dieciséis años, rogándoles a los ocupantes que la llevaran, ya que tenía los pies heridos de tanto caminar, y debía llegar a Dharmavaram a ver a su esposo que estaba intemado en un hospital. Baba actuó su papel con tantos suspiros, tapándose los ojos e incluso enjugando una que otra lágrima, que las señoras que iban en el carro se compadecieron de la "muchacha" y la hicieron subir. Después de haber recorrido poco más de un kilómetro, desde la retaguardia llegó la noticia de que Baba había desaparecido y todos los carros se detuvieron, bajándose todos los ocupantes para tomar parte en la búsqueda. Finalmente lo encontraron, a poca distancia del carro guía, y algunos de los hombres mayores incluso se atrevieron a llamarle la atención por estar jugando a las escondidas en medio de la noche y en lugares desconocidos. El viaje se reanudó, pero entonces se dieron cuenta de que faltaba otra persona: ¿dónde estaba la "muchacha" cuyo marido estaba hospitalizado en Dharmavaram? ¿Hacia dónde podría haber ido? Era posible que hubiera seguido su camino cuando los carros se detuvieron para buscar a Bala Sai. Algunos de los jóvenes más fuertes corrieron adelantándose a la caravana, sólo para regresar un poco más tarde diciendo que el camino estaba desierto. Finalmente se le preguntó a Baba, ya que El sabía muy bien dónde encontrar a cualquier persona extraviada... ¡Por supuesto que sabía! La "muchacha" estaba allí, frente a todos, en la forma de Baba mismo, el Gran Actor.

La "hermana", Venkama, estuvo insistiendo a Baba para que le diera una foto de Sai Baba de Shirdi, para el cual había compuesto tantos cantos devodonales, y al parecer Baba le dijo que se la daría un determinado jueves. Sin embargo, Baba partió a Uravakonda justamente el día anterior al jueves fijado y ella también se había olvidado de todo, ya que estaba segura de que algún día recibiría lo que le había pedido y no sentía impaciencia. Cuando se hizo de noche y todo el mundo dormía en Puttaparti, se oyó que alguien gritaba "¡Ammayi, ammayi!" frente a la puerta principal, mas la hermana no se levantó a ver quién era, porque el llamado no se repitió. Pensó que probablemente alguien llamaba a un vecino: .Volvió a acostarse, y entonces oyó un ruido entre unos sacos de cereales que había en la habitación; imaginando que podría tratarse de un ratón o una serpiente, encendió la lámpara y fue a ver; detrás del saco se veía la punta de un papel blanco enrolado; al extenderlo

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apareció una foto de Sal Baba de Shirdi, que Baba le había entregado misteriosamente, aunque se encontrara en Uravakonda en esos mismos momentos. ¡Aún conserva el retrato!

En esos días, Baba se dirigía casi diariamente, al atardecer, hada las arenas del río, acompañado por sus devotos, y allí se llevaban a cabo normalmente los cantos devocionales, ya que no había una construcción lo suficientemente grande para acomodarlos a todos. Baba mismo ha dicho muchas veces que los primeros dieciséis años de su vida estarían marcados principalmente por juegos Divinos; los siguientes dieciséis por milagros, y los años subsiguientes por enseñanzas. Por supuesto, El ha asegurado que, aunque cada uno asuma el primer plano, los otros dos no dejarán de estar presentes en ninguna etapa. Cumpliendo con esta declaración, Baba les concedió varios milagros a los devotos que participaban en estas sesiones de cantos devodonales al atardecer. Fue en esta época que el tamarindo que se alza solitario sobre la colina de la margen izquierda del Chitravati, cerca de donde éste se cruza con el camino, se ganó la reputación de ser un Kalpataru, el árbol que concede los deseos, aunque sería más apropiado el apelativo de Arbol de la Voluntad Divina, ya que Baba solía llevar a sus devotos hasta ese promontorio y les permitía recoger muchas variedades de frutas de ese árbol: manzanas de una rama, bananas de otra, naranjas de una tercera, peras e higos de una cuarta y alguna otra fruta de una quinta rama... Es evidente, como dice Baba, que El puede convertir cualquier árbol en cualquier momento en un Kalpataru, ¡porque El mismo es el Kalpataru!

Sorprendía a todos la rapidez con que subía a lo alto de las rocas; de hecho, había veces en que no trepaba en absoluto, sino que en un momento dado podía estar sentado en la arena hablándoles a los devotos, y al siguiente llamarlos desde lo alto, junto al tamarindo. Habitualmente tendía la mano a los más viejos o más obesos de los devotos, y cuando éstos tomaban su mano, los izaba como si carecieran de todo peso.

Hay algunos afortunados devotos de aquellos días que rebosan alegría cuando tienen la oportunidad de describir los milagros que tuvieron el privilegio de presenciar. Por ejemplo, mientras estaba de pie junto al Arbol de los Deseos, con una clara voz de mando les decía: "¡Miren hacia acá y vean!", y ellos podían observar una gran rueda de luz que giraba, en cuyo centro se destacaba la cabeza de Baba; o un enceguecedor rayo de luz emanando de su frente, "desde el tercer ojo de Shiva", según cuentan. Se relata el caso de devotos que caían desmayados ante la visión de estos fenómenos. Algunos cuentan que vieron un inmenso Sai de Shirdi, iluminado por un fulgor misterioso; otros dicen haber visto el rostro de Sathya Sal en medio de la luna llena y junto a una columna de fuego.

Un estudiante de la escuela superior que estuvo en una de las ocasiones en que Baba ascendió las rocas hasta el tamarindo que aún se levanta allí, escribe: "Al día siguiente, Baba nos condujo nuevamente hasta las arenas. De hecho, salía a diario, a veces hasta un promontorio cerca de Sahebcheruvu, otras hasta un estanque en la ribera opuesta del río, donde nadaba y buceaba con nosotros, o también hacia los bancos arenosos. Después de conversar un rato, solía desafiar a algunos de los jóvenes de su misma constitución física, o sea a los adolescentes, a echar una carrera por el rocoso camino desde las arenas hasta el tamarindo. Partíamos juntos, pero en un abrir y cenar de ojos Baba nos estaba llamando desde lo alto del promontorio... Desde allí nos decía que nos quedáramos donde estábamos y agregaba: "Mírenme... Les voy a dar la Visión de Luz Divina". De pronto aparecía una inmensa bola de fuego, como un sol, que rompía la penumbra del atardecer. Era imposible abrir los ojos y seguir mirando. Tres o cuatro devotos caían desmayados. Era un poco después de las siete de la noche".

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Ya que mencionamos el promontorio cerca de Sahebcheruvu, puede consignarse también otro incidente. Un día, Baba ató una cuerda a una rama del árbol que existe allí, improvisando un columpio. Sentándose en él, comenzó a mecerse con fuerza, para delicia de todos los devotos sentados en el suelo en tomo de El. De pronto, les dijo: "¡Miren!". Y al levantar la cabeza y mirarlo, todos vieron al encantador pastorcillo de Brindavan sentado sobre un columpio magníficamente decorado y cubierto de flores. También en esta ocasión fueron varios los que se desmayaron y tuvieron que ser reanimados por Baba, quien esparció sobre ellos granos de arroz enteros creados con un movimiento de su mano. Cuando volvieron en sí, aturdidos y llorosos de emoción, Baba les dijo: "¡Cálmense! ¡No se alteren! Estas reacciones son las que hacen que no les conceda estas visiones".

Fue así también que al sacerdote de una familia de Mysore que hospedaba a Baba le fue otorgada, de manera muy inesperada, una visión de Narasimha (cuarta encarnación de Vishnu), tanto que el pobre brahmín se desmayó y no recobró el conocimiento sino hasta varias horas más tarde. Un inspector de sanidad retirado a quien Baba le mostró la luz emanada de su entrecejo, mientras hablaban sobre Shiva y la Divinidad, fue arrebatado de tal manera por el extraño esplendor de la experiencia, que no pudo volver en sí sino hasta después de setenta horas, y sus hijos incluso regañaron a Baba por haberlo llevado tan cerca de las puertas de la muerte.

Un devoto de Kamalapuram le había pedido a Baba que le mostrara algún milagro. Un día Baba los llamó a él y a toda su familia, a su madre y a otros, y les ofreció mostrarles las diez encarnaciones de Vishnu. Nada sucedió mientras fueron apareciendo sucesivamente Matsya, Kurma y Varaha, mas cuando apareció la terrible forma de Narasimha, el león, todos se pusieron a gritar y a clamar aterrorizados: "¡Basta! ¡Basta!". Baba se calmó sólo después de que otras personas que también estaban presentes llevaron a cabo una ofrenda por la prosperidad, aunque ellas no habían visto las formas, pues el milagro no estaba destinado a ellas.

La visión de las formas de los diez Avatares le fue otorgada también a un caballero ya fallecido, pariente de la familia Karman. De hecho, su fallecimiento se produjo porque su envoltura física era demasiado débil para contener la dicha de aquella visión. Baba lo llevó hasta el río y le pidió que observara su imagen reflejada en el agua. El señor contó después que primero sólo veía a Sathya Sal Baba, luego sólo el halo de cabello que rodea su cabeza, luego al total de los diez Avatares, en el mismo orden en que son mencionados en los Puranas. ¡El Avatar de Kalki, montado en su corcel, tenía la forma del propio Baba!

Es muy fácil comprender que Baba vacile en otorgar estas visiones, si se recuerda el caso de Sri Krishnamurthi, un funcionario del gobierno de Mysore. Por supuesto que Baba bendecirá únicamente a los que hayan alcanzado un nivel en el cual merezcan la visión que El da. El es el juez del momento, del receptor y de la naturaleza de la visión, y si la persona que recibe la bendición es abrumada por la dicha de tal manera que su envoltura física no puede soportarla, uno sólo puede quedar agradecido por la gracia y la gloria de una muerte así.

Por esta época Baba estuvo en Bangalore. Exteriormente era, ni más ni menos, un muchacho de diecisiete años. Usaba una camisa blanca de mangas tres cuartos y una tela en tomo de su cintura. El mencionado señor Krishnamurthi era un visitante asiduo y participante entusiasta en el grupo de cantos devocionales y cantaba los himnos de alabanza. Observaba y seguía a Baba de cerca, hasta que un día, alrededor de las ocho de la mañana, se acercó y le dijo muy emocionado: "Sé que Tú eres Dios... ¡muéstrame tu forma real!". Baba trató de eludirlo, pero no pudo. Entonces materializó una foto de Sal Baba de

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Shirdi y le indicó que meditara en ella y la puso en la pared, donde se sostuvo por sí sola. "Quédate mirando la imagen", le dijo, y abandonó la casa para ir a dar su Visión Divina a algunos devotos en sus propios hogares.

Baba regresó cuando el reloj daba las doce. No hacía sino atravesar el umbral cuando se oyó que Krishnamurthi lanzaba un grito de alegría y se desplomaba en una habitación interior. Cuando recobró los sentidos, temblaba de manera incontenible y respiraba con dificultad; mantenía los ojos apretadamente cerrados y perseguía a Baba por todas las habitaciones, pidiéndole a ratos de manera lastimera y a ratos de manera imperiosa: "¡Dame tus pies! ¡Déjame tocar tus pies!". Parecía guiarse por el sentido del olfato para descubrir exactamente dónde se encontraba Baba, quien lo rechazaba dulcemente, trataba de rehuirlo o mantenía sus pies ocultos mientras estaba sentado, sin ceder a su insistencia.

Cuando se le pedía a Krishnamurth¡ que abriera los ojos, se rehusaba alegando que no deseaba ver nada que no fueran los pies de Baba. Este estado de alegría y excitación continuó por muchos días y Baba explicó que si llegaba a tocar sus pies en ese estado de éxtasis, moriría. Después, Baba le dijo serenamente que volviera a su casa y que le daría su Visión Divina allá y se trasladó a otra casa. No obstante, Krishnamurthi fue incapaz de contenerse; salió de la casa, abordó una carreta y guiándose siempre por su olfato porque en ningún momento abrió los ojos guió al conductor hasta el nuevo alojamiento de Baba. Allí descendió de la carreta, entró en los jardines y comenzó a rondar la casa hasta descubrir la habitación en que Baba se encontraba en esos momentos. Baba volvió a decirle que el efecto de una experiencia de Bienaventuranza como aquella resultaba peligroso para su vida. Parientes suyos que lo habían seguido prácticamente tuvieron que arrastrarlo de vuelta a su hogar, en tanto que él no hacía sino mantener los ojos cerrados y orar por los pies de Baba.

Como había ayunado por todo este tiempo e incluso se había negado a beber algo de agua, tuvieron que llevarlo al hospital. Cuando Baba lo supo, le envió un poco del agua en la que habían sido lavados sus pies. Tan pronto bebió esta agua, quedó tan bien como para que pudieran llevarlo nuevamente a su casa. Una vez allí, en su propia habitación y en su cama, les pidió a todos los que lo rodeaban que entonaran cantos devocionales, y así lo hicieron. Cuando los cantos devocionales terminaron, se dieron cuenta de que Krishnamurthi ya no se levantara más.

Había tocado los pies del Señor; el río había desembocado en el mar. ¡Qué alma tan evolucionada debe de haber sido como para merecer tan inenarrable Bienaventuranza!

También en años posteriores Baba ha concedido a muchas personas visiones de los Ishtadevatas (deidades a las que se adora) y sus múltiples formas propias, y todas ellas guardan como un gran tesoro el recuerdo de ese momento de Bienaventuranza.

Baba ha dicho muy a menudo que el Señor debe venir en forma humana para que pueda ser entendido por los hombres, para poder hablarles en su propio lenguaje, del mismo modo en que una persona que desea salvar a alguien que se está ahogando tiene que saltar forzosamente al agua para poder hacerlo. Nadie podía beneficiarse de la venida de un Avatar si el Señor descendiera tal como es, con toda su incomparable refulgencia.

En otra ocasión, Baba les preguntó a algunas personas que habían venido de Kamalapur si deseaban escuchar la flauta de Sri Krishna... ¿Quién hubiera dicho "no"? Les pidió entonces que apoyaran el oído contra su pecho, y todas pudieron escuchar la mágica melodía que induso detuvo el fluir del poderoso río Yamuna.

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Eswarama relata otra experiencia maravillosa. Una vez que Baba les dijo: "Escuchen, Shirdi Sariram (el cuerpo fisico de Sal Baba de Shirdi) está aquí", ella y todos los que estaban en la habitación pudieron escuchar pasos que avanzaban hada ellos: pesados pasos de pies calzados con sandalias de madera; los pasos cesaron al llegar al lugar en que Baba estaba sentado. Otros agregan que, al parecer, cuando recién se oyeron los pasos, la madre preguntó, un tanto molesta: "Quién ha entrado con sandalias puestas?", debido a que la sensación era extraordinariamente real.

Esta es la experiencia de la "madre". El "padre" tiene otro incidente que narrar. Cuenta Pedda Venkappa Raju que una tarde llegaron algunas personas desde Penukonda a Puttaparti, entre las cuales venía un viejo amigo de la familia, Sri Krishnamachari, el cual, aunque oriundo de Puttaparti, se había establecido hacía mucho como abogado en Penukonda. Tanto él como los demás llegaron hasta la casa de los Kamam y la señora Subama los atendió. La conversación, naturalmente, derivó haca los últimos fenómenos de Sathyanarayana y los visitantes le preguntaron a Pedda Venkappa de qué se trataba todo lo que habían oído y si era cierto o no. Este les contestó que él también se encontraba a oscuras al respecto y que todo era un gran misterio para él. Parece que fue entonces que el abogado lo acusó de tramposo y de estar engañando a los ingenuos aldeanos con historias fantásticas. Esto lo alteró mucho, de modo que se dirigió sin más hasta donde estaba Baba en ese momento y le exigió que convenciera a los incrédulos de su Divinidad, para que él no tuviera que sufrir ataques como los que le había dirigido el abogado. Baba le contestó con calma que le enviara directamente a todo aquel que manifestara alguna duda.

De acuerdo con las instrucciones de Baba, Subama y el grupo de Penukonda fueron conducidos hasta la casa de los Raju, donde se encontraba Baba en esos momentos. Baba le preguntó a Subama si deseaba ver el monumento funerario de Sai Baba de Shirdi. Ante su respuesta afirmativa, Baba la condujo hasta una habitación interior de la casa y le indicó que observara: allí mismo pudo ver el cenotafio, con los arreglos florales y el incienso humeante; en un rincón estaba un oficiante, sentado en el suelo y murmurando mantras para sí mismo. Baba le dijo entonces: "Mira, hacia este lado, el templo de Anjaneya, y allá a lo lejos, el árbol de margosa". Y a ella le pareció estar en un gran espacio abierto, viendo ante sí toda la escena de Shirdi, todo el paisaje extendido frente a ella por kilómetros y kilómetros hasta el horizonte.

Cuando se recobró de la emoción de esta maravillosa experiencia, fue a persuadir a Sri Krishnamachari para que siguiera a Baba a la misma habitación interior. Fue así que Baba los recibió uno a uno y les otorgó la misma visión: una vista panorámica del monumento funerario en Shirdi. Pedda Venkappa Raju relata que él mismo entró después del último de los visitantes y que, cuando salió, era otro hombre; sus propias dudas se habían desvanecido. Sus amigos le presentaron sus excusas e indicaron que ante fenómenos divinos como Baba lo mejor era señalar que se trataba de algo "incomprensiblemente misterioso". Ese mismo día, tanto sus amigos como Subama y él mismo quedaron convencidos de que aquel muchachito de dieciséis años era realmente una encarnación del anterior Baba. Pedda Venkappa relata que desde ese momento instruyó a su familia para considerar a Baba como divino y no molestarlo más con pequeñeces, descuidos o arrebatos temperamentales.

Ya desde esos días Baba se dedicaba a la enseñanza; de hecho, su vida es una continua lección. Un daro ejemplo de ello fue la enseñanza que le dio á Swam! Digambara cuando éste fue a Puttaparfi en 1941. El pueblo estaba alborotado ante la visita de este asceta. Se trataba de un anciano que había perdido el uso de sus piernas, que había

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desechado todo tipo de vestido y por ello era considerado por las masas como un ejemplo de la triple sabiduría. Sus admiradores estaban ansiosos por observar las reacciones de Baba al verse enfrentado a este veterano de muchas privaciones. Como Swami Digambara también seguía el voto del silencio, la curiosidad era aun mayor. El anciano héroe del ascetismo fue llevado frente a la casa de los Kamam para enfrentarlo con el dulce niño divino. Baba salió de la casa y le entregó al anciano una gran pieza de tela y consejos como seguramente nadie se los había dado hasta entonces.

"Si has cortado todo vínculo con la sociedad, como lo indicaría tu desnudez, ¿por qué no te has retirado a alguna cueva o al bosque, lejos de la compañía humana? ¿Por qué tienes miedo? Por otra parte, si ansías tener discípulos, renombre y el alimento que se logran en ciudades y poblados, ¿por qué permites que te crean un hombre sin apego alguno?". Estas fueron las primeras palabras del joven Baba, las cuales suscitaron sorpresa y admiración entre todos.

Swami Digambara se veía contrito, ya que, evidentemente, no actuaba de acuerdo con su "desnudez" y sus "votos". Pero Baba no era sarcástico ni mucho menos. ¡Se lo veía dispuesto a ayudar, a dar seguridad y prometer algo que estaba dispuesto a cumplir! 'Palmeando dulcemente la espalda del inválido, le dijo: "Conozco tus dificultades. Tienes miedo de no poder conseguir alimento ni albergue si te alejas de la compañía de los hombres, ¿no es cierto? Y bien, yo te lo aseguro: cualquiera que tome el Nombre del Señor, sin que importe dónde se encuentre, tendrá alimento. Yo me ocuparé de ello. Puedes estar en lo alto de los Himalayas o en lo más denso de la selva de Dandakaranya, ¡allí mismo te daré regularmente tu alimento! Sin embargo, si te faltan la fe y el coraje, puedes meditar en Dios aquí mismo, pero no andes desnudo ni le des todas esas molestias a esta gente que tiene que llevarte de un lado al otro". ¡Qué enseñanza tan grande! ¡Ojalá que la gente pueda captar su significado! ¡Aquí habla una voz auténtica, únicamente un Avatar puede dar tales seguridades!

Al tocar este punto, es bueno mencionar que esta seguridad se la da Baba incluso hoy en día a todos los aspirantes espirituales. Hace tres años, cuando Swami Satchidananda fue a verlo, Baba le dijo que cultivara sus habilidades yóguicas y no las desperdiciara en las múltiples actividades de la dirigencia de una organización, y agregó, palmeando las espaldas del renunciante de setenta años: "Tus logros en el yoga penetrarán por sí mismos la roca de la caverna en que estés sentado y le traerán provecho al mundo. Ve hacia algún lugar solitario en los Himalayas, yo te daré refugio y alimento donde quiera que estés". ¡La misma voz auténtica, la Voz del Avatar, ha venido a guiar y proteger a todos los aspirantes espirituales, cualquiera sea su religión, su raza o su país!

Con la llegada de devotos de todas partes a medida que se difundía la noticia de la manifestación de Sal Baba en Puttaparti, Baba estaba ocupado con la curación de sus males tanto físicos como mentales. El dice que aun eso es parte de su misión, porque nadie puede sentir el impulso de la disciplina espiritual si está acosado por los males fisicos o mentales. Fueron innumerables los casos de enfermedades crónicas, de locura, de histeria, de posesiones por malos espíritus y por espectros los que fueron llevados ante la presencia del Gran Sanador. También comenzaron a llegar personas que habían adorado a Sai Baba de Shirdi, llevadas por la curiosidad, para examinar la nueva manifestación de su Señor. Muchos lograron persuadir a Baba para que visitara sus localidades, y El visitó algunas casas en Bangalore, las que a su vez tenían contactos con Mirzapur, Kolapurm, Pithapuram, Sandur, Madrás y otros lugares. También llegaron devotos relacionados con las familias Ursu, emparentada con la familia real de Mysore.

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En Bangalore, Baba "operó" un caso de una antigua úlcera duodenal y el paciente se alivió por completo. Para esta intervención "materializó" misteriosamente todos los "instrumentos" necesarios, y el relato de este suceso hizo que la corriente de peregrinos siguiera creciendo.

Todos ellos insistían en la necesidad de contar con un templo más grande, en el que pudiera residir Baba y en el que pudieran alojarse los devotos. Esto fue lo que hizo que Thirumala Rao, de Bangalore, y otros devotos, planearan la construcción del viejo Mandir (templo), en 1945. El lugar que se eligió quedaba algo retirado de la aldea, entre los templos de Sathyabama y de Gopalakrishna, el mismo lugar en que se levantaron cobertizos desde unos años antes, para los festivales de Dasara y otros, por iniciativa de la familia Kamam y otros devotos.

Cuando el servidor Guni Venkata (Venkata con la joroba) cavó en el lugar que señaló Baba para que fueran colocadas las piedras consagradas que constituirían los cimientos, apareció un gran número de pitams de piedra, las bases para los lingams. ¡Pero, aunque se buscó esforzadamente, ningún lingam apareció; sólo docenas de pitams! La gente se reunió en tomo de Baba en busca de una explicación, y éste les dijo crípticamente, al tiempo que señalaba con un dedo su estómago: "Los lingams están todos aquí". Quienes han visto surgir los lingams por la boca de Baba cada noche de Mahashivaratri (Festival de la Gran Noche de Shiva, el Dios renovador de la Trinidad hindú) deben de haberse convencido de la exactitud de su respuesta; a otros deberá bastarles como consuelo pensar que los caminos del Señor se sitúan más allá de las categorías que nos sirven para medir y pesar, inferir y juzgar.

Luego de que se terminó la construcción, Baba se mudó allí desde la casa de los Kamam y comenzó a residir en la habitación que quedaba a la izquierda del balcón del frente, una pequeña pieza de aproximadamente dos y medio metros de largo por dos de ancho.

Entretanto, Baba había viajado a Madrás para darles su Visión Divina a miles de personas. Esa vez también llegó hasta Masulipatam. Donde quiera que fuese, le otorgaba paz mental a la gente y le entregaba sus consejos espirituales, asegurándoles a todos que los protegería y guiaría. Un día en que se encontraba en las playas de Masulipatam, ¡Baba caminó directamente hacia las olas del mar! Esta acción tomó por sorpresa a los devotos que lo rodeaban; y tardaron un poco en reaccionar. De pronto se oyó una voz, y al volverse todos hacia el mar, ¡tuvieron una visión de Sesha Sayi, el Señor sobre la serpiente Sesha, reclinándose sobre las olas! Un instante después, Baba estaba nuevamente entre ellos, y a todos les llamó la atención que sus ropas no estuvieran mojadas en absoluto. Otro día, Sal caminó directamente hacia la línea de las olas y, deteniéndose allí, lanzó una copa de plata al mar. Todos quedaron sorprendidos, preguntándose el motivo de ese acto. Momentos más tarde, las olas depositaron la copa cerca de donde todos se encontraban. Baba la levantó cuidando de no derramar el "agua de mar" que contenía, luego vertió unas gotas de esta agua en la palma de la mano de cada uno de los devotos presentes, para que la bebieran con reverenda y, ¡oh maravilla! ¡a todos les supo dulce y fragante, sin que supieran con qué compararla! En esta oportunidad, el océano le había ofrecido Amrita (el néctar de la inmortalidad) a Baba, del mismo modo en que, años más tarde, iba a dejar a sus pies un collar de perlas.

Muchas de las personas que fueron testigos de estos juegos Divinos y que compartieron el néctar, se encuentran actualmente en Prashanti Nilayam y son ardientes devotos de Bhagavan.

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Sin embargo, sería un craso error inferir de estos incidentes que Baba buscaba impresionar con esta intencionada manifestación de su Divinidad a la gente que lo rodeaba. Lo milagroso es parte de la naturaleza misma del Señor, sus acciones se sitúan más allá de nuestras matemáticas, de nuestra química y de nuestra fisica. Platón llamó "metafisica" o "más allá de la fisica" a la indagación en la naturaleza de las relaciones entre el "aquí y ahora" y el "Más Allá y Siempre": ¡todas las acciones de Baba son "meta"! El concede los milagros porque El es El y no debido a ningún deseo, propósito o necesidad, porque, ¿qué podría necesitar o desear?

Cada vez que alguien llegaba a su presencia, ya en aquellos días, Baba se hada cargo de su situación de inmediato, y por medio del consejo, la sugerencia, la sátira, el sarcasmo o la directa reprimenda, lo moldeaba lentamente en un humilde, silencioso, piadoso, aunque, al mismo tiempo, eficiente y entusiasta miembro de la sociedad. Esta es la alquimia de su toque. Aun dirigiéndose a grupos de devotos, insistía incansablemente en la necesidad de la transformación interior. A cada uno le decía que debía tener valor; señalaba que el valor surge únicamente de la fe en el Poder Infinito, en la infinita misericordia del Señor. Y obviamente, todo el que sea propenso a dudar no necesita sino acercarse a El y probar por sí mismo su infinito poder y su infinita misericordia.

Hablando de su compasión, me viene a la mente un incidente sucedido en Bangalore, cuando Baba era aún un adolescente. Un zapatero remendón que practicaba su oficio en la calle, vio a Baba en una cabaña que quedaba frente al sitio en que él se encontraba; muchos eran los vehículos que entraban y salían de esa casa; la gente llegaba con flores y frutas; los que salían tenían una expresión de gran alegría y contento; todos hablaban de un Avatar de Sri Krishna, de Bhagavan, de Baba, etcétera. De modo que, llevado por la curiosidad, se aventuró a entrar y a atisbar dentro del gran cuarto en el que Baba estaba sentado en una silla especial, con los hombres sentados a un lado y las mujeres al otro. Sus ojos se fijaron en Baba justo en el momento en que éste también lo miró. Baba se puso inmediatamente de pie y caminó hasta la puerta en que se encontraba el zapatero; se le acercó e incluso antes de que el hombre tuviera oportunidad de ofrecérsela, tomó la guirnalda de flores ya marchitas que traía en la mano, preguntándole al mismo tiempo en tamil qué deseaba de El.

La temeridad con que pudo formular su deseo y expresario debe de haberte sido transmitida por Baba, pues, ¿de qué otro modo podría explicarse que el viejo zapatero osara hacer semejante pedido? Con mucha confianza y sin vacilar, y para sorpresa de todos los que alcanzaron a escucharlo, dijo: "Por favor, ven a mi casa, y te ruego que también aceptes algo". Baba le palmeó amorosamente la espalda y le contestó: "Muy bien, iré...", y volvió a su asiento en el otro extremo del salón.

El zapatero esperó por mucho rato, porque deseaba indicarle a Baba la dirección de su casa y preguntarte, además, cuándo lo visitaría, para poder asearla y estar preparado para recibido, mas no pudo quedarse todo el tiempo que hubiera querido, pues tenía que volver a su lugar en la calle para cuidar de su saco con pedazos de cuero y la bolsa con zapatos viejos. Trató en vano de pedirle a alguien que le preguntara a Baba cuándo iría a visitarlo; en cuanto les contaba que Baba le había prometido ir a su casa y exponía la pregunta que quería que le hicieran, algunos se reían de él y de su audacia, otros pensaban que estaba borracho o que era un loco. Pasaron los días, Baba estuvo visitando a otros devotos y no pasó más por la cabaña que quedaba frente al rincón del zapatero, y éste perdió toda esperanza de volver a ver a Baba.

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Un buen día y de manera totalmente inesperada, un moderno automóvil se detuvo frente al lugar en que trabajaba el viejo remendón. Este quedó espantado, por un momento pensó que podría ser la policía para echarlo de allí, pero... del auto descendió Baba, quien invitó al anciano a subir al automóvil; el pobre hombre estaba demasiado confundido como para darle su dirección al conductor, pero Baba parecía saberla. Cuando el coche se detuvo a la orilla del camino, ¡Baba se bajó y se dirigió a la cabaña del zapatero sin vacilar, aun cuando era una más entre las muchas casas miserables del suburbio! El zapatero corrió para avisar a su familia. Baba creó algunos dulces y frutas y los entregó como alimento consagrado a los miembros de la familia del zapatero, y se sentó sobre un banco cerca de la pared. Luego bendijo al anciano que lloraba de alegría, comió bananas, que habían ido a comprar apresuradamente, y después se retiró de aquella pobrísima casa, a la cual, por su mera presencia, convirtió en lugar de peregrinación para todo el vecindario... ¡Esta es una muestra del Amor de Baba!

Sin embargo, llevados por la locura, ¡hay personas que incluso han intentado envenenar a Baba! Puesto que este incidente revela más de un aspecto de Su Divinidad, conviene relatarlo con algo de detalle. Incluso hoy en día Baba no permite que al hecho se lo (lame "un intento de asesinato"; y puesto que sus palabras representan la Verdad, repetiremos que se trató sólo de un intento para probar si El era capaz de sobrevivir a la ingestión de veneno; fue más el resultado del escepticismo que de la maldad.

Era día de festival, y Baba visitó algunas casas de su aldea natal acompañado de dos devotos. En cada casa comió algo de lo que le ofrecieron, y al entrar en la casa en que se tenía preparado el guiso envenenado, mostró especial entusiasmo y pidió que le sirvieran más, pero cuidó de que sus acompañantes no probaran la mortal mezcla. Cuando regresó a casa de los Kamam, les confió a algunas personas el secreto de la invitación a aquella casa en particular y habló de la futilidad y la necedad de ese proceder, comentando divertidamente el incidente. Después de un rato, procedió a vomitar todo lo que había comido. Algunos de los que sabían del incidente, comprobaron en secreto si había algún veneno que fuera mortal para los seres vivos. ¡Y así era!

De hecho, Baba se complace en hacer justamente todo lo que los mortales tememos. Por ejemplo, el incidente de la noche en que lo mordió una serpiente, descripto en el capítulo "El Movimiento de la Mano". Esa noche, después de haberse recuperado de la picadura gracias a la aplicación de un talismán milagrosamente producido por Su Gracia, todos los aldeanos le rogaron que no comiera, porque el alimento podría agravar el efecto del veneno, pero, osadamente, El comió algo más de lo que era su costumbre; le advirtieron que el sueño también podría ser dañino sin saber que su sueño es simbólico pero El "durmió" más de lo habitual; a la mañana siguiente, los ancianos del pueblo le pidieron que evitara el agua fría, pero El fue intencionadamente hasta el río y nadó y buceó, mostrando un soberano desprecio por las preocupaciones y el nerviosismo humanos... ¡Sin embargo y pese a este continuo recordatorio de Su Divinidad, rebajamos su estatura a la nuestra y circunscribimos al Ilógico Supremo dentro de nuestros estrechos pero "rectos" silogismos!

Subama era la más inquieta por su salud y la que más se preocupaba por los cientos de peregrinos que se reunían en Puttaparti. Baba cuenta que la piedra de moler de su casa estaba permanentemente en funciones, preparando chutney con los montones de cocos que los peregrinos ofrecían. "¡Subama molía y molía casi ochos horas diarias!". Poseía un inmenso Amor y una gran devoción por el Señor y Baba le había dicho que satisfaría su único deseo: recibir la Divina Visión de Baba en sus últimos momentos. La historia de esos momentos y de esa Divina Visión es realmente conmovedora.

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Subama cayó enferma y fue llevada a Bukapatnam. Sin embargo, y pese a su enfermedad, un día se hizo traer en un carro tirado por bueyes para ver Prashanti N!layam, que por ese entonces estaba en construcción. Muy pronto cayó en cama y ya no pudo moverse, su condición empeoraba ¡y Baba estaba lejos, en Bangalore! En su delirio, Subama hablaba de él y de la Visión de Sai Baba de Shirdi que había sido privilegiada de tener, de los innumerables juegos Divinos de Krishna que había presenciado, y, cada vez que volvía en sí, su conversación se centraba en los mismos incidentes y la misma persona. Se encontraba rodeada por parientes que no sentían mucha simpatía por estos sentimientos, porque sentían que su amor y su apego al pequeño muchacho milagroso la habían apartado de su familia, de modo que no dejaban de recordarle que Baba estaba a más de cien kilómetros de distancia, por lo que era mucho mejor que volviera su atención a los seres que estaban más próximos. Pero su fe no vaciló.

Entretanto, Baba había salido de Bangalore rumbo a Tirupati, donde pasó algún tiempo con los devotos de su propia imagen concretada y consagrada que se adora en el cerro del lugar. Por supuesto, Baba sabía que el Alma de Subama luchaba por liberarse de su envoltura mortal y que ella ya no dejaba su lecho de enferma en Bukapafiam. La gente que la rodeaba anunció que ya había exhalado su último suspiro, pero un brillo peculiar que suma de su cara los obligó a abstenerse de llevar su cuerpo al crematorio. Unos pocos, más sabios, sacudieron la cabeza ante el anuncio de que había muerto y les aconsejaron a los parientes que tuvieran paciencia, advirtiéndoles: "El pájaro no ha volado aún". ¿Y cómo podría haber volado, aunque las puertas de su jaula estuviesen abiertas? Debía tener la Visión Divina y había de esperar hasta que Baba llegara. Baba también corría con premura para llegar junto a su lecho. Abandonó Tirupati en automóvil y, luego de pasar por Puttaparti, siguió viaje a Bukapatnam. ¡Tres días completos después del primer anuncio del "fin" de Subama! Los ojos de ella ya habían perdido todo brillo, la habían colocado en el suelo y la gente mostraba una angustiosa impaciencia. Baba se sentó a su lado y la llamó en voz baja: "Subama, Subama". ¡Dos veces nada más! Y entonces, para el asombro de todos los que llenaban la habitación, Subama abrió los ojos, su mano se extendió hacia la de Baba y, tomándola firmemente, comenzó a acariciarla con Amor. Baba le puso el índice sobre los labios y la boca de Subama se entreabrió como si hubiera sabido que Baba le estaba dando algo para calmar la sed del Alma. ¡De los dedos de Baba fluyó el Divino Ganges hacia su boca y Subama se unió a la jerarquía de los liberados!

Aproximadamente por esta época se acercaron a Baba algunos musulmanes de una aldea vecina por un asunto que era importante para ellos. Su comunidad estaba siendo diezmada por una enfermedad mortal. Durante el mes de Mohurram era tradicional en estas regiones la adoración de lo que se denomina pirs. Tanto entre los hindúes como entre los musulmanes se llevaba a cabo la instalación, el culto, la procesión ceremonial y el entierro de estos pirs. Los pirs son objetos modelados a mano, hechos de bronce, y se consideran como recuerdos sagrados del sacrificio de Hassan y Hussein en la memorable batalla de Kerbela. Baba les indicó a los musulmanes que llegaron hasta El que durante cientos de años se habían instalado pirs en su aldea, pero que últimamente la ceremonia se había abandonado. Les pidió que continuaran con esta adoración y les reveló que si cavaban en cierto lugar que les señaló, encontrarían los mismos pirs que sus antepasados habían consagrado. ¡La excavación se llevó a cabo y los pirs quedaron a la vista! Todos estaban tan sorprendidos ante la Omnisciencia de Baba y la súbita aparición de los sagrados objetos, que nadie reunía el valor para descender a la excavación y extraerlos. Baba mismo bajó y los sacó. Había cuatro pirs allí. Por muchos años después de este suceso los pirs

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fueron guardados en el Mandir, envueltos en un tapiz y bien acomodados. Les eran entregados a los aldeanos únicamente para las celebraciones del Mohurram y luego eran devueltos, tan pronto terminaban las ceremonias.

Puede agregarse aquí una curiosa circunstancia que fuera presenciada por el autor. Una vez que los musulmanes se retiraban del Mandir, después de haber recibido los pirs de manos de Baba, la persona que los llevaba comenzó a actuar como si estuviera "poseída" y todos comenzaron a rodearla, para observar al cantón en ese estado alterado. Danzaba algunos pasos y luego corría en círculos, después comenzó a recitar algunos versos del Corán para sí mismo y corrió de regreso hacia Baba. Baba le dijo: "Anda, anda, y vuelve cuando haya terminado el festival ..." y, de inmediato, el "poseso" se fue con los pirs, en el mismo estado de alegría llena de devoción. Sólo los que han tenido el privilegio de experimentar momentos así pueden atisbar el misterio que Baba representa.

Eran muchos los devotos que llegaban de cerca y de lejos a Puttaparti en esos días. Cada uno era arrastrado desde su lugar de origen por algún vislumbre de la Omnisciencia o la Omnipresencia de Baba, o por alguna circunstancia inexplicable, y se mantenía leal gracias a su Omnipotencia. Un señor de Udumalpet, que en un comienzo había rehusado formar parte del grupo de peregrinos, pero que fue persuadido más tarde a unirse a ellos, le ofreció una guirnalda de flores a Baba tan pronto como (legó a Puttaparti, tal como lo hagan todos, pero Baba no aceptó su ofrenda; le dijo: "No tenías la intención de venir...", y esa observación lo unió aún más al incrédulo.

Otro señor de Madura¡ vino únicamente porque su hermana de VeIlore sólo aceptaba operarse después de que Baba dijera que era necesario. Vino hasta Puttaparti, pero Baba no le habló por varios días, y cuando finalmente se dirigió a él, sólo le indicó que regresara a Vellore en el próximo autobús. Entretanto, el médico en Vellore estaba cada día más indignado con la paciente, pues consideraba que estaba poniendo estúpidamente en peligro su vida, esperando la opinión de un adolescente al que consideraba su Gurú y Dios... Por fin (legó el hermano y el médico (levó a cabo un examen final y, asombrosamente, ¡ya no había ninguna necesidad de realizar la operación! ¿Se trataba de la misma paciente? ¡El médico no salía de su asombro!

Si llegara a escribirse un libro sobre la base de las respuestai,.~ de los devotos a la pregunta "Cómo (legó usted por primera vez a Putarti y por qué?", éste constituiría una lectura altamente inspiradora. De llegar a escribirse tal volumen, representaría un interesante capítulo en él la llegada de la señora Sakama, la famosa dueña de plantaciones de café y filántropa de Coorg, dama que fuera honrada con el titulo de Dharmaparayani (siempre dedicada a la caridad) por el maharajá de Mysore. Y ello no sería por el hecho de ser esta dama una persona rica y famosa en el campo de los negocios y la industria. ¡Oh, no! Nada le importa a Baba que una persona sea rica o pobre. ¡Sólo le importan la riqueza del carácter, la fortuna de las prácticas espirituales y los tesoros del espíritu, sea cual fuere el monto de su cuenta bancaria!

La ya fallecida señora Sakama solía relatar esta extraña historia de su experiencia: un buen día, en su bungalow de Somvarpet, Coorg, mientras realizaba el culto, fue interrumpida por un sirviente que le anunció que un automóvil había llegado y que su ocupante insistía en verla de inmediato. Se sintió bastante molesta, pero se levantó de todos modos para conocer al hombre que se tomaba la libertad de interrumpirla. En el coche se encontró con un anciano de tez clara y de elevada estatura, con una venerable barba, sentado sobre una piel de venado y con el cuerpo cubierto de ceniza. También le llamó la atención la antigüedad del automóvil, porque parecía ser igual a la edad de su ocupante o

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dueño. El conductor era un pequeño y frágil adolescente, y la señora Sakama se preguntó cómo podría haber obtenido una licencia para conducir, si es que la tenía. En la parte delantera del automóvil se veía una placa que decía: "Comité de !Callas". Sakama invitó a pasar al anciano, lo saludó en la forma tradicional y reverente, colocó una rosa recién cortada a sus pies y le ofreció algunas frutas. El anciano replicó que no comería frutas, que no cedía en cualquier momento o lugar a los deseos del paladar. Lo que deseaba era que ella contribuyera al Comité de Kailas y se hiciera miembro de él por medio de un donativo de mil rupias. Al firmar el papel que le pasó, se dio cuenta de que la suma y su nombre ya estaban escritos en él. Y cuando fue a buscar la suma el anciano le dijo: "Guárdala, vendré a buscarla después". Con estas palabras tomó el recibo firmado, salió de la casa y subió a su vehículo. El conductor adolescente era muy capaz, porque el coche desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

Años más tarde, cuando vio a Baba en una casa a la que había ido, El se le mostró, durante un momento, como el conductor de aquel automóvil, y en otro, como el venerable anciano que se había tomado tanto trabajo en lograr que contribuyera al Comité de Kailas y que luego le había pedido guardar su donativo. Luego Baba la sorprendió al decirle: "¡Y bien, dame las mil rupias que prometiste aquel día!". l' luego le contó la historia hasta el más mínimo detalle.

En una ocasión Baba fue a Mysore durante el festival de Dipavali, y se alojó con un devoto ursu. Mientras permanecía allí les concedió a los devotos que estaban en I'rrttaparti la visión de una serpiente, fenómeno que no les era desconocido a los devotos de Sal Baba de Shirdi, como pueden confirmarlo los habitantes de Coimbatore y de otros lugares. Lo interesante de esta visión es que al mismo tiempo, más bien por todo el período que duró, Baba estuvo fuera de su cuerpo físico, que estaba en Mysore. Los cantos devocionales se llevaban a cabo en el viejo Mandir durante las ausencias de Baba, frente a un altar levantado temporalmente en la escalinata que llevaba a la puerta principal, donde se mantenía una fotografía suya, decorada y con dos lámparas que ardían día y noche. Transcurrió la noche de Dipavali y en la madrugada algunos devotos observaron las luces de un vehículo que subía por la curva del cerro más allá de Kamatanagapalli, sobre la margen derecha del Chitravati. Sin embargo, se descubrió más tarde que no había sido sino una impresión que habían experimentado unos pocos. Cuando las personas que habían visto las luces y habían corrido felices hacia el río retomaron al Mandir, se encontraron con la sorpresa de oír que una cobra se había enroscado alrededor del retrato de Baba que se hallaba en el altar. La vieron cientos de aldeanos y otras personas hasta las tres de la tarde. Le ofrecieron rituales, entonaron cantos devocionales y ofrendaron cocos, pero la cobra no se movió. Envalentonadas, algunas mujeres esparcieron sobre ella polvos de kumkum y de azafrán, pronunciando el nombre del Señor e invocando a Baba, colocando vasijas con leche frente a ella, mientras la cobra no hacía sino balancear de un lado a otro su capucha desplegada. Una venerable anciana de la aldea protestó cuando, después de la ceremonia de las ofrendas, le fueron devueltas dos mitades de coco, de las cuales dijo que no eran suyas, pues ella había ofrecido unas mucho más grandes, y que no las aceptaría; ante esto, la cobra, como si estuviera observando con atención, se volvió airada hacia ella y silbó con fuerza.

Todos se rieron con ganas ante el pavor de la anciana... A las tres de la tarde, la cobra se deslizó del lugar donde estaba y a los pocos metros se hizo invisible. Mientras tanto, a la misma hora, Baba les devora la alegría a todos al levantarse.

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En el mismo viaje a Mysore, Baba visitó también Hyderabad, y al vedo reconocer una sede de lugares, la princesa de Chincholi se convenció de que era un Avatar del mismo Baba de Shirdi. Baba también viajó a Kuppam y, desde allí, a Karur y a Trichinopoly. En todas partes fue recibido con gran entusiasmo tanto por sus devotos como por los habitantes de esos lugares. En Trichinopoly, la procesión fue precedida por un elefante ricamente adornado, seguido por gente que recitaba mantras védicos y llevaba agua consagrada en recipientes de plata, como ofrendas de homenaje. En todas partes, Baba aconsejaba: "De aquí en adelante purifiquen sus corazones y transfórmenlos en tabernáculos apropiados para el Señor. No sigan hundiéndose en el mal, cediendo a las tentaciones. Armense de valor. Crean en el Señor que reside dentro de ustedes; El es su pariente más íntimo y cercano".

Cuando la caravana de automóviles que seguía a Baba cruzaba la ciudad, uno de los vehículos atropelló a un pequeño, lesionándolo gravemente. El niño fue llevado hasta el corredor de una casa cercana, herido y sangrando; una multitud se reunió en el lugar y luego apareció la policía para investigar el hecho. Justo antes de que llegara la policía, Baba llegó hasta el niño y lo tocó, con lo cual los uniformados no encontraron nada que reportar, ya que el niño lesionado corría por todas partes, contándole a todo el mundo cómo, con sólo tocarlo, Baba lo había sanado. Mucho tiempo después de la partida de Baba, el niño seguía siendo mimado, acariciado y alimentado por una multitud que lo envidiaba por su milagrosa experiencia.

Hubo otro niño que fue honrado de manera similar por una multitud admirada y que, tal vez, se sienta agradecido, aún hoy, por la intervención del Señor en su vida. En una reunión pública cerca de Trichinopoly, organizada para honrar a Baba, alguien dudó de Su Divinidad; percibiéndolo desde el estrado, Baba llamó a un niño sordo y mudo que se encontraba próximo a aquella persona y, llevándolo al micrófono, le preguntó: "¿Cómo te llamas?", y el niño contestó de inmediato, para que pudieran escucharlo los miles de personas que allí se hallaban. "Me llamo Venkatanarayana". El escéptico tuvo que tragarse sus palabras y bajó la cabeza, avergonzado. Sin embargo, hubo también otra consecuencia de este suceso, y Baba ríe encantado cuando habla al respecto. Al amanecer, ¡la calle a la que daba la casa en que se alojó estaba llena de sordos y mudos! ¡Se había convertido en una silenciosa vía del dolor! Nadie se había dado cuenta hasta entonces de que había tal número de minusválidos de este tipo en Trichinopoly. Baba fue sacado de esa casa por una puerta lateral para eludir el clamor de los parientes de los sordomudos.

Los devotos de Karur y de Trichinopoly compitieron entre ellos al decorar sus casas y calles, así como en los demás arreglos para recibirlo. Sin embargo, nada de esto afectó a Baba, quien se movía con absoluta libertad entre ricos y pobres; tal vez mucho más entre los pobres que entre sus anfitriones, puesto que busca con más ahínco los corazones vueltos hacia la oración y los que están llenos de arrepentimiento, que los corazones inflados de orgullo y contaminados por la ambición. Los estrados cubiertos de flores del más variado colorido que se habían erigido para que tomara asiento y para ser adorado, eran verdaderas joyas artísticas. Pero Baba le repitió innumerables veces a la gente que El valoraba únicamente el prístino botón de un corazón inmaculado, la ofrenda de los frutos de las buenas obras.

Una vez, en Mysore, sentado en uno de estos estrados, Baba estaba recibiendo el ritual de un devoto ursu cuando apareció, sin que se supiera de dónde, una cobra, la cual, arrastrándose hacia el montón de flores, fue a colocarse a los pies de Baba. Luego apareció otra, y ambas tomaron posiciones a ambos lados del estrado. Baba le aseguró a la familia

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ursu que no había nada que temer. Al poco rato, ambas desaparecieron tan misteriosamente como habían venido.

Baba no se contenta con infundir fe en sus devotos por medio de estos milagros. El es un exigente Maestro que no se sentirá satisfecho con acciones que no tengan un ciento por rento de integridad y un sincero empeño en la disciplina espiritual. Esto explica el porqué del inmenso número de hombres y mujeres que son atraídos hacia El por el relato de sus milagros y que ven confirmada la primera impresión de su Divinidad por los muchos milagros subsecuentes; también son muchos los que se apartan, incapaces de responder a las exigencias en cuanto a la reforma del carácter, renunciación, disciplina, recitación del Nombre y meditación. Ya desde los primeros años, Baba reiteraba que aparta las calamidades físicas, cura las enfermedades corporales, consuela y alivia, únicamente como un primer paso hacia las prácticas espirituales, las cuales deben seguir de inmediato a su Divina Manifestación. Son muchos los monjes y yoguis que se han derrumbado debido a su ansiedad por mantener el favor de ricos e influyentes, en tanto que Baba, que ha venido a iluminar las sendas de monjes y yoguis, nunca ha dejado de hablar claro cuando se trata de corregir las faltas de los que lo rodean. De hecho, Su Gracia es tan importante, que pasa por alto obstáculos como la edad, la erudición o el tiempo de una relación: a todos y cada uno los bendice con sus correcciones y evaluaciones. Con la rendidón completa a su voluntad, todos pueden ser plenos y libres.

Muy pronto, Dasara se convirtió en el festival por excelencia de Puttaparti porque, aunque se hubiera ausentado durante otros festivales, Baba estaba en el Mandir para celebrar Dasara (festividad que celebra el triunfo del Bien). La señora Sakama y otros devotos tuvieron por muchos años el privilegio de la organización y arreglos para este festival de la Madre. Baba es realmente la Madre Suprema, que se manifiesta como Sarasvati, Lakshmi, Sarada, Anapuma e incluso Kali. Baba ha expresado que la justicia Divina es la divina madre de la humanidad; con sus mensajes de Verdad, Acción Correcta, Paz y Amor, los cuatro principios cardinales del Dharma (los dictados de Dios), El mismo es la Madre, el Eterno Guía. Sus devotos sienten, más que nada, que El es su madre, y esto hace que sea apropiado que Dasara sea el festival más importante en Puttaparri. Son muchos los devotos que han sido bendecidos al verlo como la Madre. De hecho, hay uno que insiste en dirigirse a El como la Madre Shiva. Baba ama la compañía de.los niños, y aun los más traviesos son calmados por El mediante un repertorio inagotable de trucos y juegos, de ventriloquia o de sombras chinescas. Les regala dulces materializados con un giro de su mano. Tuerce y enrosca sus dedos y, ¡oh maravilla!, cuando la sombra de sus manos se proyecta sobre un muro, los niños se llenan de admiración al reconocer serpientes, águilas, caballos, cameros, perros, pavos reales, cuervos, gatos y búfalos que retozan. Le ofrece una bola de arena a un niño, y al extender tímidamente su manita para recibirla, la bola se convierte en laddu (dulce hecho con leche) en el momento que toma contacto con la palma del niño. Baba dice que los niños son en realidad afortunados porque han tenido la suerte de recibir la divina presencia de Baba mucho antes que los adultos, y que son privilegiados al tenerlo como su maestro, protector, guía y guardián por muchas décadas futuras. Cuando Baba acepta darle nombre a los hijos de sus devotos, los que les da recuerdan la grada y misericordia de Dios. El también inicia a los pequeños en Akshara; es decir, sujeta sus pequeños dedos con su mano y escribe con ellos, sobre miel, leche o arroz, las letras del alfabeto.

No obstante, Akshara significa también lo imperecedero, lo eterno, y Baba, al inaugurar el Aksharabhyasa, también los inicia en lo Imperecedero. Porque al hacer que el

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niño pronuncie el mahamantra Om Namo Narayanaya, el Om Nama Shivaya o el Om Sri Nivasaya, o cualquier nombre que sea adecuado a las tradiciones de la familia, le da al niño la clave para alcanzar su esencial destino espiritual.

Hay una canción tamil sobre Baba, la cual hace referencia a El como la Madre que amamanta a sus hijos con la leche del conocimiento, y el

Aksharabhyasa representa la ocasión en la que el afortunado niño recibe esta bendición. '

Baba brilla como patrono de la música y las letras, y es el otorgador del sustento durante Dasara, festival que se ha transformado en una celebración memorable desde el comienzo mismo de esta manifestación divina. Los devotos se deleitan con discursos, representaciones teatrales, interpretaciones musicales y fiestas. Cada noche, en aquellos años, también se llevaba a cabo una procesión por las angostas calles de la aldea. A Baba lo llevaban por tumor una serie de devotos, sentado en un palanquín que se decoraba de manera diferente cada día. Durante la procesión, el autor mismo ha podido ver a Baba sacando algunas flores de las guirnaldas que se le ofrecían, deshojarlas y lanzar los pétalos hacia la multitud, pétalos que caían con un tintineo, ¡porque cada uno se había convertido en un pequeño medallón con la imagen de Baba en una cara y la de Sal Baba de Shirdi en la otra! O sucedía a veces que los pétalos se transformaban en pastillas de menta que llovían sobre la muchedumbre que se agolpaba en tomo del palanquín. Mientras duraba la procesión, a menudo la frente de Baba se cubría de ceniza sagrada, la cual emanaba de El mismo, y los devotos podían verla claramente, así como grandes lunares de kumkum.

Pronto se consideró que el Mandir (templo) se estaba haciendo muy pequeño para las reuniones de devotos. Muchos adoradores de Sal Baba de Shirdi llegaban a Puttaparti tan pronto oían decir que había encamado en forma humana en esa aldea. Muchos de los que iban en peregrinación a Shirdi terminaban siendo "dirigidos" desde allí para ir a Puttaparti. Otros llegaban a saber de Baba de Shirdi por Sai Baba mismo. Dice Krishna en el Bhagavad Gita: "Reúnanse junto al Señor"; y así, los afligidos, los buscadores de una vida confortable, los investigadores y los sabios; estos cuatro tipos se acercan al Señor con sus diferentes motivaclones, mas el Señor los recibe y los satisface a todos. Alivia a los afligidos. Su ceniza sagrada actúa como talismán para apartar los malos espíritus y los efectos de la magia negra de cientos de infortunados. Los críticos, los inquisitivos, los dudosos, los escépticos, y los agnósticos son satisfechos por El, atraídos hacia El y se apegan a El. A las personas que ansían una vida cómoda, las bendice siempre que tengan la suficiente educación como para hacer uso de la paz mental que les otorga para cultivar el espíritu y buscar la meta última de la vida misma. Prefiere al sabio, porque Baba se revela en toda su gloria en la visión de éste, la cual ha sido purificada y aclarada por una disciplina constante. A Puttaparti llegaban personas de todos estos grupos, evidentemente en gran número, predominando los del primero y tercero, pero Baba transforma las vidas de todos los que llegan a El.

Así que nada hay de especial en la transformación de una banda de ladrones en labradores temerosos de Dios. Encontrándose Baba una noche sobre un cerro en la ribera opuesta del Chitravati, tropezó con un grupo de bandidos ocupados en la nada santa tarea de repartirse el botín. Sin embargo, cuando lo vieron, y después de aceptar de su mano la divina ceniza, supieron que estaban frente al Testigo Eterno. Baba les habló a esos diecisiete corazones negros y, gradas a su alquimia, los convenció de volver con El a la aldea de Puttaparti. Allí, todos eligieron alguna forma de vida honesta. Baba suele presentar

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a uno de ellos como un ejemplo: un hombre recto de mediana edad a quien Baba designó como ¡vigilante!

A los pocos años hubo necesidad de levantar provisionalmente un largo galpón frente al templo, para dar acomodo a las multitudes de devotos. Sin embargo, resultó insuficiente. Se construyó, entonces, un pequeño departamento con una pieza de estar y un baño, detrás del templo, para Baba. Fue en esa habitación que Sathya operó de hernia al hermano del doctor Padmanabhan. En otra ocasión, en el galpón, detrás de las cortinas, frente al santuario, Baba le practicó un apendicectomía a Appiah de Puttaparti. Durante una noche en que Baba dormía con un grupo en el espacio abierto entre el templo y sus habitaciones, anunció que uno de sus devotos había perdido un talismán que El le había dado, ¡porque había vuelto a sus manos! Indicó que tenía que ir de inmediato a Madrás para alcanzar a atarlo a la muñeca del paciente, pero todos los que lo rodeaban suplicaron que no realizara el viaje a esa hora, dejando y volviendo a su cuerpo. Baba aceptó enviarlo con alguien que viajara a Madrás y le entregó el talismán a Sri Seshagiri Rao, un antiguo devoto, para su custodia, advirtiéndole: "Mantenlo firmemente, envuélvelo en una tela y enróllalo alrededor de tu cintura". Seshagiri Rao obedeció la orden sin hacer preguntas y durmió con el talismán atado a la cintura. Unas dos horas más tarde, todos nosotros fuimos despertados por la risa de Baba, sentado en su cama. Todos nos levantamos y nos reunimos en tomo de él para indagar el motivo de su hilaridad. Rao seguía ajeno a lo que pasaba. Baba lo despertó y le preguntó por el talismán; de inmediato, Rao desenrolló la tela de su cintura y la extendió... ¡el talismán había desaparecido! Baba hizo como si lo regañara y luego nos dijo que El ya había "ido" hasta Madrás y atado el talismán a la muñeca de la persona que requería estar protegida continuamente por El. ¡Sí, había "ido" a Madrás y había regresado!

Los devotos no olvidarán nunca el viejo Mandir porque allí Baba estaba permanentemente entre la gente. Compuso un gran número de cantos devocionales y melodías que les enseñaba mientras permanecían allí. Los moldeaba y los correa con gran Amor y atención. Puesto que el número de devotos que se reunían no era demasiado grande, Baba acostumbraba salir con mayor frecuencia hacia las arenas del lecho del río, los cerros circundantes o los jardines de la ribera opuesta, y mientras los devotos se ocupaban de preparar la merienda, eran testigos de muchos milagros o signos de Su Divinidad.

Tuve mi primer darshan (Visión Divina) de Baba en el viejo Mandir, y esa misma tarde formé parte de un grupo que fue con El hacia las arenas del río. Allí lo oí reconvenir a algunos devotos por dejar que sus mentes se agitaran por problemas menores; les indicó que tenían que concentrarse en el nombre de Dios como el mejor medio para lograr paz, y entonces se volvió súbitamente hacia la señora J. Chandran con la siguiente pregunta: "¿No rezas?". Ella musitó algo como respuesta, pero no esperó a escucharla: "¡Claro, has perdido tu japamala! (rosario de ciento ocho cuentas), ano es cierto?", preguntó. Luego, hundiendo su mano en la arena, extrajo un rosario y dijo: "Aquí tienes, tómalo". La dama se levantó reverentemente y se adelantó con las manos juntas para recibirlo. Baba le hizo una seña para que se detuviera y le dijo con la cara iluminada por una sonrisa: "¡Espera! Dime primero de quién es este rosario!". Ella lo miró y exclamó: "¡Es el mío, Swami! O, mejor dicho, el de mi madre". La señora no cabía en sí de gozo por haber recuperado el japamala que le había regalado su madre al morir. Baba nos habló acerca de la piedad de la madre, las rigurosas austeridades de su hermano y las prácticas espirituales de la señora; luego le preguntó cuándo había perdido su precioso japamala, y todos nos quedamos maravillados

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cuando la dama respondió que hacía cuatro años, en Bangalore. ¡Qué sorprendente milagro para ser presenciado en mi primera tarde en Puttapartü

Mes a mes iba aumentado el número de devotos; el viejo templo resultaba insuficiente; ya no era posible reunirse a diario en las arenas; los devotos sentían que la habitación de Baba era demasiado estrecha y de poca altura. Baba se veía obligado a vivir en medio del ruido, el polvo y la confusión. En cada festival, el área en tomo del templo se hacía demasiado pequeña para acomodar a todos los que asistían, de modo que los devotos le rogaron a Baba que accediera a la construcción de un edificio más espacioso, al cual Baba llamó Prashanti Nilayam.

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PRASHANTI NILAYAM ¡Qué nombre tan apropiado para la morada del Señor! ¡Qué brisa tan fresca y qué

serena soledad evoca este apelativo! Las montañas que se elevan en tomo del Nilayam parecen una serie de venerables ancianos absortos en contemplación, el amplio cielo inspira pensamientos vastos e ilimitados; las rocas sobre los cerros invitan a los aspirantes espirituales a la meditación. Baba hizo plantar un bosque en la ladera de la colina que queda detrás del Nilayam en medio del cual crece un baniano, que está llamado a convertirse en el más sagrado de su género, al menos para los buscadores de elevación espiritual.

El baniano, conocido también como Nyagrodha y Vatavriksha, es famoso en la literatura y la historia sagradas de la India. Se dice que Mahavishnu (el gran Señor Vishnu) duerme sobre una hoja de baniano cuando el Pralaya (período de destrucción o disolución) domina al mundo y las aguas del diluvio cubren la Tierra. A Dakshinamurti, o Shiva bajo la forma del Gurú, se (o describe sentado bajo un baniano y transmitiendo todo el conocimiento a sus discípulos mediante su silencio; y otro tanto vale para Mahavishnu, que junto con Yoganidra vigila los tres mundos. Se puede decir también que el árbol simboliza la eterna ley espiritual, porque sus ramas se extienden en todas direcciones y extraen sustento de todo tipo de credo y de cada empeño espiritual. En sánscrito también se lo llama Bahupada, porque las numerosas raíces aéreas que brotan de sus ramas y se afincan en la tierra obtienen sus nutrientes de ella, permitiendo que las ramas puedan ser independientes incluso del tronco paterno. De ahí que el árbol sea inmortal y que existan banianos en la India que han sido adorados por miles de años, como el que se encuentra en Triveni, en Prayag, o el llamado Akshayavata, en Gaya.

El árbol que crece en el Thapovana posee una santidad peculiar: en abril de 1959, mientras le hablaba a una reunión de devotos en las arenas del Chitravati, Baba habló sobre Buda y el árbol Bodhi, así como de los aspirantes espirituales que buscan lugares especialmente favorables para sus prácticas. Mientras hablaba, "extrajo" de la arena un grueso platón de cobre (sasana) de unos cuarenta y cinco por treinta centímetros, que contenía las marcas místicas y las letras de un sinnúmero de alfabetos tanto conocidos como desconocidos. Indicó que se entierran bajo los árboles en que los aspirantes espirituales llevan a cabo sus austeridades, con el fin de que los ayuden a desarrollar la concentración mental y el control de los sentidos. Y anunció que colocaría ese sasana bajo un baniano que se proponía plantar en el Thapovana (bosque de la austeridad), lo cual se llevó a cabo el 29 de junio del mismo año, y Baba declaró que los yoguis que hayan llegado a un cierto nivel en sus prácticas sabrán de manera intuitiva sobre la existencia de este árbol y del sasana bajo él y serán atraídos hacia éste por una fuerza misteriosa. Así se llegará a justificar plenamente el nombre de Thapovana.

El ashram de Prashanti Nilayam fue inaugurado el 23 de noviembre de 1950, en el cumpleaños número veinticinco de Bhagavan Sri Sathya Sal Baba. Llevó alrededor de dos años construirlo, y se puede decir que Baba mismo fue el arquitecto y el ingeniero que dirigió las tareas de construcción. Sus sugerencias tuvieron que ser aceptadas por los ingenieros, porque siempre las encontraron mucho más adecuadas que sus propias indicaciones; descubrieron que Baba poseía un mayor sentido de la perspectiva y una mejor

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visión estética que ellos. ¡Baba se mostró como un exigente maestro de obras, dotado, sin embargo, de una inmensa bondad! ¡Y su grama hizo que pudieran salvarse hasta los obstáculos que parecían insuperables! Por ejemplo, las pesadas y largas vigas destinadas para la sala de oración llegaron por tren, sin problemas, desde las proximidades de Trichinopoly hasta Penukonda. Pero cómo pudieron ser transportadas desde allí, si se trata de un recorrido difícil, con un tramo de terreno arenoso aproximadamente a la mitad del trayecto? ¿Cómo pudieron lograr que un camión cualquiera transportara aquellas vigas tan largas, que sobresalían del vehículo dificultando las maniobras, sobre todo al pasar por el estrecho y anguloso camino a través de la aldea de Locheria, y luego de llegar a Bakkapatnam venía un trecho sin pavimento que sólo por cortesía se le podía llamar carretera, para después encontrar terreno arenoso en Chitravati antes de llegar de Kamatanagapalli hasta Puttapartil Había innumerables desagües ruinosos por los que tenían que pasar, así como cruzar por zonas pantanosas... y luego, si llegaban finalmente a destino las dichosas vigas, ¿cómo se resolvería el problema de subirlas a su lugar sobre los altos muros? Los ingenieros perdieron toda esperanza de traer las vigas hasta la aldea. Entonces fueron a solicitarle a Baba que indicara las alternativas para techar la sala de oración.

Así, una noche, el ingeniero fue despertado por un estruendo frente a su casa en Anantapur. Entre la oscuridad alcanzó a distinguir, con sorpresa, una grúa de las obras de la represa de Tungabhadra, que había sufrido un desperfecto y no podía moverse. Viajó aprisa hasta Puttaparti y le dijo a Baba que si había alguna posibilidad de repararla, tal vez los dueños podrían aceptar que fuera utilizada para transportar las vigas. Baba materializó un poco de ceniza y se la entregó al ingeniero, quien procedió más tarde a esparcirla sobre el motor de la grúa, pidiéndole luego al conductor de la misma que la pusiera en marcha. Después de uno o dos ronquidos, el motor funcionó, las ruedas giraron y ¡la guía se puso en movimiento rumbo a las vigas! Haciendo uso del poderoso brazo de la grúa, las vigas pudieron ir salvando uno a uno los numerosos obstáculos del camino. Luego de que subió rezongando la cuesta de Kamatanagapalli, los ingenieros supusieron que la grúa ya no sería capaz de soportar aquel enorme peso por los arenales del río. Así que Baba mismo se instaló y tomó el volante hasta que la última de las vigas fue descargada en el sitio de la construcción.

Podría pensarse que esto había tranquilizado a los ingenieros; pero no, sus reclamos se hicieron mayores... Ahora se preguntaban: "¿De qué ha servido todo este esfuerzo, si es humanamente imposible subir las vigas a lo alto de los muros?". En lo de "humanamente" es posible que hayan tenido razón, mas cuando está presente la Voluntad, todo es posible. Se hizo venir a obreros de los trabajos de la represa de Tungabhadra; se ataron cuerdas, se levantaron poleas, y para que las vigas resultaran más livianas, cada una fue levantada a los gritos de ¡Jai Sai Ram! que salían de las gargantas de cientos de devotos, en presencia de Baba. Todas las vigas quedaron instaladas en su sitio y no hubo más problemas.

El salón central de oración tiene una plataforma a cada extremo, y viene a ser la parte principal del Nilayam. En la plataforma occidental se ubica el altar, en el que se levantan dos retratos al óleo, de tamaño natural, uno de Sal Baba de Shirdi y otro de Sri Sathya Sal Baba. También hay una estatua de plata de Sai Baba de Shirdi en el centro, y debajo de ella un pequeño retrato de Sathya Sai Baba, los cuales son como un apoyo para la meditación y la oración, pues en este lugar no se (leva acabo ningún culto regular, como generalmente sucede en las áreas donde se ha instalado y consagrado la imagen de una deidad; en este santuario sólo se llevan a cabo cantos devocionales dos veces al día, a la

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mañana y al atardecer. No existen ritos ni ceremonias obligatorias que hayan de realizarse en determinados días sagrados, ni hay una agenda de oraciones rituales que deban ser llevadas a cabo; ni siquiera hay una regla que indique que haya de estar allí la figura de Sal Baba de Shirdi. El salón no es ni más ni menos que una sala de oración, en la que, a lo largo de sus muros, se encuentran los retratos de las diferentes manifestaciones de la Deidad y de todos los grandes maestros y Avatares, como Ramakrishna, Vivekananda, Ramanuja, Madhvacharya, Sankaracharya, Buda, jesucristo, Nanak, Sur Das, Mira, Tukaram, etcétera.

Las habitaciones de la planta baja se usan principalmente para almacenar diferentes artículos y recipientes, con la salvedad de dos habitaciones dispuestas para las entrevistas privadas que Baba les concede a devotos que hayan venido a tener su darshan. Las habitaciones del segundo piso conforman el sector de residencia de Baba. La fachada tiene un gran pórtico y sobre él una amplia terraza, a la que Baba accede desde el segundo piso, desde la cual les da darshan a los devotos que colman el espacio abierto en tomo del Mandir, o desde donde habla en ocasiones como la del Pathakotsavam, de la inauguración de los festivales de Navaratri o Shivaratri, o la de su cumpleaños. En el centro del piso superior se ha colocado una encantadora estatua de mármol de Sri Krishna tocando su flauta, que atrae la atención de todos con su belleza y encanto.

Hay una escalera que (leva hasta la terraza superior, en el centro de la cual y de cara al camino de acceso, hay un busto de Baba, sobre un pedestal, frente al asta de la bandera. Baba da su darshan desde este lugar los días en que es izada la bandera y en que procede a bendecir con un gesto de la mano a la multitudinaria asamblea. La bandera lleva un emblema que Baba, por otra parte, ha concretado en el pilar del área circular que queda justo frente al edificio.

Allí, en medio de una serie de círculos concéntricos, se levanta un pilar, que representa al yoga, con un cierto número de anillos que indican los niveles espirituales. Este yoga lleva al despliegue del Loto del Corazón, cuyos pétalos coronan el pilar. El siguiente paso de esta consumación de la devoción y del florecimiento del corazón es la Llama del Conocimiento, la Iluminación, la Luz, simbolizada en el remate del pilar. En cuanto a los círculos concéntricos y espacios intermedios, el primero es árido y arenoso, y el segundo está cubierto por hierba del tipo matorral, que crece en tupidas matas que han de ser podadas. Baba explica estos círculos como las cualidades de deseo e ira, que han de ser superadas para alcanzar el estado yóguico. El primer círculo, el arenoso, es el deseo, el erial, el anhelo desprovisto de propósito, las cosas eflmeras; el segundo, con los matorrales, es la ira, difícil de destruir porque tan pronto es recortada, vuelve a crecer. Vienen a continuación dos escalones en rojo, uno bajo y otro más alto, que representan el odio, que también debe superar el aspirante espiritual. Un tipo de odio es el que nace cuando uno fracasa en el esfuerzo por alcanzar un objeto deseado, y el otro, cuando la acción de los demás nos causa dolor. Luego de que se ha llegado a superar estas tres partes deseo, ira, odio , se (lega a una zona circular cubierta de pasto, fresco a la vista, que nos sugiere el contento y la prosperidad, y que representa el logro del Amor; ésta es la etapa en que la mente del hombre se llena de Bienaventuranza gracias a la ausencia de deseo, ira y odio, y a la actitud del sentimiento de hermandad con todos los seres, que constituye la base misma del Amor. Luego, el aspirante espiritual continúa hacia el espacio abierto de Prashanti, donde puede regocijarse con los frutos de la disciplina. El yoga fructifica y lo lleva de una altura a otra, hasta que florece el Loto del Corazón, con lo que es asegurado, finalmente, el Resplandor o la Iluminación. En tomo del círculo hay ocho macetas con flores, que Baba

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explica como los ocho poderes logrados por el yogui en su práctica y que lo protegen, pero que han de mantenerse a distancia prudente, en el límite exterior.

Durante las ceremonias de izamiento de la bandera de Prashanti, Baba generalmente habla sobre el significado profundo de este Círculo del Loto delante del Nilayam, y explica por qué lo incluyó en la bandera. Aconseja y ordena que el devoto ice la bandera en su mente y la mantenga flameando allí, cavilando sobre las lecciones que está llamada a enseñar.

Baba también habla del significado más profundo de las tres puertas que llevan hasta la sala de oración: la primera, la exterior, que también conduce a todo el conjunto de edificios, la del arco que lleva la inscripción del Nilayam, es la puerta del tamoguna. Toda persona que la cruce deja atrás la característica tamásica (de inercia, ignorancia). Cada uno habrá alimentado el sagrado pensamiento de llegar a la Presencia, de modo que el espíritu de la ignorancia, la inercia y la oscuridad habrá quedado atrás; todos los que se hallen sumergidos en tamal no sentirán siquiera curiosidad por entrar. Luego se encuentra la segunda puerta, la del rajoguna, justamente donde comienza el jardín en tomo del Círculo del Loto. Allí uno se siente atraído por la magnificencia del edificio, la iluminación eléctrica, los candelabros multicolores, los maceteros colgantes... o sea, los aspectos que llaman la atención a los individuos rajásicos (cualidad de la pasión, el dinamismo). Y, luego, la puerta del satvoguna (cualidad de la pureza), que da entrada a la propia sala de oración, la Puerta Espiritual que conduce a la Morada de la Paz.

El jardín frente al Nilayam es, en sí mismo, un tributo a la devoción, porque es regado por largas filas de devotos que se van pasando los baldes con agua de mano en mano, trayéndola desde un pozo que queda muy lejos detrás del Nilayam, o desde otro bastante alejado en la parte delantera. Baba lo ha convertido en un verdadero jardín botánico, porque hay árboles ornamentales y frutales de diferentes regiones del país y otros que no se desarrollan en ese lima, como el caso de los eucaliptos, encinas plateadas, naranjos y cafetos.

En Prashanti Nilayam el día comienza con el repicar de las campanas de la sala de oración a las 4.30 de la madrugada, anunciando el Brahma Muhurtam, momento en que los devotos han de prepararse para la meditación y la oración. A las 4.45 comienza la recitación del Pranava Om (sonido primordial del Universo), y continúa por cerca de media hora, seguida de oraciones en silencio, hasta la seis de la mañana.

En las Upanishads se señala al sonido Om como el mejor y más efectivo símbolo de Brahman. Contiene tres matras (letras); A, U y M, así como el amatra o estado de silencio, donde el sonido del Om se manifiesta sin volumen y hace que el aspirante espiritual se sienta en comunión con Dios. Ya que el propósito de la recitación del Pranava es el logro de la Conciencia Pura, el que adora a Dios ha de tomar las letras para simbolizar los estados de conciencia. Jagrat es el estado de vigilia, en el que el alma en el nivel viswa es dominada por tamas y está al servicio del Stula sarira, que es representado por la letra A. Swapna es el estado de sueño, en el cual el alma en el nivel de Taijasa es dominada por rajas y está ocupada por el Sukshma sarira, es representado por la U (la cual representa también Ubhayata, o el estado Intermedio). Sushupti es el estado de sueño profundo en el que el Alma se encuentra en el nivel de Prajna dominado por satva, y se convierte en el punto de fusión; los estados de vigilia y de sueño se funden en el sueño profundo: A o Brahma y U o Vishnu se funden en M o Rudra. El tamoguna y el rajoguna se funden en satva. El Thuriya o cuarto estado del amatra, carente de sonido, es el estado per se del Ser.

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El Cm representa también otras triadas, como masculino femenino neutro; pasado presentefuturo.

La importancia del Cm ha sido explicada frecuentemente por Baba en discursos públicos y en conversaciones privadas. Siempre lo repite antes y después de cada sesión de cantos devocionales, puesto que es la única gran representación de Dios que lo abarca todo, que no es sectaria y es aceptada universalmente.

Baba enfatiza constantemente la necesidad de que todos tomen como disciplina esencial la meditación y la repetición del Nombre Divino lo antes posible en la vida. Tanto en el Nilayam como en otras partes, ofrece detalladas instrucciones y guía a todos los interesados en practicarla. Por eso, en Prashanti Nilayam hay innumerables devotos que repiten el Nombre, meditan y hacen oración por muchas horas al día. Mientras se encuentra en Prashanti Nilayam, Baba ocupa casi todo su tiempo en bendecir a los devotos otorgándoles las oportunidades únicas de su Divina Presencia o la gracia de tocar sus pies y escuchar su voz. Se alimenta con la misma comida de los pobres del país, alimentos que le son preparados y servidos con el mayor fervor por sus devotos del Nilayam. Duerme en el piso sobre una colchoneta. Durante los cantos devocionales, generalmente se sienta en una silla colocada sobre una plataforma en el rincón noroccidental de la gran sala y les otorga la grama de su Divina Presencia a todos los que están allí. Les permite que le toquen los pies cada vez que desciende durante las sesiones de cantos devocionales.

En las tempranas horas del día resuenan los mantras védicos que se repiten en la sala de oración durante la adoración y baño ceremonial del Shivalingam, el cual fue "extraído" para este propósito de las arenas del Chitravati el 28 de noviembre de 1958. En las tardes se llevan a cabo charlas sobre el Bhagavata, el Ramayana u otras sagradas escrituras, a cargo de eruditos, durante cerca de dos horas, casi todo el año.

Todo el que viene hasta el Nilayam goza de la suprema posibilidad de una entrevista con Baba en su habitación privada, generalmente antes de partir (individual si ha venido solo, y en grupo si ha venido con su familia). ¡Es posible que ningún otro Avatar haya derramado tal profusión de gracia! Por otra parte, Baba es el Médico Divino que diagnostica las dolencias del suplicante, y que pone al descubierto las más íntimas fallas de carácter o de conducta con la más bondadosa actitud, para aplicarle luego el refrescante bálsamo de su gracia al remedio apropiado. La salita de entrevistas en Puttaparti ha sido escenario de incontables transformaciones del carácter y de las creencias, reafirmaciones de la fe, curación de enfermedades, desaparición de irritabilidades, abandono de odios, salvación de almas y reunión de corazones. Es raro que alguien salga de allí sin lágrimas en los ojos. Baba les confiere a todos esperanza y valentía, contentamiento y fe, seguridad y serenidad. El dice: "Por qué temer, si yo estoy aquí?". "Pongan toda su fe en mí; yo los guiaré y protegeré".

Las sesiones de cantos devocionales en la sala de oración constituyen experiencias muy elevadoras debido a la atmósfera de serena reverencia. Baba mismo generalmente asiste y, en raras ocasiones, canta con los devotos y les enseña algunos cantos y Nombres de Dios en su tan especial estilo. "Puede ser que un padre sea doctor en filosofía, pero cuando le enseña el abecedario a su hijo, tiene que tomar el lápiz y escribir las primeras letras... De ello no deben inferir que sea él quien esté aprendiendo el alfabeto", dice Baba. De los Nombres de Dios y cantos no todos se refieren a Bhagavan Sri Sathya Sal Baba o su anterior reencarnación, Sai Baba de Shirdi, sino que abarcan la más amplia gama posible, desde el Sathyam Jñanam Anantam Brahman, pasando por todos los Avatares de Vishnu, Shiva, Ganesha, Vittala, Venkatesa y otras formas de la deidad, y son cantados en telugu,

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tamil, kánada, hindi y sánscrito. El énfasis se pone en el significado y en el sentimiento de entrega, durante el canto en grupo y al unísono, y en la correcta marcación del ritmo. Baba ha expresado a menudo el valor de cantar en grupo y en voz alta el Nombre del Señor, en cuanto a que esto es un acto de servicio para otros; ha comparado el batir de palmas que acompaña a los cantos con el batir de palmas bajo un árbol infestado de cuervos, para ahuyentarlos... Las bulliciosas bandadas de cuervos, vale decir, los deseos y malos pensamientos que se agolpan en la mente pueden ser ahuyentados con el batir de palmas que sirve de acompañamiento a la repetición del Nombre de Dios, señala Baba, quien exhorta a todos y cada uno a la repetición del Nombre del Señor (cualquier nombre que considere como bueno y divino es tan efectivo para el individuo como cualquier otro).

Baba mismo ha compuesto un gran número de cantos que resultan edificantes para los devotos. Muchos de ellos resumen, en telugu, tamil o kánada, y de manera muy simple, las disciplinas espirituales que cada mortal debe adoptar para que se realice el propósito de este episodio humano. Hay uno, por ejemplo, que exhorta a todos a caminar durante el peregrinaje de la vida teniendo como guías y compañeros inseparables a la Verdad, la Rectitud, la Paz y el Amor. "El esfuerzo y el empeño constituyen el deber del hombre; el éxito o el fracaso dependen de la Gracia del Señor. Dedíquense cada día a las tareas que les han correspondido, con la conciencia de que la presencia viviente del Señor siempre está a su lado. No ansíen los ocho poderes yóguicos; ellos sólo llevarán al devoto a la ilusión. En esta densa jungla de la vida, basta con que se aferren al Nombre Divino. ¡Cultiven bien su propio corazón, porque él es su terreno! La mente es el arado, los punas (cualidades de la materia) son los bueyes; empuñen el azote del discernimiento y empiecen la labranza de su corazón. E( valor es el mejor de los abonos. Las semillas que han de sembrar son las del Amor. La devoción es la lluvia. Las emociones son las malezas. ¡La cosecha es la propia Bienaventuranza Divina!". Los cantos en Prashanti Nllayam vienen a ser una reunión espiritual que purifica instruyendo y fortalece inspirando.

Antes, Baba solía llevar a los devotos casi a diario hasta las arenas del Chitravati, y los cantos devocionales se llevaban a cabo allí, bajo las estrellas, con las montañas como venerable auditorio y el río murmurando su asentimiento. Y aún lo hace, pero ocasionalmente. Sentado allí, en la arena, Baba enseña a los devotos los cantos que ha compuesto para su elevación y los alienta a plantearle cualquier pregunta relativa a asuntos espirituales, a la que luego da la más satisfactoria de las respuestas. Es posible que el lector adquiera una impresión Jara de la escena y de la importancia de la ocasión si describo una de esas tardes en las arenas a la que tuve el privilegio de asistir.

Fue en noviembre de 1949. Llegué a Puttaparti una mañana alrededor de las 9.30 y me encontré con una atmósfera de exaltación que envolvía al Mandir (que en esos momentos no estaba sino a medio construir), ya que todos hablaban de que Baba iría al fío al atardecer. Algunos amigos me felicitaron por mi buena suerte, porque la visita al río, o mejor dicho a las arenas, ya se había convertido en algo poco frecuente. Alrededor de las 17.30, Baba salió de su habitación y emprendió con paso vivaz la caminata hacia las arenas del río, encabezando la multitud de devotos, esparciendo alegría en tomo suyo, con risas y bromas o haciendo preguntas.

Luego de atravesar el arroyo a que se había reducido el río, caminó por la arena buscando un sitio lo suficientemente amplio y seco para que cupiera todo el grupo. Finalmente, después de caminar unos doscientos metros, se decidió y todos nos sentamos en tomo de El, las mujeres a un lado y los hombres al otro, al igual que lo hacíamos durante

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los cantos en el Mandir. Baba esperó afablemente hasta que los devotos más viejos y más débiles hubieran llegado y se encontraran sentados confortablemente.

Como contestación a una pregunta de un devoto respecto de si había que desechar el karma (la acción y sus efectos) para poder alcanzar moksha (la Liberación), Baba hizo una dulce y sencilla exposición sobre la sublimación de todo karma mediante la actitud de la entrega del control de los sentidos hacia el Señor, y cómo esta entrega haría desaparecer todo anhelo por los frutos del karma; cuando esto suceda, el karma perderá su poder para apretar los lazos del apego, que son los que provocan el sufrimiento y el renacer. La devoción carente de karma es como un muro sin cimientos... A mí me llamó la atención la universalidad de su misión y de su mensaje, porque durante su discurso dijo: "Yo soy el servidor de cada uno"; "llámenme por cualquier nombre y responderé, porque todos los nombres son míos o, mejor dicho, no tengo ningún nombre en particular"; "aunque ustedes me rechacen sigo estando en ustedes", "a mi vista no existe ningún ateo, todos existen por y para el Señor, pues el que niegue al sol no hace que desaparezca". De hecho, estar con El acalló todo interrogante e iluminó todas mis sombras.

Después de este discurso, Baba nos enseñó algunos cantos, hasta que otra pregunta de alguien desembocó en otro discurso, esta vez acerca de Sai Baba de Shirdi, "su cuerpo anterior", como El lo denomina. Describió los rasgos de Sai de Shirdi y señaló que todas las imágenes que circulaban de él no eran sino caricaturas incorrectas, y mientras hablaba, hundió sus dedos en la arena y al sacarlos había un retrato en su mano, el cual hizo circular para que viéramos cómo era realmente. Luego se lo regaló a uno de los devotos presentes. La conversación derivó entonces a que Baba era una manifestación de Dattatreya, y nuevamente los dedos de Baba se hundieron en la arena para extraer esta vez una imagen de Dattatreya, el símbolo de la unidad de la trinidad en la mitología hindú. Con la emoción que todo esto iba provocando, el grupo lo había rodeado más estrechamente, ya que todos ansiaban estar más cerca de El. A1 parecer, Baba sintió que cada uno de los presentes debía recibir algo de El, y no sólo los dos señores a quienes había dado la foto y la estatuilla, así que extrajo de la arena una gruesa tableta de turrón de azúcar que El mismo fue dividiendo en trocitos y dándoselos a cada hombre, mujer y niño presentes. (Más tarde nos dijo que si lo hubiera repartido otro, no habría alcanzado para todos.) Luego tomó un puñado de arena y, a medida que la dejaba escurrir sobre un plato, ¡se iba convirtiendo en vibhuti, la sagrada ceniza! Y también nos dio a todos.

A Baba le gustan tanto estas sesiones al aire libre de cantos y discursos, que lleva a los devotos hacia el lecho de un río o playa de mar cada vez que hay uno cerca. Baba ha llevado a cabo estas sesiones de oración y de estudio en grupo en las arenas del Godavari, Kaivalya, Swamamuki, Vaigai y otros ríos, así como en las riberas del Ganges, Jhelum y Yamuna; también ha sostenido este tipo de reuniones con devotos en las playas de Madrás, Tranquebar, Masulipatam, Cabo Comofin y Kovalam. Y en todos estos lugares se produjeron los milagros de convertir la arena en fotos, estatuillas, dulces, cenizas o cualquier cosa que él quisiera.

Baba lleva a los devotos a estas playas generalmente los días de festival que no atraen grandes multitudes, sino grupos numerosos pero manejables de devotos. El día de Gokulastami, o tal vez el día anterior, es frecuente que vaya allá y puede que "extraiga" de la arena una estatua de Krishna, que es colocada en la sala de oración el día del aniversario de Sri Krishna y que luego se regala a algún devoto para que la venere en el oratorio de su casa. También el día de Ramanavami, o el día anterior, Baba extrae de la arena, del río o del mar, dependiendo de dónde se encuentre, imágenes de Rama, Sita, Lakshmana y de

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Anjaneya o de Rama solo, y las regala para que sean veneradas. Cerca de Kalahasti, Baba "extrajo" de las arenas del Swamamuki algunas imágenes de gran tamaño, que son guardadas ahora en Venkatagiri, donde se les rinde culto regularmente. Al atardecer del día de Vaikunta Ekadasi, Baba ha estado "creando" regularmente, desde hace ya varios años, y cuando los devotos están entonando cantos devocionales o pronunciando El su discurso, amrita, el néctar divino. En 1958, por ejemplo, en que el día de Vaikunta Ekadasi cayó el 21 de diciembre, a mitad de su gira por Kerala, Baba se dirigió a la playa de Kovalam, a 15 kilómetros de Trivandrum, acompañado por muchos devotos. En un lugar tranquilo, bastante alejado de la zona de bañistas, se sentó en la arena rodeado por sus devotos. Baba entonó algunos cantos y luego comenzaron los cantos devocionales. Durante los cantos, "sacó" de la arena una maravillosa imagen en madera de sándalo de Krishna tocando la flauta y, luego de algunos minutos, un anillo de oro que mostraba el motivo de RadhaKrishna. Todos estaban esperando que Baba distribuyera el amrita "extraído" por El de la nada, como lo hace generalmente en este día, y no fueron defraudados, porque, incluso mientras se cantaba, se podía oler claramente la fragancia del néctar, aunque nadie sabía de dónde provenía. Las palmas de las manos de Baba comenzaron a ponerse pegajosas mientras marcaba el compás del canto; todos se dieron cuenta de que la fragancia provenía de esas palmas. Luego Baba juntó sus manos sobre un recipiente de plata y pronto comenzó a fluir de ellas la gruesa y ambrosíaca miel... Luego El mismo distribuyó el néctar a todos los presentes, incluyendo a unos pescadores que se habían acercado al grupo. La dulzura y la fragancia del néctar en esa ocasión no estaban en la experiencia de ninguno de los presentes, ¡constituían algo incomparablemente nuevo y extraño!

El día del Año Nuevo telugu, Baba generalmente distribuye la tradicional mezcla agridulce de margosa con azúcar. El día del Pongal, el ganado del Nilayam es sacado en procesión cubierto de finos ornamentos. Los aldeanos vienen hasta el Mandir para el ritual cuando comienza la temporada de molienda de la caña y se echan a andar los exprimidores. También los devotos se deleitan cuando se les otorga la oportunidad de celebrar Upanayanams (iniciación en el estudio divino mediante la imposición del cordón sagrado), matrimonios, Shashtiabdapurti Santhis (60° cumpleaños del jefe de familia), lCanakabhishekams (ceremonia que celebra la existencia de miembros de cuatro generaciones en una familia), Namakaranams (imposición del nombre a los niños) u otros ritos en la presencia inmediata de Baba y en el Nilayam mismo. Generalmente se utiliza el estrado oriental de la sala de oraciones para estos actos religiosos.

Baba también se deleita con la iluminación y los fuegos de artificio del Día de Dipavali, el Festival de las Luces, y distribuye ristras de petardos y fósforos de colores a los hijos de los devotos en Prashanti Nilayam y a los niños de la aldea. El 1 de enero les envía mensajes de Año Nuevo, mensajes de amonestación o de confianza a los devotos que se hayan ganado esta bendición. También el día de su cumpleaños envía a menudo bendiciones de aniversario a los afortunados.

Cada año se celebran tres festivales en Puttaparti, los cuales están atrayendo multitudes cada vez mayores de un creciente número de lugares. Ellos son: Dasara, Mahashivaratri y el cumpleaños de Baba, que se celebra cada 23 de noviembre, para conveniencia de muchos de los devotos a quienes les resultaría dificil calcular la fecha cada año según el calendario hindú.

El Festival de Dasara se ha venido celebrando desde el anuncio mismo de la Manifestación. En los primeros años se realizaban cantos devocionales y rituales cada día y Baba mismo era coronado y cubierto de joyas, anillos y collares, para ser llevado en

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procesión sobre un palanquín decorado en diferentes estilos cada día. Ello culminaba el Vijayadasami, cuando se celebraban también el Samipuja y el Simollanghana. Mas luego de algunos años Baba puso énfasis en la importancia religiosa y espiritual de la adoración de Dios como Madre, con lo cual el carácter de las celebraciones tomó un nuevo rumbo: dos veces al día las devotas le rinden culto a la Madre mediante la ofrenda de kumkum y el baño ritual de la imagen de Sai Baba de Shirdi; la ofrenda de kumkum se realiza durante los nueve días. También la música, la poesía y el teatro obtuvieron un sitio en el culto a la Madre.

Uno puede formarse una idea de las diferentes festividades revisando el programa que se imprime para hacerlo llegar a los devotos. Veamos Dasara en el programa de 1958, por ejemplo. Las celebraciones comienzan con la ceremonia de izamiento de la bandera en la mañana del primer día. Los devotos se reúnen en solemne silencio en tomo del Círculo del Loto y Baba despliega la bandera al son de las campanas y gongs y las notas de la música. El ha explicado en muchas ocasiones el sentido interno del símbolo del loto que se encuentra enfrente del Nilayam y también en la bandera. El ritual diario, en especial la ofrenda de kumkum, llevada a cabo por todas las mujeres devotas, comienza a mediodía y se realiza diariamente dos veces durante los diez días. El segundo día se dedica a trabajo social, reparación del camino de acceso, preparación y limpieza del lugar en que habrán de ser alimentados los pobres, etcétera, labores todas realizadas por los devotos. A1 atardecer, los devotos escuchan discursos, que dictan Baba y algunos trabajadores sociales experimentados, sobre la correcta actitud que han de mantener los servidores sociales y la necesidad de llevar a cabo acciones impregnadas de devoción y alimentadas por ella. El tercer día es el de los niños; en él se programan deportes, teatro y recitaciones a cargo de los hijos de los devotos, como también de alumnos de las escuelas de las aldeas próximas. Baba hace feliz y tranquiliza a cada niño, confortándolo cuando se asusta o acariciándolo con mucha confianza. Todos los niños que participan reciben su premio de manos de Baba, y estos premios se convierten en el orgullo de las familias por años. El cuarto día se lleva a cabo la Asamblea de Poetas en presencia de Baba, y vates de todas las latitudes vienen a leer y a recitar sus poesías, ya sea en telugu, en sánscrito, tamil, kánada o inglés. También ellos reciben distinciones que guardan como tesoros, ya que son entregadas con tanta bondad por la persona que es el Kavi (poeta) mismo. Durante Dasara, Baba bendice a los devotos pronunciando discursos en dos o tres días, dándoles de este modo un sustento nutritivo a los miles que llegan, un capital que llevar de regreso a casa para ir invirtiéndolo en la vida diaria. Dos atardeceres, los del sexto y del octavo día, se dedican a cánticos: uno al "Mira Bhajan" y otro al "Brindavan Bhajan".

El séptimo día son alimentados los pobres, los inválidos y los desposeídos y también se les reparten ropas. Alguien le preguntó a Baba en una ocasión por qué este gigantesco acto, en que se alimentaba a satisfacción a cuatro o cinco mil personas y se vestía a más de mil, no aparecía en ningún periódico... Y Baba le respondió: "¿Por qué crees que debería hacerse? ¿Llamas a la prensa y lo publicas cuando vienen parientes a visitarte y les das de comer?". Ese es el día, entre todos los de Dasara, en que Baba se muestra más feliz y también en el que puede decirse está más ocupado. Examina todo en la cocina y revisa lo que se está preparando; supervisa los arreglos para la ubicación de la gente; El mismo se preocupa de servir el dulce laddu a casi todos los presentes, deteniéndose junto a cada uno y vaciando en su plato de hojas tanto como pueda comer. Camina entre las filas de estos pobres desafortunados y selecciona por sí mismo a los que van a recibir vestidos; a éstos se les entrega un boleto y luego se los llama por su nombre

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para que lleguen hasta Baba y reciban el ansiado presente de sus manos. Observar cómo Baba va entregando las ropas constituye una escena inspiradora y una experiencia educativa. Para todos tiene una palabra amable; trata a los ciegos, los lisiados, los débiles y los ancianos con especial consideración; les aconseja cuidarse en especial cuando está oscuro; les hace preguntas personales y transforma el momento en un recuerdo de gran valor para cada uno de los que llegan hasta El.

Hace algunos años, según recuerda el autor, las lluvias borraron el brillo de los festones y ornamentos frente al Nilayam durante los tres o cuatro primeros días de Dasara, de modo que Baba quiso que fueran renovados a tiempo para el día del Narayana Seva (alimentación a los Pobres) porque, dijo, "ellos son nuestros invitados más distinguidos y el Mandir debe verse festivo y alegre cuando vengan". Esta es la actitud que le enseña a adoptar a cada uno de sus devotos.

Los días restantes se dedican a recitales de música, ya sea vocal, instrumental u orquestal. Siempre hay un gran número de músicos que compiten para ser admitidos, ya que Baba mismo es el Gran Músico, que canta con estilo cautivante, y todos ansían ganarse sus bendiciones. El día de Vijayadasami se lleva a cabo el Abhishekam (baño ritual de ceniza sagrada) a la imagen de Sai Baba de Shirdi y, generalmente, Baba crea un lingam (objeto de forma ovoidal, de profundo significado religioso en el hinduismo, hecho de diversos materiales, y que es objeto de gran adoración. Debido a su forma oval no tiene principio ni fin, y por ello simboliza la energía creadora.) y lo coloca sobre la cabeza de la estatua antes de la ceremonia.

En tamil, Shiva tiene el siguiente apelativo: "ThayumanavaC, que significa "El que también se convirtió en la Madre", porque, según reza la historia, Shiva asistió una vez a una mujer durante el parto, porque la madre no alcanzó a llegar a tiempo al lado de su hija debido a la crecida del río Cauvery, de modo que Shiva asumió la forma de la madre y estuvo junto a la hija para ayudarla como partera.

Baba ha sido muchísimas veces Thayumanavar: ha tomado muchas veces sobre sí los dolores del parto; ha "salido" de su cuerpo muchas veces para hacer de matrona durante algún alumbramiento; mujeres en muchos lugares, incluso muy distantes, han sentido su gracia, y El ha indicado en muchas oportunidades que ha ido hasta alguna de sus devotas en los momentos anteriores al nacimiento, para colocar al niño en posición correcta y facilitar las cosas. El autor sabe de un incidente en que una dama estaba en el hospital y su hijo falleció al sexto día de haber nacido, debido, entre otras razones, a que el cordón umbilical había sido cortado descuidadamente y se desencadenó una infección que no fue posible detener. La madre, por su parte, también estaba grave, ya que la placenta no había salido y no había forma de intervenirla debido a la falta de condiciones adecuadas de higiene. La familia esperaba un desenlace fatal. Una mañana, en Puttaparti, Baba "salió" de su cuerpo y estuvo ausente por una hora, en tanto que a 400 kilómetros de distancia, en el hospital, la placenta salía completa por sí misma, la temperatura comenzaba a bajar y la madre iniciaba su proceso de recuperación, en tanto que la alegría volvía a asomar en toda la familia que la acompañaba. Cuando retomó a su cuerpo, Baba relató someramente los hechos, agregando que le había otorgado a la paciente la visión de su mano bendiciéndola... A los tres días llegó una carta de esta señora, describiendo la visión y su curación. En un cierto Día de Varamahalakshmi Vratam, hace aproximadamente diez años, Baba aceptó el ritual como Varamahalakshmi y las ofrendas de mujeres que habían cumplido los votos de ese vratam (cierto código de conducta). Aquellas que tuvieron esta singular buena suerte dicen que Baba realmente apareció ante ellas vestido con un sari y cubierto de campanitas, collares,

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aros en la nariz y aretes en las orejas, etcétera. No es de extrañar entonces que el festival de Navaratri, cuando Devi es adorada como Durga, Lakshmi, Sarasvati, Annapuma, Thripurasundari, Lalita y otras formas, esté atrayendo a tantos miles a Puttaparti, si Sal Matha (La Madre Sai) es tan benevolente y generosa...

El Mahashivaratri (La Gran Noche de Shiva) es un festival igualmente importante, en el cual los devotos mantienen una vigilia de toda una noche con cantos devocionales ante la presencia de un Avatar que, en todo momento, les recuerda a Shiva mismo, con la profusión de ceniza sagrada que emana de su frente, rostro y manos, y con la liberalidad con que otorga sus bendiciones a seres humanos que sufren toda clase de extravíos. Durante los últimos diez o doce años se ha venido celebrando el Shivaratri (La Noche de Sh¡va) en Puttaparti. Sin embargo, ya mucho antes se habían estado materializando Shivalingams dentro de su cuerpo, cada año desde la declaración de la Manifestación. Casi en cada oportunidad, Baba ha indicado que le es muy dificil posponer o evitar la formación de los lingams que toman forma dentro de El. En la tarde de ese día, Baba da darshan durante los cantos devocionales y más o menos una hora más tarde, comienza su discurso. Muy frecuentemente es interrumpido a medio discurso por algo que parece ser una contracción espasmódica en la región del estómago. No obstante, continúa con su discurso, hasta que la zona de las contracciones se desplaza hada la parte superior del pecho y el cuello, cuando induso parece que Baba estuviera sufriendo algún tipo de tensión física hasta que, de súbito y ante la alegría y el asombro de todos, ¡comienzan a salir los lingams de su boca! Por lo general se colocan sobre la imagen de Sai Baba de Shirdi y, una vez terminadas las celebraciones, Baba se los entrega a uno que otro devoto para que sean adorados según sus instrucciones. ¡Estos lingams han sido ya venerados por más de dieciséis años por los devotos!

Los lingams que emanan durante los sucesivos días de Shivaratri difieren en su número, su tamaño y su composición. Algunas veces no se forma sino un lingam, cuyo material es, aparentemente, algún tipo de espato, oro o plata; a menudo su número es mayor, tres, cinco, siete o nueve, de unos tres a cinco centímetros de altura, y todos completos con su pitham, la base, y marcados con tres líneas horizontales para simbolizar la ceniza sagrada. Esta creación o surgimiento del lingam es en realidad una manifestación misteriosa y única en su género de la Voluntad Divina.

Por supuesto que si nos estamos refiriendo tan entusiastamente a las manifestaciones de la Voluntad Divina, no debemos dejar de rendirle homenaje a la personificación de esa Voluntad, a Baba mismo. El es el Prashanti N¡layam donde quiera que esté y donde quiera que se lo venere o recuerde, o se lo llame con devoción. Cuando un devoto les aconsejó a los participantes en una conferencia a quienes Baba acababa de dirigir la palabra, en un auditorio de Madrás, que "fueran de inmediato a Puttapart¡ para unirse a los maravillosos cantos devodonales en Prashanti N¡layam", Baba les dijo: " No, no, pueden quedarse donde están, yo iré junto a ustedes. No vayan a realizar gastos que no puedan hacer. Si me

llaman, estaré a su lado". Un poeta kánada cantó hace siglos que la distanda que hay entre Shiva y nosotros no es más que la distancia a la que llegue nuestro llamado; crean en El y llámenlo, y El responderá: "Aquí estoy". Y no importa con cuál de sus nombres lo llamen.

En octubre de 1957 se inauguró un hospital con seis camas para pacientes mujeres y otras seis para varones, con un equipo completo de cirugía y de obstetricia, dotado incluso de una unidad de rayos X. Se ubica detrás del N¡layam, en una ladera, con una

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magnífica vista hada las montañas y las riberas del río. Baba mismo eligió el lugar, pese a las protestas de los ingenieros, porque señaló que los pacientes se sentirían inspirados ante la vasta majestad de las obras del Señor que se mostrarían ante sus ojos. El mismo consiguió una motoconformadora e hizo cortar y nivelar tres terrazas en el flanco rocoso del cerro y trazó los planos del hospital para que se construyera sobre la terraza superior. Al hablar durante la ceremonia de colocación de la primera piedra, dijo que no existían los ateos, sino que sólo había algunos que no sabían o no habían tenido la oportunidad de tener la experiencia del Señor. Todos, ricos o pobres, educados o analfabetos, piadosos o no, podían llegar a enfermarse, de modo que, como ejemplo del servicio a la humanidad llevado a cabo por Madhava (Dios) mismo para que el hombre lo imite y se gane la gracia del Señor dijo , había planeado este hospital en Puttaparti, porque no había buenos hospitales en muchos kilómetros a la redonda. Añadió que los que vinieran al hospital para curarse de sus dolencias físicas, de un modo natural se dirigirían después hacia el Prashanti N¡layam para el tratamiento y la cura de sus dolencias espirituales.

El hospital se construyó en la inspiradora presencia de Baba, quien supervisó cada paso de la construcción y del equipamiento. Los devotos, haciendo largas filas desde la base de la ladera, se iban pasando de mano en mano los ladrillos, el agua, el barro, el mortero, ¡de hecho todo lo necesario para levantar la estructura que domina hoy en día el paisaje! En el primer aniversario del hospital, cuando el médico en jefe habló sobre las muchas recuperaciones milagrosas que se habían producido por la bendición de Baba, este le contestó que ellas se habían debido más al espíritu de Amor y de servicio que saturaba cada una de las piedras y ladrillos del edificio. Baba mismo suele visitar el hospital, haciendo las rondas con los médicos de guardia, persuadiendo a los aldeanos de tomar las medicinas, de aceptar una inyección o un pequeño corte, acelerando, de paso, su recuperación con la dulzura de sus palabras y la curativa influencia de su mirada. Frecuentemente Baba tiene mucho que enseñarles a los médicos encargados, porque El mismo es el Gran Facultativo y el Gran Cirujano. También les entrega consejos prácticos sobre el mantenimiento de la ecuanimidad mental y la salud física por medio de la meditación y la recitación del Nombre, que contribuyen a mantener el buen estado de la personalidad completa.

Los informes sobre casos que se han publicado de vez en cuando en la revista "Sanathana Sarath¡" (El Eterno Conductor) son de gran valor para muchos médicos, porque en ellos se revela cómo se han curado enfermedades crónicas y sin esperanza de recuperación, gracias a la curadora influencia de la Divina Gracia que preside sobre este hospital: En tanto que hay devotos fervientes que entregan el bienestar de sus envolturas físicas a su voluntad, hay algunos que, siguiendo sus consejos, toman ceniza sagrada como medicina o se someten al tratamiento médico que El les recomiende, porque, como dice Baba, El no tiene la misma receta para todos; del mismo modo que un médico le podrá recomendar a cuatro pacientes que sufren de dolores estomacales, cuatro tipos diferentes de medicamento, ya sean sales, tabletas, dieta o una inmediata apendicectomía, también El recomienda distintos remedios a diferentes padentes. El es el más grande de todos los médicos.

Hada la derecha y la izquierda del Nilayam, más allá de los jardines y detrás del edificio, se levantan una serie de alojamientos de una o dos habitaciones, donde algunos devotos han establecido su residencia. Durante los períodos de ausencia de aquellos a quienes les han sido asignados, pueden ser utilizados por otros de los que vienen a

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Puttaparti. Mas, como es Baba quien dirige y guía cada una de las actividades que se realizan en el Nilayam, todos esperan ansiosamente sus órdenes, ya que es la mejor manera.

Baba es, naturalmente, un experto jardinero. Esto queda demostrado en el interés personal que pone en cada planta y árbol de los jardines del Nilayam. Cuando viaja en auto y busca algún lugar para tomar el desayuno o el almuerzo, siempre descubre sitios que son verdaderas joyas de belleza, ya sea en las laderas cubiertas de eucaliptos de los montes Nilgiri o en Kodaikanal, los macizos de coníferas de Cachemira, las áridas llanuras de Bellary, los verdes tapices de hierba de Seringapatam, los jardines costeros con palmas de Kerala, los palmares de Tinnevelly, las riberas con canales cerca de Samalkot o las tierras volcánicas de Raichur. Siempre llamará la atención de quienes lo rodeen hacia una hermosa puesta de sol o un bello amanecer; hada el cautivador panorama de un cielo cubierto de nubes o hada un círculo en tomo de la luna. Una frase revolotea siempre entre sus labios: "La belleza es dicha".

También es un gran amante del ganado. Los establos de Prashanti Nilayam son un modelo para todas las granjas de las aldeas de los alrededores. Baba pasa muchas horas con las vacas, alimentándolas y cuidándolas; las decora para el Día de Ponga¡ y guarda lindos juegos de piezas ornamentales con ese propósito. Hubo un tiempo en que también tenía un caballo, como también ciervos, venados, pavos reales y conejos, todos ellos bendecidos con su amoroso cuidado y ternura.

También tuvo varios perros como sus mascotas. La historia misma de estos animalitos constituye un capítulo interesante del cuidado y la misericordia del Señor. jack y jill eran dos pomeranios de Utacamund y fueron los primeros perros que tuvo. Baba cuenta que ambos ayunaban cada jueves debido a algún sagrado acto purificatorio de un nacimiento previo. Nunca se pudo lograr que comieran carne. Jack dormía en la cabecera de la cama de Baba y jill, a los pies. Después de tres años de esta cercanía con el Señor, Jack exhaló su último suspiro en el regazo de Baba.

Su final fue digno de su vida. La noche anterior, jack había seguido al chofer de un coche que estaba estacionado al otro lado del río en Karnatanagapalli; se acostó calladamente debajo del vehículo, sin que nadie se diera cuenta, porque jack tenía un peculiar estilo para cuidar voluntariamente los automóviles que en esos días debían estadonarse lejos del Mandir. Sus agudos ladridos mantenían alejados a los pilluelos de la aldea. Esa mañana, sin embargo, el auto casi lo mató al ponerse en movimiento. Baba cuenta que tuvo aún suficiente fuerza para arrastrarse de regreso al Mandir, atravesando el lecho del río, y pudo saltar hasta el regazo de Baba. jack concluyó su breve pero bendita estancia en la Tierra con su mirada clavada en los ojos de Baba y moviendo la cola de alegría, aunque débilmente. jill no pudo seguir viviendo sola y lo siguió a las pocas semanas. Ambos fueron enterrados en el centro del patio que había detrás del viejo Mandir y sobre sus restos mortales se levantó una estructura de tulsi.

Chity y Bity y Lily y Bily fueron otras dos parejas de pomeranios que les siguieron. Luego los cocker spaniels M¡nnie y Mickey y Honey y Goldie. Baba los cuidó por algunos años y luego los entregó a devotos que los atendieran, aunque nunca dejó de preguntar por ellos. También tuvo algunos alsadanos como Rover y Rita y Tommy y Henry. Estos devotos animales recibieron la ternura y el Amor de Baba en gran medida. Nosotros, a quienes el reino animal nos parece diferente y falto de razón, debemos aprender esta lección al observar su afecto por los animales; nunca dañar a ningún hermano animal ya sea para nuestro sustento o por gusto, y considerar todas las cosas creadas como pertenecientes a La Familia Unica.

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Baba habla siempre del elemento del Destino, o prapti, como El lo llama y dice que si algún animal u hombre gana Su Gracia, ello se debe al Destino. Sin embargo, agrega que Su Gracia también puede ganarse mediante práctica espiritual, vida disciplinada, autocontrol y servicio desinteresado a todos en cuanto simbolizan a Dios mismo. De la misma manera que un examinador analiza las respuestas que han entregado los candidatos, el Señor evalúa nuestros logros. Cuando el examinador ve que las respuestas revelan un estudio serio y un interés activo en el tema, además de la comprensión de la metodología de la ciencia de que se trate, puede que perdone un pobre desempeño. Muchos han tenido la experiencia de que, a veces, pese a los grandes esfuerzos que hacen para realizar un viaje a Puttaparti, no les es posible emprenderlo; en tanto que otros, tan pronto planean una visita, todo se les facilita, los obstáculos desaparecen automáticamente y viajan sin problemas. Baba dice que sin su voluntad nadie puede emprender el viaje, y que si llega a partir, no podrá llegar hasta donde El está.

Su Omnisciencia y su Omnipresencia se revelan a todos los que se encuentran con El en la sala de entrevistas. El le dice a cada cual lo que ha dicho o sentido, a quién le habló y sobre qué, lo que ha tenido y lo que ha planeado, lo que ha sufrido o lo que ha perdido. Si alguien desea consultarle sobre diez puntos, incluso antes de que llegue a abrir la boca Baba le habrá contestado todos imás dos o tres adicionales! Puede que le revele a uno inclusive lo que haya soñado y que le repita incluso palabra por palabra lo que uno le haya oído decir en el sueño; puede ponerle al descubierto su vida hasta en el más mínimo detalle; y llenar con alegría y fortaleza todos los vacíos dejados por penas y debilidades.

"Es incansable en su ministerio de compasión", dice el rector H. S. Rao. "Las palabras de Baba no sirven solamente para otorgar serenidad, sino que abren nuevos niveles de conciencia y revelan a uno la fortaleza y la bondad de su propia naturaleza. Por Su Gracia el devoto es capaz de conocerse a sí mismo, de llevar a cabo sus deberes con mayor ahínco y de asumir sus responsabilidad des e incluso sus defectos. Todo ello lo hace de la manera más natural, palmeándole afectuosamente la espalda, con un risueño brillo en sus )jos y pronunciando palabras que nos son familiares. Sin embargo, hay tal poder en lo que enuncia, una tan profunda convicción, que uno se queda mudo ante la Omnisciencia de Baba y ante su milagrosa percepción de nuestros problemas y necesidades individuales".

Esta es la forma en que Prashanti Nilayam reconstruye al género humano; ésta es la forma en que Baba impulsa a los hombres a avanzar.

Nota: Prashanti Nilayam, en las afueras de la aldea de Puttaparti, está unida por carretera con las

estaciones ferroviarias de Midiguba (a 25 kilómetros, hasta Bukapatrram por carretera y en autobús, y a 5 kilómetros desde este mismo lugar por camino, en carreta) y Kadiri (28 kilómetros en autobús hasta Gorantia, y otros 23 kilómetros hasta Bukapatnam, continuando en carreta), sobre la línea ferroviaria Dhannavaram Pakala; o con las estaciones de Penukonda (25 kilómetros en autobús hasta Bukapatnam) y Dharmavaram (28 kilómetros en autobús hasta Bukapatnam), sobre la línea ferroviaria Bangalore Guntakal. Automóviles y camiones especiales pueden llegar hasta el Nilayam tomando por el ramal de Kothachenrvu, sobre la carretera Penukonda Bukapatnam, a 3 kilómetros de esta última localidad. Ahora también hay autobuses que hacen el recorrido directo hasta el Nilayam desde Dhartnavaram y desde Penukonda.

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DESDE EL CABO HASTA MANMARG La Novena Convención Nacional de la Vida Divina de la India, realizada en

Venkatagiri en 1957, marcó un hito en la labor dhármica (relativa al modo de vida superior) de Bhagavan, porque El presidió las conferencias e hizo un llamado a la práctica y la regeneración espirituales. Swami Satchidananda, director de organización de las diversas ramas de la Sociedad de la Vida Divina, confesó más tarde que cuando recibió la noticia de que Baba presidiría la convención, quedó anonadado porque, inquiriendo sobre él en Thinivannamalai, le informaron que Baba sólo era versado en magia y que, además, era muy mal orador. "Sin embargo dijo Swami Satchidananda muy pronto descubrí que mi informante era profundamente ignorante".

El día en que se inauguró la Convención, la ciudad rebosaba de delegados, visitantes y devotos, incluyendo un gran número de monjes renunciantes del lejano Rishikesh y de lugares como Rajahmundry, Kalahasti y Madrás. Un precioso palanquín cubierto de flores fue colocado frente a la entrada principal del palacio de Venkatagiri para llevar a Baba a la sesión inaugural en el teatro. Sin embargo, cuando salió y vio este símbolo de pompa, rehusó el honor pese a las protestas del rajá y le dijo a éste: "Hay muchos renunciantes aquí y deseo caminar con ellos". En realidad, había toda una distinguida constelación de monjes como Sadananda, Satchidananda, Atmaswarupananda y Srinivasananda.

Swami Satchidananda izó la bandera de la Sociedad de la Vida Divina y Swami Sadananda (autor de obras como el Sanmarga Dipam, el Maha Sakthi y un comentario al Yoga Darsana de Patanjali) inauguró la Convención. Algunos individuos malinformados habían repartido previamente algunos volantes en los que se acusaba a Baba de ser parcial con los ricos y los aristócratas, sin darse cuenta de que, incluso mientras difundían aquella calumnia entre los habitantes del pueblo, Baba rehusaba aceptar los honores de una procesión y recorría a pie el mismo trayecto en el que repartían dichos panfletos. Swami Sadananda hizo referencia a esta difamación y dejó en claro lo absurda que resultaba ante los hechos de aquella mañana. Luego felicitó a los delegados y organizadores por su buena suerte de tener a Baba para guiarlos por la senda de la vida divina.

En su intervención como presidente, Baba dijo que la vida divina constituye la inspiración, la fuerza motivadora, la existencia misma y la finalidad de todo en la Creación, desde el microcosmos al macrocosmos. La vida divina es la lluvia que cae de las nubes de la Verdad, el Amor y la No Violencia. Abarca todos los actos realizados en la búsqueda de !a Realidad, para alcanzar la Realidad detrás de toda esta engañosa multiplicidad. La divinidad, dijo, es inherente e inmanente en cada individuo, al igual que la mantequilla en la leche. Así como hay que batir la leche para separar la mantequilla, así el hombre debe batir su mente con buenas acciones y buena compañía. La mente del hombre oscila entre el espíritu eterno y el mundo evanescente, de modo que es deber de sociedades como la de la Vida Divina llenar de santidad las mentes de sus miembros y ayudarlos a eliminar de ellas el moho de la pasión y la codicia. Todos y cada uno son candidatos aptos para esta transformación y esto prueba que la Bienaventuranza es para todos. La sociedad, dijo Baba, deberá empeñarse en impulsar este proceso de transformación en todo lo que sea posible,

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con humildad y con Amor. Debe esforzarse por arrancar las causas básicas de la ansiedad, el sufrimiento y la ignorancia.

A la mañana siguiente, al continuar la convención en el mencionado auditorio, Baba dijo: "La religión hindú pudo sobrevivir a la serie de embestidas y trastornos culturales provocados por las invasiones extranjeras, gracias al esfuerzo de sus líderes espirituales, que montaron guardia junto a los tesoros del hinduismo y establecieron una y otra vez los principios creadores de la justicia Divina en el corazón de la gente". Dijo que deseaba encender la luz del Amor en cada corazón y le aconsejó a cada uno mantener una atmósfera de respeto y de Amor. Refiriéndose a los tres gunas, Baba ilustró la naturaleza de estos tres atributos de la naturaleza humana y mediante un ejemplo sencillo aclaró todo el tema. Dijo, apuntando hacia una lámpara de petróleo, que la bombilla de cristal venía a ser el satvaguna; el hollín acumulado dentro, el tamoguna; el polvo de afuera, el rajoguna.

Al día siguiente, durante una reunión especial de los delegados, Baba los exhortó a cultivar una devoción encauzada hacia un solo Gurú y ejemplificar en su vida diaria la vida divina a la que le habían dedicado su existencia. Cuando la reunión se abrió más tarde a un acto público, al que se dejó ingresar a una expectante multitud de visitantes, Baba les habló por más de una hora, exhortándolos a todos a llevar una vida de devoción y entrega. "¿Qué es lo que desearían ser en las manos del Señor?", preguntó, y El mismo sugirió la respuesta: "La flauta". Les dijo que deseaba ver hombres rectos, sin dobleces; huecos, es decir, carentes de orgullo, egoísmo, individualismo, y deseo o idea de ser, para que pudieran inhalar únicamente el aliento de Dios y transmutar ese aliento en una melodía que confiera a cada efímero momento la alegría de la Eternidad.

Swam! Sadananda habló sobre "La comunión con, Dios" o, más bien, comulgó con Baba y expresó lo que esa comunión le impulsaba a decir porque, según confesó, sólo estaba diciendo lo que Baba le hacía hablar... Después de él, se levantó un pandit, renombrado en todo Andhra Pradesh por los numerosos libros que había escrito sobre el Vedanta y las traducciones al telugu de las Upanishads, los Brahma Sutras y el Bhagavad Gita. Se refirió al más abstruso de los problemas de la filosofía india, el "¿Quién soy yo?". Los críticos opinan que la actitud adváitica (igualdad y unidad de todos los seres y Dios) hace que los hombres se vuelvan ajenos a este mundo, áridos y carentes de sensibilidad; sin embargo, este hombre fue capaz de apreciar la imagen de la flauta en los labios de Krishna que había descripto Baba, y se explayó gratamente sobre el ideal que Baba había mostrado, citando también algunos versos sánscritos sobre Murali, la flauta. Inició su discurso con una declaración personal. Dijo: "Vine a Venkatagiri y a esta conferencia en primer lugar para conocer a Sri Sathya Sal Baba, porque había recibido toda clase de versiones sobre su grandeza, y gustosamente acepté la oportunidad de comprobarlas. En resumen, ¡vine con ánimo desafiante y voy a regresar deificado! Me siento feliz de confesar esto ante ustedes y le pido perdón a Baba por mi error'. Lo anterior no constituye sino un ejemplo de la niebla de los falsos conceptos disipándose ante la presencia de Bhagavan.

Baba caminó libremente entre los monjes y los eruditos y le concedió a cada uno de ellos largas entrevistas antes de partir de Venkatagiri. Swami Satchidananda le contó al autor: "Me llamaron a entrevista en segundo lugar. Al entrar, Swami me abrazó y me dijo que estaba feliz de verme. Luego me habló sobre una extraordinaria visión yóguica que tuve la suerte de tener hace unos treinta y seis años, y me felicitó por la constante adhesión a la práctica espiritual yóguica que había culminado en ella. Mas de inmediato cambió su tono y me reprendió por estar desperdiciando mi tiempo y energía en esfuerzos por establecer ashrams, recolectar fondos, hacer relaciones públicas e ir de un lado a otro para

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presentar y discutir planes y programas. Cuando intenté justificar mis presentes actividades como un esfuerzo por contribuir, en último término, al bienestar del mundo, se echó a reír y me preguntó: '¿No has oído decir que los buenos pensamientos y vibraciones de la sabiduría del yoga emanan de un Alma grande venciendo todos los obstáculos, y que llegan a cambiar y a configurar las corrientes del pensamiento de otros?'. Luego me aconsejó retirarme a la soledad y reanudar mi práctica espiritual del yoga, asegurándome que El me brindaría apoyo y sustento donde quiera que eligiera estar. jamás me habían presentado este punto con palabras tan claras y verdaderas. He quedado profundamente conmovido por su Amor y Misericordia. Quedé muy asombrado de que supiera de esa íntima experiencia secreta, ocurrida algunos años antes de su advenimiento, e hice acopio de valor para interrogarlo al respecto. Me respondió con otra pregunta. 'Acaso he nacido yo? ¿Muero acaso?'".

En realidad, estas entrevistas constituyeron una experiencia única para todos: el diagnóstico de las más profundas dudas, la prescripción del remedio apropiado, el otorgamiento de su gracia, el examen de los logros en el balance final del progreso y la revelación de la Omnicienda y Omnipresencia de Baba. Cuando retomó a Puttaparti, fue acompañado por Swami Sadananda y Swami Satchidananda. Ambos estaban ansiosos por pasar un mayor tiempo en su Divina Presencia.

Recuerdo una tarde en que Swami condujo a Swami Sadananda hasta una fuente natural que se encuentra entre los cerros detrás del Nilayam. Yo también formaba parte del grupo. Sentado junto al manantial, Baba habló de la existenda de conciencia en el hombre, el animal, el vegetal y la piedra, en tanto que Swami Sadananda citaba pasajes de las Upanishads para demostrar que las mismas ideas se encontraban en nuestros textos antiguos. De pronto, Baba asumió un tono de autoridad y dedaró: "¡Los llamas antiguos... yo los conozco todos! ¡Yo estoy más allá del espado y del tiempo!". La conversación derivó entonces hacia el saivismo, el lingam y su significado, porque Sadananda había escrito un libro titulado "El origen y la historia primitiva del saivismo del sur de la India' " cuando estaba en la Universidad de Madrás.

Era el año nuevo tamil y Baba les dio a todos los presentes un poli, un preparado dulce que toda dueña de casa tamil cocina para ese día tan auspicioso. Lo produjo con un giro de su mano. Cuando, unos días más tarde, Baba partió para una corta estadía en Kodaikanal, Swami Sadananda y Swam! Satchidananda también salieron con El. Las seis semanas en las montañas presentaron un gran número de oportunidades para que ambos renundantes recibieran ampliamente la grada de Baba. Y eso les dio la posibilidad de tener un atisbo de la extraordinaria divinidad de Baba.

Swami Satchidananda habló sobre esto en una reunión en Puttaparti con motivo de la inauguración del Thapovana, el 29 de junio de 1957. Indicó que, sin que importara lo que otros creyeran de Baba, por experiencia personal él estaba convencido de que era Omnisciente y Omnipotente, así como el Alma inmanente en todos los seres vivos, la fuerza motivadora interna de cada uno de ellos, y relató cómo se había convencido de ello. Estaba en la habitación de Baba una tarde, en la cabaña de Kodaikanal. Baba estaba redinado sobre la cama, cuando de pronto se levantó y gritó en telugu: "¡No dispares!", cayendo luego sobre el lecho en lo que podría llamarse un trance, pero que se describe más apropiadamente como un viaje astral. Su cuerpo se puso rígido y pemmanedó en ese estado aproximadamente una hora. Cuando regresó y volvió a tomar el control de su forma física, miró a los que lo rodeaban y pidió que se enviara de inmediato un telegrama a Bhopal. Procedió luego a dictar el texto y a dar la dirección. Decía: "No te preocupes, el revólver

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está conmigo, Baba". Swami Satchidananda expresó temor de que las autoridades de telégrafos no aceptaran que fuera transmitido el mensaje, ya que hablaba de armas y contravenía la ley respectiva. Otros lo apoyaron y, como Baba quería que saliera urgentemente, se acordó que se usara el término "instrumento" en vez de "revólver". Y fue así que se envió el telegrama, indicando su urgencia.

Todos estaban ansiosos por saber cuál era la tragedia que se había ev!tado, pero Baba no quiso hablar de ello. Al cuarto día, sin embargo, llegó una carta de Bhopal y al ser leída ante todos reveló que Baba era el mismo Señor que había salvado a Gajendra y a Prahlada y que había ido a rescatar a Draupadi.

El remitente de la carta era un ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial que tenía un alto puesto en el Gobierno. Se sintió muy afectado por un reordenamiento administrativo que hizo que personas mucho menores que él fueran colocadas en cargos más altos que el suyo. No tenía nadie a quién hablarle al respecto, ni nadie que le prestara atención o le dijera una palabra de aliento, ya que su mujer estaba pasando una temporada en la aldea de sus padres. Deprimido por este infortunado giro en su carrera, decidió ponerle fin a la humillación que sentía. Sacó su revólver y disparó un primer tiro para comprobar que no le temblaría la mano; sin embargo, antes de que pudiera disparar por segunda vez, Baba había gritado: "¡No dispares!", y se oyeron fuertes golpes en la puerta principal... ¡Baba había ido a buscarlo! ¡Por supuesto que no era Baba en persona, sino un antiguo compañero de colegio, acompañado de su mujer y un porteador que empujaba un carrito sobre el que había un gran baúl, para completar el cuadro hasta el último detalle! Nuestro hombre corrió a su cuarto, dejó el revólver sobre la cama cubriéndolo con las sábanas, corrió de regreso hacia la puerta de la calle, respiró profundo para adecuarse a la nueva situación y abrió la puerta...

Ante él estaban las tres formas de Bhagavan listas a representar sus papeles. El ex compañero se mostró entusiasta y dicharachero: Baba se había manifestado instantáneamente como un amigo que mostraba las cualidades que precisamente podían eliminar la melancolía del funciona~ r!o y que eran como un tónico para curarle su desesperación. Hasta se puso a reír y celebrar las bromas de su viejo amigo y, en el curso de la conversación, todas sus ideas de suicidio fueron disipándose. La señora también participó en la conversación. No obstante, cuando supieron que la señora de la casa estaba de viaje, el visitante mostró su decepción y dijo que, entonces, dadas las circunstancias, prefería alojarse en la casa de otro amigo. ¡Pese a los ruegos de la persona a la que había salvado, el amigo se fue, cuarenta y cinco minutos después de haberse material!zado, con la señora, el cargador, el baúl y el carrito, dejando caer de este modo el telón sobre una magnífica representación teatral!

Después de despedirlos, el funcionario volvió a su recámara y se sintió muy confundido y admirado al darse cuenta de que el revólver ya no estaba allí ni en ningún otro lugar de la casa. ¿Quién podría haberlo tomado? En alguna ocasión él había ido a Puttaparti acompañando a su mujer, que era una fervorosa devota... ¿Podría haber sido Baba? ¡No podía ser otro! ¿Y los visitantes? Rápidamente cerró la casa y se dirigió presuroso a la dirección en que su compañero de colegio le dijo que se alojaría. Sus dudas se vieron confirmadas: nadie había ido para allá... ¡Los tres visitantes, junto con el baúl y el carrito, se habían desvanecido en el aire! De regreso a casa, mientras estaba revisando mentalmente los asombrosos acontecimientos del día, otros golpes en la puerta lo sacaron de sus cavilaciones... Era un mensajero que traía un telegrama que rezaba así: " No te preocupes, el instrumento está conmigo. Baba".

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Swami Satchidananda señala que este incidente es mucho más especial que el Parakayapravesam exaltado en los Puranas. El Parakayapravesam es la entrada de algo incorpóreo a un cuerpo vivo, en tanto que esto es Kayasrishti, la creación, en el momento mismo en que se desea, de tres cuerpos, haciéndolos representar sus papeles. Ello quiere decir la personificación correcta de individuos existentes, reproduciendo hasta el más mínimo detalle de voz e inflexiones, porte y gestos, lenguaje e idiosincrasia, así como el relato de incidentes y anécdotas sucedidos tiempo atrás, cuando ambos eran alumnos del mismo colegio... Esto, concluyó Swami Satchidananda, es posible únicamente para un Avatar del Señor.

No es de extrañar, entonces, que tanto él como Swami Sadananda le escribieran a su Gurú, Swami Shivananda Sarasvati, en Rish!kesh, respecto de Baba y sus divinos atributos. Ambos swamis también acompañaron a Baba a Cabo Comorín cuando se dirigió allá desde Koda!kanal y tuvieron otro atisbo del mensaje universal de Baba al verlo crear un rosario rematado por una cruz con la figura de jesucristo para bendecir a un sacerdote católico. Swam! caminó por las playas de Kanyakumari con sus devotos. Con cada pisada suya en la arena se formaban cuentas de cristal y los devotos las fueron recogiendo y guardando en una cajita de sándalo. Había ochenta y cuatro, mas Baba dijo que debían ser ciento ocho, y, al hacer un nuevo recuento, efectivamente eran ciento ocho. Con estas cuentas milagrosamente aparecidas se formó un rosario que Baba le regaló a Swami Sadananda.

Después de visitar la represa de Pedyar y el Santuario de la Vida Salvaje de la región, Baba siguió hasta Madura¡ y Mayuram, y luego regresó a Puttaparti vía Salem, el lugar en que Swami Satchidananda vivía desde hacía ya algunos años. Fue de este modo que Baba respondió muy pronto a una carta de Swami Shivananda Sarasvati, Presidente de la Sociedad de la Vida Divina, de Rishikesh, en la que lo invitaba a viajar hasta allá. La invitación fue seguida por una larga serie de notas y telegramas, hasta que, por último, Baba accedió a viajar al norte de la India.

Por supuesto que Baba no siente ningún entusiasmo por realizar giras para conocer otros lugares ni para admirar la naturaleza, como tampoco tiene necesidad de emprender peregrinaciones, ¡puesto que El mismo es la meta de toda peregrinación! Una vez que una madre se quejó ante Baba respecto de que su hijo no había querido acompañarla a Puttaparti, sino que se había dirigido, en cambio, a Tirupati, él le dijo: "Eso también es venir a mí, porque yo no soy diferente del que está en ese monte". Con su sola voluntad, Baba puede estar en los rincones más apartados del mundo, ya que está fuera del tiempo y del espacio. Baba ha dicho: "No me mueve el ansia de cambios, ni de distracción o de viajes. No obstante, donde exista el deseo de Paz mental, corro a otorgar Paz mental; donde hay desaliento, me apresuro a levantar los corazones abatidos; donde se ha perdido la confianza reciproca, corro a restablecerla; estoy permanentemente en movimiento para cumplir la misión para la cual he venido".

Swami Sadananda quiso partir anticipadamente hacia Rish¡kesh, porque, como le dijo al autor, "hay que salirle al paso a las ridículas historias sobre Baba que circulan y mis hermanos renundantes deben ser puestos al tanto de la divinidad de Baba".

Baba partió en automóvil de Puttaparti el 14 de julio de 1957. Se detuvo en Medkurti, a cincuenta y siete kilómetros de Madanapalle, con el objeto de inaugurar en el ashram de Ayodhya, la estatua de plata de Sai Baba de Shirdi. Una inmensa multitud de aldeanos lo esperaban desde el mediodía y Baba les habló por más de una hora. Señaló que cualquier trabajo, como la construcción del ashram, llevado a cabo con un espíritu de

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devoción, sin presunción y sin ningún deseo de obtener otro provecho que no sea la satisfacción del trabajo bien realizado, constituye etapas (austeridad, práctica ascética) en el verdadero sentido de la palabra. Baba condenó el estudiado descuido del cuerpo como medio para buscar a Dios. "El cuerpo es el tabernáculo del Señor; es la barca con la que uno ha de cruzar el océano de nacimiento y muerte; con los remos gemelos del discernimiento y del renunciamiento y debe ser mantenido en perfecto estado." Dirigiéndose a las mujeres que se habían congregado, habló de la necesidad de infundirles a los niños la devoción, el valor, la autoestima y el hábito de la Verdad. Dijo también: "No hay necesidad de ir a ninguna parte en busca de Bienaventuranza; ella está en ustedes como una pequeña chispa, sólo requiere ser soplada para convertida en una llama". Dedaró que, aunque podía transformar el cielo en tierra y la tierra en cielo, la gente que llegaba hasta El recibía sólo lo que pedía y eleva. Señaló que el discernimiento y el renunciamiento podían producirse por medio de lo que llamó el constante examen de cada pensamiento sobre la base de la Rectitud y la Verdad. Dijo: "El verdadero devoto deberá dominar las emociones; el verdadero ermitaño deberá cultivar la agudeza intelectual; el hombre verdaderamente dedicado al servicio soda] deberá desarrollar la fortaleza mental".

El grupo llegó a Madrás el 15 de julio y después de una estadía de cuatro días, Baba y los devotos a quienes había elegido para acompañarle, abordaron un avión hacia Delhi el día 20. Baba se divirtió muchísimo cuando descubrió que su nombre había sido anotado como "Mr. S. S. Baba" en el boleto. ¡Rió de muy buena gana por el "Mr."! En el avión, Baba se movió entre todos los pasajeros repartiendo su cercanía con ellos para que nadie se quedara sin ese privilegio. ¡Por encima de las montañas Vindhyas le concedió una "entrevista" a un pasajero que había rezado por esta oportunidad, pues para entonces ya lo había "descubierto"! ¡El hombre se llevó una gran sorpresa cuando Baba le aconsejó contraer matrimonio con la maestra de escuela a la que amaba! ¡El pensaba que nadie sabía de ese capítulo de su vida! Baba le prometió que haría que sus padres accedieran al matrimonio deponiendo su Implacable oposición".

El avión aterrizó en Palam a las 16.20. A una hora de haber llegado al bungalow de Sundamagar, que había elegido para su estadía, Baba recibió un "llamado" de un devoto de Bangalore y "abandonó" su cuerpo para correr en su ayuda. ¡Más tarde se supo que se había tratado de un ataque de paraplejía] Los cantos devodonales dos veces por día atrajeron a los devotos de Delhi, así como a los parientes y amigos de esos devotos, a quienes éstos habían venido describiendo la gloria de su GurG. Aquí también Baba le concedió entrevistas a un gran número de personas, durante las cuales les diagnosticó sus problemas y les otorgó Su Gracia.

El 22 de julio, Baba salió de Delhi en automóvil con dirección a Rishikesh. Los renundantes discípulos de Swami Shivananda lo escoltaron desde Hardwar, y cuando llegó, a las 18.30, a Shivanandanagar, Swami Shivananda llamó a una asamblea especial de los residentes del ashram y le ofreció una cordial bienvenida a Baba. Mientras Shivananda saludaba a Baba con las manos unidas, como es costumbre, Baba agradecía los saludos con el gesto de su mano que ha conferido Paz a miles de almas afligidas.

Shivanandanagar se anida en el regazo de las siempre verdes montañas que acaricia amorosamente el brazo derecho de la Madre Ganges. La ribera izquierda del río muestra, cuando ocasionalmente se hace visible al ser arrastrada la cortina de niebla que lo cubre, el resplandor de todo un grupo de templos, santuarios y edificios que albergan a diversas instituciones religiosas y órdenes monásticas. Pero más impresionantes que estos recordatorios de la innata nostalgia del hombre por su hogar, son las desnudas crestas de las

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montañas que se elevan a cada lado, que parecen sabios suprahumanos perdidos en la contemplación del infinito. ¡Han vuelto sus ojos hada el interior y permanecen felizmente inconscientes de la historia!

También está Gama, la hija de la Tierra y el Cielo, conducida hacia Bharatavarsha por la penitencia de un príncipe que, en el esfuerzo por propiciar a sus ancestros, logró asegurar también la prosperidad y la salvación para sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; Ganga (el Ganges), renombrada tanto en la tradición como en la leyenda, buscada por cada hindú desde hace miles de años para santificar todo ritual, para purificar cada rito, para exorcizar cada mal, para lavar cada pecado; inmortalizada en la poesía, simbolizada en el arte, engastada en la arquitectura, idealizada en la escultura, humanizada en la pintura, alabada en la música; reverenciada como el vehículo de la Bienaventuranza; cuya chispeante y horripilante historia ha sido relatada por millones de madres a los infantes en sus regazos, cada atardecer. Ganga fluye majestuosa, recordándoles a todos y a cada uno el mensaje de la India, la grandeza de la India.

Cuando los residentes del ashram programaron una reunión espiritual para el día siguiente y le pidieron a Baba que les diera un mensaje, El hizo referencia al Ganges como a un renunciante que corre apresurado hacia el mar. Señaló que cada río sabe, en lo recóndito de su corazón, que ha venido del mar y que, impulsado por ese conocimiento, se apura por llegar al mar, sin considerar los obstáculos del terreno. Alabó la quietud y tranquilidad de Shivanandanagar, diciendo que era un buen lugar para alcanzar también la quietud espiritual. Indicó que Bha significa Creación, Ga, Protección y Va, Cambio o Transformación: "Bhagavan puede hacer las tres cosas", dijo. "Ese es mi secreto".

Hablando de las cosas que suele crear y regular, dijo, descartando todas las explicaciones espurias, que su Voluntad Divina se realizaba de inmediato. Materializaba cosas para darles alegría a sus devotos, de la misma manera en que un padre les da dulces a sus hijos, pero no para anunciar su generosidad o su patemidad. Hacía estas cosas para aliviar la angustia o la preocupación de la gente, para asegurarles la paz mental, para ayudarles a desarrollar la concentración espiritual y, en muchos casos, para mantener su "contacto" con el receptor durante el curso de su vida. Sus creaciones no tienen como objetivo atraer devotos, tampoco son resultado del mantra o tantra. Todas estas cosas son producidas de la misma manera en que son producidos todos los objetos, sólo que de manera mucho más rápida, por no decir instantánea. Su durabilidad es la misma que la de todos los objetos materiales. "El mejor de mis regalos es el Amor; todos los devotos deberían empeñarse por lograr eso, así como discernimiento y renunciamiento, los cuales únicamente el Gurú puede dar", dijo Baba.

Con un mero giro de su mano, materializó después una magnífica guimalda de semillas de la sagrada planta de rudraksha, con ciento ocho cuentas de exquisita factura, con cada cuenta engastada en oro y unida a la siguiente por una cadena del mismo metal, con la cuenta real de cinco facetas al centro. Se la regaló a Swami Shivananda Sarasvati y también creó una gran cantidad de ceniza que El mismo aplicó en la frente del sabio.

Al anochecer, cuando el swami ingresó a la sala de encuentro, llevando ese extraordinario collar, la joya llamó la atención de todos por su belleza y hechura, así como por el milagro que la había hecho aparecer. Swami Shivananda habló sobre Bhagavan y su mensaje. Se explayó sobre la eficacia de la Repetición del Nombre y solicitó, como un médico, que cada persona tomara una dosis diaria de renunciamiento, que debía sumarse a la dieta del Nombre del Señor. El Ganges figuró en la charla que dictó también esa noche Baba. Comenzó por decir que Naram significa "agua" y que el Ganges fluyendo

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majestuosamente era Narayana mismo. De hecho, los montes y valles, el cielo allá arriba, los bosques y las rocas, y todas las cosas en todas partes no son sino manifestaciones del Uno, que expresó su voluntad como Yo soy Uno; me convierto en muchos y llego a ser todo esto. El Sol único puede reflejarse en mil pocillos, con que sólo contengan agua; el agua de lá devoción. La devoción misma lo lleva a uno al Conocimiento, puesto que el devoto se da cuenta con rapidez y facilidad de que el Señor está inmanente en todo, y que El es el solo y único.

Las charlas y discursos de Baba estaban tan llenos de una rara y profunda sabiduría, que a partir del día siguiente comenzó a llegar a la residencia de Baba un sinnúmero de monjes y de novicios, quienes lo agobiaron con preguntas destinadas a clarificar sus propias dudas. La gama de los planteamientos era amplia y abarcaba toda una serie de tópicos, como el lugar que ocupan en el esquema de la vida del deber hacia la naturaleza, el deber hacia los propósitos y conocimientos elevados y el deber de la correcta realización de los actos, la naturaleza del Vacío y la Plenitud, la eficacia y las limitaciones de la adoración de imágenes, la existencia de espíritus, el modus operandi de la voluntad divina, etcétera. También Swami Shivananda sostuvo largas conversaciones con Baba cada noche durante su estadía, en las cuales estuvo muy cercano a El. Baba le dio al Swami frutas y ceniza sagrada especialmente material¡zada para él, para que recobrara la salud. Y fue notorio cómo mejoraba más y más cada día. Un día, Baba tomó agua del Ganges en su mano y, ¡oh maravilla!, ésta se transformó en dulce y fragante néctar... que le dio al Swami para que lo bebiera como medicina. Para muchos de los que vivían en el ashram fue una grata sorpresa el ver a Swami Shivananda mostrarle a Baba, el día que éste se iba, las diversas secciones del ashram, subiendo y bajando escaleras, lleno de entusiasmo y vigor, porque el día en que Baba llegó, el Swam! era llevado a todas partes en silla de ruedas.

El 26 de julio estuvo lleno de gratos recuerdos tanto para los devotos como para los residentes del ashram, día en el que Baba abordó un autobús y se dirigió, bordeando las orillas del Ganges, a pasar una mañana tranquila en el palacio de la princesa de Garwal.

Incluso el paisaje resultaba elevador. Aquí y allá se podían vislumbrar, entre los montes, algunas cabañas coronadas con una bandera de tela de gerua (que señala a alguien empeñado en buscar al Espíritu) o una parcela de terreno cultivado (indicando a alguien empeñado en luchar con los elementos). El camino volvió repentinamente sobre sí mismo y el autobús se detuvo resollando frente a un pequeño bungalow artísticamente diseñado, engastado como una gema en el centro de un bien cuidado jardín, situado en las márgenes mismas del Ganges. Baba divisó un árbol de yambo cargado de frutos y, al igual que el santo Muruga de Avayar, cortó frutas y las distribuyó entre los miembros de la partida. Fue a sentarse bajo los árboles de la ribera y algunos monjes le plantearon las preguntas que los inquietaban. Lo interrogaron sobre la naturaleza de las enseñanzas de las Upanishads y acerca del valor que podrían tener en los tiempos modernos. El les dijo que eran como señales que mostraban el camino; que el camino había de recorrerse con el objeto de llegar a experimentar la alegría de haber logrado la meta. Hubo una pregunta referente al celo y el infierno, a la que Baba respondió que existían en este mundo. Otros renuncantes preguntaron sobre la visión o revelación del Ser y la desaparición de Maya (ilusión) en el punto en que se alcanza la Realización.

En el camino de regreso, Baba hizo detener el autobús en un lugar en el que se veía la entrada de una cueva (guha) y enfrente de ella un delgado tubo de hierro que tenía una placa con un nombre semiborrado: "Vasishta Guha". Procedió a bajar por la abrupta pendiente hacia el río, con la seguridad de alguien que ha estado allí muchas veces antes y

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como si recién se hubiera acordado de algún asunto pendiente con el ocupante de la cueva. Cerca de allí, el Ganges describe una amplia curva; a poco distancia, un pequeño riachuelo le entrega su tributo, lo cual hace que el escenario sea doblemente atractivo. La Vasishta Guha lleva un nombre sagrado, el del famoso sabio, y ha sido santificada por las austeridades efectuadas allí por muchos grandes anacoretas y monjes del pasado. ¡Swami Purushothamananda discípulo de Swami Brahmananda, de la Orden Ramakrishna, iniciado en la senda de la renunciación por Mahapurushji, discípulo de Sri Ramakrishna , quien había vivido en esa cueva por treinta años, le dio la bienvenida a Baba como si lo hubiera estado esperando!

Tenía más de setenta años y había pasado la mayor parte de su vida en un ascetismo del tipo más riguroso y dedicado al estudio de las Escrituras. Su rostro mostraba un genuino brillo de alegría espiritual y la más mínima mención de la gloria de la Divinidad lo transportaba de inmediato al estado de Bienaventuranza. ¡Cuando era un joven de veintisiete años, Brahmananda había leído la palma de su mano en Kanyakumar! y le había predicho que iba a morar en una cueva y que viviría siempre meditando!

Baba le recordó las dificultades que hubo de enfrentar cuando llegó a la cueva: los leopardos y las cobras que allí había, ¡y luego la caminata de tres días hasta Rish!kesh en busca de sal y fósforos! ¡Le mencionó cómo había sido socorrido por la pura intervención divina! Baba repitió su visita también al día siguiente, pese al cielo amenazante y a las protestas de algunas de las personas que lo acompañaban. Mas las truenos y relámpagos cesaron y los rezongones recibieron una lección de humildad. Por la Grada de Baba, el cielo se despejó y desapareció la amenaza de lluvia. Baba mismo cantó una serie de cánticos ese día en la cueva. Cuando uno de los swamis que atendían a Purushothamananda le solicitó que cantara una canción de Thyagaraja, Baba graciosamente le preguntó cuál de los cantos del gran santo y poeta deseaba escuchar, y Swami Kalikananda expresó que ansiaba escuchar "Sri Raghuvara Sugunalaya". Baba lo entonó sólo para darle alegría. Nadie le había oído cantarlo antes, de modo que tuvimos esa suerte y tuvimos que agradecérsela a Swami Kalikananda. Al saber que el swami padecía, desde hacía ya varios años, un crónico dolor de estómago, Baba tomó de la nada un trozo de azúcar blanca y se lo dio a comer, junto con una serie de instrucciones sobre su dieta y su modo de vida. A Purushothamananda le regaló un rosario de brillantes cuentas de cristal que se había "manifestado" por sí mismo en su mano.

Más misteriosa y significativa aun fue la visión que le concedió a Swami Purushothamananda al atardecer de ese día. Ya en 1918, éste le había escrito a su Gurú: "Todo es falso y no quedaré satisfecho a menos que logre llegar a estar cara a cara con la Verdad, y sólo entonces". Luego de haber ordenado la salida de todos de la cueva, Baba y el sabio se retiraron a un recinto interior. Sri Subaramiah, Presidente de la Sociedad de la Vida Divina de Venkatagiri, describe de la siguiente manera lo que alcanzó a observar a través de una grieta bastante grande en la puerta: "Hasta hoy llevo grabada esa escena en mi memoria. Yo estaba de pie cerca de la entrada de la cueva y pude ver lo que sucedía. ¡Baba se recostó y apoyó su cabeza en el regazo de Swami Purushothamananda! ¡De pronto, todo su cuerpo fue bañado por un resplandor divino! Me pareció que su cabeza y su rostro habían aumentado mucho de tamaño. Rayos de esplendor surgían de su rostro. Me sentí invadido por una inexplicable y extraña alegría. Deben de haber sido como las diez de la noche. Cuando, más tarde, les pedimos insistentemente que nos revelaran los detalles de la visión, Baba nos informó que se había tratado de una visión de la Luz Divina. ¡Qué suprema gracia! ¡Qué buena suerte! Swami Purushothamananda falleció en 1961, la noche

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de Shivaratri, en el momento auspidoso de la creación del lingam que emergía por la boca de Baba.

Mientras retornábamos de la cueva, Baba abandonó su cuerpo por unos breves instantes. Cuando, más tarde, lo interrogamos al respecto, condescendió en decimos dónde había estado. Había ido a salvar a un gran yogui de una tumba de agua. Esto despertó la curiosidad de todos los que lo rodeábamos y nos hizo acercamos para escuchar más detalles. Baba rechazó todas las preguntas y dijo que Subrahmanyam podía decir de quién se trataba, de modo que algunos fueron en busca de Subrahmanyam (un miembro del grupo), lo encontraron y lo llevaron ante Baba, quien le preguntó qué había visto esa tarde, mientras estaba en la cueva de Vasishta. El pidió perdón por no haber informado a Baba de inmediato al respecto, porque había visto un cadáver flotando río abajo en el Ganges y, debido a que se trataba de un mal augurio, evitó menc!onarlo en la sagrada atmósfera de la cueva. Baba se echó a reír y dijo que no se trataba de ningún cadáver, pese a que el yogui que flotaba río abajo estaba tan muerto a cualquier suceso exterior que ni siquiera se daba cuenta de su situación. Estaba siendo arrastrado por el torrente. Parece que había estado sentado sobre una roca junto al río, perdido en meditación. La corriente arrastró rápidamente la tierra bajo la roca, la cual se había inclinado, haciéndolo caer a la corriente. "Al comienzo, todo fue como un sueño para él", dijo Baba. Más tarde, cuando se dio cuenta de que era arrastrado por el Ganges, comenzó a rezarle al Señor. Baba oyó su llamado y dirigió suavemente el "cadáver" flotante hacia la orilla, unos kilómetros antes de Shivanandanagar, muy cerca de la casa de un campesino que podría recogerlo y brindarle abrigo.

Un devoto que se encontraba con nosotros en Rishikesh, escribe: "Le oímos narrar el incidente. Durante el 'trance', Babá tenía sus palmas una sobre la otra, como si guardara algo entre ellas. Baba mantuvo las palmas ahuecadas para proteger el corazón del monje, quien fue salvado después de una 'navegación' de sesenta y un kilómetros. Si esto no significa protección... ¿qué otra cosa podría ser? No obstante, debe cumplirse una o más de las tres condiciones siguientes antes de que el llamado de una persona logre atraer la atención de Baba: debe tener algo de Baba en la forma de un amuleto para protección; o en su defecto, debe damar de todo corazón y con toda su Alma al Señor cuando la amenace el peligro. Si una persona no cumpliera con estos dos requisitos, deberá ser al menos una persona sincera y apegada a la Verdad, no importa que no sea un 'devoto'. Tampoco resulta esencial un nombre en particular al clamar a Bhagavan: Rama, Krishna, jesús, Alá, Sai... todos sirven por igual. Puesto que todos los nombres y todas las formas son suyas y solamente suyas, se muestra siempre dispuesto a responder al llamado de alguien que esté sumido en la angustia y a desviar el peligro. El monje no era devoto de Baba, ni lo había visto jamás. Así y todo... ¿no fue salvada su vida?". Este incidente del yogui desconocido representó para muchos una gran revelación del Amor y la presencia universales de Baba.

La cabaña de Baba en Rishikesh estuvo muy concurrida durante toda su estadía, no solamente con los residentes del ashram y los estudiantes de la Academia que se reunieron ahí acosándolo con todo tipo de preguntas sobre las prácticas espirituales, la recitación del Nombre y la meditación, sino con un creciente flujo de peregrinos que habían descubierto que Rishikesh había adquirido un nuevo foco de santidad. El renombrado santo erudito Sri Shadarshanacharya Swami llegó en dos ocasiones acompañado de sus discípulos y estudiantes. Swami Sadananda y Swami Satchidananda se encontraron también rodeados de ansiosos interrogadores que deseaban cada vez más información acerca de Baba, su vida, Su Gracia y su Prashanti Nilayam en Puttaparti. El autor tuvo ocasión de oír la respuesta de

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Swami Sadananda a un joven brahmachari (estudioso de la ciencia brahmánica): "Baba puede moverse a voluntad por los mundos sutiles del Alma Suprema, la Energía Divina y el Alma individualizada, de modo que puede revelar lo que sucede en cualquier sitio y momento. El es Aquel 'cuya voluntad prevalece sobre todos los obstáculos'". ¡El mismo había visto, continuó el Swami, cómo Baba había convertido un grano de arroz en un grano de marfil, y había transformado luego ese grano de marfil en ciento ocho figurillas de elefantes, todos finamente tallados y claramente identificables mediante una lupa!

Baba se despidió el 28 de julio~de Swami Shivananda y partió hacia Nueva Delhi. El 30 siguió en auto hacia Mathura Brindavan, el escenario de sus juegos Divinos en el pasado, y los devotos esperaban ansiosamente la oportunidad de vedo en ese escenario y de estar con El en esa atmósfera cargada con la fragancia que emana del Maha Bhagavata, el relato de su vida. Los devotos partieron de Nueva Delhi en un autobús que tomó un desvío por Aligarh y que se quedó averiado cerca de un pequeño poblado a unos treinta y un kilómetros de allí. Hubo que pedir un nuevo autobús, y cuando finalmente llegaron a Mathura, eran cerca de las tres y media de la mañana. El grupo estaba exhausto, hambriento y desanimado, pero Baba, más solícito que cualquier madre, los recibió, los consoló y cuidó tan tiema y amorosamente, que para muchos los inconvenientes sufridos pasaron a ser algo que verdaderamente había valido la pena. Baba los confortó con sus propias palabras de dulce consuelo: "Vengan, acérquense al ventilador", "Recuéstense un rato", "No se levanten cuando me acerco", "Miren, he preparado este refresco especialmente para ustedes", "Beban esto, están terriblemente cansados". Se preocupaba por todos, y con sus cuidados no pasó mucho rato sin que volvieran a recuperar todas sus energías.

Baba los condujo a todos hacia la ribera del Yamuna, como si conociera cada centímetro del lugar y les iba indicando los sitios sagrados. ¿Quién podría decir qué reminiscencias activaban la Conciencia de Baba mientras señalaba los lugares en que había sido humillada la serpiente Kalinga, en que fueron reprendidas las gopis (las pastoras de Brindavan), en que fue volteada la carreta, en que fueron arrancados de raíz los árboles gemelos? ¡Cada onda del Yamuna parecía danzar al son de la música de su voz! ¡Cada vaca que se veía parecía estar buscando la tibieza del toque de su mano!

Al volver hacia Mathura, Baba caminó como por casualidad hacia un templo de Radha Shyam. Frente a él se estaban realizando los arreglos para una representación de la Rasalila (la danza de Krishna con las pastoras). Cuando Baba entró y se detuvo frente al altar, de pronto se apagaron las luces y todos se preguntaron qué había pasado. Baba dijo entonces: "No se preocupen, llevaremos esta Radha Shyam (representación de Radha y Krishna juntos) a Delhi y podrán entonar allá los cantos devocionales". Hizo girar su mano ante la puerta del santuario, donde se podía ver la adorable figura bañada en la tenue luz interior y, ¡oh maravilla!, en su mano se había materializado una imagen, una réplica exacta de la Radha Shyam instalada en el interior.

El segundo día de agosto de 1957, Baba partió en avión hacia Sdnagar y arribó al valle de Cachemira a mediodía. Desde el aire se podía ver la complicada red de canales que irrigan las llanuras del Punjab, el Templo Dorado de Amritsar, las accidentadas laderas que conducen al Paso de Banihal y al valle de Cachemira. Una vez cruzado el Paso, se extendió ante los ojos la encantadora vitalidad de ese valle que ha despertado la codicia de monarcas de naciones tan alejadas como Macedonia y Mongolia. Las gorgoteantes aguas, las amplias extensiones de coníferas, el maravilloso verdor de los pastizales, las señales del trabajo esforzado llenaban la mente de alegría. Pese a que el director del monasterio de Shankaracharya en Srinagar insistió para que Baba aceptara su hospitalidad y residiera en el

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lugar, Baba prefirió alojarse en una barcaza y sus devotos ocuparon otras dos barcazas vecinas. La que El ocupaba se llamaba "Palacio Alejandra" y las otras dos, "Príncipe de Kashmir" y "Las rosas del rey".

Baba anima a todos a apreciar las bellezas de la naturaleza. Llama la atención hacia el encanto de una flor, la radiante magnificencia de una salida o una puesta de sol, la sobrecogedora grandeza de un cielo tormentoso, el tímido titilar de las estrellas en el cielo nocturno o la conmovedora guimalda de jazmines que forman las cigüeñas en vuelo. Al atardecer condujo al grupo hacia los jardines de Shalimar y de Nishat Bagh; durante el regreso a la barcaza comentó que los Himalayas cubiertos de nieve a la distancia configuraban un espectáculo sumamente hermoso, creado por el Señor para alejar los ojos de los hombres de las tierras bajas en que se encontraban sumidos.

El 3 de agosto, Baba siguió viaje hacia Gulmarg y Kilanmarg, para mostrade a su grupo que constaba de comerciantes y hombres de negocios, abogados y profesores, escritores, poetas y músicos, funcionarios y agricultores las nieves de la cordillera de los Himalayas. Se contrataron caballos en Tanmarg y durante el arduo y lento ascenso de más de doce kilómetros, hasta unos tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar, Baba mantuvo el ánimo del grupo con sus bromas y el ocasional regalo de prasadams (ofrendas comestibles) y vibhuti (ceniza sagrada). Montó su caballo, llamado Raja, y que era el de mayor alzada y más impresionante de todos, con facilidad y destreza, como si hubiera nacido en la montura. No se bajó en ninguna oportunidad para descansar. El camino que caracoleaba entre los montes era pedregoso y estaba sembrado de cascajos que rellenaban la maraña de raíces de pinos que afloraban por todas partes, pero los caballos encontraban hábilmente y sin dificultad su camino, y así se llegó hasta la línea en que comenzaba la nieve.

Allí, Baba jugó en la nieve descalzo, haciendo bolas y lanzándolas hacia los que lo acompañaban, riéndose de las expresiones de espanto de quienes se deslizaban por las pendientes nevadas sobre toboganes hechizantes, y haciendo mofa de los que se quejaban por lo helado del viento. Cuando el grupo regresó a las barcazas, hacia las diez y media de esa noche, todos se quejaban de dolores y quemaduras; solamente Baba lucía fresco como una rosa.

El Palacio Alejandra se transformó muy pronto en una réplica de Prashanti Nilayam, ya que era numerosa la gente de Srinagar que venía a rendirle homenaje y recibir sus bendiciones. Llegó una anciana que dijo que había recibido instrucciones para venir hasta este lugar por una especie de Mensajero a quien había visto en sueños. Baba también aceptó algunas invitaciones para visitar a algunas familias en Srinagar. En una de estas visitas, colocó una guimalda de cardamomo en el cuello de un bebé, diciendo: "El se convertirá en un gran yogui", a lo que el abuelo del niño replicó: "Swami, eso fue exactamente lo que predijo el astrólogo cuando elaboró su horóscopo", aunque lo dijo sólo después de que Baba le preguntara: "Ya te lo habían dicho, ¿no es cierto?". Todo esto sucedió en casa del secretario de la Agencia de Turismo, quien había arreglado la gira de Baba por Cachemira. Baba le regaló un anillo guarnecido de piedras preciosas que "materializó" ante él. Durante la conversación, alguien le preguntó a qué edad había "abandonado casa y familia", a lo que Baba respondió: "¿Cómo podría yo, cuyo hogar es este universo, haber abandonado casa y familia?".

Sus respuestas aclaraban, ante todos los que las escuchaban, la Divinidad de su ser. La corriente de peregrinos que confluía hasta el Palacio Alejandra no disminuyó en ningún momento durante los dos días de su estadía. La partida fue, obviamente, algo doloroso y

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prolongado para la multitud de devotos que llegaron hasta el aeropuerto el 6 de agosto. Finalmente, el avión despegó rumbo a Delhi. De allí, Baba siguió vuelo hasta Madrás y, luego de una corta estadía, regresó a Puttaparti el 14 de agosto.

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EL MOVIMIENTO DE LA MANO Ya desde niño, Baba poseía el milagroso poder de sacar cosas de la nada. Solía

sorprender a sus compañeros de juegos extrayendo dulces de menta y caramelos de bolsas vacías. Pese a sus ruegos de mantener esto en secreto, el caso llegó a oídos de los mayores y cuando éstos inquirieron sobre la forma en que podía hacer tal cosa, Baba guardó silencio por largo tiempo. Más tarde, presionado por sus propio! amigos, dijo que una cierta deidad o espíritu de la aldea, un Grama Shakti, obedecía sus más íntimos deseos. Esto, evidentemente, no servía sino para evitar otro tipo de investigación, ya que sólo una historia así podía satisfacer fácilmente a los aldeanos. En la aldea se lo admiró como a un niño especialmente bendecido, al que todos cuidaban y trataban con respeto. También en el colegio, Baba ayudaba a sus compañeros de estudios, obsequiándoles ya fuera una goma de borrar o un lápiz que "materializaba" con un movimiento de la mano. Cuando cualquiera de ellos se quejaba de alguna enfermedad o de algún dolor, Baba conseguía hojas frescas "de los Himalayas" como les decía a los niños y se las daba para mascar para que ingirieran el jugo. Algunos de los mayores consideraban que esto era algo de magia, e induso la caracterizaban como "negra" y les advertían a los niños que no mantuvieran tratos con Sathyanarayana... sin embargo, ¿quién puede suprimir a Dios?

Solamente después del Anuncio, Baba comenzó a "tornar" regularmente ceniza sagrada de la nada y a distribuirla, hablando a menudo sobre la importancia de esta ceniza. Desde el momento en que se materializaba de la nada y puesto que la ceniza se asocia específicamente con Shiva, los devotos la denominan reverentemente "vibhuti de Kailasa". Se le llama "bhuti" o "vibhuti", porque otorga prosperidad; "bhasma", porque incinera todos los pecados; "bhasitam", porque incrementa el esplendor espiritual; "ksharam", porque desvía el peligro, y "raksha", porque constituye una armadura contra las maquinaciones de los espíritus. La anterior es la forma en que es alabada la ceniza sagrada en la Brihad Jabala Upanishad. Baba añade que también es un constante recordatorio de lo efímero del cuerpo, puesto que, en último término, la cremación lo reduce a un montón de cenizas.

Desde el día del Anuncio hasta ahora, miles de devotos y de visitantes han sido testigos de este milagro de la ceniza sagrada que Baba realiza. ¡En realidad se trata de una maravilla más allá de toda explicación científica! Es algo que se realiza tan casual y tan informalmente, tan gradosamente, tan serena y naturalmente, que muy bien puede suceder que pasen por alto lo significativo de la bendición. La palma de la mano derecha mantenida vuelta hacia abajo o ligeramente indinada, uno o dos giros casi imperceptibles, los dedos juntos para evitar la caída de la ceniza sagrada que ya ha materializado y el maravilloso producto le es entregado a uno o le es aplicado sobre la frente. ¡Si pensamos en una tasa promedio de un mínimo de 500 gramos por día, la cantidad de ceniza así producida, "procedente de los elementos", por su voluntad, debe de llegar en estos momentos a la asombrosa cifra de cinco toneladas! (Recordemos que Kasturi escribe en 1960, N. del T.)

Se dice que cada idea tiene una tendencia inherente a manifestarse en forma física; lo que cada uno piensa posee cierta tendencia a concretarse en un hecho. Todo depende de la voluntad, ya sea la de ustedes, la mía o la del un Ser Divino. ¡Baba quiere y está hecho! La ceniza que El les entrega a todos como muestra de Sus Bendiciones, es cuidadosamente

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guardada y aplicada sobre la frente. Se coloca sobre la lengua o se mezcla con agua y se bebe como un remedio contra la enfermedad. También se le lleva como talismán. Una devota de América del Sur ha escrito que cada noche se sentaba a meditar con el sobrecito de cenizas en la palma de su mano, e invariablemente tenía la visión de que sus palmas se encontraban posadas sobre los pies del Señor Krishna. De hecho, resulta dificil enumerar todos los fines curativos y de alivio para los cuales los receptores han aplicado la ceniza que Baba crea con "un movimiento" de la mano.

La ceniza sagrada que Baba da también es de cientos de tipos diferentes, quizás adecuados a los fines para los cuales la crea. A veces está conformada como un cubo sólido y, más frecuentemente, como un polvo, ya sea fino, granuloso o en forma de escamitas. Puede que sea muy fragante o de olor picante; de sabor salado, dulce o insípido; blanca o negruzca, o de cualquiera de los tonos intermedios. A veces, cuando

mueve la mano, es posible que surja ceniza... ¡y con recipiente! A una persona que partió a Inglaterra para proseguir sus estudios superiores, Baba le dio la ceniza en un recipiente de plata con esta bendición adicional: "La ceniza que hay aquí dentro jamás se agotará". Esto es así porque Su Voluntad puede controlar, desde miles de kilómetros de distancia, un recipiente de plata, que puede volver a llenar gradas a una expresión preestablecida de su deseo. Algunas veces, cuando la ceniza tiene que ser tomada como medicina por un período prolongado, como durante un embarazo, por ejemplo, Baba le pide a la persona en cuestión que lleve un recipiente vacío y luego, gradas a un mero golpecito por fuera, éste se llena de ceniza... Cuando reúne a sus devotos en las arenas, junto al Chitravati o en el lecho del Kaivalya, en Venkatagiri, o en la playa de Kovalam, o junto al río Godavari, con sus dedos escarba en la arena como jugando y, ¡oh maravilla!, ahí mismo aparece un gran cubo de ceniza sagrada que pulveriza y distribuye entre los presentes, o puede que tome arena entre sus dos manos y la deje caer sobre un plato y, ¡asombrosamente!, a medida que ésta escurre, lo que cae no es arena, sino fino y fragante vibhuti.

Puede decirse aquí que toda la estructura física de Baba parece estar impregnada de vibhuti, porque cuando va en procesión el día de Vijayadasami o en otra ocasión, son miles los que han visto caer ceniza de sus párpados, sus mejillas o su frente. A veces cuando abandona su cuerpo y ha ido a darle darshan a diversos devotos, ha emanado ceniza sagrada de su rostro, boca, dedos pulgares, dedos de los pies 'o de su frente. A menudo, cuando desea aplicarle ceniza a la frente de un devoto, simplemente levanta el pulgar y deja una marca, ¡y ahí se forma ceniza que todos pueden ver! ¡Pero incluso hay devotos que han soñado que Baba llega a ellos y les aplica ceniza en la frente y, al despertar, encuentran que ahí está la ceniza! ¡Sueñan que Baba se la ha puesto en la lengua, y cuando despiertan, encuentran ceniza en su boca! Baba demuestra Su Presencia en las casas de sus devotos dejando regueros de ceniza sagrada en el suelo del cuarto de oración, delante del lugar en que se encuentra su retrato, o dejando un solitario paquetito de la sagrada ceniza en el suelo. Cuando Baba concede una Visión de Sí mismo para salvar a alguien de una inminente desgracia, invariablemente utiliza ceniza para llevar a cabo una curación.

Hace tres años, durante Dasara, un cierto visitante de Telangana recibió un telegrama urgente de su hogar, en el que se le informaba que su suegro había sufrido un infarto y que su condición era de cuidado. Baba le pidió que dejara de preocuparse, pero otro telegrama similar Ilegó al día siguiente, de modo que Baba accedió a que él se fuera, pero, aunque su esposa era la hija del paciente y, por lo tanto, la que debía estar a su lado, le indicó que se quedara a las festividades. Al partir el yerno, Baba le entregó ceniza sagrada

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para que la aplicara en la frente del paciente. ¡Por supuesto que la había materializado con un movimiento de la mano! Sin embargo, al día siguiente, cerca de las 20, mientras la conversación había derivado hacia la hora de llegada del yerno junto al enfermo, Baba se incorporó repentinamente y dijo: "Todos están equivocados. El tren no lo lleva a velocidad suficiente. No alcanzará a llegar antes de las nueve. ¡Oh, qué pena!". Y en un abrir y cerrar de ojos, abandonó el cuerpo... se había "!do". Estuvo "ausente" como media hora y, cuando "regresó", se mostró muy contento porque había logrado aplicar El mismo la ceniza sagrada en la frente del enfermo en Telangana. Se le preguntó: "Usaste la misma ceniza que llevaba su yerno?". "Sí respondió , lo sabrán cuando vuelva. Pregúntenle, y les dirá que la bolsita estaba vacía cuando llegó junto al enfermo". Y así había sido... A su regreso narró la historia de la incomodidad que había vivido, de cómo se le había acusado de ser descuidado, de cómo habían frotado sus dedos sobre el papel desdoblado ¡tratando de recoger al menos restos de la sagrada ceniza del envoltorio y cómo habían fracasado a pesar de sus desesperados esfuerzos!

Baba lleva a cabo a veces el baño ceremonial para la estatua de plata de su "cuerpo anterior", que se guarda en el templo. Existe un recipiente de madera artísticamente tallado y pintado, el cual se llena de ceniza para este propósito y se mantiene boca abajo por encima de la imagen, mientras Baba introduce la mano en él y la hace girar con el fin de asegurar un flujo parejo de la sagrada ceniza. Sin embargo, gradas al contacto de su mano, la ceniza sigue cayendo en abundancia por mucho tiempo después de haberse acabado la cantidad que la vasija contenía originariamente: cada giro de la mano hace que caigan del recipiente nuevas cascadas de ceniza, hasta que la imagen queda sumergida en el polvo fragante, en un montón de ceniza que ha alcanzado una altura inesperada y Baba, al borde del agotamiento fisico, por así decirlo, saca la mano del recipiente de madera y se retira.

Hablando del vibhuti, hay otro incidente que viene a mi memoria, aunque no representa exactamente un ejemplo para el tema del "movimiento de la mano". Cada vez que fallece un devoto sincero, Baba le da su darshan (Visión Divina) en el último momento, permitiéndole así disfrutar de la Paz Eterna. En estas ocasiones, como símbolo de la muerte, la destrucción y el fin de lo temporal y efímero... ¡brota ceniza del cuerpo que Baba abandona para ir hasta el lecho de muerte! Uno de estos incidentes ha quedado grabado vívidamente en mi memoria. Era el sábado 15 de noviembre de 1958. Baba estaba leyéndoles en voz alta una carta a algunas personas que lo rodeaban, cerca de las 17.20. Repentinamente, con un grito de "¡Ah!", cayó al suelo y se veía prácticamente sin vida. Después de que pasaron exactamente diez minutos, Baba se movió ligeramente y se le oyó toser tres veces. Mas no se trataba en absoluto de un acceso de tos: ¡por sus labios salieron tres bocanadas de vibhuti, que llegaron hasta una distancia de casi cincuenta centímetros! Cinco minutos más tarde, a las 17.35, Baba se levantó sin mostrar ninguna señal de cansancio y reanudó la conversación en el punto en que la había dejado. Cuando se le insistió para que revelara dónde había estado durante ese cuarto de hora, condescendió a responder. Dijo: "Fui a Derhra Dun; tal vez recuerden a la madre de la doctora K., que viene frecuentemente. Ella falleció a las cinco y media y la doctora estaba allí, junto a su lecho. En realidad, le estaba tomando el pulso y les anunció a todos: 'Este es su último aliento'. Están entonando cantos devodonales en la habitación. Su muerte fue llena de Paz. En esos últimos momentos le di darshan". El día siguiente fue domingo, mas el jueves 17 de noviembre, cuando el cartero llegó a Prashanti N!layam, traía una carta de la doctora K. para Baba, que decía: "Mi madre exhaló su último aliento el sábado a las 17.30. Cumpliendo con sus deseos, estábamos entonando cantos devocionales durante sus últimas

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horas. ¡Te recordaba constantemente!". ¡Qué gran milagro es éste! ¡Baba anticipando el momento de la muerte, respondiendo a las plegarias de un alma que se estaba yendo, describiendo los sucesos en una habitación de Dehra Dun a minutos de producidos y haciendo emanar de su cuerpo vibhuti, símbolo de la destrucción del efímero material del cuerpo físico, cuando el Alma se libera de sus ataduras!

El vibhuti no es sino una continuación, en este Avatar, del udi, o ceniza, que Sai Baba de Shirdi daba como un don a aquellos que iban a verlo, y que tomaba de la hoguera a cuyo lado se hallaba con frecuencia y a la cual alimentaba constantemente con leña "para que pudiera tener siempre brasas para protegerse del frío", como dice Baba.

Baba "materializa" todo lo que quiere mediante un movimiento de su mano. Dice que todo está preparado en los "almacenes Sal" y que sus "obreros" son tan rápidos, ¡que manufacturan en fracciones de segundo hasta la obra artística más complicada que El pueda imaginar y la entregan en su mano!

El autor recuerda una experiencia especialmente asombrosa, Baba "tomó" una medalla de oro, de buen tamaño, para entregársela a un renombrado violinista cuyo recital estaba terminando. Les mostró la medalla a quienes lo rodeaban y, mientras aún admiraban su radiante belleza y su tamaño, dijo: "¡Oh, hay que escribirle el nombre!", y cerró la mano. Abriéndola de inmediato, de nuevo les mostró la medalla a todos, dejándolos mudos: la frase "Obsequiada por Sri Sathya Sal Baba a Vidwam T. Chowdiah" estaba profundamente grabada en su reverso, en inglés, completada con la fecha y el nombre del día... Al mostramos la medalla, Baba comentó: "¿Ven qué rápidos son mis obreros?".

Baba bendice a los artistas que actúan en Prashanti Nilayam durante los festivales y otras ocasiones, con regalos "tomados" con un movimiento de la mano, ya sea anillos, collares, medallas, prendedores y otros adornos similares. Y siempre hay algo especialmente apropiado en cada uno de estos regalos. Un músico recibió una vez un anillo con una imagen de Shiva engastada en él; preguntando, se descubrió que, desde hacía muchas generaciones, el músico del templo de Tiruvengadu pertenecía a su familia, la cual poseía ciertas tierras como retribución por los servicios hereditarios que llevaban a cabo; que la Forma del Señor adorada en ese templo era Aghoreshwara, Shiva "El No Terrible"; de modo que el Shiva en el anillo no era sino una réplica de la imagen venerada en su aldea desde tiempos ancestrales.

Un collar matrimonial "tomado" y regalado a una novia llevaba una estatuilla de Parameshwari; el que entregó a otra novia llevaba, en cambio, a Venkataramana... ¡Y, al parecer, los recién casados planeaban ir a 1'irupati, donde se adora a esta diosa, después de la ceremonia! 'Te daré un Ganesha, llévalo a casa y adóralo", le dijo Baba a un visitante. Se trataba de una imagen de Ganesha en posición de pie. "Esta es la figura de Ganesha que tienes en tu altar, ¿no es cierto?", le preguntó Baba mientras le ponía la figura en la mano.

Una persona, a la que Baba le había dado la imagen de Krishna; fue aconsejada por un sacerdote acerca de que era necesario llevar a cabo un baño ritual a una imagen de Shiva para evitar una calamidad inminente. La persona lo hizo realizar siguiendo estrictamente lo prescripto por los Shastras. Un mes después viajó a Prashanti Nilayam y, al ser llamado a entrevista, Baba le dijo: "Recibí el ritual que realizaste". El devoto no recordaba qué ritual le había ofrecido a Baba y parpadeó sorprendido. Entonces Baba le dijo: "El ritual que hiciste que llevara a cabo el sacerdote", y, con un movimiento de la mano, materializó un lingam. Mientras se lo entregaba, le dijo tranquilamente y sin ningún signo de enojo: "¡El Krishna que te di ha vuelto a mí! No te preocupes."

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No es correcto que el que recibe un regalo lo tase o valúe, porque no son en absoluto de esta tierra. Una vez, un músico que había recibido un collar de piedras discutió, camino a casa, respecto de su valor y no lo consideró muy valioso; se le perdió misteriosamente: ¡simplemente ya no lo llevaba al cuello! Aleccionado por la experiencia, retomó de inmediato a Prashanti Nilayam y Baba, bromeando dulcemente con él, "tomó" ante sus propios ojos el mismo collar y se lo regaló nuevamente.

Las cosas que Baba regala tampoco pueden perderse nunca. Una vez, mientras volvía a Hyderabad desde PuttaparN, una devota descubrió que

su baúl había sido robado en la noche, en algún lugar cerca de Mahbubnagar, y dio aviso a la policía del ferrocarril. Dos días después fue llamada para identificar sus cosas, porque el ladrón había sido aprehendido y recobrado el baúl... Imaginen su sorpresa al encontrar que no faltaba ningún artículo, ¡salvo el rosario que Baba había "materializado" y le había regalado! Le envió un mensaje telegráfico y Baba le contestó que no se preocupara, porque el rosario había vuelto a El, y que ningún ladrón podía robarlo. ¡Nadie podría describir su alegría cuando recibió su rosario por segunda vez de manos de Baba!

Un devoto, C.N.P., escribe: "Sucedió hace doce años. Esa noche, Baba llevó a todos los que estaban en el viejo templo hacia las arenas del río, después de los cantos devocionales. Me llamó y, mientras me hablaba consoladoramente sobre mis problemas personales, "tomó" un talismán y me lo entregó. Ya me había entregado uno antes, el cual guardaba yo en mi casa, en mi altar, dentro de una cajita de plata. Cuando me dio éste, me sentía alarmado pensando que mi situación había empeorado, ya que sentí que necesitaba protección adicional. De manera que le pregunté: "Swami, ¿por qué me estás dando un segundo talismán?", y El me dijo: °¡Este es el que te había dado! Lo dejaste en la cajita de plata en casa y la robaron... ¡Manténlo a salvo!". Y era cierto... Cuando volví a casa, pude comprobar que habían entrado ladrones y que la cajita de plata había desaparecido junto con otros objetos de platería".

O tomemos como ejemplo el caso del anillo de brillantes. Hace unos quince años, la señora Sakama viajó apresuradamente a Puttaparti para asistir al Festival de Dasara, y en la premura de preparar el equipaje, extravió un anillo que tenía siete brillantes engarzados. Descubrió la pérdida demasiado tarde para poder hacer algo al respecto, de modo que le informó a Baba sobre lo ocurrido. Baba se rió del asunto e hizo bromas con ella al respecto, riendo con ganas por lo sucedido. Algunos meses más tarde Baba fue a visitar la fábrica de Sakama y, mientras saboreaba un café en la cocina de una construcción anexa, le dijo: "Sakama, quieres tener ese anillo de brillantes, ¿no es cierto? ¡Bien, aquí está!". Con estas palabras dio una palmada en el muro y, prodigiosamente, ¡el anillo apareció en su mano! ¡Una mano realmente Divina!

Si esa mano es sumergida en agua, esa agua se convertirá en gasolina, con la que un automóvil podrá seguir viaje sin problema alguno, como si se tratara de combustible real. Una vez, en ruta hacia Bangalore, el tanque del vehículo quedó vacío cerca de Chickballapur. Baba envió a uno del grupo a sacar agua de un estanque cercano al camino. Baba hundió su mano en el bidón y revolvió un poquito el agua, indicando después que la vaciaran en el tanque del vehículo, que siguió su viaje sin contratiempos y sin que el dichoso motor notara diferencia alguna. En otra ocasión, cuando estuvo a punto de agotarse la reserva de petróleo diesel para el generador eléctrico del viejo templo, y siendo ya demasiado tarde para enviar a alguien hasta I'enukonda o Dharmavaram, ambas a treinta y dos kilómetros de distancia, la mano se hundió en el agua y, ¡oh maravilla!, quedó listo petróleo diesel de la composición química correcta!

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De la misma naturaleza es otro milagro presenciado por el autor. Fue en las colinas Horsley, donde un reducido grupo de devotos tuvo el privilegio de pasar algunos días en su augusta compañía. Cada mañana, Baba acostumbraba salir hacia la jungla, hasta una enorme roca plana, donde se sentaba a hablarles a los devotos que estaban con El. Un día, camino hacia ese lugar, recogió un trozo de roca de una formación geológica peculiar; bien mirado, parecía un apretado paquete de macarrones secos. Mantuvo la piedra frente a Sí mientras hablaba. Cuando terminó, dijo: "Voy a endulzar un poco sus bocas..." y tomó la piedra en su mano: ésta se había convertido en caramelo, que parecía un apretado paquete de macarrones secos. Cada molécula de piedra había sido convertida, por su voluntad, en una molécula de azúcar. ¡Nunca nadie habrá visto que el azúcar se cristalice en trozos alargados como hilos! ¡Mas esto no era química sino alquimia divina!

La señora Sakama rompió accidentalmente sus anteojos durante una de sus estadías en Puttaparti y, evidentemente, comenzó a tener grandes problemas, de modo que Baba "tomó" un par de lentes de la misma graduación de los que ella usaba y se los dio.

Era el cumpleaños de Sri Krishna, y puesto que Baba estaba con ellos durante esos días, el festival se consideró como algo especialmente auspicioso y los devotos de Madrás se esmeraron en los preparativos. Se decoró el salón, fueron invitados todos los devotos de las inmediaciones; Baba llegó y durante el ritual se sentó en un asiento especial, cerca del altar que se había instalado temporalmente en uno de los extremos del salón. Entonces, justo antes del Arathi, se puso de pie y todos los presentes hicieron lo mismo. Alzó ambas manos muy por encima de su cabeza y la expectante multitud de devotos observó atentamente la mano, ya que no lo habían visto en esa pose en ningún otro festival anterior. Les parecía más bien extraño... pero antes de que pudieran imaginar nada, Baba sostenía entre sus manos una enorme fuente de cristal que centelleaba bajo las luces; se veía exquisitamente tallada y llevaba dos pájaros con las alas extendidas, uno en cada extremo. La fuente parecía ser bastante pesada y Baba la colocó sobre la plataforma en la que estaba el altar. °¡Alimento consagrado especial de Br¡ndavan!", anunció. En esa fuente había cuarenta y tres variedades de diferentes dulces, todos desconocidos a los paladares del sur de la India.

Un día, Baba condujo dos jeeps llenos de devotos al otro extremo del río y hacia la reserva forestal, y cuando los vehículos no pudieron ya seguir abriéndose paso, caminó aún diez kilómetros a lo largo del curso superior del Chitravati hasta que todo el grupo llegó a un sitio de impresionante belleza, en medio del bosque, Manqueado por tres costados por los acantilados de las márgenes del río y lleno de lajas rocosas sobre las que resultaba muy cómodo sentarse, y desde donde se escuchaba el borboteo de las aguas que corrían allá abajo. Todos compartieron los comestibles que se habían llevado y el té que unos emprendedores jóvenes prepararon allí mismo. Baba "tomó" un gran trozo de azúcar para endulzar los paladares; después movió la mano y todos mostraron su admiración ante el milagro: "tomó" un paquete de fotos de Sí mismo y procedió a darle una a cada uno de los presentes. ¡Había exactamente dieciséis fotos y dieciséis hombres ese día! Ha habido ocasiones en que ha salido con grupos más numerosos, pero siempre los números coinciden.

Otro incidente que ilustra el divino poder de Bhagavan sucedió en Kanyakumari en 1958. Sentado en la playa con un pequeño grupo de devotos, Baba le preguntó a una persona que poco antes había comprado un libro sobre el centro de peregrinación, qué decía allí sobre el templo. Luego contó la historia del diamante que adomó alguna vez la nariz de la diosa, el cual brillaba tan luminosamente, que los piratas podían verlo desde el mar.

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Relató cómo había despertado la codicia de los piratas y cómo éstos lo habían arrancado y se lo habían llevado en una de sus incursiones. Luego preguntó a quienes le rodeaban: "Desean verlo? En unos minutos puedo devolverlo, antes de que se note su ausencia. Sé exactamente dónde se encuentra ahora". Y así diciendo, golpeó suavemente la arena frente a sí y, ¡oh maravilla!, un enorme brillante apanó en su mano. ¡Una vez que todos los presentes lo hubieron visto, simplemente desapareció de la mano a la que había venido! ¡Todo parece tan fácil, cada uno de sus juegos Divinos se lleva a cabo tan naturalmente, sin ostentación, con una sonrisa de sorpresa iluminando su propio rostro cuando se materializa el objeto deseado!

Un devoto había guardado aparte un billete de una rupia porque tenía el autógrafo de un amigo. Un buen día, sin embargo, se le mezcló con los demás y lo perdió al hacer compras. Cuando se dio cuenta, se sintió terriblemente deprimido y apenado y, aunque pasaban los días, no podía sobreponerse de la pérdida. Cuando Baba lo supo, una semana más tarde, le dijo: "No te preocupes, tu rupia ya llegó a Bombay. Estoy viendo donde está y la recuperaré para ti". La mano se movió y el billete de una rupia, el mismo que se había perdido, fue entregado en Puttaparti al joven que había tomado demasiado a pecho la pérdida.

Para resumir la lista de las diferentes cosas que Baba materializa en su mano, hay que mencionar el rosario de semillas de rudraksha que le regaló a Swami Shivananda Sarasvati. A otros también les ha regalado rosarios, ya sea de semillas de rudraksha o de tulsi, para sus oraciones y recitaciones diarias. Para el diario Parayanam (lectura y explicación de los textos sagrados) ha materializado ejemplares del Gita para regalárselos a los devotos. Cuando "tomó" un ejemplar para un devoto ya muy anciano y casi ciego, le dijo: "Mira, está impreso en letras grandes y visibles, hecho especialmente para ti..." y, ¡aunque parezca extraño, así era! Al extraer de la arena un ejemplar del Cita para un distinguido científico, le dijo: "Como no conoces el alfabeto Devanagari, este ejemplar está impreso en telugu. ¡Tómalo!". Para el ritual diario ha regalado lingams e imágenes de Sri Krishna en varias posiciones, de Mahishasura Mardini, de Dattatreya, de Rama y de otras formas que son habitualmente veneradas en los hogares hindúes, crucifijos, rosarios hechos con semillas de diversas plantas que tienen significado sagrado, etcétera, todos iconológica y artísticamente perfectos, ¡y creados con un movimiento de la mano! Y, ¡milagro de milagros! a un devoto le regaló un par de sandalias de plata que materializó en sus propios pies!

Regala fotografías de Sí mismo, solo o unido con Sal Baba de Shirdi de diferentes maneras, o de los dioses personales de sus devotos. Algunas de sus fotografias son únicas en su género porque presentan poses sin precedentes, que no se encuentran en parte alguna. Por ejemplo, una vez materializó una fotografia de Sri Ramakdshna Paramahamsa con la forma de Sal Baba de Shirdi en la región del corazón y con Sathya Sal Baba en el centro de esta figura.

Baba se alegra dándole a la gente, como bendición, la imagen de su deidad preferida o la Forma y Nombre del Señor que más le atraiga. El no ha venido a destruir ni a suplantar, sino a construir y cumplir. Así, por ejemplo, una noche en que, en la reunión en las arenas del río, uno de los visitantes llevaba una medalla con la representación de una pareja sagrada, Baba les entregó a los devotos un breve relato de la vida de Kusuma y Haranat, las figuras de la medalla, diciendo que difundieron el canto de los Nombres de Dios, y que Haranat era una encarnación de Gauranga. Incluso mientras hablaba, extrajo de la arena un precioso icono de plata de Kusuma y Haranat parados sobre una serpiente

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enroscada, cuya cabeza y capucha abierta se alzaban protectoramente por encima de ellos. ¡Incluso había un punto de kumkum en el entrecejo de Kusuma, la esposa! En otra ocasión, le regaló a un devoto que lo adoraba a El como a Shivasayi (Shiva redinado) una gran concha multicolor, con la palabra Shivasayi grabada en ella... Animarlos a todos a seguir la senda que han elegido para sí mismos: ¡ésa es la forma en que Baba expresa su Amor y Sabiduría!

Imágenes en madera de sándalo, monedas de plata, medallas de plata, figuras de marfil, estatuas en una aleación de cinco metales, lingams de cristal, de piedra color sangre o de saponita; de topado azul y verde o de zafiro, han sido formados y regalados. También ha dado anillos o pendientes con gemas engastadas, en cientos de variedades, según los dictados de la necesidad o el ambiente del momento. Es frecuente que, cuando ve a un devoto que lleva un anillo de piedras preciosas, le haga alguna broma respecto de su vanidad y, tomando el anillo en su mano, tocándolo apenas con su palma... haga que desaparezca la piedra preciosa y deje en su lugar un retrato de Sal Baba de Shirdi, de Sathya Sal, de ambos, de Sri Rama, Sri Krishna o cualquiera de las otras formas de Dios.

En Venkatagiri hay una hoja de estampillas postales que experimentó, hace varios años, esta milagrosa transformación.

Mirando la hoja con la imagen del emperador terrenal, Baba dijo en broma: ",Por qué tienen una colección de estas cosas?". Y al mismo tiempo que hada la observación, su mano pasó suavemente sobre el papel y cuando la levantó, se pudo ver que cada figura había sido milagrosamente cambiada: habían desaparecido denominación y precio, y en su lugar estaba impreso en cada sello el retrato de Baba, con la inscripción "Sri Sathya Sal". Si se le ocurre la idea de iniciar a algún aspirante con un mantra sagrado, simplemente enrolla cualquier pedazo de papel que esté a mano hasta convertirlo en un objeto parecido a una aguja, éste se transforma en un segundo en plata o en marfil, con el agregado de la imagen de la deidad que rige y a la que se invoca con el mantra, como cabeza. Procede, entonces, a escribir sobre la lengua del aspirante las sílabas místicas y luego le regala el instrumento para que lo guarde como recuerdo de la Gracia del Gurú.

Sus manos poseen también otro poder milagroso: el de incrementar y multiplicar por el mero contacto, todo lo que El quiera. Es por ello que Baba se encarga de la distribución de cosas, en la cantidad suficiente para todos los que se hallan presentes. ¡Quiere, toca y está hecho! Los recipientes se llenan. Una de estas escenas, que fue presenciada por el autor, puede ser relatada aquí. Era el Día de Vijayadasami en 1950. Algunos devotos de Anantapur habían traído dos canastos con hojas de tulsi recién cortadas y, acudillados frente a los canastos, estaban confeccionando largas y gruesas guimaldas para adornar el lugar. Baba acertó a pasar por allí cuando ya casi habían terminado con el trabajo y los canastos estaban vacíos. Medio en serio, medio en broma, les preguntó: "Cansados? ¿Estarían dispuestos para otros dos canastos con hojas?", y cuando los vio contentos con la idea, se agachó apoyando cada una de sus manos en el fondo de un canasto y, cuando se enderezó, ¡ambos estaban rebosantes de frescas hojas de tulsi! Esto nos adara por qué es Baba mismo quien les sirve los alimentos y dulces a los pobres en las ocasiones en que se les da de comer en Prashanti Nilayam. Da de todo en buena cantidad a los miles que vienen, ¡y siempre alcanza para todos e incluso sobra!

En verdad, la "abundancia" es lo que constituye el rasgo distintivo de esa mano. Durante las procesiones de los festivales de Vijayadasami y Shivaratri, sentado ya sea en su palanquín cubierto de flores o en un jeep, Baba toma con su mano puñados de pétalos de las guimaldas que le son ofrecidas y los lanza por encima de las cabezas de las multitudes de

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devotos... ¿Qué creen ustedes que cae al suelo? En una ocasión, pastillas de menta; en otra, monedas; en otra, fotos de Sal de Shirdi o de Sathya Sal, o de ambos; ¡no podemos predecir qué ni cuándo! Así es el misterio de esa mano. Hay muchos devotos que aún guardan los objetos que obtuvieron por este medio el 23 de noviembre de 1950, durante la procesión desde el viejo templo hasta el Prashanti Nilayam, que se inauguraba ese día. ¡Y pueden guardarlos limpios y brillantes por generadones, puesto que poseen la misma sustancia que cualquier otro objeto material!

Puede ser de interés mencionar aquí la experiencia de Swami Amr!tananda (un brahmín de nacimiento, originario de Nambudir!, a quien inició en el sendero de la renunciación Su Santidad Narasimha Bharati Swami) tal como se la relató al autor. Amritananda sufría de un asma crónica que, según diagnóstico de Baba, se había producido y agravado debido a una práctica incorrecta del Hatha Yoga en Tiruvannamala!. Durante los meses de su permanencia en Puttaparti, las medicinas que le dio Baba le quitaron los ataques y cuando partió, el Swam! ya casi no se acordaba de la angustiosa afección. Respecto de estas medicinas, Swami Amritananda dijo:

"Los primeros dos días me dio la ceniza que 'hacía' con un movimiento de la mano; el tercer día esta ceniza salió mezclada con un polvo más espeso, de color dorado, que El mismo me puso en la boca. Luego se volvió hacia los cuatro puntos cardinales y con cada movimiento de la mano obtuvo cantidades de polvo color cobre que me aplicó en la espalda y en el pecho. Después, volvió a producir vibhuti y me lo entregó con la indicación de tragar un poco cada vez que vinieran los espasmos. Otro día, 'tomó' del aire las delicadas raíces, que eran como cabello, de algún tipo de planta y me pidió que las masticara bien y las tragara. En otros días, me dio una versión enana de la hierba llantén, que yo nunca había visto antes en la India, ni en Ceilán, Malaya o los Himalayas. Me dio un fruto de karjura ¡sin semillas!; 'sacó' un puño de hojas que exprimió delante de mí, recogiendo el jugo en un recipiente que materializó, y me ordenó beberlo.

"Otro día, movió la mano y pude ver aparecer un atadito de pequeñas hojas verduzcas. Me pidió que lo comiera todo, y me lo pasó con un brillo malidoso en los ojos... Me puse nervioso cuando me di cuenta de que las hojas tenían, en su parte inferior, unas agudas y pequeñas espinas. Cuando lo miré implorante y le supliqué: '¿En verdad quieres que coma todo esto, incluyendo las espinas?', suavizó su expresión y extendió su mano, diciendo: 'Devuélvemelo'. Le di el montón de hojas y luego me lo entregó de nuevo y, ¡oh maravilla, no había ni una sola espina! Ni siquiera un vestigio de que la planta las hubiera tenido... de manera que lo comí muy feliz. Algunos días después, me llamó a su habitación y 'tomó' una buena cantidad de hojas verdes. 'Un muy buen específico comentó , y viene directamente de los Himalayas'. Manteniendo una mitad en su mano, me entregó el resto diciendo: 'Vamos, mastica y traga'. Eran terriblemente amargas, de modo que tuve que recurrir a todo mi esfuerzo para poder cumplir con la tarea que me había asignado. ¡Oh, cómo oré en mi corazón, rogando que pusiera fin al suplicio y que no me hiciera comer la mitad de hojas que había guardado en reserva! Pero no. No quiso mostrar ninguna bondad ese día; entregándome el resto de las hojas, me ordenó: 'Termina también con esto'. Haciendo acopio de todo el valor que pude reunir, me llevé a la boca la segunda ración, sin embargo... ¿Podrán creerlo? ¡Debido al más largo contacto con su Divina Mano, esa porción de hojas se había vuelto inexplicablemente dulce, más que la caña de azúcar, más que la miel! Baba se rió ante mi cara de alegría y de alivio, y me di cuenta de que los caminos del Señor son en verdad inescrutables."

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Me parece que este genuino relato de un anciano renunciante, que estuvo por mucho tiempo con Ramana Maharshi y que era un erudito en los Vedas y en el Vedanta, basta para instilar la 6e hasta en el cínico más endurecido.

Cada vez que Baba desea dar algún medicamento, mueve su mano y se procura píldoras, polvos, botellas con mixturas, aceites o frutas. Bendice a los devotos que lo importunan pidiendo tener hijos, materializando una fruta y pidiéndoles que marido y mujer coman una mitad cada uno. ¡A veces, como simple gesto de alegría, puede lanzar una fruta hacia alguien, y cuando el feliz receptor logra atrapar el regalo, tal vez sea otra la fruta que tiene en la mano! ¡Otras veces hace un gesto de lanzar algo sin que tenga nada en la mano, mas la persona hacia la que va dirigido el ademán ha de estar alerta, porque es probable que una fruta vaya en camino! Una vez en que una persona tuvo un ataque de estomudos, Baba creó una rebanada de algo dulce y se la dio para que la comiera. Cuando otra persona estaba sufriendo una fiebre que duraba ya varios días, Baba llegó hasta el lecho del enfermo, movió la mano y tomó algo que le colocó en la mano; éste se había sentado reverentemente para recibir la panacea... ¿Y qué creen ustedes que era? Un abejorro bastante grande, que voló lejos.

Cuando un devoto pidió permiso para dejar Puttaparti temprano en la mañana, para poder llegar a tiempo a una ceremonia de graduación en la que le entregarían un diploma, Baba le dijo: "¡Te lo voy a dar ahora, aquí!", e hizo girar la mano. ¡En ella apareció un diploma en miniatura que reproducía exactamente todos los detalles del que aguardaba en Madrás! Un devoto de Mysore había hecho los arreglos para ofrecer un ritual a Baba en Puttaparti, en el día del festival de Gowri. Buscó afanosamente en la aldea y en Bukapatnam, para reunir todos los objetos auspiciosos que requiere el ritual de Gowri, hasta que logró equiparse de todo, menos de las cuentas negras. Estas se consideran especialmente auspiciosas para que las usen las mujeres casadas, pero parecía que esta

vez aquella familia tendría que prescindir de ellas. Baba fue hasta donde se celebraría el ritual y la dichosa pareja se encontraba tan inmersa en la adoración que no notaron una gran hormiga negra que corría sobre las flores que rodeaban los pies de Baba, pero El sí la vio. La levantó cuidadosamente y la sostuvo entre sus dedos: "¡Cómo!, ¿están ofreciendo el ritual también con hormigas además de flores?", exclamó en broma. Luego le pasó la hormiga a la señora y ella extendió la palma para recibirla, pero no recibió una honniga sino que, a cambio de ella y por la soberana gracia, ¡cayeron en su palma dos cuentas negras!

Hablando de esa mano, no puedo evitar relatarles un asombroso ejemplo de la Divinidad inmanente en cada movimiento. Una noche, Baba se acercó casualmente a una ventana entreabierta de su habitación y, al ver una lámpara de mesa en el alféizar, concibió una idea, cuya naturaleza exacta ninguno de los presentes conoció. Sólo lo vieron mover la mano, y cuando se acercaron presurosos para ver qué estaba surgiendo, El les mostró su palma, en la que descansaba una fotografla suya en colores. Evidentemente, había querido algo transparente para pegarlo sobre la pantalla. La levantó para mirarla a contraluz y alguien comentó que el fondo podía haber sido más visible; otro, que el pelo estaba un tanto despeinado y un tercero reunió suficiente valor para señalar ¡que la cara no estaba afeitada! Mas Baba silenció todos estos comentarios diciendo: "Queridos míos, vean bien que ésta es mi foto tal como estoy ahora, con esta túnica, este fondo, esta ventana entreabierta, esta cortina y este interruptor". Y a medida que íbamos fijándonos, nuestro asombro iba en aumento... ¡Cierto! Era como si en una millonésima de segundo, alguien hubiese venido con una cámara, hubiese enfocado y disparado, tomando una foto en colores, la hubiese

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revelado, lavado y secado y entregado en la mano de Baba... ¡Esa mano es en verdad maravillosa, Divina!

Una noche en Prashanti Nilayam, hablando sobre el parentesco entre el hombre y otros animales, y acerca de las varias teorías sobre el origen del hombre, Baba indicó que el animal humano está más emparentado con el mono arborícola que con las especies que viven en el suelo. Habló de un simio arborícola carente de cola y de pelo, y cuando el interesado oyente, que era un profesor de antropología, señaló que no entendía de qué especie podía tratarse, Baba giró la mano y apareció un pequeño modelo del mono al que se refería... La miniatura, una obra de arte y precisión científica, la tiene el profesor, "un bello objeto y un motivo de alegría para siempre". Algunas veces, el día de Vijayadasami se lleva a cabo el baño ceremonial de ceniza a la imagen de plata de Sai Baba de Shirdi; Baba crea un lingam y lo coloca sobre la cabeza de la estatua antes de que el vibhuti sea derramado sobre ella. Esto también se hace a veces en el día de Shivaratri. De hecho, Baba ha producido a menudo varios lingams con un mero movimiento de la mano y los ha entregado para ser venerados. Recuerdo uno de esos dramáticos instantes. La escena se desarrolló en Tipegondanahalli, cerca de Bangalore. Algunos devotos que deseaban pasar una tranquila mañana en compañía de Baba, lo llevaron hasta ese sitio (por supuesto, después de haber obtenido su gracioso consentimiento). Allí, luego de una discusión sobre el karma, el renacimiento y la naturaleza del Alma, Baba "creó" una pequeña vasija de plata llena de amrita y distribuyó este precioso néctar entre las ocho o diez personas presentes. Luego le regaló el recipiente a un hombre que estaba por partir hacia Inglaterra, con su mujer, y cuando notó la desilusión de la pareja por haber recibido sólo un recipiente vacío, Baba les pidió la vasija y volvió a entregárselas, sin movimiento alguno de la mano... ¡pero la vasija estaba nuevamente rebosante del néctar!

Después, el grupo se dirigió al depósito de abastecimiento de agua de la ciudad de Bangalore. Mientras el ingeniero narraba la historia del proyecto y señalaba los lechos originales de los ríos que confluían en ese punto y el pináculo del templo de Sangameshwara, qué había sido cubierto por las aguas de la represa, Baba escuchó con los pies posados al borde del agua. De pronto hundió la mano y la alzó de nuevo con un poco de agua en la cavidad de la palma, volviéndola hacia un miembro de la secta Virasaiva que iba en el grupo. Todos pudieron comprobar con sorpresa que la palma de Baba contenía un lingam de cristal que brillaba al sol, con pasta de sándalo y hojas de bilva, como si hubiese sido traído directamente desde el santuario en el que se le rendía culto. Se dirigió al devoto y le dijo: "Toma esto y hazle el ritual todos los días. Tú veneras a Kudala Sangameshwara, ¿no es cierto?". ¡Y así era, efectivamente!

Cuando Baba bendice a sus devotos y acepta que el matrimonio de sus hijos se lleve a cabo en Prashanti Nilayam en su presencia directa, toma un collar del aire y se lo entrega al novio para que lo ate al cuello de la afortunada novia. Un movimiento de la mano y la medalla o anillo nasal, completo hasta en el detalle de la cinta color azafrán, aparecen al instante. A veces, cuando se lleva a cabo la ceremonia de la perforación de las orejas, Baba materializa un instrumento agudo con el que se perfora el lóbulo y que luego, al ser doblado, sirve de aro para el niño. ¡Resulta imposible enumerar todas las facultades de esa mano!

Cuando Baba decide recurrir a la cirugía para curar a alguna persona de una enfermedad o defecto, simplemente hace girar la mano y allí en su palma aparecen los instrumentos necesarios. Cuando desea expresar su Amor y afecto, la mano produce dulces y golosinas, extrayéndolas de la arena o del aire.

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Cada capítulo ha de tener un final, de modo que, forzosamente, también éste habrá de llegar a su término, creo, con la narración de otro incidente, para mostrar cómo el giro de la mano ¡puede transmitirle este Divino Poder a otra mano! Sucedió hace unos quince años, cuando Baba era aún un adolescente. El y un gran número de devotos se habían dirigido al otro lado del río, hacia un jardín cercano al estanque de Saheb; la comida fue preparada y servida allí mismo y el grupo regresaba a la aldea cuando la oscuridad descendía rápidamente sobre las riberas. Repentinamente, cuando cruzaban por entre unos arbustos, Baba al frente de los demás que iban a una respetuosa distancia de El, ¡algo se movió con velocidad, dejó oír un sonido silbante y se enroscó en el pie derecho de Baba! "¡Una serpiente, una serpiente!", gritaron todos. La serpiente mordió el pie de Baba, se desenroscó y se arrastró rápidamente sobre la arena. Baba les dijo a todos: "¡Déjenla ir!", pero había algunos que estaban enojados con la cobra y querían cazarla y matarla. Baba entonces gritó: "¡Vete!" en tono de mando, y la serpiente giró hacia los arbustos, donde se perdió de vista. Entretanto, comenzaron a hacerse visibles los efectos de la mordida. Baba pareció desmayarse y cayó al suelo. Algunos hombres corrieron hacia la aldea para informarle a Pedda Venkappa Raju; un voluntario que conocía a un curandero a dos kilómetros de distancia, corrió hada allá. Baba, sin embargo, le hizo señas a uno de los devotos que estaban tratando de prestarle los primeros auxilios, poniendo un tomiquete, etcétera, para que girara la mano en la misma forma en la que lo hace El. El devoto sintió "como el empuje de un pistón dentro de la mano", como me contó posteriormente, y de allí emergió un talismán. Baba le indicó por señas que lo aplicara sobre la herida junto con algo de la espuma que se le había formado en la comisura de los labios; el devoto hizo como se le indicaba y, asombrosamente, en cuestión de segundos Baba se puso en pie, para alivio de todos. De hecho, todos revivieron cuando Baba comenzó a hablar como si nada hubiese sucedido que pudiera empañar la dicha de ese día. Justo entonces llegaron corriendo sus padres y otras personas de la aldea, llevando consigo todo un arsenal de remedios, ritos mágicos, raíces, botellas de medicamentos vendidos en las ferias... Y, para no ser menos, también llegó el célebre "mago" que vivía a dos kilómetros. Baba los recibió saliéndoles al encuentro y jugándoles bromas.

Más adelante, Baba explicó que podría haber hecho el amuleto por sí mismo; sin embargo, ya que jamás usa en beneficio propio nada de lo que "sana" con su mano, tuvo que transferir Su Gracia a otra mano.

Hemadpant ha dicho respecto de Sai Baba de Shirdi: "Mientras los devotos se despedían, Baba les daba ceniza, aplicaba un poco en la frente de sus devotos y ponía su mano otorgadora de bendiciones sobre sus cabezas". Sathya Sai Baba hace lo mismo. Sus manos dan las bendiciones que los devotos merecen. Su mano tiene el toque sanador; ¡puede quitar enfermedades, desviar el mal, exorcisar al demonio y escribir de nuevo el destino!

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EL MISMO BABA Resulta significativo que ya desde su niñez Sathyanarayana diera indicaciones

sobre su relación, por no decir identidad, con el santo de Shirdi. Cuando les enseñaba a sus compañeros de estudio canciones sobre un Babaji de quien nadie había siquiera oído hablar y de un lugar de peregrinación que nadie que escuchaba las canciones había visitado, la gente se preguntaba: ¿Dónde estará este Shirdi? ¿Quién será ese faquir musulmán? Nadie pensaba siquiera que ese niño que estaba en medio de ellos, cantando y danzando tan cautivadoramente, convertiría a la aldea, en unos pocos años, en otro Shirdi al que llegarían cientos y miles de peregrinos buscando al mismo Baba.

Cuando Sathyanarayana hizo, finalmente, el anuncio de que él era Sai Baba, del dan de Bharadvaja y del linaje de Spasthamba y de Shirdi, le dijeron: "¡Si eres Sal Baba, muéstranos un milagro ahora!", y el niño respondió: "Tráiganme algunas flores de jazmín". Cuando las flores fueron puestas en sus manos, las dejó caer al suelo y prodigiosamente, éstas cayeron formando en caracteres del telugu las palabras SAl BABA, como si alguien las hubiera ordenado hábil y meticulosamente para reproducir cada curva y cada repliegue de las letras del telugu. Hasta el hermano mayor, Seshama Raju, que había aprendido a convivir por años con el niño de los milagros, se mostró sorprendido ante la revelación. "Cierto es que les di el nombre del Avatar que me había precedido", dijo Baba cuando se le preguntó acerca de estos incidentes. "Sólo significaba que aquel que vino como Sal Baba ha vuelto a venir ahora como Sathya Sai Baba. Además, los Sal vienen en serie. Después de este Avatar habrá otro más: Prema Sal, quien nacerá en la región de Mysore", agregó.

Por aquellos años, visitaron Puttaparti dos profesores que habían conocido a Sathya como su alumno en Bukapatnam.

Afortunadamente para nosotros, consignaron por escrito lo que sucedió. Uno de ellos, Sri B. Subanachar, dice: "Mi primera impresión sobre El fue la de que era un gran devoto como Prahlada. Lo vi realizar actos milagrosos. Estaba convenido de que no era un ser humano común, sino un niño dotado de poderes sobrenaturales. Para nuestra gran sorpresa, este Niño Loco de Puttaparti nos reveló que era 'nada menos' que ¡Sai Baba de Shirdi! Y también nos pidió que nos quedáramos esa noche, ya que narraría la historia de su vida. Deseábamos saber la historia, porque los libros sobre Baba de Shirdi no entregan mayor información sobre su infancia ni sobre la época anterior a los dieciséis años. ¡Y El nos concedió esta gracia induso antes de pedírsela! Nuestra alegría no tenía límites. Llegó la noche y escuchamos la historia de la vida de Baba de Shirdi... incluso lo vimos a él mismo, en forma humana, con nuestros ojos físicos!" ¡Qué felicidad única! ¡Qué ilimitada gracia! El otro profesor, Sri V. C. Kondappa, relató la historia del nacimiento y la niñez de Sai Baba de Shirdi, tal como la escuchó de Sathya Sal Baba, en ciento dos estrofas en telugu, en el libro Sri Sayisuni Charitra, publicado en 1944.

La historia será, de seguro, de inmenso interés para todos los devotos: "En la aldea de Patri, en las riberas del Godavari, vivía un piadoso, caritativo y ortodoxo brahmín llamado Gangabhava; su esposa, Devagirama, era una virtuosa mujer, dedicada a la diaria adoración de Gowri, la consorte de Shiva. No tenían hijos y ése era posiblemente el único dolor que sentían, porque, por lo demás, estaban siempre dedicados al servido ya sea del Señor o de los visitantes que el Señor enviaba hasta su puerta. Un buen día llegó un

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visitante de porte impresionante, con un halo visible en tomo de su cabeza. Cuando se retiró a dormir, esa noche, hizo el asombroso pedido de ¡compañía femenina! La pobre Devagirama estaba tan disgustada que no podía emitir palabra. Gangabhava ardía de indignación, pero... ¿de qué sirve la indignación ante las leyes de la hospitalidad? Devagirama se dirigió al altar y lloró desconsoladamente ante la imagen de Gowri, pidiendo su intervención y su consejo. De pronto se escucharon golpes en la puerta principal, y al abrirla, entró a la casa una mujer con todo el atuendo y la artificialidad de una mujer pública. "Me parece que me mandaron llamar. ¿Dónde está el huésped? Llévenme con él", pidió la recién llegada. ¡Porque no era otra que Gown la que venía a encontrarse con el huésped, que no era otro que Shiva!

Una vez que estuvieron en la habitación, Shiva y Gowri se rieron de buena gana. Conversaron entre ellos alabando la devoción de la pareja y su adhesión al Dharma (la Acción Conecta). Decidieron darles a ambos su darshan y otorgarles, al mismo tiempo, un don. No se puede describir la felicidad de Gangabhava y de Devagirama con el darshan, y cuando los divinos esposos les insistieron que expresaran un deseo, pidieron un hijo, "para pagar la deuda con los antepasados" y una hija "para ser entregada en matrimonio", ya que de acuerdo con los Shastras, la entrega de una hija es la caridad o donación más efectiva que un jefe de familia puede dar. Ambos deseos les fueron concedidos. Luego, Shiva, por su propia gracia, le concedió un don extra a la pareja, sin que se lo pidieran. Le dijo que él mismo asumiría forma humana y nacería como el tercer hijo de ellos.

Todo sucedió como lo dijo el Señor. Devagirama concibió por tercera vez; mas el marido estaba entonces tan sumido en sus prácticas espirituales, que se fue a la selva, y la mujer lo siguió, ya que insistió en acompañar a su señor. El niño nadó bajo un árbol, con los pájaros dándole la bienvenida con su canto y las nubes formando un arco de siete colores para celebrar la ocasión. Los padres estaban tan imbuidos del espíritu de renunciación, que dejaron al bebé bajo la protección de los ángeles de la selva. Al poco tiempo, acertaron a pasar por el lugar un faquir y su mujer, una pareja sin hijos, que escucharon el llanto del recién nacido y corrieron a ver de qué se trataba. Y lo llevaron consigo y lo criaron...

Lo llamaron simplemente Baba, puesto que desconocían a sus ancestros o su parentesco. El niño era bello e inteligente y estaba siempre dispuesto a las bromas y travesuras. Un día, cuando tenía doce años, mientras jugaba con sus compañeros, le ganó todas las canicas al hijo del Sahukar (jefe civil entre los musulmanes) y lo desafió a que trajera más al día siguiente y las apostara. El niño salió corriendo hada su casa y trajo el lingam redondo que se guardaba en el oratorio. Baba también se lo ganó y cuando le fue entregado, ¡se lo puso en la boca y lo tragó! Esto causó sensación entre los niños, y la mujer del Sahakar fue informada de que el lingam se había ido al estómago del hijo del faquir. La mujer salió furiosa y amenazó a Baba con un palo; Baba abrió la boca y ¡prodigiosamente, ella vio dentro de su boca a los diez Avatares de Vishnu! ¡La mujer dobló los brazos y cayó a los pies del hijo del faquir, allí, en plena calle!

El caso se convirtió en el tema de conversación del pueblo. El niño tenía el hábito de sacar el lingam que se había tragado y lo adoraba sentado en la mezquita. Esto enfureció a los musulmanes del lugar, que procedieron a excomulgar incluso al faquir que había criado al niño. Cuando el niño entraba a un templo para adorar al lingam, lo expulsaban los hindúes, ya que era musulmán de nacimiento. Finalmente, y muy en contra de su voluntad, el faquir se vio obligado a pedirle a Baba que se fuera de la casa. El niño vagó de un lado a

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otro, haciendo rituales para el lingam, colocando una lámpara de kerosene ante él, a la que le ponía agua, pero que encendía igual.

Caminaba por la ribera del Godavari cuando fue interrogado por un nawab (europeo que se ha enriquecido en la India), quien le preguntó por su caballo, que se había extraviado. El nawab lo había buscado por toda el área y ya había perdido la esperanza de recuperado. Baba, mediante su divina intuición, vio el caballo y le dijo al nawab que el caballo vendría hacia el lugar en que se encontraban... y antes de que terminara de hablar, el caballo llegó trotando, para la inmensa alegría de su dueño. El nawab se convirtió en su discípulo y se dirigía a él como Sayi, maestro. Tiempo después Baba llegó hasta la aldea de Shirdi y se estableció en un templo en ruinas que allí había.

Sathya Sai se refiere invariablemente a "mi cuerpo anterior" cuando habla de Sai Baba de Shirdi. A menudo les describe a sus devotos cómo "en su cuerpo anterior" se enfrentaba a la gente y a las situaciones, qué ejemplo daba para aclarar ciertas cuestiones, qué preguntas se le hacían, etcétera. Cita lo que le dijo a Das Guna o a Mahalaspati en "el último nacimiento". Mientras le habla a la gente sobre Baba de Shirdi, puede que se le oiga decir: "Tal como me han visto hacerlo ahora", o "Tal como lo hago cuando estoy lejos de este cuerpo", para aclarar un punto. Cuando alguien le plantea hoy en día alguna pregunta, comienza su respuesta, a veces, con el comentario de: "La misma duda la expresó un hombre que fue a Shirdi...", y continúa la conversación con la misma contestación que le dio a aquella otra persona tiempo atrás, en Maharashtra. Baba reconoce a todos los devotos de Shirdi como propios; muchas veces se ha dirigido a ellos diciendo: "Te conozco desde que tenías diez años", o "Aunque es la primera ocasión que ves este cuerpo físico, yo te vi hace veinte años, cuando fuiste a Shirdi". ¡Y la persona se dará cuenta de que es cierto, que justamente veinte años atrás fue por primera vez a Shirdi! Baba ha animado a muchos para que visiten Shirdi, indicándoles detalles de la ruta, describiéndoles el lugar, hablándoles del método de irrigación con agua de pozo que aún se utiliza y enumerando los retratos que se guardan en el cenotafio. Para cualquiera que lo escuche no cabe la duda de que es un antiguo residente de la zona.

Cuando un grupo de devotos fue a visitar Shirdi en una ocasión, Sathya Sai Baba les dijo: "Duerman en Dwarkamayi (nombre del templo donde residía Sal Baba de Shirdi). Yo los visitaré en sueños...", y cumplió su promesa. Hay casos de personas que han ido en peregrinación a Shirdi y que en el camino de regreso han oído hablar de la existencia de un Avatar de Sai Baba en Puttapart!, lo que los ha impulsado a venir hasta aquí. Tan pronto como los ve, Sai les pregunta de su peregrinación a Shirdi, y durante las entrevistas que invariablemente le concede a cada uno antes de que se vayan, contesta las preguntas que habían llevado hasta Shirdi... Y no son pocos los que han tenido esta experiencia.

El rajá de Chincholi era un ardiente devoto de Baba de Shirdi, y todos los años pasaba algunos meses en Shirdi, Akalkot y otros lugares en compañía de yoguis y aspirantes espirituales. Después del fallecimiento del rajá, la rani fue gratamente sorprendida con la noticia de la encarnación del Señor como Sri Sathya Sal Baba en Puttaparti, tanto que viajó hasta allá para visitarlo. También persuadió a Baba quien tenía quince años en aquel entonces para acompañada a Ch~i y a Hyderabad. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando Baba le preguntó por un bello árbol que había sido arrancado durante aquel lapso, un pozo que se había rellenado, una serie de tiendas que se habían construido; lugares que, según lo explicó, había visto años atrás, "en su cuerpo anterior". Baba le preguntó también por una pequeña imagen en piedra de Anjaneya que le había dado al rajá

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estando en su cuerpo previo; la rani no sabía de su existencia... ry Baba la descubrió! También le habló de un retrato de Sal Baba de Shirdi, que más tarde se encontró en la casa.

Tres años atrás, la rani estaba explorando entre todas las cosas amontonadas en una inmensa bodega en su palacio de Chincholi, en busca de objetos viejos de bronce, latón o cobre que pudiera vender para ordenar un poco el lugar. Se topó con un kamandalu de latón, un recipiente para beber usado por los monjes, de forma delicada y artística. El agua debía ser introducida por una ranura en el asa y el pico de la vasija terminaba en una cabeza de vaca. Alguien le sugirió que la hiciera pulir para utilizarla como artículo de decoración en su casa de Hyderabad. El misterio del kamandalu se ahondó cuando, al día siguiente, encontraron una cobra enroscada en él... "Baba podrá resolver este enigma", se dijo, mientras hada a la cobra el ritual propiciatorio tradicional.

Llegó a Puttaparti el primer día del Festival de Dasara y, tan pronto como entró en el recinto, Baba le mandó decir que subiera "con mi jarro para beber". Tan pronto como el recipiente estuvo en sus manos, les mostró a los devotos que estaban allí las letras grabadas en caracteres de Devanagari: Saa seguido de un par de líneas verticales cortas y Baa más las mismas dos líneas: Saa para indicar Sal y Baa, Baba...

¡Ciertamente que son misteriosos los caminos del Señor! Baba dijo, posteriormente, que del mismo modo recobrará en el futuro la bolsa de limosnas de Sal Baba de Shirdi, dondequiera que se encuentre.

Puede ser que los lectores se pregunten cómo el santo de Shirdi, quien jamás abandonó el lugar, pudo haber llegado hasta Chinchol! e Hyderabad y haber dejado un kamandalu con el rajá. De hecho, la rani cree sinceramente, al igual que varios de los más antiguos servidores del palacio, que Sal Baba permanecía allí algunos días, en cada una de sus visitas, y que solía viajar en una tonga tirada por bueyes hasta las afueras de la ciudad, para conversar con el rajá que lo acompañaba. También esta tonga está ahora en Puttaparti. Mas los devotos que han visto y vivenciado al Avatar de Sri Sathya Sal Baba no tendrán problemas respecto de este punto, puesto que saben que Baba podrá estar en Madrás, pero que al mismo tiempo "estará tomando el té con una familia en Bangalore", como ya ha sucedido. Podrá sostener una conversación con un hombre en Bhopal o ser visto en una exposición en Delhi, mientras habla por teléfono con Menon en Madrás, siendo que en todos estos momentos está en otra parte.

Bastará mencionar un solo ejemplo entre muchos. Había en Hospet una familia a la que Baba conocía desde la niñez. La hija mayor era profesora en la escuela en la que él estudiaba y los hermanos habían sido sus compañeros de clase y de juegos en Bukapatnam. Todos ellos habían sabido de la Manifestación y habían ido a verlo a Puttaparti. Un año después, en 1941, una carreta tirada por bueyes llevó a Sathya Sai Baba hasta la puerta de la casa. La alegría de todos era indescriptible. Toda la noche se pasó en conversaciones, Baba recostado con un muchacho a cada lado, bromeando y riéndose todos con historias y recuerdos que animaban las horas. La madre, entretanto, hizo preparativos para bañar con aceite a Baba al otro día, para una fiesta. ¡Cuál no sería su desencanto cuando a la mañana siguiente encontró la cama vacía y que Baba no estaba! Después de muchas averiguaciones, descubrió que Baba no había dejado en ningún momento Puttaparti, a ciento cincuenta kilómetros de distancia... Los Avatares no se encuentran limitados, como nosotros, por las leyes del tiempo y el espacio. Constituyen una ley en sí mismos.

Cuando se dirigió a una reunión de la Asociación Nacional India en Mylapore, Madrás, las palabras introductorias de Baba fueron: "A pesar de ser ésta la primera vez que este cuerpo fisico viene aquí, ¡siempre he estado aquí en este templo!". Esta identidad y

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continuidad ininterrumpida son enfatizadas por El de cien maneras distintas en cada ocasión concebible. Y una vez, en Curg, reconoció a primera vista a un ferviente devoto de Sal Baba de Shirdi e incluso observó complacido que era miembro vitalicio del Fideicomiso Sal Baba. Les ha regalado a sus devotos medallones y talismanes con retratos de Sal Baba de Shirdi, y Sal Baba de Shirdi con su propio retrato incorporado o con su retrato que lleva el de Sai Baba de Shirdi en la región del corazón. De hecho, no hace ni permite que se haga distinción alguna en el culto o ritual dedicado a El o a la "manifestación previa". Para demostrar esta continuidad, hay dos retratos en la sala de adoración de Prashanti Nilayam. Ambos resultan cautivantes y parece que el artista hubiera captado el momento justo en que Sal Baba vuelve a emprender la misión. La grandeza y lo histórico del momento se encuentran descriptos con gran atractivo.

Además, cabe hacer notar que una estatua de plata del Avatar de Shirdi es el punto central hacia el cual convergen todas las oraciones en Prashanti Nilayam en días sagrados como Vijayadasami o Mahashivaratri, en que Baba reafirma y manifiesta su identidad y continuidad a través de una serie de actos muy significativos; o cuando supervisa por sí mismo la realización del lavado ritual al "cuerpo anterior ". La imagen de Sal Baba de Shirdi es decorada con guimaldas que le han sido ofrecidas a El, sin que se haga ninguna diferencia entre lo que podríamos llamar estas guimaldas "usadas" y las que se le ofrecen directamente a la imagen. Durante los nueve días del Navaratri, las mujeres del Nilayam realizan el ritual del kumkum y todo el kumkum así reunido se guarda para ser utilizado el día de Vijayadasami, cuando se deja caer sobre la estatua de plata de Sal Baba de Shirdi. Viene a ser como si Baba lo hubiese aceptado y llevado a cabo el baño ritual para sí mismo con ese kumkum.

Baba es Baba de Shirdi mismo y es El quien es adorado. A muchos les ha dicho: "No necesitan esperar a encontrarme a mí para preguntar; pueden preguntarle al viejo de abajo", refiriéndose a Sal Baba de Shirdi. Sobre el estrado de la sala de oración, de frente a la congregación de devotos, hay dos óleos de tamaño natural que representan a Sal Baba de Shirdi y a Baba, ambos de pie y con una mano cruzada sobre la otra: Sal Baba de Shirdi sosteniendo su mano derecha con la izquierda y Baba de Puttaparti sosteniendo la izquierda con la derecha. El nudo del pañuelo que Sal Baba de Shirdi lleva atado a la cabeza y que generalmente está a la izquierda, aquí se muestra a la derecha. Esto resulta sorprendente para algunas personas que no se han enterado de que cuando el pintor necesitó fotografías que pudiera ampliar en sus óleos, Baba hizo girar su mano y materializó dos fotos de Sal Baba de Shirdi que tenían las manos en la posición que se muestra en el cuadro y el nudo del pañuelo hada la derecha.

Los cantos e himnos que se entonan a diario en el Nilayam no hacen diferencias entre ambos Baba. De hecho, se refieren a la identidad y continuidad de los dos Avatares en términos inequívocos. En la lista de ciento ocho nombres con cuya recitación se adora a Baba, ya sea en persona o en imagen, se incluyen nombres atribuibles a Sal Baba de Shirdi. Con estos nombres se hace referencia a Baba como "aquel que nació en la aldea de Patri", "aquel que vivía en la aldea de Shirdi", etcétera. Y también es alabado como "aquel que es encarnación sin diferencias del Shakt¡ de Sai de Shirdi", "aquel que es la personificación de Sal Baba de Shirdi", etcétera. La imagen de plata de Sal Baba de Shirdi está allí sólo como representación del Baba de Puttapart!, porque cuando surge la necesidad de acomodar a éste en el estrado, la imagen se quita del lugar dejándola a uno u otro costado o, incluso, retirándola de la sala. Una vez, cuando Baba decidió que debía hacerse una procesión hada la aldea, dijo: "Hoy irá el Viejo" y envió la imagen en el palanquín decorado. En otra

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oportunidad, yendo en el "carro", colocó la imagen al frente y la armó con el látigo, convirtiendo a Sal Baba de Shirdi en el conductor.

Baba era un niño cuando hizo la declaración de su identidad, de modo que muchos dudosos se plantearon la pregunta: "¿Y cómo podremos creer que tú eres El?". Uno de estos incrédulos recibió una demostración original por parte del joven Baba de Puttaparti. Según se cuenta, extendió sus palmas levantándolas frente a los ojos del escéptico y le pidió que mirara en ellas. ¡En una vio el resplandeciente retrato de Sal Baba de Shirdi y en la otra el no menos luminoso de Sathya Sal Baba!

Cuando la persona que vivió esta experiencia hace dieciocho años me la relató, me vino a la mente un milagro similar que Baba le mostró a un devoto de Nueva Delhi. Esto demuestra que sigue usando los mismos medios para convencer a los buscadores de que el que vino entonces como Baba de Shirdi ha venido ahora como Sathya Sal Baba.

El devoto de Delhi escribió: "Un atardecer, yo iba en bicicleta por un camino desierto entre Delhi y Nueva Delhi, pensando en mis problemas económicos. Había regresado hada poco de Puttaparti y, pese a que me sentía muy atraído hada Baba, no estaba muy convencido de que fuera Sal Baba de Shirdi nuevamente o un Avatar. Desde que alguien me lo había aconsejado, muchos años atrás, llevaba a cabo rituales para Baba de Shirdi, y resulta que ahora me había dejado convencer por este nuevo Baba de Puttaparti. Le daba vueltas a todas estas dudas en mi mente mientras seguía pedaleando. De pronto escuché una pregunta que provenía de un hombre corpulento que trataba de alcanzarme pedaleando más fuerte: '¿Terminó con el trabajo del día?'. Cuando me volví, una sonrisa fascinante iluminó ese rostro que me miraba entre compasivo y afectuoso.

"Trabajo en la capital enseñando música a los niños y ocasionalmente toco el violín en algún concierto, por lo que pensé que ese viejo debía de haberme visto en alguno de esos lugares y que me habría reconocido ahora. Le contesté en tamil, mi lengua materna: 'Sí, voy a casa ahora', y entonces me llamó la atención que había sido ése el idioma en que el extraño me había hablado. 'Entonces me suplicó , ¿podría usted acompañarme hasta esa vieja tumba que hay allá? No lo detendré mucho rato'.

"Ambos nos dirigimos hada la ruina indicada y, llegados allí, apoyamos las bicicletas en el muro y nos sentamos a la sombra del lado este. El hombre me pidió que me sentara frente a él y con preguntas muy sagaces fue extrayendo de mí la enumeración de todos y cada uno de mis problemas. Me indicó que el Gurú que yo había adquirido providenc3almente era Bhagavan mismo. Poniéndose sorpresivamente de pie, me dijo: '¿Por qué lo dudas? ¡El es el mismo Baba de Shirdi! ¡Mira!'. Y entonces extendió las manos con las palmas vueltas hada mí y pude ver claramente, como impreso en colores, el retrato de Baba de Shirdi resplandeciendo en una palma y en la otra el rostro de Baba de Puttaparti!

"Nunca podré olvidar esos rostros radiantes enmarcados en las palmas de ese venerable viejo. El hecho constituyó una respuesta para todas mis dudas, representó un anda para mi alma errabunda y me entregó un nuevo plazo de vida. Cada vez que me siento a meditar, en cualquier lugar, viene a mi mente esa escena con idéntico fulgor y me deleita con una alegría misteriosa.

"El viejo hizo ademán de retirarse y ambos volvimos al camino. Una vez llegados a él, el viejo enfiló su vehículo en la misma dirección en que había venido... Esto me pareció extraño, puesto que no me parecía lógico que hubiera llegado tan lejos sólo para bendecirme con esa visión. Me advirtió una vez más que no vacilara en mi lealtad como para llegar a perder el tesoro que me había caído en suerte y se despidió. Lo observé

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pedalear, alejándose, admirando su agilidad y su destreza. Pero, no podrán imaginar mi consternación en el momento siguiente... ¡porque repentinamente se desvaneció en el aire!".

Fue así que Baba le dio una prueba de la positiva identidad de ambos Baba, una prueba que en la lógica sánscrita se denomina Karathalamalaka, la experiencia visual, la demostración ocular, el hecho indiscutible de la experiencia directa. Este es un punto que cabe ser destacado en la maravillosa vida de Baba: pronuncia ahora las mismas palabras de consuelo o de estímulo, muestra el mismo gesto de "No temas" ante similares circunstancias, ahora como hace dieciocho o veinte años, cuando aún era un niño, mostrando con ello a los escépticos que es un Avatar, nacido con la Divina Misión de guiar y elevar. La misma visión fue otorgada para eliminar la misma duda, ya sea que el dudoso estuviera frente a Baba o que estuviera tan lejos como Delhi, viajando en bicicleta por un camino desierto...

Baba le ha dado darshan a un gran número de personas sin importar el lugar en que se hayan encontrado, dándoles claras indicaciones de que El y el primer Baba no son sino Uno. Me viene a la mente el siguiente caso: cuando cierta devota esperaba el tren a Mysore en la estación de Bangalore, ya que iba allá a internarse al hospital para una operación, Sathya Sa! Baba se manifestó ante ella como un viejo alto y robusto, vistiendo un largo kafni y un pañuelo atado a la cabeza, llevando un pesado bastón en la mano y un atado de ropa. Sentándose en el mismo banco que ocupaba la dama, inició la conversación en telugu y la disuadió de ir a operarse, señalándole que se había convertido en una verdadera manía de los médicos cortar a los pacientes por una mínima causa. Le contó que él venía de regreso de Shirdi y le dio a la señora unos dátiles que eran, según le explicó, las ofrendas presentadas en el santuario. Le aseguró que ese alimento consagrado la curaría... ¡Y así fue! También le informó que su ashram se encontraba cerca de Viduraswatam (sobre el camino a Puttaparti) y que, en última instancia, El llevaría a todos los habitantes de su ashram a Shirdi!

Esto vuelve a mostramos que Sal Baba de Shirdi está inextricablemente entrelazado con la presente manifestación de la Divinidad en la experiencia de muchos devotos. Cualquier ritual a Sal Baba de Shirdi que lleve a cabo un devoto suyo ahora, es conocido por Sathya Sal Baba. Una señora de Madrás, desesperada ante la gravedad de su hijo enfermo, recostó al niño frente al retrato de Sal Baba de Shirdi. Años después llegó a conocer a Sathya Sal Baba y viajó hasta Puttaparti con su hijo, que para entonces era un joven alto y atlético. Tan pronto como Baba los vio, le preguntó a la madre: "Habías puesto a este niño a mi cuidado hace quince años, ¿no es cierto?".

Cada año, cuando se celebra en Shirdi el aniversario del deceso del cuerpo mortal de Sal Baba de Shirdi, Sal Baba "trasciende" este cuerpo y después de unos momentos, cuando regresa, habitualmente comenta: "Estuve en Shirdi".

Hace algunos años, estando Baba en Madrás, se suscitó un incidente que resulta inexplicable con cualquier otra teoría que no sea la que declara la identidad de ambos Baba. Baba les anunció de manera casual a sus devotos que un fiel seguidor de Sal Baba de Shirdi pasaría a la eternidad la mañana de cierto día y que El tendría que ir para darle el darshan que ansiaba en los últimos instantes de su vida mortal. Los devotos se mostraron aprensivos ante lo que pudiera ocurrir ese día; algunos estaban muy preocupados; otros expectantes e incluso contentos de tener la oportunidad de ver a Baba bendiciendo a un discípulo de su manifestación previa. Por algunos días no hablaron de otra cosa, y vigilaban el calendario y después el reloj, en espera de la llegada del histórico momento.

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Cuando, finalmente, amaneció aquel día y sonó esa hora, Baba, pese a todas las precauciones de los devotos, se encontraba en esos momentos ¡en el baño! Notando que no salía de allí después de pasado mucho tiempo, algunos devotos miraron por la ventana, y al observar que efectivamente había abandonado su cuerpo, echaron abajo la puerta y cuidaron el cuerpo, auscultándolo en busca de signos de movimiento, de actividad cardíaca o de pulso. Vieron que emanaba gran cantidad de ceniza del dedo gordo de su pie derecho y podían oírlo hablar en marati y citar algunos versos hindis. Al retomar, Baba les contó la historia del tránsito del discípulo del anterior cuerpo y de cómo lo había bendecido con una visión de Baba de Shirdi y dándole ceniza, tal como su Gurú siempre lo había hecho.

Cuatro años atrás, estando Baba en Hyderabad, fue invitado al ashram de Godavari Matha, la discípula de Upasini Baba y de Baba de Shirdi, residente en Sakor¡. Fue recibido por las mujeres discípulas con recitaciones védicas y las tradicionales ceremonias de Pumakumbham (ceremonia tradicional de bienvenida con ofrendas en el fuego y canto de los Nombres de Dios) y aceptó el ritual ofrecido. Debe de haberlas bendecido con una visión de su realidad y su identidad, porque todas se mostraron deseosas de trasladarse a Prashanti Nilayam. Baba, sin embargo, les dijo que estaba tan absolutamente presente en Sakori como en cualquier otro lugar, y que lo mejor que podían hacer era quedarse allí.

Aquellos que conocen bien los juegos Divinos de Sal Baba de Shirdi y también los de Sathya Sal Baba, puede que noten algunas diferencias de estilo, de lenguaje y de técnica; no obstante, como lo señaló Yogui Sudhananda Bharatiar, de Madrás, quien conoce y ha sido inspirado por ambos Baba, "hay una inequívoca identidad en cuanto a misión y mensaje". Sathya Sal Baba dice que no lo irrita tanto ahora la ignorancia, la desobediencia o la arrogancia como cuando estaba en su manifestación previa. Explica esta diferencia por medio de una parábola: "Habitualmente la madre es estricta cuando los niños entran a la cocina e interrumpen su trabajo, mientras que cuando sirve la comida, es toda sonrisas y paciencia. Yo estoy sirviendo ahora los platos cocinados entonces. En cualquier lugar que se encuentren, si están hambrientos y se sientan con un plato en la mano, les serviré y los alimentaré hasta que estén satisfechos".

La gente que ha leído la descripción de la elaborada procesión que se realizaba en Shirdi una vez a la semana y que se sienta maravillada ante la grandiosidad del suceso, con su carro y su caballo enjaezado, su palanquín decorado y otras galas, podría lamentar que Sathya Sal Baba no les permita a sus devotos desplegar toda esa magnificencia para El. Los que hayan leído acerca de la tabla precariamente colgada sobre la que dormía Salí Baba de Shirdi podrán criticar que Sathya Sal Baba no haya adoptado este tipo de austeridades.

Hablando sobre las dificultades que naturalmente conlleva llegar a creer en la identidad de ambos Baba, Sathya Salí Baba dijo en una asamblea de la Sociedad Nacional Sal de la India, en enero de 1959, en Madrás: "Los Avatares de Sri Rama y Krishna son muy diferentes en los distintos incidentes de sus carreras terrenales; también enfatizaron aspectos distintos en cuanto a conducta ética y a credo filosófico, difirieron en métodos de enseñanza y en la forma de elevar a los hombres, pero toda la diferencia reside más bien en el énfasis puesto en algún aspecto que en lo fundamental. Resulta dificil convencerse de que Sri Rama es Sri Krishna; sin embargo, son pocos los que dudan al respecto. Así también, los que puedan sondear profundamente en estos misterios míos, podrán entender que el mismo poder ha asumido ahora otra forma humana".

Cualquiera que posea un conocimiento regular de los juegos Divinos de Sal Baba de Shirdi, de sus milagros, de su Omnisciencia y Omnipresencia, de sus enseñanzas, de su Amor Universal, podrá convencerse, con sólo pasar algunos días en la sagrada presencia de

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Sri Sathya Sal Baba, de la identidad de los dos Avatares. Baba mismo se refiere de continuo al Avatar anterior; los cantos e himnos entonados en el Nilayam lo proclaman; hay una inconfundible similitud de lenguaje, estilo y actitud, de perspectivas y enseñanzas.

Su Santidad Gayatri Swami (un discípulo de S. S. Narasimhabharati Swami, compañero de Swami Amritananda, a quien nos hemos referido antes) había venido recientemente a Prashanti Nilayam. Estuvo durante un año con Sal Baba de Shirdi en 1906 y lo visitó frecuentemente después. Nos relató incidentes que nos recordaron el milagro del "¡No dispares!" o el de jodi Adipalli Somappa, y nos contó muchas anécdotas de Shirdi que podrían muy bien relatarse acerca de la presente manifestación también; ¡incluso algunas de las bromas se repetían!

La noche antes de dejar Puttaparti tuvo, al parecer, una visión del Gurú (con lo que se refiere a Sal Baba de Shirdi) durante la cual éste le dijo que había abandonado el cenotafio luego de ocho años en él ¡y que se había llevado, quince años después, todas "sus propiedades"! Gayatri Swami quedó sumamente sorprendido a la mañana siguiente cuando, después de hablamos de su visión, nos oyó decir que Sathya Sal Baba había nacido en 1926, ocho años después de la muerte de Baba de Shirdi y que había asumido el nombre de Baba y manifestado todos los poderes asociados con Sal Baba de Shirdi ¡a los quince años! Gayatri Swami señaló que era seguro que el nombre y los poderes eran aquellos a los que había hecho referencia su Gurú al hablar de sus "propiedades". ¡De modo que se fue inmensamente feliz de haber tenido esa visión interior y no le importó mucho no haber logrado una entrevista! (juego de palabras entre inner view, visión interna, e interview, entrevista). Esa alma sencilla e infantil que era nos recordó a todos a Swami Amritananda.

Yogui Sudhananda Bharati dice que cuando visitó Shirdi junto con Lokamaya Balagangadhara Tilak y Karandikar, Sal Baba les indicó que la autonomía o independencia ganada por medio de las armas de nada servía, porque lo que se gana por la fuerza habrá de perderse por la fuerza; les advirtió que la independencia debía ganarse por y para el progreso espiritual y el Amor. Sathya Sal Baba también enfatiza ante todo el Amor basado en la comprensión y el entendimiento.

Ya desde antes de las dos grandes guerras, una civilización materialista, amante del placer y socialmente irresponsable, se estaba convirtiendo en una pesadilla de temor y ansiedad. "Entre las dos guerras, la pesadilla empeoró. Como reacción, se produjo una extendida evasión hacia el individualismo y un anhelo por una verdadera comunidad. Esto resultó en el movimiento por un socialismo democrático, pero también en lo que constituye su perversión: el totalitarismo. ¡Tanto el individualismo comercial como el tribalismo bárbaro que surgieron para oponérsele, constituyeron, de diferente manera, lecciones objetivas sobre lo pavoroso de un mundo divorciado de los valores tradicionales!"

Esto es lo que escribe Olaf Stapledon acerca de Europa y el Occidente. Sin embargo, el mal ha afectado también a la India y a otras partes del mundo porque éste se está volviendo rápidamente uno.

Había también otra razón para la llegada de Sal Baba de Shirdi como Avatar. Dejemos que Stapiedon hable sobre ella: "La investigación científica misma parece estar entregando evidencias importantes respecto del hecho de que son falsos los supuestos en los que se ha basado la sabiduría moderna. Existen pruebas evidentes para la telepatía como también para la precognición y la postcognición. Parece que los hechos futuros pudieran tener lugar en la conciencia mientras aún se encuentran en el futuro y por lo tanto son, desde la perspectiva ortodoxa, ¡inexistentes! De manera similar sucede con los hechos pasados. Todo esto hace que parezcan un disparate todos los conceptos respecto del tiempo

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y de las limitaciones temporales de la mente que nos son familiares. Para hacerle frente a la precognición y a la postcognición, e incluso a la telepatía simultánea, el saber moderno tendrá que ser transformado". Esto es justamente lo que hizo Sal Baba de Shirdi y lo que Sathya Sal Baba está haciendo ahora: enfatizar los valores tradicionales y transformar el "saber moderno" familiarizándonos a todos con los milagros de la precognición, de la telepatía simultánea, la multilocación, además de muchos otros poderes inéditos, para completa confusión de los "sacerdotes" de la ciencia y para demostrarle al hombre que dentro de él hay un Dios que es un misterio actuante en todo momento.

El propósito de ambos Avatares de Sal es el mismo. Sólo que la necesidad de transformar el "saber moderno" se ha hecho más imperiosa ahora. En aquel entonces, el énfasis gravitaba más sobre la comunidad; ahora, en cambio, gravita sobre el individuo; antes consideraba más el karma, ahora, la devoción; antes, el mensaje fue entregado comparativamente a unos pocos, ahora todos son bienvenidos a él e incluso es llevado hasta las puertas de los que lo necesitan.

Para alguien que esté íntimamente familiarizado con los detalles de los juegos Divinos de Sri Sathya Baba y que lea, por ejemplo, el Sal Satcharita, escrito en inglés por N. V. Gunaji, basado en el libro en marati por "Hemadpant", reconocerá en cada página la continuidad y la identidad de la actual manifestación. Encontrará en este libro ecos de lo que a menudo ha oído decir al propio Baba y le ha visto hacer; se restregará los ojos para descubrir si el libro que tiene en las manos se refiere a Sathya Sal Baba o a Sal Baba de Shirdi.

El libro le dirá que el Avatar de Baba de Shirdi solía alentar y advertir al mismo tiempo a quienes llegaban hasta él, diciendo: "Sean como quieran ser, hagan lo que elijan hacer, pero no olviden esto: Yo sé todo lo que hacen. Soy el regente interno de todos. Yo estoy asentado en sus corazones" (pág. 8). "Aunque físicamente esté aquí, aún sigo sabiendo lo que hagan allende los siete mares. Vayan donde quieran ir en el ancho mundo, yo estoy con ustedes" (pág. 86). Son innumerables las ocasiones en que Sathya Sal Baba ha dicho lo mismo. Cuando había devotos que discutían sobre dónde parar en Courtallam, en el camino de Trivandrum a Suranda¡, Baba dijo: "Esperen, yo les diré", y acto seguido comenzó a darles una descripción detallada de la casa Travancore, del número de habitaciones, el tipo de vegetación en el jardín, la altura del muro circundante, la ubicación del teléfono en el vestíbulo, etcétera. Comencé a anotar la lista y él dictó algunos puntos más, incluyendo dos arbustos de buganvilia a cada extremo del porche. ¡Todo lo había visto desde el Nilayam! Cuando llegamos a la casa Travancore, la lista fue verificada y, por supuesto, era correcta ¡hasta el mínimo detalle de un rosal abandonado cerca de las cocheras!

Les ha probado a sus devotos que está siempre con ellos y que sabe hasta la más mínima cosa de lo que hacen, piensan o dicen. Cuando, años atrás, un devoto vino a Puttaparti, Baba le dijo que le dolían los oídos a causa de los cantos devocionales que el devoto celebraba en su casa. La razón, explicó, era "un vecino que se unía al coro, pese a que su voz era muy poco musical: no se ajustaba nunca al tono ni al ritmo de los demás". Obviamente, la referencia a su dolor era una broma; sin embargo, ¿cómo sabía del desafinado participante a menos que lo hubiera oído?

Baba asombra a la gente hablándole en detalle hasta de sus pensamientos más íntimos y sus actos más privados. Un inspector general de policía estaba una vez haciendo cola frente a la sala de entrevistas de Baba, y le dijo a un amigo, un poco retadoramente: "¿Sabes? ¡Hay un incidente en mi vida que, si El me lo revela, me postraré ante El!". Llegó

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su tumo, terminó la entrevista y salió del cuarto rebosante de alegría y satisfacción, anunciando: "¡Lo sabe todo, de la a a la z, lo oficial y lo no oficial!". Baba nos lee a todos como a libros abiertos. Cuando un devoto llegó a su presencia llevando de regalo unos artículos que había comprado para otro, pero que luego consideró lo suficientemente valiosos como para llevarlos a Puttaparti, Baba le dijo de inmediato: "¡No! ¡Nada de artículos robados, por favor!", y le indicó graciosamente su desagrado.

Muy a menudo Sathya Sal Baba le ha dicho a personas que están por salir de viaje o por emprender una peregrinación: "Compren tres biIletes para los cuatro que viajan", con lo que indica que se les unirá como pasajero sin pasaje en tanto que su cuerpo físico permanece en Puttaparti. Una vez salvó a un piloto de cometer suicidio en Cachemira. Esto sucedió hace ya doce años y los hechos fueron verificados por todos los que fueron testigos presenciales del "trance". Baba estuvo lejos de su cuerpo por aproximadamente doce horas y les contó luego a los que lo rodeaban que no sólo había arrancado la copa fatal de la mano del piloto sino que también había ingresado en la sala de la Corte en la que se ventilaba el caso en contra de él, e hizo que uno de los jueces militares interpusiera una objeción, la cual echó por tierra el caso para la parte acusadora y obligó a la Corte a pronunciar el veredicto de inocente. El piloto, explicó Baba, era un fiel devoto de Sal Baba de Shirdi y había sido injustamente acusado de malversación de fondos públicos.

El señor Gunaji escribe sobre Sal Baba de Shirdi: "Shirdi era su centro, mas su campo de acción se extendía muchísimo más lejos, hasta Bombay y Calcuta, el norte de la India, Gujarat, Decán y Kanara del Sur" (pág. 53). Lo mismo vale también para la manifestación de Sathya Sai; los devotos que han viajado a Inglaterra, Francia, Canadá, Japón y Alemania, han sentido en cada uno de esos lugares su mano protectora. El señor y la señora G. V., por ejemplo, viajaron a Europa y planeaban seguir desde allí a Londres para asistir a las ceremonias de coronación de la Reina Isabel 11. Estaban de compras en País, cuando descubrieron con profunda consternación que sus cheques de viajero se habían perdido... No pudieron encontrarlos pese a haberlos buscado desesperadamente hasta en los lugares más improbables. Se sintieron agobiados por la angustia cuando pensaron en la vergüenza y la frustración que les esperaba, además, en un país extranjero. Se volvieron hacia Baba, como lo hacían siempre que tenían algún problema; y Baba escuchó su patético clamor, ¡pese a estar a miles de kilómetros de distancia! Al día siguiente, al abrir el mismo bolso que habían vaciado el día anterior, vieron dentro de él la billetera completa, intacta.

Dos de los que fueron compañeros de dase de Baba de pequeños se habían alistado en el ejército, y en una ocasión fueron atrapados por las llamas de un incendio que había hecho volar un tanque de petróleo (Baba indicó que el accidente se había producido en algún lugar cerca de la frontera noreste, y este hecho fue verificado algunos años más tarde, cuando los muchachos regresaron a sus hogares, luego del cese de las hostilidades en la guerra con Paquistán). En Puttaparti, Baba abandonó de inmediato su cuerpo y fue hacia el lugar del accidente y, como explicó después, evitó que el fuego se extendiera hasta la tienda en que se encontraban los muchachos, pese a que las llamas habían rodeado el área.

El Sal Satcharita dice: "El viejo Goulibhava, de noventa y cinco años, que hizo su viaje a Pandharpur, vio a Sal Baba de Shirdi como Vithoba y exclamó: `¡Este es Panduranga Vittal encamado, el misericordioso Señor de los pobres y desvalidos!"'. El año pasado, una familia de devotos de Bangalore fue a Shirdi y trató de viajar también a Pandharpur; sin embargo, debido a las inundaciones producidas por las lluvias torrenciales y a la consecuente suspensión de los servicios ferroviarios, no pudieron seguir viaje. Fue así que llegaron a Puttaparti y, al hablarles Baba antes de su partida, se dirigió a los ancianos

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padres del grupo familiar en los siguientes términos: "No les fue posible ver a Panduranga (Krishna), ¿cierto? Me parece que están tristes porque su peregrinación se cortó a medio camino. Bien, si desean el darshan de Panduranga, mírenme". Ellos lo miraron y comenzaron a danzar arrebatados por una alegría suprema, porque Baba mismo se había convertido en Panduranga para ellos. De Sal Baba de Shirdi se dice que pertenecía a la forma de Rama, Krishna, Shiva y Maruti. El Satcharita habla del caso de un doctor que, al llegar hasta Sal Baba de Shirdi, "vio sentada ante sí a su amada Divinidad: Rama". También Sal Baba, como bien lo saben los devotos, ha otorgado visiones de Sí mismo como Rama o Krishna a sus devotos. La experiencia de Swami Amritananda en este sentido, durante su visita a Puttaparti, quizá constituya un valioso ejemplo de este aspecto de la Divinidad de Baba.

Tan pronto como Swami Amritananda llegó a Puttaparti, Baba le salió al encuentro llamándole "Amritam", y el swam¡ quedó sinceramente asombrado ante la familiaridad e incluso afecto que saturaba el llamado. Como señaló, "sólo Ramana Maharshi, con quien pasé diecisiete años de mi vida, solía llamarme así, y hasta la voz y la forma de hacerlo eran exactamente las del Maharshi". Esto es realmente un milagro, si alguna vez lo hubo.

Más adelante, Baba le preguntó al Swami sobre un Ganapati Homa (ofrenda ritual de sustancias orgánicas, como arroz o mantequilla clarificada, en el fuego sacrifidal) que había realizado por cuarenta y un días cuando tenía siete años (tiene ochenta y cinco ahora). Luego le describió cada detalle de aquel Homa, incluyendo el largo mantra que se recita al colocar cada ofrenda en el fuego, y que, según lo reveló Baba, comienza: "Om Srim Hrim Klim Gloum Gam". Señaló que lo había repetido mil veces diariamente, durante cuarenta y un días, ofreciendo igual número de cocos en el fuego sagrado. "¿Cuál es la recompensa que prometen los Shastras?", le preguntó Baba al anciano asceta. Este contestó que si el Homa se lleva a cabo con un riguroso respeto del ritual,

Ganapati mismo aparecerá en el fuego como el radiante y dorado dios con cabeza de elefante y recibirá, con su trompa, la última ofrenda, otorgando una Bienaventuranza permanente con esta visión. Baba le preguntó entonces si había recibido esa gracia, y el Swami le respondió que no era fácil que un niño de esa edad mereciera la visión del Señor por la mera cantidad de sus ofrendas y mantras. Baba lo interrumpió entonces, diciendo: "¡No, no! Se debe a todos esos rezos y todo ese Homo el que hayas venido a mí ahora. Hoy, después de setenta y ocho años, recibirás la recompensa que prometen los Shastras". Entonces le pidió al Swami que lo mirara y, ¡oh maravilla!, Amritananda no vio a Baba sino al áureo Ganapat! que describen los antiguos textos. El Swami estaba fuera de sí después de esta visión y por casi cuatro días dejó de comer, beber y dormir, sumido como estaba en la Bienaventuranza que le confirió aquella visión.

"Hemadpant" menciona que Baba de Shirdi, "el famoso doctor de doctores, no se preocupaba en absoluto de su propia situación, sino que trabajaba siempre por el bien y el bienestar de otros, sufriendo él mismo muchas veces de terribles e insoportables dolores en este proceso". Esto vale también para esta manifestación de Sal Baba de Shirdi, porque Sathya Sal Baba ha tomado sobre sí y sufrido paperas, tifoidea, fiebres, dolores de parto y quemaduras que afligían a sus devotos.

"Una de mis orejas comenzó a sangrar profusamente un día y sentía terribles dolores. Por un día sufrí mucho, pero repentinamente, la hemorragia y el dolor desaparecieron en forma milagrosa", escribió un médico de las cercanías de MaduraL Esta carta la recibí justamente después de que Baba había dejado de tener hemorragias y dolores

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en una oreja, los cuales anunció que había "asumido" en lugar del devoto que estaba sufriendo ese dolor.

El 21 de junio de 1959, la temperatura de Baba se disparó repentinamente a 42 grados cerca de las 13.30. Sin embargo, el alivio de los devotos fue grande cuando, cinco minutos después, el termómetro registró una caída a 38 grados. Nadie supo la razón de este extraño ascenso y descenso de la temperatura sino hasta cerca de las 21.30 del mismo día. Durante la cena, esa noche, a la luz de la luna, Baba le dijo a un joven de Madrás que participaba en ella: " Cuando veas a tu madre mañana, dile que debe tener más cuidado con el fuego... Asegúrale que Baba está siempre con ella y que nunca permitirá que le suceda algo malo". Naturalmente, sus palabras despertaron la curiosidad y la ansiedad de todos, y cuando Baba relató que el sari de la señora había sido alcanzado por el fuego cuando ella estaba rezando, de pie en su cuarto de oraciones y rodeada por una serie de lámparas de petróleo puestas en el suelo, alguien tuvo la idea de hacer una llamada de larga distancia. Así se hizo. La señora dio por teléfono mayores detalles de lo sucedido. Cuando Baba habló con ella, su primera preocupación fue saber si sus manos se habían quemado en el proceso de apagar las llamas, ya que ella sabía de casos en que había sucedido así cuando obraba su misericordia. Baba le contestó: "¡Oh no, no me quemé las manos! Sólo aumentó mi temperatura por unos instantes".

De modo que ésa había sido la razón de ese brusco cambio de su temperatura: ¡el contacto con el fuego en el cuarto de oración de una casa en Madrás, a trescientos cincuenta kilómetros de distancia! Sal Baba de Shirdi se chamuscó una vez el brazo al salvar de las llamas a un niño. El accidente se produjo a kilómetros de distancia, pero Baba dijo: "El niño resbaló y cayó al fuego, entonces introduje de inmediato la mano y lo salvé. No me importa haberme quemado el brazo, sino que estoy feliz de haberle salvado la vida a un niño". Los juegos Divinos son los mismos en ambas manifestaciones.

El Satcharita enumera muchos casos de enfermedades que fueron curadas por Sal Baba de Shirdi mediante una simple orden, como "¡No sigas extendiéndote, veneno de serpiente!", etcétera. También en esto, Sathya Sal Baba realiza los mismos milagros y cura enfermedades, aunque sean crónicas, por su sola voluntad. Un viejo comerciante de Kuppam, declarado "muerto", fue conservado por dos días, porque Baba no había dado instrucciones de disponer del cuerpo. Al tercer día, Baba le ordenó levantarse... ¡y obedeció! Había un joven de Salem que sufría de una diarrea aguda y Baba simplemente le ordenó que dejara de tener esa enfermedad... ¡y se normalizó de inmediato! Está el caso de una muchachita cuya vista era tan mala que tenía que andar dentro de su casa guiándose con una mano apoyada en las paredes. No soportaba la luz del sol, ya que parecía quemarle los ojos y le producía insoportables dolores de cabeza. Pasaba la mayor parte del día dentro de la casa y en las habitaciones oscurecidas. La familia había consultado a todos los especialistas de más renombre de Mysore, Madrás y Bombay. Estando en Puttaparti, pasaba los días en oración y meditación. Finalmente, Baba le dijo que podía volver a su casa y que todo iría bien con sus ojos. Sin embargo, si hubiera algún problema "usa esta medicina, sólo unas pocas gotas", le dijo dándole una botellita de gotas oftálmicas que había "materializado" con un giro de su mano. La chica volvió a casa y no podía creerlo: ¡sus ojos estaban perfectamente bien en todo sentido! ¡Baba lo había ordenado así y su sistema óptico había obedecido la orden! Lo que dice el Sal Satchar!ta respecto de Sal Baba de Shirdi es literalmente cierto también para la aparición actual: "Se hizo famoso como médico; sin zumos ni ponerles medicina alguna en los ojos, muchos ciegos recobraron la vista".

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El Satcharita indica que Sai Baba de Shirdi solía decir: "¡Yo soy la Madre, el origen de todos los seres, la armonía de los tres gunas (los tres atributos o características de la naturaleza), el motivador de todas las escenas, el Creador, el Preservador y el Destructor!" (pág. 13). "Su firme convicción era que él era el Señor Vasudeva". Baba ha anunciado muchas veces que El ha descendido para salvar al mundo y que El es Dios mismo.

El autor tuvo el primer atisbo de esta declaración profundamente cierta hace aproximadamente nueve años. La muerte se había llevado la noche anterior al marido de Venkama, la "hermana" de Baba, quien era el hermano menor de Eswarama, la "madre". La muerte se había presentado de manera imprevista y toda la familia, mejor dicho toda la aldea, estaba sumida en el más profundo dolor.

Llegué a Puttapart!, totalmente ignorante de lo acaecido, algunas horas después del entierro. Encontré a Baba sentado sobre el muro bajo de¡ lado norte de¡ pórtico que mira hacia Prashanti Nilayam. La acongojada "hermana" gemía patéticamente en una de las habitaciones y su pequeño hijo estaba con la abuela. Frente a Baba se había formado un semicírculo de seres doloridos: el padre y la madre, la hermana, los hermanos y otros, todos desconsolados. Me dirigí lentamente a Baba, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas frente a tanto pesar. Baba me recibió con una sonrisa y bromeando, me dijo con una risita: "¿Qué? ¡Kasturil, si no hubiera muerte ni nacimiento, ¿cómo ocuparía mi tiempo?". Escuché aquellas palabras, las auténticas de un Avatar. "Su manera de pasar el tiempo, su juego Divino, el Creador, el Preservador, el Destructor, el Señor mismo...". No puedo permitirme olvidar, ni pueden permitirse ustedes ignorar esa declaración, esa sonrisa o esa risita... El Señor nos lo ha advertido hace ya mucho: aquellos que dudan estarán perdidos.

Sai Baba de Shirdi también ejercía control sobre los elementos. "Una vez había peligro inminente de que se desatara una terrible tormenta; el cielo estaba cubierto, la lluvia caía y el agua comenzaba a inundar las calles. Los aterrorizados aldeanos corrieron hacia Baba en busca de ayuda y Baba le dijo a la tormenta: "¡Detén tu furia y cálmate!". Y todo volvió a la calma en Shirdi. Este relato lo entrega al Satcharita. En otra oportunidad también le ordenó a un incendio amainar y calmarse y "éste obedeció de inmediato",

Son muchos los ejemplos de este tipo que se conservan en el recuerdo de los devotos de Sathya Sai Baba también, puesto que esta vida no es sino una continuación de¡ mismo juego Divino. "Piensen en el caso de la lluvia que fue frenada escribe Sri Chapa Appa Rao . Esto ocurrió cuando él era llevado en procesión la noche de Vijayadasami. Iba sentado en un carro decorado festivamente. En los momentos en que comenzó la procesión, el cielo estaba oscuro y cubierto de amenazantes nubarrones. Los relámpagos brillaban como latigazos y eran seguidos por el ensordecedor estruendo de los truenos. ¡El espectáculo era sobrecogedor! Tomó más de tres horas para que la procesión retornara al templo... y aún no caía ni una gota de lluvia. Baba descendió de¡ carro y subió a sus habitaciones privadas; cada uno de nosotros llegó sin novedad a sus respectivos alojamientos. Y justo entonces comenzó a llover, y en verdad llovió torrencialmente. ¿Quién sino Dios mismo Podría haber refrenado ese diluvio por tanto tiempo?"

Una amenazante tarde de junio, Baba hablaba en una reunión al aire libre en Mercara. El cielo estaba nublado y podía oírse de no muy lejos el sordo retumbar de la lluvia que se aproximaba. De hecho, la lluvia caía torrencialmente sobre las colinas de¡ horizonte, y se iba acercando cada vez más, y así llegó hasta Mahadevpet, a poco menos de un kilómetro de distancia. Baba hablaba serena y calmadamente, y mantuvo a la audiencia embelesada por más de una hora y media. A1 finalizar, dijo: "Ahora pueden irse a sus

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casas, porque en aproximadamente diez minutos van a tener encima la lluvia que debería haberlos empapado a estas horas". Y, maravilla de maravillas, diez minutos después la lluvia se dejó caer, tal como lo había anunciado, sobre el espacio abierto en que se había celebrado la reunión.

El río Chitravati en Puttapard está sujeto a repentinas inundaciones, ya que las torrenciales lluvias que caen en su lugar de nacimiento, los montes Nandi en el Estado de Mysore, hacen confluir grandes cantidades de agua y aumentan su caudal hasta producir una corriente que rebasa sus riberas. Prashanti Nilayam fue construido sobre una eminencia alejada de la aldea para eludir estas crecidas periódicas que, en algunos años, llegaron a invadir el antiguo templo, entrando a la sala de oración y a las cocinas, dejando bajo agua toda el área circundante. Fueron muchas las veces que Baba se paró al borde de las aguas y dijo: "¡Ganges, basta! ¡Vuelve atrás!", y las aguas ya no siguieron subiendo. Hace algunos años, durante el festival de Navaratri, cuando se realizaba la distribución de comida a los pobres, llovía en todo el entomo del Nilayam ¡pero no cayó ni una gota en el área donde la gente estaba comiendo!

Hace dos años, Baba llegó hasta el distrito de Godavari oriental, habiendo cruzado en la última barca que autorizó la policía a pasar hasta Rajahmundri, desafiando las turbias y turbulentas aguas de la inundación. Todo estaba mojado y lodoso, y un viento helado arrastraba, durante las veinticuatro horas del día, un permanente aguacero. En Mirthipadu, a unos dieciséis kilómetros de Rajahmundri, Baba habló ante una reunión de aldeanos desde el porche descubierto de un bungalow; en los alrededores se podían observar las anchas dadas de agua formadas por el desbordado Godavad y una cortina de agua que avanzaba hacia Mirthipadu desde todas partes. ¡Sin embargo, la lluvia no pudo atravesar un invisible paraguas que protegía la aldea ni perturbar la reunión, que continuó tranquilamente hasta bien entrada la noche! Fue la voluntad de Baba lo que impidió el avance de la lluvia.

Volvamos al Sai Satchadta: "Baba curó a Bhimaji Patel por medio de dos sueños" (pág. 74). "A muchas personas les daba instrucciones en sueños. A un alcohólico se le apareció en sueños, en los cuales se le sentó sobre el pecho y lo aplastó hasta que éste prometió no volver a probar el alcohol. A algunos les explicaba, también en sueños, mantras como el "Gurú Brahma" (pág. 104). En este cuerpo, Baba ha procedido, también en sueños, a "operar" a muchos pacientes. Thirumala Rao, de Bangalore, fue uno de los que vivieron esa experiencia y cuando despertó, su cama estaba empapada en sangre y sus dolores habían desaparecido. Lo que soñó en realidad había sucedido: Baba, El Cirujano, lo había bendecido. Los sueños constituyen un medio de comunicación muy importante entre Baba y sus devotos. Es Baba quien decide advertir, enseñar, instruir, tratar u "operar" a sus devotos por medio de sueños que El mismo diseña y programa, y su voluntad se realiza. Sathya Sai Baba ha iniciado a muchos devotos con mantras especiales durante sus sueños, en los cuales les ha concedido su visión y les ha comunicado la fórmula sagrada. Luego, cuando estos meritorios aspirantes han llegado a Puttaparti, El les ha indicado cuál es el proceso de la Repetición del Nombre y cuáles las condiciones para una práctica espiritual exitosa.

De la misma manera en que Sal Baba de Shirdi se sentó sobre el pecho del alcohólico hasta hacerle prometer (en sueños) que no probaría más el alcohol, Baba también "golpeó" a un yerno intransigente de una de sus devotas, mientras éste dormía durante un viaje en tren, solo, en un compartimiento de primera clase. El hombre se lanzó fuera del tren en la primera estación en que se detuvo, y la multitud que allí se hallaba pudo ver claramente las marcas de los dedos en sus dos mejillas. Un demente internado en el

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hospital de Puttaparti también fue "golpeado" por Baba, presente de manera invisible; los médicos que rodeaban su cama lo oyeron aullar con cada golpe y gritar que se portaría bien, suplicándole a Baba que dejara de pegarle. Todos los facultativos se admiraron de esta misteriosa manera de Baba de curar a aquel hombre cuya enfermedad lo hacía expresarse siempre en un lenguaje obsceno. No obstante, después de este tratamiento, el individuo abandonó su lenguaje soez y no hacía sino entonar cantos devocionales... Así, también aquí podemos reconocer la continuidad y la identidad.

En la página 167 del Satchadta se relata el caso de un muchachito punjabi a quien Baba se le apareció en sueños ordenándole que fuera a Shirdi. El chico no sabía quién era Baba ni dónde se encontraba Shirdi, pero, por suerte, vio un retrato de Baba en una tienda y, después de muchas aventuras, logró llegar a Shirdi. Son muchos los ejemplos de este mismo tipo que vienen a la mente en lo que condeme a este Avatar. El director de un colegio del sur de la India quedó muy sorprendido cuando su hijo, afligido por un grave problema cardíaco, le confió un día que había soñado con un lugar llamado Puttaparti, en el cual podría ser sanado... El hombre hizo averiguaciones, consultó las agendas de ferrocarriles, se consiguió una copia del directorio de oficinas postales y no salía de su asombro cuando comprobó que existía en verdad una aldea de ese nombre, puesto que contaba con una oficina de correos. Posteriormente, sus indagaciones le hicieron saber que en esa aldea se encontraba Sd Sathya Sal Baba, quien por su sola voluntad podía curar cualquier aflicción... El muchacho fue llevado allá y Baba lo curó.

La forma en que Baba llamó ante El a la gran devota de Sri Thyagaraja, Bangalore Nagaratnama, es una interesante historia. En 1951, el rajá de Venkatagiri fue sorprendido al recibir una carta suya que decía: "¡Mahaprabhu! Mi deidad adorada, Sri Thyagaraja, me dio darshan en sueños y me ordenó viajar a Venkatagiri para ser bendecido con la Divina Presencia del Bhagavan que ha venido a este mundo y que llegará pronto hasta allá en su camino. Mi Señor me indicó que Bhagavan ha tomado el nombre de SÚ Sathya Sal. Me propongo viajar a Venkatagid tan pronto como me lo diga". Fue en el festival del nacimiento de Krishna cuando ella se encontró con Baba, al obedecer esta orden. Baba le dio la oportunidad de cantar poemas de Thyaragaraja durante dos horas en su presencia. También la bendijo con una imagen de Sd Rama que materializó para ella. Después de recibir la imagen, la devota estuvo por más de veinticuatro horas en inconcienca extática. Ella fue muy feliz con los dos dones que Baba le otorgó: ¡un final sereno y la recordación del nombre divino de Rama hasta el último momento de su vida!

Son cientos las personas que han venido a Puttaparti atraídas por misteriosos avisos de este tipo. Está, por ejemplo, el caso de Sukumara Menon, quien fuera llamado ¡telefónicamente) por la voz de Baba para que viniera a verlo. Una llamada no registrada en parte alguna y que sonó en su propia habitación, en tanto que, en realidad, Baba se encontraba en una ceremonia de inauguración de una casa en Bangalore. Sukumara Menon me escribió respecto de esta llamada y de la conversación con Baba. Cuando esto se le mencionó a Baba, me dijo: "Tú lo sabes porque él te lo contó. ¡Mas debes recordar que no es sino una millonésima parte de mi juego Divino!".

De hecho, lo que se menciona en la página 68 del Satcharita puede considerarse como un correcto y fiel relato de lo que sucede hoy en día en Puttaparti. "Nunca podían acercarse a Baba los devotos a menos que El quisiera recibirlos. Nadie podía llegar hasta allí por decisión propia; nadie podía quedarse por mucho tiempo a menos que El quisiera; podían quedarse sólo por el tiempo que El hubiese decidido; para marcharse, podían hacerlo únicamente ciando Baba les permitía hacerlo". Una vez, cuando una larga caravana

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de carros tirados por bueyes se aproximaba a Puttaparti desde Bukapatnam, trayendo visitantes de varios lugares, Baba cantó jubiloso: "¡Aaya ha!! ¡Aaya ha!! ¡Babaji Ka Caravan!". Yo dije: "La gente que viene hasta acá, al regresar le cuenta su experiencia a sus parientes y vecinos, de modo que el número va siempre en aumento". Baba se volvió hada mí y comentó: "¡No! ¡Nadie puede llegar hasta mí sin que yo lo llame, ni siquiera aunque cien personas traten de persuadirlo, arrastrarlo o empujarlo!". Todos los que vienen a Puttaparti se van con la plegaria de: "Ayúdame a regresar", "Por favor, permíteme volver una vez más a este lugar", porque saben que sin su deseo expreso, nadie puede llevar a cabo la peregrinación. Y cuando El dice: "¡Quédate!", se quedan, tengan o no permiso en sus lugares de trabajo. Cuando les dice: "No te vayas", no se van. Cuando les dice: "Vete", se van, aunque no sientan deseos de hacerlo. Porque, como lo experimentaron también los devotos en Shirdi, cuando siguen escrupulosamente sus órdenes, al llegar a sus lugares de trabajo descubren que hay asuntos urgentes que surgen justo cuando regresan.

No es necesario multiplicar estos casos de identidad de actitudes, estilo, advertencias, comportamiento y juegos Divinos entre ambas manifestaciones. Los devotos de Sathya Sai Baba le han oído asegurarles: "¿Por qué temer si yo estoy aquí?", "Ustedes me miran y yo los miro a ustedes", "Todos sus pecados son perdonados en el momento en que reciben mi darshan", "Yo llevaré todas sus cargas", "Tomen de mí toda la Bienaventuranza que puedan y déjenme todos sus pesares", afirmaciones que les han sido dadas a muchas almas afortunadas, de manera idéntica, por El y por Sai Baba de Shirdi, como lo demuestran testimonios contemporáneos. "¡No necesito de ninguna ceremonia ostentosa para ser adorado, no importa cuántos ritos hagan! ¡Permanezco allí donde haya plena devoción!", "¡M! tesoro está siempre rebosante, por lo que les digo: Vengan y saquen por toneladas, porque la oportunidad no se repetirá!", "¡Que no se insista en imponer el punto de vista de uno, ni se siga tratando de refutar las opiniones de otros!", "Nada podrá herir a quien haya vuelto su atención haca mí", "Eviten la compañía de los ateos, los incrédulos y los malvados, muéstrense mansos y humildes con todos", "Véanme a mí en todos los seres, hasta en los insectos y hormigas, todo el mundo visible, tanto móvil como inmóvil, es mi cuerpo y forma", "M¡ tesoro está lleno y puedo dale a cada cual lo que desee, mas debo verificar si está preparado para recibir lo que doy", "Si me buscan de todo corazón, haré lo mismo con ustedes", "Para lograr la realización del ser es necesaria la meditación, si la practican de manera constante, se calmarán todas las ansias", "Denle agua a los sedientos y pan a los hambrientos, y ofrezcan la sombra de sus casas para que descansen los fatigados", "Si se sienten inclinados a dar, den; si no se sienten inclinados a ello, no den, pero no ladren como perros rabiosos. Yo no necesito una puerta para entrar, siempre vivo en todas partes", "El gusto por las cosas o el apego por ellas no van con las vestiduras de religiosos", "La búsqueda de Dios no puede emprenderse con el estómago vacío", "Luego de desechar su orgullo y egoísmo, entréguense a mí, que estoy asentado en su corazón". Estas expresiones entresacadas del libro Sai Satcharita pueden escucharse a diario en boca de Sathya Sal Baba, en sus conversaciones con los devotos ¡porque la Misión y el Maestro son los mismos!

También en el Satcharita leemos que Sai Baba de Shirdi quería que alguien desechara la fe ciega en los horóscopos y las predicciones de astrólogos y adivinos, porque debilitan al hombre. Sathya Sai Baba da el mismo consejo. Existe el caso del señor Vysya, del antiguo estado de Hyderabad, que soñó que Baba le pedía que extendiera la palma de la mano y luego marcaba una línea en ella con un afilado cuchillo. Había dibujado la línea de la buena suerte, como descubrió al día siguiente para su alegría y constemación. Para

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alguien que puede grabar una nueva línea en la palma, ¿qué importancia puede tener la quiromancia? Para alguien que puede cambiar el curso de los planetas, ¿qué valor tiene la astrología? ¡No resulta extraño, entonces, que Baba desprecie la necia fe de los hombres en estos absurdos al tiempo que excluyen al Hacedor de su destino, a Baba mismo!

Otras declaraciones del Satcharita, como "La gente lo molestaba trayéndole costosos e inútiles artículos; todas las cosas que se requerían en Shirdi eran aportadas por varios devotos ricos, por sugerencia o indicación de otros"; "A Baba jamás le gustó que la gente se endeudara para tener su darshan, celebrar algún día santo o emprender alguna peregrinación"; "Baba preveía e impedía cualquier calamidad que pudiera sobrevenir a sus devotos y la detenía a tiempo"; "Baba respetaba los sentimientos de sus devotos y les permitía adorarlo como quisieran"; "Baba siempre perdonaba, no era irritable, y era dulce, tolerante y siempre estaba contento"; "Baba leía y entendía cada pensamiento de sus devotos: suprimía los pensamientos malos y estimulaba los buenos", resultan plenamente aplicables también a Sri Sathya Sai Baba.

Esa obra dice: "Sai Baba conocía perfectamente todas las prácticas yóguicas". Swami Amritananda, de quien ya hemos hablado, reconoció que Sathya Sai Baba sabía más de la ciencia del yoga que cualquier otro a quien hubiese conocido, ya que le había enumerado todas las faltas que cometía en sus ejercicios de yoga muchos años antes de que él mismo hubiese nacido en Puttaparti, y le señaló que debido a estos errores, tanto su maestro Ramana Maharsi como él habían contraído un asma crónica. Más recientemente, Baba le dio algunas muy prácticas lecciones de yoga a un joven francés que se había dedicado con demasiado entusiasmo al Hatha Yoga, guiado únicamente por libros. Son muchos los casos de lamentables problemas creados por una práctica mal dirigida del yoga, los que llegan hasta El todos los años en busca de tratamiento y corrección.

La siguiente frase del Satcharita podría muy bien haber sido escrita con referencia al actual Sai: "Para él, todos los deberes son iguales; no hace distinción entre el honor y el deshonor". Sathya Sai Baba también se preocupa hasta del más pequeño detalle de la más humilde de las labores en Prashanti Nilayam. Se sienta en el suelo, duerme sobre una estera, no vacila en caminar bajo el sol quemante o bajo la lluvia, sube descalzo por las nevadas sendas de los Himalayas, admite y lleva varias personas en su automóvil, sin que le importen las molestias ni la duración de los viajes, cubre largas distancias sin tomar alimento ni beber nada y prefiere la comida de los pobres, porque, como dice, "nadie debe ser obligado a gastar más de lo habitual o a tener molestias adicionales por mi causa".

Sobre el anterior Avatar, el libro dice lo siguiente: "Baba leía en su corazón y se lo exponía claramente", "Baba ya había recibido un mensaje «inalámbrico»", "Con sólo tocarlas, Baba hacía que las pasas con semilla se volvieran pasas sin semilla", "Baba instruía a sus devotos tanto en asuntos espirituales como temporales", Taba no hacía diferencia entre una y otra casta, ni entre uno y otro ser", "Baba amaba a los que buscaban el conocimiento divino y los estimulaba a seguir adelante en los estudios espirituales", "Baba detestaba las murmuraciones y decía que eran como comer estiércol", "Baba insistía en que la remuneración del trabajo había de ser pagada a tiempo y a satisfacción del trabajador ". Para todos los que han conocido, escuchado y seguido a Sathya Sai Baba, cada una de estas expresiones parecen suyas y representan sus propios consejos y actitudes.

En 1958, siendo examinado por una comisión, Sathya Sal Baba se refirió a una situación similar en su vida previa en Shirdi y dio las mismas respuestas. Cuando se le preguntó su nombre, dijo: "Respondo a cualquiera". Dijo que todo era suyo, que vivía en todo lugar, y debido a estas respuestas hizo que los pandits de la ley lo describieran como

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inescrutable, aunque para los adeptos del saber espiritual resultara claro como el cristal que no eran sino expresiones de un inconfundible Avatar.

¡La verdad del asunto es que se trata de la misma Presencia que ha venido nuevamente! Una vez, Sathya Sai Baba dijo que este cuerpo físico había nacido en Parti, en tanto que el anterior había nacido en Patri; también en este nacimiento hubo un musulmán que lo amaba y mimaba cuando era niño; también en este nacimiento atrajo la atención de la gente hacia sí cuando niño, al indicar dónde se encontraba un caballo perdido en Uravakonda, y que son muchas más las similitudes. ¡Cada uno encontrará en el presente Avatar la misma solicitud maternal, la misma sencillez de exposición y profundidad del saber, idéntica universalidad de perspectiva, el mismo amor que todo lo conquista, la misma Omnipresencia y Omnipotencia!

Sathya Sal Baba ha dicho frecuentemente que ha "estado en Shirdi" después de haber pasado por lo que puede llamarse "trance". Un día de Gurú Purnima, hace unos quince años, Baba estaba almorzando en Puttaparti con un joven de Madrás. La persona que servía los platos no sabía que se trataba de un día auspicioso para los devotos de Sai. Repentinamente Baba "viajó", y durante el período de inconclencia iba ordenando: "Sírvele chapatis, sírvele khir ", y mencionó otros comestibles y dulces desconocidos. Cuando "volvió", la señora se quejó: "Si me pides servirle a este joven cosas que no he preparado y otras de las que ni siquiera he oído, ¿qué puedo hacer?". Baba se mostró comprensivo y le explicó que había estado en Sh!rdi y que los nombres que había mendonado correspondían a comidas maratis. A continuación "materializó" un chapad (masa hecha con harina y agua) y algunos dulces y se los sirvió al joven.

Cuando volvió a Puttaparti después de la dedaradón de su identidad, o sea, siendo un jovenzuelo de quince años, "tomó" una fruta que nadie había visto ni probado antes en la aldea. La hermana de Pedda Venkappa Raju dice que le preguntó de qué tipo de fruta se trataba y El le contestó que venía de Shirdi. Baba propuso que la cortaran en pedacitos y que éstos se distribuyeran durante los cantos devodonales de la tarde, mas ella le rogó que le diera a cada cual al menos un fruto entero, para que pudieran saborearlo realmente. Entonces Baba le pidió que le trajera un canasto de buen tamaño con cubierta. Cuando se lo trajo, ¡no hizo más que dar un golpecito sobre la cubierta y cuando ella lo abrió, estaba lleno de frutas! Al atardecer, cuando empezaron los cantos devodonales, ella vio que había aproximadamente den personas, por lo que temió que no todas recibirían una fruta, ya que el canasto debía de contener entre treinta y cuarenta de ellas. Le confió a Baba su preocupación, pero él repartió personalmente las frutas después de los cantos y cada una de las más de den personas recibió una. Eran extrañas y muy dulces.

La misma señora relata otro incidente milagroso. Ella había estado insistiendo ante Baba para que le otorgara alguna visión para infundir la fe en su corazón, porque no deseaba rechazar la historia del Avatar de Sai como pura invención, actitud que muchos de la familia encontraban fácil de asumir. Baba sentía especial afecto por ella, ya que se trataba de un alma sencilla y templada por el sufrimiento, de modo que le dijo: "Esta noche te voy a mostrar mi cuerpo anterior".

Ella confiesa que no podía contenerse de alegría, ¡tanto, que estuvo rezando para que esa tarde fuera más corta y el sol se pusiera con mayor rapidez! Tan pronto anocheció, Baba la condujo por las habitaciones interiores de la casa, cubriéndole todo el tiempo los ojos con una de sus manos. Al llegar a la habitación más apartada quitó su mano y le indicó que viera hada un rincón, apuntando con su dedo. La señora miró y vio a Sal Baba de Shirdi sentado en el suelo, en su pose característica, aunque dice que "estaba con los ojos cerrados

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y tenía marcas de ceniza en la frente y en los brazos". Ante él ardían varitas de incienso y el humo ascendía recto hada el techo. Su cuerpo brillaba con un extraño fulgor y se sentía un aroma grato y sutil en el ambiente. Después de más o menos un minuto, Baba le preguntó: "¿Has visto?", y cuando ella le contestó: "¡Oh, qué maravilloso!", él le puso nuevamente la mano sobre los ojos y la condujo de regreso a la habitación exterior.

Es posible que la visión otorgada a los profesores, los señores Kondappa y Subannachar, que escribieron el libro, fuera del mismo tipo, pero no lo especifican con detalle.

Baba ha dicho a menudo que la controversia respecto de si El es el mismo Baba resulta innecesaria y carece de sentido, porque, dice, cuando hay dos pedazos de barfi (dulce típico), uno cuadrado y otro redondo, uno amarillo y otro rojo, uno no puede creer que sean lo mismo a menos que se prueben. El probar, el experimentar: esto es lo que constituye la prueba cruda¡ para conocer la Identidad.

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LA NUBE DE LLUVIA Aquellos que han tenido la suerte de escuchar un discurso de Baba en cualquier

reunión pública guardarán la emoción y la inspiración por muchos años; nada de lo que puedan escuchar posteriormente hará disminuir la alegría de aquella ocasión. Baba habla, generalmente en telugu, aunque converse con sus devotos en casi todos los idiomas, como tamil, kánada, hindi, sindi, inglés, etcétera. De hecho, su Omnisciencia encuentra expresión en cualquier medio. Su dicción y su estilo, simples y directos, están salpicados de refranes y de parábolas y profusión de ejemplos entresacados de la experiencia de la gente que está frente a El, de modo que sus palabras quedan grabadas en el corazón de quienes lo escuchan.

Se rehúsa a llamar "discursos" a sus disertaciones, ya que jamás son preparadas con antelación ni están por encima del nivel de comprensión de la gente común ni van dirigidas como propaganda a "las masas". El término que prefiere es el de sambhashana, que equivale a "conversación". Su manera de sondear en los problemas personales y de responder a las dudas individuales hacen que este término sea muy adecuado. El efecto que producen sus discursos en la persona es como si se hubiese estado dirigiendo a uno exclusivamente, porque después de unos minutos acapara de tal modo la atención, que uno se olvida que está entre miles de personas y se entrega por completo a su diagnóstico y su tratamiento. El rostro que cautiva, la voz que encanta, la sonrisa que ilumina, el gesto que aclara, todos ellos se transforman en posesiones personales para uno. Su consejo y sus llamados resultan tan íntimos y están imbuidos de tanto Amor, que todo nuestro ser queda totalmente sometido a El en el momento en que finaliza. Baba no es un orador ni un evangelizador y ni siquiera un Maestro. Es como La Nube de Lluvia que viene a nutrir el erial de la vida de cada uno.

Baba solía declarar cuando aún era un niño que entraría de lleno en su tarea de enseñanza a partir de los treinta y dos años. Hasta esa edad hablaba en público sólo de manera ocasional, ya sea en Prashanti Nilayam, durante las celebraciones de Navaratri y de Shivaratri, en las arenas del Chitravati, cuando los devotos se reunían en tomo de El para buscar sus directivas o, más raramente aun, en el colegio superior de Bukapatnam, cuando presidía algún acto o ceremonia.

En el Nilayam o en las arenas del tío, el discurso a menudo era originado por una pregunta planteada por un devoto respecto de algún problema general, relativo ya fuera a la conducta social o a algún tópico espiritual. Las respuestas de Baba no sólo adaran el interrogante central, sino también todos los temas que se relacionan con él. Una pregunta casual sobre la vida después de la muerte, hecha en cierta ocasión, logró que Baba pronunciara un esclarecedor discurso sobre el cultivo del desapego; el constante recuerdo de Dios y el proceso de acercarse a Dios y sobre la versión del Garuda Purana sobre el viaje del Alma desencamada, el sentido interno de los ritos funerarios de las diversas comunidades, la existencia de fantasmas, la posibilidad de comunicarse con los muertos e incluso la costumbre de bautizar al nieto con el nombre del abuelo. Normalmente, tanto el que pregunta como los demás son estimulados con nuevas preguntas por parte de Baba, de manera que sus planteamientos lo lleven a aclarar aún más su exposición. Este tipo de discusiones surge de manera bastante informal en cualquier sitio y oportunidad, porque

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Baba se muestra siempre dispuesto a infundir el valor nacido de la convicción. Es El Educador por excelencia.

Hace pocos años, unos cuantos devotos tuvieron la suerte de pasar con Baba una semana más o menos en las colinas Horsly. Cada día en la mañana y al atardecer, Baba se sentaba en medio de los devotos y les planteaba nuevos problemas acerca de la disciplina espiritual: le pedía a cada uno exponer ante El sus prácticas espirituales, sus ideales e ideas; les pedía revelarle el Nombre y la Fom ta de la Divinidad que más les atraía a cada uno, la escritura o texto sagrado que hubiera tenido mayor influencia en la configuración de su vida, la imagen que cada uno se había formado de la Realidad Ultima; la meta de la práctica espiritual de cada quien. Y por medio de un análisis benévolo, lo llevaba a tomar la Senda Correcta. Baba hace uso de cada oportunidad para llevar la luz a los rincones oscuros de nuestro corazón.

¡Esto es lo que ha estado haciendo, incluso desde niño, y no en vano Kondama Raju lo llamaba "el pequeño Gurú" y lo amaba por ello! Recuerdo al anciano, henchido de orgullo y alegría, cuando en 1950, pocos días antes de su fallecimiento, estaba sentado escuchando un discurso pronunciado por Baba.

Ya en la escuela Baba disuadía a sus compañeros de fumar; mostraba disgusto por los alimentos rajásicos y tamásicos en general; alejaba a sus compañeros de los cines y los alentaba a cantar canciones de alabanza a Dios, a ponerse la sagrada ceniza y a observar hábitos de limpieza personal.

Mientras estaba en la escuela en Kamalapuram, compuso algunas canciones que contenían advertencias respecto del mal de la bebida, de las peligrosas consecuencias del analfabetismo, de la condición abyecta de los intocables y de lo degradante de las facciones en las aldeas. Años atrás escribió una pieza de teatro de tema soda] titulada "Kalamarpu" (Los tiempos cambian), una obra llena de tonadas folklóricas que retrata los trucos a los que recurren los que buscan el poder para atraer la atención de la gente. En ella se muestra la lastimosa situación de un gran poeta y vidente, cuyas advertencias no son escuchadas; todos le vuelven la espalda, excepto los campesinos pobres; hasta sus hijos sufren miserias, porque los hombres poderosos se vengan en ellos de las sabias palabras que el padre se atrevió a pronunciar. Mas los tiempos cambian. Los hijos logran hacerse poderosos y vuelven a establecer una Edad de Oro en la que las palabras del poeta se hacen oír y se ponen en práctica.

Los actores dei teatro popular se acercaban a Baba aun siendo niño para que escribiera libretos para ellos, y cuando El representaba algún papel componía canciones y parlamentos para Sí mismo, los cuales, invariablemente, traslucían un alto nivel moral y sobresalían del resto del guión, llamando la atención por su estilo superior, contenido y atractivo. También escribió obras sobre "Parikshit" y "Markandeya", que revelan nuevas facetas de la Verdad.

Naturalmente, este rol de Maestro es fundamental en el Avatar Sai. "jamás pronuncio una palabra que no sea importante ni llevo a cabo un acto que no conlleve una consecuencia beneficiosa", declaró en una oportunidad. Dirigiéndose a una señora que trataba de mantener quieto a su hijito, dijo: "Mira, lo sientas a caballo en tu cadera y grita: '¡Ama, ama!' (mamá) sin darse cuenta de que es ama quien lo tiene en brazos. Eso es lo que hacen todos los que están aquí: no se dan cuenta de que es el Señor quien los lleva en brazos, solamente gritan: ¡Ama!". Al observar que un programa de una asamblea a la que se iba a dirigir incluía un "discurso de bienvenida", comentó: "Yo estoy en ustedes, de modo que no necesitan darme la bienvenida. No vengo por el hecho de que me llamen, ni me voy

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porque me nieguen". Siempre y en cualquier lugar es El Filósofo, El Amigo, El Guía. Lenta y constantemente está moldeando el carácter y la visión de todos y cada uno de los que se entregan a su guía o de los que elige para formarlos.

Cuando alguien, ya sea en Prashanti Nilayam o en otro lugar, está recitando el Gita o el Ramayana, Baba observa a la audiencia por unos momentos y, sobre la base de alguna palabra o frase, explica, para deleite tanto de eruditos como de legos, las partes que resultan oscuras. De esta manera ha dilucidado muchos de los misterios de los Shastras y las Escrituras Sagradas. La devoción de las pastoras de Brindavan por Krishna, el desafio de Va¡¡, el rapto de Sita, el carácter de Ravana, la naturaleza de Durvasa, el papel de Narada, las estratagemas de Krishna, el significado del Avatar, la importancia de ciertas ceremonias y muchos otros tópicos de este tipo han sido iluminados por la Omnisciencia de Baba, como he sabido.

En las alocuciones que Baba pronuncia en Prashanti Nilayam durante los festivales de Dasara, Shivaratri o Su Cumpleaños, trata a menudo elevados temas filosóficos porque, como dijo en una oportunidad, "no todos ustedes siguen siendo `infantes', deben ir pasando de un curso a otro superior". No obstante, haciendo uso de historias y de parábolas, de refranes y de metáforas, hace que hasta los temas filosóficos más densos, como las ideas de Maya, Karma, Samskara (purificación), Samsara (ciclo de nacimientos y muertes), Nirguna o Saguna (El sin atributos y con atributos), parezcan tan simples como sostener una fruta en la mano. Una vez, habló sobre las Upanishads Katha, Kena y Mundaka en tres días consecutivos, entregando un análisis claro y lúcido de la dialéctica de cada una. Es usual que termine cada alocución enfatizando los pasos prácticos de la disciplina espiritual, llevando el discurso al nivel básico de la vida y la conducta diarias. Durante una celebración de Dasara habló sobre los senderos de la Acción Correcta, de la Devoción y del Conocimiento como medios para alcanzar a Dios, también en tres días consecutivos, para darle fin a !a serie con una nota sobre que "la Acción Correcta conduce hacia la intensificación de la devoción y ésta lleva finalmente al Conocimiento".

Otras veces toma el tema sobre el cual alguien habló en su presencia y procede a ampliarlo, para satisfacción de los miles que lo escuchan. Recuerdo un día en que tomó el tópico de las reuniones y charlas espirituales y procedió a describir la forma en que la compañía de los buenos lleva gradualmente al hombre a desechar los apegos. Otro día su tema fue "hacer el bien a los demás" y la forma en que debían llevarlo a cabo las personas inteligentes, ya que antes alguien había hablado sobre el servicio social. Una tarde habló sobre la Trinidad y las funciones de Brahma, Vishnu y Maheswara, porque ese mismo día se había hecho referencia a Dattatreya.

En las ocasiones especiales de festivales como Vijayadasami, Shivaratri, Uttarayana, Gurú Pumima, etcétera, pronuncia discursos sobre la importancia de estos días y la forma más provechosa de celebrarlos. "La mente está presidida por la luna y, cada mes, ésta casi desaparece durante la decimocuarta noche después del plenilunio. Es así que el aspirante espiritual, cuya aspiración debe ser la de destruir la mente con todos sus caprichos, deseos y vagabundeos, debe esforzarse al máximo esa noche en intensificar sus prácticas espirituales para obtener la victoria". Por así decirlo, esa noche ha de ser dedicada a Shiva, por ejemplo. El Shivaratri se produce cada mes y el Mahasivaratri una vez al año para recordarle al hombre el propósito de su existencia. Vijayadasami es el día "de la victoria de las fuerzas del bien, del ser puro, sobre los espíritus del mal y los impulsos que arrastran hacia abajo". Uttarayana es el camino superior, el alborear de Daiviyana, el medio año divino durante el cual el sol, que preside sobre el intelecto del hombre, emprende el

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Da!vimarga (camino hacia lo Divino). "Naden con la corriente", dice Baba. "El sol mismo navega hacia el Norte, hacia el Monte de la Autorrealización. Esta es la mejor época para la iniciación y las prácticas espirituales". Para Baba, el Día del Gu.rú constituye una ocasión de recordarles a sus devotos y a los aspirantes que veneren al Gurú y a la Sabiduría que los maestros espirituales personifican. Describe las características esenciales del Gurú y le entrega a cada cual las pruebas con las que pueden distinguir a los verdaderos Gurúes de los falsos. ¡Cada discurso de Baba tiene una novedad, una emoción y una alegría originales, que constituyen sus rasgos peculiares!

A su discurso Baba le llama (en telugu) "mandubhojanam" en oposición al "vindubhojanam" de otros. Vale decir, lo que El sirve es "alimento medicinal", y no "alimento de festival". Es por ello que pide a su auditorio que no pierdan ni un trocito de sus palabras. El es el Gran Facultativo que ha venido a sanar, y ninguno de sus discursos se parece a otro en el tono ni en el contenido. Baba dice: "Lo que digo no es un sermón, sino una mixtura". No tiene una misma receta para todos.

Hablándoles a los estudiantes de la secundaria de Chittor, les dio instrucciones detalladas sobre cómo prepararse para los exámenes y la forma sistemática en que debían responder al cuestionario, y les dijo: "Contesten las preguntas que sientan poder responder y terminen de contestarlas primero, sólo entonces preocúpense de las demás. Ello hará que estén de buen ánimo y que tengan mayor confianza". Luego trató con ellos algunos problemas respecto de los salones de dase y del campo de fútbol con un conocimiento verdaderamente notable.

Al presidir la ceremonia de entrega de premios del distrito deportivo de Penukonda, habló sobre el énfasis que, equivocadamente, se pone en las competencias y en e! triunfo, haciendo que se enfrenten escuela contra escuela y niños contra niños. Luego señaló que el espíritu con el que ha de aceptarse tanto la victoria como la derrota es mucho más importante que el resultado mismo del encuentro. En Madakasira, en una circunstancia similar, hizo todo un juego de palabras en tomo del término "bahumati" que significa tanto premio como la dispersión de la mente en muchos objetivos, y declaró: "Siempre distribuyo o favorezco la concentración de la mente en un propósito, nunca bahumati". Luego pidió a los ganadores que fueran a dar las gracias a los perdedores, "porque si los perdedores hubieran puesto un poco más de empeño, podrían haber ganado y les habrían impedido llevarse los trofeos".

Al inaugurar la secundaria de niñas en Venkatagiri, se explayó respecto de los buenos hábitos que deben desarrollar los estudiantes. "Cuiden siempre de sus libros, porque sus padres han hecho un gran sacrificio para proporcionárselos. Traten de evitar las peleas con sus hermanos y hermanas, que no hacen sino convertir el hogar en un nido de descontento. No sean jactanciosas. Hablen siempre la Verdad, porque la falsedad es producto de la cobardía. Levántense temprano, a las cinco de la mañana, y después de bañarse, siéntense solas tranquilamente y mediten en el Señor. Retírense a dormir a las nueve y, antes de acostarse, récenle al Señor. Pídanle que acepte todo lo que hayan hecho durante el día, porque todo lo han hecho con Verdad y Rectitud, y ruéguenle que les otorgue fuerzas para servirlo a El y a sus criaturas, sus hermanos y hermanas. En la mañana, agradézcanle al Señor ese día que se abre ante ustedes y pídanle que les sea otorgado emplearlo provechosamente tanto para sí mismas como para los demás".

Dirigiéndose a los aldeanos de Mirthipadu, cerca de Rajahmundry, Baba les habló sobre tópicos que les eran familiares. "Con el sudor de sus frentes, ustedes transforman el barro y el polvo en alimento nutritivo y sabroso para hombres y bestias. ¡Qué tarea tan

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sagrada es la que llevan a cabo! Estoy feliz de estar hoy entre ustedes. Les toca soportar innumerables dificultades y esfuerzos y deben tener gran confianza en sí mismos. Tienen que moverse por todos estos verdes campos, bajo el cielo azul, acaridados por la fresca brisa. ¡Qué bueno sería si, al bordear estos campos, cantaran la Gloria del Señor que es inmanente a toda esta belleza, a toda esta abundancia y a toda esta grandeza! No contaminenla atmósfera con palabras de ira dirigidas a otros, más bien purifíquenla mediante la Repetición del Nombre del Señor".

También en la aldea de Budili, a orillas del Chitravati, habló de la dulzura y la pureza de la vida del campesino, señalando que las aldeas representan la base de la cultura dé un país. Se explayó sobre la necesidad de mostrar gratitud por los beneficios recibidos; sobre el peligro que implicaba la formación de facciones y sobre el valor de los ritos religiosos tradicionales como los cantos devodonales y la adoración en el templo. Señaló que había notado que alguien había abandonado un carro descompuesto en el pórtico del templo, un acto que demostraba un daro desprecio por el sagrado recinto. Además, exhortó a los jóvenes de la aldea a servirla poniendo en ello toda su inteligencia y devoción.

Si se trata de un acto relacionado con un hospital, Baba dará consejos valiosos tanto para el personal médico y directivo como para todos los que se reúnen para la ocasión. En el Hospital Sathya Sal deploró en una oportunidad que los médicos hablaran en sus informes de los "progresos" realizados, cuando en realidad el número de pacientes había aumentado. Señaló que se sentiría plenamente feliz sólo cuando hubiera plena salud para todos. Esto podía lograrse en especial alcanzando Paz. "Las preocupaciones, la codida, las agitaciones y las ansiedades innecesarias llegan a causar induso enfermedades físicas. La mayor causa de malestares es la debilidad mental. El malestar indica el deseo de bienestar, para lo cual la mejor medicina es una mente contenta. El cuerpo ha de cuidarse con esmero puesto que es la barra que nos lleva a cazar el mar de la vida. Es por ello que no debe ser debilitado por medio de hábitos que le roben su energía ni por una excesiva práctica de disciplinas como el ayuno. Aprender prácticas de yoga basándose en libros y practicarlas con la ayuda de folletos y esquemas ilustrativos, representa otra importante fuente de enfermedades tanto físicas como mentales. Sean buenos, alegres, sinceros, honestos, moderados y pacientes: todas éstas son reglas para una buena salud. La virtud es la más valiosa de las fuentes de salud".

En muchos lugares, los devotos entonan cantos devodonales según el modelo de los que se cantan en Prashanti Nilayam y una vez al año, en un día elegido, realizan una sesión de veinticuatro horas consecutivas. Al finalizar uno de estos Akhandabhajan en Bangalore, Baba pronunció un discurso en el que destacó que la vida de cada uno debería convertirse en una ininterrumpida sesión de Akhandabhajan.

Es obvio que para los devotos de Sathya Sal Baba resulta una disciplina espiritual comparativamente fácil, la práctica de la constante presencia del Señor porque saben, por experiencia propia, que Baba está siempre tras ellos, junto a ellos, con ellos y en ellos. Baba mismo los ha acosado con preguntas concemientes a aspectos de su conducta y su pensamiento que consideraban absolutamente secretos y sabidos únicamente por ellos. Una vez, por ejemplo, cuando un estudiante de Rajahmundry le dijo que se había preparado para el examen sin pensar en ninguna otra cosa y renunciando a todo otro tipo de actividades, Baba se volvió hacia él preguntándole: "¡Qué! ¿Y no fuiste a comer afuera una noche llegando tardísimo de regreso a casa? ¿Y no saliste el otro día con unos parientes que llegaron de tu aldea y los acompañaste a las tiendas a comprar?".

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Aquel día de la función del Akhandabhajan, dijo que uno debería descubrir por qué, pese a la multitud de sociedades, organizaciones y grupos que efectúan cantos y. discursos religiosos, no se observa un incremento en el nivel moral de la gente. "El canto devodonal se ha convertido en un ritual, una rutina, un galimatías. Lo que pronuncia la lengua no lo llevan a la práctica las manos. Ya no hay devoción, no hay fe ".

Cuando habla de fe, Baba no quiere decir una fe ciega; de hecho, insiste en el discernimiento como requisito esencial del progreso espiritual. El dice: "Sigan la disciplina de los Shastras y comprueben por sí mismos". Su consejo es: "Vengan y quédense en Prashanti Nilayam, caminen conmigo, vivencien mi compañía y conversación, escúchenme y obsérvenme, y entonces lleguen a su propia condusión. Sumérjanse para conocer la profundidad, prueben para conocer el sabor". "La práctica espiritual es necesaria para conocer a Dios, una práctica padente y sincera; si la chispa de la fe ha de convertirse en un gran fuego, debe alimentarse cuidadosa y gradualmente con briznas de pasto, ramitas secas y leña". "Ocasionalmente, refúgiate en las profundidades de tu propia mente, en silencio y en soledad".

En Trivandrum, Baba planteó esta pregunta: "¿Cómo es que pese al avance de la educación y el alfabetismo, al entusiasmo que muestran padres, maestros y niños tanto en impartir como en adquirir conocimientos, la gente carece de Paz mental?". A continuación habló de la mente, que tiene la doble naturaleza del viento: reúne las nubes de lluvia en el cielo y dispersa las nubes más allá del horizonte. Explicó los medios y los métodos para controlar los vagabundeos de la mente. Dijo: "Me rehúso a llamar ateo o no creyente a nadie, porque todas las criaturas del Señor son depositarlas de Su Grada. En el corazón de cada uno existe una fuente de Amor y una roca de Verdad. Ese Amor es Dios". "La Divinidad se encuentra allí en las profundidades del ser interior de uno. Por medio del continuo perforar y del ininterrumpido cavar del Ram Ram Ram, puede llegarse al manantial y hacer que broten las aguas de la Divinidad".

En Nuzvid, Baba se refirió a las facciones religiosas y a las divisiones partidistas que asolaban el país. Señaló que el Señor se sitúa por encima y más allá de todos los límites que puedan imponer casta y color, riqueza y miseria; que resulta una necedad creer que Dios exige regalos o los necesita, o que se enoja cuando no recibe ofrendas. Advirtió a quienes escuchaban sobre los renunciantes que andan por allí con listas de suscriptores o donantes, de Gurúes que mantienen un ojo puesto en el dinero de sus discípulos, y de monjes en voto de silencio que echan mano de cualquier otro medio para pedir, en lugar del natural y conveniente recurso de la palabra. En Arkonam, cuando el secretario de la Sociedad de la Vida Divina leyó la parte de su informe que decía que aquellos que pagaran una cuota anual de cuatro annas podían ser miembros, Baba señaló que, por su parte, El les concedería ser miembros de la Sociedad a todos aquellos que tuviesen, no cuatro annas, ¡sino cuatro gunas! (cualidades: Verdad, No Violencia, Paz y Amor).

En Madrás; mientras se dirigía a los miembros de la Asociación de jóvenes Indios, les pidió a los mayores allí presentes que se convirtieran en mejores ejemplos de integridad, eficiencia y servicio desinteresado para los jóvenes de hoy. "Grandes personajes que dedaran ser grandes, que en todo lugar andan declamando sobre los Vedas, los Shastras y el Alma, citando libremente los símiles y metáforas que se encuentran en las Sagradas Escrituras, no hacen sino opacar el lustre de tales tesoros con su conducta, su engreimiento y sus conflictos", dijo. "No existe ninguna armonía entre el que habla, el tema y la conducta subsiguiente. Es por ello que sus palabras, en lugar de convertirse en amrita (néctar) se

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vuelven anr!ta (amargas), son "inmorales" en lugar de ser "inmortales". (Amrita es el néctar de la Inmortalidad.)

En el Auditorio Gokhale señaló que el hombre debía buscar respuestas a cuatro preguntas fundamentales: ¿Quién soy yo?, ¿De dónde he venido?, ¿Hada dónde voy?, ¿Por cuánto tiempo he de quedarme? Dijo que los cuatro Vedas están dedicados al descubrimiento de las respuestas a estos interrogantes. Después comenzó a mostrar cómo podían llegar a encontrar las respuestas a través del Conocimiento, la Devoción o la Acción; sin embargo, expresó que la Grada del Señor, si uno la gana por medio de la repetición constante del Nombre, las revela en un instante.

En un análisis de las causas de la presente crisis en la vida moral de la comunidad, indicó que el cinismo y el afán de criticar son los dos grandes males de la época, los que han conducido a la irreverenda y a la difusión de la incredulidad. Una vida vivida en la constante presencia de Dios será siempre la más segura y feliz, porque será impenetrable a los ataques de la crítica social y ésta no le causará dolor. Hoy en día, tanto la religión como la fe en Dios están siendo atacadas por todos lados. Por lo tanto, es deber de todos los creyentes enfrentar este reto demostrándoles a los críticos la forma en que sus vidas han sido endulzadas por la religión y cómo la realización de la constante presencia del Señor les ha hecho más eficientes, más responsables y más valerosos para la tarea de vivir.

En la Asociación Nacional Sat de la India, Baba declaró: "Ustedes recurren al diccionario para conocer el significado de alguna palabra, y al ir hojeando sus páginas para encontrada, hay otras palabras que les saltan a la vista y son atraídos hacia ellas y sus significados. De manera similar, puede que vengan a Mí con algún propósito inmediato, mas al estar junto a Mí se dan cuenta de que pueden usarme también para resolver dilemas más profundos, calmar dolores más intensos, asegurar una mayor paz espiritual". Baba aprovecha cada oportunidad para hacerles ver a quienes lo escuchan que sólo su esfuerzo, su discemimiénto, su sacrificio, sus prácticas espirituales les pueden entregar lo que más necesitan: Paz.

En Royapuram, habló una vez sobre Sri Krishna y otra sobre el Bhagavad Gita; contó una serie de incidentes de la vida de Krishna que no se encuentran en los libros y pronunció un discurso extraordinariamente instructivo e iluminador. Hizo un juego de palabras con el término "Gita", que leído invirtiendo sus sílabas da la palabra telugu "tagi", que significa bebida, diciendo que a menos que se beba y asimile el néctar del Gita, no se logrará ningún resultado. La mera erudición, la ostentosa demostración del saber o ahogar el Gita bajo miles de comentarios no es sino una pérdida de tiempo.

Hay dos sendas, dijo una vez a una audiencia en Puttaparti, que cada uno ha de recorrer: el Dharmamarga, que se relaciona con el mundo físico, el mundo social y la comunidad a la que uno pertenece, y el Brahmamarga, que se refiere únicamente a uno mismo, al Alma y a las disciplinas que llevan a que cumpla con su objetivo. El hombre debe tomar a Dios con la mano derecha y al mundo con la izquierda. Gradualmente, la izquierda dejará al mundo. "No se preocupen por ello, tiene que ser así. Pero la derecha no debe aflojar, porque es su derecho (aquí Baba hace un juego de palabras con los significados de las palabras del inglés: left, izquierda y también dejar, y right, derecha y derecho) el asirse con firmeza; por eso se le llama así". Declaraciones como ésta se graban en la memoria y quienes las escuchan cavilarán por mucho tiempo en ellas, extrayendo de allí alegría y apoyo.

En Venkatagiri, al inaugurar unas conferencias espirituales, declaró que la ruina del modo de vida indio había sido la ausencia de cordialidad y de fraternidad. En Nellore,

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manteniendo a una gigantesca audiencia de más de cincuenta mil almas pendientes de sus palabras por más de una hora, habló del discernimiento y la necesidad de una fe basada en la investigación y la razón. En Gudur habló sobre la mágica influencia del Amor sobre todas las clases y niveles de personas: "El Amor hará que se produzca la Paz, la cual se basa en la Verdad, que constituye el Deber para todos". "No se equivocarán si me caracterizan como Encarnación del Amor".

En Peddapuram exhortó a todos a desarrollar músculos de hierro y nervios de acero, a convertirse en héroes, sin traza alguna de debilidad, cobardía o complejo de inferioridad. "No se llamen hijos del pecado, porque no hay pecado mayor que eso. Cada uno de ustedes es un hijo de la inmortalidad; lleva al Señor presidiendo sobre su corazón. El es el motivador interno de cada cosa en la Creación. ¿Cómo pueden, entonces, ser hijos del pecado?", preguntó.

En Aukiripalli, en el distrito de Krishna, donde habló en una asamblea de filósofos y eruditos en la cultura sánscrita, indicó que el Kali Yuga (la Era del Mal) es la Era del Tantra y, rindiendo tributo a Sir John Woodroffe por haber descifrado la ciencia del Tantra en sus libros, explicó el papel del Tantra en el culto a Shakti. Explicó el papel que juegan Mahashakti, Yogashakti y Mayashakti en la vida y misión de los Avatares.

Frecuentemente, durante sus discursos, Baba ilustra su enseñanza por medio de historias de Narada, Ambarisha, Sabari, Prahiada, Bhishma, Bharata, Guha, Anjaneya, Chaitanya, Mira, Purandaradas, Kabir, Patinatar, Manikavasagar, Surdas, Tulsidas, Bhadrachalam, Ramadas, Ramakrishna, Vivekananda y otros. A veces habla en un tono de reminiscencia de los días pasados, en otras eras, en Ayodhya y Brindavan; relata hechos e incidentes que no se encuentran en el Ramayana, Mahabharatha o Bhagavata, pero que muestran todos los signos de la autenticidad. Es ampliamente versado en los detalles de las vidas de los santos de la India, de Occidente y de Medio Oriente, porque habla de incidentes ilustrativos de vidas de santos cristianos, musulmanes y parsis. Hassan y Husain, Moisés, jerónimo y Pablo son para él tan útiles como Thyagaraja o Pavharibaba para ilustrar, ejemplificar o ampliar el punto que desea enfatizar. Porque Baba es, fue y será; El es el Eterno Testigo.

Y en verdad revela con frecuencia en sus discursos este aspecto de Su Realidad, en declaraciones más o menos directas. Como luminosos relámpagos, estas expresiones traen hasta nuestra conciencia, de manera súbita y mágica, el esplendor de su personalidad. "No traten de medirme, porque sólo fracasarán; traten más bien de descubrir su propia medida; ello les facilitará el llegar a descubrir Mi medida"; "Yo no practico austeridades, no hago meditación, no estudio, no soy yogui, santo ni aspirante espiritual"; "No soy hombre ni mujer, no soy viejo ni joven, soy todo eso"; "No me alaben, me gusta que se me acerquen sin miedo, como por derecho propio. Ustedes no alaban a su padre... ¡e piden algo porque tienen derecho a hacerlo, ¿no es cierto?". "No he venido a este mundo sin ser invitado; hubo santos, sabios y hombres buenos de todos los credos y latitudes que damaban y suplicaban, y por eso vine". "Puede que me estén viendo hoy por primera vez, pero para Mí son todos viejos conocidos: ¡los conozco hasta la médula de los huesos!". "No tengo cualidades ni acciones que deba realizar, ¿cómo podría afectarme la ilusión?". "¿Si hubiera descendido con un disco, un loto, una concha y una maza en cada una de mis cuatro manos, habrían huido de Mí o me habrían puesto en exhibición? Si, por otra parte, fuera como cualquier otro de ustedes, no se habrían percatado en absoluto. Es por ello que he asumido esta Forma humana y, de vez en cuando, les muestro estos poderes milagrosos". 'Todo lo que hablo es para la regeneración espiritual del género humano a través de la Verdad y el

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Amor". "He venido a mostrarles tanto el sendero del mundo como el sendero hada Dios"; "Si dan un paso hada Mí, Yo doy tres hada ustedes"; "Cuando estoy más feliz es cuando llega hasta Mí una persona con la mayor carga de miserias, porque ella es la que más necesita de lo que yo tengo". "Todos son míos a través de la relación del Alma; por ende, no están más cerca de Mí los que me adoran que los que no lo hacen". Estos son algunos de los iluminadores relámpagos que Baba ha otorgado en sus discursos. "Es mi voluntad la que ha traído a cada uno de ustedes hasta este lugar para escucharme", dijo una vez; y ésa es la medida de Su Grada y Su Poder.

Estos anuncios realzan el valor intrínseco y el atractivo del mensaje que Baba transmite a las confundidas Almas reunidas ante El. Las abraza a todas con su irresistible Amor, y cuando dedara a quienes lo oyen: "Yo no rechazo a nadie; no puedo, no está en mi naturaleza el hacerlo; no teman, Yo soy de ustedes y ustedes son míos "; entre El y nosotros queda de inmediato establecida una intimidad que no es de este mundo. Es por ello que sus palabras penetran profundamente en la conciencia y, echando raíces, van creciendo lentamente en buena conducta y carácter lleno de buenas cualidades. Usa el apelativo de "Encarnaciones del Alma", para dirigirse a la audiencia. Su propósito primario es despertar al hombre del sueño de la ignorancia y señalarle su verdadera naturaleza, el Ser Divino imperecedero e inmortal. "Tú eres el Alma invencible, que no es afectada por los altibajos de la vida; la sombra que proyectas mientras caminas pasa por la suciedad y el polvo, matorrales y troncos, piedras y arena, pero no te preocupa en absoluto, ya que sigues caminando indemne; así también, en cuanto sustancia del Alma, no tienes razón para preocuparte por la suerte de su sombra, el cuerpo". Baba comunica este punto recurriendo a muchos ejemplos, y de esta manera infunde un valor inconmovible.

"Mi misión es la de otorgarles el valor y la alegría y ahuyentar la flaqueza y el temor", ha dicho en muchas ocasiones. "No se condenen a sí mismos como pecadores; el 'pecado' es una denominación impropia para lo que en realidad son 'errores'. Yo perdonaré sus errores, siempre que se arrepientan sinceramente y resuelvan no volver a caer en el mal". "Récenle al Señor para que les dé la fuerza de sobreponerse a los malos hábitos que se apoderaron de ustedes cuando eran ignorantes". De esta manera alimenta la llama de la esperanza y el bienestar en cada corazón.

Mediante su dulzura, su gran misericordia y sus palabras de sabiduría ha corregido el rumbo de cientos de personas haciéndoles emprender la senda del trabajo por el bienestar del mundo y la Liberación del Alma. Recuerdo el conmovedor incidente acaecido la mañana siguiente al discurso que pronunció en Nellore. Una persona de edad mediana irrumpió en su habitación, cayó a Sus Pies y se puso a llorar, sollozando como un niño. Baba, obviamente, conocía la razón, ya que en estos casos no hay necesidad de preguntas y respuestas. Se volvió hacia nosotros y dijo: "La historia de Ramu, de ayer...", y nos pidió que saliéramos de la habitación. La noche anterior Baba había contado la historia de Ramu, un pequeño niño que mendigaba de puerta en puerta pidiendo alimentos para su madre enferma. En una de las casas a las que llamó, salió el dueño enfurecido, se abalanzó sobre el chico y le propinó un feroz golpe en la cabeza, derribándolo y haciendo caer el pocillo que llevaba con lo que había logrado reunir. El golpe resultó fatal para el pequeño, que murió balbuceando: "Mamá, ¿quién te dará de comer ahora...?". Esta historia, más el consejo que dio Baba respecto de que cada uno debe mostrarse agradecido ante todo con sus padres, a quienes debe la existencia misma, había hecho nacer el remordimiento en el corazón de aquel hombre, quien, por una razón muy tonta, había discutido con su madre y se había distanciado de ella.

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Ahora venía a suplicar el perdón de Baba y a enmendarse bajo su protección y con sus bendiciones. Baba lo sabía todo sin que se lo dijera; le palmeó afectuosamente la espalda... Los sollozos continuaron. Baba le dijo: "El arrepentimiento mismo constituye una expiación. Vamos, deja de llorar... Yo iré hasta tu pueblo, lleva allá a tu madre y tendrán darshan juntos. Ve a buscarla de inmediato, antes de que yo llegue".

Se puede mencionar un sinnúmero de estos dramáticos casos como secuela de los discursos de Baba, hablar de las deudas que son pagadas, de ancianos padres que reciben ayuda por parte de sus hijos, de mujeres abandonadas que son acogidas nuevamente por sus maridos, de hábitos profundamente enraizados, como la bebida o el juego, que son abandonados para siempre. La misión de enseñanza apenas comienza, mas todo el que ha oído Su Mensaje puede visualizar claramente la importancia y significación de la declaración suya en el número inicial de El Eterno Conductor, la revista mensual que El inauguró el día de Shivaratri de 1958, el trigésimo segundo año de su carrera terrenal. "Este día parte el Eterno Conductor en su campaña en contra de la falsedad, la injusticia, la maldad y el mal; los secuaces del espíritu del egoísmo. Los Vedas, las Upanishads y los Shastras constituyen los regimientos de este ejército; la victoria que ha de ganarse es la del bienestar de todo el mundo. Cuando resuenen los tambores en medio de la alegría del éxito, la humanidad habrá alcanzado la felicidad, la Paz y la Bienaventuranza".

Los planes de la campaña ya se ven claramente delineados en el horizonte. El toque de clarín llamando a la gran tarea es el cuádruple programa de Baba de Verdad, Rectitud, Paz y Amor. Su plan es para la humanidad toda porque, dice, "en ninguna parte se menciona que la Gracia de Dios esté al alcance solamente de ciertas clases, razas o niveles de personas. Desde lo más pequeño a lo más grande que hay en el mundo, todos tienen derecho a ella. El Señor está en todas partes, en cada cosa. Puede ser realizado por medio de la práctica espiritual, por la práctica de la Verdad y el Amor. La Verdad es el más alto de los deberes y el Amor es el único camino hacia la Paz.

Baba ha asumido también la tarea de educar a los aspirantes espirituales y de corregir a los profesores y guías que, en su gran mayoría, se han desviado arrastrados por la ambición de nombre y fama, el deseo de tener éxito en la búsqueda del apoyo público o la transitoria gloria de la fama "internacional" o del renombre publicitario. "Pruébenlos a todos sobre la base de la sinceridad; vean hasta dónde ha renunciado cada uno, y no sólo en palabras, sino en hechos; sólo entonces acepten sus consejos e intégrenlos a su conducta y comportamiento diarios. La práctica es lo que vale y no la erudición", insiste. Esta Era de Sathya Sai que alborea está, en verdad, destinada a ser la Edad de Oro de la Humanidad.

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SAI SAD GURU Los devotos han logrado persuadir a Baba para que les otorgue el placer de darle la

bienvenida en sus propias aldeas y casas y poder adorarlo allí. En tales ocasiones, es muy natural que deseen que más y más gente pueda beneficiarse de su Divina Presencia y sus palabras. Baba a menudo accede a estas peticiones, de modo que muchos en Chitur, Trivandrum, Bombay y otros lugares han tenido la suerte de rendirle homenaje en forma personal. También son muchas las partes en que se ha dirigido a reuniones públicas, dándoles así a miles el placer único e inolvidable de escuchar su voz cautivadora y sus tonificantes palabras.

Baba siente igual Amor por todos y, por ende, no hace distingos entre aldeas o ciudades; de hecho, su respuesta es mayor, tal vez, cuando lo llaman devotos de alejados villorrios. Está tan a gusto en una gran mansión como en la choza de paja. Cuando viaja hasta las casas de sus devotos, se hace acompañar por un número mínimo de personas, ya que no le gusta imponer cargas y obligaciones en lo personal ni en lo pecuniario a sus anfitriones. Por supuesto, El puede perfectamente cuidar de sí mismo, de modo que no requiere de una comitiva. Es un hecho que su bondad y consideración hacia las personas que lo acompañan cuando viaja, hace que éstas lleguen a sentirse como cargas para El más que como ayudantes para hacer que su viaje y estadía sean confortables.

Hasta ahora Baba ha viajado varias veces por Tamilnadu, visitando Coimbatore, Trichinopoly, Tanjore, Salem y el resto de los pueblos, como Tinevelly. Ha ido varias veces a Hyderabad y ha viajado por los pueblos y aldeas de Telangana. Se ha dirigido a Ellora y a Ajanta con el objeto de mostrarlas a sus devotos, puesto que El no requiere de viajar a ninguna parte para conocer algún sitio... Puede describir cualquier lugar en sus detalles mínimos, sin estar realmente allí. Como se ha visto antes, ha estado en Delhi, Rishikesh, Kashmir, Mathura y Brindavan. También visitó Bombay, viajando en avión. Ha recorrido muchas veces la ruta costera oriental desde Madrás hasta los deltas del Krishna y el Godavari, deteniéndose en Nellore, Ongole, Guntur, Nuzvid, Chebrole, Rajahmundry, Peddapuram, Samalkot y Masulipatam, reuniéndose con sus devotos y con otros en cada uno de estos lugares. También ha ido hasta lugares muy lejanos, como Bhadrachalam y Aukiripalli. En Karnataka, Baba ha estado en Bellary, Hospet, Mercara, Mysore y ha pasado muchas semanas, de vez en cuando, en Madrás, Kodaikanal, Otacamund y Nandanavanam, en Whitefield, cerca de Bangalore.

Baba tiene un ojo atento a todos los puntos de especial belleza que surgen a la vista cuando viaja en su automóvil. Se detiene, entonces, en rincones tranquilos y umbrosos, donde la naturaleza es más bella, o junto a gorjeantes riachuelos que se deslizan entre las rocas, o en las alturas frente a las cuales se despliegan panoramas de lomas y valles; prefiere pasear junto a la orilla del mar, entre los árboles de las selvas o bordeando las plantaciones.

Hace uso de cada oportunidad para adarar las dudas que pueda haber en la mente de los devotos, porque la fe y la firmeza se desarrollan únicamente en el terreno de la convicción. Es así que los viajes de Baba se transforman en escuelas móviles para aquellos que tienen la suerte de formar parte de la partida. Cuando un devoto le mencionó una vez: "Oí que tu gira por Kerala fue muy agradable y maravillosa, y me entristece no haber

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estado destinado a participar", Baba le respondió: "Mantén la confianza y la esperanza de que en la próxima oportunidad que se presente puedas venir. Entretanto, escucha el relato de los que fueron y sé feliz".

Una palabra acerca del término "maravilloso". El devoto se estaba refiriendo a un milagro muy dramático y, en verdad, asombroso, que se produjo en Kanyakumari. Al atardecer, cuando el cielo se había vuelto un carnaval de rosados, púrpuras y naranjas y las nubes se habían decorado con orlas doradas, Baba se dirigió hada la playa y, rodeado de sus devotos, se puso a jugar con las olas de los tres mares que se unen allí. Cada una de las olas que rompían en la playa parecía más ansiosa que la anterior por tocar sus Pies de Loto y ofrecerle su propio homenaje. De pronto, como dándose cuenta del anhelo de los mares, Baba se detuvo mirando hada el agua y les dijo a quienes estaban junto a El: "¡Miren, el océano me da la bienvenida con una guirnalda!". En ese mismo momento se pudo ver una ola que se elevó majestuosa y avanzó solemnemente hada la playa, bañó los pies de Baba y se retiró; ¡imaginen la sorpresa y el asombro de todos cuando vieron, rodeando sus pies, una bellísima guirnalda de perlas que se mecía con el movimiento del agua! ¡Ciento ocho perlas translúcidas, cada una de ellas una gema de valor incalculable, unidas como cuentas por un hilo de oro! ¡Qué encantador lucía Baba! ¡El Avatar del Señor recibiendo una vez más el homenaje del océano!

Volviendo nuevamente a las discusiones que conforman los temas centrales del programa diario de Baba cuando está en Prashantí N!layam o en cualquier otro lugar, sería provechoso revisar la lista de los interrogantes que se plantearon aquel gran día en que el océano le rindió homenaje. "¿Es toda esta Creación nada más que ilusión?". "No. La ilusión es tomarla como creación; la ignorancia de su naturaleza real es ilusión". "¿Son verdaderas las epopeyas como el Ramayana y el Mahabharatha?". "¿Verdaderas? Ellas no dan sino una parte de la Verdad; por ejemplo, cuando ustedes hablan de Mí a otros, no pueden describirme plenamente, ¿no es cierto?". "¿Por qué tendría que descender Dios como hombre para restablecer la Rectitud? ¿No bastaría con su sola voluntad?". "Es evidente que ello puede hacerse por la mera voluntad, pero, ¿cómo podrían lograr toda esta dicha si Dios no viniera con forma humana?".

"Cuando se produce un pequeño disturbio local, basta con un policía para dominarlo; si el problema amenaza con convertirse en algo más generalizado, es enviado un inspector de policía; si se transforma en un motín, viene el superintendente de la policía en persona a disolverlo; sin embargo, cuando, como ahora, todo el género humano está amenazado con la ruina moral, aparece el Inspector General, el Señor mismo con su ejército de hombres santos y de aspirantes espirituales". °¿En qué lugar se produce la encarnación de un Avatar?". "En aquel lugar en que mejor pueda desarrollarse la práctica espiritual".

"¿Cómo.podemos saber que tú eres Sal Baba de Shirdi?". "Resulta dificil para ustedes. Cuando `fui' el otro día a salvar al hijo de Venkataraman, en el camino cerca de Bagepalli, éste no me reconoció en mi apariencia de viejo, me agradeció profusamente ¡y me tendió una moneda de una rupia! ¡Creyó que yo era un aldeano llamado Jodi Adipalli Somappa cuando le di ese nombre! Rama y Krishna son Avatares de! mismo Señor, mas sus características son diferentes. ¿Cómo podrían, entonces, darse ustedes cuenta de la identidad de este cuerpo físico y el de Shirdi? Aquellos que adoran a Sa¡ de Shirdi no lo han entendido, así como ustedes tampoco me han entendido a mí. ¡Sólo los que los han entendido a ambos pueden emitir un juicio!" Estos fueron los rumbos que siguió la conversación en la playa después de la ofrenda de la guimalda de perlas...

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Al día siguiente, cuando la partida llegó a Courtallam en camino a Suranda!, y se ubicó fuera de la casa Travancore para los cantos devocionales del atardecer, Baba invitó a los que estaban junto a El a hacer preguntas. Estas son las respuestas: "Yo estoy tras cada aspirante espiritual; ellos se vuelven para verme, pero, ¿cómo podrían hacerlo? ¡Sigo a sus espaldas! A veces, en un chispazo, les doy mi darshan por mi propia voluntad... Dios es Anadi (sin principio), pero ahora la gente pelea entre sí diciendo: 'Dios es nadi' (mío en telugu). En Jivaloka, el mundo de los seres individuales, están tanto el bien como el mal; en Pranaloka, el mundo de la energía Divina, hay sólo bien; en Atmaloka, el reino del Espíritu, ambos son iguales; en Paramatmaloka, el mundo del Alma Suprema Universal, no hay bien ni mal... No hay ateos ni malvados; todos tienen que alcanzar a Dios, tarde o temprano... Yo les perdonaré den faltas. Examinen primero si han seguido mi consejo y luego juzguen si mis palabras se han cumplido... En las escuelas hay pruebas que se aplican cada semana y cada mes, y hay exámenes trimestrales y semestrales. Sin embargo, sólo después de los exámenes finales se evalúan todas las notas y se anuncian los resultados y se les declara 'promovidos' o 'reprobados'. Empéñense en cada una de las pruebas y háganse dignos de la Gracia del Examinador... Pueden tanto destruir como desarrollar karma; las prácticas espirituales que llevan a cabo pueden quemarlo o crearlo... Los indios pueden aprender mucho de los occidentales. La gente de este país infunde miedo incluso a las mentes de los niños; se les dice continuamente: 'Te vas a caer... te vas a lastimar...'. No se entrena a los niños para que trepen a los árboles, para que naden o para que realicen cien actos útiles más. Se les advierte respecto de los fantasmas y de los ladrones y se les hace crecer en medio de un miedo mortal. Los niños deben aprender a valerse por sí mismos, a tener valor y entusiasmo".

"Hay tres etapas en la práctica espiritual: aquella en que la disciplina se vuelve continua y automática como la forma natural de vida; la de la fortaleza que se acompaña de tolerancia hacia los hombres, las cosas, las opiniones y los sucesos, y la del que se vuelve uno con el Señor en todo. Primero hay tres entidades: el mundo, el hombre y Dios; luego se reducen a dos: el hombre y Dios; al final, sólo queda Dios como los tres... Sólo estos dos: materia y conciencia, la naturaleza y Dios, hicieron posible esta creación. Vidwam Chowdhia toca cuatrocientas melodías con un violín de siete cuerdas y no con uno que tiene cuatrocientas, ¿no es as? La greda y e! agua hacen una vasija; Shiva y Shakti hicieron este Universo... Aquí no hay más que Brahmas; un Brahma pregunta, diez Brahmas escuchan, un Brahma responde y todos los Brahmas se sienten satisfechos... Cuando los rayos del sol se concentran con una lupa, producen fuego; cuando los rayos de la Gracia del Señor se concentran, encenderán el intelecto y quemarán y destruirán la mente... El Señor ha ordenado el sufrimiento, porque sin sufrimiento el hombre no se aferraría a Dios; es similar a la dieta y otras restricciones que ordena el médico con el fin de complementar el efecto de las medicinas... La fe llegará sólo si desarrollan hambre por Dios; un hombre que no siente hambre no disfrutará una comida... Para la meditación y la Repetición del Nombre hay algunos pasos que han de seguirse; la persecución de los ideales espirituales a la ventura de nada sirve... Si me preguntan qué es más útil, la meditación o la Repetición del Nombre, les diré: 'Aquello que induzca más fe en ustedes...'. En la Repetición del Nombre no deben moverse los labios ni la lengua; la repetición ha de ser mental. Radha es Dhara, la Tierra, Prakriti, la contraparte del Purusha. Radha es devoción, Adhar, que debe fluir como un Dhara o corriente ininterrumpida... Si se adhieren a la senda de Sathya, el fracaso no aparecerá como tal, ni parecerá miserable la miseria..." Las anteriores son algunas de las

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expresiones de Baba que hacen que un viaje o peregrinación con El sea un verdadero viaje de conocimiento para cada uno.

En cualquier lugar que Baba esté, da entrevistas al igual que en Prashanti Nilayam y confiere el don del consuelo, el valor y la fe de todos los que logran obtenerlas. También impulsa a los devotos a organizar cantos devocionales y a cantar en coro el Nombre del Señor. Es frecuente que El mismo les enseñe la forma de hacerlo. De este modo Baba se mueve de un lugar a otro haciendo que florezcan los corazones, derramando bendiciones sobre los afligidos y los sinceros, demostrando a cada momento con milagros que ha asumido esta forma humana para ti y para mí

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"YO ESTOY AQUI" El octavo día de setiembre de 1958 Baba estaba dirigiéndose a una numerosa

reunión de habitantes de Nuzvid y de los poblados circundantes en el espacioso recinto del Palacio de Elamarru. Comenzó diciendo que los hombres habían equivocado 21 camino y transitaban por apartadas y tortuosas sendas que los habían desviado de la meta. Sin embargo, es el hombre mismo quien tiene la facultad de reconocer el camino adecuado, de desandar sus pasos y de corregirse constantemente. Debe hacer uso de esta facultad de la introspección y darse cuenta de que sólo en la contemplación del principio divino están la Paz y el contento. Señaló que el origen del sufrimiento y la intranquilidad pueden remontarse hasta la carencia de valor y firmeza mental.

Y, repentinamente, su frase quedó en el aire, porque cayó pesadamente hacia atrás en el sillón en que estaba sentado, y quedó allí inmóvil y con el cuerpo rígido. Había "salido" de su cuerpo para llevar el consolador mensaje de "Yo estoy aquí" a algún devoto en situación apurada. Eran las 19.25. Se produjo un silencio sobrecogedor, la audiencia no atinaba siquiera a respirar... Se podía escuchar el tic tac de un reloj que estaba sobre una mesa. A las 19.30 retomó y reanudó su discurso diciendo: "Este es mi deber... En cualquier lugar que me encuentre, sea lo que fuere que esté haciendo, si un devoto llama, debo ir a socorrerlo". Después de estas palabras, continuó hablando por una hora sobre la relación maestro discípulo, el cuerpo como templo del Señor y las disciplinas necesarias para sublimar las pasiones del hombre.

El 24 de noviembre de 1958 había un Festival del Columpio en Puttaparti, como parte de las celebraciones del Cumpleaños de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba. El columpio colocado en el extremo oriental del salón se veía bellamente decorado con flores y Baba se había sentado en él ante las insistentes súplicas de sus devotos. Se entonaron canciones de imploración, se tocó música y algunos devotos les hablaron a los presentes sobre temas religiosos. De pronto, Baba escuchó un "llamado", cayó de espaldas sobre los almohadones y quedó "inconsciente" de lo que sucedía en Puttaparti. Había tenido conocimiento del problema de alguien en Hyderabad, como relató más tarde: el padre de un devoto que había sufrido un repentino ataque al corazón y estaba siendo subido a una ambulancia; Baba fue a darle su darshan y vibhuti, para retomar luego al columpio y al auditorio. Fue un asunto de sólo dos minutos y medio, pero, al igual que lo había expresado en Nuzvid, "tenía que ir"; "su deber", como lo denominó, "lo llamaba". ¡Cómo podría describirse la infinita misericordia del Señor y su infinito poder!

Esta misericordia ha sido demostrada, en estos años, de muchas maneras, aunque quizá la más dramática la constituye esta forma de "viaje" fuera del cuerpo que realiza. En una fecha tan temprana como 1940, cuando tenía apenas 14 años, solía causar la consternación de todos al "salir" sin previo aviso. La primera vez que sucedió, ¡se creyó que había sido mordido por un escorpión y que a ello se debía su inconcienda!

No es frecuente que mencione el lugar al que ha ido o que identifique a la persona que ha recibido Su Grada; no obstante, los casos en que ha relatado los detalles son tan numerosos que, con toda confianza, podemos consignar que estos "viajes" lo han llevado hasta la frontera de Assam, Cachemira, al Swiss Valley, al bosque de Nallamalai, a las costas de Bombay, además de otros numerosos lugares tanto en la India como en el

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extranjero. Algunas veces puede observarse que el cuerpo de Baba está haciendo distintos movimientos, como arrastrar, tirar, levantar, vendar o empujar. Más tarde puede que explique estos movimientos como parte de lo que estaba haciendo al salvar a una persona de ahogarse, de quemarse, de ser atropellada o de quedar aplastada. Contó una vez que había estado en Bolarum (mientras le hablaba a un grupo de devotos en la terraza de una casa en Muthukur) porque un jeep se había volcado y un devoto había quedado atrapado debajo de él. Baba corrió hacia él diciéndole: "¿Por qué temer si yo estoy aquí?"; lo sacó de abajo del vehículo y, como relató después de "retomar", se quedó a su lado hasta que "pasó un autobús de pasajeros que llevó al herido a un hospital".

Durante los disturbios en Hyderabad, la vida de un devoto estuvo en peligro y Baba "fue" en su rescate, y durante su "trance" llegó a golpear a varios que estaban junto a El en la terraza del Nilayam, y, como explicó más tarde, eso se debió al trato que le dio a los asaltantes en Hyderabad, con un efecto centuplicado, porque el devoto afectado relató que toda la banda huyó despavorida.

Un aldeano había peleado con su hermano por la repartición de ciertos productos, y vino a Puttaparti esperando poder quedarse allí y subsistir a costa de la caridad de los peregrinos. Baba lo reprendió por convertirse en una carga para otros, cuando con algo más de paciencia y de Amor habría podido seguir felizmente junto a su hermano en su propia aldea. Asegurándole que Su Gracia estaría con él en cualquier ¡ugar, lo envió de vuelta a su lugar de origen. El hombre tomó esto muy a pecho y pensó que Baba lo había rechazado, por lo que fue a tenderse sobre los rieles del ferrocarril en una noche oscura, esperando poner fin a su desdicha.

Mas la Gracia de Baba está en todas partes. "Corrió" hacia él y lo empujó sacándolo de los rieles justo a tiempo. ¡Los que lo rodeaban en Puttaparti podían verlo empujar algo pesado, ya que ésos eran los gestos que hacía! Además, Baba "volvió en sí" con una imprecación contra el aldeano que había interpretado tan tontamente su consejo. Bhimala, el protagonista de este caso, me contó más adelante que Baba lo había agarrado de la mano, después de empujarlo fuera de los rieles, y lo había hecho rodar por el terraplén. Después del hecho, volvió de inmediato a Puttaparti, con lágrimas de pesar y arrepentimiento en sus ojos, y luego partió a reunirse con su hermano. Bhimaia debe de haber sentido que el Dattatreya del famoso verso "Dattatreya capta instantáneamente todo sobre la renunciación y la sabiduría con compasión", era solamente cierto en lo que concemía a este Avatar suyo. Aun ahora, cuando algún devoto le pregunta a Bhimaia por qué puso a Baba en la situación de tener que realizar este viaje transcorporal y cómo pudo comportarse tan estúpidamente, baja la cabeza avergonzado y ruega que no se le haga hablar de algo que le resulta doloroso.

Ahora que toqué el aspecto de Dattatreya de Baba, me siento tentado a consignar aquí la experiencia de un amigo, un profesor de filosofía. Este mantenía contacto con un adorador de Dattatreya (símbolo de la unidad de la trinidad en la mitología hindú), discípulo de Gandhavali Brahma Cha!tanya Maharaja, quien lo dirigía en el estudio de varios textos. En una oportunidad, el devoto de Dattatreya le habló de Sr¡ Sathya Sai Baba como encarnación de esta deidad y le pidió que fuera a Puttaparti y recibiera sus bendiciones.

"Yo no puedo ir, porque ya soy demasiado viejo para un viaje así, pero tú deberías ir y obtener su darshan", insistió. El discípulo llegó a Puttaparti y cuando fue llamado por Baba a entrevista, se sorprendió al oír sus primeras palabras: "Ven y haz tu Namaskaram (saludo reverencial) ¡Este es el altar de Dattatreya para ti!". Dattatreya es exaltado en los

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Puranas como "Aquel que va a todo lugar en el mismo instante", respondiendo a plegarias, llamados y súplicas desde cualquier lugar, ya sea para intercesión o alivio, para dar fuerzas o socorrer.

Baba "deja" su cuerpo y va al lado del devoto en sus últimos momentos de vida y le da su darshan (Visión Divina). Una noche "partió" para darle darshan a una persona cuyo nombre dijo después de retornar. Cuando le dije: "De modo que esto sucedió en MuddanuC, me contradijo y manifestó: "No, no... la muerte se produjo por una falla cardíaca y la persona estaba siendo llevada a otra parte... murió en el camino". Más tarde, la carta del acongojado marido reveló que, debido a la falta de un equipo de oxígeno en el hospital local, la paciente tuvo que ser trasladada en taxi a otro lugar a treinta kilómetros de distancia, y había fallecido en el taxi musitando "Sai Ram...".

Una noche, en las colinas Horsley, caminando en el comedor, Baba parecía estar al borde de uno de sus "viajes", pero murmuró para sí mismo: "Aún queda algo de tiempo", y se dirigió hacia la mesa. En la mitad de la comida "partió" para otorgarle la gracia de su Divina Presencia a un moribundo. Hace algunos meses, mientras estaba en uno de estos viajes de misericordia, balbuceaba "Agua, agua", y lo repitió varias veces, de modo que quienes le rodeaban en Puttaparti llevaron un vaso de agua y lo apoyaron en sus labios. Pero El no pareció notarlo. Cuando "retomó", observó el vaso de agua y preguntó quién lo había llevado y para qué lo había dejado allí. Cuando se le dijo que El mismo lo había pedido, sonrió y comentó: "Si pido agua para dársela a un moribundo en algún lugar, también la traen aquí...".

Son extraños los caminos del Señor. Tal vez es por eso que Baba a menudo dice: "No gastes tu tiempo y energía tratando de encontrar explicaciones para mis actos. Entiéndanse primero ustedes mismos y su propia naturaleza. Ello les dará la pista incluso en cuanto a Mí".

Baba no necesita "trascender" el marco físico para aparecer en otro lugar o para aliviar a alguien. Hay veces en que, simplemente, se sienta muy quieto y mira ante sí con la vista fija, normalizándose en unos cuantos segundos... ¡Entretanto, el viaje y la comunicación de la gracia se han llevado a cabo! Un día, en medio de una historia que narraba para aclarar un punto, un relato sobre uno de los ministros del emperador Manú, Baba se "ausentó" por alrededor de diez segundos y, retomando, continuó con la historia. Sólo unos pocos de los más atentos notaron algo fuera de lo común. Al poco rato, alguien entró en la habitación y Baba le preguntó: °¿Recibiste el telegrama?". A1 parecer lo había recibido. "¿Qué dice? Que Prasad tiene una fiebre alta, ¿no es cierto?", preguntó Baba. El recién llegado no lo había abierto aún, de modo que se lo pasó a Baba y cuando este lo abrió, se supo que "Prasad" tenía fiebre y que su temperatura había subido hasta 40 grados. Pero Baba dijo: "No te preocupes en absoluto; acabo de estar allí, el niño está fuera de peligro". Según supimos, Prasad estaba en la casa del recién llegado, a trescientos ochenta kilómetros de distancia.

En general, sin embargo, no nos percatamos ni siquiera de estos pequeños signos de las misteriosas misiones de Gracia de Baba. El salva, protege y ordena aun mientras está hablando, cantando o yendo de un lugar a otro. Recuerdo una experiencia sobresaliente y única. Baba estaba en Prashanti N¡layam en su habitación. Estábamos con El unas doce personas, ocupadas en preparar ropa para su distribución a los menesterosos durante Navaratri. De pronto, Baba exclamó: "¡Parthasarati! Piensas que estoy con ustedes aquí, con estas tijeras y cortando tela, ¿no es cierto? ¿Sabes que acabo de ¿star en Madrás visitando a tu Kusa? El pequeño había desarrollado una difteria y tu hermano lo había

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llevado al hospital. ¡No te preocupes, querido, le he dado darshan y pronto estará bien de nuevo". Todos nos quedamos atónitos ante el anuncio y Parthasarat! cayó a los Pies de Baba, porque se sintió abrumado por esta evidencia de los poderes y la Gracia de Bhagavan.

Con su característico sentido del humor, Baba habla de sus milagros como de "sus tarjetas de visita". Vale decir, nos está anunciando por este medio que es el Señor mismo, el mismo Señor que llega instantáneamente a rescatar tantos devotos, el mismo Señor que se presentó ante quienes clamaron por su venida. En Su Gracia condesciende a entregar su "tarjeta de visita", simbólica credencial de Su Divinidad, incluso a los visitantes pasajeros que echan un vistazo llevados meramente por la curiosidad. Está en nosotros aprovechar la oportunidad y buscar en El la clave para la autorrealización. ¡Beneficiémonos de esta oportunidad!

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EL SARATHI En su misericordia, el Señor Krishna aceptó ser El Conductor, El Sarathi de Muna

mientras durara la batalla de Kurukshetra. Narayana se convirtió en el auriga de Nara: Dios guió las acciones del hombre.

Muna quedó atrapado en las redes del engaño justo cuando el deber le llamaba a la acción. "Mis brazos están exánimes; mi lengua está seca, el arco resbala de mi puño; soy incapaz de mantenerme de pie; mi cerebro es un torbellino". Se puso a llorar. Sri Krishna le reprochó que se dejara dominar por una debilidad tan indigna, por esa falta de hombría que no era propia de él. El discernimiento de Muna había sido dominado por el pesar y la ilusión, por el orgullo y la ignorancia, por un sentido del yo y lo mío. Krishna, quien es el Antharyamin (el Ser como la fuerza motivadora intema), procedió entonces a remover el velo del engaño y le enseñó el secreto de una vida exitosa, el yoga de la entrega y el desapego.

Resulta significativo que Baba haya bautizado la revista mensual que fue inaugurada en 1958 en Prashanti Nilayam como El Etemo Conductor, porque, al igual que Sri Krishna, El también ha descendido con el objeto de libramos del pesar y la ilusión engañosa, del orgullo y la ignorancia, y para restablecer la Rectitud en el mundo. El término "Conductor" representa la seguridad que nos da Baba de guiamos rectamente sólo con que demos el paso inicial de invitarlo a tomar en sus manos las riendas de nuestra vida. La palabra "Eterno" sirve para recordamos que éste ha sido el papel de Baba desde los albores mismos de la Creación.

Baba ha escrito cinco series de artículos que llevan por titulo Prema Vahini, Dhyana Vahini, Prasanti Vahini, jñana Vahini, Sandeha Nivarini (se refieren al Amor, la Meditación, la Paz Suprema, el Conocimiento y el último adara dudas de los devotos). Su lenguaje es un telugu simple, directo y familiar, de modo que cuando uno lee sus artículos puede imaginar a Baba mismo hablándole de manera íntima e inspiradora. Intercalando mudas preguntas entre sus postulados, estimula al lector a pensar por sí mismo los problemas que aborda; con ocasionales apelativos cariñosos como "Nay!na", "Babu" (diminutivo cariñoso), "Abbayi" (hermano), "Bangaru" (mi tesoro, o querido), nos hace sentirlo más cerca cuando nos instruye en el arte de la peregrinación hada Dios.

Baba ha escrito: "¡Cuán desgraciado se sentirá el campesino cuando las semillas que ha sembrado no crecen ni dan frutos! De igual manera, si las semillas, las palabras de Verdad que Yo siembro, no germinan en sus corazones, no se desarrollan en plantitas y en árboles cargados de frutos, tampoco Yo me siento feliz. Esa cosecha de Bienaventuranza es mi sustento. Este es el único servicio que necesitan hacerme. No hay nada que sea superior a esto. Si no desechan estas buenas palabras y verdades escritas para su bien, si las ponen en práctica y extraen así una experiencia de alegría, esa alegría es el alimento del que me nutro. Si llegan a actuar de acuerdo con mis palabras y las ponen cotidianamente en práctica, con gusto les diré más y más, porque ésa es la razón por la que he venido".

Baba ha dicho a menudo que El demuestra Su Divinidad a través de milagros y juegos Divinos únicamente para instilar era los hombres la fe necesaria para que lo escuchen y sigan sus sugerencias para su propia realización espiritual. Dedara que es el derecho de cada uno conocer este mensaje de su boca, de modo que cualquiera pueda

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acercársele sin vacilaciones ni temores. Su ansiedad por remover todas las dudas que puedan esconderse en las mentes de los que buscan su guía, su disposición para otorgarles tantas entrevistas como quieran para discutir problemas específicos de la práctica espiritual, no son sino evidencias de su Grada y Misericordia.

Hojear las páginas de El Eterno Conductor le revelará a cada lector el Poder, la Sabiduría y la Gracia de Bhagavan Sri Sathya Sal Baba. El nos advierte en contra del desprecio por los centavos por ansiar los billetes de alta denominación. "Manténganse vigilantes respecto de las pequeñas cosas, los cientos de pequeñeces por las que se dejan llevar a cada momento, se van anquilosando en hábitos y llegan a torcer el carácter y la personalidad. Ellas configuran la inteligencia, la visión, las perspectivas, los ideales y aspiraciones del individuo. Resistan a sus inclinaciones negativas antes de que ellas lleguen a esclavizarlos. Si hacen un esfuerzo sincero, es seguro que lo lograrán... Si alguno llegara a señalarles sus faltas, no discutan ni traten de probarle que está equivocado, ni le guarden rencor por ello. Reflexionen en su interior, examinen desapasionadamente la propia conducta, procedan a corregirse agradeciendo la oportunidad... Cuando alguien les cause algún pesar mental, no den paso a la ira; la ira es el enemigo número unto del discernimiento y la perspicada; siéntense en algún lugar aislado y hagan Namasmarana (Repetición del Nombre) por un rato, o entonen algún canto devodonal en voz alta, o, si ninguna de estas cosas les es posible, acuéstense a dormir". Tara cada uno de ustedes, la mejor garantía de la Verdad es la propia experiencia. No se dejen llevar por lo que otros hablan de sus experiencias, nada puede ser más genuino que la propia vivencia... Desarrollen valor, confianza, esperanza y entusiasmo, éstos les serán de provecho tanto en el campo secular como en el espiritual". "En todas partes el hombre está inmerso en preocupaciones y problemas... ¿es justo aumentar la agonía? El mar es borrascoso de por sí, ¿cómo pueden pensar siquiera en sembrar tempestades sobre él? Más bien aprendan a impartir sonrisas... ¿Para qué entristecer más al mundo con sus lamentaciones y el relato de sus infortunios?". "Sigan el camino de la oración y la meditación para aliviar sus propios pesares; sobrepónganse al sufrimiento y sean un ejemplo para los demás". Estas son algunas de las palabras de consejo que en su benevolencia nos ha impartido.

La eliminación de las tendencias, impulsos y hábitos perjudiciales y la estructuradón de un carácter no son sino los preliminares para la práctica espiritual. Y Baba ha dedicado una gran parte de sus instrucciones a la meditación, a la Repetición del Nombre y a la oración. Durante aproximadamente trece meses, sus artículos se refirieron a la meditación y a su "modus operandi", lo que El denomina "la rutina planificada". "Hagan meditación hasta que su mente quede bajo su firme control. Cuando la mente comience a vagar, tengan cuidado; no la sigan en sus vagabundeos para tratar de pillarla y castigarla. Manténganse quietos, no la sigan. Entonces volverá por sí misma una vez que esté cansada y exhausta, porque la han abandonado. La mente es como un niño pequeño; cuando la madre camina tras él y lo llama y muestra interés en lo que hace, el niño adquiere la confianza de ir un poco más lejos; pero si ella se detiene y retrocede alejándose de él, le sobrecoge el miedo ante esta muestra de abandono y vuelve atrás corriendo hacia sus brazos. De modo que no se preocupen por los vagabundeos de la mente, continúen con la recordación del Nombre y la meditadón sobre el Nombre y la Forma que prefieran y en la Forma que les parezca más efectiva. Así llegarán a realizar lo que desean en el fondo del corazón".

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Palabras de consuelo y de estímulo como éstas abundan en los artículos escritos por este Dakshinamurti (Maestro espiritual) de nuestra era. Porque, como dice, "en eras pasadas, algún grupo particular de personas o algún individuo que tuviera el monopolio de los medios de explotación y de esclavitud y el poder requerido para mantenerlos, podía ser responsable por la declinación del Dharma (el deber del hombre), y de ahí que el Dhamia pudo ser restablecido por los anteriores Avatares por medio de la destrucción de ese grupo de individuos. Ahora, sin embargo, la naturaleza demoníaca constituye un rasgo universal y, por ende, este Avatar habrá de producir una revolución en el carácter, las actitudes y la conducta humana y la gente habrá de aprender ciertas disciplinas". "La gente debe ser conducida hacia el camino que lleva a la Unidad, la Armonía y la Paz. La conciencia de que todo en el Universo es la manifestación del Señor, que es su base misma, el total de su contenido, la trama y la urdimbre, la fibra y el tejido de todo, representa un derecho de cada persona, sin que importe su raza ni su credo, su dase ni su casta. Ustedes, los de la generación actual, son en vendad afortunados de tener la posibilidad de contacto con el Avatar del Señor y la oportunidad de recibir la guía que El ha venido a dar".

Baba escribe enérgicamente contra aquellos preceptores o Gurúes que comprometen el ideal en aras de renombre y fama, porque uno de los propósitos de Su Advenimiento es el de conducidos de vuelta a la Rectitud. Baba condena el partidismo sectario y la parcialidad en el sacro Nombre de Dios. De hecho, no admite que Dios pueda alguna vez mostrarse celoso o enojado. "No crean en las descripciones del Señor que lo retraten como codicioso, interesado, iracundo, celoso o vengativo. El está por encima de toda mezquindad y todo regateo. El es Amor, Compasión y Paz. Si una vasija de néctar es golpeada con una piedra, puede que pierda el precioso líquido, pero ¿,se volverá amargo el néctar por ello? No, ¡jamás perderá su dulzura!". Baba personifica el Mensaje de la Armonía. "Cuando se describe la Existencia pura que todo lo penetra y todo lo abarca, tanto el tema como el método dependerán del punto de vista del que habla y del entendimiento del que escucha. Cuando es descripta por medio de atributos, recibe varios nombres y asume varias formas; cuando el aspirante espiritual llega a comprender que ella se sitúa más allá de todo atributo que pueda concebir la mente, se la describe como Brahman. Es así que todo disenso y toda pugna entre distintas sectas no será sino una rivalidad secular, a la que se sumen nada más que por el vulgar placer que ello les proporciona a las mentes inferiores", dice Baba.

El señala también que los renundantes merecen respeto únicamente si han renunciado a todo deseo, en especial al deseo de desarrollar sus ashrams. La atadura con el ashram se convierte para ellos en una carga; en lugar de desechar toda traba, estos gurúes se han uncido mucho más fuertemente ya al yugo de la vida mundana; se han degradado al nivel de las bestias de carga. Baba indica que la gente ha perdido la fe en la justicia Eterna y en la misma institución del renunciamiento, debido justamente a las actividades de este tipo de hombres que continuamente ejercen presión sobre la sociedad con el objeto de ganar fama y renombre. Este tipo de gurúes, dice Baba, instruyen a muchos discípulos, por lo cual deberían hacer un esfuerzo especial para ayudar a estos aspirantes a adquirir la perspectiva conecta y a lograr la plena inmersión en la contemplación del Señor.

Baba ha señalado también el error de investir al Gurú con un nivel superior al que le corresponde. Respeten al Gurú en cuanto es la persona que les señala el camino, que cuida de su progreso y está interesado en su bien, eso es todo. No lleguen a considerarlo omnímodo y todopoderoso. Sólo el Señor puede ser tratado y sentido como lo Universal.

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Baba enfatiza siempre la moderación; no aboga en absoluto por el ascetismo. Habla del cuerpo como un implemento otorgado por Dios. "Entiéndanlo bien, hagan que obedezca su voluntad, nunca cedan ante él ni se plieguen a sus exigencias caprichosas; entrénenlo cuidadosamente para que sirva al propio bienestar de ustedes". "Manténganse alertas para detectar los primeros signos de daño o decadencia. Manténganlo siempre en óptimas condiciones por medio de actividades disciplinadas". "Para curar las enfermedades del cuerpo, dan un resultado mejor que los medicamentos, una alimentación y un sueño moderados, una disposición de Amor hacia todos y una actitud de fortaleza para enfrentar el dolor y la ansiedad o el éxito y la buena fortuna. Incluso la capacidad de discriminación podrá ayudarlos a sobreponerse de las enfermedades si la aplican a sus condiciones físicas". Baba escribe a menudo en contra del matar de hambre al cuerpo, como lo hacen algunos aspirantes espirituales demasiado entusiastas, como también en contra del desatinado epicureísmo de aquellos que acatan los dictados del paladar que exige alimentos rajásicos y tamásicos.

Baba está muy lejos de condenar la vida del hombre de familia y, por el contrario, la denomina "el Gurú", porque es a través de las fatigas y agitaciones de la familia que la gente siente el anhelo de buscar la vida superior del espíritu. Dice que si no fuera por esos problemas, muchos no llegarían hasta El; sin embargo, una vez que han venido y que lo han conocido, se aferran a la Divinidad, ya sea que sus problemas hayan sido solucionados o no. Gradualmente llegan a sentir que no hay que darles la importancia que se les atribuye a estos problemas, los encaran con mayor valor y confianza e, induso, con mayor entendimiento. Ha escrito que la caña de azúcar debe agradecer que la corten, la piquen y la trituren, la cuezan y la cuelen, porque sin estos sufrimientos se secaría y no endulzaría ningún paladar. Del mismo modo, el hombre ha de recibir las dificultades porque sólo ellas harán que surja la dulzura de! espíritu interior. "Desean un adorno y van con un joyero al que le entregan la cantidad requerida de oro... Mas, ¿pasan noches insomnes preocupados por el fundido, el martillado y el tensado, el cortado y el moldeado al que el orfebre somete a su oro? ¿Por qué se inquietan, entonces, cuando el Señor, con el objeto de configurar una hermosa joya con ustedes, calienta y funde, corta y moldea y remueve la escoria en el crisol del sufrimiento?".

Baba es el Gran Sanador, el Restaurador de los espíritus desanimados, el Corrector único en su género. Insiste en la Verdad, porque la falsedad tiene a la cobardía como raíz. Ustedes le ocultan hechos a una persona sólo si le temen o la odian. La Verdad se asienta en la fuerza. Según Baba, va en contra de la naturaleza esencial del hombre el declarar debilidad o carenda de fuerza. A nadie le permite decir "soy pecador, nacido del pecado, soy un Alma pecadora". Cuando cualquier devoto, llevado por la contridón, apila denuestos sobre sí mismo, Baba de inmediato lo reprende: "Si yo he venido por tu bien, no deberías sentirte así", dice.

Baba hace equivaler debilidad con pecado y fortaleza con sacro; vale decir: "La debilidad es pecado; la fortaleza es sagrada". La fuerza física, la mental y la espiritual son todas esenciales, pero la fuente más importante para las tres es la fe en uno mismo, en el Espíritu Supremo dentro de uno; "recuerden eso y extraigan fuerza de allí. Mi misión es darles confianza en sí mismos, darles la fuerza que proviene de allí". El abatimiento es, como dice Baba, la causa primaria de la decadencia, de modo que todos deberían cultivar la cualidad de la alegría. "Para los contentos, la vida es un solo y largo festival". "La envidia corroe la vitalidad, se extiende como un veneno por todo el cuerpo. Dedíquenle todo, tanto

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alegrías como pesares, al Señor, ése es el secreto para lograr el contento, el más valioso de todos los tesoros".

Baba inculca el espíritu de servicio entre sus devotos, y durante el festival de Dasara, generalmente se dedica un día al servicio social, sus aplicaciones prácticas y la actitud de culto con la que debe prestarse. El habla y escribe sobre hacer el bien a otros en cuanto constituye, én último término, un favor para uno mismo. "Cuando Madhava (Dios) mismo desciende en forma humana para prestarle servicio a manaya (hombre), ¡cómo no habrá de estar feliz si el hombre se dedica también a ese servicio!". "Dediquen su tiempo al servido del mundo, sin considerar los resultados que produzcan". Sin embargo, Baba es muy escrupuloso en cuanto a la visión que ha de inspirar al aspirante espiritual que toma la senda del servicio. "Pese a que el servido a la humanidad es sagrado, no es provechoso sino cuando está inserto en el ideal superior del Servicio al Señor, cuando se comprende la presencia del Señor inmanente en todos y se lo adora en la forma de esas personas. Uno ha de tener plena fe en !a Divinidad del hombre y el, servido debe ser ofrecido en la ininterrumpida contemplación del Señor". "Usen el poder, el conocimiento y los logros que el Señor les ha concedido para mayor gloria del Señor, con sinceridad y sin fingimiento. Eso es el Servicio al Señor, sea cual fuere el campo de actividad o el área de deber en el que sean llamados a prestar servicio".

Es frecuente que Baba dedique un discurso completo a la explicación de la necesidad de la indagación y el cuestionamiento, en oposición a la fe ciega e irreflexiva. "Pueden hacerme cualquier pregunta, sin vacilar. Siempre estoy dispuesto a contestar. Sólo quiero gente que inquiera seriamente, llevada por el deseo de saber". Sin análisis y sin razonar, no puede ser aprehendido el verdadero valor de las cosas y no será posible la renunciación. A veces habrán de cuestionar inclusive el proceso de su investigación, porque puede que todo el tiempo se estén engañando a sí mismos, argumentando que todas sus acciones son buenas y puras, cuando una mente desprejuiciada pudiera condenarlas totalmente". Al igual que Sri Krishna, El también le señala a la gente: "Piensen en todos los pros y los contras; piensen también en la propia experiencia, y después formen su propio juicio; no se dejen arrastrar por lo que otros puedan decir... ¡ni siquiera por lo que Yo pueda decir!". "En las puertas de la Liberación o autorrealización, se encuentran tres centinelas dice Baba que los admitirán solamente si los convencen de la validez de los méritos que lleven. Estos son: contentamiento, paz espiritual y autoindagadón. Conque uno de eilos quede satisfecho, los otros dos ya no se mostrarán tan estrictos. De modo que cultiven ya sea contento, Paz o autoindagación. Básicamente todos ellos se interreladonan". "La autoindagadón llevada al ámbito de la experiencia resulta en Paz, vale decir, una Paz espiritual inalterable, o Bienaventuranza". "Pregúntenme respecto de alguna disciplina espiritual que anhelen emprender o alguna instrucción que puedan poner en acción de inmediato. Elijan algo que les beneficie", eso es lo que Baba pide de cada uno de nosotros.

Hay un trasfondo de urgencia en las órdenes que emanan de Baba, porque, como dice, el momento para emprender el camino de la práctica espiritual es ahora. °Iniden hoy la práctica que tiene que ser emprendida mañana. Inicien ahora la práctica que ha de ser llevada a cabo hoy". "Al igual que un niño debe comenzar con el alfabeto en una tierna infancia para que sea diestro en las artes y las ciencias cuando ingrese a la vida más adelante, así también el niño espiritual ha de comenzar de inmediato con el alfabeto y seguir adelante con los estudios; nadie puede vérselas con el abecedario en la vejez o en el lecho de muerte". "Con cada segundo se va acortando el período de vida; el momento que ha pasado ya no les pertenece, el momento que venga puede que no alcance a ser de

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ustedes; por ello tienen que desarrollar todos los esfuerzos ahora, en este mismo instante, para lograr la alegría eterna".

Entre los medios para lograr esta alegría eterna Baba menciona en primer lugar la Repetición del Nombre, pese a que habla y escribe sobre los tres yogas tradicionales y los tres sistemas filosóficos tradicionales. Baba ha venido para ponerle fin a todas las facciones y enfatiza la armonía entre estas escuelas y estos sistemas. "No voy a decir que karma (acción), conocimiento y devoción sean algo separado, ni los dasificaré como primero, segundo y tercero en orden de importancia, ni aceptaré tampoco una mezcla de los tres. Karma es devoción; devoción es conocimiento. Un trozo de azúcar posee dulzura, forma y peso, las tres cosas. Así también, cada acto individual del hombre orientado hada Dios deberá tener la dulzura de la devoción, la forma del karma y el peso del conocimiento". "El conocimiento es producto de la devoción y la devoción es impulsada por el karma, siendo el karma más noble la Repetición del Nombre, la oración y la meditación". "Una devoción intensa e incondicional lo lleva a uno desde estar siempre con Dios a pensar constantemente en la Gloria de Dios y de allí hacia absorberse en la conciencia de Dios". "Este constituye el resultado final del Bhakti Shastra. Sin embargo, el Advaita Sidhanta no acepta que éste sea el más alto estado. Por el simple hecho de que uno posea sarupya (la misma forma que el Señor), no podemos considerar que tenga los poderes de creación, preservación y destrucción que el Señor posee. Sólo cuando desaparece toda traza de diferencia se alcanza la unidad; es entonces cuando ocurre la unión con Dios. Esto puede suceder sólo por la Gracia Divina, no puede exigirse como recompensa al esfuerzo". "El Señor también puede conceder el conocimiento de Brahman al devoto. Puesto que el Señor de todo y el universo de nombres y forras no son dos entidades separadas, El puede remover el velo que El mismo ha puesto". "Una cosa y su naturaleza son lo mismo. no dos cosas distintas. ¿Es posible ver la naturaleza separada de la cosa, como la dulzura separada del azúcar, la luz separada del sol? Del mismo modo, Bhagavan posee dos características; cuando hablamos de ellas como de dos, se les conoce como Purusha y Prakriti, pero en realidad son una. Prakriti en Bhagavan es inmanifestada, inseparable y conocible únicamente por la experiencia, como la dulzura en el azúcar. Por su sola voluntad, esta Prakriti envuelve a Bhagavan y el Cosmos es el resultado. Esa única Existencia es la base o conocimiento tanto para lo universal como para lo particular, para la totalidad como para las partes aparentes. Este Cosmos total manifestado surgió de la Realidad Inmanifestada, Indivisible, Plena, y sin embargo, no hay mengua en su plenitud".

Baba adara los más intrincados problemas filosóficos de manera fácilmente comprensible y quien lo escucha o lee puede ver la solución en un chispazo de iluminación que surge de una parábola, una metáfora, un símil o un epigrama que sintetiza lo que, de otro modo, constituiría una disertación de una hora. En resumen, Su Advenimiento tuvo lugar por el bien de ustedes y mío, para moldeamos a todos como disciplinados aspirantes espirituales, porque, como El dice "el mundo podrá lograr Paz y prosperidad sólo a través de personas que tengan el corazón puro y cuyas mentes estén libres de prejuicios, de pasiones, de lujuria y codicia, ira y envidia". Que tengamos la suerte de ser bendecidos por Su Grada para que podamos contamos también entre las filas de estas almas disciplinadas.

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LA MISIÓN INICIADA Las miles de personas que asistieron a la celebración de Dasara en 1960 deben de

estar recordando aún las emocionantes declaraciones que Baba hizo sobre Sí Mismo y Su Misión en sus discursos. El primer día, durante la celebración del Día de Hospital, Baba expresó que era una pérdida de tiempo y de energía imponerle incomprensibles y abstrusas doctrinas vedánticas a la gente sencilla y sin instrucción: es de necios recomendarle extenuantes ayunos y vigilia. Los maestros y guías espirituales debe hacerlas avanzar lentamente desde el nivel en que están, animándolas para dar un paso cada vez, para abandonar un mal hábito después de otro y para alargar los períodos de oración y meditación.

Baba habló en tres días consecutivos sobre Sí Mismo y Su Misión, porque la recitación y la explicación que hizo Vidwan Dupati Thirumalachariu del poema en telugu "Sri Sathya Sal Gita" le dio la base y el trasfondo necesarios. Declaró que había vuelto de nuevo para proclamar la misma doctrina de la acción sin interés por sus frutos y de entrega total a Dios, y dijo: "Del mismo modo en que las nubes ocultan la gloria del sol, así las nubes de la duda y la ilusión ocultan Mi Gloria a su entendimiento". Quería que, como Arjuna, todos los hombres desecharan ahora el engaño y confusión surgidos de la ignorancia y se liberaran así de los grilletes del yo y lo mío. "Amor es la simiente, devoción es el brote, fe el fertilizante, compañías espirituales la lluvia, entrega la flor y fusión el fruto", declaró.

"Todos ustedes son más afortunados que los hombres en generaciones anteriores, porque ustedes me tienen a Mí como guía y guardián, cuidándolos y advirtiéndoles cuando equivocan el rumbo. Aprovechen del mejor modo posible esta oportunidad única; no anden saltando por todos lados como sapos que ignoran el loto que florece junto a ellos, sean mejor como abejas que llegan de todas partes a beber el néctar hasta sacarse". Palabras como éstas, vibrantes con la autoridad del Señor que los llama a todos para refugiarse en El, manaban a raudales en cada uno de los discursos de Baba. "La 6e constituye su propia recompensa, porque revelará la Verdad. Si consideran que Ushna fue un pastor, no sólo están rebajando a Krishna a la calidad de boyero, sino que también a sí mismos. Piensen en El como el Señor residente en el templo de sus corazones, y El actuará como el Conductor de cada uno". Ha dicho también: "No nieguen al Señor, ni duden o vacilen en reconocerlo ya que se ha puesto tan fácilmente al alcance de sus oraciones".

"No les es posible aprehender el significado pleno del Avatar o resistir su esplendor total sin un período de preparación, y por ello es que les revelo sólo pequeñas cantidades de gloria, como la creación de ceniza, etcétera", dijo un día. "No, no está en mi naturaleza pregonar atractivos para lograr que la gente venga a Mí. Yo derramo alegría sin ningún propósito en particular y es debido a esto que me deleito en los milagros". Otro día, levantando el telón que oculta su Divinidad a nuestros ojos, declaró: "Hay algunos ignorantes que, en sus comentarios sobre Mí, dicen que tengo una doble personalidad: la mayor parte del tiempo Divinidad, pero humanidad el resto del tiempo. Sin embargo, deben tener fe en lo siguiente: yo soy, siempre y permanentemente, de una sola característica, un solo ser. Dios no cambia ni se transforma. Les estoy diciendo esto porque entre nosotros

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existe un vínculo espiritual superior y no sólo una mera conexión casual de visitante y visitado".

Otro día habló en tono más conminatorio: "Debo prevenirlos a todos ustedes una vez más contra los falsos maestros y los gurúes engañadores. Hay muchos de ellos que andan por ahí imitando el estado de Bienaventuranza, simulando que caen en éxtasis divinos y prometiendo comunicar este éxtasis a quienes los rodean. Durante estos 'éxtasis' disertan, cantan y bailan, en lo que llaman la danza de Krishna. Sólo merecen un severo castigo como pago a sus esfuerzos. Manténganse alejados de ellos". Después anunció: "Pronto comenzaré a ocuparme de desenmascarar a estos impostores y a darles el castigo que se merecen".

En el Día de Gurú Pumima (Festival del Gurú) de 1961, en Mysore, Baba llamó a sus devotos y seguidores a mantenerse alerta frente a todo tipo de gurúes y los previno en contra de cualquier signo de codicia, egoísmo, orgullo, envidia o hipocresía que detectaran en ellos. Dijo: "Ha llegado el tiempo de llevar a cabo una limpieza de gurúes que siembran malos ejemplos entre los discípulos, contra los 'renundantes' que compiten entre sí en la acumulación de comodidades y en la adquisición de renombre". "Pronto me dedicaré a esta tarea, ya que es uno de los propósitos para los cuales he venido". Señaló que los renunciantes que hubieran eliminado todos sus vínculos con el mundo y quemado sus naves, no deberían celebrar su cumpleaños; no deberían acosar a los pudientes importunándolos con sus peticiones de donativos y fondos ni explotar el egoísmo de sus seguidores otorgándoles pomposos títulos y encomiando sus logros espirituales; una vez que se comienza a relajar la estricta disciplina prescripta para los monjes, nada podrá detener su inevitable caída. La restauración del Dhamma (la Verdad practicada) requiere que el Dhartna (la Acción Conecta) del renunciarte sea lo primero en corregirse, puesto que es él quien atrae el respeto de todos hacía sí y quien predica el ideal espiritual. Si él transige y resbala, la re¡¡~ gión se vuelve objeto de burla para todos.

La misma Voluntad Divina resonaba en los discursos que Baba pronunció durante las celebraciones del Cumpleaños, en noviembre. Dirigiéndose a la vasta asamblea de los aldeanos de Puttaparti, dijo: "Por más de veinte años han estado viendo solamente la Luz, pero no han aprovechado el calor porque no se han preocupado por acercarse. Mas yo sabía que ese día habría de llegar y que en ese momento dejarían de lado las dudas y la ilusión engañosa, para reconocer el camino hada la Paz y la Felicidad. Créanme, este Puttaparti muy pronto se convertirá en Tirupati. Miles de yoguis, de monjes y aspirantes habrán de venir hasta aquí en los años futuros y obtendrán consuelo y salvación. Desde aquí emanará el restablecimiento de la justicia Divina".

El Día de Mahashivaratri enfatizó el aspecto universal de su mensaje y declaró que había venido para toda la humanidad. "No hay nadie en este mundo que no me pertenezca; todos son míos; puede ser que no invoquen mi Nombre ni Nombre alguno, pero aun así son míos".

El significado y la importancia de estas expresiones se hicieron evidentes sólo en Coimbatore, cuando Baba instaló la efigie de mármol del anterior Avatar, Sai Baba de Shirdi, en el famoso Mandir de Naga Sai. En verdad fue una ocasión histórica ese 26 de febrero de 1961. El templo de Naga Sal se llama así por el hecho de que Sai de Shirdi le dio darshan a innumerables devotos como Naga o cobra, que se levantó en medio de un montón de flores, escuchó por horas los cantos e incluso posó para que la fotografiaran antes de desaparecer. Este milagro se produjo diecisiete años atrás y, desde entonces, el Mandir ha servido a las necesidades espirituales de miles de habitantes de la dudad de Coimbatore y

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de las áreas circundantes. Esta fue la primera ocasión en que Baba instaló formalmente, para el culto diario, una imagen de su manifestación previa, de modo que los devotos esperaban ansiosos algún pronunciamiento importante acerca de este tema.

¡Y no fueron defraudados! Baba dijo: "Es realmente gracioso que yo esté instalando esta imagen de Mí mismo... ¿no es ase Lo estoy haciendo por una razón muy valedera. Este día merece ser inscripto con letras de oro, porque este acto representa la inauguración de una Nueva Era, la Era de Sathya Sal, la Era en que Sayi se convertirá en el residente eterno del corazón, la fuerza motora interna de todos. El único ejemplo similar de un Avatar instalando una imagen del Señor es el de Rama colocando el Ishwaralingam en Rameswaram. Esto lo realizó como paso preliminar de la destrucción de Ravana y de los Rakshasas (seres demoníacos), la divina tarea de la eliminación del mal. Ahora lo estoy haciendo como preparación para otra tarea de los avatares: el establecimiento de la Rectitud en el mundo".

¡Realmente una dedaración trascendental y memorable! ¡Palabras que anuncian la Nueva Era de Amor y justicia, de Paz y Unidad! ¡Toque de clarines llamando a la humanidad a reunirse bajo los pendones de Sathya Sal!

No es de extrañar que la recepción que se le dio a Baba en Udumalpet al día siguiente de esta trascendental declaración, fuera magnífica. También allí, Baba exhortó a la gente a participar en el grande e inminente resurgimiento del Dharma (vivir en la Verdad y ser consciente de que todo es Uno).

Baba ha dicho a menudo que la santidad de un lugar de peregrinación es proporcional a la devoción que lleven en sí los devotos y a la sinceridad de las oraciones que pronuncian ante el altar. No obstante, cuando Baba mismo visita un templo o lugar de peregrinación, el efecto es más profundo: viene a ser como el recargar una batería agotada, conectándola al Generador mismo de toda la Santidad. Baba ha declarado que es así y que el propósito de que El se detenga ante ciertos santuarios es el de incrementar su eficacia espiritual. Por ello, resultó reconfortante oír que Baba programaba una gira a Ayodhya y a Benares, después de una corta estadía en Madrás. El 23 de marzo, Baba se dirigió a una multitudinaria reunión en el estadio de Ferrocarriles de Perambur, y la arrobada atención con la que esta asamblea escuchó toda su alocución hizo que el doctor B. Ramakrishna Rao, gobernador de Uttar Pradesh, que presidía la reunión, declarara: '"todos estos días me había sentido muy triste, porque, pese al notorio progreso en los campos económico y cultural después de la Independencia, no se observaba mucha alegría ni contento, ni solidaridad ni Amor en esta tierra, por la carencia de énfasis, en la vida diaria de la gente, en la moral y la disciplina espiritual. Hoy día, empero, he recobrado la esperanza. Esta multitudinaria reunión, la bienvenida que le tributaron a Baba y la atención con que han estado escuchando sus palabras, me han indicado que el progreso moral de la Nación está asegurado".

El doctor Ramakrishna Rao invitó a Baba a Lucknow y, cuando estuvo allí, les permitió a los habitantes del lugar asistir a los cantos devocionales en el Raj Bhavan, dándoles la oportunidad a muchos de ser bendeddos por Baba y ser iniciados por El en los primeros pasos hacia una vida superior. Algunos pocos afortunados supieron de Su Presencia por una serie de sucesos milagrosos, que atrajeron a más buscadores hacia El. También habló ante una asamblea en el ayuntamiento, bajo el auspicio de las Organizaciones Sal de Andhra, Tamilnadu, My5ore y Kerala, cuyos miembros pensaban que debían rendirle honores... posiblemente porque Baba provenía del sur de la India. Mas, como Baba lo expresó en una oportunidad, Dakshinamurti (deidad que preside los

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esfuerzos del hombre por adquirir Sabiduría) no tiene nada que ver con Dakshinapata (de dakshina, regalo, pago, retribución). Y fue así que Baba les aconsejó a dichas asociaciones desechar los prejuicios regionalistas e instaurar, en lugar de varias, una sola asociación de gente buena empeñada en llegar a ser mejor, a través de oración, meditadón y servido hechos sistemáticamente. Puesto que la sugerencia tenía tras ella la Divinidad de Baba, la asociación única se constituyó sin demora y Baba mismo inauguró este nuevo capítulo de Armonía, Unidad y Fraternidad espiritual en Ludcnow.

Desde Lucknow Baba siguió viaje a Ayodhya, acompañado de un pequeño grupo de devotos. Les fue señalando los varios lugares asolados con el Ramayana y los puntos santificados por sucesos divinos. Indicó que la devoción se encontraba aún profundamente implantada en los corazones de la gente de la zona, porque le era posible escuchar un incesante Ramanama que provenía de ellos. Visitó el templo de Rama y dijo que lo que se encontraba en lo Ilimitado se encuentra sin mengua ni mezcla también en la limitada forma o naturaleza individual, sólo que el poder ha de ser nutrido constantemente por medio de los rituales prescriptos, la sinceridad de las oraciones, la santidad de la atmósfera y la pureza de los devotos que allí se reúnen y de los sacerdotes y monjes. "La gente adora al Señor como si este existiera únicamente en Ayodhya o Dvaraka y en ninguna otra parte. Esto es un error. El está en todas partes y limitarlo es negar su Gloria. Todo esto va disminuyendo gradualmente la eficacia del sitio sagrado y ésta puede ser incrementada únicamente por más y más sinceridad entre los devotos o por el Señor mismo mediante su Gracia".

Baba bendijo a los devotos en las riberas del Sarayu y, más tarde, los guió hasta el templo de Hanuman construido en el territorio que, de acuerdo con la leyenda, le fue otorgado por Rama mismo para que pudiera establecer un reino en el que resonara para siempre la recitación del Nombre de Rama. Baba distribuyó el alimento consagrado del templo entre los devotos, agregándole, según dijo, el alimento bendito de Sal Rama al Saketa Rama (Saketa, otro nombre de Ayodhya).

Desde Ayodhya, Baba siguió a Samath en la misma noche, por automóvil, y el 22 de abril, El y su grupo visitaron el antiguo templo de Visvanata en Benares, templo inmortalizado por la historia y la leyenda, tanto en música como en poesía, en la épica y en los Puranas, por poetas y santos, el gran santuario de Visveshwara, el Señor del Universo. El lingam de este templo ha sido bañado reverentemente por miles de peregrinos durante miles de años con las sagradas aguas del Ganges; Benares misma es considerada una tierra sagrada cada pulgada de su territorio, y morir allí supone ponerle fin a toda la miseria del nacer y el morir.

Estar con Baba dentro del santuario representó, en verdad, una experiencia única y elevadora, puesto que El es Shiva mismo, como lo saben aquellos que han podido tener un atisbo de su gloria. Y todos esperábamos que Baba haría algo, algún milagro, para exaltar lo sacro del santuario, para neutralizar la decadencia causada por el egoísmo y la duda.

Baba observó el ceremonial del agua del Ganges sobre el lingam y la recitación de los mantras tradicionales. Luego, como impelido por una decisión súbita, se adelantó, y "materializando" la ceniza sagrada de Kailasa en su palma, la aplicó en tres gruesas líneas sobre aproximadamente tres cuartas partes de la redondeada forma, haciendo que brillara con su esplendor peculiar. Otro milagro aguardaba aún, porque a continuación "creó" algo de pasta de sándalo con un aroma y una consistencia que no eran de este mundo, y, dándole una forma redondeada, la aplicó en el centro de las franjas de ceniza. Los sacerdotes y otros lo observaban estupefactos, aunque nosotros sabíamos que Baba estaba llevando a cabo un

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ritual que implicaba una importancia y una profundidad mucho mayores.de lo que su admiración podía aprehender. Luego, con otro giro de esa Divina Mano, Baba "materializó" una joya de valor incalculable, que envolvió el santuario con su fulgor cautivante. Se trataba de un símbolo del Pranava Om (el sonido primigenio) engastado en piedras preciosas, con rubíes en la circunferencia, brillantes que formaban las tres líneas de ceniza, corñalinas en el centro de la ceniza para representar el punto de sándalo, esmeraldas artísticamente talladas como hojas de bilva, conformando una verde orla para el Pranava Om y, por sobre todo el Pranava mismo, un brillante luminoso sobre un clavel de oro. Los devotos empezaron a cantar y el coro del Om Shivaya resonó y despertó ecos en todos los ángulos del templo. Baba colocó el Pranava sobre la pasta de sándalo que ya había puesto sobre el lingam y pidió que se llevara a cabo el Arathi. Todos los que observaron esta ceremonia aquella mañana en el más histórico de los templos de la India no podrán olvidar jamás esta escena sublime.

Baba le indicó entonces a cada uno de los miembros de su comitiva que llevara a cabo el baño ceremonial a Visvanata con el agua del Ganges, con el fondo del canto de mantras sagrados, como el Sri Rudram. También los condujo al templo de Annapuma y al de Visvanata, en el campus de la Universidad de Benares. En este último, Baba procedió a explicar las tallas y las esculturas, puesto que sólo El sabe de los detalles no consignados por escrito de los incidentes puránicos y védicos que se representan allí.

El 3 de abril, Baba se encontraba en Alahabad, bendiciendo el sagrado Triveni Sangam con Su Presencia y vertiendo con su propia mano las sagradas aguas de la confluencia de los tres ríos (el Ganges, el Yamuna y el Saraswathi) sobre los peregrinos. También visitó el Sarasvati Kupa, el templo de Hanuman y el Akshaya Vata (jardín o patio cerrado; jardín Eterno, Imperecedero), original, mencionado incluso por Huen Tsang, dentro del fuerte, por el lado de los muros que dan al río Yamuna. Baba volvió a Puttaparti el 8 de abril, deteniéndose por un día en Tirupati, para presidir allí celebraciones en honor de Thyagaraja. En este lugar habló sobre la adoración a las imágenes, porque ello constituyó el tema de todos sus discursos durante su gira por el norte de la India. "El aspirante no debería ver la piedra, que no es sino la sustancia material de la estatua, sino al Chaitanya (Dios como la conciencia vital) que le es inherente, al que simboliza, al Chaitanya que también él lleva dentro de sí y que satura, anima y trasciende la Creación entera. Sólo así resulta significativa y benéfica la adoración de las estatuas y de los templos". "Son muchos los que se burlan de los que adoran imágenes y condenan este culto como una superstición ciega. No obstante, la razón es desmentida por el testimonio de la experiencia real. Todos los argumentos que pueda fraguar la lógica, todas las tretas que pueda formular la dialéctica resultan impotentes para anular el efecto de esa evidencia interna. La imagen no es meramente un aditamento, artefacto u objeto externo, forma parte del mecanismo interno de la realización. Si el culto se lleva a cabo con la confianza de que la estatua está saturada de conciencia, puede llegar a dar la Bienaventuranza Suprema".

Después de permanecer sólo una semana en Puttaparti, Baba partió hacia los montes Nilgiris, donde la gente había esperado por mucho tiempo el honor de darte la bienvenida y de servirle. Toda la región de los Nilgiris, desde el más pequeño de los villorrios hasta la mayor de las plantaciones, se unió en el reverente homenaje. Baba aceptó visitar las aldeas cercanas, y la sinceridad y simplicidad de los campesinos resultó tan conmovedora que incluso los más antiguos devotos se sintieron emocionados y admirados. Baba mismo lo expresó. En una reunión pública en Utacamund, dijo: "Aquí la gente está llena de devoción y la devoción los ha dotado de humildad, disciplina y fe". En cada aldea,

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Baba exhortó a la gente a complementar sus esfuerzos para ganarse la vida con el esfuerzo de ganar también el sustento espiritual.

Las Nilgiris, a las que Baba bautizó "Las Montañas Sagradas", cayeron a Sus Pies, y ese espíritu de entrega fue bien sintetizado en la canción compuesta y cantada por un anciano campesino en Achanakal: "Vengan, hermanos, este pobre refugio, esta estrecha y precaria choza, no es un hogar; nuestro hogar es eterno y vasto como el mundo, se encuentra en las riberas del Chitravati y su nombre es Prashanti Nilayam, la Morada de la Paz". Podríamos también citar un canto de Badaga, en métrica popular, que los aldeanos de lthalar cantaron con entusiasmo: "El ha venido, ha venido el Señor a bendecimos, rodeado de un halo dorado como el del sol. Se encuentra aquí en medio de las montañas, coronado de plata lunar. Viaja por todas partes, subiendo y bajando por los abruptos caminos, para llegar a tocar a cada corazón desanimado, en ciudades, pueblos y aldeas, asegurándoles: No teman".

Aún estando en las Nilgiris, Baba estaba programando una gira a los Himalayas e informando al respecto a los devotos que había elegido para formar parte del afortunado grupo. Luego regresó a Puttaparti vía Madrás e Hyderabad, en la primera semana de mayo. La visita a Badrinat había sido mencionada por Baba tres años antes, en una sesión de cantos devocionales realizada en las arenas del Chitravati. Había dicho entonces que iba a conducir a los devotos hasta el lugar en el que llevaba a cabo austeridades, y ello nos dejó perplejos, ya que era la primera vez que hablaba de prácticas ascéticas asociadas con su carrera terrenal. Al menos yo me sentí algo confundido, porque hasta entonces había estado convencido de que Baba no realizaba prácticas de austeridad, ni aquí ni en ninguna parte, ya sea corporal o incorpóreamente... Pero no insistí en el asunto ni traté de obtener alguna respuesta suya.

Antes de terminar el mes de mayo, la visita se concretó, se hicieron los planes y fueron elegidos los que formarían parte del grupo. Baba los saludó a todos con su darshan en Alwarpet, Madrás, el 7 de junio, y los envió por tren a Delhi, donde prometió recibirlos personalmente, puesto que se proponía volar a la capital al día siguiente.

El tren arribó a Delhi con cerca de seis horas de retraso, y cuando los hambrientos, cansados y aturdidos devotos llegaron finalmente, encontraron a Baba derramando alivio y consuelo y la fuerza de su sonrisa y su matemal solicitud. Al día siguiente, en Hardwar, el gobernador de Uttar Pradesh, el doctor Ramakrishna Rao, se unió a Baba, ya que también él había programado una visita a Badrinat. El 11 de junio, Baba y Su Excelencia asistieron al Arathi de la tarde a Gangamatha (La Madre Ganges) en el Brahmakund; la vasta asamblea de peregrinos recibió el darshan de Baba en ese lugar sagrado; Baba bendijo a los sacerdotes y monjes con ceniza sagrada que materializó, y esparció gotas de las sagradas aguas del Ganges sobre los que lo rodeaban.

Esa noche, Baba reunió a los devotos que 1o acompañarían a Badri y les recordó el privilegio único que habían ganado: "Tienen la buena suerte de dirigirse con la Forma Manifestada hacia lo Inmanifestado, en tanto que, habitualmente, la gente le reza a lo Inmanifestado inmanente en la naturaleza rogándole que se manifieste ante sus ojos para que puedan lograr los frutos de su disciplina espiritual". Quedamos conmocionados de alegría ante la revelación. Luego procedió a describir con lujo de detalles el santuario al que nos conduciría, tal como si conociera cada recodo y rincón del área sagrada. Cuando reveló que allí Narayana estaba representado haciendo penitenda, y explicó que debido a ello se le denominaba Badarikashram, comencé a ver la luz, y la duda que me había asaltado a orillas del Chitravati tres años antes respecto de "las austeridades de Sathya Sai Baba" se

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desvaneció en una llamarada de alegría. Baba habló también de los santuarios subsidiarios situados en Badrinat y sus alrededores y de algunos aspectos desconocidos de su carácter sagrado. Por ejemplo, no hay ningún libro guía que haya publicado la información de que Sankaracharya trajo cinco lingams desde Kailasa y que instaló uno en cada uno de los siguientes sitios: Badri, Pura, Sringeri, Dwarka y Chidambaram; hecho que Baba nos reveló esa noche. Puso en cada corazón el espíritu de oración, de hermandad y de servido que debe caracterizar a los peregrinos.

Desde Hardwar a Badrinat, una distancia de casi trescientos kilómetros, cada pulgada del terreno está saturada de penitencia y oración, de ascetismo y aspiraciones; mito, leyenda e historia han tejido narraciones sobre sabios y santos en tomo de cada sitio, relatos de sacrificios y de prácticas espirituales, de renunciación y de severas pruebas. Al peregrino se le muestran los lugares donde hicieran penitencia Shiva, Parvati, Rama y otros dioses, donde Parasurama llevó a cabo ritos expiatorios, donde Narasimha aquietó su ferocidad, donde Arjuna ganó sus armas, Kama sus poderes y Narada su vina (instrumento musical); lugares donde Kanva alimentó a Shakuntala y donde Narada recibió el Ashtakshari. Es un camino estrecho y tortuoso, cortado en la pared del acantilado que se eleva encajonando las rugientes aguas del Ganges, el Alakananda, allá abajo. La partida acompañaba a Baba llena de fe y de confianza, sin pensar en las dificultades que acechaban tras de cada recodo. Ni avalanchas ni derrumbes podrían detenerlos. Baba había anunciado que las lluvias serían detenidas hasta que la partida retomara a Rishikesh y las nubes obedecían. ¡Fue su voluntad lo que hizo que el grupo volviera sin un rasguño siquiera!

La fila de automóviles, jeeps y autobuses subió el serpenteante camino y llegó a Devaprayag, la confluencia de los ríos Bhagirat¡ y Alakananda, cerca del mediodía. Uno de los propósitos de la gira que Baba había planeado era instilar en la mente de sus devotos y, a través de ellos, de otros, la fe en las escrituras que hablan de la santidad de algunos lugares. Baba enfatiza siempre la fe en las escrituras como de igual importancia que la fe en Dios. Fue así que le indicó a cada uno que se sumergiera en las sacras aguas antes de seguir viaje a Srinagar, la antigua capital de los rajás de Garhwal. Allí, el grupo se quedó a pasar la noche.

La gente de Srinagar que sabía de la llegada de Baba se reunió por miles para darle la bienvenida y, en la noche, organizaron un programa de danzas tibetanas y de Pahadi que describían la sencilla alegría de los fuertes montañeses. Baba los bendijo y le otorgó a cada uno de ellos la grada de su darshan.

El día 13, los vehículos siguieron hacia joshimat, donde termina el camino transitable para automóviles y desde donde la partida tuvo que seguir a pié hasta Badrinat, a treinta kilómetros de distancia. Ese día, Baba se detuvo en Nandaprayag, famoso lugar de reunión de aspirantes espirituales, y ordenó a los devotos que se bañaran en la confluencia de los ríos Alakananda y Nandakini. Joshimat es el lugar en el que Sankaracharya escribió sus célebres comentados sobre las Upanishads, el Bhagavad Gita y los Brahmasutras; es también la sede de invierno de la orden religiosa que estableció en Badrinat para contrarrestar el decadente mahayanismo que amenazaba con infiltrarse por el Paso Mala, en los Himalayas, a sólo once kilómetros de distancia de Badri. ¡Quién sabe si el viaje de Baba hasta Badri no estaba destinado a detener el siniestro peligro para la justicia Divina que amenaza ahora infiltrarse por la misma ruta y desde la misma dirección!

El 14 de junio muy de mañana fueron cargados mulas y caballos con el equipaje, se aprestaron los "dandis" para los de mayor edad y la partida se alineó entusiasta detrás de Baba, quien los guiaría a todos a lo largo de la sagrada senda. Treinta kilómetros...

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kilómetros de sendas estrechas cubiertas de guijarros y piedras que habían sido desgastadas y suavizadas por el paso de millones de piadosos pies; llenos de escarpadas subidas y de bajadas que producían vértigo; sembrados de zonas de avalanchas que eran anunciadas visiblemente en grandes letreros a lo largo de la ruta. La maravilla de los picos nevados se alzaba en el horizonte, la algazara de las aguas del torrente no abandonaba el oído. Anchos glaciares bajaban por los valles hasta el mismo Alakananda; manchones de nieve cruzaban la senda de los peregrinos; una corriente de peregrinos provenientes de todas partes, comunicándose con el lenguaje de la hermandad, aunque sus palabras no sonaran muy conocidas; había peregrinos que avanzaban resueltos apoyados en un solo pie, los andanos e induso los decrépitos subiendo con su fe como único bastón, algunos patéticamente aislados en los "dandis" arrastrados por sudorosos montañeses, otros balanceándose impotentes en "kandis" montados sobre la espalda de hombres fuertes, algunos montados sobre ponis que trotaban por el peligroso borde del precipicio ajenos a su precario apoyo.

Baba caminó, durante el primer día, la distancia de dieciocho kilómetros hasta Lam Bagar y se detuvo para pernoctar allí. El día 15 se cubrió la distancia restante antes del mediodía, pese a la escarpada subida de la ruta. Los devotos persuadieron a Baba para que montara a caballo, mas para su gran decepción, desmontó al poco rato y reanudó la marcha a pie. Baba estuvo animándonos a cada uno a lo largo de todo el arduo recorrido, alerta a descubrir signos de extenuación; les ordenó a algunos que subieran a los "dandis", a otros, que montaran en los ponis, a unos que refrenaran su entusiasmo y a otros que bebieran algo de agua, incluso para algunos llegó a materializar el infalible específico: ¡ceniza sagrada! Obviamente, no hizo esto sólo para los miembros de su grupo. Hubo muchos que estaban sentados exhaustos al borde del camino y Baba se dirigió a ellos, reviviéndolos con su dulce mirada y palabra y su ceniza sagrada.

Una imagen quedará siempre viva en mi memoria: Cerca de dos kilómetros antes de Lam Bagar, Baba se sentó sobre una roca con sus devotos en tomo suyo escuchando atentamente una historia de los Puranas con que nos estaba refrescando antes de la escarpada subida que nos esperaba. La corriente de peregrinos seguía por la senda, muchos siguieron de largo demasiado concentrados en sus propias alegrías o pesares como para reconocer al Señor a primera vista. Una mujer, no obstante, se acercó, vio y fue conquistada. Se desvió hacia Baba y cayó a los Sagrados Pies; había tenido el sexto sentido de reconocer que esos pies eran santos. Se trataba de un Alma aventurada y descubrió que Baba iba camino a Badrinat, de modo que, pese a lo extenuada que estaba, solicitó ser incluida en la partida que acompañaba a Baba... Y, ¿qué creen que le contestó Baba? "Has obtenido tu darshan aquí; yo te estaba esperando para d elo. ¿Qué esperas obtener allá si vas conmigo? Vete y sé feliz, ll a este alimento contigo". En verdad, nadie puede acercársele sin su sin su Divinidad.

El 15 y 16 de junio fueron días más bien tranquilos, al permitirle Baba a los devotos que llevaran a cabo los rituales que prefirieran en el templo de Badrinat, ya que El estaba ocupado con entrevistas con las autoridades tanto civiles como militares, y miembros del patronato del templo, todos los cuales habían oído de su Divinidad y venían a obtener su darshan. El día 17 en la tarde, Baba asistió al Arathi en el templo, y de ahí fue conducido al hospital de Badrinat para que inaugurara la unidad de rayos X recién instalada. El Avatar del Señor, cuyos rayos X penetran hasta los más oscuros recodos de nuestros corazones y ante quien nada permanece oculto, apretó un botón para sacar la primera radiografla del interior del médico que dirigía el hospital, quien insistió en ser el primer paciente.

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El día 17 fue, en verdad, el día de días, elegido por Baba para reinsuflar eficacia espiritual y recargar las baterías gastadas. Durante la ablución ritual de la mañana en el santuario, Baba, que estaba sentado de cara a la estatua, materializó una bellísima imagen del Narayana de cuatro brazos, con el loto, la maza, el disco y la concha, una imagen de suprema perfección en la hechura, sublimando quizás en esa forma el esplendor o poder de Narayana, cuya imagen estaba ante El. Al instante siguiente creó un loto de oro, uno de mil pétalos, hermoso más allá de lo imaginable. Todos nos preguntábamos por qué habría materializado el loto, mas antes de que nuestro asombro pudiera expresarse siquiera en un suspiro, Baba hizo girar nuevamente su mano. Esta vez apareció un lingam en su palma, evidentemente, el mismo que Shankaracharia había instalado derítro del templo de Badri. Lo colocó en el centro del loto y luego, colocando tanto el loto como la imagen sobre una bandeja de plata, Baba se retiró hasta el salón donde estaba el grupo.

Aquí Baba indicó que se entonaran cantos devocionales, y mientras se cantaba la alabanza de Narayana, se levantó del suelo, diciendo: "Ahora consagraremos nuevamente este lingarp". Mostró el lingam a cada uno, acercándolo a cada persona y señalando lo translúcido del material y la forma de un ojo (netra) que había sido misteriosamente incorporada en su interior. Lo llamó el Netralingam de Ka¡lasa. Material¡~ zando un recipiente de plata lleno de agua salada (del Gangotri, como lo anunció), El mismo realizó la ablución ritual a la estatua mientras los devotos recitaban Sri Rudram Narayana Suktam y Purusha Suktam durante toda la ceremonia.

Después de la ablución ritual, Baba materializó ciento ocho hojas de bilva de oro, que cayeron centelleando de su mano a la bandeja de plata bajo ella... ¡Nuevamente giró la mano! ¡Esta vez la lluvia consistió en un motón de flores thume, con el rocío aún fresco en ellas, pedacitos de fragancia cortados con esmero de miles de pequeñas plantas tropicales! El ritual se completó, a nombre de todos los presentes, por el doctor Ramakr¡shna Rao, en tanto que los devotos recitaban los mantras apropiados. El Netralingam fue devuelto al nicho secreto en que Sankaracharya lo instaló mil doscientos años atrás, según nos explicó Baba, porque había desaparecido repentinamente, cuando, con el término del ritual descripto, se cumplió el propósito para el cual había sido sacado. Había sido cargado con una potencia inmensa y el templo fue así consagrado nuevamente por la Forma Manifestada misma. En concordancia con su misión de la promoción de la fe en las Escrituras, Baba ordenó a todos los miembros de su partida que realizaran ofrendas a las almas de los muertos ese mediodía, en Brahmakapal.

Baba insiste siempre en la necesidad de recordar con gratitud a los padres, puesto que ellos son los responsables de nuestra existencia, por todas las oportunidades que uno ha recibido para empeñarse en el ascenso hacia la salvación, por toda esta alegría de las prácticas y las charlas espirituales. "Pese a que las almas que ya han partido pueden no estar realmente en los mundos donde ustedes las ubican ni estar esperando ansiosas las ofrendas que les hacen; es su deber honrarlas, recordarlas cada vez que se sientan felices o animados, y ofrecerles un homenaje reverente", es lo que Baba ha repetido a menudo. Fue así que cuando los devotos se dirigieron a Brahmakapal, el lugar sagrado en que se presentan las ofrendas especiales de Badri Narayana a las almas de los muertos, Baba mismo fue con ellos y bendijo a cada uno mientras se realizaba la ceremonia.

Había algunos en el grupo que, de acuerdo con las estrictas reglas prescriptas por los Shastras (Escrituras o Códigos Morales o religiosos) estaban impedidos de realizar las ofrendas a los fallecidos; Baba, graciosamente, los reunió y los llevó hasta el río Alakananda para un ritual que había concebido para ellos. Del impetuoso torrente, Baba

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sacó un vaso de agua, mas por obra de la Divina Alquimia de la mano, esa agua se había transformado, aun mientras levantaba el vaso, en un cubo de vibhuti con el místico símbolo del Cm grabado en un lado. Baba golpeó suavemente el vaso y, ¡oh maravilla!, sobre el agua flotaban ahora muchos granitos de ti], que se considera esencial para todas las ceremonias dedicadas a las almas que han partido. Llamó a los devotos individualmente, les vertió el agua del Alakananda en la palma y les indicó ofrecerla a los muertos como referente y agradecido recuerdo.

El comité del templo de Badrinat le dio la bienvenida a Baba en una reunión celebrada en el templo esa tarde. La presidió el doctor Ramakrishna Rao, quien también tradujo el discurso de Baba al hindi. La audiencia de tres nvl personas constaba principalmente de peregrinos, además de los habitantes y comerciantes de Badrinat. Baba les habló de los cinco lingams traídos por Sankaracharya y de lo sagrado de Badri. Dijo que el Señor es la Encarnación del Amor y puede ser alcanzado sólo mediante el cultivo del Amor; y que así como todas las partes de una figurita de azúcar son igualmente dulces, todos los que, de acuerdo con los Vedas, se han originado "de la cara, los brazos, los muslos y los pies del Señor Supremo de mil cabezas" están igualmente saturados de Su Presencia y del Amor que es Su Naturaleza. Baba describió las pruebas y tribulaciones de los peregrinos, los gastos y lo extenuante de la peregrinación. Les pidió a los habitantes de Badrinat que de la continua corriente de hombres y mujeres aprendieran algo de la fe en Badrinarayana que los impulsaba a todos a hacer tal sacrificio. Quería que no los engañaran ni esquilmaran, sino que los trataran con la mayor hermandad y bondad.

En la noche, Baba hizo arreglos para que fueran alimentados en forma realmente generosa todos los mendigos que rodeaban el templo. La escena nos hizo recordar los momentos de la comida que se sirve durante Dasara en Prashanti Nilayam, porque Baba mismo les sirvió dulces a todos los que estaban en cuclillas al borde del camino y luego le entregó a cada uno una manta o su equivalente en dinero, ya que se agotó rápidamente la provisión de ellas que tenían las tiendas de Badrinat.

Así, en el corto período de tres días, Baba se había convertido en el centro de todas las miradas, y cuando partió, en la mañana del día 18, la gente le recordó su promesa, hecha el día anterior, de que visitaría frecuentemente el lugar en los años venideros, y lo acompañó a El y a su grupo durante un buen tramo del camino hacia Hanuman Chati. Habiendo llegado a joshimat el día 19, Baba retomó en automóvil a Hardwar el día 21, visitando en el camino el ashram "Andhra", en Rishikesh.

Cabe mencionar aquí que el grupo, de aproximadamente cien devotos, la mayoría de los cuales eran de bastante edad y no muy fuertes, había podido pasar por el apretujamiento y zarandeo de autobuses, las marchas y ascensiones en las alturas de los Himalayas, soportando el dima hostil y comiendo alimentos desacostumbrados, y a pesar de eso regresando felices y contentos, sanos y salvos, sin atraso alguno y más frescos que cuando partieron, sólo por la siempre presente y todopoderosa Gracia de Baba.

Desde Hardwar, Baba siguió hacia Nainital, donde mucha gente esperaba su arribo. A todos les dio valor y consuelo y guía espiritual durante las entrevistas que concedió. También visitó Gita Satsang, institución espiritual fundada por Swami Vidyanandji, donde fue recibido con un discurso en hindi. Baba les habló a los aspirantes de Nainital sobre el valor de la concentración, citando una estrofa del capítulo 18 del Gita, donde Krishna le pregunta a Arjuna: "¿Has escuchado esto, oh Parta, con la mente centrada en un solo punto?". Partiendo del mismo verso, Baba sacó la condusión de que el Gita, tanto entonces como ahora, está destinado a la eliminadón de la ilusión engañosa nacida de

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la ignorancia y el apego a lo falso por lo verdadero, lo transitorio por lo permanente, la fuente del sufrimiento por la fuente de alegría.

De regreso en Puttaparti el 4 de julio, Baba les describió a los devotos el ritual llevado a cabo en Badri, como también los incidentes de la gira. Les dio la sagrada agua de Gangotri que materializó por segunda vez en Puttaparti. Quería que los que fueron de peregrinación a los lugares sagrados demostraran en su conducta diaria que esa santidad había entrado en sus corazones y transformado sus palabras y actos. "Sankaracharya dijo instaló a Narayana en Badri. Cada uno de ustedes ha de instalar ahora a Narayana en su corazón".

Mientras estaba en Badri, Baba les había escrito una carta a los devotos en Prashanti Nilayam: "Estén siempre recordando al Señor, repitan su Nombre, ya sea por escrito o pronunciado, ya sea meditando en El con el rosado, o ante una estatua o fotografía; esa constante permanencia en el Nombre de Dios es en sí misma 'todos los lugares santos', 'todas las aguas sagradas', 'todos los santuarios famosos'. Cuando la mente ha llegado a ser sublimada así, brilla en ella la plena gloria de Badri; la peregrinación a Badri es una pérdida de tiempo y de enerva si la mente no ha sido convenientemente domada. De modo que no deben preocuparse porque otros estén allá y ustedes aquí. Narayana está junto a ustedes, con ustedes; ¿por qué engañarse entonces persiguiendo al Narayana invisible? Sean firmes, entusiastas y siempre alegres". De hecho, Puttaparti es el mismo Badrinat para todos los que tienen ojos para ver y conciencia para reconocer.

Por lo tanto, procedamos a instalarlo en nuestros corazones, o, mejor démonos cuenta de que ya está aquí, dirigiendo, de acuerdo con su plan, cada uno de nuestros pensamientos, palabras y actos, y que esto nos permita, cory plena conciencia de nuestra buena suerte, estar siempre llenos de seri~no contento.

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PARA TI Y PARA MÍ De este modo hemos llegado a las últimas páginas de este libro, querido lector,

juntos tú y yo. Espero que haya aumentado tu interés en la peregrinación que cada uno ha de emprender forzosamente hacia Dios. Baba ha pasado, hasta ahora, tan solo treinta y nueve años en la estructura humana y nos ha asegurado que va a seguir habitándola por aproximadamente sesenta más. Durante el festival de Dasara de 1961 dijo que había iniciado la labor para la que ha venido. Por ello los capítulos siguientes de la vida de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba están destinados a ser aun más inspiradores y elevadores. Dios quiera que un número cada vez mayor de hermanos y hermanas se reúna para alcanzar esa inspiración y practicar esa enseñanza.

Ha llegado la Era de Oro de la redención humana. El esplendor de su alborear ya pinta con dorada gloria las nubes del horizonte de Oriente. El género humano está despierto. El sol circundará todo el mundo. "Vine dice Baba porque los hombres buenos del mundo, los piadosos y los sabios, los monjes y los aspirantes espirituales, los Gurús y los santos me anhelaban ansiosos". ¡Que los buenos y los justos se regocijen!

También podrán regocijarse los malvados y los falsos, los cobardes y los crueles, porque El, en Su Misericordia, los asistirá para que vuelvan a la sagrada senda. Baba dijo un día: "Si les cerrara la puerta a los pecadores, los caídos y los renegados, ¿a qué otra parte podrían ir?".

Tú y yo no tenemos excusa ahora para contentamos solamente con mapas y guías, con el estudio de casos de famosos inválidos que se curaron por sí mismos o con voluminosos libros que confunden el cerebro. ¡El ha venido! Dattatreya, Dakshinamurti, Dhanvantar!, todos en uno; tan amoroso como la Madre, tan estricto como el Padre, tan sabio como el Maestro, tan Omnividente como Dios.

¿Y qué es lo que pide de nosotros? Que comencemos en este mismo momento con

la disciplina que se necesita para la vida buena, como las prácticas espirituales para sublimar los impulsos y los instintos.

¿Con qué ofrendas hemos de acercamos a El? Ni siquiera con las hojas, flores, frutos y agua prescriptos como lo mínimo. No, ofrezcamos Verdad, Rectitud, Paz y Amor, o al menos, el esfuerzo por alcanzar los cuatro o uno de ellos. La sinceridad en el empeño por mejorar, eso basta. "Ofrece en las hojas del cuerpo la flor de la mente fragante de humildad, el fruto del corazón maduro con rituales y dulce como el jugo de compasión, posesiones o riquezas y renunciación o desapego y el agua de las lágrimas que brotan por la Bienaventuranza; eso es suficiente", dice Baba.

Quiera El, la Fuente, la Corriente y el Mar, El que lo impregna todo, El que lo abarca todo, El que lo anima todo, la Verdad, la Bondad, la Belleza, concedemos a todos la fuerza y la perseverancia para viajar hacia El.