La Tierra Negra continúa su implacable avance por el...
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La Tierra Negra continúa su implacable avance por el continente deKisea,arrancandolavidaasupaso.LaOrdenKariteassehahechoaúnmásfuerte,anexandonuevosreinosasusfilasbajo laamenazadeunpoderquepocosalcanzanacomprender.
PreasMor,convertidoenejemploeinspiracióntraslosacontecimientosdelabatalladeTalderan,respondealapeticióndeayudalanzadaporelvecinoreinodeMarder.AllíseuniráalAbrigodeGan,lagrancoaliciónde reinos forjada para hacer frente a la sombra, a tiempo de librar laúltimaydefinitivagranbatallaquedecidaelfuturodetodos.
Mientras, Árgoht Grandël se encuentra retirado en lejano Desierto deSal,ajenoatodocuantoacontecemásalnorte.Perosupresenciaallínoescasualyprontodescubriráquenadaensuvidacarecedesentidoyhasta lamáspequeñagotapuede formarun ríoque loarrase todo.ElDestino lo llama de nuevo a ponerse en marcha, esta vez con unacompañíainesperada.
Sinsaberlo,suspasosestánapuntodecambiarelcursodelaHistoria.
«EraimposiblepredecireldevenirdelosacontecimientosenelmomentoenelqueelAdalidasumiósurolenaquellosdíasoscuros.Apartirdeaquelinstante,todoeransombrassobrelaHumanidad.Delos
pasosyelfuertebrazodeunsolohombredependíaeldestinodetodos».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,EdgorMundensen,capítuloXII.
PRÓLOGO
«Karestienesuspropiosagentes,personasespecialesque
sirvenasuspropósitosaunsinellossaberlo.Estosson
especialmentevaliososasusojos».
Po’karatan.Capítulodiez.Anónimo.
Ella era una superviviente, unamujer acostumbrada a salirse con la suya. YadesdeantesdeingresarenlaOrdenKariteas,conapenasdoceaños,habíatenidoquedemostrarlo.
Solo llevaba dos días en la ciudadela deArkame cuando habían intentadoviolarlaporprimeravez.Habíallegadoallítrasdeambularporlasciudadesmáspequeñas,conformándoseconcualquiermendrugodepanqueecharsealaboca,migajasqueledabanlosmercaderesqueseencontrabanconellaenelcaminoolosbardosquesedirigíanalacapital.YesqueArkamesehabíaconvertidoensu objetivo prioritario.Confiaba en que allí encontraría un futuromejor, dadoquesuspadreslahabíandejadodesvalidaensupueblonatal,Oritoi,vendiéndolaporcuatromíserasmonedas.Escapardeaquellonohabíasidofácil,peroloquehabíavenidodespués,tampoco.
Fueenunanocheenlaqueseperdióenlazonaportuaria.Lehabíandichoqueporallíhabíaunaorden religiosaquealimentabaa losdesamparados,quelesayudabaenloquepodía.Laoscuridadselehabíaechadoencimasindarcon
el lugar que le habían indicado. Solo encontraba callejones cada vez máslóbregosqueapestabanapescadopodrido.Enesemomentotopóconunjovenquepasabaporallíconunapesadatúnicanegra.Dehecho,casichocócontraél.
Losiguientequerecordabaeraqueseencontrabatumbadaenelsuelo,conlacabeza ladeada apoyada contra un charco de lodo maloliente que estabaensuciando suensortijadopelonegro.Mientras se retorcía, tratandodezafarsede unos brazosmuchomás fuertes que los suyos, susmanos encontraron unapiedradepuntasafiladas.Sinpensarlo,laagarróygolpeócontodassusfuerzaslasiendelhombrequetratabadeforzarla.
Unúnicogolpe.Losojosdelchicoseenturbiaronycayódesvanecidosobreellamientras un reguero de sangremanaba de su nariz. Aunque era una niñapequeñayahabíavistoensuvidamuchosmuertos,por loquesupoenseguidaqueaqueleraunodeellos.
Conunempujónsequitóelcuerpodeencimaysepusodepie,aúnconlapiedraenlamano.Enesemomentoescuchóunospasosapagados.Unhombre,atraído por el ruido, apareció tras una esquina y la vio allí, jadeando por elesfuerzo, la cara salpicada de sangre y el pelo revuelto. No hizo ningunapregunta. Ver al muchacho caído con los pantalones bajados le dio todas lasrespuestasquenecesitaba.
Eraunhombreadulto,peronomayor,alquelapequeñanoconocía.Alverloacercarseapretólapiedraconfuerza,dispuestaadefendersedeunnuevoataque.
—Tranquila,niña.Novoyahacertedaño.Apesardeaquellaspalabrasydelaposturarelajadadelhombre,Sheranose
confió. Al verla, él comenzó a reír mostrando unos dientes perfectos. Lassombrasleimpedíanapreciarlosdetallesdesurostro,peroparecíamuyapuesto.Parasusorpresa,sesentóenelsueloavariosmetrosdeellaycruzólaspiernas.
—Notemasnada,pequeña.¿Cómotellamas?Laniñatardóunpocoenresponder,aúndudosa.—Shera.Elhombrelaobservóconintensidad,comosiestuvierabuscandoalgoensu
alma.Laniñabajólapiedra.Noparecíaquetuvieranadaquetemer.—Desde el más poderoso rey hasta el más infame de los asesinos, todos
tenemosunapellido.ElmíoesBester,¿cuáleseltuyo?Sheraodiabaelnombredesufamilia,elnombredeaquellosque,agobiados
portenerdemasiadasbocasquealimentar,habíanoptadoporquitarsedeencimaalaúnicaniña,suhijamenor,laúnicaque,enclenqueymenuda,noservíapara
trabajarlatierra.Losodiabaporsucobardíaypordejarlaenmanosdehombresoscurosydesconocidos.
—Ante’i.MellamoSheraAnte’i.Lamaestra sabía cómonegociar conunhombre, sobre todo siocupabaun
puesto de poder, como era el caso. Estaban reunidos en una pequeña sala deambiente opresivo cuyas paredes, cargadas de tapices, parecían querer caerencimadelasdospersonassentadasenella.
—Sabes que tu pueblo no resistirámucho—dijoSheraAnte’imientras sellevabaaloslabiosunacopadevinoqueyaibaporlamitad.
El reyArthur Clem guardó silencio unos instantes.Miraba a Shera y ellasabía que no podría negarse a su ofrecimiento. Obviaba a propósito eltratamientodecortesía,sabedoradesuposiciónsuperiorrespectoaél.ElreinodeDertiessolohabíaempezadoanotarlosefectosdelaTierraNegra,perosabíaque pronto viviría lo que otros antes que él: el hambre, la desesperación, laduda…laguerra.
—Noestoysegurodequerecibiroshayasidotanbuenaidea,Maestra—dijoelrey.
Solo tratabadeganar tiempo.Sheraestaba seguradequeyahabía tomadounadecisión.
—ElDaño avanza cada vezmás deprisa, lo sabes. En el último año lo hahechomásquenuncahaciaelnorte.HoriasyFerrakisyahanentendidoquesuúnicasalidaesunirseanosotrosenlabúsquedademejorestierras.Lucharemosporloqueesjusto.Losreinosdelnortesiguencerrándonoslaspuertas.Nuestramiradaestápuestamásalládelasmontañas.
—Osrepetís,miseñora,peroreconozcolaverdadenvuestraspalabras.—Sepuso en pie con la turbación plantada en el rostro—. La situación puededescontrolarse en cualquier momento y no hemos recibido noticias de losmensajerosenviadosabuscarayuda.Empiezoatemerquenuncavolverán.
SherasonriómientrasArthurledabalaespalda.MuchosdeesosmensajeroshabíansidointerceptadosporlaOrdenparageneraresaincertidumbre.
Elreyseapostóenunapequeñaventanadesdelacualpodíaverlaciudadasuspies,lasaúnverdesllanurasquelarodeabanyelríoMar-Eranor,queveníaamoriralTarAmnirtrasrecorrermuchoskilómetrosdesdelaslejanasmontañasOron-oth.Elairecálidodelveranoagitósuscabellos.Sheranopudoresistirseaobservarsusanchasespaldasysusbrazosfornidos,apenasocultosporlatúnicaelegantequevestía,promesadeemociones íntimasencualquierdormitorio.A
pesardeserunhombremaduro,suporteeraeldeunguerreroysucabelloaunnohabíaencanecido.Labarba,perfectamenterecortada,reforzabaesasensación.
SheraAnte’ireprimióelimpulsodeofrecerensacrificioaaquelhombreasudiosKaresysecontuvodelanzarloporlaventanamientrasestabadesprevenido.No sería un buen elemento de persuasión si quería queDerties se uniera a suejército.Seguardóparasí lasonrisaqueamenazabaconsubirasuslabios.Encambio,guardósilenciomientrasArthurledabavueltasalestadodelascosasyllegabaporsímismoalaconclusióndequenoteníamejoralternativaquelaquelaOrdenleofrecía:unirseasuejércitoylucharpornuevastierrasypastos.Másalládelasmontañaslascosasaúnestabanenorden,segúntodoslosindiciosynoticiasquerecibíandesusinformadoresallíinstalados.
—¿Notieneremedio?—preguntóArthur.—SupongoqueterefieresalDaño…—Enefecto.¿Nosepuededeshacer?¿Nohaynadaquepodamoshacerpara
defendernosdeesemal?—SoloKares tiene la respuesta a esa pregunta.Esnuestrodeber acatar su
voluntad y aceptar sus designios sin cuestionarlos.—Abrió los brazos en unampliogesto,comosiquisieraabarcartodaTheraconellos—.Estaessuformadecomunicarseconnosotros,dedecirnosquehallegadosuhora,el tiempoenque los hombres nos postremos ante Él y lo aceptemos como el único diosverdadero.Essupalabra.
Arthursegiró.—Si hago esto es por mi pueblo, no por adorar a ningún tipo de dios,
Maestra.Shera se puso en pie muy despacio. El resplandor de la gran chimenea
encendida en el centro de la sala se reflejó en sus ojos negros, incapaz deiluminarsuprofundaoscuridad.Supielmorena,típicadelosorientales,brillabaconuncandordoradoenaquellaspocaszonasen lasque la larga túnicanegraquevestíaladejabaalavista.
—No tiene sentido seguir discutiendo, Arthur Clem. He expuesto misargumentosconclaridad.Vuestraeslapalabraahora.
Ysinmás,lediolaespaldaalreyysedirigióalapuertaconpasodecididosabiendoquehabíadejadoasuinterlocutorconlapalabraenlaboca.
—Malditaseas,mujeroscura.—Sherasedetuvo—.Meuniréati,masqueningunodevosotrosseatrevaapedirmequerenieguedemiscreencias.Nuncaadoraréavuestrofalsodios.
Shera reanudó sumarcha sindignarse adespedirsedeArthurmientras susnegrosropajesondeabantrasella.ElreynuncaviolatenuesonrisaquebrotódeloslabiosdelaMaestramientrasmurmurabaparasí:
—Esoyaloveremos.
1
«LaVerdadsoloestáalalcancedelaspersonasbuenas».
EllibrodeGan,capítuloseis.Variosautores.
ElreyPreasMortiródelasriendasdesucaballoylodetuvoconsuavidad.Noquería vermás de aquello. Solo deseaba perder aquel grotesco espectáculo devistayregresaralaciudad,alafortalezaD’Gordondesureinaleesperaba.Solodeseabaposarsumanosobresuyaabultadovientreysentirelcalordelavidaquecrecíaensuinteriorsinpensarennadamás,sin tenerquerecordarcuantoacontecíaasualrededor.
Pero esa era su tierra; aquel, su reino y quienes se mostraban ante él, supueblo.Asuspies,másalládelapequeñacolinasobrelaquesehabíadetenido,el Daño se hacía sentir. Aquella región, apenas a dos días de distancia deAngôr’an,quehastaahorasehabíamostrado fértil,aparecíaennegreciday loscultivos sehabían tornadoamarillentos, como si a las raícesde lasplantas lesfaltasesustento.
—Empezóhacecosadeunmes,majestad—dijoHamsed,elseñorprotectordeaquellastierras—.Hemosaprovechadocuantohemospodido,peroyanadasepuedeextraerdeella.Todoloqueplantamosnacepodridoonisiquierallegaabrotar.Losanimalesempiezanadesfallecer.Losqueconsiguenmordisquearlos
escasosbrotesquelogranverlaluzmuerenpresasdeterriblescólicosydolores.Hemostenidoquesacrificarcientosdeellos.
Preasguardósilencio.Sulargopelonegroondeabaalrededordesurostroysololagruesacapaquecubríasushombrosevitabaquetemblaraconelfríodelamanecer recién estrenado. La temperatura, sin embargo, subiría pronto. Unprofundo suspiro vació sus pulmones por unmomentomientras asimilaba laspalabrasdesuvasallo.Sehabíaenfrentadoencombateconhombresybestias,habíaatravesadolaselvaylallanura,lamontañayelmar,peronuncasehabíaenfrentadoaunrivalcomoelqueahoraselemostraba.Supadre,quetanbienlehabíapreparadoparaserunbuenrey,nuncalehabíadichonadasobreaquello.Nocomprendíacómopodía lucharcontra lamisma tierraquesealzabacontraloshombres.
Alfinal,hizoloúnicoquepodíahacerfrenteatanpoderosafuerza.—Hashechobienenllamarme,Hamsed.HaremoslomismoqueenHiresy
enBalh.Reúneatugenteyquesedirijanalnorte.LosacogeremosenAngôr’anolosenviaremosalasaldeasdelasmontañas.
—Majestad,nosésiquerránabandonarsushogares.PreasmiróaHamsedalosojos.—Diles que solo lamuerte les queda aquí. Si aun así deseanquedarse, no
voyaimpedirlo.Quecadaunosesientalibredehacerloqueleplazca.Ysinmás,picóespuelasehizogirar a sumontura.Queríaperderdevista
aquellatierracuantoantes,incapazdeasimilarquelapodredumbretardaríamuypocoenllegaralaspuertasdelacapital.¿Cuántotiempolequedaba?¿Unmes,dosmeses,unaño?Nadiepodíasaberlo.Habíareunidoalosmejoressabiosdelreinoy,trasmuchosdíasdedeliberacionesyconsultas,nohabíandadoconunarespuesta. En este asunto eran tan ignorantes como el más pobre de loscampesinos. Se preguntaba, de nuevo en camino, si tantas batallas ganadascontralosflissanosylaOrdenKariteasnohabíanservidoparanada.Sisuafánpordefendersureinohabíasidounesfuerzoinútil.SialfinallaTierraNegraibaaganar.
Elveranohabíallegadoconfierezaylossenderosestabancubiertosdepolvoylatierraestabaresecaypedregosa,porloqueelavancedelacomitivaestabaresultando lento y aburrido. Cuando llevaban varias horas de marcha endirecciónnoroeste,unmovimientoasuderechalesacódesuscavilaciones.EraTizo,suinseparablecapitándelaguardia.Habíaenvejecidomuchoenelúltimoaño.Susrasgosjuvenileshabíandejadopasoaunatenuebarbaysumiradase
había endurecido. Había demostrado su valía en combate y que merecía unpuesto más alto dentro de la jerarquía militar. Desde que lo había nombradocapitándesuguardiapersonalnosehabíaseparadodesulado.
—Majestad—dijo cuando se hubo situado a su altura.Montaba un jovencaballo, nervioso y veloz como su jinete—, ha llegado un mensajero. Hayproblemasenelnorte.
Preaslanzóunsonorosuspiro.Sesentíacansado.Elúltimoaño,desdequehabíarecuperadoelcontroldeAngôr’antras la invasiónporpartede laOrdenKariteasyhabíaocupadoeltronoquehabíapertenecidoasupadre,suactividadhabía sido frenética. Reforzar las defensas, reconstruir la ciudad, reactivar elcomercio…Ycomositodoesofuerapoco,lastribusnorteñashabíancreídoverdebilidadenellosynoperdíanlaocasióndeatacar lasaldeasfronterizasentreAngôrylasmalllamadasTierrassinDueño.
—¿Quéhanhechoesosbárbarosahora?—SehanhechoconlasciudadesdeBrefayKeis.—¿Quéquieresdecirconquesehanhechoconellas?Lashabránsaqueado
denuevo…—No,majestad.Hantomadoelcontrol,hanmatadoalosseñoresylashan
reclamadoparasí.HertadeGressehaproclamadoSeñoradelasTribus.Esoeratodaunanovedad.Lastribussolíanlimitarseaatacar,robaryvolver
amarcharse, incapaces de organizarse hasta el punto de formar un verdaderoejército.Quehubieranhechoalgocomoaquelloeramuypreocupante.Bastantetenía Preas con el Daño que crecía desde el sur como para ahora tener quededicarsutiempoadefenderlafronteranorte.
—Hertasiemprehasidounabrujapresuntuosa.Noesperabamenosdeella.Preas sintió como si le hubieran puesto un saco lleno de piedras sobre los
hombrosquenohacíasinosumarpesoalacargaqueyallevaba.—Dejaremoseseproblemaparamásadelante.Ahorasoloquieroregresara
casa.Tizoasintióycontinuóavanzandoencompletosilencio.
2
«ElDesiertodeSalesunodeesoslugarespeculiaresque
ningúnestudiosohallegadoacomprenderdeltodo.Asícomo
susmaravillas».
GeografíadeThera.Compendio,capítulocuarentayuno.
GleresdeTir.
Un año era mucho tiempo. Desde que, siendo poco más que un niño, elhechicero Árgoht Grandël había sentido la llamada del Destino, nunca habíapasadotantotiempoenunmismolugar.Tratabadenodetenerseenello,denodarle importancia y dedicar sus pensamientos a otras cosas, temiendo que alhacerlolallamadasedespertaradenuevoenélytuvieraqueponerseenmarchaaregañadientes.
Pensaba en todo ello mientras descansaba en la celda que le había sidoasignada.Eraunpequeñohabitáculocuyoúnicomobiliarioestabaformadoporuncatreyunescritorio.Unestanteancladoalaparedleservíaparadepositarsuescasaropaysusaúnmásescasaspertenencias.
Comotantasotrasvecesenlasquesehabíasentidoinquietoporalgo,teníaanteél,asomandoentre losplieguesde teladelque tiempoatráshabíasidosupetatedeviaje,losrestosdelaboladecristalquelehabíasalvadolavida.Habíarecogidoloquehabíapodido,peromuchospedazosyaestabanenterradosoel
vientoloshabíadesplazadocuandoelchicolehabíallevadoporfinallugarenelquelohabíaencontrado,variosdíasdespuésdesuconfusallegadaallí.
Unañodespués,de loquehabía sidounabrillanteesferadeoscurocristalsolo quedaban unos pocos fragmentos, fríos y apagados, que no aportabanninguna respuesta al hechicero. Nunca, en todo el tiempo que le habíapertenecido, había logrado comprenderla, extraer de ella sus secretos. Ahora,destruida,seguíasiendoparaélunmisterioignoto.Loúnicoquepodíasaberconcerteza era que la bola le había transportado allí, a aquel lugar en mitad delDesierto de Sal, y le había salvado de su propio hechizo. De no haber sidodesplazado, y aún no lograba entender cómo había sido posible, estaría tanmuertocomo loestaba,oesoesperaba,el talhomquehabíaestadoapuntodedestruirTalder’an.
Conservaba escasos recuerdos de aquel día y el propio sortilegio se habíaborradodesumente,comosinuncahubieraexistido.Dabagraciasa laMadrepor ello, pues de esa forma nunca más se expondría a la muerte de aquellamanera.
Unosdiscretosgolpesenlapuertalesacarondesuscavilaciones.Aunquenolaguardabaensecretonimuchomenos,envolviódenuevolosrestosdelabolaentre los jirones de tela y la colocó debajo del catre. No podía saber cuánpeligrosaerainclusoenaquelestado,asíquepreferíamantenerlalomásalejadaposibledelosdemás.
—Adelante—dijo,sabiendoquiénestabaalotroladodelapuerta.EljovenLavellabriólapuertayasomólanariz.—Buenosdías,Árgoht,elmaestreosmandallamar.Elhechiceromiróporlaventana.Elsolaúnestabamuybajoysepreguntó
qué querría el viejo tan temprano. Se pasó la mano por la cabeza. Ya no seextrañaba de no encontrar el largo cabello negro que le había acompañadodurantecasi todasuvida.EnelDesiertodeSalelaguaeraunbientanescasoquetenerquelavarunamelena,pormuyesporádicamentequesehiciera,eraundespilfarroinadmisible.Nadamásabrirlosojosallíhabíatenidoquecortárselo.Dejaraldescubiertolamarcadesucuellohabíasidomuyincómodoalprincipio,perohabíaterminadoporacostumbrarse.
Esosí,evitabacualquiersuperficiereflectante,puessuimagensinpeloaúnlecausabaunasorpresa.
—Hola,Lavell.Dilequebajoenseguida.Lavell eraunmuchachomenudoy flaco, tanpelado comoél, depielmuy
morenadespuésdeañosmorandoenaquel lugar.Él lehabíaencontradotiradoeneldesiertotrassuenfrentamientoconeltalhomenTalder’anysolograciasaél,quelohabíaarrastradoconsuescasafuerzahastaallí,habíasobrevividoalasdurascondicionesdelexterior.Ledebíalavidaaunmocosoquehabíasalidoaexplorar sin permiso y desde ese día habían desarrollado algo parecido a unaamistad,puesdealgunaformaquenoalcanzabaacomprender,elchicosesentíaresponsabledeélysehabíadedicadoaenseñarleellerteneo,presentarleatodosloshermanosinternosyllevarloaexplorarlosalrededoresenseñándole,depaso,algunostrucosdesupervivenciaeneldesierto.
Cuando estaba con él,Árgoht recordaba al jovenCheen, que tanto tiempoatráslehabíaacompañadoalvalledePranthas,enloqueparecíahabersidootravida. De hecho, hacía tanto tiempo ya que apenas era capaz de recordar surostro.Deaquelmuchachopocodebíaquedarya.Despuésdetantotiempodebíadehaberseconvertidoenunhombrey,sielrumbodelosacontecimientosnosehabíadesviadodemasiado,enreyconsortedelreinodeEreth.
Seajustólapesadatúnicamarrónqueusabanallítodosloshermanosysalióal frívolo pasillo del lerteneo de Ärgufal. Varias puertas más se abrían aizquierdayderecha,todasellaspertenecientesaceldasdeganetorei,tansobriasyescasascomolasuya.Suspies,vestidosconunasligeraszapatillasdecañadetorjalapenashacíanruidoalrozarconlapiedraclaradelsuelo,contribuyendoamantener el sepulcral silencio que reinaba en el lugar, muy al contrario delajetreo constante en el que se había visto envuelto el lerteneo de LotrainmientrashabíaestadoallídebidoalallegadadelosrefugiadosdelainvasióndelreinodeAngôr.
Unpequeñoalborotorompióelesmeradosilenciocuandohubollegadoalaplanta inferior. Reconoció el sonido de las voces y cambió de rumbo paradirigirseallí,esperandoqueelmaestreOrgesnoseimpacientaraporelretraso.Sentíaungranrespetoporélynoteníaningunaintencióndeincomodarle.
Como sospechaba, en el refectorio del lerteneo se había congregado unpequeñonúmerodehermanosentornoaunhombresuciodepolvoqueparecíallevar varias semanas de viaje. Las alforjas a su espalda dejaban claro sucometido allí. La llegada de unmensajero siempre era recibida con un jovialrevuelo que hacía que los hermanos parecieran muchachos recién salidos aconocerelmundo,másqueancianosdedicadosa laoraciónyelestudio.Esosmomentos eran pequeños ratos de asueto tolerados por sus superiores.Recibirnoticiasdelexteriorsiempreeraunacontecimiento.Peroesedíahabíaalgomás.
Junto almensajero, en el centro del revuelo, había otro hombre.Era unviejo,larguiruchoyarrugado,alquedebíahaberlecostadounbuenesfuerzollegarallía través del desierto. Árgoht estuvo a punto de soltar una carcajada al verlo.Comosilohubierallamadoconelpensamiento,elviejolomiróaélysusojosseabrierontantoqueparecíanquerersalirsedesusórbitas.Saliendodelcírculodealteradoshermanosquelorodeaban,seacercóhastaél.
El laúd que colgaba en su funda, bien amarrado a su espalda, despejó laspocasdudasqueÁrgohtpudieraalbergarsobresuidentidad.
Fueelviejoelquehablóprimero.—¡QueGannosasista!¿Meengañanmisojoscansados,oestamalditasal
mehanubladolavista?Árgohtrioporlobajo.Enverdaderaunencuentrosorprendente.—¿Mehabéisreconocido?—Tenéis menos pelo, hechicero, y muchas penurias en los ojos, pero el
rostrodeÁrgohtGrandëlesdifícildeolvidar.—Os saludo, Janias. ¿Qué hace un juglar tan lejos de la ciudad, de sus
tabernasysusborrachosalosqueentretener?—Me temo que eso ya terminó para mí. El tiempo no ha sido clemente
conmigoyellaúdalaespaldaempiezaaserunacargademasiadopesadaparamishombrosencorvados.
Enverdad,Janiasseveíaderrotado,cansadoymuchomásviejoquecuandolohabíaconocido,yyaentonceseraunhombremayor.
—Hevenidoaterminarmisdíasaquí,alúnicohogarqueconocíalgunavez.Árgohtsesorprendió.—¿Eraisunhermano?Janiasseenvaróyenderezólaespaldacuantopudo,quenoerademasiado.—¡Aúnlosoy!LallamadadeGannoseolvidajamás.Eraunganetoreiylo
seguirésiendohastaquemispasosmellevenalclaroalfinaldelcamino,algoqueocurrirámásprontoque tarde,metemo.Pero losorprendentesoisvos,noyo.¿Quéoshatraídoaquí?
—Es largodeexplicar,me temo,yahorameesperan.Deberemosdejar laspreguntasparaotraocasión.
Árgohtnoteníaningunaintencióndenarrarcuantolehabíasucedidodesdequehabía conocidoalbardoenelPasodeArtünhasta esedía aunque tuvieratodalavidapordelanteparahacerlo,peronoqueríaserbruscoconelviejo.
—Puesnoosquitomástiempo,quenadabuenodebéistraerosentremanos.
Sin embargo, vuestra presencia puede significar que aún tendré material paraescribirunaúltimacanción.
Janiasesbozóunagransonrisamediodesdentadayconunsaludoseretiródenuevohaciaelgrupoquerodeabaalmensajero.
—¡Bardo!—Le retuvoÁrgoht. El viejo se giró hacia él—. ¿Me contaréisquéestáocurriendoalláfuera?
EnelañoquellevabaenÄrgufalapenashabíarecibidonoticiasdelexterior.Tenía interésporsaberquéestabaocurriendocon laTierraNegramásalládelDesiertodeSal.Aunquenohabíaqueridoinvolucrarseenlaguerra,queríasabercómoseestabandesarrollandolosacontecimientosylasuertequehabíacorridoelpríncipe,ahorarey,PreasMor.
—Haymuchoypocoquecontaralmismotiempo,metemo.Cuandoqueráis,mandadmeabuscarycharlaremosunrato.
ÁrgohtasintióyretomósucaminohaciasucitaconelmaestreOrges.
3
«QuienviveenlassombrasescandidatoalamordeKares».
Po’karatan,capítuloocho.Anónimo.
KendarOlstobservabaelamanecerbrumosomientrasdisfrutabadelasensaciónque leaportabaelaire frescoen lospulmones.Había llegadoa laminade losprimeros, como siempre, y se calentaba lasmanos ante un pequeño fuego entornoalcualsucuadrillaseibareuniendoamedidaqueibanincorporándosesuscomponentes.Cadaunodaba losbuenosdíasyempezabaa frotarse lasmanossobrelascálidasllamasafindequitarsedeencimaelfríoqueenlosúltimosdíasbajabadelasmontañasafiladocomounacuchillaapesardeestaraúnenlomásdurodelverano.
—Ayerdesaparecióotro—dijounodeellosdeprontoconvozgrave, casiatragantada.
Suscompañerosmiraronhaciaél.—¿Dequégrupo?—DelacuadrilladeMagnosPices.Denuevoseinstalóelsilencioentrelosmineros.Kendarlosmiróunoauno.
Aún no había aparecido el miedo entre ellos, pero sus rostros empezaban adenotar preocupación. En las últimas semanas habían desaparecido varios
compañerosenlostúneles.—Siguensinencontrar loscuerposdeFertios,HioyCaster.Escomosise
loshubieratragadolatierra.—Seguro que hay una explicación —intervino Kendar—. La gente no
desaparecesinmás,ni siquieraen lasminas.Lascosasestánmalporaquí, talvezsehanidoyhanpreferidonodecirnada.
Los demás lo miraron mientras terminaba de hablar. Se había ganado elcargo de jefe de cuadrilla tras muchos años de duro trabajo y buena manoizquierda con sus compañeros, quienes ahora lo miraban esperando unaexplicación, las palabras adecuadas que extrajeran de ellos la aprensión queestabangenerandolasdesapariciones.
—Este es un trabajo peligroso, los sabemos bien. Es posible que los hayaatrapadounderrumbeoquesehayanperdidoenalgúntúnelsecundario.Mueregenteadiarioahíabajo.—Señalóasuespalda,alaentradadelagalería—.¿Quédiferenciaveisahora?
—Dicenqueseescuchanmurmullosyrisas.AKendarseleescapóunasonrisaburlona.—¡Tonterías! La tierra es muy juguetona y el encierro engaña a nuestros
sentidos. ¿Quién no ha creído escuchar cosas en el túnel? Vamos, amigos,dejémonosdesupersticionesestúpidasycomencemosnuestrotrabajo.
Sinmás palabras, se puso en pie, tomó sus herramientas y se dirigió a laentradadeltúnel.
El trabajo en las minas no era fácil. Kendar lo sabía desde hacía muchotiempo. Mientras recorría el angosto corredor que le llevaría hasta el másrecientepuntodeextracción,elaguafluíabajosuspiesfrutodelasfiltraciones,perohabíaaprendidoaignorarla.Sabíaquenopodíabeberdeella,quesupasoatravésdelapiedrapodríahaberlacorrompido.
Llevabacasitodasuvidaalrededordelasminas.Aunquehabíatrabajosdeextracción más sencillos en el exterior, él prefería penetrar en la tierra,experimentar cada vez la sensación de tener el mundo sobre sus hombros, apesar del peligro que esto entrañaba. Pasó junto a una bifurcación y tuvo queponersederodillasparasortearvariospicosrocososqueamenazabanconabrirlelacabezasinoibaconcuidado.Trasél,trescompañeroshicieronlomismodeformamecánica,acostumbradosaelloporlaprácticadiaria.
Alllegaralpuntoconcretoenelquetrabajaríaesedía,marcóconuncincelloscincolugaresenlosquedeberíanhincarselaspicas,repartiólastareasentre
los tresmineros y regresó por donde había llegado con intención de dirigirsehaciaellugardetrabajodeotradesuscuadrillas.
Serencargadonoerasumayorpasión.Éldisfrutabapicando,hurgandoenlaroca,extrayendodeellasussecretos,yelcargoqueahoraostentaba lerestabatiempo para trabajar al tener que asegurarse de que todo su equipo hacía lascosascorrectamente,quenoperdíael tiempoyqueusaba la técnicaadecuada.Pensaba en esto sin reparar en la casi total oscuridad que lo rodeaba. Tanhabituado estaba a ella que con el pequeño punto de luz de una antorchaagonizante le bastaba para trabajar y moverse por la mina. El silencio eraensordecedor.Kendarsedetuvoanteelsalientequeleobligaríaaagacharsedenuevo,aligualquealllegar.Podíaescucharelecodelosgolpesqueloshombresqueacababadedejaratrásproducíanalclavarlaspicas,peronadamás.Cuandoellosparabanporcualquierrazón,soloelsonidodelatierralerodeaba.Laminalehablabaconpalabraspropias,conruidosquepodíansobrecogerelcorazóndelos novatos e inexpertos. Él sabía que las piedras se agitaban, se movían ycambiaban, y que estos movimientos provocaban quejidos extraños ymaravillosos.Enesa zona, además, se sumabael sonidodelgoteodel aguaalrezumarpor lasparedesycorrerhaciael interiorde laminaparaperderseporcualquier resquicio invisible.Casi podíanparecerquejidoshumanos, si uno separabaaescucharlos.
Kendarprestómásatención.Casiparecíanvoceshumanasdeverdad.Miróhaciaatrás,tratandodeforzareloído,peroningúnsonidoprocedíadelfondodelcorredor.Denuevovolvióaescucharlo.Eracomoungritolejano,llevadohastaélporlosecosquegenerabanlaspiedras.Noeralaprimeravezquelepasaba.Seestabasugestionandoporloscomentariosdesuscompañerosanteelfuegounratoantes.Sacudiólacabezaysiguióadelante.
«Dicenqueseescuchanmurmullosyrisas».Conungestotratódeahuyentaresospensamientos.
Elsonidovolvióallegarhastaél,ahoraconmásclaridad.Tratódecentrarse.Parecíaungritohumanoentrecortado.Pasóderodillasbajoelsalienteyantelabifurcación que antes había dejado atrás.Ahí se detuvode nuevo.Estaba casisegurodequeelsonidoprocedíadeesetúnel.Introdujolaantorcha,mortecinapor la escasez de aire fresco, pero nada pudo ver más allá de la entrada. Elsonidodeunavozhumanalellegóestaveznítido,sinquehubieralugarparaladuda.Kendarmiró a su alrededor y comprobó que no había nadie cerca paraacompañarle.Loqueibaahacereraunatemeridadyunafaltaqueibaencontra
4
«ElDañollegótambiénaAngôr».
HistoriavivadeAngôr,capítuloveintidós.Markusde
Lárgaran
DesdeelmomentoenelquelosmurosdeAngôr’anaparecieronantesusojos,Preas empezó a relajarse. Saber que le quedaban apenas un par de kilómetrospara volver a abrazar a Ulea, acariciar su ya prominente barriga y sentarse adegustarunacopadevino,ledabafuerzasparaespolearasucaballo.Tuvoquereprimirlasganasdelanzarsealgalope,dejaratrásasucomitivayllegarsoloalaspuertas.
En cambio, envió unmensajero que anticipara su llegada, comodebía ser,para que tuvieran las puertas abiertas, ahora casi siempre cerradas. Lamismaciudad que hubiera permanecido abierta a todos los viajeros, acogiendo aquienes lo necesitaran con una sonrisa, había tenido que cerrarse para podersobrevivir. Preas sentía que estaba traicionando todo aquello por lo que sufamiliahabíaluchadodurantegeneraciones.
«Nosoyyo»—sedecíasiemprequeesospensamientosloabrumaban—,«eselDañoelquenoshallevadoaesto».
Cuando por fin hubo dejado atrás lasmurallas, algomás tarde, y laGranPuertadelEstesehubocerradotrasél,sintiócomosidejarafueratodoelpolvo
del camino, todas las preocupaciones y la angustia vivida en las semanas quehabíaestadodeviajeporelreino.Laarmaduraseconvirtiódeprontoenunpesoinsoportable. Picó espuelas y se lanzó a la carrera hacia la fortaleza D’Gor,ansiosoporllegarasusdormitorios.Nosedetuvoadeleitarseconlasovacionesdequienes leveíanpasarporelBarriodelMercado,apesardeestaratestado.No se detuvo tampoco en el Barrio Viejo a supervisar las labores dereconstrucción,queaúnnoestabandel todoconcluidasdespuésde la invasiónkariteas.Siguióascendiendolasuavependiente,atravesandolosdistintosnivelesdelaciudad,haciendoresonarloscascosdesumonturaenlosadoquinesque,yacercadelafortaleza,sustituíanlatierradelsuelo.
Porfin,sedetuvoantelagranentradademadera,sebajódeunsaltoy,sinmediarpalabra, lepasó las riendasdelcaballoalprimerguardiaqueencontró.Lapuertaestabaabiertaparaéle,ignorandoalosconsejerosquehabíansalidoarecibirle,selanzóhacialaescaleraquelellevaríaasudormitorio,aquelqueundíahabíasidodesupadreyquehabíasidoinvadidoporTarkonAnan.
DelapresenciadelOscuronadaquedabaya.Losantiguosmueblesytapiceshabían sido recolocados en su sitio y nada de lo que la Orden había traídoconsigo permanecía en el interior de la fortaleza. Tras la recuperación de lacapital, todo cuanto les representara, incluidos sus cadáveres, había sidoquemado en una gran hoguera. Preas aun recordaba la satisfacción que eso lesupuso.
Se detuvo ante la puerta del dormitorio a coger aire antes de abrir consuavidad.Lerecibióelairecálidoyreconfortantedelahabitación,caldeadaporlagranchimenea,alaquetantohabíaechadodemenos.Anteella,depieapesarde su cansancio evidente, estaba su reina. Con las manos apoyadas sobre labarriga, una deliciosa costumbre que había adquirido recientemente, Ulea leesperabaconunagransonrisaensusdelicadoslabios.
Preascasicorrióhastaellaylaabrazó,abarcándolaporcompletoapesardesuvolumen.Sintióelaromadelicadodesuscabellosysupoqueestabadenuevoencasa.Ulealecorrespondiócontantafuerzaquesintiósusmanosinclusoconlaarmadurapuesta.
—Apestas—ledijolajovensinperderlasonrisa—.Vealavarte,quetieneselbañolisto.
Preassedemoróuninstantemásparaacariciarlabarrigadesureinaysintióalpequeñomoverseensuinterior.Sucorazóndiounvuelcodeemoción.Supoentoncesquenadaimportaba,quesureino,suejército,inclusolaTierraNegra,
dejaban de tener importancia al lado de aquella sensación que acababa deexperimentar.
—Hola, amormío—dijo por fin al tiempo que estampaba un beso en loslabiosdeUlea.
Despuéssegiróparaqueellaleayudaraaquitarselacorazaligeraqueusabaparamontar.Necesitabaesebañocaliente.
Unahoradespués,trasunbuendescansojuntoaUlea,deunacopadevinoquetantoansiabaydesentirasuhijocreciendofuerte,Preassesentíaconánimopara cualquier cosa. Se había vestido con una holgada camisa y pantalonesligeros,hartodelaropadelcamino,delcueroyelmetal.Vestirasíledabaunaexquisita sensación de libertad que solo podía disfrutar en la soledad de sudormitorio.
Esta tranquilidadvinoa rompersepocodespués.Unos suavesgolpes en lapuerta interrumpieron su descanso. Con un suspiro, dio permiso para entrarsabiendo que solo podía ser Kirian, su mayordomo. Tenía una forma muyparticulardetocar.
—Majestad—dijounavezhuboentradoenlasala.Era un hombremaduro, pero no anciano, con una prominente barriga que
denotabaunavidadedicadaalainstrucciónmásquealofísico.Preaslohabíasacado de la biblioteca y lo había puesto a su servicio como mayordomo yconsejeropersonal.
—HallegadosuseñoríaOfestesFeder,querequierehablarconvos.Dicequetraenoticiasmuypreocupantes.
—¿Porquénohaanunciadosullegada?—Dicequeenvióunmensajerohacevariosdías,miseñor.Preassuspiró.Elmensajeropodíahabersidocapturado,habermuertoy, lo
queleparecíacasipeor,podíahaberhuidohaciaelnorte.—ReúnealConsejo.Bajaréenunosminutos.LlevaaOfestesalabiblioteca.Cuando Kirian hubo abandonado el dormitorio, Preas aún guardó silencio
duranteunosinstantes.—¿Quéocurre?—lepreguntóUlea—.Frunceselceño,¿quétepreocupa?Preassegiróhaciasuesposa.Delamuchachadelaquesehabíaenamorado
poco quedaba ya. Sus manos se habían recuperado del trabajo forzado en elcampoysupiel sehabíaaclarado trasunañoen laFortalezaD’Gor, pero suscambios ibanmásallá.Suexpresión,supostura,sumirada…Habíamaduradomucho y se había convertido en una mujer hermosa y valiente que había
aceptadosunuevopapelcomoreinaconestoicismoysinunasolaqueja.—Seguimosperdiendomensajeros.Nuestraspropiasrutasyanosonseguras.
Lastribuscadavezsonmásosadas…—Preascomenzóapasearse,nervioso,deunladoparaotrohastaquesedetuvofrentealapequeñaventanadeldormitorio.Uleaesperó.
—Temoestarperdiendoelcontroldelreino.Ylopeoresquenotengoclaroqué debo hacer para solucionarlo. No hay enemigo al que combatir, no hayarmasquepuedancontraelDaño.
Uleagiróasumaridoylediounabrazocálidoytenuecomounacaricia.—SiÁrgohtestuvieraaquí…LareinaseseparóunoscentímetrosparamiraraPreasalosojos.—Árgohtnoestá,Preas.Yaunqueestuvieratedejómuyclaroquenadade
todoestoteníaqueverconél.—Aunasí,nossalvó.—Nolosabes.—Lovieron.Lossoldadosdelamuralladicenquefueélyyolescreo.—Nopodemosestarsegurosy,aunqueasífuera,sienverdaderaél,murió
juntoconlacriatura.Noledesmásvueltas.Preaslanzóunsuspiro.—Ahora—continuóUlea—bajaarecibiraOfestesyescuchaloquetenga
quedecir.Seguroquenosonbuenasnoticiassihavenidoélenpersona.Preasañadióasuatuendounacapadecolorocreconelescudodesufamilia
ysalióalpasilloendireccióna labiblioteca.Eraunade laspocassalasen lasque la Orden no había metido las zarpas y se encontraba casi intacta tras lainvasión. El recuento que se hizo en ella había dado como resultado que nofaltabaningúnvolumen,cosaquePreasagradecióapesardenoserunusuarioasiduodesuscómodossillonesysugenerosachimenea.
En ese momento se encontraba encendida para ahuyentar el aire fríoprocedente de las montañas Artenim-oth que, aun en verano, en ocasionesdescendíaparabarrer toda la llanuradeTalder y colarsepor las ventanasmásoccidentales como si de cuchillas de hielo se tratase. En uno de los sillones,arrebujado en una pesada capa de lana, se encontrabaOfestes, gobernador deTalder’an.EraunhombrefornidodepeloblancoapesardecontarapenascondiezañosmásquePreas.Subarbaespesaenmarcabaunabarbillaprominenteybajosuscejasseescondíanunosojosverdesdemiradadespierta.Eraunbuengobernadoryunbuenhombre.
Alpercibirlaentradadelreysepusoenpieehizounareverencia.
—Majestad.—Sutonodevoz,graveyrotundo,encajabaalaperfecciónconsuaspecto.
—MiqueridoOfestes,mealegromuchodeverte.Hacíayamuchotiempo.—Desdelabatalla,miseñor.—Así es. Me alegro de que en esta ocasión sean circunstancias menos
aciagaslasquenopermitentomarjuntosunacopadevino.Comosielreyhubieradadounaseñal,unsirvienteentróenlasalaconuna
jarra y dos copas que procedió a llenar. El rey levantó la copa en un brindissilenciosoantesdellevárselaaloslabiosysentarseenunsillónantesuinvitado.
—Siéntate, amigo. El Consejo está reunido abajo, pero quiero escucharprimerotusnoticiascontranquilidadysosiego.Lonecesito.
—Lamentonotraerbuenasnoticias,majestad.Vengoamanifestarosmimásprofunda preocupación por diferentes acontecimientos que se han idosucediendoenlosúltimosmeses.
Ofestes se detuvo a dar un tragode la copa, como si buscara fuerzas paraseguirhablando.
—Continúa—leinstóPreasconunnudoquecomenzabaaapretárseleenelestómago.
—Comobiensabéis,soloelcomerciodelosmineralesdelasminasdeEmhnosestápermitiendocapearelmalquenosacucia.
—Losé.—Pues bien, mis hombres empiezan a temer bajar a las minas. Están
desapareciendominerosmuyexperimentados,seoyengritosyalgunosafirmanhaber visto sombras terroríficas bailando en las paredes de las grutas. Alprincipio no di crédito alguno a estas palabras, pero poco a poco he idoescuchandomás ymás testimonios en este sentido y estamisma semana handesaparecidodoshombres.
Ofestesguardó silencioyobservóaPreas, sindudaansiosoporhallarunareacciónenél.
—Nometoméisporlococomoyohiceconmishombres,Majestad.—Nolohago,continúa.—Estasituación, los rumoresqueestánsurgiendo,empiezaacalarentreel
pueblo y el miedo se despierta entre ellos. Empiezan a hablar de demonios,maldiciones y demás. Es algo preocupante. Por otro lado, nuestras rutascomerciales con el nortey el oeste son cadavezmás inseguras.Estemeshansidoatacadosdosenvíosy,aunquehemossalvadolamercancía,hemosperdido
más hombres de los que nos podemos permitir. Pronto tendré que empezar acontratarmercenarios.Cadavezlleganmásanuestrasposadasbuscandotrabajo,sabedoresdecómoestánlascosas.
—¿No serán ellos mismos los que atacan para encontrar empleo endefendernos?
Ofestes se quedó de piedra. Su rostro demostraba que no había valoradoaquellaopción.Bajólamiradahacialacopaqueaúnteníaenlamano.
—Nohabíapensadoenello.—Notepreocupes,tienesmuchascosasenquépensarylomásprobablees
quenohayansidoellossinolastribusocualquierotrogrupo.Debemosreforzarla seguridad con nuestras tropas. Demomento no recurras a losmercenarios.AhorabajemosacomentartodoestoconelConsejo.
PreasyOfestessalierondelabibliotecaydosguardiasconarmaduradegalasesituaronasulado.Sedirigieronalaplantabaja,dondeseencontrabaelSalóndeAudiencias,elmásempleadoporelConsejodeAngôr’anparasusreuniones.Preas había pertenecido a él mientras su padre, JainörMor, había sido rey yocupabalacabeceradelalargamesaqueusabanparaesasreuniones.Ahoraeraél quien calentaba aquella silla. Empezaba a entendermuchas actitudes de supadre y decisiones que le había visto tomar que en su momento no habíacompartido.Eramuydiferenteestarfuera,serunelementoconsultivo,quetenerlaúltimapalabraencadacuestiónquese tratederesolver.Aveces lepodía lapresiónysentíaquenoestabapreparadoparauncargocomoese,quelecederíalacoronaacualquieraquepasaraporlacallecontaldenosentiraquellacargasobresucabeza.
Afortunadamente,elsentidocomúnsolíaimponerseenaquelloscasos.SentadosalamesaesperabanyalostresmiembrosdelConsejo:Tizo,como
representantedel brazo armado;Pigreas, cuyapresencia allí había sorprendidoinclusoalpropiococineroyCalderPik,encargadodelascuentasdelreinoydegestionarloscadavezmásexiguosrecursosdelosquedisponían.Eraunhombreque rozaba la ancianidadyPreas lo había traídodesdeTalder’angracias a lasbuenasreferenciasqueOfesteshabíadadodeélenlagestióndelosbeneficiosqueaportabanlasminasalasarcasdelacorona.
TodosellossepusieronenpiecuandoPreasyOfesteshubieronentradoenlasala.Lasdoschimeneasdelasquedisponíaelgransalónestabanencendidas,loque ledabaalambienteunaagradablecalidezyunaromanadasutilamaderaquemada.
—Sentaos,porfavor.PreasllegóasusitioyocupósuasientomientrasqueOfesteshizolopropio
junto aTizo, a la izquierda del rey.Dos coperos entraron, tan silenciosos queparecíanhabersalidodelanada,ysirvieronvinocalienteatodoslospresentes.Después,seretiraronalassombrasdenuevo.
—Nuestro querido Ofestes ha venido desde Talder’an con noticiasinquietantesquedebemosvalorar.
Ofestes tomó lapalabray,comoyahabíahechoconel rey, lescontóa losdemáslasnoticiasquetraíadelaciudaddelasminas.
Cuando hubo terminado de hablar, el silencio invadió el Salón deAudiencias.
—Calder—dijoPreasalfin—,quierosabercómopuedellegaraafectarestasituación a nuestras arcas. ¿Cuánto estamos perdiendo en cada cargamentosaqueado?Tizo,envíamensajerosparaquecadaaldeayciudadhagarecuentodenuevo. Si tenemos que reforzar nuestras defensas debemos reclutar máshombres.Quehaganunesfuerzoenposdelapazdelrey.
—Comoordenéis.¿Quéharemosenrelaciónconlasaldeasdelnorte?—Elnortecomienzaaserunproblema.LasTribussinReyhaninvadidotres
aldeasalospiesdelasmontañas.Nosehanlimitadoasaquearlas,sinoquelashan atacado, han matado a cada hombre que pudiera portar un arma y hanasumidosugobiernocomopuebloslibresdelacorona.Lasituaciónnoesnadahalagüeña.Nuestro explorador vio picas con cabezas cortadas a la entrada deunadeellas.Unaclaraseñalhacianosotros,unadeclaracióndeindependencia.
—Que se queden con las aldeas —dijo Pig—, ahora tenemos cosas másimportantesdelasquepreocuparnos.
Preaslomiróconfiereza.—UnadeesascabezaseraladeArchiboldMor,primomíoy,portanto,parte
delafamiliareal.MipadreleotorgóelcontroldelaciudadeladeArthascomoejercicioporsidebíagobernaralgúndía.¿Debemostolerarlo?
Pigbajólamirada,algoabochornado.—Además,esnuestropueblo.Sonnuestroshermanosyvecinoslosquehan
muertoallíycuyascabezassepudrenseparadasdesuscuerpossinsepultura.Nolovoyapermitir.
—Peronopodemosprescindirdemáshombres,Majestad—intervinoTizo—.Siqueremosescoltaraloscomerciantesnopodremosademásenviartropasarecuperaryconservarlasaldeas.
Preassepusoenpie.Tratabadepensarconclaridad,deencontrarlasoluciónadecuada, pero sentía que se le escapaba de entre los dedos como la arcillareseca.Tancercaytanlejosalmismotiempo.
—RompedelcercodeMügero—dijoporfin—.Traeddevueltaatodosesoshombres.
PigyTizosemiraron,escandalizados.—Majestad,¿estáisseguro?—preguntóelcocinero.—¿Quéotraopciónnosqueda?Allíhayquinientoshombressinhacernada
másque jugar a los naipesy engordar.Hacemesesquenadie entra ni sale deMügero.Empiezoasospecharquenohaynadieallí,ningunodelosMaestros,almenos. Dejad una dotación de vigilancia y que vuelvan los demás. Son másnecesarios aquí. Tizo, ve tú en persona y lleva contigo solo lo necesario.Necesitoquevayasyvengaslomásrápidoposible.
Despuésdeesose trataronalgunos temasmenoresmás.Ofestes repitió lasnoticiassobrelasminasdeEmh,perolospensamientosdetodosestabanenotrolugar.Tras decidir reforzar los envíos comerciales en lamedida de lo posible,Preaslevantólasesiónylesdiopermisoatodospararetirarse.
Cuandosehuboquedadosoloenelgransalónsintióelpesodelreinosobresus hombros y lanzó un suspiro a la inmensidad vacía. Levantó la mirada yobservó los gigantescos tapices que cubrían las paredes. Después de lareconquistadelaciudadloshabíaencontradoapiladosyllenosdepolvoenunrincón a la espera, con toda probabilidad, de ser quemados. Había mandadolimpiarlosafondoydevolverlosasusituaciónoriginalyahoralosteníaanteélmás hermosos que nunca. Las escenas en ellos representadas le hablaban deprosperidad, crecimiento y grandes batallas llenas de caballeros y esplendor.Ningunodeellosledabapistaalgunasobrelostiemposqueestabaviviendo,enlosquesentíaqueelreinoserompíaentresusmanos.
—Padre, te necesito—dijo en voz alta.Necesitaba consejo, pero no habíanadieasualrededorquepudieraasesorarle—.Quierosabercuáleselsiguientepaso.
Elreyguardósilencio,perosoloelecodelsalónvacíolerespondió.
5
«Lasminasdanporigualvidaymuerte».
Dichopopular.
El túnel eraangostoymuyhúmedo,unode losmás recientes.Aúnestaba sinterminarynodebíahabernadietrabajandoallí,porloquelaprocedenciadelasvocessehacíaaúnmásextraña.Noerararoquelostrabajadoresseescondieranpara beber o descansar cuando no les correspondía en túneles poco usados, ymás de una vez había entrado precisamente en aquel a llamar la atención aalgunosdeellos.Peronuncahabíaoídogritos.Enunmomentodeterminadodejódeoírnadaapartedelserenocrepitardelaexiguaantorcha.Sedetuvoyaguzóeloído. No veía nada más allá de unos metros frente a él y se había hecho elsilencio.Empezabaasospecharquetodohabíasidoproductodesuimaginación.Lasminaseranellugarperfectoparaquelosmiedospropiosencontraranobjetosen los que manifestarse y Kendar lo sabía. Había visto a compañeros salircorriendo sin causa aparente y no atreverse a regresar jamás, y a otrosacurrucados como niños, asustados de la oscuridad y las paredes que, enocasiones,parecíanquererdevorarlosydejarlosenterradosparasiempre.
Cuandohubodecididoquetodoaquelloeraproductodesuimaginaciónysedisponía a darse la vuelta, un nuevo sonido llegó hasta sus oídos. Por un
momento no fue capaz de identificarlo. Parecían chasquidos y ronquidos,sorbidosyborboteossinningúnsentido.Se leerizóelvellode losbrazosy lanuca.No teníamiedo,perounavocecilla en su cabeza ledecíaque salieradeallí,queabandonaraeltúnelparanoregresarjamás.Encambio,diounpasoalfrente. El sonido se intensificaba a cada instante. Dio otro paso, y otro más,estirandolaantorchacuantopodía,peroestabaallímitedesusfuerzasyyadabamuypocaluz.
Entonces lo vio. Estaba a un metro escaso de él, sentado contra la paredcomosiestuvieradescansando.Peroinclusobajolapocaluzdelaantorchapudoapreciarquelaposicióndelacabezanoeranatural.Además,estababañadadeunlíquidooscuroquenopodíasersinosangre.Elsonidoborboteanteocupabayatodalacueva.Conelsiguientepasoaparecióantesuvistaunpardebotasconsus respectivos pies. Más allá, tres pequeñas personas se cernían sobre otroindividuo, comosi estuvieranexaminándolomuydecerca.Deellosprocedíanlossonidosextraños.Cuandoalzaronlacabeza,incómodasporlarepentinaluz,Kendarsintióqueperdíaelcontroldesucuerpo.Loqueleparecieronpersonaseranseresgrotescosdegrandesorejas,ojosinmensosdenegraspupilasybocasaúnmás grandes. Sus dientes.Kendar no aguantómás. Sus dientes afilados eirregulares estaban empapados en sangre y mostraban aún restos de unasustanciacorreosaquenopodíasersinocarnedeldesgraciadoqueyacíaasuspies.Lascriaturasseloestabancomiendo.
Incapazdecontrolarse,Kendarsediolavueltayechóacorrerporlagalería.Escuchó tras él cómo las criaturas se movían y siseaban, como si estuvieranhablandoentreellasjustouninstanteantesdesentirunapresióneneltobilloqueapuntoestuvodehacerlecaer.Porinstinto,lanzóungolpeconlaantorchaasuespaldacon todassus fuerzasynotóque topabaconalgo.Lapresiónsobresupiedesapareció,perolaantorchaselecayódelamano.
Sindetenersearecogerla,siguiócorriendo,tropezandoygolpeándosecontralasparedesdelestrechotúnel.Envariasocasionescreyósentirunarespiracióntras él y esperaba que una de aquellas manos de largos dedos terminados engarras leatraparay le tiraraal suelo,peroesonoocurrió.Secruzóconvarioscompañerosensucarrera,peronosedetuvoadarexplicaciones.
Estabaporcompletofueradesí.Soloqueríaverdenuevolaluzdelsol.
6
«ElDesiertodeSalsiguesiendounlugarhabitadopor
misterios».
GeografíadeThera.Compendio,capítulocincuenta.Gleres
deTir.
La puerta de la celda del maestre Orges no se diferenciaba en nada de la decualquierotradellerteneo.Noteníacerradura,peroanadieseleocurriríaentrarsintocarantes,asíqueÁrgohtlohizosuavementeconlosnudillos.Uninstantedespués la puerta se abrió y ante él apareció elmaestre, superior de laOrdenGanetoreienellerteneodeÄrgufal.Eraunhombremenudoysiempresonriente.SupelohabíadesaparecidomuchotiempoatrásyteníalapieloscurayrasposapropiadequienllevamuchotiemposoportandolasinclemenciasdelavidaenelDesierto de Sal.Vestía con una túnica también, aunque de color pardo rojizo.Comocadavezquesereuníaconél,ibadescalzo.
—¿Querréisacompañarmeapasear,Árgoht?—Seráunplacer.Desdequehabíallegadoallíysehabíarestablecidodesuconvalecencia,el
maestre lepedíaquesalieraconélapasear.Enocasiones lohacíandentrodelpropioedificio,perootrasvecessalíanalexterioracaminarporeldesierto, sibiennuncasealejabandemasiadodellerteneo.Parecíaqueestaeralaintencióndelmaestreesedía,puessedirigiódirectamentealpasilloquelesconduciríaala
puerta norte. Sus pies descalzos recorrían la piedra del suelo como si noestuviera allí. A su lado, las suelas de esparto de las sandalias del hechiceroparecíanhacerunruidoensordecedor.
Comotantasotrasveces,caminaronunratoensilencio,recorriendopasillosydoblandorecodosacompañadossoloporelsonidodelviento.Antesdellegarala salida se encontraron con varios acólitos que saludaron almaestre con unainclinacióndecabeza.Porfinllegaronalapuertanorte,unadelasmásbatidasporelairedeldesierto.Nadamássaliralexteriorelcambiodetemperaturacasidejó aÁrgoht sin aliento.Aunque no eramediodía aún, la diferencia entre elexterior y el interior, resguardado y siempre fresco tras los gruesosmuros deledificio,erabrutal.Ambossesubieronlascapuchasdelatúnicaysecubrieronlos ojos con lasmanos hasta que sus pupilas se hubieron adaptado a la ferozclaridaddeldesierto.
Cuando por fin pudomirar,Árgoht se encontró ante el ya familiar paisajequerodeabaaÄrgufal.Estabasituadosobreunachatacolinadepiedrablancaytodoasualrededoreraplanicie,rotaúnicamenteporalgunasfloracionesrocosassituadasendireccióneste,cercadedondelehabíanencontradosegúnlaversiónde Lavell. Cerca ya del horizonte en dirección norte se alzaba una pequeñacordilleradepicosredondeadosporelviento.AlestepudodistinguireldiscretocaminoqueuníaellerteneoconelrestodelmundoyquellevabaalviajerohastalafronteradelreinodeElriss,conquieneslosganetoreicomerciabanparasuplirsusnecesidadesbásicas.
Esedía elmaestreparecía tenerganasde caminar, pues sedirigióhacia elnorte y comenzó a descender la colina. Árgoht le siguió en silencio, pero elpaseo duró poco. A mitad del descenso, un sutil sendero se abrió ante ellos,rodeandolacolinaendirecciónoeste.Nuncaanteshabíaestadoenaquellazona,yelhechicerosintiócuriosidadporsaberadóndellevaba.Comocasisiempre,Orges no hizo ningún comentario hasta que llegó a una puerta chata y casiredondaenclavadaenlablancapiedradelacolina.
—Hoy toca cuidar a los muertos —dijo sin perder su enorme sonrisamientrassacabaunallavedesutúnicayabríaconellalapuerta.
Desde fuera solo seveían sombras al otro lado.Orges entróy sedetuvo aesperar a su invitado.Una corriente de aire frío, aunque viciado y con olor acuerpos en descomposición, le llegó desde la penumbra. Árgoht tuvo queagacharunpocolacabezaparafranquearlapuerta.
Tuvoqueesperarunosinstantesdenuevoparaquesuvistaseadaptaraalas
sombras,unprocesocasidoloroso,puespasaronde laclaridadmásbrutala laoscuridad más absoluta. Con un chasquido de pedernal, el maestre leproporcionó cierto alivio al encenderuna antorchaque esperaba colgadade lapared.
Anteellos seabrióunapequeñagrutade techosbajosencuyasparedes seabrían decenas de nichos sumidos en sombras de los que asomaban algunoshuesosviejosydesvaídos.Árgohtsintióqueseleerizabaelvellodelanuca.Eraunlugarsombrío,perodeunacalidezyserenidaddifícilesdeexplicar.
Lamuertesiemprehabíadespertadoenélsensacionesoscurasasociadasalamagianegrayeldolor,ynopudoevitarrecordarlaescenavistaenlasentrañasde la torre deMügero tiempo atrás. Allí todo era sufrimiento alrededor de lamuerte,peroenesacatacumbanohabía sombrasen laoscuridad, sinopaz.Elsilencio era sobrecogedor. Cuando Orges habló parecía hacerlo desde todaspartesalmismotiempo.
—Recemos.Orges se arrodilló sobre una vieja y polvorienta alfombra dispuesta en el
centro de lo que parecía ser la sala principal. Varios pasillos se abrían endireccionesopuestas,pero laantorchaqueelmaestredepositóenelsueloasulado no llegaba apenas a iluminarlos. Árgoht se sentó junto a él. Aunque norezaba, le gustaba disfrutar de aquellos momentos de introspección yacompañaba a los hermanos en los rezos siempre que podía. Él no necesitabahablar con la Madre de aquella manera, sabedor de que podía, a través delgehvaal,llegaraellaencualquiermomento.
Árgohtcerrólosojosy,aunqueaúnpodíasentirelresplandordelaantorchay el calor tenue que generaba, pensó que bien podía estarmuerto como todosaquellosquereposabanensustumbas.
Por fin, un buen rato después, Orges le habló, dando por concluida laoración.
—Esta catacumba es casi más antigua que el edificio. Los primeroshermanoslaencontraronylausaronparaenterraraunodelossuyosquehabíafallecidoporuntontotraspiésque,enestedesiertoinclemente,secobróunaltoprecio.Sobreélypararendirlehomenajeseconstruyóunpequeñoaltarque,conelpasodelossiglos,haacabadoporconvertirseenellerteneodeÄrgufal.
Orges se acercó a los nichos y comenzó a colocar algunos huesos que sehabíandesplazadodesusitio.
—Como casi todas las grandes cosas, este edificio creció desde algomuy
pequeño.Comotodosloscaminoscomienzanconunúnicopaso.Árgohtacompañóensilencioalmaestremientrasseguíacolocandohuesos.—Es la montaña la que los descoloca —dijo, aunque nadie le había
preguntado,mientrasseagachabaarecogerunpequeñohuesoquehabíacaídoalsuelo. Pertenecía a un cuerpo en descomposición cuya muerte debía ser aúnreciente.Lapielnohabíadesaparecidodeltodoycubríaelesqueleto,asomandoallídondelaligeramortajalodejabaalavista.
—EstehasidounodelosúltimosenreunirseconGan.Fueunodenuestroslíderesmásqueridos.
Árgohtseacercó,perosoloerauncadávermás.Encambio,Orgestratabadecolocarelhuesoensusitioconunadelicadezareverencialquedemostrabaqueeldifuntohabíasidoalguienimportanteyquerido.
—Gurceashizodenuestraordenungrupohermanado,unafamilia.Árgoht sintió que lamención de ese nombre hacía saltar un resorte en su
cabeza.Porunmomentoseleescapóelaliento.Orgespercibiólamanifiestareaccióndelmeledino.—¿Estásbien?¿Osheincomodado?—¿HabéisdichoquesellamabaGurceas?Orgesentrecerróunpocolosojos,comositrataradebuscarundoblesentido
alapregunta,comosiquisieraleerentrelíneas.—Nopuedeser…Árgohtretrocedióvariospasoshastadarconlaespaldacontraelnichoquese
encontrabatrasél,haciendocaervarioshuesosanónimos.—¿Reconocesesenombre?—¿Éleraunodevosotros?¿Tansolounomás?—Noentiendo.¿Porquéqueréissaber…?ÁrgohtseabalanzósobreOrgesyloaferróporlatúnicaconlasdosmanos
hastacasilevantarlodelsuelo.—¡Decídmelo!LamiradadelganetoreiseendurecióyÁrgohtsediocuentadeloqueestaba
haciendo.SoltóaOrgesysealejóunpasoconlarespiraciónacelerada.El hombrecillo se recolocó la escasa ropa y volvió a mirar a Árgoht. La
fierezahabíadesaparecidodesusojos.—Éleraespecial—dijoporfin—.Podíahacercosasasombrosas.Separecía
muchoati.Árgohtnohabíahechoalardedesushabilidadeseneltiempoquellevabaen
Ärgufaldeformaquenadiesabíaloqueeracapazdehacer.Sinembargo,nosesorprendiódequeOrgeslosupiera.Dealgunamanera,comoyahabíahecholasuperioraEstëasunañoatrás,eracapazdeidentificarsuconexiónconlaMadre,suespecialcomunicaciónconella.
—¿Quésabéisdemí?¿Quésabíaisdeél?Orgesdirigiódenuevolamiradahaciaelcadáver.—No decía mucho de sí mismo, pero a veces hablaba con las nubes y
lograbaquellovieratrasunasequíamáslargadelonormal,osanabaheridasqueparecíanincurables.Ganhablabaatravésdeélmejorqueatravésdecualquieradenosotros.Undía,seausentóparahablarconÉlynuncaregresó.Nomurió,simplementesefue.—¿Nomurió?
—No en ese momento. Cuidamos de él lo mejor que pudimos. Si leofrecíamosalimentoloaceptaba,siloaseábamossedejabahacer,peronohacíanadapor símismo.Era como si estuvieraperdido.Aquelloocurrió cuandoyoeraaúnunjovenacólito.Sucuerposerindióporfinyundíadejóderespirar.
—¿Cuántohacedeeso?—Mucho,Árgoht,mucho.Su cuerpono se ha deteriorado almismo ritmo
que los otros. Así como en vida duró mucho más que cualquier otro, en lamuertetampocoGanparecetenerprisapordevolverloalatierra.
DeprontoÁrgohtsintióquelefaltabalarespiración,comosilasparedesdelacriptasecerraranentornoaél.
—¿Podemossalirya?Orgeslomirócomosiestuvieraanteunmuchachoimpresionableyesbozó
unagransonrisa.—Porsupuesto,amigo.Bastadesombrasporhoy.Salir a la luz del sol fue para Árgoht como regresar a la vida. Se sentía
confusoyagitado,comosinecesitasegritar.Orges,apesardesuestado,nolehizopreguntaalgunamientrasregresabanallerteneo.
ÁrgohtrecordabamuybienaGurceas.Lohabíaconocidoenellugarextrañoal que el gehvaal le había llevado cuando había estado perdido, quince añosatrás.Lehabíanllamadoelprimerperdido,ynosehabíadetenidoapensarenéldesde entonces.Allí, en la gruta en la que élmismo había estado a punto dequedarse para siempre, Gurceas lo había reconocido, le había llamado por sunombrey lehabíadichoqueel equilibrioestaba roto.Ahora lo recordabacontotalclaridad,comosihubieraocurridoeldíaanterior.Despuésde tantosañosyaconocíaelsentidodesuspalabras,perosaberquesucuerpoestabaallí,que
había aguantado convida hasta que su alma se hubo rendido en elgehvaal lehizopensarensímismoyenloquepodríaocurrirlesialgúndíaleocurríaalgosimilar.
Casinosepercatódequenosedirigíandenuevoallerteneo,sinoqueOrgeslo llevaba hacia el desierto, bajo el despiadado sol, aún con ganas de pasear.PensarenGurceashabíadespertadoenélunansiaextraña,comosinecesitarasalirdeallícuantoantes.
—¿Quétehaperturbadotanto,amigo?Orges se detuvo sobre un saliente rocoso desde el que se tenía una
maravillosa vista de la gran explanada del desierto llamada Mar Eterno. Alfondo,casienelhorizonteyhaciaeloeste, seadivinaban lejanospicosen losquepocoshabíanllegadoaponerpie.SedecíaqueelMarEternohabíaahogadoamás viajeros estando seco que cualquier otromar deThera.Atravesarlo eracasiimposible.Mirarloenundíasoleadocomoaquelhacíadolerlosojos,puesreflejabalosrayosdesolcomounaespadabienpulida.PorunmomentorecordóunosimilarenlascercaníasdeMeledel,algunoskilómetrosalestedeBastióndela Joya Entera. Aún más llano que este, Árgoht recordaba haber pasado allímuchas horas en completa soledad, tratando de reconocerse a sí mismo, decomprenderloscambiosqueseestabanforjandoenél.
Almirarlo,alobservaraquelenormeespacioabierto,sintióganasdeecharsea caminar sin mirar atrás, de retomar de nuevo su sendero. Sabía que era lallamada del destino que llegaba otra vez a él para ponerle enmarcha. Era unpicoren lanuca,una incomodidadapenasperceptibleque ibacreciendosi eraignoradodurantemuchotiempo.Árgohtconocíabienlasensaciónyleextrañabaquehubieratardadotantoendespertardurantetodoaquelaño.
—Veo la despedida en tus ojos—dijoOrges con su habitual tono neutro,comosiconstataraunaverdadlargotiempopredicha.
—Eshoradepartir.Orges no dijo nada y se limitó a observar el horizonte. En la base de las
montañas, un revuelo neblinoso distorsionaba los contornos de todo cuantoveían.
—Sabíaquellegaríaestemomento.Estenoestusitio.¿Adóndeirás?Árgohtpensóduranteunosinstantes.Irhaciaelesteseríameterseenmedio
delosTresGrandesReinos, losmásafectadosporlaTierraNegra.AlsursoloestabaelpuertodeArgën,perohabíamuchadistanciaquerecorreratravesandoeldesierto.Lasalidamássensataseríaelnorte,llegaralreinodeLahmnayuna
vezallídecidirsusiguientepaso.—Iréalnorte.Orgesmiró en esa dirección, como si desde allí pudiera ver el destino del
hechicero.—Esunlargocamino.—No tengo elección.ElDaño estámuypresente en el este.Nada hay allí
paramí.EnesemomentoÁrgohtrecordóquesípodíahaberalgounpocomásalsur,
enloshielosmásalládelaCostaHelada.Enalgúnlugardeaquellasfríasaguasse encontraba la entrada al reino secreto de Krahedia, hogar de las zágheras.Como si de una molesta mosca se tratara, descartó ese pensamiento de unplumazo.
—Elnorteeslaopciónmássensata—concluyó.Ante sus ojos, la neblina que había nacido en la base de las montañas
amenazabaconcubririnclusolosmásaltospicos.—Unatormenta—dijoOrges—.Delasgrandes.Árgoht observó durante un momento. Crecía a gran velocidad. En pocos
minutoshabíanpasadodeverconclaridadlospicoslejanosanodiferenciarlosporquehabíanquedadocubiertosporunmantoamarronado.Erarápida.Apesardeladistanciaqueaúnlosseparaba,prontocubriríaÄrgufalconsupoder.
—Megustaríapedirteunfavorantesdequetemarches.Árgohtmiróalpequeñoganetorei,algoencorvadoyaporelpesodelosaños.
Porsutonodevozalpronunciaresafrasesupoquenoleibaagustar.Almismotiempo, tras haber vivido un año de su amabilidad, sabía que no iba a podernegarse.
—Osescucho.Orges se dio la vuelta y dirigió sus pasos de nuevo hacia el lerteneo. La
tormentanotardaríaniunahoraenechárselesencima.Árgohtlosiguió.—Eselchico.—¿Lavell?—Sí.Es unmuchachodespierto e inteligente.Ärgufal no es lugar para él.
Aquísolotendrápiedrasysalduranteelrestodesuvida.Loaceptaremoscomoganetoreisiesloquedesea,peroeldesiertonoeslugarparaunmuchachocomoél.Veograndescosasensusojos.Séqueesmásdeloqueparece,quevaaseralguienimportanteenestemundo.Nosotrosnopodemosdarleloquenecesita.
Orgesguardósilenciouninstantemientrasenfilabanunaempinadaescalera
depiedraquelesllevaríahastalaentradadeledificio.—¿Quéqueréisquehaga,maestre?ÁrgohtempezabaatemerloqueOrgesibaapedirle.—Quieroquetelolleves.Hayunlerteneoalnorte,enelreinodeGlimaris,
llamado Hipesen D’an, que es más apropiado para él. Es un lugar en el queconviviráconotros jóvenesacólitosynoconviejosdecrépitoscomonosotros.Podrán enseñarle y estará más en contacto con el mundo que en este míserodesiertoalquelagentevieneamorir.Éltienequevivir,nosoloenvejecer.
AquellohizopensaraÁrgoht.Eraciertoquenohabíaotrosmuchachosallí,peronuncasehabíadetenidoapensarenello.
—¿Porquéestáaquí?¿Quiénlotrajo?—LotrajoGan.Árgoht lo miró muy serio. No era la respuesta que esperaba. Orges le
respondióconunasonrisa.—Undíaaparecióennuestrapuerta,asídesencillo.Élnuncahasidocapaz
dedecirnosdedóndevino,aunqueestabaagotadoysucio,comosillevaravariosdíasdemarcha.Nomepreguntesmásporquenohemosobtenidoentodosestosañosmásrespuestasqueesta:undíanoestabayaldíasiguientesí,aligualquetú.AsísonlosdesigniosdeGan.¿Loharás?
Árgohtsupoquenoteníaopción.Habíavividounañoallísinquenadielepidieranadaacambio.Habíasidorecibidosinmáspreguntas,sincuestionarsupresencia,yacogidocomounomás.Negarsehabríasidounagravedescortesía,pormuchoqueleirritaracargarconelniñoensuviaje.CuandohubieronllegadoalapuertadellerteneodeÄrgufal,unaligerabrisarefrescabayalaresecapieldelhechicero.Latormentaavanzabaaunavelocidadinusitada.Prontoseharíalanochesobreellos.Lohabíavistoenotrasocasionesynoeraunaexperiencianada agradable. Cuando eso ocurría, la misma piedra del edificio parecíaretorcerseconcadaembatedelvientohuracanado.LapequeñapuertademaderaseabrióyÁrgohtatisbóelconfortablefrescordelasombraqueleesperabamásallá.Orgessedetuvoylomiró,esperandounarespuesta.
—Sea—respondióelhechiceroconunsuspiro.
7
«Elnecioescuchaydiscute.Elsabioescuchayaprende».
Dichopopular.
Kendarmirabahacialaentradadeltúnelconunaaprensiónquenohabíasentidonunca desde que, siendo apenas un niño, había comenzado a trabajar en unamina de mano de su padre. A pesar de que había pasado todo un día, aúnescuchabaensumenteelsonidoqueproducíanaquellascriaturasalmasticar,alcomerseelcuerpodeunhombrealquenisiquierahabíapodidoreconocer.Saberquehabíaotroesperandoaserdevoradoapoyadoenlapared,comosisolofuerauncerdoreciéndegolladolehabíaquitadoelsueñolanocheanterioryaduraspenaslograbadejardetemblar.
También le seguía doliendo el corte que se había hecho en la frente en sucarrera alocadayquenohabía sido consciente dehabersehechohastamuchodespuéshabersalido,cuandolasangrecomenzóacalentarsumejilla.
EsperabasindejardemoverseaquellegaraFesArniö,elsupervisordezona,su superior directo, a escuchar sus explicaciones sobre por qué habíaabandonado la mina cuando acababa de comenzar la jornada y no se habíadejadovermásentodoeldía.Unmensajerolohabíaencontradoencasa,conlaspuertas y las ventanas cerradas, y le había informado de que el supervisor le
esperabaaldíasiguienteaprimerahora.Asíqueallíestaba.FesArniöapareciótrasunsalienterocosoconsutúnica
escarlata, su eterna tablilla debajo del brazo y sus andares infantiles. Parecíalevitarsobreelsueloenvezdepisarsobreél.Eracompletamentecalvo,yelsoldelamañanayalanzabareflejossobresupielaceitada.
—Buenos días—dijo cuando hubo llegado hasta él. Su voz tenía un tonoalgo chillón que irritaba mucho a Kendar, acostumbrado a hablar siempre ensusurrosbajotierra.
—Buenosdías,Fes.FesArniömiróaKendardearribaabajo,comosinosevierancadasemana,
comosinollevaranjuntosenlasminasmuchosañosya.Sumiradalorecorriócomo tratando de encontrar qué había cambiado en él para que hubieraabandonadosupuestocomolohabíahecho.
Cuandollegóasusojos,arqueóunaceja.—¿Ybien?Kendar sintió una ira repentina. Sabía que aquella conversación no iba a
terminarbien.—Ybien,¿qué?—Cuéntame. Dime qué te pasó ayer. Porque supongo que tendrás una
explicación…Kendarcogióairetratandodecontrolarse.—Vi cómo mataban a dos hombres. —Comenzó a temblar de nuevo al
recordarlo. Aun así, sacó fuerzas para relatar todo lo que había visto. Tardóapenasunosminutos.
—¿Criaturas?—interrumpió Fes cuandoKendar hubo llegado a esa parte.Nopudoevitarqueseleescapaseunasonrisaburlona.
—Sí,menudasyhorrendas,conlasorejaslargasylosdientespuntiagudos.Nodebíanlevantarsemásdeunmetroymediodelsuelo.
Fes se detuvo de nuevo a observar a su interlocutor en completo silencio,comosiestuvieratratandodetomaralgunadecisiónsesuda.Ocomosiestuvieradecidiendosimerecíalapenallevaraquellaconversaciónmáslejos.
—¡Noestoy loco!—saltóKendar, anteelevidenteymolestoescepticismodeFes—. ¡Sé loquevi!Meconoces,Fes, sabescómo trabajoyquenuncahetenidoelmaldelasombra,nuncahetemidoalapenumbraniheabandonadomipuesto sin razón. ¡Sé lo que vi! Había mucha sangre y dos cadáveres, estoyseguro.Yomismoseríaunodeellossinohubierallegadoacorrercomonunca
lohehecho.Fesguardósilencioaununosinstantesmás.CuandoKendaryaibaadarpor
concluidalacharlaymarcharse,susupervisorvolvióahablar.—Vete a casa, Kendar. Te veo agotado. Hoy descansarás y regresarás
mañanaconlasfuerzasrenovadas.—¿Quévasahaceral respecto?Temoque lasminasdejende ser seguras.
Bastante tenemoscon laoscuridad, losderrumbesy la faltadeairecomoparatener que preocuparnos por pequeñas bestias asesinas. Deberías enviar unadotacióndesoldadosamatarlas.
—Esonoestáenmimano,Kendar,peroloconsultaré.Kendarnosabíacómotomarseaquellaspalabras.—¿Mecrees,pues?—Siestahistoriamelahubieracontadocualquierotro,mehabríareídoensu
cara.¿Mehereídoenlatuya?«Casi»—pensóKendar.—No.—Puesyaves.Meparecedifícildecreer,perotomarétupalabraporfiable
en lamedida de lo posible y la haré llegar a los oídos oportunos, pero no tepuedoprometernada.
LosánimosdeKendarseapaciguaron.—Esmásdeloqueesperaba,Fes.Gracias.Arniösonrióypusolamanosobreelhombrodeunodesusempleadosmás
veteranosyexperimentados.—Ahoraveteacasa.Tienesunaspectohorrible.Ysinmás,sediolavueltaysefuepordondehabíallegado.Kendarsequedósolodenuevo.Sumiradaseposóenlaentradadeltúnel,de
la que varios compañeros entraban y salían sin descanso. No pudo evitarescuchar de nuevo en su mente los chasquidos que producían aquellos seresmientrassecomíanalhombre.
Seleerizóelvellodetodoelcuerpo.Alegreporabandonarlavisióndelagaleríaporunrato,sedirigióasucasa.Ibaa tomarseundía libreporprimeravezenveinticincoaños.
Su tranquilidad, sin embargo, no duró mucho. Aunque esa noche habíadormidomásdeloqueacostumbraba,laspesadillasinvadieronsudescanso.Lavisióndelashorriblescriaturasloacosabaylosremordimientosporhabersalidocorriendo sin tan siquiera comprobar si alguno de los hombres estaba vivo le
atormentaban. Se decía a sí mismo una y otra vez que era imposible que loestuvieran,peronopodíaquitarsedelacabezalasensacióndequedebíahaberhechoalgomásquehuircomounperroconelraboentrelaspatas.Sumujer,quedormía plácidamente a su lado, no había percibido su angustia y él no habíaqueridoponerlanerviosacontándole losdetallesde loquehabíavisto.Aúnnoestabapreparado.
Cuando tocaron a su puerta el sol acababa de despuntar en el cielo. Yalevantadoslosdos,Kendarmiróalaquehabíasidosumujerdurantemásañosdelosquerecordabapreguntándoleconlamiradasiesperabaaalguienyellaledijoquenoconlacabeza.Enlapuertaleesperabaunhombrevestidoconunadelicadatúnicadecolorámbar,bienpeinadoyoloroso.
—KendarOlst,debéisvenirconmigo.Kendarmiróalhombredearribaabajo.Suaspectodelicadoyamaneradoera
porcompletoopuestoalsuyo,rudoyfornidotrastantotiempodetrabajofísicodealtaexigencia.
—¿Quiénsoisyadóndedeboirconvos?—MeenvíaFesArniö.Esosolopodíasignificarquesuconvocatoriateníaqueverconloacontecido
enlamina,asíquenotendríadíadedescansodespuésdetodo.Kendarsevistióysalióenposdelmensajero,queprontodirigiósuspasos
haciaelCaseróndelaToga,elachaparradoedificiodesdeelqueunadelegaciónreal gobernaba el pueblo de Emh. Se encontraba apenas a una jornada deTalder’an y su población estaba formada casi en exclusiva pormineros y susfamilias.TuvoqueatravesarelPuenteRoto,sobreelríoMan-Orön,paracruzaralladooestedelpueblo.Elsolrielabasobresusuperficietranquilaapesardelacercaníadelasmontañasenlasquenacía.PeroKendarnosedetuvoadisfrutarde las vistas y cruzó al otro lado con la mente llena de recuerdos yespeculaciones.
AlllegaralCaserón,unaparejadeguardiaslesdioelaltoconsusexquisitasarmadurasargénteasysuslargascapascarmesí.ElemblemadelreinodeAngôrlucíaensuspechosacorazados.Eraunviejoedificiodedosplantasconstruidoenmaderayadobe, feoyfuncionalcomosolopuedeserlounoconstruidoconunafunciónconcreta,sinánimodeornamento.
—¿Llevasarmas?LapreguntahizoqueKendarregresaraconbrusquedaddelaneblinadesus
pensamientosalarealidad.
—Te pregunto que si llevas armas —insistió el mensajero—. No puedesllevarlasapartirdeestepunto.
—No,nollevoarmas.Despuésdeunsomeroescrutinioporpartedelosguardias,lesfranquearonel
paso.Ascendieron por una ancha escalera demadera hacia la planta superior.Los ligeros pasos del hombrecillo apenas creaban ecos entre el murmullo degentetrabajando,quelesrodeabaportodaspartes.Arriba,otroguardialesdioelaltodenuevo.Elmensajeroseidentificóypudieroncontinuar.
—¿Essiempreasí?—¿Aquéosreferís?—Aloscontroles,atantapresenciadeguardias.El mensajero miró de nuevo al soldado apostado en la parte alta de la
escalera.—Asíes.Eselprecioquehayquepagarporvivirsegurosaquídentro.Kendar no dijo nadamás, pero supo para sus adentros que nunca querría
vivir así, en un sitio en el que era cuestionado a cada paso y todos susmovimientos eran supervisados y valorados. Además, ¿de qué les iban aproteger?Emheraunpueblomineroytodalapoblacióntrabajabadeunaformauotra. ¿Quépodíapasar enun lugar comoaquel, alejadode las intrigasde lacapital?
FesArniöleesperabasentadoanteunpequeñoescritorio,rodeadodepapelesy libros manoseados. En las paredes del habitáculo que ocupaba, más libroscolocadosdecualquiermaneraamenazabancon sepultar al incautoquepasaraanteellos.
—Kendar,siéntate.Elmineroobedeciómientrasobservabaal hombrecillo sentadoante él con
cierta condescendencia, aunque toda su actitud revelaba la debida humildad yrespeto.Comparadoconél,recioydemarcadosmúsculos,elfuncionarioeraunserenclenqueydébil,unhombreescuchimizadoysudorosodepielclaraqueseperdía entre sus propios papeles. A pesar de ello, sabía que no debíaminusvalorarlonidespreciarloscontactosdelosquedisponía.
—Hellevadotu…casounpocomásarriba.—Fesseñalóconeldedohaciaeltecho,yKendarentendióalaprimera.
—¿Ybien?—Verás, Kendar. Las cosas están complicadas por aquí últimamente.
Deserciones, rebeldes en el norte, ataques a las caravanas…Tenemosmuchos
frentesabiertos.Kendarsehundióensusilla.Sabíaquetodoaquelpreámbulollevaríaaun
únicositio.—Nuestro señorOfestes ha ordenado reforzar los caminos para proteger a
losmercaderes y enviar hombres a Angôr’an para reforzar las defensas de lafronteranorte.Metemoquenodisponemosdeefectivosqueenviarabuscaraesascriaturastuyas.
AKendar no le pasó por alto el tono despectivo y burlón que a Fes se lehabíaescapadoaldecircriaturas.Seesperabaalgoasí.
—Seguirámuriendogente—dijo,muyserio.—Vamos,nodramatices.Muerenminerostodoslosdías.Esuntrabajoduro
ypeligroso.Albajarallí,sabenaloquesearriesgan.Kendar supo entonces que no había nada más que decir. Estaba
acostumbrado a ser tratado con esa desidia, como si su trabajo no fuera granparte del sustento de la economía del reino de Angôr. A nadie le importabacuántos hombres murieran a la sombra de las montañas, siempre que lospreciadosmetalessiguieranllenandoloscarromatosdeloscomerciantes.Sintiócómolairaibainflamandosusvenaspocoapoco,peroeramuyconscientedeaquiénteníadelanteynoabriómáslaboca.
Selevantóysemarchósindespedirse.
8
«Lasdificultadesportodoelreinopusieronapruebalas
aptitudesdetodosenaquellosañoscomplejos».
HistoriavivadeAngôr,capítuloveintitrés.Markusde
Lárgaran.
Ofestesseciñó lapesadacapade lana todocuantopudoysecubrió lacabezaconlacapucha.Losflecosquebordeabanlatela,unpocoraídatrasmuchosañosdeviajesportodoelreino,bailabanalsondelvientoquerecorríalallanuradeTalder.
Volvíaacasajuntoaunconvoyconmercancíasbásicasconlasqueafrontarel próximo invierno.Quesos, encurtidos, carnes y pescados en salazón, pan yharina, cereales…Ofestesmiró hacia atrás, a la decena de carromatos que leseguíantiradosporbueyesycaballos.VeratodosaquelloshombresyanimaleslehizopensarenelpapelquesuciudadrepresentabaenelpanoramadelreinodeAngôr.AunqueTalder’an era una ciudad capaz de autoabastecerse si teníanecesidad de ello, sus campos no podían competir con los de Angôr’an. Suciudad sehabíavolcadoen lasminasyhabíadejado la labranzayelmercadobajo el control de la capital. Ofestes sabía que, si alguien necesitaba armas,escudosometales,acudiríaaTalder’an.Eseerasuorgulloysugranpasión.
Anteellos,aescasoskilómetros,podíanverseyalascolinasquecircundaban
la ciudad.Deseaba llegarcuantoantes, cambiarsede ropayacomodarseen suestudio,antelachimeneayjuntoaunbuenvasodevino,cálidoyespesocomosolosusmaestrosvinerossabíanhacer.Alpensarenello, sintióelpesode losañossobresushombros.Laespada,queapenassabíausar,leparecióunobjetoajenoaél.Lacotademallaquellevababajolacamisa,uncorséquenoledejabarespirar.Esascosassololeparecíanunpesomuerto.
Enesemomento,unode losmiembrosde suguardia situadoa suderechacayódelcaballocomounfardo.Sucuerpolevantóunapequeñanubedepolvo,detierraalaqueelcalorhabíaarrebatadotodosuverdor.
Unaflechaasomabadesucuello.—¡Alarma!—gritóalguien—.¡Nosatacan!Como si de una única persona se tratara, sus guardias se situaron a su
alrededor,formandounabarreradefensivaconlosescudosenalto.Loscaballoscorcoveabanmientras sus jinetes trataban de determinar la dirección desde laque se produciría el ataque. Varias flechas más surgieron de un promontoriorocososituadoasuizquierda,perolosguardiasestabanyaprevenidosyalzaronsus escudos a tiempo de evitar más bajas. Los comerciantes se aprestaron aescondersetrasloscarromatos,temblandodepiesacabeza.Elcaminobajosuspies no dabamuchomargen para guarecerse hasta un pocomás adelante queempezaban las colinas, por lo que no era el lugar más apropiado para unaemboscada. A su alrededor, a excepción de aquellas escasas rocas que losatacantesusabancomoparapetoimprovisado,solohabíahierbaresecaycharcosdebarro.
UnodelosguardiastomólasriendasdelcaballodeOfestesyloalejódelazonaalgunosmetrosaltiempoqueloprotegíaconsuescudo.Pocodespués,unnumerosogrupodehombresabandonólaproteccióndelaspiedrasparalanzarseal ataque contra ellos gritando y haciendo aspavientos. Los guardias seafianzaronenposicióndefensiva.
Ofestestuvotiempodeobservarasusatacantes.—Sonnorteños—dijoelhombresituadojuntoaél.Enefecto,eranhombres
de las tribus del norte. Sus cuerpos, apenas cubiertos con algunas piezas decuero,robustoscomoviejosárbolesyconlapielsalpicadademarcasytatuajes,nodejabanlugaradudassobresuprocedencia.
—¿Quéhacenaquí?—preguntóelguardiadenuevo,másparasímismoqueesperandounarespuesta.
—Seestánvolviendoosadosapesardesuescasaformaciónmilitar.Enmás
deunaocasiónhemosrecorridolastribusreclutándolos,peropocoshanlogradodarlatallaencombate.Sonbuenosartesanos,buenosleñadoresyherreros,perono están hechos para la guerra. La elección del lugar para la emboscada y laformadellevarlaacaboloconfirman.
Elguardiaasentíaconlacabeza,observandocómolosdosgruposchocaban.Los norteños superaban a los talderanos en proporción de tres a uno, peroatacabandesordenadosysindisciplina.Suscadáveresprontoempezaronateñirderojoelcaminobajosuspies.
Ofestesconteníalarespiración.Eranangoranos,protegidosporlaleydelreyde Angôr, a pesar de sus actuales fechorías. Soltó aire con un largo suspiro.Aquellonodeberíaestarpasando.
La batalla duró poco. Cuando el número de norteños se hubo reducidodrásticamente,lossupervivientesecharonacorrer,huyendoentodasdirecciones,gritando ymaldiciendo.Cuando los guardias iniciaron la persecución,Ofesteslesdioelalto.
—Dejadlosir.—Pero,señor,volveránotrodía.Ofestessuspiródenuevo.Noqueríaromperlaformaciónydeseaballegara
casa. Dejarlos ir ahora podía suponer más muertes mañana, pero no queríaalargaraquellasituaciónniunminutomás.
—Sí,volverán.Unas horas después, Ofestes descansaba su cuerpo agotado por el viaje
dentro de un baño que empezaba a quedarse frío. Hacía un buen rato que elvaporhabíadejadodeacariciarsupiel,peroél,absortoenlosrecuerdosdelosacontecimientos recientes, apenas se había percatado de ello. Su mirada seperdíaenel espléndidomosaicoquevestíael techode laestanciadesdehacíageneraciones.Nilahumedadnielpasodeltiempohabíandeterioradoenlomásmínimo su rico aspecto. El calor de la chimenea, que chisporroteaba conelegancia en el dormitorio contiguo, llegaba hasta allí evitando que tiritara defrío.
—Parecéispreocupado,miseñor.OfestesnohabíasentidolallegadadeGetsa,queestabasentadaasulado.Lo
había hecho en completo silencio, como casi siempre. Ensimismado comoestaba,nisiquierahabíasentidosupresencia.Cadadíasepreguntabaquéhabíahecho todasuvidasinella.En losdosañosque llevabaasuserviciosehabíavuelto imprescindible para él.Al llegar del viaje le tenía preparado el baño y
ahoraleesperabaconlastelassobreelregazoparasecarsucuerpoalsalirylaropaconlaquevestirse.
—Me lees el pensamiento—dijoOfestes con una sonrisa.Y no se referíasoloalhechodequehubieradetectadosupreocupación.
—Heoídocosasenlospasillos.¿Estáisbien?Ofestesmiróalajovenysintiólapresióndesushermososojosazules.Elsol
quepenetrabaporlaúnicaventanadelaestanciaclareabasuscabelloscastaños,yabastanteclarosdeporsí.Novioensumiradacuriosidadniansiaporsaber,sinolamássincerapreocupación.Surostroparecíatalladoenmármol,delicadoyduroalmismotiempo.Sihubierasidocapazdeexperimentardeseoscarnaleslahabríaconvertidoensuconcubinatiempoatrás.Peronoeraasí.Éllosabíayella también.Aunasí, enocasiones lepedíaquecompartiera su lecho,aunquesolofueraparasentirelcalordeuncuerpojuntoalsuyo.
—Los norteños han atacado a la comitiva—respondió mientras daba porterminadoelbaño.
—¿Otravez?Getsa se puso en pie para extender las telas y cubrir con ellas el cuerpo
desnudodesuseñorsinqueleinspirarapudoralguno.—Metemoquevamosapeor.Lohanhechoapesardequeeraevidenteque
noéramossimplescomerciantes.Miguardiaibaarmadayprotegidayaunasísehan abalanzado sobre nosotros. Solo su propia ineptitud ha hecho que nosuponganunpeligromásgrave.
—¿Quéospreocupa,pues?Ofestesempezóavestirse.—Elhechoensí.Lapazdelreyyanosignificanadaparaellos.ElreyPreas
meha informadodemás ataques por todo el reino y de que varias tribus hanmanifestado la intención de abandonar la protección real y regir sus propiosdestinos.
—Lagenteestáasustada.—Esmásqueeso.Empiezanaperderlafeennosotros.Noestamossabiendo
resolver sus problemas y creen que ellos lo harán mejor, aunque esospensamientoscasisiemprellevanalasangreylaguerra.
Getsa no hizo ningún comentario mientras Ofestes terminaba de vestirse,perdidodenuevoensuspensamientos.
—¿ElConsejoestáyareunido?—preguntócuandohuboterminado.—Sí,miseñor.
Ofestessecubrióconunaelegantecapadecoradaconelescudodelreino.Suaspectoeraformal,aunquesinexcesos.Sulargacabelleracanarecogidaenunacolarejuvenecíaunrostroquehabíadejadoatráslajuventudtiempoatrás.
Cogióalgunospapelesdeunamesitasituadajuntoalapuertaysaliópara,alinstantesiguiente,volveraasomarseporelquicio,comosisehubieraacordadodealgoimportante.Sedirigiódenuevohacialamuchachaconelrostroserioylamiradatriste.
—LaguerraescosadePreas,Getsa.Yosoloquieroquemedejengestionarmisminas.
LaSalaRegiaseabríaanteélunavezmás.Elecodesuspisadasenaquellaestancia inmensa no pudoocultar el sonido de las sillas al rodarse cuando losmiembrosdelConsejodeTaldersepusieronenpiepararecibirle.
El salón estaba bien caldeado gracias a dos grandes chimeneas quecrepitaban en los extremos más alejados y que ayudaban al mismo tiempo aesquivarlassombrasdelosrincones.Laescasaluzqueentrabaporlospequeñosventanaleshabíaperdidolabatallatiempoatrás.Suconsejoprivadosereducíaatrespersonas:FesArniö,responsabledelagestiónderecursosytrabajosdentrodelaciudadysiempreacaballoentreEmhyTalder’an;ArtorMirto,unhombreinmensoeiracundo,jefedelaguardiaymiembrodelosPiquerosdeFairard;yCledasdeTarg,unamujeradorabledepelocanoyojossabios,encargadadelascuentasdelaciudad.Ofesteslesindicóquesesentaranconungestodelamanomientras ocupaba su sitio en la cabecerade lamesa, quedisponía aúnde seissillasmásquenuncaseusaban.OfestesdisimulócomopudosuturbaciónydiocomienzoalConsejoexplicandoloocurridoensuviajeaAngôr’an,sureuniónconelreyysuaccidentadoviajederegreso.
Elsemblantedetodoslospresentesseoscurecióalsaberquehabíansufridotresbajasenelataque.
—Tenemosquehaceralgoalrespecto—dijoArtortrasalgunossegundosdereflexiónenlosqueelsilenciocayósobreelloscomounapesadamantadelana.
—Siperdemos el comercio, si los reinosdel nortepierden la confianza ensusenvíos temiendoalgúnataque,estamosperdidos.ElDañonosdestruirá—añadióCledas.
—Reforcemoslaseguridad.Siincorporamosunapatrulladecincohombresacadacaravanalosmontañesesselopensaránunpocomásantesdeatacarnos.
—Hoyesonoleshaimportado…—Pero les importará cuando sea la costumbre. Si cada envío está bien
defendido tendrán que pensarse mejor lo que hacen. Que vean que nos lotomamosenserio.
—Esa misma decisión ha tomado el rey. Eso haremos también nosotros,pues.Artor,encárgatetú,porfavor.
Elhombretónasintióconlacabeza.MientrasFesArniötomabalapalabra.—Señor,haocurridoalgoenlasminas…—Espero que no sean más rumores, Fes. El rey Preas fue muy paciente
conmigoenrelaciónconestetema,perosololecontéhistoriasdeviejas.Sinohaynadaconsistenteyloshombressiguenprotestandoporquesí,prefieroquenomelocuentes.
Fes guardó silencio unos instantes, dudando de si debía contarle lo queKendarlehabíatransmitido.
—Creoqueestavezno,señor—dijoporfin—.Lainformaciónprovienedeuno de los hombres más serios y confiables del equipo de mineros. Asegurahabervistoalgúntipodecriaturamatandoadoshombresenlospozos.
—¿Criatura?—Séquesuenaextraño,señor,perotiendoacreerensupalabra.Nopuedo
asegurarquenotuvieraelmaldelapenumbrayselohayainventadotodo,perolodudomucho.Estehombrellevatodasuvidabajotierraynuncahamostradosíntomas.
—Conozco hombres que los han manifestado muy tarde, Fes—intervinoArtor.
—Yyo.Enfin,nolosé.Melimitoacontároslo,miseñor.Kendarcreequedebemosincluirguardiasenlasminasporsisesucedenlosataques.
Ofestessacudiólacabezainmediatamente.—Esimposible.—Lo entiendo, señor —contestó Fes. Esperaba una respuesta como esa,
dadaslascircunstancias.—Nuestraprioridadsonlascaravanas.Bastanteshombresvamosatenerque
asignar a ellas comoparausarmás enterrándolos en lasminas. Jamásheoídonada sobre criaturas en las montañas salvo en los cuentos de mi abuela, quehablabadetrasgosyargontes.Noprestaremosoídoaesastonterías.Dehecho,mearrepientodehaberlecontadonadaaPreassobreesteasunto.Sealoquesea,sihayalgoqueresolver,loharemosnosotrossolos.
—Sí,miseñor.ElConsejosiguióadelante,peroFesnoterminódequedarsetranquilo.Las
palabrasdeKendarselehabíanquedadograbadas.«Menudasyhorrendas,conlasorejaslargasylosdientespuntiagudos».
9
«Loimportantenoestenerlasmejorescartassinosaber
jugarbienlasmalas».
RefránmuycomúnenAngôr.
TizosiempresentíaescalofríosenpresenciadelamalditatorredeMügero.Allíestaba,encastradaen larocade lamontaña,siemprea lasombracon lapiedranegraqueledabaformacomounadeclaracióndeintencionessobrelaoscuridadenelcorazóndesushabitantes.Laobservabatratandodepercibiractividadmásallá de lamuralla, pero nada parecíamoverse. Ninguna columna de humo seelevabahaciaelcielo,ningúnsonidorompíaelsilencio.
Seencontrabaaescasostrescientosmetrosdelperímetrodelmuro,sobreunapequeña elevación rocosa, escoltado por el capitán al mando del cerco y unpuñado de hombres más. Era una distancia apropiada para observar, pero noparecíahabernadaquever.Unaráfagadeairefríoprocedentedelamontañalehizotiritarysecerrólapesadacapadelanaentornoalcuerpoparaprotegerse.
—Laschimeneasdeberíanestarencendidas—dijoanadieenparticular.ElsargentoHolissepusoasulado.—Señor,¿cómodecís?Tizo, varios años más joven que Holis, aún se sorprendía cuando algún
compañero,mayorymásveteranoqueél,lollamabaseñor.
—¿Cuántohacequenovesunacolumnadehumosalirdelaciudadela?—Ahoraquelodecís,bastante.Nohabíareparadoeneso.—Sehanido.Holismiróhacia lamuralla, como tratandode entenderquéhabíavisto su
superiorparallegaraesaconclusión.—Esimposible.Nonoshemosmovidodeaquí.—Y,sinembargo,sehanmarchado.—Esimposible.—Esoya lohasdicho,Holis,peromeapuesto lamano izquierdaaque, si
queda alguien ahí dentro, no será ninguno de los maestros. Se han largadodelantedenuestrasnarices.
Ysinmáspalabrasseechóaandarendirecciónalaciudadela.—Capitán,¡no!—Seguidme.Holis comenzó a gritar órdenes y una docena de soldados se apresuró a
rodearaTizo,quienmanteníaelpasofirmecomosiloqueteníadelantenofuerauna ciudad sitiada, como si no llevaran meses asentados ante su muroinfranqueableesperandounarendiciónquenohabíallegado,comosinopudierarecibirunaflechaencualquiermomento.
Tizoseñalóalgúnpuntoelevadodelamuralla.—Laúltimavezquevinehabíacuatro soldadosenaquella torre.—Señaló
hacia otro punto—.Y cuatromás en aquella otra.Había soldados patrullandoentrelasalmenas.Ahoranohaynadie.
Enefecto, lamurallaaparecíaensilencioymássombríade lohabitual.Elvientobarríasupartealtasinquenadieasomaralacabezaodieraunaseñaldealarmaantelapresenciadeintrusosacercándose.
Cuandohubieronllegadoanteelrastrilloqueprotegíaelaccesoalaciudad,Tizo sintió que el corazón podría salírsele del pecho en cualquier momento.Estaba seguro de que no había nadie allí que pudiera hacerles frente, pero nopodía asegurar que un soldado rezagado, un buen arquero, no le clavara unaflechaenelcorazón.Llegóalasombradelamurallaysostuvoelairequehabíaretenidosindarsecuenta.
Necesitaronvarioshombresparalevantarelrastrillolosuficientecomoparaque uno de ellos se colara por debajo arrastrándose por el suelo. No estabaaseguradoy,unavezdentro,pudohacerusode lapoleaparaalzarlode formaque pudieran acceder los demás. Nadie les salió al paso cuando lo hubieron
franqueado y llegado a un patio interior. El viento hacía gemir las paredes deroca que, sobre sus cabezas, parecían titanes de piedra ansiosos por tocar elcielo.
El patio estaba plagado de objetos tirados de cualquier manera: cubos,algunaspiezasderopa,unaescalera,unasillademontar…
—Sehanidoprecipitadamente.Hayquebuscareltúnel.—¿Quétúnel?—preguntóHolis.Tizolomirócomosi,apesardeladiferenciadeedad,fueraestúpido.—Nohanpasadoantevosotrosnihanpodidosalirvolando.Dealgúnmodo,
hancavadountúnelenlamontañayhansalidoporél.Holisasintióconlacabeza.—Tienesentido—confirmó.—No os despistéis, no quiero sorpresas. Los ojos bien abiertos, las armas
biensujetasytodosjuntos.Casi al mismo tiempo, desenvainaron sus armas, prestos a defenderse de
cualquierataqueimprevisto.Elecodelosmetalesresonóenlascallesdesiertas.De esta forma comenzaron a avanzar por los estrechos callejones que
conformabanlapequeñaciudadeladeMügeroendirecciónalaTorreSombría.Tizo nunca había estado allí, pero la torre quedaba a la vista desde cualquierpunto,asíquefuefácilseguiresadirección.Durantetodoeltrayectosintióunaopresiónenlanuca,comosialguienlesobservara.Aunqueenvariasocasionesmiró hacia atrás y no dejaba de mirar hacia los lados, no vio a nadie quejustificara esa sensación. El vello de los brazos se le erizaba cada vez quedoblabanunaesquina.
Tizo observaba a su alrededor sin entendermuy bien a qué se debía todoaquello. La intención del asedio a Mügero no era conquistar la plaza, puesapenasteníainterésestratégicoynovalíalasvidasqueibaacostar.Laintenciónera controlar los movimientos de la Orden Kariteas de forma que no pudieravolverahacerdaño.ApesardelatentaciónquePreashabíatenidodedestruirlay acabar con la mala hierba de raíz, no se había decidido a dar el golpedefinitivo.Aun así, haber encontrado que se les habían escapado de entre losdedosydelantedesusnaricesempezabaaponerledemuymalhumor.
Por fin llegaron a la entrada de la torre. Tras ascender una escalinata deanchos escalones llegaron a la puerta demadera de dos batientes. La torre sealzabasobreelloscasitanalta,oesoparecía,comolapropiamontaña.Labasenacía directamente de la roca y se iba separando de ella a medida que se
estrechabavariospisosmásarriba.La puerta estaba abierta de par en par, como invitándoles a pasar. Una
vocecillaensucabezaledecíaalcapitánquedebíaretroceder,quetodoaquellonoeranormal,queelsilencioquelerodeabaeramáspropiodeunatumbaquedeunaciudad.Pordoquierpodíanverseartículos tiradosdecualquiermanera,pruebadequesehabíadesarrolladounahuidadescuidada.
—Silencio—dijomientrascruzabaelumbral.Dentrolerecibiólaoscuridadymássilencio.
Accedióaungranrecibidordelquepartíaunaescaleraenespiralascendenteadosada a la pared. A ambos lados se abrían diversas puertas de sombríoscontenidos.
Tizoseñalóavarioshombres.—Vosotros,subidypeinadplantaporplanta.Siencontráisproblemas,gritad
eiremosenseguida.Noosconfiéis.Estomedamuymalaespina.—Deberíamos irnosyprender fuegoa todaestamaldita torre—dijoHolis
haciendounaseñalparaahuyentarelmaldeojo.—Tenemosquesaberadóndehanido.Nohanpodidodesaparecersinmás.—Ojaláhayandesaparecidosinmás—murmuróHolis,casiparasí,sindejar
demirarasualrededor.El resto del grupo se distribuyó por la planta baja para registrarla por
completo.TizoyHolis,juntoconcincohombresmás,sedispusieronainvestigarlas puertas que quedaban a su izquierda. Los demás tomaron la direccióncontraria.
Avanzabanporlatorrecomosiestuvieranenlaselva,conpiesdeplomoyatentosacualquiersonidoquepudierasignificarlapresenciadepersonascercadeellos.Perosoloelsilenciolesacompañaba.
La primera puerta que abrieron daba a un gran almacén del que parecíanhaberse llevado gran cantidad de artículos de forma apresurada. Había cajastiradasportodaspartesyrestosdecomidacaídosporelsuelo.
Dejaronelalmacénatrásysedirigieronalasiguientepuerta.Tambiénestabaabiertaydabaaunpequeñosalónrepletodeestanteríasconlibrosdetodoslostamaños. No parecía que de aquel lugar hubieran cargado nada. Todo estabaintacto,comosilasalallevaraañossinserutilizada.
Cuando ya estaban a punto de darse la vuelta y salir para registrar lo quehabíamásalládelasiguientepuerta,elsonidodeunospasosapresuradosllegóhastaellosdesdeeldistribuidor.
—¡Atención!Tizo alzó su arma y los demás se situaron a su alrededor en posición
defensiva,esperandounposibleataqueporsorpresa.Pero quien apareció bajo el marco de la puerta, sudoroso, era uno de los
soldadosmásjóvenesdelgrupo.—Capitán,debeveniraveresto.—¿Quéocurre?—Hemosencontradoaalguien.Tizonoselopensódosvecesyselanzóhacialapuertaatodaprisaenpos
delmuchacho,queyacorríaderegresoaunadelassalassituadasaladerechade lapuertaprincipal.Eraungransalón.Quizás fuerauncomedor,aunqueenaquelmomentoestabadestrozado,conrestosdemueblesdemaderaapiladosenun rincón de cualquiermanera. Pero lo importante no estaba en los rincones,sinoanteellos,aprimeravista.
Un enorme agujero se habría directamente contra la roca de la montaña.Estaba apuntalado demalamanera con bastos tablones clavados de cualquierforma. Más allá solo las sombras se mostraban pero, como Tizo habíasospechado,parecíahaberun túnelquese internabaen lapiedra.Unaprecariaestructurademaderaparecíasostenertodoeltúnelypartedeltechodelasala,como si la estabilidad del conjunto hubiera sido perjudicada durante laperforación.
Pero lomás sorprendenteno estaba en el agujeronimás allá.Unhombre,delgado y sucio, de pie ante ellos, les observaba con una sonrisa bobalicona.Tizóseadelantó.
—¿Quiéneres?¿Dóndeestátodoelmundo?El hombre se pasó la lengua, reseca y agrietada, por los labios. Tenía el
aspectodealguienquellevamuchotiemposinbebernicomer,presadelafatigayapuntodedesvanecerse.Unaraídatúnicanegralecubríaelcuerpodelgado.
Tizosintióqueseleerizabaelvellodelanuca.—Tengounrecadoparavosotros—dijoconvozroncayrasposa,comosile
costaramuchoemitirsonidos.El hombre parecía a punto de desmayarse.Durante unos segundos no dijo
nada.—¡Habla,malditoseas!Tizo amenazó al hombre con la punta de su espada. En ese momento se
percató de que estaba amarrado a una especie de entramado de madera de
aspecto delicado que se imbricaba con el armazón construido para sostener eltúnelyeltechodelasala.
ElcorazóndeTizoempezóamartillearensupechoantelasospechaqueibaabriéndosepasoensuinterior.
—ElSerSupremoosmandasaludos.Losojosdelhombresepusieronenblancoderepenteysucuerposufrióuna
convulsión.Unlíquidodecolormarróncomenzóaescurrirporlascomisurasdesuslabios.
—¡Veneno!—dijoHolis,juntoaTizo.Suvozparecíaprovenirdemuylejos.—Karesvive—dijoelhombreantesdeperderelsentido.Tizosegiróhacialosdemás.—¡Fuera!¡Fuera!¡Esunatrampa!¡Corred!Sushombrestardaronaúnunossegundosenobedecermientraselcuerpodel
extrañosedesmadejabaycaíaalsuelo,arrastrandoconéllapartedelentramadodemaderaalqueestabaamarrado.
Por fin, los soldados se pusieron enmarcha a la carrera en dirección a lapuerta. Tizo esperó a que todos hubieran salido y se detuvo amirar atrás. Elsonidodemaderasalquebrarseempezóainvadirtodoelespacio.Laestructuraque sostenía el túnel y el techo del salón cedía ante lo que parecía ser unesquemabienplanificadodedestrucción.Cadamaderoquecaíaarrastrabaaotroque,a suvez,arrastrabaal siguiente.Pronto,empezaronaceder laspartesdeltechoque los tablonesestaban sujetando.El túnelyaempezabaaderrumbarsecuandoTizodecidióquehabíavistomásquesuficiente.Enelmomentoenquesegirabapara salir, un temblor lehizoperderpieporun instante.Laspiedrasllovíanasualrededorcadavezconmásfrecuencia.Lasoíaquebrarsecontraelsuelo.Aunquesabíaqueestabamuerto,casicreyóescucharlarisadelhombrealver cómo habían caído en aquella trampa tan burda e inteligente al mismotiempo.
En el momento en que se ponía en pie, un cascote impactó en su cabezahaciéndoleperderelequilibriodenuevoyprovocandoquesuvisiónsenublaraporunmomento.Asualrededor, lasalasederrumbaba.Cuandoquisoavanzardenuevonosupohaciadóndeteníaqueir.Sehabíadesorientadoylabrumaquese había instalado ante sus ojos le impedía pensar con claridad. El polvoempezabaaentrarensunariz,dificultándolelarespiración.
Entonces,sintióunapresiónensubrazoizquierdoyunbruscotirón.Alguienhabíaregresadoensuauxilio.Sedejóllevar,tropezandoysinsaberhaciadónde
iba. El ruido de piedras cayendo se hizo cada vez más atronador, ocultandocualquierotrosonido.Selimitóacorrercuantopudohastaquesintióelairedelexteriorensuspulmones.Aunentoncesnodejódeavanzar.Trastabillóalllegaralaescalinataybajólosescalonesrodandosobreellos.Elpolvodelderrumbelorodeóporcompleto.Sepusoenpiecomopudoycorriódenuevo.Labrumadesusojossedespejabasoloparadarpasoaotramásoscuraydensa.ElsonidoqueleengullíaeracomositodalaTorreSombríaseestuvieraderrumbandotrasél.
Pocoapoco,elruidosefuereduciendo,peroélnodejódecorrerhastaquehubodejadoatráselrastrilloporelquehabíanaccedidoalaciudadela.Pudoverasushombrescorriendojuntoaél,igualdeaterrados.Tropezódenuevoycayó,estavez sobre la tierradelcamino,másalláde lasmurallas.El sonidocasi sehabíaextinguidoysesupoasalvo,porloquesequedóenelsuelotratandoderecuperarelaliento.Variosminutosmástardereunióvaloryfuerzaparalevantarlacabeza.Unaccesodetosleimpidióponerseenpieydenuevoalguienacudióensuayuda.
—Arriba,capitán.—EralavozdeHolis.Tizo cogió aire profundamente y, por fin, se giró paramirar a su espalda,
dondeunanegranubedepolvoseposabalentamentesobrelaciudadela.DelaTorreSombríanoquedabapiedrasobrepiedra.
10
«Paraalgunos,lallamadadelcaminoesmáspoderosaqueel
hambre.
Nohaycadenasqueatenaestoshombres».
EllibrodeGan,capítulodieciocho.Variosautores.
Dos días más tarde, Árgoht aún le daba vueltas a la conversación que habíatenidoconOrges.Teníasupetatepreparadoparapartirysehabíadespojadodesutúnicaparavestirdenuevosuviejacapa.Laropaconlaquehabíallegadoallerteneo estaba destrozada, por lo que tuvo que hacerse con unos nuevospantalonesnegrosyunacamisablancasobrelaquesepusolacapa,loúnicoquehabíasobrevividoconalgodedignidad.Estuvotentadodequitárselaparasaliraldesierto, pero sabía que era mejor pasar calor con el cuerpo cubierto quearriesgarse a las quemaduras solares y la deshidratación de la piel. Además,habíaelegidoelatardecerparaemprenderlamarchaylatemperaturaempezabaacaerconrapidez.
Conparsimonia,casicomosisetrataradeunritual,secolocódenuevolasarmasencima:Êralin,laCazadora,quellevabaunañoguardadaycuyofilosolohabíavistolaluzenlassesionesdeentrenamientoquesehabíapermitidoparanoperdersutactoentrelasmanos,yunapequeñadagaqueguardabaescondidaenlaperneradelpantalón.Elpesodelaespadaenlacinturaleresultóextrañoy
antinaturaldespuésdetantotiempo.Todalaropaleparecíainapropiadaypesadaporlafaltadecostumbre.
Con exquisito cuidado, sacó los fragmentos de la bola de cristal. Comosiempre, sucolor era fríoe inerte, comosi algohubieramuertoen su interior.Cargar con ella no tenía sentido y sería un peso innecesario a cargar, así queseleccionó un trozo, lo envolvió de nuevo en telas y volvió a empaquetar lodemás.Eltrozolointrodujoensupetateyelrestolosostuvobajoelbrazo.
Encontróalpriordurantelacenaenelrefectorio.Comoeracostumbreenél,estabaunpocoapartadodelosdemás,pensandoensuscosasmientrasmasticabamuydespaciopedazosdepanaúnhumeantes.
—Maestre, ¿puedo molestaros un momento? —No podía irse de allí sinpreguntar una cosa, un asunto que habíamantenido a la espera sin sabermuybienporqué.
Orgeslevantólavistahaciaél.—Claro.¿Quierescomer?ÁrgohtasintióyOrgeshizounaseñaaunodelosacólitosquepaseabanpor
lasalalimpiandolasmesas.Elhombreasintióconlacabezayseperdióporlapuertaquellevabaalascocinas.
Ya habían hablado en otras ocasiones al respecto de los acontecimientosvividosporelhechiceroenTalder’any,unpocoantes,enellerteneodeLotrain,peronuncalehabíamencionadolaconversaciónquehabíatenidoallíconEstëasconrespectoalEquilibrio.EnlabibliotecadeÄrgufal,bastantepobredetítulosy contenidos, no había encontrado nada que explicara la existencia de losGuardianes.Habíabuscadodurantedías,mirandocadatomo,sinéxito.
Pero no podía abandonar el lerteneo sin preguntar, sin obtener cuantainformaciónlefueraposible.
Pocodespués,Árgohttuvoanteélunpedazodequeso,unpanreciénhechoyunplatodecaldocaliente.
—Pregunta sin miedo, amigo Árgoht. Sé que no has encontrado lasrespuestasquebuscabas.Dimeenquétepuedoayudar.
—QuieroquemehabléisdelosGuardianesyelEquilibrio.Orges se llevó un pedazo de pan a la boca al tiempo que esbozaba una
sonrisaconsuslabiosresecosyagrietados.—Nohaymuchoquedecirsobreellos.Sonunmito,unaleyendaanteriora
lacomprensióndelapalabradeGan.Árgoht sequedódepiedraporunmomento, tratandodeentender siOrges
estababromeando.—Lacreenciaenmásdeundios,másdeunaentidadquenosguarde,ouna
distinta de Gan, no tiene razón de ser a la luz de nuestros actualesconocimientos. —El maestre bajó la cabeza para sorber un poco de caldodirectamente del tazón—. No pienses en ello, pues nada vas a conseguir. ElúnicoguardiánquenosprotegeesGan,consusabiduríaycalor.Novayasmásallá.
Árgohttragótambiénunsorbodecaldoparatratardeasimilarloqueestabaoyendo.EnLotrainhabíaaprendidoqueexistíancincoGuardianes:elguardiánde la Luz, el de la Sombra, el del Tiempo, el de la Tierra y el enigmáticoguardiándeTodoyNada.Inclusohabíahojeadounlibroenelquepudoversusrepresentaciones en imágenes. Estëas le había dicho que poca gente conocíaaquella información. Árgoht había dado por sentado que otros ganetoreicompartirían ese conocimiento pero, o bienOrges le estabamintiendo, o biendesconocíadeverdadloqueEstëaslehabíaexplicado.
Incapazdecomprender,siguiódesayunandoensilencio.Alpoco,recordóloquellevabaenlasmanosylodepositóenlamesapara
luegoempujarlohastaponerloalalcancedelmaestre.—Megustaríaqueguardaraisestopormí.Orgesestiróelbrazoyacercóelpaquetedetelas.—¿Qué es?—preguntómientras deshacía los nudos con sus viejasmanos
nudosas.Cuando el cristal estuvo a la vista, volvió a taparlo como si solo fueran
trozosdelozavieja.—Sumeraexistenciaespeligrosa,Árgoht.Nodeberíaestaraquí.—Poresodebéisguardarla.Temoquecaigaenmanosmenos responsables
durantemiviaje.Aquíestarásegura.—Laenterraréenlasal.Noquieroqueestéentreestosmuros.ElhechicerosesorprendióanteestaactitudtantemerosadeOrges.Siempre
habíasabidoquelabolaerapoderosa,peronuncalaconsideróunpeligro.—Hacedloquecreáisoportuno—concluyó.Un poco más tarde, Orges y Lavell le esperaban en la planta baja del
lerteneo.Elchicovestíaropaparecidaaladelhechicero,prestadaatodasluces,pueslequedabagrandeymostrabavariosremiendosencodosyrodillas.Árgohtestabaansiosoporpartir.Eseañohabíasidounperiododedescansoyestudioque le había repuesto física y mentalmente, por lo que se sentía fuerte y
renovado,másdescansadodeloqueeracapazderecordar.—Buenastardes—dijodirigiéndosealosdos.Ancianoyniñoledevolvieron
elsaludoconunasonrisa.—Unatardeexcelenteparaviajar—puntualizóOrges.—Sí,esoparece.Árgohtsehabíacontagiadodeunaalegríaimpropiadeélantelaperspectiva
de la partida.El corazón se le aceleraba y solo deseaba terminar la despedidaparasentirqueestabadenuevoencamino,queelDestinoqueleesperabaestabacadavezunpocomáscerca.
—LavellllevaunanotafirmadapormíparaelmaestredeHipesenD’an,quedeberárecibirdetupropiamano.Sinintermediariosnimensajeros.Esdevitalimportanciaqueseaasí.
Árgohtsesorprendió.ElgestodeOrgessehabíavueltorígidoyserio.—Asíloharé.—¿Tengotupalabra?—Noacostumbroaprometernijurar,maestre.Mipalabravaleporsímisma.
EntregarélanotaenmanoalsuperiordeHipesenD’an.Elgestodelancianosesuavizóycasiestuvoapuntoderegresarlasonrisa,
peronollegóahacerlo.—Teloagradezco.Nopretendíaofenderte.Árgohtdejócorrerelasuntodirigiéndosealchico.—¿Estáspreparado?Lavellasintióconlacabeza,peronoseleveíadeltodoconvencido.Orgeslo
sostuvoporloshombrosyseencaróconél.—He puesto una docena de bollos recién hechos en tu petate. Sé que te
gustanmucho,asíquenote loscomastodosdeunavez.Raciónalose invitaaÁrgohtdevezencuando.
—Asíloharé.Todavíanoentiendoporquédebomarcharme…—Tegustará el viaje,Lavell.Disfrutarás junto aÁrgoht y verás elmundo
quehaymásalládeestosviejosmuros.Amítambiénmeapenaquetemarches,peroteaseguroqueenmuypocotiempotehabrásolvidadodenosotros.
LavellselanzóalosbrazosdeOrges.Estabaapuntodellorar.—¡Nuncameolvidarédevosotros!Orgesabrazóalmuchachoconfuerza.Ladespedidaestabasiendodurapara
el ganetorei, se le notaba en el gesto, también cercano a las lágrimas.Árgohtesperabaimpacientequeterminaraelintercambiodeabrazos.
—Vuelveavisitarnoscuandoquieras,¿vale?Árgohtsupoqueesonoocurriría jamás,queLavellnuncavolveríaaponer
unpieenaquellugar.Poralgunarazón,supoquesudestinoestabamuylejosdeallí.
—Nollores,tienesqueserfuerte.¿LoharásporelviejoOrges?Lavell se separó y se secó los ojos con la manga de la camisa. Después
asintióconlacabeza.Árgohtvioenesemomentounaoportunidadydiounpasoalfrente.
—Vamos.Se dirigió a la puerta y, unos instantes después, Lavell lo siguió.Ya en el
exterior, se detuvounmomentopara ajustarse la capucha a fin de proteger sucabeza de los rayos solares que aún apretaban en el cielo a pesar de la horatardía. Se ajustó el petate y se puso enmarchamientras un amago de sonrisasubía a sus labios. No miró hacia atrás mientras enfilaba el sendero que leconduciríaendireccióneste.Apesardequesuideainicialhabíasidocruzareldesierto en dirección norte, pronto se dio cuenta de que esa ruta entrañabademasiado peligro, sobre todo cargando con un niño. Decidió pues salir deldesierto hacia el este y, una vez abandonada la sal, seguir rumbo nortebordeándolohastallegaraLahmna,evitandoenloposibleentrarenelreinodeElriss.Si todomarchaba según loprevistopodría llegar en seis días.No teníaningúntipodeprisa,perosentíaganasdesalirdeaquellainmensidadblancaquelohabíarodeadodurantetantotiempo.
Lavell,asulado,sedetuvoparamiraratrás.Orgesaúnesperabaenlapuerta,viéndolosmarchar.
—Nomiresatrás,chico,puesnadahayahíparati.Céntrateenencontrarunbuenlugardondepisar,levantalamiradaydecideelmejorcamino.Delpasadosolorecuperarásdolor.
Lavell lomirócomosinoentendieranadade loque ledecía,pero fijó suvistaalfrente,seajustótambiénlacapuchadesuligeracapadecolorcremaysiguiócaminandohaciasuinciertodestino.
11
«LasminasdeEmhfueronelmotoreconómicodelreino,pero
Angôr’anfuesucorazón».
HistoriavivadeAngôr,capítuloocho.MerkusdeLárgaran.
AldíasiguientedesuconversaciónconFesArniö,Kendarregresóasupuesto.Habíadedicadolatardeanteriorareunirasushombresycontarlesloquehabíavistoyloquehabíaplaneado.Erancuatromineroscurtidosyconocedoresdelastripas de lamontaña.Tenían aspecto rudo ymodales rudimentarios, pero erancasi parte de su familia tras muchos años jugándose la vida a su lado en lasgalerías.
—Nopiensovolverabajarahísinsaberquéestápasando—leshabíadichoKendareldíaanterior—.Mañananosincorporaremoscomocualquierotrodía,peronobajaremosalasgalerías.Entraremosporeltúneldelabifurcación.
—¿Estásseguro,Kendar?—preguntóunode losmás jóvenes—.Todoesteasuntodabastantemiedo.
—Pasamosmiedocadadía,Hewes.Medamásmiedoentraradiarioen lamontañasinsabersivoyasalirdeallí.
—Noeslomismoylosabes.—Escierto.UnderrumbeesvoluntaddeGan.Estoypreparadoparaalgoasí.
Peronoestoydispuestoadejarmecomerporesascriaturas.
Le había costado un poco, a pesar de que eran sus hombres de confianza,conseguirquecreyeransuhistoria,quenohabíavistovisionesenlamina.
—¿Estáisconmigoono?Todosasintieronconlacabeza,algunosconmásvehemenciaqueotros,los
queaúndudabansobrelanecesidaddeaquellaincursión.—Puesvamos.Al día siguiente la cuadrilla se internó en la mina a la hora que le
correspondía,comocualquierotrodía.Sialguiensehubierafijadoenelloscondetenimiento, quizás hubiera percibido que no entraban riendo y gastandobromas,comoerahabitual,queensusmiradashabíamiedoyaprensión,envezdeseguridadyconfianza.Sialguiensehubierafijadounpocohabríavistoqueportabandagas,chuchillosypalosenvezdemartillos,cincelesypicos.
Todosellosconocíanaquellostúnelescomosifueransupropiacasa,conlaseguridaddequienhadadoesosmismospasoscientosdeveces.Suconfianzadisminuyó cuando llegaron a la bifurcación y entraron en las galerías másnuevas,enlasqueseestabanhaciendotrabajosdeampliaciónenlabúsquedadenuevasvetasdeminerales.Erauntrabajolentoypeligroso,asignadosiemprealosmásveteranos,puespicarenunsitiouotrodependíamuchodelinstinto,delasminúsculasseñalesquepodíanindicarlapresenciadeunavetayqueerafácilpasarporalto.
Lospasosdelgruporesonabanenlostechos,generandoecosquehacíanqueparecíanveinteenvezdecinco.Enunpuntodelcamino,tuvieronqueaplastarsecontralasparedesparapoderpasar.Después,tuvieronqueagacharsehastacasiquedarencuclillas.
Kendarsedetuvodepronto,alumbrandoasualrededorconunaantorcha.—Estonoescosanuestra.Todoslosdemáshicieronlomismo.Eltúnelaparecíacinceladoenbruto,con
cientosdeestrías,púasysalientes.Además,estabasinapuntalar.—Untúnelnatural—dijoalguien,másatrás.Todos se pusieron en tensión. Sabían perfectamente lo que aquello
significaba.Un túnel natural podía llevarles a cualquier parte o terminarse derepente;podíaderrumbarseencualquiermomentoollenarsedeaguasinprevioaviso. Estaba prohibido entrar en galerías como aquellas sin las oportunasmedidasdeseguridad.
Kendarmirólosrostrosdelosdemás.Lostreslecorrespondieronconsendasmiradas de duda y aprensión. Sabían muy bien dónde se estaban metiendo.
¿Tres?Volvióalevantarlaantorcha.—¿DóndeestáHewes?Los demás se giraron de pronto, buscando al compañero que iba en
retaguardia.Nohabíarastrodeél.—¡Serácabrón!—exclamóBauscas—.¡Sehalargado!—Bajalavoz—lerecriminóKendar.—Se ha largado sin hacer ruido.Yo estaba justo delante de él y no lo he
sentido. Juraría que en la bifurcación seguía a mi espalda. ¡Cuando salga loestrangulo!
—Olvidémonosdeél.Sigamosadelante.Lahumedadaumentabaconcadapasoquedaban,asícomolasensaciónde
opresión causada por la escasez de aire. Todos sudaban amares. Entonces lamontaña comenzó a susurrar. Todos se detuvieron a escuchar. En algún lugarante ellos corría agua y el sonido retumbaba en los túneles creando efectosextraños.
—Escuchad—dijoBauscas,quesiemprehabíapresumidodetenerunoídomuyfino—.¿Looís?
Losdemássequedaroninmóvilesescuchando.—Eselagua—dijoKendar.—Hayalgomás.Kendar tuvoquehacerungranesfuerzo,peroenefectoparecíahaberotro
sonido superpuesto al rumor del agua. Era una especie de chirrido, agudo yáspero,comosialguienestuvierapresionandounpicocontra lapiedray luegoarrastrándoloporella.Alveteranominero se lepuso lapieldegallinacuandocreyódistinguir,además,elsonidodepasos.SegiróhaciaBauscas.Sumiradaatemorizadaledabaaentenderqueéltambiénlohabíaoído.
Entonces, un brillometálico se alzó a espaldas de Bauscas seguido de ungorjeo mientras su sangre brotaba de entre sus labios. Los demás gritaron,incapaces de entender lo que estaba ocurriendo. Algo se movía entre lassombras. La antorcha de Bauscas cayó al suelo y todos pudieron ver a suatacante.Mejordicho,susatacantes.Eltúnelestabaatestadodepequeñosseresdeojosamarillos,achaparradoscomoniñosperoconlapielarrugadayoscura.Caminabanpatizambosyencorvados.Suscabezasestabancoronadasporlargasmelenas desgreñadas y orejas puntiagudas, extrañamente grandes, al igual quelosojos.
«Paraveryoírenlasombra»,llegóapensarKendarantesdequeelpánico
12
«Karesviveentodosnosotros.Formapartedelaireque
respiramos».
Exhortaciones,capítulodos.DermainasThor.
La maestra Shera Ante’i tuvo que reprimir una carcajada mientras leía elmensajequellevabadíasesperando.LasorpresaquehabíadejadotrasdesíenMügerohabíasidounrotundoéxito,sibienhabíaalbergadolapobreesperanzadematarconellaalmismísimoPreasMor.Docebajaseraunacantidadmásquedigna,despuésdetodo.
Podía imaginarse a aquellos desgraciados, confiados pensando que habíanvencido,conlasuficienciadelconquistador,llegarhastaeltúnelyencontrarallílamuerte.Habríadisfrutadodehaberpodidoverlo.
Destruir laTorrenohabíasidofácil.Losmaestroshabíandeliberadosobreellodurantesemanas,unavezquehabíandecididoqueera inútil lucharcontralos angoranos y que Mügero, en cualquier caso, ya se les había quedadopequeño.LlevabanañosqueriendodesplazarlasededelaOrden,hastaelpuntodequeteníanelegidoelnuevoemplazamiento.Elinsignificanteasedioalquesehabíanvistosometidossolologróacelerarelproceso.
El Ser Supremo fue el primero en abandonar la torre y le siguieron losmaestros de manera escalonada. Shera había pasado más de tres semanas
recorriendo los reinosvecinosenbuscademásaliadosmientrassedirigíaa lanuevasededelaOrdenKariteas.
TarghabíasidoelúltimoreinoenunirseaellosyFerrakis,HoriasyOndlohabíanhechoantes.Elpoderdeesoscuatroreinosseríasuficienteparadoblegarasusvecinosy,conel tiempo,alrestodelcontinente.Habíaestadotentadadecruzar lasDender-oth y visitar losTresGrandesReinos, pero las noticias quellegabandesdeallíhablabandeunadevastación total,por loquepocopodríanhacer por ellos en esas circunstancias. Siendo los primeros afectados por elDaño,nohabíansidocapacesdereaccionaryhabíansucumbidoalashambrunasy las pestes, a pesar de la escasa ayuda que habían recibido de los reinoscolindantes.LosTresGrandes,cunadelacivilizacióntalycomoselaconocíaen Thera, habían quedado destruidos. Ya tendría ocasión de ir a reclamar losescombrosparamásgloriadesuSeñor.
¿Qué mejor manera tenía Kares de poner de manifiesto su poder quedestruyendoelhogardelosprimeroshombres?
LaCostaHeladaestabaprácticamentedesierta, sipodíaprestaroídosa losrumoresquelellegabandemásalládelasmontañas.Aunqueahoraestabamáslejos,susinformadoresyespíasseguíansiendolealesyfirmes.
Sumida ella en estos pensamientos, la tarde cayó a su alrededor. La luz através de la ventana de su dormitorio languidecía con rapidez. Se levantó delescritorioenelquellevabaunbuenratoredactandocartasyestirólosmúsculosagarrotadosdesuespalda.Seacercóa laventanaydejóqueelaire frescodelocasoacariciasesupielmorena.Legustabaaquellanuevasede,máscálidaqueMügero. Aunque había considerado la Torre Sombría como su hogar durantecasi toda su vida, era unamujer del verano y el calor le daba vida y energía.DisfrutabaconlassombrascomocualquierhijodeKares,peroelcaloreraalgomuydistinto.HabíallegadoaodiarlahumedadquesiemprelaacompañabaenMügero,alasombradelamontaña.Cadavezquepensabaenello,sereprendíaasímismaysearrodillabaparapedirperdónaKares,aquiendebíalapresenciadeesassombrasenlasqueÉlsemanifestaba.Aunasí,enFerrakisestabamejor.SuposicióndentrodelaordenhabíamejoradodesdelaliberacióndeJerkal’im,apesardeque las cosasnohabían salido comoesperaban.Recordar aÁrgohtGrandël aún le provocaba escozor y lamuerte del Hijo deKares había caídocomo un jarro de agua fría sobre todos los maestros, que tuvieron que darmuchasymuyconvincentes explicaciones alSerSupremo sobre la batalla deTalder’anyporquénohabíansalidovictoriososdeella.
Cuandoelejército,derrotadoysinTarkonalacabeza,habíaaparecidoantelosmurosdeMügero,elmaestroGioLahnoirhabíasugeridoquelosmataranatodosporsucobardíaeindignidad;peroOtrex,másveteranoyexperimentado,había intercedido para que recapacitase, aduciendo que necesitaban a todos ycadaunodeloshombresquepudieranlucharparaafrontarfuturasbatallasunavezqueTalder’anestuvierafueradesualcance.Apesardehaberpasadoyaunaño,podíarecordaraquellaconversaciónalaperfección.
—La batalla de Talder’an se ha perdido, pero aún nos queda mucho porhacer—argumentóOtrex.
—EsoshombresdebíanhabermuertoparamayorgloriadeKares—replicóGio.
Losdemásmiraronalmaestro.FueSheralaquerespondió.—Escierto,perotambiénloesquenopodemospermitirnosperderatantos
hombres.Kares tendrá su sacrificiocuando llegueelmomento.Estos soldadosdebenvolveracasaparacombatirotrodía.
Gionopudoargumentarnadamásyguardósilencioconel ceño fruncido,comounchavalalqueselellevalacontraria.
Desdeentonceshabíanpasadomuchascosasy las circunstancias lehabíandado la razón.Los supervivientesdeTalder’an fueronquienesdefendieron lasmurallas de Mügero cuando Preas Mor llegó con intención de vengarse. Sipudieronaguantarfueporqueteníanhombressuficientesparacolocarunarquerocada pocos metros sobre la muralla. La segunda vez que lo intentaronentendieron que no valía la pena. El ejército flissano, en cambio, había sidoaniquilado casi por completo.No había vuelto a ver al rey Juls de Fliss y notenía interés en hacerlo. Aunque las cosas en Angôr no habían salido comoesperaban, tenían otros frentes abiertos que reclamaban su atención másinmediata.Apesarde ello, su alianza con laOrdenpermanecía intacta.ComovecinodeAngôr,suposicióneramuyventajosaparaellos.
Lamaestrasevistióconunatúnicadecolorgrisconribetesnegrosysesoltóla larga cabellera oscura.Almina, su nueva sirvienta, la esperaba en la puertaparaacompañarla a laSaladeGuerra.Eraunamuchacha joven,de largopelonegroquesiempreestabaasuservicio.
Lanuevasedede laordeneramuydiferentedeMügero.ElgobernadordeFerris les había asignado un viejo edificio, una antigua atalaya fuera de losmuros de la ciudad, medio destartalada y con una urgente necesidad dereparaciones. De anchos pasillos y paredes de piedra clara, distabamucho de
parecersealanegrapiedraquehabíasidolatorre.Llevabamuchoabandonadaantes de que ellos llegaran, pero no les había costado adaptarla a susnecesidades.Sheradisfrutabapaseandoporeledificio,másgrandeyespaciosoquelaTorreSombría,mientrassedirigíaalareunión.Enunadelasventanassedetuvo. Miraba hacia el oeste y a través de ella puedo ver el ajetreo que sedesarrollabamásalládelasmurallas.ElejércitodelaOrden,combinadoconeldesunuevoanfitrión,sepreparabaparapartir.Veraquelloshombresdispuestosa sacrificarse por su señorKares le producía tal satisfacción que le erizaba elvellodelosbrazosyledespertabauncosquilleoentrelaspiernas.
Seseparódelaventanaysepusodenuevoenmarcha.—Estanochetequieroenmidormitorio—ledijoaAlminasintansiquiera
mirarla.—Comodeseéis,miseñora.AúntardaronunosminutosmásenllegaralaSaladeGuerra.Elnombrelo
teníayadeantesdelallegadadelaOrdenyestanoteníainterésencambiarlo.Eraunagransalapobladade tapicesmarronesmuygastados,condosgrandeschimeneasenlosextremos,quesusanteriorespropietarioshabíanempleadoparaplanearestrategiasybatallas.Lasaltascolumnaslabradasledabanelaspectodeunlugarantiguoyvenerableenelqueelecodelasconversacionesseelevabaconfacilidad,obligandoa lospresentesahablarenvozbajasinoqueríanquesuspropiaspalabrassepisaranentreellas.
CuandoSheraaccedióa laSala, losdemásMaestrosya se encontrabanenella, charlando animadamente, como si todos estuvieran de buen humor. Ellacompartía ese estadode ánimo,pero se ensombrecióunpoco al notar algo enunadelasesquinasdelsalón,unasombraentrelassombras,unsusurroapenas.El Ser Supremo estaba allí, presenciando esa reunión.Aunque era apenas unaformalidad en la que se iban a dilucidar algunos aspectos generales de lacampañacontraLahmna,¿eratanimportantecomoparaqueelSerquisieraestaral tantodirectamente?UnenormemapadelcontinentedeKiseaseencontrabadesplegado sobre la gran mesa redonda que ocupaba el centro de la sala.MarcadosennegropodíanverselosreinosafectadosporlaTierraNegra,yeranmuchos.El sur estabadevastado.Shera se sorprendió al ver quehabía nuevasmarcasaleste.Laenfermedadseextendíacadavezmásrápido.
—Bienvenidos,maestros—dijoGioLahnoir,portavozdelconsejo—.Comopodéis ver,Kares sigue extendiendo su bendita influencia sobreThera.En losúltimosmeseselDañosehamanifestadoconrapidezhaciaeleste.Lasciudades
están siendo abandonadas y su gente huye hacia el norte o se embarcan haciaTesea,confiandoenqueallítodoirábien.
Una sonrisa irónica y cruel subió a los labios del karitei. La sonrisa dealguienquesabemásdeloquedice.
—Lospocosbastionesquesobreviven—continuó—lohacenobienporquemiranalmar,queextrañamentenoparecesufrirdelamismamaneralaspenuriasdelDaño,obienporquehanacumuladosuficientesreservascomoparaaguantarencerradosduranteuntiempo.
Shera estaba segura de que aquella no era una opción. Sus reservas seagotaríany laTierraNegraseguiríaallí,pudriendosuscampos,matandoasusanimales y extirpando toda esperanza. Kares había vuelto para quedarse y elDañoeralahuelladesuspiessobreThera.
—Lahmnaestáyaprácticamentevacío—continuóGio—.Sushabitanteshanhuidopaulatinamenteynonoscostaráconquistarlacapital,simiscálculossoncorrectos.Elataquecomenzarápronto,desdequeelejércitoestébiensituadoyabastecido.Notenemosnecesidaddeprecipitarnos.¡Novanairaningúnsitio!
Estoprovocóunaoleadaderisitasentrelospresentes,comosiestuvieranyasaboreandolasmielesdeléxito.Sherapudoentendersuexcitación.Trastantosañosdeostracismo,porfinlaOrdenestabareclamandosulugarenelmundo.
—¿Qué talvan los trabajosenKinar’on?—interrumpióShera, aburridadelospreparativosdelaguerra.
Losdemás lamiraronponiéndose serios, comomirarían aunahija díscolaquehavueltoahacerdelassuyas.Sherateníalasensacióndequeúltimamenteel Consejo Kariteas hablaba más de lo que actuaba y eso era algo que ladesesperaba.
El que habló fueOtrex. Su rostro, arrugado por su longevidad, semostrócontrariadoyserio.
—Ahoraíbamosapasaraeseasunto,maestra.Peroospuedoadelantarquehemosencontradoloquebuscábamosporfin.
El rostro del anciano cambió para mostrar una sonrisa desdentada. Sherasupo que estaba esperando el momento adecuado para decirlo de forma quecausara elmayor impactoposible.Apesar de su edad, aúnquería unpocodenotoriedad.
Todosquedaron en silencioduranteunos segundos asimilando laspalabrasdeOtrex.
—¿Estáconfirmado?—preguntóSheraansiosa,apuntodelevantarsedela
silla.—Enefecto.Unrevoloteosedespertóentrelospresentes.Laguerrapasóporunmomento
a un segundo plano y todos comenzaron a hablar almismo tiempo.Otrex nopodíadisimularsuorgulloporhabersidoelportadordetanimportantenoticia.
Sherasepusoenpieysutúnicanegrabailóasualrededor.Sinunapalabra,sediolavueltaysedirigióalapuertadelaSaladeGuerra.
—¿Adóndevas,Maestra?ElConsejonohaterminado—leespetóGio.—Voyaverloconmispropiosojos.Ysinmáspalabrasabandonólaestancia,dejandoalosdemásmirandohacia
susillavacía.
13
«Gerkatanenteaanator».
MuletillamuyfrecuenteentrelosargumiosdelDesiertode
Salcuyosignificadomáscercanoalcomúnsería:«Gerkatan
noscuida».
Árgohtsintiólatenuebrisadeldesiertoyagradecióelrespiroqueledabaasupiel caliente. Había ascendido a un pequeño saliente rocoso tratando deencontraralgodealturaypoderobservarelcaminoqueaún teníapordelante.Comonopodíaserdeotramanera,soloviosalymássalanteél.Eldíaanteriorhabía estado nublado y le había costadomantener el rumbo, por lo que temíahabersedesviadodesu ruta.Ahoraqueelcielo lehabíadadoun respiropudocomprobarque, enefecto, suspasos sehabían torcidohaciaelnorte.Nocreíahaber perdido demasiado tiempo en ello, pero le provocaba fastidio de igualforma.
Se permitió disfrutar de la sensación de estar de nuevo en marcha, en elcamino. Abandonar Argüfal había sido quitarse de encima un peso que yaempezaba a agobiar su corazón. Siempre le pasaba igual cuando permanecíamucho tiempo en un mismo sitio: al principio disfrutaba del descanso y elreposo,peronotardabaenapareceraquellasensacióndeapremio,dequesusitionoestabaallí,dequesuDestino leesperaba.Sinoseponíaenmarchaenese
momentosuinquietudiríaenaumentohastarozareldelirio.Ahora,contodoaquelespaciovacíoasuspies,porelqueparecíaqueningún
humanohabíacaminadonunca,sesentíavivodenuevo.Unligerogemidoasuespaldalehizodarselavuelta.Lavellestabasentado
enuna rocabuscandounpocode sombra.El sol empezabaadeclinaryhabíadecididomontarallícampamentoparapasarlanoche.Noteníaningunaprisa,apesardequedeseabasalirdeldesiertocuantoantes,porloquequeríadosificarlas fuerzas del chico todo lo posible.Con un suspiro, descendió hacia él y sesentóasuladomientrassacabaunamantadesupetate.
—Nomeencuentrobien—dijoLavelldepronto.Semirabalasmanoscomosiestuvieraconfesandoelpeordelospecados.
—¿Quéteocurre?—Nolosé.Árgohtalargólamanoyselapusoalmuchachoenlafrente.Estabacaliente.—Estásenfermooapuntodeestarlo.Haberse desviado de la ruta prevista era un fastidio, pero esto era un
verdadero problema.A pesar de que había aprendido algo de sanación con elpaso de los años, sobre todo durante el tiempo que había permanecido enLotrain, seguía siendo un territorio vetado para él. Cada vez que enfermabarecordaba el padecimientoquehabía supuesto su aventura junto aKleria y unescalofrío le recorría lacolumnavertebral.Laherida, eldolor, la sensacióndedepender de otra persona para salvar la vida… habían sido extrañas para él.Ahora,seveíaenmitaddeldesiertosinnadaconloqueayudaraLavell.Sacólamantadelchicoyselapusoporencima.—Recuéstate.Debesdescansar.
Obediente,Lavell lohizo.Se apartóunpocopara encontrar unhueco a lasombradeunasrocasachaparradasyseacostóallí,conlacabezaapoyadasobrelacálidasal.
Árgohtlanzóunsuspiromirandohaciaeleste,haciaelcaminoqueaúnlesquedabaporrecorrer.
Eraunseriocontratiempo.Lanochecayóconrapidezsobreellos.Árgohthabíasacadoalgodecomida
paraprepararunacenafrugalconlaesperanzadequeelalimentorepusieraunpocoaLavellyleayudaraacombatirlafiebre.Enlosdosdíasquellevabandemarchahabíasidomuycuidadosoconlascomidas,incapazdevaticinarcuántopodíadurarelviaje.
Lavellcomiósinmuchasganas.
—Notieneselección.Debesayudaratucuerpoavencerlaenfermedad—ledijoalversureticencia—.Estarenfermonoesbueno,peroenestelugarpuedesermortal.Debescurarte.
Elmuchacho lomiró sin terminar de entender, pero se echó a la boca unpedazodepan.
—He estado enfermo otras veces —dijo Lavell desde su improvisadorefugio.Suvozdelatabaqueestabaapuntodedormirse—.Mepondrébien.
Árgohtnotuvotiempoderesponderantesdequecayeradormidopresadelcansancio. El sol aún tardaría un poco en ponerse. Árgoht respiróprofundamente,apoyólaespaldacontraunarocaycerrótambiénlosojos.
Desde que las imágenes comenzaron a invadir su sueño supo que habíacometidounerror.Vioelrostrodeunancianollorandolágrimasdesangre,unaniñaenlaorilladeunaplayaconlospieslamidosporlasolas,viounaciudadhumeando,conaltastorresdepiedramarrónacuyospiessedesarrollabaloqueparecíaunaviolentabatalla.Pudoolerelaromadelhumoylasangre,escuchareltronardelhierroylosgritosdeloshombres.
Depronto,despertóyseencontrómirandola lunaylasestrellas,brillantessinunanubequelasvelara.ElairecálidollenabasuspulmonesmientrasLavell,asulado,dormíaelsueñoinquietodelafiebre.
Odiabaaquellossueños.Yesaciudad…LlevabamuchotiemposinrecordarMeledel,sinpensarenellasiquiera,peronohabíadudadequeaquellas torrespertenecíanasuciudadnatal.Habíasalidodeellamuyjoven,arrastradoporsumadre, cuando sus poderes habían empezado amanifestarse, cuando laMadrehabíaempezadoaabrazarloconsusabiduría.Incapazdeentenderlosproblemasqueestopodíacausarle, en la ignoranciade su juventud leshabíadado riendasuelta,provocandonopocosproblemasentrelosvecinos.
Ensimismadoensusrecuerdos,apenaspercibióelsusurrodeunasvocesqueseacercaban.Eranvariaspersonasquecasinohacíanruidoalcaminarsobrelasalendurecida.Elaireno le traíaningúnolorysolosusexcelentessentidos lehabíanpermitidooírles.Cualquierotrapersonaloshabríapasadoporaltohastatenerlosencima.Eranmuchos.Miróalmuchacho.Nopodíaenfrascarseenunenfrentamiento abierto con él enfermo. Decidió adoptar una postura másdefensiva,unatácticadisuasoria.
Entre sus labios comenzó a pronunciar un hechizo. Mientras, los pasosseguían acercándose. Árgoht no se movió hasta que los tuvo casi encima.Susurrosypasosportodaspartes.
Depronto,sepusoenpieconelpuñoenalto.Deélbrotóuntorrentedeluzque iluminó todo en muchos metros a la redonda. Pudo escuchar el gritocolectivo de asombro que brotó de sus inesperados invitados. En efecto, eranmuchos. Ahora podía verlos con claridad. Menudos y de cuerpo nervudo,cubrían su piel con anchas prendas de color claro, perfectas paramimetizarseconelentorno.Lacabeza también la llevabancubierta,dejandosoloa lavistalos ojos, pequeños y manchados de amarillo por culpa de la permanenteexposiciónalaextremaclaridaddeldesierto.Eranargumios,loshabitantesdeldesierto. En el lerteneo había oído hablar de ellos en ocasiones: hombresesquivosyhumildesquevivíande loquepodíancultivarentre lassombrasdelaspiedras,expertosenextraeraguadedondenoparecíahaberlayladronesdepocamontaqueaprovechabansuexcelenteconocimientodel lugarparaatacarlasescasascaravanasquecruzabaneldesierto.
Deentreelgruposurgieronvocesenunidiomaextrañoydeunasonoridadexquisita, comosi susgargantas también sehubieranacostumbradoal silenciodeldesierto, a la serenidadde lapermanente soledad,ynoquisieran romperloconsonidosestridentes.
Alcontrariode loquehabíaesperado,ningunohuyódel lugar.Encambio,alzaroncontraéldecenasdetoscaslanzasdemaderaypiedradeaspectorobustoypeligroso.Elefectodelasorpresapasópronto,asícomoeldelhechizo,loquehizocaerdenuevolassombrassobreellos.Losargumiosformabanuncírculoasualrededor.Noteníaformaderomperlosinoerapor lafuerza.Unodeellosdiounpasohaciaélseñalándoloconlalanzayhablándoleconpalabrascortasydirectas. Le estaba dando algún tipo de orden que Árgoht no era capaz deentender.Selimitóalevantarlasmanos.Noqueríaprovocarunacarnicería.
—Noentiendoloquemedices—dijotambiénélenvozbaja.Elnativoinsistió.Señalóconsuarmaelpetatequedescansabaenelsueloa
suspies.Entreaquellaspieles,Êralinesperabaconpacienciasuoportunidad.Sepreguntó cómo se habrían desarrollado aquellos acontecimientos si la hubierallevadocolgadaalacintura.Sullamadahabríasidopoderosaycontundente.Asualrededor,lasalestaríayaregadadesangre.
Unmovimientoasuderechallamósuatención.DosdeellosseacercabanalcuerpotendidodeLavell,quenosehabíadespertado.Unoextendiósumanoypalpó la frente del muchacho, levantando la vista hacia su compañero,sobresaltado.Comosinecesitaramás libertaddemovimientos, sequitó la telaque cubría su cabeza. Era unamujermadura, de aspecto recio como un viejo
árbol.SeagachósobreLavell.—¡No!—gritóÁrgoht.Todaslaslanzasseacercaronmediometromásaél.Elhechicerocomenzóa
prepararunhechizoqueterminaríaconaquellasituaciónalmenorcontratiempoomovimientoenfalso.
Lamujersiguióconloqueestabahaciendoyllevósuslabiosalafrentedelchico, como unamadre que quiere dar un beso a su hijo pequeño. Tras unossegundosenaquellaposición, se retirócongranpesaren sumirada.Hablóenvozbajacon laotrapersona.Después, levantóunpoco lavozparadirigirsealhombre que había hablado conÁrgoht. Este respondió sin quitarle la vista deencimaalhechicero.
SehabíandadocuentadequeLavellestabaenfermo.«¿Yahoraqué?»—pensóÁrgoht.Comorespondiendoaesapreguntasilenciosa,varioshombresseacercaron
almuchachoyloalzaronenvilo,comosinopesara.Lavellseguíasindespertar,cosa que preocupó a Árgoht. Los argumios comenzaron a andar hacia laoscuridad.Talvezqueríanmatarloycomersesucarne,otalvezqueríancurarlo.Nopodíasaberlo.Lamujersehabíapuestoenpieyseacercóalhechiceroconlapreocupaciónpintadaensusrasgoscrispados.
Lehablósuavementeperoconurgencia,muydeprisa.Árgohttratódehacervercongestosconnoentendíaunapalabra.Porfin,conunsuspiro,lamujersehizoaunladoyleindicóconlamanoquelesiguiera.Comosiaquellohubierasido una orden para los demás, las lanzas volvieron a apuntar al cielo y lasensación de peligro que Árgoht tenía entre los ojos desapareció. Deshizo elhechizoqueteníapreparado,sintiendocómolaenergíarecorríasusvenasconuncosquilleo antes de desaparecer, y sopesó sus opciones. Él no podría curar alchicoysometerloeneseestadoallargoviajequelesquedabapordelantepodríasignificarsumuerte.Llevarloconellosledabaunaesperanzaincierta.Si teníaqueluchar,igualpodíahacerlomásadelante.Ahora,teníaqueconfiar.
Muydespacioseagachóparacogersuspertenenciasy,conunsuspiro,echóaandarenladirecciónquelehabíaindicadolamujer.
14
«LaaldeadeKinar’ondesaparecióbajolasfaucesdel
Timarlin.
Deellasoloquedóellejanorecuerdodeloqueundía
fue».
Pueblosperdidos,capítulodiecinueve.ArthorErih.
Shera tuvo que cubrirse los ojos para evitar que el sol la deslumbrara. HabíasalidodeFerrisalalbadeldíaanterioryamediodíadelsiguienteyasedivisabanlas colinas que rodeaban el antiguo lugar. Habían avanzado tan rápido comohabíanpodido,todoelgrupocontagiadoporsuansiedad.Losanimalessudabanyechabanespumaporlaboca.Cuandoestuvieronenelpuntomásaltodeellas,dioordendeparar al viejoque llevaba el carromato.Se apeóy se situó en lapequeñacima.Alminallegóasulado.
—¿Quéhayaquítanimportante,miseñora?—preguntólajoven.Shera señaló un grupo de hombres que trabajaban en el fondo del valle.
Habíanestablecidounpequeñocampamentoaescasosmetrosdeunaestructurade piedra que parecía brotar de la misma tierra. Apenas se percibían algunascolumnas y fragmentos con los que era imposible determinar su verdaderotamañoyforma.Alrededor,pequeñasestructurastambiéndepiedra.Cuadradas,rectangulares…Vestigiosnadamás.
—Eso que asoma son los restos de la aldea de Kinar’on. Shera miróalrededor, pero sus ojos solo encontraron tierra estéril y gris en un radio devarioscentenaresdemetros.Lavidaparecíahaberabandonadoaquellugar,enelque ninguna planta había echado raíces. Más allá, en cambio, la pradera erafrondosa,llenadevidayrebosantedecolor.
—LaaldeafueunodelosprimerosasentamientosdelaOrden—continuólamaestra,encantadadepoder impartiraquella leccióndehistoria—yenellaselevantóun templogigantesco enhonor aKaresquedejabapequeñas todas lascasas de alrededor. Su poder sobre los pueblos vecinos, incluida la ciudad deFerris, todavía apenas un poblado, era total y el pavor que le tenían sushabitanteseramásquemanifiesto.El templofueconocidocomoTurkaisim,elTemploNegro,debidoa lapiedraconlaquefueerigido,negracomolanochemás oscura. Los rumores acerca de ella se despertaron aun durante suconstrucción,pueslapiedradelosalrededoreseragrisyocre,arcillosaypocoaptaparalevantarunedificiodeesasdimensiones.
»Peroel temploseterminóysusombra, tannegracomolaspiedrasqueloformaban,empezóaextendersecomounabendición—Sheramiróhaciaelnorteyseñalóunamontañaconeldedo—.Derepente,undía,elvolcándeTimarlinhizo erupción casi sin avisar. Durante varios días expulsó cenizas y fuego, yenterró la aldea y el templo con ellas.No quedó nada. Losmás escépticos loconsideraronuncastigodivinoy,conlosaños,Kinar’onsefueconvirtiendoenunlugarmalditoporelquenadiepasabaysobreelquesecontabantodotipodehistoriasparaasustaralosniños.
—¿Yesascolumnas?…SheraAnte’imiróalamuchachaconorgullo.Unhombresehabíaseparado
delgrupoycomenzabaasubirhaciaellas.—Exacto. Lo hemos encontrado. Llevamos muchos años excavando en
distintoslugares,perohemosdadoconél.ElTemploNegro,Turkaisim,sealzarádenuevoparamayorgloriadeKares.LaeleccióndeFerrisparainstalarlanuevasedenohasidocasual…
Enesemomento,elhombrellegóhastaellas.Vestíaropadetrabajo,bastayestropeada,ysudabacopiosamente,nosoloporelascensoalacolinasinoporelesfuerzoprevioquehabíaestadorealizandobajoelsolinclemente.
Alllegarhastasuposición,seinclinósobreunarodilla.—Maestra,esunhonorrecibiros,comosiempre.Desde la comitiva, varios sirvientes se apresuraron a disponer un pequeño
toldoparaprotegeraSheradelsol.Cuandolamaestracomenzóadescenderlacolinahaciaellugardelostrabajos,ellossemovieronasuvez.Pordetrás,loscaballossepusierontambiénenmarcha.
—Hededicadomuchosañosaanalizarlosantiguostextosyhebuscadosinéxito,peroestavezesladefinitiva—dijoShera,dirigiéndoseaAlmina—.¿Meequivoco,Cledus?
Elencargadodelaexcavaciónseapresuróaresponder.Caminabacomosilamerapresenciadelamujerfueraunpesoinsoportablesobresushombros.
—No,miseñora.—Esoespero,Cledus.Seacercalahoradenuestravictoria.Lopresiento.Cerca del lugar donde se estaban desarrollando los trabajos, Cledus le
preparóunatiendaaSheraAnte’i.EnellapudorefrescarseyquitarseelpolvodelcaminoayudadaporAlmina.
—Osnotoinquieta,miseñora.¿Estáisbien?—lepreguntólamuchacha.LaMaestranodejabademoverseyagitarlasmanos,algoimpropiodeella,
siempreflemáticayserena.—Estamosanteunmomentohistórico,niña.Siencontramoseneltemplolo
que sospechamos, nada podrá detenernos. La Orden estará en posición degobernar sobre todaThera y el poder deKares se revelará por fin en toda sumagnitud.
—Entiendo,miseñora.Eraunapreguntaestúpida.SheramiróaAlminamuyseria.—Puesnovuelvasahacerpreguntasestúpidas.Jamás.Sepusoenpieysedirigióalaclaridaddelmediodía.Sehabíacubiertocon
unpequeñotocado.Latúnica,comosiempre,negracomolanoche,ajuegoconelcoloroscurodesupiel.
—Quédateaquíyvepreparándomeunbaño.Sherasalióde la tiendadisfrutandode lacertezadequea la joven lesería
imposiblecumpliresaorden,puesnoteníaformadeconseguiraguani,muchomenos, calentarla. Cledus, que la esperaba fuera, no le preguntó por laenigmática sonrisa quemostraba al salir y Shera se apresuró a borrarla de surostro.
—Seguidme,miseñora—ledijoCledusconunanuevareverencia.Elencargadolallevóhastaunpequeñomontículodepiedraarenosa.Trasél,
unasuavependientelesllevabahastalaexcavación.Sherasintióunescalofríoapesardelcalor.Aunquesolohabíasidodescubiertaunapequeñaparte,yapodía
verselamagnificenciadeledificio.Unagigantescadunadecenizaapelmazadacubría casi por completo su estructura, pero el equipo había reveladoparte deuna torre de piedra negra y una gran puerta. Para poder acceder a ella habíantenido que excavar muchos metros de tierra, por lo que se había creado unpequeño pasillo que habían apuntalado con gruesos pilares y vigas demaderaparaevitarquesederrumbara.Amedidaquesefueronacercandoaella,Sherasintióqueestabaanteunodelosdescubrimientosmásimportantesdelahistoriade laOrden.Talvezde lahistoriade todaThera.Aquellaaldea llevabasiglossepultadayolvidada.Ahorasealzabaanteelmásvalerosovestigiodelpoderdeloskariteas.
Alrededor de la puerta, aún sucia de arena y cenizas, varios hombres seafanabanenterminardedespejarelcaminoparadejarpasoalaMaestra.
—Hemos tenido que romper la cerradura, mi señora. Estaba en muy malestadoylascenizashabíandeterioradosumecanismo.Fueimposibleabrirlasinromperla.
Sheraestuvoapuntodedecirquenoleimportabaenabsoluto,queporellacomosiderribabanlapuertaacabezazosylahacíanmilañicos,perosecontuvo.
—Hashechobien.¿Esaccesible?—Aúnnohemosentrado,miseñora.Hemosreservadoesehonorparavos,
peroelinteriorpareceintactoyseguro.A SheraAnte’i le costaba creer la ocasión que se le brindaba y tuvo que
contenersuemociónantesusesbirrosparanodelatarquesucorazónpalpitabacon ferocidad,queel sudoramenazabaconperlar su frenteyparanosoltar lacarcajada de impaciencia que tenía albergada en la garganta. Tuvo que tragarsaliva y respirar hondo mientras Cledus empujaba con el hombro la inmensapuertanegra.LaMaestrasintióquetardabaunaeternidad,queaquelpedazodemadera que la separaba de la historia no quería revelar su secreto mejorguardado.
Por fin, tres hombres lograron moverla y abrir el espacio justo para quepasaraunapersona.Elinteriorestabacompletamenteoscuroyunavaharadadeairedensoyviciadolesllegócomounaamenaza,unavisodeloquesepodíanencontrarenelinterior.
—Debéistenermuchocuidado,miseñora.Pareceseguro,peronodebemosconfiarnos.Tras tantos años, cualquier cosa es posible.Una viga podrida, unapareddesestabilizada…
—Calla—leinterrumpióShera.
Erasumomento,sugrandía,yningúncharlatánseloibaaestropear.Nadiehabíapisadoeselugarensiglosyellaestabaapuntodehacerlo.Seleerizóelvello de los brazos al dar un paso e internarse en las antiguas sombras deTurkaisim,elTemploNegro,hogardelaOrdenKariteasyguardiándesusmásoscurossecretos.
15
«Laprofecíaseaprestaatantasinterpretacionescomo
traductoreshatenidoalolargodelossiglos».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítulotreinta.Edgor
Mundensen
El amanecer llegó al desiertode sal despejadoy luminoso, con la promesadeotrodíamásdecaloryaireseco.ElsolasomandotraslasmontañasDender-oth,aúnenlalejanía,leindicóaÁrgohtqueestabandesandandoelcaminorecorridohasta el momento, aunque en dirección noroeste, por lo que no volverían aÄrgufal,sinoaalgúnpuntomásalnorte,aúnmásinternadosenlaplanicie.
Lavelldespertabaaratosyenpocosminutosvolvíaacaerenunsueñofebrileinquieto.Lamujerargumianosehabíadespegadodesuladoyaplicabaasufrente trapos impregnados de algún brebaje maloliente que parecía relajar suceño.Pocodespuésdepartirdelpromontorioenelquesehabíanencontrado,sehabían detenido a construir una rudimentaria traílla con el fin de hacer máscómodoeltrasladodelchico.Loshombresseibanturnandoparaarrastrarla,concuidadodenotropezarconlaspiedrasqueasomabandelsuelodeldesierto.
Árgoht empezaba a impacientarse por la pérdida de tiempo que aquelretroceso implicaba para su viaje, pero entendía también que, si aquella gentetenía laopcióndecuraraLavell, talvezvaliera lapena.Llegarasudestinoy
entregaraunchicomuertonoleserviríaparanadayestaríafaltandoalapalabradadaaOrges.
Por fin, un murmullo empezó a extenderse por el grupo mientras seacercaban a una estructura rocosa natural de variosmetros de altura. Allí, enmitad de la nada, parecía el caparazón de una tortuga muerta tiempo atrás yresecadaporelsol.Formabaunabóvedanaturalacuyasombralatemperaturasehacíamásagradable,puesamedidaqueelsolibaganandoterrenoenelcieloibaascendiendoconrapidez.Árgohtsintióinclusounaligerabrisa.
Amedidaquetodosibanquedandoalasombraseibandesprendiendodelostocadosquecubríansuscabezas,comosibuscaranrefrescarsupiely liberarsedelaprisióndeaquellastelas.Elgrupodioprioridadalhombrequellevabalatraílla,queseadelantóhastacasi llegaralmurorocoso.Depronto,comosisehubieramaterializadode lanada,unhombre salióa recibirlos.Eraunancianoconlaespaldaencorvadaqueseapoyabaenunbastónrudimentario.LasonrisadebienvenidaquehabíamostradodesparecióprontodesuslabioscuandovioaÁrgohtyaLavell.Prontoempezaronlaspreguntas.Elancianonoparecíamuycontentocon lapresenciade los extraños.Lamujer se acercóahablar conél,señalando con frecuencia al chico postrado. El hechicero dedujo que estabaexplicándolelasituaciónytratandodeconvencerlodelanecesidaddeatenderalherido.
Porfin,trasunbuenratodecharla,elgestodelancianocambióyseapartóparadarlespaso.
Laentradaseencontraba tanbienocultaen lapiedraqueÁrgohtapenas ladistinguióhastaquenohubopasadoporella.Tuvoqueagacharlacabeza,pueseramásaltoquetodoslosargumiosyelhuecoparecíahechoexpresamenteparaellos.Mientras lo atravesaba sepreguntó si seríaunhueconaturalo excavadoporsusanfitriones.Todoaquel lugar le recordódeprontoal tiempoquehabíapermanecidoperdidoenelgehvaal,tantotiempoatrás.Eldesierto,laspiedras,elanciano… Todo era asombrosamente similar en los detalles, si bien eraimposible que tuvieran ningún tipo de relación. De hecho, cualquier parecidodesapareció cuando hubieron avanzado un poco más y el estrecho túnel querecorrían desembocó en una amplia caverna conmultitud de ramificaciones alfondo. El lugar estaba bañado por la luz del sol gracias a diversos agujerospracticadosenlarocaquehacíaninnecesarialapresenciadeantorchas.Ellugarolíaamaderaquemadayhierbas,unoloragradable,cálido.Elolordelhogar.Alcontrario que el lugar de los perdidos, que en su mente aparecía, después de
tantotiempo,comounlugarpérfido,fríoyoscuro.Laactividadenlacavernaerafrenética,conhombresymujeresyendodeun
ladoparaotrocomosideunpequeñohormiguerose tratara.Noparecíahabernadieocioso.Elancianoalzólavozparallamaraalguienyprontoaparecióanteellos un grupo de dosmujeres y un hombre que se dispusieron alrededor delenfermo. No vestían las telas holgadas que les había visto hasta ahora, sinoprendas de cuero bien ajustadas al cuerpo. Árgoht se sintió un poco perdidocuando los demás exploradores se dispersaron por la cueva, entre saludos yagasajos de sus compañeros y él se quedó solo. Lamujer que había atendidoinicialmenteaLavellfuelaúnicaquesequedóallí,observandomientraslosquedebíanserlossanadoresdelatribuvalorabanelestadodelchico.Deprontofuecomo si recordara que el hechicero estaba allí y se dirigió a él en su extrañoidioma.
—Lo siento, pero no comprendo nada —dijo Árgoht, acompañando congestossuspalabrasafindehacerseentender.
Lamujerpareció frustrarseybajó lacabeza.Porúltimo, indicócongestosque la siguieramientras las sanadoras y ella alzaban la traílla y se llevaban aLavellendirecciónalfondodelacueva.Árgohthizoloquelepedíanyrecorrióconellasunode los lateraleshasta llegarunanchotúnelabiertoenunode losextremos, tratandode ignorar lasmiradas curiosas de todos aquellos argumiosqueseencontrabanporelcamino.Todoensuaspectoysusformasdelatabaqueeraextranjero.
El túnel al que accedieron, iluminado, este sí, por antorchas cada pocosmetros cuyo humo abandonaba la cueva por pequeños agujeros situados en eltecho de la gruta, era inmenso en su longitud y en los laterales se abríanincontablesaberturasconsencillascortinasamododepuerta.Allí laactividadtampococesabayhabíagentedeunladoparaotro,entrandoysaliendodeellassindescanso.Árgohtsesorprendióalcomprobarel tamañodeaquel lugarquedesde fuera parecía una simple agrupaciónde rocas como tantas otras que eraposibleencontraralolargoyanchodeldesierto.Sepreguntócuántascavernascomo aquella, cuántas tribus o grupos de argumios podía haber a lo largo delDesiertodeSalsiallíhabíatantos.Laspreguntasempezaronadispararseensucabeza.¿Quéjerarquíalosgobernaba?¿Cómoalimentabantantasbocas?¿Cómopodíanmedrarenunlugarcomoaquel,árido,inclementeycomplejo?Esperabatenerocasióndeaprendertodoaquellopues,apesardehaberpasadounañoenellerteneodeÄrgufal,losganetoreinoparecíanadaptadosaldesiertosinoque
tratabandesometerloe imponerseaél.Losargumiosnopretendíanque la salcumpliera sus normas, sino que habían acatado ellos las que el entorno lesimponía.Unaactitudmuchomásinteligente.
Por fin, atravesaron una de las múltiples puertas que aguijoneaban loslateralesdel túnely llegaronaunapequeñasalaconvarioscatres.Estababieniluminadaycaldeadagraciasaunpequeñobraserosituadoenunaesquina.Enunodeloscatres,unargumiojovendormíasereno.LosdemásestabanvacíosyenunodeellosdispusieronaLavell.Deinmediato,unadelassanadorassaliódela salay regresóconuna jofaina rudimentaria conunpocodeaguayalgunostrozosdetelaqueprocedióaempaparyaaplicarenlafrentedelchicoquien,alcontactoconel líquido,emitióun levequejido,aunquenosedespertó.Árgohtempezabaapreocuparsedequesuestadofuerapeordeloquelehabíaparecido.
De pronto, fue como si el hechicero no estuviera allí. Toda la atención secentró en Lavell durante varios minutos, hasta que la argumia que se habíadirigido a él por primera vez se acercó y le dijo algunas palabras.De nuevo,Árgohttuvoquehacerverquenoentendíanadaylamujer,conunaspavientodecontrariedad, salió de la sala a toda prisa. Algunos minutos después regresóacompañada de una joven de piel muy morena. Tras hablar con ella algunosinstantes,fueellalaquesedirigióaél.
—Dindaquerertúcomer—ledijo,casiatrompicones.Porfin,unaspalabrasquepodíaentender.Hablabaelmismoidiomaqueen
Ärgufal,undialectoderivadodelcomúnmuyextendidoentrelosTresGrandesReinosdelSur,aunqueconunacentocompletamentediferente.
—Dilequesí,gracias.LajovensedirigiódenuevoaDindaysecruzarontresocuatrofraseshasta
que, con un gesto, le indicó que abandonara la sala. Árgoht obedeció y salióseguido de lamuchacha.Dinda cerró la cortina tras ellos.Volvieron a la salaprincipalyÁrgohtagradecióabandonaraquellazona.Lostúnelesempezabanaagobiarle.
—Aquí.Lajovenleindicóunhuecoalfondodeloqueparecíaserlasalacomúnala
quehabíanllegadoenunprincipio.Denuevo,todaslasmiradassecentraronenél.Árgoht las ignoró y se sentó en una roca que sobresalía. Sus piernas y suespalda agradecieron el descanso. La muchacha se alejó sin decir nada y elhechicerosupusoqueibaabuscarlealgodecomer.
Lacavernaolíaasudor,comidaymaderaquemada.Eldesiertoeraestérily
apenasolíaanadaquenofuerapiedraysal.Encomparación,aquellugareraunvergel.
Pocodespuésllególajovenconuntrapoenelquellevabaenvueltosalgunostrozos pequeños de carnemuy cocida, raíces secas y algo que a simple vistaparecíanpiedras.Árgoht aceptó conunagran sonrisa, aunque el aspectode lacomidadejabamuchoquedesear.Lachicasesentóasulado,comounamadresesientajuntoasuhijomientrascomeparaasegurarsedequenodejanada.
EnelmomentoenqueÁrgohtestabaapuntodeapartaraquellosalimentosysacar los suyos del petate, el estómago le rugió de hambre.Nohabía probadobocadodesde lanocheanterioryeraconscientedequedebíaadministrarbiensusreservas,pueslequedabaaúnunlargoviajepordelantehastaGlimarisantesdedejaralchicoenHipesenD’an.
«Si sobrevive, claro»—pensó con amargura.Mientras sacaba fuerzas paraprobarlosalimentosdelosargumiospensóenquéharíasiLavellnosobrevivíaa la fiebre. El encargo de Orges le había dado un objetivo, algo en lo queocuparsehastaqueelDestinoledieraunanuevapistasobreloquedebíahacer.SabíaqueelcentrodelcontinenteestabacadavezmásinvadidoporelDañoyque lapoblación lo estabapasandomal, perono terminabade entenderdóndeencajabaélenaquelpanorama.Porloqueélsabía,podíahaberafectadoinclusoalimperio.
No había vuelto a saber nada de la Madre desde los acontecimientos deAngôryeraalgoqueleinquietaba,sibienlaexperiencialedecíaquelosabríacuando llegara el momento. Hasta entonces solo podía limitarse a vagarsiguiendoelmandatodela llamadadelDestino.Caminarycaminarsinrumbohastaquedieraconelsenderoquelehicieraavanzarenladireccióncorrecta.
Loprimeroqueprobófueronlasextrañaspiedras,queresultaronsertrozosdealgunaespeciedepanmuyespeciado.Estabadelicioso.Lacarne,apesardeestarmuycocida,erasabrosayfácildecomer.Sepreguntódequéanimalpodíaser,pueseraimposiblequetuvierancabezasdeganadoenaquellugar.Lasraícessecas,durasycorreosas,fueronlomásdifícildemasticar.
—Energía—dijolachicadepronto.Árgohtsaliódeprontodesuscavilaciones.—¿Qué?Laargumiaseñalólasraíces.—Energía,muchaenergíaparati.Árgohtmiródenuevoloqueseestaballevandoalaboca.Teníasentidoque
fueranmuyenergéticas,puesconalgoseteníaquemanteneraquellagente,peroesonoexplicabasuprocedencia.
—¿Cómotellamas?—Glisa.—Gracias,Glisa.—Árgohtalzóunpocolaraízamediocomerqueteníaen
lamano—.¿Cómosellamaesto?—Tirca’ja.La palabra sonó hermosa en boca deGlisa, pero cuando él la repitió sonó
ruday afilada.Su lenguano estabapreparada todavía para aquel idioma.Aúntendríaqueescucharlounpocomás.
Enpocosminutosentendióloquequeríadecirlelajovencuandohablabadeenergía para él. El cansancio que sentía, así como el hambre, desaparecieronsuavemente, como si el efecto de la raíz se estuviera expandiendo por suorganismo. Se sintió pletórico de fuerzas en pocos minutos, recuperado porcompleto.HastalapreocupaciónporLavellhabíadisminuido.
—Muyprofundo—dijodenuevoGlisa—.Sologerkatannosda.Aquella frase,apesardeestardichaensu idioma,no teníaningúnsentido
paraÁrgoht.Selimitóaasentircomosihubieraentendidoysiguiócomiendoensilencio.
16
«Enelsilenciodelassombraselhombresedescubreasí
mismo.Laluzesdistracciónparaelespíritu».
Exhortaciones,DermainasThor
Alprincipiotodoeraoscuridad.Asualrededorsehabíahechoelmásabsolutosilencio. Shera Ante’i cerró los ojos para disfrutar de la sensación, del olor acerrado, a secretos guardados, a polvo e historia que desprendía aquel lugargrandioso. Casi pudo sentir la presencia de Kares a su lado, abrazándola yacunándolaensuinfinitasabiduría.
Asuespaldaunresplandorinundólasalayrompióelencantodelmomento.Tuvo ganas de gritar, de echar a Cledus de allí a patadas, pero sabía quenecesitaba la antorcha que traía consigo si quería ver algo dentro del templo,cuyas ventanas aún quedaban sepultadas bajo las cenizas fosilizadas.El polvolevantadoporsuspisadasbailóanteellos.Elecolesdevolvíaextrañossonidos,apagadosporeltiempoylasombra.
Cledussudabaasulado,nervioso.—Notemasnada,Cledus.EstelugarperteneceaKares.Nadateocurriráen
suseno.—Sí,maestra—respondióelhombre,pococonvencido.Sheracogiólaantorchayavanzóalgunosmetrosmástratandodevislumbrar
algo, pero la oscuridad era tan densa, tan antigua, que apenas podía ver nada.Aunasí,percibióloscontornosdealgunosmueblescaídos, loshuecosabiertosdevariaspuertasyunagranescaleraalfombrada.
—Noes seguro permanecer aquí,maestra—dijoCledus a sus espaldas—.Debemosseguirexcavando,asegurarlazonaeiluminarcorrectamentelasala.
Sherasupoqueeracierto,quenadapodríahacerallíenesascondiciones.Detodas formas,disfrutódelmomentoalgunosminutosmásantesdedecidirse, aregañadientes,avolveralaluzdeldía.
SedirigiódenuevoaCledus.—Quieroestelugardespejadocuantoantes,aunquetengasquetrabajardíay
nochehastadesfallecer.Quieroesastorreselevadashaciaelcieloylasventanasdespejadas. Volveré dentro de tres días y quiero ver progresos. Por supuesto,todo loqueguardeesteedificioensu interiorpertenecea laOrden.Sicuandovuelvaechoalgoenfalta,unhuecoentreelpolvo,unlibrofueradesulugarounmueblerodado,serátusangrelaquesirvadesacrificioaKares.
—Sí,maestra—respondióelencargadotragandosaliva.—Ah—añadióSheraantesderetirarse—,cuandoelaccesoseasegurome
avisarásamídirectamente.YoinformaréalConsejo.ElregresoaFerrissehizoeternoparaSheraAnte’i.Estabadeseandollegara
susaposentosydisfrutardeunbuenbaño.SabíaqueteníaquecompartirloquehabíadescubiertoconlosdemásMaestros,aunqueunapartedesímismaqueríaquedarselainformación,serlaúnicaposeedoradeesossecretos,queaquellugarfuerasuyoparadesenterrarcadacentímetrodesuhistoria.Perosabíaqueesoeraimposible.Teníaque rendircuentasde lavisitaanteelConsejodeMaestrosyante el Ser Supremo, el único con derecho a sentir aquel lugar como propio.Sheraloenvidiabaporello.MataríaporsentirelcontactodirectoconKaresqueÉltenía,porpoderconsiderarcadabiendeloskariteascomopropio,porpoderserlamáximaautoridadentodaThera.
Conestospensamientosenlacabezaaparecióanteella laciudaddeFerris.EstabasituadaaespaldasdelasmontañasTimar-oth,encuyasestribacionesmásorientales, alzándose como un lobo solitario, como si del mismísimo SerSupremosetratara,estabaelvolcánTimarlin,responsabledeladestruccióndeKinar’on. Era una cadena irregular y poco elegante, como la propia Ferris.Construida al son de los caprichos del gobernador de turno, parecía unbatiburrilloinformedecasasmezcladas,comosiKareslashubieradejadocaerde cualquier manera dentro de las frágiles murallas que conformaban su
perímetro.Erasuciaymaloliente,ysoloelríoManjar-onconseguíalimpiarunpocosu imagen.Denohaber sidopor sucercaníaaKinar’onya lacasi totalcerteza de que elTemplo estaba allí sepultado, laOrden nunca habría elegidoaquella ciudad para instalarse tras el abandono deMügero. Sin embargo, eraperfectaparaello,puesestabalejosdelasrutascomercialesmásimportantesyera un reinomenor a todos los efectos, tanto estratégica como políticamente.Convencerasugobernador,HikolDuntas,unodelospocosentodaTheraqueno se autodenominaba rey, para que se aliara con los kariteas había sidomuyfácil.
Aprovechandounaelevacióndelterreno,Sheraseasomódesdeelcarromatoymiróhaciaelsuroeste,dondeunpardepequeñascolumnasdehumodelatabanlaposicióndeKa’t,laaldeamáscercanaalacapital.Másalsur,yafueradesuvista,estabaOliesyhaciaeleste,Pen’ka.
Pocotiempodespuésllegaronporfinalaciudad,cuandoyalanocheestabaa punto de caer sobre ellos. Los trabajos de mejora de la muralla iban másdespacio de lo que laOrden hubiera deseado. Shera, viendo a aquellos vagostrabajarconmanostorpes,nopudoevitarpensarenqueFerrakisnopodíaserunreino más ridículo. Solo la ausencia de recursos naturales había evitado quefuera invadido por alguno de los reinos vecinos.Al fin y al cabo, ¿qué podíaofrecerFerris?Solo lapiedraextraídaconahíncode lasmontañas.Unapiedraque,demostrandounaignoranciaancestral,nohabíansabidousarparamejorarunasmurallasdébilesypocoaptasparaaguantarunasedio.SololallegadadelaOrden y sus ingenieros, los mismos que habían diseñado y levantado lasmurallas de Mügero, les había hecho ver que había que intervenir allí. ElConsejohabíaaportado recursospor supropio interéspues,aunquemanteníansu nueva ubicación tan en secreto como podían, pronto el mundo sabría queestaban allí y alguno de los muchos enemigos de Kares podría atreverse aatacarles.Llegadoelcaso,laciudad,sunuevohogar,debíaestarbiendefendida.
Sin embargo, su destino no era el interior deFerris, sino el viejo ymediodestartaladoedificioqueDuntasleshabíaasignado.Seencontrabasituadoalasafuerasdelaciudad,apocomenosdeunkilómetrodesusmurosenreparación,y era una vieja atalaya con vistas al río. Lejos demiradas indiscretas, era unedificioachaparradoy feo, conuna torre en suextremomás septentrional.Unpequeñobosquecillolocobijabaporelflancoeste.Apesardequenoestabaenlas mejores condiciones, el Consejo lo había considerado apto y habíanempezadoarealizarmejorasdesdeelmismoinstanteenquehubieronpuestoun
pieallí.Suficientementegrandecomoparaalbergaratodosloskariteasllegadosdesde Mügero y suficientemente discreto como para no llamar demasiado laatención.
Porunmomento,SherafantaseóconlaposibilidaddeinstalarlasededelaOrden enTurkaisim, el hogar primigenio de losKariteas, pero no sabía si losdemásMaestrosestaríandispuestosaembarcarseenotrotraslado.
En la entrada del edificio, con mirada impaciente y el nervio que le eracaracterístico,leesperabaGioLahnoir.Lascicatricesquelemarcabanelrostrole daban un aspecto lastimoso que nada tenía que ver con su carácter, cruel ysibilino.
—Bienvenida,maestra—ledijomientrasleofrecíalamanoparaayudarlaabajardelcarromato.Sheraaceptó,estremeciéndoseporelcontactocon lapiel,fríaydesagradable,delmaestro.No legustabaGio,siemprebeligeranteyconunrostrodifícildeinterpretardebidoalascicatrices.
—Gracias.Alminabajó trasellos.Varios sirvientesalumbrabanconcandilesdeaceite
cadapasoquedaban,pueslanocheyasehabíacerradoasualrededor.Shera y Gio entraron juntos al edificio, junto a cuya entrada había dos
guardiasvestidosdenegroquelesdieronlasbuenasnochesylesfranquearonelpaso.
—¿Haidotodobien,maestra?—preguntóGio.Shera sabía que a lamañana siguiente tendría que dar explicaciones de su
visitaanteelConsejo,asíqueGioestabatanansiosocomoellapordescubrirlossecretosdeKinar’on.
—Sí.Creoqueestavezesladefinitiva.Porfinhemosencontradoeltemplo.Sherapudonotarelescalofríodesatisfacciónquerecorrióalmaestro.—Despuésdetantotiempo…—Sí.Nuestromomentoestámáscerca.—¿Pudisteentrar?Dejaron atrás un sencillo recibidor que daba acceso a las cocinas y otras
dependenciasdel servicioe iniciaronelascensopor laesbeltaescaleraque lesllevaríaalosdormitorios.
—Sí,peroellugaresaúninestable.Apenaspudepasardelaentrada.—¿Cuándopodremos?«¿Podremos?»—pensóAnte’i.Sabíaqueelhallazgodel temploeramérito
de la Orden, pero si alguien había tenido fe en el proyecto, si alguien había
puestoempeñoenélhabíasidoella.Noibaapermitirquenadieseadjudicarapartedelméritoodelplacerdeldescubrimiento.
—Cledusestáenello.Desdequeseaposibleaccedernosavisará.Giomurmurósuaprobaciónconungemidoentredientes,satisfechoconla
respuestaySheratuvoquereprimirunasonrisa.«Meavisaráamí».
17
«Pocosesabedeélduranteaquellosdíasoscuros.Pero
cuandoporfinregresólohizoparacambiarlotodo».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítuloveinte.Edgor
Mundensen
Ladelosargumiosresultóserunasociedadsimple,conunaorganizaciónbásicaymuypocojerarquizada.Asimplevistapodíaparecercaótica,contantagentemoviéndosedeunladoparaotroenlacaverna,perotrasdosdíasconelloshabíaempezadoaentenderciertospatronesdeconducta.
Lavellhabíadespertadode su sueño febril algunashorasdespuésdehaberempezado a recibir los cuidados de las sanadoras. Aunque se había sentidoconfuso,nohabíatenidofuerzasparaprotestarnipreguntardóndeseencontraba.La fiebre había terminado de remitir al día siguiente. Durante toda laconvalecencialehabíandadoabeberunainfusióndeolorexquisitoqueresultóestarhechaapartirdelasmismasraícesquelatribucomíaatodashoras.
Cuando por fin, bien entrada la tarde del día siguiente a su llegada, lepermitieron pasar a ver al chico, Árgoht lo encontró sentado en el catresorbiendo muy despacio uno de aquellos brebajes cuyo olor, suave y agrio,llenabatodalaenfermería.Sesentóasulado.
—¿Cómoteencuentras?
Lavelllevantólavista,alegrederecibirlavisitadelhechicero.—¡Árgoht!Pensabaquenoestabais…—Nomehandejadoentrarhastaahora.Teveomejor.—Estoybien,aunquenoséquéhapasadonidóndeestoy.—Enfermasteyla
fiebretehatenidounpoco…estropeado.Peroyaestásmejor.¿Puedescaminar?—Sí,aunqueestoymuycansado.Lavellterminódebeberlainfusiónyunargumioseacercóacogerlatazade
arcilladesusmanos.—Tranquilo, mañana estarás bien. Cuando hayas recuperado fuerzas
seguiremosnuestroviaje.Elargumioseacercódenuevoy,medianteseñas, leindicóaLavellquese
acostara. El chico se dejó hacer y unos minutos después estaba dormido denuevo, aunque esta vez con el sueño limpioy reparador quedeja tras de sí laenfermedadyasuperada.
Árgohtabandonólaenfermeríaconunasonrisa,contentodeverlodespiertoy,sobretodo,porsaberqueprontopodríaretomarsucamino.
Aún tuvieron que pasar dos días para que Lavell acumulara energíassuficientescomoparaqueelhechiceropudieradecidirseguirelcamino.Duranteese tiempo, el muchacho daba pequeños paseos por la cueva, haciendo milpreguntassobreellugarysusmoradores.Alaspocashorasdehaberselevantadopor primera vez, parecía que la tribu entera le había cogido cariño.Árgoht loobservaba tratandode entender si era su carácter, abiertoy risueño,o si habíaalgomás que los atraía a todos hacia él, pero lo cierto era que por dónde élpasaba parecía que los rayos de sol entraran con más fuerza y la estancia seiluminaraunpocomás.
Todoelquesecruzabaconélsequedabaconunasonrisa.LavellnoparecíadarsecuentadeestecuriosoefectoquecausabaentrelosargumiosytratabadehacerseentenderconellosconayudadeGlisa,quenoseseparabadeél,hastaelpuntodequeenpocashorasyaconocíalaspalabrasbásicasdesuidioma,comolossaludosylosagradecimientos.
Al día siguiente ambos pudieron salir a dar un paseo por el exterior de lacavernaytomarunpocodeaire,cosaqueLavellagradecióenormemente.Glisasedisculpóconellosdandoaentenderqueteníacosasquehacerylosdejósolosporprimeravezdesdequehabíanllegadoallí.Caminaronunbuenratoalrededordelaafloraciónrocosaqueconteníalacavernayquedesdefueraapenasparecíauncúmulodepiedrasmásenmitaddelanada.Lohacíanbienprotegidoscontra
elsol,encírculosysinalejarsedemasiadoparanoperderse.Comparadoconelbatiburrillo de olores que era el interior, la superficie del desierto de sal lepareció aÁrgoht triste y estéril, como si de repente el sentidodel olfato se lehubieramuerto.
Lavell no dejaba de preguntar a Árgoht sobre los días que había estadoconvaleciente,comositemierahaberseperdidoalgoimportante.
En un momento determinado, su humor se ensombreció, como si hubierarecordado algo desagradable. Su rostro, normalmente alegre y ufano, se pusoserio.
—Hetenidosueños—dijodepronto.—Esnormalentuestado.Hasdeliradoporculpadelafiebre.Lavell guardó silencio durante unos instantes en los que levantó la cabeza
hacia el cielo, como si quisiera observar los detalles del inclemente sol queviajabasobresuscabezas.Soloalgunanube,blancayseca,lesdabaunpequeñorespirodecuandoencuando.
—Nomegustaban.Vicosashorribles.Árgohtsabíamuybienloqueeraaquello,soñarconescenasquenoquería
ver.Lossueñospremonitorioseranmuyhabitualesparaél.—Este desierto, por ejemplo, que ahora es blanco y brillante —el chico
extendiólamanoderecha,comosiquisieraabarcarloentero—,sehabíavueltonegro y gris, como si en vez de sal estuviera cubierto de cenizas. El cielotambiénsehabíaapagado.
Aquellodespertó la curiosidaddelhechicero.Denuevo, recordóel tiempoquehabíaestadoperdidoenelgehvaal,encómohabíapasadotiempoenloqueparecíaundesiertodecenizas.
—Teníamucho frío.Sentía que alguienmeperseguía, pero cuandomirabahacia atrás no había nadie. Solo una vez creí ver dos puntos brillantes en laoscuridad,comosifueranojosespiándome.Tuvemiedoyechéacorrer,peronosabíaadóndeir.Todoerancenizasbajomispiesynoconseguíalibrarmedelasensacióndequemeobservaban.
Denuevoelsilencio,cabizbajo.—Tuvemuchomiedo—dijoporfin,mirandoalhechicero.Árgoht, poco acostumbrado a dar consejos, supo que el chico necesitaba
consuelo,queseencontrabaperdido.Porloqueélsabía,habíapasadocasitodasu vida entre los muros de Ärgufal. Era normal que estuviera algodesconcertado.
—Todohapasadoya—ledijoÁrgohtpococonvencido.Si su sueño teníaque ver con la Tierra Negra, el Daño que lo iba arrasando todo, tal vez nohubiera hechomás que empezar—.Ahora estás despierto y conmigo.Nada tepasará.
Enesemomento,Lavellhizoalgoquecasihizodarun respingoaÁrgoht,algoquenadiehabíahechonuncayquelepillóporcompletodesprevenido.
Lavelllecogiódelamano.Árgohtestuvoapuntoderetirarladeuntirón,sorprendidoporelcálidogesto
delchico,deltodoinesperado,perosecontrolóatiempoyledejóhacer.CuandoLavelllemiróÁrgohtrehuyósumiradatemiendoquepercibieralaincomodidadpintadaensurostro.
Y así, bajo el intenso sol de la mañana que discurría hacia el mediodía,ambosregresaronalacaverna.
Aldíasiguiente,Árgohtestabalistoparapartir.Lavellestabarecuperadodesus fiebres, aunque un poco cansado aún, y no quería perdermás tiempo delnecesario.Dinda trató de convencerles de que se quedaran un pocomás, peroÁrgoht fue inflexible a ese respecto. Si el chico estaba listo para partir, era elmomento de hacerlo.Dinda no tuvomás remedio que aceptar a regañadientespero,pormediacióndeGlisa,lesexplicóqueesedíasaldríaunaexpedicióndecaza y recolección y que les invitaba a ir con ellos durante un tiempo, puesllegaríacasihastaelextremodeldesierto,yasínoviajaríansolosdenuevo,contodos losriesgosqueelloconllevaba.Enestoelhechicerosí tuvoqueaceptar,puescuandoinsinuóquenohacíafalta,queibanmejorsolos,lamujerempezóaparlotear y a hacer aspavientos. Por temor a incurrir en una grave falta derespeto,elhechicerosevioobligadoaaceptarlacompañía.Después,cuandolopensóunpocomejor,sediocuentadequepodíaserbeneficiosoparaellos,puesevitaría que se salieran de la ruta de nuevo y, quizás, incluso avanzaríanmásdeprisa.
Partieron al amanecer del siguiente día. El grupo de exploradores sepreparaba a su alrededor, cubriéndose el cuerpo con una gran tela ceñida envarios puntos, que los protegería del sol directo. Era el mismo atuendo quellevabaneldíaquesehabíanencontradoporprimeravezyÁrgohtsedetuvoaobservar cómo lo hacían. El proceso era lento y metódico, como si fuera unritual en vez de un preparativo. En esemomento entendió que el desierto erapara ellosmuchomás que un escenario, que un lugar donde les había tocadovivir.En los ojos amarillentos de los argumiosviodevocióny respeto cuando
alzabanlamiradacomosiquisieranatravesarlapareddepiedradelacavernayvermásallá,haciaelhorizonteblancoquelesesperabafuera.Dabalasensacióndequehablabanconeldesierto,puessus labiossemovíancomosiestuvieranorandoparasí.
Toda la tribu se reunió a su alrededor para despedirles, aunque enseguidaÁrgohtsediocuentadequeeraaLavellaquiendecíanadiós,algunosinclusocon lágrimasen losojos.El chico se atrevió adecirles algunaspalabras en supropioidioma,sorprendiendoasusanfitriones,queacabaronlanzandogritosalaireygolpeandoelsueloconlospiesenseñaldedespedida.
El propio Lavell, cuando ya se habían alejado un poco de la cueva y laalgarabíahabíaempezadoa remitir,dejóescaparalguna lágrima.Árgohtquisopensar que había recordado el consejo que le había dado al salir del lerteneo,puesnomiróatrásniunavezapesardelaevidentepenaqueledabairse.Alzólacabezaymiróal frente,hacia lasalqueamenazabacon tragárselosunavezmás.
18
«Quienaprendedelpasadoseconvierteendueñodel
futuro».
Dichopopular.
Preashabíatenidounassemanasmuyagitadas.Desdequehabíaregresadodesuexpediciónhabía tenidoquehacermuchospreparativos.Lasnoticias queTizohabíatraídodesdeMügeroeranmalas,peronodeltodoinesperadas.
Mientras pasaba revista a su ejército, recordaba la conversación como sihubierasidoesamismamañana.
—Eraunatrampa—lehabíadichoelmilitar—.Nosestabanesperando.Tizo le había contado al detalle lo que había sucedido y Preas no había
podidomásquecallar,sorprendidoporelafánylamaldaddelaOrden.Envezdemarcharsesinmás,habíantratadodehacertodoeldañoposible.
«Eslaguerra»—sehabíarecordadoasímismo—.«Asísonlascosas».—¿Cómopudieronsalirysortearnuestrocerco?—Teníanuntúnelquedesembocabaunkilómetromásaleste,enunasalida
ocultaenlasestribacionesdelasmontañas.Cuandoloencontramosyalohabíanderrumbado también. He dejado una pequeña dotación por si alguien vuelve,perolesheordenadoque,sienunasemananohaymovimiento,regresenaquí.
—TenemosqueaveriguaradóndehanidolosMaestros.Dondeellosestén,
estarátambiénelSerSupremo.Dondeestéél,estarátodalaOrden.—Nuestrosespían llevanmeses informandodemovimientosextrañosenel
norte,enreinoscomoDertiesoFerrakis.—Envía más informadores—había concluido Preas—. Quiero saber cada
cosa que ocurra en ellos. Quiero también un mapa detallado del avance delDaño.
DeesohabíanpasadovariassemanasyayalgunosdelosmensajeroshabíanregresadoconnoticiasnefastassobrelaTierraNegra.PreasintuíaquecadaunodelosreinosafectadoseraunposiblealiadoparalaOrden,comolohabíasidoFliss. Pensar en el reino vecino aun hería su corazón.Había sido un territoriohermosoyfloreciente.Ahora,traselpasodelaOrden,apenasquedabancenizas.Después de la guerra, los kariteas los habían abandonado a su suerte, sinrecursosnialiados,yelreinoagonizaba.Preasleshabíatendidolamano,peroera demasiado tarde. Lamayoría de hombres válidos habían ido a combatir yhabían caído en la batalla deTalder. En las antaño fértiles tierras del sur soloquedaban ancianos, niños y mujeres, que eran las únicas que estaban siendocapaces de hacer algo por extraer la escasa vida que le quedaba a la tierramuerta.Aunque había abierto las puertas deAngôr a los refugiados flissanos,muchosdeelloshabíanpreferidoquedarseensushogaresmaltrechos.
PensabaenFlissmientrascaminabajuntoaUleaendirecciónalabiblioteca,dondesereuniríaconPigyTizo,quienessehabíanhechoresponsablesdelmapadelaTierraNegra.LafortalezaD’Gorbullíadevidaasualrededor.Amedidaque la enfermedad avanzabapor el sur,másymásdesplazados llegaban a lasmurallas de Angôr’an. Al pasar junto a una pequeña ventana, se detuvo uninstanteaobservarelenormecampamentoquesehabíaformado,casideformaespontánea,másalládelasmurallas.Hastaallílellegabaelolordelasfogatas,pero sabía que amedida que uno se acercaba al lugar, el aroma de lamaderaquemada y el humo era sustituido por el hedor que genera una granmultitudhacinada. No había llegado solo gente de Fliss. Le constaba la llegada derefugiadosdeLahmna,Turham,DergoseinclusoalgunossupervivientesdelosTresGrandes.
CuandohubollegadoalabibliotecayaleesperabanallíPigyTizo,quesepusieronenpiealverlollegar.Unsirvienteseapresuróallenarunacopadevinopara cada uno, excepto para la reina Ulea, a quien el maestre le habíarecomendadonobeber.
—¿Quéme traéis?—dijoPreaspara iniciar la reunión.Estabaansiosopor
verlosresultados.—Nadahalagüeño,majestad.—FuePigreasquienrespondió.Tizo extendió sobre lamesa un ajado pergamino que representaba todo el
continente deKisea. AUlea se le escapó una exclamación de sorpresa. Preasdedicó unos instantes a observarlo en completo silencio. Su rostro se fueensombreciendopocoapoco.
—Espeordeloqueesperaba—dijoporfinconunlargosuspiro.Elmapateníaresaltadoscontintarojalosreinosqueestabaninvadidospor
laenfermedad.Todoel surdelcontinenteyunagranpartedelesteestabanenrojo.SoloelnorteyeloesteparecíandemomentolibresdelaTierraNegra.ElreinodeFliss,fronterasurdeAngôrmarcabaellímite.Másalnorte,elImperioMeledino aparecía impoluto, aparentemente ajeno tanto a la guerra como alDaño.
Angôrseríaelsiguienteenversunombreescritoenrojo.—¿Quépodemoshacer?—dijo,casienunsusurro.Enesemomento,alguien tocóen lapuertaconsuavidad.Dadoquenoera
unareunióndelConsejo,nohabíadadoordendequenoselesmolestara.Conungestodelacabeza,Preasindicóaunodelossirvientesqueabrieralapuerta.AnteellaaparecióElha,unade las jóvenesmás recientemente incorporadasalserviciodelareinaUlea.Desdehacíavariosmeses, tambiénejercíalaboresdemensajera. Después de la invasión, hasta los sirvientes habían tenido que serrenovadosparaintentarevitaralosespíasytraidores.
—Majestad—dijoconuna reverencia—.Lamentomuchomolestar.Traigounmensajeymehaninsistidoenqueesurgente.
—Entra,Elha—leindicóUlea.Eraunajoveneleganteybonitaquellevabapocotiempoenelserviciodela
fortalezaD’Gor.Porello, su frente sehabíaperladode sudorenpresenciadelrey.SudesparpajoysubuenhacerlehabíanhechoganarseelfavordeUlea,quepronto la había ascendido a su servicio personal.Nerviosa, jugueteaba con unsencillocolgantequellevabaalcuellomientrasofrecíalanotaalareinaconlaotramano.
LareinaleyóelmensajeydejóescaparunsuspiroantesdedárseloaPreas.—¿Másmalasnoticias?—Metemoquesí.Preas leyó las seis líneasescritasdemaneraapresurada.Lanota llevabael
sellodelafamiliaHosvas,regentedelreinovecinodeMarder.Despuéslaleyó
envozaltaparaqueseenteraranTizoyPig.Sesaltó laspresentacionesy fuedirectoalasuntoimportante.
—«LosreinosdeHoriasyFerrakissehanalineadoconelMal»—rezabalanota—. «Nuestros informadores han visto un gran ejército comandado porhombresoscurosdirigirsehacianuestras fronteras.Adíadehoypuedenhaberentrado ya en el reino. Dicen que con ellos viajan cientos de bestiasantinaturales.Temoque,denorecibirayudaporvuestraparte,seanuestrofin».
Preasobviólossaludosyladespedida.—Estoesloquenosfaltaba…—dijoPig,abatido.Preascomenzóadarvueltasporlasala,pensando.Elhaseapartóysequedó
esperandoentrelassombrasdelosrincones.—Nopodemospermitirnosprescindirdenuestroejércitoenestosmomentos
—añadióTizo.Preasseguíaguardandosilencio.—Además—continuó—,Mardertieneunejércitopoderosoyunasmurallas
quehanaguantadosiglosdeintentosdeconquista.Resistirán.Preassedetuvo.Lapreocupaciónsehabíainstaladoensuceño.—¿Es eso lo que debemos decirles? ¿Debemos responder a esta carta—
levantólanotaantesusojos—recordándolesquesusmurallassonfuertesyqueellossolosvanapoderdefendersedelosgorgs?
Tizobajólacabeza,sintiéndosealudido.Preas miró a Ulea, buscando algún tipo de aprobación que no llegó. Ella
sentíalasmismasdudasqueelrey.—MipadrerecibióunacartaparecidatiempoatrásenlaqueelreyClosde
Flisssolicitabaayuda.Noledimosimportanciaysenosechóencimalaguerra.¿Ysiahoraocurrealgoparecido?
Todos en la biblioteca guardaron silencio. Solo el crepitar del fuego en lachimenea rompía la densa atmósfera que las malas noticias habían generadoentrelospresentes.
—Esta petición nos llega en el peor momento posible, pero no debemosignorarla ni rechazarla a la ligera. Si no apoyamos aMarder y estos decidenunirse a laOrden, tendremos la frontera norte a sumerced.A día de hoy lastribus nos han hechomucho daño allí. Perder el apoyo deMarder podría sercatastrófico.
Denuevo,seinstalóelsilencio.—Tizo,hazunrecuentodelastropasdisponibles.Dentrodedosdíasquiero
saber con cuántos hombres contamos para enviar al norte. Recluta a cuantospodamosdelasciudadesdelsur.Dejaunadotaciónsuficienteaquí,enlacapitaly otra para proteger las caravanas, como le prometimos a Ofestes. Todos losdemás,partiremosalalbadelquintodía.
Ulea,yapreocupadaporlasmalasnoticiasqueestabaescuchando,sehundióun pocomás en el sillón que ocupaba. El rey dio por concluida la reunión yrecogióelmapa,enrollándoloconcuidado.
A la reina se le habíangrabado laspalabrasdePreas.Su esposo se ibadenuevoalaguerra.
19
«LaslaboresdeloslerteneosconsagradosaGanfueron
fundamentalesduranteelascensodelaOrdenKariteas.Por
esotodosfuerondestruidos».
HistoriavivadeAngôr,capítulodoce.MarkusdeLárgaran.
Lacavernaqueservíadehogarparalatribudeargumios,aquellaqueleshabíaacogido durante los últimos días, pronto quedó muy lejos de la vista de laexpedición.LaúnicavezqueÁrgohtmiróhacia atrás, con el único interésdeorientarse y marcar lugares de referencia por si en alguna ocasión tenía quevolver,solohabíavistorocasysal.Eraimposiblequelohubieraperdidodevistaya, pero no era capaz de distinguir la caverna de entre todas las demás áreasrocosasquesobresalíandelblancosuelo.
Apesardequehabían salidoconel alba, el solyaempezabaadarduroytodo el grupo se había cubierto la cabeza y los ojos. Árgoht y Lavell habíanrecibido un atuendo argumio como obsequio y les habían enseñado cómoutilizarlo.Elhechiceroprontodescubrióque, liberadode lasprendasdecuero,que habían pasado a viajar en el petate, las telas que lo cubrían dando variasvueltasasucuerpoyalasqueGlisahabíallamadocorgo,permitíancircularelaire frescoprotegidodel sol,por loquesupiel semanteníaauna temperaturarazonableapesardelcalorexterior.Noeranmuyaptasparaelcombatecuerpoa
cuerpo, y tal vez por ello las armas quemás usaban los argumios eran lanzasrudimentarias,porquelespermitíanunamejormovilidadquelasarmasdecortoalcance.
Viendocómoaquelloshombresymujeressehabíanadaptadoasuentorno,cómo habían entendido el desierto como parte de ellos y no al revés, cómohabíanaceptadosusparticularidadesenvezdetratardecambiarlasodominarlas,Árgohtsesintiófueradelugar,comounárbolmarchitoenmitaddeunbosqueenprimavera.
—¿A dónde vamos? —le preguntó de pronto Lavell, sacándolo de suscavilaciones.
Árgohtmiróhaciaadelanteyalcielo.Habíanpartidorumbonoreste,envezde rumboestecomohabía tomadoélenunprincipio.Nosabíaadónde iríanapararconexactitud,peroprefirióseguiralosargumios,queparecíantenermuyclaroelrumbo.Alfinyalcabo,suprimerobjetivoerasalirdeldesiertoyllegaraLahmna.Siconlaexpediciónpodíahacerlomásrápidoporaquelcamino,losseguiríamientrasfuerandirecciónnorteoeste.
Llególaprimeranocheyporfinsedetuvieronadescansar.Habíancaminadocasi todo el día a buen ritmo, con las paradas estrictamente necesarias parareponerfuerzasycomeralgo.Lasegundavezquelohabíanhecho,casientradalatarde,Árgohthabíaobservadoalchico.Elsudorrecorríasufrente.
—¿Estásbien?¿Necesitasdescansar?—Estoybien.—Llevasenfermovariosdías,esnormalquetengasquerecuperarlaformay
lacaminataestásiendodura.Siquierespararunratomás,dímelo,queseloharésaberaellos.Sinonosquierenesperar,seguiremostúyyosolos.
—Nopasanada,deverdad.Estoybien.Alcaerlatardelosargumioslevantaronunsomerocampamento,pocomás
que algunas mantas y una fogata. Al parecer, iban a dormir al raso. Lavelldevoró con ansia un trozo de pan y un pedazo de las famosas raíces de losargumios.
—Las llamanéritas, o algo así—dijomirándolas con detenimiento—. Lodicentanrápidoquemecuestaentenderlo.Porloquemehanexplicado,vendríaasignificar«vidaseca».Creoquelodicenporquerevitalizaelcuerpo.
Árgohtobservóuntrozoantesdedarleunmordisco.Erasuaveysabrosa,notan seca y ruda como le había parecido la primera vez. Miró a su alrededortratandodeencontraralgúnarbustooplantadedondepoderextraeralgocomo
aquello,peronovionada.¿Lascultivabanenalgúnlugarconcretoqueellosnohabíanvisto?RecordóentoncesqueDindalehabíadichoquelaexpediciónibadecazayrecolección.
—¿Tehandichodóndelascultivan?—preguntóÁrgohtalchico.Lavellnegóconlacabezamientrasseguíacomiendo.Elhechicerolevantóde
nuevolamirada,pero lanocheyasehabíacerradosobreellosy lamiríadadeestrellassobresuscabezassololepermitióveraalgunosmetrosdedistancia.
Casi todos losmiembros de la expedición dormían ya cuandoÁrgoht aúnobservabaelcielosentadoconlacabezaapoyadacontraunaroca,dejandoqueelfrío de la noche lamiera su cabeza rapada. Se sentía descansado y pletórico.Llevaba casi un año sin tener apenas necesidad de usar sumagia y la notabadentro de sí, haciéndole cosquillas bajo la piel, como si estuviera ansiosa porbrotardesusmanosy lanzarsealmundo.Hacía tambiénmuchotiempoque laMadrenoseponíaencontactoconél,nia travésdesueñosnidelgehvaal, loquelehabíadadoasuvidaunaplacidezqueempezabaaatenazarlelosnervios.Sabíaquelasendadeldestinoestabaanteél,enalgúnlugar,sinquefueracapazdeadivinarsilaestabarecorriendocorrectamente.
ElEquilibrioseharoto.Lapiedradebeserprotegida.Ahora que por fin había encontrado sentido a aquella mística frase que
durantetantosañoslehabíaperseguido,seencontrabaenelextremodelmundo,dondenadapodíahaceral respecto.U’rkoan, lapiedradeldestino,podíaestarcada día más cerca del guardián de la sombra, potenciando aún más eldesequilibrio que, segúnparecía, estabaprovocando laTierraNegra con todassusconsecuencias.Depronto se sintió frustrado, comosi todoeseañopasadohubierasidounagranpérdidadetiempo.Quisolevantarseyecharacorrer,salirde aquel desierto que ahora le parecía una cárcel blanca, y enfrentarse a sudestino,fueracualfuese.
Árgoht reconoció aquella ansia y sintió un escalofrío. Era la llamada delDestinoquevolvíaainvadirsucuerpo,cadagotadesuser.Aunqueaúnnosabíaquépapelteníaquejugarél,sabíaqueteníaqueverconlosGuardianesyconeldesequilibrioqueentreellossehabíapuestodemanifiesto.
MiróaLavell,quedormíaa su ladocon laplacidezpropiade losniños,yÁrgoht se preguntó si de alguna forma él estaría relacionado con eseDestinosuyoosieraunintrascendentepasomásensucaminosolitario.
Casisindarsecuenta,cerrólosojosysequedódormido.Supo enseguida que estaba soñando y, aún en el sueño, se arrepintió de
habersedejadodormir.Caminaba por un sendero embarrado y sentía que la lluvia empapaba sus
ropas. Frente a él, difuminadas por el gris opaco del aguacero, reconoció denuevolastorresdeMeledel.Sedetuvoaobservarlamuralla,muycercana,delaque había tenido que huir tantos años atrás.A pesar del tiempo pasado desdeentoncesydequenuncahabíatenidolanecesidadderegresar,lasrecordabacontotalnitidez:lapiedraparduzcaqueledabaunaspectopermanentementesucio,lastorres,reciasylasalmenastanapretadasqueapenasunarquerocabíaentreellas.Haciaelesteyeloeste,losmurosseextendíanhastacasiperdersedevista.Árgoht sabía muy bien lo que había más allá en ambas direcciones: hacia eloeste,amediajornadadedistancia,lasprimerasestribacionesdelasArtor-oth,lacadenamontañosamásimportantedelnortedelcontinente.Haciaeleste,unpocomáscerca,lapequeñazonamontañosaquedabapasoalpequeñodesiertodeHarg.Aúnenelsueño,nopudoevitarrelacionarHargconeldesiertodesalen el que su cuerpo dormido descansaba y aquel otro, hecho de cenizas ysombras, en el que había estado perdido tanto tiempo atrás. Era como si dealgunaformaabsurdaeilógicasesintieraatraídoporellos.
Depronto,unruido lehizomirardenuevoa lasmurallas,olvidándosedeldesierto de Harg. Un pequeño trozo de piedra descansaba ante él, sin dudadesprendido de lo más alto. Un ruido llenó el ambiente junto con una ligeravibración que fue subiendo de intensidad con rapidez. La muralla empezó adesmoronarseantesusojos.Unalluviaderocasamenazabaconaplastarle,peroestabaclavadoalsuelo.Nopodíahacerotracosamásquemirarcómolaciudadquelehabíavistonacersederrumbaba.Elaireempezabaallenarsedeunpolvoensuspensiónqueleimpedíarespiraryleescocíalosojos.
Unasombrasecerniósobreél.Alalzarlavistapudoverespantadoqueunenorme trozo de piedra volaba por los aires y, superando todas las leyes queconocía sobre el mundo, se dirigía hacia él, haciéndole sombra con su grantamaño.No podíamoverse para esquivar lo que iba a ser unamuerte segura.Cadavezmásgrande,cadavezmáscerca…
Árgoht despertó con un sobresalto. Miró a su alrededor y tardó algunossegundosensituarsedenuevoen la realidad,apesardeserconscientedequeestabasoñando.Elaireeralimpioyfríoenlanochedeldesiertodesalyningunarocaamenazabaconaplastarlo.Lasensacióndequeteníalasfosasnasalesylosojos llenos de polvo tardó unos segundos en desaparecer del todo, pero lainquietudporpresentir supropiamuerte ledurómuchomás.Raravez soñaba
cosas así y, conociendo la cualidad premonitoria de sus sueños, presenciar sumuertelegenerabaungranmalestar.
Porsupuesto,élsabíaqueraravezlossueñossecumplíanalpiedeletratalcualloshabíavisto,perosíledabanunapistadeloqueestabaporvenir.
Hacíamuchosañosquenovisitabasuciudadnatal,apesardehabervagadoportodaTherapersiguiendosuesquivoDestino.SiemprehabíaevitadoMeledelcomosideuncenagalapestososetratara.Noguardababuenosrecuerdosdeellani del resto del Imperio, pues cuando sus habilidades habían comenzado adespertarsehabíasufridounimportanterechazoporpartedeaquellosalosqueconocíaypormuchosalosquehabíaconsideradoamigos.Lapersecuciónllegóaser tanacuciantequesumadrehabíaoptadoporviajarhastaelotroextremodelcontinente,aNarmanthia,parahuirdetodoaquello.Allí,enaquelpequeñopueblo de montaña en el que nadie les conocía, había crecido y se habíaconvertidoenloqueeraahora.Oalgoparecido.Soloañosmástardesupoqueesa persecución era debida a un creciente rechazo que el Imperio empezaba asentir hacia cualquier cosa que oliera a hechicería o magia. Árgoht desechóaquellos recuerdos pueriles y se dispuso a descansar un poco. La jornadasiguiente,aunqueélaúnnolosabía,ibaaserunadelasmássorprendentesdesuyalargavida.
Laexpediciónsepusoenpiealalba,antesinclusodequelosprimerosrayosdesolhincaransuluzcontraelcielonocturno.Cuandoapenasunruborrosáceoasomabaporelhorizonte,todoelgrupoestabayapreparadoparapartir.
Lavell se mostró animado y descansado, cosa que congratuló a todos. Seencontraba cada día más fuerte. La enfermedad había quedado atrásdefinitivamente.
Un par de horas después, llegaron a una pequeña elevación de suelo duroparecidaaunacolina.Anteellosseextendíaunagranllanuradesalimpolutayperfecta,sinapenasrocasqueperforaransublancasuperficie.Porlaactituddelos argumios y alguna palabra suelta que logró comprender, Árgoht supo quehabían llegado a su destino. Allí tendría lugar la recolección. De nuevo, elhechiceromiróhaciatodaspartesynologróencontrarningúnarbustooplantade los que se pudiera extraer la raíz. Su curiosidad crecía por momentos.SospechabaquepodíahaberinterpretadomallapalabrarecolecciónoqueGlisala hubiera dicho mal, queriendo decir alguna otra cosa en su idiomarudimentario.
Todossoltaronlospetatesycomenzaronamoverseafanosamentealrededor
deunodelosargumios.Árgohtlohabíavistoenvariasocasionesenlacavernapero, siemprecubiertocon las telas,no lohabía identificadoen laexpedición.Era casi un anciano de piel cenicienta que a simple vista no parecía capaz deaguantarunviajedevariosdíasporeldesierto.Peroallíestaba,sinunaquejaniun lamento. Los demás se situaron a su alrededor formando un círculo ycomenzaronarecitarloqueparecíaunaletaníaentredientes.Muydespacio,elancianocomenzóaquitarselaropa.Losrayosdesol,yaaltosenlacúpulaazuldelcielo,atacaronsupielsindarle tregua.Loúnicoquesedejópuestofueunsencillo taparrabos y un báculo que empleaba para caminar. Tras coger airevariasveces,diounpardegolpesconélenelsuelodesal,casibajosuspies.Árgoht se retiró un par de pasos arrastrando con él a Lavell, temeroso deinterrumpirconsumerapresencia.Noentendíanada,peroempezabaasentirsefascinado.
—¿Entiendesalgo?—lepreguntóalchico.Lavell negó con la cabeza sin quitar ojo de los labios de los argumios, de
cadagestoy cada rasgode sus rostros, comosi estuviera fijándolo todoen sumemoria.
—Solopalabrassueltas.Hablanraro.Era cierto que no pronunciaban las palabras de manera normal, sino
aturulladas,comosihablaranmuydeprisa.El anciano continuaba dando golpes con el báculo, primero despacio, a
intervaloslargos,ycadavezmásdeprisa,acelerandoelritmopaulatinamenteamedidaqueelcánticoaumentabadetono.
Depronto,Árgohtcreyóverunmovimientoporelrabillodelojo,másalládelanciano,enlallanuradesal.Loachacóaundestellodelsolyvolvióafijarseenelextrañoritualquepresenciaba.Unosinstantesdespués,volvióaverlo.Estavezestabasegurodequealgosehabíamovidomásallá,comosiun trozodeldesierto sehubierahundido ligeramente.Con la claridaddel sol era imposiblepercibirloconseguridad,perofijóallílavistaafindeconfirmarlo.
Entonces ocurrió de nuevo. Un trozo del suelo, aparentemente sólido, seonduló como si tuviera delante una laguna de aguas mansas y no una duraextensióndesal.Fuemuylejosdesuposición,peroaunasíestabasegurodequesu vista no le había engañado. Con un gesto, le dijo a Lavell que mirara enaquelladirección.Losojosdelmuchachoseabrieronporlasorpresacuando,unminutodespués, volvió a ocurrir, esta vez unpocomás cerca.El golpeteodelcayadoibaenaumento.
Árgoht lo supocon todaseguridad:algoestabaocurriendocomoréplicaalcánticodelosargumios.Abandonólaobservacióndelritualyfijósuvistaeneldesierto más allá, ansioso y muerto de curiosidad por saber qué estabaprovocandoaquellasperturbacionesenelsuelo.Parecíanpequeñosmovimientosdetierra.Sepreguntósiaquellossencillosgolpespodíanestarprovocandoalgoasíatantadistancia.Parecíaimposible.
Larespuestalellegóalgunosminutosmástarde.Elcánticosiguiósubiendode tonohastaalcanzarunpuntoestableenelque lasvocesde losargumiosseacoplaronalgolpeteodelbastón, convirtiéndoloenuncoroperfectoenelquetodos los sonidosy lasvocesencajabancomouna ruedaensueje.Depronto,paraestupefaccióndelmeledino,seprodujounaexplosiónamuypocadistanciadesuposición.Fuecomosiunarietehubieraempujadodesdeabajo,lanzandoalcielounainmensacantidaddesal.
—¡PorGan!¿Quéhanhecho?—musitóÁrgoht,fascinado.Unanubedepolvodesalenvolvía lazonade laexplosión,perohabíauna
sombramoviéndoseensuinterior.Lasombradealgoenorme.Árgohtsesentíaincapazdecerrarlospárpados.Sintió,comosiseencontrara
amuchosmundosdedistancia,cómoLavellseaferrabaasuropa,algoasustado,pero lo ignorómientras tratabadevislumbrarquépodía estarmoviéndose alláabajo.
Elcánticosedetuvodeprontoy losargumiosdirigieronlamiradahaciaelmismopuntoqueÁrgohtencompletosilencio.
Pocos minutos después, por fin la nube de sal se disolvió, posándose denuevoenelsuelodelquehabíasurgido.Enmediodeungranagujeroasomabaunacriaturagigantesca,conformatubularydecolorcasitanblancocomolasalquelarodeaba.Parecíaquegranpartedesucuerpoaúnpermanecíabajoelsueloyaunasíasomabamuchosmetroshaciaelcieloazul.Seagitabadeunladoparaotro, barriendo una zona a su alrededor con el extremo superior de su cuerpofragmentado.Estabaformadoporrígidasplacasqueseacoplabanentreellasalaperfección como si de una armadura se tratara. Tan grandes que era posibleapreciarsusdetallesaúndesdeaquelladistancia.
Árgohttratódeimaginarseallíysupoquehabríamuertoenlaexplosióndesal. De no haber sido así, ya lo habría hecho con los barridos que la criaturaestaba haciendo, como si tratara de detectar el origen del sonido que la habíamolestado,quizássacándoladeunlargoreposo.
Unodelosargumiossegiróhaciaellosconunagransonrisaenloslabios.
—Gerkatan—dijo,señalandohacialacriatura.ÁrgohtrecordódeprontolaspalabrasdeGlisaenlacaverna.«Muyprofundo.Sologerkatannosda».Dealgunaforma,aquelritualylaaparicióndeaquelinmensoserteníanque
verconlasraícesquecomíancontinuamentelosargumiosyqueparecíanlabasedesualimentación.
Elgruporecogiótodassuscosas,elancianovolvióacubrirse,yempezaronadescenderlapequeñaelevaciónendirecciónalacriaturagerkatan.
—¿Vamosairallí?—dijoLavell,asustado.—Siellosvan,esqueesseguro.Tranquilo.Sigámoslos.Pero tampoco Árgoht las tenía todas consigo. Se sentía abrumado por el
tamañodelacriatura,másgrandeaúnqueeltalhomJerkal’im.Yesoeraloqueasomaba. ¿Cuánto más habría quedado por debajo de la superficie?Mientrasellosseponíanenmarcha,elgerkatanseguíahaciendobarridosconsuenormecuerpo, levantandonubesdesalcadavezquerozabaelsuelo.Apesardeello,losargumiossedirigíanhaciaallícontotaltranquilidad,sinmostrarningúntipodenerviosismooansiedad.
—¿Quéesloquequieren?—volvióapreguntarLavell,envozmuybaja—.¿Lahanllamadoellos?
—Esoparece.Ynolosé.Árgohtnoconseguíaentenderquéfinalidadpodíatenerelconvocaraaquella
bestia,aunqueunasospechaempezabaacrecerensuinterior.Encualquiercaso,lacuriosidadpodíamásqueladiscreciónyavanzabatraselgrupocontrolandosusansiasdeadelantarlosyacercarsecuantoantesalacriatura,verlaendetalle.
Amedidaqueseacercabanpudoverlaverdaderadimensióndelanimal.Eramonstruoso.Loqueparecíanescamasdesde ladistanciaeranenverdadplacasdel tamaño de un adulto, gruesas como el brazo de un hombre. Mientrasreducían ladistanciaque los separaba,Árgoht tratóde imaginarseuncombatecontraellaysupoqueaveceslanaturalezaledemostrabaquehabíacosasmásallá del poder de los simples mortales. Aquella criatura estaba lejos de sucapacidaddecomprensión.Pensóenloslegendariosdragonesquedescribíanloslibrosdehistoriaysepreguntósinoestaríanemparentadosdealgunamanera.Desdeluego,lamagnificenciadeesteserbienlomerecería.
Amedidaqueseibanacercando,elmovimientodelgerkatanibasiendocadavezmenosviolentohastaqueporfin,conunsusurrocomoelquehacelamareaal arrastrar las piedras de la orilla, volvió a desaparecer por el agujero que él
mismohabíageneradoyque secubriódenuevocon rapidez.De supresenciasoloquedósalremovidaenunradiodevariasdecenasdemetros.Laexpediciónsiguióavanzandohacia esepuntoy, cuandoÁrgoht ibaapreguntarpor fin, loentendió todo. En las inmediaciones del agujero empezaron a aparecer lo queparecían pequeñas ramitas secas y arrugadas. Sin perder tiempo, los argumiossacaron varios sacos y empezaron a recogerlas, afanosos como pequeñashormigas.Árgohtseagachóycogióunaentresusdedos.Eranraícesdetircaj’ha.Yestabanportodaspartes.Elgerkatandebíahaberlasarrastradoconsigodesdelasprofundidades.
Losargumiosestabanrecolectando.Unodeellosseacercóy lediounsacoaÁrgohtmientras ledecíaalgode
formaprecipitada,comoinstándoleadarleprisa.ElhechiceromiróaLavell.—Dicenquehayquedarseprisa.Queavecesgerkatanvuelve.Árgoht se imaginó lo que podría suceder si la criatura volvía a asomar
estando ellos allí y, con esa imagen en la cabeza, se apresuró participar en larecolección.
20
«Karesestodo».
TriforetauGo’laghan,prólogo.Anónimo.
Shera Ante’i apenas era capaz de concentrarse en los papeles que estabaleyendo:un informepormenorizadode lasituacióndelasedioaQuindarst.NopodíadejardepensarenKinar’on.
Llevaba dos semanas sin recibir noticias deCledus y empezaba a ponersenerviosa.Imaginabadecenasdesituacioneshorriblesqueleponíanlospelosdepunta:underrumbe,unataque…cualquier imprevistoqueestuvieraretrasandola excavación más de lo esperado. Había tenido que controlar en variasocasiones el impulso demontar en un caballo y presentarse allí por sorpresa,pues sus obligaciones se lo desaconsejaban si no tenía la seguridad de que suviajefueraaserprovechoso.
Asípues,tratabadeconcentrarseenlalecturamientrasrepiqueteabalasuñascontra la mesa de madera oscura de sus aposentos. Vestía una ligera túnicavaporosaquemarcabasuscurvasesbeltas.Unacorrientedeairefrescoentrabadesde la ventana y le erizaba la piel, pero no le importaba. Al contrario,disfrutabadeesasensación.
Duranteunrato,logrócentrarseenloqueestabaleyendo.Quindarstestabaa
puntodecaer.Elreinoestabadesolado,porloquepartedesuejército,apostadoen las inmediaciones desde hacía algún tiempo, no había tenido problemas encruzarloparallegarhastalacapital.ClemthaneraunasombradesdequeMarsilahabíamuerto, por lo quenodebían esperar ninguna sorpresaprocedente de laciudaddelasminas.SololosmurosdeQuindarstseinterponíanentreellayuncontrol total de las tierrasmás allá deAngôr.Si todo ibabien, la situación seresolveríaenlaspróximassemanas.
Shera apartó los papeles de un manotazo, aburrida de todo aquello, y selevantódelescritorioconunsuspirodefrustración.Almina llegódesde lasalacontiguaaldormitorio,dondeesperabainstrucciones,sorprendidaporelruido.
—¿Miseñora?…—Sírvemeunacopadevino.Alminanopreguntómásysedirigióalarepisaenlaqueunajarrayvarias
copasesperabanaserusadas.Sheraseaproximóalaventanaquedabaaleste,desdelacualpodíaobservarelperfilbrumosodeTimar-oth,acuyasombraseencontraba Kinar’on. Era consciente de la importancia que tenía todo lo queacababade leer.Asegurarsudominiosobreunabuenapartedelcontinenteeravital para laOrden, de formaque tuvieranuna zona segura a partir de la cualavanzarhaciaelnorteensuafándeconquistaparamayorgloriadeKares.Hastaqueno llegaranaFerris, en cualquier caso,y eso significababorrardelmapaAngôr’anyalpresuntuosodePreasMor,noestaríandel todo tranquilos,perolospasoshabíaquedarlosunoauno.
Cuando el sur estuviera asegurado, empezarían a mirar al norte, hacia elorgullosoImperioMeledinomásalládelasmontañas.
Sheracogió lacopaquesusirvienta leofrecía sindejardeobservarpor laventana,apesardelaire fríoqueentrabaporellayqueagitaba las telasdesuescasocamisón.Alminaquedóasu lado,esperandomás instrucciones,pero lamaestranisepercató,absortaensuspensamientos.
«Faltapoco»—sedijoasímisma—.«Lopresiento».En esemomento, alguien tocó con suavidad en su puerta.Unamirada fue
suficiente para queAlmina fuera a abrir. Lamuchacha desapareció en la salacontiguayShera escuchóunmurmullodevoces, aunquenopudo entender loquedecían.Alminaregresórauda.
—Miseñora,unmensajeroparavos.TraenoticiasdeKinar’on.SherasintiódeprontolamanodeKaressobresuhombro,dándolelarazóny
apoyando su empresa. Era como si hubiera llamado a aquelmensajero con el
pensamiento.—¡Queentre!—casigritó,tratandodequesuvoznodelatarasuansiedad.Unhombrejoven,menudoysucio,sindudaprocedentedelaexcavación,se
arrodillóanteellasinatreverseamirarlaalacara.—¡Habla,muchacho!—Maestra,meenvíael jefeCleduspara informardeque laexcavaciónha
sidoasegurada,porsidesearaconcederleelgranhonordehacerleunavisita.Shera guardó silencio unos instantes, como si estuviera pensando una
respuesta,aunquelaansiedadladevorabapordentro.—Gracias,chico.Puedesretirarte.Sheranopodíaestarmássatisfechaytuvoquehacerunesfuerzoparanodar
saltosdealegríaantesusirvienta.—Almina,prepárameequipajecomoparadossemanas.Partimosalalba.Esa noche fue dura para Shera Ante’i. Envió una breve nota a Gio
informando de que se ausentaría durante unos días para visitar la excavación,pero no dio muchas explicaciones. Sabía que el maestro deduciría que habíapasadoalgo importante,perocuandoquisieraacudir a interrogarla al respecto,ellayaestaríaencamino.Sentarseanteelviejokariteilahabríaretrasadovariashoras,tiempoquenoestabadispuestaaperderconcharlasinútilessoloparaqueelrestodemaestrostuvieranlafalsasensacióndequeformabanpartedeaqueldescubrimiento. Si bien era cierto que laOrden llevabamucho tiempo tras lapistadeKinar’on,soloenlosúltimosañossehabíahechounverdaderoesfuerzoporencontrarsulocalizaciónexacta,yhabíasidograciasa laperseveranciadeShera, convencida de que, si el libro había sobrevivido al paso del tiempo,estaríadepositadoallí.Deserciertaesaintuición,podríanestaranteelhitomásimportante de la Orden Kariteas desde hacía siglos. Con él, recuperaríandefinitivamenteelpoderqueleshabíanarrebatado.
«Gobernaremos sobre toda Thera», se regocijaba lamaestra, tendida en lacamaincapazdedormirantelaperspectivaqueseabríaanteella.Porunlado,entendíaquedebíacompartir susavancesconelConsejo,peroporotroqueríaqueaqueldescubrimientofueraméritosuyoexclusivamente.
ElalbalaencontródispuestayapuntodesalircaminoaKinar’on.Alminaestabasentadaasuladoenelcarromatoytratabadeservirleunacopadevino.Ellatampocohabíadormidoapenas,atareadaconlospreparativosquelamaestrale había ido ordenando durante toda la noche. Llevaba varios baúles conequipajeycincosoldadosamododeescolta.
Sheraapenaspodíacontenersuemociónmientraslapuertadelpatiodelesteseabríaparadejarlespaso.LaHistorialaesperabaaundíaymediodedistancia.Unaligeralloviznaempezabaamojarelcobertordelcarromato.
Llegarona la excavaciónamediodía,unpocoantesde loprevisto.Seguíalloviendo y toda la comitiva estaba calada hasta los huesos. Shera, a pesar deestarbienarropadaporvariaspiezasderopayunapesadacapadeviaje,negracomosu sombra,nohabíapodidoevitar el aguaque se filtrabapor la teladelcobertor.Aburrida,pidióuncaballoysiguióelviajemontada,bajolalluvia,conlamiradafijaalfrente,comosilasinclemenciasdeltiemponofueranobstáculoparaella.
—Cubríos,miseñora—lepidióAlmina—.Osloruego.Podéisenfermar.Shera miró a la joven desde la altura de su montura. Estaba empapada
también, con los pies embarrados y temblaba de frío. Ella, en cambio, sentíacalorapesardelascircunstancias.
—Nuncaheenfermadoynovaaserestalaprimeravez.Karesmecubreconsumanto.Estaaguaespurificadora,nodañina.Nolatemas.
Alminanodijonadamás,puesSheraclavó lamiradaal frentey la ignoróporcompletoelrestodelviaje.Sabíaquelamaestraodiabaladebilidad,porloqueselamentóporsuspalabrasyseacurrucólomejorquepudoenelcarromatocon la intención de pasar desapercibida un rato. Un rato largo, a ser posible.Estabahelada.
Tras una pequeña colina cubierta de fango apareció por fin la excavación.Shera estaba ansiosa y trasmitía esa ansiedad a sumontura, que no dejaba depiafar y corcovear. Ante ella se alzaba una buena parte del Templo Negro,rescatadodelaprisióndecenizasybarroquelohabíamantenidoocultodurantesiglos.Elequipodetrabajohabíadescubiertoyapartedelafachadayunodeloslaterales, incluidaunade las torresdeplantacuadrada.Cledushabíaavanzadomucho. Cientos de estacas y puntales de madera afianzaban los taludes querodeabaneledificioportodaspartesparaevitarquesedesmoronaranalpasodelostrabajadores.Aundesdeaquelladistancia,Sherapudoverelgranpuzlequesuponíatodalazonaynoquisoniimaginarselosestragosquepodíacausarunderrumbe.
Sin embargo, su mirada se clavó en la torre y la porción del edificio yadescubierta.Erafantástica.Laestructuradepiedranegraerarobusta,sinadornosniflorituras,comolegustabanlascosasasuseñorKares.
Como la vez anterior, Cledus acudió a toda prisa a recibirla. Resbalaba
continuamentesobreelbarroyestabaempapadoporlalluviaque,aunquehabíaamainado, seguía cayendo de forma pausada y regular. Shera tuvo unarevelación:así escomoestaba regresandoKaresalmundo.Demanera lentayserena,ocupandoelespacioque lecorrespondíasinaspavientosnisobresaltos.LaTierraNegra,consulentoavancesobrelasuperficiedeThera,eralamejorpruebadeello.
—Maestra—saludóCledusentrejadeos,sacándoladesusreflexiones—.Esunhonorrecibirostanpronto.Hemosdispuestounpabellónenelqueesperoqueosencontréiscómodatantotiempocomodeseéis.
Se pusieron en marcha colina abajo hacia una zona un poco apartada deledificio, lejos del terreno excavado, en la que varios pabellones y casetas sehabíanlevantadoycuyastelasnegrasparecíanlunares.
—Hasavanzadomucho,Cledus.Estoy satisfecha.Elhombreesgrimióunasonrisaorgullosa.Sherasabíaquenoesperabaunhalagoycasiseechóareíralversuexpresión.
—Gracias,miseñora.EsunhonorparamícolaborarenlamayorgloriadeKares.
Eldescensohaciaelcampamento,aunquecorto,fuetortuoso.Tuvieronqueapearse de los caballos para evitar caídas y resbalaban continuamente. Lostrabajadores tuvieron que ayudar a que el carromato no patinara y acabaraestrellado contra el campamento. Al llegar por fin abajo, todos estabanmanchadosdebarrohastalascejas.TodosmenoslamaestraShera,porsupuesto.
Cledus indicóa lakariteascuálera su tienda.Eraunenormepabellóncondosestanciasdecoradoconsobriedad,aunquedeaspectoconfortable.Apesardequenolemolestaba,agradecióguarecersedelalluviaypodersacudirseelpelo.
—Heordenadocalentaraguaparaquepodáisdarosunbaño,miseñora.—Quieroentrar.CledusnosupoaquésereferíaShera.—En el templo, Cledus. El baño puede esperar. La Orden lleva mucho
esperandoestemomento.Quieroentrarahora.—Comodeseéis,maestra.Acompañadme,porfavor.Cledussiguióa laMaestrahastaelexterior,dondelaesperabaAlminacon
unparasolreconvertidoparaquepudieraprotegerladelalluvia.Losbajosdesutúnicaestabanembarrados,asícomosuszapatos,peroSheraestabatanansiosapor llegar al templo que ignoró todas esas incomodidades, a pesar de queagradecióensilencioelresguardoqueleofrecíasuasistenta.
—Métete debajo, Almina. No quiero que enfermes. Te necesito encondiciones.
Alminaasintióysemetióbajoelparasol,casirozandolapieldelamaestra.Sheratuvoquereprimirunrespingoalsentirlofríaqueestabalachica.
—Cledus,llevatúelparasol.Almina,regresaalatienda,sécateycámbiate.Sienfermasnomesirvesparanada.
—Pero,miseñora,podéisnecesitarme…—No.Hazlo.Alminaobedecióaregañadientes.SheracentrótodasuatenciónenelobjetodesuvisitaaKinar’on.Turkaisim
sealzabaanteella,vestigiodeunaépocapasadaymejor.Tuvieronqueentrarenuna zanja apuntalada para llegar a la puerta, como la otra vez, aunquemuchomásanchaydeaspectomásfirmeapesardequeelbarroseescurríaportodaspartes.Sheraalzólavistahasta lapartede lafachadayadescubierta.Retiróelparasol de unmanotazo para poder verla bien y la lluvia comenzó a lamer denuevosurostro.
La torre era aúnmás impresionante de cerca. Las piedras negras parecíanencajar a laperfecciónunasconotrasynohabíamácula enellas, comosinohubieran pasado siglos desde que la habían construido y no hubiera pasadotantos años enterrada. El agua acariciaba su superficie rugosa y en su menteSheraimaginóaKaresacariciandoeledificiocomosifueraunobjetoporlargotiempo perdido y encontrado al fin. Tuvo una revelación en aquel momento:aquello era lo correcto, lo que debía hacerse.Yno solo pensaba enKinar’on,sinoentodalacruzadaquelaOrdenhabíainiciadoparapurificarThera.Karesestabadestinadoagobernar, a ser el eje alrededordel que rodaba lavida.Eranecesarioquellevaraabuenpuertosumisión.Y,sisussospechaserancorrectas,la clave podía estar ante ella. Allí, tras las enormes puertas de Turkaisim, elTemploNegro,podíaradicarelarmadefinitiva.
Cledusyahabíallegadoantelaspuertasyseencargabadeabrirlasconayudadevariostrabajadores,perolesestabacostandounpocomásdeloesperado.
—Losgoznesaúnestárígidos,miseñora—dijo,algoazoradoparajustificarlatardanza.
Por fin consiguieron abrir una rendija y en la mano del encargadoaparecierondosantorchas.
—¿Haentradoalguien?Cleduspalidecióysesonrojóalmismotiempo,siesqueaquelloeraposible.
—Sí,maestra.Tuvequeaccederconunacuadrillaparaasegurar losmurosquepudieranestarmásdañados.
Sheramiróalhombrecillo tratandodeleerensumiradagachahastadóndehabíallegadosucuriosidad.¿Habríaencontradolabiblioteca?Esperabaqueno.Sereservabaeseplacerparasí.
Sinmás palabras, Shera accedió al edificio. Aunque el aire no estaba tanenrarecidocomoenlaocasiónanterior,aúnapestabaacerrado.Suspiesdejaronnuevas huellas sobre el suelo cubierto de polvo y cenizas. Cientos de ellas,pertenecientes a los trabajadores de la excavación, se perdían en todasdirecciones.Sheraseindignódepronto.
«Nadie debía haber entrado aquí salvo yo» —pensó, a sabiendas de loilógicodesupensamiento.
Treshombresentrarontrasellatambiénconantorchas.Sheraarrancóunadeellas de lamanode suportador y comenzó a avanzar entre la penumbra, solorotaporunpequeñoventanalqueseabríaenlafachadaycuyocristal,sucioaún,apenaspermitíaelpasodelosrayossolares.Laluzibahoradandolassombrascomosifueranmantequilla,comoalgopalpablequepudieraromperse.
«Esteessufeudo.Gobiernanaquídesdehacemuchotiempo.Cuidado».Tuvoqueesquivarvariosmueblescaídosydesvencijadosmientrassedirigía
alcentrodeloqueparecíaserungranvestíbulo.Asuizquierdaseadivinabaunaancha escalera.A suderecha, unapared en la que se abríanvarias puertas.Elsueloestabacubiertoporunagruesaalfombraque levantabamotasdepolvoacadapasoquelamaestradabasobreella.
SegiróysedirigióaCledus.—Quieromásluz—señalóvariospuntosdelsalón—entodaestazona.Siqueríaexplorareledificionecesitabaespantaralassombras.Tendríaque
ir por partes, avanzando poco a poco para que nada quedara ajeno a susupervisión.
Un rato después, el salón estaba iluminadopor cinco candiles ubicados ensusextremos.Sheraadmirólaestancia.Eracasirectangular,convariaspequeñasventanasaúncubiertasde tierraycenizas.Doschimeneascoronaban los ladosmás alejados. Los restos desvencijados y apolillados de diversos mueblesfestoneabanelsuelosintonnison.Sheratratódeimaginarseaquelsalónensuapogeo.Debiódehabersidomuyhermoso.UnescalofríolerecorriólacolumnaalrecordarqueestabaviviendounmomentohistóricoparalaOrdenKariteas.
Miróhacia laescalerayescrutó laspuertasqueseabríanaotrasestancias,
tratando de decidir a dónde dirigirse primero. Cledus, a su lado, esperabaindicacioneslámparaenmano.
—¿Qué buscamos exactamente, maestra? —se atrevió a preguntar elhombre,envistadequeSherallevabavariosminutosquietaenelmismositio,dudando.
Sherasehizolamismapregunta,perolarespuestafueinstantánea.Sihabíaalgúnsitioenelquepudieraestarloquebuscabaeraen…
—Labiblioteca,Cledus.Tenemosqueencontrarlabiblioteca.
21
«EldespertardelaOrdenKariteasnofuecasualni
espontáneo.Fueelresultadodelargosañosdeplanesy
maquinaciones».
HistoriavivadeAngôr,capítulodoce.MerkusdeLárgaran.
La actividad durante los días posteriores a la reunión en la biblioteca fuefrenética en la fortaleza D’Gor. Preas sentía que debía dejar todo bien atadoantesdeirse,sabiendoquedejabalacapitaldesureinoenunasituaciónprecariaenunosdíasoscuros.
«Pero¿quéotracosapuedohacer?»—sepreguntabacontinuamente.Había tratado de encontrar otra salida, una opción que no le granjeara la
animadversión deHostarHosvas, regente deMarder y último eslabón de unafamilia cuya antigüedad se remontaba al principio de los tiempos, cuando losprimerosmoradoreshabíanllegadoalcontinente.ElreinodeMarderhabíasidoundurorivalpara los tresGrandesdelSurdurantesiglos,yhabíancontroladoentreellostodoelcomercioalsurdelasmontañasconunarivalidadquerayabalaobsesión.PreassuponíaqueHostarnodebíaestarllorandomucholacaídadelos Grandes frente al inexorable avance del Daño. A la vista de losacontecimientos,PreasnopodíapermitirseperderaliadostanimportantescomoHostarHosvas.Noquería ni imaginarse quépodía ocurrir siMarder se aliaba
conlaOrdenKariteas.HabíamandadounacartaaOfestesexplicándolelasituaciónyreclamandola
presenciaenAngôr’andeunabuenadotaciónparaunirsealaexpedición,sobretododepiquerosdeFairard.Siibaairalaguerra,nopodíadejaraunodesusbrazosmásfuertesencasa.
Lanocheantesdelapartida,uninmensocampamentosehabíaformadoalospiesdelamuralla.Cientosdepequeñasfogatasyantorchasdelimitabanlagransuperficiequeocupabandelallanura.
—Esigualqueentonces…Ulea observaba por una de las ventanas del dormitorio mientras Preas se
quitaba laropadeldíayseponíaprendasmásholgadasparadescansar.Eldíasiguiente sería duro y complicado, y la noche llevaba mucho instalada sobreellos. Quedaba poco para que el amanecer le hiciera ponerse de nuevo enmarcha.AcabadeterminarunareuniónconelConsejoenlaqueTizolehabíacomunicadoquehabía conseguido reclutar a casimilhombresde las ciudadesmenores. Ofestes había enviado otros mil, entre ellos trescientos piqueros ydoscientoscaballeros.Estosúltimos,unidosalossuyospropios,lehacíanposeerunacaballeríanadadespreciabledequinientoshombres.Esperabapodermarcarladiferenciaconellos.
—¿Aquéterefieres?Uleatardóunosinstantesenresponder,sumidaensusrecuerdos.Distraída,
seacariciabalabarrigacondelicadeza.—Haceunañotuvimosuncampamentosimilaralaspuertasdelamuralla.A
laluzdelalunaylashoguerastieneelmismoaspecto.—Noeslomismo,nimuchomenos.Ulea se giró hacia sumarido, al que le empezaban a salir chispas por los
ojos.—Yalosé,nopretendíacomparar.Pero en el fondode su ser,Ulea sí estaba comparando.A excepción de la
presencia de los gorgs, noparecía haber diferencia alguna entre una imagenyotraparaunamiradaprofana.
«Unejércitoesunejércitoyunaguerraesunaguerra.Sepintendel colorquesepinten»—pensó, sibienseabstuvodecompartir suspensamientosconPreas.Yabastantespreocupacionesteníaporsímismo.
—¿Es imprescindible que vayas?—soltó Ulea por fin, lo que también letrajorecuerdosdeunañoatrás.
Preassedetuvoymiróasumujer.—Sabesquesí.Ulealosabía,peroalbergabalaestúpidaesperanzadequeporunavezPreas
secomportaracomounmaridoynocomounrey.—Tenecesitamosaquí.Yotenecesitoaquí.Una lágrima solitaria se escapó del ojo izquierdo de la reina y comenzó a
resbalarporsumejilla.Uleaselalimpióconlamanga.Preasseacercóyabrazóasumujer.Porunmomentotododejódeexistir.La
guerra, laTierraNegra, las tribusdelnorte…Nada tenía importancia.Uleanollorómás,peroseencogióentrelosbrazosdePreasyseaferróaélcomosifueralaúltimavezquelofueraaver.
Unos minutos después, el rey se soltó con delicadeza y se agachó paraquedar de frente a la ya prominente barriga en la que se gestaba su bebé. Laacaricióconsuavidad.
—Teprometoquevolveré.Loharéportiyporél,nadamásmeimportaenestemomento.
—Dirásqueloharásporella.Preas levantó la mirada, confuso. De pronto entendió lo que su mujer
insinuaba.Uleateníaunagransonrisaenloslabios.—¿¿Esunaniña??—dijocasigritando.La reina asintió con la cabeza. Incapaz esta vez de contenerse, comenzó a
llorardealegría.LasorpresadePreasfuedemasiadoparaella.—¿Cómolo…?¿Desdecuándolo…?—Lamatronamelodijoayer.Noessegurodeltodo,yalosabes,perodice
quelasseñalessonclaras.Estáconvencida.PreasabrazóaUleaconmásfuerzadelaquedebería.—¡Nomelopuedocreer!¡Unaprincesa!Ulearioysediocuentadequellevabamuchotiemposinhacerlo.Losdosse
quedaronallí, abrazados, riendoy llorandohastaque el sol anunció la llegadadelnuevodía.
Yeldíade lapartida llegó.Alverel soldespuntarmásalládelhorizonte,toda ladichaquePreashabía sentidoenaquellashorasdecaloryemoción seesfumaronparadarpasoaladeterminaciónylaresponsabilidadquelacoronaleimponía.Kirianentróenlosaposentosconunabundantedesayunoparaambos.Uleayélcomieronensilencio,disfrutandodelamutuacompañía.Laescasaluzsolarqueentrabaporlaventananoerasuficienteparacalentarles,porloquela
chimenea permanecía encendida. Pero ni las llamas podían calentar suscorazonesantelaperspectivadeladespedida.
KirianayudóaPreasavestirse.Elreyeligióunasobrevestaconloscoloresde lafamiliaMor,sobreellasepuso laarmadura ligeraycompletóelatuendoconeljubóndoradoquetanbuenasuertelehabíatraídoenlabatalladeTalder.Ulea lo observó un momento y supo por qué su gente lo seguía. El aura deautoridadyconfianzaquedesprendíaeraabsorbente.SiKiriannohubieraestadopresente,sehabríaabalanzadosobresumaridoparacubrirlodebesos.
—Kirian—dijoPreas—,tútequedarásaquíconlareina.—Comoordenéis,majestad.
—Preas,¡no!—interrumpióUlea—.Nodebesirsinél.Puedeserteútil.—Su experiencia me será más valiosa aquí, contigo. Si te quedas más
tranquila,puedollevarmeaElha.—Nosé,Preas,estanjoven…—Su trabajocontigoha sidomuybuenoasíque, si tú lehasdadoelvisto
bueno,yotambiénloharé.Además,estolaendurecerá.Levendrábien.Kirian,veabuscarla.Quepreparesuscosasyestélistaendiezminutos.Encuantoati,mi fiel amigo —Preas puso sus enormes manos sobre los hombros delmayordomo—,ayudaaUleaentodoloquepuedas.Séqueloharásbien.
—Sí,majestad.Loharélomejorposible.—Estoyseguro.KiriansaliódelasalayPreassequedóasolasconUlea.Seabrazaronunaúltimavezyelreybesóasumujer,peroelbesolesupoa
cenizasysoledad.Unaextrañapremoniciónseinstalóensupecho.Algonoibabien.Preasseacercódenuevoalaventana.Suejércitoaguardabasuordenparapartir.
Solodeseabaquelamuerte,escondidaentreellos,noleesperaratambién.
22
«Losargumiosresultaronserunpueblomásesquivodelo
previsto.Suscostumbres,aúnmásignotas».
Pueblosperdidos,capítulonueve.ArthorErih.
Larecoleccióndelaéritadurocasitodoelrestodeldía.Taleralacantidadqueelgerkatanhabíadejadotrasdesíensuascensohacialasuperficie.Árgohtteníacientosdepreguntasquehaceralosargumiosalrespectodeloqueacababadepresenciar y nunca antes la incapacidad para comunicarse le había producidotantafrustración.
—¿Llegaste a entender el ritual? —le preguntó a Lavell en un momentodeterminado.Élhabíallegadoacomprendermejorelidiomaargumio.
Elchicohizounamuecadeinseguridad.—Nolosé.Entendíalgunascosas,aunquecreoquesabríarecitarlo.Árgohtlomiródearribaabajocomosilovieraporprimeravez.—¿Deveras?¿Lorecuerdascompleto?—Sí,esocreo.Árgohtdudabamuchodeque aquello fuera cierto, peronoqueríadejar en
mallugaraLavell,porloquenoinsistiómásenelasuntoyselimitóaseguirrecogiendoraíces.Variosargumiossehabíanquedadodevigilancia,atentosalamás mínima señal que pudiera indicar que el gerkatan pudiera regresar. Los
demásrecogíanlaséritasenunpalpableambientedejúbilocontagioso.Cuandoporfinhubierondadoporconcluidalarecolección,eracasidenoche
ymontaronallímismoelcampamento.Sintemor,oimbuidosdeciertaemocióntemeraria, encendieron un fuego y prepararon una buena cena para festejar eléxitode laexpedición.Según lograronexplicarles,nosiempreconseguíanquegerkatan acudiera a su llamada. En esas ocasiones, debían regresar con lasmanosvacías, loquesignificabaalgomásqueunaderrotaparaellos.Además,esarecolecciónhabíasidoespecialmentegenerosa,pueshabíanrecogidoéritassuficientesparavariosmeses.Comieronsinreparoymasticaroncuantasraícesquisieron.
Cuandolosánimossehubieroncalmadoylosargumiosseretiraronadormir,el sol estaba a punto de salir. Lavell llevaba un buen rato durmiendo, peroÁrgoht no se veía capaz de conciliar el sueño. No podía dejar de pensar engerkatan,ensumajestuosidadytamaño.Entodossusañosdeviajenuncahabíaoídohablardealgocomoaquello,loqueasuvezlellevóapreguntarsecuántosprodigios escondía aquel desierto y lo ignotos que eran para quienes no seaventuraban hasta su corazón.Ni siquiera enMeledel, que se erigía a escasoskilómetrosdeldesiertodeHarg,habíaoídohablardebestiassemejantes.Aunquetambién era cierto que no había pasado allí el tiempo suficiente como paraindagaren las leyendas locales.Sialgúndíaregresaba tendríaqueaveriguarlo.¿Habría algún gerkatan en todos los desiertos deThera o eran particulares deaquellaregión?Esadudamantuvoalhechicerodesvelado.
Depronto, el ancianoque había evocado el ritual se acercó hasta él y, sinpreguntar, se sentó a su lado.Llevaba el corgomal puesto y sin protegerse lacabeza,pueselsolaúnnoeramolesto.
—¿Sorprendido?—preguntóelanciano.Árgoht sesobresaltó.Noesperabaescuchar palabras en kinda, el idiomamás extendido en el sur del continente.Teníalosojosamarillentosyalasonrisalefaltabanvariosdientes.
—Ahorasí—respondióelhechicero—.¿Hablaskinda?—Poco.Elacentodelargumioeraduroyseco,peroseleentendía.—Buenacosahoy—dijoaúnconsugransonrisa.—Yaloveo.Árgoht se preguntaba qué pasaría ahora con ellos. Si la expedición tenía
como fin esa recolección, dabapor sentadoque regresarían cuanto antes, cosaqueaélno le interesabaenabsoluto.Nopodían regresara lacaverna.Debían
seguirsucaminohaciaelnorte,peronosabíaenquépuntoseencontrabandeldesiertoyhacerloporsucuentapodíaresultarcomplicadosinunarutaclaraqueseguir.Estabapensandoenesascosascuandoelancianovolvióahablar.
—Nosotrosguiarafrontera.Parecíaquelehubieraleídoelpensamiento.Elargumiosiguióhablandoen
su idioma, comosideprontohubieraolvidadoqueÁrgohtnoentendíaniunapalabra,perosutonoerajovialyamistoso.Estabademuybuenhumor.Cuandohuboterminadolaperorata,lediounapalmadaamistosaenelhombroquehizoque el hechicero diera un respingo, poco acostumbrado a esas muestras deafecto.Después,sepusoenpieyregresóconsuscompañeros,dejandoaÁrgohtsolodenuevoyconmáspreguntasquerespuestas.
Poco después todo el grupo estaba en marcha de nuevo. Nadie parecíaprotestarporlafaltadesueñoquehabíasupuestolacelebracióndeléxitodelarecolección,quizásimbuidosdelaenergíaextraquelesaportabalaérita.Consusilenciohabitual,sehabíanlimitadoaponerseenpieyrecogerelcampamentosinlamásmínimaqueja.Lavell,encambio,habíaremoloneadobastante.Árgohttuvoqueinsistirleparaqueselevantaray,cuandoporfinlohizo,teníamalacarayunaspectodemacradoporelcansancioylafaltadesueño.
Solo cuando hubo tomado algunos sorbos de la infusión de éritas que losargumioshabíanpreparadoparecióterminardeabrirlosojos.
ResultóqueloqueelancianolehabíaexplicadoensupropioidiomayqueÁrgohtnohabíaentendido,eraquelaexpediciónseibaaseparar.Treshombresles acompañarían a él y a Lavell hasta la linde del desierto mientras que losdemás regresarían a casa, pues iban cargados con sacos llenos de éritas de unpesoconsiderable.Alargarsucaminoseríainnecesarioyhastapeligroso.
Ladespedidafuecortaydiscreta.TodoelgruposereunióentornoaÁrgohty Lavell y por turnos fueron estrechando sus manos con un seco apretón.Alguno,además,revolvióelpelodelmuchachoconunagransonrisa,comosisedespidierandeunviejoamigoynodealguienaquienhabíanconocidoapenasunosdíasatrás.
Tardaron aun varios días demarcha tranquila antes de atisbar las primerasestribacionesde lasmontañasMirtaes-othquemarcabanel límitesurdel reinodeLahmna.AÁrgohtlecostóunpocosituarse,puesnoesperabaencontrarsetanalnorte.
Los exploradores se detuvieron en una elevación rocosa que les permitíatenerunavisiónclaradeloquelesquedabapordelante.Anteellosseextendía
unbuentrozodedesiertoaún.Unodelosargumiosseñalóunpuntoligeramentehaciaelesteenelqueparecíaquelaalturadelasmontañassereducíaunpoco.
—Enesazonahayunpaso—le tradujoLavell, que seguía aprendiendoelidioma a un ritmo sorprendente—. Es bastante seguro y cómodo. Rodear lasmontañasnosretrasaríadosdíasmás.
Árgoht miró hacia el este y el oeste haciéndose sombra con la mano. Elargumio teníarazón.Haciaeloeste tendríanque llegarcasihasta lacosta,a laciudad de Trehn, para sortear las montañas. Hacia el este, más o menos lomismo. Aunque no tenía prisa, estaba deseando salir ya del desierto. Lamonotoníadelpaisajeyelcalorempezabanahacermellaensuánimo.
—Dicenquesedespidenaquí.Los argumios les entregaron algo de comida y una bolsa con éritas y se
despidierondeellosconunaseriedesaludosrápidosymuchassonrisas.ÁrgohtleshablóatravésdeLavell.
—DecidleaDindaqueledebemosmucho.Nuestroagradecimientosiempreestaráconellaycontodosvosotros.
Lavell tradujo, ellos asintieron con la cabeza y se pusieron de nuevo enmarchadesandandosuspasos.Prontosequedaronlosdossolosconeldesiertodesalcomoúnicacompañía.
Másallá,lasmontañaslesesperabanconlapromesadeunpocodesombraytierrasmásverdes.
23
«HiomseconvirtióenelprimerbaluartedelaOrden
Kariteas,sibienconeltiempoquedóabandonadaymaldita,
tantocomoelpropioKares».
GeografíadeThera.Compendio,capítuloveintidós.Gleres
deTir.
RecorrerTurkaisimresultóserunaexperienciavitalparaSheraAnte’i.Sabíaqueestabaescribiendolahistoriaenaquelmismoinstante,concadapasoquedaba,con cada huella que dejaba en el polvo de un suelo que llevaba siglos sin serpisado por nada ni nadie. Cada habitación que descubría era un anhelo, cadavaharadadeaireviciadoydenso,oscuroypútrido,leparecíaairepuroparasuspulmones.Kares estaba allí, en cada esquina, tras cada puerta. Lo sentía a sulado. Cada vez estaba más segura de que todos sus esfuerzos y la ingentecantidad de recursos que laOrden había empleado para encontrar aquel lugarhabíanvalidolapena.
Antes, cuando las pesquisas se organizaban desde Mügero, la búsquedaresultabamás compleja. Ahora, estandomás cerca, parecía que todo se habíaacelerado.
Cledusrecomendóirdespacio,habitaciónporhabitación,paraasegurarsedequenohubieraningúnsectorderrumbadonipeligroalgunoparalaseguridadde
la maestra y el equipo. Shera comenzaba a impacientarse con el celo quemostrabaelhombre,perocomprendíasuintranquilidad.Sialgolepasaraaellasería responsabilidad suya. Él era consciente y no dejaba de sudar de puraansiedad.
Cadaestanciaquedescubríanerailuminadayrevisadaporlacuadrillaantesde que Shera entrara. Habían recorrido ya toda la planta baja, encontrando elcomedor, lacocinayvariassalasqueparecíandedicadasal retirooelestudio.Los muebles estaban casi deshechos y, aunque a simple vista parecíanencontrarseenbuenestado,desdequese los tocabasedeshacíanenvirutasdemadera y polvo. De otros solo quedaba una pequeña montaña de serrín ypedazosinformes,comoloshuesosdeunanimalmuertomuchotiempoatrás.
LaexcitacióndeSherahabíadisminuidoamedidaquelaexploraciónseibahaciendomásmecánica,peroseguíaemocionadaporestarallí,enaquellugaryaquelmomentoprecisos.
Cuandohubierondadoporconcluidalarevisióndelaplantabajaaccedieronalasiguienteatravésdelaanchaescaleraubicadaeneldistribuidor.Suspasosresonabanenlapiedranegradelaescalera,levantandoecossobrenaturalesquehacían parecer que el templo estaba habitado por cientos de personas y no lamediadocenaquesubíaconpasotembloroso.
LaprimeraplantadeTurkaisimeramuysimilarenformaydimensionesalaplantabaja,conungrandistribuidorcentralenelqueseabríandiversaspuertassumidasensombras.Estaspuertasresultaronperteneceraceldasydormitoriosde todo tipoy tamaño,conviejoscatresenmohecidosypequeñasmesassobrelas que reposaban velas consumidas mucho tiempo atrás. Algunas de lasventanas de aquella planta habían estallado y grandes montículos de tierra ycenizas invadían algunas zonas. Una sola mirada a Cledus bastó para queordenaraaunacuadrillacomenzaratrabajarenellodeinmediato.
Apesarde la excitaciónqueexperimentabaSheraconcadapasoquedabadentrodeTurkaisim,empezabaaimpacientarse.
—Separémonos en dos grupos,Cledus.Tú y dos hombresmás os quedáisconmigo.Losdemás,subidalasiguienteplanta.Siencontráislabiblioteca,queanadieseleocurraentrar.Esoescosamía.¿Entendido?
Todos los presentes asintieron con la cabeza, sin atreverse a decir unapalabra,peroconpintadenotenerlastodasconsigo.Almomento,desparecieronentrelassombras.
PorfindejaronatráslasceldasySheraencontrólasaladereuniones.Eraun
gransalóndealtotechodecoradoenmadera.Enelcentrosobrevivíacasienteraunamesaenorme.Sheralaacaricióconundedomientrascaminaba,dejandounsurco limpio en la capa de polvo, al tiempo que se imaginaba a los grandesMaestrosdelpasadoreunidosasualrededor.Lehabríagustadoestarallí,viviraquellaépocagloriosadelaOrden,cuandonoeranperseguidosniproscritos.
Un grito estremecedor la sacó de sus cavilaciones. Shera miró a Cledusbuscando una explicación, pero no la encontró en sus ojos. El hombre estabaaterrado,aferrandolalámparacomosifuerauntablónenunnaufragio.Saliódela sala a toda prisa tratando de identificar el origen del grito.De la planta dearribacomenzaronallegarsonidosdevocesagitadasynerviosas.
Sheraselanzóalaescaleraqueascendíaalaplantasuperior.Losbajosdesutúnica se agitaban a su alrededor. Cledus la seguía a toda prisa tratando deiluminarsuspasoslomejorposible.Alllegaralfinaldelaescaleraencontróunanchopasilloqueterminabaenunagranpuertademaderaoscuradedoshojas.Shera tuvo la certeza de que aquello era lo que buscaba como si lo hubierasabidodesdesiempre.Unhombreestabacaídoanteellayelrestodelgrupodabavueltasasualrededor,visiblementealteradoscomosinosupieranquéhacer.
Cleduscorrióhaciaellos.—¿Quéhapasado?Unodeloshombressegiróhaciasujefe.—Nolosabemos.Solotratódeabrirlaymiraloquelehapasado.Sherallegótambiénhastaellos.Elhombremostrabavariasheridasentodo
elcuerpo,comomarcasdelatigazos,quesangrabanprofusamente.Unadeellaslehabía surcadoel rostro, casi arrancándoselode la cabezaymatándolo en elacto.
—¡Mierda!—exclamóCledus,arrodillándosejuntoaltrabajador.—Seabrieronsolas—siguiódiciendoelhombre,casigritando—.Nadielas
tocó.Pusolamanosobrelapuertayempezaronasalir.¡Fuehorrible!Shera miró las puertas. A pesar de su tamaño, completamente anormal
respectoalrestodeledificio,parecíandemaderacorriente,aunquemuyoscura.El tiradorerauna intrincadafiligranadehierrode trespalmosde longitud.Noparecíahabernadaquepudieraprovocaraquellosestragos.EntoncesSheracayóen la cuentadequeno tenía cerradura.Eso,unidoaque se encontrabanen lasegundaplanta, lehizopensarqueaquella salanoeradeacceso libre.Quenoestuviera en la planta baja, donde seríamás accesible a los acólitos, sino porencimadeellos,lehizopensarquesuusoestabarestringido.Sieraasí,noerade
extrañarquetuvieraalgúntipodeguardamágica.Noseesperabaalgoasí,desdeluego.Cledusseafanabaenalejarelcadáver
delapuertaySheraseapresuróaocuparelsitio,dejandohuellasenelcharcodesangrequesehabíaformadoanteella,paraobservarconmásdetalle.Eltiradorparecíaestargrabadoconalgúntipoderunayellanosabíainterpretarla.Tendríaque enviar un mensaje a Ferris para que enviaran algún Arcano que pudierahacerlo. Aquello le supuso una contrariedad. Conocía al Consejo: primero sereunirían, la criticarían por haber acudido sola, después harían algún tipo devotación y, cuando la decisión estuviera tomada, aun tardarían dos días enponerseenmarcha.Sheraselamentódenovivirenlaépocaalaquepertenecíael templo. En aquellos días, casi todos losMaestros controlaban la magia enmayoromenormedida,peropocoapocolaOrdenhabíaidorelegandoaquellosconocimientosporconsiderarlospocoprácticos,yfueroncediendoesasartesalaGuardaArcana.Soloelpensarenelloslepusolapieldegallina.
Esepensamiento le recordóaÁrgohtGrandël.Ella lehabía tentadocon lamagia negra, pero él había rechazado su oferta. ¿Y si hubiera aceptado? LaGuardaestabaocupadaenasuntosdevitalimportanciaparalaOrdenentodoelcontinente, aislados de sus asuntos cotidianos.Shera sospechabaqueni el SerSupremolograbaejercerverdaderocontrolsobreellos,apesardequesu laboreradegranutilidad.InfiltradoscomoestabanentodoslosestamentosdeThera,su labor les había permitido anticipar algunos movimientos estratégicosimportantes.Enaquelmomentolehabríagustadoteneraunodeellosasulado.
Sheraobservólapuertaduranteunbuenrato.Noteníacerradura,porloqueempujarladebería ser suficienteparaabrirla,perounvistazoalmuerto lahizodudar.Noentendíaporquéibanlosmaestrosaponerunadefensamágicaaunaestanciacomoaquella,dentrodesupropiobastión.Nocreíaquesedebieraalmiedoa recibirvisitas indeseadas,pueselhermetismonaturalde laOrdenerapoco propenso a aceptar extraños en su seno. Entonces, solo quedaban losacólitos,pero¿porquéibanaevitarlaentradaalabiblioteca,sienverdadloera,alosestudiantes?Quizáslaintencióneraquenuncaaccedieransolosypudierantoparse con conocimientos que estaban fuera de su alcance o, simplemente,evitar que los jóvenes, impulsivos e irreflexivos aún, pudieran cometer algunaestupidezenaquellugarsagrado.Sheraborrótodasaquellascavilacionesdesucabeza.EraunaMaestradelaOrdenKariteas.
—Karesguíamispasos—susurró.Cleduslevantólacabezahaciaella,asustado.
—Maestra,¡no!Shera dio un paso adelante y se situó ante la imponente puerta.Unnuevo
vistazodescubriónuevasrunasenlamaderaoscura.—Nadamedañará.Élmeconoce.Élmeprotegerá.«Élmeprotegerá».Repitiendo este pensamiento como unmantra, acercó lamano a la puerta.
Voces y susurros llenaron de pronto su cabeza, como ecos del pasado, fuegosfatuos arrastrándose por un cementerio. Se sintió acogida por aquellas voces,comosiledieranlabienvenidaacasa.Yasísesintiódepronto,ensuhogar.
Aferróeltiradordelapuertayempujó.
24
«LaOrdenKariteasselimitóarecogerlosdespojosquefue
dejandotrasdesílaTierraNegra.Negarsenotenía
sentidoparaaquellospueblos.Noteníannadamásque
perder».
Pueblosperdidos,capítulonueve.ArthorErih.
A pesar de que Árgoht tenía grandes expectativas respecto a qué se iba aencontrarunaveztraspasadaslasmontañas,nofueronverdesyfértilespastosloqueencontraronmásalládelasMirtaes-oth.Tardarondosdíasencruzarporelpasoqueleshabíaindicadoelargumio,estrechoydedifícilacceso.Alamanecerdel tercer día ya habían atravesado las montañas y accedido a las últimasestribaciones, siempre siguiendo un viejo sendero del que no se separaron enningúnmomento.Nosehabíancruzadoconviajeroalgunoduranteesetiempo.
Cuando la ligera bruma que se había instalado durante la noche se hubodespejadoporfin,loquevieronlosdejóaambossinaliento.Latierrabajosuspiesestaba resecayoscurecida, cuarteadacomosi llevaraaños sin recibirunagota de agua. No había vestigios de flora ni se escuchaba sonido de animalalgunoenunazonaquedeberíaestarplagadadeellos.Elairelestraíaunaromadenso y dulzón, desagradable, que recordaba al olor de un cuerpo endescomposición.Comparadocon laasepsiadeldesierto, aquelloeracomouna
explosiónsensorial.Lavellfrunciólanariz.Árgohtreconocióelolor.Yalohabíaexperimentado
unavez,aunquenocontantaintensidad.—¿Porquéhueletanmal?—EslaTierraNegra.Lavellasintiócomosientendiera,peroÁrgohtsabíaquenohabíarespondido
a la pregunta del chico. El joven llevaba tanto tiempo enÄrgufal que lomásprobablefueraque,aunquehubieraoídohablardeello,nohubierapresenciadonuncalosdevastadoresefectosdelDaño.
—Vamos,nodebemosdetenernosmás.Recogieronelfugazcampamentoquehabíanmontadoparapasarlanochey
se pusieron en marcha hacia el norte, hacia la ciudad de Lehar. Mientrascaminaba,Árgoht trataba de comparar lo que veía con lo que recordaba de laocasiónanteriorenlaquehabíaestadoporallí,encompañíadeKleriaalgunosañosatrás.Entoncesaquellaregióneraaúnverdeyestaballenadevida.SololosTres Grandes, más allá de las Dender-oth, estaban dañados. El resto delcontinenteaúnnosospechabaloqueseleveníaencima.
Ahora, la zona se había convertido en un cenagal que alternaba zonasextremadamente secas con pantanos lodosos y hediondos. Árgoht, que habíavistomuchascosasensulargavida,nopodíadejardesorprenderseporelgradode decrepitud que había alcanzado allí la tierra.Nada verde asomaba hacia elcielo y sabía que donde no hay vegetación no hay animales, por lo que ni semolestóenbuscarlos.
Aquella zona estaba muerta. Mirara donde mirara, no veía más quedesolación. Había salido del Desierto de Sal para adentrarse en otro desiertomuchomáspeligroso,deprimenteydesolador.
Tardaronotrodíaen llegaraLehary, cuando lohicieron,estabansuciosyagotados. Caminar por aquellas tierras lodosas y quebradizas por igual habíasidotodounejercicioparasusyacastigadaspiernas.
LapequeñaciudaddeLeharlesrecibióoscuraysilenciosa,comoelrestodelaregión.Lahumildemurallaquelarodeabaestabamediodesmoronadaporlafalta de mantenimiento. Las puertas estaban abiertas y nadie apareció parapreguntarlesadóndesedirigían.Unavezdentro, laciudad teníaelaspectodehabersufridounasedioprolongado.Casasvacías,callesenlodadasyunsilenciototal les dieron la bienvenida. Parecía estar abandonada. El hedor adescomposicióneraallíaúnmáspresentequeenelexterior.
Notardaronenencontrarunapequeñaposada.Teníaelcarteldesvencijadoyapuntodecaerse.Elnombreescritoenélerayailegibleyestabacerradaacalycanto.Árgohttocóenlapuertaconlosnudillos.Trasunosminutosdesilencioycuandoestabaapuntodemarcharse,convencidodequeaqueledificioestabatanabandonadocomoelrestodelaciudad,unavozhablódesdeelotrolado.
—¿Quiénva?—Deseamoscomidayalojamiento.Árgoht oyó como se descorrían varios cerrojos y un sonido más, apenas
perceptible, que sus finos sentidos captaron y reconocieron: el de una ballestaquesetensayseaprestaadisparar.
Al instante siguiente, la puerta se abrió y apareció ante ellos un hombredelgado y macilento que les apuntaba directamente con el arma en cuestión.Lavelldioungrititodesorpresa.
—Quierovervuestrodinero,señor.Árgoht cogió su bolsa con movimientos lentos, tratando de no dar una
impresiónequivocadaquepudieraacabarconunviroteclavadoensufrente.Porsi acaso, bajo la lengua tenía un hechizo sencillo que esperaba no tener queutilizar.Sacóvariasmonedasyselasenseñóalhombre,quedebíasereldueñodelestablecimiento.
—Estábien—dijo,mirandoalternativamenteaÁrgoht,aldineroyalchico—.Pasen.
Se apartó sin soltar la ballesta y cerró tras ellos, no sin antes asomarse ymirarentodasdirecciones,comositemieraalgúnpeligroinminente.Elinteriorde la taberna estaba oscuro y cubierto de polvo. La chimenea permanecíaapagada, por lo que el salón estaba frío y desolado. Las mesas estabanamontonadasenunaesquinaconlassillasrecogidassobreellas.Olíaacerradoyahumedad.
—No tengo mucho que ofreceros, me temo—les dijo mientras bajaba laballesta y la apoyaba contra la barra de madera que separaba la cocina delcomedor.Árgohtsediocuentadequetuvolaprecaucióndedejarlaamano—.Yanovienegenteporaquí.
Elhombreteníaunaspectohorrible.Ojerosoydelgado,teníalaimagendealguienquehaperdidodemasiadopesomuyrápidamente.
—Llevamosmuchos días de viaje y necesitamos una cama y un plato decomida caliente—respondió el meledino mientras se sentaba en un taburete.Lavellhizolopropio.
Elhombrelosmiróalosdosdesdeelotroladodelabarra,comositrataradedecidircómoactuarconaquellos inesperadosclientes.Finalmente,asomóasurostrounasonrisacansadayrelajóloshombros.
—Comidacalientetemoquenopodráserynoserábarato.Lacamanoseráproblema. Como veis —dijo haciendo un gesto con la mano que pretendíaabarcartodoelsalón—,tengositiodesobra.
Como si estuviera respondiendo a aquellas palabras, unamujer salió de lacocina.Eramenudayfibrosa,conlamiradadespiertayaltiva,unaenergíaqueyahabíadesaparecidodelosojosdelhombre.Aélparecíahaberloderrotadolavida, mientras que ella parecía querer comerse el mundo, a pesar de lascircunstancias.
—Grisea,¿puedesprepararunahabitaciónparalosseñores?LamujermiróaÁrgohtyLavelldearribaabajoconmásintensidadqueel
posadero,yasintióconlacabeza.—Seráunplacer.—Hizounaligerareverenciaconlacabeza—.Bienvenidos
aElasnoazul.—Gracias, mi señora—respondió Árgoht mientras ella se perdía por una
escalerasituadaalfondodelcomedor.Elposadero lasiguiócon lamiradahastaquesehuboperdidoen laplanta
superior,dondedebíanestarlosdormitorios.—Ellanopierdelafe—dijoelhombrecontonocansadomientraslesservía
doscopasdevinoaloshuéspedes—.Siseguimosaquíesgraciasaella.Voyaporvuestracena.
Árgohtsealegródeveralposaderoperdersetraslapuertadelacocina,puesleevitó tenerque responderle.Elvinoestabaavinagradoy rebajadoconagua,perotrastantosdíasdeviaje,sugargantaloagradeció.Lavellselimitóamojarselos labiosconél.Estabademasiadosuavecomoparaque lehicieradaño,peroÁrgohtnoinsistióenqueselobebiera.
Después de tantos días en el desierto, elmeledino apenas podía creer queestuvierabajotechoysentadoenunasilla.Notó,enpartegraciasalefectodelvinoyalaromaque,apesardetodo,invadíalaposada,queseibarelajandounpoco.Lavellmirabaatodaspartesconcuriosidad.
—¿Nuncahabíasestadoenunaposada?—lepreguntó.Elchiconegóconlacabezamientrasbebíaunpequeñosorboyarrugabael
ceño.—¿EnverdadhaspasadotodatuvidaenÄrgufal?
—Sí.—MedijoOrgesquellegasteallíundía,sinmás.¿Dedóndevenías?—Nolosé.—¿Nolosabesonolorecuerdas?El chico miró al hechicero como si le acabara de hacer una pregunta
estúpida.—Nolorecuerdo,supongo.Árgoht entendió de pronto lo difícil que podía estar resultando aquel viaje
paraLavell.Sideverdadhabíapasadotodasucortavidaenellerteneo,saliryenfrentarsealmundonodebíaestarresultándoletareafácil.Apesardeello,nosehabíaquejadoniunavezdeello.Alcontrario,parecíaestardisfrutando.
Perdidoenesas reflexionescasinosediocuentadequeelposaderohabíaregresadohastaquetuvoelplatodecomidadelante.Constabadetocinosecoyunquesoconaspectodellevarmástiempodelaconsejableenladespensa.Aunasí,olíamejorquenadaqueÁrgohthubieracomidoenmuchotiempo.Añadióalgunas raíces de érita al menú y los dos empezaron a comer en silencio. Elposaderolesobservabasinmoverse.
—¿Qué os ha traído hasta Lehar, si no es indiscreción?Árgoht levantó lamiradadesuplato.
—Estamosdepaso.Mañanaseguiremosnuestrocamino.—Estaregiónestámuerta. Solo los tontos o los que no tienen otra opción mejor nos hemosquedado.Malaépocaparaviajar…
—¿Qué ha pasado aquí?—preguntó elmeledino en vez de responder a lainsinuacióndelposadero,aunqueconocíabienlarespuesta.
Elhombremiróhaciael infinito,con lamiradaperdidaal fondodelsalón,comositrataradebuscarentresusrecuerdoslasimágenesconlasquedescribirelmalquelerodeaba.
—Comenzó como unamala cosecha, como si los cultivos no se hubieranalimentado bien. Después enfermaron los animales. Fue poco a poco, nadierelacionólasdoscosas,perodespuésseestropeóelaguadelospozos.Lagenteempezóamorirporellodeformamuydolorosa.¿Havistoaalguienmorirporculpadelaguerón,miseñor?
—¿Elaguerón?—Básicamente,seteescapaelaguadelcuerpoatravésdel…yasabéis.Elgestodelhombre,señalandosusposaderas,fuelobastanteexplícito.—Nohetenidoocasión.
—Es una muerte horrible. Lenta y agónica. Muchos cayeron por ello.Podemos aguantar con poca comida, pero sin agua… Fue en ese momentocuando algunos empezaron a sospechar que algo terrible estaba ocurriendo ytuvieronlaprecaucióndemarcharse.Fueronllegandorumoresdequeelsuryaestabaasí, deque la tierra se estabamuriendo.LosTres cayeronmuchoantesque nosotros. Parece ser que nada queda más allá de las montañas salvodesolaciónymuerte.
ÁrgohtrecordólasprimerasnoticiasquehabíatenidoalrespectodelaTierraNegradebocadelbardo Janias enelpasodeArtün.Creía recordarquehabíausado esasmismas palabras: «La tierra se estámuriendo».De aquello parecíahacerunaeternidad,peroseguíapresenteensumemoria.
—Además, empiezan a sonar tambores de guerra por todas partes.Marderestáapuntodeentrarenguerra,quizásyaasediada,Angôrseatrinchera…Losdemásparecenmásinteresadosenalinearseconelenemigo.
Árgohtlevantólacabezaparamiraralposadero.—Parecéisbieninformadosobreestosasuntos…—Yacasinadieparaennuestracasa,pero laposada siempreha sidobuen
sitioparaestaraldíadeloqueocurreenelmundo.Comosiesoloexplicaratodo,siguieroncomiendoensilenciounbuenrato
más.El posadero se dedicó a limpiar la barra, queya estaba limpia, yÁrgohtsupoquelohacíaparanoperderlesdevista.Loentendíaperfectamente.
—Aquí no queda nada salvo la muerte —dijo, como si hablara para símismo.
25
«ApesardequeelsobrenombredeEstrelladelaMañana
nuncafuedelagradodelrey,lociertoesqueleprecedió
alládondeiba».
HistoriavivadeAngôr,capítuloquince.Merkusde
Lárgaran.
PreasMoreraunhombredeacción.Siemprehabíasentidoquesulugarestabaenelcampodebatalla,enla trinchera, juntoaloshombresbajosumando.Supadre,eldifuntoJäinorMor,había tratadodehacerdeélunhombreinstruido,un buen rey, sabio, prudente y sereno. En cambio, Preas se había mostradosiempreimpulsivo,temerarioyaltivo.Susabiduríanoproveníadeloslibrosquehabíaleído,nidelascharlasinterminablesqueaveceslededicabasupadre,sinoque le salía de las entrañas, de la experiencia, del trato con la gente que lerodeaba.
Laprimeraconsecuenciadeaquellaactitudvitaleraqueodiaba lapolítica.Detestaba las reuniones eternas en las que varias personas se dedicaban aespecular,apostaryjugarconeldestinodesusrespectivospueblosacambiodeconcesiones,títulosofavores.Porestarazónelreyesperaba,impaciente,aquellegaralarepresentantedelastribusdelnorteparaunareunióndeurgencia.
Sehabíainstaladounagrantiendaconelfinderecibirla.Aunquenohabía
tenidointencióndedetenerseallí,HertadeGres,autoproclamadaSeñoradelasTribus,habíaavistadoalejércitoquesedirigíaalasmontañasyhabíasolicitadoaudiencia,amenazandoconunacruentabatallasinoseatendíasupetición.Preasnoqueríaperderhombresantesdesalirdesupropioreinoy,aunqueelasuntodelarebelióndelnortelepreocupabaysabíaqueibaatenerqueatenderla,habíaesperadocruzarlasArtenim-othsintenerqueenfrentarseaHerta.Eraunretrasoque no le apetecía sufrir y temía una reunión tensa y agria que llevaba ya untiempopostergando,siempreconasuntosmásurgentesqueatender.
Llevabanmásdeuna semanadeviaje, sin forzar lamarchaydescansandosiemprequeeranecesario,porloquePreasestabayacubiertoconelpolvodelcaminoyconlosmúsculosdoloridos.AúnquedabaunlargocaminopordelantehastallegaraAlasân,capitaldelreinodeMarder,porloqueaquellaparadanolesconveníaenabsoluto.
—Estoesunapérdidadetiempo—dijoTizo,depieasulado.Estabademuymalhumor.LlevabantodoeldíaesperandolallegadadeHerta.
—Lo sé, pero una batalla a los pies de la montaña sería una pérdida aúnmayor.Pasemosestetragoysigamosadelante.
—Esa mujer ni siquiera es angorana. No deberíais siquiera concederleaudiencia.Soloescucharéisnecedades.
—Hablassinsaber.Lastribussiemprehansidoamablesygenerosasconlosextranjeros, así que no es de extrañar que haya llegado a gobernarles una deellos. Herta no es ninguna estúpida, así que no te confíes. No vamos aencontrarnosconunabárbarapueblerina.EscuchéamipadredecirqueprocedíadelacortedealgunodelosreinoscolindantesconelImperioyquesisuspasoshabíanterminadoenestasaldeashabíasidopordecisiónpropia.Noesningunaignorante.
Preas empezaba a perder la paciencia cuando Elha accedió al pabellónhaciendounareverencia.
—Majestad,laseñoraHertadeGresesperavuestropermisoparaentrar.—Porfin.Quepase.Preas lanzóunsuspiroyestuvo tentadodeponerseenpiepara recibira la
mujer,perosecontuvoypermaneciósentado.Tizoseenvaróycruzólosbrazosantesupecho.
Elhalevantóla lonaqueservíadepuertaa la tiendaehizoungestoconlamano.Al instante, unamujer, grande como un hombre e igual de corpulenta,hizoactodepresencia.Preasechóunrápidovistazoasuaspecto.Vestíaunpeto
decuerotachonadobajounapesadacapadepiel.Debajo,máspielesasomabanhastamediomuslo,dejandoaldescubiertounaspiernasreciascomotroncosdeárbol cubiertas por unas pesadas botas hasta la rodilla. Llevaba el largo pelomarrón recogido en una trenza desordenada que a duras penas afeminaba unrostroplagadodepecas.Suaspectodenotabasuprocedenciamásseptentrional.
Preaslaobservódetenidamenteaunariesgoderesultarofensivo.Hertahabíacambiadomuchodesdelaúltimavezquelahabíavisto.
—Bienvenida,Herta.—¿Asíqueahorasois laEstrellade laMañana,Majestad?—dijoella,con
unasonrisaburlona.—SoyPreasMor,reydeAngôr.Esoincluyelasaldeasytierrassobrelasque
te has alzado como gobernadora. ¿Me darás una explicación antes de que teacusedetraición?
—¿Mevaisamandarretenersiendovuestrainvitada?—Sabesque la leyme lo impide,de locontrarionoestaríasaquí.Asíque
dime,¿aquéhasvenido?—He venido a declararos oficialmente la independencia del norte. Ya no
pertenecemosalreinodeAngôr.—Esadecisiónnopuedestomarlatú,Herta.Nolaaceptaré.—Creoquesíloharéis,Majestad.—¿Yesoporqué?Enesemomento,Elhaentróenelpabellón,conlosmofletescoloradosyla
respiraciónagitada.—¡Majestad!—dijo,casigritando—.¡Debéisvenir!¡Unarebelión!Preassintiócómoperdíadeprontoelcolordesurostro.Miróalamujer,que
nosemostrabasorprendidaporlanoticia.—¡Herta!¿Quéhashecho?Preasselevantóysalióalaluzdelsolenposdesuasistenta.Sinocultarsu
sonrisa,Hertasaliótrasellos.Tizohizolopropiosinsoltarlaempuñaduradesuespada.
ElhadirigióaPreashastaunapequeñacolinacercana.Desdeellateníaunavisióncompletadelcampamento.Asuizquierda,apocoskilómetros,sealzabanlas impresionantes Artenim-oth, una ruptura de la tierra como una dentaduravieja y desgastada en cuyos picos se atascaban cúmulos de nubes grises yamenazadoras.
Asuspiessehabíacongregadounamultituddesoldadosque formabanen
filasdeacuatro.PreassintióqueunescalofríorecorríasuespaldacuandosediocuentadequetodoselloshabíanarrancadoenemblemadeAngôrdesusropas.Allídebíadehabermilhombres.Alllegaralacima,todosellossearrodillaroncasialavez.
ElfríoseadueñódePreas,haciéndoletemblar.Tuvoganasdearrancarseunoaunolospelosdesulargabarba.
Herta,asulado,sonreíaconsatisfacción.—Nosehanarrodilladoporvos.Preasprefiriónoresponder.Losabía.Sihablabaenesemomentodenotaría
la rabiaque sentía, y no le iba a dar aHerta aquella pequeñapero importantevictoria.
—Llevamosaños infiltrándonos,esperandoelmomentoadecuado.Estamosen todos los destacamentos.—La enorme mujer alzó un dedo enguantado—.Allítenemosarqueros,infantes,ingenieros…
Preasviocómomovíaeldedohastaunpequeñogrupoquesedistinguíadelosdemásporsuporteysusropas,completamenteblancas.Tuvoqueparpadearparaasegurarsedequeestabaviendobien.
—Piqueros.¿HaspervertidoalospiquerosdeFairard?—Nohemospervertidoanadanianadie,Preas.Elloshandecididoserlibres
enelnorteantesqueseguirsometidos.Hasidosuelección.Preas segirócon tantabrusquedadque lapartebajade sucapagolpeó las
rodillasdeHerta.Regresóalpabellónsinesperaraversileseguían.Elhacorrióasulado.
Nadamás entrar en la tienda, la joven sirvió una copa de vino que el reybebiódeuntragoantesdepedirotra.
TizoyHertaentraronacontinuación.—Estánesperandomisórdenes—dijoHertacomosinadahubierapasado.—¿Órdenesenquésentido?—Esodependedevos.—¿Quéquieres,Herta?Déjatederodeos.—Quierounadeclaraciónformaldeindependenciadelasaldeasalnortedel
Man-Orön. Nosotros decidiremos si formamos un nuevo reino y qué nombrellevará.Garantizaréisnuestralibertadconuntratadocomercialynosrespetaréiscomoaunigual.
ElcorazóndePreasparecíaquerersalirsedesupecho.Concadapalabraqueescuchabacrecíamássuindignación.Enlaregiónalnortedelríovivíanmiles
depersonas.De su trabajo en lasmontañas y los camposde sus estribacionesrecibía el reino de Angôr buenos productos básicos e impuestos anuales.Perderíalasoberaníadecasiuncuartodesureino.
—Siosnegáis, todosesoshombresquehabéisvistoahífuerasevendránacasaconmigo.
PreasdetuvosucaminarinquietoparamiraraHerta.—Estamosalaspuertasdeunabatallaquepuededecidirnuestrodestino,¿y
teatrevesaamenazarme?—Noesunaamenaza,Majestad,esunanegociación.Sinoaceptáisyfirmáis
estedocumento—Hertasacóunpapeldeentrelosplieguesdesucapa—,esoshombres libres abandonarán sus puestos y volverán a sus casas.Ano ser, porsupuesto, que prefiráis declararlos traidores y tratar de detenerlos.Os aseguroquelucharánparadefenderse.¿Cuántasbajasospodéispermitirantesdehabersalidodevuestraspropiastierras?
EltonoburlóndeHertaestabasacandoaPreasdesuscasillas,perolopeoreraquesabíaqueteníarazón.Siseenfrentabaaellosperdería,nosoloaesosmilhombres,sinoaotrostantosmás.
—Por el contrario, si firmáis, seremos vuestros aliados, ahora y siempre,paralucharavuestroladosinosnecesitáis.Mishombressereincorporaránasuspuestosycruzaremoslasmontañasenpaz.
Preas guardó silencio durante unosminutosmientras reflexionaba. Tizo lemirabasinsabermuybiencómoponerse.Cambiabaelpesodelcuerpodeunpieaotrocontinuamente.
—Déjanosasolas,Herta.—Estaréfuera,Majestad,esperandovuestrarespuesta.Lamujer salió y ambos hombres la siguieron con la mirada hasta que se
huboperdidodevista.Preasesbozóunasonrisacansada.—Nostienecogidosporloshuevos.—Metemoquesí,Majestad.Perodebéisanalizar…—No tengo tiempo de análisis, Tizo. Cada día, cadaminuto que pasamos
aquí, Marder está un minuto más cerca de unirse a la Orden y nosotros unminutomástardederegresaracasa.Quieroponermeenmarchaya.¿PodemosprescindirdeloshombresdeHerta,deesostraidoresdespreciables?
Tizononecesitóhaceruncálculomentalpararesponder.—No,majestad,nopodemos.Sobretodosicuentaentreellosconarquerosy
piqueros.Tanlejosdecasa,losnecesitamosatodos.Preasdejóescaparunsuspiro.—Losuponía…HazentraraHerta.—¿Vaisafirmar?—¿Qué otra opción tengo? Esa mujer ha elegido el mejor momento para
hacersureclamación.Sabequeestamosmuylejoscomoparatraermilhombresderefrescoyquenopodemosseguirsinellos.Estamosatadosdemanos.
Tizo asomó la cabeza al exterior ymurmuró algo.Acto seguido,Herta deGresentrabadenuevoenelpabellón.Ensucarasemostrabaunagransonrisasatisfecha.
Preaslamiróconcaradepocosamigos.—Malditazorrasibilina.Dameesepapel.
26
«Gandesigna.Nosotrosnoslimitamosaescucharycumplir
suvoluntad».
EllibrodeGan,capítuloonce.Variosautores.
HaberdormidoenElasnoazulresultóunaexperienciacasimonástica,comosihubieranregresadoallerteneodeÄrgufal.Ensusmuchosañosdeviaje,Árgohtnuncahabíapasadounanoche tan tranquilaysilenciosaenunaposada.Dadaslas circunstancias actuales, esto le resultó deprimente. En vez del habitualbullicioderisas,vocesymúsica,allísolohabíasilencioyangustia.
La habitación era acogedora y Grisea se había encargado de limpiarla afondo,porloquelassábanasdelasdoscamasestabansacudidasylachimeneaencendida cuando entraron en ella. Lavell cayó dormido casi en el mismomomento en que hubo apoyado la cabeza en lamullida almohada de plumas.Árgoht,encambio,permanecióuntiempomirandoporlaventana,observandoelatardecer con la cabeza llena de pensamientos extraños. Sentía el fresco de lanocheenloshuesos,comosilaTierraNegratambiénsehubierallevadoelcalordelmundo. Sin saber cómo había llegado hasta allí, vio que tenía el trozo decristaldelabolaenlamanoyledabavueltas,comositrataradeencontrarenélalgún tipo de respuesta. Desde que la bola se había hecho añicos, siemprellevaba un pedazo, ese en concreto, consigo. De alguna forma extraña, le
aportabaserenidadenlosmomentosdetensiónocuandoteníaquepensar.Sintióunapequeñapuntadaenlanucayserascólazona,dondeelpequeño
tatuajeredondoquerepresentabaagua,tierra,aireyfuegodefiníasurelacióndepoder. Aún le resultaba extraño tenerlo a la vista, acostumbrado a llevarlocubiertoporsupelo,ahorainexistente.Aquellolerecordócuántotiempollevabasinentrarenelgehvaal.Seapartódelaventana.Sequitólacamisayelpetodecuero,guardóeltrozodelabola,ysesentóenelsueloconlaspiernascruzadasmientras relajaba la respiración con aspiraciones lentas y profundas. Pasadosunosminutosundébilresplandorlellegóalosojosatravésdelospárpados.LosabrióyobservóconcuriosidadqueLavellhabíaabiertolossuyosyleobservaba,aunque un momento antes dormía profundamente. El fulgor procedía de suspupilasdilatadasysefueextendiendohastacubrirlosojosporcompleto.
Árgohtsintióunapunzadadepreocupación.Sabíaqueaquellaeralaentradaal gehvaal, pero nunca lo había experimentado de esa manera. De pronto, elresplandorsehizotanintensoquetuvolatentacióndecubrirselosojosconlasmanos,apesardesaberquetodoeraunailusión.
Alinstantesiguientetodocesó.Seencontrabaenunbosqueumbrío.Sentíalahumedadenlapielyquealgunasgotasderocíosedescolgabandelashojas,muchosmetrossobresucabeza,comosideuna lluviaenminiaturase tratara.Árgohtlevantólamiradayvioelcieloazulbrillanteentrelasramas.Hizounaaspiración profunda y disfrutó del aire limpio y fresco que le rodeaba,impregnadodelolorahierbahúmedaycortezadeárbol.Cuandobajólamiradahabía un niño frente a él. Dio un respingo y casi se cayó de espaldas de lasorpresa.EraLavell.
Unescalofríorecorriólacolumnadelhechicero.Allínodeberíahabernadie.Lavell no hacía nada, sino estar ahí, de pie y quieto mirando hacia él.
Durantevariosminutosnadapasó.Árgohtsequedóesperandoigualdeinmóviltodo ese tiempo. Entonces, el chico levantó una mano, como invitándole atomársela.Intrigado,elmeledinohizoloquelepedíayLavellsediolavueltaycomenzó a andar, como si solo quisiera dar un paseo. Seguía sin comprendercómopodíaestarpasandoalgocomoaquello,peroalolargodelosañoshabíaaprendido que el gehvaal era un lugar extraño e intrigante que aún nocomprendíaporcompleto.LaMadreeracaprichosa.
Mientras caminaban en silencio, el paisaje fue cambiando ante ellos. Delbosquepasaronaldesierto,unomuyparecidoalqueacababandeabandonar,deahíalamontañaydenuevoalbosque.Eraalgomuypeculiarquenuncaantesle
había pasado. Siempre que entraba en gehvaal, la madre le situaba en unescenario distinto, pero no lo cambiaba. Por alguna razón, sentía que aquellaocasióneradiferente,quealgonoeracorrecto.Deprontoelpaisajeseestabilizóyseencontraronanteunaenormepuertademaderaquedabaaccesoaungranedificio de piedra blanca. Era el lerteneo de Ärgufal. Árgoht experimentóansiedadyconfusiónporelhechodeestarallí,depie,esperandoalgo,ysupoque aquellas sensaciones no le pertenecían. Miró hacia su izquierda y vio aLavell, con la angustia pintada en el rostro.Era él quien se sentía así.Árgohtsoloestabaempatizandoconsuestadodeánimo.
Miróasualrededor.Seguíapercibiendoalgoextrañoallí,comosiestuvierafuera de lugar, como un invitado inesperado en una cena familiar.No deberíaexperimentaraquelloensupropiogehvaal,dondesiemprehabíaestadocómodo,dondesiempresehabíasentidocomoencasa.Elescenariocambiódenuevoyseencontraronenunpueblo,apenasunaaldeadesuelode tierra, formadaporunpuñado de casas colocadas de cualquiermanera. Árgoht se sintió desplazado,como si le hubieran dado un empujón, y se encontró dentro de una de lascasuchas. El desorden y las sombras reinaban por doquier. El olor a polvo yhumedaderamuyintenso.Sobreunacama,unamujergritabaysollozabaconelpelo sudoroso aplastado contra la frente.A su lado, otramujer le cogía de lamano y le murmuraba palabras de aliento. De espaldas a ellos, una niñaobservabalaescenaencompletosilencio.Lamujerquegritabaestabadandoaluz. Lavell tiró de él para que se acercara a la cama y Árgoht lo siguió sincomprenderquiéneraaquellagenteyporquéestaban todosensugehvaal.Sudesconciertonohacíasinoaumentar.
Comoeradeesperar,ningunadelastrespersonasdiomuestrasdepercatarsede su presencia, lo que demostraba que no estaban allí en realidad. Lavellobservaba la escena con la serenidaddequienya sabe lo queva a presenciar,comosihubieraestadoallíinfinidaddeveces.Árgohtnotuvomásremedioquepresenciar el alumbramiento. La mujer sentada junto a la parturienta parecíasaberloquehacíayhabíadispuestotraposyjofainasconaguaasualrededordeformaquelastuvierasiempreamano.
En un parpadeo, la escena pareció dar un salto hacia adelante. El niño yahabíanacidoyseencontrabaenbrazosde lacomadrona.Lamujeren lacamarespiraba con dificultad, pero tenía una gran sonrisa en el rostro. Una tercerapersona, un hombre, entró en la habitación. Dijo algo, pero Árgoht no pudoentenderlo. Cogió al bebé y lo envolvió en trapos con suma delicadeza. La
comadronasecentródenuevoenlamadre,quenodejabadesangrar.Dehecho,sangrabademasiado.Habíaperdidoelsentido.Minutosdespués,apesardelosesfuerzos de la comadrona por cortar la pérdida de sangre, había muerto. Laniña, situada junto a la cama, lo observaba todo con suma atención, pero noparecíaalarmadaporlaescenaqueestabaviendo.Árgohtnopodíaverlelacara,perodepronto su silueta le resultó familiar.Dioun respingo involuntario.Eraimposible.
La niña, como si hubiera sentido su presencia, se giró hacia él. Lo hizodespacio,conlalentitudconlaqueocurrenlascosasimportantesenlossueños.Entoncesleviolacaraysucorazónapuntoestuvodedejardelatir.
De pronto, estaba de vuelta en la habitación. El sobresalto había sido tanseveroquehabíasalidodeltrancesinrecitarelSher-Arak.Habíaescapadodesupropiogehvaal.
Lavelldormíaplácidamenteenelcatre.Encambio,sentíasucorazóncomosiquisieraescapardesupechoylecostabarespirarconnormalidad.¡Laniña!¿Cómoeraposible?
«¡Eraella!».Árgohtnopodíadejarderepetiresepensamiento.«¡Eraella!»,«¡eraella!»…Regresósudandoyjadeando,comosihubieraestadocorriendoatravésdel
bosque envezde en lo que tenía quehaber sidoun suavey reparador trance.Tuvo quemirar a su alrededor para convencerse de que había vuelto, de queestabaenlahabitacióndelaposadaynoenaquellaotraenlaqueellanodebíaestar. Sintió que las paredes se le venían encima y salió despavorido deldormitorio,bajóalsalónysalióalacalleabriendoelcerrojodelaposada,cuyagranllavedehierroestabapuestaenlacerradura.
Lanocheestabayamuyavanzadaylalunahabíadesaparecidodelcielo.Larespiraciónsecondensóantesuslabiosformandopequeñasnubecillasblancasenelairenocturno.
Tardóaúnunbuenratoenserenarsuspensamientoslosuficientecomoparapensarconclaridad.HacíamuchoquelaMadrenoseleaparecíaenelgehvaalylohabíahechoenapenasdosotresocasionescuandoelmensajequeteníaquedarleeradeespecialtrascendencia.Peroestavezestabaallíynohabíasidoporél.¿PodríahabersidootraniñaysucerebroansiosohabíacreídoveralaMadreen ella? Se lo preguntaba, para en el mismo momento responderse que eraimposible olvidar aquel rostro infantil en el que tanto había pensado en los
últimostiempos.Comenzó a pasear de un lado para otro. Sus pies descalzos se embarraron
enseguida.Simuchonoseequivocaba,Lavellhabíaentradoencontactoconsugehvaalylehabíaguiadoatravésdesupropiopasado.Estoyadeporsíeratanasombroso que Árgoht no sabía qué pensar al respecto. Trató de recordar siaquello le había pasado algunavezyno encontróningunaocasión anterior entodos sus años de vida. Lavell se había colado en su gehvaal. De pronto sedetuvo,comosihubieratenidounarevelación.¿Ysihabíasidoalrevés?Parecíaimposible, pero ¿no eramás fácil queÁrgoht hubiera entrado en lamente delchico dormido que al revés, estando él plenamente consciente y despierto?¿Cómoeraaquelloposible?
Preguntas,preguntasymáspreguntassinrespuesta.Y la niña estaba allí. Aquel era el gran misterio. La Madre estaba allí,
presenciando lo que debía ser el nacimiento del chico. ¿Sería una imagensimbólicaquepretendíarepresentarlaomnipresenciadeGan,comolollamabanlos ganetorei?Árgoht casi prefería pensar en esta últimaopción porque, de locontrario, ¿qué tenía Lavell de especial para que ella hubiera decidido estarpresenteensullegadaalmundo?Noqueríaniplantearselasopciones.
El hechicero levantó la vista de forma inconsciente hacia la ventana quedebía ser la de sudormitorio, donde el jovendormía, y sepreguntóhastaquépunto,siesoeracierto,élsabíaointuíaelinterésquedespertabaenlasfuerzasquelorodeaban.
Árgohtsesintióabrumadodeprontoyuncansanciocorreososealbergóensushombros.Decidiódejardepensarenpreguntascuyasrespuestasdesconocía.LaexperiencialedecíaquelaMadreledaríalasquenecesitabasieramerecedordeellas.
Conunsuspiro,entródenuevoenlaposadaoscurayfría,cerrólapuertaconllaveyregresóasuhabitación.
27
«Nadapodráderribarnos».
Exhortaciones,capítulotres.DermainasThor.
SheraAnte’itardóalgunossegundosendarsecuentadequeestabaconteniendoelaliento.Enelmomentoenelquetocabaelfríometallabradodeltiradordelapuertarecordóaltrabajadormuertounpocoantesycasipudoverlapielmorenadesusbrazosabrirseenllagasycortesqueempezabanasangrarconprofusión.
Pero nada de eso pasó.Demoró el contacto unos instantes con el corazóngolpeandosupechoconviolencia.Cuandocomprobóqueseguíaintactaysana,casilanzóunacarcajadadejúbilo.Ejercióunpocodepresión,perolapuertanocedióniunmilímetro.Apoyólaotramanoeneltiradordelaotraalayempujócon todo el cuerpo, segurade símismaydequenada le ocurriría.Estaba tanconcentrada en la puerta queno se detuvo a pensar en lo quepodía encontrarmásallá.
Una vaharada de aire denso y con olor a cerrado le hizo retirar la cabeza,hiriendosusfosasnasales.Lediounaccesodetos.Asualrededornadiehacíaelmás mínimo ruido. Distinguió un leve resplandor por el rabillo del ojo y sequedóestupefactaaldirigirsehaciasufuente.Escuchó,asuespalda,cómoloshombresquelaacompañabanmurmurabanaterradosyhuíandellugar,dejando
atráselcadáverdesucompañero.Anteellasealzabaunafiguradeaspectohumano,resplandecienteentrelas
impenetrables sombras de la sala, cuyos contornos apenas se vislumbrabangraciasalasantorchascaídasqueloscobardeshabíandejadoenelsuelo.Sheratardó en darse cuenta de lo que tenía ante ella, incapaz de asimilarlocorrectamente.Nopudoevitarfijarseenqueenlaparteinferiordelatúnicaquevestíanohabíapiesquelasostuvieranyparecíamantenerseenelairecomounahojadeotoñomecidaporlabrisa.Suimagenparecíaparpadear,comosilosojosdeSheralaestuvieranengañandoypresenciaraunespejismoenvezdealgoreal.
—Hola,Maestra—dijolafiguraconunaprofundavozqueparecíaprocederde todaspartesydeninguna.Subocanosehabíamovido,peroesbozabaunasonrisaindescifrable—.BienvenidaaTurkaisim.
Elespectroabriólosbrazos,comosiconesegestoquisieraabarcartodoeledificioasualrededor.
Porunmomento,Sheranofuecapazderesponder,atónitaanteloqueestabaviendo.¿Quésedecíaenunasituacióncomoaquella?
—¿Quién eres?—preguntó. Trataba de recuperar el aplomo, pero a duraspenasconseguíacontrolareltemblordesusrodillas.
—Mi nombre es… eraDermainas. Era el responsable del cuidado de estesantoespacio.
¡Dermainas!Sherahabía leídodecenasde librosescritosporél:biografías,librosdehistoria,mapas,genealogías…Eraelescribanomásreconocidode laOrdenysuslibrosseconservabancomotesorosencualquierbiblioteca.
Shera se agachó y recogió una de las antorchas. La figura pareciótransparentarse ante la luz. Tras ella se distinguían los contornos de algunasestanteríasypudoveralgunos libros tiradosporel suelodecualquiermanera.Ahoraestabasegura.HabíaencontradolabibliotecadeTurkaisim.Porfin.
—¿Quéhacesaquí,Dermainas?—preguntóSheratragandosaliva.—Proteger y servir. Servir y proteger. Incautos, infieles, blasfemos,
impuros…Nadieentra.Solovosyellos.Elegidos.Santos.ProtectoresdeKares.Sheratardóunsegundoenentender.—¿TerefieresalosMaestros?—ServidorespuroscomoDermainas,sí.Nadiemás.Ahoraesvuestracarga.
Karesmellamaymeacogeráentresuscalurososbrazos.Meesperadesdehacemucho.
Shera se detuvo un instante a pensar en ello. La desaparición del templo,
ahogado por las cenizas de Timarlin había ocurrido, según los anales, casicuatrocientosañosatrás.
—Asíes,hermano.Yomeencargaréapartirdeahora.Veserenoyenpaz.El espectro de Dermainas sonrió una última vez y se esfumó en el aire,
dejandotrasdesíunaleveestelavaporosaquedesaparecióenunossegundos.Shera necesitó unos instantes para serenarse y asimilar lo que acababa de
presenciar.SinohubierasidodevotadeKares,unaMaestra,estaríamuertaysucuerpomutilado, tiradoa laspuertasdelabiblioteca.Habíahechounaapuestamuyaltayhabíaganadoporpurasuerte.Sintiócómoletemblabanlasrodillas,peroentoncesrecordódóndeseencontrabayrecobró lacompostura.Sealegródeque losdemássehubieran ido.Aquelmomentoera soloparaella.Tenía labibliotecaasuenteradisposición.Susueñosehabíahechorealidad.Sienalgúnsitioteníaqueestarloquebuscaba,eraallí.Yloteníaalalcancedelamano.
NadaquedabadeDermainasenaquellasalasalvoelecodesuspalabrasquehacían de coro al que levantaron los pasos de Shera cuando empezó a andardirectamente hacia el centro de la biblioteca. La pequeña antorcha apenasllegaba a iluminar un pequeño radio a su alrededor. Tuvo que esquivar variosvolúmenes desperdigados por el suelo y a punto estuvo de tropezar con unenormeatrilquehabíasobrevividoenpiealostemblores.Sherapasósusmanossobreél,deteniéndoseensusbajorrelievessaturadosdepolvo.Allíestabapartede la historia de la Orden, una parte importante, quizás solo superada por lasombríaylegendariaciudaddeHiom.
Encontróuncandeleroydepositóallílaantorcha.Sintióunospasostrasellaypercibióeltitilanteresplandorqueseacercabaalapuerta.
—¿Maestra?—eralavoztemblorosadeCledus,susurrantecomounniñoenmitaddeunapesadilla.
—Estoyaquí,Cledus.Traeantorchas.Quieroverbienestelugar.Cledus no dijo nada y regresó al cabo de un par de minutos con varias
antorchasentrelosbrazosyacompañadodevarioshombres.Sherasealegródequelaoscuridadleimpidieraversurostroasustadoyvulgar.Ningunodeellosaccedióalaestancia.
Pocotiempodespuéstodalabibliotecaestabailuminadaporeltremordelasbailarinasllamasdelasantorchas.Aunasí,eltechosevislumbrabaapenas,casifuera del alcance de su vista, alto como un templo, abovedado y con lo queparecíaserunartesonadodemaderadeintrincadaestructura.
Elolorapapel,maderaypolvoloimpregnabatodoySheraloaspirabacomo
sifueraelmejoraromaquehubierapercibidojamás.—Quieroquecentrestusesfuerzosendespejarlosexteriores—ledijoShera
a un Cledus un poco más relajado y señalando hacia las altas ventanas aúnbloqueadas—.Quieroluz.
—Sí,Maestra.Lostrabajosdeexcavaciónydesescombrosereanudaronconceleridad.Eso
liberóaSheradelapresenciadelosoperariosasualrededor.Sabíaqueteníaqueinvestigar el resto del templo, pero estaba ansiosa por comprobar si el libroestaba allí o no. Mandó llamar a Almina para que atendiera sus necesidadesmientraselladedicaba todo su tiempoamirar lomopor lomo.Se sentía comounaniñapequeñadescubriendoungransecretolargotiempoguardado.
Lo hizo despacio, deleitándose con cada libro que caía en susmanos, concadavolumenqueojeabadistraídamente,concadaestanteríacaídaqueteníaqueponerdenuevoenpie.Encontróvariascajasconpergaminosquesedeshicieronaltocarlos.Eraunfastidio.Asaberquéenseñanzas,ahoraperdidasparasiempre,habíanalbergadoaquellosviejospapeles.
Cuando ya llevaba casi un día recorriendo las maravillas de aquellasestanterías, Shera tropezó con algo y a punto estuvo de caer de espaldas.Ensimismadamirando los libros no se percató del extrañomadero que estabatiradoenelsuelo.Tratandodenocaer,lopisóysequebróenmilastillas.Peropercibió algo extraño en la manera de romperse. Le acercó una antorcha ydescubrióqueloquehabíapisadoeraunfémurhumano.Habíauncuerpoallí,con la espalda apoyada contra la pared y la mandíbula grotescamente caídacontra el pecho. Aún vestía una túnica que debía haber sido negra en algúnmomento y que se deshizo cuando Shera trató de tocarla. Alrededor delesqueletohabíadocenasdelibroscaídosdecualquiermaneraycasienterradosen polvo. Shera dedujo que debía tratarse deDermainas. ¿Quién si no habríadecididomorir abrazado a un libro? Entre los huesos de sus brazos, cruzadossobreelpecho,unpesadovolumenacompañabaalbibliotecarioensulechodemuerte.
Shera se puso en pie y dejó el cuerpo como estaba.Ya tendría tiempo deretirarlomásadelante.Almina,asu lado,contenía la respiración.Había tenidoque vencer su reticencia a entrar tras lo vivido ante las puertas, peroShera lahabía arrastrado. Nada le había ocurrido. Quizás el permiso expreso de lamaestrahabíavencidoelsortilegioqueprotegíalabiblioteca.
—¿Es la primera vez? —le preguntó, casi divertida por la expresión de
desconciertodelamuchacha.Almina asintió con la cabeza y sus cabellos revolotearon alrededor de su
rostro.—Puesmástevaleacostumbrarte.Enpocotiempoverásmás.Muchosmás.La joven no estaba segura de entender aquellas palabras, pero guardó
silenciosindejardemirarelesqueletomientrasSherareanudabalabúsquedaenlasestanterías.
Tresdíasdespués,lafrustracióndeSheraAnte’iempezabaasernotable.ApesardequehabíaencontradoverdaderasreliquiasenlabibliotecadeTurkaisim,libros de historia hasta ahora desconocidos para laOrden, actas de reuniones,diarios de experimentos, libros de cuentas…, seguía sin dar con el libro másimportantepara ella, aquelquehabíapuesto enmarcha subúsqueda. ¿Tendríaqueirseconlasmanosvacías?
Prácticamente había revisado cada estantería, libro por libro, resistiendo latentacióndecogermuchosdeellosparasentarsealeer.Aquellosqueleparecíanmásinteresanteslosdepositabaenunamesajuntoalachimeneaque,encendida,caldeaba la biblioteca y le daba una calidez que Shera casi no esperabaencontrar.
Habíadejadodelloverylostrabajosenelexteriorhabíanavanzadomuchoen los tresdíasque laMaestra llevabaencerradaen labiblioteca.Unaventanahabíaquedadoporfindespejada.Porellaentraba la luzdeldía,penetrandoenlassombrascomouncuchillo.Noerasuficienteparailuminartodalabiblioteca,pero sí como para apreciar detalles de su estructura que hasta ahora habíanpasadodesapercibidos,comoeltechoabovedadoyelartesonadodemaderaqueayudabaasusustentación,oelexquisitodetalleenlosbajorrelievestalladosenlascolumnasquemostrabanconfusasescenasdebatallasysacrificios.Cuandoelsolseocultaba,suluzerasustituidaporladedecenasdecandilesquehabíansidocuidadosamentesituadosportodalaestancia.Verloserizabaelvellodelosbrazos de Shera al pensar en un incendio, pero no tenía otra forma de seguirtrabajandounavezcaídalanoche.
Elolordelamaderaquemadadelachimeneafuepocoapocosustituyendoel del polvo y la humedad, por lo que la biblioteca empezaba a ser un lugaragradableenelqueestar.Alminasehabíaencargadodelimpiarvariasmesasysillas para que laMaestra tuviera donde sentarse a consultar los libros que lellamabanlaatenciónocomer,cuandoconseguíaquesellevaraalgoalaboca.
Alcuartodía,lairritacióndeSheraporlabúsquedainfructuosallegabayaa
límites insoportables.Había revisado toda la biblioteca ya, libro por libro, sinencontrar lo que buscaba. Sin pensarlo, se situó junto a la puerta de entrada.Desde allí tenía una visión completa de la estancia, con todas sus estanteríassituadas en perpendicular a ella formando estrechos pasillos. Al fondo, lachimeneaseguíalanzandocontralasparedessubailedesombras.
Alminasesituóasulado,tansolícitacomosiempre.—¡Tienequeestaraquí!—Puedehabérsenospasadoporalto,miseñora.Sheraasintióconlacabeza,
distraída. Trataba de decidir en qué sección era más probable que estuviera,dispuestaaempezardenuevo.Porfin,sedecidió.
—Nodejaremosunlibrosinrevisar.Estavezseremosmásexhaustivas.Y,sinmás,sedirigióalaparedsituadamásasuizquierda,seguidadecerca
porlospasosvaporososdeAlmina.Cuandoembocaronelpasillodenuevo,vioal fondo el esqueleto de Dermainas con todos aquellos libros tirados a sualrededor.Sheraloignoróycomenzódenuevolalecturadelostítulos,unoporuno,conexquisitaatención.
Diez minutos más tarde, sus pies tropezaron de nuevo con los huesos.AquelloencendióunachispaquellevabadíasaplacadaenelpechodeShera.Segiródeprontohacialacalavera,comosiestalehubieralanzadounaofensa.
—¿Dóndeestá?—legritó—.¡Dímelo,malditoseas!Sheralanzóunpiecontraelesqueleto.—¡Tienesquesaberlo!¡Dímelo!¡Estoyenmiderecho!El golpe impactó contra el hombro derecho y los restos de Dermainas
saltaron por los aires, desperdigándose por todo el pasillo. Las telas que locubrían se deshicieron en nubes de polvo, como muchos de los huesos máspequeños,cuyaprecariasituaciónloshacíaespecialmentedelicados.
Sheramiróloqueacababadehacerconlarespiraciónagitada.Elcorazónlelatía en el pecho.Durante unos instantes casi esperó ver aparecer de nuevo elfantasmadelbibliotecario,peronadasemoviósalvolasmotasdepolvoquesehabíanlevantadopordoquieryquebailabansuhermosadanzailuminadasporelsolqueentrabaporlaaltaventana,quealumbrabaaquellazona.
Algollamólaatencióndelamaestra.Unhazdeluziluminabaunpuntoenconcreto entre la nube de polvo. Shera la disipó con las manos. Lo quealumbrabaeraelenormelibroqueelesqueletodeDermainassosteníaaúnentrelos brazos. A pesar de que el resto del cuerpo se había diseminado por todaspartes,sumanoizquierdaseguíaaferradaalvolumen.Sheratuvounarevelación.
Con muy poco cuidado, se agachó y arrancó el libro de un tirón,desperdigandolopocoquequedabaenterodelesqueleto.Lacubiertaestabatanmanoseadaycubiertadepolvoqueapenassepodíaleereltítulo.Sherapasóunamanoparaeliminarpartedelacapaquelocubríaysusojosapuntoestuvierondellenarsedelágrimas.Lohabíaencontrado.
Entre susmanos tenía elTriforetauGo’laghan. Su búsqueda por fin habíaterminado. Entre sus manos podía estar la clave para que la Orden pudieradominarTheraparasiempre.
28
«Laguerranonoscogiódeimproviso,peroesonoimportó.
Cuandollegóanuestraspuertaséramosunesqueleto,una
sombradeloquehabíamossido.Nadaquedabayaquese
pudierasalvar».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,Capítuloveinte.
FitzeraldClem.
Árgohtyahabíavisto terrenosdañadospor laTierraNegramuchosañosatrás,durante su regreso de Krahedia junto a las zágheras Kleria y Ondriva. Enaquellosdíasnohabíaprestadomuchaatenciónalosdetalles,peroestabasegurodequenoeracomparableconloqueestabaviendoenaquelmomento.QuizásfueraporqueelDañoeramásprofundo,peroelpanoramaqueteníadelanteeraalgoquenohabíavistojamás.
Lavell,asulado,mirabasinentender.HabíanascendidounapequeñacolinacubiertadematorralesdesdelaquepodíanverlallanuraquealbergabalaciudaddeDeisaescasadistanciay,en la lejanía, insinuada lasiluetade lacapitaldelreino de Lahmna: Quindarst. Por el camino habían encontrado cadáveres deanimalestiradosdecualquiermanera,cubiertosdeinsectos,quedesprendíanunolor nauseabundo. El bosque Tir-Ergonian, a su derecha, ofrecía un aspectoennegrecidoymarchito,comosilatierraquelosustentarahubieraperdidotodos
susnutrientes.—CuandoOrgesmehablabadelosbosqueslosimaginabadeotramanera—
dijoLavellconpesar.El bosque se mostraba oscuro y decrépito aun desde la distancia. Había
perdidoelverdoryelbrillonaturaldelasplantasparasumirseenlalobreguezyladecadencia.
—No debería ser así. Está ocurriendo algo terrible. El bosque era verde ybrillante,nooscurocomoestáahora.
Lavelllanzóunsuspiro,decepcionado.—Tranquilo,verásbosqueshermososmásalnorte.«Siesquequedaalguno».Aquello pareció apaciguar un poco al muchacho, pero su expresión no
cambió demasiado. Se habían llevado provisiones suficientes de Lehar comopara no tener que preocuparse de momento por los animales muertos y losbosquesmarchitos, pero era una visión desasosegante, sobre todo porque anteellos la escena no mejoraba. En la llanura podían verse cientos de cadáveresmás, y no solo de animales. Lavell los miraba sin encontrar palabras paraexpresar la desazón que le embargaba. Árgoht lo miraba con disimulo,observandolasmúltiplessensacionesquesemanifestabanensurostro,peronoledijonadaalrespecto.
Alseguiravanzando,sinembargo,encontraronalgolopeor.Deisestabaenllamas. Aunque no podían ver el fuego desde la distancia a la que seencontraban, lagrancolumnadehumoquesealzabacontraelcielodespejadoera prueba suficiente. Alrededor de la ciudad, una sombra negra delataba lapresenciadeungranejército.
—¿Quéocurre?—preguntóLavellsiguiendolamiradadeÁrgoht.—Esunataque.—¿Porqué?Árgohtabrió labocaparaexplicarle loqueera laguerra,quésignificabay
qué la había provocado. La pregunta era tan sencilla y al mismo tiempo tancomplejaquesolopudolimitarsearesponder:
—Nolosé.—Ysupoqueeralaverdad.—¿Porquéatacaresaciudad?¿Esagentelehahechoalgoaalguien?El hechicero bajó lamirada.AunqueLavell tenía almenos doce años, era
inocentecomounbebé.—No,peroestándepasohaciaunobjetivomayor.
Árgoht levantó la mirada. Al fondo se distinguía apenas la silueta de lacapital,comounapromesaentiemposaciagosysepreguntósieranconscientesdeloqueselesveníaencima.
—Quindarst, lacapitaldel reino.Eseeselverdaderoobjetivoynopuedendejar cabos sueltos tras ellos. Por eso arrasarán cada ciudad o aldea que veanhastallegarallí.
Un sonido a su espalda llamó la atención del meledino por un momento.Aunque la colina sobre la que se encontraban no era de vegetación frondosa,agarró a Lavell por el cuello y lo obligó a tenderse en el suelo, entre losmatorrales. A poca distancia en el llano, una patrulla avanzaba por el mismocaminoquehabíanseguidoellosunratoantes.
—¿Quépasa?—preguntóelchico,sorprendido.—Silencio.Árgohtsepreguntóquéprobabilidadesteníadequenoleshubieranvisto.La
respuesta llegóunsegundodespués,cuandounaflecha teñidaporcompletodenegroseclavóconunsilbidoapocoscentímetrosdesuspies.Apesardequesuposiciónmáselevadalesdabaciertaventaja,Árgohtsupoqueteníatodaslasdeperderynosoloporsuinferioridadnumérica.
Unanuevaflechasilbóhaciaellos,pasandomuycercadeLavell.Árgoht percibió algo duro en sumano derecha y almirar, vio que tenía a
Êralin desenvainada, aunque no recordaba haberlo hecho. La espada casi sesacudía, ansiosa por entrar en combate. Su filo, casi completamente negro,apenasreflejabalaluz.
El hechicero analizó sus posibilidades y supo que tenía que tomar lainiciativa.Lapatrullayasehabíasituadoalrededordelacolinayvarioshombresempezabanelascenso.Eranseisentotal,todosellosprotegidosconcueronegroyarmadosconespadascortasyarcos.Alinstantesiguiente,casisinpercatarsedeello,estabacorriendocolinaabajoconÊralinanteél.
Árgoht se regodeó en las miradas de sorpresa de los soldados, que noesperabanunataquefrontal.
Qué sensación tanmaravillosa era aquella que provocaba la energía de laespadaalrecorrersucuerpo,cadaunodesusmúsculos,aportándoleunafuerzayvelocidad extrañas, placenteras. Se sentía capaz de cualquier cosa, invencible,mientras analizaba quién sería su primer contrincante. En su mente ya losimaginaba a todos muertos, mutilados y ensangrentados, a sus pies. AunquesabíaqueeraÊralinlaquehablaba,nolahizocallar.
Árgoht arremetió contra el grupo de sorprendidos soldados antes de quetuvierantiempodeasimilarloqueestabaocurriendo.Conunrápidomovimientoabrióuntajoeneltorsodelprimerhombreasualcancey,conunsencillogiro,ensartó al siguiente.Êralin probó la sangre trasmucho tiempo sin hacerlo. Suansiedadaumentóaúnmás.
Pero la sorpresa de sus rivales duró poco. Tras acabar con aquellos doshombres, los cuatro restantes ya le esperaban en formación defensiva.Árgohtescupióunaspalabras, tansencillasqueextrajo laenergíadesupropioser,sinnecesidad de recurrir a la Madre. Un arco de fuego se abrió a sus pies,dividiendoelgrupoendos.Unodeellosviocómoprendíasuropaysoltósusarmasmientrascorríatratandodeapagarlas.
Elhechiceroplantóbienlospiesenelsuelomientrasusabaaquellasmismasllamasparalanzarunchorrodefuegohaciaelsoldadoquelequedabamásalaizquierda,envolviéndoloconellasyconvirtiéndoloenunagigantescaantorcha.Susgritosdebíandeoírseakilómetrosalaredonda.
Aquellofuedemasiadoparalosdemás.Unamiradaentreellosfuesuficienteparaentenderquetodoshabíantomadolamismadecisión.Sedieronlavueltayecharonacorrerporelmismocaminoporelquehabíanllegado.Elhechiceronotuvomásremedioquedejarlosmarchar.PerseguirloshabríasignificadodejaraLavellsolo.
La furia de Árgoht se fue enfriando poco a poco mientras observaba elresultadodesusactos.Losuniformesdeloscaídoserannegrosdearribaabajo,loquedemostrabaqueeransoldadosdelaOrdenKariteas.
En frío, solo veía muerte a su alrededor y supo que Êralin le habíamanipulado de nuevo. Asqueado, la introdujo de nuevo en su vaina y corriócolinaarribaenbuscadeLavell.Cuandohubollegadoaél,elmuchacholomiróconunamezcladesorpresa,admiraciónymiedo.Sinapenasdetenerse,loagarróporelbrazoytiródeélparadescenderlacolinaporelladocontrario.
—¡Eh! ¿Qué ocurre?—preguntó Lavell, sorprendido, mientras trataba deseguirelritmodelhechicero.
—Tenemosquedarnosprisa.—¿Porqué?Leshasderrotado.Árgohtsedetuvounúnicomomentoymiróalchicoalosojos.—Sehanrendidocondemasiadafacilidad.Esosignificaqueeraungrupode
exploración,quetrasellosvienenmás,probablementealgúnbatallónimportante.Ahorasabenqueestamosaquíyempezaránabuscarnos.Noscazarán.
ÁrgohthizounapausaparaasegurarsedequeLavellestabaentendiendosuspalabras.Susojos,muyabiertos,ledieronaentenderquesí.
—Nuestra única esperanza es llegar a Quindarst y esperar que nos dencobijo.
—Aúnestámuylejos.—Lavellmiróhacialaciudad,enladistancia.Árgohttambiénalzólamirada.—Entoncestendremosquecorrer.Ysinmáspalabrasvolvióaponerseenmarchaarrastrandoalchicotrasdesí.
29
«LoenaTarenlogrómanteneraltoelpabellónalzadoporsu
padre,cuyaalargadasombranuncafueimpedimentopara
ella.Muyalcontrario,siempreseesforzóenimitarsu
formadegobernar,amableymuycercanaalpueblo».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítulotreintay
uno.FitzeraldClem.
Árgohttardómuypocoendarsecuentadelaverdaderadimensióndeladecisiónque había tomado. La llanura se extendía aún varios kilómetros ante ellos yestaba infestada de patrullas enemigas. Debían andar con pies de plomo paraevitarquelosdetectaran.Lavell,quenoestabaacostumbradoatodoaquello,loseguíacomounalmaenpena,sincomprenderdeltodoenquéestabanmetidos.Resoplaba cada vez que tenían que echar a correr y suspirando cada vez quetenían que ocultarse tras algunas rocas o arbustos para evitar enfrentamientosquenolesllevaríananingunaparte.
Elhechiceroaprovechóunapausaparacomer,escondidosentreungrupodealtos arbustos espinosos, para intentar tranquilizarle. No prepararon fuegoalguno,asíqueselimitaronacomerunpocodepanyqueso.Lavellbebiótantaaguaqueamenazabaconvaciarunodreentero.Sudabacopiosamentedebidoalesfuerzo,latensiónyelcalor.
—Intentadarsorboscortosyracionaelagua,Lavell—ledijoelhechiceromientrasrepartíalosalimentos.
Elchicolemirósincomprender.—Aúnnosquedauntrechoparallegaralaciudady,cuandolleguemosallí,
no sabemos lo que nos vamos a encontrar. Si está sitiada o conquistada ytenemosqueseguirdelargo,echarásenfaltaeselíquidoqueahoraderrochassinpensar.
—Losiento.—Lavellguardóelodreyempezóacomerensilencio.Árgohthizo lopropio sindejardemirar alrededor.Todaaquella región, el
reinodeLahmna, le recordaba inevitablementea todo lovivido juntoaKleriaHurgol.Enmásdeunaocasiónsehabíasorprendidoasímismorememorandoaquellaaventuravividaasuladoysehabíapreguntadoquéhabríasidodeella,cómo se habría desarrollado su regreso a Krahedia y en qué mujer se habríaconvertidoconelpasodelosaños.Seguíaguardandosurecuerdomuydentro,usándolo como ancla para regresar del gehvaal si sentía que podía llegar aperderseenél.
Ledistrajolapresenciadeunanuevacolumnadehumoquesealzóhaciaelcielounpocomásaleste.Losrecuerdossedesvanecieronparadejarpasoa ladurarealidadenlaqueseencontrabaninmersos.
—Estamosenmitaddeunaguerra—dijo,pensandoenvozalta.Lavelllomiró,conlainocenciaylaincomprensiónplantadasenlosojos.—Peronosotrosnohemoshechodañoanadie.¿Porquénosatacan?—Ellosnosabenquiénessomosynosepuedenarriesgaranada.Sinosven,
o nos capturan, querrán saber qué hacemos aquí y por qué. Si no les gustannuestrasrespuestas,nosmataránonostorturarán.
Lavellseestremecióanteestaposibilidadmientrasmasticabaunpedazodepanduro.Porunmomento,Árgohtsearrepintiódehabersidotanfranco.
—Perovossoispoderoso,podríaisdefendernos.—Hastamipodertienelímites.Nopuedoenfrentarmeatodounejército.Lavellpusocaradenoentendernada,peronopreguntómás.—La guerra no puede explicarse, Lavell. Si te ves envuelto en una, solo
tendrás una opción: elegir bando y esperar que sea el ganador. Lo contrariosignificalamuerte.
Deprontolevinoalamentelaimagendeloscuerposdelapatrullatiradosasu alrededor mientras Êralin goteaba su sangre sobre la hierba. Era unasensaciónmaravillosa,contodoaquelpoderrecorriendosuorganismo.Apesar
desutendencianaturalaevitarlamuertesinoeraimprescindible,conlaespadaen lamano entendía que no tenía otra opción.ConLaCazadora la sangre noparecíatanbrillante,losgritosnoparecíantanagónicosyelolordelamuertenoledabaganasdevomitar.Conellasesentíainvencible.
Conelpasodelosañoshabíaaprendidoanosentirseculpabledespués.Se pusieron en marcha de nuevo tras descansar un poco. El grueso del
ejército debía seguir estando a su derecha, pues las columnas de humo sesucedían al este. Avanzaba muy despacio, por lo que era poco probable quellegaraantesqueellosaQuindarst,peronodebíanderelajarse.Sialcanzabanlasmurallas cuando el asedio hubiera comenzado, no tendrían ninguna opción deentrarenlaciudad.
Lavellnoemitíaquejaalgunaporelritmoimpuestoporelhechicero.Árgohtsuponíaque laspalabrashabíancaladoenélyque,de alguna forma, lohabíacomprendidotodo.Almenos,habíacaptadoloesencial:eraprimordialllegaralaciudad.Apenasparabanparadescansary,apesardelosrodeosquetuvieronquedarparaevitara laspatrullaso lasaldeas,pocoapocofuerondejandolascolumnasdehumoatrás.Aunasí,avanzabanmuydespaciopero,cuantomásseadelantaran, menos probabilidad tendrían de toparse con exploradores. Nopodíanpermitirseningúnerror.
Alcaerlanoche,apuntodeyadedetenerseadescansaralasombradeungran peñasco, Lavell le preguntó algo a lo que venía dando vueltas durantehoras.
—¿Cómosabéisqueosrecibirán,Árgoht?Lo preguntó con un tono despreocupado, natural, sin saber que estaba
hurgando en una herida que llevaba un buen rato supurando en la mente delhechicero.
—Nolosé.Nopodíasaberlo.SolopodíaesperarqueLoenaTaren,lareina,seacordara
de él y le abriera las puertas para darle asilo. Pero era una esperanza muyefímera.Noteníaformadesabersiellaseguíaeneltrono,nisiquierasiseguíavivaononisi,aunsiendoasí,tendríaalgúninterésenrecibirles.
—Esnuestraúnicaoportunidad.Sinonosrecibentendremosqueiraloeste,almar,ybuscarunbarcoquenosalejedeaquítodoloposiblehaciaelnorte.Talvezmásallálascosasesténunpocomástranquilas.
Aúntardarontodoundíamásentenerlasmurallasalalcance,máslejanasdeloqueleshabíanparecidoeldíaanterioryavanzandoaunritmolentoaltener
queevitarque losdescubrieran.Elsolempezabaadeclinar,otorgandoalcielodeloesteelmismocolorqueeldelasaldeasenllamas,comosielmismocieloquisieraparticipardelaguerra.
Árgoht y Lavell llevaban un par de horas avanzando a buen ritmo,convencidosdequehabíandejadoa laspatrullasatrás.TancercadeQuindarstnohabíaaúnpresenciadelejército,perollegaríanenundíaodos,amástardar.
«LaMadrehasidomisericordiosahoy»—pensóÁrgohtmientraslosmurosde la capital de Lahmna crecían ante sus ojos sin nadie que los persiguiera.Llegar un día más tarde habría sido catastrófico. A su izquierda, en el marbañadodeescarlata,sepodíaapreciarungranajetreodebarcosesperandoparaentrarenelpuerto.Desdegalerasdeguerraapequeñosesquifes,todosparecíanenmovimiento.
A medida que se acercaban, Árgoht apreció otra cosa: los campos a sualrededor estaban completamente abandonados. El Daño los había devastado,como en toda la región, pero además las casas decaían, vacías de vida y sinningúntipodecuidado.Laúltimavezquehabíaestadoallí,Quindarstbullíadeviday losalrededoresde laciudadestabanatestadosdeciudadanosesperandopara entrar y presenciar el funeral del rey Kreón Taren. Ahora, aquel lugarparecíauncementerio.
Unsilbidofamiliarlesacódesuscavilaciones.—¡Alsuelo!Lavellreaccionóysetirósobrelatierradecualquiermanera.Unaflechase
clavójuntoaellos,aescasometroymediodedistancia.—¡Quiénva!—gritóunavozdesdeloaltodelamuralla.Árgoht calculó que aún debían de estar a más de ciento veinte pasos de
distancia,perolavozllegódiáfanaenelsilencioreinante.—Somosviajeros—gritóÁrgohtenrespuesta—.Nodeseamosningúnmal
alreinodeLahmnaniasushabitantes.Solicitamosasilo.—Nodeisunpasomás.Árgohtobedeció,perovocalizóunhechizoporsilascosasseponíanfeas.Si
teníanquehuir,tendríaquehacermuchoruidoantes.Lavellsepusoenpieasulado.Esperaronduranteunbuenrato,sentadosenelsueloterroso.Elhechiceronodejabademirarentodasdirecciones,temiendolaaparicióndealgunapatrullaenemiga.
—¿No nos van a dejar entrar? —preguntó el chico, aburrido, mientrasjugueteabaconunapiedra.
Tenía un aspecto horrible tras el viaje. Ojeroso y sucio, Árgoht lo habíaexprimido hasta el límite de sus fuerzas, aunque él no se había quejado enningúnmomento.
Porfin,unapequeñapuertasituadaala izquierdadelportónseabrióydiopaso a un grupo de cinco hombres, bien pertrechados, que se detuvo a cincometrosdelamuralla.Unodeellosleshizoseñasparaqueseacercaranmientrasmiraba en todas direcciones, quizás temiendo una trampa. Árgoht y Lavellavanzaron muy despacio. El hechicero no dejaba de mirar a las almenas depiedramarrón,desdelasquevariosarqueroslesapuntabanconlosarcostensosydispuestosaacabarconellosalamenorvacilaciónopasoenfalso.
Cuandoestuvieronsuficientementecerca,unodelossoldadosdiounpasoalfrente. El sol del ocaso provocaba destellos anaranjados sobre el yelmo quecubríasucabeza.Suaspectodistabamuchodeserimpresionante.Alcontrario,parecíaalguienacostumbradoapasarhambre,conlaarmaduradecueromarróntachonadosuciayconfaltadecuidados.Unacapalecubríaloshombros.
—¿Quéhacenunhombreyunniñoenestastierras?—Soloestamosdepaso.Nosdirigimosalnorteynoshemosencontradocon
elejércitodelaOrdenaunajornadadeaquí.Hemostenidoquecorrer.Elhombremiróhaciaatrás,asuscompañeros.Aquellamiradadecíamuchas
cosasyÁrgohtentendióqueelaspectodelosdoslesayudaba.Desdeluego,noparecíansoldadosniespías.
—Eseejército…¿Sabríaisdecuántoshombressecomponía?—Solo lo hemos visto desde la distancia, pero son muchos. Muchísimos.
SolicitoaudienciaconlareinaLoena.Aquellaspalabrasfueronunerror.Lamiradadelhombrecambiódepronto,
endureciéndose.—¡Prendedlos!Treshombresseadelantaronhastaellos.—Soltadlasarmasyvenidconnosotrosporlasbuenas.Sinolohacéis,no
pasaréisdeestepunto.Árgohtmiródenuevoalosarquerosysupoquenoeraunaamenazavana.
Soltóelpetateyelcintodelaespadaaltiempoquedeshacíaelhechizoqueteníaentreloslabios.Queríaentrarenlaciudad,aunquefueracomoprisionero.Unavezdentroya tendríaocasióndenegociaroexplicarsusituación.Locontrariosignificaría quedarse al aire libre en terreno hostil con una batalla a punto decomenzar.UnhombresesituótrasélyotrotrasLavellylescogieronlosbrazos
alaespalda.Despuésleshicieronavanzarhacialapuerta.ElniñomiróaÁrgoht,preguntándoleconlamiradaquédebíahacer.—Tranquilo, chico —le dijo el soldado que le ataba las manos—, no te
haremosdaño.ElhechiceroasintiólevementeconlacabezayLavellrelajóloshombros.Dosminutosdespués,estabandentrodelaciudad.El sonido de la puerta cerrándose tras ellos le sonó a Árgoht a música
celestial.
30
«ElreinodeMarder,porsusituaciónestratégica,ha
jugadodesdesiempreunpapelcrucialenlahistoriabélica
delcontinente».
Batallasehistoriamilitar,capítulodieciocho.
Ectora’Ditaris.
PreasMorllevabamuchosañossincruzarlafronteranortedelreino.Siendomásjoven, durante su formación, había recorrido aquella región palmo a palmo,conociendo cada aldea y ciudad, cada arrollo y cada colina.Había tenido queviajaraMarderenvariasocasionescomoembajadordelafamiliaMor,peroerala primera vez que lo hacía como rey. Conocía a Hostar Hosvas de una deaquellas visitas. Era un hombre recio y firme, de convicciones tradicionales ymuyreligioso,locualexplicabasuoposiciónfrontalalaOrdenKariteas.Preaspensaba,sentadoenelcaballosinprestaratenciónasuspasos,enloquepodríapasar siHostar se rendíaante lasSombrasysealineabaconellos.Mardererapor el momento su único canal de salida seguro en el caso de que el Dañosiguiera ascendiendo.Hasta donde él sabía, tantoHorias, comoFerrakis comoDertiesestabanyasometidos,porloque,siMardercaía,Angôrquedaríaaisladodel resto de Thera. Sacudió la cabeza para tratar de alejar de sí aquellospensamientosnefastos.
El norte de Angôr siempre le había parecido inhóspito y frío. El terrenoestabaquebrado en las cercanías de lasArtenim-oth, abruptoydedifícil pasoparaloscaballos,asíquemoverporallílascarretaseratodounacontecimiento.Pequeñasaldeassediseminabanportodaspartesaprovechandolasllanurasoelabrigo de las montañas, habitadas por hombres y mujeres curtidos y rudos,acostumbradosaunavidaincómodayferoz.
SegúnpalabrasdeHerta,todasellassehabíanunidoasucausaporloque,según el acuerdo firmado con ella, ya no eran habitantes de Angôr. ¿En quésituacióndejabaatodaesagente?Elinviernoeraduroallí,silacapitalcerrabalasrutascomercialesnotendríanformadesobrevivir.
«PuedenaliarseconlaOrden».Elpensamientosecolóensusdivagacionescomounrelámpago.Ahora,siempreexistíaesaopción.NosolodebíacuidareltratoquedispensabaaHertaysusnuevosterritorios,sinoquedebíavivirconelmiedo constante de que le traicionara y cediera la frontera norte a aquelloscerdos.Dehecho,nadaleasegurabadequeesonohubieraocurridoya.
Un escalofrío le recorrió al pensar en ello. Muchas cosas empezaban aescaparsedesucontrol.
Cruzarlasmontañasnofuecómodoparaungrupotangrandecomoelsuyo,perolohicieronabuenritmoporelPasodelTordo,loquelesobligóadesviarseunpocomásaloeste.Eraelúnicopasotransitableparaloscarromatosyaunasíperdieronunodeellos,asícomodoscaballosyunsoldado.Lasmontañas,asualrededor, les atosigaban a cada paso con su pétrea defensa. Preas enviabaexploradoresparaqueseadelantaranainspeccionarelterreno,temerosodeunaemboscada.
Cuando,dosdíasdespués,porfinabandonaronelpaso,elreysintiócomosirespiraraairefrescotrasmuchosdíasencerrado.MiróhaciaatrásyallíestabanlasArtenimoth,comosiledijeranadiósconunasonrisasardónica.Almiraralfrente,recordóquetodocambiabaapartirdeesepunto.YanoestabanenAngôr.Yanohabíavueltaatrás.
PreasllamóconlamanoaElha,quecaminabatrasél.—VeallamaraTizo.Lamuchachaseapresuróacumplir laordenyseperdióentre lacaravana.
Diez minutos después regresó junto al soldado, sudando para seguir su paso,puesélibamontadoyellaapie.
—Majestad,¿mehabéisllamado?—Tizo,alzalosestandartesdeAngôr.Quieroqueseveandesdemuylejos.
Nome gustaría que nos atacara algún grupo confundiéndonos con lo que nosomos.
—Inmediatamente,Majestad.Instantesdespués,lospendonesybanderasdeAngôrondeabanalvientofrío
quedescendíadelasmontañas.Eldíaestabafrescoytodosseabrigabancomopodían entre sus capas mientras los caballos exhalaban vaho por los ijares.Cuando dejaron atrás las últimas estribaciones de las montañas se abrió anteellosunapequeñallanurasalpicadadecolinasypequeñosbosquecillosteñidosdeverde.Unamanadadeciervoscruzóanteellosantesdeperderseenunadelasarboledas.
—ElDañoaúnnoespatenteaquí—dijoTizo,asulado,observandotodoasualrededorcondetenimiento.
—Esoparece…Enefecto,allídondeelcalordelveranoaúndabaunrespiroalavegetación,
estasemostrabalustrosayespesa,demostrandoquedurantelaprimaverahabíaestadoverdeyfrondosa.
—Quesalgan losexploradores.Quierosaber loquenosvamosaencontrarmásadelante.Todavíanosquedamuchocaminoantesde llegaraAlasânynosabemoscuáncercaestálaOrden.
Varias horas después, los exploradores regresaron casi almismo tiempo, apesardequehabíanpartidoendireccionesdiferentes.Losquesehabíandirigidoal norte y el oeste llegaron sin noticias demovimientos de tropas. En aquellaregióntodoparecíaestarencalmaaún.Fueelquehabíapartidohaciaorienteelquetrajolasnoticiasmásimportantes.
—Ungranejércitosemuevehaciaelnoroeste.ElmensajeroregresóagitadoyelreyPreasleofrecióunacopadevinoensu
pabellón.Estabaansiosoporsabermás,despuésdeque losdemás lehubieronhabladodelaextrañacalmaquesevivíaunpocomásalnorte.
—¿Conquiénsealinean?—Nopudeacercarmelosuficiente,Majestad—respondióelexplorador,un
jovenatléticoydelenguarápidallamadoKler—.Temíquesimeveíanpudieranalertar de nuestra presencia aquí. Sin embargo, no vi pabellones ni banderasnegras.
—Hostarpuedehaberpedidoayudaaotrosreinosvecinos—intervinoTizo—.Quizásnoseamoslosúnicosquehanrespondidoalallamadadeauxilio.
—Esoseríaunagrannoticia,peronodebemosconfiarnos.
—La Orden Kariteas, si nuestros informadores están en lo cierto, atacarádesde el noroeste, pues el este no está bajo su control. Derties, Ferrakis,Horias… Ellos sí se han alineado en nuestra contra, así que es de prever unataquedesdeesadirección.
—Tienes razón…—Preas se atusó la barbamientras reflexionaba—.Kler,tendrás que regresar a la posición de ese ejército, pero llevarás un mensajecontigo.Tizo,quelleveunaescoltadetreshombres.Tenemosquesabercuantoantessisonamigosoenemigos.Kler,nosotrosseguiremosavanzandohaciaelnorte.Esperoturegresodentrodedocehoras.Sinohasregresadoparaentonces,daréporsentadoquesonenemigosymedesviaréhaciaelesteparaencontrarmeconellos.
—Asísehará,Majestad.TizoyPreasobservaronalexploradorabandonarelpabellónatodaprisa.—Iréconél—dijoTizo.—Noesseguro.Talveznoseabuenaidea.—Soy aún mejor explorador que él y, si hay problemas, yo estaré más
preparadoparasolventarlos.—De acuerdo, pero nada de ropas de gala. Que nadie sepa que estás tan
cercademí.Paraellos,queseasunsoldadomás.Solotedarásaconocerenelcasodequeseanamigosypuedasentregarelmensaje.
—Sí,Majestad.¿Quédebodecir?—ConciertaunareuniónenelVadodelEnebroconquienquieraqueestéal
mando.Aúntardaremosdosdíasenllegarallí,asíquehaytiempodesobraparaqueellosenvíenaalguien.Siaceptan,venconellos.Sino,regresacuantoantesparaplanearnuestraestrategia.
—Unrivalalnorteyotroaloesteesmásdeloquepodemosafrontar.Preasmiró a Tizo con sus grandes ojos almendrados. La preocupación se
habíainstaladoentreellos,frunciendosuceñohastacasiunirlelascejas.Preaslerespondióconunasonrisacansada.
—PuesrezaaGantodoloquesepasparaqueseanamigos.
31
«Losúltimosconatosderesistenciafueroninútiles.La
Ordenhabíaganado».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítulocuarenta.
FitzeraldClem.
La ciudad de Quindarst no había cambiado mucho desde la última vez queÁrgohthabíaestadoenellapero,sibienenaquellaocasión,tantosañosatrás,larecorríaunmaremágnumdegente,congritospordoquieryunpermanenteolora muchedumbre, en esta ocasión solo el viento recorría las calles. Mientrascaminabanobservóquelasuciedadsehabíaapoderadodelascasasymuchasdeellas aparecían vacías, con las puertas desvencijadas como si llevaran muchotiempoabandonadas.
—¿Quéhapasadoaquí?Árgoht hizo la pregunta sin pensar y casi sin esperar respuesta. Para su
sorpresa, el soldado que le guiaba a punta de espada, situado a su derecha, lerespondió.
—Ha sido el Daño. La gente se ha cansado de esperar a que las cosasmejoren.Muchossehanido.
Árgohtsediocuentadequeesemuchosabarcabaaunaenormecantidaddegentey el tonoconelque lodecía elhombre ledio a entenderqueélmismo
estabadeseandolargarse.—¿Porquénotehasidotambién?El soldadomiró aÁrgoht, como si estuviera tratando de decidir hasta qué
puntodebíadarleconversaciónalprisionero.Porfin,conunleveencogimientodehombros,siguióhablando.
—Mideberestáaquí.Noquierodeshonraramifamilia.Hemandadoamigente al norte, a Derties. Parece que allí las cosas todavía no están tan mal,aunqueesposiblequetenganqueseguirhastaEreth.
Árgohtnorespondió.—Esperoreunirmeprontoconellos—dijo,conunsuspiro.«Enelfondoestádeseandodesertar»—pensóÁrgoht.Levantólacabezay
miró a su alrededor. Solo había casas abandonadas, ratas y mugre por todoslados.
«¿Yquiénno?».Elacuartelamientodelaciudadnoteníamejoraspectoqueelresto,aunque
se veía algo más de movimiento de personas a su alrededor. Dos soldadosacorazadoslesabrieronpasosaludandoconlacabeza.Eledificioeraunareciayanodinaestructuradepiedradebaserectangularcoronadaporunacúpulachata.Lasviviendasquelorodeabansíparecíanconservarvidaensuinterior.
ÁrgohtyLavell fueronconducidosa loscalabozos,dosnivelespordebajodel suelo y alumbrados solo por esporádicas antorchas anodinas. Árgoht, aunconscientedequepodíaescapar encualquiermomento,prefiriódejarse llevar.Tendríaotraocasióndehacerunasalidaespectacular,perode llegaravera lareinapodíatenersolouna.
Laceldaerapequeñayestabasucia,perodisponíadedoscatresancladosalapiedrade las paredesyun agujero en el sueloquedebía servir dedesagüe.Habíaestadoenalgunocomoaquelenotrasocasiones.Eloloraorinesranciosyhecesestabaimpregnadoentodaspartes.
—Esperareis aquí —se dirigió a ellos el primer hombre que los habíaabordado a su llegada. Su aspecto cansado quedaba refrendado por unaincipientebarbaquenopodíatenermásdecuatroocincodías—.¿Deboesperaralgúnproblemaporvuestraparte?
Árgohtnegóconlacabeza.—¿Elchiconecesitaalgoespecial?Aquellosorprendióalhechicero.¿Estabaaquellagente tanhastiadaqueno
queríanniatosigaraunosprisioneros?¿Esquetodolesdabaigualorealmente
eracostumbreelseramables?—Nonecesitonada,gracias—seadelantóaresponderLavell.—Muybien.Elsoldadosediolavueltadispuestoamarcharse.—¡Agua!—exclamóelchicodepronto,comosiacabaradeacordarse.ElsoldadovolvióamirarloyÁrgohthabríajuradoquehizounesfuerzopor
conteneruna sonrisa.Aunqueno respondiónadaydirigiódenuevo suspasosescaleraarriba,minutosdespuésaparecióunsirvienteconunajarradeagua,doscopasmelladasysuciasydospedazosdequesonomuymohosos.
Elcalabozo,exceptoporellosdos,estabavacío.Conunsuspiro,Árgohtsesentó en el catre con intención de esperar a ver cómo se desarrollaban losacontecimientos.
—¿Por qué nos han traído aquí? —preguntó Lavell, terminando demordisqueardistraídounpedazodequeso—.¿Hemoshechoalgomalo?
—No,perotienenmiedo.Nosabennadadenosotrosysondíasconvulsosypeligrosos. Estaremos aquí hasta que les demostremos que nada tienen quetemer.
«Si es que puedo convencerlos», quiso añadir.No tenía por qué asustar alchico.
Lavell guardó silencio y se dedicó, sentado en su catre, a mirar a sualrededor,apesardelopocoquehabíaparaobservar.
—¿Tienesmiedo?—lepreguntóÁrgoht,alcomprobarquesurostroestabasereno,sinelmenorrastrodeansiedad.
—¿Miedodequé?«Es una buena pregunta» —pensó el hechicero. Por un momento estuvo
tentadodeenumerarlasbarbaridadesquetradicionalmentesecometíanconlosprisioneros,perosecontuvo.
—Estásenunacelda,privadodelibertadynosabesquévaaserdeti.¿Esonotepreocupa?
Lavelltardóunossegundosenresponderylanzóotramiradaalacelda.—SeparecemuchoaÄrgufal.Árgoht, que siempre tenía respuesta para todo, no supo qué responder a
aquello.Recordó entoncesqueLavell nohabíavivido, ono la recordaba, otravida que no fuera dentro de losmuros del lerteneo, donde su celda podía sersimilaraaquella.Nuncahabríaconsideradoelsencillolerteneo,consusilencioysuserenidad,comounacárcel,peroparaLavellbienpodíahaberlosido.Los
ganetoreiingresabanporvoluntadpropia,peroélhabíaaparecidoallíynohabíavueltoasalir.
—¿Quésabesdelmundoqueterodea,Lavell?Elchicopensólarespuestaduranteunosinstantes.—LoscomerciantesquetraíancomidayropanuevaaÄrgufalmecontaban
historias de los reinos más allá del desierto. Grandes batallas, caballeros ypreciosasprincesas.Teníamuchasganasdeveresemundofantástico.
«Toda una sarta dementiras y cuentos para entretener a un niño ávido deconocimientosreales,deconocerlavidatalcomoes».
—Nocreoqueveasalgoasí.—¿Porqué?Árgohtsepreguntóporunmomentoquiéneraélpararomperlailusiónenla
quevivía el chico.Con esperar a llegar a sudestino teníamásque suficiente.Vería el mundo real con sus propios ojos y lo que no, que sería mucho, loaprenderíadelosganetorei.
—Elmundoesduroycruel.Loscuentosdeprincesassonsoloeso,cuentos.Esos comerciantes trataban de entretenerte, de sacarte una sonrisa, pero no tecontaban la verdad.—Lavell lomiraba con los ojosmuy abiertos, peroya nohabíavueltaatrás—.Sinotienescuidado,elmundotepisoteará, tepasaráporencimaynosemolestaráenmirarunasegundavezaverenquéestadoquedatucadáver.
Árgohtcalló,unpocoarrepentidodeladurezadesuspalabras.Lavellsiguiómirándolo,comositrataradehallarlaverdadenelpozodesusojosvioleta.
—Alomejoresoesotrocuento—dijoporfin,conunasonrisa—.¿Porquévuestraverdadesmásciertaqueladeloscomerciantes?
Denuevo,algoirritado,Árgohtsequedósinrespuesta,porlomenossinunaquefuerarazonableparaunniño.Lavellentendiósusilencioydioporconcluidalaconversación.
Eradenocheyacuandoelecodeunospasosresonóenelcalabozo.Variaspersonasbajabanporlaescaleraacompañadosporelresplandordeunaantorcha.Ante la reja de la celda apareció un hombre pequeño y nervudo, con el peloblanco bien peinado y de porte orgulloso. Vestía ropa elegante, aunque conalgunosañosyasobresuscosturas.Trasél,dossoldadoslecubríanlasespaldas.Uno de ellos sostenía una antorcha cerca de la puerta a fin de que pudieranobservarbienalosreos.
Escrutóalosdospresoscongrandetenimientoantesdeempezarahablar.Se
detuvoenLavell,comositrataradeadivinarquépodíahacerunmuchachoallí.—Habéis solicitado audiencia con la reina. ¿Quiénes sois y qué hacéis en
Lahmna?Árgoht se puso enpie.Reconoció al hombrede su visita anterior, perono
recordabasunombre,aunqueloteníaenlapuntadelalengua.Eraelasistentedelareina.Habíaenvejecidomuchoysurostrosehabíallenadodearrugas,deltipoqueaparecíamásporlaspreocupacionesqueporlaedad.
—MinombreesÁrgohtGrandëlyélesLavell.La mirada del hombre cambió, abriendo un poco más los ojos. Lo había
reconocidoyestabahaciendounesfuerzoporquenoseletraslucieralasorpresa.Élmismohabíacambiadomuchoyentendíaquelecostarareconocerlo.
—VenimosdellerteneodeÄrgufalynosdirigimosalnorte,aGlimaris.MidestinoesHipesenD’an.
—¿HabéiscruzadoelDesiertodeSal?—Enefecto.Elhombresegiróhaciaunodelossoldadosqueloacompañaban.—Abrid.Apartirdeestemomentomehagoresponsabledeellos.Elsoldadosacóunmanojodellavesyabriósindilaciónlarejadelacelda
conunchirridodehierrosendesuso.Elhombrenoesperóapenasaquelapuertahubieraterminadodeabrirsey
ya se puso enmarcha hacia la escalera.Árgoht salió detrás de Lavell, que seapresuró a seguir los pasos del asistente, que caminaba como si no tuviera anadietrasél.
—¿Adóndevamos?—preguntóLavellaÁrgoht,quiensolopudoencogersedehombrosyseguirandando.
Su guía los condujo al exterior del acuartelamiento y se introdujo en laciudadconpasofirmeysegurodelcaminoquetomaba,comosilohicieracadadía.Lanoche losbañóde luzblancay se sumergieron entre las sombras.Losescasosciudadanosquesecruzabanconellosignorabansupresencia,incapacesde reconocerlos. Sus pasos se dirigieron hacia las tres grandes torres queformabanlafortalezade lafamiliarealyqueÁrgohtreconoció.Sibienlavezanterior la había encontrado luminosa y orgullosa, hoy la veía apagada ysombría,comosilapiedraquelaformabasehubieramarchitadocomolastierrasa su alrededor. Tal vez era solo una impresión causada por la decadenciageneralizada.
—Llegáis enbuenahora—dijodepronto el hombre envozbaja, como si
estuvierahaciendounaconfesión—.Lareinaestaráencantadadeveros.—Mealegraoírlo,Argueldes.—Sunombrelevinodepronto,comosinolo
hubieraolvidadonunca.Amedidaqueseaproximabanasudestinoelaspectodelaciudadmejoraba
ligeramente, como si las zonasmás alejadas fueran lasmás abandonadas y lapoblaciónsehubieradesplazadohaciaelcentro.Losciudadanosteníanaspectotriste y decaído, pero al menos había movimiento. Se encontraron con variaspatrullasquesemovíandeunladoaotrocomosihubieraalgunaurgencia.
«Ytantoquelahay»—pensóÁrgoht.Argueldesobservócómoelhechiceromirabaalossoldados.—Laguerrasenosvieneencima—dijoconunsuspiro.Por fin llegaron a la gran escalinata que daba acceso a la fortaleza. La
recordóllenadegentequepasabaadarelúltimoadiósalreyKreóndurantesufuneral.Ahoraestabavacíaysucia,conalgunaspiedrasquebradasycubiertasdemalas hierbas. Dos guardias reales, ataviados con su uniforme de gala, tanextrañosenaquelentornodecadentecomodosbrillantesestrellasenelcielo,lesabrieron la gran puerta y, al cruzarla, fue como si dejaran toda la miseria ypodredumbre tras ellos. El olor a suciedad y descomposición se atenuó alacceder al patio sobre el que se alzaban las tres grandes torres, en completosilencio ya en plena noche e iluminado por antorchas en varios puntos.ArgueldessedirigiódirectamentealaTorredelRey,dondetuvieronquesortearadosnuevosguardias.
Elinteriorestabaensombrasyelmayordomocogióunaantorchaprendidade laparedparadirigirlesaunasala situadaa laderechadeunagranescaleraqueascendíahacialospisossuperiores.Eralabiblioteca.
—Enseguidavuelvo—dijoArgueldes,ysaliódelasala,dejándolosasolas.Árgoht se dejó caer en un sillón y Lavell hizo lo mismo. Diez minutos
después,elchicoestabadormido,presadelagotamiento,en lamismaposiciónen la que se había sentado. El hechicero también se sentía al límite de susfuerzas,pueselviajeporla llanura,sumadoala tensiónquehabíasupuestoeltratar de pasar inadvertidos, había sido agotador. Sintió la tentación depronunciar el Ther-Arak allí mismo e ir al encuentro con la Madre, pero secontuvotemiendoquevolvieraArgueldesenelmomentomásinoportuno.
Cuando se aburrió de esperar sentado, Árgoht se entretuvo analizando losvolúmenescontenidosenlosviejosanaqueles.Casidemanerainconsciente,ibabuscandocualquierlibroquepudieraaportarlealgunapistasobrelosGuardianes
yelEquilibrio.El mayordomo llegó un buen rato más tarde sin que hubiera encontrado
ningunoquellamarasuatención.—Venidconmigo—dijodesdelapuertaconungestodelamano.ÁrgohtsepusoenpieconunsuspiroysacudióaLavellconsuavidad,quese
despertóconunsobresaltoyunpocodesorientado.—Vamos—ledijo—,nosesperan.Prontopodrásdormir.PidióalaMadreparasusadentrosnohaberdichounamentira.Argueldes les guio a la primera planta a través de la gran escalera de la
entradayaccedieronaunapequeñasalacasivacía,conapenasunamesa,variassillas y algunos tapices decorando las paredes. Dos puertas se abrían en unapared lateralyen ladel fondo,unpequeñoventanaldejabaentrar la luzde laluna,aunquealgoensombrecidoporlapresenciadedosguardiasenposicióndefirmes y armados con lanzas cortas, muy prácticas para lugares cerrados yestrechoscomoaquel.
Elmayordomo cerró la puerta tras de sí y, casi almismo tiempo, se abrióaquellasituadaalaizquierda,entrelamesaylosguardias.Porellaaparecióunhombre joven y de anchos hombros, rubio y de ojos claros enmarcados enprofundasojeras,frutodelargasjornadasconescasodescanso.
—SumajestadelreyKleinandeClem—dijounodelosguardias—,regentedeLahmna.
Árgoht tuvo que hacer un esfuerzo por reconocer en aquel hombre alpequeñoKleinanque,vestidoconropaqueapenassabíallevar,sehabíacasadoconlaprincesaLoenadieciséisañosatrás.Parecíanrecuerdostraídosdesdeotravida,muylejanaya.Elreysesentódetrásdelamesa,peronolesinvitóaellosasentarse.
—Que quede claro—dijo mirando a Argueldes— que esto es muy pocoapropiadoynosonhorasderecibirsolicitantes.Sedprecisosenloquetengáisquedecirantesdequeagotéismipaciencia.Apesardeloimposiblequepuedaparecer, mi mayordomo dice que sois el hechicero Árgoht Grandël, si bienvuestroaspectodistamuchodeserelquerecuerdo.
—Elvuestrotambién—respondióÁrgoht.ElgestodeKleinansetorcióenunamueca—.Habéismejoradomucho.Yanosoiselniñoqueconocí,escondidoenlasfaldasdeMarsiladeClem.
Elreynosuposiaquelloeraunelogioounacrítica.—¿Quéqueréis?¿Yquiénesesteniño?
—Noquieronadasalvoalgodeprotecciónmientrasrecobramosfuerzasparaseguirnuestrocamino.Nadaosvoyapedirsalvovuestrahospitalidad.Estamosde paso hacia el norte, hacia Glimaris y, tan pronto hayamos descansado ycomidoretomaremosnuestrocamino.
—Tenemosunaguerraalaspuertas.Podríaisserunespía.AquelloirritóaÁrgoht,aunquenosuporeconocerelmotivoexacto.Talvez
fueraporqueodiabaquedudarandesupalabra.—¿Tenéis forma de demostrar que no venís aquí a espiarnos o incluso a
matarme?Árgohtmirófijamentealrey.—Kertene’en flams —dijo, a modo de respuesta al tiempo que alzaba la
manoconlapalmahaciaarribayunapequeñaboladefuegoaparecíaenella.Losguardiassepusieronenmovimiento,alzandolaslanzasqueteníanenla
mano,temiendoporlaintegridaddesuregente.Elhechiceroacercólabocaalasllamasysoplócomoharíaconunpocode
sal que hubiera quedado adherida a su piel. La bola salió despedida a todavelocidad hacia la cabeza de Kleinan, cuya mirada desorbitada entendió deprontoqueestabaapuntodemorir.Uninstanteantesdequeimpactaracontrasurostro,elfuegoseesfumó,dejandotrasdesíunsuavearomaamaderaquemada.Elreyselevantótandeprisaquetirólasilla.
Durante un segundo, nadie reaccionó.La respiración del rey se agitó y sufrenteseperlódesudor.Unodelosguardiasloagarróporelbrazoytiródeélhacia atrás mientras apuntaba la lanza corta contra Árgoht. Su compañero loimitó.
—No es vuestra muerte lo que deseo. Si así fuera, ya no estaríamoshablando.Tenedlopresente.
Kleinanhizounesfuerzoporrecobrarlacompostura.—¡Cómoosáis!¡Habéiscometidoungraveerror!Árgohtestabaapuntode
arrepentirse de su acto impulsivo cuando la puerta de la izquierda se abrió denuevo. Por ella apareció una mujer de pelo castaño y piel clara. El paso deltiempo había añadido algunas pecas que solo conseguían resaltar su belleza.Entróconpasodecidido,sindudatrasescucharelajetreoquesehabíadesatadoen la sala.Loena estaba aúnmás hermosa que comoÁrgoht la recordaba.Deaquellaniñainocenteyperdidaquehabíaencontrado,acompañadodeKleria,enelcaminohaciaQuindarst,yanoquedabanada.Ensu lugarhabíacrecidounareina.
—¿Quéestápasandoaquí?—preguntóalverlaescena.SumiradaseclavóenÁrgoht.
Vestíaun sencillovestidodediario apenas ajustado, como si se lohubierapuestoatodaprisa.Ambossemiraronduranteunosinstantes.
—Asíqueescierto—dijo,mirandoaKleinanyaArgueldes.Árgohtdedujodeaquellasmiradasquenohabíasidoinformadadirectamentedesullegada.
Depronto,LoenaseabalanzósobreÁrgohtysefundióconélenunabrazo.El hechicero tardó unos segundos en reaccionar y responder al gesto.Al otroladodelamesa,elreypareciórelajarseylosguardiasbajaronlaslanzas.
Cuandosehuboretiradodesushombros,lareinateníalosojosanegadosenlágrimas,aunquenopermitióquerodaranporsusmejillas.
—¡Esehombrehaqueridomatarme!—refunfuñóKleinan.—Lodudomucho—replicóLoena—.Si así fuerapocoquedaríade ti,mi
rey.Hapasadomuchotiempo,peroestoyseguradequeaúnpodemosconfiarenél.
Estoúltimolodijomirandoalmeledinoalosojos,comosiconesamiradaleestuvieradesafiandoallevarlelacontraria.
—Solo estoy aquí de paso, majestad. Me dirijo al norte. Ha sido lacasualidadlaquemehasituadoaquíenesteprecisomomento.
Loenalomiróunsegundomásalosojos.—Hasidoeldestino.Árgoht se tensó como si hubiera recibido una bofetada. Cada vez que la
palabradestinosemencionabaasualrededor,unachispaseencendíadentrodeélyseplanteabaunadelaspreguntasmásimportantesdesuexistencia.¿EstabaallíporobradelDestino?¿IbacaminodevivirotraClave?
UnescalofríolerecorriólacolumnavertebralmientrasLoenaseenganchabadesubrazocontodaconfianza,comosinohubierapasadoel tiempo,comosilaspequeñasarrugasqueempezabanaenmarcarsushermososlabiosfueranunabromaounchiste.
—Pero ahora lo importante es que descanséis. Los dos. Hueles a perromuerto.¿Ytúquiéneres?—lepreguntóaLavellconunagransonrisa,comosihubieradescubiertoenaquelmomentoqueseencontrabaenlahabitación.
Elchicoestabaazorado.—Lavell,Majestad.Loenaseagachóhastaponersealaalturadesusojos.—¿Yquéhaceunmuchachotanguapocomotúconunhombrecomoeste?
LavelldudóymiróaÁrgoht,sinsabermuybiensilareinabromeabaono.—Árgohtmeacompaña.—En Ärgufal me pidieron que acompañara al chico hasta Glimaris, al
lerteneodeHipesenD’an.Nopudenegarme.—Y habéis hecho bien. No solemos tener invitados tan distinguidos en
Quindarstúltimamente.Lavell sonrió de oreja a oreja y por un momento todo el cansancio y la
tensióndelviajedesaparecierondesusojosysushombrosparaconvertirlodenuevo en el niño que era. Loena lo cogió de lamano y se dirigió a la puertaprincipal,queArgueldesseapresuróaabrir.
—Lo primero es lo primero.Argueldes, adelántate ymanda a preparar unbañocalienteparanuestrosdosinvitados.Después,comeránalgo.—Deprontorecordóqueelreyestabapresenteysegiróhaciaél—.Sivuestramajestaddasuconsentimiento,porsupuesto.
Kleinanpareciórecuperarunpocolacompostura.—Si tú loconsiderasamigo,Loena,confiaréen tubuencriterio.Perosigo
sin fiarme. Cualquier movimiento en falso, hechicero, y os haré detener. ¿Hehabladoclaro?
—Sí,Majestad—respondióÁrgoht,de formamecánica.Solopodíapensarenlaspalabrasdelareina.
Yesquepensarencomidahabíahecho rugir suestómago.De repente fuecomosielcansancioquehabíadesaparecidodeLavellhubierarecaídosobresushombros.Sesintióabatidoyagotado.
Necesitabatantoaquelbañocomoaquellacena.
32
«Elmar,siempremisteriosoeinsondable,escapódelas
míserasgarrasdelaTierraNegra.SoloGansabecómofue
posible».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítuloveintidós.
FitzeraldClem.
Elbañoylacenafueron,enefecto,balsámicosparaÁrgoht.AunqueenÄrgufalllevaba un año comiendo de formamuyhumilde, no pudo evitar sorprendersecuando le sirvieron una bandeja de pescado asado acompañado de patatasennegrecidas y vino aguado. No esperaba una gran cena y la devoró conexquisitogusto,perosabíacómoeranlascomidasenciudadescomoQuindarst,sobretodoparalosinvitados.
«SabíacómoeranantesdelDaño»—reflexionóÁrgoht.—Pescadoeslomejorquepodemosofreceros—dijodeprontoLoena,que
habíaaparecidojuntoaellosderepente.Vestíaropaaúnmásinformalqueantes,conelpelorecogidoenunalto tocadodelqueseescapanvariosmechones, loque le daba un aspecto desenfadado y sencillo que contrastabamucho con suposición.
En el salón estaban solo ellos y dos sirvientes.Una chimenea caldeaba elambiente y lo impregnaba de suaves aromas. Lavell, que había comido muy
poco,dormitabaenunsofá.—Poralgunarazónquenoalcanzoacomprender—continuólareina—,el
marnosehavistoafectadoporelmaldelatierraysigueproveyendoanuestraflotadepesca.Esloquenoshamantenidolosúltimosaños.
—¿Dóndeestálagente?—preguntóÁrgoht,aunconunpedazodepanenlaboca.
Loena desvió lamirada hacia una ventana, como si buscara las respuestasentrelasestrellas.
—Muchossehanido.Elreinoestádesolado.Lospocosquesehanatrevidoa quedarse son los que están aquí, en Quindarst. Las aldeas que no han sidosaqueadasestánabandonadas.Elpueblosehaidomarchandohaciaelnorte,deformapaulatinaalprincipio,ymasivamenteenlosúltimostiempos.DesdequeseextendiólanoticiadequeelejércitodelaOrdensedirigíaaLahmna,hasidomuchopeor.EnormescaravanashancruzadolasInmerit-othparabuscarfortunamásalnorte,dondedicenquelascosasaúnnoestántanmal.
Árgoht terminó de cenar y se acercó a calentarse las manos junto a lachimenea. Un destello llamó su atención más allá de la ventana que daba aloeste,alpuerto.Enlabahía,cientosdepequeñaslucesiluminabanelmar.
Loenasesituóasulado.—Estamospreparandolaflota—dijo,conteniendolaslágrimas—.Nosotros
tambiénnosvamos.AquellofuetodounimpactoparaÁrgoht,quesegiróparabuscarlaverdad
en losojosde la reina, temiendoque leestuvieragastandounaextrañabroma.Noencontróhumorenellos.Estabaapuntodellorar.Soloelorgulloloevitaba.
—¿Todos?—Todoslosquequieranvenirconnosotros.Nosdirigiremosalnorte.Hemos
enviadoemisariosaDerties,Erethyalgunosreinosmássolicitandoasilo.—¿Algunoharespondido?Loenabajólamiradaysemirólasmanos,queseapretabacontantafuerza
queseleblanqueabanlosnudillos.—Aúnno.Árgohtentendióynopreguntómás.Ibanaembarcaralossupervivientesen
unviajeaciegassinsabersiibanaserrecibidosenalgúnsitio.Eraunaapuestamuyelevada.
—Laalternativa—continuó—esquedarnosaquí, lucharenunaguerraquesabemosperdidaymorirporunatierraqueyanonosquiereenella.Delreinode
Lahmnasoloquedanescombros,unasombradeloqueundíafue.—¿PorquénopidesayudaaMarsila?Clemthandeberíaayudaros.—Marsila murió hace unos años. Leicar y Theronar reinaron demasiado
jóvenes, pero algo ha pasado en las minas y nadie quiere trabajar allí.Empezaron a llegar rumores de voces extrañas desde las profundidades ydesaparecieronvariostrabajadores.Lapoblaciónsenegóatrabajarmásenellasy hubo que clausurarlas. Clemthan es una ciudad fantasma. Todos cuantosquisieronhansidoacogidosaquíylosdemáshanhuidotambién.SilaOrdennolacontrolaya,loharádentrodemuypoco.
Árgohtterminódecomer.ElgustodelvinosefuedisolviendoensubocaalmismotiempoquelasúltimaspalabrasdeLoenaibancalandoensumente.Lareina conservaba su belleza, pero las preocupaciones habían dejado huella enforma de pequeñas arrugas alrededor de los ojos y la boca. Aunque él nuncahabíatenidounlugaralquellamarhogar,podíaimaginarseloquedebíahabersidoparaellayKleinandecidirabandonarlotodo,dejarsucasaatrásylanzarseal mar sin saber siquiera si alguien les daría asilo. Miró hacia la ventana,tratando de encontrar palabras de consuelo, pero dudaba mucho de que lashubiera.Nadade loqueéldijerapodríaaliviar lacargadelcorazóndeLoena.Mientrasmirabahacialaoscuridad,unrelámpagorestallóenlanoche.Instantesdespués,eltruenocompletóeldueto.
—Es hora de irnos a dormir—dijo Loena, como si el relámpago hubierapuestofinalaconversación—.Mañanahaymuchoquehacer.
Losdossemiraronylareinaseabrazóaélcontodanaturalidad.Árgohtlecorrespondió.Olíaalavandaycanela.
—HerezadomuchoaGanporestemomento—dijo,conelrostroapretadocontrasupecho—.Sabíaquevendríasamíenestosdíasaciagos.Estoyperdida.Tenecesitamos.
Árgohttemíaquepusieranesepesosobresushombrosy,sinpoderevitarlo,miróaLavell,otracargaqueyaportaba.SuintenciónhabíasidoseguirhaciaelnorteloantesposibleparapoderdejaralchicoenGlimariscuantoantes,peronopodíanegarseyabandonaraLoenaenunmomentocomoaquel.
Sussiguientespalabraslesorprendieroninclusoaél.—Haréloquepuedaporayudar.La tormenta arreció durante la noche. La reina asignó un dormitorio para
ÁrgohtyLavell,aquienhuboquellevaracuestas,puesestabacompletamenteagotado.Elhechiceronopodíadormir,porloquesesentóenelsueloyrecitóel
Ther-Arak.SeausentóduranteunpardehorasparasumergirseenelacogedorsenodelaMadre,loqueledevolviólasfuerzasperdidasylelevantóelánimo.Cuando regresó aún era de noche y la chimenea se había apagado. PodíaescucharlarespiraciónserenadeLavellenlacama.Noparecíahabersemovidosiquiera.
Selevantóyseacercóalaventana.Tambiénestadabaaloeste,alabahía,dondeuncentenardebarcosesperaban,zarandeadosporlatormenta.Elvientoazotaba la ciudad con furia, como si quisiera derribar las antiguas torres.Mientrasobservaba,lasprimerasclaridadesdelalbaempezaronateñirderosadoelcielo,aunquelaluzaduraspenaslograbaimponersealanegruraprovocadapor la tempestad. Se imaginó a todos aquellos barcos, atestados de gente,buscandounpuertoenelqueresguardarse.Podíaimaginarseladesesperacióndetodoscuandofueranrechazadosunayotravezmientraslasescasasprovisionesfueranmenguando sin remedio. Se preguntó qué pasaría si nadie les recibía atiempo. La flota sería presa de las tormentas o las enfermedades. Un nuevorelámpago le sobresaltó y se alejó de la ventana parameterse en la cama, sinningunaintencióndedormir,mientrasesperabalallegadadeldía.
Dejóvolarasuspensamientosmientrasescuchabaelsonidodelvientoenelexterior, sumido en las sombras, y sumirada cayó en el bulto que formaba elcuerpo de Lavell. Recordó la imagen de su nacimiento, con la niña querepresentabaalaMadrejuntoasucama.Hacíamuchotiempoquehabíadejadodecreerenlascasualidades,porloquetratódeadivinarquérelaciónpodíateneraquelviaje,eltenerquellevaralchicohastaHipesenD’an,consuDestino.Noeramásqueunniñopequeño, inocente y despistado comocualquier otro.Eraposible que no tuviera relación alguna con su propia búsqueda, pero laexperiencialehabíaenseñadoque,deunaformaodeotra,casitodoensuvidateníaqueverconella.
«LaMadreme loharásaber»—acabóconcluyendo,comosiempre—.«Deunaformaodeotra».
Pasó todavía un buen rato antes de que Lavell despertara y lo hizosobresaltado,incapazdereconocerellugarenelqueseencontraba.Árgoht,queestabayaenpie,seacercóasulado.
—Tranquilo,chico.Todoestábien.Lavell miró a su alrededor y de pronto fue como si algo encajara en su
cabeza.Sushombrosserelajaronylanzóunsuspiro.—¿Estásbien?
Lavell, aún abrumado por el sueño, asintió con la cabeza. Tenía el peloalborotado y todavíamostraba ojeras.Necesitaríamás horas de descanso pararecuperarsedeltodo.
—Nomegustaquemellaméischico—dijomientrassebajabadelacama.Árgohtestuvoapuntodesoltarunacarcajada,perosecontuvoatiempo.—Lotendréencuenta.Unosgolpesenlapuertasesobrepusieronalsonidodelalluvia,queseguía
cayendoenel exteriorcon terrible fuerza.Árgohtabrióy seencontróconunajovendepieloscuraypelomuycorto.
—Buendía,miseñor.Susmajestadesosesperanparadesayunar.Árgohtasintióylamuchachaesperóaqueambossehubieronvestidoantes
deguiarleshastaunpequeñorefectoriosituadoenesamismaplanta,aunqueenel ala este. La actividad en la fortaleza era frenética, como si el alba hubieratraídoconsigoalgoterrible.Elhechiceropodíaimaginarsebienquépodíaser.
El reyKleinany la reinaLoena lesesperabancuando lasirvienta tocóconlos nudillos y anunció su llegada.Ambos estaban serios, como si acabaran detenerunadiscusión.Elrefectorioteníalasparedescubiertasdetapicesyporlaúnicaventanaentrabalaescasaluzdelsolqueconseguíavencerelespesomantodenubesquelosrodeaba.
Loenalosrecibióconunagransonrisa,peroelreypermanecióserio.—Buenosdías—dijo—.Sentaos,porfavor.Variossirvientestrajeroneldesayuno,consistenteenpescadoensalazón,pan
reciénhechoyvino,denuevoaguado.—¿Habéisdormidobien?—preguntóLoena.—Muy bien—respondió Lavell con naturalidad sin dejar de masticar un
pedazodepan,antesdequeÁrgohtpudieraabrirlaboca.Todoslemiraronconunasonrisa.—Mealegromucho,jovencito.Tienesmejoraspecto.El desayuno duró poco y enseguida entraron en temas menos agradables.
Árgohtestabapreparadoynosesorprendiócuandoelreyanunció:—El ejército de la Orden se encuentra ya a nuestras puertas. Llegará al
finalizarestedía.Árgohtsepusoenpieysedirigióalaventana.Enefecto,unasombraoscura
seapreciabayaenlontananza,entrelosjironesdelluvia.Debíanhaberavanzadosindescanso.
—Esperamosunataque inmediato,nounasedio.Ahoravamosa reunirnos
conelConsejo,queyanosespera,paratrazarelplandeacción.Nosgustaríaqueestuvieraspresentecomoasesor.
Asíqueesoera loque losreyeshabíanestadodiscutiendo.Porelgestodeambos, Árgoht dedujo que había sido idea de Loena y había tenido queconvenceraKleinan,reacioaaceptaraalguiendequiennosefiabadeltodoenelsenodelConsejo.
—Haréloquepuedaporayudar.«¿Qué otra cosa puedo hacer?»—pensó Árgoht. Viendo lo que se cernía
sobrelaciudad,notendríaopciónseguradesalirdeellaparacontinuarsuviaje.Tropezaríacontinuamenteconpatrullasquelesupondríanundesgastedelquenosabíasiserecuperaría.
Argueldesapareciódelanada,comocasisiempre,yfranqueóelpasoalosreyes, a quienes se les unió una escolta de tres hombres armados. Árgoht yLavellsesituarontrasellos,caminandoensilenciohastaquellegaronalsalóndereuniones,dondeyaesperabanlosmiembrosdelConsejo.
Todos los presentes, que esperaban de pie la llegada del rey, hicieron unapequeñareverenciacuandocruzaronlapuerta,queArgueldescerrótrasellos.
—Buenos días, amigos. Le presento a Árgoht Grandël. Muchos lorecordaréis,porloquemeahorrarélaspresentaciones.Lehetraídocomoasesor,convozperosinvoto,enlospreparativosquehagamoshoyaquí.
Árgohtmiróalosseishombresqueleescudriñabanysoloidentificóados.Delosancianosnoquedabaninguno.Todosellosinclinaronlevementelacabezaamododesaludo,perosusmiradasnoledabanlabienvenida,precisamente.
Porfin,todossesentaronentornoaunagranmesademadera.Árgohtechóunvistazoalgransalón,enelquelosecosdelasvocesamenazabancontragarselaconversación.
—Hambrik, necesito saber cómo están las cosas —comenzó el rey sintitubeos.
ÁrgohtobservóaKleinan.Nodebíatenernitreintaaños,perohabíaasumidoalaperfecciónsuposiciónysutonoeraeldealguienaquiensehaenseñadoamandardesdelacuna.Loena,sentadaasulado,observabaensilencio,peroélsabíaqueintervendríaalamenorocasión.
ElquehablóeraelmásancianodelConsejo,encorvadoyasobresímismo,aunqueconlamiradaorgullosadequienhasidomilitardurantetodasuvida.
—ElejércitodelaOrdenseencuentraamenosdeundíadedistancia.Siseesmeran, pueden atacarnos con la llegada de la noche. Como muy tarde, al
amanecerdemañana.—¿Quéposibilidadestenemos?Hambrik reflexionó unos instantes. Un silencio que no auguraba buenas
noticias.—Ninguna, Majestad —dijo por fin—. Los hombres más valiosos han
abandonado el reino.Entre nuestras filas quedanunos pocos hombres leales ymucha chusma que, sinmanera o lugar al que huir, han preferido quedarse ymorirpeleando.Haceañosquemuchosdeellosolvidaroncómoalzarunarma.
Un silencio pesado se abatió sobre el salón.Aunque todos lo sabían, oírlodecirenvozaltahabíadotadoderealidadaaquellasnoticias.Yanohabíavueltaatrás.
—Lucharseráunsuicidio—concluyóelviejo,conunsuspirocansado.—Entiendo—dijoelrey—.Lurs,necesitosaberenquéestadoestálaflota.El aludido era unhombre cuyo rostro recordabaÁrgoht, por lo que estaba
presentedesdehacíaañosenaquelConsejo.Habíaengordadoyhabíaperdidobastantepelo,peroseguíasiendoél.
—Todavía no está lista, majestad. Hacemos los preparativos a toda prisa,perolatormentanosestáretrasando.Lagranmayoríadebarcosestáyalistaparazarpar,peronecesitaremosalmenosundíamásparaestarlistos.
—Tienesseishoras.Todos alzaron la mirada para observar al rey. Sabían lo que aquello
significaba y, aunque llevaban tiempo organizándolo, no estabanmentalmentepreparadosparahacerlo.
—¿Estamos seguros de esto? —intervino Loena, cogiendo la mano deKleinanconsuavidad.
—¿Tenemosalternativa?—Kleinanmiróatodoslospresentes,unoporuno,deseando que alguien le llevara la contraria, que le diera otra opción—.¿Quedarnosycaertodos?¿Dejarmoriraquíanuestroshijos,amigosyvecinos?En el mar tendremos una alternativa. Aquí no. Y que nadie sugiera rendir laciudad. No pienso servir a esos engendros malnacidos de la Orden Kariteas.Antesprefierolamuerte.Huirhoynospermitirávolveralucharmañana,mejorpreparados y con más hombres. Si morimos, nadie vendrá a expulsarlos denuestrastierras.
Kleinanterminódehablaryelsilencioseapoderódenuevodetodosellos.—¿Hallegadoyamihermana,Lurs?—preguntólareina.—Estáadoshorasdeaquí,juntoconunnutridogrupodeclemithasquehan
aceptadotambiénembarcarse.Poreltonodevoz,Árgohtdedujoqueaquelladebíahabersidounadisputa
importantedelConsejo.Algocomprensible,sinembargo.Siteníanpocoespacioenlosbarcosparasupropiagente,tenerqueaceptaralosvecinosdeClemthan,pormuchoque lospueblosestuvieranhermanados,nodebía serplatodebuengustoparatodos.
—Desdequelleguenházmelosaberyquesedirijanamídeinmediato.—Sí,Majestad.DuranteotrahoraelConsejosiguióorganizandolahuida.Árgohtselimitaba
aobservar,satisfechodenotenerqueintervenirenalgoquenadateníaqueverconél.Leapenabalasituaciónenlaqueestabainmersoelreino,peronopodíahacernadaporellos.
De pronto, notó que estaban diciendo su nombre. Regresó de suscavilacionesparaverquetodoslemiraban.
—Árgoht—estabadiciendoLoena—.Tedirigesalnorte,¿noescierto?—Asíes.—Teofrezcovenirconnosotros,siestudeseo.Atravesarestastierrasnoes
seguroymenosconunniñosobretushombros.Árgoht lopensóduranteunos instantesyenseguidaconcluyóque laoferta
erabuenaparaél.Leesperabaaúnun largocaminohasta llegaraGlimaris.Sipodíaacortarunpoco,bienvenidofuera.
—Osloagradezco,Majestad.—Reconozcoquenonosvendrámaltenerteentrenosotros,dadastus…Enesemomento,unossuavesgolpesenlapuertainterrumpieronlaspalabras
de la reina. Todos miraron en aquella dirección, sorprendidos de que alguienosaramolestaralConsejoduranteunareunión.Losreyessemiraron.Sabíanquesolopodíasignificarunacosa:malasnoticias.
KleinanmiróaArgueldesylehizoungestoparaqueabriera.Este,asuvez,lehizootroaunode losguardiasapostados juntoa lapuerta,quienabrióunapequeña rendija y habló en voz baja con alguien durante unos momentos.Después,cerróysedirigióraudohacialamesa.Secuadróantelosreyes.
—Majestades,convuestropermiso.—Habla,Gertes,porfavor.—Hallegadounexplorador.Elguardiabajólamirada,comositemieratransmitirmalasnoticias.—LacomitivadelreyTheronarylareinaLeicarhasidoatacada.
33
«ElAbrigodeGanintentóaportaralgodeluzenaquellos
díasoscuros».
HistoriavivadeAngôr,capítulotreintayuno.Merkusde
Lárgaran.
Preasestabacansadodeviajar.Teníaganasderegresaracasa,sentarseconUleajunto a la chimenea y ver crecer a la pequeña Mor que se gestaba en susentrañas. Toda su vida la había pasado recorriendo el reino de Angôr y susvecinos,tantoporcuestionesoficialescomoporgusto.ConelVadodelEnebroyaalavistayunaguerrainminenteanteél,seprometióqueaquellaeralaúltimavez.Unavezquehubieraregresadoacasatrasaquellacampaña,volveríajuntoaUleaynosesepararíadeellanuncamás.Delegaríatodaslasresponsabilidadesqueexigierantrasladosyviajesensusconsejeros.
Aquelpensamientodespertóunabrevesonrisaensuslabios,rodeadosdelaespesabarbanegra,desaliñadayrebeldetrastantosdíasdeviaje.
ElVadodelEnebroeraungigantescovalle,aunfértilyexuberante,situadoentrelasmontañasKilnan-othyOregar-oth,doscordillerasdeescasaaltura.ElVadoerauninmensomeandroqueformabaelríoMan-Alash,regandolastierrasde agua frescayvida.Era el paso tradicional para los viajeros que llegaban aMarderdesdeelsur,puesmásadelanteera imposiblecruzarelríodebidoasu
caudal.Desdesuposición,sobreunacolinaqueledabavisióndetodoelvalle,podía
verhasta lacercanaciudaddeCale,nacidaalrededordeunavieja tabernaqueunaparejadevisionarioshabíainstaladoallímuchotiempoatrásparadescansodelosviajeros.UnatorremacizavigilabaelpasoporelVado,yeraahídondePreasteníacentradatodasuatención.Laestructurahabíasidoampliadadesdelaúltimavezquehabíaestadoallí:lahabíandotadodeunapequeñamurallaydevariosedificiosanexos.Preasanalizabaloscambiosensilencio,pensandoqueladotación de soldados en ella debía de haber aumentado en aquellos tiemposdifíciles.Conquistarlatorrenoseríadifícilparaunejércitobienpreparadocomoelsuyo,perotendríanmuchasbajasylosdefensorestendríantiempodeenviarmensajerosalacapitalparaavisardelpeligro.
Ordenó detener la marcha varios kilómetros antes a fin de no delatar suposiciónantesdetenernoticiasdeTizo.Sivolvíaconaliados,queríaanunciarsullegadaconjunta.Sieranenemigos,alertaríaaHostardesdeallí.
En cualquier caso, el descanso le vendría bien. Se sentía agotado física ymentalmente y no dejaba de pensar enUlea y en cómo estarían las cosas enAngôr’an.Soloesperaballegaratiempodevernacerasuprimerahija.
LaesperasehizointerminableparaPreas.Aguardarallíempezabaaafectarasus nervios cuando, al alba del día siguiente, un vigía anunció la llegada devarioshombresacaballodesdeeleste.Elrey,queapenashabíadormidoentodalanoche,seapresuróasalirarecibirlos,ansiosoportenernoticias,yafueraenunsentidooenotro.
Varios guardias le escoltaron hasta el límite del campamento. En efecto,cuatrohombressedirigíanhaciaallíatodogalope.Aesasalturas,supusoPreas,losvigilantesdelatorreyadebíansaberdesupresencia,asíquenosepreocupópor la polvareda que levantaban al avanzar por la llanura. Cuando por finhubieronllegadoanteél,Tizoseapeódeunsalto.Estabasucioyvisiblementecansado.Trasél,sedetuvierondoshombresmás,vestidosconarmadurasligerasy espadas largas que colgaban de sus cinturas. Las gruesas capas de viajeondeaban tras ellos. Ambos hicieron una reverencia ante Preas. Kler fue elúltimoensaltardesumontura.
Tizofueelprimeroenhablar.—Majestad, os presento a FertenandPolsh—dijo, señalando a uno de los
hombres. De cabello rubio y brillantes ojos verdes, su porte delataba su altacuna, así como los ricos adornos de sus ropas, en contraste con las prendas,
elegantesperosencillas,quevestíasuescolta.Llevabaelpelolargorecogidoenunacolaquelecaíaporlaespalda.
—OstraigosaludosdemitíoAulerPolsh,reydeTilkasyrepresentantedelaCoaliciónAbrigodeGan.
PreasdesviólamiradaunsegundohaciaTizo,peronohallórespuestaensusojos.
—Es un placer recibiros, Fertenand, en estos días aciagos. No había oídohablarhastaahoradeesaCoalición…
—Oslocontaréalabrigodeunacopadevino,Majestad,silotenéisabien.Además,asínosalejaremosdeoídosindiscretos.
Fertenandsonrióysusonrisaparecióiluminartodoelcampamento.Preasnohabría podido adivinar si era real o postiza. El grupo recorrió de nuevo elcampamentohasta elpabellóndel rey.Klery el acompañantedeFertenand sequedaronfuera.Unavezalasombrayconunacopaenlamano,Preasregresóalacuestión.
Fertenandaceptóelasientoqueseleofrecióycomenzóahablar.—Esunhonorconoceros,Preas.Vuestrashazañasnopasandesapercibidas
eneleste.Esperábamosencontrarosen losalrededores.Sinohubierasidoasí,habríamosenviadomensajerosparainvitarosaunirosanosotros.
—¿Nosotros?—PreastambiénsesentófrenteaFertenand.Tizopermanecióenpieasulado,apesardesuevidentecansancio.
—CuandoenTilkassupimosquelaOrdenKariteasestabahaciéndosefuertedenuevo,empezamosapreocuparnos.MientrasestabanancladosenMügeronovimospeligroenella,aunquetratamosdemantenerlosvigilados.Apesardeello,el ataque aAngôr fue imprevisto para todos.Aúnno sabemos cómopudieronvadearnuestravigilancia.
—PorqueelataquenopartiódelaTorreSombría—explicóPreascongestoabatido—. Reunieron a su ejército más al sur para no levantar sospechas,cruzaron elTar-Enon y comenzaron la invasión porKreas, Likta y las demásaldeas del sur. No dejaron nada de ellas, ningún superviviente que pudierahacernosllegarelaviso.Adíadehoysiguendeshabitadas.
—Esoloexplicatodo,Majestad.Lasnoticiasquenosllegabandesdeelsurnosparecieronsuficientementepreocupantescomoparamantenerunojopuestoenella.LaOrdenseguíamedrandoypocoapocootrosreinosseibansumandoasudepravadacausa.Además,elDañoseguíaavanzandotambién…Mireyenviómensajerosatodoslosreinosdelestetratandodeestablecerunaalianzalomás
sólidaposiblequeevitaraintromisionesdeloskariteas.Ylohizojustoatiempo,pues, meses después de haber firmado el tratado con Gert, Lorna y Änteras,empezaronallegaremisariosdelaOrdenquefueronejecutadossindemora.
—Gert,LornayÄnteras…—reflexionóPreas.Tratódeimaginardecuántoshombres podría disponer un ejército así y las cuentas se le dispararon. Estabarepresentadocasitodoelestedelcontinente.Apesardesunombre,losfamososTresGrandesReinosnoerannimuchomenoslosmásextensosdelcontinente.ElterritorioabarcadoporGertpodíaalbergarlosalostres,sibiengranpartedeeseespacioestabadeshabitado.
—Marder no quiso unirse al Abrigo, pues no vieron el peligro con tantaclaridadcomonosotros,peroaunasíhemosrespondidoasupeticióndeayuda.Además,sabiendoquelaEstrelladelaMañanaibaaestarpresente,nodudamosniuninstante.
Preas tardó unos momentos en darse cuenta de que Fertenand estabahablandodeél.Levantó lamiradahaciasu invitado,dudandodesihablabaenserio.Elhombresonreíaaltiempoquesellevabalacopaaloslabios.
—Vuestrashazañasnohanpasadodesapercibidas,Majestad.Simireysehadecidido a venir es en parte por vos. Vuestra presencia aquí estimula a loshombres.LosrumoresquecorrensobrelabatalladeTalderhablanmaravillasdevuestras tácticas de guerra y vuestra habilidad en combate.—No creáis todocuantodicenlosrumores.
—EsoledigoyoasuMajestad,peroélesunhombredepocaacciónysaberdevosestimulasuimaginación.Nolevoyacontradecirenesto.
FertenandsonrióyPreasvioenaquellasonrisaciertocansancio.Noeraunhombrejoven,perotampocotanmayorcomoparaestardevueltadelavida.Sucansanciodebíasermentalmásquefísico.Ambosrieronduranteunosinstantes.Preascasinopodíacreerloqueestabaoyendo.
—Apartedelosinfundadosrumoressobremí,esunagranalegríasaberquetenemos aliados en el este. Sabía que laOrden aún no había hincado allí susdientes,peronoqueestuvierantanbienorganizadosparaenfrentarseaella.
—Puesasíes.ElAbrigodeGanacogeráacualquieradispuestoaenfrentarsealpaganismodeKares.
—¿Decuántoshombresconstavuestrocontingente?—Somosdiezmilaproximadamente,entreinfantes,caballerosyarqueros.Preas no pudo menos que abrir los ojos como platos, sorprendido. Él
comandabadosmilhombresypensabaqueibaasalvarMarderdelainvasión.
ElAbrigodejabaasuejércitodiminutoencomparación,casiridículo.—SilaOrdensehubieraquedadoenMügero—continuóPolsh—noshabría
sidomásdifícilacercarnosaellos,enterarnosdesusmovimientos.SutrasladoaFerrakisleshavueltomásvisibles,másaccesibles.
«Asíqueahíestán».Preassesintióunpocoavergonzadopornohabersidocapazdedescubrirloél.Tratódequenoselenotaraenlaexpresiónydejóquesuinvitadosiguierahablando.
—NosabemoscómohanconseguidoqueHikolDuntasseunaaellos,perodada la fama de mojigato que tiene, no es del todo extraño. Si nuestrosinformadoresnoestánmuydesencaminados,casitodoeloesteytodoelsurlespertenecenya.SoloErethparecequenohasucumbido,almenoshastalaúltimavezquesupimosdeellos.
—Talvezesanuevavisibilidadseafrutodelaconfianza.Amedidaquemásregiones se alineen con ellos,más seguridad sentirán.Almismo tiempo, a lospueblosquenosehandecantado,alverlosahí,alalcanceynoescondidosenlafaldade lamontaña, lesbrindará lafalsagarantíadequeesaalianzapuedeserbeneficiosa,dequenoesalgoprohibidonisecreto.
—Cuandomuestrensuverdaderorostroyaserátarde…—Paraesoestamosaquí,Fertenand.Noquieroqueesefuturosecristalice.
Mi hija no crecerá en unmundo en el que laOrdenKariteas posea la verdadabsoluta.Nopodemospermitirquesesalganconlasuya.NopodemospermitirqueseanellosquienesescribanlaHistoria.
—Biendicho,majestad—FertenandalzólacopadevinoyPreasleimitó.PoresedíanopodíanhacerotracosaquebrindarporelAbrigoyporeléxito
deaquellacampaña.Noconseguirlopodríasuponerelfinaldetodo.
34
«Elquealabatallaseapresta,alamuertesepresenta».
Dichopopularmuycomúnentremilitares.
Laspalabrasdelmensajeroaún resonabanen la salacuando la reinaLoenaselevantó de su asiento, haciendo que su silla cayera hacia atrás sin prestarle lamásmínimaatención.
ElcapitánquehabíatrasmitidoelmensajesesobresaltóporelímpetudelareaccióndeLoena.
—¡Continúa!Gertes balbuceóun instante, sorprendidopor aquella vehemencia, antes de
continuar. Era un hombre grande y, aunque joven, mostraba la serenidad dealguiencurtidoquehatenidoquemadurarantesdetiempo.Aunqueelbigoteylabarbaaúnnosehabíanespesadodeltodo,parecíaalguienaquieneramejortener al lado en la batalla. Su ascenso en la jerarquía militar había sidometeórico, en parte por las múltiples deserciones que habían sufrido en losúltimosmeses.
—Se han refugiado en las ruinas de Antorqu’ia —continuó por fin—,tratandoderesistir.Nossolicitanayudainmediata.
—Quevengaelmensajero.¡Ya!
La reina Loena apenas era capaz de contener su ansiedad. Un minutodespués,un jovendelgado, sucioydeaspectocansadose inclinabaanteellos.Losdosreyesestabanenpie,interrumpidalareunióndelConsejo.
—Nosdescubrieronporcasualidad.Noesperábamosespíasniexploradorestanalnorte.Hasidounerror.NoshemosinternadoenelbosqueparaapostarnosenlasruinasdeAntorqu’ia,peronoaguantaremosallímuchomás.Creemosquehanidoabuscarrefuerzos.
Loena,nerviosa,comenzóapasearsedeunladoparaotro.ElreydespidióalmensajeroysedirigióaGertes.
—Reúneunbatallónacaballoypartedeinmediato.—Peromajestad—intervinoHambrik—,nopodemosprescindirdehombres
enestemomento…—¡Nomeimporta!—exclamóLoena,albordedelllanto.Kleinanlepusounamanoenelhombroylareinasetranquilizóunpoco.La
miradaquecruzaronfuesignificativayÁrgohtleyóenellalossilenciosafines,laspenas,laresponsabilidaddegobernar,losdisgustosyalegríasiguales.Loquehabíaempezadosiendounmatrimoniodeconvenienciasehabíatransformadoenauténticoamor.
—Hambrik—intervinoelrey,másmoderado—,nopodemosabandonarlesasu suerte. También ellos son nuestra responsabilidad. Esperemos que todospuedanestardevueltaantesdequecomienceelataqueanuestrosmuros.
El rey se dirigió de nuevo a Gertes para darle las últimas instrucciones.Árgoht se percató de que Loena había clavado su mirada en él. En sus ojosencontró,sinpalabrasdepormedio,súplicayunapeticiónvelada.Yasehabíaimaginadoalgoasí.
—Yotambiénvoy—dijoÁrgoht,casisinpensar.Todos se giraron hacia él, sorprendidos. Gertes miró al rey, buscando su
aprobaciónconlamirada.Loenalededicóunasonrisaagradecida.—Deacuerdo.Gertes,Árgohtosacompañará.Puedeserosútil.Gertes respondió, pero el hechicero supo que lo aceptaba en contra de su
voluntad,aregañadientes,sinentenderquépodíaaportaralaexpedición.—Sí,Majestad.Unahoradespués,Árgohtseencontrabaacaballoante laPuertaSoberana.
Seguíalloviendoyyaestabacaladohastaloshuesosapesardequesecubríaconla capucha.Aún le resultaba extraño sentir el agua sobre la cabezaynoverlagoteardesdesuviejamelenanegra.Lecostabaacostumbrarseallevarelpelotan
corto,aunqueyalehabíacrecidounpocodesdequehabíansalidodeArgüfal.SehabíapuestounpesadopetodecueroysehabíacolgadoaÊralindelacintura,dejandoelpetateensuhabitaciónjuntoaLavell.Apesardelveloqueelaguasuponía,enlalejaníapodíanverselostímidosfuegosqueelejércitodelaOrdentraíaconsigo.
DeprontorecordóalgoquehabíaescuchadoenellerteneodeLotrainunañoantes:«Hansumadoasusfilasunascriaturashorrendasqueparecensalidasdelasmás terribles pesadillas. Apenas derraman sangre y se necesitan cincuentahombresparahacercaeraunadeellas».¿LaOrdenhabríatraídoconsigoalostemidosgorgs?Sí,suponíaquesí.
«Novolveremosatiempo»—pensódeformarepentina.Ydeseódeverdadestarequivocado.NolehabríagustadoregresaryencontrarQuindarstenllamas.Una punzada en la nuca le hizo girar la cabeza al pensar en Lavell. Se habíaquedado al cuidado de Argueldes y de la reina, pero ¿qué sería de él sicomenzaba la batalla? Se desataría el caos y él era un niño inexperto que sesentiríaperdido.
«Madre,cuídalehastaquevuelva».Aquelpensamientolesorprendióinclusoaél.
Unmovimientoasuizquierdalehizogirarlacabeza.Gertessehabíasituadoasuladoymirabaensumismadirección.Sehabíaquitadoelcascoysulargamelena castaña, recogida en una trenza, goteaba agua como un trapomojadocolgandosobresuhombroderecho.
—Nollegaremosatiempo—dijomalhumorado.Sus hombres, tras ellos, terminaban de ajustar sus correas antes de
emprenderlamarcha.—Mehasleídoelpensamiento.—¿Eresguerrero?Árgoht lomiró.Entendiódeprontoquesehabíasumadoaunbatallónque
noloconocíadenada.—Necesitosaberquépuedesaportaralabatallaqueseavecina.Yoestoyal
mandoyconozcoacadaunodemishombres,suscapacidadesysuslímites.Detinosénadaenabsoluto.
Árgoht obvió el hecho de que le tuteaba sin conocerle, pero era joven entiemposdifícilesynoeraalgoquelequitaraelsueño.
—Puedoayudar,teloaseguro.Gertes sequedóesperandoalgunaexplicaciónmás, peroÁrgohtdirigióde
nuevo lamiradahacia adelante, esta vez hacia el bosqueque se extendía anteellos.
—Deacuerdo.Almenosnoestorbes.—Segiróhaciaatrásparadirigirseasushombres—.¡Enmarcha!
Árgohttuvoquecontenerunasonrisaparanoofenderalcapitán.Elgruposepusoenmovimientoconunchapoteodecascossobreelcamino
enfangado.Variossoldadosyguardiaslesfranquearonelpasoycerraronlagranpuerta tras ellos. El olor a tierra húmeda lo impregnaba todo, barriendo aquelotro más desagradable que Árgoht había sentido al llegar fruto de la pocalimpiezayelabandono.
Lehabíanentregadouncaballograndedecolormuyoscuro,casinegro.Apesardequenoera joven,noera tanmayorcomo loeraKarzancuandose lohabíanentregado.Sumusculaturase tensabaydestensabaa impulsos,comosiestuviera deseando lanzarse a galopar. A Árgoht le gustaba aquella actitudporqueélmismosesentíaasícuandopasabamuchotiempoenunmismolugar.
Gertespusosuanimalaltroteylosdemáshicieronlomismohastallegaralbosque Tir-Ergonian, que Árgoht recordaba bien, sobre todo el claro quellamabanelCuernodeGan,enelquesehabíacelebradolafatídicabodaentreLoenayKleinan.Recordarlohizoquelesubieraunescalofríoporlaespalda.
Cuando entraron en él, el aguacero sobre sus cabezas amainó gracias a lacobertura vegetal y tuvieron que aflojar el ritmo de la marcha. A sus pies seextendíaelcaminoprincipalqueuníaQuindarstconClemthan.
Gertesdetuvosumonturay todoshicieron lomismotrasél.Conungesto,llamóaOlidas,unodelosexploradores.
—Si seguimos por aquí quedaremos expuestos y podrán interceptarnos.¿Tenemosotrasopciones?
—Podríamos dar un rodeo por el viejo camino de Sombras, pero está endesusoynos llevaríacasimediodíademarcha.Tambiénpodemos ircampoatravés.
Gertesmiróhaciaelbosqueprofundoytorcióelgesto.—Es demasiado arriesgado. No quiero perder ningún animal por una
estúpidaraízytendríamosqueirapie.Demasiadolentos.—Sí,señor.Gertes reflexionó en silencio por unos instantes. Árgoht veía la
determinación y la duda en sus ojos. Una combinación peligrosa que podíallevarleatomardecisionesequivocadas.
—Seguiremos por aquí, pues. Sacrificaremos el sigilo a cambio de llegarcuantoantes.Ahoramismopodríaseryademasiadotarde.¡Sigamos!
El grupo se puso en marcha al trote. El camino estaba encharcado peroseguíasiendopracticableparaloscaballos,queavanzabanabuenritmo.Árgohtpensó en lo llamativo que estaba siendo su avance y se preparómentalmentepara un ataque. Como si respondiera a sus pensamientos, Êralin vibró en suvaina,anticipandolaconfrontación.Alpensarenella,sediocuentadecuántolaodiaba,apesarde todo.Detestaba laseddesangre,aquellaespeciedeentidadpropia que no había sabido explicar incluso tras tantos años, quemostraba laespada.Bajólamiradahaciaella,hacialasdosavesconlasgarrasenaltoqueformabansuguardaycasileparecióvercómosemovían,tratandodearañarsemutuamente. Por otro lado, la sensación de poder, la energía que recorría sucuerpo cada vez que la empuñaba, le recordaba por qué la había mantenidoconsigo todoaquel tiempoenvezdeenterrarlaencualquier lugaryolvidarsuexistencia.
Apartede la lluviaque tamborileabaa sualrededor,ningúnsonido llegabahasta sus oídos a pesar de que avanzaban con todo el sigilo que la prisa lespermitía.Árgohtprestóatención,peronoescuchóelsonidodeningúnanimalenabsoluto.Encontrabaelbosquemuchomáslóbregoquelaúltimavezquehabíaestadoallí,peronopodíasabersisedebíaalDañooalatormenta.
TrasunahorademarchaabuenritmoporelTir-Ergonian,Gertesdetuvoalgrupo.
—Olidas—llamó—,¿cuántofaltaparallegaralasruinas?El explorador, un chico jovenymenudodemanos inquietas, se situó a su
ladodenuevo.Miróasualrededor,comosiestuvieratratandodeestablecersusituaciónexacta.
—Menosdeunahora,señor.—Dejaelcaballoaquíyadelántate.Quierosaberquénosespera.MientrasOlidasseadelantabayseperdíadevistaentrelalluvia,Gertesse
giróparadirigirsealrestodelgrupo.—Dejaremosloscaballosaquíynosinternaremosenelbosque.Daremosun
rodeoparallegaraAntorqu’iadesdeelnorte,presuponiendoqueelataquesehaproducidodesdeelsur,pueseslarutamásdirectadesdeelcamino.Tardaremosunpoco,perocontaremosconelfactorsorpresa.
Dichoesto,elgruposeinternóenlaarboledahastaqueencontróunespacioamplioenelquedejarlasmonturas.Trasamarrarlasholgadamente,sesentarona
su alrededor y comieron algomientras esperaban el regreso deOlidas con lasnoticias.
Árgoht se sentó en una piedra cubierta de musgo y se acarició el musloizquierdoporcostumbre.Laviejacicatriz seguíaallí.Observóalgrupoque lerodeaba.Erantreintahombresdivididosenarquerose infantes.Todosparecíansaberloqueteníanquehacerysusgestosdelatabanexperienciaynaturalidad,apesardequemuchosdeelloseranapenasadolescentesaún.
«LaTierraNegraestáhaciendomaduraralosniñosantesdetiempo».Pensóen lo duros que debían de haber sido los últimos años para aquellos hombresmientras veían cómo todo su mundo se desmoronaba a su alrededor, susfamiliaresyamigosabandonabanelreinoyellossequedabanparahacerhonorasu juramento de lealtad. ¿Cuántos de ellos estarían dispuestos a desertar almenor despiste? Por su actitud, no parecía que ninguno de los presentesestuvieratentadodehacerlo.Talveznotuvieranningúnlugarmejoralqueir.
A pesar del descanso, nadie pareció relajarse. Se palpaba en el aireenrarecido la tensión previa al combate, la flema de quien sabe que puede nollegaraverelsiguienteamanecer.Nohabíarisasnibromas.
Olidasllegódoshorasdespuésalacarrera.—¡Debemosdarnosprisa,señor!—gritódesdequeentróenelclaro.Gertessepusoenpieparainterceptarlo.—¡Olidas!Cálmate.¿Quéhasvisto?—Elgrupode la reinaLeicarestá rodeadopormásdecincuentahombres.
Las viejas murallas de Antorqu’ia pueden protegerles un rato, pero noaguantaránmucho.Nohepodidoverbien,peroallínodebedehabermásqueviejosyniños.Lospocoshombresquequedanseaprestanadefenderelmuro.
Gertessegiróhacialosdemás.—¡Eslahora!¡Enmarcha!Elgrupotardóapenascincominutosenponerseenmarcha.—Seacabaronlascontemplaciones—dijocuandosehubieroninternadode
nuevoenelcamino—,tenemosquellegarcuantoantes.Árgohtacaricióelcuellodesucaballoylesusurróalgunaspalabrasamables.
Instantesdespués,seencontrabacorriendoatravésdelTir-Ergonian,unodelosBosquesMuertos.
35
«Alasânfuetestigodeloimposible».
HistoriavivadeAngôr,capítulotreintaycinco.Merkusde
Lárgaran.
Preasobservaba,sinsalirdesuasombro,elejércitoquedesfilabaanteél.Tizo,asu lado, llevaba diez minutos sin articular palabra, el mismo tiempo que lastropasdelAbrigollevabanpasandoanteellos.
Fertenand les había invitado a pasar revista al paso de las tropas con laintencióndequePreaspudieraevaluarporsímismoelpotencialdelcontingenteque la coaliciónhabía enviado a ayudar en ladefensadeMarder.Eraungranejército:infantes,zapadores,exploradores,arqueros,caballeros…ElAbrigonohabía dejado nada al azar y todos los estamentos estaban representados allí.Preassemaravillóanteaqueldespliegue.Eracomositodaunaciudadsehubierapuestoenmovimientoalmismotiempo.
Peroloquemásimpactóalreyfuequecadaunodeloshombres,yafueraapieoacaballo,yafuerasoldadoococinero,saludabaaPreasalpasaranteél.
FertenandPolshobservabaalreyconunasonrisa.—Todos ellos han oído hablar de la Estrella de la Mañana —dijo,
anticipándosealasorpresadePreas—.Cuandoanunciamosquenosuniríamosavos aquí, el número de voluntarios semultiplicó por dos. Hasta nosotros nos
sorprendimos de vuestro poder de convocatoria. Ya veis que las noticias hanllegadomuylejos.
Preasnopudoarticularpalabra.Sentíaelvellodelosbrazoserizadobajolosguanteletes.Noseleescapabaqueensutierraerabienvalorado,perosaberquefueradelasfronterasdeAngôrsunombrecausabaaquelefectoeraalgoquelesuperaba por completo. No estaba preparado para algo así. Sentía la gargantasecacomoundesierto.Cuandopor fineldesfilehubo terminadosedirigieronhaciasuspabellonesconintencióndedescansar.Lanocheestabaapuntodecaersobreellos.EstabanapocadistanciayadelosmurosdeAlasânyunahoraanteshabíanenviadoaKlercomoheraldoparaanunciarsullegadaysusintenciones.Entrarían a la ciudad por lamañana, con las primeras luces del alba.Aún nohabíanoticiasdelejércitodelaOrden.
Cuandoempezabaadesvestirseparaponersecómodoyrefrescarsetrastodoeldíadeviaje,KlerregresóconlarespuestadeHostarHosvas.
—El rey Hosvas opina que alguien de vuestra posición no debe pasar lanoche en un vulgar campamento disponiendo él de habitaciones adecuadas.Insisteenrecibirosestamismanoche.Osesperaparalacena.
Preaslanzóunsuspiro.Noteníaganasdepasarporunasesióndeprotocoloaaquellas horas, así como de los consiguientes saludos, parabienes y cotilleos.Necesitabadescansar,peronopodíanegarsenirechazarlacortesíadeHostar.
—Deacuerdo.AvisaaElhaydilequelanecesitodeinmediato.Tizo,eligeuna escolta de no más de tres hombres para que me acompañe. Tú tambiénvienes.Tizoesbozóunasonrisacansada.
—¿Ocreíasqueteibasaescapardeesta?—Yasuponíayoqueno,Majestad.Preaslediounapalmadaenelhombrocuandopasóanteélendirecciónala
puertaparacumplirsumandato.—Vaaserdivertido—dijoparaseguirpicandoalsoldado.PreasescuchócómoTizobufabajustoantesdequelateladelapuertadela
tiendacayeratrasél.Norecordabacuandohabíasonreídoporúltimavez.Una hora después, Preas se encontraba en el límite del campamento que
compartían los angoranos con el ejército del Abrigo viendo cómo tres jinetesalasanosseacercabanaellosa travésdelpequeñollanoquelesseparabadelaciudad.AsucomitivasehabíanunidoFertenandPolshydosdesuscapitanes,llamados Lorca y Ren. A su derecha, el bosque Tar-Anteir murmuraba sumelodíasalvajeyvital.Deprontosediocuentadequeolíamuybien:elaroma
de la maleza se mezclaba con el de la tierra húmeda debido a la cercanapresenciadelrío.HastaaquelmomentonosehabíadadocuentadecómotodosaquellosoloreshabíanidodesapareciendodeAngôr.ElDañolehabíaarrancadohastalosaromasasutierra.
Por fin, los soldados llegaron hasta su posición. Vestían con armadura yyelmo que, debido a las sombras de la noche, impedían ver sus rostros. Suscapasrojasondeabantrasellos.Elcabecillasedestacódelosdemás.
—El rey Hostar Hosvas os manda saludos, rey Preas. —Es un placerrecibiros,amigos.
—Estamosaquíparaescoltaroshastalaciudad.Elreydeseaquecenéisjuntoasufamilia.
—Seráunhonor.ElsoldadosegiróhaciaFertenand.—Caballero Fertenand, vuestra fama os precede. Como representante de
nuestro amigoAulerPolsh, a sumajestad le gustaría que estuvierais presentestambién.
Polshbajólacabezaamododesaludoyrespeto.—Seguidme,porfavor.Preas y su pequeño grupo se pusieron en marcha. A medida que iban
acercándosealaciudadpudoirpercibiendolaspequeñasdiferenciasrespectoasus visitas anteriores, como la introducción de nuevas torres defensivas en lamurallao lapresenciadematacanesdemaderaquenuncaanteshabíanestadoallí.Definitivamente,Alasânseestabapreparandoparalaguerra.Unpocomáslejoshaciaelnorte,entrelassombrasdelanoche,sedistinguíaelresplandordelas hogueras en torno a las cuales se situaba lo que debía de ser el ejércitoalasano.
El soldado que Preas llevaba dentro se entretuvo en analizar cuanto veíamientraspasababajolasdosgrandesestatuasquesosteníanladoblepuerta.Trasatravesarlaprimerayesperaraquesecerraratrasellos,tuvieronqueesperaraque se levantara el rastrillo, cosa que solo ocurrió cuando estuvo el portónasegurado.Asuvez,solocuandoelrastrilloestuvoabajodenuevo,seabriólapuertainterior.Unpasolento,peromuyseguro.
El interior de la ciudad, a pesar de la hora tardía, era un hervidero deactividad.Nadie lesprestóatenciónmientraspasabancomopodíanabriéndosepaso con los caballos. Las calles eran estrechas, con las casas construidas enellas sin ningún tipo de orden. Casas de madera se mezclaban con casas de
piedra, techos de paja con techos de madera. Preas trató de encontrar algúnsentidoaaquelladisposición, sinencontrarlo.Angôr’aneraunaciudadmuchomásjovenyquizásporesoresultabamejororganizada.
Elrecorridopor todas lascallejuelasfue lentoycansino,peropocoapocofuerondejando atrás lamuchedumbre para adentrarse en zonasmás nobles encuyascallesnohabíatantagente.Porfin,accedieronaunagranescalinataquellevabaalaspuertasdelaFortalezaEscarlata,sededelgobiernodelaciudadyhogardelaFamiliaReal.Lapresenciadesoldadoseracasiapabullante.
ObservócómoElha,asulado,lomirabatodoconlosojosmuyabiertos.Nodejaba de manosear el colgante que siempre, desde que estaba a su servicio,llevabacolgadoalcuello.Preassonriósinpoderevitarlo.
—Es la primera vez que sales deAngôr, ¿verdad?—le preguntómientrasesperabanatresmuchachosquesedirigíanhaciaellosparahacersecargodeloscaballos.
Lamuchachabajólamirada,comosilahubieransorprendidohaciendoalgomalo.
—Sí,Majestad.—Angôr’aneshermosa,peroAlasântieneasufavorlahistoria.Fuefundada
másdedoscientosañosantescomolugardepasohaciaelestedurantelosañosdelaConquista,cuandomásallátodoerasalvajeydesconocido.Empezósiendounasimplealdeaquefuecreciendoalrededordelafortaleza.Lamurallanofuenecesariahastamuchotiempodespués.Duranteañosfueunbaluarteestratégicodevitalimportanciaycomotalseyergueenestosmomentosdifíciles.EntrarenellaesponerunpieenlaHistoriadelcontinentedeKisea.
—Debiódeserunaépocahermosa,Majestad.Preasreflexionóuninstante,tratandodeimaginarsecómodebiódesertodo
poraquelentonces.PensóenlodifícilqueeradefenderlaciudaddeAngôr’an,apesardelasmurallasylastécnicasmodernas.
—Quiénsabe…—Preasseñalóelcolgantecon lamirada—.No teseparasdeesecolgante.¿Esunregalodealguienespecial?
Elhasostuvounavezmáslapiedranegraentresusdedos.Susojossetiñerondealgoquebienpodríahabersidonostalgia.
—Esunrecuerdodemispadres.Fallecieroncuandoyoeramuypequeña.Esloúnicoquemequedadeellos.Loconsideroalgoasícomounamuleto.
—Unhermosorecuerdo—concluyóelrey.El interior del edificio no distaba mucho del de la fortaleza D’Gor.
Accedieronaunenormepatiodetierraenelquevariasestructurassobresalíansin orden lógico.Una torre de base circular, varios edificios rectangulares, uncobertizo…Todoellodepiedraoscuraymanchadadehumedad.
El grupo fue conducido a la torre, cuya base abarcaba casi lamitad de lasuperficie del patio. Varios edificios se habían anexado a ella, por lo que suformaparecíaextrañayequívoca.Accedieronaunpequeñovestíbuloenelqueun mayordomo les recogió las prendas de abrigo. El interior, gracias a lapresenciadevariaschimeneas,eracálidoyacogedor.EllugareratanparecidoasuhogarquePreassintiócómoselerelajabanunpocoloshombros.
Elmayordomo, de nombre Jhudeeres, era extranjero a todas luces. Supieltenía el tonooscurode los teseanos, demás alládelmar, y, aunque su acentoestabamuybiencorregido,nopodíaevitaralargarunpoco laseses. Jhudeereslosacompañóhastaunampliocomedorylosacomodóalrededordeunapequeñamesa redonda. Elha y los soldados fueron conducidos a otra sala, por lo quequedaron allí solamente Preas, Fertenand y Tizo. Todos conocían bien eltradicionaldesprecioquelosHosvasprofesabanalasclasesinferiores.
—Deboirconellos,Majestad—dijoTizoaloídodePreas.—Deesonada.Tequedasaquí.—Perosoyunplebeyo…Preassegiróhaciasuamigoconunasonrisacómpliceysonriómientrasle
guiñabaunojo.—Ellosnotienenporquésaberlo.Jhudeerescarraspeóparallamarlaatención,molestoporeldiálogo.—Sus majestades llegarán enseguida —dijo mientras abandonaba el
comedor. Varios sirvientes se acercaron a ellos para llenar sus copas de vino.Ningunolatocó,sabiendoquedebíanesperaralrey.
HostarHosvasllegóvariosminutosdespués,acompañadodesuesposa,LadyGresa. Entró a paso rápido, con movimientos bruscos y tajantes, como siestuvierademalhumor.Encambio,surostromostrabaunagransonrisa.Preassabía que, tras su aspecto delgado y nervudo había un buen hombre de tratoamable.
—Mi buen Preas—dijo mientras le aferraba por los hombros con ambasmanos—. La última vez que te vi en persona eras un mozalbete que aúnnecesitaba caerse de culo unas cuantas veces en la vida. Ahora eres rey.Miscondolenciasporlamuertedetupadre.Jainöreratodoungranhombre,delosmejoresquehavistoestapartedelmundoenmuchotiempo.Esperoqueestésa
laaltura…PreassesintióunpocoapabulladoporladescargaverbaldeHostar.Suvoz,
apesardequenodebíadetenermásdecincuentaaños,parecíaladeunanciano,debido a una extraña enfermedad que casi lo habíamatado tiempo atrás. Estapeculiaridadreforzabasuimagendehombrerudo.
—Fertenand—se giró hacia el rubio caballero—. Es un placer tenerte denuevoaquí.Esperoque tu tíoseencuentrebien.Suponíaquenovendríaélenpersona…
—La guerra no es su fuerte, Majestad, bien lo sabéis. Su edad ya no lepermite viajar con la agilidad de antes.Me ha pedido queme disculpe en sunombre.
—Paraviejosachacososyaestoyyo.Necesitamosbrazosfuertesyespadaságiles,asíquemealegrodequeseáisvosquienestáaquí.
SegiróhaciaTizo,clavandoenélsusbrillantesojosazules.—ÉlesTizo—seadelantóPreas—,miconsejeroenasuntosmilitares.Elsoldadohizounaescuetareverencia,algoatemorizado.—¿Tizo,sinmás?¿Notienesapellido?—Síque lo tengo,Majestad,perodejédeusarlohacemucho.ConTizoes
suficiente.—Uncaballeronecesitaunapellido.Nuestrafamiliadefinecasitodoloque
somos—respondióHostarmuyserio—.Perodaigual,sentémonos.Preas miró de reojo a Tizo mientras se sentaba y supo que estaba
conteniendosu lenguaparanoresponder.Le tocó lamanocondiscreciónparallamar su atención y, cuando se giró hacia él, le hizo un gesto con la cabezatratandodecalmarlo.Tizopareciórespirarhondoydejarcorrerlaofensa.
—Tenemosmuchostemasimportantesquetratar—dijoHostarunavezqueestuvieronbienacomodados—,peroanteshayquecomer.Cenemos.
Sinnecesidaddemáspalabras,variossirvientessepusieronenmarchaasualrededor,trayendoplatosalamesayrellenandolascopasdevino.
Después de tantos días de viaje y comidas frugales, Preas comió como sifueralaúltimavezquefueraahacerlo.
36
«LacaídadeClemthanfueelprimergranfracasodesu
gobierno,enmanosdeunmonarcainexpertoydemasiado
joven».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítulo
veintisiete.FitzeraldClem.
«Llamarmuralla a esto—pensóÁrgoht al ver la ruina que rodeaba a la viejaatalayadeAntorqu’ia—eshacerleungranfavor».
El grupo se había detenido a escasos doscientos pasos de la colina yobservaba la escena con la intención de hacerse una composición de lugar.Gertes y Olidas se habían adelantado. Entre las ramas de los árboles, Árgohtpodíaverlapequeñaestructura,casienruinas,enlaqueseparapetabaelgrupodeLeicar.Setratabadeunatorresemiderruidacontresocuatropequeñascasasadosadasquedominabalacrestadeunacolinacubiertadearbustos.Lamalezahabíareclamadosulugaryportodaspartespiedrayraícessehabíanfusionadocomounsoloente.Todoelperímetroestabarodeadoporunamuralladelaqueapenasselevantabayaunmetroymedioenlaszonasmásestables.Enotrasnosuperaba los cincuenta centímetros o, sencillamente, había desaparecido. Porfortunaparalosdefensores,elfragmentodemurallaorientadohacialadireccióndelataqueeralosuficientementealtocomoparaguareceraunhombre.Solola
precipitación de los agresores les había impedido tener la paciencia de dar lavueltaalacolinaybuscarunpuntomásfrágilporelqueafrontarelasedio.
Encualquier caso, lasdefensasno tardaríanencaer.Losarqueros, tras losmuros y en posición elevada, estaban consiguiendo mantener a raya a losatacantes,peroesonoduraríamucho.Desdesuposición,Árgohtpudovercómounnumerosogrupodeinfantesseaprestabaalanzarsecontralamuralla.Sabíanquecaeríanalgunos,peroelasaltotendríaéxito.Sinolohabíanhechoyaeraporevitarmásbajasdelasnecesarias.
Gertes y Olidas regresaron. Ninguno de los dos dijo ni una palabra. Congestos,organizaronelataque.Caeríandesdeelflancooesteantesdequetuvieralugar el asalto. Eran conscientes de que si los hombres de la Orden lograbanhacersefuertesenlasruinasquizásnoconsiguieranecharlesdeallí.
Avanzaron muy despacio entre los arbustos bajos y los grandes árboles.Contabanconquelosexploradoresyanoestuvieranalacecho,concentradosenel asalto. Árgoht iba en segunda línea, poco interesado en enzarzarse en elcuerpoacuerpopero,porpocoque lodeseara, tendríaqueentrarencombate.Êralinsesacudióensuvainayelmeledinolaliberóaltiempoquevocalizabaunhechizodeprotecciónparasí.Noestabademáscubrirselasespaldas.
En aquel momento, un escalofrío le recorrió la columna vertebral y unaoscurapremoniciónseinstalóensupecho.Algonoibabien.Miróalaespada,tanaparentementesencillaentresusmanos,peroalmismotiempotanpeligrosa.Sussentidosseembotaronduranteuninstante,comosilehubieraimpactadounasombra invisible,aturdiéndolo.Árgohtmiróasualrededor,buscandoelorigende aquella sensación. Êralin nunca le había provocado nada similar. Apenaspodía caminar. Sintió a los demás pasar a su lado con un grito de arrebatomientrasselanzabanalataque,confiadosenelfactorsorpresaquelosprotegía.
«¡No!»,quisogritarÁrgohtmientrasseagarrabalacabezaconlamanolibre.«Algovamal».
Alzó la mirada al tiempo que los dos grupos entraban en contacto conestrépito y sintió como si su mirada se hubiera vuelto borrosa. Los soldadosnegrosparecíanmoversetanrápidoquesolopodíaverdeellosunborrónyunmurmullodehojarasca.Enunprimermomentoloachacóalalluviaqueseguíacayendosinpausa,perosuseventualescompañerosdearmascaíanunotrasotro,encerrados en un círculo de golpes y estocadas, atónitos y sin saber bien quéestabapasando.
Árgohtentendiódepronto.
«Nopuedeser».Luchandocontrasumenteaturdida,ÁrgohttratódeconectarconlaMadre,
perolasintiómuylejos,casiinalcanzable.Tuvoquehacerusodetodasufuerzadevoluntadparaencontrarunresquicioporelquedarconellaybañarsedesupresencia. Aun así, la sintió difusa y ausente, como si su presencia allí, enaquellaregióndominadaporlaTierraNegra,estuvieramalvista.Seaferróaeseresquicio y logró pronunciar un hechizo para lanzarlo sobre su grupo. Alinstante,el sueloalrededorde lossorprendidosatacantescomenzóaagitarseyunmurodegruesasraícessealzódelsueloylosrodeóatodos,protegiéndolosdelassombrasquesemovíanasualrededor.Estosnoparecieronsorprenderseyempezaronaatacarlasdeinmediato.Noaguantaríanmucho,peroledioaÁrgohtel tiempo suficienteparapensar y terminarde sacudirse el embotamiento.Sussentidos mágicos habían detectado el especial aroma de la hechicería a sualrededor,saturandocadagotaderocío,cadamotadepolvo,cadabocanadadeairequeentrabaensuspulmones.Miróasualrededor,tratandodeencontraralhechicero,perosabíaquenisiquierateníaqueestarcerca.Aunasí,supresenciaerasobrecogedorayembriagadora.Sepreguntósiporfin,trastantosaños,seibaaencontrarconunverdaderohechicero.
Losgritosdeloshombresencerradosenlajauladeraícesledevolvieronalarealidad. A su alrededor, sus atacantes danzaban a toda velocidad. Si queríahaceralgoparaayudartendríaquesercuidadosoodelocontrariopodíaherirasuscompañeros.Porelrabillodelojovioacercarseamáshombres,estavezasuvelocidad de carrera normal, atravesando la foresta y gritando mientrasenarbolabansusarmas.Aunquellevabanalgunasprendasdenegro,vestíancasiporcompletodecueromarrónymetal,uniformadossoloamedias.Sielataqueasugrupoleshabíacogidoporsorpresa,loestabandisimulandomuybien.
Árgoht,manteniendo el sutil contacto con laMadre que había conseguidoestablecer,cerrólosojosuninstanteypronuncióunhechizo.Noseríaagradable,peronoseleocurríaotracosaenaquelmomento.Unnuevoatajoderaícesbrotódel suelo y se lanzó contra él, adhiriéndose a su piel. Sintió la presión queejercíancontrasuspiernas, susbrazosysupecho,amenazandoconcortarle larespiración,mientrassecerrabanentornoasucuerpo.Visualizóensumenteelresultadofinalynotócómo las raíces respondíanaaquelpensamientoalzandosuspiernasyestirándosemásalládesusmanos,incrementandoeltamañodesutorsoysucabeza.Cuandoelprocesohuboterminado,Árgohtteníaelaspectodeun gigante arbóreo, de casi tresmetros de altura. Se sintió parte del bosque y
pudopercibirsuesencia,suaroma…yeldolorqueelDañoestabainfligiendoala tierra.Loexperimentódepronto,comounasacudidaque ledejósinalientoduranteuninstante.Teníaquehaberloprevisto.
Haciendo acopio de fuerzas venció el malestar y las náuseas queexperimentabaparaabalanzarsecontralassombrasdanzarinasqueacababandeabrirunhuecoenelmuroderaíces.Árgohtaprovechósuslargosyreciosbrazosparalanzargolpesadiestroysiniestro,evitandodañaralossuyos.Notóquesehabía hecho un silencio a su alrededor cuando todos, tanto atacantes comoatacados,sedetuvieronapresenciarlamaravillaenlaquesehabíaconvertidoelmeledino.Esteaprovechólapausamomentáneaparagirarsehacialoshombresqueteníadetrás.
—¡Formad!—su voz sonaba gutural y rota—.Recomponeos y defendeos.¡Vamos!
Gertes fue el primero en reaccionar y salió del cerco por el agujero quehabíanpracticadosusatacantes.Ensuinteriorestabanlimitadosylosabía.Losdemás siguierona su lídery se situaronen formacióndefensiva.Losarqueroscargaronsusarmasy,sinesperarordenalguna,comenzaronadispararcontraloshombresqueseacercabanatravésdelbosque,aescasosmetrosyadedistancia.Mientras, Árgoht seguía enfrentándose a las sombras. Pudo percibir que laenergíaquelosmovíacomenzabaadisiparseyquesusmovimientosnoeranyatanrápidos.Árgohtgolpeósinmiramientosacuantospasabanasulado.Sentíaelfilodesusarmastratandodepenetrarladuracortezaquerecubríasucuerpo,pero apenas lograban dañarla. Uno de los hombres se detuvo de pronto,extinguidoelhechizoqueloacelerabayÁrgohtpudover,consternado,elefectoquehabíaprovocadoenél.Sucuerpoeracasiunesqueletoandante,consumidala energía que contenía. Supuso que todos ellos habían sido acelerados paralograr un ataque rápido a las murallas y una derrota contundente en pocosminutos.LainterrupciónquelapresenciadeÁrgohtylossuyoshabíasupuestoleshabíaobligadoaalargarlaaceleración.Elhombresedesplomóantesusojos,agotado su cuerpo e incapaz de sostenerse en pie. En los siguientes minutos,todos losdemássiguieronelmismoproceso.Árgohtnopodíasabersiestabanvivosomuertos,perosuscuerpossehabíanconvertidoencascaronesdepielyhueso.Yanoeranunpeligroparanadie.
Árgoht sintió lástimaporellos.Sepreguntósieranconscientesdeldestinoquelesaguardabacuandofueronhechizadosysi lohabríanhechoobligadosovoluntariamente.Lapresenciamágicaquelosrodeabapareciórevolverse,como
si el cambiodeplanes lehubiera supuestounagrandecepción.Unaoleadadeenergía llegó hasta él, haciéndole tambalearse casi hasta caer. Después,desapareció.
Recuperandoelaliento,Árgoht tratódeponerseensituación.Sushombresdefendíanlaposición,peroprontoelmayornúmerodeloskariteasseimpondría.Sin pensarlo, se lanzó contra ellos, barriendo sus filas sin dificultad. Treintasegundosdespués,deellossoloquedabanjironesdebatallón,desperdigadosportodaspartes,quetratabandereagruparse…parahuir.
Gertesdioordendedejarlosmarchar,sabiendoquenoeraaquellasumisión,que su verdadero objetivo estaba en las ruinas de Antorqu’ia. Sus hombresgritarondeemociónyrabiacontenidaalcaerenlacuentadequehabíanvencidocontratodopronóstico.
Árgoht se aseguró con una rápidamirada de que no quedaran atacantes ydeshizoelhechizo.Fuecomosilearrancaranlapielyestuvoapuntodegritarmientraslasraícessedesprendíandesucuerpo.Elmalestarregresóylacabezacomenzóadarlevueltas.Vomitósobreelsuelocubiertodehojarasca.
Sintió que alguien le agarraba por el brazo para evitar que se cayera. EraGertes.
—¿Estásbien?Árgohtselimitóaasentirconlacabezamientrasselimpiabalabocaconel
dorsodelamano.Elsoldadoleofrecióunodreconaguayelhechicerodiounlargotragoquelesupodemaravilla.Elmareoselepasóunossegundosdespuésy se encontró con queGertes seguía allí,mirándolo a los ojos con unamediasonrisaenloslabios.
—¡Eresbrujo!—dijoporfin.Árgohtseencaróconél.—Nomellameseso—dijomuyserio,conlosdientesapretados.Gertesdiounpasoatrás,amedrentado.—Losiento,noqueríaofenderte.Alguiendebiódecirmeloquepodíashacer.
Habríaplanteadootraestrategia.Talvezesoshombresnoestaríanmuertosahoramismo.
Árgohtnoestabasegurodequeaquellofueracierto,peroreconociópartedeverdadenello.
—Ahorayalosabes.—Árgohtsediolavueltaparadirigirsealacolina—.Eltiempoapremia.
Gertesnodijonadamás,incréduloanteloqueacababadevivirysabiendo
queestabanvivosporlospelos.Gritóalgunasórdenesydejóavarioshombresrecogiendoloscadáveresdelossuyosyregistrandolosdemásparaaprovecharcualquiercosadevalor.El restose reunióalpiede lacolina,adecentandosusropas,ajustandosusarmadurasylimpiandosusarmas.
Gerteseligióatresdeellosy,juntoaÁrgoht,comenzóaascenderlacolina.Pronto empezaron a esquivar piedras que sobresalían del suelo, viejas yenmohecidas,restosdelaviejamurallaquerodeabalaplaza.
—¿Quiénva?—gritóunavozdesdeloalto.Nohabíansidorecibidosconunaandanadadeflechas,loquesignificabaque
losatrincheradosenlasruinashabíanpresenciadoelataqueysabíanqueestabanenelmismobando.
—VenimosaescoltaralreyTheronarylareinaLeicarhastaQuindarst.NosenvíaelreyKleinan—respondióGertes.
Gritosdejúbilollenaronelaireprocedentesdelasruinas.
37
«Todoocurreporunarazón,aunqueavecesesefinúltimo
escapeanuestroentendimiento.Enesecasosolopodemos
conservarlafe».
EllibrodeGan,capítulodos,variosautores.
ElrescatedelosrefugiadosdeAntorqu’iafuerápido,sintiempoparaalegríasnilamentaciones.Casitodossehabíanocultadoenelcorazóndelasruinas,bajoloquequedabade la torreprincipal,protegidos someramentede lomásdurodelchubasco.Los reyesTheronar yLeicarmostraban una actitud serena y fuerte,peroÁrgohtsupusoquedebíandehaberlopasadomal.
Gertes comenzó a apremiar a todos ante el temor de que el ataque aQuindarstcomenzaraencualquiermomento.Inicialmente,ladudadeÁrgohterasiconseguiríanllegaratiempoparaquetodosaquellossoldadosseunieranaladefensa de la ciudad, pero una nueva preocupación se había sumado a lasanteriores.
—¿Cómovamosameteratodaestagenteenlaciudadsiyahacomenzadoelataque?—sepreguntóelsoldadomirandoalgrupoqueabandonabalacolina,despacioperoconunagransonrisaensus rostros.Eranmásdecienpersonas,sucias y atemorizadas, entre ellasmuchasmujeres y niños.Aunque no habíanperdidoanadieenelataque,sehabíanconvencidodequeibanamorir,yesose
reflejabaensusmiradas,inclusoenlasdeTheronaryLeicar,quesedeshicieronenagradecimientoshaciaGertes.
Mientrasesoocurría,ÁrgohttratabadeencontrarparecidoentrelamujerqueeraLeicarylaniñapequeñaqueélhabíaconocidomásdequinceañosatrás.Sehabía convertido en una mujer hermosa y elegante, aunque sin la bellezarutilante de su hermana. Theronar, por su parte, mayor que Kleinan, tenía elportealtivoyorgullosoquerecordabadesumadre,MarsiladeClem.
Ningunodelosdosdiomuestrasdehaberreconocidoalmeledino,cosaqueagradeció.
Gertes sehabía situado junto aÁrgoht al piede la colina, supervisando laevacuacióncomosideprontovalorarasupresenciayconsejo.Conpasoágil,elgrupose internabaenelbosque.Unexplorador llegóhastaellospara informardequenoquedabanadieenlasruinas,ningúnrezagado.
—Debemos llegar a la ciudad cuanto antes—dijoGertes en unmurmullocuandoelexploradorsehubomarchado.
La lluvia leshabíadadoun respiro,peroestaban todosempapados.Árgohtestaba cansado, y eso le ponía de mal humor. No dejaba de pensar en elhechiceroquepudierahaberprovocadotodolovividoduranteelataque.Hastalafecha se había encontrado con varios practicantes de magia, como Nerak, elDespreciable,peroningunoeraunverdaderohechicero.Encambio,loquehabíavistonopodíaserunailusiónniuntruco.Eramagiareal.
—Sielcombatehacomenzado—continuabaGertes,ajenoalestadomentaldesuinterlocutor—nosvamosaquedarentierradenadie.
—¿Laciudadtienealgunaentradatrasera,algúnpasadizo?Gertestratódehacermemoria,peroterminónegandoconlacabeza.—Heoídorumores,peroningunoenelquepuedaconfiar.Árgohtpensóduranteunosmomentosantesdevolverahablar.—Continúaconlosdemás.Yomevoyaretrasarunpoco.Gertesmiróalhechiceroconlosojosmuyabiertos.—¡Nopuedesdejarnos!—Osalcanzaré,peronecesitohacer algo.Es importante si quieresponer a
salvoatodaestagente.Gertesacabócediendoconunsuspiro.—Dejarétucaballoamarradodondeestá.¿Sabrásencontrarlo?Árgohtasintióconlacabezamientrassedabalavueltayascendíadenuevo
hacialasruinas.
Antorqu’iaerahermosaaunensudecadencia.Árgoht se sentíaatraídoporaquellos lugares, pues le evocaban una época mejor y más esplendorosa.RecordólasruinasdelaAtalayadeVisrênenlaquehabíasentidoalgosimilar.Elmusgo en las piedras caídas, el olor a tierra húmeda y el silencio parecíaninvitarle a quedarse allí para siempre.Aquellas sensaciones eranmuy acordesconsucarácter.
Buscóunlugarcómodoysesentóenelsuelo,sobrelagruesacapadehojasqueparecíacubrirlotodo.Habríasentidocómoseleempapabaelpantalónsinolohubieratenidoyacompletamentemojado.
Respirando hondo varias veces relajó sus músculos y sus pulsaciones.Después,buscóunpuntosituadoenunarocaqueteníaanteélyseconcentróenlaimagendelareinaLoena,tratandoderecordarcadadetalledesurostroysucuerpo hasta que en sumente solo existió ella.Murmuró un hechizo. El aireparecióagitarseasualrededormientrasunpuntode luzbrotaba justoantesusojosyseexpandíahastaconvertirseenunasuperficiebrillante,comounespejo,dedospalmosdeanchura.HacíamuchotiempoquenohacíaaquelloyÁrgohtse regocijó en la agradable sensación de algo añorado y querido que ha sidoencontradotrasmuchotiempoperdido.
Lasuperficiemostródeprontounaestanciadifusaenlaqueapenassepodíadistinguirunachimeneaencendida.LareinaLoenaseencontrabadeespaldasaél,mirandoporunapequeñaventana.
Árgohtcarraspeó.—Loena—dijo,sabiendoquelaibaasobresaltar.Lamujerdiounrespingo
yalzólacabeza.—¡Loena!EstavezlareinasediolavueltayseasustóalencontrarelrostrodeÁrgoht
flotandoenelaire.—¡Árgoht!¿Cómoesposible…?Deprontocayóenlacuentadeloimportante.—¿Quéhapasado?¿CómoestáLeicar?—Estántodosbien.Hemosllegadoatiempo.El suspiro de alivio de Loena fue lo suficientemente elocuente como para
quenohubieraquedecirnadamásalrespecto.—TodosestándecaminoaQuindarstenestosmomentos.—Árgoht, la batalla es inminente. LaOrden ya está a nuestras puertas. El
ejércitoseaprestaadefenderlamuralla.Hemosordenadoatodosloscivilesque
sedirijanalpuertodeinmediato.—Nollegaremosantesdequesedesatelabatalla,Loena.Necesitosabersi
existealgunaotramaneradellegaralaciudad,deentrarsinservistos.Loenadesviólamirada,buscandoentresusrecuerdos.—Hay varias, pero la más cercana a Antorqu’ia está al norte de vuestra
posición,cercadelostúmulosdeTend.Laentradaestáocultadentrodeunodeellos.Peronoséencuál.Nuncalaheusado.
Árgoht tratódehacermemoriaasuvez,peronohabíaoídohablardeesostúmulos.SupusoqueGertessí,asíquenopreguntómás.La imagenempezóarielar.Elhechizoseextinguía.
—Deacuerdo.Llegaremosloantesposible.Depronto,losojosdeLoenasellenarondelágrimas.—Árgoht,notardes,por…Las palabras de la reina se perdieron en el aire cuando su imagen se
desvanecióanteelhechicero,agotadalaenergíaquehabíadadovidaalhechizo.Árgohtsequedódenuevosoloentrelasruinas.
38
«Morirnoeslopeorquetepuedepasar.Karespuede
encontrarotrasformaspeoresdecastigarte».
Po’karatan,capítulodoce.Anónimo.
Shera Ante’i observaba desde cierta distancia el Triforetau Go’laghan que,situado en un atril en el centro de la biblioteca, esperaba a que la Maestravencierasusreticencias.Llevabahorasallí,sentadaanteélenunmullidosillónsindecirpalabra,comernibebernada.Solo loobservaba,comosipretendieraqueel libro ledesvelarasussecretosporsímismo.Labibliotecaseguíacasiaoscurasynohabíapermitidoquenadie,salvosuasistenta,entraraenella.
—Maestra,¿quéestáisesperando?¿Noesellibroquebuscabais?Shera estaba tan ensimismada en sus pensamientos que ni siquiera le dio
importancia al hecho de queAlmina hubiera hablado sin su permiso.Tenía lamiradaperdidaylapieldeloslabios,quesiemprellevabapintadosyluminosos,secayagrietadaporlafaltadehidratación.
—Tengomiedo—dijosinpensar.Alminacasidiounrespingoenladurabanquetaenlaqueestabasentada,tan
hambrientaysedientacomodebíadeestarlolaMaestra.—¿Quéteméis,miseñora?Soloesunlibro…AquellaspalabraslograronarrancaraSheradesuensimismamiento.
—Niñaignorante.Deberíahacerteazotarenpúblicosoloporesadenigrantedefinición.
—Lolamento,Maestra,nopretendía…—¡Claroqueno!Alminasearrepintióalmomentodenohabersidomáspaciente.Almenos
antes,ensilencio,nosesentíaestúpida.—Eselibroquevesahí—continuóSheraseñalandoelinmensovolumencon
undedodeuña impoluta—,esunejemplarúnico:elTriforetauGo’laghan.Lainformación que contiene puede suponer el ascenso definitivo de Kares y laordenKariteas.
—¿Quépuedesertanimportantecomo…?—¿Pretendesquecompartaesainformacióncontigo,niñaestúpida?—bramó
Shera.Labibliotecaledevolvióelecodesuspalabras,resonandoencadaparedyenelaltotecho.
Almina bajó la cabeza, avergonzada, y no dijo ni una palabra más. LaMaestrasepusoenpieconunsuspiro.
—Veatraeralgodecomer.Lajovennoesperóaqueselorepitierayselevantódeunsalto,dejandoa
Shera sola en la biblioteca. Lamaestramiró cómo su asistente abandonaba laestanciaypensóencómoeraellaasuedad:igualdecuriosaeinsolente.
«Poresomegusta».Conpasosinseguros,seacercóalantiguolibro.Estarallí,solaenpresencia
deKares,eraparasualmaunbálsamoquedisipabatodaslasdudasquepudieratener.Searrodillódepronto.
Yrezó.RezóparaqueKares leproporcionara la sabiduría suficientecomopara poder entender su palabra que, estaba convencida, estaba contenida enaquelvolumen.
Por fin, tras un buen rato, se puso en pie.Había llegado elmomento.Nopodíademorarlomás.Susmanos temblorosasacariciaron lacubierta,hechadepielnegra,y recorriócadaunodesusgrabadosybajorrelieves,unaexquisitezdigna de ser admirada. El polvo se aferró a sus dedos, pero no le dioimportancia.Cogió la tapayunescalofrío recorriósucuerpomientrasabríaellibroporlaprimerapágina.
Enesemomento,unospasostrasellalasobresaltaron.—Disculpad,Maestra—dijounavozserenayronca.Shera lanzó un suspiro y se giró hecha una furia, dispuesta a azotar al
imprudentequehabíaosadointerrumpirla.Sinembargo,todosuímpetusehelócuando vio quién era la persona en cuestión. Era Kilnárion, el heraldo delConsejoKariteasyasistentepersonaldelSerSupremo.Eraunhombreorondoymuy alto, completamente calvo, cuya única misión era dar los mensajes másimportantes procedentes de la Orden. Era el ser vivo más cercano al SerSupremo, el únicoque tenía accesodirecto a él.Su túnicanegra rivalizaba enelegancia inclusoconlasuyapropia.Apesardequetendríaquehaber llegadohastaallíacaballoyalgalope,suatuendonomostrabaniunamotadepolvodelcamino.
«¿Quéhaceaquí?».—Hola, Kilnárion. Me honras con tu visita. ¿En qué puedo servir al
Consejo?«Terminando lo que estaba haciendo» —pensó, irritada. Sus labios, en
cambio,securvaronenunafalsasonrisa.—ElConsejomeenvíapararecogerellibroycustodiarsuregresoaFerris.Shera tuvoquehacerunesfuerzovoluntarioporcerrar laboca,presade la
estupefacción.ElConsejohabíaintroducidounespíaensugrupo,aunquenadieloreconoceríajamás.QuizásfueralapropiaAlmina.
Shera sabía que no podía negarse a la petición del Consejo expresada atravésdeKilnárion.SuvozeralavozdelConsejo,queasuvezeralavozdelaOrden,queeraladelSerSupremo,queeraladelmismísimoKares.NegarseaKilnárion era hacerlo a su Señor en persona. Así había sido desde tiemposinmemoriales.EllugarqueocupabaelheraldopugnabaenimportanciaconeldecualquieradelosMaestros.
—Así se hará —concedió Shera con un sonoro suspiro. Acababan dearrebatarlesumayormomentodegloria,sumayorvictoria—.Espéramefuera,porfavor.
Sherateníalaesperanzadeteneraúnunmomentoasolasconellibro.—Esonoseránecesario,Maestra.ElConsejomehaordenadoquenopierda
de vista el libro y queme encargue personalmente de que regrese a Ferris enperfectascondiciones.
Sheraechóunúltimovistazoalatril,frustrada.Habíaestadotancerca…—Es todo tuyo —concedió por fin, mientras salía de la sala como una
exhalación.El camino de regreso a Ferris se hizo eterno para Shera Ante’i. Antes de
partir se reunió conCledus a fin de que los trabajos de acondicionamiento de
Turkaisimcontinuaransindescansodurantesuausencia.—Habilitaalgunosdormitorioscuantoantes.Cleduslamirósinterminarde
comprender.Cuandoporfinlohizo,susojosseabrierondesmesuradamente.—Nopensaréis…
—Enefecto.¿Algúnproblema?—Todavíano sabemos si la estructura es segura,mi señora.Quedamucho
trabajoporhacer.—Puesponteaellodeinmediato.Regresarépronto.Nomedecepciones.ACledus no le quedómás remedio que asentir con la cabeza con cara de
tenerganasdetirarseporunprecipiciomientraslaMaestraledabalaespaldaylodejabasoloconsuspreocupaciones.
De esa conversación hacíamás de un día ymedio ya, pero cuando Ferrisapareció por fin ante su vista, seguía dándole vueltas. La ciudad que habíaacogidoalacúpuladelaOrdenlepareciópequeña,angostaysucia,impropiadeellos.Cadaminutoquepasabaseconvencíamásdelaimportanciaqueteníaparaloskariteassalirdeallí.Kilnárionviajabaasu lado, juntoaunbaúlenelquehabíasidoempaquetadoellibroydelquenoseseparabaparanada.Notratabade entablar conversación, cosa que ella agradecía. El traqueteo del carro laestabaponiendonerviosa.
Tres horas después, Shera se enfrentaba de nuevo a sus compañerosMaestros.Sehabíadadounbañoysehabíacambiadolatúnica,pueslallevabacubiertadepolvoporelcaminoy lashorasquehabíapasadoen labiblioteca.Teníaelmismoaspectoimponentedesiempre.Habíaelegidounaceñidaaltallequeresaltabasubustoysehabíarecogidolalargamelenanegra,porloquelosrasgos de su piel oscura destacaban aúnmás de lo habitual. Kilnárion estabatambiénpresente,apartadoenunaesquinasombría.Teníaderechoapresenciarlas reuniones,peronoaparticiparenellas.Shera sedetuvoapensarenél, encómosupresenciaentre losmaestrossehabíahechomáspatentedesdequesehabíaninstaladoenFerris.Sibienantesapenaspresenciabasusconversaciones,enlosúltimostiemposparecíaquererestaral tantodetodo.Ysiélestabaallí,eraqueelSertambiénestabaaltanto.
—¡Shera!—exclamó Gio Lahnoir sacándola de sus cavilaciones con unasonrisafalsa.
Shera saludó con un asentimiento de cabeza. Parecían estar esperando porella, porque en aquel momento todos se sentaron en sus respectivos sillones
alrededordelamesadelSalóndelAlarido.Otrextomólapalabraentonces.Elbaúlqueconteníael libroestabasituado juntoaellos.ASherase leaceleróelpulso. No podía imaginar aquella reliquia en otras manos que no fueran lassuyas.
—Hermanos —dijo el anciano poniéndose en pie—, hoy es un díaimportanteparanosotrosennuestroservicioaKares.NuestrahermanaSherahahechoundescubrimientoqueharáquesunombresegrabeconletrasdeoroennuestra historia, quizás elmás importante. Antes de pasar a ello, Shera, ¿quéotrasnovedadesnostraesdesdeKinar’on?
Shera miró a los demás, impaciente. Aun así, encontró la templanza parahablardeltemaalquehabíavenidodandovueltastodoelcaminoderegresoaFerris.
—Turkaisimes impresionante.Cledusy suequipoestánhaciendounbuentrabajoconeldesescombro,asegurandolaestructuraydespejandotodalazona.Creoqueestaráplenamenteoperativoenunpardesemanas.
—¿Operativoparaqué?—interrumpióGio.Sheralosmiróunoporunoantesderesponder.—Pararecibirnosatodos.LaMaestraseregocijóenlacaradeasombroquemostraronsuscompañeros.—Creoquedeberíamosinstalarnosallí.Esindignoquevivamosenunlugar
comoeste,unreinoquenoesnuestroyquepuedepretendergobernarnos.Soloel Ser Supremo debería darnos órdenes. Ningún rey debería tener autoridadsobrenuestrosactos.
Sheraobservóquelosrostrosdelosdemásibancambiando,asintiendoconlacabezaamedidaquesuspalabrasibancalandoenellos.
—FundaremoslaNuevaHiom,cuyocentroseráTurkaisim,ydesdeallínoslanzaremosaconquistar todaTheraparamayorgloriadeKares.A laOrden lefalta un símbolo, algo que todos teman con solo nombrarlo. Turkaisim seránuestro símbolo. El mundo temblará ante su mera mención. Y cuando lossecretos del Triforetau Go’laghan sean por fin revelados, ¡nadie osaráenfrentarseanosotros!
Los Maestros estallaron en aplausos en respuesta a la arenga de Shera,emocionadosantelaperspectivaqueacababadeplantearles.
—Todo lo que hemos hecho hasta ahora—continuó cuando la euforia sehubocalmadounpoco—noservirádenadasiDuntasdecidequetodoestoessuyoyqueestamosasuservicio.Eshoradetomarnuestrocamino.
—Quindarst está a punto de caer—dijoTredes—.Cuando lo haya hecho,todo el sur deKisea estarábajo control.Ferris nopodríaoponerse a nosotros,aunquequisiera.
—¿Cuándotendremoslaciudadbajocontrol?—Entre hoy ymañana.Nuestros espías informan de que la dotación de la
ciudad es ínfima, aunque otra circunstancia nos ha causadomás preocupaciónqueelasalto…
—Durantetuausencia—retomólapalabraOtrex—hallegadounmensajeroconunacartafirmadaporÓrfedes.
ASheraseleerizóelvellodelosbrazos.LameramencióndelosGuardasArcanoslaponíanerviosa.
—Dice que ha encontrado resistencia durante una incursión. Resistenciamágica.
Sheradiounrespingo.¿Seríaposible?Suspensamientosse llenaronconelnombre de Árgoht. ¿Qué probabilidades había de que fuera algún otrohechicero? Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Árgoht había sido elartíficedequefracasaralacampañadeAngôr.SherahabíaasumidosunegativaaunirsealaOrdenKariteascomounaderrotapersonal.
—¿Supoquiéneraesemago?—No llegó a enfrentarse a él, ni a verlo si quiera, pero intervino en el
combate, obligándolo a retirarse desde retaguardia.Ha justificado su cobardíadiciendo que le parecía más importante recabar cuanta información pudierasobreélantesdehacerlefrente.
—SihayunhechiceroenQuindarstlaconquistasepuedecomplicar.—Órfedeshadichoquevaaestarpresenteenelataque.Élloeliminará.Shera no pudo evitar sonreír ante esa perspectiva. Órfedes era un Guarda
imponenteypoderoso,peroningunodeelloshabíavistoaÁrgohtenacción.Encualquier caso, eso estaba ocurriendo muchos kilómetros más al sur. Loimportanteeraloqueteníandelante.
—Puesnadadequépreocuparse,entonces—dijoShera,tratandoderedirigirlaconversaciónhaciaelbaúlqueesperabaenelsuelo.Sinembargo,lanoticialahabíainquietado.
—Sí,dejemosqueÓrfedesdemuestreporquéeselmejordelosGuardas.—Noestoytanconvencido…—dijoOtrexbajandolacabeza.—NuncatehangustadolosGuardas,Otrex,perohastatúdebesreconocersu
eficacia. Llevanmuchos años a la espera, agazapados, esperando elmomento
adecuado. Su reclusión ha terminado.Además deÓrfedes, los demás se estánreuniendoaquíenestosmomentos.LlegandesdetodaThera,dondehanestadoejerciendo de espías para nosotros desde hace años, esperando el momentoadecuadopara salir a la luz.Laguardaha estadocaptandocadahechicerodelque se tenía conocimiento desde hace décadas. No ha sido un trabajo fácil.Algunosdeestoshombresymujeressolohanreconocidosucondición trasunlargoasedioporpartedeotrosGuardas.
—¿Estánaquí?—preguntóShera,sorprendida.—Solohanllegadotres.Órfedesseincorporarápronto.Esperamosqueestén
aquí los tres restantes en los próximos días. Desde que estén todos, nosreuniremos con ellos. Solo falta Jikeon Artaggar. No hemos conseguidolocalizarle.Estáenunamisión,peronosabemosdónde,soloqueestáenalgúnlugardelasmontañasllevandoacaboel…reclutamiento.
«Siete»—pensóShera,sorprendida—.«Sietehechicerosanuestroservicio».—Estoydeseandoconocerlos—dijo,pensandoenvozalta.—Sonenverdadimpresionantes—añadióGio—.Tegustarán.En ese momento, Shera supo que aquello no era cierto. Tras ver lo que
Árgoht era capaz de hacer y lo que ellos mismos hacían en las entrañas deMügero y ahora allí, en Ferris, Shera empezaba a tenerles respeto y hasta unpocodetemoraloshechiceros.
—Noestoyseguradeeso—respondió—.Yoprefierolaespadaylapalabraparaganarbatallas.Inclusosoypartidariadeunpolvobienusadopararesolverunconflicto,perolasartesarcanas,labrujería,meponenmuynerviosa.
—Sonnuestros,Shera.Estánbajonuestrocontrol.Sulealtadsehamostradohastaahoraincuestionable.
Unasonrisadesdeñosasubióaloslabiosdelamaestra.—Si crees que puedes controlar a un hechicero, es que no conoces a
ninguno.«Yahoravamosateneraseisbajonuestrotecho».—La guarda Arcana ha estado al servicio de la Orden desde hace siglos.
Nadadebemostemerdeellos.Sheraempezabaacansarsedeaquellaconversaciónquenollevabaaninguna
parte.—Comotúdigas,Maestro.¿Podemospasaraloverdaderamenteimportante?Gio dudó un momento antes de entender a qué se refería Shera. Sin que
nadieselopidiera,ellaselevantó,haciendocrujirsuropacontralamaderadela
silla,yseacercóalarcón.Olíaamaderaviejayhúmeda,peroestabaseguradequeKilnárionlohabíacerradoalaperfecciónyempaquetadosucontenidoconespecialcuidado.
Sherahizosaltarloscierrescondelicadeza,comosiestuvieratratandoaunbebé.Abriólatapaydejóalavistaunpuñadodetelas.Metiólasmanos,sacóelúnicobultoqueenvolvíanylopusosobrelamesaconungemido.Pesaba.
Empezóadeshaceralhatilloconmanostemblorosasantelaatentamiradadelos demás.El silencio a su alrededor era tan pesado como el baúl.La tensiónentre los maestros era casi palpable. Todos ellos eran conscientes de latrascendenciadeaquelmomento.
ElTriforetauGo’laghan,ellibromásimportantedelahistoriadelaOrden,quedóporfinaldescubierto.
39
«ElhermanamientodeLahmnayClemthansupusounhechosin
precedentesenaqueltiempo.DenoserporlaTierraNegra,
quizáshubieranalcanzadoungradodeprogresoequiparable
aldelImperioMeledinoantiguo».
GeografíadeThera.Compendio,capítulotreintaydos.
GleresdeTir.
Elfinaldelbosquellegótanabruptocomounacantilado.Aunquelalluviahabíacesado,bajo laespesacoberturavegetalparecíaseguirhaciéndolodebidoa lasgotasquecaíandelosárboles.Porello,tantoGertescomoÁrgohtagradecieronelrespiroquelesdioelsaliracampoabierto.Elsolestabaapuntodeabandonarelcieloylassombrascrecíanconrapidezasualrededor.
Habían salido de la arboleda un poco más al norte del punto por el quehabíanentrado,guiadosporeljovenOlidas,queparecíaconocerlaregióncomolapalmadesumano.Lesguioporunsenderocasiolvidadoyllenodemalezasperoquelespusoenladireccióncorrecta.Elrestodelgrupolesesperabamediokilómetro más atrás, lejos del camino, con la esperanza de esquivar a losposibles rastreadores que hubieran salido en su busca. Sin embargo, eranconscientesdequeungrupotangrandecomoaquelerafácildeseguir.Conunpocodesuerte,lalluviadificultaríaelseguirsushuellas.
—Allí —dijo Olidas señalando un punto a su derecha. En la distanciapudieronver lassombrasdeunaspequeñascolinasformandounaretícula.Lostres evitabanmirar hacia la izquierda, aunque les costaba no hacerlo, pues lasombra del ejército invasor se encontraba ya demasiado cerca de la ciudad.Sabíanqueelataquehabíacomenzado,peroningunoquisomencionarlo.Árgohtcreíaoleramaderaquemadainclusodesdeallí,peronopodríaasegurarquenofuera una jugarreta de su mente. Volviendo la mirada hacia los túmulos, depronto le pareció ver movimiento entre ellos, pero podían ser las danzarinassombrasdelanochequeseacercabaconrapidez.
—Id a buscar a los demás —dijo Árgoht—. Yo me adelantaré para irbuscandolaentrada.Enelbosquenoestánseguros.
Elhechiceronosequitabadelacabezalaposibilidaddequelesestuvieransiguiendo.Ahoraqueestabanavisados,losmiembrosdelaOrdenvendríanmáspreparados.
—¿Estás seguro?—preguntó Gertes, mirando hacia los túmulos. Solo lesseparabandeellosuncentenardemetros.
—Tenerlos a todos aquí mientras buscamos la puerta no es seguro. Yo laencontrarémientrasvosotroslostraéis.¡Vamos!
Árgohtni siquiera sediocuentadequehabíadadounaorden,peroGertesobedeciósinrechistar.OlidasyGertesseinternarondenuevoenelbosque.Elmeledinoazuzóasucaballoysedirigióalostúmulos.Sentirelairefrescodelatardesinlalluviaazotandosurostroleinsuflónuevaenergía.Tratódeencontrara la Madre en aquel aire, en el aroma a tierra mojada, pero solo encontrabavacío. Aún sentía en el cuerpo elmalestar que le había producido el hechizorealizadoenlasruinas.ContactarconEllaenaquellaregiónenlaqueelDañolodominabatodolecostabaunsobreesfuerzoconelquenocontaba.Levinoalacabeza el recuerdo de los días que había pasado perdido en el gehvaal,precisamenteportratardeestablecercontactoenunsitiosimilar,infectadoporlaTierraNegra. En aquella ocasión, herido y débil, había sucumbido.Ahora eramásfuerte,peronodebíaconfiarse.Cadavezqueusabasumagiaallíeracomosi le cortaran un dedo. Temía que llegara un punto en que no fuera capaz dehacerlo.
Entodoestopensabacuandolosprimerostúmulosaparecieronanteél.Habíamásdecien,detodoslostamaños,excavadosenlascolinasbajasquesalpicabantodalazona.Árgohtrecordóquelafamiliarealestabaenterradaenlacriptadelaciudad,porloqueallídebíanestarlosmiembrosmáselevadosdelanobleza.
Másalládelostúmulos,haciaeleste,distinguióunazonadetierraremovidaconcientosdeestacascolocadasdecualquiermanera:losenterramientosdequienesnopodíanpermitirseuntúmulo.
En aquel momento el aire le trajo el sonido velado de voces susurrantes.Árgoht sepusoenalertaydesmontócon todoel sigiloquepudo.Lediounaspalmadas en el cuello al animal esperando que no hiciera ruido y se quedaradondeestaba.Rodeóvariostúmulossiguiendoelsonidoy,cuandoestuvosegurodeestarcerca, subióporunodeellospara tenerunaposiciónelevada,aunquesolofueraunpardemetros.
Eransietehombres,todosellosvestidosdenegro,loquecasilosmimetizabacon las sombras crecientes. Tres de ellos, armados, observaban desde ciertadistancialoquehacíanlosotroscuatro,quenoeraotracosaquesacarcadáveresdeunodelostúmulos.Vestíantúnicasdeaspectoraídoyencorvabanelcuerposobresutarea,comosillevaranañoshaciendolomismo.Parecíanancianos,conla piel arrugada y decrépita. Se movían de forma extraña y emitían siseos ydesagradablesarcadasmientras trabajaban.Asualrededor,varioscadáveresendiversosestadosdedescomposiciónseapilabansinningúnordenaparente.Depronto,ÁrgohtrecordólasmazmorrasdelaTorredeMügeroytodoloqueallíhabíapresenciadoyentendióquéhacíanallíesoshombres.
En silencio, desenvainó a Êralin. Sus sentidos mejoraron y pudo apreciarcadadetalledeloshombresqueteníadelante.Comosihubierasentidosumiradaosumuerte inminente,unode losviejossegiróymiródirectamentehaciaél.Todoslosdemásleimitaronmientrasseñalabaconundedoescuálidoygritabaunaspalabrasininteligiblesqueeranpocomásqueunchillidoronco.
Lostreshombresdesenvainaronalavezyunodeelloshabló.—¿Quiéneres?Sueltaelarmaahoramismo.Árgoht hizo caso omiso y comenzó a descender el túmulo con mucho
cuidadodenoresbalarenlasuperficielodosa.TratódeconectarconlaMadre,perolasintiódemasiadolejosynoteníatiempoparabuscarla.
Los soldados se cuadraron en posición defensiva. Mientras bajaba haciaellos, Árgoht trataba de analizar la situación y plantear una estrategia. Habíamejoradomuchoconlaespadaconelpasodelosaños,peroenfrentarsea tressoldadossinsumagiaeraquizásdemasiadopedir.
—Sueltaelarma,¡ahora!Árgoht analizó a sus contrincantes: yelmo, coraza ligera, sin grebas,
guanteletes… Buscaba puntos débiles y zonas desprotegidas; estudiaba sus
facciones y expresión, tratando de encontrar al más frágil, al que estuvieraatemorizado,allíderoalsuicida.LaenergíaqueÊralintransmitíaasucuerpolepermitíapensarconmásclaridad,comosiestuvierafrescotrasunabuenasiestay no cansado y aterido. Sabía que pagaría las consecuencias, pero ahoradisfrutabadelasensacióncomounborrachodesuembriaguez.
Los cuatro viejos retrocedieron, atemorizados, haciendo gestos yaspavientos.Sumerapresenciaeradesagradablealavista.
—Profanadoresdelosagrado.¡Soisunavergüenza!—¡Lárgate!Siguecontusasuntos.Árgohtsedetuvoaescasosmetrosdelprimerodelossoldados.Unamedia
sonrisadivertidasaltóasuslabios,extrañainclusoparasímismo.—Estossonmisasuntosahora.El hechicero cargó, salvando la distancia con dos largas zancadas. Êralin
silbóyelsonidodesudanzaalegróeloídodeÁrgoht.Elprimerhombreesperabaelataque,perolesorprendiósuferocidad.Alzó
suarmapararepelerelgolpe,peroelimpactofuemásfuertedeloqueesperabay su espada bailó entre susmanos, obligándole a abrir la guardia.El segundomovimiento deÁrgoht abrió un tajo en su cuello, entre el yelmo y la coraza,salpicándoledesangre.Sindetenerseamirar,cambióelpesodelcuerpoy,conun giro, atacó al soldado situadomás a su izquierda. De fondo, escuchaba elsonido de los gorjeos y siseos de los viejos, que parecían alentar a los suyoscomosiaquellofueraunajusta.
Elsegundohombreestabaunpocomáspreparadoqueelanterioryrepeliósu ataque con elegancia para después responder a su vez. Los sentidosacentuadosdeÁrgohtlepermitieronprevereltajoydiounpasoalaizquierdaparaesquivar.Escuchóelsilbidodelfiloalpasarcercadesuorejaderecha.Casimetidobajoelcuerpodelhombre,ÁrgohtusólapuntadeÊralinparaensartarasu oponente por el hueco de la axila, rompiendo costillas en su avance. Elhombre cayó desmadejado. Sus gritos silenciaron los repugnantes sonidos queemitíanlosviejos,peroduraronmuypoco.
Eltercerhombreselanzócontraéltratandodeaprovecharsuinestabilidad,peroelhechicerotuvoeltiempojustodegirarsuarmaydesviaraduraspenaselataque,loquelediounsegundoparaafianzarsuposiciónysituarlospiesconfirmezaenelsuelo.Detuvounsegundoataque,peronoencontrabahuecoenladefensa del soldado. Tropezó con un cadáver y a punto estuvo de caer deespaldas.Elhombrecreyóverunaoportunidadeneldeslizyselanzócontraél
conungrito.Árgoht,envezdelucharcontrasuinestabilidad,sedejóllevarporella y permitió que su cuerpo casi cayera al suelo, apoyando unamano en elfangoyesquivandocasisinproponérseloeltajoquebuscabasucabeza.Lanzóunapiernaqueimpactóenelpiedeapoyodelsoldado,quebrándoleeltobilloyhaciéndolocaerentrequejidos.Árgohtsepusoenpiedenuevoycortólosgritosdecuajoconuntajocertero.
Asuespalda,loscuatroviejosseapretabanunoscontraotroscomogallinasapuntodelsacrificio.Árgohtmiróasualrededormientrasavanzabahaciaellos,tratandoderecuperarelaliento.Pudocontarquincecadáveresytratódeevitarimaginarsequépodíanquererhacerconellosaquellosengendros.Aunquenoeraningún santón, profanar el descanso de los muertos le provocaba una granrepulsión.
ÁrgohtvioelmiedoenlasdecrépitascarasdelosviejosmientrasÊralinsealzabacontraellos.
Cuando Gertes llegó encontró a Árgoht sobre uno de los túmulos muyconcentrado.
—¡Árgoht!¿Estásbien?Elsoldadosehabíafijadoenlasmanchasdesangredesucaraysusropas
que,alaluzdelaluna,parecíandeespesatintaoscura.—Sí.—¿Quéhapasado?—Hetenidoquebailar—respondió,dejandoboquiabiertoaGertes—.Creo
queséenquétúmuloestálaentrada.Y, sin más palabras, descendió en dirección a otro sepulcro situado unos
metrosasuderecha.Alpasardejóatrásloscuerpossinvidadelosviejos.ConÊralin envainada, el asesinato a sangre fría de aquellos seres, por muydespreciablesquefueran,leprovocabadesazón.
Ignorándola todo cuanto pudo, llegó ante la pequeñapuerta demadera deltúmulo.Gertesmiróloscuerposconladudaclavadaenlamirada,perosetragósuspreguntas.
—¿Porquéesta?—preguntóencambio—.Mepareceigualquelasdemás.—Peronoloes.Todassoniguales,enefecto,peroestatieneeso.Árgoht señaló un pequeño grabado, sutil y fácil de pasar por alto, en la
esquinasuperiorizquierdadelapuerta.EraelemblemadelreinodeLahmna.—La familia real está enterrada en la ciudad. ¿Por qué iban amarcar una
solapuerta?Hecomprobadolasdemásyningunaotratieneestegrabado.Tiene
queseresta.Sinpensarlodosveces,Gerteslanzóunapatadacontralapuerta,peroestaba
atrancada. Tuvo que insistir con el hombro hasta que, con un crujido, cedió,haciendoqueelsoldadoacabaraenelsuelojuntoconlosrestosdemadera.Unanubedepolvo,antiguoypesado,selevantóasualrededor.Elolorahumedadlesinvadió,haciéndolesarrugarlanariz.
—Muy resistente para ser un simple enterramiento, ¿no? —dijo ÁrgohtmientrasayudabaalevantaraGertes.
Elsoldadosesacudióelpolvodelaropayestornudódosveces.Elinteriordel túmuloestabaaoscurasy solo la luzde la lunaaportabaalgodeclaridad.Aunque los sentidos mejorados de Árgoht le permitían ver algo más que losdemás,enaquellassombrasapenaspodíapercibirmásqueloscontornosdifusosde varios nichos excavados en las paredes. Gertes salió y regresó instantesdespuésconunaantorcha,encendiéndolaunavezdentrodeltúmuloparaevitarqueelresplandorpudieradelatarlaposicióndetodoelgrupo.
El enterramientoera circularymuchomásgrandede loqueparecíadesdefuera.Lasparedesabovedadasestabanreforzadasconadobeydisponíadevariosanclajesparaantorchas.Losnichosestabanexcavadosenlaparedysolodosdelosochodisponiblesestabanocupados.Deloscuerpos,cubiertosconmortajas,soloasomabanalgunoshuesosblanquecinos.
Al fondo de la estancia, un barullo de ropas y enseres oxidados searracimaban sin ton ni son. Árgoht se dirigió directamente hacia allí ydesperdigó la pila usando los pies, levantando una nueva nube de polvo.Allíestaba.Eraunapequeñapuertaporlaquetendríanqueentraragachados,peronoteníanotracosa.Noteníatiradornicerraduraporestelado.
—Estápreparadaparaabrirsesolodesdeelotrolado…—Déjameamí.Denuevo,Gertes tuvoqueemplearsea fondoparaabrir lapuerta,no solo
porque estuviera en desuso y humedecida, sino porque parecía tener variascerradurasporelotrolado.
—SielejércitodelaOrdennoescuchaesteescándaloesqueestánsordos—ironizóÁrgohtconunamueca.
Gertessedetuvoymiróalhechicero.—Siquiereshacerlomejor,teinvito…Árgoht levantó lasmanosynegócon lacabeza, instándolea seguircon lo
queestabahaciendo.
Por fin, la puerta se quebró.Gertes sudaba copiosamente lo que, unido alpolvoqueyateníaadheridoalapiel,ledabaelaspectodeunniñoqueacabaradellegardejugarenelbosque.
Másalládelhuecoquehabíadejadolapuertalaoscuridaderatotal.—Tendremos que dejar los caballos atrás—observó el hechiceromientras
analizabaeltamañodeltúnelqueseabríaanteellos.Gertesseacercócon laantorchaparaalumbrar loscontornos.Eraun túnel
angosto y chato en el que una persona cabría de pie a duras penas. Para uncaballoseríaimposiblepasar.
—Esunarutadehuidaencasodeemergencia—dijoelsoldado—.Noestápreparadaparatantagente.Tendremosqueirenfiladeauno.
Gertessalióabuscaral restodelgrupomientrasÁrgohtobservabael túnelcon la antorcha. Se adentró en él algunos metros para comprobar que suestructuranocambiabademasiadoamedidaqueseinternababajotierraconunligerodesnivel.
«Va a ser duro» —pensó con un suspiro, analizando la estrechez que lorodeaba.Además,elaireestabaviciadoyolíamal, loqueharíaelavancemáspenoso.Hastaélllegóelsonidodevoces.Eranlosrefugiados,quellegabanalaentrada, curiosos y atemorizados al mismo tiempo. Tras un último vistazo,regresóaltúmulo.
40
«ElSerSupremoeslavozdeKaresenelmundo.Susojos,
susmanosysuespada.SupalabraesLaPalabra».
Po’karatan,capítulotres.Anónimo.
—Apesardeestarviéndoloconmispropiosojos,mecuestacreerqueseacierto.
AShera,lavoztrémuladeGioLahnoirlellegócomosiestuvieraenalgúnlugarmuylejano.Ensimismadadenuevoenlavisióndellibro,loquelarodeabahabíapasadoaunsegundoplano.
Otrexseacercóylaempujóconsuavidadparasituarseanteelvolumen.Losdemássearremolinaronasualrededor.Sherasedesplazóa regañadientesparaquetodospudieranobservarunadelasmaravillasperdidasdelaOrden,quizáslamásimportanteytrascendentedespuésdelPo’karatan.
—Por fin—dijo alguien—. Nuestra victoria definitiva está cada vez máscerca.
Sheraobservabalasmanosdelosmaestrostocandoellibro.«Asquerosos»—pensó casi sin querer y por poco no se le escaparon las
palabras. Por un momento le parecieron las manos de un viejo lascivorecorriendo el cuerpo de una jovencita. Un escalofrío le recorrió de pronto ysupoloquesignificaba.Dereojoviounmovimientoenunaesquinadelsalóny
quelassombrasenaquellazonasehabíanintensificado.ElSerSupremoestabaallí,observando,comonopodíaserdeotraforma,enunmomentocomoaquel.Shera hizo como que no se había dado cuenta, consciente de que nuncaparticipabadirectamenteennada.Sieranecesario,usaríaaKilnárion, tambiénpresenteyconlamiradafijaentodocuantoocurríaalrededordellibro.
Peroestabaallí.ElSerenpersona, lavozdeKaresentre loshombres.Eraunapresenciaconstante,comosialguienlamiraraporencimadelhombroacadamomento.Losdemásnoparecíanhabersepercatadodesullegadaoestabantanacostumbradosaquellegarasinanunciarsequenoledieronimportancia.
Sheraregresósuatenciónallibro,peroúltimamentenodejabadepensarenelpapelqueelSerrepresentabaparalaOrden.Losmaestrosyahabíanabiertoelgranvolumenyloobservabanconavidez.
—Nonoslodiráconfacilidad—dijoShera.Otrexsegiróhaciaella,comosiacabaradedescubrirqueestabaallí.—¿Aquéterefieres?—Aquenoesperesencontraruncapítulotitulado«CómoinvocaralosHijos
deKares».Eselibronosdarásussecretoscuandonoslosganemos.El Maestro se envaró, poniéndose muy tieso de pronto, con lo que ganó
varioscentímetrosdealtura.—¿Mecreesincapazdeleerunlibroyentendersusignificado?—¿Creesqueesunsimplelibro?SienalgoconozcolosdesigniosdeKares,
estarállenodetrampas,girosysombrasquetaparánaquelloquequierassaber.Creerásestarleyendounacosacuandoenverdadesotra.Creerás,incluso,estarleyendomientrasenverdadestáshaciendootrascosas.Esunlibrotraicionero.
—Yotambiénconozcolas leyendas,Shera.¿Ahoradirásquesulecturamevaavolverloco?
LosdemásMaestros,quesehabíandetenidoaescucharelcrucedialéctico,serieronporlobajo,comosilaspalabrasdelancianofueranunchistemalo.
—Notecreastodoloquelees,Maestra.—Puesmás tevaleque tú te creas loque tevoy adecir: afronta ese libro
comosifueraunavulgarlecturaylopagaráscaro.Lopresiento.Enaquelmomento,Sherasupoqueseloibanaquitar.Otrexrecurriríaasu
antigüedad en la jerarquía de laOrden para reclamar su derecho a estudiar ellibroenprimerlugar.Loveíaensusojos.
—Hoymismoempezaréaestudiarlo—dijoOtrexconunasonrisadesdeñosa—. En breve conoceré aquello que nos dará el control definitivo sobre toda
Thera:sabrécómodespertaralosCincoHijosdeKares.—Loscuatro.LasonrisadeOtrexdesapareciódesurostro.Losdemástambiénsepusieron
tensos,comosihubieramencionadountematabú.—Jerkal’im hamuerto, ¿lo olvidáis?Lo destruyó ese hechicero al que tan
pocaatenciónprestáis.Sheraestabadisfrutandoconlaprovocación.—Noolvidamos nada—respondióOtrex entre dientes—.Hablas de cosas
quedesconoces,hermana.NosabemossiJerkal’imestáenverdaddestruidoosipodremosvolvera invocarlo.Estoysegurodequeha regresadoa ladiestradeKares,esperandolallamadaparavolveranuestroservicio.
—Piensaloquequieras,Otrex.Reclamoelderechoaestudiarellibrodesdequeseaposible.Dadoquefuiyoquienloencontró,esjusto.
—Si lohasencontrado túesporgraciadeKares,nopormérito tuyo.Aunasí,teloharésaberenelmomentoenquehayaencontradolainformaciónquenecesitamos.
«No la encontrarás» —pensó Shera con cierto regocijo. No veía en elanciano la actitud adecuada. Estaba seguro de que elTriforetauGo’laghan sereservaríasussecretosparaella.Lonotabaenlapiel.Otrexnosacaríanadadesuspáginas.
—Porsupuesto—dijoencambio,controlandolarespuestaquedeverdadlehabríagustadodecirleasuhermanokariteas.
Shera tuvo que observar tragando saliva cómo el Maestro Otrex cogía ellibro sin ningún cuidado y se lo llevaba bajo el brazo mientras seguíaconversandoconlosdemás,quelesiguieroncomocorderosalpastor.Sherasequedó allí, respirando por la nariz como un cuercanck enjaulado. Un vistazorápidoa laesquinaensombras lehizoverqueelSerSupremo, tansutilcomohabíallegado,sehabíaido.
Kilnárion,encambio,seguíaallí,observándolosconunaenigmáticasonrisa.AlpercibirlaatencióndeShera,leobsequióconunlevesaludoconlacabezaytambiénélabandonóelsalón.
Shera pasó el resto del día en sus habitaciones sintiéndose estúpida yhumillada.No dejaba de darle vueltas a todo el trabajo y sacrificio que habíasupuesto para ella encontrar el Triforetau Go’laghan para que ahora se loarrancarandelasmanos.PensarenelvolumensiendomanoseadoporOtrexleponíalospelosdepunta.Esperabaunanotadelancianodeunmomentoaotro,
peroenelfondodesusersabíaquenoseríatanpronto,quenoserendiríacontantafacilidad.Aunquesolofuerapordignidad,estudiaríaafondoellibro,aunsabiendo que no le daría la información que estaba buscando. De pronto, lamaestrasupoquenolaharíallamar.Siqueríaestudiardecercaellibrotendríaqueirabuscarloella.Pero¿cómohacerlosinofenderalmaestronicontravenirlajerarquíadelaOrden?
Estaba en un callejón sin salida. Hastiada, hizo entrar a Almina, a la quehabíaechadodelahabitaciónunbuenratoantes.Llegóconunabandejasobrelaque descansaba una infusión que dejó un delicioso aroma a su paso y queapaciguóunpocosusnervios,aunqueellasabíaquénecesitabapararelajarsedeverdad.
—Quítatelaropa.Alminaobedecióconunasonrisapícaraenloslabios.
41
«Ellargoviajesupusounaetapadeaprendizajemuy
importante.Lesirvióparaestablecernuevasalianzasy
reforzarviejospactosquealapostreresultaron
imprescindibles».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítuloveintiséis.Edgor
Mundensen.
Árgoht era incapaz de calcular cuánto tiempo llevaba caminando por aquelestrecho túnel, pero el calor en él era sofocante, estaba empapado en sudor yempezaba a sentirse agobiado entre los muros angostos y el bajo techo. Elpasadizonoestabapreparadoparaelpasodeungrupograndey, trasél,podíaescuchar lasquejasdealgunosa losque lesestabacostandoaúnmásqueaélcompletarelcamino.Además,estabalaoscuridad.Sussentidosmejoradosnolepermitíanverenaquellassombrastancerradasylasantorchasestabanapuntoya de apagarse.Árgoht empezaba a preguntarse si el túnel no se iba a acabarnunca.
Y,derepente,seterminó.Anteél,queibaenvanguardia,aparecióunapequeñapuertademadera,con
los contornos apenas iluminados por las antorchas. Pidiómás luz y se acercóGertesconunaantorchaalaquelequedabanpocosminutosdevida.Notenía
tiradornicerraduradesdeaquellado.—Estapuertaestápreparadaparaserunasalida,nounaentrada.Árgoht asintió, pero seguía concentrado en la forma de abrir, cuando el
soldado lanzó, animado por el éxito conseguido con la puerta anterior, unpuntapié contra la madera allí donde debía haber una cerradura. La madera,humedecidayatrancadaporelpasodel tiempo,nocedió.Sobresaltadosporelruido,unmurmullorecorrióelgrupoderefugiados.GerteslediolaantorchaaÁrgoht,contrariado.Conladeterminaciónpintadaenelrostro,retrocedióunospasosyvolvióalanzarsecontralapuerta,estavezconelhombropordelante.Lamadera cedió con un crujido. Puerta y soldado rodaron por el suelo unmetromásallá.Lacaídaprovocóqueselevantaraunadensanubedepolvoquerodeóaambos durante unos instantes. Árgoht trató de disiparla con la mano paraanalizar la sala en la que desembocaba el túnel. Solo era un viejo almacénabandonado.
Gertesselevantódeunsalto,heridoensuorgulloysacudiéndoseelpolvodelaropa.Árgohtsintióquesedesentumecíaalsalirdelangostotúnel,aunqueelalmacénnoeramuchomásgrande.Estaballenodecajasvacíasytrastos,perohabíaotrapuertacerca.Seacercóaellayusóeltiradorparaabrirla,estavezsindificultad. Al otro lado no se podía ver nada, pues todo estaba oscuro y ensilencio.Árgohtpodíaescucharunmurmullolejano,comosifueralacorrientedeunríopercibidadesdeladistancia.
HizoungestoconlamanoaGertesaltiempoquecogíalaantorcha.—Quevayansaliendodespacio.Gertes regresó al túnel y el hechicero se adentró en el pasillo. El fuego
danzarínlerevelóunlargocorredorconvariaspuertasalosladosy,alfinal,unaescaleraqueascendía.EmpezóaescucharexclamacionesdealegríayplegariasaGanasuespaldaytuvoganasdesalircorriendodeallí,dedejaratodaaquellagentequenadateníaqueverconélasusuerte.TambiénaLavelllodejaríaatrás,al cuidado de Loena, mientras continuaba su viaje, su búsqueda, lo únicorealmenteimportante.
Envezdeeso,regresóalalmacénehizoungestoconlamanoparatratardequeguardaransilencio.Laestanciaestabacasillenayayseguíasaliendogentedeltúnel.LareinaLeicarseacercóaél.
—No hemos tenido ocasión de hablar, mi señor. Sois Árgoht Grandël,¿verdad?
Árgohtasintióconlacabeza.
—Nosécómopuedoagradecerosloqueestáishaciendo…—Meenvíavuestrahermana.Esaellaaquiéndebéisagradecérselo.Árgohtsegirópararegresaralpasillo,perolajovenloagarróporelbrazo.—Nome importaquiénoshayaenviado.Soisvosquienestáaquí,sucioy
sudoroso,noella.Gracias.Noloolvidaré.Árgoht miró a la muchacha con nuevos ojos. Había madurado desde que
habíaestadoallíporúltimavez,cuandoeraapenasunaniñaobligadaacasarsepor el bien del reino. Al igual que su hermana, se había convertido en unaverdaderareina.Lollevabanenlasangre.
—Yoosguiaré.Conozcoestelugarcomolapalmademimano.Eltúnelnoloconocía,peroestazonadelcastillosímeesfamiliar.
Segiróhaciaelgrupoyhablóenvozbaja.Elsilenciosepropagócomoelfuegoparaescucharalareina.
—Seguidme, amigos, en completo silencio. Tenemos que encontrar a mihermana,peronosabemosconquénostropezaremosporelcamino.
A pesar de que el grupo permanecía lo más silencioso posible mientrasascendían,Árgohtnopodíadejardepensarenquehacíantantoruidoquehastalosinvasoreslosdescubrirían.Acostumbradoaviajarsolo,enelsilencioquelasoledadtraeconsigo,elrocedelasropas,lospasosylasrespiracionesagitadasde toda aquella gente le parecían un rugido ensordecedor en aquellascircunstancias.
Porfin,salierondelosnivelesinferioresyaccedieronaunpasilloricamentedecorado.
—Estamos cerca —murmuró Leicar mientras decidía en qué direccióncontinuar.
En aquelmomento, una patrulla de diez hombres se adentró en el pasillodoblando una esquina a toda prisa. Al ver allí a los reyes, Árgoht, Gertes yOlidas,losúnicosquehabíansalidoya,sedetuvieronensecoconlosojosmuyabiertos.
—¡Intrusos!—gritóuno,conevidentenerviosismo—.¡Aporellos!Lascosasseprecipitarondepronto.—No,no,no…—murmurabaLeicar.Gertesfueelprimeroendesenvainarpero,enelmomentoenquesedisponía
ainterceptarelprimerataque,elsoldadogritó.—¡Atrás,sargento!Elhombredetuvosuataque,puesta todasuatenciónenelcapitán,aquien
reconocióapesardelasuciedadyelpolvoquelocubría.—¡Señor!Losiento,pensé…—Hashechobien,sargentoHerins,notedisculpes.¿Dóndeestálareina?¿A
dóndeibais?Herins se sorprendió cuando el resto del grupo de refugiados comenzó a
invadirelpasillo,sucios,sudorososyconaspectocansado.—Nos dirigíamos a reforzar la dotación del muro sur, señor. Si me lo
permitís,osguiaréhastasusmajestades.Elsoldadosegiróhaciaelrestodesugrupoylesdijoalgoenvozbaja.Acto
seguido, se pusieron de nuevo en marcha. El sargento se quedó con losrefugiados.
—Seguidme,porfavor—lesdijoalfin.El grupo se puso de nuevo en movimiento en pos del sargento. Árgoht
deshizo el hechizo que había preparado en previsión del conflicto. Era unasensaciónqueledesagradaba.Laenergíaacumuladasedisipabaporsucuerpo,erizándole el vello y embotándole la cabeza durante unos instantes. Lamagianecesitabaliberarse.Además,conelesfuerzoquelecostabacontactarallíconlaMadre,lasensacióndepérdidafueaúnmayor.
—¿Quéestápasando?—preguntóTheronaralsoldado,situándoseasulado.—La batalla ha comenzado. Es mala hora para vagar por el castillo.
Debemosponernosasalvo.—¿La batalla ha comenzado? —intervino Gertes—. ¿Podemos ayudar en
algo?—El Bastión del Este ha caído ya —dijo Herins, apesadumbrado—.
Tratamosdecontenerallílalucha,perolasbestiasseabrenpasosindificultad.—¿Québestias?—Son inhumanas. Derriban las puertas con las manos y nuestras armas
apenaslesafectan.Árgoht sintió un escalofrío al escuchar aquellas palabras. LaOrden, cómo
no,habíatraídosusgorgsalabatalla.DebidoaquesupresenciaenlabatalladeTalderhabíasidobreve,noloshabíavistoencombate,perosabíadeellosydesucapacidaddestructiva.Siyaestabandentrodelaciudad,lacosapintabamuymal.
Accedieron a una gran sala que parecía un comedor, aunque todos losmueblesestabanapiladoscontraunapared.
—Esperad aquí, por favor—dijo Herins—. No debemos ir todos por los
pasillos.Avisaréalreydequehabéisllegado.Pocodespués,lareinaLoenaentróenlasalacomounaexhalación.Leicarse
pusoenpiedeunsaltoyseabalanzósobresuhermana,fundiéndoseconellaenunabrazo.Tresunosinstantes,saludóaTheronartambién.Árgohtloobservabatodosentadoenelsueloconunainfusióncalienteenlasmanosquehabíatraídoungrupodesirvientes,asícomoaguaparatodos.
—¿Estásbien?—preguntóLoena,mirandoasuhermanadearribaabajo.—Sí,hemosllegadodeunapieza.—Estabamuypreocupada.—¿Cómoestánlascosas?LoenaseseparódeLeicarybajólamirada,apesadumbrada.—Mal. Venid conmigo. Será mejor que lo veáis. —Justo antes de salir,
Loena se giró hacia Árgoht, haciendo revolotear su pelo cobrizo—. Vostambién…Siasílodeseáis.
Árgohtmiróasualrededor.Sepusoenpiesinsoltarlatazacalienteysiguióa la joven.Elgruesodelgrupo fueescoltadohastaunsalónenelquepodríandescansarycomeralgo.
Loenacaminabaa todaprisa, casiobligandoa correr aquienes la seguían.Árgohtibadandopequeñossorbosdesubebida.Noestabadispuestoasacrificarloprimerocalientequeleentrabaenelcuerpodesdehacíadías.Derepente,unestruendo llegóa susoídosaldoblarunaesquina.Anteelloshabíaunapuertaabierta. Todos la habían traspasado ya cuando por fin Árgoht la traspuso,saliendo al exterior. La brisa nocturna habría agitado sus cabellos si aún lostuvieralargos.
—Asíestánlascosas—murmuróLoena.Habíanaccedidoaunamurallainterior,devariospasosdeanchoyprotegida
poralmenasquesuperabanenalturaaGertes,elmásaltodetodosellos.Asuspies,elespectáculoerahorripilante.
La parte baja de la ciudad en dirección este estaba en llamas. Hasta allíllegaban el olor amadera quemada y los gritos de la batalla.Más allá de losmuros,unasombranegra:elejércitoinvasor.
—¡Dejadnos bajar allí!—exclamó Gertes. Herins también hizo amago deponerseenmarcha.
Loenaloagarróporelbrazo.Árgohtvioensumiradaeldolormásprofundoquehabíavistonuncaennadie.
—No.Tenecesitamosaquí.
—Perolabatalla…—Labatallaestáperdida.Nosvamos.—¿Cómoquenosvamos?—intervinoLeicar,casigritando.Loenamiróasu
hermana.—La ciudad es indefendible.No tenemos ejército suficiente. El reino está
vacío.Nadie ha respondido a nuestra llamada a filas. Esos valientes—señalóhacia la batalla— nos están dando tiempo para sacar a todos de la ciudad.Quindarstestáperdida.
—¡Nopodemoshacereso!—ALeicarselesaltaronlaslágrimas,frutodelaimpotencia.Suhermanalatomóporloshombros.
—Losbarcosestánlistosytodosestánsubiendoaellos.Sinosvamosahora,podremospelearotrodía.Sinosquedamos,moriremos,laOrdensequedaráconellaparasiempreyningúnTarensobreviviráparareclamarlaenelfuturo.
Leicar bajó la mirada mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.Theronarsefundióconellaenunabrazo.
—RecuperaremosClemthanyQuindarst,amormío.Teloprometo.Perohoydebemossobrevivir.
Leicar se enterró entre los brazos del rey, incapaz de aceptar tan aciagodestino.
Árgoht seguía sorbiendo de su taza mientras observaba el cuadro que sedesarrollaba a sus pies. Los fuegos parecían avanzar a gran velocidad, lo quesignificabaquelosinvasorescadavezseinternabanmásenlaciudad.Noteníanmuchotiempo.
—¿Cuánto tiempo necesitáis para terminar la evacuación? —preguntó depronto,anadieenconcreto.Loenafuelaquerespondió.
—No sabría decirlo. Muchos han embarcado ya, pero aún estamostrabajandoenello.
Árgoht se terminó la infusión y tiró la taza por encima del muro, que seperdiódevistaentrelaoscuridad.Despuéssedirigióalapuerta.
—¿Adóndevas?—preguntólareina,asustada.Árgohtnorespondió.Loenaseinterpusoensucamino.—Nopuedesbajarahí—dijo,leyendoensurostrosusintenciones.—Voyaproporcionarosunpocomásdetiempo.—Tenecesitamosaquí.Árgoht quiso seguir caminando, pero Loena volvió a bloquearle el paso.
Empezabaairritarse.
—Lo que importa ahora es la evacuación. Que quemen toda la ciudad siquieren. Ya no podemos hacer nada. Si nos atacan mientras embarcamosestaremostodosmuertos.Osnecesitoconnosotros.Lavellosnecesita.
«¡Lavell!».De pronto, la promesa que le había hecho almaestreOrges seclavóensucabezaysearrepintiódehaberadquiridotalcompromiso.AhoraelchicoerasuresponsabilidadynoselibraríadeellahastaquelodejaraasalvoenHipesenD’an.
—De acuerdo. Espero que todas estas muertes no queden en vuestraconciencia.
Loenaendurecióelgesto,clavandoenélsusojoscastaños.—Estardeparaesotambién.
42
«Eldelaguerraeselúnicoidiomaquetodosloshombres
entiendendesdequenacen.Esalgoquedebenaprendera
olvidar».
EllibrodeGan,capítulodiecinueve.Variosautores.
Preasteníalasensacióndequeaquellacaminatanoseibaaterminarnunca.Ledolíanlaspiernasylaespalda.HabíaempezadolarevistadelejércitodelAbrigojuntoaFertenandhacíahorasyaundebíairporlamitaddelcampamento.Habíadejadodemirarhaciaadelante,pueslasucesióndetiendasdecampañayfogatasparecíaextendersehastadondealcanzabalavista.Fertenandhabíainsistidoenlanecesidad de que conociera la capacidad militar del Abrigo si iban a entrarjuntosencombate.
Preas había visto muchos ejércitos durante su vida, tanto amigos comoenemigos,peroloqueestabapresenciandoallínoteníaparangón.Habíacasetasdetodaslasformasycolores,igualqueloshombresquelasocupaban.DesdeloshombresdepielnegradeLorna,hastalosrubicundosnorteñosdeÄnteras,quenopodíansermásdistintosentresí.TrascasiunmesesperandolallegadadelaOrden, el campamento más parecía una pequeña ciudad. Aquellos que teníanoficio más allá de lo militar lo ejercían, por necesidad o por aburrimiento,incluidas lasprostitutasy los ladrones.Pasaron juntoaunconjuntodecasetas
situadas alrededor de una hoguera cuyo aspecto distaba mucho del resto delcampamento.CuandoPreasquisoirapreguntar,Fertenandlepusounamanoenel hombro con sutileza. En aquel momento, un hombre salió de una de lastiendas,seguidodeunamujerqueseajustabaunescuetovestidoatodaprisa.
—Dejadlas, Majestad. Los hombres necesitan distracciones para estarserenos.
«Putasdecampamento».En Angôr las llamaban mujeres de guerra, aunque no tenían nada de
guerreras,precisamente.—Supresencia—dijoFertenandconunasonrisa—,escasimásimportante
queladelosherrerosolossastres.Sigamos.Enaquelmomento,elhombrequeacababadesalirdelatiendasediocuenta
delapresenciadePreasy,azorado,lehizounareverencia.Preassepercatódeque llevaba dos símbolos pintados en la sobrevesta. Uno era el emblema deTilkas, un extraño batiburrillo de símbolos locales de difícil interpretación. Elotro,eldibujodemediosol,representadopormediocírculorodeadodepuntas.Preaslohabíavistoenotrosyayhabíapensadoqueeraalgúnsímbolodeclan,aunqueno erahabitual quemiembrosde reinosdiferentesusaranun emblemacomún.
—¡Tú!—dijoseñalandoalhombreconeldedo—.Acércate.Elsoldadocomenzóatemblar.Tragósalivayseacercóalrey.Alllegarhasta
él,hincóunarodilla.—Losientomucho,Majestad.Llevomuchotiempolejosdemiesposayno
he…—Tranquilo,noquierohablartedeeso.—Perdón,Majestad.—¿Quéesesto?—dijoseñalandoeldibujodelsol.Fertenandseadelantó,un
poconervioso.—Eslaestrelladelamañana.Preaspusocaradenocomprender.—Muchosnosalistamosalsaberquevosestaríaisanuestrolado,Majestad.
Estaeslapruebadenuestralealtad.Preas se quedó boquiabierto por un instante, aunque trató de disimular su
consternación.—¿PorquéaalguiendeTilkas,tanlejosdeAngôr,leimportamipresencia
aquí?
El hombre lemiró con los ojosmuy abiertos, como si fuera una preguntaestúpidaeinnecesaria.
—Sois la Estrella de la Mañana, Majestad. Sois el único que ha logradoderrotar a la Orden en combate ymantenerla a raya lejos de vuestras tierras.Todoslosquelohanintentadohansucumbido.Todosexceptovos.
Preassesintiócomosilehubierandadounapatadaenelestómago.—Gracias,puedesretirarte.Cuandoelsoldadosehuboalejadoatodaprisa,Fertenandsedirigióaélsin
perderlasonrisa.—¿Quésesiente?Lamitaddeestagenteestáaquíporvos.Vuestrashazañas
nohanpasadodesapercibidas.Fertenandreanudólamarcha,dándoleunaamistosapalmadaenelhombro.
Preas se demoró aún un poco, presa de funestos pensamientos. La batalla deTalderno lahabíaganadoél, sinoÁrgoht.Si elhechiceronohubieraacabadoconlahorrendacriaturaqueamenazabacondestruirlotodo,ahoranoestaríaallí,pasandorevistaaunejércitoquenoerasuyo.Niélninadie.Levantólacabeza,tratandode abarcar todo el campamento con lamirada, pero le fue imposible.¿Cuántosdeaquelloshombressehabíanalistadoporél,pensandoquehabíasidoalgoquenoera?Miródenuevoalasprostitutas,quesehabíanreunidoalrededordelfuegoyquelemirabanconunasonrisapícaraenloslabios.
«Soycomoellas.Unfraude.Ellasfingenpasión,peroyofinjoesperanza».De pronto sintió como si un gran peso se hubiera depositado sobre sus
hombros y no sabía si iba a ser capaz de soportarlo. Decidió que ya teníasuficienteporaqueldíayledijoaFertenandquedeseabaregresar.
Tras casi unmes enAlasân, Preas empezaba a impacientarse.Aunque eratratado con todos los honores, más incluso que en su propio hogar, se sentíacomounextrañoacadapasoquedaba.Eraconscientedequeestaba fueradelugar, como losmilesde soldadosqueesperabanmásalláde lasmurallas.Nodejaba de preguntarse cómo estaríaUlea y si su hija habría nacido ya. Habíaenviado un mensajero el día anterior, incapaz de soportar más tiempo sinnoticias.
Laciudadestabapreparadapara laguerra.Lamurallahabíasidoreforzadaallí donde se habían encontrado desperfectos, se habían construido másmatacanes, se habían instalado calderos de brea sobre las puertas y estas sehabíanenrejadoparadificultarelusodelosarietes.Pocolesquedabaporhacersalvoesperar.LosespíasenviadosdecíanqueelejércitodelaOrdenavanzaba,
aunquemuy despacio, que se detenían a destruir y saquear cada aldea que secruzaban,yesoleshacíaperdertiempo.
—Notienenprisa—dijoPreasenunareuniónenlaquerecibieronaunodeesosespías—,sabenqueestaraquíociososnosperjudicarámásqueaellos.
—Hayalgomás,misseñores—dijoelmensajero, turbado—.Algoquenohabíavistojamás.
—Habla—leinstóHostar.—Cadavezqueacampanlevantanungranpabellónapartadodelresto.Está
muyvigilado, tantodedía comodenoche, pero en él no se instala nadie.Sinembargo, allí son llevados los prisioneros capturados en las aldeas. Entran deunoenuno,peronovuelvenasalir…
—Noentiendo.¿Losmatanacubierto,bajolalonadeunatienda?—No,miseñor.No losmatan.Traspasarmuchashorasallí, losvuelvena
sacar y los meten en grandes jaulas. Ya no son humanos cuando salen. Sonbestias.
—¡Gorgs!—exclamóPreassinpensar.—Lahileradejaulascrececadadíayviajantraselgruesodelejército,varias
horaspordetrás,comosinoquisierantenerlascercadelosdemássoldados.Losgritosquesalendeesepabellónaúnresuenanenmicabeza.
—Tranquilo, amigo—le dijo Hostar—. Has hecho mucho por hoy. Ve adescansar.Tevolveremosallamar.
Elmensajeroseretiróensilencio,apesadumbrado.Preas,alverlosalir,tratódeimaginarloquedebíahaberpresenciadoyquéimpactopodíahaberlecausadoen el ánimo. Él mismo trató de imaginar qué sería de ellos en caso de serderrotadosycapturados.MilesdegorgsalserviciodelaOrden…
—Poresoviajantandespacio—comenzóadecirHostar—.Siestáncreandomáscriaturasdeesas,nodebentenerningunaprisa.Preas,túloshasvistoantes,¿verdad?Yosoloheoídorumores…
Una imagen terrible invadió lamentedePreas:músculo,huesoygritos.Ysangre.Muchasangreportodaspartes.
—Sí,loshevistoenacción.Esunadelascosasmáshorriblesquehevistonunca.EnlabatalladeAngôr’annoscogieronporsorpresaycausaronmuchosestragos.Cadaunoquederribábamoseraacostademuchasvidas.Soncapacesde derrumbar murallas solo con los puños. No tienen piedad ni sentimientoalguno. Son tan salvajes que en ocasiones atacaban a sus propios hombres,enloquecidos.EnTalder,yasobreaviso,lospiquerosdeFairard,consuslargas
alabardas, fueron quienes mejor contuvieron su avance, pues conseguíanmantenerselejosdesualcanceconataquesprecisos.Aunasí,cayeronmuchos.
—Supongoquetehastraídoaesospiqueros…—QuinientosdeellosnosacompañandesdeAngôr.Sonalgunosdenuestros
mejoreshombres.Unsilencioreflexivoseestablecióenlamesa.—Talvezdebamossalirasuencuentro—intervinoTizo—,restarlestiempo
decrearmásmonstruos.Además,siviajanpordetrásdelgrupoprincipal,conunataque por sorpresa no les daría tiempo para reagruparse. Un batallón decaballeríapodríaentrarysalirdelcampamentoconrapidez.
—¿Estássugiriendounataquemientrasduermen?—preguntóPreas,unpocoescandalizado.
Hostarlomiróalosojos.—Llevamos meses acondicionando la ciudad para hacernos fuertes aquí.
Abandonarlaseríaunsuicidio.—Noesdescabellado—intervinoPreas—.Unpuñadodecaballerospodrían
hacer algodedañoy regresar de inmediato.Nonosobligaría a abandonar losmuros.Esolespondríanerviosos,lesobligaríaatomardecisiones.Queveanquenolestenemosmiedoniesperamosagazapadosaqueellosnosdictenlasreglasdelaguerra.
Tizosepusoenpie.—Dadme ciento cincuenta hombres e infligiremos a esos malnacidos una
lecciónquetardaránenolvidar.Preaslomiróporuninstante.Yanadaquedabaenéldeaquelmuchachoque
serefugiabaenLotrain,heridoensucuerpoysuorgullo.Ahoraeraunhombre,ysupetodecueroysucapareforzabanaquellaimagen.Peroseguíasiendoigualdebelicosoque entonces.Preasmiró aHostar, quien asintió levemente con lacabeza.
—Asísea.Partirásalalbayatacaráscuandolanochesehayacerradosobreellos. Entrar y salir, Tizo, sin heroicidades. Golpeáis y volvéis. Que sea unaseveraadvertencia.Nopretendasganarlaguerratúsolo.
—Comoordenéis,Majestad.Y,sinmáspalabras,abandonólasalaagrandeszancadas.Lacapachasqueó
varias veces tras él, tropezando con la vaina de la espada que nunca leabandonaba.
«Y así —pensó Preas, abatido—, con estas pocas palabras, comienza la
43
«Enelsacrificioestálavirtud.Enelcastigo,la
redención».
Exhortaciones,capítulodiecinueve.DermainasThor.
Shera se reincorporó a sus quehaceres habituales en las entrañas de la Ordenmientras esperaba su ocasión para estudiar elTriforetauGo’laghan. Lo hacíadistraída,poniendoenellopocoentusiasmo,perosabíaqueteníaquesercauta.Simostrabademasiadointerésenel libro, losmaestrosretrasaríanelmomentodecedérseloporpuracabezonería.
«Paciencia. Debo tener paciencia» —se repetía a sí misma mientrasredactabacartasyleíainformessobrelaevolucióndelasconquistasqueestabanteniendolugarunpocomásalsur.Porunmomentosepermitiósoñar,viendolagrancantidaddeterrenoganadoporlaOrdenyelnúmerodereinosqueseuníana su causa, con un Imperio deKares, tan vasto como el ImperioMeledino lohabíasidoensumomento.
«Omás».Eraunaperspectivade lomásenriquecedora.Karesestaríamuysatisfecho
conellos,susmáslealessúbditos,cuandoconsiguieranquetodoKisea,yalgúndía todaThera, estuviera a su servicio. Estos pensamientos hicieron subir unasonrisadesatisfacciónasus labios.Elúnicogranlunarensuconquistaseguía
siendoAngôryelmalditoPreasMor,aunqueyateníaaquelasuntoencaminadotambién.Posólavistaenelmapaquesiempreteníaenlosalrededoresynopudoevitarclavarlaenlosterritoriosmásalládelasmontañas.EsemisterioqueeraelImperioseríaparalaOrdensupróximogranreto.
Le llegaron noticias de Kinar’on en las que Cledus le informaba de que,aunqueeldesescombroyacondicionamientodeTurkaisimibaabuenritmo,eledificioaúnnoeradel todohabitable.Sidíasatrásesa información lehubierairritado, esos días le pareció un problema menor, pues no tenía intención deabandonarFerrishastaquenohubiera tenidoocasióndeabordarelTriforetauGo’laghan.
Aburridadelpapeleoydeestarencerradaensushabitaciones,decidiósaliralos jardines. Acostumbrada a vivir a la sombra de las Ilean-oth, la llanura deFerrakisleparecíatodounmundodeespaciosabiertosyluz.Susjardineseranespaciosos y recargados de flores aromáticas, cuyo perfume en ocasionessaturabasussentidos.Sehabíalevantadounaligerabrisaqueagitabasusnegroscabellos.Desdequeestabanallíeljardínhabíapasadodeserunerialdematosyhojaspodridasaunpequeñoparaísoverde.«ElDañolodestruirátodo»,pensómientrasacariciabaunaflordelavanda.
Unhombremenudo,vestidoconunalargatúnicanegra,seacercóhastaellacon pasos cortos y rápidos. Le entregó una nota y se retiró con una ligerareverencia,tanvelozysilenciosocomohabíallegado.Enella,erallamadaalosaposentosdeOtrexalamayorbrevedadposible.Intrigada,Sheraabandonólosjardinesyseadentródenuevoenlassombrasdeledificio,deseandoqueaquellallamada significara que por fin le había llegado el momento de investigar ellibro.
Cuando llegó, una extraña agitación sacudía el pasillo ante la puerta deldormitoriodelMaestro.Sherasedetuvo,confundidaytratandodenoaparentarurgenciaalguna.Allíhabíasirvientesalaespera,algunossanadores,acólitosdealtonivelyhastaunescriba.Hablabanenvozbaja.
«Algohapasado».Uno de los sirvientes se percató de la presencia de la maestra y le abrió
caminohastaladoblepuertadeldormitorio.—Laesperan,miseñora.Desdeelinteriorllegóhastaellaunrancioolorahecesysudor.Laventana
estabacerradaytapiada,impidiendoqueentraranlaluzdelsolyelaire.Enlasala estaban todos los miembros del Consejo observando a Otrex quien,
amarradoa lacama,seagitabaygemía,con lamiradaperdidaenalgúnpuntomásalládeltecho.Variasvelasiluminabanlaestanciaafaltadeluzsolar.
—¿Quéestápasandoaquí?—preguntóShera.—Míralo túmisma—dijoGio,haciéndoseaun ladoparaqueellapudiera
acercarsealacama.Otrexestabademacradoyojeroso,condosreguerosdesalivadescontrolada
brotandodelascomisurasdesuslabios.Variosarañazoscruzabansusmejillas.Si su aspecto eradeprimente, loquedejó aShera sinpalabras fue encontrarloamarradoalacamaporlasmuñecas.
—Aparecióasíestamañana,conelrostrocubiertodesangre.Elsanadorcreequetratódearrancarselosojos.
UnescalofríorecorrióaShera.—¿Por qué ha hecho algo así?—preguntó sin poder quitar la mirada del
ancianomaestro—.Siemprehasidounhombreserioycabal…—Nolosabemos.Sehabíaencerradoaquíyllevabadosdíasenlosqueno
dejabaentraranadie,nisiquieraalossirvientesqueletraíanaguaycomida.—Esinaudito.¿Quélehahechoenloquecer?Losdosmiraronalmismotiempohaciaunrincóndelaestancia,enlaqueel
inmensoTriforetauGo’laghan reposaba sobre un atril esperando que alguienretomarasulectura.Anteélhabíaunasillacaída.
—¿Creesposible…?—No—atajóGio—,esimposible.Soloesunlibro.Sheraprefiriónoresponderanteaquellamuestradeignorancia.Pensarqueel
Triforetau era solo un libro era tan estúpido como pretender que Kares enpersonavinieraadesvelarlessussecretos.
—Estodotuyo—dijoGio.Sheramiróalmaestroydespuésallibroconunamezcladeansiedadymiedo
mientras una gota de sudor recorría su sien izquierda, producto del opresivoambientequeserespirabaenlahabitación.Aundesdesuposición,elvolumenparecía agazapado, como un animal que se hace el muerto para atraer a susvíctimas,aparentandosermuchomenosdeloquees.
—¿Estás seguro? —replicó Shera sin ocultar la sorna—. ¿Nadie quiereecharleunvistazoprimero?
Gio desvió la mirada hacia Otrex de forma inconsciente. El anciano seagitaba, tratando de liberar las muñecas mientras lanzaba espumarajos por laboca.
—No.Puedescogerlo.Shera no esperó a que se lo dijeran dos veces. Se acercó al atril con paso
firmeycerróalvolumenantesdeacunarloentresusbrazos.«Porfin».No pudo evitar una sonrisa mientras pasaba junto a Gio de camino a la
puerta.—Cobarde—lesusurró,haciendoungranesfuerzoporocultarsudesprecio
—.Todossoisunoscobardes.SheranoesperóalarespuestadeGio,peronohuboninguna.Elmaestrose
limitó a bajar la cabeza y mirarse los zapatos mientras ella abandonaba laestancia.
Sheraregresóasusaposentossindarsecuentaapenasdelospasosquedabaparallegarhastaallí.Emocionadayasustadaalmismotiempo,nopodíaquitarsedelacabezalaimagendeOtrex,derrotadoporellibroycasiunmuertoenvida.Una sensación en su pecho le decía que a ella no le pasaría, que ella sería laelegida por Kares para desvelar todos los secretos que el anciano volumenguardabaparaella.
Se acercó a la jofaina situada en una de las esquinas del dormitorio y serefrescóelrostro,tratandodedespejarsumente.EnesemomentoentróAlmina,agitada.
—Miseñora…—Tráemeelatril—dijoSheraaúnconlapielmojada,mientrasseservíauna
jarradeagua.Alminalamirósincomprender.—¡Elatril!¡Tráemelodeinmediato!Lajovensaliódelaestanciacomounaexhalación,peroSherasabíaqueno
habíaentendidolaorden.«Lo entenderá», pensó Sheramientras se acercaba a la ventana para dejar
que el aire de la tarde que comenzaba secara las gotas de su rostro. Se sentíapreparada.
Algunosminutosmástarde,Alminaregresó.Trasellaentróunjovenacólitoacarreandoelatrilconelrostrosudorosoporelesfuerzodecargarelaparatosomueble.SheraleseñalódóndedebíadejarloyseapresuróacolocarelTriforetausobreél.
Sherasedesabrochólatúnicayladejócaerasuspies,quedándosedesnudaporcompleto.
—Fuera —le dijo al joven acólito que se había quedado anonadadoadmirandolascurvasdelamaestra—.¡Largo!
Alasegundaelmuchachoreaccionóysaliódelahabitaciónatodaprisasindespedirse.Alminasegirócomoparamarcharsetambién.
—Tú no. Quiero que seas testigo de lo que pase aquí ahora. Si algo meocurre,avisaalsanador.
—Sí,miseñora.Shera centró toda su atención en el libro cerrado y por un momento se
regodeóenloqueleesperabaensuinterior.LapalabradeKareshechaletra.Elmensajedivino.Unescalofríorecorriósupielmorenaysupoquenoeradebidoalairequeentrabaporlaventana.
Dedicó un instante a observar las viejas cubiertas de piel y acarició losbajorrelievescomo lamejorde lasamantes,disfrutandode lasensación,comoyahicieraenTurkaisim.
Porfin,searrodillóycerrólosojos.Contodalahumildadquepudoextraerdesusentrañas,rezó.
44
«Eléxododelosquindunoteníaparangónenlahistoria
delreino».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítulocuarentay
uno.FitzeraldClem.
Árgoht no tuvo tiempo de arrepentirse de su decisión de ayudar en laevacuación.Unavezhubieronabandonadoelmuro,dejandoatráselsonidodelabatallayelolordelaceniza,Loenalesllevóalotroextremodelafortaleza,alasalidaoestequelaconectabadirectamenteconelbarriodelPuerto.
Allí se reunieron con un enorme grupo de refugiados que parecía estaresperandoporellos.Eranhombres,mujeresyniños,másdeuncentenar,cadaunoconunpequeñohatillocomoúnicoequipaje.Ensusojosseveíalaangustiaylaincertidumbre,ladudadenosabersiestabanhaciendolocorrecto.Entrelossoldadosquelosguardabanloquesepodíaleereralaansiedaddenoestarenellugar en el que más se les necesitaba, sabiendo que sus compañeros estabanmuriendoalotroladodelaciudad.
LavellsedestacóentrelosdemásyselanzócontraÁrgoht,aferrándoseasucinturaenunintentodeabrazoquecogióalhechiceroporsorpresa.
—¡Árgoht!Penséquenovolveríaaverte.Elmeledinonopudoevitarunasonrisa.
—Hola,pequeño.¿Haidotodobienporaquí?—Hasidoundurotrabajo…—Nolodudo—Árgohtcontuvolasganasdereíranteelconceptodetrabajo
duro que tenía el chico, teniendo en cuenta lo que él había hecho desde quesepararon—,nolodudo.Loenaseacercóaellos.
—Lavellnoshaayudadomucho.Elaludidosacudiólacabeza,afirmandoconénfasis.—Esunchicomuyvaliente—dijomientras le acariciaba la cabezapelada
haciendoquesusonrisaseensancharaaúnmás.—Vamosahacerunviajeenbarco,Árgoht.—Yalosé.¿Estáspreparado?—Voyacogermiscosas.Lavellseperdiódenuevoentrelagente.Loenasequedómirandoelespacio
quehabíaocupadohastaentonces.—¿Dedóndehassacadoaestemuchacho?Árgoht dudó un momento antes de responder, indeciso sobre qué historia
contar.Porfin,pensóquenadateníaqueocultarsobresuprocedencia.—LollevoaHipesenD’an,enelreinodeGlimaris.—¿Quées?—UnlerteneodelaordenGanetorei.LorecogíenÄrgufalcuandomefuiy
mecomprometíadejarloallí.Aquelnoeralugarparaunmuchacho.—Desde luego que no, pero ¿qué hacías en mitad del Desierto de Sal?
¿Retiroespiritual?Loena acompañó sus palabras con una breve carcajada, a pesar de las
circunstancias, sabiendo que Árgoht haría cualquier cosa menos un retiroespiritual.
—Algoasí.Porfin,llegaronlosúltimosrezagadosyelgruposepusoenmarcha.—¿Hanvenidotodos?—preguntóelreyaGertes.Elsoldadobajólamirada,sabiendoqueloqueibaadecirnoeradelagrado
denadie.—Algunossehanquedado,Majestad.Prefierenmorirluchandoquehuirde
suhogar.Kleinanlanzóunsuspiroymiróhaciaatrás,hacialafortalezaque,vertiendo
sobreellossusombralunar,habíasidosuhogardurantelosúltimosdiezaños.Árgohttuvolasensacióndequeseestabadespidiendo,deledificioydeaquellosquehabíanpreferidoquedarse.Supoqueseestabapreguntando,ynodebíaserla
primeravez,sitambiénéldeberíaresistir.Loena leyó su expresión y le puso unamano sobre el brazo con exquisita
suavidad.—Esteyanoesnuestrohogar.Noslohanarrebatado.Perovolveremosapor
él.Teloprometo.Parasorpresadetodos,ambossefundieronenunabrazo.Asualrededorse
hizoelsilencio.—Majestades—dijoHerins, arrodillado con el yelmo bajo el brazo y una
miradadedisculpaenlosojos,comosifueraadesobedecerunaordendirecta—.Ospidopermisopararegresaramipuesto.
—Pero…—Mi compañía está allí, entre los fuegos de lamuralla.No sé si quedará
alguienconvida,peronopuedovivirsabiendoquenohehechotodoloposiblepor ayudarles. Aunque la ciudad haya caído, ellos son mis hombres, misamigos…Mifamilia.Nomeirésinellos.
KleinanhizolevantaraHerins.—Eres libre, amigo, de regresar si es tu deseo.No te lo impediremos.—
Kleinanalzólamiradaparaabarcaralcentenardepersonasqueesperabaanteél—.Sialguienmásquiere irconél,quesesienta libredequedarse.Nadieestáobligadoaacompañarnos.NoqueremosmásmuertesenlacaídadeQuindarst,pero no os obligaremos a hacer nada contra vuestra voluntad. Este es elmomento. Quienes quieran acompañarnos, hacedlo con la cabeza alta, comotodos aquellos que ya han embarcado, sabiendo que nadamás se puede haceraquí, que también nuestra vida merece ser salvada ahora que no hemosconseguidohacerlomismoconnuestrohogar.Quenadiesesientamalporello.Actuadenlibertaddeconciencia.
Y,sinmáspalabras,tomóaLoenadelamano,quelomirabaconelcariñoylaadmiraciónreflejadosenlosojos,ycomenzóaandarhacialaescalinataquelesllevaríaendirecciónalpuerto.Elgruposepusoenmarchatrasellos.Árgoht,quenoalbergabaningúnsentimientohaciaaquel lugar, fuede losprimerosenseguiralapareja,conLavellasulado.Cuandosehabíanalejadomediocentenardepasossintió lacuriosidaddemirarhaciaatrásysabercuántossequedaban,peroresistióelimpulsomorbosoysiguióadelante.
Tuvieronqueatravesarvariosnivelesdemurallasyunsinfíndecallejuelasantesdellegaralmar.ElbarriodelPuertoaúnolíaapescadoymarisco,asalymaderamojada.Unpocomásalláselevantabanlasahoraabandonadaslonasde
lospuestosdelmercado.La tormenta había amainado por fin, pero aún caía sobre ellos una fina
llovizna que no ayudaba amejorar el ánimo del grupo. Las aguas del puerto,sumidasen lanegrurade lanoche,mecíanmediocentenardebarcos,de todaslasformasytamaños.Másalládelabahíasepodíadistinguiralgunosmás,sindudaesperandolaordendepartirmaradentro.Sobrelascubiertasdetodosellos,iluminados con antorchas bien protegidas en sus jaulas, los rostros de losrefugiadosmostrabanlasmismasdudas,elmismodesconciertoyladesazónqueexperimentabantodosasualrededor.Laslágrimascomenzaronabrotarcuandosugrupoempezóacruzarlapasarelaquelesllevaríaatodosalasalvación.ElbarcoquelesesperaballevabaelnombredeOdiseagrabadoenelcostado.
Porelrabillodelojo,Árgohtvioundestelloasuizquierdaquesemovíaatodavelocidad.Comosifueraunaestrellafugaz,antelasorpresadetodos,unaflechaardientevolóendirecciónaunodelosbarcoscercanos.Trasella,variasmásasaetearonelcielooscuro,brillandocomopequeñoseinexplicablesluceros.Solocuandolaprimeradeellasimpactóenunodelosbuquesyprendiólasvelasrecogidas, los refugiados se percataron de lo que estaba ocurriendo y sedesataronlosgritos.
—¡Nosatacan!—gritóGertes.Nuevas flechas volaban. Muchas de ellas cayeron al mar, inertes. Otras
impactaroncontralascubiertasdelosbarcos,yseapagarondeinmediato.Perootras cayeron en puntos sensibles y prendieron fuego con rapidez. Algunasimpactaronenpersonas,pueslascubiertasestabantanabarrotadasqueeradifícilnodarles.
—¡Protegedalrey!Comoporartedemagia,mediadocenadesoldadossesituaronalrededorde
lasdosparejasreales,empujándolosporlapasareladelOdisea,conintencióndeponerlosasalvo.Árgohtviocomo,presadelosnervios,Theronarperdiópieyapuntoestuvodecaeralagua.
Ungriteríopartiódeunodeloscallejones.Deélsalieron,comoratasenunincendio,ungrangrupodesoldadosenfebrecidosconespadascortasyarcosenlamano.Lainvasiónibamásrápidodeloprevisto.
Todoslossoldadosdisponibles,másalgunosquesaltabandesdelacubiertadel barco atracado, formaron en posición defensiva mientras los refugiados,entregritos,tratabandesubirdecualquiermanera.Varioscayeronalmarentreempujones.
—¡Lavell!—gritóelhechicero—.Sube.—Quieroircontigo.—Veahora.Yoiréenseguida.Lavelldudóuninstante.—¡Vete,porlaMadre!El grupo de atacantes ya casi estaba sobre ellos. Lavell los vio y sintió
miedo.Sedio la vuelta y se dirigió a la pasarela.Árgoht pidió a laMadre ensilencioquenadielopisaraoloempujaraalmar,dedondesacabanconcuerdasyaduraspenasalosquehabíancaído.
El estruendo demetales chocando le dio a entender que la lucha se habíadesatado ya a su espalda. Desenvainó a Êralin mientras se daba la vuelta, atiempo de detener una estocada que pretendía separarle la cabeza del cuerpo.Conungiro,devolvióelgolpealaalturadelascostillasdesuagresorque,sinprotección alguna, no opusieron resistencia a que LaCazadora penetrara piel,carneyhueso.
Árgoht analizó la situación. No podía usar ningún hechizo en mitad deaquellamarabunta,rodeadodesoldadosporunladoyderefugiadosporelotro.Cualquier error de cálculo podría herir a quienes trataba de proteger. Solo lequedabaconfiarensucapacidadparablandirlaespadayesperarhaberganadoconlosañoslahabilidadnecesariaparasobrevivir.Apesardelascircunstancias,en momentos como aquel regresaba a su mente el recuerdo de Kleria y suslecciones.Denohabersidoporloquehabíaaprendidoconellasobreesgrimaylucha,quizáshubieramuertotiempoatrás.
Porsuerteparaél,lossoldadosasualrededorsíestabanversadosenlalucha.Asuespaldapodíaoírlosaspavientosdeloscapitanesdelosbarcosordenandozarpar, pero el viento no estaba ayudando y apenas inflaba las velas que lesllevaríanalalibertadylasalvación.Variosdeellosardíanyaatravesadosenlabahía,ysustripulantesypasajerossaltabanalagua,algunoenvueltoenllamasentregritosdeagonía.
Entoncesrecordóunhechizoquepodíaservirle,aunquehacíamuchosañosquenolopronunciaba.Empezóasusurrarloaltiempoqueacababaconotrorivaly daba un paso atrás.Necesitaba un instante de concentración para terminarlocon éxito. Un soldado amigo repelió un ataque destinado a él, pensando queestabaheridoyseretirabaacogeraliento.
Árgohtterminóderecitarlaspalabrasy…Nopasónada.Noexperimentólahabitualdescargadeenergía,elescalofrío
de lamagia recorriendosusmúsculosyestimulandosumente.Nada.Silencio.Vacío.
Elmeledino supo entonces que estabamuy cerca delDaño, que laMadreestabasiendoerradicadadeaquellastierrasenlasqueKaresestabaasumiendoelcontrol.Recordóporuninstantelaoferta,unañoatrás,deSheraAnte’imediantelaquepodríahaberaprendidomagianegra.Sepreguntósi,dehaberaceptado,ahora hubiera podido conectar con su poder. Tal vez en aquel momento lehabríanvenidobienesosconocimientos.
«¡No!» —pensó furioso—. «Tengo que encontrarla. Algo de ella debequedar».
Elcombatecontinuabaasualrededorcomounbaileenloquecidoenelqueélnoparticipaba.ViocaeraOlidas,eljovenexplorador,casibajosuspies,conunfeotajoenelpecho.
Seconcentródenuevo,estavezdeformamásprofunda.Asualrededor,tododejódeexistirysesumióenelsilencio.Rebuscóensuinterior,espantandolassombras, tratando de establecer contacto conElla, aunque era como encontrarunaagujaenunpajar.Todoeraoscuridad,negrurayvacío.
«¡Vamos!¡Séqueestásahí!».De pronto sintió una pulsión en su sien izquierda, como si hubiera
encontrado una luz en la oscuridad. Eramuy tenue y por unmomento creyóhaberloimaginado.Regresósobreaquellasensación,yserepitió.Allíestaba.Secentróenaquelpunto,enaquel resquiciodeesperanzaentre lanegrura.Sintióquesumentetrenzabaunhilo,tenueydébil,peromuyreal,yrescatóunpocodesupoder.
Recitódenuevoelhechizoy,estavezsí,lamagiarecorriósucuerpocomoun latigazo, haciéndole sonreír. Por un momento no ocurrió nada, el tiemposuficienteparapensarquehabíafalladodenuevo,apesardetodo.EntonceslapuntadeÊralindestellócomounapequeñaestrellayseprendióen llamasquefueron extendiéndose por el arma hasta llegar a la empuñadura. Una vez allísiguieroncreciendo,envolviendolamanodeÁrgoht,despuéssubrazoderechoy,porúltimo,todosucuerpo,formandounaarmaduraígneaquebrillabacomounagranantorcha.
El combate se detuvo a su alrededor. Tanto atacantes como defensores sequedaronmirandohaciaélconlosojosmuyabiertos.Eraloqueesperaba.
—¡Retroceded!¡Alosbarcos!—lesdijoasushombres.Por unmomento, nadie semovió. El hechiceromiró a sus rivales, que se
mirabanentreellos,incrédulos,mientrastratabadeelegirelpuntodeataque.—¡Gertes!¡Detrásdemí!¡Embarcadahora!Nomeesperéis—ordenó.Sinesperarrespuesta,Árgohtselanzóalataquedejandotrasdesíunaestela
dellamas.
45
«Enmuchoscasossusactosresultabanincomprensiblespara
lamayoría».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,EdgorMundensen,capítulo
treinta.
Aunquelapropianaturalezadelhechizoprotegíasucuerpodelasllamas,Árgohtsabíaquedesprendíancalorsuficientecomoparaquefueramolestoacercarseaellas y, al tocarlas, quemaban como cualquier hoguera. Esto le facilitaba lascosas en combate y sus rivales caían ante sus golpes, cuando no se retirabandespavoridos ante una visión que muchos de ellos ni siquiera llegaban aentender.
Enungirodelaluchapudoverqueelúltimodelosquindusubíalapasareladel Odisea y unmarinero la retiraba a su paso. Era un barco grande pero nodemasiadoalto,condosmástilesenlosque,demomento,sehabíandesplegadodospequeñasvelas.Lasdemásesperabansuturnollegadoelmomento,yamaradentro.Entierra,otrohombresoltabalosamarresysaltabaabordo.Elbarcosepuso en movimiento muy despacio, ayudado por pértigas desde la cubierta.Aunquelalluviadeflechashabíacesado,algunosbarcosseguíanardiendoenlabahía,iluminandolanocheconsuresplandoranaranjado.
Árgohtsentíaquelasfuerzasleabandonaban.Mantenerelhechizoactivole
requería un gran esfuerzo y las llamas usaban el calor de su cuerpo parapermanecervivas,loqueleibamermandomásdeprisadelorecomendable.Porsuerte,elnúmerodeatacantessereducíaconrapidez.Entre losquecaíanbajosus golpes y los que huían a los callejones, cada vez tenía más espacio paramoverse.
Unavozasuespaldalollamabaagritos.Porelrabillodelojopudoverqueelbarcosealejabadelostablonesdelmuelle.Prontoabandonaríaelrefugioqueesteformabaparaadentrarseenlabahíayponerseasalvodesusatacantes.Enlaborda,tanasomadaporencimaquecasiparecíaqueibaatirarseporella,Loenalehacíaaspavientosconlosbrazosysupoaquéserefería.Sinosubíaabordocuantoantes,perderíalaocasión.
Repelióunnuevoataqueyempujóasuagresorconintencióndeganarunosmetrosdeespacio,segiróyechóacorrerporelmuelle.Elbarcoavanzabacadavezmásrápido.Prontodejaríaatráselamarradero.Laalturadelabarandilladecubierta,además,erademasiadacomoparasaltaraella.Aunasí,contodaslasposibilidadesensucontra,siguiócorriendomientraspensaba.Tirarsealagualeconvertiría en blanco fácil para los arqueros. Las llamas revoloteaban a suespalda y Êralin, en sumano, empezaba a ser un peso insoportable. Se sintiótentadodedejarlacaerallímismo.
ElmuelleseacababayelOdiseaestabaapuntodedejarloatrás.ÁrgohtsupoentoncesquetendríaquehacerunesfuerzomássiqueríasubirabordoyunirsealosrefugiadosdeQuindarst.Quedarseatrássignificaríasumuerte.
—¡Pen-on-oreth!—gritó, aprovechando el tenue hilo que aún le unía a laMadre y temiendo estar usándolo por última vez. Sintió cómo sus piernas sehinchaban,comosisuspiespesaran tresvecesmásqueunmomentoantes.Alllegaralfinaldelmuelle,elOdiseayaestabavariosmetrosdentrodelabahía.Flexionóelpiedeapoyo.Elhechizolanzadocomprimiósusmúsculoshastaelpuntodeque le resultócasidoloroso.Alestirardenuevo lapiernapara saltarsaliódespedidohaciaadelanteaunaalturaimposible,agitandobrazosypiernasytratandodenoacabarhechounaboladefuegosincontrol.
Apesardelascosasquelehabíavistohacerenelpasado,Loenaobservabatoda la escena desde la cubierta sin apenas dar crédito a cuanto sus ojos leestabanmostrando.Árgohthabíaconseguidorepelerélsoloatodaunapatrullade soldados.No podía dejar demirar las llamas que rodeaban su cuerpo y sepreguntabasi,cuandoseapagasen,estaríacubiertodellagasporlasquemaduras.
ElOdiseaestabaenmovimientoy,sinosedabaprisaensubir,elhechicero
se quedaría atrás. Consiguió hacerse oír a pesar de que ya les separaba unadistancia considerable y supo que Árgoht se había percatado de la situacióncuandovioqueechabaacorrerporelmuelle.
Noloconseguiría.El tiempo pareció ralentizarsemientras lo veía avanzar a toda prisa por el
tablado.En el último instante, casi a punto ya de caer al agua,Árgoht dio unsaltoimposibleyviocómoseacercabaatodavelocidadhaciaella,rodeadodellamasqueseagitabanconelaire.
Unaexclamaciónsurgiódesugargantacuandosediocuentadeloqueibaasuceder.La cubierta estaba llenadegente, velas dobladas, hatillos y cabos.SiÁrgohtcaíaentreellos,elincendioseríainevitable.Eltemorcasilehizogritar,deseando que el hechicero no llegara a cubrir la distancia. Tuvo tiempo depreguntarse si se apagaría al caer al agua. Pero no sería así. No podía sabercómo, pero el salto era suficiente para llegar a bordo, por lo que casi parecíaestar volando sobre las aguas. No podía dejar de mirarlo, maravillada, aunsabiendoquepodíaestarantesufinal.Sielbarcoprendía,moriríanmuchosdesuspasajeros,quizástodosellos.
Los murmullos se extendieron a su alrededor a medida que los demáscomprendían lo que iba a suceder. Árgoht se dirigía hacia ella. Se apartó atiempo de verlo pasar a su lado y sentir el calor que emanaba de su cuerpoardiente.De pronto, las llamas se retiraron, justo un instante antes de que lospiesdelhechicerotocaranlamaderadelacubierta.Árgohtperdióelequilibrioyrodóporelsuelohastatoparconunmástilyquedarseallí,inmóvil,jadeandoyconlapielhumeando.Unespesosilencioseextendióporlacubierta.Seformóuncorroalrededordelhechicero.Todosleobservabansinsabermuybiencómoreaccionar.
Árgoht levantólacabezacondificultadysemirólosbrazos,ennegrecidos.Parecíanoserconscientedelaexpectaciónquesehabíageneradoasualrededor.
Depronto,seechóareír.Loena soltó el aire que había estado reteniendo ymiró de nuevo hacia el
muelle. Los asaltantes se recuperaban de la conmoción que suponía la escenaqueacababandevivirysereagrupaban.Trasellos,elresplandordelosfuegosqueasolabanQuindarstsereflejabaenlasdensascolumnasdehumoquesurgíanmásalládelafortalezaquehabíasidosuhogardurantetodasuvida.
Ahoraaquelhogarestabaenmanosdedesconocidos,enemigosdelreinoydecuanto fueraviday luz.La reinaLoenadejóescapar toda la aprensiónque
teníaenelpechoy lloró.Lloróporella,porsupueblo,porsuciudad,porsuspadresmuertos…Ylloróporqueellaestabavivaapesardetodo.
Trasella,Árgohtseguíariendoacarcajadas.
46
«Karesregresaráparacubrirelmundoconsucálidomanto
desombras».
Po’karatan,capítuloquince.Anónimo.
LapuertadeldormitoriodeSherapermaneciócerradaduranteunasemana.SoloAlmina la traspasaba para regresar con una bandeja de fruta y agua. Cuandoalguientratabadeentrar,yafueraacólitooMaestro,lajovensirvientesenegabaaabrirlapuerta,alegandoqueeranórdenesdeSheraAnte’i.
De lo que allí pasó durante aquellos siete días nadie, salvo Almina y lapropia Ante’i, tuvo conocimiento, pero cada vez que la muchacha abría lapuerta, la seriedad de su rostro denotaba su preocupación, como si estuvieravelandoaunsermuyquerido.Losrumoressedispararonportodalafortaleza.El más extendido decía que la maestra había fallecido allí dentro y que sucadáver se pudría sobre su cama en algún extraño ritual que la propia Sherahabíaordenadoparadespertaralgúndía,regresadadeentrelosmuertos.
Comoparareforzaraquellateoría,aloctavodía,lapuertaseabriódegolpe.TrasellaaparecióShera,desnuda,sucia,despeinadayextremadamentedelgada.Con la respiración agitada y la mirada desquiciada, se echó a correr por elpasillo,enloqueparecíaserunacarreraenloquecida.
EntróenelgranSalónenmitaddeunareunióndelConsejo,abriendodeun
empellónlasgrandespuertascomosifuerandepapel.—¡Shera!—exclamóGioponiéndoseenpiedeunsalto.Lamaestraobservó
atodosycadaunodelospresentesmientrasrecuperabaelaliento,conlosojosinyectadosensangreyajenaalaspectoquemostrabasudesnudez.
—¡Shera!—dijootrodelosmaestros—.¿Estásbien?Unasonrisagrotescaascendióaloslabiosdelamujer.
Supielseestirótantoqueparecíaqueibaaromperse.—Lotengo—dijocasienunsusurro.—¿Quédices?—preguntóGiodenuevo, temiendoque lamaestrahubiera
enloquecidoduranteaquellasemanadeausencia.Shera tardó unos segundos en responder, como si necesitara tiempo para
encontrarlaspalabrasadecuadas.Enelsalón,loúnicoqueseescuchabaerasurespiración, ronca y agitada. Cuando habló por fin, su voz sonó calmada yflemática,perodespertóecosentodalaestancia,comosilohubieradichoavozengrito.
—¡SécómodespertaralosHijosdeKares!Después,sedesplomósobreelsuelofríodelsalón.
47
«Esenelmomentodemayorangustiayenfadocuandomás
profundamentedebemosrespirar.Actuarenesemomentoes
casisiempreunerror».
EllibrodeGan,capítuloquince.Variosautores.
LoenaTarenobservabaelmarintentandoquelabrisamarinadespejarasumenteyaclararasuspensamientos.Asualrededor,laflotasearremolinabaconrumbonorteyellalamirabaconunamezcladeexcitaciónypena.Elsoldelmediodíarielaba sobre la superficie serena de las aguas, en una calma que la reinaenvidiabaparasímisma.
Arrebujadaenunapesadacapadeviaje,tratabadeanalizarlasopcionesquetenía ante ella, pero lo que veía eramuynegro, conmás puertas cerradas queabiertas.Ahoraelsuyoeraunpueblosintierrayellaunareinasinreino.
LasolasdelmarsalpicabanelcascodelOdisea.Habíanperdidotresnavesenelataquedelabahíay,aunquehabíanrescatadoaalgunossupervivientesquesehabíanlanzadoalmar,otrosmuchoshabíanmuerto.
«Más muertes para mi conciencia» —pensó lanzando un suspiro que semezcló con la brisamarina.Tratabadedivisar el contornode las islasErthas,peroeldíaestababrumosoyladistanciahastaallíaúneraconsiderable,porloquenopudodistinguirlasenelhorizonte.Siemprelehabíagustadoelpequeño
archipiélagoy,aunquesupadrehabíaintentadoanexionarloaLahmnaenvariasocasiones de forma pacífica, el gobernador Agros Atanteros siempre habíarechazadolapropuestaconelfindeconservarsuautonomía.Estuvotentadadedirigirhaciaallíalaflota,peronoestabaseguradequetuvieraninfraestructurasuficiente como para recibir a todos aquellos refugiados, por lo que prefiriómantenerrumboyprobarsuerteenelcontinente.
A su espalda, escuchó que el rey la llamaba desde el castillo de popa. SeseparódelabarandillayacudiójuntoaKleinan.Loenaobservóporunmomentoasuesposo.Estabaojerosoysucio,demacradotrastantaspenalidades.Suponíaquesupropioaspectonodebíadesermuchomejor.Tratódenoevidenciarsucansancio, enderezando la espalda e insinuando una sonrisa,mientras subía laescalinataqueconducíaalcastillo.Debíaserfuerte.Unavezmás.
—¿Quéocurre?—preguntóalllegarjuntoalrey.Allí, reunidos, estaban Kleinan, Gertes, Leicar, Theronar y, un poco más
apartado, el hechicero Árgoht. Cada vez que lo miraba le recorría la piel unescalofrío.
Apoyadoenlabarandilla,mirandoelmarcomosifueralaprimeravezqueloveía,Lavellparecíaunaestatuademadera,anonadadoconcadaola,cadapezvoladorqueasomabaalasuperficieycadareflejodelsol.
Kleinan señaló hacia el este, hacia la costa. La flota no se había separadodemasiadodeellaenlosdosdíasquellevabandetravesía.Loenaconocíabienaquellassiluetas.Colinas,montañasyvallesdesu reinovistasdesdeelmary,ahora,elperfildelvecinoreinodeDerties.Inclusodesdeaquelladistanciapodíadistinguir las torres de su capital,Dergos, enclavada en un puerto natural queformaba la desembocadura del río Man-Eranor. Hacia el norte, escarpadosacantiladosacompañaríansutravesíahastaelreinodeEreth,siesqueteníanquellegar hasta allí, convirtiendo aquella zona en una de lasmás peligrosas de laregiónparanavegar.Siuna tormenta lesencontrabaallí,no tendríanpuertodeabrigo.
—Dergos,porfin.Timonel,todoaestribor.Rumboapuerto.—¿Nosrecibirán?—preguntóTheronar.—Seguroquesí.—Kleinanmostrabasumejorsonrisa.—No nos confiemos —dijo Loena, en cambio—. Nunca respondieron a
nuestraspeticionesdeauxilionideasilo.Dergosnoshadadolaespalda.«Nonosrecibirán»—pensóparasílareina.—TerecuerdoqueArthurClemregentaestastierras.Nosrecibirá.
—Arthuresprimosegundodetumadreyjamásacudióainvitaciónalgunaporsuparte.Yonoesperaríademasiadodeél…
—Noseasnegativa.Nosrecibirá.Loenacerrólaboca.SabíaquecuandoKleinanseempecinaba,eraimposible
hacerlecambiardeopinión.Enesohabíasalidoasumadre.Desistióyseapoyóen la barandilla. Leicar se situó a su lado, con su largamelenamecida por elviento.
—Cuandoseponeasíes igualitoaMarsila—dijoconunasonrisa,sinquelosdemáslaoyeran—.Detestoesamirada.Parecequelaestoyviendoaella.
Loena rio tapándose la boca con lamano.Miró a su hermana.Hacía diezañosquesehabíanseparadoyentodoaqueltiempoapenashabíanpodidopasarunpardedíasjuntas,nocomoreinas,sinocomohermanas.Verlaahoraallí,tanmayor,tanadulta,leresultabacasidifícildecreer.
Sinpensarenloquehacía,lediounabrazoquedejóaambassinaliento.Una hora después, el vigía, sobre ellos, gritó que se acercaba un esquife.
Portaba la bandera de Derties y la ondeaban bien a la vista. Al verlo, Loenapensóporunmomentoenel silencioquehabía rodeadoaArthurClemen losúltimosañosysiestonosupondríaquesehabíaaliadoconlaOrdenKariteas.Rezó a Gan para que no fuera así mientras llegaba junto al Odisea y trespersonassubíanporunaescalinatalanzadadesdelabarandilla.
Elprimeroenaccederalacubiertadelgaleónfueunhombreenjutoymuymorenodeojosrasgados.Vestíaunatúnicaoscuraquelatravesíahabíamojadoenlosbajos.Llevabaellargopelonegrorecogidoenunatrenzaquelecolgabasobreelhombroderecho.Trasél,asomarondoshombresarmadosyprotegidosconpetosdecueroyyelmo,amododeescolta.
Kleinanseacercóarecibiralosreciénllegados.Elhombrefueelprimeroenhablar.
—Vaya,veomuchosreyesyreinasaquíhoy.Loenasesobresaltóconaquellassimplespalabras.«¿Cómohemossidotanestúpidos?».Miróasuhermana,depieasulado.Si
elOdiseateníaunpercance,yellosmorían,Lahmnaquedaríaaladeriva.Habíasidoungraveerrorviajartodosenelmismobarco.
—BienvenidoalOdisea.Soy…—Sémuybienquiénsois,Majestad.ElreyKleinandeClemessiemprebien
recibidoennuestrohogar.Kleinansonrió.
—Mealegraoíreso.—Me llamo Ertípides Oleg, emisario y portavoz de Derties, con potestad
parahablarennombredenuestrorey,ArthurClem.—Bienvenido,Ertípides.Compartidnuestracomida,porfavor.Kleinanacompañóalinvitadohastauncomedorprivado,situadoenlapopa,
junto al camarote principal, y se sentaron a la mesa. Varios sirvientes seapresurarona servirunalmuerzo improvisadoabasedequeso,panceta,panyvino,puesloinesperadodelavisitaleshabíacogidoenunahoraaúntemprana.Alrededordelamesaseencontrabanlasdosparejasreales,ademásdeldertino.
—Lamentomuchoestasituaciónenlaqueoshabéisvistoenvueltos—dijoOlegmientrasmasticabauntrozodequesoconelegancia.
—Gracias.Nohemostenidootraopción.—Siemprehayotrasopciones.Kleinanseenvaró.Loenasupoqueerauncomentariodesafortunado.—Por supuesto—el rey sehabíapuestomuyserio—.Podríamoshabernos
quedadoallíymoriramanosdelasbestiasdelaOrden.—Nopretendíainsinuar…—Nuestropueblo lleva años sufriendo los estragosde laTierraNegra.No
culpoalagenteporemigrarhaciatierrasmásfavorables,incluidoDerties.LoenamiróaKleinan,tratandodedecirleconlamiradaquenadadeaquello
eranecesario,queno teníaquedarexplicaciones.Teníanquedejarde intentarjustificarseacadamomento.Peroelreyseguíahablandosinmirarasuesposa.
—Hemos hecho cuanto hemos podido por conservar nuestro reino, perocuandollegóelmomentonadieacudióanuestrallamadaalasarmas.Defenderunaciudadsoloconlaguardia,pormuyvalientequeseaybienpreparadaqueesté,eraunsueño,unautopía.
Kleinan guardó silencio por fin. Sus mejillas se habían arrebolado yrespirabaagitado.Loena,asulado,letomólamanoconsutileza,yelreysupoloqueaquellosignificaba.Almomentoyasearrepentíadesuarrebato.
—Lolamento,Ertípides,esonoveníaacuento.—Noosdisculpéis,Majestad,micomentariofuequizásinoportuno.Apesardesuspalabras,lamiradadeErtípidesnomostrabaelmásmínimo
arrepentimiento.Esmás,casiparecíadivertido.Sehizounsilencioenlamesaytodoscontinuaroncomiendo,sinsabermuy
bienquédecir.Fueelreyquienhablódenuevo,abordandoporfineltemaqueatodoslespreocupabayqueleshabíallevadohastaallí.
—Hace semanas que envié emisarios avisando de nuestra posible llegada,pero ninguna respuesta he recibido de Dergos. Necesitamos asilo para lo quequedademipueblo.
Ertípides miró por encima del hombro de Kleinan, en dirección al mar através de uno de los ojos de buey, como si estuviera contando los barcos queformabanlapequeñaflota.
—Quenoesmucho,porloquehepodidover.—Metemoqueno.Muchossehabíanmarchadoyayhemosperdidoaotros
por el camino. No quiero ver morir a nadie más. Necesitamos un puerto deabrigodeinmediato.
—Entiendo vuestro dilema, Majestad, y en nombre de Dergos, no sabéiscuántolamentolacaídadeLahmnayestehorribleexilioalqueoshabéisvistoabocados.
Loena suspiró, aliviada, entendiendo que aquellas palabras eran unabienvenida.
—Apesardeello,meveoobligadoanegaroselasiloquepedís.Lareinasintióqueselacaíaelmundoalospies.Leicar,asulado,soltóuna
exclamación ahogada. Ertípides la miró con el gesto torcido, molesto por lainterrupción.Loenapasódeinmediatodeestartristeporlanoticiaaestarirritadaporelcomportamientoyeltonoqueestabausandoelheraldo.
—¿Cómoesposible?—Nuestroreinonoestáexentodesuspropiosproblemas,Majestad.Aligual
quehapasadoconLahmna,laguerrapuedellegaranuestrapuertaencualquiermomento. Además, el Daño ya es patente bajo nuestros pies. No podemospermitirnosmásbocasquealimentar.
Loenacreyódetectarlamentiraentreaquellaspalabrasy,comoundestello,supolaverdad.DertiessehabíaalineadoconlaOrden.
—Perosomosmuchos—continuóelrey—.Osayudaremosenladefensadelaciudad.Lucharemosavuestroladoylabraremosloscamposconvosotros.
Ertípideslanzóunanuevamiradaalospresentes.—Metemoqueesaofertanoesmuysuculenta,Majestad.Ynoestoyaquí
para negociar, sino para informar de la decisión tomada por el reyArthur. Lolamento.
Kleinanselevantódeungolpe,hechounafuria.—¡ArthurClem es primo demimadre! ¿Es que la sangre ya no significa
nada?
Ertípidesnosedejóamedrentarysepusoenpiemuydespacio.—Metemoqueestaconversaciónhaterminado.Deboirme.—¡Malditoinsolente!¡Deberíaarrestarospordesobediencia!El heraldomiró al rey de arriba abajo, como si acabara de descubrir que
estabaallí.Loenasupoquesujuventudestabajugandoensucontra.—¿Seguroqueestáisdispuestoaarriesgarosaqueel reyArthurenvíeuna
flotaarescatarme?¿Creéisquenegociaráconvos?Kleinan bufaba como un cuercanck enfurecido. Loena sabía que aquello
podíaacabarmuymal.—¡Largaos, miserable!—gritó por fin el rey—. ¡Abandonad mi barco de
inmediato!Ydecidlealcobardedemiprimoqueestaafrentanoseráolvidada.Ertípidessedirigióalapuertayunsirvientelaabrióparaél.Segiróantesde
abandonarelcomedor.—Así lo haré—después hizo una breve reverencia, que más pareció una
burlaqueunamuestraderespeto—.Majestades…Abandonó lasalasinmiraratrás,dejandoasusanfitrionesmásatribulados
inclusoqueantesy,desdeluego,muchomásenfadados.
48
«Cuandolanecesidadapremia,cuandolassombrasamenazan
convencer,escuandoloshéroessealzan.Inclusolosmás
inesperados».
Tiempodehéroes,prólogo.OrhiasFior.
Tizo observaba el campamento del ejército de la Orden desde una distanciasegura.Asulado,tumbadoentrelahierbayocultocomoéldeojosindiscretos,estabaelveteranosargentoCerio,unhombrerudoycurtidodeaspectoinocentecuya hacha había visto yamucha sangre. La luna llena les permitía tener unaimagenclaradeloqueseextendíaanteellos.
—Eselmomento—dijoelsargento.Elcontingente llevabahorasmontandoelcampamentoyyaelocasose les
echabaencima.Eraenorme.Elterrenoformabaunapequeñacolinayunapartede él quedaba fuera de la vista tras ella, pero solo con lo que podía observardesdeallí,eraelejércitomásgrandequehabíavistonunca.SuperabaalAbrigoenordendedosauno.
Porsuerte,nohabíarastrodelasjaulas,porloquelosgorgs,comoleshabíadichoelmensajero,viajabanalgomásatrás.
—Siqueremosevitaralasbestiastenemosqueserveloces—continuóCerio—.Tardaránhorasenllegar.
—Tenemos tiempodeentrary salir.Esperaremosaque seanochecerrada,queserelajenycomiencenaprepararlacena.Tizonoquitabaojodelasrondasdeguardiareciénestablecidas.Elcampamentohabíasidoconstruidoa lospiesdeunavieja torreenruinas,unapequeñaatalayadevigilanciaacompañadadeuna antigua estatua de algún rey aún más antiguo. Ambas presentaban unaspecto lamentable.TizoyCerioobservabandesdeunsaliente rocosocubiertodehierbasaltas.Lazonaeraidóneaparaunacargadecaballeríapueselsalienteles daba cobertura durante un primermomento y tenían después terreno llanoparallegarhastaelcampamento,despejadosalvoporalgunasrocaspuntiagudasyalgunosárbolessolitarios.EscuchóaalguienllamaraaquellaregiónLlanosdeMengebar, pero no quiso preguntar de dónde le venía el nombre. No teníatiempoparaello.
—Entramos,golpeamosysalimos.Estoserápancomido—dijoTizo.—Elterrenoesmuyllano.Nosverán.Daránlaalarma.—Queladen,quegritentodoloquequieran.Notendrántiempodelevantar
lasarmasantesdequecaigamossobreellos.Ceriolerespondióconunagransonrisa.Labarbaquecubríasumandíbula
pareciópartirseendos.—Estedíaserecordaráduranteaños,comandante.Tizonopodíaestarmásdeacuerdo.Regresaronalpuntodeencuentro.Allí
les esperaban sus hombres. Los caballos corcoveaban deseando ponerse enmovimiento.Impartiólasúltimasórdenes.
—Seremos directos y contundentes. Seremos el hacha que tala el árbol.Entrad y salid a mi señal. Manteneos juntos y tenedme siempre a la vista.¡Suerte!
Y,sinmáspalabras,diomediavueltaasumonturaygolpeóconlostalones.El animal se encabritó un segundo antes de lanzarse al galope. Salieron de lacoberturarocosa,quehastaesemomentoleshabíamantenidoocultos,dispuestosa recorrercuantoantes losescasosdoscientosmetrosque lesseparabandesusenemigos. El grupo pronto cogió velocidad y todo a su alrededor parecióralentizarse.Tizosintióquesoloexistíasucaballo, suespadaensumanoyelpuntoantesusojosporelqueibaairrumpir.Aunqueelruidoasualrededoreraensordecedor,Tizopodíaescucharelsonidodesuslatidosimpactandocontrasupechoporlaemocióndelacarga.Podíamorirovivir,podíaganaroperder,peroahorasoloimportabalacarga,elretumbardeloscascosdeloscaballosmientrasgolpeabanelsuelo.
Yateníaelcampamentoalavista.Enesecaso,eltruenollegóantesqueelrayoypudover a los vigíasbuscar la procedenciadel estruendo.Las alarmassaltaronylosgritoscomenzaronaalzarseentrelosacampados.Loshombresdeguardia apenas tuvieron tiempo de desenvainar antes de que Tizo abriera elprimer tajo en uno de ellos. Después, el mismo hombre fue arrollado por elcaballodeCerio,quecabalgabaasu izquierda,unospasospordetrás.Tizonopudo reprimir un grito mientras se internaba en el campamento, esquivandotiendasyhogueras,lanzandoataquescontratodoloquesemovía.Casitodossusrivales estaban prácticamente desarmados o desprotegidos, cansados tras unlargo día de marcha. A pesar de ello, varios de ellos trataron de agarrarlo ydesmontarlo, pero entre él y Cerio evitaron que eso ocurriera. Si caía, estabaperdido.Minutosdespuésestabasalpicadodesangre,conlosbrazosardiendoylosmúsculosvibrandoconlatensión.
Nohuboresistenciadurantelosprimerosinstantes.Reinabaeldesconciertoylos enemigos se convirtieron en presas fáciles para los jinetes.Caían uno trasotro.
Peroprontoloshombresalosqueseenfrentabanempezaronamostrarunamejordisposición.Perdidoelfactorsorpresa,llegabanhastalazonadelaluchasoldadosmejorpertrechados.Unamiradarápidaasualrededorlehizoverquelacargahabía sidounéxito.Muchoscuerposcaídos salpicabanel sueloyvariosfuegossehabíanencendidodebidoalashogueraspisoteadas.Lastiendas,muyunidasentresí,eranpastodelasferocesllamas.
Eraelmomentode irse.Tizoalzóunamanoygritó retirada.Suorden fuetransmitidadebocaenbocamientrasdaba lavueltayse lanzabaderegresoalpuntodereunión,dandoalgúntajodurantelahuida.Sinmiraratrás,supoqueelbatallón leseguíacuandorecorrían los llanosdevueltaalafloramientorocoso.Porfin,cuandoestuvoocultotraselpromontorio,sepermitiódetenerseymirarasualrededor.Elgrupoparecíacasicompleto,afaltadeunrecuentoexhaustivodebajas.Sesentíasucio,sudadoyextenuado,peroestabaeufórico.Sushombrescomenzaronagritar,dejandoescapardeaquella forma laeuforiay laemociónque lesembargaban.Cogióunodrequecolgabaenel costadode sucaballoyechó un largo trago de agua. Después se lo lanzó a Cerio, que le observabajadeando y sudoroso, con el pelo empapado bajo el yelmo, aunque volvía amostrarsugransonrisa.
—Hasidoperfecto.¡Nosvamos!—¡Esperad!—leinstóCerioantesdequesepusierandenuevoenmarcha.
Teníaunavozgraveyrotundaqueinvitabaalaobediencia,aunquesurangoerainferior.
—¿Quéocurre?—Regresemos.Lancemosotracarga.Aúnnoestánpreparados.Siatacamos
otravez,causaremoseldobledebajas.—No.Hemosperdidolaventaja.Nosestaránesperando.—¿Yqué?Nohantenidotiempodearmarse.Aúnestamosatiempo.Estarán
retirando cuerpos y preguntándose qué ha pasado. Sé de lo que hablo y estoyseguro de que una segunda carga no nos supondrámás bajas de nuestro lado,perosíharemosaúnmásdaño.Creeránquehemosabandonado lazona.Estoysegurodequenonosesperan.
Tizo reflexionó durante unos instantes. A su alrededor, sus hombresaguardabansusórdenes.Todosestabancansados,perosepodíaverlaansiedadenellos,ensusmovimientos,laexpresióndesusrostros,iluminadossoloporlaluzdelaluna.Larespiraciónagitadadeloscaballoslevantabavolutasdevaporenelfríonocturno.
—Hemosllegadohastaaquí,¿no?Seríaunapenamarcharnossinderramarun pocomás de sangre. Yo aún estoy sediento.—Señaló a los demás con suespada—.Yvosotros,¿tenéissed?
Uncorosealzóentresushombresysedespejarontodassusdudas.Tizocreyóporunmomentoestarviviendounaescenarepetida.Elsonidode
loscascosdeloscaballosasualrededor,lasangrepalpitandoensussienesyelpeso, agradabley reconfortante, de su espada en lamanomientras con la otrasostenía las riendas en aquella segunda carga. Cerio, a su lado, reía como unloco.Yesqueesoparecíaaquelataque:unalocura.
«Entrarysalir,Tizo,sinheroicidades.Golpeáisyvolvéis».Las palabras de Preas Mor invadieron su mente de pronto, como una
advertenciadeloqueestabaporvenir.Estabadesobedeciendounaordendirectay,¿paraqué?Barriódesumenteaquellospensamientosinoportunosysecentróenvisualizarelpuntoporelqueibaaentrarenelcampamento.Laactividadenélsehabíamultiplicado,ysehabíanperdidolaserenidadyrelajaciónquehabíamostrado en el ataque anterior. Los soldados corrían de un lado para otro,apagandolosfuegosquesepropagabanconrapidez.LaescenalepareciómuyhermosaaTizo.Con todaprobabilidad,estabancausandomásdaño las llamasquesusespadas.
Pero no todos estaban pendientes del fuego. Tizo observó que un grupo
estabamirandohacialosLlanos.Unoscuantoshombresobservabanlacarga.Enunmomentodeterminado,seagacharonsobreunarodillayecharonlasmanosalsuelo. Tras ellos apareció una segunda línea de soldados, reagrupados a todaprisa y de cualquier manera. Llevaban arcos en las manos. Soltaron susproyectiles y Tizo escuchó el silbido de una flecha pasarle cerca. Demasiadocerca.Sintiócómovarioscompañeroscaíanentornoaél,abatidos.
«Entrarysalir,Tizo,sinheroicidades.Golpeáisyvolvéis».TizosupoenaquelmomentoqueCeriosehabíaequivocadoporcompleto.A
pesardesuveteranía,desuexperienciaentantasbatallasdurantetodasuvida,acababadecometerunerrorquepodíacostarleslavida.YTizo,enfebrecidoporlavictoria,sehabíadejadollevar.Ahoranohabíavueltaatrás.Losmetrosbajosucaballoseescabullíancomoeltiempo,comoelsolporelcielo.
Nohabíavueltaatrás.Supoquelasuerteestabaechada.Con un grito de desesperación, alzó su espada al mismo tiempo que los
hombresarrodilladoslevantabandelsuelounadocenadepicasdemadera.TizotuvotiempodeelevarunaplegariaaGanantesdelprimerimpacto.
49
«Lavidaesunarueda.Cuandomenosteloesperasun
círculosecierra».
Dichopopular.
Alquintodíadetravesía,Loenaseaburriódeobservarlacosta.Apesardelosnumerososencantosqueofrecíaydelhechodequenuncahabíaviajadoporellatan al norte, la inquietud que albergaba y corroía su corazón le hacía estarinquietayleimpedíacentrarseydisfrutardecuantoveía.EncontróenLavellladistracciónperfecta.Elchiconoperdíaelhumorysepasabalashorascorriendodeunladoparaotro, jugandoconcadacosaqueveíacomosifueralaprimeravez que lo hacía. Loena se sentaba a hablar con él y trataba de responder losmilesdepreguntasquesalíandesuboca.
Durantelatardedeesequintodíadedicaronunbuenratoajugaralóridas,un sencillo juego de tablero para el que tuvieron que improvisar fichas conpedazos de madera y soga recogidos por todo el barco. Lavell había tardadovariashorasenencontrarlosfragmentosdelasmedidasyformasqueLoenalehabíapedido.Noteníamuchaesperanzadequelosfueraaconseguirtodos,perose dedicó a ello con tanto ahínco que lo logró. Loena sentía una calma quellevabamuchotiemposinsentircuandoestabaconél,comosisuspenasfueranmenos profundas, menos inquietantes. Como si el mar que les rodeaba no
pudiera tragárselos de la noche a lamañana y no dejar de ellos rastro algunosobrelafazdeThera.
—¿Quéospasó?—dijolavozdeÁrgoht,depronto.Loena se sobresaltó.Elhechiceroestaba sentadocercadeella,peroestaba
tanconcentradaeneljuegoquenosehabíapercatado.Nosabíacuántotiempollevabaallí.Elpelocomenzabaacrecerledenuevoysuaspectohabíamejoradounpocorespectoaldíaquesehabíaencontradoconél.Comenzabaaparecerseal hombre que había conocido tiempo atrás, aunque sus ojos seguían siendoinquietantes.
—¿Aquéosreferís?—respondióLoenadevolviendolamiradaaltablerodejuego.
—¿Cuándoloperdisteis?Loenasequedódepiedraysintió las lágrimasque intentabanaflorarasus
ojos.«¿Cómopuedesaberlo?».—Cuandoestáisconelchicoosacariciáislabarriga,quizássindaroscuenta.Enefecto,nosehabíapercatadodequelohacía.—No lo hacéis con el anhelo de quien desea tener un hijo, sino con la
nostalgiadequienlohatenidoyaylohaperdido.Loenatardóuninstanteenrecuperarse.Tratódeseguirjugando,peroacabó
porrendirse.—Losiento,Lavell,creoquehasaprendidodemasiadorápido.Estapartida
es tuya.—Loena tratóde sonreír almuchacho,quecorrespondióa suvezconunasonrisaradiantequehacíalosdíasmásluminosos.
—Mira,Árgoht—dijoelmuchacho—,heaprendidoenseguida,aunquenosonlasfichasdeverdad.Hemostenidoqueinventarlas.
—Enhorabuena,Lavell—respondióÁrgoht—.Aprendesmuydeprisa.«Demasiadodeprisa».ElpensamientosecolóenlamentedeLoena,perono
sabíamuybienporqué.Lavell comenzó a recoger las piezas improvisadas y a guardarlas en una
bolsitadetelaquelareinalehabíadadoatalefecto.Loenasepusoenpieysedirigióalabarandilladeestribor,enlaqueapoyóloscodos.Elsolempezabaainclinarse hacia el ocaso y vestía a las colinas, tierras erethianas ya, de unhermosotonoanaranjado.Árgohtsesituóasulado.Labrisaleerizólapielyseciñólacapaentornoalcuello.
—Hace dos años fue la última vez —dijo sin mirar al hechicero—. Laprimeravezlleguésoloaltercermes.Undíaestabayalotrono.Elmaestredijo
que era normal en alguien tan joven, pues apenas llevaba seis meses casada.Theronarerapocomásqueunniño.Decidimosesperarunpocomás.Elsegundoembarazoduróseismeses.Esavez fuepeor,muchopeor.Empecéa sangrarysabía lo que significaba. Estuve tres días haciéndolo, hasta que sentí que lanuevavidaquecrecíadentrodemíseescapabademisentrañas.Dialuz,peroloque parí aún no era un niño.—Loena suspiró y contuvo un sollozo. Miró aÁrgohta losojos—.Elmaestremeinsistíaenquenodebíaverlo,queeraunaaberración,peroyoinsistímás.Eramibebé,Árgoht,tanpequeñoquemehabríacabidoenlapalmadelamano.Yestabamuerto.
»Tardédiezdíasenpoderlevantarmedelacama,peroeldañoenmicabezaha sido mucho más duradero. Apenas duermo bien desde entonces y tengosueños horribles con niños muertos y fantasmas. Temo estar enloqueciendo.ÁrgohtnopudomiraraLoenaalacara.
—Losiento.Dijoaquellaspalabrascomosihicieraañosqueno laspronunciaba,con la
bocapequeñayenvozbaja,peroLoenaloagradecióensilencio.—Séquenodebopensarasí,peroenciertomodomealegrodehaberdejado
atrásQuindarst.Cadarincóndelafortalezamerecuerdamidolor,missueñosdetener una familia. En el fondo demi corazón, ansío empezar una nueva vida,aunquesélomezquinoquesuenanestaspalabras.¿Estoysiendoegoísta?
—Metemoquesí.Loenaesbozóunasonrisatorcida.—Lo sé, pero gracias por tu sinceridad.Por eso seguí allí, al frente demi
pueblo,envezde responderamiprimer impulsode irmeydejarlo todoatrás.Ahora que he tenido que hacerlo me arrepiento de haberlo pensado siquiera.Temoloqueopinaríamimadredeestaraquísilosupiera.YtambiénqueGanmeestécastigandopormiosadía.
—CreoqueGanestáocupadoenotrosasuntosahoramismo.¿QuélepasoaLadyFasila?
Loenabajó lamiradahastaquereposóensusmanosyempezóa juguetearconlasuñas,nerviosa.
—Murió.Fueapenasdosañosdespuésdelaboda.Despuésdelamuertedemipadrenuncafuelamisma.Siemprehabíaunpozodetristezaensumirada.Creoqueesoacabómatándola.
—Porloqueoigo,hansidoañosduros…Loena apenas si escuchó la respuesta deÁrgoht. De pronto, sumirada se
había detenido en una vela que asomaba sobre la superficie del mar algunasmillas más adelante. Casi al mismo tiempo, el vigía dio la voz de que seacercaba una embarcación. Aunque ella no lo distinguía, desde la cofa, elmarinerogritóqueportabanelemblemadelreinodeErethenlasvelas.
—Porfin—susurróLoenaconunsuspiro,lanzándosehacialaproaafindever mejor el barco, aunque aún estaba demasiado lejos como para que ellapudierapercibirdetallealguno.ÁrgohtllegójuntoaellaseguidodeLavell,quetuvoqueponersedepuntillasparaverbiensobrelabaranda.
—Noalberguéisdemasiadasesperanzas.Loena lomiróa losojos.Bajo la luzdelatardecer,suvioletasehacíamás
intenso,volviéndoloaúnmásinquietante.—La esperanza es lo último que me queda. ¿Queréis que la abandone
también?—Yahepasadoporesto.Encircunstanciasnormalestodossomosreaciosa
compartirpanyvinocondesconocidos.Entiemposdifíciles,cerrarlaspuertaseslarespuestamássensata.
Loenasintióque laeuforiaquehabíaexperimentadoseapagabacomounavelabajolalluvia.
—Notieneporquéserasí…—Desconfiadynoosllevaréisaengaño.Loenadejódemiraralhechicero.Habíaolvidadoloirritantequepodíallegar
aser.Centrósumiradaenelbuquequeseaproximaba.Erapequeño,peromásgrandequeunesquife.Tresélasomabanotrasdosvelas,todasellasdecolorazulcasitanoscurocomoelcielovespertino.
—Noosrecordabatanfrío,Árgoht.El meledino no respondió, fija también su mirada en los tres barcos que
maniobraban para anclarse, situándose en perpendicular a ellos. Loena oyó lavozdeKleinanordenandoalcapitánquehicieraseñalesalrestodelaflotaparaquehicieralomismo.Ellosseguiríandefrenteaencontrarseconlostresnavíosque,enaquelprecisomomento,enarbolabanunabanderablanca.
Loena se alegródequeLeicaryTheronarviajaranenotrobarco.DespuésdelepisodioconErtípideshabíandecididoviajarporseparado,porloqueellosse trasladaron al Ojo del Mar. Si algo les pasaba a Kleinan y a ella en unpróximo encuentro, quedarían ellos para guiar a quindus y clemithas hacia unnuevohogar.
Kleinan se situó junto a su esposamientras el barco seguía avanzando en
dirección norte. Su mirada estaba fija en las velas azules y fruncía el ceño,anticipando un nuevo encuentro complicado. Loena sabía cuánto le habíaafectado el episodio conDerties, pero semantenía firmey con la cabezabienalta. Con aquella expresión, Loena reconocía en él los rasgos, duros einexpresivosaveces,quehabíaheredadodesumadre,Marsila.
Por fin, las velas azules fueron creciendo hasta convertirse en verdaderosbarcos.Eranpequeñosvelerosdequillaafiladaylonasentriángulo,preparadosparaaltasvelocidades.
—Interceptores—murmuróKleinancasiparasí—.Sonpreciosos.Loena se fijó bien, aunque no era muy buena en asuntos de guerra. Los
barcos eran muy estilizados, al contrario que el suyo, más preparado para lacarga, con una estructura redondeada y muy ancha. Los que tenía enfrente,enarbolando el emblema del reino de Ereth, eran estrechos y de líneas muyrectas. Seguramente necesitarían una mínima dotación para hacerlos navegar.Desdelacubiertadelprimerodeellos,quellevabaelnombreKarhmalgrabadoen la proa y al que se acercabanmuy despacio a fin de permitir el abordaje,varios hombres observaban la maniobra. Todos ellos iban pertrechados conproteccionesdecueroyarmascortas, loqueconfirmabasu teoríadequeeranbarcosmilitares.
EnelOdisea,elcapitándioordendealarmaparaquetodosestuvieranensuspuestos,prevenidosantecualquiereventualidad.Gertesllegóhastaellosysituóavariossoldadosalrededordelosreyesamododeescolta.Sindesearlo,Árgohty Lavell quedaron bajo aquel resguardo también. El chico miraba todo a sualrededorconlosojosmuyabiertos.
Cuando por fin los dos barcos estuvieron suficientemente cerca, desde elKarhmal colocaron una pasarela que sirviera de paso. Tres hombres sedestacarondelatripulaciónycruzaronhastaelOdisea.
Loenasefijóenellos,tratandoderetenercuantosdetallesfueraposible.Losdosescoltaseranmarinerosjóvenesymuyserios,aunquenoparecíannerviososporencontrarseenaquellasituación.Suatuendoerasencillo,comosolíaserloeldelosnavegantes.Suspetosestabancubiertosdecueroconunapesadacapadecolorazulmuyoscuro.Lasespadascortaspendíandesuscintosbiencercadesusmanos.Eltercerhombrenoeraunmuchacho,nimuchomenos.Sindudaerael más veterano de los tres, debía rondar los cincuenta y las arrugas queempezabanadecorar susojosquedabanenmarcadasporunaespesabarbaqueera ya casi más blanca que marrón. Al retirar la capucha de la capa que le
protegíadelfrío,Loenaviolamiradadeunhombresereno,curtidoysencillo,muylejosdelportearroganteyaltanerodeErtípides.Soloporeso,lareinasupoqueaquelencuentronosepareceríaennadaalanterior.
ElhombrehizounasencillareverenciaconlacabezaendirecciónaKleinan.—Majestad,esunhonorparanosotrosrecibiros.Osenvíosaludosdelareina
AtrishayelreyCheen.SedbienvenidosaEreth.—No sabéis la alegría que nace en mí con vuestras palabras, amigo. Mi
familiayyo,asícomotodomipueblo,osagradecemoslabienvenida,deseadaynecesaria.Elsoldadomiróasualrededor, fijando lamiradaenLoenaa laquehizo una reverencia también, después enLavell y, por último, enÁrgoht. Losojosdelhombreseabrierondesmesuradamente.
—Estoysegurodeque…—continuóKleinan,peroelsoldadohabíadejadodeescucharle.Unagransonrisapartiósubarbaendoscuandoclavósuatenciónenelhechicero.
—¡Quelosmaresmetraguen!—exclamódepronto—.Debodeestarviendovisiones.
Seseparódelreyysedirigióhaciadondeseencontrabaelhechicero.Parasusorpresa, Loena observó que el meledino también sonreía. Parecía algoantinatural.
—¿Escierto?Depronto,elhombreseabalanzósobreÁrgohtenunabrazotaninesperado
quenielhechiceroseloesperaba.—¡No me lo puedo creer! ¡No me lo puedo creer! —decía el soldado
mientras palmeaba la espalda del meledino. Todos observaban la escena,estupefactos.
Árgohtcorrespondióalapretónpornodejarlosbrazosinertesasulado,perolasonrisanoseibadesuslabios.
Cuando por fin el soldado se separó, aún lo mantuvo agarrado por loshombros,mirándolodearribaabajo.
—Árgoht Grandël, pensé que no llegaría a ver este momento. No sabescuántomealegrodeverte.
Elhechicerotardóunossegundosenresponder,comosiestuvierasopesandosuspalabras.
—Yotambiénmealegrodeverte,ShernanKröll.
50
«Paralosprofanos,quizásfueradifícilentenderlacarga
quesuponíalamagiaparaloshechiceros».
Magia,entrelaleyendaylarealidad,capítulodos.Aith
Calea.
Laciudadcostera,vistamientrasel soldepositabasobreella losúltimos rayosdeldía,refulgíacomounapequeñaestrellaenmitaddelmar.Lapiedrablancadesusprincipalesedificiosreflejabalaluzdetalformaquetodalaciudadparecíaarder. Esa peculiaridad le había valido el nombre de Bastión Dorado, pero elrestode ellanohacíahonor a él.Erauna ciudadportuaria en laque el olor apescado y podredumbre acompañó a Árgoht y los demás durante todo elrecorridoquetuvieronquerealizarparallegarhastaelcomplejodelgobernador,dondeseríanrecibidoscontodotipodehonores.
Los refugiados fueron abastecidos de comida fresca y agua, pero tuvieronque pernoctar en los barcos, bien resguardados en la bahía, pues la ciudad nodisponía de acomodo para todos ellos. El gobernador, un hombre menudo yvivaracho llamadoErgistOkor, les rindióhonor conunacenadegala, aunquesinbaile y conpocos invitadospor respeto al cansancioque a simplevista seapreciabaentodoelgrupo.
—El reino de Ereth os abre sus puertas, Majestades—les había dicho al
saludarles,alaentradadelapequeñafortalezadondevivía—.HabloennombredelareinaAtrishacuandoosdigoqueosdaremoscuantaayudapodamosparaquepodáisresguardarosy,siesnecesario,comenzarunanuevavida.
—Gracias, Ergist —dijo el rey Kleinan—. Espero poder mostrar nuestroagradecimiento a la reina en persona. Nuestra intención no es, sin embargo,establecernosaquíparasiempre.Nuestrodeseoesrecuperarnuestras tierras,alprecioquesea.Estahasidounaretiradatáctica,nounahuida.
—Porsupuesto,Majestad.LamiradadeErgistsevolvióhuidiza,comosinoestuvieramuyconvencido
delaverdaddeaquellaspalabras.Durantelacena,ÁrgohtnodejabadepensarenlaaventuravividaenEreth
tantotiempoatrás.SaberqueAtrishayCheencontinuabaneneltronolehabíaproducidounasecretasatisfacción.Teníamuchacuriosidadporsabercómoleshabía ido en todoaquel tiempo.Pero encontrar aShernanhabía sido todaunasorpresa.Lehubieragustadotenerloasuladoenlacenaydisponerdeunratopara charlar, pero le habían enviado a organizar el avituallamiento de losrefugiados.
Tras lacena,Ergistcondujoa los reyesasusdormitorios,mientrasqueunsirviente mostró a Árgoht y Lavell el suyo. El muchacho había pedidoacomodarseconél,yelhechiceronolohabíacontravenido.Elchico,haciendohonor a su extraordinaria energía juvenil, se había pasado toda la travesíacorreteandodeunladoparaotro,preguntando,conociendoalatripulaciónyalrestodepasajeros,durmiendoapenaspormiedoaperdersealgoimportante.Loquepara losdemáseraunviaje tristeydeemocionesencontradas,paraél eraunagranaventuraylaestabadisfrutandotantocomopodía.
—¿Vamosaquedarnosaquíparasiempre?—preguntómientrassedesvestíaparaacostarse.Lanochellevabavariashorasyasobresuscabezas.
—¿Esotegustaría?Lavellencogióloshombros.—Nolosé.Noconozcomuchossitios.Nosésihayotrosmejoresqueeste.Alhechiceroseleescapóunacarcajada.—Teaseguroquesí,Lavell.—Sesentójuntoaél,pensandoencuántascosas
lequedabanaúnporconocer—.HaymilesdesitiosmáshermososypintorescosqueBastiónDorado.
—¿Túhasconocidomuchos?Unasonrisacansadaacudióaloslabiosdelmeledino.
—Sí,muchos.Al sureste deMeledel, a pocos kilómetros de susmurallas,hayundesiertomuyparecidoalDesiertodeSal,perodearena,tanamarillaquedesde lejospareceun inmenso tesorodemonedasdeoro.MásalestehayunaregiónconocidacomolasTierrasBrumas,enlasqueelhombreapenashapuestoelpie,puesesmuypobreenrecursosylavidasehacedifícil.Enellasviveuntipodeárboltanenorme,quepodríasconstruirteunacasadentrodesutroncoyaunsobraríaespacio.Lospocoshumanosquevivenallí,nómadasyviajeros,losllamangefjes,loqueennuestroidiomavendríaasignificarpilaresdelcielo,yenverdadloparecen.
Lavell escuchaba embelesado. Terminó de vestirse y se acostó sobre elmullidocolchóndelacama.Lahabitación,aunquealgopequeñaparaalbergarados invitados, estaba bien decorada y ofrecía todos los servicios que podíannecesitar,comounbañoyunjuegoderopalimpia.
—¿Quémás?Árgohtpensóduranteuninstante.—Meledel.Fuecapitaldelmayorimperioquehaconocidoestecontinentey
siguesiendounlugarenormeeimportante.Suscallessonestrechas,concasaspor todas partes. En ella vive gente de todas las nacionalidades, de todos loscoloreseidiomas.Laactividadallínuncasedetiene,nidedíanidenoche.Tieneunodelosmercadosmásgrandeseimportantesdelmundo.CuandoelImperioMeledino eramuchomás grande que ahora creció tan deprisa que cada cincoañosteníanqueconstruirmurallasnuevas,porloqueadíadehoytienecinco,concéntricassobrelacolinarocosasobrelaquesealzalaFortalezaSirinninya,hogardelemperadormeledinodesdetiemposinmemoriales.
Árgohtguardósilencioporunosmomentos,bombardeadoporlosrecuerdosdesusdíasallí.Recordóverlafortalezaalamanecer,tanlejanaparaunchicodeclasebajacomoélcomoelcontinentedeTesea,másalládelmar.Nuncahabíalogradosuperar lasegundamuralla,apesardequehabíahechovarios intentosfurtivossoloparaverquéhabíamásalládesusector.
Cuandoregresóa la realidad,aldormitorio juntoaLavell,elmuchachoyaestaba dormido y roncaba con suavidad. De pronto, el cansancio se abatiótambiénsobreélcomosi fueraunapesadacapadeviaje.Mirópor laventana,intentandoadivinarcuántopodíaquedarparaelamanecer.
Miró de nuevo aLavell, preguntándose, como solía ocurrirle, qué hacía élallíenaquelprecisomomento,yalcuidadodeunmuchacho.
«¿Qué quieres de mí, Madre?». Era una pregunta que se había hecho en
muchasocasionesynuncahallabarespuesta.Sudestinoseguíasiendoesquivoyempezabaasentirsecansadodeaquellabúsqueda.
«Noescansancio,eshastío».Llevabayatantosañossiguiendolasendadeldestinoque empezaba a preguntarse si algúndía llegaría al final y, de ser así,¿qué ocurriría después? ¿Desaparecería sin más, cumplido su objetivo en lavida?
Llevaba años haciéndose esa pregunta sin encontrar la respuesta en elgehvaal.
SepreguntósiestaríalosuficientementelejosdelDañocomoparaentrarencontactoconlaMadre.Selevantó,sequitótodalaropaexceptolacamisaylospantalones,y se sentóenel suelo, ante laventana.Êralin leobservaba, inerte,desdeunrincón,comosifueraunsimpleobjeto.
El fresco de la noche que se colaba por la ventana acarició su piel consuavidad. Sí, estaba casi seguro. La Madre estaba allí, con él, cercana yamistosa.Ellaalejaríatodassuspreocupacionesysusdudas.Ellalepondríadenuevoenelcaminocorrecto.
Sinmásdemora,pronuncióelTher-Arakysedejóllevar.
51
«LaguardaArcanarepresentabatodoloqueunhechicero
podíasoñar:poder,ambiciónymiedo».
Magia,entrelaleyendaylarealidad,capítuloquince.
AithCalea.
SheraAnte’idespertósobresaltadaysudorosa,incapazderecordarcómohabíallegadohastaaquellasala,oscurayfría,enlaquereinabaelolorasangresecayaguaestancada.
«Estoy en la enfermería» —logró razonar. Un movimiento fugaz a suizquierda y Almina apareció junto a ella con la preocupación instalada en elrostro.
—¡Miseñora!¿Estáisbien?—Quieroagua.Almina se alejó para cumplir la petición y Shera dejó caer el cuerpo de
nuevo sobre el catre, que olía a polvo y orina. Estaba exhausta, aterida yhambrienta.Semirólasmanos,huesudasymarcadasporlasvenasinfladasqueseagitabanbajolapielcomosiquisieranreventarencualquiermomento,apesarde su color oscuro. Sintió los labios rotos por la sequedad y un vacío en elestómagoquecasileproducíadolor.
Lajovenregresóconelaguaylamaestrabebiótresvasoscasisinrespirar.
Conellíquidoentrandoensucuerpofueronllegandotambiénescenasconfusasde losdíasquehabíapasadoencerradaconel libro, abandonadaa la lecturaeinterpretacióndecuantoallíponía.Selepusieronlosvellosdepuntaalrecordaralgunas de las cosas que había visto, pero todo era fragmentario y estéril. Loúnicoqueteníagrabadoafuegoeraelritualque,enteoría,debíadespertaraloscuatroHijosdeKaresqueaúnquedaban,puesJerkal’imhabíasidoeliminado.
—¿Cuántollevodurmiendo?Almina pensó durante unos segundos antes de responder, como si tuviera
miedodequealamaestranolefueraagustarlarespuesta.—Tresdías,miseñora.—¡Tres días! —Shera trató de sentarse de nuevo, pero un vahído se lo
impidió.Alminalaayudóareposardenuevolacabeza.—El sanador dice que estabais cerca de lamuerte cuando entrasteis aquí.
Habéissobrevividopormuypoco.Sherapensóenloirónicoquehabríasidoquehubieramuertodeinanicióny
sed justo cuando había dado con el objeto de una búsqueda que había duradotantosaños.Peroallíestaba,vivayconelpoderparaejercerlavoluntadabsolutadeKares.Unescalofríoderegocijolahizoestremecer.
—Traeplumaypapel.Necesitoqueapuntesalgo.Almina se apresuró a cumplir el encargo y unos minutos después estaba
sentada a la espera de que Shera empezara a hablar.Quería transcribir lo quehabía aprendido respecto al ritual de invocación antes de que la niebla de losrecuerdosfueraembotándolotodo.Sesentía,apesardelcansancio,máslúcidaquenunca,másdespierta,comosinofueraanecesitardormirnuncamás.
Unsirviente,unacólitovestidoconunatúnicanegra,entróconunabandejaconcomida.Eraunpocodefrutayalgodequeso.
—Diceelmaestrequecomáisdespacioyabocadoscortos.Sealegrarádesaberqueestáisdespierta,miseñora.
—Noledigasnadatodavía.Tengocosasquehacer.—PeroMaestra…—Es una orden. Retírate y que nadie nos moleste, ni siquiera el maestre
Hikol.Elmuchachohizounapequeñareverencia.—Sí,maestra.Unos segundos después se habíamarchado y las dosmujeres se quedaron
solasenlasala.Sheradedicóunosminutosaordenarsusideasysusrecuerdos,
todoloquehabíaleídoyaprendidodelTriforetauGo’laghan.Porfin,empezóahablar.Al día siguiente, Shera se encontraba mucho mejor. Tras dictar a Almina
todoslosdetallesdelprocesoquelespermitiríadespertaralosHijosdeKares,cosa que le llevó varias horas y una docena de páginas, cayó en un profundosueñoqueduróhastabienentradalatarde.Aldespertar,comióloqueelacólitohabíadejadosobrelabandejayvolvióadormirsehastaelalbadeldíasiguiente.
Enaquelmomento,selevantódelacama,seaseóysevistióconunadesuselegantes túnicas de color negro y gris. Le quedaba mucho más holgada queantes,pero lamaestra restó importanciaaesehecho.Searreglóelpelo, raloydeslucido,yregresóalmundodelosvivos.
Mientrassedirigíaaunanuevareuniónconlosmaestros,Alminalepusoalcorrientedeloquehabíaocurridoenlosúltimosdías,almenosdelopocoquehabíapodidoenterarse.
—El libro ha sido recluido en unamazmorra, como si fuera unmonstruo.DespuésdeloqueleocurrióaOtrex,quehamuerto,porcierto…
Sherasedetuvo.—¿Hamuerto?Almina asintió con la cabeza. Shera reanudó el paso sin hacer más
comentarios.Recorrían lososcurospasillosde la fortaleza,ensombrasapesardeseraúndedía.Sherapercibiómásactividaddelohabitual,conacólitosqueibandeunladoparaotrocomosihubieraalgúntipodeemergencia.¿Quéhabíapasadoenlosúltimostresdías?
—Comodecía,despuésdeloocurridoalMaestroyvosmisma,nadiemáshaqueridoacercarseallibroylohanencerradodondenopuedahacermásdaño.
—Mepareceperfecto.«Quéseasoloparamí»—pensóSheraconregocijo.—Tambiénhanllegadonoticiasdelaguerra.—¿Dequéfrente?—Supongo que os darán los detalles los maestros, mi señora. Yo solo he
podidoescucharalgunosrumoresdedudosofundamento.Unos instantes después llegaron al Salón del Alarido. Ante la puerta
esperabanlosmaestrosconunacharlaqueparecíamuyanimada.Variossonreíanapesardelarecientemuertedeunodeellos.
«Buenasnoticias»,dedujoShera.—¡MaestraAnte’i!—dijoGio al verla aparecer.La sonrisa seborróde su
caraalverlosestragosquelalecturadelTriforetauGo’laghanlehabíancausado
—.¿Estásmejor?—Sí,gracias.¿Empezamos?Sheraestabaansiosaporsaberquéhabíapasadoenaquellosdías,quéhabía
provocado aquellas sonrisas cuando debían estar de luto por uno de susmiembrosmásvenerados, unode losmás fieles seguidores de los dictadosdeKaresquehabíaconocidolaOrden.
TodoslosmaestrossaludaronaShera,mostrandosualegríaporelhechodequenosehubieraperdidoenlalocuracómolehabíaocurridoaOtrex.Unavezconcluidas las palabras de cortesía, se sentaron alrededor de la granmesa delSalón.SherapercibióunasombraquesemovíaenunrincónyvioaKilnárionseguidode la sombra fluctuantequeera el propio líder espiritualde laOrden.Shera no pudo evitar una punzada de emoción al verlo. Tanto poder, tantoconocimiento…Eraelsueñodecualquierkaritei.
Cuando todos estuvieron acomodados por fin, se formó un revuelo deacólitos a su alrededor para servir vino a los maestros y atender sus últimaspeticionesantesdedarcomienzoalareunión.
GioLahnoirsepusoenpie.—Amigos, como saben de sobra, Shera Ante’i ha logrado lo que parecía
imposible.LapalabradeKaresestácercadeversecumplida.EnestemomentocrucialdelaHistoria,laOrdenKariteasestállamadaaconvertirseenunpuntode inflexión que quedará para siempre estampado en los anales. HemosdescubiertocómoinvocaralosHijosdeKares.
Una salva de aplausos recorrió lamesa. Losmaestros estaban excitados ySherapudoverenelloslaansiedad,laemocióndeestaranteunacontecimientocrucialenlahistoriadeThera.Nosoloseríantestigosdeello,sinoqueformaríanparteactivaenalgoquelaOrdenllevabasiglosvaticinando.
—LallegadadelosHijosdeKaresseráelprimerescalónqueanticiparáelregreso de Kares como Dios Único y Verdadero. Shera ha hecho un gransacrificio para descubrir el secreto que encierra el TriforetauGo’laghan. Ellamismanosexplicaráenquéconsiste.
Conungestodelamano,GiolediolapalabraaShera,quesepusoenpieasuvez,disfrutandodelmomentodegloriaqueseleofrecía,detodaslasmiradaspuestasenella,expectantes.
Almina se separó de los demás sirvientes, que esperaban apostados en unextremo del salón y le entregó el hatillo de papeles que había escrito el díaanterior.
Sheratardóunahoraenleeryexplicarelprocesoque,segúnellibro,traeríadenuevoaBalgakul,Nedeger,Galakazar’sayLijgsferdenuevoalavida.
—Tal vez incluso Jerkal’im regrese con nosotros, aunque albergo seriasdudasalrespecto.ElhechiceroÁrgohtpuedehabercausadodemasiadodañoasuesenciaytalveznosseaimposiblerecuperarlotanpronto,quizásnuncamás.—Siteheentendidobien,necesitaremosmuchasangreparacatalizarunpoderasí.
ASheraseleescapóunasonrisa.—Tenemosaliadosyhemosconquistadomuchosreinos.Tenemossangrede
sobra.LosdemásmaestrossecontagiarondelasonrisadeShera,regodeándoseen
lamuertequeestabaporvenir.Giosepusodenuevoenpie.—El proceso que has descrito llevaríameses para ponerse enmarcha con
éxito.¿Noescierto?—Asíes,metemo.—Quindarsthacaídosinofrecerresistencia,perolabatalladeMarderestáa
puntodecomenzar.LosreinoslibressehanaliadobajoelnombrerepugnantedeAbrigodeGan.—Giohizomuecadedesprecio—.Suejércitoestannumerosocomoelnuestro,segúnnuestrosespías.PreasMorloscomanda.
—NotepreocupesporPreasMor—interrumpióShera—.Yomeencargaréderesolvereseproblema.
Giosiguióhablando,ignorandolainterrupción.—QuieroteneralosHijosconnosotrosantesdequelabatallatermine.No
podemosdetenerlaaestasalturas,peroquieroqueseanellosquienespisoteenaeseAbrigo, que humillen a los seguidores de ese falso dios. Será unmensajeparaelrestodeThera.
—Nosésiseráposible.Notenemostiempo…Entonces,ungrupodepersonas,ataviadascontodotipodetúnicasyropas
deviaje,entróenelSalóndelAlarido.Sherapudoreconocerentreelloselrostroadusto,marcadodeviruelaydeojoscrueles,deÓrfedes.Entrarondespacio,sindecirunapalabra,ysefueronsituandoenarcoantelapuerta.
—LaguardaArcana sepone a tu servicio,MaestraAnte’i, a findeque elprocesoseaceleretodoloposible.Úsaloscomocreasconveniente.
Shera se quedó sin habla por un momento mientras los hechiceros sesituabanantelapuertadelasala.Losmiróunoaunoconlosvellosdepunta.
«¡LaguardaArcanaami servicio! ¡Todosellos!».Shera tuvoque sentarse
mientraslosinvitados,cuatrohombresytresmujeres,secuadrabanalaesperadeindicaciones.
TambiénconocíadevistaaHirdeGatart,unaisleñadepielcasinegrayojosazules, delgadez y malicia igual de extremas. A los demás no los conocíapersonalmente.Susaspectosdenotabanqueprocedíande todos losrinconesdeThera. Desde el caballero oscuro Glimareas Bok, procedente de los TresGrandes, con su aspecto rotundo ymusculoso, hasta la rubia y de blanca pielGaeanadeLortis,procedentedelcontinentedeTesea,másalládelMarGris.Sumera presencia allí, todos juntos, albergando un poder que podía acabar contodos los presentes con unmero pestañeo, hizo que un escalofrío de temor lerecorrieraelcuerpo.
«¡LaguardaArcana,porKares!».Elsilencioqueseestablecióenelsalón,solo roto por el roce de las telas de los brujos al acomodarse en las sillasdispuestas para ellos junto a la pared de los sirvientes, demostraba que todossentíanelmismorespetoytemorqueellaporsupresenciaallí.
—Como saben —continuó Gio cuando estuvieron sentados y la sorpresainicialsehubosuperado—,todosellosestabandestinadosalolargoyanchodeThera,espiandoparanosotros,esperandoelmomentodeentrarenacción.Desdeque supimos que habías encontrado el libro, Shera, los mandé llamar,suponiendoquesupresenciaaquíibaasernecesaria.Mealegraverquenomeheequivocado.Handejadodeladomisionesdeespecialtrascendencia,másenestostiemposconvulsos,paraquedaratuservicio,alserviciodeKares.—Dijoesto mirando hacia el rincón, donde la sombra del Ser Supremo se rebullía,inquieta—.Esperoquesepasdarlesbuenuso.
UnmurmullosealzóenlamesaalrededordeShera,peroellanopodíasinopensarenlasposibilidades,perspectivasyopcionesqueseabríananteellaconaquella nueva información. La reunión siguió adelante, tratando otros remasrelacionadosconlaguerra,conlabatallacrucialqueestabapuntodecomenzarmásaleste,enelreinodeMarder,frentealosmurosdeAlasân,peroSherasoloqueríasalirdeallíycomenzarconsutrabajo.Estabaansiosaporhacerlo.
Y eso a pesar de que sabía que iba a suponer la muerte para miles depersonas.
52
«Losgrandeshéroesacometensusmásarduastareasenel
díaadía,ensilencioyconhumildad.Soloeltiempoles
otorgaesacategoría».
Tiempodehéroes,capítulouno.OrhiasFior.
Despuésdepasar tanto tiempoentierrasdominadasporelDaño,enlasquelaMadreapenaslograbahacersesentir,entrarencontactoconEllaallí,enEreth,dondelaenfermedadnoestabatanextendidafuecomoverelsoldespuésdeunalargatempestad.
Fue un trance sereno y sin sobresaltos, salvo por las lejanas nubes queoscurecíanelhorizonteyalasqueyaestabaacostumbrado.Nohubopresenciasextrañas, apariciones ni premoniciones en aquella ocasión. Fue solo unencuentro entre él y su fuente, toda sabiduría y paz. Hasta que no lo huboexperimentado,nosehabíadadocuentadelomuchoquelodeseaba,decuántola echaba de menos. Tras tanto tiempo de caos y guerra, aquello parecía unestanque en calma. Sabía que aquella situación no duraríamucho, por lo quehizoaúnmásesfuerzopordisfrutarlayabsorberdeellatodocuantopudo.
Como siempre desde hacía años, el horizonte estaba cubierto de nubestormentosas rotas por los rayos que, ahora lo sabía, representaban la TierraNegra y el mal que se avecinaba para toda Thera, pero trató de no mirar en
aquelladirecciónylimitarseadisfrutardesussensaciones.Cuandoregresó,elsoldespuntabayaporelhorizonte,bañandoeldormitorio
conesatenueluzyesesilenciosepulcralquetantolegustaban.Eldormitorioqueleshabíanasignadoteníasupropiobañoy,aunqueelagua
de la bañera estaba fría, Árgoht aprovechó para asearse, disfrutando de lasensaciónqueleproducíaesefríoenlapiel.Cuandoelaguaentróencontactoconsucabezarapadaseestremecióysellevólamanoaltatuajedelcuello.Aúnnoseacostumbrabaatenerloexpuesto,aunquenadieloreconocíacomoera:unarepresentacióndesupoder.Loselementosde la tierramezcladosdentrodeuncírculo que representaba la vida.Agua, tierra, fuegoy aire. Se sentía desnudoconéla lavistadetodos,aunsabiendoquecasinadielededicabamásdeunamirada. Las pinturas eran muy habituales enMeledel, donde las usaban paramarcar todo tipo de cosas: clases sociales, clanes familiares, profesiones…Elque más o el que menos llevaba algún símbolo sobre la piel. En el resto deThera,sobretodolosguerreroslasusabanparaintimidarasusrivales.
Ignorando aquella sensación de desnudez, disfrutó del baño un buen ratomás.Cuandoregresóalahabitación,vestidodenuevoconropaligera,encontróaLavell sentado en la cama.Tenía losojos abiertos, peronomiraba aningúnsitio concreto, como si estuviera aún dormido. Los brazos le caían fláccidossobrelassábanas.Árgohtseacercóhastaél,losujetóporloshombrosyempujócon suavidad para volver a acostarlo. No pudomoverlo. El muchacho estabarígidocomoeltroncodeunárbol.Volvióaintentarlo,sinéxito.Sintiócómoelchicoseestremecíaentresusmanos.«Noseestremece,estátemblando».
—Lavell—lollamóconsuavidad,sentándoseanteélenlacama.Elchiconohizoademánalgunodehaberloescuchado.Teníalamiradafija
en algún puntomás allá del hechicero. Pasó unamano ante sus ojos, pero noreaccionaban.Teníalaspupilasenormeshastaelpuntodequelosojosparecíancompletamentenegros,comolosdeunperro.
Lavell empezó a mover los labios, como susurrando algo. Árgoht prestóatención a sus palabras, pero no pudo entenderlas. Parecía estar hablando ensueños. Poco a poco fue subiendo el tono y, aunque Árgoht seguía sincomprender las palabras, creyó identificar el idiomade los argumios.Hablabacadavezmásrápido,aunquesuexpresiónnodenotabaningúntipodeansiedad.Sencillamentesuslabiossemovíanamayorvelocidad.
«¿Quéestásviendo,muchacho?».Árgoht dejó de intentar comprender o despertar a Lavell y se limitó a
quedarseallí,observandoaquellasingularescena.Lavellnoestabateniendounsueño.Noeralaprimeravezqueveíaaalguiensumergidoenunavisión,aunqueOrgesnolehabíadichoenningunaocasiónqueelmuchacholastuviera.Peronohabíaotraexplicación.
Mientras loobservaba, larespiracióndeLavellsefueacelerandoalmismotiempoquesuspalabras,comositrataradeapremiaraalguien,auninterlocutorimaginario.Árgohthizounmayoresfuerzoporentenderalgunapalabra,perofueinútil.Elchicojuntólasmanosycomenzóafrotarselosdedosalmismotiempoqueunagotadesudorsurgíaensusienizquierdaysedescolgabaporsumejilla.Los ojos empezaron a moverse, como si estuvieran buscando algo. Larespiración se agitaba pormomentosmientras iba subiendo el tono de voz. Siseguíasubiendo,acabaríagritando.
Árgohtobservabapreguntándosequédebíahacer,siesquedebíahaceralgo.NosabíasiaquelloeranormalenLavelloeraunepisodioaislado.Desdeluego,no había visto nada así en él durante el tiempo que llevaban juntos.Mientraspensabaenello,sucuerpocomenzóaconvulsionarse,cadavezmásagitado.Suvozdenotabamiedo.
«Essuficiente».Árgoht lo agarró de nuevo por los hombros, tratando de detener los
temblores.—¡Lavell!¡Vuelve!Elchiconoreaccionó.Elhechicerolosacudió.—¡Lavell!¡Escuchamivoz!Regresaconmigo.¡Regresa!Depronto,lasconvulsionescomenzaronaamainarylarespiracióndelchico
se fue serenando.Lavellgiró la cabezayclavó lamiradaenelhechicero.Eraunamiradadura,ferozymuyadulta,igualquelofueronsuspalabras.
—Vaisamorirtodos.Después,cerrólosojosysederrumbóentrelosbrazosdeÁrgoht,agotadoy
empapado en sudor. Incapaz de saber si había perdido el sentido o se habíadormidodenuevo,elmeledino lodepositóconsuavidaden lacama,dondesequedócomosinadahubierapasado.Surespiraciónsehabíanormalizado.
Árgohtloacompañóduranteunrato,peronovolvióadespertarse.Terminóde vestirse, dispuesto a ir a comer algo, cuando tocaron en la puerta consuavidad.Supusoqueseríaalgúnsirvientequeveníaaindicarlequeleesperabanparaeldesayuno,peroalotroladodelapuertaseencontróelrostrobarbadodeShernanKröll.Habíaenvejecidomuchodesdelaúltimavezquelohabíavisto.
Supelohabíaencanecidohastacasiblanqueartodasucabezaysubarba,ysusojossehabíanenmarcadoconpequeñasarrugas,peroseguíanteniendoelporteorgulloso ymarcial que habíamostrado durante su visita al valle dePranthas,casi quince años atrás. De pronto se preguntó si él se vería tan cambiadotambién.
—Buenos días —dijo el soldado con una gran sonrisa—. ¿Habéisdescansado?
—Buenosdías,Shernan.—Vengo a invitaros a compartir conmigo el desayuno, si no lo tenéis
comprometidoya.Árgohtpensóunmomento.NoqueríadejarsoloaLavell,peroelestómago
lerugía.AlnohaberrecibidoinvitacióndeErgistOkorparacomersupusoquenoteníaobligaciónalgunaparaconél.Sedirigióaunajovenqueesperabajuntoalapuerta.
—Avisa a la reina Loena de que me ausentaré durante un rato. DespuésvuelveaquíyvigilaaLavell.Antecualquierincidencia,acudeaelladenuevo.
La sirvienta asintió con la cabeza y echó a correr por el pasillo con piesligeros comoplumas.Unos segundosdespués sehabíaperdidoporun recodo.ÁrgohtvolvióacentrarsuatenciónenShernan.
—Vamos,esperoquemellevesaunbuensitio.Notuvieronproblemasparasuperarelperímetrodeseguridaddelapequeña
fortaleza, pues todos saludaban con respeto y dejaban pasar a Shernan, quienapenaslesdirigíaungesto,habituadoatantasmuestrasdecortesía.
Nada más salir de la fortaleza, se internaron en el bullicio de la ciudadportuaria, rodeadosdegentepor todasparteshastaelpuntodeque lescostabaavanzarporalgunascalles.El sueloestabaenlodadoyÁrgoht sealegródenohabersepuestolacapa.EldíahabíaamanecidomáscalurosoquelosanterioresapesardelocualShernanllevabaunacapagruesaypeluda,conunpetodecueroasomandopordebajoyunaespadacortacolgandodelcinto.
—Hasascendidomucho,porloqueveo,viejoamigo—ledijoÁrgoht.Shernansoltóunsuspiro.—Escierto.Lareinasehaportadobienconmigo.Noolvidaloocurridoen
Pranthas.Poco a poco se fueron alejando del puerto para desplazarse hacia el este,
dondelaactividadnoera tanfrenética.Entraronenunazonadeclaseunpocomásalta.
—Megustamáselpuerto,consubullicioysuoloragenteviva,peroparacharlaresmejoraquí.
Sedetuvobajoelletrerodeunaposadaquerezaba«Elalientodeldragón».Dentro, a pesar de que había una docena de clientes, las conversaciones eranmoderadasyelambiente, tranquiloyagradable.Eligieronunamesaypidieronundesayunoconsistenteenhuevos, tirasdecerdoensalazónyjudíasensalsa,acompañadosdepanyqueso.MientrasShernanrecitabatodoalacamarera,elestómagodeÁrgohtempezóarugirantelaperspectivadetanopíparacomida.
—Noencontrarásmejorcecinaentodalaciudad—dijosuanfitriónconunagransonrisa—.¿Quélehapasadoavuestropelo?
Árgoht se llevó la mano a la cabeza en un impulso, sorprendido por lapregunta.Lamanoacabósobreeltatuajedesucuello.
—Fue una necesidad sanitaria. Estuve un tiempo en un lerteneo con unproblemadepiojos.
Shernanarrugólabocaenungestodeasco.—Odioesosbichos.Árgohtmiróelpelo largoy rizado,así como la largabarbaque lucía,y lo
entendióperfectamente.—¿Dóndehasestadometidotodoestetiempo,hechicero?Llegaronnoticias
hasta aquí, rumores más bien, sobre acontecimientos increíbles ocurridos portodoelsurdelcontinente,peronomeatrevíaaesperarquefuerastú.
Árgohtsonrió.—Metemoqueheestadoocupadoestosaños.Enesemomentollególacomidayambosseabalanzaronsobreella.—¿Cómohanidolascosasporaquí?—preguntóÁrgoht.—Nosabríadecirte…LareinaAtrishahallevadoalreinoaunanuevaetapa
de prosperidad, estableciendo nuevas rutas comerciales y abriendo nuestrasfronterasanuevosvisitantes.Erethhacrecido.Perolasnoticiasquellegandesdeelsursontanpreocupantesqueestáempezandoatomarmedidas.EmpezamosasentirlosprimerosestragosdelDaño.
Shernansedetuvoparabeberuntragodevino.—Lohevistoconmispropiosojos.EllagoAraloraparecióundíacubierto
de peces muertos. Así, sin más, sin ninguna razón. Los habitantes de Tukaillevan tiempo luchando contra extrañas bestias que llegan desde las TierrasVacías.Cosasquenadiehavistoantesporestoslares.CriaturasquenosonobradeGan,teloaseguro.Algohacambiado.
—Todohacambiado.—Sabíaquetúloentenderías.—EntiendoporquehevistoloquehaymásalládeLaron-oth,ynoesbonito.
Elsurestámuertoentodoslossentidosenquepuedeestarlo.Lavidanotienecabidaallí.
«LaMadrehasidoexpulsada»—pensó—.«SinoestálaMadre,lavidanoesposible».
Shernan guardó silencio, sorprendido por las palabras del hechicero,mientrasterminabadecomer.Árgohthizolopropio.
—La reina se alegrará de verte, Árgoht. Todavía te menciona de vez encuando,apesardelosañostranscurridos.
—¿Qué puesto ocupas ahora mismo? —preguntó a su vez, huyendo delsentimentalismoimplícitoenlapreguntadelsoldado.
—Soycomandantedelejércitodelaciudad,aunquemisatribucionessonunpocomásamplias.Siatendieraestrictamenteamisresponsabilidades,nodeberíasalir de Ereth para nada, pero cuando estoy mucho tiempo allí, entre lasmurallas, me falta el aire y tengo que salir a respirar. Por eso me ofrezcovoluntarioparacualquiermisiónqueimpliqueabandonaralcapital,aunquesoloseaporunosdías.BrantonOlstenseencargadetodoenmiausencia.
—¡Branton!Hacíaañosquenopensabaenél.Mesorprendequesigavivo…—Estámuymayorysulaborselimitaalasesoramiento,perosustituirmele
hacesentirmásvivoporunosdías.Nocreoqueveaterminaresteinvierno.Enfin,creoquedebemosregresar.Ergistseestarápreguntandodóndeestamos.Esunbuenhombre,perosepreocupademasiado.
Shernansoltóunaestruendosacarcajada,comosiacabaradecontarunbuenchiste.Árgohtnoloentendió.
53
«LaalianzaentreErethyLahmnaresultócrucialenlos
acontecimientosqueestabanporvenir».
HistoriaymemoriadelreinodeLahmna,capítulotreintay
dos,FitzeraldClem.
Alfinalizareldía,cuandoelsolyahabíaabandonadoelcielomásalládelmar,Lavellaúncontinuabadurmiendo.Árgohtpermanecióasulado,tantoporestarpendientedeélcomoparaevitarlascontinuasreunionesenlasqueLoenaqueríaincluirlo.Estabapreocupadopor laTierraNegracomoelquemás, sobre todosabiendotodoloqueélsabía,peroempezabaaestarhastiadodetantapalabraytantareuniónqueno llevaríananingúnlado.YahabíadecididoquedesdequeLavellhubieradescansadounpocopartiríadenuevohaciaelnorte,acumplirlapromesa que le había hecho aOrges, para a su vez continuar su viaje, quizáshastaMeledel. Llevaba cuatro décadas sin pisar la ciudad y sentía que habíallegadoelmomentoderegresar.
A pesar de todo cuanto sabía sobre el Daño y el desequilibrio de losGuardianes, no terminaba de entender qué tenían que ver con él, con supresencia allí en aquel preciso momento. Había vivido una Clave con ladestrucción de Jerkal’im, estaba seguro. Lo sentía bajo la piel cada vez quepensabaenello,peroseguíasinvercuálhabíasidosuobjetivo.Sinduda,haber
destruido al talhom había sido significativo, pero no sabía si tanto como pararepresentarunaClaveensucaminohaciaelDestino.Pero, sinohabíasido lamuertede lacriatura,¿cuálhabíasido laClave?Durante todoaquelañohabíadedicado horas a reflexionar sobre cada instante, previo y posterior alenfrentamiento, analizándolo al detalle para encontrar la pauta, pero no habíanada,apartedelhechodeladestruccióndelacriaturaensímismo,quepudieratenertaltrascendencia.
Un movimiento en la cama le hizo regresar de sus pensamientos. Lavellhabíadespertado.Árgohtacudióasulado.
—Hola,muchacho.Lavelllomirócomosinosupieramuybienquéhacíaallí.Sumiradarecayó
enlaventana.Laluzdelalunayaentrabaporella,pálidayfrugal.—¿Todavíaesdenoche?—Esdenoche…otravez.Hasdormidotodoeldía.Lavellsesobresaltóytratódebajarsedelacama.—Esonoestábien.¡OrgesdicequedormirmuchoofendeaGan!Árgohtlosostuvoporloshombros.—Tranquilo,quenadievaaofenderse.Dateunminuto.Elchicosequedósentadoenelbordedelacama,conlarespiraciónunpoco
agitada.Lospiesnolellegabanalsuelo.—Hetenidounsueñomuyextraño…—¿Quierescontármelo?Lavelldudóuninstante,paradespuésnegarconlacabeza.—Medaunpocodemiedo.—Puesotrodía,entonces.Ahoraserámejorquecomasalgo.Un sirviente ayudó a Lavell a ponerse ropa nueva y les condujo hasta el
comedor.EnlapuertalesdetuvounchambelánquebuscóelnombredeÁrgohtenunalistaqueteníasujetaaunatablillayasintióconlacabeza,autorizandosuentrada. El lugar estaba repleto de gente, casi todos ellos con aspecto de serfuncionariosdelacortequehabíancumplidoconsusobligacionesporaqueldía.Árgoht eligió unamesa alejada del revuelo, en un rincón apartado.Ambos sesirvieron la cenadeunagranmesaen laque losdiversos alimentos sehabíandispuesto para que los comensales eligieran según su propio criterio. Era laprimeravezqueveíaalgoasí,peroprontocomprendiólaventajaquesuponíaaefectosdeeconomíadepersonal.
Cuandoyacasihabíanterminadolacomida,ÁrgohtvioaShernanentraren
la sala con la mirada traviesa, buscando algo. Supo enseguida que él era elobjetivodeaquellabúsquedaydeseófundirseconlassombras.Másquenunca,tuvoganasdemarcharsecuantoantes.Porfin,elsoldadodioconélyseacercóapasoligerosorteandolasmesasrepletasdegente.
—Porfinteencuentro.—Hola,Shernan.¿Quierescenar?—Metemoquenomeseráposible…—EsteesLavell.Lavell,esteesShernanKröll.Elchicoalzólamanoparaestrechárselaalreciénllegado,quienrespondióal
gestoconunasonrisadesorpresa.—Encantado,jovencito.Tehasbuscadounacompañíamuy…peculiar.Lavellsonrióysiguiócomiendosinresponder.—Árgoht, Ergist ha solicitado tu presencia arriba. El reyKleinan también
quierequeestéspresente.Elhechiceroempezabaacansarsedequelollamarancontinuamente,perose
levantóde lamesaconunsuspiro.Lavellhizo lopropioy losdossiguieronaShernanhastalasegundaplantaatravésdevariostramosdeescalerasygalerías.Porfin,llegaronaunagranpuertademaderadedoblehoja.
—EslasaladeaudienciasprivadadeErgist.Sisehanreunidoaquíesporqueocurrealgoserio.Inclusohanreclamadomipresencia.
Shernantocóconsuavidadyunhombreabriódesdedentro.Lapuertaemitióun largo quejido hasta que se hubo abierto del todo. Accedieron a una salapequeña con una decoración tan recargada y ostentosa que Árgoht se sintióagobiado nadamás cruzar el umbral.Varias estanterías decoraban las paredes,repletasdegruesoslibrosdesdeelsuelohastaeltecho.Alfondo,unachimeneacaldeabaelaire,yadeporsienrarecido.
En torno a unamesa central le esperabanErgist,Kleinan,Loena,Gertes yvariaspersonasmásalasquenoreconoció.Todossegiraronhaciaélconmiradaseria,comosillevaranunbuenratoesperando.
—Bien,aquíestáisporfin—dijoErgist—.Sentaos,porfavor.ShernanocupóunlugaralaizquierdadelgobernadoryÁrgohtaladerecha
deLoena.Lavellsesentóenelsuelotrascogerunlibrodelasestanterías.—Noslleganmalasnoticiasdesdeeleste.Segúnnuestrosinformadores,está
a punto de estallar la guerra. La Orden ha reunido un gran ejército y se halanzado contra el reino de Marder. A su vez, los reinos del este se hancongregadobajoelnombredeAbrigodeGanparaenfrentarseaestaamenaza.
—Esoestálejosdenosotros.¿Enquénosafecta?—preguntóKleinan.—Esodeberádecíroslolareinaenpersona.Hamandadollamarosatodosa
lacapitalparagarantizarvuestraseguridad.Loscaminosvanaserestrechamentevigilados y se va a ordenar el toque de queda. Se avecinan tiempos difíciles.Shernan, vas a ir con ellos. Elije una escolta de treinta hombres. Además deprotección, tu deber es encontrar los puntos más débiles del camino cuyaseguridad haya que reforzar. El camino Real debe ser seguro para podermovernosdentrodelreinosinincidentes.
Árgohtibaadecirqueloqueestabaocurriendotanalestenoteníaporquéafectarlesdeaquellamanera,peroprefirióguardarsilencio.
Ergistmiróatodoslospresentes,esperandoalgunapregunta.—Pues no hay nada más. Majestades, tenéis todo preparado para partir.
Podéishacerlodeinmediatosiesvuestrodeseo.—¿Durantelanoche?—preguntóKleinan.—Lareinahaordenadoqueseacuantoantes.Nuestroscaminosadíadehoy
sonsegurosinclusodenoche.NotendréisproblemaalgunoyllegaréisaErethalamanecerdelsegundodía.
—Puesasíloharemos—concluyóKleinanponiéndoseenpie—.Partiremoscuantoantes.
Árgoht salió de la sala preguntándose si aquello era tan importante comoparainterrumpirsucena.
54
«Lahospitalidad,alimentaralnecesitado,eslamejor
ofrendaqueselepuedeofreceraGan».
EllibrodeGan,capítulodiecinueve.Variosautores.
Ereth apenas había cambiado nada en los años que hacía que Árgoht habíapasado por allí.A simple vista, almenos, la ciudad seguía igual que como larecordabadelaprimeravezquelahabíavisto,cuandohabíaatendidolallamadadel reyYurtAmhol.Duranteelviaje sehabía sentido tentadodeabandonar lacomitiva y desviarse hacia el norte, hacia Pranthas, solo por curiosidad, porsabersilaaldeasehabíarecuperado,sihabíacrecido,silamansiónseguíaenelmismo lugar, perohabíavencidoel sentimentalismoy sehabía convencidodequesoloseríaunapérdidadetiempo.
«Pérdida de tiempo, ¿para qué? Nadie me espera en ninguna parte» —reflexionóensilencio.Lehabíandadounamontura,uncaballonegro,grandeyrecio,enelquehabíamontadotambiénaLavellque,sentadoentresucuerpoyelcuellodelanimal,parecíaminúsculoencomparación.Apenashabíahabladoentodoelcamino,observandotodocuantolerodeabaconsumaatención,comositrataraderetenercadapaisaje,cadaminutovivido,ensusrecuerdos.
—¿Porquéaquílatierranoesoscura?—preguntópocodespuésdesalirdelaciudaddeKlirs,laúnicapoblaciónenlaquesehabíandetenidounashorasa
comerydardescansoalosanimales.Elgruponoeramuynumeroso,yaquelamayoría de los refugiados habían preferido quedarse en Bastión Dorado.Algunos, incluso, habíanmanifestado su deseo de seguir rumbo norte, con laautorizacióndelrey.Kleinannohabíapodidonegarseyhabíatenidoquedarsubendiciónaaquellosquedeseabanmarcharse.Aunasí,unasdoscientaspersonashabíanpreferidoviajarconellosafindeestablecersetierraadentro.
—El Daño no es tan feroz aquí.—Árgoht se dio cuenta de que hasta elmomentoelchicosolohabíavisto territoriosheridos.Eran lasprimeras tierrasfértilesyverdesqueveíandesdequehabíanpartidodeÄrgufal.
—¿ElDaño?—LaTierraNegraesuna…—Árgohttratódeencontrarlapalabraquemejor
seadaptaraaladescripcióndeaquelterriblemal—.Unaenfermedaddelatierra.—¿Yestereinonohaenfermado?—Todavíano,perolohará.—¿Porqué?Árgohtsediocuentaenaquelmomentodequenosabía la respuesta.¿Por
quéestabatansegurodequeelDañocontinuaríahaciaelnorte?¿Ysisedeteníadonde estaba? Nadie podía saberlo y aun así lo sabía. Estaba seguro de quecontinuaría avanzando hacia las tierras fértiles hasta que alguien logrararestablecerelequilibrioentrelosGuardianes.
—Porqueenestemundohayfuerzasmáspoderosasquetúoqueyoyestánenguerra,peleandocomodosniñospequeñosporunjuguete.LaTierraNegraesunadelasconsecuenciasdeeseenfrentamiento.
Árgohtpensóqueaquellaexplicaciónseríademasiadoabstractaparaunniñoinocente sin apenas experiencia en elmundo. Semantuvo en silencio algunosminutos,mientraslaciudaddeKlirsibaquedandocadavezmáslejos.
—¿Yquéculpatenemosnosotros?—preguntótrasunbuenrato.Tanto,queÁrgoht casi había perdido el hilo de la conversación, sumido en sus propiospensamientos.
—¿Aquéterefieres?—Dices que es una guerra, pero nosotros no estamos peleando. Pero nos
afecta.¿Porqué?¿Quéculpatenemosnosotrosdesusdisputas?Árgohtreflexionóunosinstantes,peronosupoquéresponder.Alamanecerdeltercerdía,unajornadamásdeloprevistoporErgistOkor,
pudieron apreciar por fin, asomando entre las últimas brumas matinales, lastorresdelaciudaddeEreth.Lamañanahabíallegadofríaytodossearrebujaban
en sus capas, ansiosos por que saliera el sol y calentara sus cuerpos. Sinembargo,unafinalloviznalesacompañómientrasdesmontabanelcampamentoyaúnmáslejos,hastaquelassombrasde losmurosde lacapitaldelreinolescubrieronporcompleto.
Árgohttuvounrecuerdodeldíaenelquehabíaabandonadoaquellaciudad,conunclima similar,montado sobreKarzan, sin saberhaciadóndedirigir suspasos. Su experiencia allí había sido difícil de olvidar. Si sus sospechas erancorrectas,eltalhomdeManlorhabíasidolaprimeramanifestacióndelaTierraNegra y el Desequilibrio que tuvo ocasión de presenciar. Había reflexionadomuchosobreelloenlosúltimostiempos,yhabíaconcluidoquesupresenciaenlascercaníasdelnacimientodedostalhomsnopodíasercasualidad.Dealgunaforma,aquelloteníaqueformarpartedesuDestino,aunqueaúnnoeracapazdevislumbrardequémanera.
Yahoraestabaallídenuevo.«¿Cerrandouncírculo,quizás?».Laspuertasdelaciudadseabrieronyapareciótrasellaunamujerdepieltan
negra como la noche, con unos ojos tan grandes que casi parecían brillar.Caminóhastaellossinningúntipodeescolta.Vestíaunatúnicadecolorverdeoscuro que no combinaba bien con el color de su piel. A pesar de ello, elconjunto era armónico y le daba una imagen sencilla y sobria queÁrgoht nopodía dejar demirar. Su pelo, negro como el carbón y recogido en una largacola, se agitó con la brisa matutina. Hizo una reverencia exquisita antes deempezarahablar.
—Bienvenidos a Ereth—dijo en el idioma común, aunque con un acentomuycerradoquemarcómucholaerre—.EnnombredelareinaAtrisha,regentedeEreth,osdoylabienvenidaanuestraciudad.MellamoClau’asRegirfeiyayestoy aquí para atenderos en todo cuanto necesitéis. Os ruego que meacompañéis.
Varioshombressalierondelaciudadparatomarlasriendasdeloscaballos,invitandoasusjinetesadesmontar.Asílohicieronysedetuvieronaesperarunpocoapartados.
—Seráunplaceracompañaros—dijoKleinan,tambiénenelidiomacomún—.Estamosdeseandosaludaralareinaenpersona.
—Osestáesperando.Seguidme,porfavor.Clau’as se giró y su túnica revoloteó tras ella. Árgoht reparó en lo
perfectamente que enmarcaba su figura. Sus pies no parecían tocar el suelo.
Todossusmovimientosygestosestabanrealizadosconexquisitadelicadeza,sinningúntipodebrusquedad.
El hechicero no la recordaba de su visita anterior. La comitiva se puso enmarchadenuevo.Cuandohubotraspasadoelportón,estesecerrótrasellos.Ungrupo de asistentes comenzó a planificar la ubicación de los refugiados,realizandovarioscuestionarios respectoa susprofesionesyoficios.Los reyes,Árgoht, losdossoldadosyLavell,másunaescoltadeunadocenadehombres,siguieron los pasos ondulantes de Clau’as, quien, tras mantener una brevereunióncon losasistentes, les indicóquepodíancontinuar.Loserethianosquelosveíanpasarsedeteníanaobservaralpeculiargrupoysepreguntabanentresusurrosquiénesserían.Árgohtpodíaescucharlesynohabíatemorensusvoces.Paraellos,laTierraNegraaúneraunaamenazalejana,elproblemadeotros.
«Hastaquelaguerravengaatocarasuspuertas».Mientrasavanzabanhacialafortalezaquedominabaelcentrodelaciudad,
el sol fue ascendiendo y disipando la niebla matinal. Después de las escenasvividasenQuindarst,conlaciudadcasivacía,elmercadocerrado,losmuellesabandonados…,Erethsemostrabacomounlugar llenodevida.Amedidaqueavanzaban,másvecinossalíanalacalle,algunosdecaminoasustrabajos,otrossoloamirar.
—Los chismes avanzanmás rápido que nosotros—le dijo Shernan en unsusurroconunasonrisasocarronabajolabarba.
Nadie,apesardeello,lesmolestabaolesincrepaba.Shernanhabíaasumidosupapelalacabezadelgrupo,juntoaClau’as,deformaquetodosreconocieransuautoridadyevitaranimportunarles.
Por fin llegaron al Castillo Anturiel, hogar de la familia real y sede delgobiernodelaciudad.Unapequeñamurallalorodeabay,ensuaccesoprincipal,cuatroguardiasengalanadosrecibieronalgrupoconsumejorposemarcial.Dosde ellos se situaron en vanguardia y dos en retaguardia. Tuvieron que esperarunosminutosaqueelrastrilloquehabíatraslapuertaselevantara.Elsuelodetierra,embarradodebidoalrocíonocturno,manchabalasbotasdeÁrgoht,peropor lodemás, losalrededores seveían razonablemente limpios.Sepreguntó sisiempreseríaasíosihabíanhechounabatidadelimpiezapreviendosullegada.NoestabasegurodequelosreyesdeLahmnafuerantanimportantescomoparahaceralgoasí.
Al otro ladode la puerta, enunpequeñopatio, les recibieron los reyes deEreth.Árgoht se sorprendióalvera laquehabíasido lapequeñaAtrisha,una
hija bastarda del rey Manlor que atendía mesas en una taberna de Trennantcuandolahabíaconocido,plebeyadesdelospiesalacabeza.AhoraerareinadeErethyhacíamuchoquehabíadejadodeserunaniña.Sehabíaconvertidoenunamujerhermosay, aunque seguía siendomenudade talla, suporte lehacíacontrolar todo el patio con su mera presencia. Toda la fortaleza. A su lado,reconoció a Cheen, también convertido en un hombre, esbelto y elegante. Sucuerposehabíamusculadoy su rostrohabíadejadoatrás las redondecesde laniñezparamostrarunaexpresiónadustayseria.
Tras los reyes, todo un séquito de sirvientes y escoltas completaban larecepción.Clau’ashizoelanunciopertinenteyseapartóaunlado.
—BienvenidosaEreth,amigos—saludóAtrisha.KleinanyLoenasesituaronfrenteaellos.LeicaryTheronar,asumiendoun
papel secundario, permanecieron un poco apartados. Árgoht, por su parte, semantuvolejosdelacabeza.Enelfondo,lehabríagustadopasardesapercibido.
FueKleinanelquetomólapalabra.—Gracias, Majestad. El pueblo de Lahmna, o lo que queda de él, os
agradece vuestra compasión al recibirnos. Nada hay más satisfactorio yemocionanteparaunrefugiadoqueseracogidoconcariño.
—Loqueoshapasadoesunadesgraciaquelamentamosmucho.Esperoquevuestra gente esté siendo bien ubicada. Deseo que hagan de Ereth su propiohogarapartirdeahora.
DijoestomirandoaClau’as,quiensedioporaludida.—Estamos haciendo un recuento de las viviendas vacías en todo el reino
parasituaratodoslosrefugiadosposiblesennuestrasciudadesypueblos—dijolamujer.
—Bien. Que se sientan erethianos de pleno derecho desde hoy y parasiempre.
—Gracias, Majestad —dijo Kleinan—, no podíamos esperar recibimientomejor.
Atrishaasintióconlacabeza.—Ahoradesayunemosantesdetratartemasmásserios.Porfavor,seguidnos.Elgrupofueguiadohastaunrefectoriosituadoenlaplantabajadeunatorre
chata y de base circular.Árgoht, que lo observaba todo con detalle, no estabasegurodehaberlavistoensuvisitaanterior,aunquetrasmásdequinceaños,susrecuerdosnoerandefiar.
«Quinceañossonmuchos,inclusoparamí».
Elcomedoreraunagransalaconaltostechosdemaderaartesonada.Delasparedes de piedra pendían tapices y cortinas de aspecto lustroso. Sobre unapequeñatarimasehabíanubicadodossencillostronosparalosreyes.Anteellos,elrestodelgruposesentóalrededordeunamesa.
—Antes de aceptar vuestros alimentos —dijo Kleinan, aún de pie—,permitidme presentaros ami hermanoTheronar y su esposa,Leicar, reyes delreino de Clemthan. También nos acompañanGertes, capitán de la guardia deLahmna,elpequeñoLavelly…
Cheensepusodepiecasideunsalto.—¡Árgoht! —exclamó al posar la mirada sobre el hechicero. Bajó de la
tarima para dirigirse a él.Árgoht se puso de pie—. ¡No puedo creerlo!No tehabíareconocido,amigomío.
Sinpensarlo,Cheenlediounabrazoconunagransonrisaemocionadaenloslabios.Árgohtpudosentirlasmiradasdedesconciertodelrestodelospresentes.
—¿Qué haces aquí? —dijo cuando se hubo separado de él—. ¿Cuántotiempohace?
Atrishasepusoenpie,perosequedóensusitio.—Hacemuchoya,Majestad,ymipresenciaaquíesmeramentecasual.Mis
pasosmellevaronhastaQuindarstenunmomentocrucialynotuvemásopciónquehuirjuntoconlosdemás.
—¿Apesardetupoder?¿Nadapudistehacer?Aunque la pregunta no escondíamaldad ni reproche alguno,Árgoht sintió
comosilepunzaranelcorazón.PorelrabillodelojoviocómoLoenabajabalacabezaysemirabalasmanos.
—Nadasepodíahacerparasalvarlaciudad.—Esposo—intervinoAtrisha—,yahabrá tiempopara losdetallesdespués
decomer.Noagobiemosanuestrosinvitadoshaciéndolesrevivirsuspenas.—Tienesrazón,tienesrazón—aceptóCheen,regresandoasusitiomientras
varios sirvientes comenzaban a servir la comida.El reyno le quitabaojoy lasonrisanosemarchódesurostromientrasduróeldesayuno.
Árgoht,pocoamigodetantaefusividad,empezabatenerganasdemarcharsedeallí.
55
«LanocheeselterritoriodeKares;sudominiode
sombras».
Po’karatan,capítuloquince.Anónimo.
Tizoabriólosojosysintióunapunzadaenlanucaquecasilehizogritar.Teníatodoelcuerpodoloridoyamoratado,comosisehubieracaídodeuncaballo.Nosabíadóndeestabanirecordabacómohabíallegadoallí.Teníalavistanubladayapenasdistinguíanadaasualrededor.Intentómoverse,peroestabaderodillasyamarrado a un poste, con las manos a la espalda. Sentía la tirantez de unascostras en la cara y supo que era sangre seca. Tenía el torso desnudo. Seencontrabasobreunapestosocharcodebarroquelecubríalospiesdescalzos.
Deprontorecordódóndeestabayporqué.Lasegundacargahabíasidounfracaso.Lavistaseledespejópocoapoco.Asualrededorhabíaunsilencioextraño,
expectante. Levantó la mirada, pero solo veía por un ojo. El otro estaba tanhinchadoquenopodíaabrirlo.Tratódehacerseunaideadesusituación.Estabaenunpequeñoclarorodeadode tiendasdecampaña.Asualrededor,almenoscincomásdesushombres,tambiénamarradosyheridos.Nopudosaberquiéneseran.Varios hombres les vigilaban, lanzas enmano, riendoy haciendo chistesentre ellos.Estaba enmitad del ejército kariteas.A su nariz hinchada llegó el
olordelatelaquemada.Másalládelclaro,elresplandordelasllamasleindicóqueelcampamentoaúnardía.
«Esperoque ardan todos»—consiguiópensar.Algobuenohabía salidodeaquellasituaciónabsurdaenlaqueélsolosehabíametido.Habíatratadodeserunhéroeyahoraestabaallí,dolorido,ateridoporelfríoyconlacertezadeunamuerte inminente.Dehecho, sepreguntóporqué seguíavivo.Tizocentró suspensamientosensímismo.Hizopequeñosmovimientosmuscularesysupoqueteníarotasalgunascostillas,comomínimo.Eldolordelasmuñecasledecíaquepodíateneralgunadeellasdislocada,perodeesonopodíaestarseguro.Todosucuerpo era un dolor en mayor o menor medida. Estaba extenuado y apenaslograbamantenerlacabezaerguida.
De repente, supo que solo quería dormir. Sí, dejarse llevar por lainconscienciayquepasaraloquetuvieraquepasar.Algofríotocósumandíbulaypresionóhaciaarribaobligándolealevantarlacabeza.Lapuntadeunalanza.
—De eso nada—dijo uno de los vigilantes—. Nada de dormir. El señorKerwesvienehaciaaquí,asíqueesperadespierto,campeón.
Losdemásrieron.«Campeón. Un estúpido de campeonato, mejor dicho». Tizo tuvo que
contenerlaslágrimasmientrasdejabacaerlacabezacontraelpecho.De entre los miles de pensamientos que cruzaron su mente en aquellos
instantes,elmásrecurrenteeraelsaberqueestabadecepcionandoasurey,quehabía estropeado lo que había sido una operación perfecta. Habían entrado,causadounbuenpuñadodebajas,unincendioybastantedesconcierto.¿Cómosehabíadejadoconvencerderegresar?
«Te convenciste tú solo. Es lo que eres: un insensato sin inteligenciasuficientecomoparacomandarunejército».
Apesardelosojoshinchadosyeldolor,unalágrimadejóunsurcoblancoensusmejillasroñosas.
Losvigilantesrierondenuevo.—Tranquila,chica,queprontodejarásdellorar.Unodeellossearrodillófrenteaél.Tizolomiró.—¿Creesqueestoesmalo?PuesesperaqueconozcasalseñorKerwes.Unnuevocoroderisas.Éljamáshabíaoídoaquelnombre.Nosabíadequé
estabanhablando,perounescalofríolerecorriólacolumnavertebral.Ysupoquenoeraporelfrío.
No supo cuánto tiempo más permaneció en aquella posición, tiritando en
mitaddelanoche.Estabasedientoyyanosentíalosbrazos.Soloqueríamorir.«¡No!Aguanta»—sedecíaasímismo—.«TienesqueregresarantePreasy
expiartuculpa».Perolospensamientosnoledabanlaserenidadquenecesitaba.Alrayarelalba,delincendiosoloquedabanalgunascolumnasdehumoyel
oloraquemado.Sepreguntócuántosmuertoshabríandejadoatrásantesdesercapturados.Tratóderecordarlasegundacarga,perotodoestabaconfusoensusrecuerdos.Losarqueroshabíanderribadoaalgunosytraslaspicas,quehicieroncaer a varios caballos, les esperaba una fila de hombres bien pertrechados. Sehabían organizado y se habían preparado para un segundo ataque a todavelocidad,comosilohubieranestadoesperando.
Tizo despreció aquellos recuerdos. «Nada de eso importa. Lo hice mal yahoraestoypagandoelprecio.Nadievendráasalvarnos».
El último que se coló en su mente fue su cuerpo cayendo del caballo,aferradoporvarioshombres,perdidalaespada,ylalluviadegolpesquevinoacontinuación.Después,lainconsciencia.
Ahorasepreguntabasinohabríadeseadoseguirinconsciente.Unrayodesollehizoparpadear.Habíaamanecidoyelastroseelevabaya
sobre los pequeños árboles que rodeaban el campamento.Unminuto después,una sombra se interpuso. Levantó la mirada, pero de entrada fue incapaz dedistinguirquélageneraba.Eraunhombre.Unhombremuygrande.Grandeno,gordo.Lecostóabarcartodasuenvergaduraconlamirada,porqueestabamuycerca.Suprominentebarriga,vestidadecuero tachonado,quedóa laalturadesusojos.Distinguióenellamanchasdetodosloscolores,aunquepredominabaelrojooscurodelasangreseca.Elhedorqueemanabadeélsepercibíadesdemetrosdedistancia.
—Bien —dijo el recién llegado, con una voz ronca, rota—. Soltadlos ytraedlosconmigo.
El soldadoque lehabíahabladoantesdesatóaTizoyseacercóa suorejamientras lo hacía. Tizo supo que estaba sonriendo y se preguntó qué le hacíatantagracia.
—EsteeselseñorKerwes.Tizovolvióamiraralhombregordo,querepasabaconlamiradaalosdemás
prisioneros.Eraenorme,todograsaypielfofa.Sucabezaeratangrandecomolade un buey, completamente calva y con manchas oscuras. Tenía una miradaladina y cruel. Inspeccionaba a los demás como si fuera ganadero y estuvieraevaluandounpuñadoderesesantesdecomprarlas.
«Decomprarlasno,desacrificarlas».Cuandotodosestuvierondesamarradosdelospostes,aúnconlasmanosala
espalda, fueron conducidos a través del campamento siguiendo los pasos delseñorKerwesyescoltadosporcincosoldadosvestidosdenegroyarmadosconlanzas.Amedidaquefueronavanzandoquieneslosveíanpasarlesincrepabanyles tiraban piedras, como si fueran delincuentes sometidos a algún tipo depenitencia.Tizosintiócómounadeellasimpactabaensufrente.Alinstantelacalidezdesusangrelecorrióporlamejilla.Elcampamentoeraunbatiburrillode personas de todas las nacionalidades y escuchó insultos en varios idiomas.Porlopocoquepudover,reconocióenmuchosdeelloslosrasgosmásclásicosdelossureños,delosciudadanosdelosTresGrandesReinos,consuspopularesbarbas trenzadas. Cuando otra piedra estuvo a punto de golpearle, dejó deobservarasualrededoryseconcentróenseguiralseñorKerwesafindellegarcuanto antes a dondequiera que los condujeran, pero su guía no parecía tenerinterés en darse prisa. Si no fuera por la escolta que los protegía,paradójicamente,desuspropioscompañeros,yaestaríanmuertos.
Tizoperdiólacuentadeltiempoqueestuvieroncaminando,perodebieronderecorrerelcampamentodeunextremoaotro,puescuandoporfinsedetuvieron,le dolían los pies descalzos. Tenía los dedos en carne viva y las muñecas leardíanallídondelasogalequemabalapiel.Losdemásnoestabanmuchomejor.Tizo levantó la cabeza pero ninguno de sus compañeros de cautiverio le eraconocido.Estabasolo.
—Bienvenidos—dijoelseñorKerwesconunahorriblesonrisaenlaboca.Les señalaba una gran tienda de base cuadrangular terminada en punta.
Estaba apartada del resto del campamento por un centenar de metros. A loslados,separadas,eranvisiblesvariasenormesjaulasfabricadasíntegramentedemetal.Tizosintiómiedo,unmiedoespesoyagrioquelesubióporlagarganta.Habría gritado si hubiera tenido fuerzas. Sintió un golpe en las corvas y se ledoblaronlaspiernas.Unasmanoslosujetaronyloalzaronhastadejarloapoyadosobrelasrodillas.Hizounesfuerzotímidoporzafarse,peroloteníanbiensujetoporlosbrazos.
—¡Dejadme,cabrones!—consiguiógritar.Kerwesentróenlatiendaysalióconalgodemetalenlamano,algúntipode
herramientaqueenprincipioTizonoreconoció.Aloshombresquelosujetabanselesunieronotrosdosquelesostuvieronlacabeza,elevándoselaunpoco.Nopodíahacernadaporresistirse.Empezabaadolerleelcuellodebidoalapresión
queejercían sobreél.Kerwes leenseñó laherramientaquehabía sacadode latienda.Alreconocerla,Tizoempezóagritaryasacudirse, tratandodesoltarseaunsabiendoqueeraimposible.Loúnicoqueconsiguiófueunpuñetazoenlascostillasrotasquelodejósinaliento.
—Nomegustanlasimpertinenciasydisfrutotrabajandoensilencio.Asíqueconsidera esto una…medida de paz.—Kerwes sonrió maliciosamente—. Depazparamí,claro.
Tizosoloviocómolamasadeaquelhombrehorriblese leechabaencima,apestando a carne podrida, sangre seca y sudor.La tenaza tocó su lengua y, acontinuación,labocaselellenódesangre.Eldolorfuetanatrozquenopudonigritar.Loshombresqueleteníanagarradolosoltarondegolpeycayóalsuelo,entre toses y escupiendo su propia sangre. Sentía que iba a perder el sentido.Queríaperderelsentido.
«Porfavor,Gan,mátameya.Teloruego»—pensó.Kerwesrepitióelprocesoconlosdemás,conelconsiguientecorodegritosy
lamentos,peroTizoloescuchócomounecolejano,comolasombradealgoquealgunavezestuvoallí.Sedesvaneceríaencualquiermomento.Apenaspercibiócómoloponíandenuevoenpieyloarrastrabanhacialaenormetiendadetelamarrón.Algunaparteaúnactivadesucerebrosabíaquenodebíaentrarallí,queloquesalíadeellateníaquequedarencerradoenjaulasenormes.
Pero ya no tenía fuerzas para gritar. En el momento en que las telas seapartaronparadejarlepasar,elhedorleinvadióytododejódeexistir.
Lassombraslodevoraronporcompleto.
56
«Inclusolosgrandeshombresymujeresdelahistoria
fueronniñosalgunavez».
Tiempodehéroes,capítuloquince.OrhiasFior.
Árgohtobservaba todoa su alrededor, despreocupado,mientras esperaba a serrecibidoporlareina.Traseldesayunolehabíapedidoquesereunieraconellaenlabibliotecaprivadadelasegundaplanta.Aunquenoleapetecíademasiado,enelfondosentíacuriosidadporsaberquéhabíaocurridoenErethdurantetodosaquellosaños.Lavell,asulado,nodejabadeobservarcadatapiz,cadasirvientequepasabajuntoaellos…Cadacosaledespertabaunacuriosidadinsaciable.
Pasóunbuenratodesdequeelmuchachoqueleshabíaconducidohastaallílesdejóantelapuertayestaporfinseabrió.Lamujerqueleshabíarecibidoalaentrada de la ciudad, Clau’as Regirfeiya, les franqueó el paso con un saludosutil.
En labiblioteca lesesperaban,enpie,AtrishayCheen,vestidoscon ropascómodas y sin nada que demostrara su regia condición.Árgoht se preguntó sihabríasidoalgovoluntarioosierasuvestimentahabitualcuantoseencontrabanenlaintimidad.
—Árgoht…—Lareinaseacercóaélylediounfuerteabrazo,conteniendouna lágrima—.Han pasado tantos años…Creíamos que nunca volveríamos a
verte.Cheenseacercótambién,peronorepitióelabrazo.—Mealegrodeveros—dijoÁrgohty,depronto,supoqueeracierto—.Veo
quelascosashanidobienporaquí.Atrishaleindicóquesesentaraenunsillón.Elloshicieronlomismo.Lavell
sesentóenelsuelo.—No nos podemos quejar—respondió la reina—. El reino prospera y el
puebloesfeliz.Otodolofelizquesepuedeseratenordelasnoticiasquenosllegandesdeelesteyelsur.
ElceñodeÁrgohtseensombreció.—Elmundoseestámuriendo.—¿Voslohabéisvisto?—preguntóCheen,deseandoquelecontaraalgo.—Másdeloquemehubieragustado.—Contadnos, por favor.Decidnos a qué nos enfrentamos.De nadie creeré
nadamásquedevuestroslabios.Árgohtdedicóunossegundosaelegirlaspalabrasadecuadaspararesumirlo
quehabíavividoyvistoenelsurdelcontinente.Losreyesleobservaban,cadavezmás serios.Árgoht supuso que hasta aquelmomento, para ellos, laTierraNegrasoloeraunecolejano,noticiasdetragediasquesufríanotros.SaberqueelDañosedesplazabahaciaelnorteleshabíadejadounahondapreocupación.
—¿Nosepuedehacernada?Depronto,unafrasevolvióacolarseensuspensamientos.«ElEquilibriose
haroto.Lapiedradebeserprotegida».—Nadaqueestéennuestramano,metemo.Cheen, muy serio, se levantó y encendió la chimenea más cercana.
Observándolo,Árgohtnotóquelohacíaconlanaturalidaddequiennohasidoservidodesdelacuna.Cuandohuboterminado,teníalasmanossuciasdehollíny cenizas. Se las sacudió y volvió a sentarse como si nada hubiera pasado.Clau’asserevolvíaenunaesquina,sabiendoqueeraalgoquedebíahaberhechoella.
—Hacepoco recibimosunavisita—dijoAtrishabajando lamirada—.Eraun heraldo de laOrden, aunquemás parecía un guerrero que un político. Eraenorme y muy impresionante. Nos habló con un tono muy amistoso paradecirnosquelaOrdennosabríasuspuertas,quenosacogeríabajosuprotecciónconsolopedirlo.
Árgoht no se sorprendió con aquella revelación.Teníamucho sentido.Loskariteasqueríanconquistar,perosiempreeramássencillosinohabíaguerrade
pormedio.—¿Quélerespondisteis?—Porunmomento,noquisosaberlarespuesta.Si
EretheraahoraaliadadelaOrden,preferíanosaberlo.—Que no podíamos decidirlo de inmediato, que teníamos que reunir al
consejo. Era una mentira, pues no tenemos ningún consejo como tal al queconsultar. Pero había algo en aquel hombre que nome gustaba y quise ganaralgodetiempoantesdetomarpartido.Nosé,talvezfueraelmuñóndesumano,quelucíacomountrofeo,loquemediomalaespina…
Unacampanasonóenlacabezadelhechiceroamododealarma.—¿Unmuñón?¿Osdijosunombre?AtrishamiróaCheen.—Sí,peronolorecuerdo…—Kijl—respondióelrey—.SellamabaKijl.Árgoht sintió que se le aceleraba el corazón. Recordaba bien su
enfrentamientoconaquelhombreycómoestehabíaperdidolamano.LoúltimoquehabíasabidodeéleraquehabíaentregadolaestatuaqueconteníaeltalhomdeJerkal’imasussuperioresenMügero.Después,lehabíaperdidolapista.
—Nodebéisvolverarecibiraesehombre.—¿Loconocéis?—LoconocídurantelainvasióndeAngôr.Esunmalbicho.Evitadlecuanto
podáis.—Dijoquenosenviaríaaalguienparaescucharnuestrarespuesta.UnapreguntasurgióentreloslabiosdeÁrgoht.Quizáslamásimportantede
todaslasquepodíahacerenaquelmomento.—¿Quérespuestalevaisadar?Atrishamiró a sumarido y se levantó de su asiento, inquieta. En aquella
mirada había muchas cosas. Conversaciones nocturnas, dudas, recelos,inseguridad…
—Aúnnolosé…—¿Noestaréispensandoenunirosaellos?Atrisha levantó lamirada, con la incertidumbre, la duda de quien tiene el
destinodetodounpueblosobresushombros.—¿Tanmalo sería?Laalianzaconellospodría serprovechosa.Por loque
tengoentendidoyacontrolantodoelsur.Unirnosaellospodríaevitarunaguerraamipueblo.
—Unirosaellosseríaelfindevuestralibrevoluntad.
DeprontounadudaasaltóaÁrgoht,cogiéndoloporsorpresa.«¿Amíquémeimportatodoesto?».RecordólasconversacionesconPreas,
enlasquetratabadeconvencerloparaqueseunieraalaguerracontralaOrdenpara recuperarAngôr. Élmismo se había cuestionado cosas similares algunasveces.Al finy al cabo, ¿dónde se escondía laverdad?Que losmétodosde laOrdenKariteasfueranhorrendos,¿ladeslegitimaba?Ysi llegabanaformarunimperio,¿estableceríanlapaz?
—Ningunodenosotros—dijoCheen,sacándolodesusnefastasreflexiones—hasidoeducadoparagobernarnitomardecisiones.Hacemosloquepodemosy nos dejamos asesorar por amigos, como Shernan o Branton, cuyos sabiosconsejosnoshansacadodemásdeunatolladero.Pero¿quiéntienelarespuestaparaalgocomoesto?HastahacepoconisiquierahabíamosoídohablardeKaresolaTierraNegra.HemosregidonuestrasvidasporlosdictadosdeGan,sinmásdudasnicuestiones.Ahoranosdicenquehayotrodios.¿Cómosabercuáleselverdadero?
Unsilenciopesadoseinstalóenlabibliotecaentreloscuatropresentes.—En mi corazón solo cabe Gan—dijo de pronto Lavell. Los adultos se
sobresaltaron,puesnoesperabanqueelniñoentraraenunaconversacióncomoaquella.
Atrishaseacercóysesentóenelsueloanteél,conlaspiernascruzadassinningún tipo de decoro. La tela de su traje se expandió alrededor de su talle,haciéndoleparecerunaflorflotandoenunlago.
—¿ConoceslasDirectricesdeGan,pequeño?—lepreguntó.—Melassédememoria.—¿Cuálcreesqueeslamásimportante?Lavellreflexionóduranteunosinstantesantesderesponder.Sentadosambos
en el suelo parecían dos niños hablando de cosas sin importancia, como si lavitaldecisiónquedebíantomarhubierasidorelegadaalolvido.
—Todavidamerecesulugar.—Has escogido la más enigmática, la más propensa a interpretaciones y
sobrelaquemáslibrossehanescrito,dadasuimportancia.¿Porqué?—ElmaestreOrges,enÄrgufal,meenseñóquecadavidatienesuporqué,
su razón de ser. Segar una vida, sea cual sea elmotivo, es una afrenta contraGan,queseestremeceylloradetristeza.
EscuchandohablaraLavell,ÁrgohtrecordóelgehvaalenelquehabíavistoelnacimientodelchicomientraslaMadrelevigilaba.Llevabasusenseñanzas,
suformadevida,impregnadasenlapiel,mezcladasconsusangre.Seidentificóconlaspalabrasquedecía,tancercanasasupropiaformadepensar.
—¿Hasmatadoalgunavez?—preguntóAtrishaaLavell.—¡No!Bueno…Enalgunaocasiónhepisadounbicho. ¡Pero soloporque
meestabamolestando!Orgesmedijoquenoimportaba…Atrishariosinpoderevitarlo.Lamiradacompungidadelmuchachotambién
hizosonreíraÁrgoht,apesardelatrascendenciadeaquellospensamientos.—¿Quieresqueesadirectrizdefinatuvida,Lavell?El chico asintió con la cabeza, recordando algún insecto pisoteado sin
compasión.Atrishalealborotóelpeloysepusoenpie.—Gracias.—¿Porqué?—Porestaraquíenunmomentocomoeste.Sesentódenuevoenelsillónconunsuspirocansado.Cheenpermanecióde
pie,pero seacercóa la reinay la cogióde lamano.Debíadeconocerlabien,pueselapretón,delicadoyamable,relajósuceñoysuavizósuexpresión.
—Yotambién—comenzóadecirlareina—.Tambiénquieroqueseaesaladirectrizquemarquemividaymi reinado.Mehan llegado rumores sobre losmétodosdelaOrden,sobrelascosasqueocurrenenlossótanosdesustorresycastillos.Rumoresdegritos y bestias horribles.Yoquieroque seme recuerdepor abrazar y respetar la vida, no por alentar el horror y la desesperanza. Ladecisiónestátomada,pues.
—¿OsenfrentaréisalaOrdenKariteas?—Sí,esoharemos.AtrishaindicóaClau’asquetrajeratrescopasdevino.—TenemosquebrindarporGan—dijolareinacuandotuvolasbebidasante
sí, en una bandeja. Lavell dispuso de un vaso con agua—. Para que nos défuerzaseimpidaquesucumbamos.
—¡PorGan!ÁrgohtbebiójuntoalosreyesdeEreth.
57
«Lacapacidaddetomarladecisióncorrectaenelmomento
oportunoesundonescasoenlostiemposinciertosque
corren».
DiscursodeJainörMorantesdelaBatalladelPaso.
Árgoht apuró su copa de vino, delicioso y cálido, y se sintió tentado de pedirotra.MiróaLavell,cuyamiradaestabaperdidaentrelasllamasdelachimenea,pensandoasaberenqué.Surostroeralavivaimagendelacalmaylaserenidad,comosinadade loque se estabadesarrollandoa su alrededor tuvieraquevercon él. Por un momento le envidió, deseando sentirse de aquella maneratambién.Sinpreocupaciones,sindecisionesquetomar,sinunasendaqueseguir.Sentarseymirarlasllamasleapeteciera.
LaMadreerafuerteenél,podíasentirlo.Nohabíamaldadensucorazón,nohabíaensucabezapensamientosfunestosnirencor.Vivíaaldía,conlafrescuradelamanecerylaserenidaddelocaso.AnsiabaaquellacalmainterioryLavelllaproyectabaasualrededor,comosisuaurapudieraabrazaryarroparaquieneslerodeabanencadamomento.Asulado,todoerapaz.Porunmomento,deseóqueaquelmomento, al calor de la chimenea, no terminara nunca. Sabía que fueratodoeracaos,muerteyhorror,yquelopeorestabaporllegar.
Elsonidodenudillosgolpeandolapuertalosacódesuensoñación.Atrisha
había mandado llamar a Shernan Kröll. El veterano soldado entró en labibliotecaehizounalevereverencia.
Todossedispusieronentornoaunapequeñamesasobrelaquedescansabanvariosmapasdelaregión.UnodeelloseraelmismoquelehabíamostradoelreyYurt para explicarle dónde estabaPranthasyqué esperabade él por aquelentonces. Cheen lo desplegó y a su lado otro amayor escala, de casi todo elcontinente.Eramuyrudimentario,peroaparentabaserbastantefiel.
—Aunqueno tenemosconstanciadeque laOrden tenga interés en invadirErethmásalládelavisitadeesetalKijl,vamosaactuarcomosiasífuera—dijoCheen—.Shernan, loprimeroquequiero esque envíes ingenieros a todos losrinconesdelreino.Necesitamossaberdóndesedebereforzarlaseguridad,quémuros hay que reparar, qué puntos débiles tenemos en las fronteras. Llama afilas. Quiero al ejército en alerta. Enviaréis a patrullar por los caminosprincipalesyrecuperaremoscadaatalayaabandonadaquetengamos.
Shernansequedópensativounos instantesobservandoelmapamientrassemesaba la barba entrecana. Después fue señalando puntos a medida que ibahablando,aquellosqueconsiderabaquepodíanreforzarse.
—Estas atalayas pueden guarnecerse de nuevo con unas mínimasreparaciones.
—¿Cuántoshombresdemáscreesquenecesitarás?—Creo que una dotación inicial de quinientos refuerzos podría hacer una
primerabatida.Paraponertodoelreinoenalertayreforzarlaguarnicióndelasciudadesprincipales,otrosmil.
—Prepararéeldecreto.Nosponemosenmarchahoymismo.CuandoShernansedisponíaaretirarse,Árgohtleinterrumpió.—Hayalgomásquedebéistenerencuenta.Shernansedetuvoylostresleprestaronatención.Árgohtobservóelmapa.—Laguerraparalaqueosvaisaprepararyahacomenzadoeneleste.—Lo sabemos. Hemos oído las noticias sobre ese Abrigo de Gan—dijo
Cheen.—Marderpuedeestaryabajoasedio…—Esoquedaaúnmuylejosdenosotros.—No tanto. Si la coalición cae, el este estará prácticamente tomado. Para
asegurarse el control del centro y el sur necesitará someter Ereth y Angôr loantesposible.Yseráantesdelanzarsecontraelnorte.ElImperioMeledinoyanoesloqueerapero,sienlaOrdentienealgunaideasobreHistoria,sabenque
sonunrivalquepuedehacerlefrenteypararlelospies.Querránhacersefuertesantesdeemprenderesacampaña.PaseloquepaseenMarder,vosotrossoissupróximoobjetivo.YmásahoraquetienenunpuertofuertecomoQuindarst.
Sehizoelsilencio.Lavellseacercóysepusodepuntillasparaverbienelmapa.
—Suponiendoqueestuvierasenlocierto—dijoShernan—,¿quésugirieres?Árgohtlevantólamirada.—DebéisacudirenayudadelAbrigodeGan.Elsoldadolomiróconlosojosmuyabiertos,comosilameramenciónfuera
unabarbaridad.—¡Tehasvuelto loco!—exclamó—.Aquíestamosseguros.Salirdel reino
parabatallaracientosdekilómetrosdenuestrasmurallasesunsuicidio.—Escierto—intervinoAtrisha—.Bastante tendremosconreforzarnuestra
posición.Bienpertrechadospodremosdefendernosdecualquiercosa.—EnviartropashastaallíimplicaríaatravesarlasTierrasVacías,siqueremos
evitarlosterritoriosyainvadidos.Esunamarchadesesperadaypodemosperdera la mitad del contingente antes de llegar. Tardaríamos un mes en alcanzarAlasân.
—Sienviáissolocaballeríallegaríaismuchoantes.Loúnicoquedigoesque,sielAbrigocae, la fuerzaconjuntade laOrdenserádemasiadaparavosotros.Ahorasuejércitoestáfragmentado,puesesimposiblequelastropasdestinadasalaconquistadeLahmnasehayanreagrupadoenMardertanpronto.Aúndebenestarafianzandoelsur.Cuandosereúnan,seránimparablesparaEreth.
—Nonossubestimes,Árgoht.ElhechicerolevantólamiradahaciaShernan.—Nopretendohacerlo,perohevistoloquelaOrdentraeconsigo.Sillegan
avuestraspuertas,caeréis.Esunhecho.—Bueno, vamos a relajarnos—dijoCheen—y a estudiar la situación con
calma. Esto merece una seria reflexión antes de tomar ninguna decisiónprecipitada.
—Estoy de acuerdo—convino Shernan, aunque se había quedado serio yconaspectoofendido.Sinmáspalabras,seretiródelasalaentrebufidos.
—Nosotrostambiénnosretiramos,Árgoht.Siéntetelibredemoverteporelcastilloatuplacer.Nosveremosparalacena.
Yasí,depronto,ÁrgohtsequedóasolasconLavell.Elsilencioseapoderódetodoasualrededor.
—¿Quéacabadepasar?—preguntóLavell,conelceñofruncido.El hechicero se quedó con la mirada perdida algunos instantes antes de
responder.—Nada,nodebespreocuparte.Árgohtseenfrentódenuevoalosmapas.Eraciertoqueeraunviajelargo,
pero laparticipacióndeErethbienpodríadecantar labatalla.Ono.Centró sumiradaenMarder,preguntándosesiPreasMorestaríaallí,sihabríahecholoqueno se habían atrevido a hacer Atrisha y Cheen. Un pensamiento nefasto seinstalóensuceñofruncido.
«Ganvaallorarmuchodurantelospróximosdías».
58
«Laluzserevelaenmomentosinesperados.Casisiemprese
esconscientedesusmilagroscuandoyahanquedadoatrás».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítulodoce.Edgor
Mundensen.
Árgoht dedicó el resto del día a vagar por la ciudad buscando, de manerainconsciente, las similitudesydiferencias respectode suvisita anterior.Lavellinsistióenirconély,unpocoaregañadientes,aceptósupresencia.Aunqueeramás partidario demoverse en soledad, ajeno a la charla intrascendente y conpocashabilidades sociales, empezaba a acostumbrarse aque siempre estuvierajuntoaél.Lehacíasentirsemásencontactoconelrestodelmundo.
Enunmomentodeterminadoencontróunaescaleraadosadaalamuralla,unfragmento que se encontraba en reparación. Sin pensarlo, subió pare echar unvistazomásallá.ElbosqueTir-NâmanseveíaverdeybrillanteencomparaciónconelTir-Ergonian,queelDañohabíamarchitadoyensombrecido.Árgohtsepreguntócuántotardaríaenllegarhastaallí,sielprocesollevabaundesarrolloconstante o si se precipitaría en algún momento. Más allá del bosque podíavislumbrarse el pico Tartak-an, sobresaliendomuy por encima del resto de lacordilleraTartakoth.Enaquelmomentolosupo.Mirómáshaciaelnorte,enladirecciónenlaquedeberíaencontrarseGlimaris,elreinovecino.Nopodíasaber
si habría caído ya en poder de la Orden o hasta qué punto era un riesgointernarseenélconunniño,perohabíallegadoelmomento.
Comoyalehabíaocurridoenelpasado,enAngôr,sinirmáslejos,sentíalosacontecimientosenlosqueseveíaenvueltocomoalgoajenoaél,algoenloquesuparticipaciónnosignificaríadiferenciaalguna.Noerasuguerra.Losentíaenlasentrañas,comounapulsiónprofundayvisceral.Siseembarcabaenaquellaaventura,¿estaríacruzandolasendadesudestino,oalejándosedeella?Nunca,cuandodabaunpasoenunadirecciónuotra,podíasaberloconseguridad,perosiemprehabíasidofielasuinstinto.DirigirsealestelealejaríadesupromesayobligaríaaLavellameterseenunaguerraqueennadaleafectabaniteníaqueverconél.Tampocoestabadispuestoadejarloatrás.Quedarseallítampocoeraunaopción.
Sin poder evitarlo, su mirada se posó en el muchacho, que observaba laslaboresdereformaenlamurallaconunacuriosidadinusitada.Estabasegurodeque no aceptaría quedarse allí por voluntad propia y él no estaba dispuesto arompersupromesaalprimergirodelosacontecimientos.
Árgoht regresó de nuevo de sus pensamientos para fijarse en el pie de lamuralla.LoquequinceañosatráshabíasidouncampamentoimprovisadoparaalbergaralapoblaciónrefugiadadePranthasselevantabadenuevoparaacogera losquindusyclemithasquehabíandecidido instalarseallí.Supusoqueseríaalgotemporal,perolaescenalehizopensarenlocíclicaqueeralavida.EnquelasendadelDestinoerasiemprecircular.
Lavell había entablado conversación con los obreros que trabajaban en lamuralla,aalgunosmetrosdedistancia.Árgohtlollamó.
AúnsiguieronpaseandounbuenratomásporlascallejuelasdeErethantesde regresaralcastilloparacenar.Árgohtse resistíaa regresarpor temoraquefuerallamadoaotrareunión,lepidierandenuevoconsejoocosasporelestilo.La política le aburría sobremanera. Prefería estar a campo abierto, en camino,antesquealasombradelastorres.
Mientrasregresaban,Lavellcorreteabaasualrededor, incansable,haciendocientos de preguntas sobre cada cosa que veían. Para su propia sorpresa, elmuchachonoleagobiabaysupresenciaeracasireconfortanteaaquellasalturas.Su vitalidad y su energía eran contagiosas. Recordó el gehvaal de nuevo, laimagendelaMadreasistiendoasunacimiento.Eraalgoperturbador.
—Lavell,¿siguessinrecordarnadadetupasado?Elchiconegómientraspateabaunapiedra,distraído.Árgohtibaalanzarotra
preguntacuandoescuchóunalborotoenunadelascallejasasuderecha.Comolaluzalapolilla,elbarullohizoqueÁrgohtseacercaraaverquéocurría.Lavellsesituóasulado.
Al doblar una esquina, se encontró con una pequeña plazuela atestada degente en cuyo centro un hombre, de aspecto desaliñado y sucio, subido en uncajóndemadera,gritabamientraslosdemásleobservabanconatención.
—¡Estamos condenados!—gritaba—.Lamuerte vienedesde el sur.Lahevistoconmispropiosojosenformadecosechasperdidasyanimalesmuertossinninguna razón.La tierra se pudreypronto la tendremos a las puertas.Solo laOrdenpuedesalvarnos.
Árgohtsintióunescalofríocuandopartedelospresentesgritaron:—¡VivalaOrdenKariteas!—Es la horadequeKares se pongadenuevo enpie, se alce de entre sus
cenizas para recuperar el lugar que le corresponde. Es tiempo de regresar anuestrasraíces.
En aquelmomento, una voz se alzó entre los espectadores, cada vezmásnumerosos.Árgohtsegiróysepercatódequehabíaacudidomásgentedesdequeelloshabíanllegado.Asuespalda,elcallejónestabayaatestado.
—¡Nosabesloquedices!Elhombredesaliñadosegiró, tratandodebuscaraldueñodelavozquese
alzaba.Elsoldelatardeleobligóahacerseviseraconunamano.—¡Abrazarlamuertenoeslasolución!—gritódenuevolavoz—.Debemos
luchar.—¿Lucharcontraquién?¿ContraKares?Susdesigniosnosondiscutibles.—Hevistoloquehaceesagente.Sonasesinosyladrones.Unmurmullosealzóentrelosqueanteshabíanaclamadoalorador.Árgohtvolvióamirarasualrededor.Depronto,teníaganasdeirsedeallí.
En elmomento en que se giró dispuesto amarcharse, un adoquín voló por elcielodelaplazaenrespuestaaungritodelhombredesaliñado.Losiguientefueel caos. Como si todos hubieran estado esperando una ocasión para hacerlo,estalló una trifulca que afectó a toda la plaza. Lavell comenzó a gritar,aterrorizado,mientrasasualrededorselanzabanpuñetazosypatadas.
Árgoht loaferrócon fuerzaporelbrazo,peroel chicoseacuclillócon lasmanosagarrándoselacabeza.—¡Levanta!—legritóÁrgoht,peronoconseguíaque se moviera. La muchedumbre a su alrededor era cada vez más violenta.¿Desde cuándo estaba la población dividida de aquella forma?—. ¡Lavell!
Tienesquemoverte.Elhechicerosintióquealguientropezabaconélhastacasihacerlocaer.Lafuriaseinstalódeprontoensupecho.SintióaÊralingritandoensucostado.«Detenlos.Desenvainasinmásybailemos».Poruninstantetuvouna visión de la plaza. El silencio era total. A sus pies, cientos de cuerposflotandoenuncharcoderojasangre.EntreelloseldeLavell.
«¡No!¡Cállate!».Sepusoenpieaduraspenas,esquivandoaquienes ibana tropezarconél.
AlguienempujóaLavell,haciéndolotrastabillar.Árgohtloagarró,evitandoquecayera y fuera pisoteado. En aquel momento se dio cuenta de que estabamurmurandoalgo,aunquenopodíaentenderlaspalabras.Seagachójuntoaél,apesardelpeligroquecorrían.
—Porfavor—decía—,porfavor.Callaos.—Lavell,tenemosqueirnos.Peroelchiconoleescuchaba.Elpánicoloteníaparalizado.—Porfavor—repitió—.Callaos.Parad.Callaos.Árgohtempezóapreparar
unhechizo,dispuestoadetenereltumultoporlasmalas,cuando,asulado,doshombressequedaronquietos,mirándoseelunoaotrocuandouninstanteantesestabanpegándose.
—Porfavor.Porfavor.Callaos.Parad.Parad.Alrededordelchicosefueformandoloqueparecíaunaburbujadesilencio.
Laspeleassedetuvieron.LoshombressegirabanhaciaLavell,comosiacabarande descubrir que estaba allí.Árgoht observó la escena incapaz de contener suasombro. En pocos instantes, toda la plaza estaba en silencio. Hombresensangrentados, con los nudillos rasgados y brechas en la frente, con dientespartidosyhombrosdislocados,sedetuvieronydejarondepelear.ElqueestabamáscercadeLavellseagachósobreély,antesdequeÁrgohtpudieraintervenir,loayudóaponerseenpie.
—¿Estásbien,muchacho?La escena era surrealista. El hombre, todo músculo y sin un pelo en la
cabeza,eradosvecesmásgrandequeLavellentodaslasdirecciones.Teníaunpómulopartidoylasangrelemanchabalacamisa,yadeporsísucia.Lefaltabaundienteyteníalasmanosgrandescomosandías.
—Vamos,levanta.Sientohaberteasustado.Lavell se incorporópor fin,mirandoa sualrededor sin comprender loque
estabapasando.Elhombretónmiróalquehastauninstanteanteshabíasidosucontrincanteyletendióunamano.
—Losiento,amigo.Perdílospapeles.Elotrohombreaceptóladisculpa.Árgohttratabadeencontrarsentidoatodo
aquello,peronoeracapaz.«¿Quéestápasandoaquí?».Había presenciado infinidad de trifulcas como aquella y nunca terminaban
bien.Cuandoporfintodoconcluía,elsuelosolíaquedarregadodesangreyconalgúnqueotrocadáveralrededor.Nosedeteníasinmásylagenteempezabaapedirse disculpas. Varias personas más se disculparon con Lavell mientras sedispersaban por las calles que daban a la plaza. Incluso el predicador habíadesaparecido.Instantesdespués,laactividadhabíaregresadoalaplazacomosinadahubieraocurrido.
Por un momento, temió haber tenido una visión, que todo hubiera sidoproductodesumente,peroelaspectodeLavell,aúnasustado,yalgunagotadesangre en la tierra le dieron a entender que aquella no era la explicación, quehabíaocurridodeverdad.Miródenuevoalchico.¿Eraposible?
ÁrgohtagarróaLavellporelbrazo.—Nosvamos.Esavez,elmuchachonohizonadaporimpedirlo.Parecíaestarenunlugar
muylejano.
59
«¿Cuálesladecisióncorrecta?SoloGantienecapacidad
paradiscernirlo».
EllibrodeGan,capítulosesentaytres.Variosautores.
Árgohtregresóalafortalezadeformaautomática,sinapenasprestaratenciónallugar en el que ponía los pies, a grandes zancadas y presa de extrañospensamientos,mientraselsolseescondíatraslosedificios,dejandounreguerodesombrastrasdesí.Lavellsedejabaguiarporél,absortoenlossuyospropios,comosiestuvieraenalgúntipodeensoñación.Elhechiceronosequitabadelacabeza laescenavividaunratoantes.Necesitabareflexionarsobreello.Lavellcomenzaba a revelarse como algo demasiado peculiar como para que losacontecimientosquesedesarrollabanasualrededorfueranmeramentecasuales.
Además, estaba la arenga del harapiento.También eso ocupaba espacio ensuspensamientos.Hastaelmomento,laguerracontralaOrdeneraunacuestióndeEstado,enlaquehabíaquedecidirsielreinoseenfrentabaaunaamenazaosiseuníaaella.Peroelsaberquehabíadivisiónenlacalle,queeldilemahabíallegadohastalapoblaciónyqueestaempezabaatomarpartido,erademasiadopreocupantecomoparadejarlopasar.
Cuando llegaron a la fortaleza,Lavell sehabía recuperadoyÁrgohtyanotenía que tirar de él para que caminara. Estuvo tentado de detenerse y
preguntarle qué había pasado, pero estaba seguro de que ni él mismo eraconscientedeello.Habíasucedidosinmás.Yesoeramáspreocupanteaún.
LavisiónprovocadaporÊralin,aunquehabíasidofugazynoeralaprimera,tambiénlehabíadejadomalsabordeboca.Todoellohabíacontribuidoaquesuhumorseagriaraconrapidez.
Nadielesimpidióelpasoalentrary,alllegarasushabitaciones,encontraronaunsirvienteapuntodegolpearconlosnudillosenlapuerta.Alverllegaralhechicero,agitadoysudoroso,sesobresaltóunpoco.
—¿Quéquieres,chico?—preguntóÁrgoht,impaciente.—SusMajestades solicitanqueos reunáis con ellos en el comedorpara la
cena,miseñorÁrgoht.Elmeledino lanzóunsuspiroalaire.Nosehabíapercatadodequeera tan
tarde.—Enseguidabajo.Ysinmásexplicaciones,entraroneneldormitorioyÁrgohtcerrólapuerta
trasellos.Necesitabaunminutodepausa.Aprovechóparacambiarsede ropa,pues la que llevaba tenía algunas salpicaduras de sangre. También le dio unamudaaLavell,queempezóadesvestirseconparsimonia,comosinadadeloquesucedíaasualrededortuvieranadaqueverconél.
Árgoht se sentó en el suelo, ante su cama,mientras el chico se vestía. Suexpresión era serena y plácida, como si no hubiera preocupación alguna en elceño,comosilosacontecimientosvividosdesdequehabíansalidodeÄrgufalnohubierancausadomellaenél:lacapturaporpartedelosargumios,losgusanosdesal,laTierraNegra,lahuidadeQuindarst…
«Madre,quenosehayasaturado,porfavor».—Lavell, ¿te puedo preguntar de nuevo por tu vida antes de llegar al
lerteneo?ElchicoterminódeponerselacamisetaymiróaÁrgohtcomosiacabarade
darsecuentadequeestabaallí,amenosdeunmetroymediodeél.—Puedes.Árgohtsuspiró.—¿Recuerdas algo de tu vida antes de que te recogieran a las puertas de
Ärgufal?—No.—¿Nohaynadaaún?—No, nada. Es como si en ese momento hubiera despertado de un largo
sueño,comosisolovivieradesdequevielrostrodeOrgesporprimeravez.Porentonces, todavía no era prior de laOrdenGanetorei, pero le dieron el puestoenseguida.Fuemuybuenoconmigo.
Nohabíanadaquehacer.Lavellnorecordabaonoqueríahacerlo.Árgohtselevantóconunsuspiro.
—Vamos,nohagamosesperarmásanuestrosanfitriones.La cena fue silenciosa a pesar de que había doce personas en la mesa,
incluidos el príncipe heredero y las dos infantas, a los que el hechicero noconocía aún. El ambiente estaba tenso. Árgoht sospechaba que durante suausenciasehabíaseguidotratandoeltemadelaguerraenelesteyaparentabaexistir cierta disparidad de criterios. Solo los jóvenes, como Lavell y la máspequeñadelasniñas,rompíanconsuscomentarioselsilencioreinante.
Cuandolacomidalanguidecía,Árgohtvioelmomentodepreguntarporlosincidentesdeesatarde.
—Estamos al tanto de lo ocurrido —dijo Atrisha, muy seria—. Nosalegramosdequeestéisbienlosdos.
Árgoht no podía saber si se refería al altercado en sí, al motivo que loprovocóoalamaneraenqueselepusofin.
—¿Quéopináisalrespecto?—Entiemposdecierta tensión losaltercadosson inevitables.Almenosen
estaocasiónnohuboquelamentarningunamuerte.—Creoqueloimportantenohasidoeso,sinolaarengaprevia.—Lidiamosconcharlatanesadiario,¿porquéibaesteaserdiferente?—PorquetratabadeconvenceralagentedequedebíanunirsealaOrden.—Sonsolopalabras—intervinoCheen.—Esaspalabrasprovocaronelaltercado.Habíaungrupoquelerespaldaba,
jaleando cada cosa que salía de su boca, y otro grupo en contra. Cuandoempezaronavolarpiedras,lasituaciónsedescontroló.
—¿Yquécreestúquesignifica?Árgohtordenósuspensamientosduranteuninstante.Leparecíatanevidente
quenohabíapensadoencómoexpresarloconpalabras.—LasdudassobrelaconvenienciaonodeunirsealaOrdenhansaltadode
estasestanciasalacalle.Esosignificaque,cuandollegueelmomentodellamara filas o de enfrentarse a sus tropas, algunos pueden revelarse. Podréisencontrarosinclusoconlatraición.
—Lostraidoresydisidentesseránejecutados.
—Esonoimporta,lasemillaestáplantada.LaOrden,aquienesvosotrosaúnno prestáis la merecida atención, ya tiene un ojo puesto en Ereth. Estásembrando relámpagos y tienen intención de recoger tempestades. Esperaoscualquier tipode traiciónodeserción.LaOrdenya está entre vuestrosmuros.Estáhaciendolaguerraamuchoskilómetrosdeaquí,perolainvasióndeErethhacomenzadoya.
Unpesadosilencioseinstalóentreloscomensales.ElúnicomovimientolohizoÁrgoht,quesiguiócomiendoconnormalidad.
—Me niego a creer algo así —dijo Cheen, negando con la cabeza—.Nuestrosinformadoresnonoshandichonadaalrespecto.
—Haymuchas razones que podrían explicarlo—intervinoLoena—, comoquepudierannohabersepercatadodeellooquenoloconsiderarandesuficienteimportanciacomoparamolestaros.
—Árgoht, amigo —dijo Atrisha—, valoramos tu consejo más de lo quequizásimagines,pero¿noestarásviendofantasmasafindejustificartuideadelanzarnoscontralaOrdendecabeza?
Elmeledinosoltóelcubiertoqueteníaenlamano.Habíaperdidoelapetito.—Notengoque justificarnadaenabsoluto.Oshedadomiconsejoporque
creía que seme había pedido. Es lo que he visto. Es vuestra responsabilidadtomarlasdecisionesqueconsideréisoportunas.Pormiparte,estamismanocheLavellyyonosvamos.
Elsilencioquesobrevinoaaquellaspalabrassíquefuetotal.—¿Cómoqueosvais?—preguntóLoena,entristecida.—Misitionoestáaquíyestanoesmiguerra.TengoquellevaraLavella
Hipesen D’an a la mayor brevedad posible. Sospecho que esto tiene unaimportancia capital, aunque aún no sepa por qué. Esta noche partimos rumbonorte,haciaGlimaris.
—¿Nosvasadejarasí,enmitaddeestetrance?—preguntóAtrisha,conundeje de indignación de la voz. Por un momento, recordó una conversaciónsimilarconPreasMorantesdelabatalladeTalder.Comoentonces,sulugarnoestabaenelcampodebatalla.
—Segúnvos,nohaytrancealguno.Atrishaseenvaró.—Noesperabaestodeti,hechicero.—¿Yquéesperabais,exactamente?Aquellapreguntadejódesarmadaa la reina.Bajó lamiradahacia suplato,
vacíodesdehacíaunbuenrato.Sutonosesuavizóalcontestar.—Penséqueestaríasanuestroladocuandotodosevinieraabajo.—Nodecaigas,mireina—ledijoCheen,tomandoaAtrishadelamano—.
LlevamostodoestetiemporigiendoeldestinodeErethsinélyesoseguiremoshaciendo.ÁrgohtobservóaCheen.
—Hay mucha sabiduría en esas palabras, Majestad —le dijo Kleinan—.Nosotrosnonosiremosaningunaparte.Contadconnuestrahumildeayuda,asícomoconloquequedadenuestroejército,paraloqueseamenester.Estamosavuestroservicio.
—Gracias, rey Kleinan. Cualquier arma a nuestro lado es bienvenida.Árgoht,¿noreconsiderarástudecisión?¿Esdefinitiva?
«ElEquilibrioseharoto».El pensamiento entró en la cabezadel hechicero comoungolpe. ¿Por qué
recordaba aquello justo en aquelmomento?De pronto sintió que la senda delDestinolereclamabadenuevoenaquellaencrucijada.Pero¿cuáleraelcaminocorrecto?MiróaLavell,sentadoasuladoescuchandotodoconatención.¿Debíainvolucrarloenunaguerraquenoleconcerníaollevarlo,comohabíaprometido,aunlugarseguro?Recordólosucedidoaquellatardeenlaplazaysintióenlasentrañasqueelniñoeramásdeloqueparecía,ynoibaadescubrircuálerasupapel en aquellos acontecimientos llevándolode campamentoencampamento.Estabasegurodeello.
—Enefecto—respondióporfin.Pero, a pesar de que logró darle a su voz la seguridad que precisaba, por
dentrosucabezabullíadedudasyposibilidades.Eralaprimeravezquenoteníadel todo claro cuál era el camino a seguir. Aun así, se mantuvo firme en sudecisión.
—Pues ve—concluyó Atrisha—. No te demores ni unminutomás de lonecesario. Dispondrás de comida y montura para ambos en agradecimiento acuantoensumomentohicisteporErethypornosotros,perodanuestradeudaporsaldada.
Árgohtmiróalareina.Suexpresiónsehabíaensombrecidoysuvozsehabíavueltodura.Loestabaechandodelreinoconunasutilezadignadeencomio.Enocasiones sehabía sentidomal recibidoenciertos lugares,peroera laprimeravezquesesentíaexpulsado.Lasexpresionesdelosdemásdemostrabanqueeranconscientes de la trascendencia de aquellas palabras, pero nadie dijo nada alrespecto.SepusoenpieyLavellleimitó.
60
«Lacreacióndenuevascriaturasessolounmitosin
fundamento.Encambio,latransmutacióndeotrasfueuna
prácticaextendidaduranteaquellosañosyrequeríade
pocosconocimientosmágicos».
Magia,entrelaleyendaylarealidad,capítulocincuenta.
AithCalea.
Preas empezaba a cansarse de aquellas reuniones y apenas escuchaba lo queestaban discutiendo. Se encontraban en una gran sala en la que el eco de susvoceserasofocadoporunagrancantidaddeestatuasytapicesquecubríancasipor completo las paredes. Preas ya se las sabía de memoria de tanto divagarmirandoensudirección.
EnlareuniónestabanpresentesHostarHosvas,HertadeGresyvariosdesuslugartenientes, Fertenand como representante del Abrigo, así como variosmiembrosdelgobiernodeAlasâncuyosnombresPreasnisehabíamolestadoenrecordar.Erantantoslostemasadiscutirqueseacababaperdiendoentreunosyotros. Empezaron estableciendo las medidas defensivas básicas y habíanterminadodiscutiendoelcosteeconómicodecontratarmercenarios,sibieneranmuypocoslosquesehabíanacercadohastalaciudadaofrecersusservicios.Simucho no se equivocaban, los más valiosos ya habían sido reclutados por la
OrdenKariteas.Aquel día, Preas solo tenía pensamientos paraUlea y su bebé nonato.No
habíatenidonoticiasdeelladesdequehabíapartidodeAngôr’anyempezabaapreocuparse.
En aquel momento, como si lo hubiera llamado con el pensamiento, unmensajeroentróenlasala,aúnsucioysudorosodelcamino.Preasloreconociódeinmediatoysucorazónseaceleró.Trashablarconelchambelánqueleabriólapuerta,Elha,queesperabaórdenes,seacercóycruzóalgunaspalabrasconelhombre, que parecía a punto de derrumbarse de agotamiento. Le entregó unanotaalachicaysedespidióconunaligerareverenciasinmirarhaciaelrey.Elhaseapresuróaacercarsehastalamesaylesusurróaloídomientrasleofrecíaelpapeldoblado.
—Noticiasdecasa,majestad.A Preas se le escapó una sonrisa y aferró el papel con todas sus fuerzas
mientrasElhaseretirabaasuposición,alaesperadenuevasindicaciones.Elreyabriólanotacondiscreción,abandonandoporcompletolaconversaciónquesemanteníaasualrededor.
«MiamadoPreas.Lascosasencasaestánbien.Nadaperturbaeldesarrollode este embarazo salvo la preocupaciónpor tu ausencia. Siento el bebé enmiinterioryestoyyaseguradequeesunaniña.Losientoenlasentrañas.
»Teechamosdemenos,peroestáshaciendolocorrectoyteapoyamoscontodonuestrocorazón.Argueldesmecuidacomosifueramipropiopadre,¡parabienyparamal!
»Unbesodetuesposaqueteamayteextraña».Preas leyó la nota varias veces, conteniendo las ganas de levantarse de la
mesa,dedejarcorrer las lágrimasdealivioquesentíaacumularseensusojos.MiróaElha,queasuvezlomirabaaélconunasonrisa.Aunqueellanohabíaleído la nota, sabía que eran buenas noticias y sintió su apoyo desde aquelladistancia. Con una ligera reverencia le dijo que estaba allí, con él, que podíacontarconella.Y,depronto,supoporquélahabíatraído,porquéUlealahabíaelegidopersonalmente.Sintióasumujerpresenteatravésdelamuchacha.ConTizolejosdeAlasân,conquienmásafinidadteníaeraconella.Eraunancla,unpuertosegurocuandosesentíacomounextranjeroenunaguerrasinsentido.
De pronto se dio cuenta de que la conversación a su alrededor se habíadetenidoytodoslemiraban.
—¿Buenasnoticias?—preguntóFertenandconunasonrisa.APreaslecaía
bienelrubioguerrero.Detodoslospresenteseraelquemenosparecíaestarenmediode unaguerra.Su actitud relajada y su eterna sonrisa daban a entenderqueseencontrabaenplenavisitadeplacer.
—Sí.SonnoticiasdeAngôr.—¿Podemosseguir?—cortóHostar,tanseveroyrotundocomosiempre.Si
Fertenand era una sonrisa continua, el gobernador de Marder era todo locontrario.
Preas se aclaró la garganta para no soltar el comentariomordaz que se lehabíaocurrido.
—Porsupuesto.Ospidodisculpas.—¿SesabealgodeTizo?—preguntóHosvas.APreasseleborrólasonrisadelalma.—Todavíano,metemo.—Haceunasemanaquepartió.Yadeberíahabervuelto.Preas endureció lamirada y su ceño se frunció. Las buenas noticias sobre
Uleasehabíanborradodesumente.Laguerrahabíavueltoaocuparsulugarensuspensamientos.
—Soy consciente de ello, pero no quiero enviar más mensajeros yarriesgarmeaquelosencuentren.SiTizohafracasado,losabremospronto.
Enaquelprecisomomento,elsonidodeuncuernolejanollegóhastaellos,invadiendolareuniónycortandoderaízlarespuestadeHostar,queyapreparabaconlabocaabierta.
Antesdequenadiepudierahaceruncomentario,elcuernosonóporsegundavez.Hostarsepusoenpiedeunsalto,haciendocaersusillatrasél.
—¿Quéocurre?—preguntóFertenand,alarmadoporlaactituddeHostar.Perolarespuestayaestabapintadaenelrostroadustodelhombre.Sediola
vueltaysedirigióalapuerta.—LaOrdenhallegado—dijo,antesdeabandonarlasala.Preas se apresuró a seguir aHostar. Llegó hasta él en elmomento en que
Jhudeeresaparecíaporelpasillo.Supielmorenaestabaempapadaensudorysurespiraciónestabaagitada.
—¿Pordónde?—lepreguntóHostarsindetenerse.—Poreloeste,Majestad.Hostarnoaflojólamarcha,mientraslosdemásleseguíancomopodían.La
actividad en la fortaleza se había vuelto frenética, con asistentes y guardiascorriendodeunladoparaotro,encendiendoantorchas,recogiendopertrechosy
ocupandocadaunosupuesto.Unosminutosmás tarde,Hostar, FertenandyPreas se encontraban enuna
atalayade laGranTorre,variosnivelesporencimadeledificiomásaltode lafortaleza,mirandohaciaelnoroeste.Elsolestabaapuntodealcanzarsucenitytuvieronquehacerseviseraconlasmanosparaevitarquelesdeslumbrara.
Másalládelallanuraalpiedelaciudad,enelpuntoenelqueelterrenoseelevabaenunpequeñogrupodecolinasdebajaaltura,unagranmanchanegraoscurecía el terreno. Preas sintió el escalofrío familiar, la antesala de ladesolación. Las puntas de los dedos le cosquillearon, ansiosos por cerrarsealrededordelmangodeAngustias,laespadadesufamilia.Lafuriadeaquelquesiente suhogar amenazado, invadido.Depronto le asaltaron recuerdosdeunaescena similar un año atrás, de lo seguro que se había sentido entonces de lavictoria,dequeseríacapazdedefendersuhogar.
«Estaveznomecogerándesprevenido»—seprometióasímismo.Nadie en la atalaya decía palabra alguna. Todos eran conscientes de la
trascendenciadeaquelmomento.—Bueno—dijoFertenandporfin—,paraestonoshemosestadopreparando.
Pongámonosenmarcha.Talvezenvíenunheraldoanegociar.De nuevo, Hostar fue el primero en abandonar la atalaya, con todos los
demás siguiéndole los talones, mientras daba órdenes a diestro y siniestro.Fertenand se separó del grupo para dirigirse al campamento con intención deponeratodosenalerta.Preasnosemoviódelsitio.
«Unbesodetuesposaqueteamayteextraña».Porunmomento,Preasnoquisoestarallí,tanlejosdesuhogar,defendiendo
una ciudadqueno era la suya, sino en casa, junto a sumujer y al calorde lachimenea.Volvióamirarporencimadelabarandilladelaatalaya.Lamanchaoscuracrecíaaojosvista.Unsuspiroescapódesupecho.SiellosestabanallíyTizonohabíallegadosolocabíaunaexplicaciónposible.
—No enviarán ningún heraldo —dijo en voz alta, a pesar de que nadiequedabayaparaescucharle.
61
«Sololasangre,tantacomoparallenarunmar,puedetraer
devueltalagloriaylavenganza.LosHijosdeKares
regresanconmuchased».
TriforetauGo’laghan,capítuloveintidós.Anónimo.
Shera observaba cuanto se desarrollaba a su alrededor con una mezcla deorgullo, pasión y repugnancia. Desde una tarima instalada a tal efecto podíaobservar el campamento creado para albergar a todos aquellos elegidos paraenaltecerlagloriadeKaresycuyosacrificioibaasuponersuregresoalmundoatravésdesusHijos.¿Quémayorgloriapodíahaberqueaquellaparacualquiermísero humano? Ella misma se sintió tentada de ofrecerse voluntaria, peroentendíaquesulaboribamásalládeaquello,queteníaqueofrecermuchomásasuseñorqueunos litrosdesangre.Susacrificio,cadadía,eramuchomayorymásimportante.RecordóaTarkonAnanysuscicatricesysupoquenisiquieraélhabíasacrificadotantocomoella,quesudevociónnoeratangrande.
Lafiladehombres,mujeresyniños,capturadosentre todoslosestamentosdelreino,eraconducidaalotroextremodelcampamentoalazonadesacrificio,estrechamentevigiladapor soldadosnegros.Cincode losGuardashabían sidoenviadosadiversospuntosdelreinoacaptaramáscandidatos.Sushabilidadesaplacaban cualquier conato de resistencia y permitían traerlos de regreso a
tiempo. Incluso allí, en Ferris, habían tenido que establecer un férreo controlsobre la población, pues cuando el vulgo se percató de las intenciones queimplicaban la construcción del campamento, muchos trataron de huir o dealzarse en armas. En pocas horas, la actuación de los Guardas puso fin acualquierdiscrepancia.
Incluso desde aquella distancia, Shera se deleitaba con los gritos de lossacrificados,cortose intensos.Susangreera recogidaeragrandesbarricas.LamagiadelosGuardasevitabaquesecorrompiera,sabiendoquedeaquellaformadejaríadeserefectiva.Elpoderde lasangreseuniríaalpoderde losGuardasparallevaracabounainvocacióncomonosehabíavistonuncaalolargodelaHistoria.
«Yyovoyapresenciarlo,aformarpartedeello».Desdequehabíancomenzadolossacrificios,unasemanaantes,hastaaquel
momento,sehabía llenadoyatalcantidaddebarricasque,apiladasunassobreotras, superabanconcreces laalturadedoshombresyocupaban tanto terrenoque el campamento tendría que ser ampliado aquellamisma tarde.La eficaciacon laque losGuardas se estaban aplicandoa la tarea la sorprendió incluso aella.
El criterio mediante el cual se estaba eligiendo a los candidatos no eraaleatorio.LosMaestroshabíandecididopreservaraloshombresdeoficio,comoherrerosycarpinteros,afindeevitarquelaactividaddelaciudadseparalizara.La reaccióndeHikolDuntasnosehabíahechoesperar.Habíaaparecidoen lafortaleza al día siguiente de empezar los sacrificios, hecho un basilisco,exigiendoreunirseconelSerSupremo.Encambio,fueronGioLahnoirySheraquienesacudieronasuencuentro.
—¡Exijoveraljefe!—gritó,conunacopadevinoenlamano.Eraunhombremenudoycalvoapesardesujuventud.CuandolaOrdenle
habíapedido instalarseallí,habíaaceptadoacambiodeunamásquegenerosacantidaddemonedasyprebendas.Peroelloshabíanpuestocondicionesqueelrey,obnubiladoporelbrillodelmetal,apenashabíaescuchado.
—ElSerSupremonoatiendecuestionesmundanas,gobernador—respondióGio,sinperderlacalma—.Paraesoestamosnosotros,susfielesservidores.¿Enquépodemosayudaros?
—Quiero saber qué estáis haciendo en ese horrible lugar que habéislevantadosinmipermiso,enmistierras.Dicenqueseoyengritosyqueestáisreclutandogenteentrelapoblación.
—Esaesunamaneradedecirlo—intervinoShera—.VamosahacerqueporprimeravezelnombredeFerrakisentreenloslibrosdeHistoria.Loquevamosaponerenmarchaestanenorme,tangrandioso,quetodaTherarecordaráestosdíasylosqueestánporvenir.EnlosanalesquedaráFerriscomolaciudadenlaque todocomenzó,en laque se fraguóeldestinode toda lahumanidad.¿Quésonunaspocasvidasmiserablesacambiodelagloriaylaeternidad?
El rey siguió bebiendo vino en silencio mientras sus pequeños ojillosavariciosos reflexionaban sobre lo que acababa de escuchar. Shera lo observócondetenimiento.Suaspecto,dejadoyextravagante,dabamuestrasdequeerauna persona ostentosa pero incapaz, más ambiciosa que inteligente una vezcumplidossusobjetivos.Aquelloleshabíahechoelegiraquelreinoenconcretopara instalarse traselabandonodeMügero.Sabíanquese lepodíacomprar sierapreciso.
«Y eso mismo hacemos en este instante. Comprar tiempo a cambio degloria». Shera supo que era un tratomás que generoso. También supo, comohabíaocurrido finalmente,queel reyaceptaría sinmuchoesfuerzo,aunquenollegaraaentenderdeltodoquéestabanhaciendoenelimprovisadocampamento.Suambición,suansiadeeternidad,eramásfuertequeelrespetoporsupueblo,poraquellosaquieneshabíajuradoproteger.
Un movimiento junto a ella le hizo regresar de sus cavilaciones. Cuandomiró quién se había situado a su lado se sobresaltó. Era Órfedes. Vestía unaajustadachaquetanegradecuelloaltoque resaltabaaúnmás lasmarcasde surostro,dándoleunaspectotemible.
—Miseñora…—Órfedes,habéisregresado.—Acabo de llegar en estemomento.He recorrido las ciudades sureñas de
Viz,Geseer y Paso del Trasgo.Hemos reclutado a todos cuantos cumplían elperfilquemeindicasteis.
—¿Cuántos?—Unosmilentotal.Shera hizo memoria de lo escrito en el Triforetau, pero las palabras allí,
comonopodíaserdeotramanera,eranambiguasyabiertasa interpretacionesvarias.
«Sololasangre,tantacomoparallenarunmar,puedetraerdevueltalagloriaylavenganza.LosHijosdeKaresregresaránconmuchased».
¿Cuánta sangre hace falta para llenar un mar? Sabía que era un mensaje
simbólico, pero no podía esperar que un texto como aquel fuera explícito enningúnsentido.Dehecho,nolecostórecordarelesfuerzoquelehabíacostadointerpretar el ritual, el esfuerzo que había supuesto para ella, extrayendo cadapalabra,cadasímil,cadapasodeltextocomoseextraeunamuelapodrida:contesón,esfuerzoydolor.
—Tardarándosdíasenllegar.Sherafruncióelceño.Eramuchotiempo.Órfedesleyóbiensuexpresión.—He escuchado noticias en el sur, mi señora. La batalla está a punto de
comenzar,peroaúnnohansonadolostamboresdeguerra.Aúnhaytiempo.Aquello tranquilizó un poco a Shera, pero no demasiado. Despertar a los
Hijosnoeraalgoquepudierahacersealacarrera,conprisas,yarriesgarseaquetodo saliera mal, a que tras tanto esfuerzo y sufrimiento la precipitación leshicieracometerunerrorqueloestropearatodo.
Shera tuvo un fugaz e inoportuno recuerdo del hechiceroÁrgohtGrandël.Sabiendo lo que había hecho, destruyendo al mismísimo Jerkal’im, ¿cuántohabríapodidoaportarasucausadehaberaceptadosuoferta?Quizásenaquelmomento hubiera sido él quien estuviera a su lado en vez de Órfedes. Encambio, andaba a saber dónde, quizás preparándose para enfrentarse a ellos.EstabaconvencidadequehabíaestadoenQuindarst,queelenfrentamientoconJerkal’im no había acabado con su vida pero, de ser así, ¿se opondría a losplanes de la Orden? Si el reino se había doblegado sin resistencia, tal vez elbrujohubieradecididomantenersealmargen.Talvez.Soloeranespeculaciones.
—¿Miseñora?Shera sedio cuentadequeÓrfedes llevabaun ratohablandomientras ella
estabaperdidaensuspensamientos.—Os decía que tal vez algunos de nosotros deberíamos ir al frente para
asegurarlavictoria.—La victoria es casi segura aun sin vosotros. Os necesito aquí para
completarelritual.—¿Atodos?SheramiróaÓrfedesyvioen su rostro ansiedadyenojo.Estabaallí a su
servicio pero deseaba estar en cualquier otro lugar. Era consciente de que supoderysuambiciónlehabríanllevadoaotrosdestinos.PeroéleraunsiervodeKares.Sulugarenaquellosmomentosestabaallí,enFerris.Entendióelporquédelafamaqueteníanloshechicerosdehoscos,orgullososydifícilesdedominar.Siempreestabanqueriendoestarenotrositio.
—Nosécuántopodernecesitaráelproceso.Enestascircunstancias,prefieroquesobreaquefalte.SilabatalladeMardersetuerce,losHijoslaenderezarán.Deahílaprisa.«Lamalditaprisa».
Sheraentendió lo fácilqueseríaenviara losbrujosaAlasâna terminar laguerraenmediahora,peronopodíaarriesgarse.
—Órfedes, tenía entendido que la guarda Arcana la componían ochohechiceros.¿Estoyequivocada?
El brujo guardó silencio durante más tiempo del que a Shera le hubieragustado.
—No hay nadie más. De Jikeon hace demasiado tiempo que no tenemosnoticias. Podría estar muerto o inmerso en sus estúpidos y temerariosexperimentos.Nopodemoscontarconél.
Lamaestra,viendoelgestodedesprecioqueasomabaalrostrodelhombre,no preguntó más. No conocía los entresijos de la guarda, sus caprichos ycorruptelas, pero en esemomento sepropuso averiguarmásdesdeque tuvieraocasión.
Un grito especialmente horrible surgió del otro extremo del campamento,haciendoestremeceraShera.
Órfedesniseinmutó.
62
«LaLlamadaestanatrayente;sudictado,tanexigente,que
muypocosllegaronacomprendersupresenciaenel
Destino».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítuloveintiuno.Edgor
Mundensen.
Árgoht se dirigió a sus aposentos a grandes zancadas. Tanto, que Lavell casiteníaquecorrerparaseguirleelritmo.Nosabíamuybienporqué,perosentíaunarepentinaeinexplicableprisapormarcharsedeallí.Ladiscusióndeunratoanteslehabíairritado,aunquenoentendíadeltodoelmotivo.
—¿Yanosvamos?—preguntóLavellcuandoestuvieronasolas.—Sí,eslahora.Elchicomiróporlaventana.Eranochecerrada.—Esdenoche…—Eslamejorhoraparaviajar.Haymenosgenteenloscaminos.Lavell no estaba muy convencido, pero no protestó más y se dispuso a
recoger sus escasas pertenencias. En aquelmomento tocaron en la puerta consuavidad.Lavelldejóloqueestabahaciendoyfueaabrir.AlotroladoestabalareinaLoena,conlamanoenalto,dispuestaatocardenuevo.Vestíaunatuendomás informal que durante la jornada, con el pelo castaño suelto sobre los
hombros,másparecidaalajovenqueÁrgohthabíaconocido.Loenaentróycerrólapuertatrasdesí.Miróasualrededoryreparóenlos
petatesamediopreparar.—Entoncesescierto.Tevas.—Sí.Loenaseagarrólasmanosyseacercóhastalaventana.Labrisanocturnale
agitóloscabellos.Poruninstante,Árgohttuvounavisióndeotramujer,similarenmuchos aspectos, y enunaposiciónparecida.Por unmomento creyó tenerdelanteaKleria.
—No lo entiendo—dijoLoena, espantandoel recuerdode la zágheraque,tanto tiempodespués, aúnperturbabaal hechicero—.Enmuchasocasioneshesoñado con que volverías, con que podrías ayudarnos con los problemas queconllevaelgobierno.FantaseabaconqueaceptarasformarpartedemiConsejo,apesardesaberquenoerespropensoaesoscompromisos.
LoenasegiróyclavósumiradaenÁrgoht,queseguíarecogiendosuscosas.—Peroesto…Dejarnosasísabiendoloqueestáporvenir.Deverasqueno
locomprendo.—Tengoqueseguirmicamino.Notengotiempodedarexplicaciones.—¿Porquéno?Creoquelomerezco.Árgoht dejó lo que estaba haciendo conun suspiro de resignación.Miró a
Lavell.—Explicar todos los indicios y detalles que me han llevado a tomar esta
decisión llevaría demasiado tiempo y no sé si tengo ganas de hacerlo. Ahorabien,sípuedodecirosqueestemuchacho,dealgunamaneraqueaúnnoalcanzoacomprender,estáimplicadoenlosacontecimientosqueseestándesarrollando.
—¿Lavell?Perosoloesunniño.—Loséynosésiseráparabienoparamal,perosupapelenestacontienda
noestáaquí.Deesosíestoyseguro.DebollevarloallerteneodeHipesenD’anyqueallítomenlasdecisionesnecesariasalrespecto.
UnamagodesonrisaasomóaloslabiosdeLoena.—Entonces,deunaformauntantoretorcida,síestásayudando.Árgohtregresóasupetate,sabiendoqueyahabíadadomásexplicacionesde
lasqueacostumbraba.—Siqueréispensarlodeesamanera…—¿Crees que esta guerra tiene sentido? —preguntó ella de pronto,
cambiandoradicalmentedetema—.¿Creesquepodemosganar?
Lareinasesentóenunamullidabutacasituadaenunaesquina.—Laadivinaciónnosecuentaentremisvirtudes.Loenaendurecióelgesto.—Meconsta.Pero¿quésensacióntienes?¿Estoymandandoamigenteala
muerte? Hemos abandonado nuestro hogar para huir de la guerra, no paraenfrascarnosenotralejosdecasa.
«Asíqueeseso».—Yasoyunareinasinreino,nomequieroconvertirademásenunareinasin
pueblo. ¿Qué me quedaría entonces? —Una lágrima apareció en sus ojos,amenazando con surcar sus mejillas en cualquier momento—. Quiero pensarque,si lespidoqueluchen,seráporquetienenalgunaoportunidaddesalirconvida.
—Nopuedoconocertalextremo.Laguerratienetodoelsentidodelmundoyalmismotiemponotieneningunoenabsoluto.Perosípuedodecirosesto:sinolucháis,entoncessíquenosobreviviréis.Moriréistodos.SigoopinandoquedebensaliracombatirenMarder,quede loqueallí sucedapuededependereldestino del mundo. Pero es solo un pálpito. No tengo argumentos que merespalden.
Ambos guardaron silencio, sumidos en sus pensamientos. La reina enjugósus lágrimas antes de que comenzaran a surcar sus mejillas. Árgoht trató deimaginarquépodíapasarporsucabeza,ynoencontrabaenellamásquepesar.Lavell, que no había perdido hilo de la conversación, se acercó a Loena y letomóunadelasmanosentrelassuyas.Lamujersesobresaltóunpoco,perosedejóhacer.
—Nollores—ledijo—.Alagentebuenanolepasancosasmalas.Loena, como si estuviera esperando algo así, y en contra del consejo del
chico,comenzóallorar.—Esoeslomalo,Lavell,quenosésiestoysiendobuena,sihagolocorrecto
paramigente.De pronto, el niño le dio un abrazo. Ella tardó unos segundos en
sobreponersealasorpresa,perorespondiócontodassusfuerzas.Laslágrimasseconvirtieron en un torrente. Solo cuando los hipidos comenzaron a remitir,Lavellseseparó.Consupequeñamanomorenaleacariciólamejilla.Parecíaungestomuyadulto,extrañoenalguientanjoven.
—Nolloresmás.Todovaasalirbien.Estoyseguro.Y sinmás, se dio la vuelta y continuóguardando sus cosas, como si nada
hubierapasado.LoenayÁrgohtsemiraron,anonadados.Tuvieronquecontenerlarisaante
aquellaactituddeLavell,yesoliberóunpocolatensiónquelosembargaba.Lareinasesecólasmejillasysepusoenpie.SeacercóaÁrgohtytambiénlediounabrazo.Antesdequeelhechiceropudierareaccionar,lesostuvoelrostroporlasmejillasy ledioun fugazbesoen los labios.Fueelbesodeunahermana,sutilcomounacaricia,levecomounsuspiro,peroÁrgohtsesobresaltó.Loenanosedisculpó.
—Eres lo mejor que me ha pasado nunca. Tu presencia cambió todo mimundo.Llevoquinceañospensandoquenoteagradecísuficienteloquehicistepormí,pormifamilia.Gracias.Hazloquetedictetucorazón.Soloesperoquetus pasos te lleven a salvar el mundo, porque algo me dice que nosotros novamosapoderhacerlo.
Árgoht no supo qué responder a aquello. Loena se dirigió hacia la puertamientras terminaba de secarse las lágrimas y se recomponía, pareciendo denuevounareina,envezdelamuchachaasustadaquehabíasidoduranteaquelrato.Enelúltimomomento,segiróhaciaÁrgoht.
—VeconGan,amigomío.Esperoquealgúndíanuestroscaminosvuelvanacruzarseencircunstanciasmenosaciagas.
Árgoht no fue capaz de vencer el nudo que se le había formado en lagargantapararesponderantesdequeLoenasalieradelahabitaciónycerraralapuertatrasdesí.
—Yo también —consiguió musitar, cuando solo los oídos de Lavellquedabanyaparaescuchar.
ÁrgohtyLavellabandonaronErethpor laPuertadeTropa, situadaaleste.Laciudadempezabaaaletargarse,unavezcaída lanoche,comounanimal seacurrucaensumadrigueraaesperarelamanecer.Árgoht,comolosdepredadoresmástemibles,preferíalanoche.Sussentidosaumentadoslepermitíanmoversepor ella con total normalidad y nada temía de las sombras. Como le habíaprometidolareina,dispusieronparaellosdoscaballosyalgunasprovisiones.EldeÁrgohterafogosoydemusculaturapotente,decolorgrisperla.LamonturadeLavell,másmenuda,eraunanimaldócilydeaspectolánguido,perodepatasfuertesyrobusto.PondyDanza,segúnlesindicaronloscaballerizos.Elchico,según le explicó, solo había montado en burro en alguna ocasión en que losmercaderesquellevabanprovisionesaÄrgufallehabíanpermitidojuguetearunratoconunodeellos,perolecogióprontoeltrucoalbuenodePond.
Árgohtsedetuvouninstanteameditarlarutamásadecuada.Sisurecuerdodelmapade la regiónno leengañaba,unpocomásal este seencontraban lasQuebradasdeMeldraryelpantanoMeldrar-lhon.Tendríaquedesviarsehaciaelnorte.MásalládelasfronterasdeEreth,sudestinoeraunmisterio.Nosabíaquése ibaaencontrarenGlimarisyenHorias,siesquedecidíacruzar lafronteramásalsur.SipretendíaentrardirectamentedesdeEreth,tendríaqueatravesarlaDartagar-oth, pero con el otoño en ciernes y las primeras nieves tempranasamenazandoenlasmontañas,podíanoserbuenaidea.
Sinmásdemora,seciñólacapaaloshombrosparaprotegersedelfríoysegiróhaciasupeculiarcompañerodeviaje.
—¿Estáslisto?Elmuchacho asintió enérgicamente con la cabeza. Sus cabellos negros se
agitaronalviento.—Enmarcha,pues.PondyDanzasepusieronenmovimiento.AligualqueensuúltimavisitaaEreth,nadiesalióadespedirle.
63
«Todaslasguerrascomienzanconungrito».
Tiempodehéroes,prólogo.OrhiasFior.
Preassedespertósobresaltado,empapadoensudoryconungritoahogadoenlagarganta.Había tenidounapesadillaque lemantuvoenvilo toda lanoche.Sebajóde lacamadeunsaltoycorrióhacia laventana.Apesardeestarvestidosoloconunpantalónholgado,nosintióningúnfríoalasomarsehaciaeloeste.Másaun, agradeció sentir labrisaen supecho, sudorosoy tenso trasel sueñoinquieto.
Allíestabaaún.ElejércitodelaOrden,máscercaquenunca.Losprimerosrayos del día alumbraban apenas sus detalles, indistinguibles desde aquelladistancia.Peroalgohabíacambiadorespectoaldíaanterioryrespectoaldíadesullegada,tresjornadasatrás.Erancambiossutiles,difícilesdeenumerar,peroPreassabíaloquesignificaban.
«Seráhoy».SeguíasintenernoticiasdeTizo,yesoeraalgoquelemolestaba.Solopodía
concluirquesumisiónhabíafracasado.EnaquelmomentoentróElhasintocar.Traíaunajofainaconagualimpiay
unpardepañossecos.
—Buenosdías,Majestad.Preashabíaperdidolavergüenzadeestarenpañosmenoresantesuasistenta
personal.Elhadejó la jofainasobreunamesaycomenzóahacer lacama,aúncaliente,queelreyacababadeabandonar.PreasseaseósindejardepensarenTizo y en los acontecimientos que se iban a desarrollar a partir de aquel día.Echaba demenos aUleamás que nunca.Comenzó a vestirsemientras veía aElhairdeunladoparaotrorealizandosuslabores.Nopudoevitarfijarseensulargopelonegro,enlacurvaquesusencillovestidomarcabaalaalturadelascaderas, en sus ojos castaños, en el colgante negro que enmarcaba su cuellodelgado.Enunaocasiónenlaquepasómáscerca,Preaslaagarróporelbrazo.Elhanosesobresaltó.Alcontrario.Sedetuvoylomiródirectamentealosojos.Loslabios,húmedos,laspupilasdilatadas.Sucorazónseaceleró.Selaimaginódesnuda,consucuerpocálidosobreelsuyo,ysupoquelonecesitaba.
«Unbesodetuesposaqueteamayteextraña».Las palabras deUlea se colaron en sus pensamientos como un relámpago
entrelasnubes.Preassesobresaltóyelmomentoseperdiócomoelhumoenelcielo.Soltóalajovenyellabajólamirada,azorada.Uninstantedespués,siguióconloqueestabahaciendoyPreascontinuóvistiéndose,unpocoabochornado.
Los dedos le temblabanmientras se abotonaba la camisa. En una esquina,comosisehubieradespertadoantesqueél,suarmadurablancaesperabaaqueelreydecidieraqueeraelmomentodedarleuso.ElemblemadelreinodeAngôrresaltaba en el pecho, haciéndole sentir un orgullo y una responsabilidad quesolo quien ha sido rey puede conocer. En susmanos, en el filo de su espada,teníaeldestinode todosupueblo.Fallaraqueldíaerasellarel findesureinoparasiempre.Aquelpensamiento,envezdedeprimirle,leenalteció.ElvellodesucuerposeerizóyaquellaveznoloprovocólapresenciadeElha.
Eralainminenciadelabatalla.Eraparaloquehabíanacido.Comosiquisieraresponderasuspensamientos,retarle,desafiarle,uncuerno
resonóenlallanura.Traselprimero,otromás,yotro,todouncoroinfamequepusosucuerpoenalerta.
Elha lemiró, pero no habíamiedo en sus ojos, sino seguridad y presteza.Dejóloqueestabahaciendoyfueaayudarasureyaequiparse.Mientrassentíaelmetalfríoencontactoconsucuerpo,Preasseadelantóyvisitólosinstantesque estaban por vivir. Ya había pasado por algo así, pero cada batalla, cadaenfrentamiento, cada guerra, eran únicos y diferentes. Visualizó el campo debatalla, las murallas, los puntos más débiles, los posibles defectos en la
estrategia.Lospiqueros.Preaseraconscientedequepodíaestarponiendodemasiadas
esperanzas en ellos. El tiempo que llevaban en Alasân lo habían dedicado ainstruiraotrascompañíasenlamaneradederribara loshorriblesgorgs.Preasloshabíavistoentrenandoenelpatioyeraunespectáculodignodeverse.Erannecesariosalmenoscuatrosoldadosbiencoordinadosduranteunbuenratoparahacercaeraunodeellos.Esosmismossoldados rompiendo la líneadefensivaseríanmuchomás efectivos, pero tenían órdenes de ir directamente a por lasbestias.SilaOrdenfuerainteligente,ellasiríanbienescoltadas,perosucarácterimprevisible hacía que todos a su alrededor, amigos y enemigos, corrieran ungranriesgo.Poresoatacabanensolitario.Lassoltabanenelcampodebatallacon una sola consigna, quizás grabada a fuego durante su cautiverio: destruir.Sustropashabíantenidopocotiempoparapracticar,peronohabíaparamás.
«Hallegadoelmomento».ElhaterminóysealejódospasosdePreasMor,mirándolodearribaabajo,
buscandoalgúnfallo.—Estáislisto,Majestad.Preassemovióparacalibrarelpesoylaposicióndecadaunadelaspiezas
de la armadura. Todo parecía estar en su sitio. Siempre le había gustado elcombate, la lucha,elcampodebatalla,apesarde loscontinuosdesairesdesupadre,quedeseabaquededicaramástiempoaprepararsepararecibiralgúndíalacoronaqueaguerrearallídondetuvieraocasión.
—Gracias,Elha—dijocuandosupoque,enefecto,cadacosaestabaensulugar.Seciñólaespadaalacinturaysaliódelahabitación.
—Buenasuerte—oyódeciralaasistentealtiempoquecerrabalapuerta.Preas sintió un repentino abatimiento. La suerte, en mitad de una batalla,
podíasercrucial.Podíasignificarladiferenciaentrelavidaylamuerte.Enelpasillosehabíaestablecidounacalmatensa.AllíleesperabaHertade
Gres, imponente con su peto de cuero tachonado y su gran estatura, tan altacomoPreas.Alcinto,unagranespadaque,leconstaba,manejabasinescudo.
—Buendía,Majestad.¿Preparadoparalagloria?Lamujersonreía.—¿Disfrutáis,Herta?¿Quéhacéisaquí?—Solo quería que supierais que soy consciente de la trascendencia para
todos de la batalla que está por venir.Mis norteños y yo daremos la vida porAngôr hoy si es necesario. Mañana ya se verá. No dudéis ni un instante denosotros.
Preas miró a la mujer a los ojos, buscando en ellos la verdad, y lo queencontrólesatisfizo:honestidadylealtad,apesardetodo.Derepentesupoquequeríatenerlaasuladoencombate.Aunquenopodíaconfiardel todoenella,era muy ducha en asuntos de guerra y prefería tenerla cerca y a la vista. EnausenciadeTizo,teníaquerodearsedelosmejores.
—Asíloharé,Herta.Teagradezcotuspalabras.NosésiTizovaaregresarynecesitocompletarlacadenademando.Teasciendoacomandante.Estarásamiladodurantelabatalla.
AHertaselehinchóelpechoconunorgullomaldisimulado.—Gracias,Majestad.Noosarrepentiréis.Sin más palabras, se pusieron en marcha, seguidos de media docena de
guardiaspertrechadosparalaocasión,hasta llegaralpuntodereunión,situadoen el patio, donde esperaban ya Hostar, Fertenand y un numeroso grupo decapitanes y caballeros, así como varios caballos sujetos por los caballerizos yescuderos.Elvientocorríafresco,peroPreasestabainsensibleatodo.Elotoñoparecíahaberllegadounpocoantes.PreasMorseacordódeUleaunaúltimavezmientras Hostar asignaba puestos defensivos y establecían la estrategia paradefender lasmurallas.A él le correspondió el flanco norte de la llanura, perosupervisaríadesdelasalmenas.Sinesperaraquelareuniónterminara,tomóunode loscaballosy sedirigióa suposición.Hertano se separóde su lado.Solopensabaenloscuernos,resonandodenuevodesdelallanura.
CuandoPreassubióhastaloaltodelamuralla,lavisiónqueseencontróalotro lado lo dejó sin aliento.En todas las reuniones previas a aquelmomentohabíandecididoqueunabatalla trasmurosno tenía sentido,que losgorgs losderribaríanencuestióndehorasyellostendríanquelucharaladefensivadesdedentro.Saliracombatirfuera,tenerocasióndedefinirunatácticamásomenosagresiva según la ocasión parecía la opción más sensata. Además, el uso delanzas para luchar contra las bestias era más factible con espacios abiertosalrededorquesometidosalasestrechecesdelaciudad.
ElejércitodelAbrigoestabaensuposición.Yeraenorme.Preasnopodíadejar demirar la inmensa extensión que ocupaba ante la ciudad. Sus propioshombreseranunapequeñaparteapenasdeaquellaextensión.Habíapendonesyestandartes de todos los colores: verdes y azules deLorna, rojos y blancos deAnteras, amarillos de Tilkas, granate de Gert…, todo un bosque multicolor.Comosiloshubierallamadoconelpensamiento,algunosdeellosdesviaronlamiradahacialasalturas,haciasuposición.Eranpiqueros,sufuerzadeélite.Al
verloallí,unodeellosalzósuarmaygritó,aunquePreasnopudoescucharsuvoz. El compañero a su izquierda imitó el gesto, después el de la derecha,despuésotro.Alpoco,unagranmasadesoldadosgritaba.Yestavezelreylosoyó.Elclamorseextendióatodosuejércitoymásallá.TodoelAbrigogritóendireccióna laEstrellade laMañana.Preas tuvoquecontenerunescalofríodeemoción.
«Lamitaddeestagenteestáaquíporvos.Vuestrashazañasnohanpasadodesapercibidas».
PreasrecordólaspalabrasdeFertenand.Lehabíapreguntadoquésesentíaalservir de inspiración para todas aquellas personas. No le supo responderentoncesynopodría hacerlo ahora.Desenvainó aAngustias, la alzó contra elcieloygritó,gritócontodassusfuerzashastaquetemióromperselagarganta.Asuspies,elrugidoseintensificóalverasureydesenvainarjuntoaellos,comosiestuviera allí, presto a la batalla. Al verlo, Preas se sintió uno más, parte deaquellagentedispuestaamorirporél.Sintiódeseosdedejarelmuroybajaraponerseenvanguardia,deserelprimeroenentrarenliza.
Elclamorfuedesapareciendo,perolasensacióndefuerza,deinmortalidad,nodesaparecióni siquieraalmiraral frente,haciaelejércitode laOrden.EramuchomásnumerosoqueeldelAbrigoyeldeAngôrjuntosy,aunquenolosdistinguía aún, sabía que entre ellos estaban los gorgs. Formaba una oscuraalfombra que sustituía el natural verde y marrón de la naturaleza. Apenas sepodíandistinguirfaccionesenella,perosabíaquelashabía,quelapresenciadesoldados negros, entrenados por la Orden, sería minoritaria, que dejarían elcombatellanoparalasmiliciasreclutadasenlosreinosqueseleshabíanunido.Hacíatiempoquehabíadejadodepreguntarseporquésusvecinos,aquellosconlos que comerciaba, que albergaban angoranos de nacimiento y muchosemigrados,habíanpreferidounirsealademenciadelaOrdenKariteas.
Unaligerabrisaletrajoelolordelcueroyelfuego,agitandosuscabellos,yleasaltóelrecuerdodelhechiceroÁrgohtGrandël,desunegativaaparticiparenlaguerradeAngôr.¿Habríasidoestadistinta?
«¿Habríasofrecidotuespadasiestuvierasaquí,viendoloqueyo?¿Esestatuguerra,hechicero?».
Perolabrisatrajoalgomásquearomasyrecuerdos.Tambores.Elsonidodecientos,talvezmilesdetamboresqueresonabanenladistancia,llamandoasusfilasaponerseenmovimiento.
—Allávamos—dijo,anadieenparticular—.Labatallacomienza.
64
«Cadasertienequeemprendersupropiocamino,acudirala
llamadadesupropiodestino».
EllibrodeGan,capítulocuarentaydos,variosautores.
Árgohtdecidió tomar rumbonoreste con intencióndebordear lospantanosdeMeldrar-lhon por su parte más septentrional. Caminaron toda la noche y sedetuvieron al alba para descansar. Cuando la luz creciente de la mañana lepermitióapreciarelterrenoquelesaguardabapordelantesediocuentadequeno habían avanzado lo suficiente hacia el norte. Ante ellos se extendía lasuperficie fangosa de lodo y aguas traicioneras, aunque poco profundas enaquellazona.Lapartemáspeligrosadelpantanoseencontrabamásalsur.Porallípodríanavanzarsiemprequeestuvierandispuestosamancharsedebarrolospantalones. Rodearlo les llevaría otro díamás de camino y, aunque no teníanprisaalguna,Árgohtnoqueríaretrasarseporquesí.
Trasdormirunpardehorasreanudaronlamarcha.Enpocosminutosestabanembarradoshastalasrodillas,peroelsueloparecíafirmeyseguroapesardelacapadelodo.Tuvieronquedescabalgarparanohacermáspesadoelpasodeloscaballos. Lavell, en vez de contrariarse por tener que ensuciarse, semostrabaentusiasmadoynodejabadejuguetearconelfango.
—Nodeberíashacereso,Lavell.
El chico le miró con la cara manchada en cinco sitios diferentes. Enmomentos como aquel, Árgoht recordaba que solo era un niño con ganas depasarlobieny,depaso,descubrirelmundo.Nopudocontenerunasonrisa.LerecordabamuchoaljovenCheen,antesdequeseconvirtieraenresponsabledeldestinodelpueblodeEreth.
Apesardequenohabíamiradoatrásenningúnmomento,conscientedeladecisiónquehabíatomado,sentíaunciertoresquemorimpropiodeélporhaberabandonadoErethde forma tanprecipitada.Despuésmirabahaciael frente,alcaminoquelequedabaporrecorrer,ysabíaqueahídelante,enalgúnlugar,seencontrabasuDestino.
—¿Porqué?Esmuydivertido…—Elpantanoestraicionero.Siponesmalunpie,sitedespistasuninstante,
tepuededevorar.Comosideunmalauguriosetratara,algoseagitóbajolasuperficielodosa,
unosmetros a suderecha.Lavell lo vioy corrió a situarse junto al hechicero.Este arrancó un tronco de caña a fin de usarlo como pértiga. Se detuvo unossegundos, observando el punto en el que la superficie del pantano se habíamovido, pero todohabía vuelto a la calma.Apesar de ello, esperóunminutomásensilencio,atentoalamenorondulación.Nadaocurrió.Sinembargo,desdequesepusoenmovimientoydiounpasoalfrente,unagranbocasalpicadadedientespuntiagudosseabriódeprontoanteél,tangrandecomoelpropioLavell.Árgohtreaccionóintroduciendoenellalacañadepunta,golpeandoelvelodelpaladardelacriatura.Sorprendidaporelimpacto,labocasecerró,dejandoalavistadospequeñosojosaviesosycubiertosdebarro.Lacriaturaseretiró,quizáspensando que no valía la pena una cacería que le provocara dolor. El aguaondulóunpocomásasupasoyluegosequedócalmadenuevo.
—¿Qué era eso? —preguntó Lavell, aferrado a la capa del hechicero ymirandoentodasdirecciones.
—Unastirg—Árgohtespantóunmosquitoconlamano—.Unanfibiomuycomúnenlaszonaspantanosas.Nosonmuypeligrosos…simirasdondeponeslos pies.Unmordisco te puede dejar una buena cicatriz, cuando no un bonitomuñón.
Apartirdeaquelmomento,Lavelldejódejugaryseconcentrómásenelegirbienellugarenelquepisaba,casisiempreimitandolospasosdeÁrgoht.
Los pantanos quedaron atrás por fin y el barro se secó de sus pernerasprimeroysedescascarillópocodespués.Llegaronaunbosquecillopocodenso
cuyosuelo,firmeyseco,supusotodounalivioparalasrodillasylospiesdelosdos.Loscaballoscorretearonunosminutosdesdequetocaronsuelodeverdad,lejosdeloschapoteos.Leshabíallevadocasi todoeldíacruzarel lodo,porloque montaron el campamento en la linde de la arboleda y se dispusieron adescansarunpoco.
DespuésdecomeralgosesentaronjuntoalpequeñofuegoqueLavellhabíainsistido en encender él mismo. El chico estaba cansado. El día había sidoagotador.
—¿Por qué no nos hemos quedado en Ereth? —preguntó Lavell, usandodistraídounpaloparajuguetearconlasascuasdelahoguera—.Allíestábamosbien…
—LedijeaOtrexquetellevaríaaHipesenD’an,¿recuerdas?—Ya…¿Ysinoquieroirallí?AquellotomóaÁrgohtporsorpresa.—¿Noquieres?—Nolosé…Loestoypasandobien,descubriendomuchascosasnuevasque
nisabíaqueexistían.Nosésimeapetecevolverametermeenunlerteneoconlosganetorei.Sonbuenosconmigo,pero…sonmuyaburridos.
Esta vez, Árgoht no pudo contener una carcajada. No recordaba cuándohabíasidolaúltimaocasiónenquehabíareídodeesaforma.
LavelllomiródudandoentresidebíaofenderseporlasrisasoacompañaraÁrgohtconellas.Alfinalsequedóamediocamino,sonriendosinmás.
—¿Vosadóndeiréis?Despuésdedejarmeallí,merefiero.Árgohtguardósilencio.Eralagranpregunta.—Aúnnolohedecidido.Tengointencióndeiralnorte,aMeledel.Haceya
demasiadoquemispiesnopisanaquellastierrasynadahayaquíyaparamí.—Dejadmeirconvos.—Lavozdelmuchachosetornósuplicante.—Esimposible.—Porfavor.Noquierogastarmisañosdevidaestudiandolibrosydejando
pasar el tiempo hasta quemi barba sea tan larga comomi existencia. Quierovivir.
Árgohtmiróalchicoconnuevosojos,comosialgohubieracambiadoenél.—Lo entiendo perfectamente, Lavell. Hagamos un trato. Yo hice una
promesaquenoquiero romper,asíque te llevaréal lerteneo.Unavezallí,mecomprometoadejarteelegirquéhacer.Nolespermitiréqueteretengansinoestudeseo.
Lavellselopensóunosinstantes.¿Cómoexplicarlealchicolapulsiónquelehacíaponerseenmarchaencada
ocasión? Cumplir su promesa era una de las razones que le había hechoabandonarEreth.LaotraeralaLlamada.Podríapasarsehorashablandodeello,explicándoleloquesignificabayelefectoqueproducíaenél,peroaunasíeraposiblequenolollegaraacomprenderdeltodo.Eraalgoquellevabatandentrodesícomosucorazón,comolasangrequecirculabaporsusvenas.
—Deacuerdo,tratohecho.—Ahora descansa, que ya habrá tiempomás adelante de tomar decisiones
trascendentalessobreelfuturo.Elchicosecubrióconsumantaysedispusoadormir.Árgohtlomiróunos
instantes, tratando de adivinar qué podría estar sintiendo tras tantas nuevasexperienciasvividasdespuésdeabandonarÄrgufal.Leparecíadelomásnormalque no quisiera encerrarse entre las paredes de un edificio lleno de ancianoscuandoempezabaadescubrirelmundoasualrededor,contodassuspenuriasysusmaravillas.
Éltampocolohabríahecho.CuandolarespiracióndeLavellse tornóserena, indicandoquehabíacaído
en el reparador sueño profundo,Árgoht apoyó la espalda en una piedra,miróhacialasestrellasque,conelcielodespejado,plagabanlabóvedayaoscura,ydejólamenteenblancomientrasrecitabaelTher-Arak.
Enlosúltimostiempos,añosenlosqueelDañoseextendíasintregua,entraren el gehvaal era una especie de aventura nueva cada vez. Conectar con laMadre no siempre era fácil, dependiendo de lo profundo que elmal estuvieraimpregnado en la tierra, en el aire que le rodeaba. Allí, al parecer, la TierraNegraaúnestabalejana,puespudoentrarentrancesinningúntipodeproblema.Loqueencontróenél fueserenidadypaz, recuperaciónysilencio.Peroenelfondodelosojossentíaunapresión,comosialgonoestuvieradondeteníaqueestar,comosialgo,internooexternoaél,pugnaraporsalir.
CuandopronuncióelSher-ArakyregresójuntoaLavell,sesintiórecuperadoyenforma,peroalgoinquietabasualma.Noeraunasensaciónnuevaparaél.Algoseestabagestandomásalládesuconsciencia,másalládeloquesusojospodían ver.Durante unas horas trató de reflexionar, de interpretar las señales,pero no llegó a conclusión alguna. Lo que quiera que fuera que se estabadesarrollandomásalládelarealidadvisiblequepodíasentirytocar,élaúnnoloteníaasualcance.
Apartó aquellas preocupaciones de sumente y se dedicó a contemplar lasestrellasmientrasesperabaaqueLavelldespertara.
65
«Aquellabatallasupusoelfinyelcomienzodemuchas
cosas».
Tiempodehéroes,OrhiasFior,capítulocatorce.
Como un animal por largo tiempo dormido que se despierta y despereza consuma lentitud, la sombra negra del ejército kariteas se puso en marcha haciaAlasân.Elsonidodelostamboresseintensificó,resonandoenlallanuracomoheraldosdeunmalcomonuncasehabíavistoenaquellaregión.ElvientollevóaquelsonidohorriblehastaoídosdePreasMor,parapetadotraslasalmenasdelasmurallasyrodeadodearquerosenposición.Tuvoquecontenerunescalofrío.Una emoción contradictoria se abría hueco en sus entrañas. Sabía que aquelloseríalamuerteparamuchos,perohabíanacidoparaello.Losentíabajolapiel.
—Piqueros al flanco—ordenó Preas. Eran sumejor baza y no quería querecibieranelloselprimerimpacto.
Herta repitió la orden a otro soldado situado a su lado y este corrió atransmitirla a un tercero. Minutos después, los piqueros se desplazaban uncentenardemetroshaciaelnorteparaapartarsedelalíneadeataqueprincipal.Preas se regocijó al comprobarque la cadenademandoquehabía establecidodesdesuposiciónhastaelcampodebatallafuncionabaalaperfección.
Lamasainformedelejércitokariteasempezóadisgregarsedepronto.
—Estánformandounpasillo—observóHerta.En efecto, desde la retaguardia, un numeroso grupo se abría paso entre la
multitud.—¿Quéestánarrastrando?—Hertaseestirócuantopudosobreelmuropara
vermejor,peroPreasya sabía loqueeran.Lanzóun suspiroal fríoairede lamañana.
—Sonjaulas.Peronosonlasdelosgorgs,meparecenmáspequeñas.Cuando quienes tiraban de las jaulas llegaron por fin a la vanguardia se
detuvieronyecharonunarodillaalsuelo.Enefecto,eranmáspequeñasquelasqueconteníana lasenormesbestias,peroPreas supoque loque ibaa salirdeellasnoseríamuchomejor.Enrespuestaaunredobledetambores,lasjaulasseabrieron. De ellas salieron cientos de sombras que se lanzaron directamentecontra elAbrigo.Algunasde ellas echaronavolarmientras lasdemás corríanporlallanuraaunavelocidadantinatural.
—¿Son…animales?Preasnopodíaquitarojodeaquellosnuevosseres.Amedidaquesefueron
acercandolosdistinguiómejorysucorazónseaceleródentrodesupecho.Eranperros. Enormes, casi tan grandes como una persona. Levantó la miradabuscando las criaturas voladoras a tiempodever cómounade ellas casi se leechabaencima.Tuvoqueagacharseparaesquivarla,mientras labestia lanzabaungraznidoaterrador intentandoclavarleunasgrandesgarrasnegras.Nopudodistinguir qué ave era, pero parecía un buitre gigantesco. Su cuerpo estabaplagado de espinas y huesos que le daban un aspecto grotesco, con lo queparecíancostrasdesangreseca.Soloconservabaplumasenlacolaylasalas,deforma que le permitieran volar. El resto del cuerpo era un amasijo de carne,hueso y cicatrices.A su paso, dejó un hedor en el aire que a punto estuvo dehacervomitaraPreas.
Se recuperó de la impresión a tiempo de ver cómo los perros arremetíancontra la primera fila de defensores, dividiéndolos como un cuchillo calientecortandomanteca,mientraslanzabandentelladasa izquierdayderechaconsusenormescolmillosdisparejos.Asualrededor,loshombrescaían,bienaplastadosporsusfuertespatasobienmutiladosporlosmordiscos.Lasaves,porsuparte,hacíancontinuaspasadassobrelascabezasdelossoldados,cogiéndolosconsusgarras enormes y dejándolos caer de nuevo desde las alturas, o picándoles elrostroantesdearrojarloscontralasmurallas.Eraunespectáculohorrible.
—¡Arqueros!¡Sacadaesasbestiasdelcielo!
Al instante, comenzó una cacería inesperada. Cada vez que alguna de lascriaturas aladas se acercaba a losmuros era recibidaporuna salvade flechas.Cuandounadecenadeellasfueronderribadas,aprendieronquedebíanalejarseycentraronsusataquesenloscombatientesdelllano,quedandofueradelalcancedelosarqueros.Algunosperrosempezabanacaertambién,unavezsuperadalaimpresióninicialporpartedelosdefensores.
Unnuevomovimientode tropasen las filasenemigas llamólaatencióndePreas. La infantería se ponía enmarcha. Los aliados recompusieron filas paraformar una línea compacta a fin de recibirlos, dejando a los perros rodeados,lanceadossinpiedadmientras ibancayendounotrasotro.Apesardequeeranpocos,habíancausadounbuennúmerodebajas.
Elchoquedelainfanteríafuebrutal.Desdelasalmenassereanudólalluviadeflechas,estavezcontralamasanegramásalládelaslíneasdefensivas.Caíanalgunos, peromuchosmás llegaban tras ellos. Preas analizó a sus rivales. Aligual que durante la invasión de Angôr’an, la Orden enviaba primero a losmilicianos reclutados en reinos vecinos, reservando a los soldados negros queesperaban sobre sus monturas. La caballería del Abrigo también esperaba sumomentoa la sombrade lasmurallas.Alejarsede ellas supondría entrar en lalíneadedisparodelosarqueros,porloquedebíansermuydisciplinados.
La primera oleada de infantería fue corta y se retiró pronto ante la ferozresistencia que encontró en los defensores de la ciudad. Preas respiró cuandotocaronretiradaylossupervivientesregresaronasuposicióndepartida.Nadielos siguió. Sus hombres también aprovecharon el respiro para reagruparse,pertrecharseyreponerlíquidos.Loscadáveresempezabanaalfombrarlallanura.
—Dentrodepocotendremosquelucharsobreellos—observóHerta—.Esopuedecausarmásbajasquelasespadasenemigas.
Preassabíaqueeransabiaspalabras.Loscuerposcaídoseranestorbosquepodíanprovocarcaídas,torcedurasyfracturasenmitaddelcombatequepodíandecidirlasuertedeunsoldado.
—Queseanretiradoscuantosseanposibles.A laordendePreas,unpuñadodeescuderos salieronal exteriora realizar
tan ingrata tarea.Aúnquedabanmuchoscuandoloscuernosvolvieronasonar,anunciando un nuevo ataque de infantería. Preas levantó la mirada. Laretaguardiadelosinvasoressemovíaparadejarpasoamásdeaquellasenormesjaulasdemetal.PreasmiróaHerta,queobservabalacargaquesedesarrollabaasuspies.
—Estánaquí—dijo.Hertatambiénlevantólavista.—¿Quiénes?EllanohabíaestadoenAngôr’annien labatalladeTalder,asíqueno los
habíavistonunca.—Losgorgs.Hertalomirócomosiestuvierahablandoenotroidioma.—Hanlanzadoalainfanteríaparadebilitarnosantesdesoltaralasbestias.—¿Porquénoantes?Quecaiganellasenvezdesussoldados…—¿Vesmáquinasdeasedio,Herta?—Yamehabíafijadoenqueno.—Notraenescalas,nitorresniarietes.Preas miró a la mujer. Casi tenía ganas de sonreír, presa de la tensión
nerviosa.—Tienenalosgorgs.Nonecesitannadamás.Consuspuñossoncapacesde
derribarpuertasyhastamurossi tienentiemposuficiente.Buscarán lospuntosmásdébilesylanzaránallíalasbestias.Lastraíanpordetrásdelgruesodesustropas,peroyasehanincorporadoafilas.
Preasvolvióa centrar sumiradaenel campodebatalla,donde la segundaoleadadeinfanteríasehabíareforzadoconunacargadecaballería.
—Loquehemosvistohastaahoraerasoloelcalentamiento.Hertarespondióconunsuspiro.Los piqueros habían entrado en liza, controlando a sus nuevos enemigos
desde la distanciaque les proporcionaban susgrandes lanzasdentadas.Eraunplacer verlos actuar. Eran pocos, comparados con el resto del ejército reunidopor elAbrigo, pero eran tropas de élite, no campesinos y aldeanos reclutadospara la ocasión. Ellos habían sido entrenados para la guerra y allí, en aquelmomento, era donde se encontraban en su medio natural. Mantenían laformación, atacaban por turnos, manteniendo siempre a su compañero de laderechaprotegido.Eranunaisladedisciplinaenmediodelmardecaosenquesehabíaconvertidolabatalla.
La segunda oleada terminó y los supervivientes enemigos regresaron denuevo al abrigo de su grupo. Pocos infantes regresaron en aquella ocasión y,aunquePreasse regocijóconestehecho, lehabríagustadoquehubierancaídomáscaballeros.
Pasaron varias horas antes de que la batalla continuara. Preas se retiró a
comer algo al patio de armas, donde Hostar había acondicionado variospabellonesparaello.Elhaleesperabaconaguafrescaconlaquelavarseelsudoryunamudade ropaque él rechazó.Sobreunade lasmesas, unabandeja conqueso,panycecinaquecomiósinpensar.Solopodíadarlevueltasymásvueltasalovistohastaelmomentoencombate.Tratabadeencontrarnuevastácticasquele otorgaran alguna ventaja. Otros comandantes departían sobre estrategias yexpectativas,tratandodesacarconclusionesdelovistohastaelmomento.
Cuandohubo regresadoa suatalaya,vioquesushombreshabíanhecho lomismoqueél.Losescuderosysirvientesrecorríanlasfilasentregandoviandasyodresdeagua.Preassepreguntóaquéestabanesperandosusenemigos.
—Estántratandodeponernosnerviosos—dijolavozdeFertenandasulado.Elguerrerosehabíasituadoenelotroextremodelamurallaparacomandar
lastropasdelAbrigo.—¿Estirandolaspiernas,amigo?—Necesitabaunrespiro.—Si pretenden ponernos nerviosos, lo están consiguiendo. Por lo menos
conmigo.FertenandmiróaPreasdearribaabajo.—Desearíaisestarallí,conellos.¿Noescierto?Preasbajólacabeza,apesadumbrado.—Nopuedonegarmisinclinaciones.Soyunhombredeacción.Estaespera
mecrispalosnervios.Fertenandlepusounamanosobreelhombro.Elsonidodelmetalcontrael
metaltintineóduranteunosinstantes.—Llegará el momento de combatir, de derramar sangre junto a ellos. De
momento,loestánhaciendobiensinnosotros.El sonido de los cuernos dio por terminada la conversación. Fertenand se
colocóelyelmoysemarchóaocuparsupuestodemando.PreassequedódenuevoencompañíadeHertay rodeadodearqueros, tan inquietoscomoél.Latarde llegaba con rapidez. ¿Detendría la Orden la batalla con la caída de lanoche?
Preaslopusoenduda.La siguienteoleada se compusodecaballeríay arqueros.Con la infantería
muy tocada, los segundos adelantaron filas a fin de apoyar a sus caballerosdisparandocontralosdefensoresapostadosenlasmurallas.Estos,teniendoquedefenderseyponerseacubierto,tuvieronquecambiarsusobjetivos,porloque
los hombres del llano perdieron el apoyo que las flechas les brindaban. LoscaballosempleadosporlaOrdeneranbestiasdecombate,enormesypoderosos,cuya mera presencia derribaba hombres y les daba a sus jinetes una buenaventaja.ElejércitodelAbrigosequebróyloscaballeroscomenzaronaavanzarencuñaenaquelpuntodébil.Preassupoqueeraelmomentoqueellosestabanesperando.Allevantarlamirada,vioquelasjaulashabíanllegadoavanguardia.Eran más de veinte. Ante sus ojos, sus amos abrieron las grandes puertasmetálicasydelassombrasdesuinteriorbrotaronlaspesadillas.
—QueGannosproteja—murmuróHertaasulado,incapazdecreerloquesusojosestabanviendo.
Eranaúnmásgrandesde loquePreas recordaba.Sealzabanunmetroporencima del techo de sus jaulas, por lo que todo ese tiempo debían de haberpermanecidoagachadas.
«¿Erantangrandeslaotravez?»—sepreguntóelrey.Estabacasi segurodequeno,dequeaquellasnuevascriaturashabíansido
mejoradas.Un suspiroescapóde sus labios sinpoder evitarlo.Lacuñacreadapor loscaballeroseracadavezmáspronunciada,conelapoyode losarquerosque, formados tras ellos, protegían sus flancos con la clara intención de abrirhueco para que pasaran las bestias. Preas miró hacia el norte. Los piquerosestabanocupadosensuflancodefendiéndosedeunbatallóndeinfantes,delosúltimosya, lanzadoscontraellosconelevidente findeentretenerlos.Sintió laira inflamar sus venas y un cosquilleo en las piernas que le impedía quedarsequieto.
Viendolosacontecimientosquesedesarrollabanasuspiesdesdelasalturassesentíacomounanimalenjaulado.Incapazdeseguirmirandosinhacernada,Preassediolavueltaysedirigióalaescaleraquebajabahastaelpatio.
—¡Preas!—exclamóHertatrasél—.¿Adóndevais?ElreydeAngôrnosegirópararesponder,mientrassucapablancaaleteaba
trasél.—Asumeelmando,Herta.¡Voyabajar!
66
«PreasMorhizotantocontanpoco,quesucortoreinadose
recuerdacomoelmásintensoyfructíferoparalaregión».
HistoriavivadeAngôr,capítulocatorce,Markusde
Lárgaran.
ElpatioanteelPortóndelOcasoestabaabarrotadodesoldadosbienformados,esperando la presumible caída de la puerta. No había caballeros allí, puestendríanpoco espacio paramaniobrar y los animales acabarían siendomásunestorbo que una ventaja. La primera línea portaba grandes alabardas,mientrasque la segunda eran infantes armados con escudo y espada. Todos estabanexpectantes y sudorosos pues, aunque hasta ellos llegaban los sonidos de labatalla, no podían ver nada. Aquella incertidumbre era peor que cualquiercerteza.
Alguien se percató de que Preas descendía hacia ellos, porque una voz sealzósobreelsilenciotenso.
—¡Elrey!¡VieneelreyPreas!¡EstrelladelaMañana!Una algarabía momentánea se formó cuando accedió por fin al patio. Se
subióaunbloquedepiedrayhablóparatodoslospresentesavozengrito.—¡Estapuertavaacaersinohacemosalgoporevitarlo!Unrugidoenrespuesta.
—Esosmiserablescreenqueestovaaserfácil,perovamosademostrarlesque están equivocados. Necesito cincuenta voluntarios que me sigan. No nosesperan,asíquelesvamosadardondemáslesduele.¿Quiénestáconmigo?
Unbosquedearmassealzócontraelcieloqueempezabaateñirsedevioletapararecibirelocaso,muchasmásdelasquehabíapedido.Seleccionóalosqueconsiderómejorpreparadosydejóalosdemásalcargodelportón,quenopodíaquedardesguarnecido.DesenvainóaAngustias.
Sedirigióaloshombresquemanejabanelmecanismodelapuerta.—Desdequesalgamos,cerrad trasnuestrospasosynovolváisaabrirbajo
ningún concepto. Esta madera solo caerá si es derribada. Apuntaladla cuantopodáis. Arqueros —dijo mirando hacia lo alto, a las almenas—, cubridnos.Necesitamos el cielo libre unos minutos. Que esos hijos de perra no nosalcancen.
Preastomóprestadaunapicadeunodelossoldadospresentes.Despuéssegiróhacialoshombresqueesperabansusórdenes.
—¿Estáislistos?—gritó.—¡PorlaEstrelladelaMañana!—gritóunavoz.Uncorodevoceslesiguió
—.¡PorlaEstrelladelaMañana!Preastuvoquecontenerunescalofrío.Aquelloshombresibanaacompañarlo
debuengradoa loquepodíaserunamuertesegura.Nopodíaesperarmásdeellos.
«Soloesperoestaralaaltura».—¡Abridlapuerta!Ver la batalla desde lo alto de una atalaya era duro, pero verla de cerca,
escucharlosgritosagónicos,elchocardelmetalcontraelmetal,aspirarelhedordelasangrefrescaylacarnemuertaeraalgomuydiferente.Cuandolapuertasehubo abierto del todo y Preas tuvo visión de cuanto se desarrollabamás allá,sintióquelehervíalasangredeexcitación.
LosgrandescaballosnegrosdelaOrdenysuscaballerosestabanapuntodellegaralportón.Sinpensarlomás,Preas lanzóungritoy se lanzóa lacarreraenarbolandolapicaquehabíaaprendidoausardelosPiquerosdeFairard.Trasél, sus cincuenta hombres le siguieron de cerca. Los caballeros, que noesperabanaquelrefuerzo,sevieronsorprendidosporel ímpetudelataque.Losarqueros,obligadosaresponderalrenovadoataquedesdelamuralla,lesdieronun respiro, abandonando la coberturade sus caballeros.Preasusó lapicaparaderribar a uno de ellos con un certero golpe en las costillas que perforó la
armadurayrompióhuesos.Altirarpararetirarlaarrastróaljineteconsigo,quienperdiósuarmaenlacaída.Unavezenelsuelo,Preaslepateólacabezahastaque dejó demoverse, antes de encararse con un nuevo rival. Los defensores,hasta aquel momento desordenados y abatidos, comenzaron a cerrar filas entornoalrey.
—¡Estrella de laMañana! ¡Estrella de laMañana!—el grito se alzó y sepropagócomoelviento.
Los caballeros enemigos tuvieron también que reagruparse ante aquellanueva ofensiva, pues caían uno tras otro y su número se veía disminuido conrapidez.Apesardelaventajaquelesdabansusmonturas,nopodíanevitarquelos infantes, motivados por la ayuda que el rey aportaba en aquel decisivomomento, tiraran de ellos, superándolos en número, y los hicieran caer paraluegoapalearlosyensartarlosunavezenelsuelo.Losanimalestampococorríanmejorsuertey,cuandoel jineteseresistíaconfiereza,no teníanreparoen iraporellos.
PocoapocoangoranosysoldadosdelAbrigofueronrecuperandoelterrenoperdidoyhaciendoretrocederalacaballería,nosinsacrificarmuchasvidasquecaíanbajolasflechas,quenodejabandelloversobreellos.
Depronto,sehizounsilencio.Fuebreveyfugaz,peronopasóinadvertido.Uncuerno resonó.Loscaballerosnegros semiraronun instante, tiraronde lasriendas de sus monturas y picaron espuelas en retirada. Muchos hombresgritaronde júbiloalverquehabíanvencido,quehabíanconseguido repelerelataquedelacaballería.PeroPreassabíaquenoeraasí.
Acodazossehizounhuecohastallegaralavanguardiayloquevioledejósinaliento.Veintegigantescasbestiascorríanhacíanellos.
Habíansoltadoalosgorgs.—¡Cerradfilas!—gritóelrey—.¡Reagrupaos!¡Quenopasendeaquí!¡Que
nolleguenalportón!Infantesycaballerosseapresuraronarecuperarsusposiciones,clavandouna
rodillaenelsueloaquellosqueportabanlanzasypicasparatenermejorpuntodeapoyo, afianzando a sus animales aquellosque ibanmontados.Preasnopodíaver dónde estaban los piqueros, pero rezó a Gan porque pudieran acudir aayudarles.Sinellos,noteníannadaquehacer.
Losgorgssehacíancadavezmásgrandesantesusojos.Enefecto,parecíandiferentes a los que habían atacado Angôr; más grandes, más grotescos, másmortíferos.Peronohabíatiempoparacomparaciones.
Preas hincó también la rodilla en el suelo y alzó su pica en ánguloascendente.Losgorgshacían retumbarel sueloconsuspisadas, cadavezmáscerca.TuvotiempodededicarunpensamientoaUleayasufuturohijoantesdequelasbestiasllegaranhastaél.Decercaerantodavíamásimpresionantes.
Preas afianzó su apoyo y proyectó su arma contra el cuello del que se leechabaencima,peroapenaspenetróensudurapielytuvoquelanzarseaunladopara quitarse de su trayectoria a riesgo demorir pisoteado. Esquivó pormuypocounade las espinasóseasque ibadirigidaa sucabeza.Lanzó suarmadenuevo, esta vez buscando el pecho, y fallando por muy poco. Preas trató derecordartodoloaprendidodelospiqueros,cadamovimiento,cadalanzada,cadagiro.Máshombres se sumaronalataquecontra labestia.Oía losgritosde loscaídosasualrededormientraslosotrosgorgsatacaban,mutilabanyarrasabanasupaso.
Retrocediendounpasoparaganardistanciayperspectivaesquivóelcododelacriatura,cuyaprolongaciónósealehabríarebanadolacabezacomosifueraunmelocotón,yviocómoimpactabaenotrohombre.Sangreyvíscerassalpicaronen todasdirecciones.Enunossegundos, lasgarrasdelgorgestaban teñidasderojo.Enuninstantedelucidez,Preasencontróloquecreyópodíaserunhuecoenladefensadesurival,quesehabíagiradoparaenfrentarseavariossoldadosqueloatosigabanporsuderechayofreciéndoleaPreaselflancoizquierdo.Sindudarlo, proyectó la pica contra su cabeza, tratando de impactar justo bajo laorejaylográndolopormuypoco.
La punta penetró con facilidad casi un palmo. El gorg se llevó lamano aaquel punto, que empezaba a sangrar a borbotones, gritando de dolor eincredulidad. Los angoranos aprovecharon el momento de debilidad paraatacarle con todo lo que tenían. La criatura cayó de rodillas, regando con susangre,negrayviscosa,atodoselloshastaqueporfinunaespadaseclavóensucabeza, acabando con su vida.Un grito de euforia se alzó entre los soldados.Habían logrado lo que parecía imposible, aunque habían caído cuatro de suscompañerosenlabrega.
—Tienenunpuntodébilenlabasedelcráneo.¡Corredlavoz!Preasapenastuvotiempodevercómovarioshombresechabanacorrerpara
llevar la noticia a otros puntos del frente cuando percibió una sombra,proyectadaporelsoldelocaso,cadavezmáscercadelhorizonte,quesecerníasobre él. Por puro instinto se tiró al suelo, saltando hacia su derecha. Unfortísimogolpeimpactóenelpuntoenelqueseencontrabauninstanteantes.Se
giró, aún en el suelo, y vio otro gorg que se disponía a golpear de nuevo.Enaquelmomento,unaflechaseclavóenelpechodelabestia.Aunquenolehizomuchodaño,ledistrajolosuficientedesuobjetivocomoparaquePreaspudieraretrocederunpasomás,poniéndosefueradesualcance.Elgorgbuscódenuevoa supresa,mientrasvarios soldados tratabandedistraer su atención, clavandosusespadasdondesoloencontrabanhuesoycartílago.Labestiabarríaconsuspoderososbrazosacuantosseponíanasualcance,partiendoahombrespor lamitadolanzándolosavariosmetrosdedistancia.
Preas se puso en pie y agarró con fuerza su pica, buscando en la enormecabezaelpuntoflacotraslasorejas.
Enaquelmomentopercibióalgodescorazonadory fuecomosiunaoscurabrechaseabrierabajosuspies,amenazandocontragárseloparasiempre.
«Noesposible».Preas sacudió la cabeza, convencido de que el fragor de la batalla, el
estruendo a su alrededor y la tensión le habían jugado una mala pasada. Lacriaturanodejabademoverse,porloqueobservardetallesdeellanoerafácil.Aunasí,tratódefijarsebien.Cuandoporfinellaclavósumiradaenélypudoverlaalcompleto,supoqueeracierto.Laspiernasletemblaronyapuntoestuvodesoltarelarma.
«Tizo,¿quétehanhecho?».Nohabíadudaposible.Eransusojos,sumirada,suslabios.Apesardeestar
hinchados y retorcidos, aún podían distinguirse los rasgos de su amigo enaquella masa informe y contrahecha. La impresión fue tan fuerte que, si unsoldado no le hubiera empujado en el último momento, la bestia le habríaarrancado la cabeza de un manotazo. Preas reaccionó por fin y lanzó unaestocadacontrasubrazo,abriendountajoalaalturadelantebrazo.
Noterminabadecreerqueaquellofueraposible.—¡Tizo!—gritó,sinmuchaesperanzadequefueraaentenderle—.¡Soyyo!
¡Mírame!La bestia ignoró las palabras de Preas y se lanzó a por él. Esquivó como
pudoyseencaródenuevoconella.—¡Tizo!¡Escúchame!—dijomientrasretrocedíaunospasosmás.Elúltimo
deellostopóconelcuerpodeunhombrecaídoquelehizoperderelequilibrio.Elgorgllegóhastaél,cogiéndoloporlacinturayalzándoloenvilocomosi
solofueraunjugueteantesdequellegaraalsuelo.Lapicacayódesusmanos,dejándolo desarmado. Sentía tal presión en las costillas que se quedó casi sin
respiración.Aunasí,sacófuerzasparadesenvainaraAngustias.El gorg levantó el puño, dispuesto a acabar con su presa de la formamás
rápida cuando, depronto, se detuvopor un segundo.Preas vio en sus ojos uninstantededuda.Elceñodelabestiavibróconunsutilfruncimiento.
«¿Unatisbodereconocimiento?».Preasnodesperdició la ocasión.Si aquella criaturahabía sidoTizo alguna
vez,deélnoquedabanadaquesalvar.Conungestoveloz,clavólapuntadesuespada bajo la mandíbula del gorg con todas sus fuerzas, perforando cuantoencontróensucaminohastatoparconelhuesodelcráneo.Susojossepusieronen blanco y comenzó amanar sangre en todas direcciones, regando a Preas yconvirtiendo su armadura blanca en un bruñido rojo, casi negro. El brazo, yamuerto, soltó la presa y el rey cayó de costado. Un latigazo de dolor le hizoretorcerse.Habíacaídocontodosupesosobreelhombroderechoyelbrazodeaquelladoquedóinutilizado.Gritó.
Gritócomohacíamuchoquenolohacía.Poreldolornuevo,perotambiénporeldolordesaberqueacababademataraunodesusmejoreshombres,desusmejoressoldados.Aunodesusmejoresamigos.
Unos brazos lo alzaronmientras nuevos cuernos tronaban en la distancia.Preaslosoíasinescucharlos,comosiprovinierandealgúnlugarmuylejano,deunavidaquenoeralasuya.Fuellevadoenvilodenuevohastalapuerta,queseabrióparadejarlepasar.Obnubiladoporeldolor,solofuecapazdepensar:
«Heordenadoquenoseabra.¡Quenoseabraelportón!».
67
«Eldíadelainfamia,delaignominia,quedótangrabado
enlamentedelosangoranos,quelosniñosnacidosaquel
díaeranmalmirados,comosisumerallegadaalmundoen
aquelprecisoinstantehubierasidounagranofensa».
HistoriavivadeAngôr,capítulotreintayuno,Markusde
Lárgaran.
PreasMor recuperóel sentido tendidoenunahamaca improvisada.Se levantósobresaltadoyeldolorlehizogritar.Lehabíanentablilladoelbrazo,quependíade un cabestrillo. Un hombre se acercó a él, un anciano de larga barbaamarillenta.Unsanador.
—Debéisdescansar,Majestad.Preassedeshizodeéldeunmanotazoysepusoenpie,perosemareóyse
dobló por la cintura para vomitar.Unas nuevasmanos evitaron que se cayerasobresupropiovómito.
Elhaleayudóasentarsedenuevo.—Elviejotienerazón,Majestad.—¡No!Debovolveralcampodebatalla.Estabaenunasalaatestadadeheridos.Elolorasangreylavativaslollenaba
todo.Sedirigióalapuertamáscercana,ignorandolasadvertenciasdelsanador
ydeElha,queleseguíaintentandodetenerlo.Preas soportabaeldolormientras sedirigíadenuevoa lamuralla, ansioso
porverenquépuntoseencontrabalabatalla.—¿Cuántollevoinconsciente?—preguntó,casiagritos,sabiendoqueElha
leseguía.—Apenasunosminutos—lajovenjadeaba,tratandodenoperderelritmo.«Demasiadotiempo».Accedieron a lamuralla por una larga escalera en la zona comandada por
Fertenand.—¡Preas!—exclamóelveteranosoldadoalverle—.Pensamoslopeor…—Estoybien.—Noloparece.Deberíaisdescansar.PreasignorólaspalabrasdeFertenand.—¿Qué ha pasado? —preguntó ansioso, asomándose por uno de los
matacanesdemaderarecientementeconstruidoscomosiestuvieraensupropiohogar y no en mitad de una batalla en la que cualquier flecha perdida podíaacabarclavadaensupecho.
Fertenand,máscuidadoso,sesituóasulado.Bajo ellos, la batalla se tomaba un descanso. El sol estaba a punto de
desaparecer tras el horizonte. Los cadáveres de media docena de gorgssalpicabanelcampodebatalla,rodeadosdemuchosmáscuerposhumanos.Losdemássehabíanretiradodenuevoconlallamadadeloscuernos.
—¿Porquélohacen?—sepreguntóPreasenvozalta—.¿Porquéretirarseunayotravez?
—Intentanqueperdamoslapaciencia.Temoqueconlacaídadelanocheelataque sea definitivo. Sois un hombre temerario, Preas, pero reconozco quevuestrapresenciaenelcampodebatallahamarcadoladiferencia.Nuncahabíavistouncambiodeactitudenlastropascomoeldehoy.Deestarcasiderrotadosarepelerelataquedeesasbestiasinmundas.¿Nososdijequeinspiráismásdeloquevosmismocreéis?Convosanuestrolado,escomosilucháramoscondosbatallonesmás.
Preasmiróhaciaeloeste,hacialosúltimosrayosdesol,temerosodeloquepodíadepararleslanoche.
—Lanocheesamigadelassombras,nodelaEstrelladelaMañana.Temoque todo lo acontecido hasta ahora no haya sido sino el preámbulo de lo quevendrá.Lanocheesnuestraenemiga.
La voz de Elha, tras ellos, llegó como si no la hubiera pronunciado ella,comosifueramásgraveyoscura.
—Jearionnomorgur.Jearionestreananmagar.Preas,creyendohaberoídomal,segiróhaciala joven.Desumiradahabía
desaparecidotodaladulzurayamabilidadqueconocíaenella,sustituidaporunamiradaduraypreñadadeodio.
—¿Quéhasdicho?—He dicho que la noche ha llegado para vos. Ha llegado para todo el
mundo.Preas vio tarde el puñal en la mano de su sirvienta y no tuvo tiempo de
apartarse mientras se lo clavaba por debajo de las costillas y hacia arriba,evitandolacorazaquelecubríaelpecho.Conelmismoimpulsodelaestocada,ElhaseechósobrePreasempujándolosobreelbalaustredelmatacán.
—¡No!—gritó Fertenand, que no había tenido ocasión de reaccionar. Seabalanzó sobre lamujer, perono llegó a tiempoy solo fue capazdeobservar,impotente, como el cuerpo del rey PreasMor caía al vacío. La caída pareciólarga,muylarga,comosieltiemposehubieradetenidoenaquelinstantefatal.
Preas creyó volar mientras observaba, como algo ajeno a él, a Fertenandalongadosobrelabarandadelmatacányelbrazoestiradoensudirección.Asulado, lamirada ausente de toda emoción de Elha, a la que había confiado suseguridad,casi suvida.Nosentíadolor,ni rabia, soloasombroe incredulidad.Enunossegundos,dejódesentir.
PorfinelsueloacudióasucitayelcadáverdePreasquedótiradoentreloshombresquecontantafidelidadlehabíanseguidoalaguerra.Asualrededorseabrió un claro de soldados incrédulos que miraban hacia arriba, tratando deencontrar una explicación, incapaces de entender por qué su rey estaba allí,muertoybañadoensangre,conelcuerporotoporvariossitios.
—¿Quéhashecho?—gritóFertenandalacaradeElhaagarrándolaporloshombros. A su alrededor media docena de soldados habían desenvainado yapuntabanalamujer.
La joven aferró un extraño colgante que llevaba al cuello, tirando de él yarrojándolo al suelo,donde sehizoañicos.Depronto, susojos sepusieronenblancoysedesvaneció.Habríacaídoalsuelosielcaballeronolahubieratenidoagarrada.Fertenanddejócaerelcuerpo,quequedótendidoigualdedesarboladoqueeldePreasmuchosmetrosmásabajo.
En aquel momento, una extraña espuma marrón comenzó a brotar de su
boca. Su cuerpo comenzó a temblar y sacudirse con violencia. Sus labios semovieron y Fertenand tuvo que acercarse a ella para escuchar sus últimaspalabras:
—Karesvive.
68
«Enaquellostiemposdehéroes,solopodíahaberunAdalid.
SoloOlixsabeporquéloeligió».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,EdgorMundensen,capítulo
veintiuno.
ElreinodeErethterminabaenunapequeñacadenamontañosallamadaArgzar-othencuyabase se encontraba la aldeadeRiscoVerde.Era elúltimo refugioantes del paso de montaña y la entrada a Glimaris. Apenas unos pocoskilómetrosmás al este estaba la frontera conDerties, por lo queRiscoVerdepodía considerarse una encrucijada de tres fronteras, a pesar de lo cual seguíasiendounpequeñopuebloqueapenasdisponíadeunaposadadecenteyalgunasgranjas. Poco versado en la política local, Argoht no sabía qué tipos derelacionescomercialeshabíaestablecidoErethconsusvecinosdeleste,peronodebía ser importante si no disponía de un puesto avanzado en el punto máscercanoaellos.Mientrassesentabanaunamesadelaposada,deleitándoseconelcalorde lachimeneaencendida,pensóqueelgruesodelcomerciodel reinodebía llevarse a cabo a través de Bastión Dorado y Rishmar. Por su parte,Glimaris yHorias debían haber centrado sus intercambios con los reinosmásorientales,LonguissoMarder.
Comosipensarenellolohubierahechoreal,escuchóatrescomensalesenla
mesadesuderechamencionarelnombredelreinodeMarder.Almismotiempo,elnombredePreasMor.Pidióalgodecomeralmuchachoqueseacercóaélyvolvióaprestardiscretaatenciónalaspalabrasquellegabanhastaél.
—… la batalla debe de haber terminado ya, pero no llegan noticias deMarder.
—Sí,silenciototal.—LoúltimoqueescuchamosesquePreasMorhabíacaído.—¿Caído?«¿Caído?»—sepreguntóasuvezelhechicero.—Sí, losrumoresdicenqueasesinadoporsuspropioshombres.Tiraronsu
cuerpoporlamuralla.AquellaspalabrasperforaronaÁrgoht.¿Preas…muerto?Sabíaquelaguerra
era imprevisibleyeramuyprobablequemurieraenella,pero lecostabacreerquehubierasidoasesinadoporsupropiagente.
Nopudoevitargirarsehaciaeltríodehombres,deaspectocansadoysucio,comosillevarandíasviajando.
—¿Labatallahaterminadoya?—lespreguntó.Ningunodelostressemolestóporlainterrupción.Alfinyalcabo,estaban
enunaposada.Lasnoticiaslleganysevanporelaire,comosiaquellugarfuerauninmensofocoderumoresyhabladurías.Erapartedesufunción.
—Debe de haberlo hecho, sí—respondió uno de ellos antes de beber unlargotragodelajarraqueteníaenlamano—.YotuvenoticiadelamuertedelaEstrelladelaMañanaayer,asíquetodohadehaberacabadoya.Además,nonoshallegadonadadesdeentonces,asíquemetemolopeor.
—¿Soiserethianos?—Denacimiento,sí.¿Porquélopreguntáis?—Porque si queréis seguir siéndolo, si queréis seguir teniendo un reino al
quellamarhogar,deberíaismontarahoramismoycabalgarhasta lacapitalsindescanso.Avisadalareinadeestasnuevas.
—Sonsolorumores…—Es posible, pero lo dudo. La guerra viene hacia Ereth, eso dadlo por
seguro.Todoloqueconocéis,todoloqueamáis,puededependerdequeelreinosepreparecontiempoparadefenderse.
Y, sin añadir nada más, Árgoht se concentró en el plato de comida, deexquisito olor, que acababan de dejarle delante. Lavell también se precipitósobreelsuyocomosillevaradíassincomer.Asulado,percibíaeldesconcierto
yladudadelostreshombres.Depronto,comosihubierantomadounadecisiónrepentina, comosihubierancaídoen lacuentadeque teníanalgourgentequehacer,selevantarondelamesayabandonaronelsalónatodaprisa.
Elmeledinosupoque,almenos,AtrishayCheenestaríansobreavisodeloque estaba por venir. Solo esperaba que tuvieran la suficiente sabiduría comoparadarlebuenusoaaquellainformación.
Atravesar laspequeñasmontañasque formaban lacordilleraArgzar-othnofue complicado.Aprovecharon una caravana de comerciantes que pasó por laposadaparaviajarensucompañíaporelestrechosenderoquelasatravesaba.Apesardel frío,quebajabacortantedesde lascumbresy lesobligabaacubrirsebienlapiel,elcaminofuecortoyamenoatravésdelpasoentrelamontaña.Elsilencioallí,entrelostaludesderocaviva,erasepulcralysololasrisotadasdelos comerciantes, que regresaban de Ereth haciaGlimaris tras realizar buenosnegocios,rompíanlacalmapétreadelosriscos.
PorellosseenteróÁrgohtdequeGlimarisseencontrababajoelcontroldelaOrden,queelreyArtordeGlimsehabíaaliadoconellosparaevitarlaguerra.Desdeentonces,soldadosnegrosseahabíanapostadoenlascalles,mezclándoseconlaguardiadelasciudadesmásimportantes.
—Alparecerhastaestáconstruyendotemplosparahonraraesediososcurosuyo.
Oyéndoloshablar,Árgohtpensóporunmomentosiaquellanoeralamejoropción,comoAtrishahabíasugerido.Quizásunaalianzafuera lomássensato.DespuésrecordóloquehabíavistoyvividoenlaTorreSombríadeMügeroyenlabatalladeTalder:unagentequeinvocabaoquequeríaelcontroldealgocomoel talhom, que a punto había estado de destruir la ciudad, no podía albergarbuenasintenciones.Además,silateoríadelequilibrioplanteadaporlasuperioraEstëasenellerteneodeLotraineracierta,yteníacadavezmásclaroqueasíera,Karesrepresentabatodolosombrío,oscuroyperversodelacreación.¿Sedebepermitirconseguirpreeminenciaaquienesloadoran?
Unavezmás,Árgohtborróaquellasreflexionesdesumenteparacentrarseensumisión.SitodoaquelloteníaalgoverconsuDestino,losabríaasudebidomomento.
«Elequilibrioseharoto.Lapiedradebeserprotegida».Aquellaspalabras,queyateníansentidoparaél,seguíanpersiguiéndoloallá
donde iba.No conseguía quitarse de la cabeza el significadoque teníano porqué laMadre lehabíahechocargarconaquella informaciónsinopodíahacer
nada al respecto. Sabía que la piedra era U’rkoan, la Piedra del Destino, unapequeña insignificancia de cuya estabilidad dependía el Equilibrio entre loscincoGuardianesquecontrolaban toda laexistenciapero¿quépodíahacerél?Hasta el momento no había encontrado más que someros indicios, apenassombras dentro de sombras, sobre las implicaciones que aquello tenía para símismo.
Paraelviajeconloscomerciantes,ÁrgohthabíaimprovisadolahistoriadequeeranperegrinosenbuscadepazyconsueloenHipesenD’an,peronodiomásdetalles.Queríaque,cuandosuscaminossesepararan,recordarandeelloslomenosposible.Que,cuandollegaranasudestinoysuslenguassesoltaran,lapresenciadeunhombreyunniñoenelsurdelreinonolevantaraningúntipodecomentario.
—Malos tiempos para los hijos deGan en este reino, amigo—le dijo unhombreyaentradoenaños,alcalordelahogueradurantelacena.
—¿Porquélodecís?—EsosmalditoslocosdelaOrdenKariteasestánborrandotodovestigiode
Ganaquí.Derribanesculturas,destruyen librosyazotanaquienespredicanenpúblico. No te sorprendas demasiado si el lerteneo de HipesenD’an ha sidodestruidocuandollegues.
Aquello dio mucho que pensar a Árgoht, e infundió en él una nueva einesperadaurgencia.¿EratanfuertelapresenciadelaOrdencomoparallegaraaquellosextremos?Ycomprendióquesí,queloqueconocíadeellosencajabaconaquelcomportamiento.
A lamañana siguiente se separó de la caravana.Una nueva prisa se habíainstalado en su pecho. Además, ellos pronto tornarían dirección norte, haciaHitreaas, lacapital,por loquesehabríanseparadode todasmaneras.LavellyÁrgohtmontaronsobrePondyDanzaypicaronespuelasendirecciónnoreste,pordondelesindicaronquellegaríanconmayorceleridadellerteneo.
MientrascabalgabanÁrgohtseplanteabaposibilidades,acuálmásnefasta,quehastaentoncesnohabíanpasadoporsucabeza.¿Quépasaríasillegabaallíyeledificioestabadestruido?¿Quéharíasinoencontrabarastrodelosganetorei?¿Quépasaría conLavell?Aquellas preguntas le inquietaron sobremanera, y lehicieronpicarespuelasyacelerarelritmodeloscaballostodoloposible.
69
«Enmicasatodoseresbienvenido».
EllibrodeGan,introducción,variosautores.
ElsurdeGlimarisestabaplagadodepequeñasaldeasrodeadasdequebradasycolinas,un terrenopocoaptoporviajarporélyparaeldesarrollodeciudadesgrandes. El río Man-Tiferen regaba la región, pero salpicado de rápidos ycascadasquehacíansucauceinútilparaelcomerciofluvial.
El lerteneo de Hipesen D’an se encontraba en la ribera norte del río ymuchosmetrosporencima,coronandounpequeñoacantilado,enuncorteenlatierraprovocadoporelaguaqueseibasuavizandoconelpasodeloskilómetros,porloqueelascensonosehacíacomplicadoniescabroso.Asícomolacarasurdeledificio,laquedabaalrío,erainaccesibledetodaslasmaneras,lacaranorteofrecíaunaccesoenligeroascensocubiertodehierba,unapequeñapraderaenpendiente a través de la cual serpenteaba un estrecho sendero flanqueado porrocasyarbustosbajos.Unkilómetroantes,ÁrgohtyLavellsedetuvieronenlapequeñaaldeadeElPardo,formadaporunpuñadodecasasyunaposadaqueaduraspenassobrevivíaenmediodelasquebradas.
«Unsitioduroparavivir»—pensóÁrgohtmientrasbuscabandóndecomeralgo.
Lavellsemostrabataciturnoypocohablador,algoextrañoenél.Árgohtnohacíaesfuerzoalgunoporentablarconversación,porloquelasúltimasjornadasdeviajehabíansidomássilenciosasdelonormal.Sabíaquelaactituddelchicose debía a la proximidad de su destino, a escasos kilómetros ya. A pesar delacuerdoalquehabíanllegado,Lavellnolasteníatodasconsigo.Ensurostrosehabía instaladounmohíndedisgustoque solo la aparicióndenuevospaisajesconseguíaborrardeformatemporal.
MirarhaciaadelanteyvereledificiodeHipesenD’an,unareciaestructuraconunaúnicatorrerechonchaydepiedradecolorgris,lesupusoungranalivioalhechicero.Almenosellerteneoseguíaallí.
Cuandocomenzaronelascensoquelesllevaríahastalapuerta,Lavelldetuvosumontura.Árgohttardóunosinstantesenpercatarse.
—¿Quéocurre,Lavell?Elchicomiróentodasdirecciones,comosiestuvierabuscandohaciadónde
escapar.Noteníamuchasopcionesyéllosabía.—Algovamal—dijoporfin.Árgohtlanzóunsuspiro.Empezabaaimpacientarse.—Sondíasextraños.Muchascosasvanmal.—Sabéis que nome refiero a eso. Tengo una extraña sensación, como un
pálpito.Vaaocurriralgomalo.El hechicero era muy respetuoso con las premoniciones. Regresó junto a
Lavellylemiróalosojos.Losdosestabansuciosyteníanelrostrotiznado,porloqueelvioletadelirisdeÁrgohtresaltabaaúnmás.
—Yoestoycontigo,Lavell.Notevoyaabandonar.Sialgomaloocurreallí—señalóhaciaellerteneo—,estaréatuladoparaafrontarlo.Confíaenmí.
LavellmiróaÁrgohtasuvezy,sindecirnadamás,taconeóelcostadodesumonturaysepusoenmarchamuydespacio.Elmeledinoloobservóuninstante.Sumiedoerapeligroso.Tendríaquevigilarlodecerca.
Unosminutosmás tarde golpeó con los nudillos en el enorme portón queservíadeentradaallerteneo.Hastaellosllegabaelmurmullodelríoquecorríamuchomásabajo,másalládelbordedelosriscos.Tardóunbuenratoenocurriralgo,apesardequeestabasegurodequeleshabíanvistollegar.Imaginóalvigíaencuestiónacudiendoasussuperioresparadaravisoysolicitarinstrucciones.
La tarde caía a su alrededor, vistiendo el edificio de tonos dorados que lehacían parecer una gran hoguera enmitad de la llanura. Por fin, el portón seabrióylesrecibióunhombremuydelgadoycasicompletamentecalvo,apesar
dequenodebíadehaberllegadoaúnalasenectud.VestíaconlamismatúnicagrisqueduranteunañoviodíatrasdíaenÄrgufal.
—La bendición de luz sea con vosotros, amigos. ¿En qué podemosayudaros?
Lavozdelhombreeradulceyunpocomásagudadeloquepodíaesperarse.—MinombreesÁrgohtGrandëlyvenimosdesdeellerteneodeÄrgufal…—¿Ärgufal?—Los ojos del hombre se abrieron de par en par—.Eso está
muylejos.Debéisdeestaragotados.Elhombresegiróyllamóaalguienconungesto.Enlapuertaaparecióun
muchachoapenasunpocomayorqueLavell.Tambiénvestíalatúnicayllevabaelpelomuycorto.
—Llevaaloscaballosatrás.Abrévalosydalesdecomer.Elchicosedispusoaobedecersindecirpalabra.Árgohtviocómosellevaba
aPondyDanzayseperdíadevistaaldoblarunaesquinadeledificio.—Lascuadrasseencuentranen la fachadanorte.Estaránbien.Peropasad,
porfavor,pasad.Elganetoreisehizoaunladoparafranquearleselpaso.Árgohthizopasara
LavellyentrótrasélenellerteneodeHipesenD’an.Ahora que por fin había llegado a su destino, Árgoht no pudo evitar
preguntarse:«Yahora,¿qué?».
70
«LosGuardaslograronalgomásquerecitarunritual.
Lograrondarvidaalomuerto».
Magia,entrelaleyendaylarealidad,AithCalea,capítulo
treintaydos.
ElestadodeexcitaciónenelqueseencontrabaSheraAnte’ilehabíaimpedidodormir. A pesar de ello, recibió el amanecer espabilada y activa, ansiosa porpresenciar lo que iba a ocurrir aquel día. Ya estaba vestida con una sencillatúnica que resaltaba sus escasas curvas, aquellas que siempre le habíanacompañadoyquehabíaperdidoduranteladementelecturadelTriforetau.
A última hora del día anterior había llegado la noticia que había estadoesperando.
«Como si el mismísimo Kares me estuviera recompensando por missacrificios».
Inmediatamentesearrepintiódeaquelpensamiento,soberbioyaudaz,peroel hecho era que el colgante se había quemado. Lamarca en su cuello así loatestiguaba. La pequeña piedra que siempre llevaba consigo desde que habíaenviadoaGresAndurtoiaAngôrlehabíadadolaseñal.Tuvoquequitárselodeuntirónyarrojarlolejosdesícuandosehubocalentadocasihastaelpuntodequemarlelapiel.SabíaquelosentiríaenelmomentoenqueGresdestruyerala
réplicaqueellaposeía,peronoquefueraasertanintenso.Pero lo importante era lo que aquello significaba. El colgante había sido
destruidoynadiemásqueellamismapodíahaberlohecho.Asípues,elmensajeestaba claro:había ejecutado sudirectrizyhabíamatadoaPreasMor.Solo lefaltaba por saber si había sido estricta hasta el final. Su orden era que loasesinaracuandomásfaltahicieraparasugente,cuandosumuertecausaramásimpactoydolor.Encualquiercaso,fueraonoasí,elmerohechodequitarsealmolestoPreasdedelanteeraunagrannoticia.Loúltimoquenecesitabaneraunlíderespiritual.EltítulodeEstrelladelaMañanaquelehabíanasignadoirritabaaSheramásde loqueseatrevíaa reconocer.Además, laderrotaenTalder’anaúnescocíaalaMaestra.DerrotadoMor,elsurquedaríaasuenteradisposición.
Mirando entonces, horas después, los restos del colgante, tirados en laesquinaen laquehabíacaídocuandose lohabíaquitado,supoqueno tendríamejormomentoqueaquel.Elritualtendríaquecompletarseaquelmismodía.
Unosgolpes en la puerta la hicierondarse la vuelta.AntesdequeAlminallegaraaabrirentróGioLahnoircomounaexhalación.
—¿Vasahacerlohoy?—dijoconvozdepito.«Losrumoresvuelan».Sheracontuvosuirritación.—Asíes,Maestro.—¿Estásseguradequeeselmejormomento?—PreasMorhamuerto.La expresión de Gio resultó, tal y como Shera esperaba, de total
desconcierto. Su calva, brillante de sudor, reflejaba los primeros rayos del solqueentrabanporlaventana.
—¿Cómolosabes?—Digamosquetengomispropiasfuentes,mispropiosinformadores.—Siempremaquinandoaespaldasde laOrden,¿verdad,Shera?Algúndía
vasameterteenproblemas.—Esposible,peronoseráhoy.LamuertedePreasnohasidocasual.Lahe
orquestadoyo.Ahorapuedenpasardoscosas.Lamásnormalseríaquesucaídadesanimaraasustropas,haciendoquesuímpetusedeterioraraynospermitierabarrer lo que quedara del ejército del Abrigo. O bien podría tener un efectollamada en sus tropas y que reforzara su moral, al contrario de lo que yopretendo. Para esto dependen de encontrar rápidamente un líder que recoja eltestigodePreasyloconviertaenunmártir.Encualquieradelosdoscasos,eselmejormomentoparalanzaralosHijosdeKarescontraellos.Siestándébiles,su
presenciaterminarádedestruirlos,atodoslosniveles.Sisehanreforzado,seráunimpactocontrasumoralredescubierta.Notendremosmejorocasiónqueesta.
Gioguardósilenciounosinstantes,reflexionando.Sherasabíaqueélestabatanansiosoporhacerlocomoella.
—¿Estásseguraquedequesaldrábien?—Que salgabienono solo estánmanosdeKares.Loúnicoquepodemos
haceresrealizarelritualdelaformamásliteralposibleyrezarporquedigamoslaspalabrasexactas,eneltonoexactoyenelmomentopreciso.
—Demasiadascosasdependendealgotanvago.—Karesnospondráenelsenderocorrecto.GioserindióalosargumentosdeSheraconunsuspiro.Sepasólamangade
latúnicaparasecarselasgotasqueamenazabancondescolgarseporsussienes.—Deacuerdo.Atumaneraentonces.InformaréalSerSupremo.Y,sinmás,saliódelaestancia.Alminacerrólapuertatrasél.Shera se quedó con ganas de añadir un último comentario para cerrar la
conversación.«Siemprehagolascosasamimanera».Losúltimosinvitadosalsacrificiohabíanmuertoaquellamismamañana.El
campamento,despuésdeaquello,habíaquedadovacío.Deloallíocurridosoloquedabaunainmensacolumnadehumo,procedentedelahogueraenlaqueseestabanquemandoloscadáveresdelossacrificados,ylasbarricasqueconteníansu sangre.Eran tantas queShera había desistido de llevar la cuenta.Llevabandesdequehabíarotoelalbatrasladándolasallugarenelquesellevaríaacaboelritualyapenashabíanmovidounapequeñapartedeltotal.
Ella en persona había supervisado el sitio tras mucho deambular por losalrededores. Había encontrado un pequeño anfiteatro natural en roca viva. Elsuelo estaba siendo excavado para crear un gran socavón en el que verter lasangre de los barriles. Hirde Gatart y Glimareas Bok supervisaban aqueldelicado proceso mientras los demás se repartían entre el camino y elcampamento, pendientes de cada paso del traslado. Además, un centenar desoldadosvelabapor la seguridad, evitandoquemiradascuriosaso inoportunaspresenciaranalgodeloqueallíibaaocurrir.Habíantenidoquesofocaryadosataques de civiles indignados con lo que consideraban una atrocidad. Porsupuesto,HikolDuntasnohabíamovidoundedoparaevitarlo,nienunsentidoni en otro, por lo que el camino había quedado regado conmás sangre aún asumaralaquecargabanenlosbarriles.CuandoSheratuvonoticiasdetodoesto
sintió algoparecido a la satisfacción.No encontrar resistencia en la poblaciónhabría sido demasiado fácil. Estaba decidida a destruir toda la ciudad si eranecesario, pero tras esos ataques, parecía que nadie más se había atrevido aintentarlo. Las cabezas de los líderes, clavadas en picas a lo largo de la ruta,debíaestar sirviendodeadvertencia suficienteparacualquierotrovalientequeosaraenfrentarsealaOrden.
Aquel era el motivo por el que Shera había decidido no llevar a cabo lainvocación en el propio campamento. Visible desde la ciudad, los rumores sedispararíany la informaciónviajaría lejosymuy rápido.Sibienallíyasabíanque se estaba cociendo algo grande, Shera no quería que nadie tuvierainformacióndeprimeramano.Siel ritual salíamal, solo teníanque regresarasusquehacerescomosinadahubieraocurrido.Aunasí,desdeallípodíanverselastorresmásaltasdelaciudad.
A media tarde, un grupo de acólitos había cavado un ancho agujerocircularenlatierrablandadediezpasosdediámetroydosdeprofundidad.Ellamismahizoloshonoresy,conunapequeñahachademano,rompiólaprimerabarrica, cuyo contenido se vertió en el agujeromientras era sostenida por dosjóvenes.Graciasalbuenhacerdelosbrujos,lasangreteníalamismatexturaycolorquetendríadehabersidoreciénextraída.Tantoloszapatoscomolosbajosde su túnica quedaron teñidos de rojo, a pesar de que el color oscuro de lasprendas lodisimulaba.Ella lasentía,percibíasuolor,ysesintió reconfortada.Unadocenadesirvientes sededicaronapartirdeaquel instantea rompermásbarricasyvaciarsucontenidoenelagujero,deformaquelatierraseempaparaycadaunodesusporosquedaraanegadodecolorcarmesí,saturadaconelpoderdelsacrificiohumano.Sheraseretiróhastaunaposiciónelevada,sobreunadelas rocas que le daban forma semicircular al emplazamiento. Por el caminollegaban más carromatos con barriles. Si sus cálculos no le fallaban, aúntardaríanvariashorasenrecibirlostodos.
Yasí fue.Ya lanochehabíacaído sobreelloscuando lasúltimasgotasdesangrecayeronenelgrancharcorojo.Ellíquidohabíasobrepasadoloslímitesdel agujero y se había derramado en todas direcciones, formando un barropastosoenvariospasosalaredonda.ConlosúltimoscarrosllegarontambiénlosGuardas restantes y losMaestros, que no querían perderse una ocasión comoaquella.Salierabienomalelritual,elespectáculoseríadignodeverse.
Toda la zona estaba iluminada por antorchas. Desde la distancia, le habíadichounodelosmaestros,el lugarparecíaunpequeñopoblado.Alrededordel
pozodesangre,unalíneadeantorchasclavadasenelsueloborrabalassombrasdesu interior.Dentrodeaquelcírculosesituaron losGuardas.Shera leshabíadadoporescritodíasatráslaspalabrasque,segúnelTriforetau,conformaríanelritual.Nosabíanadamásalrespecto.Nicuántotiempoibaadurar,nicuáleraeltonoexactoenelquedebíanrecitarse,sielpoderacumuladoen lasangrequemanchabalasbotasdelosbrujosseríasuficienteparaactivarelconjuro,osialfinalde todoel trabajoquehabíacostadoocurriríaalgo, loque fuera.AquellaincertidumbreaceleróelcorazóndeSheracuandosedispusoahablar.Todoslospresentes,sirvientes,acólitos,GuardasyMaestros,segiraronhaciaella.
TodosmenoselSerSupremo.Aunleirritabalanegativadellíderapresenciareldespertar.Nohabíadado
explicación alguna al respecto, así que Shera solo podía especular sobre lascausasquepodíanhaberlehechoquedarseenlafortalezaenvezdepresenciarunmomento crucial como aquel, pero no tenía tiempo de detenerse en esaselucubraciones y las desechó de su mente para concentrarse en el ritual. Porsupuesto,Kilnáriontampocoestabaallí.
Asuespalda,unadocenadeguardiassehabíansituadoparaprotegera losMaestros,quesehabíaninstaladoallíparapresidirelacto.Cogióaireyempezóahablar.Lassombrasdelasantorchasbailabanenlosángulosmarcadosporladelgadezdesurostro,dándoleunaspectodemoníaco.
—Hermanos, esta noche vamos a vivir uno de los momentos másimportantesdenuestrasvidas.
Su voz, reverberando en la roca que le hacía de escenario, tenía unasonoridadatronadora.
—EstanochesevaacumplirlavoluntaddeKaresatravésdenuestrosactos.Esta noche demostraremos al mundo lo que podemos hacer y vengaremos elostracismo al que nos han tenido sometidos durante tanto tiempo. El día denuestroalzamientohallegado.¡LoadoseaKares!
—¡LoadoseaKares!—repitieronacorotodoslospresentes.—Jerkal’im regresó a esta tierra sin nuestro seno para acogerle, sin que
pudiéramosofrecerleabrigo.Kares,ensueternasabiduría,asílodispuso.Peroahoranovaaserasí.Estavezrecibiremosasushijoscomosemerecen.
Sherasacólospapelesysedispusoaleerelritual.Sucorazónseaceleróaunmás, unagotade sudor recorrió sumejilla apesardel frescode lanochey letemblaron los labios.Tuvoquecogerairevariasvecespara serenarseantesdecomenzaraleer.
El ritual estaba escrito en un antiguo lenguaje del que ella apenas conocíaalgunaspalabrassueltas,peroeracapazderecitarloapesardenoentenderlodeltodo.Mientrasellahablaba, losGuardasrespondíanacoro,hastaque,unbuenratodespués,losdejóaellossolosrecitarlaletanía.Lasvocesseacoplabanalaperfecciónyeltonoresultabaagradablealoído.Sherasintióunescalofríoporlaespalda.Suparteestabacompleta.Ahoradependíadelbuenhacerdelosbrujos.Conellossituadosalrededordelcharcodesangre,recitandocomosifueranunasolavoz,Sintióelpoderqueemanabadeellosytuvoenvidiadeaquellaenergíaque les recorría. Ella, acostumbrada a pelear por cada logro alcanzado en suvida,porcadamigadepanquesehabíallevadoalaboca,pensóqueerainjustoque aquellos hombres y mujeres hubieran nacido con tales dones. No habíanhechonadaparaganárselos.
Sus pensamientos regresaron al ritual y se reprendió por la distracción,temerosa de que cualquier despiste diera al traste con todo. Pero nada parecíahaber cambiado. De hecho, minutos después nada parecía cambiar. Shera nosabíacuántotiempodebíanrecitarelconjuro,perohabíaesperadoalgo, loquefuera,desdeelcomienzo.
En aquel momento, como si al pensarlo lo hubiera invocado, una ligeraagitación sacudió la superficie del lago de sangre. Shera pensó que sumenteansiosa lo había imaginado, pero se repitió unos segundos después, como sialguien hubiera lanzado una piedra justo en su centro. Después, de nuevo lacalma. LaMaestra no se atrevía siquiera a parpadear, pero nada más ocurriódurante un decepcionante rato. La voz de los Guardas fluctuaba con cadapalabra.
Depronto,todalasuperficierojaseagitóycomenzóaburbujear.LavozdelosGuardassubiódevolumeninvoluntariamente,contagiadosdelaemocióndeverquealgoestabaocurriendo.Sherasintióunacorrientedeenergíaquepartíadelcentrodelcírculo.
Sintióalgoparecidoaléxtasisrecorriendotodosucuerpo.«¡Sí!».
71
«Ganhablasoloparaquienesesténdispuestosaescuchar».
EllibrodeGan,corolario,variosautores.
HipesenD’annoera,enningúnsentido,muydiferentedeÄrgufal.Tantoenelaspectoarquitectónicocomoenelde laaparienciayactituddesusmoradores.Perohabíaunadiferenciaquesepodíaapreciarcuandosemirabaalosojosdelos ganetorei con los que Árgoht y Lavell se iban cruzando a medida queavanzabanporlospasillossinsabermuybienadóndeeranconducidos:enelloshabíamiedo.
Árgohtnonecesitóesforzarseporadivinarelmotivodeaqueltemor.ElreinodeGlimaris había sido conquistado, aunque demanera pacífica, por laOrdenKariteas.Cualquieroposiciónasuscreenciasseríaenfrentadayaniquilada.ErasolocuestióndetiempoquealgomalopasaraenHipesenD’anyaquellacertezasehabíainstaladocomounalosasobresusmoradores.
Porfinllegaronaunasaladebaños.Erasencillayaustera,concincograndesbañeras demadera que perdían agua por varios sitios, desapareciendo por losdiversosdesagüessituadosenelsuelo.Dos jóvenesganetorei lesesperabanyacon prendas limpias y toallas con las que secarse.Otros dos estaban llenandosendasbañerasparaellos.
—SoyKertis—dijoelhombrequeleshabíaconducidohastaallí—.Vendréa buscaros dentro de un rato para que comáis algo. Después os reuniréis conGiqax Tor, nuestro superior, para que le contéis vuestra historia. Porque nohabréisrecorridotanlargadistanciasinoesporalgoimportante,¿meequivoco?
—No,Kertis.Noosequivocáis.—Puesestadlistosenmediahora.Disfrutaddelbaño.Conunalevereverencia,elhombresalióycerrólapuertatrasdesíenelmás
absolutosilencio.Unavezambosestuvierondentrodesus respectivasbañeras,Árgoht sintió
cómosusmúsculosseibanrelajandoamedidaqueelagua,apesardeestarfría,iba limpiandosupielde lasuciedaddelcamino.ObservóaLavell,queseguíataciturnoyobservándolo todo a su alrededor, como si se preparara para algúnpeligroinminente.
—Relájate, chico—le dijoÁrgoht, cerrando los ojos—.Nada te sucederáaquí.Estásasalvo.
Lavellnorespondió,perorelajólamirada.—¿Quévaaocurrirahora?—preguntótrasunosinstantes.—Eneseaspectoestoytanaciegascomotú.Demomentomevoyalimitara
disfrutardelbaño.Te recomiendoquehagas lomismo.Nunca se sabecuándopodrásdisfrutardeotro.
KertisregresóunratodespuésyencontróalosreciénllegadosterminandodevestirseconlassencillastúnicasdelaOrden.Susropasquedaronenunaesquinajuntoasuspetates.ÁrgohtamarróaÊralinasucintura.
—Nonecesitaréisesoaquí—ledijoKertissindejardemirarlaespada.—Supongo que no, pero estoy acostumbrado a llevarla conmigo. No la
dejaréatrás.—Comodeseéis.Osruego,almenos,quenohagáisostentacióndeella.Aquí
somosgentepacífica.Tras salir de los baños, Kertis les acompañó a través de varios nuevos
pasillos hasta el gran comedor, una sala inmensa repleta de largas mesas ybancoscorridos.Variasdeellasestabanocupadasenaquelmomento,perotodosparecíaninvitados.Losganetoreidebíandecomeraotrahora.Árgohtmiróasualrededor.Elcomedorestababieniluminadoaún,conlosúltimosrayosdesoldelatarde,apesardelocualyaestabanencendidasvariasantorchasyadosadasalasparedes.Viendo lasdimensionesdel edificio, encomparaciónconÄrgufal,ÁrgohtpensóqueHipesenD’andebíadealbergaralmenosaldobledeganetorei
queaquel.Aunade lasmesasestabasentado,solo,unhombregrandedeescasopelo
blanco que contrastaba con su tono de piel, muy oscura, que denotaba suprocedenciadelospueblosAstanosdelEste,enlacostadelMarEsquivo.
Kertissedirigióhaciaelhombre.Teníaunaenormebarrigaquedestacabaalladode ladelgadezde sucompañero.Se levantócondificultadalver llegaraÁrgohtyLavell.Sobrelamesateníavariospapelesylibrosenlosqueparecíaestarhaciendoanotacionesconunapluma.
—Bienvenidos, viajeros. Me llamo Giqax Tor. Os doy la bienvenida allerteneo de Hipesen D’an, nombre que algún día significó «Roca de Guía».Espero que hayáis podido quitaros el polvo del camino y hayáis dejado allívuestrosproblemas.Esteesunlugardepaz.
Aunquenohizoalusiónaella,nilamirósiquiera,Árgohtsabíaqueaquellaspalabrasibandirigidasalaespadaquependíadesucintura.
—Yenpazvenimos,maeseTor.—LlamadmeGiqa.Todosporaquílohacen.Un acólito los interrumpió para situar ante los invitados dos bandejas con
algunasviandas:pan,cecina,verdurascocidasyagua.Cuandosehuboretirado,Árgohtcomenzóacomermientrasretomabalaconversación.
—Deacuerdo,Giqa,comodeseéis.Novenimosacausarproblemaalgunoavuestra comunidad. Nada debéis temer de nosotros. Mi nombre es ÁrgohtGrandëlyélesLavell.
—Misdisculpaspor ladesconfianza,peroen lasúltimassemanashansidoatacadosvarioslerteneosportodoelreino.LaOrdenKariteaspretendeextinguircualquierotraluzquenosealaqueemitesudiososcuro.
—Esoesmuyosadoporsuparte…—Sumera existencia es una osadía. Sus pretensiones son una osadía. Son
tiemposcomplicados.—Despreocupaos. Nuestros pasos han terminado aquí desde Ärgufal a
peticióndeOrges.—¿Qué cuenta el bueno de Orges? Hace meses que no sabemos nada de
ellos.—Hastadondeyosé,todosigueenordenallí.Sihemosrecorridotanlargo
caminoparallegarhastaaquíesporquelehicelapromesadetraeraLavellhastavosotros.Poralgúnmotivo,élcreíaqueestaríamejoraquí.
Enaquelmomento,lamiradadeGiqacambió.Susojosseabrierondeparen
parymirófijamentealmuchacho.DespuésmiróaKertis,quesehabíasentadoasulado.
—¿Seráél?Kertismiróalmuchacho.—Debedeserlo.Aunquehacemuchoquedijoqueloenviaríaaquí.Enaquelmomento,LavellsacólanotaqueOrgeslehabíadado.Estabasucia
y arrugada, pero el chico la había guardado con celo durante todo el viaje.InclusoÁrgohtsehabíaolvidadodesuexistencia.Conmanofirme,selaentregóal orondo superior de laOrden.En cambio, a él le tembló unpoco la suya alestirarlaparasujetarelpequeñopapel.
Tras romper el lacre que la sellaba, tardó apenas unos segundos en leer lacarta,peroenaqueltiemposurostrofuepasandodelaserenidadalasorpresaydespués a la incredulidadmás absoluta.Cuando levantó lamirada la clavó enLavelly,paraaquelentonces,loquehabíaensusojoseraveneración.
—¿Vatodobien?—lepreguntóÁrgoht—.Notenéisbuenacara.Giqa había palidecido. Y decir aquello de un astano, cuya piel era negra
como la noche, era decir mucho. El hombretón se limitó a doblar el papel yguardarloenunbolsillodesutúnica.Tornósuexpresiónenunamáscarapétrea.
—Terminaddecomersinprisa,perodespuésreuníosconmigo,osloruego.Kertisosguiará.
Y, sinmáspalabras, levantó supesadocuerpo,haciendocrujir elbancodemadera,aliviadodesupeso,ysaliódelcomedor.LavellmiróaÁrgohtyestelerespondió con lamiradaqueno sabíaqué acababadeocurrir.Señalóhacía suplatoconlacabeza,indicándolequeterminaradecenar.
Elchicoseencogiódehombrosyseechóunpedazodepanalaboca.—Nuncasesabe…
72
«EltiempoeraunbuenaliadodelAdalid».
CrónicasdelAdaliddelaLuz,capítuloveintidós.Edgor
Mundensen.
AquellanochenosupieronnadamásdeGiqaxTor.Kertisno les llevóconél,sinoaunaceldacomúnquedisponíadeunaveintenadecamasparainvitadosyperegrinos.Solotresestabanocupadascuandollegaronallí.Elhombrelesindicódosdeellas,sobrelasqueyadescansabansuspetates.ElcansancioseapoderódeambosyÁrgohtagradecióparasusadentrosnotenerquereunirseconnadieen aquel momento. Agotados como estaban tras el viaje, cayeron dormidosapenastocaronelcatre.
Árgoht soñó. Sus sueños lo llevaron de un lugar a otro. En un momentoestabaenmitaddeunabatalla,enotroentrandoenunacuevadeunamontañaque le resultaba extrañamente familiar y luego bajo los altosmuros de lo queparecíaunagranciudad.Sinordennicontinuidadaparente, sucerebroparecíaestarrecibiendodemasiadainformacióncomoparaasimilarladegolpe.Sintióenelsueñolapresenciadedosentidadesenfrentadasentresí,elodioquedestilabadeambos,lafuriadelacontiendayeldolordelosmuertosquesuluchaestabadejandoasupaso.Viounmundooscuroyvacíoenelquenadacrecía.Yermo.Convertidoenunerial.Lasnubesdetormentahabíanllegadoyhabíancubierto
tododesombras.Despertósobresaltado,conelcorazóngolpeandosupechoylaimpresiónde
haber gritado. Era aún de noche y no tenía la sensación de haber dormido deverdad.Miróasualrededoraversihabíadespertadoaalguienconsuagitación,perotodoestabaencalmaenlagransala.
AsuladoescuchólarespiraciónpausadadeLavell.Tratódeanalizarloqueacababadeexperimentar,perolefueimposible.Estabasaturadodeimágenesysensaciones. Aun así, no pudo evitar pensar en que lomás desconcertante deaquel sueño enloquecido era que en todas aquellas escenas, inconexas y sinsentidoaparente,Lavellestabaasulado.
Eramuyinquietante.Un ratomás tarde, unpocomás calmado, escuchó los pasos, tenues como
suspiros, de Kertis mientras se dirigía hacia su catre. La luz del día apenasempezaba a asomar tímidamente por las altas y estrechas ventanas de las quedisponíalaestancia.Sesentópararecibiralganetorei.
—Buenosdías,miseñorÁrgoht.ElhermanoGiqaxsolicitaqueos reunáisconélcuantoantes.
ÁrgohtselevantóymiróaLavell.—Noospreocupéis.Aquíestarábien.Elmeledinosepusoenpie,aúnconlatúnicaquehabíausadoeldíaanterior,
ycogióaÊralindel lugarenelquelahabíaapoyado.LamiradadeKertisfueelocuente,perotuvolaprudenciadenohacercomentarioalguno.
—Seguidme,osloruego.Kertis llevó al hechicero a un gran salón decorado con austeridad. Una
chimenea agonizaba en la pared más alejada de la gran puerta doble quetraspusieronparaacceder.Enelcentro,unamesaalargadademaderasintratar.Giqaxestabadepieenelextremomásalejado,apoyadosobreungranlibroconaspecto de ser muy antiguo. La mesa estaba atestada de más volúmenes ymanuscritos, rodeada de sillas colocadas de cualquier manera, señal de quehabían estado ocupadas hasta hacía poco, como si acabara de terminar unareuniónconmuchospresentes.
—MiseñorÁrgoht,lamentosacarosdelacama.—Noestabadurmiendo.—Aunasí,sonvuestrashorasdedescanso.Nooshabríahechollamarsino
fueraporunasuntodevitalimportancia.¿Queréiscomeralgo?—Tomaréagua,gracias.Kertisabandonóelsalónencompletosilencio.
—Sentaos,porfavor—pidióGiqax,haciendolopropioenunadelassillaslibres.
Árgohtocupóotrafrentealganetorei.Giqaxguardósilenciounos instantescomo si estuviera ordenando sus pensamientos o buscando las palabrasadecuadasconlasquecomenzaratratarunasuntodeespecialdelicadeza.
—¿Querríaiscontarmevuestrahistoria?—preguntóporfin.LapreguntadejóaÁrgohtunpocodescolocado.
—No esperaba que esta reunión fuera a tratar sobremí. Soy poco dado ahablardemivida,Giqax.¿Aquésedebeelinterés?
—Necesitosaberquiénsoisyquépapelhabéisdesempeñadoen lavidadeLavell.Nopretendointerrogaros,nimuchomenos.Asíqueaceptaréloquemequeráis decir al respecto. Respetaré de igual manera vuestro silencio. Lasituacióncadavezlegustabamenos.
—Haremosunacosa.Preguntadloquenecesitéissaberyyodecidiréaquédeboresponder.
—Me parece justo. Dice Orges en su carta que sois un hechicero y quevuestrallegadaaÄrgufalfueuntanto…peculiar.
Árgohtnunca lehabíacontadonadaaOrgesrespectoasuparticipaciónenlos acontecimientos que habían tenido lugar en Talder’an. No tenía por quéexplicarloahora.
—Asíes.Metrasladéallíporerror.—¿Nofuisteisallívoluntariamente?—No.Giqaxuniólasyemasdelosdedossobresuprominentebarriga.Teníaelpelo
desordenadoysucio.Saltabaalavistaquenohabíadormidoentodalanoche.—¿OrgesoscomentóalgosobreLavelldelassospechasquealbergabacon
respectoaél?—No,nuncahablamosdeélsalvocosasmenoresyeldíaquemepidióque
loacompañarahastaaquí.«Sé que esmás de lo que parece, que va a ser alguien importante en este
mundo»—recordóÁrgohtdepronto.—¿Conocéis nuestros libros? ¿Estudiasteis alguno de nuestros textos
mientrasestuvisteisenellerteneodeSal?—Metemoquelosasuntosreligiososnosondemiinterés,lolamento.Giqaesbozóunasonrisacansada.—Me loestáisponiendodifícil…¿Habéisoídohablarde laProfecíade la
Advocación?¿EstáisfamiliarizadoconlaexistenciadelosGuardianes?Árgoht trató de contener el respingo que aquellas palabras le provocaron,
peronoloconsiguió.—Veo en vuestros ojos que algo sabéis. Por favor, compartidlo conmigo.
Prontoentenderéissuimportancia.Árgoht pensó durante unos segundos, tratando de decidir qué contar
exactamente.—EstuveuntiempoenellerteneodeLotrain,enAngôr.LahermanaEstëas
me enseñó una ilustración de los Guardianes situados en torno a U’rkoan, laPiedradelDestino.—«ElEquilibrioseharoto.Lapiedradebeserprotegida»—.Tambiénmedijoque losacontecimientosqueseestándesarrollandoanuestroalrededorpuedentenerrelaciónconeldesequilibrioentreellos,quealgunoestéprevaleciendosobrelosdemás.
—Kares.ElGuardiándelaSombra—dijoGiqax.Árgohtasintió.—Sabéis,pues,queenfrentadoaKaresseencuentraOlix,elGuardiándela
Luz.LaprofecíadelaAdvocacióndicelosiguiente—Giqaxseabalanzósobreuno de los muchos libros que descansaban en la mesa—: «El Equilibrio seromperácuandolasombraprevalezcasobrelaluz,cuandolasnubescubrandeceniza el cielo. El mal corromperá nuestras entrañas y la vida abandonaránuestros corazones. Pero incluso en el Fin, habrá lugar para la Esperanza.Deentre los rescoldos del fuego de la luz vendrá el nuevo protector a ocupar ellugardeldifunto.Nadasesabrádeél.Llegarásinmás,perdidoydesorientado,capazdecuraralmaycorazónsoloconsuvoz,capazdereunirmultitudesconsoloabrirsusbrazos,capazdesanarlabrecha.Indefensoanteelmundo,traeráconsigounprotectorqueleorientarásobreelcaminocorrecto,quelesituaráenlasendaexacta».
Giqaxdejódeleeryseacomodódenuevoenlasilla.Árgohthabíasentidounescalofríodereconocimientoalescucharlaprimerafrase.
—Esunatraducciónbastantepobre,losé,peroeloriginalestáenunidiomaquepocosconocenya.Estaeslaversiónmásfiel,laquehaperduradoconmásfuerza.Laprimeravezqueaparecelapalabraprotectornosotroslainterpretamoscomo guardián. La segunda vez no tiene el mismo sentido que la primera ysiemprelohemosconsideradounerrordetraducción.Creemosqueserefiereaundefensor,unguíayamigo.
ÁrgohtdedicóunosmomentosaanalizarlaspalabrasdeGiqax.
—¿Y creéis que esa profecía se está cumpliendo? —Exacto. Fijaos bien.«Cuandolasombraprevalezcasobrelaluz»hacealusiónalDañoquecorrompenuestrastierras.Nuncaenlahistoriahahabidounaenfermedadcomoesta,queafectaalasmismasentrañasdeThera,asumismanaturaleza.Yenesteaciagomomento,resurgeunafuerzaoscuracomoeslaOrdenKariteas,casiextinguidadiez años atrás. Al mismo tiempo, aparece un chico en nuestra puerta desdeninguna parte. «Nada se sabrá de él» —leyó de nuevo—, «llegará sin más,perdido y desorientado». Creo que son palabras que definen bastante bien lasituación deLavell, o eso cree el hermanoOrges. Él añade en su nota que laúltima parte también encaja con él y yo confío en su palabra. «Así pues»—pensódeprontoelhechicero—,«Orgesmehamentido».Aúnrecordabaunadesusúltimasconversaciones.«ElúnicoguardiánquenosprotegeesGan,consusabiduría y calor. No vayas más allá». Ahora descubría que sabía mucho deaqueltemaynohabíaqueridocompartirloconél.Unaoleadadeenfadorecorriósucuerpo.Pensó tambiénen loquehabíavividoconelchico.¿Sepodíadecirqueera«capazdecurarelalmayelcorazón»consuspalabras?Quizássí,quizásno.
—Pero hay otra parte que también nos inquieta y nos hace pensar que laProfecíaseestácumpliendo.
Árgoht empezó a temer lo quevendría a continuación.Casi tuvoganasdelevantarse de inmediato y abandonar el lugar, pero le pudo la curiosidad porsaberadóndellevabatodoelmisterio.
DenuevopensóenOrges.«¿Porquénomelodijiste?».—Mencionaa«unprotectorqueleorientarásobreelcaminocorrecto,quele
situaráenlasendaexacta»y,casualmentevos,unhombredeexcepcionalpoderyvalía,apareceensuvidacuandoelDesequilibrioesmásevidente.EsvuestrapresencialaquedasentidocompletoalaProfecía.SinohubieraisaparecidovosquizásLavellseríaotrochicomás.VuestraapariciónenÄrgufal, tanextrañaeimprevistacomoladelchico,eslaqueredondeaelmisterio.
—Yo no soy protector de nadie —dijo el meledino—. Hay miles deinterpretacionesposibles.
—Es cierto. Mis hermanos y yo llevamos toda la noche estudiando lasantiguaspalabras,analizandocadafrase,cadagiro,cadaposibleinterpretaciónynohemosencontradofalloalgunoenelrazonamiento.Laconclusiónesclaraanuestros ojos: Lavell es la reencarnación de Olix, Guardián de Luz y debe
ocupar su lugar para restablecer elEquilibrio.De lo contrario, elmundo tal ycomoloconocemoshabrállegadoasufin.
—Estëas dijo algo parecido —dijo Árgoht, tratando de ordenar suspensamientos,intentandoencontrarunabrechaenelrazonamientodeGiqaxqueleapartaradelasimplicacionesqueaquellaspalabrastraíanconsigo—.¿Cómosesuponequeharéiseso?¿Yquétienetodoestoqueverconmigo?
—Respecto a lo primero, todavía no lo sabemos.LaAntiguasPalabras nodicennadasobreeso.Encuantoalosegundo,noospediremosnada.Creemosqueyahabéisaceptadovuestrorolenestahistoria,aunquetalveznivosmismolosepáis.SoiselprotectordeLavellmencionadoenlaProfecía.
Árgohtselevantó,incómododepronto.—Tonterías. Dadle ese libro a cualquier otro grupo de hombres e
interpretaránalgocompletamentediferente.Giqaxsepusomuyserioderepente.—Os ruego que no os toméis este asunto a la ligera. LaOrdenGanetorei
llevamuchotiempopreparándoseparaalgoasí.AunqueGannoestéimplicadodirectamenteenelconflicto,elDesequilibriotambiénleperjudica.NosafectaatodoscuantosvivimosenTheraydisfrutamosconcadasalidaypuestadelsol.LaOrdendelaLuzestátodavíamásextintadeloqueestuvolaOrdenKariteasyesoocurrióporqueelescepticismoseadueñódesuscorazones.Perdieronlafe.Susplegariashancaídoenelolvido.Ahorasoloquedamosnosotrosparahacerfrentealpoderquehadespertado,dispuestoaacabarcontodo.
—Repito que todo esto no tiene nada que ver conmigo. He cumplido mipalabradetraeralchicohastaaquí.Puntofinal.Apartirdeahoracontinuarémicaminoyosolo.
—Noqueréisentender…—No,noquiero—Árgohtdioungolpeenlamesaconlamanoabierta,harto
dequelepidieranquehicieracosasquenoqueríahacer—.Osdeseolamejordelassuertes,perohoymemarcho.Notengonadaquehaceraquí.
Giqaxbajólamiradaapesadumbradoylanzóunsuspiroalaire.Suenormecuerpo parecía enterrado entre todos los libros y papeles que había sobre lamesa. Árgoht se dirigió a la puerta y salió sin esperar a que Kertis abriera,haciéndoloélmismo.
Mientrasregresabaaldormitoriocomún,Árgohtsediocuentadequeestabaenfadado,aunquenocomprendíabienelporqué.Estabaacostumbradoaquesusservicios fueran requeridos para una u otra cuestión, así que no teníamotivos
reales para reaccionar como lo había hecho.Con decir que no lo haría habríasidomás que suficiente. ¿Por qué había reaccionado de aquella forma?Habíasido brusco con Giqa, quien le había abierto las puertas de su casa y habíacompartidoconélsucomida.
Se detuvo ante la puerta del gran dormitorio, tratando de analizar laconversaciónqueacababadetenereintentandoquesurespiraciónrecuperarasuritmo normal. Estuvo a punto de darse la vuelta y regresar a hablar con elganetorei,perofinalmentelodejócorreryaccedióalasala.Ensucatre,Lavellcontinuabadurmiendoenvueltoenunaligeramanta.Árgohtcomenzóarecogersus cosas en el más absoluto silencio. Lo último que deseaba era una largadiscusión con elmuchacho, pero no pudo evitar quedarsemirándolo por unosinstantes, preguntándose si todo lo que le había dichoGiqax sería cierto. EraevidentequeLavellerapeculiar,quegustabaatodose,inclusoparaél,sehabíaconvertidoenalguienquerido,perodeahíadeducirqueeraelnuevoGuardiánde la Luz iba un trecho enorme. La Profecía podía tener muchas otrasinterpretaciones.Era solo casualidad, la explicaciónde alguien ansiosoporqueesaynootrafueralarespuesta.
«Túnocreesenlascasualidades».Elpensamientollegóbrusco,comosinolo hubiera pensado él sino que hubiera sido introducido en su cerebro por lafuerza.Eracierto.
Aunasí,senegabaaformarpartedeaquello.Secambióderopa,terminóderecogersuscosasysediolavueltaparamarcharse.
—¿Tevas?—preguntóLavellasuespaldaconunsusurroquedo.Árgohtlanzóunsuspiro.Segiróhaciaelmuchacho.Teníalamiradapastosa
desueñoylosojoslegañosos.—Sí.Mipapelaquíhallegadoasufin.Debocontinuarmicamino.Lavellsepusoenpie.—Voycontigo.—No.Elchicosequedódepiedra,clavadoallugarenelqueseencontrabacomosi
suspiessehubieranenraizadoporartedemagia.—Meloprometiste.Dijistequepodríaelegir.—Me temo que no es tan fácil. Aquí estarás bien. Te atenderán como es
debidoycubrirán todas tusnecesidades.Yonopuedoofrecerte sinopolvodelcaminoyhambre.Todolodemásesincertidumbre.
—¡Nomeimporta!Prefieroelcamino.
—Nohaynadamásquedecir.Mevoy.Túdebesquedarteaquí.Estees tusitio.
Y,sinmáspalabras,Árgohtsediolavueltaysedirigióalapuertasinmiraratrás.AntesdesalirpudoescucharelllantodesconsoladodeLavellasuespalda.Elsonidodelapuertaalcerrarsetrasdesíapagótodoslosdemás.
73
«Eltiempodelacosechapasarápido.Siteentretienes
mirandoalsolperderáseltrabajodetodalavida».
EllibrodeGan,corolario,variosautores.
NadiepreguntónadaaÁrgohtcuandobajóalascuadrasdellerteneodeHipesenD’anaprepararysacaraDanza.Recorriólospasillossinquenadielededicarauna segunda mirada, a pesar de su paso rápido y decidido. Seguía enfadado,tanto por la conversación con Giqax, como por la discusión con Lavell. Elanimal lomiróa losojosyelmeledinocreyóverenaquellamiradaelmismoreprochequeenladelchicoapenasunosminutosantes.
—¿Tútambién?No,porfavor—dijo,sabiendoqueestabahablandoconsigomismo.
En silencio, un acólito con la túnica sucia de barro y estiércol le ayudó aensillaralanimalyfijarsusescasaspertenenciasalasilla.EsperabaqueLavellapareciera en cualquiermomento insistiendo en irse con él y,mentalmente, seestabapreparandoparaaquelladiscusión.
CasisesintiódecepcionadocuandotomóelsenderoqueconducíaalpobladodeElPardoyelmuchachonoapareció.Habíacreídoque se sentiría liberado,que ponerse de nuevo en camino era lo que deseaba pero, en cambio, en supechosehabíainstaladounextrañovacío,comosiestuvierahaciendoaquelloen
contradesuvoluntad.El Pardo empezaba a despertar al nuevo día y la escasa actividad que
manifestabaseponíaenmarchapocoapoco.Árgohtllegóalaposadacasisinsabercómo,distraídoal recordar laconversaciónmantenidaconGiqax.Lavellera un chico peculiar, sí, pero de ahí a considerarlo la reencarnación de unGuardián…Erademasiado.Apesardeello,unapartedesumenteestabaabiertaaaquelargumento.Sifueracierto,¿seríalaúnicaposibilidaddelaHumanidad?SibiensabíaquelaguerracontralaOrdenKariteasysusaliadospodíaganarse,¿cómoponerfinalaTierraNegra?
«ElEquilibrioseharoto.Lapiedradebeserprotegida».Desdeque laMadre lehabía comunicadoaquellaspalabras, era laprimera
vez que tenía ante sí una posibilidad, por remota que fuera, de cumplir suvoluntad. Al mismo tiempo, su mente regresaba una y otra vez al mismopensamiento:«¿quépuedohaceryo,entodocaso?».Empezabaasentirsemuypequeño,apesardetodosupoder,antelasfuerzasqueseestabanmoviendoasualrededor. Pensar que él tenía la clave para detener el avance del Daño orestablecer de alguna forma el Equilibrio le parecía excesivo. Le dabamiedosoloelpensarlo.
«¡Estásasustado!».Aquellosíqueeranuevoparaélynoencontróensuinteriorargumentosen
contra.Porprimeravezdesdequehabía tomadolasendadelDestinosesentíadesorientado,zarandeadoporlosacontecimientos,sinunrumboqueseguirysintenerlaabsolutacertezadeestarhaciendolocorrecto.
Pidióundesayunoabasedefrutas,panychorizo,todoregadoconcervezatibia. Cuando la comida llegaba a su mesa, un grupo de hombres bajó de laplantasuperiorentrerisotadas.EransieteysesentaronentornoaunagranmesaredondasituadacercadeladeÁrgoht.Subuenhumorcontrastabaconeltalantesombríodelhechicero.Parecíanmercenarios,perosupoquenoloerancuandoun octavo hombre bajó tras ellos, completamente ataviado de negro. Con lamano derecha se agarraba a la baranda de la escalera,mientras que la otra lallevabaocultaentrelastelasdelaropa,comosilallevaraprotegidadealgo.Porun momento le resultó familiar su rostro pero, sumido como estaba en suspensamientos, no le diomás importancia.A pesar de ello, llegó a preguntarsequéhacíansoldadosdelaOrdentanalsur,tanlejosdelacapitaldelreinoodelasbatallasquesedesarrollabaneneleste.
Árgoht siguió comiendo mientras trataba de apartar de su mente aquellas
nefastas reflexiones. Se distrajo trazando una ruta hacia Meledel, ciudad quehabíaelegidocomopróximodestinodesuspasos.Sinembargo,lasensacióndequeconocíaaaquelhombrenoseleibadelacabeza.Miróhaciaelgrupo,peroelsoldado,másaltoycorpulentoquelosdemás,sehabíasituadodeespaldasaél.Duranteunbuenratosededicóasucomida,aligualqueloskariteas.Elrestode comensales, escasos aún a aquella hora tan temprana, lanzaba discretasmiradasalgrupoconeltemorpintadoenlaspupilas.
Apesardehaberse incorporadoal comedormás tarde, el grupo se levantóantes, una vez terminado el ágape. El salón quedó, en comparación con sujolgorio,casiencompletosilencio.
ComosisumarchalehubierarecordadoaÁrgohtqueéltambiénteníaqueponerseenmovimiento,selevantó,recogiósuscosasypagólacomidaantesdesaliralsoldelamañana,yaaltoenelcielo.Unpocomáslejos,elgrupohabíatomadoelcaminoporelqueélhabíavenido,endirecciónaHipesenD’an.
ElúltimopensamientoquelesdedicóÁrgohtfuequenoparecíanperegrinosenbuscadepazespiritual.Terminódeajustar lascorreasdesusilla,montóenDanza y se puso en marcha en dirección norte. Pasaría por Hitreaas parareabastecerse y buscaría lamanerade cruzar lasmontañasOromon-oth, límitesurdel Imperio,sin tenerquepasarporFerrakis.Sieraciertoque laOrdensehabíainstaladoallí,talvezfueratemerarioatravesarsusdominios.
Alcompásde loscascosdeDanzaabandonandoelpobladoe internándoseenlallanuraquelorodeaba,ÁrgohtcomenzóadivagarsobrelaascensióndelaOrdenycómohabíapasadodeserungrupomarginalenterradoalasombradelaTorre de Mügero a controlar reinos enteros y tener un ejército capaz deconquistar Thera. ¿Qué habría pasado si no hubiera conseguido destruir aJerkal’im en la batalla de Talder? ¿O si no hubiera estado presente en elmomentoenelqueaquelsoldadodelaOrdenhabíatratadodecontrolarloconlapiedra y el medallón? Recordó al hombre que había perdido unamano en elintento…Losnombresempezabanadesaparecerdesumemoria.
En aquel momento recordó, como si un relámpago hubiera atravesado sumemoriayhubiera iluminadoel rostrodeaquelhombreque sehabíaquedadomancodelamanoizquierda.¡Lamanoizquierda!DetuvoaDanzaconuntirónde las riendas. El caballo corcoveó, sorprendido por la urgencia de la orden.Árgohtmiróhaciaatrás,tratandodedivisarellerteneoylovioallí,enloaltodelacantilado, dominando desde la altura el pueblo de El Paso. Había recordadoquién era el hombre de negro y dónde lo había visto antes. Del lerteneo se
elevabacontraelcielounacolumnadehumogris.TambiénrecordólaspalabrasquelehabíadichoGiqaxaquellamismamañana:«LaOrdenKariteaspretendeextinguircualquierotraluzquenosealaqueemitesudiososcuro»,habíadicho.TambiénsecolóensuspensamientoslavozdeCheen:«Kijl,sellamabaKijl».
Conunsuspiro,clavólostaconesypusoaDanzaalgalopedenuevohaciaHipesenD’an.
EllerteneoparecíaigualcuandoÁrgohtllegóhastaél,denoserporlapuertaderribada y la columna de humo que brotaba de uno de sus patios. El olor amaderaquemada llegabahasta sunariz.Suagudosentidodeloído lepermitióescuchargritosprocedentesdelinteriormientrasdescabalgabaydesenvainabaaÊralin.Sedetuvouninstanteypronuncióenvozbajaunaspalabras,unhechizodeprotecciónparasímismo.Noeragrancosa,peroleevitaríaeldañodeunaflecha sorpresa o un ataque por la espalda. Después, pronunció un nuevohechizo, casi rutinario.Suspupilasdesaparecieronde susojosy soloquedóelvioleta.Suvisióncambiómientrasbuscabamagianegra.Parasusorpresa,hallóun sutil rastro de ella, como una nube de polvo muy leve que revoloteabaalrededor de la puerta y se adentraba en el edificio.Alguienusabamagia allí,pero¿seríaunhechicero?Sinpensarlomásselanzóalacarrerahaciaelinteriordeledificiosiguiendoelrastromágico,queyaempezabaadisiparse.
Elinteriordeledificiosehabíaconvertidoenelcaos.Allípordondepasaba,el desorden reinaba, con muebles caídos, estatuas derribadas y cadáveres.Aquelloshombreshabíanentradoallíasangreyacero.Aceleróaunmáselpaso.Varioshombressecruzaronconél,corriendo,alentrarenunadelaspequeñastorres.Creyendoqueeraenemigo,cambiarondedirección,gritandoyhaciendoaspavientos.
Trasellosaparecierondoshombresdenegropersiguiéndolos.Ensusrostrosestabapintadalasatisfaccióndelzorroqueentraenelgallinero,deldepredadorquesabequenotienerivales.AquellasatisfaccióndesapareciócuandovieronaÁrgoht.Noesperabanencontraraunhombrearmadoydudaronunosinstantesantes de cargar contra él. El hechicero pronunció un hechizo rápido y alzó lamano ante sí. Una onda de energía los lanzó contra una pared cubierta deestanterías,quesedestrozaronconel impacto.Una lluviade libros losenterrópor un instante. Ambos se levantaron enseguida, más sorprendidos quedoloridos.Árgohtnoesperóuninstanteyselanzócontraellos,haciendobailaraÊralincomosituvieravidapropia.Elprimersoldadoalzósufilo,queseguíaensumano,paradetenerel tajovertical,peroestabaaturdidoysubrazoflaqueó,
por lo que solo pudo desviarlo. La espada cortó en el hombro, superando labarrera de cuero de la hombrera que llevaba. Árgoht cambió el cuerpo deposición y lanzó un tajo horizontal que desgarró su barriga. De inmediato seencaróconelsegundo,quehabíaperdidosuarmaconelgolpeyaúnintentabarecuperarse.Elmeledinocargóconfuriacontraél.
ÊralinhablabayÁrgohtcadadíaentendíamejorsuidioma.Lasensacióndesuperioridad y poder que le otorgaba, que tanto había repudiado las primerasvecesquelahabíablandido,hacíatiempoquehabíaempezadoagustarle.Nosedetuvoallorarporlosdoshombrescaídosantesdeseguiradelante.Elsonidodemueblesrotosygritoslerodeabaportodaspartes,peroélvolvióacentrarseenelrastrodepolvonegroqueconducía,medianteunaestrechaescalera,hastalaplantasuperior.
Eloloraquemadoeracadavezmásintenso.La Cazadora fue dejando un rastro de gotas rojas detrás de su portador.
Árgohtsentía lasangreinflamandosusvenas.Perdidatodaintencióndesigilo,echóacorrerescalerasarriba.Allí,elespectáculoeraaunpeor.Elpasilloenelque desembocaban los escalones estaba regado de cadáveres de ganetorei,algunos de ellos apenas alcanzaban la pubertad.Un hombre, de espaldas a él,remató a un anciano a sangre fría conuna espada corta.Después se agachóyempezóaregistrarelcadáver.
AquellorepugnóaÁrgohtcasimásqueelasesinatoensí.Losganetoreierangentepobreyhumilde.Robarleseramásruinqueasesinarles.Sindarleopciónadarse la vuelta,Árgoht se limitó a ensartarlopor la espalda.Sentía susbrazosmoversecomosinolepertenecierandeltodo,comosisumenteestuvieradandoórdenessinfiltromoralniprincipioalgunoquelepusieracoto.Árgohtsesentíamejor que nunca al ver el cuerpo del hombre desmadejarse y escupir sangremientrascaíaalsuelocomounfardo.
Nosedetuvoniuninstanteapensarenloquehabíahechoantesdeseguiradelante,pasandosobre loscuerposcaídos.En lashabitacionesa los ladosdelpasillohabíamásdesordenymásmuerte.Alfondo,unagranpuertadobledabaaccesoalsalónenelqueGiqaxsehabíareunidoconélaquellamismamañana.Elrastrodemagianegrallevabahastaallí.Amedidaqueseacercabacomenzóaescuchar voces procedentes del interior. La puerta estaba abierta. Con sumocuidado, se asomó lo mínimo necesario para echar un vistazo. Giqax y unaveintena más de hombres y jóvenes estaban acorralados contra la pared másalejada, Lavell entre ellos, vivo, para alivio de Árgoht. Ante ellos, los cuatro
soldados restantes les amenazaban con sus armas.En el centro, iluminadopordos grandes cristaleras situadas en las paredes laterales, estaba el manco queÁrgoht había reconocido como el hombre que había tratado de hacerse con elcontrol del talhom, elmismo que había liderado la destrucción deLotrain. ElhombrequehabíaasesinadoaEstëas.Kijl.Enélterminabaelrastrodemagia.
—Solo tendréis una oportunidad —estaba diciendo el hombre—. Noqueremosmataros si no es necesario.Renegad, aceptad aKares comovuestroúnicoDios,ynadiemásmoriráhoy.
Sinverlelacara,Árgohtsabíaqueestabamintiendo.Selimitabaajugarconsuspresas envezdematarlas sinmás.Eraundepredador, cruely salvaje.Noteníaintencióndedejarsaliranadieconvidadeallí.
—TúeresquienadoraaunfalsoDios,demonio—leespetóGiqax—.JamásrenunciaremosalamordeGan.Estamospreparadosparalamuerte.
Elhombrelanzóunacarcajada.—Mealegrodequeasísea.Árgohtaprovechóaquelmomentoparaentrarenelsalón.—¿Ytú,cobarde?¿Túloestás?—dijo,dirigiéndoseaKijl.Loscuatrohombressedieronlavueltaalavez,sorprendidos.Alverlemejor,
Árgoht supo que no se había equivocado. Era él. El muñón era ahora unagrotescamanometálicadecolornegro.
—¿Yaquiéntenemosaquí?UnmártirparalaespadadelviejoKijl—dijoelhombreconunasonrisacruel—.Unvaliente…
Deprontosumiradacambióysusojosseabrierondeparenparal tiempoquedabaunpasohaciaatrás.
—¡Tú!¡Noesposible!—Síqueloes.Enotrascircunstanciastediríaquetefueras,quelesdierasun
mensajeatusamos,perohoyno.Hoyvasapagarporloquehashecho.Elsoldadoriodenuevo,peroahorahabíatensiónensurisa,perdidapartede
suseguridad.—¿TodavíameguardasrencorporlaaventuritaquecompartimosenAngôr?—Veoque sigues siendouncobardequeasesina inocentesdesarmados.Al
menosestaveznosonmujeres.LasonrisadesapareciódelrostrodeKijlantesdequesumiradasefijaraen
lasangrequegoteabadelfilodeÊralin.—¿Quéhashecho?Árgoht esbozó una sonrisa. Supo que eran ellos quienes habían estado
destruyendolos lerteneosde todoel reino.Era laprimeravezqueencontrabanalgoparecidoaunaresistencia.
—Digamosquenovasarecibirrefuerzos.ElrostrodeKijlsepusoaúnmásserio.Árgohtpreparóunhechizo,dispuesto
a terminar con aquella pelea lo antes posible. Pero algo no iba bien. Cuandoterminóderecitarelhechizo,envoztanbajaquesoloélpodíaescucharlo,nadaocurrió. Trató de conectar con la Madre, pero la sentía tan lejana como lasestrellas.
Elsoldadoledirigióunasonrisa.—¿Tienes algún problema, brujo?—metió lamano en su camiseta y sacó
algo que llevaba colgado del cuello con una cadena. Era una sencilla piedranegra,nomásgrandequelauñadelpulgar—.¿Tegustaminuevojuguete?Algome decía, tras nuestro último encuentro, que no sería la última vez que nosveríamos.LepedíconsejoaÓrfedes,unodenuestrosGuardas.Mepreparóesteregalito.Dijoquemeprotegeríadeti.Lellevómesesprepararlo,peroahoraveoquefunciona.Notecreasquelasteníatodasconmigo…
Allíestabalafuentedelamagianegra.Árgohtsintiócomosileacabarandeecharunasogaalcuello.Tratódeconectardenuevoconsupoder,perono loconsiguió. Era como si tuviera de nuevo diez años, antes de que su magiaexplotaradentrodesí.TendríaquedefendersedecuatrohombresarmadossoloconÊralinenunespacioacotado.Mirómásalládesurival.Losganetoreinoleserviríandeayuda.Eranhombresdepazypocosabíandelaguerra.
Resignado,agarróconfuerzaaÊralinysedispusoaesperarelprimergolpe.
74
«CuandoelsacrificioeslosuficientementegrandeKares
nosoyedesdelasalturas».
Po’karatan,capítulotrece.Anónimo.
La excitación que había sentido Shera cuando el charco de sangre habíacomenzado a agitarse dio pronto paso a la decepción. No dejaba de mirarlo,ansiosaporverquéocurriría,quénuevomilagroibaapresenciar,peropasabaeltiempoylaactividadnopasabadeahí.Algoestabafallando.
—¿Quéocurre?—preguntóGioLahnoir,quesehabíaacercadohastaella—.¿Estoesnormal?
—Nolosé—dijoella,yeracierto—.Nosénada.Algofalla.LamentedelaMaestrasehabíadisparado,analizandounavezmástodoel
proceso, cada palabra y cada paso del ritual. Todo lo habían hechocorrectamente.Entoncessefijóenelpropiocharcodesangre.
—No es suficiente. La sangre no tiene poder suficiente para activar elprocesoporsímisma.
GioexhalóunsuspiroySherasintiócómotodoseveníaabajo,comosiconel aire que salía de los pulmones del maestro salieran también todas susesperanzas e ilusiones. Un susurro se extendió entre los presentes. Todosempezaban a desesperarse. Menos los Guardas, que seguían a lo suyo,
impertérritos,conelpoderrecorriendosusvenas.Entonces,Sheratuvounaidea.—¡Elpoder!—exclamósindarsecuentadequeestabahablandoenvozalta.Segiróeindicóaunodelosguardiasqueseacercara.—¿Quépretendes?—dijoGio.Sheraignoróasucompañeroylehablóalsoldado,cuyoarcolargoasomaba
porencimadesucabeza,mientrasanalizabaacadaunodelosGuardas.Porfin,sinningúncriteriorealparahacerlo,eligióyseñalóconeldedo.
—Ahí.Nofalles.El soldado entendió a la primera, cargó el arco, apuntó durante unos
segundosysoltólaflecha,quefueaclavarseenlaespaldadeGlimareas.Lavozdelbrujosequebróy,porunmomento,parecióqueelconjurofluctuaba.Perolos demás Guardas mantuvieron la concentración y elevaron el tono parasustituirlagargantaquefaltabamientrasveíanelcuerpodesucompañerocaeralbordedelcharco.Lasangreprocedentedesuspulmonesperforadossubióporlagargantayasomóporlaboca,manchandodecarmesísuslabiosydeteniéndoseallí,comosinoquisieraseguiravanzando.Sialgunodelosotrosbrujossehabíasorprendidoporelasesinato,nodiomuestrasdeello.
Sheraloveíatodocomosieltiemposehubieradetenidoasualrededor.Veíaaquellagotadesangreallí,clavadaenlacurvadeloslabiosydeseabasercapazdeempujarlaellamisma.
«¡Vamos!».Ylagotacayó.LasangredelGuardasemezclóconelresto.Elestallidode
energíaagitó loscabellosdetodoslospresentes.Lasvocesalzaronaunmáseltonodelritual.Laagitaciónenelcharcosemultiplicó.Desúbito,unchorrorojose alzó contra el cielo negro, empapando a losGuardas y salpicando en todasdirecciones.UnasgotascayeronenlamejilladeSheraypudosentirsucaloratravésdelapiel.Unzumbidolellenólosoídosobligándolaallevarselasmanosalacabezamientraselsuelocomenzabaaretumbar.Lasrocasdelanfiteatroseresquebrajaronyempezaronacaerenalud,loqueobligóalosallíapostadosasaltarparanoacabaraplastados.DosdelosguardiasyelmaestroTredesfuerongolpeados y cayeron al suelo como fardos inútiles. Shera pudo quitarse delcamino de las piedras justo a tiempo mientras los cuerpos caídos eransepultados.Eltemblor,lejosdemitigarse,aumentaba.
Los Guardas no se habían movido del sitio y seguían con la letanía,impertérritos, subiendo lavozpara imponersealestruendoque los rodeaba.Elcharco era un hervidero de actividad y todos ellos estaban bañados en sangre
caliente que, al contacto con el aire frío dejaba estelas de vapor en la noche,dándolesa todoselloselaspectodegrandespirashumeantesque reflejabanelcolornaranjadelasantorchas.
Sheraserecuperóatiempodevercómoelsuelosequebrababajoellos.Elpánicoamenazabaconapoderarsedesuánimo,peroloteníaaferradocomoaunperrorabiosoparaevitarquetomaraelcontroldesuspiernasyseecharaacorrersin mirar atrás. Enormes grietas se abrieron bajo sus pies haciendo caer aalgunosdelosacólitosysirvientesquenohabíanhuidoaún.
«Karesquieremássangre»—pensóShera.Empezóareíracarcajadasenunataque de locura mientras el caos se desataba a su alrededor. Las grietas seextendieronen todasdirecciones,pero losGuardas seguíana lo suyo.El cielocomenzóacrepitar,a romperseenmilesderayosyrelámpagosquenoveníanacompañados de truenos. Shera miró hacia arriba y creyó ver una sombragigantescapasarantelaluzdelaluna.
«¡Balgakul!».Se puso en pie y corrió hacia el puntomás lejano del círculo tratando de
discernir de nuevo aquella sombra, pero se había perdido en la noche. Encambio,viocómolasgrietasseguíanavanzando,algunasdeellasendirecciónaFerris.
LamaestraregresósuatenciónalcírculodeGuardasatiempodevercómoelcharcodesangresehundíaanteellos,haciéndoseaúnmásgrandeyobligandoalosbrujosaretirarse.Laletaníasedetuvo,peroSheraestabaseguradequeyahabían hecho lo que había de hacerse. El agujero siguió creciendo yabombándosehaciaarriba,comosialgoenorme loestuvieraempujandodesdeabajo.Todos lospresentescorrieronaponerseasalvo, lomás lejosposibledeaquellugar.Ylohicieronjustoatiempo.Delcentrodelagujerosurgióunamanogigantesca. Los gritos de pánico se sucedieron a su alrededor, pero Shera nopodíadejardemirarloquehabíanlogrado.
Tras lamano,unbrazo,unhombroyunacabeza tangrandecomo todoelanfiteatronatural, del quenadaquedabaya.El restodel cuerpodeun enormetitánsurgiódelatierra.Supielestabacuarteadaypodrida.Ensurostro,losojosestaban fuera de sus cuencas, gangrenados. Todo él se mostraba marchito ydecadente, como si fuera un cadáver en descomposición que hubiera sidoobligado a ponerse en pie por medio de las más oscuras artes. Cuando huboterminadodesalirdelatierra,Sheratuvoquemirarmuyporencimadesíparapoderabarcaratodalacriatura.Debíamedirveintepasosdealtura.
Serecompusolomejorquepudoygritó:—¡Galakazar’sa!¡Bienvenidodenuevo!Eltitánbajólamiradahacialamaestra.Sheratembló,perologróreponersea
pesardesentirseinsignificanteenpresenciadeaquellagloriosaaberración.—¡Yoteheinvocado!Comorespuesta,elmonstruoalzólacabezay,abriendounabocaplagadade
dientes ennegrecidos y puntiagudos, lanzó un rugido a la noche, tan brutal einhumanoqueShera tuvoque cubrirse los oídos.Después, alzó ungigantescopiehaciaellacon laclara intencióndepisarla,aplastarlacontrael suelocomoellamismaharíaconcualquierinsectomolesto.
El hedor de aquella carne renacida iba a hacerla vomitar antes de morir.Shera se cubrió la cabeza con las manos de manera instintiva, encogiéndosesobresímismaenprevisióndelgolpe.
AlgodetuvoalgiganteenelinstanteprevioaacabarconlavidadeSheradelaformamásridículaqueselepodíaocurrir.Elrostrodelacriaturacambiódeexpresión, como si de alguna forma encontrara en ella algún tipo de perversoreconocimiento.Apoyóelpieaescasometroymediodeella,hundiendoelsueloconsupesoyhaciéndolacaer.Sumiradasedesviódenuevo,comosianalizaraelentornoquelorodeaba,hastaquesusojossefijaronenFerris.Alinstante,sedirigíahaciaallíagrandeszancadas.Sheratardóvariosminutosenrecuperarsede la impresión.Estabasucia,agotadayaterrada,peroalmismotiemposentíauna excitación que no había experimentado en toda su existencia. ¡Habíadespertadoa losHijosdeKares!Solohabíavistoados,peroestabaseguradequelosdemástambiénhabíanregresado.Losentíaenelcorazón.
Habíatenidoéxito,contratodopronóstico.Ellalohabíaconseguido.HabíaejecutadolapalabradeKares.
En aquel momento de gloria y fervor, su estómago dio un vuelco. SheraAnte’i,queenelfuturoseríareconocidacomolamásgrandedelosMaestrosdelaOrdenKariteas,aquellacapazdehablardirectamenteconÉl,vomitóentresuspiescubiertosdebarroysangre.
75
«Enocasiones,darungolpesobrelamesaeslaúnicaforma
dehacerseoír».
EllibrodeGan,Citas,variosautores.
Elprimergolpevinodesuderecha.Unode los soldadosse lanzóaporél sinprevioaviso.Árgohtesquivóyrespondióconviolencia,aprovechandolasllamasqueÊralinintroducíaensusvenas.Diounpasoadelanteyempujóasurivalaretrocederconunaestocadalateralqueleobligóahacerunquiebrocomplicado.Con la mano libre, lanzó un puñetazo contra la nariz del soldado. Sintió loshuesos rompiéndose bajo sus nudillos. Eufórico como estaba, apenas sintió elcrujido de sus propios huesos. Se giró a tiempo de desviar el golpe de unsegundo atacante. Kijl se reservaba para el final, para dar el golpe de gracia.Giraba alrededor del combate con intención de situarse ante la puerta.Queríabloquearlelaúnicasalida.
Elsegundorivallesometióaunalluviadegolpesqueapenasteníaocasiónde desviar demalamanera. Eramás grande y fuerte que él. Solo un pequeñoerror le permitió lanzarle una patada que impactó en su rodilla izquierda.Aunquenorompióelhueso,eldolorfuesuficientecomoparadarleunrespiroypermitirle volver a levantar su guardia. El tercer soldado se ponía ya enmovimiento también. Aquello iba a terminar pronto. Árgoht intentó de nuevo
lanzarunhechizo,denuevosinéxito.ConKijltancerca,eraimposible.Danzóporelsalóncomopudo,golpeandoyesquivando,hastaqueuntajoledioenelbrazoizquierdo,provocándoleunlatigazodedolorquelerecorriólaextremidady le llegó hasta el cuello. Uno de los hombres se acercó, acero en mano,dispuestoacontinuarelbaile.
Un alarido resonó en aquel momento, levantando ecos en todo el salón.Parecíaungritodeguerra,aunquelanzadoporunagargantaextrañamentejoven.Lavellsecolgódelcuellodelsoldadoque,sorprendidopor laespalda,soltóelarmaparaintentarquitarseaquellamolestiadeencima.Comosirespondieranauna señal premeditada, los demásganetorei se lanzaron al ataque.Eranveintecontratres.SoloconsuspuñosypieslograronreducirenapenasunosinstantesalosdossoldadosqueseenfrentabanaÁrgoht.
Giqax,consuenormecuerpo,fueelquegolpeómásduro,dejandoaunodeellosinconscientedeuncerteropuñetazoenelmentón.
—Basta—dijocuandosoloquedabaKijlenpie—.Hermanos,basta.Elpriorestabasudandoportodoslosporosdesucuerpo.Latemperaturaen
el salón había subido varios grados.Kijl también sudaba. La sonrisa se habíaborrado por completo de sus labios. Ahora no se enfrentaba a un hombrearmado, sino a una veintena de hombresmuy enfadados. No había que tenermuchas luces para saber que tenía todas las de perder. Dio unos pasos a suderecha.
—Ríndete—ledijoÁrgoht, tratandode recuperarelalientocondificultad.Aúnintentabarecuperarsedelaimpresión.Silosganetoreinosehubieranunidoalapelea…Noqueríanipensarlo.
—Sabesqueestonovaaquedarasí,brujo.—Paratisí.Todoterminaaquí.—ÁrgohtleapuntóconÊralin—.Entrégate
ytedejaremosvivir.Kijl riodenuevoysuscarcajadassonaroncomolanieveenplenoverano:
fueradelugar.GiqaxmiróaÁrgohtsinsaberquéhaceracontinuación.Kijldiodospasosmáshaciasuderecha.Elsol,entrandoporlagrancristaleraqueahoraquedabaasuespalda,loconvertíaenapenasunasiluetanegrapintadacontralapared.
—NadaterminahastaqueKaresasílodicta.SindaraÁrgoht tiempoapara reaccionar,Kijl sedio lavueltay se lanzó
contra la cristalera, destrozando las infinitas facetasmulticolores de siglos deantigüedad.Árgohtseabalanzócontraelhueco.Kijlhabíacaídodospisosmás
abajoyyacorríaporelpatio,cojeandodelpiederecho,endirecciónalasalida.No tenía sentido ir tras él. En unos segundos ya montaba en su caballo ycabalgabaatodogalopeendirecciónalpueblo.
—No se detendrá allí—dijo Giqax situándose a su lado—. Llegará hastaFerris.Estovaatraerconsecuencias.Muchasconsecuenciasparanosotros.
—Debéisiros.Ahora.—Notenemosadóndeir.—Esono importa.Buscad refugio, idaDertiesoacualquierotrositio.La
próximavezqueesehombreaparezcaporaquí,reduciráeledificioacenizas.—¿Yquémedecísdevos?Árgohtmiróalganetoreisincomprender.—Informará sobrevos.Osperseguiránhastael findelmundo.Debéis iros
ya.Eracierto.SihastaaquelmomentoSheraAnte’ihabíamostradopocointerés
enél, talvezahora fueradiferente.Algoen su interior ledecíaque saldríanacazarlodesdequetuvierannoticiadeaquelepisodio.
Asintióconlacabeza.—YtellevarásaLavellcontigo.Prescindir del tratamiento de cortesía les dio aún más intensidad a las
palabrasdeGiqa.—No.—Nosotrosnosvamosaconvertirenproscritos.Nosdaráncazacomoati.
Nuestrasalvaciónesdesperdigarnos,perosomosmuyconocidos.Acabaránconnosotros.ÉlmereceunaoportunidaddecumplirconlaProfecía.Teloruego.Enestos días oscuros que nos ha tocado vivir este niño es un rayo de sol queatraviesa las sombras. Y tú debes erigirte como su defensor. Eres su únicaoportunidad, laúltimaesperanzadesalvaciónpara todos.Debesconvertirteenadaliddelaluz.
Aquellaspalabrasprovocaronun escalofrío en su interior, sacudiendo todosuser.
Unrecuerdoinvadiósumente,unaimagendesucautiverioenMügero.LaMadresehabíaaparecidoanteélydesuslabiosinmóvileshabíanbrotadounaspalabras:«Árgoht…Adalid…».
Lorecordócomosihubieraocurridoaquelmismodíay,depronto,dealgunaforma,supoqueestabaviviendounaClave.Enaquelinstante.Enaquelprecisomomento. De lo que decidiera a continuación podía depender su Destino y
quizáseldestinodemuchosotrosasualrededor.Nuncaanteshabíasentidoelpesodesusdecisionescontantaintensidadcomoenaquellaocasión.LeparecióqueeltiemposedeteníaasualrededormientraslamiradadeGiqaxseclavabaenél,ansiosoporunarespuesta.
«Debesconvertirteenadaliddelaluz».«Árgoht…Adalid…».«¿Esaqueleldestinoquetienesreservadoparamí,Madre?¿Esaquídonde
todo comienza o donde todo termina? ¿Tiene esto algún sentido?». Recordótambiénlaescenavividaenelgehvaal,semanasatrás.Laniñajuntoalacamaenla que Lavell había venido al mundo, como si su presencia allí no tuvierainfinidaddeinterpretacionesyrepercusiones.Aquelniñoeraespecial.
LavozdeGiqaxlosacódesuscavilaciones.—LavellmehadichoquevasaMeledel.EncuentraaHikdasTorlaria.Sabe
másquenadiesobrelaProfecía.Sialguientepuedeayudar,esella.Giqaxhabíavistoenélalgoqueélaúnnohabíaencontradoensímismoy
supo entonces que había tomado una decisión.Árgoht bajó lamirada hacia elniño,situadoasuladoconlarespiraciónagitadaylosmofletessuciosdehollín,quelomirabaasuvezmuyserio,conscientedelarelevanciadeaquelinstantedeincertidumbre.Lotuvoclaroporfin.
—Asísea.
76
«ParatodoslospresentesenlabatalladeAlasân,aquello
fueelfinaldetodaslascosas».
HistoriavivadeAngôr,capítulocuarentaydos,Markusde
Lárgaran.
FertenandPolshyHertadeGresnotuvierontiempodellorarlamuertedePreasMor,aunquehorasdespuésaúnlesdurabalaconmoción.Larabiapornohaberpodidosabermásantesdequelaasesinasesuicidaraaúnreconcomíaalsoldado.Necesitabasaberquiénlahabíaenviado,porquéhabíahechoalgocomoaquello.TratódehacermemoriaynoencontróunmomentoenelqueElhanoestuvierapresente junto a Preas. Él la había traído consigo desdeAngôr, por lo que laOrdenKariteasdebíadehaberlainfiltradotiempoatrás,losuficientecomoparaquesehubieraganadosuconfianzaysituadosuficientementecercacomoparatenerunaocasióndehacerloquehizo.CuandocompartióaquellareflexiónconHerta,lamujermiróentodasdirecciones.
—¿Yaquí?SisehanintroducidoenlaalcobadePreasesquepuedenestarencualquierparte.
Fertenandaúnnosehabíadetenidoapensarenello,peroeracierto.Aquellocambiaba las reglas del juego. Ahora cualquiera de sus conocidos, de sushombresdeconfianza,podíaserunodeellos,infiltradoyesperandoelmomento
oportunoparadarelgolpedegracia.—Han elegido bien el momento—comentó Herta mientras observaban el
cuerpodelreydeAngôr—.Perdemosunimportantebaluarte.Habían retirado el cadáver y lo habían depositado en una sala de uso
exclusivo de la familia Hosvas, sobre una recia mesa de madera, hasta quetuvieranocasióndelavarelcuerpoyrendirleelmerecidohomenaje.LaespadaAngustias reposaba en su pecho, como si pudiera protegerle de cualquier otromal.
ComoparareforzarlaspalabrasdeHerta,labatallasereanudóunahoramástarde, con la noche ya cerrada sobre ellos. Los hombres de Preas, con losPiqueros resituadosal frente, semostrabanconfusosydesorientados,comounbarco a la deriva que hubiera perdido la referencia del faro. La mala noticiahabíacorridoporelfrentecomollevadaporelvientoylacadenademandosehabía resquebrajado,por loqueHertanoconseguíahacer llegar lasórdenesalfrenteconlaceleridadsuficiente.
Aunasí,apesardellevartodoeldíacombatiendo,losdefensoresdelAbrigomantenían la posición. Las bajas eran ya incontables y las pilas de cadáveresretiradosdelcampodebatallaeranmontañasalospiesdelasmurallas.Eraunespectáculo horrible. Pero si las fuerzas de la coalición daban muestras deempezar a fallar, el ejército de la Orden parecía multiplicarse por momentos.Más y más efectivos llegaban al frente, más bestias inhumanas. Pero sushombres seguían en pie. Si aguantaban un poco más, si lograban llegar confuerzashastaelamanecer,lanuevaluzsepondríadesuparte.Fertenandestabasegurodeello.Enalgúnmomentosusenemigosempezaríanaflaquear.
Lasbajasenelcampodebatallaeranreforzadasconhombresdelasmurallasyvariosbatalloneshabíantenidoquesalirdelaciudadparacubriralgúnsectormásdebilitado.Deestaformahabíanconseguidoevitarquelasbestiasllegaran,de momento, a los muros. Les gustaba pensar que los comandantes de aquelejército oscuro se sentían frustrados con la resistencia que el Abrigo estabamostrando.Otalvezno.Loúnicoquepodíanhacereraseguiraguantandohastaquesusbrazosnofuerancapacesdesostenermássusarmas.Sielloscaían, loharía todo el reino deMarder, lo que a su vez abriría a laOrdenKariteas laspuertas del este del continente. Si ellos caían solo el difuminado ImperioMeledinoevitaríaquesehicierancontodoKisea.
Elamanecer llegó,despuéselmediodía,ysushombresaúnaguantaban.Elagotamientosepintabayaensusrostros.DelastropasdePreassoloquedaban
uncentenardePiqueros.Sinsulíder,habíancedidoconfacilidad.¿CuántosdeaquelloshombressehabíanunidoalAbrigoparalucharjuntoalaEstrelladelaMañana?¿Quéhabríapasadoporsuscabezasalveralúnicohombrequehabíavencidoa laOrden, suguíay su líder, caerdesde lamuralla, asesinadopor laespalda,atraición?
«Yomehabríalargadodeaquíatodaprisa»—pensóFertenand.Elmediodíadiopasoalatardecer.Elmuroseguíaaguantandoysus tropas
lograban reagruparse de nuevo. Los escudos estaban quebrados; las espadas,melladasyloscorazones,rotos;perolaOrdennohabíaconseguidorompersusfilasaún.Fertenandsesintióhenchidodeorgulloy,depronto,supoqueibanaganar,quelaOrdenseromperíaantesqueellos.ElespíritudePreasestabaasulado,peleandoenel campodebatalla con lavalíade cienhombres.Nohabíaotraexplicación.Supropioagotamientoempezabaapasarlefacturaenelánimo,perosesacudíadeencimaelabatimientocomopodía.
—Sí,vamosaganarestabatalla—dijo,sindarsecuentadequepensabaenvozalta.
Herta,asulado,lomiróconunagransonrisaensuslabios.—¡Sí!Perolasonrisaseborródesuslabiosalvolveramiraralcampodebatalla.
Unasombrahabíaocultadoelsoldelocaso.Fertenandtambiénsehabíaquedadosinhabla.Desdeladistanciaeradifícildistinguirlosdetalles,peroeraindudablequealgoasomabaporeloeste.
—PorGan,¿quédemonioseseso?Cuatrosiluetasgigantescasserecortabancontraelsol,tangrandesqueeran
inconcebibles.Fertenandtuvoquefrotarselosojosparadarsecuentadequenoeranunaalucinación,unespejismodesucerebrocansado.
Ungigante,másaltoqueelmásaltodelosárboles.Asulado,loqueparecíaserunaserpientedeun tamañoabsolutamente imposible,casi tanaltacomoeltitán. En el cielo, una bestia alada se sostenía en el aire, toda púas yprotuberancias,visibles inclusodesdeaquelladistancia.Trasellos,unasombraentre las sombras, comosi fueraun torbellinodepolvonegro, sostenidoenelaireporalgúnextrañomisteriodelaexistencia.
Fertenand era un hombre piadoso. Su mente no era capaz de concebir laexistenciadeaquellosmonstruos.Sindarse cuentade loquehacía comenzóatrazarsobresupecholamuescadeproteccióndeGan.
—Estamos perdidos —musitó Herta a su lado, con la boca abierta de la
estupefacción.Yenaquelmomento,Fertenandsupoqueeracierto.Todohabíaterminado.Desupechosedesvaneciótodaesperanza.
77
«Hayocasionesparaeltedioyocasionesparaelrevuelo».
Dichopopular.
EnEreth todoelmundodormíaplácidamente.Aunque seescuchaban rumoresde guerra y en las posadas se comentaban cosas horribles que estabansucediendoeneleste,nadieconsiderabaquetodasaquellasnoticiastuvieranquever con ellos, todos creían que aquella batalla debían librarla otros. Después,regresabanasuscasasjuntoasusfamiliasydormíanapiernasuelta.
Perohabíaunospocosalosquenolesestabaresultandotanfácilconciliarelsueño.Enunsalóncasiaoscurasenplenanoche,conunachimeneacomoúnicafuente de luz y calor, seis personas se habían desvelado con la última noticiallegadadelaguerradeMarder.Elabatimientoera talqueni lascopasdevinoque había ante ellos, en una pequeña mesa camilla, les levantaban el ánimo.Estaban sentados en sillones, algunos individuales, otros de varias plazas,tratandodeanalizar el futuro,de encontrar algunapistaque les indicara cómoseguiradelante.
—Debimoshacercasoalhechicero—dijoAtrishasindejardemirar,aunquesinverla,lacopaqueteníaenlamano.
—No estoymuy segura de eso—contestó Loena, poniéndose en pie para
estirarlaspiernas,demasiadoinquietaparapermanecersentada.Kleinantratódeagarrarsumano,peronopudo.Suánimonoeramuchomejor.
Lanota,abandonadajuntoalajarradevinoenlamesita,habíatraídolapeordelasnoticias:labatalladeAlasânhabíaterminadodelapeorformaposible.ElejércitodelAbrigohabíasidoderrotadoylaciudad,destruida.Tambiénhablabadelairadelosdioses,decuatrofigurasdepesadillaquedestruíantodoasupasoy que, cuando hubieron terminado su tarea, se desperdigaron a los cuatrovientos.Ensuestelasoloquedabasangre,muerteydestrucción.
—Sihubiéramosenviado tropasaesabatalla tambiénhabríancaído—dijoKleinan.
—Es posible —habló de nuevo Atrisha—, pero no tendría en el alma lasensacióndetraiciónquemeatormenta.
—¿Qué podría haber hecho nuestro humilde ejército contra esas criaturasque describe la carta? —ahora fue Theronar el que intervino—. HabríamosenviadoaesoshombresalamuerteyahoraErethestaríadesprotegido.
—Esposiblequelopeorestéporllegar—dijoCheen,porprimeravez—.Talvezhaya sidoungolpe de suerte el haber tomado esta decisión.Nosharemosfuertesaquíytodoelquequieraconquistarnostendráquesudarsangre.
Todos guardaron silencio de nuevo, sabiendo que era lo único que podíanhacer.Ahora no había nadie a quien enviar refuerzos, no había cabecillas querecibieranasustropas.Elestesehabíaconvertidoenunenormesilenciodesdeque,habíallegadolanotanefasta.
—Desdeluego—dijoCheenponiéndosetambiénenpie—,aquísentadosnovamos a lograr nada.Cerraremos las fronteras, tanto por tierra comopormar.Erethseráunlugarinaccesibleapartirdeestemomento.Cualquiernoerethianoseráconsideradoenemigoenprimerainstancia.Nopodemosfiarnosdenadieapartirdeahora.Sitenemosqueresistir,loharemoscontodasnuestrasfuerzas.
—De acuerdo. —Con un gesto, Atrisha hizo pasar a Shernan Kröll, queesperabaalotroladodelapuerta—.Shernan,apartirdeesteinstantesedecretael estado de emergencia. Cierra las fronteras, arma a todo hombre capaz deportar una espada y refuerza los puestos fronterizos. Nadie está autorizado aentrarosalirdelreinoyelcomercioquedarestringido.
—Asísehará,Majestad.Shernansedio lavueltaparamarcharsey,antesdeque llegaraa lapuerta,
Atrishalointerrumpió.—Shernan.A todos los efectos consideraqueestamosenguerra.Actúa en
consecuencia.Shernantardóunosinstantesenasimilarlanuevaorden.Porfin,asintiócon
lacabezaysaliódelsalónensombras.Susfirmespasosresonaronenelpasilloaúnunratodespuésdehaberseido.
Atrisha soltóun sonoro suspiroydijo, sindarse cuentadequehablaba envozalta.
—QueGanseapiadedenosotros.
EPÍLOGO
Kendar Olst estaba al límite de sus fuerzas. Su antorcha agonizaba ya en sumanosudorosaysucorazónnoconseguíarecuperarsuritmonormal.Albordedelagotamiento, sehabía sentadoen laoscuridad,completamenteperdido trascorrerduranteloquelehabíaparecidounaeternidadsinsaberhaciadóndeiba.Aquellostúnelesnaturales,nuevosparaél,girabanysecontorneaban,porloquelehabíasidoimposibleorientarseotratarderecordarelcaminorecorrido.Sentíaelcuerpodoloridoporlosgolpesquesehabíadadocontralossalientesrocososensualocadahuida.Almenos,habíadejadodeescucharlospasosasuespalda.Graciasaqueeranmenudosypatizambos,él eramáságilyveloz,por loquehabía podido dejarlos atrás con facilidad. Pero el precio que había tenido quepagarhabíasidodemasiadoalto:estabaperdidoenelinteriordelamontaña,conunúnicoodredeaguaysincomida.
Tratóderecuperarlacalmaeintentartomarladecisiónadecuadarespectoalsiguiente paso que debía dar. Miró hacia los lados, pero nada de lo que lerodeabaleresultabafamiliar.Estabaperdidoyviviendounadelasmásterriblespesadillasquecualquiermineropuede tener:quedarsebajo tierrasinsaberpordóndesalir.Sitomabaladirecciónequivocadapodíainternarsemásymásenlamontañahastamorirdehambreysed,soloyenlaoscuridad.
Sintió cómo las lágrimas intentaban invadir sus ojos y no hizo ademán deevitarlas.Desuscompañerosnosabíanada.Habíaoídogritosdurantesucarrera,
peronopodíasabersiproveníandesusamigosodelospequeñosseresqueleshabían atacado. No era consciente del momento en el que había dejado detenerlosasuespalda.Sintiólatentacióndegritarsusnombres,perosecontuvo.Nosolopodíaalertardesuposición,sinoquepodíaprovocarunderrumbe.
Tras un buen rato sin saber qué hacer, atenazado por el miedo y laincertidumbre, decidió que allí sentado no lograría nada. Cogió aireprofundamenteyrecuperópartedesuenterezahabitual.Sesintióavergonzadopor haber huido, dejando atrás a sus compañeros a pesar de saber que elloshabían hecho igual, por mucho que después se hubieran separado durante lahuida.Sepusoenpieytratódedistinguiralgo,cualquiercosaqueledieraunapistasobrequécaminoescogeralaexigualuzdelaantorcha.
Por fin, se encogió de hombros y concluyó que izquierda o derecha dabaigual.Losdoscaminospodíanserigualdebuenosoigualdemalos.Tomóhacialaderecha.
Nopodíasabercuántotiempollevabacaminandocasienlaoscuridad,peroestuvoapuntodeterminarelaguadelodre.Laantorchaeraapenasunrecuerdoyelcaloreracadavezmássofocantecuandoescuchódenuevoruidosfrenteaél.Trastantotiempoenelmáscompletosilencio,inclusoaquelsonido,comodecientosdearañasfrotándoseentresí,leparecióunmilagro.Almenosledabauncamino a seguir. Apretó el paso, esquivando las prominencias rocosas queparecíanquererquebrarle lacabezaalmenordespiste,hastaqueunresplandoriluminó la galería un poco más adelante. Con un suspiro, soltó la antorcha,muerta ya, y se dirigió hacia la luz. Tuvo que frenar en seco para no caersecuandolapiedraseterminódeprontobajosuspies.Anteél,muchosmetrosmásabajo,seabríaunaenormecavernanatural,detechoscubiertosdeestalactitasyhumedad.Enel fondo,unpequeño río subterráneopartíaporel centro toda laoquedad.Peronoeraelríoelqueemitíaelsonidoquehabíaescuchadosinoloscientos,milesdecriaturas,igualesalasquelehabíanatacado,queatestabanelsuelo, sacudiéndose presa de una extraña agitación. En el centro, sobre unpromontoriorocoso,unhombrevestidoconunalargatúnicanegraalzabahaciael techo lo que parecía ser un cayado de madera mientras gritaba extrañaspalabrasqueelecodelacavernahacíallegarhastaKendar.
Enrespuesta,losseresgritaronextasiadosysuexcitaciónsemultiplicó.Kendar sintió sus piernas flaquear y se dejó caer arrastrando la espalda
contra la pared de la galería mientras las lágrimas empapaban sus mejillascurtidas.Solohabíapodidoentenderunapalabradeentrelaspronunciadasporel
hombredenegro, unapalabraquepodíadestruir todo sumundo, todo aquelloporloquehabíaluchadoalolargodesuvida.Unapalabracuyameramenciónleponíalosvellosdepunta.
«Guerra».
AGRADECIMIENTOS
José Gabriel Espinosa y su exquisito ojo para recrear a mi hechicero hanconseguido que la portada deAdalid sea aún mejor que todas las anteriores.Graciasportuvisiónyentusiasmo.
Pues aquí estamos de nuevo, querido lector. Si eres de los fieles, quizásllevassiguiendomispasosunbuentiempo.Sieresdelosnuevos,bienvenidoaThera.Elcasoesqueaquíestoydenuevo, tratandodeencontrar lamaneradeagradecer a cuántos han aportado su granito de arena a que esta novela hayallegadoabuenfindelamejormaneraposiblesinresultarrepetitivoocansino.
Yesque,concadanuevolibro,cadanuevoproyecto,sonmáslaspersonasque,deunaformauotra,participandeestecaminomío.
Aunquenormalmente lo dejo para el final, amodode colofón, esta vez tevoyamencionarati,lector,antesqueatodoslosdemás.Enunaépocaenlaquelasmesasdelaslibreríasestánarebosardenovedades,enlaquehaycientosdeexquisiteces literarias a las quehincarles el diente, que hayas escogidoAdalidcomocompañíadetusratosdeocioesunorgulloyunhonorquenuncapodréagradecertelosuficiente.Gracias.
Mi familia siempreme ha apoyado en esta locuramía de la literatura.Ni,Hermi,mipareja,nimispadres,mihermanoomishermanas,mehan tomadonunca por loco, han llamado a las autoridades ni me han puesto medicacióncuandomehededicadoacontarlescosasdemisnuevosproyectosounnuevogiroparaunahistoria.Yesoesdeagradecer.Graciasatodos.
LeandroPintoharesultadoser,nosolounbuenamigo,sinoun lectorceroimplacable y generoso.Gracias por encontrar un hueco en tu apretada agendaparaleerestemanuscritoymejorarlocontusideasycomentarios.Algoparecidodigodemipadre,Ángel,quientambiéntuvoabienatreverseairaTheracuando
esteviajeeraaúnincierto.Élviocosasqueotrospasamosporalto.GerardoMedina ha vuelto a poner toda la carne en el asador para que el
textofinalesté lomáspulidoyperfectoposible.Susconocimientoshanhechocrecertantoalanovelacomoasuautor.Gracias.
Jorge Liria, editor de Mercurio Editorial, ha conseguido que, cuando mesientoanteelordenador,tengaunobjetivoclaromásalládeldisfrutedeescribir.Élmehadado la tranquilidaddeque lasaventurasdeÁrgohtvanaver la luzhastaelfinal.Graciasportuapoyoyconfianza.
Sonmuchos los amigosy amigasque, con cada comentario, cada frasedeapoyoo,sencillamente,mostrandosuentusiasmoconcadapequeñanoticiaquehe podido ir adelantando sobre este libro, me han ido dando alas para seguiradelante, para volar cada vez más alto y más valiente. Ellos, directa oindirectamente, también han aportado lo suyo. Mencionarlos a todos seríainjusto,porqueescasiseguroquealguiensemequedaríafuera,asíqueconestefuerteabrazometafóricoesperoabarcarlosa todos.Ustedessabenquiénesson.Graciasatodos.
LasiguienteparadaesU’rkoan,elpuntoyfinaldelasaventurasdeÁrgohtylabúsquedadesuDestino.Esperoverlesallípronto.
¡Graciasporestarahí!
PERSONAJESPRESENTESENADALID
LAORDENKARITEAS
SheraAnte’i:maestraKariteiymiembrodelConsejoKariteas.
Bester:acólitodelaOrdenenArkame.
GioLahnoir:maestroKariteiymiembrodelConsejoKariteas.
Otrex Mestar: maestro Karitei y el miembro más veterano del Consejo
Kariteas.
Almina:sirvientapersonaldeSheraAnte’i.
HikolDuntas:gobernadordeFerrakis.
Kilnárion: heraldo del consejo Kariteas y asistente personal del Ser
Supremo.
Tredes:maestroKariteiymiembrodelconsejoKariteas.
La Guarda Arcana: Órfedes, Jikeon Artaggar, Hirde Gatart, Glimareas
Bok,GaeanadeLortis,FergoViatis,HokijioGra’OndoryLornaGontaradan.
SeñorKerwes:verdugo,torturadoryencargadodelacreacióndelosgorgs.
Kijl:soldadodelaOrdenKariteas.
CalderPik:miembrodelConsejodelreyPreas.
ArchiboldMor:gobernadordelaciudadeladeArthas.PrimodelreyPreas.
FesArniö:funcionariodelgobiernodeEmh.
Getsa:sirvientapersonaldeOfestesFeder.
ArtorMirto:jefedelaguardiadeTalder’anymiembrodelosPiquerosde
Fairard.MiembrodelConsejodeTalder.
Cledas de Targ: encargada de las cuentas de la ciudad de Talder’an.
MiembrodelConsejodeTalder.
Kirian:mayordomoysirvientepersonaldelosreyesPreasyUlea.
Elha:asistentapersonaldePreasMor.
Holis:soldadoalfrentedelCercodeMügero.
Hewes:Minero,compañerodeequipodeKendarOlst.
Bauscas:Minero,compañerodeequipodeKendarOlst.
Kler:exploradoralserviciodePreasMor.
FertenandPolsh: caballero representante del reino de Tilkas. Sobrino de
AulerPolsh.
Lorca:capitánalasórdenesdeFertenandPolsh.
Ren:capitánalasórdenesdeFertenandPolsh.
HostarHosvas:reydeMarder.
Jhudeeres:mayordomodeHostarHosvas.
Cerio:sargentodelejércitodeAngôr.
ANGÔRYELABRIGODEGAN
PreasMor:reydeAngôr.LaEstrelladelaMañana.
Ulea:reinadeAngôr.EsposadePreasMor.
Hamsed:protectordelastierrasdelsur.
HertadeGres:autoproclamadaSeñoradelasTribusdelnorte.Seconvierte
enmiembrodealtorangodelejércitodeAngôr.
KendarOlst:mineroenlaciudaddeEmh.
OfestesFeder:gobernadordeTalder’an.
Tizo: comandante del ejército de Angôr y miembro del Consejo del rey
Preas.
Pigreas: antiguo cocinero de la fortaleza D’Gor y ahora miembro del
ConsejodelreyPreas.
DESIERTODESALYÄRGUFAL
ÁrgohtGrandël:hechiceromeledinoenbuscadelaSendadelDestino.
Lavell:jovenacogidoporlaOrdenGanetorei.
Orges:priordelaOrdenGanetoreiypriordellerteneodeÄrgufal.
Janias:bardotrotamundos.
Grisea:posaderadeLehar.
ArthurClem:reydeDerties.
Olidas: explorador, joven ymenudo demanos inquietas, a las órdenes de
Gertes.
LAHMNA
KleinandeClem:reydeLahmna.
LoenaTaren:reinadeLahmna.
Argueldes:mayordomodeQuindarst.
Hambrik:elmásancianodelosmiembrosdelConsejodeQuindarst.
Lurs:miembrodelConsejodeQuindarst.
Gertes:capitándelejércitodeQuindarst.
ErtípidesOleg:heraldodeDerties,alasórdenesdeArthurClem.
TheronardeClem:reydeClemthan,hermanodeKleinan.
LeicarTaren:reinadeClemthan,hermanadeLoena.
Herins:sargentodelejércitodelaguardiadeQuindarst.
ERETH
Atrisha:ReinadeEreth.Tienetreshijos:unvarónydosinfantas.
Cheen:reyconsortedeEreth.
ErgistOkor:gobernadordeBastiónDorado.
ShernanKröll:comandantedelosejércitosdeEreth.
BrantonOlsten:ancianoasesordelosreyesdeEreth.
Clau’asRegirfeiya:sirvientepersonaldelosreyesdeEreth.
AgrosAtanteros:gobernadordelasislasErthas.
GLIMARISEHIPESEND’AN:
Kertis:acólitoganetoreienHipesenD’an.
GiqaxTor:PriordelaordenganetoreienHipesenD’an.
ArtordeGlim:reydeGlimaris.
GLOSARIO
Kinda:idiomamásextendidoenelcontinentedeKisea.
Krahedia:hogarlegendariodelaszágheras.
Lerteneo:edificioreligioso.
Mügero:laTorreSombría,hogardelaOrdenKariteas.
OrdenKariteas:ordenreligiosaqueadoraaldiosKares.
PiquerosdeFairard:cuerpodeélitedelejércitoangorano.
Po’karatan:librosagradodelaOrdenKariteas.
Sher-Arak:ritualdesalidadelgehvaal.
Talhom:sermísticocasidesconocidoquesealimentadelasalmas.
AbrigodeGan:coalicióndereinosdeleste,Gert,LornayÄnteras.
Apoi: felino salvaje de gran tamaño endémico de la región selvática del
centro-estedelcontinentedeKisea.
Ärgufal:lerteneodelaOrdenGanetoreisituadoenelDesiertodeSal.
Argumios:pueblonativodelDesiertodeSal.
Arhetas:noviciosdelaordenGanetorei.
Astrig:anfibiohabitualenzonaspantanosas.
Corgo:prendatradicionaldelosargumios.
Êralin:LaCazadora,espadapertenecienteaÁrgohtGrandël.
Éritas:raízdelaTirca’ja.
EstrelladelaMañana:sobrenombrequeelpueblootorgaaPreasMor.
Gan:entidadrepresentativadelGuardiándelaTierra,deificadayadoradaen
casitodaTheracondiferentesnombres.
OrdenGanetorei:ordenreligiosaqueadoraaldiosGan.
Gefjes:árbolesgigantespropiosdelasTierrasBrumas.
Gehvaal:estadomentaltransitoriomedianteelcualunhechiceroseponeen
contactoconsufuentedepoder.
Gerkatan:gusanogigantepropiodelosdesiertos.
Gohelanort,elOjodeKares:objetomísticopropiedaddelaordenKariteas
queseactivaenpresenciadelpoderdelDiosSombrío.
Gorg:criaturabestialdeaspectohumanoideaunquemásgrandequeestos,
conpeligrosasprominenciasóseasenlasarticulaciones.
Gox:hierbavigorizantequecrecedeformanaturalenlaselvadeAngôr.
GuardaArcana:grupodeochohechicerosalserviciodelaOrdenKariteas.
Hiom:ciudadlegendariaenlaquesefundólaOrdenKariteas.
HipesenD’an:lerteneosituadoenelreinodeGlimaris.
Jiurus:habitantesindígenasdelaselvadeAngôr.
Kares: entidad representativa del Guardián de la Sombra, deificada y
adoradaporalgunosgrupos,cadavezmásescasosdeloshumanosmuertos.
Ther-Arak:ritualdeentradaenelgehvaal.
Tirca’ja: planta comestible muy preciada entre los argumios.Triforetau
Go’laghan:antiguolibromuyvaliosoparalaOrdenKariteas.
Turkaisim: el Templo Negro. Un antiguo edificio que fue símbolo de la
OrdenKariteasenelpasado.
U’rkoan: la Piedra del Destino: representación del Equilibrio entre los
Guardianes.
Zághera:mujerguerreraprocedentedeKrahedia.
CRONOLOGÍADELASENDADELDESTINO
Comoensupropiotítuloindica,Adalides lasegundaentregade la trilogíaLasendadeldestino.Sihasleídolaanterior,Latierranegra,hastaelfinal,habráspodido leer la nota cronológica que incorporé en ella.Allí te recuerdo que lahistoria de Árgoht ya había tenido dos capítulos autoconclusivos titulados LasombradePranthasyLamaldicióndeHilenaamododeprecuela.Siemprehedefendidoqueestos sepueden leerdemanera independientede la trilogíaqueahoratienesentremanos,peroesimportantequesepasunpardecosas.
Esposibleque,unavez terminadoAdalid, te estéspreguntandoporqué sehablacon tanta familiaridadde los reinosdeErethyLahmna,asícomode lospersonajes que los habitan, como Atrisha, Cheen y Shernan Kröll o Loena yKleinan.Estoesasíporqueson loscompañerosdeÁrgohten lasmencionadasprecuelas.Nohequeridoenestanuevaaventuraprofundizarenlarecreacióndeestospersonajes,aunqueesperoque,paraquieneshayanempezadolalecturaenLatierranegra,lainformacióndadasobreelloshayasidosuficientecomoparaentender,apreciaryconoceracadaunodeellos.
Denuevo,insistoenquenoesnecesarioleerlasprecuelasparaentenderlosacontecimientosquesedesarrollanen la trilogía,perosíquepuedeayudartearedondearalgunosconceptosypersonajesqueaparecenyseguiránapareciendotambiénenelúltimo libro,cuyo título (aúnprovisional)esU’rkoan.La sendadeldestino,3.
Por supuesto, ladecisiónes tuya.Hagas loquehagas, estaré encantadodequenoshagamosmutuacompañíaenesteviaje.
RAYCO CRUZ (La laguna, Tenerife, España en 1979). Desde muy niño setrasladaaLasPalmasdeGranCanaria.Apesardequedescubreloslibroscomoaficiónrelativamentetarde,laescrituranaceenéldepronto,comounapulsiónrepentina durante su adolescencia, en la que desarrolló una poesía tempranacomomecanismo de expresión que pronto dejó de lado para adentrarse en elrelato y la novela corta. De esta época surgen varios relatos y una pequeñanovelatitulada«Meaculpa»queelpropioautorafirmanuncapublicará.Apartirdeesemomentolaescrituraempiezaacobrarcadavezmásprotagonismoensuvida.
En2005desarrollóen solitarioelproyectoEl cuartodeatrásqueconsistióenunaplataformamultimediaparaautoresnoveles.Constódeunapáginaweb(aúnactivaperosinactualizardesde2006)yunarevistaenformatoimpresodelaquevieron la luz varios ejemplares hasta que la falta de patrocinio le obligó acancelar esta faceta delmismo. Sin embargo, el proyecto continuó vivo algúntiempomásenInternet.
HavistopublicadosvariosrelatoscomoLamagiadelcarnaval(tercerpuestoenelIConcursodeRelatos¡¡Abretelibro!!),LacondenaoTiempomuerto,perosuestrenocomoautordenovelatuvolugaren2009cuandoviolaluzLasombrade
Pranthas(MundosÉpicosGrupoEditorial),noveladecortefantásticoquenarralasaventurasdelhechiceroÁrgohtGrandëlyquehatenidounagranacogidaporelpúblicoasiduoaestecomplicadogénero.
EnDiciembrede2010publicóelrelatoElfuturodelahumanidaddentrodelaantologíaRiqui-Raca1.0.Cuentosdelfútbolcanario(Ed.Mandarina)enlaquecompartiócartelconotrosgrandesautoresdelaliteraturacanaria.
EnJuniode2011salióa laventa susegundanovela, tituladaLamaldicióndeHilena (Bilenio Publicaciones), de nuevo con Árgoht Grandël comoprotagonista.
EnNoviembrede2011vio la luz su segundo relatopublicadoconel títulodeHargürpensódentrodelaantologíaDescubriendonuevosmundoseditadaporlaFederaciónEspañoladeFantasíaÉpicadurante la Imagicon2011celebradaenMislata (Valencia). En estemomento este relato se encuentra nominado a losIPremiosScifiworlddentrodelacategoríaMejorRelato.
Además entre sus obras están:El silencio de Sara, una novela demisterio, latercera novela de la serie de Árgoht, una obra de fantasía histórica y unaantologíadecincorelatostituladaTúhasestadoaquíantes.