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LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA DE FRUTA, HORTALIZA, VID Y CEREAL EN CATALUÑA: PRÁCTICAS, NECESIDADES Y CONDICIONANTES A NIVEL DE EXPLOTACIÓN Lanzón Villa N, Chamorro Lorenzo L, Fernández Delgado A, Blanco Moreno JM, Sans Serra FX Departamento de Biología Vegetal, Universidad de Barcelona, Av. Diagonal 645, Barcelona 08028, E-mail: [email protected] , Teléfono: 934039867, Fax: 934112842. El presente estudio se enmarca dentro del programa de cooperación territorial REDBIO destinado a crear una red transfronteriza de experimentación, intercambio y transferencia para el desarrollo de las producciones hortofrutícolas y vitivinícolas ecológicas en Cataluña y la región francesa del Languedoc-Roussillon. El trabajo tiene como objetivo caracterizar agroambientalmente las prácticas en la producción de los diferentes cultivos e identificar las necesidades y condicionantes que limitan el desarrollo del sector en Cataluña con el fin de orientar la investigación y las acciones de acompañamiento técnico a los productores. Para ello, se han visitado y entrevistado a sesenta agricultores ecológicos de la región y se han contrastado los datos y opiniones recogidos con aquellas publicaciones que aportan información al respecto. Algunas de las principales limitaciones técnicas a las que se enfrentan los agricultores entrevistados son la falta de asesoramiento, la ineficacia de algunos métodos de control de plagas y su elevado coste, la dificultad de encontrar alternativas al cobre para la prevención de ciertas enfermedades fúngicas, la falta de semilla y material vegetal ecológicos, la necesidad de maquinaria adaptada a la producción ecológica, la escasa disponibilidad local de fuentes de materia orgánica de calidad y la insuficiente selección y mejora de variedades tradicionales/locales. Considerando los beneficios medioambientales y sociales de la agricultura ecológica se hace necesario aplicar medidas para mejorar estos factores con el fin de impulsar y fomentar este sistema de producción. Palabras clave: Agricultura ecológica, diagnosis, investigación participativa, perspectiva de los productores, limitaciones. INTRODUCCIÓN El presente estudio se enmarca dentro del proyecto REDBIO (actuación cofinanciada con fondos FEDER dentro del programa de Cooperación Territorial España-Francia-Andorra, POCTEFA 2007-2013) destinado a crear una red transfronteriza de experimentación, intercambio y transferencia para el desarrollo de las producciones hortofrutícolas y vitivinícolas ecológicas en Cataluña y la región francesa del Languedoc-Roussillon. Nuestro trabajo se ha centrado en caracterizar agroambientalmente las prácticas en la producción de los diferentes cultivos e identificar las necesidades y condicionantes que limitan el desarrollo del sector en Cataluña con el fin de orientar la investigación y las acciones de acompañamiento técnico a los productores. MATERIAL Y MÉTODOS La elaboración del trabajo se ha fundamentado en la siguiente metodología: Consulta de fuentes documentales: Búsqueda y revisión bibliográfica de aquellas publicaciones y materiales que aportaran información sobre los diferentes aspectos de la gestión ecológica de los cultivos tratados y sobre la Producción Agraria Ecológica en Cataluña con el fin de establecer un marco teórico en el que contrastar los datos de campo. Estudio empírico: Diseño de las encuestas y selección de los cultivos, en consenso con otros socios del proyecto, principalmente los dos socios franceses: CIVAMBIO y la Cámara Agrícola de Perpiñán. Los cultivos de mayor interés fueron el melocotonero en la producción de fruta, el tomate entre las hortalizas, la vid y los cereales extensivos. La recogida de datos y opiniones se efectuó a través de la visita y entrevista a 60 agricultores ecológicos de la región.

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LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA DE FRUTA, HORTALIZA, VID Y CEREAL EN CATALUÑA: PRÁCTICAS, NECESIDADES Y CONDICIONANTE S A

NIVEL DE EXPLOTACIÓN

Lanzón Villa N, Chamorro Lorenzo L, Fernández Delga do A, Blanco Moreno JM, Sans Serra FX

Departamento de Biología Vegetal, Universidad de Barcelona, Av. Diagonal 645, Barcelona

08028, E-mail: [email protected], Teléfono: 934039867, Fax: 934112842. El presente estudio se enmarca dentro del programa de cooperación territorial REDBIO destinado a crear una red transfronteriza de experimentación, intercambio y transferencia para el desarrollo de las producciones hortofrutícolas y vitivinícolas ecológicas en Cataluña y la región francesa del Languedoc-Roussillon.

El trabajo tiene como objetivo caracterizar agroambientalmente las prácticas en la producción de los diferentes cultivos e identificar las necesidades y condicionantes que limitan el desarrollo del sector en Cataluña con el fin de orientar la investigación y las acciones de acompañamiento técnico a los productores. Para ello, se han visitado y entrevistado a sesenta agricultores ecológicos de la región y se han contrastado los datos y opiniones recogidos con aquellas publicaciones que aportan información al respecto.

Algunas de las principales limitaciones técnicas a las que se enfrentan los agricultores entrevistados son la falta de asesoramiento, la ineficacia de algunos métodos de control de plagas y su elevado coste, la dificultad de encontrar alternativas al cobre para la prevención de ciertas enfermedades fúngicas, la falta de semilla y material vegetal ecológicos, la necesidad de maquinaria adaptada a la producción ecológica, la escasa disponibilidad local de fuentes de materia orgánica de calidad y la insuficiente selección y mejora de variedades tradicionales/locales.

Considerando los beneficios medioambientales y sociales de la agricultura ecológica se hace necesario aplicar medidas para mejorar estos factores con el fin de impulsar y fomentar este sistema de producción.

Palabras clave : Agricultura ecológica, diagnosis, investigación participativa, perspectiva de los productores, limitaciones. INTRODUCCIÓN El presente estudio se enmarca dentro del proyecto REDBIO (actuación cofinanciada con fondos FEDER dentro del programa de Cooperación Territorial España-Francia-Andorra, POCTEFA 2007-2013) destinado a crear una red transfronteriza de experimentación, intercambio y transferencia para el desarrollo de las producciones hortofrutícolas y vitivinícolas ecológicas en Cataluña y la región francesa del Languedoc-Roussillon.

Nuestro trabajo se ha centrado en caracterizar agroambientalmente las prácticas en la producción de los diferentes cultivos e identificar las necesidades y condicionantes que limitan el desarrollo del sector en Cataluña con el fin de orientar la investigación y las acciones de acompañamiento técnico a los productores.

MATERIAL Y MÉTODOS La elaboración del trabajo se ha fundamentado en la siguiente metodología:

Consulta de fuentes documentales: Búsqueda y revisión bibliográfica de aquellas publicaciones y materiales que aportaran información sobre los diferentes aspectos de la gestión ecológica de los cultivos tratados y sobre la Producción Agraria Ecológica en Cataluña con el fin de establecer un marco teórico en el que contrastar los datos de campo.

Estudio empírico: Diseño de las encuestas y selección de los cultivos, en consenso con otros socios del proyecto, principalmente los dos socios franceses: CIVAMBIO y la Cámara Agrícola de Perpiñán. Los cultivos de mayor interés fueron el melocotonero en la producción de fruta, el tomate entre las hortalizas, la vid y los cereales extensivos. La recogida de datos y opiniones se efectuó a través de la visita y entrevista a 60 agricultores ecológicos de la región.

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Las entrevistas fueron estructuradas en dos partes, que atendían a los distintos objetivos que se planteaban dentro de este estudio. Las entrevistas diseñadas eran dirigidas pero de respuesta abierta con una duración prevista de unas 3 horas cada una.

1ª Parte:

Definir el perfil del agricultor/a. Caracterizar las fincas (extensión, diversidad de orientaciones productivas,

comercialización, etc.). Opinión del agricultor/a sobre la agricultura ecológica (limitaciones, riesgos, perspectivas...) Opinión del agricultor sobre el apoyo técnico.

2ª Parte:

Información sobre la gestión del cultivo: Material vegetal, establecimiento de la plantación, manejo del suelo, sanidad vegetal, etc.

Trabajo de campo Los agricultores fueron seleccionados según su orientación productiva, abarcando diversas comarcas dentro de las cuatro provincias catalanas, y diferente antigüedad dentro de la producción ecológica. De esta manera se eligieron 15 que se dedicasen a la producción de melocotón, 15 de tomate, 15 de viña y 15 de herbáceos extensivos que sembrasen cereal.

Se estableció un primer contacto telefónico para posteriormente acudir a las fincas y realizar la entrevista en persona. Las respuestas fueron grabadas con objeto de tener toda la información recogida en archivos de audio.

Análisis de la información Una vez efectuadas las entrevistas, se transcribieron todos los audios. Con el fin de simplificar y analizar toda la información cualitativa recopilada se realizó una codificación y categorización de las respuestas en una base de datos para su posterior tratamiento. Una vez analizados los resultados se procedió a realizar la diagnosis para su futuro aprovechamiento a la hora de enfocar las acciones de acompañamiento técnico y de apoyo al sector. RESULTADOS Y DISCUSIÓN Perfil de los agricultores entrevistados La media de edad de los agricultores visitados es de 45 años, siendo el/la más joven de 26 años y el mayor de 66. Sólo 5 de los 60 son mujeres (aunque varios de los encuestados trabajan codo con codo con sus parejas). Llevan registrados en el CCPAE entre 16 (comienzo del CCPAE) y 1 año; solo dos de los entrevistados no están certificados. El 50 % ya se había registrado antes de 1997. Los productores encuestados y sus familias obtienen en promedio el 72 % de sus ingresos de la actividad agropecuaria. Hay un 50 % de las familias que dependen totalmente de actividades agrarias y la mayoría de sus ingresos provienen de los cultivos por los que han sido entrevistados.

Un 10 % tienen producción paralela en sus fincas (parte en agricultura ecológica y parte en convencional), siendo todos ellos fruticultores.

El tamaño de de las fincas visitadas oscila entre 0,5 y 260 hectáreas, siendo la más pequeña de huerta y la más grande de extensivos. El tamaño medio de las explotaciones que tienen producción hortícola ha sido de 8,1 ha, 17,7 ha el de las que tenían frutal, 44,8 ha en viñedo y 103 ha en extensivos.

Para analizar cuán diversas eran las fincas, se han clasificado los usos del terreno en cultivos extensivos, huerta, frutales (incluidos frutos secos), olivos, viña, pastos y área forestal, y se observa que en la mayoría de ellas hay más de una orientación productiva. Además, un 15 % de los agricultores tienen también ganadería (Figura 1). La integración de la ganadería en la explotación es relativamente frecuente en las fincas de producción de extensivos, pero es nula en las fincas frutales y vitícolas y apenas se da en horticultura. En la producción de hortícolas resulta más común encontrar algunos animales para el autoconsumo.

El 82 % pertenecen a alguna entidad asociativa agraria pero sólo un 60 % pertenecen a una asociación relacionada con la agricultura ecológica. Las entidades a las que más frecuentemente están asociados los productores visitados son las ADVs (Asociaciones de defensa vegetal).

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Figura 1. Características de las fincas analizadas y perfil de los agricultores entrevistados.

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La viña Establecimiento de la plantación En viña, al establecer la plantación, los agricultores visitados prefieren utilizar diversas variedades de uva, lo que, además de favorecer la posibilidad de obtener caldos diferenciados y coupages, beneficia la diversidad y resulta una herramienta para prevenir que la expansión de plagas y enfermedades sea tan rápida como en plantaciones monovarietales. Como afirman Labrador y Porcuna (2006), la diversidad reduce riesgos al productor, particularmente en condiciones adversas.

Los agricultores entrevistados cultivan de 3 a 13 variedades de uva diferentes, generalmente repartidas entre blancas y negras así como entre autóctonas y extraterritoriales. La media es de 7,9 variedades por viticultor, 4 de ellas autóctonas y 3,9 de otras regiones (principalmente francesas). El uso generalizado de variedades locales es un punto fuerte en la producción de uva en Cataluña, ya que las variedades autóctonas están adaptadas a las condiciones de la zona donde se cultivan lo que les lleva a poder expresar todo su potencial. También con respecto a las perspectivas de comercialización, la recuperación y uso de variedades tradicionales resulta una oportunidad a la hora de obtener vinos característicos que se valoran más en el mercado que los procedentes de variedades globalizadas.

En blancas suelen utilizar más las variedades locales como son la Xarel·lo (también llamada Pansa blanca), la Macabeo y la Parellada, que se enfocan principalmente a la producción de cava. En cambio en negras todavía utilizan más algunas variedades foráneas como la Merlot, cultivada por todos los productores, la Cabernet Sauvignon y la Syrah.

En cuanto a superficie la variedad Xarel·lo es la más extendida seguida por la Parellada y en tercer lugar por la Merlot.

El patrón más utilizado en las fincas visitadas es el Richter 110, muchas veces por su buena adaptación a los terrenos calizos y en general a los terrenos difíciles, aunque puede resultar excesivamente vigoroso si se quiere obtener vinos de calidad. La mayoría de los productores tienen en cuenta cuestiones climático-edáficas a la hora de elegir sus portainjertos pero todavía son pocos los que buscan patrones adaptados a cada variedad y que regulen la producción persiguiendo el equilibrio de las cepas para, de ese modo, disminuir las labores de poda y mejorar la maduración de los racimos.

Todos los plantones proceden de vivero convencional, ya que actualmente es difícil encontrar viveristas que produzcan cepas ecológicas y no está obligado por la normativa catalana para la agricultura ecológica el uso de plantones ecológicos. Esto resulta una limitación, ya que interesa que los pies estén adaptados a las condiciones en las que luego se han de desarrollar para que aumente su rusticidad y no sufran tras el trasplante.

La poda de formación utilizada por los viticultores que nos ocupan es principalmente en emparrado, aunque muchos productores tienen las viñas más antiguas en vaso (Figura 2). El emparrado es elegido por los agricultores con el objetivo de facilitar la mecanización y por cuestiones sanitarias (ventilación de las cepas y facilidad de aplicación de los tratamientos), sin embargo puede resultar problemático, ya que disminuye la longevidad de la viña y al podar se corta madera de más de 2 años, lo que implica el riesgo de que entren hongos.

Manejo del suelo En cultivos leñosos, las cubiertas vegetales protegen los suelos de la erosión, conservan la humedad y atraen insectos beneficiosos (Fontanet 2002). Dos tercios de los agricultores entrevistados las utilizan, muchas veces dejando la vegetación espontánea de la propia parcela o combinando ésta con hileras de abono verde, pero todavía hay productores que laborean el suelo regularmente para controlar las hierbas (4-5 pases al año) porque consideran que hacen competencia con las cepas y algunos utilizan cubiertas vegetales sólo en algunas parcelas con la misma preocupación. Sólo 2 de los entrevistados practica el no laboreo, manteniendo siempre cubierta vegetal en su finca. El apero de labranza más utilizado es el cultivador, herramienta que no invierte las capas del suelo, ya que muchos productores destacan que voltear la tierra y alterar la estructura del suelo puede acarrear problemas asociados a la pérdida de fertilidad.

Un 60 % de los productores visitados realizan una fertilización heterogénea de su plantación, dependiendo de la edad de las viñas (normalmente las jóvenes necesitan más materia orgánica) o el vigor de las plantas, y aplicando abonos solamente en las parcelas que lo necesitan o en las partes altas de los terrenos en pendiente. Esta práctica, donde la observación atenta y la adaptación a las diversas condiciones de la finca se anteponen al

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abonado sistemático a partir de fórmulas preestablecidas, debería ser generalizada en la plantación ecológica (Jonis 2007).

Figura 2. Características de la gestión de las 15 fincas vitícolas entrevistadas. El uso del abonado en verde como aporte de materia orgánica y mejorante de la estructura

del suelo no se encuentra suficientemente extendido entre los agricultores entrevistados, hecho que parece ligado a la situación en secano de los viñedos y el miedo de los productores a la posible competencia. Sólo un 47 % enriquece sus suelos con abonos verdes, generalmente de

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varias familias (una leguminosa, un cereal y, en ocasiones, también una crucífera) y únicamente un tercio lo hace cada año, bien sea en todo el campo o en filas alternas.

Casi todos los agricultores aplican compost o estiércol maduro sólo cada dos o más años con la idea de regular así el vigor de las plantas, sin embargo el vigor podría haberse controlado utilizando marcos de plantación más estrechos y patrones menos vigorosos pero sin descuidar el mantenimiento de la fertilidad del suelo.

Sanidad vegetal Las plagas no resultan una limitación a la hora de producir vid ecológica. La única con alguna incidencia en las fincas visitadas es la Lobesia (Lobesia botrana) y se controla principalmente con Bacillus thuringiensis o con confusión sexual. No obstante, los productores que utilizan la confusión sexual reconocen que si dejara de estar subvencionada sería un inconveniente porque es un método que resulta bastante caro.

El oidio (Uncinula necator) es la enfermedad fúngica que mayores problemas causa, seguida del mildiu (Plasmopara viticola), que también aparece frecuentemente ligada a períodos lluviosos. Prácticamente todos los viticultores utilizan los tratamientos clásicos para el control de estos hongos; azufre para el oidio, y cobre para el mildiu, cuyo uso, todavía permitido pero ya restringido por el reglamento, puede plantear problemas de cara al futuro. Sólo un reducido número de viticultores está ya utilizando arcillas o arcillas sulfonadas para combatir el mildiu (bien solas o combinándolas con cantidades reducidas de cobre) y suero de leche, polvo de sílice o té de compost para controlar micosis en general, opción que puede ser ventajosa a la hora de buscar alternativas al cobre.

La mayoría de los agricultores realizan alguna práctica para potenciar la salud de sus plantaciones de manera preventiva (ya sea a través de la poda, el aclareo y el deshojado, la aplicación de purines de hierbas o extractos de algas o mediante otras acciones como el control del abonado) lo cual resulta fundamental en agricultura ecológica, donde la prevención es el punto clave para gestionar la sanidad y el equilibrio biológico de la finca. Poda y aclareo Aunque todos los productores practican la poda de invierno y lo que Vilarroya (1999) denomina poda en verde (despunte, espergurado, desnietado), el despampolado resulta una práctica más controvertida. Mientras que la mayoría realiza despampolado para tener los racimos más ventilados e insolados con el objetivo de prevenir problemas de enfermedades fúngicas o de maduración, otros prefieren no hacer deshojado para proteger los granos de una insolación excesiva en los meses de verano que podría suponer una merma en la calidad de la uva y porque tienen en cuenta que el ácido abcísico de las hojas juega un papel importante en la maduración de los frutos.

La mayoría tritura los restos de poda y los deja en el campo (ya sea en superficie o incorporados mediante labranza), lo que supone un aporte de materia orgánica y un reciclado de nutrientes, pero algunos los queman por cuestiones fitosanitarias.

Dos tercios de los productores realizan aclareo de uva si ven que hay un exceso de carga y las condiciones climáticas son duras, pero pocos lo hacen como norma general. La buena planificación del viñedo evita que se tenga que hacer aclareo de racimos, el objetivo debería ser tener una plantación con una densidad y un porte correctos para mantener el equilibrio de la producción. Frutales: El melocotonero Establecimiento de la plantación De modo similar a lo que se observa en viñedo, los fruticultores visitados también diversifican en cuanto a variedades se refiere. La mitad de ellos tiene al menos 5 variedades de melocotón y suelen cultivar, además, diferentes especies frutales. Sin embargo no es frecuente el uso de variedades locales. La gran mayoría utiliza variedades comerciales que han sido mejoradas para ofrecer buenos resultados bajo un régimen de agricultura intensiva y satisfacer la demanda del mercado convencional (aspecto atrayente, gran calibre, homogeneidad…) pero no respecto a parámetros que podrían interesar más en agricultura ecológica como la rusticidad, la calidad nutricional o el sabor. En general, los productores utilizan variedades tempranas para acabar su producción a primeros de agosto debido a los problemas que se encuentran a la hora de comercializar durante los meses de verano y el difícil control que todavía tiene la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) en agricultura ecológica.

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También en las plantaciones frutales visitadas se utilizan plantones procedentes de vivero convencional por idénticos motivos que en viticultura. El patrón más utilizado es el GF (híbrido de almendro × melocotonero) y muy pocos productores usan pie franco a pesar de que los francos suelen conferir un gran vigor y son apreciados para fruticultura ecológica por su rusticidad, ya que son más capaces de nutrirse y de resistir la sequía, mientras que los híbridos tienen menor capacidad de micorrización.

La poda de formación principal es el vaso, lo cual resulta idóneo en agricultura ecológica porque persigue un mayor equilibrio del árbol y, además, es de fácil manejo.

Figura 3. Características de la gestión de las 15 fincas frutícolas entrevistadas. Los

resultados hacen referencia a la gestión del cultivo de melocotón. Casi todos los productores riegan el total o parte de su plantación frutal y la mayoría lo hace

mediante goteo. Es favorable que las plantaciones tengan riego en los momentos de mayor necesidad, puesto que el melocotonero puede llegar a sufrir en condiciones de secano, y el sistema a goteo resulta óptimo si se quiere ahorrar agua, pero no tanto si se quiere desarrollar

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al máximo el sistema radicular de los frutales, característica muy deseable en las plantaciones ecológicas, donde el árbol debe explorar bien el terreno en busca de nutrientes y tener un buen anclaje.

Manejo del suelo Dos tercios de los entrevistados tienen cubierta vegetal en sus parcelas, la mayoría de ellos de vegetación espontánea. Sin embargo, para el tercio restante es habitual labrar la tierra con cultivador, destripadora o rotovator hasta 5 veces al año con el objetivo de controlar las hierbas ya que se cree que ejercen competencia con el cultivo por los recursos hídricos, que en sus campos son escasos.

En cuanto al abonado, la práctica más usual es el uso compost o estiércol maduro aunque sólo un 53 % de los encuestados lo aplica con una frecuencia anual. Únicamente un 20 % enriquece sus suelos con cubiertas de leguminosas que luego incorporan como fuente de materia orgánica y, en especial, de nitrógeno.

Sanidad vegetal Las plagas son todavía un factor de difícil gestión en la producción de fruta ecológica. Concretamente en melocotonero, las que con más frecuencia causan problemas a los agricultores visitados son los pulgones (Myzus persicae, Pterochloroides persicae, etc.) y la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) aunque también tienen una incidencia relativamente alta la anarsia (Anarsia lineatella) y la grafolita (Grapholita molesta).

La gran mayoría de los agricultores visitados utiliza trampas de captura masiva para controlar la población de mosca de la fruta. Son recipientes que pueden alojar gran cantidad de insectos que quedan atrapados en ellos (Aníz & Torá, 2000). Algunos, además de esto, embolsan los frutos uno a uno, lo que incrementa mucho la mano de obra en esa época.

Para el control del pulgón los productores han probado tratamientos diferentes (principalmente extracto de árbol de nim, jabón potásico y aceites minerales) con resultados desiguales y no plenamente satisfactorios. Algunos coinciden en afirmar que lo importante es hacer un control de las dosis y fechas en que se aplica nitrógeno al suelo (estiércol u otro fertilizante orgánico) como medida preventiva de la aparición de un exceso de áfidos. También se menciona la homeopatía como forma de control que puede dar buenos resultados.

El principal método para el control de anarsia y grafolita es la confusión sexual, que en estos momentos está subvencionado, seguido en menor grado por la aplicación de Bacillus thuringensis.

En las fincas visitadas se tiende a la utilización de métodos de control alternativos, que resultan costosos y requieren, a veces, mucha mano de obra. Sin embargo, no es general la creación de infraestructuras ecológicas para favorecer la biodiversidad y la autorregulación del sistema como son la siembra de cubiertas vegetales, el establecimiento de bandas florales o la plantación de setos. Sólo un tercio de los agricultores entrevistados ha introducido setos en sus parcelas de melocotoneros.

El 93 % de los encuestados tiene problemas con algún tipo de micosis siendo la de mayor incidencia la abolladura (Taphrina deformans), y el 87 % recurre a algún tratamiento antifúngico de origen mineral de los permitidos por el reglamento catalán para la agricultura ecológica (cobre, polisulfuro de calcio o azufre) para su control, siendo el cobre el más utilizado. Sólo un 27% aplica extractos de hierbas como la ortiga o la cola de caballo para prevenir a la aparición de hongos pero la mayoría considera que realiza acciones para potenciar la sanidad del cultivo de manera preventiva. Poda y aclareo La poda de invierno es una práctica generalizada pero no todos efectúan la poda en verde. La gran mayoría tritura los restos de poda y los deja en las parcelas como aporte de materia orgánica, lo que contribuye a la mejora de la fertilidad del suelo. El aclareo siempre es manual, lo que supone una inversión elevada de mano de obra si se compara con el aclareo químico que se practica en agricultura convencional. Algunos agricultores incluso realizan dos aclareos: un primero de flores y un segundo de frutos, y también los hay que hacen un aclareo suave y esperan a más adelante para repasar con el objetivo de evitar tener problemas con las heladas y quedarse con muy pocos frutos.

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Huerta: El tomate Establecimiento del cultivo En la producción de hortícolas, los agricultores visitados diversifican en recursos genéticos y cultivan, en general, muchas especies diferentes, lo que ofrece ventajas tanto sanitarias como de seguridad económica y aprovechamiento de recursos. La mitad de los horticultores también cultiva al menos cinco variedades de tomate y el 25 % cultiva siete o más.

El uso de variedades tradicionales (como el tomate de Montserrat o el de pera o bombeta) está bastante extendido y muy ligado a la venta directa, pero es todavía más usual entre los productores entrevistados utilizar variedades híbridas comerciales. Los horticultores eligen normalmente las variedades híbridas por su alta producción y las variedades locales por su sabor y tradición de cultivo en la zona pero la razón principal por la que deciden las variedades a cultivar es por su salida comercial aunque muchas veces dependen de la oferta de plantel o semilla ecológica que tiene el vivero, que todavía es escasa e irregular. Un tercio de los productores realiza su propio plantel, en ocasiones debido a que no encuentran en el mercado plántulas de la calidad que buscan.

Desde la antigüedad, los agricultores han conservado las semillas de sus cultivos para utilizarlas de nuevo un año tras otro y de este modo conseguir plantas cada vez mejores y más adaptadas a su ambiente, lo que resulta muy favorable para la agricultura ecológica. Sin embargo, esa práctica ha dejado de ser común y sólo un tercio de los entrevistados guardan semillas de algunas variedades de tomate con el objetivo de seleccionarlas y mejorarlas. El resto no lo hacen, muchas veces porque tienen variedades híbridas o porque les supone un exceso de trabajo.

En horticultura ecológica las rotaciones son un instrumento clave para la sostenibilidad del sistema; limitan la propagación de plagas y enfermedades, fomentan el mejor aprovechamiento de los nutrientes y suponen un método de control de las adventicias. Cuanto más larga y diversa sea la rotación, más complejidad se introduce al sistema y, por lo tanto, mayores son los beneficios. Más de la mitad de los agricultores visitados hacen rotaciones de al menos tres años antes de repetir una especie, sin embargo un 33 % cultivan tomate en la misma parcela cada uno o dos años. Los principales factores que tienen en cuenta a la hora de establecer sus rotaciones son evitar repetir la misma familia, las cuestiones fitosanitarias, la salida comercial que van a tener esos cultivos y las necesidades nutricionales de cada especie.

Las asociaciones de cultivos también proporcionan ventajas productivas ligadas al incremento de biodiversidad en el sistema agrario, pero muchas veces no se implantan porque pueden aumentar la demanda de mano de obra o necesitar una planificación muy precisa (Navarro 1998). Pese a esto un tercio de los productores visitados asocia el tomate con otros cultivos a menudo para favorecer la protección sanitaria.

El 80 % riega el cultivo de tomate a goteo con el objetivo de ahorrar agua a pesar de que si se quiere estimular el desarrollo radicular, hecho muy necesario en la producción ecológica, un riego a manta bien gestionado puede resultar más apropiado (Figura 4).

Manejo del suelo Al ser la horticultura una producción intensiva de cultivos con un alto valor añadido, la fertilización de la tierra con materias orgánicas adquiere mucha relevancia. Todos los agricultores entrevistados utilizan estiércol maduro o compost como mínimo una vez al año, la gran mayoría antes de cada cultivo. Sin embargo, son menos los productores que aprovechan los beneficios de los abonos verdes y el aporte de nitrógeno que las leguminosas pueden hacer al suelo; únicamente un 60 % los introduce alguna vez en sus rotaciones aprovechando periodos entre dos cultivos comerciales y un 33 % lo hace anualmente.

Por último, sólo algunos productores incorporan a su vez los restos de las cosechas al suelo y el uso de otros abonos ecológicos, como los provenientes de subproductos compostados (alperujos, restos de matadero, etc.) o los minerales naturales como el patenkali, es escaso. Además, sólo un 40 % aplica la técnica del compostaje en la propia finca.

En general, la mayor parte de los agricultores entrevistados utilizan el cultivador o el subsolador para preparar el terreno antes del establecimiento de cada cultivo, seguidos de rotovator o fresadora para incorporar el estiércol, pero todavía un 20 % de los entrevistados labra con arado de vertedera con el objetivo de eliminar adventicias sin tener en cuenta que al invertir las capas del terreno se están elevando y agotando los recursos de las zonas profundas del suelo y se alteran los procesos bióticos que tienen lugar en él.

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Figura 4. Características de la gestión de las 15 fincas hortícolas entrevistadas. Los

resultados hacen referencia a la gestión del cultivo de tomate.

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Tampoco es adecuado el uso excesivo del subsolador, con el que algunos agricultores laborean hasta dos veces al año, puesto que es un apero que trabaja la tierra en profundidad requiriendo mucho combustible y acelerando los procesos de degradación del suelo.

En los cultivos hortícolas, sobre todo cuando las plantas son pequeñas, las adventicias suelen generar problemas de competencia importantes. Para el control de las hierbas los agricultores utilizan varios métodos complementarios y muchos reconocen tener dificultades para lograrlo. Un 60% utiliza algún tipo de maquinaria (motocultor, rotovator o fresadora). También un 53% usa acolchados, en la mayoría de los casos, plásticos. Una vez la plantación ya está establecida, más del 70% controla las adventicias a mano o con azada, lo que encarece mucho la producción debido a la gran cantidad de mano de obra que esto precisa. Otras técnicas como la falsa siembra o la solarización todavía están poco extendidas.

Sanidad vegetal Casi la totalidad de los horticultores entrevistados afirma tener alguna plaga importante en el cultivo del tomate y principalmente se ven afectados por las larvas de los lepidópteros Tuta absoluta y Heliothis armigera. La mayoría de ellos las combaten con tratamientos de Bacillus thuringiensis y en el caso del control de Tuta absoluta algunos los combinan con trampas delta con feromonas.

El 87 % de los agricultores utiliza el cobre para combatir el mildiu (la enfermedad con mayor incidencia en cultivo del tomate) y un 73 % utilizan azufre bien para controlar el oidio, siguiente enfermedad fúngica en importancia, o para combatir la araña roja (Tetranychus urticae). El cobre es un metal pesado que se acumula en el suelo y que se prevé que su uso pueda estar más restringido en agricultura ecológica, por lo que un uso tan generalizado como el que se observa puede llegar a generar problemas y se deberían buscar otras herramientas.

En el cultivo del tomate aparecen en algunos casos diversos tipos de virus que pueden resultar problemáticos para los que no existe ningún método de lucha salvo el uso de variedades comerciales resistentes o el cuidado del estado sanitario de la planta.

Las prácticas para potenciar la sanidad de manera preventiva están más extendidas en horticultura que en el resto de los cultivos. Casi la mitad de los productores utiliza preparados vegetales (tanaceto, ortiga, consuelda, cola de caballo, algas, etc.) para fortalecer la planta y mejorar así su resistencia a plagas y enfermedades. Otros productores introducen fauna auxiliar o la potencian con el uso de setos, refugios o evitando el uso de cualquier insecticida aunque sea natural. Un 47 % ha plantado arbustos diversos en su huerta con el objetivo de favorecer el establecimiento de insectos beneficiosos. También hay agricultores que consideran que una correcta fertilización puede controlar la aparición de determinadas plagas y tienen especial cuidado en este punto. Cereal Establecimiento del cultivo Los cereales más cultivados por los agricultores visitados son el trigo y la cebada y, a pesar de que las variedades que utilizan suelen ser comerciales, más del 70 % guarda sus semillas de un año para otro, con lo que consiguen que cada vez estén más adaptadas a su suelo y condiciones climáticas.

La rotación de cultivos es el eje donde se sustenta la producción ecológica de extensivos. Los cereales se han de alternar con otras especies herbáceas en rotaciones largas en las que se recomienda incluir leguminosas para abono verde, pastos o forrajes perennes (como la esparceta o la alfalfa) y periodos de descanso del suelo (Sans 2009). Sin embargo, esto no es tan usual entre los agricultores visitados, sólo un 40 % alterna el cereal con otras especies en rotaciones de dos o más años. El resto repite cereal dos de cada tres años o bien lo cultiva continuadamente en el mismo suelo, lo que genera fragilidad en el sistema tanto a nivel de malas hierbas como de extracción continuada de nutrientes y riesgo de erosión. Únicamente un tercio de los productores incluye abonos verdes en la sucesión y, a su vez, sólo un tercio hace barbecho (Figura 5).

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Figura 5. Características de la gestión de las 15 fincas de cultivos herbáceos extensivos. Los resultados hacen referencia al cultivo de cereales.

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La mayoría de los entrevistados rota el trigo y la cebada con otras especies de cereales, principalmente avena y espelta. Las leguminosas también están presentes en las rotaciones, generalmente como forrajeras pero también para grano. Veza, guisantes y alfalfa son las más utilizadas. Más de la mitad de productores cultiva por lo menos tres especies no cereales y en términos generales, los que tienen ganado cultivan más especies ya que pueden utilizar el forraje para alimentar a sus animales.

Un 60 % de los agricultores visitados realiza alguna vez asociaciones de cultivos, lo que resulta muy favorable para la gestión ecológica de extensivos. Cultivar dos o más especies juntas, entre otros beneficios, hace que se aproveche mejor agua, suelo y luz, mejora el microclima, evita la invasión de hierbas y aumenta la protección sanitaria. La asociación más clásica es de cereal más leguminosa. Si la cosecha se destina a pienso no plantea trabajos añadidos, en caso contrario hay que separar el grano de las dos especies.

Manejo del suelo En agricultura ecológica siempre es importante realizar un buen manejo del suelo, pero todavía lo es más en el terreno donde se cultive herbáceos, ya que hay periodos de tiempo en los que gran superficie permanece desnuda quedando expuesta a procesos erosivos. Si se labra en exceso, aumenta la velocidad de mineralización de la materia orgánica que haya en el suelo y esto producirá menor resistencia a la erosión, ya que la materia orgánica da estabilidad al suelo y mejora su estructura. A su vez, son ya conocidos los problemas de compactación que se generan debido a la circulación de vehículos para el laboreo del terreno por lo que se deben limitar en lo posible los pases.

Generalmente los agricultores labran sus campos 3 o 4 veces al año, principalmente con cultivador y grada de discos, pero un 20 % realiza 5 o 6 pases, lo cual, además de acarrear los problemas mencionados, tiene un alto consumo energético. Apenas un 13 % efectúa un laboreo mínimo de uno o dos pases al año. Casi la mitad de los productores utiliza el subsolador al menos una vez al año, apero que, al trabajar en profundidad, necesita gran cantidad de combustible y aumenta las pérdidas de materia orgánica (Meco 2003). Un 13% utiliza también el arado de vertedera que tanto perjudica la estructura del suelo.

Para mantener la fertilidad del suelo resulta óptimo integrar agricultura y ganadería en la propia finca. De este modo, el estiércol producido por el propio ganado se utiliza para abonar los campos que le sirven de alimento (CAAE 2006). Si se ajusta la carga ganadera a los recursos forrajeros de la finca se puede llegar a conseguir un ciclo cerrado de nutrientes, objetivo último de la agricultura ecológica (Sans 2009). Para ello es fundamental hacer también abonos verdes, cultivar leguminosas para incrementar el contenido de nitrógeno en el suelo e incorporar los restos de las cosechas. A su vez, si se hace pastar a los animales para que aprovechen el rastrojo se estercola el campo de forma natural.

En extensivos, un 53 % de los entrevistados tiene ganadería, cifra que supera ampliamente a la del resto de cultivos, pero todavía casi la mitad carecen de este recurso que, además de las ventajas que proporciona en fertilización, permite ser más flexible en las rotaciones y cultivar muchas forrajeras sin tener que buscarles una salida en el mercado. Sólo un 40 % hace pastar al ganado tras cosechar el cereal y menos de la mitad incorpora la paja, el resto la empaca.

El abono más utilizado es el estiércol (dos tercios de los agricultores lo aplican), seguido de la gallinaza compostada, pero apenas un 20 % abona todos sus campos cada año. La mayoría vuelve a abonar el mismo campo sólo cada más de dos años y, como se ha mencionado en las rotaciones, únicamente un tercio aprovecha los beneficios de hacer abonos verdes, la mejor opción para aportar nitrógeno al campo de una forma barata.

El control de las hierbas es uno de los temas que más preocupan en el manejo ecológico del cereal. Las medidas preventivas son el arma de la que se dispone para mantener la parcela libre de hierbas. Se ha de recordar que las rotaciones y asociaciones benefician el control y manejo de las adventicias. El cultivo de especies forrajeras como la veza es una gran herramienta de deshierbe y casi todos los productores entrevistados las introducen en sus rotaciones. Una vez establecido el cultivo, también es posible la utilización de medios mecánicos como solución de urgencia (Armesto et al. 2005). Más del 70% hace un control post-siembra de las adventicias pasando la grada de púas flexibles.

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Sanidad vegetal Las plagas no son un factor limitante en las fincas visitadas. Los agricultores no realizan ningún tratamiento para el control de plagas porque el nivel de infestación en los campos no resulta perjudicial para este tipo de cultivo. Condicionantes y necesidades de los agricultores ecológicos Dificultades y riesgos En general los agricultores ecológicos consideran que la conversión no es un periodo complejo, sobre todo si el paso es progresivo. Una gran proporción (63 %) opina que los riesgos mayores en agricultura ecológica son los daños sufridos por las plagas, mientras que un 32 % opina que es la comercialización y un 10 % las posibilidades de sufrir contaminación genética o química.

De los agricultores que fueron entrevistados el 83 % se pasó a la agricultura ecológica por convicción personal y un 43% por razones relacionadas con el medio ambiente (un 44 % de los entrevistados considera que la producción ecológica supone un menor riesgo de contaminación y desequilibrios para el medio ambiente y un 25 %, que esta producción conlleva menos riesgos para la salud).

El 72 % de los agricultores aumentó sus actividades con la diversificación de cultivos a raíz del paso a ecológico, lo cual repercute no solo en una mejora del funcionamiento del sistema, sino también en una oferta de productos más amplia al consumidor, y por tanto un aumento final de los ingresos percibidos.

Para la mayoría (el 92 %) el paso a la agricultura ecológica ha respondido a sus expectativas desde un punto de vista técnico y para un 67 % también ha respondido a sus expectativas económicas. No obstante los agricultores ecológicos en Cataluña se encuentran una serie de barreras o dificultades y el superarlas supone actualmente el reto para la agricultura ecológica.

Dificultades técnicas

• Encontrar alternativas al azufre y/o al cobre para el control de enfermedades fúngicas.

• Ineficacia de algunos métodos de control de plagas, y elevado coste de dichos insumos.

• Falta de asesoramiento en cuestiones relacionadas con el tipo de riego y de fertilización más adecuada.

• Necesidad de disponer de maquinaria/herramientas adaptadas a la producción eco, como es para el caso del control de adventicias.

• Disponibilidad local de fuentes de materia orgánica de calidad apta para la producción ecológica.

• Encontrar plantel y semillas ecológicas. • Necesidad de realizar trabajo de mejora y selección con variedades tradicionales y

locales. Dificultades comerciales

• Mercado local reducido. • Ajustar la producción al mercado que va destinado. • Elevada competencia para el productor artesano por parte de grandes productores. • Comercialización en los meses vacacionales en los que la producción de

determinados productos es elevada pero la demanda es escasa. • Elevado tiempo y esfuerzo en la búsqueda de canales de comercialización, puntos de

venta... • Entrada de producto ecológico en canales de comercialización similares a los

convencionales. • Dificultades legales para la creación de pequeñas empresas artesanas de

transformación. • Necesidad de creación de redes de distribución y comercialización.

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Dificultades económicas

• Los costes de producción se elevan a causa de una mayor inversión en tiempo, esfuerzo y mano de obra.

• Algunos insumos empleados son costosos económicamente (trampas, confusión sexual, abonos...)

• Los rendimientos suelen ser algo menores que en convencional. • Elevadas inversiones al principio, por ejemplo, en maquinaria.

Dificultades del periodo de conversión

• La comercialización durante este periodo. • Más tiempo y esfuerzo a la hora de hacer seguimiento de las plagas, del estado de la

plantación, hasta que el sistema va recuperando su equilibrio. • Desequilibrios nutricionales y daños en la cosecha hasta que el suelo recupera su

fertilidad y la plantación adquiere rusticidad. • La falta de experiencia sumada a la falta de asesoramiento.

Otras dificultades

• La normativa debería adaptarse a la regionalidad y a las condiciones particulares de

cada zona. • Las ayudas deberían adaptarse más al tipo de cultivo. • Los transgénicos y la contaminación accidental. • Confusión en los consumidores por parte de determinados productos como los de

residuo cero.

Cuadro 1. Principales dificultades que manifiestan los agricultores ecológicos entrevistados. Asesoramiento y experimentación en agricultura ecológica El asesoramiento en agricultura ecológica supone actualmente uno de los puntos críticos, siendo especialmente importante en el momento de la conversión, ya que es un momento de importantes cambios a nivel de manejo, sumando a una falta de experiencia del agricultor. De los agricultores que fueron visitados un 67 % no tuvo asesoramiento en este momento (Figura 6).

Para conducir la explotación un 58 % pide asesoramiento técnico. El 60 % considera que no hay apoyo técnico suficiente. Las causas son la falta de apoyo por parte de la administración, según un 79 % de los entrevistados, y la escasez de entidades que presten este servicio, según un 36 %. Por tanto, falta asesoramiento técnico específico para agricultura ecológica, o no llega a determinadas zonas o no existe para el caso concreto de determinados cultivos como es el caso de viña. Además un 43 % opina que el personal que realiza el asesoramiento ha de tener más experiencia y esto puede ser debido a la necesidad de invertir más recursos a la experimentación y a formar personal técnico especializado. Como ya se menciona en el Libro Blanco de la Producción Agroalimentaria Ecológica de Catalunya (2006), sería interesante la creación de la figura de agentes de desarrollo ligado a un territorio que desarrollen actividades de asesoramiento, intercambio de información, actividades de divulgación.

A los agricultores que participaron en este estudio se les preguntó cuales serían para ellos los campos prioritarios a la hora de realizar investigación, un 78 % respondió que la protección de cultivos frente a plagas y enfermedades, un 72 % considera importante realizar trabajo de mejora varietal y un 55 % piensa que habría que realizar investigación relacionada con el trabajo del suelo y la fertilización. La investigación tendría que seguir una metodología más participativa y adaptarse a las necesidades concretas de los agricultores.

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Figura 6. Asesoramiento y acompañamiento técnico de los agricultores entrevistados. Agradecimientos A todos los agricultores que de manera desinteresada han colaborado con este proyecto. Este trabajo ha sido parcialmente financiado por el proyecto RedBio EFA 10/08, mediante fondos FEDER dentro del programa de Cooperación Territorial España-Francia-Andorra, (POCTEFA 2007-2013). Referencias Aníz T, Torá R. 2000. Diagnóstico y control en fruta dulce. In: Fontanet X, Simón M (Eds).

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DARP. 2006. Libro Blanco de la Producción Agroalimentaria Ecológica de Catalunya. Generalitat de Catalunya.

Fontanet X. 2002. Maneig de sòl. In: Brustenga J (Ed). Fructicultura ecològica. Ed. Amics de l’Escola Agrària de Manresa, 35-43

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Meco R. 2003. Cereals, lleguminoses de gra i altres. Resultats de l’experimentació i la recerca en AE. In: Cerón L (Ed) Producció d’extensius i ramaderia ecològica.. Ed. Amics de l’Escola Agrària de Manresa, 39-48.

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