LA OBSERVACIÓN Y LA DESCRIPCIÓN DEL ENTORNO

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OBSERVAR, ESCUDRIÑAR Y SISTEMATIZAR 1. El preámbulo Cuando desarrollamos una actividad cotidiana, pasamos sin mirar lo que hay en nuestro entorno; pasamos sin ver los objetos más inmediatos; y más aún, no percibimos los objetos ni las cosas y mucho menos las situaciones que se configuran a nuestro paso. Y si nada de esto se incorpora a la conciencia del sujeto, para él no existe; independientemente de la presencia física de esos objetos, personas o cosas que están en el entorno inmediato. Dicho en otros términos, no tenemos la intención de ver qué está pasando en nuestro contexto en la medida que lo que sucede no me afecta a mí. Dicho lo anterior, entonces, la observación es un proceso intencionado de dirigir nuestra atención para darle sentido a los significados; en el contexto cada sujeto, cada cosa y cada objeto tienen un significado en sí mismos; son propietarios de un concepto inherente a su forma, estructura y función en el entorno; pero más allá de ese concepto, están los significados asignados por los sujetos que se interesan en ellos; y ese interés le da sentido contextual y situacional a los objetos, a las cosas y a los propios sujetos. Por lo tanto, el interés por observar se convierte en un proceso intencionado, direccionado y conducido por el sujeto interesado. Con lo cual se puede concluir, al menos preliminarmente, que la observación pasa de ser un sustantivo a un verbo activo, transitivo: observar. 2. El texto y el contexto Si tomamos un texto cualquiera, observamos los caracteres literales, el tamaño y forma de la letra, su disposición en las frases y párrafos; pero si lo analizamos, intentamos acercarnos a su contenido por diversas formas; una de tantas es haciendo el ejercicio de identificar las ideas principales, básicamente por medio de un proceso intelectual de selección por afinidad psicológica; la cual se compone de

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OBSERVAR, ESCUDRIÑAR Y SISTEMATIZAR

1. El preámbulo

Cuando desarrollamos una actividad cotidiana, pasamos sin mirar lo que hay en nuestro entorno; pasamos sin ver los objetos más inmediatos; y más aún, no percibimos los objetos ni las cosas y mucho menos las situaciones que se configuran a nuestro paso. Y si nada de esto se incorpora a la conciencia del sujeto, para él no existe; independientemente de la presencia física de esos objetos, personas o cosas que están en el entorno inmediato. Dicho en otros términos, no tenemos la intención de ver qué está pasando en nuestro contexto en la medida que lo que sucede no me afecta a mí.

Dicho lo anterior, entonces, la observación es un proceso intencionado de dirigir nuestra atención para darle sentido a los significados; en el contexto cada sujeto, cada cosa y cada objeto tienen un significado en sí mismos; son propietarios de un concepto inherente a su forma, estructura y función en el entorno; pero más allá de ese concepto, están los significados asignados por los sujetos que se interesan en ellos; y ese interés le da sentido contextual y situacional a los objetos, a las cosas y a los propios sujetos. Por lo tanto, el interés por observar se convierte en un proceso intencionado, direccionado y conducido por el sujeto interesado. Con lo cual se puede concluir, al menos preliminarmente, que la observación pasa de ser un sustantivo a un verbo activo, transitivo: observar.

2. El texto y el contexto

Si tomamos un texto cualquiera, observamos los caracteres literales, el tamaño y forma de la letra, su disposición en las frases y párrafos; pero si lo analizamos, intentamos acercarnos a su contenido por diversas formas; una de tantas es haciendo el ejercicio de identificar las ideas principales, básicamente por medio de un proceso intelectual de selección por afinidad psicológica; la cual se compone de varios factores como la ideología compartida, la experiencia social y los principios filosóficos y axiológicos de cada sujeto. Y al final hacemos un reporte de la lectura con base en esta estructura mental. Sin embargo, la lectura analítica, como ya lo señalé en otro ensayo, ha de ser intencionada y conducida por una estructura lógica que se puede anticipar; y el reporte se enmarca en esta estructura asumida por el sujeto, pues le permite ordenar las ideas y los argumentos en la dirección deseada; esto es la sistematización. En conclusión, no puede hablarse en todos los casos de una lectura sin intención; incluso tampoco en la lectora de esparcimiento, lúdica y solaz.

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Más allá del texto está el contexto; de hecho el contexto es una sucesión más o menos ordenada de textos sociales y conceptuales de diversa índole; pero con mayor frecuencia los textos se revuelven, se desordenan y configuran situaciones caóticas. Es decir, en circunstancias de cierto orden social, los textos son más o menos legibles; pero en el desorden y en el caos, su lectura se vuelve difusa y difícil. Los códigos conocidos para descifrar los hechos y las situaciones no son suficientes, pues entran en juego nuevos significados y nuevas variables coyunturales que conociéndolas le permitirán al sujeto elaborar respuestas más o menos cercanas a la solución de los problemas encontrados. Quizá son los mismos sujetos, las mismas cosas y los mismos objetos en el mismo contexto, pero los hechos configurados y las situaciones creadas son nuevos; por lo tanto los significados también; y aquí el sujeto no sabe cómo enfrentar y asumir la lectura del contexto. En conclusión, el sujeto recurre a los conceptos y procedimientos que conoce pero las respuestas que envía al contexto no corresponden con el nivel de exigencia de las nuevas configuraciones del tejido social de los hechos y de las situaciones; son nuevas jugadas, con nuevos actores y con nuevos argumentos. De tal forma que los profesionales de la educación, de la política, de la economía o de la sociología, que no se han actualizado en el contenido y manejo de conceptos y metodologías para introducirse y permanecer en el contexto, son fácilmente desplazados por los sujetos que han hecho el esfuerzo de observar, de escudriñar cada hecho y situación y han logrado sistematizar en una estructura ordenada y lógica todo aquello que han observado.

Pero entonces, ¿qué observar? Evidentemente que la técnica de observación exige de una serie de pasos técnicos; pero fundamentalmente, se requiere definir el propósito de la observación; yo considero importante pasar rápido de la observación ?souvage? a la observación intencionada. Por lo tanto, definiremos qué nos interesa observar en el proceso y situación que se desarrolla enfrente; luego, las conductas, los procedimientos y las actitudes, cuando los sujetos están activos y pasivos; posteriormente, anotar las variables coyunturales no previsibles como, una pregunta, un suceso inesperado, etcétera, que matizan el desarrollo del proceso observado. El registro de los hechos no son repeticiones de lo que se dice y se hace, sino de las expresiones corporales y de las reflexiones del sujeto que toma nota de las observaciones; pues éstas le servirán de base para la sistematización ordenada del informe de la observación.

3. Del contenido cautivo al contenido aprensible

La sistematización de la información es un proceso metodológico que puede sujetarse, de manera más o menos flexible, a una estructura

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preestablecida. Pero su origen es principalmente un proceso intelectual de abstracción; es decir, se trata de un proceso de construcción y elaboración conceptual que ha pasado de la lectura del texto al análisis del contexto; es el producto del esfuerzo de comprensión que hace el sujeto por descifrar los códigos de la lectura social y cultural.

Si bien es cierto que el sujeto parte de la lectura de un contenido cautivo, ordenado y estructurado, éste sólo le sirve de base para configurar un aprendizaje propio; pero el contenido aprendizaje propio se configura en el futuro y se acerca al presente por medio de la experiencia, de la reflexión intelectual y de la sistematización. Es un aprendizaje que, una vez configurado por los procesos mentales del sujeto, se transforma en un contenido aprensible en vías de ser cautivo por el sujeto o los sujetos que le den uso contextual en busca de las explicaciones de los hechos y las situaciones del entorno social y cultural.

¿POR QUE ES IMPORTANTE LA OBSERVACIÓN?

"Observar es aplicar la sensibilidad del tacto fino del intelecto y del espíritu; observar es querer saber, es reflexionar para aprender a conocer -para conocernos crecer-..." (A. Alanís Huerta).

1.- El antecedente.

En el ensayo anterior subrayaba la importancia de la observación en el entorno inmediato; y uno de los énfasis particulares se ponía en el verbo escudriñar. Y en efecto cuando escudriñamos, encontramos detalles no siempre visibles en los procesos de observación. Pero, ¿por dónde pasa el proceso de observar y de escudriñar?

2.- El registro y la descripción.

En los procesos de observación, además de la intención de observar y de escudriñar, se requiere saber registrar y describir. Ahora bien, ¿Cómo se registran los hechos y las características del medio?

En principio, ya lo señalaba anteriormente, lo que guía el trabajo de observación es la intención; es decir, la decisión de observar intencionadamente, como cualquiera otra iniciativa para realizar un trabajo, requiere del esbozo de un proyecto que ayude administrar la intención. Así, reiteramos que una vez que definimos qué observar, pasamos a la siguiente etapa: ¿cómo observar? y posteriormente, cómo

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reportar e informar.

En virtud de que el tema de la observación puede abordarse desde diferentes ángulos y que ya he desarrollado en números anteriores el asunto de los reportes de lectura y de sistematización, hoy quiero poner el acento en cómo registrar y cómo describir.

3.1.- ¿Cómo registrar?

El registro de datos e información se puede hacer, al menos de dos maneras; una, sistemática con base en categorías de análisis previamente establecidas, como una especie de ?cernidor? de información, y otra, asistemática, donde se registra todo aquello que el observador considera relevante. Sin embargo, es importante destacar que para efectos de demostración del cómo se pueden registrar los hechos, condiciones y características en el ámbito de lo que se observa, enseguida se proponen algunas categorías genéricas de registro.

3.2.- Las categorías de registro.

Es útil cuando se va a iniciar un proceso de observación, establecer las categorías de registro; esto es, las categorías semánticas por medio de las cuales organizaremos la información; y aquí se habla de categorías genéricas, solo para efectos de explicación didáctica, pero que éstas bien pueden ser cualesquiera otras. Para el caso que nos ocupa, sólo se proponen cinco categorías genéricas, a saber:

- Descripción del entorno y del contexto de la observación - El enfoque y suceso principal de la observación - Actitudes relevantes de los actores- Problemas y soluciones- Reflexiones e interrogantes

Descripción del entorno y del contexto de la observación. La primera consiste en describir el lugar donde se va a realizar la observación; estamos hablando del entorno físico y del contexto sociocultural. Si se trata de una escuela, el entorno físico es una fotografía platicada (contada) del inmueble, sus aulas, los accesos principales; la comunidad y su estructura geográfica. Pero el contexto sociocultural es la organización estratificada de la comunidad; sus costumbres, organización política y cultural.

El enfoque y suceso principal de la observación. El enfoque es de orden metodológico; incluso teórico, donde se mencionan las bases de teoría que constituirán el punto de partida para el trabajo de observación. El suceso, se refiere a la intención manifiesta de la

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observación; y éste puede ser una clase, una visita al aula, una tarea en el grupo o el caso particular de observación de una persona por un tiempo determinado.

Actitudes relevantes de los actores. Si se trata de observar persona -en situación- habremos descrito ya, en el enfoque, de qué situación educativa se trata y de las condiciones físicas y metodológicas de la observación.

Problemas y soluciones. Aquí, en esta categoría semántica, genérica, ubicaremos el propósito de la investigación, pero no como meta final, sino como parte del énfasis de la observación; en una columna, haremos un listado de las características del problema o problemas abordados, y en otra, las soluciones aportadas o configuradas en el desarrollo del suceso o situación educativa observada. Estos dos referentes del proceso de observación, servirán para construir los productos sistemáticos de la misma.

Reflexiones e interrogantes. Una vez concluido el trabajo de observación física y la organización sistemática de los resultados parciales, pasamos a la observación intelectual, también sistemática pero abstracta. Es decir, pasamos a la etapa de la interpretación de información; aquí "hacemos hablar" los datos recogidos en la observación y empezamos a configurar los informes de la observación y a plantearnos preguntas que iremos respondiendo en la medida que se vaya revisando cada una de las categorías de registro. Y las interrogantes son muy importantes, porque constituyen la pauta por donde continuar con el trabajo de observación; de hecho, cabe aquí decirlo, la ciencia avanza a base de preguntas, pues, ¿qué son, si no preguntas, las hipótesis en las investigaciones?

Hasta aquí dejo las recomendaciones metodológicas para organizar los hallazgos de la investigación, cuando utilizamos la observación como estrategia y como técnica para la obtención de información; pasemos ahora a un ejemplo de observación de la vida cotidiana: la culminación del ciclo de vida de un "chapulín" que tuvo la mala fortuna de encontrarse en su camino a un equipo organizado de hormigas que lo consumieron en cuestión de minutos.

4. El ejemplo de una observación sobre el ciclo de vida de un saltamontes o chapulín, acaecido en el jardín de mi casa.

Cuando empecé a escribir este artículo tuve en mente ejemplificarlo con lo que sucede en un salón de clases, pero siempre me rondó la idea de que el aula es un lugar común para los maestros y casualmente, un comentario de mi esposa, también profesora -pero de preescolares- me

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dio la pauta; me comentó que nuestro hijo Paul Henri, como tarea de su curso propedéutico para ingresar a la preparatoria, había escrito una historia muy ilustrativa sobre "la muerte de un chapulín" bajo las fauces voraces de un ejército de hormigas, las cuales destrozaron a su víctima en cuestión de minutos sin dejar huella alguna; pero no contaban con la mirada constante de mi hijo quien las observaba de cerca y escribió lo siguiente:

Objeto de la observación: El ciclo vital en el jardín de mi casa. Por Paul Henri Alanís Noyola (edad: 15 años)

"En el pasto del jardín de mi casa hay un saltamontes muerto, está en el pasto verde y se encuentra posicionado boca abajo. Es de un color amarillo verdoso y no es muy grande, debe medir uno o dos centímetros. Tiene ojos grandes y 6 patas, alas en su parte posterior. Le hace falta una de sus antenas, pero al parecer se sigue moviendo una pata suya muy cerca de su cuerpo inerte; supongo que el factor por el que esté ahí agonizando es porque probablemente ha cumplió su ciclo de vida; ya que si alguien lo hubiera aplastado sería fácilmente notable. El viento puede mover un poco su cuerpo, pero aún así se puede identificar que todavía está vivo, pues cuando se le acerca un objeto, encoge las patas y trata de evadirlo, probablemente ya lleva ahí un buen rato; de lo contrario me imagino que se seguiría moviendo y reaccionando un poco más.

Me encuentro observándolo cuando de repente empiezan a llegar muchos insectos; hormigas, principalmente, y se suben encima del saltamontes una a una; y empiezan a llegar más y más hormigas hasta que en un tiempo muy corto llega a haber cerca de 100 alrededor del saltamontes. Aunque el saltamontes es mucho más grande, lentamente las hormigas comienzan a arrancar pedacitos de su cuerpo. Entonces, veo que los grupos de hormigas se centran primero en las patas, que para ellas no son tan fáciles de arrancar, por lo que toma algo de tiempo para que logren arrancar la primera, que es una de las patas delanteras. Después, otro grupo de hormigas se suben al saltamontes y lo hacen prácticamente invisible al cubrirlo en su mayoría corporal. Cuando las hormigas ya habían tomado una pata del saltamontes algunas se empezaron a alejar de él, llevando consigo la pata a lo que me supongo es su túnel o madriguera.

Después de unos minutos se empieza a notar cómo las hormigas trabajan en equipo y de manera sistemática, pues juntas arrancan otra pata y se cooperan entre sí para llevarla en lugar de pelearse por ella. El saltamontes ya dejó de moverse por completo, un tiempo después que le arrancaron la segunda pata, que esta vez resulta ser una pata trasera, un poco más pesada, pero a pesar de esto, las hormigas la logran cargar

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con bastante facilidad.

El color de las partes visibles del saltamontes empieza a cambiar de un amarillo verdoso a un amarillo con tintes de café, lo que le da una apariencia de estarse secando con la exposición al sol.

Después de mucho de intentarlo, las hormigas lentamente empiezan a hacer flexible y maleable la cabeza del saltamontes, haciéndola oscilar poco a poco para después de un rato al fin arrancarla; el grupo de hormigas que intenta cargar la cabeza no puede del todo, por lo que va a un ritmo más lento que el resto que ya había llevado las patas. Las hormigas continúan mordiendo el centro del saltamontes, y también a comer sus alas, mordisqueándolas y tomando pedacitos para llevárselas. Continúan así hasta dejar el torso, para después roerlo y dejarlo en secciones que enseguida también llevan consigo".

5 Algunas conclusiones, no definitivas.

En el ejemplo de la trágica muerte del chapulín, nos podemos dar cuenta de que existe un mundo en nuestro entorno, que no miramos; que no lo vemos y que casi nunca observamos. Y así, incluso, en el mundo nuestro, el de la vida cotidiana de nuestra casa, de la escuela o de la oficina, existen hechos y situaciones que no vemos; inclusive, hay personas a las que no saludamos porque no las conocemos; es decir poco o nada nos interesamos por lo que sucede en nuestro rededor.

Bien vale la pena acercarnos al mundo pequeño, al que está más pegado al suelo, a la tierra, al pasto; y ahí encontraremos maravillas, de vida y de muerte; de lucha y tesón; de trabajo, de esfuerzo y de disciplina para sobrevivir, para ser y permanecer.

Acercarnos al mundo de los niños, al mundo pequeño, significa que algo queda aún de niño en nosotros los adultos; algo de creatividad y de frescura; y si lo hemos perdido es probable que aquí lo encontremos, pues lo verdaderamente valioso no está en las alturas ni en el mundo de los reflectores; quizás está bajo la sombra de un árbol, en la arena de una playa solitaria, en el jardín de tu casa, en la mirada tierna y limpia de un niño? o dentro de nosotros mismos.

Así pues, observar no es un acto mecánico de la inteligencia humana no es la rigidez disciplinada de cuadrar los sucesos en los ?moldes de registro?; observar es mucho más que eso, es orientar el interés y la intención, por escudriñar los hechos, las situaciones, el entorno, y nuestro fuero interno. Observar es aplicar la sensibilidad del tacto fino del intelecto y del espíritu; observar es, querer saber, es reflexionar para aprender a conocer, para conocernos y ¡para crecer!

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Dr. Antonio Alanis Huerta