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La Mujer Vestida De Sol
Introducción
El Libro del Apocalipsis o
Revelación es la última obra
literaria del Canon Sagrado; fue
escrita en la isla de Patmos,
revelación que le dio al anciano
Juan mediante el ángel enviado
por el Cristo Resucitado. “Yo
Juan, vuestro hermano, y
copartícipe vuestro en la
tribulación, en el reino y en la
paciencia de Jesucristo, estaba en
la isla llamada Patmos, por causa
de la palabra de Dios y el
testimonio de Jesucristo.”
Apocalipsis 1:9
Al analizar el capítulo 12 del
Apocalipsis encontramos que Juan
tuvo varias visiones, no debemos
olvidar que estas tenían
cumplimiento para tres tiempos:
“Escribe las cosas que has visto, y
las que son, y las que han de ser
después de estas.” Apocalipsis
1:19 Todo lo que al anciano Juan
le mostraron lo vio en el cielo
como un video proyectado en una
enorme pantalla, y lo que miró se
ha estado cumplendo en la Tierra.
Hoy miraremos una de esas
extrañas visiones: “Apareció en el
cielo una gran señal: una mujer
vestida del sol, con la luna debajo
de sus pies, y sobre su cabeza una
corona de doce estrellas. Y
estando encinta, clamaba con
dolores de parto, en la angustia
del alumbramiento. También
apareció otra señal en el cielo: he
aquí un gran dragón escarlata,
que tenía siete cabezas y diez
cuernos, y en sus cabezas siete
diademas; y su cola arrastraba la
tercera parte de las estrellas del
cielo, y las arrojó sobre la tierra.
Y el dragón se paró frente a la
mujer que estaba para dar a luz, a
fin de devorar a su hijo tan pronto
como naciese. Y ella dio a luz un
hijo varón, que regirá con vara de
hierro a todas las naciones; y su
hijo fue arrebatado para Dios y
para su trono.” Apocalipsis 12:1
– 5
Al analizar cuidadosamente los
textos podemos entender que la
mujer vista por Juan en el cielo,
era una reina regiamente vestida
¡Jamás mujer alguna se ha
ataviado con esta clase de
vestimenta! Mucho menos
teniendo la luna bajo de sus pies,
“Y ella dio a luz un hijo varón,
que regirá con vara de hierro a
todas las naciones; y su hijo fue
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arrebatado para Dios y para su
trono.”
Como ya dijimos al principio,
todo lo que vio en el cielo se
cumplió, se está cumpliendo y se
cumplirá en la tierra. Debemos
tener sumo cuidado para
identificar quien es esta extraña
mujer. No se trata de una mujer
literal, esto es algo muy
simbólico, todo estudiante de las
Sagradas Escrituras debe saber
que en Libro de Apocalipsis
aparecen dos mujeres, la primera
ya la vimos y la otra relata el
anciano Juan: “Y me llevó en el
Espíritu al desierto; y vi a una
mujer sentada sobre una bestia
escarlata llena de nombres de
blasfemia, que tenía siete cabezas
y diez cuernos. Y la mujer estaba
vestida de púrpura y escarlata, y
adornada de oro, de piedras
preciosas y de perlas, y tenía en la
mano un cáliz de oro lleno de
abominaciones y de la inmundicia
de su fornicación” Apocalipsis
17:3 – 4 Algunos creen que la
mujer de Apocalipsis 12, la que
está vestida de sol, parada sobre la
luna y con 12 estrellas en la
cabeza, se refiere a una mujer
literal y se lo atribuyen a María, la
que fue madre de Jesucristo. Si
eso fuera así, de inmediato surge
una pregunta, la mujer vestida de
púrpura sobre la bestia roja,
¿Quién será?, porque si es literal
la mujer de apocalipsis 12 igual
tiene que serlo la del capítulo 17,
de lo contrario las Sagradas
Escrituras se convertirían en un
mar de contradicciones, pero la
verdad del caso es que las dos
mujeres son simbólicas, al anciano
Juan le explicaron el simbolismo
de la segunda mujer: “Y la mujer
que has visto es la gran ciudad
que reina sobre los reyes de la
tierra.” Apocalipsis 17:18
Esta simbólica mujer vestida de
sol se menciona por primera vez
en la profecía: “Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y
entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza,
¡Cómo ha de haber quedado
de impresionado el anciano
Juan quien se encontraba
preso en la isla de Patmos,
pero en espíritu estaba en el
cielo viendo estas célicas
visiones!
Si es simbólica la mujer de
apocalipsis 17 igual tiene que
serlo la mujer vestida del sol
de apocalipsis 12
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y tú le herirás en el calcañar.”
Génesis 3:15 Estas palabras las
pronunció el Todo Poderoso
cuando Adán y Eva pecaron, se
las dijo a la serpiente, o sea el
diablo, nos habla de una
permanente enemistad entre la
Mujer y la serpiente, porque la
simbólica mujer llevaría la
simiente que golpearía en la
cabeza a la astuta serpiente. Por
eso Juan ve que el dragón cuando
la mujer estaba a punto de dar a
luz quiso devorar al Hijo, y Juan
miró otro acontecimiento más: “y
su cola arrastraba la tercera
parte de las estrellas del cielo, y
las arrojó sobre la tierra. Y el
dragón se paró frente a la mujer
que estaba para dar a luz, a fin de
devorar a su hijo tan pronto como
naciese.” Apocalipsis 12:4 Al
demonio no se le había olvidado
la sentencia milenaria que había
contra él, cuando vio la
profetizada simiente nacer de la
mujer, lo sigue para devorarlo
porque aquella simiente venía para
darle en la cabeza.
El Hijo varón que dio a luz esta
simbólica mujer es nada menos
que Jesucristo: “Y ella dio a luz
un hijo varón, que regirá con vara
de hierro a todas las naciones; y
su hijo fue arrebatado para Dios y
para su trono.” Apocalipsis 12:5
Es el Mesías prometido, la
simiente simbólica de esta mujer,
así lo entendió Pablo y lo dejó
escrito: “Ahora bien, a Abraham
fueron hechas las promesas, y a
su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu
simiente, la cual es Cristo”
Gálatas 3:16. Cuando apareció en
este mundo el
Cristo viviente, la serpiente
antigua llamada también Satanás
lo quiso devorar, es justamente lo
que vio Juan: “y su cola
arrastraba la tercera parte de las
estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra. Y el dragón se
paró frente a la mujer que estaba
para dar a luz, a fin de devorar a
su hijo tan pronto como naciese.”
Apocalipsis 12:4
“Herodes entonces, cuando se vio
burlado por los magos, se enojó
El primer intento que hizo
Satanás para destruir aquel
varón fue cuando usó a
Herodes, matando a todos los
niños de Belén, en este
genocidio que el demonio
inventó a través de la morbosa
mente de Herodes creyó matar
a la Santa Simiente
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mucho, y mandó matar a todos los
niños menores de dos años que
había en Belén y en todos sus
alrededores, conforme al tiempo
que había inquirido de los
magos.” Mateo 2:16 El niño fue
librado por la intervención divina,
por santa revelación recibió la
orden José que huyera a Egipto y
que se estuviera en aquel lugar
mientras pasaba el peligro.
Al descubrir quién es el Hijo que
nació de aquella simbólica mujer
ahora podemos encontrar con
facilidad quien es la reina vestida
de sol coronada con doce estrellas.
La palabra mujer en el sentido
simbólico sirve para designar a un
pueblo o una Iglesia: “Maridos,
amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella”
Efesios 5:25
Pablo compara a la Iglesia como
una mujer o congregación,
Jesucristo nació de la
congregación de Israel, fue
depositado en el vientre de María:
“…cuando vino el cumplimiento
del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la
ley” Gálatas 4:4
Dios se Casó con Israel
El tramitador de estas nupcias fue
Moisés, y la ceremonia se ofició
en el monte del Sinaí, en presencia
de diez millares de ángeles. El
Todo Poderoso se los recuerda:
“No como el pacto que hice con
sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra
de Egipto; porque ellos
invalidaron mi pacto, aunque fui
yo un marido para ellos, dice El
Eterno.” Jeremías 31:32 Dios
puso su simiente en la
congregación de Israel, con la cual
contrajo nupcias, y de esa unión
salió su Hijo llamado el Cristo.
El Todo Poderoso a través de
Ezequiel le recuerda a esta
simbólica mujer que ya dijimos es
el pueblo de Israel: “Y pasé yo
otra vez junto a ti, y te miré, y he
aquí que tu tiempo era tiempo de
amores; y extendí mi manto sobre
ti, y cubrí tu desnudez; y te di
juramento y entré en pacto
contigo, dice el Señor, y fuiste
mía.” Ezequiel 16:8 Claramente
leemos en que condición encontró
Dios a Israel, nadie le hacía caso,
estaba desnuda, Dios la cubrió con
su manto, esto es recordándole la
situación que vivió en Egipto en la
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más cruel esclavitud, en aquellas
tierras no eran más que parias.
¡Qué bendición tan grande la de la
congregación de Israel!, el Dios
los cubrió con su manto, es por
ello que en la visión de
Apocalipsis 12, esta mujer aparece
vestida de sol. Este sol está
representando el manto con la que
fue cubierta, después de vivir en
una paupérrima situación.
¡Ningún pueblo de la tierra ha
vestido un traje como este!, nadie
en realidad ha tenido el privilegio
de haberse cubierto con el manto
del Sol, dicho de otra manera con
el manto de Dios: “Porque sol y
escudo es Dios; Gracia y gloria
dará El Eterno. No quitará el bien
a los que andan en integridad.”
Salmos 84:11 Dios le dio de su
poder y de su gloria, y con esto la
envolvió. En ningún pueblo de la
Tierra se han hecho las maravillas
que se hicieron en Israel. La luz
que este pueblo ha proyectado
sirvió para alumbrar a este
tenebroso mundo, hundido en la
miseria y la ignorancia.
Dios levantó del cenagoso lodo de
Egipto hasta el sublime cielo de la
gloria a la congregación de Israel,
le dio muchas riquezas materiales
y espirituales, y entró en concierto
con ella, y se hizo un simbólico
matrimonio, así lo dice la
siguiente parte de la profecía de
Ezequiel 16:10 – 14: “y te vestí de
bordado, te calcé de tejón, te ceñí
de lino y te cubrí de seda. Te
atavié con adornos, y puse
brazaletes en tus brazos y collar a
tu cuello… Y salió tu renombre
entre las naciones a causa de tu
hermosura; porque era perfecta, a
causa de mi hermosura que yo
puse sobre ti, dice el Señor.”
Al volver a la segunda parte de la
profecía de Apocalipsis 12 y verso
1, miramos que tenía la luna
debajo de sus pies. La Luna en las
Escrituras se le conoce como la
lumbrera menor, sirve para
alumbrar de noche. Génesis 1:16.
¿Qué quiere dar a entender Dios
en esta visión, cuando dice que
aquella mujer tenía la luna bajo
sus pies? La función de la luna es
alumbrar en la noche. A Israel le
tocó caminar sobre este mundo
tenebroso. Y este pueblo
necesitaba una luna para que le
alumbrara en esta simbólica noche
para que sus pies no tropezaran en
piedra: “Lámpara es a mis pies tu
palabra, Y lumbrera a mi
camino.” Salmos 119:105
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“Y Estaba en Cinta y clamaba con dolores de parto, en la
angustia del alumbramiento” Apocalipsis 12:2
El Pueblo de Israel llevaba en sus
entrañas la Santa simiente
engendrada por Dios. Ya
explicamos que esa simiente es
Cristo. El Texto revela que esta
simbólica mujer además de estar
en cinta, sufría de dolores por dar
a luz.
El Remanente del Pueblo de Dios
sufrió terribles tormentos, grandes
persecuciones, porque la serpiente
antigua quería destruir la santa
simiente que estaba en ellos. El
profeta le decía a Israel: “Duélete
y gime, hija de Sion, como mujer
que está de parto; porque ahora
saldrás de la ciudad y morarás en
el campo, y llegarás hasta
Babilonia; allí serás librada, allí
te redimirá el Eterno de la mano
de tus enemigos.” Miqueas 4:10
El diablo sabía que de este pueblo
nacería el Cristo y entendía que
esta mujer sería la que daría a luz
al Hijo que le aplastaría la cabeza.
Bien estaba escrito por el profeta:
“Irá andando y llorando el que
lleva la preciosa simiente; Mas
volverá á venir con regocijo,
trayendo sus gavillas.” Salmos
126:6
Doce Estrellas en su Cabeza
Juan vio que la mujer tenía en la
cabeza una corona con doce
estrellas: Apocalipsis 12:1 Corona
significa honra y autoridad. El
Pueblo de Israel se originó de
doce estrellas conocidas como los
doce patriarcas que fueron su
honra y su autoridad; los doce
hijos de Jacob, quien fue
descendiente de Isaac, José el hijo
de Jacob muchos años atrás tuvo
un sueño y su padre lo interpretó:
“Soñó aun otro sueño, y lo contó
a sus hermanos, diciendo: He
aquí que he soñado otro sueño, y
he aquí que el sol y la luna y once
estrellas se inclinaban a mí. Y lo
contó a su padre y a sus
hermanos; y su padre le
reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño
es este que soñaste? ¿Acaso
vendremos yo y tu madre y tus
La Palabra de Dios
comparada como la luna,
con una luz suave, ilumina a
los hombres su camino en
esta oscura noche triste. La
congregación de Israel fue la
primera que disfrutó de esta
gran bendición. Sentir los
iluminadores rayos de la
Santa Palabra
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hermanos a postrarnos en tierra
ante ti?” Génesis 37:9 – 10
Jacob, el padre de aquel pueblo,
comprendió que el sueño de su
hijo José, refiriéndose a las doce
estrellas inclinándose a José
representaba a sus hijos venerando
a José, estas doce estrellas, mas
tarde se constituyeron en aquella
corona ceñida en la congregación
de Israel, los hijos de Jacob son la
simiente del pueblo de Israel de
donde más tarde salieron
multitudes: “Estos son los
nombres de los hijos de Israel que
entraron en Egipto con Jacob;
cada uno entró con su familia:
Rubén, Simeón, Leví, Judá,
Isacar, Zabulón, Benjamín, Dan,
Neftalí, Gad y Aser.” Éxodo 1:1 –
4.
Otra Señal en el Cielo
“También apareció otra señal en
el cielo: he aquí un gran dragón
escarlata, que tenía siete cabezas
y diez cuernos, y en sus cabezas
siete diademas; y su cola
arrastraba la tercera parte de las
estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra. Y el dragón se
paró frente a la mujer que estaba
para dar a luz, a fin de devorar a
su hijo tan pronto como naciese.”
Apocalipsis 12: 3 – 4
Varias visiones contempló el
anciano Juan, las que dejó
registradas en este capítulo 12.
¿Quiénes serán esas estrellas que
el diablo arrastró con su cola y las
echó por tierra? Lo más fácil de
creer es que desgajó la tercera
parte de los ángeles celestiales que
se rebelaron contra Dios, pero
creer esta exégesis es salirse
totalmente del contexto de las
profecías que Juan está
describiendo. Si la mujer es el
pueblo de Israel y el Hijo que dio
a luz es Jesucristo, estas estrellas
no tienen por qué ser seres
celestes, porque es el dragón que
persigue a Cristo el que las
arrastra con su cola y ese mismo
dragón está tipificando a Herodes.
No siempre en la profecía cuando
leemos estrellas del cielo se
refiere a los ángeles, sino que
algunas veces también se atribuye
a los hijos de Israel, por ejemplo,
Estos doce nombres brillaron
siempre en la cabeza de
aquel pueblo de Israel en
forma perpetua, eran
conceptuados como
venerables ancianos sobre
quienes Dios por medio de su
padre Jacob les había
canalizado grandes
bendiciones.
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cuando al profeta Daniel le
revelaron la visión que describe en
el capítulo 8, miró cómo un poder
humano iba a hollar al pueblo de
Israel: “Y de uno de ellos salió un
cuerno pequeño, que creció
mucho al sur, y al oriente, y hacia
la tierra gloriosa. Y se
engrandeció hasta el ejército del
cielo; y parte del ejército y de las
estrellas echó por tierra, y las
pisoteó.” Daniel 8:9 – 10. Este
cuerno que hizo tales cosas fue un
poder político, y esas estrellas
obviamente no pudieron ser
ángeles celestiales sino que
humilló a los hijos de Israel. Y
más adelante se lee que los
humilló por dos mil trescientos
días (Busque nuestro folleto “La
Profecía de los dos mil trescientos
días de Tarde y Mañana”)
Fue exactamente la tercera parte
de estas estrellas las que el dragón
arrastró con su cola, satanás hizo
grandes barbaridades con los hijos
de Israel para obligarlos a pecar
contra Dios y que perdieran la
concepción de la simiente santa.
Pero siempre hubo un remanente
que se mantuvo firme en el Señor
y no se dejó arrastrar por la cola
del maligno ¿Cuál sería la cola
con la cual aquél impuro reptil
usando a Herodes como
instrumento principal sedujo a los
hijos de Israel para pecar?: “El
anciano y venerable de rostro es
la cabeza; el profeta que enseña
mentira, es la cola.” Isaías 9:15
El Diablo sigue Haciendo Guerra
“Entonces el dragón se llenó de
ira contra la mujer; y se fue a
hacer guerra contra el resto de la
descendencia de ella, los que
guardan los mandamientos de
Dios y tienen el testimonio de
Jesucristo.” Apocalipsis 12:17
El Demonio ha hecho guerra de
distintas maneras a los
descendientes de aquel remanente
de donde nació el Mesías, la
guerra ha sido dura y sangrienta
en los tiempos pasados, de ellos se
describe en la carta a los Hebreros
una galería de hombres y mujeres,
verdaderos héroes en la fe:
“apagaron fuegos impetuosos,
evitaron filo de espada, sacaron
fuerzas de debilidad, se hicieron
fuertes en batallas, pusieron en
fuga ejércitos extranjeros. Las
mujeres recibieron sus muertos
Con esa misma cola de
mentira sigue arrastrando no
solo a Israel, sino al mundo
entero hasta el día de hoy.
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mediante resurrección; mas otros
fueron atormentados, no
aceptando el rescate, a fin de
obtener mejor resurrección. Otros
experimentaron vituperios y
azotes, y a más de esto prisiones y
cárceles. Fueron apedreados,
aserrados, puestos a prueba,
muertos a filo de espada;
anduvieron de acá para allá
cubiertos de pieles de ovejas y de
cabras, pobres, angustiados,
maltratados; de los cuales el
mundo no era digno; errando por
los desiertos, por los montes, por
las cuevas y por las cavernas de
la tierra.” Hebreos 11:34 – 38º
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