La feria del crimen : el mayor chantage de todos los...

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- 101 - o no, se complace en manifestaros la más viva ( gratitud por el modo como habéis sabido honrar la carrera e las armas, y especialmente por o vuestra gran irrneza de carácter. lO De lo expuesto hasta aquí, nada más surge a la vista, que lo sustancial y efectivo que in- forma el Decreto número 1082 de 1903: el va- lioso calificativo .Jlue la Nación, por mediodel Poder Ejecutivo, dio, como digno de encomio, a la conducta observada por los empleados del crucero_Bogotá, cO,n motivo de los funestos su- cesos ocurridos entonces; y que el ascenso del - - digno Jefe General Martínez L., no asumió el carácter de difinitivo, entre otras razones de or- den público, porque, según el artículo 98 de la Carta Fundamental, incumbía al Senado aprobar - - -- - o improbar los grados militares conferidos por el Gobierno desde Teniente Coronel hasta el más alto grado del ejército ó armada. La disposición contenida en el artículo 31 de la misma Carta, según la cual: «Los derechos adquiridos con justo título, con arreglo a las le- yes civiles, por personas naturales o jurídicas no pueden ser desconocidos ni vulnerados por leyes posteriores," y en la cual apoya el Gene- ral Martínez L. su acusación, no tiene cabida aquí, por no, tratarse de derecho adquirido con arreglo a le es civiles en su genuina acepción, sino con arreglo a_leyes- militares que asumen un carácter especial, a-tendidas Ías respectivas

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o

no, se complace en manifestaros la más viva (gratitud por el modo como habéis sabido honrar ~

la carrera e las armas, y especialmente por o

vuestra gran irrneza de carácter. lO

De lo expuesto hasta aquí, nada más surgea la vista, que lo sustancial y efectivo que in­forma el Decreto número 1082 de 1903: el va­lioso calificativo .Jlue la Nación, por mediodelPoder Ejecutivo, dio, como digno de encomio, ala conducta observada por los empleados delcrucero_Bogotá, cO,n motivo de los funestos su­cesos ocurridos entonces; y que el ascenso del- -dignoJefe General Martínez L., no asumió elcarácter de difinitivo, entre otras razones de or­den público, porque, según el artículo 98 de laCarta Fundamental, incumbía al Senado aprobar

- - -- -o improbar los grados militares conferidos porel Gobierno desde Teniente Coronel hasta elmás alto grado del ejército ó armada.

La disposición contenida en el artículo 31 dela misma Carta, según la cual: «Los derechosadquiridos con justo título, con arreglo a las le­yes civiles, por personas naturales o jurídicasno pueden ser desconocidos ni vulnerados porleyes posteriores," y en la cual apoya el Gene-ral Martínez L. su acusación, no tiene cabidaaquí, por no, tratarse de derecho adquirido conarreglo a le es civiles en su genuina acepción,sino con arreglo a_leyes- militares que asumenun carácter especial, a-tendidas Ías respectivas

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definiciones consignadas en el Dicdonalli0gislación y Jurisprudencia.

Sobre este punto la Corte reproduce el con­cepto del señor Procurador General de la Na­ción, donde se expresa así: «El artículo 31 dela -Constitución había de derechos adquiridoscon justo título, con arreglo a las leyes civiles,y el mismo expresa que el interés privadodebe ceder al interés público cuan<Yo resultaconflicto entre los derechos particulares y lautilidad general. Ahora bien: ¿ qué clase dederechos adquiridos, con arregló a las leyes ci­viles, desconoce o vulnera el Decreto acusado?Los ascensos militares son conferidos por elPoder EOecutivo, previos los requisitos o re­

glamentosque tienen o rigen en la legislaciónmilitar, especialísima por su naturaleza, y encuya aplicación tiene que intervenir el Gobier­no por su contacto ínfimo con el orden públicoconfiado a su custodia. Repito que nti hay

o tajes derechos vulnerados, ' pues ni siquiera setrata de echar abajo un contrato, desconocerun crédito, o de decretar una expropiación,con perjuicio de intereses asegurados por laeficacia de las leyes civiles.»

En lo que la Corte se separa de este altefuncionario es en cuanto conceptúa que al di@­tar su Decreto el Gobierno usó de ~a ~acu. t{J

~ reglamentaria que le otorga el a rtíeulo 120 ElI~""'- '''i _la Constítución ; pues aparte (¡le trat:aa íf~~~

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de u.n aci@ @ oreto que requiere en su apoyod osición menos lata, el inciso 3.° de

artí ulo, que indudablemente es el que elf Procurador tiene en cuenta únicamen­

te, conñere al Jefe del Gobierno la facultad de«ejercer la potestad reglarn éiitaria expidiendolas órdenes, decretos y resoluciones necesariospara la cum lida e'ecución de las leyes.» Y laCorte no halla ley en virtud de la cual el Po­der Ejecutivo pueda privar a un militar en lostérminos que apareja el artículo 6.° del Decre-to acusado. Antes bien, el artículo 169 de laConstitución establece perentoriamente que losmilitares no pueden ser privados de sus gra­tlos, honores y ensiones, sino en los casosy el rnO'd.o que determine la ley. Y si la Cor-t no entra ahora a estudiar el punto materiaael presente fallo, a la luz de este precepto, esporque ella tiene establecida como práctica in­v:adable la de ceñirse en sus decisiones sobrein.oonstituciona.Hdad de las medidas acusadasR este cargo al conte:cto de las disposicio­

es W:e se citen y se consideren infringidas,

~~.:~>.'J1l'. er tal infracción la que debe considerar­se g eradora del agravio, y como causa o ra­

""1""'<7, QN <de la demanda. Mas ya se dijo que laml:1~j:¡sf!!f\1 ' ~n se funda en el concepto de que el

.@ i fringido es el 31 de la Carta Funda--V

lo eua anda errado el demandante,ea demostrado.

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Las anteriores consideraciones se ft eetensivas a todo el contenido deí Decre 0 llume.¡¡1313 de 1908, sobre ascensos militares, a virtien­do que, aunque la acusación se refiere igualmente a todas las disposiciones que él contie­ne, los cargos formulados en la demanda úni-

?camente atacan el contenido del artículo 6.°que queda transcrito.

Por lo expuesto, administrando justicia ennombre de la República y por autoridad de laLey, y de acuerdo, en parte, con el señor Pro­curador, se declara que el Decreto acusadono es inconstitucional, como violatorio del ar­tículo 31 acabado de citar.

Notifíquese, cópiese y archívese.

ALBERTO SUÁREZ MURILLO, BARTOLOMÉ Ro­DRíGUEZ P., JESÚS M. ARTEAGA. Vicente ParraR., Secretario en propiedad.

** *En el opúsculo Prlra la Historia, que publi--qué en Septiembre de 1909, dije lo siguiente:"Si mi temperamento no estuvi~ forjado

en la adversidad; si mi propósito no fuera elde luchar por el bien en proporción que au­menta la debili ad y el desaliento de otros,renegaría de toda idea patriota y filantrópic á,haciéndome egoísta misántropo,- ....

t.... -Schopenhauer tiene razón cuando dice e( humanidad, lista siempre a car!i{ar a et €l

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s a(fI7~~ hace pesar sobre un ((iJ ([Ule en reafidad es sólo fal- (

ta su a" . '~BI fallo o veredicto justiciero,

aglí~ en otra parte, sólo es pronunciado, alá e de muchos tiempos de sucedido un acon-

t címíento cualquiera que merezca la apoteo­

sis, pero esto se debe a que los hombres ver­daderamente doctos e imRarciales no nacen niviven en n mismo tie'rnQo y es la Historiaquien viene a recoger sus opiniones..... ""Entonces, continúa el filósofo, la inmensa ma­yoría de mediocridades hace odioso el tardío ~triunfo con sus manifestaciones vocingleras... " {"Porque para estas medianías, reasume, se tie­nen todas las virtudes cuando ya no les es­torban o hieren, o se niegan rotundamentecuando aparecen sobresaliendo una línea so- \l1>re la eonrün vulgaridad, prometiendo o lIevan-1do una reforma saludable.... " »

Hoy me s:ontento ~on reproducir el siguien­te artíp,ulo, escrito por la pluma del malogrado{;ados Arturo Torre_s para que valga su pro­testa contra los de Panamá y la ironía del pre­m iiliscer:nido a los de acá, y con este libro

cerrado, lanzo un guante al tiempo.

JORGE MARTfNEZ L.

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El Bogotá:

El Cuerpo .Consular de Panamá ha protes­tado contra el bombardea que de esa ciudadrebelde hizo el crucero colombiano Bogotá.

Los extranjeros signatarios de la protesta lohacen en nombre del Derecho de Gentes! . .. .

(

El crucero Bogotá y su .Comandante mere­cen bien de la Patria.

Lá protesta de unos cuantos extranjeros, al­gunos de ellos com Rlices del movimiento trai-dor y cohechadores ,de I~ guarnición colom­biana de Panamá, es un timbre de honra para

( los leales tripulantes del Bogotá y para su ga­llardo Jefe, Jorge Martínez.

En medio de la traicion que, como nefandocontagio, contaminó a todos los panameños,hubo una excepción gloriosa: el Bg}{otá.

Cuando era abatido el pabellón nacional delterritorio y de los mares del Istmo, no por lafuerza , sino por la felonía, quedó flotando enun solo punto.

Por la boca de los cañones del Bogotá ha­bló al mundo el honor, y su trueno, eco. fuede la indignación de la conciencia nacional 1l11-

1trajada,

Esta bien que para unos mercaderes t>ÚJil l~

c.Q.S que no tienen más criterio que el clcl s )1-

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~S~~4~ oJnbard~o se los cañones delB0

t5@}t1J ea un acto que merece reprobación.n eie militar viola su palabra y traiciona

a S11 Pat:n a, y ese Jefe es un héroe, y su ac­ci: IJ es loable.

Un Gobierno viola un Tratado y presta ma­no fuerte a los enemigos del Estado a quienhabía jurado sostener, y ese Gobierno es gran-de , y su acción es loable.

y un joven oficia, solo en medio de la trai­ción y del crimen, rodeado de la furfiva ase­chanza, en un débil barco, ante sus propiossoldados, acaso contaminados también, levan-

\ ta alto, mu alto, la bandera nacional, y ca­l ñonea, como suprema protesta, una ciudad in­

sarreccionada y en armas, que acaba de aba­tir esa misma bandera que él jurara defe n­der, y: que acaba de izar en el tope de su bar­co, perdurablemente glorioso. Y ese joven ofi-Giat merece la reprobación de los7<epresentan­tes de las n,aciones cultas, i y a nombre del (C1erecho de Gentes! J

i Y. el primer signatario del singular docu­ento es elCó sul de los Estados Unidos,

-'.".<- r. U acaban de violar escandalosamente un Tra­tado solemne! i Y ese Cónsul habla de Derechoil:e Gentes!

>=--•...,1"0",,,s IDtros signatarios son los Cónsules deftarse 00 quienes Colombia ha mantenido lea­e elaei0íf:es y que contemplan impasibles el

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despojo de un pueblo y no tienen ti a z ~protesta contra el que, al violar el TrataBa de1846, ha dislocado para siempre las bases delDerecho Internacional.

Yesos Cónsules hablan del Derecho de Gentes!

~Señores agentes de Cartago: no habléis del

derecho~ue rige las relaciones de los pueblos,porque ese derecho ha muerto. Lo asesinó el

I Presidente de los Estados Unidos, y los otrosGobiernos, menos e - del Ecuador, han teni­do para ese asesinato la complicidad del si­lencio o de la aprobación.

1/ Sólo u a voz se levantó contra ese crimen;'1 esa voz fue la sIe los cañones del Bogotá.

Entre los obernantes sólo ha oído el mun­~ ~ do Ii'de!_Presidente Plaza, el único que ha>visto que el derecho es a salvaguardia de losdébiles.

Vosotros condenáis ante el mundo la con­ducta del Jefe de nues ro crucero: naso ros

~ os contestamos-haciéndolo General ae la Re-1( pública. En este naufragio universa el dere­

cho, de la justicia y del honor, es decir, de laverdadera civilización, ha habido una tabla aflote; esa tabla ha sido el crucero colombianoBogotá.-

(Editorial de El Nuevo Tiempo número 431. Noviem~I9(3)

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Post scrtptum

Lorenzo Marroquín ha publicado una inso­lente carta contra el doctor Pérez y Soto pi- (diéndole que presente documentos notariales ')de su connivencia con el-Mjñisfro Beaupré, y )como es posible que el doctor Pérez y Soto )haga alarde de despreciar esos desplantes, (

/

creo que todo colombiano tiene derecho paraexigir de Lorenzo Marroq uín (heredero univer­sal de don José Manuel el usurpador) que de­muestre-con documentos fehaclent_esl que Beau­pré mintió en su correspondencia, y especial­mente en los siguientes despachos:

«Mr. Beaupré a Mr. Hay:

Bogotá, Noviembre 9 de 1903 (9 a. rn.)

El General Reyes desea ue o i forme austed que los Generales Pedro Nel Ospina yLucas Caballero, leader~ importantes de Par­tido, lo a~ompañan en su Misión. Aquí reinagran excitación. La multitud, en número con-

o

siderable, recorrió ayer la~calles gritando:Abajo Marroquln! Un meeting numeroso loacusó y pldío un cambio de Gobíerno. Cen-

....... .,..---

tenares de personas se reunieron en el Pala-cio, y el orador que las representaba, un con-

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«Mr. Beaupr é a Mr. Hay

Bogotá , Noviembre 12 de 1903

BEAUPRÉ»

I Anoche.... fui invitado a Palacio a conferenciar) con el Presidente y con su Gabinete, y les

comuniqué la sustancia de su telegrama del6 en forma de una nota dirigida al MfDis­tro de Relaciones Exteriores. Se me pFe a té

~si oficialmente podría yo interpretaa l 'I t.ima:

,1 notado Gener~l de la Nación, arenga m) sidente y pidió que presentara su renuncda) Las tropas dispersaron a los individuos am

reunidos, hiriendo a varios. La Ley Marcialha sido declarada a uí, y la ciudad está guar­

( dada por soldados. La Legación de los Esta­1 dos Unidos está protegida por una fuerte guar­

dia, pero aparentemente no hay indicación al-----( guna de demostración hostil. La habitación de1 Lorenzo Marroq uín Ea, sido-ªpedreada.

Respecto a las cuestiones presentadas porel Ministro de Relaciones Exteriores en mi te­legrama del 7, he guardado silencio, pero ten­

\ go en cuenta lo que dice la página 578, Re­( ladones Exteriores, parte a-, 1866, y las ins­

trucciones número 134 al Ministro ante los Es-tados Unidos de Colombia en 1865.

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n senftdo de que los Estados UIJi-enmlUrían desembarcar troRas colom­

bi-é,lna. @ F pliqué que mi opinión era queel uaje usado no necesitaba de interpre­t-'alDiwn, que yo había cumplido mis deberes \Jjciales con la entrega de la nota, y que no )

tenía explicación que hacer. Entonces-!.!..!:re­sidetite ENCARGÓ EL SECRETO a las personasque selzallaban presentes hasta que se reci- (biera contestación directa a las dos cuestionespres ntadas por el Ministro de Relaciones Ex­teriores, contenidas en mi telegrama del 7. Hayconsternación en los círculos del Gobierno, ytemo serios disturbios cuando se informe al

~

público de la verdadera situación. Creo quetanto el Gobierno como los americanos queresiden en el Interior, y principalmente en Bo­gotá, corren gran peligro.

BEAUPRÉ»