La Era de Los Culpables _ Alfil - El Diario Para Leer

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Conexiones entre The Affair, True Detective y Bloodline

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  • 3/7/2015 La era de los culpables | Alfil - El diario para leer

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    Crdoba, Viernes 3 de julio de 2015

    Columnistas Coleccin de Tapas Contacto

    HPor Juan Pablo Duarte

    ace algunos das recib cierto monto de

    dinero en mi cuenta bancaria.Nada del otro

    mundo, pero la suma despert el inters

    del gerente. Por supuesto, mecitaron

    inmediatamente. Deba presentarme al otro da con

    algn documento que probara la legalidad los

    fondos.

    El requerimiento de algn documento era cuando

    menos ambiguo. Para aclarar un poco las

    cosas,solt la que sera mi primera confesin. Le dije

    a la voz del telfonola verdad, la plata era un regalo.

    Me la daba alguien que de algn modo me quera y

    que adems quera drmela. No era una suposicin,

    nos una un lazo familiar y adems siempre me haba

    dado muestras cabales de sincero cario. Para ser

    riguroso, agregu que nunca antes lo haba hecho

    con dinero.

    En menos de un minuto de conversacin telefnica, un desconocido me hizo encontrar en esto ltimo el detalle

    enigmtico que cubrira de sospechas todo lo que estaba pasando y a todos los involucrados. En particular me

    hara sospechar de m. Despus de todo, me estaba convirtiendo en el tipo de culpable que nunca quise ser,

    el culpable por inocencia, por ingenuidad, por descuido.

    Me present en el banco al otro da sin ningn documento pero con la idea de que eso del documento era un

    Mcguffin, una excusa para que me fuera enredando en una historia que se tornaba ms y ms truculenta a

    medida que la analizaba.

    Casi sin darme cuenta, pas a una oficina con una mesa, tres sillas y un dispenser de agua. Esper quince

    minutos hasta que entr un tipo de traje con una carpeta llena de papeles que vena revisando al caminar.

    No voy a seguir con esta historia. Dir que por unos minutos lo comprend todo, pero se me fue, no lo podra

    explicar. Solome qued con dos ideas bastante poco originales. Nada es ms difcil que demostrar la propia

    inocencia diciendo la verdad, esa es la primera. La segunda es que una buena porcin de la mejor ficcin

    policial de los ltimos aos de la televisin procede a la inversa.

    Algunos de los mejores thrillers policacos recientes toman impulso desde salas de interrogatorios. Si alguien

    duda de la potencia narrativa de estos lugares, basta sumergirse en True detective (HBO: 2014-), The affair

    (Showtime: 2014-) o incluso Bloodline (Netflix: 2015-) para conectarcon esos mundos en los quetodos son

    culpables.Los Rayburns, Cohles y Harts lo saben. Por eso, a la vez que satisfacen nuestro apetito por la

    sospecha, redoblan la apuesta y mienten. Debo decir que lo hacen de una manera sublime.

    Desde cierta perspectiva, lacerteza de que todos somos culpableses el fondo de pantalla, elwallpaper de la

    serialidad contempornea. De hecho, la idea no ha cesado de renovarse desde que Twin Peaks(HBO: 1990-)

    la meti a algunos televisores hacia comienzos de los noventa.Pasaron veinticinco aos y an puede revisarse

    en este universo lincheanoel modo en que un mal intangible e ilocalizableinunda la atmsfera delaficcin

    actual. En la televisin, es a partir de este momento que deja de haber personajes malos y personajes

    buenos. Es el origende la era de los culpables.

    En este contexto, los hroes de la ficcinhacen lo peor que puede hacer alguien en un interrogatorio: hablar.En

    varias pginas de Homicide David Simon se encarga de explicar lo que se espera de una sala de

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  • 3/7/2015 La era de los culpables | Alfil - El diario para leer

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    interrogatorios y por qu sera conveniente cerrar la boca:

    Nuestros jueces, nuestros tribunales, nuestra sociedad como un todo, exigen al mismo tiempo que se respeten

    escrupulosamente los derechos y que se castiguen los crmenes. Y todos nosotros estamos decididos a

    mantener la ilusin de que ambas cosas pueden conseguirse en la misma pequea habitacin. Es muy triste

    pensar que esta hipocresa es la necesaria creacin concebida por nuestras mejores mentes legales, que

    parecen pensar en el proceso del interrogatorio como los dems pensamos en la salchicha del desayuno: la

    queremos ver en nuestro plato con huevos y pan tostado, pero no nos interesa demasiado saber cmo se

    fabrica.

    Por supuesto, el ingrediente indispensable de un buen interrogatorio es la culpa y de uno u otro modo es algo

    que,lo sepamos o no, todos tenemos de sobra. Basta empezar a hablar para que esto quede en evidencia.

    Los hroes de la televisin no retroceden ante estas circunstancias. En lugar de eso, editan sus palabras de

    modo tal de construir una historia verosmil en la quesu culpabilidad se supone, pero no puede ser

    demostrada.

    En este punto, True Detective da otra vuelta de tuerca.El melanclico Rust Cole uno de los protagonistas de

    la primera temporada es todo un experto en lograr confesiones de culpabilidad. Pero esta vez le toca estar

    del otro lado de la mesa, es l quien debe hablar. A lo largo del testimonio que engarza el primer segmento de

    la historia, no se priva de ensayar su propia teora acerca de los interrogatorios. En realidad es bastante

    simple: Todos saben que hay algo malo con ellos. Solo que no saben qu es. Todos quieren una

    confesin,quieren una narrativa catrtica, el culpable especialmente. Todos son culpables.

    En una de las conferencias dictadas en la actual edicin de Kosmopolis, Ivan Pintor teorizaba sobre aquella

    sustancia que anida en las criaturas seriales a modo de un mal.

    El mal como forma alusiva, algo que est detrs, que no es el centro pero es lo que contamina [] El mal

    como algo que es expansivo, que es en s mismo incognoscib le pero que provoca una especie de emergencia,

    de latencia [] algo que no llega a aparecer, pero que tenemos que interpretar que est sucediendo

    Este mal se presenta como la grieta en torno a la cual se erige buena parte de la narrativa televisiva

    contempornea.Pero su presencia no se reduce a los lmites de la pantalla, tambin late a su manera en la

    cotidianeidad de nuestras sociedades vigiladas y su apetito voraz por la confesin de lo inconfesable.

    Tags: Bloodline, The Affair, Twin Peaks

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