La Cancion de La Paz

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LA CANCION DE LA PAZ Roberto Oropeza Martínez A ti, joven hermano, muchacho de mi pueblo, Compañero en el fértil compás de los encuentros, Brazo fuerte que habrás de sostener a México, A ti te envío este mensaje abierto. Y a ti, muchacha fresca, plena de libertad y de anhelos, Muchacha de sonrisas y silencios, Semillera futura de todas las promesas en suspenso, También te entrego a ti, esta voz que se anuda con el viento. Y con un grito limpio, que quiere ser eterno, De lírica mañana en el intento, Los jóvenes todos de este planeta nuestro, Que lleguen mis palabras trenzadas con el viento Y entre manos amigas que yo es treche, Va mi voz que se ofrece en el renuevo. Pienso que puede florecer esta semilla De esperanza y afecto y forjar hombres nuevos Bajo el amparo de un antiguo anhelo, Y, para todos ellos, hasta los más lejanos pueblos, quisiera desgranar mi llamamiento. Yo soy como tú eres, desconocido amigo que me escuchas Y estoy viviendo en este centro medular de México, Como tú, en algún pueblo o en alguna metrópoli. Habito como tú, tengo sentimientos, Habito en el momento, contemplando la huella del que pasa. Por ver si en mi palabra o en mi mano Le complace una dádiva, o d etienen el cansancio A la puerta de mi casa. Soy igual como todos, como todo el que vive sus sueños, Como los hombres todos de este tiempo. Como tú y como yo, existen en el mundo, Por millares de seres que están en la contienda, De estrechar la mano, que en un saludo fraternal se tienda, Y nunca, ni tú ni yo, podremos verles.  Y ellos son tan iguales y tan diferentes. Y a pesar de todo eso, jamás se negarían a ser leales amigos nuestros. ¡Plenamente! ¿Y qué ha sido la guerra? ¡Destrucción y exterminio! ¡Pretexto de unos cuántos para extender su dominio Bajo la noble sombra de una patria bandera! Ambición de los pueblos por la tierra ajena. Moneda que asalta los mercados con su fría presencia y en su implacable rueda hace girar la vida de los hombres en putrefacta carne que su sed alimenta. ¿Y valdrá la pena sacrificar la vida de los hombres en medio del horror de una contienda? ¡Que respondan los huérfanos de guerra! Ellos que saben cuántas toneladas pesa una sola granada en la trinchera, una bomba en la acera, la que abrió en pedazos su intimidad en casa, o simplemente la pequeña bala que llegó por sorpresa. ¡Que respondan las novias de los héroes! Ellas que amaron la sombra que partiera, ellas que aún recuerdan la sonrisa y el beso que jamás volviera, los días o los años de espera. Y al recibir temblando una noticia, la ilusión que se quiebra. ¡Que respondan las viudas y las madres! A ver qué nos contestan ellas, Ellas que saben si el fiel de la balanza se inclina hacia el honor o la miseria, si vale más una medalla o una cruz ignorada y macilenta, sobre un campo olvidado que no sabrá de ofrendas. ¡Que respondan Hiroshima y Nagazaki enteras! ¡Que responda la Tierra! ¡Y que respondan todos los hombres que a los pueblos gobiernan!...  

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7/15/2019 La Cancion de La Paz

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LA CANCION DE LA PAZ Roberto Oropeza Martínez

A ti, joven hermano, muchacho de mi pueblo,Compañero en el fértil compás de los encuentros,Brazo fuerte que habrás de sostener a México,A ti te envío este mensaje abierto.

Y a ti, muchacha fresca, plena de libertad y deanhelos,Muchacha de sonrisas y silencios,Semillera futura de todas las promesas en suspenso,También te entrego a ti, esta voz que se anuda con elviento.

Y con un grito limpio, que quiere ser eterno,De lírica mañana en el intento,Los jóvenes todos de este planeta nuestro,Que lleguen mis palabras trenzadas con el viento

Y entre manos amigas que yo estreche,Va mi voz que se ofrece en el renuevo.

Pienso que puede florecer esta semillaDe esperanza y afecto y forjar hombres nuevosBajo el amparo de un antiguo anhelo,Y, para todos ellos, hasta los más lejanos pueblos,quisiera desgranar mi llamamiento.

Yo soy como tú eres, desconocido amigo que meescuchasY estoy viviendo en este centro medular de México,Como tú, en algún pueblo o en alguna metrópoli.

Habito como tú, tengo sentimientos,Habito en el momento, contemplando la huella delque pasa.

Por ver si en mi palabra o en mi manoLe complace una dádiva, o detienen el cansancioA la puerta de mi casa.

Soy igual como todos, como todo el que vive sus

sueños,Como los hombres todos de este tiempo.

Como tú y como yo, existen en el mundo,Por millares de seres que están en la contienda,De estrechar la mano, que en un saludo fraternal setienda,Y nunca, ni tú ni yo, podremos verles. 

Y ellos son tan iguales y tan diferentes.Y a pesar de todo eso, jamás se negarían a ser lealesamigos nuestros.

¡Plenamente!

¿Y qué ha sido la guerra?¡Destrucción y exterminio! ¡Pretexto de unos cuántospara extender su dominioBajo la noble sombra de una patria bandera!

Ambición de los pueblos por la tierra ajena.Moneda que asalta los mercados con su fría presenciay en su implacable rueda hace girar la vida de loshombresen putrefacta carne que su sed alimenta.

¿Y valdrá la pena sacrificar la vida de los hombres enmedio del horror de una contienda?

¡Que respondan los huérfanos de guerra!Ellos que saben cuántas toneladas pesa una solagranada en la trinchera, una bomba en la acera, la queabrió en pedazos su intimidad en casa, o simplementela pequeña bala que llegó por sorpresa.

¡Que respondan las novias de los héroes!Ellas que amaron la sombra que partiera, ellas queaún recuerdan la sonrisa y el beso que jamás volviera,los días o los años de espera. Y al recibir temblandouna noticia, la ilusión que se quiebra.

¡Que respondan las viudas y las madres!A ver qué nos contestan ellas,Ellas que saben si el fiel de la balanza se inclina haciael honor o la miseria, si vale más una medalla o unacruz ignorada y macilenta, sobre un campo olvidadoque no sabrá de ofrendas.

¡Que respondan Hiroshima y Nagazaki enteras!

¡Que responda la Tierra!

¡Y que respondan todos los hombres que a lospueblos gobiernan!...