La antropología teológica en la Caritas in veritate de Benedicto XVI

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La antropología teológica en la Caritas in veritate de Benedicto XVI. Introducción. Luis Francisco Ladaria exhortaba, en la introducción a su clásico manual de Antropología teológica, afirmando una verdad central que mantiene toda su actualidad: “El interes que en los diferentes campos de la ciencia suscita el hombre en el momento presente tiene su correspondencia en la teología”. En efecto, “no se puede negar que el ser humano haya tenido siempre un lugar central en la reflexión sobre la fe y sea el máximo objeto de preocupación en la actividad pastoral de la Iglesia” 1 . Esta realidad es puesta en la publicación, en 2009, de la encíclica social del Papa Benedicto XVI Caritas in veritate, en el contexto de la grave situación económica global caracterizada por ser una verdadera y propia “crisis” de la humanidad, que in primis es crisis cultural y moral. Aquí, en breve, los motivos de tal situación de emergencia: La convicción de ser autosuficiente y de alcanzar a eliminar el mal presente en la historia sólo con la propia acción ha inducido al hombre a hacer coincidir la felicidad y la salvación con formas inmanentes de bien estar material y de acción social. La convicción luego de la exigencia de autonomía de la economía, que no debe aceptar “influencias”de carácter moral, ha empujado al hombre a abusar del instrumento económico en modo incluso destructivo (CV, 34). Consciente que el hombre “no puede prescindir de su naturaleza” (CV, 21) y que “para educar se necesita saber quien es la persona, conocer la naturaleza” (CV, 61), Papa Benedicto ha afrontado en la Caritas in veritate los diversos 1 F. Ladaria, Antropología teológica, Piemme, Casale Monferrato 1995, 5.

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Artículo de Alberto Carrara traducido al español del original en italiano.

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La antropología teológica en la Caritas in veritate de Benedicto XVI.

Introducción.

Luis Francisco Ladaria exhortaba, en la introducción a su clásico manual de Antropología teológica, afirmando una verdad central que mantiene toda su actualidad: “El interes que en los diferentes campos de la ciencia suscita el hombre en el momento presente tiene su correspondencia en la teología”. En efecto, “no se puede negar que el ser humano haya tenido siempre un lugar central en la reflexión sobre la fe y sea el máximo objeto de preocupación en la actividad pastoral de la Iglesia”1.

Esta realidad es puesta en la publicación, en 2009, de la encíclica social del Papa Benedicto XVI Caritas in veritate, en el contexto de la grave situación económica global caracterizada por ser una verdadera y propia “crisis” de la humanidad, que in primis es crisis cultural y moral. Aquí, en breve, los motivos de tal situación de emergencia:

La convicción de ser autosuficiente y de alcanzar a eliminar el mal presente en la historia sólo con la propia acción ha inducido al hombre a hacer coincidir la felicidad y la salvación con formas inmanentes de bien estar material y de acción social. La convicción luego de la exigencia de autonomía de la economía, que no debe aceptar “influencias”de carácter moral, ha empujado al hombre a abusar del instrumento económico en modo incluso destructivo (CV, 34).

Consciente que el hombre “no puede prescindir de su naturaleza” (CV, 21) y que “para educar se necesita saber quien es la persona, conocer la naturaleza” (CV, 61), Papa Benedicto ha afrontado en la Caritas in veritate los diversos aspectos y problemas sociales del mundo contemporaneo a la luz de la fe sobre la naturaleza, origen y fin del ser humano. Esta es la respuesta a la petición de una adecuada antropología que este en grado de abrirse sin miedo a la trascendencia, fruto de una racionalidad que no se cierra a la fe, sino que la busca como “integración y complemento necesario para una autocomprensión del hombre y de su papel en la sociedad y su destino último”2. Este breve trabajo quiere reunir en manera sintética y orgánica aquellos aspectos de antropología teológica que “traspasan” la encíclica entera y que de ella emergen.

Despues de haber esbozado, en el primer capítulo, el contexto histórico en el cual se coloca la enciclica de Benedicto XVI y después de tener sinteticamente expuesta la estructura y los argumentos, en el segundo capitulo presentaré una

1 F. Ladaria, Antropología teológica, Piemme, Casale Monferrato 1995, 5.2 P. Barrajón, “Il valore della técnica per lo sviluppo integrale della persona umana nella Caritas in veritate, Alpha Omega 13 (2010), 409.

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sintesis de la antropología teológica que constituye el “hilo rojo”, estructurándola alrededor de las grandes temáticas teológicas de esta disciplina: la creación del hombre a partir de Dios y su constitución en el ser y en sus facultades, la realidad del pecado y de la recreación en la gracia santificante, para concluir con el fin o destino último de la persona humana, la vida eterna.

I. Contexto histórico y estructura de la Caritas en veritate.

Contexto historico de la enciclica.

La enciclica caritas en veritate, publicada el 29 de junio de 2013, solemnidad de los santos apostoles Pedro y Pablo, quinto del pontificado de papa Benedicto XVI, se caracteriza por ser el texto quizas más teológico y más filosóficamente desafiante de toda la doctrina social de la iglesia.

La idea originaria era aquella de conmemorar los cuarente años de la encíclica Popolorum progresio de Pablo VI (1967), pero la complejidad de la temática y la inesperada explosión de la crisis economica a carácter global del verano 2008, indujeron al Santo Padre a retardar la publicación. La caritas en veritate se situa sobre la via de la conmemoración, sobre todo circunstancial, a través de la cual los pontifices, de la rerum novarum de León XIII (1891), han desarrollado, constantemente actualizado y divulgado la doctrina social de la iglesia. La intensión de Benedicto XVI es clara desde el inicio, “hacer homenaje y rendir honores a la gran memoria del gran Pontifice Pablo VI (CV, 8) al proposito de continuar aquel proceso por Juan Pablo II con la encíclica Sollitudino rei socialis (1987), proceso de actualizar hacia servir el “descubrimiento de todo el hombre y de todos los hombres”.

Ademas de rebatir significativamente la enciclica social de Pablo VI “la rerum novarum de la época contemporánea, que ilumina el camino de la humanidad en via de unificación” (CV, 8), Benedicto XVI aclara desde el inicio la naturaleza y el fin de la doctrina social de la iglesia: “ella es caritas in veritate in re sociale” anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad” (CV, 9).

Al final de la populorum progresio la doctrina social de la iglesia, estaba centrada prevalentemente sobre la llamada “cuestión social” que trataba sobre los graves y discriminantes diferencias entre pobres y ricos generados enseguida del proceso de industrialización del siglo XIX. Desde la mitad del siglo XX, a través del proceso de decolonozación, el consoguiente nacimiento de nuevas naciones y el inmenso desarrollo economico de los paieses industrializados de la europa occidental, canada y los estados unidos, crearon enormemente la diferencia entre paises desarrollados y sobre desarrollados. Por otro lado, en el interior de los mismos paises desarrollados, se crearon y se acrecentaron las marginaciones de intereses de intereses hechas de populaciones reducidas a la miseria y al sobredesarrollo. Con el advenimiento y el curso de las armas nucleares, la manipulacion informática y el problema ecologico, acrecentaron las dudas sobre sobre el

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verdadero progreso de la humanidad. El enoormer desarrollo de las comunicaciones ofrece tal desequilibrio a nivel global más patente.

Sobre este cuadro de, inspirándose a la intensión del concilio Vaticano II de dialogar con el mundo, expuesta en la Constituciñon Gaudium et Spes, se colocaba la Populorum Progessio di Pablo VI. La actualización de Benedicto XVI se debe a los cambios ingents de estos últimos cuarenta años en los cuales la humanidad ha visto y vive una creciente interrelación. De hecho “la novedad principal ha sido la explosión de la interdependencia planetaria, comunmente conocida como globalización” (CV, 33), en parte prevista del mismo Pablo VI. Tal “empuje planetario”deja el carácter de la ambigüedad: “ hasido el principal motor para la salida del sobredesarrollo de interés regional y representa de por sí una gran oportunidad” puede también “concurrir a crear riesgos de daños desconocidos hasta aquí y de nuevos divisiones en la familia humana” (CV, 33).

El contexto de la Caritas In Veritate por eso, no es en la esencia cambiado de aquello que la Populorum progressio ) y de todas las precedentes encíclicas sociales) y puede resumirse en aquella “crisis cultural y moral del hombre, en el cual, los sintomas del tiempo son evidentes en cada parte del mundo” (CV, 32). El cambiar son los síntomas históricos que tal fenómeno manifiesta. La actualidad de la encíclica social de Benedicto XVI es ahora más patente: el tema de fondo, el progreso, “queda ahora como un problema abierto, queda más cortado e impelente de la crisis económico financiera en acto” (CV, 33).

2. Estructura de la CV.

La encíclica social de Benedicto XVI se articula en seis grandes capítulos. Después de una densa y misma introducción, que pone en luz las bases teológicas del documento entero (CV nn. 1-9)y que se resumen del titulo mismo, el primer capítulo, el mensaje de la Populorum progressio, interpreta la encíclica de Pablo VI subrayando la continuidad con la mente del Concilio Vaticano II y que con la misma del corpus de la doctrina social de la Iglesia. Eso permite delinear una idea clara de progreso gracias a la riqueza que desarrolla el conocimiento mismo que la iglesia ha recibido sobre el fin del hombre. El segundo capítulo, el desarrollo humano de nuestro tiempo, expone en detalle los numerosos y articulados cambios en el ambito de la cultura mundial que han generado una nueva situación tal de meritar un renovado análisis. El tercer capitulo, Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil, penetra en la cuestión económica; de entrada, con un interesante referencia al pecado original, en seguida, exponiendo un juicio sobre la economía del mercado, comparando ampliamente la lógica económica del beneficio con la lógica de la caridad que no se excluyen en cambio, sino que, se reclaman, se complementan de acuerdo con la estructura de la persona humana y de sus necesidades. En este ámbito se analiza entre justicia conmutativa y distributiva. El cuarto capítulo, desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente, busca de corregir la tendencia contemporánea de reivindiaciones exclusivas de los derechos de la persona humana, reclamando la conciencia de los deberes en diversos ámbitos sociales que requieren una urgente madurez: en

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la deliccada cuestión demográfica en directa relación con la vida familiar, en la actividad de los agentes económicos (empresa, banca, organismos nacionales y multinacionales), en la actividad emprendedora, en el ámbito de la salvaguarda y promoción del ambiente. El capítulo quinto, la colaboración de la familia humana, luego de haber presentado en modo exhaustivo el significado y los valores teológicos de la relación humana. Extiende al ámbito sobrenatural dos principios clave de la Doctrina social: la subsidiaridad y la solidaridad. La cooperación no puede ser sobre todo económica, de hecho, la reciente crisis requiere algo más y eso lo debe tener presente el mismo sistema financiero. Temas tratados en esta sesión son: el turismo y la inmigración, los sindicatos y las asociaciones de consumidores. Se concluye apelando a la constitución de una autoridad política mundial que tenga la fuerza necesaria para hacer respetar las propias decisiones y establecer un orden superior a nivel internacional de tipo subsidiario que origine un orden social conforme al orden moral. El último capitulo, el sexto, el desarrollo de los pueblos y la técnica, expone un juicio relativo a la técnica del contexto del progreso humano. Si, de un lado, se reconoce el rol providencial de la técnica humana, por otro lado, vienen delineadas las cuestiones en las cuales no es suficiente un mero tecnicismo. La vida política, económica, la actividad de los medios de comunicación social, la bioética, no son sólo técnicas. El periodo de un mero puro tecnicismo y el materialismo que proporcionan el desarrollo del hombre. La encíclica concluye con una breve reflexión que se pone en continuidad con aquello que venía expuesto desde el primer capítulo: viene subrayado un rol de papel de Dios en la vida humana y aquel de un humanismo cristiano en la constitución de la ciudad humana.

II. La antropología teológica dela Caritas en Veritate.

I. El hombre creado por Dios a su imagen.