l^ HOJAS DIVULCAI^ORAS

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` M1N15"I'EK1U I^E AGKICULTUKA ^ DIRECCION GENFRAL DE AGRICULTURA S uununiuunn^uumwuuuwimuninunmm^wuunnmuuwuwnuuwnuuuunmuwunnmunmunmuwuuwuununnnnwnuuunnmuwuuumm^muwuuunnmmuuunnuuuwnuwuuuuw l^ HOJAS DIVULCAI^ORAS A^O X\VIII AGOSTO 1934 NUM. 16 Una forrajera para las regiones áridas: EI SALT-BUSH australiano. Por JOSE-MARIA MARCHESI Ingeniero agrónomo. Profesor de lo Escuela especial. EI «Salt-bushn austrs^liano^lF,iriplex semibaccata) ^ N un trabajo anYerior (^) hicimos menci^ón tl.e los es- fuerzos realiza^íos por la hécnica agronómica de los Esta- dos Unitlos para difun^(ir ^el cultivo de ^e5peci^;s, tanto ar- bóreas como herb^iceas, resistentes ^a la alcalin:^iad de los suelos, consectiencia, a su ce•r., de la ari^dez ^íel cli^ma, en inmens^s ^regiones comprendi^las entre los p^ralelos 30° y (*) V^^ec ia llu)n llivut.^nuoRn nírm. zz-^y3,;. Estas .hojas> so remnen grau^ a quien ias pide al ServiCio de Publi- caciones Agr(^ola: de la Dirección General da A^ricultura

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` M1N15"I'EK1U I^E AGKICULTUKA^ DIRECCION GENFRAL DE AGRICULTURAS uununiuunn^uumwuuuwimuninunmm^wuunnmuuwuwnuuwnuuuunmuwunnmunmunmuwuuwuununnnnwnuuunnmuwuuumm^muwuuunnmmuuunnuuuwnuwuuuuw

l^ HOJAS DIVULCAI^ORASA^O X\VIII AGOSTO 1934 NUM. 16

Una forrajera para las regiones

áridas: EI SALT-BUSH australiano.Por JOSE-MARIA MARCHESI

Ingeniero agrónomo.Profesor de lo Escuela especial.

EI «Salt-bushn austrs^liano^lF,iriplex semibaccata)

^ N un trabajo anYerior (^) hicimos menci^ón tl.e los es-fuerzos realiza^íos por la hécnica agronómica de los Esta-

dos Unitlos para difun^(ir ^el cultivo de ^e5peci^;s, tanto ar-bóreas como herb^iceas, resistentes ^a la alcalin:^iad de los

suelos, consectiencia, a su ce•r., de la ari^dez ^íel cli^ma, eninmens^s ^regiones comprendi^las entre los p^ralelos 30° y

(*) V^^ec ia llu)n llivut.^nuoRn nírm. zz-^y3,;.

Estas .hojas> so remnen grau^ a quien ias pide al ServiCio de Publi-caciones Agr(^ola: de la Dirección General da A^ricultura

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q.o°, en las que la exigiiidacl de las precipitaciones pluviométricas,

que en muc^hos puntos no exceden de a5o lnilímetros anuales, y

la gran cantidad de sales alcalinas nocivas ^que contien^en los sue-

los, impiden todo cultivo normal.

Entre los más extendidos actualmente figura en primer término

el Atriplex semibaccata o Salt-bush, introducido en los Estados

Unidos a principios de siglo y distribuído actualmente por todas

las regiones áridas y semiári^das de California y Arizona, como re-

EI «Salt-bush» austra]iano como cultivo herbáceo asociado al manzano enPaso-Robles (California).

sultado de las concluyentes expericncias realizadas por la Estación

Experimental de Tulare y las efectuadas, también con excelente re-

sttltado, por Mr. Heaton en Paso-Robles (California).

En cam^bio, por encima de la línea pluviométr:ca anual de diez

pulgadas (Z5o milímetros) y en la zona costera correspondiente, el

resultado obtenido no fué tan favorable.

Esta especie es perenne, y conviene no confundirla con otras

que regularmente se denominan armuelle en algunas regiones de Es-

paña, en las que son espontáneas, como las A. ^atula, bastata, li-

toralis y obtusata ; todas ellas de c:áliz fructífero, verde y herbáceo ;

la A. hortensis, cultivada ^ésta en Kusi^a y Tartaria, y]as denomi-

nadas orzaga y saladilla (A. halymus, de la estepa aragonesa ; glauca

y rosea, ésta más frecuente que las anteriores), cuyo cáliz es de

color blanco-plateado y endurecido. Las ihojas del Salt-bush austra-

íiano son lineales, de a cm. y medio de largo y dentadas en sus bordes

marginales, siendo de notar que este tipo se presenta en forma

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análoga de ihojas acorazonarlas y triangulares, exclusivamente en laespecie Atri^lex h^ortensia, única qu^e se cultiva en Rusia.

Como ya hemos dicho, el límite Norte de su área geográfica en

C<^lifornia se encuentra a unos i7 kilómetros al Sur de San Fran-

cisco, encontrándose su cultivo con ^la máxima intensidad en la re-

gión costera del Pacífico, desde Santa Bárbara a San Diego, y

apareciendo en pleno desarrollo, sin necesidad de riego alguno, Ihas-

ta distancias de treinta y aun más kilómetros de la costa (8o kilóme-

tros en la latitud de Los Angeles), pero siendo muy sensible a la

altitud ; tanto es así, que, a partir de los 50o metros, ya no pros-

pera. En toda esta extensa r^egión la canti^dad a^nual d^e lluvia nopasa de ]os a5o milímetros, es decir, que llueve aún menos que en

lo que se llama da coEspaña árida», siendo, por consigu;ente, inte-resante el ensayo de este cultivo en secano en las provincias de Al-mería, Alicante, Granada, Albacete y depresión del Ebro y acaso enlos saladares murcianos y de la submeseta meridional, en su zona

ma^nchega. Por débajo de dicJha cifra necesita el Salt-bush austra-liano auxiliarse del riego para prosperar, como ocurre en el Valle

de San Joaquín y en el Sur de Arizona. Este cultivo exige comar-

cas en las que la temperatura media anual sea de -}- t6°, pudiendo

soportar mírnimas no muy duraderas de - to° y máximas de + 48°

Lo notable de esta forrajera, por lo que a sus exigencias de sue-

lo se refiere, es la enorme resistividad que presenta a las sales al-

calinas, que impurifican la mayor parte de aquéllas, en este tipo

de clima árido y estepario (*), y en el siguiente cuadro los análisis

realizados por Mr. Breazeale sabre sue^los de San Diego cultivadosde Salt-vuslt australiano ponen claramente de manifiesto dicha pro-p:edad.

Cloruro sódico contenido

TIPO UE SUELOHumedaddel suelo En el suelo En d Salt-bush desecado

P^i^so-Robles ............... .. - 0,06 0{0 0,87 0/0Mesa ........................... r,st o/o 0,03 ,> ^f,4o »Seco (Ramona) ........... r,75 u o,oz » 4,64 nLlano salado ................ - z,6t u z3,z4 »Angulo de ]a bahía de

San Diego ............... - I,7> » r6,34 »Levee (a un metro del ni-

vel hidrostático)......... - o,os » r3,o5 ^,

(*) Véase la Ho^n Dtv^^r.cAVORn citada.

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La resistencia máxima, como ya ihemos indicado, puede alcan-

zar hasta Ia8 taneladas de sales por hectárea en su totalidad, y 13

cuando se trate de cloruro sódico o sal marina, es deair, un o,6

por Ioo, como máximo, cifra sobrepasada ^on exceso en los análisis

comparativos con la alfal^fa, como forrajera-tipo.

Humedad Cenizas Proteína Celulosa^xtracto no ni-

bruta brutatrogenado (dí- Grasa

gestibles)

7allas verdes y ho-jas.« Salt-bush»....... 78,03 0/0 4,58 0,^0Alfalfa .............. 75,04 » I,Bo »

Heno.«Salt-bush»....... 7,05 '> 19•37 "Alfalfa .............. Io,95 " 6>43 "

z,75 0/04>91 "

3+75 0/o Io,41 0/0 0,48 0/0

6,34 » Il,oy » 0,86 »

44,05 » z,ol »II,64» 15.88»17,60 » zz,63 » 39^31 " 3+^ »

En resumen : esta forrajera, tan adaptable a dos climas y suelos

esteparios de escasa altitwd y pluviometría, podría constituir una

'beneficiosa explotación de los m^;les de Ihectáreas de suelos alcalinos

y saladayes que tenemos improductivos en considerables extensio-

nes de la Península ibér.ca.

Recolección de especies botánicas`''POR ANTONIO iiARCfA ROMERO

Ingeniero agrbnomo.

II

Prensado, desecación y disposición_de las plantas en los herbarios

Recogidas en el campo las plantas y llevadas al lugar donde

se iha ^de realizar su det^erminación específica-si tal objetivo se per-

sigue-y, al propio tiempo, la disposición en ^herbar;o ^de los ejem-

plares no mutilados en el examen, stt^rge el prensado como prime-

ra operación conducente a conservar estos vegetales.

Dicho prensado consiste en la desecación de las plantas, a pre-

^(t) Véase da Holn Dtvt^t.c.nnoun n^^ú^m. Ii-jvmi^o.

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si^"^m m^clera<la, Ihasta disponrr totlas sus partes en un mism^r pla-

no. Conviene, al colocarlas así, darlas tma posición no forzada, lo

nir'ts naltrral p^sible, v defende^r, del mej^r medo, sus colores.

Para operar se comienza por elegir papel de estraza blando,

rcuni^érndolo en alm^^hadillas ^de tres o ntás plie^os, que se dese-

can al sol o en una estufa. Conse^uido esto, se hace con varias

de las almoihadi^llas una pequeña base, so'bre ^la que se coloca una

dc^ las plantas qu^^ va a prensarse. F.ncima se pone una nueva al-

mo^haclilla de papr^l, despttés otra plrtnta, otra almohadilla a con-

tinuaci^Sn v se si^ue del mismo mado hasta al^jar ciertn ntíme^m de

ejemp^larc^s en relación con el volumen de ]a pila.

Si la planta es muv lar^a, se ^la clispone para el prensado en

trozos de longitud apro^imada ^t las tres cttartas partes de un

pl;e^o rle papel de barba, siende costtrmbre col^car las variaspnrciones del siguiente modo : a la izquierda, la porción portado-

ra de la raíz, el trozo terminal a la derecha v los restantes, si los

hav, entre am'bos. Puede tam^bién, en vez de cortar, pleaarse el

tallo varias veces. Esto no es tan rPCOmendable, tenien^io menos

inconvenientes en los tallos privaclos de hojas.

Cuantlo las plantas reco^idas en el campo se pusieron desde

lue^o en la prensa met^lica, su disposic:ón para e] iherbario nosuele ser difícil, p^r ^frecPr los tejidos menos resistencia que en

estado fresco. Las hojas se aplanan p^resionándolas con las pun-

^as de les dedos, e i^ual las Flores, sien•do c^n^*eniente, para dar-

SP más perfecta ctrenta de su forma v características, colocar ttnas

cuantas de frente v otras de lado.

Debe procurarse también que ni hojas ni flores se sobrepon-

^an v que, tanto los tallos como las ramas, no se crucen. Si las

plantas ofrecen dificultad para aplicarse sobre tm plano, basta-r^t tenerlas unc ^ dos días en la prensa para que se marc^hiten v

reduzcan lo suficiente. A1 cantrario, los ejemplares muy delica-

dus deben prepararse en se^-ttida, pues luego sería mu_v difí ĉil.Situaclas ]as plantas como se ha diclho, es lo ^enera] poner el

paquete dentro de la prensa, colgando ésta de un ^balcón o ven-

tana d^nde corra el aire v evitando un ambiente húmedo. Si sonmuclhas las plantas para secar o ^hace falta la prensa pa^ra ntteva

P^ccursifin, puede sustituirse con dos tablas ^ruesas, de dimen-

s^ones que exceKlan en un par de centímetros a los plie^os de pa-pel de estraza, sujet^ndolas con cordeles ^que p<asan por a^ujeros

,hecihos en aquéll^^s o tamhién mediante correas.

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Las prensas de tornillos son reputadas por algunos como po-

co prácticas, ya que con ellas se producen con facilidad presio-

nes excesivas ^que dificultan la circulación del aire. Yero no ex-

tremando didha presió^n y cambiando a diario las almohadillas

de la prensa por otras ^bien secas, los expresados inconvenientesdesaparecen, consiguiéndose una buena preparación de las plan-

tas en tres o cuatro fechas, siempre que no sean gruesas o exce-

sivamente carnosas.

Las plantas espinosas o de poco jugo : aliagas, espino, etc., son

e) b)

Dos casos de colocación de plantas en herhario. a) Con eltallo cortado en

dos trozos b) Con el tallo plegado.

las más adecuadas para estas prensas, siendo preciso; en uno u otro

easo, cambiar a dia.rio los papeles por bt^ros recientemente secados

y, si es posible, todavía calientes.EI sistema m^s práctico para desecar consiste en alojar las

plantas, disponiéndolas en la posición más conveniente, en plie-^gos de papel de estraza que se colocan alternativamente entre al-

mdhadillas bien secas-formadas cada una por varias Ihojas de car-

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tón poro fuerte-, Ihasta que el conjunto atlquiera una altura no

exagera^da. En días sucesivos se mudan las almohadillas de car-

tón, naturalmente húmedas, por otras bien secas. Dic'ho sistema

de operar tiene la ventaja de que, en los repetidos cambios, no se

manejan las plantas, sino los pliegos que las contienen, evitán-

dose roturas y deterioros y ganándose, asimismo, tiempo, La sus-titución de las almohadillas humedecidas por otras. no sólo secas,

sino apiicadas en caliente^alentadas a la lum^bre o al sol-, aun-

que se rc^comienda, no es práctica en muc'has regiones de nuestropaís, porquc aumenta ]a fragilidad de los ejemplares como con-

secuencia de una desecación demasiado rápida y excesiva.

Cualquiera que sea el sistema elegido, siempre se puede ade-

lanta^r e] secado poniendo los paquetes de plantas en lugares ca-lientes: próximos ál fogón de la cocina, a]os radiadores d^e ]a

calefacción, etc., etc., y mejor en una estufa de desecación o en un

recinto que posea sustancias, cual la cal viva, ^mtry ávidas de_agua.

En los casos de intentar situar en herbarios partes ^^egetales

de algíin volumen : raíces, rizomas, tiibérculos, bul^bos, irrflorescen-

ci^s de compuestas, etc., habrá que cortarl^s por la mitad o que

suprimir, cuanto se ptteda de su cara posterior sin menoscabo

de la anterior. Cuando ]a superficie de la sección exude jugos glu-

t:nosos, se la recubre con papel parafinado para impedir ^que se pe-

gue al papel de estraza.Hay plantas de tanta resistencia y vitalidad que podían conti-

nua^r en la prensa su crecimiento. Fsto se evita metiéndolas enagua hirviendo o colocándolas entre varias capas de papel de es-

traza y pasando por encima una plancha caliente o, mejor, intro-

duciéndolas durante un tiempo breve, basta un par de minutos,

en bencina o alcohol.

Un procedimiento aconsejable para abreviar la desecación de

plantas crasas. consiste en situarlas entre varias capas de -papel

de estraza, poniendo en el suelo el paquete así formado y gol-

peándolo varias veces con el pie, fuerte, p^ero elásticamente. Las

heridas microscópicas o apenas apreciables a simple vista, que

se producen en la epidermis dc los órganos así maltratados, fa-

cilitan la pronta salida del agua de que están abundantemente do-tadas dichas plantas.

Los vegetales de flores delicadas : crni^•olvuláceas, ranunculá-ceas, pava^^eráceas y varias otras, deberán secarse entre pliegos

de papel satinado, y si no, proteger sus flores poniendo encima y

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debajo de ellas trocitos de dicho papel, pues de otro modo los pé-

talos se desprenden con facilidad o^quedan pegados al papel sincola. Cuando los frutos son blandos, se defienden contra la pre-

sión de las prensas envolviéndoles en algodón.

Otras especies, entre ellas las d^e la familia botánica orquidá-ceas, al secarse, ennegrecen. Para evitarlo conviene sacarlas de la

prensa pasado el primer día y someterlas en un recipiente cerrado

a la acción del gas sulfuroso. Los colores, que se desvanecen en

un principio por la ación de aquél, reaparecen con su fuerza pri-

mitiva en el transcurso de la desecación.

Si durante el proceso de ésta aparecen mohos sobre la planta

-accidente que no suele ocurrir si se mudan, como se ha dicho,

los papeles, y se emplean bien sec^s-, se recorrerá detenidamente

aquélla de un extremo a otro con una solución alcahólica de subli-

mado al r por roo, adicionado de un 5 por roo de glicerina.No se ha dicho, pero se comprende sin decirlo, que el ejemplar

que se coloca entre almohadillas o pliegos de papel de estraza debe

ir siempre acompañado de ]a etiqueta provisional que le identifica.

Cuando ya están secas las plantas, se las dispone en pliegos

dé papel de folio, fijándolas a una de sus caras interiores mediante

estrechas y cortas tiras de paPel, previamente engomado, blanco 0

de color ; nuestra opinión es que quedan los herbarios mejor cuan-

do menos se notan las referidas sujeciones. No conviene emplear

hojas sencillas o medios pliegos, porque las plantas se sujetan

peor y se estropean más f<ícilmente.

Es costumbre escribir al pie de la hoja en que está fijada laplanta sus nombres, latino y vulgar-o los vulgares, si tiene va-

rios-. Asimismo deben reseñarse la clase y onden a que ei ve-

getal pertenece, la familia, el lugar donde se ha encontrado, su

habitación y la fedha en que fué recolectado. Para facilitar la orde-

nación de ejemplares se recomienda escribir la palabra correspon-

diente a la familia en el ángulo superior derecho de la hoja y la

clase y orden en el izquierdo.

l^ara la distribución de las plantas en los correspondientes gru-

pos taxonómicos se rúnen primero, bajo un ^mismo pliego, que

puede se^r de igual papel que los otros, todas las especies de un solo

género. Los pliegos que guarden las familias pueden ser de pa-pel más recio, o de cartulina, y tanto unos como otros, los de gé-

neros y familias, se rotulan por su cara exterior, guardándose el

conjunto de ejemplares en ]as correspondienres carpetas. Las más

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indicadas son las que constan de dos cubiertas de cartón atrave-

sadas por cintas, pues su capacidad puede ser ampliada o reducida

fácilmente.

El herbario, al cumplir su misión de contribuir al conocimiento

Família

®Orden . _..__ --

Verbena officinalis.

Verbena.-Lindes de sem-brados.

Muestra de una hoja de herbario.

^-isual de las plantas, debe abrirse y repasarse con frecuencia.

Esto sirve, a la vez, para vigilar la aparición de mohos o de cier-

- IO -

tos insectos. Dijimos antes cómo se evitan los mohos. Y añadire-

mos que como su aparición es señal de humedad, no huelga lle-

var la carpeta, cuando aparecen, con todo su contenido, a la estufade desecación.

Para destruir los animalitos de todas clases que surjan de las

plantas, lo mejor es meter la carpeta o pliegos atacados en una

caja o^depós^to perfectamente cerrado, doncíe se pone previamentetrna capsulita con stilfuro de carbono. Las plantas permanecen asi

guardadas varios días, y cuando se quiere que pierda su olor cl

siilfuro, se le agita previamente con disolución al I por Ioo de

suhlimado, o también con peróxido de plomo. Cualquiera de estos

tratamientos no disminuye la eficacia del sulfuro de carbono, en

cuyo manejo habrán de tenerse las debidas precauciones : contra elfuego, etc.

Y queda dicho lo más c^sencial, lo más interesante y práctico

para que las plantas que sorprendemos un buen día en una grata

escursión por el campo puedan observarse v admirarse a través

de los años ; no tan atrayentes como cuando tenían vida y lozanía,p^ro siempre útiles para el estudio.

Fomenfo de la cria de palomas

Por J. NIONTERO.

Las palomas ('Columbae, Gyrantes) ^perten^ecen a un orclen ab-

solutamente aislado y tienen para el hombre mucha menos im-

portancia que las gallinas y los patos, pues prescindiendo de su

valor como aves de caza, en lo esencial son de capricho y adorno,

si bien como tales ocupan el primer lugar. Son aves de aire y tie-

rra, de cabeza pequeña, pico recto, corto, delgado, sólo córneo

por la punta, orificios nasales en forma de ranura, a menudo cu-

biertos por una escama cartilaginosa; cuello corto, pies bajos y de

cuatro dedos y plumaje compacto. Su tamaño oscila entre el d^^

una gallina vigorosa y el de una alondra. El cuerpo es robusto,

pero rechoncho.Su plumaje es espeso, compacto y muy cetiido ; no hay plumón

- II -

entre las plumas, y en los apterius existe poco, a diferencia de los

patos. EI color varía c^nsiderablemente, según las espe..ies y gru-

pos, predominando el azul. Por él 9os sexos se distinguen poco ;

pero en cambio es distinto el ropaje de los jó^^enes y el de loç adu:-

tos. Al salir del cascar(in los pichones tienen un traje de plumón

escaso y amarillo. Las palomas no cambian de plumaje según

la estación del año, como sucede con los patos. Los animales de

que venimos hablando son monógamos, viven por parejas, bus^ar

por sí solas el alimento, realizando por los campos que rodean al

pal^mar largas e^cursiones.

De igual manera que las gallinas v los patos, las palomas son

universales ; la mavoría habita las regiones tropicales. Ln Eurnpa

son indígenas sólo cuatro razas (la sil^•estre, la torcaz, ]a zurita y

la tórtola). Las de los países más fríos son aves migradoras. Pre-

fieren casi siempre el bosque y huscan la vecindad de] agua ; pocashabitan los acantilacíos y paredes de roca. Construyen los nido^-

sin arte ; por lo general, con ramas, pero también en los huecos

de los árboles, y rara vez en tierra. i,a postura es de dos huevos

blancos, que los dos sexos incuban, alternando durante catorce n

veinte días ;]a IhemUra pone varias veces al año. Los pichones,que son ciegos hasta ocho días después de salir del cascarón, per-

manecen en el nido hasta que pueden ^•olar, y en los primeros

días son alimentados por los padres con una sustancia que se for-

ma en su buche, y más tarde, con semillas maceradas en el mismo.

Las palomas ^•uelan con rapidez y destreza ; al andar muc^-en la

^rtbeza, son tímidas y previsoras y, en general, sociahles y dul-

ces ; pero también pendencieras ^^ envidiosas. Se conocen hasta

55o especies ; pero aquí sólo tratarcmos de las conocidas en Es-p^aña.

RAZ^s. - Con razón se considera a la paloma zu^rita comoespecíe-tronco de la paloma doméstica. La paloma zurita se ^listin-gue por su cola mediana, en gradación rc^cta, de doce plumas ;

sus tarsos, cortos, y la piel, de color de adormidera. Su plumaje

es aztil ceniza claro por arriba ; la cabeza, gris azulado claro ; cue-]lo y parte superior del perJho, gris azulado oscuro, con refle-

jos verdes y de ptírptu-a ; en las alas, dos fajas transversales ne-

gras, que se tmen por el dorso ; gr<lrndes remeras y sus cabijas,

de gris ceniza, con fino borde claro ; cola de color de adormi-

dera oscuro ; las Iz timoneras, provistas en las puntas de fajas

transversales ne^ras de unos ^z mm. de anc^ho. Ojos amarillo

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roj:zo ; pico negro, de gris claro en la raíz ; pies de rojo os-

curo. Su tamaño es de 3a cm. de longitud por 63 de enverga-

klura, zq. mm. de 2arsos y ro cm. de cola. La Ihembra es algomás clébil y de colores más apagados. E1 ropaje de juve^ntud esmás confuso.

Se encuentra en territorios circurndados por el Mediterráneo ,

Sur de Europa, l^TOrte de Africa, Asia Menor, Siria y Persia,

Asia cerrtral, 1^urqu^están, Ghina ^^ ademfts muy lejcts cíe estas re-

giones : en el Noroeshe de Europ^i, en los grupos de islas al Oeste

y Norte de la costa de Escocia.I,a paloma aurita se aviene mal a vivir en los palomares, y

prefiere iltacer el nido en el camp^ o en las torres.

Las palomas caseras son más rcc^honchas, redondeadas v car-nudas que las zuritas. Son más sedentarias que ^éstas, y aunquesalen al ^campo en busca de alinrento, necesitan del cu:dado delcultivador.

Las palonras torcaces san las más salvajes, tienen el plumaje

^.^zulado y]as alas largas, estrechas _v puntiagudas. No necesitan

de alimento, pues ellas se lo 'buscan en el campo.

Estas espec:es son las más conocidas en España. Siguen a ella

las palomas Bajad, que tienen los ojos rodeados d^e un ri'bete roji-

zo, las fosas nasales abiertas en una especie de tubérculo, el pico

encorvado y largo, el cuello largo y los dedos grandes. Las palo-

mas Bayas, de plumaje coloreado de amari^llo, muy abundante y

largo. Las palomas Beatas, debido su nombre a un penac^ho que

ostentan en la cabeza _y que se parece a una capuc'ha. Las palomas

Carmel'itas, que son pequeñas, ^tienen las patas cortas, ^los de-

dos largos, el vientre blanco y la cabeza empenachada. Las palo-

mas Colipavas, cuyo ^nombre se debe a que dichas palomas tie-

nen la propiedad de 'los pavos : de abrir su cola en forma de

abanico. Esta cola, formada por gran número de plumas (36 en losejemplares más buscados), es el mejor guía para su elección ; cuan-

to más pablada esté, mayor es el precio del ejemplar. Las palomas

Coli^avas tienen las alas caídas y^ apenas pueden volar, debido a

la abundancia y amplitud de su plumaje. Palomas Conchas, quc

tienen la cabeza empenadhada, lo mismo que las Beatas, sólo ^qut

en éstas e] moño se asemeja a la concha de un marisco. Son muy

fecundas. Palomas Corbatas, de plumaje de colores distintos ; des-

de el cuello hasta el pec^ho tienen una serie de plumas repeladas,particularidad a la que deben su nombre. Palomas de Cuello Grue-

- 13 -

so, contándose entre ellas a la cisne blaraco, em.^ienachada, gamu-

za, gris, so^a en v^ino, etc., y todas ^hindhan el 'buche cuando quie-ren. Las palomas Golo^zdrinas, de cabeza, cuello y vientre blancos,

pareciéndose muciho a las golondrinas, de las que toman el nom-

bre. Palomas Li^le^tses, que ^hinc^han tamb^i-én el ^bucJhe, como las

de Cuello Grueso, s;ílo que en éstas, cuando se ihalla inflado, deter-

mina una figura oval, mientras que en aquéllas semeja una esfera.

Son muy fecundas y tienen el ^dedo medio cubierto de pluma.Palomas 1Vlalleadas, que son por el estilo de las Lilenses y deCzcello Grucso, que proporcionan grandes utilidades, son peque-ñas y abundantes de pluma. Palomas A7arciales, ^que pueden hin-char ^el 'bucJh^e y tienen la nariz sumamente a^bultad^a. Las Mundanas,

poco amigas de alejarse del palomar. Las Patudas, que tienen laspatas y los dedos cubiertos ^de pl^uma. Las Polonesas, redondeadas}^ carnudas, las cubre un plumaje negro y tienen el pico recio y

co^to. Las Rnmanas, que abttndan en Italia, están teñidas por co-

lores muy variados, y en la disposicion de ]a nariz y los ojos separecen a las Bnjad. Las Suisas, de colores muy brillantes, de

alas con dos anclhas franjas que destacan sobre un ^fondo blan^coy reluciente. Las Tambores, que de^ben su nombre a la sonori-

dad ^de su arrullo, muy se^n^ejante al ruido ^del tam'bor, y^tienen su

cabeza adornada de una diadema. Las Turcas, de fosas nasales

abiertas en mitad de una especie de tub^érculo, ^• los ojos, redondosy provistos de un ribete rojo. Las Voladoras, que sirven como

mensajeras, educadas al efecto. Son mtry fecundas y se encariñan

con el palomar. Las Volteadoras, ^qu^e, al dejarse caer, lo ihace^n

verticalmetne o dando vueltas, por lo que se ^hieren fácilmente.

Y las Vagabundas, palomas que no se adaptan a vivir en el pa-

lomar y tienen las patas cubiertas de pluma.

ALOJAM^LtvTO.-E1 alojamiento de las palomas recibe el nom-

bre de palomar. Se construye, por lo general, en la ^parte alta de

los edificios ; pero `ambién puede hacerse en lugares ^bajos. Pre-cisa que el pavirnento no sea frío ni ^húme^do. Se adopta mejor

el cemento, pues la madera presenta el triple inconveniente de de-jarse horadar por los dientes de los. animales dañinos, criar in-

sectos y ser difícil de limpiar. Se iha discutido sobre si la mejor

forma ^de palomar es la cuadrada ^o la cilínd^rica. Es i^gual. Lo que

sí debe procurarse es que si el palomar se halla asentado sobre

el suelo que se le rodee de una cornisa que impida en 'la parte

externa el acceso de los animales dañinos y trepa^dores, propor-

cionando, al mismo tiempo, un paseo cómodo a las palomas. Se

determinará que la edificación del palomar mire a Mediodía o Le-

vante, para evitar los vientos del Norte y reci^bir los rayos del sol

durante el mayor tiempo posible. Dispondrá de ventanas prac-

ticables para evitar la salida d^e 'los pichones antes ^te tiempo y

que por las noches quetle cerrado para que no penetren aves de

rapiña nocturnas. La cubierta o tejado será muy sólida, pues las

palomas destrozan muciho. La cuestión más importante es la de

los nidos. Pueden construirse en oquedades practicadas en la pa-

red o por cualquier otro medio ; pero necesitan anchura suficiente

para que las palomas quepan en su interior can desalhogo y dis-

poner en la parte externa de un reborde para que puedan pasear.

Las ratas en casi todos los palomares son muy abundantes

y gustan sobremanera ^le los p;choncillos que en ellos se crían,

por lo que conviene situar la primera serie de nidos a una a'1-

tura inaccesible para dicJhos roedores.

Para evitar que los picihones, al contar pocos días, puedan

caerse de los nidos al suelo, se previene una v^llita en el ex-terior de los nidos.

No debe ^hacerse Su cama a las palomas, que pre^fieren cons-

truirla por sí mismas ; en lugar de esto, bastará colocar esparto en

un rincón del palomar ; allí irán a tomarlo las palomas para dis-

poner cómodamente el interior ^íe su nido. Como el padre cui-

da de un pichón y la madre de otro, doblándose las parejas, hay

que prevenir doble número de nidos.

En cuanto a comederos, ^be'bederos y accesorios, tiene aplica-

ción cuanto se prescribe para las gallinas.

Debe ser una, y siempre la misma persona, que cuide del

palomar.

Lo relativo a la limpieza es cuestión principal para estos ani-

males. La operación de limpiar de ^excremento el palomar debe ser

realizada, por lo menos, cuatro veces al año. Se elegirá para realizarla

las épocas más propicias, al objeto de no alterar la tranquilidad de

los animales ni de perjudicar sus faenas incubatorias. E1 principio

y fin del invierno, antes de que las palomas comiencen a po-

ner, y los días siguientes a la empolladura primera y segunda,

son las cuatro épacas mejores para efectuar la limpieza, que no

debe hacerse de un modo supenc^ial, sino con el mayor cui-

dado y detenimiento. Conviene quemar plantas aromáticas (tomillo,

espliego, etc.) y blanquearlo perfectamente una vez al año, por lo

menos. Para estas operaciones conviene alejar las palomas del

palomar cuando el tiempo es bueno. Precisa vigilar si algún in-

dividuo muerto queda en el palomar, para retirarlo inmediatamente,

pues de lo contrario puede resentirse la salud de los demás indi-

viduos. Para poblar los palomares son dos las épocas ^bu^enas : los

meses de mayo y agosto ; en la primera porque los pic^hones sefortalecen muc^ho durante el verano, y en la segunda porque como

abunda el grano, los padres pueden atender perfectamente a la ali-mentación de sus pequeñuelos.

Cuando se trate d^e soltar a las palomas adultas, se elegirá el

tiempo que tienen crías, y cuando se trate de soltar a éstas, se ele-

girá un día nublado y una ihora avanzada de la tarde para que no

puedan alejarse mucho. Una setial cualquiera, colocada de fo:rma

que descuelle sobr^e el palomar sirve de guía a las palomas parabuscar aquél.

De los cuatro a los cinco atios disminuye de modo nota^ble la

fecundidad de las palomas, por lo que conviene sustituirlas porsus crías.

ALiMr:NTacróN.-Las aecJhaduras, el salvado y toda clase de gra-

nos sirven pa^ra alimentar las palomas. Las palomas domésticas,

aunque buscan, como las torcaces, su alimento por fuera, es nece-

sario siempre darles un suplemento de alimentación, ^que se pue-

de reducir en verano. EI sitio y ^hora de a^limentarlas de^be ser siem-

pre el mismo. Las horas dében ser una por la mañana y otra a úl-

tima hora de la tarde, pues las paiomas tienen la costumbre dedormir durante las primeras horas de las tardes.

C^BnDÚxt^.-Como al mes las palomas se encuentran en estado

de ser comidas, pocos se ocupan de su cebadura. Si se las quiere

engordar puede emplearse el cebo ^de otras aves, sin olvidar 1a quie-

tud y oscuridad, que, combinadas con una buena alimentación, dan

resultados magníficos de ejemplares cebados.

PROYaG^cióv.-^Es difícil ^distinguir al mac^ho o palomo de 'la

hembra, por no presentar estas aves señales macroscópicas sufi-

cientemente ostensibles para diferenciarlas. La Ihembra tiene las

piernas más delgadas, más pequeña la cabeza q las plumas más

cortas y estrec^has ; las agujas están más próximas en los palomos

y más separadas en las hembras, diferencia que se acentúa máscuanto mayor es la fecundidad de la paloma observada.

Las palomas carecen de época espe^ial de celo, aunque durantela primavera .se exalta su aficifin genésica. La vejez de ellas se

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caracteriza por la disminución del brillo de las plumas, la falta deanimación en la mirada, el alargam;^nto y curvatura de las plumas,la aparición de escamas en los pies y el alargamiento del pico, per-diendo la facultad de procrear. Acontece esto a los siete u o^ho

años, que es el promedio de su vida. Las palomas torcaces ponentres veces cuando se ihallan en libertad ; las caseras son más fe-cundas, soUre todo si se les alimenfa bien. ^Cada postura se com-pone de dos ihuevos. ^', entre todas las palomas, las caseras sonlas más aptas para la inctrbación.

ENF,?RMEDADES.-La lainchazón del buche, la óalentura conti-

nua, la gota, ]as llagas, la p e^i.ta, el ^iioj^illo, las v^iruelas y otras

mucJhas no, clasificadas son las enfermedades más principales de las

palomas. Casi todas esas enfermedades son debidas a la desidia del

criador, especialmente el desarrollo de parásitos, debido a la es-

casa limpieza. Las palomas enferman más cte ^ovenes que de vie-

jas. Esas enfermedades se combaten con los medios preconizados

para otras ciases de aves.

PRODUCTOS.-Se reducen a la carne y a la palomina, pues ]asplumas, por demasiado cortas, no sirven para nada. La carne esdura y solament:e rinde alglSn producto la del pidhón, que es tier-na y fácilmente digesti'ble. La palomina es la materia excremen-ticia de las palomas, que constituye, después del guano, el mejorabono conocido. Su conservación se ihace reuniéndolo en un mon-tón y cubriéndolo con tierra hasta su utilización.

Las obras y revistas reunidas para ^su trabaja por e^1 Se^rvi^cia de Pu-

blicaoiones AgrFcolas pueden ser consultadum en el loca! de1 mism^o

(Ministerio de Agricultura, prv^eo de Atacha, 1 y 3) todas los días

laborable^, de diez a una.

Papelerfa Sevilla.-Sevilla, q, Madrid.