Klausner, Joseph - Jesus de Nazaret

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JOSEPH KLAUSNER JESÚS DE NAZARET SU VIDA, SU ÉPOCA, SUS ENSEÑANZAS

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Jesus de Nazaret

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JOSEPH KLAUSNER

JESÚS DE NAZARETSU VIDA, SU ÉPOCA, SUS ENSEÑANZAS

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P A I D O S O R I E N T A L I ADirigida por Osvaldo Svanascini

Títu los publ icados:

1. M. Eliade - Patáñjali y el yoga2. H. Wilhe lm - El significado del I Ching3. E. Herrigel - El camino del zen4 . Tetsugen - El sermón sobre el zen5. Anónimo - Teatro tibe año. Tres misterios6. E . Wood - Diccionario zen7. A. N. Narihira - Cuentos de Ise8. Anónimo - Cuentos de l vampiro9. I. Shah - Cuentos de los derviches

10 . I. Shah - El monasterio mágico11. M. Buber - Cuentos jasídicos. Lo s primeros maestros, I12 . M. Buber - Cuentos jasídicos. Los primeros maestros, II13 . M. Buber - Cuentos jandicos. Los maestros continuadores, I14 . M. Buber - Cuentos jasídicos. Los maestros continuadores, II

15 . J. Shah - El camino del Sufi16. J . Kr ishnamur t i - El vuelo del águila17. I. Shah - Las hazañas del incomparable Mulá NasruaYn18. A. Reza Arasteh - Rumi, el persa, el sufi19. R. T. Deshimaru - La voz del valle20 . M. Eliade / J. M. Kitagawa - Metodología de la historia de las religiones21 . I. Shah - La s ocurrencias de l increíble Mulá Nasrudín22 . I. Shah - Reflexiones23 . I. Shah - Aprender a aprender24 . A. Coomaraswamy - Buddha y el evangelio de l budismo25 . J. Klausner -Jesús de Nazaret

Joseph Klausner

JESÚS DE NAZARET

edicionesPAIDOSBarcelona

Buenos Aires

M é x i c o

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Í S X t ^ r r í A r M ^ a n Company, N »«a Y o *Publicado en inglés por

Traducción de Jo rge Pia t igo rsky

Cubier t a de Ju l io V ivas

1. a edición en España, 1989

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, transmitidao almacenada, sea por proced imientos mecánicos, ópticos o q uímicos, incluidas las fotocopias,sin permiso del propietario de los derechos.

© J. Klausner c/o The Bank Leuni Le-Israel Trust Co. Lt .© de todas las ediciones en castel lano,

Ediciones Paidós Ibérica, S. A.,Mariano Cubí , 92 - 08021 Barcelonay Editorial Paidós, SAICF,Defensa, 599 - Buenos Aires.

ISBN: 84-7509-559-3Depós i to l ega l : B-32 .605/1989

Impreso en Ingraf, S. A.,c/ . Badajoz, 145 - 08018 BarcelonaImpreso en España - Printed in Spain

índice

PROLOGO PARA LA EDICIÓN CASTELLANA 7

INTRODUCCIÓN 9

GLOSARIO BREVE DE LOS TÉRMINOS TÉCNICOS HEBREOS QUEAPARECEN EN EL TEXTO 13

LIBRO PRIMERO

LAS FUENTES

Observac iones generales 17I. Las fuentes hebreas 18A) El Talmud y el Midrash 18B) El Toldot Ieshu 46

II . Las fuentes griegas y latinas 52A) Josefo 52B) Tácito , Suetonio y Plinio el Joven 57

III . El apóstol Pablo 60IV. Los primeros Padres de la Iglesia cristiana 62V. Los Evangelios apócrifos y no canónicos 64

V I. Los Evangelios canónicos y el estudio de la vida do Jesús 68VIL Resumen de conclusiones 119

LIBRO SEGUNDO

EL PERIODOObservaciones generales 125

I. Condiciones políticas 131II . Condiciones económicas 168

III . Condiciones religiosas e intelectuales 187

LIBRO TERCERO

LOS PRIMEROS AÑOS DE JESÚS: JUAN EL BAUTISTA

I. La niñez y la juventud de Jesús 223II . Juan el Bautista 23 3

III. El Bautismo de Jesús. Sus tentaciones y su primera manifestación 244

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LIBRO CÜABTO

LOS COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESÚS

I. El primitivo ministerio de Jesús: el predicador de parábolas y obradorde milagros 253

II . Jesús en la cúspide del éxito. Su encu entro con los fariseos 267III . Los doce apóstoles: nuevas disputa s con los fariseos 277

LIBRO QUINTO

JESÚS SE REVELA COMO MESÍAS

I. Jesús en la región de Tiro y Sidón y en Decápolis 289II . En Cesárea de Filipo: Jesús se revela a sus discípulos como el Mesías 295

III . El viaje a Jerusalén: en Jericó 300IV. En Betfagé: Jesús se revela públicamente como el Mesías 304

LIBRO SEXTO

JESÚS EN JERUSALÉN

I. La purificación del Templo 309II . Las disputas en el patio del Templo 314

III . Judas Iscariote: la última cena 321IV. Getsemaní: la gran tragedia 327

LIBRO SÉPTIMO

EL JUICIO Y LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS

I. El arresto en el huerto de Getsemaní 33 3II . El proceso 339

III . La crucifixión 34 9IV. El relato de la resurrección 356

LIBRO OCTAVO

LA DOCTRINA DE JESÚS

I. Nota general 363II . El judaismo de Jesús 364

III . Puntos de oposición entre el judaismo y la doctrina de Jesús 369IV. La idea de Dios en Jesús 377V. La doctrina ética de Jesús 381

V I. El día del juicio y el reino de los cielos 398VIL El carácter de Jesús y el secreto de su influencia 407

VIII. ¿Qué es Jesús para los judíos? 412

Prólogo para la edición castel lana

Publicar en 1971 la versión castel lana de un l ibro escri to en 1907 bienpuede requer i r a lgunas pa l ab ras de ac l arac ión . Una t raducción después detantos años sólo puede ser just i ficada por un clásico. Y es indudable que,den t ro de su género , Jesús de Nazaret, de Joseph Klausner, lo es . Este t rabajo es el primer ensayo importante escri to por un erudi to judío sobre Jesús,y aunque para el lector informado será evidente que algunas de sus tesishan sido superadas por la invest igación bíbl ica moderna, la arqueología y lafi lología, no puede dudarse de que esta obra posee un profundo interés contemporáneo, aparte del valor académico, para just i ficar la publicación encastel lano de esta contribución a la enorme cant idad de obras erudi tas quehan sido inspiradas en la vida y la época de Jesús.

Bien podría ser que el lector cris t iano esté sumamente interesado en lasc i t as t a lmúdicas y midrásh icas documentadas para i l uminar es t e en igmacomplejo que es la original idad de la ét ica de Jesús. Este material es notor i amen te escaso en l a l engua españo la , y aunque no hub iese o t ra razón además de la ya mencionada (y por cierto que la hay) para just i ficar esta edición, sólo eso recompensaría ampliamente al lector.

E l ed i to r t ambién cons idera impor t an te , además de opor tuno , que unaposición que representa una parcial idad del pensamiento judío y de la evaluación de la vida y obra de Jesús sea asequible al mundo de habla españolaque, por supuesto, es predominantemente de rel igión catól ico-romana. Esbien sabido que para el pueblo judío Jesús no fue nunca considerado como

el Mesías. Este l ibro presenta varias hipótesis interesantes sobre el cómo yel porqué de este rechazo. Si el propósi to del mensaje ecuménico del crist ianismo es el de encontrar el camino para entrar en el cuerpo y en el espíri tu de los cris t ianos, y s i este espíri tu ha de ser extendido para incluir alno cris t iano, entonces tenemos un nuevo factor para marcar la importanciade esta publicación.

El "Segundo l ibro", que se refiere primordialmente a una bibl iografíaalemana de fines del s iglo pasado, probablemente l imitará su interés a académicos profesionales, mientras que el resto del material atraerá con seguridad" la atención de estudia ntes intelectu alme nte sensibles a la problem áticade la his toria de las rel igiones occidentales .

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Sin duda el lector notará una cierta tendencia pol í t ica por parte del profesor Klausner (quien fal leció hace pocos años en Jerusalén después de unades t acada ac tuac ión como escr i to r y p ro feso r en l a Univers idad Hebrea) .Es to puede ser fác i lmen te en tend ido por e l hecho de que Klausner fue unmiembro muy act ivo del part ido revisionista dentro de la pol í t ica s ionista( JERUT) . E S digno de destac ar q ue, no obs tante la afi l iación o no afi liaciónpolí t ica del lector, estos conceptos de nacional ismo judío son compart idospor un importante sector dentro de la población judía mundial de hoy.

El lector encontrará, además, una breve bibl iografía que refleja ensayos

más modernos, para guiarlo en su estudio y comprensión de lo que paracualquier individuo pensante, sea cris t iano, ateo o no cris t iano, ciertamentees uno de los períodos más creadores de la his toria de la humanidad.

Marshal l T . Meyer

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In t roducción

Voltaire —que de ningún modo fue un amigo de los judíos— en su Dialogue du douteur et de Vadorateur1 hizo decir al Adorateur rac ional muyseveras cosas sobre aquél los: que eran "los más toscos asiát icos", y sustradiciones históricas "las más completamente disparatadas y fút i les". A estorepl ica el Douteur:

"Estoy de acuerdo en que la fe judía es fút i l y abominable, pero, después de todo, Jesús, a quien tú amas, era judío. Siempre observó las normasde la rel igión judía y respetó todas sus costumbres."

E l Adorateur, obv iamente perp le jo , responde:"He aqu í nuevamente una g ran con t rad icc ión . Aunque E l e ra jud ío , sus

seguidores no lo fueron."Con estas palabras —que sin duda escribió inadvert idamente— Voltaire

sug iere que é l mi smo t ampoco t ra tó de ignorar n i de exp l i car es t a "g rancontradicción", la cual const i tuye el rasgo principal del difíci l y complicadoproblema central de todo l ibro referente a la vida de Jesús. En esta obrain t en tamos reso lver ese p rob lema.

Tenemos ante nosotros dos hechos: a) Jesús nació, vivió y murió enIsrael , y fue un judío en todos los aspectos; b) sus discípulos, y más aúnlos discípulos de sus discípulos, se alejaron grandemente de Israel —o, másbien, los sectores judíos más numerosos y poderosos rechazaron las enseñanzas de Jesús: se alzaron contra el las durante la vida de aquél y no setransformaron en cris t ianos a pesar de que todo el mundo fue cada vezmás atraído por el cris t ianismo—. El cris t ianismo nació en Israel , e Israel

como nación lo rechazó comple t amen te . ¿Por qué?Muchos judíos y cris t ianos aducirían que el cris t ianismo, desde la época

de Pablo, absorbió muchos elementos griegos y paganos que oscurecieronlos factores hebreos, los únicos que conoció Jesús. Pero, al fin de cuentas,"de tal palo tal ast i l la", y a part i r de los discípulos de un hombre, e inclusode los discípulos de sus discípulos, es posible extraer conclusiones sobree l p r imer maes t ro . S i no hub iera hab ido en l a enseñanza de Jesús a lgocontrario a la "visión del mundo" de Israel , de el la no podría haber surgido

1 Dialogues satiriques et phttosophiques, XI .

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una nueva doctrina tan i rreconci l iable con el espíri tu del judaismo: ex nihilonihíl fit. Aunque l a p réd ica de Jesús no se d i r ig i era de l iberadamente con t rael Judaismo de su época, contenía por cierto los gérmenes que con el cursodel t iempo podían y debían desarrol larse en una doctrina no judía e incluso ant i judía.

Es t e es e l p rob lema más impor t an te (aunque no e l ún ico ) que t ra t a remos de resolver en este l ibro. Mediante una descripción completa de laépoca de Jesús y de su ambien te jud ío (en p r imer lugar ) , y (en segundotérmino) a t ravés de la descripción de su vida y enseñanzas (que, comoen el caso de cualquier gran iniciador, son una y la misma cosa), alcan

zaremos una idea clara acerca de lo que había en él del judaismo primit ivoy del de su t iempo y, probablemente, sobre lo que en él se oponía aljudaismo de su época y al de las generaciones pasadas y futuras de Israel .

De es t e modo no determinaremos la superioridad del cris t ianismo sobreel judaism o, (tarea que dejam os a los apologistas y misioneros cris t ianos)ni la del judaismo sobre el cris t ianismo (que esto lo hagan los apologistasjudíos y quienes quieren demostrar la misión universal de Israel), s ino ques implemente examinaremos en qué difieren ambas rel igiones. Tal es el únicoobjeto de esta obra; nos hemos esforzado por mantenernos dentro de losl ímites de la pura invest igación, en una labor tan objet iva como fuera posible, evi tando los propósi tos subjet ivos, rel igiosos y nacional is tas , que estánal margen del saber erudi to. Si del estudio de esta diferencia surgiera lademostración de que el judaismo t iene derecho a exist i r , el lo sería una ven

taja, pero no es una meta en función de la cual me haya permit ido desviarme de la verdad cient ífica o modificar los hechos, arrastrado por uncelo rel igioso o racial .

No es mi intención argumentar aquí en favor o en contra del judaismoo del cris t ianismo, s ino tan sólo exponer y explicar "la gran contradicción"de que hab laba Vol t a i re . E l hecho de que e l j udai smo haya dado o r igen a lcr i s t i an i smo p rueba que e l ú l t imo se asemeja mucho a l p r imero , peroel hecho de que el judaismo nunca se t ransformara en cris t ianismo y sigu iera su p rop io camino t es t imonia de modo no tab le que en muchos aspectos ambas doc trinas difieren. Sólo resta mostrar en qu é se pare cen y en qu ése diferencian, s in discut ir en absoluto s i tales diferencias const i tuyen o nodesventajas . Sólo así podemos respetar los l ímites del saber objet ivo y evi

tamos la subjet ividad. Sólo mediante una act i tud de este t ipo nos salvamosde t ransformarnos en apologistas rel igiosos o nacionales.

Hemos tratado de sostener esta act i tud objet iva a lo largo de todo ell ibro. Si el estudioso cris t iano lo sospecha de subjet ividad por el mero hechode que el autor es judío y está escri to en hebreo, sólo puedo responderle:Quita primero la viga de tu ojo. Como cris t iano, él es mucho más sospechable de preferir a un Jesús cris t iano. Aquellos cuya fe es superior yconduce a la riqueza y el honor, aquel los que continúan estableciendo sociedades misioneras, no sólo para beneficio de los paganos, s ino tambiénpara los judíos, el los —digo— son más sospechables de subjet ividad en todolo que respecta a Jesús y al cris t ianismo que nosotros, que vemos nuestra fe

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p i so teada y empujada hac ia l as ú l t imas p ro fund idades y que no deseamosni estamos en condiciones de hacer prosel i t ismo entre los cris t ianos.

Pero la expl icación de la relación de Jesús con el judaismo y de losjudíos con Jesús no es la única meta de este l ibro. Por sobre todo, el autorquiso exponer en hebreo y para hebreos la his toria del Fundador del Crist ianismo siguiendo los l incamientos de la crí t ica moderna, s in las exageraciones y narraciones legendarias de los evangel is tas , ni las exageraciones ysát i ras despect ivas y también legendarias de l ibros tales como el Toldotleshu o el Maasé Talui. Sobre la necesidad de un l ibro de este t ipo no esp rec i so hab lar demas iado : bas t e con dec i r que nunca se escr ib ió en hebreouna obra sobre "e l j ud ío Jesús" que no tuv iera un p ropós i to p ropagand i s t a

cr i s t i ano (ganar jud íos para l a c r i s t i andad) , 2 o una final idad rel igiosa judía(hacer el cris t ianismo detestable para los judíos).

Si logro dar al lector una idea más cierta del Jesús histórico, i gualmen tealejada de los dogmas cris t iano y judío, que sea objet iva y cient ífica de todos los modos posibles , que al mismo t iempo proporcione una visión de estaenseñanza semejante a las del judaismo pero también muy alejada de el las;s i consigo proporcionar una imagen del ambiente judío (cívico, económico yespiri tual) de los días del Segundo Templo, 3 ambiente que hizo posible estaescena histórica y esta nueva enseñanza, s i alcanzo estas metas, en fin,sab ré que he l l enado una pág ina en b l anco (en lo que respecta a au to reshebreos) de la his toria de Israel : hasta el momento sólo habían escri tosobre el tema estudiosos cris t ianos.

Sobre el contenido y la forma del volumen poco necesi to decir: el lectorlos verá por s í mismo. Sólo deseo observar que se divide en varios "l ibros"completos de por s í , monografías breves precedidas por l is tas detal ladas delas obras más importantes sobre cada tema, complementadas por los t í tulosde importancia secundaria enumerados al comienzo de cada subsección y enlas notas al pie de página. El Libro Primero está dedicado al estudiode las fuentes de la his toria de Jesús; el Segundo, a la descripción de lasi tuación pol í t ica, económica y espiri tual de la época, y los s iguientes al a v ida y enseñanzas de l Nazareno . •

El lector ansioso por conocer la his toria misma de Jesús deberá hacersede un poco de paciencia, a menos que prefiera sal tear los dos primerosl ibros. El lector promedio necesi tará especialmente esa paciencia a lo largodel Libro Primero: el estudio de las fuentes nunca es de fáci l lectura, yquizá resul te tedioso para las personas no famil iarizadas con el saber nicon la ciencia hebreos en general . Pero éste era el único camino posible:

2 Es el caso del Sefer Toldot leshu, de Eben Tzohar (Lichtenstein), Leipzig,1885, y de Ben Adam: the Life of Jesús Christ and his Works, de P. Levertoff,publicado por la Eduth VYisrael, Londres-Cracovia, 1905.

3 "Segundo Templo" es la expresión con la cual designamos el período de lahistoria judía que va desde el Retorno del Exilio hasta la Destrucción del Templopor los romanos en el 70 e. c*

* En esta obra, "a . e . c ." s ignif ica "an tes de la época comú n (crist iana)" , y "e. c" , "époc ac o m ú n " .

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para asentar con seguridad las bases de cualquier edificio importante espreciso, en primer lugar, despejar el terreno de piedras, escombros y arena.

Soy perfectamente consciente de que el método de la obra provocaráabundantes críticas hostiles en cristianos y judíos por igual. Pero una vezmás pido paciencia. Confío firmemente en que, luego de leer el libro sinprejuicios, de uno y otro lado se reconocerá que, equivocado o justo, porlo menos fue escrito con las mejores intenciones. Sólo ruego una cosa. Estaobra me llevó muchos años de trabajo y de búsqueda de la verdad: quieransus lectores considerarla atentamente con las mismas buenas intenciones conque fue realizada.

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Glosario breve de los términos técnicoshebreos que aparecen en e l tex to

Agadá (adj. agádico): Un tipo de exégesis bíblica, de carácter más homi-lético y edificante que lógico o jurídico; utiliza a discreción todas lascreencias, leyendas y elementos folklóricos corrientes. Raramente se laemplea en la Mishná, pero figura ampliamente en la Quemará y enalgunos otros escritos rabínicos.

Amoraím (sing. Amorá; adj. amoraítíco): Autoridades de los siglos terceroa quinto, cuyos comentarios y disputas constituyen la sustancia de laGuemará (véase), tanto en el Talmud Bavli como en el Talmud Ierushalmi(véase).

Baratío: Una tradición que como regla proviene de los tanaím (véase) odel período tanaítico y citada en estratos posteriores del Talmud y enotra literatura rabínica, pero no incluida en la Mishná, que es el códigoautorizado de las tradiciones tanaiticas.

Guemará: El último estrato del Talmud (y con mucho el más profuso);contiene los comentarios, añadidos y disputas de los amoraím sobre lamateria de la Mishná, sea en forma de explicaciones o de disquisicionesmás o menos relacionadas con aquélla.

Halajá (adj. halájico): Decisión legal obligatoria derivada mediante procesos lógicos rabínicos de la Tora escrita.

Midrash (adj. midráshico): a) interpretación de las Escrituras, de carácteragádico o halájico; b) comentario sistemático sobre lineamientos midrásh-

icos de una porción de las Escrituras (así, el Génesis 'Raba es un midrasho comentario rabínico del libro del Génesis).

Mishná: El primer estrato de l Talmud; con algunas excepciones, idénticoen las versiones Bavli y Ierushalmi. Es una codificación de la "LeyOral", ordenada por materias y subdividida en sesenta y tres "tratados".Su forma actual fue completada por el R. Iehudá ha-Nasí a comienzosdel siglo tercero.

Shemá ("¡Oye!"): La parte esencial del servicio litúrgico judío. Está constituida por tres pasajes de la Biblia: Deuteronomio 6: 4-9 (comienza

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con las palabras "¡Oye, oh Israel!"), Deuteronomio 11: 13-21, y números15: 37-41.

Talmud Bavli y Talmud lerushalmi: En torno de la Mishná surgió una masade comentarios, exposiciones, ilustraciones y debates, conocida como laGuemará. Dos centros judíos, en Palestina y en Babilonia, produjeronindependientemente sus respectivas Guemará. La Mishná y la Guemarápalestina constituyen el Talmud lerushalmi; la Mishná y la Guemará ba bilónica, el Talmud Bavli. El primero fue completado en el siglo cuartoy el último aproximadamente un siglo después. El Talmud lerushalmi

es mucho más corto que el Bavli, y trata sólo sobre 39 de las 63 divisiones de la Mishná.

Tanaím (adj. tanaítico): Autoridades de los siglos primero y segundo, desdeHillel y Shamai al R. Iehudá ha-Nasí. Sus modos de ver y las tradiciones que preservaron fueron codificados en la Mishná.

Tora (lit. enseñanza): a) los libros de la "Ley" (de Moisés), es decir,el Pentateuco; b) la "Ley" tradicional judía en general, oral y escrita(es decir, tanto los libros del Pentateuco como la "Tradición de los ancianos").

Tosefta: Compilación de material tanaítico de extensión y ordenamientossimilares a los de la Mishná. Su relación con esta última es incierta:algunas de sus partes parecen provenir de colecciones de tradiciones

anteriores a la Mishná actual, pero la Tosefta, en la forma en que laconocemos, fue completada mucho más tarde. Con frecuencia sus desarrollos son más extensos e incluye temas omitidos en la Mishná.

Para una explicación más completa de estos términos remitirnos al lector aA Short Survey of the Literature of Rabbinical an d Medioeval Judaism, de W. O.E. Oesterley y G. H. Box (Londres, 1920), o a la Introduction to the Talmud,de M . Mielziner (2* ed., Nueva York, 190 3).

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Libro Pr imero

Las Fuentes

 

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Observaciones generales

Todo libro sobre la vida de Jesús dedica uno o más capítulos especiales a lasfuentes de la misma. En el capítulo segundo del Leben Jesu, de Holtzmann (Tubinga y Leipzig, 1901, págs. 6-47), hay un valioso y erudito informe sobre talesfuentes. Una reseña enteramente erudita aunque popular se encuentra en PaulWernle, ' 'Die Quellen des Lebens Jesu" (Religionsgeschichtliche Volksbücher, I,1 ), 2* ed., Tubinga, 1906. Véase también la obra más polémica de Wilhelm Bous-set, Was wissen wir von Jesús? (2* ed., Tubinga, 1906). Pero en ninguno de estostextos se mencionan las fuentes hebreas, aunque autores anteriores les dedicaron mucha atención. Por ejemplo: Theodor Keim, Geschichte Jesu von Nazara, 1867-1872.

Las fuentes de la vida de Jesús t ienen diverso origen, están en dist intosidiomas y son de importancia variable. Son fundamentales los Evangel iosCanónicos, pero puesto que fueron escri tos por hombres que veían en Jesúsa un ser sobrenatural debemos indagar cuidadosamente s i existen otras fuen

tes más objet ivas, seculares, provenientes de no-creyentes, judíos o paganos . A el las hemo s de añadir u n docum ento m uy ant iguo —el primero detodos—: nos referimos a las Epístolas del apóstol Pablo, cuyo ministeriocomenzó muy poco después de l a muer t e de Jesús . También ha de cons i derarse una fuente posterior, que contiene afirmaciones sobre la vida y enseñanzas de Jesús, debida a dos de los primeros Padres de la Iglesia, Papíasy Just ino Márt i r , y un texto cuest ionable: los Evangel ios Apócrifos y Seu-doepigráficos.

Las fuentes hebreas deben considerarse en primer lugar, puesto queJesús vivió y murió entre judíos. En úl t imo término vendrán los Evangel iosCanónicos; las otras fuentes, sólo incidentalmente o en forma de leyenda(por ejemplo, el Toldot Ieshu), se refieren a Jesús, mientras que los Evangel ios Canónicos completan y resumen nuestros conocimientos sobre su viday enseñanzas . Las fuen tes res t an tes ocuparán un lugar in t ermed io . De modoque el orden del conjunto será el s iguiente: a) las fuentes hebreas, b) lasfuentes griegas y lat inas, c) las Epístolas de Pablo, d) los primeros Padres de la Iglesia, e) los Evangel ios Apócrifos y Seudoepigráficos, y f) losEvangel ios Canónicos.

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I . Las fuen tes hebreas

A) El T a l m u d y el Midrash

Las referencias a Jesús del Talmud y del Midrash han sido compiladas enJesronot ha-Shas (KSnigsberg, 1860; Cracovia, 1895), y en Kuntres l'mallot Jes-ronot ha-Shas, del cual existen muchas copias manuscritas. En estos libros se advertirán todas las omisiones del Talmud y del Midrash que resultaron de la censurapapal en la Edad Media. Esas omisiones aparecen también en las partes de DikdukéSofrim publicadas por R. Rabinovitz, 1867-1886, donde se presentan versiones varias (tomadas de los manuscritos talmúdicos de Munich y Oxford, y de diversasediciones) en muchos de los tratados. Casi todos los fragmentos omitidos se encuentran en su original hebreo o arameo en Die Thahnudischen Texte (uber Jesu)de G. Dalman, publicado como apéndice a Jesús Chrístus im Talmud, de HeinrichLaible, Leipzig, 1900, que incluye todos los textos talmúdicos y midráshicos, acompañados a veces de notas valiosas, aunque por lo general no suficientemente eruditas; su objetivo es totalmente proselitista. Los mismos textos originales en hebreoy arameo, con explicaciones más ilustradas, se encuentran en Christianity in Talmud

and Midrash, del estudioso inglés R. Travers Herford (Londres, 1905; págs. 401 -436: los pasajes originales; págs. 35-96: traducción y notas; págs. 344-369: resumen y estimación del valor histórico de los textos). En la introducción del yamencionado libro de Laible, aportada por Hermann Strack, se detalla la primeraliteratura sobre el tema (págs. IV-VI); también en el posterior Jesús, die Haretikeru. d. Christen, 1910. Valiosos comentarios sobre el mérito de estos fragmentos aparecen en Richard von der Alm (Ghillany), Die Urteile heidnischer und füdischerSchriftsteller der vier ersten christlichen Jáhrhunderte uber Jesús und die erstenChristen, Leipzig, 1865; Daniel Chwolsohn, Das Letzte Passamahl Christi und derTag seines Todes, Leipzig, 1908, págs. 85-125; Samuel Krauss, Das Leben Jesunach füdischen Quellen, Berlín, 1902, págs. 181-194.

Podría suponerse que la primera mención de Jesús y sus enseñanzasdeben de encontrarse en el Talmud; Jesús, en efecto, vivió en los mismos

t iempos que vieron a Hil lel , Shamai y sus "escuelas" en la cúspide de suinfluencia en Judea, y cuando las bases principales de esa estructura rel i gioso-l i teraria conocida como el Talmud ya habían sido asentadas. Pero ésteno es el caso. Las referencias a Jesús que se encuentran en el Talmud sonmuy pocas (desde luego, esto se apl ica sólo a las ant iguas ediciones omanuscri tos que escaparon a la censura cris t iana); esas referencias, además,t ienen escaso valor his tórico, puesto que forman parte de vi tuperaciones ypolémicas contra el fundador de un part ido odiado, más que de informesobjet ivos de valor his tórico.

Hay dos razones para que esto sea así . En primer lugar, los sabios tal-

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múdicos raramente se refieren a los acontecimientos del período del Segundo Templo , y lo hacen só lo cuando esos hechos t i enen impor t ancia paraalguna discusión halajica; a veces los mencionan de modo abso lu tamen tecasual en el curso de alguna agadá. Por ejemplo, ¿qué sabríamos de lagran lucha m aca bea contra los reyes de Siria si los l ibros apócrifos (Ma -cabeos I y II) y los escri tos griegos de Josefo no hubieran l legado a nosotros, y debiéramos derivar toda nuestra información acerca de este granacontecimiento histórico judío de las fuentes talmúdicas exclusivamente?¡No sabr í amos s iqu iera e l nombre de Judas Macabeo!

En segundo término, la aparición de Jesús durante el período de per

turbación y confusión que sobrevino en Judea bajo el gobierno de Herodesy los procuradores romanos fue un hecho tan poco visible que difíci lmentelos contemporáneos suyos y de sus discípulos hayan tenido not icia del mism o . Cuando el cris t ianismo se t ransformó en una secta grande y poderosa,los "sabios del Talmud" ya estaban muy lejos del t iempo de Jesús, y norecordaban en su verdadera forma los hechos históricos que acaecieron alMesías cris t iano: los sat isfacían las narraciones populares corrientes acercade él y de su vida. (Muchos de estos relatos fueron conocidos por el fi lósofo paga no Celso, de modo que debieron de estar mu y difundidos.) Enboca de los judíos y paganos que se oponían al cris t ianismo, las his toriasprimit ivas pasaron a ser motivos de ridículo: las nobles cual idades que losdiscípulos encontraban en Jesús eran interpretadas como defectos, y losmilagros que st i le atribuían, como prodigios horribles e indecentes.

Debe notarse que las más ant iguas de esas his torias (de las cuales hablaremos más adelante) son anteriores al momento en que el úl t imo de losEvangel ios que han l legado hasta nosotros alcanzara su forma presente yfuera acep tado como Canón ico . Pero l as nar rac iones de l Talmud parecenhaber s ido pensadas de l iberadamente para con t radeci r l o s hechos que losEvangel ios recuerdan. Por ejemplo, los Evangel ios dicen que Jesús fue engendrado por e l Esp í r i t u San to y que no t en ía padre humano ; e l Talmuddice que carec í a e fec t ivamente de padre , pero no por obra de l Esp í r i t uSanto, s ino como resul tado de una unión i rregular. Los Evangel ios dicenque real izó s ignos y prodigios a t ravés del Espíri tu Santo y del poder deDios; el Talmud admite que obró signos y prodigios, pero por medio dela mag ia .

En los Evangelios, la oposición de Jesús a los fariseos y escribas y a sus"precep tos ap rend idos ru t inar i amen te" , y l as enseñanzas de l maes t ro sobreel contenido de la verdadera rel igión son presentadas como hechos admirables, pero el Talmud declara que Jesús fue "un pecador de Israel" y que"se burlaba de las palabras de los sabios". Hay muchos ejemplos análogos.Esto demuestra que antes de que el úl t imo de los Evangel ios existentesrecibiera su forma final circulaban entre los primeros cris t ianos muchas narraciones, orales o incluso escri tas , sobre la vida y las enseñanzas de Jesús,narraciones que fueron recogidas por los evangel is tas que conocemos.

De esto se s igue que los relatos de los primeros t res Evangel ios sonbastante ant iguos, y que no es razonable cuest ionar la existencia de Jesús

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(cosa que han hecho ciertos estudiosos en el s iglo dieciocho y en nuestraépoca) ni su carácter general , tal como es descripto en estos Evangel ios.Este es el único valor his tórico que podemos atribuir a las primit ivas narraciones talmúdicas sobre Jesús.

Pero el las t ienen otro t ipo de importancia his tórica no menos val iosa:nos permiten saber qué pensaron los "sabios de Israel" sobre el origen ylas enseñanzas de Jesús unos setenta años después de que éste fuera crucificado, y a veces comprender las razones que separaron de él a la mayoríade los judíos, incluso los más doctos.

Pero ¿podemos también buscar la verdad histórica en estas referenciastalmúdicas? ¿Podemos encontrar en el las hechos que los Evangel ios, pormotivos rel igiosos, hayan del iberadamente ignorado o modificado?

Antes de responder , debemos p r imeramente d i ferenciar l as a f i rmacionestransmit idas por los tanaím (y que subsisten en la Mishná, en las baraitoty en los primeros midrashim) de las comunicadas por los amoraím ( yque encon t ramos en l a Guemará y e n midrashim pos ter io res ) . Mien t ras es t asúl t imas no pueden tener ningún valor his tórico objet ivo (puesto que en laépoca de los amoraím no exist ía por cierto ningún recuerdo claro sobrela vida y las obras de Jesús), quizá sea posible atribuir cierta importanciahistórica a los relatos del t iempo de los tanaím (aunque só lo a aquel los queno contienen controversias manifiestas con las opiniones cris t ianas o con losEvangel ios, cuyas narraciones, como ya lo señalamos, eran bien conocidas

por los cris t ianos antes de que tomaran su forma presente). Consecuentemente, no ut i l izaremos las afi rmaciones de los amoraím; quienes lo deseen,pueden leerlas en los t í tulos que ci tamos en la bibl iografía.

Pero en este breve estudio de las menciones de Jesús en el Talmud yel Midrash no sólo debemos descartar las úl t imas referencias, s ino tambiénlos fragmentos referentes a "Ben Stada", a quien los amoraím, y especialmen te R ab J isda (217-309 e . c ) , i den t if i can con Ben Pande ra y Jesús . 1

La razón es s imple : no es t á p robado que los tanaím siempre los consideraran l a misma persona . Rabenu Tam {Shabat 104b) dec lara que "és t e noera Jesús de Nazaret". Incluso en el Toldot Ieshu (que examinaremos másadelan te) Jesús aparece só lo como Ben Pandera , y nunca como Ben Stada ,aunque se le atribuye la introducción de "hechizos de Egipto en una hend idura de su carne". De modo que inc luso en una época t an t a rd í a como

la de la composición del Toldot Ieshu, "Ben Stada" no era cons iderado unseudón imo hab i tua l de Jesús . En e l s ig lo pasado , Derenbourg 2 y J o e l 3 di ferenciaron lo que se di jo de Ben Stada de lo que se afi rmó de Jesús;recientemente, dos estudiosos, uno judío y otro cris t iano, 4 l legaron a la con-

i Shab. 104b; Sanh. 67a.2 Essai sur Fhistoire de la Paléstine, París, 1867, pág. 478. En la traducción

hebrea, Massa Eretz "íisraél, se omitió la referencia por temor a la censura.3 Blicke in die Religionsgeschichte usw, II, 55.4 H. P. Chajes en su artículo "Ben Stada (notas sobre el período anterior a

la Destrucción del Segundo Templo)" en el Ha-Goren de S. A. Horodetski, Ber-dichey, 1903, IV, págs. 33-37; y Christianity in Talmud and Midrash, de R. T.Herford, pág. 345 (n).

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clusión de que se l lamó Ben Stada al falso profeta egipcio mencionadoen Josefo (Antigüedades XX, vm; Guerras II, xin) y en los Hechos delos Apóstoles . Este falso profeta atrajo mult i tudes al desierto y les prometióque cuando é l l o o rdenara los muros de Jerusa l én se der rumbar í an . Fé l ix ,procu rador de Judea en esa época (52- 60 e. c.) le salió al encu entro conun fuerte contingente de cabal lería e infantería; mató a cuatro mil seguidores del profeta y tomó dos mil pris ioneros, pero el egipcio desapareció.

Entre las referencias tanaí t icas a Ben Stada, encontramos las s iguientes:

a) El Rabí Eleazar di jo a los Sabios: "¿No trajo Ben Stada hech izos de Eg ip to en una hend idura de su carne?" E l los l e respond ieron :"Era un loco , y no puedes aduci r a un loco como p rueba ." (Shab. 1 0 4 b ;Sanh. 67a . )

b) En el caso de cualquier a a quien se apl ique la pen a de mu erteo rdenada por l a Tora no es propio estar al acecho, a menos que setrate de un seductor. ¿Y de qué forma están al acecho? Dos letradosse ubican en una habi tación interior, y el reo en una exterior. Se enciende una vela y se dispone de tal modo que los letrados puedan veral reo y oír su voz. Así se hizo con Ben Stada en Lod. Ocultaron ados letrados, y lo lapidaron.5 (T. Sanh. X, II; /. Sanh. VII, 16, y conmás de ta l l e , B. Sanh. 67a . )

Es difíci l suponer que todo esto tenga que ver con Jesús. Las autoridades t a lmúdicas no lo cons ideraron meramente un shoté ( loco) , s ino comoun pel igroso seductor que atrajo a una gran cant idad de seguidores. Nopodían decir de él que fue lapidado por el t ribunal judío (Bet Din), cuandoen real idad fue crucificado por los romanos. 6 Y era imposible afi rmar queJesús fue condenado y ejecutado en Lod, s iendo que ambas cosas ocurrieron en Jerusa l én .

Pero estas objeciones carecen de apl icación si se concluye que Ben Stadano era Jesús (como lo suponían los amoraím), sino el profeta egipcio, quienrea lmen te rea l i zó ac tos d i spara t ados a l p rometer a l a mul t i t ud que cuandoél lo ordenara los muros de Jerusalén caerían, y era además, un "seductor"que condujo al pueblo al desierto. 7 Después de haber desaparec ido y escapado de Fél ix, es posible que se lo encontrara en Lod, que no está lejos de

Jerusalén, y que al l í se lo lapidara por orden del Bet Din, ante test igosocultos, del modo prescripto en el fragmento ci tado de la Tosefta. Es te ep i sod io parece t empora lmen te p róx imo a l a Des t rucc ión de l Templo (pues toque el gobierno de F él ix concluyó en el 60 e. c ) , y habría s ido conocidopor el R. Eleazar, quien l legó a ver el Templo sin destruir (Git. 5 6 a ; Súk.

B Chajes (op. cit., pág. 35) rectamente corrige Mü l y lo hace ll'ODn .6 T Sanh. X, n, dice "lo lapidaron", y solamente el Talmud Bavli, inclu

yendo opiniones de los amoraím acerca de que Ben Stada era Jesús, afirma que"lo colgaron la víspera de Pascua".

7 En la Tosefta falta el diálogo entre el testigo y el seductor ("¿Cómo podemos abandonar a nuestro Dios que está en los cielos y adorar ídolos?") que aparece en el Talmud Bavli y no es posible en el caso del falso profeta egipcio.

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27a ; Gen. R. 4 2 1 ; Ab. R. N. VI, ve r s . 1? ; XI I I , ve r s . Z> ; ed. Schechte r ,pág. 30 ) y de quien se d i jo : "V e . . . t r a s e l Rabí Eleaza r , a Lod." (Sanh. 3 2 b ) .

Que Ben S tada no e ra Jesús surge no sólo de lo que ya hemos d icho de lToldot Ieshu y de la a f i rmac ión de Rabenu Tam, s ino también de l hecho,obse rvado por Her ford ,8 de que aunque en e l Ta lmud encontramos los nombres "Ben Pandera" (o "Ben Pante re") y " Ieshu ben Pandera" (o "Pante re") ,en n inguna pa r te leemos " Ieshu ben S tada" .

En los amoraín que ident i f ica ron a Ben S tada con Jesús no puede conf ia r se en absoluto , según surge de l hecho de que confundie ran a Papo benJudá con e l padre de Jesús , y a Mir iam M'gad ' la N ' sha ia ( la "pe luquera

de muje res") con la madre , hac iendo inc luso de "S tada" un seudónimo deMir iam (S tada = S'tat da, es dec i r , "e l la se apa r tó" [de l mar ido] ) . 9 SobrePapo ben Judá exis te una baratía. El R . Meir d ice : "Como la s opinionessobre la comida, así son las opiniones sobre las mujeres. Hay quienes arrojane l contenido de su taza , y no lo beben, s i en é l ha ca ído una mosca , y e rata l la na tura leza de Papo ben Judá que acostumbraba ence r ra r a la muje ren la casa cuando é l sa l ía " (Git. 90a ; T. Sota V, 9) . La muje r de e s te Papo(menc ionado en e l Ta lmud como contemporáneo de Akiba y uno de susc o m p a ñ e r o s d e d i s p u t a s ) 10 debe de haber comet ido a lguna ofensa ; e l mar idose habr ía vue l to tan ce loso que no le pe rmit ía abandonar la casa , y e l R .Meir , discípulo del R. Akiba, conoció el episodio, que quizás ocurrió aproximadamente en su t iempo.

Perc en los días de los amoraím, cuando la de l nac imiento i legí t imo deJesús era una idea corriente entre los judíos, y de fuente judía la conocíatambié n Ce lso (150 e . c . ) , 1 1 aque l los le t r ados confundie ron es te inc identede la v ida de Papo con a lgo acaec ido a José , e l padre de Jesús . A Mir iamM'gad ' la N ' sha ia (que , apa rentemente , e ra la muje r de Papo, 12 y cuyo nombre recue rda e l de Mar ía Magda lena de l Nuevo Testamento) la confundie ron con Mir iam la madre de Jesús . Pe ro n i Papo ben Judá n i Mir iam M'gad ' laN ' sha ia ( a e s ta ú l t ima sólo la menc ionan los amoraím) t ienen re lac ión a lgunacon Jesús , hecho que ha s ido rec tamente seña lado por Samue l Krauss . 13

8 Herford, op. cit., pág. 345 (n) .9 Para mayor claridad podemos citar todo el pasaje: "Ben Stada, ¿no es Ben

Pandera? El R. Jisda dijo: Stada era el esposo. Pandera era el amante. ¿No era el

esposo Papo ben Judá? Su madre era Stada. ¿No era su madre Miriam M'gad'laN'shaia? Pues dicen en Pumbedita S'tat da, es decir, se apartó de su esposo"(Shab. 104b; Sanh. 6 7 a ) .

ÍO Ber. 61a (= Midr. Prov. IX, 2); Mech. Ex. XIV, 29 (=Can. R. I, 9) ypassim; cf. W. Bacher, Agada der Tannaiten I , 317-320. Contra la teoría de De-renbourg (op. cit., pág. 470) de que éste es Judá ben Papo (J. Ber. II, 9; Baba B.V, 1), véase J. H. Shor, Jüdische Zeitschrift, VI, 289-290.

1 1 Orígenes, Contra Cebo, I , IX, 1, 32 y 33, en el título "Pandera".1 2 L a Ha g 4b se refiere a Miriam M'gad'la N'shaia en la época del R. Bibi

bar Abay, un amorá de fines del siglo tercero, pero los comentaristas del Talmudobservan allí que "el ángel de la muerte le comunicó al R. Bibi un hecho queocurrió cientos de años antes".

i» Op. cit., págs. 186-188, 274-277.

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Con e l nombre de "Ben Pandera" o "Ben Pante re" ocur re a lgo comple tamente d is t in to . Sólo los amoraím lo r e lac ionan con Ben S tada , pe ro única mente se lo encuentra en a lgunas baraitot (que c i ta remos más ade lante ) de lt iempo de l R . Eleaza r ben Hircano y de l R . I smae l ( a f ines de l s ig lo pr i mero y comienzos de l segundo de la Era Cr is t iana ) . Es te seudónimo esc ie r tamente muy ant iguo, pues nos ente ramos en Or ígenes 14 q u e e l p a g a n oCelso , aproximadamente en e l año 178, oyó a un judío a f i rmar que Mir iamestaba d ivorc iada de su e sposo, de of ic io ca rpin te ro , por haberse probadoque e ra adúl te ra . Despedida por e l mar ido y vagando ave rgonzada ( repi teCe lso) , en sec re to d io a luz a Jesús , cuyo padre e ra c ie r to so ldado l lamadoP a n t h e r a s ( r i a v 9 f ¡ p a c ; ) . O r í g e n e s m i s m o s o s t i e n e 15 que Sant iago, e l padre

de l padre de Jesús ( José ) , ten ía e l nombre de "Panthe r" . Aparentemente ,Or ígenes pre tende expl ica r de e s te modo e l hecho de que Jesús , h i jo de José ,fue ra l lamado Ben Pandera o Ben Pante re por los judíos ; según é l , se l la maba a Jesús con e l nombre de su abue lo .

De todos modos , e l nombre "Ben Pandera" apa rec ió muy tempranamente . Es imposible pa ra nosotros suponer que exis t ió r ea lmente un soldadoromano de nombre Pandera o Panthe ras que tuvo re lac iones con la madrede Jesús , pues to que toda es ta h is tor ia e s só lo una leyenda or ig inada en laconvicc ión de los c r is t ianos de l t iempo de Pablo de que Jesús ca rec ía depadre na tura l ; en consecuenc ia , debemos busca r en o t ra pa r te la r a íz de e s tecur ioso nombre . 16 De todas la s expl icac iones of rec idas has ta e s te momento , nospa rece pre fe r ib le la de Nie tsch y B leek: "Pante re" e s una pa rodia cor rupta de

r JocpSévoc ; , v i rgen.

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Los judíos o ían constantemente que los c r is t ianos ( lamayor ía de los cua les hablaba gr iego desde los pr imeros t iempos) l lamaban aJesús "Hi jo de la Virgen" , u l óq Tr jq n oc pS áv ou ; en son de bur la , e l los lol lamaron "Ben ha -Pante ra" , e s dec i r , h i jo de la pante ra . Gradua lmente se o l v idó que Jesús r ec ib ía e se nombre por su madre , y se pensó que e ra e l de lp a d r e ( " P a n t e r e ", " P a n t o r i " o ' T a n d e r a " ) ; 1 8 puesto que és te no e ra un nombre judío , surgió la leyenda de l padre na tura l ext ranje ro . Como ocur r ió en e lcaso de Mir iam ba t B i lga , casada con e l "Sradiot", BY>T1D, el sol dad o (T .Suk. IV, 28; B. Suk. 5 6 b ; J. Suk. V, 7) se dedujo que Mir iam, la madre

i* Contra Celso, I, IX, 1. Véase Laible, op. cit., 20-21; Krauss, op. cit.,187, 277.

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Epifanio, Haereses, 78. Véase Herford, op. cit., 39, n. 2 .16 Deissmann, en el volumen dedicado a Nóldeke, pág. 871 y sigs., entregaun artículo completo, en el que demuestra que este nombre existía entre los soldados romanos. Pero la afirmación de que un soldado romano llamado así tuvorelaciones con la madre de Jesús es evidentemente una consecuencia de la convicción cristiana de que Jesús nació por obra del Espíritu Santo, y debido a que"Pantera" era nombre de soldado romano se le atribuyó al amante imaginario.

17 Studien u. Kritiken, 1840, pág. 116; Laible, pág. 25; las objeciones deHerford (pág. 39) no son convincentes.

1 8 Quizá subsista una indicación de este cambio de nombres de padre ymadre en la discusión que hemos recogido del R. Jisda y sus colegas; el Rabípensaba que "Ben Stada" no era el nombre del padre, sino el de la madre, ydecía, con un juego de palabras: "S'tat da" (se apartó de su esposo).

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de Jesús, había cometido adulterio con un soldado, desde luego romano,puesto que en esa época había legiones romanas en Judea. 19

Si , consecuentemente, descartamos de entre las referencias talmúdicas lasafirmaciones de los amoraím, y todo lo referente a Ben Stada, a Papo benJudá y a Miriam M'gad'la N'shaia, quedan solamente los s iguientes pasajestanaíticos:

a) Cier t a baraita cuya conclusión hace de Jesús un contemporáneo deJosué ben Peraj ia es , a nuestro juicio, dudosa. Se desarrol la como sigue:

Rechaza s i empre con tu mano i zqu ierda , e i nv i t a con tu manoderecha. No como Elíseo, que rechazó a Guejazi con ambas manos

ni como el R. Josué ben Peraj ia, que rechazó a Ieshu (el nazareno)con ambas manos .

Sigue a continuación, en arameo, el relato de las relaciones de Josuében Peraj ia con Ieshu:

Cuando el rey Janneo mató a nuestros Rabíes, Josué y Ieshu fuerona Alejandría de Egipto. Cuando hubo paz (entre el rey y los fariseos)Simeón ben Shetaj les envió (lo s iguiente): De mí, Jerusalén, la Ciudad Santa, a t i , Alejandría de Egipto, hermana mía: mi esposo habi taen medio de t i y yo estoy desolada. Así que el los (Josué ben Peraj iay Ieshu) vinieron y se arriesgaron en cierta posada donde fueron tratados con mucho honor. El (Josué ben Peraj ia) di jo: ¡Qué hermosaes la posadera! Ieshu le di jo: Rabí , sus pestañas son demasiado cor

ta s . Josué ben Peraj ia le di jo: Desdichado, ¿de tales cosas te ocupas?Env ió cuat roc ien tas t rompetas y lo anatemat i zó . Ieshu aparec ió an teél muchas veces, diciéndole: Vuelve a recibirme. Pero él no lo escuchó. Un día Josué ben Peraj ia estaba reci tando el Shemá. Ieshu sele apersonó y Josué ben Peraj ia estaba dispuesto a recibirlo. Le hizoun signo con la mano (de que debía esperar mientras reci taba elShemá, pues no quer í a ser i n t er rumpido) . Ieshu pensó que lo hab íarechazado y fue y colocó un ladri l lo y le rindió cul to. Josué ben Peraj ia le di jo: "¡Arrepiéntete!" Ieshu le di jo: Esto he aprendido deti : a todo el que peca y hace pecar a muchos, el los no le dan ningunaopor tun idad de ar repen t i r se . La baraita d ice : Ieshu (de Nazare t )pract icó la hechicería y la seducción y l levaba a Israel por mal cam i n o . 20

En primer lugar, debe notarse que todo lo que en este fragmento estáescri to en arameo no pertenece a la baraita, sino a la Quemará del per íodoamoraítico; asimismo, en la segunda versión (Sota 47a) fal ta "La baraitad i c e : Ieshu . . . (e t cé t e ra) . Es t a segunda vers ión serv ir í a para p robar que todala his toria del retorno de Egipto concierne exclusivamente a Jesús. Final-

1 9 Sobre esto, véase Gustav Dalman, nota de la pág. 21 de Laible, op. ctt.;y Krauss, op. cit., pág. 276, n. 13.

20 Sanh. 107b; Sota 47b; / . Hag. II, 2 (págs. 74-77).

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mente, en la tercera versión (/ . Hag.) el episodio es descripto en términosgenerales , Ieshu no es ni s iquiera mencionado, y el incidente no le ocurrea Josué ben Peraj ia, s ino a Judá ben Tabai y "uno de sus discípulos". 21

Sobre es t a base , Herfo rd 2 2 supone que l a t e rcera vers ión , t omada de l Tal m ud Ierushalmi, es la original , y que las dos versiones del Talmud Bavli sedeben a añadidos babi lónicos posteriores, originados en los nombres "Elíseo"y "Guejaz i " 23 que preceden esta his toria sobre Josué ben Peraj ia y Ieshu.

Las razones que l levaron al cambio de nombres o a su presencia en estepasaje, en mi opinión son las s iguientes: a) Josué ben Peraj ia y Judá benTabai vivieron aproximadamente en la misma época; como Simeón ben Shetaj

(Aboth I, 5-9) formaba "pareja" con Judá ben Tabai , también se lo menciona en la versión Bavli; b) el nombre Ieshu-Ieshua se asemeja a Josué-Iehoshua (ben Peraj ia), y c) en la his toria encontramos sugeridas algunastradiciones cris t ianas que aparecen en los Evangel ios. (En los Evangel iosla famil ia de Jesús huye a Egipto a causa de un rey cruel —Herodes—, Jesúsatrae a las mujeres, algunas son entusiastas seguidoras suyas, y entre el lashay incluso mujeres caídas —Juan, 8:11—: aqu í t ambién Ieshu huye con sumaes t ro a Eg ip to a causa de un rey crue l [ Janneo] , y p res t a mucha a t en c ión a una mujer . ) 2 4 Esto explica por qué, en la versión Ierushalmi, seañade el nombre de "Ieshu", y toda la his toria se modifica y alarga considerab lemente . En l a fo rma Bavli la his toria está tan y tan tardíamentet rans fo rmada que resu l t a i nnecesar io malgas t ar una pa lab ra para ev idenciarsu naturaleza no-histórica. 25

Jesús rindiendo cul to a un ladri l lo: nada podía ser más absurdo. Jesúsdiscípulo de Josué ben Peraj ia y contemporáneo de Simeón ben Shetaj ydel rey Janneo, q ue reinó en J udea del 10 3 al 76 a. e. c. y venció aproximad ame nte e n el 88 a. e. c. a los fariseos qu e había n luc hado contra éldurante seis años, matando a ochocientos de el los y obl igando a otros ochomil a huir de Judea (episodio al que se alude con la expresión "Cuando elrey Janneo mató a nues t ros Rab íes") ; ¿pod ía haber un anacron i smo más

2 1 La versión Ierushalmi dice: "A Judá ben Tabai el pueblo de Jerusalénquería designarlo presidente (del Sanhedrín) de Jerusalén. El huyó a Alejandría.El pueblo de Jerusalén escribió: De la Gran Jerusalén a Alejandría la Pequeña:¿Cuánto tiempo mi prometido habitará contigo mientras yo estoy apesadumbradapor él? El se embarcó y fue. Dijo: Débora, la posadera que nos recibió, ¿quédefecto tenía? Uno de sus discípulos dijo: Rabí, sus ojos eran malos. El le res

pondió: Dos cosas te faltan: una, que sospeches de mí, y otra, que la mires másde cerca. ¿Qué dije? ¿Que era hermosa de ver? (No) sino que era buena en laacción. (El discípulo) se enojó y se íue."

2 2 Herford, op. cit., págs. 52, 54; véase Laible, pág. 41.2 3 Herford piensa que, en éste y en otro fragmento, "Gehazi" es un seudó

nimo del apóstol Pablo. Véase op. cit., págs. 97-103 y 34-71.2 4 Laible, pág. 42.2 5 Krauss (págs. 246-257) sugiere que la brecha entre los doce y los treinta

años de la vida de Jesús podría llenarse con la ayuda de esta historia talmúdicasobre un viaje a Egipto (historia con la que combina el relato de Celso según elcual Jesús se vendió y fue esclavo en aquel país). Sólo podemos aceptar esto comoun hecho real si suponemos que Ben Stada (de quien el Tana R. Eleazar dice que"trajo hechizos de Egipto en una hendidura de su carne") era Jesús de Nazaret.

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grosero? Esta contradicción notoria entre el Talmud y el relato evangél icomovió a c i e r to au to r , que permaneció en e l anon imato (G . R. S . Mead) , aadelantar la hipótesis de que Jesús vivió en real idad en los días de Alejandro Janneo y Josué ben Peraj ia, como afirma el Talmud; los evangel is taslo habrían confundido con alguno de los falsos profetas que ocasionaronperturbaciones y fueron muertos en la época de Poncio Pi lato. 26

Es obvio que esta hipótesis (incluso aunque quien la formuló anónimamente no l a p ropuso como verdad abso lu ta) , basada por comple to en unsolo fragmento talmúdico (del cual se deriva, asimismo, todo lo que losamoraím y el Toldot leshu d icen sobre e l t ema) no merece que l e p res

temos mucha atención. Me incl ino a suponer que no sólo el relato Bavliamoraítico es muy tardío, s ino que la conclusión misma de la baraita ("Nocomo El í seo , que rechazó a Guejaz i con ambas manos , n i como Josué benPera j i a , que rechazó a l eshu [e l nazareno] con ambas manos") es t ambiénuna adición posterior, y que el punto principal de la t radición es s implemen te l a sen tencia : "Rechaza s i empre con tu mano i zqu ierda e inv i t a contu mano derecha ." Es t a sen tencia es en verdad muy an t igua y , aparen temen te , fue p ronunciada p or e l R. E leazar . e l Grande (véase Mech. Yithro,§ Amalek 81 ; ed . Fr i edmann 55a y b ; t ambién H. P . Chajes en Ha-GorenIV, 34, fin de la n. 2) P

b) Ex i s t e una segunda baraita cuyo valor his tórico es mayor. Dice los igu ien te :

La víspera de Pascua, el los colgaron a leshu (de Nazaret) y elhera ldo es tuvo an te é l du ran te cuaren ta d í as , d i c i endo : "( l eshu deNazare t ) va a ser l ap idado , pues p rac t i có l a hech icer í a y l a seducción y l levaba a Israel por mal camino. Todo el que sepa algo ensu defensa , que venga y abogue por é l ." Pero no encon t raron nadaen su defensa, y lo colgaron la víspera de Pascua. 2 8

2 6 Véase Did Jesús Live 100 B. C? , Theosophical Publication Society, Londres y Benarés, 1903; A. Schweitzer, Yon Reimarus zu Wrede: Eine Geschichteder Leben-Jesu-Forschung, Tubinga, 1906, pág. 326.

2 7 Así caen las objeciones de M. Friedlánder (Die réligiósen Bewegungeninnerhalb des Judentums in Zeitalter Jesu, Berlín, 1905, pág. 233 n), contra losque en el Talmud encuentran de todo sobre la vida de Jesús (él piensa que tales

pasajes son adiciones posteriores y puras falsificacione s). F riedlá nder objeta q ue,por una parte, Jesús aparezca como contemporáneo de Josué ben Perajia y, porla otra, de Papo ben Judá, contemporáneo del R. Akiba: es decir, que en tal casodebió haber vivido cien años antes y cien años después del Jesús de los Evangelios. Ya hemos demostrado que Papo ben Judá no tiene nada que ver con leshu,y que la afirmación de que leshu fue discípulo de Josué ben Perajia carece detodo valor. Los otros enunciados talmúdicos, los más antiguos, no están en taloposición con los relatos de los Evangelios.

2 8 Sanh, 43a. Las palabras entre paréntesis pertenecen al Dikduké Sofrim,manuscrito de Munich. En un manuscrito florentino se lee: "La víspera de Pascuay víspera de Shabat; esto concuerda con la explicación de Chwolsohn de que Jesúsfue crucificado en la víspera de un Shabat que caía la víspera de Pascua. VéaseChwolsohn, op. ctt., págs. 11-55.

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Siguen algunas observaciones del amará 'Ul la:

'Ulla di jo: ¿Y suponéis que para él (les hu de N aza ret) existía algún derecho de apelac ión? 2 9 Era un seductor, y el Misericordiosoha dicho: no lo escat imarás ni lo encubrirás . Diferente cosa ocurriócon leshu, pues él estaba cerca de la autoridad civi l .

( 'Ulla fue discípulo del R. Iojanán y vivió en Palest ina a fines delsiglo tercero.)

Se debe prestar atención a la fuerza con que se afi rma que Jesús "prac-l icó la hechicería y la seducción y l levaba a Israel por mal camino". Esto,

¡iparenternente, es lo que "la baraita dice" y el fragmento talmúdico anterior ci ta.Los sabios del Talmud no niegan que Jesús obrara s ignos y prodigios,

s ino que los consideran actos de hechicería. 3 0 Lo mismo encontramos enlos Evangel ios: "Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían(|ue tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fueralos demonios" (Marcos, 3:22); en Mateo, 9:34; 12:24, los fariseos hablanen términos semejantes.

Que Jesús fue muerto por seductor y engañador era algo claro para loslanaím, pues, en sus días , los discípulos de aquél const i tuían una secta judíaseparada que negaba muchos de los principios rel igiosos del judaismo: sumaestro, Jesús, los había seducido y apartado. Pero es digno de notarse queIn baraita subraya el hecho de que no hubo prisa en la ejecución de Jesús

u pesar de que era un seductor, y que ésta se demoró cuarenta días , por s ihabía alguien que quisiera abogar por él (cosa que sorprende al amorá ' U l l a ) .

Esto es exactamente lo contrario de lo que dice el relato evangél ico,según el cual el juicio de Jesús por el Sanhedrín concluyó muy rápidamentey l a sen tencia fue ap resu radamente cumpl ida por e l p rocurador romano . Per sonalmente considero que la afi rmación sobre el heraldo es obviamente "tendenciosa"; resul ta difíci l atribuirle carácter his tórico.

En cambio, el relato talmúdico concuerda con el hecho histórico de queJesús fue ajust iciado la víspera de Pascua (y víspera de Shabat), según lorecuerda e l Cuar to Evangel io : "Era l a v í spera de l a Pascua" ( Juan , 19 :14) ,lo que puede compararse con la afi rmación de Marcos: "Cuando sacrifi caban el cordero de la Pascua", lo que contradice el texto inmediatamenteanterior: "El primer día de la fiesta de los panes s in levadura" (Marcos,M:12) : t ambién cons t i t uye una p rueba l a c i rcuns t ancia de que e l p r imerdía de la semana, después de tres días, Jesús no se encontrara en su tumba.No obstante, el Talmud habla de colgamiento y no de crucifixión, pues estahorrible forma romana de ajust iciar no exist ía en el s is tema legal judío, y

29 Heiford, op. ctt., págs. 89, 349, traduce erróneamente: "¿Se habría pensadoque en favor de Jesús, un revolucionario, podía decirse alguna cosa?"

so Véase L. Blau, Das altfiidische Zauherwésen, Budapest, 1898, pág. 29.Justino Mártir, Dial, cum Tryphoiie Judaeo, c. 69, demuestra que en esa época losjudíos hablaban da Jesús como de un hechicero.

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los sabios de Israel la conocieron a t ravés de los juicios romanos. Inclusoel apóstol Pablo (Gála tas , 3:13) se refiere al pasaje "po rque m aldi to porDios es el colgado" (Deuteronomio, 21:23) como apl icable a Jesús. 3 1

c) Inmedia t amen te a con t inuación de l a an ter io r hay una segunda bü 'raita (Sanh, 4 3 a ) :

Jesús tuvo cinco discípulos: Mattai , Nakai , Netser, Buni y Toda.

Sigue a continuación un añadido amoraítico, reconocible como tal porel lenguaje arameo y las observaciones ingeniosas con juegos de palabras:

Ellos l levaron a Mattai (ante los jueces). El les di jo: "¿Serámuerto Mattai? Está escri to: Mattai ( l i t . cuando) vendrá y apareceráante Dios." El los le di jeron: "Ciertamente, Mattai será muerto, puesestá escri to: Mattai ( l i t . cuando) mor i rá y su nombre perecerá ."

Ellos l levaron a Nakai . El les di jo: "¿Será muerto Nakai? Estáescri to: Y Naki (l i t . el inocente) y el justo no serán muertos por t i ."Ellos le di jeron: "Ciertamente, Nakai será muerto, pues está escri to:En los lugares secretos él mató al Naki ( l i t . e l i nocen te) ."

Ellos l levaron a Netser. El les di jo: "¿Será muerto Netser? Está esc r i to : y Netser (l i t . una rama) de sus raíces florecerá." El los le dijeron: "Ciertamente, Netser será muerto, pues está escri to: y serásarrojado de tu sepulcro como una Netser ( l i t. rama) abominada ."

Ellos l levaron a Buni . El di jo: "¿Será muerto Buni? Está escri to:B'ni (l i t . mi hi jo), mi primogénito, Israel ." El los le di jeron: "Ciertamente, Buni será muerto, pues está escri to: mataré a Binja (lit. tuhi jo) , t u p r imogén i to ."

Ellos l levaron a Toda. El di jo: "¿Será muerto Toda? Está escri to:un salmo por Toda (l i t . acción de gracias)." El los le di jeron: "Ciertamente, Toda será muerto, pues está escri to: quien sacrifique Toda( l i t . o f rendas ) , me honra ."

No es posible que toda esta gimnasia bíbl ica pertenezca a la baraita. D etodos modos no puede ser his tórica, pues no se concibe que un t ribunal consienta estas bromas verbales con versículos de la Escri tura a expensas de loscondenados, antes de l levarlos al lugar de la ejecución, ni tampoco que cincodiscípulos de Jesús fueran ajust iciados juntos. 32 L a baraita asegura que Jesústuvo cinco discípulos, mientras que los Evangel ios hablan de doce. Puestoque el número de los Evangel ios corresponde al de las t ribus de Israel , esposible que fuera decidido por Jesús mismo y que, en consecuencia, seahistórico. Pero también pudo haber s ido elegido por los autores de los Evangel ios y no ser his tórico, así como no refleja la real idad la afi rmación sobre los setenta discípulos pres unta me nte seleccionados por el Naza reno (Luca s

si Véase Laible, op. cit., 81-83.32 En martirologios cristianos y también en papiros que contienen relatos de

la época romana encontramos argumentos similares, pero es difícil suponer queesta discusión de nombres típicamente talmúdica haya tenido lugar ante un tribunal.

28

10:1 ) (e l número co r responde de l iberadamente a l as "se t en ta nac iones" ya las "sete nta lenguas" ) .33

En todo caso, a esta baraita le fal ta precisión, pues aunque los nombresson de discípulos reales , algunos no lo fueron de Jesús directamente, s inoque per t enecen a una segunda generac ión . As í t enemos a Mat t a i y Nakai ,quienes obviamente —según lo ha advert ido Krauss, 34 son Mateo y Lucas .Netser proviene de Notsrim (cris t ianos) —lo piensa Krauss— 35 o quizásuna co r rupción de Andra i (And rés ) , e l herma no de Simón Pedro (Marcos• l. 18; Mateo 10:2; Lucas 6:14). La mayoría de los erudi tos cris t ianos suponen que Bun i es e l Nicodemo m encionado en e l Evangel io de Juan (3 :1 -10 ,1 9 : 3 9 ) ; pues to que en una baraita sobre Nakd imon ben Gur ión ( Taantth

20a) encontramos: "Su nombre no es Nakdimon, s ino Buni . ¿Y por qué selo l lama Nakdimon? Porque el sol bri l ló (nak'da) p o r é l . " 3 6 Personalmen teopino que Buni es una corrupción de "Iuhanni" o "Iuani", es decir, Juan, elhermano de Santiago, el hi jo de Zebedeo. El úl t imo discípulo, Toda, es sesmamente Tadeo , t ambién l l amado Lebeo (Mateo 10:3 ; Marcos 3 :18) . 3 T

Como es t a baraita es anónima, su temprano origen no resul ta decisivo.A l g u n o s88 suponen que proviene de la época del R. Akiba y de Bar Kojba,i 'i i la cual muchos cris t ianos fueron ca st igados por no d enun ciar el m esiazgodo Jesús y confesar el del guerrero judío. Pero: a) los cris t ianos no eranentonces ajust iciados, s ino sólo azotados, según nos lo dice Just ino Márt i r(Apología, 1, 31) y b) la muerte de estos discípulos es relatada en el cursodo una argumentación bíbl ica casuíst ica, tardía, y no forma parte de laIxiraita prop iamente d i cha .

d) No es seguro que el s iguiente relato talmúdico concierna a Jesús:

"Un impúdico": el R. Eleazar sost iene que esto s ignifica un bastardo, mientras que el R. Josué dice que es "hi jo de la impureza"(ben nidá; véase Levít ico 15:32); el R. Akiba sost iene que es ambascosas. Los sabios estaban una vez sentados (en el portal). Dos niñospasaron ante el los; uno cubrió su cabeza y el otro la descubrió." Alque descubrió su cabeza, el R. Eleazar lo l lamó "bastardo"; el R. Josué, "hi jo de la impureza", y el R. Akiba, "bastardo e hi jo de laimpureza". Le preguntaron al R. Akiba: ¿Cómo te atreves a contradecir a tus colegas? El les di jo: Probaré lo que digo. Buscó a la madredel niño y vio su puesto y los guisantes que vendía en la feria. Ledijo: Hermana, s i me respondes a lo que l e p regun taré , t e l l evaré a

83 Graetz, Geschichte der Juden, III, I,» 296, n. 43 4 Op. cit., 57. n. 3 .3 5 Ibid, n. 4. Véase también Laible, pág. 71.3 6 Véase, en detalle, Laible, págs. '70-71; Graetz, III, 1,5 303 n; Herford

(pAg. 93) ve en la mayor parte de estos nombres alguna referencia a Jesús: él<•» "e l Naki", el inocente; "la Netser", rama, de la raíz de Jesé, y "el Hijo" (Buni).

3 7 Véase Dalman, Die Worte Jesu, Leipzig, 1898, pág. 40.3 8 Laible, 37-71; cf. Herford, 91-95.° Entre los judíos, como entre otros orientales, descubrirse la cabeza ante un

íuperior es una grosera falta de respeto.

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l a v ida d e l m u n d o p o r veni r . E l l a le d i j o : J ú r a m e l o . E l R . Akiba juróc o n s u s l abios pe ro desconoc ió e l j u r a m e n t o en su c o r a z ó n . L e dijoa e l l a : ¿C uá l es la n a t u r a l e z a d e és te t u h i j o ? E l l a r e s p o n d i ó : C u a n d oe n t r é en l a c á m a r a n u p c i a l e s t a b a e n m i i m p u r e z a , y m i esposo per m a n e c i ó a p a r t a d o d e m í , y m i p a d r i n o d e b o d a s e n t r ó en mí y t u v ees te h i jo . D e m o d o q u e e l n i ñ o e r a b a s t a r d o e hijo de l a i m p u r e z a .E n t o n c e s e l l o s d i j e r o n : G r a n d e e r a A k i b a , q u e a v e r g o n z ó a sus m a e s t ros . E n l a misma hora e l los d i j e ron: B endi to s e a e l D i o s d e Is rae l ,q u e r e v e l ó s u s e c r e t o al R. A k i b a b e n Ióse f . 3 9

Jesús n o e s m e n c i o n a d o e x p l í c i t a m e n t e e n e s t a n a r r a c i ó n , n i h a y b a s e s

p a r a s u p o n e r q u e e l censor c r i s t i ano de l a E d a d M e d i a s u p r i m i e r a e l n o m b r e d e l n i ñ o . 4 0 S i C elso y e l T a l m u d n o h u b i e r a n c o n s e r v a d o la l e y e n d a d es u i l e g i t i m i d a d ( l e y e n d a q u e s e o r i g i n ó e x c l u s i v a m e n t e e n l a convicc iónd e lo s cr i s t i anos d e q u e Jesús ca rec ía d e p a d r e h u m a n o ) e l a u t o r d e l ToldotIeshu n u n c a h a b r í a u t i l i z a d o e s t e r e l a t o t a l m ú d i c o c o m o b a s e de l a l e y e n d ad e la " i m p u r e z a " d e M i r i a m , la m a d r e d e Jesús , y de su re l ac ión i l ega l c o ne l p a d r i n o d e b o d a s , n i n u n c a • — e n c o n s e c u e n c i a — se le h a b r í a o c u r r i d oq u e l a hi s tor i a s e re f i e re a Jesús . P o r c ie r to q u e l a solemne conc lus ión( " B e n d i t o s e a e l D i o s d e Is rae l , q u e r e v e l ó su s e c r e t o al R. A k i b a b e n

Ióse f" ) podr í a suger i r q u e a q u í h a y a lgún mis t e r io ocul to , q u e s e h a r e v e l ado a lgo d e g r a n i m p o r t a n c i a , y q u e e l t e x t o n o c o n c i e r n e e x c l u s i v a m e n t ea lo s niños or ig ina les .

P e r o e sa conc lus ión e s i n c u e s t i o n a b l e m e n t e p o s t e r i o r a la hi s tor i a mis m a . H a y u n a p r i m e r a c o n c l u s i ó n , m á s s imple : " El los d i j e ron: Grande e r aA k i b a , q u e a v e r g o n z ó a sus m a e s t r o s . " L a s e g u n d a y m á s s o l e m n e e s u n aadic ión rea l i zad*! m á s t a r d e , en la é p o c a e n q u e s e p e n s a b a q u e e l re l a tos e r e f i e r e r e a l m e n t e a Jesús . E l pasa je aparece sólo e n e l Masjet Kalá ye n e l Kalá Rabati, t r a t a d o s m e n o r e s a d j u n t a d o s e n u n p e r í o d o m u y t a r d í o ,q u e c o n t i e n e n m u c h o s a ñ a d i d o s , s u s t a n c i a l m e n t e n u e v o s o f o r m a l m e n t e c o r r o m p i d o s .

J e s ú s c o m o c o n t e m p o r á n e o d e l R . A k i b a n o e s u n a i d e a q u e p r o v e n g ad e lo s p r i m e r o s Tanaím, s ino u n p r o d u c t o de l a i m a g i n a c i ó n d e l a g e n e rac ión pos te r ior ( l a m i s m a q u e p u d o s u p o n e r q u e P a p o b e n J u d á e r a e le s p o s o d e M i r i a m , la m a d r e d e J e s ú s ) . L a ú n i c a r a z ó n d e q u e c i t á r a m o ses ta h i s tor i a cons i s t e e n q u e e l a u t o r d e l Toldot Ieshu ( o b r a d e l a q u e t r a t a

r e m o s m á s a d e l a n t e ) b a s ó t o d o u n l i bro sobre e l l a .3 9 Tratado Kalá, ed . Koronel , pág . 18b (Jamishá Kuntresim, Viena, 1864,

pág. 3 b ) ; Kalá, Talmud, ed . Ram . , pág . 51a; Bate Midrashot, ed. S. A. W erthe imer ,Jerusalén, 1 8 9 5 , I I I , 2 3 ; Dalman, apéndice a Laible, págs. 7- 8 .

4 0 Sobre este punto, véase Laible, pág. 34, quien llega a la conclusión deque la criatura es Jesús, porque lo que se dice no se refiere a cualquier bastardo.No me parece que éste sea el caso: la historia sólo intenta mostrar cuál es laopinión correcta sobre la palabra "impúdico". Véase también Herford, págs. 49-50,v Krauss, op. cit., págs. 262, 278. Jesús podría ser considerado "impúdico" porque"se burlaba de las palabras de los sabios", sobre la base de lo que recuerda Lucas2:41-47, sobre el niño Jesús, que discutió con los escribas cuando tenía doce años.Sobre la ilegitimidad, véase más adelante la sentencia de Ben Azai.

30

e) Desde l a época de Abraham Geiger , e rud i tos jud íos han encon t radoreferencias ant iguas a Jesús en ciertos pasajes talmúdicos en que se menciona a Balaam.41 Según este punto de vista, se habla de Jesús en los dossiguientes fragmentos de la Mishná:

Tres reyes y cuat ro p l ebeyos no t i enen par t e a lguna en e l mundopor ven i r . . . cua t ro p l ebeyos : B alaam, Do eg , Ah i s to fe l y Guejaz i(Sanh. X, 2) . Los d i sc ípu los de l perverso Balaam heredarán l a Gehena y descenderán al foso de la destrucción, pues se ha dicho: "Loshombres de la cólera y el engaño no vivirán más de la mitad de susdías" (AvotV, 1 9 ) .

Entre los erudi tos judíos, el que en éstos y otros pasajes , tempranos ytardíos, del Talmud y el Midrash, a Jesús se lo designa Balaam, ha pasado a ser una cosa acep tada , t an pa ten te que no neces i t a n inguna p ruebaseria. 42 Pero, en mi opinión, este supuesto no es inevi table. Quizás máscorrecta sea la posición de Friedlánder, 4 3 no tanto por su afirmación deque se pensaba en los ant inomistas ("quienes adhieren a la enseñanza doBalaam", a los que se refiere el Nuevo Testamento [Judas 11]), s ino porqueniega que Jesús sea designado con el seudónimo de Balaam en todo pasajerea lmen te an t iguo .

¿Sobre qué se basa esta hipótesis? ¿Por qué habrían ocul tado su intenciónlos sabios de la Mishná, l l amando Balaam a Jesús? Veremos más adelan teque cuando los sabios, por alguna razón, no desean nombrar a Jesús, lo

l l aman "Ese t a l " , l o que es comple t amen te inequ ívoco . Pero des ignar lo"Balaam" (nombre famil iar en la Tora como p rop io de un idó la t ra de carácter bien definido, mientras que, por lo contrario, los rasgos caracterís t icosde Jesús, según los describe el Talmud, no están del ineados con claridady, además, es un judío) habría implicado dar lugar a error, y no era necesario ni deseable. Además, en la época de la Mishná, "el ojo perverso,el espíri tu al tanero y el alma voraz", ¿eran caracterís t icas destacadas de losdiscípulos de Jesús, y sólo de el los? 4 4 P o r e l h e c h o d e q u e l a MishnáSanhedrín lo m e n c i o n e j u n t o a Doeg, Ahi s tofe l y G u e j a z i , B a l a a m ¿ d e b e s e r

41 Véase Geiger, Bileam u. Jesús, Jüdische Zeitschrift, V I (1868) , págs . 31-37 .Hermann Strack, en su Introducción a Laible, op. cit., pág. VI, y S. Krauss ,op. cit., pág . 361 , dan l a l i teratura sobre la materia. Véase Laible, págs. 57-58, y

el apéndice d e Dalman pág . 12 (e l original hebreo); Herford, págs. 64-78 y404-405 (apéndice con el original hebreo).4 2 Véase, p o r ejemplo, H. P . Chajes, Am^Haarez e Min, Rivista Israelítica

I I I ( 1 9 0 6 ) , 94 n.43 T)er Antíchrist, Gotinga, 1 9 0 1 , págs . 190 y sigs.4 4 Incluso Chajes, citado en la últ ima nota como concordante co n Geiger, dice

(Markus-Studien, Berlín, 1899 , pág . 25 , n . 2 ) : "Los eruditos Geiger, Perles ySchor asumen u n p u n t o d e vista unilateral al encont ra r q u e Jesús es descripto enel Talmud con la apariencia d e B alaam." Aunque a veces concuerda co n ellos yaporta pruebas adicionales para la teoría de l Avot d. Rab. Natán ( X X I , vers . I 9 )s igue pensando q u e " dondequie ra se hable de la inmoralidad d e Balaam, se designa a los seguidores d e Nicolao" .

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necesariamente Jesús, y ningún otro? Geiger, 45 y después de é l Laib l e 4 8

y Herfo rd ,47 se persuadieron de que el Balaam de ese pasaje debe ser Jesús, porque se hab la de i s rae l i t as que no t endrán par t e en e l mundo porvenir, y Balaam no era israel i ta. Peio tampoco lo era el edomita Doeg. Enconsecuencia , Laib l e 4 8 y H e r f o r d 4 9 se ven obl igados a concluir que Doeg,Ahistofel y Guejazi son probablemente seudónimos de los apóstoles Pedro,Santiago y Juan, o bien de Judas Iscariote (D oeg el t raid or) , Pedro (Ahistofel) y Pablo (Guejazi). Pero todas estas hipótesis , ¿no son "montañassuspend idas de un cabel lo ' ? Además , como verem os más adelan te , t odav íaera objeto de disputas el que Jesús estuviera verdaderamente excluido delmundo por venir. Aparte de esto, hay dos elementos de prueba que refutanla presunta ut i l ización de "Balaam" como seudónimo de Jesús: son dos pasajes en los que Jesús es mencionado junto a Balaam y completamente di-ref en ciado de él.

f) La historia habla de "Onkelos, hi jo de Kalónimos, hi jo de lahermana de T i to" , qu ien qu i so hacerse p rosé l i t o . Pr imeramente se d i rigió a Ti to por medio de encantos. Ti to le advirt ió que no se hicierap rosé l i t o porque Is rae l t en ía muchos mandamien tos , y mandamien tosdifíci les de observar; más bien le aconsejó que se opusiera a el los . Onkelos entonces se dirigió a Balaam, quien le di jo, en su i ra contraIsrael : "No busques su paz ni su bien." Hasta entonces, Onkelos no"se l legó a Jesús y le di jo: ¿Qué es lo más importante del mundo?El le di jo: Israel . El preguntó: ¿Y qué pasaría s i me uniese a el los? El

le di jo: Busca su bien y no busques su daño; todo el que los hiera escomo si hiriera la niña de los ojos de Dios. El preguntó entonces:¿Y cuál es el dest ino de ese hombre? El le di jo: Ser inmundicia hir-v i en te . Una baraita dice: Todo el que se bui le de las palabras de lossabios está condenado a ser inmundicia hirviente. Venid y ved lo quemedia entre los t ransgresores de Israel y los profetas de las nacionesd e l m u n d o " (Guit. 5 6 b - 5 7 a ) .

Es difíci l decidir la ant igüedad de este pasaje. Su est i lo arameo 5 0 y lainüoducción de la fórmula "una baraita dice" probarían su carácter tardío . Pero en él se habla del hi jo de la hermana de Tito, el que, segúnG r a e t z ,5 1 era Flavio Clemente (en corrupción Kalónimos o Kalónicos, comoen Avodá Zara Ha), el sobrino de Domit iano (y, por lo tanto, también de

Tito, hermano del anterior) que fue ajust iciado por ateo aproximadamenteen el 96 e. c. (los pagan os c onsideraban que la cree ncia en un Dios invi-

45 Jtidische Zeitschrift, VI , 32-33.*6 Laible, 52-53.47 Herford, pág. 66.4 8 Op. cit., págs. 54-55.4» Op. cit., pág. 71.5 0 En realidad, hay pasajes árameos más antiguos que estos hebreos, pero no

en forma de diálogo como el presente.51 Geschichte IV, 109, 403-405, n. 12, 411 n. Véase también Derenbourg,

op . cit., II, 178 (t raducción hebrea).

32

sible era ateísmo). De modo que el protagonista del relato vivió en un per íodo t emprano . Además , s e acusa a Jesús ún icamente de "bur l arse de l aspalabras de los sabios" y de ser "un t ransgresor de Israel"; pero se le hacendecir cosas buenas de Israel , por lo cual no sólo se lo est ima más que a Ti to,s ino también más que a Balaam, "el profeta de las naciones del mundo".En t i endo que es to p rueba l a rea l an t igüedad de l re l a to .

Para el Talmud, Jesús fue s iempre un judío. Puede que fuera un t ransgresor y se "burlara de las palabras de los sabios" (cosas ciertas , especialmente en vista de Mateo 23, donde escarnece discrecionalmente a los fariseosy a sus gravosas interpretaciones de la Tora, los ridicul iza por diezmar la

menta, el eneldo y el comino, colando el mosquito y dejando pasar el camello, y les dirige muchas otras acusaciones por el est i lo) pero la "chispajudía" todavía estaba encendida en él , y lo l levaba a procurar el bien de supueblo. Desde este punto de vista, el pasaje es importante. Es decir, no porla mejor comprensión de los hechos y opiniones de Jesús, s ino por la act i tuddel Talmud con respecto a Jesús el judío.

El pasaje es también importante porque en él Balaam y Jesús no sóloson perfectamente diferenciados, s ino incluso ubicados en posiciones opuestas. Geiger 52 y Herfo rd 5 3 lo advierten, y modifican sus afirmaciones, admit i endo que Balaam no s i empre es Jesús . Por nues t ra par t e , no encon t ramosni un solo pasaje en el Talmud o el Midrash que nos obl igue a decir queBalaam es Jesús y nad ie más . No hay n inguna razón a t end ib le para suponer

es t a seudon imia , pues to que Jesús es mencionado exp l í c i t amen te muchas veces por su propio nombre, o con la expresión "ese tal" (debido a la resis tenciageneral a referirse a él).

g) En el s iguiente pasaje tanaí t ico tardío encontramos una vez más aJesús y Balaam claramente diferenciados:

El R. Eleazar ha-Kapar di jo: Dios dio fuerza a su voz (la deBalaam) de modo que el la l legó de un extremo al otro del mundo,porque E l mi ró y con templó a l as nac iones que se dob legaban an teel sol , la luna y las estrel las , y ante la madera y la piedra, y vio quehab ía un hombre , nac ido de mujer , que se e rgu ía e i n t en taba hacerse Dios a s í mismo, para que el mundo entero fuera por mal camino. Entonces Dios dio poder a la voz de Balaam para que todos los

pueblos de la t ierra pudieran oírla, y él habló: Cuidad vosotros deno ir por mal camino detrás de ese hombre, pues está escri to: "Diosno es un hombre, como para mentir." Y si él dice que es Dios, es unembustero, y engañará; di jo que part i ría y volvería al fin.54 Lo dijoy no lo real izó. Ved lo que está escri to: Y él comenzó su parábola ydijo: "¡Ay, quién vivirá cuando Dios hace esto!" Balaam di jo: "¡Ay,

52 JMische Zeitschr. VI, 36-37.5 3 Op. cit., pág. 39.64 Hay aquí claras indicaciones de la "Segunda Venida" {Parusia) que se

asocia con el Milenio (milenarismo).

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quién vivirá de esta nación que escuchó a ese hombre que se hizoDios a s í mi smo!" 5 5

El R. E leazar ha-Kapar , padre de Bar Kapará (cuyas sen tencias f recuen temente se atribuyen al anterior, debido a la semejanza de los nombres) fue contemporáneo del R. Judá ha-Nasí , vivió en el s iglo tercero, 56 y murió aproximadamente en e l 260 . De modo que e l pasa j e es tanaítico, pero más b i entardío. Como sólo lo conocemos a t ravés de midrashim re l a t ivamente modernos (tales como el Yelamdénu y el Yalkut Shimeoni, const i tuidos por fragmentos ant iguos ampliados con adiciones posteriores) no podemos considerarque es primit ivo o conserva su forma original . Las palabras referentes a Jesúspueden per t enecer a l amena R. Abahu . 57

En todo caso, surge claramente que, sea al fin del período tanaíticoo duran te e l amoraítico (cuando ya hab ía razones más impor t an tes para nomencionar el nombre de Jesús), Jesús y Balaam eran personajes perfectamen te d i ferenciados . Aunque debemos admi t i r que da que pensar e l hechode que los nombres de Jesús y Balaam aparezcan dos veces en tan estrecha relación.

Veremos ahora los primeros enunciados del Talmud (y de toda la l i tera tu ra hebrea) re feren tes a Jesús .

h) El R. Simeón ben Azzai di jo: Enc ontré un árbol genealógico en Jeru-salén, donde se indica que "ése es un bastardo de una adúltera" (Yeb. IV ,3 ; 4 9 a ) .

Las ediciones corrientes de la Mishná añaden "Para apoyar l as pa l ab rasdel R. Josué" (quien, en la misma Mishná, d ice : "¿Qué es un bas t ardo? Todoaquel cuyos padres pueden ser condenados a muer t e por e l Be t Din").

Que este pasaje se refiere a Jesús parece indudable, aunque Dalman lod i scu te .58 H. P . Chajes 5 9 dice que "la afi rmación debe necesariamente concernir a alguien bien conocido, y no a una persona carente de s ignificaciónespecia l " , y Herfo rd 6 0 señala con t ino que a menos que exist ieran fuertesrazones para evi tar el nombre, éste debió ser asentado, puesto que el lo hubiera favorecido la causa de Ben Azzai y "apoyado las palabras del R. Josué".

En la época de Ben Azzai (y también en la de su contemporáneo demás edad , e l R. E leazar ) hab ía razones para no mencionar a l Nazareno

5 5 Yalkut Shimeoni (Salónica), parágr. 725 sobre va-yisá meshaló (Núm. 23 ,7 ), de acuerdo con el Midrash Ielamdenu. Citado en Yellinek Bet Midrash, V, 207y sigs.; Dalman en el apéndice a Laible, págs. 10-11; Herford, pág. 404. Véasetambién David Kahana, Mavo Lefarashat Bilam, Lwow, 1883, págs. 13-14.

56 W . B a c h e r , op. cit., I I , 4 9 6 , 5 0 0 - 5 0 8 ; Sokoloff, He-Asif, I I I , 3 3 0 .ST Cf. Bacher, op. cit., I I , 506 , n . 2 , y H e r fo rd , op. cit., 4 6 .ss Die Worte Jesu, pág. 4, n. 2.59 Rivista Israelítica, I I , 9 4 ; l a m i sma o p in ió n so s t i e n e D e re n b o u rg , R . E. ].,

I I I , 29 3 , y La ib l e , p á g s . 31 -32 . Su id a s , b a jo e l t í t u lo d e ' In c o u c , , d i c e , c i t a n d oal judío bizant ino Teodosio , que e l á rbol genealógico de Jesús se conservó en Ti-b e r i a d e s (K ra u ss , op. cit., p á g . 1 59 ) y B e n A z z a i v iv ió e n T ib e r í a d e s ( c r í t i c a d eB a c h e r a H e r fo rd , / . Q. R., X V I I , 1 7 5 ) .

60 Op. cit., págs. 43-45.

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por su nombre, porque, como veremos más adelante, los discípulos de esteú l t imo acos tumbraban cu rar en fermedades "en e l nombre de Jesús" .

Es también posible que la expresión "ese tal" fuera introducida en este pasaje posteriormente, cuando el cris t ianismo había alcanzado una difusión mayor, y el nombre de Jesús ya no se mencionaba abiertamente "debido a lacólera de los minun" (es decir, de los judíos justa o injustamente sospechados de incl inarse hacia la "herej ía" cris t iana) (Ber. 12a; Fes. 5 6 a ) . B e nAzzai era "discípulo-colega del R. Akiba" {Baba Batra 158b) y p rosperóantes de la rebel ión de Bar Kojba; parece que fue muerto después de queesta rebel ión se apaciguara (Ejá Rabati I I , 2 ; Midrash Tehilim IX , 13 , ed .

Buber , pág . 88 ) . De modo que e l f ragmento que cons ideramos qu izás p ro venga ap rox imadamente de l t i empo de Cel so , qu ien , como ya hemos d i cho ,informa que, "según un judío", Jesús nació i legí t imamente. Pero (s iempresiguiendo a Celso) esto ocurrió cuando Miriam sólo estaba comprometida,mientras que Ben Azzai se refiere a una eshet ish, expres ión invar i ab lemen teempleada para des ignar a mujeres casadas . No obs t an te , en l a época de lTalmud, el compromiso era en todos los aspectos equivalente al matrimonio . 61 No hay ninguna base histórica para la t radición del nacimiento i legít imo de Jesús; esa t radición surgió por oposición a la creencia cris t iana deque carec í a de padre na tu ra l : es to lo hemos v i s to repet idamente , y t endremos razones para referirnos a el lo una vez más, cuando l leguemos a la histo r i a rea l de l Nazareno (véase e l comienzo de l L ib ro Tercero ) .

j ) Aprox imadamente en l a misma época , e l R. E leazar ben Hi rcano (oEleazar e l Grande) , uno de los p r imeros y más impor t an tes tanaím, uti l izóla misma expresión "ese tal". Leemos en una ant igua baraita:

Ellos le preguntaron al R. Eleazar: "¿Qué será de ese tal en elmundo por ven i r?" E l l es d i jo : "Só lo me habéi s p regun tado sobreese tal . . . ¿Qué ocurre con un b astardo en lo que co ncierne a laherencia? ¿Y a los deberes del levirato? ¿Y al blanqueo de su casa?¿Y al b l anqueo de su sepu lcro?" No p re t end ía e lud i r l a p regun taacumulando pa lab ras , s ino que nunca p ronunciaba una pa lab ra queno le hubiera oído a su maestro (T. Yeb. I I I , 3 ; Y orna 6 6 b ) . 6 2

Lo s amoraím que discut ieron estos pasajes no sabían de quién hablabanlos interrogadores, y pensaron que la expresión "ese tal" se refería al rey

Salomón. Pero tomando en cuenta la anterior afi rmación de Ben Azzai yla his toria proveniente del período amoraítico (J. Av. Zar. I I , 2 [pág . 40 ,4 ] ; / . Shab. XIV, 4 [pág . 14 , 4 ] ; Koh. R. sobre Iesh rao), donde l as palabras "ese tal" (p'loni o p'lan) se refieren a Jesús, y considerando, asimismo, el hecho de que en esta baraita las diversas preguntas sobre el

61 Krauss, op. cit., págs. 186-187 (.n. 10).62 Dalman, que en su apéndice a Laible cita la sentencia de Ben Azzai sobre

"esc tal" y también dos narraciones amoraíticas donde p'lan aparece como seudónimo de Jesús, ignora por completo este fragmento del R. Eleazar, y Laiblelampoco lo menciona. Para una explicación de la forma de toda la baraita, véaseGraetz (IV3 194, n. 5).

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bas t ardo s iguen inmedia t amen te a l a p regun ta sobre "ese t a l " , es muy p ro bable que en este caso "ese tal" sea Jesús.* 3 B ü c h l e r6 4 sost iene que larespuesta del R. Eleazar a la pregunta de s i a Jesús le corresponde algunaparte en el mundo por venir es , como las respuestas a las otras preguntasque plantea él mismo, afi rmativa.

Pero si , con Chwolsohn, 65 consideramos esta respuesta ambigua ("ni s íni no") podemos l legar a la conclusión (que Chwolsohn extrae con tododerecho) de que , s i endo que e l R. E leazar no p r iva comple t amen te a Jesúsde su parte en el mundo por Venir, los tanaím, sucesores de los fariseos,a fines del s iglo primero, estaban lejos de considerar a Jesús como algomás que "un transgresor de Israel", y todavía mantenían contactos rel igiososestrechos con los cris t ianos. Esto úl t imo lo observamos también en otraan t igua baraita, en la que el R. Eleazar es una vez más el protagonista,y Jesús es mencionado ab ier t amen te s in que t ampoco se lo condene porcomple to .

k ) Nues t ros maes t ros d i j e ron : Cuando e l R. E leazar (e l Grande)fue arrestado por minút ["herej ía"], lo l levaron ante el t ribunal parajuzgarlo. El Procurador le di jo: ¿Un viejo como tú se ocupa de estascuest iones inút i les? El respondió: Yo confío en el que me juzga. Elp rocurador pensó que hab laba de é l , pero en rea l idad hab laba de suPadre celest ial . El Procurador le di jo: Puesto que confías en mí, estásdimissus, absuel to. Cuando volvió a su casa, los discípulos concu

rrieron a consolarlo, pero él no aceptó ese consuelo. El R. Akiba ledijo: Permi te que t e d iga una cosa de lo que tú me has enseñado .E l respond ió (Dí l a) . E l d i jo : Qu izás (una pa lab ra de) minút t e t omóde sorpresa y te agradó y, por lo tanto, fuis te arrestado. (En la To -sefta se lee: ¿Quizás uno de los minim te di jo una palabra de minúty t e ag radó?) E l respond ió : ¡Akiba , me has hecho recordar ! Una vezcaminaba por el mercado al to (la Tosefta dice "la cal le") de Seforisy encon t ré a uno (de los d i sc ípu los de Jesús de Nazare t ) 6 6 y sunombre era Jacob de Kefar Sekanya (la Tosefta d ice "Sakan in") . E lme di jo: Está escri to en tu Ley: "No recogerás el salario de una ramera, etc." ¿Qué se iba a hacer con él? ¿Una letrina para el sumosacerdote? Pero yo no respondí nada. El me di jo: Así [Jesús de Nazaret] (la Tosefta d ice "Ieshu ben Pan tere") me ha enseñado : "Puesel la los ha recogido del salario de una ramera, y al salario de unaramera volverán"; de la inmundicia vienen y a la inmundicia i rán. Yel dicho me agradó, y a causa de esto fui arrestado por minút. Y y o

83 Véase Hame'iri en Bet ha-Bejirá, Jerusalén, 1885, pág. 60c; R. Brüll,Mavo ha-Mishná, pág. 274 (n. 31); C. A. Tottermann, R. Eliezer ben Hyrcanus,Leipzig, 1877, pág. 17 y sigs.; y D. Chwolsohn, op. cit., pág. 101 (n. 4).

64 A. Büchler, Der Galilaische AmhaareZ des ziveiten Jahrhunderts. Viena,1906, págs. 292-293 n.

65 Op. cit., 100-102.66 Las palabras entre paréntesis aparecen en Dikdúké Sofrim a Avoda Zara,

comp. por el doctor Rabinovitz a partir del manuscrito de Munich.

3 6

transg redí lo que e stá escri to en la Ley: "M ante nte lejos, de el la"(es decir, de la minút) "y no te acerques a la puerta de su casa"(que es la autoridad civi l ) . 0 7

M. Fr i ed lander ha rea l i zado d iversos in t en tos para persuad i rnos de que"lodo talmudista digno del t í tulo sabe que los pocos pasajes talmúdicosque hab lan de Jesús son añad idos t a rd íos" e 8 y de que "las fuentes talmúdicas del s iglo primero y del primer cuarto del s iglo segundo no ofrecen lamenor prueba de la existencia de Jesús o del cris t ianismo". 89 A pesar de esto,no puede haber duda de que las palabras "uno de los discípulos de Jesúsde Nazare t " y "as í J esús de Nazare t me ha enseñado", que aparecen en es t e

pasaje, son de origen ant iguo y fundamentales por su importancia en el relato. Su carácter primit ivo no puede cuest ionarse sobre la base de las l igerasvariantes de los pasajes paralelos; 70 es t as var i an tes ("Ieshu ben Pan tere"o "Ieshu ben Pandera" , en lugar de "Ieshu de Nazare t ") s e deben meramentea l hecho de que , desde muy an t iguo , e l nombre de "Pan tere" o "Pandera"se difundió ampliamente entre los judíos como propio del presunto padrede Jesús.

Del R. Eleazar ben Hircano (Gen. R. 4 2 ; Ab. de R. Natán VI, versículo ¥> ;XIII, versículo 2° , ed. Schechter, pág. 30) sabemos que hasta los veint idóso veint iocho años se dedicó a la agricul tura en la hacienda de su padre.Luego marchó a Jerusalén y durante muchos años estudió la Ley bajo ladirección del R. Iojanán ben Zakai , con tal éxi to que cuando su padre, Hir

cano, fue a la ciudad, Eleazar expuso, en presencia del R. Iojanán benZakai , cosas "que nunca se habían oído". 71

De modo que podemos decir que el R. Eleazar nació por lo menos t reintao incluso cuarenta años antes de la Destrucción del Templo, entre el 30 yel 40 e. c. 72 No puede haber s ido muy joven en la época de la Destrucción, puesto que su contemporáneo de menor edad, el R. Josué ben Janania,era uno de los miembros del coro leví t ico del Templo (Sifré a números 116,ed . Fr i edmann , pág . 53a y b ) ; po r lo t an to , debe de haber a l canzado l amadurez ap rox imadam ente en e l año 70 e . c .78 También l eemos en e l Talmud(Suká 27a) que el rey Agripa Segundo y su mayordomo consul taron al R.Eleazar sobre ciertas cuest iones rel igiosas; s i , además, suponemos con De-r e n b o u r g7 4 que esa discusión fue posterior a la Destrucción, debemos ad-

67 Av. Zar. 16b-17a; T. Julin, II, 24. Véase también Koh R. sobre Kol-ha-Devarim y Yalkut Shimeoni, Micah I, y Prov. 5,5.

68 Véase su Der vorchristliche füdische Gnosticismos, Gotinga, 1898, págs. 71-74 ; Der Antichrist, introducción, págs. XIX-XX; Die religiosen Bewegungen, pá ginas 191-192; 206-207 n; 215-221.

69 Die religiosen Bewegungen, pág. 215.70 Véase lo que escribe Herford contra la opinión de Friedlander, op. cit.,

pág. 371.71 Craetz, op. cit., IV ,3 40-4172 Herford, op. cit., pág. 143, n. 1.73 Derenbourg, Essai (traducción hebrea, II, 172).74 Ibid., pág. 134. En la nota 5 el autor dice: "Quizás el rey Agripa sólo

hizo estas preguntas al R. Eleazar después de la Destrucción del Templo."

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mitir que tuv o lugar entre los años 79 y 85 e. c . En efecto, de sde el añode la Dest rucc ión has ta e l advenimiento de Ti to (70 -79 e . c ) , Agr ipa e s tuv oen Roma, y en e l 85 , durante e l r e inado de Domit iano, pe rdió los te r r i tor iosjudíos que le habían o torgado C laudio y Nerón (y quizá también Vespa-s i a n o ) 75 ; sus discusiones con el R, Eleazar sólo pueden haber tenido lugarmientras era rey y tenía la costumbre de visitar su capital, Cesárea de Fi-lipo, donde se encontraba el Rabí (Suká 2 7 b ) .

Este ú l t imo hecho es menc ionado en Suká i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s d elas preguntas de l mayordomo de Agr ipa , lo que demuest ra que la d iscus iónfue con el R. Eleazar ben Hircano y sólo con él, quien en ese entonces eratan conocido q ue el rey apel ó a su consejo. D e mo do q ue ha cia el 80 e. c .

(y probablemente ya antes de la Dest rucc ión) Eleaza r debe de haber s idode edad avanzada ; podemos seguramente dec i r que nac ió por los años 40o inc luso 30 e . c , poco t iempo después de qu e Jesús fue c ruc i f icado. Asíque es pos ib le que haya hablado con un d isc ípulo d i rec to de Jesús , y nos implemente con uno de la segunda generac ión, como La ible 76 y H e r f o r d 7T

se sienten obligados a suponer.Herford mismo sostiene que el R. Eleazar fue a n estado po r herejía

(minút) en e l año 109, durante la pr imera pe r secus 'ón t r a jana de c r is t ianos ,cuando fue muer to San S imeón, e l anc iano obispo de Je rusa lén . 78 Pero haceque e l encuentro con Jacob de Kefa r Sekanya ocur ra muy poco antes deaque l a r re s to . Mucho t iempo debió de t r anscur r i r ent re los dos hechos , pues toque el R. Eleazar había olvidado el encuentro y el R. Akiba debió recordárselo —cosa imposible si, como Herford lo surone, sólo mediaron unospocos meses o incluso uno o dos años—. En la época del arresto, el R. Eleazare ra comple tamente v ie jo , según surge de la obse rvac ión de l procurador :"¿Un viejo como tú se oc upa de estas cues tion es. . .? " Si concluimos conChajes que el episodio tuvo lugar en el 95, año de la persecusión de Domitiano, y suponemos que el R. Eleazar tenía sesenta años, es muy posibleque encontra ra a Jacob de Kefa r Sekanya ve in t ic inco o t r e in ta años antes ,hacia el 60 e. c , estan do en plen a vir ilidad . Pero en esos días, Jacob deKefa r Sekanya quizás fue ra de edad avanzada , y en su juventud (unost re in ta años antes) pudo haber s ido d isc ípulo de Jesús , de quien escuchódirec tamente su in te rpre tac ión de l "sa la rio de la r amera" . Es .osolu tamenteimposible apl ica r la s pa labras "as í Je sús de Nazare t me ha enseñado" a unatradic ión de segunda mano.

La ible y Her ford encuentran d i f íc f acepta r e s ta conc lus ión ( la de quee l R . Eleaza r se v io con un d isc ípulo drec to de Jesús) debido a la exis tenc iade otra baraita que menc iona a c ie r to Jacob que curaba enfe rmedades ene l nombre de Jesús :

7 5 Graetz I I I , 2 , 52 -53 ; cf . Scrñker, Geschichte des Jüd. Volkes im Zeit alterJesu Christi, 1,3 págs . 587-588, n . 45 .

7 8 Laible, p á g s . 6 0 - 7 1 .7 7 Herford, p á g s . 1 0 6 , 1 4 3 - 1 4 5 .78 Ibid., pág. 141. H. P. Chajes (Ha-Goren, IV, 34 n) ubica este arresto en

una época anterior (la de Domiciano).

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"IJV ocur r ió a l R . Eleaza r ben Dama (hi jo de la he rmana de l R .Tumuítl) 7" que una se rpiente lo mordió , y Jacob de Kefa r Sama (Se -kui tyn) v ino a cura r lo en e l nom bre de Ie shu ben Pand era . Pe ro e lIt. Ismael se lo impidió. El dijo: ¡Ben Dama, no te está permitido! El(n i 11. Eleaza r ben D ama ) re spond ió: Te d a ré una prueba d e que leñu posib le cura rme (Te c i ta ré un ve r s ículo de la Ley que demuest ra( | i io e s tá pe rmit ido) . Pe ro antes de que pudie ra probar nada , mur ió .Kl U. I smae l d i jo ( l lamán dolo) : Fe l iz e res tú , Ben Dam a, po rque(pie r ia s en paz (porque tu cue rpo es l impio y tu a lma ha s ido aven-lii | i ir iu en pureza) y no has violado la valla de los sabios." 80

Kilmllünder 81 aduce que la s pa labras "en e l nombre de Ie shu ben Pan-IIPIH", i | i i i ' faltan en la versión del Talmud Bavli (Av. Zar. 2 7 b ) , p r o v i e n e niln IH historia "del nieto del R. Josué ben Le vi" ( /. Shab, f in de X, pág. 14b)i lnnr ie s igno la na r rac ión sobre Ben Dama. ¿Pero cómo pueden entonces(t|uueeei- en la Tosefta y e l T a l m u d lerushalmi ( I I , 5 , pág . 40d y 41a )? AtañeII ln cursi¡ún decidir si "Jacob de Kefar Sama" y "Jacob el Min de KefarNekmiyn" son la misma persona. Herford ^ sostiene que, como Kefar Sekanya(Id iiiorienia Sukne) y Kefar Sama (la moderna aldea de Somía) están sóloH nueve millas de distancia, Jacob el Min puede haber vivido en una yot i i i , y icc ib ido a l te rna t ivamente e l nombre de ambas . Pe ro s i dec id imos que(HCIIII el Min, que trató con el R. Eleazar, fue uno de los discípulos directosiln |esús, y que el Rabí se encontró con él alrededor del año 60, no pode-IIIIIN IilenliHcarlo con Jacob el Min que quiso curar al sobrino del R. Ismael;

ente ú l t imo fue re sca tado de los romanos por e l R . Josué inmedia tamenteilt 'x| iucs de la Destrucción, cuando todavía era un niño. 83 En consecuenc ia ,el Incidente de Jacob de Kefar Sekanya y el sobrino del R. Ismael no pudoImlier ocurrido antes del año 90; incluso hay quienes lo ubican en los añosl l ü K 4 ó 1 3 0 .85 Es obvio que n ingún disc ípulo de Jesús pudo sobrevivi rIIIIIIII tiempo.

Pero si suponemos que Jacob de Kefar Sekanya y Jacob de Kefar Samaini i dos pe r sonas d is t in ta s ( e l ú l t imo no es presentado como disc ípulo d i lec to de Jesús , s ino como un individuo que curaba enfe rmedades "en e lmimbre de Jesús" , prác t ica e s ta de la segunda generac ión de d isc ípulos) 86

lindemos pensar en el primero no sólo como discípulo, sino incluso comolirrm<mo de Jesús : "Jacobo, e l he rmano de l Señor" (Gá la ta s , 1:19), o "Ja-enlid, el hermano de Jesús" (Antigüedades, XXIX, 1) o "Jacobo e l Jus to"

7 0 La s palabras entre paréntesis pertenecen a la versión d e Av. Zar. 2 7 b ; e li cuto pro viene d e T. Huí, I I , 2 2 - 2 3 .

«o T. Huí, I I , 2 2 - 2 3 ; B. Av. Zar. 2 7 b ; / . Shab. f i n d e l X I V ( p á g . 1 4 d ) ; / . Av .lar. I I , 2 ( p á g s . 4 0 d y 4 1 a ) .

81 Relig. Beweg., p á g s . 218-220.8 2 Op. cit., p á g . 1 0 6 .H!í Véase Bacher, op. cit., I , 186, 232 .M Chwolsohn, op. cit., n. 3 , págs . 99-100 .8« Heriord, op. cit., 105 , 145 .8« Graetz, op. cit., I I I , 1 ,5 312-313 .

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( 5 5LKOUOC;) . Es te Jacobo que , como hermano (o par i en te p róx imo) deJesús, se t ransformó en el jefe de los discípulos después de la crucifixión,fue uno de los más ardientes defensores de la Ley oral y escri ta judías . Losdiscípulos const i tuían entonces un pequeño part ido de "ebioni tas" o "nazarenos", y Jacobo, su l íder, l levaba una vida de un ascet ismo anormalmentesevero. Eusebio, ci tando a Hesipo,87 nos d i ce que no beb ía v ino n i beb idasfuertes , no comía carne, no cortaba su pelo, usaba una sola vest idura dea lgodón (y no Je l ana) y pasaba mucho t i empo ayunando y o rando en e lT e m p l o . 88 El y sus compañeros le pidieron al apóstol Pablo que diera dineropara que rasu raran sus cabezas cuat ro hombres qu e se hab ían de jado crecer

el pelo por voto, y que él mismo se purificara con el los y entrara al Templo(Hechos 21, 18-26), todo de acuerdo con la enseñanza de los fariseos. Enpresencia de los seguidores de este mismo Jacobo, Pedro y Bernabé temíancomer con gent i les , se apartaban de incircuncisos y se abstenían de las comidas p roh ib idas (Gála t as 2 :12-1 3) .

Jacobo "el Justo", "hermano del Señor", sólo se diferenciaba de los fariseos en lo referente al Mesías Sufriente como Redentor y Salvador; él suponía que el Mesías ya había venido, mientras que los fariseos aún lo aguardaban, y esperaban que apareciera cubierto de t riunfos y gloria, morales ymater i a l es . No puede so rp rendernos entonces que cuando Hanán (Anas )Segundo, el sumo sacerdote betosiano (que ejerció sus funciones en el intervalo entre la mue rte del Procurador Fe sto y la l legada de Albino) conde nó

a muerte a "Jacobo, el hermano de Jesús, que l laman el Mesías", los fariseosse quejaran de esta perversión de la just icia por parte del sumo sacerdotesaduceo-betosiano, y enviaran mensajeros secretos a Agripa II y a Albino,informándoles del desmán, con el resul tado de que Hanán fue depuesto porAgripa. Esto es lo que narra Josefo (Antigüedades, XX, ix, 1).

Veremos más adelan te (pág . 56 ) que no hay fundamento para dudardel valor his tórico de este pasaje (en la medida en que afecta a Jacobo,el hermano de Jesús); esa duda ha s ido manifestada por algunos erudi tosjudíos, como Graetz, 89 y cris t ianos, como Schürer. 90 En consecuencia, Jacobofue ajust iciado e ntre las procuracione s de Fes to y Albino, en el 62 e. c.Schürer 9 0 a considera que esta fecha no es definidamente determinable, porque Hes ipo af i rma que inmediatamente después de l a muer t e de Jacoboestal ló la guerra entre Ti to y Vespasiano, de modo que la hace algo más re

ciente. De todos modos, el hecho no ocurrió antes del 62, y puesto que yahemos visto que el R. Eleazar era bien conocido en el 60, es absolutamenteposible que haya encontrado a "Jacobo el hermano del Señor" y hablado con

8T Eusebio, Historia Eclesiástica, II, 23.88 Krauss, Das Leben Jesu, págs. 23, 193, 299-300; Schwegler, Das nacha-

postolische Zeitalter, I, 173.89 Op. cit., III, 2,5 444, n. 2.»o Op. cit., 1* 581-583.»oa pág 532 y n. 43; en esa página y en la siguiente Derenbourg, un o de

tos mejores eruditos judíos, considera que la historia es real (II, 106, 67), y enesto es apoyado por Chwolsohn, op. cit., págs. 101-104.

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él sobre la interpretación escuchada de boca de Jesús. El encuentro tuvolugar en Seforis de Gali lea, mientras que la residencia habi tual de Jacobo eraJerusalén, pero esto no debe sorprendernos, pues sabemos que los primeroscris t ianos acostumbraban viajar frecuentemente entre Gali lea y Jerusalén:casi todos el los eran gal i leos. Tampoco debe sorprendernos la discusión conel R. Eleazar sobre las Escri turas, aunque ahora nos impresione como fal tade decoro .

No hay en la narración ningún menosprecio por la figura de Jesús; alcontrario, la sentencia que se le atribuye agrada al gran Eleazar. Esto demuestra que se t rata de un relato que l leva el sel lo de la verdad. Por ciertoque a primera vista esta exposición sobre el salario de la ramera y la letrina

no concuerda con el carácter de las enseñanzas de Jesús tal como aparecenen los Evangel ios: al l í estamos acostumbrados a verlo predicar solamentesobre ét ica y piedad personal . Pero debemos recordar que los métodos farisaicos de exposición de ningún modo le eran extraños, según puede observarse cuando a propósi to del pasaje: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntatea mi diestra", pregunta: "¿Cómo podría David l lamar Señor al Mesías, s i elMes ías fuera su h i jo?" (Marcos 12 :35-37; Lucas 20 :41 -44; Mateo 22 :41 -45) .

Los compiladores de los Evangel ios, por supuesto, no estaban dispuestosa ci tar sentencias de Jesús sobre reglas rel igiosas y leyes ceremoniales , puestoque escribían cuando el cris t ianismo se esforzaba de todos los modos posiblespor subraya r la oposición entre las enseñanz as de Jesús y el fariseísmo (eljudai smo por excelencia). Pero un ebioni ta y cumplidor de la Ley comolo era "Jacobo el hermano del Señor" podía, no obstante, recordar esta ex

posición halájica de Jesús, el mismo Jesús saludado con el t í tulo de Rabí yMari,91 como cualquier Rabí fariseo;92 cuando tuvo l a opor tun idad , J acobola repi t ió a uno de los grandes tanaím.

Estas palabras son dignas de atención, por improbables que a primerav i s t a parezcan , 93 especialmente a los erudi tos cris t ianos. Dos dist inguidosestudiosos cris t ianos, W. Brandt 9 4 y W . W r e d e , 95 han l legado a la conclusión de que Jesús fue solamente un maestro y un Rabí , y que sus atri -

9 1 '10 es el Kópis de los Evangelios, como en sirio, 'lim '31 por '1B1 '3Tes un antiguo error ya señalado por S. D. Luzzatto en Betulat bat Iéhudá, pág. 111;en su artículo en francés Edition rares (Steinschneider Hamazkir, 1, 87) afirmahaber encontrado en Berajot, ed. Sonzin o, 1483 , la versión *1»1 '3 1 "|i>y Dl tP

en lugar de1

Tim '21 . Véase también Dalman, Die Worte Jesu, págs. 268, 276.92 Graetz (III , 2,5 759; IV, 3 n. 9, págs. 399-400) deduce que la palabraRabí en los Evangelios es un anacronismo, puesto que antes de la Destrucciónno se llamaba así a ningún gran fariseo. Pero personalmente considero que éstaes sólo una verdad a medias; es posible que el título oficial no fuera "Rabí", peroque popularmente se lo empleara para designar a los escribas.

9 3 Laible, op. cit., págs. 59-62, concuerda con el punto de vista de que Jesúspudo haber pronunciado esa exposición, desde que ella era importante en la épocadel Templo.

94 Die Evangelische Geschichte u. der Ursprung des Christenthums, Leipzig, 1898.

9 5 D as Messianitalsgeheimniss in der Evangelien, Gotinga, 1909.

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butos mesiánicos le fueron adjudicados por la primit iva secta cris t iana ("Ge-meindetheologie"). No nos in t eresa en es t e momento una verdad even tua lde esta afi rmación; volveremos sobre el punto posteriormente, pero, de todosmodos, el la demuestra que Jesús se asemejaba frecuentemente a los fariseospor su modo de enseñar . Fr i ed lander 9 e piensa, s in embargo, que es imposible que Jesús "se rebajara" ("erniedrigen konnte") a t ratar la Escri tura deese modo "impío". Pero recordemos que Jesús, como todos los sabios de Israel, desde los profetas a los amoraím, pensaba que nada de lo que concern íaa las necesidades de la humanidad era "impío". No sólo el Talmud comentala Escri tura de un modo que, para nuestro gusto moderno, es indecoroso,

sino que incluso Jesús, en los Evangel ios, habla de las necesidades humanascon una l iberal idad inaceptable en estos días: "¿No entendéis que todolo que entr a en la boca va al vientre y es echad o en la letrina?" (et qdccpESpcovou) (Ma teo 15 :17 ); ¿"No entendéis que todo lo de fuera qu e entra en el hombre no lo puede contaminar, porque no entra en el corazón,sino en el vientre, y sale a la letrina?" (Marcos 7:18-19).

Que fuera al R. Eleazar ben Hircano en part icular a quien Jacobo hablara del comentario de Jesús no puede sorprendernos mucho. Ya hemosvisto que el R. Eleazar no era capaz de negar a Jesús un lugar en el mundopor venir; además, algunas de sus sentencias son semejantes a las de losEvangel ios. Por ejemplo: "Todo el que t iene un bocado de comida en sucanas t a y d i ce : ¿Qué comeré mañana? , es un hombre de poca fe" (Sota 4 5 b ) ,lo que co r responde a l sigu ien te t ex to de Mateo : " . . . ¿no hará mucho m ás a

vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis , pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberem os, o qué vest i remos? . . . no os afanéis por el día demañana " (M ateo 6 :30-3 4) . Hay una o ración b reve de l R. E leazar ("Haztu voluntad en los cielos y da consuelo a los que te temen aquí abajo yhacen lo que es bueno a tus ojos" —Berajot 2 9 b ; T. Ber. III, 2—) análogaa la que Jesús enseñó a sus discípulos ("Padre nuestro que estás en losc ie los . . . hágase tu voluntad , como en el cielo, así tam bién en la t ierr a"—Mateo 6 : 9 - 1 1 ; Lucas 11:2—) y al pasaje evangél ico que dice "Gloria aDios en las al turas, y en la t ierra paz, buena voluntad para con los hombres"( L u c a s 2 : 1 4 ) .

Es posible que estas semejanzas ocasionaran su arresto por minút.97 L arelación del R. Eleazar con el cris t ianismo disgustaba seguramente a laspersonas próximas a él , quienes se oponían a la "herej ía" hasta el úl t imo extremo. Probaremos esto con el s iguiente fragmento talmúdico que, ademásde referirse al R. Eleazar, expl ica otro punto de las enseñanzas de Jesús, talcomo fueron recogidas en los Evangel ios:

1) Ima Shalom era esposa del R. Eleazar y hermana de RabánGamaliel . Cerca de el la vivía un filósofo que t en ía repu tac ión de no

9 6 Op. cit., pág. 220.97 El punto es discutido por H. P. Cuajes (Ha-goren, IV, 34, n. 2). El

piensa que quizá se haya debido a esta semejanza que "sus compañeros (los delR. Eleazar) consiguieron armas para anatematizarlo".

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haberse dejado sobornar nunca. El los t rataron de burlarse de él . El l a

le mandó una lámpara de oro. Ambos fueron a verlo. El la le di jo:"Deseo que me den una parte de la propiedad de la famil ia." El lesdijo: "Desde el día en que vosotros dejasteis vuestra t ierra, la Leyde Moisés fue apartada, y se dio la ley del Evangetton, y en él estáescri to: Un hi jo y una hi ja heredan por igual ." Al día s iguiente, él(Gamaliel), a su turno, le envió un asno l ibio. El (el filósofo) le sdijo: "He mirado más hacia el final del l ibro, y está escri to: 'No hevenido para abrogar la Ley de Moisés y no he venido para añadira la Ley de Moisés ' ; y está escri to: 'Donde hay un hi jo, la hi ja no

hereda' ." El la le di jo: "Que tu luz bri l le como una lámpara." Gama»liel le di jo a el la: "El asno vino y pisó la lámpara" [es decir, que elasno l ibio, como soborno, prevaleció sobre la lámpara de oro] (Shab.116a y b ) .

Esta interesante his toria no aparece en otro lugar en el Talmud ni entil Midrash, ni se indica que sea una baratía. Su est i lo arameo recuerda el(Id la narración sobre Onkelos bar Kalónimos (págs. 32-33) y prueba sucarácter reciente, como lo hacen las palabras "aven gilaion" o "avon gilaión",nombres apl icados por primera vez a los Evangel ios por el R. Meir y elIt. Iojanán (Shab. 116a, un poco antes de la his toria en cuest ión). La forma(ictual de la narración es s in duda reciente, pero el hecho que describe nonecesariamente hubo de ser inventado. Los personajes son Ima Shalom, 98

nsposa de l R. E leazar y hermana de Rabán Gamal i e l , y Rabán Gamal i e lmismo (es decir, el R. Gamaliel de Iavne, Gamaliel II) . Laible 9 9 presen tala hipótesis atendible de que ni la esposa ni el suegro del R. Eleazar seNontían cómodos con las relaciones amistosas del Rabí con los minim, y porul lo t rataron de poner en ridículo al filósofo cris t iano que vivía cerca deRabán Gamaliel , para demostrarle al R. Eleazar qué pecadores y perversosoran esos herejes vulnerables al soborno.

Pero sugiero que la intención era más sut i l : no se t rataba sólo de poner(ni ridículo al fi lósofo, s ino también de mostrar que había algo equívoco enla relación de Jesús y los cris t ianos con la Ley. Obviamente, hay una referencia al pasaje evangél ico que dice: ".. .no he venido para abrogar, s inopara cumplir" (OÓK f)A0ov KcrrccAuaoü áXAá 7rAr)péoaai Mateo 5:1 7).Kn lugar de "y no he (x^l) venido para añadir", etc., en el Talmud leemos

la variante "sino (Xbx) que he venido para añadir", etc., en completo acuerdocon l a fo rma evangél ica : " . . .n o he ven ido para ab rogar , sino para cumplir."10 0 G ü d e m a n n 1 0 1 aduce que la versión correcta es "y no he venidopara añadir", pensando que Mateo, al escribir "sino para cumpl i r ' , con-

9 8 Sobre el nombre "Ima Shalom", véase Geiger, Yochanan ben Zakkai undEliezer ben Hyrcanus, en Jüdische Zeitschrift, VI, 134 n.

9 9 Op. cit., pág. 63.10 0 Chwolsohn (op. cit., pág. 99, n. 3) acepta esta versión.10 1 Religionsgeschichtliche Studien, pág. 69-70. Con él concuerda Graetz (III,

I,» 292, n. 3) y H. P. Cha jes, Markus-Studien, Berlín, 1899, pág. 39.

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fundió el original arameo del que extrajo la sentencia. En todo caso, de

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bemos deducir de las palabras de Jesús que no vino a descartar las leyesceremoniales , aunque muchos otros versículos de los Evangel ios hablan de]anu lamien to de l as mismas . Los p r imeros tanaím advirt ieron esta contradicción interna, e Ima Shalom y su hermano quisieron hacérsela patente alR. Eleazar, y así separarlo de los minim.102

Por muchas razones , debemos acep tar e l pun to de v i s t a de N icho l son 10 3

y Herfo rd ,10 4 según el cual el episodio ocurrió inmediatamente después del a Des t rucc ión , ap rox imadamente en e l año 73 . Güdemann 1 0 5 y H e r f o r d 1 0 6

están en lo justo cuando afirman que el filósofo extrajo el texto "No hevenido para abrogar la Ley de Moisés, etc.", no del Evangel io de Mateo

(que es muy dudoso que exist iera en esa época), s ino de una colección delas palabras de Jesús (Logia), en la que el propio Mateo se basó poster io rmen te .

Esto nos l leva al final del examen de los primeros enunciados talmúdicossobre Jesús. Podemos resumirlos como sigue:

a) Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre eraIeshua ( Ieshu) de Nazare t , que "p rac t i có l a hech icer í a" (es dec i r , que real izó milagros,, como era c orriente en a quel los días) y la seducción, y q ueconducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabiosy comentó la Escri tura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cincodiscípulos, que di jo que no había venido para abrogar nada en la Ley njpara añadirle cosa alguna, que fue colgado de un mad ero (crucificado)como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua (que cayó en sábado),

y que sus d i sc ípu los cu raban en fermedades en su nombre .b) Hay afirmaciones de carácter tendencioso y no fidedigno, en el sen

t ido de que era el bastardo de una adúltera y que su padre se l lamabaPandera o Pantere, que durante los cuarenta días anteriores a su crucifixiónun heraldo proclamó por qué habría de ser ajust iciado, de modo que quienlo deseara pudiera abogar en su favor, pero que nadie lo hizo, y de que noes seguro que a Jesús le corresponda una parte en el mundo por venir. Algunos de estos úl t imos enunciados son importantes (principalmente los referentes a la i legi t imidad y al nombre de Ben Pandera) desde que se encuentranen Celso, mientras que su aparición en el Talmud test imonia su ampliadifusión desde ant iguo.

Pero estos textos del Talmud t ienen aun un valor mayor: en el los vemoscuál fue la act i tud para con Jesús y sus enseñanzas de la primera generaciónd e tanaím que vivió después de la Destrucción, entre los cuales se contaronlos más sabios y piadosos del pueblo judío. En estas act i tudes no surge e]

102 Véase Herford, op. cit., págs. 151-155, sobre sugestiones anticristianas adicionales en las observaciones atribuidas a Ima Shalom y a su hermano (por ejemplo, "Haz que tu luz brille" —Mateo 5:15—, y el asno como símbolo del Mesías).

ios Véanse los detalles en E. B. Nicholson, The Gospel according to the He-brews, pág. 146 n.

10 4 Herford, op. cit., pág. 148.10 5 Güdemann, op. cit., págs. 69-70.">6 Herford, op. cit., págs. 150-151.

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mismo odio amargo y l a hos t il i dad que encon t ram os pos t er io rmen te , cuandolos pueblos cris t ianos, que levantaban muy al to el nombre de Jesús de Nazaret , comenzaron a perseguir y oprimir a los judíos con todo su poder.

Al principio, a los ojos de los sabios de Israel , hasta la época de Trajanoy Adriano (el lector habrá s in duda observado que las not icias talmúdicasmás importantes y ant iguas sobre Jesús provienen del R. Eleazar y suscon temporáneos ) , J esús era un verdadero jud ío : pod ía t ra t a rse de "un i s rael i ta que pecó", o "un t ransgresor de Israel", pero seguía s iendo israel i ta entodos los aspectos. Se lo consideraba superior a los "profetas de los gent i les",y nad ie se a t rev ía a negar l e una par t e en e l mundo por ven i r . Más aún : es

descripto como uno de los escribas y tanaím que comentaron l a Escr i tu ra ycrearon la agadá midráshica; su examen del versículo sobre "el salario del a ramera" ag radó a un tana tan severo y exigente como el R. Eleazar elGra nde. Pero, en lo que respecta a la Ley, en un mo men to afirma enfát i camente que viene a apoyarla, mientras que en otro la deja de lado, y "seburla de las palabras de los sabios": esto susci ta la i ra y la enérgica condenación de los sabios del Talmud.

Es por esta razón que t rata ron de t ransformar los méri tos de Jesús (qu emás tarde, en los Evangel ios, se propondrían a la admiración de los hombres , y que a fines del s iglo primero sólo se conocían por t radición oral)en desventajas e incluso en fal tas graves. Los redactores de l Talmud nunc adudaron de que Jesús obró milagros: sólo que los consideraron actos dehechicería. A su nacimiento por obra del Espíri tu Santo lo t ransformaron en

resul tado de una unión i legí t ima. Además, no fue en los fragmentos talmúdicos más ant iguos, s ino en los del fin del período tanaítico, unos dos s iglosdespués de la crucifixión, que un tana (e l R. E leazar ha-Kapar , con temporáneo del R. Judá ha-Nasí , compilador de la Mishná) acusó a Jesús de "hacerse Dios a s í mismo".

Los p r imeros tanaím no sabían nada de esto. Sólo conocían que los discípulos de Jesús curaban enfermedades en su nombre: los tanaím proh ib íaneste méto do incluso cuando exist iera pel igro de que la enferme dad fuerafatal , según dice una halajá: "Un hombre no debe ser curado por los minimaunque sea dudoso que pueda v iv i r más de un co r to t i empo ." 10 T En e lprimer período eran más adversos a los minim que al mismo Jesús, pues enaquel los veían un pel igro para la existencia nacional . 10 8 Esto explica el "ri tode la bendición de los minim" (Ber. 28b-29a; Herfo rd , op. cit., 125-137)

en Iavne, a fines del s iglo primero, y la halajá sobre la ruptura de relacionescon el los, que aparece en la Tosefta (T . Jul. I I , 20-21 ) . Pero no encon t ra-

10 ? Av. Zar. 27b; T. Huí. II , 20-21. Friedlánder (Die Religiosen Bewegun-gen, págs. 172-178) intenta sin éxito demostrar que esto no tenía nada que vercon los cristianos, sino sólo con los judíos antinomistas (es decir con los que seoponían a las leyes ceremoniales) y con los paganos. Puede que alcanzara a estosultimes, pero no hay duda de que este fragmento se refiere también a los cristianos. Véase Herford, op. cit., 177-189.

1 0 8 Sobre este punto, véanse las sanas observaciones de Herford, op. cit.,págs. C92-393.

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mos tal aversión en lo que respecta a Jesús, por lo menos hasta el fin de lsiglo segundo.

B ) El Toldot Ieshu

La primera literatura sobre el Toldot Ieshu o Maajé Talui se encuentra enWagenseil, Tela Ígnea Satanae, Altdorf, 1681, donde aparece el Toldot Ieshu enhebreo (un buen texto en versión revisada), una traducción al latín, y una "Refutación". Todo el material necesario para el estudio crítico del libro está cuidadosamente reunido en S. Krauss, Das Leben Jesu nach jüdischen QueUen, Berlín,1902, en el que hay tres versiones hebreas de varios tipos de manuscritos y fragmentos que ilustran tipos diversos, entre ellos textos en arameo. Krauss examina

minuciosa y expertamente todo lo afirmado en el Toldot Ieshu; este capítulo y losanteriores se basan en gran medida en su libro. El Toldot Ieshu fue publicado enidish, en caracteres germanos, por E. Bischoff: Ein fiidisch-deutsches Leben Jesu,Leipzig, 1895. La mayor parte del material de las versiones hebreas se encuentraen el Jelkat Mejokék - History of the Chrístian Lawgiver, Cracovia, 1893; el autorpretende basarse sólo en manuscritos, pero en realidad incluye referencias a la vidade Jesús recogidas en el Toldot Ieshu y en fuentes cristianas. En Richard von derAlm (Ghillany), Die Urtheile heidnischer und jüdischer Schriftsteller der vier erstenchristlichen Jahrhunderte über Jesús und die ersten Christen, Leipzig, 1864, haycomentarios útiles sobre las leyendas del Toldot Ieshu y sus orígenes.

Este i ibro no es ahora común, aunque en una época circuJó ampliamente(con dist intos t í tulos: Toldot Ieshu, M aasé Talui, M aasé do otó v'et b'no, ysimilares), en hebreo e idish, entre los judíos de mental idad más simple; peroinoluso los de mayor educación acostumbraban estudiarlo durante las noches

de Natae (Navidades). Ahora los lectores de hebreo son raros entre las masasjudías de fuera de Rusia y Polonia, y en esos países el l ibro ha s ido prohibidopor la censura. No obstante, todavía se lo puede encontrar manuscri to, ymuchos judíos educados lo poseen impreso. 10 9

Nuestras madres conocían su contenido de oídas —desde luego con todaslas corrupciones, cambios, omisiones y adiciones fantasiosas imaginables— ylo t rasmit ían a sus niños. Hay diferentes versiones manuscri tas del l ibro, algunas muy ampliadas y otras abreviadas; unas s iguen muy estrechamente lasl eyendas sobre Ben Stada , Ben Pandera , Papo ben Judá , Mi r i am M'gad ' l aNeshaa y Ieshu, mientras que otras difieren considerablemente. Pero aunqueestos cambios a veces son grandes, como regla sólo afectan a detal les , especialmente nombres; en algunas versiones encontramos añadidos episodios deextensión variable, y en otras algunos episodios fal tan. Pero en todas es idént ico el tenor general de la his toria, su espíri tu y los rasgos más destacados.

El contenido de la narración es aproximadamente el s iguiente:Cierto Iojanán, "docto en la Ley y temeroso de Dios", de la casa de

Dav id (según a lgunas vers iones ; en e l Talmud es Papo Ben Judá) , s e comprometió en Belén con Miriam, hi ja de un vecino viudo, doncel la humildey respetable. Pero Miriam atrajo a un hermoso vi l lano l lamado Josef Pandera(o Ben Pan dera ) que la violó en el final de un Shabat. Ella supuso que se t ra-

10 9 Recientemente ha aparecido una edición del Maasé Talui sin fecha nilugar de publicación.

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taba de su prometido y, sometiéndose sólo contra su voluntad, le causó sorpresa este acto de su piadoso novio; cuando este úl t imo se hizo presente,le habló de su asombro. El sospechó de Pandera y comunicó sus sospechas a]Rabán Simeón ben Sheta j . Como Mi r i am quedó embarazada , y Io j anán sab íaque no era de él , pero no podía probar cuál había s ido la parte culpable,huyó a Babilonia.

Miriam dio a luz un niño, y lo l lamó Iehoshua (Josué), después delnombre de su t ío. La corrupción de este nombre dio origen a "Ieshu". Unmaestro capaz y dist inguido erudi to enseñó a la criatura la Tora, pero el niñodemostró ser "impúdico", y en una ocasión pasó frente a los sabios con lacabeza descubierta (y, según otra versión, pronunció una exposición ofensiva

sobre Moisés y Jetró), después de lo cual aquél los di jeron que era un bastardo y un hi jo de la impureza. Miriam les confesó lo que había ocurrido(ol relato s igue al episodio del Tratado Kalá, véanse las págs. 29-30 de estel ibro) y Simeón ben Shetaj recordó lo que su discípulo Iojanán le habíad icho .

En tonces Ieshu huyó a Jerusa l én , y en e l Templo ap rend ió e l "NombreInefable". Para burlar a los perros de latón ubicados en la entrada del lugardel s acr i f i c io , que l ad raban a todo e l que hub iera ap rend ido e l "Nombre"y de este modo hacían que lo olvidara, (esto recuerda la leyenda de losíeones del t rono de Salomón, narrada en el Segundo Targum), para bur l ara estos perros, decíamos, Ieshu escribió la palabra en un t rozo de cuero yse lo cosió a la carne del muslo. En Belén reunió en torno de él a un grupode jóvenes judíos y se proclamó Mesías e Hijo de Dios. Como répl ica mordaz

a los que rechazaban sus pretensiones, di jo que "el los sólo veían su propiagrandeza y se incl inaban a gobernar Israel", mientras que para confirmarsus afirmaciones curó a un l is iado y a un leproso mediante el poder del"Nombre Inefab le" . Fue l l evado an te l a re ina E lena , 11 0 qu ien lo encon t róculpable de haber real izado actos de hechicería y seducción.

Pero Ieshu devolvió la vida a un hombre muerto, y la reina, alarmada,comenzó a creer en él , que marchó luego a la Gali lea Superior, donde cont inuó haciendo milagros y atrajo a muchos seguidores. Los sabios de Israelvieron entonces que era esencial que uno de el los, Judá (Yehudá) Iskarioto(algunas versiones dicen Judá el Piadoso), aprendiera el "Nombre Inefable",como Ieshu, y rival izara con él en s ignos y prodigios. Judá y Ieshu se presentaron ante la reina. Ieshu voló, pero Judá lo hizo aun más al to y lodesafió, haciéndolo caer al suelo. La reina condenó a muerte a Ieshu y lo entregó a los sabios de Israel . El los lo l levaron a Tiberíades, donde fue encarcelado. Pero había inst i lado en sus discípulos la creencia de que todo lo quele ocurriera había s ido preparado para el Mesías, para el Hijo de Dios, desdelos días de la Creación, y que los profetas lo habían predicho. De modo que

1 10 Parece que Elena, reina de Adiabene, madre del rey Monobax j y Elena,la esposa de Constantino, el primer emperador cristiano, han sido confundidas aquícon Shelom-Tsión (Shalminon, Alejandra), la reina que, según el Talmud, erahermana de Simeón ben Shetaj (Beraj 48a; Gen. R. 91 ; Koh. R. sobre el versículo Tova Jojtná).

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los discípulos lucharon contra los sabios de Israel , rescataron a su maestro,s inagogas .11 2 E l Toldot Ieshu informa también sobre Nestorio y sus enseñanzas , pero es to es t á a l margen de nues t ro p ropós i to .

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y huyeron con él a Antioquía.

De Antioquía, Ieshu fue a Egipto, a buscar hechizos (cosa que en elTalmud se dice de Ben Stada), pero Judá (Iskarioto o el Piadoso) se mezclóentre los discípulos y le robó el "Nombre". Ieshu volvió entonces a Jerusalénpara aprenderlo por segunda vez. Judá avisó de este intento a los sabiosde Jerusalén, y les di jo que cuando Ieshu fuera al Templo, él , Judá, le haríauna reverencia, y así los sabios podrían dist inguirlo de los discípulos, puestodos vest ían prendas "de un color" (o, según otra versión, porque sus discípu los hab ían ju rado no dec i r nunca de é l : "es Es t e") .

Y así ocurrió. Los sabios de Israel lo reconocieron y lo arrestaron. Fue

prendido y colgado la víspera de Pascua (según se dice en varias de lasvers iones de l Talmud) , de un t ronco de repo l lo (pues n ingún o t ro pod íasostenerlo, debido a que Jesús, durante su vida, había ordenado a todos losárboles, por el "Nombre Inefable", que no recibieran su cuerpo cuando fueracolgado, pero la orden no alcanzó al repol lo, que no se considera un árbol).El cuerpo fue ret i rado cuando todavía era la víspera de Shábat (para noviolar la prohibición: "Su cuerpo no permanecerá al l í durante la noche"), yal mismo t iempo se lo sepultó. Pero el jardinero Jehudá sacó el cuerpo de latumba, deposi tándolo en un canal del jardín, a fin de que el agua corrierasobre él , como era usual .

Cuando los discípulos concurrieron y no encontraron el cuerpo en latumba, anunciaron a la reina que Ieshu había s ido devuel to a la vida. La

reina lo creyó, y quiso ajust iciar a los sabios de Israel por haber puesto susmanos sobre el Señor Ungido. Todos los judíos gimieron, l loraron y ayunarona causa de es t e decre to horrendo , has t a que por ú l t imo e l R. Tan uma ( ¡quevivió cuatrocientos años después de Jesús!) encontró el cadáver en el jardíncon la ayuda del Espíri tu Santo. Los sabios de Israel lo recogieron, lo atarona la cola de un cabal lo, y lo l levaron ante la reina, para que pudiera vercómo hab ía s ido engañada .

A continuación se nos cuenta que los discípulos de Ieshu huyeron y semezclaron con todas las naciones. Entre estos discípulos había doce que afl i gían penosamente a los judíos. Uno de los sabios de Israel , Simeón Kefa(Petros —Pedro— "piedra" en griego; su equivalente ara meo es "kefa") em

prendió, en consecuencia, la tarea de separar de los judíos a tales discípulos,y les dio leyes rel igiosas de creación propia, de modo que no siguieran influyendo sobre Is rae l . 11 1 Después de haber ac tuado de es t e modo , f ing iéndosediscípulo de Ieshu, por propia decisión fue a vivir a una torre construida ensu honor (una referencia a la Iglesia de San Pedro, en Roma) donde compusohimnos y salmos l lenos de devoción y piedad, que envió a todas las comunidades esparcidas de Israel , las cuales hasta el día de hoy los cantan en las

11 1 Se trata obviamente de un eco a la distancia de la disputa entre Pedroy Pablo sobre la conservación de las leyes ceremoniales, que Pedro apoyó y a lasque Pablo se opuso.

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La más superficial lectura de este l ibro basta para probar que no se t ratamás que de una pieza folklórica, en la que aparecen confusamente entretej idas leyendas y dichos, primit ivos y tardíos, talmúdicos y midráshicos, re ferentes a Jesús, junto a relatos evangél icos (que el autor del Toldot perv ier t edet rac t ando a Jesús ) y otras leyendas populares, muchas de las cuales sonmencionadas por Celso, Tertul iano y Padres de la Iglesia posteriores, y queSamuel Krauss ro tu l a folkloristische Motive.lls Es especia lmen te no tab le l aact i tud adoptada en el l ibro con respecto a las narraciones de los Evangel ios.Casi no niega nada: se l imita a t ransformar el mal en bien, y el bien en mal .

Los Evangel ios nos dicen que Jesús real izó milagros; también lo afi rma

el autor del Toldot Ieshu, pero mientras aquél los los atribuyen a la ayudadel Espíri tu Santo, éste los explica por la mediación del "Nombre Inefable",que Jesús había aprendido con propósi tos aviesos, y de los hechizos que elNazareno fue a buscar a Egipto. Los Evangel ios dicen que Jesús fue engendrado por el Espíri tu Santo; el Toldot sost iene que nació como resul tado delengaño y la seducción. Los Evangel ios dicen que el cuerpo desapareció después de haber s ido sepu l t ado ; e l Toldot lo admite, pero aclara que se debióa que el jardinero Yehudá lo ret i ró de la tumba, y no a que fuera devuel to ala vida, como dicen los evangel is tas .

Hay muchas con t rad icc iones s imi l ares más . Es to só lo demues t ra que e ll ibro no contiene ninguna historia digna de tal nombre. Es posible que ciertasnarraciones, insertadas posteriormente, fueran comunes entre los judíos aprincipios del s iglo segundo, como lo prueban pasajes relevantes de Orígenes yTertul iano. Es asimismo posible que algún l ibro t i tulado Toldot Ieshu —aunquede contenido y también de est i lo hebreo más o menos diferentes— circularaentre los judíos ya en el s iglo quinto, y que éste fuera el mismo que cayó enlas manos de Agobardo, Obispo de Lyon (quien se refiere a él en su obraDe judaicis superstitionibus, compuesta en colaboración con otros aproximadamente en e l 830) y en l as de Rabanus Maurus (nombrado Arzob i spo deMagenta en el 847; en su l ibro Contra Judaeos ci ta leyendas judías sobreJesús que co r responden a muchas de l Toldot Ieshu que ha l legado a nosotros).Ciertos fragmentos árameos de historias menospreciat ivas sobre Jesús (publicados por Krauss en su Leben Jesu y en la Revue des Etudes Juives, L X I I ,28-31 , "Fragment s Araméens du To ldo t Jéschou") t es t imonian t ambién l aexistencia de ese l ibro primit ivo. Pero el lenguaje de las his torias más ant i

guas , que han sido recuperadas, y la mayor parte de las narraciones que el lascontienen, s ignadas como lo están con las marcas de una época posterior, nosimpiden suponer con Krauss 11 4 que el l ibro actual haya sido compuesto casiín t eg ramente a l rededor de l año 500 . E l ep i sod io sobre l a " impud ic i a" deIeshu, por la cual el R. Akiba lo reconoció como bastardo e hi jo de la i r .ipu-

1 1 2 Hay una evidente confusión de Simón Pedro con el autor de hirjnos R.Simeón.

1 1 3 Véase Krauss, op. cit., pág. 154-236, y las notas de las págs. 249-298.11 4 Op. cit, 246-248.

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reza, no l lega a nosotros en fuentes anteriores al Tratado Kalá, que, en loque respecta a gran parte de su contenido, expl icaciones y leyendas, no es

de los s iglos primero al quinto. Krauss dice rectamente: "Lejos estoy de

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anterior al 500. Incluso Krauss considera improbable (unwahrscheinlich) q u eel autor del Toldot extrajera su material directamente de Hesipo; piensa que loobtuvo de Iosipón, 11 5 aunque no de l Ios ipón que conocemos ahora (pub l i cadono antes del s iglo décimo) s ino de un Iosipón anterior, al que se refiere unau to r á rabe , Ibn Hazm (m. 1063) , a qu ien per t enecen l as Crónicas de Ieraj-miel.116 Pero Ibn Haz m dice de "lusuf ibn Korion" (Iósef ben Gu rión) queapenas menciona a Iósef ben Miriam, 11 7 cosa que ocurre realmente en todas lasversiones del Iosipón, de modo que el autor del Toldot Ieshu no pudo der ivarde esa fuen te su g ran número de l eyendas . Es más p robab le que e l au to r delas Crónicas de Ierajmiel confundiera al Josefo original con Iósef ben Gurión.

Algunas de las ci tas que en las Crónicas se at r ibuyen a Ben Gur ión 1 1 8 a p a recen en Josefo (quien habla de Juan el Bautis ta, de Jesús y de Jacobo elhermano de Jesús ) ; puede que Josefo con tuv iera o r ig ina lmen te más de loque ahora conocemos, mientras que esto úl t imo pudo exist i r en otra épocaen forma diferente, debido a omisiones y modificaciones de los copistas crist ianos (como lo prueban las narraciones sobre Jesús en el Josefo actual , adaptadas en varios puntos) . 11 9 Ibn Hazm pudo haber añad ido de memoria a l osenunciados de los Evangel ios algún material que hubiera leído en otros l ibros.Pero incluso aunque esta otra fuente fuera Josefo (a quien muchos escri toresant iguos confunden con Iósef ben Gurión, puesto que este nombre hebreoles e ra fami l i a r po r e l "Nakd imon ben Gur ión" t a lmúdico) , en é l só lo pudohaber recogido referencias a Juan, Jesús y Jacobo.

De n ingún modo podemos conf i ar en un e l emen to de p rueba t an dudosoy ais lado para ubicar al Iosipón en una época más ant igua, aducir luego queésa fue la fuente del Toldot, y que éste podría, en consecuencia, asignarseal s iglo quinto. El Toldot Ieshu hebreo actual , incluso en su forma más primit iva, no es anterior al actual Iosipón, es decir, que no fue compuesto antesdel s iglo décimo. 12 0 Por lo tanto, es cierto que carece de todo valor his tórico,y no puede ser usado de n ingún modo como fuen te para una h i s to r i a deJesús .

Pero t i ene , s in embargo , o t ro va lo r , que en a lgún sen t ido t ambién puedel lamarse histórico. El nos permite conocer cuál era el punto de vista de losjudíos sobre la vida y las enseñanzas de Jesús, desde el s iglo quinto al s iglodécimo (pues muchas de sus a f i rmaciones deben ser muy an ter io res a l momento en que fueron asentadas por escri to), así como de las observaciones

sobre Jesús que aparecen en el Talmud surgen las opiniones de los judíos

" 5 ibid., 241 .l i s ibid., 238-9."7 Neubauer, J. Q. R. XI, 356.l is Neubauer, Medioeval Jewish Chronicles, Oxford, 1887, I, 190; Krauss,

op . cit., 239.ii» En el capítulo siguiente se encontrarán detalles.120 Es imposible extraer conclusiones ciertas de los fragmentos en arameo y

de los enunciados de Agobardo y Hrabanus Mauras.

5 0

invest igar cuest iones de tan largo alcance como las verdades de la fe cris t ianasobre la base de las afi rmaciones contenidas en el Toldot Ieshu; no creo queeste l ibro sea lo más adecuado para el lo. No considero al Toldot Ieshu comocri terio de las verdades fundamentales del cris t ianismo, pero él puede aclararqué opiniones susci taba el cris t ianismo entre los judíos. Es decir, que nocontiene verdades objet ivas, s ino subjet ivas, pues s i bien no sabe nada delo que ocurrió realmente, sabe cómo aparecían los acontecimientos a los ojosdel pueblo de Israel ." 1 2 1

Si sólo buscamos en él estas verdades subjet ivas, su valor es grande. Deal l í surge que la act i tud con respecto a Jesús empeoró cuando los gent i les

comenzaron a abrazar la nueva fe y a despreciar al judaismo, y se hizo aunmás host i l cuando los cris t ianos, de origen judío o no judío, comenzaron aperseguir a los judíos y "a arrojar piedras en el pozo del que habían bebido".Los judíos, imposibi l i tados de vengarse fís icamente de sus fuertes enemigos,se cobraban con escri tos y palabras. Las invenciones y leyendas l lenas de odioy a veces de penetr ante mofa c ontra el cris t ianismo y su Funda dor, fueronen aumento .

No se negaba nada de lo que decían los Evangel ios: se lo t ransformabaen una fuente de ridículo y de culpa. Los judíos de la Edad Media no negaban que Jesús obró milagros, pero (y esto demuestra su estado de ánimoen la época) ¡los atribuían al emple o del "No mbr e Inefable" con propósi tosmág icos y av iesos ! . . . No negaban t ampoco l a bondad mora l de l as enseñanzas de Jesús: aseguraban que el la había s ido introducida en la nueva

rel igión por Simón Cefas, Pedro, el cris t iano judío contra el que Pablo quere l ló porque p re t end ía conservar l as no rmas ceremonia l es ; t oda es t a bondadmoral la hacían derivar de la rel igión de Israel , a la que Pedro habría permanecido secre t amen te f i e l du ran te toda su v ida .

Este es el espíri tu que recorre el Toldot Ieshu, y seguramente e l queprevalecía entre los judíos durante la primera Edad Media. Así , aunque carece de valor para el conocimiento de los hechos históricos referentes a Jesúso a su carác t er y enseñanzas , e l l i b ro es muy impor t an te para ap rehender eseespíri tu que imperaba entre los judíos en una época part icular.

i » Op. cit., pág. 237.

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a Jerusalén desde una fuente distante) vivió Jesús, un hombre sabio, ai es

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II . Las fuentes griegas y latinas

Prácticamente toda "vida de Jesús", antigua o moderna, considera estas fuentes. Véase Albert Réville, Jésus de Nazareth, París, 1897, I, 266-281; P. W.Schmidt, Die Geschichte Jesu, erlautert, Tubinga y Leipzig, 1904, págs. 18-21;Osear Holtzmann, Leben Jesu, Tubinga y Leipzig, 1901, págs. 10-13. Para referencias más resumidas: Paul Wernle, Die Quellen des Lebens Jesu, págs. 3-4;Wilhelm Bousset, Wass wissen wir von Jesu?, págs. 15-17. Véanse también las notasde los dos últimos capítulos.

A ) Josefo

Véase Sehiirer, Geschichte des JMischen Vólkes im Zeitalter Jesu Christi, I, 3

págs. 544-549 (2); Joseph Salvador, Jésus-Christ et sa doctrine, París, 1838, I,157-158, nota; A. Réville, op. cit., I 279; Chwolsohn, Das Letzte Fassamahl, pá ginas 101-102.

Iósef ben Matat ías ha-Cohen o, como corrientemente se lo l lama, FlavioJosefo, nac ió en tre los años 37 y 3 8 e. c. En sus libros Antigüedades de losjudíos y Guerras de los judíos, escri tos unos pocos años después de la Destrucción del Templo, no ignoró ninguno de los acontecimientos pol í t icos osociales de Judea; fue especialmente cuidadoso con respecto al período deHerodes Primero hasta la Destrucción. No hubo revuel ta pasajera, tumultotemporario ni condena a muerte, justa o injusta, que tuvieran algún interéspolí t ico o social , y que no fueran objetos de una descripción minuciosa en susescri tos . En consecuencia, es natural suponer que el los deberían contenerreferencias detal ladas sobre el movimiento que surgió en Palest ina, en laépoca de Poncio Pi lato, como consecuencia de las enseñanzas y de la muertede Jesús.

Pero en lugar de tal descripción detal lada, encontramos en las Antigüedades (escri tas en la úl t ima década del s iglo primero) una pequeñísimacantidad de palabras, menor incluso que la que el mismo l ibro dedica a Juanel Bautis ta y, lo que es aun más insat isfactorio, estas pocas palabras contienenañadidos manifiestos de copistas cris t ianos. Las Antigüedades mencionan dosveces a Jesús. En el primero de estos pasajes aparecen las adiciones; lo ci tamos a continuación indicando con bastardi l las las palabras sospechadas:

Aproximadamente en esa época (es decir, de cuando ocurrió el alzamiento contra Pilato, que quería retirar dinero del Templo para llevar agua

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lícito llamarlo hombre (aocpóc, dcvfip slys óevopa autóv Xéyeiv XP'ñ)-Pues fue un hacedor de prodigios, un maestro de los hombres que recibían laverdad con placer. Atrajo a muchos judíos y a muchos gentiles. Era él Me~sías (ó Xpiotóc, OGTOC, fjv); y cuando Pilato, a sugestión de nuestrosprincipales hombres (évSeí^si TWV itpÓTCov ótv6pSv it ap ' rjutv ), lo condenó a la cruz, los que lo habían amado al principio no dejaron (de hacerlo) , pues se apareció a ellos nuevamente vivo (itótXiv £cov) al tercerdía, según los profetas divinos habían predicho ésta y otras diez mil cosasmaravillosas concernientes a él; y la casta ((pOXov) de los cristianos, quetoman el nombre de Jesús, no se ha extinguido hasta el momento. 1

Ningún erudi to cris t iano, incluso aunque no preste ninguna atención a

los métodos crí t icos, admite que las palabras en bastardi l las puedan provenirdel judío y fariseo Josefo. Josefo nunca pudo haber escri to de Jesús que "erael Mesías". Orígenes afirma en dos lugares dis t intos que aquél no aceptabaesta idea. 2 Algunos erudi tos dudan no sólo de una parte, s ino de la total idaddel pasaje: sost ienen que todo lo que aparece sobre Jesús en las Antigüedadescorresponde a añadidos posteriores de los copistas cris t ianos, que encontrabandifíci l de aceptar el hecho de que un historiador de la época no mencionaraen absoluto a Jesús. 3 Estos mismos erudi tos aducen que es increíble que unhombre como Josefo, que gustaba de explayarse sobre todo incidente insignificante, se conformara con dedicar a los hechos de la vida y de la terriblemuerte de Jesús las pocas palabras que quedan si se suprimen las interpolaciones obvias.

En el momento en que Jesús fue crucificado, sólo sus discípulos reconocían la importancia del hecho, pero las Antigüedades fueron escri tas aproximadamente en el año 93, cuando los cris t ianos const i tuían una secta ampliamente difundida en Judea, Roma, Asia Menor y otras partes . ¿Cómo,entonces, un historiador tan verboso podía haberse conformado con unas cuantas frases para relatar un hecho de esta importancia, que dio origen a unagran secta judía y que incluso atrajo a muchos griegos? Es en consecuenciainadecuada la explicación que han dado en los úl t imos cien años muchosestudiosos cris t ianos y judíos, en el sent ido de que esa brevedad excesiva sedebe a que los actos y la ejecución de Jesús en aquel la época parecían pocore l evan tes .

La mayor parte de los autores que sost ienen la falsedad de todo el pasaje,concluyen que Josefo omit ió el tema, del iberada y completamente, pues no

i Ant. XVIII, iii, 3. Salvador (op. cit., I, págs. 157-158n) diferenció estaspalabras en bastardilla de los elementos auténticos. Réville (op. cit., I, págs. 272-280) considera que también es una adición la frase "un maestro de los hombresque recibían la verdad con placer". Veremos más adelante que el punto de vistadel Salvador es el más correcto, aunque él asigna poca importancia a todos losenunciados de Josefo, incluso a los que parecen auténticos. Cf. también J. E. IV, 50.

2 Contra Celso, I, 47; Comm. in Matih. X, 17.3 Sehiirer, I,* 544-549. Este autor presenta el pasaje original y su traduc

ción, además de una muy completa bibliografía, dividida en: a) libros que consideran que todo el pasaje es auténtico; b) libros que lo consideran parcialmenteinterpolado, y c) libros que lo consideran una interpolación en su totalidad.

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podía abordarlo s in t ratar las ideas mesiánicas de Jesús, cosa que, pol í t ico que añadir "si es l íci to l lamarlo hombre". Tampoco se sat isfaría este in

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de alma, se cuidaba obviamente de hacer en páginas escri tas en beneficio delos romanos, en la misma época en que el emperador Domit iano perseguía a todos los descendientes de la casa de David. 4 Todo es to induce aSchürer a suponer que el fragmento de que t ratamos es falso en su total idad. 5

Personalmente considero que no hay bases suficientes para suponer quetodo el pasaje es espurio. Josefo dedica una buena extensión a la vida ymuerte de Juan el Bautis ta, 6 y lo que d i ce no concuerda en modo a lgunocon la narración de los Evangel ios; en consecuencia, no hay ninguna razónpara sospechar (cosa que hace Grae tz 7 ) que el copista cris t iano interpolaratambién esos fragmentos. Incluso Schürer dice "el carácter autént ico de este

pasaje es sólo raramente sospechable".8

Es no tab le que Josefo encuen t re másdifíci l ocul tar a su lector (por las razones que ya mencionamos) que Juanpredicó la venida del Mesías: para hacer el episodio comprensible al lectorg r i ego , descr ibe a Juan e l Bau t i s t a como "un hombre bueno que o rdenabaa los judíos que pract icaran la virtud, tanto la rect i tud en su t rato mutuo,como la piedad para con Dios, y así que fueran a baut izarse". 9 Incluso a lostres partidos judíos (el de los fariseos, el de los saduceos y el de los esenios)los describe como escuelas fi losóficas, s iempre con el propósi to de hacerseentender por sus lectores gent i les .

Y lo propio hace precisa mente con Jesús: lo define com o "un ho mbresabio", del mismo modo que describió al Bautis ta como "un hombre bueno".Dice de Jesús que fue "un maestro de los hombres que recibían la verdadcon placer", y un "hacedor de prodigios" (Josefo mismo creía fi rmemente

en los milagros), 10 así como afirmó de Juan que "ordenaba a los judíos quepract icaran la virtud, etc.". Pudo decir del Nazareno que "atrajo a muchosjudíos y también a muchos griegos", porque en la Iglesia había efect ivamentemuch os helenos en la é poca en qu e Josefo escribió, en el 93 e. c , y los historiadores ant iguos tenían el hábi to de juzgar las condiciones primit ivas part iendo de las épocas posteriores. Afirma también que "quienes lo amaron alprincipio no dejaron de hacerlo después de que Pi lato lo condenara a lacrucifixión por sugerencia de nuestros principales hombres", y que la "casta(o t ribu) de los cris t ianos, que toman su nombre de Jesús, no se ha ext inguidohasta el día de hoy". Albert Révil le n señala correctamente que ningún interpolador cris t iano hablaría de Jesús como de "un hombre sabio", para tener

4 Véase Ensebio, Eccles. Hist., III, 19-20; cita a Hesipo.s Op. cit., I, 547-9.« Attt., XVIII, v. 2.t Op. cit., III , 1,5 2 77 n.8 Op. cit., 1,4 438, n. 24.9 Véase en el capítulo sobre Juan el Bautista un tratamiento más amplio de

la cuestión.10 Personalmente creo que de esta sentencia se tomaron las palabras de Josefo

citadas en Religious discussion in the court of the Sassanids, publicado por Bratke(pág. 36, líneas 3-11) y que no hay motivo para seguir a ese autor y a Schürery pensar que se trata aquí otra falsificación cristiana de las Antigüedades.

" Op. cit., II, págs. 272-280.

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terpolador apl icando a Jesús la expresión general "prodigios" (TOcpá5o£;ag p y a ) , o l l amando s implemente "amadores" (áy<xnr |aavT£C; ) a sus d i sc í pulos, ni se habría referido a los cris t ianos como "casta" o "tribu" (cpOXov),en lo cual hay un matiz de desprecio.i 2

Sólo debemos tratar como interpolados los pasajes en bastardi l las . Es difí ci l decidir s i el los reemplazan a otros de Josefo que no eran del gusto de loscris t ianos, o s i sólo son complementarios. Pero casi seguramente Josefo, escrib i endo como fariseo para los romanos, se cuidó de no decir nada favorableo detal lado sobre Jesús o los cris t ianos, conformándose con unas pocas observaciones de t ipo general y superficial , s in atribuir mayor valor posi t ivo al

"Mesías" ni a sus discípulos.Esto no fue del gusto de los primeros copistas cris t ianos, y en el s iglo

tercero interpolaron los pasajes espurios. Decimos en el s iglo tercero porqueEusebio, que vivió en el s iglo cuarto, conoció y ut i l izó el párrafo completo,con las interpolaciones. En cambio Orígenes, que vivió en la primera mitaddel s iglo tercero, no lo menciona en absoluto: en su forma primit iva, el pasajecarecía de valor para la cris t iandad de la época; para el la, Jesús estaba lejosde ser sólo "un hombre sabio", o un "hacedor de prodigios y maestro dehombres" .

Josefo menciona por segunda vez a Jesús en la parte en que narra queel sumo sacerdote Anas, hi jo de Anas, en el intervalo entre la muerte delprocurador Festo y el arribo de su sucesor Albino, se apresuró a l levar ante

el Sanhedrín a Jacobo, "el hermano de Jesús, que era l lamado el Mesías"(TÓV á5sX(fióv 'Ir|oou TOU Xsyo^iévou Xpioxou 'IctKcofkx; ovo^iocOCÚTGJ ) y a otros que él con sider aba violado res d e la Ley , con dená ndo losa ser lapidados. Los más ardientes defensores de la Ley protestaron contraeste acto i legal , y secretamente presentaron una queja formal ante Albinoy Agr ipa Segundo , qu ienes dec id í an e l nombramien to de l sumo sacerdo te .Agripa depuso inmediatamente a Anas, y designó en su lugar a Jesús, el hi jod e D a m n e o . 1 3

Estas palabras son también ci tadas por Eusebio, 14 pero varios estudiososlas cuest ionan por los motivos s iguientes: Orígenes, que es anterior a Eusebio,cita las Antigüedades en tres ocasiones,! 5 afirmando que la ejecución de Ja-cobo "el hermano de Jesús l lamado el Mesías" fue la causa de la destruccióndel Templo; el autor del Chronicon Paschale (I, 463) ci ta el mism o pasajecomo tomado de l as Guerras de los judíos, y Hes ipo 10 nos dice que Jacobofue t i rado desde el techo del Templo, apedreado y finalmente muerto porun ba tanero con su mazo ; i nmed ia t amen te después (eüOÚc; ) , Vespas i ano

12 En cambio Holtzmann (Leben Jesu, pág. 13) sostiene que esta palabrasignifica "un pueblo", y sólo así se puede aplicar al cristianismo.

13 Ant., XX, ix, 1.14 Hist. Eccles., II, 23.is Comm. in Matth.. XIII, 55; Contra Celso, I, 47, y II, 13 fin.1 6 Citado por Eusebio, loe. cit.

55

 

p u so s i t i o a J e r u s a l é n . H e s i p o t a m b i é n v i n c u l a la m u e r t e de J a c o b o con el

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P a r t i e n d o de e s t a s a f i r m a c i o n e s de O r í g e n e s , el Chronicon Paschale y

H e s i p o , e s t o s m i s m o s e r u d i t o s l l e g a n a la c o n c l u s i ó n de que: a) en el l u g a rd e e s t e p a sa j e de las Antigüedades, a n t e s de la é p o c a de E u s e b i o h a b í a uno

c o m p l e t a m e n t e d i f e r e n t e s o b r e el m i s m o a c o n t e c i m i e n t o , y b ) p r o b a b l e m e n t eJ a c o b o fue a j u s t i c i a d o d e s p u é s del 62 e. c , a p r o x i m a d a m e n t e en el t i e m p od e l s i t i o de J e r u s a l é n . En c o n s e c u e n c i a , t o d o lo que se d i c e s o b r e "e l h e r m a n od e J e s ú s " en las Antigüedades, t al c o m o lo h e m o s c i t a d o , s e r í a una i n t e r p o l a c ió n c r i s t i a n a . 17

P e r o no hay n i n g u n a n e c e s i d a d d e s u p o n e r u na i n t e r p o l a c i ó n . 1 8

N o só lo se e q u i v o c ó el a u t o r de l Chronicon Paschale (que c o n f u n d i ó la s

Antigüedades con las Guerras de los judíos) s i n o qu e t a m b i é n O r í g e n e s e r r óe l c a m i n o en m a t e r i a de n o m b r e s , i d e n t i f i c a n d o la s n a r r a c i o n e s d e " J o s e f o "co n las de " H e s i p o " (que en h e b r e o es t a m b i é n " I ó s e f " ) . O r í g e n e s a t r i b u y ólos textos de H e s i p o a las Antigüedades, y el Chronicon Paschale a las Guerras.

H e s i p o , en lo que r e s p e c t a a e s t o s p u n t o s , s ó l o i n f o r m a s o b r e l e y e n d a s j u d e o -c r i s t i a n a s , que no t i e n e n n a d a que ver con los e n u n c i a d o s h i s t ó r i c o s de

Jo se fo . 19 Q u i e n q u i e r a que lea las o b s e r v a c i o n e s d e J o s e f o en las Antigüedades

e x i s t e n t e s con una a c t i t u d que no sea e x a g e r a d a m e n t e e s c é p t i c a , v e r á de p r i m e r a i n t e n c i ó n que no e x i s t e n i n g u n a r a z ó n p a r a que un c r i s t i a n o i n t e r p o l a r ae sa s a f i rma c io n e s : e l l a s no c o n t i e n e n n a d a e l o g i o s o ni p a r a J a c o b o ni p a r aJ e s ú s . J o s e f o c o n d e n a la s e n t e n c i a p r e c i p i t a d a , p e r o n o a l a b a lo s h e c h o s de

J a c o b o ( c o m o lo h a c e n O r í g e n e s y H e s i p o ) , ni lo d e f i e n d e de lo que se lei m p u t a b a .

R é v i l l e 2 0 s e ñ a l a c o r r e c t a m e n t e qu e n i n g ú n c r i s t i a n o h a b r í a e s c r i t o s o b r eJ e s ú s "que era l l am a d o ( X s y o ^ i é v o u ) el M e s í a s " : t al i n t e r p o l a c i ó n s e r í a un

a s t u t o r e f r i t o . S ó l o p o d í a e s c r i b i r así un judío f a r i s e o c o m o J o s e f o , qu e p r e v i a m e n t e se r e f i r i ó a J e s ú s si n q u e r e r d e c i r m u c h o (n i e l o g i a n d o ni c e n s u r a n d o )d e los c r i s t i a n o s . Esa era la p e r s o n a que no e l o g i a r í a ( p o r q u e era un j u d í ofa r i se o ) ni c e n s u r a r í a ( p o r q u e en sus d í a s los l e c t o r e s g r i e g o s y r o m a n o st o d a v í a c o n f u n d í a n a los c r i s t i a n o s con los j u d í o s ) y a la que, c o m o h e m o sv i s to , no p o d í a a g r a d a r l e m e n c i o n a r la s c r e e n c i a s m e s i á n i c a s de c i e r t a s e c t aj u d í a .

E s t a s son las dos r e f e r e n c i a s a J e s ú s qu e a p a r e c e n en las Antigüedades; a

l a s e g u n d a la c o n s i d e r a m o s t o t a l m e n t e a u t é n t i c a , y a la p r i m e r a s ó l o en p a r t e .

1 7 Pa ra más d e t a l l e s (y re ferencias sobre la b ib l i o g ra f í a más i m p o r t a n t e )véase Schürer, op. ctt., I, 4 548, 5 8 1 - 3 .

1 8 H o l t z ma n n , op. cit., pág. 11, c o n s id e ra que "no q u e d a el m e n o r l u g a r ad u d a " , y P. W. Sc h rn id t (Geschich te Jesu, erldutert, pág. 20) d e m u e s t r a que "esi n c u e s t i o n a b l e me n te a u t é n t i c o " (zweijellos echt).

1 8 So b re H e s ip o c o mo fu e n t e de l e y e n d a s c r i s t i a n a s , v é a se K ra u ss , op. cit.,p á g s . 2 3 8 - 4 1 .

^ 2° Op. cit, pág. 280. C h w o l so h n , op. cit., p á g s . 9 7 -9 8 , t a mb ié n los c o n s id e raautént icos.

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D e b e m o s c o n f e s a r qu e n i n g u n a de e l l a s nos ha e n s e ñ a d o m u c h o s o b r e J e s ú s ,pe í o i n c l u s o e s t a s a f ir m a c i o n e s f r a g m e n t a r i a s p u e d e n por lo m e n o s c o n f i r m a r n o s su e x i s t e n c i a y la de su h e r m a n o J a c o b o , la c a r r e r a de l p r i m e r o c o m oh a c e d o r de p r o d i g i o s y m a e s t r o , y su t e r r i b l e m u e r t e —la c r u c i f i x i ó n o r d e n a d ap o r P i l a t o con (por lo m e n o s ) el c o n s e n t i m i e n t o de los j u d í o s p r i n c i p a l e s — .

B) Tácito, Suetonio y Plinio el Joven

Réville, op. cit., 269-272; Schmitd, op. cit., 18-20. Sobre Suetonio, véaseSchürer, op. cit., III,* 62-63; Graetz, op. cit., III, ii,5 371 y 423; también IV,8 77.Todos estos extractos aparecen en E. Preuschen, Análecta, Friburgo, 1893.

Hasta aquí hemos considerado fuentes hebreas o grecojudías. Ahora

veremos fuentes latinas no judías.

Tácito se refiere claramente a Jesús, de modo que lo presentaremos en

primer término.

En sus Anales, escritos hacia 115-117 e. c, al tratar del incendio de Roma

en la época de Nerón, acto del que fueron acusados los cristianos, habla de

ellos (los ehristiani) con abierto disgusto. En su explicación del término, dice:

"Christus, de quien deriva el nombre, fue condenado a muerte durante el

reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato."21

Estas palabras, como prueba espontánea proporcionada por un gentil,

habrían tenido un valor considerable si no hubieran sido escritas setenta y

cinco años después de que se produjera el hecho. Pero no necesitamos basarnos en Tácito para afirmar que a principios d el siglo segundo, la creenci a d e

que existió un "Mesías" o "Cristo" condenado a muerte por Poncio Pilato

estaba ampliamente difundida.

Aunque no anterior, el elemento de prueba que proporciona Suetonio (65-

1 3 5 ) , contemporáneo de Tácito, es más importante. El habla de un movi

miento mesiánico durante el reinado de Claudio, que precedió a Nerón y fue

emperador desde el 41 hasta el 54 e. c.

En su libro Los doce Césares, al tratar de Claudio, dice: Judaeos impulsare

Chresto assidue tumultuantes Roma expulit (desterró de Roma a los judíos

que hacían gran tumulto a causa de Chrestus) .22 Esto concuerd a e nter amente

con lo que enc ontra mos en los Hechos de los Apóstoles (1 8: 2) . Allí se lee

que Aquila del Ponto y su esposa Priscila llegaron a Corinto durante la época

del trabajo misionero de Pablo, provenientes de Italia, "por cuanto Claudiohabía mandado que todos los judíos saliesen de Roma". Orosio28 dice que

esta expulsión tuvo lugar durante el noveno año del reinado de Claudio

(49 e. a) , y es seguro que no pudo ser posterior al 52. 24 Si, concordando con

muchos eruditos, identificamos a Chrestus con Christus25 tenemos aquí una

2 1 Anales, XV, 44.22 Claudio, 25.23 Ed. Za n g e me i s t e r , 1882, VII, 6, 15; Sc h ü re r , 111,4 62, n. 92.2 4 Sc h ü re r , loe. cit.2 6 Sc h ü re r , I I I , 4 63, n. 93. T a m b i é n los c re e i d é n t i c o s .

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ajusticiado por el sumo sacerdote Anas, hijo de Anas; que Jesús dio oiiumt »

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prueba confiable de que, dentro de los quince o veinte años después de lamuerte de Jesús, muchos judíos, incluso en lugares tan alejados como Roma,c re ían que és te había exis t ido y que e ra e l Mesías . No obstante , Grae tz 2 6

supone que Chrestus no es Christus, sino un apóstol o maestro cristiano contemporáneo de Apolos , que es menc ionado en los Hechos . Grae tz sos t ienetambién que en 1 Corintios 1:12, en lugar de Cristo debe leerse Chrestus(Xpf jOTOU en luga r de X pi ox oG ) .

Pe ro aunque supongamos con Grae tz que Sue tonio se r e f ie re a un maestro cristiano, el hecho de que ya a los veinte años de la muerte de Jesús seencuentren tales apóstoles y maestros, no sólo prueba la existencia del Naza

reno, sino también el importante efecto de su influencia personal. Otros, a suvez, piensan que el nombre Chrestus sólo se refiere a algún Mesías judío queaparec ió en Roma, pe ro Rousse t 2 7 señala correctamente que "la apariciónen Roma de un revolucionario mesiánico no sólo es inconcebible en sí misma,s ino que n inguna o t ra fuente la prueba" . En consecuenc ia , la s pa labras deSuetonio han de vincularse con el movimiento y las disensiones internas quesurgieron en la comunidad judía de Roma debido a la difusión de la creenciaen Jesús; este movimiento, en el año 49 (o 52) condujo a la expulsión de losjudíos, o de una parte de ellos.

De esto se sigue que durante la quinta década del siglo primero (es decir ,diez años después de la crucif ixión) se había fundado en Roma una comunidad c r is t iana . Es te e s un hecho muy impor tante desde todo punto de v is ta .

Una impor tanc ia s imi la r t iene la Epístola que Plínio el Joven, en su

carácter de procónsul de la provincia de Bitinia, envió a Trajano en el añol l l . 2 8 En ella describe al cr istianismo como un movimiento popular; de susafirmaciones surge que en esa época había miembros de la comunidad cristiana cuya conversión databa de más de veinte años. No sabe nada de lanaturaleza de la doctr ina, y sólo puede decir que los cristianos cantan algunoshimnos sagrados en los que apelan al Christus como Dios (Carmen Chrístoquasi deo dicere secum irwicem).

Esto es muy valioso desde el punto de vista del cristianismo como movimiento y re l ig ión,29 pero lo e s menos que la prueba de Tác i to en lo querespecta a la existencia y a las enseñanzas de Jesús. Plinio escribe unosochenta años después de la crucif ixión, y no dice nada sobre la vida o muertede Jesús; de sus afirmaciones sólo rezuma la evidencia de que al comienzodel siglo segundo, Jesús fue deif icado por los cristianos.

Las fuentes griegas y latinas, judías o paganas, nos enseñan poco sobrela vida del Nazareno. Si sólo contáramos con ellas, únicamente sabríamos que en Judea vivió un judío de nombre Jesús llamado Cristo, el "Ungido" , que realizó milagros y enseñó al pueblo, que fue muerto por PoncioP i la to a ins t igac ión de los judíos , que tuvo un he rmano de nombre Jacobo,

26 III, ü,5 423, n. 3; cf. pág. 371, n. 4, y IV,3 77, n. 1.27 Op. cit., págs. 16-17; cf. Schmidt, op. cit., pág. 20.2 8 Plinio Segundo, Epistolae, X, 96-97.29 Réville, op. cit., 269-270.

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una sec ta pa r t icula r denominada c r is t ianismo, que en Roma hubo muí uoimi-nidad de e s ta sec ta c incuenta años después de la muer te de l Maest io , y porcausa de ella los judíos fueron expulsados de Roma; f inalmente, quo dci«l»<la época de Nerón la sec ta se expandió grandemente , conside raba u JCNÚNcomo divino y sufrió una severa persecución.

Pasamos ahora a considerar las fuentes cristianas.

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a la existencia de Jesús y a la influencia que ejerció sobre sus discípulos.Pe ro debemos añadir inmedia tamente que es te te s t imonio no va más allá d o

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III. El apóstol Pablo

En hebreo hay una obra sobre el apóstol Pablo, pero tiene una velada tendencia conversionista; se trata de Patdus ha-Shaliaj o Shaúl ish Tarsus, de P. Le-vertoff, Londres, 1906. Sobre la relación de Pablo con Jesús, véase P. Feine, JesúsChristus und Faulus, Tubinga, 1902. Sobre las sentencias de Jesús citadas porPablo, véase A. Resch, Der Paulinismus und die Logia Jesu, 1904 (Texte u. Un-tersuchungen, Neue Folge, XII), págs. 140-151; 405-464; 597-603; A. Resch,Agrapha: Aussercanonische Schriftfragmente, 1906, págs. 24-34. Contra A. Kalthoff(Die Entstehung des Christentums, Jena, 1904, págs. 110 y sigs.) que niega laautenticidad de todos los escritos paulinos, véase Bousset, oj>. cit., págs. 17-26.Véase también P. W. Schmidt, op. cit., págs. 65-82. Para un breve resumen de laimportancia de Pablo en la historia de Jesús, véase P. Wernle, op. cit., págs. 4-5.

Las más antiguas fuentes cristianas de la historia de Jesús son las epístolasde Pablo contenidas en e l Nuevo Testamento . No todas e l la s se le puedenatribuir auténticamente: la mayor parte de los estudiosos cuestionan la2 Tesalonicenses, la 1 Timoteo, y la Tito; la "Escuela Alemana" de críticade l Nuevo Testamento pone también en duda la autent ic idad de o t ra s . Pe roquien lea el conjunto de estas cartas sentirá inmediatamente que tiene ante sídocumentos que datan de los primeros días del cristianismo, emanados del"Apóstol de los Gentiles", experto en la combinación de los métodos agádicosy midráshicos de los sabios de Israel, con las formas helénicas de pensamiento, tal como habían sido desarrolladas durante los veinte años anterioresa la Destrucción.

Romanos, Corintios, y algunas otras, son muy antiguas, y más próximasa la época de Jesús que ninguna otra literatura al respecto, cristiana o nocristiana. Pablo se convirtió hacia el 32-33 e. c . 1 Por más le jos que ubiquemos la muerte de Jesús, entre ella y la conversión de Pablo sólo mediaronunos pocos años. Este último no sólo conoció la vida de Jesús y su muerteen la cruz, sino que también creyó en su resurrección. Atestiguó haber tenidouna visión de él en el camino a Damasco, y de este modo —lo que es másimportante— entró en contacto con el hermano de Jesús y con los más íntimosdisc ípulos de l Nazareno. Pablo e s , por lo tanto , un buen te s t igo en cuanto

1 Graetz, III, ii,5 790-797, intenta demostrar que Pablo se convirtió entre el43 y el 48, pero investigaciones recientes no confirman estas fechéis.

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asegura r la exis tenc ia e inf luenc ia de l maest ro . En ningún esc r i to de Pabloencontramos hechos h is tór icos conf iables sobre la v ida y obra de Jesús , queexcedan la vaga suges t ión de que " fue e l pr imogéni to ent re muchos he rmanos" (Romanos 8 :29) , la a f i rmac ión de que fue c ruc i f icado, e l r e la to de laúl t ima cena en la noche de l a r re s to ( I Cor in t ios 11:23-26) , y e l da to cuest ionable de que Jesús e ra de l l ina je de David (véase más ade lante e l labroT e r c e r o ) .

Podr ía sorprendernos que es tos e sc r i tos inc luyan tantas sentenc ias deJesús (por e jemplo: "Que la muje r no se sepa re de l mar ido" , 1 Cor in t ios

7 :10 ; " . . . e l Señor ordenó a los que anunc ian e l evange l io , que v ivan de levange l io" , I Cor in t ios 9 :14 ) en forma de "codic i los" ; en los Hechos (20 :35 ) ,a t r ibuye a Jesús e l d icho: "Es me jor da r que rec ib i r . " Pe ro e s ta sorpresa e sinnecesa r ia . Pablo t iende consis tentemente a exa l ta r a l Je sús e spi r i tua l porsobre e l ma te r ia l , a l Je sús que ascendió de la muer te por sobre e l que v iv ióuna v ida humana y rea l izó ac tos humanos . De ot ro modo no podr ía r ec lamarel título de "apóstol": no fue uno de los discípulos de Jesús, ni, aparentemente , lo v io nunca mientras aqué l e s tuvo sobre la t ie r ra ; en ú l t imo caso ,debía subordina r se a Jacobo, e l he rmano de Jesús , a Pedro y a los o t rosapósto les .

Pablo creía —y transmitió su creencia a otros— que sus propias enseñanzase ran más impor tantes que la s de Jacobo y Pedro , y que tenía autor idad pa rahacer a un lado la Ley judía y sus normas ceremoniales, y convertir al cr is

t ianismo en a lgo puramente e spi r i tua l y en una cues t ión de p iedad pe r sona l .Por e s ta r azón daba poca impor tanc ia a la v ida te r rena de Jesús . "Pa ra e lentendimiento de Pablo , e l centro de in te rés no es taba const i tu ido por la senseñanzas , por e l hacedor de milagros , e l compañero de publ ícanos y peca dores, el oponente de los fariseos, sino por el Hijo de Dios crucif icado ascendiendo de la muer te , y nada más ." De la na tura leza de la s enseñanzas dePablo se s igue que és te , e l más ant iguo te s t imonio h is tór ico , e s e l menosva l ioso pa ra nues t ro conoc imiento de la v ida de Jesús . 2

2 Véase Paul Wernle, op. cit., pág. 5 . Todo lo que Pablo hace conocer delas opiniones y del carácter de Jesús está resumido en O. Holtzmann, op. cit,págs. 6-9, y más completamente en P. W. Schmidt, op. cit., 68-74.

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ci tas de Orígenes 4 se refieren a Jesús. En el las se describen los bienes materiales (como, por ejemplo, la anormal fert i l idad de la naturaleza) que carac

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IV. Los primeros Padres de la Iglesia cristiana

Sobre Justino y los hechos adicionales que él refiere acerca de Jesús, véaseHoltzmann, op. cit., págs. 14-16. Las sentencias de Jesús que aparecen en los treslibros de Justino han sido compiladas por A. Resch, Agrapha, 98-104, 171-175, etc.

Después de Pablo, debemos tomar en consideración sólo a los primerosPadres de la Iglesia cris t iana que escribieron antes de que los Evangel iosCanónicos pasaran a ser las normas prevalecientes . No hay más que dos:Just ino Márt i r y Papías.

E l p r imero de los escr i tos que han perdurado de Jus t ino Már t i r , Dialogascum Tryphone Judaeo, data ap rox imada mente de l 135 e . c . T iene una importancia adicional para los judíos, pues en esta disputa con uno de el los aparecen muchísimas ideas mesiánicas (aunque a veces distorsionadas) tal como

era co r r i en te encon t rar l as i nmed ia t amen te después de l a Des t rucc ión , cercadel t iempo de la derrota de Bit t i r . Alguien supone 1 que este "judío Trifón"es el tana R. Tarfón, que acostumbraba disputar con el R. Akiba. En estel ibro encontramos unas pocas afirmaciones sobre la vida del Nazareno (porejemplo, que Jesús, "el hi jo de un carpintero", hacía aguijadas y arados —Dial.88—); también hay varias sentencias que Just ino atribuye al Maestro. 2 La strataremos en el lugar adecuado, pero son tan pocas y de tan escaso valorque no añaden mucho a l t o t a l de nues t ras in fo rmaciones .

Las afirmaciones de Papías, que escribió su Exposición de los oráculosdel Señor hacia el 140, son de otro t ipo. Sólo han l legado a nosotros fragmentos ci tados por Orígenes y Eusebio. Los textos tomados de Papías que ci taE u s e b i o 3 como provenientes de "el Anciano" (el Presbí tero) —quien es claroque era Juan de Asia Menor (y no el apóstol Juan, hi jo de Zebedeo) y quevivió en la época de Trajano —conciernen al origen de los Evangel ios, ylos t rataremos en detal le en el capí tulo próximo (cf. pág. 71). Pero las

1 Sostiene esto un erudito tan cauto como lo es Emil Schürer, op. cit., II ,4

444-5; 650, n. 98; R. Z. Frankel (Darké ha-Mishná, pág. 105, n. 7) objeta la idea,sobre la base de los gruesos errores de las afirmaciones del judío Trifón, peroellos pueden computársele a Justino, un cristiano de origen pagano. Para la bibliografía sobre las sentencias apócrifas, véase el capítulo siguiente, pág. 64.

2 Sobre ellas, véase A. Resch, loe. cit. supra; Holtzmann, op. cit., 14-16.3 Eusebio, Hist. Eccles., III, 39.

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terizarán al reino del Milenio, descripción esta que en todos sus detal les recuerda las de los "días del Mesías" (la era mesiánica) contenidas en Librode Baruch (29 , 5 -8 ) ; en e l Talmud (Ketubot 1 1 1 b ) ; Shab. 3 0 b ; Kallá R. 2 )y en el Midrash (Sifré a Deuteronomio 315 y 317) ; l as imágenes de es tostextos son repet idas como propias del pensamiento de Jesús. Los modernosteólogos cris t ianos, que como regla son acentuadamente racional is tas , noestán dispuestos a admit ir que Jesús pudo ser tan "mundano" como paracreer en cosas materiales del t ipo de la fert i l idad mult ipl icada de la vid yde "la espiga de t rigo". 5 Pero veremos más adelante, al referir las ideas mesiánicas de Jesús (Libro Octavo) que esta t radición de Papías "recogida deJuan el Anciano" es muy importante, aunque los modernizadores de Jesúsno reconocen ni desean reconocer esa importancia, dedicados como están atransformar a un judío oriental de hace diecinueve siglos en un europeoposeído de las mismas exal tadas creencias de los mejores teólogos cris t ianos,creencias que combinan las enseñanzas del ant iguo profeta oriental con lafi losofía griega y moderna.

Los escri tos de los primeros Padres Cris t ianos contienen algunas sentencias desperdigadas de Jesús, que se añaden al contenido de los Evangel ioscanónicos y de los no canónicos (que consideraremos en el capí tulo s iguient e ) . Ellas reciben el nombre de "ágrafas", o sentencias no canónicas. 6 Q u ela mayor parte no son autént icas, es algo aceptado universalmente, y algunosestudiosos bien conocidos como Wellhausen 7 y Jül icher 8 las consideran espu

rias a todas. Resch, no obstante, en la primera edición de sus Agrapha (1889)enumera se t en ta y cuat ro au tén t i cas , aunque en l a segunda ed ic ión (1906)reduce su número a t reinta y seis . Ropes 9 considera que sólo son autént icasdoce. Por cierto no es aconsejable ut i l izarlas mucho. Pero aunque las sentencias presumiblemente autént icas añaden poco al conocimiento del carácter deJesús, por lo menos lo aproximan más estrechamente al judaismo de su época,y demuestran la existencia de elementos materiales en sus ideas mesiánicas;revelan asimismo que cuando —desde la época de Pablo en adelante— Jesúsfue cada vez más divinizado, la forma de aquel las ideas sufrió dis torsiones,intencionales o involuntarias , que las hicieron i rreconocibles .

4 Véase, además, J. Klausner, Ha-Raion ha-Meshiji b'hrael, Jerusalén, 1921,págs. 55-56; Die Messianischen Vorstellungen des jüdischen Volkei m Zeitalter

der Tannaiten, Berlín, 1904, págs. 108-111. /'5 Véanse las observaciones características de Resch, op. cit pags. 166-167,y, por otra parte, las cautelosas palabras de Holtzmann, op. cit., págs. 41-42.

6 Hábil y escrupulosamente compiladas por A. Resch, op. cit.; también en J.H. Uopes, Spriiche Jesu die in den kanonischen Evangelien nicht überliefert sind,Leipzig, 1896 (Texte u. Untersuchungen, Bd., XIV, 2). Algunas de ellas se encuentran en hebreo: J. E. Landsman, Sefer lol'dot Ieshu'a ha-Mashiaj, Londres,1907, págs. 219-220. Véase más adelante en este libro, pág. 69, n. 2.

7 Wellhausen, Einleitung in die ersten drei Evangelien, Berlín, 1905, pág. 85.Véase también P. W. Schmidt, op. cit., págs. 103-106.

8 Véase el artículo de Jülicher en Thcologische Litteraturzeitung, 1905, n. 23.8 Op. cit.

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gelio según Mateo, que en sí mismo estuvo dedicado a los cris t ianos judíos

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V. Los Evangelios apócrifos y no canónicos

Los Evangelios apócrifos han sido publicados por E. Hennecke, Neutesta-mentiche Apocryphen in Verbindung mit Fachgelehrten, Tubinga y Leipzig, 1904.Sobre sus fuentes y contenido, véase R. Hoffmann, Das Leben Jesu nach denApocryphen, Leipzig, 1861. E. Nestle ha reunido fragmentos, Novi TestamentiGraeci Supplementum, Leipzig, 1896, y, con traducción al alemán, lo ha hechoE. Preuschen: Antttegomina: Die Reste der ausserkanonischen Evangelien undurchrütlichen UebeHieferungen, Giessen, 1905. Véase también Baring-Gould, Th eLost and Hostile Gospels, Londres, 1874. En Holtzmann, op. cit., págs. 35-41,42-43, se encuentra una evaluación satisfactoria. Sobre las "sentencias de Jesús" enlos Evangelios apócrifos y no canónicos, véase Resch, op. cit., págs. 115-267 y365-380.

Los Evangel ios apócrifos existen en gran número en la l i teratura cris t iana.

Todos el los son posteriores a los Canónicos y están l lenos de leyendas, especialmente sobre la niñez de Jesús, que demuestran la fe maravi l losamenteinfant i l de las comunidades cris t ianas del s iglo segundo avanzado, en adelante. Carecen de valor his tórico, pues incluso aunque contengan un granode verdad, es imposible extraerlo de entre la densa vegetación de fantasías .

Pero no ocurre lo mismo con los Evangel ios no canónicos (es decir, losexcluidos del canon c ris t iano y de los que sólo se conservan fragmentos)tales como el Evangelio de Pedro, e l Evangelio de los egipcios y, especialmen te , e l Evangelio según los hebreos. Este úl t imo (l lamado en griego KCC9'cE(3paÍ0UQ) ex i s t ió , s egún Resch 1 en dos versiones: la primera fue el Evangelio de los ebionitas, del que Epifanio nos ha t rasmit ido algunos fragmentos(Haer., XXX, 13 y s igs.), y que no narraba el nacimiento y la infancia deJesús porq ue los ebioni tas creían que era hi jo norm al de José y Ma ría (enlo cual podemos reconocer la influencia de Jacobo, el hermano de Jesús,primer l íder de la cris t iandad primit iva ebioni ta). La segunda versión fue elEvangelio de los nazarenos; Jerónimo nos ha t ransmit ido algunos fragmentos(Adv. Pelag., III, 2 ; Comm. in Isaim, XI, 2 y XL, 12, in Ezech., XVI, 13y XVIII , 7 , in Matth., XII, 17, XXIII, 35 y XXVII, 9; Proem. in lib., X V I I I ,Esaiae).

Según Resch, ambas versiones fueron compiladas part iendo del Evan-

i Agrapha, 1906, págs. 363-371.

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(cosa evidente por los "pasajes de prueba" extraídos de la Escri tura). Aunque Jerón imo v io e l Evangelio según los hebreos (aparen temente l a vers ión"nazarena") escr i t a en carac t eres á rameos y hebreos , y t raducida a l l a t íny al griego, este Evangel io no fue originalmente redactado en arameo; comosu fuente —Mateo— fue escri to primeramente en griego y luego traducidoal a rameo para uso de los jud íos que hab ían ab razado e l c r i s t i an i smo. Desdeeste punto de vista, el Evangelio según los hebreos también sería posteriora los canónicos o, por lo menos, a Mateo (y, por lo tanto, también a Marcos,que es a su vez anterior a Mateo —cf. el cap. próximo—).

No obstante, la mayor parte de los estudiosos sost ienen que no hay ninguna razón para confundir el Evangelio de los hebreos con el Evangelio delos ebionitas: el primero (según surge de Jerónimo) es el Evangelio de losnazarenos, y fue o r ig inar i amen te escr i to en hebreo o arameo . Según Harnack , 2

la redacción de este Evangel io ha de ubicarse entre el 65 y el 100, de modoque por lo menos no es posterior al Lucas y al Cuarto Evangel io Canónico.Está, por lo tanto, a la al tura de algunos de los Evangel ios canónicos, y enalgunos aspectos es superior a el los, en tanto fue con toda seguridad escri toen Palest ina, el lugar de origen del cris t ianismo, para uso de cris t ianos judíosque todavía conservaban una afinidad espiri tual con Jesús y sus primerosdiscípulos, incluso su hermano Jacobo. En consecuencia, su valor es considerab le .

Los nuevos hechos que refiere de la vida de Jesús quizá no sean muy

importantes, puesto que en su mayor parte son legendarios, pero su valorsurge, en primer lugar, de las muchas sentencias de Jesús no incluidas enlos Evangel ios ac tua les 3 y, en segundo término, de los muchos modismoshebreos (o árameos) que esclarecen el texto griego existente. En relación conMateo, 6:11, en la Oración del Señor, Jerónimo nos dice que en lugar deé i r ioúaioc ; ( "con t inuo") en e l Evangelio de los hebreos se lee majar (=inti,

mañana; Jerón imo t raduce "cras t inum") ; en o t ro lugar (Ep. 20 ad Damasum)d icen que la f rase ó a a w d c áv TOÍc; ú ip í a t o iq (Mateo , 21 :9 ) , en e l Evangelio de los hebreos es Osanna barrama, id est Osanna in excelsis (por laexpresión hebre a n!3*)3 NJptlHn, "H osanna en las al tura s") .

Todavía nos resta mencionar las adiciones a los Evangel ios canónicosque aparecen en algunos manuscri tos ant iguos. 4 El principal es conocido como

el Codex Bezae o Codex Cantabrigiensis ("D") , l l amado as í po rque fuehal lado por Theodore Béze, un teólogo reformista encargado en 1581 de lacustodia de la Universidad de Cambridge. Se t rata de una pieza del s iglosexto, y su arquet ipo data del 140 e. c. 5 Contiene suficientes añadidos y dife-

2 A. Harnack, Geschichte der altchristlichen Litieratur, 1, 6-10; II, 625-651.3 Recogidas y extensamente explicadas en Resch, op. cit., págs. 215-252, y

brevemente tratadas en Holtzmann, op. cit., págs. 35-39. Contra su autenticidad y laantigüedad general de estos Evangelios, véase Schmidt, págs. 106-112.

4 Recogidas y anotadas en Agrapha, págs. 36-54; véase también Holtzmann,vp. cit., págs. 45-46.

5 Sobre su naturaleza o importancia, véase Agrapha, págs. 338-352; este examen detallado es digno de estudio.

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rencias como para demostrar que el texlo actual de los t res primeros Evan que no debemos subest imar el valor de estos conocimientos que adquirimos

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gelios no puede representar la versión original s in ningún cambio de detal les .Estas adiciones y diferencias son más importantes en tanto demuestran

una t endencia "nazarena" ( t endencia es t a no muy ex t rema, pero re l a t ivamentejudía y más próxima a las creencias mesiánicas del judío Jesús que las orient ac iones pos t er io res , marcadamente in f lu idas por e l pagan i smo) . 6 A d e m á s ,hay varios añadidos que hechan luz sobre los motivos de Jesús (por ejemplo,l a ad ic ión a Mateo , 20 :28) ; t ambién es d igno de mencionarse e l ag regado aLucas 6:4: "El mismo día, habiendo visto a uno que t rabajaba en Shabat,le di jo: Hombre, s i sabes lo que haces, bendito eres, pero s i no lo sabes,

eres un mald ito y t ransgreso r de la Ley (Tca pap áx r)q xou vó^ iou ) ." Noes probable que esta idea penetrante y semijudía haya sido imaginada después de la época de Jesús.

Podemos señalar qu3 la his toria de la mujer sorprendida en adulterio(que ahora sólo encontramos en el texto corriente de Juan —7:52 a 8:11—aunque en rea l idad per t enece a Marcos , 12 :18 ó 12 :35) es t á en e l CodexBezae; t ambién aparece en var ios manuscr i tos en Lucas , 21 :38 . Ot ros Evangelio" la omiten, pues se vio en el la algo opuesto a la moral corriente (locual demues t ra l a au ten t i c idad de l a nar rac ión : nad ie pudo haber l a inventado en una época posterior). En el mismo Codex fal ta el final del Evangel iode Marcos, desde 16: 9 en adelante , cosa que tamb ién ocu rre en los mejoresmanuscri tos . Este final fue aparentemente compuesto, según un manuscri toarmenio, por Arist ión, que vivió en Asia Menor al principio del s iglo segundo.

(Esto reduce aun más su valor his tórico, de todas maneras pequeño.) Todosestos fragmentos, junto con algunos papiros recientemente encontrados envarios lugares y que contienen sentencias de Jesús, merecen atención comofuentes his tóricas, pero deben ut i l izarse con mucha cautela, pues desde laépoca en que ese material fue excluido del Canon Crist iano no se tuvo ningún cuidado con él , y fue modificado o ampliado sin la reverencia con quese lo habría t ratado de poseer sant idad canónica. En consecuencia, a pesarde su gran masa, es pequeña la cant idad que contiene de textos cient íficamente val iosos.

Si , antes de iniciar la consideración de los Evangel ios canónicos, hacemos el balance de lo que hemos aprendido sobre la vida de Jesús en lasfuentes hebreas, griegas, lat inas, e incluso cris t ianas (excluidos los Evangel ioscanón icos ) , ráp idamente comprenderemos que , apar t e de unos pocos hechosy sentencias, no hemos logrado más que dos cosas: a) alcanzamos informaciónsobre el t iempo y el medio en que vivió Jesús y sobre las condiciones pol ít icas y los ideales ét icos y rel igiosos prevalecientes; esto es tan importante

6 Así, en un manuscrito siríaco muy antiguo encontrado por dos mujeres inglesas en el Monasterio del Monte Sinaí, en Mateo 1:16 aparece la versión siguiente: "Y José, con quien se había desposado la virgen María, engendró aJesús." Véase Agnes Lewis Smith, The Oíd Syriac Gospels, Londres, 1910, pág. 2;texto siríaco, pág. b.

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a t ravés del Talmud y del Midrash, de los escri tos de Josefo, Táci to, Suetonioy de los prime ros Pa dres de la iglesia; b) fragmen taria como lo es , aquel lainformación nos permite concluir con certeza que Jesús exist ió realmente, quetuvo una personal idad excepcionalmente notable, y que vivió y murió enJudea duran te l a ocupación romana. 7

Todo esto es fi rme e i rrefutable; las dudas planteadas por Bruno Bauery más recientemente por Albert Kalthoff y Arthur Drews (cf. la secciónsiguiente) carecen de base sól ida. En el t iempo de cincuenta años o menostranscurridos entre la muerte de Jesús (según la fecha aproximada queobtenemos de los Evangel ios canónicos) y la época de Josefo y del RabíEleazar ben Hircano, o entre Pablo y Táci to, era absolutamente imposibleque una imagen puramente fabricada de Jesús se aferrara con tanta fi rmeza ala imaginación popular, de modo tal que historiadores como Josefo y Táci to,y hombres como el Rabí Eleazar ben Hircano (tan cauteloso para t ransmit i rlo que había oído de labios de sus maestros), creyeran en su existencia y serefirieran a él como a alguien que vivió y actuó poco t iempo antes, y quehizo por s í mismo amigos y discípulos. También habría s ido imposible quePablo creyera en él tan completamente, y no dudara nunca de que Jacoboera el hermano, y Pedro y sus compañeros, discípulos de Jesús. Esto es muyclaro; quienes niegan completamente no sólo la forma que Jesús asume ahoraen el mundo, o la que le atribuyen los Evangel ios, s ino incluso su propiaexistencia y la gran importancia —negativa o posi t iva— de su personal idad,

están negando senci l lamente la real idad histórica.Joseph Salvador 8 se refiere al mismo problema (problema que se planteómuchos años antes de Bauer, ya en el s iglo dieciocho) y, respondiendo a losescépt icos, ci ta las s iguientes palabras de Rousseau: "En real idad, esto (negarla existencia de Jesús) equivale sólo a eludir la dificul tad (provo cada porlas desemejanzas de los Evangel ios) y no a l ibrarse de el la. Es mucho másincomprensible que muchos hombres hayan coincidido en escribir este l ibro,que e l que uno so lo haya p roporc ionado su t e m a. . . Las carac t er ís t i cas de losEvangel ios son tan imposibles de imitar, que el hombre que los hubiera invent ado deber í a haber s ido más g rande que su héroe" (Emile, "Profession de

fo i" ) .9

Esta es asimismo una répl ica adecuada al conglomerado de pruebas seudo-cient íficas presentadas por Bruno Bauer, Kalthoff y Drews.

7 La importancia en este sentido de los enunciados talmúdicos ha sido reconocida por Heriord, op. cit., págs. 359-360. Para el punto de vista opuesto, véaseFriedlander, Die religiosen Beweeungen, págs. 191-192.

8 J. Salvador, Jésus-Christ ei sa doctrine. I, 156-159.9 Sobre este punto, véase más adelante la pág. 73.

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como fuente principal para el conocimiento de la vida y las enseñanzas deJesús, debemos contar sólo con los Evangel ios canónicos.

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V I . Los Evangelios canónicos y el estudiode la vida de Jesús

En P. Wernle, Die Synoptische Frage, Tubinga, 1899, se encuentra un bueninforme sobre las relaciones entre los tres primeros Evangelios. Para detalles, véaseJ. Weiss, Das áíteste Evangelium, Gotinga, 1903, y especialmente J. Wellhausen.Einleitung in die ersten drei Evangelien, Berlín, 1905. F. Godet, Introduction auNouveau Testament, Neuchátel, 1904, II, págs. 671-844, proporciona también uninforme muy claro. Sobre la relación de los tres primeros Evangelios con el cuarto,véase la breve exposición de P. W. Schmiedel, Das 4te Evangelium gegenüberden drei ersten ("Religiongesch. Volksbb.", I, 8, 10), Tubinga, 1906. Sobrelos cuatro Evangelios como un todo, véase O. Holtzmann, Leben Jesu, págs. 17-35;W. Wrede, Die Entstehung der Schriften des Neuen Testaments. Vortrage ("Le-bensfragen", comp. por H. Weisnel), Tubinga, 1907, págs. 36-73; Maurice Vernes,Evangile (Grande Encyclopédie, XVI, 863-874). Referencias breves pero adecuadaspueden también hallarse en P. Wernle, Die Quellen des Lebens Jesu, págs. 7-87;

W. Bousset, Was wissen wir von Jesu?, págs. 27-62. Para ilustrar gráficamentelas relaciones entre los relatos de los tres primeros Eva ngelios se han confeccionadocuadros sinópticos o "Sinopsis" (sobre el término sinóptico, véase más adelante, eneste capítulo), que presentan el material de los textos griegos, ordenado en columnas paralelas. Estas "sinopsis" son: A. Huck, Synopse der drei ersten Evangelien, 1898; en traducción alemana: Koppelmann, Deutsche Synopse. Zusam-menstellung der 3 ersten Evangelien, 1897; É. Morel y G. Chastand, Concordancedes évangiles synoptiques, Lausana, 1901 (en francés impreso en colores diferentes, para facilitar la comparación). En inglés: W. Wright, A. Synopsis of theGospels, Londres, 1896. En hebreo hay también un tipo de sinopsis o, mejor, de"armonía": Immanuel Landsman, Sefer Tol'dot Ieshu'a ha-Machiaj. Contiene todoslos relatos de los actos de Jesús y sus enseñanzas, tal como se encuentran en loscuatro Evangelios, en svi forma y lenguaje propios, en las traducciones del profesorFranz Delitzsch, editadas y ordenadas en orden cronológico con referencias e índice, Londres, ' 1907. Pero esta obra presenta dos defectos notables: el contenidodel Cuarto Evangelio no es diferenciado de los tres primeros, y ciertas observaciones propagandísticas de la introducción están fuera de lugar en una obra erudita. En cambio las notas, el glosario y las "sentencias no canónicas" son útiles.Sobre las investigaciones dedicadas a la vida de Jesús, véase especialmente H.Weinel, Jesús im neunzehnten Jáhrhundert. Nene Bearbeitung, Tubinga, 1907;A. Schweitzer, Von Ueimarus zu Wrede. Eine Geschichte der Leben-Jesu-Fors-chung, Tubinga, 1906. Sobre los diversos problemas planteados, véase H. V. Soden,Die wichtigsten Fragen im Leben Jesu, Berlín, 1904.

Como resul tado de nuestro examen de las fuentes no cris t ianas, y de lassentencias y detal les que se encuentran en los Evangel ios no canónicos yen los escri tos de los Primeros Padres, nos vemos obl igados a concluir que,

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Pero de inmediato enfrentamos el problema siguiente: el objet ivo de losEvangel ios no era referir "la his toria" en el sent ido que nosotros damos a laexpresión, s ino proclamar, difundir y confirmar la nueva fe. ¿Cómo, entonces, podemos considerarlos fuentes his tóricas adecuadas para la biografíacient ífica? Y, además, ¿estaba dentro de las posibi l idades de los autores delos Evangel ios describir los acontecimientos de la vida de Jesús en los términos de una existencia humana histórica ordinaria? Los intentos para resolveres t e p rob lema fundamenta l han p roporc ionado un poderoso ímpetu , t an toa la crí t ica de los Evangel ios como al estudio de la vida de Jesús —dos temas

tan interrelacionados que resul tan inseparables—. Aunque el lo nos obl iguea dedicarles un capí tulo de extensión excepcional , debemos tratar ambas materias conjuntamente.

La pa lab ra "Evangel io" , Evangeüon ( sú ocy yéT uov ) , s ign if ica "buenasnuevas" . 1 Todavía es materia controvert ible que el Talmud se refiera a losEvangel ios cuando dice de los "Gilionim y libros de los minim" que no debenser salvados del fuego, que (según el R. Ismael) "el los vierten enemistad,odio y lucha entre Israel y su Padre celest ial", y que el R. Tarfón estabadispuesto a quemarlos aunque contuvieran los nombres sagrados de Dios(Shab, 116a) . 2 S e g ú n M . F r í e d l a n d e r 3 lo s "Gilionim y libros de los minim"son los "l ibros de los magos" a que se refiere el Talmud (Huí., 13a) y laTosefta (Huí., II, 20): los l ibros compuestos por los gnóst icos. H. P. Chajes 4

considera que los Gilionim son el Apocal ipsis de San Juan, puesto que e]

nombre siríaco del "Libro de la revelación, o Apocal ipsis de San Juan" esGeliana. Pero si aceptamos este punto de vista, es preciso aclarar que elTalmud no se refiere a los Apocal ipsis en general , s ino sólo a los de los cristianos o gnósticos: los tanaím no podían haberse indignado a propósi to de losApocal ipsis judíos, tales como el de Baruch o el Cuarto Esdras, llenos cornoestán estos l ibros de devoción y orientación moral . 5

Siguiendo el orden conservado en el Nuevo Testamento, los cuatro Evangel ios canónicos son: el Evangel io según (KOCTCC) Mateo, el Evangel io según

i Del avon-guilaión (p'í 'l iny, literalmente "tabla de la iniquidad") sehabla en el Talmud en la historia de Imma Shalom y Rabán Gamaliel, que fuerona ver al "filósofo" (Shab. 116a y b, véanse págs. 35-6 de este libro) pero elreemplazo por esta expresión de ]1'^J11TK es quizá posterior, y el cambio serealizó con intención despreciativa, como vemos en los últimos tanaím y primerosamoraím: "El R. Meier lo llamó •\v'n 11S; el R. Iojanán, ]vbí fny" (Shab.116a en la edición de Amsterdam o en las colecciones de las Omisiones del Talmud, en la nota de la pág. 18). Sobre los orígenes no judíos de la palabra "Evangelio", véase Wellhausen, op. cit., págs. 108-112.

2 Según se explica en el Tratado Iadaim, el tratamiento adecuado en talescasos consistía en guardar aparte los escritos en la Cuenizá.

s Op. cit., 188-202.4 Véase su La lingua ebraica nel Cristianesimo primitivo, Florencia, 1905,

pág- 9.6 J. Klausner, Sefarim Jítsonim ("Páginas ejemplares" de un Otsar ha-Yaha-

dut, ed . Ahiasaf, Varsovia, 1906, págs. 95-96).

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Marcos, el Evangel io según Lucas, y ol Evangel io según Juan. 6 San Agust ín 7

ya advirt ió la muy estrecha semejanza que existe entre los t res primeros; por

presenta de modo inconexo; Lucas ent iende que surgieron de ciertas causas o actos específicos. Este, más que los otros s inoptis tas , refiere muchassentencias y discursos qu e le son peculiare s . El orden de los aconten cimientos

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otra parte, la más breve ojeada basta para demostrar que el Evangel io segúnJuan difiere totalmente de los otros. No so t rata sólo de que su contenidosea dist into (veremos brevemente que también entre los t res primeros Evangel ios hay diferencias de contenido) s ino que desde el principio al fin espor completo diverso su plan y ordenamiento. Predomina en él una atmósfera diferente, y la final idad de su autor era dis t inta.

Para dist inguir los t res primeros, con sus caracterís t icas comunes, delEvangel io según Juan, los estudiosos acostumbran l lamarlos "Sinópticos"(nombre que por primera vez les dio Griesbach, en su Synopsis d e 1 79 7) .

Es decir, que son Evangel ios que t ienen un "aspecto común" que permitedisponerlos en un mismo sumario; a sus autores se los l lama "sinoptis tas".Pero los Evangel ios s inópticos no sólo difieren notablemente del Cuarto

Evangel io : aunque muy semejantes entre s í , no son estrictamente equivalentes.Es cierto que resul tan s imilares, en un sent ido amplio, en lo que respectaa los relatos que ofrecen de la vida de Jesús y a las sentencias y enseñanzasque recogen; a veces, la semejanza se ext iende a una completa ident idad depalabras, expresiones y detal les menudos.

Pero con la misma frecuencia difieren en los detal les , palabras y expresiones, e incluso en relatos completos; esto ocurre part icularmente con lassentencias y discursos, que a veces se encuentran en uno o dos Evangel ios,y fal tan en los otros. Así , el relato del nacimiento sobrenatural aparece enMateo y Lucas, pero fal ta en Marcos. En Lucas, entre la referencia al minis

terio de Jesús en Gali lea y su entrada a Jerusalén, hay un extenso pasajeque contiene muchos discursos —generalmente se lo l lama "el relato del viaje"o la "sección pereana"—, pasaje este que ocupa nueve capí tulos, casi unatercera parte del l ibro (9:51 a 18:14). Ahora bien, ninguno de estos discursos aparece en Marcos ni en Mateo, aunque este úl t imo, por lo general enforma abreviada y de conversación continua, presenta sentencias y razonamientos distribuidos aquí y al lá en la "sección pereana" de Lucas. Por otraparte, en Lucas fal ta totalmente el texto de Marcos comprendido entre el6: 45 y el 8 : 26, y el de M ateo e ntre el 1 4: 22 y el 1 6: 12.

As imismo, encon t ramos en M ateo e l "Sermón de l a M ontaña" (5 : 3 a7: 27) que conden sa virtualme nte todas las enseñan zas de Jesús; en Marcos,en cambio, sólo se hal la esparcida una parte de estas enseñanzas. En Lucas,de los ciento s iete versículos que incluye el Sermón de la Montaña, hayveint is iete en el capí tulo 6; doce en el capí tulo 11; catorce en el capí tulo 12;tres en el capí tulo 1 3; uno en el capí tulo 14; t res en el capí tulo 1 6, y cuarenta y s iete fal tan por completo.

En términos generales , Marcos se interesa más por los hechos de Jesús;Mateo prefiere largos y frecuentes dicursos, y Lucas —que procura una mejor forma y est i lo l i terarios— reproduce perfeccionados los discursos que Mateo

6 Prestar atención a la palabra "según". Más adelante explicaremos su significado y valor.

7 De consensu evangelistarum, III, 4, 13.

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en los Evangel ios Sinópticos varía asimismo sin que medie ninguna razónaparente; palabras y frases s imilares presentan cambios en uno u otro de lostextos s in que podamos advert i r el motivo original de la modificación.

Tomemos un ejemplo de entre los muchos posibles: cuando Jesús envíaa los doce discípulos a difundir sus enseñanz as, les dice, según M arcos (6: 8)que "no l leven nada para el camino, s ino solamente bordón", pero en Mateo(10: 10) y Lucas (9 : 3 ) s e l ee "no toméi s nad a para e l camino , n i bo rd ón . . . "Mien t ras Mateo escr ibe : "Bienaven tu rados los pobres de esp í r i t u" (MaKápiOloí TCXCO)(OÍ x ñ TCVE ÚuaTl), Luc as dice : "Bi ena ven tura dos los p ob res "(M aK áp iO l o í Tcxcoyo í ) . De ta l es casos hay mul t i t ud .

Surgen entonces dos importantes problemas: a) ¿Dónde están los mejoresinformes históricos, en los Evangel ios Sinópticos, o en el Cuarto Evangel io?b) Si suponemos que los s inoptis tas buscaron en fuentes diferentes ¿cómoexplicar sus notables semejanzas? Si lo hicieron de una fuente común, o s ilos t res Sinópticos provienen de uno solo ¿cómo explicar las importantesdiferencias?

Hay dos cosas que complican aun más el problema. En primer lugar,Juan, el autor del Cuarto Evangel io fue, según lo sost iene la Iglesia, "eldiscípulo amado de Jesús", es decir, un test igo ocular. En segundo término,en lo que respecta a Mateo y Marcos, la Iglesia supone que el primero fueMateo Lev í , e l pub l i cano convocado por Jesús (M ateo , 9 :9 ; Marcos , 2 : 14 ;

Lucas, 5: 27) y uno d e los doce apóstoles (M ateo, 10: 2; Marcos, 3 : 18 ); elsegundo sería Juan Marcos, el hi jo de María, mencionado en los Hechos delos Apóstoles como el principa l discípulo de Pedro (Hec hos, 1 2: 12) y compañero de Pab lo (Hechos , 12 : 25 ) .

Además , Euseb io ha conservado l a t rad ic ión p roven ien te de Pap ías , unautor cris t iano primit ivo (véase pág. 62), quien dice que "Mateo escribiólas sentencias (de Jesús) en hebreo, y cada cual las t radujo como supo"( M a x S a í o c ; [ÜBV o5v É(3páiSi oiaXéKxco xa Aóyia ouv£ypái j jaxo,i r |p^f)VEUO£i 5° a ú x á &C, f]v 5 u v a x ó c ; E K a a x o c ; ) ; y t a m b i én q u e "M a r cos, que se t ransformó en intérprete de Pedro, escribió exactamente, perono en o rden (£p^irvv£uxr¡c ; F l áx pou áKpi (3co( ; EypaipEV oó ^EVXTJxᣠ,£l) todo lo que aquél recordó de las palabra s y obras de Cristo, puesél mism o (M arcos) no lo había c onoc ido. . . No tuvo más que un cuida do:

no omit i r nada de lo que oyó, y no incluir ninguna afirmación falsa".8

De modo que Juan, Mateo y Marcos son considerados test igos dignosde confianza, y dos de el los fueron verdaderos test igos oculares. En lo querespecta a Lucas, al principio de su Evangel io encontramos las s iguientespalab ras : "Pues to que ya muchos han t ra t ado de poner en o rden l a h i s to r i a(5ir |yr]ai(; ) de las cosas que entre nosotros han sido ciert ís imas, tal comonos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron

8 Eusebio, Hist. Eccles., III, 39, 15. Cf. Graetz, op. cU., III, ü,6 755-756.

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ministros de la palabra, me ha parecido tnmblén a mí, después de haberinvest igado con di l igencia (&K pi |3co(;) toda* lns cosns desde su origen, es

Esta escuela influyó sobre los grandes autores franceses del s iglo dieciocho. Voltaire, por ejemplo, insis te rei teradamente en que Jesús no fueotra cosa que un gran profeta. Los autores galos t rataron a los milagros y

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cribírtelas por orden (K0c9a¿;f¡<;), ¡oh excelent ís imo Teófi lo!, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has s ido instruido" (Lucas1: 1-4). De modo que había muchas fuentes diferentes.

Cuando, en consecuencia, en la teología cris t iana se manifiesta un espíri tu crí t ico, surgen las s iguientes interrogaciones serias: ¿Cómo explicar elhecho de que los cuatro Evangel ios se contradigan en ciertos detal les? ¿Cuálde el los es anterior y cuál posterior? ¿Cuál provino de los otros, o cuál fuela fuente común? ¿En cuál se debe confiar más y en cuál menos? ¿En cuálno se puede confiar en absoluto? Estas y otras cuest iones s imilares han abar

cado la amplia gama de la l i teratura dedicada a la crí t ica evangél ica, y laigualmente amplia l i teratura dedicada al estudio de la vida de Jesús.

Nos proponemos ahora rastrear el curso de estas dos l íneas de invest igación, tan importantes para señalar las diversas etapas del pensamiento hum a n o .

Ni en la Edad Media ni en la época de la Reforma se planteó la cuest ióndel valor his tórico de los Evangel ios, ni (como corolario) la del carácterhistórico de Jesús (en los términos en que nosotros entendemos estos problem a s ) . Socin (1525-15 62) y Miguel Servet (qu ema do a ins tancias de Calv inoen 1553) negaron la divinidad de Jesús y lo consideraron sólo como profetay fundador de una rel igión, pero no encontraron ningún problema en la vidareal del Maestro, ni supieron apl icar a los Evangel ios los métodos de la crí

t ica his tórica.Más cient ífica fue la act i tud de los deístas ingleses. 9 John To land ( 1 6 7 1 -1 7 2 3 ) , Peter Annet (m. 1768) y , sobre todo , Thomas Wool s ton (1669-1731)negaron los milagros relatados en los Evangel ios y t rataron de racional izarlos. Sostenían, por ejemplo, que Jesús no resuci tó después de una muertereal , s ino que despertó de un sueño letárgico con apariencia de muerte; también afirmaban que exist ió una conspiración entre los individuos aparentemente resuci tados y los discípulos de Jesús, cuando estos úl t imos, viendodebil i tarse la fe del Maestro en su mesiazgo, quisieron revi tal izarla mediante milagros arreglados. En cuanto a la aparición post mortem del p rop ioJesús , los deístas la consideraban basada meramente en una aparición percibida por vis ionarios y soñadores, o como otra invención del iberada. 10

Los deístas ant iciparon muchas de las ideas de los escri tores de la primeraparte del s iglo diecinueve. Vieron en Jesús a un gran profeta y fundadorde una rel igión, que era la "rel igión natural" de todos los hombres y todaslas naciones, pero que había s ido revelada de un modo más profundo yperfecto en las palabras del Nazareno.

9 Para un informe detallado, véase G. v. Lechler, Der englische Deimus,Stuttgart, 1841; Leslie Stephen, History of English Thought in the EighteenthCentury, vol. II, 2* ed., Londres, 1881; J. Klausner, Ha-Deistim u-biqqoreth ah-Migra, Maabaroth, 1920, I, 512-519.

io Véase, por ejemplo, P. Annet, Supranatural Examined, Londres, 1747.

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"invenciones descaradas" de "curas astutos" (de al l í el término inglés priest-craft, que designa la pol í t ica ambiciosa o mundana del clero, y la expresiónfrancesa prétes rusés) que los crearon del iberadamente para sacar part idode la ignorancia del pueblo y de ese modo dominarlo.

Los deístas ingleses (al igual que Voltaire y su escuela ) frecuentem enteabordaron problemas, tales como el de las protestas mesiánicas de Jesús vinculadas con su t í tulo de Cristo, el del medio judío de la época, las creenciase ideas de los judíos de aquel entonces, etc. A veces los t rataron extensamente,

pero nunca vieron en el los cuest iones que exigieran invest igación erudi ta, independiente de toda tendencia rel igiosa o ant irrel igiosa. Se aferraron a lasdiscrepancias de los Evangel ios para demostrar que los evangel is tas no erandignos de confianza. Preferían el Evangel io de Juan (y no los Sinópticos)porque es más fi losófico, cont iene menos descripciones de milagros y destacamás las enseñanzas ét icas y rel igiosas de Jesús que sus protestas mesiánicas.

Jean Jacques Rousseau (en una carta de 1769) también ubica al sagehébreu (Jesús) junto al sage grep (Sócrates). Sost iene en el la que el deseode Jesús era l iberar a los judíos del yugo romano, y que su enseñanza ét icatrataba de revi tal izar el entusiasmo por la l ibertad, de un modo que no despertara las sospechas de los invasores. Pero —dice— los judíos no lo entendieron, y él era demasiado manso por naturaleza como para apremiar a unarevolución pol í t ica.

Rousseau habla generalmente de Jesús como de un "hombre divino" extremadamente opues to a los mi l ag ros . 11 Resiste enérgicamente a la teoría deque Jesús no exist ió y fue inventado por los evangel is tas . "Amigo, tales cosasno se inventan; lo que se dice de Sócrates —de cuya existencia nadie duda-reposa sobre pruebas mucho más débi les que lo que se dice de Jesús deNazaret ." Ya hemos ci tado (pág. 67) las observacioner de Rousseau acercade que no podemos resolver los problemas que envuelven la figura del Gali leonegando simplemente su existencia, y que explica cómo ciertos autores judíos(los evangel is tas) pudieron inventar ese carácter maravi l loso, es más difíci lque admit ir que describieron a alguien que exist ió realmente. 12

Hermann Samuel Reimarus, profesor de lenguas orientales en Hamburgo(1694-1768), pertenece a la misma escuela de pensamiento de los deístas ,aunque los supera to t a lmen te . En Von Zwecke Jesu und seiner Jünger (u n

l ibro que hizo época, publicado por Lessing en 1778, diez años después dela muerte del autor, con el agregado de una crí t ica de las opiniones de aquél ,t i tulada Noch ein Fragment des Wolfenbuttelschen Ungenann ten), Reimarusreal izó el primer intento de explicar a Jesús, no como Hijo de Dios, ni comoprofeta o legislador, s ino como un Mesías judío. Destacó el hecho de que

1 1 J. J. Rousseau, Oeuvres Completes, París, 1846, IV, 771-2.i2 Op. cit., II, 597.

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ni Jesús ni sus discípulos describieron minen el "reino de los cielos", por lasenci l la razón de que ésta ora una concepción famil iar, ampliamente difundida entre los judíos de la época; en consecuencia, sost iene que se comprenderá mejor a Jesús a t ravés del estudio de lu l i teratura judía de su t iempo.

cobardía semejante durante el juicio y la ejecución. En un primer momentoquedaron totalmente perplejos, temiendo incluso sal i r de sus casas. Máslarde, no obstante, sus espíri tus se reanimaron, y recordaron la otra creencia

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La p resen tac ión que hace Reimarus de lu car rera do Jesús puede resumi rsecomo sigue:

El principio fundamental de la enseñanza de Jesús fue: "¡Arrepiéntete,pues el reino de los cielos está cerca!" Este l lamado le atrajo una gran cant idad de judíos que gemían bajo la t i ranía romana y creían en la venida delMesías. Jesús nunca se opuso a la Ley Mosaica; a lo sumo, subrayó el hechode que la mera observancia exterior de las leyes ceremoniales no bastabapara preparar a los hombres para el reino de los cielos, s ino que era necesario

para el lo un al to nivel ét ico de vida. Ordenó a sus discípulos que predicaranel Evangel io del Reino, no a los gent i les , s ino a "las ovejas perdidas de lacasa de Israel" ( Ma teo, 10 : 6) ; Pedro, segú n lo leemos en los Hech os de losApóstoles, dudó mucho antes de aceptar el baut ismo del gent i l Cornel io(10 y 11 ) .

Como los demás judíos, Jesús observó la Pascua sin introducir en el lacambio alguno; en general , la única diferencia entre sus enseñanzas y eljudaismo de la época consist ió en que este úl t imo continuaba esperando alMesías, mientras que Jesús pensaba que el Mesías ya había venido. Losmilagros registrados en los Evangel ios fueron curas ordinarias que los contemporáneos de Jesús consideraron milagrosas, o bien maravi l las interpoladasen la his toria con la intención de atribuir al Maestro las cosas escri tas en elAntiguo Testamento respecto de los profetas , sus obras prodigiosas y todo

lo que les acaecía. Pero los judíos, en general , no creyeron en él . Al principio,t rató de ganar seguidores enviando a sus discípulos a predicar en las ciudadesde Israel , y creyó que "no acabarían de recorrerlas todas antes de que vinierae l Hi jo de l Hombre" (Mateo , 10 :23 ) . Pero los d i sc ípu los a t ra j eron pocosprosél i tos . Decidió entonces poner a prueba su poder en Jerusalén, el centrode la vida judía.

En un comienzo logró tanto éxi to que fue aclamado con las palabras:"Hosanna, Hijo de David" (es decir, Mesías), con el resulado de que seatrevió a real izar por s í el juicio de los mercaderes del Templo. Pero inclusoen Jerusalén sus seguidores fueron pocos, y el Sanhedrín y los romanos pudieron arrestarlo y crucificarlo. Su gri to en la cruz ("Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?") demues t ra que no pensaba n i deseaba mor i r ,y que veía su muerte como el fin de toda su obra. Comprendió que Dioslo abandonaba y que no lo ayudaba a conclu i r l o que hab ía comenzado , aestablecer un reino terrenal y l iberar a su pueblo de los romanos.

Sus discípulos habían esperado su grandeza terrena, y que, en el reinopor fundar, el Mesías los designara gobernantes y príncipes. Esta creenciahabía s ido alentada por alguna sentencia de Jesús ("De cierto os digo quehay algunos de los que están aquí que no gustarán de la muerte, hasta quehayan visto al Hijo del Hombr e viniendo en su reino", Ma teo, 16: 28 ). N uncase les ocurrió que Jesús sería muerto: de otro modo no habrían mostrado una

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mesiánica judía: una esperanza espiri tual y no material , que está expuestaen el Libro de Daniel, en los Apocalipsis hebreos, en la l i teratura talmúdicay en el Diálogo con el judío Trifón de Just ino Márt i r .

Según esta idea, el Mesías debe sufri r y morir, pero finalmente se erguiráde nuevo, y esta segunda vez aparecerá en toda su gloria, estableciendo elreino de los cielos. Para que esto pareciera verdad, los discípulos robaronel cuerpo de Jesús y lo ocul taron. ' Cincuenta días más tarde —después de estet iempo, el cuerpo habría s ido i rreconocible aunque lo encontraran— difundieron el rumor de que había resuci tado y que se había mostrado vivo ante

el los. De al l í en adelante aguardaron su Segunda Venida (Parusía), en lacual establecería su reino, el sempiterno reino de los cielos. Y esta venidase t ransformó en la espera fundamental y base del cris t ianismo primit ivo,prevaleciendo sobre la enseñanza ét ica de Jesús. Al principio todos creyeronen un ráp ido re to rno , pero cuando parec ió que no hab ía n inguna perspect ivade que aquél se produjera, se lo ubicó en un t iempo posterior, después de quet ranscurr i e ran mi l años (e l Mi len io ) .

La p romesa de que esa generac ión habr í a de ver a l Hi jo de l Hombre entoda su majestad, se t ransformó en una nueva promesa: la de que Jesús volvería sólo cuando la nación de Israel l legara a su fin. "Así —dice Reimarus—gracias al arte de los comentadores, estas cosas fueron relegadas al futurolejano, pues el pueblo de Israel no murió." Como en el caso de la abol iciónde las leyes ceremoniales , esto no proviene de la enseñanza de Jesús, s ino

del hecho de que sus discípulos, completamente separados de los judíos, buscaron adherentes al cris t ianismo entre los gent i les .

Es difíci l sobrest imar la importancia de Reimarus para la mejor comprensión de los Evangel ios y de la vida de Jesús. El fue el primero que prefi rió los Evangel ios Sinópticos al Evangel io según Juan. A este úl t imo loignoró cas i comple t amen te . Fue as imismo e l p r imero que ub icó a Jesús ensu marco nacional e his tórico. Fue el primero que esclareció la act i tud "posit iva" de Jesús con respecto al judaismo, y que destacó la importancia de lasprotestas mesiánicas de Jesús en su relación con la escatología judía y laenseñanza judía sobre la vida futura y el reino de los cielos, en lugar de verlosólo como un profeta o legislador.

Finalmente, fue el primero que advirt ió de modo pleno el hecho de que

la idea mesiánica judía tenía una base doble: material y pol í t ica por unlado, y espiri tual y ét ica por el otro —la primera apocal ípt ica y la segundaprofét ica—. Pero se equivocó al atribuir a Jesús solamente el primer aspectode la idea, y a sus discípulos, después de la muerte del Maestro, solamenteel segundo. También fueron erróneas muchas de sus racional izaciones delos incidentes de los Evangel ios, racional izaciones que eran el fruto de supropio t iempo y se debían a la influencia deísta y vol teriana, y a la "i lustración" del s iglo dieciocho. En resumen, Reimarus se adelantó en muchos añosa sus contemporáneos y su influencia en la crí t ica evangél ica no se hizo

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evidente hasta la época de David Friedrich Strauss. Mucho se le debe aLessing por haber apreciado el valor de Reimarus y publicado la obra quecomentamos, a pesar de la oposición de sus amigos Moisés Mendelssohn y

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ersten Evangelien, 1796, y Von Gottes Sohn, der Welt Heiland: nach Johan-nes-Evangettum, 1797, presentó por primera vez la opinión de que los t resEvangel ios Sinópticos son palest inos e his tóricos, que describen a Jesús como

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Nicolai .Lessing contribuyó también personalmente al desarrol lo de la invest iga

ción evangél ica. En el mismo año (1778) de la publicación del l ibro deReimarus, escribió su Neue H ypoihese über die Evangelisten ais hlossemenschliche Schriftsteller betrachtet, que sólo apareció después de su muerteen 1784. Como surge del t í tulo, la tesis principal de Lessing consist ía enconsiderar los Evangel ios como escri tos de carácter his tórico y rel igioso, y noinspirados por el Espíri tu Santo. También —y esto es más importante— real izóel primer intento serio de explicar la génesis de los Evangel ios Sinópticos

y las diferencias que existen entre el los . Según Lessing, circuló en Palest ina,antes de la redacción de los Evangel ios actuales, un texto en arameo conocidocomo el "Evangel io de los nazarenos" o "de los doce apóstoles", o "de Mateo".

Este era una colección de historias cortas , ais ladas, que posteriormentesufrieron agregados y modificaciones real izados por lectores o copistas queposeían material adicional . Mateo, que como publicano y funcionario sabíaescribir, t radujo al griego este documento arameo cuando el cris t ianismo comenzó a difundirse entre los gent i les . Marcos real izó una t raducción posteriormente más condensada, y Lucas otra de est i lo griego más elegante, s iempre part iendo de la versión ut i l izada por Mateo. De acuerdo con este puntode vista, los Evangel ios Sinópticos t ienen una fuente común: un Evangel ioprimit ivo compuesto en Palest ina en idioma arameo.

Griesbach (ya mencionado como acuñador del término "sinopsis") l legó

en 1790 a la conclusión de que Marcos fue sólo un resumidor (el Epito-mador) , y que su Evangel io carece de todo va lo r i ndepend ien te , pues no esmás que una reseña de los de Mateo y Lucas.

Pero antes de esto, Koppe (Marcus non epitomator Matihaei, 1782) yStorr (Ueb er den Zweck der evangelischen Geschichte und der Briefe Johan~nis, 1786) t rataron de dem ostrar que Marco s no sólo es indepe ndiente d eMateo, s ino que en real idad fue la fuente de Mateo y de Lucas, y que estecompuesto de relatos derivados de Pedro, de quien Marcos fue uno de losprimeros discípulos. De otro modo resul ta difíci l expl icar por qué habríaomit ido tantos y tan extensos pasajes de Mateo, o agregado tan poco a Mateoy Lucas, teniendo a su disposición los relatos de Pedro.

Marcos escribió para las iglesias s i rias después de las persecuciones sufri das por la iglesia de Jerusalén; Mateo lo hizo posteriormente, en arameo,para las iglesias de Palest ina, ut i l izando como fuente a Marcos y Lucas, mientras que Lucas fue compuesto en Roma sobre la base de Marcos, pero conmaterial adicional proporcionado por un test igo ocular de Jerusalén.

Johannes Gottfried Herder, lo mismo que Reimarus, se adelantó a sut iempo. En sus dos l ibros, Vom Erloser der Menschen: nach unseren drei

13 A. Schweitzer, en Von Reimarus zu Wrede, págs. 14-25, proporciona unbuen informe y realiza una adecuada estimación de la obra de Reimarus.

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el Mesías judío y están l lenos de ideas y creencias palest inas, mientras queel Cuarto Evangel io no es tanto histórico como doctrinario, dedica más espacio a las ideas y creencias griegas, y apunta a describir a Jesús no comoMesías judío, s ino como Salvador del Mundo. Los milagros del Cuarto Evangel io t ienen sólo un valor s imbólico, como i lustración de ideas rel igiosas yfi losóficas. Fue compuesto después de los Evangel ios Sinópticos.

De los t res , Marcos es el más ant iguo. Ya hemos visto que hasta el t iempo de Herder se lo cons ideraba e l "ep í tome" de Mateo y Lucas , po rqueomite la his toria del nacimiento y muchas de las sentencias y discursos de

Jesús. Herder ridicul iza la idea de un "comité apostól ico" (apostolischeKanzlei) ocupado en resúmenes y adiciones arbi t rarias o necesarias; t rata dedemostrar que Marcos no resumió ni omit ió, s ino que Mateo y Lucas complementaron el texto part iendo de fuentes escri tas u orales . Herder consideraque Marcos es la piedra angular de todos los Evangel ios, porque presentasólo los detal les más s imples, s in ningún adorno. Las historias sobre el nacimiento que aparecen en Mateo y Lucas son adiciones que respondieron anecesidades posteriores de la Iglesia.

Del mismo modo, los tonos diversos que prevalecen en Marcos y en suscompañeros evangel is tas se explican por las necesidades de los t iempos: Marcos no habla agriamente de los judíos, puesto que en la época de la composición de su texto los cris t ianos no se habían separado de Israel . El tono deMateo es más amargo debido a que, en ese momento histórico, los judíoshabían comenzado a perseguir a los cris t ianos, y estos úl t imos se habíanconvencido de que les era imposible permanecer en el seno del judaismo.La base de los t res Evangel ios Sinópticos fue un Evangel io oral primit ivo,narrado en forma breve por los apóstoles en lengua aramea.

Part iendo de estos relatos orales , se desarrol ló primeramente Marcos, enel cual todavía resuenan las narraciones de Pedro, con pequeños cambiossobre el Evangel io arameo primit ivo; luego vino Lucas, que proporcionatodo el material adicional que había adquirido, y finalmente Mateo, que añadió cuanto consideró necesario. Siendo el Evangel io primit ivo solamente oral ,es fáci l expl icar las semejanzas y diferencias que aparecen en los Evangel iossubsistentes, puesto que sus autores no fueron historiadores en el sent idomoderno. De modo que no podemos buscar en el los la his toria desnuda, s in

adornos; son compilaciones de naturaleza rel igiosa, que t ratan de retratar elcarácter mesiánico de Jesús, y ordenar la his toria de su vida de tal modoque aparezca cumpliendo las profecías del Antiguo Testamento.

En todo esto, Herder se adelantó cincuenta años a sus contemporáneos,y abrió la senda por la que posteriormente t ransi tó Strauss. Sólo quedó algoretrasado en su act i tud con respecto a los milagros, los cuales, según él , sonparte de la fe de la Iglesia, y su verdad es imposible de examinar, pero,dentro de ciertos l ímites no puede negarse. En principio, esta opinión también se aproxima mucho a la de los mejores erudi tos modernos que, en la

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expulsión de los espír itus malignos que realizaba Jesús, ven la cura de trastornos nerviosos serios por medio de la influencia espir itual o de la "sugestión".

Aproximadamente en la misma época se e sc r ib ie ron dos "nove las" sobre la

lac iona l , de l mismo modo que los mi lagros de l Ta lmud fue ron expl icadospor M. A. Sha tzkes (1825-1898) en su Ha-Mafteaj.

Mientras tanto , en 1794 , Eichhom t ra tó de da r cuenta de la s semejanzas

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vida de Jesús , que t ienen a lguna impor tanc ia como puntos de seña lamientoen la crítica evangélica.

Kar l F r iedr ich Bahrdt (1741-1792) , ent re los años 1784 y 1792 , publ icódoce volúmenes t i tu lados Ausführung des Plans und Zwecks Jesu; y KarlHe inr ich Ventur in i (1758-1849) , durante los años 1800-1802 , e sc r ib ió susNatürliche Geschichte des grossen Propheten vori Nazareth, en cua t ro volúmenes . Ambos l ibros t ienen e l mismo propósi to : encontra r un enlace ent relos episodios aislados registrados en los Evangelios, hallar las razones de lo

que Jesús hizo y por las cuales sufrió, y explicar asimismo todos los milagrospor medios na tura le s .

En la secta de los esenios encontraron las razones y enlaces que buscaban. Ambos autores la desc r iben como una orden sec re ta , de l t ipo de laMasonería actual. Los esenios enseñaron a Jesús ciertos métodos de curaciónmediante los cua les é l obró los supuestos mi lagros , o b ien Lucas , que e ramédico, lo auxi l ió en muchos casos de muer te supuesta ; ta le s son los hechosde Jesús que los e spec tadores y d isc ípulos conside ra ron milagrosos . De l mismo modo, su re sur recc ión fue también imagina r ia : Lucas le proporc ionó drogasque lo h ic ie ron insensib le a l dolor agudo de la c ruc i f ix ión, e inmedia tamentedespués , en apa r ienc ia muer to y ya colocado en la tumba , Lucas y José deAr imatea (que también e ra e senio) o a lgunos o t ros e senios (quienes , por susvestimentas blancas, a la mujer y a los guardianes de la tumba les parecieron

ánge les) a s is t ie ron a Jesús y lo r e s tablec ie ron de l t r ance . De manera quetodos los mi lagros son expl icables por causas na tura le s , aunque hayan pa re c ido sobrena tura le s a los no in ic iados .

Este s is tema rac iona l izante de expl icac ión de los mi lagros a lcanzó supunto ext remo de desa r ro l lo en la s manos de l teólogo de He ide lbe rg , He inr ichEberha rd Paulus , en su l ibro Das Leben Jesu ais Grundlage einer reinenGeschichte der Urchristenthums (1828) . Según é l , Je sús u t i l izó drogas , obien ac tuó sobre los s is temas ne rviosos de pe r sonas menta lmente enfe rmas .La desc r ipc ión de Jesús caminando sobre la s aguas cor responde sólo a la imaginación de los discípulos: ellos lo vieron en realidad desplazarse a lo largode la p laya , pe ro , debido a la oscur idad, le s pa rec ió como un fantasma suspendido sobre la superficie del mar. En el caso de la distr ibución de cinco

panes y dos peces ent re c inco mil hombres , y de s ie te panes y unos pocospececillos entre cuatro mil hombres, los hechos verdaderos son claros: después qu e Jesús y sus d isc ípulos hubie ron rep a r t ido ent re e l pueb lo e la l imento que tenían , todo e l que l levaba consigo comida , la compar t ió a s i mismo con la mul t i tud , de modo ta l que a lcanzó pa ra todos , e inc luso sobró .

Por supuesto , aque l los a quienes r e suc i tó só lo e s taban apa rentementemuer tos ; su misma muer te tampoco fue rea l : e l lanzazo de que habla Juan(19: 34 ) s i rv ió a l propósi to de sangra r lo y ayudar a su recuperac ión. Todoslos milagros referidos en los Evangelios son, pues, susceptibles de explicación

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y dife renc ias de los Evange l ios S inópt icos como debidas a su procedenc iacomún de una fuente a ramea pr imi t iva , compuesta y e sc r i ta por uno de losapóstoles bajo la supervisión de los otros. De esa fuente provendrían los tresprimeros Evangelios actuales. Esto explica las semejanzas. Las diferencias sedeber ían a l hecho de que ese or ig ina l a rameo fue t r aduc ido a l gr iego en va r ia sve r s iones , y modif icado con muchas enmiendas , adic iones y lagunas; de e s ta sdive r sas ve r s iones provendr ían los Evange l ios S inópt icos .

F r iedr ich Schle ie rmacher , en su Ueber die Schriften des Lucas (1817) ,t r a tó de demostra r lo contra r io . Según é l , no hubo un único documentoprimitivo, sino muchos textos breves que contenían episodios o discursos sepa-rndos; estos documentos diversos fueron utilizados para la composición de losEvangelios actuales, estado de cosas que señala el prefacio de Lucas. Schleiermacher considera a Lucas el más confiable de los Sinópticos. Su hipótesisexplica tanto las diferencias como las semejanzas, y representa un paso adelante en los intentos de resolver el problema de los Sinópticos.

En sus confe renc ias sobre e l tema , pronunc iadas en 1832 , y publ icadasdespués de su muer te , en 1864 , todavía encontramos la ant igua opinión deque la v ida de Jesús se comprende me jor en e l Cuar to Evange l io , pues to queés te cont iene menos milagros ; e l autor desc r ibe a Jesús pr inc ipa lmente comofundador de una re l ig ión y redentor de l mundo.

En lo que re spec ta a los mi lagros , Schle ie rmacher osc i la ent re un rac io

nalismo avanzado y otro más primitivo; sin embargo, con su dialéctica pasapor alto las exigencias de la investigación histórica. Pero hizo progresar lacomprensión del problema de los Sinópticos, al demostrar , en las ya mencionadas conferencias, que la Logia a ramea de Mateo de la que habla Papías vno puede se r e l ac tua l Mateo, pues to que és te no consta so lamente de sentencias, y fue en su origen escrito, no en arameo, sino en griego.

Eichhom y Schle ie rmacher pos tu lan por igua l , como fuente de los Evangelios Sinópticos, a uno o más documentos escritos; Gieseler , en cambio,(Uistorisch-Kritischer Versiwh über die Entstehung und die frühesten Schick-xalc der schriftlichen Evangelien, 1818) supone como Herde r que aqué l loses tán basados en una fuente ora l : la misma pa labra £0oCYy E ^-^£a9cc i (pre dica r buenas nuevas , predica r e l Evange l io) apunta a enunc iados ora le s . Lana tura leza s imple de la lengua a ramea , tanto como la senc i l lez de los pr ime

ros cristianos y el lenguaje pintoresco utilizado por Jesús, se combinaron parafijar inmutablemente en las mentes de los primitivos seguidores los relatosapostó l icos y la s sentenc ias de l Maest ro : los cambios fue ron poco impor tantesa pesa r de l hecho de que nada había quedado esc r i to .

Gieseler apela a la literatura talmúdica, a los Vedas indostánicos y a lapoesía árabe primitiva, para demostrar la posibilidad de que los orientalescorrientes, con sus memorias frescas, preserven oralmente libros enteros. Deeste modo se conservó la primitiva tradición cristiana y, con el correr delt iempo y la convers ión de muchos gr iegos , a sumió, aproximadamente a f ines

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del s iglo primero, una forma griega; osta tradición oral s i rvió como base paralos Evangel ios actuales . De este modo, Gieseler no encuentra dificul tad alguna en explicar las semejanzas y diferencias: estas úl t imas eran inevi tables

Por otra parte, prefería a Mateo, e incluso a Lucas, en desmedro doMarcos: pensaba que la s implicidad de Marcos era art i ficial , y sus omisionesy resúmenes, tardíos. Para él , Marcos es todavía "el Epitcmador".

Strauss encontró el apoyo de uno de los más grandes crí t icos del Nuevo

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t ratándose de una t radición oral .Dav id Fr i ed r i ch St rauss (1808-1874) , cuyo Das Leben Jem (1835-1836)

marcó una nueva época en esta l ínea de invest igación, basó su obra en lasideas y estudios de Gieseler. Primeramente echó por t ierra el racional ismode Paulus, y sostuvo que las narraciones evangél icas desnudas sobre los milagros const i tuyen la más convincente prueba posible contra su consideracióncomo simples actos naturales . Entiende que las discrepancias en los Evangel ios demuestran que el los no son obras his tóricas, s ino más bien documentos histórico-rel igiosos, escri tos por hombres con una profunda fe, incapaces de describir acontecimientos reales s in que sus propios sent imientos eideas rel igiosos (y los de sus contemporáneos) colorearan sus afirmaciones.

Después de demostrar detal ladamente que en la época en que los Evangel ios fueron escri tos se creía en los milagros, concluye que debemos considerar a los relatados en los Evangel ios del mismo modo en que vemos losdescriptos en los documentos histórico-rel igiosos de griegos, romanos o judíos.Los milagros evangél icos t ienen su origen en la "fe creadora de leyendas"(mythenbüdender Glaube) de los primeros cris t ianos, y en el deseo naturalde encontrar en los hechos de Jesús el cumplimiento de las profecías de laEscri tura hebrea, y de este modo ubicarlo en un nivel más al to que el de losprofetas de Israel , demostrando que, además de poseer méri tos propios, cumplía todas las condiciones de aquél los.

De este modo, por ejemplo, podemos explicar los árboles genealógicos deMateo y Lucas , que hacen de Jesús un descend ien te de Dav id , y t ambiénla mayor parte de los detal les de su pasión y muerte.

La tentación satánica de Jesús es paralela a la tentación satánica de Job;muchas de las curaciones y milagros (incluso, según Strauss, algunas de lascuraciones pueden haber ocurrido realmente, sólo que en el las no hubo nadamilagroso) y el retorno de la muerte, const i tuyen un paralelo de los incidentessimilares que se atribuyen a El ias y Elíseo; el rostro de Jesús resplandeciente al hablar con Moisés y Elias corresponde a la descripción del AntiguoTestamento según la cual resplandecía el rostro de Moisés; Jesús asciendea los cielos porque Elias también lo hizo, sobre una l lamarada. Es posibleseñalar muchas analogías semejantes.

Según Strauss, Jesús se consideró primero como el precursor del Mesías,

y después como el Mesías real y como el "Hijo del Hombre", que establecería el reino de Israel y l levaría a los paganos al judaismo, apartando lasleyes ceremoniales . Pero real izaría estas cosas no por medios pol í t icos, comoun Mesías rey judío, s ino con la ayuda de su Padre Celest ial y de legionesde ángeles. Es imposible que durante su vida Jesús pensara también en su"muerte expiatoria" y en su resurrección y Segunda Venida, "en las nubesdel cielo", a la diestra de Dios en el reino de los cielos. Strauss rompe finalmente con la concepción del Cuarto Evangel io como documento histórico,y demuestra claramente que su interés es exclusivamente teológico.

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Tes tamento : Ferd inand Chr i s t i an Baur , fundador de l a Escuela de Tub ingay autor de Kritische Untersuchung über die kanonischen Evangelien ( 1 8 4 7 ) .Como Strauss, Baur abandonó la creencia en el carácter his tórico del cuartoEvangel io, y consideró a Marcos compuesto sobre la base de Mateo y Lucas.Pero introdujo un cri terio nuevo en la interpretación del problema de losSinópticos: fue el primero en destacar la lucha interna que, poco después dola crucifixión, se entabló entre Pedro y Pablo, entre el Apóstol de los Judíosy el Apóstol de los Genti les . Hizo notar asimismo el cisma entre el "naza-

renismo" o cris t ianismo judío (Judenchristentum) y el cristianismo no-judío(Heiden-christentum). También explicó la disputa (debida a la aceptación delcris t ianismo por samari tanos y gent i les) que surgió entre Simón Pedro, apoyado por Jacobo el hennano del Señor y los otros Apóstoles, test igos presenciales y ebioni tas nazarenos, por una parte, y Pablo y sus s impatizantes, por laotra. Esta disputa se centró en la observancia de las leyes ceremoniales , especialmente las relacionadas con la circuncisión y las comidas prohibidas.

Baur (y Schwegler. quien, en cierta medida, se ant icipó a aquél en suDas nachapostolische Zeitalter, 1846) , con e l apoyo de l a Escuela de Tub inga ,intentó explicar las diferencias de los Evangel ios Sinópticos sobre la base doesta disputa apostól ica. Según este punto de vista, Mateo, con ciertas modificaciones y adiciones, fue el Evangelio de los hebreos, al que se refieren losprimeros Padres de la Iglesia, y que representa las opiniones de los "naza

r enos" o cris t ianos judíos; Lucas sería el Evangel io extremadamente paul inode Marción (por supuesto, con ciertas modificaciones y adiciones) del quehablan Tertul iano y Epifanio; expone las opiniones y servía a las necesidadesde los cris t ianos no-judíos, especialmente los seguidores de Pablo. Marcos, encambio, tendría el carácter de un Evangel io descolorido, ubicado a mediadistancia entre los dos extremos. La Escuela de Tubinga introdujo de estemodo en el problema de los Sinópticos la presunción de un móvil del iberado:los evangel is tas no compilaron sus l ibros desprovistos de todo arriere pensée,sino que fueron teólogos con un propósi to en vista.

Gustav Volkmar, discípulo de Baur, en su Der Ursprung unserer Evangelien (1866) t ambién v io en Marcos un documento pau l ino . Lo cons ideródel mismo Marcos que conocemos como discípulo de Pedro, y como una ré

pl ica, escri ta en el 73 e. c , al Apocal ipsis de Juan, docu men to nazare no.Mateo , en su fo rma p r imi t iva (e l Pro to -Mateo) , es t aba to t a lmen te pose ídode un espíri tu nazareno; Lucas, en cambio, fue escri to para la cris t iandadpaulina, con el objeto de socavar la influencia del anterior. El Evangel io doMateo que ha l legado a nosotros sufrió modificaciones basadas en Marcosy Lucas , para es t ab lecer una t ransacc ión en t re e l nazareno y e l pau l i smo .Mateo y Lucas, uno después del otro, fueron por igual compuestos en lasp r imeras décadas de l s ig lo segundo . De modo que Volkmar t ampoco adv i r t i óe l verdadero va lo r de Marcos .

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Finalmente, ese valor fue apreciado por G. H. Weisse (Die evangelischeGeschich te, kritisch und philosophisch bearbeitet, 1838) y por C. H . Wi lke(Der Urevangelist, 1838) . En e l mi smo año , ambos au to res demos t raron queMarcos no es un "epi tomador", y que los textos que no aparecen en su

duran te l a época de l Segundo Templo , y en un per íodo pos t er io r . Aunqueno diferenció las ideas primit ivas de las más tardías , las de la Mishná y primeras baraitot como dist intas de las de los amoraím, posteriores, demostróex i tosamente que nad ie que no comprenda en p r imer lugar a l j udai smo de

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Evangelio no const i tuyen omisiones del mismo, s ino adiciones de los Evangel ios de Mateo y Lucas. Según estos dos estudiosos, Lucas se inspiró primeramente en Marcos y después en Mateo, el que, según Wilke, incluye a suvez elementos de Lucas.

Credner (Einleitung in das Neue Testamen t, 1836) y Reuss (Geschichteder Heiligen Schriften Neuen Testament, 1842) sostuvieron la teoría de quelos Evangel ios Sinópticos actuales derivan de dos fuentes: un Froto-Marcos(del que habla Papías), en el que se encontraban los fragmentos narrat ivos de

los Sinópticos, y la Logia de Mateo (a la que también se refiere Papías)de la que Mateo y Lucas tomaron los discursos de Jesús. En el Marcos actualfal tan la mayor parte de estos discursos, pero éste es el más ant iguo y original de los Evangel ios.

El paso siguiente, más riesgoso, fue dado por Bruno Bauer (1809-1882)co n Kritik der evangelischen Geschichte des Johannes (1840), y con Kritikder evangelischen Geschichte der Synoptiker (1841-1842) . Es t e au to r no só loatribuye a Juan, Mateo y Lucas una fecha posterior, s ino que incluso l legaa la conclusión de que el relato de la vida de Jesús de Marcos no contienenada de verdadero valor his tórico. En el l ímite, Bauer sost iene que todo loque se d i ce de Jesús no es más que e l p roducto de l a imag inación de l au to r . . .

Primeramente, Bauer pensó que Jesús había exist ido, aunque no se supiera realmente quién fue ni qué hizo; pero más adelante, en su Christus'

und die Casaren: der Ursprung des Christentums aus dem tomischen Grie-chentum (1877), l legó a la conclusión de que nunca exist ió tal persona:habría s ido sólo un ser imaginario, combinación del fi lósofo romano Sénecacon el filósofo judío alejandrino Filón.

Todas las experiencias de la Iglesia primit iva, las persecuciones, masacres,disputas con los judíos y especialmente con los fariseos, fueron atribuidas—dice Bauer— a una gran personal idad, que recogió en sí todas las caracterís t icas y sucesos de la his toria de los primeros años del cris t ianisnio. Además,las ideas rel igioso-fi losóficas, la ét ica exal tada de Séneca y las profundasideas rel igiosas de Fi lón (que, fusionadas, habrían sido adoptadas por laoris t iandad primit iva) fueron también atribuidas a la misma personal idadúnica. De esta fusión emergió Jesús el Mesías, Jesús el innovador rel igioso,y la corporización de un elevado ideal ét ico. . .

Bruno Bauer desplazó al cris t ianismo de su escenario judío palest ino paraubicarlo en un marco judío alejandrino y grecorromano. Por otra parte, AugustFriedrich Gfrorer (Kritische Geschichte der Urchristentums, 1831-1838) yRichard von der Alm, seudónimo de Friedrich Wilhelm Ghil lany (Theolo-gische Briefe an die Gebildeten der deutschen Nation, 1863) demos t raron e línt imo enlace que existe entre el judaismo talmúdico y las enseñanzas deJesús y sus discípulos.

Gfrorer examinó muy cuidadosamente las ideas mesiánicas del judaismo

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la época de Jesús puede entender al cris t ianismo primit ivo.También Richard von der Alm, en su segundo l ib ro , Die Urtheile heid-

nischer und füdischer Schriftsteller der vier ersten christlichen Jahrhunde rteüber Jesús und die ersten Christen (1864) recogió la mayor parte de losenunciados talmúdicos referentes a Jesús y los minim, y mucho de lo que d i ceel Toldot leshu. Trató asimismo de demostrar que la total idad del contenidoe incluso el método de las enseñanzas de Jesús, eran idént icos a los de losprimeros tanaím, y que todas sus ideas derivan del judaismo de la época, el

cual puede en tenderse so l amen te par t i endo de l Talmud y los Midrashim.Richard von der Alm fue el primero que señaló la importancia de la

expresión "Mesías hi jo de José" para la comprensión del cris t ianismo, y asimismo trató de demostrar que los judíos también reconocen a un Mesíassufriente. Insis t ió en que el reino de los cielos no tenía un carácter pol í t ico(ésta es sólo una condición t ransi toria), de modo que Jesús nunca pudo haberpensado en el empleo de medios materiales para acelerar su establecimiento.Así que nunca fue un agente dedicado a acelerar act ivamente la l legada dela época mesiánica, s ino que su misión consist ía en dar la alerta acerca delcomienzo del establecimiento del reino. Pero, al ver que el reino no l legaba,él se esforzó por apresurar su venida, mediante su muerte. Su muerte habríade expiar los pecados de aquel los que, por no arrepentirse ni real izar buenasobras, retardaban "el fin", en el mismo momento en que, según la creencia

de Jesús y sus compañeros (una secta secreta afín a la de los esenios), elreino de los cielos estaba cerca.

Este úl t imo l ibro, a pesar de su gran importancia para la comprensiónde muchos aspectos de la vida de Jesús, impresiona muy poco.

Por otra parte, la Vie de Jésus, de Ernes t Renán (1863) tuvo una inmensainfluencia, más grande quizás de la que merecía. Durante la vida del autor,entre los años 1863 y 1892, se publicaron no menos de veint i t rés ediciones dela obra, y toda una l i teratura crí t ica surgió en torno a el la.

El Papa colocó al l ibro en el Index, y la Iglesia Romana elevó oracionespara contrarrestar su influencia. Esta influencia se debió al est i lo elegantey al excelente ordenamiento que unificó los fragmentos inconexos de lo?Evangel ios, pues, después de todo, éstos no proporcionan una biografía his tó

rica consecutiva, cronológica, s ino sólo una colección de episodios suel tos. Lasinterpretaciones psicológicas que Renán diseminó a lo largo del l ibro t ienencon frecuencia mucho valor, y a veces i luminan relatos y hechos que a primera vista parecen prescindibles . Aun más importante —y esto sólo hace ell ibro digno de ser leído— es la atención dedicada a la geografía de Palest ina,en especial la verd ade ram ente poét ica descripción de Gali lea (Ren án come nzóa escribir la obra en 1861, mientras se l levaba a cabo la expedición cana-nea a l a c ima de l Monte L íbano) .

En sus otros aspectos, la Vie de Jésus no es impor t an te : s e t ra t a más de

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una novela his tórica que de una obra erudi ta. Resul ta s ignificat ivo que elautor ut i l ice el Cuarto Evangel io como documento histórico, prefiriéndoloa los Sinópticos. A Mateo lo considera la aproximación más cercana al Evangel io s i rio-caldeo promulgado por las comunidades nazarenas que huyeron

de un evangel io nazareno y eb ion i t a , mien t ras que Marcos lo h i zo de Mateo, de Lucas y de la t radición oral .

Keim fue, asimismo, el primer autor posterior a Renán y a Heinrich

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con Jacobo , e l hermano de l Señor . Marcos , que escr ib ió en Roma e l p r imerEvangel io g r i ego , par t i endo de re l a tos recog idos de Pedro , es e l p r imero denues t ros Evangel ios , y de é l par t i e ron Mateo y Lucas . E l "redacto r" de Mateoadap tó t ambién l a Logia hebrea . Lucas empleó a Marcos y a un Evangel iohebreo, pero no estaba famil iarizado con la Logia n i con nues t ro Mateo ac tua l ,que la incluye.

Así expl ica Renán el problema de los Sinópticos que, finalmente, reconoce como problema: las otras dificul tades, señaladas por Strauss, Bruno

Bauer , Wei s se y o t ros , no lo p reocupan en abso lu to . Todo era to t a lmen tesimple para él . Este bri l lante escri tor l lenó con su rica imaginación las lagunas dejadas por los evangel is tas . La resurrección de Lázaro (Juan, 11), porejemplo, no fue según Renán más que una t reta de la que los discípuloshicieron objeto a Jesús, pues ansiaban fort i ficarle la fe en s í mismo, que habíacomenzado a vaci lar (la misma explicación de Thomas Woolston, el deístaing lés ; véase l a pág . 72) .

La l i teratura talmúdica y lo que el la enseña sobre la vida judía de laépoca de Jesús eran conocidas por Renán só lo de segunda o t e rcera mano ;no obstante, la ci ta l ibremente cuando conviene a su propósi to general . Estees s in duda un l ibro hermoso y bien escri to. Jesús es presentado como unliberal , un poeta-fi lósofo, estrechamente afín a los racional is tas centro-europeosde l a década de 1860. La obra p rodu jo una inmensa impres ión en su t i empo ,mucho mayor que l a que susc i tó l a Vida de Jesús de Strauss, que había s idoel maes t ro de Renán y lo superaba enormemente en p ro fund idad y conoci mien tos .

Siguiendo los pasos del autor francés, aparecieron muchas "vidas deJesús desde e l pun to de v i s t a l i bera l " (como l as l l amaba Alber t Schwei t zer ) .La p r imera fue l a de l p rop io Dav id Fr i ed r i ch St rauss , con su Das LebenJesu, für das deutsche Volk bearb eitet (1864) . Todas es t as "v idas" t i enenalgo en común: t ra t an de p resen tar an te e l l ec to r moderno a un Jesús modernista, porque el Jesús histórico resul taba demasiado extraño para la super-cu l tu ra de l a época . Es t aba demas iado p róx imo a l as i deas jud ías de l t i empodel Segundo Templo .

Pero l a g ran obra (g rande en ex tens ión y ca l idad por igual ) de Theodor

Keim, Die Geschichte Jesu von Nazara (1867-1873) , es a lgo d i s t in t a . Aunque"l iberal", el autor describe con considerable habi l idad a Jesús el Mesías,Jesús el judío. Keim estaba famil iarizado con la his toria y la l i teratura judíasdel per íodo de l Segundo Templo y de una época pos t er io r (aunque su in fo r mación no era s i empre de p r imera mano) . De modo que en toda ocas iónv io en Jesús a l j ud ío . Cons ideraba que e l Cuar to Evangel io era t a rd ío y noh i s tó r i co , pero p ref i r ió Mateo a Marcos , mien t ras que , en su op in ión , Pap íasse refirió al Evangel io de Mateo (no escri to en griego sino en hebreo), y nos implemente a una co lecc ión de discursos ordenados por Mateo . Lucas par t ió

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Ju l ius Hol t zmann (véase más adelan te) que adv i r t i ó dos e t apas en l a car rerade Jesús: el período de éxi to (lo l lama "la Primavera Gali lea")- y el período de fracaso. Advirt ió también un desarrol lo gradual de la concienciade Jesús: primeramente, el reino de los cielos le parecía un hecho del futuro,como lo era para Juan e l Bau t i s t a ; después comenzó a sen t i r cada vez másque é l mi smo era e l Mes ías , i dea es t a que , aunque re t en iendo a lgunos de susrasgos materiales judíos, fue desde el principio principalmente espiri tual . EnCesárea de Fi l ipo, Simón Pedro lo reconoció como Mesías, s in que Jesús

lo desaprobara . Como Mes ías a t ravesó Jesús l as puer t as de Jerusa l én .Posteriormente, a medida que decrecía su éxi to popular, sus ideales me-siánicos se hicieron más espiri tuales , de modo que en el momento del juiciocons ideraba que "su re ino no era de es t e mundo". Keim descr ibe c l aramen telas etapas de esta evolución.

Heinrich Jul ius Holtzmann, en su Die synoptischen Evangelien ( 1 8 6 3 )explica el mismo desarrol lo con mayor detal le. Encuentra s iete etapas en elministerio gal i leo de Jesús, durante el período de éxi to, primero grande, ygradualmente disminuido. Sólo esta fal ta de éxi to just i fica que se decidieraa marchar a Jerusa l én , a p robar su fo r tuna . Hab iendo f racasado en susesfuerzos por atraerse al pueblo judío, debido a su renuencia a especularcon la espera de un Mesías pol í t ico, no vio otra sal ida que i r a Jerusalén yser ajust iciado.

Según l a op in ión de Hol t zmann , Jesús en n ingún momento tuvo en men teun reino mesiánico, s ino sólo un cambio interior en la conciencia moral yrel igiosa. En cuanto a su propia resurrección corporal y a su Segunda Venidacomo Hijo del Hombre, "en las nubes del cielo", para heredar el reino establecido en la t ierra; él nunca soñó nada de esto. Holtzmann sost iene la prioridad de Marco s, y tambié n la "hipótesis de las dos fuentes" (la teoría d eu n Urmarkus como fuente de los relatos de los t res Sinópticos, y la Logiacomo fuente de los discursos de Mateo y Lucas). Esta hipótesis es en laactual idad aceptada por la mayor parte de los erudi tos, y const i tuye la basegeneral de la l i teratura referente al problema de los Sinópticos, aunqueHol t zmann mismo pos ter io rmen te l a rechazó en favor de una h ipó tes i s adelantada por Simons en su Hat der dritte Evangeüst den kanonischen Matthdusbenutztp (1880) , a f i rmando que no hay neces idad de suponer un Urmarkus,y que Lucas u t i l i zó a Mateo .

Debemos mencionar t ambién l as ex tensas obras de Bernhard Weis s (1882)y Wi l iba ld Beysch lag (1885-1886) que han encon t rado muchos l ec to res . Laprimera representa un compromiso dialéct ico entre la concepción cient íficade Jesús y el enfoque rel igioso del "Cristo". La segunda combina las narraciones de los Sinópticos con el Cuarto Evangel io; el resul tado no es de ningúnmodo recomendab le . Como Keim y Hol t zmann , Beysch lag t ambién observavarias etapas en la vida de Jesús. Según él , hay t res períodos. Primero, Jesúspensó que el reino de los cielos pertenecía al futuro, y su prédica tendió a

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acelerar su venida. El pueblo fue exi tado por esta doctrina, y Jesús se incl inóa creer que el reino ya había l legado. Pero, finalmente, ocurrió el fracaso,y Jesús t ransfirió la l legada del reino de los cielos a un t iempo posterior a su

Así , después de una duda temporaria, murió por propia voluntad enbeneficio del pueblo, esperando retornar a la vida y aparecer "en las nubesdel cielo", como "Hijo del Hombre" (es decir, como Mesías espiri tual) sentado a la diestra del "Anciano de días". Anticipó que esto ocurriría durante

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muerte. Beyschlag subraya así la importancia del factor escatológico en lavida de Jesús.

Después de l a década de l ochen ta (de l s ig lo pasado) , encon t ramos menos l ibios sobre crí t ica general de los Evangel ios y acerca de la vida deJesús, pero aumentó el número de estudios especiales sobre problemas ais lados . Trataremos más adelante la cuest ión del idioma que empleó Jesús, yla del lenguaje en que fue escri to el Evangel io primit ivo.

Weiffenbach, en su Der Wiederkunftsgedanke Jesu (1873) t ra tó de esc l arecer la cuest ión de la Segunda Venida o Parusía. Este autor intentó di lucidar s i Jesús mismo esperaba volver a la vida y revelarse al mundo, promet iendo esto a sus discípulos, o s i esta expectat iva surgió entre estos úl t imosmás tarde —después de la crucifixión y muerte— cuando les resul tó imposibleadmi t i r l a i dea de que e l Maes t ro hub iera desaparec ido de l mundo , en especial en vista del hecho de que la creencia en la resurrección estaba ampliamente difundida en la Judea de la época. Weiffenbach se incl ina a creer queJesús mismo fue responsable de esa promesa, pues de otro modo no encontramos asociación ninguna entre la escatología cris t iana y la judía.

Wilhelm Baldensperger, en su Das Selbstbewusstsein Jesu in Lichte dermessianischen Hoffnungen seiner Zeit ( 1 8 8 8 ) , 1 4 un l ib ro no tab lemente b i en

in fo rmado acerca de l a l i t e ra tu ra jud ía de l per íodo de l Segundo Templo yposterior, intentó probar que, en su propia conciencia, Jesús era el Mesíasen el sent ido de "Hijo del Hombre", tal como esta expresión aparece en elLibro de Daniel y en las Similitudes de Henoch (37-71 ) , s in , po r supues to ,proyecto pol í t ico de ninguna clase, s ino sólo con un sent ido espiri tual ; a el lo,además , añad ía un nuevo con ten ido é t i co y re l ig ioso .

Johannes Weis s , en su Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes (1892; hayuna edición ampliada de 1900) explica la gran importancia de la escatologíaen la vida, la conciencia y las enseñanzas de Jesús. Weiss demostró quégravemente mal interpretada ha s ido la doctrina de Jesús, debido a las nuevas ideas de los teólogos modernos, y cómo, en consecuencia, ya no reconocemos al verdadero Jesús, al Jesús histórico, el cual , al principio, no fuemaestro, ni innovador rel igioso, ni tampoco fundador del reino de los cielos,

n i verdaderamente Mes ías , s ino un hombre que p red icó l a ven ida de l re ino ydel Mesías. Sólo cuando se hubo convencido de que el reino aún no estabacerca y de que e l pueb lo no se a r repen t í a , comenzó a comprender que é lmismo deb ía asumi r e l papel de Mes ías , y que su muer t e deb ía reemplazaral arrepentimiento —que él debía expiar con la entrega de su vida los pecados del pueblo—.

14 En la 3* ed.( 1903, la sección dedicada a nuestro tema se titula Die mes-sianisch-apocdyptischen Hoffnungen des Judentums.

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la vida de la generación a la que había predicado. A continuación tendríalugar el "día del Juicio", según la creencia corriente. Todo esto habría deocurrir por la gracia de Dios, y no por la fuerza ni por la ayuda humana.Pues el reino de los cielos es enteramente espiri tual : "Los justos reposaráncon diademas en la cabeza, gozando el esplendor de la divina presencia." ls

La misma cuest ión de s i la conciencia de Jesús funcionó o no siguiendoestos l incamientos escatológicos, fue t ratada, desde puntos de vista opuestos,p o r W . W r e d e (Das Messiasgeheimniss in den Evangelien, zugleich ein

Beitrag zum Verstándness des Marcus-evangelium s, 1901) y Albert Schweit-ze r (Das Messianitüts und Leidensgeheimniss: eine Skizze des Lébens Jesu ,Das Abendma hl im Zusarnmenha ng mit dem Leben Jesu und der Geschichtedes Urchristentutns, 1 9 0 1 ) .

Wrede pone una vez más en duda la original idad de Marcos: sost iene quetambién este Evangel io fue el resul tado de la convicción rel igiosa de la Iglesiaprimit iva, que no podía seguir sosteniendo el mesiazgo de un Jesús crucifi cado. Afirma asimismo que Marcos, tanto como los otros Evangel ios, no esun documento histórico en el que los acontecimientos registrados se encuentren en un orden lógico y cronológico, sino una colección de episodios conuna tardía coloración mesiánica.

En real idad, Jesús no fue un Mesías s ino un Rab, un maestro gal i leo,combinación de predicador y profeta. Instruyó a quienes lo seguían, especialmente a sus discípulos, y real izó milagros (de modo principal expulsandoespíri tus malignos): seguía así la costumbre de la mayoría de los grandeshombres de la época. Josefo registra milagros asociados a todo hombre destacado, y lo propio hace el Talmud a propósi to de Onías el "hacedor decírculos", y otros. En su doctrina, Jesús se esforzó por subrayar la importanciainterior de las leyes de la Escritura, con respecto a las cuales las leyes ceremoniales eran sólo un manto.

En consecuencia, se opuso a la mayoría de los fariseos y sus seguidores,que hacían del acto exterior el objeto principal , y de la intención subyacentesólo una cuest ión secundaria. No rechazó siquiera a publícanos y pecadores;le bastaba con encontrar en el los fe y peni tencia profundas. Esto susci tó laindignación de los fariseos y l íderes judíos; cuando fue a Jerusalén a predicar

lo mismo, lo arrestaron y condenaron a muerte.La sentencia fue ejecutada por los romanos, que se oponían a todo judío

que adquiriera influencia sobre las masas, temerosos de que este poder fueraut i l izado para minar el de el los . Hasta después de la crucifixión y de quehubieran percibido la existencia de un secreto en la vida y conducta deJesús, los discípulos no explicaron este secreto mediante protestas mesiánicas.

El l ibro Die evangelisiche Geschichte un d der Ursprung des Christentums

i 6 Ber. 17a.

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(1893), de Wilhelm Brandt, publicado ocho años antes de la obra de Wrede,sigue en gran medida la misma línea de pensamiento. La única diferenciaconsiste en que Brandt supone que la conciencia mesiánica se desarrolló apartir de la simple "conciencia de Rab", después de que Jesús, el maestro

negativa con respecto a todo lo concerniente a la vida terrenal que lo rodeaba,a la familia, la propiedad y el Estado; sus enseñanzas constituían sólo una

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y reformador, fue a Jerusalén.

Las primeras dos décadas del siglo veinte señalan un cambio notable,no tanto en el estudio de los Evangelios como en las investigaciones sobreel carácter y la doctrina de Jesús y, especialmente, en el análisis de suambiente judío. Ya no encontramos retratos de un Jesús "humilde y apacible","liberal", "romántico", o desconectado del judaismo y de Palestina.

El primer y más enérgico esfuerzo por cambiar nuestra concepción delcarácter espiritual de Jesús fue realizado por Albert Schweitzer con DasMessianitáts und Leidensgeheimniss (1901) y Von Reimarus zu Wrede (1906),(págs. 348-395). Como Johannes Weiss, Schweitzer se rebela contra las interpretaciones modernistas de Jesús, y destaca la importancia de la escatologíapara la mejor comprensión de la conciencia mesiánica de aquél: este autorentiende que la escatología explica todo lo que Jesús dijo o hizo, de l principioal fin. Para demostrarlo, Schweitzer parte, no sólo de Marcos, sino, cuandoes necesario, también de Mateo, puesto que Marcos, como lo demostró Wrede,sufrió la influencia de las ideas de la Iglesia Cristiana surgidas después de l a

época de Jesús.Según Schweitzer, Jesús no fue un Weltbejaher sino un WeUverneiner:

se disoció por completo de la vida y civilización de su mundo. Su doctrinatendía solamente a preparar al pueblo para hacer frente al futuro, al reinode los cielos que, según él lo interpretó, significaba la vida por venir. Enconsecuencia, envió a sus discípulos a emplazar a la nación a que se arrepintiera. Pero su prédica tuvo una repercusión insignificante, los "tormentos delMesías" (las pruebas y sufrimientos que debía padecer el mundo antes <Je

la venida del Mesías — d px n ¿)5ívcov—) dilataron su llegada, y el " día deljuicio" (que habría de anunciar la redención final) no fue aproximado por lainexistente penitencia nacional. Entonces Jesús comprendió que debía contarsólo consigo mismo, y a través de su sufrimiento y muerte, la muerte delpropio Mesías, acercar los "tormentos del Mesías" y el día del juicio. Desdeel mismo principio de su carrera, es decir, desde su bautismo por JuanJesús se consideró el Mesías en sentido escatológico, "Hijo del Hombre" en

sentido espiritual, destinado a venir en el futuro.En Cesárea, Filipo obtuvo de Simón Pedro una confirmación de su me-siazgo; este acontecimiento es el punto central de su vida. Los hechos deGalilea prepararon su resolución de marchar a Jerusalén, lo condujeron a ella;intentaba, por medio de la muerte del Mesías, acelerar la venida del reino,la resurrección del Hijo del Hombre y su aparición a la diestra de Dios,"en las nubes del cielo", en toda su pompa y gloria; todo esto habría deocurrir durante la vida de sus discípulos.

De modo que lo peculiar de la doctrina moral de Jesús era una actitud

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Interimsethik, un código moral aplicable sólo durante un breve período intermedio entre el "mundo presente" y el mundo por venir (los "días delMesías"), en el que la familia, el Estado y la propiedad dejarían de tenervalor. Así que Jesús, según Schweitzer, fue y no dejó de ser una personalidad histórica, aunque también mística, ligado casi totalmente a las creencias de su pueblo, de su tiempo y de su país, y no un "modernista" o"liberal".

Muy diferentes son las opiniones de Wilhelm Bousset. En sus dos libros,

Jesu Predigt in ihrem Gegensatz zum Judentum (1892) y Die Religión desJudentums in neutestamentlichen Zeitalter (1903), intentó demostrar la presencia de dos corrientes de pensamiento judío en la época de Jesús: una material, política, nacional y particularista, incapaz de elevarse a un universalismo y una espiritualidad verdaderos; la otra era más espiritual, universaly profunda.

El propósito final de Jesús no consistía en alentar el nacionalismo y elseparatismo, sino la idea de que los hombres son "hijos de Dios". De allíprovino su alegría de vivir: se sentía en una fiesta prolongada; la proximidaddel reino de los cielos lo llenaba de gozo. Se veía a sí mismo como a undesposado, de modo que nunca ayunó (cosa que hacían los discípulos de Juany los fariseos) sino que compartía expansiones a tal extremo que los fariseoslo consideraron "un glotón y bebedor de vino" ((páyoc; KOCI otvOTtóxr|c;).

Jesús sintió que era el Mesías, y creyó que el reino de los cielos ya habíacomenzado. En consecuencia, no podía desempeñar el papel de n azareno, ascético y recluso: todo lo que dicen los Evangelios sobre las visiones terriblesde su fin y del fin del mundo son productos de la imaginación de una épocaposterior. El se desprendió de los últimos restos de nacionalismo y exclusivismo judío; consecuentemente —sin hacer de esto una nueva doctrina— abolió las leyes ceremoniales que habían estereotipado este nacionalismo y exclusivismo.

En ese sentido, las ideas mesiánicas de Jesús se aproximaban a las dela mayoría de los profetas antiguos: las del "humilde y dócil" de los Salmos,las de los Salmos de Salomón, las del Libro de Henoch, las del Apocalipsisde Baruch y las del Cuarto Esdras. Así, según Bousset, Jesús perfeccionó aljudaismo al elevarse por encima de él, es decir, por sobre las opiniones dela mayoría de los judíos, de los líderes, escritores y guías espirituales de lanación. Además, Jesús no fue un Weltverneiner sino un Weltbejaher, puestoque asumió una actitud positiva con respecto al mundo —ese mundo quecon él y a través de él entrab a en una nueva época, la del reino de los cielos—."Los Evangelios desarrollan tendencias ocultas del Antiguo Testamento, peroprotestan contra las ideas prevalecientes del judaismo."

Hubo en Jesús un fuerte antagonismo hacia el judaismo farisaico deltiempo. Esta es la conclusión de Bousset en su primer libro. Pero en el segundo (pág. 52) admite que "se había equivocado al subrayar tan enérgicamente la antítesis entre la piedad judía y las enseñanzas de los Evangelios".

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Y en su exce lente compendio Jesús (Re l ig ionsgesch: Volksbücher , comp. porF . M. Schie le , Tubinga , 1907) r econoc ió e l ca rác te r ext remis ta de la doc t r ina é t ica de Jesús , tanto como la base h is tór ica e senc ia lmente Judía de su

a los hombres a hace r la voluntad de Dios . Pa ra Jesús , como pa ra los judíosen general, la voluntad de Dios se encuentra en la Ley y en las otras Escrituras canónicas" (pág. 113) .

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ca r re ra .Ju l ius Wel lhausen, en su Israelitische und Jüdische Geschichte ( 1 8 9 4 )

dedicó e l capí tu lo f ina l a los Evange l ios . Wel lhausen osc i la ent re un Jesúsconse rvador y o t ro des t ruc tor de l juda ismo. Este capí tu lo suf r ió modif ica c iones de una edic ión a o t ra. En la cua r ta edic ión (Ber l ín , 190 1, págs . 389 -390 , n . 1 ) todavía se ins is te en que Jesús no in t rodujo nada nuevo, y que"Miqueas 6 : 6-8 y los Sa lmos 73 : 23-28, nos da n e l Evange l io comple to" .En la quinta edic ión es ta s pa labras fue ron denunc iadas pe ro , aun as í , se con

t inúa admit iendo que la doc tr ina fa r isa ica inc lu ía to ta lmente a la de Jesús :"La doctr ina farisaica contiene todo, y mucho más" ( la s bas ta rdi l la s son deW e l l h a u s e n : "TZKÉOV r\[i\.ou TZCCVXÓC,", la mi tad es mayor que e l todo) .

"La or ig ina l idad de Jesús r adicó en su pe rcepc ión de lo que e ra ve rda de ro y durable en una masa confusa ( la de l juda ismo fa r isa ico) , y sobrees to ha de ponerse e l mayor énfas is" (5 ? ed. , pág . 390 , n . ,1 ) . En la sépt imay úl t ima edic ión, también es ta s pa labras son rec t i f icadas , y en una nota de lú l t imo capí tu lo , "Das Evange l ium", en la página 358, leemos: "He de jadoes te capí tu lo como es tá , aunque sólo e s toy de acue rdo con pa r te de lo queaquí se d ice ."

En ese capí tu lo encontramos que Jesús "no deseó cambios radica les , n it r a s t rocó nada , n i e s tablec ió n ingún nuevo fundamento" (Kein Woller, keinUmstürzer und Gründer, pág. 366) ; "é l no pensó en absoluto en aba t i r a la

Iglesia Judía y colocar la Cristiana en su lugar" (pág. 366); "su ministeriotuvo que ve r pr imar iamente con la ins t rucc ión" (pág. 360 ) , y "como losfa r iseos , basó su doc tr ina en e l Ant iguo Testamento y no negó a l juda ismo"(pág. 360); "sus discursos no eran los tempestuosos discursos de los profetas,s ino como los de un sabio judío a l que e ra pos ib le e scuchar apac ib lemente .Sólo expresó lo que todo espír i tu honesto seguramente sent ía . Lo que dec íano era sobrecogedor, sino llano y explícito; según su convicción íntima, set ra taba d e lo mismo que a f i rmaban la Ley de Moisés y los profe ta s" (pág. 367) .

Pero, a pesar de esto, Jesús fue la antítesis del judaismo: elevó las enseñanzas acerca de las leyes ceremoniales al nivel de una doctr ina ética, ydesde este alto punto de partida ético, los ideales políticos y materiales de losjudíos pe rdie ron su impor tanc ia . La humanidad como un todo (y no la na c ión) pasó a se r e l centro de l pensamiento re l ig ioso y de l "mundo por venir " .

La doctr ina de Jesús se opuso entonces no sólo al judaismo farisaico, sinotambién a l de la Esc r i tura : e s , en consecuenc ia , la negac ión de l juda ismo.

De 1903 a 1905 , Wel lhausen se dedicó a la c r í t ica de los Evange l iosSinópticos, sobre cada uno de los cuales escribió un libro separado. Resumiólos resultados de su trabajo (que no encontró el mismo apoyo total de loses tudiosos que habían merec ido sus obras sobre e l Ant iguo Testamento , delas que provien e la mayor pa r te d e su fama) en Einleitung in die drei erstenEvongelien (1905) . Al l í encontramos una conc lus ión notable y sagaz : "Jesúsno fue un c r is t iano, s ino un judío . No proc lamó una nueva fe , s ino que enseñó

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Pero, en cambio , ins t ruyó sobre un nuevo mode lo de cumpl i r la voluntaddivina, y se opuso a los fariseos que, en su opinión, sofocaban la fe con susexcesos y su exagerado respeto por las leyes ceremoniales. Así abatió involuntariamente la fe judía, aunque nunca se rebeló a sabiendas contra ella . Delmismo modo des t ruyó la nac iona l idad judía , pues to que no d io impor tanc iaal Temp lo ni al sistema de sacrif icios (¡y est o, segú n Wellha usen , constit uye lanac iona l idad judía ! ) , a pesa r de que quiso pe rmanece r y e fec t ivamente pe r manec ió en e l seno de l juda ismo (págs . 113-115) .

Hasta la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo, Jesús, como cualquierotro gran fariseo, fue simplemente un maestro (pág. 94); hasta después deesta confesión no se vio a sí mismo como el Mesías, e incluso entonces noasumió este título. Como Mesías, quiso reformar el judaismo por medio dela piedad personal, y restituir le el carácter original que tenía en la Escritura,pero nunca soñó con revivir el reinado de la Casa de David, ni anticipó sumuer te inopor tuna n i su re sur recc ión como "Hijo de l Hombre" .

En esta crítica de los Evangelios, Wellhausen demuestra minuciosamenteque todos los Sinópticos provienen de una fuente aramea oral, y quizás también de una escrita (pág. 35). El primero de los Sinópticos fue Marcos.Mateo y Lucas se basaron en el Marcos actual, y no en una fuente anterior ,pero también tomaron elementos de una segunda fuente, algo posterior ( llamada "Q") que contenía muchas sentenc ias de Jesús (Logia ) , pe ro no se

limitaba a discursos. Mateo es posterior a Marcos, pero anterior a Lucas, queya se orienta en el sentido del Cuarto Evangelio (pág. 65). Marcos y Mateofueron escritos en Palestina; Lucas, en cambio, no. Marcos fue compuestoantes de la Destrucción del Segundo Templo; los fragmentos que aparentemente se refieren a la Destrucción son adiciones ulteriores; Mateo y Lucasdatan de después de la Destrucción, y corporizan tendencias y creenciascaracterísticas de la Iglesia Cristiana primitiva. Los Evangelios no constituyenun material adecuado o conveniente para la biografía sistemática, puesto quedesatienden el orden cronológico y contienen ideas posteriores.

En la descripción que Wellhausen hace de las relaciones de Jesús con eljudaismo, hay mucha indecisión y ambigüedad. Pero su enfática afirmaciónde que "Jesús no fue un cristiano sino un judío" no pierde su fuerza, a pesa r de lo que añade pa ra debi l i ta r la impres ión qu e produ ce . Nun ca antes un

enunciado semejante escapó de la pluma de un erudito cristiano, ¡y de unerudito y enemigo tal de los judíos y del judaismo como lo era Wellhausen!

El más famoso libro de Adolf Hamack, Das Wesen des Christentums,fue publicado en 1900, poco después de la aparición de la última obra deWellhausen. En él, el judío histórico Jesús desaparece por completo: prácticamente a cada una de las palabras que pronunció se le atr ibuye ur. interéshumanitario permanente y universal. Los rasgos mesiánicos son suprimidos,y al judaismo, en su condición de ambiente de Jesús, no se le reconoce casin inguna impor tanc ia : Je sús surgió independientemente y tan remontado sobre

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el |uiliil*mo do In ópoou que ¿ito no alcanza a tocarlo. No es casual queHurimclc dediquo su úl t imo Hbro a uno de los primeros cris t ianos más extremadamente opues tos a l j udai smo: Marc ión (Marcion, 1921) . E l J esús deHarnack es al mismo t iempo modernista y fi lósofo; es el Jesús de la Alemania

un bien al asesinarlo por odio. En este sent ido, Jesús fue para Nietzsche "elmás in t eresan te de los decaden tes" . Es t e au to r en tend ía por "decadencia" l anegación total de la vida, una vida cuyo dest ino era permanecer en contactocon la naturaleza, desarrol larse en su seno y seguirla en todos los aspectos,

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l iberal y ant i judía de principios del s iglo veinte.¡Los extremos se tocan! El fi lósofo Edward von Hartmann, en su Da s

Christentum des Netten Testaments (1905) se opone a esta interpretaciónmodernista de Jesús, y lo retrata en su aspecto primit ivo. Este l ibro es unaedición nueva y revisada de Briefe über die christliche Religión ( 1 8 71 ) , q u evon Har tmann hab ía pub l i cado con e l s eudón imo de Mül l er .

Con t rar i amen te a lo que pensaban Harnack y su escuela , para von Har t mann, Jesús es un verdadero judío, un semita con todos los defectos de lossemitas . Era un "fanát ico t ranquilo" que odiaba al mundo, su vida y civi l i zación, y despreciaba el t rabajo, la propiedad y la famil ia; su doctrina esfundamenta lmen te p l ebeya (grundplebejischer Natur); aborrecía a los individuos de posición elevada, a los ricos, a aquel los que habían adquirido posesiones por su propio esfuerzo, y también a las personas intelectualmente destacadas. ¡Y todo esto se atribuye a Jesús porque era judío y semital VonHartmann reconoce que "el inst into famil iar y la devoción a la famil ia son unode los mejores rasgos del carácter judío ordinario", y esto le fal taba porcompleto a Jesús. Pero el defecto básico de Jesús fue su semit ismo.

El más l iberal de los arios nunca podrá l legar a un acuerdo con el semitay judío Jesús, ni t ransar con el rechazo de que el cris t ianismo hace objetoa las cosas de la vida cot idiana; tal rechazo (según tales crí t icas erróneamente

suponen) es una caracterís t ica judía.

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Edward von Har tmann fue d i sc ípu lo de Schopenhauer , cuyo s i s t ema defendió y continuó. Friedrich Nietzsche también fue discípulo de Schopenhauer , pero se t rans fo rmó en su mayor oponen te . No obs t an te , Har tmann yNietzsche concuerdan en sus ideas sobre Jesús. El Anticristo de Nie t zschedestaca el alejamiento de Jesús con respecto a la vida diaria v a los hechosde la existencia: "Jesús no conocía la cul tura ni s iquiera de oídas, no sent íaninguna necesidad de oponerse a el la, no la discut ía"; es decir, que ni s iquieraadoptaba una act i tud negat iva con respecto a la cul tura, puesto que ésta noexist ía en absoluto para él .

"Lo mismo ocurrió con respecto al Estado, el orden civi l , la sociedad, elt rabajo y la guerra; nunca tuvo razones para negar al mundo, pues no comprendió la existencia del 'mundo' en su connotación eclesiást ica." Para él sólo

exist ía el cielo y la vida futura. "Murió como había vivido y enseñado, nopara 'redimir a la humanidad', s ino para mostrar cómo debería vivirse", puespara él la verdadera vida era la muerte.

Por el lo fue a su encuentro voluntariamente; la deseó y buscó en Jeru-salén. Por el lo no se defendió en el juicio ni clamó por la just icia que susjueces l e negaban . Los amó porque lo od iaban y mataban . Pues l e hac ían

18 Sobre el "Jesús germano", véanse los excelentes comentarios de Schweitzeren Von Reimarus zu Wrede, págs. 305-310, 400.

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de modo que en el futuro surgiera el "león riente", la "best ia rubia", queequ ivald r í a a l "superhombre".

Según Nietzsche, también los Evangel ios representan la decadencia, encontraste con la Escri tura Hebrea de la que habla con una veneración que noaparece en ningún otro autor: "¡Gloria y honor al Antiguo Testamento! All íencontramos grandes hombres, un ambiente de héroes, y —lo que es lo másraro de la t ierra— la incomparable s implicidad del corazón fuerte; más aún:encon t ramos una nación. Por o t ra par t e , en e l Nuevo Tes t amen to no hay más

que mezquinos procedimientos part idis tas , ' rococó' del espíri tu, niños mimados , floreos, una atmósfera de encuentros secretos, un sabor ocasional inolvidable de dulzura bucólica pecul iar de la época (y también del Es t ado romano) que no es tanto judío como helenista. Yuxtaposición de mansedumbrey orgullo, chachara sent imental casi ensordecedora; anhelos insignificantes enlugar de pasiones; un fat igante juego de muecas. Claramente tenemos aquíuna total ausencia de educación sana. ¡Cómo pueden los mundos ser agitados por baldones mezquinos, como lo fueron por estos pequeños muñecos!I Una me ra cria tura no les prestaría atención, m uch o menos Dios! Y, finalmente, todos estos pequeños aldeanos ¡esperan incluso una 'corona de vidae terna ' ! ¿Por qué? Ser ía d if íc i l tener menos hum i ld ad . . . E l Nuevo Tes t amento provoca el disgusto de las personas más viri les; presenta la tontería,las inquietudes y problemas de holgazanes de la cal le como si la esenciade las esencias (Dios) tuviera que cuidarse de tales cosas; no se cansa niaburre de arrastrar al mismo Dios al seno de las preocupaciones miserablesen que estas gentes están hundidas." 17

En cambio, "en el Antiguo Testamento judío, el l ibro de la just icia divina,hay hombres, hechos y discursos de una escala tan magnifícente que excedena los de las l i teraturas griega e hindú. Nos infunden temor y reverencia estasrel iquias t i tánicas de lo que el hom bre fue en u n t iempo, y nos afl ige pensa ren Asia y Europa, esta pequeña excrecencia tan confiada en que, comparadacon aquél la, representa el progreso humano.

"Por cierto, quien en sí mismo es sólo un animal domést ico, con no másnecesidad es qu e las de un animal domést ico (com o nuestros intelectuales dehoy, y los adherentes al cris t ianismo ' i lustrado') no se sent irán espantados ni

siquiera angust iados por estas ruinas (el cri terio es su apreciación de lo queconst i tuye la 'grandeza' y la 'pequenez' del Antiguo Testamento); tales hombres prefieren el Nuevo Testamento, ese l ibro de la ' ternura' (que contienemucho del vaho real , insípido, must io, de los hermanos beatos y de las mentespequeñas ) . Tomar es t e Nuevo Tes t amen to , de gus to t an en teramente ' rococó ' ,y unirlo art i ficialmente al Antiguo Testamento, haciendo de ambos una sola

17 F. Nietzsche, Zur Genealogie der Moral, Werke, Leipzig, 1902, VII, 462-3.

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Biblia, es quizás el mayor acto de desfachatez y el peor t ipo de 'pecado contra el Espíri tu Santo ' que la Europa l i teraria carga sobre su conciencia." 18

León Tolstoi es la ant í tesis absoluta de Nietzsche. Pero aun así , el Jesúsde Tolstoi , un Jesús "anarquista espiri tual", no está tan lejos del de Nietzsche.

en otro anterior, Jesús ais Volksmann (1894) , en e l que hab ló de Jesús comosalvador de los pobres. Esta obra forma parte de una serie dedicada al "Jesússocial is ta" (Lublinski , Lozinski , Kautsky y otros). No es necesario detenerseen estos volúmenes, puesto que el los carecen de bases cient íficas, y sus

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Uno y o t ro adop tan una ac t i t ud comple t amen te negat iva con respecto a l Es tado y la sociedad, con la única diferencia de que el de Tolstoi lo hace, noporque las ignore, s ino porque el las son innecesarias "en el reino de los cielos que está en nosotros".

El Jesús tols toiano no se resis te ni aun en defensa propia, ni exige la just icia que se le niega, ni t rata de elevar el nivel cul tural ; además le ordenaal hombre que "no se oponga a n inguna maldad med ian te l a v io l encia" . Perotodo esto, que Nietzsche ridicul iza, es propuesto por Tolstoi como objeto de

admi rac ión . Lo que no puede lograrse por med io de l a cultura, que no hacemás que aumentar el egot ismo del mundo, puede conseguirse por el amor alsemejante: las otras cosas sólo pueden dañar, y nunca ayudar.

El Jesús de Tolstoi , más aún que el de Nietzsche, no es el resul tado deuna invest igación, s ino que ha s ido "hecho a imagen de su creador". Y delmismo modo que Nietzsche, Tolstoi se basa en el Jesús del Cuarto Evangel ioy no en el de los Sinópticos, puesto que aquel Evangel io es más abstracto yespiri tual , y menos profuso en milagros y descripciones sobre las flaquezashumanas de Jesús. Para Tolstoi , los milagros de los Evangel ios son sólo parábolas y s ímbolos, y la concepción de Dios que Jesús tenía, combinaba el panteísmo con la fi losofía de la voluntad de Schopenhauer (pues Tolstoi , comoNietzsche, fue discípulo del fi lósofo alemán).

Naturalmente, Tolstoi deja en pie muy pocas cosas del Jesús histórico;lo arranca con violencia de su ambiente judío; ese ambiente veía en el reinode los cielos el más al to punto de bienestar nacional y pol í t ico, y no precisamente su ant í tesis . También en su act i tud hacia el judaismo Tolstoi s igues i endo d i sc ípu lo de Schopenhauer , qu ien era incapaz de sopor t ar "e l op t i mismo judío", y ubicaba a Jesús en el mismo plano que Buda. 19

Fr ied r i ch Naumann (a lguna vez pas to r p ro tes t an te , y pos t er io rmen te unode los fundadores del Part ido Nacional-Social is ta) en su breve l ibro Briefeüber die Religión (1903) , acusa a Jesús de ser enemigo de l a cu l tu ra . Unviaje que real izó a Palest ina susci tó en él los s iguientes pensamientos: ¿Quéhizo Jesús por elevar el nivel de la civi l ización y mejorar las condiciones económicas de su país pobre? ¿Le preocuparon algo los caminos, los puentes, lascondiciones económicas y educacionales de los habi tantes de Gali lea y Judea?

El amó a los pobres, ¿pero hizo realmente algo por ayudarlos? ¿Pensó querea l i zando mi l ag ros l es ex tend ía a lguna ayuda t ang ib le?En es t e l i b ro , Naumann se apar t a a lgo de lo que hab ía d i cho sobre Jesús

18 Véase Jenseits vori Gut u nd Bose, III, 52. Werke, I Abteilung, Leipzig,1902, VII, 77.

19 Sobre Jesús y Buda, véase R. Seydel, Das Evangelium von Jesu in seinenVerhaltnissen sur Buddha-Sage u nd Buddha-Léhre (1882); H. Weinel , Jesús imneunzehnten Jahrhundert, Neue Bearbeitung, Tubinga, 1907, págs. 240-260; E.Grimm, Die Ethik Jesu, 2* ed., Leipzig, 1917, págs. 302-312.

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autores son sólo aficionados en el campo del estudio de los Evangel ios y dela his toria judía: en Jesús no encuentran otra cosa que sus propios ideales .20

Del mismo carác t er es Die Grundlagen des neunzehnten Jáhrhunderts( 1 8 9 9 ) , de Hous ton Stuar t Chamber l a in . Su Jesús es un a l emán y modernista completo. La act i tud de Chamberlain hacia el judaismo no es en absoluto cient ífica, s ino crudamente ant isemita. Tiene del ambiente judío y delespíri tu de la época un conocimiento de segunda y tercera mano.

La "sobrecogedora" innovación de este l ibro consiste en la afi rmación deque el padre de Jesús fue un ario y no un semita (la leyenda judía sobrePandera) . Pero Chamber l a in debe compar t i r e l dudoso honor de es t e descub r imien to con Erns t Hackel (Die Weltrathsel), Erns t Bosc (La vie ésotériquede Jésus Christ et les origines orientales du Christianisme, 1902) , e l docto rAaron Kaminka (que se adelantó a todos el los) y con el profesor Paul Haupt(The Artjan Ancestry of Jesús, 1909) .

Estos autores no tenían el mismo objet ivo, pero (con la excepción delescr i to r j ud ío Kaminka) 2 1 su rasgo común es la "just i ficación" de la aceptación del cris t ianismo por las naciones arias . Porque, realmente, ¿cómo esposible que una fe que ha l legado a ser abrazada por la mitad de la humanidad provenga de ese "pequeño, débi l pueblo", que se agiganta cuando los.ni tores describen el gran daño sufrido por las naciones arias a causa de aquél?

Otto Pfleiderer (Urchristentum, 1887, y Die Entstehung des Christentums,1905) sostuvo que las primit ivas creencias cris t ianas sobre el nacimiento y laí i -surrección de Jesús se originaron en cul tos paganos orientales ampliamentedifundidos en todo el Imperio Romano. Basándose en estos l ibros, AlbertKalthoff (Das Christusproblem, Grundlinien einer Sozialtheologie, 1902; Di eEntstehung des Christentums, 1903) l legó al extremo de negar por completola existencia de Jesús. Según él , el cris t ianismo no se originó en Palest inasino en Roma, y no proviene de las enseñanzas de Jesús de Nazaret , s ino dela s i tuación económica y social prevaleciente en el s iglo primero. La escla-\ i tud y las malas condiciones económ icas de R oma susc i taron en las m asasdi deseo de una reforma universal , de un movimiento comunista, y con estedeseo se combinó la espera mesiánica y apocal ípt ica del proletariado judio:es t a espera era en g ran med ida mundana y mater i a l , como puede verse en e l

Apocalipsis de Baruch, el Cuarto Esdras, el Libro de Henoch y los primerosOráculos Sibilinos, y también en el Talmud y en el Midrash.

De modo que las corporaciones comunistas se formaron por la asociacióndel movimiento social is ta romano con las creencias mesiánicas y rel igioso-fi losóficas del judaismo. De esta unificación proviene el cris t ianismo, cuyas

2 0 Sobre el punto véase el capítulo "Jesús im Lichte des sozialen Frage", enII. Weinel, op. cit., págs. 159-212.

2 1 A. Kaminka, Studien zur Geschichte GalilSas, Berlín, 1889.

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creencias míst icas (la Resurrección, el Sacramento del Cuerpo y la Sangredel Salvador, etcétera) fueron tomadas de los orientales aceptados comom i e m b r o s d e t a l e s c o r p o r a c i o n e s ( 6 i a a o í ) .

El origen del cris t ianismo es así expl icado según los principios del "mate

de Poncio Pi lato, y en que Jesús inició su ministerio en el decimoquinto añode Tiberio, es decir, en el 29-3 0 e. c.; en consecuen cia, su act ividad final izó,como dice el texto de Juan, t res años más tarde (págs. 34-69).

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rial ismo histórico". Jesús se t ransformó en el "santo" y "héroe" de las sociedades comunistas , así como las sociedades míst icas orientales tenían sus héroessemidivinos. Los hechos atribuidos a Jesús, en especial su sufrimiento y sumuerte, derivaron de los acontecimientos sobrel levados por la Iglesia, la quedurante los reinados de Nerón y Trajano sufrió terribles persecuciones: todosestos sucesos fueron asociados por los autores de los Evangel ios a una personal idad única (la cual , aun que hay a exist ido —y pu ede q ue en Judea v ivieraalgún Mesías pol í t ico de nombre Jesús, que se rebelara contra el gobiernoromano— tiene mu y poca relación con el cris t ianismo) .2 2

De modo que Kalthoff insis te en el intento de Bruno Bauer. 23 Pero mien t raseste úl t imo explicó la existencia del cris t ianismo y la leyenda de Jesús comouna combinación de la fi losofía greco-romana y la rel igión judía (en su formaalejandrina), con sus ideas mesiánicas (explicación adecuada a la época deBauer, la de la fi losofía hegel iana), Kalthoff propone una combinación de lascondiciones económicas romanas y las esperanzas rel igiosas paganas y mesiánicas (cosa adecuada para su t iempo, que fue el de la prédica del social ismoy de su material ismo histórico).

Otra negación de la existencia de Jesús proviene del escri tor norteamericano B. Smith: The Pre-Christian Jesús (1906) . Smi th p i ensa que nuncaexistió una ciud ad l lam ada N azare t , y que Jesús fue objeto de un cul to por

parte de una secta de nazareos que exist ía en momentos en que tenía origenel cris t ianismo, y de la que el Padre cris t iano Epifanio habla mucho. De al l íe l nombre "nazarenos , nazareos"; Mateo (2 : 3 ) d i ce : " . . .y ( José con sufamil ia) vino y habi tó en la ciudad que se l lama Nazaret , para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas , que habría de ser l lamado nazareno(Noc^QpocToc;)". Vemos entonces que los Evangel ios ya confundían "nazar eno" con "nazareo". 24

Otro incrédulo en la existencia de Jesús es Arthur Drews (Die Christus-mythe, 1909) , cuyas op in iones , como veremos más adelan te , fueron refu tadaspor un estudioso judío y por otro de origen judío. 25

Más posi t iva y conservadora con respecto a Jesús y a los acontecimientosde su vida es la act i tud de R. W. Husband, en su l ibro The Prosecution ofJesús (1916). All í el autor t rata de demostrar que el juicio de Jesús tuvo

lugar en vísperas de Shabat , el 14 de nisan del 33 e. c., fundándose en q uesólo en el año 33 la víspera de Pascua cayó en Shabat duran te l a p rocurac ión

2 2 B. Kellermann, en Rritische Beitrage zur Entstehungsgeschichte des Chris-tentums, Berlín, 1906, detalla y defiende (entiendo que de modo inadecuado) lasideas de Kalthoff. Véase nuestro examen del libro en Stüle origine del Cristianesimo(Rivista Israelítica, 1906, III, 218-220).

23 Véase la pág. 82.2 4 Véase la pág. 224.2 5 Véanse más adelante las págs. 109 y 117.

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Más impor t an tes son l as p ruebas que Husband ex t rae de numerosos pap i ros recientemente descubiertos, acerca de que en Egipto las autoridades locales tenían el derecho de arrestar a los sospechosos de crímenes mayores omenores, y de conducir una invest igación prel iminar sobre la gravedad delhecho; sólo s i se descubría un del i to capi tal el pris ionero era entregado a lasau to r idades romanas , l as que juzgaban nuevamente a l reo , condenándo lo amuerte, o l iberándolo.

El autor piensa que esto fue lo que ocurrió en el caso de Jesús: el

Sanhedrín, la autoridad local de Judea, arrestó a Jesús por medio de la pol icíadel Templo, y l levó a cabo solamente una indagación prel iminar. Por el loesta indagación no sat isface las normas de los procedimientos judiciales detodo tribunal establecido para la conducción de juicios reales (págs. 70-181)Desde ese punto de vista, el autor demuestra que la invest igación del Sanhedrín fue legal y no const i tuyó ninguna injusticia (págs . 181 -20 8); adem ás,el del i to de que se acusaba a Jesús estaba completamente probado, y fuecondenado a muerte según la lex Juliana sobre t raición, promulgada en laépoca de Augus to (págs . 281-282 y 209-233) .

Esta conclusión es exactamente opuesta a la que obt iene G. Rosadi enII Processo di Jesu (1904). Rosadi ve en ese proceso un "asesinato judicial"y un disfraz de cualquier pretensión de just icia. 26

Gustav Dalman, que publicó a fines del s iglo diecinueve una obra muy

importante para la comprensión de las sentencias de Jesús (Die Worte Jesu,1898) lanzó en 1909 su Orte und Wege Jesu, l ibro invalorable para el estudio del medio palest ino de Jesús; el autor presta atención a las fuentes hebreasdel Talmud y Midrash, pero no de mod o exhaust ivo. ,

Por fin, recientemente han aparecido dos volúmenes del gran estudiosode la his toria ant igua y del período del Segundo Templo, Eduard Meyer.Se t rata de Ursprung und Anfange des Christentums, Stut tgart v Berl ín, 1921(hay un tercer tomo que no concierne a nuestra materia). El primer volumentrata de los Evangel ios, y el segundo sobre "el desarrol lo del Judaismo yJesús de Nazaret".

En lo principal , Meyer s igue a Wellhausen, aunque es más conservadory admite la autent icidad de muchos detal les que Wellhausen rechaza. Y eneste aspecto está más en lo justo. Pero, por otra parte, es difíci l concordarcon su conclusión sobre los Testamentos de los doce patriarcas y el Libro delos Jubileos: sost iene que los primeros fragmentos de ambos fueron compuestos en las úl t imas dé cadas del s iglo tercero a. e. c , y las partes ul teriores enla época de Jasón, 179-17 1 a.e . c. (V éase el vol . II, págs. 11-12, 44-4 5,167-170, sobre los Testamentos de los doce patriarcas; y vol . II, págs. 45-47y 170-172 sobre el Libro de los Jubileos.)

2 6 Contra este libro, cf. H. P. Cliajes, II Proceso di Gísii di Rosadi: NoteMarginali, Rivista Israelítica, 1904, I, 41-57, 105-106.

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También es difíci l acompañarlo en sus conclusiones sobre el Libro deDamasco, del que piensa que, como el Libro de Henoch y las úl t imas partes de los Testamen tos de los doce patriarcas y del Libro de los Jubileos, data

las fuentes hebreas, incluso las escri tas en alemán o t raducidas a ese idioma.Su única fuente de doctrina judía es la ant icuada obra de Weber, JüdischeTheologie (en su igualmen te an t i cuada segunda ed ic ión) .

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de la época de Jasón, antes de los edictos persecutorios del Antíoco Epifanio(vol . II, págs. 47-49, 172-174, y también, del mismo autor, Die Gemeindedes Neues Bundes im Lande Daimaskus, 1 9 1 9 ) .

En todo lo referente a la his toria del período macabeo, Meyer confía enMacabeos 11, siguiendo los pasos de Niese, Laqueur, Wilcken y otros, aunque no l lega al extremo de Niese, y también considera Macabeos 1. Pero ensu perspect iva sobre la dinast ía macabea y sobre los judíos de Palest ina

en general durante la época del Segundo Templo, fue influido por las opiniones de Wellhausen y Wilcken, quien, a su vez, padeció la influencia deMommsen y Renán. Al hablar de Iósef ben Tobías y de su hi jo Hircano,encuentra difíci l refrenar un crudo ataque al judaismo moderno, completamente fuera de lugar en un l ibro erudi to; el mismo ataque aparece dos vecesen la obra (vol . II, págs. 32 y 129).

Ni qué decir que considera que los Macabeos eran fanát icos tenebrosos,mientras que la veidad y la i lustración estaban en posesión de los helenistas ,a los que l lama "judíos reformados". Este era un judaismo que quería l levaral pueblo judío a un espacio abierto, y procurarle i lustración y amor por losdemás pueblos. El autor prescinde del hecho que rezuma de sus propias observaciones, en el sent ido de que estos "reformadores" no estaban arraigadosen la nación, y que, s i hubieran tenido éxi to, el judaismo habría l legado a su

fin y el cris t ianismo no podría haber surgido en Palest ina.A pesar de esto, hay en tales ideas un valor cient ífico objet ivo, indepen

diente de las act i tudes subjet ivas con respecto al judaismo en general . Noobstante, Meyer no puede abstenerse de cáust icas observaciones circunstanciales sobre el l lamado "judaismo reformado". "En todos los t iempos, el judaismo i lustrado y reformado revela una tendencia inst int iva a ser atraídopor la corriente dominante y por todo lo que puede t ransformar en negocioventajoso" (vol . II, pág. 146). Si es éste el caso, se derrumba lo bueno quese había dicho de tal judaismo, pero la act i tud prejuiciosa que inut i l iza sujuicio, hace que el autor se olvide de aquel lo. . .

Ci ta con gran regoci jo las mofas de los primeros ant isemitas —Poseidonio,Táci to, Cicerón y el resto—. Para él , como para la mayoría de sus iguales, elre ino macabeo fue un "Es tado l ad rón" (Raubstaat), y al destruirlo, Romale hizo un favor a la humanidad; s i a los judíos se les hubiera concedido laindependencia y otorgado cierto control , sólo habrían consumado destruccióny daño. La causa de esto está en "el espíri tu del Deuteronomio" (vol . II,págs . 279-288) . Ni más n i menos . No podemos so rp rendernos en tonces deq u e , para él , Fi lón de Alejandría "no sea un gran espíri tu" y "sus propósi tos,correctos pero estrechos" (vol . II, pág. 366).

A pesar de todo esto, Eduard Meyer t iene muchas cosas nuevas que decirsobre lo que las fuentes griegas y romanas enseñan y destacan acerca delperíodo del Segundo Templo, y también algo sobre la influencia persa sufridapor los judíos y por la l i teratura judía. En cambio, ha ut i l izado escasamente

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No podemos entonces sorprendernos de que diga disparates acerca delhecho, suficientemente conocido, de que los judíos concluyen con el Hallel(Salmos 113-118) solamente una comida domést ica en el año, es decir elSeder, la primera comida de la noche en que comienza la Pascua; Meyersupone que la "Ult ima Cena" de Jesús con sus discípulos fue sólo una comidaordinaria, las que, "como es bien sabido" (dice) se cierran con el canto delHallel (vo l . I , pág . 177) . 2 7

El úl t imo capí tulo del segundo volumen está dedicado a Jesús de Nazaret

(págs. 420-453). Const i tuye un resumen de toda la crí t ica evangél ica delautor. Normalmente, confía en Marcos, excepto cuando habla de escatologíay del "Mesías sufriente"; en menor grado reposa sobre la fuente "Q", esdecir, los discursos de Mateo y Lucas. Llega a la conclusión de que "la complexión rel igiosa del mundo de Jesús es exactamente igual a la del mundode los fariseos" (pág. 425). Jesús no estaba interesado, como los profetas ,en los acontecimientos políticos y sociales del día, sino sólo en el reino delos cielos; "a diferencia de muchos otros, él no fundó una nueva escuela osecta, y menos aún una nueva rel igión: esto sucedió sólo después de sumuerte, con el desarrol lo del cris t ianismo" (pág. 445).

Esta es también la opinión de Wellhausen, y tanto en Wellhausen comoen Meyer comienza aquí un "pero" que contradice todo lo anterior. Los fariseos poseían "una ley enseñada de hombres", estaban inmersos en las normasceremoniales y descuidaban las que afectan las relaciones del individuocon sus semejantes. Su tendencia era opuesta a la de Jesús, para quien elprincipal problema fue la piedad personal y el amor a la humanidad. Laoposición de Jesús l legó incluso al extremo (aunque el lo no ocurrió del iberadamente) de asumir una act i tud l ibre con respecto a los preceptos de laLey de Moisés, y de este modo "el judaismo fue superado en su esencia"(pág . 432) .

En el judaismo, Dios es considerado un "Padre", incluso en el sent idode engendrador y creador de la nación judía; así , los judíos ut i l izan las palab ras "Padre" y "Rey" a l mi smo t i empo (Avinu Malkenu). Jesús privó al término "Padre" de su nationalist motif (pág. 437). Uti l izó el t í tulo de "Hijodel Hombre" (aunque L ie t zmann y Wel lhausen n i eguen es t e empleo) deb ido

exclusivamente a su ambigüedad y porque no revelaba (antes del reconocimiento de Pedro en Cesárea de Fi l ipo) sus protestas de mesiazgo (pág. 345).Su baut ismo por Juan es de autent icidad dudosa, puesto que se lo asocia alas tentaciones satánicas en el desierto, que fueron sólo leyendas o visiones(págs. 83-84 del vol . I y 425 del vol . II) .

Jesús nunca envió delante de él a ningún Apóstol ; esa leyenda deriva delos hechos de los primeros miembros de la Iglesia Cris t iana, veinte años después de la crucifixión (vol . I , págs. 278 -28 0). E n los milagros de Jesús no

2 7 Véase en la página 326 la nota 32.

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hubo nuda do Iruudulento, pero oran en todos sus aspectos s imilares a losreal izados por los brujos judíos de la época, y por los mormones de la actual idad (vol . II, pág. 359).

Nos resta todavía informar brevemente sobre las obras recientes escri tasacerca de Jesús por estudiosos judíos. 28 Nos referimos a l ibros completos,pues escasamente habrá un erud i to jud ío (especia lmen te en t re los que hantratado el período del Segundo Templo) que, en sus escri tos sobre el judais

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En el camino a Jerusalén, Jesús supuso que al l í sufri ría como los ant iguosprofetas y Juan el Bautis ta, pero no sabía nada de la doctrina cris t iana delMesías Sufriente que volvería de la muerte (vol . II, págs. 449-450). Esperaba atraer al pueblo y recibir de él el reconocimiento de su mesiazgo através de alguna demostración sorprendente. Habiendo sido educado en lascondiciones primit ivas de Gali lea, no conocía el carácter de una gran ciudadcomo Jerusalén, ni el poder de las autoridades, de modo que el resul tadoera inevi table (vol . II, pág. 451).

Los Evangel ios Sinópticos (dist intos del Cuarto Evangel io) yerran al describir a los l íderes populares de Jerusalén como meros hipócri tas que delataron a Jesús ante Pi lato porque querían desembarazarse de un rival pel igroso, s in ninguna inquietud por el bienestar del país y la nación. Enreal idad, la aparición de Jesús envolvía un pel igro pol í t ico: tales movimientospopulares en las épocas de tensión y exci tación, se transform an autom áticamente en rebel iones populares, y éste podía haber s ido el caso del movimiento susci tado por Jesús, incluso contra la voluntad de este úl t imo (vol . II,pág . 451 , y vo l . I , págs . 164-165) .

Pablo se basó en ideas farisaicas e hizo uso de todos los artificios casuíst icos de los Rabíes (vol . II, págs. 349, 365 y passkn). Como el cris t ianismoapeló a los iletrados, a los amé ha-arets, y se regoci jó con los "pequeños" y"niños" (vrJTüOi), dio lugar a una osc uridad intelec tual que duró much ossiglos. Desde los primeros t iempos, los cris t ianos prefirieron el sent imental ismo y la fe ciega al intelecto y al conocimiento: así , s iguiendo al cris t ianismo, se extendió el prolongado dominio de la ignorancia durante la EdadMedia (vo l . I , págs . 289-291) .

Es de este modo como la úl t ima gran obra aparecida en años recientesjuzga a los Evangelios, a Jesús y al cristianismo.

Si volvemos a considerar lo que se ha dicho al respecto durante los primeros veinte años de este s iglo, l legamos a la conclusión de que casi todoslos erudi tos cris t ianos (incluso los mejores) que estudiaron profundamente lamateria, se han esforzado por descubrir en el Jesús histórico algo que no seajudaismo; pero en su historia real no han encontrado nada de esto, puestoque esa historia se reduce casi a cero. No es entonces sorprendente que a

principios de s iglo haya reaparecido la opinión de los s iglos dieciocho y diecinueve, en el sent ido de que el Nazareno no exist ió nunca.En lo que respecta a su doctrina, lo que la mayoría ha hal lado es la

oposición de un fariseo a los otros fariseos —que no cumplían los deberesque habían asumido—. Los mejores erudi tos cris t ianos han general izado estaoposición extendiéndola a todo el judaismo. Así, para el los no queda nadadel cris t ianismo, excepto el odio a la rel igión de los judíos.. .

10 0

m o, no haya tocado el tema de la naturaleza e importancia de Jesús y sudoct r ina .

Hay una serie de l ibros que const i tuyen un val ioso tesoro pura todo elque quiera comprender el medio social y pol í t ico en el que surgió Jesús, sobreel que fundó su doctrina, y al que apeló con el la. Estos l ibros son Die Priester,und der Cultus im letzten Jahrzehnt des Jerusalemischen Tempels (Viena,1 8 9 5 ) , The Political and the Social Leaders of the Jewish Commu nity of Sep-phoris in the Second and Third Centuñes

(Londres , 1909) ,Der galilaische

Am-Haa rez des zweiten Jahrhunderts (Viena , 1906) , The Economic Condi-tions of Judea after the Destrudion of the Second Temple (Londres , 1912) ,de A. Büchler; Jüdische Apologetik (Glogau , 1906) y varias obras más de M.G ü d e m a n n ; Essai sur l'histoire de la Paléstine (París , 1867; hay t raducciónh e b r e a : Massa Eretz Yisrael, Pet rogrado , 1896) de J . Derenbourg ; Blicke indie Religionsgeschichte zu Anfang des 2. christlichen Jahrhun derts (Breslau,1889) de M. Joel ; Marcus-Studien (Berl ín, 1899) y muchos art ículos enhebreo, alemán e i tal iano, de H. P. Chajes; y también las obras de IsraelLevi , Bacher, Krauss, Perles y otros.

Pero son pocos los l ibros completos de autores judíos dedicados exclusivamente al cris t ianismo y a su Fundador, en cualquier idioma; a estos pocos,los erudi tos cris t ianos no les prestan la atención debida.

La más importante de tales obras es el famoso trabajo de un autor, judíopor par t e de padre y ca tó l i co romano por par t e de madre , que permaneciófiel al pueblo judío durante toda su vida: José Salvador. El l ibro es JésusChrist et sa doctrine: histoire de la naissance de Véglise, de son organisationet de ses progrés pendant le premier siecle, 2 vols ., París , 1838.29 A u n q u eSchweitzer, en su Von Reimarus zu Wrede, con frecuencia dedica una granparte del texto a obras de valor dudoso, a ésta, que es tan importante,sólo se refiere con una nota más que breve, 3 0 que por otra parte no const i tuye más que un error prolongado: en lugar de Salvador, l lama al autorSalvator; hace de él "uno de los más intel igentes sucesores de Venturini",al que Salvador se asemeja muy poco, y dice que "Salvador esperó que el s istema míst ico y espiri tual mosaico superara al cris t ianismo", idea esta que

2 8 Una tarea importante que todavía resta hacer consiste en examinar en unlibro todo lo que se ha escrito sobre Jesús en la literatura judía, desde el findel período del Talmud hasta Jacob Emden. En la actualidad contamos sólo conel importante artículo de J. Broydé: "Polemics and Polemical Literature" (JewishEncyclopedia, X, 102-109).

2 9 Sobre el hombre y sus escritos, véase el libro escrito por un familiar, Gabriel Salvador: Joseph Salvador, sa vie, ses oeuvres et ses critiques, París, 1881.James Dprmesteter, en Les Prophétes d'lsrael, París, 1895, págs. 279-387, presenta un hermoso bosquejo del carácter de Salvador, el hombre y el estudioso.

3 0 Op. cit., pág. 161, n. 1.

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nunca pasó por la cabeza de nuestro autor, que consideraba la Ley Mosaicacomo ant í tesis del mist icismo.

Se diría que Schweitzer nunca vio o leyó el l ibro, quizá porque estáescri to en francés (y él se ocupa en detal le de l ibros en alemán, y a los otros

varse con el fin de que subsist iera la Ley misma hasta que l legara la redenc ión para todo e l mundo .

Jesús, por otra parte, al preocuparse sólo de la vida rel igiosa y moraldel individuo, no dedicó ningún pensamiento a la posible importancia de las

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se refiere sólo brevemente) o porque su autor es j t idío, y un l ibro sobreJesús escri to por un judío le resul tó sospechoso de antemano. Solamente asípodemos exp l i carnos que no mencione Sinai et Golgotha, de Graetz, ni elcapí tulo sobre Jesús del tercer volumen de la History of ihe Jetos del mismoautor, mientras que dedica un espacio mucho mayor del necesario al extrañolibro de De Jonge, un judío converso (véase Schweitzer, op. cit., págs . 319-3 2 0 ; hay traducción inglesa: The Quest of ihe Historical Jesús, págs . 321 -322) .

Si Schweitzer hubiera leído con cuidado a Salvador, habría encontrado en él (especialmente en el úl t imo capí tulo del primer volumen) unfuerte apoyo a su propia conclusión principal : la de que la doctrina de Jesúsfue la de un Lebensverneiner.

Con frecuencia Salvador 3 1 subraya l a i dea enunciada pos t er io rmen te porAbraham Geiger (véase más adelante, pág. 109 y s igs.) de que Jesús noformuló ni un solo precepto ét ico que no se encuentre en los profetas o enlos sabios judíos de la época. Anticipándose a Kalthoff, hal l a en Ben Si ra 3 2

todo el "Sermón del Monte". Pero al mismo t iempo advierte una gran diferencia entre el tono general del judaismo farisaico de la época y la doctrinade Jesús. En primer lugar, demuestra que el judaismo farisaico se esforzabapor asegurar al hombre la fel icidad mundana en la medida de lo posible,s in descuidar su vida espiri tual , de modo que se ocupaba de todo lo cot i

d i ano y de su refo rma: e ra una l ey de v ida p royectada para un pueb lo dela t ierra, e intentaba cambiar el devenir terrenal mediante el "temor de Dios"e inculcando las buenas cual idades necesarias para la existencia reformadade la sociedad. Eso era todo.

En cambio, Jesús, que descuidó en absoluto lo social y para quien la vidaét ica y rel igiosa del individuo era el primer propósi to y objeto de su enseñanza, despreció el comercio civi l izado de este mundo. En su tender a lav ida fu tu ra , adop tó una ac t i t ud negat iva con respecto a l mundo p resen te ,como todos los sacerdotes de los pueblos orientales (Egipto, India, etc.) ,quienes, cuidando sólo de la vida del alma después de la muerte, desat iendenel orden social existente y se abandonan al ascet ismo, desesperando de larea l idad ac tua l .

En segundo lugar, Salvador demuestra que el judaismo farisaico se s int iócompelido, por interpretaciones derivadas de la Ley, a establecer reglas paratodos los actos humanos y a prestar una atención especial a las ceremoniales ,prescriptas para asegurar la subsistencia nacional . Este "reglamento" abarcabala total idad de la vida, moral y social , en cuest iones de fe y de práct ica rel i giosa, y servía como refuerzo contra el pel igro de la asimilación y de la"obli teración" de los pecul iares rasgos nacionales judíos, que debían preser-

3 1 Véase especialmente op. cit., I, 355-6.32 Op. cit., I, 357, 401 y sigs.

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leyes sociales y ceremoniales de la Tora, en tanto val las defensivas del nacional ismo judío. En esto radica la diferencia entre su doctrina y el judaismotradicional de su época. Precisamente a causa de esta diferencia la mayoríadecisiva de los judíos rechazó aquel la doctrina. 33

Todo el l ibro de Salvador está penetrado por la idea de que el cris t ianismo surgió como un compromiso entre el judaismo y el paganismo. En laépoca de Jesús, el paganismo estaba in extremis, pues su existencia moralse había corrompido hasta el centro. En consecuencia, los pueblos paganosnecesi taban nuevas normas de vida, pero de un t ipo adaptable a sus ant iguosprincipios, puesto que el paganismo que se había originado con esos pueblosestaba profundamente enraizado en el los . En cambio, el judaismo conservaba su vida moral intacta, de modo que no necesi taba ninguna modificación,t ransformación o compromiso. Los judíos rechazaron el cris t ianismo, y lospaganos, al aceptarlo, se convirt ieron en semipaganos.

Como el lector verá, estas ideas son profundas e importantes, y aún ahorade ningún modo ant icuadas. Tendremos motivos para volver a el las una yotra vez en el curso de estas páginas.

Pero, como Salvador, según él mismo lo reconoce Si , era inhábil paraut i l izar la obra de Strauss que se había publicado poco t iempo antes, yademás se interesaba poco en el Antiguo Testamento y en la crí t ica evangé

l ica (debido a lo cual Renán lo censura con just icia), sus opiniones carecenfrecuentemente de valor cient ífico. Sin embargo, de modo inst int ivo l lega aalgunas de las conclusiones de Strauss. Así , por ejemplo, advirt ió que muchode lo que se había escri to sobre Jesús respondía al impulso de hacer cumplirlas predicciones de las Santas Escri turas, y explicó que mucho de lo afi rmado sobre el nacimiento, muerte y resurrección de aquél no derivaba delAntiguo Testamento, s ino de la mitología griega y oriental de la época. 33

En esto, y también en su explicación de la génesis del cris t ianismo a part i rde las corporaciones rel igiosas paganas (9ÍOC0OI) Salvador se ant icipó a loscelebrados t rabajos de Pfleiderer, de los que Kalthoff extrajo la mayor partede sus ideas.

Desde cualquier punto de vista, el l ibro de Salvador aventaja a casi todaslas obras sobre la vida de Jesús aparecidas antes de la de Strauss, con laexcepción de la de Reimarus. Según bien lo dice Darmesteter, Salvadorescribió "no la his toria humana de Dios", s ino "la his toria divina del homb r e " .3 6 Las opiniones de Salvador sobre el juicio de Jesús fueron muy originales y provocaron gran clamor en su época, l levándolo incluso ante un estrado criminal .

3 3 Op. cit., págs. 356-414.»* Op. cit. Prefacio, XV-XX.3 8 Darmesteter, op. cit., págs. 331-340.3 6 Op. cit., 332 .

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Además de los escri tos de Salvador, no conozco más que t res l ibros completos sobre Jesús escri tos por judíos: uno en francés y dos en inglés. 37 Solamente uno de el los —el de Graetz— tiene pretensiones serias de erudición.Este fue originalmente elaborado en alemán, pero nunca apareció en ese

de Jesús, t iene sólo el valor de una hipótesis . El único hecho histórico queposeemos es el de que el cris t ianismo surgió del esenismo" (pág. 376). Sobreeste punto —el origen esenio del cris t ianismo— Graetz t iene mucho que decir,t an to en e l cu rso de l l i b ro como en e l "Apénd ice" (págs . 407-415) , y es t á

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idioma, pues fue casi totalmente incorporado a la History of the Jetvs, de lmismo autor (III 5 , Le ipz ig , 1905 , págs . 271 -313) . La t raducción y supervisión de la edición en francés fue realizada por Moisés Hess, autor de Romeand Jerusalem. El título en francés es Sinai et Golgotha, ou les origines ckijudaisme et du christianisme, suivi d'un examen critique des Evangiles an-ciens et modernes. Traduit et mis en ordre par Maurice Hess, Par í s , 1867.Este l ibro, tanto como la parte correspondiente de la History es, por su forma

y est i lo, la obra de un art is ta; en muchos aspectos todavía conserva su valor.La mayor parte del t rabajo (hasta la pág. 270) está dedicada a un detal lado y muy claro informe sobre la his toria de los judíos hasta la época deJesús; se presta part icular atención al período que se ext iende entre la épocamacabea y el gobierno de los procuradores romanos. El resto (de la pág. 270hasta la 362) t rata de la vida de Jesús y su doctrina, tocando brevemente lahistoria subsecuente del cris t ianismo. Como apéndice, se nos ofrece un breveinforme crí t ico sobre los cuatro Evangel ios "ant iguos", y una crí t ica másdeta l l ada de los dos "Evangel ios modernos" ( según Graetz g rac iosamentelos l lama): el "Evangel io según Renán" y el "Evangel io según Strauss" (serefiere a la Popular History of Jesús del ú l t imo , pub l i cada en 1864) . SegúnGraetz, ni la "vida de Jesús" de Renán ni la de Strauss son t rabajos cient íficos, sino "nuevos Evangel ios".

Graetz considera que Mateo, y no Marcos, es el más ant iguo de losEvangel ios, y sost iene que incluso Mateo no fue escri to hasta la época deBar Kojba (c. 136 e. c ) ; piensa que esto surge con evidencia de M ateo 24y Marcos 13, donde la "abominación desoladora" a que se refiere el textoes la imagen de Júpi ter que Adriano erigió en el lugar del Templo despuésque Jerusalén fue destruida y reconstruida con el nombre de Aelia Capi-tol ina. Marcos fue escri to poco después de Mateo; Lucas (y los Hechosde los Apóstoles) datan de no antes del 150, y Juan (que según Graetzcarece de todo valor his tórico), entre el 170 y el 180. El Evangelio de losnazarenos había s ido escri to en arameo ya entre el 100 y el 130, puesto quelo menciona el Talmud, 3 8 pero no es el Evangel io de Mateo. 39

A la luz de este origen tardío de todos los Evangel ios, Graetz "reconoce

francamente que incluso lo que parece más seguro en el estudio de la vida

37 Infortunadamente, a pesar de mis esfuerzos, no he podido conseguir las obrasde Hippolite Rodríguez y Michael Kolischer. Puede que también haya pasado poralto otros libros semejantes. El ]esus the Jeto de Harris Weinstock ( 3* ed., NuevaYork, 1907), no es más que un ensayo publicitario sobre, el valor de Jesús paralos judíos de la actualidad. Ha aparecido una obra escrita por E. Pappeport,Das Buch Jeschua, Viena, 1920, cuyo propósito es describir a Jesús como judío.Pero carece de valor científico.

3 8 Véanse las págs. 34 y 37.•19 Sinaí et Golgotha, págs. 380-1.

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con elom^ntos extranjeros".Aparte de ciertos pasajes bien conocidos de los Evangel ios a los que

Graefz mismo atribuye poca importancia, sus pruebas principales consistenen el hecho de que Juan el Bautis ta, que preparó el camino para la manifestación de Jesús, era un esenio por su modo de vida; de que Jacobo elhermano del Señor, que condujo la Iglesia primit iva después de la crucifixión,tenía hábi tos de esenio, y que incluso la Iglesia en su total idad, mientras

estuvo formada por quienes habían conocido a Jesús personalmente, se condujo en todos los aspectos como una comunidad esenia.

P e r o , además, resul taba evidente para Graetz que Jesús "se l imitó aasumir los rasgos principales de los esenios, part icularmente el amor a lapobreza, la comunidad de bienes, el disgusto por los juramentos, el poderde curar a los poseídos por demonios, lunát icos y enfermos análogos; es ciertoq u e , según todas las apariencias, no observó los puntos menos fundamentales( 'puntos accesorios ') del esenismo como, por ejemplo, el evi tar escrupulosamente todo lo sucio, el uso de 'mandil ' y otros s imilares . Tampoco parecehaber atribuido importancia a las lustraciones, puesto que nunca se dice queél mismo cumpliera la regla o que urgiera a terceros para que lo hicieran"(pág . 305) .

Hay t ambién o t ra cues t ión ev iden te para Grae tz : J esús nunca p ropusoabolir las leyes ceremoniales , y todo lo que los Evangel ios dicen al respectoes sólo una adición posterior real izada por los seguidores de Pablo; de otromodo, Jacobo el hermano del Señor, y Pedro, el más ínt imo discípulo, y todossus part idarios, habrían dejado de observar aquel las leyes. Pablo, que fueel que las abolió, habría just i ficado su acto con palabras de Jesús, pero nolo hizo, según vemos en la Epístola a los Gálatas , que Graetz considera elmás ant iguo documento cris t iano y la única epístola paul ina autént ica. 40 E l"Sermón de la Montaña" (que fal ta en Marcos y Juan, y del que aparecensólo sentencias ais ladas en Lucas) según Graetz nunca fue realmente pronunciado. A la pregunta de s i "el Fundador del cris t ianismo introdujo algunaconcepción de Dios o alguna ley moral diferente o superior a las del judaism o " , Graetz responde con la negación más defini t iva. 41

Quizás alguien objete: ¿Es posible que una rel igión universalmente aceptada haya surgido de la nada? O bien: El intenso entusiasmo que los discípulos de Jesús sent ían por su maestro, que comunicaron a sus discípulos, yque finalmente dominó al mundo entero, ¿no const i tuye una prueba i rrefutable de que Jesús era un ser excepcional? Graetz responde señalando queShabetai Zevi logró durante su vida muchos más seguidores que los que tuvo

4» Sinai et Golgotha, págs. 314-318; 400-402; 416-417.« Op. cit., 392-407.

1 0 5

 

Jesús, incluso muchos cris t ianos y musulmanes, y que, aún en la época enque ese autor escribió, había algunos en Polonia y Turquía. 4 2

El sordo, el ciego y el enfermo a los que Jesús sanó, y sus resuci tados,eran en real idad los publícanos y rameras, los impíos y pecadores, a quienes

hábilmente, y resul tado de las esperanzas mesiánicas que se desarrol laroncon intensidad en esa época, debido precisamente a la opresión.

El segundo l ibro de autor judío exclusivamente dedicado a Jesús esAs Others Saw H im: A Retrospeci: A. D. 54, Londres , 1895 . 46 Tiene la formade una narración escri ta para un médico griego de Corinto por un escriba

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pred icó l a pa l ab ra v iv i en te de Dios y mos t ró un nuevo camino de v ida quecuraría sus defectos espiri tuales y reviviría sus almas muertas mediante uncód igo mora l más e l evado . Pero Grae tz no n i ega que Jesús se compromet ióen cu rac iones l i t e ra l es : cu ró a ind iv iduos que padecían en fermedades ner viosas, a mujeres his téricas, y a aquel los que, por esos días , se considerabanposeídos por un espíri tu maligno: real izó esto mediante su influencia espir i t ua l .43 La prueba está en el hecho de que sus discípulos también pract i

caron la expulsión de espíri tus malignos, y pronunciaron encantamientos sobreuna mordedura de serp ien te . 44

La curación espiri tual es lo único que hay en Jesús de nuevo; en todoslos otros aspectos, fue "un maestro honrado en su círculo como Hil lel loera en el suyo; sus 'sentencias ' o Logia quedaron impresas en l a memoriade sus discípulos, que t rataron de t ransmit i r lo que les había enseñado a lageneración siguiente".45 Por sus creencias rel igiosas, Jesús estaba más cercade Hil lel que de Shamai (por ejemplo, en el hecho de permit i r la curacióne n Shabat). De Hil lel heredó la gran sentencia: "No hagas a tu prój imo loque no quieres que te hagan a t i ; ésta es toda la Ley." Pero Hil lel nuncaexpulsó espíri tus malos, ni se registra ningún milagro relacionado con él .

Tales son las opiniones de Graetz que aparecen en la versión francesa.En la History of ihe levos ( I I I , cap . I I ) p ropone los mismos concep tos enforma breve, de modo que no es necesario que consideremos aquí este úl t i mo texto. No obstante, es digno de notarse el preciso sent ido de la proporción y el "tacto" demostrado en él a propósi to de la evaluación de Jesús:Graetz no mult ipl ica las palabras innecesariamente, s ino que ofrece a suslectores multum in parvo. Tampoco o lv ida que qu ienqu iera que desprec i e aJesús, desprecia al judaismo, puesto que éste fue la fuente de la doctrinade aquél .

Además, Graetz no ve en las sentencias de Jesús ni en todo su ministerio ninguna protesta contra la rel igión judía de su época; tampoco percibeen conjunto ninguna intención o deseo fuertes de al terar alguno de sus principios fundamentales . Así , según este capí tulo de la History, en lo que respecta a las leyes ceremoniales , el cris t ianismo no surge de la nada: es la

consecuencia de la opresión pol í t ica de los romanos, que el autor describe

42 Op. cit., págs. 376-7. Nunca, sin embargo, se le ocurrió a Graetz sostenerque Shabetai Zevi fue un gran hombre; a causa de cierta falla de carácter —elamor al poder y los placeres— no supo ofrecer una nueva doctrina, adecuada asus contemporáneos; por lo demás, éste no era el propósito principal de ShabetaiZevi, sino sólo ganar un reino terrenal, cosa tan imposible entonces como durantela ocupación romana de Judea.

« Cf. 310-1 y 318-9.4 4 Véase la pág. 39.« Op. cit., pág. 383.

10 6

judío de Alejandría, Meshullam ben Zadok, que habría vivido en Jerusaléndurante el ministerio de Jesús y habría vis to personalmente lo que se le hizo,aunque sin saber nada del período gal i leo. Después de relatar el incidentede la expulsión del Templo de los cambistas de monedas, y de resumir losrumores sobre el origen y los primeros años de la vida del Nazareno, elautor reproduce un discurso pronunciado por Jesús en una sinagoga de Jerusalén, basado casi por completo en las sentencias no canónicas conocidas

como ágrafas,*7 y en el cual ofrece su doctrina como extraída del l ibro hebreot i tulado Los dos caminos, que contiene las enseñanzas ét icas de Hil lel (págs.51-56). Narra a continuación la his toria de la mujer sorprendida en adulterio, 48 y la del gobernante joven y rico; ci ta la doctrina de Jesús sobre elmayor rrtandamiento que, según la opinión del autor, es el de Hil lel .

Viene luego un segundo discurso igualmente basado en sentencias nocanónicas, que el autor emplea para hacer patente la diferencia entre Jesúsy los profetas: éstos le daban a su mensaje la forma de "así lo di jo el Señor",mien t ras que Jesús hab laba en su p rop io nombre (págs . 85-89 , y t ambiénpág . 202 ) . 4 9 En la celebración de un "Bar Mitsvá" (ocasión en que el jovenjudío cumple t rece años y un día, y asume la responsabil idad de observar laLey) Jesús hace las ásperas obseivaciones sobre los "fariseos hipócri tas" que

encon t ramos en Mateo 23 .Pero su anfi t rión aduce que la hipocresía y la insinceridad no son lascaracterís t icas más destacadas de los fariseos, que el fariseo Hil lel estabaverdaderamente muy lejos de preferir la observancia exterior de las leyesceremoniales a la pureza de corazón y al amor a la humanidad, y que entrelos mismos fariseos se expresaba un gran disgusto por los que eran hipócri tas(por ejemplo, el t ipo cuyo axioma era "haré lo que es mi obl igación", y elde los fariseos "por miedo"). Dice asimismo que incluso entre los ebioni tas ,a los que Jesús era tan afín, había muchos que "no pract icaban lo que predicaban". A todo esto repl ica Jesús que sus severas crí t icas no apuntabana los verdaderos fariseos, s ino a los insinceros (págs. 95-105).

Muchos se s int ieron inducidos a seguirlo porque vieron en él un salvadorque los l iberaría de los romanos, cuyo pesado yugo soportaban, como un

insul to al Dios de Israel , "el grande, el poderoso y el terrible". Pero cuandoJesús les ordenó "dar al César lo que era del César", perdió su popularidad

4 6 El libro fue publicado anónimamente, pero en la bibliografía del artículoJesús of Nazareth en /. E., VII, 160-166, aparece como autor Joseph Jacob. Lasopiniones del libro que consideramos constituyen la base del artículo, de modoque no es preciso que examinemos especialmente este último.

4? Véanse las págs. 62-63.4 8 Véase la pág. 66.4 9 Véase Ahad ha-Am, Obras Completas, IV, 42-44.

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por comple to (págs . 157-160) . De es t e modo debemos exp l i carnos l as demandas de la mult i tud a Pi lato, en el sent ido de que l iberara, no a Jesús "barAmma" (es decir, hi jo de la madre, expresión que sugería el escándalo popular sobre su origen) s ino a Jesús "bar Abba" (hi jo del padre), que se habíarebelado con t ra Roma, y en consecuencia e ra popu lar (págs . 192-195) .

obras hebreas aceptables para los judíos. 50 Esta obra inci tó a Ahad ha-Ama escribir el celebrado art ículo "Al shté ha-s ' ippim" (Obras Completas, IV ,p á g s . 3 8 - 5 8 ; Ha-Shiloach, XXIII, págs. 97-111) en el que este dis t inguidoautor señaló los rasgos dist int ivos del judaismo: a) el judaismo no está l igadocon ninguna personal idad tangible; b) el propósi to ét ico y rel igioso del judais

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leyes ceremoniales . Como verdadero judío vio en Dios a su Padre celest ial ;tuvo compasión de los pobres, ayudó al caído, y valoró más al arrepentidoque al escrupulosamente piadoso. Tuvo incluso los defectos nacionales judíos:nunca observó l a be l l eza de l a na tu ra l eza ; nunca sonr ió . Enseñó a to rment ando , amenazando y rep robando .

En todos estos aspectos, Jesús fue el más judío de los judíos. Pero dedos modos difiere de su pueblo y especialmente de los profetas: en primerlugar, no habla como mensajero de Dios, s ino como alguien que t iene elpoder de ordenar y enseñar sus propias opiniones (véase lo dicho) y, ensegundo término, le fal taron sent imientos patriót icos. Le eran extraños losanhelos vehementes de l i berarse de l a dominación romana que t en ía su pueblo . "¿Se sent ía él mismo como si de algún modo no perteneciera a nuestropueblo? No lo sé, pero de cualquier forma, no logró conocerlo." "En todassus enseñanzas nos t ra t aba como hombres , no como jud íos ." Y es t a fue l arazón de su rechazo y muer t e : e l esp í r i t u de l pueb lo abominó a l "Hi jo de lHombre" que no se do l í a de l i n fo r tun io nac ional (págs . 200-202 , 210) .

El tercer l ibro es el del rabino H. G. Enelow: A Jewish View of Jesús,Nueva York, 1920. Encontramos en él al Jesús "l iberal". Jesús no ofreciónada que no es tuv iera ya en e l j udai smo, pero p resen tó e l mater i a l an t iguo

de un modo más l lamativo que los sabios de Israel , y en todas sus sentenciasdejó la marca de una personal idad única que lo l levaba a corporizar su doct r ina en una p rác t i ca rea l .

En consecuencia, aunque los judíos no pueden ver en él nada divino (loque con t radeci r í a l a i dea to t a l de l j udai smo) , n i t ampoco acep tar lo comoel Mesías (puesto que las expectat ivas judías no fueron sat isfechas por él nipor su venida al mundo), les es posible considerarlo, no obstante, como ungran y excepcional rabino y maestro, que le dio un nuevo aspecto a las ideashebreas , y de ese modo in f luyó sobre l a humanidad más que cualqu ier o t rogran jud ío . Es t a p resen tac ión de Jesús es p rác t i camente un "un i t a r i smo".

Existen t res l ibros s imilares sobre el cris t ianismo (y no sólo sobre Jesús):uno en alemán y dos en inglés. El l ibro en alemán es Das Judentum und dasWesen des Christentums (hay t raducción a l hebreo : Ha-Iahadut u-Mahut

ha-Natsrut, ed . Ha-Zeman , Vi lna , 1911) , de l rab ino J . Eschelbacher . Se t ra t ade una obra polémica, que defiende al judaismo repl icando al l ibro deBousset .

El segundo de estos l ibros es The Synoptic Gospels, 2 vols ., Londres,1 9 0 9 , por C. G. Montefiore. Encontramos en él un comentario judío de losEvangel ios que in t en ta demos t rar , po r una par t e , que mucho de lo que es t áen los Evangel ios aparece también en la l i teratura talmúdica y, por otrolado, que los Evangel ios son en general superiores al Talmud y const i tuyen

1 0 8

mo está dirigido hacia la sociedad en general , y c) la base moral del judaismoes la absoluta just icia y no la t ransacción y el ascet ismo.

Otra répl ica al l ibro de Montefiore es el de G. Friedlánder, The JewishSources of the Sermón on the Mount, Londres , 1911 . E l au to r demues t ra conmucha ciencia que no sólo el Sermón del Monte, s ino la total idad del s is temacris t iano (excluido su ascet ismo) está tomado del Antiguo Testamento, delLibro de Ben Sira, de los Testamen tos de los doce patriarcas, de Fi lón de Ale

jandría y de los primeros fragmentos del Talmud y del Midrash.Señala, además, que Jesús mismo no fue coherente: enseñó que los hombres deben amar a sus enemigos, y habló con odio de los fariseos; di jo: "Nojuzguéis y no seréis juzgados", y juzgó agriamente a quienes se le oponían.Podrían aducirse muchos otros ejemplos. El autor arguye, además, que lasociedad y el Estado entrarían en colapso si los hombres vivieran de acuerdocon la doctrina de Jesús, pero que el judaismo como tal forma parte de lacivi l ización, de los pueblos, sociedades y Estados, los que a t ravés de él pod r í an v iv i r y perdurar .

Después de Die Christusmythe (Ber l ín , 1909) de Drews que , comoKalthoff en su Entstehung des Christentums (1903), niega la existencia deJesús, apareció Ist Jesús eine historische Personlichkeit? (Leipz ig , 1910) deG. Klein. Según este l ibro, toda la ant igua l i teratura judía prueba que Jesús

fue un individuo real , aunque su retrato haya sido más o menos oscurecidopor los evangel is tas .

Todavía nos resta dar not icia de l ibros de autores judíos que, aunque noestán exclusivamente dedicados a Jesús y su doctrina, prestan una especialatención a la materia.

Abraham Geiger, en t res de sus conferencias sobre la his toria de Israel(publicadas con el t í tulo de Das Judentum und seine Geschichte; I. Abteilung:bis zur Zerstorung des zweiten Tempels, 1865; conferencias 9 a 11, págs. 108-148) t rató el tema de Jesús y sus discípulos y, como Graetz, añade unextenso apéndice en el que cri t ica las obras de Strauss y Renán (págs. 162-1 8 7 ) . Concuerda con Grae tz en que en l a enseñanza de Jesús "no hay nadanuevo, o lo que hay de nuevo nos es presentado en una forma algo enervada,

p rec i samente porque se o r ig inó en un per íodo enervado" (pág . 119) .Pero, a diferencia de Graetz, Geiger no piensa en un Jesús esenio opróximo a esa secta; lo ve como "un judío, un fariseo judío de t ipo gal i leo,alguien que se adelantaba a las esperanzas del t iempo y que creía que élmismo habría de sat isfacerlas . No propuso nada nuevo, 5 1 ni t rascendió las

6 0 Véase también su Some Elements of the Religious Teaching of Jesús, Londres, 1910.

5 1 Esto, y la observación de Geiger (erróneamente atribuida a uno de loscolaboradores de este último en el Jüdische Zeitschrift) en el sentido que "al fin

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l imitaciones nacionales" (pág. 117). Aunque, s i hemos de creer en nuestrasfuentes, se vio obl igado a dar poca importancia a esta o aquel la observanciaceremonia l que l e rep resen taba un obs t ácu lo , nunca puso en duda su ideapr imigen ia de que los mandamien tos p roven ían de Dios , y de que "nuncapasarían ni una jota ni un t i lde" de la Ley (págs. 117-118).

de los fariseos era estrecha, superficial y atrofiada, en comparación con ladel judaismo alejandrino —universal y l ibre de las t rabas de las leyes ceremoniales—.

También en la misma Palest ina había oposición a los fariseos, sostenidapor hombres tales como los autores de apocal ipsis (por ejemplo, el Libro de

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Pero, "a diferencia de los fariseos, alabó la pobreza y el desprecio deeste mundo, un desprecio de todo lo que significaba vida material , y ledisgustaba compart i r la alegría mundana" (pág. 119). Pero esto, en s í mismo,no se opone a la enseñanza de los fariseos, ni const i tuye una tendencia alesenismo. Era sólo la consecuencia de las malas condiciones en que vivíanlos judíos bajo el gobierno de los procuradores. El enigma de cómo creó unanueva fe alguien que no proponía ideas nuevas de ningún t ipo, es explicado

por Geiger sobre la base del hecho de que Jesús les di jo a sus discípulos queera el Mesías, y que con él había comenzado la era del "mundo por venir"o "nuevo mundo".

Encontró hombres que le creyeron. Después de su muerte, esta creenciapersis t ió, y sus discípulos fueron vistos, cada día más, como los iniciadoresdel nuevo mundo. El los estaban convencidos de que Jesús había resuci tadoy pronto aparecería por segunda vez. Quizás Jesús creyó antes de morir queese nuevo mundo marav i l loso ya hab ía comenzado , pero después de su muer t eesta creencia adquirió la forma que acabamos de describir. Esta es la únicacosa cierta que sabemos de él , una cosa que basta para explicar no sólo suaparición, s ino también las consecuencias de la misma.

El hecho histórico no puede ser negado, ni su importancia reducida, peronada es posible añadirle, puesto que const i tuye lo único cierto que sabemos(págs . 180-181). Geiger, a diferencia de Graetz, piensa que el Evangel iode Marcos es el más próximo a la verdad, aunque todos los Evangel ios estánampl i amen te penet rados de t endencias pos t er io res en e l t i empo (pág . 118) .La crí t ica que hace Geiger de las "vidas de Jesús" de Renán y Strauss esmuy persp icaz y conv incen te ; t ambién más p ro funda que l a de Grae tz .

Casi diametralmente opuestas a las opiniones de Geiger y Graetz sonlas que propone M. Friedlánder en el largo capí tulo dedicado al tema enDie Religiosen Bew egungen innerhalb des Judentums im Zeitalter Jesu (Berl ín , 1905) , págs . 3 1 4 - 3 4 1 . Tanto en éste como en sus otros libros (ZurEntstehungsgechichte des Christentums, Viena, 1894; Dos Judentum in dervorchristlichen griechischen Welt, 1897; Der vorchristliche füdische Gnosti-zismus, 1898 ; Der Antichrist, 1902) Friedlánder sost iene que la doctrina

de cuentas, Jesús no hizo absolutamente nada" (Jiid. Zeit., X, 1872, pág. 156)provoca la indignación de Franz Delitzsch por algo que consideramos groseramentedespectivo para con un ser al que han reverenciado centenares de millones deseres humanos de todas las épocas, "y cuyo advenimiento constituye la línea divisoria de las dos grandes partes de la historia universal" (op. cit., págs. 308-309).Geiger (págs. 309-311) replica que los cristianos menospreciaron aun más la santidad del judaismo. Esta es una respuesta satisfactoria desde el punto de vistasocial y religioso, pero no desde el ángulo erudito e histórico, cuyo problema es:¿Cómo puede surgir de la nada una creencia aceptada por centenares de millonesde seres humanos?

11 0

Henoch), que continuaban la t radición de la "l i teratura de la sabiduría"(Job, Ectesiatés, Sabiduría de Salomón, etcétera), y cuyas creencias sobre elMesías y su adversario Azazel , Bel ial-Samael (la nueva cul tu ra) estabaninfluidas por la l i teratura helenista y especialmente por los Oráculos sibilinos(véanse págs. 289-314). Estos autores de apocal ipsis desempeñaban el papelde profetas populares (Volkspropheten) , profe tas de los amé ha-arets, la clasei letrada, odiada y descuidada por los fariseos (págs. 22-77 y 78-113). Juanel Bautis ta y Jesús fueron profetas populares de ese t ipo (págs. 98-113).

Friedlánder encuentra dos etapas en el desarrol lo de las opiniones deJesús sobre las leyes ceremoniales y de su conciencia personal . Primeramenteapoyó las leyes ceremoniales sólo cuando fueran observadas con una intención adecuada; no se oponía más que los fariseos insinceros, los "fariseosde las esquinas", los más desacredi tados, a los que el Talmud mismo censuray denomina "plaga de los fariseos". Sólo en una época posterior los evangel is tas general izaron las crí t icas de Jesús, repi t iéndolas como si se refi rierana los fariseos en su total idad (págs. 227 a 230 y 316 a 320).

Pero en la segunda etapa del ministerio de Jesús, éste tendió a descartarlas leyes ceremoniales , pues había comenzado a sufri r la influencia del judaismo helenista, a t ravés de los apocal ipsis palest inos. Y como percibió cada

vez con mayor claridad el daño causado por la observancia l i teral farisaica,creció en él , de un modo totalmente involuntario y s in ninguna quiebra enla unidad de su propia personal idad, una tendencia a reemplazar el s is temade las leyes ceremoniales por otro de carácter más ét ico. Este s is tema erala antítesis del farisaico y resultaba afín al de los autores de los apocalipsispalest inos, a los profetas populares y a los s is temas de Fi lón y de los esenios—los mismos esenios que, según Friedlán der, ha bían sufrido la influencia dela filosofía judeo-helenista, y que a su vez, ejercieron cierta influencia sobreJuan el Baust is ta, Jesús y los nazarenos— (págs. 114-168; 321-322 y 332).

Un desarrol lo s imilar —que también dejó su personal idad intacta— puedereconocerse en la conciencia personal de Jesi is : en un principio no se pensómás que un continuador de la obra de Juan el Bautis ta, y sólo posteriormente

sint ió que era el Mesías, reformador rel igioso y Salvador del Mundo (págs.322-323). Incapaz de predicar a los gent i les , se l imitó a enseñar a los judíos.Pero su terrible muerte dio lugar a que Pablo difundiera sus enseñanzasentre los gent i les , y a que se lo aceptar a como Salvador del Mund o (pág s.3 2 6 - 3 2 7 ) .

En todo caso, Jesús perfeccionó la doctrina universal is ta de los profetas ,l ibrando sus expectat ivas de todo lo que sabía a "l imitaciones nacionales yesperanzas pol í t icas", espiri tual izándola totalmente (pág. 335). El amor aDios , según él lo predicaba, era personal (en el sent ido de que consist ía

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en una fi rme leal tad al Dios vivo) e impersonal (en cuanto no estaba vinculado con incl inaciones individuales [págs. 334-336]). No insis t ió en el ascet ismo; se l imitó a permit i rlo a aquel los que podían optar por él en su propioesp í r i t u (págs . 336-338) . La impor t ancia fundamenta l de es t a enseñanzarad ica en que a t end ía p r inc ipa lmen te a l a p i edad ind iv idual combinándo lacon una fe un iversa l en una Deidad un iversa l (págs . 338-339) .

con Mateo las lagunas de Marcos, completa a Mateo con Lucas y a Lucascon el Cuarto Evangel io, y viceversa.Es esta una curiosa "armonía evangél ica": un apiñamiento de relatos y

l eyendas . Ocas ionalmen te encuen t ra un mot ivo "razonab le" para que un evangel is ta omita lo que registra otro, pero por lo general se abst iene de buscartales razones, pues sost iene que no podemos conocer la causa a que respon

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En su ut i l ización de los Evangel ios, Friedlánder, como regla, no haceninguna dist inción entre los t res Sinópticos; s i t iene alguna preferencia, es enfavor de Mateo, o incluso de Lucas, en detrimento de Marcos: los dos primeros son de un espíri tu más afín al helenismo, que FriedlándeT apoya. Poresta razón l lega incluso a emplear el Cuarto Evangel io. En términos generales, no pone ningún énfasis pedante en la crí t ica de las fuentes ant iguas, part i

cularmente las de los Evangel ios; considera que "todas las ramas del judaism o , hasta el período de los apóstoles , eran notables por su reverencia a latradición, y por más que los sabios de Israel habrían deseado desembarazarsede ciertos l ibros, como regla no osaban hacerlo, ni tampoco ciertamente introducir en el los cambios, adiciones u omisiones" (Vorwort, p á g . X X I V ) .

Para concluir, pasaremos revista a otros cuatro l ibros, escri tos por judíosconversos, l ibros que poseen un contenido y un lenguaje relat ivamente originales .

Alfred Edersheim, convert ido al cris t ianismo en 1846, a los veint iún años, actuó durante cierto t iempo como misionero en Jassy, Ruman ia .62 Además de otras obras sobre nuestro tema (Sketches of Jewish SocialLife in the Days of Christ; The Tem ple: its Ministry and its SerotceSjvLondres,1874) , escr ib ió The Life and Times of Jesús the Messiah, 2 vols ., Lon

dres , 1883. Este l ibro extenso, que consta de más de quince centenares depáginas, l legó a cinco ediciones durante la vida del autor; tengo ante mí laedición duodécima, impresa en Londres en 1906. Es conservador en gradosumo: todos los milagros (incluso la resurrección) son aceptados como hechosdignos de fe .B3

Acepta asimismo como históricos todos los relatos registrados en los Evangel ios, pero just i fica de un modo no-cient ífico alguno de los más extraños. 54

No apl ica en ningún momento la crí t ica evangél ica, no prefiere ningún Sinópt ico a otro, y t rata al Cuarto Evangel io como completamente histórico, s inhacer ninguna diferencia con los otros t res . Dice en la introducción que not iene el propósi to de escribir una "vida de Jesús", puesto que el materialevangél ico no basta para una verdadera biografía, ni los evangel is tas escribieron con cri terio de biógrafos o ensayistas s 8 ; el l ibro es más bien un comentario de los cuatro Evangel ios. 5 6 Pero detal la todos los acontecimientos de lavida de Jesús registrados en aquél los, y lo hace del modo más ingenuo: l lena

62 Una narración de su vida puede leerse en la autobiografía postuma, Tohuva~Bohu, Londres, 1890. Aparece resumida en J. E., V, 39.

«s Op. cit., I, 138-143; 150-159; 558-560; 627-634; II, 308-326; 623-629, etc.5 4 Por ejemplo, la de la adoración de los Reyes Magos, I, 202-206.86 Prefacio a la 1» ed., pág. VII.5« íbid., pág. XIV.

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dió la composición de cada texto, y esas causas pueden haber inducido aprescindir en uno de el los de lo que realmente ocurrió y fue registrado eno t ro cuyo ob je t ivo era d i feren te ( I I , 312) . De modo que e l t ra t amien to queda Edersheim a los acontecimientos de la vida de Jesús carece de valor cient í fico, a pesar de su ínt imo conocimiento de las obras de sus predecesoresy de sus "razonables" objeciones a los argumentos de aquél los.

Pero t iene un valor de otro t ipo, pues encontramos en el l ibro (y tam

bién en Sketches of Jewish S ocial Life) cuadros confiables de la vida social(y, en cierta medida, de la vida económica) de los judíos de la época deJesús.

En este aspecto, el ínt imo conocimiento que Edersheim t iene de la l i teratura judía lo coloca en un buen plano. El lector que quiera conocer lascondiciones de la famil ia, la sociedad, la aldea, la ciudad, el Estado, la educación de los niños, el t rabajo, la agricul tura, la vest imenta, etcétera, de laPales t ina de aquel t i empo , puede hacer lo recurr i endo a Edersheim; qu izá losdetal les sean insuficientes, pero la información es en gran medida mayorque la proporcionada por cualquier otra "vida de Jesús". Por esta razón ell ibro recompensa la atención que se le preste.

No obstante, por otra parte, hay muchas cosas que disminuyen el valor

de su descripción de la vida espiri tual del judaismo del período. La principal razón consiste en que Edersheim no logra olvidar su anterior vocaciónde misionero, y se s iente incesantemente obl igado a destacar la superioridad de la doctrina de Jesús con respecto a la de los fariseos (que él denomina " t rad ic ional i smo") .

Con este propósi to en vista, pinta la doctrina farisaica con los tonos másoscuros posibles . Ocasionalmente deja caer una palabra en alabanza del judaismo, pero incluso en tales casos t rata de introducir la observación de quela doctrina de Jesús lo superó en todos los aspectos. 57 Por ejemplo, sabeperfectamente que sin las leyes ceremoniales de la Tora escri ta, el monoteísmo no habría sobrevivido, y que para que Israel no se sumergiera en elestado degradado del mundo ant iguo resul taba esencial t razar dis t incionesentre el pueblo judío y los gent i les (I, 3), pero no general iza esta com

presión a las leyes ceremoniales de la Tora oral .Esta no es la única desventaja del l ibro, que contiene además t res crudoserrores, en los que han caído práct icamente todos los erudi tos cris t ianos,aunque su ignorancia es más perdonab le que l a de Edersheim.

En primer lugar, no considera el hecho de que los fragmentos halájicosdel Talmud const i tuyen no sólo un código rel igioso sino también legal , y en

BT Véase, por ejemplo, lo que dice sobre Hillel, I, 128-9.

1 1 3

í 

un código de este t ipo el legislador está obl igado a t ratar con cuidado losaspectos más menudos. Por lo tanto, las leyes t radicionales sobre la observancia del Shábat (que incluye en un apéndice especial —II, págs. 777-787— conel mayor detal le, a fin de mostrar qué insignificantes y estrechas eran lasideas rel igiosas de los Rabíes) no son tan terribles; se t rataba de leyes re l igiosas, y está en la naturaleza de la Ley el entrar en detal les; aquí , como

registrados en este l ibro, crearon el medio espiri tual en el que pudo surgirun hombre del cal ibre moral y de los sent imientos rel igiosos de Hil lel .

Desde el punto de vista de la pura erudición, el tercer error es peor quelos dos precedentes. Este error es común a todos los estudiosos cris t ianosque han escri to sobre el período, y también a casi todos los judíos: no sedist inguen las fuentes realmente ant iguas del judaismo farisaico, de las rela

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en todo lo que t iene que ver con la jurisprudencia, el formalismo y la "casuíst ica" son inevi tables .

En segundo t é rmino , t ampoco cons idera e l hecho de que e l Talmud , ensus fragmentos agádicos, no es sólo un l ibro rel igioso sino también —y fundamentalmente— una obra romántica y poét ica, una colección folklórica en laque seguramente se encontrarán leyendas curiosas y extravagantes. Citarla extraña leyenda de Baba Metzia 80a (sobre la disputa entre Dios y las

criaturas celest iales , resuel ta p or Rab ba bar Najman i —I, 409-410—) y lafantasía agádica de que el Dios de Israel estudia la Escri tura durante eldía y la Mishná por la noche, y de que usa manto de orar y fi lacterias , parademostrar la presuntuosidad de los Rabíes, es una cosa fút i l (II, 15-16;I , 1 4 4 n ) .

En los prefacios de las ediciones segunda y tercera, el autor se toma elt rabajo de defenderse de la acusación de ant isemit ismo, e insis te en queninguna de las ci tas que hace del Talmud o del Midrash puede p roporc ionara los ant isemitas material para atacar a los judíos, por t res razones: a) last i radas del Talmud y del Midrash contra los extranjeros no se refieren a loscris t ianos, s ino a los paganos que perseguían a los judíos, y a quienes éstos,na tu ra lmen te , od iaban ; BS b) es preciso tomar en cuenta la época, el lugar

y las causas, y como no podemos culpar a un calvinista moderno de queCalvino haya hecho quemar a Miguel Servet , así los judíos modernos noson culpables de la amargura que sent ían contra los extranjeros los judíosde hace muchos s iglos, y e ) los judíos mode rnos no están de acu erdo conlas ideas ant icuadas del Talmud, s ino que su nivel ét ico es al to. En lo querespecta a la objeción de que cada observación disparatada del Talmud esequil ibrada por otra sabia, Edersheim repl ica que su objet ivo no era referirlas ideas descarriadas de los Rabíes, s ino su doctrina e ideales generales(pág . XIX) .

Pero es precisamente su culpa no tener en cuenta "la época y el lugar",ni la "doctrina e ideales generales" de los Rabíes, del judaismo farisaico. Silo hubiera hecho, muchas de las leyes, definiciones y leyendas disparatadasno le habrían causado una impresión tan 'ntensa de ridículo, así como no

encuentra motivo de ridículo en la narración evangél ica de la expulsión delos espíri tus inmundos y la entrada de los mismos en cerdos. Las "observaciones e ideas descarriadas" del Talmud son las cosas que él puede considerar disparatadas e incluso groseras, pero la "doctrina e ideales generales"

5 8 Este argumento para la defensa de los antiguos judíos reaparece al finaldel capítulo séptimo (I, 89- 92), don de describe la animosidad que las autoridades delTalmud abrigaban hacia los gentiles.

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t ivamente t a rd í as .Hablar de las opiniones de los judíos contemporáneos de Jesús fundán

dose en las sentencias de los amoraím o en un midrash tardío como el Pirkéde R. Eleazar (cosa que hace Edersheim al describir las ideas mesiánioas delos judíos, "Apéndice", IX, II, 710-741 y también I, 160-171) equivale atomar las creencias de Sófocles o Eurípides como prevalecientes en la epo

peya homérica, o incluso las de los primeros escolást icos cris t ianos comopropias de Jesús. Este grave defecto —al cual encontraremos motivos parareferirnos constantemente— reduce el méri to de la obra de Edersheim, a pesarde su cuidado y de sus detal lados conocimientos.

El l ibro de Daniel Chwolsohn t i tulado Das letzte Passam ahl Christi undder Tag seines Todes, San Petersburgo, 1892 (2* ed. s in modificaciones, per ocon mucho material adicional al final del l ibro, Leipzig, 1908) const i tuye elreverso del de Edersheim en lo que concierne a la est imación del judaismode la época de Jesús. Este l ibro está principalmente dedicado a un únicoproblema de la his toria de Jesús: cómo armonizar la afi rmación de Juan —enel sent ido de que Jesús fue crucificado en la víspera de Pascua que tambiénera víspera de Shábat, y de que hizo su cena de Pascua el 13 de nisan—, conlo que dicen los Sinópticos —que Jesús fue crucificado el primer día de la

Pascua, que era víspera de Shábat, y que hizo su cena de Pascua el 14de nisan—.

Pero en el curso de su argumentación el autor toca muchas importantescuest iones sobre la relación de Jesús con los fariseos y saduceos, y sobre elpapel que unos y otros desempeñaron en la muerte de aquél . 5 8 También serefiere al valor de la l i teratura talmúdica para la comprensión de los Evangel ios.60 Para Chwolsohn, Jesús obró desde el principio al fin como un verdadero fariseo, y observó las leyes ceremoniales según la enseñanza farisaica.No eran los fariseos s ino los saduceos y betosianos los que se habían envilecido (Anas y Caifas , como sabemos, pertenecían a la Casa de Betos).

"Jesús no di jo ni enseñó nada que un verdadero fariseo no habría suscripto,ni hizo nada en que éste habría encontrado fal ta" (nota 2, págs. 95-96). Eljudío estaba acostumbrado a expresiones como "Nuestro Padre, nuestro Rey"133^93 U'a x)» "N uest ro Pa dre cele stial" (B'BlWl!; 12'3K), y "Vosotros sois los

hijos del Señor vuestro Dios" (OSTIAS 'Tfj DÍ1S D'1 3) , expresión esta q ue

59 Las excelentes notas d e Chwolsohn sobre las tiradas del Talm ud co ntralos iletrados amé-harets (págs. 73-74) son dignas de atención; constituyen unaréplica satisfactoria a los ataques y a la argumentación de Friedlander en Di ereligiosen Bewegungen, págs. 78-113.

«o Ibid. Apéndice, págs. 67-125.

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aparece en l a Tora, y en un fragmento, con "Hijos de Dios" (DlpíaV D'ID)empleada en e l Talmud .

Si bien Jesús se queja de los fariseos insinceros (Mateo 23), también lohace e l Talmud (R. Josué ben Anan ías , 130-150 e . c , en Sota, I I I , 4 ) cuandohabla de "la plaga de los fariseos", en la bien conocida baraita (Sota 22b ypasajes paralelos) al mencionar las s iete clases de fariseos (Chwolsohn cree

Las opiniones de Jesús sobre las comidas prohibidas no pueden tomarse l i teralmente, pues de lo contrario Pablo se habría apoyado en el las cuandodescartó las leyes ceremoniales (véase, sobre Graetz, la pág. 104).

De modo que las enseñanzas de Jesús concuerdan casi por completocon las de los fariseos, y efect ivamente vemos que éstos le permit ieron ense

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que estos textos son muy ant iguos, puesto que los apodos populares empleados en el los no eran conocidos por los amoraím: pág . 117) , y en PesiktaRabbati (22), que se refiere a los fariseos insinceros que se cubren conmantos de orar y fi lacterias sóío como impostura. Del mismo modo, Jesúshabló sólo contra los más degradados e insinceros de entre el los .

El copista de los Evangel ios en muchos casos confundió la palabra

ypocuLicCTÍqE (escriba s) con Occpia ocíoi (fariseo s), reem plazán dola por estaul t ima, o poniendo ambas, cuando en real idad la primera se refería a los"escr ibas" de los saduceos (pág . 113) . También en e l Talmud (Makk. 2 3 b -24a) "el justo vivirá por su fe" es el fundamento de la Ley, y las sentencias"no hagas a tu prój imo lo que no quieres que te hagan a t i", o "ama a tuprój imo como a t i mismo", son toda la Ley, según la opinión de Hil lel{Shab. 3 1 a ) .

En su vida práct ica, Jesús también se condujo como un fariseo: al part i rel pan, en su cuidadosa observancia de la bendición del pan y el vino, eincluso en la cuest ión del Shdbat; hizo la cena de Pascua y di jo el "GranHaUel". Al permit i r a sus discípulos que en día sábado recogieran espigas,se defend ió aduciendo que Dav id hab ía comido de los panes de l a p roposición, y que durante el Shabat se consumaban sacrificios en el Templo; di jo

que "El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre porcausa de l d í a de reposo" (Mateo 12 : 1 -5 ; Marcos 2 : 23 -27) . Exactamente de lmismo modo , med ian te es t e a rgumento a fortiori, part iendo de los sacrificiosdel Templo y del hecho de que David hubiera comido de los panes de la proposición (en Ylam'denu, Ialkut II , § 13 0), los fariseos dem ostraba n q ue lasnecesidades de la vida están por encima de las restricciones del Shabat(fl3¡P finn VD¡ fílpS), y decían t ambién que "E l Shabat os fue dado a vosotros, y no vosotros al Shabat" (R. Simeón ben Menasia —uno de los tanaímmás ant iguos— en Mejilta sobre Éxodo 31 , 14 , comienzo de 1 , pág . 92) .

En lo concerniente al divorcio, Jesús estaba más cerca de la escuela deShamai que de la de Hil lel (esta úl t ima lo hacía más fáci l ) . Su prohibiciónde jurar, incluso cuando no se miente, concuerda con lo que dice el Talmud:"un recto s í y un recto no" (Sifié, kedoshim, 8, 7 y pasajes paralelos). Sus

discípulos atribuían poca importancia al lavado de manos, pero ésta no erauna infracción seria, y parecería que los judíos de la época actuaban por logeneral del mismo modo, pues primeramente la regla se apl icó sólo a lacomida de las ofrendas del sacrificio. Lo que Jesús atribuye a los fariseosacerca d e la "tradición de los ancianos" y las ofrendas (Marco s 7: 2; M ateo15:5) se opone directamente a los mandatos del Talmud; sus observacionespudieron ciertamente apl icarse a algún tana y a sus discípulos, cuyas ideas,por ser las de un solo individuo, no fueron conservadas en el texto talmúdico.

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ñar en sus s inagogas y lo invi taban a sus fiestas , y que él mismo elogió laspalabras de uno de el los .

¿Por qué, entonces, los fariseos lo condenaron a muerte? Un "seductor",alguien que "l leva por mal camino", un "falso profeta" no es merecedor dela pena de muerte, a menos que haya pervert ido a alguien al extremode conducirlo a adorar un ídolo, cosa imposible en Jesús (pág. 88, n. 1).

Su juicio, con toda la injust icia que implicó, no fue conducido según las

reglas de los fariseos y, en real idad, éstos no tenían mayoría en el Sanhedrín.Las sentencias de los saduceos eran severas comparadas con las de los fari seos (Antigüedades, XIII, X, 6; XXX, ix, 1; Guerras, II, VIII, 14); a susjueces, debido a su excesivo rigor, se los l lamaba popularmente "jueces ladrones" (daiané g'zelot) en lugar de "jueces legislantes" (daiané ¿zerót), yfueron el los los que, ignorando el carácter espiri tual de su doctrina, temieron que Jesús como Mesías pudiera ser un rebelde y un conspirador.

En consecuencia, lo condenaron a muerte según sus severas leyes durante una precipi tada sesión nocturna, e incluso pagaron a algunos sujetospara q ue se mezclaran entre el gent ío y pidieran la crucifixión (págs. 118-120 ; 1 2 4 - 1 2 5 ) .

Chwolsohn cree que un Evangel io arameo fue la fuente común de losSinópticos (págs. 11-12). Como considera que Juan y Lucas todavía cono

cían las costumbres de la Pascua judía, concluye que no hay razón paraconsiderarlos posteriores al 50-55 e. c. (pág. 66 ); en ca mbio, sugiere (pág. 8 6y passim) que Juan es más reciente que los otros, y que todos sufrieron lainfluencia del desarrol lo del cris t ianismo primit ivo. Marcos debe haberut i l izado fuentes más ant iguas, puesto que atribuye a Jesús cosas no tan alejadas de las costumbres farisaicas y del espíri tu del judaismo de la época.

Chwolsohn considera especialmente digno de atención que para entenderel cris t ianismo paulino y pospaulino, el conocimiento de los Oráculos sibilinos,Filón y la l i teratura griega en general sea lo más importante, pero paraentender a Jesús, importen mucho más los profetas y la agadá talmúdica(cosas que son incluso más val iosas que los primeros Apócrifos palestinos yque los Seudoepígrafes) , pues Jesús no fue afectado por la li teratura griegay mucho menos por los l ibros no canónicos. Más adelante insis t i remos en

estos importantes puntos.También pertenecen a Chwolsohn los l ibros Ueber die Frage, ob Jesús

gelebt hat, Leipzig, 1910, que const i tuye una répl ica a Die Christusmythede Divws. En él defendió la tesis de la existencia de Jesús, sobre la base dela l i teratura judía y de los Evangel ios, y del espíri tu judío y palest ino de queestán penetrados estos úl t imos.

El l ibro de De Jonge, Jeschua, der Massische jüdischen Mann: Zerstorungdes kirchlichen, E nthüllung de jüdischen Jesus-Bildes, Berl ín, 1904, carece

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por completo de méri tos cient íficos. De Jonge fue un judío converso alemánq u e , t ranscurridos t res años, quiso volver al judaismo pero con "reservasevangél icas" (tnit evangelischen Vorbehalten); los rabinos de Berl ín lo rechazaron. De Jonge t rata de demostrar que Jesús y sus discípulos fueron verdaderos y correctos judíos.

V I I . Resumen de conclus iones

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Sost iene que Jesús fue discípulo de Hil lel y que no odiaba la vida ni lacul tura terrenal , ni tampoco a los que habían adquirido riquezas justamente.Jesús no fue el Mesías, s ino más que el Mesías. De Jonge no es afectadopor ninguna prueba cient ífica: todo lo que contradice sus opiniones es unafalsificación de los primeros cris t ianos. Prefiere el Cuarto Evangel io a losSinópticos, aunque sólo aquel las partes que sirven mejor a su propósi to dedescribir a Jesús como casi divino.

El úl t imo l ibro que ci taremos ha s ido escri to en hebreo 6 1 por Pau l Lever-toff: Ben ha-Adam: Jaié Ieshu ha-Mashiaj u-^ pdaJav, ed. Eduth l 'Yisrael(Londres, 1905). El autor es un judío ruso converso, que se hizo misionero.En su introducción condesciende a argüir contra Ahad ha-Am, el doctorNeumark, S. J . Horowitz, el doctor Bernfeld y contra mí, debido a que ennuestros art ículos de Ha-Shihach sobre la "naturaleza del judaismo" noadvert imos las ventajas del cris t ianismo.

El propósi to del autor (a pesar de que dice lo contrario en su Prefacio,pág. XXI) es senci l lamente hacer prosél i tos entre los judíos rusos que leenhebreo. En l ibros de este t ipo no puede confiarse para un t rabajo erudi toy objet ivo. El autor se abst iene hábi lmente de imponernos la mayor partede los milagros inaceptables; s igue (según lo advierte en el Prefacio) alexcelente l ibro de P. W. Schmidt , Die Geschichte Jesu, erzahlt (s in erláutert),salvo que encubre unos pocos milagros y algunas doctrinas misioneras en unanarración de hechos naturales (obviamente no siempre explicados comodeb ieran) y en l a p resen tac ión de la doct r ina é ti ca de Jes ús . . . ¡Y és t e e rael único l ibro sobre Jesús de la l i teratura hebrea moderna!

6 1 Hay otro libro en hebreo: Jelkat m'jokek, Cracovia, 1893, de Gershom Ba-der. El autor pretende reproducir un manuscrito, pero en realidad se basa en elantiguo Toldot leshu, completado con algunos enunciados fragmentarios tomadosde los Evangelios. Carece de valor científico y sus méritos literarios son muy pocos.

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La úl t ima sección ha s ido del iberadamente prolongada, cosa que a primera vista quizá parezca innecesaria. Pero aparte de la urgente necesidadde proporcionar a los lectores de hebreo (lengua en la cual no hay ningunaobra erudi ta sobre el tema) una idea cierta del t rabajo difíci l y de largoalcance real izado por centenares de estudiosos de todas las naciones en losúl t imos cien años o más, tendiente a dis ipar todos los prejuicios rel igiososque han oscurecido las primeras fuentes sobre el cris t ianismo y la vida desu fundador, aparte de esto —decíamos— sólo después de haber referido lasprincipales ideas sobre los Evangel ios y Jesús podíamos asentar las conclusiones que consideramos justas , e iniciar nuestra his toria l ibres de la necesidad de entrar en polémicas sobre cualquier punto part icular. Las opinionesque hemos aceptado y que recibirán confirmaciones ul teriores en el curso del

libro, son las siguientes:El Cuarto Evangelio no es un libro histórico-religioso, sino filosófico-

rel igioso. No fue compuesto hasta aproximadamente mediados del s iglosegundo, en una época en que los cris t ianos ya se dis t inguían de los judíos(por lo menos como un part ido especial), no tenían t ratos con el judaismooficial , y ya se habían convert ido muchos paganos. El objeto del CuartoEvangel io es interpretar a Jesús como el Logos, la "Palabra de Dios", en elsent ido extremo de Fi lón y, en consecuencia, pasa por al to los detal les del a v ida y muer t e de l Maes t ro que parecer í an demas iado humanos . Qu izátamb ién incluya unos pocos fragmentos históricos t ransmit idos al autor (qu epor cierto no fue Juan el discípulo de Jesús) por vía de la t radición, pero,en términos generales , el valor del l ibro es más teológico que histórico obiográfico.

De los Evangel ios Sinópticos, el más ant iguo es Marcos, compuesto pocotiempo después de la Destrucción del Templo (e. c. 66-88) , posiblem entepor uno de los discípulos de Marcos, discípulo a su vez de Pedro. Part ióde una fuente aramea (o hebrea) primit iva, cuyo autor (según Papías,véase la pág. 71) fue el Marcos real , y que contenía relatos y discursos,aunque de estos úl t imos pocos. Estos eran fragmentos árameos o hebreos detexto escri to, lo cual expl ica las muchas semejanzas; las diferencias importantes deben atribuirse a una diversidad de fuentes, y las leves al hecho de

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que los autores ant iguos no eran pedantemente exactos al ci tar libros de otroso incluso propios. Diferencias l igeras en las figuras y palabras existen enabundancia, por ejemplo, en los escri tos de Josefo, aun cuando vemos claramen te que l a fuen te de l au to r es ún ica . De t a l es fuen tes a rameas se der ivóel t ex to t ambién arameo que aparece en l a h i s to r i a de Ima Shalom y e l"fi lósofo" vecino —narración de un hecho que ocurrió inmediatamente des

del judaismo del período del Segundo Templo. A pesar de todos los esfuerzos de los autores de los Evangel ios por destacar la gran oposición que exist iósegún el los entre Jesús y el judaismo farisaico, cada paso que aquél dio, cadacosa que h i zo , cada pa lab ra que p ronunció , nos recuerdan —princ ipa lmen tepor confirmación aunque a veces por contradicción— la Palest ina de la época,

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pués de la Destrucción del Templo— (véase la pág. 42).Después de Marcos vino Mateo, basado en el Marcos actual y en una

colección de sentencias en arameo o hebreo (Logia), l a cua l , s egún Pap ías ,fue escri ta por Mateo el publicano, el más educado de los discípulos; también contiene t radiciones orales ul teriores, corrientes entre la primera y segunda generación de discípulos. Fue compuesto después de la Destrucción del

Templo, casi al fin del s iglo, por un discípulo de Mateo, para uso de loscris t ianos judíos, cuyo único interés era encontrar test imonios en la Escri turaacerca de los hechos de Jesús, y destacar su origen divino, debido a que laact i tud de los judíos con respecto a aquél era más de desprecio que de odio.

De al l í que este Evangel io revele un intenso disgusto por los judíos yespecialmente por los fariseos, pues las sectas de una misma rel igión quetodavía conservan relaciones estrechas se ven recíprocamente con un odio yunos celos mucho mayores que los que existen en el caso de las que hanroto todos sus lazos.

El úl t imo de los Sinópticos pertenece a Lucas, el médico, discípulo dePablo. En esa época ya se habían escri to muchas narraciones de la vidade Jesús; el objeto de ésta fue recoger lo más acep table y repet irlo de mo doordenado (según el propio autor lo explica en el prefacio). Lucas tuvo una

educación griega, y t rató de dar una forma histórica a los relatos e inclusoa las leyendas; con este propósi to asoció discurso y hechos, y a estos úl t imosprocuró apl icarles un marco cronológico.

Por ese t iempo, el cris t ianismo estaba más alejado del judaismo que enla época de Marcos y Mateo, y por el lo el Evangel io de Lucas no dest i la lamisma acri tud hacia judíos y fariseos. Todo el l ibro está penetrado de unaatmósfera griega, de modo que const i tuye una suerte de puente hacia elCuarto Evangel io. Fue escri to a comienzos del s iglo segundo.

Según Papías (véase la pág. 71), Marcos, el discípulo de Pedro, regist ró "con precisión todo lo que recordaba de las palabras y hechos de Cristo,pero no en orden". Esa fal ta de orden subsiste en todos los Evangel ios queuti l izaron esta fuente primit iva. Por el lo es difíci l escribir una vida completade Jesús: no tanto debido al poco material o a su poca confiabi l idad, comoa la circunstancia de que no conocemos el orden cronológico de sus dichosy acciones. El material fue t ransmit ido por los apóstoles según lo recordabanen el momento, y sus discípulos lo ordenaron posteriormente Según sus propias preferencias y propósi tos rel igiosos (cosa que no hicieron de modo del i berado, s ino porque su principal objet ivo no era his tórico ni biográfico, s inorel igioso).

Pero dudar grandemente de la his toricidad de los Evangel ios Sinópticosse hace más imposible cuanto más ampliamente estudiamos las diversas ramas

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la vida judía y las enseñanzas farisaicas.No importa que sus actos, parábolas o argumentos apoyen o no a alguna

halajá, agadá, o a algún midrash; en todo caso, aquéllos no pueden en tendersesin un conocimiento de la Ley oral tal como era en los t iempos de Hülel yShamai .

Como consecuencia de los resul tados de la crí t ica de los Evangel ios, del

estudio de la vida de Jesús y del conocimiento del judaismo de la época, laatmósfera míst ica y dogmática que envolvía a Jesús se dis ipó, y ahora sabemos qué aceptar y qué rechazar de los Evangel ios, qué es en su textoant iguo y qué reciente, qué es lo que los evangel is tas atribuyen inconscientemente a Jesús debido a que el los mismos vivían bajo la influencia de laIglesia pospaulina, y qué es lo que —también inconscientemente— han preservado de los rasgos nacionales judíos del Nazareno.

Sólo después de tal proceso de selección podemos l legar a reconocer alJesús histórico, al Jesús judío, al Jesús que no podía haber surgido más queen un medio judío, pero a quien los judíos, por ciertas razones históricas ypersonales que entenderemos más adelante, no podían recibir como su Mesías,ni aceptarle su doctrina como una vía de redención.

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Libro Segundo

El Per íodo

 

Observaciones generales

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Prácticamente todos los libros citados hasta ahora tocan las condiciones políticas, económicas y religiosas de la época de Jesús. Aquí sólo mencionaremos losmás importantes entre los que prestan una atención especial al tema. En hebreo:Isaac Halevi, Dorot ha-Rishonim, III, 1 (desde el fin del período macabeo hastael de los procuradores romanos), Francfort del Meno, 1906; Z'e Yaabetz, ToldotYisrael (desde Herodes hasta la Destrucción del Templo), Cracovia, 1904. Enalemán: H. Graetz, Geschichte der Jiiden, III, l,5 Leipzig, 1905; E. Schürer,Geschichte des jüdíschen Volkes im Xeitalter Jesu Christi, I-III, 4* ed., Leipzig,1901-7; A. Schlatter, Israels Geschichte von Alexander dem Grossen bis Hadrian,Stuttgart, 1900; J. Wellhausen, Israelitische und jüdische Geschichte, 5* ed., Berlín,1905. En francés: J. Salvador, Hütoire de la domination Romaine en Jtídée, Pa rís, 1847; E. Renán, Histoire du peuple d'Israel, t. 5, París, 1893; J. Juster, Le sJuifs dans l'Empire Romain, ts. 1-2, París, 1914.

Antes de t ratar sobre la vida de Jesús, es preciso tener una idea general

del período en el que nació, vivió y t rabajó, es decir, de las condiciones pol íticas, económicas y rel igiosas de Palest ina y de los judíos de la época.

Son necesarias algunas observaciones prel iminares:1) Aquí sólo podem os dar una idea general de las condiciones de aquel

t iempo: entrar en detal les nos l levaría más espacio del que dedicamos a todala vida de Jesús. Al mismo t iempo, como con frecuencia deberemos insis t i rsobre ciertos puntos de la vida y la doctrina de Jesús, nos veríamos en repet iciones tediosas; en consecuencia, nuestro examen se hace detal lado cuandolo entendemos necesario para la his toria personal del Nazareno, que abordaremos más adelan te .

2) Sin presumir de estar resolviendo la debat ida cuest ión de cuál es labase de la his toria y cuál la supere structur a (s i las condiciones económicas

son las fundamentales , y la vida pol í t ica y espiri tual está erigida sobre aquéllas —como lo supone el materialismo histórico—, o si por lo contrario, laesencia de la his toria es la vida pol í t ica y espiri tual , de las cuales las condiciones económicas no son más que preparaciones), pensamos que es correctoaquí hablar primeramente de la vida pol í t ica, y luego de las condicioneseconómicas y espiri tuales .

Las condiciones pol í t icas de Palest ina en la época de Jesús no respondíantanto a factores internos como externos, es decir, a la fuerza de las legionesromanas . Además de Judea , Roma hab ía conqu i s t ado numerosos Es tados de

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condiciones económicas totalmente diferentes, de modo que las condicioneseconómicas provenientes del desarrol lo interno no eran los factores decisivosen la creación de la s i tuación pol í t ica resul tante de la intromisión de unpoder exterior. Por el lo hacemos preceder la descripción de la vida pol í t icaa la de la vida económica y espiri tual .

3) Quienes han escri to sobre la vida de Jesús, sobre la his toria del cris

mediar la adhesión de una gran cant idad de judíos helenizados, muy alejadosde su original modo de vida hebreo, y que no conocían la lengua hebrea nisu l i teratura prinv 'genip.

P e r o , por ot i par te, la perso na de Jesús, su doctrina, su obra y su vidason, en lo bueno y en lo malo, completamente explicables por el judaismohebreo palest ino exclusivamente: el judaismo de la Escri tura, de los fariseos,de los primeros tanaím, de los Apócrifos y Seudoepígrafes palest inos (exclui

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t ianismo, o sobre lo que los estudiosos cris t ianos l laman "la his toria delperíodo del Nuevo Testamento", comienzan generalmente con la guerra de An-t íoco, el despuntar del período macabeo, y concluyen con la guerra deAdriano, la revuel ta de Bar Kojba. Por cierto, para la correcta comprensióndel cris t ianismo, para explicar el desarrol lo interno de la doctrina de Jesúsy su expansión extema desde la época de Pablo, es importante conocer toda

la his toria de los judíos desde Judas Macabeo hasta Bar Kojba.Pero para entender el ascenso de Jesús y sus enseñanzas, basta el conocimiento acabado de la época herodiana o, a lo sumo, del período comprendido entre la conquista de Pompeyo y la Destrucción del Templo. No fueel poder de los Macabeos ni sus guerras y victorias lo que provocó la aparición del Mesías sufriente, s ino el colapso pol í t ico que comenzó con laconquista de Pompeyo y no cesó hasta la Destrucción; un colapso que enla época de Herodes fue ocul tado tras una capa exterior de esplendor ylujo, pero que en los días de su hi jo y de los procuradores romanos quedóal descubierto con toda su espantosa real idad.

En consecuencia, aquí nos interesa sólo echar una ojeada general a loshechos que siguieron inmediata me nte a la mu erte de Salomé-Alejandra (lareina Shelom-Tsión), hechos que inevi tablemente t rajeron como consecuencia

un abandono total de las ambiciones pol í t icas. Sólo haremos una referenciabreve a las victorias macabeas en la época de Juan Hircano, Judas Aristóbuloy Alejandro Janneo.

4) Al hablar de las condiciones económicas t rataremos de l imitarnos alos hechos referentes al período que media entre Pompeyo y la Destrucción;si mencionamos otros, anteriores o posteriores, serán aquel los que por sunaturaleza, no están sujetos a variaciones rápidas (la geografía, el cl ima, losproductos naturales). A diferencia de las condiciones pol í t icas, que sufrenla influencia de factores externos, las económicas no se t ransforman másque lentam ente; en los t iempos ant iguos —y especialm ente en O rie nt e-eran más estables y persis tentes que en los t iempos modernos en los paíseseuropeos.

5) Al t ratar sobre las condiciones espiri tuales ignoraremos a los judíoshelenistas , de fuera o dentro de Palest ina, de Egipto o de las ciudades palest inas helenizadas. Para comprender al cris t ianismo (es decir, a las enseñanzasde Pablo y sus sucesores) y el t riunfo y desarrol lo del movimiento cris t ianodurante sus dos primeros s iglos de existencia, el conocimiento del judaismohelenista es muy importante, puesto que él solo explica el origen de la Trinidad y del "Verbo" como "Hijo de Dios", y la introducción de elementosgriegos en el s is tema judío nazareno, tanto como la sorprendente expansiónde la nueva fe. Esta úl t ima, especialmente, nunca habría s ido posible de no

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mos e l Seudoepígrafe helenista). Esto se verá en nuestra his toria de Jesús.E l mismo hecho fue reconocido por Chwolsohn , qu ien , s in embargo , va demasiado lejos y excluye también los Seudoepígrafes y Apócrifos palestinos.1 N a d adiremos, en consecuencia, del judaismo helenista, puesto que nos interesala his toria de Jesús y no la del cris t ianismo.

6) Tiene también una importancia suprema no confundir los períodos.Los erudi tos cris t ianos (y muchos judíos) 2 acostumbran describir las condiciones espiri tuales judías de la época de Jesús, no sólo sobre la base de losescri tos de Josefo, s ino también fundándose en los Apócrifos y Seudoepígra fes,y en la l i teratura talmúdica y midráshica. Esto, por cierto, es imposible evita r lo . Pero a l mi smo t i empo , no se debe o lv idar que en t re Ben Sira y elmidrash Ve-Ioshua median por lo menos doce siglos, e incluso hay siete s iglosentre la época de Jesús y la de la terminación del Talmud.

Es impos ib le que l as i deas no cambiaran en semejan te in t erva lo . ¿Cómopodría no sufri r modificaciones la vida moral y rel igiosa durante lapsos demil años o de cinco siglos? Fundarse en los dichos de algún amorá babilónicocomo si correspondieran a las opiniones de los fariseos de la época de Jesús,es tan vál ido como atribuir a Jesús los puntos de vista de San Agust ín; pensar

q u e u n midrash t an t a rd ío como e l Pesikta Rabati o el Va-Ioshua reflejan aljudaismo del s iglo primero es lo mismo que estudiar las ideas en las obrasde Tomás de Aqu ino .

Debe as imismo t enerse p resen te que l a Des t rucc ión de l Templo y especialmente el colapso de la rebel ión de Bar Kojba desgarró el espíri tu judíoy produjo una completa ruptura en su conciencia moral y rel igiosa.

Otro cambio sobrevino debido a la t ransferencia del centro rel igioso dePalest ina a Babilonia (después de la época del Rab Iojanán). De modo quedebemos evi tar a cualquier precio el error de describir las condiciones espiri tuales de los días de Jesús con colores tomados de la l i teratura talmúdicatard ía .

Incluso el Libro de Ben Sira debe emplearse con cau te l a , pues , en p r imerlugar, no está en consonancia con el espíri tu farisaico y, en segundo término,

es dos s iglos anterior a la época que nos interesa (o quizás t res , s i , comoalgunos suponen, el texto describe a Simón Primero), y en ese intervalo ocurrieron acontecimientos portentosos (como la persecución de Antíoco Epífa-nes , las guerras macabeas, las luchas entre fariseos y saduceos, la conquista

1 Véase la pág. 117.2 Es una excepción jl estudioso judío A. Büchler, quien, en sus escritos que

ya hemos citado (páj. 101), subraya repetidamente la acentuada diferencia queexistia entre las idc>s de los judíos de antes y después de la rebelión de Bar Kojba.

12 7

 

de Pales t ina por Pompeyo , e l gob ierno de Herodes y e l de los p rocuradores ) ,y vivieron hombres como Simeón ben Shetaj , Hil lel y Shamai.

Pero también debemos evi tar el extremo opuesto, ignorando fuentes ant i guas como Ben Sira, o más rec i en tes , como e l Talmud . Después de todo , enlos t iempos ant iguos las creencias no cambiaban por completo ni eran fáci l men te reemplazadas por o t ras nuevas . Ben Sira era todav ía u t i l i zado popu

Shetaj) y ésta es de historicidad dudosa. Resul ta fáci l , por supuesto, argüirque en todos los ejemplos dados la responsable de la sentencia era una cortesaducea , o que (como cuando Judá ben Tabai condenó a un t es t igo fa l so ,o cuando Simeón ben Shetaj colgó de un madero a ochenta mujeres enAscalón) se t ra t aba de med idas t emporar i as . 8 Pero mien t ras e l Segundo Templo estuvo en pie, el Sanhedrín, que sólo hizo ajust iciar a un hombre en

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larmente en el s iglo décimo, puesto que se lo ci ta con frecuencia en elTalmud y en o t ra l i t e ra tu ra jud ía , y en manuscr i tos hebreos desen ter radosde la Guenizá de El Cairo, de modo que sus axiomas morales debieronser t radicionalmente corrientes entre el pueblo de la época de Jesús y también habrán influido sobre este úl t imo.

Como en el Talmud, es posible dis t inguir las ideas más ant iguas de las

posteriores. Se debe prestar especial atención a las enseñanzas anteriores aJesús y a las de sus contemporáneos (por ejemplo, las sentencias de Simeónben Shetaj , Shemaia y Abtal ión, Hil lel y Shamai); también es posible tomaren cuenta las doctrinas de los tanaítn que v iv i eron inmedia t amen te despuésde la Destrucción y hasta la época de Bar Kojba: la mayoría de el los vieronel Templo y fueron casi contemporáneos de Jesús.

Tal es el caso del R. Iojanán ben Zakai , del R. Eleazar ben Hircano, delR. Josué ben Ananías, del R. Eleazar ben Sadoc, del R. Ismael ben Eliseo,e incluso del R. Akiba ben Iósef. En cuanto a los dichos de los tanakn q u eno vieron el Templo, y de aquel los que enseñaron después de la caída deBar Kojba y del t raslado del centro rel igioso de Judea a Gali lea, sólo puedenuti l izarse cuando existe la probabil idad de que el tana esté ci tando una opinión rel igiosa o una t radición recogida de un maestro más ant iguo, o quela memoria popu lar hub iere conservado desde un pasado d i s t an te . Mayordebe ser el cuidado con los amoraím (aunque también el los ut i l izan ocasiona lmen te op in iones an t iguas ) . En cuan to a los midrashim muy recientes, s iempre es posible que hayan sido influidos indirectamente por el cris t ianismo. 3

Esto se apl ica no sólo a las ideas y creencias, s ino también a las costumbres rel igiosas e incluso a muchas de las reglas que encontramos en la Mishná(e, innecesario es decirlo, en la l i teratura posterior). Muchas de tales reglasno eran observadas en absoluto en la época de Jesús, y las que estaban envigencia no se encontraban protegidas por las mismas precauciones y restricciones, de modo que no pesaban tanto al pueblo. Mientras subsist ía la vidadel Estado, no era posible aumentar indefinidamente la carga de la Tora.

Esto se apl ica a las reglas referentes a la impureza de las personas corrien

tes (i>lxn-05? nK!31D),4

y a las leyes sobre la pena capi tal .5

Entre las sentencias capi tales incontestables referidas en el Talmud, sólo una sat isface lasreglas asentadas en la Mishná (la sentencia de muerte del hi jo de Simeón ben

3 Véase David Castelli, II Messia secando gli Ebrei, Florencia, 1874, págs. 222-4.4 Véase Büchler, Der galilaische Am-Haarez des zweiten Jahrhunderts, Vie-

na, 1906, págs. 41-46.5 Véase Jakirot Tcdmudiyot, de M. L. Lilienblum (Obras Completas, I, pá

ginas 259-292).

12 8

setenta años, no era l lamado "sanguinario" (rru^Din ), 7 ni se ponían en práct ica las numerosas y complicadas reglas sobre la pena capi tal (ni s iquieralas exclusivas del Tratado Sanhedrín").

Tomemos un ejemplo: Según la Mishná,9 "aunque el pris ionero diga ' tengoalgo que alegar en mi defensa' , el los lo volverán a l levar a la corte, tal vez

cuatro o cinco veces, sólo s i existe alguna base para aquel la afi rmación".Obviamente, el sent ido del pasaje es que se podía continuar l levando al reoante la corte hasta el úl t imo momento.

Pero, junto a esto, encontramos una sentencia del R. J isdá, apoyada poruna ant igua haraita: "Cuando un hombre va a ser muer to , e l los permi t enque beba un grano de incienso en una copa de vino, para adormecer suss e n t i d o s . . . " L a haraita añade: "Las mujeres r i cas de Jerusa l én acos tumbrancontribuir con estas cosas." 9

Es ta haraita t iene todos los s ignos de una procedencia ant igua, en lamedida en que describe un hecho histórico. No obstante, s i la regla de queel condenado podía volver a aducir nuevas razones cuatro o cinco vecestenía vigencia en la época en que los judíos conducían los casos de sentenciacapi tal , ¿cómo podía exist i r la costumbre de darles "un grano de inciensopara adormecer sus sent idos"?

La conclusión general que puede extraerse de la narración de Josefo esque muchas de las reglas sobre el Shabat, la conducta de los reyes,el Sanhedrín, etc., que ocupan muchos de los t ratados talmúdicos, nuncatuvieron en ese t iempo la vigencia que les fue propia mientras los judíosvivieron una vida más o menos normal , en su propia t ierra, y con cierta autonomía, por lo menos en las cuest iones internas. 10

6 Como lo hace Itzajak Halevy en su Doroth-ha-Rishonim, I, II (Francfortdel Meno, 1906). Decide esto en todos los casos en que es imposible explicarejemplos destacados por medio de citas abundantes o por el crudo ataque a losmejores eruditos judíos y no-judíos. Pero no tiene sentido discutir con alguien que

cree que toda la Ley oral fue completada en la época de Ezra y Nehemías; susinvestigaciones resultan simplemente de la necesidad impuesta a nuestra ortodoxiade hacerlo todo más antiguo.

7 Makot, I, 10.8 Sanh. VI, I.» Sanh., 43a.i° La misma idea (de que no debemos deducir de la Mishná los castigos

penales y el procedimiento judicial de los tribunales de la época de Jesús) ha sidorecientemente planteada por un estudioso cristiano: H. Damby, The Bearing ofihe Rabbinical Criminal Code on the Jewish Triol Narratives in the Gospels (Journal Theological Studies, XXI, 8 de octubre de 1919, págs. 51-76).

12 9

 

Todo es to deberemos tene r lo presente durante la s próximas t r e s secc iones . Haremos todo lo pos ib le por d i fe renc ia r la s pruebas ant iguas delas más ta rd ías , y por d is t inguir lo que es taba rea lmente en v igenc ia de loque sólo pos te r iormente presc r ib ió e l Ta lmud, cuando la independenc ia yano e ra pos ib le , y no impor taba que se ignora ra la r ea l idad s iempre que se

I . Condiciones pol í t icas1

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pudiera preservar la Ley y encontrar en la Escritura el sostén de los fallos.

13 0

Los Macabeos e r ig ie ron una Pa les t ina judía : los r eyes he rodianos lades t ruye ron.

Los judíos que habían re tornado en la época de C iro y Dar ío , y másta rde , en e l t iempo de Ar ta je r je s , só lo edi f ica ron una pequeña Judea quenunca igua ló en extens ión o impor tanc ia a l r e ino de antes de l exi l io . Lasc iudades de l l i tora l e ran todas he lénicas y se desa r ro l la ron como repúbl icasindependientes ; inc luso Ecrón y Gezer só lo formaron pa r te de Judea en e lpe r íodo macabeo; la s c iudades de TransJordania y Samar ía e ran independientes ; Ga l i lea ( "Ga l i lea de los gent i le s" ) se había sepa rado comple tamentede Judea y sus habi tantes judíos e ran tan pocos que , según e l Libro deMacabeos, Judas Macabeo t r a s ladó a Judea a todos los judíos ga l i leos , consus mujeres, hijos y pertenencias, para salvarlos de sus enemigos. 2

Judea e ra un Estado tan ins ignif icante que no se lo d is t inguía , n i en e lgran Imper io Pe r sa , n i s iquie ra en la sa t rapía de Transpotamia (S i r ia ) . Losautores gr iegos contemporáneos de los Macabeos apenas tenían not ic ia s desu exis tenc ia ( conoc ían a S i r ia y a F i l i s tea , pe ro no a Judea ) . Herodoto ,a pesar de lo concienzudo que era, nunca la menciona, y se refiere sólo a "loss ir io s d e P a l es t in a " ( o í Z u p o i T rj q n a X a i a x í v r | q ) .

Así , durante t r e sc ientos se tenta y se is años , desde Zorobabe l has ta Jona tánMacabeo (537-1 61 a . e . c . ) Jud ea fue un Estado ins ignif icante .3 Pero despuéslos Macabeos no sólo l leva ron la pequeña provinc ia pe r sa a l n ive l de un re inoindependiente , s ino que , más a l lá de Judea , c rea ron la Pa les t ina judía . Jona tán anexó Ecrón y los tres distr itos ^vó^ioi) de Samaría (Efraín, Lydd yRamata im) mientras su he rmano S imón hizo lo mismo con Ja f fa , Geze r

y Bet-Tsur. Pero los principales responsables de la expansión de Judea y de1 Véase en la pág. 125 la literatura.2 1 Mac., 5, 23; véase Schürer, op. cit., 1,* 183-184. Este, no obstante, exa

gera la credibilidad de los enunciados literales del Libro de Macabeos; por ciertoque todavía había muchos juídos en Galilea; ellos (y no sólo los extranjeros) dieron origen a los populosos establecimientos de la región (véase B. Meistermann,Caphamaüm et Bethsaide, París, 1921 , págs. 256-7 n ). P ero el informe tiene ciertovalor.

3 Sobre el Estado de Judea durante este prolongado período, véase J. Klaus-ner, Historia Jsraelit, I, 130-300.

13 1

 

la creación de Palest ina judía fueron los Macabeos: Juan Hircano, Judas Aris-tóbulo y Alejandro Janneo. La historia judía ha s ido escri ta por cris t ianoso judíos más admiradores de la "cul tura" que de la pol í t ica, y el los no pudieron olvidar el carácter "secular" de Juan Hircano (hacia el fin de su reinado)o de Judas Aristóbulo y especialmente de Alejandro Janneo. En consecuencia

en la unidad de Dios, que preservaban la doctrina moral de los profetas .Pues de no mediar los Macabeos, los paganos habrían finalmente absorbidoa los judíos.

Sólo mediante tales conquistas y conversiones obl igadas podía el judaismoestablecerse en su hogar ancestral y hacerse poderoso, social y pol í t icamentefuerte, de modo que incluso los romanos, grandes conquistadores como lo

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los autores judíos nunca evaluaron con just icia la importancia de estos t resMacabeos en la his toria del Segundo Templo, o en toda la his toria de Israel , oquizás en la his toria total de la humanidad.

Pero sin esas victorias , la Palest ina judía nunca hubiera aparecido: elEs t ado jud ío habr í a segu ido s i endo un pequeño d i s t r i t o denominado "Judea",perdido en la gran extensión de Siria o en la más pequeña de "Palest ina".

Esos fueron los Macabeos que ampliaron los l ímites de Judea haciendode "Fi l is tea" el "País de Israel". Juan Hircano conquistó Samaría, Edom ypai te de Moab; quizás también la Baja Gali lea; convirt ió a los edomitas aljudaismo, e instaló judíos en Samaría y Moab. Judas Aristóbulo, que sólore inó un año ( jun tamente con su hermano Ant ígono) , l og ró duran te esebreve período la conquista y judaización de una parte de Gali lea —aparentemente la Gali lea Superior 4— mien t ras que Ale j andro Janneo comple tó l aobra iniciada por su padre Juan Hircano y su hermano Judas Aristóbulo.Conqu i s tó Gadara , Amathus , Pe l l a , D ium, Hippos , Gerasa , Gau lana , Se leu -cia, la ciudad fort i ficada de Gamala sobre ambas márgenes del Jordán, ylas ciudades de Fi l is tea que habían sido completamente helenizadas: Rafia, 5

Anthedón y Gaza .

En ad elante, Pa lest ina ("Fi l is tea") dejó de exist ir; los no judíos la l la

maban "Judea", y los judíos Eretz Israel (Paí s de Is rae l ) . Pero e l rey Alejandro Janneo no se conformó con esto: sometió partes de Moab (comoGilead) que no habían sido conquistadas por su padre y, antes de morir,s i t i ó l a c iudad de Ragaba , p l aza que fue tomada inmedia t amen te despuésde su muerte. Así extendió la insignificante Judea, hasta que sus l ímitespráct icamente coincidieron con los de la época de David y Salomón.

Es tas c iudades der ro t adas eran compul s ivamente judaizadas o repob ladaspor judíos; las pocas qu e se nega ron a aceptar el judaismo fueron destruida ssin misericordia. Desde el punto de vista moral —innecesario es decirlo-resul ta imposible just i ficar estas conversiones por la fuerza l levadas a cabopor reyes y gobernantes cuyos antepasados habían sufrido persecuciones rel i giosas semejantes, que los habían compelido a tomar las armas. Pero sólomediante esos métodos podían los judíos asegurar su posición más al lá de losl ímites de Judea y establecer la base de un reino considerable, donde pudieran vivir s in temer a los paganos de que estaban rodeados estos creyentes

4 Es difícil concluir de las observaciones de Josefo (Ant., XIII, xi, 3) referentes a la conquista y conversión de "una parte de Iturea" (tomadas de Estrabón)que Judas Aristóbulo, durante su breve y trágico reinado, pudo conquistar y convertir a toda Galilea, como lo supone Schürer (I, 275-6). Pero es seguro que lohizo con una parte de esa región (véase la nota 2).

5 Se escribe rPST (con jet), y no n«n (con he ) como es costumbie, sobrela base del griego Pa<pia. Véase Schürer, II, 4 108.

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eran, se vieran obl igados a tomarlo en serio. De otro modo, los judíos habrían seguido siendo un factor despreciable, tanto en rel igión como en civil ización. Esto es entonces lo que los grandes conquistadores macabeos hicieron por e l j udai smo y , en consecuencia , t ambién por toda l a humanidad .

Pero lo que construyeron los Macabeos fue destruido por los romanos ypor Herodes "el Grande" que, con la ayuda de aquél los, ocupó el t rono

de Judea .La esposa de Alejandro Janneo, la reina Shelom-Tsión,8 no amplió el

domin io macabeo , n i t ampoco d io lugar a su reducción . Duran te su re inadotodo quedó estacionario, a pesar de los progresos que habían ocurrido sinexcepción durante el gobierno de los Macabeos anteriores a el la. 7

El período de deterioro se inició prontamente. Los hi jos de AlejandroJanneo y Shelom-Tsión, Hircano II y Aristóbulo II, rival izaban por el t rono.Cuando el anciano Hircano ofreció una sal ida y se conformó con el sumosacerdocio, apareció en escena Antipáter el edomita, y lo persuadió de quemodificara su act i tud conci l iatoria. Aretas, el rey de Arabia, intervino enprimer término, y después de él lo hizo el romano Pompeyo. El año 65 a. e. c,cuando Scaurus, el enviado de Pompeyo, tomó cartas en la guerra civi l , marca

el comienzo de la destrucción del País de Israel .Durante los t reinta años s iguientes —hasta que Herodes ocupó el t ronode los Macabeos— vemos una serie de guerras prolongadas y sanguinarias(65-37 a. e. a ). E stas gue rras, comb inadas con la t i ranía de Hero des y, después de la muerte de éste, con el poder absoluto asumido en Judea por losromanos, destruyeron las mejores fuerzas de la nación judía, debi l i tándolacomo Estado, y susci tando al mismo t iempo la aparición de Mesías pol í t icosy la concepción de un mesianismo "no de este mundo", que sobrevolaba laconfusión mental popular y, como veremos más adelante, afectó la mentede Jesús en la primera parte de su carrera.

Estas guerras son casi demasiado numerosas para enumerarlas; cada unade el las implicó la muerte de una parte más o menos grande del pueblo judío.

En el 65 a. e. c. Aristóbulo fue d errota do po r Aretas, el rey d e A rabia.

En ambos bandos cayeron jud íos , pues con Are ta se encon t raban muchosque combat í an por l a causa de Hi rcano . 8 En el 63 a. e. c. Aristóbulo fue obl i-

6 En la literatura talmúdica se la llama Shelzion, Shelomza, Shelomtu, Shal-minon, Shelomit Alejandra. Cf. Derenbourg, Massa Eretz Yisrael, pág. 51, n. 1,y Chwolsohn, op. cit., pág. 14, n. 3; Schürer, I,4 287, n. 2.

7 Los tortuosos argumentos que Halevy aduce contra esto en Dorot Rishonim,l, iii, págs. 505-646, carecen totalmente de utilidad, ante el hecho notable deque en la época de Shelom-Tsión Judea no aumentó su territorio, cosa que habíaocurrido continuamente durante los reinados de sus predecesores.

8 Ant, XIV, ii, 1.

13 3

 

gado a acompañar a Pompeyo en su expedición contra los árabes nabateosdespués de l a cua l Pompeyo a t acó inmedia t amen te a Jerusa l én . E l par t idode Hircano le abrió las puertas de la ciudad, pero los seguidores de Aristóbulo se fort i ficaron en el monte del Templo. Pompeyo si t ió el Templo durantetres meses, lapso en el que murieron más de mil judíos defendiendo esa yotras partes de la ciudad.

Cuando Jerusa l én fue por f in conqu i s t ada (aparen temente e l Día de l Per

tan grande era el amor de los judíos a su heroica famil ia que inmediatamenteencontró miles de seguidores. .También es cierto que muchos fariseos se opusieron a él , según surge de los Salmos de Salomón y del hecho de que cuandolo s rep resen tan tes de Ar i s tóbu lo e Hi rcano p lan tearon su d i spu ta an te Pomp e y o , aparec ieron t ambién "embajadores de l pueb lo" que p id i eron l a res t au ración del orden teocrát ico anterior a la época de los Macabeos, y la rest i tución de su ant iguo poder al sumo sacerdote.

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dón, o en uno de los Shabats del invierno del 63) comenzó una carnicería.La ca ída de l Templo quedó marcada por l a muer t e de doce mi l j ud íos . 9 Lo sromanos se aprestaron a "cortar a Judá en t rozos": desprendieron de Judeatodo lo que los Macabeos habían conquistado. Judea había crecido hastatransformarse en el País de Israel : los romanos se esforzaron por reducir el

País de Israel a la extensión ant igua de Judea. Quitaron a los judíos todaslas ciudades del l i toral , desde Rafia a Dor (Acopa) y las ciudades helenistasde TransJo rdan ia (Gadara , Diym, e t c . ) . También separaron de Judea aSamaría y Bet-shan (Esci tópolis). Hicieron a Hircano gobernante de lo quequedaba, privándolo del t í tulo de "rey" y dejándole sólo el de "sumo sacerdote" . De los derechos pol í t icos no quedó más que un vago recuerdo.

En el 57 a. e. c , A lejandro, el hijo de A ristóbulo, que era l levado caut ivoa Roma, escapó en el camino y regresó a Palest ina. En los corazones de loshombres más sanos del pueblo, que todavía conservaban un anhelo de l ibertad, quedaba también afecto por los Macabeos, y el fugi t ivo se encontróprontamente seguido por un ejérci to de diez mil infantes y quince mil j inetes. Con esta fuerza capturó los fuertes de Alejandrión, Hircania y Machaerus,construidos por sus predecesores. Perdió seis mil hombres en la batal la contra

el ejérci to de Gabino (en el que había judíos del part ido de Hircano y otrosadheren tes a Roma) ; t ambién deben haber muer to muchos jud íos de l e j é r c i to romano . 10

Cuando Alejandro huyó más tarde a la fortaleza de Alejandrión y fuesi t iado por Gabino, una vez más pereció una gran cant idad de judíos. 11

Finalmente, para borrar todo recuerdo del reino y de los derechos judíosque aún subsist ían (y que eran atributos de la organización central del San-hedr ín Supremo de-Jerusa l én ) , Gab ino d iv id ió a Judea en c inco par t es ( Jeru salén, Gezer, Hamat, Jericó y Seforis), haciendo que cada una de el las fueragobernada por un Sanhedrín dist into. Así , Jerusalén dejó de ser la ciudadprincipal y el centro pol í t ico, convirt iéndose en una simple capi tal de provincia. El gobierno del país fue fragmentado en cinco zonas, según la máximad e R o m a : Divide et impera.

Pero el desdichado país no veía el fin de los dis turbios: los Macabeoslucharon por su t rono como best ias salvajes . En el año 56, Aristóbulo, quehabía faci l i tado la procesión t riunfal de Pompeyo, huyó de Roma a Judea;

« Ant., XIV, ii, 4; Guerras, I, vii, 5.io Guerras, I, viii, 3; Ant., XIV, v, 2: según ambos textos, 3.000 hombres

murieron y muchos fueron tomados prisioneros,l i Guerras, I, viii, 4.

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Pero estos "embajadores del pueblo" no eran más que los delegados delos sacerdotes y ancianos (D' ,Ti n ,n "tan "Asociación de los judíos") y dela clase rica: la masa del pueblo quería a la dinast ía macabea, y cualquierdescendiente de esta famil ia encontraba miles de seguidores dispuestos amorir por él . Miles de judíos se l igaron a Alejandro, el hi jo de Aristóbulo,

y a Aristóbulo mismo. Tantos fueron, que Aristóbulo se vio obl igado a rechazar algunos mil lares, debido a su imposibi l idad de armarlos. Sólo retuvoocho mil , y con el los sal ió al encuentro de los romanos. 12 Cinco mil cayeronante el ataque de estos úl t imos, y mil más fueron muertos cuando el jefehebreo tomó una posición fort i ficada en Machaerus.

Su hi jo, Alejandro, a pesar de estas serias derrotas , se rebeló una vezm á s , reuniendo un ejérci to aun más grande; tanto lo era, que incluso despuésde que una par t e deser t a ra seducida por e l edomi ta Ant ipá t er , t re in t a mi lhombres fieles le quedaron al rey, y de el los no menos de diez mil cayeronen la batal la contra Gabino cerca del Monte Tabor .1 3 Entonces Gab ino modificó nuevamente el t ipo de gobierno, de acuerdo con los deseos de Ant ipá t er .14

Incluso después de que Aristóbulo fuera nuevamente conducido pris io

nero a Roma, bastó que cierto general l lamado Pi tolao apelara al pueblo ennombre de aquél , para que inmedia t amen te reun iera ba jo su bandera a t recemil judíos. Entonces Casio, después de la derrota de los partos, se volvióhacia Judea, capturó Tariquea, mató a Pi tolao, y se l levó como esclavos alos t reinta m il judíos (53 -51 a. e. c ) .

La guerra civi l estal ló en Ital ia en el 49, prolongándose durante veinteaños , desde el día en que Jul io César cruzó el Rubicón hasta la muerte deAnton io (49-30) . En es t e per íodo , Pa les t ina cambió cuat ro veces de dueño .Debido a la disputa entre Pompeyo y Jul io César, Aristóbulo fue envenenado,y su hi jo Alejandro condenado a muerte. Después de la batal la de Farsal is yde l a muer t e de Pompeyo (año 48) , H i rcano (o más b i en Ant ipá t er , de l queHircano no era más que el instrumento) se pasó al part ido victorioso deJul io César.

Antipá ter s iempre apo yó al más fuerte y, para dem ostrar su devoción alnuevo dueño, no escat imó sus soldados judíos. En el año 47 envió t res milpara ayudar a Jul io César, y en el 45 suministró t ropas para apoyar aAntis t io Veto, general del anterior. Por esta sangre judía fue bien recom-

1 2 Ant., XIV, vi, 1; Guerras, I, viii, 6.13 Ant., XIV, vi, 2-3; Guerras, I, viii, 7.1 4 Guerras, I, viii, 7.

13 5

 

pensa do: César lo hizo "Epitr opos" (es decir, procurador o vicerreg ente cargopara el que, después de Herodes, se designaba a funcionarios romanos) ya Hircano, "etnarca" (jefe del pueblo; en hebreo VX'Qjníb)- Pero esto úl t i mo sólo tendía a guardar las apariencias: el gobierno real estaba en las manosde Antipáter, quien designó a su hi jo Fasael 1 5 gobernador del dis tri to deJerusalén, y a su hi jo Herodes, gobernador de Gali lea.

ferviente de venganza, los combatientes no siempre dist inguían al culpabledel inocente. Careciendo de organización y de "status" oficial , no eran soldados de un ejérci to regular; nadie los controlaba de modo constante, y confrecuencia caían en el bandolerismo. Pero en lo esencial eran los verdaderosdefensores del país; luchaban en guerri l las contra los t raidores y los conquistadores extranjeros, para recuperar la l ibertad nacional .

Las t ropas de Judas Macabeo y de sú hermano Jonatán es tuv ieron p r ime

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El padre y los dos hi jos gobernaron t i ránicamente. Primero t rataron del iberarse del pel igro que representaba para el los el anhelo popular de ungobierno macabeo. Después de las muertes violentas de Aristóbulo y su hi joAlejandro, el pueblo ya no tuvo un fuerte l iderazgo macabeo para levantarsecontra los romanos y sus esbirros edomitas, de modo que se organizó en guerri l las en los dis tri tos de Jerusalén y Gali lea, ocul tándose en las montañas,

y reivindicó la sangre derramada y el honor nacional agraviado atacando a losromanos y a sus sostenedores que t raicionaron a Israel : los cómplices de Antipáter y sus hi jos.16

Estos patriotas "terroris tas" aparecen siempre que una nación l lega a supunto de máximo sufrimiento s in poder recuperar su l ibertad mediante unalucha abierta y decisiva. Estos rudos guerreros son siempre nacional is tasextremos cuyos sent imientos desbordan a su intel igencia, dispuestos a aceptar en cualquier momento el mart i rio por la causa nacional , cuyos corazonesarden con un fuego sagrado —el fuego del amor a la patria— pero que no t ienen ningún plan claro de rebel ión. "Para la guerra, consejo y heroísmo":"heroísmo" tenían de sobra, pero el "consejo" les fal taba por completo.

Después de prolongadas y sanguinarias guerras y de desórdenes en todala vida pol í t ica, la desesperación tomó dos aspectos desgraciados: una desesperanza débi l y pasiva, que l levaba a una esclavi tud abyecta y a la aceptación muda de la nueva condición, y otra desesperanza act iva y cruel , la delos que no tenían nada que perder, los perturbados nerviosos, los fanát icosexci tados, que sólo aguardaban un milagro y podían l legar a una crueldadextrema: "Muera yo con los fi l is teos": éste era el espíri tu con que l levabana cabo sus atrocidades, matando a todo extranjero y a todo sujeto dudoso queencontraban, movidos sólo por el deseo de venganza que ardía en el los,saqueando y asolando las aldeas y caravanas sospechosas para obtener mediosde subsistencia.

Los t i ranos extranjeros que se apropiaron por la fuerza de las riendas delgobierno sólo podían ver en estos patriotas fanát icos a bandoleros y bandidos(caso de los boxers en China o los combitadjis de Macedonia y Albania des

pués de la guerra de 1914), y a veces no sin alguna razón, pues en su anhelo16 No "Fazael" (con zain) como se lo escribe corrientemente en hebreo. En

una inscripción nabatea, un hijo de Aretas (el rey de Arabia) es llamado "Fatsael"(véase Schürer, 1,4 pág. 739 y n. 34). El significado de Fatsael es "Dios ha redimido y traído consuelo" (como Padiel, Pedaiah). Esto se ve en el Salmo 144, 10:"El que rescata (nsisn) de maligna espada a David su siervo." La tsade sebanslitera al griego como sigma, siguiendo la pronunciación árabe de la ísad; deallí la transliteración "Fasael".

16 Para mayores detalles, véase Graetz, III, I, 5 en muchos lugares.

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ramente cons t i t u idas por t a l es sicarii. Del mismo carác t er e ran los "bandole ros" y "bandidos" que, especialmente en Gali lea, reunidos en gran númeroy con el l iderazgo de Ezequías el Gali leo se t ransformaron en "un ejérci topoderoso". Es t e Ezequ ías (con l a mayor par t e de su banda) fue desenfrenadamente muer to por Herodes , s in que med iara ju i c io a lguno , l o cual susc i tó la indignación del pueblo de Jerusalén que obl igó al débi l Hircano a ci tara Herodes para que e l Sanhedr ín lo juzgara .

Herodes concurrió acompañado de un gran cuerpo de soldados, y a lolargo de todo el juicio se condujo, no como el reo, s ino como príncipe ygobernante. Los ancianos del Sanhedrín le temían, y no osaban condenarlo amue rte, com o correspondía. Sólo uno de el los, Shemaia o Sham ai (Sociaéccc;) ,1T

d i jo ab ier t amen te l a verdad an te Herodes , Hi rcano y e l Sanhedr ín , con e lresul tado de que el idumeo se vio obl igado a huir por miedo de que, finalmente, sus jueces tomaran coraje y pronunciaran la sentencia correcta (47-46 a . e . c ) . Es to dem ues t ra cuál e ra l a na tu ra l eza rea l de los "bando leros"de Ezequías, y cuál la act i tud adoptada hacia el los por el pueblo en general ,y también por los l íderes de Jerusalén.

Es impor t an te para nues t ro t ema p res t ar a t ención especia l a l hecho de

que estos grupos de "bandoleros" abundaban en Gali lea —alejada del centropolí t ico y rel igioso— y de que la ignorancia, el desorden y la injust icia eranlo más frecuente en esa región. Gali lea podía (m ucho más que Judea ) nutri ra fanát icos desequil ibrados e inmanejables. Esto proporciona una explicaciónde por qué un Jesús (quien, como veremos más adelante, se consideró durante cierto t iempo un Mesías pol í t ico corriente) surgió en Gali lea antes queen otra región y, de por qué, en especial , encontró en Gali lea discípulos yadmi radores .

Cua ndo Jul io César fue mue rto, en el 44 a. e. c , Ju dea cayó en las man osde Casio, que la explotó al máximo. Al part i r este úl t imo, en el año 42,estal ló en las cercanías de Jerusalén el combate que costó a Fasael , gobernador de l a c iudad y hermano de Herodes , l a pérd ida de muchos hombres ,

Matat ías (según se lo l lama en sus monedas) Antígono II, el segundo hi jode Aristóbulo II, y yerno de Ptolomeo Menseus de Chaléis , con la ayuda deeste úl t imo y de Marión, gobernador de Tiro, se esforzó por recuperar el t ronode sus padres . E l t ambién se encon t ró inmedia t amen te rodeado de segu idores

17 Los eruditos no están aún seguros de que Za ^é ac , y ricoXXícov sean Shemaia y Abtalión o Shamai y Hillel (véase Dorot Rishonim, I, iii, 40-49), perola diferencia en este caso no tiene importancia.

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judíos. Herodes le sal ió al encuentro y lo derrotó, por supuesto no sin derramamien to de sangre .Esta derrota de un miembro de la famil ia de los Macabeos no gustó

mucho a los judíos. El los habían soportado el duro gobierno de los hi jos deAntipáter, y después de que Antonio y Octavio derrotaron a Bruto y a Casio(en el año 42), una delegación judía le presentó en el 41 a Antonio, en Bit inia,una queja con t ra Herodes y Fasae l . Pero Herodes , sobornándo lo , ap lacó aAntonio y la misión fracasó.

de Jerusalén; tan grande era el odio que abrigaban hacia él los judíos que,según Josefo, "más aún que los partos, lo acosaron en la lucha y lo persiguieron hasta una distancia de sesenta y nueve estadios de la ciudad". 2 0

Matat ías Antígono fue coronado rey de Judea. Fue el úl t imo rey de puraes t i rpe macabea (40-37) . En tonces comenzó una feroz guer ra en t re é l yHerodes, que concluyó con la coronación de este úl t imo. Esta guerra entre elrey judío apoyado por los partos y el rey judío edomita apoyado por losromanos embebió en sangre el País de Israel y lo debi l i tó hasta un l ímite

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En el mismo año, los judíos enviaron una segunda delegación de cienhombres a Dafne, cerca de Antioquía, a entrevistar a Antonio. La delegaciónse quejó de los dos hermanos y, una vez más, esto no tuvo ninguna consecuencia : Hi rcano t emió dec i r nada menosprec ia t ivo sobre Herodes y Fasae l ;todo lo bueno que les atribuyó en presencia de Antonio movió a éste a desig

nar los t e t ra rcas . H i rcano perd ió as í l a sombra de poder que en un momentot u v o .

Pero los judíos no quedaron conformes: el yugo de hierro de los edomitasles resul taba intolerable. Enviaron una tercera delegación a Tiro. Esta delegación incluía no menos de mil hombres que, en nombre de todo el pueblo,protestaron contra el gobierno de Herodes y Fasael . Pero Antonio había s idor i camente sobornado (una vez más ) por los hermanos , y o rdenó que todoslos miembros de la delegación fueran muertos. Los delegados conocían estaorden terrible pero, aun así , no quisieron emprender el retorno sin haberhecho l legar su pet ición. Los romanos los atacaron, y muchos fueron muertos,heridos o tomados pris ioneros; el resto huyó hacia el hogar. Respondiendo alas protestas del pueblo por esta insól i ta atrocidad, Antonio ordenó la muertede los pris ioneros.18

Al año siguiente, los partos atacaron a Siria, y Matat ías Antígono intentólograr la ayuda de aquél los para recuperar su t rono ancestral , con la promesa(que no cumplió o que inventaron sus enemigos) de entregar mil talentosde oro y quinientas mujeres. Los partos estuvieron de acuerdo por razonespolí t icas (eran siempre los enemigos de Roma y de sus al iados) y enviaronun gran ejérci to para ayudar a Matat ías Antígono. Pero antes de que esteejérci to arribara, Antígono, como todos los Macabeos, ya había encontradoseguidores judíos.

Estos const i tuían un ejérci to formidable, que puso si t io a Jerusalén. Losseguidores de Herodes y Fasael sal ieron a enfrentarlo, pero la mayor partedel pueblo jerosol imitano estaba de parte de los Macabeos, y se luchó en laspropias cal les de la ciudad. Los part idarios de Antígono quemaron a lospart idarios de Herodes y Fasael en sus casas, por lo cual Herodes se vengóajust iciando a muchos. La fiesta de Pentecostés estaba cerca, y las mult i tudes que habían marchado a Jerusalén para celebrarla se unieron al ejérci tode Antígono. También los gal i leos apoyaron a Antígono, contra Herodes. 19

Fasael e Hircano II fueron capturados, y Herodes se vio obl igado a huir

18 Ant., XIV, xiii, 2; Guerras, I, xii, 6-7.19 Guerras, I, xiii, 4.

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extremo. Los partos saquearon a Jerusalén y sus inmediaciones, así como amuchas otras ciudades de Palest ina, y Herodes también asoló todo lo que leparec ió conven ien te . 21

Herodes no sólo luchó contra las t ropas de Antígono que encontró enGali lea, s ino que también comenzó a matar a cuantos "bandoleros" o sicarii

(es decir, "celóte" patriota ocul to en las cuevas y montañas) se ponían a sualcance. Josefo, a pesar de que también él los l lama "bandoleros", describela gran valent ía moral de estos hombres: "Cierto anciano gal i leo, uno de losfanát icos, tenía s iete hi jos, y cuando estos iban a obedecer la orden de Herodesy abandonar la cueva, los mató uno a uno; y cuando Herodes le extendió lamano prometiéndole no cast igarlo, el viejo sólo ul t rajó al rey por su origenedomi ta , y se l anzó a l p rec ip i c io ." 2 2 ¡Tan grande era el odio de los celotespor el esclavo edomita, y tan grande su fe en la casa macabea! Un poco másadelante, encontramos a los gal i leos ahogando a los part idarios de Herodes enel lago de la región. 23

Así eran los gal i leos de una época próxima a la de Jesús, y tal el estadode Gali lea cuarenta años antes del nacimiento de aquél . No podía haber unmaterial mejor para un movimiento mesiánico.

En el curso de estas guerras fueron muertos innumerables judíos, especialmente en Gali lea.24 Más tarde estal ló otra lucha en Samaría, contra Papo,el general de Antígono. Incluso Josefo es conmovido por la crueldad deHerodes en es t a guer ra . 25 Luego de estas victorias sangrientas, Herodes s i t ióa Jerusa l én . Pero adv i r t i ó que los Macabeos t en ían una popu lar idad t an g rande que, durante el curso mismo de la guerra, encontró conveniente casarsecon una mujer de esa famil ia, y de este modo apropiarse de parte de su prest igio real . En el año 3 7 a. e. c. interrum pió el s i t io de Jerusalén , ma rchó aSamaría, y al l í desposó a Mariamne, hi ja de la hi ja de Hircano II y del hi jode Aristóbulo II.

Luego restableció el s i t io, durante el cual murieron muchos hombres;la operación culminó con un ataque final , de una naturaleza tan terrible

so Guerras, I, xiii, 8.21 Guerras, I, xv, 6.2 2 Ant., XIV, xv, 4-5; Guerras, I, xvt, 4. Personalmente considero que este héroe

es el "Taxo" que "con sus siete hijos fue a vivir a una cueva y prefirió morir",del que se habla en La asunción de Moisés, IX, 1-7 (véase también Assumption ofMoses, A. S. Kaminetsky, Hashiloach, XV, 47-48).

23 Ant., XIV, xv, 10; Guerras, I, xvii, 224 Ant., XIV, xv, 6-7 y 11-12.25 Ant., XIV, xv, 12.

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que espantó incluso al insensible Herodes. Cuando los romanos entraron enla ciudad no perdonaron a nadie; hombres, mujeres y niños, varones, viejosy jóvenes, niñas de t ierna edad y mujeres ancianas, en las casas, mercados eincluso en el Templo, fueron ul t imados como ovejas. Una ciega furia asesina se posesionó de los romanos y de la mil icia herodiana. Josefo nos diceque "los soldados de Herodes l legaron a tal extremo que ningún hombre delo t ro bando quedó v ivo". 2 6

No es necesario que nos extendamos sobre el pi l laje y la violencia que

sionó del t rono encubriéndose dolosamente detrás del débi l Hircano. Ya rey,comenzó a asolar y destruir como una best ia salvaje.

Primero t rató de borrar todo recuerdo de la casa macabea y de las famil ias nobles que lo habían apoyado. Tan grande era la popularidad de losMacabeos que, según la afi rmación espontánea de Estrabón, "resul taba imposible obl igar a los judíos a reconocer a Herodes como rey después de quefue coronado en lugar de Antígono; ni la tortura podía mover a los judíos

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se desataron en la ciudad; finalmente, Herodes intervino, preguntando algenera l romano Sosio si "los romanos suprimirían de la ciudad a todos loshabitantes y posesiones, y lo harían rey de un desierto".

Es t e fue rea lmen te e l caso . En l a época en que Herodes "e l Grande"ocupó el t rono (37 a. e. c.) n o sólo la ciudad real de Jerusalén, s ino todo el

País de Israel era un desierto. Durante los t reinta años t ranscurridos entrela muerte de la reina Shelom-Tsión y la t ransformación de Herodes en monarca todopoderoso (67-37) más de cien mil judíos fueron muertos. Y éstoseran los mejores hombres de la nación, los más sanos, especialmente los jóvenes , y los más entusiastas: aquel los que se habían negado a soportar el yugoextranjero.

Así la nación quedó debi l i tada hasta el úl t imo extremo. Ya no habíaen ella hom bres de nodado s para quienes la l iber tad pol í t ica fuera más preciosa que la vida; sólo quedaban los otros que hemos descripto: ásperos yfervorosos creyentes que no rehuían el mart i rio por la Ley. E incluso a éstos,poco después, Herodes los aplastó por la fuerza.

Ya no exist ía la posibi l idad de un gran levantamiento popular que se

atreviera a avanzar, espada en mano, enfrentando al usurpador, extranjeropor nacimiento, cuyo poder dependía del apoyo extranjero. Josefo dice lomismo: "Debido a las perpetuas guerras, los judíos ya no podían rebelarsecon t ra nad ie ." 2 7 Nada quedó, salvo bandas ocul tas de patriotas terroris tasque tenían fuego en el corazón, pero ningún plan claro en la mente y, porotro lado, hombres que habrían luchado por la fe, pero, s i bien su propósi toera claro, no podían ascender al plano de la act ividad pol í t ica porque "sure ino no era de es t e mundo".

Uno y otro t ipo resul taban igualmente pel igrosos para Herodes, puesconst i tuían un material inflamable que cuando el t iempo madurara "tambiénse sumaría a sus enemigos", aunque por s í mismo no fuera un factor pol í t ico.Pero éste era el mejor material para los movimientos mesiánicos, pol í t icos orel igioso-espiri tuales , y éste fue también el material de que estuvo const i tuido el part ido que apoyó a Jesús.

Sobre Herode s "el Gra nde " ha observado cierto his toriador: "Se introdujofurt ivamente en el t rono como un zorro, gobernó como un t igre y murió comoun perro." ¡Qué cierto es este epigrama! Hemos visto como Herodes se pose-

2 6 Guerras, I, xviii, 2.27 Ant., XVIII, i, 1.

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a saludarlo como su rey, tan al tamente valoraban al rey anterior (Antígono)". 2*En consecuencia, esta popularidad debía ser forzosamente el iminada. Herodespersuadió a Antonio de que decapitara a Antígono —cosa que los romanosnunca habían hecho anteriormente a rey alguno—. De este modo Herodesquería demostrar que Antígono II, rey él mismo, e hi jo y nieto de reyes, era

considerado por los romanos un simple bandolero.Veremos más adelante cómo, uno a uno, Herodes el iminó a los miembros de la famil ia real macabea y a todos sus parientes .

Después de su coronación, el edomita no provocó muchas pérdidas humanas en combates. A pesar de su sed de sangre y de su habi l idad mil i tar,por temor a los romanos, no organizó más guerras que las sostenidas contralos árabes en los años 32-3 1 a. e. c , y hacia el fin de su vida, aproxima damente en el año 9. Por lo menos durante su reinado, la sangre judía nocorrió en el mismo grado que en los t reinta años precedentes. Pero sus esfuerzos por ahogar el espíri tu nacional y el resto de l ibertad interior provocarona la nación una pérdida más grande que la que habría resul tado de todaslas guerras del mundo.

Isaac Halevy, el autor de Dorot ha-Rishonim, ha ded icado un vo lumen

de muchos centenares de páginas al período de Herodes y sus hi jos. 29 En esel ibro t rató de describir a Herodes como un individuo que, durante toda suvida, aspiró a ser "un rey de los gent i les" y no "un rey de los judíos". Susargumentos no son muy nuevos, pero s í algo perspicuos. Las múlt iples act i vidades de Herodes en beneficio de las ciudades helenistas , los monumentosmagnificentes que erigió en el las , las inmensas sumas que gastó en juegosgriegos: todo esto crea fáci lmente la impresión de que Herodes tenía enmente ser un "rey de los gent i les", en especial s i oponemos a aquel las act i vidades las objeciones que le formulaban los judíos.

Pero, a pesar de esto, o quizás precisamente a causa de esto, esa impresión no es correcta. Josefo t iene la misma idea: a él también lo sorprende elhecho de que Herodes t rabajara más por el bien de los gent i les que porel de sus subditos judíos.

Pero explica claramente la razón. El rasgo más notable de Herodes erasu apet i to de fama. Sabía que todo lo que hiciera por el bien de sus subditossería algo sobrentendido que no le procuraría fama alguna. Sabía tambiénque los judíos nunca olvidarían su origen extranjero, su robo de la coronamacabea, sus matanzas injust i ficables, su sometimiento de esclavo a los

2 8 Josefo cita esta afirmación del famoso escritor griego en Ant., XV, i, 2.2» Dorot ha-Rishonim, Pt. I, vol. 3. Francfort del Meno, 190^

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romanos, y su desconocimiento de muchas de las leyes de Israel . No le quedaba más que un medio de sat isfacer su apet i to, a saber: una generosidadmagnifícente con las ciudades griegas y, en general , con todos aquel los queno eran sus subditos; a el los no tenía la obl igación de beneficiarlos y podíacontar con su grat i tud.

Y tan bien servido fue por la adulación prevaleciente en las ciudades

l lamaría "rey de los gent i les" exigió que el pet icionante se convirt iera alj u d a i s m o ( á y y p a c p í j v o a T O Í q TCDV 'IOUSOCÍCOV MBECH). como e l p r ínc ipeárabe se negó , su ped ido fue rechazado . 3 4 Estos hechos bastan para refutarla idea de que Herodes sólo aspiraba a ser "un rey de los gent i les".

¿Y por qué habría s ido tan colérico con quienes se oponía a él en Judea,si no hubiera deseado en absoluto ser "un rey de los judíos"? 3 5

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dió ampliamente, y obtuvo en el extranjero lo que no logró en el propio país .Sus cálculos resul taron correctos: fueron los aduladores griegos quienes losa ludaron como "Herodes e l Grande"; t odo lo que encon t ramos en Josefosobre "las obras de su poder y majestad", proviene de los escri tos del helenista Nicolao de Damasco. Pero el pueblo de Israel lo apodaba "el esclavo

edomita". Al explicar la vanidad de Herodes, Josefo añade que "los judíosno podían halagarlo con estatuas o palacios"; en consecuencia, no simpatizabacon ese pueblo, y se volvió hacia los griegos, que tenían esos medios dehonrar .30

En muchos fragmentos de Josefo encontramos observaciones que parecenapun tar de l iberadamente con t ra l a op in ión de l au to r de Dorot ha-Rishonim.Por e j emplo : "En genera l , l a muni f i cencia de Herodes no puede desper t arninguna sospecha de que, en su generosidad para con las ciudades griegas,que era mayor que la de los propios gobernantes de las mismas, fuera movidopor motivos ocul tos." 81

La p rueba más des t acada de que t ambién quer í a ganar l a es t ima de losjudíos con algún gran acto que aumentara sus méri tos a los ojos de aquél los,por más al to que fuera su costo, es el edificio del Templo, ese "Edificio deHerodes" tan famoso en la l i teratura judía. Esta construcción grande y sagradaera la única que podía erigir en el País de Israel para que le reportara gloriay honor entre los judíos, y en el la prodigó enormes sumas. Se consideró también judío y rey de los judíos en todo lo referente a la protección de lasgentes de Israel fuera de Palest ina.

Cuando, en el año 22, se encontró con Agripa en la is la griega de Mit i-lene (Lesbos), los judíos que vivían al l í se le quejaron de los vecinos y funcionarios, que los oprimían y obstacul izaban sus práct icas rel igiosas. Herodesabogó por el los, e hizo cuanto estuvo en su poder por mejorar su estado;por otra parte, el representante de estos judíos en varias ocasiones lo l lamó"nues t ro rey". 32 Parecería asimismo que los edictos promulgados por Augustoen favor de los judíos de Asia y de Cirene (en Libia), aunque de diferentes

fechas, se debieron también a los esfuerzos de Herodes, puesto que Josefo losincluye entre los hechos de su reinado. 3 3

Algo más: cuando Syllaeus, primer ministro de Obodas, el rey de los árabes, le pidió a Herodes por esposa a su hermana Salomé, éste a quien Halevy

so Ara., XVI, v, 4.3 1 Guerras, I, xxi, 12.32 Ant., XVI, ü, 3-5.3 3 Ibid., VI, 1-7. Todo lo que aduce a propósito de la cuestión el autor de

Dorot ha-Rishonim (I, iü, 25-86) es pura casuística.

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quiera pudiera encontrarlos; como sabía que era más fáci l obtenerlos en elexterior, entre los griegos más que entre los judíos, y puesto que se necesitaban grandes riquezas para erigir los monumentos y estatuas y real izar losactos munificentes que eran las únicas cosas capaces de asegurar su fama ydifundir su reputación, obtuvo los medios entre sus subditos judíos (pues

los romanos no l e habr í an permi t ido recaudar d inero en t re qu ienes no eransus subditos), y los entregó a los extranjeros.

Pero, como quiera que sea, su amistad con los gent i les y la opresión desus subditos judíos amargó al pueblo y susci tó el antagonismo popular haciael medio-judío que gobernaba gracias al favor romano. Véase, por ejemplo,cómo es descripto por la delegación judía que concurrió a quejarse de Arquelaoan te Augus to , i nmed ia t amen te después de l a muer t e de Herodes : "E l (Herodes) cometió actos de t i rano que habrían acabado con los judíos, y asimismoinventó cosas nuevas de su propia mente que eran contrarias al espíri tu delpueb lo de Is rae l , y mató a muchos hombres , con una crue ldad s in para l e loen la his toria.

"Peor aún fue la suerte de los supervivientes, pues no sólo los oprimió,sino que también amenazó con confiscar sus propiedades. Engalanó sin término a las ciudades próximas al País de Israel , a expensas de sus subditosexpoliados. Redujo al pueblo a una pobreza abyecta, aunque lo había encontrado, con unas pocas excepciones, en una condición de riqueza. Confiscó laspropie dade s de las famil ias más al tas —a las que co ndena ba a mue rte con elmenor pretexto—, y a los que toleraba vivos, los privaba de sus bienes. Nosólo exigió t ributos, año t ras año, a todos los habi tantes, imponiéndolos s inclemencia y extrayéndolos por la fuerza, s ino que además era imposible vivirs in sobornarlo a él y a los servidores, amigos y funcionarios a los que confiaba la recaudación.

"Era imposible hablar de su corrupción de doncel las y mujeres; despuésde hacer estas cosas perversas cuando estaba bebido y s in test igos, quieneslas habían sufrido preferían guardar s i lencio como si nada hubiese ocurrido,

y no decir nada afuera. Y así Herodes se había conducido con los judíos conuna crueldad tan grande como la de una best ia salvaje que gobernara a lahumanidad. Aunque los judíos habían sufrido antes muchas fat igas y opresiones, su historia nunca había registrado afl icciones tan grandes como lasque padecieron a manos de Herodes ." 3 6

34 Ant., XVI, vii, 6. Véase también Schürer, I, 4 397, 406.35 Réville, Jésus de Nazareth, 2* ed., París, 1906, págs. 210-211.36 Ant., XVII, xi, 2; Guerras, II, vi, 2, lo repite casi con las mismas pala

bras, pero de modo más breve y enérgico: "No fue un rey, sino el más bárbaro

1 43

 

Tal es la his toria de las obras de Herodes "el Grande": matanzas, confiscación de propiedades, duros t ributos, corrupción y desprecio de la Ley. Lapérdida de los mejores elementos cul turales , la severa opresión pol í t ica, laprivación de la l ibertad, la sospecha, el espionaje, la adulación al grande,el aumento de las necesidades y de la pobreza: estas fueron las característ icas del gobierno herodiano, que se extendió hasta la época del nacimientode Jesús. Gota a gota Herodes drenó la sangre de los judíos durante lostreinta y t res años de su gobierno (37-4 a. e. c ) . Ra ram ente pas aba un día

que los inci taba, y aunque debido a su defecto no tomó parte en la acción,es t aba p reparado para compar t i r l a pena que pud iera co r responder l es .

Los conspiradores fueron capturados merced a la información pasada porun esp ía , y osadamente confesaron que hab ían in t en tado matar a Herodes ,o por lo menos a los que estuvieran próximos a él , para que su suerte demostrara a los hombres cuan pel igroso era t ratar con l igereza lo que la naciónconsideraba sagrado. Todos el los fueron ajust iciados con una crueldad atroz,pero el pueblo cortó en pedazos al espía que los había t raicionado y arrojó

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sin que alguien fuera ajust iciado.En e l año 37, cuando acababa de ascender a l t rono , mató a cuaren ta y

cinco de los más nobles jerosol imitanos, pertenecientes a la famil ia macabea,confiscando sus propiedades para su propio uso: era el "año de remisión"(Deutero nomio 1 5: 1) y necesi tab a dinero. 87

Al final izar el año 35, Aristóbulo III, hermano de la reina Mariamne ycuñado de Herodes , fue ahogado por o rden de Herodes cuando se bañabaen Jericó.38

En el año 34, fue ajust iciado Iósef, el esposo de Salomé, la hermana deHerodes . 3 9

En el 30, fue muerto Hircano II, al cumplir ochenta y dos años,a pesar de que por tener un defecto fís ico no podía ser elegido sumosacerdo te , y en consecuencia no rep resen taba n ingún pe l ig ro para Herodes .(Este es el mismo Hircano que l levó al poder a Antipáter y a su hi jo, quesalvó a Herodes de morir a manos del Sanhedrín, y que era abuelo deMar iamne, l a amada esposa de l t i rano . ) 4 0

Hacia fines del año 29, fueron ajust iciados Sohoemus de Iturea, Ma

riamne, esposa de Herodes, y poco después Alejandra, madre de la anteriory suegra de Herodes . 4 1

El año 25 vio el asesinato de Costóbaro (Kauzgeber), segundo esposode Salomé, y de los hi jos de Baba, de ascendencia macabea, que pertenecían al part ido de Antígono y a los que Costóbaro había ocul tado de Herodes; con el los fue también muerto Lisímaco Gadio, conocido como Antipáter, y Dosi teo. Poco t iempo después, cuando el pueblo se enfureció por losjuegos at lét icos, el teatro y el anfi teatro orientados en Jerusalén por Herodes,diez hombres conspiraron para matar al t i rano; entre el los había un ciego

de ios tiranos que nunca hayan ocupado un trono. Mató a innumerables hombres,y a los que quedaron les hizo envidiar la suerte de aquéllos. No sólo torturó individualmente a sus subditos, sino que oprimió a ciudades enteras. Engalanó aciudades extranjeras, mientras destruía a las propias; enriqueció a pueblos extranjeros con la sangre de los judíos. Así, en lugar de la riqueza y de las buenasleyes anteriores, hubo una completa pobreza y leyes malas. En resumen, los judíossufrieron más en unos pocos años, desde el ascenso de Herodes, de lo que habíansufrido sus padres desde que dejaron Babilonia, durante el reinado de Jerjes."

8 7 Ant., XV, i, 2; Guerras, I, xviii, 4.3» Ant., XV, iii, 3; Guerras, I, xxii, 2.39 Ant., XV, iii, 9; véase Guerras, I, xxii, 4-5.4 0 Ant., XV, vii, 1-4; Guerras, I, xxii, 1.« Ant., XV, vii, 4-6, 8; Guerras, I, xxii, 3-5.

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la carne a los perros. Nadie quiso denunciar a los que mataron al t raidor,puesto que todos lo consideraban digno de su muerte. Herodes ordenó entonces el t lageiamiento de algunas mujeres, las que, sometidas a la tortura,mencionaron varios nombres. Los sospechosos fueron inmediatamente ajust i ciados, junto con sus famil ias .42

Hac ia el año 7 a. e. c , Alejandro y Aristóbulo, los hi jos que dio a He rodessu esposa Mariamne, fueron estrangulados en Sebasto (Samaría) por ordende su padre, junto con trescientos hombres que eran seguidores de aquél los,o se sospechaba que lo eran. 4 3

En el mismo año o en el s iguiente, muchos fariseos fueron gravementemultados y después condenados a muerte, por negarse a jurar fidel idad alemperador y a Herodes . Las mul t as hab ían s ido pagadas por l a esposa deFerora, el hermano de Herodes, y en compensación los fariseos profet izaronque Ferora o sus hi jos ocuparían el t rono de aquél . (Pero puede que esta"profesía" fuera inventada por la calumniadora Salomé.) El eunuco Bagoas,el esclavo Caro, y todos los cortesanos de Herodes que dieron crédi to a esapredicción, fueron muertos junto con los fariseos. 44

En el año de la muerte d e Her odes , el 4 a. e. c , dos sabios, Judá ben

Tsarifa (o Ben Setorai) y Matat ías ben Margalot , inci taron a sus discípulosa destruir, a riesgo de sus vidas, el águi la de oro que Herodes había ubicadoen el portal del Templo. El capi tán de la guardia capturó a cuarenta discípulos y a los dos maestros. Los presos asumieron heroicamente su acto, ydi jeron que no se arrepentían de él . Entonces Herodes ordenó que fueranquemados vivos, después de un juicio fraguado que dispuso en Jericó cuandoya es t aba mor ta lmen te en fermo y no pod ía t enerse en p i e . 4 5

El mismo año, cinco días antes de su muerte, ordenó el asesinato de suhi jo Antipáter. En el curso de los pocos días que antecedieron a su fin re-

4 2 Ant., XV, vii, 10; viii, 3-4. Parecería que la leyenda talmúdica sobre Bababen Buta (según la cual cuando Herodes mató a los sabios, a él le perdonó lavida, limitándose a hacerle perforar los ojos: Bab. Bath, 3b-4a) está de algúnmodo relacionada con los hijos de Baba y también con la del ciego que participóen la conspiración; ellas son ecos distantes e indistintos de lo que ocurrió en laépoca de Herodes, y confunden los nombres y los hechos. También lo que diceel Talmud (Bab. Bath, 3b-4a) sobre Mariamne y su actitud hacia Herodes es sóloun eco vago y tardío. Véase Yabetz, Toldot Yisrael, V, Cracovia, 1904, pág. 58,n. 1.

4 3 Ant., XVI, xi, 2-7; Guerras, I, xxvii, 2-6.4 4 Ant, XVII, ii, 4.*8 Ant., XVII, vi, 2-4; Guerras, I, xxxiii, 1-4.

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p u g n a n t e , fu e c a p a z d e e n c e i r a r e n e l h i p ó d r o m o a m u c h a s p e r s o n a s p r i n c i

p a l e s , u n a p o r c a d a f a m i l i a d e i m p o r t a n c i a , d a n d o i n s t r u c c i o n e s a s u h e r m a n aS a l o m é y a l e s p o s o d e e s t a ú l t i m a , A l e x a s , p a r a q u e t a n p r o n t o c o m o é le x p i r a r a e l e j é i c i t o d i e r a m u e r t e a lo s h o m b r e s a r r e s t a d o s , d e m o d o q u ee l d u e l o f u e r a g r a n d e y t o d a s l a s f a m i l i a s d e J e r u s a l é n t u v i e r a n q u e l l o r a rs u d e c e s o . 4 8

S i b i e n n o p o d e m o s c r e e r e n e s a o r d e n , a p e s a r d e s u c a r á c t e r e x t r a o r d i n a r i a m e n t e b á r b a r o , 4 7 a s í c o m o t a m b i é n e s l í c i t o d u d a r d e l a o r d e n d e m a t a ra l o s n iñ o s d e B e l é n , 4 8 y c o n s i d e r a r a a m b a s p o r i g u a l l e g e n d a r i a s , l a m i s m a

sacerdo te como de ves t idu ras . Después de l a muer t e de Mata t í as -Ant ígono I I ,designó sumo sacerdote a "Ananelo el Babilonio" (según Josefo) 51 o a "Hana-mel e l Eg ipc io" ( según l a Mishná).62 Poco después , nombró para e l mi smocargo a Aristóbulo, y en el mismo año lo hizo ahogar en Jericó.

Volvió entonces a designpi a Hanamel, después del cual hubo una largaser i e de sumos sacerdo tes nombrados y depues tos a vo lun tad por Herodes :Ieshua ben Fiabi , Simeón ben Betos, Matat ías ben Teófi lo, Iósef ben Ellem,Ioezer ben Betos. Para su t i ranía, Herodes dependía de soldados mercenarios,

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e x i s t e n c i a d e e s t a s l e y e n d a s p r u e b a s u f i c i e n t e m e n t e l a e n o r m e c r u e l d a d d e l" e s c l a v o e d o m i t a " y l a f u e r z a d e l t e m o r m o r t a l q u e e s t a c r u e l d a d d i f u n d i óe n e l p u e b l o d u r a n t e s u v i d a e i n c l u s o d e s p u é s d e s u d e s a p a r i c i ó n . N o p u e d es o r p r e n d e r n o s q u e , e n a n t i g u a s f u e n t e s j u d í a s , s e l e a : " E l d í a e n q u e m u r i óH e r o d e s h u b o f i e s t a . " 4 9

P e r o p e o r a ú n q u e e l e f e c t o d e e s t e i n t e r m i n a b l e d e r r a m a m i e n t o d e s a n g r e f u e e l d e l t e r r o r p o l í t i c o q u e H e r o d e s i m p l a n t ó e n J u d e a . E n e s t o r i v a l i z óc o n l o s t e r r o r i s t a s d e l a R e v o l u c i ó n F r a n c e s a y c o n l o s b o l c h e v i q u e s . J o s e f on a r r a q u e " H e r o d e s c o n t r o l a b a d e l m o d o m á s c u i d a d o s o q u e s u s s u b d i t o s n ot u v i e r a n n i n g u n a o p o r t u n i d a d d e p r o c l a m a r l a d i s c o n f o r m i d a d q u e s u s c i t a b as u g o b i e r n o " . E s t a b a p r o h i b i d o q u e l o s c i u d a d a n o s s e r e u n i e r a n , p a r t i c i p a r a ne n c o n c e n t r a c i o n e s p ú b l i c a s , e i n c l u s o q u e c a m i n a r a n j u n t o s . A l o s t r a n s g r e -s o r e s s e l e s a p l i c a b a n s e v e r a s p e n a s . M u c h o s f u e r o n l l e v a d o s , a b i e r t a o s e c r e t a m e n t e , a l a c i u d a d e l a d e H i r c a n i a , y a l l í a j u s t i c i a d o s . N u m e r o s o s e s p í a sv i g i l a b a n l a c i u d a d y l o s c a m i n o s .

S e h a d i c h o q u e H e r o d e s m i s m o n o d e s d e ñ a b a e l e s p i o n a j e , y q u e c o nf r e c u e n c i a v e s t í a r o p a s c o m u n e s y a sí d i s f r a z a d o s e m e z c l a b a p o r l a n o c h e

c o n l a g e n t e , p a r a s a b e r l o q u é p e n s a b a n s o b r e s u g o b i e r n o . " L o s q u e s eo p o n í a n t o t a l m e n t e a s u s i n n o v a c i o n e s e r a n p e r s e g u i d o s c o n d i v e r s o s m é t o d o s ,y a l r e s t o l o o b l i g a b a a j u r a r l e f i d e l i d a d y a s u b o r d i n a r s e a t o d o s l o s a c t o sd e g o b i e r n o . M u c h o s o b e d e c í a n e s t a s e x i g e n c i a s p a r a a g r a d a r l e o p o r m i e d o ,p e r o a l o s i n s a t i s f e c h o s o q u e s e q u e j a b a n d e e s t a s a b o m i n a c i o n e s , l o s s u p r i m í a p o r t o d o s l o s m e d i o s p o s i b l e s . " 5 0

E l S a n h e d r í n , l a v e r d a d e r a a u t o r i d a d s u p r e m a d e l p u e b l o , e n l a é p o c ad e H e r o d e s d e j ó p r á c t i c a m e n t e d e e x i s t i r : s ó l o s e l e p e r m i t í a a b o r d a r c u e s t i o n e s r e l i g i o s a s s i n i m p o r t a n c i a , m i e n t r a s q u e e n e l a s p e c t o c i v i l e s t a b ao b l i g a d o a s o m e t e r s e a l o s d i c t a d o s d e l t i r a n o , e l c u a l c a m b i a b a d e s u m o

4 8 Ant., XVII, v i i , 1 ; VI, 5; Guerras, I, xxxiii, 6-7.4 7 E l Meg. Taanit ( e sc o l i o ) , § 9 , a t r i b u y e l a o rd e n a H e ro d e s . Pe ro e l § 1 1

d i c e l o m i smo d e l r e y Ja n n e o , l o q u e e s c l a ra me n te e r ró n e o . Q u iz á l a v e rd a d

c o r re sp o n d a a l o a f i rma d o p o r Sa lo mé y su e sp o so : H e ro d e s o rd e n ó l a l i b e ra c ió nde los notables que pudieran haber sido puestos en prisión por razones pol í t icasp o c o t i e mp o a n t e s d e su mu e r t e , y n o p re c i sa me n te p a ra su sc i t a r l a me n ta c io n e s .No obstante , la leyenda expl ica e l a rresto de un modo que está en consonanciacon e l espír i tu de Herodes. (Las a fi rmaciones de Salomé y su esposo son c i tadasp o r Jo se to , Ant., XVII, v i i i , 2; Guerras, I, xxxiii, 8.)

4 8 Ma te o , 2 :1 -1 8 .4 9 Meg. Taanit (escol io), §9.60 Ant., XV, x, 4.

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tracios, germanos y galos, como si —dice Josefo— "necesi tara mucha protección contra sus subditos". 53 Sus funcionarios principales eran griegos. Elgriego Ptolomeo, por ejemplo, ocupaba el cargo de jefe del tesoro nacional .Y había t res eunuc os extranjeros "que tenía n una poderosa influencia en losasun tos de Es tado". 5 4

Es fáci l imaginar qué odioso y detestable resul taba este gobierno a unpueblo como el judío, y qué terror y miedo les infundía esa t i ranía. El pueblorechinaba los dientes en secreto contra el "esclavo edomita" que lo gobernaba, y esta rabia impotente ulceró e infectó a los jóvenes y a los mejoreshombres de la nación, manifestándose en las conspiraciones t ramadas duran te l a v ida de Herodes , y en l a revuel t a t o t a l i nmed ia t amen te después desu muer t e .

Cuanto más necesario se hace ocul tar el disgusto por cualquier gobiernopo l í t i co , más p ro fundamente penet ra y más p robab le es que p roduzca rebel des po tencia l es que só lo esperan un momento favorab le para l evan tar l a bandera de l a desobed iencia ab ier t a . Como e l pueb lo no ve ía en Herodes másque a un emisario romano, el mismo odio se dirigió contra "el reino de Edom"y el "perverso reino de Roma", expresiones que vinieron a ser s inónimas,

de modo t a l que en e l Talmud y en e l Midrash se d i ce "Edom" en lugar de"Roma" (si bien en algunos lugares el cambio responde al temor al censor).

A las afl icciones soportadas por causa del rey cruel , debemos añadir muchas penu rias deb idas a hechos n aturales . En el 31 a. e. c. hubo en J ude aun t e r remoto que mató ap rox imadamente a t re in t a mi l personas y g ran cant idad de ganado . 55 Es ta ca l amidad sobrev ino en e l momento en que losjudíos sufrían fuertes pérdidas humanas en una derrota a manos de los árabes. Los años 25 y 24 fueron de hambre; la inanición t rajo consigo plagasy pest i lencias .56 Al pueblo le pareció que éstos eran los verdaderos "tormentos de l Mes ías" que p resag iaban e l adven imien to de l reden to r .

Consecuentemente, entre las gentes de la época se susci taron intensosanhelos mesiánicos, los que encontraron expresión en muchos Libros apócrifos l lenos de fantasías mesiánicas y visiones apocal ípt icas. Los saduceos,como los ricos y aris tócratas de todas las épocas y países, eran completamente

51 Ant., XV, i i , 4; iü , 1 .52 Para, I I I , 5 .53 Ant, XV, ix , 5.54 Ant., XVI, vi i i , 1 .55 Ant., X V , v , 2 ; Guerras, I, xix, 3.56 Ant., XV, ix , 1 .

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realistas, veían que no había n inguna espe ranza de l ibe ra r se del y u g o r o m a no , y que su propia condición no era tan m a l a que r e sul ta ra insopor table ;incluso los fariseos eran lo bastante sensa tos como pa ra r econocer que "vanaes la esperanza del h o m b r e " , y que t o d o lo que podían espe ra r era la m e r c e ddel cielo que en una época buena ve r ía conveniente envia r el jus to r edentora Israel.

Pe ro muy diferente era la g e n t e más joven, entus ia s ta y d e sangre a rd iente , que se r eunía en par t idos de "ce lo tes" cuyo obje to era apresura r la r e d e n

El pu; 'ilo ya no podía e spe ra r nada bueno de él; c incuenta anc ianos , apoyados on R o m a por más de ocho mil judíos , ent revis ta ron en de legac ión alemperador Augusto y le p i d i e i o n que los l ibe ra ra de ese "re ino" gobernadopor monstruos como Herodes y Arque lao . El los y quienes los h a b í a n e n v i a d op n i e r í a n v o l v e r a la condic ión de la época premacabea , cuando Pa les t inae ra pa r te de los imper ios pe r sa o gr iego, antes de que l lega ra Ant íoco consus dec re tos . Pedían ser gobernados por el r e p r e s e n t a n t e del I m p e r i o R o m a no , el p r o c u r a d o r de Siria, antes que por un rey judío , s iempre que se les

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ción y "acercar el fin". De un extremo a otro , Pa les t ina e s taba l lena dedescontentos y rebeldes; éste era espec ia lmente el caso de Galilea, la cunadel "celotismo". Este es un h e c h o que no debe pasa r inadver t ido en la historia de Jesús . También en J u d e a y Je rusa lén la mayor ía e s taba cansada dela pesada carga del "reino de E d o m " —en sus dos sentidos—. Y c u a n d o un

pueblo está "cansado de sopor ta r " podemos esp e ra r cambios pol í t icos de enver gadura , pues en tales condiciones la mult i tud inquie ta aprovecha el p r i m e rmomento favorable pa ra a r ranca r de cuajo el orden exis tente .

Herodes habr ía te rminado de cerrar los ojos cuando es ta l la ron revue l ta sy tumul tos de una m a g n i t u d n u n c a v i s t a en el pa ís judío . Antes de queArque lao l lega ra a ocupar el t rono de su p a d r e , el p u e b l o , que no p o d í aolvidar la hor r ib le muer te a m a n o s de H e r o d e s de J u d á ben Tzarifa y M a t a tías ben Marga iot , en luga r de llorar al rey m u e r t o , p r o c l a m ó en r eunionessu dolor por aquellos que habían s ido in jus tamente u l t imados . Exigie ron aArque lao que vengara a estos mártires —todavía insepultos—, castigando a losconsejeros que habían ins t igado al rey a dic ta r la sentenc ia de m u e r t e , ydest i tuyendo al betosiano Ioezer, el úl t imo sumo sace rdote des ignado porHerodes .

No habiendo s ido aún conf i rmado como rey por los romanos , Arque laono quiso hace r lo , y t r a tó de persuadir al p u e b l o de que no pres ionara consus demandas . Pe ro las gentes e s taban fue ra de contro l y e ran Incapaces dea tender r azones . El hijo de Herodes des tacó un cuerpo de soldados contrala a samblea reunida en el pa t io del Templo, pe ro fue ron apedreados y obl i gados a huir . Entonces Arque lao , aunque no se a t revía a castigar a los consejeros de su p a d r e sin la sanc ión del emperador , se permit ió envia r todo suejército contra la asamblea popula r , y en un día m a t ó a tres mil h o m b r e s , 57

que cayeron como ovejas junto a sus of rendas . El T e m p l o q u e d ó l l e n o demuertos.58 *

Esto reve ló el ca rác te r r ea l de A r q u e l a o : era un verdadero h i jo de H e r o des; en lo que a c rue ldad e injusticia se refiere, fue cierto que "de tal pa lotal astilla". Ya mientras se es taba educando en R o m a , los judíos se h a b í a nque jado de que sedujera a sus hijas y muje res . 59

5 7 Ant., XVII, ix, 1-3; Guerras, II, i, 2-3.6 8 Ant., XVII, ix, 5; Guerras, II, ii, 5. Quizá Lucas, al hablar de los "ga-

lileos cuya sangre se mezcló con sus sacrificios" (Lucas, 13:1) confunde a Arquelao con Pilato. Véase la pág. 158, n. 86.

59 A. Berliner, History of the Jews in Rome ( traducción hebrea publicada enla Bibleotheca, ed. Ha-Zeman, enero de 1913, vol. 8, Vilna, 1913, pág. 29).

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concedie ra autonomía en los asuntos in te rnos .60

Y esta no era sólo la pe t ic ión de los de legados del pueblo , s ino tambiénde los propios pa r ientes de Arque lao , quienes ve ían c la ramente que su únicaposib i l idad de q u e d a r en paz r a d i c a b a en que las r iendas del gobie rno noes tuvie ran en m a n o s de un m i e m b r o de la casa de H e r o d e s . 61 ¡Qué grandes

debie ron de ser los suf r imientos sopor tados por el p u e b l o , p a r a que éste sesintiera más libre bajo el gobie rno de un poder ext ranje ro que con un monarca de su m i s m a fe! Sólo después de h a b e r b e b i d o h a s t a las heces en lacopa del suf r imiento los judíos pe rdie ron su r e s is tenc ia y su pac ienc ia .

Q u e ya no había pac ienc ia lo d e m u e s t r a con a m p l i t u d lo que ocur r ió enJ u d e a i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s de la m u e r t e de H e r o d e s , c u a n d o las protes ta si raneas contra las terr ibles villanías de esa familia (protestas que d u r a n t ela vida del t i r ano habían s ido sofocadas por el m i e d o al e d o m i t a ) se prec i p i ta ron como un di luvio , sin mermar s iquie ra f r ente a un pe l igro mayor .

H a b i e n d o a p a g a d o las l lamas de la pr imera rebe l ión con la sangre de tresmil hombres , Arque lao se dir ig ió a R o m a a conocer el úl t imo te s tamento des u p a d r e (que lo hac ía rey de Judea , Samar ía e I d u m e a ) , c o n f i r m a d o por

Augusto . Pe ro mientras él es taba todavía ocupado en Roma, nuevos d is tur bios estallaban en Judea . Varo , el g o b e r n a d o r de Siria (el m i s m o que en elañ o 9 e. c. cayó en las m a n o s de Arminio Querusco en la selva de T e u t o -burgo, y al que Augusto apost rofó d ic iendo: " ¡Varo , Varo , devué lveme mislegiones!") llegó a la r egión y cas t igó seve ramente a los r e b e l d e s . Al volve ra Ant ioquía , de jó a Sabino con una legión en Je rusa lén .

Este Sabino opr imió de l ibe radamente al pueblo pa ra provocar o t ra revue l ta que le die ra la o p o r t u n i d a d de aplas ta r la con la a y u d a del ejército,r epl icando de es te modo al r e p r o c h e que se le hac ía en R o m a de que, poravar ic ia , ponía las m a n o s en los tesoros reales de las fortalezas. El episodioocur r ió durante la fiesta de Pentecostés , cuando Je rusa lén es taba a te s tadade pe regr inos provenientes de J u d e a y otras pa r te s , edomitas , gentes de Je-r icó y de más allá del Jordán, y especialmente galileos.

Todos ellos se s u m a r o n a los judíos je rosol imi tanos , p id iendo venganzacontra el t i r ano Sabino. Ataca ron a los romanos s imul táneamente en tresba r r ios : el nor te ( zona del T e m p l o ) , el sur ( z o n a del h i p ó d r o m o ) y oeste(zona de los pa lac ios r ea le s) . La lucha más violenta se e n t a b l ó en la z o n ade l Templo . Los judíos enca ramados en los te jados de las galerías que ro-

co Ant., XVII, xi, 1-2; Guerras, II, vi, 1-2.c 1 Ant., ibid.; Guerras, tbid.; cf. Ant., XVII, ix, 4.

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deaban el Templo, con hondas o con la mano, arrojaban piedras a los soldados.Los romanos adoptaron el plan terrible de prender fuego secretamente at a l e s g a l e r í a s . . .

Los del icados edificios quedaron reducidos a ruinas, y los hombres encaramados en los tejados cayeron y se quemaron o fueron enterrados vivos porlos escombros, mientras que muchos prefirieron el suicidio antes que entregarse al enemigo. Y, lo que es aún peor, la soldadesca romana penetró en elTemplo, saqueándolo. Sabino no sólo no lo impidió, s ino que él mismo tomó

infl igían más que pérdidas l igeras a los romanos, pero cayeron sobre su prop io pueb lo como una pes t i l enc ia que avanzaba en l a oscur idad". 84

Pero el rebelde más pel igroso de todos fue el gal i leo Judá, cuya granfuerza radicaba en que estaba inspirado por sent imientos nacional is tas . Erahi jo de Ezequías de Gali lea, a quien Herodes ajust ició antes de ser rey,y debido a su muerte el t i rano había s ido procesado criminalmente por elSanhedr ín . 65 El padre, gran nacional is ta y celóte, al que Herodes y Josefotrataron de pintar como un mero sal teador, dejó en herencia al hi jo un odio

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abiertamente cuatrocientos talentos del tesoro del Templo. 62

Tales proezas no hacían más que aumentar la cólera del pueblo, e inclusoalgunos soldados herodianos se pasaron al lado de los rebeldes, poniendo si t iojunto con el los al Palacio de Herodes, en el que se habían fort i ficado Sabinoy sus t ropas, y exigiendo que los romanos dejaran la ciudad. Pero Sabino t emía abandonar e l pa l ac io , y aguardó l a ayuda de Varo . La Gran Rebel ión, que habría de concluir con la Destrucción del Segundo Templo, comenzóinmedia t amen te después de l a muer t e de Herodes : esos tumul tos y revuel t aseran "el principio del fin".

Verdaderamente, toda Judea estaba fuera de control . No exist ía en el laningún gobierno de posición confirmada y aceptada por el pueblo; el odiolatente contra el gobierno edomita-romano estal ló como un volcán, y de unextremo al otro, el país se cubrió de revuel tas , tumulto y confusión. Dosgenerales de Herodes que habían completado su servicio en el ejérci to retornaron a su hogar en Idumea, y al l í lucharon contra los que seguían siendofieles al t i rano, y contra el gobernador Ahiab, pariente de Herodes, al queobligaron a refugiarse en las montañas.

Simeón de TransJordania, uno de los funcionarios de Herodes, un hombrede gran al tura, coraje y gent i leza, se apoderó del t rono, saqueó el palacioreal en Jericó e incendió muchos otros, hasta que Grato lo enfrentó en unabatal la, capturándolo y decapitándolo. Asimismo en Bet-Ramta sobre el Jord á n ,63 uno de las palacios reales fue quemado por una mult i tud de rebeldes.

Cierto pastor, Athronges, que basaba exclusivamente su dist inción en sual tura y coraje, con cuatro hermanos semejantes a él , al tos y fuertes , se propuso asimismo ocupar el t rono de Herodes. También Athronges, en estaépoca desamparada , encon t ró una mul t i t ud de segu idores . A tacó a los romanos , por quienes sent ía un odio mortal debido a las abominaciones que comet ieron en Judea, y a los soldados herodianos al iados a aquél los. Pero —comoes corriente en los rebeldes que dependen por completo del apoyo del populacho— Athronges y sus seguidores atacaban también a sus compatriotas

judíos en cuanto los sospechaban incl inados hacia los romanos o s implementec o n a l g u n a t e n d e n c i a a l a p a z . . .

Josefo nos dice que "en aquel los días Judea estaba l lena de bandas demerodeadores ; dondequ iera se reun iera una asamblea de descon ten tos , s eelegía un rey, para daño de toda la nación. Por cierto que estos reyes no

62 Ant., XVII, x, 1-2; Guerras, II, iü, 1-3.«3 Así se denomina a la ciudad en Guerras, II, iv, 2; en Ant., XVII, x, 6, se

la llama Jamat.

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amargo e inap lacab le por qu ienes hab ían esc l av izado y opr imido a su pueb lo—romanos y edomitas por igual—. En virtud de los esfuerzos del hi jo, lasmontañas y plazas fuertes gal i leas se t ransformaron en el centro de la acciónde quienes ardían en las l lamas del fanat ismo nacional , de los rebeldes eideal is tas nacional is tas .

Cerca de Seforis , a sólo una hora del lugar de nacimiento de Jesús—Nazaret—, el gal i leo Judá reunió un numeroso cuerpo de nacional is tas desesperados, atacó los arsenales del rey, se apoderó de las armas y las dis tribuyóentre sus seguidores, l levándose además el dinero que encontró. Este celóteguerrero luchó contra todo el que, gent i l o judío, se oponía a la idea de lal ibertad y, como es común en tales campañas, dis t inguió poco a los enemigosy t raidores reales de los judíos que sólo eran pacifis tas . Se hizo temer en todaGali lea.

Tales eran las condiciones de Judea, y especialmente de Gali lea, inmed ia t amen te después de l a muer t e de Herodes . La rebel ión se d i fund ía entodas las provincias: Judea, Idumea, Gali lea y más al lá del Jordán. No sedaba cuartel a las legiones romanas, ni a los soldados herodianos, ni a nadie

que no se enrolara en algún part ido nacional is ta. Prevalecía una anarquíacompleta: "En aquel los días no había rey en Israel ; todo hombre hacía loque le parecía justo a sus propios ojos." Debemos subrayar que todo estoocurría sólo t res o cuatro años antes del nacimiento de Jesús.

Finalmente, t ras muchos esfuerzos, los tumultos y rebel iones fueron aplastados. Varo, con un fuerte ejérci to romano reforzado con divisiones de Beiruty Arabia, volvió por segunda vez al País de Israel . Primero destacó algunaspartes de su fuerza armada contra Seforis . Quemó la ciudad y vendió a sushabitantes como esclavos. El mismo marchó luego contra Samaría e incendióa la vecina Emaús. En las regiones cercanas a Samaría y Emaús, los árabes,que od iaban a Herodes y a sus amigos romanos , quemaron y saquearonaldeas. Era como si todos se hubieran unido para destruir al País de Israely a sus habi tantes .

Varo se dirigió a continuación a Jerusalén, y cuando los judíos, que si t iaban a los romanos fort i ficados en el cast i l lo de Herodes, vieron su gran ejército, levantaron el s i t io y comenzaron a excusarse diciendo que era sólo unamult i tud de peregrinos, y que Sabino, que los había provocado, tenía la culpade los desórdenes.

6* Ant., XVII, x, 8.«5 Véase la pág. 137.

1 5 1

 

Sabino consideró conveniente abandonar la ciudad, y Varo envió su ejérci to a perseguir a los rebeldes fuera de Jerusalén. Luego de ordenar la crucifixión de no menos de dos mil hombres, retornó a Antioquía. A los quehabían encabezado la revuel ta en Idumea, el gobernador de Siria los envióa Roma. All í fueron juzgados ante el emperador Augusto que también ordenó una g ran can t idad de muer t es . 66

Pero tampoco esto señaló el fin. En los t iempos de anarquía pol í t ica surgeotro t ipo de gobernante autodesignado, diferente de Simeón de TransJordania

la Roma de Antonio y Augusto en el de Herodes) tenían una disposiciónfavorable para con los gobernantes judíos, permit iéndoles cierta l ibertad, entanto fueran "fieles al iados", es decir, mientras se subordinaban a el los .

De modo que la gloria y la l ibertad eran sólo aparentes, cosa que el pueblo comprendía; el pueblo sabía cuál era el verdadero valor del honor, lagloria, la riqueza y el éxi to en la corte del faraón o del César reinante. ComoSalomón, Herodes gustaba de los edificios gloriosos; ambos construyeron un

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o del pastor Athronges. Se t rata de los que pretenden ser reyes o príncipesque se suponen muertos o asesinados. Tales pretendientes se esfuerzan porganar seguidores entre los adherentes al gobernante desaparecido. Así , elafecto por los Mac abeos era tan fuerte y estaba tan profund ame nte arraig adoen el corazón de los judíos, que a un impostor le bastó poseer un aspecto

de joven gent i l semejante al de Alejandro, el hi jo de Herodes y de la macabeaMar iamne, p r ínc ipe que hab ía s ido ases inado , para que se d i fund iera e l ru mor de que en real idad se había salvado milagrosamente (el impostor afi rmaba que los ejecutores tuvieron piedad de él , y que ahorcaron a otras dospersonas en su lugar y de su hermano Aristóbulo), y todos los judíosse agi taran, le rindieran honores reales y pusieran a su disposición grandesr iquezas .

Los hebreos de Creta y Melos le proporcionaron dinero generosamente.Los de Roma fueron a saludarlo, y cuando "pasó en una carroza estal laronen una alegría tumultuosa, más especialmente porque era el hi jo de la macabea Mar iamne".67 El adoptó un modo de vida regio; las mult i tudes lorodeaban y prorrumpían en alegres ví tores en su honor. ¡A tal punto podía

an imar a l a nac ión un descend ien te de los Macabeos , aunque fuera dudoso!Pero todo quedó en l a nada: un serv idor de Augus to y Augus to mismo

adv i r t i e ron que no era descend ien te de reyes , y lo persuad ieron de que admi t iera su fraude. Confesó para salvar su vida. |Pero a qué estado de confusióny exci tación debía haber s ido reducido el pueblo, para que prestara oídosa fraudes semejantes!

El reino de Herodes fue entonces dividido. Muchos erudi tos han observado a t inadamente que , mutatis rnutandis, existen ciertas analogías entre elreinado de Salomón y el reinado de Herodes. Ambos fueron gloriosos afueray malís imos dentro. Así como el de Salomón, el reino de Herodes, comparadocon sus pequeños vecinos, parecía rico y poderoso, pero la masa de la población estaba abat ida por los t ributos y el gobierno duro; los dos reyes introdujeron innumerables cambios s in prestar atención en absoluto al carácter his tórico de la nación.

En los días de Salomón, como en los de Herodes, los pequeños Estadosvecinos estaban sometidos a Judea o la temían, mientras que los grandesimperios (el Egipto de Psusenes II y de Shishak en el caso de Salomón, y

«6 Ant., XVII, x, 8-10; Guerras, II, i, 4.67 Ant, XVII, xii; Guerras, II, vii, 1-2 (con leves diferencias).

15 2

Ismplo . Has ta en l as numerosas mujeres Herodes y Salomón se asemejaban .La suerte pol í t ica del País de Israel después de la muerte de Salomón fueno tab lemente semejan te a l a i nmed ia t amen te pos t er io r a l a muer t e de Herodes .

En los úl t imos días de Salomón, y después de su muerte, estal laron lasrevuel t as de l edomi ta Hadad , de Rezón (h i jo de E l iyada de Damasco) , y

de Jeroboam (h i jo de l e f ra imi t a Nebat ) ; de modo análogo en los ú l t imosd ías de Herodes , y más especia lmen te después de su muer t e , hubo sed ic ionesy tumultos. Así como fue dividido el "glorioso" reino de Salomón, del que sesepararon Edom y Si r i a , t ambién se f ragmentó e l re ino de Herodes queperd ió l as c iudades g r i egas (Gaza , Gadara e Hipos ) . La d iv i s ión de l re inode Salomón señaló el comienzo de un proceso que concluyó con la Destrucción del Primer Templo; con la división del reino de Herodes se iniciaron loshechos que t e rminaron con l a Des t rucc ión de l Segundo Templo .

Augusto confirmó los deseos testamentarios de Herodes, pero con muchas modi f i cac iones . Se conced ió a Arquelao Judea , Samar í a e Idumea, perono e l t í t u lo de "rey" que heredaba de su padre . Se l e o to rgaba , en cambio ,el de "etnarca" (l íder del pueblo); las ciudades griegas palest inas a que ya

nos hemos referido fueron puestas por el emperador bajo la jurisdicción deSiria. Además, de acuerdo con los deseos de Herodes, las ciudades de Jamnia,Asdod y Fasael is se concedían a Salomé.

De modo que Arquelao heredó só lo l a mi t ad , o inc luso menos , de l re inode Herodes. El resto se dis tribuyó entre los otros hi jos del rey: Antipasrecibió la Gali lea y la Perea, mientras que Batanea, Argob (Traconite) yHaurán (incluso la ribera oriental del Mar de Gali lea) correspondieron aFel ipe. A estos dos herederos se les asignaba el t í tulo de "tetrarcas" (l i teralmente "jefe de cuatro" —ciudades o Estados—; posteriormente el término pasóa ser un t í tulo de nobleza, semejante al alemán "Herzog" o al inglés "Barón",cuyo poseedor era inferior al rey, pero, dentro de sus dominios, tenía todoslos privi legios reales).

Du ran te diez años (4 a. e. c. a 6 e. c.) A rquela o gobernó Ju dea, Samaría

e Idumea. Des ignado e tnarca , ev idenció e l mi smo carác t er t i rán ico que yahab ía pues to de man i f i es to inmed ia t amen te después de l a muer t e de supadre . Como és t e , cambió cons tan temente de sumo sacerdo te : en reemplazode Ioezer ben Betos , nombró a l hermano , E leazar ben Betos , y más t a rdea Ieshua ben Sie.

Después de d ivorc i arse de su esposa Mar i amne, Arquelao desposó a Gla-fi ra. Glafira era hi ja de Arquelao, rey de Capadocia; había estado desposadacon Ale j andro (hermanas t ro de Arquelao por par t e de padre) y , l uego de

15 3

 

l a muer t e de és t e , s e casó con Juba ( rey de L ib ia) , que t ambién mur ió . 68

Para el pueblo, este matrimonio de Arquelao fue desacertado, puesto que nose le apl icaba la ley del levirato. Glafira tenía hi jos de Alejandro, y ya habíaestado casada con otro hombre. También Arquelao erigió edificios magnifi-centes. Reconstruyó el palacio de Jerkó quemado durante los dis turbios, levantó una ciudad e instaló acueductos para aprovisionar de agua el bosquede palmeras que plantó en Naarán, al norte de Jericó (lugar donde recientemente se descubrieron los restos de una ant igua sinagoga).

No obstante, en la práct ica, ningún paso importante podía darse s in elconsen t imien to de l gobernador romano . Judea perd ió e l derecho de conduci rguerras, y en Palest ina sólo se acuñaban monedas de cobre. El procuradorresidía en Cesárea, pero vigi laba estrechamente a Jerusalén, donde se habíaes t ac ionado un e j érc i to romano permanen te . Además , en l a época de l asGrandes Fiestas , en especial durante la Pascua, cuando la ciudad se l lenabade mult i tudes y más se incl inaba el pueblo a exhibir su descontento por el

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Todo esto lo real izó con el dinero recolectado en un pueblo ya grandemente empobrecido por dis turbios. No hay duda de que fue culpable decometer atrocidades contra judíos y samari tanos, pues emisarios de ambospueblos, a pesar de su animosidad mutua, se unieron para quejarse de Arquelao

ante Augusto. El emperador se enfureció tanto que lo l lamó a Roma, y luegolo desterró a la Galia, confiscando todas sus posesiones.69 Judea , Samar í a eIdumea fueron colocadas bajo la jurisdicción de Siria, y quedaron a cargodel gobernador o comisionado (procurador) romano, sat isfaciéndose así losdeseos de la delegación judía que quiso entrevistar a Augusto inmediatamentedespués de l a muer t e de Herodes .

Pero los que pidieron ese cambio se arrepint ieron al poco t iempo. Ya novolvió la era de los imperios persa y p to l emaico . Hab ía pasado para s i empre l a época en que Judea pod ía permanecer como a lgo desprec i ab le ,ocul ta en un extremo tan remoto de Asia que Herodoto no la mencionaba.Palest ina se había t ransformado en una parte muy importante de Siria, l indante con el imperio parto, con el que los romanos están siempre en guerras in log rar someter lo . Nuevamente Pales t ina hab ía adqu i r ido una acrecen tada

importancia como centro rel igioso y nacional de un pueblo pecul iar y ampliamente esparcido en todo el mundo civi l izado, que en todas partes ejercíauna considerable influencia y, en Egipto y Babilonia, casi una influenciap redominan te .

A un país como ése, Roma no podía dejarlo en las manos de un sumosacerdote, sólo nominalmente supervisado por el gobernador de Siria, comoen los t iempos de los imperios persa y griego. De modo que para el terri torio anteriormente gobernado por Arquelao se designó un gobernador especial (l lamado Epitropos en griego y procurador en lat ín; el equivalente hebreosería STWü, pa ra dist inguirlo del gobern ador [3 '2 ü] de Siria ). Apar entemente, los sumos sacerdotes eran todavía los l íderes del pueblo (xí]V bé.T t p o a x a a í c x v x o u eQvovc, o í á p / i E p s í q £Tr£TCiax£Úovxo , observación

esta que Josefo pone en boca de los romanos) y a los judíos se les habíadejado cierto grado de autonomía que era administrado a t ravés de las fami l i as más impor t an te ' • '

6Í5 Es más correcto decir que ya estaba divorciada de él. Véase Ant., XVII,xiii, 4; Guerras, IV, vii, 4; las afirmaciones de ambos textos sor discutidas porSchürer, I,« 451-2.

69 Ant., XVII, xiii, 1-2; Guerras, II, vii, 3.™ Ant., XX, x (final).

15 4

gobierno extranjero, el gobernador permanecía en la Ciudad Santa. Losromanos ubicaban entonces cent inelas en las galerías de los alrededores delT e m p l o . 71

Cesárea se t ransformó en rival de Jerusalén; con las palabras del Talmud,"Cesárea l legó a no saciarse más que con la destrucción de Jerusalén". 72 Lo sjueces judíos todavía tenían jurisdicción en casos referentes a la propiedad,y el Sanhedrín seguía juzgando en cuest iones rel igiosas, pero sólo podíaproducir sentencias de muerte como resul tado de sus hal lazgos en una invest igación prel iminar, s in poder ejecutarlas efect ivamente; todo juicio en queestuviera involucrada la pena capi tal debía l levarse ante el gobernador romano, y a él le correspondía confirmar la sentencia. El gobernador teníapoderes i rrestrictos de vida y muerte (fus gladii o potestas ghdü).

Los derechos aduaneros y los t ributos eran recogidos por "publícanos" o" r e c a u d a d o r e s d e t r i b u t o s " ( p ' ü ü ' i O * ) ; 7 3 l i t e ra lmen te "recaudadores detributos para el tesoro real" — X(X[J.£ÍOv — reclutados localmente. Estos hombres recogían el dinero por la fuerza, y así el nomb re D31ÍD, "rec auda dor detributos" pasó a ser casi s inónimo de ladrón y bandolero, 74 y la palabra 'N31

a veces equival ía a estafador.75

Los recaudadores pasaban todos los t ributosy derechos al procurador, a cuyo cargo estaban las finanzas del Estado. Elmodo en que tales t ributos eran recaudados y en que se conducían las finanzas,se desprende claramente del epigrama de Tiberio: "Los funcionarios de lasprovincias romanas son como moscas sobre la l laga, pero los que ya se hansaciado de sangre no succionan tanto como los recién l legados." 76

El procurador ejercía asimismo el derecho asumido por Herodes de designar y deponer al sumo sacerdote. Las vest iduras de este úl t imo estaban acargo de aquél , deposi tadas en el Fuerte de Antonia, al cuidado del capi táncomandan te , en un co f re se l l ado por ambos (sumo sacerdo te y p rocurador) .El sumo sacerdote las recibía sólo durante el Día del Perdón y las t res Grandes Fiestas . Este era el más descarado insul to al pueblo: difíci lmente puedaencontrarse un símbolo más notable de sometimiento.

Con estos derechos del procurador <¡qué quedaba de la autonomía interna?Tales "derechos" eran defendidos por cinco cohortes y un escuadrón (ala) d e

™ Ant., XX, v, 3, y viii, II; Guerras, XII, ii, 1, y V, v, 8.72 Meguilá, 6a ; Pesajim, 42b; Lam. R. sub voce Hayu tsareha.™ Gen. R., § 42 ; Lev. R.. § 11.7* Nedarim, III, 4; Baba tama, X, 1 y 2.™ Jagiga, III, 6; Tos. Toharot, VIH, 5-6.76 Ant, XVIII, vi, 5.

15 5

 

caballería , a veces reforzados con tropas locales reclutadas entre los extranjeros residentes en Palestina.77

Un pueblo como e l judío , c reyente en e l poder de l e spí r i tu , no podíaver en ese gobierno, ejercido por el "reino impío" sobre la base de la fuerza,más que la seve ra v is i ta de Dios (desc r ip ta popula rmente como " los tormentos de l Mesías" o " la s seña les de l Mesías") que habr ía de preceder a laredenc ión inmedia ta . Pa ra e l judío e l " re ino de los c ie los" y e l "Re ino deEdom" e ran dos ideas grandemente opuestas , cada una de la s cua les a t r a ía

(c. 12 -15 e . a ) . Los pe r íodos de ambos fue ron dem asiado breves com o pa raque pudie ran rea l iza r mucho; quizá temían a Augusto y no se a t r evían acausa r demasiado daño a los judíos . Augusto mur ió en e l año 15 , y su suce sor , e l emperador Tibe r io , des ignó procurador de Judea a Va le r io Gra to( 1 5 - 2 6 e . c ) .

Gra to fue pr inc ipa lmente notable por sus innumerables cambios de sumos sace rdotes . P r imeramente depuso a Ananus ben Se t , que había s ido de s ignado por Quir ino en reemplazo de Joeze r ben Be tos ( e l mismo Ananus—Anas— de l que los Evange l ios hablan desfavorablemente ) , y nombró en

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por contraste la imagen de la otra.Esta visita era de lo más r igurosa, pues las ideas y creencias judías di

fe r ían comple tamente de la s de los romanos . El pr imer procurador fue Co-ponio (c . 6-9 e . c . ) . Deb ido a l hecho de que Ju dea pasa ba de l contro l judío

al control romano, el gobernador de Sir ia , Quirino, superior de Coponio, cons ide ró conveniente r ea l iza r un censo de l pueblo de la r egión y de sus propied ades , con vistas a fijar los tr ibutos qu e Roma exigir ía (6 e. c ) . Pero losjudíos conside ra ron que ese censo e ra contra r io a la voluntad de Dios , puescuando David contó a l pueblo , e s ta l ló una p laga (2 Samue l 24 ) . Ve ían , a s i mismo, en e se procedimiento un s igno c la ro de su se rvidumbre , en tanto e l mismo pe rmit i r ía a los r ecaudadores opr imir los en una medida i l imi tada . Sesuscitó una oposición muy fuerte, que llegó casi a la rebelión.

Desde esa época en ade lante la pa labra gr iega Kr jvooq se t r ansformóen hebreo en sinónimo d e multa o castigo (] 'M lp <D3¡?). Au nqu e el sum osace rdote Joeze r ben Be tos logró apac iguar a l pueblo , y aunque e l censof ina lmente se l levó a cabo, la r e s is tenc ia produjo un re sul tado impor tante :tuvo el efecto de unir a los nacionalistas extremos que, como hemos obser

vado f recuentemente , habían exis t ido desde la época de Pompeyo. Así seconst i tuyó una nueva sec ta : la de los "ce lo tes" ( a ' iUpn) - El ga l i leo Judál lamado desde Gamala en e l Jaulán (e ra probablemente e l Judá ben Eze-quías menc ionado en re lac ión con los tumul tos pos te r iores a la muer te deH e r e d e s ) 7 8 y e l f a r iseo Sadoc (apa rentemente también na t ivo de Ga l i lea )fueron los fundadores de ese cuerpo de hombres celosos de la Ley judíay de l honor nac iona l ; hombres que , en su fe rvor , no tenían en cuenta e lestado político del país y sólo exigían una cosa: que el pueblo se levantaraen una sól ida rebe l ión contra los romanos . Sostenían que e ra una indignidadinsólita que los judíos fueran esclavizados por semejantes (por "la carne yla sangre") ; e l r ey de I s rae l no podía se r o t ro que Dios mismo, y no unemperador romano idóla t ra . Mil la res y decenas de mil la res s iguie ron a l ga lileo Judá, reuniéndose con los celotes. Hasta la Destrucción del Templo,

fueron ellos los que en todas partes condujeron las sediciones y revueltas. 7 9

Coponio fue sucedido por Marco Am bibulo (c . 9-12 e. e . ) y Annio Rufo

77 Para los detalles de la condición de Judea bajo el gobierno de los procuradores, véase Schúrer, I,4 454-485.

7 8 Véase la pág. 151.79 Sobre el carácter de los celotes, véanse los dos artículos de K. Kohler:

Wer toa ren die Zeloten oder Kannaim? (volumen conmemorativo de A. A. Har-kavy, Petersburgo, 1909, sección alemana, págs. 6-18) y Zealots, ]. E., XI I, 639-<643.

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su luga r a I smae l ben F iabi . Poco después é s te fue también depuesto y r e emplazado por Eleaza r ben Anán. Un año después e l procurador des ignóa S imeón ben Kamhit , que tampoco duró más de un año. Su sucesor fueIóse f Ca ia fas (o Ben ha -Kayya tf ) ,8 0 de l que también hablan desfavorable

mente los Evange l ios .Es fác i l imagina r e l ca rác te r autor i ta r io de un procurador que jugabacon los sumos sace rdotes como los n iños con una pe lo ta . También debehaber s ido muy mercenar io , pues los a spi rantes a l ca rgo sólo podían logra rsu nombramiento por medio de l soborno. 81

Peor que Gra to , no obstante , fue Ponc io P i la to (26-36) , que gobernóJudea durante d iez años , lapso durante e l cua l fue a jus t ic iado Jesús . F i lónde Ale jandr ía c i ta e l sagaz ju ic io que P i la to le merec ió a Agr ipa I : "Erac rue l por na tura leza , y en su dureza de corazón ca rec ía por comple to deremordimientos ." La Judea de sus d ía s quedó s ignada "por e l cohecho, laconduc ta jac tanc iosa e insolente (uB psic ; ) , e l robo, la opres ión, la humil lación (áT mp El a ' . ) , la s f recuentes condenas a muer te s in ju ic io previo , yla c rue ldad incesante y no mit igada" . 82

En cuanto fue nombrado procurador demostró su desprec io por los judíos y sus leyes r e l ig iosas . Era una cos tumbre aceptada que la s t ropas romanas no entra ran en Je rusa lén por tando es tandar te s o s ímbolos que contuvie ran la imagen de l emperador , v io lando la ley judía : "No ha rás n ingunaimagen esculpida n i cosa semejante . " Pe ro P i la to ordenó que sus t ropasentra ran en Je rusa lén con ta le s e s tandar te s . Entonces e l pueblo se r eunióen grandes grupos y marchó a Cesá rea , donde re s id ía e l procurador , a unadis tanc ia conveniente de Je rusa lén , y le supl icó que re t i r a ra los emblemas

8 0 Sobre este punto, véase Derenbourg, Massa Eretz Yisrael ( traducción Mib-shan, Petersburgo, 1896, pág. 112). La Tosefta (Yeb., I, 10) se refiere a la casade Kayyata, y en el Talmud (Yeb. 15b) se menciona "la casa de Kofai", algunos de cuyos miembros "fueron sumos sacerdotes" (véase S. L. Rappoport enHa-Meamar, de A. M. Luncz).

si El Talmud se refiere a este período en los términos siguientes: "Y puestoque ellos daban dinero por el puesto de sumo sacerdote, acostumbraban cambiarlo(al sumo sacerdote) cada doce meses" (Yorna 8b). También Josefo nos dice queEleazar ben Anán y Simeón ben Kamhit sólo ocuparon el cargo durante un año.El que "ellos daban dinero por el puesto" no es necesario probarlo, pues de norecibir los gobernantes romanos una gratificación de este tipo no habrían realizadocambios tan frecuentes.

82 Embassy to Caius, § 38 .

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de la C iudad Santa . Pe ro P i la to se negó; in te rpre taba el ruego como uninsul to a l honor de l emperador .

Durante c inco d ías y sus noches , s in una pausa , la mul t i tud judía pe r s is t ió ante la r e s idenc ia de l t i r ano, lamentándose y rogándole que cambia rala orden. P i la to encontró la cues t ión agotadora , y e l sexto d ía indicó a l pue blo que marchara a l h ipódromo, donde había ubicado t ropas en acecho. Elpueblo obedec ió y cont inuó pid iendo piedad y e l r e t i ro de la s imágenes . P i la to in tentó entonces a sus ta r a los judíos . Ordenó a los so ldados que extra

es te movimiento pa rec ían asoc ia r se a lgunos sent imientos mesiánicoS , pues toque , según Jose fo , los samar i tanos e s taban a rmados . 87

Pi la to envió inmedia tamente un e jé rc i to , montado y de a p ie , que ma tó amuchos hombres y capturó a o t ros , condenando a muer te a los más impor tantes de e s tos ú l t imos. Los samar i tanos se que ja ron a Vi te l io , gobernadorde Sir ia , quien ordenó a Pilato fuera a Roma a justif icar sus acciones. Ent re tanto , Vi te l io des ignó ot ro procurador .

Ta l la condic ión de Judea (y también de Samar ía e Idumea) en la época

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"¡Quienquie ra que no cese de lamenta r se y no re torne a su hogar , se rá pa sado por la s a rmas!" Pe ro no conoc ía e l ca rác te r judío . Como un solo hombre , la mul t i tud cayó sobre su ros t ro , se desnudó la ga rganta , y anunc iósu decisión de morir antes que sufrir que su Ley fuera violada.

El t i r ano fue ave rgonzado por e s te despl iegue de cora je mora l , y ce dió . 83 Pero n i s iquie ra e s te episodio impidió que s iguie ra ena rbolando insignias (signa) dedicadas a l emperador , y por tando e l nombre de l mismo,aunque s in su imagen. Sólo una orden de Tibe r io h izo que los emblemasfue ran re t i r ados de Je rusa lén a Cesá rea . 84

Pi la to susc i tó nuevamente la indignac ión popula r a l tender acueduc tospa ra abas tece r a Je rusa lén , const ruyéndolos a expensas "de l te soro de l Templo , l lamado 'Xofba r í" . ss > Cuando en esa época íue a Je rusa lén , él p u e b l ose reunió y comenzó a que ja r se de que hubie ra pues to mano sobre los fondos sagrados . Pe ro , apa rentemente , tenía e spías que lo previnie ron sobre lossent imientos turbulentos de la masa . Ordenó a sus so ldados que se d is f ra za ran con ropas c iv i le s y se a rmaran de lá t igos ; en e l caso de que oyeranprotes ta s , debían golpea r a los que josos ine rmes has ta que mur ie ran . Los

soldados h ic ie ron e fec t ivamente e s to , y ma ta ron a muchos . 88

Pero un ac to a t roz comet ido contra los samar i tanos f ina lmente prec ip i tósu ca lda . Un fa lso profe ta samar i tano había promet ido a sus seguidores most ra r le s los vasos sagrados (probab lemente , los vasos de l Tabern áculo) queMoisés ocul tó en e l Monte Guer iz im. Se reunie ron grandes mul t i tudes ; a

83 Ant., X V II I , i ü , 1 ; Guerras, I I , i x , 2 -3 .84 Embassy to Caius, § 38 .85 Guerras, II, ix, 4. Aparentemente, éste era un fondo especial que estaba

prohibido tocar, pues existe una Mishná explícita que autoriza su empleo parasatisfacer necesidades públicas, como los acueductos: "Las vías de agua, las murallas y torres de ciudades y todas las necesidades municipales han de ser satisfechas con los fondos del servicio del Templo" (Shek., IV, 2). Esto está en contradicción con Toldot Yisrael, de Yabetz, V, 83. Es difícil suponer que tal cosaestuviera prohibida en una época tan antigua como la de la Mishná.

8 6 Lucas (13:1) —"En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había meíclado con los sacrificiosde ellos"— confunde a Pilato con Arquelao, que había matado a tres mil hombres,incluso muchos galileos (Ant., XVII, x, 2), en el Templo; la delegación que sequejó de él al emperador Augusto subrayó el hecho de que "habían sido muertoscomo animales de sacrificio". Una confusión análoga subsiste en Lucas a propósito del censo de Quirino. También es muy común en el Talmud. (Véase lapág. 148, n. 58.)

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de Jesús. En las otras regiones de Palestina la situación era mejor, pues elgobie rno es taba en manos de un judío , aunque és te no fue ra to ta lmenteindepend iente . D e F i l ipo , h i jo de H erodes (4 a . e . c . a 34 e . c ) , no nece s i tamos dec i r mucho. En pr imer luga r , en sus dominios (Ba tanea , Traconi te ,Haurán, Gaulani te , Pania e I turea ) no habi taban solamente judíos , s ino queen e l los había muchos gr iegos , s i r ios y á rabes . En segundo té rmino, su re i nado conse rvó la paz s in des taca r se (n i por b ien n i por ma l) , excepto enlo re fe rente a la const rucc ión de dos c iudades : Cesa r íón o Cesá rea de F i l ipo( l lamada as í pa ra d is t inguir la de la Cesá rea Pa les t ina levantada por Herodes en e l l i tora l mar í t imo) , en e l luga r de la ant igua Panias , ce rca de la sfuentes de l Jordán, y Be tsa ida , sobre la desembocadura de l Jordán en e lmar de Ga l i lea ( e s ta c iudad e ra también l lamada "Jul ia" , en honor de lahi ja de Augusto , pe ro no debe confundir se con la o t ra "Jul ia" , de l sur de lVa l le de l Jordán, la Be t-ha rám de l Ant iguo Testamento , Be t-ha ramta de l Ta lmud y Jose fo , y Te l e r -Ramah ac tua l ) . 8 8

El te t r a rca F i l ipo e ra un hombre jus to y de paz , pe ro amigo de los romanos e imitador de los griegos. En esto, como en su afición a los edif icios

magníf icos , r e sul taba un ve rdadero h i jo de Herodes . En a lgo aventa jó a supadre y a sus he rmanos: fue e l pr imero que grabó en sus monedas de cobrela imagen de los emperadores Augusto y Tibe r io , cosa a la que n i Herodes ,n i Arque lao n i Ant ipas se a t r evie ron. El pudo hace r lo porque , corno ya lohemos dicho, muchos, si no la mayoría, de sus subditos eran gentiles. Peroe l hecho de que a los subdi tos gent i le s t r a ta ra de ocul ta r le s su juda ismodemuest ra que , aunque como hombre y gobernante fue e l más c lementede los he rmanos , como judío no re sul tó me jor que e l los .

Nos re s ta conside ra r a Herodes Ant ipas (4 a . e . c . a 39 e . c ) , que gobernó Galilea y TransJordania, y uno de cuyos subditos fue Jesús de Na-zaret. Era un hombre hábil y sutil, a l que no sin razón Jesús lo llamó "esazor ra" (Lucas , 13:32 ) . Había muchos gent i le s en Ga l i lea , a l punto de quese la llamaba "Galilea de los gentiles", pero desde el tiempo de Juan Hircano

y su h i jo Ar is tóbulo I muchos de ta le s gent i le s habían s ido compuls iva mente conver t idos a l juda ismo, y cada vez más judíos se habían es tablec idoen la r egión. 89 Antipas sabía cómo da r impor tanc ia a Ga l i lea .

8 7 Ant., XVIII, iv, 1.8 8 Sobre Betsaida y su situación, véase B. Meistermann, Caphamaüm et Seth-

saide, París, 1921, y más adelante, en la pág. 254 y sigs. de este libro.8 9 Lo que el doctor A. Kaminka dice sobre este tema (Studien zur Geschichte

1 5 9

 

Fortif icó a Seforis y los alrededores con una gran muralla ( la ciudadhabía s ido des t ru ida por Varo pa ra aplas ta r la r ebe l ión de l ga l i leo Judá) . 9 0

Para la protecc ión de TransJordania e r ig ió Be t-ha ramta , que pr imeramentel lamó Livia , en honor de la muje r de Augusto , y después Jul ia , nombre dela h i ja de l emperador . 91 Pero fue famoso espec ia lmente por haber const ru ido Tibe r íades , a s í l lamada en honor de Tibe r io . 98

También en é l adver t imos a l h i jo de Herodes: no pres tó a tenc ión a lgunaa l hecho de que la c iudad se levanta ra sobre un ant iguo cemente r io (pro

goc iac iones ent re romanos y pa r tos , y é s ta fue una de la s causas de suca ída . La razón pr inc ipa l r adicó en que cuando Agr ipa I r ec ib ió e l t ronode Judea de Cayo Ca l ígula , la muje r de Ant ipas , Herodías , inc i tó a é s te aque también t r a ta ra de logra r e l t í tu lo de rey . Pe ro Agr ipa envió un emisa r io e spec ia l a Roma pa ra impedir lo , por miedo de que hubie ra dos reyesque rec lamaran la misma corona , y e l emisa r io acusó a Ant ipas de habernegoc iado con los enemigos de Roma, los pa r tos , y con Se jano (hombreespec ia lmente odiado por Ca l ígula ) , y también de haber r eunido una gran

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bablemente e l de Hamat o Rakka t) , con e l r e sul tado de que los judíos quecumplían esc rupulosamente la s leyes sobre la pureza y la impureza , y e specialmente los sacerdotes, se negaron a vivir en ella; en consecuencia, sevio obl igado a pobla r la con gent i le s , mendigos y judíos vagabundos , const ruyendo casas pa ra e l los y a segurándoles muchos pr iv i legios . 93

Del mismo modo, no dudó en e r ig i r un tea t ro y un pa lac io rea l que contenían p in turas de animales ( r azón por la cua l fue des t ru ido en la épocade la gran rebe l ión judía ) , y condujo e l munic ip io según los l ineamientos delas c iudades gr iegas . Pe ro tomó pa r te en la s protes ta s judías contra la sins ignias dedicadas a l emperador que P i la to había ins ta lado en Je rusa lén , ynunca l legó a graba r la imagen de l emperador en su s is tema mone ta r io . Es tonos muestra qué afin era el espír itu de Antipas al de su padre, el que,s iguiendo los caminos de gr iegos y romanos , se mantenía dentro de l juda ismo. En lo referente al amor a los edif icios, Antipas fue también un verdade ro h i jo de Herodes .

También he redó de l padre e l amor a la s muje res . Mientras e s taba enRoma, Ant ipas se enamoró de Herodías , e sposa de su he rmanast ro Herodes

(hi jo de l r ey Herodes y de Mir iam, la h i ja de l sumo sace rdote S imeón benBe tos) , h i ja de l a ses inado Ar is tóbulo , y madre de la Sa lomé menc ionadaen los Evange l ios en re lac ión con Juan e l Baut is ta . Pe ro Ant ipas ya habíadesposado a la luja de Aretas, el rey de Arabia. Decidió divorciarse de ellay tomar por e sposa a la muje r de su he rmano, contra r iando la ley re l ig iosa .Pa ra vengar e l agravio , Are tas h izo la gue r ra a Ant ipas , de r ro tándolo seve ramente . Ant ipas ape ló a Tibe r io , quien ordenó a Vi te l io , gobernador deSiria , que castigara a Aretas.

Pe ro , ent re tanto , Tibe r io mur ió 9 4 (37 e . c ) . A nt ipas in te r f ir ió la s ne -

Galilaas, Berlín, 1889, págs. 29-38) es cierto en parte, pero contiene muchasexageraciones. Véase la pág. 131, n. 2, de este libro.

9 0 Véase la pág. 151.9 1

Sobre esta ciudad, véase N. Yabetz, Toldot Yisrael, V, 80-81, n. 6; Schürer,II,* 213-216.9 2 Esto era conocido por el Midrash: "Tiberíades tomó su nombre de Ti

berio" (Gen. R., §23).9 3 El doctor A. Kaminka, op. cit., pág. 17 y sigs., trata de probar que esto es

sólo una leyenda, pero Aní., XVIII, ii, 3, dice éirl uvr)uocaiu, ó: TtóWá xfj5e fjvlo cual es absolutamente claro y difícil de contradecir, Tiberíades fue construidacasi en los días de Josefo.

** En la sección siguiente de este libro, en el capítulo dedicad o a Juan elBautista, este tema será tratado más detalladamente.

1 6 0

cant idad de a rmas .Calígula se encolerizó con Antipas, lo desterró a la Galia y otorgó su

te t ra rquía a Agr ipa . Le habr ía de jado a Herodías su he renc ia pr ivada , entanto e ra la he rmana de su amigo Agr ipa . Pe ro Herodías tenía sangre ma-

cabea , y jac tándose de se r n ie ta de Mar iamne rechazó la grac ia de l emperador y pretir ió seguir a su marido al exilio. Ella y su hija Salomé fueronins t rumentos de Ant ipas en e l a ses ina to de Juan e l Baut is ta , pe ro é s ta e suna cues t ión compl icada , y la expl ica remos en la secc ión s iguiente .

Ta l e ra e l e s tado de cosas pol í t ico durante la v ida de Jesús y de la ge ne rac ión que lo precedió , desde e l e s ta l l ido de la gue r ra ent re los he rmanosHircano y Ar is tóbulo , has ta e l f in de la procurac ión de Ponc io P i la to enJudea y de l r e inado de H erodes A nt ipas en Ga l i lea (67 a . e . c . a 39 e . c ) .En ese s ig lo , d i f íc i lmente pasó un año s in gue r ras o d is turbios ; gue r ras , r e be l iones , e s ta l l idos y tumul tos , con e l consecuente e incesante de r ramamientode sangre , const i tuye ron e l e s tado de cosas preva lec iente en e l Pa ís de I s rae l

durante la época que precedió a Jesús y en la suya . Es te pe r íodo —desdee l a scenso de Ant ipá te r , padre de Herodes , has ta e l de Agr ipa I , n ie to deHerodes— podr ía denominarse " la época edomita" .

Si contáramos a todos los que cayeron en las guerras y rebeliones, y alos a ses inados por Herodes y los procuradores durante e s te s ig lo te r r ib le ,l lega r íamos a un to ta l de no menos de dosc ientos mi l hombres : un númeroa te r rador pa ra un pa ís r e la t ivamente pequeño, que re sul ta aun más te r r ib les i r ecordamos que los muer tos en guer ras e ran los e lementos super iores dela nación desde el punto de vista f ísico, y los muertos por Herodes, losescogidos in te lec tua l y cul tura lmente .

La mayor pa r te de los sobrevivientes tenían un t ipo más débi l e insulso ,"no e ran de e s te mundo" , volvían la e spa lda a los hechos cor r ientes de lEstado y sólo se ocupaban de ma te r ia s r e l ig iosas , o de e speculac iones abs

t r ac ta s y v is iones mís t icas . Más aún: los procuradores romanos y Herodes ,con su crueldad y dureza en la aplicación de la justicia, minaron el corajede los judíos , imponiendo e l te r ror a l pueblo . Es to e s tá b ien desc r ip to en e lTa lmud; se d ice a l l í que cuando Herodes se ace rcó d isf razado a Baba benButa y , ma l ic iosamente , comenzó a c r i t ica r a l gobie rno, ben Buta teníamiedo de pronunc ia r una pa labra , "pues la s aves de l a i r e d ivulgaban lo quepudie ra dec i r se" .95

9<s Baba Batra, 3b, 4a. Cf. Eclesiastés, 10:20.

16 1

 

En esa época cercana al nacimiento de Jesús nadie osaba part icipar encuest iones pol í t icas o adoptar una act i tud definida con respecto a la suertede la miserable pero amada patria: los judíos ni s iquiera podían expresarsus ideas en voz al ta. Había espías por todas partes y la pol icía manteníasometida a la población. Todo era igualmente hol lado y sojuzgado porel miedo.

Es tas cond ic iones , especia lmen te cuando es t án acompañadas de guer ras ,tumultos s in fin e incluso hambre general izada y terremotos, s iempre pro

rebelaron por es to . No pod ía t ra t a rse más que de una cer rada obs t inac ióny de una na tu ra l eza congén i t amen te rebelde .

A esta conclusión l legaban los procuradores romanos, que no tenían nipodían tener ninguna concepción clara de las caracterís t icas s ingulares dela fe judía (cosa que también sol ía ocurrirles a los funcionarios inglesesdes t acados en Pales t ina) . As í , "con e l perverso , ob raban perversamente":en todo estal l ido popular de protesta, carente de carácter pol í t ico, los funcionarios romanos olfateaban los prel iminares de una revuel ta y, en conse

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ducen un g ran número de desequ i l ib rados . La opres ión , e l pe l ig ro y e lmiedo combinados, perturban los nervios y suman exci tados e his téricos.Los que poseían alguna fuerza y vi tal idad tomaban, con la palabra o conla espada, el part ido de los celotes , antagonistas radicales del gobierno,

oponiéndose por igual a los enemigos extranjeros y a los t raidores judíos.Los moderados per t enecían a l t i po de "quedarse en casa"; es tud iabanla Totó "por la Tora misma" —sin ninguna relación directa con la vida pol í t ica— y se confortaban difundiendo en el pueblo "el conocimiento de Dios",un al to nivel moral y ét ico. Los más débi les , derrotados y pasivos cul t ivabandoctrinas míst icas secretas , que tenían poco que ver con este mundo, y seentregaban totalmente a la vida celest ial . En ese suelo germinaron las diversas sectas prevalecientes en Palest ina en la época de Jesús.

Las condiciones pol í t icas no sat isfacían a nadie, quizá con la única excepción de los saduceos. Estos habían l legado más o menos a un acuerdocon el estado de cosas, en primer lugar porque eran "polí t icos práct icos" yveían que a nada podía conducir la lucha contra los romanos, que dominaban casi todo el mundo conocido, y en segundo término porque eran ricos

y los aterraba cualquier cambio que pudiera perturbar la paz y su gozo delos placeres de esta vida.

Pero el resto del pueblo no había t ransado. Todos los países que padecían el férreo yugo romano gemían en un duro caut iverio, pero ningunotan amargamente como los judíos. Entre las naciones sometidas a Roma ninguna era tan pecul iar y excepcional como la de los judíos. Los romanosfueron totalmente incapaces de comprenderlo. Otros pueblos conquistadostenían también ideas y hábi tos propios, pero todos, al final , l legaron a unen tend imien to con l as cos tumbres romanas , mien t ras que Roma, por su par te , fue tolerante en lo referente a creencias e ideas.

Pero los judíos no entendían el espíri tu de los romanos más de lo queestos úl t imos entendían el espíri tu de esos judíos, que se rebelaban con energía a propósi to de cuest iones que a aquél los les parecían t riviales . Las imágenesdel emperador, por ejemplo, no eran emblemas rel igiosos, s ino sólo pol í t icos,pero los judíos ensordecían al mundo con sus protestas contra el las . Losjuegos ol ímpicos y los encuentros de lucha tampoco tenían nada que vercon la rel igión, y eran buenos en sí mismos, pero los judíos l legaban aldel i rio resis t iéndolos. ¿Y qué tenían que ver con la rel igión los teatros ycircos? Pero los judíos no los querían en Judea. Tratándose de una obra tanút i l como los acueductos, ¿por qué no podía ut i l izarse el "Korban" —el tesoro del Templo— para financiar su construcción? Pero los judíos casi se

16 2

cuencia, los aplastaban sin misericordia. Esto no servía más que para encolerizar al pueblo, que sabía que estaba bien lejos de la rebel ión, y dabanueva fuerza a sus quejas, lo cual l levaba a una ul terior medida represivadel ejecut ivo romano, que sólo veía un segundo intento sedicioso. Y así con

t inuaba la desintel igencia.Este estado de cosas engendraba buscadores fanát icos de la l ibertad y

los t ransformaban en rebeldes reales o en visionarios totalmente desesperados,míst icos y moral is tas extremos, que sólo esperaban una merced del cielo,una l ibertad que habría de l legar por medios milagrosos, una salvación quesería apresurada por la fe profunda y las buenas obras, por una vigi l ia paciente en espera del "fin", con espíri tu humilde y manso, que olvidara losinsul tos y renunciara a las posesiones materiales: "esperando tranquila yconfiadamente la salvación del Señor" (Lam. I I I , 2 6 ) .

Estos dos t ipos de hombre podían l levar, por un lado, a la destruccióndel Estado y, por el otro, al surgimiento del cris t ianismo (la destrucción dela rel igión nacional); eran las dos caras de una misma moneda.

Pero estos efectos respondían a una causa más fundamental : el abismoque mediaba entre el ideal mesiánico y los hechos de la real idad.

Los que volvieron del exi l io babi lonio t rajeron consigo las promesas deJeremías e Isaías , especialmente las del Segundo Isaías , que había predichograndes cosas: "las riquezas de los gent i les" i rían a la nueva Judea; "reyesserían sus padres adoptivos"; todas las naciones "los saludarían con los rostrossobre la t ierra" y ' lamerían el polvo de sus pies"; los "cimientos" de Jerusalénserían de "zafiros", y "las ventanas de rubíes"; sus "enemigos serían arrancados y grande sería el bienestar de sus niños". Tales las promesas del Segundo Isa í as .

Pero, ¿cuál era la real idad? Esclavi tud, guerras, tumultos y torrentes desangre . En lugar de haberse somet ido todas l as nac iones a Judá , Judá sehabía sometido a las naciones. En lugar de "la riqueza de los gent i les", la

Roma impía exigía contribuciones y t ributos. En lugar de los "reyes que serían padres adoptivos", l legó Pompeyo con su ejérci to. En lugar del "saludode las naciones con el rostro sobre la t ierra" y de los pueblos "que lameríanel polvo de sus pies", un insignificante funcionario romano tenía un poderi l imitado en Judea. En lugar del Mesías hi jo de David, l legó el edomitaH e r o d e s . . .

El conjunto estaba más al lá de toda capacidad de resis tencia. Josefo, 96

»8 Guerras, VI, v, 4.

1 63

 

Tácito 97 y Suetonio98 llegan a la misma conclusión: la principal causa de lagran revuelta que culminó con la Destrucción del Segundo Templo (y lomismo se aplica a las otras rebeliones judías) era "un oráculo ambiguo quese encuentra en sus escritos sagrados, según el cual en aquellos días uno desu raza habría de gobernar el mundo " (xpr]a[ lÓc; á(l(})í|3oXoq ó^ioícoq ávtoíc; Ispeíq sópr)[j.évoic; ypcc^ocaiv, ¿be; Kcará xóv xcupóv EKEÍVOV¿CITÓ Tfjq X"Pa( í Tlcí CXÚTCÓV ¿tp^si xfjc; olKou^évr]c;).

situación nacional y el brillo de los ideales proféticos que anidaban en el corazón del pueblo tuvo un efecto doble.

Por un lado, esta antítesis llevó a la generación más joven, sana y valiente(en especial a los sencillos galileos, alejados de la más sofisticada sociedadde Jerusal én) a luchar por su tierr a, su nación y su Dios: el fervor de losfanáticos no reconocía ninguna soberanía humana de carne y sangre. SóloDios era el rey de Israel y (como ocurre siempre con estos entusiastas extremos) encontraban necesario añadir a su celo una tiranía y una violenciaque sólo servían para aumentar la confusión reinante. No sabían diferenciar

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Ni siquiera Herodes —por extraño que parezca al principio— estaba librede esta creencia. No es cierto lo que dice el autor de Dorot Rishonim sobreel deseo de Herodes de ser "un rey de los gentiles" más que "un rey de losjudíos", según ya lo hemos visto. Pero, con cierta salvedad, la afirmación sevuelve correcta: Herodes quería ser "rey de los gentiles" y "rey de los judíos"al mismo tiempo. En efecto, aspiraba a reinar sobre todo el mundo.

Herodes, el judío edomita, con su anhelo de gloria ilimitada, a pesar desu "sano" entendimiento y de su habilidad para superar los hechos, estabano obstante, lleno de superstición. En su más recóndita intimidad esperabaser el gobernante universal cuya venida aguardaban los judíos, y al que llamaban "Mesías Rey". Sus ideas sobre el punto pueden haber sido vagas pero,a través de la niebla del futuro, siempre le parecieron una esperanza para lacual debía preparar el terreno. Los tiranos tenebrosos como Herodes son,al mismo tiempo, políticos "prácticos" y visionarios obsesionados por esperanzas oscuras y ocultas, que en este caso desempeñaban una parte tan importante y profunda como su persecución de gloria y su ferviente ambición.

Sólo en este sentido es posible concordar con Albert Réville," quien afirma

que Herodes esperaba convertirse en gobernante supremo cuando Roma sedebilitara por los choques de sus dirigentes. Réville sostiene que esto no eraimposible, y recuerda que los partos nunca se sometieron a los romanos. Enel relato de Josefo sobre el eunuco Bagoas 10° encontramos una prueba de queHerodes pensaba en un reino tan universal como el del Mesías Rey. A Bagoasle habían asegurado los fariseos que "el rey que ha de venir" (es decir, elMesías Rey) habrí a de hacer de él un padr e y un benefactor, restituyéndolela capacidad de casarse y engendrar.10 1 Herodes, indignado, mató al eunuco,pues él mismo quería ser "el rey que ha de venir".

Pero si bien Herodes sólo deseaba un reino mundial, el pueblo preveíaun reino de este mun do y tamb ién un rein o de los cielos; una fortificaciónpolítica y soberanía sobre los gentiles, junto con el reconocimiento de la ver

dad de la religión de Israel. Como hemos visto, la realidad política contradecía esta esperanza de modo directo, y la completa antítesis entre la oscura

«T Hist., V, 13.98 Vespasiano, 4.»» Véase su Jéms de Nazareth, 2* ed., París, 1906, I, 203-204, 209, 211-212ÍOO Ant, XVII, ii, final de 4.i» 1 Véase Schürer, II,* 599 y n. 18; corrige adecuadamente la traducción

defectuosa de las otras versiones de Josefo.

164

a los traidores reales y simpatizantes de los romanos, de los judíos simplemente pacifistas —que no amaban a Roma y seguían fieles a su pueblo, perono eran por naturaleza hombres de guerra—.

Por otra parte, la misma antítesis entre la realidad política y el ideal pro-fético movía a la mayor parte de los fariseos, devotos de la Tora, a abandonar todo interés por las cosas temporales, por la incertidumbre de la políticay por los cambios de la vida cotidiana: se dedicaban totalmente a la "vidaeterna", a la explicación de la Tora en sus menores detalles. No es que losfariseos se opusieran en principio a toda acción política. Pero no considerabanque el momento fuera propicio. Cumplían en sí el mandamiento: "Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos... escóndete un poquito, por un momento,en tanto que pasa la indignación" (Isaías, 26:20).

Tal era el partido de los fariseos quietistas, que se limitaban a la interpretación de la Tora y hacían de la sumisión la base de sus vidas. ComoArquímedes de Siracusa, su principal deseo consistía en que los romanos noafectaran sus "zigzags".

Completamente distintos eran los "fariseos celotes" (en lo esencial, loscelotes no eran más que fariseos extremistas y activos: uno de los fundadoresde la secta fue "el fariseo" Sadoc, y Josefo10 2 nos dice que, exceptuando suexcesiva devoción a la libertad, "en todas las cosas eran afines a los fariseos").Los fariseos celotes añadían a su devoción por la Tora la obligación de defenderla con la espada.

Distintos también eran los "fariseos moderados", hombres que no se oponían a la intervención en los asuntos políticos, pero que comprendían que"todo tiene su tiempo" (Eclesiastés, 3 :1) . Cuando Shemaia y Abtalión (o Hi-llel y Shamai) vieron que la época favorecía a Herodes, trataron de persuadiral pueblo de" que le abriera las puertas de Jerusalén, 103 y cuando Rabán Io-janán ben Zakai advirtió que el tiempo era favorable a los romanos, recomendóque se hiciera la paz con ellos y que se los tolerara "en tanto pasaba la indignación". La actitud de los fariseos quietistas concordaba con la de "lostemerosos de Dios", 'los humildes de la tierra", que no pertenecían a ningúnpartido, detestaban la violencia de todo corazón, y eran incapaces de lucharcontra el imperio dominante: la tierra estaba en manos de hombres pecadores

" 2 Ant, XVIII, i, 6.ios Ant., XIV, ix, 4; XV, i, 1.

165

 

y, en consecuencia, el los alzaban los ojos, esperando el reino celest ial , la venida del Mesías, el t iempo en el que sólo Dios reinara sobre la t ierra y losjustos prevalecieran en el mundo, cuando la impiedad se desvanecería comohumo, el poder soberbio habría pasado, y el pueblo de Israel sería exal tadosobre los gentiles.

Gente como ésta fue la creadora de una gran parte de la ' l i teratura seudo-epigráfica" (los Libros de Henoch, de los Jubileos, d e La asunción de Moisés,etc.) que está l lena hasta la saturación de esperanzas mesiánicas en el sent idomás amplio. Más adelante volveremos a hablar de estos l ibros.

l a L e y 1 0 6 o un lugar que frecuentara el sumo sacerdote o las clases másricas; no tenía ciudades que se aproximaran en importancia a la de Jerusalén,ni s iquiera (hasta el t iempo de Antipas) a la de Jericó. All í no había fariseosversados en la Ley, ni saduceos o betosianos, ni representantes de las clasesmás ricas y poderosas que asent ían a la dominación romana. Sólo había dost ipos , semejantes entre s í : celotes del part ido fundado por el gal i leo Judá yel fariseo Sadoc, que eran numerosos desde los t iempos del gal i leo Ezequías(aunque sin construir una secta), y los "humildes de la t ierra" y las diversasvariedades de t ipo míst ico, vis ionario —"fariseos quiet is tas", esenios, etc.—.

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La misma ant í tesis entre los ideales y los hechos creó, además, otros partidos. Aumentó el número de visionarios y soñadores que, debido al malde las cosas presentes, se permit ían extraviarse en un mundo "donde todoera bueno", en esferas resplandecientes alejadas de la real idad. Esos hombresse t ransformaron en míst icos y adivinadores del futuro. La secta de los esenios, muy alejada de la vida pol í t ica, estaba en gran medida const i tuida porindividuos de ese t ipo, que "conocían el futuro" y real izaban milagros; elesenio Menahem, por ejemplo, le había profet izado a Herodes que seríarey. 10 4

Los obradores de prodigios, con todo, no se encontraban sólo entre losesenios: el fariseo Shemaia (Shamai) también previo, al comparecer Herodesante el Sanhedrín por la muerte del gal i leo Ezequías, que el reo sería rey. 10 8

Estos visionarios desesperaban de las cosas tal como estaban, porque la vidapolí t ica era totalmente impía, violenta y abominable, y las condiciones de esepresente contradecían por completo los ideales pol í t icos de los profetas .

Pero como, con todo, eran demasiado débi les y espiri tuales para luchar

contra el mal presente y real izar reformas tangibles, se apartaron y sumergieron en problemas ét icos y visiones del futuro; volvieron la vis ta hacia los"humildes de la t ierra", los pobres y desamparados, los pequeños y débi les ,los perdidos y los parias , los miserables y peni tentes . Para el los rogaban bienestar y para el los hi laban la t rama de oro de la idea mesiánica en su formamás espiri tual y menos pol í t ica: el reino de los cielos. Una vida gloriosa enel futuro debía necesariamente recompensar la lobreguez presente; el los, queentonces eran pequeños, serían grandes en los días del Mesías; eran humildesy serían exal tados en el reino de los cielos. Así se salvaban a s í mismos dela desesperación, y a Dios de la acusación de injust icia.

En Gali lea los gent i les eran numerosos; la región nunca fue un centro de

10 4 Ant., XV, x, 5. Es muy probable que el esenio Menahem fuera el mismo

Menahem colega de Hillel que "se fue a servir al rey" (Jagiga 16b; pero véasetambién /. Jag., II, 2); pues los esenios no se oponían directamente a los fariseos(como lo hacían ios saduceos). Un esenio podía ser un "fariseo quietista" queprimero participara en política como "Padre del bet din" en el Sanhedrín, y posteriormente renunciara para transformarse en eremita. Al Talmud el rumor de quehabía profetizado buenas cosas a Herodes le basta para concluir que estaba "alservicio del rey". La Mishná (Jag., II, 2) dice solamente "Menahem se fue".Véase Graetz (traducción hebrea), I, 495, y Derenbourg, Massa Eretz Yisraél,págs. 243-244.

">5 Ant., XIV, ix, 4.

16 6

Todos lo bastante fuertes como para empuñar la espada se unían a los ce-lotes; el resto era de espíri tu más o menos afín al de los "humildes de lat ierra", que se desinteresaban de las cosas temporales para soñar una vida futura, basada en la ét ica de los profetas y en la idea mesiánica. También loscelotes —como todos los fariseos y esenios— sostenían intensamente la mismaconcepción, pero para los "humildes" ésta había asumido una forma más imaginat iva y míst ica.

De estos círculos de "humildes" o "mansos" surgieron Jesús y su nuevadoctrina.

10 6 Cf. la sentencia de Rabán Iojanán ben Zakai: "¡Oh, Galilea, Galilea! Túhas aborrecido la Ley; tú finalmente engendrarás opresores" (/. Shab., XVI, 8,cerca del final de la sección). A estos "opresores" los encontramos en los celotesmerodeadores (véase Baba Kama, 116b).

167

 

I I . Condiciones económicas

(Proverbios, 28:3), tan violentas en el invierno palest ino, no barrieran la delgada capa de t ierra que cubría la roca; conocía, asimismo, modos de i rrigaciónmediante cis ternas, fuentes y canales .

En una t emporada , y de un t e r reno normal , e l campes ino jud ío cosechabacinco veces la s iembra; en temporadas buenas y suelo fért i l , la centupl icaba,y Gali lea era aun más fért i l que Judea. En años corrientes (no consideramoslas sequías) Palest ina producía pan suficiente para su población e inclusopara expor t ar .

El país era rico en granos (t rigo, cebada, avena, centeno, mijo, e incluso

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Literatura. En hebreo: Joseph Klausner, Bimé Bayit Sheni, Berlín, 1923, páginas 9-88; Abner, Ha-Gormin ha-Kalkaliyim ha-Jebrutiyim shel Mridat ha-Jasmo-náim (Ha-Shiloach, XXIV, 40-44, 141-149, 243-251); Joseph Klausner, HistoriyaYisraelit, I, 130-287; II, 51-53, 76-77, 137-139, 144-145; III, 44-89; S. Krauss,Qadmoniyot ha-Talmud, I, parte 1, Odesa, 1914; Zadok Kaím, Ha-Abdut al-piha-Tora v'ha Talmud (traducción de S. Fuchs), Cracovia, 1892.

En alemán: Frants Buhi, Die Sozialen Verhaltnisse der Israeliten, Berlín, 1899;L. Herzfeld, Handelsgeschichte der Juden des Áltertums, 2* ed., Braunschweig,1894; S. Krauss, Taimudische Archaologie, I-III, Leipzig, 1910-1912; E. Schürer,Geschichte d. Jüd. Volkes im Zeitalter Jesu Christi, II 4 , 67-82; D. Farbstein, Da sRecht der unfreien und freien Arbeiter nach Jiidisch-Talmudischem Recht, Francfort del Meno, 1896; H. Weinheimer, Geschichte des Volkes Israel, vol. II, Berlín, 1911.

En francés: R P. Schwalm, La vie privée du peuple juif d. Yépoque de Jésus-Christ, París, 1910; E. Stapfer, La Paléstine au temps de Jésus-Christ, 8* ed.

En inglés: A. Edersheim, The Life and T imes of Jesús the M essiah, 12* ed.,Londres, 1906; Sketches of Jewish Social Life in the Days of Christ, Londres,1896; A. Büchler, The Econom ic Conditions o f Judaea after the DestrucH on ofthe Second Temple, Londres, 1912.

1) Aunque en la época de Jesús los judíos ya no eran un pueblo exclusivamente agrícola, seguían siéndolo en lo esencial; es to va le especia lmen te p arala región galilea donde Jesús nació e inició su ministerio. Josefo 1 nos dice que"Gali lea estaba totalmente cul t ivada y parecía un solo gran jardín". Part icularmente famoso era su t rigo, del val le de Arbel y de Corazín y Capernaum(lugares mencionados jun tos t an to en los Evangel ios como en e l Talmud) . 2

También en Samaría crecía t rigo de buena cal idad (en el val le de Ain Sojer);lo mismo ocurría en Judea, en Michmash y Zanochah, y también en Afaraim,famosa por sus grandes espigas y la abundancia de paja obtenida de la t ri l la.

En el período del Segundo Templo el judío demostró ser un agricul torhábil ; sabía preparar el suelo, abonarlo y l impiarlo de piedras y abrojos. Acostumbraba terraplenar col inas y val les , 3 de modo tal que las "l luvias torrenciales"

1 Guerras, III, iii, 2.2 Mateo, 11:21-23; véase Menajot 55a, donde "Corazín y Kefar-Ahim" son

"Corazín y Capernaum" (o Kefar Tanhun), las modernas Korazi y Tel-Hum, enta baja Galilea, cerca del mar de Galilea.

s Sheciit, III, 8.

16 8

arroz, t raído del oriente y acl imatado) y en legumbres (coles, zanahorias , pepinos , calabazas, cebollas , ajo, rábano, nabos, lechuga, lentejas , habas, guisantes, y variedades acl imatadas de alcauci les , lupinos, espárragos, porotosegipcios, zapal los egipcios y griegos) que proveían la mayor parte de la mesa

corriente de las clases más pobres. La t ierra era, asimismo, especialmente generosa en frutos: uvas, acei tunas, higos, granadas, cidras, cerezas, ciruelas ,nueces, almendras, dát i les , moras, manzanas, peras, albaricoques, membri l los yotras especies acl imatadas, como duraznos y nísperos.

E l v ino de Judea y Samar í a e ra abundan te y bueno ; hab ía t an ta uva quetambién se preparaban pasas, y era tan dulce que con el la se elaboraba jalea(dibs). Del v ino fermen tado se ob ten ía v inagre . También e l ace i t e e ra abundan te y bueno , en especia l en Gal i l ea . E l mejo r p roven ía de Gush Halab ,nombre que en sí mismo da test imonio de los del iciosos ol ivos; podemos comprender por qué fue p rec i samente Io j anán de Gush Halab qu ien , cerca de l aépoca de la Destrucción, recibió el monopolio de la venta del acei te gal i leoa los mercaderes de Cesárea y a los judíos s i rios .*

Igualmente famosos por su acei te eran los dis tri tos de Netfa, Merón y

"i 'ekoa (en Gali lea), de Shifkon y Bet-Shean (en Samaría). 6 También enjudea había abundancia de ol ivos, según surge de los nombres "Monte delos Olivos", "Getsemaní", etc. El acei te de ol iva palest ino se exportaba a Tiroy Sidón, a Siria y Egipto. Otra fuente de riqueza estaba const i tuida por losdat i leros que daban el "acei te de palma" y la "miel de dát i l"; según Pl inio, 8

Judea era tan famosa por los dát i les como Egipto por las especias; ese autorenumera cinco variedades de dát i les de Jericó, célebres por su fino sabor ydel icado aroma. También ensalza al ungüento de Ain Gedi , cuyo precio —según él— era dos veces su peso en oro. 7

Los judíos criaban ganado (vacas y ovejas); en Jerusalén había un "mercado de ganado" especia l . 8 El nombre "T i ropeo" ("mercado de queso") demuestra que había lecheros. Los judíos de TransJordania t raficaban en lana;

4 Guerras, II, xxi, 2; Vida de Josefo, § 13.s Peah, VII, 1 y 2.« Véase Jíist. Nat., XIII, 4, 44; y Guerras, IV, viii, 3.7 Hist. Nat., XII, iii, y Estrabón, Geographica, XVII, i, 15.8 Eruvin, VIII, 9. Que la referencia no enojaba a los comerciantes surge de

las palabras del R. losé (ibid.): "Era el mercado de lana", y no, como lo suponeS. L. Rappoport, el mercado de los perfumeros y comerciantes en especias (véasesu artículo en Ha-Maggid, 1874, n' 17, reimpreso en Ha-Meammer, ed. Luncz,II , 5 5 6 ) .

16 9

 

en la pa r te nueva de Je rusa lén había un "mercado de paños de lana" y , a lnorte, los mercados de los carpinteros y forjadores de hierro, y las tiendasde los mercaderes de a lgodón y ves t imentas . 9 Como aves de cor ra l , los he breos tenían , desde muy ant iguo, pa lomas domest icadas ; en una e tapa posterior comenzaron a criar las especies de nombre extranjero: gallos y gallinas(VlWtf l y r r r a in nj que desa lo ja ron a los té rminos hebreos "na y , segúnparece , n'lTS, r e spec t ivamente ) gansos (avis, TTIK) y patos (ffiJUl p ) .

Los cazadores e ran pocos , pe ro muchos los pescadores , e spec ia lmente enGal i lea . El mar de Ga l i lea contenía todo t ipo de peces , inc luso va r iedadesm u y b u s c a d a s .10 Innumerables ba rcas l lenaban e l lago, rodeado de a ldeas ha

Edom, ce rca de la c iudad de P inon o Punon; Jose fo menc iona la s "col inas

d e h i e r r o " 1 8 que se extendían "has ta la t ie r ra de Moab" . Algunas de ta le sminas e s taban en TransJordania , pues to que Ibrahim Pashá todavía explotabave tas en la s ce rcanías de Jebe l Marad, aproximadamente a una hora y mediaa l nor te de Jabbok (Wadi Zeraka ) . 19

2 ) Los judíos e ran igua lmente avisados y prác t icos en la s a r te sanías . Inc luso aunque conside remos que los muchos pasa jes ta lmúdicos que la s e logian ,y la sentenc ia de que un hombre debe enseñar un of ic io a su h i jo , 20 no sonmás que ideas académicas y abs t rac tas , surge con evidenc ia de la s v idasreales de los mayores tanaím de l f ina l de l pe r íodo de l Segundo Templo, y

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bi tadas exc lus ivamente por pescadores . Tan abundante e ra la pesca que unaparte se salaba y vendía en Palestina y en el exterior . Esto explica que una ciudad de la cos ta , l lamada en hebreo apa rentemente Migda l o Migda l-Nuna-

y a,

11

fue ra denominada en gr iego "Tar iquea" , pa labra de r ivada de xápi) (Oc ;pescado sa lado. 12 La rec ientemente const ru ida Tibe r íades se t r ansformó ene l centro de la pesca y pr inc ipa l mercado de pescado de Ga l i lea .

Los pescadores ga l i leos que se l iga ron a Jesús desempeñan una pa r te impor tante en los Evange l ios . Dos de e l los , S imón Pedro y su he rmano Andrés ,fue ron l lamados por aqué l pa ra que se h ic ie ran "pescadores de hombres" . 13

También e ra abundante la pesca en e l Jordán y en e l Medi te r ráneo; ya en lost iempos de Nehemías , cuando los t i r ios acos tumbraban l leva r pescado, probablemente sa lado, a vender en Je rusa lén ( la s c iudades de la cos ta e s tabanen ese entonces en poder de fenicios y f ilisteos) había una puerta llamada la"puer ta de l pescado" . 14

El Mar Muer to ( "e l Mar de Sodoma") proporc ionaba sa l , be tún, va r iedadesde fósforo y brea pa ra e l consumo in te rno y la expor tac ión. 15 P l i n i o 16 no s

dice que la "pez de Judea" e ra mundia lmente f amosa , y has ta e l d ía de hoye l be tún es conoc ido como "pez judía" (Judenpech, Judenharz). En e l pa ístambién había "sa l i t r e ant ipa t r is" . Las f lores de a lheña (Canta r de los Canta res 1 :14 ) produc ían una t in tura empleada en e l tocado femenino, y de la srosas , de la s que había ja rd ines ente ros , se ext ra ía la prec iada "esenc ia de rosas" .17 Las minas de h ie r ro se encontraban en e l Líbano y en e l nor te de

9 Eruvin, ibid.; Guerras, V, vüi, 1.i» Guerras, III, x, 8.1 1 Pesajim 46a; J. Maasrot, III, 1; Sanh, II, 1; ésta es la conclusión de Klein,

Beitr. z. Geographie u. Geschichte Galilüas, Leipzig, 1909, págs. 76-84, 89-93, yDalman, Orte und Wege Jesu, 2* ed., Gütersloh, 1921, págs. 114-116; "Bet-Ierah"o "Ariah" es la moderna Hirbet el Kerakh, cercana a la colonia Kineret. SegúnN. Slousch (Qobetz, I, Tel Aviv, 1921, pág. 66, n. 2 al artículo Harboth Tarichaia

de R. Ashbel), Tariquea se llamaba en hebreo Mlaha, puesto que, concordandocon el nombre griego, los árabes llaman Malaha a Kineret.12 Véase Estrabón, Geographica, XVI. También elogia el pescado en sal

muera de Tariquea, ibid., 2.13 Mateo, 4:18-20 y pasajes paralelos.14 Cf. Nehemías, 3:3 y 13:16.16 Guerras, IV, vüi, 4.!« Hist. Nat., XIV, 25. "Jardines de rosas", Maasrot, II, 5." Shabat, XIV, 4.

17 0

después de la Dest rucc ión, que los judíos de la época e ran hábi le s en la sartes mecánicas. Así, Hillel el Viejo durante algún tiempo trabajó de tallistaen madera; el R. Josué ben Hananías fue forjador, y el R. Nehunías, en los

úl t imos d ías de l pe r íodo de l Segundo Templo, cavador de c is te rnas . Tambiénse nos habla de l R . Iehudá "e l panadero" , de l R . Io janán "e l zapa te ro" , de lR. Josué "el molinero", etc . 2 1 Jesús de Nazare t e ra ca rpin te ro y const ru ía yugos de ganado, 2 2 y Saúl de Tarso , e l apósto l Pablo , tenía e l of ic io de te jedorde te la s pa ra t iendas de campaña , o te jedor de tapices .

En textos de la l i te ra tura judía cas i contemporáneos de Jesús encontramosla menc ión de no menos de cua renta t ipos de a r te sanos: sa s t r e s , zapa te ros ,const ruc tores , a lbañi le s , ca rpin te ros , mol ine ros , panaderos , cur t idores , merca*deres de e spec ias , pe r fumeros , cuidadores de gan ado, ca rnice ros , sac r i f icadores ,leche ros , quese ros , médicos y sangradores , ba rbe ros , pe luqueros , lavanderas ,joye ros , for jadores , te jedores , t in tore ros , bordadores , r ea l izadores de brocadode oro , te jedores de a l fombras , de e s te ras , cavadores de c is te rnas , pescadores ,apicultores, alfareros, toneleros, fabricantes de vajilla (que también comer

c iaban con obje tos de a l f a re r ía ) , f abr icantes de cánta ros , r e f inadores de be túny fabricantes de barnices, fabricantes de vidrio y cristalería , armeros, copistas,p in tores y grabadores .

Los oficios pasaban de padres a hijos, según lo indica la expresión delTa lmud: "ca rpin te ro e h i jo de ca rpin te ro" o "de ca rpin te ros" 2 3 y, en el Ant iguo Testamento , "Hananías , h i jo de un pe r fumero" , "Malaquías , h i jo de lp la te ro" . 2 4 Y la t r adic ión judeo-c r is t iana d ice que Jesús y su padre e ran ca r p in te ros . Había f amil ia s ente ras e spec ia lmente hábi le s en un of ic io que noreve laban sus sec re tos a nadie que no pe r tenec ie ra a la s mismas . 25

A veces toda una c iudad e ra f amosa por un t ipo de t r aba jo : en Magdla(Migda l Saboaya de TransJordania ) , por e jemplo , había numerosos t in tore -

1 8

Guerras, IV, vüi, 2.19 Véase Frants Buhl, Die sozialen Verhiütnisse der Israeliten, Berlín, pág. 72;G. Dalman, Palüstina-Jahrbuch, IX (1913), pág. 68, sobre esta mina de hierro.

20 AÜOÍ, I , 9 (Shemaia); Kiddushin, IV, 14.2 1 Véase Büchler, Economic Conditions, pág. 50.2 2 Justino Mártir, Dial, cum Tryphone, § 88.2 3 Ab. Zar. 3b (comienzo) ; / . Yeb., VIII, 2 .

' 2 4 Nehemías, 3:8 y 31.2 5 Yorna, III , 11.

17 1

 

ros; en Bet sa ida numerosos pescadores (D '^ 'T , y no D ,T>'>X, cazadores), en

Kefar Hananías y Kefar Sihin muchos fabricantes de t inajas . "Llevar t inajasa Kefar Hananías" era como "l levar paja a Afaraim". 26 Seforis tenía tejedor e s ,27 el algodón más fino provenía de Bet-Shean, y el t ipo más común deArbel . 28 Nazare t e ra aparen temente una c iudad de carp in t eros y aser radores . 29

En el t iempo del R. Hoshaías el Grande (primera mitad del s iglo terc e r o ) , en algunas ciudades del sur los habi tantes se ocupaban principalmentede t eñ i r con púrpura , 80 y en el s iglo cuarto el autor de Totius Orbis Descriptiomenciona a Lida, Samaría, Cesárea y Sarepta ("que pertenecía a Sidón")como "cé leb res por l a pú rpura" . 3 1 Aunque ésta es una época muy posterior

CP'^'B— TtíXlOV), dem uestra n que todos el los eran importado s. 36 D e m o d oque los artesanos nat ivos se destacaban poco.

Con la clase campesina ocurría todo lo contrario, especialmente con losque ahora l lamaríamos "pequeños propietarios". Son los baal ha-bait, "d u e ños de casa" o "padres de famil ia", de la Mishná, expresión cuya exactatraducción griega aparece en los Evangel ios (olKo5&aTtÓxr)c;). Estos campesinos de clase media, cuyas parcelas les permit ían subsist i r pero de modolimitado, const i tuían la base principal de la nación. El los poblaban la mayoríade las aldeas (de las que había centenares, especialmente en Gali lea), y

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a la de Jesús, sabemos que en Oriente, y especialmente en los t iemposantiguos, los artesanos no cambiaban tan fáci lmente de oficio como en la Europa de la actual idad.

Antes , y muy probablemente durante la época de Jesús, exist ían especie de tal leres que daban empleo a famil ias enteras, por ejemplo, "las famil ias de la casa de Ashbe'a, que hacían un cul to del l ino fino", y "loshab i t an tes de Neta im. . . que eran a l fareros" . 32 También hab ía t a l l e res máspequeños en los que t rabajaba un hombre solo, o con sus hi jos, o con unoo dos aprendices "Bet-kadad" ("casa del fabricante de t inajas"), y "Bet-tsaba"("casa del t intorero"); 33 pero "Bet-y 'ts i ra",84 con el abstracto "ytsira", y no"Bet ha-yotser" (casa del alfarero, como en el Antiguo Testamento) 8 8 se refiere aparentemente a toda una fábrica, que empleaba ya a cierta cant idadde t rabajadores .

3) Pero a pesar del número relat ivamente al to de artesanos y de losmuchos y variados oficios que éstos pract icaban, la mayor parte de la población estaba const i tuida por campesinos propietarios de pequeñas parcelas .L a Mishná, la s baraitot y los Evangel ios hablan bastante de la vida de loscampesinos, y poco de la de los artesanos hebreos. La razón radica enel hecho de que estos úl t imos no podían competir con los extranjeros; losnombres provenientes de otros idiomas que l levaban art ículos tan comunescomo los banquil los o tabu retes ("7030— "subse l l ium" ), y los pañuelos (YTID—"sudarium"), las sandal ias (^T3D—OOCvSáXiOV) y los sombreros de fiel t ro

2« Gen. R., § 86 .27 ]. B. Batra, III, 3 .2 8 /. Kiddushin, II, 5; 7. Ketubot, VII, 8; Gen. R., párrafo 19; Koch. R. sobre

Ki brov Jojhma; Mid. Tanjuma Bereshit, párrafo 24, ed. Buber, pág. 9; Mid. She-muel, VII, 3, ed. Buber, pág. 66. Sobre esto véase Munk, Talastina (traducciónhebrea de M. Rabinson, Vilna, 1909); S. Klein, Beitrage, pág. 53, n. 1.

2 8

Véase Iósef Halevy, Shemot Are Eretz Yisrael, en Yerushalayim, ed. Luncz,IV, 11-20.3 0 Tanjuma, Naso, § 8; ed. Buber, pág. 32, n. 70.3 1 Véase Büchler, Economía Conditions, pág. 50, n. 1.3 2 I Crónicas, 4:21 y 23.83 Moed Katan 13b; Pesajim 55b.3* T. Kelim: B. Kama, III, 8; Sifré Zutta, 35, II (ed. Horowitz, Kovetz Maase

ha-Tannaim, III, 331, n. 3).35 Jeremías, 18: 2-3.

17 2

también l as c iudades pequeñas y med ianas , que conservaban l a denominaciónd e Kefar (a ldea) , aunque hab ían de jado de ser lo en e l s en t ido co r r i en te(por e j emplo , Kefar -Nahum, Kefar -Saba , que eran verdaderas c iudades ) .

Estos "pequeños propietarios" vivían del t rabajo de sus manos. El los mis

mos, con sus mujeres e hi jos, labraban la t ierra y sembraban, cosechaban yagavil laban, t ri l laban y zarandeaban. Con la mayor parte de lo producidosat isfacían sus necesidades domést icas; el resto lo l levaban a la ciudad y loofrecían en t rueque o por dinero, para cubrir otras urgencias. Estos campes inos no pod ían ahorrar nada; un par de t emporadas malas o una en fermedadbastaban para privarlos de su propiedad y reducirlos al s tatus de un braceroo jornalero, o incluso para forzarlos a venderse como esclavos a algún terrateniente rico, único modo de salvar sus deudas. En todos los casos algunosde sus hi jos debían emplearse con braceros, puesto que la pequeña propiedadsel lo alcanzaba para el hermano mayor, que recibía "doble parte" en la herencia. Los otros hi jos, s in t ierra suficiente, se t ransformaban, a pesar de s ímismos, en miembros del "proletariado", la clase que no poseía nada másque su fuerza de t rabajo. Cuando no tenían t rabajo en perspect iva queda-

dan reducidos al nivel de "desocupados", y se hacían mendigos o bandolerosy l ad rones .

En Judea, no obstante, y en grado menor también en Gali lea, había unaclase de campesinos más ricos, cuyas t ierras les rendían más de lo estrictamente necesario; el los les prestaban dinero o semil la a los pequeños propietarios empobrecidos, hipotecándoles las parcelas , que a veces pasaban asus manos .

Estos "propietarios ricos" sentaron las bases de un mercado de productosagrícolas y del comercio hebreo en general . La clase de los terratenientesmedios negociaba con el dinero obtenido de la venta de los productos —hortal izas y frutos— que quedaban en sus manos luego de sat isfechas sus necesidades domést icas. Esta clase era numerosa comparada con la de los pro

pietarios verdaderamente ricos, de los que sólo había unos pocos."Hombres de propiedad" (] 'D3J '^>$n ° "fOli 'Tfly) los hubo incluso enla época de los Macabeos, y especialmente en la de Herodes. Estaban en sumayor parte vinculados con la famil ia real o con la del sumo sacerdote, perotambién los encontramos entre los mercaderes, ya en los t iempos de Iósef ben

3 8 Véase en detalle R. P. Schwalm, La vie privée du peuple juij á l'époquede Jésus-Christ, París, 1910, págs. 262-272.

17 3

 

Tobías. Los "lat i fundios", propiedades de gran extensión, como las había enItal ia y causaron la caída de Roma, no const i tuyeron un rasgo palest ino prominente, pero también exist ían. Los Evangel ios hablan del "oikonomos" y"epi tropos", el "mayordomo" que supervisaba a los numerosos s irvientes delas grandes propiedades mientras el propietario vivía en la ciudad o se ausentaba en viaje de negocios. 37 L a Mishná ref i e re que Rabán Gamal i e l I I(de Iabne) t en ía b raceros que l ab raban su campo , 5 8 y que é l acos tumbrabai r se .39

De modo que en Palest ina había "artesanos" y "braceros". Estos úl t imos

artesa nos los em ple aba n; en este caso se los llamab a D'D'tfn o fyp^W,aprend ices . 4 4 La jornada de labor tenía diez horas, y se pagaba desde un ashas t a una sela, aunque lo co r r i en te e ra un dracma*5 o denario ie por día(cas i cua t ro g ramos de p l a t a) . Es t a e ra l a no rma en l a época macabea , ap ro x imadamente cuando se escr ib ió e l Libro de Tobit, y duran te e l re inado deDomi t i ano , de l que da ta e l Evangel io de Mateo . 47

Junto al campesino puro y s imple, en la Palest ina de la época de Jesúshabía algunas variedades de la misma clase:

a) E l con t ra t i s t a o in t ermed io ( f^ap) , que rea l i zaba todo e l t raba josol ici tado, pagaba todas las contribuciones y, en compensación, recibía la

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se empleaban por un período definido, no mayor de seis años; también podían hacerlo por un solo día ( de al l í la expresión "brac ero dia rio" ( T3E?DV )• Eran peq ueño s propietarios empobr ecidos, o hi jos de pequ eño s prop ie t ar ios que , no hab iendo heredado t i e r ra su f i c i en te para man tenerse con

el la, se ofrecían a un terrateniente rico durante cierto período, hasta tanto pudieran mejorar su s i tuación. Sus relaciones con este campesino ricoeran análogas a las del "cl iente" con el "patrón" en Roma. 40

En Judea y Gal i l ea hab ía t ambién campes inos s in t i e r ra que pasaban todasu vida en si tuación de obreros asalariados de los propietarios ricos u otros;se los l lamaba lekutot , y una aldea palest ina, Kefar-Lkutaia, tomó su nombrede el los .41 El asalariado se prestaba a toda clase de t rabajo; equival ía al"obrero no-cal i ficado" inglés. El artesano, poel, por lo contrario, era contratado sólo para alguna tarea o tareas definidas.

El Talmud se refiere al "poel desocupado", y en los Evangel ios leemosuna parábola sobre un padre de famil ia que sal ió a contratar obreros y encontró algunos que habían estado "todo el día desocupados", porque "nadielos hab ía con t ra t ado".42 El dueño de casa o empleador acos tumbraba l l egara un acuerdo con el obrero, por lo general de palabra, aunque a veces también por escri to; el que rompiera tal acuerdo (ia inri) , fuera el empleadoro el obrero, debía pagar una multa. La simpatía por el obrero que manifiestan la Mishná y la Toseftaiz pres t ig i an a l Talmud . Pero es t a s impat í adata de un período posterior al del Segundo Templo, y en lo fundamentalno es más que una opinión académica, nunca sostenida ampliamente en lavida real .

No obstante, la s i tuación del obrero hebreo era mejor que las de los obreros romanos, egipcios o babi lonios, debido a la condición más simple de lospocos judíos de grandes riquezas, y también al espíri tu democrát ico introducido en la vida cot idiana por los escribas y sus sucesores, los fariseos y tonaím.

La m ayor parte de los obreros t rabajaba n en el cam po, pero .también los

3 7 Lucas, 16:1-8; Mateo, 20:8, etc.3 8 Demai, III, 1.3 9 B. Metzia, V, 8. Sobre la riqueza de Rabán Gamaliel, véase Büchler, op .

cit., págs. 37-38.4 0 Krauss, Talmudische Archüologie, II, 102.4 1 ha m R. sobre al ele.*2 Mateo, 20:1-7.4 3 Véase Farbstein, op. cit.

1 74

mitad, la tercera o la cuarta parte del producto.b ) E l campes ino ar rendatar io (CTN). equ iva len te a l "co lonus" romano ,

que recibía semil la, herramientas y animales de carga del dueño del campo;

él debía labrarlo y, como retribución, se quedaba también con la mitad, latercera o la cuarta parte del producto. Tales arrendatarios eran numerososen Ital ia en la época de Jesús; fueron el los quienes, por la expropiación deesa t ierra "extranjera", provocaron la caída del Imperio Romano. En Palest ina no eran t an comunes ; a l l í p redominaba e l "dueño de casa" y e l "pequeñoprop ie t ar io" . Pero de todos modos los a r rendatar ios desempeñaron una par t eimportante y, como puede verse en la parábola evangél ica de "los labradoresmalvados", 4 8 había rival idad y host i l idad entre el los y la clase propietaria.

c) Estaba también el "inquil ino", que no recibía, s ino que daba comorenta una porción fi ja de lo producido, de modo que si el campo rendía másde lo est ipulado el inquil ino ganaba, y perdía en el caso de que rindiera menos.

d) Finalmente, el "rentero" difería del anterior en que pagaba en moneda y no en especie, pero en los otros aspectos su condición era igual a la

del "inquil ino".Junto a los obreros no contratados estaban los "niños del dueño de casa",

que equival ían a los domést icos —varones y mujeres— de la actual idad, y los"ministros" ( n w W l D'W tP o í iWUWai D'Waitf»), por lo general servidorespersonales, especialmente de ancianos y estudiantes: equival ían al valet y ala doncel la actuales . 49

De modo que además de los re l a t ivamente pocos g randes t e r ra t en ien tes("casas de los padre s", niax 'f ia, es la expresión hebr ea que desig naba susp r o p i e d a d e s ) 5 0 y de la clase mucho más numerosa de los campesinosacomodados , encon t ramos una mul t i t ud de pequeños p rop ie t ar ios y un "p ro letariado" completo de todo t ipo: arrendatarios, artesanos, campesinos s int ierra, inquil inos, renteros (y, hasta cierto punto, también los contrat is tas),

4 4 Pesajim 108a; B. Katna 32b; Shab. 96b (en este último pasaje véase elfragmento del Aruj).

« Tobit, 5, 4.4« Mateo, 20:2, 9, 10, 13.4 7 Véase L. Herzfeld, op. cit., págs. 195-96.4 8 Mateo, 21:33-42.4 9 Krauss, Talmudische Archaologie, II, 101-102.«o T. Terumot, II, II; B. Batra 46b.

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domést icos del dueño de casa y servidores personales. Estos hombres y mujeres no tenían más medio de subsistencia que su fuerza de t rabajo. En tantopudieran conseguir ocupación, les iba bien; en caso contrario, quedaban reducidos a la privación y a la mendicidad: eran víct imas pasivas de la injust icia, soñadores o, en caso contrario, reaccionaban con ira, violencia y espíri tu de rebel ión.

Todos los proletarios que hemos enumerado hasta aquí tenían, con todo,independencia (por lo menos desde el punto de vista legal): su t rabajo podíaser vendido a otros, pero sus cuerpos no pertenecían en esclavi tud a nadie.En Palest ina, s in embargo, también había esclavos. Es cierto que a éstos no

mistas: sus figuras conductoras son invariablemente las mult i tudes descon

tentas que buscan nuevas rutas a la fel icidad, porque la que conocen esmala, y las creencias rel igiosas aceptadas no proporcionan ninguna just i ficación.

Tampoco eran un e l emen to soc ia l numeroso o impor t an te en Pales t inalos "esclavos cananeos" (así l lamados porque provenían de Tiro y Sidón, odebido a los versículos: "Maldi to sea Canaán; s iervo de s iervos será a sush e r m a n o s . . . y s e a C a n a á n s u s i e r v o . " ) 5 8 El precio promedio de un esclavocananeo era de unos cien francos actuales (el esclavo podía ser varón omujer; la expresión "esclava cushite" es t ambién común) ; pero a veces l l e gaba a un valor tan al to como cien mané o t an ba jo como un denar io de

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les fal taba t rabajo ni , en consecuencia, comida, pero no eran l ibres: no podían elegir t rabajo ni dueño. El esclavo hebreo se alqui laba por seis años;se diferenciaba del asalariado en que no tenía derecho a cambiar de amo

ni a elegir la labor. Quizás fuera cierto, desde el punto de vista humanitariodel Talmud, que el esclavo judío no haya sido "una cosa que se puede comprar" , 61 y que "quienquiera que consiga un esclavo hebreo es como el querec ibe un amo", 5 2 pero estas leyes humanitarias , 63 en lo que a la época deJesús se refiere, no const i tuían más que expresiones académicas.

El esclavo hebreo era en ese entonces un esclavo real, de cuerpo y a lma,que comía de las migajas del dueño; no obstante, estaba l ibre del sent imientode ser esclavo perpetuo, y así su espíri tu se salvaba de la completa destrucción. En un país en el que la vida s imple const i tuía la regla, y el espíri tudemocrát ico farisaico era muy evidente, la relación primit iva que prevalecíaentre amo y esclavo alejaba mucho la posibi l idad de persecuciones y crueldades; no obstante, el amo podía azotar a un esclavo perezoso o desobediente, y t ratarlo como a un ser inferior.

Los esclavos no eran tan numerosos en Palest ina como, por ejemplo, enla Roma de l a época y , en consecuencia , no pod ían desempeñar l a mismafunción decisiva, cul tural y económicamente, que tuvieron en el Imperio(aunque Eduard Meyer combate l as op in iones p revalec i en tes acerca de l amala influencia de los esclavos en Roma). 6 4 Pero de todos modos const i tuyeron un factor importante en los catacl ismos pol í t icos y espiri tuales dela época de Jesús.

Sin el los no podemos explicar las frecuentes rebel iones y los muchos movimientos rel igiosos que tuvieron lugar desde el t iempo de Pompeyo hastadespués de l de Poncio Pi l a to . Donde no hay mul t i t udes de pequeños p ro pietarios, desposeídos y empobrecidos, no son revuel tas populares las quemaduran, s ino conspiraciones pol í t icas dentro del ejérci to y los poderes go

bernantes. Lo mismo vale con respecto a los movimientos rel igiosos extre-

5 1 Véase Arajim, VIH, 5, contra la opinión del Rabba en Kidushin 16a y 25a,y Baba Kama 113b.

52 Kidushin, 20a, 21b.5 3 Compilado en Ha-Avdut al-pi ha-Tora v'ha-Talmud, de Sadok Kahn, tra

ducido al hebreo del francés por J. S. Fuchs, con notas agregadas, Cracovia, 1892.5 4 Véase su excelente Die Sklaverei im Altertum y Wirtschaftliche Entwicke-

lung im Altertum, Jena, 1895.

17 6

oro . 56 Los esclavos actuaban como sastres o barberos, panaderos, carniceros,ensartadores de perlas , e incluso tutores y maestros; las mujeres podían serpe luqueras , can tan tes , danzar inas , e t cé t era .

Su venta se completaba con un contrato escri to como si fueran bienesmater i a l es o ganado ; e ran "marcados" de t a l manera que en caso de queescaparan, en todas partes pudieran ser reconocidos: se les ponía un sel lo ose les colgaba una campanil la, al cuel lo o en sus vest idos, como se hace conlos camellos en el Oriente, o con el ganado en las montañas suizas. En algunos casos usaban una go rra especial ( ' j 'aa) y en otros se los mar caba afuego, exactamente como a las best ias . Legalmente, el esclavo cananeo eracomo ganado de su dueño : l e es t aba vedada l a p rop iedad p r ivada ( ' l o queun esclavo ha adquirido, lo ha adquirido su amo"); las obras de sus manos,lo que encontrara, incluso el dinero con que se lo compensara por un daño,no le pertenecían a él , s ino a su amo. Pero, a pesar de todo, "la mano deun esclavo es como la mano de su amo" 6 7 y "el esclavo de un hombre escomo su p rop io cuerpo", 5 8 cosa qué difíci lmente ocurría con los esclavos

romanos .Los esclavos cananeos no eran tan bien mantenidos como los hebreos;69

a aquél los se los consideraba perezosos, disolutos, desvergonzados, l ibert inos:en tan poco est imaban los amos su presencia "que algunos real izaban anteel los los actos más privados". 60 Algunos amos y sus hi jos "entendían queten ían derecho a todo con l as esc l avas" . 61 Los p rop ie t ar ios man ten ían a susesclavos completamente sometidos, azotándolos con lát igos y correas, con elfargel (flagellum) y el magleb (un t ipo de knut , con una borla de metalen el extremo), infl igiéndoles "cuarenta marcas menos una", o "sesenta golp e s " (pulsim). Sólo en el caso de que los esclavos sufrieran algún t ipo dedeformidad como consecuencia del cast igo se acostumbraba l iberarlos; s imorían, el am o era ajust iciado (lo cual s í hacía d el esclavo algo distinto delganado o de cualqu ier an imal ) .

55 Génesis, 9:25-27. Sobre el tráfico de esclavos en Tiro y Sidón, véase IIMacabeos, viii, 11.

5 6 B. Kama, IV, 5.e¡7 Maaser Sheni, IV, 4; Guittin, 77b.58 B. Kama, 27a.6» Guittin, I, 6.66 Nidá, 17a.6 1 Lev. R., § 9; véase también Yeb., II, 5.

17 7

 

En los demás aspectos e ran t ra t ados como ganado : l ega lmen te no t en íanrelaciones famil iares ni derechos de matrimonio, divorcio o viudez; las leyescontra el incesto no regían para el los . La real idad, no obstante, era dis t inta:Fero ra , e l hermano de Herodes , t en ía una esc l ava como amante , y e l t odopoderoso Herodes no pudo separar los . 62 El Rabán Gamaliel ha-Nasí consint ióque su esclavo Tabi cumpliera los mandamientos de la Ley, y lo l loró yrec ib ió condo lencias por su muer t e (como l a Ley lo p rescr ibe) ; 63 en la casade Nasi al esclavo más anciano se lo l lamaba abba (padre) y a la esclavamás anciana amma (ma dre) (aunq ue es to en un per íodo pos t er io r ) ; es muyprobable que las mismas condiciones humanas hayan estado en vigencia en

nombre especí f i camente g r i ego de astala (axoArj ) , e i nc luso l a cub ier t a delos l ibros sacros tomó la designación de tik ( 6 r ¡ K r ) ) .

Cuando Hil lel introdujo una importante reforma en el comercio palest ino,l e d io un nombre g r i ego : prozbol (npoa^oXf]). Muchas pa lab ras g r i e gas y lat inas adquirieron carta de ciudadanía en la l i teratura hebrea, y estosólo puede explicarse por la influencia del comercio griego y lat ino. 65 Perotales palabras extranjeras no prueban que solamente los griegos (y no losjudíos) comerciaban en Palest ina: sólo demuestran que de los griegos provino el primer impulso. "Estos préstamos (del griego) —dice Schwalm— no

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la época de Jesús.

Pero de todos modos la "esclavi tud cananea" era en ese entonces unap laga horr ib l e que afec t aba a l cuerpo nac ional de Is rae l (como a muchas

otras naciones en aquel los lejanos días). Incluso aunque los esclavos ca-naneos no tomaran parte en la pol í t ica subversiva ni en los movimientosrel igiosos palest inos, su misma existencia contribuía a producirlos. La esclav i tud dura p roduce invar i ab lemen te una masa de descon ten tos , y no haycombust ible más dispuesto para aquel los movimientos que el de esos hombres aplastados y reducidos al nivel de best ias .

4) En la Palest ina de la época de Jesús, además de la agricul tura y lasartesanías, también floreció el comercio. Durante la existencia del PrimerTemplo y a comienzos de la época del Segundo, en el período persa, losmercaderes e ran p r inc ipa lmen te cananeos , y de e l los y en su compañ ía ap rendieron los judíos las tareas de l buhoner o (Tino^ y ^"Dl^, es decir, a i r "ap i e " de un lugar a otro para t raficar mercaderías) y, más tarde, a pract icarel arte de vender en un lugar fi jo (man, t ienda; i j i jn, tendero), a negociar

y t ratar; finalmente, se hicieron comerciantes (nnpa)-6 4

No obs tan te , desde l a época de Ale j andro Magno , cuando Jerusa l én co menzó a quedar rodeada de c iudades g r i egas , que eran p r inc ipa lmen te centros de comercio, los judíos aprendieron esa act ividad de los griegos. Estosurge con evidencia de los muchos términos comerciales hebreos de origenheleno : siton ( J I B ^ - aiTCÓvr]<;) es el que c om ercia en gen era l con g ranos; quien sólo se dedica a una variedad de cereales o de bienes es unmonopol (^IBJD - [iOVOTCCÓAr)(;); el com erc iante de varios artícu los, y espe cialmente de pan, se l lama piafar (Tcpaxr)p , s egún Schürer y Krauss ;TTCoXrjTrjpiOV, según Herzfeld). Incluso el l ibro de cuentas del tendero t ieneun nombre g r i ego (Tr íva í ; ) , "p inaks" (t\ipün ) . La pa lab ra hebrea que des ig na el espejo ( f l N t a ) fue reemplazada por l a l a t ina aspeclaria (speculum); elzapate ro flyx*!) pasó a ser el sandalar (sandularius); la me sa ftrfttP) fue

l l amada tabla (tabula); el tabu rete (S03) se t ransform ó en safsal (subse-ühmi); la bande ja (nmtJlP rnjTp) tomó el nom bre de escutela (soutella), yla cort ina (fTJPT) el de vilm, (velum). A un traje de gala se le dio el

«2 Guerras, I, xxiv, 5.«3 Véase Suka, II, 1; Berajot, 16b; B. Kama, 74b; / . Ervvin, X, 1; /. Suka,

II , I; / . Ketuvot, III, 10.«* Nehemías, 10:32.

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indican que los art ículos designados l legaran a los judíos de manos de losgriegos: se t rata, s implemente, de que el lenguaje del comercio nacional sel lenó de neologismos tomados del lenguaje comercial de los griegos.

"Esto fue exactamente lo que ocurrió en el s iglo dieciséis cuando los floren t inos recorr i e ron Francia , l l evando cons igo muchas pa lab ras toscanas queluego se na tu ra l i zaron : agio, büan, banqueroute, banque." 6 6 Los judíos, enefec to , comerc iaron en Pales t ina desde los t i empos de Simón Macabeo , cuandolas ciudades costeras se sometieron progresivamente a él , a su hi jo JuanHircano y a su nieto Alejandro Janneo. Palest ina obtuvo beneficios notablesde l a po l í t i ca económica de los Macabeos . S imón Macabeo tomó med idaspara el mejoramiento de la agricul tura. Sus muchos esfuerzos por aseguraruna sa l ida a l mar 6 7 y su insis tencia en que los habi tantes de la costa debíanconvert i rse al judaismo o abandonarla se explican mejor como resul tado deuna po l í t i ca económica que como p roducto de una po l í t i ca nac ional o de lcelo rel igioso. Su ejemplo fue seguido por el hi jo y el nieto, quienes extendieron el País de Israel hasta que abarcó a toda la Palest ina.

Los impuestos a exportaciones e importaciones l levaron a los Macabeos,desde Juan Hi rcano a Hi rcano I I , a man tener impor t an tes negociac iones conel Senado romano . 68 En e l monumento macabeo de Modin hay un cuadrode barcos; el ancla (junto con espigas de t rigo, racimos de uva y granadas) fue un símbolo del s is tema monetario judío desde Alejandro Janneohas t a Herodes .

También se desar ro l ló b i en e l comerc io in t erno . Los "d ías de mercado"(HO'U '¡ü ') exist ieron desde ant iguo, y a el los se añadieron mercados perman entes (D'pTtty) (o cal les dedic adas exclusivamen te al com ercio ), y unaantigua inst i tución judía, opuesta a "los que bajan" es decir, a las ciudadescosteras, s i tuadas en las t ierras bajas cercanas al mar: "los que bajan haciae l mar" ,69 en arameo (iW» ^ m n i ) , a los mercados inst i tuidos por no-jud í o s .70 Los peregrinajes regulares a Jerusalén durante las grandes fiestas

también servían para desarrol lar el comercio interno. Las ciudades palest inas

6 6 Compilados en Schürer, op. cit., II 4 , 67-82; Krauss, op. cit., II, 355-356;Klausner, Biyme Bayit Sheni, Berlín, 1923, págs. 42-43.

6 6 Schwalm, La vie prioée du peuple juif, págs. 325-326.6 7 Se ven claramente en Mac., xiv, 5.«8 Ant., XIII, ix, 2; XIV, viii, 5; x, 6.«» Salmos 107:23.7 0 Véase Gen. R., 67: "Esaú tiene D'IT y Jacob DVTW."

1 79

 

negociaban en t rueque sus productos agrícolas . Sharon de Judea vendía sus

vinos y compraba pan. Jericó y el val le del Jordán canjeaban sus famososfrutos por vino y pan . Shefela de Judea te nía supera bunda ncia de pan y aceite , y Gali lea, de granos y hortal izas. Palest ina también exportaba su excedentede vinos, acei te, t rigo y frutos, mientras que importaba un considerablenúmero de art ículos.

De los doscientos cuarenta art ículos comerciales de que se habla en elTalmud y e l Midrash en re l ac ión con Pales t ina (enum erados por Herzf e ld ) , 71

ciento t reinta, o sea más de la mitad, provenían del exterior. Las rutas comerciales en el interior del país eran numerosas, y muchas i rradiaban hacia los

72

por la t ierra, por el ganado y por los árboles frutales . 75 Podemos suponer quelos Macabeos no crearon nuevos t ributos, s ino que tal vez los redujeron, desdeque no escuchamos quejas contra su régimen de t ributación (por ejemplo, departe de los delegados populares que se quejaron ante Pompeyo de Hircanoy Aristóbulo) . 76

Por otra parte, cuando Herodes murió, la nación exigió enfát icamentela abolición del "t ributo anual", y "del que se imponía indiscriminadamentesobre todo lo que se compraba y vend ía en e l mercado". 77 Se infiere queHerodes aumentó la carga de t ributos y derechos (que los romanos l lamaban

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Es tados vec inos . Y había tantos marinos judíos como judíos condu ctoresde burros y camellos, cuyos conjuntos l levaban los nombres colect ivos deUQLU, caravana de burros, y fi^ÜS, caravana de camellos.

Tan importante era el comercio en el interior del país que efect ivamenteencontramos entre las oraciones del sumo sacerdote en el Día del Perdónuna ded icada a "un año de comerc io" . 73 Tanto en Jerusalén como en todaciudad considerable de Judea y Gali lea (Tiberíades, Seforis) los mercaderesy artesanos tenían sus mercados y puestos: puestos de panaderos, de vendedores de algodón y vest imentas, de zapateros, de t intoreros, de vendedoresde l ino, de mercaderes de especias, de tejedores, de forjadores, de fabricantes de vidrio, de carpinteros, de mercaderes de lana, de criadores deganado , e l mercado de ganado , e t cé t era .

Es t aban t ambién e l maqolin (maceUum) o mercado de carne ; e l atliz( t ' ^BS f^ Bp-K aTáX -Uaiq )dond e se vend ía ganado , carne y v ino , y e l nahto-tnar y platar, para pan horn eado y a veces tamb ién hortal izas. El yap y elO'ITl eran los puestos o t iendas para las mujeres del merc ado. El J ' tJD ( a t o a )tenía un vest íbulo de columnas coronado por una cúpula; equival ía al depótfrancés o al Markthallen alemán; la "cúpula de las cuentas" (íTti13OT!¡TílS3)era , aparen temente , e l "mercado de va lo res" de aquel los d í as . Los buhoneros(D'í?3n) recorrían las poblaciones más peq ueña s vendiendo sus merca ncíasa la gente del campo, y también especias y bordados a las mujeres de lospob ladores ; lo s "vendedores de ves t imen tas" ( f f i03 ' "O ía) acos tumbraban"plegar sobre una vara detrás de el los" las prendas que l levaban para laven ta . 74

Se exigían t ributos por la exportación e importación, que se pagaban arecau dadore s (O^Xai ,D ,2i:0 ,Ü'E>ba, funcionarios de impuestos al consumo,y publícan os (Q'03 '1/3), que recogían la contribución p ara el gobierno o paraotros publícanos. No conocemos la extensión de la t ributación en la época

de los Macabeos, pero sabemos que los seleucidas impusieron a los judíosgabelas per cápi ta, por la sal , por "coronas" (de novia y recién casado),

71 Véase su Hendelsgeschichte, págs. 129-130.72 Krauss, Kadmoniyot ha-Talmud, Odesa, 1914, I, 158-159; Herzfeld, op. cit.,

22-23; 141-142; K lausner, Biytne Bayit Sheni, págs. 50-53; Buhl, op. cit., págs. 7-8.ra /. Yoma, V, 3.7* Kelaim, IX, 5; Shab., 29b; Pesajim, 26b.

18 0

tributum y t ambién vectigalia) más al lá de lo soportable. Fue aparentemente en esa época —la de los romanos y su agente Herodes— que la palabra"publicano" pasó a ser s inónimo de ladrón, bandolero, rufián, asesino y

reprobo ;78

su test imonio no se aceptaba, su dinero no podía recogerse comolimosna, ni en el intercambio, porque se lo sospechaba robado. 79

En es t e pun to los Evangel ios concuerdan comple t amen te con e l Talmud;la expresión "publícanos y pecadores" (TEXQVOCI Kai á^t apTCoAoí ) apareceen unos y otro. 80 Los procuradores exigieron t ributos más pesados incluso quelos de Herodes. Los romanos impusieron a los palest inos (en la misma medida que a los otros pueblos sometidos) t ributos sobre el agua, las ciudades,los productos vi tales como la sal y la carne, sobre los caminos y las casas. 81

Los derechos de t ránsi to eran especialmente pesados; cada ciudad era depor s í una frontera, y Pl inio describe cómo "en todo lugar de parada, port i e r ra o mar , s e recaudaba una gabela" 82 con el resul tado de que los bienesse vendían en el mercado de Roma a un costo cien veces mayor que el quetenían en su lugar de origen y man ufactu ra (a pesar de que el derecho fi jo

impuesto por la administración romana general , por ejemplo, en la provincia de Asia, que incluía a Palest ina, no pasaba del uno o dos por cientodel valor de la mercadería). Estas tasas empobrecían al pueblo y lo l lenabande odio impotente contra el "reino despótico" que, mediante sus esbirros,le drenaba la sangre.

Cuando por fin se desbordó toda paciencia, una parte, la más sana yfuerte, se rebeló francamente contra ese gobierno. Pero otra fracción delpueblo, en su desamparo, aguardaba el reino de los cielos, que pondría fina ese "reino de la iniquidad": esperaba al Mesías Rey y a sus obras maravillosas.

Con todo, a pesar de las muchas y pesadas tasas y derechos, el comerciointerior y exterior enriqueció a una porción de judíos. Como hemos visto,

75 I Mac., X, 28 y 33; XI, 34-36.™ Anl., XIV, iii, 2.77 Ant., XVII, viü, 4.7 8 S;/ a. Kidushin, ed. Weiss, 91b; Shevuot, 39a; Jagiga, III, 6; T. Tohar.,

VIII, 5; Nedarim, III, 4; J. Nedarim, III, 5; B. Kama, 113a.7» Sanh., 25b; B. Kama, X, 1.80 Mateo, 9:10-11; Marcos, 2:6-7; Lucas, 5:30.si Ant., XIX, vi, 3.82 Hist. Nat., XII, 63-65.

18 1

 

les interesaba mucho la navegación, y por el lo frecuentaban ' las ciudadesdel mar". Esto surge con evidencia de los innumerables nombres que encontramos en la l i teratura talmúdica y midráshica para las naves y sus herrajes , 83

de las figuras de naves y de anclas grabadas en las monedas de los Macabeosy de Herodes , y t ambién de l a moneda acu ñada p or T i to en ce l eb rac ión dela Caída de Jerusalén, en la cual se ve una palmera y la figura s imbólicade Judea sen tada en t i e r ra , rodeada de escudos abandonados , mien t ras en e lreverso aparece la cabeza de Tito y la inscripción lat ina Judsea Navalis.si

Las naves judías, con t ripulación judía y cargadas de mercadería judía,surcaban el Jordán, el Mar Muerto, el Mar de Gali lea, el Mediterráneo, el

fuera el comercio, s ino la acumulación gradual por los campesinos ricos delos p red ios pequeños con que los p rop ie t ar ios pobres t e rminaban pagandosus deudas .

De modo que en Pales t ina aparec ió una c l ase de campes inos pobres ,desposeídos, desocupados y s in t ierra, junto a los campesinos ricos, grandest er ra t en ien tes y poderosos banqueros . Los p r imeros eran cada vez más pobres , se hac ían pord ioseros , ab rumados y depr imidos , y esperaban mi l ag ros ;l lenaban las cal les de ciudades y aldeas de mendicidad y piedad, o (en elcaso de los más robustos) de asal tantes, bandoleros y revoltosos; los proscriptos

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Mar Negro, el Nilo y el Eufrates , l legando hasta Francia, España, Cirene eincluso la India. Como resul tado de este comercio y de la industriosidad delos lugareños judíos, algunos comerciantes se enriquecieron. Desde la época

de Alejandro Janneo hubo en Palest ina no sólo revendedores y mercaderesordinarios (7i'?"''iJíi, D^B?l"j»" ,1in) s ino come rciantes de una escala considerab le .

Jun to a los g randes t e r ra t en ien tes , encon t ramos r i cos banqueros que nosólo negociaban con denarios, s ino también con talentos (cuyo valor equiva l í a ap rox imadamente a 9500 f rancos ac tua les ) , es dec i r , que manejabansumas muy grandes para las condiciones financieras del período. Estos banqueros se dedicaban al intercambio de moneda local y extranjera, y tambiénactuaban como p res t amis t as de los pequeños p rop ie t ar ios , t enderos , comerciantes en granos y jefes de caravanas. 85

"Los hombres no tab les de Jerusa l én" 86 y "las mujeres notables que habíaen Jerusa l én", 87 no sólo eran importantes, s ino también ricos. Calba Shabua,Nicodemo ben Gurión, Tsi ts i t ha-Casaf,88 Eleazar ben Harsum, y Mar t a ba t

Betos, son famosos en el Talmud por su gran riqueza, que alcanzó proporciones fabulosas.89 Incluso hacia el fin del período macabeo y comienzos delherodiano, el número de hom bres ricos notables —a los que H erode s acusóde rebel ión, confiscando sus posesiones— era muy al to. 90

Las gentes de Jerusalé n son descriptas como jactanciosas (piw ' tWN),91

dadas al placer, remilgadas en el hablar, como los ricos de todo t iempo ylugar, orgul losas de sus excesos. No es probab le que la fuente de esa riqueza

83 Compilados en Krauss, op. cit., I, 338-349.8* S. Raffaeli, Matbeot ha-Yehudim, pág. 147 y Tabla 21, fig. 47. Josefo pa

rece referirse a esto en Guerras, VII, v, 5, cuando dice que Tito, en la época desu procesión triunfal, emitió "figuras de naves en gran número". Sobre los piratasde Aristóbulo, véase Ant., XIV, iii, 2, y sobre los piratas judíos de Jafa durante la

gran revuelta, que infestaban toda la costa norte del mar Mediterráneo, véaseGuerras, III, ix, 2-4. Cf. también A. Zifroni, Pompeius be Eretz Yisrael, en elsemanario hebreo Ha-Tor, vol. 1, n' 31.

85 Contra Krauss, II, págs. 352-355, véase Schwalm, op. cit., págs. 376-408.8« Yoma, VI, 3; Suka, 37a.87 Sanh., 43a.8 8 Esto lee J. N. Epstein en lugar de nonn (Monatsschrift, 1919, 262-3).89 Büchler, op. cit., 34-41.ao Ant., XV, i, 2.»i Shab., 62b.

18 2

se guarecían en cuevas, lugares desiertos, rocas y grietas de las montañas.

Ambos t i pos buscaban l iberarse de l a neces idad y l a pobreza . Algunospor medios naturales , cívicos y sociales , apremiando a la rebel ión contra

Roma y apresurando la revolución social con todo lo que estuviera a sualcance: asesinato y rapiña contra la clase superior y más rica, a la cual laclase pobre y explotada la consideraba su enemigo social , pol í t ico y nacional .Los otros buscaban la l ibertad por medio de la oración, del arrepentimientoy la sumisión a la voluntad de Dios. Estos úl t imos dieron origen a los movimientos mesiánicos espiri tuales , a la observancia pedantemente severa de losmandamientos, al separat ismo y al ascet ismo; algunos de el los, a los que elcumpl imien to de los mandamien tos no l es p rocuraba n inguna sa t i s facc iónespiri tual , se s int ieron inducidos a prever una redención míst ica, "no de estemundo", deseo pos t er io rmen te co rpor i zado en e l c r i s t i an i smo. . .

¿Por qué ocurr ió que , j u s t amen te después de l a muer t e de Herodes "e lGrande", surgieron al mismo t iempo la rebel ión más terrible y una nuevasecta —la cris t iana— que pugnó por separarse de Israel?

Ya hemos dado la respuesta en la sección precedente: los Macabeos erigieron una Palest ina asentada sobre una sana base económica, mientras queHerodes l a des t ruyó económicamente , pues , como Salomón , co locó una cargademasiado pesada sobre los hombros del país , y de ese modo aceleró el fin.

A pesar de sus esfuerzos por lograr una sal ida al mar, por conquistarlos puertos del sur y, dentro de lo posible, también los del norte, los Macabeos fueron sensatamente moderados en sus exigencias económicas. El lostambién levantaron edificios magnificentes, fuertes como la Ciudadela deJerusalén, Hircania, Alejandrión, Maquero y Masada, construcciones de intención art ís t ica, tales como el Palacio de los Macabeos y la Cueva de Bodegade Majpela, y los maravi l losos mausoleos del Valle de Kidron, cerca de Jerusalén (en mi opinión, el los son ciertamente de origen macabeo). Es posible

que también hayan sido los responsables de las bel las tumbas del barrio norte,Bocharan de Jerusalén y de la de "Simón el Justo". 93 Pero todas estas obrasse real izaron gradualmente, en el t ranscurso de ocho o más años, y con elbo t ín tomado a l enemigo .

Herodes, por su parte, tenía una ambición sin l ímites , y como el la se frus-

92 Büchler, op. cit., 55-7.a» Klausner, Biyme Bayit Sheni, págs. 67-76, 117-149.

1 83

 

t raba por su sujeción a Roma, encontró otro medio de lograr fama y gloria.No sólo engalanó su propio país con edificios magnificentes, s ino tambiéna Tiro y Sidón, a Grecia y Asia Menor, Rodas y Antioquía, Atenas, Lacede-monia y Pérgamo.

Para esto se necesi taba dinero. Además, estaba obl igado a aplacar a losromanos, a hacer regalos a sus pol í t icos y sobornar a sus generales . Tambiénsostuvo una corte bri l lante, un gran palacio y un ejérci to de mercenarios yespías innumerables: sus gastos no tenían fin. Sólo podía lograr los fondosque necesi taba mediante la confiscación de propiedades, la t ributación insufrible, y una pol í t ica económica que estaba más al lá de las posibi l idades de

rara el t ributo anual y aboliera los derechos impuestos s in misericordia, sobretodo lo que se vend ía y compraba en e l mercado".

Pero Salomón —por lo menos en apariencia— fue un monarca independ ien te , mien t ras que Herodes es t aba somet ido a l emperador romano . De a l l íque los ancianos de Israel se quejaran de Herodes, no sólo ante su hi jo, s inotambién ante los gobernantes romanos. Entre otros cargos, adujeron el hechodes t acado de que " l l evó a l pueb lo a un es t ado de comple t a pobreza , aunquelo había encontrado, con ciertas excepciones, en una si tuación de prospe

99

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un país tan pequeño y era contraria a las incl inaciones de la clase campesinajudía que, al fin y al cabo, const i tuía la columna vertebral de la nación enaquel los días . La observación de Josefo en el sent ido de que "los judíos no

mos t raban n inguna t endencia a l comerc io o a l i n t ercambio in t ernac ional "9

*quizá no sea l i teralmente cierta, y sólo tenga el valor de una defensa contralos griegos,93 pero es parcialmente correcta en lo que respecta a la época enque fue escri ta.

En varios lugares 96 he t ra t ado de demos t rar que los hechos de Herodes(los edificios construidos fuera de Palestina e incluso su solicitud para conlos judíos del exterior, y sus grandes obras de TransJordania) respondían auna pol í t ica económica fi ja; esta pol í t ica resul taba de su búsqueda de riquezas que lo consol idaran como rey por la gracia de Roma, y sat isficieran suanhelo i l imitado de fama y gloria. Fue con tales objet ivos en vista que instauró un régimen de terror hasta entonces desconocido en la his toria judía.Es to es c l a ramen te ind icado por Josefo : "Cuando ya no pudo ref renar suopresión, porque el lo habría reducido sus entradas, hizo uso del propio odiodel pueb lo para su en r iquecimien to p r ivado ." 97 Josefo destaca frecuentemente el hecho de que los desembolsos de Herodes iban más al lá de laesca la adecuada para un Es tado t an pequeño . 9 8

Para incrementar sus ingresos, el t i rano t rató entonces de establecer enPalest ina el comercio griego (y la cul tura griega asociada con él), excediendola capacidad que en ese entonces tenían los judíos. Esto fue acompañadode un insoportable aumento de la imposición t ributaria, precisamente comoen los días de Salomón, que fue modelo de Herodes en la difusión del comercio, la erección .de grandes edificios, y el al iento a una cul tura extranjera.Los resul tados fueron los mismos en ambos casos: rebel ión y desintegracióndel Es t ado . As í como después de l a muer t e de Salomón e l pueb lo l e p id ióa Reboam que "al iviara algo de la dura servidumbre y del pesado yugo

con que su padre los hab ía ap remiado", ocurr ió que inmedia t amen te despuésde l a muer t e de Herodes e l pueb lo demandó a su h i jo Arquelao que "a l ige-

94 Contra Apionem, I, 12.96 Klausner, op. cit., pág. 9."6 Ibid., págs. 77-88; Historia Yisraelit, III, 81-89.9 7 Ant, XVI, v. 4.9 8 Véase, por ejemplo, Ant., XVII, xi, 2.

18 4

ridad". O, dicho de otro modo, "en lugar de la prosperidad y la virtud delpasado, l legó la absoluta pobreza y el vicio". 10 0

Esta es una prueba fuerte del bienestar económico que gozó Palest ina

duran te e l gob ierno macabeo , y de l de t er io ro que acompañó e l re inado deHerodes. El deterioro material t rajo consigo un deterioro espiri tual . Comoen todos los casos en que una mala s i tuación económica mult ipl ica el número de desocupados y aumenta e l Lumpemproletariat, con Herodes se incrementó asimismo el número de descontentos, tanto rebeldes como ideal is tas .Ambos t ipos dieron lugar, por una parte, a los estal l idos civi les que comenzaron con Arquelao y alcanzaron el punto álgido en la revuel ta del t iempode Nerón y de la Destrucción consiguiente y, por otro lado, a las erupcionesespiri tuales y mesiánicas que, después del fuerte impulso que recibieron enla época de Herodes, l legaron a la cima con el surgimiento del cris t ianismo.

La pol í t ica económica de Herodes, que aceleró el proceso natural de decl i nación y condujo a la catástrofe final , fue continuada por Arquelao y, encierta medida, por los otros hi jos, Antipas y Fi l ipo, y también sedujo a losprocuradores romanos. Todos el los la apl icaron sin rect i ficar ninguno de susdefectos, pero s in ninguno de sus atract ivos.

Dos fueron los resul tados: a) al l levar a los judíos fuera de su esferaeconómica y volverlos un pueblo cosmopoli ta, esa pol í t ica creó dentrodel judaismo el deseo de una rel igión internacional , deseo que más adelantese corporizó en el cris t ianismo, y b) al destruir la nación y el Estado, através de las constantes rebel iones promovidas por la numerosa clase de losdescontentos que esta pol í t ica creaba, favoreció el surgimiento del crist ianismo y su adopción por ciertos círculos judíos. Los judíos ya no poseíanuna vi tal idad cívico-nacional , arraigada en su propio terri torio, que les permit iera enfrentar con fi rmeza al nuevo credo desnacional izado.

Nadie es tan conservador y tan tenaz en la defensa de las costumbres

ant iguas como el campesino l igado al suelo; la pol í t ica de Herodes, queaumentó por igual e l número de comerc ian tes y de despose ídos , t ambiénhizo mayor la clase de quienes quedaron sin vinculaciones con el campo.Esta clase, s in ninguna posición estable que perder, era la base del entusiasmo que susci taban los nuevos movimientos pol í t icos y rel igiosos. No fueespecialmente de su seno que surgieron Jesús y sus discípulos (eran arte-

99 Guerras, V, vi, 2.*°° Sobre la decadencia moral, véase Ant., XV, vui, 1; Sota, IX, 9.

1 85

 

sanos y pescadores que vivían del t rabajo de sus manos); pero s i Jesús logróéxito con sus enseñanzas sobre el reino de los cielos, fue s imple y exclusiva-mente gracias a la vida desordenada del campo y a las malas condicioneseconómicas generales . De entre los desarraigados y descontentos, aquel loshumildes, deprimidos y s imples buscaban la l iberación de sus sufrimientosy una base de vida fi rme, material y espiri tual . Esto es lo que encontrabanen el "reino de los cielos" (en su sent ido moral y abstracto) que predicabael carpintero, hi jo de carpintero, de Gali lea.

I I I . Condiciones rel igiosas e intelectuales

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La literatura sobre las condiciones religiosas e intelectuales de la época delSegundo Templo es ilimitada: los títulos solos ocuparían todo un volumen. Aquínos bastará con remitirnos a los libros mencionados en la bibliografía de la pág. 125.Graetz (5* ed., vol. III, parte 1) y Schürer (4* ed., vols. II y III) proporcionanla mayor parte de la literatura. Añadiremos solamente a Weiss, Dor Dor v'Dor'shav,parte I; Frankel, Dashje ha-Mima; Chwolsohn, Das Letzte Passamáhl, Leipzig, 1908;J. Elbogen, Die Religionsanschauungen der Pharisaer, Berlín, 1904; W. Bousset,Die Religión des Judentums im neutestamentlichen Zeitalter, Berlín, 1903; M.Friedlander, Die Religiosen Bewegungen innerhalb des Judentums in ZeitalterJesu, Berlín, 1905; H. Graetz, Sinai et Golgotha, París, 1867.

Los s iglos de t rabajo de los "escribas" y de los fariseos que los sucedieronno fueron inút i les . En Palest ina se creó gradualmente un sector educado, que

comprendía no sólo a las famil ias sacerdotales y de la clase superior, s inotambién a los individuos comunes. Eran muchos los que sabían leer y escribir,especialmente desde la época de Simeón ben Shetaj ; éste (y no Josué benGamala) fue quien sentó las bases del s is tema escolar hebreo. 1 Josefo, contemporáneo de Josué ben Gamala , menciona como genera lmen te conocido e lhecho de que la Tora establecía el deber de enseñar a los niños a leer y escribir(ypá[i[XCXTOc), las leyes (vójxouq) y los hechos de sus antepasados, "cuyoscaminos habrán de seguir y, habiendo sido educados en las leyes, se acostumbrarán a observarlas y no tendrán la excusa de no conocerlas". 2

Según él Moisés ya había ordenado que "primero les enseñarán a los niños

1 J. Ketubot, VIII, II: "Simeón ben Shetaj ordenó... que los niños fuerana la bet ha-sefer (escuela)." Pero el Talmud Bavli (B. Batrá 21a) dice que Josué

ben Gamala "decretó que ubicaran a maestros de niños en toda ciudad y municipio". Derenbourg ya ha observado que "es difícil suponer que en la época deeste sumo sacerdote los judíos pudieran prestar atención a estas materias". (Op.cit., pág. 132, n. 1.) Podemos añadir que Josué ben Gamala fue sumo sacerdotecerca de la época de la Destrucción, y que es difícil que ocupara el cargo más deun año (63-6 5e. c.).. Parecería que Simeón ben Shetaj fundó el sistema escolar enJerusalén y que Josué ben Gamala ordenó que hubiera maestros en todas las ciudades. La expresión bet ha-sefer no se encuentra en el Antiguo Testamento;seguramente surgió en el período macabeo, cuando el lenguaje hebreo fue revividoen su totalidad (Graetz, traducción hebrea, I, 419-425; E. Ben Yehudah, Adematai dibbru Ibrit, Nueva York, 1919, págs. 60-71, 108-124).

2 Con. Apion., 2, 25.

187

 

todas las leyes, el conocimiento más decente y la fuente de la fel icidad". 3

Reiteradamente Josefo subraya que "la mayor parte de nosotros somos cuidadosos de la educ ación de los niños (raxi&OTpoc pícx); 4 s i s e nos p regun taalgo concerniente a las leyes, podemos responder más fáci lmente que si senos p regun tara nues t ro nombre . Hab iéndo las ap rend ido d i rec t amen te connuestra percepción más temprana (airó Tf)q TtpcÓTT]c; EÓ9Óc; ata9f)OHC0q),el las se graban en nuestro espíri tu". 6

Es tas pa l ab ras , aunque a lgo exageradas , i nd ican l a ampl i tud a l canzadapor el s is tema educat ivo durante la época de Jesús, unos cincuenta años

de Jesús. Y el arte judío de ese t iemp o (espe cialm ente la arqui tec tura, losmauso leos y l a cerámica) e ra de una no tab le be l l eza y g rand ios idad y p resen taba un cons iderab le carác t er nac ional . 9

En e l Libro de Henoch, e l Libro de los Jubileos y, posteriormente, en laMishná y las baraMot, encontramos extensos conocimientos sobre el calendario, de as t ronomía en genera l (mezclada con mucha supers t i c ión) , de geografía, de historia general y hebrea (mezclada con muchas leyendas extrañas ) , de ps i co log ía an imal y humana , de geomet r í a , de ag r imensura , e t cé t era .

Desde luego , l a impor t ancia de t a l es es tud ios no puede compararse con

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test imonia que los judíos enseñaban las leyes "desde la primera juventud"(ÉK 7rpcÓTr)q r^AiKÍa^) . 6 Este resul tado sólo pudo lograrse por el s is tema

escolar; los padres, según la Tora, es t aban ob l igados por e l p recep to "enseñadil igentemente a tu niño", pero hacia el final del período del SegundoTemplo, cuando la ant igua y s imple vida patriarcal se hizo más complicaday dura , t en ían demas iadas ocupaciones como para poder cumpl i r lo .

Además de l a escuela e l emen ta l (bet ha-sefer), estaba la escuela avanz a d a (bet ha-Midrash). Esta úl t ima, cuyo fin era la expl icación de la Toraa alumnos especialmente seleccionados (D'üDDn '-p/ü^fi) existía seguramenteen la época de los "escribas" previa al período macabeo; a part i r del períodomacabeo , y especia lmen te desde Hi l l e l y Shamai , asumió un es t i l o más popular. En ella se leía la Tora; cuando e l pueb lo de jó de hab lar hebreo , s e l atradujo al arameo. Como regla, la expl icaban (D'UnVT) a la gente comúnen los días sábado, y probablemente también en los días de mercado, 7 d emodo que los aldeanos (es decir, la mayor parte del pueblo) pudieran adqui

ri r nociones de la Ley cuando iban a la ciudad.A pesar de esto, s in embargo, la mayoría de los campesinos eran am

hadareis (ignorantes de la Tora), como también lo eran los numerosos prosél i tos , voluntarios e involuntarios, que abrazaron el judaismo en la épocade Juan Hircano, Judas Aristóbulo y Alejandro Janneo. Pero en las poblacionesgrandes y pequeñas , y especia lmen te en Jerusa l én , en t re los a r t esanos , mercaderes, sacerdotes y funcionarios, había muchos individuos instruidos en laLey. Los "sabios", D'&sn eran pocos, pero había numerosos "discípulos de

los sabios" (D'üann •H'&í'n)-8

Sería, s in embargo, un error suponer que la enseñanza de la época sel imitaba a la Tora. En Is rae l hab ía t ambién enseñanza secu lar . Las obraspoét icas y narrat ivas conservadas en lengua extranjera en los Libros apócrifosy Seudoepígrafes, de una maravi l losa variedad y bel leza, provienen en su

mayor parte de un período un poco anterior y algo posterior a la época

3 Ant., IV, viii, 12.4 Con. Apion., 1, 12.B Ib., 2, 18.« Del. ad Caium, 31 (ed. Mangey, II, 577).7 Aunque éste no parece haber sido el caso hasta un período posterior.8 Quizá por esta razón la frase "discípulo del sabio" fue reemplazada con el

correr del tiempo por la más simple "el sabio".

18 8

la de los dedicados a la Tora. Pero l a "re l ig ión jud ía" abarca una gamaampl i a : comprende toda "sab idur í a de v ida", t odo conocimien to que sa t i s facelas necesidades de la nación; no ais la la rel igión de la enseñanza y de la vida.

En su esencia, no es tanto una rel igión como una visión nacional del mundo,de base rel igiosa. Incluye fi losofía, jurisprudencia, ciencia y normas para elcompor t amien to decen te , t an to como l as cues t iones de creencia y p rác t i casceremoniales que const i tuyen lo que generalmente se considera una rel igión.

La prueba crucial del grado de civi l ización de una nación, en cualquierépoca, es la s i tuación de sus mujeres. En Israel , desde el período macabeo,esa s i tuación era al tamente tolerable. La Ketubá, texto del contrato matrimonia l , es c i e r t amen te an ter io r a l t i empo de Simeón ben Sheta j , desde quecontratos s imilares aparecen en documentos árameos de Elefant ina de laé p o c a d e E z r a ; 1 0 no es t án redactados en hebreo , como habr í a s ido p rop ioduran te e l renacimien to macabeo .

Pero todas las enmiendas introducidas por Simeón ben Shetaj favorecían

a las mujeres. Hay bases sól idas para suponer que los términos técnicosnV¡2 »0M (usufructo ; l i teralm ente, "p ropie dad de lo arranc ado "), y ^-yj7KX 'D13 (man os muertas ; l i teralm ente, "propied ad de la oveja de hier ro" ),ut i l izados en el contrato, que son tan originales y l levan la marca de un lenguaje viviente, l legan a nosotros desde el período macabeo, período estepróximo a la época de Jesús, durante el cual la lengua hebrea todavía prevalecía en el Estado hebreo l ibre o semil ibre.

La historia de Ana y sus s iete hi jos, y la de Judi t , en la que la mujerocupa el lugar más importante posible como defensora de la fe y salvadorade su país y de su pueblo, demuestran por igual el al to status de l as mujeres de la época. La piadosa y sabia reina Shelom-Tsión era muy veneradapor los fa r i seos . La perversa Shelomi t (Sa lomé) , hermana de Herodes , ocupóen la his toria del t i rano una posición que sólo pudo ser alcanzada en un

estado de cosas en el que las mujeres tenían la mayor l ibertad. Este statusde las mujeres en Judea demuestra que la civi l ización hebrea, en la época deJesús, había alcanzado un nivel general considerablemente al to.

9 Para los detalles, véase Klausner, Bit/me Bayit Sheni, págs. 115-119 e ilustraciones.

1 0 Véase S. Daiches, Ktavot Aramiyot mimé Ezra, Ha-Shiloach, XVII, Su c¡.y E. Ben Yehudah, op. cit., págs. 121-124, donde hay pruebas adicionales'de nla Ketut>á es anterior a Simeón ben Shetaj. ^ U e

18 9

 

Como en la mayor parte de los países de algún grado de cul tura, a muchos habi tantes los había corrompido el contar con medios o incluso conriqueza, d e modo que también en Palest ina había "quebra ntadore s del yugo",burlones y de fe dudosa, que sólo buscaban placer y dis ipación. A este t ipopertenecían especialmente los grandes terratenientes, los ricos y los comerciantes, algunos miembros de las famil ias sacerdotales , y la mayor parte delas famil ias reales en contacto con griegos y romanos.

Era en Jerusalén, el centro de la cul tura y hogar de las clases ricas y gobernantes, donde se encontraba el mayor número de estos "perversos" e "impíos"que "daban coces" debido a la excesiva prosperidad, y oprimían a las clases

" . . .veré i s a l H i jo de l Homb re sen tado a l a d i es t ra de l poder" ( Í K 5 e ^ lñ vt r )q Suvá^ ieoq) . "

Más dist int ivo e imaginat ivo es el nombre de Shejina, o divina presencia: este t í tulo fue aparentemente tomado del Templo, donde el Señor "hizoque morara su nomb re" (cf. p tP » , D3 im »nJ3Ufl, Éxodo , 25 :8 ) . La Shejinaera como una luz reflejada de la Divinidad; no exist ía con independencia dee l l a , pero e l hombre pod ía ver l a separadamente , as í como nad ie puede veral sol , pero s í la luz que emite para beneficio de la humanidad. La Divinidad no podía aproximarse al hombre, pero s í la Shejina, y llegar a élcon sus rayos , como ll egaban a l Templo ( ínp f in í l ' 3 , y según e l a rameo

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más pobres y más débi les . Se los l lamaba con el t í tulo adecuado de pntP '1WK"insolente y jactancioso".11 También en t re los amé ha-aret» hab ía "quebran tadores del yugo", por causa de rust icidad, ignorancia y disolución, y a estos se

los l l amaba DT 'Hay , " t ransgreso res" .12

Pero la mayoría —los campesinospor una parte, y los "discípulos de los sabios" (que también desempeñabanalguna artesanía), por la otra— era gente piadosa, temerosa de Dios.

Exist ía una elevada y noble concepción de la Divinidad. En los t iemposde Jesús era en todas partes corriente una forma pura de creencia en la unidaddivina. Los judíos habían incluso cesado de pronunciar "el Honorable Nombre"o e l "Nombre Expreso" ( f in i aan BW); s °l° lo hacía el sumo sacerdote yexclusivamente en el Día del Perdón. Donde estaba escri to "Jehová", leían'JVTK, "mi Señor", y con frecuencia se abstenían incluso de utilizar estaspalabras. "Cielos" reemplazó a "Jehová", y también a "Adonai" y "Elohim"(obsérvese el uso de "reino de los cielos" —que da lugar al plural extraño engriego |3a0iX.£(cc Tcov OÓpocvSv, de "temor del cielo", "sant ificar el nombre del cielo", y otras expresiones s imilares), lo que indujo a los romanos al l amar coelicólae a los judíos (es decir, adoradores del cielo). 13

Un nombre más abstracto de la Divinidad era "el Santo", al que invariablemente se añadía "bendito sea". Esta expresión ya se encuentra en el Librode Henoch.14 Aun más abstracta, e incluso fi losófica, es la designación "elLugar" (Dfpan); en el Midrash se dice "porque el Santo, bendito sea, ese l ' l ugar ' de l mundo". 15 Pero ésta es ciertamente una explicación posterior,a la cual preferimos la de Fi lón, según la cual , la esencia divina está en todolugar .16 Otro t í tulo ant iguo es "poder" (iTTQS)» y Onkelos t raduce "lamano del Señor" por "el poder de Dios". En los Evangel ios encontramos

11 Shabat, 62b; véase la sentencia talmúdica (/. Shek., IV, 3): "Había granarrogancia (rpxn tf) entre los miemb ros de las familias de sumos sacerdotes."

1 2 Shabat, 40a; sostengo que el nombre parece ser más antiguo de lo quepudiera suponerse por su ubicación en el Talmud. Cf. irotpapáTTiq xoG, vóuoucitado en la pág. 66, de un antiguo comentario evangélico (Lucas, 6:4).

13 Véase Wellhausen, Israelitische u. Jüdische Geschichte, 7* ed., Berlín,1919, pág. 112.

14 Véase especialmente el Libro de Henoch etíope, XXV, 3.16 Gen. R. § 68 (citado por el amorá R. Huna, que los atribuye al R. Ammi).1 8 Véase Filón, Sobre la confusión de las lenguas, § 27, y Sobre la progenie

de Caín, § 5 .

190

KXU»3» ri'3).L a Shejina acompañó en el exi l io a la nación. Aunque ésta es una concep

ción tardía, no pudo desarrol larse s ino a part i r de la idea ant igua. La Shejina

fue la primera "hipóstasis" de la Divinidad: no se la considera más que unaemanación, pero la Divinidad misma se revela en esa form? de un modocorrecto para el la. A pesar de su completa abstracción, la idta se hace posible debido a la gracia poét ica y a la ternura que le es inherente: fue el primerpaso hacia una encarnación.

A la etapa siguiente se l lega con "la voz de Dios", tal como es oída porel hombre, mejor incluso de lo que la oyeron los profetas , pues en relacióncon Dios no pue de imaginarse el discurso mate rial . La frase Í?i3 '33 "comosi tal cosa fuera posible", según lo demuestra su estructura l ingüíst ica, debeser ant igua, aunque la encontramos por primera vez en una sentenciadel R. Iojanán ben Zacai (T. Bab. Kama, VII , 2 ) . Muy semejan te a " l a voz"(a l a cua l debe añad i rse t ambién e l bat kól, eco, o voz del cielo, idea paralela a la "luz refleja" de la Shejina) es la idea de "la palabra" ("V3XÜ,

arameo jna»¡a)> por la cual fue creado el mundo.L a maarnar t iene algo en común con el Logos griego, tal como lo

definen Herácl i to y Fi lón, pero mientras para Herácl i to el Logos es "la ideadel mundo", para Fi lón es "la intel igencia del mundo", y para ambos incluyela noción de una emanación de la Divinidad (ésta es la idea fi lónica del "primogénito de Dios", antes que la idea cris t iana más implicada), la maarnar,por su parte, es sólo como "el instrumento de t rabajo" de la Deidad, y nosirve más que para mediar entre el mundo totalmente espiri tual y el sensualy material . Dios no necesi ta hacer el mundo en toda su pleni tud: le bastaco n decir la palabra, y a t ravés de la maarnar todas las cosas adquierenexistencia.

Los ángeles también median entre el mundo material y el espiri tual . Aunque totalmente espiri tuales , no const i tuyen un poder original , independiente : en esto se asemejan al hombre, pero difieren de él porque carecen defigura y necesidades corporales y, en consecuencia, no t ienen deseos ni vicios.Son el los quienes portan la "palabra" de la Divinidad, son sus emisarios(laaja, raíz de malaj, ángel , s ignifica en et íope "enviar"). Los ángeles sedividen en "auxil iadores" y "destructores". Ambas ideas son relat ivamente

1T Mateo, 26:64 y pasajes paralelos.

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antiguas; ya aparecen eíi el Libro de Henoch y en el Libro de los Jubileos,antes de l pe r íodo de l Ta lmud.Entre los "ánge les auxi l iadores" se cuentan los "ánge les de la presenc ia" ,

que son siete, y de los cuales se habla en el Libro de Tobit (XII , 15 ) , obraaparentemente e sc r i ta en e l pe r íodo macabeo. En e l Ta lmud, y e spec ia lmenteen el más antiguo Libro de Henoch, aparecen innumerables nombres deánge les de formac ión extraña . Quizá la mayor pa r te de e s tos nombresfueran conocidos por una minoría selecta, como la de los esenios (véase másade lante ) . Entre los menc ionados en e l Ta lmud, podemos anota r : Me-tatron y Suriel, el príncipe de la Presencia, 18 Migue l , Gabr ie l , Ur ie l (quizás

La hechice r ía y los encantamientos e ran prohibidos por la Tora, pero e lpueblo , y e spec ia lmente la s muje ies , no pres taban a tenc ión a ta l prohibic ión .A u n q u e l a Mishná se subleva contra los "susur ros sobre la he r ida" , 26 inclusolos "sabios" practicaban a veces tales conjuros, susurros y salivazos. Algunoshombres , s in embargo, como El iyahu y Mashia j podían cura r s implementepor medio de la orac ión o de la imposic ión de manos; Je sús e ra conside radouno de aqué l los por sus d isc ípulos , e spec ia lmente por la s muje res que loseguían .

D e s d e e l t i e m p o d e l L i b r o d e D a n i e l , l a m a y o r p a i t e d e l p u e b l o , e d u c a d apor los fariseos, creyó cada vez más en la Divina Providencia, en las recom

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e l mismo Sur ie l ) , y Rafae l ; los dos pr imeros son menc ionados en e l Libro deDanie l . Más ade lante encontramos a Sanda lfon, 19 Doma, e l ánge l de los v ientos,20 y Yurkami, e l pr ínc ipe de l granizo . 21 Estas son c reac iones imagina t ivas

popula res de d ive r sos pe r íodos , mientras que Rahab, pr ínc ipe de l mar , 22 yLaila, ángel de la concepción,23 r epresentan ideas académicas basadas enpasa jes de la Esc r i tura . Entre los ánge les de la des t rucc ión ocupa un luga rimpor tante Ashmoda i (un ant iguo nombre pe r sa ) y Samae l , e l nombre pe r sonal de Satán, que en los tiempos posbíblicos vino a ser su título general, yLi l i th , e l demonio noc turno volador ,24 nombre tomado de l de un ave noc tur na te r rorí f ica ( la lechuza) ( I sa ía s , 34 :14 ) .

La c reenc ia en e spí r i tus dañinos e ra ant igua y e s taba ampl iamente d i fundida : los d ioses paganos pr imi t ivos pos te r iormente pasa ron a se r demonios yespír itus malignos. Incluso las personas más ilustradas de la época los suponían tan rea les que la Mishná los toma en cuenta , aunque en genera l e s tá l ibrede supersticiones y ni siquiera menciona a los ángeles. Aun Josefo, un fariseoilustrado de educación griega, dice cosas extrañas sobre un espír itu familiar ,sobre Eleaza r , que expulsaba demonios impuros en t iempos de Vespas iano,y sobre c ie r ta r a íz que t iene cua l idades sobrena tura le s ( "s i uno toca conella a un enfermo, expulsa de él los demonios, especialmente los espír itusmal ignos que entran en e l hombre v ivo y ma tan a todos los que cont inúans i n a y u d a " ) . 2 5

También los Evange l ios hablan mucho de los demonios y e spí r i tus ma l ignos que Jesús expulsaba de los enfermos. Una de las razones de este éxitofue s in duda la c reenc ia muy di fundida en demonios y e spí r i tus dañinos queun hombre santo y hacedor de milagros podía expulsa r , curando as í la s enfe r medades provocadas por e sa "poses ión" . Como en Babi lonia , e l ant ídotocontra los espír itus malignos estaba constituido por susurros, conjuros y todot ipo de hechice r ía s y encantamientos .

18 Sanh., 3 5 b ; Berajot, 51a.i» Jagiga, 13b.20 Sanh., 94b.2 1 Tes., 118a.2 2 B. Bat., 74b (aunque hay pasajes bíblicos que mencionan a Rahab, pue

den ser ecos de la lucha entre el babilonio Marduk y Tiamat).2s Nidd, 15b.2* Shab., 121b; Nidd, 24a.2» Ant., VIII, ü, 5; Guerras, VII, vi, 3.

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pensas y cas t igos después de la muer te , y en la r e sur recc ión. Es tos no e rana r t ículos de fe fundamenta les , pe ro los encontramos en la mayor pa r te delo s Libros Apócrifos y Pseudoepígrafes de f ines de l pe r íodo de l Segundo

T e m p l o .La ant igua convicc ión de la Esc r i tura de que la prospe r idad sobrevendr ía

a l jus to , y e l infor tunio a l impío , en e s te mundo, por más que se a t r a sa ran ,preva lec ía aún, mezc lada confusamente con ideas más nuevas y con la r ec iente c reenc ia en la supervivenc ia de l a lma , en e l Pa ra íso y en la Gehena , yaantes d i fundida , aunque no en su forma ul te r ior y más desa r ro l lada . El indi'viduo ya ocupaba un luga r en la r e l ig ión judía de la época , tanto como lanac ión. Aque l tenía una mayor neces idad de la r ecompensa y e l cas t igo indiv idua les , y a l ve r que e l los no le l legaban durante su v ida , se v io compe l idoa busca r los después de la muer te .

Pe ro e l indiv iduo no fue desa lo jado de la nac ión. La nac ión tenía su propia "supervivenc ia de l a lma" , sus propias r ecompensas y cas t igos . Ta l e lcontenido de la creencia en la persistencia de la nación, en el día del juicioo en los tiempos de "los tormentos del Mesías", y en la edad mesiánica. Elprofe ta Je remías enseñó que la nac ión no habr ía de mor i r ( 31 :35 -6) ; e s taconvicción surgía necesariamente de la creencia en el día del juicio ( los "tormentos de l Mesías") y en e l "d ía de l Señor" , también predicado por losprofe ta s , d ía en que la s nac iones que habían opr imido y pe r seguido a I s rae l ,que no conoc ían a Dios n i su Ley mora l y que l lena ron e l mundo de v io lencia, sufrir ían la condigna punición.

Esta habr ía de se r unive r sa l : todo e l mundo se r ía juzgado. Aumenta r íanlas sequías, el hambre y la guerra, la corrupción moral individual, y los cast igos que sobrevendr ían a la s pe r sonas individua l o colec t ivamente . Ta l e s lape r spec t iva de la Mishná y de una ant igua baratía27 que cont iene e s te v ie joconcepto , que encontramos también en los Evange l ios y en los e sc r i tos de

los pr imeros Pa dres c r is t ianos .

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La Dest rucc ión de l Segundo Templo, la ca ídade B i t r i r , y la de r ro ta de Bar Kojba inf luye ron incues t ionablemente sobre e lte r r ib le cuadro de los " tormentos de l Mesías" , 29 aunque la mayor pa r te deestas f iguras se encuentran en el Libro de Henoch y en La Asunción de Moi-

2 6 Sanh., X, 1. Véase L. BIau, Das altfüdische Zauberwesen, Estrasburgo, 1898.2 7 Sota (fin de la Mishná) y Sanh., 97a.2 8 Véase J. Klausner, Die messianischen Vorstellungen, págs. 49-50.2» Ibid., 8-12.

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sés, que fueron escri tos antes de la Destrucción, y en el Libro de Baruch yen el Cuarto Esdras, anteriores a la derrota de Bar Kojba. 30

Los "tormentos del Mesías" introducirían la edad mesiánica, en la cualhabrían de reunirse los judíos dispersos después de que hubiera aparecidoElias. De él escribió Ben Sira que "estaba l is to para el t iempo", no sólo para"devolver los corazones de los padres a los niños", s ino también para "restaurar las t ribus de Israel". 3 1 Elias haría sonar la t rompeta del Mesías, y losjudíos dispersos concurrirían desde los cuatro puntos cardinales .

Entonces vendría el Mesías, el "Salvador" l leno del espíri tu de Dios, quedestruiría el paganismo y restauraría el reino de Israel en todo su poder,

la re s" (los autores de estos Pseudoepígrafes, repletos de apocal ipsis mesiá-n icos ) , l as masas es t aban acos tumbradas a ver en todo obrador de p rod ig iosy predicador a un futuro salvador y gobernante, un rey y un Mesías, unsalvador pol í t ico sobrenatural y un salvador espiri tual l leno del espíri tudivino.

Y eso es lo que el pueblo vio primeramente en Jesús: un Mesías Rey, unsalvador pol í t ico y espiri tual . Hasta el t iempo en que resul tó manifiesto quesu reino "no era de este mundo".

Toda la nación preveía la l legada del Mesías, pero el grado de expec

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reconstruiría Jerusalén y el Templo, y lo haría centro espiri tual del mundo.Las naciones que no fueran destruidas (por no haber oprimido a Israel), sesumarían a la fe judía, y el mundo sería reformado "por el reino de los cielos",

o "el reino del Todopoderoso": el Señor sería Dios de toda la t ierra, y prevalecerían la rect i tud, la just icia y la hermandad. El Mesías habría de ser hi jode Dav id .

Pero no todo esto se consideraba seguro en aquel la época, puesto que elL ib ro de Dan ie l no hace mención a lguna de un Mes ías humano , y a pesarde que Bar Kojba no era del l inaje de David, el Rabí Akiba vio en él alMesías real . Pero en los Salmos de Salomón, compuestos poco después de lamu erte de Pom peyo (c. 45 a. e. c.) encontra mos que la mayoría de losfariseos esperaban que el Mesías fuera hi jo de David, y por el lo rechazarona la casa real de los Macabeos, que eran descendientes de Aarón. Tambiénen los Evangel ios el t í tulo regular del Mesías es "hi jo de David" (como enla baraita mes ián ica de l Talmud) además de l "Hi jo de l Hombre".

Estos eran los rasgos más destacados de la creencia mesiánica, tal comose había desarrol lado a part i r de las vis iones de los profetas y del Libro deDaniel . Ya había alcanzado esa forma en la época de las bendiciones "ShemonéEsréC que, a juzgar por el texto hebreo del Libro de Ben Sira (cap í tu lo 51 ) ,contenían las principales caracterís t icas de la creencia mesiánica anterior ala revuel ta macabea ("alabado sea el Salvador de Israel", "alabado sea el quereúna a Israel disperso", "alabado sea el que haga brotar una rama de la casade David", "alabado sea el que ha escogido a Sión").

Ciertas ideas que encontramos por doquier (por ejemplo, la del Mesías benIósef, la del Mesías sufriente, etc.) son añadidos populares que datan dedespués de la Destrucción del Templo y de la caída de Bit t i r , cuando lasdolorosas afl icciones y la derrota de Bar Kojba proveyeron el colorido de las descripciones espeluznantes o visiones de venganza, y de los cuadros de redención vividos y de tonal idades múlt iples . En la época de Jesús, el contenidode la creencia mesiánica sólo incluía lo que hemos descripto. Pero aun asíbastaba para est imular la imaginación popular con la esperanza de unal iberación del yugo extranjero, y del dominio sobre las naciones que en esemomento esclavizaban a Israel . Habiéndose nutrido en los "profetas popu-

3 0 Véase Klausner, Ha-Rayon ha-Meshiji, parte 2, Jerusalén, 1921.si Ben Sira, 48, 10; cf. Malachi, III, 23-24.

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tac ión era var i ab le .Los celotes eran los más entusiastas: incluso t rataban de apresurar el

hecho por la fuerza.Los saduceos estaban menos l igados a esta creencia. No l legaban a negarla, puesto que el la se encontraba en la Escri tura, cuya sant idad reconocían.Pero descreían de todos los agregados posbíbl icos, y procuraban reducir laimpor t ancia de una idea que cons ideraban po l í t i camente pe l ig rosa .

Para los esenios, éste había pasado a ser un concepto enteramente míst ico : se asociaba con la noción sobrenatural de la equidad social , de la pureza,de la rect i tud y del cul to perfecto.

Los fariseos ocupaban una posición central , que representaba a la mayoríadel pueblo. El los no permit ían que la creencia en el Mesías se desvanecieraen especies de visionarios alejados de las posibi l idades práct icas, pero creíanen aquél de todo corazón, e hicieron de él una idea espiri tual y pol í t ica.Para el los y sus seguidores, era incuest ionable que el Mesías vendría, pero

enseñaban que la función del pueblo no consist ía en "apresurar el fin", nien abandonarse a cualquier obrador de prodigios, cosa que podía l levar ala nación al desastre.

De estos cuatro part idos, el esenio, por sus creencias míst icas y morales,era el más próximo a Jesús, quien, hacia su fin, abol ió los aspectos pol í t icosde su prédica y la hizo puramente ét ica y míst ica. Los más alejados de éleran los saduceos; para el los la idea mesiánica era poco más que un nombrehueco . Como veremos más adelan te , l a i dea mes ián ica más def in idamentepolí t ica de los celotes estuvo más cerca del corazón de Jesús en los comienzos de su ministerio. Pero, en general , prefirió el mesianismo polí t ico-espiri tual de los fariseos, a pesar de su fal ta de mist icismo y del hecho de quefuera demasiado "de este mundo" para el gusto posterior del Gali leo —eldel período de su carrera en que el reino pasó a ser definidamente "no deeste mundo"—.

Para entender adecuadamente las razones del éxi to de Jesús y de suposterior crucifixión, es preciso tener una idea clara de las enseñanzas generales de estas cuatro sectas , pues el las influían en la yida pol í t ica y espiri tualde los judíos de la época de aquél . Mucho se ha escri to sobre el tema; personalmente me he ocupado de el las con detenimiento en el segundo volumend e m i Historia de Israel (Historya Israelit, vol . II, Jerusalén, 1924, pági-

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ñ a s 8 9 - 1 1 8 ) . A q u í s ó l o p o d e m o s p r e s e n t a r u n b r e v e r e s u m e n y l a s c o n c l u s i o n e s .

E n p r i m e r l u g a r , d e b e m o s o b s e r v a r q u e l a s c u a t r o s e c t a s s e o r i g i n a r o ne n l a é p o c a d e l o s M a c a b e o s ; p r o v e n í a n d e d o s p a r t i d o s a n t e r i o r e s a l ar e v u e l t a m a c a b e a : l o s jasidim, a s i d e o s ( l o s " p i a d o s o s " o " s a n t o s " ) y l o sh e l e n i s t a s . D e l o s jasidim s u r g i e r o n l o s e s e n i o s q u e e r a n , e n e f e c t o , l o s jasidim d e l a é p o c a ( i t' D n , 1' Dn e n s i r ía c o , D ' T ' D n e n h e b r e o , y ' E a a o c í o i' E a o r j v o T e n g r i e g o ) . D e a l l í q u e e n e l T a l m u d s ó l o s e l o s l l a m e " l o sp r i m e r o s jasidim", y q u e l o s E v a n g e l i o s n o l o s m e n c i o n e n e s p e c i a l m e n t e .S ó l o e n J o s e f o , F i l ó n y P l i n i o e n c o n t r a m o s a l g u n a s r e f e r e n c i a s a e l l o s .

D e m o d o q u e l a s e c t a d e l o s c e l o t e s t u v o s u o r i g e n e n e l p e r í o d o m a c a

beo, p e r o s ó l o l l e g ó a s e r u n a f u e r z a p o l í t i c a p o d e r o s a a c o m i e n z o s d e lg o b i e r n o r o m a n o - e d o m i t a ( e n l a é p o c a d e H i r c a n o I I ) . S e o p u s o a H e r o d e sc o n c o n s p i r a c i o n e s y r e v u e l t a s e , i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s d e l a m u e r t e d e lt i r a n o , e n e l t i e m p o d e Q u i r i n o , s u s m i e m b r o s s e u n i e r o n a l o s f a r i s e o s ,e n c a b e z a d o s p o r S a d o c , e l d i s c í p u l o d e S h a m a i . 3 7

E l c u a r t o d e e s t o s p a r t i d o s , e l d e l o s s a d u c e o s , p r o v e n í a d e l o s h e l e n i s t a s p r e m a c a b e o s , y s u s l í d e r e s e r a n l o s s a c e r d o t e s d e a l t o n a c i m i e n t o d e s c e n d i e n t e s d e lo s H i j o s d e S a d o c ( d e a l l í e l n o m b r e d e s a d o q u i t a s ) . D e s p u é sd e l a d e s t r u c c i ó n d e l o s h e l e n i s t a s , y d e q u e l o s jasidim ( y s u s s u c e s o r e s ,l o s f a r i s e o s ) s e h u b i e r a n r e c o n c i l i a d o c o n l o s M a c a b e o s , l a a r i s t o c r a c i a s a d o -

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L o s e s e n i o s e r a n jasidim e x t r e m o s q u e n o a c e p t a r o n l u c h a r c o n J u d a sM a c a b e o e n d e f e n s a d e l a l i b e r t a d p o l í t i c a d e s p u é s d e q u e s e h u b o a s e g u r a d o l a l i b e r t a d r e l i g i o s a , y e v i t a r o n t o m a r p a r t e e n l a v i d a p o l í t i c a d e l a

é p o c a d e l o s M a c a b e o s y d e H e r o d e s . S ó l o e n e l m o m e n t o d e p e l i g r o , e n l o sd í a s d e l a g r a n r e v u e l t a , e n c o n t r a m o s a s u s g u e r r e r o s l u c h a n d o e n e l c a m p or e b e l d e c o n t r a l a R o m a i m p í a .

Ta mb ié n l a se c t a d e l o s f a r i se o s se o r i g in ó e n l o s jasidim p r e m a c a -b e o s : e s to s e ra n l o s jasidim q u e a p o y a r o n a l o s M a c a b e o s e n t o d a s s u sg u e r r a s , p o r l a r e l i g i ó n o p o r e l E s t a d o , t o m a n d o s u p a r t i d o d e s d e l o s d í a sd e J o n a t á n M a c a b e o h a s t a l o s d e J u a n H i r c a n o . L u c h a r o n d e l m o d o m á s f e r o z c o n t r a e l r e y s a d u c e o A l e j a n d r o J a n n e o , p e r o v o l v i e r o n a a p o y a r a l ac a s a m a c a b e a e n l o s t i e m p o s d e S h e l o m - T s i ó n . D e s d e l a é p o c a d e l a c o n q u i s t a d e P o m p e y o , y d u r a n t e e l p e r í o d o h e r o d i a n o y e l g o b i e r n o d e l o s p r o c u r a d o r e s , f u e r o n u n p a r t i d o p o p u l a r q u e a d o p t ó u n a p o l í t i c a d e r e s i s t e n c i ap a s i v a a n t e l o s r o m a n o s y la c a s a e d o m i t a .

T a m b i é n l o s c e l o t e s d e r i v a n d e l o s jasidim: e ra n l o s jasidim q u e h i c i e r o n d e l a p o l í t i c a u n a v e r d a d e r a r e l i g i ó n . " A q u i e n q u i e r a q u e d e s p o s a r a au n a m u j e r a r a m e a , l o s c e l o t e s l o a h o r c a b a n . " 3 2 E n l a é p o c a m a c a b e a e s t amishná f u e m o d i f i c a d a : " l a c o r t e d e j u s t i c i a m a c a b e a e m i t i ó d e c r e t o s c o n t r ac u a l q u i e r a q u e t u v i e r a r e l a c i o n e s c o n u n a m u j e r p a g a n a " . 3 3 J o s e f o 3 4 a t r i b u y e l a c r e a c i ó n d e l a s e c t a a J u d á e l G a l i l e o ( e l g a u l a n i l a ) , d e l a c i u d a dd e G a m a l a e n e l J a u l á n , y a l f a r i s e o S a d o c , e n l a é p o c a d e l c e n s o d e Q u i r i -n o ( c . 6 a. e . c ) . P e r o t o d a l a d e s c r i p c i ó n q u e J o s e f o h a c e d e l p a d r e d eJ u d á , E z e q u í a s , a l q u e H e r o d e s , e n t o n c e s g o b e r n a d o r d e G a l i l e a , a j u s t ic i ój u n t o c o n s u s s e g u i d o r e s ( l o c u a l o c a s i o n ó q u e e l a s e s i n o f u e r a c i t a d o p o rH i r c a n o I I p a r a c o m p a r e c e r a n t e e l S a n h e d r í n ) 3 5 d e m u e s t r a c l a r a m e n t e q u en o s e t r a t a b a s i m p l e m e n t e d e l j e f e d e u n a b a n d a d e a s e s i n o s , s i n o d e l l í d e rd e u n i m p o r t a n t e p a r t i d o n a c i o n a l . 8 6

82 Sanh., IX, 6 .33 Sanh., 8 2 a ; Av. Zar., 36 a .3 4 Ant., XVIII, i , 1 y 6; Guerras, II, viii, 1; cf. II, iv, 1.S5 Ant., XIV, ix , 2-5; XV, 5; Guerras, I, x, 5-7; xvi , 4. Cf. Grae tz , III , I ,»

1 7 8 -9 .3 6 Sobre los ce lotes, véase Kohler , / . E. "C e lo t e s" , X I I , 6 39 -43 ; "W e r w a re n

d i e Ze lo t e n o d e r K a n n a im? " ( se c c ió n a l e ma n a d e l me mo r i a l d e A . A . H a rk a v y ,Pe t e r sb u rg o , 1 9 09 , p á g s . 6 -1 8 ) .

19 6

q u i t a s e o p u s o , e n u n p r i m e r m o m e n t o , a l o s g o b e r n a n t e s d e e s a c a s a . P e r ot a l e s t a d o d e c o s a s n o d u r ó m u c h o t i e m p o . L a n u e v a d i n a s t í a s e v i o o b l i g a d aa n e g o c i a r c o n g o b e r n a n t e s e x t r a n j e r o s , r o m a n o s y s e l e ú c i d a s , y c o m e n z ó aa p e t e c e r e l p o d e r , l a g l o r i a y l a s b u e n a s c o s a s d e l a v i d a q u e n o s i e m p r ee r a n c o m p a t i b l e s c o n l a s r e s t r i c c i o n e s d e l j u d a i s m o f a r i s a i c o . D e a l l í q u es u s s i m p a t í a s t e n d i e r a n h a c i a e l a n t i g u o c u e r p o g o b e r n a n t e , h a c i a l a c a s ad e S a d o c , e s p e c i a l m e n t e c u a n d o l o s s a d o q u i t a s r e n u n c i a r o n a l a e s p e r a n z a d ea s e g u r a r s e e l s u m o s a c e r d o c i o .

B a s t ó c o n l a o p o s i c i ó n fa r i s a i c a a J u a n H i r c a n o ( o a J a n n e o ) 3 8 p a r a q u el a d i n a s t í a m a c a b e a s e p a s a r a a l c a m p o s a d u c e o y f a v o r e c i e r a a l a a r i s t o c r a c i a s a d o q u i t a . A e s t a ú l t i m a , e n e l t i e m p o d e H e r o d e s , s e s u m a r o n l o ss a c e r d o t e s d e l a c a s a d e B e t o s ; a s í , " s a d u c e o " y " b e t o s i a n o " p a s a r o n a s e rs i n ó n i m o s e n l a l i t e r a t u r a t a l m ú d i c a , a u n q u e l o s E v a n g e l i o s h a b l a n s ó l o d el o s s a d u c e o s .

¿ Q u é e n s e ñ a b a n e s t o s c u a t r o p a r t i d o s ?

a ) Los celotes. E r a n j ó v e n e s e n t u s i a s t a s i n c a p a c e s d e s o p o r t a r e l y u g od e l " r e i n o d e E d o m " ( e l g o b i e r n o d e l e d o m i t a H e r o d e s ) q u e p a r a e l l o se q u i v a l í a a l " r e i n o d e R o m a " : a a m b o s l o s o d i a b a n m o r t a l m e n t e . C o n r e f e r e n c i a a l o s c e l o t e s , J o s e f o 3 9 d i c e e x p l í c i t a m e n t e " l o s j ó v e n e s " ( T O T Q V E O I C ; ) ;

e n l a é p o c a d e l g a l i l e o E z e q u í a s , p a d r e d e l a s e c t a , l a s m u j e r e s a c u d i e r o na é l l l o r a n d o , g i m i e n d o y p i d i e n d o v e n g a n z a p o r l a s a n g r e d e s u s h i j o sd e s t r o z a d o s p o r e l j o v e n H e r o d e s , g o b e r n a d o r d e G a l i l e a . 40 D e m o d o q u ee r a a e s t o s j ó v e n e s q u e l a s m a d r e s l l o r a b a n : l o s " l i c e n c i o s o s " , l o s " f u e r a d ela ley" y sicarii d e l t i e m p o d e l a D e s t r u c c i ó n ; l o s b o l c h e v i q u e s d e l a é p o c a ,q u e o d i a b a n a l a c la s e r i c a , p o d e r o s a y g o b e r n a n t e .

Y s i n e m b a r g o e r a n l o s m á s b e l l o s p a t r i o t a s q u e I s r a e l c o n o c i ó d e s d e e la s c e n s o d e l o s M a c a b e o s h a s t a l a d e r r o t a d e B a r K o j b a . E l t i e m p o ' f u e

3 7 Craetz , III , 1 ,6 258; Weiss, Dor Dor v'Dorshav, I , 168; Kohler , J.E.,XII, 6 4 2 .

3 8 Esta es la opinión de I . Friedlánder (que la ruptura se produjo entre e lrey Janneo y los fa riseos, como lo dice e l Talmud —Kid. 66a—, y no entre éstosy Ju a n H i rc a n o , y q u e Jo se fo —Ant., XIII, x , 5-6— yerra a l a t r ibuir e l hecho ae s t e ú l t imo ) . (V é a se ]. Q. R., I V , 4 4 3 - 4 4 8 . )

3 » Ant., X V II , v i , 3 .4 » Ant., XIV, ix , 4.

19 7

 

favorable a los Macabeos y lograron el éxi to, pero en cambio los celotesse encontraron lanzados contra un poder que no sólo era más fuerte que el los,s ino t ambién que e l res to de l mundo , y cayeron pe leando . Su ún ico cr imenfue actuar según los dictados de su conciencia. Estaban dispuestos a entregar sus vidas por la l ibertad nacional , y con ese objet ivo en mente, nuncavaci laron en medir sus fuerzas con las de Herodes o las de los emperadoresromanos .

Se rebelaron con t ra e l edomi ta Herodes cuando todav ía no era rey , yvolvieron a hacerlo en los días peores de su reinado. Durante el censo deQuirino, comprendiendo que su objeto era esclavizarlos e imponerles nuevascontribuciones para beneficio de la sanguijuela romana, exhortaron a los

a ellos y los llamaron sicarii y "l icenciosos"; Josefo les dedica toda clase de

ep í t e tos in famantes .No obs t an te , e l Midrash** t iene algunas palabras de encomio para "los

jasidim y los hijos de la Tórá, como Judá el hi jo (Y'3) de Ezequías", dequien se dice que "en el t iempo por venir, el Santo, bendito sea, le designará una compañía de sus propios justos y los establecerá con él en unagran congregación". Josefo, aunque encuentra imposible censurarlos suficient emen te por su crue ldad , t ampoco puede a l abar los lo bas t an te por su hero í s m o , coraje y devoción a todo lo que la nación consideraba sagrado: "Teníanun i l imitado amor a la l ibertad, y veían en Dios a su único conductor ygobernante; era fáci l para el los avanzar enfrentando la muerte, y no pres

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judíos a alzarse unánimemente contra el Imperio. ¿Cómo podía un judío sersiervo de la carne y la sangre? Sólo Dios era el rey de Israel , y no un idólatra

emperador romano .Parece por cierto referirse a uno de el los lo que leemos en la Mishná: "U nsectario galileo dijo: 'Protesto contra vosotros, ¡oh fariseos!, que habéis escritoel nombre del gobernador junto al de Moisés en el decreto sobre el divorcio. ' Los fariseos respondieron: 'Nosotros protestamos contra t i , ¡oh sectariogal i leo!, porque has escri to el nombre del gobernador junto al Sacro Nombreen una (misma) página y, lo que es peor, has escri to el nombre del gobernador encima y el Sacro Nombre debajo, pues está escri to: Y el faraón di jo,¿qu ién es e l Señor para que yo a t i enda a su voz? ' " 4 1 Pero nunca se losl lama por su nombre (con la excepción de la Mishná, Sanh. IX, 6 ya ci tada)excep to en Avot d'Rabbi Notan: 4 2 "Y cuando e l emperador Vespas i ano v inoa destruir a Jerusalén, los celotes t rataron de quemar con fuego toda cosabuena ."

En real idad, los celotes eran simplemente fariseos extremistas y act ivos(y, como los fariseos, provenían de los jasidim). Uno de los fundadoresde la secta fue el fariseo Sadoc, de la escuela de Shamai, y Josefo dice deel los que excepto por su amor excesivo a la l ibertad, "en todas las otrascosas tendían a los fariseos". 43 Se l imitaban a añadir a su devoción por laLey oral y escri ta, el deber de defenderla con la espada. Miles y decenasde miles s iguieron a Judá de Gali lea, uniéndose a los celotes; hasta la Destrucción del Templo, fue la famil ia del gal i leo Ezequías (Judá, sus t res hi jos—Jacobo, Simeón y Menajem—, y su pariente Eleazar ben Yair de Masada)la que en todas partes acaudil ló a los rebeldes e insurgentes.

Su celo por los ideales de l ibertad e igualdad los hizo extremistas , y t rataron a los ricos y pacifis tas de la nación como los fanát icos de la Revolución Francesa lo hicieron con los aris tócratas y real is tas , o los bolcheviques

actuales con los "contrarrevolucionarios" y la burguesía. En consecuencia,los mejores tanaím y los individuos i lustrados de esa generación se opusieron

«• Yadaim, IV, 8.4 2 Avot d'R. Natán, § 6, cerca del final, versión I (en la versión I I dice

sicarii en lugar de "celotes"). Véase la edición de Schedhter, pág. 32 (pág. xvi).*» Ant., XVIII, i, 6.

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taban atención a la muerte de sus compañeros y famil iares, s i con el lopod ían sa lvarse de l a carga de un gobernan te humano . Pues to que los hechosmismos p rueban lo que d igo , no encuen t ro necesar io añad i r más . No es que

tema que no se crean mis palabras: por lo contrario, lo que he dicho noexpresa toda su grandeza de alma y su disposición para soportar los sufri mien tos ." 4 5

Estos fueron los más maravi l losos guerreros de Israel , inflamados poruna idea tanto pol í t ica como rel igiosa, e incluso socioeconómica; pero l legaron a una posición extremista y quisieron real izar lo que en esa generaciónno era pos ib l e : no era e l momento adecuado para que sos tuv ieran comoconqu i s t adores una guer ra con t ra l a poderosa Roma.

Es casi seguro que los Evangel ios se refieren a el los en el s iguientepasaje: "Desde los días de Juan el Bautis ta" (cuando los celotes eran másnumerosos) "hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia" (es aferradopor un a ma no fuerte, |3 iᣣTCCi) "y l o s v io l en tos ( fSiaaxaí ) l o a r reba

t a n " .4 6

Esta es una expresión de oposición al fanat ismo polí t ico que reconocía sólo una soberanía divina (el reino de los cielos) y t rataba de consumar l a fo rzadamente por med io de l a espada . Pero s i endo fundamenta lmen tefariseos, los celotes conservaban la idea mesiánica y se adherían con entusiasmo a todo obrador de prodigios que pudiera "apresurar el fin".

Así fue posible que un celóte fuera discípulo de Jesús, pues durante lap r imera e t apa de su min i s t e r io parec í a que és t e t ambién era un i res í aspolí t ico-espiri tual , como los otros mesías de la misma época. Efect ivamente,entre sus seguidores se contó "Simón el Celóte"; 47 pos ter io rmen te , cuandoel reino de los cielos se hizo "no de este mundo" y habría s ido difíci l deentender que un celóte, un nacional is ta judío, un patriota combatiente, fuerauno de los discípulos, el nombre de éste pasó a ser Simón el Cananeo. 4 8

b ) Los esenios. Estos const i tuían una sociedad que, en la época de

Filón y Josefo, tenía cerca de cuatro mil miembros. Vivían solamente enPalest ina, la mayor parte en aldeas, pero hasta cierto punto también en las

4 4 Koh. R. sobre En zikaron la-rishonim.4» Ant., XVIII, fin de i.4« Mateo, 11:12.4 7 Lucas, 6:16; Hechos, 1:13.4 8 Mateo, 10:4; Marios, 3:18.

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ciudades, desde que en Jerusalén había una "puerta de los esenios"; 4 9 en la

época de Pl inio se los encontraba principalmente en el desierto de En Gedi ,cerca del Mar Muerto. En sus aldeas tenían moradas comunes y, en todoslos casos í hacían sus comidas en una mesa común . Nad ie era rec ib ido en l acomunidad antes de un año de prueba, al cabo del cual se le permit ía real i zar las lustraciones.

Seguían a continuación otros dos años de prueba, y sólo entonces el novic io era acep tado como miembro , después de p ronunciar un so lemne vo tode no ocul tar nada a sus compañeros esenios, de no divulgar ningún secreto de la comunidad entre los no-esenios, y también de no revelar los nombresde los ángeles. El miembro podía ser dest i tuido por un t ribunal de otros

No guardaban en posesión oro o plata; no tenían esclavos, ni eran escla

vos de nadie. No juraban ni la verdad; sólo decían "sí es s í y no es no". Lamayor í a no se casaba , pues quer í an conservarse l i b res de impureza e imperturbados en la adoración de Dios. Algunos de el los, casados, se absteníande l as re l ac iones mar i t a l es en cuan to l as mujeres quedaban embarazadas ,pues el matrimonio sólo tenía la final idad de conservar el número de miembros de la secta, y no la sat isfacción personal (cosa que Tolstoi ha pedido paralos t i empos modernos ) . E l ce l iba to no reducía ser i amen te su número , puestambién adoptaban niños de parejas que simpatizaban con el esenismo, ohuérfanos, y los educaban según su s is tema.

Enviaban donaciones al Templo (lo que Josefo dice con respecto a esto

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cien miembros, s i había t ransgredido las reglas comunitarias . Esta dest i tución, en caso de que el miembro mantuviera su voto, l legaba al Karet, u n aespecie de muerte social . A cargo de cada comunidad estaba un "tesorero",al que se debía obedecer s in hesi tar. Había un fondo común, y los tesorerossupervisaban la propiedad aportada por los nuevos adeptos, y todo ingresoo producto agrícola era entregado a funcionarios especiales .

Todos recibían una parte igual del fruto de sus labores. Además de lacomida, también las vest imentas —de verano y de invierno— eran poseídasen común. Para sus viajes de ciudad en ciudad, un miembro de la comunidadquedaba encargado de proveer a las necesidades de los viajeros. Todo eseniopodía dar l imosnas tomadas del fondo común, pero necesi taba el permisodel super in t enden te para ayudar a un par i en te pobre . E l comerc io era cons i derado una ocupación perniciosa. La mayoría de los esenios eran agricultores y vivían en aldeas; también pract icaban artesanías, pero nunca secomprometían en la real ización de armas dañinas.

Su regla fundamental era vivir del producto de su propio esfuerzo, enpaz y abjurando de todas las cosas que pudieran dañar a terceros. Susnecesidades eran pocas; se abstenían de los goces de la carne y de los placeres de la vida. No comían ni bebían más de lo necesario para mantenersevivos, nunca se ungían con óleos; no usaban más que una única vest idura,que no descar t aban aunque es tuv iera ra ída . Es t as ves t idu ras e ran b l ancas , ya cada nuevo miembro se l e en t regaba una , j un to con un de lan ta l con e l quehabría de ceñirse cuando se bañara o lavara, por razones de decencia. Recib í a as imismo una especie de azada (dcc j iváp iov) para cavar un hoyoen la t ierra cuando sat isficiera sus necesidades naturales , en cuyo caso debíatambién cubrirse con su manto "para no afrentar la gloria del sol" (cf. lasexpresiones talmúdicas "empañar la esfera del sol", "l imitar los pasos de laShejkia", etc . , en l as que no hay n inguna in f luencia persa o p i t agór i ca) .

Así cumplían la regla s imple de la Tora, "t endrás t ambién en t re tus a rmasuna es t aca . . . " (Deu teronomio 23 : 14-15) . En e l Shabat, cuando es t aba p roh i bido cavar pozos, los esenios acostumbraban no sat isfacer sus necesidades. 50

4 9 Guerras, V, iv, 2.so Esta es la sencilla razón de la no satisfacción de las necesidades naturales

durante el Shabat; no se deduce necesariamente que los esenios fueran afines alos parsis o adoradores del sol. Las palabras de Josefo pueden también significar

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significa que l levaban Minjá, har ina de o f renda mezclada con ace i t e ) , perono ofrendas de animales o aves; en otras palabras, reconocían la importancia del Templo, pero no la eficacia de los sacrificios cruentos. La mismatendencia se manifestó en otros sectores judíos, a part i r de la aversión quesent ían los profetas y salmistas por los sacrificios. De otro modo, los judíosno habrían aceptado tan prontamente la cesación de los sacrificios despuésde l a Des t rucc ión de l Segundo Templo .

Los esenios observaban una rut ina diaria fi ja. Comenzaban con una plegaria antes del amanecer (fflann yiTl DTlp, que es la t raducción h ebre a delg r i ego T tp lv áva o) (e ív TÓV f |XlOV,61 a lo que Josefo añade "pues le pedíanal sol que sal iera", una agradable fantasía poét ica dest inada a atraer elgus to g r i ego) . Después de es t a p l egar i a comenzaban a t raba jar . Más t a rde ,an tes de l a comida en común , se bañaban jun tos . Es t a comida era p reparadapor sacerdotes seleccionados (obviamente, para que el al imento fuera l impiodesde el punto de vista ri tual). Ningún extraño part icipaba de la mesa. El

sacerdo te comenzaba bend ic i endo e l pan . An te cada esen io hab ía un t rozode pan y un plato. Se comía en si lencio, o mientras los ancianos de lacomunidad man ten ían una conversac ión sobre l a Tora. Concluida la comida,cada cual re to rnaba a su t rabajo .

Por la tarde recibían la segunda y úl t ima comida del día. También antesde és t a se bañaban . Es muy p robab le que es t e l avado an ter io r a l as comidasno fuera nada más que el "lavado de manos" ri tual común, y que Josefoy Fi lón hayan hablado de "lustraciones" o "baños" sólo para impresionar alos griegos. Incluso aunque concediéramos que el lavado de que se t rataabarcaba todo e l cuerpo , no necesar i amen te era a lgo más que un ac to desupererogación , que apun taba a una san t idad r i t ua l mayor que l a ob l igatoria (tz nip írm no 57 J 'Vín fi^DX), así como después de la Destrucciónhabía fariseos que, al igual que los esenios, procuraban para s í el nivel ri tual

de pureza de los sacerdotes, y evi taban toda contaminación.

(véase Derenbourg, op. cit, pág. 90) que ningún hombre abandonaba su lugardurante el Shabat, según lo establece la Escritura, lo cual no tiene nada que vercon la no satisfacción de las necesidades naturales.

5 1 Guerras, II, viii, 5. Derenbourg ha señalado que esto es la repeticiónde l Shemá, en el cual una baratía (Beraj., 9b) dice "y los dignos lo terminan—nann fin ny— con la salida del sol" (op. cit., pág. 88, n. 5).

2 0 1

 

Los esenios no hacían más que observar de modo exagerado las costum

bres del lavado: "Ellos, que se l avan al alba (ev iden temente la expresión serefiere a los esenios) dicen: 'Protestamos contra vosotros, ¡oh fariseos!, puespronunciáis el N o m b r e al alba sin haberos l avado . ' Los fariseos dicen: 'Protestamos contra vosotros, los que os laváis al alba , pues p ronunciá i s elN o m b r e con un cuerpo en el que es c o n t a m i n a d o . ' " 62

A d e m á s del n o m b r e de Dios , los esenios reverenciaban asimismo el n o m br e de Moisés, y qu ien lo maldijera era ajust iciado. 63 Creían en una i rrest ricta providencia divina, es decir, en la predes t inac ión , que l imitaba elpoder de elegir l ibremente, creencia conservada por solitarios y semimonás -ticos. También cre í an en la supervivencia del alma, pero no en la resu r rección de nuestros cuerpos actuales . Sostenían la teoría de que las almas son

En todo caso , esa fue la fuente de los "secretos de la Ley" y k fuenteú l t ima de la "Cabala" , p rác t i ca y teórica que, como "sabiduría ocul ta", dejóhuel las en el Talmud far i sa i co .

Sin embargo , si re t i ramos de la enseñanza de los esenios la capa fi losófica exterior con que la recubr i eron Fi lón y Josefo, en sus i n t en tos deaprox imar l a a las i deas g r i egas , nada queda en aquel la doctrina, por lo quesabemos , que nos obligue a concluir que con t i ene e l emen tos der ivados de lafi losofía pi tagórica (cosa que Josefo dice y en la que insis te Eduard Zel lere n su historia de la fi losofía griega). Tampoco son muy conv incen tes loselaborados argumentos de Schürer , 88 quien encuentra difíci l l legar a unaconclusión definida. Lo que en el esenismo hay de doct r ina persa fue, en

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at ra ídas por el amor sensual , desde el éter sut i l a es t e ba jo mundo , dondequedan encer rados como en prisión; al dejar el cuerpo , su l ugar de cau t i

verio, se regoci j an g randemente y asc i enden a lo al to.Las almas buenas viven más allá de un océano e t erno , en un l ugar donde

no hay nieve, l luvias, ni excesivo calor; sólo sopla una brisa l igera, agradable . Las almas malas son ato rmen tadas en un ex t remo oscuro y frío. Josefoseguramente "adap tó" es t a c reencia en el Para í so y el Infierno al gus to yespíri tu de los griegos; la misma razón puede exp l i car su descripción de lacreencia esenia acerca de que el cuerpo no es más que una prisión del alma.

Según los fariseos, este mundo es sólo la a n t e c á m a r a del m u n d o porvenir; un p u n t o de vista claramente ascét ico. Los esenios l levaron esta creenc i a mucho más lejos, y Josefo la complementó de m o d o tal que aprox imaralas ideas judías a las mentes g r i egas acos tumbradas a las i deas de Pi t ágorasy Platón.

Los esenios tenían también escri tos sagrados (t á T£ f i j e ; a ípáaecú< ;P i P A Í a ) 5 4 y "de los l ibros de los ancianos el los aprendieron el p o d e rmed ic ina l de las raíces y la cal idad de las p iedras" . 5 5 T o d o el que i ng resabaen la c o m u n i d a d se compromet í a a no divulgar los escri tos de la secta ni losnombres de los ángeles .56 Gracias a su piedad, exclusividad y ex t rema pureza , y m e d i a n t e el es tud io concen t rado de los escri tos sagrados y de losnombres angél icos, los esenios lograban la visión de la Shejina y, comolos profetas , podían conocer el futuro (Josefo informa que lo hicieron losesenios Judá, en los días de Aristóbulo I, Menajem, en los días de H e r o d e s ,y Simeón, en. el t i e m p o de A r q u e l a o ) .

D e m o d o que hay alguna base para la teoría de que el Libro de Henoch(o algunas de sus par t es ) que hab la mucho de ángeles, remedios secretosy sabiduría ocul ta, es de origen esenio.87

6 2 Tosefta, final de "íadaim (siguiendo la versión correcta del texto de laMishná).

83 Véase Krauss (que cita a Graetz) en Ha-Kesar Hadrianos, haiishon Tjókréha-Aretz (Ha-Shiloach, XXXIX, 429-430).

84 Guerras, VIII, ii, 7.8 8 Ibid., viii, 6.5« Ibid., viii, 7.6 7 Véase E. Renán, Histoire du peuple ¿"Israel, V, 64-65.

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una p r imera e t apa , acep tado en medida cons iderab le por el judaismo farisaico; los esenios se l imitaron a exagerar lo .

Joseph Dorenbourg 15 9 ha demos t rado que en el esen i smo no hay n a d aq u e no t enga para l e lo con el fariseísmo más estricto, el de los javerim, e incluso Schürer y Renán sost ienen que "el esen i smo no es pr imar i amen te másq u e un fariseísmo superlat ivo" (Der Essenisnvus ist ateo zunachst der Phari-saismus im Superlativ, d ice Schürer ; las palabras de R e n á n son: L'essenis-me est ainsi le superlativ du pharisaisme) .60

Es per fec t amen te co r rec to dec i r que fariseísmo y esen i smo nacieron deuna misma fuen te : la enseñanza de los pr imeros jasidim (de la época del o s Macabeos , Mata t í as y J u d a s y de los pr imeros t i empos de J o n a t á n ) . P e r omien t ras el fariseísmo fue un jasideísmo viviente en el seno del pueb lo , eintentó conjugar la polí t ica con la rel igión y a d a p t a r la rel igión a la v ida ,el esenismo fue un jasideísmo aislado, apartado del m u n d o .

E l esen i smo podr í a descr ib i rse como una gran v i s ión nac ional -humana.Corpor i zó de modo no tab le el social ismo moral de los profe t as : fue la p r i m e r autopía social . El s i s t ema de los celotes era un social ismo impuesto por laviolencia, una suer t e de bo lchev iqu i smo en sus aspectos negat ivos; el esenism o, en cambio , t en ía todas las caracterís t icas posi t ivas del social ismo: igualdad , p rop iedad común , opos ic ión al d e r r a m a m i e n t o de sangre incluso enlos sacrificios y, por sobre todo, laboriosidad y t raba jo manual . Los eseniospred icaban una moral tols toiana, pero judía y no cris t iana. Enseñaron unascet ismo no exagerado , y prac t i caron la v ida monás t i ca , sin l legar a ext remos .

A u n q u e es posible que los monasterios esenios hayan proporcionado elmodelo de los cris t ianos, el esenismo seguía s iendo tan nacional is ta y judíoque aquel los que lo prac t i caban no pod ían apar t arse de la vida ordinaria ni

encer rarse en celdas como lo hacen los monjes de la cris t iandad. A vecest o m a b a n p a r t e en la vida corriente de la época , y se i n t eresaban en los

58 Véase Schürer, II *, 675-680.6» Op. cit., 86-92.60 Compárese Schürer, II4, 673, con Renán, V, 69, aunque el primero puede

haberse anticipado a Renán en su primera edición de Lehrbuch der Neutesta-mentlichen ZeÜ geschichte (Leipzig, 1874). El primer volumen de la historia deRenán se publicó en 1891.

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asuntos nacionales; nunca l legaron a ser "universal is tas" completos, s ino quecontinuaron siendo judíos y nacional is tas .

Josefo, olvidando por completo lo que había dicho previamente sobresu ais lamiento del mundo y su carencia de sent imientos nacional is tas , afi rma de p ron to : "La guer ra con los romanos demos t ró de qué esp í r i t u es t abanhechos. El los (los romanos) estrujaron y laceraron sus cuerpos, y cortarony destrozaron sus miembros, atormentándolos con todo t ipo de instrumentosde tortura para obl igarlos a denigrar al Legislador o a comer al imentos prohibidos; fue imposible forzarlos a hacer una cosa u otra." 61

De modo que los esenios tomaron parte en las guerras judías contra losromanos, cosa imposible s i hubieran sido un part ido de fi lósofos o una compañía de monjes. Y no sólo toma ron par te, s ino que lo hicieron a la vangua r

sociológicos de largo alcance que le atrajeron al pueblo y dieron origen a laconcepción del "Milenio", todos estos rasgos, en suma, const i tuyen una herencia esenia que Jesús tomó directa o indirectamente, pasándola luego a susdiscípulos, los cuales la desarrol laron o modificaron hasta dar forma a unsistema completo: el cris t ianismo.

Podemos incluso l legar al extremo de decir, con un mínimo de seguridad, que lo que en el cris t ianismo primit ivo no derivó del fariseísmo, puedeencontrarse en el esenismo.

c) Los fariseos. Eran e l par t ido popu lar , ' rep resen ta n te de l a c l ase media de las ciudades y hasta cierto punto también de las aldeas (aunque lamayor parte de los aldeanos eran amé ha-arets); const i tuían el nacional ismo

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dia de los combatientes: cuando se el igieron oficiales para conducir la rebel ión contra Vespasiano, el esenio Jonatán fue designado para el dis tri to de

Timna, y se colocó bajo su jurisdicción a Ludd, Jafa y Emaús.62

Pues to quelugares tan importantes como Jafa y Ludd se asignaban a un oficial esenio,no pueden quedar dudas de que es t a comunidad era verdaderamente jud ía .

Los esenios sufrieron con la nación y tomaron parte en sus proezas. A pesar de su repugnancia a hacer lo , es t aban per fec t amen te d i spues tos a der ramarsangre por el país s i los t iempos lo exigían —como en la lucha contra losromanos—, según había ocurrido con los "primeros jasidim" en las guerrascon los sirios.

Muchos erudi tos, y especialmente Graetz, han pretendido ver en el crist ianismo un movimiento puramente esenio. Esta no es la verdad. El objet ivode Jesús no era const i tuir una comunidad de sol i tarios; como veremos másadelante, él mismo no pract icó coherentemente la vida monást ica y ascét ica.Además, ni los primeros nazarenos fueron tan nacional is tas como los esenios,

pues mientras estos úl t imos tomaron parte en la guerra entre Judea y Roma,aquél los huyeron de Jerusalén a Pel la, del otro lado del Jordán.

Los cris t ianos t ratan de salvar el alma del individuo; los esenios queríansalvar a la comunidad por medios sociales . Pero en el cris t ianismo hay mucho del esenismo: Juan el Bautis ta, el precursor de Jesús, por su manera devivir, estaba mucho más cerca de los esenios que este úl t imo. Jacobo, "elhermano del Señor", el pariente más cercano a Jesús, vivió como un verdadero esenio, monacal y ascét icamente. De modo que en el cris t ianismohubo elementos esenios un poco anteriores a Jesús e inmediatamente posteriores a su muerte.

En cierta medida, el mismo Jesús presenta puntos de semejanza conel esenismo. El esfuerzo por salvar la propia alma mediante la abnegacióncompleta, algo de ascet ismo (menor que el de los esenios), la obsesión delmist icismo y la escatología, el Paraíso y la Gehena, los "tormentos del Mesías", l a edad mes ián ica , l a personal idad de l Mes ías (que recuerda mucholos fragmentos esenios del Libro de Henoch) y, por sobre todo, los ideales

6 1 Guerras, II, viii, 10.«2 Ibid., X, 4.

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i lustrado, cuya educación consist ía en el estudio e interpretación de la Toranacional , y entre el los se contaban los numerosos "discípulos de los sabios",

cuyo objeto era desarrol lar y ampliar la Tora nacional y adaptarla a lasnecesidades de la vida cot idiana. Los fariseos encarnaron la democracianacional en la época macabea y en la de Jesús, hecho frecuentemente señalado por Josefo.63 Este resume como sigue los preceptos fundamentales delos fariseos:

Contrariamente a los esenios, los fariseos sostenían que no todo estabapredest inado: aunque la divina providencia gobierna todas las cosas, elhombre t i ene l i ber t ad de e l ecc ión , en lo cual t ambién puede verse un decreto divino. Esta es la opinión que el R. Akiba, el heredero de los fariseos,asen tó pos t er io rmen te en su apo tegma: "Todo es t á p rev i s to , pero e l derecho(de e l ecc ión) es permi t ido ." 64 Los fariseos desarrol laron y preservaron latradición de los Padres, y con el la como base, le dieron a la nación reglasque no se encuentran en la Ley de Moisés. Seguían las más estrictas interpretaciones de la Tora, pero adoptaron cri terios más indulgentes en lo referente a los cast igos.

Eran notables también por su al to nivel ét ico y por su alejamiento de losplaceres de la vida; por tal razón, Josefo los asimila a los estoicos grieg o s .6 5 Creían en la supervivencia del alma, en las recompensas y cast igospost mortem, en la t ransmigración a otros cuerpos de las almas de los justos,y en la perpetua tortura (en la Gehena) de las almas de los perversos.

Esto es todo lo que nos dice Josefo (fariseo él mismo) sobre las creencias de los fariseos; pocas como lo son, estas palabras contienen todas lasopiniones farisaicas que encontramos en la Mishná y en las más ant iguasbaraitot del Talmud . Los tanakn y amoraím, y los judíos en g ener al, «no sonmás que generaciones sucesivas de discípulos de los fariseos, quienes per

petuaron la obra de los "escribas", y sentaron las bases del Talmud y de lal i teratura judía posterior.66

6 3 Véase Ant., XIII, x, 5-6; XVII, ii, 4; XVIII, i, 3, y en muchas otras partes.6 4 Avot, III, 12. Véase también Sifré sobre Deuteronomio 53, ed. Friedmann,

86a y b.6 5 Josefo, Vita, § 2 .66 El doctor Isaac Moses (lámar) Elbogen describe sus creencias en el artículo

en hebreo Prushim, en Otzar ha-Iahadut, volumen especial, Varsovia, 1906, pá-

2 0 5

 

Mucho de lo que Jose fo y e l Ta lmud nos d icen de los f a r iseos , lo encon

t ramos también en e l Nuevo Testamento . Pe ro los Evange l ios const i tuyenas imismo un seve ro a taque a e s te pa r t ido . Je sús los agrupa con los e sc r ibas ,y los condena por predica r e l b ien pe ro no prac t ica r lo , por jac ta r se decumpli r los mandamientos , por aumenta r sus f i lac te r ia s y ves t i r la rgas bor la s ,por buscar los lugares de honor, los puestos principales en la mesa y en lass inagogas; por e l gus to con que se e scuchaban l lamar "Rabí" .

Los acusó as imismo de h ipócr i ta s , de d iezmar la menta , e l anís y e lcomino, y de purif icar la copa y la fuente, mientras asolaban la casa de laviuda y no cumpl ían los más impor tantes mandamientos de la Ley: jus t ic ia ,compasión y fe . Los desc r ib ió como "c iegos conduc tores de c iegos" , comohombres que " f i l t r an e l mosqui to y de jan pasa r e l camel lo" , como "sepul

mismos he rede ros de los f a r iseos) , son los se res que "des t ruyen e l mun

d o " .69

Cuando uno de los d isc ípulos de l R . Iehudá ha -Nasí fue v íc t ima deun es ta fador , e l Rabí , desconsoladamente , d i jo : "En lo que re spec ta a e s tehombre , lo a f l ige la p laga fa r isa ica ." 70

A d e m á s , e n u n a a n t i g u a baraita, tan ant igua que se han pe rdido la sin te rpre tac iones de la mayor pa r te de sus ca l i f ica t ivos , e l Ta lmud enumerasiete tipos de fariseos, de los cuales sólo dos ( tal vez sólo uno ) mere cenla opinión favorable de los tanaím: "Hay siete clases de fariseos: el farise o shijmi ( jorobado) , e l f a r iseo kizzai ( tenedur ía de l ibros) , e l f a r iseonikpi (golpeador o pres ta ta r io) , e l f a r iseo medofia ( semejante a la pest e ) , el fariseo "haré lo que es mi obligación' , e l fariseo por temor, y elfariseo por amor." 7 1

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c ros b lanqueados" , l impios por fue ra , pe ro l lenos de podredumbre e impurezapor dentro . Aunque enga lanaban la s tumbas de los profe ta s muer tos , ape

drea r ían a profe ta s semejantes v ivos .67

No va le la pena negar e s tos ca rgos y a f i rmar , como la mayor pa r te delos e rudi tos judíos de tendenc ia apologé t ica , que son meras invenc iones .Uno de los principales pasajes de Josefo dice de los fariseos que "ellos seenorgullecen de la observancia escrupulosa (¿í;oCKp(. |3GÍ)aEi.) de la religiónde los Padres , y p iensan pa ra s í que Dios los ama más que a o t ros" . 68 Peror io debemos o lv ida r que es ta s acusac iones pueden hace r se a la s me jores ymás honestas sec tas de todo e l mundo. Nunca han exis t ido todavía pa r t idosy doc tr inas o s is temas que , con e l cor re r de l t iempo, no se de te r ioren y seancor rompidos por c ie r tos adherentes que no conocen móvi le s más a l tos queel honor, el poder y el lucro.

En todo s is tema , a medida que pasa e l t iempo, lo secundar io comienzaa ser visto como lo primario, y a la recíproca; la idea más excelsa arrastradiscípulos que la distorsionan y transforman, suscitándose así la indignación delos mejores. La disputa no afecta el sistema ni la doctr ina, sino a los adherentes que dañan grandemente e l s is tema con e l que se so l ida r izan . Es to ocurr ió con la Ley de Moisés en la época de Jeremías, con el cristianismo pocodespués de la desapar ic ión de Jesús , y con la doc tr ina de Buda dosc ientosaños después de su promulgac ión.

Lo mismo sucedió seguramente con la s enseñanzas de los f a r iseos . LaMishná y las baraitot dicen muchas cosas duras sobre los d ive r sos t ipos defariseos hipócritas o extremistas. "Un jasid es túpido, un br ibón as tu to , unamujer santurrona, y la plaga de los fariseos", en opinión de los tanafan (ellos

ginas 85-94, y en su folleto eti alemán Die Religionsanschauungen der Pharisaer,Berlín, 1904. Pero en este último es demasiado apologético, y en ambas obrasutiliza pasajes posteriores al período en discusión. Los más objetivos estudios sobre los fariseos realizados por cristianos son O. Holtzmann, Jüdische Schriftge-lehrsamkeit zur Zeit Jesu, Giessen, 1901; T. Herford, Pharisaism, Londres, 1912;The Pharisees, Londres, 1924.

6 7 Mateo, 23, y pasajes paralelos.6 8 Ant., XVII, ii, 4; según Derenbourg, op. cit., 92, n. 1, Josefo cita allí a

Nicolás de Damasco, dado que él mismo no se cansaba de alabar a los fariseos.

203

Es di f íc i l descubr i r e l sent ido exac to de té rminos popula res ant iguoscomo shijmi, nikpi, kizzai y medojia, desde que ya exis te una marcada

dife renc ia ent re la s in te rpre tac iones que a su re spec to hacen e l Ta lmudBavli y e l T a l m u d Ierushalmi. Pero es obvio que se referían a fariseos extremis ta s y a scé t icos que l levaban sus prác t icas p iadosas a excesos de formantes . El f a r iseo "ha ré lo que es mi obl igac ión" e s e l t ipo que se jac ta decumpli r los mandamientos , y que d ice : "Yo ya he cumpl ido todos los mandamientos , pe ro quizás us ted conozca a lguno que yo no haya sa t is fe cho: quie ro cumpl i r lo inmedia tamente ." (Como e l joven de Mateo 19:20 ,que manif ie s ta : "Todo es to lo he gua rdado desde mi juventud. ¿Qué másme fa l ta?") Había o t ros f a r iseos que se rvían a Dios só lo por miedo.

Al Ta lmud le d isgustan todos e s tos t ipos (quizá con la excepc ión de l" fa r iseo por amor" , que podía exagera r su p iedad fa r isa ica con una in tenc ión pe r fec tamente buena) , y l lama a sus maneras ext remis ta s , a scé t icas yautosatisfechas "la plaga farisaica". Considera el fariseísmo extremo como

la conduc ta de "un jasíd es túpido" , y su h ipocres ía y orgul lo como propiosde "un br ibón as tu to" y de "una muje r santur rona" ; su gazmoñer ía y moj i ga te r ía , equiva len a la s de "una v i rgen en ayuno o una v iuda casquivana" . 72

El que los f a r iseos se conside ra ran super iores a la gente común se debíaa las malas relaciones entre el javer (fariseo) o "discípulo del sabio" y losamé ha-arets,™ p e r o e l T a l m u d p e r m i t e q u e u n am ha-arets se convierta en

«9 Mishná Sota, III , 4 ; véase también ]. Peáh, VIII, 8.7 0 / . Sota, III , 4 . Hay un relato análogo, narrado por el R. Eleazar, digno

de ser notado: "Y la plaga de los fariseos, es decir, de los que aconsejan a loshuérfanos que se hagan mantener por las viudas"; corresponde estrechamente aMarcos, 12:40; Lucas, 20:47.

7 1 Sotó, 22b; también J. Sota, V, 7; / . Berajot, IX, 7, donde en lugar deParush medojia se lee Parush mnajaya o Ma hanijia, y en lugar de "cumpliré conmi obligación", "conozco mi obligación y la cumpliré".7 2 Sotó, 22a (/. Sota, III, final de 4: BetuM tzaimanit, muchacha en ayun o ) . (La expresión es hebrea y no aramea.)

73 Véase A. Büchler, Der Galilaische Am-haaretz des zeiten Jáh rhunderts,Viena, 1906, págs. 180-185, quien sostiene que todos los pasajes de la baraita so bre los amé ha-arets (Pesajim, 49b) provienen de la academia de Usha, despuésde la destrucción de Bittir. Véase la opinión en contrario de H. P. Chajes, "Amha-Aretz e Min", Rivista Israelítica, III , 83-96.

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"discípulo del sabio", javer y fariseo si aprende la Tora y observa escrupulosa

men te los mandamien tos" (R. E leazar ben Hi rcano , R. Ak iba) . J esús , como e lTalmud, encontró indignante la inut i l ización de las enseñanzas farisaicas porobra de la hipocresía y mojigatería, y por la prosecución de honores, poder yluc ro , cosa que era seguramente frecuente en el part ido de los fariseos. Pero deal l í no se s igue que el fariseísmo en general estuviera const i tuido por talesdefectos. Esto lo demuestra un ant iguo texto atribuido a Alejandro Janneo—el gran enemigo de los fariseos, a quien amargaron la vida y que luchócontra el los durante muchos años— que dice: "El rey Janneo le di jo a sumujer: No temas a los fariseos ni a los que no son fariseos; teme más biena los hipócri tas , que se parecen hasta a los fariseos, cuyos hechos son comolos de Z ímri , y que buscan recompensas como Fineas ." 7 4 De modo que e l

inevi tablemente que, a pesar de los esfuerzos de los mejores fariseos, la

gen te común de l a época supon ía que e l va lo r de l a mora l e ra menor queel de la rel igión (así como en los t iempos de los profetas el pueblo suponíaque el Templo y los sacrificios eran más importantes que "hacer just icia ya m a r l a c o m p a s i ó n " ) .

Sobre esto se basó el fariseo Jesús para contender con el fariseísmo, ysobre es to se basó t ambién Saú l (que no obs t an te pod ía dec i r de s í mi smoque era un fariseo e hi jo de fariseo) 76 para abrogar las leyes ceremoniales .Cuando cons ideremos es t e aspecto par t i cu lar de l min i s t e r io de Jesús , quedará en claro en qué medida esta lucha era oportuna y restringida a l ímitesadecuados. Aquí nos bastará con decir que, s in el fariseísmo, la carrera deJesús es incomprensible e incluso habría s ido imposible, y que a pesar del

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fariseísmo y la hipocresía no eran la misma cosa, que había hipócri tas entrelos saduceos tanto como entre los fariseos. Así como los hubo, los hay, y los

habrá en toda re l ig ión , s ec t a y par t ido de l mundo .¿Qué pensarían los erudi tos cris t ianos s i juzgáramos al cris t ianismo, no

por su Fundador, ni por sus primeros Padres y Santos que murieron comomárt ires , s ino por la mult i tud de cris t ianos hipócri tas y mojigatos que hahabido en todas las generaciones? Una rel igión o una secta debe ser juzgadapor sus principios y por sus mejores maestros, más que por sus miembrosindignos: debe ser juzgada por lo mejor que posee y no por lo peor.

No obstante, debemos admit ir que el fariseísmo t iene efect ivamente undefecto serio que permite a los más hipócri tas la jactancia del mero cumplimiento de los mandamientos, defecto que just i fica el ataque de Jesús, qu &judío , e incluso qu a fariseo. Pues aunque no haya sido un fariseo completo,Jesús tenía, como todo Ra b o maes t ro de aquel los d í as , mucho más defariseo que de saduceo (los esenios y celotes , como hemos visto, no eranmás que exponentes de ciertos aspectos extremos del fariseísmo).

Este defecto consiste en que los fariseos atribuían casi la misma importancia a los mandamientos referentes a las relaciones entre el hombre y Dios,por un lado, y a los referentes a las relaciones entre el hombre y su prój imo,por el otro (aunque insis t ían en que nada podía expiar la violación de losú l t imos , y en que s i un hombre no hab ía rea l i zado buenas acc iones , e l cumplimiento de la Tora y la observancia de las leyes ceremoniales no le aprovechaban). De al l í que los fariseos se interesaran más en la discusiónhaldfica de los mandamientos sobre las relaciones entre el hombre y Dios,debido a que los otros les parecían mucho más simples y evidentes de por s í .

Pero la casuíst ica y el inmenso cuidado teórico dedicado a las másmenudas disposiciones rel igiosas los hicieron procl ives al error de creer que

las leyes ceremoniales const i tuían el principio fundamental , y las leyes ét icasel secundario. Para el fariseo ortodoxo (y también para el judío ortodoxomoderno) la violación del Shabat y la explotación del asalariado eran crímenes igualmen te merecedores de l a muer t e (para e l j ud ío med io de todaslas épocas, el primero parecería ser el peor). De tal act i tud resul taba casi

7* Sota, 22b.

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antagonismo cris t iano hacia los fariseos, las enseñanzas de éstos const i tuyeron la base de la primit iva doctrina cris t iana, hasta la época en que esta

úl t ima comenzó a recoger elementos de fuentes no-judías.d ) Los saduceos. Este era el part ido sacerdotal de las famil ias sadoqui-

ta s , a las que se al iaron los betosianos y otras famil ias de alcurnia o conconexiones sacerdotales , y la clase rica y gobernante. Los saduceos heredaban espiri tualmente a los helenistas . Primeramente el part ido se opuso a losMacabeos, que les ret i raron el cargo de sumo sacerdote, pero hacia el findel re inado de Juan Hi rcano se reconci l i a ron con l a casa gobernan te que ,más o menos inconsc ien temente , hab ía ido he len izándose . En l a época deAntígono Matat ías la reputación de los saduceos era buena entre los pretendientes macabeos, y en consecuencia fueron objeto de la persecusión deHerodes; pero cuando los betosianos, por medio del favor de Herodes, se aseguraro n el sumo sacerdocio, betosianos y saduceos (ya idént icos) adop taronuna act i tud más amistosa hacia la corte del t i rano, e incluso aceptaron

pací f i camente a los p rocuradores romanos . Toda l a au tonomía in t erna per mit ida a los judíos era ejercida por los saduceos.

La información que tenemos sobre el los provienen de sus oponentes: Jo-sefo (que era fariseo), el Talmud (producto l i terario del espíri tu farisaico),y e l Nuevo Tes t amen to (que , s i b i en no es fa r i sa i co , es menos aún saduceo) .Pero e l hecho mismo de que n ingún documento incues t ionab lemente saduceo haya subsist ido en el judaismo 7 6 demues t ra que es t e par t ido no es t abaar ra igado en lo p ro fundo de l a nac ión : un par t ido con ra í ces hondas s i empredeja t ras de s í huel las notables.

E l ún ico documen to parc i a lmen te saduceo de a lguna impor t ancia (queha l legado a nosotros en una versión griega) es , según parece, el PrimerLibro de Macabeos. Ese texto elogia y glorifica a los saduceos. Fue encontrado en la Guenizá, y su descubridor, S. Schechter, lo denominó "El Libro

T6 Hechos, 23:6.7 6 Rudolf Leszynsky (Die Sadduüaer, Berlín, 1912) considera saduceos los

libros de Kohelet, Ben Sita, I Macabeos, de Henoch, de los Jubileos, los Testamentos de los doce patriarcas, La asunción de Moisés, y el Libro de la Casa deSadoc. Contra este punto de vista, véase B. Revel, J. Q. R. (nueva serie), VII,429-438.

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de l a Casa de Sadoc" 77 (cons iderándo lo obra sadoqu i t a y no saducea) . Es

muy probable que se t rate del producto de alguna secta afín a los saduceos,pero no de un verdadero documento saduceo . Por todo es to , t ambién es t el ibro indica que lo que nuestras más ant iguas autoridades han dicho de lossaduceos necesi ta algunas revisiones y modificaciones.

Hemos aprendido de Josefo que los saduceos negaban la predest inacióny la influencia divina en los hechos del hombre —buenos o malos—; todoestá en las manos del hombre (decían), que es el responsable de su fel icidad o desgracia. Dice Josefo asimismo que rechazaban la t radición de losPadres (la Ley oral) y sólo reconocían la Ley escri ta. Que enseñaban queel alma muere con el cuerpo, que no hay supervivencia del alma, ni resurrección, ni recompensas y cast igos post mortem. Que en la administración de

encon t ramos que c i er to sumo sacerdo te be tos i ano d i jo a su padre , después

del servicio en el Templo: "Todos tus días te han predicado y no han puestoen p rác t i ca , has t a que yo me ergu í y p rac t iqué (de acuerdo con su p réd ica) ."E l padre l e respond ió : "Aunque noso t ros p red icamos , no p rac t i camos , y (enla práct ica) somos obedientes a la palabra del sabio." m

Lo único que susci ta dudas es la afi rmación de Josefo en el sent ido deque los saduceos no creían en la divina providencia. Si los saduceos no reconocían más au to r idad que l a de l Pen ta t euco (aunque seguramente t ambiénaceptaban a los profetas y la hagiografía) ¿cómo podían negar la divinaprovidencia, s iendo que la Escri tura está l lena de el la? Parecería más bienque la observación de Josefo debe entenderse como sigue:

La Escri tura subraya enérgicamente la conducción divina del mundo, y

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la just icia se destacaban por las duras penal idades que imponían. Que contrariamente a los fariseos (amistosos y fraternales entre s í ) , el los t rataban

como extraños hasta a sus mismos part idarios, s iendo sus maneras severasy rudas. Y finalmente, que la doctrina de los saduceos sólo era ace ptadapor unos pocos, aunque estos pocos se contaban entre los principales funcion a ri o s ( i r p Ó T O i x o í q á ^ i c ó ^ a c n ) y l os r ic o s ( s ü t i o p o i ) .

Pero los saduceos no fueron responsables de ninguna acción destacada,puesto que, en funciones, actuaban en un todo de acuerdo con las ideas delos fa r i seos (por c i e r to que no por su p rop ia vo lun tad) . De o t ro modo , l amasa no los habr í a to l erado . 78

Con la excepción del primer punto (el rechazo de la divina providencia) todo lo que dice Josefo es confirmado por el Talmud y el Midrash.Según la l i teratura talmúdica, "los saduceos usaban vasi jas de plata y oro;no porque su espíri tu fuera grosero, s ino que decían: Es una t radición entrelos fariseos el privarse en esta vida, pero en el mundo por venir no tendránn a d a " .79 U n a agadá descr ibe que Sadoc y Betos ap rend ieron de su Rab íAntígono de Sojo ("No seas como los esclavos que sirven a su amo por larecompensa") a negar las recompensas y cast igos en el mundo por venir. 80

El Nuevo Tes t amen to t ambién hab la de es t a negación de l a resu r rección y de la existencia de ángeles y espíri tus . 81 Asimismo, el Scrott de Taanit(o por lo menos el úl t imo "escol io") informa sobre los duros fal los de lossaduceos: "El 14 de tammuz fue emit ido un decreto de no l lorar", a propósi to del cual el comentario del escol io es: "porque los saduceos habíansacado y decre t ado un l i b ro ( sobre) cómo han dé ser és tos quemados ,aquél los decapitados, unos lapidados y otros estrangulados; y cuando el losdictaban (sentencia) un hombre consul taría este l ibro, etc.". En la Tosefta

77 Charles, Apocrypha and Pseudepigrapha, Oxford, 1913, II, 785-834 (Fragmente of a Zadokite Work). Han sido publicados con un comentario en hebreo deM. H. Segal, con el título de The Book of the Covenant of Damascus, en Ha-Shi-loaoh, XXVI, 399, 406, 483-506.

78 Ant., X m , v, 9; x, 6; XVIII, I, 4; XX, rx, I; Guerras, II, v, 14.7» Avot í fR. Natán, §5 (vers. 1, ed. Schechter, pág. 26).80 ídem (en ambas versiones).81 Mateo, 22 :23 y paralelos; Hechos, 23:8 .

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la dis tribución de recompensas y cast igos a la nación y la sociedad, pero e l

individuo no es tan definidamente el objeto de la divina providencia. Enconsecuencia, los saduceos negaban la divina providencia en lo concernientea l i nd iv iduo (como hubo qu ien lo h i zo en l a Edad Media) , pero acep tabanu n a providencia general: Dios supervisa a su mundo y a su pueblo. Estepunto de vista era natural : s i negaban las recompensas y cast igos postmortem, debían negar la providencia individual , pues de otro modo ¿cómoexplicar que "los justos sufrieran males y los impíos prosperaran"?

Si en e l mundo por ven i r no habrá recompensa a lguna , quedan t ressoluciones posibles . La del Libro de Job, según la cual el hombre no puedeentender nada y debe tener confianza en que Dios conoce lo justo. O la delKohelet que emanó de la misma fuente de que provenían los saduceos: "lascosas ocurren por igual al justo y al impío, al puro y al impuro". O, finalmente, la de que los hombres son los dueños de su dest ino, que si un hom

bre es fel iz lo debe a sus actos, y que si es miserable es el único responsable de su miseria.

Según Josefo, los saduceos adoptaron la úl t ima solución, que es la más"práct ica" y la más "pol í t ica". Dios s igue conduciendo a la nación y a lahumanidad, y las recompensa y cast iga según sus hechos. El Primer Librode Macabeos está penetrado por este espíri tu y esta idea. Los argumentoscasu ís t icos de Dere nbourg ^ y Sch ürer 8 4 acerca del tema no t ienen unabase sana .

Tanto la Mishná como las baraitot conservan detal les de decisiones enlas cuales los saduceos y fariseos difieren. Se refieren a casos de pureza eimpureza, al ri tual del Templo, a fechas de fiestas y a sentencias legalescapi tales y no capi tales . Sólo los consideraremos brevemente.

Los fariseos eran más rigurosos que los saduceos en lo que conciernea l a pu reza de l sumo sacerdo te que quemaba l a becer ra ro j a , 85 a las vasijas

82 T. Yom ha-Kippurim, I, 8, ed. Zuckermandel, pág. 181, véase J. Yoma, I,5; B. Yoma, 19a.

88 Op. cit., pág. 33.8* Op. cit., II *, 460-463.8» Tara, III, 7.

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d e l T e m p l o 8 6 y a la "impureza" de la Escri tura. 87 Los saduceos, por suparte, eran los más estrictos en lo referente al Nitsok (ver t e r l í qu ido de unavas i j a i nmunda a o t ra l impia) , 88 a la impureza de la mujer en el alumbramiento, y la ceremonia de Jaütsá (que requiere un escupitajo real en elrostro y no en la frente); pero eran menos severos en lo referente a lasleyes del levirato (que, según los saduceos se apl ican sólo a la prometidadel hermano muerto y no a su esposa real), y a las pruebas de la virginidad (exhibir la vest idura con la sangre, en lugar de los s ignos más clarosexigidos por los fariseos).

Los fariseos sostenían que el sacrificio de Tamid debía solventarse confondos del erario público; los saduceos, con fondos privados. Los primerossostenían que la harina de ofrenda debía ser totalmente sacrificada, perosegún los segundos, debía consumirla el sacerdote. Según los fariseos, el

Quizá nada pudo haber susci tado tanto la oposición de Jesús a losfariseos como esta importancia atribuida a detal les t riviales , que para aquéllos, y para los saduceos habían pasado a ser los elementos primarios de lavida rel igiosa.

Más importante era la controversia que los dos part idos sostenían acercade las sentencias capi tales y no-capi tales . Según los fariseos, s i un buey o unasno hacían algún daño, su dueño era responsable, pero no lo era en el casode que el dueño fuera provocado por un esclavo. Según los saduceos, laresponsabil idad del amo era igual en ambos casos. Para los fariseos, losesclavos no podían t ratarse como ganado, pues "poseían conocimiento". 90 E nlos casos de daño fís ico, los saduceos prescribían el "ojo por ojo", en elsent ido más l i teral asentado en la Ley. Los fariseos dictaban una compen

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sumo sacerdote debía dis tribuir el incienso dentro del Sanctasanctórum en

el Día del Perdón, y encenderlo afuera; los saduceos decían lo contrarió.Los saduceos estaban en contra de los golpes de mimbre y las l ibacionesde agua de Sucot; los fariseos daban mucha publicidad a esta práct ica yhacían del "gozo de verter el agua" una gran fiesta popular. En lo referentea la "sant ificación de la luna nueva", también había divergencias de opinión;los saduceos y betosianos t rataban de inducir a error al Sanhedrín mediantefalsos testimonios.

Especialmente acentuada era la disputa sobre la fi jación de la fecha dela fiesta de Pentecostés , que no está asentada con precisión en la Escri tura.Los fariseos atribuían a la expresión "el día que sigue al Shabat" (Lev í t i -co 23:21) el sent ido de "el día que sigue a la fiesta en que los hombresdejan de t rabajar", es decir, el segundo día de Pascua. Para los saduceos, encambio, el texto se refería al Shabat rea l (Shabat Breshit, el Shabat de la-

creación); en consecuencia, como los samari tanos y los caraí tas , los saduceos observaban el Pentecostés en el primer día de la semana. 89

A nosotros, estas diferencias nos parecen t riviales , pero no se las consideraba as í en l a época de l Segundo Templo . Deb ido a que Ale j andro Janneodemostró despreciar la costumbre de la "l ibación de agua", vert iéndola asus pies , la nación se rebeló contra el rey, y el estal l ido duró varios años.La disputa sobre s i la "imposición de manos" (sobre el animal del sacrificio,como signo de pertenencia, o quizás, según lo sost ienen algunos, asociadaa la iniciación de los discípulos del sabio) podía pract icarse en una fiesta, seextendió por generaciones —durante la época del Zugot y el Eshkólot,de José ben Ioezer y José ben Iojanán, hasta Hil lel y Shamai, e incluso más—,

8« 7. Jagiga, III, 8; T. Jag., III, 35, ed. Zuckermandel, pág. 128 (una mordazsátira de los saduceos contra los fariseos),w Yadaim, IV, 6.8 8 Ihñ'., TV, 7.89 Desde que -los samaritanos (cutitas) como los caraítas posteriores se ase

mejaban en muchos aspectos a los saduceos, con frecuencia encontramos cutitaen lugar de saduceo, y viceversa. Por temor al censor, a veces aparece Sadoki enlugar de mi n (por ejemplo, "saduceo galüeo" en lugar de mi n galileo; ai fina! del

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sación en moneda, para que no resul tara que por el ojo se estuviera tomando "el ojo y la vida". Es innecesario señalar que el úl t imo punto de vistaes el má s humani t ar io . Por o t ra par t e , puede parecer que los fa r i seos sos tenían un cri terio más severo en las cuest iones sobre "test igos falsos" DHyD'aaiT). Para el los, "los test igos falsos no son ajust iciados hasta que eljuicio se completa y la sentencia se ejecuta", de modo que si el acusado eraajust iciado, los test igos falsos se salvaban. Sólo s i el caso estaba realmenteresuelto y el acusado no era ajust iciado, podían serlo los test igos. En cambio,los saduceos sostenían que "los test igos falsos no son ajust iciados hasta quelo es el acusado" (los fariseos explicaban "según el mal que intentaronhacer" , y no "según e l que efec t ivamente h i c i eron") . '

Afirmaban además que los test igos falsos debían ser dos, y no uno.Schürer 81 supone que en este punto los fariseos se mostraban más severos.En real idad, también en este caso lo eran menos. Así como su interpreta

ción de la ley del tal ión provenía de su temor a dejar dos personas afectadas en lugar de una (o de su miedo a tomar "un ojo y una vida por unojo", B. Batrá, 84a) , t ampoco quer í an que dos (o inc luso t res ) personassufrieran la muerte en lugar del único ajust iciado. De modo que exigíanque los test igos falsos fueran realmente dos, y así hacían estos casos menosfrecuentes; era más fáci l encontrar un test igo falso que dos de afirmacionesconcordantes en todos los puntos.

También en esta cuest ión se confirman entonces las palabras de Josefo,con respecto a que ' los fariseos eran por naturaleza indulgentes en lo concern i en te a l os cas t igos" 92 y a que "los saduceos eran los más duros de todoslos judíos por sus sentencias". 93

Los fariseos t rataban de adaptar la rel igión a la vida: no tenía importancia que esto l levara a nuevas severidades o a nuevas indulgencias. Tanto

para los saduceos como para los fariseos, la Ley era lo más santo y todos

Tratado Yadaim, donde se significa Kannaite, o Sarih., 93a: 'la doctrina saducea'en lugar de minút).

oo Yadaim, IV, 7.9* Véase Schürer, II*, 482.«2 Ant., XIII, x, 6.9« Ant., XX, rx, 1.

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debían decidir las cuest iones cot idianas de acuerdo con aquél la: pero los

saduceos insis t ían en la letra, y los fariseos la interpretaban según las necesidades de la vida diaria. En esto consist ió el méri to de los fariseos: introdujeron el espíri tu de la evolución en la rel igión judía.

También los saduceos tuvieron sus méri tos. Acerca de lo que la Leycal l a , s e permi t í an l i ber t ades ; en t a l es pun tos se desembarazaban de l aestrictez, así como los fariseos se permit ían indulgencia. En lo que la Leyno reglaba de modo definido, consent ían un amplio campo a las incl inaciones individuales, acercándose a la act i tud de "Seamos como las naciones,como las dem ás famil ias de la t ierra.. ." (Ez equía s, 20 :3 2) . Su vida pol í t ica estaba menos t rabada por la rel igión, y les resul taba más fáci l servirde l íderes a los miembros más prominentes del Estado, a la aris tocracia y a

están más próximos a nosotros; aunque la lucha los aparte, el la es la mejor

prueba de la afinidad de los combatientes .Los celotes eran un part ido de hombres ardientes; los esenios, un grupode semianacoretas , y los saduceos, sólo una minoría aris tocrát ica. El pueblocomún, el ciudadano medio, y una gran proporción de los aldeanos (entrelos que p redominaban los amé ha-arets) eran fariseos. Y la medid a enque el los podían ser movidos por una fe viva, por la devoción a sus creencias sagradas, lo demuestra lo que ocurrió unos pocos años después de lacrucifixión, cuando Cayo Calígula quiso instalar una imagen en el Templo( 3 9 -4 0 e . c ) .

Decenas de miles de judíos provenientes de ciudades y aldeas se congregaron en el l lano de Acre, donde acamparon el legado Petronio y su ejér

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las clases gobernantes, al elemento más rico y poderoso.

Por el lo ocurrió que cuando los Macabeos se fueron secularizando, y elsumo sacerdocio, comparado con la corona y el gobierno civi l , pasó a unplano de segunda importancia, la famil ia reinante se vio obl igada a apartarse de sus primeros sostenedores —los fariseos— (así como los más ant iguospart idarios, los jasidim, l a hab ían abandonado a e l l a ) . Desde l a muer t e deJuan Hirc ano ha sta el rein ado d e Shelom - Tsión, los saduceos fueron losgobernan tes de l pa í s . Lo p rop io ocurr ió duran te los re inados de Herodes—en la medida en que éste pudo compart i rlo—, y del hi jo del t i rano, y en laépoca de los p rocuradores . No eran l í deres popu lares , pero se asociabana "los grandes del mundo", y así , hasta cierto punto, el los mismos se t ransfo rmaban en "g randes" .

Jesús y sus discípulos, que provenían, no de las clases ricas y gobernantes,s ino del pueblo común, fueron muy poco afectados por los saduceos. Según

una t eo r í a ,94 gran parte de la oposición que los Evangel ios manifiestan hacialos fariseos y hacia el judaismo en general , se dirige en real idad contra lossaduceos; otra teoría sost iene que el mismo Jesús era un saduceo. 95

Puede que haya a lguna verdad en l a p r imera , con respecto a c i e r tospasajes ais lados, pero la segunda carece por completo de base. El carpintero e hi jo de carpintero gal i leo, y los s imples pescadores que lo acompañaban, por la s imple gravi tación de las inquietudes y cuidados de la vidacot idiana, o por un conocimiento superficial de las enseñanzas farisaicas,pod ían observar someramente l as reg las de l fa r i se í smo, pero es t aban t analejados de los saduceos como los sacerdotes con relaciones de al to nivello es t aban de l pueb lo común de men ta l idad senci l l a .

El s imple hecho de que los saduceos negaran la resurrección y no de

sarrol laran la idea mesiánica, debe de haberles enajenado a Jesús y susdiscípulos. El part ido que tuvo mayor influencia (inconsciente) sobre Jesúsfue el esenio; la influencia más consciente fue la del mismo fariseísmo poroposición al cual el cris t ianismo vino a la vida. Luchamos contra quienes

8 4 Chwolsohn, op. cit., 118-120; 124-125.95 Leszynsky, op. cit, 228-291.

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cito; prosternándose ante él , con el rostro tocando la t ierra en señal dehumildad, y con un coraje s in paralelo en la his toria, le manifestaron que

debía hacer una de dos cosas: impedir que fuera instalada la imagen, odestruir a los judíos hasta el úl t imo hombre. Cuando el legado se marchóa Tiberíades, miles y decenas de miles de judíos lo s iguieron a aquel lac iudad , abandonando sus campos en e l t i empo de l a s i embra , s in p res t ara t ención a l hambre que habr í a de amenazar los . Después de dec i r l e a Pe t ro nio que "para el los era mejor morir que t ransgredir su Ley", cayeron ent ierra, de snud aron sus garga ntas y se manifestaron pr epar ados para moriri n m e d i a t a m e n t e .96

Tales eran los sent imientos rel igiosos que movían al pueblo de Judeay Gali lea sólo unos pocos años después de la muerte de Jesús, cuando,según los erudi tos cris t ianos, el judaismo estaba petri ficado y prevalecía lahipocresía farisaica, y la rel igión judía no consist ía más que en la observanc i a de l as l eyes ceremonia l es para ob tener recompensas fu tu ras . Nuncaconoció l a humanidad una devoción y un hero í smo mora l s emejan tes . Todaslas rel igiones monoteístas han tenido héroes ais lados que aceptaron el mart i rio; pero sólo los judíos desempeñaron ese papel como pueblo, y el loprecisamente en los días de Jesús.

Un pueb lo como ese , movido por t a l magn í f i co hero í smo, no pod ía s inodar de s í grandes hombres, héroes rel igiosos y morales, en los cuales encontrara su más fuerte expresión la fe nacional . Uno de estos grandes hombres,que resumía las caracterís t icas nacionales en su más potente forma, fueHil lel el Anciano, un contemporáneo de Jesús, de más edad que éste.

No corresponde detal lar aquí la biografía y las principales obras del másgrande de los fariseos; nos contentaremos con referir sus caracterís t icasgenerales , sobre la base de invest igaciones que he publicado en diversos

lugares (véase mi Historia Israelit, vol . III). Hil lel no fue un profeta reprensor o pugnaz, ni un revolucionario pol í t ico. Vivió durante el reinado de Herodes , y en consecuencia se mantuvo apartado de la pol í t ica, que era unaocupación pel igrosa en la época del gran t i rano. No poseyó la vis ión arreba tadora n i l a ampl i a perspect iva necesar i as en qu ien debe cumpl i r una

96 Véase J. Klausner, Rega gadol bajié Ha-umá {Ha-Shüoach, XXI, 108-114).

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t a rea de a l cance un iversa l . Sus in t ereses no abarcaban a l a humanidad

total , ni le declaró la guerra a los males pol í t icos.Pero const i tuyó una frase original en el mundo de la ét ica y en la vidainterna de los judíos. Quizá la sentencia "No hagas a tu vecino lo que noquieres para t i", no fue invención suya (era corriente en Palest ina desde laépoca de l Libro de Tobit), pero Hi l l e l l a p roc lamó y p romulgó en e l l en guaje del día, y así l legó a Jesús, que le dio una forma afirmativa.

Pero este no es el punto principal . El punto principal radica más bienen la impresión del icada y popular que deja toda su perspect iva intelectualy mental . Un opt imismo moral que se t ransformó en el principal soportedel judaismo en el amargo exi l io, una fe profunda en la just icia divina y unacompleta confianza en la divina providencia; amabil idad con el semejante,afinidad con su nación y creencia en el la; humildad, una inagotable bondad

y t e rnura , e l j udai smo, p r ivado de l i derazgo , no habr í a pod ido superv iv i r

en el exi l io, ni soportar las terribles persecusiones de que fue objeto. Sóloun pueb lo que , consc ien te o inconsc ien temente , hab ía heredado l a ac t i t udvital ejemplificada por Hil lel , pudo l levar consigo a t ravés de los t iemposla fe judía, arrancada de su t ierra, y conservarla viva, pues esta fe habríade t ransformarse para la mayoría de la nación en hueso de sus huesos ycarne de su carne .

De todo esto surge en qué medida Hil lel y Jesús se asemejan, y en quémedida d i f i e ren .99 Jesús, mientras se mantuvo apartado de la pol í t ica einsis t ió principalmente en el amor a la humanidad y en las buenas obras,s iguió los pasos de Hil lel . Pero Jesús, más aún que los profetas , planteóex igen tes demandas a l pueb lo en genera l . Requ i r ió de los hombres que

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de corazón, alegría de vivir, confianza en el poder del individuo y, por

sobre todo, ternura, s implicidad y amor a la humanidad: todo esto const i tuye una corona de nobles cual idades poco frecuentes aun entre los másal tos e j emplares humanos , en t re los g randes p red icadores y refo rmadores .Parecería que en él se concentró todo el atract ivo popular de los escribas yfariseos, surgiendo como un sis tema generador de vida.

Para él , el judaismo era la Ley de la vida y no la Ley de la muerte; erala Ley del pueblo, y no sólo de los "discípulos de los sabios". Todos podíany debían aprender: todos debían ser acercados a la Ley. Ni los extranjerosdebían ser apartados de Israel ; a las más s imples clases laboriosas habíaque enseñarles la Tora.97 Nada puede lograrse por el mal genio y la i ra, nicon el desdén o la adustez. Lo principal es hacer bien a la humanidad, peroel hombre debe también hacerse el bien a s í mismo. No debe cul t ivar losgoces de la carne, pues s i mult ipl ica los lujos, las riquezas, las mujeresy los esclavos, se daña a s í mismo. Pero cuidar las necesidades corporales esun acto de caridad, y el baño un deber rel igioso, pues el cuerpo del hombrefue hecho a imagen de Dios, y el hombre debe preservar esta imagen l impiay pura . 98

Esto const i tuye una ét ica judía posbíbl ica, con todo el atract ivo popular del judaismo, su rect i tud y su alegría. Esta apelación es muy diferentede la de los profetas , que defendían a la nación y la salvaban de los opresores, pero tenían ideales demasiado exal tados como para poder vivir encomún con el pueblo cuyos defectos provocaban su cólera y sus reproches.La peculiaridad de la apelación de Hil lel radica en que no es tan exigent e : él , en todas las cosas, es el amigo benévolo del género humano, unigual . El profeta desempeñaba el papel de apologista y poderoso defensor

de la nación; Hil lel es s implemente el hermano mayor que part icipa de lavida y las luchas de su pueblo.De no ser por el atract ivo popular de este modelo, con su amigabil idad

97 Véase el atractivo relato en Avot d'R. Natán, 2' vers., párrafo 26, final.Ed. Schechter, pág. 54.

¡>8 Levítico R., § 34.

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renunciaran a s í mismos y abjuraran de todos sus bienes personales, puesto

que sólo los pobres y oprimidos podrían entrar en el reino de los cielos: l legóincluso al extremo de abrogar la importancia de las costumbres rel igiosaspor las cuales vivía la nación, en favor de una moral abstracta y de lasbuenas obras . De es t e modo Jesús , aunque a t ra jo a muchos , repe l ió a más .

Hil lel se rodeó del pueblo s imple, piadoso, no sofis t icado, pero rechazóa los rústicos am ha-arets que obst inaban en su tosquedad, y a los quedaban rienda suel ta a una piedad exagerada y a un piet ismo disparatado.A Jesús, por su parte, le placían los rúst icos y todo t ipo de am ha-arets.Carecía asimismo de la alegría de vivir y de la perspect iva ét ica opt imista quecaracterizaban a Hil lel . "Sirve a la nación con alegría", es una sentenciaque Hi l l e l pudo haber suscr ip to de todo co razón , pero Jesús habr í a dudadoen hacerlo. "Y cuándo sólo me ocupo de mí mismo, ¿qué soy?": esto pudohaberlo dicho Hil lel , pero no Jesús, para quien el resto de la humanidad

lo era todo, pero su propio pueblo, su grupo nacional , nada.Hay otra diferencia fundamental , en el mismo sent ido de las que existenentre Hil lel y los profetas . Hil lel , como todos los redactores del Pentateucoy los escribas y fariseos desde los t iempos de Ezra, y como sus muchasgeneraciones de discípulos hasta el día de hoy, no t raza ninguna dist inciónentre la ét ica y la rel igión, ni entre la teoría y la práct ica. Para él todo esrel igión, ya se t rate de la máxima "Ama a tu prój imo como a t i mismo",de la cuest ión de la imposición de manos, de la devoción al bienestar delpobre justo, de las reglas sobre Nidda y Jalla, de los estanques o de lasenfermedades . E l mismo Hi l l e l que popu lar i zó e l p r inc ip io : "No hagas atu vecino lo que no quieres para t i", fue autor de las "siete reglas de hermenéu t i ca" (a fortiori, gezera shavá, e t c . )1 0 0 con las cuales sentó las bases detodo el judaismo farisaico.

Claro que no fue el primero que puso en práct ica esta fal ta de dist inción.

99 Franz Delitzsch (.Jesús und Hillel, 3* ed., Leipzig, 1879) ha tratado deexaminar las diferencias fundamentales entre ellos, pero, siendo creyente cristiano,le fue imposible adoptar una actitud imparcial.

100 Baratía del R. Ishmael, §7 (al comienzo del libro según el texto delR. Abraham Ibn Daud); T. Sanh., VII, II (véase A. Schwarz, Die hermeneutischeInduction in der talmudischen Litteratur, Viena, 1909, pág. 5, n. 2).

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Así como la Tora nos da decretos sobre los sacrificios y comidas prohibidas,

junto con otros sobre la benevolencia con los extranjeros, a la ley "no te vengarás ni guardarás rencor", a las reglas sobre la devolución de prendas, y ala de que un hombre debe ayudar al asno de su enemigo que ha caído bajola carga, así también en la t radición de los escribas y fariseos encontramosreglas sobre moral y just icia, mezcladas con otras sobre "enfermedades" y"t i endas" .

Hay motivos para suponer que, hasta la época de los Macabeos, el Pentateuco sólo concernía a jueces y abogados, mientras que Salmos, Proverbios,J o b , Kohelet y Daniel (productos l i terarios de los primeros escribas), interesaban por sus temas teóricos y no tenían peso alguno en los asuntos legales;la mayor parte de estos úl t imos textos (Proverbios, Job y Kohelet) poseen

la dinast ía macabea debieron necesariamente t ransformarse en saduceos, y los

reyes árabes, abisinios y cuzari tas que abrazaron el judaismo en la EdadMedia , sucumbieron . Pero es to t ambién ha demos t rado l a fuerza de l a doctrina: así se hizo "de una sola pieza" en todo lo referente a la vida moral eintelectual , y penetró en todos los recovecos de la act ividad cot idiana. De estemodo abat ió las paredes divisorias que separaban la rel igión de la vida común, haciendo de esta úl t ima una parte esencial de aquél la, y de la rel igiónuna parte esencial de la vida. Y no profanó lo sagrado, s ino que lo ubicósobre la t ierra, mientras que la vida secular adquirió la sant idad de un deberrel igioso.

Esto hizo al judaismo al mismo t iempo nacional y popular: la vida diariade toda la nación fue penetrada por él , que aparecía a los ojos del pueblo

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un valor humano general , y el resto (Salmos y Daniel) se referían a problemas judíos. Pero, desde la época de los Macabeos en adelante, como reacción contra los decretos helenizantes, comenzó la confusión de rel igión ymoral , de la cual ya encontramos huel las en el Libro de los Jubileos.

La t i ranía de Herodes y de los procuradores, al impedir por la fuerzaque la nación tomara parte en la pol í t ica, incrementó aun más esta tendencia.Pero nadie l legó tan lejos como Hil lel en la ubicación de las reglas rel igiosasy las leyes ceremoniales en un mismo plano de primera importancia. Para él ,no había ninguna diferencia entre el las . "No hagas a tu vecino lo que noquieres para t i : ésta es toda la Ley. El resto es comentario. Ve e instruyete."L a Tora t rata de las relaciones entre Dios y el hombre, de casos de "enfermedades" y "estanques", y también de las reglas para el sacrificio pascual ,dándoles la misma importancia que a las cuest iones de la moral más t a l t a :todas por igual provienen de la boca del Todopoderoso, y no hay diferencia

alguna entre el las .Este sent imiento, que ya era propio de los discípulos de Ezra, desde losprimeros días del Segundo Templo, alcanzó su expresión más enfát ica conHil lel el Anciano, convirt iéndose en la más inquebrantable regla de todoel judaismo. Los escribas, los fariseos, los tanaím y amorakn, hombres comoMaimónides y los rabinos de la actual idad fueron y son por igual maestros,legisladores, jueces, escribas, médicos (en lo referente a los al imentos inmundos y a la Nidá), abogados (sentencias de divorcio y contratos de casamiento), sacerdotes y predicadores, que instruyen en la rect i tud a suscongregaciones. El único hombre que puede ser todas estas cosas es el versado en la Tora, pues el la no se refiere sólo a cuest iones de fe, s ino tambiéna materias legales y cient íficas, y a todos los aspectos de la vida civi l . Larel igión y el Estado, la vida civi l y la vida rel igiosa, no se mantienen apar

tadas entre s í , s ino reunidas. Hil lel enseñó la máxima "No hagas a tu vecinolo que no quieres para t i", y también fue el reformador que introdujo elPrzobol y determinó l a med ida de l "agua ex t ra ída".

En esto radica la debi l idad del judaismo y la razón por la cual no desarrol ló la ciencia laica, la jurisprudencia cient ífica y el aprendizaje secular,como materias independientes. De al l í que fuera difíci l para el gobierno pol ít ico judío subsist i r junto al fuerte gobierno rel igioso: los reyes-sacerdotes de

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como una herencia de sus antepasados y un sis tema para la vida diaria. Deal l í que los judíos hayan luchado desesperada y heroicamente por su existencia, cul t ivado con cuidado la existencia colect iva, y promulgado su conocimiento y el modo de vida consecuente con él entre todas las clases de lasociedad .

En una época en que el entusiasmo popular de la nación podía l legar a la cima que alcanzó en el caso de la instalación de una imagen en elTemplo , y que a l mi smo t i empo se carac t er i zaba por l a deb i l idad económicay l a decadencia po l í t i ca , necesar i amen te deb ía haber en t re l as mul t i t udesmuchos hombres de fe cál ida y viviente que no podían advert i r el dobleaspecto del fariseísmo. Los sublevaba el hecho de que muchos fariseos atri buyeran más importancia a las leyes ceremoniales que a las leyes morales .

El Talmud mismo se refiere a la "plaga farisaica", y a los fariseos delt ipo "cumpliré con mi obl igación"; un documento farisaico (o en todo casoesenio o celóte —es decir farisaico extremista—) como La asunción de Moisés,habla de los hipócri tas mojigatos que gobernaban el pueblo, t ragándose laheredad de los pobres en t an to p re t end ían hacer l es un b i en ; hombres cuyas"manos y corazones estaban ocupados en la inmundicia, y cuyas bocas hablaban cosas arrogantes, y que decían: ¡No os acerquéis que podéis corromp e r m e ! " 10 1 Se dice incluso de Shamai, el fundador de la gran Bet-ha-Midrash,que cuando su nuera dio a luz a un niño, durante o cerca de la fiesta deTabernácu los , y mien t ras todav ía permanecía en e l l echo (s i endo mujer noestaba obl igada por las leyes de la fest ividad), "él rompió el techo y construyó una casi l la sobre el lecho, por causa del niño", es decir, para que lacriatura, aun sólo de unos pocos días , cumpliera la Ley sentada o (yacien

do) en un t abernácu lo . 10 2

Un extremismo como este l levaba a la idea de que tal pedante observancia de los deberes rel igiosos, importantes o no, desdecía la fe más pura

1 0 1 Asunción de Moisés, VIII, 9-10. Cf. Klausner, I Farisei neUa AssumptioMosis, Rivísta Israelítica, III, 222-223 (y las notas de H. P. Chajes).

102 Sota, II, 8.

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y la verdadera moral idad. Los profetas , aunque nunca se opusieron a lasleyes ceremoniales en s í , habían clamado: "¿Qué son para mí la mult i tudde sacrificios vuestros, si no juzgáis con juicio recto al huérfano, y no defendéis la causa de la viuda?" Del mismo modo, los individuos más apasionadosdel t iempo de Jesús no podían sino ver en la devoción excesiva a las leyesceremoniales un pel igro para la pureza y la espiri tual idad.

Estos hombres encontraron sus l íderes no sólo en los primeros profetasde la nación, s ino también en los "profetas populares", los autores de losPseudoepígrafes, fariseos y eseníos que se interesaban relat ivamente pocoen las leyes ceremoniales , y prestaban su mayor atención a los problemasmorales, a cuest iones referentes al mundo por venir, la recompensa futura, elparaíso y la Gehena, el día del juicio, los "tormentos del Mesías", la reunión

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de los judíos dispersos y la edad mesiánica. Estos "humildes de la t ierra" no

podían luchar por la l ibertad de su país contra el poder de Roma; la promesamesiánica reemplazaba a la acción. La imaginación popular encontraba sat isfacción en estas promesas: esperaba que las cumpliera alguna gran figurahumana que obraría maravi l las y redimiría de la esclavi tud y la desgraciaa los judíos y a todo el mundo, por medio de sus poderes sobrenaturales . Estenacional ismo imaginat ivo era todo lo que quedaba en los corazones de lasgentes senci l las , de los "humildes de la t ierra", grandes en la fe pero pequeños en los hechos.

Las condiciones pol í t icas degradadas, la esclavi tud en el hogar y la dispersión en el extranjero, provocaron una grieta en la esperanza mesiánica(que era esencialmente nacional is ta): la moral asociada a el la (el "reinode los cielos" en el sent ido de gobierno de derecho decisivo) adquirió, poruna parte, una tendencia universal is ta y, por la otra, una procl ividad individual i s t a (que apun taba a l a esperanza humana de que , en e l mundo porvenir, el individuo sería recompensado por sus buenos y malos hechos). Larecompensa a la nación en es t e mundo , i nconsc ien te y g radualmen te , pasóa ser una idea cada vez más distante y práct icamente desapareció en elreino de las vis iones y del mist icismo.

De este círculo de los "humildes de la t ierra" surgió Jesús de Nazaret ; enél , todos estos confusos fermentos recibieron una expresión única y poderosa.

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Libro Tercero

Los primeros años de Jesús:Juan el Bautista

 

I. La niñez y la juventud de Jesús

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re inado de Augus to , de dos a cuat ro años antes de la Era Crist iana,2 enuna pequeña c iudad de Gal i l ea l l amada Nazare t (mX3) . E l Talmud só lose refiere a este lugar med iante los adjet ivos ' " uu o •>")X2 (com o tam biénen aráb igo nasrñni, pl . nasári)3 aplicados a los discípulos de Jesús, pero elnombre en s í es mencionado en un an t iguo "Lamento" para l a Novena de Av ,compuesto por el R. Eleazar ha-Kalir (quien, según autoridades recientes,vivió en el s iglo sépt imo) 4 , titula do n"?23n m iP ' ÍWX THtWT» y bas ado enuna an t igua baraita que trata de los "veint icuatro 'guardias de los sacerdotes", 5

que se remonta al s iglo tercero.El versíc ulo 18 dice: "Y en el extrem o de la tierr a fue espa rcid a (IVTiTJí

otra versión de flTTl) Natzrat ." El ri tmo del versículo exige la vocal ización "Natzrath", cosa que también ocurre en la Peshi ta. Según esta baraita,hab ía en Nazare t un "curso" de sacerdo tes de l a casa de Happ i t ze t z

1 La idea corriente de que "leshu" era un apodo utilizado en lugar deJ W o yttn.T, confeccionad o con las iniciales de 113T1 ViV na' ("Que su nombre y su recuerdo se borren"), es errónea, y proviene de intentos de Guema-tria * como los que encontramos en las últimas versiones del Toldot leshu, segúnlas cuales Iflf (¡con la pronunciación alemana de "Jesús"!) deriva de las iniciales de ia» tlB'l n3T na' (véase S. Krauss, The Ñame Yeshu among theHebrews, R. E. }. , LX y la nota adicional de Poznanski, pág. 160). Compáresecon los nombres Ruth (jvn = nijn), W\ , Simón (=yiy»p), Shamai ( '»»» = rrya») 'etc. (Derenbourg, op. cit., 46 , n. 2) ; Osha ia (K'ttnx = .TJNPIX) en J. M ann , Th eJews in Egypt and in Valestine, Oxford, 1920, I, 15, n. 4, Abreviatura similar es"lose" ('DV) de "Iósef («101').

2 El conocimiento de esta fecha no era preciso, y sólo en el siglo sexto lafijó Dionisio Exiguus. Véase R. W. Husband, The Prosecution of Jesús, Prince-ton, 1916, págs. 34^69.

3 La teoría presentada por Graetz (M. G. W. /., XXIX, 483) y Neubauer(Géographie du Talmud, págs. 189-190), según la cual "Beth-Lehem Tzarayah"(en / . Megilá, I, 1) representa a "Bethlehem Natzaraya" (de Nazaret) es refutada por S. Klein, Beürage zur Géographie und Geschichte Galilaas, 48-49.

4 Su maestro, el Rabí Iannai, vivió "no después de la segunda mitad delsiglo séptimo" (Israel Davidson, Majzor Yannai, Nueva York, 1919, introducciónen inglés, pág. XII).

5 Klein, op. cit., págs. 8-20.* Guematria: Configuración mística de una letra con valores numéricos.

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( I Crón icas , 24 :15) . 6 Hay quienes han sostenido que este lugar no exist ió, y

que Jesús era un dios adorado por la secta nazarea (de al l í el nombre de"nazarenos", "naz i ra ios") , pues M ateo (2 :2 3 ) d i ce : "Y v ino (José y sufamil ia) y habi tó en la ciudad que se l lama Nazaret , para que se cumplieselo que fue dicho por los profetas , que habría de ser l lamado Nazareno(Na^CúpOU Oq) ." Se supone que los Evangel ios ya confund ieron "Nazare t "con "nazir".7

Pero es t a t eo r í a es re fu t ada por e l "Lamento" de Ha-Kal i r que con t i eneel nombre "Natzrá th" y es t á basado en una an t igua baratía, y por la formaadjet iva notzri y natzari del Talmud y de l a ráb igo . Dalman 8 afirma queel sustant ivo hebreo era "Notzereth" y no "Natzráth" (de al l í el adjet ivo"Notzr i ") y que e l equ iva len te a rameo era "Natz i ra" (como un aráb igo mo

de " l a vara de l t ronco de Isa í " ,

13

la hermosura natural del lugar lo susci tapor s í mi sma.

Nazaret , como Jerusalén, está rodeada de col inas, pero a diferencia de lasmontañas de Judea, cuya majestad int imida, las col inas de la baja Gali lea,las col inas de Zebulón y Neftal í t ienen un atract ivo de indescript ible suav idad . En to rno a Nazare t hay todav ía bosques de pa lmeras , h igueras ygranadas , y campos sembrados de var i edades de t r igo y cebada de g randesarrol lo pero de del icada espiga. Lo mismo debía de ocurrir en los t iemposan t iguos , en una med ida aun mayor y más seducto ra . La v i s t a desde l a c imade la col ina sobre la que reposa Nazaret es una de las más hermosas de lat i e r ra . La c iudad es t á apar t ada de l res to de l mundo , l e jos de l g ran "caminoreal al mar" y de las rutas de las caravanas.

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derno) o "Natz i ra th" (de a l l í "naz i ra ios" y no "nazora ios") . Personalmen te

me parece que el evangel is ta no prestó mayor atención a la consideraciónpedan tesca de que pod ía der ivar "naz i r" de "Nazare t " (Natzrá th ) o de"Natz i rah"; l o impor t an te para é l rad icaba en l a semejanza fonét i ca de l asdos pa lab ras : t ambién l as au to r idades de l Talmud basan der ivac iones enanalogías de ese t ipo.

"Nazir" t iene para el evangel is ta una importancia doble: 1) el nazareoSansón fue un salvador de Israel , y también Jesús era un salvador, y 2) Jesús,como vn S "VT3 ("prín cipe entre sus herm anos" ) ha bría de l levar la *)txcorona , de modo que era un Mes ías Rey . También puede ser que "nazora ios"p rovenga d e 1X3, rama, M ateo 2 :23 hará u na referencia a "y un vas t agore toñará de sus ra í ces" . 9

La Nazaret actual no se levanta en el s i t io preciso de la primit iva, que

fue destruida en fecha muy ant igua, y reconstruida a menor al tura en els iglo doce o t rece. Su maravi l losa bel leza ya ha s ido descripta por muchoserud i tos y au to res ; 1 0 a mí me impres ionó p ro fundamente cuando v i s i t é l ac iudad una noche de mayo de 1912 . 11 Hace ya mucho t i empo que fue l l amada por Jerónimo "la flor de Gali lea", 12 y aunque él apoyó este t í tulo con elpasaje "y un vastago retoñará de sus raíces", que aparece en la descripción

« Ibid., págs. 74, 95, 102, 107.7 Véase Cheyne, Encyclopedia Bíblica, sub voce Nazareth; Smith, The Pre-

Christian Jesús, 1906; Brückner, Nazareth ais Heimath Jesu, Palastina— Jahrbuch,VII, 1911, 74-84.

8 Véase su Grammatik des Jüdisch-Palastinischen Aramaisch, 2* ed., pág. 162;Orte und Wege Jesu, 2* ed., Gütesloh, 1921, págs. 50-52; E. Meyer, Ursprung

und Anfange des Christentums, 1921, II, 423-5; G. F. Moore, Nazarene and Nazareth (The Beginnings of Christianity), ed. Foakes-Jackson y Kirsopp Lake,Londres, 1920, I, 426-432.

9 Isaías, 11:1.1(> Véase E. Renán, La xñe de Jésus, París, 1863, págs. 25-29; C. Furrer,

Leben Jesu Christi, 3» ed., 1905, págs. 27-29; Dalman, Orte und Wege Jesu,págs. 57, 73-4.

1 1 J. Klausner, Olam Mühhaveh, Odesa, 1915, págs. 174-178.12 Epístola XLVI, Ad Marcellam.

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Era una pac í f i ca c iudad de Gal i l ea , que cu l t ivaba sus campos y huer tosy se ocupaba en todo t ipo de artesanías; estaba como sumida en sí misma,apl icada a vis iones y sueños. Era por cierto un lugar adecuado para el nacimiento del moral is ta y reformador del mundo, para sus vis iones infant i lesy para sus sueños de juven tud .

Has ta e l s ig lo cuar to , Nazare t fue exclus ivamente jud ía 1 4 e incluso enel s iglo sexto Antonio (570) ensalzó la bel leza de las judías de la ciudad,notables por sus sosegadas relaciones con los cris t ianos. 16 Según otras fuente s , l a c iudad t en ía mala repu tac ión ; un d i cho común p regun taba: "¿DeNazare t puede sa l i r a lgo bueno?" 1 6

Pero es una cos tumbre común en los pa í ses pequeños escarnecer a l asciudades chicas y atribuir a sus habi tantes algún defecto general ; el Talmud,dice que los judíos consideraban a todos los gal i leos estúpidos, insuficiente

mente versados en la Tora, hab lan tes de p ronunciac ión cu r iosa y en t regadosa hábi tos rúst icos y extraños. 17 Quizás el autor del Cuarto Evangel io apl icólo general a lo part icular y no reprodujo la versión exactamente.

Las afirmaciones de Mateo y Lucas en el sent ido de que Jesús nacióen Belén t ienen su origen en la teoría de que, como Mesías, éste debióser hi jo de David, bet lemita, y cumplir la profecía de Miqueas: "Pero tú,Belén Ef ra t a . . . de t i me sa ld rá e l que será Señor en Is rae l . . , " 1 8 La Belénde Gal i l ea a que se re f i e re e l An t iguo Tes t amen to , 19 que e l Talmud in t er p re t a como "Belén Tsaraya",2 0 que Grae tz y Neubauer suponen que sea

1 3 Isaías, 11:1.1 4 Eso dice Epifanio, Adv. Haereses, 30. Una inscripción encontrada en Na

zaret (t»DJ Tfíi Diua "O oyio) demuestra que allí había judíos en el siglo tercero.(Klein, Jüdisch-Palast. Corpus Inscriptionum, Viena, 1920, págs. 56-7.)15 Dalman, Orte «. Wege, 64 .i« Juan, 1:46." Eruoin, 53a y b; Shab., 153a; MegOá, 24b ; Nedarim, 18b, 48a; Pes., IV ,

5, 55a; Ketuvot, 12a; J. Shab., XVI, 5 (casi al final); J. Sanh., I, 2; J. Ketuvot, I,1; T. Ketuvot, I, 4, y otras partes.

1 8 Miqueas, 5:2.19 Josué, 19:15.20 /. Megilá, I, 1.

2 2 5

 

"Belén de ( = cerca de) Nazare t " , y Kle in "Belén l a Menor" , 21 ha sidoident ificada por muchos erudi tos como la Belén de los Evangel ios. 22

Esta Belén de Gali lea (en la preguerra había al l í una colonia alemana)está en el Valle de Esdraelón, a dos horas de Nazaret . Según estos erudi tos,Jesús nació al l í y no en Belén de Judea; los autores de los Evangel ios ubicaron el hecho en esta úl t ima, que era la más conocida. Pero esta hipótesisno t iene una base sana. Los evangel is tas se sent ían obl igados a probar queJesús, a quien l lamaban el "Cristo", el Mesías, el hi jo de David, había venidoal mundo en la misma Belén en que nació David.

Los dos Evangel ios que ubican en Belén el lugar de nacimiento de Jesús(Mateo y Lucas ) , a f i rman t ambién que Mar ía , su madre , concib ió por obradel Espíri tu Santo. Si el niño no tenía padre humano, ¿cuál podía ser su

era "Gali lea de los Genti les", y muy poco t iempo antes del nacimiento de

éste, en la época de los Macabeos, sólo había en el la una minoría de judíos.En efecto: 1) Ya en los días de Jonatán Macabeo había en Gali lea numerosos judíos; Demetrio remit ía los t ributos de los judíos gal i leos. 26 2) E lTalmud (que, como hemos visto, se permite frecuentes ataques a los gal i -leos) nunca los acusa de ser prosél i tos o no-israel i tas .27 3) No hay en losEvangel ios la menor insinuación de que en las venas de Jesús circulara sangre gent i l , cosa que Lucas y Pablo no habrían considerado un defecto. Es enconsecuencia manifiesto que Jesús era un verdadero judío, de famil ia judía;Gali lea estaba en esa época poblada principalmente por judíos; por otrapar t e , no puede haber una p rueba más f i rme de su judai smo que su carác t ery su manera de v iv i r , esencia lmen te hebreos . 2 8

José, el pad re de Jesús, fue un artesano carpin tero (*>u o t n n e n el

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relación con la casa de David? Tanto el Talmud como los Evangel ios sost ie

nen que el Mesías es "hi jo de David"; en consecuencia, Jesús debió por lomenos nacer en Belén, hogar del l inaje del vencedor de Goliat .El padre de Jesús fue José y su madre María. Tal es la afi rmación

explíci ta del ant iguo manuscri to s i ríaco de los Evangel ios encontrado en elMonte Sinaí por las señoras Lewis y Gibson. En Mateo 1:16 se lee: "Y José,desposad o con la virgen María, engen dró a Jesús, l lamad o el Mesías ." ^ Lasnar rac iones de Mateo y Lucas acerca de l nac imien to sobrenatu ra l de Jesúsfal tan en Marcos; t ienen la misma base que las his torias del judío de Celsoy del Toldot Ieshu y el Talmud, que consideran a Jesús hi jo i legí t imo dePandera o Pantera. Todas el las son posteriores a la determinación por eldogma cris t iano de que Jesús no era sólo el Mesías, s ino también el Hijode Dios. En tanto Jesús fue considerado solamente el Mesías, resul taba necesario demostrar que su padre, José, era del t ronco de Isaí . Pero como Hijo

de Dios no pod ía t ener un padre humano : en consecuencia , fue engendradopor el Espíri tu Santo de un modo inconcebible para los mortales . Este dogmafue objeto de muchas discusiones entre las primeras sectas cris t ianas. Y losjudíos, que también carecían de facul tad crí t ica y sent ido histórico (peroseguían siendo estrictamente monoteístas) confirmaron que Jesús no tuvopadre legí t imo: en lugar del Espíri tu Santo, introdujeron en sus leyendasla idea de una unión i l íci ta. La verdad es que Jesús era tan legí t imo comocualquier otro niño de Gali lea, donde se ejercía un control estricto sobrelas doncel las comprometidas, aunque quizás algo más laxo que el que sep rac t i caba en Judea . 2 4

De modo que también le fal ta base a la teoría de Haupt , Chamberlain yKaminka, según la cual Jesús fue de origen gent i l 2 8 debido a que Gali lea

2 1 Véase supra la nota 3 de la pág. 223.2 2 Véase A. Réville, Jésus de Nazareth, I 2 , 330.2 3 Véase Agnes Smith Lewis, The Oíd Syriac Gospels, Londres, 1910, pág. 2

(texto siríaco, pág. B). Véase supra la nota 6 de la pág. 66.2* Véase Ketuvot, 12a; T. Ketuvot, I, 4; /. Ketuvot, I, 1; A. S. Hirschberg,

Minhage ha-Erusin v'ha-Nissu'in bizman ha-Talmud, He-Atid, V, 95-96; H. J.Nordin, Die eheliche Ethik der luden zur Zeit Jesu (Beiwerke zum Studium derAnthropophyteia, tomo IV), Ethnologischer Verlag, Leipzig, 1911, pág. 47.

2 5 A. Müller, Jesús ein Arier, Leipzig, 1904.

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lenguaje del Antiguo Testamento) y, según se acostumbraba entonces y hasta

mucho más tarde, en Palest ina y como regla universal incluso hasta enla Edad Media, el hi jo aprendió el oficio del padre. Una fel iz casual idad hapreservado la expresión talmúdica "carpintero e hi jo de carpintero". 29 Just inoMárt ir dice que José y Jesús construyeron aguijadas y arados que todavíaexist ían en sus días . 3 0 De modo que Jesús provenía de la clase humilde, deaquel los que se ganaban la vida con el sudor de su frente: había experimen tado sus p rob lemas , su pobreza y sus t raba jos .

Tuvo por lo menos cuat ro hermanos : J acobo , José , Judá y Simeón . Tenemos not icias de algunos de el los . Josefo 3 1 menciona a Jacobo como "hermanode Jesús l lamado el Mesías"; también se habla de él en los Hechos de losApóstoles y en la Epístola a los Gálatas 82 como "hermano de l Señor"; s egúnClemente de Alejandría, era conocido como "Jacobo el Justo", 3 3 cumpl í alas reglas ortodoxas del judaismo, observaba las leyes ceremoniales y perte

necía al part ido de los ebioni tas y ascetas .Parece que al principio no creía en Jesús; sólo después de la crucifixión

y del éxi to de la Iglesia Cris t iana primit iva se incorporó a el la t ransformándose en su l íder, pero s in dejar de ser un judío ortodoxo, y cuando, junto con

2» I Mac, 10:30 (Kautzsch considera erróneamente que "de Galilea" es unañadido; en realidad, estas palabras se encuentran en todos los manuscritos deI Mac.) Véase Kautzsch, Apocryphen und Pseudepigraphen des Alten Testaments,I, 62, Anm. g.

2 7 Véase B. Meistermann, Caphamaüm et Bethsaide, París, 1921, págs. 256-257, n.; véase también supra, la nota 4 de la página 128 y la nota 1 de lapágina 131.

28 Véase tam bién L. Sofer, Welcher Rasse gehorte Jesús an? (Zeitschr. fiirDemographie u. Statistik der Juden, 1909, págs. 81-87.)

2» Av. Zar. 3b (comienzo); / . Jebam. VIII, 2.30 Dialogus cum Tryphone Judseo, § 88; J. Halevy (en Jerusalem, de Luncz,1892, 11-20) sostiene que "Natzra th" es simplemente la palabra m ol , mientrasque IDTJ es ""103 ¡C5", y se refiere a la ca rpintería y al aserram iento d e m aderaque allí se realizaba.

si Antigüedades, XX, IX, I; véase la página 55 y siguientes.3 2 Hechos 12:17; 21:18; Gálatas 1:19; 2:9, 12.83 Eusebio, Hist. Eccl. II, 1.

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sus coterráneos nazarenos, fue ajust iciado por el sumo sacerdote saduceo

Anas ben Anas, acusado de abandonar la fe, los fariseos y sus seguidores, queconocían l a p i edad de Jacobo , p ro tes t aron .34 De o t ro hermano de Jesús , Judá ,sabemos que sus nietos fueron perseguidos por Domit iano, quien había oídoque el Mesías removería el yugo romano del cuel lo de Israel , y que ese Mesíaspertenecería a la casa de David.

Los cris t ianos de fines del s iglo primero consideraban a Jesús "hi jo deDavid", de modo que todos los miembros de su famil ia debían ser de lacasa de David. 3 5 Según su rge de un pasa j e de los Evangel ios 3 6 y de otrode San Pab lo , 37 Jesús era "e l p r imogén i to en t re muchos hermanos". Ten íaademás por lo menos dos hermanas, según parece desposadas con nat ivos deNazare t . 38

Siguiendo la costumbre de la época, y cumpliendo el mandamiento "Y los

Parece que e l padre de Jesús mur ió duran te l a j uven tud de es t e ú l t imo ,

pues vemos que Mar ía es mencionada a p ropós i to de var ios inc iden tes de l avida del Maestro e incluso posteriores a su crucifixión, y que también sehabla de sus hermanos y hermanas, solos o junto con aquél la, pero en cambio al padre se lo nombra exclusivamente con referencia a la época del nacimiento. Es difíci l suponer que fue del iberadamente ignorado por const i tuirun obstáculo en la his toria del nacimiento de Jesús por obra del Espíri tuSan to , pues to que l a mención de hermanos y hermanas t i ene e l mi smo efec to ,aunque en una med ida menor . De modo que debemos conclu i r que Josémurió cuando Jesús era joven.

Por o t ra par t e , e l Nazareno hab ló mucho de l amor de l padre por sushi jos, pero no del amor de la madre. Es cierto que el padre del que t rata esDios , pero t ampoco e l "h i jo p ród igo" fue b i en acog ido por l a madre . Debe

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enseñarás a tus niños", José, además de su oficio, t ransmit ió a los hi jos laTora. En Jerusalén había escuelas desde la época de Simeón ben Shetaj , perosólo t reinta años después de la crucifixión el sumo sacerdote Josué benGamala organizó un sis tema escolar en todas las ciudades. 39 P u e d e q u eJosé, un t rabajador gal i leo, fuera uno de los "débi les en la Tora", n opreparados para enseñar a sus hi jos, y que Jesús aprendiera con el ministrode la s inagoga, uno de cuyos deberes, incluso antes de la organización deJosué ben Gamala, era adoctrinar a los niños.

Es seguro que Jesús conocía la Ley, los Profetas , el Libro de los Salmosy en alguna medida también el Libro de Daniel y quizás el Libro de Henoch.Pero puede que sólo oyera la Ley leída en hebreo y t raducida al arameo(su propia lengua) en la s inagoga de Nazaret (en ese entonces no habíaprác t i camente n inguna c iudad jud ía que carec i era de s inagoga) . En efec to ,

todos los dichos de Jesús conservados en los Evangel ios en su lenguaje realestán en arameo (por ejemplo, Talita umi, Esfata, R elea, Ráboni, e t c . ) . D u rante su crucifixión, expresó su agonía con un versículo de los Salmos en ara-meo , Elohoi, Elohoi, lama sabajtani ('sripat!? VX h Tibí? ">T\X7% y no en hebreo,' inaTy Tm 1? ''íX 'VX) 4 0 Tanto e l Talmud 4 1 como los Evangel ios ^ nos dicenque en Judea se reconocía a los gal i leos por su lenguaje arameo.

3 4 La teoría de que Jacobo no fue más que un medio hermano o quizá unpariente proviene de la supuesta dificultad de aceptar que María, digna una vezde engendrar un hijo del Espíritu Santo, haya dado a luz naturalmente a otroshijos. Pero ccSeXp^óc, para los autores judíos en lengua griega de ese período, significa hermano en sentido literal.

3 5 Lo dice Eusebio, Hist. Eccl., III, 19-20, citando a Hesipo (siglo segundo).3 6

Lucas 2: 7 (y en Mateo 1: 25, en una varian te).3 7 Romanos 8: 29.88 Marcos 6: 3.39 Véase la nota 1 de la página 187.4 0 Salmos 2 2: 2 = M arcos 15 : 34. Sobre este tema véase Arnold Meyer, Jesu

Muttersprache, Leipzig, 1896; Schulthess, Problem der Sprache Jesu, 1913; G. Dal-man, Jesus-Yeschua, Leipzig, 1922, págs. 6-15.

4 1 Eruvin 53b.•*2 Marcos 14: 70; Mateo 26: 73.

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mos inferir que el recuerdo de su padre era más precioso para él que la

madre viva, que no lo comprendía y de la que se alejó cuando el la y sushermanos fueron a buscar lo (véase más adelan te) . S i endo e l mayor , es t abaob l igado a sos t ener a su madre v iuda y a sus hermanos huér fanos med ian tesu t rabajo de carpintero.4 3

Así, t rabajando y estudiando, pasó su infancia y juventud en la pequeñaciudad ocul ta t ras las col inas gal i leas. Fue inconscientemente influido porla bel leza natural de Nazaret . Posteriormente habló de ' los l i rios del campo" , con sus hermosas vest iduras, y di jo que ni Salomón, con toda su gloria,se vis t ió como uno de el los . 44 La mayor par t e de sus encan tadoras parábo lastratan sobre temas, tales como sembradores y cul t ivadores, la higuera y lamostaza, el t rigo y la cizaña; todo esto demuestra cuan devoto era de losgratos campos y viñedos y del hermoso escenario natural rico en flores mult icolores que caracterizaban a su suelo natal .

Por cierto, la vis ta que se despl iega hoy mismo cuando se asciende porlas col inas que rodean a Nazaret es una de las más hermosas de Palest ina.Hacia el oeste se ven al pie elevaciones que se di latan en dirección al Mediterráneo, cuyas aguas azules se vuelven de plata bajo la bri l lante luz del sol .En el sur está el Valle de Jesreel , enmarcado por montañas desnudas, consu profusión de vegetación fresca y árboles que semejan un mar verdel imitado por riberas amari l las; todo el val le está coronado por la col ina deMoret , campo de ba ta l l a de Gedeón , y l as montañas de Gi lboa , donde fuemuerto el rey Saúl . En el este se ve el redondeado Monte Tabor, verde conbosques esparcidos. En el sudoeste, el Carmelo, con sus espesos bosques,cae hacia el Mediterráneo. Más al este, en TransJordania, se levantan lasempinadas y amar i l l as montañas de Gi l ead , que parecen aradas deb ido a los

di luvios de arena arrojados por los vientos del desierto. En el norte estánlas montañas de Naftal í , las montañas de la Gali lea Superior; en el horizonte

4 3 Véase Marcos 6: 3, donde Jesús es llamado "el carpintero", y Mateo 1 3: 55,donde se lo llama "hijo del carpintero".

4 4 Mateo 6 : 28-29. Sobre los "lirios del campo", véase Dalm an, Orte undWege Jesu, págs. 139-140, 208.

2 2 9

 

resal ta el pico blanquecino de Hermón, y más lejos las cúspides del Monte

L í b a n o .Su majestuosa bel leza inspira un temor reverente; incluso sin que él lo

supiera, deben haber ejercido influencia sobre Jesús. Los ant iguos, enpar t i cu lar l o s jud íos , no con templaban de l iberadamente l a na tu ra l eza paragozar de su bel leza como lo hacemos nosotros; no obstante, ciertas his toriasnos dicen que Jesús permanecía solo en las montañas, bajo el cielo estrel lado,y pasaba l a noche o rando , o rac ión seguramente acompañada de au toexáme-nes y med i t ac iones sobre l a humanidad y e l mundo . 4 5 Entonces se fo rmósu mente joven, mientras buscaba a su Padre celest ial .

All í , ais lado del gran mundo por montañas, envuel to en la bel leza naturalt ierna y apacible, t ris te en su sosiego, rodeado de labriegos que t rabajabanla t ierra, con pocas necesidades, Jesús no podía evi tar ser un soñador, un

gal i leo Judá), toda Gali lea era un hervidero de rebeldes, descontentos y ar

dientes "buscadores de Dios". Quizá las tempestades peores no hayan l legado a l a pequeña c iudad de Nazare t , pero en e l l a se o í an cons t an tementesus ecos. Los pesados t ributos hacían difíci l la vida; la enfermedad y la privación, las viudas despojadas, los niños huérfanos y los campos abandonadosabundaban en la zona como consecuencia de las rebel iones y guerras .

La mayoría soportaba en si lencio la pesada carga. No tenían más que unaesperanza: que fal tara poco t iempo para el "día de la consolación" (en sent ido pol í t ico, económico o espiri tual). La edad mesiánica —pensaban— estabacerca, y el Mesías Rey aparecería en todo su poder, soberanía y grandezamoral , y pondría fin a todas las t ris tezas y dolores, a toda servidumbre e impiedad. Jesús, que vivía entre estas gentes y era uno de el los, conocía susangust ias y también creía en las promesas y consuelos profét icos, seguramente

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visionario, cuyos pensamientos no se referían al futuro de su pueblo (estabamuy lejos de sus confl ictos pol í t icos), ni al pesado yugo romano (que apenaslo alcanzaba), s ino a la paz del alma individual y al "reino de los cielos", unleino q u e n o e r a d e e s t e m u n d o . . .

Las montañas de Judea, de magnificencia abrumadora, i rresis t ible; elt e r r ib l e y desnudo pa i sa j e c i rcundan te de Jerusa l én podr í an haber engendrado al soñador-profeta, al hombre fuerte, capaz de oponer su voluntad ala de todo el mundo y de bramar contra la perversión de la just icia en laesfera social, pred icando l a venganza con t ra l as nac iones y rep robando a lospueblos del universo. Pero las atract ivas y encantadoras col inas de la Gali lea,los alrededores de Nazaret que todavía ostentan en toda su gloria una pecul i a r t e rnura , be l l eza y paz , es t a Nazare t es t rechamente cercada por t a l eselevaciones, a la que no l legaba más que un eco desmayado y distante de

las guerras y confl ictos, oasis del icioso, ocul to y olvidado, sólo podían crearun soñador, alguien que aspirara a reformar al mundo, no mediante la rebeldía contra el poder de Roma o la insurrección nacional , s ino a t ravés delreino de los cielos, por la reforma interior del individuo.46

Además de esta influencia de la naturaleza, movieron a Jesús otros dosfactores poderosos: la Le y y la vida. Tenía una men te ac t iva y una imag i nación férvida; el estudio de los l ibros de los profetas (en lecturas propiaso a t ravés de la palabra de terceros) encendió su espíri tu. Las duras reprobaciones del Primer Isaías , las consolaciones divinas del Segundo Isaías , laslamentaciones de Jeremías, la remontada visión y severa cólera de Ezequiel ,los cuadros y lamentos de los Salmos, las promesas de Daniel y (quizás delLibro de Henoch) y los fragmentos del Pentateuco pletóricos de amor aDios y al hombre: todo esto lo l levaba al arrobamiento y al entusiasmo, pe

netraba su alma y enriquecía su espíri tu.Durante los primeros años de su vida, poco después de los dis turbios que

siguieron a la muerte de Herodes, y cerca de la época del censo de Quirino(que dio origen, o mejor revi tal izó el part ido de los celotes fundado por el

« Lucas 6: 12.4 6 Véase J. Klausner, Olam Mithhavéh, pág. 174.

230

meditó mucho sobre los hechos que presenciaba, y en su imaginación res

plandecieron cuadros de redención pol í t ica y espiri tual .Siendo uno de "los humildes de la t ierra", prevalecía en él el lado espi

ri tual de la idea mesiánic a: el de la reden ción. Quizás en su mente (com oen la de muchos otros gal i leos) ya habían relampagueado t ímidas vislumbresdel pensamiento de que incluso él podía ser el redentor de Israel , un redentorespiri tual cuya acción acarrearía automáticamente la redención pol í t ica. Estoes probable en vista de lo que ocurrió posteriormente, cuando Jesús cumpliótreinta años, aunque no tengamos ningún conocimiento exacto de su vida ysus hechos has t a que Juan e l Bau t i s t a l o reveló . La nar rac ión de Lucas 4 T

según la cual , a los doce años, fue con sus padres a Jerusalén y discut ió enel Templo con los fariseos, que se maravi l laron de su sabiduría, sólo aparece en ese Evangel io. Quizás Lucas tuvo referencia sobre el ri to judío

de lBar Mitsvá,

que se pract ica a los t rece años en los varones y doce en lasniñas , y pensó que Jesús debió haberse destacado en la ocasión respect iva. Marcos no nos dice nada sobre la vida de Jesús hasta su baut ismopor Juan .

Ese s i lencio es coherente con la costumbre de los primeros judíos. A éstos,de la vida de un gran hombre sólo les interesaban los años posteriores a suaparición en el escenario histórico; consideraban que antes era un individuoigual a los demás y los detal les de su vida no les concernían. A lo sumo, laBibl ia se det iene (por ejemplo, en el caso de Moisés) en el nacimiento delhéroe y en sus primeros días . La leyenda recoge muchas narraciones agradab les sobre e l nac imien to de l g ran hombre , y luego lo abandona has t a quealcanza la madurez. En ese punto le atribuye otros hechos, y vuelve a dejarlo hasta los días en que ingresa en la his toria y su vida queda envuel taen la de su pueblo; sólo entonces la narración se hace detal lada.

Puede aducirse que Moisés es una figura legendaria. Pero, ¿qué sabemosde Isaías antes de que interviniera en las guerras de Acaz y Ezequías? ¿Y desu vida posterior, cuando dejó de influir sobre el Estado? ¿Y de su muer t e

4 7 Lucas 2: 41-52.

2 3 1

 

exceptuadas unas pocas leyendas? Lo mismo se aplica a Jeremías y Ezequiel,a Ezra y Nehemías.Esto ocurre incluso con Hillel el Anciano, casi contemporáneo de Jesús:

no sabemos nada de su nacimiento, de la primera parte de su vida en Babilonia ni de los años que pasó en Jerusalén hasta que se hizo famoso por susdisputas con los hijos de Bethira y ocupó su lugar en la historia espiritualde su pueblo. Y así se hizo con Jesús. Los judíos, incluso cuando se transformaban en nazarenos y cristianos ("mesianistas" en el nuevo sentido) sólose interesaban en los años de la vida de Jesús durante los cuales constituyóun factor activo de la historia, después de su encuentro con Juan el Bautistay una vez que reunió discípulos.

Lo que ocurrió antes no les importaba a los judíos ni al propio Jesús.Para los hebreos (y también para los primeros cristianos) la vida privada, la

I I . Juan e l Baut i s ta

Con Juan el Bautista ocurre lo mismo que con Jesús: la historia no se

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familia y el hogar de un hombre no tenían nada que ver con la historia sagrada, que era un aspecto de la religión y servía para manifestar las obrasde Dios en la vida de la humanidad. En esto notamos la grandeza del ladofilosófico y social del judaismo, y al mismo tiempo su insignificancia científica, pues la ciencia ve en el conocimiento teórico su fundamento, y razonaenlazando causas y efectos, deteniéndose en los detalles y considerando alniño como "padre del hombre".

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interesa en sus orígenes ni en su vida anterior al momento en que dio unpaso al frente y se transformó en figura histórica. Lo que Lucas nos dicesobre su nacimiento 1 no lo repiten los otros Evangelios y es enteramentelegendario; en sustancia, constituye una imitación de las narraciones bíblicasreferentes a los nacimientos de Isaac, Sansón y Samuel; 2 el resto proviene deldeseo obvio de demostrar que Jesús era más grande que Juan. 3 De Lucaspodemos extraer que él padre de Juan se llamaba Zacarías y la madre Elisabet.

Además de las descripciones sobre las obras del Bautista que encontramos en los cuatro Evangelios, los cuales concuerdan en lo principal, tenemostambién una narración proveniente de otra fuente histórica: el libro másimportante de Josefo.4 Pero esta narración se refiere sólo al final dela vida del personaje. Josefo, por razones obvias, no dice nada sobre lasprimeras etapas: se cuidaba de hablar de movimientos mesiánicos por temor

a suscitar el disgusto romano; por lo general califica a tales movimientos desimples revueltas o los ignora por completo. En consecuencia, habla pocode Jesús y a Juan el Bautista se refiere muy brevemente. No obstante, nohay base alguna para sospechar que los evangelistas inventaron los hechosdeliberadamente: sólo en la historia de Salomé existe un elemento legendario.

Después de referir la victoria de Aretas IV, rey de Arabia, sobre Herodes Antipas en la guerra provocada por el deseo de este último de divorciarse de su primera mujer, hija del jefe árabe, 6 Josefo añade: "Pero muchosjudíos vieron en la destrucción del ejército de Herodes nada más que uncastigo divino por el asesinato de Juan, llamado el Bautista (Mcodcwoü TOUámKOcXou^iévou BocTCTiaxou); Herodes había matado a este justo (áyo c0 óv)

1 Lucas 1:5-25, 55-80.2 El Magníficat (Lucas 1:46-54) contiene versículos completos de la plegariade Ana, la madre de Samuel (I Samuel 2: 1-10).

3 Por ejemplo, el pasaje que narra que Juan se movió en el vientre de sumadre cuando ésta fue visitada por María, que llevaba en sus entrañas a Jesús(Lucas 1:41-44).

* Antigüedades, XVIII, v, 2.8 Véase la página 160.

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que exhortó a los judíos a seguir el camino de la rect i tud, a t ratar con

equ idad a l p ró j imo , a conduci rse p i adosamente an te Dios y a tomar e l baut ismo; pues el baut ismo sólo aprovechaba a sus ojos (los de Dios) s i sereal izaba no para l iberarse de los pecados, s ino para la pureza del cuerpo(ácp' d y v E Í o c T O U a ó ^ a x o q ) d e sp u é s d e q u e e l a l m a h u b i e r a s id o p u r i f i cada por l a rec t i t ud . Y cuando t ambién muchos o t ros rodearon a Juan 6

(pues a l escuchar sus pa l ab ras sus a lmas se e l evaban) , Herodes t emió quesu gran influencia sobre los hombres los l levara a rebelarse, pues parecíaque éstos harían todo lo que Juan les aconsejara. Por lo cual encontró mejor ant iciparse a que algo nuevo surgiera en su mente (i rpív Ti VEÓTEpováí ; ccÚTOU y sv é a 9 a i ) y matar lo , que suf r ir pen a por e l cambio QJISTOCPOAIÍ )una vez que hub iera ocurr ido . Juan fue l l evado encadenado a l a fo r t a l ezade Maquero , a l a que ya hemos mencionado , y a l l í fue muer to ." 7

cipio de este autor de no destacar nada que tuviera que ver con la ideamesiánica y los movimientos consecuentes; se l imita a referir tales hechos

brevemente , de modo t a l que pud ieran en tender lo sus l ec to res jud íos , perono los griegos y romanos, a los cuales esas afi rmaciones les habrían resultado extrañas y objetables en tanto involucraban un deseo de soberaníaterrenal ejercida por un "Mesías Rey" —un reinado mundial ya establecidopor los romanos en el plano pol í t ico y por los griegos en el cul tural—.

Josefo s implemente hace de Juan un fi lósofo que buscaba la piedad yla just icia, del mismo modo que describe a Jesús como "un hombre sabio",y a las sectas pol í t ico-rel igiosas de los fariseos, saduceos y esenios como escuelas fi losóficas. Se cuidó de mencionar la idea principal de Juan, del mismomodo que se abstuvo de referirse a la posición central que la idea mesiánica ocupaba en las mentes de fariseos y esenios. Pero, respecto del puntoálgido del ministerio de Juan, dice que "podía pensar cosas nuevas" y habla

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Este párrafo, igual que el dedicado a Jesús, ha s ido considerado espurio; Graetz, én especial , está absolutamente persuadido de esa falsedad ypone en duda todo lo que se dice de Juan en las Antigüedades, calificándolo de "interpolación desvergonzada". En primer lugar, dice, ¿cómo Josefo,escr ib iendo para los g r i egos , asen taba la pa l ab ra "Bau t i s t a" (B cn mc m' JQ )sin ninguna clase de explicación? Y, en segundo término, s iendo que lamuer t e de Juan ocurr ió después de l a apar i c ión de Jesús (c . 29 -30) , y quela guer ra de Herodes con Are tas tuvo lugar se i s años más t a rde (c . 36 ) ,¿cómo podía Josefo relacionar la derrota de Antipas con la ejecución real i zada tantos años antes? 8

Pero es difíci l sostener ese punto de vista. Primero, Josefo explica el s ignificado de la palabra "Bautis ta" unas pocas l íneas más adelante, describiendo la forma en que Juan exhortaba al pueblo a baut izarse y el t ipo de

bau t i smo p rac t i cado . Luego , Or ígenes , uno de los p r imeros Padres Cr i s t i a nos, no conocía (o más bien no le atribuía importancia) al párrafo sobreJesús , pero sí conocía este párrafo sobre Juan. 9 En t ercer l ugar , n ingún in terpolador cris t iano habría dejado de asociar la muerte de Juan con su rep roche a Herodes con respecto a su esposa Herod ías . 10 En cuar to t é rmino ,Josefo , que d i ce de s í mi smo l x que sirvió durante t res años al nazareno Ban-nus, quien "vivía en el desierto, se vest ía con hojas de árbol , sólo comíafrutos s i lvestres y se baut izaba noche y día muchas veces con agua fría conf ines de pur i fi cac ión ( i rpóc; áyvs í cc v— la misma palab ra q ue emplea parael baut ismo de Juan—), este Josefo podía sent irse bien dispuesto para conJuan y, con "muchos judíos", haber considerado la derrota de Antipas comoun cast igo divino por el asesinato de un sol i tario que no era movido porningún motivo egoísta.

Finalmente, todo lo que Josefo dice del Bautis ta concuerda con el prin-6 Además de sus primeros y más íntimos discípulos.7 Antigüedades, XVIII, v, 2.8 Graetz, op. cit., III, I ,5 n. 277.9 Contra Celsum, I, 47.10 Véase A. Réville, Jésus de Nazareth, V, 251-239.11 Vita, § 2.

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de "el cambio" sugiriendo de este modo lo que el Bautis ta estaba por hacer. También destaca la noción del baut ismo como "purificación del cuerpo",después de que "el alma estuviera ya purificada por la rect i tud", esto es ,por el arrepentimiento. En mi opinión todo el párrafo (con la posible excepción de palabras ais ladas de tono cris t iano) es autént ico.

Además, entre los Evangel ios y este párrafo de Josefo no hay contradicc ión a lguna: l o s t ex tos se complementan rec íp rocamente . En l as Antigüedades se conserva un rasgo pol í t ico-nacional de la prédica del Bautis ta (reflejado por la alarma de Herodes), mientras que los Evangel ios presentan ellado pol í t ico-rel igioso de la misma prédica. La vinculación que establece Josefo entre la muerte de Juan y la derrota de Herodes, que no ocurrió antesdel año 36, tampoco es difíci l de explicar. El Bautis ta pudo haber s ido muertoen e l año 29 (como p ron to veremos) y e l pueb lo b i en pod ía recordar e l

asesinato del "profeta popular" y atribuir la derrota del rey a un cast igo divino por la el iminación de un justo cuya única fal ta consist ió en atraer alas mult i tudes y susci tar de tal modo el temor de un estal l ido popular; talvez Josefo mismo, algún t iempo después, concibió esta relación de causa yefecto históricos.

En los Evangel ios la muerte de Juan se vincula con Herodías, de quiense dice que no podía olvidar que el "profeta" increpó a Antipas (es obvioque púb l i camente) po r haber l a desposado a e l l a , mujer de su hermano Fi -lipo. Aquí hay un error, Herodías no fue esposa de Fi l ipo, 12 sino de su mediohermano Herodes, hi jo de la segunda Mariamne, hi ja del sumo sacerdote Simón ben Betos . De Herodes tuvo Mar iamne su h i j a l l amada Salomé. Es toes lo que se deduce de Josefo. Esta Salomé, según lo ha demostrado Guttsch-mitd, nació en el 10 e. c , a proxim adam ente e ntre el 30 y el 37 se casó con

el tetrarca Fi l ipo (que le l levaba veinte años) y, después de la muerte deFil ipo en el año 34 fue desposada por Aristóbulo, hi jo de Herodes II, reyde Chaléis y nieto de Herodes "el Grande". Nerón concedió a este Aristóbuloel reino de la Armenia Menor, y se conservan monedas grabadas con la ca-

w Véase la página 160.

2 3 5

 

beza de Aristóbulo y su esposa Salomé, en cuyo reverso se lee la inscripción:BAZIA EfíZ A PIZT O BOYAOY BA2 IAIZZ HZ ZAAQMHS( "De l r ey Ar is tóbulo , de la r e ina Sa lomé") . De modo que en los años 28-29,c u a n d o f u e m u e r t o J u a n , S a l o m é e r a t o d a v í a u n a " m u c h a c h a " ( K o p á a i o v ) , 1 3

una jovenc i ta aún no casada con F i l ipo . 1 4

Si la primera mujer de Antipas, la hija del rey árabe, pidió ser enviadaa la for ta leza de Maquero (const ru ida por Ale jandro Janneo en la f ronte rade l Jordán, a l e s te de l Mar Muer to ; en gr iego es M ax ou po uQ , y en hebreo">132S o "Onü/; se trata de la moderna Mekawar), 1 5 no fue porque esta for-

T : " T - •

ta leza pe r tenec ie ra a su padre 1 6 (es dif ícil explicar en tal caso que Herodesence r ra ra en e l luga r a Juan) , s ino s implemente poique es taba ce rca de l l í mi te con Arabia , su t ie r ra na ta l ; la idea de que Maquero pe r tenec ió a Are tassurge de una lec tura e r rónea de Antigüedades.11 Así que en es te punto los

palabras "y no tuviere hijo" (Deuterc-nomio 25:5) no se referían sólo al hijo

va rón, s ino que no d isc r iminaban e l sexo; en e s te caso había una c r ia tura ,Sa lomé , f ru to de l pr imer ma tr imonio .Como Josefo, Juan, según lo veremos enseguida, era un cabal fariseo,

con tendenc ias naza reas y e senias ; consecuentemente , también é l conside róe l casamiento contra r io a la Ley y reprobó a Ant ipas . Pe ro la r azón de sumuerte no fue, como lo dicen los Evangelios, el pedido de Salomé, sino, según lo afirma Josefo, el miedo de Antipas a la rebelión. 19

¿Cuá l e ra la mis ión de Juan? ¿Cuá l su enseñanza y cuá l su propósi to?Año dec imoquinto de l gobie rno de Tibe r io , 2 0 28-29 e. c , en e l sur de

Transjordania (por e l lo quien a r res tó a Juan fue Ant ipas y no F i l ipo o P i -l a t o ) , cerca de la frontera del terr itorio de Antipas (donde estaba la fortaleza de Maquero) no le jos de Judea , en la e s tepa por la que cor re e l Jordán(Sp s^ io q no es exac tamente lo mismo que " ía iü , "des ie r to ") , muy pró

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Evange l ios no contradicen a Jose fo n i cont ienen n inguna improbabi l idad h istórica; tampoco las observaciones de Josefo sobre el Bautista son interpolac iones c r is t ianas . Pe ro en cambio hay un tono de f in idamente legendar io enla narración evangélica según la cual, en una f iesta ofrecida por Herodes,con mot ivo de su cumpleaños , a capi tanes y func ionar ios , Sa lomé danzó tanbien que e l r ey juró da r le lo que p id ie ra , "has ta la mi tad de su re ino" ( loque recue rda v iv idamente la s pa labras de l br indis de Asuero ante Esthe r ) , yla pr incesa , aconse jada por su madre , quiso la cabeza de Juan en un p la to ,que Herodes le h izo l leva r , aunque contra su voluntad , obl igado por e l jur a m e n t o . 1 8 Es de lo más improbable que Jose fo , que conoc ió a Sa lomé ygozaba re la tando la s in t r igas de la cor te , se abs tuvie ra de na r ra r un hechotan extraordina r io , de tene r e l mismo a lguna base h is tór ica .

Va le la pena añadir que en la ve r s ión es lava de Guerras de los judíos

(manusc r i to de Moscú) , la cua l cont iene muchos pasa jes que no apa recenen e l texto gr iego ac tua l (pe ro cuyo ca rác te r pr imi t ivo es evidente por suestilo hebraico, perceptible a pesar de la traducción doble —la versión eslavaha s ido obviamente t r aduc ida de l gr iego—), se a f i rma que Herodías no secasó con Ant ipas s ino después de la muer te de su pr imer e sposo, y que lareprobac ión que merec ió e s te ma tr imonio se debía a l hecho de que ya teníauna h i ja . Desde e l punto de v is ta f a r isa ico , e s ta segunda unión e ra "un matr imonio por levirato en desacuerdo con la Ley", pues para los fariseos las

1 3 Marcos 6: 22-28.1 4 Véase en detalle Sohürer, I, 441-445; 723-725, n. 64.1 5 lamia III, 8; J. R. ha-Sh. II, 2; Yoma 39b ("Mijmar" por "nina o nasa);

R. ha-Sh. 23b; T. R. ha-Sh. 2 (1 ), 2 (1121 T'3l D'in en lugar de 1TD» nn );

Guerras, VII, vi, 2; Ánt., XVlII, v, 2. Los judíos acostumbraban encender fuegosen la colina de Maquero para anunciar el comienzo del mes (/. R. ha-Sh., ibid.).Sobre Maquero, véase Krauss, M'sudat Mijvar v'divre Nifleoteha (Jerusalén, ed.Luncz, VII, 1894, págs. 287-292); A. Musil, Arabia Petraea, Viena, 1907, I, 237-239; Dalman, Orte u. Wege, págs. 16-17; J. Klausner, Bit/me bayit Sheni, pág. 127.

1 6 Véase más adelante, las páginas 241-242; Ant., XVIII, v, 1-2.1 7 Véase Schürer, l*, 436, n. 20.1 8 Marcos 6: 17-29.

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ximo a l luga r donde , según la na r rac ión de l Ant iguo Testamento , se ocul tóEl ia s , al sur de Jericó 2 1 y probablemente en e l punto en que todavía subsis teun a traza judía —el mod erno "K asr el-Yahud", ahora mon asterio griego—: enta l t iempo y en ese luga r apa rec ió un hombre notable , ves t ido con un mantode pelo de camello, que ceñía sus lomos con un cinturón de cuero y sólo comíalangostas l impias 2 2 y pana les de mie l . 23 Un Evange l io ta rd ío a t r ibuye a lluga r e l nombre de "Be th Abara ( "Be tába ra" ; o t ra lecc ión es "Be th Araba" ," B e t h A n y a " ) , 2 4 pero és te no es más que un vado de l Jordán.

El hombre se l lamaba Juan y , según la leyenda , e ra h i jo de Zaca r ía s .A causa de su pr inc ipa l ac t iv idad, e l pueblo acos tumbraba l lamar lo e l "Baut is ta" . Por su ropa de pe lo de camel lo pa rece que é l mismo se conside rabaun profeta, pues se dijo de los profetas que "usaban pelo de camello"; 28 d esu c in turón de cue ro podemos deduc ir que se c re ía El ia s . 26 Además, e l "manto

19 Véase Simón Bernfeld, Shelomit bat Herodias, en Ha-Boker, ed. D. Frisch-man, Varsovia, 1899, n 0 121 (Siran 21). También Ed. Mayer, Ursprung u. Anfangedes Christentums, 1921, I, 208 n. 1.

2 0 Véase Lucas 3 : 1-2 y cf. Husband , The Prosecution of Jesús, págs. 34-69.2 1 2 Reyes 2: 13-21. Para una consideración detallada sobre el lugar donde

moraba solidariamente Juan, sobre el sitio en que bautizaba y en el cual recibióel bautismo Jesús, véase Dalman, Orte u. Wege, págs. 75-87.

2 2 "Langostas inmundas conservadas con langostas limpias" (Terumot X , 9 ) ;en el comienzo de Lam. R. sobre el versículo "Al he-Harim" se afirma exageradamente que había "800 especies de langostas limpias" (en la Palestina anteriora la primera Destrucción). Dalman, op. cit., pág. 78, explica que los beduinos cuecen o asan las langostas y las comen con sal; durante la última plaga de langostasen Palestina (1917) también los yemenitas las atrapaban y comían. Véase JosephSchwartz, Tevuot ha-Aretz, ed. Luncz, pág. 379, y la monografía Ha-Arbé d e

A. Aharoni, ed. Comisión Sionista, Jafa, 1920.2 3 En mi opinión^ VT I nviy') era la forma hebrea original empleada en losEvangelios, que luego se transformó en IJíM t£>3T y de allí pasó al griego iuéXiaypiov (Marcos 1 :6) .

2 4 Juan 1: 28. La señora de Lewis presen ta la teoría de que se trata de Be tAniah (Casa del Navio).

25 Zacarías 13 : 4.2 6 2 Reyes 1: 8.

237

 

d e E l i a s " d e s e m p e ñ a u n a p a r t e i m p o r t a n t e e n l a l e y e n d a y , a p a r e n t e m e n t e ,

también e ra "de pe lo" . 2 7 Juan se ve ía como El ia s , y El ia s se ocul tó en e ldes ie r to , 28 en las orillas del Jordán, cerca de Jericó: 2 9 as í Juan v iv ió enel Araba ( e l des ie r to) ce rcano a l Jordán y a Je r icó .

Juan enseñaba lo mismo que en su época se a t r ibuyó a El ia s . El ú l t imode los l ibros profé t icos de l Ant iguo Testamento es Malaquías , nombre ext r año que en los pr imeros t iempos se conside ró s inónimo de El ia s , pues enese l ibro se lee : "He aquí , yo envío 'mi mensa je ro ' (Málaqui), e l cua l pre pa ra rá e l camino de lante de mí , y vendrá súbi tamente a su templo e l Señora quien vosotros buscá is , y e l ánge l de l pac to , a quien deseá is vosotros . " 3 0

"El Señor a quien vosotros ( e s dec i r , e l pueblo de I s rae l ) buscá is" , que "vendrá súbi tamente" , e ra , según se suponía , e l Mesías Rey, cuya apa r ic ión se r íainespe rada , y "mi mensa je ro" , y "ánge l de l pac to " que habr ía de prep a ra r

la noche , "con f ines de pur i f icac ión" . Juan también prac t icaba abluc iones y

baut izaba en e l Jordán: de a l l í e l nombre de "Juan e l Baut is ta" .Pe ro exis t ía una gran d i fe renc ia ent re Juan y los e senios . Es tos ú l t imos

const i tu ían una soc iedad de naza reos , que sólo aceptaba como "he rmanos" aunos pocos hombres e legidos después de un pe r íodo de prueba . Pe ro Juanconvocaba a l baut ismo a todos por igua l . Los e senios v iv ían apa r tados enlugares des ie r tos y abjuraban de l mundo exte r ior cot id iano: e spe raban lavenida de l Mesías s in conf ia r en sus e sfue rzos propios . Juan reunió en tornode s í a un gran número de hombres , además de sus d isc ípulos , y le s enseñóa "ace rca r la venida" . Los e senios no se mezc laban en cues t iones pol í t icasexcepto como reve ladores de l fu turo (e l e senio Judá en la época de Ar is tó-bulo I , y e l e senio Mena jem en t iempos de Herodes) , y has ta e l momentode la gran revue l ta no tomaron la e spada . Juan e l Baut is ta se levantó contraAnt ipas , como El ia s contra Acab, predicando y reprobando.

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el camino delante del Señor (de allí la relación de Elias con el pacto deAbraham: cf . "el trono de Elias" en el r ito de la circuncisión; en hebreo"Ü SS 0n"OK "?!Z? ll Ti a, "el pac to de n uestro pa dre Ab raha m" ) era E lias,pues a l f ina l de l Libro de Malaquías se d ice expl íc i tamente : "He aquí , yoos envío a l profe ta El ia s , antes que venga e l d ía de l Señor , grande y te r r ib le( los ' tormentos de l Mesías ' ) . " 3 1

Elias , que ascendió v ivo a l c ie lo , s in probar la muer te , e s , en consecuencia, el precursor del Mesías. Así lo veía Ben Sira. 32 Y en esa época dura ,cuando Pa les t ina e ra tan opr imida y los d is turbios tan cor r ientes ; cuando losfa lsos mesías ( e l Samar i tano, Theudas , e l Egipc io) apa rec ían uno a cont i nuac ión de l o t ro , I s rae l , a pesa r de los desengaños , aguardaba a l Mesíasve rdadero en un fu turo próximo. Los Apoca l ips is de los "profe ta s popula res"esc r i tos en e se pe r íodo, y un poco antes y un poco después (Ascensión de

Moisés, Cuarto Esdras, Baruch, etc.) , están llenos de descripciones referentes a l Mesías y a la edad mesiánica .

Si el Mesías iba a llegar pronto, antes debía llegar su gran precursor, elprofeta Elias; así, un entusiasta se vio a sí mismo como tal precursor y sereve ló como El ia s por sus ves t iduras y su manera de v iv i r .

Juan e ra naza reo y a scé t ico , como imaginó que El ia s lo había s ido: e l profe ta se había ocul tado de los hombres en des ie r tos y cuevas . Juan tambiénse a semejaba a los e senios , quienes , como hemos v is to , evi taban e l contac tocon la humanidad y se mantenían con reduc idas provis iones . El e senio Ban-nus, maestro de Josefo, vivió en el desierto, vistiéndose con hojas, comiendosólo frutas silvestres y practicando frecuentes abluciones, durante el día o

2T Cf. 2 Reyes 1: 8 y I Reyes 19: 13 y 19; 2 Reyes 2: 2, 8, 13, 14.28 1 Reyes 19:4; Josefo (Ant., XX, VIII, 6; Guerras, II, XIII, 4; cf. Guerras,

VI, XI, 1) señala que "impostores y magos" (falsos profetas) acostumbraban reuniral pueblo en el desierto.

29 2 Reyes 2 : 4-15.'"> Malaquías 3: 1.3 1 Malaquías 4: 5 .3 2 Ben Sira, 48 , 10-11.

238

Por e l lo no podemos conside ra r a Juan un pe r fec to e senio , según lo haceGrae tz , quien comparó a l Baut is ta con los "bañis ta s de l amanece r" menc ionados en e l Ta lmud Ierushalmi. Juan se c re ía El ia s , aunque no lo proc lamaba abie r tam ente ; pues to q ue E l ia s e ra a l iado en espí r itu- de - los h i josde los r e jabi ta s , que renegaron de la v ida en la c iudad, a s í Juan e l Baut is tafue afín, por su modo de vida, a los esenios, sucesores de los rejabitas. Comono comía pan n i bebía v ino, la gente común lo conside raba un santo , pe ro losfa r iseos y e sc r ibas , y la s c la ses educadas en genera l , pensaban que es tabaloco.3 3

Juan, como precursor de l Mesías , debía prepa ra r le e l camino enseñandola neces idad de l a r repent imiento y de la s buenas obras . Así proc lamó sugran mensaje: "¡Arrepentios, pues el reino de los cielos está cerca!"

La exp resión "reino d e los cielos" (D'ZJE? niD^») es típicam ente heb rea,y e s te ca rác te r hebreo re sul ta también evidente en su forma gr iega , queemplea e l p lura l (BOCOIAEÍCX TCOV OÜ pavc ov) par a traduci r la forma dua lde Q^aw. Los judíos de la época habi tua lmente empleaban la voz "c ie los" pa rano pronunc ia r e l nombre de Dios , de modo que "e l r e ino de los c ie los" s igni f ica "e l r e ino de Dios" o "e l r e ino de l Todopoderoso" , e s dec i r , la edadmesiánica . 34 En e l Ta lmud es común la idea de que e l r e ino de l Mesías Reyvendr ía o apresura r ía su venida como resul tado de l a r repent imiento: "S i I s rae lse a r repin t ie ra , se r ían inmedia tamente r edimidos" , y "Grande es e l a r repent imiento que apresura la r edenc ión" . 35 Del Libro de Malaquías ( fuente dela idea de Elias como precursor mesiánico) los judíos extrajeron vigorosasdesc r ipc iones de l "d ía de l ju ic io" y sobre la sue r te de quienes no se a r rep ientan .

Malaquías d ice : "Porque he aquí , v iene e l d ía a rd iente como un horno,

y todos los soberbios y todos los que hacen ma ldad se rán es topa : aque l d íaque vendrá los abrasará, ha dicho Dios de los ejércitos, no les dejará ni

ss Mateo 11: 18; Lucas 7 : 3 3 .3 4 Berajot II , 2 y 5 ( la Ley y los Mandamientos); Sifré sobre Deut 323; ed .

Friedmann 139b; Pesijta cFRab Kahana, § Ha-Jodesh, ed. Buber 3a; Gen. R. § 9;Cant. R. sobre hahTe'ená han'ta pageha ( los "días del Mesías") .

ss Sanh. 97b-98a; Yoma 86b, etcétera.

2 3 9

 

ra í z n i rama"; 3 6 Juan , po r su par t e , anuncia : "Y ya t ambién e l hacha es t ápuesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen frutoes co r t ado y echado en e l fu eg o" . . . y "Su aven tador es t á en su mano , yl impiará su era; y recogerá su t rigo en el granero, y quemará la paja enfuego que nunca se acabará ." 3 7 Pero Juan complementa l as pa l ab ras delos profetas: a quienes sostenían que nada tenían que temer del día delj u i c i o 3 8 puesto que eran hi jos de Abraham, Isaac y Jacob, les repl ica (conun juego de pa lab ra s ) : " . . . y no pensé i s dec ir den t ro de voso tros mismos :a Abraham tenemos por padre ; po rque yo os d igo que Dios puede l evan tarhijos (baním) a Abraham aun de es t as p i ed ras (avaním)".39 Este es untoque ant inacional is ta omit ido por Marcos pero, con todo, su carácter esau tén t i co : de no haber es t ado es t e movimien to impregnado desde sus co mienzos con alguna simiente, por pequeña que fuera, de ant inacional ismojudío , nunca podr í a haber dado o r igen a una re l ig ión que t an def in idamente

bio , l o s p ro fe t as (y como reg la t ambién e l Talmud) en tend ían que e l p r in cipio esencial era el arrepentimiento nacional y social, descon tando que és t e

cubría, asimismo, la conducta individual .Juan no se consideraba el Mesías. Creía que después de él l legaría "uno

más poderoso", a quien él no sería digno de desatarle los zapatos (o, paraemplear l a fo rma más hebra i ca , "era demas iado pequeño para segu i r lo l l e vándole los zapatos" —de la metáfora aramea n'TínX íl'JRB NjV'aia—)-43 SiJuan bau t i zaba con agua , e l más poderoso que Juan (e l Mes ías ) bau t i zar í acon fuego (tal es la lección correcta, y no "con el Espíri tu Santo", expresiónes t a que no es hebrea) . 4 4

También es t a idea es tomada de l l i b ro de Malaqu ías , donde , de l "Señorque vendrá súb i t amen te" , s e d i ce : "¿Y qu ién podrá sopor t ar e l t i empo desu venida?, ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque éles como fuego purificador.. ."** Es ta era una sen tencia muy fecunda queinfluyó grandemente sobre Juan el Bautis ta. Puesto que "el Señor" refinaría

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demuele l as bar reras nac ionales . Ex nihilo nihü fit.Pero no hay razón para suponer que Juan en tend ía p red icar una fenueva o que enseñaba a los judíos que se apartaran de su Tora; él sólobuscaba una cosa : e l a r repen t imien to . Como s ímbolo de l a r repen t imien to ,baut izaba en el Jordán. El baut ismo, que antes s imbolizaba la pureza delcuerpo, se t ransformó también en símbolo de la pureza del alma y de unnuevo nacimiento. Este sent ido simbólico prevalecía especialmente entre losesenios, pero también lo encontramos entre los fariseos, quienes requeríana los prosél i tos que se baut izaran además de circuncidarse; uno de los primeros tanaím afirma que el baut ismo es más importante que la circuncisión. 40

El baut ismo bastaba t ratándose de prosél i tos del sexo femenino. Los prosél i tos varones, circuncidados y baut izados, y las mujeres baut izadas, erancomo "niños recién nacidos"; 4 1 el bau t i smo equ iva l í a a un nuevo nac imien to

y l impiaba los pecados anteriores. Podemos considerar correcta la afi rmaciónya ci tada de Josefo, según la cual Juan empleaba el ri to para purificar elalma y el cuerpo. Marcos, por supuesto, destaca el aspecto espiri tual : "Juanbau t i zaba en e l des i er to y p red icaba e l bau t i smo de ar repen t imien to paraperdón de los pecados"; además , l o s bau t i zados "confesaban sus pecados". 4 2

Podemos inferir que Juan sostenía como condición esencial para la venida del Mesías esperado a corto plazo la necesidad del arrepentimiento yla confesión individuales ( lyn ) como en el judaismo actual y, en ciertamed ida , en e l de los per íodos de l Segundo Templo y de l Talmud . En cam-

3 6 Malaquías 4: 1.3 7 Mateo 3: 10 y 12. Lucas 3 : 9 y 17.3 8 Según Mateo esto se refiere a los fariseos y saduceos que iban a bautizarse;

Juan los llamó "generación de víboras". En cambio, en Lucas leemos que increpabade ese modo a "las multitudes que salían de ser bautizadas por él", cosa que es másprobable.

3 9 Mateo 3 : 9; Lucas 3: 8; véase H. P. Chajes, La lingua ebraica nel Chris-tianesimo primitivo, Florencia, 1905, pág. 11; C. Furrer, Leben Jesu Christi, pág. 63.

4 0 Véase Iebamot 46a y b.« Ibíd., 22a.4 2 Marcos 1: 4-5.

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con fuego, el precursor, el "mensajero" que preparaba el camino delante deaquél , debía purificar con agua. Además, Juan, encarnación de Elias , debíaadvert i r a Israel que "el día del Señor" (el "día del juicio", los "tormentosdel Mes ías") es t aba cerca : fa l t aba poco para e l momento que habr í a depreceder a la venida del Mesías, es decir, al reino de los cielos. De ningúnmodo hab ía que conf i ar en que , po r ser descend ien te de Abraham, Abrahamlos defendería en el día del juicio (en cada Año Nuevo, día del juicio parael individuo, los judíos mencionan el pacto de Abraham y el sacrificio deI s a a c ) , sino que era necesario el arrepentimiento por el los mismos.

Esta era la función y misión de Juan, ésta era la doctrina que predicabaen el desierto de Jericó. Por lo demás, observaba escrupulosamente las leyesceremoniales , como los fariseos y esenios. Como los discípulos de los fariseos,

t ambién los de Juan ayunaban mucho ;

4 8

en cambio, ni Jesús ni sus discípulos lo hacían, y cuando esto se le reprochó, el Nazareno di jo: "Nadie poneremiendo de paño nuevo en ves t ido v i e jo" . . . n i "nad ie pone v ino nuevo enodres v i e jos . . . e l v ino nuevo en odres nuevos se ha de echar" . 47 En o t raspalabras, Juan el Bautis ta, como los fariseos, pensó que era posible conservarel "odre" ant iguo e incluso l lenarlo con vino nuevo, arrepentimiento y buenas obras, y de tal modo apresurar la l legada del Mesías. Pero esto no eraasí: el vino nuevo rompe los odres viejos y se derrama. La nueva enseñanza,la preparación para la venida del Mesías por medio del baut ismo y el arrepent imiento, exigía la ruptura de las ant iguas formas exteriores; de otro modo , esa misma doct r ina se perderá .

4 3 Eruvin.27b; Baba

Metzia41a; Sanft. 62b;

J. Baba MelziaVII , 9 ; x rv t l l3'OJ lux ,sní>» m n •>> -im ix ».

4 4 Pero S. Schechter (Studies in Judaism, 2* serie, Filadelfia, 1908, págs. 109-110) lo justifica con la expresión amoraítica "Quien derrama el Espíritu Santo"«nipn n n rax i» / . Suká, V, 1). Cf. Gen. R., § 90; Joel 2:28-29; Ezequiel 39:29.

4 5 Malaquías 3 : 2.4« Marcos 2: 18.4 7 Marcos 2: 21-22.

2 4 1

 

Veremos más adelante que, aunque Jesús nunca se aventuró a contradecirtotalmente la Ley de Moisés y las enseñanzas de los fariseos, sus ideas con

tenían el núcleo de tal contradicción. Pero en Juan no había nada por elestilo: a lo sumo, sólo se oponía hasta cierto punto al nacionalismo judío. EnL u c a s4 8 encontramos algunas sentencias que lo confirman. Cuando la gentele pregunta ¿entonces qué haremos? (para escapar de "los tormentos delMesías"), Juan responde: "El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; yel que tiene qué comer, haga lo mismo."

Vemos una vez más en esto una huella de la doctrina esenia sobre lacomunidad de los bienes, pero el resto de la respuesta no es esenia en absoluto. Cuando le preguntan los publícanos, Juan les dice: "No exijáis másde lo que os está ordenado"; y a los soldados mercenarios: "No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis, y contentaos con vuestro salario." Es decir,que Juan no pedía a los hombres que abandonaran sus ocupaciones habituales y fueran a vivir al desierto, como lo hacían él y los esenios. Como

encontró Pablo otros doce discípulos de Juan bautizados por éste —un bau

tismo puramente judío—; a Pablo le tocó enseñarles a creer en Jesús comoMesías.60 De modo que es obvio que Juan no tuvo ninguna relación personalcon Jesús ni reconoció su mesiazgo; el relato de Mateo y Lucas, 51 ausenteen Marcos, según el cual Juan, preso en Maquero, oyó hablar de los prodigios que obraba Jesús y mandó preguntarle si era el Mesías, a lo cualJesús habría respondido señalando sus milagros como prueba auténtica demesiazgo, ese relato, decíamos, carece de base histórica. Puede aceptarsecomo hecho histórico que Jesús fue bautizado por Juan, y también que después de la muerte del Bautista dijo a sus discípulos que éste había sido unprofeta y más aún que un profeta: que era Elias, el mayor de los profetasy, consecuentemente, el precursor del Mesías. En efecto, el judaismo de laépoca no concebía al Mesías sin el precursor Elias.62 Pero Jesús agregabaque "el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él (que Elias)";

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un verdadero judío, les aconsejaba permanecer en el mundo social y continuar con su trabajo diario, absteniéndose de maldad y violencia. De estemodo Juan imitaba a los profetas y se mostraba afín en espíritu a los mismos.

El Bautista ejerció una gran influencia sobre el pueblo. Josefo y los Evangelios dicen que Herodes Antipas temió que incitara a la rebelión comomuchos "Mesías" que aparecieron en ese período. Juan no vacilaba en reprocharle su casamiento ilegítimo con Herodías; también en esto imitaba aElias, interviniendo en cuestiones políticas. Así como Elias reprobó a Acaby Jezabel por el culto a Baal y por su conducta en el caso de la viña deNabot, Juan reprochó a Antipas y Herodías su unión por levirato ilegítima.

Las dos cosas —el temor a la rebelión y los reproches del Bautista— llevaron a Antipas a encarcelarlo en la fortaleza cercana al lugar donde Juan

predicaba (la fortaleza de Maquero) y allí hacerlo ajusticiar. Es muy probable que lo matara por instigación de Herodías, de quien sabemos que eraarrogante y ambiciosa (condición que terminó provocando la caída de suesposo); ella no podía tolerar en paz las injurias de ese nazareno transjordanoque excitaba al pueblo contra ella y su marido.

Tan grande era la influencia de Juan que ni siquiera su muerte puso final movimiento suscitado por "la voz que clamaba en el desierto". Josefo diceque casi siete años más tarde el pueblo atribuyó la derrota de Antipas alasesinato de Juan. Vemos una vez más que en la época de Jesús había discípulos de Juan de costumbres diferentes de las de los discípulos del Nazareno. Incluso en el período de los apóstoles, bastante después de la crucifixión, había quienes aceptaban las enseñanzas de Juan de un modo talque no reconocían el mesiazgo de Jesús (y mucho menos su carácter divino),

y pensaban que esa generación necesitaba aún preparación para recibir alMesías. Uno de ellos era Apolos de Alejandría, que fue a Efeso en la épocade Pablo, y "solamente conocía el bautismo de Juan".49 En el mismo lugar

« Lucas 3: 10-14.4» Hechos 18: 24-25.

242

Juan no era más que "una caña sacudida por el viento", es decir, un hombreque carecía del poder necesario para desprenderse de lo gastado, que no seveía a sí mismo como una fuerza independiente, sino como alguien que servía a una potestad mayor que vendría después de él. Jesús se oponía a losque seguían la doctrina del Bautista después de que él, Jesús, se hubo manifestado, pues "el más pequeño en el reino de los cielos" era mayor queJuan,63 y Jesús era el mayor en el reino de los cielos, el Mesías mismo, inmensamente más grande que el Bautista.

No obstante, sólo después de la muerte de Juan y de que Jesús se transformara en Ra b con una gran cantidad de seguidores, el Nazareno pensóy dijo estas cosas. Cuando el Bautista apareció en la escena, Jesús vio enél a alguien que abría las puertas del reino del cielo a todos los hombres

(incluso a Jesús mismo).

so ibid., 19: 1-7.81 Mateo 11 : 2-15; Lucas 7: 18-35.«2 J. Klausner, Die Messianischen Vorsteüungen de s Jtídischen Votkes im Zetral-

ter der Tannaiten, págs. 58-63.f» Mateo 11: 7-15; Lucas 7: 24-28.

243

 

I I I . El Bautismo de Jesús. Sus tentacionesy su p r imera mani fes tación

De acuerdo con los cuatro Evangelios, el ministerio de Jesús comenzó con1

redención de su pueblo durante los años que pasó en Nazaret (en la ctial

como en toda Galilea, había muchos —por ejemplo, los celotes— que esperaban el advenimiento del Mesías y estaban dispuestos a apresurarlo con laespada), versado en la literatura profética y en los Salmos (ya antes atribuidos a David y explicados en muchos casos como referentes al Mesías)lleno del espíritu de las visiones de Daniel (y quizás también de la literatura apocalíptica, fruto del espíritu de los profetas populares), Jesús sepresentó ante el precursor del Mesías, el nuevo Elias, quien predicaba queel reino de los cielos estaba cerca y que solamente se necesitaba el bautismoy buenas obras. Ese rito del bautismo que Jesús estaba cumpliendo.

Pero si el reino del Mesías estaba cerca, el Mesías debía estar ya en elmundo. ¿Había alguna razón para que él, un gran soñador imaginativo comolo era, que se sentía tan cerca de Dios, y tan impregnado del espíritu de losprofetas, a quien sus instintos señalaban que por sobre todas las cosas eran

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su bautismo por Juan. Lucas dice definidamente que Juan empezó a predicar durante el decimoquinto año del imperio de Tiberio, y que Jesús, cuandose hizo bautizar "era como de treinta años" (de modo que debió haber nacido aproximadamen te en el año 2 a 1 a. e. c ) . Según los Evangelios C anónicos tomó el bautismo por voluntad propia, pero el Evangelio de loshebreos (del que se conservan algunos fragmentos) 2 asegura que fue exhortado a hacerlo por su madre y sus hermanos.

De cualquier modo, marchó con multitudes provenientes de otras ciudades a hacerse bautizar por Juan en el Jordán. Juan no lo reconoció ni prestóatención a su presencia. Mateo dice 3 que no quería bautizarlo, pues entendíaque antes bien debía ser él, Juan, bautizado por Jesús. "Pero Jesús le respondió: deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia" (esdecir, con los deberes religiosos). Sin embargo, ni Lucas ni Marcos refieren

este hecho, que sólo constituye un intento de explicar la anomalía de queJesús, más grande que Juan, debiera ser bautizado por éste, y de que, nosiendo pecador, cumpliera el rito para la remisión de los pecados.

Pero, por otra parte, todos los sinoptistas afirman que cuando Jesús emergió del agua 'los cielos le fueron abiertos y vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos quedecía: Este es mi hijo amado en quien seré bendito" (así debemos traduciráv <3 £Ü5ÓKr]aa, generalmente vertido como "en quien tengo complacencia") o, según el texto más preciso de Lucas, "Yo te engendré hoy".4 Aunqueestas palabras son legendarias, un importante hecho histórico las realza. Elbautismo de Jesús en presencia de Juan fue el acontecimiento más decisivode su vida. Dotado de una fuerte imaginación, entregado a fantaseos sobre la

i Lucas 3: 1 y 23.2 Recogido en Novi Testamenti Graeci Swpplementum, de Nestle, Leipzig,

1896.* 3 Mateo 3: 13-15.

4 Salmos 2:7 ; tal el contenido de Lucas 3 : 22 según el Código D y el Latínantiguo, apoyado por muchos de los primeros Padres (véase Resch, Agrapha,págs. 223, 344-347).

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necesarios el arrepentimiento y las buenas obras, había en fin alguna razónque impidiera que él mismo fuera el Mesías inminente? Quizás hasta sunombre, "Jesús" (yunrp - yw " W) "él salvará", puede haber empujadoa este aldeano simple a creer que era el redentor (así como sobre ShabetaiZeví influyó el hecho de que naciera el 9 de ab, día en el que, según laleyenda, habría de venir al mundo el Mesías). Encandilado por la luz en-ceguecedora del sol de Judea, le pareció que los cielos se abrían y que laShejina le enviaba sus rayos.

En el Evangelio de los hebreos se conserva una indicación según la cualel descenso del Espíritu Santo significa el resplandor de la Shejina; ese Evangelio la considera un bat kol, una voz proveniente del cielo, la voz dijoque el Espíritu había aguardado la llegada de Jesús y que "brillaría sobre

él". Esta bat kol constituye el mismo fenómeno que nos es familiar en elTalmud, y la "paloma" (forma asumida por el Espíritu Santo) nos recuerdala que envió Noé desde el arca y revoloteó sobre las aguas (las del diluvioen ese caso, y las del Jordán en el que consideramos) y también el textotalmúdico que dice: "El espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas", 8

como una paloma que revolotea sobre sus pichones sin tocarlos. 6 De prontorelampagueó enceguecedoramente en el espíritu de Jesús la idea de que élera el Mesías esperado. Tal la voz que oyó dentro de sí y para la cual habíasido preparado durante sus treinta años de enclaustrada y rica vida interior enNazaret. Su sueño llegó al punto más alto en ese gran momento de su existencia, el solemne momento del bautismo.

Juan el Bautista era el profeta Elias, precursor del Mesías, "ángel delpacto", que prepararía el camino delante del Señor, "la voz que clamaba en

el desierto, preparando el camino de Dios, enderezando sus sendas", y elrecién bautizado Jesús era el Mesías mismo.

B Génesis 1: 2.6

Jagiga 15a; T. Jagiga II, 5 (donde se lee "águila" en vez de "paloma").Véase S. Schechter, Studies in Judaism, 2* serie, 110-116; cf. también Berajot 3a ,Batkol "que ronronea como una paloma".

24 5

 

Los hombres nutren en secreto sus mayores y más elevadas ideas; así

conservó Jesús la suya, celosamente sellada en la cámara del tesoro de sucorazón. Pues, ¿quién le iba a creer si se revelaba? ¿No habría hecho el ridículo? Un carpintero e hijo de carpintero de Nazaret, ¡el Mesías hijo deDavid! ¿Podía oírse algo más disparatado? Jesús ocultó su gran pensamiento;él mismo comenzó a dudar, y se aisló durante un tiempo en el mismo desierto en el que predicaba Juan. Esos períodos de soledad destinados a fortalecer la fe en alguna gran idea que sobrevuela la región intermedia entrelo posible y lo imposible, desde el de Moisés en el Monte Horeb hasta eldel R. Israel "Besht" en los Cárpatos, con frecuencia han constituido el preludio de la manifestación pública.

Marcos7 proporciona un breve relato sobre ese lapso de soledad inmediatamente posterior al bautismo: "Y luego el Espíritu lo impulsó al desierto. Yestuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Sa tan ás ... " Mateo 8

mente. Asimismo, una vez más, ¿qué podía hacer un carpintero de Galilea

para introducir algo nuevo en la sustancia de la Ley y del conocimientogeneral?Por último, el Mesías judío debía proporcionar a su pueblo bienestar

material ("Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra quese convierta en pan"). Ya hemos mencionado, 11 y más adelante nos referiremos a lo mismo más detalladamente, la promesa de Jesús de que en elMilenio, el mundo tendría una fertilidad maravillosa. Esta promesa se conserva en la tradición registrada por Papías, y concuerda casi palabra porpalabra con las descripciones del Libro de Baruch, de un antiguo Midrash ta -naítico (Sifré) y de varias baraitot talmúdicas. Con todo, también esta tentación fue rechazada como principio de su mesiazgo, pues Jesús la encontródemasiado grosera: "Escrito está. No sólo de pan vive el hombre."

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y L ucas9 desarrollan la descripción de las tentaciones diabólicas. Parece queellos conservan una tradición, proveniente de Pedro o algún otro discípulo,en la cual aquellas tentaciones son referidas de modo parabólico, metafóricoy críptico. De esta historia fantástica podemos deducir los siguientes rasgoshistóricos:

Obsesionado por la idea de que él era el Mesías, Jesús meditó sobre lostres métodos que, según la opinión corriente, disponía el Mesías paramanifestarse (aquí los consideramos en el orden con que a parecen en elEvangelio de los hebreos y no en los Sinópticos). Como primera posibilidad,el Mesías es el Mesías Rey, que supera a los gentiles por la fuerza y gobiernasobre ellos y sus reinos ("desde una alta montaña Satanás le mostró todoslos reinos de la tierra y su gloria").

Pero para llegar a tal fin no había más que un medio: la rebelión contralos romanos. El galileo Jesús, criado en la cuna de las ideas revolucionariasde los celotes, debió haber tenido, como todos los "Mesías" judíos, pensamientos semejantes. Pero terminó rechazándolos: su naturaleza soñadora,espiritual, no se adaptaba a tales métodos. Además, las condiciones de laépoca cerraban ese camino; ¿acaso no había presenciado el destino de Juanel Bautista?

En segundo lugar, el Mesías judío debía ser fuerte en la Tora, puestoque "sobre él reposará el Espíritu de Dios; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temorde Dios"10 ("el diablo lo llevó a Jerusalén y lo puso sobre el pináculo delTemplo" —esto es, sobre el sitio donde los sacerdotes y escribas explicabanla Ley—). Jesús, como veremos pronto, fue durante un breve lapso un Ra b

y maestro, de espíritu afín al de los escribas y fariseos.Pero también rechazó esta idea. Había visto los defectos de fariseos yescribas, y más tarde los acusó, en parte con justicia y en parte erronea-

1 Marcos 1: 12-13.8 Mateo 4: 1-11.« Lucas 4: 1-13.10 Isaías 11:2.

246

¿Qué quedaba entonces de la idea mesiánica? ¿Cómo se descubriría sudignidad de Mesías?

No quedaba más que ocultarla, y hasta que Juan el Bautista fue arrestado por Herodes Antipas, Jesús no hizo nada. Pero luego del confinamientodel "precursor", Jesús pensó que había llegado el momento de que ocuparasu lugar "y predicara el evangelio del reino de los cielos". Su mensaje separecía mucho al de Juan; sólo incluía un pequeño agregado en el que nadieque no fuera muy perspicaz podía percibir algún cambio de principio. Enlugar de "¡Arrepentios, pues el reino del cielo está cerca!", Jesús proclamaba:"Los días están cumplidos y el reino del cielo está cerca; arrepentios y creeden el Evangelio." "Los días están cumplidos", "el tiempo se ha cumplido", esdecir, el reino de los cielos debe llegar, ocurra lo que ocurriere, y "creeden el Evangelio", esto es, creed que el precursor del Mesías ya vino, y quepor lo tanto ya llegó el Mesías mismo.

Quién era el Mesías, o dónde estaba, Jesús no lo dijo. No se proclamóni se dejó proclamar Mesías hasta relativamente mucho más tarde. Al principio no divulgó el hecho ni entre sus discípulos; cuando éstos lo comprendieron por sí mismos, sin negarlo, quiso que no lo hicieran conocer. Resistióla tentación, presentándose sólo como Rab y simple predicador galileo, comouno más de los fariseos y escribas. En ese entonces eran comunes los predicadores errantes galileos; se los llamaba "galileos caminantes" (TO Ó '^ I•72157) -12

Pero entre él y los fariseos, Rabíes y predicadores de homilías corrienteshabía ciertas diferencias fundamentales: a) El núcleo de su doctrina afirmabala proximidad del Mesías y en consecuencia del reino de los cielos. Aunque

los fariseos y escribas pensaban lo mismo, tal idea era en ellos secundaria,b) Los fariseos y predicadores de homilías corrientes enseñaban la observancia de las leyes ceremoniales junto a la ley moral, mientras que Jesús enseñópoco más que la ley moral; aunque no abolió las leyes ceremoniales, les

11 Véase la página 63.12 Sanh. 70a; Juün 27b (ilxM>í naiy uní).

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prestó poca atención, c) El principio básico de las enseñanzas de escribas yfariseos era la expl icación de la Escri tura y, derivat ivamente, de la Tora;Jesús, en cambio , se apoyaba poco en la Escri tura, y expuso su doctrina enforma de parábolas. Esta era una práct ica de los fariseos, y de el los la aprendió Jesús; pero los fariseos nunca la emplearon en la misma medida que elN a z a r e n o .13 d) Jesús obraba milagros. Curaba enfermos y expulsaba espíri tus malignos; era imposible que el Mesías no obrara milagros. Los primerostanaím fueron también obradores de milagros; Jesús mismo dice que estotambién lo hacían los fariseos.14 El hacer mi l ag ros no rep resen taba para losgal i leos una prueba inequívoca del mesíazgo de Jesús: el Mesías haría milagros, pero no todo obrador de milagros era el Mesías.

También en este punto Jesús difería de los fariseos. Para estos úl t imos, ladoctrina era lo principal , y los milagros, lo secundario. Para Jesús, la enseñanza y los milagros tenían la misma importancia. Tenía conciencia de que,

significaba mero hom bre ("hi jos de los hom bres" , m x '1 3, es el plural de

Q1H, h o m b r e ) , c o m o ET>K en e l An t iguo Tes t amen to . Es t e es t ambién e lemp leo de EttN"13 (s e pronu ncia tP¿"13> por la el is ión de la K) en lenguaaramea y en el Talmud; s ignifica "hombre" como ente dis t into de las bestias y de los ánge les (cf. tttt-*p J H n' 1 ? ) - 17

Pero en el Libro de Daniel , en la vis ión de las cuatro best ias , 18 Israeles asimilado a UttX""13> que viene "en las nubes del cielo", mientras quelas otras naciones son representadas por animales. Desde época ant igua sesupuso que "Hi jo de l Hombre" era e l t í t u lo de l Mes ías ; e l L ib ro de Dan ie ld i c e : ".. .s ino hasta el Anciano de días y lo hicieron acercarse a él , y le fuedado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas losirvieran, y su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino unoque no será destruido". Capítulos enteros del Labro de Henoch 19 demues t rans in duda a lguna que walda b'esi, bar-nasha, "hi jo del hombre" o, en su forma

e r

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si bien los milagros le atraían al pueblo, era pel igroso desarrol lar una febasándola en el los, y con frecuencia evi taba a los que "buscaban signos".

Según cierta teoría, 15 Jesús nunca se consideró Mesías y sólo despuésde su muerte los discípulos lo proclamaron como tal . Pero a los discípulos,judíos de mental idad simple, nunca se les habría ocurrido que un crucificadopodía ser el Mesías ("el colgado es maldi to de Dios"), y la idea mesiánicano significaba nada para los gent i les conversos. Ex nihilo nihil fit: el hechode que el mesiazgo de Jesús se t ransformara en un principio fundamental delcris t ianismo poco después de la crucifixión const i tuye una prueba notablede que Jesús mismo se consideró Mesías. Pero en las primeras etapas de suministerio no hizo protestas mesiánicas: al principio no era más que un Rd by predicador, un "gal i leo caminante", que sólo difería de los otros por algunaspecu l i a r idades .

Como a todo ra b o predicador, lo seguían discípulos regulares y casuale s : l o s regu lares hab ían abandona do todo y permanec ían cons t an tementecon el Maestro; los casuales eran hombres y mujeres del pueblo que circuns-tancialmente se acercaban a escucharlo o para ser curados por él . Lo l lamaban" R a b í " 1 6 o, de acuerdo con la forma aramea posterior, Raboni (fbccPfJouvi,cf- D IJ? Vltf "UID"))- Jesús s iem pre se llam ó a sí mismo "h ijo del h om br e"BIS p ) o "de hombre ", es dec i r , s imple carne y sangre . Es t e uso sub

sis t ió en el hebreo hasta un período muy posterior: "hi jo del hombre"

13 Véase P. Fiebig, Altfüdische Gleichnisse und die Gleichnisse Jesu, Tubinga,1904.

" Mateo 12: 27.15

Véase W. Wrede, Das Messiasgéheimniss in den Evangelien, Gotinga, 1901.16 Esta palabra aparece también en los Evangelios, lo cual indujo a Graetz(III, 25, n. 20, pág. 759; IV 3 , n. 9, págs. 399-400) a considerarla más reciente,puesto que a Hillel, Shamai y Jonatán ben Uziel se los conocía por sus nombressin título antepuesto. Pero aunque en la época de Jesús no era la denominaciónoficial establecida y fija del "discípulo del sabio", ya se la empleaba en el lenguajecorriente como título honorífico no oficial (véase la pág. 41, n. 92). Véase tambiénT. Eduiot, final.

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he br ea , D"7K p a un t í t u lo regu larmen te o to rgado a l Mes ías an tes del a época de Jesús . 20 Es te , que hab laba arameo , u t i l i zó mucho l a expres ión .En los Evangel ios aparece ochenta y una veces. Los evangel is tas (especialmente Mateo) la introducen en muchas ocasiones en las sentencias del Nazareno. Pero Jesús no la empleaba en su sentido técnico; para él s ignificaba"yo" . Quería decir s implemente "hombre", s in ninguna cal i ficación ni intención específica.21

No obstante, en muchos otros casos, el uso del Nazareno era del iberado.Empleaba expresamente esas pa l ab ras porque en arameo ( l a l engua que é lhablaba) el las no tenían un significado especial para el pueblo común, peros í para oyen tes más i l u s t rados que recordaran a Ezequ ie l y Dan ie l . As ídejaba conocer en parte su mesiazgo, pero con más frecuencia lo ocul taba.

Por un lado, sugería que era un hombre simple y corriente (tal el sent idodel giro en el arameo cot idiano), y por el otro hacía entrever que era unprofeta como Ezequiel , el que también sol ía servirse de ese t í tulo. Y aunm á s : así insinuaba que era el "Hijo del Hombre" en el sent ido que suscontemporáneos atribuían a la expresión en el Libro de Daniel y según laexplicaba el Libro de Henoch: el "Hi jo de l Hombre" vendr í a "en l as nubesdel cielo", cerca del "Anciano de días", y tendría el imperio de Mesías Rey,e l re inado e t erno .

" Shabat, 112b.1 8 Daniel 7: 2-14.i» El Henoch etíope, 46, 1-6; 66, 1-16; 99, 5-35. Véanse también 9, 10; 68, 2;

60 , 27; 67, 6; 71 , 14.2 0 En el Talmud y en el Targum hay sugerencias sobre el significado mesiá-nico de "hijo del hombre"; por ejemplo, véase Sanh. 98b; Targum a 1 Crónicas

3 : 24. Pero estos pasajes son considerados posteriores al tiempo de Jesús.21 Véase H. Lietzmann, Ver Menschensohn, Leipzig, 1896, quien niega total

mente el significado mesiánico de "hijo del hombre". Véase, por otra parte, P. Fiebig,Der Menschensohn, Tubinga, 1901; G. Dalman, Die Worte Jesu, 1898, 191-219;W. Bousset, Die Religión des Judentums in Neutestatnentlichen Zeitalter, págs. 248-255.

24 9

 

Mediante tales sugerencias preparaba las mentes de sus discípulos regu

lares para que aceptaran luego sus reclamaciones de mesiazgo, mientras quela multitud no veía nada especial en sus dichos y seguía al "galileo caminante " que enseñaba un alto ideal ético valiéndose de parábolas atractivas, yademás realizaba milagros y curaba a los enfermos.

Libro Cuar to

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Los comienzos del ministerio de Jesús

 

I . El primit ivo ministerio de Jes ús: el pre dica dorde parábolas y obrador de mi lagros

Los autores de los primeros evangel ios eian de espíri tu judío. Comojudíos su propósi to no fue escribir la his toria del cris t ianismo ni una biogra

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fía de Jesús, s ino hacer patente cómo la voluntad de Dios se manifestó enciertos hecho s. De al l í que no debamos esperar encontra r una n an ación cronológica de lo acontecido durante el ministerio de Jesús, ni en Marcos, nien Mateo, ni s iquiera en Lucas (cuya intención era relacionar la vida del Nazareno con personajes y circunstancias his tóricos). De modo que no nos esposible dar una biografía de Jesús de acuerdo con los métodos modernos. Hemos definido solamente el punto de apertura de su ministerio (el baut ismopor Juan en e l Jo rdán) , y su pun to de cierre (la crucifixión a manos dePoncio Pi lato en Jerusalén).

La determinación de los puntos intermedios presenta una dificul tad. Nosiendo el propósi to de Marcos ni his tórico ni biográfico, s ino rel igioso, enlazalos hechos s iguiendo las parábolas y sentencias de Jesús, y ubica juntos

acontecimientos (y también sentencias y parábolas) dis tantes en el t iempo,siempre que posean una relación lógica interna.Con todo, entre el baut ismo y la crucifixión es posible determinar algu

nos hechos que nos proporcionan una guía aproximadamente correcta delcurso de la vida del Gali leo. No necesi tamos mucho más, desde que, segúnlos Evangel ios Sinópticos, su ministerio sólo se prolongó un año (29-30 e.c.)El Cuarto Evangel io lo ext iende a t res años; esta era también la opinión delos p r imeros Padres (Or ígenes , I reneo , Euseb io y Ep i fan io ) . Pero Clementede Alejandría y Jul io Africano consideran justo el término de un año, e Ireneo, contradiciendo el resto de sus escri tos, dice en una parte 1 que el ministerio de Jesús duró "sólo un año y unos pocos meses". Esta es la convicciónde los erudi tos más modernos. 2 En un período tan corto sería difíci l encontrarun desarrol lo gradual de las act ividades y de la doctrina: sólo podemos espe

rar establecer unos pocos hi tos.Después del baut ismo, hal lamos el primero de tales hi tos en la resolución

de Jesús de l imitarse a ocupar el vacío dejado por el Bautis ta (Juan ya había

1 Véase Ireneo, De Principiis, IV, 5.2 Husband, Prosecution of Jesús, Princeton, 1916, págs. 34-69, niega esto.

2 5 3

 

sido encarcelado y Jesús soportado las tentaciones y de regreso a Gali lea), predicando el arrepentimiento en relación con la aproximación del reino de loscielos. Abandona f ina lmen te su t rabajo de carp in t ero , con que e l que has t aese momento se ganaba la vida, y deja a la famil ia que había estado sosten iendo . Su p r imera aud iencia es tuvo cons t i t u ida por cuat ro hombres , dospare j as de hermanos cuya fe a rd i en te deb ía haber conocido desde an tes . 3

Pertenecían a una de las parejas Simón y Andrés (¿Netzer?; resul ta curioso que un simple pescador de Gali lea tuviera un nombre griego), 4 hijosde Jonás. Jesús los encontró cuando echaban la red en el Mar de Gali lea,cerca de su ciudad natal de Capernaum: los l lamó, les di jo que lo s iguierany que él habría de convert i rlos en "pescadores de hombres". Cerca de al l ívio a otros pescadores, Juan y Jacobo, hermanos también, hi jos de Zebedeo, quesentados en una barca con su padre y s irvientes asalariados, remendabanr e d e s .5 Jacobo y Juan eran hombres enérgicos y apasionados; Jesús acostum

cadura de l Jo rdán . Lo más p robab le es que co r respond iera a l a ac tua l Tel -Hum(corrupción de Tel -Nahum o Tan hum ), ru inas cercanas a Hi rbe t Coraz i ( l aCoraz in mencionada jun to a Kefar Nahum tan to en los Evangel ios como en e lTalmud); en ambos si t ios hay restos de ant iguas s inagogas notables por lasól ida cantería y las bel las escul turas y ornamentos. 11 No muy lejos, en la misma o r i l l a , es t aba Migdal (Migdal -Nunaya 12 o M a g d a l a , 13 l a Tar iquea g r i egay no Hirbet-el-Kerak, ubicada en la actual colonia judía de Kinneret , ant iguaBet Yerah y Fi loteria griega, con quistada en el 21 8 a. e. c. por Antíoco elGrande , y que aparen temente a l canzó su cén i t du ran te e l re inado de Ale j androJanneo) . 14 Magdala fue l a c iudad na ta l de Mar í a Magdalena , y t ambién de lamará pr imi t ivo R. I t z j ak Magdala 'á 1 5 y de l R. Judan ( Iehu dá) Magda la 'á .18

Como era de esperar de una c iudad ub icada f ren te a un l ago r i co en peces, l a mayor par t e de los hab i t an tes de Capernaum eran pescadores . Pero ,an tes de que T iber í ades ( fund ada en e l 18 e .c . ap rox imada mente) adqu i r i e ra

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braba l l amar los Boanerges (del ar ame o tp jn '23 o un*) '3 3) , "hi jos de lai ra" .6 También debía conocerlos desde antes y entendió que podían serseguidores suyos.

Los cuatro hombres dejaron sus t rabajos y más tarde sus famil ias; s involverse, s iguieron a Jesús como Eliseo siguió a El ias . Simón, Jacobo y Juanfueron después sus principales discípulos, "las columnas" de la nueva "iglesia"o comunidad; Simón, su l íder, se t ransformó en la "piedra" sobre la cualesa iglesia fue fundada.

Simón estaba casado, tenía su hogar en Capernaum y al l í vivía tambiénsu suegra, de modo que Jesús comenzó su ministerio en esa ciudad.

Capernaum, como hemos v i s to , e ra una c iudad de t amaño moderado , b i enconocida por su t rigo. 7 Encontramos referencias a el la en la Tosefta y elTalmud , en e l Midrash 8 y en escri tos de viajeros judíos, donde aparece como

"Kefar Tanhum",9

y también en Josefo ("la fuente más fért i l", a la cuall lama ban los habi tan tes Koccpccpvaoú^i , y tambié n K£(f>apvcO[j .cóv oKetpccpvCdKCÓv, "perteneciente al pueblo de Kefar Nahum"). 1 0 La c iudadse extendía a lo largo de la ori l la occidental del lago, cerca de la desembo-

3 De acuerdo con Juan 1: 41-43, Jesús ya conocía a Simón y Andrés cuandose llegó hasta Juan el Bautista.

4 Pero en el Talmud Ierushalmi (Berajct I, 1) aparece como nombre del padrede un amorá.

5 Sobre la industria pesquera y los peces de Galilea, véase Dalman, Orte undWege Jesu, 1921, págs. 122-124.

6 Sobre este nombre, véase H. P. Chajes, Marcus-Studien, Berlín, 1899, págs.21-22.

7 Menajot 85a; T. Menajot IX, 2: "Corazin y Kefar Ahín" (donde debe leerse

"Kefar Nahum") "Barchaim y Kefar Ahus" (Corazin y Kefar Nahum). VéaseDalman, op. cit., págs. 121-135; Graetz III, 15, 290, n. 2. Véase la nota 2 de lapágina 168.

8 Koh. R. sobre U-motze ani, y quizá también Cant. R. sobre Yonathi;} . Terumot XI, 7; J. Taanit, I, 7 (comienzo); / . Shabat II, 1 .fan n , rni nn Din:n"iD3

9 Ishtori ha-Parhi, Kaphtor toa-Perah, ed. Luncz, pág. 286.1 0 Guerras, III, X, 8; Vita, § 72, y las correcciones d e D alman, op. cit., pág.

133, n. 3.

2 5 4

impor t ancia , Capernaum era t ambién un cen t ro comerc ia l con su p rop io bancode t ributos 17 o derechos de aduana; esta es , según Meistermann, la razón porla cual también se la l lamaba Kefar Tejum im (l i t . , aldea fron teriz a): 18 de lotro lado del lago estaba Decápolis y el reino de Fi l ipo. La denominaciónKefar Nahum data de l a época en qu e efec t ivamente era só lo una a ldea (kefar).

Josefo 1B no encuen t ra pa l ab ras adecuadas y su f i c i en tes para descr ib i r l abel leza, la fert i l idad, la rica y numerosa población del dis tri to contiguo allago de Gali lea (el Mar de Kinneret o Genesaret 2 0 o Lago de T iber í ades ) ,conocido en el Talmud como "t ierra baja (o val le) de Genesar" (la moderna"e l -Ghuayr") o como "Val l e de Gal i l ea" 2 1 o , s implemente , "e l Val l e" .22 E lMidrash, caprichosamente, atribuye a "Genesar" el s ignificado de "los jardinesde l a p r incesa"; 2 3 es cu r ioso que Jerón imo t raduzca de l a misma manera :Hortus principisP*

Los "frutos de Genesar" eran famosos. 25 Capernaum comerc iaba con f ru t as

1 1 Sobre Capernaum, Corazin y sus sinagogas, véase Kohl y Watzinger, AntikeSynagogen in Galüsea, Leipzig, 1915; B. Meistermann, Caphamaüm et Bethsaide,París, 1921; Dalman, op. cit., 2* ed., págs. 121-137; Y. Schwartz, T'vuot ha-Aretz,ed. Luncz, pág. 226; J. Klausner, Olam Mithavé, Odesa, 1915, págs. 198-200.

1 2 Pesajim 46a.13 7. Maaserot, III, 1; J. Sanh. II, 1.14 Véase Dalman, págs. 114-116, 160; S. Klein, Beitrage, págs. 76-84.15 Sanh. 98a; Baba Metzia 25b; Gen. R. párrafos 5, 9, etcétera.16 / . Taanit I, 3; J. Berajct IX, 2; Gen. R. párrafo 13.17 Marcos 2: 14; Lucas 5: 27.1 8 Meistermann, op. cit.19 Guerras, III, x, 7-8.2 0 Escrito con yod, y no "I01l'l con vav; véase Dalman, págs. 109-110.2 1 Véase Berajct 44a; Eruvin 30a; Gen. R. párrafo 99, final, y en otras partes.2 2 Sheviit, IX, 2.2 3 Gen. R., § 98.2 4 Dalman, págs. 109-110; para una buena descripción de los alrededores de

Genesar, véanse las págs. 104-109.2 5 Pesajim 8b ; Berajct 44a ; cf. " "Lleno de las bendicio nes de l Seño r': así es

el valle de Genesar" (Sífré sobre el Deut , § 355, ed. Friedmann 147b); Ruth R.sobre Lint po ha-laila.

2 5 5

 

y pescado, y con ta le s produc tos sobrepasó e l comerc io de l Jaulán y de Bas tan , la Decápol is gr iega y Ga l i lea . "Y tú , Capernaum, que e res levantada(o que te has levantado) has ta e l c ie lo" 26 puede se r la expres ión exageradade un a ldeano s imple pa ra e l que cua lquie r c iudad ins ignif icante e s grandecomparada con su v i l lor r io ; r ea lmente , a l lado de Nazare t , Capernaum habíasido "levantada hasta el cielo".

De todas las ciudades de la Galilea Inferior vecinas a Nazaret, Capernaum e ra la más adecuada pa ra e l minis te r io de Jesús . Quizás no fue ra tangrande como Seforis, la cual, antes de la construcción de Tiberíades, fue laprincipal de Galilea. Pero en las ciudades más grandes la gente era demasiado escéptica y, lo que resultaba peligroso para Jesús, el gobierno ejercía uncontro l e s t r ic to . Como e l propósi to de l Nazareno e ra hace r se conocer y propagar su doc tr ina , tampoco podía e legi r una c iudad o a ldea muy pequeña :por e l lo la mediana Capernaum se t r ansformó en su centro de acc ión enGal i lea . Ta l e lecc ión puedo as imismo haber s ido de te rminada por e l hecho

La lec tura de la Ley se hac ía en un orden dado; no e ra e l ac tua l (quela divide en cincuenta y cuatro secciones —tantas como sábados tiene elaño—; en los años normales se leen dos secciones juntas, y en los intercaladosse la s sepa ra ) . Hasta comienzos de la Edad Media , los judíos de Pa les t ina(pero no los de Babilonia) leían toda la Ley en más o menos tres años ym e d i o .2 9 Después de l Penta teuco, "conc luían" ( •pTtJS t t ) con los P rofe ta s(aunque la costumbre f ija de La Haftara, en su forma presente , e s tambiénposte r ior ) , t r aduc iendo ora lmente e l a rameo pa ra e l pueblo (en espec ia l enGal i lea , donde los i le t r ados e ran más que en Judea , y donde muy pocaspe rsonas hablaban hebreo) , y expl icando lo que se había le ído .

Los lectores y expositores eran casi siempre fariseos y escribas. El judaismo de aque l los d ía s tenía un ca rác te r suf ic ientemente democrá t ico como pa rape rmit i r a quien lo desea ra que leye ra y expl ica ra la Esc r i tura , pe ro pocossabían lee r con la f lu idez necesa r ia pa ra hace r lo , pa r t icula rmente en Ga l i

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de que sus pr imeros seguidores S imón y Andrés v iv ían a l l í , y Jesús fuecá l idamente r ec ib ido como huésped en la casa de l pr imero . El Nazareno hizoviajes de predicación a las demás ciudades de Galilea, volviendo siempre aC a p e r n a u m .

Estos v ia je s no cubr ie ron un á rea muy grande : ent re Coraz ín y Migda l(Nuna ia ) en e l oes te , y ent re Be tsa ida ( Jul ia ) y Gadara sobre la or i l la e s tede l Mar de Ga l i lea y de l Jordán; exceptuadas a lgunas c iudades de Decápol is ,y la desconoc ida Da lmanuta a Magordan (véase más ade lante ) , los Evange l iossólo menc ionan a Nazare t y a la s c iudades vec inas de Capernaum, Be tsa i da , Migda l , Na in y Kefa r Cana (que sólo apa rece en e l Cuar to Evange l io) .Las regiones más distantes de Tiro, Sidón y Cesárea de Filipo en el norte, yJericó y Jerusalén en el sur, no son citadas sino en relación con los últimos

episodios de su vida.Jesús h izo su pr imera apa r ic ión públ ica en Capernaum, donde , c ie r toShabat, predicó en la s inagoga . Meis te rmann 27 se equivoca ta l vez a l pensa rque la s he rmosas ru inas r ec ientemente encontradas en Capernaum son la sde la s inagoga de l t iempo de Jesús , pe ro , después de ta l ha l lazgo, e l Pé reOrfali ha descubierto los restos de una sinagoga más antigua, sobre cuyosc imientos se levantó la o t ra . La cos tumbre de predica r en la s s inagogas durante e l Shabat e ra cor r iente hace d iec inueve s ig los , según surge de l Ta lm u d , d e l Midrash y también de un pasa je notable de l Nuevo Testamento:"Porque Moisés desde t iempos ant ignos t iene en cada c iudad quien lo pre dique en la s s inagogas , donde es le ído cada d ía de reposo." 2 8

De esto se sigue que en todas las sinagogas y todos los Shabatot habíalectores de la Ley de Moisés, y que es ta lectura era considerada un r i to

antiguo ya hacia f ines del siglo primero o comienzos del segundo de la EraCr is t iana (época de la que da tan los Hechos de los Apósto les) .

2 e Mateo 11 : 23; Lucas 10: 24.27 Meistermann, Capharnaüm et Bethsaide, suM d'une étude sur l'áge de la

Synagogue de Tell-Hum, París, 1921.28 Hechos de los Apóstoles 15: 21.

2 5 6

lea. Esa tarea quedaba entonces a cargo de los escribas y fariseos, representantes de la democracia y opositores al clero aristocrático gobernante. Jesús,en la sinagoga de Capernaum, leyó textos de los Libros Proféticos y losexplicó, conduciéndose como un escriba o fariseo, y como tal fue visto pore l pueblo . Así cont inuó has ta que marchó a Je rusa lén , donde , según ve remos,se r eve ló como Mesías . Sus pr imeros mé todos le pe rmit ie ron reunir en tornode sí a discípulos y oyentes, salvándose de las persecuciones casi hasta elf inal.

En esa época e ra común en Pa les t ina e l maest ro ( "Rabí") que a t ra íagran número de d isc ípulos y expl icaba públ icamente la Ley, y quienes sesentían inclinados a hacerlo —"discípulos del sabio" o gente común— lo escuchaban, t r a tándolo con honor , conside rándolo un santo , próximo a Dios y ala Ley y, en consecuencia, capaz de realizar milagros. Los responsables del

orden público —los funcionarios de Herodes Antipas o los principales de lac iudad— no pres ta ron n inguna a tenc ión a e s te nuevo Rabí ga l i leo . S i b ien ,como pronto ve remos, los f a r iseos comenzaron a comprender después de unt iempo que Jesús no seguía to ta lmente los caminos t r i l lados de la doc tr inafarisaica, al principio parecía que sólo difería en ciertos detalles, así como undiscípulo de la escuela de Shamai divergía de otro de la escuela de Hillel. AJesús le ocurrió al principio de su carrera lo mismo que a Sócrates al f inalde la suya : Sócra tes , que luchó contra los sof is ta s , fue condenado a muer tepor sofista; Jesús, que luchó contra los fariseos, primero fue considerado unfariseo en todos sus aspectos.

Pe ro e l pueblo advir t ió ins t in t ivamente que a lgo había en é l que lodiferenciaba de los fariseos. Los tres Sinópticos conservan una observacióndigna de nota r se : "Y se admiraban de su doc tr ina , porque le s enseñaba como

quien t iene autor idad, y no como los e sc r ibas . " 3 0 Las pa labras "como quient iene autor ida d" (¿be ; á£o ua í ocv 8X<J0V, en Lucas év é^ ou a ío t ) dem ues-

29 Véase S. Asaf, Babel v'Eretz Yisrael bi-t'kufat ha-G'onim (Ha Shiloach,XXXIV, 291, n. 3); A. Büchler, The Reading of the Law and the Prophets in aTríennial Cycle, J. Q. R., 1893; V 420-468; VI, 1 y sigs.

3« Marcos 1: 22; Mateo 7: 29; Lucas 4: 32.

2 5 7

 

t r an c la ramente en qué consis t ía la d i fe renc ia : los e sc r ibas no ense rabanna da q ue saca ran d e sí, sino que se bas aba n po r complet o en las ' escrituras, mientras que Jesús expresaba lo que surgía de su corazón, sin esaconstante r e fe renc ia a los textos consagrados .

Veremos pronto que Jesús sabía también expl ica r la Esc r i tura como unverdadero fariseo, pero lo hacía con menos frecuencia que los fariseos yesc r ibas ; como regla , hablaba igua l que los ant iguos profe ta s , s in basa r seen a lgún "es tá d icho" o "es tá e sc r i to" . No obstante , los profe ta s proc lamaban: "Así lo d i jo e l Señor . " De es te modo ins t i laban en e l pueblo la ideade que lo que habían hablado provenía de Dios , y de que e l los , los profe ta s , no e ran más que vehículos e ins t rumentos de la Divinidad. Pe ro Jssúsno hacía esa reserva e incluso ponía el énfasis sobre su propia persona—"Pero yo os d igo. . . "— oponiendo sus pa labras a lo que se había d ichoantes de é l . 3 1

guía el uso de los escribas y los primeros tanaím. Pero mientras é s tos se

dedicaban pr inc ipa lmente a exponer y expl ica r la Esc r i tura y hac ían un usore la t ivamente pequeño de la s pa rábolas , e l caso de Jesús e ra inve rso . Susparábolas tenían un doble obje t ivo .

En pr imer luga r , que r ía in te resa r a l pueblo s imple que const i tu ía suaudi tor io habi tua l ; como todos los maest ros de nuevos s is temas é t icos y c rea dores de nuevas ideas , Je sús e ra un poe ta y un hábi l na r rador . Así , empleabadesc r ipc iones tomadas de la v ida cot id iana y , como los me jores na r radores ypredicadores mora les de todas la s r azas y t iempos, inconsc ientemente l le vaba tales descripciones al nivel de símbolos éticos.

En segundo luga r , con f recuenc ia se e sforzó por cubr i r , mediante pa rá bolas y sentencias metafóricas, un signif icado esotérico que aún no podíaproc lamar abie r tamente o que los hombres todavía no podían comprender ,y que él revelaba solamente a los más discretos; así, a l círculo más íntimo

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En es to pa rece radica r la d i fe renc ia ent re los mé todos de Jesús y losde los escribas y fariseos; tal sería el sentido de la observación: ". . .puesle s enseñaba como quien t iene autor idad" . S in embargo, e s d igna de menc ión la teor ía de H. P . Cha jes , según la cua l la s pa labras cbq é^ o u a í aEXCOV o áv t c j ou a í a r epro ducen e l s ignif icado más co nien te de ¡ V E > 1 »empleado en la primitiva versión hebrea de los Evangelios. "?tt>ta queríadec i r <1un predicador en parábolas", como en D'VliH&n TWN 1 p ^J? ("Por tantodicen los p ioverbis ta s") 3 2 o ntn 05M ^ m » J1S1? W3VI ( " . . . v a r o n e s b u r l a dores que hablá is pa rábolas a e s te pu eblo . . . " ) 3 3 o ¡nna ni3N3 ~filti,b bWKi"1

-[i"?j; Vw an "?3 ("H e aqu í, todo el que usa d e refranes te aplic ará a ti e lr e f rán que d ice : Cua l la madre , ta l la h i ja " ) . 3 4

En consecuencia, según Chajes, el signif icado real del texto evangélicosería: "Pues les enseñaba como un Vtflfc, uno que emplea parábolas, pro

ve rbios o r e f ranes" , o , en Lucas , "Porque su pa labra e ra con pa rábolas , opor una pa rábola" ^ ü 2 / y no como los e sc r ibas . Pe ro e l t r aduc to r gr iego(o a lguien que empleó ma te r ia l hebreo pa ra una ve r s ión ora l en gr iego)transformó el sentido de ^Vfttí, y en luga r de "uno que predica en pa rá bolas" puso (o d i jo) "uno que t iene autor idad " , inc luyendo un g i ro de comprensión dif ícil.35

Si esto es así, Jesús, en la opinión del pueblo, difería de fariseos y esc r ibas por emplea r a legor ía s y pa rábolas en luga r de expl ica r l i te ra lmentela Escritura. Pero los tanaím y sus sucesores, los amoraím, también u t i l iza ba n parábo las. Véanse si no las fórmulas /T?»1? TSN3 ..."7W» W I 3 ...n&VT ~ Ü " m¡TttV Vl>73> etc.; 3 6 de modo que en es te a spec to Jesús e ra un fa r iseo y se -

3 1 Véase Ahad ha-Am, Al sh'te ha-s'ippim (Obras Completas, I V , 4 2 - 4 4 ) .

82 Números 2 1 : 2 7 .3 3 Isaías 2 8 : 1 5 .3 4 Ezequiel 1 5 : 4 4 .3 5 Véase H . P . Chajes, Markus-Studien, p á g s . 1 0 - 1 2 ; también Schechter,

Studies in Judaism, 2* ser ie , 11 7-123 .3 6 Sobre la s parábolas d el Talmud y el Midrash, véase Giuseppe Levi, Parabeln,

Legenden und Gedanken au s Talmud und Midrash, traducido p o r L . Seligmann,4 a ed. , Viena, 1 9 2 1 ; P . Fiebig, Altjüdische Gleichnisse und die Gleichnisse Jesu,

2 5 8

de discípulos, les manifestó: "A vosotros os es dado saber el misterio delreino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas less o n d i c h a s . " 3 7 Hay otro e jemplo donde apa rece la misma idea : "No de is losanto a los pe r ros , n i eché is vues t ra s pe r la s de lante de los ce rdos , no sea quelas p isoteen, y se vue lvan y os despedacen." 3 8 E n s e ñ a b a m e d i a n t e p a r á b o l a sporque temía que e l pueblo no pudie ra entender e l s ignif icado in te r ior desu mensa je .

Pe ro sabía que , f ina lmente , tanto su pe r sona como sus enseñanzas se r íanconoc idas abie r tamente , y que la cubie r ta pa raból ica se r ía r e t i r ada , porqueé l lo que r ía y porque debía hace r lo : la lámpara no podía quedar "deba jode l a lmud o deba jo de la cama" , s ino que f ina lmente se la ubica r ía sobree l a lmud o sobre e l lecho (es dec i r , sobre e se t ipo de cama que todavía seut i l iza en Or iente en luga r de mesa ) ; "no hay nada ocul to que no haya de

se r r eve lado, n i e scondido que no haya de sa l i r a la luz" . 3 9

Jesús , según ya lo hemos seña lado, tuvo o t ra ca rac te r ís t ica notable : curóa muchos enfe rmos. El pueblo conside raba a f a r iseos y e sc r ibas hombressantos y , por lo tanto , obradores de milagros . Tanto e l Ta lmud como e l M idrash nar ran milagros r ea l izados por Rabán Io janán ben Zaca i y por e l R .Eleaza r ben Hircano, su d isc ípulo , quienes v iv ie ron en la época de Jesús . 40

Pero para los fariseos los milagros tenían sólo un interés secundario. ElTa lmud no d ice cas i nada sobre los que pudie ron haber r ea l izado Hi l le l yShamai ( e s Jose fo quien recue rda que Shamai o Shemayah predi jo e l fu turode Herodes) . En e l caso de Jesús , los mi lagros const i tu ían un fac tor pr imar io ;sin ellos no habría podido atraer al pueblo simple de Galilea.

Hemos vis to cómo, a causa de la s prolongadas gue r ras y tumul tos y a la

Tubinga, 1 9 0 4 ; Die Gleichnissreden Jesu im Lichte der rabbinischen Gleichnisse,1 9 1 2 ; T . Ziegler, Die Kónigsgleichnisse des Midrash, Breslau, 1 9 0 3 ; Israel Abrahams,Studies in Tharisaism, I a ser ie , Cambridge, 1 9 1 7 , p á g s . 9 0 - 1 0 7 ; H . Weinel, DieGleichnisse Jesu, 4 a ed. , 1918.

87 Marcos 4 : 1 1 - 1 2 .88 Mateo 7 : 6 .39 Marcos 4 : 2 1 - 2 3 .4<> Joma 3 9 b ; Jagiga 1 7 b ; Taanit 2 5 b ; Baba Metzia 5 9 b .

2 5 9

 

terrible opresión de Herodes y los romanos, Palest ina, y en especial Gali lea,se l lenó de enfermos y sufrientes y de t ipos patológicos que podemos rotularde neurasténicos y psicasténicos. Los disturbios habían mult ipl icado a lospobres y desocupados, con el resul tado de que en Palest ina y (una vez más)especialmente en Gali lea (que estaba lejos del centro del gobierno civi l yde las más sanas influencias espiri tuales) eran numerosos los "casos nerviosos": epi lépt icos, imbéci les , semilocos y especialmente mujeres his téri cas . 41 En esa época incluso los individuos educados y embebidos de cul turagriega (como por ejemplo Josefo) entendían que tales casos nerviosos y deinsania s ignificaban "posesión" por algún diablo, demonio o espíri tu inmundo ; creían en las "curas" y en que ciertos hombres podían real izar milagros.También en l as p r imeras par t es de l Talmud hay muchas nar rac iones deenfermedades atribuidas a la influencia de demonios y "espíri tus dañinos"( Q ' p n a ) .

42

3

precursor del Mesías (como muchos lo creyeron, hasta Cesárea -de Fi l ipo),s ino también por sus milagros. Moisés era en lo fundamental el Legislador;Elias y Eliseo fueron los únicos profetas hebreos que manifestaron su poderpor milagros exclusivamente, s in dejar ninguna profecía escri ta. La mayorparte de tales milagros beneficiaron a individuos y no tenían valor para elpueblo como un todo. El ias y Eliseo resuci taron niños: Jesús resuci tó a lahi ja de Jairo (Marcos narra un solo caso de resurrección; 45 Lucas añadeel del joven de Naín 4 6 y e l Cuar to Evangel io descr ibe de ta l l adamente l aresurrección de Lázaro, el que, en Lucas, es el mendigo protagonista de unaparábo la : cuando muere , es l l evado a l Para í so ) . 4 7

Otro caso: El iseo, el discípulo de Elias , mult ipl icó el acei te de una vasi ja, con el cual se pudieron l lenar muchas, y la mujer de uno de "los hi josde los profetas" pagó de tal manera sus deudas; asimismo, El iseo, con veintepanes de cebada dio de comer a cien hombres.*6 Así Jesús debía sat isfacer

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Encon t ramos en l a Mishná es t a ú l t ima y muy p rop ia denominación ; loscasos de cura milagrosa son comunes entre las primeras baraitot.* D e m o d oque no puede so rp rendernos que Jesús p rac t i cara cu ras mi l ag rosas como unfariseo, o incluso en mayor medida que un fariseo corriente, puesto que ensus pensamientos más ínt imos se consideraba el Mesías, y en su t iempoal Mesías se le atribuían poderes sobrenaturales . Los cuatro Evangel ios estánl lenos de descripciones de tales milagros; tantos son que casi ocul tan la doctrina real de quien los real izaba: especialmente en Marcos, que dedica pocoespacio a los dichos del Maestro.

El problema de los milagros en el ministerio de Jesús es difíci l y complicado; todos los l ibros sobre la vida del Nazareno, desde el de Reimarushasta los de los autores más recientes, pasando por el Friedrich Strauss, dedican a este tema un espacio considerable. 44 Como l a c i encia moderna no

puede imaginar un efecto s in causa, externa o interna, no se contenta conlas respuestas s imples propuestas en la época de los enciclopedistas , según lascuales todos los milagros atribuidos a Jesús y a los otros grandes hombresde es t e mundo son meras invenciones de l iberadamente maqu inadas por "sacerdotes astutos". Los milagros de Jesús pueden clasificarse en cinco categorías:

1) Milagros debidos al deseo de cumplir algún enunc iado del AntiguoTestamen to o de imitar a algún profeta.

Jesús tomó el lugar de Juan el Bautis ta, que era considerado Elias: también el Nazareno debía, en consecuencia, real izar milagros, como lo hicieronElias y su discípulo Eliseo. Habría de asemejarse a El ias no sólo por ser el

4 1

Véase la página 147 y en otros lugares.42 Avot V, 8.4 3 El más reciente y completo examen de la medicina talmúdica es J. Preuss,

Biblish-Talmudische Medicin, Berlín, 1911; véase también W. Ebstein, Die Medizinim Neuen Testament und im Talmud, Stuttgart, 1903; L. Blau, Das ÁlfüdischenZauberwese, Estrasburgo, 1898.

4 4 Véase un análisis detallado en Fr. Nippold, Die Psychiatrische Sette der Heü~statigkeit Jesu, 1899; H. Schafer Jesús in psychiatrischer Béleuchtung, 1910.

260

a cinco mil hombres co n cinco panes y dos peces, l lenando doce cestas conlos t rozos sobrantes, de acuerdo con el número de las t ribus de Israel . Jesúsera, pues, más grande que Eliseo.

La imaginación de los discípulos de la primera o segunda generaciónl legó incluso a duplicar el episodio: la segunda vez Jesús sat isface a cuatromil hombres co n siete panes y unos pocos peces; los t rozos que sobraronl lenaban siete canastas . 4 9 Obviamente t enemos aqu í una imi t ac ión de l mayorde los profetas obradores de prodigios. Jesús, que, según pensaban sus discípulos, era el más grande de los profetas o incluso algo más que un profeta(lo mismo que Juan el Bautis ta según Jesús) debía real izar maravi l las comoellos, y superarlos.

Pero no se t rataba sólo de imitar los hechos de los profetas . En la épocade Jesús se entendía que todo lo prodigioso o milagroso que incluían los

dichos de aquél los se refería a la edad mesiánica. De modo que, como sehabía dicho, "entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos delos sordos se abrirán. Entonces el cojo sal tará como un ciervo, y cantará lal engua de l mudo . . . ", 60 correspondía a Jesús curar al ciego y al mudo, darlefuerza al l is iado, oído al sordo y, en fin, remediar toda clase de enfermedades . Pues él enseñaba al pueblo que "el reino de los cielos estaba cerca"; las"señales o s ignos del Mesías" debían aparecer sobre la t ierra y ser percibidos por los hombres.

2 ) Descripcione s poéticas que, en la mente de los discípulos, se transformaron en milagros.

Los discípulos de Jesús eran en su mayoría gentes senci l las provenientesde la clase humilde; tenían una imaginación intensa, y los milagros los atraían

48 Marcos 5: 22-43; véase Mateo 9: 18-26.46 Lucas 7: 11-17. Naín (Naím) es mencionada en Gen. R., § 98.47 Cf. Lucas 16: 19-31 con Juan 11: 1-46.48 2 Reyes 4: 1-37, 42-44.49 Marcos 6: 34-44; 8: 1-9.60 Isaías 35: 5-6.

2 61

 

poderosamente. Estos hombres, de un modo por completo involuntario e iconsciente, t ransformaban una descripción poét ica en una hecho real

exci taba su fantasía. Hay un caso muy claro. Marcos y Mateo 5 1 narranincidente extraño. Estando Jesús en Jerusalén, la semana anterior a la p a ,cua, s int ió hambre y, al pasar frente a una higuera, buscó en el la algunohigos. Pero no los había porque no era la estación. Marcos lo subraya; realmente, en la época de la Pascua la higuera no da frutos. Pero a pesar deesta circunstancia natural , Jesús maldi jo al árbol y lo condenó a esteri l idadperpetua: ¡la higuera se secó inmediatamente, o al día s iguiente!

Lucas no hace ninguna referencia a esta anécdota curiosa; sólo registrauna t ípica parábola de Jesús: "Dijo también esta parábola: Tenía un hombreuna higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en el la, y no lo hal lóY di jo al viñador: H e aquí , ha ce t res años que vengo a buscar fruto en estah iguera y no lo ha l lo ; có r t a l a . . ' . " 5 2

Es claro que el tema de la parábola es el pueblo de Israel (o bien elpart ido de los fariseos, o el de los saduceos), que no atendía a las palabras

4 ) Actos sólo aparentemente milagrosos.

Estos son hechos que ocurrieron en real idad, pero s in tener nada demilagroso; el milagro lo vieron los discípulos. Tal es el caso de la tempestadque agi tó al Mar de Gali lea mientras Jesús y sus discípulos navegaban enuna barca ; 5 7 las olas comenzaban ya anegarla y los dicípulos estaban amedrentados, pero Jesús dormía pacíficamente en la popa. Cuando lo despertaron, él los t ranquil izó, exhortándolos a que confiaran en Dios y no fueran"hombres de poca fe". Luego cesó el viento y en el mar hubo bonanza. Estoes incuest ionablemente lo ocurrido: el Mar de Gali lea con frecuencia se encrespa de pronto y del mismo modo abrupto recobra la calma. Personalmentehe presenciado un cambio semejante mientras lo atravesaba en la primaverade 19 12. Pero para los pescadores gal i leos, con su sed de prodigios se t rataba de un milagro real izado por Jesús.

Esto ha ocurrido siempre así con las gentes senci l las y s imples. La pie

dad fanát ica conoce muchos milagros de ese t ipo; éste era comúnmente el

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de Jesús y, por lo tanto, debía en just icia ser maldecido o abat ido. En otrap a r t e 5 3 el mismo Marcos d i ce : "De l a h iguera ap rended l a parábo la" , dondeLucas escribe: "Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolos, sabéis por vosotros mismos que el verano está cerca. Así tambiénvoso t ros . . . s abed que es t á cerca e l re ino de Dios ." 5 4 (Se habla de brotesde flores, puesto que la higuera no fruct i fica en aquel la estación.) Esta precisa parábola, en el círculo de los discípulos, o por los evangel is tas , fuetransformada en una extraño milagro, que infl igía una gran injust icia a unárbol cuya única culpa consist ió en haber cumplido sus funciones naturales .

3 ) Ilusiones.

Otro t ipo de milagros atribuidos a Jesús consisten en visiones imaginar ias, "alucinaciones" de s imples aldeanos y pescadores orientales , para quienes todo el universo estaba l leno de prodigios. Por ejemplo, se narra queyendo los discípulos en el Mar de Gali lea en una pequeña barca, por lanoche, tenían viento en contra y les resul taba difíci l remar. Cerca de la cuartavigi l ia (cuando el los seguramente estaban fat igados y los vencía el sueño),Jesús, que había quedado solo en la ori l la, se acercó a la embarcación caminando sobre las aguas como si fueran t ierra fi rme. 55 Marcos en real idadd i c e 5 6 que "pensaron que era un fan tasma" (£8of ; av ( f>ávTaa |aa ETVOCI),por cierto que se t rataba de una aparición. Pero el apet i to de milagrosgradualmente implantó en el los la creencia de que efect ivamente habíanvisto a Jesús y luego remado con él en el bote. Este es uno entre muchoscasos s imilares .

B I Marcos 11: 13-14, 20, 21; Mateo, 21: 19-21.5 2 Lucas 13: 6-9.53 Marcos 1 3 : 2 8 - 2 9 .54 Lucas 21: 29-31.55 Marcos 6: 47-51.5 6 Marcos 6: 49.

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caso en los días de Besht y sus primeros discípulos; no es posible considerarfraudulentos todos los relatos de milagros atribuidos a los "santos" de losjasidim: muchos de estos hombres eran realmente honestos y devotos. Sobreuna base s imilar de fe incuest ionable reposan los milagros de los otros fundadores de rel igiones y de los santos de los diversos credos. ¡Cuántos milagros atribuye el autor de Aliyath-Eliyahu al Gaon de Vilna, que vivió hacesolamente ciento cincuenta años y dedicó a los jasidim el más profundodesprec io !

5 ) La curación de numerosos casos nerviosos.

El quinto y úl t imo t ipo de milagros son las curas maravi l losas de diversas clases de desórdenes nerviosos. Es obvio que Jesús tenía "poder de sugest ión", capacidad de influir sobre la gente en un grado no común. De nohaber s ido así , sus discípulos nunca lo habrían venerado como lo hicieron,recordando y enseñando cada una de las palabras que pronunció; el recuerdo de este hombre no podría haber persis t ido e influido sobre sus vidasespiri tuales y terrenales; tampoco el los, los discípulos, habrían logrado gravi tar sobre mil lares y decenas de mil lares de hombres gracias al poder derivado del Maestro. Esa fuerza de Jesús incluía algún elemento secreto,míst ico, todavía no estudiado adecuadamente por los psicólogos y médicoscorrientes, quienes sólo conocen las leyes naturales hasta ahora determinadas por la ciencia.

Ese mismo don lo poseyeron Mahoma, el profeta árabe, y Napoleón,aunque en d i feren te g rado , fo rma y t endencia . 5 8 El i lustrado romano Táci to

registra el caso de un ciego curado por Vespasiano en Alejandría.59

Ciertoshombres, dotados de un part icular poder de voluntad y una vida interior

67 Marcos 4: 35-41.5 8 O. Holtzman, War Jesús Ekstatiker?, Tubinga, 1903. Binet-Sanglé, La folie

de Jésus, 3* ed., 4 vols., París, 1911-1915, adoptan una posición extrema,so Véase Tácito, Historia, IV, 81, Caeco reluxit (Vespasianw) dies.

263

 

de especial fuerza, pueden, por su mirada excepcionalmente penetrante ot ierna, o por su fe ínt ima en su propia fuerza espiri tual , influir sobre mu

chos tipos de trastornos nerviosos e incluso en casos de insania total. El quotal influencia produzca una curación completa o sólo temporaria es unacuest ión que debe anal izarse.

Entre las muchas parábolas recogidas por Mateo aparecen t res versículos 60 que hablan de un espíri tu inmundo; este espíri tu, después de haberabandonado a un hombre, vuelve a él , provocándole una condición peor quela inicial . ¿No habría aprendido esto Jesús a t ravés de sus experiencias, volcando luego tal conocimiento en una parábola crípt ica?

Pero está claro que muchos casos nerviosos y de mujeres his téricas fueron completamente curados por la pasmosa influencia hipnótica personal deJesús,01 aunque vale la pena observar que, según Marcos lo señala rei teradamente, al Gali leo le disgustaba que estos milagros se hicieran públicos.Después de su eficaz sermón en la s inagoga de Capernaum, Jesús comenzó

a efectuar curaciones con mucho éxi to; por ejemplo, sanó de la fiebre a la

(según lo d i ce Lucas ) que los hombres de Nín ive se a r rep in t i e ron aunqueel profeta Jonás no real izó milagros ni dio señales; a su solo l lamado, los

ninivi tas dieron respuesta.En Nazaret , su ciudad natal , Jesús no logró real izar ningún milagro,

porque al l í no tenían fe en él . Se s igue de esto que sus curas exi tosas (lamayor parte de las cuales, no obstante, sólo temporarias) eran las obtenidascon neurasténicos y enfermos semejantes, en quienes un hombre con part icular poder de sugest ión podía provocar fáci lmente el restablecimiento dela sensibi l idad corporal y espiri tual . Jesús lo sabía, y es así que le di jo a unade las mujeres curadas: "Hija, tu fe te ha hecho salva"; 70 en otras palab r a s , se t rataba de un caso de autosugest ión. Con frecuencia, Jesús t rató deconseguir que sus hechos parecieran menos maravi l losos al pueblo que lorodeaba, ansioso de presenciar "prodigios". De la hi ja de Jairo, que quizásólo estuviera desmayada cuando todos la creían muerta, di jo: "¿Por qué alborotáis y l loráis? La niña no está muerta, s ino duerme." 7 1 Cuando la criatura recobró el sent ido, "les mandó mucho que nadie lo supiera, y di jo que

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suegra de Pedro , qu ien lo hospedaba en su casa . Un número g rande deenfermos y especialmente de "poseídos por los demonios (es decir, casosnerviosos e his téricos) se l legaron hasta él , que puso remedio a muchos, peroen lugar de regoci jarse por su éxi to y sacar part ido del mismo, "no dejabahablar a los demonios" (esto es , no permit ía que los enfermos nerviosos aqu ienes cu raba d ivu lgaran e l hecho) .

La primera noche posterior a estas curas sal ió de Capernaum hacia unlugar desierto, para "orar", es decir, meditar sobre sus hechos y pedir laayuda de Dios. Cuando Simón y los otros discípulos fueron a buscarlo paraque continuara curando a las gentes, Jesús se negó: prefería i r a los "pueblos(xcofiOiróAeic;) vecinos".62 Al leproso que curó le di jo que no lo hiciera saber a nadie. 63 Lo mismo o rdenó a l c i ego , 64 al sordo y al mudo. 65 En otraocasión quiso impedir que los espíri tus inmundos se prosternasen ante él . 66

Solamente en Decápolis , en un país ajeno y entre extranjeros, donde eraun exi l iado y fugi t ivo, permit ió que sus prodigios fueran divulgados. 67

Cuando los fariseos le exigieron una señal convincente, se negó a proporcionar tal s igno a esa generación. 68 M a t e o y L u c a s 6 9 añaden en esepunto "excepto la señal de Jonás", que el primero interpreta como referentea la resurrección t res días después de la muerte (Jonás había estado tres díasen el estómago de la bal lena). Pero el sent ido real de estas palabras es

60 Mateo 12: 43-45.6 1 Véase P. W. Schmidt, Die Geschichte Jesu, erlautert, Tubinga, 1904, págs.

258-265; Ed. Meyer, Ursprung und Anfange des Christentums, 1921, I, 153-155.62 Marcos 1: 34-39.63 Marcos 1: 44.64 Marcos 8: 26.6¡> Marcos 7: 30.66 Marcos 3: 12.67 Marcos 5: 19-20.«8 Marcos 8: 11.69 Mateo 1 2: 39-40; Lucas 11 : 29.

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se le diese de comer". 72 Asimismo, después del milagro de la "transfiguración" en Cesárea de Fi l ipo (al que nos referiremos más adelante) "lesmandó que a nad ie d i j esen lo que hab ían v i s to" . 73

La mayoría de los estudiosos cris t ianos explican este disgusto por la pub l i c idad ( t an des t acado por Marcos e indudab lemente de carác t er h i s tó r i co )atribuyéndolo al deseo de Jesús de no ser confundido con un mero "obradorde por t en tos" más impor t an tes que su doct r ina y sus mandamien tos é t i cos .Pero hay una explicación más simple: sus milagros no siempre se consumaban y temía intentarlos con demasiada frecuencia; le fast idiaba la publicidadpor temor de que l levara a la gente a pedir más prodigios. En una ocasiónen que un hombre de la mult i tud le l levó a un hi jo que tenía "un espíri tu

mudo" (es decir, un insano que desvariaba, incapaz de un discurso coherent e ) 7 4 Jesús se i rri tó e increpó a las gentes. Pero s i bien le resul taba algo difíci lpract icar estas curas, debía encararlas para influir sobre el pueblo y ser reconocido por lo menos como profeta, o como Elias , el precursor del Mesías.Los escr ibas nunca negaron que hub iera rea l i zado mi l ag ros : s implemente losa t r ibuyeron a un esp í r i t u inmundo 7 5 —como lo hac e el Ta lmu d ("prac t icóla hechicería") y el Toldot Ieshu—, o b ien af i rmaban que " t en ía a Beelzebúy por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios". 76

Este "Beelzebú" no era, como lo supone la mayoría de los erudi tos crist i anos ,77 un dios del Mundo Superior que entre los judíos pasó a ser undemonio , l o mismo que o t ras de idades paganas , como "Baal Meon" (d ios de l

76

Marcos 5: 34.71 Marcos 5: 39.72 Marcos 5 : 43 .73 Marcos 9: 9.74 Marcos 9: 19.75 Marcos 3: 30.7 6 Marcos 3 : 22.77 Especialmente Movers, Die Phonizier, Bonn, 1841, I, 266.

2 65

 

h o g a r ) ; Zebul, en la l i teratura talmúdica, era el Temp lo (" quien levantósus manos contra Zebul")78 o uno de los s iete cielos. 79 La t eo r í a de que

Baál Zebul es empleado como denominación derogatoria en lugar de Baal-Zebúb, y que Zebul deriva de zebel, est iércol , resul ta innecesaria.80 Esmás senci l lo suponer que Beelzebub (Beelzebú) const i tuye una nueva corrupción de Baal-zebub, así como Belíar (en los Oráculos Sibilinos y enotras partes) proviene de Belial. Siendo que los milagros y la conductade Jesús entre el arresto de Juan el Bautis ta y Cesárea de Fi l ipo concordaban con lo que se había dicho del profeta El ias , nos vemos forzados aconcluir que el Beelzebú de los Evangel ios ha de ident ificarse con el Baal-zebub mencionado en relación con Elias . 81

I I . Jesús en la cúspide del éxi to .Su encuentro con los fariseos

Después de su éxi to inicial , Jesús casi huyó de Capernaum por temor a

nuevas exigencias de milagros, y pasó a "los pueblos vecinos". Habría enseñado luego en Corazín (cuyas huel las subsisten en las ruinas de Coraze),

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78 Rosh ha-Sanhá 17a™ Jagígá 12b.80 Sobre este punto, viSi 2 Reyes 1:2, 6, 16.so Sobre este punto, véase H. P. Chajes, Markus-Studien, págs. 24-26.

26 6

aldea cercana a l Jo rdán , a una hora de v i a j e a l no r t e de Capernaum, 1 predicado en la s inagoga (todavía existen hermosas ruinas de una sinagoga posterior construida en el mismo lugar, 2 y curado enfermos con el mismo buenresul tado anterior. Pero también al l í encontró pel igrosa la gran cant idad depersonas que lo seguían y tuvo miedo de atraer demasiado la atenciónsobre sí.

El más ant iguo de los Evangel ios Sinópticos dice que "ido él [el leprosoc u r a d o ] , comenzó a pub l i car lo mucho y a d ivu lgar e l hecho , de manera queya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, s ino que se quedabafuera en los lugares desiertos".3 El dest ino de Juan el Bautis ta revoloteabaante sus ojos, pero fuera de las ciudades más grandes, en lugares desiertos,

lejos de las autoridades civi les , de los funcionarios del gobierno y de losc iudadanos no tab les , e l pe l ig ro era menor .

De estos poblados vecinos, Jesús retornó a Capernaum, donde, por lasrazones que ya expusimos, había fi jado su residencia. Capernaum era unaciudad fronteriza y en el la había una aduana. El funcionario de la casa eraun judío l lamado Leví ben Halfai . Como recaudador de t ributos, en esaépoca , és t e e ra un hombre re l a t ivamente b i en educado . Aparen temente t en íat ambién o t ro nombre , Mateo , ab rev ia tu ra de Mata t i ahu , po r e l cua l s e lomenciona en e l Evangel io según Mateo ; 4 tal vez su nombre haya sido Mateo(Matt i t ia) ben Halfai , y s iendo Halfai de ascendencia levi ta, Marcos y Lucas reemplazaron o cambiaron "Mat t i t h i ah ben Hal fa i e l Lev i t a" por "Lev íben Halfai (Alfeo)".

Este fue el discípulo que, según Papías, recopiló los "dicursos" (Logia)de Jesús que const i tuyen la base de los t res Evangel ios, pero que encontra-

1 Dalman, op. cit., págs 135-137; véase la página 254 y sigs.2 Kohl y Watzinger, Antike Synagogen in Galilaa, págs. 198-202; Meister-

mann, Capharnaüm et Bethsaide, pág. 268.3 Marcos 1: 45.* Mateo 9: 9.

26 7

 

mos reunidos de man era part ic ularm ente orde nada en el Evang el io l lamado(por esta misma razón) "según Mateo".5 Jesús se hizo amigo de este cobrador de impuestos y visi tó su casa. A estos hombres, según ya lo hemosvisto, toda la nación, de los "sabios" para abajo, los detestaba, en tanto eranrepresentantes del gobierno romano-edomita, con un odio tan intenso quelos colocaban en la categoría de los ladrones, asesinos y bandidos. En lacasa de Mateo, Jesús y sus discípulos se reunieron con "publícanos (recau dadores de impuestos) y pecadores" amigos del anfi t rión.

Mateo había sufrido la influencia de la cul tura greco-romana y su actitud hacia la Ley judí,i era laxa (como la de los judíos aczisniks, recaudadores de impuestos, en la Rusia de Nicolás I). Los fariseos se indignaron.A Jesús mismo se lo consideraba un fariseo; ¿qué tenía que hacer con publícanos, ladrones y pecadores ignorantes? El Nazareno se defendió con unarepl ica aguda: "Los sanos no t ienen necesidad de médico, s ino los enfermos." 6

Reconocía que los publícanos y pecadores eran "enfermos", es decir, que

tenían un comportamiento indecente, pero ésta era precisamente la razónpor la que quería int imar con el los. La respuesta debe de haber sat isfecho

Sh i l a .sos t i ene (como op in ión ind iv idual ) : "E l esposo es t á ex imido , pero no

los niños del tálamo nupcial ."9

De este modo Jesús también sugiere su mesiazgo: "El esposo es comou n r e y " 1 0 —y él era el Mesías Rey—. Pero ésta es una insinuación muy leve.Las pa l ab ras que s iguenu cons t i t uyen una ev iden te ad ic ión , pues to quehasta ese momento el Gali leo no había revelado, ni s iquiera a sus discípulos,su condición de Mesías, y no tenía aún ninguna idea de afl icción futura nide la muerte en la cruz. El sent ido exacto de su observación era que el reinode los cielos estaba cerca, como un t iempo de alegría y gozo, como unafiesta de bodas; el esposo es el Mesías Rey, que había l legado (sin divulgarlo todavía). Por el lo no era momento de ayunar; los s iete días de lafiesta eximían de toda obl igación rel igiosa, incluso del ayuno.

Jesús sugiere, asimismo, que el ayuno de los discípulos de Juan, comotodas sus otras observancias rel igiosas, no const i tuía más que un injerto de

lo nuevo en lo viejo, un remiendo de tela nueva en una vest imenta vieja y12

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a los fariseos, puesto que los Evangel ios en ninguna parte sugieren lo contrario. Pero, en la opinión de los más estrictos, era impropio que ese maravi l loso Rabí , con sus milagros y su doctrina ét ica, tuviera algo que hacer contales desechos de la sociedad judía.

Tenían, además, otro motivo de disgusto. Jesús predicaba la l legada delMesías, sobre cuyas huel las habrían de venir "los tormentos del Mesías",t ris tezas y afl icciones que afectarían no al Mesías mismo como en la creenciaposterior, s ino a toda la nación y a todo el mundo. Por el lo era necesariointerceder por la nación y el mundo, ayunando y absteniéndose de los placeres de la vida. De al l í que los fariseos, que oraban por la l legada delMesías, y los discípulos de Juan el Bautis ta, que aguardaban a aquel del

que Juan era precursor, pract icaban el ayuno y la abstención de los gozosterrenales .

Pero eso no ocurría con Jesús y sus discípulos, quienes no seguían elejemplo de los fariseos ni el de los discípulos de Juan. No ayunaban, no seinternaban en el desierto, no comían langostas l impias y panales de miel , nise abstenían de beber vino: incluso frecuentaban los banquetes de los publ ícanos. Los fariseos y los seguidores de Juan se indignaron: l lamaron aJesús "glotón y bebedor de v ino" ((páyoq KOci OÍvOTrÓTr)q) , 7 e indagaronlas razones de tal conducta. Jesús se defendió con una respuesta crípt ica:"¿Acaso pue den los niños del tálam o nupcia l ( uí o l TOU vUjJfpCOVOQ) ayu narmientras está con ellos el esposo?" 8 Esta defensa concuerda totalmente conuna regla farisaica: "Los compañeros del esposo y todos los 'niños del tálamonupcial ' están eximidos de la obl igación de orar y de usar fi lacterias (y másaún de la de ayunar) durante los s iete días (de la fiesta de bodas)." El R.

5 Véase la página 70.6 Marcos 2: 15-17.7 Mateo 1 1: 19; Lucas 7 : 34.8 Marcos 2: 19.

268

gastada, vino nuevo en odres viejos. Pero el nuevo contenido exige nuevasformas. El judaismo farisaico había de ser t ransformado desde la raíz; nose t rataba de añadir a las leyes ceremoniales de los fariseos la norma delarrepentimiento y las buenas obras para apresurar la l legada del Mesías.

Aunque encontramos en esto una invi tación a abolir las leyes ceremoniales, el la no fue comprendida por sus discípulos, y menos aún por los discípulos de Juan y por los fariseos. Jesús mismo nunca habría de atreverse aexplicar que estas metáforas suyas tendían a señalar la necesidad de un anueva Tora (s i bien es probable que la sentencia "Los mandamientos seránabrogados en e l t i empo por ven i r" 1 3 sea más an t igua que e l amorá R a blósef, que nos la ha t ransmit ido, y que el la no se refiera meramente a lavida en el mundo futuro, según surge de la Guemará en que aparece l a c i t a ) .

Jesús continuó siendo fiel a la Tora antigua: hasta el día de su muertesiguió observando las leyes ceremoniales como un verdadero fariseo judío.Incluso Wellhausen se ve obl igado a admit ir que "Jesús no era un cris t iano,sino un judío". De no ser así resul taría incomprensible que Jacobo, "el hermano del Señor", y Simón Pedro, el discípulo-l íder, defendieran la vigenciade las leyes ceremoniales contra la opinión de Pablo (que nunca vio a Jes ú s ) , determinado a ab rogar l as para que los no- jud íos pud ieran ser acep tadosen la fe cris t iana. Pero, por otra parte, de no contener la doctrina de Jesúsalguna sugerencia de tal l ínea de acción, la idea nunca se le habría ocurridoal "fariseo Saulo", que tampoco hubiera conseguido imponerla como reglacris t iana. Pero sobre esta cuest ión volveremos más adelante.

Hasta este punto no encontramos ninguna brecha entre Jesús y los fari

seos. El pueblo se congregaba y seguía al Rabí farisaico cuyas palabras erantan atract ivas y que no insis t ía en que los hombres observaran minuciosa-

» T. Berajot II, 10; cf. Berajot l ia, 16a; Súká 25b-26a; J. Suká II, 5.10 Pirke d'R. Eliezer, § 16, final; véase también J. Bíkurim III, 3 .11 Marcos 2: 19-20.12 Marcos 2: 21-22; Mateo 9: 16-17; Lucas 5: 36-39.13 Nidá 6 1 b .

269

 

m e n t e todas las leyes ceremoniales . Había un Rabí cuyo "yugo era fáci l yl igera su carga".14 Lo segu ían mul t i t udes p roven ien tes de todas l as c iudades

y aldeas circundantes. Pertenecían a la clase incul ta, a los amé ha-arets, pes cadores y campesinos s imples, y quizá también funcionarios y recaudadoresde impuestos de los grados inferiores, obreros y jornaleros. Había seguramente muchos desocupados; a el los se refi rió Jesús en una de sus parábola s .15 De tanto encontramos un rico y a veces un fariseo o estudioso de laLey. Uno de los discípulos de Jesús era celóte, 16 es decir, como ya hemosvisto, un fariseo incl inado a "apresurar el fin", la venida del Mesías, medianteun act ivo despl iegue de fuerza.

Pero la mayoría eran "ignorantes de la Ley", amé ha-arets en el sent idota lmúdico , pero , a l mi smo t i empo , buscadores de Dios , de carác t er humi ldey de ardiente fe. No se t rataba de "pecadores" del iberados, herét icos o disolutos. Su falta consistía en no observar las minucias de las leyes religiosascomo lo hacían los fariseos (véase el caso del am ha-arets y l a p rop iedad

diezmable; al am ha-arets se le sospecha no mala intención, s ino ignorancia;

cuales debió de haber gentes de fuera de Gali lea: Judas Iscariote —Ish Ke-riot— prov enía de Judea ) e ran una masa conside rable, y s iempre hab ía unamuchedumbre a su a l rededor .

Para desprenderse de el la, Jesús acostumbraba abandonar la ori l la en unabarca; las gentes permanecían de pie y a dis tancia escuchaban sus enseñanzas y parábo las . A veces , cuando una l í nea de embarcac iones cruzaba e lMar de Gali lea, Jesús ocupaba una con sus discípulos más ínt imos, los demás las otras , y el Maestro enseñaba sus parábolas precisas y sus sentenciassagaces, rodeado del encantador azul de las aguas y con las floridas ori l lasde la Gali lea Inferior a la vis ta. Sería una exageración decir que sus oyentessumaban cuatro o cinco mil personas (según lo implica el relato de los cincomi l l a res a l imen tados con s i e t e panes ) , 2 2 pero no puede discut irse que, en losprimeros días de su ministerio gal i leo, las mult i tudes apiñadas eran tan grandes que "no cabían ni aun a la puerta"; 2 3 l as gen tes "opr imían" a l Rab í 2 4

y (como ocurre ahora con los Rabíes jasidicos) persis t ían tanto en sus requerimientos que "el los (Jesús y sus discípulos) ni aun podían comer pan". 2 5

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compárese con el axioma de Hil lel : "Ningún am ha-arets puede ser hombre p i adoso") . 1 7

También había mujeres, jóvenes y viejas , de incl inación histérica y decorazón bondadoso, sedientas tanto de milagros como de buenas obras. Ent re e l l as es t aba Mar ía Magdalena , Mar í a de Migdal , de qu ien Jesús hab íaexpulsado "siete demonios". En otras palabras, había sufrido t rastornos nerviosos hasta el l ímite de la locura. Otras eran Susana, María, la madre doSantiago el Menor y de José; Salomé, 18 una de nombre Io j ana ( femen ino deIojanán, y equivalente a Iajne, nombre que todavía conservan los judíosl i tuanos y polacos s in conocer su origen hebreo), esposa de Chuza, intendentede Herodes (es decir, esposa de un funcionario del tesoro de Antipas y, enconsecuencia , una persona de buena pos i c ión) . Lucas nos d i ce que todas

estas mujeres "y muchas otras le servían de sus bienes". 19 No sólo Jesús, s inotambién sus discípulos deben haber s ido sostenidos por tales medios; estopodía tener cierto atract ivo para los discípulos (como el de las "mesas" dela s Tzadikim jasidicos de estos días), pero, innecesario es decirlo, no era loque los conqu i s t aba p r inc ipa lmen te .

Además de estos seguidores más ínt imos (de ambos sexos) también lorodeaba "una g ran mul t i t ud de Gal i l ea" . 20 De es t e hecho no puede quedarduda a lguna; aunque l as pa l ab ras que s iguen ("y de Judea , de Jerusa l én ,de Idumea, del otro lado del Jordán y de los alrededores de Tiro y Sidón")ffl tconst i tuyen un agregado obvio, es evidente que sus seguidores (entre log

14 Mateo 11:30.15 Mateo 20: 2-7.16 Véase la página 199.17 Avot II, 5.1 8 Marcos 15: 41." Lucas 8: 2-3.20 Marcos 3: 7.2* Marcos 3: 8.

270

A veces, t ratando de evi tar a la mult i tud, viajaban por agua a algúnlugar desierto donde podían sentarse y reposar en privado, pero el puebloiba a buscarlos al l í . 26 Este fue el período de más éxi to del ministerio deJesús, s i es que a unos pocos meses, o tal vez semanas, podemos considerarlos "un período". Entonces alcanzó la cima de la popularidad, entoncesfue realmente como un esposo durante los s iete días de la fiesta de bodas.El recuerdo grato que los discípulos conservaron de esos pocos pero prósperos días los vinculó con Jesús de un modo tal que cuando l legaron los momentos malos s igu ieron rodeándo lo es t rechamente .

De modo gradual , el horizonte se fue ensombreciendo. Los fariseos y lasautoridades locales ya habían sido disgustados por las relaciones de Jesúscon "publícanos y pecadores" y por el hecho de que él y sus discípulos seabs tuv ieran de ayunar y f recuen taran banquetes de aquél los . Por o t ro l ado ,la gente común, s i bien en general seguía devotamente a los fariseos, prefería a ese Rabí que hacía tan l iviano el yugo de la Ley. Jesús y los fariseosfueron cada vez más extraños entre s í . En una oportunidad el Nazareno led i jo a un para l í t i co que sus pecados l e e ran perdonados (obv iamente deb idoa su sufrimiento) puesto que "el sufrimiento l impia al hombre de todos susp e c a d o s " ;2 7 los fariseos vieron en esto una blasfemia, pues, "¿quién puedeperdonar los pecados, s ino sólo Dios?" 2 8 Los detal les que siguen en el relatoevangél ico (la curación del paral í t ico, que se marcha l levándose su lecho)

2 2 Marcos 6: 45; 8: 9.23 Marcos 2: 2.2 4 Marcos 3: 9; 5: 24 y 31.25 Marcos 3: 20; 6: 31.2 6 Marcos 6: 31-33.2 7 Berajot 5a .2 8 Marcos 2: 3-7.

2 7 1

 

.son agregados legendarios al incidente real , que fundam entalm ente consist ióen una disputa entre Jesús y los fariseos.

En otra oportunidad, los discípulos atravesaban un campo (según Lucas ,29 esto ocurrió el segundo Shabat después de Pascua, es decir, aproximadamente un año antes de la crucifixión, a poco de iniciado el ministeriode Jesús) y arrancaron espigas, sea para abrirse paso a t ravés de los sembrados o para saciar su hambre con el t rigo crudo (según las palabrasposteriores de Jesús esta úl t ima era la verdadera razón). Los fariseos (o lossacerdotes) reprendieron a Jesús por ese acto de sus discípulos, pero él , comoun verdadero fariseo, repl icó basándose en la Escri tura, en el relato sobreDavid y sus hombres, quienes en Nob comieron panes sagrados (cosa sólopermi t ida a los sacerdo tes ) deb ido a que es t aban hambr ien tos . Inc iden ta l -mente, Jesús (o más bien los autores del Evangel io) confunden Ahimeleccon Abiatar, del mismo modo que en la Escri tura aparecen a veces confundidas palabras y frases, en versículos aparentemente recogidos de la t radi

ción oral .30

Fue entonces cuando Jesús hizo su notable afi rmación de que"e l Shabat fue hecho para el hombre, y no el hombre para el Shabat". 31

cho de que Jesús curaba en Shabat sin considerar la naturaleza de la enfermedad n i l a u rgencia de l remed io . A par t i r de es t e pun to comenzaron

a adver t i r que e l hombre que has t a ese momento hab ían cons iderado só locomo un Ra b farisaico con opiniones propias sobre ciertas cuest iones rel i giosas (lo cual no era excepcional en la época de las controversias entreHil lel y Shamai) const i tuía, en real idad, un pel igro para la rel igión y paralas t radiciones ancestrales . Las autoridades locales también comenzaron averlo con disfavor.

Marcos dice que, después de la disputa sobre la curación en Shabat,"los fariseos tomar on consejo contra él con los hero dian os ([ ¿e xá TCOV*HpcúSiavcov) para des t ru i r lo" . 37 Capemaum es t aba muy cerca de T ibe-ríades, la capi tal de Herodes y, s iendo que la rel igión y la pol í t ica no eranen aquel los días ent idades separadas, para la opinión corriente quienquieraque se opusiera a las opiniones aceptadas de la nación también se oponíaal orden civi l . Si un hombre enfrentaba "la t radición de los ancianos" debía,finalmente, inci tar al Dueblo contra la autoridad gobernante; éste era par

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Este punto de vista concuerda totalmente con la opinión farisaica. Eltana Jonatán ben Iósef, discípulo del R. Akiba, dice: "El Shabat os fue puestoen las manos, y no vosotros en las manos del Shabat." 32 El R. Simeón benMenasia, discípulo del R. Meir (también discípulo de R. Akiba), escribió:"El Shabat os fue entregado a vosotros, y no vosotros al Shabat." 33 Peroningún fariseo consent ía la conclusión de que en Shabat era permi t ido ar ran car espigas.

No obstante, lo que principalmente susci tó la indignación de los fariseosfue el hecho de que Jesús, en Shabat, cubara la mano seca de un hombre.Es cierto que el Talmud concluye que no sólo "la salvación de una vida humana anula las leyes del Shabat", sino que basta la posibi l idad, la duda, deque haya un pel igro mortal inminente; también el R. Menasia establece unareg la razonab le : "Un hombre puede p ro fanar un Shabat para poder observarmuchos o t ros ." 3 4

Pero es t á abso lu tamen te p roh ib ido cu rar una en fermedad que no seapel igrosa; según la Mishná si , por ejemplo, "un hombre padece un dolor demuelas, no puede embeberlas en vinagre, pero s í lavarlas del modo usual , ysi es curado, curado está". 35 No hab ía razón a lguna para que Jesús (o e lautor del Evangel io) preguntara a los fariseos "¿Es l íci to en los días de reposo salvar la vida o qui tarla?" 3 6 La salvación de una vida, como decimos,abroga las leyes del Shabat. La indignación de los fariseos se debía al he-

29 Lucas 6: 1.3 0 Véase D. Chwolsohn, Das letzte Passamahl Christi, págs. 64-67; I. Abrahams,

Studies in Pharisaism, Cambridge, 1917, págs. 133-134.si M arcos 2: 23-2 8.82 Yoma VIII, 6; Yoma 85b; / . Yoma VIII, 5.3 3 Mejilta, Ki tissa, § 1, ed. Friedmann, 103b."4 Yoma 85b.85 Shabat XIV, 4.3 6 Marcos 3: 4.

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t icularmente el caso en la Gali lea Inferior, en ese entonces foco de facciones políticas y religiosas.

Encon t ramos aqu í un h i to impor t an te de l a car rera de Jesús . También e lpueblo comenzó a enfriarse con respecto a él . El pueblo veneraba a los fariseos, l íderes de la democracia judía, y fue como fariseo que había veneradoa Jesús (s i bien éste era un Rabí que interpretaba con lenidad las obl igaciones de la ley, predicaba en parábolas, curaba enfermedades y apelaba alos gus tos popu lares ) .

Los fariseos inculcaron en las gentes el disgusto por Jesús. Decían queera un t ransgresor y amigo de t ransgresores (publícanos, pecadores, mujereshistéricas) y que sus curaciones se debían a un poder no-santo; que era po

seído por Beelzebub, el príncipe de los demonios, el mismo al oual recurrióOcozías, rey de Judá, estando enfermo, por lo cual mereció la áspera reprobación de Elias . Estas observaciones de los fariseos influyeron sobre la madrey los hermanos de Jesús (e l padre aparen temente ya hab ía muer to ) . E l losoyeron lo que se decía de ese miembro de la famil ia, y decidieron impedirque continuara l levando una vida tan pecul iar. Quizás hayan sufrido por elabandono que hizo Jesús de su t rabajo, con el que hasta entonces los habíamantenido; quizá les desagradaba que sus enemigos se burlaran de él y lol l amaron loco . Hay en Marcos un pasa j e b reve pero de mucha impor t an cia: "Cuando lo oyeron los suyos (oí Ttocp' ccüxou) vinieron para prenderlo( K p a x f j a a i a ü x ó v ) p o r q u e d e c í a n: E s t á f u er a d e s í ( 8 T L á £ É 0 T r ) ) . " 3 S

Esto hecha un di luvio de luz sobre la conducta de Jesús y la act i tud de losfamil iares más próximos, quienes, a pesar de los milagros, no creían en él .

Veían tales milagros como tretas de un excéntrico "obrador de prodigios",corriente en la Gali lea de la época y en el Oriente en general . Su conductacon respecto a los publícanos, a la clase i letrada y a las mujeres les parecía

3 7 Marcos 3: 6.38 Marcos 3 : 21 .

273

 

extraordinaria y no muy alejada de la locura; lo mismo pensaban del hechode que un simple carpintero se opusiera a las opiniones aceptadas de los

hombres más i lustrados de la nación.De al l í que su madre y sus hermanos tuvieran la intención de hacerlo

regresar al hogar, s i era necesario por la fuerza; querían devolverlo a susocupaciones ordinarias y al círculo de la famil ia, hacerle olvidar su "locura"y l levarlo a recuperar su condición de buen hi jo y hermano, de artesanocapaz que se mantenía a s í mismo y a su gente. Pero, debido a las mult i tudes ap iñadas y bu l l en tes , no pud ieron acercarse a é l ; permaneciendo adistancia, lo hicieron l lamar. El respeto por la madre (un rasgo destacadode los judíos; en los diez mandamientos está a la misma al tura que el respe to a l padre) ex ig í a que acud iera inmed ia t amen te . Pero é l parece haberadivinado los sent imientos de sus parientes y la razón por la que iban abuscarlo. En consecuencia, se negó con una brusquedad muy dist inta de laternura que normalmente le atribuyen los evangel is tas (en especial en re

lación con la madre). Señaló a quienes lo rodeaban y di jo: "¡He aquí a mimadre y mis hermanos ! Porque todo aquel que hace l a vo lun tad de Dios ,

servado. Los que tenían not icias de su fama todavía acudían a él en númerocons iderab le , pero no t an g rande como a l p r inc ip io ; l es p red icaba med ian te

parábolas, con cuidado, pues sabía muy bien que aún era pel igroso referirseabiertamente al Mesías, y más a su propio mesiazgo. Pero con todo persis t ía,fortalecido por la esperanza de que finalmente la lámpaia no habría dequedar "debajo del almud o debajo de la cama", s ino que en su propio lugari luminaría toda la casa y, antes de mucho, las cosas ocul tas serían reveladasy comprend idas to t a lmen te .

In t en tó en tonces una osada exper i encia . Fue a Nazare t , su pueb lo na ta l( s íc ; Tnv TT.ccTpí5oc aóxoO), 4 2 do nd e aparen te mente no hab ía es tado desdeque marchó a hacerse bau t i zar po r Juan . Después de que su fami l i a i n t en tara "prenderlo", viéndolo "fuera de s í", quiso probar su poder sobre lasgentes de la Nazaret nat iva ; tal vez espera ba fortalecer su influencia (algodebil i tada a part i r de la disputa con los fariseos) en un lugar donde contaba con relaciones y amigos; quizás encontrara inevi table pasar por Nazaret en sus viajes a los poblados circundantes a Capemaum. Resul ta difíci l

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ese es mi hermano , y mi hermana, y mi madre ." 3 9

Esta sentencia, dura y brusca en cierto aspecto, y grande y subl ime enotro , se encuen t ra en e l An t iguo Tes t amen to . En l a "Bend ic ión de Moisés"se dice de la t ribu de Leví: "Quien di jo de su padre y de su madre: nuncalos he visto. Y no reconoció a sus hermanos, ni a sus hi jos conoció, pues el losguardaron tus pa l ab ras y cumpl i eron tu pac to ." 4 0 Jesús no demostraba ninguna t e rnura par t i cu lar hac ia su madre . Ya hemos observado que hab lómucho de l amor de l padre , pero nunca se re f i r ió a l amor de l a madre . Detodos modos, rompió con su casa defini t ivamente. El Cuarto Evangel io vuelvea referirse a la madre cuando l lega el t iempo de la crucifixión, pero los Sinópticos, desde este punto en adelante, no hablan más de posibles relaciones entre Jesús y su famil ia. Sólo después de la fundación de la "Iglesia",posteriormente a la crucifixión, sus parientes aparecieron en un primerplano, y dos de el los, Jacobo y Simón, se contaron entre los primeros diri gentes. Debemos insis t i r aquí en el hecho de que los "hermanos de Jesús"eran verdaderos hermanos , y no p r imos o hermanas t ros , s egún lo han p retendido muchos erudi tos cris t ianos, debido al deseo, consciente o inconsciente , de eludir el hecho, desagradable para la Iglesia primit iva de que luegodel nacimiento milagroso de Jesús, María dio a luz a otros hi jos de manera normal .

Después de esto, por temor de los fariseos y "herodianos", marchó haciael Mar de Gali lea. Dejó de enseñar en la ori l la; lo hacía desde una barca enmedio de las aguas; así resul taba difíci l su captura por la pol icía de la época.

Las mul t i t udes lo escuchaban en t i e r ra .41

Permanecía fuera de l as c iudades ,en a lgún lugar des i er to o t ranqu i lo , donde no era p robab le que fuera ob-

39 Marcos 3 : 21-35.4 ° Deuteronomio 33: 9.4 1 Marcos 4: 1.

274

determinar el orden de los acontecimientos que narran los Evangel ios; esposible que Jesús haya estado en Nazaret antes de que su famila intentarasujetarlo. Pero es claro que volvió a su pueblo natal después de iniciadosu ministerio en Capernaum, hecho este confirmado por Lucas, quien ubicala vis i ta a esta úl t ima ciudad en los comienzos mismos de la act ividadpúb l i ca de l Maes t ro . 43

Jesús predicó un Shahat en l a s inagoga de Nazare t . Según Lucas , 44 leyóel capí tulo 61 de Isaías: "El Espíri tu de Dios el Señor está sobre mí, porque me ung ió Dios ; me ha env iado a p red icar buenas nuevas a los abat idos ,a venda r a los queb rantad os de c orazón, a publicar l ibei ta d a los caut iv os. . .a procla mar el año de la buena volunta d d el Señ or. . ." Estos versículos

se adecúan admi rab lemente a l p recurso r de l Mes ías : é l "p roc lama e l año dela buena vo lun tad de Dios" 4 5 y predica la redención del pueblo común (los"humi ldes" de "corazón quebran tado") .

Pero las gentes de Nazaret lo habían conocido como simple carpintero, yconocían as imismo a su madre , a sus hermanos y hermanas (de l mi smomodo que hab ían conocido a su padre) . Seguramente , como es común en lospueblos pequeños dados a la difamación solapada y al escándalo, cada habi tante de la aldea habría hablado cosas desagradables de los otros. En suma,esas gentes no podían imaginar que uno de el los fuera tan sabio y capazcomo para real izar milagros o, más aún, predicar la venida del Mesías. "¿Noes éste el carpintero (M ateo 13 : 54 dice 'el hijo del carp inter o ') , hi jo deMaría (Luc as 4: 22 dice 'el hi jo de José') h erm ano de Jac obo, de José,

4 2 Marcos 6: 1.4 3 Lucas 4: 16-30, y especialmente el versículo 33.4 4 Lucas 4: 17-21.4 5 Sobre la base de este pasaje los primeros Padres Cristianos infirieron que

el ministerio de Jesús no se extendió más de un año. Pero también es posible locontrario: que para ese ministerio de un año encontraran un testimonio en laEscritura.

2 7 5

 

de Judas y de Simón? ¿No están aquí también con nosotros sus hermanas?" 4C

L u c a s 4 7 atribuye a Jesús: "Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúratea t i mi smo." 4 8 Los dos Evangel ios más ant iguos añaden: "Y se escandal izaban de él ." 49 Esto es objeto de una explicación en los versículos s iguiente s : "No hay profeta s in honra s ino en su propia t ierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer a l l í n ingún m i l a g ro . . . " , "a causa de l aincredulid ad de el los" aclara M ateo . so Es te ú l t imo hecho t i ene una importancia imposible de exagerar; en esas palabras se reconoce la naturalezade los milagros de Jesús y la act i tud hacia él de quienes lo habían conocidoen la niñez y en su vida t rivial . El los no percibieron la t ransformaciónque se había producido en la persona de Jesús, y Jesús no pudo darlesseñales y pruebas que test imoniaran el cambio fundamental de su poder espiri tual . Dejó Nazaret desesperado, para no volver nunca.

I I I . Los doce apósto les : nuevas d ispu tascon los fariseos

Después de su fracaso en Nazaret , Jesús marchó a enseñar en las aldeas,donde eran más numerosos los campesinos fáci lmente impresionables y lospescadores s imples. Pero con esto no bastaba: necesi tó discípulos perma

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4 6 Marcos 6: 3.4 7 L u c a s 4 : 2 3 .*8 Cf. Gen. R., § 2 3 .4» Ma rc o s 6 : 3 ; M a te o 8 : 57 .5» C o mp á re se Ma rc o s 6 : 4 -5 y Ma te o 1 3 : 57 -58 .

276

nen tes que lo ayudaran y d i fund ieran su doct r ina . Hab ía adver t ido que l agen te común que concurr í a a escuchar lo era como un embudo , que de jabapasar a uno y sol taba al otro, y un día estaba con él y al s iguiente con losfariseos. Le pareció entonces mejor elegir entre sus muchos oyentes a unospocos más próximos y más sensibles a su enseñanza. Según la t radiciónevangél ica, estos discípulos fueron doce, como las t ribus de Israel ; Lucashab la de se t en ta más , 1 según el número de las naciones del mundo (enumeradas en la "tabla de las naciones" del Génesis , capí tulo 10, y en elTalmud y e l Midrash).

Es difíci l determinar s i el propio Jesús el igió el número doce o s i éstefue fi jado en una época posterior, puesto que la l is ta de los "apóstoles"

(así se l lamaba a los discípulos elegidos, ya que éstos eran "enviados"—apostello— entre los judíos) aparece en cuatro versiones diferentes. 2 P e r o ,a despecho de tales diferencias, es probable que fuera el mismo Jesús quiendeterminó e l número .

En primer lugar, las diferencias a que nos referimos sólo conciernenal orden; los nombres de todas las l is tas son los mismos, con un par deexcepciones (en lugar de Tadeo o Lebeo, Lucas y los Hechos de los Apóstoles dicen "Judas hi jo de Jacobo", y en Evangel io de Mateo al recaudadorLeví se lo l lama "Mateo"; ya hemos sugerido que éste podía ser en real idad"Mateo e l Lev i t a") . 3

En segundo lugar, los nombres de las cuatro l is tas pertenecen a individuos que posteriormente no se destacaron, e inventarlos no habría tenidoobjeto.

Finalmente, Jesús mismo prometió a sus apóstoles que "en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se s iente en el t rono de su gloria, vosotrosque me habéis spguido también os sentaréis sobre doce t ronos, para juzgar

i L ucas 10 : 1.2 Marcos 3 : 16-19; Mateo 10: 2-4; L ucas 6: 14-16; Hechos 1: 13.3 Véase la página 267.

277

 

a las doce t ribus de Israel".* No hay razón alguna para suponer que estosea un agregado posterior de Mateo, puesto que Jesús debe haber creído

q u e , como "Hijo del Hombre", vendría "en las nubes del cielo" y seríaacercado al "Anciano de días" cuando l legara el momento del Juicio. Pensóen consecuencia en las doce t ribus de Israel , y el igió doce discípulos. Perocon el t ranscurso del t iempo, uno de el los, Tadeo o Lebeo (términos árameosque designan parentescos; el primero significa "pecho" de mujer, y el segundo "corazón") fue reemplazado por otro (Judas hi jo de Jacobo), seaporque no tuvo éxi to en su acción o porque su nombre fue olvidado; talvez Judas era e l verdadero nombre , y "Tadeo" o "Lebeo", 5 sobrenombres(ben Taddai, quizá considerado indecoroso por los apóstoles , pudo haber

sido cambiado por Lev, "c o r a z ó n " ) .

El principal discípulo, que desempeñó un papel primordial en la his toriadel cris t ianismo, era Simón bar Jonás (luego l lamado Kefas o Tetros).Los Evangel ios no lo defienden más de lo que el Libro de Samuel defiende

a Dav id , e l amado héroe nac ional . Inmedia t amen te después de l l amar lo l a"roca" {kefas en arameo = petros, roca, piedra, en griego) sobre la cual

en la posibi l idad de apresurar el fin mediante la fuerza. Otro apóstol digno

de mención es Tomás (saín o KKPn) en griego Didymus (e l mel l i zo ) , queposteriormente se convirt ió en s ímbolo de incredulidad. A Mateo el Levitaya nos hemos referido. Más adelante consideraremos a Judas Iscariote,aunque ya aqu í observaremos que era aparen temente e l ún ico d i sc ípu loproveniente de Judea, es decir de Keriot , al sur de Hebrón (la actualKaryeten o Krat iya, al este de Gaza); todos los demás eran gal i leos. 12 L aleyenda atribuye a Jesús la premonición de lo que habría de hacer esteJudas, aunque es claro que, de haberlo sabido capaz de t raicionar, nuncalo habría acogido entre los discípulos. Jesús, a pesar de su percepción penetrante, pudo no haber s ido un "discernidor de corazones" en el más al tosent ido. Judas l legó hasta él desde una alejada región del país , lo cualdemos t raba que era un hombre excepcional y que lo a t ra í a fuer t emen tela nueva doctrina. Eso bastó para que Jesús lo recibiera como uno de sus

más ínt imos discípulos-apóstoles; hasta el fin, el Nazareno no reconocióen él el carácter ruin que lo convert i ría en t raidor.

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se fundaría la creencia en su mesiazgo (véase más adelante) Jesús le dice"Satán", y en el episodio de la crucifixión Simón Pedro negó conocer a suMaestro, para salvarse. Pablo también lo atacó, acusándolo de hipocresíay deb i l idad , l l amándo lo "fa l so hermano". 6

Parece haber s ido entusiasta e imaginat ivo, enérgico y apasionado, peroirreflexivo y no profundo; no tenía la fibra de un verdadero reformador, quedebe sostenerse hasta el fin. Juan y él son expresivamente descriptos como"hombres s in letras y del vulgo". 7 Los otros apóstoles eran de t ipo similar.Sant iago y Juan, los hi jos de Zebedeo, poseían una naturaleza apasionada;Jesús los l lamó "hi jos de la i ra" o "hi jos del t rueno" (T¡?y\ ">ja o tpjn Ma).

En una oportunidad sus discípulos quisieron quemar una aldea sama-ri tana donde se negaban a recibir a Jesús, pero éste se los prohibió; 8

otra vez, Juan reprimió a un hombre que expulsaba demonios en el nombrede Jesús , y nuevame nte Jesús hubo de co r reg i r lo , d i c i éndo le : " . . . e l queno es contra nosotros, por nosotros es". 9 (Y así contradi jo otra de sus sentencias: "El que no está conmigo está contra mí.") 1 0

De los otros apóstoles , debemos mencionar a Simón el Celóte, que envarias versiones de Marcos y Lucas es erróneamente l lamado Simón el Ca-n a n e o .11 Como hemos visto, un celóte podía muy bien unirse al precursordel Mesías, pues los celotes sólo diferían de los fariseos por su creencia

* Mateo 19: 28.5 Nombre hebreo galileo: "Esto preguntó el R. José, hijo de Taddai de Tibe-

ríades, al Rabán Gamaliel" (Derej Eretz Raba, § 1 ) .6 Gálatas 2: 4, 11-14.7 Hechos 4: 13.s Lucas 9: 51-56.9 Lucas 9: 49-50.K> Mateo 12: 30; Lucas 11: 23 .1 1 La versión cor recta, Kccvocvcáoc., puede provenir de 'JiUp, en hebreo , K'lKJp

en a ra m eo ; cf. JíVMOp (D'IM) (Gen. R., § 4 5 ) .

278

La enseñanza constante fat igó a Jesús, y cuando sus enemigos se hicieron numerosos, envió a estos doce discípulos para que el los también predicaran la pronta l legada del reino de los cielos y la necesidad del arrepent imiento y de las buenas obras. Les di jo expresamente: "Por camino degenti les no vayáis , y en ciudad de samari tanos no entréis , s ino id sólo a lasovejas perdidas de la casa de Israel ." 13 En n inguna o t ra par t e apareceel judaismo de Jesús con tanta fuerza: como todos los judíos, era un nacional is ta; el reino de los cielos era para Israel solamente; sólo más tarde "seañadirían [los gent i les] a la casa de Jacob" y "los prosél i tos avanzaríanapiñados en los días del Mesías".14

Los apóstoles marcharon hacia las aldeas en parejas . No debían l levarpara el viaje "ni alforja, ni pan, ni dinero (XOCXKÓV, pequeñas monedas debro nce en el cinto, es dec ir, en sus taleg as; cf. T n ií sx a D'"VlE7p T1T D^nxa' i n ) ; 1 5 sólo un bordón. 16 Ni siquiera podían vest i r dos túnicas. En loslugares a los que l legaran debían preguntar por las personas dignas de recibirlos, y al l í donde se los rechazara no habrían de demorarse: "sacudidel polvo de vuestros pies", es decir, sal id y alejaos como de una ciudadperver t ida .

Según Mateo, Jesús añadió que, puesto que el los eran "como ovejas en

12 Contra la teoría de Schulthess (Problem der Sprache Jesu, pág. 54) segúnla cual "Iscario ta" en la tradu cción siríaca (KBl'nat ,K0VD0 ) es sicarius (bandido) , véase Dalman, Orte und Wege Jesu, pág. 265, n. 3. Véase también S. KraussJudas Iskariot, J. Q. R-, IV, 199-207, Londres, 1913.

13 Mateo 10: 5-6.14 Av. Zar. 3b .J5 J. Rosh ha-Shaná, II, 1.1 6 Mateo 10: 10 dice "ni", M arcos 6: 8 "solam ente" y Lucas 9: 3, "ni" . El

texto correcto es el de Marcos: los dos Evangelios posteriores quieren magnificarla confianza que los apóstoles depositaban en Jesús: no necesitaban siquiera unbordón, pues incluso desde lejos, el Nazareno los ayudaba y defendía.

279

 

medio de lobos", debían ser también "sut i les como serpientes y senci l loscomo palomas".17 Es éste un rasgo del carácter de Jesús que no se debe

ignorar: veremos más adelante, y más de una vez, que Jesús no tenía deningún modo el carácter t ierno, aplacable, espiri tual que describen sus apologistas (incluso los cris t ianos "l iberales").

Así , en parejas , los apóstoles predicaron el arrepentimiento en las pequeñas ciudades y aldeas de los alrededores. Tuvieron éxi to, y los arrebatóde alegría el comprobar que también el los podían "expulsar espíri tus", esdecir, pract icar curas por sugest ión de casos nerviosos. La l i teratura talmúdicanos informa que hacía fines del s iglo primero o comienzos del segundo, cierto Jacob de Kefar Sekania (o Kefar Sama) quiso curar de una mordedurade serpiente a Ben Dama, sobrino del tana R. Ishmael , "en e l nombre deJesús" .18 Pero los após to l es cu raban t ambién por med ios na tu ra l es : " . . .ung íancon acei te a muchos enfermos, y los sanaban", según dice s implemente el

evangel is ta.

19

Jesús se alegró de estos éxi tos,20 pero el los hicieron que él y sus discí

menger. Jesús tuvo not icias de la desconfianza de Herodes y "enseguidahizo a sus discípulos entrar en la barca e i r delante de él a Betsaida". 22

"El pueb lo de Bet sa ida de Genesare t " , ap rox imadamente en e l año 3a. e. c. fue t ransforma do p or H erode s Fi l ipo en " una ciuda d de m uchoshabitantes", y denominada "Jul ia, por el nombre de la hi ja del emperador". 23

(Había otra Jul ia, más al sur, en el val le del Jordán, la Bet-aram de laBib l i a y Bet -aramta de Josefo y e l Talmud: l a moderna Tel -er -Rama.) 2 4

Fil ipo hizo de Betsaida su capi tal , pues el la estaba cerca de impoitantesrutas a Cil icia en el nordeste y a Garríala en el sureste. Según Dalman, laseparaba de Capernaum una d i s t ancia de cuat ro k i lómet ros , 25 si ubicamosa Capernaum en el lugar de la actual Hirbet Ari ja, o el Araj. Al sudestede estas ruinas hay un paraje semejante a una fortaleza, todavía conocidocomo "el-Yehudiya".26

Siendo que Betsaida se levantaba en las ori l las del Mar de Gali lea y

sobre importantes rutas comerciales , servía como ciudad-aduana para el estedel Jordán, así como Capernaum lo era para el oeste. Su nombre hebreo era27 1 2 8

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pulos fueran muy discut idos. Algunos pensaban que era "un profeta" o "unode los profe tas" (<&<; elq T G V TüpocpETÓbv), es decir, no un profeta verdadero , sino como un profeta (así los jasidim consideran a sus tzadikim); otroscreían que era el profeta El ias , el precursor del Mesías. Esta úl t ima ideacondujo a Herodes Antipas a pensar que se t rataba otra vez de Juan el Baut i s t a , con una nueva apar i encia : Juan a t ra jo a g randes mul t i t udes p roc lamandola proximidad del "fin", por lo cual const i tuyó un pel igro para el gobiernoromano-edomita; lo mismo ocurría con Jesús.

Esa es la idea que los evangel is tas nos t ransmiten con las palabras s iguiente s : "Al oir esto Herodes, di jo: Este es Juan, el que yo decapité, que haresuci t ado de los muer tos ." 2 1 Es obvio que un helenista tan sagaz e i lustradocomo Herodes Antipas, al que Jesús l lamó "esa zorra", no tenía esa creencial i teral . Su observación era metafórica, así como en estos días l lamamos a todoan t i semi ta v io l en to "un E i senmenger red iv ivo" (un E i senmenger "que ha resu ci tado de los muertos") porque sus esfuerzos se asemejan a los de Eisen-

17 Mateo 10: 16; los muchos esfuerzos de los estudiosos cristianos para traducir(ppóviuoi con una palabra menos acerba que "sutiles" no tienen en cuenta elclaro símil "como serpientes" (QC, ot 8<(>EIC,) y la antítesis completada con sencillos "como palomas" . Véase Cant. R. sobre Ionati bi-hag've házsela'.

1 8 T. Julin II , 22-23; Av. Zar. 27b; ]. Shabbat, cerca del fin de IV; /. Av. Zar.II , 2; véase la página 39.

i» Marcos 6: 13.2 0 La mayoría de los críticos infieren que aunque Jesús eligió doce discípulos,

no los envió como "apóstoles" a otras ciudades, y que el relato correspondiente esun reflejo de los hechos de los dirigentes de la Iglesia Cristiana (véase Ursprungund Anfange des Christentums I, 278-280). Pero en tal caso debemos ignorar lassentencias sobre "camino de gentiles", y "no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel", etc. La crítica no puede ser en ambos sentidos, y siendo tangrande la influencia de Jesús, es absurdo reducir a la nada las acciones que de él seconservan registradas.

2 1 Marcos 6: 16.

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Saidan (IT^S) o, menos correctamente, Sidan (p 'X) o Sidón (JITX) deeste nom bre provienen las formas adjet ivas ¡T>,2T,'X ^l , "el Rabí de Sai-dan", "R. José el Saidani ta",29 o, impropiamente, "R. Iósef el Sidoniano". 80

Es posible que se t rate de la nnT'X que e l Talmud Ierushalmi 31 describecomo próxima a la apan de la Bibl ia, cerca de Jabneel Jamma. 32 Debido ala host i l idad de Antipas, Jesús marchó hacia la frontera del terri torio perteneciente a Fi l ipo, hermano del anterior; se dirigió a la ciudad más próximaa Nazare t y Capernaum que no per t eneciera a Ant ipas . Bet sa ida pudo serla ciudad natal del discípulo de Jesús l lamado Fel ipe, aunque no la de Pedroy Andrés .3 3 El nombre "Jul ia" era todavía nuevo, no natural izado, y los judíos gal i leos continuaban empleando la denominación hebreo-aramea primi-

2 2 Marcos 6: 45.2 3 Ant. XVIII, n, 1; cf. Guerras II, rx, 1.2* Ant. XX, vm, 4 ; Guerras II, rx, 1. Sobre los pasajes del Talmud y el

Midrash, véase Aruj ha-Shalem de A. Kohut, II, 87-88, Beth Rametha.2B Dalman, op. cit., 142-148.26 Op. cit., 146-147.2 7 T. Av. Zar. I, 8; /. (Mishná) Kidushin IV, II (Kid. IV, 14: 1»1X, y tam

bién en el Bavli Kid. 52a) ; Guittin IV, 7 (Guittin IV, 17, pi 'S) J. Av. Zar. V, 5OT'ST S'BIBOÍ!): Koh. R. sobre Konasti li ( TT"X p 1'IN'OID); Semajot (Abel Rabhati)IV, 26 (VP'M 'OT ,1).

2 8 J. Berajat III, 1; Eruvin 47b; Av. Zar. 13a; Esther R. § 9 (v^X *a» TT"t»'»)» ]~WS : J. Shek. VI, 2. Véase también Midrash de Abba Gorión, ed. Buber(Aggadic Books sobre Meg. Esther, Vilna, 1886), n. 1 al comienzo del libro. Well-hausen (Einleitung, 1905, págs. 37-38) puede estar en lo cierto al decir que enMarcos 7: 31 , corresponde "Saida n" en lugar de "S idón".2 9 }. Nazir VII, 3, y cerca del final de la sección (dos veces): J. Ketubot XII, 7.(K»11TX 'OÍ' "T).

so Ketubot 46a (véase A. Hyman, Tol'dot Tannaim v'Atnoraim, Londres, 1910,pág. 741). S. Klein, Monatschrift, LIX (1915), 167-168.

3 1 } . Meg ., I, 1 (véase J. Schwartz, T'vuot ha-aretz, ed. Luncz, pág. 219).3 2 Josué 19: 33 ; /. Meg., loe. cit.3 3 Juan 1:45; 12:21-24.

2 81

 

t iva, Betsaida o Saidan, como es el hábi to de las clases inferiores, especialmente entre los judíos, con respecto a las ciudades cuyos nombres son

cambiados por el capricho de algún rey o gobernante.Es posible, s in embargo, que Jesús y sus discípulos no fueran a la nueva

ciudad griega, s ino a una ant igua aldea hebrea. 3 4 La idea de que t an to enGali lea como en TransJordania había una ciudad de nombre Betsaida proviene de un error del Cuarto Evangel io, 33 que en lugar de "Beisaida delotro lado del Jordán" dice inadvert idamente "Betsaida de Gali lea". 36 Jesúsdespidió a la mult i tud, s in permit i r que lo acompañara. 3 7 Como ya el gobernante de Gali lea, el tetrarca Antipas, sospechaba de él , era preferible queal dis tri to de Fi l ipo entrara s in la compañía de muchas personas. No permaneció mucho t i empo en Bet sa ida . Era una c iudad demas iado impor t an te ,y muchos en el la los ojos que observaban. Del reproche y la maldición queJesús l anzó sobre e l l ugar ( jun to con Coraz ín y Capernaum) 3 8 podemosinferir que tampoco al l í tuvo demasiado éxi to.

Se dirigió luego hacia "la t ierra de Genesaret" (ETCL TT|V y í j v r £ v r ) a a p é x ) ,es decir, hacia el "Valle de Genesar", 39 donde muchas personas creyeron en

discípulos de Jesús eran sacerdotes. Jesús denunció rudamente esa indignación de los fariseos. Los l lamó "hipócri tas", y di jo de su piedad que era

"una ley de hombres que les ha s ido enseñada" (s iguiendo a Isaías 2 9 : 1 3 ,que Marcos c i t a de l a vers ión Sep tuag in ta) . En lugar de defenderse , l o sacusó de "haber olvidado los mandamientos de Dios para seguir la t radiciónde los hombres". Dio como ejemplo el hecho de que Moisés di jo "honra atu padre y a tu madre", pero, para los fariseos, s i un hombre decía "e sCorbán*1 (ofrenda a Dios) todo aquel lo con que pudiera ayudarte", podíadejar de ayudar a sus padres y de observar la Ley divina tal como lo exp resan los Diez Mandamien tos .

Jesús (o los autores de los Evangel ios) sabían que los votos eran introducidos por la fórmula Corbán; en la primera sección del t ratado talmúdicoNedarim leemos que "las fórmulas de los votos son -yn ^"ip, y njftatp".42

Más adelan te encon t ramos que "Conem, Conea y Canes no son sino otrosnombres de l Corbán".43 L a Mishná y el Talmud hacen un uso mucho mayorde l a pa l ab ra Conem que de l t é rmino Corbán, sea porque fueron escri tosmucho después de que los corbanot (sacrificios) dejaran de pract icarse, o

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él, lo cual disgustó a los fariseos, que lo consideraban "un pecador". A losfariseos de Gali lea se sumaron en el disgusto los escribas de Jerusalén, qu ienes estaban en la región por azar o fueron esp ecialme nte l lamados po r losmenos doctos fariseos galileos, para discutir la posición de ese Ra b hetero doxo. Los escribas encontraron por igual algo malo en Jesús y en sus discípulos. A esos amé ha-arets les fal taba piedad ortodoxa. Comían con "manossin lavar", descuidaban esa obl igación rel igiosa. A escribas y fariseos lesindignó que los discípulos "no siguieran las t radiciones de los ancianos", estoes, las costumbres de los escribas.

A. Büchler muestra que, hasta la época de los amoraím, el ri to del "lava

do de manos" no estaba difundido ampliamente en la nación, que sólo seapl icaba a la comida de las ofrendas (nSTin ñ 'j'DS) que p ract ica ban lossacerdotes farisaicos exclusivamente.40 Pero es difícil ubicar a los tres Sinópticos en un período tan tardío, o suponer que todos o algunos de los

3 4 Véase M ar co s 8 : 2 2 - 2 3 .85 Juan 12: 21 .3 6 Véase F . B u h l , Handbuch der Geographie des Alten Palastina, F r i b u r g o ,

1896 , pág . 242.3 7 Marco s 6 : 45 ; ewc, OCÜTÓC, cci roAúei tóv S/Xov ( en t an t o q u e é l d esp ed í a

a l a mu l t i t u d ) .8 8 M at eo 1 1 : 2 0 - 2 2 ; L u cas 1 0 : 13 - 16 .89 Sobre esto , véase la pág . 254 y s igs . Dalman , op. cit., págs. 109-110, sug iere

que la fo rma rEvnoapÉT que no aparece n i en el Talmud n i en Josefo , fue cons

t ru ida por analog ía con Naz aret ( rnsí ) . Pero pue de ser que se t rate de la fo rmaadjet iva fem enina iTHD'l 'in pNH/ y que el pueb lo denomin ara as í al val le, en hebreo o aiam eo . L a lección m ás correc ta según la da Nest le es (éi t i Tr)V yf]v7) > . 6 o v e l e , r sv v n aap éT ) .

4 0 A. B ü ch l e r , Der Galüaische Am-H aarez des zwetten Jáhrhunderts, Vi en a ,19 0 6 , p ág s 114 , 12 6 - 13 0 . Véase t amb i én su Die Priester und der Cultus, Vi en a ,1895, págs. 82-83 . El tema está exp l icado con más p recis ión en H. P . Chajes ,Rivista Israelítica, I ( 19 0 4 ) , p ág . 5 0 .

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porque los autores tenían algunos escrúpulos en la ut i l ización de una palabracon tales asociaciones sagradas. Encontramos expresiones como las s iguientes: "E l Corbán, la ofrend a total (n^lJT), la ofren da de har ina (nru» ), laofrenda por pecado (nKtírt ) la ofrenda de gracias (nTiri) , que yo te comoestán vedadas" (es decir, aquel lo de lo tuyo de lo que yo como está vedado como Corbán), pero e l R. Iehudá l as permi t e ." "Ha-Corbán, k'Corbán,Corbán que yo te como" están prohibidas, pero el R. Iehudá las permite."L'Corbán, no te lo como" prohibe el R. Meir. 44 También encon t ramos :"Corbán no te lo como", "Corbán que t e como", "No es Corbán, no te locomo": esto es permit ido.4 5 La palab ra Corbán es empleada en l a Tosefta

con el sent ido de voto o juramento.4 6

En la explicación de la idea de Jesús,t iene interés la s iguiente Mishná: "El los vio (a ciertos hombres) comiendohigos y dijo: Es Corbán para vosotros" (es decir, para su padre, su hermanoy algunos otros). La escuela de Shamai dice: "Ellos (el padre y el hermano) lo t ienen permit ido, pero no los otros. La escuela de Hil lel dice: Atodos l es es permi t ido ." 4 7 De modo que a l padre y a l hermano (y , en consecuencia, desde luego, a la madre) no los abarcaba el voto de Corbán, nisiquiera según la interpretación más estricta de la escuela de Shamai.

4 1 L a p a l ab r a ap a r ece en M ar co s 7 : 2 , en su f o rma h eb r ea , Ko p | 3 5 v j u n t o co nsu exp l icación en g r iego : ó £o"U 5<3pov . Josefo , Contra Apionem, I , 22 , exp l icaCorbán ex ac t amen t e d e l mi smo mo d o ; p e r o v éase Guerras IX, rv , donde el tesoro delT emp l o e s an á l o g amen t e l l ama d o Corbán, Kop |3Svc, . Cf . J. Q. R., XI X, 6 15 - 6 5 9 .

4 2 Nedarim I, 1.4 3 Ned. I , 2 .4 4 Ned. I, 4.« Ned. II, 2.4 6 T. Ned. I, 1-3; II, 3; IV, 5.4 7 Ned. I I , 2 .

283

 

Pero hay o t ra Mishná más expl íc i ta que t iene una re lac ión d i rec ta con

e l ca rgo hecho por Jesús (o e l evange l is ta ) ; El R . Eleaza r d ice : "El los abrenun camino a l hombre ( s i é l ha jurado por Corbán o Conem, d e m o d o q u eno habrá de a sumir sus votos l ige ramente ) por la honra debida a l padre ya la madre . Los sabios lo prohiben." El R . Tzadoc d ice : "Antes de que e l losabran un camino a l hombre por la honra debida a su padre y a su madre , lohacen por la honra debida a Dios (pues Dios ordenó a los hombres gua r da r se de promesas y votos) ; en consecuenc ia , no puede haber votos , puesgenera lmente no le agradan a Dios ."

Los sabios concuerdan con e l R . Eleaza r que cuando se t r a ta de unacues t ión entre un hombre y sus padres (por e jemplo , "cuando un hombre , porvoto , pr iva a su padre de su propiedad" —como dice e l R . Obadías de Rer t i -nora— o "cuando promete [en ofrenda] cosas que necesitan su padre y sumadre" —según dice el R. Gershom— "la luz del exilio") ellos "abren una

puer ta" por la honra debida a l padre y a la madre . 4 8

De modo que el R. Eleazar y los sabios en general están de acuerdo en

tos , las avaricias, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la sober

bia , la insensa tez") y e so contamina a l hombre .6 1

De es te modo Jesús no sóloabrogaba e l ayuno y reduc ía e l va lor de l lavado de manos de " la t r adic iónde los anc ianos" o do la enseñanza t r adic iona l comente , s ino que as imismopermit ía ( aunque con caute la , y como una sugerenc ia ) la inges t ión de losa l imentos prohibidos por la Ley de Moisés .

La ruptura ent re Jesús y los f a r iseos e ra comple ta .

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que s i un hombre hace un voto que pe r judica a sus padres , "e l los le abrenuna puer ta" , pa ra que pueda honra r los según lo ordena la Ley de Moisés ,y queda l ibe rado de su promesa . Es to e s todo lo contra r io de lo que sos t ieneJesús. Hay tres explicaciones posibles de esta falta de coincidencia. Puedeque en los tiempos del Nazareno la regla fuera distinta, o bien Jesús lanzócontra los fariseos una acusación injusta, o los autores de los Evangelios oyeron algo acerca de las reglas sobre los votos entre los tanaím de la época (elR . Eleaza r v iv ió en e l pe r íodo inmedia tamente pos te r ior a la Dest rucc ión) yconfundieron el permiso con la prohibición.

Pero de todos modos las observaciones de Jesús en este caso fueron exce

sivamente severas. Se volvió hacia la multitud, y dijo, con el mayor énfasis:4 9

"Oídme todos y entended: Nada hay fue ra de l hombre que entre en é l y lopueda contaminar ; pe ro lo que sa le de é l , e so e s lo que contamina a l hombre. Si alguno tiene oídos para oír , oiga." 50 La solemne in t roducc ión ( "oídmetodos y entended" , ) y la conc lus ión aun más solemne "s i a lguno t iene o ídospara o í r , que o iga" , que Jesús empleaba s iempre que proponía a lgo nuevoo no genera lmente aceptado, demuest ran con c la r idad que en esa ocas iónse refería a algo de mucha importancia para la totalidad del judaismo, yno meramente para los fariseos.

No se atrevió a explicar el tema ante la multitud, pero a sus discípulosles dijo que lo que entra en el hombre son los distintos alimentos, que en símismos no pueden contaminar lo ( sus pa labras or ig ina les son f rancas : "por que no entra en el corazón sino en el vientre, y sale a la letr ina, lo cual hace

limpios a todos los alimentos") mientras que lo que sale del hombre son lasmaldades ("los malos pensamientos, las fornicaciones, los homicidios, los hur-

4 8 Ned. IX, 1. Cf. J. Mann, Oaths and Vows in the Synoptic Gospels (A. J.Th., 1917, XXI, 260-274).

"9 Marcos 7: 14-16.6 0 Mateo 15: 11 (véase Dalman, op. cit., pág. 120).

284

5 1 Marcos 7: 17-23; Mateo 15: 12-20.

2 8 5

 

Libro Quinto

Jesús se reve la como Mesías

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I . Jesús en la región de Tiro y Sidóny en Decápol i s

Las fuertes expresiones dir igidas por Jesús contra los fariseos lo mues

t r an una vez más muy dis t in to de la pe r sona " t ie rna" y "apac ib le" desc r ip tapor los cristianos ("el Cordero de Dios"; "callado como una oveja ante su

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esqui lador") . Je sús fue un predicador comba t iente , y le s habló a los f a r iseostan duramente como s iempre lo h izo Je remías con los sace rdotes . Su pre dicación era afín a la de los profetas, mientras que en sus parábolas seasemejaba más a los agadistas farisaicos. Pero, a pesar de ello, los fariseosno podían o lv ida r su ac t i tud con re spec to a la t r adic ión de los anc ianos y alas reglas referentes al Shabat y a la s comidas prohibidas . El e spí r i tu de laépoca hacía que vieran las curaciones milagrosas que realizaba Jesús como obra de Sa tán: " tenía a Bee lzebub" , y por un espí r i tu inmundo expulsaba a los e spí r i tus inmundos . Era , en consecuenc ia , un hechice ro , unfa lso profe ta , un seduc tor que l levaba a l pueblo por ma l camino ( según lodescribe el Talmud). Existía el deber religioso de ajusticiarlo. Jesús se vioobl igado a e scapar .

Después de la d isputa sobre e l lavado de manos , e l Naza reno, según loexpresa Marcos , " levantándose de a l l í (de la ' t ie r ra de Genesa re t ' ) se fuea la r egión de Tiro y S idón; y ent rando en una casa , no quiso que nadielo supiese" .1 Poco antes había ordenado a sus d isc ípulos no i r "por caminode gent i le s" , y de pronto é l mismo marchó a la s c iudades gent i le s de Tiro yS idón.2 La razón es que huía de sus enemigos; e s ta suposic ión es apoyada porla s pa labras "no quiso que nadie lo supiese" (o Ó5 áv a Í ] 9 E X £ y v c o v c c i ) .

Sería excesivo considerar esta permanencia en el extranjero como todoun período del ministerio de Jesús y dedicarle —así lo hace Osear Holtz-

i Marcos 7: 24. Cf. Mateo 15: 21 . ^ .2

La afirmación de Marcos 5: 1, según la cual Jesús estaba en tierra de gada-renos ya antes de esto, aunque sea histórica, está por cierto mal ubicada. TheodorReinach (Revue des Estudes Juives, XLVII, 177) sostiene que el nombre "Legión"dado al espíritu inmundo, y los cerdos en los que aquél entró, provienen de unaconfusión ignorante con la "Legión Décima" estacionada en Palestina desde el70 hasta el 135 e. c , en cuyo estandarte se veía la figura de un jaba lí. Este seríaentonces un añadido tardío, y Jesús no habría estado en Decápolis hasta despuésde la disputa sobre el lavado de manos.

2 8 9

 

mann— una sección especial . 3 Pero por cierto const i tuye una ret i rada, unabandono de los rugares habi tuales y un esfuerzo por eludir a los esbirros

de Herodes Ant ipas , hombre que hab ía s ido capaz (y Jesús lo sab ía) dehacer matar a Juan el Bautis ta.

Esta parte de los Evangel ios crea la impresión inconsciente que los autores hicieron part i r a Jesús hacia la región de Tiro y Sidón por temor a losfariseos y Antipas, sólo porque también el profeta El ias marchó a Sareptade Sidón huyendo de Acab, Jezabel y los profetas de Baal .* Pero en estecaso el evangel is ta no intenta aproximar a Jesús y Elias; fue Jesús mismoquien imitó al profeta y se encontraba en la misma si tuación: perseguidopor el poder civi l y las autoridades rel igiosas.

Jesús, acompañado por "los doce" y algunos seguidores (eran cada vezmenos; entre el los unas pocas mujeres), marchó hacia el norte, a un lugarno comprendido dentro de los l ímites del País de Israel . All í vivían muchosjudíos, 5 pero los Evangel ios sólo registran en esa zona un acto de Jesús, real i zado en gracia de una mujer extranjera. En efecto, una cananea 6 le pidióque expulsase un demonio de su hi j i ta. Pero la respuesta de Jesús fue tan

De no ser por esta ruda respuesta (que el evangel is ta no tenía ningún

mot ivo para inven tar ) podr í a haberse supues to que es t a mujer cananea dela región de Tiro y Sidón era una imitación de la viuda cananea de Sareptade Sidón. Pero los Evangel ios fueron escri tos en una época en que entre losdiscípulos de Jesús ya había muchos no-judíos, y ninguno habría puesto enboca del Maestro unas palabras tan duras. De modo que el episodio debeconsiderarse histórico.

Después de abandonar a su ciudad natal y los escenarios del comienzode su ministerio, Jesús se l lenó de indignación contra esos lugares dondehabía curado y enseñado y que finalmente lo rechazaron. Dijo entonces:"¡Ay de t i , Cora^ín! ¡Ay de t i , Betsaida! Porq ue si en Tiro y en Sidón (don deestaba viviendo) se hubieran hecho los milagros que han sido hechos envosotras , t iempo ha que se hubieran arrepentido en ci l icio y ceniza. Por tantoos digo (a los discípulos) que en el día del juicio será más tolerable el cas

t igo para T i ro y Sidón que para voso t ras (Coraz ín y Bet sa ida) . Y tú , Capernaum, que eres l evan tada has t a e l c i e lo , has t a e l Hades serás abat ida ;

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brusca y chauvinista que si cualquier otro maestro judío de la época hubieradicho lo mismo los cris t ianos nunca se lo habrían perdonado al judaismo.Dijo Jesús: ".. .no está bien tomar el pan de los hi jos y echarlo a los perri l los" (oú K O C A Ó V á a x i X a ( 3 £ tv t ó v c í p x o v T < 3 V t é n v c o v x a ! p a X s í vTOIQ KUvap ío ic ; ) . 7 Según Mateo, añadió: "No soy enviado sino a las ovejasperdidas de la casa de Israel ." 8 Esto es lo mismo que dijo a los apóstoles alenviarlos a las ciudades judías exclusivamente. Sólo después de que la extranjera se hubo prosternado a sus pies , diciendo: "Sí , Señor, pero aun losperri l los , debajo de la mesa, comen de las migajas de los hi jos", Jesús lemanifestó que el demonio había sal ido de su hi ja, "y cuando l legó el la a su

casa, hal ló que el demonio había sal ido, y a la hi ja acostada en la cama",es decir, pasiva después de un ataque de locura.Esta fue la prime ra y única vez que Jesús t rató con extranjeros (y lo hizo

contra su voluntad). Otras narraciones semejantes (la referente al centuriónde Capernaum que era "amigo de Is rae l " e h i zo cons t ru i r una s inagoga 9 yespecia lmen te l a de l a mujer samar i t ana) 10 fal tan en Marcos, de modo quecarecen de carácter his tórico. En todos sus dichos y hechos Jesús fue un judíocompleto: se consideró enviado a los judíos exclusivamente, y vio en su pueblo al "pueblo elegido", puesto que estaba const i tuido por "los hi jos de Dios".Por el lo resul taba impropio dar a los no-judíos "el pan de los hi jos"; losextranjeros eran perri l los y no hi jos.

3 Leben Jesu, Tubinga, 1901, págs. 233-270.* Cf. Lucas 4: 25-26 y 1 Reyes 17: 8-24.8 Véase J. Klausner, Biy'me Bayit Sheni, pág. 45.6 Para más detalles, véase H. P. Chajes, MarkusStudien, págs. 43-44.T Marcos 7: 27.8 Mateo 15: 24.» Mateo 8: 5-13; Lucas 7: 1-9.io Juan 4: 4-42.

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porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechosen t i , habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que enel día del juicio será más tolerable el cast igo para la t ierra de Sodoma quepara t i . " n

Es ta acr i tud demues t ra c l a ramen te que su s i tuac ión hab ía empeorado ;como no advierte ningún progreso en su obra, se indigna y maldice. Talespalabras t ienen algo de la severidad de las acusaciones de un Isaías o unEzequiel : no presentan la menor huel la de "ternura" y "misericordia incondicional". Jesús era un judío, educado en los severos juicios de los profetasy a veces se dejaba guiar por el los . Su t ipo no es de ningún modo el que

los cris t ianos se han descripto —el de un ser que perdona todo, y s i es atacadono dev uelve el ataque—.

Tal vez en esa época Jesús predicó la parábola de los convidados a lafiesta de bodas. Los invi tados importantes no concurrieron; entonces se l lamóa todos los caminantes, a los pobres e indigentes, al ciego y al l is iado, al bieny al mal por igual . 12 En otras palabras: los fariseos y los escribas, los escogidos de la nación, los más cercanos al reino de los cielos, rechazaban lainvi tación, y Jesús se veía obl igado a reunir en tomo de sí a publícanos,pecadores y rameras .

De Tiro y Sidón, Jesús retornó al Mar de Gali lea, pero no a Capernaumni al dis tri to oeste del lago, s ino al este del Jordán: atravesó la región de"l as d i ez c iudades" o Decápo l i s .13 Todas esas ciudades, con la excepciónde Bet Shan, eran habi tadas por no-judíos y estaban en TransJordania. Sus

nombres (de nor t e a su r ) e ran : Hippos (Sus i tha) , Gadara , Ab i l in i a (noAbel be t Ma 'kha) , Rafon o Rafana (cercana a Ash tero t -Karnaim) , Kanata

11 Mateo 11: 20-24; Lucas 10: 13-15.12 Mateo 22: 1-14; Lucas 14: 16-24.13 Marcos 7: 31.

2 9 1

 

( l a moderna Qanawat ) , Esc i tóp i los (Bet Shan) , Pe l l a (Pehal ) , D ion , Gerasa

y Fi l adel f i a (Rabat b 'né Ammon) . 1 4

En esa época Jesús puede haber v i s i t ado Gadara o Gerasa , más p robab lemen te Gadara , l a moderna Um-Kai s , una de l as más impor t an tes c iudadesde Decápolis , famosa por sus fuentes termales curat ivas ,(in»n TUT), a lasque con frecuencia se refieren Josefo y el Talmud; 15 se nar ra que e l Nazareno real izó al l í el milagro de expulsar los demonios ("cuyo nombre eraLeg ión , po rque eran muchos") de un hombre que padecía delirium tre-mens. Esos espíri tus inmundos entraron entonces en cerdos, que luego cayeron al agua y murieron ahogados. El cerdo sería un elemento natural enuna ciudad habi tada principalmente por no-judíos, pero, según lo hemos suger ido ,16 esta his toria puede ser sólo una leyenda posterior. No obstante, el lapresenta un rasgo interesante: en la región de Tiro y Sidón, y en Gadara

(o Gerasa), Jesús no consideró necesario prohibir que se divulgaran sus actos prodigiosos.

En Gadara (a menos que el episodio no sea histórico) ordenó al hombre

de Magadan" (según o t ra l ecc ión , "Magdala") . 2 1 S o b r e D a l m a n u t a , F u r r e r 2 2

p iensa que es t aba a l no r t e de Capernaum, en e l camino a Migdal , l a mo

derna Min in ; Joseph Schwar t z l ee Talmanuta de Talimon. 23 Hay más verdad en la teoría de Dalman, según la cual "Dalmanuta" es una corrupciónde "Migdal Nunaia" (nombre dado a Magdala) o de "(ara) M a g d a l a y a t a "( l a t i e r ra magdalena) . 2 4

Jesús no entró en la ciudad del "val le de Genesar"; permaneció en lascercanías (s í q roe [J iépr] según M arcos, ele, xd op icc según Mateo) . En l aciudad había fariseos que exigían señales, y Jesús no quiso dárselas . Temíaponer a prueba su poder en presencia de aquél los. Sostuvo que las señalesno eran esenciales: los hombres de Nínive se arrepint ieron por la prédica deJonás , quien no las había proporcionado. Esta negat iva a ofrecer un signoque probara su carácter de profeta o piecursor del Mesías proporcionó a losescribas un arma para desacredi tar a Jesús; también los funcionarios de He-rodes comenzaron a verlo como un impostor y seductor.

Consecuentemente, Jesús previno a sus discípulos: "Mirad, guardaos dela levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes." 2 5 Es decir, de los

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que había l iberado de la "legión" de espíri tus inmundos "ir a su casa, a lossuyos, y contarles cuan grandes cosas el Señor había hecho con él , y cómole había tenido misericordia". 17 En una t ierra extranjera —donde, aunquequizás hubiera muchos judíos, la masa principal de la población estaba const i tuida por griegos y s irios— no temía que los fariseos invest igaran sus hechos , ni lo asustaba l levar consigo una mult i tud de creyentes; con todo, nis iquiera al l í se atreve a entrar en las ciudades mismas. Fue seguramente entonces cuando se escapó de él esa expresión tan t ris te y desgarrado ra (qu eByron ap l i có metafó r i camente a todo e l pueb lo de Is i ae l ) : "Las zo r ras 1 8 t ienen guaridas, y las aves del cielo nidos, mas el Hijo del Hombre no t iene

dónde recos t ar l a cabeza ." 19 No hay pa lab ras más humanas o pa t é t i camentea d e c u a d a s . . .

En Decápo l i s , J esús no encon t ró resp i ro ; no permaneció mucho t i empoall í . ¿Qué podía hacer entre gent i les él , que era judío hasta la médula? ¿Quéinterés tenían los extranjeros en el Evangel io del Mesías, o en el reino delos cielos (al que sólo ingresarían los prosél i tos que se adelantaran en losdías del Mesías)? Desde al l í fue a "la región de Dalmanuta" 2 0 o a "la región

14 Contrariamente a Plinio y a Schürer, excluimos a la distante Damasco dela lista de las diez ciudades; véase Schürer, II 4 , 148-195.

16 Shab. 109a; Eruvin 61a; Sanh. 108a; Meg. 6a ; Rosh ha-Shaná 23b (dondeposiblemente se trate de Gador y no de Gadara); T. Rosh ha-Shaná I I ( I ) , 2 ;

T. Eruvin VI (V), 13 (fin de la sección); J. Eruvin V, 7 (XXII, fin de la pág. 4)']. Kidushin III, 14; /. Shabat III, 1; J. Av. Zar. V, 15 ( cerca del final de lasección).

10 Véase la página 289, n. 2.17 Marcos 5: 19.l s De acuerdo con el proverbio hebreo: "ninguna zorra muere en su guarida"

(Ketubot, 71b; Nedarim 81b; J. Kelubot, VII , 3 ) .i» Mateo 8: 20; Lucas 9: 59.2 0 Marcos 8: 10.

2 92

malos hombres de los dos part idos (cf. la expresión talmúdica: "¿Quién esel que se opone? La levadura que está en la masa y la servidumbre infl igidapor los poderes gen t i l es ") . 2 6 Mateo, que no ve una referencia a un hechoreal , en este punto escribe: 27 "De la levadura de los fariseos y saduceos",suponiendo que tanto fariseos como saduceos exigían una señal . 2 8 Lucas habla solamente de la levadura de los fariseos. 29 Los discípulos interpretaronmal es t as pa l ab ras ; pensaron que Jesús l es hab laba s implemente de l pan("masa" y "levadura"), y Jesús les reprochó su fal ta de comprensión.

Resul taba necesario huir de la esfera de influencia de los fariseos y deHerodes Antipas, y una vez más encontramos a Jesús pasando del terri torio

de aquél al de su hermano Fi l ípo. Llegó a Betsaida (Jul ia) por segunda vez(aunque la narración respect iva quizá sea sólo una nueva referencia a lap r imera v i s i t a ) 3 0 y después de permanecer a l l í (aparen temente en e l bar r iojud ío p róx imo a l a c iudad hac ía poco t i empo helen izada) se t ras l adó másal norte, a la segunda de las ciudades de la tetrarquía de Fi l ipo, "por lasa ldeas de Cesárea de Fi l ipo". 3 1 Debe notarse que no entró en la ciudad misma; permaneció con sus discípulos en las aldeas cercanas. Cesárea de Fi l ipoes l a ac tua l Banyas , l a Pamias de l Talmud , l a üavEÍaq g r i ega , y l a an t igua

2 1 Mateo 15: 39.22 Citado por P . W. Schmidt, Die Geschichte Jesu, erlautert (II), 1904,

pág. 314.23 T'vuot ha-aretx, ed. Luncz, pág. 228 (véase J, Demai II, 1).2 4

Dalman, op. cit., pág. 116.2» Marcos 8: 15.2« Berajot 17a.27 Mateo 16: 7.2 8 Mateo 16: 1.2» Lucas 12: 1.30 Cf. Marcos 8 : 22-26 y Marcos 6: 45.31 Marcos 8: 27.

2 9 3

 

Baal-Gad, l ímite norte de Palest ina donde el Jordán abandona "la cueva dePamias" . 32 Fil ipo la reconstruyó en honor de Augusto y, para dis t inguirla

de l a Cesárea de Judea , l evan tada por su padre Herodes ( l a "Cesárea h i j a deE d o m " t a l m ú d i c a ) 3 3 y más t a rde conver t ida en res idencia de l p rocuradorromano , l a nueva c iudad era l l amada Cesárea de Fi l ipo . E l Talmud todav íala denomina Pamias, Apamea o Aspamiya, y a veces Cesarión, para diferenciarla de la otra Cesárea. 34 En esa c iudad tuvo lugar e l acon tec imien to que ,junto con el baut ismo por Juan, es probablemente el más importante de lahistoria de Jesús y del cris t ianismo.

I I . En Cesárea de F i l ipo : Jesús se revelaa sus discípulos como el Mesías

El "Hijo del Hombre" era un caminante s in hogar en t ierra extranjera.Ya no lo rodeaban, como en la Gali lea Inferior, relat ivamente cerca de su

ciudad natal , mult i tudes de creyentes y admiradores entusiastas . Ya no habíamás milagros obrados por él o para él . No podía vencer ni convert i r a susenemigos. ¿Qué poder le quedaba? ¿Cómo podían sus discípulos seguir cre

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32 Bejorot 55a; Baba Batra 74b .3 3 Meg. 6a ; Lam. R. sobre Hayu tzareha Trosh.34 Tarfgum Ierushalmi "Bamidbar" 34, 14; Suká 27b 'lD'pa ...ll'byn W>aa

Tino'pa m l"i»Kl ...p'^sn iviopa Mejilta, Beshalai, Amálele, 2 (ed. Friedmann55b ) n^asV nnna maw y ino'p rrt>n»a (cf. T'vuot ha-aretz, 239, 505-507; Deren-bourg, Massa Eretz Yisrael, pág. 134, n. 5).

2 9 4

yendo en él? La desesperación comenzaba a introducirse furt ivamente en suscorazones. También él había perdido su ant igua alegría. ¿Todavía creían enél sus discípulos? En caso afirmativo, ¿qué clase de creencia era la suya?Con frecuencia había observado su torpeza. ¿Eran ésas las piedras con lascuales habría de construir y las bases sobre las que debía establecer el reinode los cielos?

Tales pensamientos sombríos lo oprimían al pie del nevado Monte Her-món, en sus pintorescos alrededores, cerca de la ciudad medio-genti l delgobernante herodiano, en una de las aldeas más norteñas de Palest ina. Entonces se volvió hacia los discípulos, preguntándoles:

"¿Qué dicen los hombres de mí? ¿Quién dicen que soy?"Los discípulos repl icaron: "Juan el Bautis ta. Algunos dicen que Elias .

Otros , que uno de los profetas ."La doctrina y el modo de vivir de Jesús se asemejaban en gran medida

a las de Juan el Bautis ta, a las de Elias (a quien Juan había imitado) y alas de profetas como Isaías o Jeremías, que increparon a la nación y predicaron la bondad y la just icia.

Jesús preguntó además: "Pero vosotros, ¿quién decís que soy?"Entonces el pescador Simón, el primero de los discípulos (en el t iempo

y por dignidad), se adelantó y di jo: "¡Tú eres el Mesías!"Tal l a b reve nar rac ión de Marcos . 1 A "el Mesías" Mateo añade "el Hijo del

Dios viviente",2 pero Lucas escr ibe s implemente "e l Mes ías de Dios" . 3

"El Dios viviente" es una expresión absolutamente hebrea, y l lamar al Mesías "Hijo del Dios viviente" se just i ficaba por el versículo de los Salmos que

1 Marcos 8: 27-29.2 Mateo 16: 16.3 Lucas 9: 20.

2 9 5

 

dice: "Mi hi jo eres tú. Yo te engendré hoy." 4 En efecto, un poco antesse dice "contra Dios y contra su ungido (el Mesías)". 5 Pero esas palabras fal

t an en Marcos y Lucas .Mateo p ros igue: "En tonces l e respond ió Jesús : Bienaven tu rado eres , S i món, hi jo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, s ino mi Padreque está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro (Petros, ' roca'en griego; en arameo, Kefas) y l as puer t as de l Hades no p revalecerán con t rat i (las palabras 'y sobre esta roca edificaré mi iglesia ' fal taban en la versiónprimit iva del Evangel io ut i l izado por Efrén Syrus, autor patrís t ico del s iglocuarto). Y a t i te daré las l laves del reino de los cielos; y todo lo que atares(prohibas) en la t ierra será atado en los cielos, y todo lo que desatares(permitas) en la t ierra será desatado en los cielos." 6

En adelante Simón bar Jonás fue s iempre l lamado "Kefas" o "Petros". Noobstante, nada de esto aparece en Marcos ni en Lucas. Los versículos s i guientes, en los que Jesús le dice a Pedro "Satanás", también contradicen

lo que aparece en Mateo. Pero incluso en la breve versión de Marcos hayuna cierta solemnidad, y el la demuestra que en el círculo de los apóstolessubsist ía la fuerte impresión que el reconocimiento del mesiazgo en Cesárea

tuvo Juan el Bautis ta; b) en esa época era perseguido y sufría en t ierra extranjera; c) la venida del Mesías era imposible s in los "tormentos del Mesías". Es cierto que estos úl t imos no son para el Talmud sufrimientos que

afectarían al Mesías mismo, s ino que eran propios de la edad mesiánica: 9

pero es t e "Hi jo de Hombre" que se encon t raba persegu ido por fa r i seos yherod ianos , y que no esperaba imponer sus conv icc iones mes ián icas med ian teuna v i c to r i a bé l i ca , debe haber comenzado a imag inar que , an tes de sutriunfo, aquel las dolencias habrían de recaer sobre él mismo. Además,debían sobrevenirle en Jerusalén. Dijo que "los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas lo rechazarían", y éstos estaban solamente en Jerusalén. Por el lo, una vez que Pedro hubo confirmado la propia creencia yesperanza de Jesús, éste anunció que como Mesías i ría a Jerusalén.

Ningún lugar e ra más adecuado para l a revelac ión de l Mes ías , n i hab íat iempo mejor que el de la fiesta de Pascua, la fiesta de la redención nacional(y, en consecuencia, la fiesta del Mesías), cuando centenares de miles de

personas se congregaban en l a c iudad de l Templo .Seguramente Jesús di jo esto a sus discípulos, pero nada más que esto.Sostener que previo su muerte y resurrección al tercer día es i r más al lá de

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de Fi l ipo produjo tanto en Jesús como en los discípulos.Es claro que entonces acaeció un hecho muy importante. A Jesús lo con

movió profundamente la circunstancia de que, aún en la mala s i tuación enque se encontraba, sus discípulos no desesperaran y que, a pesar de la fal tade intel igencia que les conocía, algunos de el los lo reconocieran como Mesías. Quizá fue entonces cuando, en su fel icidad, pronunció estas maravil losas palabras: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la t ierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a losn iños (en comprens ión) ," 7 No obstante, los t res Sinópticos afirman unánimemente que Jesús prohibió a sus discípulos que divulgaran lo que acababan

de saber: el lugar y el momento eran inconvenientes.También son unán imes en aseverar que inmedia t amen te después de es t e

episodio Jesús comenzó a enseñar a los discípulos que "el Hijo del Hombredebía sufri r muchas cosas", que los ancianos y principales sacerdotes lo rechazarían, y que habría de morir y resuci tar al tercer día. 8

Lo más probable es que luego de que sus discípulos reconocieran sumesiazgo, hablara de los sufrimientos que debía padecer. Negarlo equivalea hacer incomprensible toda la his toria del cris t ianismo. Si los discípulos,después de la crucifixión, creyeron en un Mesías sufriente fue porque Jesús,en vida, les habló de tales padecimientos: a) él conocía el dest ino que

* Salmos 2: 7.8 Salmos 2: 2.« Mateo 16: 17-19.7 Mateo 11: 25; Lucas 10: 21 ; véase la sentencia del amorá temprano R. Ioja-

nán: "Desde que el Templo fue destruido [el don de] la profecía se le retiróa los profetas, y ha sido dada a los locos y a los niños" (B. Batra 12b). Cf. Ed.Meyer, op. cit., I, 280-291.

8 Marcos 8: 31; Mateo 16: 21; Lucas 9: 22.

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los l ímites de lo probable. Algunos estudiosos cris t ianos ent ienden que "después de t res días" s ignifica "después de un breve lapso", según el versículode l a Escr i tu ra : "Nos dará v ida después de dos d í as ; en e l t e rcer d í a nosresuci t a rá , y v iv i remos de lan te de é l ." 1 0 Pero los Evangel ios en ningunaparte ut i l izan ese pasaje para explicar la "profecía"; sería una coincidencia,p róx ima a l mi l ag ro , que haya hab lado de l a suer t e que l e aguardaba basándose en l a Escr i tu ra , y que luego lo hayan efec t ivamente matado , encont rando los d i sc ípu los que a l t e rcer d í a se l evan taba nuevamente .

Además, como veremos, Jesús temía la perspect iva de morir; s i ya la había previsto en Cesárea de Fi l ipo, y pudo acostumbrarse a el la durante las

seman as o incluso meses que m ediaron h asta la consumación d e su dest ino,¿por qué lo atacó súbi tamente esa "fragi l idad humana" que los evangel is tasdescriben? ¿Y por qué la crucifixión alarmó tanto a los discípulos, que huyeron en todas direcciones? Marcos percibe la dificul tad y señala'que "el losno en tend ían es t a pa l ab ra , y t en ían miedo de p regun tar l e" . 11 Pero Jesúsvolvió sobre el tema varias veces; ¿cómo pudieron olvidarlo en el momentodel arresto y de la crucifixión?

La total idad de la idea de un Mesías ajust iciado era, en la época de Jesús, imposible de comprender, tanto para los judíos como para Jesús mismo.Las palabras de Isaías (53) se interpretaban en su sent ido l i teral , como referentes a la nación de Israel y no a un Mesías humano. "El Mesías ben Iósefque será a jus t i c i ado" 12 era una concepción que , s egún yo mismo he demostrado en otro lugar, 13 no aparec ió has t a después de Bar Co jba . Debemos ,

9 J. Klausner, Die Messianischen Vorstéllungen, págs. 46-49.1 9 Oseas 6: 2.1 1 Marcos 9: 32.i2 Suká 52a.13 Klausner, op. cit., 86-103.

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por lo tanto, concluir q 'ue las palabras "y ser muerto y resuci tar después detres días (KOCI áTtOKTCtv0f]vai KCCI \iExá t p E Í q T ^ é p a c ; ávcxaxr\va.i)const i tuyen una adición posterior de los discípulos de Jesús, quienes na

rraron y escribieron esta his toria después de que su vergonzosa muerte sehubo transformado en una prueba convincente de su mesiazgo; pero en loque respecta a la creencia de que Jesús previo esa muerte horrible, ningúndiscípulo judío podía aceptar a un "Mesías crucificado", a "un maldi to deDios que es colgado".

De modo que, en Cesárea de Fi l ipo, Jesús les di jo a sus discípulos queiría a Jerusalén y al l í sufri ría mucho, pero finalmente obtendría la victoriay sería reconocido como Mesías por la mult i tud l legada a la ciudad paracelebrar la Pascua. A Simón Pedro le disgustó la perspect iva: apartó a Jesúsy comenzó a rep rochar l e que pensara de ese modo . S iendo que hab ían s idoperseguidos y corrieron grandes pel igros en Gali lea, ¿cómo podían atreversea i r a Jerusalén, centro de la autoridad civi l y rel igiosa, donde los riesgos

que los amenazarían a el los, s imples gal i leos, eran siete veces mayores?A Jesús, totalmente absorbido por su gran idea, lo asustaron estos se

ductores argumentos de su discípulo predi lecto, tanto más cuanto que eran

Y mientra s vivió un hom bre de la generación d e Jesús, esta creencia m íst icapersis t ió en el cris t ianismo.

Esa convicción est imuló el ardor de los discípulos más ínt imos. La visión

de Jesús, la vis ión sobrenatural de un Mesías de pronta l legada, les produjovisiones también a el los .

Pedro y los hi jos de Zebedeo, Sant iago y Juan, t res entusiastas , dos deel los "hi jos del t rueno", vieron a Jesús de un modo nuevo, t res días mástard e, cuando ascen dieron con él a la cima de un al to mon te (difíci lmenteel Tabor, según una t radición cris t iana carente de base; 16 t a l vez e l Hermón ,re l a t ivamente cercano a Cesárea de Fi l ipo y cuya c ima es t á cub ier t a de n i eves perpetuas). El se t ransfiguró ante el los y sus vest imentas se volvieron"resplandecientes", muy blancas —como la nieve del monte Hermón—. ComoMesías, Jesús era para el los muy diferente de lo que había s ido como Ra bfarisaico o "gal i leo caminante".

En esta vis ión diurna les pareció a los discípulos ver a Moisés y Elias

hablando con Jesús. La imaginación de Pedro lo l levó a proponer que hic i eran " t res t abernácu los" o "en ramadas": uno para Jesús , o t ro para Moisésy otro para Elias . Para el s imple judío gal i leo, resul ta obvio que Jesús no

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razonab les ; s e desprend ió enérg icamente de Pedro y , en p resencia de losotros, le di jo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás! Porque no pones la miraen las cosas de Dios, s ino en las de los hombres." Es decir, que Pedro respetaba más los hechos corrientes que el gran dest ino mesiánico que Dios lehabía reservado a Jesús y a sus seguidores. Les subrayó entonces a los discípulos que también el los habrían de sufri r por su causa, pero que perdersus vidas por él y por su evangel io era salvarlas , "porque, ¿qué aprovecharáa l hombre s i ganare todo e l mundo , y perd iere su a lma?"

Ciertas palabras que aparecen en esta parte del texto —"niegúese a s ímismo, y tome su cruz"— 14 deben considerarse una adición posterior: lacrucifixión no era una pena capi tal judía, y el gal i leo Jesús no pudo haberempleado esa figura puesto que su t ierra natal no tenía entonces un procurador romano y en el la regían todavía los procedimientos legales judíos.Pedro sugirió a Jesús que en Jerusalén, el los, s imples gal i leos, serían objetode mofa para el pueblo de la ciudad. Jesús le respondió: "El que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, elHijo del Hombre se avergonzará también de él , cuando venga en la gloriade su padre con los santos ángeles."

Esa venida del Hijo del Hombre ya no estaba ubicada en un futuro distante: "De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí , que nogustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con pod e r . " 15 Esa era la consoladora recompensa de los sufrimientos que los dis

cípulos soportarían por el Hijo del Hombre: él se manifestaba a el los comoel Mesías, a la al tura de los ángeles santos, provocando el "fin" de sus días .

14 Marcos 8: 34.18 Marcos 9: 1.

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era más que el sucesor de Moisés y Elias: Moisés fue el gran legisladory el mayor de los profetas; El ias , el gran obrador de prodigios y precursor del Mesías, y Jesús era el Mesías que habría de venir y promulgar la Leyde Moisés en todo el mundo, con la ayuda de milagros, semejantes a los deE l i a s . . .

También en esta ocasión Jesús previno a sus discípulos que se abstuvieran de d ivu lgar l o que hab ían p resenciado ; 17 sólo en Jerusalén tendría lugarla revelación final y total ante la masa del pueblo. Ante una duda de losdiscípulos, en el sent ido de que precediendo al Mesías debía venir El ias ,Jesús repl icó que Elias ya había estado entre el los, con la apariencia de

Juan e l Bau t i s t a .18

Todo estaba dispuesto para la revelación del Mesías, pero el la debía real i zarse en Jerusa l én , l a Ciudad San ta , donde t endr í a l a mayor pub l i c idadposible, y no en un extremo abandonado del mundo como lo era la Gal i lea Superior.

16 Véase Dalman, op. cit., págs. 176-179, quien sugiere que la elevaciónde que se trata fue Tel Abu'1-Nada (1257 metros) o Tel Abu'l Hanzir, o Telel-Ahmar (1238 metros), todas ellas cercanas a Cesárea de Filipo.

1T Marcos 9: 9.1 8 Marcos 9: 11-13; Mateo 17: 13.

2 9 9

 

I I I . El viaje a Jerusalén: en Jericó

Jesús y sus discípulos comenzaron entonces el viaje a Jerusalén. De Cesárea de Fi l ipo marcharon hacia la Gali lea Inferior, sea para que los dis

cípulos pudieran despedirse de sus famil ias o vender sus propiedades, obien porque la ruta más fáci l a Jerusalén era la que pasaba por esa región.Nuevamente Marcos af i rma que Jesús deseaba que nad ie sup iera de é l . 1

¿No eran sus hombres la sal de la t ierra? El propósi to de la sal es prevenirl a podredumbre , pero s i l a s a l mi sma p ierde su sabor , ¿cómo imped i r que

se malogre? Muy lejos de el los debía estar la búsqueda de honores.Pero les prometió el mayor honor de todos: "De cierto os digo que en

la nueva creación (•KaXiyyEVEOÍa, ' e l nuevo mundo ' de l a l i t e ra tu ra apocal ípt ica y de los midrashim hebreos ) , cuando e l Hi jo de l Hombre se s i en teen el t rono de su gloría, vosotros que me habéis seguido también os sentaréissobre doce t ronos, para juzgar a las doce t ribus de Israel . Y cualquiera quehaya de jado casas , o hermanos , o hermanas , o padre , o madre , o mujer , o h i jos, o t ierras por mi nom bre, recibirá cien veces más (éKaTOVTCCTuAaoíova:Ari tpETOCí), y heredará la vida eterna." 5

De modo que e l i dea l de l Nazareno no era exclus ivamente esp i r i t ua l : s et ra t aba de un verdadero idea l mes ián ico jud ío , mater i a l y t e r renal . Vo lveremos sobre es t e pun to más adelan te . A pesar de l a rep robación de Jesús ,los discípulos continuaron procurando su propio honor y gloria: Sant iago yJuan, los hi jos de Zebedeo, le pidieron que cuando él estuviera sentado en"su t rono de gloria" como Hijo del Hombre, ubicara a uno de el los a suderecha , y a l o t ro a su i zqu ierda . Mateo se avergüenza de exponer es t e

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Fueron a Capernaum por úl t ima vez, y al l í , como un buen judío, Jesús pagósu medio siclo para el fondo del Templo. Esto ocurría poco antes de Pascua,en el mes de ador; según la Mishná, "e l p r imero de ador ellos piden los sid o s " ; "el día quince del mes los cambistas (necesarios debido a las diversasmonedas corrientes) están en la ciudad, y el día veint icinco ocupan sus lugares en el Templo". 2 A mediados de l mes de ador Palest ina está en su mejort iempo, totalmente cubierta de flores.

Jesús consideró que el los no estaban obl igados a pagar el medio siclo:el Mesías y sus discípulos son los hi jos de Dios y, por lo tanto, no necesi tanpagar t ributos; pero, en la s i tuación de ese momento, no quiso susci tar opo

sición ("ser un obstáculo para el los"), y así , "en gracia a la paz", ordenóa sus discípulos que pagaran. 3

Mien t ras es t aba en Capernaum, oyó Jesús a " los doce" d i spu tar sobrequién sería mayor en el reino de los cielos. Entonces tomó a un pequeño, locolocó en medio de el los y di jo: "Este niño, y quienquiera sea s imple comoun niño y se humil le a s í mismo como un niño, ése será el mayor en el reinode los cielos." Hay aquí un paralelo con la baraita que d i ce : "Los pequeñosperciben la presencia de la Shejina." * El más g rande no será e l gobernan te ,como en este mundo, s ino el que sirva a todos: el primero será el úl t imo.

Les reprochó a los discípulos que disputaran por honores; s i ellos es t abanen fal ta, ¿en quién podía realmente confiar para la difusión de su doctrina?

1 Marcos 9: 30.2 M . Shek. I, 1 y 3.3 Mateo 17: 24-27.* Tractate Kalá Rabati, 2, Baraita 8; cf. Ejá R. sobre VaAetze mi-bat Tzion

(ed. Buber, 70); Midrash Salmos 22: 32, ed. Buber, 99 (y n. 164 ). Cf. también"Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que susángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos."(Mateo 18: 10.)

300

rasgo de los principales apóstoles , y señala que fue la madre quien pidióese honor para sus hi jos. 6

Pero Jesús les previno que antes de l legar a su gran gloria, él debía beberde la copa de la afl icción: ¿eran también el los capaces de hacerlo? Respondieron que sí . Entonces continuó: ".. .el sentaros a mi derecha y a mi izqu ierda , no es mío dar lo , s ino a aquel los para qu ienes es t á p reparado porm i P a d r e " . 7 Jesús no se consideraba todopoderoso: el Mesías judío era también un "hombre de los hi jos de los hombres" (tal la expresión del judíoTrifón en el Diálogo de Just ino Márt i r) . 8 En l a edad mes ián ica . e l verdadero

redentor y el poder final será el propio Dios: el Mesías es sólo su más impor t an te ins t rumento .Según Lucas , 0 Jesús intentó l legar a Jerusalén a t ravés de Samaría (a

la que el Tal mu d desc ribe com o "faja divisoria de los cut i tas") .10 Los fariseos, que todavía consideraban a Jesús como uno de el los, lo previnieroncon t ra Herodes Ant ipas , 11 pero él ya no temía a "esa zorra", 18 pues to quesó lo es t aba de paso por su t e r r i t o r io , y p ron to lo habr í a abandonado . Decidió seguir el camino de Samaría que no estaba en posesión de Herodes,s ino del procurador romano, desde que Arquelao fue enviado al exi l io.

Siendo los samari tanos enemigos de los judíos, era dudoso que permit ieran el pasaje por su terri torio a un grupo de gal i leos; por el lo, Jesús envió

s M ateo 19: 28-29.6

Mateo 20: 20.7 Mateo 20: 23.8 Dialogus cum Tryphone Judseo, comienzo del § 49.9 Lucas 9: 51-53.1 0 Jagiga 25a; cf. /. Jagiga III, 4; Ejá R. sobre Gadar ba'adi; Scholion a Meg.

Taanit, III.1 1 Lucas 13: 31-3.12 Lucas 13: 32.

3 0 1

 

a los d isc ípulos más a r ro jados , Sant iago y Juan, pa ra que encontra ran laru ta t r ans i table . Pe ro los samar i tanos los habr ían de tenido. El grupo se d i r ig ió entonces "a la r egión de Judea y a l o t ro lado de l Jordán" , 1 3 es dec i r ,hacia el este, a través del Valle del Jordán. Este valle es mencionado en laMishná junto con la "Ga l i lea Infe r ior" , la "Ga l i lea Super ior" y ' la montañay e l l lano" de Judea . 1 4 Así llegaron a los bosques cercanos al r ío, el Zu rarábigo, conocido como "el orgullo del Jordán", por su lujuriosa vegetaciónde á lamos b lancos , tamar iscos , ma lvas , e tcé te ra . 15

All í no había pe l igro: e l d is t r i to e s taba poco poblado, debido a l ca lorque preva lec ía en é l durante nueve meses de l año. Las gentes de la s c iudades y a ldeas vec inas se ace rca ron a l luga r : que r ían ve r a l "obrador deprodigios" . Algunos fue ron con niños , pa ra hace r los bendec ir por e l santo , ylos d isc ípulos los r echaza ron: e l Mesías no debía se r pe r turbado. Pe ro Jesússe indignó: "De jad a los n iños venir a mí y no se los impidá is , porque delos tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no reciba eJ reinode Dios como un niño, no entra rá en é l . Y tomándolos en los brazos , poniendo la s manos sobre e l los , los bendec ía . " 1 6

Tenernos aquí una nueva ca rac te r ís t ica , a t r ac t iva e impor tante , que de

e ra todo publ icano o recaudador de t r ibutos) . Entonces Zaqueo juró a r re pentirse, dar la mitad de su r iqueza a los pobres, y devolver cuadruplicada

cualquier exacción injusta de que fuera culpable. Jesús se regocijó y dijoque é l , e l publ icano, "e ra también un h i jo de Abraham".S iendo tan ca rac te r ís t ica y des tacada , e s ta na r rac ión fa l ta , no obstante ,

en Marcos y en Mateo. Por o t ra pa r te , los t r e s S inópt icos 2 3 r ecogen un episodio que en c ie r to modo s i rv ió de in t roducc ión pa ra la r eve lac ión de l Mes ía s . En e l camino de Je r icó a Je rusa lén , Bar t imeo uió q T i^ cd ou , o , en he breo ('a'ÍJ p ) , un mendigo c iego a quien le d i je ron que es taba pasando"Jesús de Nazare t" ( ta l la na r rac ión que apa rece en Marcos y Lucas ; enMateo fa l ta "Jesús de Nazare t" , y los mendigos son dos y no uno) gr i tó :" ¡ Jesús , h i jo de David , ten mise r icordia de mí!" Esa fue la pr imera vez quese l lamó a Jesús "hi jo de David" , e l más acos tumbrado t í tu lo de l Mesías . 24

Muchos de los miembros de l c í r culo de Jesús quis ie ron imponer s i lenc io a lc iego, pues e l Maest ro aún no se había manifes tado públ icamente como Me

sías y, con la excepción de los discípulos, todos lo seguían viendo como unRa b farisaico o, a lo sumo, como a un profeta. Pero el mendigo insistió consus gr i tos : " ¡Hi jo de David , ten mise r icordia de mí!"

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bemos añadir a lo que ya hemos d icho sobre "e l mayor en e l r e ino de loscielos".17 A n á l o g a m e n t e , en el T a l m u d encontramos: "No toquéis a mis Mesías", 18 es decir , a mis ungidos, los niños de la escuela. 19 Ya nos hemos re fe rido a una baraita s imi la r : "Los n iños pe rc iben la presenc ia de la Shejind."20

A medida que se ace rcaban a Je rusa lén , la ne rvios idad, ya notable enPedro , se h izo mayor en todos los d isc ípulos . Marcos d ice : " Iban por e lcamino subiendo a Je rusa lén , y Jesús iba de lante , y e l los se a sombra ron ylo seguían con miedo." 2 1 Temían a la gran c iudad, con sus autor idades romanas y judías, sus escribas y sus sacerdotes aristocráticos. Jesús los alentó

y seña ló e l camino: e l gran d ía de su manifes tac ión públ ica como Mesíasante la s miradas de pe regr inos e s taba cada vez más próximo.Cruza ron e l Jordán y l lega ron a Je r icó , donde se habían reunido gran

d e s m u l t i t u d e s . L u c a s 2 2 conse rva un re la to sobre e l r ico Zaqueo, que e raje fe de los publ ícanos (ápxixsXcóvr )q) . Es te hombre , de cor ta e s ta tura ,t r epó a un á rbol s icómoro pa ra poder ve r a l Naza reno. Jesús lo r econoc ió(es dec i r , que ya e ra de su conoc imiento) y le p id ió que le pe rmit ie ra pasa rla noche en su casa , probablemente porque , como huésped de una pe r sonatan r ica e impor tante , e spe raba quedar l ibre de pe l igros . Los que v ie ron es tose indignaron de que Jesús e l ig ie ra se r huésped de un pecador ( como lo

1 3 Marcos 10: 1.1 4 Sheviit, IX, 2.1 5 Dalman, op. cü., 76-77.1 6 Marcos 10: 13-16; Mateo 19: 13-15; Lucas 18: 15-17.1T Véase la página 300.!8 Salmos 105 : 15; I C rónicas 1 6: 22." Shab. 119b.so Tractate Kalá Rabati, § 2, baratía 8.2 1 Marcos 10: 32.2 2 Lucas 19: 1-10.

302

Jesús la aprobó: é se fue e l pre ludio de su manifes tac ión públ ica . Llamóa Bartimeo y lo consoló; según los evangelistas, esto se transformó en unmilagro: e l c iego recuperó la v is ta . No obstante , lo que podemos infe r i r dees ta h is tor ia e s que Jesús , habiéndose prepa rado pa ra dec la ra r se públ ica mente en Je rusa lén como Mesías , v io en e l mendigo c iego a l precursor dela r eve lac ión próxima .

«i M arcos 10: 46-52; Mateo 2 0: 29-34; Lucas 18: 35-43 .2 4 J. Klausner, Die Messianischen Vorstellungen, pág. 67; véanse también las

páginas 39-44.

303

 

IV. En Betfagé: Jesús se revelapúbl icamente como el Mesías

Cinco días antes de la Pascua, en el segundo día de una semana cuyoShabat coincidió con la fest ividad mencionada, Jesús y los doce se acerca

ron a Jerusalén, al barrio más exterior, Betfagé, al que el Talmud frecuentemente ci ta en la expresión "fuera del muro de Betfagé", en el sent ido de"en teramente fuera de l a c iudad". 1 Hay qu ienes suponen que Bet fagé es l a

labra D15XS o ' i s s en el sent ido indicado . En consecuencia, es preferibleaceptar la ant igua explicación, según la cual Betfagé significa "casa de hi

gos", un lug ar don de los D'IB, higos verdes (o quizás "higos salvajes")eran abundan tes .

Quizás este nombre indujo a los evangel is tas (o a sus fuentes, los discípulos de Jesús) a narrar en este punto el milagro de la higuera estéri l .»Cerca de Bet fagé es t aba l a a ldea de Betan ia (Beth -Aniya o Beth -Th 'ena) ,l a ac tua l E l ' azar iya (as í l l amada en recuerdo de l a resu r recc ión de Lázaro—Eleazar—). A pesar de las opiniones en contrario de Dalman 8 y Kle in 1 0

( según qu ienes Betan ia es Beth -Th 'ena , mien t ras que l a Beth -Hine de l T.Sheviit, VII , 14 ; Eruvin 2 8 b , Pesajim 53a , es t a r í a aparen temente cerca deAnin , a l es t e de Cesárea) es p robab le que Br)9av ía sea l a Beth Hin i oBethoan i (Beth -Aniya) , Beth -Anya mencionada en e l Talmud p rec i samenteen un lugar donde t ambién se hace referencia a "h igos verdes y maduros" . 11

En todo caso es difíci l compart i r la opinión de que "los tenderetes de feria de

la casa de Anas" son la Betania de los Evangel ios, aunque "los tenderetesde feria de la casa de Hiño" aparecen en un caso en lugar de "los tenderetes de la casa de Anas".12 De todos modos, Jesús y sus discípulos se de

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moderna Et-Tur, en la cima del Monte de los Olivos, erróneamente l lamada"Tur-Malka" por los judíos. 2 Es más probable que fuera el dis tri to extremode la ciudad misma, que sólo dudosamente podía incluirse dentro de susl ímites . 3 Betfagé se t raduce genera lmen te como "casa de h igos", po r e lversícu lo n'JB flBirt fUlUin, "la higu era ha ech ad o sus higo s", 4 y el pasajede la Mishná ^a xi ÍTTD f"U5 >5 t r e s nombres que designan a estos frutosen d iversos g rados de madurez ; ms , i nd ica un h igo verde , y es t a pa l ab rase opone a ^113, qu e es un higo ya l leno de zum o pero aún no totalm entemaduro , mien t ras que ^as es e l f ru to pasado ; se d i s t inguen , además , l o smis a» primeros frutos m aduros de junio; la rUKXl, mad uros en agosto, y la

ÍU&, frutos en el estado en que aparecen en el árbol . No obstante, s iendoque la palabra está escri ta casi s iempre con alef (*JXS ÍP3 y no f ' j s)Dalman sos t i ene que IJNS no está relacionado con ñas, <¡ sino con el lat ínpagus, distri to. De modo que Betfagé significaría "casa del dis tri to", la casal imítrofe de Jerusalén.7 Pero a pesa r de la aparición de p s en el Midrash,nunca encontramos, ni en la l i teratura talmúdica ni en la midráshica, la pa-

1 Menajot, XI, 2; 78b; Pesajim 63b, 91a; Baba Metzia 90a; Sanh. 14b; Sota 45a;T. Menajot VIII, 18; T. Pesajim VIII, 8; Sifré a Números 151 (ed. Friedmann 55a);Sifré Zuta, Naso, § 17; ed. Horowitz, pág. 245. Véase también S. Klein, en elJubilee Volume de Schwartz, Viena, 1917, pág. 396, n. 2.

2 Véase A. Neubauer, La Géographie du Talmud, París, 1868, pág. 149.3 Contra Neubauer, véase Dalman, op. cit., págs. 215-217; contra su opinión

de que Betfagé estaba fuera del muro, véase Baba Metzia 99a ("dentro del muro deBetfagé"); T. Menaiot VIII: 18; y Sifré Zuta, l. c.4 Cantares 2: 13.s Nidá, V, 7.6 Su plural es D'JD ,TOD en el Antiguo Testamento y D'JS en la Mishná (She-

viit, VII , 4 ) .7 Dalman, op. cit,, 217.

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tuvieron en Betfagé; luego el Maestro envió a dos de los apóstoles a unaaldea que estaba frente a la anterior para procurar el pol l ino de una asnasobre e l que n ingún hombre hub iera montado , como correspond ía a l a cabalgadura del Mesías (pues "sobre su t rono ningún extraño se sentará", yl a "becer ra ro j a" t ampoco deb ía haber sopor t ado nunca e l yugo) .

El hecho es claro: Jesús quería entrar en Jerusalén como el Mesías. Peroel Ra b gal i l eo , pobre y persegu ido , no pod ía p resen tarse en l a Ciudad San ta ,gobernada por extranjeros, como un conquistador; el igió, en consecuencia,hacer lo "manso y sen tado sobre un asno" para cumpl i r de es t e modo l a Es

cr i tu ra :13

"Alégrate mucho, hi ja de Sión; da voces de júbi lo, hi ja de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a t i , justo y con salvación, humilde y cabalgandosobre un asno, sobre un pol l ino hi jo de asna."

Estos versículos se adecúan totalmente a la condición social y mental deJesús: éste fue a Jerusalén como Mesías Rey y era un tsadik, un justo,pues no p red icaba guer ra y conqu i s t a , s ino ar repen t imien to y buenas obras .Además, "tenía salvación" —de sus perseguidores de Gali lea—; era también"pobre" (humilde) y, según todas las apariencias, un simple gal i leo. Por

8 Véase la página 262 y sigs.9 Op. cit, 214, n. 4.10 En el Jubilee Volume de Schwartz, pág. 296, n. 2, y pág. 398.11

Julim 53a; Pesajim 53a; Eruvin 28b; T. Sheviit, VII, 14. Para las variantes,véase Aruj ha-Shalem, II , 70-71, sub voce "Bethoane", "Beth Aniya"; cf. también/. Ma'aserot IV, 6; Derenbourg, op. cit., págs. 244-246; Klein, M. G. W. J., 1910,18-22; J. Q. R., nueva serie, II, 545.

12 Baba Metzia 88a (donde también se ha mencionado previamente a lashigueras); J. Peah I, 6; Sifré a Deuteronomio 105 (ed. Friedmann 95b). Véasetambién Dalman, op. cit., 214, n. 4 y sobre el punto en general las págs. 211-214.

1 3 Zacarías 9: 9.

30 5

 

ello no montó sobre un caballo, como héroe y hombre de guerra, sino "sobre un asno, sobre un pollino hijo de una asna".

Sobre el pollino, muchos de los seguidores de Jesús colocaron sus mantos, para que le sirvieran de cojinillo (como lo hicieron los siervos de Jehúcuando és te fue ungido rey de I s rae l ) . 1 4 Rodeado de sus discípulos y seguidores y de muchos espectadores, Jesús montó el asno. A medida que avanzaba, las gentes tendieron sus mantos ante el pollino (como se hacía conlos reyes); muchos cortaron ramas de árbol (o hierba) y las esparcieronsobre Ja ru ta . Gr i taban: " ¡Hosanna! ¡Bendi to e l que v iene en nombre de lSeñorl ¡Hosanna en las alturas!" (Las dos últimas palabras son citadas porJerónimo del Evangelio de los hebreos en la forma Osanna barrama, enhebreo nana JU57E?in.) Según M arcos, también g ritaba n: "¡Be ndito el reinode nues t ro padre Da vi d . . . ! " ;15 n o " d e su padre David" , s ino "de nuestropadre David" (es decir , el padre de los hijos de Israel) . Se trataba del reinodel Mesías.

De acuerdo con Mateo, los gr i tos e ran: " ¡Hosanna a l h i jo de David!" 1 6

De modo que e l populacho, como e l c iego de l camino de Je r icó , ve ía en é lal rey mesiánico. Pronto veremos que no todo el pueblo, ni siquiera la ma

Libro Sexto

Jesús en Jerusalén

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yoría, consideró a Jesús el hijo de David y, lo que es más, tampoco Jesúsentendía que para el Mesías fuera esencial pertenecer a la casa de David.

Seguimos con Mateo: "Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad seconmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea." 17 De modo que pa ra la mayor pa r te de lamultitud no era ni el Mesías ni el hijo de David, sino sólo un profeta ga-lileo. Pero el Nazareno atrajo la atención. Debido al hecho de que en la f iestade Tabernáculos los judíos acos tumbiaban gr i ta r "Hosanna" mientras golpeaban con va ras de sauce y a lzaban ramas de pa lmera (en c ie r tos momentos de las ceremonias popula res qu e se cum plían en la festivid ad) el

autor de l Cuar to Evange l io1 8

añade e l de ta l le de que e l pueblo sa l ió a l encuentro de Jesús con ramas de pa lm era . De a l l í la d i fundida cos tumbrecristiana de llevar al hogar, el domingo anterior a la Pascua, ramas de palmera en los países cálidos, y en los fr íos, donde no hay palmas, varas desauce. Pero la costumbre judía no correspondía a la Pascua, sino a la f iestade Tabernáculos. De todos modos, el lunes anterior a la Pascua, cerca deJerusalén, casi a sus puertas, ocurrió un gran acontecimiento en la vidade Jesús . Ante mul t i tudes de pe regr inos , en la s pue r ta s de la C iudad Santa ,Je rusa lén , Je sús se r eve ló públ icamente como e l Mesías . Ya todo es taba d ispues to pa ra la proc lamac ión de l mesiazgo en la c iudad misma .

1 4 2 Reyes 9: 13.1 5 Marcos 1 1: 10.1 8 Mateo 2 1: 9.1 7 Mateo 21: 10-11.1 8 Juan 12: 13.

3 0 6

 

I. La purificación del Templo

Por último, Jesús entró en Jerusalén, probablemente después del mediodía. Lucas dice que "cuando llegó cerca de la ciudad, al verla lloró por

ella", por el amargo destino que esperaba a Jerusalén.

1

Por cierto, éste nofue el primer viaje del Nazareno a la Ciudad Santa. Aunque el deber religioso "tres veces en el año se presentará todo varón [en Jerusalén]" 2 noera observado escrupulosamente, resulta difícil suponer que un galileo tan

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ortodoxo como Jesús no cumplió el mandamiento ni siquiera una vez antesde los treinta años. Pero, a pesar de ías afirmaciones en contrario de Lucas y del Cuarto Evangelio, nunca había visitado antes a Jerusalén conalgún grado de despliegue público, o rodeado de discípulos y seguidores.Quizás la maravillosa visión de la Ciudad Santa, amada por todos los judíos, cuando ella apareció de pronto ante sus ojos entre las imponentesmontañas de los alrededores, llenó de lágrimas sus ojos.

Inmediatamente se dirigió al Templo. Este era el primer deber de todojudío, sea cual fuere el país del que llegaba, en la fiesta de Pascua; te

nemos un paralelo de esta costumbre en la actual visita al "Muro de loslamentos". Observó lo que ocurría en el Templo, cosa que no hizo, comoveremos pronto, por mero espíritu de curiosidad, "Como ya anochecía sefue a Betania con los doce." 3 Sintió que tanto él como sus discípulos estarían en peligro si pasaban la noche en Jerusalén. Era consciente de quetenía muchos enemigos y de que resultaba peligroso para quien había disputado con los fariseos y se había proclamado Mesías pasar la noche en unagran ciudad, dentro de la autoridad romana y judía. Por ello, a lo largo detoda su visita, hasta la "Ultima Cena", cumplió el mismo programa de suprimera jomada: "Enseñaba de día en el Templo; y de noche, saliendo seestaba en el monte que se llama de los Olivos."4

Según Mateo y Marcos, en Betania se alojó en la casa de Simón el Le-

1 Lucas 19: 41-44.2 Éxodo 23 : 27; Deuteronomio 16: 16. Cf. Jagiga I, 1.3 Marcos 11: 11.4 Lucas 21 : 37; esto apoya la teoría de Neúbauer según la cual "Betania"

estaba en el Monte de los Olivos, aunque tal vez el dato de Lucas no sea absolutamente exacto.

309

 

proso. Resul ta algo extraño que Jesús compart iera la mesa con un leproso, yque un leproso viviera en una aldea habi tada, como Betania, y no "fuera delcampo". H . P . Chajes 8 puede estar en lo cierto al conjeturar que el Evan

gel io hebreo original hablaba de j jusn pyaffi ' , "Simón el Humilde" (quizásun esenio) y que esas palabras se cambiaron por jmxn VIJÍfi tP, "Simón elLeproso". Estando Jesús sentado a la mesa, l legó una mujer t rayendo unvaso de per fume de mucho p rec io (qu izás agua de rosas , supon iendo que e lhebreo original era D'TTI '¡S o *m füV en lugar de Ü 'TH '» ) , pu ro yprecioso; y lo derramó sobre la cabeza del Nazareno. Quienes estaban entorno se indignaron y reprocharon a la mujer ese desperdicio de una esenciaque val ía t rescientos denarios, que habrían podido distribuirse entre los pobres . Pero Jesús les di jo: "¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hechoconmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, peroa mí no s i empre me t endré i s " ( l as pa l ab ras "Porque a l der ramar es t e per fume sobre mi cuerpo lo ha hecho a f in de p repararme para l a sepu l tu ra"

deben de const i tuir una adición posterior, puesto que no se adecúan a lareferencia a los pobres).El rey mesiánico deb ía ser efect ivam ente "ung ido" (mtP/3). Adem ás,

Jesús, ante todo, era un judío, y no siempre se abstenía de gozar de este

erudi tos cris t ianos l legan a la conclusión de que Jesús fue del iberadamentea Jerusa l én a mor i r , y que su muer t e p remedi t ada fue "su mayor obra" .

No obs t an te , es to es comple t amen te improbab le . Su o rac ión en Get semaní

y la conducta de sus discípulos ante su arresto y crucifixión son pruebasposi t ivas de que la calamidad no era esperada. ¿Qué forma, entonces, imaginó Jesús que tomaría el reconocimiento popular de su mesiazgo, y cómopensaba que el reino de los cielos se real izaría por medio de él?

No hay más que una respues t a a es t e p rob lema fundamenta l . En Jeru salén, la mayor y más santa de las ciudades de su pueblo, y en la fiesta dePascua, el día de la redención, de la salvación del alma (véase la "Bendicióndel R. Akiba", Pesajim, X, 6 ) , cuando se congregaban en esa c iudad peregrinos judíos de todos los extremos de la t ierra, al l í y entonces Jesús proc l amar í a su l l amado a l a r repen t imien to y a l as buenas obras , anunciando queel Mes ías hab ía l l egado . . . que él mismo era el Mesías, y que el precursorElias ya había estado entre el los en la persona de Juan el Bautis ta. Sus

palabras habrían de producir el efecto buscado: todo el pueblo se arrepent i ría. Luego vendrían t iempos difíci les , los días de "los tormentos del Mesías"que sufri rían el Mesías y el pueblo por igual . Pero Dios obraría s ignos ymarav i l l as : Roma ser í a der r ibada , "no con mano", 9 con ayuda divina; Jesús

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mundo y sus alegrías . Ya hemos visto que se oponía al ayuno, desde que seconsideraba como el esposo en su fiesta de bodas, y a sus seguidores como"niños del tálamo nupcial". 6

Lucas, que omite este episodio, narra otra his toria con una mujer. EstandoJesús sentado a la mesa en la casa de Simón el Fariseo (aquí no se mencionaal leproso: el "Simón esenio" original se t ransforma en fariseo, pues ni elTalmud ni los Evangel ios hablan de los esenios como de una secta especial),una "mujer que era pecadora", es decir, una ramera, se al legó a él y ungiósus pies con mirra, humedeciéndolos con sus lágrimas, secándolos con sus

cabel los y besándolos. Jesús le di jo que sus muchos pecados le eran perdonados "porque hab ía amado mucho". 7 Una h i s to r i a conmovedora y de p reciosa bel leza. Pero las descorteses observaciones que Jesús formula a su anfi t rión Simón 8 nos l levan a suponer que sólo se t rata de una parábolapos ter io rmen te conver t ida en hecho rea l .

Jesús pasó en Betania la noche anterior al tercer día de la semana, y alt e rcer d í a fue a Jerusa l én , donde consumó un hecho muy impor t an te , e l mayor de los actos públicos que real izó durante su vida. Determinado a manifestarse como Mesías, debió tener algún plan de acción. No hay razón parasuponer que, como los falsos "Mesías" contemporáneos suyos, quiso susci taruna revuel ta contra el poder de Roma. De haber s ido este el caso, su suertehubiera s ido idént ica a la de aquél los, y con su ejecución por los romanossu idea l habr í a perec ido . Pero no podemos pensar que é l esperaba ser reconocido como Mesías s in real izar algún acto grandioso. La mayoría de los

8 Markus-Studien, págs. 74-75.6 Véase página 268.f Lucas 7: 36-59.8 Lucas 7: 44-46.

3 1 0

sería el "Hijo del Hombre", "vendría en las nubes del cielo", sentándosea la diestra de Dios y, con sus doce discípulos, juzgaría a las doce t ribusde Is rae l .

Con nuestra educación occidental del s iglo veinte, una idea semejantenos resul ta difíci l de aprehender y creer; pero a Jesús, un hi jo del Orientede hace diecinueve siglos, vis ionario e inmutable creyente en Dios, esa creencia no le era más inconcebible que las suyas a los autores del Libro deHenoch y de l L ib ro de Dan ie l .

Pero para l levar a los hombres al arrepentimiento y atraerle al Mesías

y al reino de los cielos (según la manifestación de aquél) la atención delas gentes, Jesús debía consumar algún importante hecho público, con elmáx imo de d i fus ión , que l e p rocurara e l mayor renombre . Tendr í a que serde naturaleza rel igiosa, y no pol í t ica; Jesús no deseaba ni podía declararlela guerra a Roma: había vis to el fin de Juan el Bautis ta y de muchos rebeldes pol í t icos. ¿Qué hecho rel igioso público podía asegurarle una publicidad mayor que uno real izado en el Templo, el más sagrado de los lugares,que en los días inmediatamente anteriores a la Pascua, estaba atestado dejudíos provenientes de todas las partes del mundo?

Jesús resolvió, en consecuencia, purificar el Templo. Ocurrían cosas queclamaban por tal purificación. Además del sanctasanctórum, sólo las cámarasinteriores en las cuales no entraban más que los sacerdotes y los levi tas eranrealmente "santas"; las cámaras, pat ios y galerías exteriores eran accesiblesa todos los judíos. Un erudi to cris t iano tan ortodoxo como lo es Dalman seve obl igado a admit ir que "en ninguna parte se menciona que los sacerdotes

9 Daniel 2: 34; IV Esdras 13: 2-13. Véase Klausner, Ha-Ka'ion ha-Mcshijlb'Israel, II (Jerusalén, 1921), pág. 65.

3 1 1

 

traficaran con animales sacrif icados".10 Las solemnes prevenc iones contra laentrada inc luso a l "Monte de l Templo con bas tones , bolsas o p ie s suc ios" , y

la prohibición de salivar allí ,11

a lo que la Tosefta añade la de l leva r "monedas l iadas en pañue los" 1 2 ( e l Ta lmud Ierushalmi dice : "Nuest ros Rabíesse qui tan los zapa tos en la pue r ta exte r ior de l Monte de l Templo") 1 3 ex cluyen toda posibilidad de que los fariseos permitieran el tráfico de animaleso e l cambio de monedas en e l Templo o en su exte r ior (pues to que , según laTosefta, es taba prohibido entra r con monedas inc luso en e l Monte de l Templo) .

El hecho es que , según él T a l m u d ,14 los tabladillos para la venta depa lomas no es taban en absoluto en e l Templo, s ino en e l "Monte de la Unción", es decir , el Monte de los Olivos.15 Pero en la época de Jesús los sa-duceos-be tos ianos contro laban e l Templo, y quizás e l los no conside raban tansanto e l pa t io exte r ior , de modo que a l l í pe rmit ían la venta de pa lomas ye l cambio de monedas pa ra of rendas . 16 Esto puede haber ocur r ido en labasílica herodiana ubicada en el sur del patio exterior , en el sitio de la ac

tua l mezqui ta e l -Aksa .El prec io de la s pa lomas va r iaba de t iempo en t iempo, según surge de

un pasaje de la Mishná17 que desc r ibe como Rabán S imeón ben Gama-

proche de Je remías : "¿Es cueva de ladrones de lante de vues t ros o jos e s tacasa sobre la cua l e s invocado mi nombre?" 1 8

En la mañana de l te rce r d ía , e l Naza reno, sus d isc ípulos y muchos se guidores fueron a Jerusalén; entraron en el Templo y allí el Galileo, con laayuda de quienes lo acompañaban y de a lgunas gentes de l pueblo , expulsóa los mercaderes , volcó la s mesas de los cambis ta s (de e sas "mesas" proviene la expres ión ta lmúdica iiflbw y la gr iega TpaTtE^ÍTr jq , como t í tu lo delos cambis ta s) y la s s i l la s de los que vendían pa lomas, "y no consent ía quenadie a t r avesase el Templo llevando vasija alguna".1 9

En otras pa labras , prohibió lo que también prohibe la Mishná: "No ha rán de l Templo un a ta jo ." 2 0 También en es te caso , y más que nunca , echa mos de menos a Jesús "e l humilde" , "e l manso" , que e l c r is t ianisnio se haesforzado en p in ta r . Je sús ac túa f rancamente por la fue rza . El Cuar to Evange l io d ice que en es ta ocas ión, u t i l izó "un azote de cue rdas" . 21 En contra dicc ión con su conoc ida ley 2 2 de la que Tols to i h izo la base de su doc tr ina ,Jesús " res is t ió a l ma l" de un modo ac t ivo y v io lento . Enseñó a l pueblo quehas ta e se momento e l Templo había e s tado s iendo profanado: "¿No es tá e sc r i to : Mi casa se rá l lamada casa de orac ión pa ra todas la s nac iones? Mas

2 8

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liel, poco después de la época de Jesús, protestó por la carestía de los kinim( aves de of renda) . Los romanos no pe rmit ían que se acuñaran en Pa les t inamás que pequeñas monedas de cobre ; la s monedas de oro y p la ta teníanla f igura de l emperador , de modo que su uso no e ra pos ib le en e l Templo,pe ro los pe regr inos judíos provenientes de l exte r ior t r a ían p iezas de todot ipo . Por ambas razones e ran necesa r ios los cambis ta s en la s proximidadesde l Templo . Su presenc ia e ra inevi table . Inc luso en la ac tua l idad hay judíosq u e v e n d e n Aliyot ( e l pr iv i legio de la lec tura de la s bendic iones antes ydespués de la lec tura de la Ley o de los Libros P rofé t icos en la s s inagogas) ,y cristianos que comercian con velas en sus iglesias, aunque tales conductassusc i tan la indignac ión de los ve rdaderos devotos .

El pueblo de Je rusa lén debía de e s ta r acos tumbrado a l comerc io en e lT e m p l o : los h a b i t a n t e s d e la c iudad, en genera l , no se exc i tan por cues t ionessemejantes . Pe ro pa ra quienes venían de pueblos y a ldeas le janos , e l hechoera indignante ; a Jesús , en e spec ia l , lo encole r izó . Recordaba e l amargo re -

1 0 Dalman, op. cit., 236-237.1 1 Berajot IX, 5.1 2 T. Ber. VII, 19.ís J. Fes. VII , x i ( 35b) .14 J. Toan. IV, 8.!5 Derenbourg, op. cit., II, 244-246, n. 8, sugiere que éstos son los "tenderetes

de feria de la casa de Anas" que mencionamos en la página 305. Supone que loque se consideraba dentro de los límites del Templo era el puente sobre el Ki-drón que unía el Templo con el Monte de la Unción, puesto que allí se quemaba labecerra roja. (Para III , 6; Mid. II, 4.) Había en el lugar "cuatro tabladillos detratantes en paloma (Taharot)" (/ . Toan. IV, 8) .

1 6 Dalman, op. cit., loe. cit." Keritot I, 7.

3 1 2

vosotros la habé is hecho cueva de ladrones ."Tanto e l ac to como su contenido sent imenta l ganaron la aprobac ión de l

pueblo , pe ro los sace rdotes se enfurec ie ron. Los "por te ros" leví t icos , los custodios de l Templo ba jo e l mando de los segens ( t e n i e n t e s ) , e n c a b e z a d o spor e l "segen de los sace rdotes" (un func ionar io de rango próximo a l de ls u m o s a c e r d o t e ) , 2 4 temie ron of rece r r e s is tenc ia debido a la mul t i tud pre sente ; n i s iquie ra la gua rnic ión romana es tac ionada en la Baris, tor re deAntonio (o más b ien en e l Pa lac io de Herodes , la tor re de Fasae l ) , pudointe rvenir . La lucha sólo duró unos minutos . En los bor rascosos d ías ante r iores a la ce lebrac ión anua l de la Pascua debían de produc ir se muchos deta le s e s ta l l idos : con la s mir íadas de pe regr inos presentes r e sul taba imposibleevi ta r la s d isputas e inc luso los ac tos de v io lenc ia ; podemos comprender porqué e l procura dor romano acostu mbraba ma rchar de Cesá rea a Je rusa lén ,pa ra e s ta r en la c iudad durante la f ie s ta .

La acc ión de Jesús a t r a jo la a tenc ión de l pueblo , y también la de losesc r ibas y sace rdotes . Es tos , no obstante , no podían examinar la cues t iónhasta la ta rde . Pe ro Jesús , una vez más , como e ra su cos tumbre , "sa l ió del a c i u d a d " 2 6 —presumiblemente fue a Betania—, colocándose fuera del alcance de la s autor idades . El y sus d isc ípulos quedaron sa t is fechos de lo quehabían hecho, en o ce rca de l Templo: susc i ta ron la indignac ión de l pueblocontra sus l íde res , logra ron la aprobac ión popula r y causa ron impres ión.

1 8 Jeremías 7: 2.1 0 Marcos 11 : 15-16.20 Berajot IX, 8; T. Berajot VII, 19 (Zuckermandel, pág. 17, nota de la línea 2 ) .2 1 Juan 2: 15.22 Mateo 5: 39.23 Marcos 11 : 17.2 4 Para más detalles, véase Schürer, op. cit., II 4 , 320-322, 328-331.25 Marcos 11 : 19.

3 1 3

 

II . Las disputas en el pat io del Templo

Al día siguiente Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, como eracorriente, entraron en el Templo. Los "principales sacerdotes" (es decir , lossegens o los que es taban "en se rvic io") , e sc r ibas y anc ianos le pregunta ronen vi r tud de qué autor idad obraba como lo había hecho e l d ía ante r ior .Jesús r e spondió: En vi r tud de la misma autor idad que re spa ldaba a Juan

a lboroto , r e spe tando su amor propio . Hasta e se momento Jesús había de

mostrado no temer a nadie , n i a la s autor idades de l Templo (expulsó a loscambis ta s de moned as) n i a los homb res más honrados de la nac ión (a tacóa los e sc r ibas y f a r iseos) . Le pedían entonces que dec la ra ra , s in miedo nirespeto d e personas, si se debía pagar e l t r ibuto a ] Césa r .

Jesús advir t ió lo pe l igroso que e ra dec i r que no debía pagarse : inmedia tamente lo habr ían a r res tado por r ebe lde . Así e s que p id ió un denar io .El denar io e ra una moneda romana de p la ta en la que es taba grabada laf igura de l Césa r y su nombre con ca rac te res la t inos .

Jesús preguntó: "¿De quién es e s ta imagen y la insc r ipc ión?"Le respondie ron: "De Césa r . "A lo cual el Nazareno replicó: "Dad a César lo que es de César, y a

Dios lo que es de Dios ."

Era é s ta una aguda répl ica : de e se modo no se oponía a l pago de l t r i buto n i se r ebe laba contra e l gobie rno, pe ro d is t inguía " la s cosas de Césa r"de "las cosas de Dios", sugiriendo que, para él, el emperador extranjero erala ant í te s is de Dios .

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e l Baut is ta , a sabe r , la de l pueblo que lo seguía . Luego, con una pa rábolaes t rechamente mode lada sobre e l ve r s ículo de I sa ía s : "Ahora canta ré por miamado un canta r de mi amor a su v iña" 1 (que comúnmente se rvía de modelo a las parábolas de los fariseos) , Jesús explicó que, como Mesías, teníade recho a hace r lo que hac ía , y que es taba prohibido ma ta r lo .

Tal es el asunto principal de la parábola, que los evangelistas modificaron a su modo: de otra manera carecen de sentido los dos versículos ques iguen.2 Jesús cont inúa expl icando: en cuanto a la sorpresa que manif ie s tanpor e l hecho de que e l Mesías apa rec ie ra en la pe r sona de un humilde ca r p in te ro ga l i leo , d ice : "Ni aun es ta e sc r i tura habé is le ído: La p iedra que desecharon los edif icadores ha venido a ser cabeza de ángulo; el Señor ha hechoesto y es cosa maravillosa a nuestros ojos." 3

Esta parábola y la importancia que el carpintero galileo se atr ibuía a símismo indignaron a sace rdotes y e sc r ibas . Quer ían a r res ta r lo , pe ro , temerosos del pueblo, dejándolo, se fueron. Por las palabras de Jesús quedabaen claro que se consideraba el Mesías. Si estaba en lo cierto, salvaría a Israelde la esclavitud de romanos y edomitas, lo cual no afectaba sólo a los far iseos, sino también a los "herodianos", a quienes ya vimos en una opoitu-nidad anterior unirse a los fariseos cuando su autoridad fue atacada.

Puesto que no podían sorprender lo y a r re s ta r lo , los dos pa r t idos t r a ta ron,por lo menos, de t " s o rp r e n de r lo e n a l g u n a p a l a b r a " ( i v a a Ü TÓ V á y p s ú a c o a i

\óy<A>) , y a s í daña r su popula r idad o des t ru i r lo por conspirador y r ebe lde .La masa de l pueblo anhe laba la r edenc ión, l ibe ra r se de l emperador romano.Si Jesús era el Mesías, debía ser enemigo del emperador. Volvieron a él sin

1 Isaías 5: 1-7.2 Cf. Marcos 12: 1-11.3 Marcos 12: 1-10; cf. Salmos 118 : 21-2 2.

3 1 4

Pero la r e spues ta convenc ió a l pueblo de que Jesús no e ra su redentory que no había l legado pa ra l ibe ra r lo de l yugo romano-edomita . Pe rdió entonces a lgo de su popula r idad. Los Evange l ios se l imi tan a dec i r que susexaminadores "se maravi l la ron de é l" . 4 Pero obse rvemos que e l pueblo loapoyó cuando hizo su ent rada en Je rusa lén y , s in embargo, no movió undedo pa ra sa lva r lo cuando t r e s d ía s más ta rde fue c ruc i f icado: e s te cambioes dif ícil de explicar a menos que se acepte que la respuesta en la cuestiónde l t r ibuto probó a la s gentes que no podían espe ra r de e se Mesías ga l i leola r edenc ión pol í t ica y la l ibe r tad nac iona l .

Así e s que también en Je rusa lén empeoró la s i tuac ión de Jesús ; tenía encontra a la mayoría del pueblo, los fariseos se oponían a él y los herodianose ran sus enemigos . Sólo quedaban los saduceos: un enemigo de los f a r iseosdebía ser amigo de ellos. La creencia mesiánica, tanto en los fariseos comoen Jesús , e s taba l igada a la c reenc ia en la r e sur recc ión, que los saduceosnegaba n. Es tos se ape r sonaron an te Jesús y le p lantea ron u n problema (qu eparece haber s ido un luga r común en aque l la época e ideado pa ra e sca rniode los f a r iseos) : "S i e l he rmano de a lguno mur ie re y de ja re e sposa , pe ro nohi jos , su he rmano mayor debe desposa r se con la v iuda . Mur ió un hombreque tenía s ie te he rmanos . El mayor de los he rmanos sobrevivientes se casócon la v iuda , pe ro también mur ió s in descendenc ia . Lo mismo ocur r ió conel tercer hermano y con todos los otros. En la resurrección, ¿de cuál de ellosse rá la muje r? Es prec iso admit i r que la r e sur recc ión es una idea meramente

fantás t ica . " Pe ro Jesús d io a los saduceos la misma respues ta que le s habr íadado cua lquie r f a r iseo: "Los hombres , cuando resuc i ten , n i se casa rán n i seda rán en casamiento , s ino se rán como los ánge les que es tán en e l c ie lo ." 5

Es la misma opinión que encontramos en e l Ta lmud: "El mundo por venir

* Marcos 12: 17; Mateo 2 2: 22; Lucas 20 : 25.8 M arcos 12: 25.

3 1 5

 

no consiste en comer y beber, s ino que los justos estarán sentados con diademas en las cabezas y gozarán del bri l lo de la Shejiná" 6 "como los ángeles

servidores".

7

Y Jesús continúa con una t ípica exposición farisaica: "Dios di joa Moisés cuando él habló en la zarza: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios deIsaac y el Dios de Jacob. Pero Dios no es Dios de muertos, s ino de vivos,de modo que en e l mundo por ven i r deberá haber una resu r recc ión quet ra iga de nuevo a l a v ida a Abraham, Isaac y Jacob ." 8

El Talmud está l leno de esta clase de conval idaciones por la Escri tura, yencon t ramos que un tana, casi con la misma interpretación, demuestra quela resurrección de la muerte es un punto enseñado en la Ley: "Está escri to:'También establecí mi pacto con el los (Abraham, Isaac y Jacob) de darlesl a t i e r ra de Canáan ' ; 9 no dice 'con vosotros ' , s ino 'con el los ' ." En consecuencia se deduce, a part i r de la Ley, la verdad de la resurrección: 10 Abraham, Isaac y Jacob volverán a la vida y les será dada la t ierra de Canaánen e l mundo por ven i r .

Otro episodio demuestra en qué medida Jesús s iguió s iendo hasta el finun verdadero judío farisaico. Cuando uno de los escribas le preguntó cuálera el principal de los diez mandamientos, Jesús le respondió: "Oye, Israel ; elSeñor nuestro Dios, el Señor es único. Y amarás al Señor tu Dios con todo

David, mientras que Jesús era un gal i leo hi jo del carpintero José. ¿Cómopodía ser él el Mesías?

Para eludir esta seria dificul tad, Jesús debía encontrar un pasaje de la

Escri tura según el cual el Mesías no necesariamente sería el "hi jo de David" y, como un experto fariseo, lo encontró. En el Sal terio hay un "Salmo"que Jesús, como todos los judíos de su época, no dudaba en atribuir a David-con el los entendía, asimismo, que en él se hablaba del Mesías. Este Salmo dice:"Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tusenemigos por estrado de tus pies ." Jesús preguntaba: s i David lo l lama "Señor" (a l Mes ías ) , ¿cómo puede ser h i jo suyo? 1 2 De modo que e l Mes ías nonecesariamente debía ser "hi jo de David"; el hi jo del gal i leo José, de la apart ada a ldea de Nazare t , no es t aba exclu ido .

Los fariseos aceptaban que el Mesías no necesariamente debía ser "hi jode Dav id" (aunque és t e se t rans fo rmó en su t í t u lo regu lar en e l Talmud)según surge del hecho de que Bar Cojba fue aceptado como Mesías por elR. Ak iba , a pesar de que nunca aquél p re t end ió per t enecer a l a casa deDavid. Sorprende, empero, que mientras Marcos ci ta la exposición comoprueba de que Jesús no neces i t aba ser miembro de l a casa de Dav id , Mateoy Lucas (que t ambién inc luyen e l pasa j e) p roponen una genealog ía de Jesús

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tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este es el principalmandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prój imo como a t imismo." El escriba apoyó a Jesús: "Bien, Rabí , verdad has dicho, que unoes Dios, y no hay otro fuera de él , y el ama rlo con todo el corazón ( 'contodo el entendimiento ' es una adición: no encontramos estas palabras en elAntiguo Testamento), con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar alprój imo como a uno mismo es más que todos los holocaustos y sacrificios."Jesús le di jo entonces: "Tú no estás lejos del reino de Dios." 1 1

Así que Jesús s igue siendo un fariseo, y concuerda con un escriba. Más

aún: la respuesta de Jesús es tan semejante a la que dio Hil lel a los queserían prosél i tos que es difíci l pensar que sólo una vez y casualmente elgal i leo habló bien de los fariseos. El hecho es que, en más de una oportunidad, estuvo del lado de los fariseos, pero los evangel is tas (que vivieronel período de lucha e ntre el cris t ianismo y el judaismo farisaico) sólo conservaron pasajes ais lados favorables a los fariseos, y (según Chwolson) confrecuencia cambiaron "escribas y saduceos" por "escribas y fariseos". En laépoca en que el los escribieron los saduceos ya no tenían importancia.

Los Evangel ios conservan también otra t ípica interpretación farisaica, expuesta por Jesús durante su visi ta a Jerusalén. Es un fragmento de gran valor.

Jesús ya se había declarado Mesías. Pero el Mesías debía ser hijo de

« Berajot 17a; Kalá Rabbati II .i Esta adición se encuentra en Avot <TR. Natán, I, 8 (ed. Schechter, versículo 1,final de pág. 3a).

8 Marcos 12: 26-7.» Éxodo 6: 4.i» Sanh. 90b.« Marcos 12:28-34.

3 18

que lo hace descend ien te de Dav id por l a rama pa terna —si bien José noera en real idad su padre, según el los, s ino el Espíri tu. Santo—. Tal la ingenuidad de los ant iguos con sus t radiciones. El estudioso moderno no puedeesperar encontrar en esos escri tos la precisión y la coherencia exigidas a lostrabajos his tóricos modernos.

Aunque en todas estas disputas Jesús argumentó como un fariseo, atacónuevamente a la secta del modo más vigoroso. Este hecho, en s í mismo, not i ene por qué so rp rendernos . Cuando un hombre a t aca a o t ros de su mismopueblo, invariablemente lo hace con los términos más violentos. "¡Oh gente

pecadora , pueb lo cargado de maldad , generac ión de mal ignos , h i jos depravados! Dejaron a Dios, provoca ron la i ra del Santo d e Israe l . . .": así arengaIsaías (1:4) a toda la nación, debido al error de una parte de el la. Análogamente , cuando un hombre encuen t ra fa l t a en o t ros de su misma sec t a , susinsul tos no t ienen l ímite, y el resto lo ve como el peor enemigo del grupo.Ese hombre , po r buenas que sean sus in t enciones , c i e r t amen te , a l general izar, agravia injustamente a su nación o secta.

Tal fue la conducta de Jesús con los fariseos. Las vigorosas acusacionesde Mateo (23) son una colección de sentencias ais ladas, reunidas del mismomodo que e l "Sermón del Monte" (Mateo , 5 -7) , pero t ambién Marcos y Lucas

12 Marcos 12 : 35-37, E l Midrash {Tanjuma, Salmo, 18, fin de 29, ed. Buber,pág. 79) da también una interpretación mesiánica del Salmo 110: "En el tiempo porvenir Dios sentará al Mesías Rey a su diestra, como está escrito: Dios dijo a miSeñor: Siéntate a mi diestra (Salmo 110: 1); y a Abraham a su izquierda. Y elrostro de Abraham se oscureció y dijo: ¿Uno de mi progenie se sentará a la diestra,y yo a la izquierda? Pero Dios lo consoló, diciéndole: Tu progenie estará a midiestra, y Yo estaré a tu diestra, como está escrito: El Señor está a tu diestra"(Salmo 110:5) .

13 Mateo, 22:41-47; Lucas, 20:41-44.

3 1 7

 

afirman que Jesús atacó agriamente a los fariseos en Jerusalén. Previno alpueblo contra "los escribas que gustan de andar con largas mantas (talitot),y aman las salutaciones en las plazas, y los primeros asientos en las cenas y

las primeras s i l las en las s inagogas; que devoran las casas de las viudas y porpretexto hacen largas oraciones haciéndose ver por todos los hombres". 14

La reun ión de pasa j es denuncia to r ios en Mateo con t i ene muchas expresiones extremadamente incisivas e hirientes: "ciegos guías de ciegos", "coláisel mosquito y t ragáis el camello", "l impiáis lo de fuera del vaso y del plato,pero por dentro estáis l lenos de robo y de injust icia"; "sois semejantes asepu lcros b l anqueados , 15 que por fuera se mues t ran hermosos , mas por dentro están l lenos de huesos de muerto y de toda inmundicia". 16

Muchas de estas crí t icas estaban por cierto just i ficadas. "La purificaciónde los vasos era una cuest ión más seria que el derramamiento de sangre" 17

(aunque es t a observación per t enece a l a c r í t i ca que e l tana R. Sadoc h i zode actos específicos de ciertos sacerdotes que comparecieron ante él); Sha-mai el Viejo dedicó una atención enorme a la cuest ión de las arvejas en el

Segundo Diezmo. 18 También e l Talmud encuen t ra causa de censura en " l assiete clases de fariseos", y habla de "la plaga de los fariseos.. . que aconsejan a los huérfanos que dejen sin sustento a la viuda". 19 Pero Jesús (o elevangel is ta) comete una general ización injusta al atribuir a todos los fariseos

En la misma época podemos ubicar la sentencia: "Yo derribaré estet emplo hecho a mano , y en t res d í as ed i f i caré o t ro hecho s in mano ." 2 2 Se gún Marcos, ésta fue la prueba falsa aducida contra Jesús; 23 de acuerdo con

el Cuar to Evangel io ,

24

esas palabras fueron pronunciadas en el momento de lapurificación del Templo y tenían un significado espiri tual . Según los Hechosde los Apóstoles, Esteban fue acusado de decir "Jesús de Nazaret destruiráes t e lugar (e l Templo)" . 2 8

Estando Jesús sentado en el Monte de los Olivos, frente al Templo, conPedro, Sant iago y Juan, los discípulos preferidos y principales, éstos le pregun taron : "¿Cuándo serán es t as cosas?" E l Nazareno l es respond ió con unadescripción de "los tormentos del Mesías" que él (o el autor del Evangel io)l l ama "p r inc ip ios de do lo res" (ápxoa <b5ÍVCúv) . Esa descr ipc ión e* muy semejante a la de los "tormentos del Mesías" de varias baraitot talmúdicas —guerras y rum ores de gu erras (dcKOÓcq iroAé^iCOV), se levan tará na ción contranación y reino contra reino, terremotos, hambres y tumultos—. 26 U n a baraiíat a lmúdica hab la de " l a semana en que v i ene e l Hi jo de Dav id" 2 7 y t ambién

menciona hambres , guer ras y "ru idos" (mVlp , rumores de guer ras ) .Jesús habló a continuación de las afl icciones que habrían de padecer

quienes creyeran en el Mesías y toda la generación de "los días del Mesías". 28

La mayor parte de los erudi tos se incl inan a pensar que estos diecinueve

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los defectos de algunos de el los . Muchos fariseos y l íderes farisaicos actuabanen absoluto acuerdo con las s iguientes opiniones del Nazareno: "Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócri tas , porque diezmáis la menta y el eneldoy el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la just icia, la misericordia y la fe. Esto era 'necesario hacer sin dejar de hacer aquello." 20 T o d ala enseñanza farisaica consist ía en inculcar la observancia de las leyes queafectan las relaciones entre Dios y el hombre, s in anular las referentes a lasrelaciones entre el hombre y su semejante. Pero las general izaciones abusivas de Jesús provocaron la indignación de los fariseos y de sus seguidores.

Fariseos y saduceos se resint ieron por igual ante la act i tud de Jesús conrespecto al Templo. Uno de sus discípulos, no famil iarizado con ese esplendor, se entusiasmó a la vis ta de las enormes y pesadas piedras del Templo,cuyos restos asombran hasta el día de hoy, y di jo a Jesús: "Maestro, miraqué piedras y qué edificios." Pero Jesús le respondió: "¿Ves estos grandesed i f i c ios? No quedará p i ed ra sobre p i ed ra , que no sea der r ibada ." 2 1

14 Marcos, 12:38-40; Lucas, 20:45-47.1 5 Lo opuesto a la observación del Rabán Iojanán ben Zacai, que alabó al

R. Eleazar ben Hircano llamándolo "aljibe blanqueado" (TÍO 113), Avot, II, 8.16 Mateo, 23: 24-28.1 7 Yoma, 23a; T. Yom Kipur, I, 12; pero cf. /. Y orna, II, fin de 2 (donde se

afirma expresamente "en culpa") y Sifré a Números, § 161, ed. Friedmann, 62 b;

ed. Horowitz, pág. 222.1 8 Ma'aser Sheni, II, 4; Eduiot, I, 8; cf. Eduiot, V, 3, que registra una disputaentre los shamaítas y los híllelitas sobre el diezmo del comino negro.

i» / . Sota, III, 4. Véase pág. 205 y sigs.20 Mateo, 23:23 .2 1 Marcos, 13:2.

318

versículos const i tuyen un documento apocal ípt ico no anterior a la Destrucción del Templo; ese carácter apocal ípt ico surge claramente de las palab ras : "E l que l ee , en t i enda ." 2 9 La sección contiene muchos detal les derivados del Antiguo Testamento y de los escri tos apócrifos referentes a ' lostormentos del Mesías" —"el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, las estrel las caerán del cielo y las potencias que están en los cielos seránconmovidas" , "e l hermano en t regará a l a muer t e a l hermano , y e l padre a lhijo, y se levantarán los hi jos contra los padres"; en el fin, "Dios juntará asus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la t ierra hasta el

extremo del cielo—".Es te apocal ips i s recuerda t ambién l a Mishná (o mejor la baratía) de l

fin de Sota sobre las "huel las del Mesías". 30 Otro pun to in t eresan te es que ,además de las claras descripciones de las persecuciones que sufrieron losdiscípulos de Jesús y de la afi rmación de que el Evangel io debía primeramen te p red icarse a " todas l as nac iones" , 3 1 hay huel las muy obvias del cris-

2 2 Marcos, 14:58.2 8 Marcos, 13:57.2 4 Juan, 2:19.2 5 Hechos, 6:14; cf. Husband, op. cit., 190-3, que considera justificado el

cambio.2 6 Marcos, 13:3-8.2 7 Sanh. 97a; Derej Eretz Zutta, comienzo de X.2 8 Marcos, 13:9-27.2 9 Marcos, 13:14.8 0 Para un tratamiento detallado, véase Klausner, Ha-Raion ha-Meshiji be'Is-

rael, partes I y II; Die Messianischen Vorstellungen, págs. 47-52.3 ! Marcos, 13:9-13.

3 19

 

t ianismo judaico primit ivo (nazarenismo). Se hace referencia "la huida alas montañas de los hombres de Judea" (los nazarenos, en la época de laDestrucción, huyeron a Pel la, ciudad de Decápolis , del otro lado del Jor

d á n ) , y donde Marcos escribe: "Orad, pues, que vuestra huida no sea eninvierno",32 Mateo añade "ni en Shabat".63 Es to demues t ra que s i b i en e lApocal ipsis es muy posterior a Jesús, s igue siendo nazareno, es decir, crist iano judío. Era imposible en boca de Jesús: Jesús sólo previo los "tormentosdel Mesías", s in los cuales no habría "días del Mesías"; para él , el reino delos cielos estaba "cerca, a las puertas", y "no pasará esta generación hastaque todo esto acontezca", "pero de aquel día y de la hora nadie sabe, niaun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo (esto es , el Hijo del Homb r e ) , sino el Padre". Los discípulos debían, en consecuencia, prepararsepara el gran día de la redención que habría de venir, según también lodeclara el Talmud, "sin conocimiento de los hombres". 34

I I I . Judas Iscar io te : la ú l t ima cena

El mismo día, el cuarto de la semana ("dos días después era la Pascuay la fiesta de los panes s in levadura"), 1 los saduceos y "principales sacer

do tes" y escr ibas de l iberaron sobre "cómo p render lo por engaño y matar lo .Y decían : No duran te l a f i es t a , para que no se haga a lboro to de l pueb lo".Así , por lo menos, lo registra Marcos. 2 En consecuencia, pospusieron elarresto de Jesús hasta después de la fiesta. Pero algo ocurrió que aceleró su

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3 2 Marcos, 13:18.3 3 Mateo, 24:20.3 4 Sanhedrin, 97a.

320

detención y su muer t e .De los doce discípulos, once eran de Gali lea, pero uno de Judea, de la

c iudad de Kr iyo th . 3 Ese discípulo, Judas Iscariote, fue al principio un seguidor tan devoto de Jesús como el mejor, puesto que fue elegido apóstol ,uno de los que predicarían el reino del cielo. Pero gradualmente su entusiasmo se enfrió, y comenzó a reaccionar con desdén a las palabras y hechos de su maestro.

Poco a poco l legó a la convicción de que Jesús no siempre lograba eléxi to en la curación de enfermedades, que temía a sus enemigos y per

seguidores, que t rataba de escapar de el los, que en su doctrina había cont rad icc iones no tab les . En una opor tun idad enseñaba l a observancia de l a Leyen sus detal les más menudos, ordenaba la ofrenda de sacrificios y someterseal examen por los sacerdotes, etc., mientras que otras veces permit ía lascomidas p roh ib idas , respetaba poco l a observancia de l Shábat y del lavadode manos y sugería que "el nuevo vino debe ser puesto en odres nuevos".En un caso cedía a la opinión pública y pagaba el medio siclo al Temploo se negaba a ap robar o desaprobar e l t r i bu to a l César , mien t ras que enotro prorrumpía en invect ivas contra el Templo, contra lo mejor de su nacióny contra sus gobernantes. Decía "quien no es contra nosotros está por noso t ros" , y t ambién "qu ien no es t á conmigo es t á con t ra mí" . Ordenaba "noresis t i r al mal" y él mismo se alzaba contra los t raficantes y cambistas delTemplo y hac ía jus t i c i a por su mano . Af i rmaba que e l hombre debe darsus bienes a los pobres, y se dejaba ungir con mirra por valor de t rescientos denarios.

1 Marcos, 14:1.2 Marcos, 14:1-2.8 Véase la pág. 324.

3 21

 

Lo que es más, ese "Mesías" no quería ni podía liberar a la nación,pero se arrogaba el papel de "Hijo del Hombre que vendría en las nubes

del cielo", afirmaba que se sentaría "a la diestra de Dios" en el día deljuicio, y osaba decir del Templo, el lugar más sagrado del mundo, que noquedaría piedra sobre piedra y, en realidad, ¡que él lo destruiría y volvería aerigir otro al cabo de tres días!

Judas Iscariote se convenció de que se trataba de un falso "Mesías" ode un falso profeta, que erraba y hacía errar, un seductor, que llevaba pormal camino, uno a quien la Ley ordenaba matar y para quien prohibía todapiedad, compasión o perdón. Hasta el momento en que, en Cesárea de Fi-üpo, Jesús exteriorizó sus protestas mesiánicas a los discípulos, Judas nocreía encontrar en él más de lo que podía encontrar en cualquier Rabí farisaico o, a lo sumo, en un profeta judío. Pero después de la revelación alos discípulos en Cesárea y a todo el pueblo en Jerusalén, Judas esperó queen la Ciudad Santa, el centro de la religión y la raza, Jesús demostrara sumesiazgo por medio de obras poderosas; que destruyera a los romanos yanulara a fariseos y saduceos; entonces todos reconocerían su mesiazgo y loverían en su pompa y majestad como "salvador final".

Pero, ¿qué es lo que Judas vio en los hechos? Ningún milagro (sólo Ma

corazón ardiente. Para éstos, las virtudes cubrían todos los defectos; hastala hora del peligro siguieron fieles a su maestro; cuando hubo pasado el

breve intervalo de duda, volvieron a su santa memoria, y en tanto estimabanel conocimiento de sus palabras y hechos que ellos sobreviven hasta el díade hoy.

El quinto día de la semana (o, con las palabras de Marcos, "el primerdía de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el corderode la Pascua")8 era necesario prepararse para la celebración. Ese año (30e. c.) e l primer día de la fiesta de los panes sin levadura (15 de nisan)cayó en Shabat; de modo que la Pascua (14 de nisan) cayó en víspera deShabat. Según cálculos astronómicos, el 15 de nisan fue viernes en el año 30 ;recién en el año 33 cayó en viernes el 14. Pero carecemos de un conocimiento seguro del ordenamiento de los años entre los judíos de la época deJesús, cuando el Templo era controlado por saduceos-betosianos. Un errorde un día era fácilmente posible antes de que los judíos fijaran finalmenteel sistema de cálculo de la Luna Nueva.

De acuerdo con el fallo que había sido promulgado poco tiempo antespor los fariseos, en la época de Hillel, la Pascua era considerada un sacrificio público; en consecuencia, si el 15 de nisan cayó en Shabat y el 14 en

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te o 4 dice que Jesús curó en el Templo a ciegos y cojos, pero Marcos desconoce tales curaciones), ningún hecho poderoso, nadie a quien sometiera;el poderoso Mesías huía por la noche a Betania. Exceptuadas sus "osadas"observaciones contra la tradición de los ancianos y su vana arrogancia, Jesúsno revelaba plan alguno para consumar la redención. ¿No era entonces un"deber religioso" entregar a tal "impostor" al gobierno, y cumplir de tal modocon la ley que ordenaba: "¿quitarás el mal de en medio de t i ?" 5

Esta debe haber sido la serie de razonamientos de Judas. Todos los

Evangelios dicen que recibió una paga por traicionar a su señor y Mesías;Mateo8 da la cantidad exacta: "treinta piezas de plata", número que derivaobviamente del texto de Zacarías.7 Pero es difícil creer que alguien que seacercó a Jesús desde un lugar distante, que lo siguió estrechamente y demostró méritos tales que el propio Galileo hizo de él uno de los principales discípulos y lo envió a predicar el reino de los cielos, que un hombre así —ensuma— pudo vender a su maestro por la paga. Esa no pudo ser la causapsicológica de su acción; antes bien, se trató de la desesperación que Judaspadecía debido a su gran proximidad a Jesús y al conocimiento que teníade sus debilidades humanas.

Judas fue un educado nativo de Judea, de intelecto agudo pero de corazón frío y calculador, acostumbrado a criticar y escudriñar; el conocimientode las debilidades lo cegó al de las muchas virtudes de Jesús, virtudes que

al principio lo habían impresionado y suscitado su entusiasmo. Otra cosa ocurría con los demás discípulos, galileos ineducados, de intelecto obtuso pero

* Mateo, 21:14.8 Deuteronomio, 13:2-12.« Mateo, 26:15.* Zacarías, 11:12-13.

322

víspera de Shabat, la Pascua fue sacrificada en víspera de Shabat (el 14de nisan), "entre los dos días" (n»aiy?1 7'a), aunq ue esto profanara el Shabat; acostumbraban aducir que, como todo sacrificio público, "la Pascuaabroga las leyes del Shabat". No obstante, según un fallo anterior, válidopara el partido sacerdotal casi hasta la clausura del período del SegundoTemplo, la Pascua era vista como un sacrificio privado, que no suspendíalas leyes del Shabat. De modo que si el 14 de nisan cayó en víspera deShabat, sacrificaron el 13 en lugar del 14, para no profanar el día de reposo

(pues debían celebrar D'aijín "¡'a,9

"por la tarde a la puesta del sol").10

Siendo que Jesús y sus discípulos celebraron la Pascua en jueves, el 13 denisan, y durante la noche siguiente del 14 de nisan (la noche anterior alviernes) debieron realizar el Seder, la comida pascual con sus panes sinlevadura y hierbas amargas,11 en lugar de hacerlo la noche del 15 de nisan.12

Los galileos seguían el fallo más estricto sobre la víspera de Pascua: "EnJudea trabajan en víspera de Pascua hasta el mediodía, pero en Galilea notrabajan en la víspera"; de acuerdo con la escuela de Shamai ni siquieradurante la noche anterior a la víspera se puede realizar ningún trabajo. 13

La mayor parte de los discípulos eran galileos; en la mañana del jueves preguntaron a Jesús dónde comerían la Pascua y habrían de preparar el Seder.

8

Marcos, 14:12.9 Números, 9:11.10 Deuteronomio, 16:5-6.11 Números, 9:11; Éxodo, 12:8.12 Para detalles, véase D. Chwolsohn, Das letzte Passamahl Christi und der Tag

seines Todes, 2* ed., Leipzig, 1908, págs. 10-13, 20-44. Para el punto de vista expuesto, véanse las págs. 54-55 y las notas complementarias agregadas a la 2* edición.

« Pesajim, IV, 5; cf. IV, 1.

323

 

Ello no podía hacerse en Betania; la regla establecía que sólo en Jerusalénse real izaran las ceremonias.14 Además , l a Pascua "puede ser consumida so l amen te en l a noche" y "só lo por aquel los para qu ienes fue p reparada". 15

Para real izar las cosas reservadamente, Jesús ya había hecho los arreglosnecesarios con un simple aguatero de Jerusalén 16 en cuyo aposento al to todoquedó d i spues to para e l Nazareno y sus d i sc ípu los . Aparen temente , l a razóndel secreto era la misma que compelió a Jesús a residir fuera de la ciudadduran te esa semana: t emor a sus persegu idores . De no ser po r Judas Iscariote, Jesús y los doce no habrían sido descubiertos.

Por la tarde, Jesús "y los doce" (entre el los Judas Iscariote) fueron alaposento al to "y se sentaron y comieron" s iguiendo la regla de la Pascua jud ía .17 A part i r de este punto, el cris t ianismo pospaulino comenzó a elaborarlos diversos episodios. Después de t raicionar a Jesús, Judas Iscariote se sentócon él a la mesa. ¿Era concebible que Jesús, el obrador de prodigios, elMesías, el Hijo de Dios, no conociera la felonía? Tal el problema que plantea

la creencia acrí t ica en el mesiazgo de Jesús.La única respuesta posible era que Jesús conoció la t raición desde el prin

cipio, señaló a Judas como el t raidor 1 8 y l e d io efec t ivamente ese nombre . 19

Pero, asimismo, s iendo que el resto de los doce, incluso su l íder Pedro, se

del vino en su sangre) que indujo a los paganos de aquel los días a creer quelos cris t ianos empleaban sangre en la Pascua. Y cuando a su turno los paganos se convirt ieron al cris t ianismo, acusaron a los judíos, basándose en la

creencia cris t iana, de amasar el pan sin levadura en sangre cris t iana. Peroeste ri to es muy posterior a la época de Jesús.E l, como observante judío, celebró el Seder de Pascua en la noche an

terior al 14 de nisan, puesto que el 14 cayó en víspera de Shabat y, enconsecuencia, no era posible matar la víct ima y asarla en el anochecer. Laregla de Hil lel , según la cual la Pascua era un sacrificio público que abrogaba las leyes del Shabat, no era apl icada todavía por los sacerdotes encargados de los sacrificios. 25

Sobre la Pascua, la Escri tura dice: "Ellos la comerán con pan sin levadura y h i erbas amargas"; consecuen temente , J esús t ambién comió con l aPascua pan sin levadura, y ése es el pan al que se refieren los Evangel ios.Pronunció sobre él las bendiciones l i túrgicas prescriptas: ("¡Bendito eres, Señor Dios nuestro! Rey del universo, que produce pan de la t ierra." "¡Ben

di to eres, Señor Dios nuestro! Rey del universo, que nos has sant ificado contus mandamien tos , y o rdenado que comamos pan s in l evadura .") "Lo par t ió"(la costumbre judía corriente con el pan y el matsot; los judíos de entonces, como los árabes en la actual idad, no lo cortaban con un cuchil lo); el

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aterrorizaron en el momento del arresto y huyeron en todas direcciones, ¿eraposible que Jesús, el obrador de prodigios, el Mesías, el Hijo de Dios, nohubiera previsto también esas reacciones? La creencia acrí t ica produjo unarespuesta semejante a la anterior: Jesús profet izó a Pedro que la misma noche, antes de que el gal lo cantara dos veces, él , Pedro, lo negaría t res; 20

desde luego, eso fue exactamente lo que ocurrió.Jesús part ió el pan (matsot, el pan sin levadura, el "pan de la afl ic

c ión") , lo repart ió entre los discípulos, 21 y les di jo que tomaran y comieran, pues "ése era su cuerpo"; les dio, asimismo, de beber de su copa dic i endo : "Es to es mi sangre de l nuevo pac to que por muchos es der ramada." ^Y habr í a añad ido : "Para remis ión de los pecados",23 y t ambién : "Haced es toen memoria mía",24 aunque la úl t ima expresión no aparece en Marcos ni enM a t e o .

Este es el origen del ri to de la "Ult ima Cena" y de la teoría míst ica dela "transustanciación" (la conversión del pan en el cuerpo del Mesías, y la

14 Deuteronomio, 16:5-7; cf. Pesajim, VII, 9 (y la explicación de Tosafot YomToo).

15 Zevajim, V, 8.i« Cf. Mateo, 26:18; con Marcos, 14:13-15.1 7 Marcos, 14:18.1 8 Según Marcos, 14:18-21.1 9 Mateo, 26:25.20 Marcos, 14:30.2 1 Sobre partir el pan, "la copa de bendición" y el Seder como un todo,

véase Dalman, op. cit., 201-204, 254-255; Jesús-]eschua, Leipzig, 1922, págs. 80-166.2 2 Marcos, 14:22-24.23 Mateo, 26:28.2 4 Lucas, 22:19.

324

verbo fue conservado en los Evangel ios (SKÁOCOE) , y lo dio a los discípulos, y todos lo comieron estando sentados. 26 Jesús y los doce "mojaron" elpan en e l p l a to . 2 7 El bebió de la primera de las cuatro copas, que habíabendecido (£ Ó) (a p i aT r |a a£ ) y d io de e ll a a t odos (como es cos tumbre in cluso entre los judíos de la actual idad).

De acuerdo con l a Ley , habr í an comido t ambién h i erbas amargas , yel las hicieron que Jesús recordara los "tormentos del Mesías"; también debieron de beber las cuatro copas, s iguiendo la costumbre dictada en la

Mishná,

28

que parece ser bas t an te an t igua . F ina lmen te can taron e l Hallel( 6 ^ i v r ) a a v T £ q ) , 2 9 uso es t e igualmen te an t iguo , 30 que d io o r igen a un p ro verbio primit ivo: "La Pascua es como una acei tuna, y el Hallel rompe lost e j ados" (hacer mucha a lharaca por nada) . 3 1 Todo era coherente con laspráct icas rel igiosas de los judíos.

2 5 T. Pesajim, IV, 1-2 (para otras referencias y lecciones, véase Chwolsohn,op . cit., loe. cit.); cf. los argumentos del R. Eleazar, del R. Josué y del R. Akiba sobrela medida en que los sacrificios de Pascua abrogan el Shabat, M. Pesajim, VI, 1-3;Pesajim, 70b; Sifré sobre Números, § 65 (e d. Friedm ann, 17a, ed. Horowitz, página 61); Sifré Zuta, B'ah'alotja, 2-3 (ed. Horowitz, págs. 257-58).

2 0 Marcos, 14:15-18.2 7 Marcos, 14:20.2 8 Pesajim, X, 1-4, 7.2 0 Marcos, 14:26.3 0 Pesajim, X, 5-7.3 1 /. Pes., VI, 1; Pes., 85b, da el mismo proverbio como sentencia de Amorá,

en la form a KUN y¡?3 NÍ»bm SAOS Krmai el prover bio apar ece ta mb ién en Cant. R.,Yonati b'hag-ve ha-sela, pero en una forma corru pta: xn'23 NnDS (po r ND'»)

3 2 5

 

Jesús habría exhortado a los discípulos a recordar esa comida solemne(la más ceremoniosa entre los judíos), el primer Seder que celebraba en

Jerusa l en en su compañ ía . 32 Habr ía d i cho : "De c i er to os d igo que no beberémás del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reinode Dios" ,33 puesto que consideraba que el reino de los cielos estaba muycerca; los discípulos no le hubieran atribuido a Jesús tales sent imientos materiales en una etapa posterior, y mucho menos lo habrían hecho los autoresde los Evangel ios.

Pero es absolutamente imposible admit ir que Jesús di jo a sus discípulosque debían comer de su cuerpo y beber de su sangre, "la sangre del nuevopacto que por muchos es der ramada". E l beber sangre , aunque no fueramás que simbólicamente, sólo podía haber susci tado horror en las mentes deesos s imples judíos gal i leos; y de haber esperado Jesús una muerte a breveplazo, l a i nminencia rea l de l a misma no lo habr í a per tu rbado t an to pos t e r io rmen te .

IV. Getsemaní : la g ran t raged ia

Jesús no sabía que su muer t e e ra inminen te , pero l a temía. Desde su p r i mera jornada en Jerusalen temió ser arrestado por las autoridades. Sólo esto

explica que todas las noches marchara a Betania, y que hiciera arreglos secretos con un aguatero para celebrar el Seder en "el aposento al to" desu v iv i enda . Después de l Seder no le era posible, como las otras noches,i r a Betania. El versículo "Y la asarás y comerás (la carne del cordero pascual) en el lugar que el Señor tu Dios hubiere escogido, y por la mañana

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3 2 Eduard Meyer, Ursprung und Anfange des Christentums, 1921, I, 177,llega a concluir, con Wellhausen, que no se trata aquí del Seder de Pascua, sinode una comida ordinaria, la última de Jesús con sus discípulos, sin cordero pascual

ni pan sin levadura, constituida por carne, pan de trigo y semillas de colza corrientes. Meyer cae en un grueso error: "Como es bien sabido, el Hallel sigue el finde la comida", dice, ¡como si los judíos cantaran el Hallel después de toda comiday no sólo después del Seder de la noche de Pascua. Un erudito tan grande, quetan frecuentemente ataca a los judíos y al judaismo (véase II, 32, 129, 146, 256,281 y en otras partes) debería conocerlos mejor.

3 3 Marcos, 14:25. Probablemente se refiere al vino "guardado" para la edadmesiánica desde los días de la Creación (Beraj. 3 4 b ) .

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reg resarás y vo lverás a t u hab i t ac ión" 1 era interpretado en el sent ido deque l a Pascua ob l igaba a pasar l a noche en Jerusa l en ; 2 ni s iquiera se podía"comer" en Jerusa l en y pasar l a noche en Bet fagé , 3 si bien estaba permit idocambiar de lugar den t ro de l a Ciudad San ta : "E l los pueden comer en unlugar y pasar l a noche en o t ro ." 4

En consecuencia, inmediatamente después de que Jesús y sus discípuloshub ieron can tado e l Hallel, fueron al Monte de los Olivos, el dis tri to másapartado dentro de los l ímites de Jerusalen. Jesús estaba deprimido: sent ía

que hab ía f racasado en l a c iudad . Hab ía hecho muchos enemigos podero sos, pero no muchos amigos. Ni s iquiera confiaba en sus discípulos. Losencon t raba demas iado s imples : no l l egaban a l esp í r i t u de su enseñanza y desus ideas , no mos t raban más que una venerac ión c i ega . Di spu taban por e lhonor de sentarse primero en el reino de los cielos, y temían los inevi tablessufrimientos y persecusiones.

Eran de men ta l idad es t recha . At r ibu ían impor t ancia a l a mi r ra cuandoel Mesías, el ungido, debía ser "ungido". Sent ía también que sus enemigos,los fariseos y saduceos, estaban al acecho para qui tarle la vida. De al l í supro funda depres ión .

La t raged ia comenzaba . J esús se apar tó en un huer to l l amado Get seman í. 5 Se separó de los discípulos diciéndoles que iba a orar, y l levó consigo

1 Deuteronomio, 16:7.2 Sifré a Deuteronomio, 134, ed. Friedmann, 101b; Fes., 98b; ]ag., 17a; Rosh

hdrSh., 5a (comienzo).8 Sifré a Números, 151, ed. Friedmann, 55a.« T. Ves., VIII, 17.8 En arameo 'lattrm, en griego (r"£6or|uc<vf¡, r£6aEHocveí, etc. ). El nom-

327

 

solamente a Pedro, Sant iago y Juan, los preferidos. Según Marcos, "comenzóa en t ri s te c e rs e y a n g us t ia r s e ( á K 9 a ^ l & £ i a 9 a i x a i á 5 r ) ^ o y £ Í v ) . Y l es di jo :Mi a lma es t á muy t r i s t e , has t a l a muer t e : quedaos aqu í y ve l ad". 6 Esa noche temía quedar solo en la ciudad l lena de enemigos. Todo esto es muyhumano y t rágico, y muy diferente tanto de lo que los Evangel ios quierentransmit i r sobre la previsión por parte de Jesús de los hechos que lo aguardaban como de lo que t rata de probar la mayoría de los erudi tos cris t ianos:que Jesús, a sabiendas, fue a Jerusalén a morir.

J esús no tuvo n ingún p reconocimien to de su muer t e inminen te . No sab íaque pronto sería arrestado y ajust iciado. Pero sabía que sus enemigos entrelos fariseos y saduceos eran muchos y poderosos, mientras que sus seguidores eran unos pocos y sus discípulos, débi les: "su espíri tu estaba dispuesto , pero la carne era débi l". De al l í que el miedo a la muerte comenzara adesl izarse sobre él .

Lucas conserva el hecho curioso de que Jesús di jo a sus discípulos que

vendieran sus capas y compraran espadas. El los repl icaron: "Señor, aquí haydos espadas ." Y Jesús comentó : "Es bas t an te ." 7 Parece que imag inó necesi tar protección armada contra sus enemigos. Los otros Evangel ios omitenel episodio, pero es difíci l que Lucas lo haya añadido por s í de no encontrarlo en informes ant iguos y confiables . De modo que Jesús se preparó a s í

de sus discípulos, se postró en t ierra, "y oró que si fuese posible" (adiciónobvia del evangel is ta) "pasase de él aquel la hora" o, según la expresión heb rea co r r i en te , esa "hora mala que ca í a ráp idamente sobre é l " . 9

A la distancia, los discípulos deben haber oído (pues nadie habría

inven tado pos t er io rmen te es t as pa l ab ras , que t an to con t rad icen l a c reenciacr i s t i ana) que Jesús o raba: "¡Abba, Padre! (d iminu t ivo afec tuoso hebreo-ara me o, repr odu cid o en griego, 'A SS óí ó TT0CTÍ]p) todas las cosas son posiblespara t i ; aparta de mí esta copa" (las palabras que siguen, "mas no lo queyo quiero, s ino lo que tú quieres", son una adición del evangel is ta, quienno podía concebir el rechazo de una oración del Mesías, ni que el Mesíasnecesi tara supl icar a Dios como un niño que l lama a sus padres). ¡Esta orac ión t i ene una b revedad marav i l losa y es verdaderamente humana!

Mientras tanto, los t res discípulos dormían: quedaron fat igados despuésde los p repara t ivos de l a Pascua y de haber comido y beb ido generosamente(la carne del cordero pascual y las "cuatro copas"). Jesús los encontró durmiendo. Se indignó entonces, en especial con Pedro, su discípulo preferido y principal , y lo censuró t ris temente: "Simón, ¿duermes? ¿No has podidovelar una hora?"

Luego se volvió hacia los t res , diciendo: "Velad y orad, para que noentréis en tentación" (esto es , también vosotros podéis ser arrestados, comodiscípulos míos) "pues el espíri tu está dispuesto" (a resis t i r la tentación)

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mismo y a sus discípulos para la resis tencia armada en el momento en quefuera necesaria. Hay también una sugerencia encubierta de que Jesús prometió a sus discípulos que él dejaría Jerusalén (naturalmente en secreto)"e i ría delante de el los a Gali lea". 8 Las pa lab ras "después que haya resu ci tado" fueron añadidas por el evangel is ta, puesto que al día s iguiente tuvolugar la crucifixión.

Es ta suges t ión demues t ra que Jesús no p reveía su muer t e inminen te . Perotemía sufrimientos y persecuciones, y como todo individuo de suscept ibi l idad

del i cada pose ía una p remonic ión p ro fundamente per tu rbadora de af l i cc ionesamenazan tes : "Mi a lma es t á muy t r i s t e , has t a l a muer t e ." Se separó un poco

bre es extraño: para prensar la oliva se utilizaba una 13n nra, prensa (en arábigomí ya también 13 , con doble "d", como en heb reo) ; la JiS, tina, se utilizabaT : : -

para uvas; en la literatura talmúdica encontramos sólo dos veces la palabra go trelacionada con los olivos (Pea, VII, 1; T. Terumot, III, 6). Pero en el AntiguoTestamento (Isaías, 28:1) se lee Ge-Shemanim y, hecho que hasta ahora nohabía sido advertido, el Talmud nos dice que Abba Shaul llamó al salón del Templo destinado a vino y aceite con el nombre de Bet-Shemanaia (T . Yom Kippur,I, 3, ed. Zuckermandeí, pág. 180 ). Personalmente sugeriría que la palabra 'JSIP rrase escribía originalmente con una primera vocal "e" y no "a", y que derivabade Ge-Shemanim o del sustantivo Bet-Shemanaia (la beta fue cambiada por laletra siguiente del alfabeto griego, gamma). La teoría de Dalman (op. cit., pág. 257)

según la cual el nom bre es D'ja'On ítt, "la tina de las muestras" , no soportala crítica.« Marcos, 14:33-34.7 Lucas, 22:36, 38.8 Marcos, 14:28. El hecho de que estas palabras falten en algunos de los ma

nuscritos más primitivos sólo confirma la circunstancia obvia de que en una primeraetapa ellas constituían una dificultad para los cristianos.

328

"pero l a came es déb i l " . Hay aqu í t an ta ind ignación t i e rna como perdónbondadoso : e l hombre , a pesar de toda su vo lun tad de superar su deb i l idad ,es débi l , "carne y sangre", según se lo designa t ípicamente en hebreo. Jesússe alejó y rogó por segunda vez ser salvado de la adversidad.

Al vo lver l os encon t ró nuevamente durmiendo . . . y a l desper t ar los susojos "estaban cargados de sueño y no sabían qué responderle". 11 D e m o d oque l es permi t ió dormi r : no pod ía conf i ar en e l los . . .

Toda esta his toria l leva el sel lo de la verdad humana: sólo unos pocos

detal les resul tan dudosos. Debe haber s ido t ransmit ida a los evangel is tas(o a sus fuentes) directamente por Pedro, Sant iago y Juan, con tal s implicidad y convicción que ni s iquiera las ideas o tendencias de los t iempospaulinos pudieron oscurecer su recuerdo. La pena y los sufrimientos del sol i tario Hijo del Hombre, profundos como lo son, dejan en todo corazón sensible, creyen te o no creyen te , una impres ión impos ib le de borrar .

9 Véase /. Berafot, V, 1 (en la mayor parte de las versiones del Berajot Bavli,17a, falta la palabra "hora") y la oración previa a la extracción de los Rollos de

la Ley en las tres grandes fiestas; cf. tambiénSanh.,

102a: "Un tiempo dispuestopara las aflicciones, un tiempo dispuesto para el bien."i» Marcos, 14:35-38; Mateo, 26:36-41.11 Marcos, 14:40; Mateo, 26:42-48. Lucas (22:39-46) abrevia, pero da el ver

sículo: "Y estando en agonía oraba más intensamente; y era su sudor como grandesgotas de sangre que caían hasta la tierra."

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Libro Séptimo

El juicio y la crucifixión de Jesús

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I. El arresto en el huerto de Getsemaní

Una voluminosa l i teratura se ha desarrol lado en torno al tema del juiciode Jesús .1 La mayor parte de los autores ven en él una perversión de lajus t i c i a (especia lmen te en l a aud iencia an te e l Sanhedr ín ) , nada más queun "asesinato judicial".2 El primer intento real izado por un judío para just i ficar la condena de Jesús fue el de Joseph Salvador —entusiasta nacional is ta y precursor del s ionismo—, intento que, además de feroces ataques l i terarios provenientes de todas partes , dio lugar a su enjuiciamiento en Francia. 3

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Es verdad que s i comparam os e l p roced imien to jud ic i a l de t a ll ado de l aMishná y la Tosefta del Tra t ado Sanhedr ín con lo que l eemos , par t i cu lar mente en Marcos y Mateo, sobre el juicio de Jesús, nos vemos obl igados aconcluir que el Sanhedrín quebró todas las normas procesales prescriptas . Enconsecuencia, los apologistas judíos se han visto obl igados a culpar a unS a n h e d r í n s a d u c e o 4 o bien a poner en duda las narraciones de los Evangel ios, y a demostrar que Poncio Pi lato, el cruel procurador romano, fue elúnico responsable de la muerte del Gali leo, puesto que en esa época el de

recho de conducir causas criminales había s ido ret i rado a los judíos, y lamuerte por crucifixión no era una penabil idad judía, s ino romana. 5

Pero g radualmen te comienza a p revalecer una manera de ver más ver dadera . En numerosos pap i ros descub ier tos en Eg ip to , p roven ien tes de l período romano, que contienen informes sobre importantes juicios conducidospor el gobierno romano o bajo su supervisión, 6 se t ransluce que los gober-

1 Los títulos se encuentran en el final de The Prosecution of Jesús de W. R.Husband (Princeton, 1916).

2 El más violento y prejuicioso es G. Rosadi, en II Proceso di Gesú, Florencia,1904. Véase la crítica de H. P. Chajes en "Note Marginali", Rivista Israelítica, I(1904, 41-57, 105-6).

3 J. Salvador, Histoire des institutions de Moise et du peuple hébreu, París,

1828; Jesús Christ et sa doctrine, París, 1838, II, 520-570.4 Subrayado por D. Chwolsohn, Das letzte Passamahl, págs. 118-125.5 Véase L. Phillippsohn, Haben die Juden wirklich Jesús gekreuzigt?, Bonn,

1866; E. G. Hirsch, The Crucifixión from the Jewish Point of View, Chicago, 1892.6 Véase Wilcken, Griechische Ostráka aus Aegypten und Nublen, I-II, Leip

zig, 1899; Wenger, Rechtshistorische Papyrusstudien, Graz, 1902; Mitteis-Wilcken,Grundzüge und Chrestomathie der Papyruskunde, II, Leipzig, 1912.

333

 

nadores romanos (que conducían los ju i c ios impor t an tes ) acos tumbrabanconfiar las invest igaciones prel iminares al gobierno local egipcio. 7 Es to nosproporc iona una base para suponer que e l Sanhedr ín de Jerusa l én pose ía

también el derecho de real izar tales invest igaciones, para someter los result ados a l p rocurador romano .

Ese procedimiento era natural : s in él , resul ta imposible saber s i el reomerecía flagelamiento, pris ión o muerte, o s i era inocente. Sólo después deque la invest igación judicial había demostrado la existencia de un del i tocapi tal (especialmente insurrección o robo) 8 toda la conducción del procesose en t regaba a l gobernador romano . No hay n ingún caso para l e lo que conval ide l a op in ión normalmen te acep tada de que e l Sanhedr ín habr í a conducido el juicio real e incluso dictado la sentencia de muerte, s in ejecutarla. 9

Por lo contrario, hay una baraita según la cual "cuarenta años antes de laDes t rucc ión de l Templo (y , en consecuencia , p robab lemente an tes de l p ro ceso a Jesús) el juicio de casos capi tales había s ido ret i rado de Israel", 10 yde acuerdo con el Cuarto Evangel io: "A nosotros (los judíos) no nos estápermi t ido dar muer t e a nad ie ." n Marcos 12 y 3a par te autént ica del p árrafode Josefo sobre Jesús (la mayor parte del mismo es espuria) 1 3 af i rman queel Nazareno fue entregado "a los gent i les" o "a Pi lato" por "los principalesde los sacerdotes y de los escribas" o por ' los hombres principales entre nosotros" . Estas afi rmaciones son comprensibles s i aceptamos que el Sanhedrín

al l í que "los jefes de los sacerdotes y los escribas y ancianos" mencionadosen los Evangel ios eran casi todos saduceos.

Tanto los saduceos como los fariseos tenían sus "ancianos" y "escribas",

pero como los "escribas" precedieron a los tanaím, y cuando fueron escri toslos Evangel ios los saduceos habían perdido poder e importancia, los evangel is tas ponen, en lugar de S ,lS0"K ,JriD, "escribas-sacerdo tes", los términos"escribas y fariseos" a renglón seguido, como si fueran sinónimos. 17 T e niendo estos puntos presentes comprenderemos mejor el arresto y juicio deJesús , que cu lminó con su muer t e c rue l y vergonzosa .

Cuando después de l Seder, Jesús y los doce fueron al Monte de losOlivos, y Judas Iscariote supo en qué lugar pensaba el Nazareno ocul tarse,inmediatamente informó del s i t io al sumo sacerdote o a las autoridades jud ías loca les . De modo que mien t ras Jesús o raba in t ensamente , rep robaba asus discípulos y los alentaba a velar junto a su maestro en la hora de pel igro,Judas Iscariote se aproximaba, y "con él una gran mult i tud con espadas ypa los" , enviada por "los principales sacerdotes (los seganím), los escribasy los ancianos" —que en su mayoría pertenecían al part ido saduceo—.

Los fariseos, hasta ese momento principales oponentes a Jesús, ya nodesempef aron una par t e impor t an te ; su lugar fue ocupado por los saduceosy la clase sacerdotal que Jesús había i rri tado con la "purificación del Tem

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sólo podía l levar a cabo una invest igación prel iminar, de modo que cuandose probó el cargo contra Jesús lo entregó a Pi lato, quien condujo solo eljuicio formal y dictó la sentencia. Vemos entonces por qué el proceso, talcomo fue conducido por el Sanhedrín, no concuerda con los detal les de procedimiento asentados en la Mishná; no se t rataba de un juicio, s ino sólode una indagación judicial prel iminar, y como tal fue completamente legaly hones t a .14

No obs tan te , g radualmen te se es t á reconociendo

15

que l a razón real d eque las reglas de la Mishná diverjan de los s is temas que se apl icaban en laépoca de Jesús reside en que, entre los dos períodos (el de Jesús y el delRab í Iehudá ha-Nas í ) med iaron dosc ien tos años y muchos g randes cambios . 16

Ya hemos señalado el hecho de que en la época de Jesús, el Templo y elgobierno local estaban en manos de los sacerdotes saduceos-betosianos; de

1 Husband, op. cit., págs. 137, 181.8 T. Juster, Les Juifs dans l'Empire Romain, París, 1914, II, 139-149.» Husband, págs. 102-136. Pero cf. Juster, loe. cit.io h Sanhedrín, I, 1; VII, 2; Shab., 15a." Juan, 18:31.12 Marcos, 10:33.13 Antigüedades, XVIII, m, 3; véase pág. 55 y sigs.1 4 Husband, págs. 182-208.16 Ya en 1913 lancé esta opinión en He-Atid (vol. V, final), págs. 89-91.i» Véase H. Danby, "The Bearing of the Rabbinical Criminal Code on the

Jewish Trial Narratives in the Gospels", Journal of Theological Studies, 1919, XXI,51-76; véase también su Tractate Sanhedrín, Mishná and Tosefta, Londres 1919,págs. rx-xri.

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p l o " y con su répl ica referente a la Ley de Moisés y a la resurrección. Losfar i seos ob je t aban e l compor t amien to de Jesús : su menosprec io de muchasleyes ceremoniales , su desprecio por las palabras de los "sabios", la compañíade pub l í canos , pueb lo ignoran te y mujeres equ ívocas . Cons ideraban hech i cería a sus milagros, y a sus protestas de mesiazgo, desfachatez. Pero portodo es to , él era uno de ellos: su fi rme creencia en el día del juicio y en laresurrección, en la edad mesiánica y en el reino de los cielos, era dis t int ivamente farisaica; él no enseñó nada que, según las reglas de los fariseos, lo

h ic i era c r iminalmen te cu lpab le .Aunque todavía no exist ía el Tratado Sanhedrín, con sus reg las humanasde p roced imien to jud ic i a l , que hac ía impos ib le l a pena de muer t e , excep toen casos rarís imos y que sólo la conservaba para que ningún principio de laTora fuera abrogado, aun así , es inconcebible que los discípulos de Hil lely Shamai condenaran a muer t e a un ind iv iduo por bur l arse de l as pa l ab rasde los sabios, o menospreciar ciertas leyes ceremoniales , o incluso por pret ender ser e l Mes ías . 18

El proceso a Jesús no concordó con el espíri tu de los fariseos s ino conel de los saduceos y betosianos (que en ese entonces tenían mayoría en

17 A. Büchler, Die Príester und der Cultus im letxten Jahrzehnt des Jerusa-lemischen Tempéls, Viena, 1895, págs. 84-88; Chwolsohn, pág. 113.

1 8 Lo demuestra el hecho de que durante el reinado de Juan Hircano (o Alejandro Janneo) los fariseos no condenaron a muerte a Eleazar (o Iehudá ben Ge-didia ) , quien había calumniado a la madre del rey (o del príncipe) y al sumosacerdote; se contentaron con azotarlo y ponerlo en prisión. Esto dio lugar a queJuan (o Janneo) se pasara de los fariseos a los saduceos (Ant., XIII, x, 5-6; Ki -dushin, 6 6 a ) .

3 3 5

 

e l Sanhedr ín) , pa r t ido a l que pe r tenec ía e l sumo sace rdote , e l pres idente de lSanhedrín ( los descendientes de la casa de Hillel no llegaron a la presidenciade l Sanhedr ín has ta después de la Dest racc ión) .

Como "pol í t icos prác t icos" no podía sopor ta r en ca lma que un v is iona r ioga l i leo se proc lamara e l Mesías e inc i ta ra a l pueblo a l tumul to dentro de lá rea de l Templo, y que insul ta ra a los l íde res nac iona les —par t icula rmente alos saduceos—. Sabían qué fácil era, durante la f iesta de Pascua, que unprofe ta y obrador de prodigios agi ta ra a l pueblo y lo r ebe la ra contra los romanos; de los ga li leos (y de ent re e l los habí an surgido los ce lo tes) sospechaba nespec ia lmente . Es probable que , a l mismo t iempo, ocur r ie ra en Je rusa lénun levantamiento conduc ido por c ie r to Bar rabás , que provocó la muer te dem u c h a s p e r s o n a s .1 9

El pa r t ido de l sumo sace rdote , autor idad judía suprema de Je rusa lén ,como cualquier funcionario falto de perspicacia, no investigó el caso en profundidad, n i podía d is t inguir un Mesías que e ra só lo un maest ro , de un

Mesías que e ra un rebe lde pol í t ico . Pa ra e l los , Je sús const i tu ía una amenazatan grande como Bar rabás pa ra la paz de la c iudad durante la Pascua . Debían librarse de él, antes de la festividad si era posible; pero no lo conside raban hacedero debido a la probabi l idad de provocar a lboroto .

e spada pe rece rán" , y expl icó que s i é l lo quis ie ra , podía ape la r a su Padre ,quien " le da r ía más de doce legiones de ánge les" . "¿Pero cómo entonces secumpli r ía la Esc r i tura , de que es necesa r io que as í se haga?" 2 4 Lucas añade

que Jesús tocó la ore ja he r ida y la sanó;2 5

no quer ía que n ingún ac to deviolencia se realizara por causa suya en su presencia.

Así c rec ió la na r rac ión de Evange l io en Evange l io . Pe ro debemos consi derar histórico el intento fallido de resistir al arresto por la fuerza y el comenta r io de l Nazareno: "¿Como contra un ladrón habé is sa l ido con espadas ypa los pa ra prenderme? Cada d ía e s taba con vosotros enseñando en e l Temploy no me prendis te is" , 26 aunque lo que s igue —"pero es a s í pa ra que se cumpla la Escritura"— constituye un agregado posterior .

Resul ta in te resante obse rva r que e l Ta lmud también se lamenta de los"bas tones" y "por ras" de los sumos sace rdotes be tos ianos , inc luso de los sumossace rdotes infamantes de la época de Herodes en ade lante ( ent re e l los e lAnas de los Evange l ios) . Conse rva una cor ta ba lada ca l le je ra , cuyo pr imerve rso menc iona los "por ras" y e l ú l t imo " los bas tones" ; también se r e f ie rea la s denunc ias sec re ta s , e sc r i ta s o de pa labra , y a su "puño" duro , y sequeja de sus siervos y sus palos:

"¡Ay de mí, por la casa de Betos; ay de mí, por su porra!

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Judas I sca r io te le s d io la opor tunidad. Les informó sec re tamente sobree l luga r a l que Jesús había ido después de Seder, cuando nadie lo acompaña r ía , excepto sus f a t igados d isc ípulos . Judas no tenía nada contra los d isc í pulos compañeros suyos (a quienes conside raba l levados por ma l camino porJesús) , y pa ra que n inguno de e l los fue ra a r re s tado en luga r de l Maest ro , é lmismo acompañó a la policía judía y a su oficial (el segen) y señaló a Jesúsvolviéndose hac ia é l y sa ludándolo con la pa labras " ¡Rabí , Rabí! " Los Evange l ios proporc ionan muchos de ta l le s complementa r ios , pocos de los cua les son

verdaderos . Según Marcos , Judas besó a Jesús pa ra indica r quién debía se ra r res tado; 20 según Mateo, Je sús le d i jo : "Amigo, ¿a qué v ienes?" 2 1 SegúnLucas , la s pa labras de l Ga l i leo fue ron: "Judas , ¿con un beso entregas a l Hi jod e l H o m b r e ? " 2 2 Todas é s ta s son adic iones imagina r ia s .

Hemos vis to que sólo Lucas conse rva e l de ta l le de que Jesús quiso quelos d isc ípulos consiguie ran espadas y encontró que ya tenían dos; pe ro todos los Evange l ios r ecogen e l hecho de que , en e l momento de l a r re s to unode los d isc ípulos (Marcos e sc r ibe "uno de los que es taban a l l í" , y Mateo"uno de los que es taban con Jesús") sacó la e spada y le cor tó una ore ja a unpol ic ía ( "un s ie rvo de l sumo sace rdote") .

M a r c o s 2 3 no agrega nada más , pe ro Mateo conse rva una t r adic ión segúnla cua l Je sús le r eprochó a e se hombre que hubie ra empleado e l a rma , orde

nándole que volvie ra a gua rda r la , "porque todos los que tomen espada , a

i» Marcos, 15:7; véase, en la pág. 347, la teoría de Wendland.20 Marcos, 15:44-45.2 1 Mateo, 26:50.2 2 Lucas, 22:48.2 3 Marcos, 14:47.

336

"¡Ay de mí , por la casa de Anas; ay de mí , por sus susur ros!" ¡Ay de mí , por la casa de Ka thros (Kanthe ras) ; ay de mí , por su p luma!" lAy de mí , por la casa de I shmae l (ben F iabi) ; ay de mí por su puño!"Pues ellos son los sumos sacerdotes, y sus hijos los tesoreros; sus yernos

son los oficiales del Templo, y sus siervos golpean al pueblo con susbas tones ." 2 7

Dif íc i lmente podía da r se un cuadro más te r r ib le y abor rec ib le de los

sumos sace rdotes y sus f amil ia s . Sus ra sgos des tacados e ran sus "por ras"(pa rec idas a la s de los pol ic ía s ingleses) , bas tones , pu ños y denunc ias sec re ta s .Estos fue ron los que ordenaro n e l ar re s to de Jesús y conduje ron la ind agac iónprehminar . El Ta lmud los odia y los conside ra enemigos de l pueblo , a l que"golpeaban con sus bas tones" . Los Evange l ios , l lenos como e l Ta lmud deodio repr imido contra e l los , t r a tan de p in ta r los como agentes de l pueblojudío y de ta l modo culpa r a todo e l pueblo por sus ac tos . "El odio echa ape rde r e l sano ju ic io ."

Después de que e l in tento de re s is tenc ia a rmada no logró más que he r i ra un pol ic ía , los d isc ípulos se a sus ta ron y huyeron, de jando solo a Jesús . Tangrande fue la a la rma que uno de los seguidores de l Nazareno, un joven

2* Mateo, 26:51-54.2« Lucas, 22:49-51.2 6 Marcos, 14:48.2 7 Pesajim, 57a; T. Menajot, 13:21. Los dos versos finales pueden no perte

necer a la canción.

337

 

( v e a v í o x o q ) q u e s e l e v a n t ó d e do r m i r se al e jó d e s n u d o c o m o e s ta b a ( e n l afecha de la Pascua ya hace ca lor en Pa les t ina , y se acos tumbra dormir desn u d o ) , 2 8 envolviéndose en una sábana ; cuando la pol ic ía le d io a lcance ,a b a n d o n ó l a s á b a n a y h u y ó .2 9 Este de ta l le e s tan v iv ido que re sul ta impro

bable que haya s ido inventado poste r iormente . Se supone (aunque s in n inguna razón rea l ) que es te joven e ra Juan Marcos , e l d isc ípulo de Pedro;a él se a t r ibuye e l conoc imiento de ta l lado de la orac ión de Jesús ; la oyó antesde i r se a dormir y pos te r iormente la r ecogió en su Evange l io .

I I . El proceso

De Ge tsemaní , en e l Monte de los Ol ivos , la pol ic ía l levó a Jesús antee l sumo sace rdote . En la época de la gran rebe l ión , la casa de l sumo sace r dote , Anas , e s taba , según Jose fo , en la C iudad Al ta , 1 pero no sabemos s i é sae ra la r e s idenc ia habi tada por todos los sumos sace rdotes o só lo v iv iendapr ivada de Anas . Jose fo nos d ice 2 qu e el "Con sejo" ( |3ouA rj, es to es, el Sanhedr ín) , e s taba más aba jo de l Templo, ce rca de l puente que conduc ía a laC iudad Al ta , e s dec i r , en e l s i t io de l ac tua l "Mehkemeh" . 3 Pero e l Ta lmudaf i rma c la ramente que "cua renta años antes de la Dest rucc ión, e l Sanhedr ín

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28 Según surge de la Mishnd, Kidushin, IV, 12; cf. Suká, 10b.29 Marcos, 14:50-52.

338

de jó ( la Cámara de p iedra ta l lada ) y f i jó su re s idenc ia en los tendere tes def e ri a ( m a l l í n ) -4 En otro luga r , e l Ta lmud se r e f ie re a d iez cambios de l luga rde reunión de l Sanhedr ín ; e l pr imero fue e l "Sa lón de p iedra ta l lada a lt e n d e r e t e ( m a n , o . n v u n ) " . 5 Hemos vis to que los " tendere tes de la casa deAnas (que Derenbourg conside ra idént icos a e s te o t ro tendere te o tendere te s) e s taban en la Col ina de la Unc ión" ,6 y e l momento ( cua renta años antesde la Dest rucc ión) concuerda con la época de Jesús , pues to que "cua renta

años" e s só lo una c i f r a r edonda . En consecuenc ia , e l luga r ( la Col ina de laUnc ión) e s taba muy próximo a Ge tsemaní .

El sumo sace rdote de la época pe r tenec ía a la casa de Anas , de cuyasdenunc ias sec re ta s se que jaba una canc ión popula r . De modo que Jesúspudo haber s ido l levado como pr is ione ro a los " tendere tes de la casa de Anas" ,muy ce rca de l más próximo luga r d isponible pa ra e l proceso (o indagac iónpre l imina r ) . También pudo haber s ido tempora r iamente ence r rado a l l í ; enJe remías encontramos " tend ere tes" (nr 'Un) menc ion ados junto con "ca la bozo" (-yian rra) . 7

1 Guerras, II , xvn, 6.2 Guerras, II , xvn, 6; VI, vi, 3.3 Véase Dalman, op. cit., pág. 264, quien llega a la conclusión de que es

imposible determinar exactamente el sitio en el que los judíos condenaron a Jesús.* Shab., 15a (f inal) ; A». Zar., 8b (f inal) .6 Rosh ha-Sh., 31a (f inal) ; para las variantes, véase 'Aruj he-Shalem, III , 400

(bajo man).6 Op. cit., n. 8 del apéndice, págs. 244-246. Véanse las págs. 305 y 312.T Jeremías, 37:15.

3 3 9

 

El nombre de l sumo sacerdo te e ra Iósef, hijo de Caiafas (ti"pn p "jOV,gr i ego Kouácpac; , a rame o xs»p) ; s el Talmud se refiere a "la famil ia de lacasa de Kaiafa",9 nombre que a veces aparece co r rompido como "Bet Kofa i " 10

o incluso "Bet Nikifi".11 Había s ido designado por el procurador ValerioGrato, ocupó el cargo durante el período de Poncio Pi lato, y fue finalmentedepuesto por Vitel io, después de que este úl t imo dest i tuyera a Pi lato. 12 E lhecho de que conservó su dignidad durante casi dieciocho años (c. 18-36 e. a),mien t ras que sus p redecesores de l a época de Gra to no duraban más de una ñ o , demuestra que era un diplomático astuto y sabía por igual conducirsecon e l pueb lo y con e l gobernador romano .

Tal hombre bien podía temer a un nuevo "Mesías"; en general , los sadu-ceos no sent ían ninguna simpatía por las ideas mesiánicas, debido al efectoperturbador de las mismas sobre las condiciones pol í t icas. Se oponían especialmente a la forma posbíbl ica de la idea mesiánica. Cuando Caiafas (Caifas)oyó que un nuevo Mesías había aparecido en Jerusalén, y que provenía deGali lea (distri to maduro para la insurrección) temió las consecuencias y

ordenó que se lo arrestara y l levara a él , o a "los tenderetes de la casa deAnas" .El Cuar to Evangel io 13 describe a Caifas como yerno de Anas, hi jo de

Set ("Awocc; o "Avvocq ; según Josefo , "Avavoq) que fue des ignado porQui r ino y depues to por Valer io Gra to (6 -15 e . c ) . Sos t i ene que Jesús , an te s '

las horas diurnas. No obstante, estas explicaciones son innecesarias , puestoque Lucas no tuvo not icia de la sesión nocturna: según él , no hubo más queuna sesión del Sanhedrín, y se l levó a cabo por la mañana. 18

Pero tampoco los saduceos habrían conducido ni una simple indagaciónjudicial durante la noche o el primer día de Pascua ("la fiesta de los paness in l evadura") ; l a Mishná establece que los casos capi tales no pueden juzgarse en víspera de Shabat ni en víspera de fest ividad; así se evi taban di laciones s i el caso no podía concluirse en el día, pues todos los juicios estabanprohibidos en Shabat o fest ividad.19

En consecuencia , debemos segu i r a l Cuar to Evangel io (que es apoyadopor una baratía t a l m ú d i c a ) 2 0 y dar por sentado que Jesús fue crucificado envíspera de Shabat y en víspera de Pascua, y no, como dicen los Sinópticos,en la Pascua misma coincidente con la víspera del Shabat. Eludimos así lasuposición imposible de que el Sanhedrín examinó a Jesús durante la nochede una fest ividad o (según Lucas) el primer día de la fiesta de los paness in l evadura .

En un aspecto, Lucas es más preciso que Marcos y Mateo: Jesús no fue enabsoluto juzgado durante la noche; sólo fue encerrado en "los tenderetes",en espera del juicio, durante las horas que restaban de la noche de la Ult imaCena y de la agonía en el huerto de Getsemaní . Los miembros del Sanhedrínno se reun ieron has t a l a mañana s igu ien te , de l a v í spera de Pascua . La mayo

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de ser env iado a Cai fas , comparec ió an te Anas (deán de l sumo sacerdo te ;cinco de sus hi jos l legaron, asimismo, al sumo sacerdocio) y fue primeramen te examinado por és t e . En lo cual no hay nada improbab le : un sumosacerdote que había ocupado el cargo un sólo día conservó el t í tulo y teníasu pues to en e l Sanhedr ín . 14 Pero los otros Evangel ios no hacen menciónde es t e examen an te Anas .

Según Marcos 15 y M a t e o ,16 el Sanhedrín sesionó esa misma noche, locual era i legal , puesto que los casos de pena capi tal sólo podían juzgarse

duran te e l d í a .17 Pero, como hemos visto, el Sanhedrín estaba compuestoprincipalmente por saduceos, que quizá no reconocían ninguna regla de eset ipo . Adem ás, -hemos s upuesto que éste no fue un juicio formal , s ino sólo una invest igación prel iminar y para real izarla ninguna regla imponía

8 Derenbourg, op. cit., pág. 112, n. 2.» T. Ievam., I, 10.i» lev., 15b.11 J. Ievam., I, 6; véase "Sh'ir" en Ha-Maggid, XVIII, 17 (reimpreso en Ha -

Metamer, II, 559-560); las objeciones de Büchler carecen de base, puesto que lossumos sacerdotes son mencionados explícitamente (Die Priester und der Cultas,págs. 85-87) .

1 2 Ant., XVIII, n, 2 y rv, 3.13 Juan, 18: 13-24.14 Ant., IV, xvm, 2; Horaiot, III, 4; Meguilá, I, 9; Makot, II, 6; T. Yoma,

I, 4; Hechos de los Apóstoles 4: 6. Véase también Büchler: Priester und Cultus,pág. 26; Schürer, op. cit., II*, 274-275; E. Meyer, op. cit., I, 50.

15 Marcos, 14: 54.i« Mateo, 2 6: 57.17 Sanh., IV, 11.

340

ría de el los eran saduceos y betosianos y no respetaban la regla (que quizásno entró en vigencia hasta más adelante) de que no se podía juzgar en víspera de Shabat, ni en víspera de fest ividad. 21 De todos modos, se t rataba sólode una indagación prel iminar referente a una cuest ión de pel igro público.

Convocaron a los test igos contra Jesús. Según Marcos,22 las afi rmacionesde éstos no concordaban entre s í . Pero, s iendo que Jesús había hecho antegran cant idad de personas afirmaciones no conformes con la ley, lo más pro

bable es que los test imonios no probaran ningún del i to bastante grave comopara hacer lo merecedor de l a pena de muer t e . 2 3 El incidente de la "purifi cac ión de l Templo" fue seguramente mencionado o t ra vez . Pero los evangel is tas no vuelven a referirse a él . Se t rató de un acto de violencia no permit ida y, desde un punto de vista puramente legal , los sacerdotes estaban ensu derecho. Con todo, no bastaba para just i ficar una sentencia de muerte:e l Templo mismo no hab ía s ido afec t ado , n i s e t ra t aba de una p ro fanación .

Por úl t imo, comparecieron dos test igos (según los Evangel ios eran "test i gos falsos") que afirmaron: "Nosotros le hemos oído decir: Yo derribarées t e Templo hecho a mano , y en t res d í as ed i f i caré o t ro hecho s in mano . ' " M

i» Lucas, 22: 54, 66.19 Sanh., IV, 1 (final); Sifré sobre Deuteronomio, § 221 (ed. Friedmann,

114b) ; Meljilta Va-yakhel, 1, ed. Friedmann, 105a; Sanh., 35b .2 0 Sanh., 44a; véase la pág. 26, nota 18.21 Betzd, V, 2; T. Betzá, I, 2.22 Marcos, 14: 56.2 3 Tal es la implicación de Mateo, 26: 59-60.2* Marcos, 14 : 58; M ateo, 26: 61 .

34 1

 

Marcos , 28 aunque no Mateo , 2 6 añade: "Pero n i aun as í concordaban en e ltest imonio." El Cuarto Evangel io confirma ese cargo, y la misma acusación

fue aducida con t ra Es t eban .2 7

A través de toda la indagación Jesús permaneció en si lencio. En esemomento , t a l s i l enc io se adecuaba mejo r a su es t ruc tu ra men ta l . La p réd icade Jesús no se asemejaba a la de los "Mesías-rebeldes" de la época, y resultaba difíci l l legar a la verdad en lo referente a su carácter real . En consecuenc i a , e l sumo sacerdo te l e p regun tó d i rec t amen te : "¿Eres tú e l Mes ías?" Marc o s 2 8 añade "el Hijo del Bendito". Esta no es una expresión hebrea; debetratarse de una adición posterior: apenas const i tuye una abreviatura delhabi tual "el Santo, bendito sea". Mateo recoge la pregunta en una formamás solemne : "¡T e conjuro por el Dios viviente, que nos digas s i eres túel Mesías, el Hijo de Dios!"

La fórmula del juramento es posible, pero las palabras "Hijo de Dios"(que en Lucas pasan a fo rmar par t e de una p regun ta separada) 3 9 son inconceb ib les en l a boca de un sumo sacerdo te jud ío , par t i cu larmen te de unsaduceo .

Jesús es t aba convencido de su mes iazgo : de es to no queda duda . Encaso contrario no habría s ido más que un engañador y un impostor, y taleshombres no hacen historia, no fundan una nueva rel igión capaz de persis t i r

l a respues t a es t á per fec t amen te de acuerdo con e l esp í r i t u y e l modo dehab lar de Jesús .

Para el sumo sacerdote, esa respuesta era una clara blasfemia. ¡Un carpintero gal i leo se l lamaba a s í mismo "Hijo del Hombre" en el sent ido delLibro de Daniel , y decía que se sentaría a la diestra de Dios y que vendría"en las nubes del cielo"! El sumo sacerdote rasgó sus vest iduras —lo habi tualen el juez que oía palabras blasfemarías—. 34 Según el fallo de la Mishná,iS

Jesús no merec ía l a muer t e , pues to que "e l b l as femo no es cu lpab le has t aque haya p ronunciado expresamente e l Nombre". J esús , como todo jud íoescrupuloso, di jo "Poder" en lugar de "Yahweh". Pero ya hemos señalado quea) és t e e ra un t r ibunal p r inc ipa lmen te compues to por saduceos , s i endo be to -siano su presidente, el sumo sacerdote, y b) en la época de Jesús, los fariseosno hab ían es t ab lec ido todav ía l as reg las de p roced imien to en l a fo rma p recisa que recibieron en la Mishná.

Así, por ejemplo, el R. Eleazar ben R. Zadoc informa que, en el períododel Segundo Templo , quemaron a l a h i j a de un sacerdo te , cu lpab le de adu l te r io , con haces de l eña , 36 mien t ras que l a Mishná prescr ibe , para l a muer t epor fuego , i n t roduci r una mecha encend ida en l a gargan ta de l condenado .A esto se respondió: "En aquel los días la corte no era experta", lo cual demues t ra que muchas p rescr ipc iones de l a Mishná (cuya l ey de l c r imen a l can

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durante dos mil años e influir sobre centenares de mil lones de personas civil izadas. El desafío, al que ya había respondido afirmativamente en Cesáreade Fi l ipo y en Betfagé, provenía ahora del sumo sacerdote, y sólo era posible que el alma y los sent imientos de Jesús —míst ico, soñador y entusiasta—se conmovieran has t a l as ra í ces . No puede quedar duda de que respond iócon un "sí".

Según l a vers ión de Marcos , d i jo : 3 0 "Yo soy"; s egún Mateo : 3 1 "Tú lo

has d i cho" (pa lab ras der ivadas de l a respues t a pos t er io r de Jesús a Pi l a to ) .Luego, según los t res Sinópticos, añadió: "Veréis al Hijo del Hombre sentadoa la diestra del Poder, y viniendo en las nubes del cielo." 3 2 ¿Pudo su entusiasta creencia en s í mismo l levarlo al extremo de hablar de su persona entérminos tan alarmantes? Tratándose de un oriental poseído por tal convicción, esto no es en modo alguno imposible. Las expresiones "Hijo del Homb r e " ( f recuen te en sus l ab ios ) , y "a la d i es tra de l Poder" (E K 5 S £ I S V vnc8uvá[ i£Coq , des ignación pecu l i a r hebrea de l a Div in idad) 83 demues t ran q u e

25 Marcos, 14: 59.26 Mateo, 2 6: 61.2T Véase la pág. 318.28 Marcos, 14: 61; Mateo, 26: 63.

2» Lucas, 22: 66-70.80 Marcos, 14: 62.si Mateo, 26: 64.32 Marcos, 14 :62 ; Mateo, 26 : 64; Lucas, 22 : 70 ("el pode r de D ios":

intento de explicar la inusual expresión que en su tiempo no era comprendida' rjlos no-judíos). r

3 3 "De la boca del Poder" (misan '9»), Baba Metzia, 58b; Shab., 88b; ft

342

zó un g rado de humani t ar i smo s in e j emplo) no es t aban en boga an tes de l aDestrucción, y que ni s iquiera los fariseos habían l legado en ese entoncesa su posterior nivel de humanitarismo. Los saduceos, menos aún. Josefo destaca mucho que los saduceos eran "más crueles y duros en la apl icación delas leyes que cualquier judío", 3 7 cosa que fundamenta lmen te s ign i f i ca queeran más crueles y duros que los fariseos.

Después de rasgar sus vest iduras, el sumo sacerdote betosiano se volvió

hacia los miembros de l Sanhedr ín y p regun tó : "¿Qué neces idad más t enemosde test igos? Habéis oído la blasfemia: ¿qué os parece?" Y los Evangel iosañaden : "Y todos e l los lo condenaron , cons iderándo lo d igno de muer t e ." 3 8

Pero siendo que no hubo una blasfemia real , resul ta difíci l creer que, aunen opinión de los saduceos, Jesús fuera considerado digno de la pena capi tal .Por lo menos los fariseos que formaban parte del Sanhedrín no lo habríandeclarado reo de muer t e , pues to que en l as pa l ab ras de l Nazareno e l los noveían m ás qu e una fan tasía tem eraria (ipfitP 'S^O XSXin, "impe rt inencia cont ra e l c i e lo") . No hab ía "p ronunciado e l Nombre" n i i nducido a t e rceros aadorar otros dioses.

raiot, 8a ; Mák., 2Aa; Meguilá, 31b; / . Sanh., X, 1 (pág. 28, final de a); Ex. R.,

§ 33; véase también Shab., 87a; Ex. R., § 24; Cara. R. sobre Zo t Kcmatef.a* Sanh., VI, 5.3 8 Ibidem.38 Sanh., VI, 2; J. Sanh., VII, 2; T. Sanh., IX, 11.3 7 Ant., XX, rs, 1.3 8 Marcos, 14 : 64; M ateo, 26: 65-66. Lucas n o hace mención alguna de la

sentencia de muerte; en su relato de la indagación judicial sólo hay un cargo deperversidad general.

343

 

En este punto se inicia una larga serie de afirmaciones de los evangelistas, cuyo objeto es hacer responsables a todas los judíos —líderes, sacerdotes, escribas, la total idad del pueblo— de la tortura y muerte de Jesús.Consecuen temente , subrayan que n i uno de los miembros de l Sanhedr ín asu mió la defensa del Gali leo, aunque es seguro que por lo menos José de Ari-matea no se oponía a Jesús. Para acumular culpas sobre los judíos, todos losSinópticos describen cómo, incluso en presencia de los jueces, los s iervos ysubord inados (y t ambién los jueces , s egún Marcos y Mateo 3 9 ) escup ierona Jesús en el rostro, le cubrieron los ojos y lo golpearon con los puños, dicién-dole: "Profet ízanos qu ién es el que te golpe ó." Y le abofetea ban la meji l la.

Todo es to (a pesar de l "puño" de l sumo sacerdo te de que hab laba l abalada cal lejera) era imposible en la casa del sumo sacerdote y en presenciadel Sanhedrín. Pero pronto oiremos cargos peores que éstos.

Ahora bien, ¿quién estuvo presente durante el proceso y oyó lo que decían los test igos, el desafío del sumo sacerdote y la respuesta de Jesús? Segúnlos t res s inoptis tas , fue Simón Pedro (el Cuarto Evangel io informa que el

d i sc ípu lo Juan lo acompañaba) , que en t ró en l a co r t e de l sumo sacerdo te conlos guardias, y se sentó con la servidumbre, calentándose junto al fuego enla noche fría. En Jerusalén, las noches cál idas de primavera se enfrían en lasúl t imas horas. Una de las criadas (o la portera) del sumo sacerdote lo ident i ficó como uno de los que estaban con "Jesús de Nazaret", pero Pedro lo

El condenado no sufría dolor alguno, puesto que el colgamiento o la crucif ix ión só lo t en ían lugar después de l a muer t e por apedreamien to ; l a c ruz só lo

serv ía para impres ionar a l os espectadores duran te e l b reve per íodo de l aexposición del cuerpo: "Lo bajaban sin di lación; s i quedaba hasta la nochese v io l aba un mandamien to negat ivo , pues es t á escr i to . 44 Su cuerpo no pasarál a noche (p^n ) en e l madero ; s in fa l ta l o en ter rarás e l mi smo d ía , po rquemald i to por Dios es e l co lgado ." 4 5 Este versículo const i tuyó un obstáculopara los cris t ianos, y a Pablo le resul tó difíci l expl icarlo adecuadamente.

Hemos visto que en esa época los judíos no podían dictar sentencias demuerte —por lo menos en un caso referente a un Mesías, esto es , en una cuest ión pol í t ica—. En consecuencia, como era víspera de Pascua y de Shabat,el sumo sacerdote y los l íderes del Sanhedrín se apresuraron a entregar aJesús a Pi l a to , e l p rocurador , para que e l p roceso pud iera rematarse an tesde la noche, y evi tar así la di lación de los s iete días de la Pascua (o paraevi tar estal l idos pol í t icos en un momento en que en Jerusalén había gran

número de ce lo t es ga l i l eos ) .Es seguro que los sacerdotes no vieron en Jesús nada más que un rebelde

corriente: no reconocieron su part icular naturaleza espiri tual . En su s implicidad, hicieron lo que hicieron para sustraer al pueblo a la cruel represal iade Pi l a to , que es t aba a l a expecta t iva de cualqu ier excusa que l e permi t i e ra

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negó , p re t end iendo no saber de qué hab laba; cuando o t ro de los c i rcuns tantes lo reconoció por su dialecto gal i leo, comenzó a jurar que no conocíaa l Maes t ro .

La l eyenda dec lara que es t e inc iden te penoso , pero to t a lmen te humanofue p red icho por Jesús , que p rec i só l a t e rcera negación an tes de que can tarael gal lo; así se hace al hecho menos indecoroso. No hay razón para dudarde la his toria en su conjunto. Finalmente, Pedro recordó a su amado señory Mesías y su ínt ima amistad: lo embargaron los remordimientos por haberlo

negado , y l l o ró amargamente . 4 0 Todo es to es humano , exces ivamente humano :la his toria t iene una pecul iar t ris teza, una atract iva hermosura, y no hiereal discípulo.

L a L e y d i c t a m i n a b a 4 1 que el blasfemo, el falso profeta, el engañadory seductor fueran lapidados. Decía asimismo que "todo el que es lapidadoes t ambién co lgado"; e l b l as femo l ap idado , después de su muer t e , e ra co l g a d o . 4 2 L a Mishná entra en detal les: "¿Cómo lo cuelgan? Fi jan una vigaen t ierra y un t rozo de madera se ramifica de el la (el R. Obadia de Berte-nora explica: 'Como una clavi ja que sale de la viga en la parte superior ')y las dos manos son atadas a un t iempo, y así lo cuelgan." 4 3

Muy probab lemente , as í e ra l a c ruz romana que no t en ía l a fo rma convencional actual , s ino que se asemejaba a la mayúscula griega y lat ina "T".

3 9 Marcos, 14 : 65; Mateo, 2 6: 67.. 40 Marcos, 14: 66-72; Mateo, 26: 69, 75; Lucas, 22: 55-63.

4 1 Deuteronomio, 13: 7-12; 17: 2-7.*2 Sanh., VI, 4.4 3 Sanh., VI, 4; Sifré sobre Deuteronomio, § 221; ed. Friedmann, 114b.

344

demos t rar e l poder de Roma y l a na tu ra l eza fú t i l de l a au tonomía jud ía entoda cues t ión de impor t ancia po l í t i ca .4 6

Así , pues , a t a ron a Jesús (ha de suponerse que no es tuvo a t ado duran tela indagación judicial prel iminar) y lo l levaron a Pi lato. Algunos miembrosdel part ido sacerdotal fueron con él y explicaron al procurador que el Sanhedr ín hab ía condenado a Jesús por asumi r e l papel de Mes ías , es dec i r , derey de los judíos: ese era todo el sent ido que la palabra tenía para el romano

Pilato.Cuando Pi l a to iba a Jerusa l én duran te l a Pascua , no v iv í a en l a Ciuda-dela de Antonia, s ino, de acue rdo con Josefo, en el Palacio de Herode s (un ade l as t res t o r res ; de e l l as aún queda l a l l amada "Torre de Dav id", aunqueen rea l idad es l a "Torre de Fasae i ") , donde hab ía una "guarn ic ión" o g randes bar racas . 47 Jesús fue juzgado ante Pi lato en el lugar l lamado "el pretor io" (el Cuarto Evangel io da al s i t io de ese juicio el nombre arameo Gábata[ r a S 6 o c 6 a , A i S ó o r p c o t o q ] , q u e s i g n i f i c a " e n l o s a d o " ) . 4 8

El procurador preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Según los t res

4 4 Deuteronomio, 21: 23.4 5 Sanh., loe. cit., T. Sanh., IX, 6-7. Véase Sifré, loe. cii. "¿Pueden ellos colgarlo

vivo como los poderes gentiles? La Escritura dice: Y será matado." Véase tambiénSanh., 46b .

4 6 E. Meyer, op. cit., I, 164-165, II, 451, admite que la presencia de Jesúsrepresentaba un peligro político para la nación y el pueblo, aunque primeramenteno tuviera ninguna idea de rebelión.

4 7 Damián, op. cit., págs. 268-272.4» Juan, 19: 13. H. M. M ichlin (Doar ha-lom, 1921, n. 274) sugiere que

Gabata es una forma corrompida de Gazita; el Cuarto Evangelio habría supuestoerróneamente que Pilato se sentaba a juzgar en el "Salón de la piedra tallada".

3 4 5

 

Sinópticos, la respuesta de Jesús fue: "Tú lo dices" (ZÓ el i tocc;). Respu estacaracterís t ica del Nazareno, incl inado a observaciones breves, agudas y enigmát i cas . E l Talmud y e l Midrash*9 emplean l as mismas pa lab ras , "Voso t ros

dec ís" (]iíi '">as 11Í1K/ esto es, "p ero no yo") cu an do es peligroso o indecoroso decir la verdad. Y así fue la respuesta de Jesús. ¿Qué otra cosa podíaresponder al t i rano extranjero? No añadió ni una sola palabra, y su s i lencioasombró a Pi l a to . 50 El discurso de Jesús y su alegato ante Pi lato detal ladosen e l Cuar to Evangel io no pueden ser cons iderados h i s tó r i cos . 51 Las pa lab rasque se l e a t r ibuyen , "Mi re ino no es de es t e mundo", 5 2 a u n q u e s e a d e c ú a ny son caracterís t icas del cris t ianismo, resul tan imposibles en la boca del judíoJesús .

Los evangel is tas elaboraron aun más el elemento no histórico. SegúnL u c a s , 5 3 Pilato di jo que no encontraba fal ta en el reo, y al oír que éste eragal i leo lo envió a Herodes Antipas, presente en Jerusalén por la Pascua.Aunque Pi lato y Antipas habían sido enemigos, ese día se reconci l iaron.Antipas acogió de buen grado esa oportunidad de ver a Jesús y de pedirleuna señal , pero Jesús permaneció s i lencioso. Entonces Antipas se mofó de él ,lo cubrió con una túnica escarlata y lo envió de nuevo a Pi lato. Una vez más,Pi l a to dec laró que no l e encon t raba fa l t a a lguna , l o mismo que Herodes ; e lromano quería azotarlo solamente y dejarlo i r . Marcos y Mateo ignoran eseepisodio; no le era posible a Pi lato azotar a Jesús y l iberarlo s in más, puesto

¿cómo lo sab ía?) . Los p r inc ipa les sacerdo tes (como s i no tuv ieran ocupaciones más urgentes en víspera de Pascua y de Shabat), inci taron al pueblo

a que pidiera que fuera l iberado Barrabás, y ningún otro.Y es to h i zo e l pueb lo . An te l a p regun ta de Pi l a to : "¿Qué, pues , queré i s

que haga del que l lamáis vosotros (y no Pi lato, ni s iquiera el mismo Jesús)Rey de los judíos?", el los gri taron: "¡Crucifícale!" Y cuando el "apiadado"Pi l a to indagó : "¿Pues qué mal ha hecho?", e l pueb lo con t inuó dando vocesde "¡Crucifícale!" Así fue como el desval ido Pi lato fue "obl igado" a hacerla voluntad del pueblo y a dejar l ibre a Barrabás. A Jesús lo azotó y loentregó para que fuese crucificado. 56

A la nar rac ión de Marcos , Mateo añade 5 7 que Pi l a to " tomó agua y selavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangrede este justo; al lá vosotros. Y respondiendo todo el pueblo, di jo: Su sangresea sobre nosotros y sobre nuestros hi jos". Ni Marcos ni Lucas registran estoúl t imo. El lavado de manos como signo de que esas manos están l impiasde sangre es una cos tumbre especí f i camente jud ía , p rac t i cada en l a ceremonia de " l a becer ra cuya cerv iz fue quebrada". 5 8 ¿Cómo pudo recurr i r a é lun funcionario romano? Más importante, con todo, es la circunstancia de queel derecho de l iberar a un criminal después de su condena sólo pertenecía ale m p e r a d o r ,59 y en conjunto, es de lo más improbable que en ninguno de sus

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que el flagelamiento era una parte esencial e inseparable de la sentenciade crucifixión.64

Mateo , además , nar ra que l a mujer de l p rocurador , mien t ras és t e es t abasen tado en e l t r i bunal , l e mandó dec i r : "No t engas nada que ver con esejus to , po rque hoy he padecido mucho en sueños por causa de é l ." 5 5 T a n t oen Marcos como en Lucas fal ta el hecho; una observación semejante es absolu t amen te improbab le en boca de una mat rona romana, esposa de l a l to fun

cionario.Pero los cuat ro Evangel ios re l a t an unán imemente que , en l a fes t iv idad ,Pi lato acostumbraba l iberar a los judíos un preso que el los pidiesen. En esaocasión, otro rebelde, el celóte Barrabás, que había cometido asesinato, esperaba la crucifixión. Pi lato quiso l iberar al "rey de los judíos", Jesús, "porqueconocía que por env id ia lo hab ían en t regado los p r inc ipa les sacerdo tes" (pero

« / . Kelahn, IX, 4; Ecles. R. sobre Tova Hojmá 'im najdá; Ketuvot, 10 4 a .T. Kelim: Baba Kamá, I, 6.

so Marcos, 15 : 1-5; M ateo, 27 : 1-14.«i Juan, 18: 28-38.82 Juan, 18: 30.63 Lucas, 2 3: 4-16.

64 Tal es la conclusión del Husband, op. cit., págs. 273-274; pero Josefo (Guerras, VI, v, 3) dice que los líderes de Jerusalén entregaron a Ieshu Ben Hannanque había profetizado cosas malas a la Ciudad Santa, al gobernador Albino; éstelo hizo azotar cruelmente y lo dejó en libertad, después de haberse probado q u eestaba loco. El tribuno quiso hacer lo mismo con Pablo (Hechos de los Apóstoles22 : 2 4 - 2 5 ) .

6« Mateo, 27:19.

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cuatro l ibros Josefo no encontrara la oportunidad de mencionar una costumbre tan digna de atención como esa de l iberar un preso antes de la Pascua.

En v i s t a de es t as d i f i cu l t ades , Wend land supone que toda l a nar rac iónsobre Barrabás (en g r i ego Barabbas ) fue tomada de un re l a to de Fi lón deAlejandría referente a la crucifixión de cierto Carabbas, nombre en el cualse cambió por una "b" l a "c" in i c i a l . 60

Además, todo lo que leemos sobre Pi lato en los l ibros de Tosefo y Fi lón

demues t ra que era un "hombre de sangre" , c rue l y t i rán ico , para qu ien a jus t iciar a un simple judío gal i leo no significaba más que matar una mosca, yque estaba de continuo dispuesto a provocar a los judíos de todos losmodos pos ib l es .61 En la narración evangél ica, en cambio, se convierte depronto en un ser pacífico y t ierno, que resis te a la efusión de sangre y estáansioso por salvar a "un justo que perece por causa de su rect i tud". Todoes to es par t i cu larmen te improbab le sab iendo e l romano que e l condenado sel lamaba a s í mismo "el Mesías" (cosa que para Pi lato sólo s ignificaba "reyde los judíos"), según aquél lo había parcialmente confirmado por su convicción entusiasta.

La verdad es que todas las his torias de la oposición de Pi lato a la cruci-

6« Marcos, 15: 6-18.6T Mateo, 27: 24-25.68 Deuteronomio, 2 1: 6-9.5 9 Véase Husband, op. cit., pág. 270.60 "Hermes", 1898, pág. 178; véase también G. Príedlander, The Jewish Sources

of ihe Sermón on ihe Mount, Londres, 1911, págs. xi-xn.6 1 Véase Filón, Delegación a Caius, § 38; Ant., XVIII, nr, 1; IV, i. Guerras,

II , nc, 2. También la pág. 157 y sigs. de este libro.

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fixión de Jesús son completamente no históricas y provienen de fines del sigloprimero cristiano, cuando gran cantidad de gentiles habían abrazado el cristianismo y Pablo ya veía con claridad que el futuro de esa religión dependía

de ellos y no de los judíos, quienes "permanecían inmutables en su incredulidad" y no reconocerían al "maldito de Dios que fue colgado".Además, el Imperio Romano era en ese entonces todopoderoso y resultaba

impolítico irritarlo; los judíos, en cambio, eran débiles, pobres y perseguidos.En consecuencia, los evangelistas consideraron preferible no culpar del asesinato de Jesús a los poderosos romanos, que estaban "cerca del camino de laverdad", sino hacer recaer esa culpa sobre la cabeza de los perversos judíos,que en esa época (inmediatamente después de la Segunda Destrucción) eranenlodados por los pies de sus conquistadores gentiles.

Sólo unos pocos miembros de la casta sacerdotal condenaron a muertea Jesús y lo entregaron a Pilato, fundamentalmente debido a su miedo aese mismo Pilato, y sólo incidentalmente por el fastidio que les provocó la"purificación del Templo", porque Jesús se burló de las "palabras de lossabios", habló mal del Templo y, lo que era más grave, blasfemó al pensarde sí mismo que era el "Hijo del Hombre que vendría en las nubes del cielo"y se sentaría a la diestra de Dios.

Por miedo al tirano romano, los principales judíos de la época entregarona Jesús a ese tirano. Ningún judío desempeñó otro papel en el juicio y la

III. La crucifixión

La crucifixión es la muerte más cruel y terrible que el hombre ideó paravengarse de su semejante. Cicerón 1 la describe como crudelissitnum teterri-mumque stupplickim (la muerte más cruel y horripilante), y Tácito 2 se refiere

a ella como supplicium servile (una muerte vil). Provenía de Persia, dondeaparentemente surgió del deseo de evitar que el condenado corrompiera latierra, que era sacrosanta para Ahura Mazda (Ormuzd). De Persia pasó aCartago, y a través de ella a los romanos, que la empleaban como castigode los rebeldes, esclavos renegados y los tipos inferiores de criminales. Josefo,3

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crucifixión reales: Pilato, el "hombre de sangre", fue responsable del resto.Los judíos, como pueblo, fueron mucho menos culpables de la muerte deJesús que los griegos, como pueblo, de la de Sócrates. ¿Pero quién pensaríaahora en vindicar la sangre del griego Sócrates en sus compatriotas, la razagriega actual? No obstante, durante los últimos diecinueve siglos, el mundoha seguido vengando la muerte del judío Jesús en sus compatriotas judíos,quienes ya han cumplido y continúan cumpliendo la condena con ríos y torren

tes de sangre.

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testigo ocular, relata cómo Tito (que leyó la obra del judío), esa "alegríadel género humano", crucificó tantos judíos cautivos y fugitivos durante elsitio de Jerusalén ¡que faltaba espacio para las cruces y cruces para loscondenados!

De modo que la crucifixión era una pena característica de los romanos.Es cierto que Josefo 4 relata que Alejandro Janneo ordenó la crucifixión(dcvocaTCCUpoOv) de ochocien tos rebelde s fariseos, pero señala q ue ése fue

un acto de crueldad bárbara, con el cual Alejandro imitaba la costumbre gentil.Y es asimismo posible que esa condena no fuera de crucifixión sino de colgamiento, y que Josefo tomara el dato de una fuente extranjera que exageró elincidente (ochocientos crucificados y ocho mil desterrados son cifras redondas sospechables) copiando la palabra us ual entre griegos y romanos.

Por otra parte, es bien sabido que los funcionarios romanos crucificabanjudíos con frecuencia: en una oportunidad, Varo crucificó a dos mil,5 yQuadrato y Félix lo hicieron con muchos otros. 8 Pero afirmar que los judíoscrucificaron a Jesús o que fueron responsables de su muerte por crucifixión,es algo groseramente falso. A lo sumo, sólo algunos de los aristocráticos sadu-ceos participaron en su arresto e indagación preliminar y en la entrega del

1 In Verrem, V, 64.2 Anales, IV, 3, 11.3 Güeñas, V, xr, 1.* Ata., XIII, xrv, 2..5 Ant., XIII, xvn, 10; Guerras, II, v, 2 (final).6 Guerras, II, xn, 6; xv, 2.

349

 

r eo a P i la to . 7 No obstante , e s tando Judea en la dolorosa s i tuac ión de e seentonces , cua lquie ra que pre tendie ra se r e l Mesías no podía de ja r de l leva ra l desas t re a la nac ión y a l pueblo: los "pol í t icos prác t icos" que e ran los sadu-

ceos debían tomar en cuenta e se pe l igro nac iona l .8

No se h izo en e l caso ve rdadera jus t ic ia : n i e l Sanhedr ín n i P i la to inda ga ron con la profundidad suf ic iente pa ra descubr i r que Jesús no e ra unrebe lde ; e l t r ibuna l saduceo no pres tó una a tenc ión esc rupulosa a l hechode que e l Naza reno no e ra "blasfemo", n i " fa lso profe ta" , n i había inc i tadoa la idolatr ía , en el sentido bíblico o de la Mishná. P e r o ¿ c u á n d o o d ó n d eha prevalecido la justicia ideal?

De los dos cargos que el Sanhedrín hizo a Jesús —'blasfemia y pretens iones mesiánicas— Pi la to só lo tomó en cuenta e l segundo. Jesús e ra e l MesíasRey y , desde e l punto de v is ta de l romano, s iendo que no podía posee rninguna noc ión sobre e l a spec to e spi r i tua l de la idea mesiánica hebrea , teníaf rente a s í a l " rey de los judíos" . El lo const i tu ía una t r a ic ión contra e l emperador, para la cual la Lex Juliana, no conoc ía más que un cas t igo: la muer te . 9

Y la muer te en ta l caso presc r ip ta pa ra aque l los qu e fuesen t r a idores r eb e ldesera la crucif ixión.10

El f lagelamiento precedía siempre a la crucif ixión: así nos lo dice Josefoe n d o s o p o r t u n i d a d e s . 11 Este e ra un cas t igo hor r ib le , que reduc ía e l cue rpodesnudo a j i rones de ca rne despe l le jada y a ca rdena les inf lamados y san

ákub; Gundelia Toumefortíi) ls o "e s p in o j u d í o " ( á x ó c v O i v o v c r t é c p a v o v ) ; 14

no e ra "una corona de e spinas" , pues to que la in tenc ión no consis t ía en he r i rsu cabeza s ino en bur la r se de su ca rác te r de " rey" , a taviado con una "corona" .

Lo sa ludaron mofándose ( " ¡Sa lve , r ey de los judíos!" ) , lo golpea ron en lacabeza con una caña (e l ce t ro r ea l ) , lo e scupie ron y de rodi l la s le h ic ie ronreverenc ias . Después de bur la r se de e s te modo, le qui ta ron la púrpura , lepusie ron sus propias ves t iduras , y lo saca ron pa ra c ruc i f ica r lo . 15

No hay duda de que la ruda soldadesca romana e ra capaz de e sas payasadas c rue les , conside rándolas adecuadas pa ra mofa r se de toda la nac iónjudía en la pe r sona de su " rey" , 16 pero es cues t ionable que los hechos hayansido los que desc r iben los Evange l ios : e l t iempo e ra poco, y la e s t r ic ta d isc i p l ina de l e jé rc i to imper ia l seguramente no pe rmit ía a los so ldados más que obedece r órdenes , e spec ia lmente en e l caso de un pr is ione ro pol í t ico impor tante .

Los romanos , en o t ra conside rable muest ra de su c rue ldad, ins is t ían genera lmente en que aque l los que "sa l ían a se r c ruc i f icados" 17 llevaran sobre sushombros la c ruz en que habr ían de mor i r . 18 Pero a Jesús, después de la larga

noche y de l f lage lamiento , la s fue rzas lo abandonaron comple tamente : comola mayor pa r te de los "Rabíes" e ra probablemente un hombre de lgado yextenuado. De modo que cuando los so ldados que lo e scol taban encontra rona S imón de C irene (C irena ica , Á f r ica ) , un habi tan te de Jerusa lén (cuyoshi jos Ale jandro y Rufo se habr ían unido poste r iormente a los c r is t ianos) 19

"que venía de l campo" (de ta l le que demuest ra que no e ra d ía f e s t ivo , aun

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grantes . Poste r iormente la s manos de la v íc t ima e ran c lavadas a la p iezat ransve rsa l de la c ruz , y sus p ie s a tados (o c lavados también) a la base ,de jando a la v íc t ima incapaz de ahuyenta r la s moscas y mosqui tos que seposaban sobre su cue rpo desnudo, s in poder evi ta r la sa t is facc ión públ icade sus neces idades na tura le s : nada podía se r más hor r ib le y a te r rador .Sólo los romanos , cuya c rue ldad sobrepasaba la de los anima les de rapiña ,pudie ron e legi r e se r epugnante modo de a jus t ic ia r ; nunca podr ían haber lo

ideado los judíos : n i los f a r iseos ( cuyo axioma e ra : "e l ige pa ra é l una muer tefác i l" ) , n i sus contemporáneos más duros , los saduceos . 1 2

Después de l f lage lamiento , Je sús fue ent regado a los so ldados romanos .Los Evangelios describen cómo la tosca soldadesca romana lo r idiculizó: lovis t ie ron de púrpura y le pus ie ron una corona te j ida de ákábit ( en a rábigo,

T L. Pralíppsohn, Haben die Juden toirklich Jesum gekreuzigt?, Bonn, 1866;E. G. Hirsch, Crucifixión from ihe JeuH sh Point of View, Chicago, 1892.

8 Husband (op. cit., 182-233), erudito cristiano, admite que ni la indagaciónjudicial del Sanhedrín ni la sentencia de Pilato fueron contrarias a la ley; ya hemosmencionado que E. Meyer (op. cit., I, 164-165) reconoce que la aparición de Jesúsconstituía un peligro político y que quienes lo entregaron a Pilato temían una revolución real: no aprovechaban meramente la oportunidad de desembarazarse de unrival religioso de peligro (véase también op. cit., I I , 451) .

» Husband, 231-232.io Suetonio, Vespasianus, § IV; Claudias, § XXV.i i Guerras II, xrv, 9; V, J O , 1; véase también Titus Livius, XXXIV, 26.w T. Sanh., IX, n; Sanh., 45a, 52a; Sota, 8b ; Pesajim, 75a; Ketubot, 3 7 b ;

B. Kama, 51a.

3 5 0

que no se d ice s i había t r aba jado o e s taba caminando) , lo obl iga ron a ca rga rla c ruz . Desde e l pre tor io de P i la to en la Tor re de Fasae l , fue ron a l Gólgota(as í l lamado porque e ra una col ina en forma de calavera, y no por ser el lugarde e jecuc ión y e s ta r l leno de c ráneos humanos) . El genera l Gordon ubica e ls i t io ce rca de la "Cueva de Je remías" , c ien ya rdas a l noroes te de la pue r tade Herodes , en e l monte conoc ido por los judíos como "Lugar de l Apedrea m i e n t o " 2 0 próximo a la l lamada "Tumba de l Ja rdín" .

Hay dif icultades en el modo de identif icar el sitio de la Iglesia del SantoSepulcro con el sitio real de la crucif ixión, pues un lugar de ejecución ymenos aún un luga r de ente r ramiento , pos ib lemente no podía exis t i r dentro

13 Dalman, op. cit., 210-211, piensa que es posible que se tratara del espinopalestino común, que tiene flores redondas y grueso cáliz azulado.

" Así explica el A. Mazié de Jerusalén el nomb re hebreo akantus (que laSeptuaginta traduce por ócKav8cu, adorno común de las sinagogas de Galilea).(Véase su Soba Iehudit en Kobetz ha-Jevrá ha-Ivrit la 'jakirat Eretz Israel v'atikteha,I, 40-42; en la página 39 se presenta la figura del espino judío.)

15 Marcos, 15: 17-20.16 Véase Guerras, V, x, 1.1 7 Expresión que se encuentra en el Midrash; véase Sifré sobre Deuteronomio,

§ 308, ed. Friedmann, 133b; Mejilta, Itro, Ba-Jodesh, § 86, ed. Friedmann, 68b.Midrash Tehilim (Shoher too), 45, 8, ed. Buber, pág. 270; Esther R. (comienzo),

passim.i 8 También se menciona el hecho en el Midrash: "Como uno lleva su cruzsobre sus hombros" (Gen. R., § 56); Midrash Sejel Tov, Breshit, 22, 6, ed. Buber,pág. 61; Pesijta Rabbati, 31, ed. Friedmann, 143b.

i» H echos, 19: 33; Romanos, 16: 13.20 Sanh., VI, 1; T. Sanh., IX, 5-6.

351

 

de la c iudad, debido a la s r egulac iones sobre lo puro y lo impuro. Hemosaprendido que "no to le raban que e l muer to pe rmanec ie ra en Je rusa lén , n ide jaban en e l la los huesos de los hombres . . . n i const ru ían a l l í sepulc ros ,excepto la s tumbas de la casa de David y la de la profe t isa Huida" 2 1 y, aunmás de f in idamente , 22 que "no ente r raban en e l la a l muer to" . 2 3

N o o b s t a n t e , D a l m a n 2 4 sos t iene que e l Gólgota e s taba en e l s i t io ac tua lde l Santo Sepulc ro , y que , hac ia e l f in de l pe r íodo de l Segundo Templo,bordeab a e l camino pr inc ipa l . Conside ra que Kr i^ b ' J e s f iny urbi "Terraplén de Goa", un lugar al sur de Jesusalén.^s p e r o € S t a úl t ima teor íaes improbable , y la pr imera surge de un in tento de jus t i f ica r una t r adic iónaceptada . Según una ant igua baratía, "cuando un hombre sa le a se r muer to ,e l los le pe rmiten que beba un grano de inc ienso en una copa de v ino pa raadormecer sus sent ido s . . . la s muje res r icas de Je rusa lén acostum brabancontribuir con estas cosas y llevarlas". 26 Marcos seña la la misma cos tumbre

cuando dice : "Y le d ie ron a bebe r v ino mezc lado con mir ra (ÉojJ tupvia jAÉvovo í v o v ) , m a s é l n o l o t o m ó . " 2 7

Debido a e sa compasión que " la s muje res r icas de Je rusa lén" mostrabanpor e l condenado, Lucas desa r ro l ló una t r adic ión según la cua l de t rá s deJesús iba "una gran mul t i tud de mujeres que l loraban y hac ían lamentac iónpor él", e hizo que Jesús dir igiera todo un discurso a "las hijas de Jerusalén",

de é l cuando "vin ie ra a su re ino" , r ec ib iendo la promesa : "hoy es ta rás conmigo en e l Pa ra íso") , y que uno de los so ldados extendió a Jesús , con unacaña , una esponja impregnada en v inagre (Mateo 3 2 esc r ibe "vinagre mezc lado con mir ra") . Los pasa jes involuc rados de los Sa lmos son: "Repar t ie ronentre s í mis ves t idos y sobre mi ropa echaron sue r te" . . . "Me pusie ron, ade m á s , h ié l por comida , y en mi sed me die ron a beber v inagre ." 3 3 El ve r s ículode I sa ía s e s : "por cuanto de r ramó su v ida has ta la muer te , y fue contadocon los pecadores , habiendo é l l levado e l pecado de muchos y orado porlos t r ansgresores" .3 4

Sobre la cabeza de Jesús , en la c ruz había una insc r ipc ión que segúnLucas y e l cua r to Evange l io e s taba en t r e s id iomas: hebreo (o a rameo) ,gr iego y la t ín . Dec ía "El Rey de los judíos" , según Marcos: "Este e s Jesús ,e l Rey de los judíos" , según Lucas , o "Jesús de Nazare t , Rey de los judíos" .Las pa labras " rey de los judíos" son comunes a todos los Evange l ios . Se

inf ie re c la ramente que Jesús fue c ruc i f icado como Mesías Rey, lo que , pa ralos no-judíos, no signif icaba más que "rey de los judíos".

Esto hace insos tenible la h ipótes is de que e l Ga l i leo no se dec la ró Mesíasni siquiera en el f inal, y que siguió siendo sólo un Ra b farisaico, un profetaapoca l íp t ico , o un "precursor de l Mesías" . Fue entregado a P i la to como fa lsoMesías , y como ta l lo h izo c ruc i f ica r e l procurador . El a s tu to t i r ano no pudo

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cosa que , en un hombre en su s i tuac ión, e s inconcebible .Igua lmente inconcebible e s la noble sentenc ia que Lucas a t r ibuye a l

Nazareno: "Padre , pe rdóna los , porque no saben lo que hacen." 2 9 H a p a s a d oa ser clásica; provino de la boca de Jesús, pero no en tales terr ibles circunstancias; falta tanto en Marcos como en Mateo.

Los o t ros inc identes r e la tados por los t r e s S inópt icos fue ron in t roduc idospara que se cumplieran ciertos pasajes de los Salmos y de Isaías. Así se dice

que los so ldados repa r t ie ron entre e l los los ves t idos de Jesús , echando sue r tes; que junto con él crucif icaron a dos ladrones, uno a la derecha y otro a laizquie rda ; que ambos ladrones ( según Mateo) 3 0 se sumaron a los sace rdotes ,e sc r ibas y pe r sonas que pasaban, en la s in jur ia s a Jesús ( aunque segúnLucas 31 sólo uno de los ladrones injurió a Jesús, mientras que el segundo, "elladrón a r repent ido" , le habló bondadosamente y le p id ió que se acorda ra

2 1 T. Negaim, VI, 2; véase B. Rama, 82b.2 2 Av. d'R. Natán, ed. Schechter, versión II, 39, 54a; véase también versión I,

35 , 52b.2 3 Sobre este tema, véase la sección adicional en Krauss, Kadmoniyot ha-Talmud

(la versión hebrea, Odesa, 1914), I, 92-113; allí se responde a A. Büchler, RE],LXII, 30-50, LXIII, 201-215.

2 4 Véase su artículo Golgotha und das Grab Christi {Falastina-Jáhrbuch, 1913,

IX, 98-122) y su Orle und Wege Jesu, págs. 276-305.25 Jeremías, 3 1: 38.26 Sanh., 43a ; Avel Rabati (Semajot) , II , 9.2 7 Marcos, 15: 23.28 Lucas, 23: 27-31.29 Lucas, 23: 34.so Mateo, 2 7: 44.31 Lucas, 23: 39-43.

352

pr iva r se de l p lace r de e sca rnece r a la nac ión judía por medio de una insc r ipción sobre la cruz: "¡He aquí como los romanos infligimos la más ignominiosa de la s muer te s a e s te l lamado Rey de los judíos!"

La crucif ixión, comenzó, según el sistema horario oriental, a "la tercerahora" de l d ía , e s dec i r , a la s nueve de la mañana ; cont inuó has ta " la novena hora", esto es, las tres de la tarde. La muerte por crucif ixión generalmente

no sobrevenía tan rápido: por muchas fuentes sabemos que a veces ta rdabados d ías o más . Es to demuest ra que Jesús e s taba muy débi l . Los hor r ib le ssufrimientos f ísicos desbordaban su poder de resistencia, y es dif ícil que lospadec imientos e spi r i tua les fue ran menores .

¡El Mesías , c ruc i f icado! ¡El "Hi jo de l Hombre" colgado (y por e l lo "maldi to de Dios") por paganos inc i rcunc isos , s in que l lega ra ayuda de lo a l to!¡El Dios grande y bondadoso, Padre de todos los hombres , su propio PadreCelestial, especialmente próximo a él, amado Hijo y Mesías, ese Dios noacudía a ayudar lo , a l ibra r lo de la agonía , a sa lva r lo mediante un milagro!¡El sueño de su v ida se había desvanec ido: la obra de su v ida se marchitaba ! Este pensamien to e ra in to le rable . . . En la te r r ib le zozobra de sucorazón reunió todas la s fue rzas que le quedaban y gr i tó , en su lengua mate rna , en e l lengua je de l l ibro que más había amado: "Dios mío, Dios mío,

¿Por qué me has desamparado?" Mateo y Marcos 3B conservan en transliterac ión gr iega la s mismas pa labras , cas i con su pronunc iac ión hebreo-a ramea :

3 2 Mateo, 27: 48 (en las mejores versiones).38 Salmos, 22 : 18; 64: 21 .3* Isaías, 53 : 12.36 Marcos, 15: 34; Mateo, 27 : 46.

3 5 3

 

Eloi, Eloi, ¿lama sabajtani?36 Wilhelm Brand t ha fo rmulado l a observación de que un hombre que sufre terribles torturas en la cruz "no efectúacitas", y que el versículo del salmo del que proviene la exclamación fue lafuente de la leyenda sobre los soldados que echaron suertes por las vest i duras de Jesús . Es t e , s in embargo , es t aba t an penet rado de l esp í r i t u de l aEscri tura que comenzó y concluyó su carrera (en el baut ismo y la crucifi xión) con ci tas de aquél la. En conjunto, es improbable que la Iglesia pusieraun versículo como ése en boca de Jesús s i él no lo hubiera pronunciadorea lmen te : hay en esas pa l ab ras un desacuerdo con l as c reencias c r i s t i anasreferentes a Jesús y a sus sufrimientos. Tanto Marcos como Lucas relatan quequ ienes es t aban en to rno de l a c ruz , cuando oyeron que Jesús p ronunciabaElóhi o Eli, creyeron que l lamaba a El ias , y di jeron: "Dejad, veamos si vieneElias a bajarlo."

Lucas, s in embargo, quien no encuentra que ese versículo sea propio deJesús , el Hi jo de Dios , l o reemplaza por o t ro más adecuado : "Padre , en tus

manos encomiendo mi esp í r i t u ."

3 7

El Cuar to Evangel io no menciona n ingúnllamado a Dios: estaría fuera de la naturaleza del Logos. Finalmen te , venc ido por los su f r imien tos , J esús d io una g ran voz . . . y en t regó e l esp í r i t u .A c i er t a d i s t ancia de l a c ruz es t aban Mar ía Magdalena , Mar í a , l a madre deSantiago el Menor y de José, Salomé y otras mujeres, que habían seguido alMaestro desde Gali lea. Los discípulos varones temían permanecer cerca del

r e o . El romano se so rp rend ió de que hub iera muer to t an p ron to , y qu i so queel centurión que controlaba la crucifixión verificara la not icia. El centuriónlo hizo y Pi lato cedió el cuerpo de Jesús a José de Arimatea, el que, según

parece , e ra una persona impor t an te en Jerusa l én .José compró la mortaja, envolvió el cuerpo y lo colocó en una tumba ta

l lada en la roca, s imilar a muchas que se conservan hasta la actual idad.Según la regla de la Mishná*1 los ajust iciados por orden del t ribunal noeran en ter rados en tumbas p r ivadas , s ino en o t ras apar t adas por l a co r t e .Pero Jesús no fue ejecutado por orden del t ribunal judío, s ino de las autor idades romanas ;* 2 se t ra t aba , además , de un caso de emergencia . Has ta l aen t rada de l s epu lcro se h i zo rodar una pesada p i ed ra , como l as que ahoraencon t ramos en muchas cuevas - tumbas pa les t inas (por e j emplo , en l a "Tumbas de los reyes", 2«in"fl ,2" ,3^ll3 ÍH57D, l lamada erróneamente por los judíosVISE? iO^O m y » ) - Y as í concluyó el en t i e rro de Jesús .4 3 Aquí t e rmina l avida de Jesús y comienza la his toria del cris t ianismo.

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lugar, por miedo de que se los sospechara de haber estado vinculados con elcrucificado Jesús.

Las mujeres no t en ían ese t emor : nad ie en Or ien te habr í a p res t ado a t en ción a una discípula. Podemos imaginar lo que pensaban y lo que sufrían,y cuál era el estado mental de todos los seguidores de Jesús. El sueño deun reino donde el los se sentarían en doce t ronos para juzgar a las doce t ribusde Is rae l hab ía quedado reducido a l a nada . E l rey soñador , e l Mes ías

R ey . . . e ra "un co lgado , mald i to de Dios" . Hab ía muer to ignomin iosamentea manos de los gen t i l es . . .Ya era t a rde , y es t aban en "v í spera de Shabat" ( según Marcos y Lucas ) ; 3 8

t ambién era v í spera de Pascua . Deb ían , en consecuencia , ap resu rar e l en t ierro del crucificado. La costumbre en Persia, Cartago y Roma era dejar elcuerpo en la cruz, como al imento para las aves del cielo. Es dudoso queincluso los romanos siguieran esa costumbre en Judea. 3 9 Respetaban has t ac i er to pun to e l mandamien to de l a Tora: "Su cuerpo no quedará toda l anoche", especia lmen te cuando , como en es t e caso , s e t ra t aba de un ind iv iduoimpor t an te . Uno de los ancianos de l Sanhedr ín , José de Ar imatea , qu ien ,según los Evangel ios, 40 "t ambién esperaba e l re ino de Dios" , s e apersonó aPilato (probablemente a pedido de los discípulos) y pidió el cuerpo del

3 « Salmos, 2 2: 2.87 Lucas, 23 : 46.«8 Marcos, 15: 42; Lucas, 2 3: 54.3» Véase Guerras, IV, v, 2.•40 Marcos (1 5: 43 ) y Lu cas ( 23 : 50- 51). Según Mateo (27:57) era "uno do

los discípulos de Jesús", cosa difícil de creer.

3 5 4

« Sanh., VI, 5.4 2 "A los ejecutados por la autoridad romana no se les niega ningún privilegio"

(Avel Rabati, o Semajot, II, 11).4 3

Mo'ed Katan, 27a; Shabat, 152b. En relación con esto es importante labaratía que dice: "Ocurrió a uno de Bet Dagan en Judea que murió en vísperade Pascua, que ellos fueron y lo sepultaron, y los hombres fueron y ataron uncordel sobre la piedra rodada; desde afuera los hombres tiraron y las mujeresentraron y lo enterraron; y los hombres fueron y realizaron los ritos de víspera dePascua" (T. Ahüot, III, 9; Sifré Zuta, Jukat, XX, 16, ed. Horowits, Kovetz, ma'aseTannaim, Leipzig, 1917, III, 313).

3 55

 

IV. El re la to de la resurrección

La tragedia tuvo un "epí logo": de otro modo, el cris t ianismo nunca habría s ido posible.

Las dos Mar í as (y t ambién , s egún Lucas , 1 Juana, la mujer del mayor

domo Chuza) s iguieron a José de Arimatea, que les indicó la tumba. Lost iernos sent imientos de estas mujeres ardie ntes no podían reposar: todavíahabía que cumplir deberes con el pobre cadáver crucificado de su señor ymaestro. Vieron el sepulcro desde cierta dis tancia, pensando que cuando hub iera pasado e l Shabat comprarían especias aromáticas y ungirían el cuerpoherido. Tal parece haber s ido la costumbre judía: "Ellos podían ungir y

2

no t iene nada maravi l loso que contar con respecto a la resurrección delN a z a r e n o .

P e r o M a t e o 8 narra que María Magdalena y la otra María corrieron "congran gozo" a decir a los demás discípulos que la tumba estaba vacía, quese les había aparecido un ángel , y que en el camino habían visto al propioJesús , quien les repi t ió las palabras de aquél . Para explicar el vacío del sepulcro, Mateo da toda una historia, que no aparece en los otros Evangel ios.Según el la, ' los principales sacerdotes y fariseos" informaron a Pi lato, enShabat, que Jesús , "aquel engañador" , hab ía d i cho en v ida que habr í a deresuci tar al cabo de t res días . Propusieron al procurador que fuera dispuestauna guardia y que la entrada del sepulcro se clausurara con el sel lo deellos, por miedo de que "los discípulos fueran de noche, lo hurtaran y di jeranal pueblo: resuci tó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que elp r imero".

Pi lato concedió la autorización. El primer día de la semana, "unos de laguardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de

todas las cosas que habían acontecido. Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros:Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos.Y si esto oyere el gobernador, nosotros lo persuadiremos, y os pondremos asalvo. Y el los, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Estedicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy". 6

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desenvolver al muerto en Shabat."" Así pensaban demos t rar su amor pore l muer to .

Era imposible l levar a cabo ese plan el Shabat: exist ía la dificul tad deapartar la piedra, lo cual hubiera s ignificado trabajar en el día de reposo;t ampoco en Shabat o fiesta se podía comprar o vender (por eso Lucas diceque prepararon las especias en la víspera). 3 De modo que fueron a l atumba en las primeras horas del primer día de la semana (según Marcos, 4

Salomé acompañaba a las dos Marías; según Lucas, la tercera mujer eraJ u a n a ) .

Tenían miedo de no poder apar t ar l a p i ed ra , pero , para su asombro , en contraron la piedra corrida y vacía la tumba. Un joven vest ido de blanco(un ángel) estaba sentado en el la, y les di jo: "Jesús se ha levantado; no estáaquí .. . id , decid a sus discípulos y a Pedro, que él va delante de vosotrosa Gali lea: al l í lo veréis , como os di jo."

Las mujeres se asustaron sin medida: "porque les había tomado temblory espan to (xpó^icx ; KCt i EKaxaaic ; )" . Huyeron ráp idamente y no d i j e ron"nada a nadie, porque tenían miedo". Tal es la versión de Marcos y, con l igerasvar i an tes , t ambién l as de Mateo y Lucas . En es t e pun to (desde 16 :9 has t ael final del capí tulo) Marcos presenta lo que es sólo una adición tardía: asícomo habla poco de los prodigios que acompañaron al nacimiento de Jesús,

1 Lucas, 24: 10.2 Shab., XXIII, 5.8 Lucas, 23 : 54-56.4 Marcos, 16: 1.

3 56

E l Toldot Ieshu dice efect ivamente tal cosa: por más tarde que datemosel Evangel io según Marcos, el relato debe ser muy primit ivo. Algunos estudiosos cris t ianos han supuesto que los judíos ret i raron el cuerpo durantela noche y lo sepultaron en algún lugar desconocido, para que el sepulcrotal lado en la roca no pudiera t ransformarse en un lugar santo. Pero no esprobable que tal temor surgiera en aquel t iempo; un "Mesías crucificado","un maldi to de Dios que fue colgado" const i tuía una idea tan repelente para

los judíos que nunca habrían imaginado la posibi l idad de que exist iera alguien capaz de venerar su tumba. Es igualmente difíci l suponer que los discípulos mismos hurtaron el cuerpo: durante los primeros días posteriores ala crucifixión quedaron demasiado aterrados por la horrorosa muerte de suMesías. De haberlo hecho el los durante la noche, con miras a anunciar a lajornada siguiente que Jesús había retornado a la vida, nos veríamos obl igadosa admit ir que su creencia en los días que vinieron fue absolutamente unfraude y ard id .

Esto es imposible: la impostura deliberada no es la materia con quese creó la rel igión de mil lones de seres humanos. Debemos suponer que elp rop ie t ar io de l a t umba, José de Ar imatea , pensó que era improp io que uncrucificado yaciera en su sepulcro heredi tario. Solamente Mateo dice que latumba era nueva, tal lada en la roca especialmente para Jesús el Mesías (asícomo el pol l ino sobre el que Jesús montó nunca había l levado a nadie). De

s M ateo, 28: 8.« Mateo, 27: 62-66 y 28: 11-15.

3 5 7

 

modo que José de Ar ima tea sec re tamente r e t i ró e l cue rpo a l té rmino de lShabat y lo sepul tó en una tumba desconoc ida . Pues to que é l e ra , según losEvange l ios , "uno de los d isc ípulos de Jesús" , o "uno que espe raba o buscaba

e l r e ino de Dios" , hubo c ie r to grado de ve rdad en la a fi rmac ión d ivulgadapor los judíos , aunque en lo pr inc ipa l se t r a tó de la invenc ión ma l ic iosa deenemigos incapaces de expl ica r e l "milagro" .

El hecho de que la s muje res fue ran a ungir e l cue rpo demuest ra que n iellas ni los otros discípulos esperaban la resurrección, y que Jesús no leshabía d icho ante r iormente que habr ía de re suc i ta r . En e l Evange l io de Mar cos, que es e l más ant iguo, leemos que la s muje res temían dec ir que ha l la ron la tumba vac ía y que se le s había apa rec ido un ánge l . Debe , a s imismo,recorda rse que una de la s que v ie ron a l ánge l e ra Mar ía Magda lena , "de laque Jesús expulsó s ie te demonios" , 7 es decir , una mujer que sufría de histe r ia has ta e l borde de la locura . 8 Fina lmente no pudo contene rse y d i jo loque había v is to .

Entonces los apósto les , con Pedro a la cabeza , r ecorda ron pa labras de

Jesús, en el sentido de que "ir ía delante de ellos a Galilea". Judas Iscar io te , desde luego, los había abandonado. Mateo 9 dice que és te se a r repin t ióde su traición, devolvió las treinta monedas de plata y, como Ahistofel, seahorcó. Otra na r rac ión nos d ice que no comet ió su ic id io , s ino que mur ió hor r ib lemente "a manos de l c ie lo" . 10

Los otros discípulos fueron a Galilea, "al monte donde Jesús les había

Jesús apa rec ió nuevamente a sus d isc ípulos , y e l los , "e spantados y a te -•mor izados , pensaban que ve ían un espí r i tu" , pe ro é l le s h izo ve r y pa lpa rsus manos y sus p ie s , "porque un espí r i tu no t iene ca rne n i huesos" . Comió

con e l los pa r te de un pez a sado e inc luso los condujo has ta la c iudad deB e t a n i a .1 3

E l C u a r t o E v a n g e l i o 1 4 añade o t ros inc identes s imi la res , en e spec ia l lahis tor ia sobre "Tomás (Dídimo) e l inc rédulo" , quien d i jo que no c ree r ía "s ino v ie re en sus manos la seña l de los c lavos y me t ie re mi mano en e l luga rdo los c lavos" . 15 Esto demuest ra que inc luso entre los apósto les hubo quienesa l pr inc ip io no es taban convenc idos de la r e sur recc ión; Mateo d ice , expl íc i t a m e n t e , " p e r o a l g u n o s d u d a b a n " . 16

Una vez más es imposible suponer que se t r a taba de una imposturaconsc iente : e s ta f e de mil lones de hombres y d iec inueve s ig los de ant igüedadno se fundó en la impostura . No puede cues t iona rse que a lgunos de los a r dientes galileos tuvieron una visión de su señor y Mesías. Que tal visión fueespir i tua l y no ma te r ia l surge con evidenc ia de l modo en que Pablo com

para la suya con la s de Pedro , Sant iago y los o t ros apósto les . 17 E n l o q u erespec ta a Pablo , sabemos por los Hechos de los Apósto les 1 8 y por su propior e l a t o 1 9 que no se le apa rec ió ca rne y sangre , s ino una v is ión "nac ida de lal u z " u n a " v is i ó n c e l es t i al " ( o ó p á v i o q Ó T t x a a í a ) , e n l a cu a l D i o s " r e v e ló as u H i j o e n é l " ( á i r O K a X ó i p a i t ó v u i ó v CXÓTOG é v á j i o í ) . 2 0 En consecuenc ia , una v is ión que Pablo compara de l ibe radamente con la suya e ra só lo de

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o r d e n a d o " .1 1 Es dec i r , que Jesús le s había seña lado de antemano un luga rde reunión (desde luego, durante su v ida ) d ic iéndoles que entonces ( a d i fe renc ia de lo que ocur r ió cuando envió a sus apósto les desde Capernaum)necesitaban bolsa, alforja e incluso espada. 12

Después de su muer te y de que la s muje res , f ina lmente , r e la ta ran suvisión, Pedro primero y luego los otros apóstoles vieron, asimismo, al Nazareno (como le ocur r ió más ta rde a Pablo) , mientras se d i r ig ían a l monteseña lado de Ga l i lea . El d iscurso de Jesús , que apa rece a l f ina l de Mateo, e smuy ta rd ío y e s tá l leno de e spí r i tu paul ino . Lucas y e l Cuar to Evange l iodesconocen la apa r ic ión en Ga l i lea , pe ro sos t ienen que Pedro cor r ió a l se pulc ro y encontró solamente los l ienzos que habían se rvido de mor ta ja .

Lucas ofrece, asimismo, un arráyente relato, según el cual dos de losdisc ípulos iban de Je rusa lén a Emaús y se encontra ron en e l camino conun hombre que le s expl icó y demostró fundándose en la Ley de Moisés ylos profetas que los sufrimientos de Jesús eran una señal de su mesiazgo;cuando l lega ron a Emaús, e l nuevo compañero , a r equer imiento de e l los , losacompañó a comer . Cuando é l pa r t ía e l pan, advir t ie ron que se t r a taba deJesús , que inmedia tamente se desvanec ió .

7 Lucas, 8: 2.8 Cf. Mateo , 12 : 45.9 Mateo, 27: 3-10.io Hechos , 1: 18.1 1 Mateo, 28: 16.12 Lucas, 22 : 35-38.

3 6 8

na tura leza e spi r i tua l . Esa v is ión se t r ansformó en la base de l c r is t ianismo:fue t r a tada como prueba ve raz de la Resur recc ión de Jesús , de su Mesiazgoy de la proximidad del reino de los cielos. De no ser por tal visión, el recue rdo de l Nazareno se habr ía pe rdido comple tamente o conse rvado sóloen un conjunto de e levados preceptos é t icos e h is tor ia s de milagros .

¿Podía la mayor pa r te de l pueblo judío fundar su c redo en semejantep i e d r a b a s a l ?

13 Lucas, 24: 12 hasta el final.14 Juan, 20 y el agregado cap. 21.

IB Juan, 20: 24, 29.le Mateo, 28: 17.« I Corintios, 15: 5-8.1 8 Hechos, 9: 3.i» Hechos, 26: 19.2» Gálatas, 1: 16. Cf. J. Klausner, Historia IsraeUth, IV, 81-84.

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Libro Octavo

La doct r ina de Jesús

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I . Nota general

Jesús no fue un fi lósofo que ideó un nuevo sis tema teórico de pensamiento. Como los profetas hebreos y los sabios del t iempo del Talmud hastala conclusión del período español , lanzó ideas ét icas y rel igiosas que concernían estrechamente a la conducta en la vida ordinaria, cot idiana; lo hizosiempre que la ocasión lo just i ficaba. Algo podía ocurrir: Jesús ut i l iza laoportunidad para extraer una lección rel igiosa o moral . Sólo raramente en

señó por la enseñanza misma o reunió pensamientos, sentencias y proverbiosno vinculados con algún hecho específico, como los Proverbios de Ben Sira olas homil ías incidentales del Talmud y del Midrash.

Marcos, por ejemplo, ofrece muy pocas sentencias no asociadas con hechosespecíficos. Pero exist ió, antes del Evangel io de Mateo, una colección desen tencias (Logia) que ese Evangel io t ransmite, en selecciones más largaso cortas , como puntos de interés independiente (por ejemplo, el Sermón

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de la Montaña y la arenga contra los fariseos). Lucas s igue en parte el uso deMarcos y en parte el de Mateo. En consecuencia, en la parte de este l ibrodedicada a t ratar en detal le sobre la vida de Jesús también, necesariamente,introdujimos la mayor parte de sus enseñanzas.

No es, por lo tanto, necesario que en esta sección incluyamos todo lo queJesús enseñó: bastará con hacer un estudio breve de los principios de la

doct r ina que ya hemos expues to y complementar lo con pun tos no t ra t adoshas t a ahora . De modo que no debe so rp render que nues t ro t ra t amien to dela doct r ina de Jesús parezca co r to en comparac ión con l a de t a l l ada b iografía, o que en él repi tamos muchas materias ya tocadas. Esto es inevi table,en vista de la naturaleza del tema y del modo de enseñar de Jesús; el mismohecho ha obl igado a la mayoría de los autores que han escri to sobre la vidadel Nazareno a ensamblar la enseñanza en la vida, en lugar de dedicarleuna sección especial .

La meta de este l ibro (que no es sólo presentar la vida de Jesús, s inotambién explicar por qué su enseñanza no resul tó aceptable para la naciónde la que él surgió) exige una sección especial dedicada a la doctrina. Perono es necesario que sea muy extensa, después de nuestro t ratamiento minucioso de la vida, que ha incluido la mayor parte de la doctrina. Infortu

nadamente, es imposible en esta sección mantenerse dentro de los l ímitesdel saber puro, objet ivo (según ha s ido nuestro propósi to en las páginas precedentes). El alegato y la teorización son inevi tables, no por amor a losmismos, s ino por la propia naturaleza del caso.

3 6 3

 

II. El judaismo de Jesús

A pesar de la animosidad con que Jul ius Wellhausen t rata generalmentesobre el judaismo farisaico, tanaítico e incluso prof ét ico, él es respons ablede la s iguiente opinión osada: "Jesús no fue un cristiano; fue un judío. N opredicó una nueva fe, s ino que enseñó a los hombres que hicieran la voluntadde Dios y, en su opinión, como en la de los judíos, la voluntad de Dioshabía de encontrarse en la Ley de Moisés y en los otros l ibros de la Escritu ra ." 1 ¿Cómo podía haber s ido de otro modo? Jesús derivó todos sus conocimientos y puntos de vista de la Escri tura, y a lo sumo de unos pocosescritos apócrifos y scudoepigráficos, y de la agadá y el Midrash palest inosen la forma primit iva con que eran corrientes entre los judíos. Siempre debe

ordenado Moisés .3 También p rescr ib ió que e l hombre l l evara l a o f rendadebida, pero s i había perjudicado a su prój imo no debía presentarla hastahaberse reconci l iado con él . 4

No se opuso al ayuno ni a la oración: sólo exigió que se hicieran sinexhibición ni jactancia. 5 Cuando objetó el divorcio en general , y sus discípulosle preguntaron: "¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio a lamujer y repudiarla?", su respuesta no fue que había venido a suprimir nadaen la Ley de Moisés, s ino: "Por la dureza de vuestro corazón os escribióe s t e m a n d a m i e n t o " 6 (y as í es p rec i samente como in t erp re t a Maimónides e ls is tema sacrificial). Respetó las leyes ceremoniales como observante judío:vest ía con "franjas",7 fue a Jerusalén a guardar la fiesta de los panes s inlevadura, celebró el Seder, bendijo el pan y los pastel i l los s in levadura, part iéndolos a continuación; pronunció la bendición sobre el vino; sumergió lasdiversas hierbas en el faroset, bebió las "cuatro copas" de vino y concluyócon el Hattel.

La queja de que no observaban es t r i c t amen te e l Shabat y desprec iaban

el lavado de manos se dirigió contra los discípulos: él mismo parece habercumplido las reglas al respecto. Cuando los envió a predicar la venida delMesías, di jo a los discípulos: "Por camino de gent i les no vayáis , y en ciudadde samari tanos no entréis , s ino id a las ovejas perdidas de la casa de Israel ." 8

Sólo una vez curó a un no-judío —la hi ja de la mujer cananea 9— y enesa oportunidad empleó términos tan duros que hacen arder las orejas del

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recordarse que el cristianismo es el resul tado de una combinación de la rel igión judía y la fi losofía griega; no es posible comprenderlo s in conocer lal i teratura judeo-griega (alejan drina) y la cul tura greco-rom ana de la época.

P e r o Jesús de Nazaret fue un producto de Palest ina exclusivamente, unproducto de l j udai smo no afec t ado por n inguna mezcla ex t ran jera . Hab íamuchos gent i les en Gali lea, pero Jesús no fue de ningún modo influido

por el los . En sus días , Gali lea era la fortaleza del más entusiasta patriot ismo judío. Jesús habló arameo y no hay ningún indicio de que supiera grieg o; ninguno de sus dichos presenta una señal clara de influencia l i terariagriega. Sin ninguna excepción, es posible explicarlo por el judaismo escri tu-ral y farisaico de su t iempo.

Aunque nuestros Evangel ios actuales, incluso el más primit ivo, fueroncompuestos en un t iempo en que la Iglesia Cris t iana estaba l lena de ideas rel igiosas provenientes de los pueblos vecinos, de el los, con todo, surge el hechode que Jesús ni s iquiera soñó ser un profeta o Mesías de los no-judíos. Teníael mismo orgullo nacional y la misma act i tud de no mezclarse con los gent i les ("Tú nos has elegido") 2 que muchos cris t ianos, ahora y en la EdadMedia, han reprochado a los judíos. Luego de curar al leproso, le mandóque se mostrara al sacerdote y l levara la ofrenda al Templo, como lo había

1 Einleitung in die drei ersten Evangelien, Berlín, 1905, pág. 113.2 Véase el Authorised Daily Prayer Book (judío), ed. Singer, Londres, 1908,

pág. 4: "Bendito eres, Señor Dios nuestro, Rey del universo, que i.os ha elegidoentre todas las naciones."

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judío más chauvinista: "No está bien tomar el pan de los hi jos y echarlo alos perri l los", añadiendo, según Mateo, 10 las palabras que en otra oportunidad dirigió a los Apóstoles: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas dela casa de Israel ." "Genti l publicano" son en su boca los más tuertes términos de menosprec io ; 11 dijo, asimismo, de los gent i les que no oraban, s inoque hac ían uso de "vanas repet i c iones" ("pa lab rer í as") 12

Tan lejos estaba de enseñar el dogma, surgido posteriormente, de queél era el Hijo de Dios y una de las t res Personas de la Divinidad, que cuandoalguien lo l lamó "maestro bueno", él le di jo: "¿Por qué me l lamas bueno?Ninguno hay bueno s ino só lo uno , Dios ." 18 Solamente Mateo adv ier t e l a con-

3 Marcos, 1: 44; Mateo, 8: 4; Lucas, 5: 14.* Mateo, 5: 23-24.« Mateo, 6: 5-7, 16-18.« Marcos, 10: 5; M ateo, 19: 8.7 La mujer enferma de flujo de sangre tocó el kraspedón (dobladillo) de su

manto (Marcos, 6:56; Mateo, 9:20; Lucas, 8:44), pero en arameo y griegokraspedón es una traducción estereotipada de tsitsit y kanaf por igual (véase Kohut,Aruj ha-Shalem, IV, 364, sub voce Kraspeda).

8 Mateo, 10: 5-6.9 Marcos, 7: 24-30. La curación del siervo del centurión en Capernaum (Mateo,

8: 5-13; Lu cas, 7: 2-10) no aparece en Marcos y tiene por lo tanto una autenticidad dudosa.io Mateo, 15: 24.ii Mateo, 18: 17.12 Mateo, 6: 7.13 Marcos, 10: 18; Lucas, 18: 19.

365

 

t radicción planteada entre tales palabras y la doctrina cris t iana de su época,y modif i ca l a p regun ta como s igue: "Maes t ro , ¿qué b i en h ar é? . . . " "E l l edijo: ¿Por qué me p regun tas sobre lo que es bueno? Ninguno hay buenosino uno: Dios." El final de la respuesta no corresponde con el principio.

Ese hombre quería saber cómo heredar la vida eterna. Y Jesús le respond ió : "Tú conoces los mandamien tos : No adu l t e res . No mates . No hur t es .No digas falso test imonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre."

Resul ta notable que Jesús omita los mandamientos referentes a los deberes del hombre para con Dios (los primeros cuatro de los diez) e introduzcauno adicional sobre los deberes del hombre con el prój imo: "No defraudes"(a menos que rep resen te a l ú l t imo mandamien to : No cod ic i es ) . E l i n t erpel an te rep l i có : "Todo es to lo he guardado desde mi juven tud", y Jesús , "mi rándo lo , l o amó". 14 En otras palabras, la act i tud de Jesús concordaba con lade los más escrupulosos de sus compatriotas judíos y estaba basada en la ley.

Más aún : Un escr iba p regun tó a Jesús : "¿Cuál es e l p r imer mandamien tode todos?", y el Nazareno di jo: "Oye Israel , el Señor nuestro Dios, el Señores único. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tua l m a. . . Es t e es e l p r inc ipa l mandamien to . Y e l s egundo es semejan te :Amarás a tu p ró j imo como a t i mi smo. No hay o t ro mandamien to mayorque éstos."

Así dio Jesús virtualmente la misma respuesta que Hil lel y el R. Aldbaa una pregunta s imilar. El escriba repl icó a Jesús: "Bien, Maestro, verdad

guardéi s , guardad lo y haced lo ; mas no hagái s confo rme a sus obras , po rqued icen y no hacen ." 1 7

Las úl t imas palabras son apl icables a los mejores cuerpos rel igiosos y a

l as mejo res personas . También e l Talmud condena severamente a "qu ienesex igen e l b i en pero no lo p rac t i can"; 18 "decen tes son l as pa l ab ras cuandoprov ienen de l a boca de aquel los que l as ponen en p rác t i ca ; debe haberalguien que exi ja el bien y también lo pract ique: Ben Azzai exige el bienpero no lo p rac t i ca" . 19 Incluso a Tolstoi , el gigante moral de nuestra generación, se le reprochó que "exigiera el bien" (mediante la abol ición de lap rop iedad) , pero "no lo p rac t i cara" , pues v iv ió en su p rop iedad ru ra l . Es tono hace que su enseñanza carezca de valor. ¿Existe en el mundo algún sistema doctrinario (el cris t ianismo primero y principal) que con el t ranscursodel t iempo no haya sido corrompido por sus adherentes y no se haya deteriorado hasta el extremo de "exigir el bien, pero no pract icarlo"?

No obs t an te , l a ac t i t ud positiva de Jesús hacia el judaismo, tanto profé-t ico como farisaico, surge con claridad del famoso pasaje l lamado "Sermón

del Monte" (el cual , según ya hemos explicado, es en real idad una compilación de sentencias ais ladas que en Marcos y Lucas se encuentran distri buidas a lo largo de los respect ivos textos, y que Mateo reunió art i ficialmenteen un discurso único): "No penséis que he venido para abrogar la Ley o losp ro fe t as ; no he ven ido para ab rogar , s ino para cumpl i r . 20 Porque de c i er toos digo que hasta que pasen el cielo y la t ierra ni una jota ni una t i lde 2 1

pasará de l a Ley has t a que todo se haya cumpl ido . 22 De manera que cual

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has dicho , que un o es Dios y no hay otro fuera d e él . . . y am ar al prój imocomo a uno mismo es más que todos los holocaustos y sacrificios." EntoncesJesús, a ese escriba que (junto con los fariseos) los Evangel ios consideranel s ímbolo mismo de la hipocresía y la gazmoñería, le di jo: "No estás lejosdel re ino de Dios ." 1 5

De modo que los escribas y fariseos no estaban tan alejados de las nor

mas de Jesús, aunque él los atacó en general (pero n i de cerca en l a medida que le atribuyen los Evangel ios). E incluso el gran ataque a los fariseos(que Mateo , cap . 23 , recop i ló par t i endo de sen tencias a i s l adas , p ronunciadas en diversos momentos y ocasiones, just i ficables en la medida en que serefieren a los peores fariseos, a los que el Talmud l lama "plaga farisaica", yque no lo son si se apl ican a los fariseos en general), incluso ese ataque esiniciado por Jesús con las bel las palabras: "En la cátedra de Moisés se s ientan los escribas y fariseos (es decir, cont inúan la enseñanza de Moisés y laadap tan a l as neces idades p resen tes ) ; 16 así que, todo lo que os digan que

" Marcos, 10: 17-21.1 5 Marcos, 12: 18-34

w S. Krauss (The Emperor Hadrian: the first explorer of Palestine, Ha-Shiloaj,XXXIX, pág. 430) supone que en las sinagogas había realmente una "cátedra deMoisés" en la que acostum braban se ntarse escribas y' fariseos; esta teoría es aparentemente confirmada por el asiento que el doctor N. Slouschz descubrió en su excavación de la sinanoga de Tiberíades. Véase Kobetz ha-Jevra l'Jaqirat Eretz-Israel,vol. I, Tel Aviv, 1921, pág. 30.

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qu iera que quebran te uno de es tos mandamien tos muy pequeños , y as í en señe a los hombres, muy pequeño será l lamado en el reino de los cielos: mascualquiera que los haga y los enseñe, éste será l lamado grande en el reinode los cielos." 2 3

Siguen a continuación las palabras que const i tuyen un agregado a la Leyde Moisés y los profetas: ". . .s i vuestra just icia no fuere mayor que la de

los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos".24 El desagradode Jesús se refiere sólo a aquel los que consideran que las leyes ceremonialest ienen más importancia que las leyes morales . Está lejos de anular a estasúl t imas: "¡Ay de vosotros, fariseos!, que diezmáis la menta y la ruda y todahortal iza y pasáis por al to la just icia y el amor a Dios. Esto os era necesario, s in dejar aquél lo." 2 5 Es te vers í cu lo (que t ambién aparece en Mateo ,

" Mateo, 23 : 2-3.1 8 Jagiga, 14a (R. Iojanán ben Zacai); Ievamot, 63b.19 T. Ievamot, VIII, 4 (casi al final).2 0 Casi la misma expresión aparece en arameo en el Talmud (véase la pág. 43

y sigs.): "Yo no he venido a rebajar la Ley de Moisés, ni (sino) a añadir a la Leyde Moisés" (Shab., 116b).

2 1

Menajot, 29a, 34a; cf. Ex. R., §, 6; Lev. R., § 19; Cant. R. sobre Roshóketem paz.2 2 Cf. Luca s, 1 6: 17.2 3 Mateo, 5: 17-19.2* Mateo, 5: 20-28.2 5 Lucas, 11: 42

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con l igeras diferencias) 2 6 demues t ra de l modo más f i rme que Jesús nuncapensó en abrogar la Ley (ni las leyes ceremoniales que el la incluye) y est ab lecer una nueva l ey p rop ia .

Pero no sólo de los Evangel ios surge manifiestamente que Jesús s iguió

siendo judío por su act i tud posi t iva hacia la Ley en general : hay otra pruebatangible e i rrefutable. Basta leer cuidadosamente los Hechos de los Apóstoles para convencerse de que todos el los observaban las leyes ceremoniales ,vis i taban el Templo, cumplían sus votos y se conducían en general comoverdaderos judíos. Simón Pedro, la "roca" de la sociedad que Jesús creó(véase la pág. 296 y s igs.), resis t ió mucho t iempo la permisión de consumirlas comidas prohibidas y el ingreso de no-judíos en el primer cuerpo decris t ianos; Pablo se opuso a tal opinión, l lamando "falsos hermanos" a los"judeo-cris t ianos", 27 mien t ras que Jacobo , "e l hermano de l Señor" , que nose unió a los apóstoles hasta después de la crucifixión, y s iguió s iendo judíoy creyente ortodoxo en la rel igión judía, cambiando en el la un solo elemento(en lugar de creer en un Mesías futuro, en tend ía que e l Mes ías ya hab íal legado en la persona de Jesús), ese mismo Jacobo escribió en la epístola

que se le atribuye (de la cual Joseph Halevy di jo que podía haber s ido escri ta por un tana): "Porque cualqu iera que guardare toda l a Ley , pero o fend iere en un pun to , s e hace cu lpab le de todos ." 2 8 De ese modo abogaba poruna norma más severa que la que defendían los fariseos.

Es análogamente evidente que los primeros cris t ianos consideraban engeneral que el Evangel io del reino del cielo había de ser predicado en be

I I I . Puntos de oposición entre el judaismoy la doctr ina de Jesús

Ex nihilo nihil fit: de no haber contenido la doctrina de Jesús un meollode oposición al judaismo, Pablo no habría podido, en nombre de Jesús, dejara un lado las leyes ceremoniales y abrirse paso a t ravés de las barreras deljudai smo nacional . No puede haber duda de que Pab lo encon t ró en Jesúsuna base que lo just i ficaba. Al detal lar la vida del Nazareno ya hemos considerado diversos puntos de vista opuestos a la doctrina de Jesús y a lade los fariseos (que representaban al judaismo tradicional y también al del a Escr i tu ra) .

Jesús comía y beb ía con pub l i canos y pecadores , desa t end iendo de t a lmodo el separat ismo ri tual y los principios de lo puro y lo impuro, incluso

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neficio exclusivo de los judíos: durante los primeros diecisiete años que siguieron a la crucifixión el los no hicieron ningún intento para difundir ladoctrina de Jesús entre los gent i les . 29 Si verdaderamente Jesús di jo: "Y osdigo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán conAbraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hi jos del reino(los judíos) serán echados a las t inieblas de afuera; al l í será el l loro y elcruj i r de dientes", 30 es inconcebible que durante diecisiete años no se hiciera nada para evangel izar a los gent i les , o que Pablo se viera obl igado acontender con Simón Pedro y Jacobo, el hermano del Señor, sobre la abol ición de las leyes ceremoniales y el baut ismo de los incircuncisos.

Jesús era un judío, y judío s iguió s iendo hasta su úl t imo al iento. Su únicopropósi to fue implantar entre los hombres de su pueblo la idea de la venida del Mesías y, median te e l a r repen t imien to y l as buenas obras , ace l erar"e l f i n" . S 1

26 Mateo, 23: 23.2 7 Hechos, 10: 2 y 16; Gálatas, 2 y en otras partes.28 Epístola de Jacobo, 2: 10.2» Gálatas, 1: 13; 2: 10.so Mateo, 8: 11-12..3 1 Véase B. Jacob, Jesu Stellung zum Mosaíschen Gesetz, Gotinga, 1893.

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hasta donde eran aceptados por los "sabios" de fines del período del Segundo Templo . Curó en Shabat enfermedades no pel igrosas. Just i ficó a susdiscípulos cuando cortaron espigas durante el día de reposo, est imando enpoco las leyes sobre su observancia.

Jesús a t r ibuyó poca impor t ancia a l " l avado de manos" y , en e l a l egatosiguiente, permit ió la ingest ión de al imentos prohibidos. A diferencia de los

discípulos de los fariseos y de los seguidores de Juan, no ayunaba con frecuencia; respondiendo a las protestas , señaló la imposibi l idad de combinarlo v i e jo y lo nuevo : "Nad ie pone remiendo de paño nuevo en ves t ido v i e jo ;de otra manera el mismo remiendo nuevo t i ra de lo viejo y se hace peor larotura . Y nadie ec ha vino nue vo en odres viejos; de otra ma nera , ©1 vinonuevo rompe los odres , y e l v ino se despar rama y los odres se p i erden ; peroe l v ino nuevo en odres nuevos se ha de echar ." 1

En o t ras pa l ab ras , s ea cual fuere e l cambio que haya , debe ser fundamen ta l y no g radual o parc i a l . Los far i seos , en cambio , que acos tumbrabanfo rzar nuevas in t erp re t ac iones de l a an t igua Escr i tu ra , no p re t end ían camb iar nada , de modo que no pud iera parecer que l as nuevas in t erp re t ac ionesexigidas por la vida cot idiana hacían a un lado cualquier principio de laLey. En la opinión de Jesús, tales cambios cautelosos, tal combinación de

lo ant iguo y lo nuevo, sólo equival ían a coser remiendo sobre remiendo, aremendar un vest ido viejo, fuera de uso, que ya no podía retener el paño

i Marcos, 2:21-22.

3 6 9

 

nuevo y sería destrozado por completo: la nueva materia debe tqmar unaforma completamente nueva.

Oponiéndose a los tanaím que enseñaban: "No mires el vaso, sino lo quecontiene: un vaso nuevo puede llenarse con vino viejo", 2 Jesús afirmó que

el nuevo vino debía guardarse en odres nuevos. Mateo 3 conserva un pasajedigno de atención, en el mismo sentido. En él, Jesús compara el reino delos cielos con un tesoro escondido en un campo, y dice que, si un hombrelo halla, vende todo lo que tiene para comprar ese campo. Lo asemeja también a un mercader que busca buenas perlas y cuando encuentra una de mucho precio también vende todo y la compra. Habla, finalmente, de una redque echada en el mar recoge peces de todas las clases, de los cuales se tomanlos buenos, que se guardan en cestas, y los malos se tiran. Después de estassencillas metáforas, pregunta a sus oyentes: "¿Habéis entendido todas estas cosas?" Y las gentes le responden: "Sí, Señor." Entonces él pronunciaestas graves palabras: "Por eso todo escriba que ha sido hecho discípulo parael reino de los cielos (^oc9r)Teu0£Í(; slq, rf\v fkxaiAsíoe TCDV oüpccvñv)es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas."4

El punto es claro. Los escribas y fariseos también creían en el reino delos cielos. Pero con ello no eran más que padres de familia: no tenían lafuerza suficiente para quitar el estorbo de lo viejo en gracia de lo nuevo;ellos ponían lo uno encima de lo otro, juntaban lo útil y lo inútil, como unpadre de familia con su depósito de posesiones. Pero Jesús, el rey del reino

discriminado ataque a los fariseos, por todos estos medios decimos, desacreditó las leyes ceremoniales, colocándolas en un lugar de importancia secundaria con respecto al de las leyes morales, y llegó casi a anularlas.

Pero sólo "casi": nunca llevó su doctrina hasta su consecuencia final. Elmismo observó las leyes ceremoniales (aunque no con la escrupulosidad ypedantería de los fariseos) hasta la última noche de su vida. Extraer esaconsecuencia final —la abolición de las leyes ceremoniales y la consiguienteapertura de las puertas a los gentiles incircuncisos— quedó a cargo de otro,también un fariseo, llamado Saúl de Tarso antes de transformarse en elapóstol Pablo. Pero de no haber encontrado en Jesús algún apoyo a su actitud negativa con respecto a las leyes ceremoniales y al cuerpo de la creencia tradicional transmitida de generación en generación desde Moisés hastalos fariseos, Pablo nunca habría podido apelar al Nazareno en sus esfuerzospor vencer al "judaismo cristiano" fundado por Simón Pedro y Jacobo, elhermano del Señor.

Pero el judaismo no podía concordar con tal actitud. Para los judíos, sureligión era más que una simple creencia y que una simple guía moral: eraun modo de vida; la totalidad de la vida era abarcada por la religión. Unpueblo no perdura sobre un fundamento de fe y moralidad humanas generales; necesita una "religiosidad práctica", una forma ceremonial de religiónque corporice las ideas religiosas y también corone con un halo de santidadla vida cotidiana.

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de Jos cielos, el Mesías Rey, quiso separar lo viejo de lo nuevo: lo nuevosería recogido en cestas, y lo viejo desechado.

Ya hemos visto que, cuando alguien preguntó a Jesús cómo podía obtener la vida eterna, el Nazareno enumeró solamente seis de los diez mandamientos, precisamente los que encarnan principios éticos humanos, llanos,sin hacer mención de los cuatro que fijan los conocidos deberes religiosos

ceremoniales (los cuatro primeros).5 No sin razón se atribuye en este puntoa Jesús una sentencia apócrifa; viendo a un hombre que trabajaba en Sha-

bat, Jesús habría dicho: "Si sabes lo que haces, bendito eres, pero si no losabes , maldito eres y transgresor Se la Ley." 6

Tal es la actitud subconsciente de Jesús hacia el judaismo tradicional.Es una actitud instintiva más que consciente: a través de sus parábolas, deciertos actos de sus discípulos que él no les reprochó; también por algunosde sus propios hechos (como la curación en Shabat de enfermedades no peligrosas), por esa yuxtaposición de las expresiones "os fue dicho de antiguo(en la Ley oral o escrita)" y "pero yo os digo" y, sobre todo, por su in-

2 Avot., IV, 20.

a Mateo, 13:44-52.* Mateo, 13:52.6 Véase la pág. 366 y sigs.6 Agregado en el Código Bezae a Lucas, 6:4; véase A. Resch, Agrapha, 2* ed.,

Leipzig, 1906, págs. 45-48; B. Pick, Taralipomena, Chicago, 1908, págs. 61-62.Véase la pág. 66.

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Jesús no proporcionó ninguna ley ceremonial nueva en reemplazo de lasantiguas (con la posible excepción de la forma breve de oración: "Padrenuestro qu e estás en los cielos. . . " ) ; no enseñó ningún modo de vida nacional a pesar de abolir o sugerir la abolición de los modos antiguos. Poreste mismo hecho llevó a la nación más allá de sus confines nacionales, pues,¿no hay más que una ley moral para todas las naciones por igual? Tam

bién los profetas encontraron motivo de indignación en la circunstancia de quelos mandamientos se hubieran transformado en 'ley de hombres que puedeenseñarse", y en que las leyes ceremoniales externas, tales como los sacrificios, se transformaran en el primer principio, y la rectitud, la justicia y lamisericordia en cuestiones de importancia secundaria.

Pero los profetas podían insistir en la observancia de las leyes ceremoniales cuando ellas llenaban una necesidad religioso-nacional (por ejemplo,el Shabat en Jeremías y en el "Segundo Isaías", y la circuncisión en Eze-q u i e l ) . Además, incluso en sus severas reprobaciones percibimos la influenciade la historia nacionalista judía en estrecha conexión con los grandes acontecimientos de la historia universal humana. De allí que los profetas causaranque otras naciones "fueran reunidas a la casa de Jacob" (como ocurrió realmente desde la época del exilio babilónico hasta el tiempo de Jesús y laconversión de la casa real de Adiabene). Los fariseos y los tanaím —inclusolos más antiguos— "colmaron la medida" de las leyes ceremoniales, y así cubrieron el núcleo original con una multiplicidad de detalles y minucias queinconscientemente oscurecían el propósito divino de estas leyes.

Contra tales hábitos Jesús se opuso justamente, pero él no supo ver el

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aspecto nacional de las leyes ceremoniales . Nunca las anuló realmente, peroadoptó con respecto a el las una act i tud que las t rataba como trozos gastadosen el nuevo "vest ido mesiánico", despreciando su valor moral y rel igioso; noreconoció la i elación qu e existe entre his toria naciona l e his toria hu ma na, y

en él fal tó por completo la más amplia perspect iva que mostraban los prof e ta s , cuyas arrebatadoras vis iones abarcan a los reinos y las naciones de todoel mundo . En consecuencia de un modo to t a lmen te inconsc ien te , p rovocóque parte de la "casa de Jacob" fuera absorbida por las otras naciones quepr imera mente se un ieron a esa pa r t e . . .

E l p rob lema es muy ampl io y depende de p r inc ip ios fundamenta l es .Todas las artes y ciencias t ienen sus raíces en la rel igión. Part iendo de

la rel igión se desarrol laron las primeras etapas de la matemática e, indirectamente, la astronomía, la música y la poesía, y la his toria en relación conel drama. Con el t ranscurso del t iempo, los griegos lograron separar exi tosamente el arte y la ciencia de la rel igión; los romanos y las naciones europeas s iguieron su ejemplo, pero para los pueblos orientales —Egipto, Asiría, Babilonia, Tiro y Sidón— las artes , las ciencias y la rel igión continuarons i endo inseparab les .

En el Oriente, los individuos educados sólo se encontraban entre los sacerdotes y al tos funcionarios (qu e tambié n provenían de la casta sacerd ot a l ) . Tampoco los jud íos log raron crear c i encias y a r t es i ndepend ien tes dela rel igión. Sólo en una cosa diferían de los otros orientales: el los arrancaron a los sacerdotes el monopolio de la rel igión y pusieron su desarrol lo

b i o s " judíos se veían obl igados a ocuparse incluso de los casos anormalese indecorosos.

Por el lo Jesús, a veces rectamente, encontró fal ta en el los; pero el los es

taban en lo justo en lo referente a su principio fundamental , a saber: sudeseo de reunir la rel igión y la vida en una síntesis superior, para hacer dela rel igión vida, y sant ificar la vida con la sant idad de la rel igión. Esto noconcuerda con l as neces idades de l momento ac tua l , de es t recha especia l i za-ción cient ífica, en el que la pol í t ica y la cul tura se mantienen apartadas dela rel igión. Pero en aquel los días primit ivos, y en ese mundo oriental saturado de una fe s imple y omnímoda, esta asociación de la ciencia y el artecon la rel igión const i tuía una gran bendición para la nación: la rel igión escapaba así al pel igro del exclusivismo y la uni lateral idad, y la vida naciona l , al del estancamiento y la aridez. Si bien es un hecho que el cris t ianismoha perdurado durante mil novecientos setenta años y se ha atraído miles demil lones de creyentes, también es un hecho la perduración del judaismo talmúdico, vivo y act ivo, capaz de superar las condiciones más difíci les quepuede conceb i r l a imag inación humana, poseedor de l a hab i l idad de tomarla delantera en todo movimiento nuevo, tanto creando por s í como absorbiendo y digiriendo las mejores cosas creadas por otros, y esto también duran te un per íodo de unos mü ochocien tos c incuen ta años .

¿Qué hizo Jesús?

De haber l legado y dicho: en lugar de rel igión solamente, yo os doy lu

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y exégesis en manos de laicos; así hicieron la rel igión más democrát ica y,en general , más nacional is ta.

Hemos visto 7 que el "escriba" (y su sucesor el tana) no era so l amen teRa b y maestro, s ino también legislador, juez, notario (en cuest iones dedivorcios y contratos), abogado, médico (experto en lo referente a la comes-t ibi l idad del gana do y a las men strua cion es), botánico, experto agrícola (en

cues t iones de d i ezmos y mieses h íb r idas ) , e t c . Del mismo modo , l a l i t e ra tu rarel igiosa judía t rata sobre temas como el álgebra, la agrimensura, la medicina y la astronomía (por ejemplo, en el Libro de Henoch), la zoologíay la botánica, la ley y la pol í t ica, la his toria y la geografía (por ejem plo, enel Libro de los Jubileos).

Estos textos no se aproximaban al s tatus de la "ciencia" en el sent idogr i ego o moderno , pero serv ían como subs t i t u tos . Ampl i aban e l ho r i zon te ,aumentaban el interés en la vida y la cul tura material y espiri tual . Impidieron que la existencia nacional se concentrara en un círculo l imitado deideas ét ico-rel igiosas, y le dieron un alcance más extenso, más vi tal y másuniversal . En cuanto a la minuciosidad, que l legó al extremo de las definiciones forzadas, de plantear problemas por casos de poca importancia, delsofisma y la casuíst ica (hechos que generalmente se aducen contra los Ta -

naím) el la estaba en la naturaleza de la cuest ión: por el deseo de abarcarla total idad de la vida, con todas sus formas incidentales (casús) los "sa-

7 Véase la pág. 216.

372

ciencia y el arte como posesiones nacionales independientes de la rel igión;en lugar de los comentarios de la Escri tura, saber y poesía, también indo-pendientes de la rel igión; en lugar de las leyes ceremoniales —que se hanvuel to tan opresivas que aplastan los más cál idos sent imientos rel igiosos—,os o f rezco una cu l tu ra secu lar p rác t i ca y t eó ri ca , nac ional y hum ani s t a . . .de haber l l egado Jesús con t a l Evangel io , su nombre habr í a perdurado en

t re su pueb lo como una bend ic ión .Pero él no amplió el arte, la cul tura y los conocimientos de su nación,

sino que vino a abolir incluso esa cul tura tal como se la poseía, l igada con larel igión; una cul tura que los escribas y fariseos (a diferencia de los profetas ,quienes, s i bien la ignoraban en su más amplio aspecto pol í t ico, no la anularon) aferraron y l imitaron estrechamente, como si el la fuera el único anclade segur idad de jada a l a nac ión —no en tend ida so lamen te como comunidadrel igiosa, s ino como nación real , poseedora de una t ierra, un Estado y autoridad en todos los sentidos—.

¡El poder civi l ! Eso no es nada: "Dad a César lo que es de César, y aDios lo que es de Dios." No val ía la pena luchar contra la opresión pol í t icade Roma, por l a l i ber t ad po l í t i ca de l a nac ión . ¿Qué impor t a que pagues

tributo a César, s i estás en paz con el Señor Dios tuyo?La just icia civi l , los esfuerzos del Estado por reformar las condiciones so

ciales degradadas, son imposibles s i uno "no resis te al mal" y s i , como todarespuesta a un golpe en la meji l la izquierda, [ofrece también la meji l la derecha! ¿Cómo puede perdurar e l Es t ado s i J esús l e ex ige a l hombre que "no

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j u r e e n n i n g u n a m a n e r a ( S X c o q ) "? 8 ¿Qué cu l tu ra puede haber en e l mundo , si Jesús ordena repa rt i r los bienes en tre los pobre s y enseña q ue "antes pasará un camello por el ojo de una aguja que entrará un rico en el reino de losc i e los"?9 Para un verdadero discípulo de Jesús, incluso la famil ia deberíadesplomarse, puesto que el Mesías consideró dignos de alabanzas a quienes"se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos". 10

¿Cómo puede hacerse just icia en los asuntos famil iares, s i Jesús prohibeel repudio de la mujer, sea cual fuere su base n (pues "a no ser por causa defornicación",12 de acuerdo con la escuela de Shamai —"excepto que él hayaencontrado en el la una cuest ión de impudicia"— 13 const i tuye una interpolación posterior) ? ¿Qu é interés t iene en el t rabajo, e n la cul tura, en los logrospolí t icos o económicos, quien nos recomienda ser como "los l i rios del campo,que no hi lan ni t rabajan", pero cuyas vest iduras son más gloriosas que lasdel rey Salomón, o como los pichones de cuerva, que su madre desat iendepero a los que el Santo, bendito sea, les procura comida, s in que pasen cuidados ni t rabajos? (Este pensamiento proviene de "El da a la best ia su man

tenimiento, y a los hi jos de los cuervos que claman";1 4

un pasaje talmúdicoparalelo dice: "Nunca he visto una gacela recogedora de frutos, ni un leónmozo de cuerda, ni una zorra tendera [ni un lobo vendedor de t inajas] s inoque el los consiguen su comida sin cuidados.") 15

En todo esto Jesús es el más judío de los judíos, más judío que Simeónben Shetaj , más judío incluso que Hil lel . Pero nada hay más pel igroso parael judaismo nacional que este judaismo exagerado, que implica la ruina de

todo motivo dañino; de tal modo ignora por completo lo referente a la civi l i zación material : en ese sent ido, no pertenece a la civi l ización.

Muchos erudi tos han l legado a la conclusión de que el Evangel io doLucas es de espíri tu afín al del ebionismo, la más primit iva de las herej íascris t ianas y, en consecuencia, que todo lo que aparece en Lucas, pero noen Mateo ha s ido corregido con un espíri tu "comunista-ebioni ta". 19 Pero deno haber contenido la doctrina de Jesús una clara tendencia comunista, lacomunidad de b i enes nunca habr í a s ido e l p r imer paso dado por l a p r imerahermandad cr i s t i ana ,20 n i Jacobo , e l hermano de l Señor , p r imera cabeza dela hermandad , habr í a s ido t an p ronunciadamente comuni s t a y ascé t i co .

Además , Clemente de Ale j andr í a 2 1 nos dice que esta tendencia a la abol ición de la propiedad privada y a abstenerse de los placeres materiales estuvo estrechamente vinculada con los comienzos del cris t ianismo, y que quienessostenían tales opiniones consideraban a Jesús su maestro y ejemplo.

Y más aún, la bienaventuranza de Lucas: "Bienaventurados vosotros los

pobres, porque vuestro es el reino del cielo", es la forma natural , y concuerdacon la posterior ("Bienaventurados los que ahora tenéis hambre") y con los" a y e s " correspondientes ("¡Ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis consuelo.[Ay de voso t ros , lo s que ahora es t á is s ac i ados ! , po rque t endré i s h am bre .") 2 2 Po rlo contrario, las formas "Bienaventurados los pobres de espíri tu (ni"VI "Jpom í a n>'>l)¡ y el sent ido de 'sedientos del Espír i tu ' en 1ITCOXOÍ T S Tiv EÓ^ aTi)""Bienaventurados los que t ienen hambre y sed de just icia" zz no son en modo

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la cul tura, el Estado y la vida nacionales. Donde no hay apelación alguna alestablecimiento de leyes, a la just icia, al arte de gobierno nacional ; dondela creencia en Dios y la práct ica de una ét ica extrema y uni lateral son en símismas suficientes, al l í tenemos la negación de la vida y el Estado nacionales.

Para dar un ejemplo: Jesús di jo "no juzguéis y no seréis juzgados". 16

Este pensamiento reaparece con un énfasis mayor en Lucas y se t ransforma

en una e l evada reg la é t i ca . 17 En e l mi smo Evangel io encon t ramos l a nar ración siguiente: "Le di jo uno de la mult i tud: Maestro, di a mi hermano queparta conmigo la herencia. Mas él le di jo: Hombre, ¿quién me ha puestosobre voso t ros como juez o par t ido r?" 1 8 Jesús no presta atención en generala la just icia, ni aun t ratándose de un caso de natural interés civi l , l ibre de

8 Mateo, 5:34.9 Las muchas explicaciones forzadas sobre "el ojo de una aguja" y "un ca

mello" ("puerta pequeña de patío" o "cuerda") son innecesarias en vista de laexpresión talmúdica "el elefante que entra en el ojo de una aguja" (Berajot, 55b ;Bab. Metz., 3 8 b ) .

1 0 Mateo, 19:12.1 1 Marcos, 10:9, 12.« Mateo, 5:32.1 3

Gitt., IX, 19 (final).1 4 Salmos, 147:9.« Kid., 2b; T. Kid., V, 15; ed. Zuckermandel, pág. 343, nota en la línea 13.!« Mateo, 7:1.1 7 Lucas, 6:37.™ Lucas, 12:13-14.

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alguno naturales . Se t rata de expresiones art i ficiales ideadas por Mateo después de que el cris t ianismo absorbiera muchos adherentes provenientes delmundo no-judío, y algunos de las clases más ricas.

La parábo la de l r i co y Lázaro , que aparece so lamen te en Lucas , 2 4 n oes en consecuencia una adición de este Evangel io, s ino que fue omit ida por

Mateo (tales parábolas y sentencias son en general raras en Marcos), por suin t ención . En esa parábo la , e l r i co no hace n ingún daño : hereda l a Gehenasimple y solamente por haber s ido rico y obtenido placer en este mundo;e l pobre , Lázaro , es l levado "a l s eno" de nue s t ro "padre Ab raham " (expres ión común hebrea) 2 5 , no por su just icia ni porque hubiera hecho bien, s inosimple y solamente porque fue pobre y no tuvo alegría ninguna en estem u n d o .

1 9 Sobre el Evangelio de Lucas y su carácter, véase E. Meyer, op. cit., I, 1-51.2 0 Hechos, 4:32, 36.2 1 Stromata, III, 6 .2 2 Lucas, 6:20-25.2 3 Mateo, 5:4 y 6.2 4

Lucas, 16:19-31.25 Kid., 72b ; Pesijta Rabati, §43 (ed. Friedmann, 180b); véase también A.Geiger, Eliezer u. Lazarus bei Lucas u. Johannes (Jüdische Zeitschrift, 1868, VI,196-201); H. P. Chajes, Adda bar Ahaba e Rabbi (Rivista Israelítica, 1907,' IV,137-139), y las notas de W. Bacher y la réplica de Chajes, op. cit., 1907, IV, 175-182; R. E . } . , 1907, LIV, 138, n. 1; cf. Avel Rabati (Semajot), §8: "Cuando elR. Ismael lloraba cuando salió a ser muerto, el R. Simeón le dijo: ¡No estás másque a dos pasos del seno de los justos, y lloras!"

3 7 5

 

No lm\ i><>r cierto un a doctr ina com unist a siste má tica, pu es Jes ús, en elmismo Evangel io , p romete a sus d i sc ípu los 26 que "no hay nad ie que hayadejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hi jos por el reino de Dios,que no haya de rec ib i r mucho más en este tiempo, y en e l mundo por ven i r

la vida eterna". No hay en estas palabras ninguna convicción de que la propiedad privada desaparecerá de la t ierra junto con la pobreza. En Betania,Jesús di jo claramente: "A los pobres los tendréis s iempre con vosotros." 2 7

La ac t i t ud negat iva con respecto a l a p rop iedad su rge más b i en de l pun tode vista apolí t ico y no-cul tural evidente en los comienzos del cris t ianismo enel movimiento ebioni ta-comunista.

Por tal act i tud, los jacobinos, durante la Revolución Francesa, l lamarona Jesús le bon sansculotte, y los bolcheviques lo apodaron "el gran comunista", aunque es muy dudoso que el Nazareno, que se oponía a la luchacontra el mal , hubiera consent ido los terribles asesinatos de la gran Revolución Francesa y de la aun mayor Revolución Rusa. No obstante, es incuest ionable que a t ravés de toda su doctrina no hay nada que pueda servir parala conservación del Estado o el mantenimiento del orden en el mundo existente.

Pero el judaismo de aquel la época no tenía más meta que salvar a lapequeña nac ión , guard íana de g randes idea les , de l hund imien to en e l g ranmar de la cul tura pagana, y permit i rle, lenta y gradualmente, real izar la doctrina moral de los profetas en la vida civil y en el mundo presente del Es t adoy la nación judíos.

De al l í que la nación como un todo no podía ver en ideales públicos

IV. La idea de Dios en Jesús

Que Jesús nunca se consideró Dios surge muy obviamente de su répl icacuando fue l l amado "maes t ro bueno": "¿Por qué me l l amas bueno? Ningunohay bueno , s ino só lo uno : Dios ." 1 Cuando los discípulos quisieron conocerel momento exacto de la l legada del reino de los cielos, él les di jo: El díay la hora nadie los sabe, ni s iquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, s inosólo el Padre. 2 De modo que Jesús no era omnisciente: él y el Padre no soniguales en conocimiento. Si recordamos que, en el huerto de Getsemaní ,supl icó al Padre que apartara de él esa copa, y que durante la crucifixióngr i tó : Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, nos resul ta perfectamente manifiesto que en ningún sent ido se consideró Dios. Como todo

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como los de Jesús más que una fantasía anormal e incluso pel igrosa; la mayoría de los judíos, que seguían a los fariseos y escribas (tanaím), l íderesdel par t ido popu lar , no pod ían , por nada del mundo, aceptar la doctrinade Jesús. Jesús la había absorbido del judaismo profét ico y, hasta ciertopunto, del farisaico. Pero el la se t ransformó, por un lado, en la negaciónde todo lo que había vi tal izado al judaismo y, por el otro, l levaba el judaismo

a un extremo tal que, en cierto sent ido, pasó a ser no-fudaísmo. De allí elextraño cuadro: el judaismo produjo de s í al cris t ianismo en su primeraforma (la doctrina de Jesús), pero apartó a su hi ja al ver que el la suprimiríaa la madre con un beso mortal .

2 8 Lucas, 18:29-30.2 7 Marcos, 1 4:7; M ateo, 26 :n.

3 7 6

judío farisaico, creía en la absoluta unidad de Dios, y se volvió hacia Diosen el momento de la afl icción.

Tampoco se consideró Hijo de Dios en el posterior sent ido t rini tario; esabso lu tamen te inconceb ib le que un jud ío de l per íodo de l Segundo Templocreyera tal cosa, que contradice por completo la creencia en la absoluta

u n i d a d .Jesús puede haber hecho gran uso de las expresiones: "Padre", "Mi Padre","mi Padre celest ial", y quizás también "Hijo", pero la úl t ima corresponde al as pa l ab ras b íb l i cas "Is rae l es mi p r imogén i to" 3 —otras naciones son hijasde Dios, pero Israel es la primogénita—. Análogamente encontramos: "Hijossois del Señor vuestro Dios." 4 "Yo dije: Vosotros sois dioses y todos vosotroshijos del Altísimo." 5 "Y Dios te l lamará hi jo." 6 "Yo exaltaré al Señor (dic i endo) , t ú e res mi Padre ." 7 "Amados son los de Israel , pues son l lamados'hi jos del Alt ís imo'" 8 y, más digno de atención, el sorprendente pasaje:

1 Marcos, 10:18; Lucas, 18:19; sobre la versión de Mateo, véase la pág. 385.2 Mateo, 24:36.3 Éxodo, 4:22.4

Deuteronomio, 14:1.5 Salmos, 82:6.« Ben Sira, 4, 10.7 Ben Sira, 51, 10. En el Cuarto Esdras, obra totalmente farisaica, el Me

sías es llamado " Mi Hijo" (7 , 28-29; 13, w. 25, 34, 37, 52; 14, 9) . Véase Klausner,Ha-Ra'ion ha-Meshíji, II, 64.

8 Acof, III, 3 .

377

 

"Aunque e l los es t én locos , aunque t ransgredan , aunque es t én l l enos de t achas ,s iguen siendo l lamados 'hi jos ' ." 9

La frase "Padre nuestro que estás en los cíelos" es tan común en la l i tera tu ra t a lmúdica que para qu ienes t i enen a lgún conocimien to de l hebreo l asci tas resul tan innecesarias . 10 Menos común , no obs t an te , es e l empleo de lposesivo singular: "m i Padre celest ial", aunque aparece con cierta frecuenciaen expres iones como: "¿Qué haré cuando mi Padre ce l es t i a l me haya as ío r d e n a d o ? " ,11 o "Es tas bofe t adas me han hecho amar a mi Padre ce l es t i a l . " 12

También encon t ramos e l "d iminu t ivo desafec to": "Abba que está en los cielos", "Pues to que yo he hecho l a vo lun tad de Abba, que es t á en los c i e los ." 13

Jesús empleó sin duda la expresión "Abba que está en los cielos" principalmen te con e l mi smo sen t ido que t i ene en l a l i t e ra tu ra t a lmúdica : Dios es mipadre misericordioso, padre de todas las cosas creadas, y como padre esindulgente y perdona, es bueno y hace el bien a todo, desde las flores delcampo y las aves del aire hasta el pecador malvado, en cuyo arrepentimien to , pero no en su muer t e , encuen t ra p l acer .

También en esto fue Jesús un autént ico judío.Pero , no obs t an te , empleó expres iones como "Padre", "Mi Padre" , "mi

Padre que está en los cielos" con más frecuencia que los fariseos y lostanaím y, al hacerlo, repet idamente les dio un énfasis excesivo. La razón esclara. Desde el día en que fue baut izado por Juan, Jesús se consideró elMes ías , y como t a l es t aba más cerca de Dios que cualqu ier o t ro ser humano .Por una par t e , como Mes ías e ra "e l Hi jo de l Hombre que vendr í a en l as

era sólo un gr an rey de la t ierra) que en los de los fariseos (cuya ideames ián ica era más esp i r i t ua l ) .

D e e s e exagerado sen t ido de p rox imidad a Dios p rov iene e l cons t an te

énfasis y la insis tencia en la expresión "pero yo os digo", como oponiendosus palabras a las de "los ant iguos", es decir, a la Ley de Moisés, a los profetas y también a los fariseos. 17 En esa exageración acechaba un pel igro:inconscientemente, el la oscureció el monoteísmo puro de Jesús, dio la impres ión de que hab ía un hombre en e l mundo excepcionalmen te ín t imo de Dios ,y por quien Dios sent ía un especial amor. El judaismo conoce esta "proximidad a Dios" a t ravés de l tzadik (el l íder de los jasidim de los siglos dieciocho y d i ec inueve) , pero en es t e caso l a p rox imidad era compar t ida porm u c h o s tzadikim, y no rec l amada por uno so lo .

Es ta p referencia por un hombre en t re toda l a humanidad demos t rabauna suerte de favori t ismo de Dios, que podía inducir (y después de la épocade Pablo efect ivamente indujo) una creencia más o menos idolátrica en Jesús

como el "Parácl i to", el ibogado del hombre ante Dios. A esa concepción delt í tulo mesiánico "Hijo de Dios", según la cual éste es el más próximo a Diosde todos los hombres | concepción fundamenta lm en te jud ía ) , e l judai smo nopod ía acep tar l a . La pmpia doct r ina de Jesús se opone po larmen te a l dogmatrini tario, pero contenía el germen que, nutrido por los cris t ianos gent i les , sedesarrol ló en la doctrina de la Trinidad.

Hab ía o t ro e l emen to en l a i dea que Jesús t en ía de Dios que e l j udai smo

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nubes del cielo", cerca del "Anciano de días", de modo que es t aba l i t e ra l men te cerca de l a Div in idad .

Por otro lado, era de él , del Mesías, de quien decía el Salmo: "Tú eresmi h i jo ; yo t e engendré hoy ." 1 5 En l a época de Jesús nunca se dudó de quetales palabras se referían al Mesías, pues más al comienzo el Salmo dicedefinid ame nte: "Y príncip es consul tará n unidos contra el Señor y contrasu ungido."16 De modo que el Mesías era el más próximo a Dios: Dios essu Padre en un sen t ido más es t r i c to que de l res to de l a humanidad .

Fue ese énfasis excesivo lo que hizo que Caifas, el sumo sacerdote, rasgara sus vest iduras en el proceso a Jesús, aunque el Nazareno no se l lamó enta l opor tun idad "Hi jo de Dios"; bas tó que no negara que era e l Mes ías quehabría de venir "en las nubes del cielo", cerca del "Anciano de días", sent ado a su d i es t ra ("a l a d i es t ra de l Poder") . Tales pa l ab ras sonaban másterribles en los oídos de un sumo sacerdote saduceo (para quien el Mesías

9 Sifré sobre Deuteronomio, § 308 (e d. Friedmann, 133a y b).1» Véase, por ejemplo, Y orna, VIII, 9; Sota, IX, 15 (Baratía); Avot, V, 20,

etcétera.1 1 Sifré sobre Levítico, Kedoshim (final), 20, 26 (ed. Weiss , 93b).1 2

Mefilta, Bejodesh, Uro, § 6 (final), ed. Friedmann, 68b; Midrash Tehilim{Shoher Tob), XII, 5 (final) (ed. Buber, 55a).1 3 Lev. R., §32 (un poco antes, "Mi Padre que está en los cielos").1 4 Daniel, 7:13.i5 Salmos, 2:7.i» Salmos, 2:2.

3 7 8

t ampoco pod ía acep tar .Jesús di jo a sus discípulos que debían amar a sus enemigos tanto como

a sus amigos, puesto que "vuestro Padre que está en los cielos, hace sal i rsu sol sobre malos y buenos y hace l lover sobre justos e injustos". 18 Aquí nose t rataba de que Jesús estuviera just i ficándose contra los fariseos que loacusaban de comer con publícanos y pecadores —"los que están sanos no

t ienen necesidad de médico, s ino los enfermos"—; los "enfermos" ya no entran en consideración: publícanos y pecadores están "sanos" a los ojos deDios. Pecadores y no pecadores, malos y buenos, impíos y justos, todos porigual t ienen el mismo valor ante la Divinidad. Se s igue, en consecuencia,que Dios no es fusticia absoluta, sino el bien ante el cual no hay ningúnmal ("Ninguno hay bueno , s ino só lo uno , y es Dios") . No es e l Dios de l ajust icia, a pesar de su "día del juicio": en otras palabras, no es el Diosde la historia.

De es t e modo Jesús in t roduce a lgo nuevo en l a i dea de Dios . E l Talmudtambién nos dice que "la l luvia cae igualmente para el justo y para el pecador" . 18 Y en lo que respecta a que el sol sale por igual para el bueno ye l malo (pensamien to que t ambién aparece en Séneca) 3 0 re l a t a una no tab lehistoria concerniente a Alejandro Magno y al rey de Katsia.21 Dos hombres

17 Véase Ajad ah-Am, Obras Completas, TV, 42-44.1 8 Mateo, 5:45.19 Taanit, 7a .*> De beneficiis, IV, 26, 1.a Gen. R., § 33 ; Leo. R., § 27; / . Baba Metzia, II, 6; Tanjtima, Emor, § Q

3 7 9

 

escrupulosos rehusaron la propiedad de cierto tesoro ocul to porque en elmomento en que compraron el campo donde el tesoro se encontró el los noconocían su existencia. Cuando Alejandro le di jo al rey de Katsia que ensu país los habrían ajust iciado y confiscado el tesoro, el africano le preguntó;¿Sale el sol en tu país? ¿Hay en él ganado magro? Alejandro respondió afi r„mativamente, y el otro di jo: Entonces el sol sale en tu país por méri to de]ganado magro; vuestros malos gobernantes no son dignos de él .

Tal es la concepción judía de Dios. El perverso no es digno de que e jsol de Dios salga sobre él . 2 2 Esto no significa que el judaismo no valore tam_N

bien al tamente al pecador arrepentido; nadie dice más sobre el valor de]ar repen t imien to que l as au to r idades de l Talmud , que af i rman : "Donde es t£el arrepentido, el totalmente justo no está (es decir, no es digno de estar)."23Pero e l no -ar repen t ido destruye el mundo; demuele e l o rden moral, y e i J

consecuencia destroza también el orden natural. Si no hay jus t i ci a en e l m u ^do , no vale la pena que este mundo, con su sol , su luna, sus estrel las y s U s

leyes naturales fi jas , cont inúe exist iendo (de al l í el "Diluvio").

Dios es bueno, pero también exige just icia. Es "misericordioso y cornp^sivo, de g ran pac iencia y benevo lencia" , pero , no obs t an te , "de n ingún mod 0

absorberá al culpable". Es por esta razón que los judíos l laman a su Di 0 s

en un solo al iento, "nuestro Padre, nuestro Rey": no es solamente "Padr e 'de misericordias", s ino también "Rey de just icia", el Dios del orden socia]el Dios de la nación, el Dios de la his toria. La idea de Dios en Jesús e ¡comple t amen te opues t a . Por más e l evada que sea l a concepción que pueda

V. La doctr ina ét ica de Jesús

La principal fuerza de Jesús radica en su doctrina ét ica. Si omit imos losmilagros y unas pocas sentencias míst icas que t ienden a deificar al Hijo delHombre, y retenemos solamente los preceptos morales y las parábolas, losEvangel ios se cuentan entre las más maravi l losas compilaciones de enseñanzas ét icas del mundo. Estas sentencias y parábolas se encuentran en especial en Mateo, y están principalmente agrupadas en el l lamado "Sermónde l a Montaña". 1 En Marcos hay pocas , y l as que aparecen en Lucas , perofal tan en Mateo y Marcos, son sospechables de emanar de un período posterior al de Jesús. Intentaremos aquí presentar los principios morales tal comose encuentran en Mateo, con la adición de los comunes a Marcos y Lucas, 2

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representar para la conciencia moral individual, significa ruina y catástrofepara la conciencia general, para la conciencia pública, social , nacional y U rj iversal , la conciencia por la cual Weltgeschich te ist Weltgericht, y esa id e a

de Dios e l j udai smo de n ingún modo pod ía acep tar l a .

(ed. Buber, pág. 88 y sigs.); Pesijta d'R. Kahana, § 9 (Shor o kesev), ed. Bu-

ber, págs. 4-5. Es digno de atención que esta historia del protagonista griego serepite a través de la literatura midráshica judía, pero no se encuentra en absolutoen la literatura griega; ella no concuerda con el espíritu heleno.

2 2 Véase J. Klausner, Tora lia-Midoth ha-Kedumá b'Israel, vol. 1 Odesa1918, pág. 57. ' '

23 Berajot, 34b; Sanh., 99a.

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pero fundándonos en el principal : en el Sermón del Monte.Los "bienaventurados", aquel los cuya "recompensa es grande en el cielo",

son los pobres, los que t ienen hambre y sed, los mansos, los dol ientes, losmisericordiosos, los puros de corazón, los pacificadores, los perseguidos, injuriados y vi tuperados. El hombre no debe enojarse contra su hermano,* ni

l lamar a su prój imo "necio" o "fatuo". Antes de real izar una ofrenda rel igiosaes preciso reconci l iarse con todo el que se haya ofendido. Quien mira a unamujer codiciándola, comete adulterio en su corazón. Quien repudia a su mujer y desposa a otra, comete adulterio; la mujer divorciada que vuelve acasarse, también. Pues "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". Lo mejores no casarse en absoluto.4

"Si tu ojo derecho" o "tu mano derecha", "te es ocasión de caer", córtatela mano y arráncate el ojo, pues "mejor te es que se pierda uno de tus miem-

1 Mateo, capítulos 5-7.2 En ningún idioma existe aún un examen de la ética de Jesús según los li-

neamientos de la erudición objetiva. El mejor texto es el de Elirhardt, De r Grurtd-character der Ethik Jesu, Friburgo, 1895. Las obras apologéticas cristianas que

contienen un tratamiento imparcial del tema son: E. Grimm, Die Ethik Jesu, 2*ed., Leipzig, 1917; F. Peabody, Jésus-Christ et la question morale (trad. por H.Anet), París, 1909; H. Monnier, La Mission historique de Jésus, París, 1906.

3 Las palabras "sin una causa" aparecen agregadas en el texto siríaco traducidopor A. Merx, Die 4 kanon. Ew. nach ihrem 'Atesten bekannten Texte, Berlín, 1897,pág. 9.

4 Mateo, 8:21-22; también 19:3-10.

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bros y no que todo tu cue rpo sea echado a la Gehena" . 6 Está prohibido jura r ,inc luso por la ve rdad. Es tá prohibido luchar contra e l ma l ; "a cua lquie raque te h ie ra en la me j i l la de recha , vué lve le también la o t ra ; y a l que quie ra . . .

qui ta r te la túnica , dé ja le también la capa . . . Al que te p ida , da le , y a l quequie ra tomar de t i pres tado, no se lo r ehuses" . "Amad a vues t ros enemigos . . .orad por los que os u l t r a jan y os pe r s iguen. . . porque s i amas a quienes osaman, ¿qué recompensa tendré is? ¿No hacen también lo mismo los publ í canos? . . . Sed, pues , vosotros pe r fec tos , como vues t ro P adre ce le s t ia l e spe r fec to ."

La l imosna debe se r sec re ta , que la mano izquie rda no sepa lo que hacela de recha . "Cuando, pues , des l imosna , no hagas toca r t rompe ta de lante det i . . . en la s s inagogas y en la s ca l le s . " También es tá prohibido ora r os tentosamente , o hablando mucho como los gent i le s ; la orac ión debe se r breve ,sec re ta , a pue r ta s ce r radas .

Cuando e l hombre ora debe pe rdonar los pecados que o t ros hayan comet ido contra é l , y a s í Dios podrá pe rdonar a l que ruega los pecados que é lhaya comet ido contra Dios . A quien pecó contra nosotros , e s prec iso pe rdona r lo no una vez , n i s ie te veces so lamente , s ino se tenta veces s ie te . 6 T a m b i é nse debe ayunar s in exhibi r e l hecho ni cambia r de a spec to pa ra que los hombres lo advie r tan; bas ta que lo conozca e l Padre ce le s t ia l de l ayunador . Demodo que Jesús , contra e l uso aceptado de los f a r iseos 7 permite e l lavadoy la unc ión durante e l pe r íodo de ayuno. 8

Se deben hace r te soros en e l c ie lo , por medio de la l imosna y la s buenas

Tales son los principios éticos contenidos en el "Sermón del Monte". Losotros mandamientos é t icos que con pocas dudas e s pos ib le acepta r comoautént icos , pueden resumirse como s igue :

Quienes s iguie ran a Jesús no podr ían s iquie ra i r a ente r ra r a su padre :"De ja que los muer tos ent ie r ren a sus muer tos . " 9 Quien ama a su padre ,madre, hijo o hija más que a Jesús, no es digno de él, 10 pues "e l que ha l lasu a lma la pe rde rá , y e l que p ie rde su a lma por causa de Jesús , la ha l la rá" . 11

"Todo aque l que hace la voluntad de mi Padre ce le s t ia l , e se e s mi he rmano,y h e r m a n a , y m a d r e . " 12

"Seré is abor rec idos de todo por causa de mi nombre ." i s "No temáis alos que ma tan e l cue rpo, mas e l a lma no pueden mata r ; temed más b iena aque l que puede des t ru i r e l a lma y e l cue rpo en e l inf ie rno" , 14 pues "¿quéaprovechará a l hombre , s i gana re todo e l mundo y pe rdie re su a lma?" 1 5 " E lhombre es señor de l Shabat" y "es lícito hacer bien en Shabat": d e m o d oque es pe rmit ido cor ta r e spigas e inc luso cura r enfe rmedades que no ponganen pe l igro la v ida .

"De toda pa labra oc iosa que hablen los hombres de e l la da rán cuenta ene l d ía de l ju ic io ." 1 6 Los votos nec ios no obl igan a l hombre , n i la s manos s inlava r lo contaminan; lo que lo contamina son los ma los pensamientos yhechos: los homicidios, el robo, la violencia, el adulterio, el falso testimonioy la blasfemia.1T Nadie menosprec ie o peque contra los n iños , los inocentes ,los ignorantes e inc luso los pecadores ; pues s i un hombre t iene c ien ove jasy p ie rde una de e l la s , cuando encuentra la desca r r iada "se r egoc i ja más por

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obras , y no reunir los en la t ie r ra , "donde la pol i l la y e l or ín cor rompen ydonde ladrones minan y hur tan" . "La lámpara de l cue rpo es e l o jo ; a s í que ,s i tu o jo es bueno , todo tu cue rpo es ta rá l leno de lu z . . . s i la luz que hayen ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?"

"Nadie puede se rvi r a dos señores" , Dios y Mamón (e l mundo) . "No os

a fané is por e l d ía de mañana . . . bas ta a cada d ía su propio ma l . " "Conside radlos l i r ios de l campo, cómo c recen: no t r aba jan n i h i lan . . . pe ro n i aun Sa lomón en to da su gloria se vistió como uno d e ellos. Y si la hierb a del camp o,que hoy es y mañana se echa en e l horno, Dios la v is te a s í , ¿no ha rá muchomás a vosotros , hombres de poca fe?"

" N o j u z g u é i s , p a r a q u e n o s e á i s j u z g a d o s . P o r q u e . . . c o n l a m e d i d acon que medís , os se rá medido." No mire e l hombre la mota de l o jo de suhermano mientras ignora la v iga que t iene en e l propio . "Todas la s cosasque querá is que los hombres hagan con vosotros , a s í también haced vosotroscon ellos; porque esto es la ley y los profetas." Para entrar en el reino delc ie lo no bas ta l lamar a Jesús " ¡Señor , Señor !" Antes b ien , ent ra rá e l quehace la voluntad de l Padre ce le s t ia l .

6 Mateo, 5:29-30, y más explícitamente Mateo, 18:8-9.« Cf. Mateo, 6:14-15 con 18:21-35.7 Durante una festividad ordinaria también la Mishnd permite el lavado y la

unción (Taanit, 1, 4 y 5), pero uno y otra están prohibidos durante las festividadesexcepcionales (Taanit, I, 6) y en el Día del Perdón (Yorna, VIII, 1).

8 Mateo, 6:16-18.

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aqué l la que por la s noventa y nueve que no se desca r r ia ron" . 18

"Los pr imeros se rán post re ros , y los pos t re ros , pr imeros ."Ocur re como con un rey que d io una f ie s ta de bodas pa ra su h i jo e

invi tó a la s pr inc ipa les pe r sonas de la c iudad, que no fue ron; entonces e l r eydijo a sus siervos: Puesto que ellos no vinieron, id al mercado y a los caminos

y convocad a los pe rve r sos y contrahechos pa ra que ocupen e l luga r de losconvidados . 19 "S i tu he rmano peca contra t i , ve y r eprénde lo" ; s i te oye re ,bien; si no te oyere amonéstalo en presencia de dos o tres testigos, "si nolos oyere a ellos, dilo a la iglesia (ekklesia), y si no oyere a la iglesia, tenlopor gent i l y publ icano" . 20

El más grande mandamiento e s "Amarás a l Señor tu Dios con todo tucorazón y con toda tu a lma" , y e l segundo se le a semeja : "Amarás a tu pró-

9 Mateo, 8:21-22.10 Mateo, 10:37. Lucas, 14:26, da una forma más fuerte,n Mateo, 10:39.12 Mateo, 12:50.13 Mateo, 10:22.i* Mateo, 10:28.

15 Mateo, 16:26.i« Mateo, 12:36.17 Mateo, 15:1-20.18 Mateo, 18:1-14.i» Mateo, 20:16; 22:1-14.20 Mateo, 18:15-17.

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j imo como a t i mismo." "De es tos dos mandamientos depende toda la leyy los profe ta s . " 2 1 Quien quiera lograr la vida eterna y seguir a Jesús, nosólo ha de guarda r los mandamientos —no mata rás , no adul te ra rás , no hur

tarás, no dirás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarása tu prój imo como a t i mismo— sino que también debe vender lo que t ieney darlo a los pobres, pues "es más fácil que pase un camello a través del ojode una aguja que entre un r ico en el reino de los cielos". 22

En el reino de los cielos los grandes no serán como los de este mundo,a quienes otros sirven, sino que ellos mismos servirán a los demás, como lohace e l Hi jo de l Hombre . 2 3 El pecado de los escribas y fariseos es doble:hacen secundar io a lo que t iene impor tanc ia pr imar ia y le a t r ibuyen impor tancia prim aria a 1(7 que es secu ndario, po r un lado, y prest an má s aten cióna la letra de la Escritura que a su espír itu, por el otro. 24 Rea l iza r una buenaobra para la más humilde de las criaturas es como hacerla por causa deJesús .25 Los que tomen la e spada , por e spada pe rece rán . 2 6

Las dos blancas que la viuda entrega al tesoro del Templo son más valiosas que la ofrenda opulenta del r ico: porque el r ico da de lo que le sobra,pe ro la muje r de su neces idad. 27 Que quienes se s ientan l ibres de pecadoarrojen la primera piedra a la ramera.2 8 "Es me jor da r que rec ib i r . " 2 9

Estos son los principios fundamentales de la doctr ina ética de Jesús. 3 0

Quizá no todas estas sentencias hayan sido pronunciadas por él, pero con-cuerdan con su e spí r i tu y poseen una c la ra or ig ina l idad. No obstante , conGeiger y Graetz, podemos decir , sin hacernos vulnerables a la acusación de

de l Ta lmud y e l Midrash. Ciertas sentencias éticas atr ibuidas a Jesús aparecen palabra por palabra en estos dos libros. Por ejemplo, la sentencia"con la medida con que medís , os se rá medido" , de l Se rmón d e l Monte 3 2 se lee

exactamente en la misma forma en la Mishná (fy D'TTlfc ÍU 771!3 D7KtP mi23). 3 3

La pa rábola de la mota y la v iga , de l mismo capí tu lo , 3 4 fue enseñada por eltana primitivo y enemigo de los Gillaionim y libros de los minim, R. Tar fón:"Si él (el que reprueba) le dice: quita la mota de tus ojos (o según otrave rs ión de tus d ientes) , e l o t ro r epl ica : qui ta la v iga de tus o jos . " 3 5 "Bastaa cada d ía su propio ma l" , 3 6 es una t íp ica expres ión ta lmúdica . 3 7

La mayor parte del resto de las sentencias se encuentran en el Talmuden una forma a lgo d i fe rente . Por e jemplo , e l Evange l io d ice : "Cua lquie raque mira a una mujer para codiciarla , ya adulteró con ella en su corazón"; 3 8

en e l Ta lmud leemos: "Quien de l ibe radamente conside ra a una muje r e scomo si hubiera tenido relación con ella" 3 9 o, según las palabras del amarátemprano R . S imeón ben Lakish: "Pues no puedes dec i r que se l lame adúl te roa quien ha comet ido adul te r io con su cue rpo; e l que ha comet ido adul te r iocon sus o jos también se l lama adúl te ro ." 4 0

La sentenc ia de Jesús : "Mejor te e s que se p ie rda uno de tus miembros ,y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno" 4 1 fue también pronunc iadapor R. Tarfón: "Mejor es que arda su estómago y no que él baje al pozo dela des t rucc ión." 42 En lo que respecta a la prohibición de jurar el Talmuddemanda "un rec to s í y un rec to no" , 4 3 y el R. Eleazar dice: "Si es un juramento y no es un juramento ." 4 * Como paralelo a la exigencia de que las

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subje t iv idad y s in n ingún deseo de de fender a l juda ismo, qu e en los Evangeliosno hay ni un solo punto de doctrina ética para el que no se pueda encontrarun texto paralelo en el Antiguo Testamento, los Apócrifos, o en la literaturatalmúdica y midráshica del período próximo a la época de Jesús.91

Además, sentenc ias s imi la res a la s de los Evange l ios , aunque se encuen

tran en la literatura posterior a la época de Jesús, deben haber sido cor r ientes ora lmente ent re los judíos muchas ve in tenas de años antes de quefueran f ijadas por escrito en la Mishná, e l Ta lmud o e l Midrash, pues nohay bases para suponer que los Evangelios influyeron en las autoridades

2 1 M a t e o , 2 2 : 3 5 - 4 0 .2 2 Ma te o , 1 9 :1 6 -26 .2 3 M a t e o , 2 0 : 4 5 - 4 8 .2 4 Ma te o , 23 ( t o d o e l c a p í t u lo ) .25 Ma te o , 25 : 34 -3 5 ; c f. 1 0 :42 ( f i n a l ) .26 Ma te o , 26 :52 .2 7 Ma rc o s , 1 2 :41 -44 ; Lu c a s , 21 :1 -4 .2 8 Una sentencia apócrifa inc luida en e l Cuarto Evangel io , 8 :7 y , en c ie rtas

v e r s io n e s , e n Lu c a s , 21 : 38 ; e n r e a l i d a d p e r t e n e c e a Ma rc o s , 1 2 :1 8 ó 1 2 : 35 .

29 H e c h o s , 20 : 3 5 (P a b lo c i t a n d o a Je sú s ) .3 0 Ellos están compilados en t raducción hebrea en Divré  ~iesln.ua, Le ip z ig , 1 8 9 8 ,complemento de las dos obras de A. Resch, Aussercanonische ParaÜ eltexte zu denEvangelien, Th e i l e , 1 -5 , 1 8 9 3 -1 8 9 7 ; y A g ra p h a , 2* e d . , 1 9 06 ; t a mb ié n se p a ra d a me n te e n Divré Yeshua: Tá Xóyioc ' Ir joou, 1898.

3 1 Véanse las págs. 104 y 109.

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limosnas se den en secreto y de que la mano izquierda ignore lo que hace lade recha , 45 tenemos la sentenc ia de l tana temprano R . Eleaza r : "El que dal imosnas en sec re to e s más grande que nues t ro maest ro Moisés" ,46 y tambiénla que afirma que la forma óptima de dar limosnas es aquélla en que "él day no sabe a quién da , o toma y no sabe de quién toma" , 47 mientras que

"a quien da limosna a los pobres ostentosamente, por ello Dios lo llevaráa ju ic io" .48 Los t r aduc tores gr iegos probablemente han comet ido un e r roren e l pasa je en que se hace que Jesús prohiba "hace r toca r una t rompe ta"

•"•2 Mateo, 7:2.33 Sota, I, 7.3 4 M a t e o , 7 : 3 - 5 .s s Baba Batrá, 1 5 b ; Arajin, 1 7 b .3 6 Ma te o , 6 : 34 .sv Berajot, 9 b .3 8 Ma te o , 5 : 28 .3 9 Masejet Kalá.40 Lev. R., § 2 3 .« i Ma te o , 5 : 29 -30 ; 1 8 :8 -9 .4 2 Nidá, 1 3b .4 3

Baba Batrá, 49 b ; / . Shevi'it, X, 9.4 4 Shevuot, 36 a .4 5 Ma te o , 6 : 3 .4 6 Baba Batrá, 9 b .4 7 Ibid., 1 0b (c o mie n z o ) .4 8 Jagiga, 5a .

3 85

 

(al dar limosna) en las calles y sinagogas; i9 tal vez el texto se refir ió originariam ente al npTx VtP ")SW. r eceptáculo con forma de cue rno en e l quese deposi taban l imosnas , ubicado en e l Templo, en la s s inagogas y pos ib le

mente también en la s ca l le s .50

Como paralelo al "tesoro en el cielo", donde "ni la polilla ni el oríncor rompen y donde los ladrones no minan ni hur tan" , podemos c i ta r la s i guiente baraíta ta lmúdica : "Ocur r ió con Monobaz que é l de r rochó su r iquezay la r iqueza de sus padres ( en l imosnas) durante una época de hambre . Sushermanos y la casa de sus padres se r eunie ron en torno a é l y d i je ron: Tuspadres gua rda ron te soro y añadie ron a los depósi tos de sus padres , ¡y tú losdis ipas todos! El r e spondió: Mis padres gua rda ron te soro deba jo; yo loguardo a r r iba . Mis padres gua rda ron te soro donde los gobernaba la mano (de lhom bre ) ; pe ro yo lo he gua rdado d onde n ingun a mano lo gobie rn a . . . M ispadres gua rda ron te soro de Mamón; yo he guardado te soro de a lmas . . .Mis padres gua rda ron te soro pa ra e s te mundo; yo he guardado te soro pa rae l m u n d o p o r v e n i r . " 5 1 Encontramos aquí la s ideas de Jesús r epe t idas cas i

pa labra por pa labra . Una vez más: a aque l los "que se a fanan por e l mañana"Jesús los llama "de poca f e" ,62 exac tamente como lo hace e l tana t e m p r a n oR. Eleaza r ben Hircano: "El R . Eleaza r e l Grande d i jo : El que t iene unbocado de pan en su vasija y dice, ¿Qué comeré mañana? , e s de los de pocaf e ( m & i í ' I D p ü ) " ; 6 3 de l mismo modo, sobre e l R . Eleaza r Moda i leemos:"El que c reó e l d ía , c reó también comida pa ra e l d ía . Así e l R . Eleaza rModa i acos tumbraba dec i r : El que t iene a lgo pa ra comer hoy y d ice , ¿Qué

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bien nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal." 3 7

Esta e s una notable orac ión, unive r sa l por su a t r ac t ivo , f e rvorosa , breve

y llena de devoción. Pero todas sus cláusulas se encuentran en plegarias judías y sentencias del Talmud. "Padre nuestro que estás en los cielos" es unaexpres ión judía que apa rece en muchas orac iones . Una ant igua p lega r ia , r ec i tada los lunes y jueves antes de volver a guardar el Rollo de la Ley en elArca , r epi te cua t ro veces la s iguiente c láusula in t roduc toj ia : "Que se hagatu voluntad , oh Padre nues t ro que es tá s en los c ie los . " 5 8 " Q u e t u n o m b r esea santif icado y venga tu reino" aparece en el Kadish, tan ampl iamentedifundido entre los judíos , y que cont iene muchos e lementos muy ant iguos:"Exa l tado y sant i f icado sea su gran nombre en e l mundo que é l c reó deacuerdo con su voluntad , y que rea l ice su re ino (o 'gobie rne su re ino ' ) . " 5 9

"Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así en la tierra" está en la"Orac ión breve" (prec isamente como la de Jesús) de l tana t e m p r a n o a l q u eya nos hemos referido, el R. Eleazar: "¿Qué es la oración breve? El R. Eleazar

dijo: Haz tu voluntad en el cielo, y en la tierra da consuelo a los que tetemen y hacen lo que es r ec to a tus o jos . " 6 0 La expres ión "e l pan nues t rode cada d ía dánoslo hoy" se encuentra no sólo en e l Ant iguo Testamento("Dame e l pan que me es necesa r io" 81 ) sino también en una variante de la"Orac ión breve" de l R . Eleaza r : "Que sea tu voluntad , oh Dios nues t ro , da ra cada uno lo que neces i ta , y a todo se r lo suf ic iente pa ra ( r emedia r ) lo quele falta ." 6 2 "Perdónanos nues t ra s deudas" e s la Sexta Bendic ión de la orac ión

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comeré m aña na? , a uno ta l le falta fe (njfóX ")0ina) •

En e l Se rmón de l Monte se necuentra la "Orac ión de l Señor" , quizás laúnica ceremonia o institución religiosa (con la excepción de la reunión delos doce apóstoles o discípulos) que Jesús autorizó durante su vida. En ellapide a sus discípulos y seguidores que "no usen vanas repeticiones como los

gent i le s , que p iensan que .por su pa labre r ía se rán o ídos" .

55

Lo mismo habíadicho el autor del Eclesiastés: "Porque Dios está en el cielo y tú sobre lat ie r ra ; por tanto , sean pocas tus pa labras . " 5 6

Como un ve rdadero judío , Je sús conside ró a la s orac iones de los paganos"repe t ic iones vanas" , "pa labre r ía" . En consecuenc ia , compuso es ta orac iónbreve : "Padre nues t ro que es tá s en los c ie los , sant i f icado sea tu nombre .Venga tu r e ino . Hágase tu voluntad , como en e l c ie lo , a s í también en lat ie r ra . El pan nues t ro de cada d ía ( e l Evangelio a los hebreos dice : "nues t ropan pa ra mañan a") dánoslo hoy. Y pe rdónan os nues t ra s deudas , como tam-

4» Mateo, 6:2 .so Shek., Vi., 1; Eruvin, 32a; Guittin, 60b; Fes., 90b.

61 Baba Batrá, l i a .62 Mateo, 6:30-34.B3 Sota, 48b." Mejilta, Éxodo, Vay'hi b'shdaj, § 2 (ed. Friedmann, 47b).5 5 Mateo, 6:7.8« Eclesiastés, 5:1-2.

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prój imo y entonces , cuando ores , tus pecados te se rán pe rdonados; ¿e l hombre abr iga cólera contra e l hom bre y busca curac ión (o pe rdón) de l Se ñor?" 63 Finalmente, la cláusula "no nos dejes caer en tentación", está en unaorac ión ta lmúdica : "No nos conduzcas a l pecado, la in iquidad o la tenta c ión" ,64 oración ésta incluida entre las "Primeras Bendiciones" del Libro

de Orac ión u t i l izado en todas pa r te s por la jude r ía has ta e l d ía de hoy.Vemos, en consecuenc ia , que la "Orac ión de l Señor" puede d iv id i r se en

e lementos sepa rados , hebra icos por su forma , y que apa recen en e l Ant iguoTestamento o en e l Ta lmud. Lo mismo se apl ica prác t icamente a todo loque Jesús d i jo . Ahora b ien , Hi l le l también enunc ió e l mandamiento: "Amarása tu prójimo como a ti mismo" o la ley ética: "Lo que te es odioso a ti no

5 7 Mateo, 6:9-12; Lncas, 11:1-4. No estamos de acuerdo con algunos estudiosos modernos que consideran tardía también esta oración de Jesús; en tal caso,al Nazareno no le quedaría nada en absoluto, y de la nada sólo se puede obtenerla nada.

58 Sidur Rab Amram Gaon, ed. Frumkin, Jerusalén, 1912, pág. 158.se Véase Zvi Karl, Ha~Kadish, Ha-Sihoalj, XXXV, 45.6 0

T. Berajot, III , 2 ; Berajot, 29b; cf. Lucas 2:14, "Paz entre los hombres".6 1 Proverbios, 30:8.«2 T. Berajot, III, 2; Berajot, 29b.«3 Ben Sira, 28, 2-5; cf. con el Talmud, Rosh ha-Shaná, 17a y b; Yoma, 23a,

87b; Meg., 28a; /. Baba Kamá, VIII, 10.64 Berajot, 60b; cf. "Nunca conducirá al hombre a la tentación", Sanh., 107a.

3 8 7

 

se lo hagas a tu prójimo" —a lo cual consideraba toda la Ley, v el resto sólocomentario—; 05 en e l Ta lmud leemos: "Los que son insul tados pe ro no de vuelven el insulto; los que se oyen reprochados, pero no responden; los que

actúan a part ir del amor y se alegran en aflic cio nes . . . de ellos la Escrituradice- . Los que lo aman son como el sol cuando sale en su fuerza"; 80 la Escritura prescribe que el hombre devuelva el buey o el asno de su enemigoextraviados, y que ayude al asno de quien lo aborrece, cuando lo vea caídodebajo de su carga,07 (y entonces , cuánto más no deberá ayudar a su ene migo mismo); Dios compelió a Jonás a salvar a Nínive, la ciudad de susenemigos , que había des t ru ido (o e s taba por hace r lo) a l pa ís na ta l de l profeta; se dice en un midrash: "¿Cómo afecta al Santo, bendito sea, el queun hombre mate una bestia de acuerdo o no con la halajá, y la coma? ¿Leaprovecha o lo daña? ¿O cómo le a fec ta que un hombre coma a l imentos inmundos o l im pio s? . . . los mandam ientos só lo fue ron dados pa ra pur i fica r al a h u m a n i d a d " ; 68 y una maravillosa sentencia afirma; "Las limosnas y lasbuenas obras pesan más que los mandamientos en la Ley." G9 Si r ecordamos,

en suma, todo s estos ideales éticos —y hay m uchos más semejantes— somosinevitablemente conducidos a la conclusión de que Jesús dif ícilmente introdujo a lguna enseñanza é t ica fundamenta lmente ext raña a l juda ismo. 70 T a nextraordina r ia e s la semejanza que cas i podr ía pa rece r que los Evange l iosfueron compuestos simple y exclusivamente a partir del material contenidoen e l Ta lmud y e l Midrash.

Pero en los Evangelios hay algo nuevo. Jesús, que no se interesó por la

Aunque hay en la Mishná todo un t r a tado dedicado exc lus ivamente a ladoctr ina ética (el Pirké Avot), se trata sólo de una compilación extraída delas sentenc ias de muchas ve in tenas de tonaira, e incluso (el Capítulo Sexto

complementa r io , Kinian Tora) d e amoratm; pero las enseñanzas éticas delos Evange l ios provienen de un solo hombre y l levan todas la misma y pecul ia r marca de ca l idad. Un hombre como Jesús , pa ra quien e l idea l é t ico loe ra todo, había s ido has ta entonces desconoc ido en e l juda ismo de la época ."Jesús ben Sira" vivió por lo menos doscientos años antes. Hillel el Ancianoalcanzó un nivel ético no inferior al de Jesús, pero mientras este último(presc indiendo de los mi lagros r egis t r ados) no de jó de t rá s de s í cas i nadamás que sentencias éticas y parábolas exhortatorias, a Hillel le interesó igualmente, si no más, la halajá.

Todo, desde las señales de la lepra, Nidá y Jala, hasta los prés tamosusura r ios , fue aba rcado por la doc tr ina de Hi l le l . El in t rodujo enmiendas enla ley civil y en las disputas matrimoniales (el Prozbol, Bate Joma [Leví t ico ,2 5 : 3 1 ] , la r edacc ión de l contra to de ma tr imonio , e tc . ) . Ocupó un s i t io en e lSanhedrín. No sólo fue maestro y Rabí, sino que análogamente sirvió a supueblo como juez , legis lador y adminis t r ador .

En Jesús no hay nada de e s to . En su luga r encontramos una muy grandepreocupac ión por cues t iones de mora l , y la formulac ión prác t icamente exclusiva de reglas éticas (y no, como en Hillel, también mandamientos legalesy re l ig iosos) . Hi l le l e s taba dec id idamente por la paz , la t r anqui l idad y laevitación de reyertas; hasta el f in de sus días supo transigir con sus opo

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una medida limitada) por la exposición escritural, Jesús reunió y, por asídecir , condensó y concentró las enseñanzas éticas de tal modo que hizo quese destacaran más que en la agadá talmúdica y en los midrashim, d o n d eestán dispersas entre discusiones tr iviales y cuestiones sin importancia.

Inc luso en e l Ant iguo Testamento , pa r t icula rmente en e l Penta teuco,donde la doctr ina moral es tan destacada, y tan purif icada y elevada, estaenseñanza apa rece mezc lada con leyes ce remonia les o cues t iones de in te résc iv i l y comuna l , que también inc luyen ideas de venganza y dura reprobac ión.

os Shab., 31a.«« Jueces, 5:31; Yoma, 23a; Shab., 88b; Guitt., 36b.07 Éxodo, 23:4-5.6 8 Tanjuma, Shemini, 12 (ed. Buber, pág. 30); Gen. R., § 44 (comienzo);

Lev. fl., § 13.«» T. Pea., IV, 19.7(> El libro que proporciona todos los pasajes hebreos que ilustran los Evan

gelios Sinópticos es Shack-Billerbeck, Kornmentar zura Neuen Testament aus Talmud und Midrash, vol. I-II, München, 1922-4. Los siguientes proporcionan material importante: J. Eshelbacher, Ha-lahadut u-mahut ha-Natzriyut (traducción

hebrea, ed. Ha-Zeman, Vilna, 1911); B. Balzac, Torat ha-Adam, vol. 2, Varsovia,1910; F. N. Nork (S. Korn), Rabbinische Qurllen und Parallelen zu Neutestamen-tlischen Schriften, Leipzig, 1839; A. Wimsche, Neue Beitráge zur Erlauterungder Evangelien aus Talmud und Midrash, Gotinga, 1878; G. Friedlander, Th eJewish Sources of the Sermón on the Mount, Londres, 1911; H. P. Chajes, RivistaIsraelítica, 1904 (I) , 41-57; 105-6; 214-225; 1906 (III) , 83-96; 1907 (IV), 52-58;

388

nentes ( como en la cues t ión de la Ordenac ión en Días Fes t ivos) . Jesús ,por lo contra r io , como predicador de una norma mora l , fue un hombre delucha, que pronunció palabras duras contra los fariseos y los sacerdotes sa-duceos, se opuso por la fuerza a los mercaderes del Templo, e incluso sufrióel martir io por sus opiniones.

En este aspecto se parece más a Jeremías que Hillel, pero mientras Jeremías in te rv ino en la vida política de su país, contendiendo no sólo con lossace rdotes y maest ros popula res , s ino también con reyes y príncipes, profet izando no solamente contra Judá y Je rusa lén , s ino también contra los gentiles y contra los poderes extranjeros y la totalidad del mundo entonces conoc ido, envolviendo a todos en su puño omnímodo y e sc rutándolos con lavisión aguda del águila . Jesús, por lo contrario, limitó sus exhortaciones a

132-136, 209-213 y otras partes; H. P. Chajes, Ben Stada (Ha-Gorem, IV, 33-37).Véase también "Ahad ha-Am", Al sh'te ha-S'ippim (Obras completas, IV, 38-58);G. Dalman, Christentum und Judentum, Leipzig, 1898; H. G. Enolow, A JewishView of Jesús, Nueva York, 1920; Z'eb Markon, Ha-Talmud ve'ha-Natzrut (Ha-Shiloaj, XXXIII, 20-32, 170-76, 469-481). Véase también L. Baeck, Das Wesendes Judentums, 3* ed., Francfort del Meno, 1923; M. Güdemann, Jüdische Apo-

logetik, Glogau, 1906; Die Grundlagen der Jüdischen Ethik (Die Lehren des Judentums nach den Quellen, editado por vom Verband der Deutschen Juden)adap. por von S. Bemfeld, Th. I-II, Berlín, 1920-1921; Israel Abrahams, Studiesin Pharisaism and the Gospels, 1* serie, Cambridge, 1917; 2 9 serie Cambridge1924.

7 i Betza, 20a.

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Palestina, y las dir igió sólo contra los fariseos y sacerdotes de Jerusalén; enlo que re spec ta a l r e s to . . . "dad £ Ce sa r lo qce e s de Césa r , y a Dios lo qu ees de Dios" .

Así , su doc tr ina é t ica apa rentemente va más a l lá de l Pirké Avot y d eotra l i te ra tura ta lmúdica y midráshíca. No se p ie rde en un mar de presc r ipc iones lega les y puntos de informac ión secula r . Entre la abrumadora masaacumulada por escribas y fariseos, él separó para sí la "perla única". Peroya hemos seña lado que , en e l in te rés de l juda ismo (y consecuentemente dela humanidad como un todo a t r avés de aqué l) , é s ta no es una venta ja , s inoun inconveniente .

El judaismo no es solamente religión ni solamente ética: es la suma total de las necesidades de la nación, colocad a sobre una base religiosa. Esuna visión nacional del mundo cqn una base ético^religiosa.

Así, como la vida misma, el judaismo tiene sus alturas y sus profundidades , y en e s to r adica su g lor ia . El juda ismo es una v ida nac iona l , unavida que la r e l ig ión nac iona l y los pr inc ip ios é t icos humanos (obje to ú l t imo

de toda religión) abarcan sin engolfar , Jesús descartó todos los requerimientos de la vida nacional. No se trata de que los relegara a su esfera separadaen la v ida de la nac ión. Los ignoró por comple to . En su luga r e s tablec iósolamente un s is tema é t ico- re l ig ioso l igado con su concepc ión de la Divinidad.

En e l mismo momento , anuló a l judaismo como fuerza vital de la nac iónjudía, y también a la nación como tal. Pues una religión que posee solamente una c ie r ta concepc ión de Dios y una mora l aceptable pa ra toda lahumanidad, no pe r tenece a n inguna nac ión en espec ia l y , consc iente o in

judío no SP equivocó. Tanto e l ins t in to de autoconse rvac ión nac iona l comoe l progreso hac ia e l gran idea l humani ta r io exig ían enfá t icamente que e l judaismo rechazara esta doctr ina ética segregada, como pasó a estarlo, de lavida nac iona l : la brecha que , de modo absolutamente involunta r io , Je sús ha

br ía abie r to en la s de fensas de l juda ismo, necesa r iamente debía l leva r a e s tejudaismo a su f in.

Pe ro también o t ra causa provocó e l r echazo: la "abnegac ión de s í mismo"predicada por Jesús .

Es dif ícil suponer que Jesús, como Juan el Bautista , fuera un asceta. Yah e m o s v i s t o 7 3 que los f a r iseos y los d isc ípulos de Juan reprobaban e l hechode que e l Naza reno no ayunara como e l los y que compar t ie ra la mesa conpubl ícanos y pecadores ; también hemos v is to que é l se de fendió sobre labase de que e ra "e l desposado" ( "e l desposado es como un rey" , 74 y Jesúse ra e l "Mesías Rey") y sus d isc ípulos " los n iños de l tá lamo nupc ia l" : n i "e ldesposado" n i " los n iños de l tá lamo nupc ia l ' ayunan durante los s ie te d ía sde la f iesta de bodas. Jesús no fue, en consecuencia, el asceta completo; confrecuencia no se opuso a los placeres de la vida (por ejemplo, cuando la

muje r de Be tania de r ramó sobre su cabeza e l vaso de na rdo puro) . 7 5

Pero después de haber f r acasado en su in tento de susc i ta r un gran movimiento popula r y de haber adver t ido la seve ra oposic ión que provocaba laobra de su v ida , y también quizá después de que he rodianos y fa r iseos comenzaran a pe r seguir lo , é l empezó a adopta r una ac t i tud "nega t iva" hac iala v ida de l mundo presente .

Como todos los que han quedado inmersos en la é t ica , y exc lus ivamente

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consc ientemente , de r r iba la s ba r re ras de la nac iona l idad. Es to , inevi table mente , provocó que su pueblo , I s rae l , lo r echaza ra . En su más profunda conc ienc ia , la nac ión sent ía que entonces , más que en cua lquie r o t ro t iempo, nodebía pe rde r se en e l gran ca lde ro de la s nac iones de l Imper io Romano, quees taban en decadenc ia por f a l ta de Dios y de mora l idad soc ia l .

Los profe ta s de I s rae l habían enseñado que e l hombre fue c reado a imagen de Dios ; habían proc lamado su mensa je a todas la s nac iones y r e inos ,y previsto un tiempo en el que ellas invocarían el nombre del Señor y ler e n d i r í a n c u l t o u n á n i m e m e n t e .

Los líderes espir ituales de Israel, los escribas y fariseos, también esperaban e l t iempo en que " todas la s c r ia turas se pros te rna ran ante un Dios"y fue ron hechas "una soc iedad (una Liga de Nac iones) pa ra hace r su voluntad con un corazón pe r fec to" . 72 El pueblo sabía que una vez compromet ida su nac iona l idad ese idea l quedar ía s in nadie que lo sus tenta ra , y quela visión nunca se realizaría . La religión se volvería hacia el mero visiona-r ismo, y la mora l se r ía quebrada y sepa rada de la v ida ; mientras tanto , e lmodo de v iv i r de los gent i le s , que no e ran todavía capaces de comprendertal norma ética ni de elevarse a las alturas del gran ideal, permanecería más

bárba ro e impío que antes .Dos mil años de c r is t ianismo no judío han demostrado que e l pueblo

7 2 La oración Shemoné-Esré para el Año Nuevo y el Día del Perdón.

3 9 0

es te mundo, ca rece de va lor ; nada puede ganarse r e s is t iendo a l ma l o luchando contra la opres ión romana ( "dad a Césa r lo que es de Césa r") . Losbienes han de repa r t i r se ent re los pobres ; n ingún r ico puede se r d igno delos "días del Mesías" ("Es más fácil que un camello pase a través del ojode una aguja y no que un r ico entre en el reino de los cielos") . Sean losjuramentos prohibidos por comple to , inc luso e l juramento de la ve rdad. Espre fe r ib le no casa r se en absoluto . Es tá prohibido d ivorc ia r se de una muje rinc luso aunque sea imposible v iv i r con e l la debido a su inf ide l idad. Por causade l r e ino de los c ie los , e l hombre ha de abandonar a l padre y a la madre ,al hermano y la hermana, a su mujer y a sus hijos. Que desista de todol i t ig io , inc luso cuando se t r a te de una cues t ión re fe rente a la he renc ia .

Que t ienda la me j i l la izquie rda a quien lo ha golpeado en la de recha yque le dé también su capa a quien quie ra qui ta r le la túnica . Que no sepreocupe por e l mañana , n i amase for tuna o reúna ma te r ia l pa ra e l fomentode la cul tura . No neces i ta t r aba ja r pa ra obtene r a l imento o ves t ido , s ino se rcomo "los lir ios del campo" o "las aves del aire", que no laboran y lo recibentodo de Dios .

73 V é a se l a p á g . 26 8 .74 Pirké d'R. Eleazar, § 1 6 ( f i n a l ) .7 6 Ma rc o s , 1 4 :2 -9 ; Ma te o , 26 :6 -1 3 .

3 9 1

 

Como reglas é t icas pa ra e l indiv iduo, é s ta s pueden representa r la formasuprema de mora l idad. Encontramos sent imientos s imi la res en sentenc ias a is ladas de los tanaím y pensadores judíos medieva les . En e l a spec to teór ico ,el judaismo posee todo lo que se encuentra en el cristianismo. Tiene también

sus tendencias ascéticas —los esenios, sistemas de pensamiento como los deobras del tipo de Los deberes del corazón, el Testamento del R. Iehudá elTío— y una e levada mora l individua l is ta ha s ido un ra sgo de l juda ismo desdela época de Ezequie l ( "e l a lma que prca mor i rá") has ta e l t iempo de Hi l le l("si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará?" y "si yo estoy aquí, todoe s t á a q u í " ) .

Pe ro como único y autosuf ic iente código de doc tr ina nac iona l , e l juda ismode ningún modo podía concorda r con aqué l . La obse rvac ión más ascé t icaque encontramos en la Mishná es la del R. Jacob (el maestro del R. Iehudáha-Nasí ) : "Este mundo es como una antecámara de l mundo por venir " , 76

pero e l mismo R . Jacob también d ice : "Mejor e s una única hora de a r re pent imiento y buenas obras en e s te mundo que toda la v ida de l mundo porvenir ." 77 D e m o d o q u e este mundo es lo pr inc ipa l , y aquí ha de realizarsela vida moral. Con la doctr ina ética de Jesús ocurrió lo mismo que con suenseñanza conce rniente a Dios . Je sús no se h izo a s í mismo ni Dios , n i Hi jode Dios y , en su v is ión de la Divinidad, s iguió s iendo un ve rdadero judío ,pero al dar un énfasis excesivo a la paternidad divina en relación con él hizoque Pablo y sus contemporáneos le a t r ibuyeran una concepc ión que e ra a lmismo t iempo extraña a su mente y muy poco a le jada de la idola t r ía .

Lo mismo va le con re spec to a su doc tr ina é t ica .

y or ig inó no- juda ísmo. Cuando es ta s normas é t icas ext remas son HopmmliiMde los hechos de la vida cotidiana y enseñadas como reglas religiosits, nilón-tras que, al mismo tiempo, la vida de todos los días se conduce a lo lingode líneas completamente diferentes, definidas en los códigos legales preva

lecientes (que no se ocupan de la religión) o de acuerdo con el conocimientoc ient í f ico me jorado (que tampoco se ocupa de re l ig ión) , e s inevi table quetales normas sólo puedan ejercer atractivo sobre sacerdotes y reclusos, y cutrelos individuos de mayor inclinación espir itual, cuyo único interés sea la rel ig ión; mientras , e l r e s to de la humanidad pe r s igue un modo de v ida quees ente ramente secula r e inc luso pagano.

Tal ha sido el caso del cristianismo desde la época de Constantino hastae l presente : la r e l ig ión ha representado lo que es super ior é t ica e idea lmente ,mientras que la vida social y política ha permanecido en el otro extremo debarba r ie y paganismo. De la Inquis ic ión española no se pensó que fue raincompa t ib le con e l c r is t ianismo. La Inquis ic ión se preocupaba por la v idacotidiana; era religiosidad política, mientras que el cristianismo fue religiónpura y ética elevada por encima de las necesidades de la vida ordinaria.Pe ro , no obstante , é s te nunca puede se r e l caso cuando, como en e l juda ism o , la religión nacional abarca todos los aspectos de la vida nacional, cuandonac ión y c reenc ia son inseparables . Entonces e s imposible u t i l iza r una normaé t ica ext rema como base .

¿La nac ión quie re l ibe r tad? Entonces debe luchar por e l la . Como "poseedora de l Es tado" debe asegura r la v ida y la propiedad y , en consecuenc ia , r e s is t i r e l ma l . Una comunidad nac iona l de la ac tua l idad no puede sub

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El judaismo también conoce el ideal del amor al enemigo, y lo ejemplif ica en la ley relativa a su buey o asno extraviados y en la enseñanza éticade l Libro de Jonás ; pe ro e l juda ismo nunca lo subrayó a l punto de t r ansformar lo , en ú l t ima ins tanc ia , en una aspi rac ión demasiado e levada pa ra lahumanidad ordina r ia , e inc luso pa ra hombres de un ca l ibre mora l mayor que

e l promedio .78

Lo mismo se aplica al ideal de "tender la otra mejilla". Eljuda ismo también predicó que "quienes fue ran a f rentados no a f renta ran nuevamente" pe ro nunca subrayó indebidamente e s ta idea , pues se r ía d i f íc i lpa ra la soc iedad humana exis t i r con ta l pr inc ip io bás ico . El juda ismo noprohibe jura r y l i t iga r , s ino que presc r ibe "un rec to s í o no" , 7 9 y en la persona de Hi l le l formuló e l pr inc ip io de no juzgar a l prój imo "has ta que hayases tado en su luga r" . 80

Todas la s pa labras de e s ta na tura leza que pronunc ió Jesús pe r tenecentambién a la doc tr ina é t ica judía , pe ro su excesivo énfasis no fue judaismo,

7« Avot, IV, 16.77 Avot, IV, 17.7 8 Vale la pena observar a qué extremos se ven reducidos los apologistas de

la doctrina ética de Jesús (por ejemplo, E. Grimm, Die Ethik Jesu, 2* ed., Leipzig, 1917, págs. 122-134, 104) para convencerse de lo contrario a la naturalezade esta doctrina

7» Baba Metzia, 49a; J. Shevi'it, X, 9.so Avot, II, 4.

3 9 2

sistir sin legislación civil —y, por lo tanto, debe legislar—. No siempre sepuede d ispensa r e l juramento . La comunidad nac iona l de l presente no puedeexis t i r s in propiedad pr ivada y , por lo tanto , debe haber propiedad pr ivada ;la cuestión consiste más bien en el modo en que el hombre r ico hace usode su propiedad.

El sistema social se basa en la familia y, por lo tanto, no hay lugar enél para la doctr ina que hace del "celibato por causa del reino de los cielos"la v i r tud más exa l tada de quienes se adapta r ían a e se r e ino . En lo que re specta a la libertad de divoicio, ahora, diecinueve siglos después de Jesús, elc r is t ianismo " i lus t rado" de l mundo es tá luchando por e l la .

¿Qué luga r ocupa en e l mundo la jus t ic ia , s i debemos extender ambasmejillas a nuestros agresoies y dar al ladrón tanto la capa como la túnica?La civilización se basa enteramente en la diferencia entre el hombre y lanaturaleza, entre la sociedad humana y las bestias brutas y el mundo vegetal.No es , en consecuenc ia , pos ib le n i decente que e l hombre sea "como los l i r ios del campo" o "las aves del aire".

Pero, ¿cuándo, realmente, el cr istianismo se condujo de acuerdo con estasnormas éticas de Jesús? En la pequeña asociación de sus discípulos se prac

ticó la comunidad de bienes, pero incluso en ese caso el sistema se adoptósólo en pa r te y tempora r iamente . Los pr imi t ivos d isc ípulos de Jesús se ca saron, se entregaron a litigios, odiaron e injuriaron no sólo a sus enemigos,sino a todos los que se opusieron a ellos. ¿Acaso el mismo Jesús se sujetó a

39 3

 

su propia doctr ina? ¿Amó a los fariseos —que no eran sus enemigos, sinos implemente sus oponentes teór icos—? ¿No los l lamó "hipócr i ta s" , "se rpiente s" , "generac ión de v íboras"? ¿No amenazó que "sobre e l los vendr ía todala sangre inocente de r ramada en la t ie r ra"? 81 ¿No condenó a l impío a l in

f ierno, donde habría "lloro y crujir de dientes"?¿No resistió al mal con actos de violencia —expulsando a los cambistas y

mercaderes de pa lomas de l Templo—?¿No prometió casas y campos e incluso tronos de jueces en el futuro a

quienes lo s iguie ran? Cuando envió a " los doce" como mensa je ros suyos a la sc iudades de I s rae l , ¿no le s previno que fue ran "sut i le s como se rpientes ysenc i l los como pa lomas"? 82 ¿No di jo a l mismo t iempo, en cuanto a la c iudadque no los r ec ib ie ra , que "se r ía más to le rable e l d ía de l ju ic io pa ra Sodomay G o m o r r a q u e p a r a t a l c i u d a d " ? 8 3 ¿Y no manifes tó a sus d isc ípulos que"a quienquie ra que lo negara ( a Jesús) ante los hombres , Je sús lo negar íatambién ante su Padre que está en los cielos"? 84 ¿No hay en e l lo venganza ,ac t i tud de ma l ic ia , inc lemenc ia y odio a l enemigo? ¿Qué dec i r de e s ta s pa labras : "No pensé is que he venido pa ra t r ae r paz a la t ie r ra ; no he venidopara t r ae r paz , s ino espada" , 85 " n o p a z , s i n o d i s e n s i ó n " ? 8e

¿Y de estas duras, definidas expresiones: "Fuego vine a echar en la tier ra ; ¿y qué quie ro , s i ya se ha encendido?" 8 7 ¿Y de su mandamiento de"vender la capa y compra r una espada"? 8S ¿Y de éstas, las más crueles de laspa labras : "No de is lo santo a los pe r ros n i eché is vues t ra s pe r la s de lantede los ce rdos"? 89

¿Dónde , en todo es to , encontramos te rnura , pe rdón "has ta se tenta veces

que los judíos han s ido hechos mora les (no en teor ía , s ino en los hochosvivos) has ta e l ext remo de una debi l idad abyec ta . En segundo luga r , o l mo-nas t ic ismo es t íp ico , no de l juda ismo, s ino de l c r is t ianismo, de l mismo modoque lo e s de l budismo. De no haber habido n ingún e lemento ascé t ico y

monást ico en la enseñanza de Jesús , e l monast ic ismo no se habr ía t r ansfor mado en una pecul ia r idad de l c r is t ianismo romano y or todoxo.

La Reforma protes tante , que abol ió la v ida monást ica y e l ce l iba to de lclero, constituyó una reversión al judaismo. El cristianismo es la estacióninte rmedia ent re e l juda ismo y e l budismo. El juda ismo fa r isa ico corno untodo (d is t in to de c ie r tos mora l is ta s individua les , desde la época de los e se -nios has ta la de l autor de l Shevet Musar, que extra jo de ta l juda ismo uncódigo é t ico ext remis ta ) e s tuvo a le r ta a l hecho de que la Ley "no fue dadaa los ánge les se rvidores" , 90 y se esforzó por tomar en cuenta las condicionesexistentes, pero para elevarlas y santif icarlas. No enseñó la abolición del mat r imonio , de los juramentos o de la propiedad: buscó antes b ien re f rena re l deseo sexua l , l imi ta r e l empleo de juramentos y d isminuir los ma les dela r iqueza .

Al aba rca r a la v ida como un todo, e l juda ismo hizo imposible una mora lextremista; pero santif icó el aspecto secular de la existencia con la ayudade la idea de sant idad, mientras hac ía r ea l , fue r te y pa lpable a e s ta ideapor su contac to con la r ea l idad presente . El juda ismo es una cul tura soc ia lpol í t ico-nac iona l omnímoda . En consecuenc ia , junto con la más noble é t icaabst rac ta , comprende tanto leyes ce remonia les de in te rés puramente r e l ig iosos como puntos de v is ta ente ramente secula res humanos .

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c iendo un proceso a Jesús : é l mantuvo un a l to n ive l mora l en todos sus he chos, y sus dichos severos y la expulsión de los mercaderes y cambistas fueron en s í mismos una protes ta mora l e levada . Pe ro ta l contradicc ión entreprecepto y prác t ica no puede s ino demostra r que es ta doc tr ina ext rema es

imposible de l leva r a la prác t ica en la v ida cot id iana , inc luso por un hombretan excepc iona l pa ra e l que la soc iedad no s ignif icaba nada y , e l a lma de lindividuo, todo. Entonces , ¡ cuánto más imposible debe de se r lo en la v idanac iona l y pol í t ica !

Al juda ismo cor respondió adver t i r lo . Tenemos dos hechos ante nosotros .En pr imer luga r , la "mora l c r is t iana" fue enca rnada en la v ida d ia r ia por e ljuda ismo. Es e l juda ismo, y so lamente e l juda ismo, e l que nunca produjoasesinos y traficantes de pogroms, mientras que la indulgenc ia y e l pe rdónse han transformado en los rasgos primarios de su ser , con el resultado de

si Mateo, 23:35.S2 Ma te o , 1 0 :1 6 .ss Ma te o , 1 0 :1 5 .8 * Ma te o , 1 0 : 3 3 .

« 8 Ma te o , 1 0 : 34 .so Lu c a s , 1 2 : 5 1 .S T Lu c a s , 1 2 :49 .8 » Lu c a s , 22 : 36 .* 9 Ma te o , 7 :6 .

39 4

Así , en e l "Código de sant idad" leví t ico 9 1 encontramos, lado a lado, "amarás a tu prój imo como a t i mismo" y reglas sobre "a l imentos inmundos" y e l" res to de los sac r i f ic ios" ; "no te vengarás n i gua rda rás r encor" junto con presc r ipc iones sobre "mate r ia le s mezc lados" y "c ruza de animales" ; "como a unna tura l de vosotros tendré is a l ext ranje ro que more ent re vosotros y lo ama

rás como a t i mismo" a l lado de una d isposic ión sobre " la s ie rva adquir ida"(Leví t ico , 19:20 ) ; junto a l e levado pensamiento "vosotros so is los h i jos

de l Señor vues t ro Dios" apa rece la r egla ce remonia l "no ha ré is r a sguños envuest ro cue rpo" .

"No te vengarás n i gua rda rás r encor" puede apa rece r en e l mismo l ibroen que es tá e sc r i to " recuerda lo que Amalek te h izo" y "pe r s igue a los mi-diani ta s" ; e l mandamiento de ayudar "a l a sno de tu enemigo que ha ca ídobajo su carga" no excluye de la Ley de Moisés las prescripciones de "node ja r un a lma viva" , "de l foras te ro demandarás usura" y "de l ext ranje ro de mandarás e l r e in tegro" (Deute ronomio, 15 :3 , cua lquie ra que sea e l sent idoc o n q u e s e l o t o m e ) .

El mismo Ant iguo Testamento inc luye e l Libro de Jonás , que enseña de

modo in igua lado e l deber de pe rdonar a los enemigos y de protege r a l des-

90 Berajot, 25b; Yoma, 30a ; Kidushin, 54a; Me'ila, 14b.91 Levítico, 19.

.395

 

tructor de la patr ia , y el Libro de Esther, que describe con los colores másdes lumbrantes la venganza desca rgada sobre e l enemigo.

Todos e s tos sent imientos y ac t i tudes existen en un pueblo y deben encontra r luga r en su l i te ra tura : son todos humanos , profundamente implantados en la na tura leza de l hombre , y no se los puede modif ica r a voluntaden un momento . Tenemos una prueba de e l lo en e l hecho de que inc lusoe l c r is t ianismo, además de l Nuevo Testamento , se vio obligado a aceptar sinmodificación todo el Antiguo Testamento como Escritura Canónica, signoeste de que e l Nuevo Testamento solo no bas ta .

Y no basta porque no abarca la totalidad de la vida, sea ésta civil onacional, comunal o privada, religiosa o ética, teórica o práctica.

También e l Ta lmud, como e l Ant iguo Testamento , e s omnímodo. El idea lde l Ant iguo Testamento es e l profe ta Je remías : un mora l is ta , pe ro tambiénun t r aba jador pol í t ico y un gran luchador en de fensa de su pueblo .

El idea l de l Ta lmud es Hi l le l e l Anc iano. El , no menos que Jesús , fueun mora l is ta de a l to n ive l , un humilde , un pac i f icador , que amó a su pró

jimo, pe ro no fue luchador n i pol í t ico; en luga r de e l lo , su enseñanza aba rcala totalidad de la vida nacional y social. Hillel tomó posición en el centrode los a suntos , t r aba jando junto con la comunidad ( su sentenc ia f avor i ta e ra"No te mantengas apa r tado de la comunidad") , inc luyendo en su e sfe ra dein te rés todos los r equer imientos de la v ida desde todo posib le punto de v is ta , corporiz ando sólo las normas éticas susceptib les de llevarse a la prác tica,y de tal modo santif icó y elevó el tono de la vida ordinaria cotidiana, ehizo su doc tr ina é t ica popula r y ampl iamente d i fundida . Era pos ib le que la

Exceptuada es ta doc tr ina é t ica , Je sús no le d io nada a su nac ión. No secuidó de re formar la c iv i l izac ión o e l mundo: por lo tanto , adopta r la doc tr ina de Jesús signif ica apartarse de toda la esfera de la existencia humanay nacional ordenadas —de la ley, del aprendizaje y de la ciencia del gobiernocivil— (que son aspectos por igual considerados en los códigos de los tanaímy fa r iseos) , de la v ida de l Es tado y de la r iqueza en prác t icamente todas susformas . ¿Cómo podía e l juda ismo asent i r a ta l ideal ético, ese judaismo alcua l e l idea l monást ico s iempre le ha s ido extraño?

La ética de Jesús, no obstante, se funda en la naturaleza especial de sucreencia en el día del juicio y en el reino de los cielos ( los "días del Mes ía s") . Sólo después de que hayamos entendido la na tura leza de e s ta c reenc ia podremos comprender cómo e l judío Jesús a lcanzó un extremo semejanteen su doctr ina ética.

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prac t ica ran todos los hombres , y no solamente unos pocos e legidos que podían sustraerse de los asuntos de la vida cotidiana.

Jesús superó a Hillel en sus ideales éticos: a la "regla de oro" de Hillella pasó de su forma nega t iva ( "No hagas a tu prój imo lo que te r e sul taodioso a ti") —en la cual el Libro de Tobit92 se anticipó a Hillel— a la

forma posi t iva ( "L o que quer r ía s que los hombres te hagan, haz lo tambiéna ellos") —la "Carta de Aristeas" 9 3 se anticipó en esto a Jesús—, y se ocupóde la doc tr ina é t ica más que Hi l le l , pe ro su enseñanza no ha probado se rposib le en la prác t ica . 94

En consecuencia, él dejó intocado el curso de la vida ordinaria —perversa , c rue l , pagana—; su exa l tado idea l é t ico quedó re legado a un l ibro o , alo sumo, se transformó en una posesión de monjes y reclusos que vivieronmuy a le jados de la s ru ta s de la v ida cot id iana .

9 2 Tobit, IV, 15; la regla se encuentra también en Filón, según la cita Eusebio,Praeparatio Evangélica, VIII, 7, 6; y también en lo que, en lo principal es unaobra judía: la Didakhé, I, 2.

9 3 Ed. Wendland, pág. 207; véase Kautzsch, Apocryphen und Pseudepigra-phen des Alten Testaments, II, 22, n. a. Véase el Enoch eslavónico, LXI, 1.

9 4 Véase "Ahad ah-Am", Obras Completas, IV, 45-50; G. Friedlander, Th eJewish Sources of the Sermón on the Mount, Londres, 1911, págs. 230-238. Mai-mónides, no obstante, en su Sefer ha-Mitzvot, Mitzvot 'Asé, § 206 (e d. H. Heller,Petrokoff, 1914, pág. 64) da juntas la forma positiva y la negativa, y consideraambas como igualmente propias del judaismo.

3 9 6 3 9 7

 

V I . El día del juicio y el reino de los cielos

Al tratar sobre la vida de Jesús hemos visto que, en el momento de subau t i smo por Juan en e l r í o Jo rdán , re l ampagueó en su men te l a i dea deque él era el Mesías, pero que ocul tó el hecho a sus discípulos hasta Cesáreade Fi l ipo, puesto que así evi taba el pel igro de susci tar un movimiento po

l í t ico contra Roma (cf. la tentación inmediatamente posterior al baut ismo),y tomó el encarcelamiento de Juan el Bautis ta como una advertencia contrala part icipación en cuest iones pol í t icas. No obstante, s iendo que había unMesías en el mundo, se seguía que "el reino de los cielos estaba cerca", y aesta nueva, Jesús la publicó y proclamó en su doctrina desde el principio.

¿Cuál era la naturaleza de este reino de los cielos y cómo habría de serrevelado en e l mundo?

Ya hemos observado 1 que "reino de los cielos" (t í tulo usual en Mateo)

y paganos, y el mundo como un todo pasaba por una si tuación similar,puesto que era regido por t i ranos impíos. Prevalecía una pobreza dolorosa ygrandes t ribulaciones; los justos y piadosos eran perseguidos y afl igidos.

Todo es to ocurr í a porque los hombres se hab ían dado a l pecado : no p ract icaban la bondad, ni daban l imosnas a los pobres; robaban, oprimían y vivían en el lujo por el despojo del menesteroso. Ni s iquiera observaban losp r inc ipa les mandamien tos ; p ro fanaban e l Shabat y cometían otras fal tas s i mi l ares . Pero una vez que se a r rep in t i e ran , que abandonaran sus malos caminos y se esforzaran por hacer el bien al prój imo y abstenerse de la opresión y el error, que procuraran la rect i tud y rogaran al Señor, entonces elDios de sus padres les enviaría al profeta El ias , quien l levaría las fel icesnuevas de la venida del redentor, el Mesías Rey, que los l iberaría de todomal, y vencería a sus esclavizadores extranjeros por "el soplo de sus labios",es decir, por la ayuda de Dios (de acuerdo con las más primit ivas y populares formas de la creencia, el Mesías sostendría una guerra con el invasorhasta derrotarlo por completo, y esta victoria sería lograda con la ayuda

d i v i n a ) .Entonces —se pensaba— será rest i tuido el reino a la casa de Israel , bajo

el cetro justo del Mesías (de al l í el t í tulo de "Mesías Rey"), y Dios habráde juzgar a todas las naciones y también a las t ribus de Israel ; en el díadel juicio, el Mesías estará a la diestra de Dios. A los t ransgresores que senegaron a arrepentirse, fueran el los gent i les o del pueblo judío (aunque serámucho mayor el número de gent i les) Dios los consumirá en el fuego delinfierno. El día del juicio será un momento de zozobra tal en el mundo

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o "re ino de Dios" (usual en Marcos y Lucas 2 ) , "re ino de l Todopoderoso"(como en la oración Alenu ["Author i sed Prayer Book", pág . 76 ] ; "Cuandoel mundo sea perfecto bajo el reino del Todopoderoso"), o la Theokrateia deJosefo,3 son expresiones tan enteramente hebreas que su t raducción griega

ret iene la construcción original ( |3acuX£Ía TCOV OÓpocvcov, con "cielos" enp lu ra l , como s i empre se emplea en hebreo) , y que fueron ampl i amen te u t i l izadas en Israel en la época de Jesús, y comprendidas en general s in expl icaciones ul teriores.

Jesús nunca las explicó: por lo menos en los Evangel ios canónicos hablamucho más de la venida del reino que de su naturaleza. Pero proporcionaindicaciones suficientes como para dejar en claro que su idea al respecto ytodo lo que el la implicaba difería en poco de la de sus correl igionarios judíosen el período tanaítico temprano. El reino de los cielos es la soberanía delbien —el bien m unda no, ma terial , tanto como el más al to y espiri tual , pue s"hay un solo bueno, que es Dios" 4—. En aquel los días , antes de los "díasdel Mesías", Israel estaba en una mala condición, gobernado por extranjeros

1 Véase la pág. 239.2 Que su significado es idéntico surge del empleo de D'atP flNT y DW Ü Vcomo expresiones intercambiables por D'rfrx MO' y 'n nv .

3 Contra Apíonem, II, 16.* Marcos, 10:18; Mateo, 19:17; Lucas, 18:19.

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como nunca fue conocido desde que Dios lo creó. La escasez y el hambrese harán dolorosos, enconados; se sostendrán guerras crueles y violentas, aumentará el desprecio, las reyertas internas l legarán a tal punto que los hi josul trajarán a los padres y las hi jas se rebelarán contra las madres. Serán des

truidas ciudades enteras. Será olvidada la Ley. Habrá muchos falsos profetas, y a l mundo vendrá desgrac i a t ras desgrac i a has t a que los pocos buenosy justos sean purificados y expurgados entre los numerosos impíos e injustos.

Después del severo día del juicio, cobrará ser un nuevo mundo, y con élvendrá l a "edad mes ián ica" , d í as de fe l i c idad y p rosper idad , t an to mater i a lcomo espiri tual . Al sonido de la t rompeta del Mesías (o, mejor, de la t rompet a que sa lude l a ve i ida de l a edad mes ián ica) se reun i rán los des t er rados , t o dos los judíos esparcidos en los cuatro extremos de la t ierra. Todos losgenti les que sobrevivan al día del juicio se harán prosél i tos e invocarán elnombre del solo y único Dios, "todas las naciones serán hechas una sociedadpara cumplir la voluntad de Dios con un corazón perfecto", y el justo y el piadoso serán aproximados a Dios y gozarán todas las maneras del bien.

En la Tierra de Israel se establecerá un reino glorioso de los santos delAlt ís imo, con el Mesías Rey a su cabeza. El Templo será reconstruido ytodas las naciones, aunque persis t iendo según sus razas y Estados (el judaismo no contempla la abol ición de la nacional idad en el mundo, s ino la

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hermandad de l as nac iones ) , a f lu i rán hac ia e l Monte de Dios y serv i rán a lDios de Israel junto con el pueblo elegido. La misma fertilidad de la tierraaumentará g randemente y l as bestias malas ya no harán daño a l a humanidad. El dolor cesará con la opresión y el orgul lo, la esclavi tud y la des

igualdad, y la humanidad se t ransformará en un reino de hermanos, hi jos deun padre : su Padre Celes t i a l .

F ina lmen te t endrá lugar l a resu r recc ión (una concepción comple t amen tejudía, surgida de la combinación de la idea extranjera, greco-persa, de lasupervivencia del alma, con la idea judía de la edad mesiánica). Los justosvendrán a la vida y (según otra opinión) también los perversos, después dehabe r s ido purificados T el fuego del infierno. Los justos se senta rán en lacompañ ía de Abrakdm, Isaac y Jacob ; de Moisés , e l Pr imer Reden to r , y de lresto de los santos del mundo; todos se guarecerán a la sombra del Mesías.

Entonces y sólo entonces l legará el mundo por venir, donde no se comeni se bebe , no se comerc ia , no hay fecund idad n i engendramien to de n iños ,ni celos, ni rival idad, s ino que "los justos se sentarán con diademas en sus

cabezas y gozarán del resplandor de la Shefiná".6

Este era el ideal del reino de los cielos o de "los días del Mesías", en laépoca en que vivió Jesús; éste fue el ideal que tenía en mente el Nazarenoal rea l i zar su g ran p ronunciamien to : "E l re ino de los cielos es t á cerca ." También para él los principios raigales eran la rect i tud y las buenas obras, elabstenerse de la venganza y del sent imiento de malicia, de la opresión y de losactos violentos, de la crueldad y de la concupiscencia, y la práct ica delbien, del perdón y de la misericordia, de la humildad y la piedad y, por

cielos",6 y este pasaje se refi rió s in duda al "vino conservado en la uva desdelos seis días de la creación". 7

A quienes dejaban casa y campos les prometió "casas y campos centup l i cados",8 y di jo a sus discípulos: "Yo, pues, os haré heredar el reino de

los cielos. . . par a q ue com áis y bebáis a mi mesa en mi reino, 9 y os sentéisen t ronos juzgando a las doce t ribus de Israel ." 10

Y, nuevamente , con pa lab ras d i feren tes : "En l a regenerac ión (e l 'nuevomundo'), cuando el Hijo del Hombre se s iente en el t rono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce t ronos parajuzgar a las doce t ribus de Israel ." n

En lo que respecta a la fert i l idad incrementada de la t ierra, Papías, unode los primeros Padres de la Iglesia, ci tando a Juan de Asia Menor, nos hatransmit ido estas palabras de Jesús: "Vendrán días en que las vides crecerán; cada una fruct i ficará en diez mil cepas; en cada cepa [habrá] diez milramas; en cada rama diez mil vastagos, y en cada vastago diez mil racimos,y en cada racimo diez mil uvas, y cada uva producirá cinco y veinte medidas(lit. batos; u n bato = 36 l i t ros) de vino. Y cuando alguno de los santostome una uva , o t ra uva g r i t a rá : 'Mejo r uva soy yo : t ómame; por mí bend iceal Señor. ' Igualmente, de un grano de t rigo brotarán diez mil espigas de cereal ; cada espiga tendrá diez mil granos, y cada grano diez mil l ibras deharina pura y fina. Y así será con el resto de los frutos y semil las y contoda hierba según su clase. Y todos los animales que consumen los al imentos que se obt ienen del suelo vivirán en paz y concordia, en todo sometidosa l h o m b r e . " 1 2

Esta descripción concuerda en todos sus detal les con otras que encon

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sobre todo, la evi tación de la hipocresía y la gazmoñería, es decir, de la consideración de las leyes ceremoniales —por ejemplo, las del lavado de manos,la purificación de las vasi jas y el diezmo de las hierbas— como el elementoprimario de la vida devota, mientras se considera de importancia secundaria a los mandamientos vi tales referentes a las relaciones del hombre consu prój imo.

Pero al pobre, oprimido y afl igido, al perdido y extraviado, al ignorantey proscripto social que Jesús reunió en torno de s í , no podía atraerlos ni sat isfacerlos con promesas espiri tuales solamente: se veía obl igado a presentar,as imismo, un idea l t e r renal , más par t i cu larmen te desde que t ambién compart ía las creencias e ideas de su pueblo y de su época. Ya hemos visto cómodescribe el día del juicio con colores que recuerdan estrechamente los delas ant iguas baraitot, que hablan de "los tormentos del Mesías", y los de losviejos Apocal ipsis hebreos; así di jo: "De cierto os digo que no beberé másdel fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de los

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Este es un resumen muy breve de tres libros míos: Ha-Raíon ha-Meshijib'Israel, vol. I: The Period of the Prophets (Cracovia, 1909); vol. II: The Apocryphaland Pseudoepigraphicál Books (Jerusalén, 1921); vol. III: Period of the Tannaim(Jerusalén, 1923); también, en alemán, Die Messianischen Vorstellungen der Jü-dischen Volkes im Zeitalter der Tannaiten, Berlín, 1904.

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t ramos en el Apocalipsis de Baruch,13 en una an t igua baratía t a lmúdica , 14 ymás aún con una ampliación de esta baratía que está en el ant iguo midrashtanaítico Sifré.15 Posteriormente, a medida que el cris t ianismo se alejaba deljudaismo y se frustraba la esperanza de una rápida venida del reino de los

cielos, tales promesas materiales y terrenales fueron omit idas de la doctrina cris t iana.Pero no queda duda de que Jesús nunca pod ía haber a t ra ído a los s im

ples y un tanto toscos pescadores y campesinos s in la promesa de fel icidadmaterial y terrenal ; ya hemos observado que, incluso en los Evangel ios ca-

« Marcos, 14:25.i Berajot, 34b .8 Marcos, 10:30.9 Cf. "El Santo, bendito sea, preparará un banquete para los justos de la carne

de Leviatán" (Baba Batrá, 75 a ) .10 Lucas, 22:29-30.1 1 Mateo, 19:28.1 2 Véase Ireneo, Adv. Haer., V, 33 .1 3 Baruch, 29, 5-8. Para una comparación de Baruch con Papías, véase Klaus-

ner, Ha-Ra'ion ha-Meshiji b'Israel, II, 54-56.14 Ketubot, I l l b .15 Sifré sobre Deuteronomio, 15 y 17 (ed. Friedmann, 135-6). Para más de

talles, Klausner, Die Mess. Vorstellungen, págs. 108-112.

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nónicos, él previno para el banquete del Mesías "la mesa del reino de loscielos", el "vino nuevo", y también "campos y casas" en los "días del Mesías".

Más aún: en los s iglos primero y segundo de la Era Crist iana, la creencia en el reinado terrenal del Mesías era todavía fuerte, y por muchos s iglos

más los cris t ianos espeiaron "el Milenio" (milenarismo); esta creencia incluyó las descripciones materiales registradas por Papías y otras ideas afines,las cuales encuentran cierta base en los Profetas y en la l i teratura hebreasubsecuente ("el banquete de Leviatán", "Leviatán y el toro", "el vino guardado desde los días de la Creación", etc.) .

Tampoco en este aspecto difi rió Jesús del resto de su pueblo; además,t enemos razones para creer que e l Nazareno esperaba que e l re ino fuerarest i tuido a los judíos en un sent idc político. Entre los primeros versículosde los Hechos de los Apóstoles, s in ninguna preparación ni advertencia enel contexto, aparece súbi tamente el s iguiente pasaje: 16 "Entonces los que sehabían reunido (los discípulos) le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarásel reino a Israel en este t iem po (év t ñ x p o v S TOÚTG))?" En este versículono se duda del hecho de que Jesús rest i tuiría el reino a Israel : sólo era una

cuest ión de "cuándo" lo haría.En consecuencia, Jesús fue verdaderamente judío en todo lo referente a

la creencia en un Mesías terrenal e incluso pol í t ico; la única diferencia, conrespecto a otros creyentes en un Mesías pol í t ico, consist ía en que él supusoque sólo con la ayuda de Dios, y s in fuerza armada, podía rest i tuir el reinode Israel a los judíos, una vez que éstos se arrepint ieran.

Pero a pesar del carácter judaico de esta creencia mesiánica, había enel la, en la forma en que Jesús la concebía, un pel igro para los judíos.

y "la Ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dioses anunciado". 18 El reino de los cielos, por lo menos, ya se había aproximado , es t aba "cerca , a l as puer t as" , y no fa l t aba nada , excep to e l a r repen

t imien to y l as buenas obras (de acuerdo con e l R. E leazar ) . 1 9 En consecuencia, Jesús los predicó con la mayor insis tencia, y supuso que no exist íanecesidad alguna de rebel ión ni incluso ninguna razón para que, por el momento, se revelara como Mesías. La necesidad real consist ía en susci tar ungran movimiento popular de peni tentes y virtuosos; así se acercaría aun másel reino de los cielos, y con él la oportunidad de la manifestación mesiánicade Jesús .

Bastaba con que el pueblo de Gali lea, de Judea y del otro lado del Jordán se a r rep in t i e ra comple t amen te y a l canzara e l más a l to n ive l de conductamora l humanamente pos ib l e , de modo t a l que e l hombre amara a sus enemigos, perdonara al t ransgresor, se vinculara con publícanos y pecadores yextendiera la meji l la a quien lo agredía; bastaba esto para que Dios real izara

un milagro y el reino de los cielos fuera rest i tuido a Israel , la naturaleza l levada a la perfección y el mundo se t ransformara en un paraíso terrenal .

El ias ya había venido en la persona de Juan el Bautis ta, y en ese momento l legaba Jesús: él habría de ser el "Hijo del Hombre", se sentaría "ala diestra del Poder", y con él sus doce discípulos, en el día del juicio, cuandoDios juzgara a las doce t ribus de Israel . Este día del juicio y este reino delos cielos asociados con él no se demorarían mucho, pero la fecha y la horasólo las conocía Dios. 2 0 Llegarían súbi tamente; como el Diluvio en los deN o é , as í s er í a l a ven ida de l Hi jo de l hombre; 2 1 el gran día del Señor l le

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Los judíos esperaban al Mesías en todo momento. Todos los días surgíanfalsos Mesías, patriotas vis ionarios, corazones animosos pero de manos débiles, que desaparecían como sombras después de que los romanos o losherodianos ponían fin a sus hechos y a sus personas. A veces los fariseos y

tanaím los apoyaban, como el R. Akiba apoyó a Bar Kojba, pero, por lo general , los fariseos temían las consecuencias problemáticas de la creencia mesiánica en la práct ica. 17

De al l í que en la l i teratura talmúdica ant igua encontremos una act i tudambigua hacia las promesas mesiánicas: hay una cierta cautela en lo tocantea las personas de los Mesías, pero una profunda y entusiasta creencia en laesperanza mesiánica misma. Cuando l legara la hora señalada, Dios mismoredimiría a su pueblo mediante milagros y prodigios, y el Mesías no seríamás que un ins t rumento de aquél . J esús , desde e l momento de su bau t i smo ,Se consideró el Mesías; de modo que el Mesías ya estaba en el mundo, y elreino de los cielos, el reino del Mesías, exist ía análogamente en la t ierra.

El Nazareno afirmó definidamente que el reino de los cielos había comenzado con Juan el Bautis ta, "pues él es aquel El ias que había de venir",

i* Hechos, 1:6.17 Véase j . M. Elbogen, Ph'rushim (Otzar ha-lahadut, volumen de muestra,

Varsovia, 1906), págs. 93-4.

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gar í a "como un l ad ión en l a noche"; 22 "como e l re l ámpago que a l fu lgurarresplandece de un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijodel Hombre en su d í a" . 23

Y, en real idad, el reino de los cielos ya había comenzado; en cierto sen

t ido ya estaba al l í : "El reino de los cielos no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí , o helo al l í ; porque he aquí , el reino de Dios está entrevoso t ros ." 2 4 En otras palabras, el Mesías ya está entre vosotros, y no —según lo interpreta Tolstoi— "dentro del hombre", s ino "entre los hombres queactúan rec t amen te" . E l a r repen t imien to ya obraba en a lgunas personas ; enconsecuencia, el reino de los cielos ya había principiado en los hechos; loque se seguía esperando era que la totalidad del pueblo se arrepint iera yactuara rectamente ( 'XDT T?13— "que todos estuvieran l ibres de culpa",según lo expresa e l Talmud) 2 5 o por lo menos que lo hiciera la mayoría.

i» Mateo, 11:12-15; Lucas, 7:28, 16:16." Sanh., 97b.2 0 Marcos, 13:32. Es interesante notar que en Hechos, 1:17, "el dia" se trans

forma en "los tiempos".2 1 Mateo, 24:37-39.2 2 Mateo, 24:42-44; cf. I. Thess, v. 2-3.2 3 Lucas, 17:24.2* Lucas, 17:20-21.2B Sanh , 9S .

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Entonces, con la ayuda de Dios y su Mesías, el reino de los cielos se t ransfo rmar í a en rea l idad .

Pero todavía estaba en proceso de entrar a la vida. Algunos no podríanver lo , as í como e l pueb lo ignoran te no lograba comprender de qué modo

de una pequeña bel lota crecía un gran roble. El reino de los cielos es comoun g rano de mos taza que germina y crece y se t rans fo rma en una g ran p l an t a , o como l a l evadura que en pequeña can t idad l euda toda l a masa , o comouna semil la que un hombre arroja a la t ierra mientras el mundo duerme, yque b ro ta y crece por s í mi sma. 2 6

Es cierto que algunas de las semil las perecen, pero la que cae en buenat ierra produce t reinta, sesenta o incluso ciento por uno. Es cierto que entree l t r i go puede haber c i zaña , pero después de un t i empo e l g rano maduraen el campo, y el t rigo y la cizaña se separan: el t rigo se junta en el granero y la cizaña es arrojada al homo. 2 7 Jesús es t aba convencido de que "nopasar í a esa generac ión has t a que todo es to acon tec i era" , 28 y afirmó defini-damente : "Hay a lgunos de los que es t án aqu í que no gus t arán l a muer t ehasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder", 29 y t ambién a

sus apóstoles: "De cierto os digo que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Is rae l an tes de que venga e l Hi jo de l Hombre ." 3 0

Dura n te e l s iglo p r ime ro y has t a comienzos de l s egundo , desde Es tebanhasta el úl t imo de los contemporáneos de Jesús, todos esperaron la venidadel Mesías en sus días . Esta es la Parusta ( l a Segunda Ven ida) que l l enólos pensamientos de Pablo, a la que esperó hasta el fin de sus días , y sobrela cual habló con la máxima convicción en sus epístolas . 31 El mote o divisade los primeros cris t ianos era Maran Ata, "nues t ro Señor v i ene"; 3 2 lo s

3 3

los "días del Mesías" estaban próximos, y los días del mundo "cumplidos",él no habría podido presentar esta ét ica extremista y esa abnegación de s ique enseñó en muchas de sus parábolas y sentencias .

Si el reino de los cielos está cerca vale la pena venderlo todo y comprarla única perla preciosa: ese reino de Dios. Tampoco es preciso tener escrúpulos en recibir a publícanos, pecadores y rameras, puesto que el día deljuicio arribará y separará al bueno del malo —así como el pescador recogeen su red peces buenos y malos, y sólo posteriormente el ige los buenos ydescarta a los otros.34

El doble error de Jesús —la creencia en la proximidad del remo de loscielos y en su propio mesiazgo— perpetuó su memoria y dio origen al crist ianismo. De no haber sus discípulos esperado su segunda venida, el cris t ianismo nunca habría l legado a exist i r: aun como secta judía, incluyendo a losdiscípulos y a Pablo, sólo podía persis t i r por la creencia en que Jesús erael Mesías que vendría a la diestra de Dios en el día del juicio y no permi

t i ría que sus seguidores vieran corrupción. De no ser por esta convicción,Jesús, el judío farisaico, nunca podría haber predicado esa ét ica individual is ta y extremista que ni la sociedad, ni el Estado, ni la nación estaban encondiciones de soportar, por más que el la concordara con el espíri tu y lasnecesidades de los afl igidos y los humil lados, entre los judíos y las otrasnaciones, durante ese período horrible de servidumbre universal , en el quetodos los pueblos se retorcían de dolor en las garras de la cruel y vorazáguila romana. Pero los judíos en conjunto no podían adherirse a una creencia de base tan endeble. Por esta creencia de Jesús, su reino se t ransformó

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d ías es t aban cumpl idos", e l mundo "es t aba v i e jo" y se acercaba a unaconclusión; quedaba poco t iempo hasta el "fin" del mundo, el día del juicioy el reino de los cielos.

Esta misma convicc ión explica el sistema ético-ascético extremista de Je

sús. Si este mundo ha de cesar pronto y Dios ha de producir una "nuevacreación", el hombre puede distribuir sus bienes entre los pobres, abstenersedel matrimonio, olvidar a su famil ia, no jurar ni resis t i r al mal . Esta moralextremista es explicable como moral del "fin del mundo", necesariamentesombría y pesimista. Sin embargo, no se s igue que Jesús no considerara talmoral como un fin en sí misma: era un judío y se había educado en los escri tos profét icos hebreos. Pero de no haber s ido por esta convicción de que

2 6 Marcos, 4:26-32; Mateo, 13:3-34.2T Mateo, 13:3-52.2» Marcos, 13:30.29 Marcos, 9:1.so Mateo, 10:23.3 1 Véase O. Holtzmann, War Jesu Ekstatiker?, 1903, págs. 66-69.3 2

I Corintios, 16:22. Más correctamente: ¡Maraña tal, "¡Ven, oh Señornuestro!"83 Un aterrorizante cuadro del fin de "la juventud del mundo" y de la "con

sumación de la vida" puede encontrarse en el Apocalipsis de Baruch, kxxv, 10 (I.Klausner, Ha-Ra'ion ha-Meshiji b'hrael, I I , 57) .

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en rea l idad en uno que "no es de es t e mundo". 3 5 Al dar un énfasis excesivoa la paternidad divina, el Nazareno, en el pensamiento de la s iguiente generación cris t iana, se t ransformó, a pesar de él mismo, en el Hijo de Dios;posteriormente, para los conversos provenientes del paganismo, pasó a ser

Dios mismo. Pero, una vez más, a t ravés de la predicación de sus protestasmes ián icas , después de no haber log rado man i fes t arse a l mundo nuevamente , en su poder y gloria, se convirt ió, a pesar de s í mismo, en un "sacrificio",en un "resca t e para muchos". 36

El judai smo, por o t ra par t e , es def in idamente "de es t e mundo": busca(cf. la plegaria Alenu) "enmendar es t e mundo por e l re ino de Dios" , yno solamente a individuos ais lados. El judaismo no asocia al Mesías con laDivinidad, ni le atribuye un papel decisivo en el día de la redención: eljudaismo no sabe nada de la redención a t ravés de un intermediario o intercesor entre Dios y el hombre.

Los judíos en conjunto no podían, en consecuencia, aceptar a Jesús. Jesúsmismo, s iendo, como lo era, un judío, no se consideró Dios ni se pensó unrescate sacrificial , pero por sus sentencias y obras dio ocasión a que otroslo vieran así después de un lapso breve,

3* Mateo, 13:44-52.35 Juan, 18:36.36 Marcos, 10:45.

4 0 5

 

En ese t iempo el judaismo farisaico era demasiado maduro y su propósi to demasiado fi jo como para soportal- cambios. Sus l íderes estaban luchando por la existencia nacional , con opresores extranjeros, con los semi-extranjeros que buscaban aplastarlo, y con una idolatría decadente que quería

absorberlo. En esos días de tensión y afl icción el los estaban muy lejos —yalejarían también a sus correl igionarios judíos— de fantasías pel igrosas y deun extremismo que la mayor parte del pueblo no podía sobrel levar.

El los vieron desde el principio cuál sería el fin: el resul tado de una visiónvana es la semiidolatría, y una moral extrema concluye en la desmoral ización.Y as í fue . Es c i er to que , para e l mund o pagano , rep rese n taba u na g ran ganancia la creencia en un Dios único y en la doctrina ét ica profét ica que seperpetuó en el cris t ianismo gracias a la enseñanza del judío Jesús; en talsent ido, el judaismo, a t ravés del cris t ianismo, se t ransformó en "una luzpara los gent i les".

Pero los judíos mismos no podían comprometer esa enseñanza farisaicaque tuvo su móvil principal en el judaismo y se desarrol ló con el judaism o, que abarcó todas las cosas de su vida cot idiana y real izó las demandasét icas y las promesas mesiánicas de los profetas en la vida nacional ; los judíosno podían comprometer todo esto por una visión mesiánica y un código ét icoextremista fundados por igual en una espera nunca sat isfecha. 37

El reino de los cielos, según Jesús, está en el presente. El reino de loscielos, según el judaismo , ha de estar "en, los días por ve nir". Para el primero ,el reino vendrá súbi tamente, "como un ladrón en la noche"; para el segundo,será el fruto de un largo desarrol lo y de t rabajo duro. El verdadero social ismo es judío y no cris t iano. ¿Cómo, entonces, podía el judaismo considerar

VIL El carácter de Jesús y e l secretode su influencia

La influencia de Jesús sobre sus discípulos y seguidores fue excepcional .En Gali lea fue seguido por masas; por él los discípulos lo abandonaron todo

y lo acompañaron a la zona de pel igro, Jerusalén; le fueron fieles durantesu vida y después de su terrible muerte. Atesoraron como una perla preciosacada palabra que pronunció, incluso parábolas que el los no entendían y lasmás enigmáticas figuras del lenguaje. A medida que pasó el t iempo, su imagen espiri tual fue cada vez más y más exal tada, hasta que, finalmente, alcanzó la medida de lo divino. Nunca ocurrió una cosa semejante con otra criatura humana en los t iempos históricos, i lustrados, y entre un pueblo queproclamara dos mil años de civi l ización.

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Mesías a Jesús?Y así encontra mos la respuesta c orrecta a la doble pregu nta d e por qué

Jesús apareció en el pueblo de Israel y, a pesar de el lo, el pueblo de Israelrepudió su enseñanza. Ambas cosas fueron naturales , e inevi tables en el proceso de la his toria humana, his toria que es gobernada por una razón superior y cuyo único camino es la verdad y la just icia.

3 7 Incluso un apologista cristiano tan ardiente como Eduard Grimm se ve obligado a admitir esto: "El reino de los cielos, como vivía en las esperanzas del pueblode Israel, no podía ser sino algo real y tangible, como otros reinos. Y Jesús mismono estaba muy lejos de tal idea. Nos encontramos, en consecuencia, en una posi

ción poco comente: si la idea del reino de los cielos ha de gobernarnos en el díade hoy como una fuerza viva, debemos inevitablemente espiritualizarla en tal gradoque le sustraemos la mayor parte de su carácter original. Si, no obstante, preserváramos la verdad histórica, la idea nos resultaría extraña y dejaría de ocupar unaposición central" (Die Ethik Jesu, 2 a ed., Leipzig, 1917, pág. 265).

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¿Cuál es el secreto de esta asombrosa influencia?

En mi opinión, la respuesta debe buscarse en la naturaleza compleja desu personal idad y en sus métodos de enseñanza .

El gran hombre no es reconocible como tal sólo por sus virtudes, s ino

también por sus defectos, que pueden, en ciertas combinaciones, t ransformarseas imismo en v i r tudes . Como todo g ran hombre , J esús fue un comple jo demuchas y pasmosas contradicciones; eran el las las que obl igaban a la sorpresa, el entusiasmo y la admiración. 1

Por una parte, Jesús se incl inaba a la modest ia; era t ierno y apacible,to l eran te en una med ida s in p receden tes . D i jo de s í mi smo que hab ía ven ido ,no a ordenar, s ino a servir. En un momento de la más profunda pena, reflexionó que las aves poseían nidos y la zorra madriguera, pero el Hijo delHombre no tenía donde recostar su cabeza. Había cosas de las cuales él nadasabía, conocidas sólo por su Padre Celest ial . El no podía adjudicar "tronos"en el reino del Mesías: esto sólo era potestad de Dios. A un hombre quepecara contra él , contra el Hijo del Hombre, todo podía serle perdonado,

s i empre que no pecara con t ra e l Esp í r i t u San to .Por el otro lado, la creencia de Jesús en su misión se acercaba al extremo

1 Sobre el carácter de Jesús, véase J. Ninck, Jesús ais Charakter, Leipzig,1906; W. Bousset, Jesús (Religionsgesch. Volksbücher, ed. por F. M. Schiele), 3*ed., Tubinga, 1907; O. Holtzmann, War Jesús Ekstatiker?, Tubinga y Leipzig,1903; F. Peabody, Jésus-Christ et la question morale, París, 1909, págs. 47-80.

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de la autoveneración. El es el más próximo a Diosse senta rá a su diestra. Es mayo r que el rey Salomón ^ , e l d í a en q u e

que el Templo. Juan el Bautis ta fue más grande q u e ' todo 1 P r o f e t a Jonás

an tes de é l , pero Jesús era inmensurab lemente mayor que T ° S q U e v i v i e r o nTan fuei te fue la creencia de Jesús en sí mismo q U e ]i ^ ^

más que en cualquiera de los grandes de Israel , incluso M° * ° 0 n f i a r en síterís t ica aparece en la fórmula: "Los ant iguos os di jeron 0 l S e S : e s t a b r a c o s d i g o . . . " D e b e m o s r e c or d a r q u e n a d a c o n d u c e m á s a i P e r ° > 0 ' J e s ú s ,terceros que la creencia de un hombre en sí mismo: s i un h * i C ° n v i c c i °n delulamente en sí mismo, otros también l legan a creer en él* , c r e e a b s o -Dios. Y, aun que la autoconfianza exage rada pu ed e a veces res ' l^ 1 C ° m ° e n

Jesús era con tanta frecuencia t ierno, suave y humilde, q u e " &T r e P e k n t e ,intensa autoconfianza. ' m a s c a r a b a s u

Desde un pun to de v i st a , J esús es uno de l pueb lo". Sus n a 'Kel mayor atract ivo popular. Casi todas el las están tomadas de l* -T t i e n e n

aldeas o poblaciones pequeñas. Por lo general , se condujo como \&n J a s

simple, corriente, como un artesano gal i leo. Su atract ivo radicab a ^ ^ r e

plicidad, en su carácter verdaderamente común, en la senci l lez d" $ U S Í m "que di jo o hizo. Amó las flores s i lvestres de múlt iple colorido y l a s

6 t o d o *°pod ían com prarse a un ard i t e e l par ; gus t aba de que l e l l evaran n i ñ o ^ ^ q U e

ños, "pues de el los es el reino de los cielos"; el canto del g a I ] 0 j ° S p e < l U e "y sus pol luelos, el sonrojo del fi rmamento en el crepúsculo de l a ' ta j

P a , a r o s

anublamiento en la mañana, encontraron lugar en sus sentencias y p \ y s u

Pero, vis to desde otro enfoque, Jesús no fue de ningún modo un -i ° a S '

"su yugo (el de Jesús) era fáci l y l igera su carga"; 2 tuvo compasión del

pueblo más simple que estaba como "ovejas que no t ienen pastor";3

se mantuvo al margen de los t res part idos de sus días (los saduceos, fariseos yesen ios ) .

Pero, por otra parte, exigía que se abandonara todo por causa suya; famil ia, hogar y propiedades, e incluso el propio yo ("que odien aun su propiaa lma") . Pues só lo de t a l modo pod ía e l hombre ser su d i sc ípu lo , en t rar enel reino de los cielos y ser considerado digno de los "días del Mesías". Suavidad y encanto por un lado, y las más extremas exigencias morales por elo t r o . . . Na da pu ede influir y atraer más al pueb lo hacia algo nuevo, seaesto de la menor o de la más grave importancia.

Ot ro e j emplo : vemos a Jesús en opor tun idades indu lgen te y fác i lmen teaplacable; perdona a sus discípulos cuando el los cometen culpas l igeras ograves ; no desempeña un papel pedan te con e l pecador ; s abe que "e l esp í r i t u

está dispuesto, pero la carne es débi l". Empero, en otros casos lo encontramos totalmente inflexible, pedantesco y apasionado, protestando y reprobando en los términos más severos. A su discípulo preferido, Simón Pedro, aqu ien unos ins t an tes an tes hab ía l l amado "roca" perdurab le , l e g r i tó : "¡Quí tate de delante de mí, Satanás!" Amenaza a los t ransgresores con el fuegodel infierno, con "la oscuridad exterior", con "lágrimas y cruj i r de dientes";maldice a Capernaum, Corazín y Betsaida. Increpa a los fariseos en los términos más duros, términos que, en su apl icación general , no se just i fican en

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do , u n am ha-arets. Era tan experto en la Escri tura como el mejor d 6 t r a ~fariseos, y los s is temas de exposición de estos úl t imos le eran absolut 6

famil iares . Estaba saturado de las grandes ideas de los Profetas y a ? l e , * t e

Salmos; podía emplearlas s i rviendo sus propias necesidades espiri tuales

nerlas , adaptarlas y complementarlas . Conocía también la "tradición d X ? ° "ancianos", los fal los de los fariseos y las "palabras de los escribas".

Y adem ás esto tenía su efecto sob re los seguidores. A los ojos de 1simples gal i leos, de los amé ha-arets, de sus admi radoras , de los pescado ° S

de los campesinos y de los funcionarios inferiores, él aparecía como un s S 'maestro de la Ley, como un Rab. Los fariseos mismos no podía n ignorar °doctrina. Estaba en condiciones de disputar con el los y confutarlos, s in Q

impor t ara que l a d i scus ión depend iera de p ruebas de l a Escr i tu ra o de 1tradiciones posteriores.

Sin duda, esto susci tó el entusiasmo de sus discípulos, pues entre el lose encontraban incluso estudiosos de la Ley —de otro modo, no podríanhaber p reservado sus argumentos , parábo las y sen tencias , que , a veces , e ran

de una profundidad imposible de penetrar por las personas corrientes—.Asimismo, por una parte, Jesús fue un maestro, un Ra b de la escuela

farisaica (no un Ba'al-halajá, dedicado sólo a las interpretaciones más legal is tas de la Escri tura, s ino un Ba'al agadá, atento más bien a su apl icaciónpopular y edificante). Llamó a s í a los afl igidos y oprimidos, y les di jo qu e

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modo alguno. Es capaz incluso de actos de violencia, de expulsar a loscambis t as y vendedores de pa lomas de l Templo .

Estos dos extremos, extrema bondad de corazón y la pasión más violenta,revelan en él un carácter afín al de los profetas —salvo en el hecho de queJesús no tuvo la amplia perspect iva pol í t ica de aquél los ni su ofrenda deconsolación divina a la nación—. Sea como fuere, estos dos atributos contradictorios const i tuyen el s igno del gran hombre. Sólo un hombre tal , poderosoen c l emencia e i gualmen te poderoso en l a rep robación , pudo e j ercer unainfluencia tan indeleble sobre todos los que estuvieron en contacto con él .

Para conclu i r , J esús , po r una par t e , fue "un hombre de l mundo". Ten ía ,en g ran med ida , s en t ido de l a rea l idad . Sus parábo las y sen tencias p ruebanampl i amen te que conocía l a v ida y e l mundo t a l como rea lmen te son . Puedeeludir a sus enemigos y perseguidores cuando tal acción es necesaria. Puede ser evasivo en sus respuestas (por ejemplo, con respecto al pago delt ributo a César, o a la autoridad que se atribuía para su acción en el Templo);a veces responde a un argumento con l a f in t a de un de l i cado aunque ab ru mador sarcasmo, s in igual en agudeza y mordacidad .

Por otra parte, se muestra como un visionario de la mayor espiri tual idadpor su creencia en lo sobrenatural . Se considera el Mesías y conserva esta

2 Mateo, 11:28-30.3 Marcos, 6:34; Mateo, 9:35; 15:32. No proporcionamos aquí las fuentes de

todas las citas, siendo que en la mayor parte de los casos ya lo hemos hecho en laspáginas anteriores del libro.

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creencia hasta el fin, contra todo desengaño. Cree que real iza milagros, creeque se sentará "a la diestra del Poder"; cree que "el cielo y la t ierra pasarán,pero sus pa l ab ras no pasarán". 4 Inc luso cuando es t á aguardando su p roceso ,ante el sumo sacerdote y ante Poncio Pi lato s igue convencido de su mesiazgo,

en un sent ido sobrenatural . No sin razón su madre y sus hermanos piensanque "está fuera de s í". El pueblo más simple no podía comprender la fuentede este extraño poder de la fe. Los escribas lo atribuían a Beelzebú, mlenu^que el pueblo de Nazaret se mofó de los milagros de ese carpintero e hi jode carpintero, cuyos hermanos y hermanas eran hombres y mujeres comoellos. Pero en la mente de otro t ipo de persona nada ejerce una influenciamayor que esta fe míst ica de alguien que en otros aspectos es perfectamentenormal , e incluso prontamente alerta ante las cuest iones cot idianas.

El vis ionario y míst ico total influye sólo sobre otros visionarios como él,y esta influencia pasa pronto. El hombre de sabiduría práct ica, atento solamente a las cuest iones mundanas, logra ascendencia sobre el cerebro sin l legar al corazón; nunca en este mundo se real izó algo grande a menos que

el co razón , p ro fundamente conmovido , desempeñara su par t e . Só lo cuandola fe míst ica es uncida al mismo yugo que la prudencia práct ica, se obt iene unresul tado fuerte y perdurable. Y de tal naturaleza fue la influencia ejercidapor Jesús de Nazaret sobre sus seguidores y, a t ravés de el los, sobre lasgeneraciones sucesivas.

Tal es el secreto de la influencia de Jesús. Los rasgos contradictorios desu carácter, sus aspectos posi t ivos y negat ivos, su dureza y su suavidad, suvisión clara combinada con su nebuloso carácter vis ionario: todo esto se uníapara hacer de él una fuerza y una influencia todavía s in paralelos en la

grando, s ingular, el sel lo de Jesús, y no los varios sel los de muchos y diversosdiscípulos. Citemos unos pocos:

"Los sanos no t ienen necesidad de médico, s ino los enfermos."

"Deja que los muertos ent ierren a sus muertos.""Ciegos conductores de ciegos.""Cuelan el mosquito y dejan pasar el camello.""Sepu lcros b l anqueados .""Es más fáci l que pase un camello a t ravés del ojo de una aguja y no

que entre un rico en el reino de los cielos.""El rico da l imosna de lo que le sobra, y la viuda de su necesidad.""El espíri tu está dispuesto, pero la carne es débi l .""Que quienes estén l ibres de pecado arrojen la primera piedra.""Es mejo r dar que rec ib i r ."Hay muchos más de l mi smo t ipo . No podemos de jar de reconocer una

personal idad notable y s ingular, que exhibe una habi l idad excepcional paraaprehender el principio profundo y expresarlo en un proverbio breve, sagaz,

que capte la idea en su pleni tud y extraiga de el la una conclusión inolvidable.Este s is tema, combinado con su propio carácter complejo, expl ica la per

petuación de las enseñanzas de Jesús, y la razón por la cual se t ransformaronen la base de una nueva fe, aunque en el las no había nada nuevo (es decir,no contenido ya en el judaismo) con la excepción de su construcción y ordenamiento. La personal idad del maestro fue mezclada con la doctrina, puesla mayor parte de lo que enseñó tuvo su origen, no en la teoría, s ino enhechos práct icos, y surgió de acontecimientos, encuentros o preguntas casuales, para los cuales l legó prontamente la répl ica correcta y penetrante.

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historia.

Su método de enseñanza tendía al mismo fin. Exactamente como el profeta, él se inviste de la mayor autoridad y se apoya poco en la Escri tura.

Como un escriba farisaico pronunció parábolas y fecundas sentencias . Fueun g ran artista de la parábola. Las suyas son atract ivas, breves, populares,extraídas de la vida cot idiana, l lenas de "consejo de prudencia" (Proverbios,1:3), s imples (po r su forma) y profundas (por su sustancia) al mismot i empo .

Y esto —incluso la dificul tad en la aprehensión del núcleo de la parábola-servía con seguridad para interesar a los s imples gal i leos que, s i bien noentendían del todo, sent ían intui t ivamente que la cubierta atract iva ocul tabadebajo un meollo de gran valor.

Junto a las parábolas, están los notables proverbios del Nazareno. El losson breves, agudos y sagaces; dan en el blanco como dardos aguzados yresul ta imposible de olvidarlos, como a los epigramas y proverbios domésticos. All í radica la razón secreta de por qué sus discípulos pudieron conservar la masa de estos proverbios, casi s in cambios, precisamente como éllos pronunció. Casi todos l levan estampado el sel lo de una personal idad

< Marcos, 13:31; Mateo, 24:35; Lucas, 21:33 .

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La t raged ia de l a espan tosa muer t e que padeció Jesús , i n i cuamente (aunque de acuerdo con la just icia de la época) añadió una corona de gloria divina, tanto a la personal idad como a la enseñanza. Más tarde surgió la leyendade la resurrección, realzando todo valor, dis imulando todo defecto y exaltando toda virtud; así el judío Jesús se t ransformó en medio-judío, medio-genti l , y comenzó a asumir ese rango sobrenatural que todavía le atribuyencentenares y mil lones de seres humanos.

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VIII . ¿Qué es Jesús para los jud íos?

No hay una página de este l ibro, ni una etapa en la his toria de Jesús, niuna l ínea de su doctrina, en las cuales no esté estampado el sel lo del judaismoprofét ico y farisaico y de la Palest ina de su t iempo (la clausura del períododel Segundo Templo). De al l í que resul te algo extraño preguntar qué es Jesús

para los judíos. "Jesús" —dice Wellhausen— "no fue un cris t iano: fue unjudío". Como tal , su biografía es la de uno de los judíos prominentes de sut iempo, mientras que su doctrina es una doctrina judía, de un t ipo notablepor su verdad y su carácter imaginat ivo.

"Jesús no fue cris t iano", pero se t ransformó en cris t iano. Su doctrina ysu historia han sido separadas de Israel . Hasta la actual idad los judíos nolo han aceptado, mientras que sus discípulos y seguidores de todas las generaciones se han mofado y han perseguido a los judíos y al judaismo. Peroaun así , no podemos imaginar ninguna obra de algún valor referente a la his

ramente a la causa de "las ovejas perdidas de la casa de Israel", a pesar detodo esto, había algo en él que susci tó "no-judaísmo".

¿Qué es Jesús para la nación judía en el presente? Para el pueblo judío

no puede ser Dios ni el hi jo de Dios, en el sent ido t ransmit ido por la creenciaen la Trinidad. Ambas concepciones son para el judío no sólo impías y blasfemas, s ino incomprensibles . Tampoco puede para el pueblo judío ser elMesías: el reino de los cielos (los "días del Mesías") todavía no ha l legado.Tampoco pueden los judíos considerarlo un profeta: le fal ta la percepciónpolí t ica y el espíri tu de consolación nacional (en el sent ido nacional-pol í t ico)que aquél los t en ían .

No le es posible, al pueblo de Israel , verlo como un legislador o el fundador de una rel igión nueva: Jesús ni s iquiera deseó ser tal cosa. Ni es untana o rabí farisaico; casi siempre se colocó en oposición a los fariseos yno aprehendió el lado posi t ivo de la obra de estos úl t imos, el esfuerzo porabarcar en su esfera la total idad de la vida de la nación y por fortalecer su

existencia.Pero Jesús, para el pueblo judío, es un gran maestro de moral y un artistade la. parábola. Es el moral is ta por excelencia, para quien, en la vida rel igiosa,l a mora l idad lo s ign i f i ca todo . Por c i e r to , como consecuencia de es t e pun tode vista extremista, su código ét ico se ha t ransformado simplemente en laaspiración de unos pocos seres ais lados, una Zukunfts-Musik, un idea l paralos "días del Mesías", cuando se haya puesto fin a este "mundo ant iguo", alorden social actual . Las suyas no son normas para los pueblos y el ordensocial del presente —presente en el que los hombres todavía están t ratando

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toria judía del período del Segundo Templo que no incluya también la his toriade Jesús y una est imación de su doctrina. En consecuencia, ¿qué representaJesús a los ojos de los judíos del presente?

Desde el punto de vista de la humanidad en general él es ciertamente "unaluz para los gent i les". Sus discípulos han levantado la antorcha i luminadade la Ley de Israel (s i bien esta Ley ha s ido presentada en una forma mutilada e incom pleta) entre los pagan os de las cuatro partes del mu ndo. N ingúnjudío, en consecuencia, puede pasar por al to el valor de Jesús y su doctrinadesde el punto de vista de la his toria universal . Este es un hecho que noignoraron Maimónides n i Judá ha-Lev i .

Pero desde el punto de vista nacional hebreo es más difíci l evaluar el méri tode Jesús. A pesar del hecho de que él mismo fue indudablemente un judío"nacional is ta" por inst into (e incluso un nacional is ta extre mo ), según surgede su respuesta a la mujer cañan ea, de su modo despreciat ivo de referirseal "pagano y al publicano", de las expresiones "hi jo de Abraham", "hi ja deAbraham" (que u t i l i zó como t érminos de l a más a l t a a l abanza pos ib l e) , 1

de su profundo amor a Jerusalén y del hecho de que se consagrara tan enle-

i Lucas, 19:9; 13:16. Cf. "Hijo de Abraham nuestro Padre" (T. Jag., II, 1);"Hija de Abraham nuestro Padre" (B. Jag., 3 a ) .

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de encontrar el camino hacia ese futuro del Mesías y de los profetas , y haciael "reino del Todopoderoso" de que habla el Talmud. Estos úl t imos sí sonidea les de es t e mundo , y es en es t e mundo que tomarán fo rma, g radualmen tey en el curso de generaciones. Pero en el código de Jesús hay una subl imidad,

una claridad y una original idad que no t ienen paralelo en ningún códigoét ico judío: tampoco hay paralelo para el arte notable de sus parábolas. Lasagacidad y agudeza de sus proverbios, y sus enérgicos epigramas, s i rvenen grado excepcional para hacer de las ideas ét icas una posesión popular.Si l lega el día en que ese código sea despojado de sus envolturas de milagrosy mist icismo, el Libro de la ética de Jesús será uno de los tesoros más selectos de la l i teratura de Israel para todos los t iempos.

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