Penggunaan SEFT (S piritual Emotional Freedom Technique) u ...
Karla Jasso- SEFT-Exploraciones Expedicones
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SEFT, EXPLORACIONES-EXPEDICIONES
Tiempo profundo, progreso e imaginarios
científico-artísticos
Pasad, amigos, poco a poco, quedo
Mas pasad sin temor ese gran Puente
Que el pensamiento humano admira ledo
Y un grito de placer alce la gente
Porque al silbar del tren, el torpe miedo
Ante la ciencia bajará la frente.
Joaquín Téllez, El Siglo XIX1
En 1881, José María Velasco realiza una de las obras que fueron “el más puro y explicito
emblema de la modernidad2” no solo en la pintura de Velasco, sino en la representación de una
epopeya nacional cuya visión paradisíaca de la naturaleza y la más nueva tecnología abriéndose
paso en ella, hacían parte del discurso político, así como del programa de desarrollo industrial
del México porfiriano. Puente curvo en la barranca de Metlac, pieza clave en la Exposición
Universal de Paris 1889, mostraba en buena medida el incipiente lenguaje y el imaginario
desarrollado por la élite del positivismo científico decimonónico y su manera de abrazar la
ciencia y la tecnología como una promesa generosa: ciencia, patria y libertad.
El puente de Metlac, situado en la ruta México-Veracruz había sido inaugurado en 1873 con
Lerdo de Tejada como presidente y W.C. Buchanan como ingeniero en jefe. Era por mucho, el
comienzo de una época3 cargada de idealización y de promesas, así como de ambigüedades y
frustraciones. Aunque demorada, esta ruta monumento del progreso industrial, era también uno
de los trazos económicamente más significativos; su construcción había afrontado diversas
etapas de iniciativa que quedaban siempre incompletas dejando en cada paso, un alto grado de
frustración. La intención de construirla estaba presente desde la concesión ferroviaria otorgada
en 1837 por el gobierno de Anastasio Bustamante, la del gobierno del general Santa Ana en
1853, la del régimen imperial de Maximiliano en 1865, hasta la firmada durante el año de la
restauración del gobierno republicano de Juárez en 1867, ésta última generadora de
controversias ya que involucraba la decisión de mantener las concesiones de la llamada
1 12 enero de 1873, p. 2. Fragmento del soneto de Joaquín Téllez que describe el Puente de Metlac. El Siglo
XIX. En: Cárdenas Enrique (comp.), Historia Económica de México. El trimestre económico, vol. 2. México:
FCE, 2004. P. 486 2 Ramírez Fausto, en: Altamirano Piolle M. E., José María Velasco: Landscapes of Lifht, Horizons of the
Modern Era. Museo Nacional de Arte: CONACULTA/INBA, 1993. Vol 1. P. 31 3 (…) es evidente que el desarrollo tecnológico se presta de un modo irresistible a la subsunción en la forma
narrativa vacía de la ruptura: se ofrece como contenido para el comienzo formal como pocos otros tipos de
material histórico”. En: Jameson Fredric, Una modernidad singular. Ensayo sobre la ontología del presente.
Barcelona: Gedisa, 2004. P. 126
Compañía Ferroviaria del Imperio Mexicano, reconocida por Maximiliano pocos años atrás4. Así,
objeto de desarrollo y dependencia, financiamiento externo y subvención gubernamental, los 420
kilómetros que formaban la ruta principal del Ferrocarril Mexicano eran tan solo un trayecto en la
larga lista de caminos que ponían en marcha al progreso y el bienestar del nuevo Estado-nación,
nunca exento de enfrentamientos y acciones que daban lugar para el debate sobre el fraude y el
engaño.5 Entre tradición y modernidad, lo que se ponía de manifiesto era la transformación
material y simbólica del entorno y el deseo implícito por trazar el destino tanto individual como
colectivo a través de sistemas que aseguraban el estatuto de lo moderno. Mucho más allá del
impacto económico y la apología del progreso (que apela a la innovación tecnológica como “la
fuente económica de ahorro de recursos más importante en el mundo moderno”6), la tecnología
locomotriz ponía en obra otro tipo de innovación que marcaba profundamente los formatos de
desplazamiento social, la comunicación y la (idealizada) integración. Ahora bien, “la nueva
maquinaria tecnológica trae aparejada su propia conmoción estética, presente en su modo de
irrumpir sin aviso previo en el antiguo paisaje pastoral y feudal”7. En esa atmósfera subyacente,
resaltaba la manera en que las formas de vida tradicional tensionaban los planteamientos
liberales reafirmando las contradicciones inherentes de la modernidad implantada; sin dejar de
insistir en sus lógicas operativas y sensibles, esa vida incorporó el ferrocarril al imaginario, a la
cotidianidad del intercambio y a los trabajos locales. La producción de imágenes que
enmarcaban al ferrocarril como vía del progreso comenzaron a realizarse de manera regular a
partir de 1872. A través de la fotografía y la litografía representaron el símbolo de la modernidad
haciendo uso de las superestructuras ferroviarias como puentes y acueductos (íconos de
ingeniería avanzada), así como de múltiples locomotoras y la continua sucesión de modelos
novedosos. Si reflexionamos sobre el uso ideológico de las imágenes en aquella época, “su
principal semejanza es la inexistencia de contradicciones”8. Sin embargo, en los bordes de los
encuadres artificiales de las fotografías de la época o bien, en la idealización sublime de la
pintura naturalista que integraba el ferrocarril como ciencia aplicada9, existen imágenes menos
4 Ver: Pletcher, David M., La Construcción del Ferrocarril Mexicano. En: Cárdenas Enrique (comp.), Historia
Económica de México. El trimestre económico, vol. 2. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. P. 454 a
493 5 Ver: Pletcher, David M., La Construcción del Ferrocarril Mexicano. En: Cárdenas Enrique (comp.), Historia
Económica de México. El trimestre económico, vol. 2. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. P. 493 6 Coatsworth John H. El impacto económico de los ferrocarriles en el porfiriato. Tomo 1. México: SEP, 1976.
P. 14 7 Jameson Fredric, Op. cit. P. 125
8 Aguayo Fernando, Estampas Ferrocarrileras. Fotografía y Grabado 1860-1890. México: Instituto Mora,
2003. P. 45 9 “El pintor tomó el tren mexicano que iba de la ciudad de México hasta Vera Cruz atravesando la Villa de
Guadalupe y el valle de Apam hasta llegar a Vera Cruz. (…) Bajó llevando sus herramientas para trabajar en
el sitio y después realizar en su estudio, la pintura de gran escala representando el Puente de Metlac. En
esta pintura, idealiza la escena de manera extraordinaria. (…) Exaltó la presencia de la locomotora
encabezada por un motor de vapor doble del sistema Fairlie, así como la estructura metálica del puente (…)
Velasco retrata esta estructura de manera muy dinámica, proporcionando más extensión y altura a los
quince metros de longitud de cada uno de los nueve espacios del puente; además, redujo la proporción de
las bases de concreto que soportan el puente, con la finalidad de lograr la transparencia necesaria para
pintar la variedad de tonalidades de la cañada y los reflejos del río de Metlac (…)”. Altamirano Ma. Elena,
José María Velasco: Landscapes of Lifht, Horizons of the Modern Era. Museo Nacional de Arte:
CONACULTA/INBA, 1993. Vol 1. Pp. 275 a 276
conocidas cuyo contenido nos muestra el lado ambiguo de todo proceso de transferencia de
tecnología: “Es decir, junto a los rieles de acero, en lugar de un primer mundo, aparecieron las
chozas indígenas, como las que registró Jackson en sus fotografías”10
. Es curioso como las
implantaciones modernas repiten siempre la misma lógica frente a la que es posible tomar una
postura crítica que permita el distanciamiento y la sospecha ante los discursos teóricos del
progreso y el desarrollismo. La implantación o imposición es un fenómeno que re-aparece en
ciclitud no solo en la historia de la tecnología en México, sino en todo proceso de modernización
aunado a las formas de socialización que ésta detona11
.
Ahora bien, desde ese futuro siempre inasible que el progreso formuló y que hoy
conmemoramos de manera escéptica e incluso irónica, podemos sin duda colocar otro tipo de
preguntas. A casi un siglo de distancia, ¿de qué nos podrían hablar hoy las ruinas de las rutas
de esa red ferroviaria extendida de manera precipitada después de la instauración de su primer
ruta, una de las últimas trazadas a nivel mundial? ¿cuáles son los imaginarios que reviven y se
cruzan una vez emprendido un viaje de tal naturaleza?
SEFT
La Sonda de Exploración Ferroviaria Tripulada (SEFT), es un proyecto de exploración del estado
de ruina y desaparición en que se encuentran diversas rutas de la red ferroviaria mexicana.
Utilizando un vehículo equipado con sistema Hi-Ri12
, el motor simbólico de la SEFT es el
recorrido por ocho rutas en desuso13
que abarcan la mayor parte del territorio mexicano.
Utilizando el viaje como método de exploración por trayectos, su intención es un acto de
pregunta ante la transformación y re-definición de los espacios, pueblos y viviendas que durante
la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX fueron nodos de una incipiente red de
comunicación y que al paso del tiempo acabaron siendo lugares marcados por el abandono; más
aún, síntomas del fenómeno contemporáneo de la recreación cultural de lugares cargados de
memoria “sustancial” en la economía histórica de un pueblo (ahí se libraron batallas, se
proclamaron ideologías, se firmaron tratados).
Al cuestionar el abandono de la tecnología de la locomoción en México, la SEFT detona un tipo
de experiencia que subraya la nueva forma de un espacio formado por esos lugares cuyo flujo
de capital, inversión y riesgo se detuvo, quedó suspendido a manera de sueño. Como
comentario ante la obsolescencia tecnológica, su fuerza está muy por encima de la asociación
10
Ibidem. P. 123 11
Es casi imposible no recordar aquí, la “limpieza estructural” en los espacios urbanos del México de los 40s,
50s y 60s, que seguían nuevamente la visión europea y norteamericana de la modernidad: las Unidades
Habitacionales y que sin embargo en algunos casos “logró contener una identidad local, aún nacional, frente
a las corrientes norteamericanas y europeas, específicamente las alemanas”. Véase el caso de la unidad
habitacional Nonoalco-Tlatelolco y su controvertido proceso a partir del relato del viaje de estudios del grupo
hamburgués en 1965 citado por Krieger Peter, Importación e Implantación del modernismo: Unidades
habitacionales funcionalistas en la ciudad collage de México. En: Von Kügelgen (ed)., Herencias indígenas,
tradiciones europeas y la mirada europea. Vervuert: Ars Eberica et Americana 12
Mecanismo de ruedas metálicas que le permite transitar sobre las vías. 13
Norte: Chihuahua, de Madera a Casas Grandes. Noreste: Tamaulipas, de Tamuin a Calles. Centro:
Guanajuato, de Dolores Hidalgo a Pozos. Centro-Occidente: Michoacán, de Zamora a Los Reyes. Golfo:
Veracruz, de Rodríguez Clara a San Andrés Tuxtla. Sur: Oaxaca, de Oaxaca a Taviche. Sureste: Yucatán,
de Ticul a Peto. Norte: Coahuila, de Paredón a Marte y Venus.
actual entre lo obsoleto y lo mecánico, está encaminado a la toma de consciencia sobre
contextos históricos específicos, actitudes inconsistentes sobre la supuesta incapacidad
técnica14
y proyectos políticos que sin una planeación adecuada, tuvieron que enfrentar las
contradicciones inherentes al auge y al cambio, a las rupturas y las novedades. Así, la SEFT
trabaja desde la experiencia y el testimonio del enmohecimiento, la separación de la vida ante la
idea de un futuro absoluto. Un viaje cuyo horizonte de expectativas no solo contempla, sino que
en su transcurrir desplaza e incorpora la idea de espacio aumentado, un espacio construido a
partir del sujeto y la posibilidad del acceso y transmisión de información desde dispositivos de
comunicación móvil.
Equipada con cámaras de circuito cerrado, cámaras fotográficas y de video, telefonía móvil y
sistema de localización geoposicionado (GPS), la nave “registra y contempla la vida alrededor de
los trayectos, las personas, el paisaje y la infraestructura”. Para su funcionamiento, utiliza celdas
de hidrógeno que proporcionan más de la mitad de la energía que consume al desplazarse. El
equipo electrónico es alimentado por celdas solares (fotovoltáicas) que están colocadas en la
parte superior de la nave. La utilización de estos sistemas tecnológicos, propios al
funcionamiento del mundo contemporáneo y su ecosistema de constante transmisión de datos,
la potencia de su señalamiento no radica en la condición instrumental o el volver visible lo que
logran hacer las nuevas tecnologías de información (proyección en tiempo real, geolocalización,
seguimiento de la localización, registro, extensión de la noción de espacio a través de capas
digitales de información, etc), sino en volver evidente las transformaciones semánticas del
imaginario contemporáneo de cara a la experiencia de la ruina. Volver evidente la ruptura (¿o
acaso deberíamos decir la continuidad?) existente entre la racionalidad moderna cuya meta
siempre fue el progreso y sus afectos la confianza y el optimismo, y una sociedad red “basada
en un espacio de flujos y en un tiempo atemporal15
” donde la comunicación es la clave del
imaginario y su significación social. En todo caso, entre el abandono y la sucesión, la
suplantación, y necesariamente la re-configuración, la SEFT señala la pérdida de un tipo preciso
de experiencia social vinculada no solo al ferrocarril, sino al imaginario de las tecnologías de la
representabilidad mecánica del tiempo: la fotografía, la fonografía, el telégrafo, el cinematógrafo.
Así, genera líneas de investigación que afectan y re-definen constantemente el proyecto en cada
viaje que emprende la nave. “Una de las ideas propuestas a TELECOM es que nosotros
pudiéramos adelantar en un telegrama, avisando a toda una población sobre la llegada de la
14
“En 1864, ante el inminente plan global para la construcción de vías férreas, se realizó una encuesta entre
el sector industrial del país para conocer su opinión sobre el tipo de quipo a instalar. Varios de los
consultados indicaron que la opción era establecerlos con el equipo que usaba el Ferrocarril de Tacubaya,
es decir, con rieles elaborados propiamente de madera y calzados con una tira de fierro sobre la que circulan
los trenes…<en América, para caminos de fierro con bandas de Madera y menos bien hecho que el de
Tacubaya se sirve con máquinas de 18 a 20 toneladas de fuerza>. La replica de los funcionarios merece ser
colocada en los anales de la tecnología mundial: accedieron a la propuesta con la condición de que más
adelante la vía sería reconstruida con rieles verdaderos; los otros, entendemos ahora, eran rieles falsos.” En:
Aguayo Fernando, Ibid. p. 96 15
Castells, citado por: Cabrera D., Lo tecnológico y lo imaginario. Las nuevas tecnologías como creencia y
esperanzas colectivas. Buenos Aires: Biblos, Intertextos. P. 164
nave. Al parecer, uno de los primeros telegramas que se transmitieron era la siguiente frase:
¡Atención Universo!, en clave morse. Queremos que los mensajes que transmita la nave
comiencen con esa frase”16
. Otra de las investigaciones que se realiza durante los viajes, es el
registro del estado de las vías y los rieles hoy en día, muy poco documentado o ciertamente
inexistente17
. Siguiendo el viaje, la llegada a cada población es anunciada por medio del
fonógrafo y los habitantes son invitados a reunirse en la plaza principal. La interacción está
basada en el diálogo, en la recuperación de historias testimoniales y la proyección de
documentales producidos durante viajes pasados, en esas otras rutas que fueron previamente
exploradas.
SEFT tiene un soporte web cuya arquitectura de información está pensada para que el conjunto
de datos, archivos, imágenes y video (recopilados ya sea durante los viajes, o bien, durante el
proceso de investigación) puedan ser en cualquier momento desplegados o bien, transformados
a partir del usuario y la transcodificación propia de la web. Está dividida en dos áreas
principales. La parte izquierda contiene tres secciones: monitor, que permite conocer el trayecto
en curso y ver la localización de la nave en el momento de la consulta; investigación,
proporciona toda la información e intencionalidad del mismo, así como diversos archivos que
contienen la investigación histórica-antropológica sobre cada una de las rutas recorridas; y foro
que facilita una participación colectiva a manera de bloger. En el lado derecho de la pantalla, se
encuentra un estudio de mapas del territorio mexicano organizado a través de tres capas
temporales cuyos cortes están situados en 1810, 1910 y 2010. La particularidad de la interface
es permitir al usuario reconstruir, sobreponer o bien, yuxtaponer estos documentos históricos
con la finalidad de observar condensaciones, desplazamientos y deformaciones no solo físicas
sino simbólicas: aquello que muchos han denominado como destino del progreso.
A partir de la compleja tipología del proyecto, que además está caracterizado por ser un proceso
abierto definido en cada viaje que se emprende, el marco conceptual del mismo nos permite
pensar en dos perspectivas de enclave con las cuales dialoga al mismo tiempo que subvierte:
I. En primera instancia, la idea de espacio aumentado que más allá de la terminología referente
a la esfera tecnológica, se presenta como una práctica cultural relativa a ciertas aplicaciones
prácticas que transforman el comportamiento del sujeto en el espacio físico18
. ¿De qué manera
es reconfigurada la experiencia del sujeto en el espacio denominado cellspace19
? Un fenómeno
contemporáneo que está presente en el proyecto de la SEFT es justamente la presencia de
tecnologías de registro y tecnologías móviles que dinámicamente proporcionan información
16
Iván Puig. Entrevista, 20 marzo 2010. 17
A esta intención, se ha sumado el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural
Ferrocarrilero (CNPPCF), quienes apoyan con información y al mismo tiempo, recuperan la información que
genera la SEFT como parte de su archivo. 18
Ver: Manovich Lev, The Poetics of Augmented Space: Learning from Prada. Consulta:
http://creativetechnology.salford.ac.uk/fuchs/modules/creative_technology/architecture/manovich_augmented
_space.pdf 19
“Cellspace es un espacio físico cubierto con información que puede ser obtenida por el usuario a través de
dispositivos personales de comunicación. La información puede llegar de redes globales como internet o
bien, estar incorporada en objetos localizados en el espacio alrededor del sujeto”. Manovich, Lev. Ibid. p. 2
(constantemente variable), o bien, la extraen del espacio físico (cámaras de video, GPS, medios
móviles, teléfonos celulares, señales inalámbricas o satelitales, y medios locativos). El énfasis
no está en el dispositivo, sino en la experiencia que un sujeto puede detonar a partir de ellos, un
paradigma que permite experimentar el espacio de manera diferente. Si bien este fenómeno
pertenece al imaginario de los entornos propios de la informática urbana y sus enramajes
geográficos; de arquitecturas complejas de proyección monumental, o de pequeñas pantallas en
los dispositivos móviles y portátiles, la SEFT activa una noción más amplia del concepto,
abarcando todo aquello que queda fuera de las manchas urbanas e incluso de los territorios no
cubiertos por la “señal”. La Sonda de Exploración Ferroviaria desvía así, la localidad misma de la
“aumentación o el monitoreo” rara vez separable del imaginario de la metrópoli, desplazando el
sentido de la localización hacia el emplazamiento de la memoria, adquiriendo el formato de
transbordador de encuentros y de historias. “Cuando llegamos a las poblaciones, nos paseamos
e invitamos a la gente a través del equipo de perifoneo, a que asista a la presentación que se
hará por la noche en la plaza. Ahí vamos a proyectar imágenes y video de aquello que hemos
encontrado en otras rutas y algunos otros documentales. La idea principal es escuchar a la
gente”20
La SEFT viaja, y al viajar localiza-recupera historias desde las voces de testigos que habitan a lo
largo de los trayectos. Abre el paradigma del espacio aumentado digitalizando estos testimonios,
así como otros documentos históricos (mapas); lo abre también a través de seguimientos y
registros videográficos, o bien, a partir de la información transmitida y recuperada sobre la
ubicación de la nave, generando localizaciones específicas y capas de información sobre esos
espacios físicos.
II. En segunda instancia, por su carácter de “exploración”, su temporalidad se fuga de aquella de
las nuevas tecnologías, en donde lo nuevo, en realidad siempre es lo mismo. Más allá de la
cronología de sucesos, de promesas arrebatadas por angustias del atraso, la SEFT alude y
revive la cultura científica de la exploración-expedición, basada en viajes para la observación de
los fenómenos naturales como método de conocimiento. Sabemos que esta metodología rigió el
espíritu científico del siglo XIX y estuvo influenciada por la idea de tiempo profundo21
de la
geología moderna. Las expediciones astronómicas y las comisiones científicas del siglo XIX
20
Iván Puig. Entrevista 20 marzo 2010. 21
Sabemos que el tiempo de la naturaleza, no es el mismo que el tiempo calculado en la historia de las
civilizaciones. Este diferencial, es un punto de inflexión que a partir del siglo XVIII y hasta hoy, solo podemos
entender a manera de metáfora. En 1780, James Hutton uno de los padres de la geología moderna, escribe
uno de los tratados que marcan una escisión profunda con las teorías que dominaba los círculos
intelectuales que trabajaban para explicar el origen de la Tierra y por consecuente, la naturaleza del tiempo,
el espacio y nuestro papel en el universo. Dejando de lado el conocimiento y la textura epocal en la cual su
creatividad operaba, Hutton privilegió la observación llegando a dos conclusiones y objetividad frente al
objeto de estudio: “primero, el reconocer el granito como una roca ígnea, esto representa una fuerza
restauradora de edificación (de manera que la tierra puede reciclarse indefinidamente, en vez de erosionarse
hasta la ruina); y segundo, la adecuada interpretación de los relieves geográficos como límites entre ciclos
de edificación y erosión (lo que suministra evidencia directa de episodios de renovación más que de una
corta y lineal decrepitud)”21
. Ver: Jay Gould, Stephen. La flecha del tiempo. Madrid: Alianza Editorial, 1992.
P. 24
cuya intencionalidad giraba en torno a medir distancias, revelar dimensiones, calcular la
periodicidad de los fenómenos celestes, comparar diversas estructuras geológicas, lechos
rocosos en lugares distanciados, taxonomía botánica, entre otros, contribuyeron de manera
peculiar en la reconstrucción del pensamiento, descartando las explicaciones teológicas en la
idea del origen de la Tierra. Es determinante señalar que si bien estos viajes, cuyos
comisionados eran constantemente el arquetipo del hombre ilustrado o distinguidas
personalidades de la ciencia y del arte, estaban rodeados de los mejores instrumentos y de las
maquinarias más exactas y complejas inventadas hasta la época (péndulos reales, diversos
tipos de microscopios y telescopios modificados con espectroscopios y fotómetros, aerómetros)
Sin embargo, no interesa aquí trazar analogías desde una mirada evolucionista de la técnica,
sino otorgar especial atención arqueológica a la expedición como momento en donde la
variación y la diversificación sucedía, así como el cruce entre el imaginario científico y artístico
en donde los instrumentos técnicos son “instrumentos sociales de significación”22
En las exploraciones que realiza la SEFT, se sostiene la firme intención de llegar a Venus y a
Marte, objetivo que finalmente se hace posible al recorrer un fragmento de la vía ramal entre
Paredón y Gómez Palacio que pasa por dos pueblos llamados Venus y Marte”23
. Conociendo tal
determinación, es casi imposible no vincularla con uno de los ejemplos más remarcables de
expediciones astronómicas en la historia de los estudios de la ciencia en México: el pasaje de
Venus en 1769. Dirigida por el abate francés Chappe dʼAuteroche24
, un grupo de científicos y
pintores inició su viaje con el objetivo de registrar el paso del planeta por el disco solar en aquel
año, sabiendo de antemano que uno de los puntos de observación más recomendables era la
península de Baja California. Una de las constantes en las expediciones, era la producción de
un informe de autor en donde volcaba de manera narrativa el contenido de las observaciones y
descripciones históricas de las rutas emprendidas en la expedición. Resultado de ello, se
redactaban memorias, tratados y disertaciones que articulaban la literatura científica de la época
y en donde se relataban los resultados de la experimentación de nuevas teorías y nuevos
instrumentos. Así, en la relación del viaje de Chappe dʼAuteroche25
sabemos que se midió el
paso de Venus con el instrumento más importante para la observación que era el péndulo, se
hicieron diversas experiencias con termómetros sumergidos en el océano y se realizaron
experimentos sobre el peso del agua. “Ayudado de un instrumento nuevo que había inventado el
francés Lavoisière —fundador de la química moderna—. Lavoisière leyó en la academia de
Ciencias en 1768 una memoria sobre un método para determinar el peso de los fluidos mucho
más exacto que el que se venía practicando hasta entonces. Chappe entonces, al darse cuenta
de cómo este método podía tener felices aplicaciones en el viaje que iba a emprender, solicitó
22
Cabrera D., Ibid. P. 174 23
Iván Puig, presentación del proyecto. Documento accessible en línea: http://www.ivanpuig.net/sefttxt.html 24
Bernabéu, Salvador. Las huellas de Venus. El viaje del astrónomo Chappe dʼAuteroche a Nueva España.
México: Breve Fondo Editorial, 1998 25
Tanto las observaciones como la descripción histórica de la ruta del autor a través de México fueron
redactadas por el señor de Cassini, eminente científico y en aquel momento director vitalicio del Observatorio
Real de Paris. Chappe, quien debía realizar este trabajo, murió tan solo tres días después de observar el
paso de Venus por el disco solar desde San José de Baja California, afectado por la llamada enfermedad de
Matlazahuatl. (vómito negro)
en consecuencia a Lavoisière que le enviara una memoria con las instrucciones que lo pudieran
guiar en este tipo de experiencias y hacerle construir un instrumento semejante al que había
utilizado”26
Otro gran momento de la exploraciones científicas ocurre con el auge de la Sociedad Mexicana
de Historia Natural. Creada bajo el impulso del ideario positivista del siglo XIX, uno de los
intereses más permanentes de la misma “fue el de crear comisiones científicas constituidas por
miembros de la misma para que explorasen el territorio nacional”27
. El objetivo era parte de la
reforma educativa, estudiar las más nuevas teorías y dar a conocer la diversidad y difundir el
conocimiento de la nación a través de publicaciones cuyo contenido era (muchas veces)
generado a partir de estos viajes. Un ejemplo, la comisión de Pachuca o la expedición a
Metlaltoyuca y el imaginario que detonaban, en donde el impulso por el conocimiento ilustrado
cobraba sentido como parte del ideario para el progreso social, parte de la política de
industrialización de finales del siglo XIX. Desde 1872, tan solo un año antes de que se
inaugurara el primer gran ferrocarril de México, la Sociedad propuso que se organizaran
“comisiones exploradoras que colectaran y estudiaran la flora del Valle de México (…)
prometieron gestionar ante los Ferrocarriles una reducción en el precio de los pasajes, y ante el
gobierno de la República un subsidio de siquiera cien pesos al mes28
”. Aunque sabemos que
tanto el congreso como el gobierno no apoyaron esta iniciativa, las comisiones se realizaron.
Tanto científicos como artistas formaron parte de ellas y el Ferrocarril transformó la manera en
que solían hacerse los viajes en las expediciones científicas; fue utilizado no solo como medio
de transporte, sino como objeto mismo de estudio y símbolo de la modernidad científica y
artística.. El Ferrocarril, la primera transposición tecnológica del México moderno.
Los imaginarios científicos del descubrimiento y la comprobación de las expediciones se
entremezclaban con los lineamientos naturalistas de la academia de artes. Velasco mismo,
“pedía a sus estudiantes pintar en el lugar, porque pensaba que había una gran brecha entre lo
que puede ser producido a partir de la memoria (…) y lo que puede ser producido desde la
contemplación de los objetos naturales”29
. Puente curvo del Ferrocarril Mexicano en la barranca
de Metlac es una vista realizada desde Jonotal, muy próxima a la estación de tren de Fortín. “El
pintor mexicano tomó el tren que va de la Ciudad de México a Veracruz pasando por Villa de
Guadalupe y el valle de Apam, todo el camino hasta el puerto de Veracruz. Una vez que el tren
llegó a la estación de Fortín, ubicada a 600 pies de la barranca de Metlac, el artista bajó para
escoger el mejor lugar para retratar el más espectacular de los tres puentes construidos en esta
ubicación.”30
La SEFT re-articula estas historias provocando un cruce de imaginarios y de temporalidades
diversas. Otra de las rutas que se explora es justamente la del puente de Metlac. “Nos interesa
26
Bernabéu S., Ibid. P. 142 27
Trabulse Elías, José María Velasco: Un paisaje de la ciencia en México. México: Instituto Mexiquense de
Cultura, 1992. P. 166 28
Ibidem. 29
Altamirano Piolle M. E., Vol 1. Ibid. P. 243 30
Altamirano Piolle M. E., Vol 1. Ibid. Pp. 275-276
hacer la referencia, encontrar los puntos desde los cuales los artistas pintaron esos puentes
para luego tener la capacidad del contraste y hacer visible la yuxtaposición de diversos símbolos
del progreso, como el puente de Metlac de concreto construido durante la gestión de Salinas de
Gortari”31
.
Así pues, la SEFT (Sonda de Exploración Ferroviaria) siendo un proyecto cuyo principal sentido
está depositado en el imaginario artístico-científico operado a través del viaje, nos preguntamos
por la posibilidad de que la idea del tiempo profundo de la expedición tensione la temporalidad
del progreso en tanto significación social, así como la temporalidad de las nuevas tecnologías.
¿Qué pasaría si intentamos yuxtaponer la temporalidad del progreso siempre medido por la idea
de flecha del tiempo, a la profundidad del tiempo en el pensamiento geológico? ¿qué
acontecería entonces en la SEFT como experiencia estética, o bien, dispositivo artístico? El acto
artístico es abierto, provoca situaciones con un potencial creativo y crítico capaces de nombrar
tanto la transformación como la inmanencia.
En medio de todo ese sistema de relaciones que están operando en la SEFT, que tienen que ver
con el discurso, la memoria, el espacio, el tiempo y la tecnología, dentro de marcos
institucionales (museos) e ideológicos (el delirio por los festejos del bicentenario), se abre un
espacio de señalamiento que permite “tomar distancia del mundo de significaciones evidentes o
destruir la inmediatez del presente sacándolo del continuum de significaciones históricas (…)”32
S. Jay Gould nos diría que el poder narrativo de la flecha y la regularidad inmanente al ciclo son
ideas que no se mezclan pero sí cohabitan e interactúan generando tensiones en la
interpretación de cualquier acontecimiento. La SEFT no es un proyecto que pueda definirse de
manera narrativa (o por lo menos no del todo), a partir de la ubicación de sucesos en la larga
línea del progreso y por consecuente, tampoco se reduce a la pregunta por el destino de dichos
sucesos. La SEFT es más bien un viaje “imaginario33
” que recorre la superposición de capas
temporales desde las que podemos observar momentos de mucha densidad que organizan y
transforman los imaginarios del cuerpo social. Sí, a partir de la técnica y la tecnología, pero
mucho más desde la disposición y la contingencia.
Karla Jasso
31
Andrés Padilla Domene. Entrevista, 20 marzo 2010 32
Cabrera D., Ibid. P. 49 33
“(…) habla de la capacidad creative de hacer aparecer representaciones y del conjunto de
representaciones, afectos y deseos que de ella resultan.” En: Cabrera D., Ibid. 17