Juan Acha y la teoría del arte en Latinoamérica

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  • 7/30/2019 Juan Acha y la teora del arte en Latinoamrica

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    Juan Acha y la teora del arte en Latinoamrica: una lectura contrahegemnica

    Por Renzo Valencia Castillo

    Lejos de su pas de origen, este terico peruano denunci las manipulaciones conceptuales en elcampo artstico latinoamericano en momentos en que lo comn no era hablar de globalizacin e

    hibridacin cultural. Sin embargo, la actitud terica de Acha no signific el rechazo a las categoras

    forneas: antes bien era seal de que se iniciaba una relacin nueva y ms autnoma con ellas.

    Las formulaciones tericas sobre la produccin artstica visual son de larga data. La historia del arteindica que a partir del Renacimiento la interaccin entre teora y realizacin prctica empez apostularse de manera cada vez ms determinante. Gradualmente, todos los temas relacionados al arteen Occidente terminaron siendo requeridos por la teora, desde el adecuado acatamiento deprocedimientos y la optimizacin de recursos tcnicos hasta tpicos menos tangibles como losconceptos de genio, inspiracin, buen gusto y las peculiaridades de la personalidad delartista.

    En los diversos anexos de la denominada teora del arte fueron sucedindose as una serie de

    enfoques y posicionamientos que en su aceptacin alcanzaran incluso el impulso de ciertos discursospreceptivos que a su vez determinaran modalidades artsticas asumidas como predominantes. En loque concierne a Latinoamrica, las preocupaciones tericas referidas a la produccin y losfundamentos de las artes visuales se constituyeron en un mbito de espordica cuando noexcepcional formulacin. Precisamente este rasgo de excepcionalidad lo confirma la labor delinvestigador e intrprete peruano Juan Acha (1916 - 1995), cuya obra desbord los criterios yconceptos habituales de su contexto.

    Hasta el momento, sin embargo, este inslito caso de disposicin teortica no ha contado con unseguimiento apropiado en cuanto estudio y difusin, por lo que sera til promover pertinentesacercamientos a su propuesta. Podra afirmarse que el inusual esfuerzo de Juan Acha -verificable en

    decisivos artculos especializados y una extensa bibliografa elaborada desde mediados de la dcadade 1970, respondi en lo fundamental a la necesidad de arraigar en la realidad artsticalatinoamericana un corpus interpretativo de carcter solvente, sistemtico y reflexivo, as comopromover orientaciones nuevas y autnomas.

    Desarrollo de la perspectiva terica de AchaPrevia a la labor de indagacin terica, tambin es notoria otra faceta en Acha: la de crtico de arte enel Per. Iniciada en 1958, esta actividad le dio renombre en nuestro pas. Una dcada despus, conuna regular tribuna en medios de difusin cultural y ya como destacado crtico de arte, fuepatrocinador de la obra de diversos artistas, en especial la de aquellos con posturas denominadas porentonces de vanguardia sin mayor relacin con la secuela de los movimientos vanguardistas

    europeos de inicios del siglo XX. Por efecto de sus reseas, crticas y artculos no exentos algunos decierta dosis de controversia no siempre bien aceptada, Acha se convirti en una figura muyinfluyente para algunos noveles artfices, atrados por modalidades inditas para concebir la creacinartstica. As fue cmo uno de los grupos tributarios del no-objetualismo en la dcada de los sesenta,

    ARTE NUEVO, tuvo como entusiasta mentor a Juan Acha.

    Aunque en trminos elementales, las preocupaciones tericas asomaban ya en algunos textos inicialesde Acha como crtico de arte donde ms all de hacer apreciaciones personales sobre la obra dealgn artfice o corriente artstica en particular se advierten enjuiciamientos que pueden serconsiderados ms de fondo, cuyo propsito era dar razn de las peculiares configuracionesevolutivas producidas en la historia de la plstica local. Tal hecho, por ejemplo, ocurra con elsealamiento de presiones impuestas al desarrollo de la pintura en el Per, denuncindose tres tiposde conscripciones: las poltico-sociales, las iconogrficas y las espirituales. stas puntualizadas enConscripcin peruana de la pintura, de 1958 provendran de una manipulacin nacionalista queinfluye sentimentalmente sobre los artistas y sus particulares modos de concebir el arte peruano.Juan Acha observ all una falaz dicotoma entre lo nacional y lo universalista, a la que de ninguna

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    manera caba entender como un planteamiento vlido ante las resoluciones de lo artstico. Unaobservacin similar tambin se encuentra en otro ensayo suyo, La peruanizacin de la pintura,donde se remarca que el trabajo artstico deba ser contextualizado en el estricto primer plano de lasconsideraciones estticas.

    Estas y otras observaciones evidenciaban un inters reflexivo sobre las artes visuales desarrolladas ennuestro medio, algo que por entonces resultaba muy poco frecuente incluso mucho ms que ahora.Si bien las deliberaciones de Acha no llegaron a desarrollarse de manera sostenida y paralela a su

    faceta como crtico, fueron el anticipo de otra empresa diferente y mucho ms abarcadora: una decarcter terica que se proces de manera depurada teniendo como referente la realidad culturallatinoamericana al proveerse de posibilidades reales que dieran soporte al proyecto, lo que implicdejar atrs el poco propicio entorno local.

    En ese sentido, narrar los desafos afrontados por Juan Acha podra servir de estmulo a cualquierinvestigador, sobre todo si se considera su perseverancia a la hora de emprender sus investigaciones.

    A ste se le encontraba siempre trajinando en sus labores, desvinculado por entero del podereconmico o poltico tal como lo acredit un episodio de signo kafkiano, acontecido cuando Achatena ya cierto renombre y tuvo como desenlace un inmerecido encierro en una de las crceles delpas. En cuanto a financiamiento que apoyara elementalmente al conocimiento en la esfera del arte o

    la cultura, ste se encontraba descartado de plano. Tampoco haba condiciones bsicas que por lomenos contribuyeran en el desarrollo individual de investigaciones y pesquisas. Y lo mismo ocurracon referentes mayores, tradicin constituida o presencia de interlocutores en lo referente a estosasuntos. El resultado de todo esto fue su marcha al extranjero en busca de un mejor contexto.

    El inters de Acha por la crtica de arte disminuira tras su viaje definitivo a Mxico en 1971. En esenuevo ambiente se produjo un viraje en sus ocupaciones investigativas: el estudio del arte desdeenfoques absolutamente tericos. En ese pas se incorpor al mbito acadmico como docente einvestigador de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. All se definieron buena parte de susintereses, al emprender una labor investigativa que durar el resto de su vida. En ese lapso elaboruna amplia bibliografa de ms de una docena de textos, algunos de los cuales resultan claves para la

    comprensin de las realidades artsticas latinoamericanas. Su metdica labor de estudios apuntara alograr un programa terico cuyo propsito fuera sistematizar la realidad de las produccionesartsticas, desde la consideracin material del objeto artstico hasta las interrelaciones que permitensu realizacin en un determinado sistema productivo, pasando por la instancia que determina sudifusin y puesta en valor la distribucin.

    La contribucin de Juan Acha consiste en su empeo de mostrar el complejo artstico bajo una visinabarcadora y comprensiva que vinculase las manifestaciones estticas con aspectos fundamentales delas realidades socioculturales. Dicho modo de abordar el hecho artstico impone una marcadadistancia respecto de las interpretaciones que tienden a agotarse pobremente en contextualizacionesesquemticas y criterios reduccionistas anclados en lo estrictamente formal. O peor an, en el

    subjetivismo de literatos incluso algunos crticos que an hoy exhiben dudosas condicioneslricas al abordar las expresiones de las artes visuales.

    El mercado artstico, los circuitos de la distribucin, la importancia de la delimitacin de los mltiplesconsumos estticos y la crtica de arte como una actividad profesional por igual arraigada en elconocimiento del objeto artstico y el entramado sociocultural, son los ejes que guiaron la laborinterpretativa de Acha. Con ellos se pueden detectar visiones problemticas o contradictorias sobrelas especificidades y condicionamientos de la actividad artstica en nuestro contexto.

    Respecto a las pautas de la perspectiva terica de Acha puede sealarse, en primer trmino, queprevalecen las posiciones ideolgicas propias del materialismo histrico. Luego a las concepciones

    marxistas se agregaron diversos modelos interpretativos: tal sera el caso de la semitica, el soportemetodolgico estructuralista y la sociologa a travs de sus ms significativos enfoques. A mediadosde la dcada de 1980, una interpretacin innovadora se impondr con la inclusin del tema delconsumo fundamentalmente vinculado a la esttica de la recepcin, que se volver fundamentalen los ltimos trabajos del intrprete peruano.

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    A partir de estas posiciones tericas manejadas frente a la realidad artstica latinoamericana, Achaplante lo ms original de su propuesta: por ejemplo con el denominado pensamiento visualindependiente, contribucin que puede considerarse como uno de los corolarios vinculados con suenfoque sistematizador. Una vez hechas las clasificaciones sobre la produccin y el objeto artstico,as como la distribucin y el anlisis de los consumos, public un texto clave: Las culturas estticasde Amrica Latina, su ltimo trabajo aparecido en 1994. Es sta una perspectiva sintetizadora sobreel rumbo sociohistrico de las culturas artsticas en el continente, donde se formula la necesidad deabordar la realidad de las particulares estticas nacionales para lograr obtener conocimiento de y

    desde ellas.No obstante, esto no habra que entenderlo como un rechazo a lo extranjero. Para Acha lo que

    deviene pernicioso era el punto de vista de cierto academicismo latinoamericano que consiste enestudiar la esttica occidental como algo incontestable y universal: la nica a estudiarse y abarcadorade toda la humanidad. El investigador sealaba: Como tericos, cientficos del arte o estetlogos,aspiramos en nuestra intimidad a cumplir con el mximo ideal: escrutar la realidad esttica de lahumanidad entera, hoy todava conocida con el nombre de historia universal del arte.Desafortunadamente se han ampliado y complicado tanto los conocimientos sociolgicos ypsicolgicos, geogrficos y arqueolgicos, que el estudio del arte de todos los tiempos y culturasrequerira una intensa dedicacin vitalicia. Quiz por eso escasea hoy, en la cultura occidental, los

    analistas de mirada universal, idnea y equitativa. Abundan, sin embargo, los estudiosos atrapadospor etnocentrismos, quienes arrogantemente toman su pas por el mundo entero. Como estudiososlatinoamericanos, en cambio, estamos forzados a detenernos en nuestras realidades nacionales, conel objeto de producir conocimientos de ellas.

    La adquisicin de un pensamiento visual autnomo en LatinoamricaUno de los puntos culminantes del programa terico de Juan Acha considerado de manera generales el que se refiere a la formulacin de un pensamiento visual de carcter independiente, que puedaser aplicable a las particularidades de la realidad artstica latinoamericana. Este tema delpensamiento visual independiente fue enunciado en 1989 en el libro Hacia una teora americana delarte, que reuna las ideas del terico peruano junto con las de Adolfo Colombres de Mitos, ritos y

    fetiches y Ticio Escobar en El mito del arte y el mito del pueblo.

    La siguiente frase grafica las preocupaciones de Acha en aquel momento: El problema quiz msimportante que actualmente enfrentan las artes visuales de nuestra Amrica es la falta de unpensamiento visual autnomo que las nutra y las renueve. Porque esta autonoma tiene que ser elobligado primer paso de nuestros esfuerzos de independencia artstica y de la consiguienteautodeterminacin esttica. Y porque es en las artes de muchos de nuestros pases en las queregistramos no sin alarma una insensibilidad para la urgencia de generar y desenvolver ideas

    visuales especificas, es decir, independientes de otras ideas, aunque vayan acompaadas de stas.

    Pero qu entenda el autor por pensamiento visual? Para Acha el pensamiento visual no guardaba

    relacin con ciertas modalidades filosficas que intentan sondear especulativamente en lospresupuestos absolutos de las artes visuales, ms all de toda contextualizacin cultural e histrica.En ese sentido, el pensamiento visual podra identificarse con aquel que penetra en su momentohistrico inmediato, se compromete con l y genera un cuerpo de ideas capaz de vertebrar lasdiferentes prcticas artstico-visuales de su mbito local, al mismo tiempo que les hace cambiar desentido y busca otras tcnicas o estticas. (Un cuerpo as de ideas une a J. B. Alberti con Piero dellaFrancesca, a Baudelaire con Delacroix, a Worringer con los abstraccionistas, a Apollinaire conDelaunay, y a Rosemberg con la pintura-accin).

    Acha, al manifestarse por consolidar un pensamiento independiente relativo al mbito artstico-visual de Latinoamrica, no dej de considerar los condicionamientos concretos de nuestra historia

    cultural. Argumentaba que ni los mismos artfices americanos haban advertido la necesidad de quesus producciones artsticas surjan y se desenvuelvan libres de patrones impuestos o pasivamenteasumidos.

    Fuera de esta mentalidad que impide a los artistas latinoamericanos percatarse de sus asuntos ytareas originales, Acha vislumbr como un proceso prolongado la instauracin de una cultura

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    artstico-visual que lograse posicionar eficazmente un pensamiento visual establecido en trminosautnomos. Esto jams ha ocurrido entre nosotros por una serie de falencias, de las cualesmencionaremos slo dos: uno sera el inconsistente entendimiento de la cultura como a una meraeleccin de elementos nacionales susceptibles de diferenciarnos de los dems [peculiarismos]. Aesta constante nacionalista se sumara el desconocimiento sobre cun gravitantes son lainfraestructura y los medios que posibilitan la produccin artstica. Sucede que estos aspectos clave se

    veran opacados en la realidad por la sobredimensionada importancia otorgada a las obras y susautores. Segn Acha, con la superacin de estos errores se podra cumplir el anhelo identitario

    latinoamericano de expresar a cabalidad lo que somos y lo que pretendemos constituirnos.La accin interpretativa de Acha y su aporteComo ya se ha sealado, en Latinoamrica los enfoques tericos sobre el fenmeno del arte hanresultado ser, prcticamente, una anomala que puede ser entendido como una carencia para lacomprensin de la actividad artstica y los procesos que la fundamentan. sa es razn suficiente paraprestar atencin a las interpretaciones de Acha, a las que habra que reconocer cuando menos comoun caso singular anticipadamente fundado en la indagacin multidisciplinaria.

    Con relacin a lo que debiera ser reconocido, cabe hacer una precisin. El ejercicio crtico de JuanAcha en nuestro medio debera considerrsele propiamente como un adiestramiento previo a los

    metdicos trabajos tericos del intrprete. Es decir, el tpico Acha crtico de arte en Lima de losaos sesenta posee una importancia relativa como tema: se trataba, en ltima instancia, de unafaceta de apuestas y tanteos acerca del oficioso arte culto peruano que por entonces inquira atientas sus identidades en las referencias de una modernidad exgena, y frente a las propuestastericas ncleo y esencia del conjunto de la obra habra que enfatizarse que existen diferenciascualitativas.

    Es importante especificar esto porque, curiosamente, el Acha crtico de arte ha comenzado a serensalzado hoy por algunos crticos locales que muestran, sin embargo, una alegre displicencia acercade lo implicado en el posterior Acha terico y sus sistematizaciones concernientes a la realidadartstica y los patrones que la condicionan. Esto resulta paradjico, porque son esos enfoques y

    conceptos los que requieren ser confrontados y sometidos al anlisis para ser reevaluadosfinalmente, siquiera para favorecer algn cambio en un contexto como el nuestro, particularmenteesquivo al pensamiento consistente acerca de la dinmica y los fundamentos de las manifestacionesartsticas.

    Acha era consciente de sta y otras incoherencias, presentes en regular medida entre loslatinoamericanos. As lleg a sealar: Al mirar nuestras manifestaciones plsticas, advertimos queno slo carecen de apoyos tericos adecuados, sino que abundan sus contradicciones internas comoresultado de nuestra dependencia cultural y del consiguiente empleo ingenuo o romntico de losprocedimientos artsticos de Occidente. Las pocas obras que parecen escapar a esto distan mucho derevelar actitudes verdaderamente independentistas y si una y otra las revelan, caen en el vaco o sus

    autores ignoran el camino abierto. Nos hace falta, pues que la mayora de nuestros artistas se apropieseminalmente de los procedimientos occidentales de produccin artstica. Y esta apropiacin equivalea dominar, con sentido crtico, los mecanismos tericos de tal produccin y obliga a vincular el artecon nuestra realidad tercermundista y con las necesidades de cambio de sta, a travs de lo sensitivo-

    visual que justamente constituye lo especfico del arte, y que tambin forma parte de la realidadhumana y social.

    Lo sustantivo de la obra de Acha se evidencia al propiciarse el estudio de lo artstico desde laexigencia de diversas posiciones interpretativas. Esto no por intil afn de eruditismo, sino porque deese modo se privilegia un fin ltimo: la apropiacin estratgica de los componentes tericos del arteoccidental, en funcin de adecuarlos a lo especfico de nuestras artes visuales. Se posibilitaran as

    en artistas y pblico miradas y bsquedas deliberadas, autoconscientes y liberadoras: una toma deposicin cultural e ideolgica a la que, ms all de su debatible viabilidad o vigencia, podraidentificarse como claramente contrahegemnica. Esa fue la esencia del proyecto de Juan Acha paraconceptuar y comprender de mejor modo las artes visuales en Amrica Latina