Josefa Segovia (1891-1957). Rasgos de su fisonomía espiritual
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NOTAS Y COMENTARIOS
Josefa Segovia (1891-1957). Rasgos de su fisonomía espiritual
ANA M.a LÓPEZ DíAZ-OTAZU
(Madrid)
En la aproximación a la espiritualidad de Josefa Segovia sorprende la extraordinaria fecundidad de su vida, y no es posible un estudio aislando de ella los rasgos en los que se descubre la acción del Espíritu.
Desde 1913, al abrirse la Academia Teresiana de Jaén, había entrado en los proyectos pedagógicos y sociales de Poveda. Muy pronto, en contacto con Antonia López Artista e Isabel del Castillo, formó el primer núcleo de personas que en el proyecto de Poveda, y sobre todo en su persona, descubrieron algo más que Ona invitación a cumplir abnegadamente la profesión del magisterio. En esa invitación sintieron la llamada de Dios a roturar caminos nuevos para ellaicado, dentro del amplio campo de la misión evangelizadora de la Iglesia, con especial atención a la cultura.
El sí a Dios más significativo lo realizó Josefa Segovia al entregarse totalmente al trabajo de la Institución Teresiana, una vez aprobada ésta por la Iglesia en la Diócesis de Jaén, en 1917. Hacía cuatro años que colaboraba con Pedro Poveda en la tarea profesional de educadora. Ahora, a sus veintiséis años, realiza la opción fundamental en la que se mantendrá fiel hasta su muerte. Su personalidad fue asumiendo y profundizando una serie de rasgos que la definirán como una de las mujeres del siglo xx "que han sido testigos fuertes del Evangelio" '.
I ef. Mujeres del siglo Xx. en: "Revista de Espiritualidad", núm. 148 (1978), p. 342.
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Cuando Josefa Segovia se encontró con Pedro Poveda tenía veintidós años, había hecho los estudios de magisterio en la N ormal de Granada y cursado dos años en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio de Madrid, en la sección de Ciencias 2. Sólo le faltaba el año de prácticas y la presentación de la Memoria para poder desempeñar el puesto que le asignase el Ministerio dentro del escalafón del Estado: como inspectora de primera enseñanza o profesora de Normal. A esta aspiración estaba unida la de formar una familia. Llevaba en relaciones formales desde 1909 y todo hacía pensar que en este punto seguiría la tradición familiar.
El sacerdote Pedro Poveda rondaba los cuarenta años y tenía una rica experiencia de trabajo. Primero en Guadix desde 1897 hasta 1905 3 Y después en Covadonga de 1906 a 1913. Los años de Covadonga consolidaron en él al hombre de Dios, atento a las necesidades del pueblo. La proximidad a Oviedo le permitió conocer los valores de la institución Libre de Enseñanza y algunas carencias. A los pies de la Santina oró y estudió los problemas de la enseñanza en España. Sin pérdida de tiempo había lanzado el proyecto de crear una Institución Católica de Enseñanza 4 que coordinara la acción de los católicos. De esta Institución formarían parte las academias, internados y centros pedagógicos de hombres y mujeres.
2 La Escuela Superior de Magisterio, como se llamaba normalmente, se había fundado en 1909. Era el único centro superior de Pedagogía en España. El profesorado procedía de la Universidad. Su orientación estaba confiada a la Institución Libre de Enseñanza.
3 Ordenado sacerdote en Guadix el 17-IV-1987, había desempeñado los cargos más variados: secretario del obispo, profesor del Seminario, director espiritual de los seminaristas, confesor ordinario de las religiosas, etc. A estos cargos había unido su labor social en la barriada de las Cuevas. Al tocar directamente la marginación y pobreza de aquellas gentes sintió la urgencia de promover escuelas, ayudar materialmente con instalación de comedores, y hasta iniciar un ensayo de formación profesional que capacitara a hombres y mujeres para el trabajo. Tan ingente labor pudo realizarla con las ayudas económicas y personales y con el beneplácito del señor obispo, que le consideraba como un hijo muy querido. Las cosas cambiaron cuando alguien, celoso del trabajo y apoyo del pueblo, sembró la cizaña hasta el punto de que el joven sacerdote tuvo que abandonar Guadix.
4 P. POVEDA, Ensayo de un proyecto pedagógico para la fundación de una Institución Católica de Enseñanza, Gijón, 1911 (Edición facsímil, Madrid, 1989).
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En 1911 se habían fundado las primeras. Eran dos las existentes cuando P. Poveda llegó a Jaén y solicitó la ayuda de Josefa Segovia.
Para entonces, las academias femeninas ya llevaban nombre, el de Academias Teresianas, nombre que, sin duda, debería reflejarse en la fisonomía de grupos y personas.
I. EN EL TRONCO DEL TERESIANISMO
El esfuerzo por asimilar una fisonomía
Josefa Segovia aceptó que la Academia de Jaén fuera una Academia Teresiana, y se mostró muy receptiva al deseo de Poveda de que el Evangelio fuera el primer libro en las Academias y éstas lograran la fisonomía correspondiente al nombre. Para ello se entregó decididamente al estudio del Evangelio y de las obras de Santa Teresa. En este campo, Poveda había preparado una selección de textos que tituló Avisos Espirituales de Santa Teresa de Jesús 5. Josefa Segovia los aprendió de memoria, los asimiló en la oración y muy pronto pasó a la fuente: la lectura asidua de las obras de Santa Teresa.
En el prólogo de los avisos, P. Poveda decía a las profesoras de las Academias: "Nadie como esta portentosa mujer. .. podía marcar los derroteros que deben seguir las mujeres que se dedican a la enseñanza ... que aspiran a la santidad y que consagran todas sus energías a una obra que vive bajo su advocación". "Plegue al cielo que de vosotras, que habéis de practicar cuanto la Santa os enseña, pueda decirse un día no lejano lo que de las Carmelitas dijo Fray Luis de León ... "
El evangelio y las obras de Santa Teresa son las fuentes en las que Josefa Segovia se alimentará para su formación personal y para el trabajo apostólico. De lo que fueron para ella aquellos primeros años de Jaén habló repetidamente.
5 Impresos por primera vez en el Boletín de la Academia de Santa Teresa de Jesús, Linares, 1913-1914, el AHIT ha publicado la edición facsímil de 1918 en 1981.
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Muchas veces he deseado conocer más detalles sobre cómo fue el proceso que llevó a Josefa Segovia a dejar a un lado el acariciado camino del matrimonio. No tengo una hipótesis más probable que la del influjo que Teresa de Jesús ha suscitado siempre en torno a sí, en la vida por contacto y después a través de su mensaje, en una larga serie de figuras femeninas a las que ha despertado al Amor. Ya decía Fray Luis de León que la lectura de los escritos teresianos producen, entre otros muchos provechos, dos esencialmente importantes: "Facilitan el camino de la virtud y encienden en el amor de ella y de Dios"6.
En este siglo alIado de Edith Stein (1891-1942), filósofa y mártir (que se convirtió del agnosticismo leyendo a Santa Teresa) se puede colocar emparejada cronológicamente a Josefa Segovia (1891-1957): "Mujer de nuestro tiempo, pensadora, orante, dinámica". "Ambas se inscriben en el álbum del teresianismo. Josefa Segovia hermanada con un sacerdote, pedagogo y mártir, Pedro Poveda, como Santa Teresa y Edith Stein lo fueron a su modo, de Fray Juan de la Cruz" 7.
Tenemos muchos elementos para poder afirmar que cuando el año 1922, Pedro Poveda diseñó los rasgos principales de la fisonomía de los miembros del núcleo de la Obra, presentando a Josefa Segovia como prototipo, ésta hacía ya nueve años que vivía sumergida en las obras de los dos maestros del Carmelo 8.
De Josefa Segovia se dijo que "era una espiritualidad recia y sumamente femenina. Ha sido el prototipo de un modo nuevo de apostolado propio de nuestros días, y su gesta espiritual se asemeja a la de Santa Teresa. Cierto que su Obra ha sido la Institución Teresiana, pero las calidades de universalidad de su figura y el influjo que irradia rebasan con mucho las
6 Ver prólogo de P. POVEDA en Avisos Espirituales de Santa Teresa de Jesús, Ed. Facsímil ARIT, 1982.
7 Ver prólogo de Tomás Alvarez en ANA M.a LÓPEZ, Así era Josefa Segovia, Ed. Monte Carmelo, Burgos, 1983.
8 Prueba de ello la encontramos en el primer escrito sobre la formación de los miembros de la institución, que J. SEGOVIA escribe en 1919, Consejos e instrucciones para la formación, publicado en Jaén, 1920. En este opúsculo, escrito en el género episcolar, denota ya un conocimiento profundo de las obras de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz.
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exigencias de su cargo y su función para hacer de ella una de las mujeres más destacadas del siglo XX"9.
Teresa de Jesús y Josefa Segovia son dos mujeres que no se reducen la una a la otra, son "de corte y facciones originales, como cimas de cordilleras que se conectan por lo hondo de su base. Tienen filones subterráneos en común y otros que fluyen de Teresa de Jesús. A Josefa Segovia le ha cabido en suerte mostrar la vigencia de esas fuentes y las instancias del teresianismo en la encrucijada de nuestro tiempo" (cf. 7).
Josefa Segovia mantuvo la filiación teresiana durante toda su vida, pero hay momentos de ella en que fue más acusada, como el que corresponde a esta primera etapa de su vida en la institución.
La autoridad del P. Silverio de Santa Teresa reconoció, en el año 1919, que la Institución Teresiana, o Pía Unión de las Hijas de Santa Teresa, era merecedora del nombre, por la vivencia singular del espíritu de la Santa de Avila 10.
Una fisonomía, fruto de la oración
Josefa Segovia entró por los caminos de oración leyendo las obras de Santa Teresa y sometiéndose a un plan de vida señalado por el Fundador 11. La oración personal y de grupo fueron muy cuidadas desde los primeros tiempos en la Institución. La oración viene siendo tradicionalmente considerada como la fuerza principal para sostener una empresa tan arriesgada 12. Pero, sobre todo, la oración se ofrece a los miembros como el ámbito de encuentro con Jesucristo. Una oración en la que se sabe que lo importante es amar, aunque se valore la participación que tiene la cabeza al ofrecer material al corazón y al orientar la voluntad.
Los Evangelios y los demás escritos neo testamentarios han
9 "Ya", 31-III-1917. 10 SILVERIO DE SANTA TERESA, "La Pía Unión de las Hijas de Santa
Teresa", Burgos, Ed. Monte Carmelo, 1920. 11 P. POVEDA, Plan de Vida: Colección de instrucciones, reglas prácticas
y consideraciones ... , en: "Bol" 31-1-1915 a 27-VI-1915. 12 P. POVEDA, Carta sobre la oración. 10-11-1920, Jaén.
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ocupado el primer puesto como libros de oración. Josefa Segovia se sorprenderá, cuando al final de su vida viaje a Tierra Santa, de los familiares que le resultaron las escenas evocadas en los diferentes lugares. Durante muchos años trató de contemplar a Jesús sosegadamente y de forma concreta. La humanidad de Cristo fue su camino en una oración sencilla que busca el trato amoroso con Jesús y se deja llenar de admiración y asombro. En este camino llegó a ser maestra para un número incontable de personas. Procuraba también en esa oración un cambio de actitudes, pero evitando especulaciones de orden intelectual. Estas las dejaba para el estudio y la ilustración de una fe que había que mantener en armonía con la cultura, integrándola.
Los textos del Nuevo Testamento seleccionados por Poveda fueron para J. Segovia objeto de meditación permanente 13.
En ellos asimilará lo que conoce por el estudio: el cristianismo tiene una dimensión comunitaria y social, el cristiano no debe aislarse, al contrario, debe sentirse célula de un cuerpo, célula consciente, libre, con responsabilidad muy personal.
La vinculación de la Obra de Poveda a la Iglesia suscitará en Josefa Segovia la exigencia de una entrega total, en una disponibilidad permanente de servicio. Los dones de la naturaleza, la cultura, su misma vida en el Espíritu, van a ser para los demás en el desasimiento total de sí misma. Pedro Poveda le había enseñado que en el desasimiento estaba la esencia del teresianismo. En esta línea entró en un camino de donación cuyos horizontes se ampliaban cada vez más a la vez que se robusteCÍa la dimensión orante de su persona.
El seguimiento de Jesús y la permanencia en él fue en Josefa Segovia fruto de la contemplación. Una contemplación que desarrolló su capacidad de amor hasta el enamoramiento. En Jesús descubrió el amor de Dios a los hombres, el mayor don que Dios podía hacernos. Esta experiencia vivida era la que transmitía especialmente a las jóvenes, convencida de que ni los razonamientos ni las consideraciones éticas logran nada
13 En forma de consideraciones expresó Pedro Poveda los aspectos fundamentales del espíritu y misión de la obra y los principales caracteres y exigencias de los miembros. (Ver F. FERNÁNDEZ RAMOS, Espiritualidad bíblica en "Consideraciones" de P. Po veda, Madrid, Narcea, 1989.)
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si no está interesado el corazón. Interesado hasta el punto de dejarse transformar.
De la transformación experimentada por Josefa Segovia tenemos datos en una carta de Pedro Poveda con ocasión de su 31.er cumpleaños (lO de octubre de 1922) y en la que ella escribe sobre la oración teresiana (7 de octubre de 1922).
n. COMO LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Con la referencia explícita a Santa Teresa, P. Poveda colocó siempre el modelo de vida de los primeros grupos cristianos, por el particular modo de vivir en "diásporas". Si de ello trato en segundo lugar no es porque tenga menos importancia. Es más bien el hontanar primitivo, del que también se alimentó Santa Teresa. En la Institución Teresiana arranca de la selección de textos bíblicos hecha por el Fundador y de sus comentarios.
Del valor que Josefa Segovia dio a estos escritos nos queda el testimonio de haberlos copiado personalmente a mano antes de enviarlos a la imprenta. Pedro Poveda fue el maestro iniciador de Josefa Segovia tanto para la lectura de los textos teresianos como de los bíblicos. Fue precisamente a través de la Biblia como contribuyó a desarrollar los aspectos de la espiritualidad en las primeras comunidades cristianas que él quería ver reflejadas en los miembros y en los grupos de la obra, en su deseo de que entroncaran con ellas.
Rasgos esenciales
Cuatro rasgos señalados por Poveda, tomados de la Escritura, fueron asimilados hondamente por Josefa Segovia y transmitidos habitualmente en sus enseñanzas: la perseverancia en la oración, la perseverancia en la doctrina de los apóstoles, la comunión fraterna y servicio mutuo, y la participación en la fracción del pan.
Cada uno de estos puntos merecía un apartado, pero no hay espacio para ello. De la oración hemos hablado ya. De la
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fidelidad a la Iglesia jerárquica dio pruebas en el empeño que puso en transmitir las enseñanzas de los obispos de Roma y de las Iglesias locales. Las relaciones mantenidas con ellos fueron siempre filiales. Estas buenas relaciones forman parte de la historia de la Institución. Su obediencia llegó a lo heroico en algunas ocasiones. Para ella la Obra era ante todo de la Iglesia, repitiendo incansablemente lo que había oído decir al Fundador con ocasión de la aprobación diocesana: "La obra no es mía, es de la Iglesia".
En relación a la comunión fraterna le gustaba referir la frase que nos transmiten los Hechos de los Apóstoles sobre los primeros cristianos: "Eran un solo corazón y una sola alma" 14. De sus esfuerzos por mantener esta realidad dan testimonio muchos escritos y temas para la revisión de vida promovidos por ella en relación a este punto. Solía repetir: "La caridad es el vínculo que une más fuertemente entre sí a los miembros de la obra."
En orden a la caridad, tema fuerte en los escritos de Poveda, Josefa Segovia fue visiblemente creciendo. Se constata en su forma de enfocar el tema y de motivar a su ejercicio. Desde la corrección de todo aquello que podía impedir la vida de familia de la Institución hasta la propuesta de ir a la santidad por el camino de la unión con Dios, unión que sólo se puede lograr por el amor. El influjo de Juan de la Cruz en este proceso fue grande.
La mirada puesta en los primeros cristianos tuvo un matiz especial en los años de la 2. a República española. Los ataques a la fe colocaron en primer lugar el papel desempeñado por los primeros cristianos como testigos y el dicho de Tertuliano "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos". Entre las oraciones del llamado "Santoral teresiano" se encontraba la de pedir que hubiera mártires en la obra.
Pedro Poveda había tenido, dos años antes de su muerte, un encuentro de revisión de vida sobre el tema: "Da sangre y recibirás espíritu". De él se hizo mucho eco J. Segovia. Un libro sobre las actas de los mártires fue el último regalo que P. Poveda hizo a la directora de la institución, al despedirla
14 Hech 4.3.
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cuando salió para A vila. Ya no volverían a verse. Quedó así reforzada la tradición del amor y veneración a los mártires cristianos, de los que poco después formaría él parte.
Se ha hablado de una espiritualidad martirial en P. Poveda 15 que contribuyó, sin duda, a desarrollar en Josefa Segovia esas mismas actitudes manifestadas en la gran valoración del espíritu de sacrificio y la aceptación del dolor personal y ajeno como un martirio del corazón.
La valoración de la vida eucarística aparece muy documentada en sus escritos y era notablemente visible en su vida. De la Eucaristía esperaba el crecimiento de la unión fraterna: "Porque los que participan de la víctima se unen entre sí y con Cristo" 16. Alguna vez se preguntaba: ¿se beneficia alguien de nuestras comuniones?, subrayando así su dimensión social. Con el amor a la Eucaristía está también relacionado su amor al sacerdocio y a la Iglesia.
La respuesta a la aprobación pontificia
Estas facetas de la espiritualidad de Josefa Segovia aparecían en el estilo con el que realizaba sus múltiples actividades, especialmente a partir de la aprobación pontificia (11-1-1924). Josefa Segovia volvió del viaje a Roma crecida en personalidad y urgida a un trabajo más sistemático por la Iglesia, que se tradujo en cuidar la formación de los miembros, como agentes multiplicadores.
Desde entonces a 1936 pasaron doce años largos en creciente actividad. Conseguida la excedencia de su puesto de inspectora, pudo dedicarse de lleno a la Institución. Un año después de la aprobación romana, y paralelamente al Padre, escribió una carta sobre lo que debía significar este acontecimiento para todos y cada uno de los miembros. Su llamada fue clara. La obra era difícil pero necesaria 17, venía a cubrir unos campos que reclamaban la presencia individual, com-
15 María Mara: F. COCHINI, "Poveda llamo di preghiera e di pace", 7-XIl-1986.
16 J. SEGOVIA, "Cartas", 7-X-1952. 17 J. SEGOVIA, "Cartas", 11-1-1925.
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prometida, semejante a la vida de los primeros hijos de la Iglesia. Reconocida su dificultad, hizo una llamada a la fidelidad y a la confianza para roturar nuevos caminos.
U n aspecto peculiar de su estilo era la relativización de las estructuras, fueran estatales, de la Iglesia o privadas. El acento se ponía en el profesorado y en la promoción de las personas. La obra entera se movilizó para cubrir las necesidades de formación que los acontecimientos iban señalando. Se organizaron periódicamente semanas pedagógicas, cursillos de formación integrada, en los que la cultura, la orientación para el mejor cumplimiento de los deberes cívicos y profesionales y la vida del Espíritu fueran a la par.
En 1926 se hizo un ensayo interesante para la formación de pequeños grupos de educadoras en León, alIado de una de las academias-internado, pero con suficiente independencia, para cuidar, además de lo profesional y de la participación en la tarea directamente evangelizadora, los aspectos más profundos de la dimensión religiosa 18. Durante los cinco años que duró la experiencia -de 1926 a 1931-, Josefa Segovia visitó asiduamente este grupo y lo animó en todo momento con su correspondencia. Una correspondencia que sirvió a mucha gente. Las series de cartas escritas por ella abordan aspectos del marianismo de la institución, la importancia del ejercicio de las virtudes teologales y morales y algunos rasgos del espíritu teresiano como la alegría y el amor a la verdad.
Lo mejor de esta personalidad no estaba sin embargo en las cartas, ni en las instrucciones, sino en el estilo de relación interpersonal que suscitaba y mantenía. Esto le permitía conocer mejor las necesidades y valores personales para tenerlas en cuenta en favor de un mejor servicio a los demás.
Poveda estimuló siempre estas relaciones interpersonales. En 1922 sorprendió a la joven directora general con la carta sobre su fisonomía espiritual y la declaración de que ella encarnaba el espíritu de la obra. Una carta que tuvo mucho de pedagogía y de proyecto. Ahora, unos años después, invita a las moradoras de la Casa de Formación a aprender de Josefa Segovia en todo su estilo de vida: "Tened la seguridad de que
18 Inaugurada e112 de agosto de 1926 en León.
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es el mejor libro donde podéis aprender el verdadero teresianismo" 19.
Josefa Segovia se entregó sin reservas al trabajo encomendado en las visitas a los centros y en la dedicación a las personas, tanto en los cursos escolares como en las vacaciones en las que esas actividades se multiplicaban: cursos especializados, ejercicios espirituales, asambleas de las distintas asociaciones, etc. En tan variadas actuaciones era fiel a sí misma, aportando iniciativas variadas en relación a la tarea profesional, en la que tanta importancia tienen las coordenadas culturales, pero en las que siempre hay que cuidar que éstas se mantengan abiertas a la transcendencia. Ella vivía la apertura teologal espedficamente cristiana tan connaturalmente que sin proponérselo la contagiaba. N o se pueden contar las lecciones ocasionales que habrá dado Josefa Segovia sobre la oración. Un tema que surgía siempre en los diálogos con ella. En este campo, toda las que tuvimos la suerte de conocerla, le somos deudoras.
En cuanto a las revisiones de vida, hemos podido contabilizar hasta más de 800 encuentros animados por Josefa Segovia. Tanta importancia concedía a esta práctica y a su preparación que no iba a ella sin haber dedicado algún tiempo a la oración y haber preparado un esquema. Incluso en su diario muchas veces aparece, a modo de evaluación, un sencillo comentario 20. Más de la mitad de los esquemas que conservamos de estas reuniones corresponden a los años 1930-1936. Los acontecimientos políticos sensibilizaron a aquellas personas comprometidas en favor de una vida cristiana más auténtica, convencidas de la parte de responsabilidad colectiva en tantos desajustes sociales, provocados muchos de ellos por la falta de cultura y de capacitación del pueblo para un trabajo remunerado.
Josefa Segovia utilizó todos los medios a su alcance, incluidos los medios de comunicación, para alentar al profesorado católico. Numerosos artículos publicados en el Boletín
19 P. POVEDA, 12-X-I926, E.E., p. 198. 20 29-1-1928. "Tenemos al final de la noche una revisión de vida muy
sentida ... "; 30-II-1930, "Sobre la casa de acción de gracias. Quedan entusiasmadas", etc.
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de la Institución Teresiana denotan sus actividades en aquellos momentos. De la importancia que ella daba al papel de una buena maestra en las zonas rurales nos ha dejado amplia documentación en los artículos publicados en los años 1934-1935, después de su viaje a Ars, con el título de "Ars ya no es Ars". Los artículos coleccionados en un folleto se difundieron no sólo entre el magisterio sino también entre los seminaristas y sacerdotes. El obispo de Málaga, don Manuel González, comentó que Josefa Segovia se había anticipado a lo que él pensaba en ese punto 21.
Dos acontecimientos decisivos en la vida espiritual de Josefa Segovia
• La asistencia el día de Jueves Santo de 1934 en Roma a los oficios religiosos celebrados por Pío XI. En ellos vio llorar al Papa al hablar del sacerdocio. Aquellas lágrimas la conmovieron y dieron como fruto su veneración por el ministerio sacerdotal. Muchos sacerdotes han testificado del beneficio personal recibido con su trato. Ultimamente se ha hablado de la faceta sacerdotal de su espiritualidad 22.
o La eliminación de los signos religiosos en la escuela fueron para ella motivo de sufrimiento. Estaba convencida de la imposible neutralidad en la educación y de la necesidad de defender los derechos de los padres a elegir la educación de sus hijos. En un artículo vibrante propone a las maestras una vivencia tan profunda de su relación con María, la Madre del Señor, que su presencia en el aula evoque el cuadro de la Inmaculada. Fue en esta ocasión cuando acuñó lajaculatoria: "Madre mía, que quien me mire te vea", en la que, según ella confesó en la intimidad, se encontraba el secreto de su vida 23.
En los ejercicios de 1932 expresa lo que le pide el corazón en relación a la Virgen ... "no sólo compenetrarme sino a ser
21 En folleto, 1." edición, en 1936, Madrid. En 1949 se publica en Santiago de Chile con el título: Semillas de apostolado de Ars.
22 J. M.a PIÑERO, Espiritualidad sacerdotal de J. Segovia, en: "Imágenes de la Fe", núm. 252 (1981).
23 J. SEGOVIA, Inmaculada, en: "BIT". Enero (1932), p. 23-28.
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posible identificarme con ella, que ame ella, que obre ella ... Identificación, unión, compenetración, semejanza ... Todo esto necesariamente debe llevarme a la abnegación, al olvido de mí, a la perfecta humildad, al anonadamiento. ¡No yo sino mi Madre en mí!"24.
lII. LA NOCHE OSCURA DE PURIFICACIÓN Y CRECIMIENTO
EN EL AMOR
Es una etapa larga, unos diez años, en que las purificaciones fueron muy variadas. En primer lugar, tres años de tre~ menda soledad en Avila y Salamanca. Desde el 18 de julio al 17 de agosto de 1936 en A vila, sin noticias, incomunicada con Madrid y temiendo lo peor. En medio del drama la compañía y reencuentro con Santa Teresa le permitieron poder afirmar que había tenido "alegrías de cielo y dolores de Calvario".
Sin atisbo de que hubiera muerto Pedro Poveda, pero con temor creciente, tuvo la intuición el 25 de julio de que su vida peligraba y escribió una carta a todos los lugares donde había miembros de la institución, con los que podía mantener relación, para pedir oraciones y sacrificios suplicando la gracia de la vida del Fundador. En A vila leyó y comentó la carta, a las que estábamos allí. En el diario señala, con cierto consuelo, "no hay una que sin gran emoción no ponga su vida en mis manos para que la ofrezca al Señor en rescate por la de nuestro Padre"2s.
Al ver el rumbo que tomaban los acontecimientos, aconsejaron a Josefa Segovia que se alejara de Avila y se dirigiera a Salamanca. Su última actuación en A vila fue conceder a un grupo de jóvenes la vinculación definitiva a la institución. Era la primera vez que ella tomaba una decisión de este tipo sin consultar al Fundador. Quiso apoyarse en la autoridad del obispo de Avila, don Santos Moro, y la ceremonia se celebró el 15 de agosto en un clima que tuvo mucho sabor de catacumbas.
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24 J. SEGOVIA, "Spes Nostra", Avila (1932), p. 666. 25 "Diario", 16-VII-1936.
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El 17 de agosto salió para Salamanca, con la pena de alejarse de Madrid, que era donde tenía puesto el corazón. Esta estancia en Salamanca se prolongó hasta el otoño de 1939, con breves viajes en la zona con la que podía comunicarse. En el Diario, Josefa Segovia comenta: "El viaje es de emoción a través del camino desierto ... En Salamanca muchas tropas, mucho entusiasmo ... y aún mayor soledad para mi alma ¡Fiat, Señort"26.
Es, en esa soledad del alma, cuando siete días después -24 de agosto- recibe la tan temida noticia. Le llega una carta de Badajoz recientemente ocupada por el ejército. En ella daban noticia del fusilamiento de Pedro Poveda que transmitieron las tres profesoras de Badajoz que habían podido regresar de Madrid el 4 de agosto. Josefa Segovia, en ese período, leía habitualmente la correspondencia en la capilla. Allí dio rienda suelta a su dolor durante horas. Por la noche lo consiguió en el Diario: "Mi sorpresa, mi dolor, mi indecible amargura no podrán ser expresados" 27. Ese dolor no le impedirá decir entrecortadamente: "Te Deum laudamus, magnificat anima mea Dominum et exultavit spiritus meus in Deo, Salvatore meo", en oscura fe.
Es la aceptación del martirio del corazón, con el que se siente más unida que nunca al Fundador, ahora que con su muerte se cierra una etapa decisiva en la orientación de su vida. Ese mismo día escribe a todos los grupos teresianos para transmitir la dolorosa noticia. Desde ese momento Josefa Segavia multiplica la correspondencia para suavizar el desamparo que sentía toda la institución. Transmite también en ella lo que eran los sentimientos más íntimos.
En carta al grupo de Roma dice: " ... De nuestro venerado Padre ¿qué decir? Por vuestro dolor podéis -no sé si podéiscalcular el mío. El vaCÍo de veintitrés años trabajando cerca de un Fundador santo, que era mi padre, mi consejero, mi sostén y mi todo, no sé si podrá alguien calcularlo ... Yo no sabía ni pensar, ni hablar, ni aconsejar, ni disponer lejos de él. Y ahora sin despedida, sin recomendación, sin nada humano, se va,
26 Ibidem, 17-VIII-1936. 27 Ibidem, 24-VIII-1936.
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dejándome en la mano esta hacienda. Tengo sobre mí toda la fuerza de la responsabilidad en estos momentos, el vacío, el dolor. .. pero tengo todo ... A Jesús misericordioso, a la SantÍsima Virgen de los Dolores, y os tengo a vosotras ... Entre todas -yo como el instrumento más inútil- continuaremos la obra"28.
Sola en el timón
Al mes de la noticia, Josefa Segovi!1 ha logrado, con ayuda de algunos sacerdotes amigos, situarse en el umbral de una etapa nueva. Empieza a tomar fuerza la toma de conciencia de lo que supone, para Pedro Poveda y para la institución toda, el que su vida se haya coronado con el martirio. Ser hijas dignas de un mártir es la consigna al retomar sola las riendas.
La situación de la institución no es la única causa de dolor. A ella se añaden problemas familiares. De Granada le llegan noticias de su madre. Está sufriendo mucho, separada de su marido y otros hijos que están en Jaén. La escasez de recursos económicos en Salamanca fue también motivo de preocupación.
En el curso 1936-1937 Josefa Segovia había presentado a los miembros de la obra su consigna de consagrarlo a la meditación de la Pasión de Cristo. Sólo asumiendo los propios dolores, como un modo de contemplar la Pasión de Cristo, encontrará la obra el apoyo para mantenerse fielmente en el cumplimiento de su misión. La recogida de los recuerdos y testimonios sobre la vida de Pedro Poveda, como uno de los tesoros más preciados de la obra, tuvo también su parte de sufrimiento.
A pesar de esta situación, Josefa Segovia no se encerró en sí misma. Era necesario mantener amistades y suscitarlas para el mejor cumplimiento de la misión. Dejó bien afirmado desde el primer momento que el Fundador no tenía sustituto, y que el gobierno de la institución legalmente estaba en manos de las mujeres del núcleo. Todo sin estridencia~ ni violencia, pero
28 J. SEGOVIA, "Cartas", 23-IX-1936.
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con firmeza. Con el temple de una mujer fuerte al estilo de Teresa de Jesús.
Un año después Josefa Segovia propone un esfuerzo en la alegría colectiva como elemento decisivo en la tarea evangelizadora. Con la consigna y el recurso a María: "Tu natividad, oh Virgen, es nuestra alegría", se refuerzan las actividades. En primer lugar, en orden a la formación de los miembros, secundando así los deseos que Pedro Poveda le había manifestado el último día que hablaron en Madrid 29.
Las actividades con universitarias, iniciadas el curso anterior, se mantuvieron, a pesar de que en la Universidad apenas había cursos lectivos por la movilización de los jóvenes. Se organizaron a lo largo del año litúrgico círculos de estudio y lecturas comentadas del evangelio; clases semanales de preparación de catequistas, seminarios de arte y cuestiones de actualidad. El pequeño piso de la calle Toro, donde se había establecido la sede central de la institución, se llenó de vida 30.
La cercanía de Alba de Tormes proporcionó a Josefa Segavia un nuevo reencuentro con el corazón de Santa Teresa para el que, en verdad, siempre estaba preparada. El paso de la reliquia de su mano por la sede de la institución, que algunos amigos facilitaron, fue aprovechado por Josefa Segovia para ofrecer una circular muy expresiva de la actividad de aquellas manos. Manos y corazón de Santa Teresa. ¡Cuánto le enseñaron a Josefa Segovia!
Dos personas influyeron en su espíritu en estos años salmantinos: el obispo de Tuy, don Antonio García, muy pronto trasladado a Valladolid, y el Magistral de la catedral de Salamanca, un conocido teresianista, autor de Polvo de sus sanda-
29 La acción se concretó en abrir con este fin un piso en Salamanca en el que ella asume la dirección. Veintiuna profesoras con sus estudios terminados dedicaron el curso a consolidar su formación en el espíritu de la obra. Siete años después pasará a los Negrales manteniendo el título de Santa María. Allí reposan los restos de Josefa Segovia y Pedro Poveda en una cripta continuamente visitada. Es en esta casa donde Josefa Segovia se manifestó verdadera maestra en los caminos del Espíritu.
30 La atención de Josefa Segovia a las universitarias aparece en el "Boletín de la Institución Teresiana" en artículos, desde octubre de 1931 hasta septiembre de 1932, con el título En pos del Maestro. En Salamanca se hizo una edición en folleto, en 1939, a la que han seguido otras.
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has. El Arzobispo de Valladolid, un amigo personal de Pedro Poveda, fue la sombra protectora y el apoyo eclesial más fuerte en aquel momento.
Fiel al recuerdo del Fundador, Josefa Segovia recogió los testimonios de los obispos españoles y otras amistades en un Boletín extraordinario de la institución que salió a la luz en San Sebastián, a finales del año 1937. Sorprende la clarividencia que tuvo y la seriedad y valor del documento, elaborado en una situación tan crítica 31.
En medio de toda esta actividad, Josefa Segovia trabajó intensamente por reforzar los lazos de unión en la obra, procurando valorar y agradecer lo realizado en una y otra zona de España, para que nadie se sintiera particularmente víctima, ni árbitro del espíritu de la institución. Sus primeras visitas a Jaén y a Madrid abrieron de nuevo las heridas sangrantes, y por eso tenemos motivos para afirmar que la noche oscura no terminó para Josefa Segovia con el final de la guerra civil.
Los cursos 1940 a 1945 fueron años de penuria y esfuerzo en la reconstrucción, tanto en el orden material como en el espiritual. Años en los que tuvo que frenar el ritmo de las fundaciones que la institución había mantenido antes de la guerra, para que los miembros se capacitaran más y se reforzara la Onidad de espíritu.
Algunas experiencias religiosas que Josefa Segovia valoró mucho pertenecen a esta época. Entre ellas la experiencié). de haber sido redimida y de estar llamada a colaborar en la redención 32, y la experiencia de la propia nada que consideraba una gracia extraordinaria 33.
La asamblea de 1940 fue convocada como asamblea de la fidelidad al espíritu del Fundador. En ella las asistentes, al
31 Noviembre 1937. Escriben los cardenales Gomá e Ilundáin; los obispos de Cádiz, auxiliar de Valencia, Mallorca, Córdoba, León, Astorga, MadridAlcalá, Salamanca, Palencia, Cartagena, Tuy, Badajoz, Málaga, Teruel, Burgo de Osma; los Arzobispos de Valencia, Zaragoza, Burgos, Granada, Santiago.
32 Ver lo que dice en la preparación para la comunión: "como pecadora ante mi Redentor", en "Cartas", p. 1018.
33 "oo. Debes pedir a nuestro Señor un gran don: el de que en toda tu vida te deje conocer tu nada. Que te creas nada, que te sientas nada, que te ·goces en tu nada, que nada puedas sin su auxilio visible, que aunque los demás no
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reelegirla por unanimidad, dejaron también consignado el papel que Josefa Segovia había desempeñado en las tareas fundacionales, alIado del Fundador. Un mandato fundamental le quedaba a Josefa Segovia después de esta asamblea: el de preparar la redacción de los Estatutos, para solicitar la aprobación definitiva, retardada por los acontecimientos bélicos. En esta tarea y en la de ofrecer consignas anuales en las que se reafirmasen los elementos esenciales de la espiritualidad de la obra, iba a invertir muchas de sus energías.
Después de tres años consecutivos pidiendo la paz, sintió la necesidad en el curso 1941-1942 de ponerse y poner la obra en manos de la providencia amorosa de Dios: su "rostro materno ", dice en uno de sus comentarios. Era una respuesta valiente que invitaba a no dejarse arrastrar por hombres y sistemas que se proclamaban la misma providencia.
El curso 1942-1943 en honor a San Pedro trabaja por una vinculación mayor a la Iglesia; el de 1943-1944 invoca del Corazón de María su apoyo y refugio en momentos críticos de la guerra mundial. U na vez más reafirma el marianismo de la obra. En 1944-1945 será el Corazón de Santa Teresa la llamada para reforzar las raíces teresianas en uno de sus rasgos más peculiares: la anchura de corazón. En estas cinco cartas Josefa Segovia demuestra con qué plenitud está viviendo ella la fisonomía espiritual de la obra. Son sus mejores escritos 34.
En la oscuridad de la fe, en la que ha vivido en muchas circunstancias, ha cuidado particularmente sus comuniones y para esto ha escrito unas composiciones de lugar que le ayuden. Una lista de pensamientos en los que expresa sus actitudes ante el Señor 35 .
vean esa humillación, tú vivas siempre humillada. Aunque tú no fueras humilde, si Nuestro Señor te concede el don de que te sientas nada, ya puedes decir que te han otorgado una de sus mejores gracias. (Escrito por ella a una persona y comentado años después en una Instrucción, 12-I1-1948).
34 Cartas, 15-IX-1941; Cartas, 15-IX-1942, p. 614; Spes Nostra, 15-IX-1943; Cartas, 15-IX-1944.
35 Como criatura ante mi Dios; como hija ante mi Padre; como pecadora ante mi redentor; como discípula ante mi maestro; como enferma ante mi médico; como súbdita ante mi rey; como ovejuela ante mi pastor; como esclava ante mi Señor; como reo ante mi juez; como ciego ante mi luz; como ignorante ante mi verdad; como florecilla ante mi jardinero; como perrillo ante mi amo; como barquilla ante mi piloto; como hambrienta ante mi pan;
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Otra gracia muy singular señala Josefa Segovia en este período, precisamente el 6-XI-1943. Una inyección de calcio le produjo un shock que pareció irreversible. Josefa Segovia lo vivió como una llamada especial a continuar su trabajo. Conservamos el guión de la primera reunión para una revisión de vida, después de este acontecimiento. El guión es bien expresivo de lo que eran sus disposiciones 36. La huella que dejó en ella aparece claramente en el Diario personal, "se siente rehecha" y, doce años después, en el Diario de su visita a Tierra Santa 37. El hecho físico parece unido a una fuerte experiencia de tipo espiritual, un sentido inefable de la presencia de Dios, punto de partida de nuevas gracias.
Tal vez se podía situar en torno a esta fecha el final de esa larga etapa de purificación y noche oscura de la que aparecen expresiones sueltas en todos estos años.
IV. LA VIVENCIA DEL MISTERIO PASCUAL
EN LA GLORIFICACIÓN DE MARÍA
La última década de la vida de Josefa Segovia se caracterizó por una plenitud de vida espiritual en la que la intensidad de la acción de Dios se transparentaba en ella de un modo extraordinario. Las notas de una relación espiritual 38 nos descubren la serenidad y alegría con que acometió la expansión de la obra y vivió los acontecimientos eclesiales de esos años. Están escritas mientras reponía un poco sus fuerzas y preparaba el viaje a Roma, después de la Guerra Mundial. Expresan por sí solas la coherencia de toda su vida y las metas alcanzadas.
como grano de trigo ante mi sembrador; como hierro ante mi imán; como paja ante mi fuego; como abeja ante mi flor; como tierra seca ante mi fuente de agua viva; como niña ante mi fortaleza; como huertecillo ante mi hortelano; como tierra blanda ante mi modelador; como barro ante mi alfarero; como sarmiento ante mi vid; como carta blanca ante la mano que ha de escribirla; como lienzo ante mi pintor; como hostia ante mi sacerdote; como enamorada ante mi amado; como serafín ante mi Dios. (Escritos en el curso 1941-1942.)
36 Ver Guión, en: "Revisión de Vida", 23-1-1944. 37 Diario Viaje a Tierra Santa 6-XI-1955, p. 1073. 38 Escrita en CampeIlo (Alicante) durante los días 23 de marzo al 13 de
abril de 1946 a la orilla del mar. Cartas pp. 1007 a 1016.
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Sobre la fe y confianza.
" ... Voy a señalar el don que más estimo a lo largo de mi vida, que ahora aprecio mejor y también, según creo, va en aumento a medida que tengo más años. Es este don el de la fe. No podría explicar lo que la fe es en mi alma. De ordinario parece que se entiende que ir por caminos de fe es tanto como ir en tinieblas ... pues o yo no entiendo o la fe que tiene mi alma es luz muy clara y muy potente ... "
" ... cuando yo pondero tanto en mi interior el don de mi fe es porque tiene este don una luz, un matiz, una intensidad que ... no sé expresar ... "
" ... Como corresponde a la fe, así también me encuentro llena de confianza ... El año en que el Papa habló de la divina providencia y en el que nosotras consagramos la Obra a esa Providencia amorosÍsima volví yo de nuevo a crecer en confianza. Ahora ... la siento como nunca. Y la siento más porque yo también me siento mucho más instrumento en las manos del Señor."
" ... No me sorprende verme apoyada por El; no me sorprende ver subsanados y corregidos mis yerros sin que se hayan seguido males; no me sorprende acertar en una disposición, ni dar un consejo atinado, ni adivinar una pena, ni ayudar en la salvación de un alma. N o me sorprende nada porque soy un instrumento muy malo en las manos omnipotentes de Dios nuestro SeñaL .. Todo se va haciendo a gusto del Señor, sin violencias, sin imposiciones. El Señor me da palabras o silencios, salidas o entradas, conforme a lo que conviene para la transformación de caracteres, criterios y voluntades. Estoy agradecida, estoy aún más confiada, pero no estoy sorprendida porque el Señor me lleva y me trae según le place a su divina voluntad."
Sobre la alegría.
"Con la fe y confianza me parece que ha crecido en mi alma, en esta última temporada, la santa alegría ... Procuro cultivarla mucho. Y me da muy buen resultado, no sólo para mí, sino para todos los que tienen contacto conmigo ... Cuando vienen a hablar conmigo, procuro meterles mucha alegría en el alma y las invito a cantar al Señor con noches oscuras o claras, con calores o hielos, en soledad o en compañía ... "
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Es notable el cambio experimentado en la vida de oración que ha pasado a ser oración en la vida:
"Aunque por cansancio el tiempo destinado a la oración no lo aproveche como debiera, sí tengo que confesar que en general, tengo más luces y más espíritu de oración. Procuro hacer de mí vida una oración, especialmente oración de alabanza ... Hasta hace poco yo miraba los cielos y gozaba mucho, y gozaba con los pájaros y con las flores y con el maL .. Pero todo ello era como palabras sueltas, sin formar creaciones, sin encontrar relaciones, sin saber leer. Ahora, voy refiriéndolo todo al Señor. Me complazco en alabarle. Paseo o sencillamente contemplo desde la ventana el mar, el cielo ... y me quedo alabando y dando gloria."
En la misma relación habla también de cómo ha crecido en estimación, amor y reverencia al sacerdocio y del deseo de dar la vida por los sacerdotes. Poco después de esta relación, Josefa Segovia recibió una gracia muy singular con la que se encendió su marianismo. Fue el día de Viernes Santo. En una hoja suelta la dejó así descrita:
"Viernes Santo. N o pude asistir a los Oficios desde el principio porque la pobre Carmen se estaba muriendo, pero llegué antes de terminar el canto de la Pasión y pude escuchar la palabra de Jesús: 'Ecce mater tua'. Ahora mismo acabo de oír también la misma frase en la explicación de las siete palabras, y quisiera saber expresar lo que siento. Ecce Mater tua. No es en el cuerpo, no es en el alma, es en la sustancia misma del alma donde yo siento que se hace vida esa palabra de Jesús y me invade toda. Es mi Madre, yo soy su hija ... y no sé decir más de lo que siento dentro de mí, que es muy bueno. N o quiero decir herejías, pero es así como el estremecimiento de la creación dentro de mí; la palabra creadora de Dios forma en mí a la Madre de su divino Hijo y yo lo siento. Y toda me hago hija suya ... me caen las lágrimas a chorros en esta tarde de Viernes Santo 39.
Con esta preparación, rica de espíritu y muy flaca de cuerpo, viajó a Roma a finales de mayo y se detuvo allí mes y
39 19 de abril de 1946 en Madrid.
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medio. Dos objetivos tenía el viaje: la presentación de los Estatutos y la visita a la casa de la Institución. Era la primera vez que lo hacía. Hubo tiempo para todo: revisar y revivir las actuaciones durante la guerra, sostener, alentar, proponer nuevas metas. Tomó la decisión de ampliar el trabajo en Italia secundando los deseos de algunos prelados. Acogió las primeras vocaciones. Oteó las necesidades del mundo desde el balcón romano y volvió a España con la decisión de cruzar las fronteras hacia Europa y reforzar lo antes posible los trabajos de Latinoamérica.
Pero alIado de estos proyectos una idea llenó totalmente su corazón. La intuición de que se acercaba la definición dogmática de la Asunción. Un misterio por cuya deÍensa se había comprometido desde 1926, siguiendo la tradición de las universidades españolas de hacer un juramento en su defensa. Desde ese momento, se puede decir que Josefa Segovia pasa de la consideración y vivencia de los misterios dolorosos a la experiencia gozosa de la Pascua. El día de la definición dogmática se encontraba en Roma presidiendo una peregrinación. La obra entera exultó con el triunfo de María.
Los últimos diez años de vida que le quedaban serán un canto de gloria en gloria, una expresión permanente del aleluya pascual. Aunque, como es natural, no le faltarán preocupaciones. Todo lo vivía desde la cercanía del triunfo definitivo que en María lo sentía muy cercano. En vísperas de la definición viajó a América con el programa de sembrar el nombre de María, y la siembra fue generosa y fecunda. Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Bolivia fueron recorridos con amor. En todos ellos sintonizó profundamente con la religiosidad mariana de esos pueblos. Sólo se lamentaba de no poder ofrecer las ayudas que de todas partes reclamaban 40.
La década de los años cincuenta encuentra a Josefa Segovia con sesenta años. Los que la vimos volver de América la encontramos envejecida. A pesar de eso mantuvo su ritmo normal de viajes, su atención a la Casa de Formación y su estímulo permanente hacia nuevas cotas en la vida espiritual
40 Cuando estaba para terminar el viaje le asaltan preocupaciones: "continúo en el purgatorio, atormentada por temores y dudas". Dice que no ha sufrido oscuridades tan grandes. D.P.: vol. 13, p. 178.
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de personas y grupos. Las consignas anuales de esos años mantienen el tono de las aspiraciones más elevadas 41. A la vez, las actividades se multiplicaban en los lugares más necesitados 42.
U na nueva llamada venía urgida por la apertura del proceso de beatificación del Fundador en marzo de 1955. Año que viene también señalado por el viaje de Josefa Segovia a Jerusalén. La Institución se encontraba en Tierra Santa desde 1952. Ahora, Josefa Segovia peregrina a los lugares santificados por la presencia de Jesús. Y lo hace, no como una devoción personal, sino como directora general de la Institución Teresiana que desea agradecer especialmente la redención. Se propone también conocer de cerca las huellas de Jesús de Nazaret para entrar más decididamente en su seguimiento. Espera confiada un encuentro con él.
El Diario que nos ha dejado de su visita a los lugares santos rezuma fe en Jesucristo y es el mejor documento que tenemos de lo que era su fisonomía espiritual un año antes de morir 43. Valoró tanto este viaje que no dudó en aconsejar a las directoras generales futuras un viaje a Tierra Santa en el período de su cargo.
Cierro estas páginas con unas breves notas en las que ella da cuenta de sus disposiciones antes de ir a la operación quirúrgica que le costó la vida. Unas disposiciones que me evocan, siempre que las leo, las de Santa Teresa de Jesús en su última cuenta de conciencia:
"No puedo decirle otra cosa sino que el Señor lo está haciendo todo. Yo que miraba una operación como un martirio, que siempre había asegurado que no me sometería a ella sino en caso de vida o muerte; que me rebelaría ante
41 15-IX-1945: Assumpta est María, gaudent filiae ejus; 1-1-1951: Regina in coelum Assumpta, ora pro nobis; 25-XIl-1952: Salve, regina mater; spes nostra, salve; 23-XIl-1953: Tota pulchra es María, et macula non est in te; 25-XIl-1954: Mater et regina nostra, gratos nos redde filio tuo; 25-XIl-1955: Exultavit spiritus meus in Deo Salvatore meo; 25-XIl-1956: In lumine tuo, Mater, vide mus lumen.
42 En las cartas citadas en la nota anterior aparecen los resúmenes anuales, de las nuevas actividades, en relación con la consigna.
43 Ver J. SEGOVIA, Diario; Cartas: pp. 1041 a 1110 y correspondencia sobre Jerusalén, pp. 1103 a 1111.
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un narcótico cualquiera que disminuyera la personalidad ... Todo esto lo ha cambiado el Señor. He recibido multitud de gracias que puedo sintetizar así: una paz muy grande; abandono en las manos del Señor; ilusión por ofrecer algo verdadero; deseo de martirio; gozo y alegría para dar un poquito de sangre y vida. Me parece ver contenta a Nuestra Señora, y esto me basta. Quisiera que no sufrieran mis hijas. Procuro hacerlo todo con la mayor naturalidad y sencillez. Ofrezco todo por manos de mi Madre, por la Iglesia Santa, por los sacerdotes ... "44.
44 Carta a D. Casimiro Morcillo, 22-I1I-1957.