JIQUILPAN

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R E S U M E N : JIQUILPAN Posiblemente de origen mexicano, situado en la cuenca oriental chapálica, Jiquilpan fue en tiempos prehispánicos un centro cultural, agrícola y comercial importante, revelador de una sociedad relativamente adelantada. Con Cristóbal de Olid como vanguardia de la Conquista española, el proceso de sometimiento de los indios purépecha inició inexorablemente, introduciéndose un reciclaje de leyes y creencias religiosas. Con el estallido de la Guerra de Independencia, los habitantes de Jiquilpan no fueron ajenos al movimiento emprendido por Miguel Hidalgo. Al término de la lucha, Jiquilpan fue reconocido como un "pueblo grande", que tenía curato secular y ayuntamiento constitucional, en el seno de una república que atravesó por los conocidos vaivenes del siglo XIX. En este período de encuentros y desencuentros, se fue configurando el carácter colectivo de Jiquilpan, donde se cultivaban los distintos frutos propios de una atmósfera templada y reseca. Durante la Revolución, la comunidad evoluciona y adopta costumbres que se consideran modernas, con lo que el antiguo caserío pierde gradualmente su distintiva tipicidad, pero al mismo tiempo mejora su estilo de vida, con la construcción de una infraestructura en buena medida gracias a las gestiones de su hijo más preclaro, llegándose a decir que el Jiquilpan actual "es principalmente obra del general Cárdenas".

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MONOGRAFIA DEL MUNICIPIO DE JIQUILPAN

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R E S U M E N :

JIQUILPAN Posiblemente de origen mexicano, situado en la cuenca

oriental chapálica, Jiquilpan fue en tiempos prehispánicos un centro cultural, agrícola y comercial importante,

revelador de una sociedad relativamente adelantada. Con Cristóbal de Olid como vanguardia de la Conquista

española, el proceso de sometimiento de los indios purépecha inició inexorablemente, introduciéndose un

reciclaje de leyes y creencias religiosas.

Con el estallido de la Guerra de Independencia, los habitantes de Jiquilpan no fueron ajenos al movimiento

emprendido por Miguel Hidalgo. Al término de la lucha, Jiquilpan fue reconocido como

un "pueblo grande", que tenía curato secular y ayuntamiento constitucional, en el seno de una república

que atravesó por los conocidos vaivenes del siglo XIX. En este período de encuentros y desencuentros,

se fue configurando el carácter colectivo de Jiquilpan, donde se cultivaban los distintos frutos propios

de una atmósfera templada y reseca.

Durante la Revolución, la comunidad evoluciona y adopta costumbres que se consideran modernas,

con lo que el antiguo caserío pierde gradualmente su distintiva tipicidad, pero al mismo tiempo mejora

su estilo de vida, con la construcción de una infraestructura en buena medida gracias a las gestiones de su hijo

más preclaro, llegándose a decir que el Jiquilpan actual "es principalmente obra del general Cárdenas".

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Monografía Municipal

JIQUILPAN

ÁLVARO OCHOA

GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN 1978

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CRÉDITOS COORDINADOR GENERAL: Leopoldo Herrera Morales COLABORADORES ESPECIALES: ECONOMÍA: Departamento de Promoción Económica del Gobierno del Estado. Abdías Toledo Bucio Representación del Gobierno de Michoacán en México: Ricardo Ortiz González SALUD PÚBLICA: Servicios Coordinados de Salud Público en el Estado de Michoacán. Salvador Ramírez Gutiérrez Manuel Romero Gutiérrez Jorge A. Vázquez Narváez Ricardo Bolaños Espinosa Pablo Ruiz Ibarra TURISMO: Departamento de Turismo del Gobierno del Estado: Miguel García Flores Alejandro César Herrera

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PRESENTACIÓN

L GOBIERNO DE MICHOACÁN edita esta serie de monografías municipales porque piensa que el conocimiento específico de uno

de los municipios michoacanos contribuirá a una autoconciencia razonada de cada municipio, a un conocimiento más cabal del conjunto del Estado, a la divulgación de la belleza y los valores locales del terruño y a la mejor inteligencia del hombre en general. Estima, asimismo, que las monografías locales pueden ser un instrumento pedagógico de primer orden para iniciar a niños y adolescentes al través de su patria chica, a la que instintivamente aman, en la ciencia y el amor de la patria grande que es México, y porque está seguro que estas monografías fomentarán una acción social más consciente, vigorosa y audaz de los conglomerados municipales.

Cada monografía se propone diseñar un conocimiento redondo de un municipio, aspira a la comprensión de sus hombres, al dibujo de su geografía, de su historia, de su economía, de su organización social, de su participación política y de su vida de relación con otras comunidades y busca la definición del municipio de que trata.

Vamos a impulsar hacia un imperioso levantamiento espiritual los mejores hombres de cada lugar, que hoy están prisioneros del gravamen terrible del abandono y aislamiento. Vamos a hacerles saber a estos espíritus fraternos, perdidos en la inercia provincial que tienen en nosotros auxiliares y defensores. Vamos a tender una red de nudos de esfuerzo por todos los ámbitos michoacanos, red que a la vez será órgano de comunicación y órgano del estudio y conocimiento del hecho local y nacional; red, en fin, que forme un sistema nervioso por el que corran vitales oleadas de sensibilidad y, automáticas, poderosas corrientes de entendimiento y colaboración.

Si alcanzamos estas metas, estaremos cumpliendo con el propósito esencial de esta serie monográfica y, a nivel estatal, colaborando en la realización de los propósitos nacionales expresados por el Presidente de la República, licenciado José López Portillo.

Finalmente, sobra decir que estas monografías no serán producto de una sola persona, sino de varias bien enteradas y muy distinguidas

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que nos han brindado su colaboración: sus escritos o testimonios, así como el resultado de sus investigaciones hechas sobre el pasado y la realidad actual.

Morelia, Mich., abril de 1978

Carlos Torres Manzo Gobernador Constitucional del Estado

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INTRODUCCIÓN

L PRESENTE ENSAYO MONOGRÁFICO es el resultado de recoger, recortar y medio pegar datos, testimonios e informes sobre

Jiquilpan durante varios años; en éste tuvo mucho que ver desde el documento de archivo, libros, periódicos, revistas, hasta la conversación con informantes. La "Relación de Xiquilpa y su partido" en 1579, las "Noticias históricas, geográficas y estadísticas del Distrito de Xiquilpan" (1873) de Crescencio García y el "Bosquejo estadístico e histórico del Distrito de Jiquilpan de Juárez" (1896) escrito por Ramón Sánchez fueron fundamentales; la ayuda y estímulo de Luis González, Francisco Miranda, José María Muriá, Otto Schöndube, Wigberto Jiménez Moreno, Manuel Castañeda, Miguel Saldaña, Benedict S. Warren, Peter Gerhard y Roberto Villaseñor, siguen siendo decisivas. La deuda es grande con el Centro de Estudios de la Revolución Mexicana "Lázaro Cárdenas" que me brindó la oportunidad de realizar este trabajo, y con Irene Santiago por la paciente labor de mecanografiarlo.

Tratar de estudiar una comunidad o municipio tiene sus problemas. Naturalmente que las fallas técnicas y de interpretación —si las hay— son del autor.

A.O.S. 13-11-1978

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PRIMERA PARTE

EL ANTIGUO XIUHQUILPAN es nuestro obligado tema de arranque; que, para entenderlo mejor, ubicaremos en una tierra "llana e muy rraza"; entre unos cerros arbolados al oriente, unas lomas altas hacia el poniente, el Mar Chapálico al norte y un cerro alto al sur; lugar de pocos ríos y con algunos arroyos "a la redonda".1

Pero indudablemente que para hablar de "lo ántico", de la etapa vieja, se ha de recurrir a las palabras raras de

etimología, arqueología, más otras fuentes.

El significado no parece ofrecer dificultad por cuanto hay relación entre el lugar y Xiquilpan que debe su nombre a la planta del añil llamada xiuhquilitl pitzahuac, y que abundaba mucho en tierra llana y templadocaliente.2

En base a lo anterior —y a palabras semejantes en los Nombres Geográficos de México de Antonio Peñafiel—, Ramón Sánchez presentó un jeroglífico jiquilpense: "una faja horizontal que demuestra la tierra sin cultivo y encima dos plantas de añil".3

Xiuhquilpan, Xiquilpan, Xiquilpa, Ziuhquilpan, Giquilpan, Jiquilpa, Ciquilpan ó Jiquilpan da lo mismo. Don Wigberto Jiménez Moreno escribe que Xiuquilpan, de xiuht, turquesa quilitl, quelite, xiuhquilitl, añil, significa "en, o sobre añil".4 Sobre esto no hay la menor duda.

En cambio, el origen y procedencia de sus primeros habitantes deja mucho que pensar. Sin embargo, la Relación de ceremonias y 1 Relaciones geográficas de la diócesis de Michoacán (RGDM), I: 9. 2 Hernández, Cuatro Libros de la Naturaleza y virtudes Medicinales de las Plantas y animales de la Nueva España, pp. 81-82. 3 Sánchez, Bosquejo Estadístico e Histórico del Distrito de Jiquilpan de Juárez, p. 73. 4 Escrito al autor, México, D.F., 15-VIII-1975.

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ritos y población y gobierno de los indios de la provincia de Mechoacan da una pista; en ella se dice que esta tierra "estaba primero poblada de gente mexicana, naguatatos y de su misma lengua que parece que otros señores vinieron primero y había en cada pueblo su cacique con su gente y con sus dioses por sí".5

Es posible, entonces que sus fundadores fueran nahuatlatos por la lengua que hablaban y por el nombre de Xiuhquilpan que debió estar muy asociado a la industria textil y al uso de tinturas, pues la Relación de Xiquilpa y su partido asegura que xiuhquilitl quiere decir "pastel para teñir".6

Pero no se olvide que existe otro Jiquilpan en Jalisco, pueblo también prehispánico, próximo al "Llano en llamas" de Juan Rulfo; ni lo confunda con el Xiuhquilpan del Lienzo de Jucutácato que viene a ser Jicalán viejo, cercano a Uruapan.7 Eso es otro cantar.

Nuestro Xiuhquilpan fue un centro cultural, agrícola y comercial muy antiguo e importante, en donde se desarrollara un arte vigoroso que revelaron los descubrimientos hechos en El Otero durante los años de 1940-1942, en dos episodios.8

Eduardo Noguera fue el encargado oficial de intensificar las exploraciones iniciadas por Jorge Martínez —vecino de Jiquilpan— en una loma de El Otero, y pudo comprobar que "se trataba de una serie de vestigios arqueológicos en forma de edificios, plataformas; tumbas y parapetos de muros, situados en las laderas oriente de la citada elevación y un completo sistema de estructuras en la parte superior de la misma".9

5 Relación de Mechoacan, p. 15. 6 RGDM, I: 8. 7 Cf. Sociedad Mexicana de Antropología, El Occidente de México, p. 152/ Nota de Jiménez Moreno al autor. 8 Thompson dice que las primeras excavaciones no fueron sistemáticas; por eso no descarta la posibilidad de que se hayan revuelto los ejemplares de varias sepulturas" (para aclarar importantes detalles). Soc. Mex. de Antrop. Op. cit., p. 39. 9 Noguera, "Exploraciones de Jiquilpan", Anales del Museo Michoacano, Segunda Época, Núm. 3, pp. 37-38.

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Construcciones que obligan pensar en la existencia de una sociedad económica y socialmente organizada capaz de realizarlas. Un gran edificio, a la falda de la loma, que consta de escalinata "con probabilidades de haber tenido alfarda", acceso a una amplia plataforma sobre la que hay un pequeño compartimiento en el lado sur; de muros ligeramente atalusados que posiblemente irían recubiertos con estuco. Otro a escasos metros del anterior que, por su mal estado de conservación, "no ofreció el mismo interés"; y una serie de muros, cincuenta metros al poniente, que estaban hechos de metates "que al no servir ya fueron utilizados como material de construcción".10

Pero la más interesante de las construcciones se descubrió en la cima; gran parte está nivelada artificialmente, con anchas plataformas que limitan una enorme superficie. Todas las apariencias son de "que se trata de un Juego de Pelota".11

Imaginemos —a grandes rasgos— esa sociedad teocrática; gobernada por sacerdotes que habitaban en el centro ceremonial ubicado en la loma mencionada; con su división de clases por la división del trabajo; aldeas dispersas alrededor del centro, en donde vivía el resto de la población… agricultores, lapidarios, alfareros, mercaderes, guerreros, etc.

En torno a los primeros edificios citados, se encontraron varios entierros con ofrendas; armas, una vasija doble de alabastro, dos ánforas decoradas al cloisonné que representan "personajes ricamente ataviados y en procesión [seguramente sacerdotes] lo mismo que motivos alegóricos;12 un banco de piedra y pulida, dos máscaras de piedra, un cincel de piedra también labrado y pulido, una pequeña figura antropomorfa con ojos de turquesa, una estatuilla femenina de barro con el torso desnudo y la parte inferior cubierta con una enagüilla a colores; un collar de muchas sartas formadas por

10 Ibíd., pp. 38-41. 11 Ibíd., p. 41. 12 Ibíd., figs. 14-16. Las ánforas mencionadas son muy semejantes a las clásicas teotihuacanas; únicas en Michoacán, y se exhiben en la Sala de las Culturas de Occidente, en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de México.

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múltiples figuras de jade, pirita y turquesa, rematado por otra sarta de caracoles; otro collar formado por figuritas de cristal de roca y piedras verdes, rematado por una figura grande cristalina, finamente pulida, y unas orejeras que, según opinión autorizada en arte prehispánico, "son otras de las increíbles obras maestras, si recordamos que los lapidarios prehispánicos sólo contaron con la paciencia y el esmeril para rebajar y adelgazar las duras rocas cristalinas que sólo el diamante —desconocido por ellos— alcanza a cortar; objetos representativos de un horizonte evolucionado en el preciosismo y refinamiento que parecen ser el supremo incentivo plástico".13

Por estos mismos lugares se han encontrado multitud de figuras labradas en concha de una sola pieza que, en su mayor parte, representan aves y otros animales estilizados; filigranas en el mismo material; figurillas en cerámica de forma triangular, "muy plana interior y posteriormente", en las que se usó mucho el pastillaje para los rasgos faciales; cabezas con tocados sencillos, "de cara muy larga, a veces exagerada y nariz muy pronunciada y hasta caricaturesca";14 figurillas que tienen mucha relación con las del sur de Jalisco y Colima de la fase Ortices.15

Otra novedad más hubo en febrero de 1942, cuando a orillas de la ciudad iba a ser acondicionado un campo de aviación; lugar en donde existían algunos rastros arqueológicos. La Dirección de Monumentos Prehispánicos encomendó a Eduardo Noguera que hiciera un reconocimiento en esa zona.

Allí se encontraron tres montículos que guardaban restos humanos, algunas toscas estructuras y objetos muy rudimentarios.16

Y…, por supuesto, luego surgieron comparaciones y explicaciones. La zona de El Otero muestra huellas culturales bastante desarrolladas; en cambio, la de El Campo de Aviación no da señales de gran adelanto. El mismo Noguera dice que tomando en cuenta la separación de ambas zonas por una gran depresión del terreno "y como tiende a señalarlo la misma clase de vestigios […]

13 Toscano, "El Arte Antiguo", en México y la Cultura, p. 143. 14 Noguera, op. cit., p. 46. 15 Observación del arqueólogo Otto Schöndube a A. O. 16 Noguera, op. cit., pp. 43-44.

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puede indicar que, efectivamente, se trata de culturas distintas".17 Otto Schondübe opina que "bien pueden ser contemporáneas, pertenecientes a diferentes estratos sociales",18 por el tipo de sociedad teocrática referida que se desarrolló en los pueblos mesoamericanos del clásico.19

Sin embargo, Noguera declaró que todavía faltaban —y faltan— otros lugares por explorar en la región,20 y que el material recogido hasta entonces era "insuficiente para llegar a conclusiones precisas".21

Como quiera que sea; los resultados parciales de esos descubrimientos, los datos aportados por Noguera y otras fuentes sirvieron a Jiménez Moreno para suponer que, posteriormente a una temprana ocupación en Jiquilpan (hacia el año mil a. C.) sugerida por un tipo de figurillas semejantes a las C-4 de Zacatenco y a las de El Opeño, influencias culturales teotihuacanas arribaron entre el 300-650 d. C. y prosiguieron "—a través, quizá, de Sayula— hasta Colima, donde cerámica de la fase Ortices se encontró asociada —según la señora Kelly— con la anaranjada delgada de Teotihuacan". Agrega además que "fue, tal vez de Jiquilpan de donde partieron esas mismas irradiaciones hasta el Iztépete [a inmediaciones de Guadalajara], que debió ya recibirlas desde esa fase [de Teotihuacan III, o sea 300-650]".22

17 Ibíd., p. 45. 18 Otto Schondübe, Álvaro Ochoa. Guadalajara, Jal. 4-IX-1975. 19 Gendrop, El México Antiguo, p. 30. Piña Chan, A Guide to Mexican Archaeology, pp. 42-43 20 Al pie de la escalinata que conduce al monumento de la Trasquila, cuando se realizaban los trabajos para colocar la Pila de Tresguerras o de Los Pesados, se encontraron varios objetos de cerámica asociados con armas. Inf. de Macario Barajas. En el Cerro Pelón o Apatzingan hay claros indicios arqueológicos; Huanimban, Núm. 1, marzo de 1942, p. 4. 21 Noguera, op. cit., p. 38.

22 Jiménez Moreno, "Síntesis de Historia Pretolteca de Mesoamérica", en Esplendor del México Antiguo, pp. 1022, 1062. Otto Schondübe, Jefe del Departamento de Arqueología del Centro Regional de Occidente del INAH. (Guadalajara) informó al autor que en el Ixtépete se encontraron otras ánforas decoradas al cloisonné, "pero más modestas que las de Jiquilpan".

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Por lo anterior, es de suponerse que el área de Xiuhquilpan fue un corredor cultural23 —con sus limitaciones que le imponía lo montañoso del occidente michoacano— que aportó su grano de arena durante muchos años. Pero todo esto terminó con la decadencia de Teotihuacan; la movilidad de grupos, de acomodamientos, de cambios sociales; la modificación de vida y cultura en las sociedades teocráticas; la llegada de grupos belicosos del Norte (hacia el 900-1250) que menciona la Relación de Mechoacan, y sobre todo por la incursión de

Los tarascos de Xiuhquilpan. Muerto Tariácuri hacia el año 1401, el reino purépecha había quedado repartido entre Hiripan, Tangáxoan y Huinquíngare con residencias en Ihuatzio, Tzintzuntzan y Pátzcuaro, respectivamente. "Y tomó a llamar a Hiripan desde algunos días a Tangáxoan y a Huiquíngare, y díjoles: Hermanos, vamos a conquistar".24

Así lo hicieron. El trío sojuzgó a pueblos cercanos y lejanos, de Pátzcuaro. Ya para 1450, la expansión hacia el occidente era un hecho. La Relación de Mechoacan dice que Tzitzipandácuare y Zuangua "conquistaron a Tamazula y Zapotlan y los Pueblos Dábalos y los demás.25 Por lo que Jiquilpan no se escapó de dicha conquista; muy pronto lo convirtieron en un pueblo vasallo nombrado

Huanimban.26

Hasta entonces había conservado su mediana autonomía; probablemente formó una cierta unidad política con los otros pueblos

23 Jiménez Moreno, op. cit., vea mapas 1 y 2. 24 Relación de Mechoacan. 25 Ibíd. 26 Quiere decir "Lugar de huanitas", árboles que producen racimos de flores sumamente aromáticas y que han dejado de existir por estos sitios; Sánchez, op. cit., p. 73. Swadesh, elementos del Tarasco Antiguo, p. 148, "uaníta": maíz tostado. Amadeo Betancourt, vecino de Jiquilpan, conserva un ejemplar en su casa.

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de la cuenca oriental chapálica (mucho mayor en ese tiempo) y era, si no la capital, sí un centro muy importante.

A esta cuenca oriental, llena de toponimias nahuas como Chapalatl, Chicnauatengo, Xiuhquilpan, Huaxuatli, Chichiquilan, Tecomatan, Cuexomatlan, Cualachian, Atehuac, Cualachiatepec, Ahuatepec, Tzihuantepec, Huiatlac, Tliltepechco, Tlilalometepec, Tototlan, Chacolotl, Tzahuayotl, llegan las tarascas Huanimban, Apatzingan, Paxacuaran, Paracho, Periban, Cumuato, Charo o Caro, Cotixaran, Xaripu, Siquítro, Cuameo y Uterio.

… Sujeto al Cazonzi o rey de Mechoacan, Huanimban era un pueblo

más guerrero ya, desde luego. Uno de sus últimos fundadores fue Francisco Nox, "Yndio principal, natural del pueblo de Amula", cuando contaba —según la relación jiquilpense— con mil doscientos hombres mexicanos,27 traídos en su mayoría, posiblemente, de Amula (como parece sugerirlo la relación de dicho lugar) para reforzar la frontera poniente del reino.28 En Sahuayo y Mazamitla predominó la población tarasca.29

Las gentes de Huanimban eran gobernados por un cacique o principal llamado Noxti, "y daban de tributo al dicho Cazonzi maíz y chile, lo cual recibía el Noxtli y lo enviaba a Pátzcuaro".30

Porque esto… y más, formaban parte de

La Vida Huanimbense.

El común de la población vivía en casas-chozas de madera con techos de paja o zacate, a religiosa distancia de Apatzingan y agrupados en barrios espaciados de acuerdo a la distribución de los campos de

27 RGDM, I:8. 28 Agüero, "Relación de los Pueblos de la Provincia de Amula", en Schondübe, Tamazula-Tuxpan-Zapotlán, p. 217. 29 RGDM, II:101. Relación de fray Alfonso Ponce, II:15. Sánchez, op. cit., p. 98. Menciona que los de Sahuayo "son advenedizos, de poca importancia su población, que hablan idioma distinto (Tarasco), y les falta antigüedad, según documentos (que dice vio) del antiguo archivo indígena de Jiquilpan. 30 RGDM, I: 19.

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trabajo;31 en tanto que las casas de los señores eran amplias —más cercanas a los dioses del Apatzi— y construidas con madera o adobe.32

Iban a pelear contra pueblos a éste comarcanos, y cuando tomaban algún prisionero "lo llevaban a un cerro que está junto a este pueblo, y allí lo sacrificaban […], le abrían por medio y le quitaban el corazón y lo comían los que hacían el sacrificio, los cuales en aquel tiempo no paraban porque andaban derramados por los cerros".33

Vivían en constante guerra con los sayultecas y otros pueblos dueños de salinas y salitrales. Se gobernaban por un capitán que les enviaban de Pátzcuaro, y otras veces salía con ellos el Noxtli a las campañas.34 La técnica que utilizaban era generalmente el ataque por sorpresa o la emboscada. El jefe era quien determinaba el plan de ataque; atacando a una señal convenida, se caía sobre los poblados lanzando fuertes gritos y alaridos para atemorizar al contrario, incendiando las casas y tomando prisioneros.35

Las armas con que peleaban "eran arcos y flechas y unos palos del tamaño de una vara de medir [más o menos 87 cm.], en la punta ponían una piedra agujereada por medio". En lo que se refiere a la vestimenta, "traían unas mantas de henequén, cosidas a manera de chamarra, sin otra cosa".36

La mayor parte de la gente andaba casi desnuda: "las mujeres usaban enaguas, e iban con el torso descubierto o con una corta capa o pañoleta a la espalda. Los señores importantes usaban jubones o 31 Piña Chan, Una visión del México Prehispánico, pp. 288-289. Huanimban, núm. cit. Ya en plena Colonia, se dice "qestas tierras [al poniente de Apatzingan] las an estado, poseyendo otros naturales en buena fee de ynmemorial tiempo (…) sin que aya salido ninguno poseedor tercero"; y las que están al sureste de dicho cerro "las tienen desde su gentilidad". Archivo General de la Nación (AGN), Indios, vol. 34, f. 20; y Tierras, vol. 1872, exp. 4. 32 Piña Chan, loc. cit. 33 RGDM, I: 9. El Apatzingan es el centro ritual, sin duda, por la relación de tal nombre con los dioses de la muerte; Corona Núñez, Mitología Tarasca, p. 141. 34 RGDM, I: 9. 35 Piña Chan, op. cit., p. 289. 36 RGDM, I: 9.

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camisas largas, capas de pieles o de plumas, sandalias de cuero de venado y tal vez de fibras; a la vez que llevaban ricos ornamentos. Las mujeres de los nobles vestían con faldas, huipiles y sandalias hechas con materiales de mejor calidad".37

No obstante sus frecuentes luchas con los pueblos vecinos, los de Huanimban vivían en una interdependencia comercial continua. Tuvieron una economía mixta basada en la agricultura, la caza, la pesca y la recolección. La comida de ellos se componía de tortillas, tamales, frijoles, yerbas, pescado blanco, bagres "y otro género de pescado"; bebían un vino blanco de maguey llamado tlachiquitl. Además, el régimen de vida tenía sus ventajas, pues "vivían más tiempo".

Había tierras del señor principal; de los sacerdotes, para los cultos; de los guerreros, y lo mismo que tierras comunales. La agricultura se hacía colectivamente, y en tiempo de las cosechas el Noxtli distribuía a cada familia lo que les correspondía de acuerdo con su trabajo y necesidades, y recogía también los tributos para el Cazonzi.38

Esta es la imagen que, bajo el dominio de los purépecha, nos formamos; ya que necesariamente ejercieron sobre Jiquilpan la influencia de todo pueblo superior en fuerza y organización económica, social y, sobre todo, política: gobierno y régimen de propiedad, que revestía las mismas características fundamentales en todos los reinos y cacicazgos del horizonte histórico: desigualdad de clases y la consolidación de una nobleza guerrera.

Se avecinaban cambios nuevamente; y Xiuhquilpan-Huanimban, en relación forzosa con los otros pueblos, no podía ser una excepción en medio del sistema social y económico imperante que, según observación de Lucio Mendieta y Núñez, "llevaba en su propia organización el germen de próximas transformaciones, las que no pudieron realizarse, porque la conquista española interrumpió su desarrollo natural".39

37 Piña Chan, loc. cit. 38 Ibíd., Piña Chan, loc. cit. 39 Huanimban, núm. cit., p. 20.

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"vallan correos por toda la provincia y lléguese aquí toda la gente de guerra.

Y muramos, que son muertos todos los mexicanos y ahora vienen a nosotros"…

Relación de Mechoacan

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SEGUNDA PARTE

…Y LLEGÓ EL ESPAÑOL

La Conquista

ESPUÉS DE LA CAÍDA y toma de Tenochtitlan, Hernán Cortés mandó a uno de sus hombres "a buscar Oro" a las provincias de

Sayula y Tamazula, por donde había "muy grandes Poblaciones y Casas muy bien obradas, de mejor Cantería".40

Cristóbal de Olid —que tal era el enviado— con la gente que traía y de la que tomó en Tzintzuntzan juntó cincuenta de caballo y ciento cincuenta de a pie; se fue a las provincias mencionadas, y por el camino "pacificó algunos pueblos que no estaban pacíficos".41 Le dieron mucho oro y plata, pero como estaba recién casado, "y la mujer moza y hermosa", apresuró su regreso.42

Así de sencillo, empezó nuestro contacto con el español. En la Relación de Xiquilpa y su partido, según los más antiguos y ancianos, se afirma que Christoual D'olid fue el conquistador e descubridor desde dicho pueblo" en 1522. Conquista que no debió costarle mucho esfuerzo, pues hay noticias de que los naturales no le presentaron resistencia en la región; además, el Cazonzi ya se había rendido "con toda su tierra", y el Noxtli de Jiquilpa-Huanimban obviamente tuvo que hacer lo mismo…43

… La entrada de Olid a estas tierras del dominio michoacano y lo

que de ello informó, no dejó enteramente complacido a Cortés; por

40 Lorenzana, Historia de la Nueva España, p. 165. 41 Ibíd., p. 348. 42 Días del Castillo, Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, p. 389. 43 RGDM, I:7; II:12, 75, 85.

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eso mandó a Antonio de Carvajal, a mediados del año siguiente, para que verificara e inspeccionara mejor lo pacificado.44

Carvajal regresó a México en 1524, cuando Cortés preparaba su expedición a las Hibueras (Honduras) para reprender a Cristóbal de Olid que ya andaba desconociendo la autoridad cortesiana por allá. Aquél llevaba la relación de pueblos, cabeceras y sujetos, viviendas y número de habitantes: en fin, la posibilidad tributaria de cada lugar y de su gente; datos que sirvieron de base para el reparto de

Encomiendas45

Hernán Cortés —ya muy bien enterado de lo que había— inició el reparto oficial en los territorios occidentales que eran del Calzontzin. Gran parte "tomó para sí y le sirvieron algún tiempo"; otro tanto dio a su primo Alonso de Ávalos, quedando casi todos entre familia. Gonzalo de Sandoval también alcanzó su parte.46

El pueblo de Mazamitla y el de Tuzantla eran "del señor don Hernando Cortés" hasta que hubo una amonestación de la Audiencia (y un pleito con Nuño de Guzmán) y "los pusieron en la real corona".47 Por otra parte, la corona quitó Xiquilpa "a los pueblos de Avalos" y lo dio a un tal Leonardo por muy poco tiempo, pues éste quiso despojar a los naturales de sus tierras y sementeras;48 después fue encomendado a Joan de Cuevas, conquistador que se halló "en la pacificación de Mechoacan hasta Colima y los pueblos Davalos", que lo cambió por la encomienda de Cuitláhuac "antes que el visorey

44 Warren, "The Carvajal Visitation: First Spanish Survey of Michoacan"; separata de The Americas, vol. XIX-1963, Núm. 4:406. 45 Ibíd., p. 405. 46 AGI, Justicia, leg. 130, f. 962. (Proporcionada al autor por el Dr. Warren). RGDM, II:85-86. 47 Ibíd. 48 Archivo Histórico del INAH (AHINAH), col. Gómez de Orozco. Ms. 171, f. 17. Sánchez, op. cit., p. 98.

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(Mendoza) viniese a estas partes", porque no se le dejó "estar ausente a retener sus indios", pasando Jiquilpan al control de la coronal real.49

Lo de Guaracha y Sahuayo también fue breve. En 1528 se dice "que son de Sandoval, [pero] no quieren servir"; Gonzalo de Sandoval murió ese año en España y su primo Juan de Sandoval no prestó gran interés a la encomienda heredada.50

Aparte del trabajo en los campos, los naturales encomendados proporcionaban la servidumbre y la alimentación del encomendero y su casa "poblada con sus armas y cauallos"; tributo que no era suficiente. El rechazo al nuevo régimen de trabajo por los nativos y la disminución de éstos en aras de la encomienda ocasionaban la queja de muchos encomenderos "de la mucha necesidad que padecían".51

A cambio de la explotación indígena "en las haciendas y granjerías", los encomenderos tenían la obligación (que no cumplían) de "industriar [a los naturales] en las cosas de nuestra santa fe católica", según mandato de Cortés y de la corona; pero la religión era solamente el pretexto.

Por lo pronto el control sobre vasallos y bienes indígenas quedaba en manos de caciques o principales de los pueblos, aunque sujeto —sin duda— al dominio español;52 se cuenta de Ycapan en Mazamitla, de Acusa en Xiquilpa (que sucedió tal vez al mencionado Francisco Nox), y de Acucecarit en Guaracha y Sahuayo.53

Esa era la situación, más o menos, hasta la visita del bachiller Juan de Ortega en la primavera de 1528, cuando vino a Tzintzuntzan como teniente y capitán de estas provincias de Michoacán "por el señor gobernador Alonso de Estrada" para que todos los pueblos del

49 García Icazbalceta, Colección de Documentos para la Historia de México, II:98. Icaza, Diccionario Autobiográfico de Conquistadores y Pobladores…, I:200. Paso y Troncoso, Epistolario de la Nueva España. II: 211. 50 ANIHAH, Ms. Cit., f. 19. Millares Carlo y Mantecón, Índice y extractos de los Protocolos del Archivo de Notarías de México D.F. (Siglo XVI), I: 1039 y 1040. 51 Cf. Icaza, op. cit., 2 vols. 52 Zavala, Aproximaciones a la Historia de México, p. 90. 53 ANINAH, Ms. Cit., f. 17.

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antiguo reino tarasco "tubiesen la orden en servir a los españoles";54 ya que en esos años se habían levantado los de Chilchota y otros pueblos que mataron algunos españoles, "y sobre ello fueron bien castigados".55

. . . También otros conquistadores, como Francisco Cortés en 1523 y

posiblemente Gonzalo de Sandoval entre 1523 y 1524, habían transitado por Jiquilpan y sus inmediaciones. Punto y aparte merece

Lo de Nuño Beltrán de Guzmán

Éste, después de haber hecho una reconquista de Michoacán, "violenta y depredatoria",56 permaneció a la expectativa en Coynan (cerca de la actual La Barca, Jalisco). Allí le hablaron de ciertas poblaciones de tierras fértiles situadas al poniente, y algunos de sus subalternos que habían rondado por estos rumbos con Francisco Cortés y Gonzalo de Sandoval le decían que yendo a las provincias de Ávalos y cercanías "eran copiosas las poblaciones que había y suficientes para llenar los deseos de establecer un nuevo gobierno"…57 Guzmán, queriendo rivalizar con Hernán Cortés en cuanto a conquistas, más otros motivos muy propios, siguió de largo hacia el resto de Jalisco, Zacatecas y Sinaloa como "una serpiente destructora".

Pero Nuño de Guzmán no estuvo en Jiquilpan, según afirman varios autores del siglo pasado.58 La ruta de Guzmán está claramente señalada en crónicas y relaciones. Salió de Michoacán por Conguripo

54 AGI, Justicia, 130, f. 960. 55 RGDM, II: 19. 56 Bravo Ugarte, Historia Sucinta de Michoacán, II: 13. 57 Mota Padilla, Historia de la Conquista de la Provincia de la Nueva Galicia, I: 72-73. 58 G. Romero, Noticias para formar la Historia y la Estadística del Obispado de Michoacán, p. 101; C. García, "Noticias Históricas, Geográficas y Estadísticas del Distrito de Xiquilpan", Bol. De la S.M.G.E., 3ª época, 1873, I: 480-481; Sánchez. Op. cit., pp. 91, 93-94.

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(donde se deshizo a la mala del Cazonzi que le hacía sombra) y no volvió a pisar tierras del actual estado.59

La Evangelización

Los franciscanos no se quedaron a la zaga. Posterior a la visita de Carvajal, un año o dos, fue la entrada de los hombres de sayal. Fray Martín de Jesús vino a estas tierras "y anduvo en la Laguna de Chapalac", al igual que fray Juan de Padilla.60 Llegaron con los conquistadores y predicaron el cristianismo.

De la conquista y evangelización del ex –reino tarasco "dependió la formación del Michoacán moderno"; conquista y evangelización que fincaron también las bases de la organización política y eclesiástica de la región.61

. . . Pasada la primera etapa evangelizadora, se multiplicaron los

conventos franciscanos en Michoacán a base de los de Tzintzuntzan, Uruapan, Ucareo, Zinapécuaro "y otros".62 Del de Tarécuato iban a los pueblos de Patamban, Charapan, Peribán y venían a este de Jiquilpan: "todo lo cual visitaba un religioso a pie, descalzo y desnudo";63 identificándose de esta forma con los naturales.

Más tarde, cada pueblo se convirtió "en su guardianía de por sí; de tal manera que ya para 1539 se empezaba a fincar el convento de Jiquilpan "con su claustro, dormitorio e iglesia, todo pequeño y hecho de adobes"; obra de fray Juan de San Miguel con ayuda de fray Jacobo Daciano; tenía dos religiosos —uno guardián del convento— que cristianizaban en la región.64

59 Vea crónicas jaliscienses (IJAH., 1963) y relaciones referentes, ya que sus graves excesos "fueron sometidos a minuciosa investigación por la Segunda Audiencia y por el Consejo de Indias", Bravo Ugarte, op. cit., II: 32-33. 60 Tello, Crónica Miscelánea…, III: 7, 11. 61 Bravo Ugarte, op. cit., II: 7. 62 Relación de Mechoacan, p. 264. 63 Rea. Crónica… de Michoacán, p. 182. 64 Ibíd., p. 201. RGDM, I: 11. Relación de Ponce, loc. cit.

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Antes de continuar, recordemos que otro paliativo para calmar los rigores de la conquista fue la determinación de la segunda Audiencia de poner muchos pueblos que estaban encomendados "en servicio de la Real corona", pero sin quitarles la carga del tributo. Jiquilpan era uno de esos pueblos.

"En Cabeza de su Magestad".

Adornado por un cerro alto al sur llamado Huaxuatli ("Cerro de unos árboles que se dizen uuaxi" que dan unas vainas "de que ellos comen"), tiene otros dos vértices: al norte; el Cerro Pelón que nombran Apatzingan o Chichiquila y enfrente de éste, al poniente, una loma llamada Aguatepec; triángulo que encierra una superficie llana, "sana y húmeda", que a mil ochocientas varas sobre el nivel del mar "toca más en caliente que no fría", haciendo fresco de octubre a febrero por el invierno y por los vientos del norte y del noroeste que de enero a febrero "son algo más recios". 65

Situado en tierra muy fértil "donde se da y cría cantidad de maíz, chile, frijoles y otras semillas que los naturales siembran", se dan bien los guamúcheles, aguacates, calabazas, tomates, capulines, guayabas, etc.; tierra que se da en ella "qualquiera cosa que se sembrase". Con agua en abundancia; además de arroyos y manantiales a la redonda, un río pasa por en medio del pueblo; río "ques muy poco" en tiempo de verano, pero que en el de invierno crece tanto que muchas veces no se puede pasar. Hacia el norte, a menos de una legua, está la Laguna de Chapala; donde se pesca cantidad de "blanco e bagres y otro género de pescado menudo", y desemboca el caudaloso Chicnauatengo o Lerma.

Aparte de muchas aves acuáticas, los animales que más sobresalen de la fauna jiquilpense son unos lobos que hay entre unos carrizales, en unas ciénagas, "que será un quarto de legua desde dicho pueblo". 66

65 RGDM, I: 11-12. 66 RGDM, I.7-16. Ese lugar de ciénagas es ahora La Lobera.

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Antes de 1545, el pueblo tenía solamente los barrios de San Pedro, al suroeste del convento, y de Santiago, al lado opuesto, con sendas capillas rusticonas; "pequeño y d poca gente", no pasaban de ciento sesenta y seis las casas pobladas con setecientas setenta y dos personas, sin contar los niños.67

Económicamente no andaba mal; por su "calidad y fertilidad", por el equilibrio entre recursos y demografía, no parece haber señales de insuficiencia; cada cuarenta días tributaba a los reyes de España cuarenta mantas de dos brazas y tres palmas de largo y tres varas de ancho, utilizando seis libras de algodón por manta, "ques el peso que a los oficiales de su magestad pareció se podía regular la ropa".68 Es de suponerse que el material era llevado de otros lugares porque en Jiquilpan no existía.

Ya para esos años, la corona había puesto al pueblo

en corregimiento.

Eran los primeros meses de 1541 cuando fue dado a Rodrigo Gutiérrez el Conde "en Real Provisión"; pero éste no tuvo tiempo de disfrutar el puesto; ese mismo año fue con el virrey Antonio de Mendoza a combatir la rebelión indígena de la Nueva Galicia, y a cambio de los servicios que prestó en Nochistlán le concedieron el corregimiento de Chilchota.69

A Benito Muñoz también se hizo merced del corregimiento de Xiquilpa con ciento cincuenta pesos de salario,70 no sin las obligaciones de: hacer cumplir las disposiciones reales y virreinales; cuidar la seguridad pública; atender a la regulación del comercio; controlar y vigilar la edificación de capillas, templos y conventos; reunir a los vecinos para las situaciones extraordinarias; vigilar el buen trato de los naturales; colectar el tributo de los pueblos sujetos,

67 Paso y Troncoso, Suma de Visitas, I:302. 68 Ibíd. Archivo del Antiguo Obispado de Michoacán (AAOM), s. XVI, leg. Único, exp. 5. Tomando la braza de 1.67 m. la palma de 21 cm. y la vara de 87 cm., cada manta era de 10.36 m2; Schöndube, op. cit., p. 272, nota 9. 69 AGN, Mercedes, vol. 1, exp. 83. 70 AHINAH, col. Paso y Troncoso, leg. 37:1093.

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y no debía permanecer "de aciento y con familia en el pueblo [cabecera], sino solamente cuando fuere llamado de los naturales", "para evitar la continua molestia que podría hacer a los indios", aunque pretextara que con esa paga "no se puede sustentar".71

Sucesos y corrimientos… en el corregimiento.

En 1540, se salió "la gran Laguna de Chapala de madre, y se volvió el agua muy verde".72 Anegada segura del llano, y que echó a perder los sembrados; porque a la vuelta de año, urgidos por tierras donde sembrar, andan los de Jiquilpan en dificultades con los de Jacona. En 1542, el virrey don Antonio de Mendoza notifica al corregidor "que nuevamente" los de Xiquilpa han tomado y comprado "ciertas tierras a los indios de Xacona que tiene en encomienda el veedor Peralmindes Chirino", y le manda no consienta ni permita que "les tomen e ocupen a los indios del dicho pueblo de Xacona las tierras que tuvieren o poseyeren e hiciesen suyas" no dando lugar a que hubiera "entre los buenos indios e los otros novedad alguna".73

Tres años después, el mismo virrey Mendoza hizo merced al pueblo de Jiquilpan de dos sitios de estancia para ganado menor a la falda del cerro alto que está al sur del camino viejo a Tarécuato y entre "dos carrillos pequeños" al norte. Las señas de un sitio eran "junto a una lomilla que le dicen Cualachialtiepec, cerca de un portesuelillo que se hace de una toma que nace de uno de los cerros donde está un ojo de agua permanente, un arroyo seco y camino grande frontero de un mal país"; las del otro, "medianía de dos cerrillos juntos que están en unas tierras salitrosas cercanas a unas ciénegas que se enlagunan siempre con el brachuelo de la laguna que dicen Chapalatl". Lo que antes "fue a ver e vido" Bartolomé de las Ruelas, justicia de Tamazula y teniente de alcalde mayor de Tuxpan,

71 Ibíd. Paso y Troncoso, Epistolario…, II:195. Diccionario Porrúa, "corregidor". AGN, Indios, vol. 4, exp. 348. 72 Beaumont, Crónica de Michoacán, II:406. 73 AGN, Mercedes, vol. 1, exp. 404.

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quien habiendo hecho las diligencias y averiguaciones necesarias, "declaró y dio por parecer jurado, estar sin ningún perjuicio".74

Esto va a dar origen al asiento y propios de

El Barrio de Totolan.

Sujeto a Jiquilpan, se hallaba disperso "al pie del cerro nombrado Halachia" (Guaracha) y que ahora es congregado entre los cerros de Cotijaran y de Apatzingan al norte, y el Huaxuatli al sur, sobre los pasos de Tliltepechco y Tilalometepec; en tierras jiquilpenses, "e que las tienen desde su gentilidad". Sitios de estancia que "ni agora, ni en ningún tiempo han de poder vender, trocar ni enajenar"; uno sirve de fundo o congregación —como ya se dijo—, y el otro para que "lo usen como mejor les convenga";75 porque el ganado vendrá a la región mucho después…

. . . Los naturales prosiguen sus labores agrícolas y mantienen el

ritmo tejedor en sus telares para el sostenimiento de la comunidad y para la paga de tributos.

Sin embargo, ya se perfilaba la suerte de Jiquilpan. No era un pueblo de minas que sí agrícola; ni rico, tampoco pobretón. Estratégicamente situado al occidente de la audiencia de México, frontera con la Nueva Galicia, le permitió ser un centro de gobierno civil, que tendría después sus consecuencias.

A partir de entonces comenzó a establecerse el nuevo orden colonial.

PAZ EN LA TIERRA El viejo conquistador se va apaciguando. El que no logra obtener minas o puestos importantes en la administración por necesidad se convierte en colono, dedicándose al modesto cultivo de plantas y

74 AGN, Tierras, vol. 1872, exp. 4. 75 Ibíd.

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semillas trasterradas, o le entra al comercio. Pero ser conquistador o descender de algún conquistador es motivo de orgullo y privilegio.

Disminuye el trajín de conquistador y misioneros. Llegan burócratas y licenciados. Los pleitos entre los obispos Vasco de Quiroga y Gómez Maraver por cuestiones de límites terminan en la real orden que dispuso ceder a la diócesis de Guadalajara "los pueblos que se decían de Avalos", y dejar a la de don Vasco las provincias de Zapotlán y Colima,76 quedando la de Michoacán con un girón "que corre de Oriente a Poniente de longitud cincuenta leguas desde el pueblo de Tzitácuaro hasta el de Xiquilpa".77

Se arreglan las jurisdicciones de alcaldías y corregimientos. A la alcaldía mayor de Zapotlán se le entregan tierras que incluyen términos de Mazamitla y Quitupan, frontera del corregimiento xiquilpense; éste topa con el de Xacona y por Sahuayo y Jaripo, y con la encomienda de Ávalos —al noroeste— hasta los montes de Tizapan.

El corregimiento de Jiquilpan comprende cuatro pueblos dentro de sus límites jurisdiccionales: Patamban, Ocumicho, Periban y Tzaquicho.78 La cabecera "confía con Xacona y Macamitla y Tarecuato",79 y tiene por temporadas al corregidor en las Casas Reales (hoy Palacio Municipal), frente a la plaza, calle Real de por medio.

Los franciscanos de Jiquilpan administran los menesteres religiosos de Mazamitla, Quitupan y los montes de Tizapan; y —durante algún tiempo— reciben a los de Ocumicho y Tzaquicho (domingos, pascuas y fiestas de guardar) para darles los sacramentos. En el patio de la iglesia, antes de misa, juntaban a todos y les enseñaban la doctrina cristiana.80

Ellos mismos (los franciscanos) organizan a los de Jiquilpan en barrios; aumentan el del Espíritu Santo, al noroeste del convento, para completar la suma de tres; cada uno bajo el mando de un

76 AGN, Mercedes, vol. 3, ff. 247-248. Bravo Ugarte, op. cit., II: 85. González, Pueblo en Vilo, p. 35 a. 77 Rea, op. cit., p. 15. 78 RGDM, I:8-9. 79 Paso y Troncoso, Suma de Visitas, I:302. 80 Relación de Ponce, II: 14-15. Relación de los Obispados de Tlaxcala, Michoacán, Oaxaca y otros lugares en el siglo XVI, pp. 31, 48.

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principal "cabeza de Barrio"; San Martín Tototlan es un barrio agregado. Al seráfico Padre Francisco de Asís lo acomodan, y queda humildemente, como santo patrono del pueblo (con su fiesta titular el cuatro de octubre) y bautizan al Huaxuatli como Cerro de San Francisco.

La obra franciscana no queda allí. Aprovechando todos los recursos a su alcance; enseñan nuevos oficios, mejorando los que ya existían en la región (alfarería, carpintería, rebocería, etc.) o artes como la música porque "no hay género de música que los indios no la tengan y usen" labrando ellos mismos las flautas, chirimías, orlos, vihuelas y bajones; ni hay pueblo de cien vecinos "que no tenga cantores que oficien las misas y vísperas".81 Las danzas hablan "e de por sí"; la de Los Guajitos —introducida por fray Jacobo Daciano en la región— "se componía de dieciocho comparsas, siendo los principales el Diablo y el Arcángel Rafael, quienes entablan un diálogo pintoresco, en el que se destaca el poder de Dios" otra era la de Los Sonajeros o Danzantes "con sus pantalones bombachos de vistosos colores" e integrada por una cuadrilla de niños, más cuatro o seis Malinches;82 y la de "unos chichimecas contrahechos" o la Danza de Los Negros, única más o menos sobreviviente, con su Monarca, su Cuerita o Provincia o cortejo de rigor.83

Otra de sus iniciativas, por sugerencias del obispo humanista Vasco de Quiroga, fue el establecimiento de hospitales de la Concepción en la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán, que fueron instituidos por el fraile Juan de San Miguel. El de aquí lo fundó un religioso "que se decía fray Alonso de Pineda", a raíz de la peste grande y general de 1545 que se descontó a muchos del pueblo.84

81 Mendieta, Historia Eclesiástica Indiana, III: 64. 82 Vázquez S., Jiquilpan y sus Prohombres, pp. 158, 164. Información de María Rojas, vecina de Tototlán, y de Jesús Cárdenas, de Jiquilpan. 83 Relación de Ponce, II: 14. Información de Jesús Cárdenas, integrante de dicha danza de Los Negros. 84 RGDM, I: 8-9. Muñoz, Crónica de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán, p. 27.

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Establecido al poniente del convento, alrededor de 1548, el hospital con su capilla y mesón anexos, donde se curan los enfermos, se administran los sacramentos y se da posada a caminantes, hacia 1560 "no tiene rentas ningunas" y es sostenido por un prioste, dos mayordomos, los semaneros y sus esposas con limosnas "que piden entre los naturales".85

. . . En tanto, la hospitalaria comunidad gira en torno a una serie de

ocupaciones habituales: confección de niños, cultivo de maíz, chile y frijol, tejido de mantas y pago de tributos.

Ahora se les descuenta el diezmo para el sostenimiento de la iglesia catedral del obispado; de las 365 mantas correspondientes al tributo anual, entregan el equivalente a 36 y media (en otra especie o 22 pesos "oro común").86 EN LA OTRA MITAD DEL SIGLO XVI San Francisco Xiquilpa Uanimba A pesar de lo grande del nombre, es pequeño; con su plaza en medio, "junto al monasterio", y tres calles no muy largas que corren de oriente a poniente. Sus casas también son pequeñas, de adobes y barro, cubiertas de paja y madera, con cimientos de piedra, "de poco susten" y congregadas en torno al convento a la usanza española. La construcción que más sobresalía entonces era el dicho convento o

85 Ibíd. Según se colige por algunos documentos, el hospital y sus anexos estuvieron ubicados en el actual Mercado "Zaragoza", en la manzana de Ornelas, Bautista López y Arteaga, y parte de la comprendida entre las calles de Ornelas, Zapata, Abad y Arteaga. Archivo de José Dolores García (AJDG), legs. 2, 10, 12 y 13; Archivo General de Notarías del Estado de Michoacán (AGNEM), leg. 8, I, exp. 6; Sánchez, op. cit., p. 152. 86 AAOM, leg. Cit.

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monasterio hecho de cantera "que toca en colorada, muy buena e de poco peso".87

Pueblo pequeño que un tuerto bien podía abarcar con una mirada desde La Trasquila, pero no insignificante; el ser cabecera de corregimiento y de guardianía franciscana no es para menos. Además, el antecedente político vivido durante el reino tarasco, el tener gente hospitalaria, barrios organizados, el convertirse en centro gubernativo, lo hacen destacar —se cuenta en 1571— como "de los más políticos de aquellas partes".88

Por supuesto que el corregidor es la suprema autoridad en la jurisdicción y el mandamás del pueblo, y que principales, cabezas de Barrio y alcaldes le hacen segunda en el mando y gobierno indígena.89

Sus habitantes, por la mayor parte, hablan y entienden la lengua mexicana y la sayulteca, "ques la natural"; otros tantos hablan tarasco, recuerdo de la anterior dominación. Pero todos son "gente entendida, muy inclinada a buenas costumbres" que se multiplican al 3% anual; moradores de un pueblo no muy enfermizo en donde, cuando mucho, padecen "bubas e calenturas" que se curan con purgas de una raíz blanca "que se dize de Mechoacan"; para los tullidos, una planta de hojas parecidas a las lechugas que donde se pone "quema como fuego naturalmente"; una contrayerba "para todas las cosas", y una infinidad de plantas "con las quales se curan". Las epidemias y pestes son otro cantar.90

El sustento seguía siendo a base de maíz, chile, frijol y otras semillas "que coxen e senbran, en mucha cantidad". Los franciscanos e hispanos avecindados en la región introducen el cultivo de trigo, cebada, frutas y hortalizas de Castilla. Los propios religiosos tienen una huerta en el convento de muchos naranjos, cidros, limas, limones, plátanos, aguacates y otros árboles que riegan con "un golpe de agua que se saca del arroyo".91

87 RGDM, I: 8-9. 88 López de Velasco, Descripción General de las Indias, p. 241. 89 RGDM, I: 16. 90 RGDM, I: 13-14. 91 Ibíd., Relación de fray Alfonso Ponce, II: 15.

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Esto hubo de aumentarse a muchas aves de Castilla "e de la tierra", sal de Colima y de la Provincia de Ávalos, y "unos maguerales de que los naturales tienen mucho aprovechamiento".92

El comercio no es muy sobresaliente; modesto, proporcionado a la dicha agricultura y a otras ocupaciones productivas. En él toman parte naturales de aquí y de la jurisdicción que tienen tratos y contratos de hacer vigas, mesas, sillas, cajas, mantas, jarros, cazuelas, platos, ollas y otros efectos, "lo qual venden a españoles y a otras personas, con que se sustentan e pagan su tributo".93 Salvo algunos corregidores que a veces obligaron a los tributarios de Jiquilpan a que les compraran "géneros de mercaderías a subidos precios y contra su voluntad" no se tienen noticias de otros comerciantes españoles.

Aparte de los tratos, contratos y granjerías referidas, otro factor económico y fuente de sustento que llega armando barullo en estas tierras es

La Ganadería

Durante el virreinato del primer Luis de Velasco (1550-1564) la ganadería empieza a extenderse del centro al resto de la Nueva España y se aleja de las zonas habitadas; ya no se le permite entrar a las tierras comunales; se impone a los dueños de ganado la obligación de tener pastores a caballo o de tenerlo en lugares cercados; se les dota de estancias cuadradas ("de tres mil pasos por lado de marca para ganado mayor" y de dos mil pasos para ganado menor); además, se les señalan rutas temporales por donde ir y venir a los grandes pastizales.94 Y, aún así, no faltaron problemas con esta ganadería trashumante; los naturales de Jacona se quejaron al virrey de las personas que traían ganados menores a los agostaderos de Jiquilpan; en lugar de seguir el camino de tránsito, se desviaban causando muchos daños en las sementeras.95

92 RGDM, I: 15. 93 Ibíd. 94 Chevalier, Land and Society in Colonial Mexico; the Great Hacienda, pp. 97-98, 100-101. 95 AGN, General de Partes, vol. 1, exp. 97.

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Porque a las ciénagas en términos de Jiquilpan, y sobre todo en las secas, vienen a agostar más de ochenta mil ovejas de México, Querétaro y otras partes, "ya que es tierra muy buena para ellas por haber mucha y muy buena yerba para ganado y algunos salitrales en la redonda".96

. . . Hacia 1580, termina la inmigración temporal y empezó la

instalación definitiva de vacas, burros, caballos, mulas, ovejas y puercos; gallinas, "palomas y patos y perros y gatos… y otras aves de Castilla" llegan también con las familias hispanas que se avecindan en la región.

Para eso, los primeros virreyes y la real audiencia repartieron grandes, regulares y pequeñas extensiones de tierras a pobladores y parientes de conquistadores, a comunidades y a caciques o principales. A Francisco Saavedra, sobrino del capitán Alonso de Ávalos, le concedieron un sitio de estancia de ganado mayor (un poco más de 1755 hectáreas) "en el monte que está despoblado y que le dicen de Tizapan",97 y a una hija de Alonso Calvo, una estancia de ganado mayor (780 hectáreas y fracción) a dos leguas, más o menos, "a la mano derecha del camino Real que va de Xiquilpan a Macamitla";98 a los hermanos Ruiz de Alcántara el Juruneo, inmediato a Tizapan, La Palma y parte de Guaracha;99 al hospital de Jiquilpan una estancia de ganado menor, a la falda oriente del Apatzingan, para sostenimiento de dicho hospital y que no debían "vender, trocar ni enaxenar",100 y una caballería de tierra (algo así como 42 hectáreas y pico) "junto a un tunal llendo para Tototlan";101 a doña María Magdalena, "india cacique principal del pueblo de Saguaio", un sitio de ganado menor y dos caballerías (con problemas de linderos) al norte del Cerro Pelón.102 Siguió el reparto…

96 RGDM, I: 14-15. Relación de Ponce, II: 14, Muñoz, op. cit., p. 25. 97 AGN, Mercedes, vol. 7, f. 386. 98 Ibíd, vol. 10, f. 262v. 99 AGN, Tierras, vol. 1193, ff. 84-86. 100 AGN, Mercedes, vol. 8, f. 142. 101 AGN, Historia, 73, f. 216v. AGNEM, leg. 10, II, exp. 29 bis. 102 AGN, Tierras, vol. 1193, ff. 21v. y 22.

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Al terminar el año de 1585, gran parte del llano y otro tanto de la ciénaga de Guaracha estaba en manos de media docena de españoles (sin incluir huecos, tierras de caciques y comunales de San Francisco Jiquilpan, Santiago Sahuayo, San Miguel Guaracha y San Pedro Caro); Simón Díaz y Román, "en una cañada quebrada sobre unos manantiales de agua que dicen llamarse Ateguaque", abajo del camino real que sale de Jiquilpan a Tarecuato;103 Francisco Gutiérrez "al pie de un cerro pedregoso en una quebrada", junto al camino que va de Jiquilpan a la ciudad de México, "y en una sabana rasa entre unas ciénagas junto a un cerrillo";104 Alonso de Rebollar "yendo de Xiquilpa a Guaracha a la mano izquierda junto a la laguna grande frontero de un cerro que está en el llano, linde, por una parte, con estancia de los menores de Castrejón y por otra, con estancia del secretario Juan de Cueva" y el resto, cercano a la misma laguna, "linde con estancia del hospital de los yndios de dicho pueblo de Xiquilpa y con estancia de dicho secretario Juan de Cueva".105 Los Figueroas tienen estancias y caballerías en el llano y en el Valle de Santa María, al oriente del Cerro de San Francisco, las tierras de Larios y El Sauz.106

Españoles en estancias, pueblos y villas

Zamora se levantó con título de villa en 1574 y a ella se van muchas familias españolas; en los valles de Mazamitla, Quitupan, Santa María y Cotija se quedan otras tantas, y en los pueblos de Ixtlán y Jacona viven otros más. Lo mismo hacen algunas en Jiquilpan; llegan los Ruices de Alcaraz-Cervantes construyen sus casas, "las más antiguas y primeras, […] de las que se fundaron cuando la fundación [española] de este pueblo", ubicadas en la pate sur de la manzana actual de Abad, Zapata, Ornelas Ortiz;107 casa solariega de Cervantes, Ruiz, Mendoza, Tellos, Sánchez de Alcaraz y de Ruiz Bustamante que

103 AGN, Mercedes, vol. 9, f. 282. 104 AGN, Tierras, vol. 1193, f. 77. 105 Ibíd. f. 78. 106 Ibíd., f. 59v. 107 AGNEM, leg. 8, I, exp. 6.

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da origen a la descendencia materna del jesuita Diego José Abad y a la paterna del general Anastasio Bustamante.108 Los Cisneros también levantan "una casa mui antigua" en la calle real, enfrente de los Ruices;109 casas hispanas "con su corredorsillo, aposento, sala y patio en medio", que contrastaban con las pequeñas viviendas indígenas de una sola pieza.

Figueroa, Loeras, Cárdenas, Zúñigas, Ordaces y Torres son otras familias más que llegan para quedarse. Españoles y naturales producen nuevas relaciones y tipos sociales; indias de clase alta enlazan fortuna en matrimonio con blancos y barbados, sin hablar de otras uniones plebeyas; familias que van a aumentar la población jiquilpense aunque hayan ocurrido

Algunos Males… y otras cosas

Dos décadas transcurren sin novedad después de la peste de 1545. No habría que contar; pero las lluvias en 1567 se pasaron de la cuenta, y la laguna creció tanto, que anegaron el llano e hicieron perder los sembrados; ese mismo año "hubo un terremoto y temblor de tierra", y otro más en 1575 que estremeció toda la región.110

Calmada la tembladera, otra peste general "de que murió grandísima suma de gente por todas partes" sentó sus reales en 1576;111 ésta, "de pujamiento de sangre y [que] daba entabardillo", dejó muy ingrata memoria en nuestro pueblo. Los mil vecinos indígenas disminuyeron considerablemente a casi quinientos cincuenta.112

Las consecuencias fueron peores, porque "mayor estrago hizo la necesidad que la peste".113 Además, el costo de la vida no deja de aumentar; hasta los españoles se quejaban en 1756 que "de quince

108 Ibíd., exp. 1. Ochoa, "Diego José Abad, Mexicano Universal" en Revista de la Universidad de México, vol. XXVIII: 11, 1974. 109 ANEM, leg. Exp. Cit. 110 Tello, op. cit., III: 21-22; IV: 77-78. 111 Mendieta, op. cit., III: 174. 112 RGDM, I:8. 113 Cavo, Los Tres Siglos de México…, I: 202.

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años a esta parte ha subido la ropa, de cinco a ochenta pesos, […] y todas las demás cosas a excesivos precios".114

Y para colmo de males, esto traía cola; algunos corregidores vienen a complicar la existencia de los vasallos. Luego que llegan, "reparten en los pueblos de su partido cantidad de mercaderías como son mais, xabon, sayales, fresadillas, naguas, paño burdo y otras muchas cosas para que entre los naturales se los vendan a precios mu subidos" prendiendo a los alcaldes y mandones si no les compraban:115 ni faltó el que obligara a los de Jiquilpan "a que le diesen mucha cantidad de servicio de indios e indias, y sacase maíz, gallinas y otras cosas, y a que le hiciesen sementeras de maíz y otras legumbres a gran costo de su trabajo y salud".116

No sabemos si "el ilustrísimo señor Francisco de Medynilla Alvarado" llegó a cometer algunos abusos; pero sí que, en junio de 1579, "hizo juntar e congregar los españoles que en su destrito había y a los más antiguos y ancianos que en dicho pueblo [de Jiquilpan] había para saber y averiguar las cosas que (en) el dicho pueblo e sus sujetos hobiere". Así resultó la Relación de Xiquilpa y su partido, citada en las Relaciones geográficas de la diócesis de Michoacán y cuyo manuscrito original se conserva en el archivo de la Real Academia de la Historia, en Madrid.117

Otra fuente histórica sobre Jiquilpan de ese tiempo es la Relación breve de Algunas Cosas de las Muchas que Sucedieron al Padre Fray Alonso Ponce en las provincias de la Nueva España…118 Fray Alonso Ponce era Comisario General de los franciscanos novohispanos (1548-1588) cuando hizo varias visitas al pueblo y convento de Vanimba Xiquilpa.

El once de enero de 1585 fue la primera. Llegó ya tarde por el camino de Tarecuato; una legua antes "salieron los indios [de San

114 Paso y Troncoso, Epistolario… X; 183-184. 115 AGN, Indios, vol. 12 (2º), exp. 51. 116 Ibíd., vol. 2942, exp. 148. 117 Barlow, "Xiquilpa y su partido", sobretiro de Tlalocan, s.f. Gerhard, A Guide to the Historical Geography of New Spain señala el 9-25-4; 4663-1 del citado archivo. 118 I: 41-42, 5-51; II:13-14, 127-128.

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Martín Tototlan], y hecha una ramada por donde el padre Comisario había de pasar, y colgada en ella una campana, le recibieron con mucha devoción haciendo mil repiquetes. En Xiquilpa hubo mayor recibimiento y de allí salieron a recibirle tres españoles".119

La segunda visita, después del capítulo provincial de Guadalajara, fue el martes veintinueve de enero; y la tercera, el 26 de noviembre de 1586, por el camino de Tarecuato. Esta vez, se le dio mejor bienvenida: media legua antes, hubo repiques y algarabía, "regocijando también la fiesta con una danza de chichimecas contrahechos; hasta allí salió el corregidor […] con otro español, y le acompañó hasta Xiquilpa".

Fray Alonso Ponce permaneció en San Francisco Xiquilpa Uanimba aquel día 26 y el siguiente; las visitas anteriores y ésta le permitieron hacer algunas observaciones sobre la gente y la geografía de este pueblo "de mediana vecindad". El 28, salió al pueblo tarasco de Mazamitla, "de la guardianía de Xuiquilpa", a donde llegó después de seis leguas no largas de cuesta arriba y entre camino no muy bueno. Continuó su labor comisarial por los conventos, guardianías y doctrinas de Tamazula, Sayula, Zapotlan y el noroccidente del reino.

Regresó el 15 de marzo de 1587, por el lado de Mazamitla, y fue nuevamente bien recibido, "así de los frailes y de muchos españoles que allí se hallaron, como de los indios, los cuales tenían hechos muchos arcos y ramadas, y puestas en ellas muchas banderillas […]; acudieron después con sus ofrendas de pan de Castilla, huevos, plátanos y miel.120 De aquí partió al convento de Tarecuato para proseguir y terminar su misión en la Nueva España.

. . . Ese mismo año de 1587, la iglesia catedral de Michoacán pidió a

los de Jiquilpan ajustaran cuentas que desde 1580 tenían que "librar y pagar". En ese tiempo, y conforme a su tasación tributaria, dieron a su majestad "2 555 mantas de algodón" correspondiendo a la iglesia religiosamente la décima parte (153 pesos, 2 tomines y 4 granos), descontándoles 54 pesos, un tomín y cinco granos 'del maíz deste

119 Ibíd., I: 41-42. 120 Ibíd., I: 50-51; II: 13-14, 127-128.

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pueblo que ha llevado [a la iglesia] en los dicho siete años".121 Así quedaron —con tributo y diezmo saldado—, por lo pronto.

Al año siguiente, la real corona ordenó se hiciera una nueva tasación de tributarios y, en base a esto, una moderación de doctrinas y de religiosos. Aquí resultaron 215 tributarios y medio, aproximadamente 860 habitantes que se empezaban a reponer del tributo cobrado por la peste de 1576. Se acordó permanecieran dos franciscanos en el convento, como estaban, para atender los servicios religiosos del pueblo y de la región.122

Después de la relación de 1579, de las visitas de fray Alonso Ponce, del pago de diezmos y tributos, de la tasación y de la moderación siguieron

más repartos de tierras

A fines del siglo XVI y principios del XVII, los virreyes mercedaron otros sitios de estancia para ganado, suertes y caballerías en la comarca.

En 1590 se hablaba "de unas tierras que dieron [al pueblo de Jiquilpan] ante Hernando de Vargas", y en octubre del año siguiente, de un sitio de ganado menor para Alonso Daniel en la loma del Aguatepec —en un lugar llamado Guiatlaco—, que pasó al Hospital por donación de su nieto Domingo.123

Alonso Muñoz recibió una estancia para agostadero de ganado menor en términos de Jaripo, "por encima de una llanada, donde los naturales siembran sus sementeras de maíz";124 Luis Sánchez Espinoza —que le vende a Luis Lomelín—, un sitio "que llaman Tarimoro"; el bachiller Álvarez Corona "las haciendas de Sindio y San Antonio",125 y Alonso de Hoyo y Bonilla, un sitio de ganado menor y dos caballerías "en el llano de Jaripo a un arroyo que por allí pasa".126

121 AAOM, leg. cit. 122 AGN, Civil, vol. 1782, exp. 8 123 AGNEM, leg., 10, exp. 29 bis. AGN, Tierras, vol. 839, exp. 2. 124 AGN, Tierras, vol. 1193, f. 68v. 125 Ibíd., f. 58v. 126 Ibíd., vol. 2763, exp. 21.

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Alonso de Figueroa, por su parte, obtuvo cinco suertes de tierra, algo así como cincuenta hectáreas, "a la otra banda del arroyo que llaman de los Guayabos, abajo del Coyacho";127 y otro Figueroa, un sitio de ganado menor y dos caballerías "en una loma y ladera pedregosa nombrada aguatepeque, que queda a mano izquierda del camino Real que va del dicho pueblo de Xiquilpa al de Saguayo […], y hacia mano derecha y oriente, frente del cerro redondo que se dice apatzi[ngan]".128 A la viuda de Diego Porras Merodio le mercedaron una estancia para ganado menor, "una legua poco más o menos de un cerrillo redondo donde los naturales del pueblo de Xiquilpa tienen un sitio de estancia corriendo de sur a norte hasta la laguna que viene de Guaracha",129 y a Juan Bernardino, natural principal, un sitio de ganado menor del que cedió la mitad "a favor de Alonso Figueroa" (no se dice por qué), agregándola éste a su caballería "que está media legua de este pueblo como se va algo de Tototlan".130

Pero éstas y anteriores mercedes a españoles quedan, al final, en una familia; la agricultura y la ganadería no llenaban sus aspiraciones. Los más vendieron sus estancias y caballerías muy pronto, a veces antes de recibir el título, "en trescientos y en quinientos y en mil pesos y en dos mil pesos y en tres mil pesos y en cinco mil pesos"…

La comunidad recurre, para compensar las insuficiencias, al arrendamiento; Alonso Daniel, "yndio natural y principal", tenía en esa forma "una estancia de ganado mayor y ciertas tierras de labor de la comunidad" hacia 1591. Además, invasiones y "agravios" por parte de terratenientes y ganaderos complementan la suerte de los indios.131

Los Salceda Andrade de Guaracha llegan a tener, mediante compras e invasiones, grandísimas extensiones bajo su dominio durante las primeras décadas de 1600; abarcaban prácticamente la demarcación Jiquilpan-Sahuayo-Cojumatlán-La Palma-Cumuato-Vistahermosa-Ixtlán-Pajacuarán-Santiago Tangamandapio-Guaracha

127 AGNEM, leg. cit. 128 AGN, Mercedes, vol. 21, ff. 291v.-192. 129 AGN, Tierras, vol. 1193, f. 77v. 130 AGNEM, leg. 8, I, exp. 6. 131 AGN, Indios, vol. 5, exp. 695; vol. 6, I, exp. 699.

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-Jaripo Tototlan y anexas,132 estrangulando casi al pueblo de Jiquilpan (entre otros).

Desde luego que no había problemas de vecindad solamente con el poderoso latifundio de Guaracha, prototipo de la hacienda que produce "para dar de comer a sus peones indios o sus esclavos negros y para venderles a citadinos y villanos", como escribe Luis González,133 sino que también hubo

dificultades con Sahuayo

En 1597, los de Jiquilpan consiguieron "dos certificaciones de haberse compuesto [el fundo del pueblo] por los huecos y baldíos, sirviendo a su Majestad con 150 pesos".134 Sin embargo, tuvieron pleito porque "queriendo introducirse una Da. María Magdalena yndia principal de saguayo, ganó este pueblo Real Provisión para qe. fuese lanzada y se amparara en la posesión a los Naturales como en efetuo se practicó".135

Eso avivó la rivalidad entre los dos pueblos. Sahuayo salió, a la larga, mejor librado. Las tierras jiquilpenses eran más y mejores que las de Sahuayo; pero la fertilidad —cita Clavijero— "tiene consigo a un tiempo la facilidad de sustentarse y la desidia" en tanto que la escasez y, en parte, la esterilidad de la tierra "hace a los hombres industriosos".136 Así que los de Sahuayo tuvieron que arrendar tierras en haciendas aledañas, y dedicarse a sus telares y a la arriería.137

Socialmente diferentes; digno de observarse es el detalle que Sahuayo, durante toda la época colonial, nunca dependió de Jiquilpan

132 AGN, Tierras, 133 González, op. cit., p. 53. 134 AGN, Historia, vol. 73, f. 216v. 135 AGN, Tierras, vol. 839 exp. 2. AGNEM, leg. 10, II, exp. 29 bis. Sánchez, op. cit., p. 96. 136 Montesquieu, "L'espirit des lois", Lib. 18, cap. 4, en Clavijero, Historia Antigua de México, p. 543. 137 AGN, Indios, vol. 5, exp. 37; Historia, vol. 73, f. 191; Tierras, vol. 839, exp. 2; Vínculos, vol. 242.

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en lo civil ni en lo eclesiástico pese a la cercanía y a la supremacía del segundo.

Otro acontecimiento casi contemporáneo al referido fue el ensayo de

las congregaciones

Entre 1598 y 1599, el virrey Gaspar de Zúñiga Conde de Monterrey ordenó se hicieran; tal vez movido por las quejas de los recaudadores de tributos de que era difícil exigirlos por no estar muchos indígenas encabezados en partidos, o por el deseo de algunos españoles ricos que habían "echado el ojo" a tierras comunales para pastizales o para otros fines, o simplemente porque se creía que "el reducirlos a poblaciones era el único medio para que abandonaran sus usos, y se amoldaran a la vida civil".138

El caso es que el virrey comisionó a Luis Carrillo de Guzmán, en septiembre de 1598, para congregar "xacona, yztlan, pajacoran, xiquilpa, tasasalca, chilchota, Tarecuato, chocandiran, unquaquaran, arantza, perihuan, tzirosto, huapatzaquaro, tantzitaro, pintzandaro, tlapalcatepec, xilotlan, y a los demás pueblos qe están serca de los rrios de arimao, y los que están cituados en torno de la laguna de taquazcuaro".139

Mazamitla se congregó en Jiquilpan ese año, y lo mismo hicieron los de Quitupan en 1604; "porque ellos y los de Macamitla son todos unos que estaban poblados tan cerca unos de otros y que casi no había distinción de pueblos y a esta causa estaban mesclados en deuda y parentesco y por lo cual ellos también se han ido y congregado en el dicho pueblo de Xiquilpa donde lo están con sus casas, mujeres e hijos quietos y en muy buena comodidad".140

Los congregados de Mazamitla y Quitupan volvieron a sus matrios lares después de algunos años —así lo demuestra el padrón de

138 Cavo, op. cit., I: 229-232. 139 AGN, Indios, vol. 6, II, exp. 1013, ff. 271-276. 140 AGN, Congregaciones, vol. 1, exp. 133.

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Mazamitla de 1635—, quedando sólo el recuerdo y nuevos parentescos.141

EL SIGLO DEL ACOMODAMIENTO Sociedad, economía y política La vida general del pueblo durante el siglo XVII no sufrió grandes cambios; continuaban las mismas actividades productivas y el modesto comercio indígena y criollo. La población tiene sus altas y bajas de gente; se organiza mejor el común indígena o república; surgen las cofradías, y el corregimiento se transforma en alcaldía mayor.

. . . En la tasación de 1623 se dice que existían 329 tributarios, aquí y

en Tototlan; casi los mil 350 naturales.142 La ganadería menor pastaba en las lomas del Aguatepec por temporadas.143 La ganadería menor pastaba en las lomas del poniente. El Hospital, "fuera del maíz y chile que cogen, tiene [para 1635] un mil y quinientas ovejas".144

Por otra parte, la iglesia contaba 130 diezmeros (con los 5 de Tototlan) en este "partido de indios"; habitantes que eran administrados "en tarasco y mexicano que todos hablan", muy devotos de los franciscanos y "vestidos como españoles pobres".145

La comunidad no dejaba de ser autosuficiente "hasta cierto punto pero no por completo". Cierto que disfrutaba de alguna autonomía económica y cultural; sin embargo, no escapó al control de la Colonia y, siguiendo el modelo del ayuntamiento español, le encajaron la república de indios con su gobernador, tres alcaldes, tres regidores, un alcaide, un alguacil, un ministro y dos "petapes" (mandones o

141 AAOM, Negocios diversos. 142 AGN, Civil, vol. 1728, exp. 8. 143 AGNE, Mercedes, vol. 21. F. 292. AAOM, Diezmatorios, leg. 834. 144 El Obispado de Michoacán en el siglo XVII, p. 187. 145 Ibíd., pp. 186-187. AAOM, op. cit., Relación de Fray Alonso Ponce, I:520.

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acarreadores de gente), elegidos "el día 1º de noviembre en cada un año".146

A pesar del número de "funcionarios", bien pudo existir un grupo de "vivos" que se pasara el mando. La cantidad, con todo, denotaba la importancia del pueblo cabecera. Los principales o caciques, por su parte, se aferraban al poder.147 Sin duda que funcionarios y caciques eran cuñas…

Por lo que toca propiamente a la alcaldía mayor, ésta no difería mucho del antiguo corregimiento —con una sola persona al frente, y en ocasiones con escribano—; territorialmente comprendía Churapan, San Ángel, Tarecuato, Patamban, Ocumicho y San José; a veces se le agregaba Tingüindín y Peribán. Para la comunicación y comercio tenía los caminos reales de Tarecuato, Sahuayo, Zamora, Quitupan y Mazamitla.

El alcalde mayor las podía, ejerciendo jurisdicción civil y criminal en todo el distrito y determinando los fallos "aunque sea a muerte y mutilación de miembros y cualquiera otra pena". Debía vigilar "que los naturales sean bien tratados e instruidos en las cosas de la fe y que hagan sus sementeras a los tiempos necesarios de manera que cada uno cultive cincuenta brazas en cuadro, y que no se les pida más tributo que aquel que última tasación fueran obligados"; con el particular cuidado de visitar la jurisdicción, "y tomareis en cuenta en cada un año —se le decía— de los bienes de Comunidad y sobras de tributos procurando se recojan y traigan a mi Real caja a los tiempos que son obligados (…); y habéis de tener a vuestro cargo, recoger de cada cabecera de las sementeras de Comunidad de cada cien fanegas de maíz, una para el Hospital Real de los Indios de la ciudad de México, y lo remitiréis en especie o dinero".148

146 AGN, Historia, vol. 73, f. 215. Carrasco, El catolicismo popular de los tarascos, pp. 30-31. 147 Otro rasgo del sistema político era "la estrecha interrelación de los aspectos religiosos y secular de la organización del pueblo, (…) considerando ciertos cargos religiosos como prerrequisitos para los civiles". Carrasco, op. cit., p. 31. 148 AGN, Reales Cédulas, vol. 84, ff. 207v-208.

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La República de indios ejercía jurisdicción civil sobre los naturales de su territorio; el gobernador, alcaldes y demás podían imponer penas menores, mas nunca la de mutilación o muerte.149

Pero la administración de Jiquilpan dio de todo; casos de alcaldes mayores abusivos y tracaleros hasta con los criollos del pueblo,150 y no faltaron gobernadores, alcaldes y mandones que molestaran a los vecinos de pueblos sujetos "obligándolos a que llevasen cargas de tejamanil, puertas, ventanas, camas y mesas al pueblo de Xiquilpan por decir que era la cabecera (…), y les obligaban a trabajar en las casas Reales y en otros ministerios".151

Pese al sistema, la vida civil pueblerina no era ajena a la religiosa; en esto destacan las cofradías

Es muy probable que los naturales organizaran una "con el nombre de la Limpia Concepción" a finales del siglo XVI; las noticias más seguras se tienen ya para comienzos de 1600, como auxiliar del Hospital. Con el mismo quehacer, debido "a una costumbre introducida en la Provincia de Xiquilpa", se establecieron las cofradías de Nuestra Señora del Rosario (con propiedades en el Cerrito Pelón y de vida irregular) y de las Benditas Ánimas del Purgatorio (con los ranchos de Las Ánimas y La Cofradía).152

El nombre de cofradía lo impusieron "no porque con rigor lo sea con licencia de lo ordinario y constituciones que en las cofradías formales y regulares se requieren, sino por el motivo de que o se disiparan las tierras y bienes por los gobernadores y alcaldes y fueran comunes a todos, repartiéndose los frutos de las tierras y ganados, así para el culto de sus iglesias como para sus obvenciones eclesiásticas y

149 Bravo Ugarte, op. cit., II: 94. 150 AGN, Tierras, vol. 2962, exp. 26. 151 Ibíd., exp. 87. 152 AGN, Historia, vol.73, f. 216. AAOM, Diezmatorios, leg. 865. AGNEM, leg. 10, II, exp. 29 bis.

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en lo temporal para la paga de reales tributos y propios alimentos de los indios".153

No sucedía lo mismo en la cofradía hispano-criolla del Divinísimo Señor Sacramentado, "aprobada por el ordinario", con mayordomo, "su santa mesa", cofrades y diputados; además de la formalidad, con tierras y ganado en La Lagunita.154 Según parece "se comensó en el día dies y siete del mes de junio de mil seisientos ochenta y ocho siendo Mayordomo Juan de Bargas".155

Como quiera que sea, había otra cofradía. En el pueblo, las cofradías indígenas, capillas y hospital iba muy de la mano en cuanto a organización y funcionamiento. Cada año se juntaba la comunidad, sin que nadie se escapara, para beneficiar las sementeras del Hospital, y de lo que se obtenía, compraban "aves, medicinas y otras cosas necesarias".156

Las ordenanzas hospitalarias que hicieron los franciscanos de Michoacán señalaban que los naturales "harán fiestecita a Santa María Concepción [en diciembre] y durante ella se hará elección del prioste el que será señor de [los] cofrades". 157

Entre las obligaciones, el prioste tenía el cargo de pagar "dos pesos de una misa que llaman del sábado, siete libras de cera de Castilla cada año y 22 pesos de la función anual de la Santísima Virgen [de la Concepción]". 158

Por otra parte, ya se dijo que la vida religiosa del pueblo no era ajena a la civil; como tal, la comunidad tenía "las Pindequas"

153 AGN, Indios, vol. 22, exp. 158. 154 AGN, Cofradías, vol. 18, f. 203. AGNEM, leg. cit. 155 AAOM, Negocios Diversos, leg. 217. 156 Muñoz, op. cit., p. 27. Para la situación hospitalaria de la región cf. El Obispado de Michoacán en el Siglo XVII, pp. 107, 187 y 214. 157 Venegas, Régimen hospitalario para indios en la Nueva España, p. 118. Un ejemplo de constituciones en el Apéndice II. 158 AGN, Historia, vol. 73, f. 216.

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Pueblo y común daban cada semana al convento una pierna de vaca o un peso y "un Carnero castrado"; los viernes y sábados, dos reales de pescado, dos platitos de frijoles, veinte huevos y un cantarito de leche; para la cuaresma no daban "mas que cinco pesos para pescado, dos platos de frixoles todos los días y diez huevos". Todos los días ordinarios, daban dos pollos, menos las vigilias, viernes, sábados y cuaresma, no dando en estos días ni carnero ni perna de vaca.

Todos los lunes del año se decía misa a las ánimas, dando de limosna dos pesos. Todos los sábados se decía misa en el Hospital, con una limosna de dos pesos. Cuando se moría "algún indio de el pueblo" daban un peso por su entierro; si era párvulo, cuatro reales. Por los adultos mandaba decir una misa el Mayordomo de las Ánimas, dando de limosna dos pesos; otra se decía en la capilla del Hospital y también se daban dos pesos. Por un bautismo pagaban un real.

Cada día llevaban "leña para la Cosina [del convento], y una carga de Sacate para las bestias". Daban diariamente "diez tortillas a comer, y diez a cenar", y seis chiles, más otros doce para la cocina. Tenían la obligación "de dar correos (…) assi para las Patentes de Deffinitorios como para lo mas que se ofre[ciera] a el Convento y Religiosos".159

Celebraban anualmente —con vísperas, procesiones y misas— las fiestas de San Martín y de la Concepción en Totolan; y en el pueblo la Natividad, la Presentación, la Anunciación, la Purificación, la Visitación, la Concepción también, la Señora de la Asunción, la Señora de las Nieves; las funciones de los Santos Reyes, San Sebastián, la Santa Cruz, del Espíritu Santo, San Antonio, San Nicolás, San Miguel, San Juan, San Pedro, Santo Santiago, San Buenaventura y la principal de San Francisco. Nombraban en unas dos capitanes o fiesteros y en otras cuatro, según la importancia, que llegaban a gastar "como 50 ó 60 pesos en vestirse de Marlotas", además de dar de comer al pueblo las paraquas, fruta y habas; manteles, servilletas y paños chocolateros al cura y al guardián del convento; "de modo que cada uno de esos [capitanes o fiesteros] se

159 Archivo de la Provincia Franciscana de S. Pedro y S. Pablo de Michoacán (APFM), Pindequas, leg. 98. Vea Apéndice I.

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cautiva(ba) después por mucho tiempo para desquitar lo que ha(bía) gastado".160

"Nada había necesidad de que se metieran en estos compromisos —se les decía—, puesto (que) por obligación lo tenemos de acompañarlo a él y a otros hijos del pueblo tal como lo presenten; y de donde salieran estos gastitos no se encuentren perdidos que Dios y María Santísima y nuestro Padre San Francisco de Asís los llene de bendiciones a ustedes y a su sagrada familia"…161

Otro ejemplo data de 1756, relacionado al común y naturales de Tamazula:

"…nos obligamos en toda forma de derecho a pagar veinte y un pesos, y real y medio a Dn. Pedro Abad García vecino y del comercio del Pueblo de Xiquilpan para la Pascua del Espíritu Santo (…), los mismos que a dicho señor le era deudor Miguel de Olivares, natural de dicho Xiquilpan a quien tenemos en el convento de este pueblo de Tamazula en servicio de él, y hacemos por este motivo de causa ajena nuestra propia, (…) por ser en beneficio de nuestro Pueblo las rentas de sus tierras"…162

Estarían por demás los comentarios. Hasta el cura "que les administra" gozaba de cincuenta fanegas de maíz que cada enero entregaba el gobernador,163 aparte de cien pesos anuales, vino y aceite que recibía de la corona.164 Por eso, los cargos endeudadores "hasta las manitas" y otras calamidades tenían que hacer mella en el "mantenimiento" de dicha costumbre o pindekua,165 y en la misma comunidad.

. . . Como la vida del pueblo no era estática, naturalmente que hubo

160 Ibíd., AGN, Historia, vol. 73, f. 216. Parauakua significa regalo, don o presente de comer; parakua, limosna. Swadesh, op. cit. 161 Tradición comunicada en una fiesta de San Francisco por el Sr. Juan Robles. Jiquilpan, 2-3-X-1974. 162 AAOM, Negocios Diversos, leg. 244 bis. (papeles de la Hacienda de San Antonio Buenavista). 163 APFM, leg. cit. 164 El Obispado de Michoacán…, p. 186. 165 APFM, leg. cit.

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sucesos en 1600 En 1628 se ampara la comunidad indígena de Jiquilpan y sujetos "en la posesión en que han estado siempre de no dar yndios de repartimiento a las dichas minas de Guanajuato".166

En marzo de 1631, Antonio de Figueroa, hijo de Alonso, vendió a Luis Lomelín el medio sitio que les diera Juan Bernardino; la viuda de Lomelín, a su vez, "vendió el medio sitio de ganado menor a favor de los naturales nuestros a 2 de marzo de 1634".167

Hacia 1658, 35 años después de la tasación de 1623, "los oficiales de República" de Jiquilpan, Peribán, Tarecuato, Chilchota y demás sujetos dijeron que "con las muchas enfermedades que generalmente habían padecido se habían muerto y ausentado muchos dellos porque habían venido a muy grande disminución por cuya causa no podían enterar los tributos según su última tasación"; y pedían fueran nuevamente contados para pagarlos "según el número hoy había de tributarios indios".168

Casi por el mismo tiempo, el virrey libraba despacho a favor de Domingo Daniel "para que se le diera posesión de sus tierras, en que se le quería introducir el pueblo de Sahuayo" un caso no sólo de propiedad, también de rivalidad.169

En cambio, las relaciones con la iglesia eran forzosamente cordiales. Para la obra y fábrica de la catedral de Valladolid al pueblo de Jiquilpan y sujetos, de cuatrocientos treinta y dos tributarios y medio, "le cupo pagar sesenta y un pesos, tres tomines y seis granos",170 eso en 1682.

166 AJDG, leg. 3; "documentos varios sobre la comunidad…" 167 AGNEM, leg. cit. 168 AGN, Tierras, vol. 2956, exp. 51. 169 AGNEM, leg. cit./ AGN, Tierras, vol. 839, exp. 2, f. 31. 170 AGN, Reales Cédulas, vol. 28, exp. 25.

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Otra vez el asunto de tierras

Cumplido el pago referido, los naturales de Jiquilpan continuaban trabajando para "el pan de cada día"; y con motivo del aumento a seiscientas varas de fundo legal que desde 1687 regularan a los pueblos, pidieron una ampliación, pero la hacienda de Guaracha puso trabas.171

El año de 1694 no fue bueno; "hubo grande carestía de semillas y a la Hambre siguió la Peste".172 Esta epidemia infausta no deja de llevarse a varios centenares de vecinos, del pueblo y la región, sin distinción de casta o abolengo.173

Tres años después, el gobernador, alcaldes común y principales se quejaban al virrey José Sarmiento Valladares de hallarse "con crecido número de tributos, sin tener tierras en que sembrar para su sustento".174 Aunque resulta paradójico; pues en 1696 hablan de "una compra (de terreno) que hicimos al juez comisionado en tiempo del licenciado de la Bastida en que dimos a su Magestad por él Cien pesos"; un testimonio dado por el juez comisionado "de las medidas que practicó (en febrero de 1696) de dos caballerías de tierra en el rincón hasta el rancho viejo de la cofradía de el Divinísimo Señor Sacramentado; a la banda del sureste, y por los huecos y baldíos"; y un testimonio, con inserción de un auto acordado, en agosto de 1697, "para que con previa información el Alcalde Mayor los amparase en la posesión de dos caballerías de tierra situadas en la loma de la Calera".175

Pero insisten que sólo 650 varas de tierra buena que tienen por el oriente, son insuficientes para mantener "a ciento y sesenta y tres indios casados, cincuenta y dos viudos y viudas, ciento y siete muchachos y ciento y veinte y cinco muchachas todos de doctrina y de siete años arriba, más los niños menores". Además, tres lados del

171 AGN, Indios, vol. 23, exp. 236. 172 AAOM, Negocios Diversos, leg. 89, a. 1692; "Edictos sobre carestía de Semillas". Lorenzana, op. cit., p. 28. 173 AGNEM, leg. 8, I. exp. 6. Ibíd., leg. Cit. y 10, II, exp. 29 bis. 174 AGN, Indios, vol. 34, f. 19v. 175 AGNEM, leg. cita. Y 10, II, exp. 29 bis.

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fundo se encuentran ocupados "por las casas en que habitan sin tener en lo poblado tierras que aprovechar para sembrar y pastar sus ganados", y por la parte del sur y poniente "son infructíferas, pedrogalosas y barrancosas".

También piden que se les aumentaran "algunas más" para que cada familia pudiera sembrar "las cincuenta brazas en cuadro que su Magestad manda por Reales ordenanzas". En parte, debe tomarse en cuenta que dentro de los límites del pueblo está el barrio de San Martín Tototlan y que también había propiedades particulares.

En fin, dos despachos del virrey Sarmiento (15 de noviembre de 1697 y 17 de febrero de 1699) les concedieron 1750 varas por el viento norte, "en un llano que llega hasta un cerrito pelado desde la salida del pueblo y dan vuelta a otras hacia el poniente, (y en los cerros) que están a su linde pueden en ellos pastar sus ganados". Superficie que debería ser medida "desde la yglesia, sin excluir las casas; y computadas todas las tierras que por otros vientos tienen útiles y fructíferas".176

Así, las tierras para dehesa o pasto y ejido tienen, para 1700 —con sus huecos y baldíos—, los linderos y términos siguientes: "por el Occidente, un corral de piedra que sirve de mohonera y las divide con las Haciendas de Guaracha. Desde donde caminando para el Norte a topar con una piedra grande que también es mohonera, frente de el cerrito de Cotijaran, que queda al oriente, y pertenece a Guaracha. Siguiendo el mismo rumbo se va a dar a otra mohonera de piedra de tezontle, en que así mismo deslinda con las referidas Haciendas. Desde donde cogiendo el viento del Poniente, hasta otro corral de piedras que llaman de Carranza quedando ceñido el cerrito de Apatzingan en que nos deslindamos con el pueblo de Sahuayo, que queda al Norte. Y siguiendo al Poniente, línea recta, por la medianía del cerro de la Cuerda, que toca de este pueblo, y a Sahuayo, hasta topar con un ojo de agua que nos pertenece, y por el propio rumbo, hasta reconocer otra mohonera de piedras situadas en la medianía de un llano, en que así mismo nos dividimos con Sahuayo, a que se sigue

176 AGN, Indios, vol. 34, ff. 19v-20r y v.

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caminando siempre al poniente, a el paraje que llaman las Fuentes. De donde se toma el viento sur que camina a topar con el cerro de las Tablas en que nos deslindamos con el pueblo de Quitupa, desde donde se camina para el oriente, por unas barrancas y serranías fragosas, hasta llegar al sitio que fue de Juan de Cervantes, y hoy pertenece a nuestro pueblo; y de allá un frentón alto y mohonera de piedras que nos divide con tierras del Divinísimo Señor Sacramentado desde donde se baja a coger el camino Real que sale de este dicho pueblo para el de Quitupa, y se vuelve para el Oriente, al corral de piedras (…), y desde allá retrocediendo para el sur por el Cerro de Santa María, a dar al pueblo viejo del mismo nombre en que nos deslindamos con el de San Ángel".177

…Y otra vez el barrio de Tototlan

San Martín Tototlan, sujeto de Jiquilpan, también solicitó diligencias para tener 1400 varas de fundo, aprovechando que la hacienda de Guaracha estaba en subasta; pero le dicen que no, "porque el dicho barrio está ubicado dentro de los términos del sitio de ganado menor que a ellos mismos toca, como que son de Xiquilpan, y no goza privilegio de pueblo para disfrutar el de las seiscientas varas".178 De todas suertes y maneras, Tototlan tiende a separarse "hacia el cerro de el Tigre lindero con Xaripo".179

EL DESPOBLAMIENTO DEL SIGLO XVIII Panorama y detalles Un movimiento comercial considerable ya se deja sentir en la alcaldía mayor jiquilpense y cercanías por el aumento de la ganadería, de la industria, de la agricultura, y por la llegada de más españoles que se

177 AGNEM, leg. 10, II, exp. 29 bis. 178 Ibíd. 179 Ibíd.

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dedican a esta actividad. Se comercia con la villa de Colima "en las compras y cambios de sal" y con otros productos en la villa de Zamora. Los arrieros del distrito llevan y traen mercaderías "tierra adentro y de la costa".180

En los valles de Quitupan y Mazamitla siembran y levantan trigo, garbanzo, cebada y maíz; en las haciendas inmediatas a Jiquilpan hay ganados mayores, menores y menudos; los trapiches de Peribán y Guaracha producen panocha y azúcar para los mercados de pueblos, villas y ciudades; mientras que los ovinos de las cofradías y de los Ruiz Bustamantes abastecen de lana a tejedores de sarapes, medias y sombreros.181

Algunos naturales de Jiquilpan se dedican a la siembra de maíz "aunque en corta cantidad por sus pocas proporciones" hasta fines de noviembre, después de haber levantado el frijol; a principios de septiembre otros "cortan algún poquillo [de chile] para llevar a las Plazas de Comercio, pero la gruesa cosecha es en todo octubre". Otros más se ocupan en la arriería —no tanto como se hace en Sahuayo o en Cotija— "acomodándose de mozos de Recua con los vecinos Españoles que tienen mulas", o de gañanes, ordeñadores, caporales, vaqueros y veladores en haciendas.182 La hacienda de Guaracha, aparte de sus esclavos negros, ocupa a infinidad de peones en la cosecha de caña que empieza en diciembre o enero "y dura hasta cinco meses poco más o menos".183

Hay quienes se dedican a la cría de ovejas y borregos para hacer dos esquilas al año —en marzo y agosto— en la Trasquila, o se la pasan en los telares. Los dueños de ganados menores hacen queso chico "en las Yslas" y en la sierra, casi todo el año; y el grande —los que tienen haciendas de ganado mayor— "lo labran en el temporal de agosto".184

180 Villaseñor y Sánchez, op. cit., II:76-77, 102-104. AGN, Historia, vol. 72, f. 52v. 181 AAOM, Diezmatorios, leg. 865; Negocios Diversos, leg. 244 bis. 182 Ibíd. 183 Ibíd. Esta relación dio origen a la concentración de mulatos en el Cerrito Pelón y en el Derramadero de Xiquilpan; Padrones, leg. 538 (Sahuayo). 184 Vea nota 2.

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Casi todo el comercio del pueblo lo manejan Diego Sánchez, Francisco Guerra Bustamante y Carlos de Tagle; venden lo mismo chocolate, papel, géneros, cobijones de hilo y de lana, manta de Villalta, sayal, frezadas, bayeta acambareña y revesillo de añil, manteca, sal, cera, velas, jabón, zapatos de media caña, tabaco, etc.185

Lo anterior nos hace pensar, en parte, que había indicios de estar

Jiquilpan, en crecimiento

San Francisco Xiquilpan ya parece más pueblo. Tiene sus antiguas casas reales, plaza, su viejo convento-parroquia, un panteón y cinco capillas. Siete calles lo delinean como tal: la que corre de las Casas Reales arriba (Abad poniente o calle Real), "la que voltea al Calvario" (Zapata), "la derecha a la Parroquia" (Ornelas), la que sale por la puerta seglar del convento (Fajardo sur), "la calle de Spíritu Santo" (Fajardo norte), la que está a la otra banda del río "para quitupa" (Ignacio Ramírez o Rincón del Diablo) y la calle "derecha para Tototlan" (Abad oriente o la Puentecita).186

En marzo de 1709 es revisado por un juez subdelegado "para ventas y composiciones"; éste mandó promulgar bando "para que se presentaran así los naturales como españoles con sus títulos, mercedes, sucesiones y demás recaudos"; por eso nos enteramos de que algunos vecinos criollos y peninsulares de ese tiempo eran Aceves, Acosta Barajas, Álvarez, Arias Maldonados, Arriagas, Buenrostros, Bustamante y Cervantes, Cárdenas, Cisneros, Figueroas, Gil, Godoy, Gutiérrez, Macieles, Martínez, Mejías, Méndez, Mendozas, Moxicas, Navarros, Ocaranzas, Ochoa Garibay, Olloqui y Sotomayor, Orozco, Rangel y Segovias, Rodríguez, Sánchez, Torres Sarmientos, Toscanos, Vargas, Zaguedas y Zúñigas.187

El común indígena paga 150 pesos (!) porque se les corrigieran "todos los vicios, defectos, nulidades que puedan padecer [sus] títulos y demás recaudos", pagando dicha cantidad y el derecho de la media

185 Ibíd. 186 AAOM, Padrones, leg. 183. 187 AGNEM, leg. 8, I, exp. 6. AGN, Tierras, vol. 2949, exp. 54, y vol. 2958, exp. 211.

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annata en la ciudad de México por medio del comerciante Diego Sánchez. También venden un solar a Diego Moxica, "cerca del cementerio de la Yglesia, en la esquina de la capilla de Sr. Santiago, calle del Spíritu".188

. . . Por otro lado, común y cofradías indígenas no se escaparon de

tener problemas en sus propiedades. En 1715, la hacienda de la Concepción se encontraba en apuros: a tal grado que Juan Francisco de Córdoba, "por el Común y naturales del pueblo", pedía ayuda al virrey. "El ilustrísimo señor obispo —le dice Córdoba— tiene librado despacho cometido al cura ministro de Xiquilpan para que [los naturales] hagan demostración de los bienes y ganados que tiene la referida hacienda y asimismo para que la hacienda se traiga al pregón por término de treinta días y fecho se remate en el mejor postor; y por questo será en grandísimo perjuicio de mis partes pues de vender a la hacienda quedarán totalmente destruidos y se seguirá la desolación del pueblo"… etc., etc.189 Palabras semejantes siguen en pro de la defensa, y —como se ve más adelante por los diezmos— ésta se gana; pero otros bienes y ganados se van acabando a lo largo del siglo por sequías, años malos, arrendamientos y robos, porque tienen otros enemigos de mucho peso.

En 1716, los hacendados y arrendatarios de Guaracha se entran hasta las tierras de la Virgen del Rosario, "a las dos caballerías de tierra que dichos naturales tienen en la loma que llaman de la Calera y al puesto nombrado de la Joya".

El italiano Gerardo Galiche, administrador de Guaracha y "hombre de extraña violencia", mandó quemar y destruir muchos ranchos de los naturales jiquilpenses y de sus arrendatarios, en el Pajonal, el Derramadero y "a la falda del cerrito de Apatzingan". A más de esto, el ganado y caballada de Guaracha "entran a pastar hasta cerca de las casas [de Jiquilpan], y en acabándose el pasto se retiran a su centro, por lo que el ganado de la Virgen que llega a un mil reses se ve necesitado a salir a mantenerse dentro de lo que legítimamente les 188 AGNEM, leg. cit., AJDG, leg. 8. 189 AGN, Indios, vol. 22, exp. 158. No se dice la razón por la que se las querían subastar.

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pertenece; pero luego lo corren los vaqueros y arrendatarios de Guaracha; a que no ponen reparo dichos naturales, por estar tan amilanados por ser parte poderosa, llegando su exceso y tiranía a tanto que aun algunas rastras de espinos y zacate que para sus menesteres suelen cortar dichos naturales, se les quita después de maltratarlos como les parece".190

Los bienes de la Virgen revivieron allá por 1740 —según diezmatorios— para morir definitivamente dos décadas después.191 Lo demás casi no tuvo remedio. Presentaron una petición "al superior gobierno", "quejándose de disminución de sus papeles" y de las injusticias cometidas en contra de ellos. Sobre esto "hay pleito pendiente en la Real Audiencia", todavía se decía en 1789.192

La situación de los indígenas no era muy segura. Sujetos a un régimen paternalista de tutela y protección a larga distancia "ora se les favorecía, concediéndoles ventajas, ora se les perjudicaba, quitándoles o cercenándoles algunos derechos importantes o propiedades".193

Distinta es la suerte que corren españoles criollos y peninsulares, mestizos y caciques o principales; muchos de ellos

Vecinos diezmeros.

Los cuadernos de diezmatorios son las fuentes que, a falta de libros parroquiales, mencionan algunos jefes de familia que pueblan Jiquilpan en estas décadas.194

(1725) Juan Francisco de Cuevas, Joseph de Aro, Pedro de Cervantes,

Bachiller Diego Ximénez, Santiago Ruiz de Bustamante, Joseph González, Juan de Figueroa, Diego Sánchez, Pedro de Cárdenas, Juan Antonio Guerra, Juan Caballero, Estaban de Anaya, Santiago

190 AGNEM, leg. 10, II. Exp. 29 bis. 191 AAOM, Diezmatorios, leg. 865. 192 AGN, Historia, vol. 73, f. 217. 193 Miranda, Vida Colonial y Albores de la Independencia, p. 45. 194 AAOM, Diezmatorios, leg. 865. El año entre paréntesis es referencia de la primera manifestación del diezmo.

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Toscano, Phelipe de Mendoza, Ventura Ocaranza, Pedro Ximénez, Sebastián de Miranda, Antonio Raymondo, Joseph Pulido (1728): Prudencio de la Mora, Joseph de Ocaranza, Diego Moxica, Juan Castellano, Antonio de Amescua, Cayetano de Chávez, Nicolás Martínez, Manuela Cisneros, Miguel Jaime, Diego López, Rosa y Juan Contreras, Diego de Artiaga, Simona Carrillo, Juan Moreno, Joseph y Juan Villaseñor (en San Antonio Quitupa), Francisco Mejía, Cristóbal, Juan y Nicolás González, Juan Barajas (1729); Juan Cervantes, Pedro Abad, Juan Antonio de Torres, Blas Ochoa, Juan Joseph Barragán, Pablo de Figueroa, Juan de la Cruz, Joseph Gil, Francisco Magaña (1730); Manuel González, Joseph Ochoa, Isidro Baroso, Miguel de Vargas, Sebastián de Vega, la viuda de Joseph Gil, Ignacio de Arsala, Marcela la viuda (de la Cruz), Joseph de Alcázar, Lorenzo de Torres, Miguel de Chávez, Pedro Mendoza, Sebastián de Orozco, Nicolás Brambila (1741); Cayetano Ocaranza, Agustín Sánchez, Joachín y Joseph Figueroa (1742); Juan de Yisidoro Ximénez (1747); Ángel González, Antonio Mejía, Nicolás de Amescua, Juan Manuel Ximénez (1749); Juan de Ocaranza, Manuel Arias, Ignacio Toscano, Cristóbal Ángel, Juan Ochoa (1750); Antonio Toscano, Miguel y Francisco Ocaranza, Ventura Mexía (1751); Román de Ocaranza, Juan Francisco, Juan de Alcázar, Bartolo de Cárdenas (1759(; Juan Antonio de Cárdenas, Francisco Amescua, Francisco Soria, Joseph Cayetano Vega.

El resto de población figura en el llamado pueblo común y cofradías; siguen pagando el diezmo a la iglesia —con sus altas y bajas— en forma colectiva.195

Pero todos (españoles y naturales) diezmaban, según su actividad y posibilidades económicas: maíz, frijol, trigo, lana, borregos, lechones, cerdos, cabras, quesos, becerros, potros, potrillos, burros, machos y mulas. Posibilidades por las que sobresalen Santiago Ruiz de Bustamante, los Ximénez y los Ocaranzas.196

195 Ibíd., (Vea Apéndice III). 196 Ibíd. * da Thereza Sánchez su esposa; Dn Pedro Victores hijo; Da. Plácida Josepha hija; Gertrudis esclava, Mariana esclava, Luisa esclava, Simón esclavo, Raphael esclavo".

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. . . Otra noticia más sobre la población jiquilpense en el año de 1746,

era el

"Padrón de las familias y gente de razón".

"Desde las casas Reales arriba, El Alcalde maior Dn. Diego Sumiano"; casa de Francisco Simiano y Solar; de Juan de Dios Gutiérez; de Felipa de la Cruz; de Anzelmo Guerra; "casa de Dn. Pedro Abad García"; siguen las casas de Joseph de Aro, Isidro Ferrer, Juan Antonio Tagle, María Carriedo, Francisco García, Joseph Martínez, Ignacio Arzague, Agueda de Alcaraz, Mariana de Loera, Juan Santos Guerrero, Ana Cisneros, Antonio Castillo, Joseph de Cárdenas, Juan Antonio Guerra, Jacob Asebes, Francisca Rodríguez, María Castañeda y Juan Casildo.

"En la calle que voltea al Calvario" estaban las de Marcos Villalpando, Miguel Orozco, Joseph Martínez y Miguel Fernández. "En la Calle derecha a la Parroquia", las de los Cárdenas, Martínez, Bustamantes, Serratos, Arrollos, Rodríguez, Alcaraz, Guerras, Ximénez, Cuvos y Godoyes.

"Por la Puerta Seglar del Convento": Villaseñores, Ochoas, López, Ximénez, Rodríguez, Torres, Álvarez del Castillo, Contreras, Leitones, Martínez, Cárdenas, Amescuas y Pulidos.

"Calle del Spíritu Santo": Moxicas, Garcías, Calvillos, Cázares, Ocaranzas, Cuevas, Volados, Ximénez, Aguilares, Zamoras, Rodríguez, Terrazas, Arrollos, Méndez, Alcaraz, Cisneros, López, Cervantes, Navarro, Sandoval, Servín, Cárdenas, Castellanos, Francisca Ignacia, Aros, Rochas, Sánchez, Guerreros, María de la Concepción, Vegas, Juan Paulín, Bravos, Medinas, Ruiz, Toscanos, Frías, de la Mora, Barosio, Salvador de la Cruz, y Rivas.

"De la otra Banda del Río pa quitupa": Alcaraz, López Liche, Morales, Gutiérrez, Contreras, Macieles, María Petra, Domingo Sebastián, Rodríguez, Cervantes, Figueroas, Estefana de los Ángeles, Cisneros, Mendozas, Méndez, Luciana María, Bexar.

"Calle Derecha pa Tototlan": Guerreros, Calderones, Figueroas, Mirandas, Castillos, de la Cuadra, Pedrazas, Bergaras, Ocaranzas,

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Artiagas, Liñanes, González, Garcías, Barosios, Juan Raimundo, Manzos, Méndez, Turríguez, Caravajales, Capasetes, Loeras, Tellos, Rivas, Vargas, Ordaz, y Mexía.197

En este padrón se contaron mil ciento noventa y dos habitantes; 658 españoles (incluyendo caciques indígenas y familia), 28 esclavos, y 506 naturales (123 en el barrio de San Pedro, 116 en el del Espíritu Santo y 99 en el de Santiago, más 168 de doctrina, confesión y comunión en los tres); sobrevivientes de la crisis de 1734 y de la peste que azotó de 1736 a 1739, mismas que desterraron a otros tantos.198

Sin embargo, la reposición de los faltantes fue rápida. Las condiciones sociales y económicas debieron ser favorables, pues aumentó la gente de Jiquilpan un 32% en cinco años. Para 1751 se dice que "hay 170 familias de razón qe hazen el número de 840 personas", y en los tres barrios "203 familias de indios qe son 915 personas".199 La población indígena —que vuelve a predominar— da a luz un promedio de 36 niños al año de 1755 a 1765.200

Algunos naturales todavía se entendían "por el idioma mexicano"; muchos hablaban ya el castellano, "y muy pocos el tarasco".201 La vida indígena transcurre entre la asistencia a la doctrina, misas, procesiones, el aprender un oficio tradicional o convertirse en gañán o peón en alguna hacienda; era casi todo.

Entre los españoles y criollos escaseaban los alumbramientos y la distinción era minuciosa, a veces con anotaciones al margen de las partidas: "no es español".202 La educación se tomaba en cuenta. Había pocos preceptores en la comarca ("por lo menos no muy escogidos"), pero hubo ricos que mandaron traerlos de otras partes para confiarles la educación de sus hijos.203

197 AAOM, Padrones, leg. 193. (Jiquilpan). 198 Ibíd. 199 Archivo de la Biblioteca Nacional (ABN), Fondo Franciscano, 51/ leg. 1091, ff. 6v-7r. Tototlán tenía 163 hab. indios en 1746, y 212 en 1751. Vid. Villaseñor y Sánchez para el año de 1746-48. 200 Archivo Parroquial de Jiquilpan (APJ), Libro de Indios y castas. 201 ABN, op. cit., f. 7. 202 APJ, Libro de españoles, 1752-1784. 203 Ochoa, op. cit.

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Vida social jiquilpense y acontecimientos

Esta sociedad pueblerina mantiene su importancia civil y religiosa. Vecinos de Guarachita, Xaripo, Toluquilla, El Espinal, Sahuayo, Estancia de Guadalupe, San Diego y no se diga de Quitupan, vienen a bautizar sus críos.204

Presentaciones matrimoniales y bodas no eran raras; lo mismo las había de rancheros ricos y hacendados que de castas y naturales; medieros y gañanes que se la festejan con tepache y "media vaca".205

Además vegetan viudas y viejos, solteronas y madres solteras. No falta "alguna ylicita amistad" en el ambiente; ya la mujer que "como frágil engañada del Demonio ofende a Dios y a su marido [con un hombre] miserable e insitado del demonio"; ya el que, por llevarse a una dama, anda con temor de que los ofendidos familiares "executen alguna violencia y dificultad" y se casa "con la susodicha" para reparar el daño… social; cuando no "la hija noble y pobre" que algún galán después de "aver violado su virginidad y extrahídola de la casa de sus padres" se tiene que esconder a piedra y lodo "por ser pública su deshonrra".206

De todo hay en esta "parrochial de Xiquilpan", porque en el resto del curato y asistencia los casos no son para menos ni para monos.

El curato en 1751 era aun extenso; "de oriente a poniente —se dice— tiene como diez leguas, y de norte a sur como cinco", viviendo en el convento para su administración "seis religiosos con el de la Assistencia [de Mazamitla]".207

Y sólo una vez, según noticia a la mano, don Martín Elizeacochea, obispo de Valladolid "por la divina gracia y de la Santa Sede Apostólica", se descolgó por acá a principios de 1750.208

Otro hecho tan insólito y colonial como la visita del obispo fue el eclipse que presenciaron todos los jiquilpenses el 13 de mayo de 1752;

204 APJ, Libros de castas y españoles, Los de Tototlán también venían. 205 AAOM, Negocios diversos, leg. 244 bis; e Información matrimonial de varios años. APJ, Presentaciones matrimoniales. 206 AAOM, Información matrimonial, leg. 230 (1750), 57 (1752-54). 207 ABN, leg. cit., f. 7 …"y quatro en el Hospicio de Zamora"… 208 AAOM, Negocios diversos, leg. 217.

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"se obscureció —asienta fray Manuel Joseph de Aro—, vimos estrellas, y juntamente recógense los pajarillos"…209 Y, para variar, en la noche del 29 de septiembre de 1759 reventó el Jorullo y "las cenizas cubrían entonces los techos de las casas". Hubo intensos y frecuentes temblores en toda la región.210

Antes de terminar esta parte, vaya el dato que durante ese año tembloroso, "a pedimento de el común y naturales de este pueblo de San Francisco Xiquilpan" se practicaron diligencias de reconocimiento en sus bienes aporreados "con demostración de los instrumentos y demás recaudos".211

BAJO EL REINADO DE DOS CARLOS Se inicia toda una época de reformas económicas y políticas. Una serie de transformaciones en las fuerzas productivas y en las instituciones políticas; cambios en la estructura social, e influencia de la Ilustración caracterizan el reinado Borbón de Carlos III (1759-1788). Durante éste, se dictan medidas tendientes a mejorar la agricultura, la ganadería, la industria y la minería; se hacen levantar mapas y padrones; se procura "el mejor aprovechamiento de las aguas"; aumenta la ganadería; se fomenta la carretería, etc. Se reorganiza el aparato administrativo y fiscal de la Nueva España y, a ésta —desde 1786—, se le divide en intendencias.

Al occidente de la intendencia vallisoletana queda fija la alcaldía mayor de Jiquilpan; muy extensa, lo mismo que el curato, con mucha gente. En 1766, por la tasación de ese año, tenía en su haber 1,380 tributarios indios y más de 400 familias de españoles, mestizos y mulatos.212 Para su gobierno se destacan tenientes y justicias, aquí, en

209 APJ, Libro de Baptismos de Españoles. 210 Humboldt, Ensayo Político… pp. 163-166. 211 AGNEM, Leg. 10, II, exp. 29 bis, 212 AGN, Tributos, vol. 2, f. 134v. Villaseñor y Sánchez, op. cit., II:102-104.

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Patamban, Peribán y Tingüindín; aparte —claro— del alcalde mayor que se la pasa más del tiempo en Peribán y en Tingüindín.213

La vida económica del pueblo cabecera es más o menos llevadera; aunque se dice que la industria textil se concreta a "siete miserables telares de manta", eso no quiere decir me muero. La arriería moviliza el abastecimiento de y para "cuatro tiendas mestizas y cinco tendejones";214 también es un valioso auxiliar de la santa iglesia en la colecta, traslado de los diezmos a Jiquilpan y venta de ellos (semillas, ganado y otros productos) aquí mismo, en la villa de Zamora, en San Juan de los Lagos y Zacatecas, dando trabajo a considerable cantidad de vecinos.215

En tanto, la corona echa a andar las administraciones "de Rentas Reales y de los ramos de Tabaco, Pólvora y Naipes" para recabar fondos y regular los asuntos fiscales; la de aquí se encomienda primero a Juan Isidoro Jiménez, y luego a Juan Bautista de Echeveste, para atender lo de Jiquilpan y toda su jurisdicción.216

En cuanto a la agricultura se refiere; una de las mejoras que se hace para beneficio de los españoles criollos "es la presa para la recogida de agua en el temporal", al suroeste del pueblo, según "Cuenta y Razón pormenor [hasta octubre de 1771] que rinde Joseph Joachín de Herrera y Ovando y que presenta a los eclesiásticos de la Parrochia, a Juan Manuel de la Parra y a Joseph Morellón, diputados de la cofradía [del Divinísimo Señor] y demás cofrades".217 La

213 Villaseñor y Sánchez, loc. cit., AHINAH, col. San Gregorio, Ms. 137, ff. 134 y 202. Archivo Histórico de Hacienda (AHH), Media Annata y Lanzas, leg. 276-37 y 277-3. 214 AGN, Historia, vol. 73, ff. 136 y 215v. Grandes comerciantes eran Juan Manuel y Juan Isidoro Jiménez, José Joaquín de Herrera y Pedro Abad; este último, originario del arzobispado de Burgos —en España—, se había casado en el pueblo con doña Teresa Sánchez —hija del capitán Diego Sánchez— en los albores de 1726; en 1759 era mayordomo del Divinísimo Señor Sacramentado, y ya lo había sido en 1750; Ochoa, op. cit. 215 AAOM, Diezmatorios, leg. 865; a. 1760's. 216 APJ, Cuenta y Razón por menor que rinde… AGN, Tierras, vol. 1064, exp. 4. 217 APJ, op. cit.

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agricultura —igual que la ganadería— de los indios decae debido ala falta de brazos (por muerte o emigración de hombres), a los arrendamientos de sus tierras a españoles y mestizos, y a los despojos ya mencionados; (los de San Martín Tototlan se quejaban en 1759, que la hacienda de Guaracha se había introducido por el viento norte, "en tanto estremo —dicen— que hasta las cazas de Nuestra abitación pastan sus ganados").218

Por otra parte, sin contar la expansión de Guaracha, se aprecia un aumento de haciendas en la región y —por lo mismo— un gran desarrollo del peonaje a costa de la población indígena comarcana. A partir de 1759, se multiplican más haciendas y ranchos en la demarcación Jiquilpan-Quitupan-Mazamitla-Tototlan; aparecieron también más arrendatarios.

Lucas Barragán, en la hacienda de las Ánimas; Cayetano Ocaranza, "en un rancho llamado el Carpintero de los yndios de Xiquilpa"; Clemente Picazo, "en el Pueblo de Tototlan con Francisco Rueda y otros; Juan Manuel Ximénez en sus haciendas de San Onofre y San José Vista Buena; Antonio Villaseñor (en 1730) y Vicente Barragán Villaseñor (desde 1766) en la hacienda de San Antonio Quitupan; Francisco Xavier Balmori, "en su puesto de Quitupan", y Juan Isidoro Ximénez "en el referido Valle de Quitupan"; Diego del Río, en el rancho de las Tablas; Antonio Sosa en el Durazno, "como arrendatario de los indios de Mazamitla"; Bruno de Chávez y José Ulloque, en el Paso de Piedra; los Martínez en la hacienda de San Nicolás de Paso de Piedras; Miguel de Escobar y Llamas en el rancho de los Ucares; Pedro Abad García en su hacienda de San Antonio Buenavista; Diego de Alcaraz y Juan Basilio Pulido en el rancho de Santa María;219 Dionisio Zepeda, Juan José Maciel, Andrés Barragán y Petra de Sandoval o de Contreras, en la Lagunita.220

. . .

218 Vea Apéndice III, AGNEM, leg. 10, II, exp. 29 bis. 219 AAOM, Diezmatorios, leg. 865; Xiquilpan. 220 Ibíd. Hacia 1729, diezmaban en la Lagunita Esteban de Anaya; Diego, Andrés y Martín Barragán, Sebastián y Tomás de Béjar, Chavarín de la Cueva, Diego de Cuevas, Ana Gutiérrez, Juan José Maciel, Antonio Marín, Miguel y Pedro Ochoa, Teresa de Oseguera y Baltazar de la Sierra.

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Tal situación económica se refleja en la sociedad jiquilpense de este tiempo; basada en una población indígena algo numerosa, con brotes de mestizaje y otras mezclas. Las relaciones entre indios, españoles y castas son mejores, pero las distinciones de clase por color y posición económica son determinantes. De todas maneras, es

un pueblo indio-mestizo-español, religioso y alegre

La actividad más mínima del pueblo es movida y promovida por la iglesia, con vísperas, procesiones y festividades religiosas; las cofradías también cooperan. El mayordomo del Divinísimo Señor Sacramentado pide "que el jueves Santo, como en los siguientes no se ponga el monumento viejo [sucio e indecente], sino que sirviendo de tal el retablo del altar mayor, […] se distribuyan en él las luces, y en el sagrario se haga el depósito; y las luces que los indios deben poner sean de cera de Castilla, reduciendo el gran número que ponían a todo veinte y cuatro".221

Los naturales mantienen las obligaciones de sembrar, escardar y cosechar la sementera del hospital; asistir "los enfermos que vienen a hospedarse al Hospital", arreglar y componer las capillas de San Pedro, Santo Santiago, del Espíritu, del Hospital, de la Candelaria y la del Señor de Esquipulas; dar el gasto "en chiles para la tasación del curato" y el pago de aprecios al recaudador de los diezmos y a Miguel de la Parra".222

Otra es la de atender la visita que, cada año, hacía "la Señora de los Remedios de Tototlan"; visita que implicaba la compra de mucha cera de Castilla y otros gastos durante el medio año que (del 1º de junio al 31 de diciembre) permanecía en el pueblo.223 Otras actividades son las funciones de las cofradías y la fiesta titular del santo patrono; días de misas cantadas, de alegrías y de comercio o tianguis; se reúnen los cofrades, los compadres, las amistades, los familiares de los ranchos y haciendas; se queman castillos; hay

221 APJ, Libro de Providencias Diocesanas. 222 AJDG, Legs. 4, 8 y 10. 223 Ibíd., Información de María Rojas de Tototlán.

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danzas, y la indispensable comida de los cargueros o fiesteros, con los resultados conocidos.224

Pero de este Jiquilpan bien se puede decir lo mismo que el jesuita Clavijero dijo de Jacona: "La amenidad del lugar tiene mucho influjo en los ánimos de sus habitantes, porque son muy dados a la música y a saraos".225 Algo digno de no perderse era igualmente la feria de Peribán.

La vida pueblerina dieciochesca de San Francisco Xiquilpan no sufre grandes sobresaltos, salvo en 1785-1786. Sólo lo tiene —por lo pronto— noticia de

Una orden de Carlos III, y la muerte de un jiquilpense

Siendo virrey el Marqués de Croix (1766-1771), el rey decreta la expulsión de todos los jesuitas de la Nueva España en junio de 1767, "por razones que guardaba en su Real pecho". En el pueblo se sabe de la expulsión porque "en el naufragio común de la Compañía" van cuatro jiquilpenses: el filósofo y poeta Diego José Abad, el misionero Francisco Xavier de Anaya y los novicios Manuel Cimiano y Josef de Sumiano.226

Además, el año de 67 se produjeron "repetidas y escandalosas sediciones" en Valladolid, Pátzcuaro y Uruapan; donde tenían colegios los jesuitas. Pero sobre todo en Uruapan, indios, mulatos y otras castas "cometen los mayores insultos y atentados contra la Real Autoridad".

Esto viene a cuento porque entre los ejecutados en la plaza pública de Uruapan, "en pena capital y de horca", figura Joseph Antonio Vidal, "indio originario de Xiquilpa", que fue ahorcado, decapitado y puesta su cabeza en una picota bien alta en el sitio de la casa que habitó; y las casas de todos los que participaron en la

224 AJDG, legs. 4, 8, 10 y 12. 225 Clavijero, "Descripción…" en Tesoros Documentales de México. Siglo XVIII, p. 351. 226 Zelis, "Catálogo De los Sujetos de la Compañía de Jesús…" AGN, Historia, vol. 309.

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mentada sedición fueron destruidas, "sembradas de sal, y sus mujeres e hijos arrojados de aquel pueblo y toda esta Provincia"…227 También

Se nos van los franciscanos

Carlos III no ve con buenos ojos al clero regular. En 1767 fueron los Jesuitas; y, en ese mismo año los franciscanos de la provincia michoacana decían: "no nos queda esperanza, de que nos dexen los conventos de Uruapan, y Peribán, que estamos ciertos entregaremos quanto antes, por estar muertos sus Curas Doctrineros, como también lo estamos, de que muriéndose los Curas de el Convento de S. Phelipe, Xiquilpan, Acámbaro, Río Verde, Tzacapo, Pichátaro, Amatlán y Tziróndaro, se entregarán como todos"…228

Así fue. El domingo 30 de julio de 1775, el obispo de Michoacán seculariza "esta Doctrina que hasta la fecha había sido a cargo de los Regulares Padres de N.S.P.S.S. Francisco".229 Se van los cinco religiosos del convento y el de la asistencia de Mazamitla; dejan la obra y el recuerdo de dos siglos…

Dos Padrones

Antes y después de la secularización, la corona española —para saber "con puntualidad y certeza" el número de vasallos que nacieron para callar y obedecer y no para discutir y opinar en los altos asuntos del gobierno— ordena "se hagan formar exactos padrones con la debida distinción de clases, estados y castas de todas las personas de ambos sexos sin excluir los párvulos".230

El de 1768 cuenta 1 671 habitantes en el pueblo; 748 españoles, y 923 indios (438 en el Espíritu, 287 en el barrio de San Pedro y 198 en el de Santiago). En Tototlan habían 185 naturales; mientras que en el

227 Soc. Michoacana de Historia, Sentencia contra los Naturales de San Francisco de Uruapa. AGN, Fondo de Origen, Ms. 1031, f. 195. 228 ABN, Fondo de Origen, caja 51/ 1093, f. 21v. 229 APJ, Libro de Baptismos de Españoles, 1752-1784. 230 APJ, Libro de Providencias Diocesanas.

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Cerrito Pelón y "Camino para Xiquilpan", 123 españoles, mestizos y mulatos.231

El segundo —que incluye a los de San Martín Tototlan— se levanta en abril de 1778. Éste arroja más y mejores datos

Hombres Mujeres Niños Niñas Total

Españoles Indios Mestizos Castizos Negros Mulatos Lobos

143 363 26 15 8

95 2

166 378 35 16 24 128

1

145 275 25 11 23 125 2

151 = 234 = 34 = 14 = 16 = 114 = 5 =

605 1 250 120 56 71

462 10

652 748 606 568 = 2 574

En diez años, el Cerrito Pelón aumenta a 183 vecinos; el Derramadero de Xiquilpan acrecienta su población a 134 mulatos, y al puesto de Los Corrales llegan a vivir 17 mulatos y 44 españoles.232 Como el aumento salta a la vista, hablemos mejor de

familias nuevas, y minucias pueblerinas

Alrededor de 1768 empezaron a llegar al pueblo Aguirres, Ávalos, Escaleras, Espinosas, Gálvez, Magallanes, Marines (no marinos made in usa), Morellones, Novoas, de la Parra, Quiroz, Ramos, Romeros, Santillanes, Saucedos, Vallartas; Silvas del Valle de Mazamitla, Osegueras, Valencias y Farías del de Cotija; Balmoris y Marionis de Italia.233 Por supuesto que la llegada trajo nuevas relaciones sociales y familiares. En 1778 se casan 28 españoles y de otras castas; al año siguiente, sólo se animan veinte. Otros más sientan cabeza y edifican

231 AAOm, Padrones, leg. 79 (Xiquilpan) y 371 (Sahuayo). Por el aumento de ranchos y haciendas es factible que muchos indios y españoles se marcharan del pueblo; que otros, por deudas o faltas, hayan huido a villas o pueblos distantes, y que la crisis de 1761 también haya hecho bajas en la población. 232 AGN, Historia, vol. 73, cuadro 50-7. AAOM, Padrones, leg. 538. 233 AAOM, Padrones, leg. 79.

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sus viviendas. De la cuarentena de nacimientos habidos en 1780, el más sobresaliente —por lo que será— es el de Trinidad Anastasio Francisco de Sales Ruiz Bustamante y Oseguera.234

Pero esta sociedad jiquilpense tenía sus problemas y problemillas, tanto en los de arriba como en los de abajo; ya de tratos, de construcción o de trabajo. Lo dicen el pleito de José Joaquín de Herrera y José Morellón, por dinero;235 el de Juan Bautista de Echeveste contra la viuda de Juan Isidoro Jiménez por una casa de comercio que se había tratado en mil pesos,236 o como el de Cayetana Juárez viuda de Sánchez, "india Cacique y principal de nuestra señora de la Candelaria"; no por dinero sino "sobre perjuicios que [Claudio Marioni] intentaba hacerle como colindante de su casa en el barrio de la Candelaria".237

La vida de esclavos y criados, la servidumbre, persiste. Escasea la compra venta de esclavos, y es clara la disminución de ellos en Jiquilpan. En 1768, había solamente diez; mientras que, por otra parte, aumenta cuatro veces el número de criados mestizos y de otras castas en las casas ricas y comercios.238

El trabajo de los indios —mano de obra barata— en haciendas, ranchos y en el mismo pueblo es, aparentemente, tranquilo y rutinario; sin embargo, en 1782 se topan con

un problema de repartimiento

Ese año se da la noticia de "el nuevo descubrimiento de Minas llamadas de el Río del Oro", y al común de Jiquilpan le piden veinticinco naturales con su capitán "para tal fin de dicho laborío, cada un mes".

234 APJ, Libros de informaciones matrimoniales y de bautismos; a. 1778-1780. 235 AGN, Tierras, vol. 2931, exp. 5. 236 Ibíd., vol. 1064, exp. 4. 237 Ibíd., f. 40. El barrio de la Candelaria es ahora de Santa Anita. 238 Vea nota 22. La familia Villaseñor de Jiquilpan conserva en su poder uno de esos títulos de compra venta.

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Salió la primera tanda…, pero ya no fue la segunda; porque cuando los primeros comenzaron a juntar la paga o jornal empezaron también las dificultades: "no [se les] pagaba más que dos reales y medio, de los cuales había que comer y beber, sin más estipendio". Alegaban que los víveres "están en dichas Minas tan escasos cuando el mismo dueño de ellas tiene el abasto de dichas semillas en su casa y éstas las vende en tan excesivos precios que el salario del día se va en comer"; además, no hay hospital ni parroquia o capilla "para oír misa diariamente", el clima es malísimo, el camino de 30 leguas "muy fragoso", y habiendo otros pueblos más cercanos (Jilotlán, Tamazula, Tepalcatepec, Mazamitla y Quitupan) "por qué nos molestan —dice el cabildo— con esta saca de Naturales".

El trabajo de las minas no era un placer; por eso le recuerdan al virrey Mayorga la real provisión de 1628 (que los eximía del repartimiento a las minas de Guanajuato) y claman su ayuda para que forzados no fueran; "pues de hacer esto, temerosos muchos hijos de este pueblo se alejan de él, […] y no podemos —aclaran— suplir la falta de Reales Tributos".239

a la mina no voy, yo no quiero morirme en un socavón.

No, a las minas no van; "están preocupados en sus milpas, y no por el bien particular del dueño de Minas iba a perecer un común, siendo el de nosotros tan recomendable por el piadoso amparo del Rey Nuestro Señor".240

Otra gracia Ilustrada del rey "Nuestro Señor" Carlos III, no sólo para los naturales de Jiquilpan y pueblos dependientes fue el establecimiento de

239 AJDG, leg. 8. "Sobre el laboreo de minas". 240 Ibíd.

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escuelas para indios

En 1784 se funda la de Jiquilpan, y cinco más en su jurisdicción. Eran sostenidas con los fondos de comunidad, y los maestros pagados "con la corta contribución mensual de medio real cada uno". Posiblemente funcionaron en los hospitales o anexas a las capillas, y realizan la triple finalidad de "que los Naturales olbiden su idioma, aprendan la doctrina Christiana y se enseñen a leer y escrivir".

De estas escuelas había en el pueblo cabecera, en Tingüindín, San Juan Peribán, los Santos Reyes, San Francisco Peribán y San Gabriel; en los demás, "tanto por sus montuosas situaciones e insolencia con que viven los yndios como porque no permiten el que en sus pueblos se avecinden gentes de razón y Españoles, no es posible o a lo menos muy difícil —se dijo en un informe— el que se establezcan"…241

. . . Parecía que todo iba más o menos bien, pero en 1785 hubo una

gran crisis agrícola en la zona central de la Nueva España que provocó una desesperante falta de alimentos. Esto dio origen al llamado

año del hambre

La escasez de víveres en 1785-1786 causó grandes estragos entre los naturales, sujetos cada vez más a una economía consuntiva. Aunque se giran providencias "a fin de socorrer a los yndios con mays",242 éstas no remedian el mal; "el triste espectáculo" de hambrientos famélicos no dejó de presentarse. La población indígena de Jiquilpan disminuyó un 20% del millar y cuarto que había en 1778.243

Crisis, hambre, alza de precios, carestía, mortandad, emigración, suenan a lo mismo. Después…, los pobres —que son muchos— "no viven más que para salir del día". Los naturales jiquilpenses así parece que la pasan; la hacienda de Guaracha y vecinas van reduciendo a tajadas la otrora extensa superficie comunal, a casi el fundo y lomas "pedregalosas" del poniente; la reposición y el aumento de gente, 241 AGN, Historia, vol. 495, ff. 296-298. 242 AGN, Indios, vol. 67. 243 AGN, Historia, vol. 73, f. 215v.

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mayor número en proporción a las tierras existentes, genera mano de obra barata para el trabajo en haciendas y ranchos de españoles, criollos y mestizos; los pocos que se dedican a la agricultura no lo hacen "sino en la porción precisa para su propio alimento". Tal es la situación.

Balance

En 1789 sobreviven "setenta y seis familias de españoles, y se matricularon en la nueva cuenta 258 tributarios indios en 217 enteros y 82 medios que hablan el idioma mexicano [y español]; 83 negros y mulatos libres, casados con sus iguales, y 58 viudos, solteros y casados con distintas castas";244 lo que hacía un total muy aproximado de mil 500 habitantes.

Los bienes del Hospital disminuyeron "a 30 reses, 12 ovejas y seis mulas, [a más] un fondo de 30 pesos del arrendamiento de las mulas".245 La escuela para naturales dejó de funcionar en 1787.246 De las tres cofradías queda solamente la de las Benditas Ánimas del Purgatorio que, además de unas cuantas casas y solares que rentan, conserva ranchos miserables en El Fresno, Las Ánimas, La Cofradía y Santa Bárbara que arriendan anualmente a vecinos del pueblo "en el temporal de lluvias"; para el beneficio espiritual, no material, de la comunidad.247

No tan mal anda la cofradía criollo-española del Divinísimo Señor Sacramentado; contaba en su haber tres mil pesos "de principal" y un rancho, "con cuios réditos se atiende el culto del Divinísimo".248

. . . En cambio, la enorme hacienda de Guaracha-Cojumatlán ve

aumentar su gente y su ganado. Para 1790, se asegura "que tiene en el día como nueve mil reses y mucha caballada"; establece puestos en El

244 Ibíd. 245 Ibíd., f. 216. 246 Ibíd., vol. 495, f. 298. 247 AJDG, legs. 4 y 10. 248 AGN, Cofradías, vol. 18, exp. 16, f. 203.

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Jarrero, Los Corrales, Las Puentes, La Calera, el Cerrito Pelón, El Derramadero, El Varal y El Capadero; en éstos hay muchísimos arrendatarios de Sahuayo y Jiquilpan, que pagan "cuatro pesos anuales de renta", y algunos se pasan por temporadas "a los trapiches a servir de operarios".249

En la comarca

El comercio criollo y español mejora. Figuran mercados de consideración en donde se vende con mayor facilidad; a lomo de recuas y en carretas se desarrollan las plazas de Zamora, Cotija, Sahuayo, Jiquilpan y Cojumatlán.

La comunicación sigue por ese mismo camino. Desde 1770, se incorpora a la Real Corona el oficio de Hostos, postas y correos. Hasta 1792 se servían todas las carreteras del reino "por un solo correo semanario"; después, se estableció un segundo para Valladolid "y tierra adentro hasta Guadalajara", y otro de Valladolid a la Villa de Colima vía Pátzcuaro, Chilchota, Tangancícuaro, Zamora, Jiquilpan, Zapotlán.250

En el pueblo se tiene, pues, administración de la Real Renta de correos,251 ¡faltaba más! Y, como descanso de jornada, hay estación en la calle que así se llamó (hoy Octaviana Sánchez, poniente), y servicio de herreros, plateros, carpinteros, curtidores, barberos (peluqueros, no confunda), sastres, panaderos, jaboneros, etc., etc.252

A treinta años de que vino el obispo Elizeacochea, pasada la crisis de 1785-1786, nos llega por el camino de Zamora

249 Cf. González, op. cit., pp. 61-62. AAOM, Diezmatorios, leg. 865 y el 1 del S. XIX. 250 Bol. De la SMGE., 1869, 2ª época, I: 788-790. 251 AGN, Tierras, vol. 517, exp. 1, f. 82. "Dn. Francisco Rapela Admor. De la Real Renta de Correos deste Pueblo de Xiquilpan"… 252 AAOM, Negocios Diversos, leg. 719.

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otra visita episcopal

El insigne Fray Antonio de San Miguel visita la parroquia jiquilpense tres o cuatro días de los últimos de enero, "en el año del Señor de 1789".253 Aprovechando la presencia del prelado, el gobernador, alcaldes y común solicitaron "sobrecartas para que pueda continuarse la celebración del santo sacrificio de la misa en las capillas de San Pedro, de Santiago y del Espíritu Santo, donde ya se celebraba por costumbre antiquísima". Les indicó se podía celebrar en ellas "todos los días del año excepto el Triduo de la Semana Santa, [procurando] se cierren sus puertas al ponerse el sol y no se abran hasta que sea de día".254

Con esto queremos decir que

MUERE EL SIGLO DE LAS LUCES, Y NACE EL XIX Bajo el reinado de Carlos IV (1788-1808) se inicia un período crítico, complejo y, en cierta forma, decadente. La Nueva España seguía forzada en el cambio de la madre… España, pero las crisis económicas por un lado y la inquietud criolla por otro, tienden a desviar la ruta tricentenaria. Administración civil…

La alcaldía mayor de Jiquilpan se convirtió en una de las 28 subdelegaciones de la intendencia vallisoletana con "tenientes particulares" (de entre los vecinos principales y solventes) en el propio pueblo cabecera, en el Valle de Cotija, en el partido de Tingüindín y en el de Patamban.255

Los subdelegados de preferencia militares, y se les prohíbe absolutamente que intervengan en el comercio para tratar y contratar. Sin embargo, la subdelegación de Jiquilpan —por ejemplo— se 253 APJ, Libro de Providencias Diocesanas. ADJG, leg. 8. 254 ADJG, leg. cit. 255 AHH, Media Annata y Lanzas, 276-37.

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obtenía mediante la fianza de 9 188 pesos,256 y se percibía un salario anual aproximado de mil por el 5% de tributos más derechos de judicatura (de hacerle al juez);257 de tal manera que, para sacarle provecho al puesto durante los cinco años de mandato, por gastos de presentación, mantenimiento de familia, lujos, viáticos, etc., los subdelegados hacían sus transas "estafando a los pobres y comerciando con los delitos".258

…Empresa religiosa

A finales de 1700, se fija el río de la Pasión como límite entre las intendencias de Valladolid y Guadalajara para evitar problemas jurisdiccionales.259 Esto, de paso, modificó también el lindero del obispado de Guadalajara que se llevó los restantes pueblos de Ávalos, la provincia de Zapotlán, y redujo la superficie del curato jiquilpense.

Le quitaron el pueblo vicaría de Mazamitla, el Valle del mismo nombre y Quitupan, con sus ranchos y haciendas; quedándose el curato solamente con el pueblo cabecera (además de Tototlan), el rancho de Paredones con tres familias y Santa Bárbara con dos; lo que significó una pérdida de "casi las tres partes de emolumentos".260

¿Qué hacer? "Estoi en el día reducido a sólo este Pueblo sin Hazienda ni rancho —dice el cura de Jiquilpan— y como en él hay Comercio y tianguis concurren aquí en los Domingos, y días de fiesta casi todos los feligreses del curato de Sahuayo, del que me hallo rodeado por todas partes, y de otros curatos; aquí oyen misa todos, aquí oyen la Doctrina Christiana, aquí cumplen muchos con la iglesia, [y] aquí assisten todos a las funciones de Semanasanta"…261

Entiéndase que no era penitencia, ni visita de familia; no dejaba de haber cierta rivalidad de pueblos. Los de Sahuayo vienen a recibir

256 AGN, Subdelegados, vol. 47, f. 103. 257 Ibíd, vol. 51, f. 203. 258 Bravo Ugarte, op. cit., II: 180. 259 AGN, Tierras, vol. 1190, ff. 32-33. Sánchez, op. cit.,p. 153. 260 AAOM, Negocios Diversos, leg. 719. 261 Ibíd.

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los "santos sacramentos" y, desde luego, a comerciar, porque el curato de ellos está vacante (1795-1796).

El cura Díaz Rábago de Jiquilpan pide la anexión de la feligresía visitante, y el obispo fray Antonio de San Miguel ordena al cura sahuayense (Marcos Castellanos) ceder a Jiquilpan la vicaría de Guarachita en 1797 para compensar lo perdido, y lo pedido".262

. . . Estado de cuentas

Pero esta tierra de indios, castas y criollos da para Dios y para el Diablo… de César.

Muchos jiquilpenses arriendan pedazos de la hacienda de Guaracha (que pertenece a Victorino Jaso) en los Puentes, la Calera, la Cieneguita, el Derramadero, el Varal y el Capadero para criar ganado o para sembrar maíz, trigo o frijol. Otros más trabajan por su cuenta en el pueblo y sus ranchos (Vicente Escalera, Juan y José Antonio Ochoa, Miguel Vargas, José Núñez, José Cirilo Magallón, Francisco Ocaranza, Mariano Amezcua, Manuel Figueroa y Bernardo Hurtado en actividades agrícolas; Eulogio Cárdenas, Ana María y Juan de Dios Barragán, Francisco Cervantes, José María Balbuena, Francisco Sánchez, Pedro Olivares, Crisóstomo Moreno, Benito Marín, Luis Ochoa, José Béjar, Luis de Acuña, Vicente Cacho y Francisco Sandoval en la ganadería vacuna; Vicente Ventura e Ignacio Gudiño en ambas actividades; Manuel Jiménez, José Francisco Sánchez, Mariano Amezcua, los Ocaranzas, Juan Antonio Arteaga, la viuda de Antonio Miguel, Luis Ventura, Francisco Sandoval y Martín Anaya, criando mulas y otras bestias de carga; José Aguilar, María e Ignacio Villegas, Francisco Escalera, Juan Hurtado, Miguel Magallón, Miguel Ocaranza, Guadalupe la Magallón, José Luis Ventura y Lucía Navarro en la cría de borregos).

El agricultor y comerciante Mariano Amezcua, Ignacio Gudiño "por Guaracha"; Miguel de la Parra y Mariano Villaseñor, acaparando semilla al tiempo y arrendando sus trojes; los Ocaranzas y los

262 Ibíd.

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Sandovales son nombres y apellidos que destacan por su peso y poder económico.263

El estado de cuentas incluye, por supuesto, el número de gentes. Se dice que en diciembre de 1796 eran mil 850 los habitantes de Jiquilpan y Tototlan; 456 españoles, 84 indios y 553 mulatos y de otras castas.264

Ocaranzas, Torres, Figueroas, Jiménez y Arteagas son las familias blancas más numerosas; mientras que Betancoures, Cabreras, Cuéllar, Macías, Medinas, Negretes, Oregeles, y Ortices, las recién desempacadas.

Entre la población indígena se oyen nombrar Aguilares, Alcántaras, Baptistas, Cejas, de la Cruz, Chimales, Garcías, Hernández, Juárez, López, Mariscales, Martínez, Mendozas, Mexías, Murgos, Núñez, Olivares, Pérez, Ramos Resentes, Rochas, de los Santos, Silvestres, Torres, Vargas, Vázquez, Vidales y Villaseñores; además de los apelativos mixtos como Marcos Felipe, Juan Francisco, Domingo Alonso, María Francisca, Hipólito Casiano, Francisco Román, Ventura Tomasa, etc., etc.

Bautistas, Cárdenas, Cervantes, Chávez, Guerras, Magallanes, Méndez, Mejías, Morales, Morenos, Moxicas, Santillanes, Vegas, etc., son algunos de mulatos y castas.265

. . . La subdelegación, para 1803, contaba con 17 cabeceras

tributarias de indios y mulatos; 14 mil gentes de esa clase, de las cuales sólo 4 110 pagan 8 559 pesos de tributo anual al rey; es decir, más de dos pesos por cabeza.266

Además de los tributos ordinarios, la corona española recauda ahora los ramos de Hospital, Ministros de Bienes de Comunidad. Mientras que, por su parte, la iglesia no distingue para la colecta de diezmos y primicias; los derechos parroquiales son aparte.

263 AAOM, Diezmatorios, leg. 865, a. 1790's, y el 1 del S. XIX. 264 AAOM, Negocios Diversos, leg. 719. 265 Ibíd. 266 AGN, Tributos, vol. 43, ff. 6 y 10 de los cuadros.

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Una experiencia y su consecuencia

Por este mismo tiempo, para la creación del Banco de San Carlos, se recogieron los fondos de comunidad. Éstos se perdieron en la quiebra de dicha institución, por la guerra de España contra Inglaterra. La real cédula del 26 de diciembre de 1804 dispuso se enajenaran los bienes raíces de la iglesia y se cobraran los capitales de capellanías y obras pías.267

En la lista de capellanías "que en este obispado de Michoacán, deben contribuir al pago de los dos subsidios por cuartas partes", aparecen:

"La de 4 000 pesos fundada sobre las haciendas de San Onofre y Vistabuena de la jurisdicción de Zapotlán el Grande a favor del Bachiller D. José María Ximénez, vecino de Xiquilpan.

"La de 2 000 pesos fundada sobre la hacienda de San Miguel jurisdicción de Acámbaro a favor del Bachiller D. Buenaventura Enríquez Ocaranza, vecino de Xiquilpan.

"La de 4 000 pesos a favor del Bachiller D. Vicente Maciel fundada por el Bachiller D. Nicolás Maciel de Betancourt; dos mil pesos sobre la hacienda de Guizot en jurisdicción de La Piedad y los dos mil restantes sobre la hacienda de labrar platas, y la casa del Marqués de San Juan de Rayas en Guanajuato.

"La de 4,000 pesos a favor del Bachiller D. Atanasio Villanueva fundada por D. Vicente Freire y Herreros sobre una finca en jurisdicción de Xiquilpan".268

Esto trajo descontento; problemas económicos y sociales. La iglesia y los beneficiados de capellanías son los que más resienten la medida adoptada por el rey Carlos IV; medida que también perjudicó a los que en una forma u otra recibían beneficios o préstamos de la iglesia para la agricultura.

La parroquia cobra derechos por bautismos (de españoles, mestizos, castas e indios laboríos a diez reales; indios del pueblo, un

267 Velázquez, el Siglo XVIII, en Historia Documental de México, I: 331. Flores Caballero, La Contrarrevolución en la Independencia, pp. 13 y ss. 268 AAOM, Negocios Diversos, leg. 719. Las capellanías eran beneficios eclesiásticos, y los favorecidos recibían el 5 ó 6 % anual del valor fundado.

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real), matrimonios (de españoles y mestizos, 14 pesos y dos reales por pareja; castas, 9 pesos y tres reales; indios de pueblo, tres pesos y cuatro reales) y entierros (de españoles y mestizos variaba según el tramo del cementerio, misa, insignias, cruz alta o cruz baja; mulatos y demás castas en el último tramo y cruz alta, doce pesos, con cruz baja ocho; indios del pueblo, un peso); cobros que aportaban, más o menos, un promedio anual de 500 pesos, sin tomar en cuenta aniversarios y funciones de indios y españoles.269

Lo anterior explica, en parte, el por qué los naturales se muestran "racionales en el asunto [de los diezmos]" mientras que varios jiquilpenses mestizos y criollos se niegan a pagarlos; "y al ejemplo de éstos siguen otros". A tal grado el problema, que el recaudador se queja al administrador Juan Antonio de Arteaga, y manda pedir "despacho para el pueblo de Xiquilpan y Sahuayo, [en donde] no he podido conseguir ni medio real —dice— ni aun valiéndome de la Justicia".270

Otro síntoma de malestar social y desajuste económico fue "el rrobo de Caudales de la Administración de tabacos de Xiquilpan".271 Se toman medidas para que los administradores "puedan hallar Libranzas seguras, para hacer los Enteros, [encargándoles] Escusen los gastos, y Peligros del transporte"272 porque en estos rumbos asaltaba "una famosa cuadrilla de bandidos" que encabezaban

Martín Toscano y Francisco Gil273

Cuentan que "llegaron a robar cantidades de dinero de mucha consideración, que eran conducidas para Colima [o de Colima a las tesorerías de Valladolid y Guanajuato] por tropas del gobierno virreinal. Por los años de 1803 a 1805 fueron capturados por el caporal de las haciendas de Guaracha, don José Serafín Ceja, y

269 Ibíd. 270 AAOM, Diezmatorios, leg. 1, S. XIX; a. 1805. 271 AHH, Intendencias, 1064-43. 272 Ibíd. 273 Sánchez, op. cit., p. 106.

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fusilados, Toscano en México y Gil en Guadalajara".274 Pero la leyenda le quita a Martín Toscano la gloria de simple bandido, pues era antigachupín de corazón. Asaltaba en el camino real de Colima, cerca del cual tenía una parte de su familia (en dos Corrales y en el Valle de Mazamitla), y en el que iba a Guadalajara por el sur de la laguna, a la altura de Palo Alto, donde vivían los otros Toscano. Él robaba, pero sólo al gobierno.275

Se dice que Toscano enterró muchas cantidades de oro y plata en cuevas y barrancas. También corre el rumor que dejó "relaciones" de cada uno de sus entierros, del sitio exacto donde los hizo y de las ceremonias que debían hacerse para dar con ellos.276 Pero eso sí: "Todo o nada".

Antes de que prenda la mecha

Las condiciones económicas y sociales "están en caliente". Calmantes de la situación —por un lado— son las festividades indígenas de los Santos Reyes, San Sebastián, San Antonio de Padua, la pascua del Espíritu Santo, San Pedro, Santiago Apóstol, San Buenaventura, San Nicolás Tolentino, los cinco días de San Francisco, de la Purísima Concepción y "la función de San Martín en Tototlan"; o las españolas de San José, del Señor de la Columna, el Viernes de Dolores, "la novena de María Santísima de los Dolores" y la fiesta de Corpus Christi.277

Fiestas que no dejan de cargar más deudas a muchos naturales. Todos dan al curato veinte cargas de maíz, cinco pesos de pollos y huevos al año, seis de leña, tres de chile, tomate, frijol y ocote, 42 pesos para carne y pescado, y "el servicio de tres muchachos que pone el pueblo cada semana precisamente para la casa [cural]".278 Otra cosa

274 Ibíd. 275 González, op. cit., p. 69. 276 Ibíd. 277 AAOM, Negocios Diversos, leg. 719. 278 Ibíd.

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que hacen, en 1800, es "Reedificar la capilla del Barrio de Santiago, con mayor amplitud y decencia".279

En tanto, el acaudalado Miguel de la Parra introduce el agua al pueblo en 1808; que según noticias obtenidas por Ramón Sánchez, fue traída "por medio de cañería de barro" desde la Quebrada, a media legua, al poniente del poblado.280

Pero no todo es religión, fiestas o "beneficencia". De nuevo se presenta otra crisis agrícola con sus consecuencias habituales para los pobres: "carestía, hambre y calamidad". Algunas personas acaparan la semilla al tiempo, "sin ser cosecheros ni dueños de granos, para hacer estanco que en el monopolio y progresiva reventa les proporciona un lucro escandaloso, con gravamen inmensa del público, de quien vienen a ser la langosta más temible".281 Además, las mejores tierras para la agricultura "estaban en pocas manos y grandes propietarios. La mayoría de la gente era consumidora y sufrió mucho con el alborozo manifestado por la minoría productora al producirse una alza constante de precios. De 1779 a 1810 los precios no dejan de subir". "Hay alza continua y dos crisis (las de 1786 y 1810) resentidas en todo el reino".282

Marcos Castellanos, el párroco de su nativo Sahuayo, creía a su patria "cruelmente sacrificada a la política y a la avaricia" de los hispanos.283 Como cura que fue de las vecinas haciendas de Cojumatlán, la Palma (de Luis Miguel Macías) y Guaracha, también se encargó de avivar el odio contra los españoles.284

El descontento era ya incontenible, y estalló…

279 AJDG, leg. 10. 280 Sánchez, op. cit., p. 223. 281 Hernández y Dávalos, Colección de documentos para la Historia de la guerra de independencia de México, I:714. 282 Florescano, "El alza en los precios y la independencia de México", en González y González, op. cit., p. 70. 283 Pérez Verdía, Apuntes históricos sobre la guerra de Independencia en Jalisco, pp. 127-128. AAOM, cit. 23. 284 González, op. cit., p. 71.

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LA GUERRA DE INDEPENDENCIA Después del Grito de Dolores

José Antonio Torres "El Amo", desde el Bajío, decidió secundar en la lucha al padre Hidalgo. En los comienzos de octubre se dirigió a la zona zamorana, siguió hacia las tierras de Guaracha y Cojumatlán juntando gente; "y lo hizo en un abrir y cerrar de ojos". Marchó hacia Guadalajara. Allá, la gente "bien" decía que "El Amo Torres" era un hombre rústico e inepto y su ejército "una chusma cobarde e inerme". Salieron a batirlo en las inmediaciones de Zacualco, y toparon con pared… de piedras. En una hora los de Torres dejaron tendidos 257 enemigos y multitud de heridos; recogieron mucho equipo militar y más recursos. Eran las ocho horas del cuatro de noviembre de 1810.285

Siete días después, Torres entraba a Guadalajara para preparar la llegada de Hidalgo. Fue muy bien recibido. El mismo día once entraron los insurgentes Portugal y Navarro con hombres que lograron reunir en La Barca y sus alrededores.286

. . . El movimiento iniciado en Guanajuato no fue ajeno al pueblo y la

región circunvecina a Jiquilpan quienes se vieron obligados —de algún modo u otro— a participar en la lucha. Y en ésta no hubo fronteras.

A mediados de 1811, un cuerpo de Acordada de Nueva Galicia que comandaba Manuel del Río batió "la nueva chusma" de Miguel Gallaga "El Lego", su hermano y Ochoa en una loma inmediata a Jiquilpan. Del Río dispuso perseguir a los fugitivos por el Pastor y por Guaracha. También convino en poner una guarnición de 500 hombres bajo el mando del acomodado Miguel de la Mora.287

285 Pérez Verdía, op. cit., pp. 18-22. Hernández y Dávalos, Colección de documentos…, II:320. González y González, op. cit., p. 71. 286 Ibíd., Villaseñor y Villaseñor, Biografías de los Héroes y Caudillos de la Independencia, I:107 287 Hernández y Dávalos, op. cit., III:295. Miguel Gallaga era sobrino del padre Hidalgo, y su radio de acción fue la provincia de Zapotlán y Colima.

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Una noche de noviembre fue sorprendida dicha guarnición por gente de Rafael Gudiño y José María Mora. Tanto, que el realista de la Cruz, desde Guadalajara, comunicaba a su jefe Calleja la sorpresa recibida. "Por esta razón —le dice—, y esperando relaciones circunstanciadas, tengo que suspenderlo todo".288

Tras el triunfo, los vencedores se retiraron a la hacienda de La Lagunita. A donde, raudo y veloz, se presentó de la Mora con más fuerza de caballería. Nueva acción de armas, y se le van los de Gudiño y Mora a Coalcomán.289

. . . De todos modos, más insurgentes hicieron de este pueblo y

haciendas cercanas (excepto Guaracha) su refugio, fuente de abastecimiento y campo de batalla. Desde luego que estos lugares aportaron también "patriotas" y oficiales realistas…

Año de 1812…

Éste se llena de noticias regionales. Quintanar y Negrete derrotan a los insurgentes de Cárdenas, del Río y Macías "El hacendero" en el Platanal, empezando el año.290 En Mazamitla y en Jiquilpan procesan a Guadalupe Rangel, vecina que fue de este pueblo, por ser esposa de Albino García, un caudillo insurgente.291 En marzo, Albino García, un tío y un sobrino de la infortunada Rangel fueron aprehendidos cerca de Jaripo y fusilados en Guaracha.292 La misma suerte corría, pero en Cuautla, el jiquilpense Santiago Sánchez "por haber estado entre los insurgentes".293

288 Ibíd., p. 434. 289 Sánchez, op. cit., p. 107. 290 Hernández y Dávalos, op. cit., IV: 11-12. 291 Ibíd., pp. 120-124. No confunda este Albino García con el de Valle de Santiago, Guanajuato. 292 Ibíd., II: doc. Nº. 43. 293 Estrada. Documentos históricos mexicanos, VI: 384, 398. Santiago Sánchez, "de treinta años, español", fue soldado de Negrete; "lo acompañó en varias acciones". Desertó; Liceaga "lo hizo entrar en la insurrección", y era teniente coronel en la brigada de José María Vargas.

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Mientras tanto, el "Amo Torres" caía prisionero en Palo Alto, a fines de abril; conducido a Guadalajara, fue ahorcado, decapitado y descuartizado en el hoy Mercado Corona.

En los primeros días de mayo, Arango y Cuéllar dispersan "500 rebeldes" de Macías "que asolaban las inmediaciones de Xiquilpan". En San Diego se enfrentan a 100 insurrectos de Miguel del Río. El 15 del mismo, destacan una partida realista, y "patriotas de Xiquilpan" a las órdenes de Antonio Arteaga, para atacar "200 rebeldes mandados por Rodríguez, Baldivia y Aguilar que talaban las cercanías de dicho pueblo de Xiquilpan"; y el 30, otra perseguía a Aguilar "que conducía para Cotija tres atajos de mulas cargadas de algodón, azúcar y otros efectos robados en Xiquilpan".294

En junio, Diego Moreno Jaso (nieto del acaudalado dueño de Guaracha, El Platanal y anexas) con "patriotas" de La Barca acometió a 200 hombres de Miguel del Río, en la Ciénega de Cumuato, sin éxito notable.295 En julio, el brigadier Ignacio Navarro reúne muchos insurgentes en la plaza de Jiquilpan para proseguir a Uruapan, en ayuda de Suárez;296 y en agosto, se dice que Quintanar sale "a castigar la insolencia de 600 bandidos acaudillados por Navarro, Aguilar, el Chino, Valdivia y los de los Nogales".297

Naturalmente que en la lucha hubo victorias insurgentes, "de las que se ha perdido la memoria", y otras recordadas. Famosa fue la obtenida por Francisco Guzmán, el terrible de Tamazula; que en el Río del Oro se dio gusto matando a muchos de Cotija por andar de realistas.298 Y no faltaron los castigos.

Ramón Sánchez cuenta que entre los años de 1811 a 1814, "llegó [a Jiquilpan] un jefe realista, cuyo nombre se ignora, con una fuerza respetable, rodeó la población haciendo prisioneros como a un centenar de vecinos capaces de tomar las armas y les manifestó que de orden superior iba a quintarlos [uno de cada cinco], para darles muerte, por razón de que eran muy adictos a la causa de la

294 Hernández y Dávalos, op. cit., IV: 429-431. 295 Ibíd., pp. 432-433. 296 Ibíd., p. 289. 297 Ibíd., pp. 435-436. 298 Sánchez, op. cit., pp. 113-114.

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revolución". Los veinte señalados fueron ahorcados "en los árboles de un punto que está al Norte de esta población y que aún lleva el nombre de Los Colgados".299

. . . Ya para entonces sonaba mucho en la región

La Isla de Mezcala

"En el Lago de Chapala —escribe el maestro Justo Sierra— un puñado de héroes, adueñado de los islotes principales, desafió años enteros todos los esfuerzos del gobierno español, sin dejar nunca de resistir las acometidas inútiles de los contrarios".300 Capitaneados por Encarnación Rosas se fortificaron en la isla de Mezcala, "nombrando por jefe principal a Don Miguel Macías, titulado brigadier y dueño de la hacienda de la Palma". También destacaron Marcos Castellanos, José Santana y Pedro Nicolás Padilla quienes "mandando hasta mil hombres con quince piezas de artillería que llevaron de Los Reyes, hicieron, inauditos prodigios de valor".301 Llegaron a derrotar muchas veces "a fuerzas realistas en Poncitlán, Ixican, Jamain y otros puntos".302 En una de tantas salidas murió Macías, y se encargó del mando a Castellanos.303

El año de 1813 se inicia con la nueva de que las plazas de Jiquilpan, Cotija y Los Reyes, "que estaban lo más con guarniciones realistas, de las pertenecientes a Nueva Galicia, quedaron desmanteladas y a disposición de las fuerzas independientes, desde que D. José de la Cruz, por orden del virrey Calleja dejó de ser comandante de las intendencias de Michoacán y Guanajuato".304

Circunstancia favorable al brigadier Navarro que "merodeaba por estos puntos". Con fuerzas "de alguna consideración" derrotó a los

299 Ibíd., p. 112. Tocaba "el número fatal" a un Juan Bautista López; pero un hijo de éste llamado José, se ofreció a ocupar su lugar y sufrir la muerte. 300 Sierra, Evolución Política del Pueblo Mexicano, pp. 116-117. 301 Relación de la Isla de Mezcala, pp. 36-37. Sánchez, op. cit., p. 115. 302 Loc. Cit. Supra. 303 Ibíd. 304 Sánchez, op. cit., p. 116.

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realistas de Arango, Cuéllar y del Río entre Mazamitla, Jiquilpan y Cotija. Les mató 29 soldados y a Cuéllar lo hizo "huir con vergüenza".305

En tanto, desde Zamora destacaban al realista Sarabia para que, entre el pueblo de Jiquilpan y la hacienda de Guaracha, buscara al insurgente Segura y compañeros. Se topan en Sahuayo, e inmediatamente trenzaron combate. Los realistas vencieron. Dan muerte a Segura, "al nombrado capitán Castillo y a otro".306

…Cosas de la guerra.

Las "tincas"

El 14 fue un año de constantes acciones "entre fuerzas independientes y realistas"; de poder a poder. Hubo muchas, grandes y pequeñas, en las riberas del Lago de Chapala y en las lomas de Cojumatlán y Toluquilla.

La estancia de Los Corrales fue el escenario de la más famosa. El primero de mayo, y en dicho lugar, se hallaban Arango y Cuéllar con 800 de tropa y cuatro cañones, cuando fueron embestidos por José María Vargas, Lorenzo Velasco, Gordiano Guzmán y José Trinidad Salgado. Este José Trinidad dirigió la doble jugada: dispuso una falsa retirada; los realistas cargan sobre los fingidos fugitivos que, como de rayo, se vuelven y atacan. A las once del día ganaban ya los insurgentes la batalla con 337 prisioneros en sus manos. A Tizapán llevan ayuda material para los de Mezcala, marchan al Valle de Mazamitla y siguen a Los Reyes.307

Morelos recibió la noticia del triunfo insurgente, y se alegró "por tanto prisionero que hicieron, por los despojos que quitaron y armas y parque que tomaron".308

El sentir realista era diferente, por supuesto. Iturbide le sugiere a Calleja que "asegurada la raya de la Provincia de Nueva Galicia con la de Guanajuato […] quedan fuerzas, expeditas para dedicarlas al

305 Ibíd., Hernández y Dávalos, op. cit., IV: 666. 306 Hernández y Dávalos, V: 167. 307 Ibíd., pp. 330-331, 539-541. 308 Ibíd., p. 332.

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arreglo de Jiquilpan, Los Reyes, etc. […] No hay para ello en lo absoluto otro camino —le dice—, se ha observado que en aquel desafortunado suelo [Michoacán] en que han estado los perversos, ha crecido en su corrupción, y la opinión dañada se ha fijado de un modo extraordinario".309 Por y para eso, Luis Quintanar y Miguel Gudiño (éste, administrador del diezmo que reemplazó a José Antonio de Arteaga) recogen cuanto pueden en la región; lo mismo que el alcabalero de Jiquilpan, Antonio de Aro, "por Derecho de Guerra y Alcabala eventual".310

. . . El tiempo pasa…, y no en vano. Las "tincas" —por la derrota y

muerte de Morelos; por el saqueo, el incendio y la despoblación de los pueblos ribereños de Chapala— tocan a su fin. Mal andaba, también, la situación en la isla de Mezcala; "una maldita peste" de la escasez de alimentos hacen mella. Marcos Castellanos decide negociar la capitulación "en aquella terrible lucha". Entró en pláticas con José de la Cruz, y obtiene de éste a cambio, el juramento de no perseguir a los defensores; entregar los pueblos reedificados, exceptuarlos de pagar derechos parroquiales y tributos, darles tierras, bueyes y semillas, y tratar a todos con toda consideración". El convenio se firmó el 25 de noviembre de 1816; pero "a lo más que tuvo cumplimiento fue por un año, y concluyó lo de la memorable Isla del mar Chapálico".311

La rendición del capitán y subalternos de Mezcala, trajo consigo la de los hombres que combatían por la independencia en la región. El padre Castellanos se refugia en Ajijic, donde murió pobre y olvidado.312 Otros insurgentes se retiran a la zona de Coalcomán y Aguililla.

309 AGN, Documentos para la Historia de la Guerra de Independencia. Correspondencia y Diario Militar de don Agustín de Iturbide, II: 4. 310 AAOM, Diezmatorios, leg. 1, S. XIX. 311 Relación de la Isla de Mexcala,pp. 37-40. Sierra, op. cit., p. 117. 312 Villaseñor y Villaseñor, op. cit., II: 310.

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¿Y Lucía de la Paz?

Simple y sencillamente no existió. El padrón de 1796 levantado "en el pueblo de Xiquilpan y barrio de San Martín Tototlan"313 no arroja ninguna luz sobre la mentada Lucía de la Paz, y la misma oscuridad persiste en los libros parroquiales jiquilpenses de indios y castas.314

Por otra parte, la Relación de la Isla de Mexcala315 no dice nada de la que supuestamente allí "ocupó un lugar de honor". Aunque Romero Flores (o Vázquez Santana) diga que "en la población de Jiquilpan, su tierra natal, alentaba a los que se agrupaban para hacer causa común con los insurgentes, y que ella misma los animaba [y los armaba para la defensa con picas y lanzas, y les distribuía los fusiles, mosquetes y municiones], con una actividad inusitada";316 lo cierto es que la supuesta señora no figura en los cuadernos de diezmatorios,317 ni hay tradición o leyenda del siglo pasado que respalde lo asegurado por Romero Flores. No la menciona José Guadalupe Romero,318 tampoco Crescencio García319 ni Ramón Sánchez.320

No fue sino hasta 1934, cuando figuró "en un artículo periodístico" que Vázquez Santana transcribió, con adornos, en Jiquilpan y sus Prohombres (pp. 112-113); texto que, comparado con el del monumento alusivo a la imaginaria figura, es muy semejante.321

313 AAOM, Negocios Diversos, op. cit., leg. 719. 314 APJ, Libros de Bautismos, matrimonios y defunciones, a. 1755-1800. 315 "Relación con el heroico adalid insurgente Don José Santana y el capitán D. Pedro Nicolás Padilla hicieron al ilustre gobernador de Jalisco"… Cf. Hernández y Dávalos, V: 755. 316 Tomado del monumento dedicado al heroico invento en Jiquilpan. Lo incluido entre cuadretes y que omitió Romero Flores, es de Vázquez Santana. 317 AAOM, Diezmatorios, leg. 1, S. XIX. 318 Bol. De SMGE., 1860, t. VIII; 1862, t. IX. 319 Ibíd., 1873, t. I. 320 Op. cit. 321 La diferencia es que Romero Flores la hace heroína de Mezcala; Vázquez Santana dice que "se unió al Amo Torres, y luchó a su lado", y que "el año de 1810, en el ataque que las fuerzas realistas hicieron a Jiquilpan, ella combatió [en la defensa] con denuedo"…

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El asunto, pues, queda entre los citados Vázquez Santana y Romero Flores. ¿Sirvió de inspiración la cotijense Guadalupe Rangel? No sé. Este misterio mejor se lo dejamos a Martín Toscano y… ¡que descanse en paz!

Saldo de la guerra

Éste no era muy favorable. Desconsolado, Victorino Jaso decía: "A resultas de haber entrado nuestras tropas [de realistas] a Mezcala, se dispuso poner guarnición en Guaracha y en San Simón [1817]; ambas subsisten con los pocos rendimientos que produce la finca". Agrega que, después, "la finca quedó con cosa de cuatrocientas reses en toda su extensión y corto número de bueyada no suficiente para trabajarla".322

Lamentos parecidos se escuchaban en otras haciendas cercanas. La agricultura andaba por los suelos: mal. Sólo Miguel de la Mora, los Marín y unos cuantos vecinos podían hablar de cultivos. La cría de ganados disminuyó; el comercio, algo estancado; mientras que en Jiquilpan se llegaban a fletar 213 mulas, en Sahuayo se fletaban 450 y en Guarachita 503.323

Parte del caserío jiquilpense quedó chamuscado.324 Pero el número de habitantes y su ritmo de crecimiento no cambiaron mucho;325 naturalmente que hubo un ligero aumento de viudas. Nacen Gabino Ortiz y Juan de la Parra.326 Todos pagan derechos parroquiales, y no desaparecen las diferencias de castas. Los naturales siguen pagando tributo, y cada familia "una gallina de diezmo anual".327

322 Rodríguez Zetina, Zamora, p. 687. 323 AAOM, Diezmatorios, leg. 1. S. XIX. 324 Romero, Noticias para formar la historia y la estadística del Obispado de Michoacán, p. 102. 325 APJ, Bautismos y defunciones, 1811-1816. 326 APJ, Libro de españoles; "Juana María Josefa", marzo de 1811; "Gabino Bartolomé de San Luis", febrero de 1819. 327 AAOM, op. cit.

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Algo casi independiente

El panorama rojo de la guerra parecía transformarse en un inofensivo azul celeste. Pasó el movimiento insurgente con su lanzar de proclamas al viento y "de robar e incendiar haciendas". Sus dirigentes criollos, hacendados unos o hijos de la…tifundistas otros, buscaban solamente un cambio político, no social ni económico. Y puede decirse que lo consiguieron.

Si de algo sirvió la fuerza popular fue para sellar el pacto entre "criollos que dirigían la insurgencia, y los españoles criollos que la combatían"; pues éstos sabían que la guerra podía degenerar "en una lucha de proletarios contra propietarios".328

328 Cf. Florescano, Estructuras y Problemas Agrarios de México, pp. 229-230.

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TERCERA PARTE

ÉPOCA LLAMADA INDEPENDIENTE La independencia en Jiquilpan

LEGREMENTE SE PRESENTÓ "entre las armonías de músicas marciales, repique de campanas, en medio de un sin número de

cohetes y descargas de fusilería"; las autoridades y vecinos principales plantaron fresnos alrededor de la plaza de armas "para solemnizar tal fecha".329 Habían padecido "demasiado", y parecía llegar la dicha anhelada.

En 1822, se dice que San Francisco Jiquilpan o Huanimba vive de un mediano comercio "de pulperías, ropa de la tierra y otros efectos de su particular industria, como tejidos de algodón en mantas, pañetes, jerga y sarapes de lana". Además "hay crías de todos ganados, y se da muy bien el maíz y el frijol".330

"Pueblo grande", según decir de Lejarza; tenía curato secular y Ayuntamiento constitucional. Como cabeza de partido ejercía jurisdicción en los pueblos de Tarecuato, San José, Tototlan, Patamban, Ocumicho, Los Reyes, San Gabriel, Cotija, Peribán, Tingüindín, Atapan, Sicuicho, Pamatácuaro, Tacáscuaro, Charapan y San Ángel. Contaba entonces con una población de tres mil 259 habitantes, menor a la de Cotija y a la de Tingüindín; pero, tal vez por antigüedad o por otras influencias favorables, seguía siendo la cabecera.331

De todas maneras, no dejaba de ser mucho el cuerpo para tan poca cabecera. El propio pueblo de Jiquilpan no rendía al año lo suficiente para mantener a 910 solteros, 524 casados, 70 viudos; 1033

329 Sánchez, op. cit., pp. 119-120. 330 Martínez de Lejarza, Análisis Estadístico de la Provincia de Michuacán en 1822, pp. 209-210. 331 Ibíd., Cotija tenía 4,047 habitantes y Tingüindín, 3 945.

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solteras, 524 casadas y 198 viudas.332 Las diferencias de color y posición persisten; y si a esto agregamos otras medidas administrativas y tributarias, se produce un desgarriate.

El Estado libre y soberano de Michoacán

La superficie michoacana se divide en cuatro departamentos, según los vientos, para su gobierno: Norte, Sur, Oriente y Poniente. Se estrena una flamante constitución en julio de 1825. Al estado se le da por capital a Valladolid (Morelia desde 1828), un gobernador cada cuatro años y 15 diputados "al menos" cada dos.

Al Departamento del Poniente (que comprende los partidos de Zamora, Tlazazalca, Puruándiro, La Piedad y Jiquilpan) le fijan como cabeza a Zamora, con un prefecto, le designan una asesoría departamental (¡quién sabe para qué!); y contaba con una milicia de dos batallones de infantería (al mando de Diego Moreno uno, y de Antonio de Guiza el otro) y dos regimientos de caballería que mandaban Diego Verduzco, José María Silva, Miguel Godínez y Miguel de la Mora.333

Al partido de Jiquilpan (con los municipios de Cotija, Sahuayo, Guaracha y Jiquilpan en sus entrañas) le señalan el pueblo del mismo nombre como centro y capital y le imponen a un sub-prefecto como capitán. El pueblo cabecera lo gobiernan alcaldes constitucionales que, a veces, se turnan la sub-prefectura: Vicente Maciel, Antonio Villaseñor, Cayetano de los Dolores Hernández y Rafael Salceda.334

Los primeros electores secundarios del partido fueron Ignacio Villaseñor (vecino prominente del pueblo), Juan Orozco y José María Colindrez (de Cotija). Oficinas había de alcabalas, de Rentas Unidas, de correos y del Tabaco. ¿La burocracia?... bien, gracias; "debo contestar diciendo que aunque ya lo había yo notado, no puse puntual remedio por gravitar sobre la hacienda pública el costo de otro correo que siga con la contestación que llega del subalterno de Zapotlán y

332 AAOM, Diezmatorios, leg. 10. A. 1822-1823. Martínez de Lejarza, op. cit., p. 209. 333 El Astro Moreliano, 15-IV-1829. 334 APJ, leg. 2.

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más ahora que V. en su ya citado oficio me dice remedie este abuso, aguardo en la contestación de éste, me diga si pongo o no correo que lleve dicha contestación para la de Zamora. Dios y Libertad. Jiquilpan, noviembre 20 de 1828".335

Mejor hablemos de

La situación indígena

La comunidad indígena recibe modificaciones nominales. Ya no será "el gobernador, alcaldes, común y principales", sino "el comisionado y demás común de principal y memoría". Donato Mejía, y una minoría, encabeza esta nueva modalidad; y se entienden pro lo pronto "con lo económico y con algunos repartos de solares por la mudanza de la otra banda del Río" en 1828.336 Pero a lo largo de treinta años (1830-1860), criollos y mestizos le dan a la comunidad golpes arteros que la atarantan. Hacendados y rancheros ricos, por medio de abogados y jueces, les quitaron con engaños y amenazas los títulos originales que tenían y se los cambiaron —como a otras comunidades— para aprovecharse de sus tierras.337 Aún así, las escasas tierras que lograron salvar se las quitan; "a unos por ignorar las leyes; a otros, por despojo violento; a los más, por deudas"… Y los nuevos propietarios los tratan como a sus jurados enemigos".338

De esto, se escapan San Pedro Caro y San Martín Tototlán (éste parcialmente) hasta el año de 1903, cuando el propio gobierno del estado fracciona las propiedades entre los miembros de las comunidades mencionadas.339

También se medio salvan las pertenencias de algunos antiguos caciques. José Bernardo Platanillo, "natural principal de Jiquilpan", declara tener en 1832 un solar, una casa, una tierra de media fanega

335 El Astro Moreliano, 15-IV-1829. 336 APJG, leg. 2. 337 Brand, "Bosquejo Histórico de la Geografía y Antropología en la Región Tarasca", Anales del Museo Michoacano, 2ª época, Núm. 5. Vea el expediente de Jiquilpan en el archivo del antiguo DAAC, para muestra. 338 El Constitucionalista, 1867: Meyer, Problemas campesinos, p. 29. 339 Memoria del Gobierno de Michoacán (MGEM), 1900-1904, p. 55.

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en el Llano, dos burros, "el potrero de Güirio, el Potrero del Arao, y [otro pedazo] de media fanega en el puesto de los Nopales".340 Nazario García en su testamento de 1850 dice tener "un pedazo de tierra que compónese de 3 quartas fanegas de sembradura en el puesto del Coyacho (…), otro en medio de los cerros de las Tablas, un solar, [y] una casa de arcones y teja que sita en la orilla del pueblo".341

En 1831, todavía se habla del hospital de indios, pero ya "sin dotación".342 Tal es pues, la situación que, más o menos, seguirá la comunidad sobreviviente por muchos años.

Y la República, ¿qué?

A ésta se le añadió el adjetivo nada feo de federal; pero éste —comenta Mora— "estaba tan envuelto en dificultades, tan rodeado de resistencia y en tan oposición con todo lo que quería mantener, que no se necesitaba mucha perspicacia para prever la lucha no muy remota entre el progreso y el retroceso, y la ruina de una constitución"…343

La aparente tranquilidad tiene sus sobresaltos. El Congreso decreta la expulsión de los españoles residentes en el estado. El cura párroco de Jiquilpan y otras personas salen a principios de 1829.344 Un año después, Anastasio Bustamante asume la presidencia de la república, previo desconocimiento y asesinato de Vicente Guerrero; algunos Osegueras y Balmoris de Jiquilpan van a colaborar con el pariente y paisano.

…Y empieza la lucha abierta entre centralistas y federalistas.

340 APJG, leg. 2. 341 Ibíd. 342 AAOM, Estadísticas Parroquiales, leg. 7, a. 1831. 343 Mora, Obras Sueltas. "La Naturaleza del País". 344 Coromina, Recopilación de leyes… III: 61-65.

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Mientras, en Michoacán… El Ayuntamiento moreliano desconoce al gobernador José Trinidad Salgado en marzo de 1830, y nombran como tal a Diego Moreno, ex –realista, nieto de Victorino Jaso y ahora dueño de Guaracha-Cojumatlán.

Salgado se refugia en Zamora, donde establece su gobierno y organiza fuerzas adeptas. Armado, se levanta con su gente a unas cuantas leguas de la hacienda de Moreno y lo acaban en un rato. De todas maneras, se toman las providencias necesarias para que Codallos, el más tenaz de los guerreristas, "no distraiga los quehaceres de las haciendas de Cojumatlán y hermanas".345

Un día del mismo año, la guarnición centralista de Jiquilpan, que se bañaba en el río, fue atacada por Gordiano Guzmán. Trabaron "reñido combate", desigual en fuerzas, y se retiró el coronel Guzmán.346 Hasta la parroquia sufrió atentados "por la revolución"; manos sacrílegas se robaron "los vasos sagrados" y otras más cargaron "con quanta plata había" en ella.347

Ya para entonces, los nacimientos disminuyeron por las condiciones de inseguridad y de insalubridad; "fiebres y dolores de costado" matan a 102 jiquilpenses entre 1827 y 1829, y 604 se vuelven difuntos en 1830 "por la peste de viruelas" de ese año.348

Lo inevitable comienza en 1832. Cae Bustamante y destituyen a Moreno. Vuelve a gobernar Salgado, y el grupo dolido no deja de provocarle dificultades. Los empleados "públicos" sirven a quien les paga y conspiran contra el que no les da; el clero está más resuelto a defender sus intereses terrenales, y el ejército pretoriano se vende al mejor postor.349

Ignacio Escalada se pronuncia en Morelia contra las medidas liberales de Gómez Farías el 26 de mayo de 1833, "para sostener a

345 González y González, op. cit., p. 82. 346 Sánchez, op. cit., p. 120. 347 AAOM, Estadísticas parroquiales, leg. 7. 348 Ibíd. 349 Sierra, op. cit., p. 150.

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todo trance la santa religión de Jesucristo y los fueros y privilegios del clero y del ejército, amenazados por las autoridades intrusas".350

A Escalada le hacen segunda empleados y algunos vecinos de Jiquilpan. Llega el coronel Nieves Huerta con una fuerza de caballería; calma la asonada y "batió a los disidentes que salieron de esta población en fuga precipitada". En la escaramuza dejó tendidos al juez de primera instancia, José María Ochoa, y a Guadalupe Medina, entre otros.351

Huerta regresó a Zamora, "pero por una medida precautoria dejó un destacamento en esta plaza"; les pegó el cólera morbus y siguió con las gentes del pueblo. La terrible peste del 33 "sentó sus reales por cerca de cuatro meses en estos desgraciados lugares"; Ramón Sánchez dice que murieron 600 en el municipio y tres mil en todo el distrito".352

Los espantados de la peste presencian la lucha a muerte entre centralistas y federalistas durante la segunda administración de Bustamante (1837-1841).

Cosío Bahamonde prende al federalista Jesús Valencia en Jaripo y lo fusila, sin más ni más, en el camino a Guaracha. El federalista Arias hace desmanes y medio en casas y tiendas de Jiquilpan. El centralista Ángel Guzmán derrota al Guzmán de Tamazula en Guarachita. El general centralista Paredes y Arrillaga se presentó en Jiquilpan; estuvo unos días en el pueblo "y obligó a D. Manuel Villaseñor a que fuera comandante de esta plaza". Gordiano Guzmán sitia y ataca a la menos defendida de Cotija…353

Pero la guerra no alimenta, y el panorama regional se empieza a llenar "de soldados desertores"; por lo mismo, la leva resulta contraproducente; disminuye la asistencia de rancheros a los pueblos y ciudades; hay estancamiento comercial y la clase trabajadora "continúa sumida en la miseria y en la ignorancia".

. . .

350 Bravo Ugarte, op. cit., III: 83. 351 Sánchez, op. cit., p. 121. Al poniente de Jiquilpan hay un "Callejón del Juez de Letras" porque allí fue alcanzado y muerto dicho juez. 352 Ibíd., p. 122. AAOM, Estadísticas parroquiales, leg. 7. 353 Ibíd., pp. 123-124.

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Nuevamente derrocan al presidente Bustamante y un plan político pretende terminar con la guerra. El general Bustamante se retira a la vida privada a San Miguel Allende, Gto., donde muere en 1853".354

Claro que la guerra dejó solamente malos rastros. La economía de Michoacán no las levantaba por su deficiente agricultura, "agobiada por una ciega rutina", su industria miope y el comercio estancado a causa de alcabalas y contrabando.

Mal, muy mal. Sin embargo, ese fue el escenario que sirvió para la presentación de

algunas variedades cuarenteñas.

Con mucho entusiasmo por delante, un tal Estevan Guènot echó a rodar la industria de la seda en el estado corriendo el año de 1841. Estableció en Morelia la junta administrativa y, luego, desparramó once de fomento en Pátzcuaro, Ario, Uruapan, Tancítaro, Los Reyes, Cotija, Colima, Puruándiro, Maravatío, Zitácuaro y Zinapécuaro "con 600 acciones", fomentando otras después en Cocupao, Cuitzeo y Jiquilpan con más de 200.355

El inicio de la empresa en el pueblo no pareció accionar grandes muestras de inquietud industrial. Los intereses del grupo de "ciudadanos", hombres "de bien", estaban más bien puestos en sus propiedades, en el arrendamiento de haciendas o en la compra (?) de terrenos comunales, ya fueran de la Parra, Acuña o Villaseñor.356

El mencionado grupo de pudientes acapara el mando, por supuesto; la sub-prefectura es "una para todos" y casi todos para una. Si alguno renunciaba "por no estar en disposición de caucionar su

354 Ibíd., p. 176. "Fue muy válida la noticia en esta localidad [de Jiquilpan], poco tiempo después del fallecimiento del Gral. Bustamante, que dispuso en su testamento dejar un legado de alguna consideración para la parroquia de aquí; ese legado no llegó a recibirse; pero tampoco se procuró investigar si será cierta esa especie". 355 La Voz de Michoacán, 10-III-1842. 356 Archivo Notarial de Jiquilpan (ANJ), Protocolos, 1836-1842, Sánchez, op. cit., p. 20.

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manejo" otro la tomaba, siempre y cuando fuera de los "militares retirados o empleados cesantes",357 como Vicente Maciel y Vidales (1840 y 1844), Manuel Villaseñor (1842 y 1846), José Dolores Acuña (1848), Antonio Villaseñor (1850), Francisco Cisneros (1852) o como Ignacio Macías, en 1854. Baste decir que contaba mucho la ayuda mutua que se prestaban por deudas de honor y compadrazgo,358 fiel reflejo de una situación elitista y conservadora que, en la región, complementaba el grupo semejante de Cotija.

A fines de 1842 se presentó lo esperado. El selecto grupo, más público presente, secundan el pronunciamiento reaccionario de Morelia contra el Congreso "por haber contrariado la voluntad de la nación"; es decir, porque afectaba intereses de charreteras y sotanas; pedían mejor una junta "de ciudadanos" que asegurara privilegios, y aclamaban al primer actor de la comedia, al inigualable general Antonio López de Santa Anna".359

Pero eso no los salvó del "santanazo" —qué decir de los no privilegiados—; el hacer segunda, también obligaba pagar las deudas santaneras (dos y medio millones de pesos a Estados Unidos, por lo pronto).360 Cuchos, mochos y coludos pagarían a base de impuestos y los "hombres de bien" sobre el valor de sus bienes, fincas y capitales; Miguel de la Parra tuvo que dar 810 pesos, José Dolores Acuña 270, Manuel Villaseñor 67.4, Francisco Amezcua 47.4, Ramón Anaya 40, Antonio Mora 40, Francisco Méndez 35 y Manuel Salcedo 35 pesos.361

357 La Voz de Michoacán, 10-VII-1842. 358 ANJ, Protocolo, 1842. 359 La Voz de Michoacán, XII, 1842. "Se extendió la acta respectiva, [en la sala consistorial] que firmaron el sub-prefecto Manuel Villaseñor—, Juez 1º José dolores Marín.—Juez 2º José Dolores Acuña.—Capitán Vicente Maciel y Vidales.—Capitán José María Bustamante.—Antonio Villaseñor, Manuel Salcedo, Francisco Cisneros, Francisco Méndez, Vicente Torres y Silva, Crescencio García, José Francisco Gutiérrez, Miguel Guerrero, José María Villamar, Francisco Magallón, Luis Amezcua, Andrés de la Parra, Simón Anaya, Antonio Anaya, Margarito Olivares, Mariano Sierra, José María Ortiz y José María Arregui". 360 Ibíd., 7-V-1843. 361 Ibíd.

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Cantidades muy mínimas, pero que nos permiten deducir el poder y la jerarquía de esos "vecinos principales". "Ciudadanos" que, por las circunstancias, se dieron tiempo para formar "juntas patrióticas"; ya para "conseguir recursos" en 1843, a raíz de la guerra de Texas;362 o para proteger y fomentar "la industria del país", aun cuando fuera a pique la empresa de Guénot,363 pues era por demás, y tarde, "no consumir efectos extranjeros", "no ocupar artesanos extranjeros", "promover la propagación de conocimientos útiles entre los artesanos de esa población", etc.364

…De todas maneras, estas variedades pueden testimoniar, en parte, la situación de un grupo pudiente, dirigente y comodino.

Jiquilpan en los tiempos de Santa Anna

No podía compararse con Tingüindín o Cotija en economía y población, que sí en política; pero destacaba sobre Sahuayo y Guarachita en recursos, gente y poder. Físicamente no difería mucho de los cuatro pueblos referidos; seguramente en tamaño.

El caserío jiquilpense, de casas y casuchas en unas cuantas manzanas y callejones, se repartía en los mismos barrios que tenía desde siglos, años y días; atravesado por el río que seguía corriendo "propiamente en la estación de las lluvias, conservándose en las honduras o profundidades del cauce algunos depósitos que se corrompen al fin por el uso que se hace de ellos para los ganados, para baños de caballos y para lavaderos".365

Además del mentado río, destaca su caserío; sobresalía el antiguo convento, la huerta y el cementerio; la parroquia, su cañón de calicanto "con bóvedas y altares de cantera estucada" y su torre franciscana; las casas consistoriales, la plaza enfrente; algunas fincas de familias "principales" con patio al centro; las capillas del Hospital y

362 Ibíd. La formaron Manuel Villaseñor (presidente), Ramón Anaya (tesorero) y Vicente Maciel (secretario). 363 Ibíd., 9-VI-1843. MGEM, 1846, p. 16. 364 La Voz de Michoacán, 13-VI-1844. Ésta la encabezó Vicente Maciel y Vidales. 365 Piquero, "Michoacán" en Bol. De SMGE., oct. de 1849, núm. 5, p. 15.

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del Espíritu Santo y, no tanto, las "miserables" del Señor de Esquipulas, de la Candelaria y de San Cayetano. 366

Pueblo comunicado en las secas sobre ruedas y a lomo de bestias y casi aislado en el temporal de lluvias; de viejas calles coloniales sin mucho sentido de la línea recta; tres de oriente a poniente (la Real, de San Pedro y de la Estación o de los Alisados), más la de los Santillanes, de San Cayetano, el callejón a Quitupan, el camino a Mazamitla, la salida a Zamora, vía Tototlan; y otras de sur a norte (de los Remedios, de las Ánimas y la que salía a Sahuayo).367

No hay datos sobre su población —predominantemente mestiza, ya sin duda—, pero el Doctor Guadalupe Romero 368 dice que "se mantienen del comercio, de la agricultura, de la pesca, de la cría de cerdos y ganado vacuno, de tejer rebozos y pañetes, y del tráfico con mulas y carros"; mantenimientos que apenas muestran, "desde la independencia a acá", una pequeña mejora, incluyendo caminos y transportes.369

Era uno de tantos lugares donde se acumulaba "la propiedad rural en pocas manos"; lugar de peones "sumidos en la miseria y en la ignorancia", de muchos pobres, de alguna medianía luchista, industriosa y de muy contados ricos; en fin, donde había claras diferencias de todo tipo. Un pueblo con su pequeño grupo criollo "que manejaba las cosas", una mayoría mestiza oportunista y un reducido número de indígenas cada vez más relegados.370

. . . Jiquilpan contaba con administración de Tabacos, de Alcabalas y

de Contribuciones directas; tenía estafeta de correos, servicio de diligencias, recuas y mesones;371 escuela oficial desde 1843: un cuarto, unas cuantas bancas, un centenar de chiquillos y un maestro, y otras

366 Ibíd., ANJ, Protocolos, 1842-1846. APJ, Cuentas de la Cofradía de el Señor de Esquipulas en 1852. 367 ANJ, Protocolos citados. 368 Op. cit., p. 103. 369 MGEM, 1846, P. 14. 370 ANJ, op. cit., AJDG, legs. 2 y 11. MGEM, 1849, p. 14. 371 Piquero, op. cit., pp. 15-16.

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diez particulares, sin que les faltara "la enseñanza de la doctrina cristiana" a todas.372

Sin embargo, la población seguía con un alto porcentaje de iletrados (aunque las letras fueran "el mayor remedio contra el olvido de las cosas"…), pues el mal estado de las cosas no era para menos. La mayoría trabajadora vivía, rendía y moría como sirvientes domésticos, peones, panaderos, curtidores, herreros, carpinteros, carreteros, arrieros, pescadores, reboceros, leñadores, leñeros, según…

Aparceros y pequeños comerciantes —ni duda sobre los grandes o de los terratenientes— destacaban del pópulo. No se podía hablar mucho de movilidad social, y menos de relación, entre "la chusma" y la "gente de bien". Se pensaba entonces que "la reputación, la virtud y la felicidad de una persona, depende en gran parte de la elección de sus compañeros y amigos"; también en "el que quisiere estar bien servido, ha de saber cuándo ha de mudar de criado"; cuando se decía que "la esperanza es una especie de engaño agradable".373

Pero la vida pueblerina transcurría "a la buena de Dios"; entre labores cotidianas y rutina; "días de festividad civil o religiosa"; misas, procesiones, corridas de toros, peleas de gallos, chinguirito, pendencias, bailes, juegos, paseos, tertulias, etc., etc.; a veces, juntas políticas, nombramientos de electores…374

372 Treviño, "Ligeros Apuntes de la Instrucción Primaria en el Estado desde 1827 hasta 1907" en Bol. De SMGE., 1908, t. IV Núm. 15, pp. 227-228. MGEM, 1846, cuadro Nº 4; 1849, cuadro Nº 1. La Voz de Michoacán, 7-V-1843. Don Ignacio Bustamante fue preceptor de la escuela oficial de 1843 a 1849 con su sueldo anual de 400 pesos, más 90 para gastos. En 1849, el sueldo bajó a 200 pesos "que se cobran por pensión de solares y 137 pesos de fondo municipal". De las diez particulares cinco eran de niños (160) y la otra mitad de niñas (84). 373 La Voz de Michoacán, 29-X-1843, p. 3. 374 Ibíd., 8-X-1843, pp. 3-4.

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a veces entre noticias…

que corrían a voces por calles, callejones y casas; muertes, bodas, "resbalones" y nacimientos;375 nimiedades; las fechorías de los "Joscos" en San Cayetano y alrededores; el pleito armado entre contrabandistas y guardias en la región; los augurios de 1843 por el cometa de ese año;376 la publicación manuscrita de "El Pasatiempo", un periódico del pueblo; "La Voz de Michoacán" en manos de unos cuantos jiquilpenses letrados y que podían pagar diez reales, "franco el porte", por una suscripción.377 Así que la información variaba en la población, desde la imaginación de las comadres hasta la fuente digna de fé.

Otras noticias se encuentran en las obras de Ramón Sánchez y Guadalupe Romero. La salida, en 1847, de 25 elementos de la guardia nacional "que fueron agregados a las fuerzas del gobierno para ir a defender la integridad nacional contra la invasión norteamericana", y el regreso del cólera, en abril de 1850, que se llevó dos mil víctimas con todo y cura en cinco meses.378

Cuando se "petateaba"…

Merece recordar, primero, la muerte del Hospital indígena ("sin dotación") a manos de "vecinos principales", tantas veces mencionados; y las condiciones deprimentes de una mayoría desvalida, también. Seguramente por eso, doña Juana de la Parra fundó el Asilo o Casa de Caridad en una parte de su enorme vivienda.379 Por otro lado, la iglesia cambiaba el cementerio al norte,

375 APJ, Libros de entierros, matrimonios y bautismos, 1845. 376 La Voz de Michoacán, 19-III y 4-V-1843. La información de los "Joscos" Martínez la proporcionaron algunos vecinos del barrio mencionado. 377 Ibíd.,8 y 29-X-1843. 378 Sánchez, op. cit., p. 124. Romero, op. cit., p. 102. 379 García, p. 484. Sánchez, pp. 178-179. En una pintura grande que se conserva en la biblioteca pública de Jiquilpan se lee: Vº Rº Que el pueblo de Jiquilpan dedica en prueba de su reconocimiento a la señora Dª Juana de

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fuera del poblado; fue construido en 1856, se dice, "con los fondos de fábrica y algunas limosnas particulares",380 en el hoy jardín de la Paz.

Según datos anteriores a 1860, había entonces 12 millares de almas, en las 52 leguas cuadradas del curato, aproximadamente; 800 en Tototlan, 4 mil 500 en Guarachita, una doceava parte en los ranchos y el resto en la cabecera.381

El pueblo empieza a cambiar el nombre de sus barrios; uno debido a la hechura del acueducto y los otros por algún suceso notable o por simple ocurrencia lugareña. El de San Pedro se llamó del Arco o del Arquito; el de Santiago, San Cayetano y el del Espíritu Santo, del Tendido.382 Después surgirán otros menores.

Ya para ese tiempo habían desaparecido las capillas de San Pedro y Santiago, mientras que la del Espíritu era destruida hacia 1858.383 Antes de 1853 edificaban la de San Cayetano en un lugar del barrio; la capilla del Señor de Esquipulas veía su propio fin, y la del Hospital esperaba, muy parchada en sus tres cañones de adobe, el suyo; solamente la Candelaria de los indios (Santa Anita) quedaba —y sigue— en pie.384

No andaba errado el que dijo una vez que "a cada capillita le llega su…"

Serie de visitas y visitantes.

El obispo Munguía inició la serie. Llegó a estas tierras que fueran de indios en marzo de 1854. El 21 estuvo en Jiquilpan y parece que el mismo día, también, en Sahuayo; regresando a Morelia por Cotija y Tingüindín.

la Parra, fundadora y protectora de este establecimiento culla (sic) apertura se verificó en 12 de marzo de 1850". 380 Romero, loc. cit. 381 Ibíd. 382 ANJ, Protocolos, 1842-1846. APJ, Cuentas de la Cofradía del Señor de Esquipulas en 1852. 383 Romero, loc. cit., El sitio del Espíritu fue comprado por los Moras "para fabricar allí la casa que poseen". (Calle Profr. Fajardo Nº 39 norte). 384 Ibíd., pp. 102-103. Sánchez, op. cit., pp. 151-152.

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Fue una visita "de volada", breve, pero que sirvió de referencia para calcular el tiempo durante años y lustros en la memoria de estos pueblos del occidente michoacano.385

A cinco meses de la visita episcopal 300 hombres con fachas de soldados entraban al pueblo. Venían al mando de Juan N. Rocha y Ramón Suro, pronunciados en contra de Santa Anna y a favor del Plan de Ayutla. Era un 10 de agosto.

Ramón Sánchez cuenta, por noticias obtenidas, que los ayutlecos "se portaron, tanto en Sahuayo como en esta localidad, con el mayor orden, pidiendo préstamos de poca cuantía".386 De aquí partieron a la hacienda de San Diego, donde permanecieron algunos días.

El polvorín de la revolución ganaba terreno en la región a costa de privaciones comerciales; además de la leva. Hubo intentos de agarre en San Diego que no pasó de susto. Los santanistas no le entraron. En la hacienda de Guaracha sí hay combate. Epitacio Huerta y García Pueblita con su gente atacan a la del santanista José María Sánchez el 24 de enero del 55. Llevando las de perder, los derrotados liberales dejaron 30 muertos sobre el campo.387

A mediados del mismo año el hijo de Santa Anna apareció en Jiquilpan con 800 de a caballo para auxiliar a los generales Cabrera y Gamboa en la defensa de Zapotlán (Ciudad Guzmán); pero ya tarde. Fuerzas de Comonfort la habían tomado el 22 de julio.388

Parecía no muy lejano el triunfo del Plan de Ayutla pero no claro el porvenir. Romero cuenta en sus Noticias que "comenzaba a desarrollarse gran actividad en este pueblo y sus rayanos" cuando la revolución interrumpió el comercio con Guanajuato, Zacatecas, Durango y Tabasco.389

Un nuevo estado de cosas era necesario. Cierto. "para acabar ya de hablar [dijo Santana en el puerto]

385 Romero, op. cit., p. 103. APJ, Libro de Bautismos, 1841-1855. 386 Sánchez, op. cit., p. 125. 387 Ibíd., p. 125-126. 388 Ibíd. 389 Romero, loc. cit.

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Hay les dejo el gallo muerto Acábenlo de pelar"… Santa Anna peló gallo, se fue, empieza…

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CUARTA PARTE

LA ERA LIBERAL Antes de que la Reforma fuera una calle de Jiquilpan

ENCEDORES LOS LIBERALES, se dieron a la tarea de corregir fallas y defectos. Promueven un congreso constituyente. El 25 de junio de

1856 acuerdan la desamortización de bienes de corporaciones eclesiásticas y civiles (capellanías, cofradías, etc.). Sin pensar en los efectos, con la ley del 25 de junio se autorizó "la denuncia de dichas posesiones"…

Desde luego que no pudo evitarse el despojo —legal o ilícito— de las tierras comunales indígenas a manos de viejos y nuevos latifundistas (como sucedió, por supuesto, en Jiquilpan hasta con las propiedades de la antigua cofradía criolla del Divinísimo Señor Sacramentado o de Nuestro Amo).390

El constituyente Ponciano Arriaga hacía notar el problema de la tierra. "Pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos —decía—, en cambio, la inmensa mayoría de los ciudadanos se encuentran en la más grande pobreza, sin propiedad, hogar, industria ni trabajo".391

Preocupados más bien en la política, "en la reorganización del Estado", los liberales descuidan la base económica. Este desarreglo de fondo, pero sobre todo las medidas anticlericales que adoptan desataron

la Guerra de Tres Años.

En Michoacán no fue muy extensiva, grande, pero tuvo sus coleadas. Cuenta don Ramón Sánchez que el 22 de marzo de 1858 se

390 AAOM, Estadísticas Parroquiales, leg. 7. 391 Zarco, Historia del Congreso Constituyente. Zepeda, Ponciano Arriaga, pp. 67-68.

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pronunciaron en Sahuayo "algunos vecinos de allí unidos con otros de Cotija, de aquí [del pueblo] y una acordada al mando de Francisco del Río y Guadalupe Magallón" en contra del gobierno liberal.

El mismo día atacaron la plaza de Jiquilpan, defendida "con una pequeña fuerza de línea". El encuentro se alargó ya entrada la noche; hasta que cayó bien redondo uno de los cabecillas "reaccionarios". Los demás huyeron a la hacienda de San Diego; dispersándose, después, cada quien para su casa. 392

La escaramuza, sin embargo, dejó su huella memorable; tanto como el incendio que acabó con la tienda de Ramón Anaya el 21 de marzo de 1858;393 la concentración de las fuerzas liberales de Jalisco aquí, tras la derrota que tuvieron en la Albarrada a fines del 59;394 las entradas y salidas de gente armada; los préstamos forzosos, y los "malos tratamientos" que sufrieron muchos vecinos jiquilpenses,395 también fueron motivo de recuerdos.

Jiquilpan aportó "enlevados" a la lucha; algunos liberales voluntarios (Antonio Neri e Ignacio Jiménez) y otros conservadores como Ramón Vargas y Antonio Salas. Sin que por esto se dejara de notar aquí

el problema indígena

El 15 de septiembre de 1859 el gobierno dispone el establecimiento de jueces para terminar los asuntos de las comunidades "relativos a terrenos". Buena intención, sin duda; pero entre dicho y hecho había

392 Sánchez, op. cit., p. 126. 393 Ibíd., p. 178. "Este siniestro fue la causa de que el movimiento comercial de esta localidad quedara muy reducido, porque la casa del Sr. Anaya hacía transacciones mercantiles de consideración con las poblaciones del Distrito y con las vecinas del Estado de Jalisco". Se calculó la pérdida "de 40 000 pesos". 394 La Bandera Roja, 9-I-1860. Cambre, La Guerra de Tres Años,pp. 309, 319-320. El gobernador de Jalisco (Pedro Ogazón) reorganizó su derrotada fuerza en el pueblo, en Guaracha y Cotija durante más de diez días. Antonio Neri era jefe del 5º batallón. 395 Sánchez, op. cit., p. 126.

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una enorme, josé-alfrediana, distancia. Había que enfrentarse a poderosos latifundistas, interesados "en seguir disfrutando de las usurpaciones".396

Las gestiones del comisionado jiquilpense Eugenio Ordaz no dieron señales favorables. "En 27 de febrero [de 1860], me fui a Penjamillo y a las Fuentes —dice—, donde encontrara al abogado de Yndígenas, para pedirle los títulos deste pueblo, […] no lo encontré en ninguna parte, porque se hallaba en la capital de Morelia con el licenciado Villaseñor…

"En 5 de marzo me fui a Zamora y de allí a las Fuentes, y de hay a Penjamillo montado a caballo en compañía de los apoderados que fuimos citados por D. Rudecindo Cortés [representante], para pedir al juez se pusiera el juzgado en corriente de nuestros negocios que estaban suspensos y por lo mismo demoramos 12 días por no haber hallado en su hacienda al juez como por haber ido a llamar al abogado hasta su casa"…397

Resultó evidente que representantes, abogados y jueces no hicieran gran cosa. La suerte de "cuarenta o cincuenta mil hombres de la clase indígena [de Michoacán]" no mejoró que digamos; en desventaja frente a terratenientes; ciegos instrumentos, prestos "a luchar contra la tiranía"; sumisos.

("Nada pretendemos que no nos corresponda en legítima propiedad —dicen—; cuando el fallo de nuestros jueces nos fuere desfavorable porque así lo demande la justicia, respetaremos como ciudadanos obedientes el fallo de los tribunales").398

La comunidad de Jiquilpan, desamparada desde 1856, vio perder (?) más pertenencias suyas; sólo conserva entonces el potrero de las Ánimas, dos capillas, algunos solares y casuchas en el pueblo, y, desde luego, sus maltrechas costumbres y religiosas tradiciones.399

("No obstante la ineficacia de nuestro empeño, nos animábamos con la lectura de nuestras mercedes y títulos tan claros y terminantes

396 La Bandera Roja, 10-xi-1859. 397 AJD, leg. 2, 1860. 398 La Bandera Roja, 28-XI-1859. 399 AJDG, legs. 2 y 11.

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y más todavía al ver constantemente en ellos mil y mil amparos de posesión mandados dar por los antiguos virreyes […] Por esto calculábamos que la independencia nos había sido contraria en este punto, pero nunca creímos que tal estado de cosas fuese duradero"…)400

Bajemos el telón de la amargura en este acto de "Palo dado ni Dios lo quita". El escenario está para el

fin de la guerra reformista

Después del triunfo liberal en Calpulalpan (diciembre de 1860), el partido conservador se quedó sin ejércitos, pero "no sin generales, caudillos políticos y madrinas".

El liberalismo hace brecha entre empleados y vecinos; la mochería local tuvo que esconder la cara militante; surgen también los moderados, y no faltaron los indiferentes. La estampa liberal va pegando en un pueblo que, para los albores de 1861, "tiene una hermosa plaza, calles rectas y fincas urbanas de muy buena construcción; dos mesones, administraciones de alcabalas y de correos, dos escuelas, ayuntamientos, juez letrado y jefe de partido";401 además, prefecto desde noviembre de ese año, como cabecera de distrito.402

Como quiera que sea, aparte de la guerra terminada, otros dos sucesos despertaron la atención de los lugareños en este tiempo:

la aurora boreal y el fraccionamiento de Cojumatlán

La famosa aurora se miraba en las madrugadas, hacia el norte, al final de 1861. No era común y corriente. "Distaba mucho de ser la luz sonrosada que precede inmediatamente a la salida del sol. Las danzantes luminiscencias vistas en el cielo se asemejaban a la lumbre

400 La Bandera Roja, 10-XI-1859. 401 Romero, op. cit., p. 102. 402 Sánchez, op. cit., p. 197. En la difusión del liberalismo en este lugar tuvieron mucho que ver Gabino Ortiz, Antonio Neri, Ignacio Jiménez y los Méndez Salcedo. Ibíd., passim.

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emanada de los lugares con tesoros ocultos, pero su enormidad infundía zozobra. Era como si se hubieran juntado a bailar todos los fuegos".403

Se cuenta que la aurora mencionada "sacudió de terror a la gente citadina, pero nunca tanto como a los campesinos".404

El fraccionamiento de una gran parte de la hacienda de Guaracha fue otro motivo de asombro. Rancheros y pueblerinos no podían explicarse el desmoronamiento de Cojumatlán. Era el tiempo de los latifundios. Sin embargo, muchas deudas gravitaban la existencia de dicha hacienda y el arrendador José Dolores Acuña no le daba auxilio.405

Así que, por disposición de los herederos, esa parte se reparte en julio de 1862. El licenciado Amadeo Betancourt, juez de primera instancia del Distrito, dio posesión de las fracciones a los nuevos dueños. El comerciante Rafael Quiroz compró el rancho de Ojo de Rana y los Sandovales por el mismo derrotero y rumbo.406

Los compradores llevaron peones, vacas y borregos; hacen desmontes; ensanchan las áreas de siembra y pastizal. En fin, por ese lado "se inició una etapa de transformaciones y averías". Más que en el llano jiquilpense y laderas donde la tierra era propiedad de dos familias; situación que determina "el crecimiento de la aristocracia local, de los caciques [blancos]" pese al cacareado liberalismo; lo que viene a ser parte del

panorama sesentón

Ranchitos aquí y allá completan la estampa. En el Salto viven Garcías, Gudiños, Ocaranzas y Valencias; en las Ánimas, Barraganes, González, López, Medinas, Olivares, Torres, Vargas y Víctores; en La Cofradía, Garcías y Torres; en Los Laureles, Vargas y Sánchez; en Santa Bárbara, Cárdenas, Chávez, Guerreros, Hernández, Morenos, Novoas y Rangeles; en Los Tábanos, Morenos y Valdovinos; en El

403 González, op. cit., p. 93. 404 Ibíd. 405 ANJ, Protocolos, 1861-1862. 406 Ibíd.

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Güirio, Riveras y Gutiérrez; en Las Mesas, Aguilares, Álvarez, Cárdenas, Farías, Gálvez, Gutiérrez y López; en La Centinela, Pantojas y Valdovinos; en Los Paredones habitaban Álvarez, Arredondos, Castañedas, González, Goveas, Lúas, Mendozas, Ortices, Valencias y Zambranos; en La Lagunita, Arroyos, Ballesteros, Bravos, Cárdenas, Castañedas, Cervantes, Díaz, Granados, Martínez, Mendozas, Prados, Preciados, Rodríguez, Torres y Valencias. La Calera se llenaba de Esquedas, Flores, Neris, Ortegas como El Coyacho de Flores, Magallanes y Villalpandos; el Plan de la Venta, de Zacarías, Cárdenas y Solises; El Cerro Blanco, de Llanos y Arredondos y El Durazno de Arredondos, González, Mendozas, Sánchez y Valencias.407

Grupos rancheros algo independientes y no poco cerreros que sólo bajaban al pueblo a llevar el semanario y encargos, recibir los servicios religiosos y comentar las novedades. Familias dedicadas a hacer criaturas, sembrar milpas y frijoles, capar colmenas, blanquear cera o criar vacas y borregos.

Tototlan era el rancho más grande y poblado, tenencia de la municipalidad; casi pueblo, de Abricas, Garcías, Goveas, Guerras, Mejías, Rojas, Seguras, Vázquez y Zacarías, que empezaba a tener algunos "arrimados" al sur.408

También Jiquilpan enseña la cara más activa a través de una infinidad de jornaleros, muchos arrieros entre Castillos, Cervantes, Chávez, Magallones, Martínez, Mendozas, Mejías, Ocaranzas, Ruices, Servines y Hernández; algunos pequeños y grandes comerciantes como Abarcas, Arteagas, Cisneros, Mejías, Pulidos, Manuel Hernández, Miguel Márquez Mora, Jesús y Rafael Quiroz; reboceros: Arteagas, Cárdenas, Crisantos, Marines, Santillanes, Solises, Valencias y Vargas, para nombrar familias; obrajeros de sarapes los había entre Cázares, Cejas, Cervantes, González, Gutiérrez, Martínez, Moras, Resentes, Robles, Santillanes y Zapienes; panaderos, matanceros, curtidores, talabarteros, los zapateros Martínez, Peñalozas, Ortices y Pizanos; albañiles, carpinteros, silleros, sastres, sombrereros, plateros, herreros, jaboneros, ladrilleros y escribientes. 407 APJ, Libro de Bautismos, 1863. 408 Ibíd. Dato de la Sra. María Rojas, de Totolán; "los arrimados" dan origen al rancho de Los Remedios.

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Los únicos profesionistas eran los licenciados Abarca, Betancourt y Méndez Salcedo.409

A esta larga lista de nombres faltaría agregar el de José María Prado, cura párroco, y el de Alejo Herrera, primer juez del registro civil desde abril de 1867, quienes llevaron la cuenta y haber de la población durante algún tiempo. Cuando se hablaba de

los franchutes, el curandero Oropeza y otros episodios

La intervención francesa era un hecho. Había que estar a la espera. El prefecto Manuel Méndez Salcedo avisaba al gobierno del Estado: "Tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V. que en el Distrito de mi cargo se conserva inalterable la tranquilidad pública. Patria, Libertad y Reforma. Jiquilpan, Febrero 20 de 1863".410

Así al tanteo hasta el 25 de abril. Ese día ocupó esta plaza una fuerza pronunciada de trescientos hombres al mando de Eugenio Ronda, después de haber estado el día anterior en Cotija. De aquí marchó a Sahuayo y de allí a Chavinda. En los tres pueblos exigió la cantidad de dos mil quinientos pesos y algunos caballos, "llevándose también a varios individuos con carácter de reclutas, sin haber extraído cantidad alguna perteneciente a la Hacienda Pública".

Fue en vano la persecución. El prefecto salió tras el pronunciado y seguidores con diez hombres, dando lugar a que los presos se fugaran "forzando las fuerzas de la cárcel".411 Consecuencia natural, sin duda.

En ese mismo año aparecía Nicolás Oropeza en Sahuayo "con su fama de adivinación y curaciones sorprendentes". Iban a consultarlo hasta de 60 leguas a la redonda. La población flotante se llegó a calcular en dos mil inocentes y el movimiento comercial del lugar "en el duplo". Sin embargo, la fama de Oropeza se terminó a fines de 1864

409 Archivo del Registro Civil de Jiquilpan (ARCJ) libros de 1861. 410 Boletín oficial del Gobierno de Michoacán de Ocampo, 1863, t. I, núm. 4-22. 411 Ibíd., núm. 25. Nota aparte merece la situación de la escuela de Niños que "se hallaba vacante por renuncia del profesor que la servía".

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cuando se vino a descubrir "su crasa ignorancia en la ciencia de Galeno e Hipócrates".412

Tiempo en el que se oyeron los disparos del invasor francés en Michoacán, en medio de la ignorancia, el fanatismo y las diferencias de partido. Pedro Ávila, famoso por lo sanguinario, combatía en favor del imperio al poniente de Jiquilpan; Antonio Rojas, el que traía un diablo pintado en el cuerpo, "anda peleando contra los güeros".

Los liberales tomaron la delantera en la región. El 19 de enero de 1864 Francisco Gutiérrez con 300 hombres de las fuerzas de Antonio Rojas entró a Sahuayo; apresó a tres vecinos pudientes "que fueron rescatados por fuertes sumas de dinero", además de sacar "efectos y otros objetos de valor de las casas de comercio y de particulares", llevándose en esto "más de 70 000 pesos".413

Un día de noviembre llegan cuatrocientos zuavos a las órdenes del general Clinchant por el Llano de la Cruz. Las mujeres de los ranchos se pusieron a hacer tortillas para ellos. (El 21 entran a Jiquilpan 400 republicanos al mando del general José María Arteaga). Ya en la tarde, los franceses salen al galope del Llano y se dirigen hacia el oriente.414

En la noche del 21 reinaba una profunda oscuridad…, y entre tanto los cuatrocientos de Clinchant forzaban su marcha. En la madrugada del 22 arriban a Jiquilpan.

Horas después de haber llegado el general Arteaga, entran otros 4 000 hombres del ejército liberal que se reparten en la plaza, en la loma de La Trasquila y en Guaracha. A las cuatro de la mañana del 22, el teniente Ruiz Zepeda "oyó el ruido de una tropa que atravesaba una milpa inmediata, lo que puso en el acto en conocimiento del mayor general Pedro Rioseco, quien inmediatamente corrió al campo de La Trasquila para detener el paso del enemigo. La fuerza de Ornelas que allí estaba, no obstante la bizarra resistencia de este jefe que se batió hasta caer muerto, se desbandó, y entonces el enemigo penetró a la plaza de Jiquilpan y sorprendió al grueso de las fuerzas que estaban

412 Sánchez, op. cit., pp. 136-127. 413 Ibíd., p. 127. 414 González y González, op. cit., p. 94.

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acuarteladas, y que apenas dispararon unos cuantos tiros, huyendo en seguida hacia el sur, fuera de la población".415

Además, llegó el teniente coronel Lepage con una columna de 500 franchutes y monárquicos por Sahuayo que todavía alcanzaron a participar en la chamusca.

En el combate murieron el general Pedro Rioseco, varios oficiales y gran número de soldados. Los franceses y traidores —según Eduardo Ruiz— tuvieron algunas bajas".416

Los de Lepage persiguen al general Arteaga por el rumbo de San Juanico. Los güeros de Clinchant se van por donde vinieron.

. . . La derrota republicana dio lugar al "pica y corre" de las guerrillas.

Al poniente de Michoacán se destacaron Refugio Salguero, José Vicente Villada y Magdaleno Martínez. Este último, con Carlos Salazar, aprehendió a Pedro Ávila y lo fusiló en el Valle (hoy de Juárez).417

De todas maneras Jiquilpan es un lugar de paso aunque ya no de acción. Entran y salen republicanos, ya Régules, Calvillo, Ronda o García Pueblita; ya Cárdenas y Anguiano "por el imperio" y hasta un Blanco; todos pidiendo, eso sí, préstamos para la causa que decían defender".418

415 Ruiz, Historia de la Guerra de Intervención Francesa en Michoacán, pp. 258-260. 416 Ibíd., p. 260. Sánchez, op. cit., pp. 127-129. "Los cadáveres de los Generales Ornelas y Rioseco fueron sepultados bajo una sola bóveda al lado derecho de la puerta del panteón, habiendo depositado dentro de la misma bóveda el Dr. Crescencio García un frasco cerrado que contenía un papel donde constaba la fecha y demás circunstancias en que sucumbieron por la libertad". 417 Ruiz, op. cit., p. 312. 418 AJDG, leg. 13. Sánchez, op. cit., pp.

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La diócesis zamorana y el fin del ensayo monárquico francés

Durante el destierro en Roma, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos y Clemente de Jesús Munguía solicitaron a Pío IX la creación de algunas diócesis mexicanas. Hubo respuesta, y por la bula papal fechada en 28 de enero de 1862 se fundó la de Zamora.419

El primer obispo designado fue el doliente señor don Antonio de la Peña. El ilustre señor entró a su diócesis en diciembre de 1865. Uno de sus primeros actos fue fundar el seminario y visitar la naciente diócesis; por eso estuvo en Jiquilpan y Sahuayo en julio de 1866),420 a doce años de la visita que hizo el obispo Munguía.

Por otra parte, en diciembre de ese 66 cayeron fuertes aguaceros, "y todo el año fue muy llovedor".421 Señal de una buena época, sobre todo para los rancheros del Distrito.

En cuanto a la lucha, también; con el ataque y toma de Zamora del 3 al 5 de febrero de 1867, terminó la guerra de intervención en el Estado.422

LA RESTAURACIÓN REPUBLICANA (1867-1877) El intento económico juarista Terminada la guerra de intervención vino la aparente calma nacional. El estado, con todo, tenía sus problemas. Era "pavorosa" la situación hacendaria de Michoacán, "tanto por la enorme deuda acumulada durante la guerra como por las considerables fuerzas armadas que debía mantener para conservar el orden público.423

419 Rodríguez Zetina, op. cit., p. 203. 420 Ibíd. Sánchez, op. cit., p. 157. 421 Torres, Historia civil y eclesiástica de Michoacán…, p. 169. 422 Ruiz, op. cit., p. 730. Sánchez, op. cit., p. 101. En la cárcel imperialista de Zamora estaba preso el liberal jiquilpense don Ignacio Jiménez Ortiz. 423 Cosío Villegas, Historia Moderna de México. La República Restaurada. "Vida Económica", pp. 341-342.

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Jiquilpan llevaba cola, por supuesto. Desde 1866 volvió a establecerse una administración de Rentas del Estado y aparte, una subalterna de la Renta del Timbre; ambas iguales de eficientes "en el cobro de los impuestos". Tampoco era raro que fueran más las salidas que las entradas monetarias al arcón del erario.424

Pero no solamente la desjaretada situación de los centavos tenía que ver con el desorden, los rencores políticos y las malas costumbres de soldados desertores favorecieron el bandolerismo en la región. Una partida de 30 hombres merodeaba por el Río de la Pasión en 1868, proclamando "todavía el imperio" además de otras sin banderas; una de ocho montados a caballo que "robó poco más allá del rancho llamado los Corrales a los comerciantes de este pueblo [Jiquilpan] que volvían de Mazamitla", y la más terrible de los Peñecos, encabezada por Librado y Juan Rivas.425

La guerra sin cuartel "a los bandidos" declarada por Jalisco y la propia defensa de los rancheros hicieron posible la captura de los Rivas (que fueron juzgados y fusilados en Jiquilpan) así como terminar con otras gavillas que interrumpían el comercio del poniente hasta Mazamitla, sobre todo los domingos.426

Por su parte, los gobiernos del Estado, del Distrito y de la Municipalidad únicamente se acordaban de la población cuando necesitaban montar el teatro de las elecciones y a la hora de pagar las contribuciones porque después, el prefecto, el presidente, el juez de letras y la acordada "volvían a la rigidez acostumbrada para con los pobres";427 sobre todo si había delitos. La cárcel de Jiquilpan se llenaba hasta con 60 hombres al año "sin bajar nunca de veinte a treinta".428

. . . Las elecciones presidenciales de 1867 no habían sido muy cosa

del otro mundo. En el distrito de Jiquilpan, Juárez tuvo 47 votos a

424 MGEM, 1869, p. 122. 425 El Constitucionalista, 16-III, 6-VIII-1868. 426 Ibíd. 427 González, op. cit., p. 109. 428 El Constitucionalista, 16-III-1868.

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favor y Porfirio Díaz ninguno. El primero seguía teniendo el poder en tanto que Díaz sólo alimentaba aspiraciones.

El vencedor propone la colonización, brazos y capitales para explotar la riqueza del país, fomentar la industria, favorecer la entrada de colonos, construir ferrocarriles, canales y carreteras. Pretendía que la República Restaurada pasara a la etapa industrial; y pasara pronto, porque el gigante bárbaro del Norte —por su auge fabril y agrícola y al incremento de sus vías férreas—, tendería a ponernos fuera de circulación si nos encontraba débiles.429

Pero una de tantas trabas para el intento juarista de que el país pasara "a un estado mejor" eran

las comunidades indígenas

El régimen de propiedad comunal y las tradiciones indígenas iban en contra de las intenciones liberales de reconstrucción; eran muy necesarios pequeños propietarios y "ciudadanos libres" que elevaran la economía nacional.

En Michoacán, el gobierno decía: "Los datos que hasta hoy (1869) han podido reunirse sobre el monto de la propiedad de indígenas, fundados en el valor estimativo que le han dado los empleados de rentas y con el que no se han conformado los dueños, demuestran sin embargo que aquélla es de bastante importancia y que la amortización a que está sujeta no puede dejar de causar grandes perjuicios"…430

No tantos causaba la mínima propiedad comunal jiquilpense; según la "Noticia general de los terrenos de comunidades indígenas del Estado", todavía conservaban bienes (no especificados) valorados en mil 415 pesos, en tanto que los de Tototlan tenían otros más con valor de tres mil.431

Como quiera que fuera, eran los últimos suspiros de agonía. Unos liberales se oponen a la existencia de "esas reuniones extrañas, que

429 Sierra, op. cit., p. 271. 430 MGEM, 1869, p. 124. 431 Ibíd.

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con el nombre de comunidades no sirven más que para mantener a los individuos que las componen en la ignorancia, miseria, fanatismo y degradación".432 Otros piden que a la clase indígena "se le proteja para sacarla de la abyección y abatimiento";433 pero los más están de acuerdo en desamortizar los bienes comunales "aun cuando sólo fuera para unificar el estado social a que hoy está sujeta la República". Proponen repartir las propiedades entre los miembros de las comunidades, aunque para lograrlo fuera necesaria "grande energía y hasta alguna severidad".434

Por otro lado, los mismos liberales no pudieron evitar que restos de propiedades comunales cayeran en garras de Guaracha, la hacienda de los Moreno, o en manos de terratenientes (que los había en el pueblo mestizo de Jiquilpan).435

La población indígena del municipio era de mil 804 en 1868, el 27% en relación al total de 6 729 gentes; mientras que en el pueblo cabecera apenas si los 850 llegaban a la cuarta parte;436 iban perdiendo "terreno" y gente.

Absorbida casi por el mestizaje, debilitada en sus recursos, lo que sobró de comunidad se fue replegando a su "fanatismo, ignorancia y superstición", sin dejar de participar en la vida jiquilpense, en el pueblo de 3 607 habitantes que concentraba el 53.6% de la población municipal.437 Pueblo que merecía

Notas sociales en 1868

La muerte de doña Juana de la Parra (en abril de 1865) y su obra humanitaria; la llegada de las hermanas de la Caridad, el primer

432 Ibíd., pp. 57-58. 433 El Constitucionalista, 13-III-1868. 434 MGEM, 1869, "Reparto de tierras indígenas". 435 AJN, Protocolos, 1867-1869. 436 MGEM, 1869, p. 67. ADJG, leg. 1, 1868. García op. cit., p. 482. 437 Ibíd. El 46.4% restante se distribuía en la Tenencia de Tototlan (724), Paredones (228), los Tábanos (176), Santa Bárbara (130), hacienda de la Lagunita (82) y el Salto (48).

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vapor en Chapala, las fiestas, las misiones religiosas y las escuelas eran algunas.

La difunta señora de la Parra dejó "un capital de consideración"438 con el fin de continuar la beneficencia emprendida desde 1850 en el pueblo. Si bien la construcción del Asilo o Casa de Caridad mejoraría "la plaza principal de esta población (hoy jardín Colón) y calles contiguas" hubo obstáculos y empeño, por parte de los allegados, "de ocultar la verdad".439

Pese a los malos manejos testamentarios, la obra de doña Juana logró brillar, en parte, con la asistencia de las hermanas de la Caridad; monjas que llegaron en septiembre para hacerse cargo del Asilo y dos escuelas,440 dedicando "algunas horas del día para visitar a los enfermos pobre de la población, llevándoles auxilios de ropa y medicinas".441

En cuanto al vapor "Libertad", El Constitucionalista dice que la primera vez que arribó a La Palma, unas cuantas gentes fueron "a conocerlo"; pero en la segunda, "más de cien personas de ambos sexos de aquí (de Jiquilpan) y de Sahuayo se dirigieron a La Palma y allí se embarcaron a las ocho de la mañana, haciendo un viaje de placer hasta el presidio de Mezcala, de donde volvieron a las nueve de la noche, […] (por) el viento contrario bastante fuerte que sopló en la tarde y que hizo marear a la mayor parte de los viajeros". Sin embargo, quedaron contentos, deseando que "la navegación por vapor" influyera "en la prosperidad de estos pueblos".442

La misma fuente cuenta de las fiestas jiquilpenses; "hay aquí grande entusiasmo para solemnizar debidamente las festividades

438 Setenta mil pesos que el albacea, Lic. Agustín Villa, recibió por la venta de San Diego (hacienda que era de los Parra), "dando a rédito el dinero a personas no garantizadas, ocasionando esto que se perdió la mayor parte, lográndose solamente lo que se gastó en la finca que lleva el nombre de Asilo, por cierto de muy mala construcción". Sánchez, op. cit., pp. 178-179. 439 El Constitucionalista, 16-III-1868. Vea nota 51 del cap. "Época llamada independiente". 440 Ibíd., también 2-IX. 441 García, op. cit., p. 484. 442 El Constitucionalista, 6-VII-1868.

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nacionales del 15 y 16 (de septiembre)" o la patronal del 4 de octubre. Las religiosas "no han carecido de animación en este pueblo y en el inmediato de Sahuayo"; no así las del Carnaval de 1863 que estuvieron "tristes", a causa de las misiones "que por espacio de 40 días fueron obsequiados los vecinos (de Sahuayo)". En uno de los últimos días sermoneados, "una parte de la concurrencia huyó despavorida pidiendo a gritos misericordia, porque un pobre perro, que se quemó al pasar junto a una lumbre encendida en el atrio, corría también por su cuenta a impulsos del dolor y a aquella buena gente se le antojó que era nada menos que el Diablo quien allí se presentaba a hacer de las suyas".443

Era una muestra, no sólo del pueblo vecino. En Cotija el cura predicaba "sermones que tienden a fanatizar a los fieles", y fray José María de Jesús Nájar —el de Jiquilpan— no se amilanaba entre los suyos.444

La educación no llegaba al pueblo; "no estaba al alcance de los pobres y los rancheros". La escuela oficial de niños "estuvo abierta" durante la intervención; don Luis G. Rangel la tenía a su cargo, pero sólo diez de los 132 supuestos alumnos asistían normalmente. Doña Socorro Fernández atendía la de niñas; 108 inscritas y una asistencia promedio de 90 chiquillas.445 Había, además "un triste abandono" en las escuelas. La de niños en 1868 "es cualquier cosa", menos que la de niñas bajo la dirección, después, de Dolores Vargas.446

Los exámenes públicos al final de los cursos eran parte del ambiente jiquilpeño, como las "azarosas circunstancias" del distrito. Un dato notable de 1869 era que sólo una quinta parte de la población municipal sabía leer y escribir.447

Otra cosa del pueblo era, sin duda,

443 Ibíd., 16-III. 444 Ibíd., 19-VIII. Sobre este cura de Jiquilpan hay información en Rodríguez, La Parroquia de Jiquilpan, pp. 20-21. 445 Ibíd., 12-II. 446 Ibíd., 16-VII. 447 MGEM, 1868, p. 67.

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la política.

1868 es un año malditamente variado para Jiquilpan. Hay lucha política. El clero local hacía su parte y el partido conservador hacía otro tanto. Trabajaron "fuertemente para obtener el triunfo en la presidencia del Ayuntamiento"; lucha que se explicaba perfectamente, dejando los conservadores "la política de retraimiento", porque "el presidente del Ayuntamiento es quien por ministerio de ley turna la prefectura cuando la persona que desempeña este encargo falta por algún motivo, y ellos (los conservadores) deseaban tener de su cuenta una persona que, aunque fuera temporalmente, hiciera a un lado las leyes de reforma cuya observancia aquí ha dado lugar a escándalos y desavenencias […]; pero desde el día siguiente en que se verificó la elección y visto que el partido liberal había obtenido el triunfo, comenzaron a llover pasquines en que descendiendo al terreno de las personalidades se ha insultado de una manera soez a varias personas de esta población, y por supuesto que el presidente nuevamente nombrado (el Lic. Méndez Salcedo) ha sido uno de los blancos principales de esos ataques, que también se han cebado en el C. Prefecto (Ignacio Jiménez) que es la pesadilla de ciertas gentes. En honor a la verdad, los conservadores sensatos han reprobado enérgicamente tan indignos manejos".448

A nivel nacional, Juárez sufría los embates de los propios liberales. A principios de 1870, Trinidad García de la Cadena se pronuncia en Zacatecas, avanzando hacia Jalisco. Sóstenes Rocha lo para en seco en lo de Obejo, cercano a Zapotlán.

García de la Cadena hizo un alto en Mazamitla, en donde se dice lanzó un manifiesto explicando su postura contra Juárez. Pasó por Quitupan rumbo a Jiquilpan y Zamora "con varios heridos", en franca desbandada.449

El periódico liberal "El Siglo XIX" comenzaba a traer noticias a la región; agentes del mismo eran don Crescencio García en Cotija y don Ignacio Ocaranza en Jiquilpan; había lectura por lo menos.450 448 El Constitucionalista, II-IX-1868. 449 Chávez, Quitupan, p. 39. 450 El Siglo XIX, II-VI-1869.

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En julio de 1872 se leía la muerte de Juárez. Era buena noticia para el grupo lerdista jiquilpense que apoya a don Sebastián con 58 votos. Porfirio Díaz, en cambio, no recibió ninguno en el distrito.451

Año de 1873

En la comarca michoacana del noroeste sobresalen algunas haciendas trigueras, milperas y ganaderas, en donde vive la mayor parte de la población inmersa en el peonaje. La pequeña sociedad regional se encamina a consolidar su economía; "a construir firmemente un sistema de pequeña propiedad rústica; a dividirse en grupos según la propiedad y la riqueza; a amistarse por lazos de parentesco y compadrazgo y a enemistarse por motivos de dinero y honor".452

Resurgen algunos pueblos-mercados como Cotija y Sahuayo. El primero conquista fama gracias a sus arrieros que, año tras año, "penetran hasta San Juan Bautista de Tabasco a sacar cacao para surtir el interior de la República, habiendo sido ellos los primeros que acometieran la temeraria empresa de ir por tierra a dicha costa".453

De Jiquilpan, dice don Crescencio García (Prefecto del Distrito entre 1872 y 1873):

"En Xiquilpan, como cabecera del Distrito, reside la Prefectura, el juzgado de primera instancia y tres juzgados menores. Como cabecera de municipalidad, tiene su ayuntamiento compuesto de siete vocales, estando a cargo del presidente el registro del Estado Civil. "Las rentas municipales produjeron en el año 1872, 679 pesos. El valor de las fincas rústicas en la municipalidad conforme al último avalúo, asciende a 53,581 pesos, y el valor de las fincas urbanas del pueblo asciende a 86,145 pesos sin el valor de las casuquillas cuyo valor no llega a 100 pesos.

451 Bol. SMGE., Segunda época, 1872, t. IV. 452 González, op. cit., p. 100. 453 García, op. cit., p. 488.

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"Actualmente, por la escasez del erario público, solamente hay una escuela de enseñanza primaria para varones, costeada por el gobierno. "Para la enseñanza de niñas, Xiquilpan tiene el beneficio de la casa de Caridad expensada por el legado que de su capital hizo la bienhechora Dª. Juana de la Parra para este objeto. "La enseñanza en esta casa está servida pro seis Hermanas de la Caridad. En el mismo plantel se dan clases interesantes, como son geografía, dibujo, música, historia natural, cocina, etc. [. . .] "[El pueblo] tiene dos plazas: la principal o del comercio de regular extensión, con portalería por tres lados, y la plaza llamada de toros que sirve para los espectáculos de tauromaquia. En esta misma plaza se hallan las casas consistoriales, edificadas de adobe y teja, y están ya muy viejas y casi en ruinas, aun apuntaladas por el desplomamiento que han sufrido las paredes interiores. El conjunto de estas casas se compone de un salón destinado para los acuerdos del Ayuntamiento, un pequeño cuarto donde está el juzgado de primera instancia, otro de igual tamaño para los juzgados menores, y otro también no muy grande donde está alojada la guardia de prevención. "Las calles de Xiquilpan están orientadas, son amplias y rectas: las viviendas son cómodas, habiendo unas de regular perspectiva. "El temperamento del pueblo templado y reseco; en el mes de mayo el termómetro de Reamur, colocado adentro de las habitaciones, se eleva de 24 a 25 grados. "En tiempo de verano, el agua del río que corre al sur de la población escasea bastante, y, sin embargo, con las presas que forman en la parte más superior se riegan los predios de la parte inferior, en donde ponen extensos plantíos de caña de azúcar, platanares y toda clase de hortalizas, que siempre se encuentran en el mercado. Del temporal se siembra camote, jícama y garbanzo. En las llanuras que circunvalan a Xiquilpan, los rendimientos de las siembras de maíz son de 80 a 100 por una, y los de frijol de 15 hasta 50 por una. "El principal giro de los vecinos más acomodados es el de la agricultura y el comercio, y casi en general la parte media y pobre está dedicada a las artes mecánicas de tejidos de lana y algodón que ya empiezan a perfeccionar, por lo que hemos visto —dice— de los sarapes, plaids, mantillas para los caballos, etc., lo mismo que los de rebocería y otros géneros de algodón que imitan a los del extranjero;

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otros están dedicados a la arriería de mulas que transportan efectos de otras tierras, y los de la clase más pobre, que es la indígena, muchos de ellos se mantienen miserablemente arreando burros sobre los que conducen de las montañas vecinas maderas delgadas y la leña para surtir de combustible a la población".454

Mejor cuadro no era posible. Pero…, no faltan los peros.

"No hace todavía treinta años —continúa don Crescencio— que Xiquilpan ocupaba en todas las líneas el primer lugar entre todos los pueblos del Distrito; pero hoy, a medida que los pueblos vecinos de Cotija y Sahuayo progresan, Xiquilpan decrece y sus recursos se agotan de día en día. Los hijos de este pueblo, abandonando el país que los vio nacer, emigran a los vecinos pueblos en busca de subsistencia que el país natal ya no puede darles. Hoy más que antes se pierde la esperanza de que Xiquilpan adelante y prospere, porque los vecinos más capaces, divididos por cuatro partidos, que no merece la pena disputarse ya, no pueden asociarse para tratar cordialmente sobre las medidas que sean más convenientes a fin de levantar a su pueblo de la postración en que yace. "Contrista positivamente ver a algunos de sus vecinos, de muy buenas disposiciones intelectuales, que debiendo emplear el tiempo en cosas nobles y de provecho para su país, lo invierten en cosas odiosas y fútiles con que fomentan el combustible de la tea de la discordia, como está sucediendo actualmente con un periódico manuscrito que se publica semanariamente con el solo objeto de ridiculizar y recriminar a tales y cuales personas de la población y aun de los pueblos vecinos".

Sugestivamente proponía que se ocuparan mejor

"en estudiar la causa de su decadencia local y el remedio que pudiera ser más apropiado para curar mal tan grave, (del pueblo) reuniendo sus esfuerzos uniformemente"…455

454 Ibíd., pp. 483-484. 455 Ibíd., p. 495.

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La torre y Don Ruperto; los cristeros Ochoa, Gálvez, Cárdenas y Gutiérrez.

Ignorando los motivos que hubo,456 se cuenta que don Ruperto Villaseñor, "persona lleno de espíritu público" que había viajado por Europa, empezó a construir la torre del templo parroquial en 1871. Con ayuda económica del vecindario la terminó en 1875 con 17 varas de elevación (14 metros más o menos), costando tres mil 275 pesos y 66 centavos.457

La bendición de la nueva torre —que acabó con la franciscana— la dio don Pascual Bayllae, francés por si las dudas; párroco que estuvo en el pueblo desde enero de 1873 hasta el 4 de junio de 1876.458

En la torre le dieron, también, a la iglesia y al viejo partido conservador a fines de 1873. Lerdo incorpora las leyes de Reforma a la Constitución liberal de 1857. No faltaron las protestas. La culminación de esa reacción fue la revuelta cristera "movimiento carente de resplandor ideológico, anacrónico y retrógrado".459

Pronunciados contra las medidas de Lerdo, brotaron en la región "los cabecillas Ignacio Ochoa, Florencio Gálvez y Eulogio Cárdenas, reuniendo hasta 150 hombres de a caballo".460

El 14 de agosto de 1874, se escaparon 20 presos de la cárcel, "hiriendo gravemente al alcaide y al sargento de la guarnición, llevándose siete rifles". Entre los fugados iban los hermanos Gutiérrez, Francisco "El Nopal" y Herculano, cabecillas de una banda "que infundió terror y espanto entre los vecinos de estos lugares por sus numerosos robos y horribles asesinatos, […] llegando a tal grado el pánico de los habitantes de esta población que al obscurecer se encerraban en sus casas"…461

456 Cf., "La Torre de San Francisco", Trayecto, nov. 1975. 457 Sánchez, op. cit., p. 157. 458 Rodríguez, op. cit., p. 22. 459 Cosío Villegas, op. cit., "Vida Política", p. 307. 460 Sánchez, op. cit., p. 130. 461 Ibíd., p. 131. Asesinatos perpetrados en Felipe Alcázar, Francisco y Guadalupe Vargas, Francisco Ocaranza y "otros muchos".

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"El Nopal" no fue bien recibido ni por los mismos cristeros. Ignacio Ochoa (a) "El Manco" lo desapareció de los vivos poco tiempo después.462 Por su parte, el gobierno mandó fuerzas de línea para terminar "con esa angustiosa situación"; pero en realidad "poco hicieron para exterminar a los sublevados, no pasando de tener escaramuzas de poca importancia, que más bien servían para fomentar la revolución que siguió asolando este desgraciado Distrito".463

En los primeros días de 1875, los de Ochoa entran a Sahuayo; "después de robar y saquear a nombre de Cristo, asesinaron santamente al C. Sabás Osio, Presidente del Ayuntamiento" e intentaron matar a Ingalecio Osio "por haber cometido el delito de nacer hermano de Sabás".464

Señorean Ochoa y compañía; aunque perseguidos por soldados y rancheros armados podían movilizarse fácilmente. Se escabulleron en Cojumatlán "por el gran conocimiento que tenían del terreno"; pero lograron derrotar al "Manco" Ochoa en El Sabino, al menos, y darle remate en San Juanico.465

Del mismo tema es el caso de

las hermanas de la Caridad

Expulsadas por el presidente Lerdo, empezaron a salir del país a fines de 1874. Sor Magdalena Balott y otras cinco que estaban en el pueblo se van a principios del 75.

Los liberales comecuras comentaban, y era comentario, que "antes de emprender su viaje [las hermanas] juntaron su limosna de

462 Iíd., nota. 463 El Gral. Mariano Escobedo, de ilustres barbas, estuvo en Jiquilpan como en julio de 1875, también "en persecución de los pronunciados". Ibíd., pp. 132-133. 464 La Bandera de Ocampo, 17, 31-I-1875. Sánchez sitúa el hecho en 1874.

465 Sánchez, op. cit., pp. 132-133./ Chávez, op. cit., pp. 42-44.

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retiro, que algunos mochos jiquilpenses les dieron en escuditos de oro de buen cuño".466

No sólo arremetieron contra "las monjas de la Comodidad" y "mochos" lugareños; los liberales moderados como Antonio Mora también recibieron sus moquetes.467

¡Ah, "la polaca"!

Terminaron, al parecer, "las encendidas disputas entre conservadores y liberales; pero éstos empezaron a formar grupos personalistas "que luchaban entre sí con el mismo encono". El pleito "por ideas" ya no servía; se peleaba simple y llanamente por el poder.

Hasta Ochoa y Cárdenas, "columnas ayer del fanatismo", proclamaban a Porfirio Díaz en marzo de 1876, antes de las elecciones.468

Los resultados de julio en el Distrito de Jiquilpan fueron a favor de Lerdo con 31 votos; Flores Alatorre obtuvo 5; Iglesias uno, y Díaz ninguno.469

La reelección lerdista le hizo callo a don Porfirio. Éste protesta con el Plan de Tuxtepec. Lo siguen paisanos de Oaxaca y fuera de su tierra; ganada la batalla de Tecoac, en noviembre, el triunfo al poder tan peleado era ya seguro.

El 26 del mismo noviembre, el comandante Francisco Navarro y el capitán Herculano Ortega con las fuerzas de su mando se unían al plan porfirista en Sahuayo; también el prefecto del Distrito, D. Cayetano Macías, "con 40 hombres y todos los empleados de esta población".470

466 La Bandera de Ocampo, 10-I-1875. 467 Ibíd. 468 Ibíd., 19-III-1876. Eulogio Cárdenas fue fusilado meses más tarde, cerca de Purépero, por una partida militar que lo llevaba a Morelia; Sánchez, op. cit., p. 134. 469 La Bandera de Ocampo, 23-VII-1876. 470 Sánchez, op. cit., p. 135.

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La Restaurada en el Distrito…

Terminó anémica; "sin maíz y sin frijol" en la parte plana del Distrito. Mucho tuvieron que ver las fechorías de Ochoa y Gutiérrez, las heladas y sequías de 1876 y 1877; "el hambre se dejó sentir en el occidente de Michoacán". Ese 77, que marcaba el inicio de un nuevo duradero régimen "de poca política y mucha administración", "se puso en la lista de los inolvidables".471

LOS AÑOS PORFIRIANOS La iniciación

Después de tanto porfiar, don Porfirio se sienta en la Presidencial; y "de ahí pa'l real"… Hubo una aparente paz nacional; una estabilidad con más administración y menos política.

El porfirismo cunde por el Estado y el Distrito. Jiquilpan mantiene su posición como "pueblo cabecera"; Cayetano Macías, Rafael Valdés Mora, Cristóbal Orozco, Porfirio Villaseñor, Luis Madrigal, Rafael Gudiño, Isidro Navarro, Benjamín Alcázar, Gabino Pulido, Ignacio Bravo y Miguel del Río fueron los prefectos de 1877 a 1888; uno por año.

Apareció también la nueva horneada política: Aurelio y Vicente Farías, Octaviano Gudiño Quiroz, Juan Herrera, Francisco Loza, Felipe Magallón, Octaviano Méndez, el cotijense Agustín Orozco (padre), Rafael Quiroz y Genaro Vázquez.472

Los antiguos liberales quedaban fuera de combate: Jiménez Ortiz, don Gabino; el licenciado Méndez Salcedo, tan pronto deja la prefectura de La Piedad, vuelve a ejercer su profesión en Jiquilpan, y su hermano Francisco no se disciplina:

471 González, op. cit., p. 112. 472 MGEM, 1883-1888.

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"Ahora me encuentro en la prisión vejado y en este pobre miserable espacio no me cambio por tanto desgraciado que sirve al gobierno deshonrado andando de rodillas en Palacio".473

Estampa de 1880's

Es un pueblo "de perímetro irregular con una distancia mayor de Norte a Sur que de Oriente a Poniente; sobre terreno seco.474 Tiene "una amplia plaza, calles rectas y fincas de buena construcción".475 No perdía tampoco la imagen

"de su hermosa Quebrada y su bajío; de su jardín que tanta flor encierra, de su alba luna y de su triste río".476

En 1880, lo habitaban 6,300 gentes que toman "agua dulce de manantial" y comen —según los recursos familiares— carne de res, cerdo y carnero, frijol, tortilla de maíz y pan de trigo.477 Abundaba "en los hombres la anemia y en las mujeres la clorosis".478 Había "heladas moderadas en invierno"; las enfermedades más generales en la temporada invernal eran "pulmonías y afecciones catarrales"; fiebres en verano, que causaban "más mortalidad", y viruela que algunos años "se desarrolla en verano".479

Los jiquilpenses activos "se dedican comúnmente a la obrajería, rebocería y zapatería" cuyos productos "tienen algún aprecio y

473 "Quinta Carta a Francisco Mejía", IX-1884; En Jiquilpan, 1943, p. 14. 474 MGEM, 1885, "Datos estadísticos sobre geografía médica". 475 MGEM, 1883, p. 150. 476 Francisco Méndez, "Carta", I-1883, en Jiquilpan, 1943. 477 MGEM, 1885, "Datos"… 478 Sánchez, op. cit., p. 149; "probablemente viene esto de las aguas del vertiente nombrado del Zárate"… 479 MGEM, 1885, "Datos"…

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aceptación";480 agreguemos curtiduría y talabartería si es que no cuenta "una máquina para extraer aceite de motor animal", más el trabajo en el campo.481

Pero se vivía más de la agricultura. Las mejores tierras cultivables están al norte, noreste y este, en el llano o bajío; las de segunda y tercera, sobre las lomas del poniente y sur; "predominando en las tres clases la propiedad privada".

En la municipalidad cultivan maíz, garbanzos, frijol, cebada y linaza que bastan "para el consumo y aun sobran maíz, cebada y garbanzo que se llevan para Sahuayo y Cotija", intercambiando productos de Guaracha y Guarachita que giran a Zamora, La Piedad "y puestos de Jalisco". El aceite de linaza "se vende en Guadalajara".482

La arriería era entonces "otra de las industrias más extendidas" aunque no igual que en Cotija, Tingüindín y Sahuayo, "calculándose en Cotija 500 mulas y en Tingüindín 300 dedicadas a este giro".483

En cuanto a la ganadería se refiere, según la "Memoria" de 1883, andaba así:

MUNICIPALIDAD VACUNO

CABEZAS CABALLAR CABEZAS

LANAR CABEZAS

DE CERDA CABEZAS

Jiquilpan Sahuayo Guarachita Cotija Tingüindín

4 500 6 000 6 000 5 000 2 000

1 000 1 000 1 500 1 500 --?--

2 700 4 000 3 000 ------- -------

5 000 6 000 2 000 4 000 --?--

Nota: Tingüindín debió tener ganado caballar, pero no aparece en la Memoria citada.

480 MGEM, 1883, pp. 148-150. 481 Sánchez, op. cit., p. 49. 482 MGEM, 1883. 483 Ibíd.

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Comparaciones

El cuadro anterior es muy significativo. No sólo a nivel de municipalidad la diferencia ganadera de Sahuayo es notable; la población humana de Jiquilpan también era menor. Otras diferencias se notaban en la concentración de propiedades y capitales en pocas manos aquí;484 no así en el pueblo vecino, donde la propiedad estaba muy dividida485 y casi todos los sahuayenses tenían una o varias vacas para el mantenimiento de sus familias, dedicando el producto del trabajo personal a la compra de mercancías; "no sucediendo en Jiquilpan lo mismo con la clase trabajadora que, con un jornal miserable apenas le dan sustento a sus hijos y mal cubren su desnudez".486 El pobre salía a trabajar "cantando el Alabado, con su atole que le llevaban y su penca de mezcal cocido".487

En Sahuayo, los dueños de grandes predios "los arriendan a preciso cómodos, costando un centavo por cabeza el pastoreo mensualmente"; en Jiquilpan, "por ningún precio dan pasto a la gente proletaria para el sustento de sus ganados".488

A más del egoísmo, el trato social entre "la gentuza y las personas de bien" solamente permitía alguna disfrazada filantropía.489 Había

484 MGEM, 1885, "Catastro de la Municipalidad"; 1889, "Noticias de la Propiedad Rústica". Ojo de Rana, El Coyacho, La Huerta y Monte Ralo de Rafael Quiroz; Huincho, La Calera y El Llano de los Villaseñores; La Lagunita y El Capulín de Antonio Amezcua; Los Remedios y el Saucillo de los Magallones; El Cucurucho de los Orozcos. El Junco de Francisco Macías; Los Chiqueritos de Mariano Pérez; El Carpintero de María Teresa Ocaranza; El Tigre de Rafael Núñez; El Zalate de Miguel Cárdenas, y Los Laureles de Florencio Gálvez, por ejemplo. 485 García, op. cit., p. 493; "en Sahuayo no se encuentra un capitalista de primer orden; pero en cambio allí no se conoce la miseria". 486 Sánchez, op. cit., pp. 205, 208. El jornal en las haciendas era de doce y medio centavos "y un cuarterón de maíz" (en buena temporada); en las pequeñas propiedades, veinticinco centavos, "sin ración de maíz". 487 Inf. Sr. Juan Robles. 488 Sánchez, op. cit., p. 208. 489 Ibíd., p. 147. Cuando el maíz estaba caro los ricos repartían, por ejemplo, "considerable cantidad de fanegas entre los pobres".

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"falta de cálculo comercial" entre los pudientes del pueblo; no se daba tanto movimiento de centavos como en Cotija y Sahuayo.490

El final, pues, no era muy halagador. A diez años de lo dicho por Crescencio García la Memoria de Gobierno de 1883 reafirma "es población de importancia, pero ha decaído a medida que progresan las de Sahuayo y Cotija".491

Polvos de aquellos lodos

Ya se dijo con anterioridad que solamente sobrevivieron las comunidades indígenas de San Martín Tototlan y San Pedro Caro como tales hasta los primeros años de 1900. La comunidad de Jiquilpan estaba out, fuera, desde el movimiento de Reforma; aunque todavía en 1882 "se suscriben (95 indios) a fin de saber si tienen derecho en los restos de terreno que demarcan sus títulos desde inmemorial tiempo".492

Sin embargo, seguía manifestando su apaleada existencia en el cuidado "del Santo Hospital y cementerio", las festividades de San Francisco y de la Candelaria, en "la igualmente memorable fiesta de Nuestra Señora de los Remedios", en las danzas y colectas para gastos comunes:

"Cinco pesos para el correo que va a México a la Representación de los Pueblos. Ocho centavos que se tomaron para velas para la [santa] mesa de la comunidad de los cinco pesos"…

Si bien Crescencio García sólo hace mención de "la clase más pobre, que es la indígena"; en el archivo de José Dolores García se encuentran datos de los comisionados Anselmo Baltazar (1877), Tomás García (1879), Rafael Villa (1880), Aniceto Ceja e Ignacio Guerrero (1883).493 Ramón Sánchez no dice nada para los años 1884 a 1896.

490 Ibíd., pp. 147-148. 491 MGEM, 1883, p. 150. 492 AJDG, leg. II. 493 Ibíd.

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La tradición aporta aun referencias de la comida de los siete platos el 1º de noviembre, el cambio de representantes y cargueros, la entrada del mayordomo de la cofradía (del Santo Niño) "el primer domingo de diciembre", la vaciada de la colecta y pago de gastos, el secreto delos nombramientos, el grito, etc.494

Ya habrá tiempo de seguir hablando de la comunidad indígena y de sus costumbres, que hay

otras noticias varias.

Entre las que caben: la nevada, una visita pastoral, el cometa, el tifo, algunos informes de la prefectura, la educación, la deserción de gente, algunos jiquilpenses ilustres, la obra de Ramón Sánchez…

Se puede empezar con el año de 1880, el de la Nevada, cuando cayó "abundante y pertinaz lluvia de tal elemento en la región, que debido a las varias horas que duró causó pérdidas en la agricultura y ganadería, así como algunas muertes de personas".495

Tan memorable como ese año fueron los siguientes. El 81, muchísimos vecinos de los alrededores acudieron a Jiquilpan y Sahuayo para ver al nuevo obispo de Zamora, "El Ilustrísimo Sr. D. José María Cázares y Martínez".496 Visita rara, como el cometa —"cada venida de obispo"— que se vio durante varias noches del 82. Según el decir de las gentes, el astro "presagiaba importantes o graves novedades en la tierra".497

El único mal que tuvo Jiquilpan fue el tifo, pero no precisamente por el cometa. En un solo barrio "perecieron treinta y ocho

494 A. Ochoa-Comunidad Indígena; Jiquilpan, oct. 1973. A. Ochoa-María Rojas; Totolán, mar. 1975. Ramiro Vargas-Comunidad Indígena; Jiquilpan, nov. 1977. Cf. Semejanzas con Jacona; AGN, Historia, vol. 73, ff. 185v-186v. Aunque es notable que no aparezcan (en las relaciones recogidas en 1973 y 1977) las palabras "prioste" y "petape"; sin embargo, se conserva la corrupción de "anferes" por "alférez" y el cambio de "vocales" por "cofrades". 495 Chávez, op. cit., p. 150. 496 Sánchez, op. cit., pp. 164-165. 497 Chávez, loc. cit.

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personas".498 Cuentan que "no se enterraba la gente por una o por dos; por carretones andaban (recogiendo muertos) en la calle, unos boca abajo y otros boca arriba".499 Pancho Loza comentaba: "Con eso de que todos se están muriendo yo no sé cuántos vamos a quedar".500

Para 1889 quedaban 5,936 habitantes en el pueblo. Se dice que había 1,720 indígenas —que no creo— entre esos 5,936 ya contados. Menos de dos millares sabían leer el silabario, contar y escribir.501

Lo cierto es que en 1881 existía una escuela de niños (con 31 alumnos) y otra de niñas con 137 "que sostiene el erario"; a más de las anteriores, había tres establecimientos particulares de niñas (85 alumnas) y uno de niños con 60 "expensado por los padres de familia".502

Entonces saldrán, salen o habían salido Vicente Maciel, José María y Amadeo Betancourt, Alejandro y Enrique Villaseñor, Mariano Ramírez y Nicanor Torres a otros niveles y campos de estudio, para nombrar algunos jiquilpenses ilustrados; Gabino Ortiz moría el 85 en Morelia.

Pero la persona que destacaba en el pueblo por su cultura era, sin la menor duda, Ramón Sánchez (Yurécuaro 1827-Maravatío 1914).

"Tenaz, constante, emprendedor activo, De libros y números al frente; Para goces inútiles, esquivo; Para todo progreso, diligente".503

Administrador de rentas en Jiquilpan desde 1884, empezó a escribir su Bosquejo Estadístico e Histórico del Distrito (231 pp.), y realiza algunas exploraciones arqueológicas juntamente con Manuel Anaya y

498 Sánchez, op. cit., p. 149. 499 Inf. José Ceja. 500 Inf. José Dolores García. 501 MGEM, 1889, "Noticias y estadísticas", núm. 1. 502 MGEM, 1883, doc. Núm. 6. 503 Esteban Arteaga, "Sr. Don Ramón Sánchez. Página para su estadística del Distrito".

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otros vecinos.504 El libro se publica en 1896 y se exhibió después en la feria de San Luis Missouri;505 los huesos, piedras y tepalcates encontrados fueron a parar al Museo Michoacano.506

Por otra parte, el prefecto notificaba en 1883:

"En el antiguo cementerio de la Parroquia y al frente de ésta, de Sur a Norte, se abrió con fondos particulares una calle. Se organizó y se sostiene con fondos del vecindario, una música de viento, compuesta de 25 individuos… Se estrenó un relox público que importó 500 ps. los que costearon los vecinos… Con los presos sentenciados a obras públicas se empedró la nueva calle. Se colocaron 12 faroles en lo más céntrico de la población, 6 en el jardín y 4 que se están construyendo (en abril), costeados todos y sostenido el alumbrado de ellos por los vecinos, quienes los cedieron al Ayuntamiento".507

Aunque parecieran insignificancias, era notable la participación entusiasta de los vecinos en las mejoras materiales. No más que decir. Transcurrieron los años sin grandes acontecimientos. Lo más granado en el juzgado de primera instancia se daba en septiembre de 1885: once por homicidio, tres por riñas y heridas, cuatro por abigeato, dos por robo y uno por resistencia a la autoridad.508 Al año que siguió, hubo un insólito caso de asonada y otro de fuga.509

Pero… una guarnición de caballería (un oficial y quince de tropa) mantenía la paz de la municipalidad y del Distrito. El gobierno, en tanto, remozaba la casa municipal y cárcel de Jiquilpan, y no faltarían "subvenciones para su reparación", a veces.510

La paz pueblerina no implicaba una tristeza rigurosa. En abril de 1888 la ley número 16 "prohibió las corridas de toros y peleas de

504 Sánchez, op. cit., p. 79 nota 2. 505 MGEM, 1900-1904, p. 124. 506 MGEM, 1892-1894, núm. 54. 507 MGEM, 1883, p. 72. 508 MGEM, 1886, núm. 4. 509 MGEM, 1887, p. 160. 510 MGEM, 1885, p. 84.

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gallos",511 quitando a los más alegres sus diversiones favoritas, pero antes de que terminara el siglo volvieron a su apogeo. OTROS CUATRIENIOS PORFIRIANOS Jiquilpan de Juárez

Ambiente muy porfis. El pueblo se dio el lujo de tener la visita del gobernador Jiménez en diciembre de 1885 y febrero de 1890. Además, presumía de "ciudad" desde el 13 de abril de 1891 con la misma ley número 6 que le agregaba "de Juárez"; gracia política, no había duda.

La publicación de la mencionada ley en la estrenada Jiquilpan fue el 3 de mayo, "celebrándose con inusitado entusiasmo, y el Ayuntamiento acordó, a moción de Don Manuel Anaya, que al reverso de un lujoso ejemplar de la ley se levantara una acta suscrita por todas las autoridades civiles, empleados, eclesiásticos y demás personas prominentes de esta localidad, como un recuerdo de tan fausto acontecimiento"…512

Las malas lenguas le empezaron a decir: "Jiquilpan la bella, río sin agua, monte sin leña"…

El censo de 1895 contaba 5,036 habitantes en "la bella"513 distribuidos en casas de hormigón afrancesadas, en otras encaladas y techadas de teja o en otras que parecían casa; cada quien, según los recursos, vivía en cada cual. Seguían las mismas ocupaciones tradicionales que no el mismo número de ocupados.

En 1891 se perdieron las cosechas y el mal rebotó "en la industria y en el comercio". 514 El capital girante local era entonces de 50 mil

511 MGEM, 1892-1894, "circular núm. 10". 512 Sánchez, op. cit., pp. 28-29. 513 Ibíd., p. 145. 514 MGEM, 1894, p. 200.

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pesos, menor al de Cotija de 200 mil y al de Sahuayo de cien mil;515 mucho tenía que ver la competencia de los sahuayenses "amantes de vender muchas mercancías aunque sea con poca o ninguna utilidad",516 y la baja "extraordinaria y permanente de la plata".517

. . . Sin embargo, la ciudad lucía bien; sus calles "rectas con pocas

excepciones y regularmente bien empedradas", la plaza de armas o Zaragoza y la de comercio o Colón (llamada así desde 1897); sus casas consistoriales y el palacio municipal.

La sede gubernamental era un gran edificio "adornado de un elegante portal estilo gótico con 21 arcos", de 104 varas de frente, 74 de fondo por el oriente y 92 por el poniente, donde se encontraban "todas las oficinas superiores del Distrito (menos la de rentas), los juzgados menores, la sala de acuerdos, la secretaría del Ayuntamiento, cárceles y registro civil.

La plaza de armas estaba enfrente, "adornada con asientos de mampostería y gran número de fresnos", pero iba perdiendo fama. La del comercio, junto a las casas principales y al centro de la población, empezaba a destacar; era "la más hermosa del Distrito", plaza donde había serenatas los domingos "concurriendo gran número de personas".518

También los domingos se ponían los puestos de comercio en los portales de la plaza: las verduras, la loza, la carne"…, las menuderías "vendían en el Portal Matamoros".519 Después empezaron algunos comerciantes a colocar "tienditas y puestecitos" por "El Parián", contra esquina de la plaza, y al lugar se le dio en llamar mercado "Ocampo".520

515 Sánchez, op. cit., p. 209. El mejor cuadro económico social de la época tratada se encuentra en esta obra. 516 Ibíd., pp. 207-208. La población era más numerosa en Sahuayo y la propiedad más dividida. 517 MGEM, 1894, p. 200. 518 Sánchez, op. cit., pp. 167 y 216. 519 Inf. Elisa Villaseñor. 520 Ibíd., MGEM, 1894-1896, p. 228. Vea Plano de 1899.

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Gobierno, política, mejoras…

Materialmente no se podía hablar de una política popular por las desigualdades económicas y sociales tan marcadas; nada de partidos. Las elecciones "habían dejado de existir hacía bastantes años". El grupo de pudientes "controlaba el gobierno local" y discutía —para sí— los asuntos civiles y administrativos. 521

La administración porfiriana mostraba sus progresos materiales en Jiquilpan; con los servicios públicos oficiales (rentas, subalterna del timbre, juzgado de letras, etc.), los telégrafos federales (desde febrero de 1891) a Zamora, y los estatales a Zamora, Sahuayo y Cotija a partir del 16 de septiembre de 1894. Había correos semanarios a los lugares mencionados, a Zapotlán y Tizapán.

El principal camino del Distrito era el de Jiquilpan a Zamora, pasando por la hacienda de Guaracha y el pueblo de Guarachita, pero "es carretero solamente en las secas"; igualmente el de Sahuayo y La Palma. En éste se abordaba el Vapor Chapala, "grande, de dos pisos y algunos camarotes", que salía a Ocotlán lunes, miércoles y sábados".522

Los caminos del sur y del poniente eran de herradura "por lo accidentado de los terrenos". Además, los rancheros de la parta alta bajaban más a Sahuayo al comercio, a embarcarse en Cojumatlán o Tizapán que a la cabecera del Distrito "a arreglar asuntos con el gobierno".523

Hablando de gobierno, los prefectos Manríquez, Pulido y Fernández informaban de las mejoras materiales: "se construyó una fuente en el exterior del ángulo N. O. del atrio de la parroquia (1892)… se formó la nomenclatura de las calles y se hizo la numeración de las casas… se colocó una inscripción en mármol, en la casa donde nació el Sr. Lic. Gabino Ortiz (1893)… Se abrió la calle conocida por "El Parián" que estaba obstruida con un local de comercio… Se hizo una compostura a la cárcel de hombres… Se pusieron todas las lunetas de la plaza de "Zaragoza"… Se construyó 521 González, "Lázaro Cárdenas y Jiquilpan", Conferencia 21-V-1977. 522 Sánchez, op. cit., p. 140. R. Romero, Obras Completas, p. 32. 523 Inf. Luis González Cárdenas.

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sobre el río de esta ciudad un elegante puente cuyo costo de $1500 ministró el superior Gobierno del Estado (1849). Quedó al servicio público el empedrado que se hizo en las calles 1ra., 2ª., y 3ª de la Reforma… Se hizo el embanquetado de la calle que queda frente al atrio de la Parroquia… Se terminó y quedó al uso público la cañería de fierro que conduce el agua potable a este lugar en un trayecto de 3 Km. (costando $3200; 2800 "donó el vecindario" y 400 el gobierno, más trabajo de los presos "y las faenas de los vecinos"). Quedó al servicio público una fuente que se construyó en el mercado "Ocampo" (1895).524

Por el estilo siguen las de 1896 a 1899: "En celebración del día del nombre del Sr. Gobernador (Aristeo Mercado), se hizo la inauguración de este edificio (el abasto o rastro). Se empedraron la 3ª y 4ª de Arteaga… Se inauguró la tubería de fierro. Se colocaron 26 bancas de fierro (en la plaza Colón). En la plaza citada y en la de Zaragoza, se pusieron al servicio público 26 faroles con lámparas sistema "Vergara". Fue repuesto un tramo de 120 m. (de cañerías). Se puso una puerta de grandes dimensiones a la entrada del edificio (municipal) y se hicieron algunas mejoras (al abasto)".525

Eso sí, "el orden público no ha sido alterado por estos puntos". Orden y progreso; (¡Viva la paz!) aunque los beneficios no llegaran a todos…

Los jiquilpenses; carácter y costumbres

Sánchez, tantas veces citado, dice que "son de morigeradas (moderadas) costumbres y está animada la alta sociedad de un espíritu conciliador, por lo que poco se ven disensiones: son ilustrados, amables y finos en su trato; (…) muy amantes de la música"…

Entiéndase, pues, que se trata de una pequeña "alta sociedad". En tanto la clase proletaria "es muy amante de las diversiones y de armar pendencias, de lo que resultan homicidios con frecuencia, por causas

524 MGEM, 1894-1896, pp. 227-228. 525 MGEM, 1896-1900, pp. 71, 85, 102 y 114.

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verdaderamente insignificantes. (Pero) aunque entre la gente del pueblo (sic) se ven frecuentemente riñas, respeta a las personas de alguna categoría".526

La prefectura, la presidencia, el juzgado de letras, las fuerzas de seguridad municipal, la guarnición militar de 3 oficiales y 23 de tropa (desde 1894), y la cárcel mantienen el equilibrio entre los de arriba y los de abajo. Las "cuerdas" de presos que pasaban las acordadas de Guaracha influían desde luego en el ambiente. Por ejemplo, "de cinco años a esta parte (1895) ha habido pocos casos de hurto y robos e igualmente que raptos".527

También don Ramón cuenta que en la estación de lluvias las familias "bien" acostumbraban salir "a pasear el día en algún sitio pintoresco", o ir al parque, a la sombra del frondoso salate, donde "en medio del mayor orden, los jóvenes de ambos sexos se divierten con graciosos juegos de salón".

Hasta había "la costumbre peregrina" de hacer paseos unisex, de hombres; juegan naipes, "otros (se la pasan) bailando entre sí al son de la música, otros lazando en el campo"… costumbre que "no hace honor a la sociedad (sic) de esta ciudad que se tiene por ilustrada". Tampoco era raro "ver paseos solamente de señoras y señoritas".528 Válganos la "occesión".

Rubén Romero habla de una fiesta familiar: "los mejores guitarreros, para las mañanitas; gran comilona girando alrededor de un cerdo bien cebado; tamales con atole para el atardecer, después de lidiar un torete de dos años y en la noche, ¡lo bueno!, comedia con la intervención exclusiva de mujeres"…529 Otra cosa era hablar de

Las fiestas civiles y religiosas.

Entre las primeras, se conmemoraba el 5 de Mayo con iluminaciones, serenatas "y algunas veces con piezas oratorias". El 16 de Septiembre era más animado; además de lo anterior "con el mayor lucimiento

526 Sánchez, op. cit., pp. 145-146. 527 Ibíd., pp. 215-216. Cárdenas, Apuntes, I: 14-15. 528 Sánchez, op. cit., pp. 167-168. 529 R. Romero, op. cit., "Apuntes de un Lugareño", p. 71.

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posible", gran número de personas con sus familias que vestían "decente y elegantemente" el estreno, asistían al altar dedicado "a la Patria" para escuchar poemas "y oraciones cívicas", y disparos de pistolas "afuera de la reunión principal".

Sin embargo, lo civil no estaba muy separado de lo religioso. Bien se podía observar lo religiosamente civil —y lo civilmente religioso— de las fiestas, pese a los pocos jacobinos. La vida católica lugareña cobraba nuevos bríos con el apoyo "de los caciques". Las festividades de la iglesia eran muy mentadas; sobre todo en los meses de mayo y junio; "un día [de fiesta] corresponde a los arrieros, otro a los fabricantes de rebozos, otro a las personas acomodadas y así sucesivamente procurando cada quien hacer con el mayor esplendor el día que les toca; [quemando] grandes cantidades de pólvora en truenos y fuegos artificiales, haciendo gastos de bastante consideración".530

El culto a la Virgen de Guadalupe se intensifica, aunque no tanto como en Sahuayo. La fiesta más grande de Jiquilpan era, por supuesto, la patronal de San Francisco. Acudían los vecinos de los pueblos comarcanos; había bailes en las calles, cohetes, castillos…

Rubén Romero relata una fiesta de Octubre: "Llegamos a Jiquilpan en plena mañana. Había feria y una música recorría las calles haciendo el convite para los toros.

"Fuimos a parar a la casa de un hermano de mi padre quien regocijado salió a recibirnos junto con mis primas, muy numerosas y bonitas.

"Enriqueta y Elvira, de mi edad, me enseñaron la casa grande y más bien amueblada que la nuestra, con un patio lleno de flores, otro plantado de árboles frutales —limas y naranjas— y un enorme corral con graneros y caballerizas, en donde relinchaban hermosos caballos.

[. . .] "En la tarde fuimos a los toros. "La plaza se alzaba en un solar de las orillas del pueblo (sic),

hecha con tablas y morillos mal ensamblados y constaban de un palco

530 Sánchez, op. cit., pp. 168-170. Entre 1888 y 1890 comenzaron el templo del Sagrado Corazón de Jesús, p. 156.

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demasiado enclenque, cubierto de mantas para resguardar del sol a las señoras y unas cuantas gradas oscilantes destinadas al resto dela concurrencia.

[. . .] "Después de los toros dimos unas cuantas vueltas alrededor de la

Plaza de Armas, oyendo la música y las voces del gritón de la lotería, que pregonaba las figuras que iban saliendo.

"Por la noche, después de cenar fuimos a los gallos —Quitupan contra Jiquilpan—, según rezaban los programas.

"Yo por primera vez veía este espectáculo y me admiraban todos sus detalles.

[. . .] —"Cincuenta pesos al colorado! —"Veinte pesos al colorado! —"¡Pesos a seis reales!... "Los que gritaban recorrían por dentro del anillo como si fuera un

circo, y yo creía imposible que lograran entenderse. "Soltaron en la raya los gallos que, rápidamente se atacaron,

resultando en el primer encuentro, uno con la pata rota. El otro, en tanto, no dejaba de acuchillarlo, y fue cosa de momento que se decidiera la pelea.

—"¡Ganó la chica, ganó el giro! —"¿No hay quién reclame? —"¡Que abran la puerta! "Y la música comenzó a tocar el acostumbrado acompañamiento

de las canciones, para que las cantadoras se lucieran. [. . .] "Mientras nosotros tomábamos puchas con sendas copas de

rompope, rifaron una caja de mascadas de todos colores y al terminar la función, a los niños nos mandaron para casa y las gentes grandes se quedaron en la partida, jugando albures y ruleta.

"Permanecimos en Jiquilpan unos días más, con idénticos entretenimientos. Mis primas tocaban la mandolina, cantaban […]

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"Pero una mañana, al amanecer, por los mismos solitarios caminos que nos trajeron, emprendimos la vuelta [a Cotija], al tranco de nuestros caballos descansados".531 Miscelánea

Como en las tiendas de Carlota Loza, Jesús Gudiño, de los Quiroz y de Candelario Marín, Jiquilpan de Juárez tenía su variedad; sin que le faltara el tono de la pobreza "en las tierras más ricas", y no mostrara gran "atractivo de tipo comercial". La industria fabril —habrá que decirlo— tampoco era su fuerte; había una fábrica de jabón "montada al estilo moderno", de poca humareda y de igual ganancia.532

Sin embargo, destacaban tenerías, guaracherías, herrerías, sastrerías, carpinterías, ladrilleras, etc., etc. El principal ramo artesanal era entonces la rebocería. Muchos tenían telar, urdidor y tina para teñir, pero "apenas si recuperaban un poco más del costo de la inversión en material."533

Los fines de semana y días festivos, los reboceros que no se quedaban a vender en la ciudad salían a Sahuayo, Guarachita y Cotija; otros hasta Colima, Coalcomán, Apatzingán y algunos lugares de Jalisco. Las ventas no dejaban "de 1200 a 1500 docenas anuales [de 8 a 60 pesos docena], ocupándose más de cien personas entre tejedoras y empuntadoras". 534

Renglón aparte merecían los 50 obrajeros que fabricaban "de 6 a 800 docenas de frazadas corrientes", constando desde 12 a 36 pesos docena, y que llevaban a las mismas partes ya indicadas".535

531 R. Romero, op. cit., pp. 29-31. 532 Sánchez, op. cit., p. 211. 533 Ibíd., p. 210. "Hay algunos reboceros muy inteligentes en el arte —escribía— y tienen diplomas y medallas de las Exposiciones de Nueva Orleáns y de París". MGEM, 1889, núm. XI. Townsend, Lázaro Cárdenas, pp. 10-11. 534 Sánchez, loc. cit. 535 Ibíd.

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Con todo y eso; la injusta distribución de la propiedad y la riqueza local, el auge de algunos lugares vecinos, más otros motivos, facilitaron la emigración de muchos jiquilpenses —de la medianía que no murió en la raya. La población disminuyó ¡un 19.8% de 1889 a 1895, y 8.8% de 1895 a 1910. Durante este último se contaron 4 436 habitantes.536

La comunicación regional mejoró más con el ferrocarril Yurécuaro-Zamora, inaugurado con pompa y música en 1899, que la Compañía del Central Mexicano sigue hasta Los Reyes en 1902.537 Esto de paso empezó a acabar con la arriería de Cotija y sus negocios.

En 1904, el gobierno del estado "otorgó en favor del Sr. D. Buenaventura P. Ramírez, una concesión para construir una vía férrea de tracción de sangre, que partiendo de la hacienda de "La Palma" pase por el pueblo de Sahuayo y termine en la Cd. de Jiquilpan".538 El tranvía que iba a tener "una longitud aproximada de 20 Km" quedó en proyecto por ignoradas razones.

La ciudad contaba con posadas o mesones "en regulares condiciones"; recibía las novedades; los ungüentos "milagrosos", las píldoras para todos los males, las máquinas "Singer", los baños de taza y regadera, las cámaras fotográficas (con Pepe Bravo a la vista), la luz eléctrica y las victrolas.

Sin embargo, el confort era sólo para los pudientes. "La vivienda de muchos hogares pobres es un cuarto donde la familia cocina, come, duerme, recibe visitas y comparte el lugar con los animales". Era mucho tener dos piezas o varias y más fortuna contar con "un pozo en el patio".539

Había agua entubada en algunas casas, pero únicamente la usaban "para quehaceres domésticos".540 Las enfermedades hídricas, entre otras, seguían haciendo estragos en la población. La mortalidad

536 Bol. S.Mi.G.E., IV-1910; t. VI, núm. 4: 120. 537 MGEM, 1900-1904, p. 128. 538 Ibíd. 539 Townsend, op. cit., pp. 9, 11. 540 Sánchez, op. cit., p. 223.

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de niños era común, cuando nacía el primogénito de la familia Cárdenas del Río en mayo de 1895.541

Jiquilpan no tenía hospital ni tres médicos como en Sahuayo,542 pero venía por temporadas Crescencio García y no faltaban homeópatas o curanderos. El primero que puso consultorio en ésta fue Gustavo Maciel, médico recibido que venía de La Barca.543

Por otro lado, los baños públicos comenzaron a estar de moda a finales del siglo XIX. Candelario Marín construyó "tres grandes tazas de mampostería", a la orilla poniente, junto al río, donde cabían "hasta quince y veinte personas", Manuel Anaya, por su parte, hizo otro de tazas y regaderas pero "solamente (para) personas decentes".544

En los baños mencionados se cobraba "tres centavos por persona"; el viejo río daba en tanto servicio sin distinción, "de en balde", para los que chapoteaban "en el tepocateadero".545 Otra cosa eran los baños en el mar (por el rumbo de Cuyutlán) que empezaron a hacer los acomodados.546

Persiste la alegría popular de las posadas, el paseo de "los niños dioses", las danzas, los Negros, los bailes; todo esto era parte del ambiente, si es que no olvidamos "el nacimiento" que todos los años (en Navidad) hacía Enrique Villaseñor en una pieza grande de su casa.547

En la miscelánea cabe hablar de "un modesto monumento (a Diego José Abad: 1727-1729), aunque de buen gusto" que auspició el

541 ARCJ. Nacimientos, 30-v. 1895. APJ, Bautismos, 28-V-1895, Townsend, op. cit., p. 9. "Dámaso Cárdenas se encaminó orgullosamente a la Casa Municipal del Pueblo, para anunciar y registrar el nacimiento de su primer hijo: Lázaro". 542 MGEM, 1894, núm. 4. En Cotija había Hospital; Sahuayo tenía a los médicos Pascual Sahagún, Francisco Hernández y Ladislao Gómez. 543 Inf. Elisa Villaseñor. 544 Sánchez, op. cit., p. 219. 545 Inf. Macario Barajas. 546 "La Orquesta Típica"…, Jiquilpan, 1944, pp. 10-11. 547 Inf. Mtro. Rafael C. Haro y Elisa Villaseñor.

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padre Villaseñor en la esquina de la Calle Real y del Hospicio;548 o mencionar que en 1901 "se repuso el muro poniente de la cárcel de hombres para evitar la fuga de presos. Se arroparon de mezcla las banquetas de la plaza Zaragoza que estaban muy destruidas. Se estableció el alumbrado público de gasolina sistema "Economy" en la plaza Colón y en algunas calles. Se adquirió al sur un terreno propio para un parque".549

En 1903, el Ayuntamiento "compró un carro y una acémila" para el aseo de la ciudad, y se instaló "el alumbrado de luz incandescente".550 Ignacio A. Gudiño, que administraba la hacienda de Guaracha, "tenía una plantita eléctrica en su casa (calle del Hospicio) y daba luz a algunas casas, apagándose a las once de la noche".551

Sin duda que la llegada de la electricidad quedó muy grabada en el recuerdo popular. En 1907, cuentan, se utilizó "como alumbrado público".552

Ad litteram, a la letra…

Pese a contar con pocos ilustrados, la ciudad pasaba por culta, pues se tenía por culto al cortés, hospitalario, al amante de la música y las letras (que no de cambio); para eso disfrutaba de su "alta sociedad".

Además de las escuelas particulares de Elena Abarca, Mercedita Vargas, Mónica Olivares, Pancho Arteaga y Aurelita Marín enseñaban las oficiales de niños y de niñas.553 José María Méndez dirigió la oficial de niños hasta 1900.554 Al desdoblarse este siglo, lo reveló

548 Abad, Cantos épicos…, p. 24 nota. Vázquez, op. cit., p. 20. 549 MGEM, 1900-1904, p. 82. 550 Ibíd. 551 Inf. Elisa Villaseñor. 552 Bol. S.Mi.G.E., I-1908. Núm. 2.25. 553 Cárdenas, Apuntes, I: 5. Inf. Pbro. Jesús Ceja, Mtro. Rafael C. Haro, Sra. Elisa Villaseñor. 554 MGEM, 1892-1894. Inf. Jesús Ceja.

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Hilario de Jesús Fajardo enseñando a 300 chiquillos.555 La de niñas la tuvo a su cargo María de Jesús Castañeda, antigua discípula de las hermanas de la Caridad; "buena maestra" que sustituye Josefa Ortiz Lemus hacia 1900.556

Faltaría agregar que el Hospicio —antes de que se clausurara— funcionaba como escuela, donde atendían "de 15 a 20 niños de ambos sexos (menores de ocho años)".557 Allí, fundó el padre Villaseñor un seminario menor en 1899, de muy corta duración.558

Al terminar la escuela primaria —si es que no tronaban— era cosa de buscar trabajo en oficinas o comercios o seguir estudios en Zamora, Morelia, o Guadalajara. En 1896 se dice: "Jiquilpan ha llegado a enviar ya alumnos [a Morelia] para que hagan sus estudios, pensionados por el gobierno, pero no han podido continuar aquéllos en buenas condiciones y han tenido que regresar al lugar de su origen".559 No así Trinidad Hernández (que fue para médico en 1902) ni Rafael Haro (para profesor, en 1908).560

Ora que a las letras… había sus dedicados. Bernardo Galeazzi "era muy entusiasta en escribir y organizar comedias que representaban muchachos del lugar".561 La potosina Teresa Farías, esposa del prefecto Isazzi, solía escribir dramas; se decía discípula de Othón.562

555 Cárdenas, Loc. cit., Inf. Rafael C. Haro. "Fajardo, oriundo de Zamora, estudió en el Seminario siendo compañero de Amado Nervo. Casado con doña Angelita, vivía en un cuarto adjunto al enorme salón de clases. Completaba el gasto familiar ejerciendo la homeopatía. Íntimo amigo de don David Franco Méndez. Nombrado inspector escolar, murió entre 1918 y 1919 [cerca de Ocotlán], a consecuencias de un atentado que sufrió de manos criminales". 556 Ibíd., Vázquez, op. cit., pp. 131-133. 557 Sánchez, op. cit., p. 172. 558 Inf. Jesús Ceja. Llegó a tener 25 aspirantes al sacerdocio. 559 MGEM, 1896-1900, p. 172. 560 Ing. Rafael Haro. La Academia de Niñas recibía a Refugio Santillán en 1889; a Manuela García y Esther Uribe en 1907. MGEM, 1892-1894. Núm. 46; Periódico Oficial, 21-XI-1907. 561 Cárdenas, op. cit., p. 13. Galeazzi "era un italiano que dejó una compañía de teatro y se quedó en Jiquilpan"; E. Villaseñor. 562 Inf. Rafael Haro.

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Pero el más destacado viene a ser Enrique Villaseñor; tradujo el Poema de Abad al castellano en 1896, escribió "Teogenesia o el Nacimiento de Jesús" en 1901 y era socio corresponsal de la Sociedad Michoacana de Geografía y Estadística, lo mismo que Jesús García Tinajero, el administrador de Rentas.563

La música era otro elemento de tomarse en cuenta. Y para músico en Jiquilpan, Luis G. Anaya. Clarinetista y compositor; su vals "94" es una muestra, igual que "Esperanza" o "En mi desgracia". Murió en 1908, a los 42 años.564

Más breve fue la orquesta típica. Felipe Betancourt la ideó en la casa de Fortino Moreno, con Abraham Mejía (el director), Maximino Méndez, el propio Betancourt, José María Bravo (el fotógrafo), Alejandro Abarca, Jesús Quiroz, Agustín Orozco, Juan Maciel, Leopoldo Pulido, Rosendo García (el Pío) Guillermo, Manuel y Enrique Farías.

La orquesta nació y murió en 1902. Fue creada "para satisfacción personal [de los antes dichos] y, sobre todo, para orgullo legítimo de nuestra adorada Jiquilpan". Se estrenó con la polka "Cecilia" de Maximino Méndez.565

Los reservistas, lo reservado

En 1902 se organizó en Jiquilpan la segunda reserva militar que se implantó en el país a iniciativa del Gral. Bernardo Reyes. Algunos jiquilpenses se reunieron y solicitaron un instructor "para hacer estudios como oficiales". Abraham Mejía, Ramón Arceo, Ricardo Gutiérrez, Ignacio Arteaga, Felipe Betancourt, Enrique Farías, Miguel Vázquez, Antonio López, Bernabé Vargas, Guillermo Farías, Juan Maciel, Leopoldo Villaseñor, Alejandro Abarca, José María Bravo, Jesús Quiroz, Trinidad Mayés, José María Cervantes, Melesio

563 Abad, op. cit. Villaseñor, Teogenesia, prol. Bol. S. Mi, G. E., 1905; I: 5, 16-17. 564 F. Villaseñor, "Evocaciones", Jiquilpan, 1943, p. 3. APJ. Defunciones, 1908, f. 59. 565 Farías, "La Orquesta Típica de Jiquilpan", Jiquilpan, 1944, pp. 10-11. Maximino fue el padre de Rafael Méndez, gran trompetista.

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Contreras y David Mejía fueron reservistas del Club "Dios y Patria".566

Terminada la instrucción "se expidieron los nombramientos correspondientes por la Secretaría de Guerra", ya cuando el general Reyes había renunciado a la Secretaría con motivo de serias dificultades políticas relacionadas con la sucesión presidencial; situación "que hacía abrigar la esperanza de que se enfrentaría al viejo Dictador [Porfirio Díaz] para renovar los poderes de la nación".567

Esto ya no era tan reservado. Aparte de algunos vecinos enterados, el profesor Fajardo "hablaba con fervor a sus alumnos de las inquietudes sociales del pueblo, que ya empezaban a agitarse en varios lugares del país".568

Aconteceres locales.

Fuera de la política, los privilegios de los pudientes y las necesidades de los pobres; de la injusticia social; llaman la atención la muerte de Octaviana Sánchez (y la beneficencia), la renuncia de Jesús García Tinajero y su deceso, la llegada del liberal Donaciano Carreón como administrador de Rentas, y la primera imprenta…

Al morir doña Octaviana —que goce de buen recuerdo mientras no quiten el nombre de tal calle— dejó su fortuna para los pobres (y los necesitados aunque no fueran pobres). Con una parte del dinero se formó un Monte Pío hacia 1909 "en donde es el centro recreativo —que fuera casa de la benefactora— hasta 1911 o 1913, cuando desapareció".569

566 Jiquilpan, 1937m p. 4; 1943, p. 6. Los subrayados destacarán como revolucionarios o simplemente como políticos. 567 Ibíd. 568 Cárdenas, La Alameda de Jiquilpan, p. 22. 569 Inf. Elisa Villaseñor, Juan Robles y Pedro Hernández. El Cine Hidalgo (que curiosamente se iba a llamar "Juana de la Parra") el hospital (que se llamó "Octaviana Sánchez") y la Plaza de Toros se hicieron con dinero de la beneficencia; la historia de ésta forma parte de la "truculenta transa de los robos sin recibos". Cf. El Regional, 1905, Antorcha, 1965 y Trayecto, 1976.

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Seguimos mejor con García Tinajero, que fue socio corresponsal de la Sociedad Michoacana de Geografía y Estadística; desempeñó la administración de Rentas de 1904 a 1909 y murió en julio del año siguiente.570 En su lugar quedó el liberal Donaciano Carreón, y con éste llega la imprenta.

Antes se tenía que ir a Sahuayo a la imprenta de Estanislao Amezcua o a Zamora. La empresa de Carreón estuvo a punto de acabar. Cerró la imprenta para venderla. Lázaro Cárdenas (que la había trabajado), Salvador Romero, Martín Nava, Refugio Argueta, Jesús Castañeda y Agustín Carreón la compraron, en cooperativa, "a plazos" y la instalaron en una casa de José Bravo, en la calle de San Francisco. "La Económica", además de su función natural, llegó a ser un centro de reunión donde se comentaban las novedades.571

A una vista.

En abril de 1910 Juan A. Muñoz escribía: "Es notable el gusto de esta ciudad por la jardinería de la que hace gala no obstante lo reducido del volumen de aguas con que cuenta; por la arquitectura de la que entre otros ejemplares hay una hermosa Parroquia y varias casas señoriales y por el aseo de que dan una buena idea sus calles siempre limpias y el traje de su población indígena, siempre pulcro aunque sea pobre. La forma culta de sus habitantes y su carácter franco y hospitalario hace que el recuerdo de Jiquilpan sea tan grato"…572

LA REVOLUCIÓN El maderismo.

Al iniciarse la campaña presidencial de Madero en 1910, aquí se organizó el "Club Antirreeleccionista Democrático Jiquilpense" encabezado por Gustavo Maciel. Le hacían segunda Ignacio Romero, 570 Bol. S.Mi.G.E., 1910, t. VI. Cárdenas, Apuntes, I:9. 571 Cárdenas, op. cit., p. 13. 572 Bol. S.Mi.G.E., 1910, t. VI, núm. 4:120.

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Estanislao Betancourt, Francisco y David Mejía, Ignacio Martínez, Francisco Tinajero y otros.573

El prefecto Jesús Gutiérrez "les ocasionó las molestias consiguientes como representante de la dictadura porfirista". Mandó encarcelar a Romero, Betancourt y a José Socorro Cervantes; a éste por andar pintando en las paredes el "Viva Madero".574

Después de las fallidas elecciones presidenciales estalló el movimiento armado. Se distinguieron entonces Gustavo Maciel, Francisco Tinajero, Trinidad Mayés y campesinos de Totolán y Los Remedios "que reclamaban la restitución de sus tierras que les tenía absorbidas la Hacienda de Guaracha". Hicieron manifestaciones en el pueblo "y fueron aprehendidos el doctor Maciel y Tinajero y llevados a Morelia".575

En Zamora se levantaron en armas Irineo y Melesio Contreras. Tomaron la plaza en un santiamén; de allá vinieron a Jiquilpan, y con 50 hombres entraron "sin encontrar resistencia".576

"Telegrama. De Zamora el 25 de mayo de 1911.—Sr. Presidente provisional Don Francisco I. Madero.—El Paso.—Hónrome altamente poniendo a su disposición esta plaza de Zamora y la de Jiquilpan, cabeceras de Distrito, con todas sus municipalidades y la plaza de "Los Reyes". Todas han sido tomadas en el mayor orden, sin derramamiento de sangre y con satisfacción para todos sus habitantes. Quedaron nombradas autoridades provisionales que funcionarán perfectamente y reina completo orden. Quedo dando perfectas garantías con parte de las fuerzas que son a mis órdenes, y comienzo a licenciar los elementos necesarios para aquel fin.

"También satisfáceme felicitar a usted por éxito obtenido y por su alto patriotismo manifestado en arreglos de paz. Sufragio efectivo. No reelección. El jefe de las fuerzas maderistas de los Distritos de Zamora y Jiquilpan, del Estado de Michoacán.—Ireneo Contreras".577

573 Jiquilpan, 1937, p. 6. 574 Ibíd. 575 Cárdenas, Apuntes, I: 8. 576 Ibíd. 577 Rodríguez Zetina, op. cit., p. 842-843.

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Así que triunfante el movimiento maderista "fue designado Prefecto de Jiquilpan Enrique Farías, originario de este propio lugar".578 No hubo tiempo para el "sufragio efectivo" ni obras notables. Todo quedó en veremos.

Fue entonces la visita de Pito Pérez. Mientras tomaba un plato de menudo en el portal Matamoros dijo en voz alta que en el pueblo "no tenían agua, al grado de que ponían el cocido con aguardiente y se lavaban las manos con cerveza". Por eso lo metieron a la cárcel. Pero sucedió, cuenta el Pito, que "al exponer mi delito al prefecto que era un señor don Enrique Farías, muy hidalga persona, exclamó lanzando una carcajada:

—"¡Hágamela buena, amigo!" "Y ordenó mi inmediata libertad".579 Simple anécdota. La erupción del volcán de Colima pasó a palabras mayores.

Estalló una tarde de enero de 1913. La población se conmovió; más por "la nutrida lluvia de ceniza" que dejó en toda la zona;580 y los temblores que hicieron arrodillar a los vecinos e "implorar la misericordia divina", menos a un borracho que decía: "No me hinco, muy su mundo de Dios, para que lo baile hasta que le dé su …. gana".581

El asesinato de Francisco I. Madero no quedaba a menos. Si no, "que lo diga [la mochería de] Jiquilpan".582 Fue inevitable. Farías tuvo que dejar la prefectura y Gustavo Maciel fue mal visto por el jefe de rurales de Guaracha. Se complicó el ambiente. Prisionero Maciel lo llevaron a Zamora, por órdenes del prefecto Guzmán, donde fue puesto en libertad mediante el amparo que presentaron Francisco Tinajero y Rafael Quiroz en su favor.583

578 Cárdenas, loc. cit. 579 Romero, op. cit., "La vida inútil de Pito Pérez", pp. 390-391. 580 Chávez, op. cit., p. 152. 581 J. Romero M., Apuntes biográficos de Lázaro Cárdenas, p. 11. 582 R. Romero, op. cit., "Desbandada", p. 165. 583 Jiquilpan, 1937, pp. 6-7. El jefe de rurales era Francisco Cárdenas, originario de Sahuayo, el asesino personal de Madero. Romero, op. cit., "Apuntes de un lugareño", p. 110.

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Pero el movimiento continuaba. Antonio y Jesús Contreras, de Jiquilpan, se habían alzado con la bandera del maderismo en la región. Pese a la muerte de Madero siguieron en pie de lucha, "ora diciéndose felixistas, ora carrancistas". Manuel Medina Chávez anduvo con ellos sólo un mes.584

En los últimos de mayo de 1913 los Contreras entran a Quitupan quitando armas y caballos a vecinos;585 en junio llegaron a San José de Gracia exigiendo dinero 'para la causa',586 y en octubre muere Antonio. Tuvo un triste fin a manos de José María Gálvez, un subalterno suyo, que "le echó una pesada piedra mientras dormía".587

El ataque a Guaracha

El 30 de mayo de 1913, José Rentería Luviano tomó la plaza de Zamora "al frente de 600 hombres de caballería". Al día siguiente llegó a la hacienda de Guaracha. Era medio día, "La acordada de la hacienda huyó".588

En la tarde del mismo día un grupo revolucionario al mando del capitán Pedro Lemus, de las fuerzas de Rentería, entró a Jiquilpan. No hubo pleito. El capitán se dirigió a "La Económica" y pidió se le imprimiera un manifiesto.

Cárdenas pasó toda la noche en la impresión, "terminando el tiraje en la mañana del día siguiente, 2 de junio". Bruno Galeazzi y Enrique Canela salieron luego a entregar los manifiestos. Llegaron a Guaracha cuando fuerzas huertistas "atacaban a Rentería Luviano"…589

"Rentería Luviano estaba posesionado del casco, cuando sin pensar llegaron

584 Cárdenas, op. cit., I: 45. González y G., op. cit., p. 178. 585 Chávez, op. cit., p. 44. 586 González y G., loc. cit. 587 Chávez, loc. cit. 588 Cárdenas, op. cit., I: 15-16. 589 Ibíd.

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federales a atacarlo".

Los "pelones" de Huerta y los rurales de la hacienda desalojaron a los revolucionarios, "viéndose obligado Rentería Luviano a retirarse con sus fuerzas hacia el sur".590

"Corrieron todos sin rumbo dejando muertos tirados; y al coronel Alvírez preso, que otro día lo fusilaron".591

Cárdenas en la revolufia

El gobierno de Huerta volvió a ocupar las plazas abandonadas. "En varias poblaciones de los distritos de Zamora y Jiquilpan aprehendieron a diversas personas que fueron acusadas de haber ayudado a Rentería".592

Alguien delató a Cárdenas. Lo buscaban por la impresión de un manifiesto; "catearon el taller de la imprenta; volcaron las cajas que contenían las letras, se llevaron impresos, papelería y quemaron todo el archivo".593

La suerte estaba decidida. Tuvo que esconderse un tiempo. Después "salió para Apatzingán" donde se incorpora al movimiento revolucionario bajo las órdenes de Guillermo García Aragón.

Vuelve de su primera incursión armada. El prefecto Francisco P. Jiménez y cuicos de Jiquilpan asechan al revolucionario y lo aprehenden por el rumbo de San Cayetano.594

"Ya lo habían tomado preso

590 Ibíd., Bernal V., Tierra mía, p. 10. 591 Bernal, loc. cit. 592 Cárdenas, op. cit., I: 16. 593 Ibíd. 594 Ibíd., pp. 47-48. Este prefecto mandó matar a cuatro constitucionalistas, "prisioneros en la hacienda de Guaracha, un día después que atacaran a Jiquilpan" en septiembre del 13; pp. 46, 47, 53.

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para quitarle la vida; pero su mala intención no les fue favorecida".595

Otra vez a salto de mata. En junio de 1914 llega a la región el Gral. Eugenio Zúñiga con 800 hombres. Este era conocido. Formó parte de las fuerzas de García Aragón. El día 22 estuvo en Jiquilpan alojado en la casa de Rafael Quiroz. Allí se dieron de alta Lázaro Cárdenas como capitán segundo, David Mejía, Juan Maciel y Manuel Medina.596

Hubo ajetreo esos días. El 25 detuvieron en Sahuayo a trece sacerdotes; fueron traídos a Jiquilpan y puestos en libertad hasta el 27 en la mañana. En la madrugada del 26 fusilaron al jefe de la acordada del Cerrito Pelón en la esquina de Abasolo y San Francisco. El 28 salen los de Zúñiga ante la aproximación de tropas federales, "dejando un baile pendiente".597

Marcharon a la hacienda de El Sabino; siguen por Tizapán, Tuxcueca, Jocotepec y otros lugares, librando combate a inmediaciones de Ameca "contra fuerzas federales que mandaba Mier".598 Y hasta aquí acompañamos a Cárdenas…

La "bola"; villistas, carranclanes, zapatistas…

En tanto, la hacienda de Guaracha vuelve por sus fueros. Desde 1913 Eudoro Méndez llega como administrador con casa en Jiquilpan. La familia pronto se convirtió en un círculo social y político; con unas hijas "muy bonitas", "que sabían dar conversación, tañer la vihuela y entonar las canciones en boga".599

Si bien la revolufia tira balazos y mata, el régimen de haciendas y caciques sigue igual "y a veces peor".600 Rondaban las acordadas;

595 Medina, "Corrido del General Lázaro Cárdenas", en Vázquez, op. cit., pp. 31-34. 596 Cárdenas, op. cit., I: 49-51. Inf. Josefina Cárdenas. 597 Ibíd. 598 Ibíd. 599 Bernal, op. cit., p. 137. Bojórquez, Hombres y aspectos de México, p. 228. 600 Inf. Macario Barajas, Juan Robles y Luis Morales.

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funcionaban caporales, mayordomos, caballerangos, porteros, trojeros y carretoneros; había medieros y peones además de rayadores, tenedores de libros, tiendas de raya y administradores.

Grandes extensiones de tierra en la región estaban en pocas manos.601 Sin embargo, la producción no se echaba de ver. Hubo sequía en el campo desde 1915 hasta 1917. Mermaron cosechas y ganados, y aumentaron los bandoleros.602

El desorden crecía. En 1915 Zamora estaba en poder de los villistas y Morelia (la capital) en manos de carrancistas. Esto remató en las finanzas con los billetes o bilimbiques de aceptación obligada.603 Los comerciantes de Sahuayo, Jiquilpan y Cotija se vieron en la necesidad de hacer fichas de sus establecimientos a falta de moneda fraccionaria.604

Para variar, en abril de 1915 Francisco Murguía entra a Jiquilpan con 14 mil carranclanes. Los vecinos huyen a los cerros; para que no los "carrancearan". Hubo alumbramientos "en la nopalera, y entre los cantos de la balacera"… como el de Ramón Martínez Ocaranza.605

Murguía siguió a Zamora a pelear contra los villistas. En Mayo estuvo de paso Jesús Carranza, hermano de don Venus, con yaquis a su mando; llegó a la casa de Rafael Quiroz.606 Venía de Celaya, donde Villa perdió la batalla.

A finales del 15 se presentaron dos zapatistas a caballo. Eran Pedro Zamora y un Meza. No había policía en Jiquilpan, y por lo mismo no hubo lucha a muerte. Llegan hasta la plaza después del "ay vienen", "ya vienen". Pancho Loza los recibió y pregunta cuántos son.

601 Manuel Moreno, la hacienda de Guaracha; los Quiroces, Santa María, la Cebolla y la Huerta; los Villaseñores, el Llano, el Bimbalete, Cuincho, la Tinaja y Chapingo; Carlota Loza, Paredones y Los Remedios; los Sandovales, Ojo de Rana y el Guayabo; Virginia Mora, el Jaral, el Sauz y la Noria; para mencionar algunos. Periódico oficial, 4-IV-1917; 28-IX-1931 y 17-ix-1934. 602 González, op. cit., p. 138. Inf. Macario Barajas. 603 Periódico oficial, 2/I/1916. 604 Chávez, op. cit., p. 152. 605 Martínez Ocaranza, Memorias. Algunos acomodados se refugiaron en las ciudades. Inf. Federico Salas. 606 Inf. Josefina Cárdenas Vda. de Quiroz.

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—Semos dos —contestó uno—; en La Puentecita están diez y por Totolán vienen trescientos (300 en la imaginación).

—Venemos a tomar la plaza —dijo el mismo. —Ahí'stá, tómenla. Y del dicho pasaron al hecho, gritando "¡Viva Zapata y la Nueva

Reforma!" en las cuatro esquinas de la plaza; y ésta se da por tomada. Permanecieron algunos días como guarnición. No acontecieron grandes novedades. Y se fueron los doce zapatistas…607

PARÉNTESIS 1916-1928 Entre la bala y la bola… de cosas

Es la etapa de transición entre lo violento de la "bola" y la bola del gobierno; desde la decadencia política de Guaracha hasta el inicio de la gubernatura constitucional de Lázaro Cárdenas; periodo en el que podemos mencionar a García Chávez, la Puntada, la gripa española, la protesta de Ortiz Rubio, los civilistas, la Hilacha y la Seda, la anegada, los cristeros y tantos temas.

Comencemos cuando Guaracha movía influencias en la región. Su posición lo permitía. Pero en 1916 se le escapa el nombramiento del médico Amadeo Betancourt como diputado al Congreso constituyente de Querétaro;608 y en 1918, Abraham Mejía y Gustavo Maciel le hacen la guerra desde el club político "Gabino Ortiz". Empezó a perder Guaracha "y de derrota en derrota se acabó la [fuerza política de la] hacienda".609

607 Inf. Rafael C. Haro. Relato de Francisco Medina Chávez. En la tienda de Candelario Marín no querían recibirle un billete villista a Pancho Medina hasta que presionado por uno de los zapatistas Marín lo aceptó a regañadientes echándole en cara a Medina su proceder. 608 Betancourt sirvió como médico en el ejército constitucionalista. Se distinguía por liberal. Inf. Salvador Orozco y Amadeo Betancourt V. 609 Jiquilpan, 1937, p. 17. "¡Cómo!... ¿se presenta usted candidato a diputado en contra de la voluntad de Guaracha?..."

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En 1918 Inés García Chávez atacó la hacienda; quemó el molino. Siguió con Sahuayo, Cotija, San José de Gracia y Jiquilpan en su lista. Era el azote de pueblos y ciudades. Asesinaba, incendiaba y barría con todo. A Jiquilpan no entró; las fuerzas de Leonel López y la defensa de vecinos se encargaron de correrlo,610 "con todo y banda de música".611

Otros bandoleros fueron los de la Puntada. El villista Eliseo Zepeda, José Corona y Mariano Cárdenas encabezaban una punta… de hombres de Cojumatlán, Sahuayo y Jiquilpan que dieron en secuestrar a ricos de la región. La barranca de la Chicharra servía de guarida.612 Acabaron pronto.

Estas calamidades rematan con el año del hambre y una epidemia "Llegó la gripe española con su aparejo de muerte, enfermando sin distingos a toditita la gente".613

Era el año de 1918, "Jijo del maíz". Juan el muertero "no se daba abasto".614 El tema de aparecidos se revive: "el padre sin cabeza" por la calle Real, "doña Pascuala" por el barrio de San Cayetano y un fantasma sospechoso (que resultó una viva) por la hoy calle de Ornelas hasta el antiguo cuartel de la guarnición".615

Jiquilpan era "relativamente pequeño" todavía. Contaba entonces 5,381 habitantes su población; 2,443 hombres y 2,938 hembras.616 Era un pueblo con su gran división social, con "distingos", pero importante como centro administrativo y de menesteres religiosos. Políticamente destacaba.

610 Cárdenas, La Alameda de Jiquilpan,p. 26. Prado, Sahuayo, pp. 55-56. Inf. J. Dolores García. 611 Inf. Macario Barajas. 612 Inf. Josefina Cárdenas y Jerónimo González (de Sahuayo). Rafael Quiroz, Gustavo Maciel, Luis y Emilio Villaseñor corrieron esa suerte. 613 Bernal, op. cit., p. 121. 614 Inf. Macario Barajas. 615 Inf. Macario Barajas, Federico Rosas y J. Dolores García. 616 Periódico oficial, 13-IX-1926. Censo de 1921.

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En 1920 Trinidad Mayés, José Barrera, Melitón Herrera, Ramón Cárdenas y Nicolás Rocha apoyan a Carranza. Luchan por el triunfo de Bonillas.617 Pero los militares aplacan los clubes civilistas.

En abril Ortiz Rubio se pronuncia contra "el Dictador Venustiano Carranza" y Bonillas.618 Está a favor del Plan de Agua Prieta. Hace campaña en el Estado, y llega a Jiquilpan a principios de mayo. "Se quedó unos días aquí", en la casa de Rafael Quiroz; el palacio de gobierno estuvo en la casa de Adalberto Farías.619

Triunfantes los generales, Ortiz Rubio ocupa ministerios en los gabinetes de De la Huerta y Obregón. La gubernatura quedó huérfana. Se vuelve un lío. Lázaro Cárdenas la ocupa provisionalmente. Mújica gobierna Michoacán de 1920 a 1922, a pesar de Obregón.

Llegaban nuevos vientos al pueblo, "ya amparado por hijos de valía social y política".620 Lejanos horizontes se dejan ver. Emigran algunos jiquilpenses a los "United States". Pancho Quiroz y Antonio Membrila hicieron hilo. Después de 1925 se van más, "alrededor de cien", a trabajar a las fundiciones de Gary. Unos van y vienen; "otros se quedaron a vivir".621 Varios "trajeron algo de dinerito", ropa llamativa, aparatos raros, y el beisbol. Jesús Mora, Juventino Aguilar, José "el Charal", Jesús Bautista y otros le daban duro al bat.622 La cachucha se adapta a la indumentaria popular.

Por otra parte, la comunicación y el transporte mejoran; el telégrafo, el correo. Los vapores y el tren siguen jalando como si nada. Los carros de mulas para pasajeros van dejando el paso a los camiones "costeros" de Juanito del Río; llegan los coches de José

617 Excélsior, 27-IV-1920. Otros miembros del club eran Bernabé Vargas, José María Pérez, Alfonso López, Ignacio Santillán y Salvador Herrera. 618 Díaz B., Actividades de Pascual Ortiz Rubio, p. 260. 619 Inf. Josefina Cárdenas, Amadeo Betancourt, Jesús Farías y Salvador Orozco. 620 Chávez, op. cit., p. 56. 621 Inf. José María Pulido. 622 Ibíd., Ramón Martínez y Francisco Villa.

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López, Miguel Moral, Luis Zacarías y Luis Zepeda. Don Juanito puso gasolinera".623

El cine "era una cosa nunca vista". Munguía exhibe películas mudas en su Salón Rojo, y Jesús Quiroz en el Venecia.624 La Alameda o parque es sitio de recreo. Hay bailes, fiestas y fandangos en casas y en días de campo con músicos, cilindros o victrolas. Lo mismo se bailaba vals y gavota que chotis y polka; mentada era la "Palomilla Espinaca", hablando de eso.

Dentro de la vida lugareña vale mencionar el estreno de la capilla de Guadalupe en diciembre de 1920, "en medio de una pomposa función";625 la tertulia de Antonio Martínez, Othón Villela, Agustín Orozco, Luis Quiroz, Herminio Rivas, Nacho Gudiño y José Méndez en "la pacífica tienda" de Bernabé Vargas;626 la empresa educativa de Vasconcelos con muchos libros;627 los estudiantes Enrique Arcila, Antonio Mayés, Federico Gálvez, Margarito Talavera y Jesús Mújica que van a Morelia,628 y nuevas inquietudes agrarias.

El problema de la tierra aflora más. Hay agarre entre el grupo de La Hilacha que no tiene y el de La Seda que no quiere dar. "Los ricos de La Seda mangoneaban el gobierno para que no se hicieran repartos".629 Los "liberales" de La Hilacha solicitan tierras.630 Abundio García encabeza a los "indios viejos" y también pide, para satisfacer "necesidades" y "ayudar a la educación de los hijos".631

623 Inf. Joaquín Villa. 624 Inf. Jesús Arteaga y Leonel Gudiño. 625 Inf. Jesús Ceja, Herminio y Salvador Gudiño. 626 Inf. Ramón Martínez. E. Martínez, Don Antonio Martínez y familia, p. 20. En esa tienda, aparte de buen mezcal, "se encontraba desde un rosario hasta los engranes de un motor". 627 Inf. Ramón Martínez. Muchos "clásicos" fueron a dar a manos de particulares y otros "sirvieron como papel de envoltura". 628 Inf. Margarito Talavera. El gobernador Francisco J. Mújica "ordenó admitieran a proletarios en escuelas superiores". 629 Inf. José Gallardo. 630 Ibíd. 631 Periódico oficial, 21-vii-1927. Solicitud de 1925.

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Antes, la rebelión de Estrada y de De la Huerta habían tenido ocupado al gobierno de Obregón. El occidente sirvió de escenario militar. Muy recordado fue el combate de Ocotlán, y la derrota de Lázaro Cárdenas en Teocuitatlán por los estradistas. "Cuando lo hirieron, a Cárdenas, [los ricos de Jiquilpan] se alegraron".632 A final de cuentas, el estradismo terminó vencido, a principios de 1924.

En 1926 llueve mucho. Chapala desborda sus aguas cerca de La Palma. Las cosechas se perdieron, pero no se siente tanto el hambre como en 1918.633 Ese año de 26 se levantan en armas los cristeros. Jiquilpan se convierte "en centro de operaciones militares", y con los militares llegan los burdeles a sentar plaza.634 Eso no impedía que "la ciudad", guardando "ciertas fórmulas", contara con servicios religiosos que "atraían a la gente de los pueblos vecinos, privando a éstos de los beneficios del comercio".635

Sin embargo, no escapó al ataque cristero de Pancho Meza y compañía. Sorprendieron a los policías y al comandante Ignacio Mejía y los fusilaron en el callejón de las Candelillas. Esto sucedió el 10 de mayo de 1927.636 El 23 de octubre entran los de San José. Pelearon contra la Defensa. Toman el lugar; pero en las primeras horas del día 24 llegan los federales. Los cristeros "salieron corriendo".637

"Fue en la mañana a las cinco cuando empezó el tiroteo y los rebeldes decían: ¿dónde están que no los veo?"638

632 Inf. José Gallardo. J. Romero M., op. cit., pp. 24-25. Trata de desmentir la versión "de que algunos elementos de la ciudad eran afines al estradismo". 633 Inf. Felícitas León y Leopoldo Ochoa. 634 Inf. J. Dolores García. 635 Chávez, op. cit., p. 56. 636 Inf. Macario Barajas, J. Dolores García y Luciano Lúa. 637 González y G., op. cit., p. 208. 638 Francisco Medina Ch., "Los Cristeros", comunicados por Ramón Martínez Ocaranza.

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Cayeron once de los cristeros. Anatolio Partida, antes de salir, prendió fuego al palacio nacional. Se quemaron los archivos.639

"El veinticuatro de octubre nos servirá de experiencia; la entrada de esos cristeros a pelear con la Defensa".640

En los primeros meses de 1928 derrotaron a Pancho Meza y a David Galván en la región. A Prudencio Mendoza le retiran el cargo de jefe "en virtud de que no se movilizaban fuera de la sierra".641 El movimiento a veces parecía que se acababa.

En tanto, Lázaro Cárdenas es electo candidato a gobernar Michoacán. La Hilacha se vuelve "Partido Democrático Jiquilpense"; apoyan al paisano "Candidato de los humildes al primer puesto del Estado".642 Antonio Mayés publica "Nuevo Michoacán", órgano "de información y de combate" del partido mencionado.643

Cárdenas, ya general de división, llega a la gubernatura.

639 Inf. Macario Barajas, J. Dolores García y Salvador Orozco. 640 F. Medina Ch., op. cit., 641 Chávez, op. cit., pp. 57-63. 642 Inf. Amadeo Betancourt. Credencial que se encuentra en el museo "Lázaro Cárdenas" de Jiquilpan. 643 Inf. Antonio Mayés.

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QUINTA PARTE

. . .Y JIQUILPAN SE VUELVE CARDENISTA Lázaro Cárdenas gobernador

O SOLAMENTE el Partido Democrático Jiquilpense participó en la campaña política de Cárdenas, también el Partido

Revolucionario Michoacano que organizó Donaciano Carreón y el "Centro Michoacano de Jiquilpan" fundado por Francisco P. Jiménez en México. "Todo mundo" era cardenista.644

Don Lázaro fija la acción de su gobierno (1928-1932) en la tierra, la educación, la organización social y la construcción de obras materiales. Mejoró el salario de los profesores, abre escuelas, auspició la "Unión de Maestros Michoacanos",645 alienta la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo; pacifica a los cristeros y "agita el Estado con el agrarismo".646

No tardó en repartir latifundios; a Totolán le da tierras de Guaracha y de Carlota Loza; aprobó la resolución de Los Remedios, entre otras,647 y "anduvo conquistando gente para la [acción] agraria".648 Distribuyó 408 807 hectáreas a 24 000 ejidatarios.649 El municipio de Jiquilpan recibió 31 500 hectáreas (30% de temporal y

644 Varias familias de Jiquilpan "concurrieron a las diversas ceremonias y festejos organizados en Morelia [en honor del General Cárdenas]. J. Romero, op. cit., p. 28. Los datos de los partidos se tomaron de una síntesis biográfica de Cárdenas que editó el gobierno de Nayarit en junio de 1934. 645 E. Villaseñor, Así principió la lucha, pp. 6-7. El subcomité de Jiquilpan lo formaron Josefina Barragán (presidente), María Vargas (secretaria), Elizabeth Villa (tesorera), Mercedes Cortés y María Luisa Aguilar (vocales). 646 Bravo Ugarte, op. cit., III: 213. 647 Periódico oficial, 30-X-1930, 28-IX-1931. 648 Inf. José Gallardo. 649 Bravo Ugarte, op. cit., III: 213.

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el resto de monte cerril) que aumentaron a 76 400, incluyendo 150 de riego, en 1932.650

Sin embargo, al calor de los repartos se hacen infiernitos y más por el poder. Creció entonces "una honda división" en Jiquilpan entre hilachentos ricos de casimir.651 A instancias del General, el senador Dámaso Cárdenas sirvió de mediador "en las tendencias encontradas".652

Mas en 1930 la Hilacha gana la presidencia municipal con Amadeo Betancourt; hasta "repicaron las campanas".653 El ingeniero de la Peña traza el ejido de Jiquilpan; eran 260 solicitantes primero, pero quedaron 35 "porque decían que Amaro les colgaba un costal de tierra en el pescuezo".654

Ya para ese tiempo se había terminado la rebelión cristera, desde junio de 1929. En julio, Sánchez Ramírez se indultó en el Palacio Municipal.655 En 1930 se estableció una academia "Royal" que estuvo durante dos años; regalaban máquinas de escribir a los mejores alumnos.656 En marzo del 32 hubo un congreso agrario en el Teatro Revolución, y en ese mes levantan el primer monumento a Juárez.657 Antes, las autoridades, habían mejorado el mercado público, algunas calles principales y la plaza Colón, "quedando al final [Jiquilpan, de 5 487 habitantes] con el aspecto de una ciudad moderna iluminada por arbotantes a lo largo de sus calles".658

650 Foglio M. Geografía Económico Agrícola de Michoacán. I: 238. 651 Inf. Josefina Marín, José Gallardo, J. Romero, op. cit., 30-32. 652 J. Romero, loc. cit. 653 Inf. José Gallardo. 654 Ibíd. 655 Inf. Enrique y Leopoldo Ochoa (de Sahuayo) y Ramón Martínez O. "Fue impresionante ver a un general sin sombrero y sin armas". 656 Inf. Ramón Martínez. 657 Cárdenas, Apuntes, I: 197. Vázquez, op. cit., p. 21. 658 J. Romero, op. cit., p. 32. SIG, Dir. Gral. Estad., Censo de 1930.

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Cárdenas Presidente (1934-1940)

Postulado por el Partido Nacional Revolucionario llega a la presidencia. De esta manera, el cardenismo "cobró fuerza nacional" y pasó los linderos del estado.

"De todas partes, muchachos, venimos a conocer un gran Hombre de Jiquilpan que ya recibió el poder".

Fue cuando "la ideología y la práctica revolucionarias se esparcen como nunca; en Michoacán, desde que don Lázaro fue gobernador, y más desde que es presidente de la República; en el municipio de Jiquilpan, más minuciosamente que en otros municipios, porque don Lázaro como los buenos jueces comienza por su casa"…659

"Viva Cárdenas, muchachos; Viva la Revolución".

Jiquilpan se llena "de abundantes discursos, artículos, proclamas, profesores, agrónomos, líderes"…660 de todo lo revolucionario. Pasa la carretera México-Morelia-Guadalajara y arranca la que va a Manzanillo; le construyen la red de agua potable y el Centro de Higiene y Asistencia Pública; llega la radio y los teléfonos Ericson "de espérate tantito"; Canessi modela la avenida principal y proyecta las fuentes, el puente "de la carretera" y el estadio; se fomenta el deporte y la cultura; Jorge Martínez "escarba" en El Otero y encuentra antigüedades; Guillermo Ruiz elabora monumentos; Cueva del Río pinta murales en el Centro Escolar Francisco I. Madero (obra de Alberto Leduc), y Orozco hace lo mismo en la antigua capilla de Guadalupe:

659 González y G., op. cit., p. 225. 660 Ibíd.

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"Los tableros de los muros contienen escenas relacionadas con la Revolución en trazos negros sobre fondos blancos y son magistrales. La alegoría del muro del fondo se refiere a México. Sobre un enorme tigre cabalga una digna mujer, pero el tigre camina sobre cactus espinosos; (. . .) Al centro el águila a punto de ser estrangulada por la serpiente roja; a la derecha tres ridículas figuras, quizá los viejos ideales de: libertad, igualdad y fraternidad; en el lado opuesto un angelillo medio desplumado y maltrecho, quizá como símbolo del sentimiento religioso; de lo alto viene otro tigre feroz y todo se destaca sobre el pabellón nacional desplegado".661

Don Lázaro renueva las escuelas "Octaviana Sánchez" (de niñas) y "Rafael Picazo" (de niños);662 funda las oficiales de El Cerrito Pelón, El Sabino, Los Remedios, Paso Real, San Miguel y Totolán; establece la Escuela Agrícola Industrial en el curato; deja la parroquia sin curas;663 acaba la tradición de traer la virgen de los Remedios a Jiquilpan;664 instituye la fiesta oficial del 20 de Noviembre; fomenta las danzas, los trajes regionales y el mariachi, y reforesta Jiquilpan.

Hay también muchas oportunidades de emprender grandes negocios. La ubicación "y otras condiciones" son propicias "para convertir [Jiquilpan] en un centro industrial de primer orden";665 pero la especie jiquilpensis aguzadus emprende mejor el vuelo a puestos en la agraria, educación, comunicaciones, hacienda, gobernación, aduanas, etc.666

Emigran familias enteras a las capitales y a la frontera. También salen estudiantes a México y Morelia; muchos hacen carrera y por allá

661 Fernández, El Arte Mexicano, pp. 156-157. 662 Inf. Vicenta Villanueva. 663 Cárdenas, op. cit., I:305./ La Voz de Jiquilpan, 3-XII-1934. 664 Inf. María Rojas. "La Virgen es de Totolán" —dijo don Lázaro— pues allá que se quede". 665 SHyCP, op. cit.,p. 630. La fábrica de cerillos de Ireneo Contreras y el molino de trigo de Dámaso Cárdenas son de ese tiempo. 666 Un excelente cuadro de la época tratada lo escribe Roberto Villaseñor "Tico". Inédito, 1978.

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quedan. Una broma era entonces "el famoso letrerito de que [Jiquilpan] se rentaba por seis años".667

Transitan los camiones de pasajeros "trompudos"; traen y llevan visitantes, acarrean familias. Los dos mesones sobrevivientes de la calle Abad —con el trajinar de arrieros, rebuznos y mentadas— empezaron a pasar de moda. Había los hoteles de Jesusita Marrón y el Zaragoza; los baños "La Ondina"; dos restaurantes, carros de sitio, etc.668

Algunas noticias quedan en "El Momento Fugaz" o en "El Estudiante",669 pero más en "La Voz de Jiquilpan": "Se intensifica el movimiento de cooperativas en toda esta región. Hubo un fuerte temblor [el 14 de noviembre de 1934]. Pasaron por aquí tres Aviones Corsarios. Los ejidatarios del Poblado de "El Sabino" de este Municipio de plácemes: 511 hectáreas repartidas. Acusan a los estudiantes [de la Escuela Agrícola Industrial] de robarse unos santos. Las mujeres fanáticas en plena actividad. Estudiantes universitarios [de aquí] vienen de vacaciones"…670

Durante ese tiempo, la población creció casi un 30% por gente que llega para quedarse, aparte de la que trae "la cigüeña". En 1940 eran ya 7,560 jiquilpenses en la cabecera y 9,646 en 37 ranchos, 3 haciendas y 2 congregaciones.671 El municipio comprendía 734 Km.2 y llegó a tener sus presidentes de pura cepa campesina o de estampa popular; "cuando se rogaba con la presidencia".672

Post régimen

Termina 1940. Don Lázaro deja la presidencia que no su interés por el bienestar nacional, regional y de su tierra. En ésta no deja de haber nuevas escuelas, desfiles, reforestaciones, los festejos del 18 de Marzo;

667 Ibíd., E. Martínez, op. cit., p. 49. 668 Inf. Joaquín Villa. Vázquez, op. cit., pp. 18-24. 669 De Vladimiro y Mario Galeazzi, Enrique Martínez Ocaranza y Jesús Arteaga "Cacho". Inf. de este último. 670 La Voz de Jiquilpan, 3-XII-1934. 671 SIC. Dir. Gral. Estad., Censo de 1940. 672 Inf. Raúl Bautista y José Gallardo.

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una vida social bullanguera, la banda de Jesús Quiroz, el jazz de Alfredo Anaya y la orquesta de Salvador Herrera; los famosos días de campo; la huelga estudiantil de 1942. Inauguran la biblioteca pública con todo y murales de Orozco, el edificio de telégrafos y correos, el hospital "Octaviana Sánchez"; la tipografía de la escuela "Francisco I. Madero"; la imprenta "Morelos", el taller de corte frente al jardín de la Paz, etc.

No era mucho pedir. El comercio local tenía su importancia "aunque menor que el de la vecina población de Sahuayo".673 La industria se nota en una fábrica de cerillos, un molino de trigo, 2 talleres de rebozos, 4 molinos de nixtamal, 4 tenerías y 2 "fábricas" de aguas gaseosas.674 Por otro lado, la ganadería disminuye "considerablemente" y la agricultura no adelanta "en todo lo que pudiera esperarse".675

Una coyuntura de esto fue la salida de braceros. Era el tiempo de la Segunda Guerra Mundial.

"Vámonos al extranjero, mis queridos cuatezones, a ganar muy buen dinero con los señores patones".676

El Distrito Federal, Michoacán y Guanajuato hacen cabeza desde 1942. Los braceros prefieren los dólares, las camisas floreadas, los pantalones "vaqueros", las chamarras chillantes y los radios a los ecuaros, a las parcelas ejidales y a los malos pagos".677 Lo mismo van desocupados que ocupados y hasta hijos de acomodados en busca de aventura.678

673 SHyCP, op. cit., pp. 625-630. Además, Sahuayo tenía una cooperativa de camiones Sahuayo-Jiquilpan y Sahuayo-La Barca. 674 Ibíd. 675 Ibíd. 676 Versos de Josefina Medina Barragán de Jaripo. 677 González, op. cit., 256-257, 272-275. 678 Inf. Luis Ceja.

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Las oportunidades varían. Al terminar la guerra de Corea en 1953, la situación se vuelve angustiosa; "son mal pagados y hasta destituidos de sus trabajos dándose casos en que algunos no tengan ni con qué regresar".679

"Tuvo que pedir limosna y por tierra caminando regresó para su hogar siempre triste y suspirando".680

El tiempo de los braceros termina con las contrataciones (largas colas en Empalme, "coyotes", etc.), pero nace la modalidad de los "enmicados", emigrados residentes, que —salvo excepciones— vuelcan su complejo de inferioridad en desplantes despilfarradores.

. . . Otra cosa son los jiquilpenses que "echaron ramas y lazos

(políticos) en las capitales, los que influyen en el municipio; allegados al partido oficial. En 1949 postulan a Dámaso Cárdenas para gobernador (1950-1956).681 Pero el problema no fue tanto "damasista", sino la sucesión presidencial en 1952, cuando compiten Ruiz Cortines del PRI y el Gral. Henríquez Guzmán por la Federación de Partidos del Pueblo. Desde los tiempos de la Hilacha no se alborotaba la ciudad. El 10 de diciembre de 1951 fue el mitin de Henríquez en Jiquilpan;682 y el 5 de marzo de 192 "quince mil gentes recibieron al candidato Ruiz Cortines".683

...Tras la derrota electoral, se desintegra la malograda Federación. En 1953 se dice: "los partidos de oposición o sea la

679 Provincia, 6-IX-1953. 680 Josefina Medina Barragán. 681 La Voz de Michoacán, 3-XII-1949. 682 Inf. José López. Destacaban Pepe Amezcua, Antonio Mayés, Enrique Toscano "y la mayoría de los maestros de la prevocacional" como enriquistas. Excélsior, 11-XII-1951. 683 La Voz de Michoacán, 15-III-1952. Le fue ofrecida una comida en el Hotel Palmira y por la noche "la sociedad jiquilpense le dio un animado baile que estuvo pletórico".

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Federación de Partidos del Pueblo no lanzará ningún candidato a la Presidencia Municipal (de Jiquilpan) por lo que queda el campo libre (a la planilla del PRI).684 Familiar será por algunos años:

—"Fulanito es el presidente. —¿Y quién lo puso?.

Pre-presente noticioso

La tira comienza con alzas de precios "por la guerra", la fiebre aftosa de la ganadería y el rifle sanitario en 1947; la sequía de 1948-1950; la inundación de la Ciénega en 1952 "por el desbordamiento del río Lerma" y la pérdida de cosechas;685 "las colas para comprar maíz;"686 el intento de establecer una empacadora; la sucursal del Banco de Zamora en 1952; la hechura del Centro Recreativo o Casino, el jardín de la Paz y el nuevo edificio de la prevocacional; la inauguración del Jardín de Niños "Felícitas del Río"; las "grandiosas" fiestas del 20 de Noviembre con exposiciones, desfile, corridas de toros, "festival hípico-deportivo", artistas de cine, teatro y televisión, bailes; los clubes "18 de Marzo", "Corsarios" y "Tarascos" de beisbol, el "Atlante" de futbol; el club social "Sor Juana Inés de la Cruz"; el nacimiento del círculo literario "Diego José Abad" con su "tea"…

Llegan periódicos de Guadalajara, México, Morelia, Sahuayo y Zamora. Jesús Arteaga "Cacho" funda "El Regional" en 1955: "Una banda de rateros visita esta región mandando anónimos. Se reconstruye el abasto. Incansable trabaja el actual Ayuntamiento. Don Jesús Castañeda iba a ser estrangulado. Un llamado al público [para que se sirva enviar sus donativos al Hospital "Octaviana Sánchez"]. Carece de luz nuestro pueblo. Carece de lo más importante que es el preciado líquido del agua. Escasea la carne. Es posible un alza de precios. Primera reunión ordinaria del Círculo Literario. Fue sepultado el Dr. Maciel; 92 años al morir. Nada de dormir; "acción" dice el PRI. Unidad revolucionaria en torno de Dámaso Cárdenas. Se combatirá la inmoderada y descarada alza de precios. El trompetista 684 Provincia, 18-X-1953. 685 Provincia, 8-VI, 13-VIII-1952. Inf. Juana Serrano. 686 Inf. Luis Ceja.

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Rafael Méndez. Salió a México don Salvador Romero [para tratar lo relacionado con la planta deshidratadora de leche]. Conflicto obrero resuelto satisfactoriamente [entre la empresa y trabajadores de "El Jorullo]. Carreras de [autobuses] Verdes y Rojos. En la inauguración del Casino, el pueblo tendrá gratuito acceso".687

La población llegaba por esos años a 10,429 en la cabecera que ya eran 11,862 en 1960.688 Las fuentes de trabajo empiezan a escasear, pese al establecimiento de la planta deshidratadora y la emigración aumenta hasta

el presente

"Jiquilpan de Juárez, y de Lázaro Cárdenas", está situado a los 19º 59' de latitud norte y 102º 44' de longitud oeste; a 1570 metros sobre el nivel del mar; de clima templado, registrándose "la máxima temperatura" en los meses de abril y mayo.

La superficie del municipio jiquilpense (que era de 500 Km2) quedó en 289.95 Km2 el año de 1968 entre dos geografías. Su población, por esta segregación, disminuye a 26,451 en Los Corrales (Abadiano), los Altos, el Fresno, el Cerrito Pelón (Francisco Sarabia), el Salto, la Lagunita, la Breña, los Remedios, las Ánimas, los Tábanos, los Laureles, la Cantera, la Jara, Paredones, Paso del Buey, Santa Bárbara y Totolán; el censo de 1970 cuenta 17,000 habitantes en la cabecera.689

"Aunque se dice que Jiquilpan no ha vivido en el error porque vive del presupuesto público, lo cierto es que la mayoría de los residentes en Jiquilpan y en edad de trabajar no viven de la administración pública".690 Además, "la política mantiene a unos cuantos, no a todo el pueblo", dicen algunos vecinos. La grandeza de Jiquilpan "no es de orden económico". Su industria sigue siendo

687 El Regional, 1955, varios números. 688 SIC. Dir. Gral. Estad., Censos de 1950 y 1960. 689 Ibíd., 1970. 690 González y G., La tierra donde estamos, p. 37.

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escasa y "módico el comercio"; "no da la impresión de ser más agrícola que Sahuayo y sí de ser menos ganadero".691

Jiquilpan692 es un centro político con sus virtudes y defectos, e indudablemente famoso por Lázaro Cárdenas (1895-1970) que todavía le brinda beneficios.

691 Ibíd. 692 Va perdiendo lo "típico" de su caserío; hay casas de varios estilos; reconstruyen el atrio de la parroquia, y edifican otra capilla en La Lomita; levantan el monumento a don Lázaro; instalan una radiodifusora (XEIX 1290), cuenta con servicio telefónico automático, cablevisión termina con las antenas marcianas; disfruta de servicio urbano de transportes; tiene su comunidad indígena de mestizos, las danzas; las peregrinaciones decembrinas con "faroles", hay la costumbre de ir los lunes a Totolán. Existen las contrastantes "discoteques" y cafés; las ferias, el lienzo charro, la cueva de Leones; el nuevo palacio municipal. Es un centro educativo también con jardines de niños, primarias, centros de capacitación para el trabajo, secundaria nocturna; escuela técnica industrial, centro de estudios científicos y tecnológicos y el instituto tecnológico regional; la biblioteca pública y los murales de José Clemente Orozco, el museo "Lázaro Cárdenas", y un centro de investigaciones históricas y sociales.

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SEXTA PARTE

HOY Organización, educación y cultura

S CIERTO QUE ESTE MUNICIPIO no tiene la estampa de "un emporio". Si bien el 10% de su población total está dentro "del

presupuesto gubernamental", el 90% restante no vive "en el error". La pequeña agricultura y ganadería, la industria y el comercio mucho tienen que hacer; la planta deshidratadora de leche, el molino de harina, la cerillera e industrias menores (del rebozo, del pan, de la construcción, etc.), los establos y gallineros significan trabajo y medio de vida.

El comercio ha mejorado. Los rancheros se están viniendo a vivir a la cabecera municipal; "ya quieren algunas comodidades que en las rancherías no hay; de los alrededores ha venido mucha gente a hacer sus casas". Las tiendas de Jiquilpan tienen clientes en San José de Gracia. Mazamitla, Valle de Juárez, Quitupan, Emiliano Zapata y Jaripo. El movimiento se estima en dos millones de pesos mensuales; lo más en abarrotes, ropa y materiales para construcción.693

La organización tiene que rendir frutos; "sus comerciantes —dice un vecino— deben trabajar en forma unida para que tengan más bajos precios que Sahuayo, su principal competidor".694 La unión es indispensable para elevar el nivel de vida (de Jiquilpan).695

Pese al dicho de que "la gente de Jiquilpan se quedó acostumbrada a que les hicieran obras sin costo alguno".696 No es definitivo, lo último…

"Falta una promoción de los gobiernos municipales para encauzar al buen ciudadano a que aporte lo mejor de sus esfuerzos en

693 Cámara de Comercio/ Álvaro Ochoa, 15-III-1978. 694 Encuesta del autor, marzo de 1975. 695 Ibíd., La Hoguera, 21-VIII-1977, "editorial". 696 Guía, 19-V-1974, p. 10.

E

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beneficio colectivo…" "Lo que falta es la (buena) ubicación de esos que manejan la política de Jiquilpan… Seleccionar las personas adecuadas para formar gobiernos que fomenten, con la confianza del pueblo, el progreso del mismo…"697

Con todo y eso, Jiquilpan se distingue como centro administrativo, sede municipal y distrito judicial; con ayuntamiento, jefaturas de tenencias y encargaturas, administración de rentas, delegación de tránsito y más de ocho oficinas federales, los sindicatos (de albañiles, de molino de harina, del jorullo, cargadores, confetineros, transportistas, músicos, del cine, de panaderos, de profesores) y uniones (de locatarios del mercado, del sitio de automóviles, de guayineros), son parte de la organización jiquilpense, sin olvidar comisariados ejidales, asociaciones religiosas, ganaderas, médicas, de charros, etc., juntas de festejos, club de Leones, club Rotario, etc., el comité para el fomento de trabajos colectivos, los comités del partido oficial, la liga jiquilpense de futbol, etc.

Y como centro educativo Jiquilpan brilla más:

Jardines de niños en la ciudad: "Felícitas del Río": 268 alumnos, una directora, 7 educadoras, un pianista, un salón para cantos y 7 aulas; "Josefa Ortiz Lemus": 146 alumnos, una directora, 4 educadoras, un pianista, un salón para cantos y 4 aulas.698

Primarias dentro del municipio: 21. Enseñanza media República Española (nocturna, para trabajadores), cuenta con 12 instalaciones incluyendo aulas, oficinas, laboratorios, cooperativa, sanitarios, salón de actos, 16 maestros y 337 alumnos.699

ETIC, 279700 y CECYT, 29 cuentan con 25 aulas, un laboratorio triple y otros de biología, física y química, talleres de electromecánica, 697 Encuesta. 698 Información de las directoras. 699 Información de los inspectores escolares.

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conservación de alimentos, industria del vestido, mecanografía y contabilidad, biblioteca, almacén y canchas deportivas. 89 profesores prestan sus servicios en ambos planteles. El centro de estudios (medio superior) tiene 784 alumnos y la escuela técnica (media básica) 1 155. Enseñanza Superior

Instituto Tecnológico Regional de Jiquilpan: 168 alumnos (79 en ingeniería y 89 en ciencias administrativas), 13 profesores, 5 aulas, 4 oficinas y 6 departamentos.701

Ese renglón educativo queda bien parado. Don Lázaro se preocupó por "dotar a su tierra natal de un gran número de obras en beneficio de la comunidad". El Jiquilpan actual "es principalmente obra del general Cárdenas".

Aparte de escuelas hay centro de salud, unidad del IMSS que en 1979 tendrá 3 200 derechohabientes,702 puestos periféricos del IMSS, tienda regional del ISSSTE Nº 86, cines, parques, campos deportivos, jardines, fuentes, monumentos; obras de Guillermo Ruiz, Miguel Cortés, Federico Canessi, Roberto Cueva del Río y Alberto Leduc adornan la cabecera municipal. A instancias de Cárdenas, José Clemente Orozco pintó Jiquilpan "en el mapa de la cultura mundial", gracias a los murales de la biblioteca pública.703

El ambiente cultural de Jiquilpan se mueve en torno a las X actividades del Centro de Estudios "Lázaro Cárdenas", a círculos literarios (el "Diego José Abad" y su apagada "Tea", el "Gabino Ortiz" con "Pirekua"), a grupos artísticos variados; a las figuras y obras de Chano Béjar, María de Jesús Magallón, Sara Malfavón, Enrique y Ramón Martínez Ocaranza, Rafael Méndez, Ignacio Núñez y Roberto Villaseñor "Tico".

700 Actualmente le están construyendo su edificio propio al suroeste de la ciudad. 701 Información de la dirección. El 40% de los alumnos son foráneos. 702 IMSS., Michoacán, III-1973. 703 Orozco, Autobiografía, ed. Era, México, 1970. "Testimonios" de Margarita Valladares, pp. 118-120.

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Otros medios y elementos culturales son los museos "Lázaro Cárdenas" y el histórico-arqueológico que se encuentra en la biblioteca pública, la estación radioemisora XEIX (1290 Khz.), las bibliotecas escolares, y los periódicos locales que se caracterizan por su temporalidad política. De todas maneras, Jiquilpan tiene su lugar ganado, en este occidente michoacano.

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SÉPTIMA PARTE

ASPECTOS GEOGRÁFICOS

Localización

A MUNICIPALIDAD DE JIQUILPAN, Mich., se localiza en la región noroeste del estado, que en parte de su superficie cubre la

"Ciénega de Chapala". La cabecera municipal, Jiquilpan de Juárez, se localiza a los 19º

59' oo" de longitud oeste del meridiano de Greenwich con una altura de 1,570 mts. sobre el nivel del mar.

Límites

El municipio limita al norte con los de Régules y Sahuayo; al este, con el de Villamar; al sur, con el de Cotija y el estado de Jalisco; y, al oeste, con este último estado y el municipio de Marcos Castellanos.

Superficie

Cuenta con una superficie de 289.95 Kms.2 y representa el 0.48% de la estatal.

División territorial

La división territorial, en 1970, era de 24 localidades; de ellas, 7 rancherías, 15 ranchos, 1 (un) pueblo y la ciudad cabecera.

Orografía

La superficie que lo delimita presenta las siguientes características orográficas: la región norte y este es plana y fértil; la región sur y oeste, abrupta y montañosa, cruzada por una estribación de la Sierra

L

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Madre Occidental. Sobresalen en esta región los cerros de San Francisco, Santa María y de los Corrales.

Hidrología

El municipio se localiza en la cuenca hidrológica de Lerma-Chapala-Santiago. Los ríos Sahuayo o Jaripo y Jiquilpan son las dos corrientes principales.

Clima

El clima predominante es el templado subhúmedo mesotermo; 17ºC en promedio anual, con temperaturas que oscilan entre 22ºC máxima y 10ºC mínima a la intemperie.

Vientos

Los vientos dominantes provienen del suroeste con una intensidad de 2.0 a 14.5 Kms. por hora, considerados como débiles.

Precipitación pluvial

El periodo de lluvias es en verano y comprende los meses de junio a septiembre, registrándose 120 días, en promedio anual y una media de 800 mm.

Suelos

Los suelos se caracterizan por ser de dos tipos principales: del grupo chernozem en la región plana y fértil del valle y del grupo podsólico (café, grisáceo, rojizo y amarillo) en la región montañosa.

Vegetación

La vegetación, de igual manera, es de dos tipos: propia de la pradera en su región plana, integrada por arbustos grandes como el hizache,

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tepame, mezquite y el palo dulce; y propia de la montaña, en la que es común los montes altos: pino, encino y oyamel.

ASPECTOS DEMOGRÁFICOS Y SOCIALES

Marco demográfico

Población total

La población se ha comportado, según los censos de 1940-70, de la manera siguiente: en 1940, había 17,562 habitantes; en 1950, 23,005; en 1960, 29,064 y para 1970 disminuyó a 26,116 habitantes. El comportamiento relativo correspondiente a los años señalados respecto del año base fue como sigue: 31.0, 65.5 y 48.7%, respectivamente. Es notoria la disminución experimentada en el último decenio de 2,948 habitantes. La tasa de crecimiento anual en el periodo señalado es como sigue: 2.4%, y 1.9% y para el último decenio de 1.1%. El ritmo de crecimiento registrado en la población estatal fue de 2, 2.7 y de 2.3%, respectivamente.

La participación de la población municipal respecto a la del estado fue como sigue: en 1940, participó con el 1.48%; en 1950, el 1.61%; en 1960, 1.56% y para 1970 participó con sólo el 1.12%.

Población por edad y sexo

Del total de la población (26,116 habitantes), en 1970, el 49.6% (12,949 personas) pertenecen al sexo masculino, y el 50.4% (13,167 personas) al femenino. El grupo ligeramente mayoritario lo forman las mujeres; en promedio 1.01 mujeres por cada hombre. La misma relación con la población estatal que fue de 0.99.

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Densidad de población

La densidad de población en el último año señalado, fue de 90.1 habitantes por Km.2, densidad mayor a la registrada en el estado, que fue de 38.8.

Las localidades de mayor población en el año señalado, cuentan Jiquilpan de Juárez, con 15,960; Los Remedios, 1,924; Francisco Sarabia, 1,739; Totolán, 1,344; Los Paredones, 915; Abadiano, 818 y, Los Tábanos, 527 habitantes. Las localidades restantes registraron una población inferior, ellas son: Las Ánimas, La Breña, La Cantera, El Capulín, El Cerezo, Cerro de San Francisco, Cofradía, Corrales Altos, El Fresno, Las Jaras, Lagunita, Los Laureles, Paso del Buey, La Purísima, El Salto, Santa Bárbara y Los Tres Ríos.

Población urbana y rural

La población urbana y rural se ha comportado de la siguiente manera: en 1960 la población urbana registra 15,689 y la rural 13,375; para 1970 la población urbana pasó a 15,960 y la rural a 10,156 habitantes representando el 61.1 y el 38.9%, respectivamente. Relación similar en la población estatal, de 46 y 45%, respectivamente.

Las 24 localidades que integraban el municipio, con base en el censo de 1970, se hallaban agrupadas por el número de habitantes en la siguiente forma:

LOCALIDADES POBLACIÓN

Total Porcentaje Total Porcentaje Total De 1 a 999 De 1,000 a 2499 De 2,500 y más

24 20 3 1

100.0% 83.3 12.5 4.2

26.116 5,149 5,007 15,960

100.0% 19.7 19.2 61.1

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En el cuadro anterior se observa que el 95.8% de las localidades las integran grupos de pobladores (38.9%) con menos de 2,499 habitantes.

Movimiento social

Se dijo que la tasa del crecimiento anual de población en el último decenio fue de 1.1%; sin embargo, este decremento fue afectado por los movimientos migratorios en la forma que sigue:

En 1970 había 25,350 personas nacidas en la entidad radicando en el municipio, más 766 personas nacidas en otras entidades o países.

Para el mismo año se encontró que el número de inmigrantes fue de 801 personas. De este total el mayor número provino del estado de Jalisco (485) y de Guanajuato, (51).

Población activa e inactiva

La población económicamente activa para el año señalado y a la semana anterior al censo fue de 5,794 personas; de este total 156 como desocupados y las 5,638 restantes desempeñando labores en el campo y pequeñas industrias.

La población económicamente inactiva era de 10,071 habitantes, desempeñando actividades en servicios diversos: hogar, estudiantes y otros.

ASPECTOS ECONÓMICOS

Sector primario

El sector primario ocupó en 1969 a 2,869 habitantes en agricultura y ganadería, ramas de particular importancia económica.

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Agricultura

La agricultura se desenvuelve en dos áreas diferentes.

1) Una región abrupta donde predomina el monocultivo de temporal y en el que se emplean métodos y técnicas atrasados, y donde le sistema de "roza" es común. Estas condiciones de explotación de la tierra sólo propician una limitada subsistencia, y un alto índice de desocupación.

2) Un área plana y fértil donde el sistema de riego y las técnicas y métodos de cultivo son más actualizados, cuyos rendimientos son mayores.

a) Tenencia de la tierra. Con datos de 1970, del V Censo Agrícola Ganadero y Ejidal, del total de 17,635 hectáreas censadas, 9,132 eran de propiedad privada con 382 propietarios y las 8,503 restantes se repartían en 10 ejidos. El número de ejidos en 1975 era de 19, con 10,983 hectáreas y 1,183 beneficiarios.

b) Clasificación de la tierra. El V Censo arriba señalado clasifica la superficie censada de la siguiente manera:

Total 17,635 hectáreas De labor: Temporal Juego o humedad Riego De pastos: Cerros Llanuras De bosques: Maderables

9,893 " 8,051 " 94 " 1,748 " 6,886 " 5,114 " 1,772 " 47 " 42 "

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No maderables Incultas productivas Improductivas

5 " 22 " 787 "

c) Superficie cultivada. La superficie de labor, como ya se apuntó, fue de 9,883 hectáreas. En 1969 se cosecharon 5,945 hectáreas: 3,622 hectáreas de riego y las 2,323 restantes de temporal, con valor aproximado de 9.5 millones de pesos.

Los principales productos fueron: maíz, trigo, frijol, alfalfa, garbanzo, cebolla, jitomate y cebada.

La fruticultura se encuentra poco desarrollada. En el año señalado se cosecharon 96 hectáreas con un valor aproximado de 2.1 millones de pesos. Los principales productos fueron: mango, limón, durazno, guayaba, naranja, papaya y aguacate.

Ganadería

El renglón ganadero se desenvuelve en un plano aceptable de explotación. Las formas "extensionistas", "familiar" y "estabularía" se encuentran más o menos definidas. El número de cabezas de ganado, en 1970, fue como sigue: 42,000 bovinos, 2,000 caballar, 2,350 asnal, 700 mular y 1,500 caprinos.

Los renglones porcino y avícola también presentan un cuadro aceptable. El número de porcinos era de 25,000 y de aves de 90,000.

La actividad colmenar es la primera en el estado con 5,000 cajones en el último año señalado. Otros

Se engloban aquí la silvicultura, la caza y la pesca por contar con poca importancia económica.

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La superficie forestal es de 47 hectáreas; 42 de ellas consideradas como maderables y las 5 restantes como no maderables. Las principales especies son: pino, encino, oyamel, fresno y palma.

Las actividades de caza y pesca son mínimas; se practican sólo en temporadas y a nivel de consumo familiar.

Las especies más importantes de ambos renglones son: puma, venado, coyote, tejón, armadillo, gato montés, güinduri, güilota, pato silvestre, reptiles, carpa y bagre.

Sector secundario

El sector secundario o industrial cuenta ya con cierta importancia económica. Este sector ocupó, en 1969, a 703 personas; de ellas, 511 en industrias de transformación; 169 en la construcción, y en actividades extractivas y de energía eléctrica, 23 personas.

Las principales industrias establecidas en 970 fueron: 1 (una) fábrica de cerillos. 1 (una) de leche y sus derivados. 1 (un) molino de forrajes. 1 (un) molino de trigo. 1 (una) fábrica de ropa. El capital invertido fue de alrededor de 25 millones de pesos. El renglón artesanal ha venido en decadencia; actualmente se

producen rebozos, mantelería y huaraches.

Sector terciario

Este sector es el segundo en importancia en el municipio. Por lo que a número de personas ocupadas se refiere, fue de 2,158 en 1969. El renglón no especificado absorbió a 821 personas, servicios 626, comercio 465, gobierno 152 y transportes 94.

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Servicios

Este renglón con 626 personas ocupadas está integrado por profesionistas en general y empleados diversos.

El ramo hotelero contaba con 6 instalaciones en tres categorías. El número de restaurantes, era de 5 en sus distintas categorías. De igual manera la cabecera municipal contaba con 5 (cinco)

instituciones bancarias: Banco Agrario de Michoacán, S.A.; Banco de Comercio de Michoacán; Banco Nacional de México, S.A.; Banco de Zamora, S.A., y Banco Regional Agrícola Michoacano, S.A.

Turismo

JIQUILPAN, cuna del héroe más reciente de México, el Gral. D. Lázaro Cárdenas y de D. Anastasio Bustamante, es una ciudad con muy agradable clima templado cálido, ya que se encuentra a 1,570 metros sobre el nivel del mar.

Su comunicación principal es la carretera número 15, que enlaza al Distrito Federal con Morelia, Zamora y Guadalajara.

El visitante puede disfrutar en Jiquilpan de la ya tradicional cocina michoacana y conocer la Biblioteca "Gabino Ortiz", donde hay unos interesantes murales pintados por el famoso José Clemente Orozco. Debe también visitar la Casa Museo del general don Lázaro Cárdenas, que también es Centro de Estudios de la Revolución Mexicana.

Durante el mes de marzo, la plaza principal de esta risueña ciudad, se engalana con sus jacarandas florecidas, cuyas copas compiten con el azul del cielo.

Las festividades principales son: El carnaval; el 18 de marzo, fiesta cívica que conmemora la Expropiación Petrolera; el 4 de octubre que se festeja a San Francisco de Asís, patrono del lugar; el 21 de mayo se conmemora el natalicio del general Cárdenas y el 20 de noviembre en que se conmemora el aniversario de la Revolución con un desfile y un gran acto cívico, así como la inauguración de la Feria Comercial, Agrícola y Ganadera de la región.

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Jiquilpan cuenta con hoteles de mediana categoría, lo mismo que con restaurantes, donde los turistas pueden gustar de platillos regionales y platillos a la carta. Cuenta con gasolinerías, talleres mecánicos y todos los servicios indispensables que pueden requerir de urgencia los visitantes. Comercio

La cabecera es el principal centro comercial del municipio; esta actividad está organizada en mercados públicos y en tiendas en general.

En el resto de las localidades el "día de plaza" es el tipo de comercio más común, caracterizándose en ellas las transacciones de productos primarios.

Con datos del censo antes citado, en 1969 el comercio absorbió 465 personas en tiendas en general, misceláneas y artesanías, con un total de 87 establecimientos.

Otros

En el renglón transportes prestaron servicio 94 personas.

La cabecera cuenta con 8 líneas de autobuses de pasajeros, 4 líneas de carga y 8 más de servicios de pasaje regional.

El renglón gobierno ocupó a 152 personas en servicios administrativos, de vigilancia, etc.

El renglón no-especificado ocupó a 821 personas.

INFRAESTRUCTURA El municipio cuenta con el conjunto de obras y servicios que le permiten ser uno de los mejores integrados en el estado.

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Carreteras

En lo que a carreteras y caminos se refiere, se puede afirmar que todas las localidades del municipio cuentan con este importante medio de comunicación, bien mediante caminos de mano de obra, como con carreteras asfaltadas de uso en todas las épocas del año.

En la ciudad cabecera tiene lugar un importante cruce de carreteras que le permiten comunicarse con las ciudades principales del estado y del país:

La carretera federal Nº 15 (México-Morelia-Guadalajara-Nogales) toca la cabecera municipal por el oriente en el kilómetro 523 para continuar hacia Guadalajara en su parte norte; dista de la ciudad de Morelia 210 kilómetros; de Zamora 58 kilómetros y de la de Guadalajara 155 kilómetros.

Hacia la parte oeste de la Cd. de Jiquilpan sale la carretera federal Jiquilpan-Manzanillo, ciudad de la que dista 316.8 kilómetros.

Electrificación

En 1973, había un total de 9 localidades con servicio eléctrico, beneficiando a 22,361 habitantes. El servicio lo proporciona la CFE., a través de la División Centro-Occidente.

Irrigación

El municipio forma parte del Distrito de Riego Nº 24 "Ciénega de Chapala" con un total de 3,622 hectáreas regables. Se localizan dos presas:

La presa "Las Fuentes" que capta las aguas del río Sahuayo y la presa "El Junco" las del río Jiquilpan; el caudal de ambos se destina al riego.

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Teléfonos

Teléfonos de México, S.A., opera únicamente en la ciudad cabecera. En 1974 contaba con 393 líneas con 546 aparatos instalados; depende de la central regional Zamora.

Telégrafos

La ciudad cabecera cuenta con una oficina telegráfica; forma parte de la División 22ª del país.

Radiodifusoras

De igual manera la ciudad de Jiquilpan cuenta con una radiodifusora (XEIX, 1,290 Frec., 1,000 watts de potencia) de alcance regional.

Correos

En la cabecera municipal se localiza una Administración de Correos; dependen de ésta 3 (tres) agencias pertenecientes al municipio: Abadiano, Paredones y Totolán.

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OCTAVA PARTE

SERVICIOS COORDINADOS DE SALUD PÚBLICA EN EL ESTADO DE

MICHOACÁN Datos del Área de Jiquilpan Extensión territorial y demografía Pobl. 30-VI-78 Ext. Territorial Dens. de pobl. % Pobl. en relación con el resto del Edo. %Sup. en relación con el resto del Estado

Tota 32 031 110.47

habs. x Km.

1.13%

0.48%

Hombres 15 881

% 49.58

Mujeres 16 150

% 50.42

DIEZ PRINCIPALES CAUSAS DE ENFERMEDADES TANSMISIBLES 1977. Nº. C a u s a s Nº. de casos Tasa x 10 000

Habitantes 1. Gastroenteritis 2. Faringoamigdalitis 3. Influenza 4. Disentería amibiana 5. Bronquitis 6. Otras parasitosis 7. Diarrea infecciosa 8. Oxiurasis 9. Sarna 10.Sarampión

134 83 44 43 37 33 5 5 3 2

4.27 2.65 1.40 1.37 1.18 1.05 .16 .16 .09 .06

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Morbilidad

Al analizar el cuadro de las 10 principales causas de enfermedad en el municipio de Jiquilpan, Mich., de los años de 1977, destaca que los padecimientos gastrointestinales siguen ocupando el primer lugar en todos los años, y esto mismo se refleja en la mortalidad donde también ocupan el primer lugar como causa de muerte principalmente en la población infantil, problema de salud pública sobre el cual poco se ha podido hacer.

Llama la atención que la sarna, enfermedad de la piel que afecta a todos los miembros de una familia y que persiste por la falta de aseo personal, en los años de 1973, 76 y 77, está dentro de las 10 primeras causas de enfermedad.

Las enfermedades transmisibles siguen siendo los principales problemas de salud pública, a excepción de muy pocas que se ha logrado controlar o erradicar.

Mortalidad

En el Municipio, además de lo ya señalado, que la causa principal de muerte son gastroenteritis y colitis, se observa según los cuadros de los años 1969-1973 que la cirrosis hepática está dentro de las 10 primeras causas de muerte, indicándonos el excesivo consumo de alcohol y mal estado nutricional de la población.

Centros de Salud

Cuenta Jiquilpan con un Centro de Salud Sub-Urbano tipo "B" cuyo personal consta de un médico director, dos pasantes de medicina en servicio social, personal de enfermería y administrativo.

Proporcionan los servicios de consulta general, prenatal, inmunizaciones, planificación familiar.

Adjunto al Centro de Salud se encuentra ubicado el Hospital Civil con 25 camas, que tiene servicios de cirugía, gineco-obstetricia, pediatría y urgencias.

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Saneamiento

Disposición de Basuras. La recolección de basuras en la cabecera municipal es efectuado por dos vehículos, no existiendo ningún sistema adecuado, como el relleno sanitario, sino que son depositados en "tiraderos" a 3 o 4 kilómetros de la ciudad.

Sistema de agua. La fuente de obtención es un pozo profundo y de ahí enviado por un sistema de distribución.

Sistema de drenaje. Los desechos de excretas, aguas negras y servidas de la red de drenaje se efectúan en el río Jiquilpan, sin recibir ningún tratamiento previo.

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ÁLVARO OCHOA SERRANO

198

Í N D I C E

Pág.

PRESENTACIÓN

4

INTRODUCCIÓN

6

PRIMERA PARTE

El antiguo Xiuhquilpan

7 7

SEGUNDA PARTE

…Y LLEGÓ EL ESPAÑOL Paz en la tierra En la otra mitad del Siglo XVI El Siglo del acomodamiento El despoblamiento del Siglo XVIII Bajo el reinado de dos Carlos Muere el Siglo de las Luces, y nace el XIX La Guerra de Independencia

17 17 25 28 40 49 58 70 78

TERCERA PARTE

Época llamada independiente

87 87

CUARTA PARTE

La era liberal La restauración republicana (1867-1877) Los años porfirianos Otros cuatrienios porfirianos La Revolución Paréntesis 1916-1928

102 102 111 124 132 146 153

QUINTA PARTE

…Y Jiquilpan se vuelve cardenista

159 159

SEXTA PARTE

Hoy

169 169

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JIQUILPAN

199

SÉPTIMA PARTE Aspectos geográficos Aspectos demográficos y sociales Aspectos económicos Infraestructura

173 173 175 177 182

OCTAVA PARTE

Servicios Coordinados de Salud Pública en el Estado de Michoacán

185 185

Archivos Consultados Bibliografía Libros

188 189 190