Jesús y Los Jóvenes

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cuadernos formativos Diciembre 04 Abendua Elizbarrutiko Gazte Pastoraltzako Ordezkaritza Delegación Diocesana de Pastoral con Jóvenes Vitoria - Gasteiz ¿El cordero con piel de lobo? Jesús y los jóvenes Silvia Martínez Cano

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Pastoral juvenil

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  • cuadernos formativos

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    El cordero con piel de lobo?Jess y los jvenes

    Silvia Martnez Cano

  • 2Silvia Martnez Canoteloga

    Pastoral Universitaria Marista(Con autorizacin de la autora y Revista Pastoral Juvenil, oct. 04)

    0. El cordero con piel de lobo

    Cuntas veces hemos odo decir que tal persona es unlobo con piel de cordero? Con esta expresin nos refe-rimos siempre a la astucia con que alguien quiereesconder lo que verdaderamente es. Son personasretorcidas y que no van de frente en sus relaciones. Elcordero es la bondad y la ternura y el lobo, depredador,la maldad y la violencia.

    Pues bien, imaginemos que le damos la vuelta alrefrn. qu tendramos entonces? Una persona quetiene fama de lobo (violencia) pero que es un cordero(ternura). Ese es el caso de Jess. Sucede con fre-cuencia que los jvenes no saben quin es Jess. No losaben porque en torno a l han surgido una serie depieles que no nos permiten ver quin, en verdad, seesconde tras ellas. Esas pieles son de todo tipo. Lashistricas, que nos lo han alejado en el tiempo; las ins-titucionales, necesarias, pero, cuya praxis est nopocas veces muy lejos del mensaje que se proclama; lacultura ambiente que prefiere un compromiso limita-do, suave, light, en el que la vida de Jess puede seradmirada, pero no tiene por qu ser imitada... Muchaspieles recubren la imagen evanglica de Jess, elCristo, alejndole de los jvenes de nuestro tiempo.

    Nos viene a la mente un ejemplo, tomado de la met-fora con la que inicibamos estas pginas. El corderotiene una carga simblica muy especfica en el cristia-nismo, que se nutre de la imagen del cordero pas-cual... pero saben la mayora de los jvenes que sig-nifica esta imagen cristolgica?, entienden la simbo-loga, el corpus de iconos con el que la Iglesia presen-ta a Jess, el Cristo, o est a aos luz de sus preocu-paciones diarias? No estamos colocando muchas pie-les sobre el cordero?

    Es ms, dada la evidente lejana cultural y temporal delJess de la historia podemos siquiera pretender acer-car al verdadero Jess a los jvenes? Somos capaces detraducir con nuestra palabra y nuestras obras la expe-riencia de los apstoles, el acontecimiento Jess, elCristo cordero? Creemos que s. La crisis religiosaactual, ese malestar religioso que seala Juan MartnVelasco1, no es tanto una crisis de Jess, sino de algunasde las formas de presentar su figura.

    El cordero con piel de lobo?Jess y los jvenes

    1J. MARTN VELASCO, El malestar religioso de nuestra cultura, Ed. Paulinas, Madrid, 1993.2 Qu es la normalidad sino una serie de condiciones sociales que nos autoimponemos y que excluyen a aquel que no las cumple.

    Imaginemos una sociedad en la que es comn que la gente lleve el pelo verde. no consideraramos al que lo tiene castao comodistinto, no-normal?

    1. Jess figura singular y atractiva

    A los cristianos Jess nos seduce, nos fascina y nos atraehacia el corazn mismo del Misterio de Dios. Jess es paranosotros la revelacin definitiva del amor de Dios a lahumanidad; es atractivo y, a la vez, desafiante, porque nosinvita constantemente a salir de nuestras posiciones paracontinuar el camino sin fin de su seguimiento. Los evan-gelistas nos transmiten esta misma experiencia constan-temente en sus escritos; Pablo se siente transformado. Elencuentro con Jess imprime en nosotros un carcter dealegra y renovacin. Cmo poder propiciar en los jve-nes esta experiencia? Quiz podamos responder a esta pre-gunta si nos hacemos conscientes de qu hay de atractivoen Jess hoy, qu nos ha seducido de l, para que poda-mos brindarlo, en nuevas formas, a los que no le conocen.

    Desde esta perspectiva veamos, por lo que nos ha llegadode l, por qu es considerado especial, entonces y ahora.Desde nuestra experiencia propia y desde la experienciaque nos compartieron en los evangelios aquellos quevivieron con l podemos sealar algunos de los rasgosseductores de Jess.

    A.- Jess vive de una forma especial. El movimiento de Jess nace de una forma de ser de Jessque es una autntica llamada proftica a romper con losmoldes habituales de la vida rutinaria. Jess opta porabandonar el formato habitual de familia: un padre opatriarca que gobierna sobre madre, hijos e hijas y sier-vos. Rompe con el patriarcalismo y renuncia a ganarse lavida con la tierra o un oficio artesano, es decir, a asegu-rarse la vida (en la medida en que ello era posible). Elmensaje que es su vida es ms importante que perpetuaruna serie de usos sociales. Como otros antes que l, comoAms que abandona sus higueras y su labor, comoJeremas que sufre la seduccin de Dios, la palabra de Diosle hace asumir una nueva forma de vida, que no pocasveces descoloca a la gente que le conoce.

    Qu hay de especial en Jess que le hace renunciar a locotidiano, lo habitual, lo rutinario? No existe lo que lla-mamos normalidad 2 en Jess, no sigue las rutinas quese suponen normales para un varn judo de la palestinadel s. I. La vida itinerante no tiene una fama especialmen-te buena entre la gente. El desarraigo se asume comopoco adecuado para gente honrada. Sin embargo en Jessadquiere una posibilidad de confianza en Dios ms all delas seguridades del mundo. El texto de Mt 6, 25-34 reco-rre perfectamente esta idea. Creer que lo ms terrenalnos va a salvaguardar de la realidad limitada del ser huma-no? Los lirios del campo no se preocupan por eso y sinembargo Dios los cuida. Por tanto, es posible vivir sin

  • monio es casi de obligado cumplimiento porque se vivecomo cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham alo largo de la historia (Gn 17, 6-8) esta opcin es inu-sual. Como tambin lo es hoy el celibato por amor, o elmatrimonio que se descubre a s mismo como fuente deeternidad. El otro no es una fuente para mi felicidad,sino realmente otro universo, infinitamente amable.Por eso, el amor maduro es tambin una experiencia deopcin radical por ser signo visible del amor. En unapoca como la nuestra en la que la sexualidad vivida nopocas veces como sinnimo de genitalidad, se compren-de a veces como un intercambio momentneo o comouna prueba tiempo parcial, es difcil comprender laopcin de Jess. Muchos jvenes no entienden la voca-cin cristiana a la fidelidad, pero, por otra parte, no deja,muchas veces de aorarse. No en vano seguimos viendoque todas las pelculas romnticas deben acabar bien,es decir, jurndose amor eterno.

    B.- Jess habla distinto. - Habla desde una vida integrada: Hay algo en el hablar

    de Jess que interpela hasta al ms riguroso. Por esolos fariseos polemizan con l, dentro de la ms estric-ta tradicin juda, donde slo la controversia trae laverdad 4. Sus palabras estn ms all de la norma escri-ta y se validan en la praxis de su vida. En sus reflexio-nes son las personas las que son el centro, y no la ley.En su boca est constantemente el amor al otro encontraste con la crtica y con el legalismo. La pasinpor el Reino es, necesariamente, pasin por la personaconcreta Acaso no nos sobra en abundancia la crticay la murmuracin en nuestros comportamientos dia-rios? Los jvenes estn acostumbrados a una hipocre-sa larvada en el seno de la sociedad, de tal manera, queasumimos como normal (es decir, como normadevida) esta ruptura entre decir y hacer. Es habitual quela dispersin de nuestra vida, dividida en multitud deambientes nos haga adoptar distintas actitudes segnel lugar y la gente con la que estamos. La cultura delfragmento no es en vano caracterstica de la postmo-dernidad 5. Por eso, Jess resulta fascinante, porquesabemos, aunque a veces, nos cueste reconocerlo, quevivi una vida integrada, centrada en el Reino de Dios.Tiene sus races en l mismo centro de la existencia ydesde ah, vive, acta, respira... Por eso podemos afir-mar, con verdad, que l mismo fue el Reino. Frente ala dispersin, la integracin. Lo que dice, suena a ver-dad. Es fascinante.

    - En lo cotidiano y lo pequeo est la clave: Otro rasgosdel decir de Jess que puede resultar fascinante es suacento en lo pequeo. De lo pequeo, del grano demostaza, es de donde sale la gracia de Dios y su salva-cin (Mt 12,31-33); es lo pequeo como la levadura loque hace que la realidad fermente hacia un mundomejor. Y lo pequeo es sencillo. Como traduca genial-

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    angustiarse por el futuro, por lo que pasar en y con micasa, porque, como dir Santa Teresa diecisis siglosdespus, slo Dios basta. Jess, en mundo donde, pese atodo, pesa tanto la presin de las expectativas sociales,Jess se muestra libre.

    En esta lnea entendemos que Jess significa su opcinpor el celibato, que debemos entender como signo de suproexistencia, de su vida volcada (des-centrada) en elprjimo. Durante mucho tiempo lo hemos entendidocomo una renuncia al cuerpo, a lo sexual, a lo munda-no. Esto es fruto de una concepcin grecorromana derepugnancia hacia el cuerpo que proviene de la separa-cin platnica de cuerpo y alma, muy ligada al estoicis-mo de los siglos III a. C. a III d. C. que reclama la con-tingencia de las pasiones, especialmente la sexual porconsiderarse negativa para la vida ordenada del varn. Aesto se uni la influencia del neoplatonismo en el que locorpreo es negativo y opuesto al mundo celeste; por lotanto, hay que hacer un esfuerzo por desvincularse deello y acercarse a lo espiritual 3. La vida clibe, entonces,es mejor que la vida del casado.

    Pero esto no tiene nada que ver con la mentalidad de unjudo de una remota regin del mediterrneo. Jess sig-nifica con su opcin la venida de la buena noticia, es unsigno escatolgico de los nuevos tiempos, de la renova-cin y de la salvacin de Dios a travs de l. La clave esser signo de amor. En una sociedad en la que el matri-

    3 Ranke, Uta Eunucos por el reino de los cielos Madrid 1994 Trota, pgs. 14 a 194 Hay que estar alerta contra una imagen de las controversias de los fariseos con Jess como trampas tendidas por la maldad de

    stos. Tal imagen nace del enfrentamiento entre el judasmo posterior a la destruccin del Templo y la naciente Iglesia, pero norefleja la realidad histrica de Jess. La polmica pblica entre maestros es una realidad cotidiana para el judasmo. Las contro-versias entre Hillel y Shammay, las dos cabezas del farisesmo poco antes de la poca de Jess son famosas.

    5 Cf. J. F. LYOTARD, La postmodernidad explicada a los nios, Anthropos, Barcelona, 1986.

  • 4Frente a la reserva, al riesgo calculado, Jess practica elsalir al encuentro. Cuando el Padre Bueno vislumbra alhijo prdigo, sale corriendo a su encuentro y le abrazaantes incluso que pueda exponer su muy meditado dis-curso. Los nios se le acercan (Mc 10,13-16) aunquesegn una tradicin de su poca no son capaces deaprender la Ley. Da igual, es la ternura la que manda ensu corazn; porque en l se demuestra que slo el quese hace pequeo llega al corazn de los otros.

    Cuntas veces habremos repetido a los jvenes queacompaamos que para recibir antes hay que dar?.Jess demuestra que hacer presente el Reino es sercarioso y sencillo.

    - Acoge y toca: Jess tiene espacio para todos. Deja quelas mujeres (que como los nios, no son nunca capa-ces, mayores de edad) participen de su movimiento(Lc 8,1-3). No es especialmente extrao que mujeres,aquellas que tienen su lugar en lo ms profundo de loshogares, caminen con hombres? Algo tiene de especialJess que admite a las que jurdicamente no tienen nivoz ni autoridad. No hay nada especial en que Mara sesiente a su lado y participe en la conversacin quemantiene con sus discpulos; es que ella es discpulatambin. Y Marta es invitada a sentarse y charlar conellos (Lc 10,38-42)8 ... nadie queda fuera.

    Por eso en Jess son habituales los signos humanosms bsicos: Jess se sienta a comer y a beber y Jesstoca y se deja tocar. Se deja tocar por los impuros, porlos que ms lejanos estn del orden social, como aque-lla mujer que padeca flujos de sangre (Mc 5,25-34).Dos veces marginada, por mujer y por impura9 , lamujer se llena de valor y toca. Y Jess se deja tocar.Como nos dir el texto, sucede el milagro: no es ella laque le hace impuro sino que es Jess el que la inserta,dejndose tocar, con su perdn, en la sociedad. Elmilagro es que la dynamis de la accin no va orienta-da a la exclusin de la mujer, sino que, de forma ines-perada, produce su purificacin y, por tanto, su inclu-sin social, humana y religiosa.10

    Jess toca, sin reparos, porque el encuentro gestualentre dos personas hace que se reconforte al que sufre.Al tocar al leproso desafa con paz las leyes de pureza(Lc 5,12-16) y los convencionalismos, porque alguienque no arriesga por el otro no llega al corazn denadie. Entre adolescentes es muy comn estas mues-tras de afectividad: se abrazan y se expresan su exube-rante sensibilidad unos a otros, como medio de desa-rrollar lo que luego integrarn de emotividad en su per-sona adulta. Con el tiempo estas expresiones se vanmoderando y los jvenes reconducen sus sentimientos

    mente Jos Luis Corts, del barro nacen las flores, delos diamantes, nada.. En una sociedad de consumo fre-ntico, en la que no pocas veces sentimos el vrtigo devivir en una rueda sin fin, en una carrera en crculo,donde la meta coincide con una nueva salida, el modode hablar de Jess nos fascina en su sencillez, pegada ala vida cotidiana. Jess, nos parece, tiene palabras quedan vida, si no las convertimos en ideologa abstractasino como fuente prctica de paz.

    - La justicia es amor: Permitidnos todava un tercerejemplo. Jess habla de una justicia no conocida, lajusticia de Dios, que da a cada uno lo que necesita (Mt20,1-16). Dios da lo que quiere y lo da gratuitamente yas Jess invita a hacer con los dems. Nosotros habla-mos constantemente de justicia, pero de qu justicia?Estamos no pocas veces desengaados de la justiciahumana, limitada, falible, que no pocas veces favoreceal que tiene ms oportunidades. Si a nosotros nos dejaperplejos la justicia de Dios, que es gratuita, a los anti-guos no menos. Por eso los obreros de la via se que-jaron, no lo hubiramos hecho nosotros tambin?Tambin Jons lo hizo y Dios le respondi defendien-do a sus criaturas acaso no va a tener compasin desus imagen y semejanza? (Jon 4,11). Amor y justiciapara Dios es lo mismo.

    En boca de Jess la justicia cobra una dimensin distin-ta y seductora. Por fin, no hay que ganarse nada, porfin alguien da con amor gratuito. Cuando hasta el tiem-po es oro, cuando vivimos lo que Gonzlez-Carvajal lla-maba la mammonificacin de la vida 6 o Pannikar, lamonetarizacin de la existencia 7, la justicia compasivade Jess sabe por fin a agua fresca, que quita la sed. Creaun espacio de gratuidad en un mundo que tiende al cl-culo. Ahora, seremos capaces de ponerla en prctica?.

    C.-Jess acta de forma singular: - Sale al encuentro: la forma de actuar de Jess no es

    habitual. No sigue los cnones de correccin con lo quese piensa que deba ser su actividad. Se rodea de gentepecadora y come y festeja con ellos, de manera que sele llega a acusar de comiln y bebedor; lo que disgustaa los partidarios de la ascesis rgida y del vivir la reli-gin como sufrimiento personal constante. Para Jess,sin embargo, el signo del Reino no son las caras largas,sino la acogida, el abrazo de la parbola del PadreBueno. Y la acogida tiene mucho de fiesta y de banque-te y poco de moralina y protocolo. Jess no hace dis-tinciones entre los que quieren sentarse a su lado. Jessse autoinvita a casa de los que estn mal vistos, comoZaqueo. Toma la iniciativa, ofrece l primero la mano.

    6 L. GONZLEZ-CARVAJAL, Ideas y creencias del hombre actual, Ed. Sal Terrae, Santander, 1991, p. 142 y ss.7 R. PANIKKAR, Ecosofa, Ed. Paulinas, Madrid, 1994. 8 Podramos intentar olvidar la mala interpretacin que hemos hecho durante mucho tiempo de este texto que desmembrarla vida

    entre lo espiritual y lo material. no tiene esta concepcin un tinte excesivamente gnstico de desprecio a lo corporal? Dudamosmucho que un arameo como Jess estuviera influido de tales concepciones en una remota regin de Palestina.

    9 Porque la sangre menstrual hace impuras a las mujeres y por ello han de recluirse para no hacer impuros a los otros. Un hombre quetocaba a una mujer con la menstruacin deba hacer unos ritos de purificacin complejos y no tena permitida la entrada al Templo.

    10 Es muy significativo que este pasaje de curacin va unido a la curacin de la hija de Jairo, una nia ya casi muerta, que tambinsufre una doble marginacin: nia y mujer, quin dara algo por su vida?

  • 5de forma ms ordenada hasta que forman parte de una perso-nalidad equilibrada. Pero desgraciadamente muchas veces setiende al otro extremo. En el adulto desaparece toda capacidadde expresin y no es capaz de tocar a las personas porque noexpresa que quiere de una forma corporal.

    No podemos olvidar en la forma distinta de actuar de Jess ensu aspecto de taumaturgo. Los milagros tienen siempre unadimensin psicolgica y espiritual unida a la fsica. Jess sanaintegralmente. Transmite paz y reconciliacin consigo mis-mos a los otros. Por encima de todo est la persona, no impor-ta el momento o la circunstancia, el sbado no es impedi-mento (M 12, 9-14);

    No resulta esta acogida, esta cercana mostrada con signostangibles- algo atrayente? Es la vida completa de Jess la queexpresa el Reino que va a venir. Porque a travs de l, el dongratuito de Dios se comunica a sus criaturas.

    D.- Jess es coherente: En resumen, una de las grandes puertas a la fascinacin porJess es su coherencia. Hoy vivimos en una sociedad abierta,diferenciada, donde no existe una pauta comn de leer la reali-dad. Esta libertad, triunfo de la modernidad, puede traer tam-bin la sensacin postmoderna de mercado de valores. Lascosas se valoran dependiendo del contexto en el que estemos.No se busca la Verdad, sino las verdades mejor, las opiniones-del momento. Uno puede defender un valor determinado en elcontexto familiar, pero encontrar que su opuesto es tambinvlido en el escenario laboral. As, el baile de valores puede lle-var a que nada sea (o todo sea), en verdad, vlido.

    En esta postmodernidad, Jess resulta atrayente por la defini-cin de su vida y de su obrar, conectado en todo momento a lanica fuente11. Poseer la virtud de la coherencia es algo poco

    habitual en nuestro tiempo. Pocos han llevadosus convicciones hasta el final. Por ello, estospocos llaman la atencin. Bertold Brecht escri-ba que:

    Hay hombres que luchan un da y son buenos.

    Hay otros que luchan un ao, y son mejores.Hay quienes luchan muchos aos y son muybuenos.Pero hay los que luchan toda la vida: esos sonlos imprescindibles.

    Siempre recuerdo cuando hablamos de coheren-cia a los mrtires cristianos de los primerossiglos. En especial dos casos que me generan laconviccin de que a pesar de los errores, el pue-blo de Dios, que es la Iglesia, vamos por buencamino. Uno es el de Santa Felicidad y SantaPerpetua, mrtires santsimas, que se sufrieronla injusticia terrible de la muerte violenta conserenidad, coherencia y determinacin. Otro, elde San Ignacio de Antioquia. Sus cartas, envia-das a las comunidades en un viaje cuyo destinoes Roma y las fieras del circo, denotan esa pazinterior que se tiene cuando uno sabe que lo queest haciendo es de Dios. Morir por proclamarel amor infinito de Dios y su salvacin a los sereshumanos tiene su valor y coherencia. Por eso, laHistoria de la Iglesia es, tambin, la historia desus testigos (mrtir significa testigo en grie-go). La Iglesia es campo de testigos de la vida. Enel ao ochenta mora, portando la entereza desaberse coherente con el Reino de Dios,Monseor Romero 12, hoy, Romero de Amrica. Yla coherencia es atrayente, habla de Dios. En tr-minos clsicos es, semilla de cristianos. No envano, aunque la Iglesia como institucin nosalga bien parada en el aprecio de los jvenesespaoles, aquellos que comparten su vida conlos pobres s son significativos de una coheren-cia que sigue pareciendo admirable.

    Pero Jess no es solo un hombre atrayente yseductor. Porque la seduccin por alguien o algohace que nos acerquemos a l o ello e investi-guemos. Sin embargo, hace falta un paso mspara la adhesin definitiva a alguien o algo.Hemos de decidir si queremos hacerlo nuestro.Jess demostr que su atractivo no era unaestrategia de marketing audaz. Tras su seduc-cin se encuentra un proyecto coherente, tras-parencia de Dios y, por tanto, volcado hacia losdems. No es fcil encontrar en la sociedad deconsumo este tipo de ofertas, seductoras y cohe-rentes. Ms bien impera las emociones fuertes,que al igual que se encienden con gran estrpi-to, se consumen poco despus en pequeas ceni-zas. Asumir un proyecto como el de Jess impli-

    11 La expresin tradicional de la autoconciencia de Jess como visin beatifica podra a nuestro juicio leerse hoy, en lnea con la teo-loga existencial de K. Rahner, en esta clave de integracin y plenitud desde la conexin directa y constante con Dios.

    12 Monseor Oscar A. Romero, cercano a las lneas ms conservadoras, fue hecho arzobispo del salvador en 1977. La experiencia deencuentro con la realidad sufriente le hizo la voz de los sin voz. Este camino tiene un riesgo grande de no ser comprendido porlos poderes. As fue. Por exigir en nombre de Dios que cesara la violencia fue asesinado el 24 de marzo de 1980.

  • 6ca necesariamente un cambio de actitud personal, esdecir, en el fondo, una revolucin interior (lo que quie-re significar conversin). Una revolucin porque modi-fica mis esquemas previos sobre cmo es y cmo quieroque sea mi vida. La de Jess fue la revolucin de unhombre en paz.

    2. El problema de la transmisin: la figura deJess velada

    Pero esta revolucin de la que hablbamos antes, cohe-rente y atractiva, se tuvo necesariamente que transmitirsiglo tras siglo con conceptos, smbolos e imgenes. Yestos tres elementos, no lo olvidemos, no son Jessmismo, sino que, hablando en categoras de laFenomenologa de la Religin, son mediaciones, canalessimblicos (en el sentido estricto de este trmino), quedeben unir al creyente con la experiencia evanglica deJess, hasta proclamarle, en verdad, como el Cristo.Ahora bien, las mediaciones, por su propia definicin sonlimitadas, porque son del mundo, aunque a la vez ayudana descubrir en el mundo la trascendencia de Dios. Sonenriquecedoras porque expresan de formas mltiples yvariadas el misterio de la Encarnacin de Dios en Jess,Dios y ser humano, pero tampoco se les puede pedir quedesvelen del todo el misterio de Jess-Cristo. Por esoquiero presentar algunos problemas concretos de la tras-misin de la figura de Jess: el problema de las palabrasy las imgenes y el problema del vaciamiento de conteni-dos del los rituales, la tendencia de la humanidad a lega-lizar y institucionalizar todo lo que hace y la tendencia asegregarse en grupos y categoras.

    Desde el principio del cristianismo, el eidos (la imagen) yel logos (el discurso sobre Dios) han ido unidos necesa-riamente. Sin embargo durante el s. XX, en occidentehemos sufrido un proceso de segregacin de estos doselementos. El arte religioso se desenganch del desarro-llo del arte contemporneo y el cristianismo ha quedadodesprovisto de una imaginera en verdad actual, queayude a comprender y transmita la experiencia de los cre-yentes. Las personas no pueden vivir sin imgenes, sinrepresentar en su cabeza y en el exterior lo que piensan yexperimentan. Nos podemos separar la imagen y los sm-bolos de los conceptos, porque stos son la teologizacin,es decir, la puesta en expresin (palabras, pintura, escul-tura y el resto de las artes..) de lo vivido y representado.

    El ejemplo de transmisin ms claro para entender esto,es el uso del arte en el periodo medieval a travs de laescultura y la pintura en las iglesias. En un contexto enel que la iglesia se enfrenta a una masa mayoritaria depersonas analfabetas, sin ningn tipo de formacin ycultura escrita, el recurso que usan los clrigos y las

    13 Es muy interesante visitar el museo diocesano de Jaca, que est en la misma catedral, porque hay varios ejemplos de representa-ciones de este tipo de iglesias romnicas pequeas.

    14 En general, los diferentes estudios coinciden en que una tercera parte se sienten vinculados con Cristo personalmente (aunque suvinculacin eclesial sea muy variada), otro tercio mantiene una identidad cristiana muy leve, ms sociolgica que real, y otro ter-cio se sentira lejos de esa identidad religiosa (aunque este rechazo puede tener causas muy diversas y ser, no pocas veces compa-tible con la creencia en Dios).

    15 Cuando hablo de imagen me refiero al concepto representado, es decir, a la plasmacin de la abstraccin que son las palabras y noa la concrecin de esto, que se hace en un segundo momento por medio de las artes en general.

    rdenes religiosas es la imagen simblica, que comodeca P. Ricoeur, da qu pensar. Por eso las paredes sepintan con frescos de colores vivos, que representan lasescenas de la Biblia, tanto del Antiguo Testamento comodel Nuevo. Cuando un campesino cualquiera entraba enuna iglesia, quedaba seducido por el color y la vitalidad ytras captar su atencin era capaz de seguir una cateque-sis sobre la vida de Cristo si segua la representacin delas escenas ms importantes del evangelio13. As, hasta elmenos ilustrado poda entender los smbolos y conceptosrepresentados y hacerse una idea bsica del credo de laIglesia. Si uno intenta imaginarse, por ejemplo la cate-dral de Santiago de Compostela toda pintada, con esoscolores terrosos maravillosos, y ponerse en el lugar delque lo contemplaba en esa poca, no nos embargara unsentimiento de que efectivamente es Dios mismo el quese manifiesta a travs del fruto de los artistas? En el con-texto de catequizacin del pueblo de la Edad Media estemtodo era muy adecuado y valioso, y en cierta medidaesto hizo que la Iglesia asumiera un papel muy impor-tante en el fomento del arte con el tiempo.

    El problema de nuestra poca es que no tenemos unaimaginera propia actual, con una iconografa nacidasen y para nuestro tiempo. Es decir, las imgenes de hacedoscientos o quinientos aos, por mucho valor artsticoque contengan, muchas veces no empatizan con elmundo iconogrfico de nuestros jvenes. Si algo mane-jan con toda naturalidad y sin darse cuenta nuestrosjvenes, es el lenguaje visual, puesto que desde su mstierna infancia han disfrutado de muchas horas de tele-visin en color, de anuncios, de cmics, de internet....Conocen los marcos icnicos de nuestro tiempo, y, nopocas veces, Cristo suena a pasado.

    La secularizacin ha hecho que los jvenes no reconoz-can ya en los cdigos religiosos tradicionales la realidadde Dios. Ms all de discursos abstractos, constatan contotal naturalidad que lo que ven no es atractivo, ni sig-nifica gran cosa en su sistema iconolgico. Es difcil quea la mayora de nuestros jvenes, de inicio, les sirvacomo expresin de fe personal un icono de Jesucristodel s.V, no porque sea antiguo, ni porque sea feo, sinoporque no comprenden la simbologa que hay inserta enl. Cuando ha sido evangelizado, en cuanto ha descu-bierto a Cristo en su vida y se le ha introducido en elcdigo tradicional, el icono ser la imagen perfecta parasu oracin y smbolo y fuente de su vida espiritual. Perono antes. Y, me temo que las encuestas muestran que lamayora de nuestros jvenes 14, cuanto menos, no vivenla experiencia de Cristo en sus vidas. Los jvenes nece-sitan ser evangelizados, necesitan una imagen deJess15 que hable con los smbolos de esta poca, loscdigos que ellos utilizan para pensar y expresarse.

  • 7Evidentemente no estoy defendiendo que retiremostodo el arte religioso de siglos pasados, sino que en ver-dad generemos espacios de creacin artstica, libre,natural, propia de nuestra poca. No miremos tanto aseguir exponiendo neos (neo-gtico, neo-iconos...)sino a novedades nacidas de la vida y la cultura. Desde lpodremos entender el que ya tenemos en herencia, yvolcar los dos hacia el futuro 16.

    Quiz todava pesa mucho en la imagen eclesial de losjvenes el moralismo del siglo XIX. La tendencia a redu-cir la vivencia del Reino anunciado por Jess a un sistemade normas morales, sustituye a la imagen de un Cristo-Camino de Plenitud. De esta manera, parece que la ini-ciativa del cristianismo es heternoma, exterior, impues-ta a la conciencia. Por el contrario, desde el principio elcristianismo aparece en los Padres como una sabidura,una filosofa de vida (San Justino). Es decir, usando ellenguaje moral, el cristianismo presenta una propuestatenoma, es decir, un camino interior de cristificacin enel que la conciencia individual y autnoma descubre laverdad grabada en el fondo de la existencia humana.

    Dicho en otro lenguaje, tomado de Juan Martn Velasco,lo que ha sucedido es que se ha producido una meta-morfosis cultural de primer orden, que ha dejado a lasmediaciones institucionales un tanto descolocadas: noestamos viviendo una crisis de mediaciones, sino que losespacios considerados sacros, es decir, que permiten alos seres humanos plantarse ante la experiencia de laUltimidad (P. Tillich) ha variado. La fuerza y el boato dela institucin puede provocar asombro, pero no intro-ducen en el mbito de lo sagrado al joven. No es lasolemnidad la que hace que coloquen en el centro de suexistencia al hecho religioso. Hoy no es lo tremendoinstitucional lo que abre al joven a la experiencia sacra,sino la fascinacin de lo que merece la pena, de lo quese prueba y sabe bien: la experiencia tica de salir alencuentro del otro, la experiencia de ser capaz de dar, laexperiencia del encuentro interpersonal... Ah se palpauna metamorfosis de lo sagrado.

    Las ventanas a la Ultimidad se han desplazado y algu-nas de las antiguas mediaciones sacras hoy aparecen,para la generalidad de los jvenes, como difciles murosque no muestran ms que su propia desnudez. Aqu estel desafo de la Iglesia de nuestro tiempo. Conectar conlos nuevos espacios sacros para construir, desde ah, unarenovada iniciacin cristiana.

    3. El lenguaje de los jvenes

    Una de las claves, pues, es lograr expresar la vida y men-saje de Cristo en un lenguaje capaz de ser comprendidopor los jvenes no-evangelizados, para los que Cristo

    sigue siendo una referencia ms bien del pasado. En esteaspecto me parece muy importante diferenciar dosaspectos: el lenguaje en s, como un sistema de trminosque se ordenan para transmitir un mensaje y los con-ceptos y, sobre todo experiencias que subyacen debajo deellos. Como todo grupo humano, el cristianismo hagenerado una serie de discursos que le identifican. Laespecificidad del lenguaje cristiano se desarrollan espe-cialmente en la teologa que quiere traducir, de la mane-ra ms rigurosa y, a la vez, vital, la experiencia de Diosdel creyente. Quiere capacitar al creyente para que ver-balice lo que experimenta y, as, lo conceptualice, demanera que pueda hacerse cargo, cada vez mejor, de loque vive, en comunin con la Iglesia. Por eso, el creyen-te en Jess debe ser introducido a este lenguaje, por lomenos, en su niveles ms bsicos como mnimo, paracomprender el camino eclesial.

    Pero qu sucede cuando ese lenguaje ha quedado redu-cido a unos pocos?, qu sucede cuando en las familiasya no se ensea con la vivencia familiar el lenguaje reli-gioso? Las encuestas muestran que la socializacin reli-giosa ms efectiva es la familiar, pero slo cuando hasido profunda, ms all de una identidad referencial dereaccin (cuando me preguntan por ella). Muchosjvenes han crecido al margen del lenguaje y del siste-ma simblico cristiano. Hemos de asumir que es la rea-lidad de esta nueva generacin, nacida en los ochenta.Su lenguaje es distinto incluso al de sus padres. Sonhijos de la era de la informtica y de la globalizacin.

    Si echamos un vistazo al informe de la FundacinSantamara, los jvenes de hoy en da se definen, en posi-tivo, como tolerantes, solidarios e independientes 18. A lavez, en negativo, son conscientes y valoran en negativode s mismos, que son egostas, consumistas y carentesdel sentido del deber y del sacrificio. As pues, tenemosalgunas guas para conocer por donde podemos contac-tar con ellos. Tanto sus valores como sus defectos enca-jan con facilidad en la propuesta cristiana.

    Otro aspecto ms difcil es que muy pocos de ellos seplantean el sentido de su vida, slo el 30%, y de esos muypocos lo vinculan a la experiencia religiosa. No es extra-o que sea mucho mayor el grupo de jvenes que digapasar de la adscripcin religiosa a la indiferencia que alrevs 19. Buscar espacios de pregunta, de contacto, puedeser especialmente interesante, sobre todo si empatizancon personas concretas. Curiosamente, no es tanto ladimensin intelectual la que les convence, sino el verpersonas concretas, que les parecen referencia. De estamanera, reflexionar sobre el sentido de la existencia, msall de las preocupaciones cotidianas puede venir ms deuna invitacin personal, realizada por alguien significa-tivo, que por una institucin (colegial o parroquial).

    16 Experiencias de este tipo existen a cuentagotas, como por ejemplo en Espaa el Soma, un grupo de artistas que se dedica a hacerarte religioso (www.paginasoma.com). Tambin hubo intentos en el siglo XX como el de los expresionistas alemanes como EmileNolde o la obra religiosa de Marc Chagall.

    17 J. MARTN VELASCO, Metamorfosis de lo sagrado y futuro del cristianismo, Sal Trrea, Santander, 1998, Cuadernos aqu y ahora n 37.18 Muchos de los datos que voy a manejar son de la reciente encuesta de la Fundacin Santa Mara sobre Jvenes 2000 y religin

    Madrid, 2004.19 Un 20% confiesa el paso de la religin a la no religin en contraste con el 2% que confiesa su conversin religiosa.

  • 8Ahora bien, para ser significativo para los jvenes, esnecesario poder conocer su mundo, sus gustos y aficio-nes, y hablar su lenguaje. Esta inmersin en el mundojoven implica, necesariamente, manejar un sistema decdigos que no son perfectos, ni maduros, ni explican elmisterio del ser humano con claridad. Y, sin embargo,son los suyos. Por eso, creemos que en el fondo presen-tar a Cristo a los jvenes es una pequea kenosis, unapequea inculturacin en el sistema de referencias deellos. No significa, volverse adolescente o joven cuandoya hace tiempo que se vivi aquella etapa, pero s usarcon ellos sus cdigos. No asumir sus valores, pero ssacar de lo que el Espritu suscita en ellos, caminos decrecimiento.

    Porque no es cierto que, pese a todo, la mayora de losjvenes espaoles sean ateos. De manera parecida a loque sucede en el marco de la sociedad que les incluye,viven algunas experiencias humanas (contemplacin denaturaleza, amistad, amor interpersonal...) que les des-centran, que les apuntan a algo ms, pero de la que nosaben hacerse cargo. Carecen de los conceptos que lespermitan dar nombre a lo vivido, comprenderlo en susltimas consecuencias, compartirlo y celebrarlo. Porello, rechazan en un nmero importante las mediacio-nes eclesiales, pero las sustituyen por trminos religio-sos de corte cosmolgico o espiritualista, en lnea con elmercado religioso actual 20. No es extrao que porsegunda vez consecutiva el Informe Santamara indiqueque los jvenes espaoles creen ms en la reencarnacinque en la resurreccin (y creciendo 27% a 28%, mientrasla resurreccin sigue estancada en el 25%). Lo curioso esque no son dos categoras comparables, puesto que,segn Oriente, la reencarnacin es el mal del que debeescapar el creyente, mientras la resurreccin es la pleni-tud de la persona.

    El joven oye multitud de conceptos religiosos, de muydiferentes orgenes, que articula de forma personal, nonecesariamente coherente. Es la religiosidad salvaje quedicen los socilogos franceses o la religin a la carta dela escuela norteamericana. Desconfiados de la institucincristiana, sin comprender su lenguaje ni su cuerpo demediaciones, optan por intentar expresar algo de lo vivi-do mezclando ideas sueltas, odas ms que comprendidas.No es extrao que esas sntesis personales, ms basadasen intuiciones y sentimientos que en un razonamientolgico, no se muestre capaces de nutrir la experienciavivida. De esta manera, se convierte en una experienciams, se profana. No en vano la experiencia religiosa, encuanto experiencia totalizante, siempre tiende a colocar-se en el centro de la persona (convertir el corazn de pie-dra en corazn de carne). La gran tragedia no es carecerde experiencias, sino no ser capaces de hacerse cargo deellas de forma suficiente.

    Lo mismo nos sucede con las celebraciones y ritualesque hacemos en las iglesias. La mayora de los smbolosque utilizamos no son comprensibles. No pertenecen anuestro tiempo. Vienen de una liturgia barroca, recarga-da, que fue puesta al da por el Concilio Vaticano II encierta medida 21, pero sigue necesitando, muchas veces,una larga iniciacin. Por contrastar metodologas, pode-mos referirnos al estudio, sumamente interesante deAndrs Tornos y Rosa Aparicio sobre quin es creyenteen Espaa hoy 22. Este estudio abandona los mtodoscuantitativos de la Fundacin Santamara, para trabajarde forma cualitativa, a travs de grupos de discusinlibre, que permite encontrar mayores matices en lasposiciones religiosas que los mtodos de encuesta.Segn este estudio, el gran problema de la creencia es laadscripcin institucional. Y slo se logra, principalmen-te, a travs de la vinculacin personal a grupos concre-tos (la Iglesia...uf!, pero mi parroquia, mi grupo de cole-gio, etc... eso s que vale la pena). Y de esa adscripcinpersonal se pasa a la adscripcin a la institucin univer-sal y a comprender (a veces) el misterio de la Iglesia.

    De igual manera, la Eucarista y los sacramentos engeneral necesitan adecuados procesos de personaliza-cin. Tener en cuenta exclusivamente los nmeros de lagente que se acerca a ellos es una perspectiva deficientepara juzgar su actualidad. No pocas personas no hanencontrado todava, en el mundo secular, pautas simb-licas suficientemente elaboradas para que resultenimportantes, de manera que, como sigue pesando laadscripcin social a lo catlico, se sienten en plenoderecho de usar los sacramentos cristianos de inicia-cin para significar su experiencia, aun cuando no ten-gan inters real en su sentido profundo. De igual mane-ra que con la religiosidad salvaje, la necesidad de sim-bolizar de forma ritual los principales momentos de laexistencia sigue presente, pero se carecen de formas sig-nificativas de hacerlo.

    Por ello, es necesario generar un largo proceso para lainiciacin cristiana, que debe partir, en muchos casos,de una primera evangelizacin, sustitutiva de la que lafamilia no ha podido, sabido o querido ejercer:

    1 Estar con los jvenes, hacer verdad la pedagoga dela presencia. Las formas de estar pueden ser mlti-ples y todas tienen su valor, desde la persona mayorque les sonre hasta la relativa autonoma con la quese pueden mover (ellos que valoran tanto la libertad),por los espacios comunitarios. Pero adems, es necesario tender autnticos puen-tes, hablar su lenguaje, conocer sus smbolos, sumsica (que tanto les hace sentir ms all de lopuramente material) para poder descubrir en aquelloque viven la presencia escondida del Espritu deCristo y ser crtico con aquello que deshumaniza susvidas. Y esta inculturacin debe ser siempre renova-

    20 Puedes ver, sobre ello, obras como P. BERGER, Una gloria lejana, Herder, Barcelona, 1994 o J. M. MARDONES, Para comprenderlas nuevas formas de la religin, Verbo Divino, Estella,1994.

    21 La renovacin litrgica super con creces las expectativas conciliares. Puede ser interesante recordar, para los no-especialistas,que el artculo 36 de Sacrosantum Concilium insista en conservar el uso de la lengua latina y que la introduccin de las lenguasvernculas en lecturas, moniciones, en algunas oraciones y cantos (S.C. 36)

    22 A. TORNOS y R. APARICIO, Quin es creyente en Espaa hoy?, PPC, Madrid, 1995.

  • 9da, por cuanto los gustos y modas, los smbolos yreferencias varan de ao en ao, aunque siempre (ocasi siempre) dentro de los mismos estereotipos.

    2 Generar espacios de socializacin, espacios grupalesdonde se pueden sentir ellos mismos y donde se pue-den vincular a la identidad cristiana. Esos espacios,entonces, abarcan toda la complejidad del joven:

    la dimensin afectiva y de autoconocimiento,fundamental en estos aos, donde no se es nio,pero tampoco adulto, y donde se est fraguando,con no pocas vacilaciones, la propia personalidad.No en vano lo que ms valoran es la amistad, lafamilia, la pareja, aquellas realidades cercanasque les ofrecen espacios clidos de encuentro.

    la dimensin de lectura de la realidad social, convistas a lograr esa conciencia crtica de la quehablaba en los aos setenta Paulo Freire, y quequieren practicar no olvidemos que se viven a smismos segn la Fundacin Santamara comorebeldes- pero muchas veces sin profundidadalguna. Aqu deben integrarse las experiencias deese voluntariado que no pocas veces aprecianpero que no realizan por s mismos, y que lesabren las fronteras de su vida cotidiana;

    la dimensin comunitaria, de habilidades socia-les y de aprender a compartir la vida en grupo,amando en concreto, aceptando la diversidad ylas dificultades del otro, aprendiendo a vivir elperdn, la diversidad y la acogida.

    y, por supuesto, dando sentido a todo ello, ladimensin de iniciacin cristiana explcita,donde los smbolos tradicionales se recrean y seleen desde mi propia experiencia real, que seidentifica con la experiencia de la Iglesia.

    3 Acompaar a los jvenes de forma personal. El grandesafo es que el proceso se interiorice en profundi-dad. De esta manera, el joven necesita ser escuchado,acompaado en el camino. Nunca se le puede susti-tuir o dirigir como si no fuera, o quisiera ser aut-nomo. Pero si aprecian el ser escuchados, quealguien pueda hacer de espejo de sus dudas, de sussentimientos, de su confusin, normal y fuente devida. Este acompaamiento requiere de personasmaduras, capaces de escuchar, de sentir, desde la dife-rencia, la experiencia vivida por el joven y cuyamisma presencia sea una referencia ofrecida, sencilla,no impuesta.De esta manera, la identidad cristiana puede superarlas diversas pieles que la rodean, en un marco socio-cultural donde ya no es dada por supuesta, y donde lasignificatividad social de la institucin eclesial, suvaloracin social externa, es deficiente. No es ningnsecreto que la confianza que depositan, en general,los jvenes en la institucin eclesial es muy baja, a laaltura de la otra gran marginada, la poltica.

    Vivimos en lo que J. Estruch, siguiendo la estela deParsons llamaba una sociedad diferenciada 23, unasociedad abierta en la que ninguna institucin tieneel monopolio de sentido. De esta manera, no se puededar ya por supuesto que los jvenes aceptan el valorintrnseco de la cosmovisin cristiana, sino que debe-mos ofrecer el Evangelio como camino de Vida, mos-trando en verdad su fuerza liberadora. Y no es posible hacerlo sin contar con los mismosjvenes. Ellos son el caudal de agua nueva llamada arecrear el espacio de significatividad eclesial. Nopodemos convertirlos en nuestros clones. Lograr elequilibrio entre la madurez que representamos lostransmisores de la fe y la creatividad de los jvenes esuno de los grandes desafos del presente. Estamosante aquellos que pueden expresar en nuevas formaslo antiguo. Si viven en profundidad, con todos loslmites de su edad, pueden ir aprendiendo a expresarde formas nuevas, a pintar, a crear msica, arquitec-tura, escultura, literatura nueva para trasmitir lanueva forma de ser iglesia, en comunin creativa conun pasado de dos mil aos. Eso significara estar a laaltura de los tiempos. Hacerles sumisos repetidoresde un lenguaje arcano para la mayora de sus con-temporneos (aunque sea cantado con guitarra, oproclamado por Internet el medio no hace el men-saje-) no creo que ayude a que superemos el males-tar religioso al que hacamos referencia.En este sentido, una de las valoraciones de la encues-ta Santamara que tanto hemos citado- nos preocu-pa. Francisco Carmona, en el apartado Jvenes y reli-gin: una revisin histrica de los estudios espaolesdesde 1939 al 2000, seala que existen tendenciassectarias en la Iglesia espaola 24. Entiende por tal nola imagen de secta destructiva, desde luego, sino quela Iglesia parece, en su opinin, estar cerrndose a lasociedad ambiental, generando un lenguaje y unapropuesta slo significativa para los que estn en elinterior de la institucin, y que es incomprensible orechazable para el resto. De esta manera, el exteriorse presenta como un riesgo, como un problema, fren-te a la confianza del interior. El problema es muy serio. De ser cierto, hemos pre-ferido ser significativos para los que ya han sido evan-gelizados y para una nfima minora de conversos,mientras que abandonamos a los dems, optando porpresentar un lenguaje muy riguroso, muy tradicio-nal, que es ajeno a la cultura juvenil general. De estamanera, la dinmica es muy conocida: cerrase cadavez ms en la propia plausibilidad, pero sin peso algu-no en el mundo del entorno. Leyendo estos informes,creemos que el artculo que nos ocupa hoy no es untema ms sino que tiene una actualidad de primer-simo orden. Nos jugamos muchsimo en ello, saberestar a la altura de los tiempos o seguir presentandoa Cristo con unas pieles que escondan, ms queacerquen a los jvenes a su salvacin.

    23 Puedes ver J. ESTRUCH, Religiosidad, cambio sociales y culturales en la Espaa actual, en Iglesia Viva, 187, 1997, pp.21-32.24 J. GONZLEZ-ANLEO, P. GONZLEZ BLASCO, J. ELZO y otros, Jvenes 2000 y religin, SM, Madrid, 2004, p. 314 y ss.

  • 10

    4. Propuestas de Jess para los jvenes

    No podamos por menos de acabar estas reflexiones conalgunas propuestas. Por supuesto, esas propuestas noson excluyentes, ni, muchsimo menos, las nicas posi-bles, sino que quieren ser distintas perspectivas de Jessque, fieles a su mensaje, pueden ser ms cercanas a lajuventud actual. Espero que nos perdonis algunasexpresiones juveniles, pero justo de eso hemos estadohablando.

    A) Jess lo ms: Jess no puede seguir permanecien-do esttico como un Cristo pantocrtor o lejanamen-te divino como un Sagrado Corazn. Jess es loms porque encontrarme con Jess es una fiesta. Si,una verdadera fiesta, al estilo de los jvenes, de lasque se termina con desayunando al alba. Jess es loms porque conocerle cambia la vida. Debemos pro-vocar en la experiencia afectiva de adhesin a Jess delos jvenes una experiencia de la que se pueda decirque mi vida ya no es la que era. Y digo bien afectiva,porque Jess es alucinante, porque su personalidades inquietante y desconcertante, su personalidad mevincula a l, me genera empata y cario.Jess no es aburrido, ni va de majestad, ni es distan-te. Disfruta del banquete, pero a la vez da a los deso-rientados paz interior. Se mete en el centro de la fies-ta y es capaz de animar hasta a aquel que est dor-mido. Se autoinvita a casa de Zaqueo y le alegra lavida. Come con asiduidad en casa de sus amigoscomo Lzaro (en Betania) y no se pierde las bodas. Lavida de asceta, triste y cabizbajo (a la que vinculamoscon cierta asiduidad a la figura de Jess 25) no tieneque ver nada con Jess, aquel que disfruta de la vidaen profundidad, porque la vida es un don de Dios. Esel evangelio el que nos transmite la fiesta comorasgo distintivo de Jess (Mc 2,18-22). Jess usa lascomidas como signo de lo que vendr, el gran convi-te final con Dios. Son las primicias del Reino de Dios.La fiesta no est reida con el cristianismo. Disfrutaren profundidad conlleva la fiesta, estar en el centrodel cotarro, o llevarse de calle a la gente. Disfrutaren profundidad no es Carpe diem, sino saborearhasta el ltimo resquicio de la bondad que hay en laspersonas y en la naturaleza, en fin, en la creacin. Una confesin: explicad el Reino de Dios con elmismo smbolo que constantemente uso Jess.Celebrad un banquete (aunque sea mnimo, con unrefresco y patatas). Todos lo entendemos a la perfec-cin, y sacamos nuestras propias conclusiones hace-mos nuestras teologas- sobre quin se queda fuerael aguafiestas, el que no quiere sentarse junto a losdems-, sobre quin es el preferido, sobre quin es elque hace que todo funcione, la necesidad del anfi-trin, el convivium de los asistentes...El que es festivo alegra y cambia la vida. Jess cam-bia la vida por que seduce con su alegra y su lide-

    razgo, y seduce con su exousa, por la autoridad conque dice y hace las cosas. Despus de or a Jess lascosas no se presentan como antes, la vida tiene otraperspectiva. Merece la pena conocerle. Presentar aJess como alguien que da claridad a las ideas, enuna sociedad en la que todo es ambiguo es presentaruna alternativa seductora. Jess se enfrenta con ale-gra a la dificultad. Es decidido a la hora de exigir ennosotros una respuesta. Esa exigencia se vive de unaforma agradable y seductora. Jess violenta a laconversin pero es tan seductor que resulta agrada-ble esa obligacin. Por su alegra y su decisin Jess es lo ms. Ha dequedar claro que o transforma la vida o no sirve denada. Estar en la fiesta de Jess es una forma de vida.

    B) Jess a tu lado: uno de los valores imprescindiblespara los jvenes es la amistad. Es innegable, aunquenuestra tan citada encuesta lo vuelva a reafirmar. Sinembargo, no puedo dejar de sealar una curiosidad:en la tipologa que elaboran los socilogos encargadosdel informe, el nico grupo juvenil que no vive laamistad y el amor interpersonal como vital en susvidas es el grupo de catlicos eclesiales, es decir,aquellos en los que la identidad catlica es ms clara.Datos as, no nos invitan especialmente al optimismo. Quitando a este grupo, las dificultades que encuen-tran los dems -la inmensa mayora- en vivenciaruna amistad profunda y duradera pueden darnos laclave para enmarcar a Jess en este contexto. Jesses amigo. Incluso ms que amigo, es hermano. Jess

    25 Esto me hace pensar la importancia de la iconicidad que antes enunciaba en la presentacin de la personalidad de Jess. Pongoun ejemplo: el Jess de Zeffireli. Es maravilloso desde el punto de vista que le da una profundidad increble a la figura de Jess.Pero no me lo imagino compartiendo la vida cotidiana una noche en casa de Lzaro con sus amigos-discpulos- y amigas dis-cpulas-.

  • 11

    no es slo un espacio clido para aceptar las frustra-ciones, sino una presencia que me hace referirmesiempre a lo que merece la pena, frente al que otrascosas van perdiendo valor. Esta cercana, como veis,ira creciendo con el joven. Si superando la adoles-cencia sigue hablando de Jess amigo sin ms, algose ha bloqueado en su afectividad o en su religiosidado en ambas. Pero si comienza a hablar de relacinprofunda e ntima o de lealtad a la persona de Jessentonces hemos conseguido lo que los padres de laIglesia y Pablo llaman adhesin a Cristo. Como veises el mismo concepto-experiencia pero formulada dedistinta forma.

    C) Jess en-amorado: recuerdo aquella pelcula en laque William Shakespeare le vena la inspiracin ycomenzaba a escribir slo cuando se enamoraba per-didamente de una mujer (Shakespeare in love). Esasensacin de mariposas en el estmago, que dicenalgunos, es la actitud que quiero recuperar. Jess esun en-amorado, porque hace las cosas a sentimiento.Nosotros le inspiramos. Jess vive permanentementeen ese estado de enamoramiento que se pasa los dosprimeros meses de un noviazgo. El amado o amada estodo, no hay otro centro donde mirar. Todo se realizapor l o ella, todo se pasa por alto, todo se exige si esen beneficio del amado o amada. Mantenerse en ena-moramiento continuo es bucear en los pequeosdetalles del otro, sentirse querido, sentirse flotar, sen-tir que el mundo tiene otro sentido, que se puedenalcanzar la utopas, que merece la pena luchar...

    D) Jess con vaqueros: Jess que fue hombre y Dios ala vez lleva en s la naturalidad, no se siente diferen-te ni busca la originalidad para destacarse de losdems. Es uno de nosotros. Tan normal, tan sencillo,tan poco amigo del protocolo y los dilogos deusted... tan natural que llora por sus amigos(Lzaro), tan natural que re con los nios (Mc ) tannatural que dialoga con las mujeres (Jn 4 )...A la imagen de un Jess distinto a la condicinhumana, esa tentacin tan antigua de hacer de Jessms Dios que hombre, un Dios revestido, que nosufre... hemos de desarrollar y compensar la parte denaturalidad de ser humano histrico de Jess. Lohermoso y maravilloso de Dios es que se hace carne.Lo hermoso y maravilloso de Jess es que es tannuestro... como nuestra propia intimidad (comodira Agustn). Ir en vaqueros no es una representacin iconogrfi-ca de Jess. Es un estilo de vida en el que la pauta nola marca la moda o el pensamiento comn, o el quedirn, o las apariencias... La marca el ser yo mismoo morir en el intento que tanto les repetimos a losuniversitarios. La bsqueda de mi yo profundo, latransparencia personal hasta el extremo. Es el mos-trarse como se es a las personas, no querer aparentarlo que no se es. El cristiano es, como principio, fielreflejo de Jess y Jess era transparente. El joven cristiano ha de desmarcarse de una sociedadque vela todo aquello que sepa a autntico y mos-trarse tal como es. Esto conlleva incomprensin del

    resto. Es otra experiencia que debemos suscitar a losjvenes. El ser transparente como Jess no permiteuna vida fcil y convencional. Se enmarca dentro dela ruptura con la sociedad y crea enemigos. Pero a lavez ser natural tiene la ventaja de dar otra perspecti-va a estos conflictos. Nos ayuda a enfrentarnos aellos y buscar las soluciones.

    E) Jess con-pasin: empata, compromiso. Cuandohago las cosas las hago hasta el final. Jess caminapor la vida con paso firme, con decisin y definicin.No vive experiencias por que s. Todo tiene un senti-do, una coherencia interna que apunta al proyectodel Padre. La nueva creacin es posible. Por eso secompromete con ella. Comprometerse es dejarse lapiel, dejarse impactar aunque sin perder el controlde s mismo- por la realidad. Es sentir con coraznentraable. Saber que hay que terminar las cosas yque las experiencias que vivo de forma apasionadacon el otro van cosidas por el hilo irrompible delamor. De ellas aprendo, de ese aprendizaje proyectomi pasin para el futuro. Para Jess el encuentro consu Padre, Abb, fue determinante para infundir lapasin a la realidad hasta el ltimo minuto de su vida.Esa es la actitud que queremos transmitir, la capaci-dad que tiene el ser humano de infundir amor a todolo que emprende, tan olvidada en estos tiempos...

    F) Jess la voz: es el que no calla, el que es claro comoel agua cristalina, el que no tiene doblez. Jess enun-cia la realidad tal como es, sin pelos en la lengua,denuncia en un mundo global.. La sociedad globali-zada tiene que preocuparnos de verdad porqueesconde una mentira detrs. Slo es globalizada parael que puede, mientras que ese porcentaje tan eleva-do de pobres se mantiene al margen de lo que secuece en la economa y pensamiento mundial. Sipensamos, haciendo una actualizacin del mensajeevanglico, que dira Jess entonces tendra muchoque decir, porque la persona es el valor ms impor-tante y el que tienen las oportunidades debe compar-tirlas con el que no las tiene. Si queremos que losjvenes sean la boca de Jess, entonces han de serconscientes del mundo en que viven, de los mitosque circulan que justifican un mundo injusto. Estees el primer paso. El segundo es la denuncia efectivay militante, que implica la vida, y que genera unambiente utpico de esperanza, propio de la vidacristiana, que se encamina hacia la salvacin.

    Quisiera hacer una advertencia final. Estas propuestasson eso, propuestas. Son accesos a Jess, no son la ver-dad sobre Jess. Cuando nos moveos en mbitos pasto-rales hay que tener siempre presente que las palabras ylas imgenes son siempre limitadas en su intentos deexpresar el misterio infinito de Jess, el Cristo, Verboencarnado. Que la imagen no desvirte el mensaje. Nocarguemos a Jess con una piel de lobo que engae.Jess es accesible y familiar, hablemos de l en este len-guaje cercano, que es el ms valorado por los jvenes.Hablemos de l en un lenguaje comprensible para elquien est buscando como expresar lo que siente, mos-trmosle, acompamosle hasta la puerta abierta al mis-terio inexplicable. Y tal vez la cruce.

  • Gazteen BerriakAl servicio de los jvenes

    Delegacin Diocesana de Pastoral con Jvenes

    Elizbarrutiko GaztePastoraltzako Ordezkaritza