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Ostertagiasis en vacas de rodeos de cría y tambo del sur de Córdoba

Carlos O. Descarga*

MV MSc Grupo Sanidad Animal. Producción Animal INTA EEA Marcos Juárez [email protected]

Palabras clave: bovinos, vacas, ostertagiasis, diagnóstico, control.

Resumen

La ostertagiasis es una helmintiasis del abomaso que puede afectar significativamente a los bovinos adultos. Su ciclo interno evoluciona sin interrupciones hasta nematodes adultos y provoca episodios de parasitosis clínicas identificadas como de tipo I o se detiene temporalmente en estadios inmaduros dentro del cuajo y genera cuadros denominados de tipo II cuando completa la evolución. A nivel regional, esta helmintiasis es una de las causas de mayor participación en el síndrome de emaciación en vacas. El objetivo del trabajo es contribuir al reconocimiento y control de la parasitosis mediante una reseña de sus perfiles de presentación y criterios de intervención a campo. Los episodios clínicos se caracterizan por severo deterioro de la condición corporal con diarrea, bajas tasas de morbilidad y alta mortalidad. Hay mayor prevalencia de casos en los sistemas de cría, sin tendencia definida en cuanto al predominio de los tipos I o II y los cursos clínicos son prolongados debido a la demora en alcanzar el diagnóstico definitivo. Este último se obtiene a partir de la anamnesis, características del curso, signos clínicos, alteraciones tisulares macroscópicas y resultados del tratamiento. Como la ostertagiasis puede ser una enfermedad intercurrente en el episodio evaluado, para alcanzar el diagnóstico definitivo hay que agotar la instancia de diferenciación con otros problemas sanitarios y con cambios en el régimen nutricional. La estrategia de control debe ser el resultado del análisis del sistema productivo, las características del rodeo involucrado, su manejo, un adecuado proceso de reconocimiento del problema y de evaluación de las posibilidades de intervención. Para resolver los episodios clínicos es necesario contemplar la oportunidad-alcance del uso de antiparasitarios y la elección de las drogas nematodicidas. A futuro, el control en los campos donde la problemática es relevante requiere el análisis de las condiciones estructurales y operativas del sistema. La incorporación de un planteo de desparasitación en el rodeo debe restringirse a los predios con ostertagiasis de comprobada importancia.

Introducción

La ostertagiasis es una parasitosis del abomaso de los bovinos provocada por el nematode Ostertagia ostertagi, que se considera como la helmintiasis gastrointestinal más importante de esta especie. Se caracteriza por su alta patogenicidad en animales de diferentes edades (Armour, 1974) y su singular ciclo biológico interno, ya que entre fines del otoño y principios de la primavera evoluciona de manera completa en el abomaso, dando lugar a cuadros clínicos denominados de tipo I y en la época estival, los vermes ingeridos detienen su evolución en el cuajo como larvas de cuarto a quinto estadio y la reinician cuando finaliza el verano (Fiel y cols., 1988; Suárez, 1990; Descarga y cols., 1994). Este último fenómeno de inhibición del desarrollo o hipobiosis ha sido comprobado en diversas regiones pampeanas (Tolosa y col., 1985; Fiel y col., 1988; Suárez, 1999; Descarga y col., 1994), siendo la evolución de estas larvas hacia el estadio adulto la responsable de episodios clínicos o subclínicos de deterioro productivo y/o mortandad a la salida de verano identificados como ostertagiasis tipo II (Fiel y cols., 2013; Suárez y cols., 2013). La inhibición temporaria del desarrollo de los nematodes es más variable y menos predecible que la diapausa de los insectos y correspondería a la innata capacidad de adaptación de los vermes a una variedad de estímulos estresantes, principalmente inmunitarios y ambientales (Gibbs, 1986). En el país se comprobó la importancia del aumento del componente temperatura-luz por sobre otros factores de inducción de hipobiosis (Fernández y cols., 1999), y la asociación inversa entre la mayor exposición a la luz y el tiempo requerido para la inhibición de O. ostertagi (Lutzelschwab y cols., 2005).

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El género Ostertagia tiene elevada participación epidemiológica en los procesos de recría-engorde de la región templada pampeana (Fiel y cols., 2013; Suárez y cols., 2013), con una significativa importancia en el perfil de helmintiasis del sur de Córdoba (Descarga, 2001; Lovera y cols. 2008). Si bien la ostertagiasis tiene menor importancia en vacas que en las categorías de recría-engorde, a nivel regional constituye una de las etiologías de mayor participación en el síndrome de emaciación de bovinos adultos (Descarga y Piscitelli, 2001). La susceptibilidad de los adultos se asocia principalmente a la concurrencia de un ambiente favorable para el desarrollo de Ostertagia ostertagi y su predominio entre los nematodes que parasitan a las vacas en el sur de Córdoba (Descarga y cols., 2013; Lovera, 2016), la actividad inmunomoduladora negativa de este género (Klesius, 1988; Gasbarre, 1997; Claerebout y Vercruysse, 2000), la capacidad para deprimir el consumo y alterar la funcionalidad gastrointestinal y el metabolismo proteico (Fox, 1997), la temporaria disminución de la inmunidad adquirida durante el periparto y la lactancia (Michel y cols., 1979; Barger, 1993) y el aumento del riesgo parasitario derivado de la intensificación. El concepto de que en animales jóvenes las helmintiasis clínicas son la parte visible de una problemática poblacional subyacente, es para los bovinos adultos sólo parcialmente válido porque en esta categoría hay mayor influencia del factor individual en el resultado de la interacción helmintiasis-animal.

En el país, los efectos de las ostertagiasis I y II sobre la productividad han sido caracterizados mediante la evolución del peso vivo en estudios de recría-engorde, donde son de la máxima importancia (Entrocasso y Steffan, 1980; Steffan, 1994; Suárez y cols., 1999; Fiel y cols., 2003; Fiel y cols., 2013; Suárez y cols., 2013). En rodeos de cría y tambo regionales, la información sobre ostertagiasis en vacas corresponde a la documentación de episodios clínicos de campo (INTA, 2018), en los que se destacan la alta tasa de mortalidad y la demora en el diagnóstico. El objetivo del trabajo es contribuir al reconocimiento y control de las ostertagiasis en vacas a partir de la información obtenida en episodios de campo protocolizados por el Servicio de Diagnóstico y Control de Enfermedades de los bovinos del Grupo de Sanidad Animal de la EEA Marcos Juárez. Por tratarse de intervenciones “a demanda” en sistemas comerciales, hay variables no consideradas y/o registros de información heterogéneos, que impiden profundizar y/o concluir sobre algunos aspectos. De todos modos, se lo considera un avance preliminar para mejorar el reconocimiento, el control y su valoración como limitante productiva por parte de profesionales y productores.

Características de los episodios

En el Cuadro 1 se presentan las características generales de ocho episodios de ostertagiasis en rodeos de vacas ocurridos en las localidades de Alejo Ledesma (1984 y 2016), Justiniano Posse (1984), La Cesira (2000), Marcos Juárez (2000 y 2006), Noetinger (2009) y Viamonte (1985) (Descarga y Piscitelli, 2001; Descarga y cols., 2017; INTA, 2018).

Cuadro 1. Principales características de los episodios de ostertagiasis.

En sistemas se destaca la alta prevalencia de la cría, que podría asignarse principalmente a la mayor ocurrencia de cambios nutricionales y utilización de potreros empastados en esta actividad que en los tambos. En cuanto a las épocas de presentación, no es posible identificar ninguna tendencia de concentración de los casos, aunque la considerable cantidad de episodios de ostertagiasis tipo I es significativa porque en la región húmeda pampeana la mayoría de los episodios son del tipo II (Fiel y cols., 2013). La superposición de ostertagiasis I y pre-tipo II por la ocurrencia simultánea de altas

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poblaciones de larvas inmaduras y de nematodes adultos cuando las lluvias tardías de primavera desplazan la disponibilidad de larvas en pasto propuesto por Fernández y cols. (1999), podría contribuir a explicar la diferencia citada, ya que en el sur de Córdoba prevalece esta característica pluvial (Andreucci y cols., 2016; Seiler y cols., 1995). Los síntomas tienen un patrón de presentación dominado por el deterioro de la condición corporal y la diarrea (Fotos 1, 2 y 3), asociados a las alteraciones morfológicas (Armour, 1970; Snider y cols., 1988b) y fisiopatológicas (Fox, 1997). Debido a la frecuente demora en alcanzar el diagnóstico definitivo, el curso tiende a ser excesivamente prolongado.

Diagnóstico

Aunque en los bovinos adultos el diagnóstico de las ostertagiasis I y II no es tan sencillo como en la recría-engorde, si se hace una correcta anamnesis y se evalúan las lesiones postmortem, se habrá avanzado considerablemente en la identificación (Cuadro 2). Por supuesto, los episodios de tipo II poseen una mayor complejidad y suelen requerir más evaluación inicial y seguimiento.

Cuadro 2. Componentes del diagnóstico.

Anamnesis Tener en cuenta las diversas etiologías involucradas en la presentación de diarrea y deterioro corporal. Considerar: época/s de presentación, cantidad de afectados, categorías, antecedentes patológicos, estado fisiológico (ej. inicio de diarrea pocas semanas postparto en ostertagiasis y paratuberculosis), tratamientos, nivel productivo/nutricional del sistema. Los antecedentes del manejo nutricional del rodeo son de ineludible consideración por la importancia de los cambios/errores dietarios en los signos clínicos enunciados (Remy y Millemann, 1997).

Clínica Diarrea de olor “proteico”, normotermia o hipotermia, mucosas anémicas, tendencia a la adinamia e indiferencia con respecto al medio, apetito frecuentemente reducido. Condición corporal (CC) en rango de flaca-emaciada. La respuesta al tratamiento antiparasitario es una alternativa práctica complementaria que aporta al diagnóstico (ojo: en algunos casos de ostertagiasis la mejora clínica es lenta/nula).

Necropsia Líquido abomasal con ph alcalino (c/lesiones medianas-severas: ph > 8). Marcada hipertrofia del cuajo con múltiples nódulos coalescentes en toda la mucosa (cuero de carpincho) con edema e intensa congestión (Fotos 4 y 5). En algunos animales emaciados y con curso prolongado, la nodulación persiste sin congestión ni edema (Foto 6). Biotipos cebúes: considerable edema submucoso con ausencia o dificultad para observar nódulos en la mucosa. Necrosis grasa diseminada. Con alta frecuencia se asocia una hipertrofia de la cadena ganglionar mesentérica con escasa a nula congestión, debida a una reacción crónica por infección secundaria a la disfuncionalidad del abomaso (Foto 7).

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Laboratorio Recuento e identificación de nematodes adultos e hipobióticos: abomaso de animal recién necropsiado o con pocas horas de muerto. Hpg: escaso a nulo valor diagnóstico individual por resultados frecuentemente negativos o de bajo a muy bajo nivel de recuentos en los bovinos adultos (Descarga y cols., 2013; Lovera, 2016). No obstante, un muestreo de materia fecal del rodeo (incluyendo animales de CC flaca-límite y buena), puede aportar información de contexto (principalmente en ostertagiasis I) y revelar un estatus de susceptibilidad poblacional ampliado. Pepsinógeno sérico: recurso de utilidad complementaria, que puede ser importante en: a) situaciones de considerable morbilidad con escasa-nula utilidad de parámetros parasitológicos convencionales; b) casos dudosos con enfermedades intercurrentes.

Diferencial El diagnóstico de ostertagiasis es relativamente sencillo y un presuntivo de alta probabilidad se alcanza luego de una adecuada anamnesis, la determinación del perfil epidemiológico y la evaluación clínico-lesional. Las principales enfermedades con las que debe diferenciarse son: 1) Paratuberculosis, a partir de las alteraciones macroscópicas intestinales, con eventuales biopsia rectal y/o histología y evaluación de estatus poblacional por serología (ojo: frecuentes portadores asintomáticos de M. Paratuberculosis); 2) Leucosis enzootica, a partir de las diferencias anatomopatológicas (histología, pcr), evaluación clínica de neoformaciones (el examen rectal puede orientar cuando hay severo compromiso ganglionar interno) y evaluación serológica de estatus poblacional (ojo: frecuentes portadores asintomáticos); 3) Distomatosis, considerarla en determinados ambientes favorables. La necropsia permite comprobar severas y masivas lesiones hepáticas (eventualmente parásitos); en tanto que el análisis coprológico debe interpretarse cuidadosamente por habituales portadores asintomáticos. La respuesta al antiparasitario puede contribuir al diagnóstico; 4) Tuberculosis, incluída por su característica consuntiva de clínica diversa. Realizar intradermoreacción y eventual análisis (histología, pcr) de órganos y/o biopsias; 5) Yersiniosis mediante la evaluación epidemiológica, patológica y bacteriológica (ojo: portadores asintomáticos de Yersinia seudotuberculosis serotipo III); 6) Otras: salmonellosis, diarrea viral, peritonitis generalizada, molibdenosis, micotoxicosis, intoxicación por nitratos y/o oxalatos. Las intoxicaciones por senecios y/o flor morada, además de lesiones hepáticas, pueden provocar severos edemas de abomaso (similares a ostertagiasis en cebúes).

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Control

El planteo de control debe ser el resultado del análisis del sistema productivo, las características del rodeo, su manejo y un adecuado proceso de reconocimiento del problema y de las posibilidades de intervención. En cualquier caso, el uso de antihelmínticos debería ser el mínimo posible dado el riesgo de inducción de resistencia a los antiparasitarios. Hay que tener en cuenta que la unidad vaca-ternero evoluciona en ambientes con diversos refugios helmínticos y mediante los destetes puede transferir parásitos resistentes a los sistemas con invernadas de compra o a los engordes propios en modalidades de ciclo completo.

En los episodios de ostertagiasis en vacas el perfil epidemiológico está fuertemente afectado por la susceptibilidad individual dada por los antecedentes de adquisición de helmintos, el estatus inmunitario alcanzado por el rodeo, las épocas del año y el tipo de actividad y sistema productivo utilizado (Cuadro 3). Las condiciones para la presentación de episodios de ostertagiasis II están insuficientemente definidas y, si bien la magnitud de las poblaciones hipobióticas y la dinámica de desinhibición aparecen como elementos centrales, sus determinantes no tienen el grado de conocimiento alcanzado por el tipo I (Anderson, 1988).

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Cuadro 3. Presentación de tipos de ostertagiasis en rodeos de cría y tambo.

ostertagiasis I ostertagiasis II

Cria Con alta disponibilidad de nematodes en los potreros pueden registrarse episodios hacia fines de la primavera, en coincidencia con el pico de lactancia de rodeos con pariciones de julio-octubre. Esto también puede ocurrir en las pariciones de otoño cuando coinciden una alta infección de las pasturas y el inicio de la lactancia, provocando cuadros clínicos a fines del invierno.

Claramente definida como la ocurrencia de episodios clínicos a la salida del verano (febrero-abril). Es frecuente que los casos se inicien a partir de mediados de febrero.

Advertir el “aporte” epidemiológico que realiza la deshinibición en una época favorable para la evolución del ciclo externo (Armour, 1980).

Las vaquillonas de segunda parición tienen alta susceptibilidad a la ostertagiasis y pueden integrar una parte considerable de los afectados por los tipos I y II.

El aumento de la carga y/o el uso repetido de potreros naturales o implantados “exclusivos” puede aumentar la infección, sobre todo a partir de la contaminación aportada por los terneros al pie.

Tambo La dinámica de helmintiasis difiere en grados diversos del estándar de rodeos de cría con partos en julio-octubre. A las sucesivas tandas de pariciones y su consecuente generación de diferentes estadios fisiológicos durante la lactancia, se agrega el efecto “sistema”, que puede alterar significativamente los niveles de riesgo según los planteos productivos.

Al presente, debido a la escasa cantidad de casos de ostertagiasis documentados en tambos, no es posible estimar qué tipo de ostertagiasis predomina.

Corresponden las mismas consideraciones de contexto epidemiológico y de sistema indicadas en el tipo I.

Las vaquillonas continúan siendo muy susceptibles a la ostertagiasis y pueden presentar cuadros de tipos I y II.

En sistemas con recría confinada y primera lactancia a pasto, es necesario monitorear (hpg/clínica) a las vaquillonas para evaluar necesidad de control. No está caracterizado el nivel de inmunidad de esta categoría ni los efectos productivos de la interacción vaquillona-helmintos en la situación referida.

La intervención con antiparasitarios en los episodios de ostertagiasis I y II tiene dos planos de abordaje: a) oportunidad y alcance de uso; b) elección de los antihelmínticos (Cuadro 4). Ambos requieren el mejor ajuste al sistema, porque en las vacas se procede con escasa a nula contribución del parámetro hpg y la estimación de la parasitosis y de la necesidad de desparasitar tiene mayor error que en los animales de recría. En cuanto al pronóstico, la recuperación clínico-productiva postratamiento suele ser muy buena en helmintiasis de hasta un nivel mediano pero hay una alta variabilidad en los grados de recuperación cuando los animales están muy afectados. Esto se debe al deterioro en el consumo voluntario, en el balance nitrogenado (incluye pooles de alto valor como albúmina sérica) y en la eficiencia de utilización de la energía metabolizable, en un marco de

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desequilibrio neuroendócrino (Randall y Gibbs, 1981; Snider y cols., 1988a; Parkins y cols, 1990; Fox, 1997; Forbes y cols., 2009).

Cuadro 4. Oportunidad, alcance y elección del tratamiento antiparasitario en episodios de ostertagiasis I y II.

Oportunidad Alcance Antiparasitarios

En los episodios de ostertagiasis I y II (cría y tambo) corresponde desparasitar de inmediato para evitar mayor deterioro.

Luego hay que evaluar las condiciones que determinaron el problema (categorías, cadena de pastoreo, lactancia, clima, etc) y planificar la prevención para el próximo año.

Para el control a futuro del tipo I no hay un tratamiento estándar. Si el rodeo tiene repetición de ostertagiasis estacionales significativas (ej. pico lactancia), se debe planificar un tratamiento estratégico de prevención/atenuación.

La ostertagiasis II en cría y tambo se evita mediante un tratamiento eficaz contra larvas inhibidas de O. ostertagi en diciembre. La adopción de este procedimiento como rutina anual debe tener antecedentes que la justifiquen, ya que es potencialmente inductora de resistencia.

Cuando la cantidad de animales con signos clínicos de parasitosis es muy baja y/o no es posible estimar el nivel de helmintiasis del rodeo y/o no se obtiene información a partir de los análisis de materia fecal (hpg) que amplíen la cantidad de animales a involucrar en el tratamiento, se debería desparasitar sólo a los afectados clínicamente.

Cuando la cantidad de bovinos con signos clínicos es de nivel medio-alto y/o hay indicadores parasitológicos (hpg-pepsinógeno)-productivos (CC) que revelan una afectación significativa en el rodeo, el tratamiento antihelmíntico se debería generalizar.

En ostertagiasis I en rodeos de cría, se pueden usar todos los antihelmínticos disponibles (Lactonas macrocíclicas o endectocidas:

ivermectina, abamectina, doramectina, moxidectin, eprinomectina. Bencimidazoles: febendazole,

albendazole, oxfendazole, ricobendazole. Imidazotiazoles: levamisol) a las dosis

convencionales. Las únicas restricciones son la eventual resistencia de Ostertagia spp. a los bencimidazoles y la limitada eficacia del levamisol sobre adultos de este género.

En tambos, el menú de antihelmínticos endectocidas se reduce a la eprinomectina (sin residuos en leche) y a los bencimidazoles y levamisol, con las mismas restricciones indicadas en cría para estos últimos, respetando la carencia de uso de la leche.

Para el tratamiento de diciembre (prevención ostertagiasis II) utilizar lactonas macrocíclicas (dosis estándar) o bencimidazoles orales (50 % incremento dosis estándar) o ricobendazole (doble dosis estándar). OJO: 1) el levamisol es ineficaz para estadios inmaduros de Ostertagia spp; 2) posible teratogénesis con dosis altas de bencimidazoles durante el período embrionario.

Una vez resuelto el episodio clínico de ostertagiasis, queda evaluar su importancia y,

eventualmente, diseñar una estrategia de prevención-control para los próximos ciclos productivos. Los términos de referencia para la planificación son los indicados en los cuadros 3 y 4. Complementariamente, se destaca que el período posparto-pico de lactancia sería el de mayor susceptibilidad (Michel y cols., 1979; Barger, 1993), hecho que puede ser útil si se lo considera en el contexto de manejo y condición corporal de los rodeos. Generalmente, el planteo de control se consolida con las evaluaciones de su eficacia en sucesivos ciclos productivos y suele evolucionar hacia un menor uso de antiparasitarios a medida que se mejoran las condiciones estructurales y de manejo del sistema.

Conclusiones

La ostertagiasis es la única helmintiasis gastrointestinal de considerable importancia productiva en los bovinos adultos. Como los episodios de tipos I y II se caracterizan por índices de morbilidad relativamente bajos, la valoración de su trascendencia y los avances en el reconocimiento se han demorado. El diagnóstico diferencial resulta imprescindible ya que el deterioro de la condición corporal y la diarrea de cursos prolongados son signos de presentación constantes en varias enfermedades de la categoría considerada. La necropsia constituye un valioso recurso de primera instancia para evaluar el perfil de lesiones, orientar el diagnóstico y sustentar intervenciones prácticas de control.

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El abordaje de control sobre los episodios es sencillo y con un pronóstico dependiente del grado de afectación alcanzado por los animales. La intervención para planificar a futuro el control en los campos donde la problemática es relevante requiere de mayor análisis, principalmente de las condiciones estructurales y operativas del sistema que soportará el uso de antiparasitarios. Se advierte que cuando un sistema ingresa a un planteo de control puede haber complicaciones adicionales en el manejo y aumentan los costos y la presión farmacológica favorecedora de resistencia a los antihelmínticos. Por ello, la desparasitación planificada de las vacas debe restringirse a los rodeos con ostertagiasis de comprobada importancia y bajo asesoramiento profesional.

No es posible estimar si hay una tendencia creciente de episodios de ostertagiasis en los rodeos de vacas del sur de Córdoba. En cambio, puede afirmarse que por ser un territorio donde los nematodes de O. ostertagi tienen significativa presencia, la permanente intensificación de los sistemas es un sustrato para la mayor incidencia y visualización de la parasitosis. De cualquier manera, vale todo esfuerzo de discernimiento para reconocer y valorar a los determinantes de los cuadros de emaciación en las vacas por constituir un antecedente relevante para el rodeo en cuestión.

Agradecimientos

A los médicos veterinarios Andrés Kloster, Patricio Davies, Hernán Piscitelli, Gustavo Zielinski, Carlos Margineda y Damián Castro por su participación en algunas de las investigaciones consideradas en el presente trabajo. A los colegas de la actividad privada de la región que facilitaron el acceso a los episodios de campo y colaboraron en las respectivas evaluaciones. A la Téc. Sup. en Carnes y Harinas Liliana Urbani por su disposición para realizar el soporte de laboratorio.

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Informe para Extensión en línea Nº 31

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