Informe de la reconstruccion colectiva del programa ondas iep

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o que necesitamos es la capacidad de ir más allá de los comportamientos es-perados, es contar con la curiosidad crítica del sujeto sin la cual se difi cultan

la invención y la reinvención de las cosas. Lo que necesitamos es el desafío a la capacidad creadora y a la curiosidad que nos caracteri-zan como seres humanos, y no abandonarlas a su suerte o casi, o, peor aún, difi cultar su ejercicio o atrofi arlas con una práctica edu-cativa que las inhiba. En este sentido, el ideal para una opción política conservadora es la práctica educativa que ‘entrenando’ todo lo posible la curiosidad del educando en el do-minio técnico, deje en la máxima ingenuidad posible su conciencia, en cuanto a su forma de estar siendo en la polis: efi cacia técnica, inefi cacia ciudadana; efi cacia técnica e in-efi cacia ciudadana al servicio de la minoría dominante”.219

El párrafo anterior, escrito por el pedagogo brasileño Paulo Freire, sirve de telón de fondo para las refl exiones que aquí nos incumben sobre el Programa Ondas. El camino recorrido hasta ahora, no en vano, cobra sentido por una apuesta de construcción de sociedad que in-volucre culturas infantiles y juveniles y por una ciudadanía en ciencia, tecnología e innovación. Fundamentándose en la investigación como es-trategia pedagógica, el Programa obra en pro de la divulgación inmediata de las prácticas que generan cambios de sentidos en las realidades de sus actores y nuevas valoraciones críticas de su cotidianidad.

En las últimas décadas, han ido apareciendo posiciones a favor de hacer de la investigación un componente en la formación de niños, niñas y jóvenes, maestros, maestras y otros adultos acompañantes.

El tema, sin embargo, está muy dividido. Se ha señalado con profunda preocupación el he-cho de que la investigación sea una práctica es-pecializada, con la que sólo están familiarizados

aquellos que han pasado por una rigurosa for-mación académica, a nivel de maestría, docto-rado y post-doctorado. Se acusa de banalizarla y actuar en detrimento de la disciplina a quie-nes han intentado incluirla en los procesos de formación inicial y de los docentes de escuela básica y media.

Quienes lo cuestionan señalan que el ofi cio del maestro y la maestra es enseñar y, en ese sentido, el uso que hacen de la investigación es una parodia o una simulación de ella, lo cual en ocasiones produce su desfi guración. En conse-cuencia, la práctica investigativa de los niños, niñas y jóvenes es una simulación lúdica o un juego de roles útil para garantizar la apropiación de los contenidos escolares.

Así, las discusiones del proceso de Recons-trucción Colectiva que mostraron la necesidad de ampliar el sentido de la investigación en On-das ayudaron a encontrar una especifi cidad de la investigación que posicionara su accionar en la educación, la pedagogía y los procesos de en-señanza aprendizaje, dejando en el pasado la idea que ella funciona sólo como réplica para el aprendizaje de un método científi co. En este debate y con el acumulado práctico de Ondas se fue elaborando la concepción de la investi-gación como estrategia pedagógica, la cual po-sibilita a niñas, niños y jóvenes apropiarse de las lógicas del conocimiento y de herramientas propias de la ciencia, pero, sobre todo, de una mirada de la sociedad y sus asuntos. Esto im-plica que la ruta metodológica del Programa se construya, no sólo en función del proceso de indagación mismo, sino en una dinámica en la que los grupos de edad convierten sus pregun-tas de sentido común en problemas de investi-gación. Una dinámica de negociación cultural y aprendizaje colaborativo permanente que les permite desarrollar actividades de construcción de contenidos mediante el proceso investigati-vo, la argumentación, el debate y su comuni-cación.

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219 Paulo Freire, Pedagogía de la indignación, Madrid, Ediciones Morata, 2001, p. 137.

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El compromiso, del Programa Ondas, de uti-lizar la investigación como la estrategia básica en la formación de una cultura ciudadana de ciencia, tecnología e innovación de niñas, niños, jóvenes y sus adultos acompañantes en Colom-bia, se materializa con su presencia en los 32 departamentos del país y el Distrito Capital, con un promedio anual de participación de 105.035 niñas, niños y jóvenes investigando, 3.611 maes-tras y maestros acompañantes y 382 asesores de línea.

Este texto busca dar testimonio de una pro-puesta de investigación que se asume con inten-ciones pedagógicas, que, a pesar y gracias a las inmensas transformaciones científi co-técnicas, nunca había estado tan inmersa en la vida co-tidiana de la población, y nunca el mundo del conocimiento había estado tan cerca de ella.

Gracias a ellas se ha acercado la investiga-ción a la realidad de millones de personas que habían construido sobre ella un imaginario de características religiosas y atributos mágicos. La investigación ocupa un lugar central en la so-ciedad del conocimiento y es, hoy en día, un aporte defi nitivo en la constitución del trabajo

inmaterial como proceso productivo, cultural y social.

Modifi caciones en marcha han tocado la es-tructura del conocimiento y la educación. En el tiempo transcurrido del siglo XXI, se han realiza-do fuertes replanteamientos en el ámbito esco-lar, y los debates sobre estas problemáticas han llegado a espacios de divulgación amplia, como medios masivos de comunicación, y comienzan a modifi car prácticas de aula.

La propuesta de la investigación como es-trategia pedagógica del Programa Ondas de COLCIENCIAS se ha venido elaborando como una alternativa para la búsqueda e implementa-ción de nuevos procesos pedagógicos que res-pondan a los cambiantes tiempos educativos, y favorezcan la elaboración de miradas críticas del mundo. Construye un proyecto educativo, reconfi gurando lo conocido como saber escolar de la modernidad, indagando y examinando las claves de la manera como lo hacen los diferen-tes métodos científi cos; apuesta a una sociedad en la que se articulan el conocimiento científi co y el escolar, y se replantean las relaciones adul-to-niño/niña en el proceso educativo.

La investigación como estrategia pedagógica: Aprendizaje

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La propuesta del Programa cambia a la luz de la época y el contexto. Estos cambios ge-neran una corriente de pedagogías centradas o fundadas en la investigación. Ondas sigue esta línea, proyectando la investigación como estrategia pedagógica. Desde esta perspectiva, el problema a resolver es planteado, no sólo a través de los mecanismos de la razón lógica y el conocimiento científi co, sino también de los procesos de socialización, con las implicaciones éticas y estéticas que nos hacen ciudadanos. Es hacia ese horizonte que este proceso se abre, como programa de formación ciudadana en CT+I, para las culturas infantiles y juveniles de nuestro país.

Este capítulo es una síntesis del proceso me-todológico Ondas, de su fundamentación, de la manera como su construcción ha intentado dar respuesta a las modifi caciones de la edu-cación y la escuela, teniendo como contexto la globalización generada en la actual revolución científi co-técnica.

IV.1 Reconfi guración del saber escolar de la modernidad220

Es a la luz de los cambios de época que la educación adquiere un sentido y unas caracte-rísticas diferentes a las del modelo que prece-dió a la Sociedad del Conocimiento. Surge la necesidad de un nuevo discurso y una nueva práctica escolar y pedagógica que comienza a orientar y dar forma a la búsqueda de otras pro-puestas metodológicas, las cuales surgen de los procesos innovadores en los diferentes espacios de la sociedad.

Es signifi cativo observar cómo la escuela ha sufrido profundas modifi caciones; pasó de ser un simple aparato ideológico del Estado a con-

vertirse en una institución fundamentada en el nuevo modelo de acumulación de conocimien-to, tecnología, comunicación e información que desplaza la instrucción y el saber enciclopédico y se adaptó a las formas de control propias de nuestra época.221

La introducción de los TICS (tecnologías in-formáticas y comunicativas) en la escuela para mejorar los procesos de enseñanza y aprendi-zaje evidencia el empeño por modifi car el pro-yecto escolar y educativo. Sus contenidos son convertidos en estándares y competencias, dan-do lugar a una idea de calidad fundada en la nueva reorganización del trabajo y de la socie-dad que exige un máximo poder de interacción de los ciudadanos con lo virtual, lo tecnológico y lo comunicativo.

Estas prácticas sociales visualizan la emer-gencia de nuevas subjetividades y formas cul-turales y de acumulación. El conocimiento y la tecnología se constituyen en factores básicos de producción que generan fuentes de riqueza ba-sada en bienes y servicios cognitivos e inmate-riales.

Los replanteamientos que han afectado la ra-cionalidad del mundo del conocimiento hacen que prácticas, teorías e instituciones que tienen que ver con él sean reformuladas y reestructura-das según el tiempo en que corren.222 Ejemplos de esto se dan en algunas concepciones, tales como la certeza de Prigogine, la autopoiesis de Varela y Maturana, la experiencia de B. de Sou-za, la complejidad de Morin y las bifurcaciones de Serres.

La reformulación de la escuela se hace evi-dente en 122 nuevas leyes de educación en el

220 Se retoma y amplía el artículo de Marco Raúl Mejía, “Los movimientos pedagógicos en tiempos de globalización”, en Revista Educación y Cultura, N.° 77, Bogotá, 2007. pp. 57-65.

221 J. Delors, La educación encierra un tesoro, Santillana, Bogotá, 1998. Este documento es considerado el fundamento de la educación del capitalismo globalizado. En él se describen cuatro aprendizajes bási-cos: aprender a ser, a conocer, a aprender y a convivir. En el 2002, se actualizó para América Latina, por el Proyecto Principal de Reformas Educativas para América Latina y el Caribe, y se le agregó el quinto aprendizaje: aprender a emprender.

222 Para información complementaria de esta problemática, remito al lector a leer a Fox Keller, I. Prigogine, M. Serres, B. De Souza, H. Maturana, entre otros. Igualmente, a A. Sokal y J. Bricmont, quienes, en su libro La impostura intelectual, cuestionan, desde posturas marxistas, a los autores de la llamada nueva ciencia.

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mundo, y 25 en América Latina. En 22 años (1986-2008) se dieron cuatro generaciones de reformas educativas. La primera, de descen-tralización; la segunda se ocupó de la modifi -cación de las leyes nacionales de educación, para colocarlas a tono con los cambios de la globalización (Colombia, Ley 115 de 1994); la tercera, de contrarreformas educativas, realizó una reestructuración en términos de efi ciencia y efi cacia, introduciendo una racionalización administrativa (Colombia, Ley 715 de 2002); la cuarta surgió a raíz de la crítica a los resulta-dos de las tres generaciones anteriores. Inició en Chile con la denominada Revolución de los pingüinos,223 y continuó en Uruguay, Venezuela, Bolivia y Brasil.

La discusión sobre el conocimiento, y la ma-nera como la ciencia, sus métodos, enfoques, teorías y dispositivos se reestructuran median-te diversas perspectivas, demuestran cómo los modos de la construcción de lo científi co y su entendimiento han sido transformados y como ello ha afectado a la educación y la pedagogía, tal como se desarrolla a lo largo de este docu-mento.

IV.1.1. Cambios en el conocimiento y en la idea de ciencia

Hoy en día se habla de una crisis en la matriz epistémica, en la que está fundado el conoci-miento de la modernidad. De múltiples fuentes se nos señala que nos enfrentamos a la “era del conocimiento” en constitución y permanen-te expansión. Hay una emergencia de nuevas comprensiones y teorías de racionalidad cien-tífi ca, lo que signifi ca la ruptura de la episteme, en la que el mismo Aristóteles había colocado el conocimiento como universal.

Una pluralización en el entendimiento del conocimiento lleva aparejados cuestionamien-tos de la manera de ser, la forma de existencia de un objeto de conocimiento como realidad dada y la separación sujeto-objeto. Igualmente,

se modifi ca el concepto de tiempo, emergiendo una simultaneidad plural y compleja que trans-forma la idea de cambio y que rompe con la idea de lo nuevo y del progreso.

Está claro que la ciencia y la tecnología son una construcción cultural, en la que la intuición, la experiencia y la experimentación se convier-ten en la base de un conocimiento en el que no existen verdades absolutas, ni cerradas, sino en permanente reinvención. Se genera, así, un co-nocimiento transdisciplinario en su producción, de saberes mosaico, y en circuitos de red u otros recursos, para su almacenamiento.

IV.1.2. Cambios en las fi guras de razón

De estas transformaciones, en los modos de producción del conocimiento, emergen nuevas fi guras de razón que consiguen replantear los pa-radigmas vigentes de elaboración de la ciencia. Esto recuerda que no hay una sola racionalidad para pensar este cambio social que vivimos.

Las nuevas visiones de lo que se entiende por razón evidencian los desplazamientos que se produjeron con base a los procesos lógicos anteriores; por ejemplo, el computador, que usa como materia prima las abstracciones y los símbolos, plantea una nueva relación cerebro-información que supera la tradicional relación humano-naturaleza y humano-máquina. Así, se sacude y transforma el conocimiento escolar. Simone224 explica que el texto electrónico es una revolución mayor que la de la imprenta, en cuanto ésta puso en circulación textos ya exis-tentes; la aparición del texto electrónico, afi rma, es comparable al momento de los cambios deri-vados de la invención del alfabeto, con sus con-secuencias culturales y sociales.

En tanto, el saber escolar de la modernidad se modifi ca fundamentado en la centralización institucional, con dispositivos de control técnico y político muy precisos, regidos por sujetos de altos rangos poseedores de él. Hecho que ha

223 Colegio de profesores de Chile, “La educación que Chile requiere”, en Revista Docencia, No. 32, San-tiago de Chile, agosto de 2007, pp. 28-32.

224 R. Simone, La tercera fase, formas de saber que estamos perdiendo, Madrid, Taurus, 2000.

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cambiado por el aprendizaje de saberes presen-tes, en variadas esferas de la sociedad (no sólo en la institución educativa, los saberes mosaico), que modifi can el modelo escolar de los proce-sos pedagógicos tradicionales, estableciendo una ampliación, desde lo sensorio-motriz, a lo sensorio-simbólico, necesarias para relacionarse con las nuevas tecnologías y procesos comuni-cativos de este tiempo.

Se produce, entonces, un desplazamiento de los procesos lógicos anteriores, los que, al estar centrados en lo oral y lo escrito, se fundamentan en procesos secuenciales aritméticos: 1, 2, 3…; en cambio, en el mundo de lo digital, soporte y base de lo tecnológico, encontramos la tec-nicidad,225 que, como escribe Barbero, es una nueva forma de construcción de cultura huma-na, que funciona con procesos matemáticos de base 2: 2, 4, 8, 16, 32…. Esto puede conducir a operaciones nuevas con niveles de abstracción y simbolización diferentes. No es que ocurra un abandono de lo escrito y lo oral, sino que éstas se integran de manera compleja, produciendo procesos cognitivos amplios.

Estas numeraciones apoyadas en el dominio de la naturaleza, convierten a ésta en mediadora universal del saber y del operar técnico, genera-dora, principalmente, de un conocimiento de lo sensorio-motriz sobre lo sensorio-simbólico. Las realidades emergentes viven una nueva forma de interacción entre la abstracción y lo sensible, y dan paso a un mundo simbólico e inmaterial mucho más profundo.

IV.1.3. Cambios en los procesos comunicativos

La comunicación es vital en el nuevo proyec-to de cambio de la sociedad, ya que su conteni-do inmaterial se sirve de las diferentes formas del lenguaje, oral, escrito o digital. El punto neurál-gico del nuevo análisis es lo comunicativo, esto es, las industrias culturales: cine, televisión, radio y editoriales, aquello que la escuela de Frankfurt había denominado “fábricas del alma”, que, si en su momento se anunciaban como domesti-

cadoras de cultura, hoy constituyen una media-ción básica reestructuradora de los métodos de socialización de jóvenes, niños y niñas, en la era del capitalismo cognitivo.

El fenómeno de la comunicación acarrea nuevas particularidades a la realidad educativa y escolar, y transforma sus procesos. Es necesario clarifi car que la educación siempre se ha vali-do de sistemas comunicativos, la novedad está en los soportes técnicos que se hacen presente en los procesos tecnológicos y que funcionan como medios tecnológicos de información y co-municación (MTIC), los cuales comprenden una nueva relación cognitiva y han cobrado protago-nismo en múltiples esferas de la sociedad, inclu-yendo la educativa y escolar.

Aunque la comunicación hoy en día se da gracias al desarrollo tecnológico de anteriores procesos, es preciso no reducir la educación a sus medios, ni a las tecnologías educativas. Esta advertencia requiere que se empiece a pensar que estamos ubicados frente a tres procesos ló-gicos, con racionalidades propias, que concurren al hecho escolar: lo comunicativo, lo tecnológi-co y lo educativo. Reconocer esto signifi ca la emergencia de epistemes más complejas, de corte transdisciplinario.

Esta complejidad, alimentada de las parti-cularidades culturales de nuestro entorno, se mueve entre la infopobreza y el modo en que estos medios intensifi can la desigualdad, con la difi cultad de construir un puente de acceso y en-tendimiento entre los aparatos, aparentemente neutros, y las sociedades en que viven nuestras niñas, niños, jóvenes y adultos.

Esta refl exión demuestra las grandes transfor-maciones que ha sufrido el hecho comunicativo escolar. Éste pide un replanteamiento concep-tual y de la utilización de materiales que permita ir mucho más allá del uso instrumental tradicio-nal al que han querido reducirlo en los procesos pedagógicos.

225 Jesús Martín-Barbero, La educación desde la comunicación, Bogotá, Norma, 2003.

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IV.1.4. Cambios en la tecnología y sus proce-sos

La educación necesita de soportes técnicos, de mediaciones, que permitan la expresión de los lenguajes escritos y orales. El lenguaje digi-tal apareció como una mera realidad y ocupa, también, un papel importante en el hecho edu-cativo y escolar, un papel más complejo que de-manda repensar lo educativo, lo pedagógico y la manera como se relacionan el conocimiento escolar y el científi co en él.

Hoy en día, el capital busca adquirir un po-der nuevo y mayor en el ciberespacio, donde la capacidad comunicativa genera una apropia-ción de las redes de relaciones sociales, una es-fera virtual en la que se encuentran los procesos del poder dando lugar a confi gurar las resisten-cias emergentes, originando nuevas maneras del contrapoder.

Se suma a lo anterior la velocidad con la que los aparatos se han posicionado en la vida coti-diana de las personas. Lo cual construye una mi-rada ingenua del uso del aparato, como si fuera posible hacerlo educativamente, sólo con el ma-nejo técnico de ellos, de manera instrumental, sin profundizar en sus lenguajes, en sus narra-tivas, en sus implícitos epistemológicos y en las lógicas de acción derivados del tipo de lenguaje que usan.

En ese sentido, urge una refl exión educativa y pedagógica sobre la tecnología, lo que signi-fi ca construir claramente una manera de enten-derla con sus usos no instrumentalizados. Ello complejiza la diferencia entre el conocimiento y la información que está a la base del capitalismo cognitivo. Tomar conciencia de estos procesos signifi ca para los educadores repensar las bases de su acción, con las condiciones y premisas que le colocan los nuevos soportes del conoci-miento y la información.

El uso del aparato, luego de ser capaces de reconocerlo como parte de un lenguaje presen-

te en la cultura, exige procedimientos, interac-ciones, contenidos diferentes a los anteriores. Permite realizar un análisis para identifi car las herramientas, los soportes de información y co-nocimiento, y poder leer en ellos su lenguaje, formato, técnica específi ca, racionalidad y las lógicas bajo las cuales operan. Esto signifi ca repensar la relación educación-tecnología bajo otras premisas, y construir una concepción so-bre ella en el ámbito escolar.

IV.1.5. Nuevas formas de subjetividad

El nuevo lugar del conocimiento y la tecno-logía reorganiza los procesos y actualizaciones de quien lo hace posible, el ser humano y todo lo que tiene que ver con él. Lo hace con su vida, y profundiza los recursos que se dan en las relaciones entre ellos, esto es, la comuni-cación, la socialización, la sexualidad, la salud, los afectos, entre otros. Se abre un inmenso nú-cleo de procesos inmateriales que recaen sobre el cuerpo humano, y crean al biopoder de este tiempo.226

En este nuevo espacio, en el que el capital construye su proyecto de poder, la vida queda en el centro de la esfera del mercado y de la acumulación y se somete el trabajo industrial a los procesos de apropiación e intercambio. Al-gunos ítems de ella, como el tiempo libre o el cuerpo, son hoy puestos en la esfera de la pro-ducción y el comercio, como bienes materiales e inmateriales, y como formas de vida, comuni-cación y socialización. Por ello, el proyecto de control se ve obligado a formar estándares de normatización, para la educación, lo cognitivo, lo afectivo, y a organizar sistemas impercepti-bles de control, que le dan forma a la biopolíti-ca227 de nuestro tiempo.

Se experimentan cambios en el conocimien-to, y las mediaciones tecnológicas amplían el espectro de la cultura, en cuanto a que su desarrollo se da como parte de tendencias y procesos sociales que visualizan otra relación cerebro-información. Se complejiza, así, la idea

226 Michel Foucault, Las tecnologías del yo, España, Paidós (Colección: aula Editorial), 1996. 227 A. Negri, Biopoder y luchas de poder en América Latina, Buenos Aires, Plaza Editorial, 2006.

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de naturaleza, evidenciando que no estamos so-los frente a las máquinas o herramientas técni-cas, sino ante un cambio cognitivo producido por una nueva mediación estructural diferente a la del libro y la palabra oral. Este hecho produce una nueva relación entre ser humano y la in-formación digitalizada, que, al ser mirada como cultura, nos entrega un nuevo entorno (ecosis-tema).228

La otra forma del sujeto emerge del hecho tecnológico y comunicativo, y, desde él, lo digi-tal y lo numérico binario producen un cambio por una nueva mediación estructural diferente al libro y lo oral. La identidad anterior, fundada en el conocimiento interiorizado (el “yo”), como sujeto de aprendizaje (de su unidad de conoci-miento interno), está dotada de una autonomía que la hace responsable de sí, y se piensa desde adentro hacia fuera, donde la subjetividad se re-plantea y aparece más compleja.

La modernidad se caracteriza por centrarse en el sujeto único, con autoconciencia y pensa-miento racional (tal como el “pienso, luego exis-to” de Descartes). Se trata de la esencia del ”yo” convertida, por Kant en sujeto trascendental. En esta refl exión el cuerpo representa lo opuesto de la razón, y el camino del instinto, el deseo no controlado que lleva a construir una forma dual de entender lo humano, en lo material y lo espiritual.

Entra en crisis o en transición el mundo real construido por el sujeto, cuando la base de una razón única, totalizante y verdadera, se replan-tea. Desaparecen o se reorganizan las instan-

cias de esa autorregulación y autoexpresión, que hicieron posible la unidad en la moder-nidad: el Estado, la vinculación laboral fi ja, la iglesia y la familia nuclear de base patriarcal. Se genera en el sujeto una inestabilidad en su identidad, las identidades individuales entran en un fl ujo de múltiples referentes colectivos, y se encuentran con interpretaciones variadas, donde no hay un único centro de referencia, y hay múltiples lugares para encontrar y buscar caminos.229

La mejor manera de representar esto es la de una red sin centro, y en movimiento permanen-te.230 El consumo de imágenes de lo digital pone a las personas frente a nuevos lugares de expe-riencia y conocimiento, y, desde su corporeidad, en la sensibilidad y en la emoción, encuentran nuevos espacios de interacción. Un encuentro, por lo tanto, más complejo.231

La corporeidad surge, entonces, como nue-vo lugar para relacionarse. El cuerpo aparece como nuevo centro, y se organiza desde afue-ra hacia adentro. Las imágenes que llegan, y el cuerpo procesa, generan un aprendizaje agrega-do a las formas ya existentes. Las nuevas bases cognitivas replantean las maneras de produc-ción del conocimiento, entre ellos el escolar. Al ser múltiples, los soportes de éste generan fi guras de razón amplias, donde el libro pierde centralidad, pero no importancia, constituyen-do una transición de la subjetividad clásica de la modernidad hacia una que pase de las for-mas únicas y cerradas a las formas múltiples y abiertas.

228 A. Escobar, “¿De quién es la naturaleza y el mundo post-naturaleza? Elementos para una ecología antie-sencialista”, en El fi nal del salvaje y Kant, Bogotá, 2002.

229 Richard Sennett, La corrosión del carácter, las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capi-talismo, Barcelona, Anagrama, 2000. Este texto demuestra cómo el control neoliberal se da desde la fl exibilidad misma y queda intervenido por la lógica de rentabilidad bajo formas de efi cacia y efi ciencia, supeditado a la evaluación de resultados, mediante la precarización del empleo. La duración, seguridad y descanso generan una reconversión y descentración del yo tradicional de la Modernidad, constituido por producción manufacturera, con un contrato a largo plazo, y un vínculo social permanente, que le permite construir un proyecto de vida. Ahora esto se ha derrumbado: el sujeto de la globalización neo-liberal pasa el día a día lleno de incertidumbres, viviendo en un permanente estado de vulnerabilidad, traicionando y acabando su deseo personal de libertad por el de empleabilidad, que se convierte en proyecto propio y sentido de vida.

230 S. Hall, A identidade cultural na postmodernidade, Rio de Janeiro, DP& Editora, 1991.231 M. Svampa, Desde abajo. Las transformaciones de las identidades sociales, (ed.) Buenos Aires, Biblos-

UNGS, 2000.

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La descentración de la cultura escolar,232 a raíz de los procesos tecnológicos, comunicati-vos, corporales, cognitivos e institucionales, exi-ge una readecuación de los procesos escolares y pedagógicos. Resulta curioso observar cómo la discusión del Tratado de Libre Comercio, bajo la perspectiva de la Organización Mundial del Comercio, en la transnacionalización del mer-cado educativo, involucra un alto contenido de tecnología informática para proyectos de educa-ción a distancia.

IV.1.6. Transformaciones en la pedagogía

Bajo la lógica del nuevo conocimiento y la tecnología, que hoy no pueden separarse de las del mercado neoliberal, la profundización de exclusión social y la construcción de nuevos grupos con acceso a los desarrollos tecnológi-cos desiguales generan lo que se denomina la infopobreza. Por ella es que el capitalismo glo-balizado ha intentado adecuar y refundamentar la escuela, para colocarla a tono con las nuevas formas del conocimiento. Pone, así, al capitalis-mo cognitivo a su servicio, ante todo para que cumpla sus funciones en los nuevos requeri-mientos de la contrarreforma educativa, donde la información, el conocimiento y la tecnología han pasado a convertirse en fuerza productiva directa, construyendo procesos de producción que generan condiciones planetarias de compe-tencia, productividad y explotación.

Esta nueva realidad modifi ca el conocimien-to, la razón, las subjetividades, la comunicación, la tecnología y el campo de la pedagogía. Acerca de este último, que fue constituido a lo largo de cuatro siglos con base en paradigmas alemanes,

franceses o anglosajones, hoy no son sufi cientes para explicar y dar cuenta de estos cambios y se siguen desarrollando. Es necesario construir pe-dagogías que correspondan a las nuevas realida-des, y plantearse procesos práctico-teóricos que den cuenta de la reconfi guración de la pedago-gía como un campo propio, bajo su control.

Este hecho, además de mostrar la historici-dad del acontecimiento pedagógico, que se recompone y modifi ca con los procesos de la sociedad y las transformaciones culturales, con-vierte a la pedagogía y a la escuela en espacios confl ictivos, en los que se juega la especifi cidad de los sentidos y las apuestas por lo humano y la sociedad. El terreno de la pedagogía vuelve a hacerse crítica, hoy se hace visible en los pro-cesos de reforma y contrarreforma educativa en marcha.233

Han ido emergiendo posiciones críticas al de-bate, que argumentan la necesidad de construir caminos alternativos que se resistan al proyecto de control. Estas posiciones tomaron fuerza y forma, y entraron a cuestionar públicamente los hábitos de la escuela, y a construir una pedago-gía crítica para nuestro tiempo.234

El entendimiento de lo científi co es uno de los espacios afectados con el desarrollo de la sociedad. De forma paralela a la vinculación entre ciencia y sociedad, emergió un discurso que devela los entendimientos de la moderni-dad sobre el hecho científi co. A la luz de esos replanteamientos, surgen las nuevas lecturas. A continuación se puede observar, rápidamente, ese camino recorrido a lo largo del siglo pa-sado.

232 Hago referencia al texto “La globalización educativa reconstruye el sujeto de la modernidad”, en M.C. Laverde, (ed.) Debates sobre el sujeto. Perspectivas contemporáneas, Bogotá, Universidad Central, DIUC, Siglo del Hombre Editores, 2004, pp. 149-180. En él desarrolló 10 descentraciones: a) Educación a lo largo de la vida, b) Una razón que no es única, c) Una educación que no garantiza empleo, d) Una organización del trabajo que se fragmenta. e) Medios masivos que construyen nuevos imaginarios de lo público. f) El libro ya no es el único vehículo cultural. g) Un profesional sobre nuevas bases de acción. h) Lo público se globaliza. i) La escuela pierde la hegemonía sobre el conocimiento. j) Replanteamiento de los paradigmas pedagógicos.

233 A. Veiga, (comp.), Crítica postestructuralista y educación, Barcelona, Laertes Ed., 1997; C. Noguera, R. Jaramillo, A. Alvárez, C.A. Hernández y otros, Investigación pedagógica en Colombia, Medellín, Maes-tros gestores de nuevos caminos, 2002.

234 H. Giroux, Pedagogía y política de la esperanza. Teoría, Cultura y Enseñanza, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.

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IV.2. Problematizando la investigación

Plantearse la investigación como estrategia pedagógica signifi ca recuperar los discursos sobre la ciencia, sus impactos y sus modelos desarrollados durante el siglo XX, que inciden profundamente en los procesos educativos y es-colares. A continuación, una síntesis de algunos de los ejes que constituyen la problemática del siglo pasado y comienzo del presente.

La posición conocida como positivismo ló-gico, planteada por el Círculo de Viena en 1922,235 defi nió el valor de las ciencias como conocimiento teórico matematizado, que se obtiene mediante el método científi co hipoté-tico deductivo, a partir de la experimentación. Esta discusión concluye que el método científi -co constituye la única garantía de racionalidad científi ca, ya que asegura que el conocimiento teórico se obtiene de manera rigurosa y experi-mental.

Este modelo, muy cuestionado, desató un amplio debate. Popper236 demostró que no se consiguió, para las ciencias, un lenguaje preci-so que conectara los procesos experimentales y los teóricos, y demostró el modo en que la experimentación y la teorización se condicio-nan, de tal manera que es difícil separarlas. En esta discusión, Wittgenstein,237 quien había sido considerado en esta obra cercano del Círculo de Viena, rompe con ellos y en una de sus obras clásicas hace explícitas esas diferencias, seña-lando cómo el lenguaje toma su sentido real en la comunicación, lo que explica que no pueda otorgársele un signifi cado de manera defi niti-va, ya que su uso está determinado por el con-texto.

La Escuela de Frankfurt238 intervino en este debate y fue más allá, con Adorno que cues-tionaba a Popper, al señalar los intereses extra-teóricos de los científi cos que condicionan su quehacer. Demostró que el científi co no era tan objetivo como planteaban algunos. A su vez, Habermas, alumno de Adorno, manifestó que la producción de conocimiento y los “métodos” para hacer ciencia estaban construidos desde intereses que inciden sobre los resultados lo-grados.

Más tarde, Kuhn239 y Laudan aclararían que las ideas científi cas emergentes no se conju-gaban con ninguno de los métodos científi cos usados como prototipo y modelo de la activi-dad racional lógica. Se planteó, entonces, que la ciencia, que seguía un camino lógico de con-textos de verifi cación, descuidaba el descubri-miento y la elaboración de nuevas preguntas (hipótesis), que constituyen los elementos clave de la creatividad.

Para Kuhn las ciencias no progresan confor-me al esquema lógico popperiano de teorías que se contrastan con la realidad, porque tales contrastaciones no son en verdad posibles, en primer lugar porque las teorías se defi endes de las refutaciones, los paradigmas se defi enden con la teoría de ciertos contrastes refutadores, pero además porque no es posible mantener la distancia neta entre juicios analíticos y sintéti-cos, porque la diferencia entre hechos y teorías no es neta y en la mayoría de las ciencias natu-rales las teorías son selectoras de hechos y no únicamente refl ejos de cosas externas; en este sentido, las teorías constituyen el tejido de he-chos con los que es válida una contrastación como la propuesta por Popper.

235 Integrantes del Círculo de Viena: M. Schlick, R. Carnap, O. Neurath, H. Feigl, P. Frank, F. Waissman, H. Hahn, H. Reichenbach, K. Gödel, C. Hempe, A. Tarski, A. J. Ayer, Ch. Morris, F. Kaufmann y V. Kraft, en 1929 publicaron su manifi esto programático titulado La visión científi ca del mundo. Información sacada de Wikipedia.

236 K. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, Buenos Aires, Paidos, 1958. Ibíd., Lógica de la investigación científi ca, Madrid, Laia, 1986. Ibíd., Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científi co, Madrid, Paidós Ibérica,

1994.237 L. Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, Madrid, en Revista de Occidente, 1957. Ibíd., Investigaciones fi losófi cas, México, UNAM, 1988.238 T. Adorno, et al, La disputa del positivismo en la sociología alemana, Barcelona, Grijalbo, 1972.239 T. Kühn, La estructura de las revoluciones científi cas, México, Fondo de Cultura Económica, 1972.

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El investigador Bateson,240 desde la ecología de la mente, mostró la necesidad de recoger en forma más amplia los protoaprendizajes (centra-dos en la meta), y ver cómo existen también los deuteroaprendizajes, los cuales son caracterio-lógicos, y pensar la manera en que éstos son formadores del individuo.

Esta discusión, en plena década de los ochenta, genera la emergencia de nuevos mo-delos de ciencia e investigación, al reconocer los factores histórico-sociales que median la construcción del conocimiento científi co, como las herramientas, los instrumentos, sus aplica-ciones técnicas y tecnológicas. Ahí se origina la tecnociencia; la que da unidad a la técnica y la ciencia, produciendo un ensamblaje que ya no permite seguir pensando una ciencia pura, teó-rica y desinteresada, y la técnica como uno de sus derivados en la esfera de la aplicación, cons-tituyendo una nueva unidad que debe pensarse con otras características.241

Este proceso desarrollado en torno al tema durante el siglo XX originó otros modelos cientí-fi cos, que surgieron de la comprensión de otras formas del conocimiento y la complejización de su producción. Se generó, así, una mirada a la ciencia, como conocimiento que explica el mundo, pero, sobre todo, como un tipo de ac-tividad humana, como cultura compleja y difícil de describir. Esto desencadena en un encuentro de la ONU y la UNESCO242, realizado al fi nal de los años ochenta, un cambio en la manera de entender la ciencia, denominado: “El modo dos de la ciencia”, esa interacción holística y sistémi-ca, entre los diferentes conocimientos, replantea el entendimiento positivista, y muestra nuevos aspectos a tener en cuenta: su historicidad, sus contextos de producción y aplicación, y la ne-cesidad de usarla en la resolución de problemas de la humanidad.

Frente a este escenario, autores como Newton-Smith y Chalmers243 hablan de salir de racionalidades fuertes y comienzan a referirse, más bien, a una racionalidad moderada y con-textual, como la manera en la que científi cos impulsan su proceso de creación, del que se destacan el aspecto tentativo, constructivo y humano, y el pensamiento científi co.

En el último período de fi nales de siglo an-terior y comienzos de éste, desde la física se vienen haciendo replanteamientos sobre sus le-yes y sobre el determinismo de los fenómenos, aspectos que están a la base de toda la mirada científi ca de la modernidad; como dice Char-pack:

(la tesis fi losófi ca del determinismo se enuncia de la siguiente manera: las leyes de la materia y del movimiento son universales, e imponen que el estado de la totalidad de cuanto hay en el mundo en un cierto instante determine exactamente lo que se producirá a continuación. Todo estaría escrito, pues, en el dato de un solo instante. Esta doctrina, ini-cialmente erudita, fue calando poco a poco en los espíritus, imprimiendo en ellos una vi-sión de las leyes de la naturaleza como un conjunto de reglas infalibles que gobernarán todo mediante mecanismos implacables. (…) Ahora bien el determinismo tiene hoy plomo en sus alas. Falla totalmente en el nivel de los átomos en razón de los fenómenos cuánticos. Su capacidad de predicción puede revelarse también ilusoria, a veces, incluso allí donde son válidas las leyes de Newton”.244

Todos estos planteamientos tienen una pro-funda incidencia sobre las prácticas y pensa-mientos escolares, y en esta misma época se cuestiona la manera como esa concepción de racionalidad de la ciencia ha marcado el sis-tema educativo. Aparecieron infi nidad de es-

240 G. Bateson, Pasos hacia una ecología de la mente, Buenos Aires, Ed. Lohlé-Lumen, 1999.241 E. Morine, Ciencia con consciencia, Barcelona, Ed. Antrophos, 1984.242 UNESCO, Conclusiones del simposio: La ciencia y las fronteras del conocimiento, Venecia, ONU-

UNESCO, 1986.243 A. F. Chalmers, Qué es esa cosa llamada ciencia, Madrid, Siglo XXI Editores, 5ª edición, 1987; W. H.

Newton-Smith, La racionalidad de la ciencia, Barcelona, Paidos, 1987.244 G. Charpak, R. Omnés, Sed sabios, convertíos en profetas, Barcelona, Anagrama, 2005, p. 54.

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tudios, grupos y programas que replantean la enseñanza de la física, la química, la matemáti-ca y las disciplinas sociales. Éstos proponían un quehacer que trabajara más los procesos que la transmisión de conocimientos descriptivos. De igual manera, se planteó introducir los cambios conceptuales que se habían dado en los últimos años, derivados del entendimiento de la inves-tigación, y, con ello, dar más importancia a las relaciones entre la teoría, la vida cotidiana y los hechos. Esto generó un tipo de trabajo escolar mucho más experimental.

Las modifi caciones del ideal científi co cues-tionaron los resultados sociales y el desarrollo ilimitado de los desarrollos científi co-técnicos. Situación que da pie a efectos incontrolables, como, por ejemplo, la crisis ambiental. Igual-mente, se pone en duda la objetividad y neu-tralidad del trabajo científi co, y se profundiza la crisis del positivismo científi co, con una crítica a los enfoques de investigación cuantitativos y a todos los modelos de producción de procesos-productos.

IV.2.1. Incidencia y replanteamientos en edu-cación

En el ámbito educativo, entró en crisis la versión del proceso-producto, que considera la enseñanza como la causa del aprendizaje. Se propusieron enfoques holísticos orientados en las metodologías híbridas que combinan lo cuantitativo y lo cualitativo, resaltando la nece-sidad de desarrollar metodologías que tengan en cuenta los contextos y la vida de los parti-cipantes de la actividad escolar. Esto conlleva a que algunas posiciones críticas no busquen, en la actividad escolar, procesos curriculares que trasladen la lógica de la disciplina científi ca a la escuela, sino que busquen integrar las diferentes

dimensiones del desarrollo humano, en el pro-ceso educativo, y no sólo en lo conceptual.

Se sumaron grupos y personas que buscaban una correlación de las ciencias naturales con la cultura, lo que llevó a algunos autores a hablar de una tercera cultura de la ciencia (Morin)245. Así, se buscó en la educación la diferencia entre la lógica del conocimiento científi co y el esco-lar. Los planteamientos a esta problemática son de interés mundial, y son tema en común para autores, como Toulmin246 (inglés); Porlan247 (es-pañol) y Vasco248 (colombiano). Luego de esto, se revaloró la actividad escolar como una acti-vidad cualifi cada del conocimiento, y no sólo como una entidad de transmisión de él.

Emergió, entonces, una escuela focalizada en lo cognitivo, a la vez que reconoce la ética, la estética y la capacidad crítica para transformar su entorno y la vida. El ideal es hacer de ella un lugar donde se estructuren y consoliden los conocimientos científi cos, los normativos y los que cada generación considere fundamentales como valores para su vida presente y futura.

A la luz de estos replanteamientos, se gesta la búsqueda de caminos conceptuales y metodoló-gicos apropiados para aprender, en coherencia con la discusión, y el desarrollo del pensamiento científi co del siglo XX. Se abre, pues, un debate sobre los aspectos que entran en juego en los procesos escolares. Dice Hodson:

El fracaso de los cursos de ciencias mo-dernas en lograr algunos de sus objetivos de-clarados, en relación con la comprensión de los niños sobre la naturaleza de la ciencia, se debe, en parte, a un grado de confusión en la posición fi losófi ca sobre la que se asientan muchos currículos contemporáneos, y, en

245 E. Morin, El método, Tomos I, II, y III, Madrid, Cátedra, 1994.246 S. Toulmin, La racionalidad humana, el uso colectivo y la evolución del concepto, Madrid, Alianza

Editorial, 1977.247 R. Porlan, y R. Martín, “Conocimiento profesional y epistemología de los profesores. Estudios empíricos

y conclusiones en enseñanza de las ciencias”, en Cuadernos de Pedagogía, 16 de febrero de 1998, pp. 271-288.

248 C.E. Vasco, “Convergencias acerca de la pedagogía de las ciencias naturales”, en Revista Educación y Cultura, No. 19, 1989.

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parte, al continuo fracaso en proporcionar a los profesores una comprensión adecuada de cuestiones básicas en fi losofía de la ciencia, y su importancia en el diseño de experien-cias de aprendizaje. En muchos currículos de ciencia se pone demasiado énfasis en los mé-todos inductivos, una aceptación demasiado rápida de un punto de vista instrumentalista de la teoría científi ca, una seria subestimación de la compleja relación entre la observación y la teoría y un abandono de las actividades de la comunidad científi ca, al validar y dise-minar el conocimiento científi co.249

En el marco de estas discusiones, surge una modifi cación en el entendimiento de la activi-dad científi ca en el mundo de la educación y de la escuela, y su especifi cidad se da al lado de los otros tres ámbitos propios de ella, los cuales están en permanente interacción:

1. La innovación.

2. Su justifi cación (fi losofía),

3. Su aplicación y

4. Su enseñanza.

En esta última, se desarrollan los conocimien-tos científi cos normativos. Son aquellos que cada colectivo humano considera importantes para que niñas, niños y jóvenes puedan recono-cer e incorporarse al grupo disciplinario. Como sostiene Guidoni, el conocimiento, la experi-mentación y el lenguaje interactúan para trans-formar el mundo. Por ello, no se puede situar la ciencia en la enseñanza, sin tener en cuenta la mediación de los instrumentos y del lenguaje. Por ello, ciencia y técnica deben verse estrecha-mente relacionados.

Si la ciencia tiene varios enfoques sobre los que puede ser abordada, según el ámbito en el que se trabaje, la enseñanza, como uno de ellos, debe tener la meta, el método y su campo de aplicación en coherencia con el mundo de la

escuela. Esto construye una estructura del cono-cimiento escolar, con cuatro componentes por el mundo de los alumnos, los fi nes de la escuela (su proyecto), la ciencia para este contexto y el método para lograr el resultado.

En este punto aparecen el maestro y la maes-tra; estos, como mediadores, son responsables de introducir al niño y al joven en el mundo de lo científi co, buscando que éste dé el paso en su vida cotidiana hacia la comprensión del mundo y lenguaje científi cos. Por ello, no basta con que el maestro o maestra sepa de ciencia, es nece-sario que éste sepa cómo mediar para construir aprendizajes reales en la vida de sus estudiantes. Visto así el hecho científi co, entendido desde el ámbito de la enseñanza y el aprendizaje, lleva a pensar el proceso escolar desde la interacción entre la enseñanza de la ciencia y los otros con-textos de la actividad científi ca.

Esto signifi ca que los modelos científi cos es-tán implícitos en los enfoques de aprendizaje, y, por lo tanto, deben ser explicitados, ya que ese modelo de enseñanza y aprendizaje gene-ra un entendimiento y una manera de valorar el lugar de la ciencia en la sociedad. Es éste el núcleo central de los diferentes enfoques para la enseñanza de las ciencias, ya que allí están sin-tetizadas todas las concepciones y discusiones planteadas en las páginas anteriores.

Por esta razón, el papel del maestro y su concepción de ciencia ligada a la pedagogía es primordial en la acción escolar. Esto genera campos de saber, y estudiantes y maestros que actúan como agentes centrales de la reconstitu-ción de la ciencia en el mundo de la educación. Este nuevo debate llevó a Bruner250 a afi rmar que las difi cultades que los seres humanos de nuestro tiempo tienen para comprender las ma-temáticas y las ciencias surge, no por la falta de capacidades, sino porque no se logra encontrar un camino adecuado que facilite usar el conoci-miento para explicar fenómenos cotidianos. Los

249 D. Hodson, “Filosofía de la ciencia y educación científi ca, Philosophy of Science and Science Educa-tion”, en Journal of Philosophy of Education, Vol. 20, No. 2.

250 J. Bruner, La importancia de la educación, Barcelona, Paidos, 1987.

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estudiantes no usan los conceptos, no entienden el funcionamiento de las máquinas con las que interactúan todos los días. Además, la enseñan-za de la ciencia se ha vuelto aburrida y exige la búsqueda de procesos pedagógicos adecuados para los jóvenes y las nuevas realidades.

Esto conlleva un cambio a la idea del maes-tro y su rol. Para muchos era darle lugar a mo-delos de conocimiento más abiertos, pero con la misma estructura unilineal y secuencial del conocimiento científi co-escolar. Aparecen, tam-bién, criticando esta visión, los autores que bus-can a ese maestro capaz de relacionarse con una disciplina que ya no consiste en repetir un camino prefi jado. A la luz de estas miradas, sur-gen múltiples concepciones, por ejemplo, la de Schön,251 que los reconoce más como produc-tores de saber, que como implementadores de procesos prediseñados, y los denomina, “profe-sionales refl exivos”. Su discurso muestra cómo la relación teoría-práctica se da también con la especifi cidad del saber pedagógico, lo que con-tribuye a una relación diferenciada entre él y el saber disciplinario. Esto, a su vez, especifi ca al saber docente.

Por otro lado, Perrenoud252 muestra cómo desarrollar la práctica refl exiva en el ofi cio de enseñar. Para ello, escenifi ca y rehace, con es-pecifi cidad, prácticas pedagógicas complejas con saberes, procedimientos, actitudes, rasgos de personalidad, componentes de condición fí-sica y mental y esquemas de acción de hábitos.

De igual manera, Cochran y Lytle253 y Martín plantearon la existencia de conocimientos y re-fl exiones en la acción, presentes en las actuacio-nes explícitas e implícitas. Cuestión que permite integrar lo cognitivo, lo emocional, la teoría y la práctica, reconociendo que los docentes y los aprendices de ese ofi cio trabajan dentro de una

comunidad para generar conocimiento local, prever su práctica y teorizar sobre ella, inter-pretando las investigaciones y conclusiones de otros. En este sentido ese trabajo es entendido políticamente, ya que implica el cuestionamien-to de los procedimientos actuales de la escola-rización, de los modos en que se construye, se evalúa y se usa el conocimiento, así como la forma de los roles individuales y colectivos de los maestros y maestras en el momento de hacer reales los cambios generando un conocimiento local-público propio de la práctica profesional del docente.

A la luz de estas refl exiones, en diferentes países se desarrollaron grupos reconocidos para investigar estos procesos y darles forma a esas nuevas relaciones entre conocimiento científi co, conocimiento escolar y el lugar del maestro y la maestra en ellos; entre estos se encuentran: el Nuffi eld, de Gran Bretaña, y el Grupo de Inves-tigación en Integración Educativa (GRINTIE), es-pañol, el de Tucson (Arizona), así como muchos otros en diversas naciones, los cuales van reali-zan un énfasis en la mirada interdisciplinaria.

En Colombia, la Expedición Pedagógica Na-cional retoma parte de estos planteamientos y realiza una apuesta por hacer visibles múltiples maneras de ser maestro y hacer escuela hacien-do real un maestro y una maestra que pasa de ser portador(a) a productor de saber. Existen nueve libros publicados, así como 40 videos, para el aspecto allí tratado; recomiendo el texto Con los dedos en la fi ligrana. Una lectura críti-ca a los tejidos metodológicos de la Expedición Pedagógica Nacional, publicado por la Universi-dad Pedagógica Nacional en el 2007.254

También en Colombia y algunos países de América Latina, se desarrolló el movimiento pedagógico, en el cual se planteó que la sub-

251 D. Schön, La formación de profesionales refl exivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el apren-dizaje en las profesiones, Madrid, Paidos, 1991.

252 P. Perrenoud, Desarrollar la práctica refl exiva en el ofi cio de enseñar. Profesionalización y razón peda-gógica, Barcelona, Ed. Grao, 2004.

253 M. Cochran y S. Lytle, “Más allá de la certidumbre adoptar una actitud indagadora sobre la práctica”, en A. Liberman y S. Miller (eds.) La indagación como base de la formación del profesorado y la mejora de la educación, Barcelona, Optaedro, 2003, pp. 65-79.

254 Para mayor información se puede consultar en www.expedicionpedagogica.org.

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jetividad del maestro y la maestra estaba dada por su condición de educador y pedagogo y en ese sentido era responsable de las apuestas y propuestas que desarrollaba en su quehacer co-tidiano; cuando esta corriente llega al sindicato construyó un discurso y una práctica político-pedagógica que, en el caso de Colombia, fue liderada por la Federación Colombiana de Edu-cadores (Fecode).255

En el marco de esta discusión, surgen infi ni-dad de propuestas para solucionar el problema de la metodología en los procesos de apren-dizaje. Todo depende de cómo la propuesta pedagógica retome la discusión y la sitúe en el escenario escolar, otorgando su lugar a los diferentes actores, y que el desarrollo de las posibles opciones metodológicas permitan, de acuerdo al contexto de cada particularidad, op-tar por uno u otro camino para resolver la estra-tegia metodológica.

Se conforman, pues, apuestas contextuales, sociales, holísticas y críticas sobre cómo resol-ver esta discusión, educativa, social y metodoló-gicamente. Se debe reconocer que el uso de la investigación o indagación como metodología para construir un espíritu científi co en niñas, ni-ños y jóvenes ha abierto múltiples caminos con diferentes procesos para desarrollar.

IV.2.2. Pedagogías centradas en la investiga-ción

Una línea metodológica que trata de dar sa-lida al debate contemporáneo sobre la ciencia y su incidencia en la educación implica usar la investigación para dinamizar procesos escolares y generar alternativas metodológicas para cons-truir una escuela cercana a la confi guración de un espíritu científi co. En esta línea, la investiga-ción es entendida como la herramienta básica de producción de conocimiento, y es el soporte para introducir a niñas, niños y jóvenes en el camino del pensamiento crítico, que les facilita

los aprendizajes que corresponden a su grupo de edad.

Variadas propuestas metodológicas surgen provenientes de diversas latitudes. Su preocu-pación no es sólo la investigación, sino también el acto de enseñar y aprender, y, por tanto, el perfi l de maestro requerido y su papel frente al conocimiento. Así mismo, las gestiones re-queridas de este profesional dan forma a una institucionalidad diferente, coherente con la apuesta metodológica para el desarrollo de la vida escolar.

La enseñanza enfocada en la investigación toma múltiples caminos y hace énfasis particula-res, no todos convergentes o complementarios. Algunas de las principales problematizaciones aparecen sintetizadas, a continuación.

a. Garrison y Anderson256 retomaron al pedago-go americano J. Dewey, quien afi rmó que el método es más importante que la adquisición del conocimiento científi co, y reafi rmaron no tener la intención de estudiar la ciencia des-de el pensamiento refl exivo y crítico. Reco-nocieron la necesidad de cuestionar la forma actual del pensamiento científi co y escolar existente. Propusieron, además, orientar el trabajo investigativo en la escuela hacia la búsqueda de la autonomía, la voluntad y la indagación. Con este fi n, establecieron un proceso de cuatro momentos:

✸ La fase de problematización o construc-ción del dilema.

✸ La de exploración, para entender la natu-raleza del problema.

✸ La de integración, para construir signifi ca-do y tomar decisiones.

✸ La fase de resolución del dilema, en dife-rentes niveles.

255 M.R. Mejía, “Los movimientos pedagógicos en tiempos de globalización”, en Globalizaciones y Educaciones. Entre el pensamiento único y la nueva crítica, Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2006, pp. 287-323.

256 R. Garrison y T. Anderson, “Avoiding the Industrialization of Research Universities: Big and Little Dis-tance Education”, en American Journal of Distance Education, Vol. 13, No. 2, 1999, pp. 48-63.

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b. Para Gordon Wills,257 el conocimiento se construye mediante indagación dialógica, desde un lenguaje propio, con las caracte-rísticas de las ciencias actuales, relatividad del conocimiento, integración disciplinaria, diversidad de fuentes e interpretación argu-mentada. Esto construye un aprendizaje sig-nifi cativo que se resuelve en seis pasos:

✸ Se toman las preconcepciones de los niños.

✸ Se formulan problemas.

✸ Se planifi can como situaciones de apren-dizaje.

✸ Se consulta diversidad de fuentes.

✸ Se dialoga la elaboración entre grupos.

✸ Se presentan resultados que construyan contextos múltiples.

c. Los grupos de Arizona258 y Maine259 en Esta-dos Unidos han partido de la pregunta y el descubrimiento y para ello trabajan con pro-yectos que parten del conocimiento social y personal. Siempre deben ser colaborativos, por tanto conciben la enseñanza como un sistema de conversaciones y conocimientos. Las preguntas de los miembros del grupo son el punto de partida, y generan un ciclo en que lo importante es transcender los da-tos para construir temas conceptuales, en un proceso que entienda el conocimiento, como un hecho sin fi n, ni caminos únicos, y se pregunte, a manera de espiral, sin dejar de hacerlo nunca. Para este fi n, identifi ca siete pasos:

✸ La formulación de la pregunta como pun-to de partida.

✸ La determinación del confl icto en el co-nocimiento.

✸ La indagación, a través de la colaboración grupal.

✸ La organización de los métodos apropia-dos.

✸ La generación de resultados.

✸ La comunicación de resultados, de forma sistemática y creativa, de manera que in-cite la formulación de nuevas preguntas.

d. Algunos grupos de la Universidad de Valencia, dirigidos por el profesor Daniel Gil Pérez,260 han desarrollado una propuesta, a partir de la afi rmación de que el pensamiento elabora-do en la escuela no es un conocimiento cien-tífi co en sí. Llegar al conocimiento científi co depende de un proceso de alfabetización en ciencia, que comprende cuatro criterios bá-sicos:

✸ Adquisición de conocimientos científi cos, reconociendo éstos como los aceptados por la comunidad científi ca.

✸ El aprender a hacer ciencia, es decir, fami-liarizarse con la actividad y el tratamiento científi co de problemas.

✸ Comprensión de la naturaleza de la cien-cia, sus métodos y sus complejas interac-ciones con la sociedad.

✸ Aproximación a la tecnología precientífi -ca, previa a la confi guración de la resolu-ción científi ca.

✸ Un interés crítico por la actividad cientí-fi ca.

Para concretar, el aprendizaje de las ciencias como investigación se logra en el tratamiento de problemas abiertos a los estudiantes, para que trabajen en la construcción de sus conocimien-tos. Con este fi n, dispone cinco pasos:

257 G. Wills, La indagación dialógica, Barcelona, Paidós, 2001.258 K. Short, J. Schroeder, J. Laird, G. Kauffman, M. Ferguson, K. Crawford, El aprendizaje a través de la

indagación. Docentes y alumnos diseñan juntos el currículo, Barcelona, Gedisa, 1999, pp. 13-70.259 H. Shagoury y P. Miller, El arte de la indagación en el aula. Manual para docentes investigadores,

Barcelona, Gedisa, 2000, pp. 25-97.260 D. Gil Pérez, Qué pretendemos que los estudiantes aprendan cuando enseñamos ciencias, Valencia,

Universidad de Valencia, 2000 y Aprender investigando, una propuesta metodológica basada en la investigación, Sevilla, Diada, 1989.

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✸ Plantear situaciones problemáticas que gene-ren interés.

✸ Ubicar a los estudiantes, en cuanto a la ca-lidad de esas situaciones, y la necesidad de indagarlas.

✸ Orientar el tratamiento científi co de los problemas planteados, inventar conceptos, emitir hipótesis, buscar caminos para la reso-lu c ión.

✸ Manejo reiterado de conocimientos nuevos, en diferentes situaciones, para el afi anza-miento de los mismos.

✸ Sintetizar y dar cuenta de lo construido: es-quemas, mapas conceptuales, memorias y relatos, entre otros.

e. La Filosofía para niños, de Matthew Lipman y Ann Margaret Sharp261, despliega un currí-culo de fi losofía para niños que busca desa-rrollar destrezas cognitivas y racionales en estudiantes de once y doce años, durante los primeros cursos de enseñanza secundaria. El fi n: exponer los problemas tradicionales de la fi losofía, rechazando la terminología elabo-rada de las ciencias sociales, a favor del len-guaje ordinario de los adolescentes. Además, intenta combinar las destrezas cognitivas del razonamiento fi losófi co.

Posterior a su razonamiento sobre la natura-leza, este grupo trabajó un texto para estudian-tes y otro para profesores. A partir de un plan de discusión, explicó y clarifi có nociones, empleó ejercicios para reforzar destrezas y clarifi car conceptualmente la comprensión del conoci-miento de las ciencias naturales.262

El proceso metodológico de esta propuesta tiene cinco pasos:

✸ Usar textos (novelas, relatos, etc.) escritos en un lenguaje conocido por los grupos de edad.

✸ Aclarar cuáles son las destrezas cognitivas que se quieren trabajar.

✸ Iniciar un diálogo directo en el aula, estimu-lado y ayudado a construir por los maestros.

✸ Dialogar indirectamente con los libros, ya que la clave está en la evaluación de los ar-gumentos.

✸ Buscar la interiorización por parte de niños y niñas, creando un foro interior del pensa-miento, a manera de síntesis, para llevar los escritos.

f. La educación en ciencias basada en indaga-ción. En la reforma educativa norteamerica-na del siglo anterior (86-96) se hacen visibles experiencias de transformación de la escue-la, que tenían como fundamento la investi-gación y la indagación para los entornos de enseñanza y los aprendizajes de alta de ca-lidad. Algunas de las más visibles fueron: La coalisión de escuelas escenciales (Coalition of Essentials Schools), las escuelas aceleradas (Accelerate Schools), el consorcio del sur de Main (Southhern Maine Partnership), el con-sorcio de escuelas de Filadelfi a (Philadelphia Schools Collaborative) y el consorcio para la reforma escolar del área de la Bahía.263

En los inicios de la década de los noventa, el físico norteamericano León Lederman inició un trabajo en algunas escuelas marginales de Chica-go; su planteamiento básico decía que era posi-ble reproducir los procesos de la ciencia en las aulas de educación básica, por un maestro tra-dicional que necesitaba un adiestramiento pre-vio para realizar esta tarea. Esta experiencia fue traslada a Francia por el también físico Georges Charpak, quien la popularizó con el nombre: “La mano en la masa” (La main a la páte), generando en este país un movimiento de transformación de la enseñanza de las ciencias. Experiencia que hemos escogido para sintetizar en cuanto tiene

261 M. Lipman, El descubrimiento de Harry, Madrid, Ediciones La Torre, 1989.262 M. Lipman y A. Sharp, Asombrándose ante el mundo. Manual para acompañar a Kio y Gus, Madrid,

Ediciones La Torre, 1993.263 A. Liberman y S. Miller. La indagación como base de la formación del profesorado y la mejora de la

educación, op. cit., p. 174.

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una mayor infl uencia en nuestro país a través del proyecto de Pequeños Científi cos.

En esta concepción la ciencia en su univer-salidad puede ser trabajada en el día a día, en cuanto tiene un camino que debe ser recogido y vivido igual que los hacen los científi cos du-rante su práctica investigativa. Ese camino de las ciencias debe ayudar a los niños a pensar me-jor, a expresarse mejor, a vivir mejor y a lograr un acceso a la cultura científi ca por medio del lenguaje.

Sus diez (10) principios son:

1. Los niños observan un objeto o un fenóme-no del mundo real cercano y sensible y ex-perimentan sobre él.

2. En el curso de sus investigaciones, los niños argumentan y razonan, exponen y discuten sus ideas y resultados, construyen sus cono-cimientos, ya que una actividad meramente manual no basta.

3. Las actividades propuestas a los alumnos por el maestro están organizadas en se-cuencias con miras a una progresión de los aprendizajes. Refl ejan programas y dejan una amplia participación a la autonomía de los alumnos.

4. Un volumen mínimo de dos (2) horas por se-mana está dedicado al mismo tema, durante varias semanas. Se garantiza una continui-dad de las actividades y los métodos peda-gógicos sobre el conjunto de la escolaridad.

5. Los niños llevan cada uno un cuaderno de experiencia con sus propias palabras.

6. El objetivo mayor es una apropiación progre-siva, por los alumnos, de conceptos científi -cos y de técnicas operatorias acompañada por una consolidación de la expresión escri-ta y oral.

7. Tanto las familias como, a veces, el barrio

son solicitados para el trabajo realizado en clases.

8. Localmente algunos colaboradores científi -cos (universitarios y grandes escuelas) acom-pañan el trabajo de la clase, poniendo a disposición sus habilidades.

9. Localmente los institutos universitarios de formación de los maestros ponen su expe-riencia pedagógica y didáctica al servicio del docente.

10. En el sitio de Internet, el docente puede ob-tener módulos para poner en práctica ideas y actividades, y respuestas a sus preguntas. También puede participar en un trabajo co-operativo dialogado con colegas formadores y científi cos.264

Estos principios, según esta corriente, se de-sarrollan mediante siete (7) pasos metodológi-cos, los cuales tienen lugar luego de que esté defi nido el tema de estudio, ellos son:

a. Ronda de preguntas desde el tema a tra-bajar.

b. Planteamiento de hipótesis de respuesta a esas preguntas.

c. Realizar experimentaciones a partir de mó-dulos que están en los maletines de trabajo para buscar respuestas.

d. Se organizan en grupos que les permitan rea-lizar experimentos para hallar las respuestas.

e. Cada uno va escribiendo en su diario las res-puestas por escrito, las cuales se discuten, y se consolida un texto de cada grupo.

f. Expresión de las conclusiones grupales, bien sea en forma oral o escrito.

g. Intervención del maestro, cuando no se ob-tienen las respuestas esperadas; explicará las respuestas buscadas y las razones del fraca-so, recapitulando el saber trabajado.

264 G. Charpak, P. Léna y Y. Quere, Los niños y la ciencia. La aventura de la mano en la masa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006, p. 32.

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Entre esta serie de acontecimientos reseña-dos, hacen falta otros pensadores del tema; sin embargo, se hizo una selección de los más re-presentativos del momento. A continuación se hace una presentación un poco más extensa de las etapas del proceso metodológico del Pro-grama Ondas y su fundamentación, a través de las cuales se da cuenta de su concepción de la investigación como estrategia pedagógica y en esa medida se constituye una propuesta a la co-rriente de pedagogías, fundadas o centradas en la investigación, reseñadas anteriormente.

IV.2.3. La ruta metodológica de Ondas

El giro generado por la Reconstrucción Co-lectiva del Programa Ondas llevó a transforma-ciones conceptuales, de manera especial en sus lineamientos, y en la manera de concretar la propuesta de la investigación como estrategia pedagógica. De esto da cuenta el proceso me-todológico desarrollado por el Programa Ondas, que se encuentra en forma explícita en la Guía Xua, Teo y sus amigos en la onda de la investi-gación.265

Ondas está comprometido con tres causas: la apropiación social del conocimiento, la for-mación de una cultura ciudadana en CT+I y la alfabetización tecnológica. Busca, además, construir capacidades regionales, por ello se entiende como una movilización social, la cual hace posible la incorporación de grupos que conforma dinámicas del conocimiento, a partir de lógicas y saberes específi cos, produciendo un ejercicio educativo permanente, de negocia-ción cultural e interculturalidad, entre variados grupos humanos y sociales.

Bajo esta perspectiva, el Programa constru-ye una propuesta pedagógica que reconoce la especifi cidad de la investigación como estrate-gia pedagógica (IEP). Desde ella, apuesta a la negociación cultural, al aprendizaje colaborati-vo y a la planeación de una metodología, que

hace del conocimiento una construcción cultu-ral, para discutir, reelaborar y usar de diferente manera de acuerdo a los grupos participantes, en los procesos de investigación. A la vez que da cuenta de un trabajo sistemático que asume el confl icto y la resolución de problemas como centrales a su propuesta.

En esta manera de acercarse al conocimien-to, funda su proceso desde la pedagogía crítica freireana, en el sentido en que todas y todos los participantes nos consideremos aprendices del conocimiento, dispuestos a aprender en un ejer-cicio colectivo, colaborativo y social de diálogo de saberes permanente.

IV.2.3.1. El punto de partida es estar en la onda de Ondas

Ondas ha pasado de ser un programa en el cual individuos convierten una pregunta en un proyecto de investigación, a uno en el cual un grupo resuelve un problema de investigación. Por ello, la primera etapa de la investigación como estrategia pedagógica es la conformación de grupos, la cual ha sido propiciada y precedi-da por una movilización social que compromete a entidades públicas y privadas de sus departa-mentos, así como a un amplio espectro de orga-nizaciones del mundo académico.

Ondas tiene como propósito propiciar la con-formación de grupos que, desde la más tierna infancia,266 puedan encauzar sus intereses y mo-tivaciones hacia la investigación, como una de las posibles estrategias para la construcción del espíritu científi co. A través de ella se propicia un encuentro no obligatorio, amable y lúdico con el conocimiento y sus lógicas de construcción.

A partir de este primer ejercicio de organiza-ción, se origina una dinámica constructora de socialización, que, en las particularidades del contexto colombiano, busca redirigir a los co-lectivos de grupos de edad infantiles y juveniles

265 Este texto intenta fundamentar los sentidos de las etapas metodológicas del Programa Ondas señaladas en: María Elena Manjarrés, Marco Raúl Mejía y Jairo Giraldo, Xua, Teo y sus amigos en la onda de la investigación. Guía de la Investigación y la Innovación del Programa Ondas, Bogotá, COLCIENCIAS, Programa Ondas, 2007.

266 A. Gopnik, P. Meltzoff y K. Kuhl, Comment pensent les bébés?, Paris, Le-Pommier, 2006.

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existentes, tales como clubes de ciencia, grupos comunitarios, de ONG y escolares y parches en barrios populares, hacia una relación con el conocimiento y el saber como una apuesta de sentido y de identidad.

Bajo esta perspectiva, en el caso de la ins-titución escolar, se conforma los grupos de in-vestigación,267 de acuerdo a los intereses de los alumnos y alumnas acompañados por sus maes-tras y maestros. Su impacto se realiza sobre una socialización mayor que la producida en el aula de clases, aunque también en algunos casos sir-ve de soporte a las actividades que allí se desa-rrollan.

El grupo se conforma desde el interés de ex-plorar el mundo y sus razones y busca compar-tir unas búsquedas comunes que, al iniciar, son preguntas sobre situaciones cotidianas. Desde ellas, se construye un horizonte de sentido co-múnmente compartido, una investigación que tiene como punto de partida su vida diaria. Se instaura en el grupo y en sus integrantes el deseo de hacerse conocer como un colectivo, constru-yendo un vínculo el cual va a hacer posible la acción compartida y el cambio.268

Este ejercicio de conocer en grupo se inscri-be en la tradición pedagógica latinoamericana de Paulo Freire y las corrientes de educación popular; éste enunció su principio orientador: “Nadie aprende solo, aprendemos en comuni-dad, mediatizados por el mundo”.269 Principio que lo llevó a crear círculos de cultura en los procesos educativos. En éstos, el campesino se alfabetiza leyendo el mundo, el niño aprende interrogando su contexto y el maestro enseña saliendo de la educación bancaria.

Así mismo, el grupo de investigación en On-das, con el sentido de organización del Progra-

ma de comunidades de saber y conocimiento, se inscribe en la tradición del Premio Nobel de Química, Ilya Prigogine270, quien señaló que el conocimiento de estos tiempos no es individual, sino de corte inter y transdisciplinario, y, por ello, se requiere de comunidades de saber, para dar respuestas a la complejidad del conocimien-to de nuestro tiempo.

El proceso de conformación del grupo es el primer ejercicio de aprendizaje colaborativo y negociación cultural, desde donde se construye el germen de los otros aprendizajes que tienen lugar durante la trayectoria de la investigación como estrategia pedagógica (situado, contex-tualizado, problematizador y por indagación). Desde él, además, se propicia una práctica for-mativa, situada, signifi cativa y propositiva en su cultura.271

Por ello, el grupo es el arraigo a su realidad, abierto al mundo, es el origen de un proceso de refl exión, que cada vez es más complejo y defi nido. Se traza desde intereses comunes, establece un sistema de relaciones más allá de lo cognitivo, posibilitando un aprendizaje en el contexto, en la actividad y en la cultura.

Ondas, en esta doble tradición pedagógico-científi ca (cognitiva y contextual), inscribe la urgencia y la necesidad del grupo, en la espe-cifi cidad de la realidad colombiana, de una so-cialización positiva, que encuentre y construya colectivamente un proyecto anticipatorio de ser humano crítico y transformador de su medio, capaz de vivir en paz. Esto, sembrando desde temprana edad, una motivación de asociación que autoconstituya a los integrantes, y los dote de un sentido de vida que los aleje de la violen-cia de nuestro país.

267 En la guía de investigación anteriormente citada, página 20, se defi ne al grupo de investigación “son las personas que se asocian para darle solución a un problema compartido y plantearse nuevas preguntas sobre él”.

268 R.E. Pichon, El proceso grupal del psicoanálisis a la psicología social, Tomo 1, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003.

269 P. Freire, La educación como práctica de la libertad, México, Siglo XXI. 270 I. Prigogine, L’Ordre par Fluctuations et le Système Social, en L’Idée de Régulation dans les Sciences,

París, A. Lichnerowicks et al. (eds.) Recherches Interdisciplinaires, 1977, pp. 153-191.271 R. Ecro, El trabajo grupal, cuando pensar es hacer, Buenos Aires, Lugar Editorial, 2004.

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La investigación como estrategia pedagógica es una apuesta, más allá de la enseñanza, por una socialización que construya un camino de apren-dizaje diferente, en relación a las pedagogías de indagación desarrolladas en otras latitudes. Ondas se enraíza en la especifi cidad de nuestra cultura y nuestro contexto, y desde allí busca dotar social y políticamente, desde la infancia, a ciudadanos que construyan una democracia más participativa y menos excluyente. El ejercicio de conformar el grupo es punto inicial y clave para abrir el cami-no al trabajo colectivo y para dar contenido a los aprendizajes colaborativos y la negociación cultu-ral propuestos por el Programa.

En consecuencia, el grupo en Ondas funda en su estrategia pedagógica las bases de las comu-nidades de práctica para hacer posible un apren-dizaje colaborativo272 que tenga como fi nalidad permitir que los pequeños aprendan a negociar, aprendan a compartir, aprendan a cuestionar, aprendan a escuchar y aprendan del diferente. Todo esto les permitirá aprender a transformar-se y cambiar, construyendo su capacidad de ser mejores seres humanos, que aprenden todos los días.

Aprendizaje situado:

Es una concepción que, cuestionando la mirada del aprendizaje centrado en lo cognitivo, señala la necesidad de recupe-rar esos otros aspectos que lo hacen posi-ble y para ello plantea que el aprendizaje es más social que individual, que su cons-trucción se desarrolla con herramientas sociales más vinculada a los sujetos. Por ello los objetos que se trabajan deben te-ner un claro contenido como mediación, de igual manera la teoría se reconoce como creada, construida y desarrollada en situaciones específi cas y contextuales, lo cual permite a los participantes forjar pertenencia e identidad.

IV.2.3.2. El grupo para perturbar la onda

Se ha afi rmado en Ondas que el punto de partida es la pregunta. Esto sería totalmente cier-to si el único propósito de la pregunta fuera con-ducir a una indagación en la esfera cognitiva. Pero esos otros aprendizajes con los que cerrá-bamos el numeral anterior (cuestionar, negociar, compartir, escuchar, aprender de lo diferente, cambiar, transformar y transformarse) implican una diversidad de inquietudes que surgen del proceso de negociación cultural y con el con-texto y de unas formas de comunicación perma-nentes propias del aprendizaje colaborativo, las cuales están dirigidas no sólo a argumentar, sino a construir un proyecto de sentido para su vida, desde sus intereses y motivaciones en su cultu-ra, como una manera de tejer compromisos de ellos con su realidad.

Así, la pregunta perturbadora en Ondas es la del sentido común, esa que surge en el día a día273 de la niña, el niño y el joven, desde la que él o ella buscan organizar el mundo. El adulto acompañante es formado por el Programa para que propicie en los integrantes de su grupo una lluvia de preguntas que originen el trabajo in-vestigativo. Por ello, la tensión adulto-niño ha sido trabajada para que, a través de la pregun-ta de ellos, emerja su mundo de necesidades e intereses, no los del adulto, haciendo real el aprendizaje situado.

La pregunta surge del medio con el fi n de no hacer artifi ciales los problemas, sino que estén en la esfera de su universo inmediato, forjando una relación inicial con el conocimiento, que está en su vida y en su cultura. Como punto de partida, “el saber qué”, el cual le permitirá reco-rrer “el saber cómo”, conscientemente, haciendo evidente la unidad entre el saber y el hacer en una visión integradora, tanto conceptualmente como de acción sobre el mundo. Ellas orientan la acción, no sólo como motivación, sino en el sentido más profundo de un lenguaje que cons-truye mundos.

272 E. Wenger, Comunidades de práctica, aprendizaje, signifi cado e identidad, Barcelona, Paidós, 2001.273 H. Giannini, La refl exión cotidiana. Hacia una arqueología de la experiencia, Santiago de Chile, Editorial

Universitaria, 2004.

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Por ello, permitir que emerjan muchas pre-guntas desde esos grupos de edad, y que sean dialogadas y discutidas, es un ejercicio de nego-ciación cultural.274 Desde pequeños aprenden, a través del lenguaje, a reconocer lo diferente para llegar a acuerdos o mantenerlos en el ejer-cicio de reconocer lo propio y lo ajeno, para establecer un lenguaje a través del que se crean mundos, en la propuesta de Humberto Ma-turana,275 quien señala que las realidades son construcciones en, y desde, el lenguaje de los sujetos, lo que lo lleva a afi rmar: “somos se-res que existimos en el lenguaje”. Las preguntas de las niñas, los niños y los jóvenes construyen una relación de sentidos y signifi cados de su mundo inmediato, es la interpelación desde él a su contexto. Por ello, discutir las preguntas tiene como objetivo que el niño y la niña y su grupo realicen una primera elaboración sobre su entorno.

Bajo esta perspectiva, los “por qué” iniciales asociados dan cuenta de cómo estos grupos de edad leen su mundo y comprenden sus horizon-tes, sentidos y signifi cados. Se busca entender-lo a partir de problemas de la esfera infantil y juvenil, manifestados a través de sus preguntas. En ese sentido, ellas son expresión de su coti-dianidad, y son tan reales como los objetos que manejan.

Cuando se hace una lluvia de preguntas para la investigación como estrategia pedagógica, éstas se clasifi can por temas con el propósito de reconocer, fundamentar y construir las pre-guntas a explorar. Esto, muy en el sentido de Li-pman,276 cuando afi rma que estas preguntas se diferencian de las retóricas y dirigidas, ya que en éstas el que pregunta conoce ya la respues-ta, o así lo cree. En cambio, en la exploratoria, el que pregunta, no sabe la respuesta, pero la

plantea para colocarla en un horizonte de re-solución.

Así, en la discusión, a través de un ejercicio de negociación cultural, se seleccionan las pre-guntas del sentido común a procesar, entre la totalidad que surgió de dicha actividad grupal. Luego el grupo las procesa para convertirlas en preguntas de investigación, dando elemen-tos para la construcción del aprendizaje cola-borativo. Esta selección razonada las hace más compleja y concreta277 y la ajusta a los múltiples criterios que la defi nen como pregunta de in-vestigación.

Los niños, niñas y jóvenes registran en las bi-tácoras y en su cuaderno de notas, a manera de diario de campo, sus prácticas, concepciones, argumentaciones, emociones y los sentimientos que surgen durante el proceso de investigación, para negociarla con el grupo. Ellos aprenden a tomar notas, a procesar las preguntas con el acompañamiento de los adultos, a argumentar, escuchar el punto de vista del otro y a realizar síntesis interpretando su realidad.

Acá, el encadenamiento de sujetos en Ondas adquiere pleno sentido. Los maestros y maestras, o los adultos, al refl exionar su proceso entran en la lógica de coinvestigador, y no sólo acompa-ñante. Ellos también sistematizan278 y, en conse-cuencia, se les reconoce como productores de saber. Inician un camino de autoreconocimiento que rompe con la tradición de educación que han recibido toda su vida, se da un proceso colaborativo con las niñas, niños y jóvenes, así como de formación in situ, en el que aprenden los unos de los otros.

Nos encontramos, pues, frente a un ejerci-cio de diálogo y negociación cultural de la tra-

274 M. Awad, y M. R. Mejía, Educación popular hoy en tiempos de globalización, Bogotá, Ed. Aurora, 2005.

275 H. Maturana, La objetividad. Un argumento para obligar, Santiago de Chile, Ed. Dolmen, 1997.276 M. Lipman y A.M. Sharp, Investigación ética: Manual del profesor, Madrid, Ediciones de la Torre,

1996. 277 P. Freire, Hacia una pedagogía de la pregunta. Conversaciones con Antonio Faúndez, Buenos Aires, La

Aurora, 1986.278 A. Elizalde, “La sistematización y los nuevos paradigmas del conocimiento y el saber”, en Revista Inter-

nacional Magisterio, Bogotá, No. 33, junio-julio 2008, pp. 37-41.

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dición educativa latinoamericana,279 fundada en el diálogo de saberes. Un proceso en el que los dialogantes aceptan que su argumentación se produce en la esfera de los intereses, nece-sidades, experiencias y conocimientos previos de los participantes. Lo nuevo, el umbral de saber, se elabora desde su historia, y las parti-cularidades de su contexto. En ese sentido, se construye, desde el mundo infantil y juvenil, el saber y conocimiento nuevos, que les permiten comprender el mundo y explicar los fenómenos sociales y culturales, así como los generados en el estudio de la naturaleza. Es decir, se reconoce el conocimiento universal, para la ciencia, local; y contextualizado, para el ejercicio educativo y pedagógico, y la negociación que se da entre estos para hacer posible el aprendizaje.

Se considera que las relaciones educación-ciencia y pedagogía-conocimiento deben dife-renciar los procesos del conocimiento científi co, el pedagógico escolar y los saberes de los parti-cipantes en la acción educativa. Esta se organiza desde las teorías de la enseñanza o el apren-dizaje, desde diferentes enfoques y desde los contextos de sus actores. La investigación como estrategia pedagógica, durante el recorrido de las trayectorias, articula en el entorno cultural de los integrantes del grupo esos tres procesos del conocimiento, posibilitando la construcción de ese nuevo sistema de signifi cados y sentidos.

En ese sentido, la negociación cultural se ela-bora desde la idea de zona de desarrollo próxi-mo de Vigotsky, y se transforma para procesos de educación popular en zona de aprendizaje próximo. En la visión de Vigotsky, el aprendizaje no es sólo un proceso mental, sino también fruto de interacciones y mediaciones. En este sentido, para la investigación como estrategia pedagógi-ca, “el aprendizaje activa una serie de procesos internos de desarrollo que son capaces de ope-rar sólo cuando el niño está interactuando con personas de su entorno y en cooperación con sus compañeros”.280

La relación con la diferencia, comprendida como confrontación y diferenciación de pregun-tas, permite encontrar cómo, en el conocimien-to, entra en juego toda la condición humana, dando lugar a pasiones, estados de ánimo, sen-timientos, entre otros. El acto de conocer es, desde la integralidad de lo humano, y así nos involucramos en ese ejercicio. Es reconocer, en una dimensión infantil y juvenil, aquello que Carlos Eduardo Vasco llamó “los intereses extra-teóricos en el conocimiento”.281

El grupo, en su práctica de aprendizaje co-laborativo, en el enfoque freireano de “me edu-co en comunidad, mediatizado por el mundo”, aprende las reglas básicas de un diálogo o ne-gociación: escuchar, reconocer el punto de vista del otro (diferente o semejante), capacidad de cuestionar y construir una mirada a distancia, hacer de la crítica una actividad permanente para construir la posibilidad de pensar por cuen-ta propia. Este último, fundamento de la autono-mía en el pensamiento.

Aprendizaje colaborativo:

En esta visión se toman las premisas de las concepciones pedagógicas de lo sociocultural y hace a cada miembro del grupo responsable de las dinámicas de su aprendizaje, así como de los logros de cada uno de los otros participantes de su grupo de trabajo.

En esta perspectiva se le otorga más énfasis al proceso que a la tarea, ya que es en él donde se hace real la colabora-ción grupal, se diferencia del aprendizaje cooperativo en que en éste es el maestro quien coordina, ordena, diseña, construye las interacciones, planifi ca las herramien-tas y actividades, en cambio en el cola-borativo es un acuerdo y una negociación realizada por el grupo.

279 H. Zemelman, La voluntad de conocer. El sujeto y su pensamiento en el paradigma crítico, Barcelona, Ed. Anthropos, 2005.

280 L. Vigotsky, El proceso de los desarrollos psicológicos superiores, Barcelona, Crítica, 1979, p. 89.281 C. E. Vasco, Tres estilos de trabajo en las ciencias sociales, Bogotá, Cinep, 1994.

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IV.2.3.3. La superposición de las ondas, el grupo plantea el problema de investigación

La pregunta enseña que la realidad no es fi ja, que está en transformación. El niño con sus preguntas se va convirtiendo en constructor de mundos, se ve obligado a reconocer su perti-nencia, en el horizonte de su vida, del colectivo social en el que está inmerso, y en la comu-nidad de saber donde intenta incursionar con ella. Es decir, al iniciar este ejercicio de procesar las preguntas, para convertirlas en preguntas de investigación y luego problemas, las niñas, ni-ños y jóvenes Ondas se reconocen como suje-tos situados y construyen el problema, desde su condición personal y de la del grupo en el que trabajan, de su cultura y su contexto.

Lograr reconocer esos asuntos que se han preguntado como problemáticas, en cuanto le generan tensiones valóricas, problemáticas, cognitivas y permite reconocer a través de ellos los niveles de desarrollo del niño(a) y el joven, a la vez que en la lógica de participación los in-volucra colaborativamente, para reconocer ese confl icto que se presenta entre lo propuesto y aquellas respuestas que encuentran en su me-dio, al reconocer esas contradicciones permite al confi gurar el problema construir las condicio-nes de aprendizaje por vía de la investigación y aclarando que es lo nuevo que puede lograr, si convierte su pregunta en problema, el cual lo puede llevar a encontrar soluciones en la esfera del conocimiento, de la acción cotidiana, de las actitudes, de los valores.282

Hacer este ejercicio signifi ca reconocerse a sí mismo, problematizando la manera “como soy y estoy en el mundo”. A partir de allí, se encuen-tra y realiza la problematización de la pregunta, auscultándola en su entorno. Es la pregunta que busca el camino, para convertirse en un proble-ma de investigación que la plantea y la coloca

en un mundo específi co y concreto, haciendo efectivo el aprendizaje situado, en cuanto lo que se sabe está en relación a las condiciones en las cuales se produce ese aprendizaje.283

Por ello, desde la perspectiva metodológica de la investigación como estrategia pedagógica, lo primero que reconoce el niño es su realidad. La pregunta se constituye en un medio para ello. El saber y conocimiento se construyen de ca-racterísticas educativas, y por grupos infantiles y juveniles. Las búsquedas sobre la pregunta se plantean en función al grupo de edad. Razón por la que la novedad epistémica se da en el umbral del conocimiento de sus integrantes. Es desde allí que se reconoce, la importancia del tema tratado, no en la perspectiva de producir un conocimiento universal, sino en la capacidad de reconocer éste en el horizonte del grupo y su comunidad, quienes lo plantean como un acon-tecimiento en su vida. Explican su mundo y su funcionamiento, a la vez que amplían su mirada y su campo de conocimiento.

Es decir, se ponen en juego los contenidos, el dominio y el reconocimiento de él por el grupo de investigación. Este es el punto de partida para inaugurar una complejidad conceptual, para que niñas, niños y jóvenes construyan el debate y la argumentación. Un proceso que desborda los marcos de una complejidad lógica secuencial o cronológica, ya que allí se hace presente, con toda su fuerza, su conocimiento previo, el cual, al ser puesto en escena, se reelabora, a partir de lo que ya conocen y de los elementos nuevos por integrar. Allí se ponen a prueba los saberes previos, creencias, primeros enunciados y pre-conceptos.

En ese ejercicio se desarrollan, en niñas, ni-ños y jóvenes, las bases del espíritu científi co, la curiosidad, la preguntadera, la formulación de preguntas, el planteamiento del problema y

282 A. Magdenzo, Transversalidad y currículo, Bogotá, Grupo Editorial Magisterio, Santiago de Chile, 2003. Ibíd., Currículo y educación para la democracia en la modernidad, Santiago de Chile, Ilolgirm, 1996.

Ibíd., La educación en DDHH. Diseño problematizador, Xerosxopias, 2005.283 M. Young, “Situated Cognition Course Notes”. http//www.sp.ucony.edu/%7 Enyoung/Sitcog. Html.

University of Connecticut, junio de 2005.

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las trayectorias para encontrar las respuestas. Se crean las condiciones para garantizar que ellos descubran, a través de la permanente negocia-ción cultural y el diálogo de saberes. En ese sen-tido, podríamos enunciar que esa negociación cultural es la episteme de la elaboración colec-tiva. Las negociaciones son con sí mismos, con el grupo, con el entorno, así como con el acu-mulado de saber y conocimiento que su medio y las condiciones les permiten reconocer. Por ello, acuerdan sus primeras conjeturas, y reela-boran sus preguntas y plantean el problema.

En ese sentido, al argumentar sus decisiones, la niña, el niño y el joven aprenden a relacionar, reconocer y valorar la existencia de saberes pre-vios, tanto los de su comunidad, como los de las disciplinas y cómo operan y tienen existencia en su mundo inmediato, lo que genera un aprendi-zaje situado, que le permitirá visualizar la inno-vación en respuesta del problema planteado.

Desde su nivel cognitivo, los integrantes del grupo construyen en la interacción, a través del lenguaje y los procesos de simbolización, la capacidad de reformular el conocimiento pre-vio. A partir del cual reelaboran sus preguntas y plantean el problema de investigación, hacien-do evidente las continuidades y rupturas que se presentan en la experiencia investigativa.

También es muy clara durante la etapa de in-vestigación de la superposición de las ondas, la construcción de una capacidad de salir de sus puntos de vista, cuestionando lo propio, lo que le permite, desde las postura diferentes, enrique-cer, construir y recrear la manera como estaban dándoles salida a sus problemáticas. Emerge, si el ejercicio es bien realizado, la otredad que Lévinas284 defi nió como el reconocimiento del otro, que lleva a una ética de la alteridad.

Esta práctica facilita que niñas, niños y jóvenes entiendan que hay múltiples entradas al conoci-miento, y para incursionar en ella deben construir

la capacidad de comprender y diferenciar las múltiples miradas, para que al hacer el ejercicio de valoración puedan ubicarse y tomar posición en la discusión. Ello les va a permitir cimentar una mirada crítica, al tener que diferenciarse, to-mar distancias, construir semejanzas, desde su punto de vista, haciendo real los fundamentos de la negociación cultural, el aprendizaje colabora-tivo y situado. Ello les posibilita reconocer en la esfera del pensar, el sentir, el hacer, las múltiples mediaciones de las que está hecha su apuesta, de forma integral. Es ahí cuando entienden el sentido de un conocimiento en expansión y con múltiples dimensiones; es aquí donde se desarro-lla el aprendizaje problematizador, el cual hace más amplio y específi co el problema.

Todos los aprendizajes en los cuales se fun-damenta la investigación como estrategia peda-gógica se hacen presentes en esta etapa para construir el problema de investigación, en ella las niñas, niños y jóvenes reconocen que la cons-trucción social del conocimiento no se trata de sumar de acuerdos, sino de aprender a dirimir, dialogar las diferencias y confl ictos presentados, a través de diversas fuentes y con variados pun-tos de vista. Deben buscar un consenso para plantear su problema de investigación. En ese sentido, emerge con fuerza el confl icto cogni-tivo,285 como un elemento central para el pro-cesamiento y la construcción de la crítica, y de una sociedad fundada en la diferencia.

En esta etapa, los investigadores Ondas re-conocen la importancia del lenguaje como mediador cultural, para la construcción de so-ciedad y de las diferentes maneras de enten-der la ciencia. Proceso que se da a través de una negociación cultural permanente de los contenidos y de sus lógicas de producción, así como de la capacidad de identifi car las diferen-tes fuentes en las que es posible auscultar los conocimientos preexistentes, sobre la temática que se va a trabajar.

284 E. Lévinas, Le Temps et l’autre. Montpellier, Fr, Éditions Fata Morgana, 1979.285 M. R. Mejía, “Construir educativamente el confl icto. Hacia una pedagogía de la negociación cultural”,

en Revista Nómadas, Bogotá, Departamento de Investigaciones Universidad Central, Compensar, Uni-versidad Central, 2001, pp. 24-39.

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Con esta perspectiva, en la argumentación y a través del lenguaje se da el procesamiento en el que lo cognitivo se integra a lo emocional, y permite la realización del ejercicio, a la vez que le ayuda al niño, a la niña y al joven a colocar-se frente a sí mismo en el mundo, en su socie-dad específi ca, en su grupo de investigación y en su entorno de socialización, haciendo real el aprendizaje situado. Es decir, ellos al plantear el problema de investigación, procesan y organi-zan su entorno para transformarlo, a la vez que establecen distancia crítica con aquellos ele-mentos que se ven obligados a reprocesar.286

Aprendizaje problematizador:

En esta concepción se considera el confl icto como generador de dinámicas y condiciones de aprendizaje, por ello se trata de recuperar esas tensiones de di-ferentes tipos: valorativas, cognitivas, so-ciales, culturales y colocarlas en la esfera de los contenidos y temas de la actividad educativa que se desarrolla, lo cual en la problematización genera lógicas de aprendizaje por descubrimiento, en cuan-to el confl icto permite construir esos pro-blemas, que se convierten en el medio a través del cual logran los aprendizajes de contenidos, valores, actitudes, acciones, procesos lógicos, permitiendo el desarro-llo y crecimiento del niño y del joven.

IV.2.3.4. Diseñando las trayectorias de indaga-ción, construyen el espíritu científi co

Esta etapa de la investigación como estrate-gia pedagógica comienza en forma la indaga-

ción, reconocida por algunos autores287 como seguir los pasos de los diferentes métodos que han usado los científi cos, como el camino en el que se encuentran el conocimiento, su forma de producción en la historia de la ciencia y el que-hacer científi co. La indagación, en Ondas, a la vez que reconoce el rigor del proceso metodo-lógico propio de la ciencia, encuentra su espe-cifi cidad en las mediaciones que tienen que ser construidas para lograr un tipo de conocimiento propio y específi co de estos grupos de edad, las cuales garanticen el desarrollo y las posibilida-des de aprendizaje de los integrantes de los di-ferentes grupos de investigación.

A partir de los problemas de investigación se han conformado las líneas temáticas288, las cuales organizan los grupos que trabajan sobre temas comunes, acompañados por un asesor especializado en la disciplina, en la investiga-ción en ella y su investigación como estrategia pedagógica. Es un colectivo que se organiza para resolver su problema de investigación de manera colaborativa.289

El problema ha sido planteado por los gru-pos de investigación. Su resolución a través de la indagación parte de reconocer la diversidad de los mismos y las múltiples entradas a ellos, desde diferentes posiciones conceptuales y me-todológicas. Ello exige que el asesor de línea tenga cuenta, en su acompañamiento para dise-ñar las trayectorias de indagación, el lugar des-de el cual fue planteado, las mediaciones de los lenguajes, las lógicas de acción, los contenidos y las interacciones que se dieron en las primeras etapas del proceso de investigación.

Vista de esta manera, la resolución del pro-blema requiere de unas trayectorias de indaga-

286 A. Brown y C. Metzky, “La interacción social y la comprensión individual en una comunidad de aprendi-zaje”, en A. Tryphon y J. Voneche, (comps.), Piaget-Vigotsky, La génesis social del pensamiento, Buenos Aires, Paidós, 2000.

287 De acuerdo con las refl exiones que se hacen en el presente texto, en el acápite Pedagogías centradas en la investigación.

288 En el sentido de: G. Vergnaud, “A trama dos campos conceituais na construção dos conhecimentos”, en Revista do GEMPA, Porto Alegre, No. 4, pp. 9-19. M. A. Moreira, “Modelos Mentais”, en Revista Investigações em Ensino de Ciências, V1(3), 1996, pp. 193-232. Disponible en Internet, en: http://www.if.ufrgs.br/ienci/artigos/Artigo_ID17/v1_n3_a1.pdf

289 F. Imbernon, M. Alonso y M. Arandia, Investigación educativa como herramienta de forma, Argentina, Grao Editores, 2002.

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ción, en coherencia con la investigación como estrategia pedagógica, con el conocimiento y la disciplina en la cual se inscribe el mismo, su en-torno, la historia de ese saber y de las metodo-logías propias para su desarrollo, y la mediación que se genera en los procesos de enseñanza- aprendizaje de las niñas, los niños y los jóvenes, en los cuales se reconoce que el conocimiento tiene una historia, un contexto, unos intereses y unos métodos que lo han producido.

La emergencia del adulto evidencia la dife-rencia entre saberes, pero el adulto no viene a formar parte de una relación vertical. En la me-diación de la investigación, como estrategia pe-dagógica, el adulto es como un coequipero, que al tiempo que rompe el adultocentrismo a través del diálogo y la negociación cultural permanen-te, construye las trayectorias de indagación para trabajar y procesar el problema. En ese senti-do, él trae una apertura epistemológica desde la cual acompaña su diseño para que los inte-grantes del grupo comprendan su lógica y pue-dan buscar organizadamente las herramientas o dispositivos que les aporta a su aprendizaje y a producir saber y conocimiento.

Por ello, en la investigación como estrategia pedagógica se reconoce la existencia de variados métodos que, en su riqueza, han gestado múl-tiples caminos del saber. Han permitido, desde la especifi cidad de lo que se quiere trabajar, una especie de libertad metodológica, que encuen-tra en la riqueza de estos procesos la fuerza de una propuesta, en la que el trabajo en grupo, la organización y la división del trabajo, y las posibilidades de los contextos, permiten apelar, en muchas ocasiones, a herramientas híbridas, o rediseñar algunas de ellas, para lograr que la investigación tome su camino.

Esta libertad metodológica y epistemológica signifi ca encontrar cómo concurren, al tipo de investigación en cuestión, las culturas infantiles y juveniles, la científi ca y la cultural desde los

contextos inmediatos. Dependiendo de la ma-nera como se resuelva esa triple relación, la ruta metodológica estará llena de caminos y posibles herramientas. Por ello, se insiste en la necesidad de un asesor que, bajo el rigor de su conoci-miento disciplinario, se coloque en el horizonte pedagógico de resolver estos asuntos serios y rigurosos, de tal manera que puedan vivir una experiencia grata de apropiación social de la ciencia, tecnología y sociedad.

En ese sentido, el encuentro con la investiga-ción se realiza desde la disciplina y el rigor me-todológico, pero en una discusión que discierne, por ejemplo, por qué unos caminos u otros, o el tipo de herramientas a utilizar. Esto, en una lógi-ca de discusión y argumentación que permita a niñas, niños y jóvenes profundizar en sus capa-cidades, para discernir y reconocer alternativas. Ése es el sentido profundo de un asesor de línea temática que comprende la investigación como estrategia pedagógica.

El grupo vuelve a tener acá mucha impor-tancia, en el reconocimiento del aprender con otros. Por ello, el quehacer investigativo se espe-cializa en generar grupos que abordan una tarea común, en la que se distribuyen responsabilida-des, donde se aprende, colaborando. Se inicia una repartición de tareas para garantizar la meta común, por ello, la función del asesor no es sim-plemente señalarlas, sino construir las discusio-nes colectivas, garantizando la comprensión del sentido de ellas, por los participantes. En esta etapa, según la visión de Freire, se pasa de la curiosidad espontánea, a la curiosidad episte-mológica, la cual debe ser construida.290

Aprendizaje por indagación:

En los últimos años del siglo anterior se fueron generando grupos que planteaban el uso de la investigación, sus métodos, herramientas, técnicas en la enseñanza, lo

290 P. Freire, Pedagogia da Autonomia. Saberes necessários a prática educativa, São Paulo, Ed. Paz e Terra, 1996, p. 99.

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que dio forma a una concepción que se ha denominado pedagogía fundadas o cen-tradas en la indagación, de la cual hacen parte variadas concepciones, con matices y diferencias según coloquen sus énfasis en: el problema, los dilemas, el método, la pregunta, la estrategia pedagógica, el lenguaje científi co, el lenguaje cotidiano de los niños, niñas y jóvenes, los proce-dimientos. Desde estas diferentes posicio-nes se considera que ello le debe permitir a los niños y niñas lograr un conocimien-to propio de los contenidos escolares, así como un horizonte para usarlos en la vida ciudadana y cotidiana, a la vez que bus-can un mundo donde se piensa, se actúa y se viva de una manera mejor.

IV.2.3.5. El recorrido de las trayectorias de indagación

Este proceso se funda en una realidad com-pleja, en la que se debe negociar entre las con-diciones internas del conocimiento y la ciencia (historia, métodos, rigor, formalización –sus pun-tos de quiebre y replanteamiento–, experimen-tación y argumentación) y las externas (carácter del trabajo, implicaciones sociales y culturales de ese tipo de trabajo, relación con los cambios de la naturaleza del problema, intereses extra-teóricos), en las que se mueve un proceso del conocimiento.

En este recorrido se crea un campo propio del problema, que no se resuelve en un solo aspec-to, sino en la complejidad en la cual emergen los diferentes aspectos que lo componen y los cua-les se hacen visibles en un hecho investigativo, coherentes con sus características pedagógicas. En la organización del trayecto, el adulto acom-pañante crea un espacio propio para cada uno de los niños, niñas y jóvenes participantes, nego-ciando con ellos sus roles, desde donde disfrutan la experiencia metodológica. Se logra, así, gra-cias a la práctica, conciliar y discutir condiciones internas y externas del proceso investigativo en una perspectiva de aprendizaje colaborativo.

La unidad del proceso es garantizada por la acción colectiva que se realiza en el cum-

plimiento de los roles para operar el contex-to del problema. En ese sentido, el grupo de investigadores trabaja en un sistema, con las reglas del aprendizaje colaborativo, de las he-rramientas y del método usado, dando forma a un rigor propio de trabajo, metodológico. Ra-zón por la cual la negociación de los roles es tan importante.

Los asesores y asesoras de línea temática de Ondas deben construir un ejercicio colabora-tivo, en torno al desarrollo de la investigación como estrategia pedagógica, en el que los sa-beres confl uyen, entre los disciplinarios del ase-sor, y los pedagógicos del adulto acompañante, enriqueciendo y recreando permanentemente la propuesta del Programa.

Se hace énfasis en un acompañamiento que dé vida al grupo, que facilite las discu-siones constructivas, y mantenga el horizonte del problema y de sus herramientas, para que éstas sean trabajadas con el rigor respectivo, pero adecuadas a las condiciones de las cul-turas infantiles y juveniles. El asesor de línea temática, durante las reuniones de los grupos, procesa la actividad investigativa, es monitor del espíritu científi co del grupo, haciéndose real el aprendizaje colaborativo y la negocia-ción cultural.

La experiencia toma los diferentes roles y los pone en común para procesar lo trabajado con las herramientas. Marca, también, el apren-dizaje colaborativo, en cuanto a que procesa los elementos, los coloca en un umbral de ha-llazgos y descubrimientos, y al ser elaborados por el grupo, en sus cuadernos de notas, los argumenta, los discute y los registra; los adul-tos acompañantes y el asesor construyen una bitácora que da cuenta de cómo se acercan las niñas, los niños y los jóvenes a las problemá-ticas.

El cuaderno de notas es una herramienta fundamental para los miembros del grupo in-vestigador, ya que en éste registran y elaboran, con su lenguaje, la práctica, la experiencia y lo hallado en su investigación. Nombran y descri-ben lo encontrado desde su perspectiva, en sus palabras, y realizan síntesis que comunican a su

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grupo. Allí se da una primera producción de la novedad y el acontecimiento.

Esta etapa tiene importancia, en relación con la construcción del conocimiento. Por ello se debe garantizar rigor metodológico (en co-herencia con el Programa), para dar cuenta, de manera prospectiva, de la unidad que se logra, fruto de las interconexiones entre los resultados de las actividades desarrolladas, y los aportes de los diferentes participantes.

Adultos acompañantes –maestros, maestras y asesores– se convierten en coinvestigadores; estos organizan una mirada de los procesos y determinan maneras prácticas y metódicas de desarrollar la indagación desde la perspectiva de la investigación como estrategia pedagógica, más allá del puro hecho investigativo disciplinar. Se requiere un seguimiento y acompañamiento detallado de la manera en que niñas, niños y jóvenes viven su aventura de indagación, en un proceso que, observado por los adultos acompa-ñantes, y discutido con jóvenes y niños, permite a los primeros, elaborar la conceptualización y teorización de la investigación como estrategia pedagógica.

La indagación permite al niño relacionarse con el conocimiento, y, así, poder mirar su mun-do con otros ojos, a partir de los nuevos datos in-corporados, procesados y reelaborados, con su grupo de investigación. Esto signifi ca, ante todo, construir capacidad escrutadora y comprender que para dar respuestas existen herramientas de investigación e instrumentos de registros, los cuales se deben usar para garantizar que aquello que se busca pueda ser resuelto, registrado y or-ganizado sistemáticamente. Es un acercamiento a la lectura y a la escritura, a través de procesos investigativos, que facilitan el desarrollo de ha-

bilidades, a la vez que construyen información, saber y conocimiento, en torno a los temas leí-dos y la problemática investigada.

Se trata de la capacidad de construir una dis-ciplina para trabajar y encontrar una apertura al mundo, en la metodología, a través de herra-mientas que pongan los medios al alcance. De igual manera, se decantan nuevas preguntas de investigación, que permiten continuar en el pro-ceso del Programa durante el siguiente período escolar. Éstas operarán como nuevo umbral del conocimiento para la niña, el niño y todo el gru-po de investigación.

En Ondas se tiene una preocupación perma-nente, acerca de cómo incorporar lo virtual y la tecnología, en los procesos de negociación cultural y aprendizaje colaborativo.291 Durante la Reconstrucción Colectiva se diseñó un espa-cio de trabajo virtual, propuesto en la Guía de Investigación. Se pensó que facilitaría el proceso de ubicación, selección, uso, producción, distri-bución y procesamiento del conocimiento; sin embargo, se encontraron algunas limitaciones que exigieron reelaborar la propuesta de lo vir-tual en Ondas292. Tropezamos con la difi cultad de poder construir, en la práctica, un uso de la tecnología coherente con las concepciones de aprendizaje293 sobre las que está fundamentado el Programa, y que hemos desarrollado en este texto. A continuación, una síntesis de nuestras inquietudes:

1. Cómo salir del modelo clásico de comunica-ción emisor-receptor, que, aplicado a la edu-cación, termina en instruccionismo de corte transmisionista. Curiosamente, es el modelo más usado en los programas de educación a distancia.

291 B. Gros, El ordenador invisible. Hacia la apropiación del ordenador en la enseñanza, Barcelona, Gedi-sa, Ediuoc, 2000; M. Scardamalia, et. al. “Computer-supported intentional learning environments”, en Journal of Educational Computing Research, N° 5, 1989, pp. 51-68. J. Cabero, (ed.), Nuevas tecnologías aplicadas a la educación, Madrid, Síntesis, 2000.

292 Formación de maestros en el Programa Ondas. COLCIENCIAS, Caja de Herramientas. La virtualización como articuladora de procesos en el Programa Ondas, 2008, Documento en construcción (inédito).

293 M. R. Mejía, “De los desencuentros entre tecnología y educación”, en Colombia Ciencia & Tecnología, Bogotá, Vol. 22, N.° 3, julio-septiembre de 2004, COLCIENCIAS, pp. 5-15.

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2. Cómo construir un diseño metodológico y pedagógico coherente con la lógica binaria, en la que operan tecnologías. Vemos con preocupación los foros virtuales, y la manera como se cree que, por el hecho de estar en lo virtual, se produce aprendizaje.

3. Cómo construir una participación realmente interactiva y mediada, con resultados de los aprendizajes situado, problematizador, cola-borativo, negociación cultural, más allá del número del número de veces que los inte-grantes del grupo utilicen herramientas o tec-nologías virtuales.

4. Cómo salir de la novedad del uso de los apa-ratos y construir una relación con éstos como parte de la cultura, y reconocerlos como nue-vos soportes de la acción educativa, creando otro entorno sociocultural y otra cultura del aprendizaje.

5. Las interacciones se deben trabajar para pro-ducir un análisis de ellas, en coherencia con la propuesta pedagógica del Programa. Es decir, elaborar como operan el confl icto, la negociación cultural, el aprendizaje situado, la construcción colectiva, el conocimiento en constitución y expansión y demás princi-pios de su apuesta.

6. El logro de esos planos de intervención de la investigación como estrategia pedagógica. Los macro: los componentes, las líneas, los momentos, las etapas, etc. Los micro: la pre-gunta, el grupo, el problema, etc.

IV.2.3.6. La refl exión de la onda. Construye el arco iris del conocimiento

Las piezas del rompecabezas están sobre la mesa, cada uno de los actores ha logrado, durante su recorrido por las trayectorias de in-dagación, recuperar, producir y elaborar unos elementos coherentes con su problema de inves-tigación, que dan unidad a los diferentes roles y trabajos asignados a los integrantes del grupo, para con ellos producir saber y conocimiento. Para lo cual es importante leer todo lo compi-lado en los diferentes instrumentos de registro, las herramientas de investigación trabajadas y

aplicadas y los apuntes del cuaderno de notas de los participantes.

Es cuando el aprendiz del conocimiento toma forma en un ejercicio de aprendizaje colaborati-vo, donde la síntesis es mayor y más rica que sus partes. Se organiza lo registrado en el proceso de investigación, se construye un texto, a través de un ejercicio de negociación cultural, que re-coge el trabajo de todos los integrantes del gru-po. No se trata de la suma de partes, sino de un procesamiento fruto de las discusiones y elabo-raciones colectivas; es una síntesis para cons-truir una argumentación razonada. El asesor de línea posibilita dar forma al pensamiento lógico, a través del ordenamiento, la organización y la suma de los contenidos recogidos, elaborados y trabajados, en el proceso de indagación. El aprendizaje se basa, entonces, en la capacidad de síntesis y elaboración de los diferentes acto-res de Ondas, desde lo propio, en relación con los otros miembros del grupo.

La síntesis lograda demuestra, en la práctica, cómo las capacidades lógicas, y el pensamiento inductivo y deductivo construyen y reconstru-yen, ordenando y dando sentido al rompeca-bezas con el que se desarrolla esta etapa. Es el producto del trabajo del grupo, el cual da cuenta del camino metodológico y del hecho investigativo. Es la realidad de los resultados propios y nuevos, en el umbral del saber y el conocimiento de niñas, niños y jóvenes, así como en el desarrollo de una serie de capacida-des que les permite el crecimiento del espíritu científi co.

La acumulación de notas de las actividades individuales y colectivas permite ir de lo simple a lo complejo, a la vez que evidencia el trabajo de todos y todas. Señala a los grupos de edad de Ondas el tema, cada vez más amplio y com-plejo. Por ello se considera como un punto de múltiples negociaciones culturales, de una pe-dagogía que muestra el resultado como fruto del proceso, no como objetivo del adulto acompa-ñante.

Según Kosik, la práctica, cuando encuentra su sentido ontológico, se convierte en praxis, y desde esta perspectiva se trata de reconocer el

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conocimiento que se produce por los actores del programa a partir de un ejercicio humano que no separa teoría y práctica sino que las ve unidas y parte de una misma realidad.294

Éste no es sólo un ejercicio de interacción y de entrega de contenidos; en él se evidencia la complejidad del hecho educativo y pedagógi-co, la cual da unidad y construye los fl ujos que interconectan las elaboraciones que facilitan la síntesis y el aprendizaje como un proceso so-cial. En este ejercicio se ordena, se organiza, se dividen roles y agencian procesos de aprendiza-je colaborativo y la negociación cultural. Hay, también, un resultado en el aprender a trabajar en grupo, y aprender a construir en él, dándole un nuevo contenido a un aprendizaje colabo-rativo que se desarrolla a partir de un confl icto cognitivo y la diferencia.

En esta etapa adquiere pleno sentido el “descubrir por estrategia de confrontación” que planteó Bachelard.295 Bajo esta perspectiva, el juego del rompecabezas propuesto busca que el ejercicio de confrontación sea una nego-ciación cultural, y pueda realizarse desde un horizonte de las culturas infantiles y juveniles, garantizando la producción de saber, desde ellos. Por eso, la estrategia del rompecabezas, que se trabaja en la guía arriba citada, no es una camisa de fuerza. Sus colores dan cuenta de un ejercicio sistemático, en el que la uni-dad se da por una negociación de los distintos elementos encontrados en el proceso de cons-trucción de saber y conocimiento. El resultado que hace referencia al tema de investigación debe guardar una cierta coherencia con el sa-ber disciplinario.

Los grupos se conciben como creadores, como constructores de elementos que emer-gen y evidencian lo nuevo en el tipo de cono-

cimiento y saber, con el que están realizando la actividad práctica. Así mismo, se asumen como aprendices, artesanos del saber y el conocimien-to, y por medio de la refl exión, la unidad de ese saber se hace real. Niñas, niños y jóvenes par-ticipantes reconocen que el conocimiento y el saber son una construcción que ellos han vivido en la práctica. Han visto cómo ellos mismos han generado esos resultados a partir de sus propios registros. Ese saber de las posibilidades de su entorno y realidad es un conocimiento situado, en que aprender y hacer son inseparables, lo que les permite asumirse como productores de saber y conocimiento.296

El texto con el que el grupo expone los resul-tados es un acercamiento al contexto, a través de un lenguaje coherente con el pensamiento infantil y juvenil. Un lenguaje que nombra y na-rra, sin las narrativas propias de los protocolos científi cos. Con todas las características de un conocimiento que, producido en la esfera de las culturas infantiles y juveniles, muestra unos re-sultados que producen sentido y organización a su proceso de investigación. Genera, además, la certeza del conocimiento como proceso en ex-pansión, que ha de llevarlo a reconocer nuevas preguntas, en las que el punto al que ha llega-do se convierte en un nuevo puerto de partida para construir la siguiente aventura del conoci-miento.

Las nuevas preguntas de investigación surgen a medida que el tema se desarrolla. Preguntas que mostrarán el camino para dar continuidad y desarrollo al problema planteado. Metodoló-gicamente hablando, se trata, desde el ejercicio de indagación, de una nueva comprensión del conocimiento en constitución, en expansión, y, por lo tanto, cada vez más amplio. Hay que reconocerlo como una construcción cultural y humana.

294 K. Kosik, Dialéctica de lo concreto. Metafísica de la vida cotidiana,. Mexico, Grijalbo, 1980, pp. 239-240.

295 G. Bachelard, La formación del espíritu científi co, México, Siglo XXI, 1987.296 C. Coll, J. Palacios y A. Marchesi, (comps.), Psicología de la educación escolar, Madrid, Alianza Edito-

rial-ICE HORSORI, 2002.

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La negociación cultural:

Algunas corrientes de la educación po-pular en América Latina han tomado el principio freiriano de que todos los seres humanos saben y conocen mediados por el mundo, lo cual construye lo humano como un diálogo de saberes permanentes. Esta idea se ha ido discutiendo y transfor-mando en la de negociación cultural, en la cual se reconoce todo proceso educati-vo (formal, no formal e informal) como un proceso en el que se deben diseñar pro-cedimientos para elaborar las diferencias de concepción, visiones para construir ar-gumentadamente las diversidades, diver-gencias y los consensos.

En esta visión se negocian concepcio-nes, teorías, prácticas, imaginarios, sen-tidos, explicaciones y culturas, es decir todas las formas de la acción humana permitiendo usar esos resultados en trans-formar las condiciones que estaban dadas en su punto de partida.

IV.2.3.7. Compartiendo el arco iris. La propa-gación de la Onda

Se ha afi rmado en los Lineamientos pedagó-gicos del Programa que la comunicación es un proceso, en el mismo sentido que Jesús Martín Barbero plantea como mediación.297 Coherente con ello, la propagación de la Onda es la etapa en que niñas, niños y jóvenes, que han vivido su aventura del conocimiento, participan a los demás miembros de su comunidad el proceso, los resultados de pesquisas, los hallazgos y las nuevas preguntas formuladas.

En Ondas el conocimiento no es sólo una ga-nancia en la esfera personal o individual, sino que tiene una dimensión social que la niña, el niño y el joven construyen, como un ejercicio colaborativo, de apropiación y negociación cul tural. En adelante, los investigadores deben

planifi car cómo compartir el proceso y los resul-tados a los que han llegado y cómo apropiarse del conocimiento conseguido por otros grupos, en el desarrollo de su actividad. Este nuevo ejer-cicio de apropiación requerirá búsquedas en la producción y el entorno de las negociaciones culturales.

Por ello se produce un nuevo encadena-miento de sujetos en la crítica a la investigación, encerrada en sí misma, y se pone de cara a la construcción del espíritu científi co de los miem-bros más cercanos a su realidad (compañeros, familiares, miembros de su comunidad). El niño busca construir, no sólo la dimensión social del conocimiento que ha vivido en la experiencia con Ondas, sino la certeza de que los procesos de apropiación siguen en cadena, que le dan forma a una organización de saber. Esto implica una reestructuración a la mirada de la investiga-ción y de las ciencias en cuanto trabajo y sen-tidos individuales, así como fundamentando de personas elegidas del conocimiento, que están en la base del pensamiento mítico sobre ella, y en la base de la nueva desigualdad e inequidad social.

Las niñas, niños y jóvenes van a su comuni-dad inmediata, alfabetizan a sus padres, discu-ten y reelaboran con sus compañeros de grupo de edad, plantean y comparten el saber produ-cido por su grupo y el conocimiento, de fren-te a la escuela. Compartir la problemática con las comunidades de saber permite entender la relación con el contexto específi co del conoci-miento que ha sido trabajado en su ejercicio de investigador. En esto, y en la práctica refl exiona-da, comprende la dimensión social del conoci-miento, no sólo en su producción, sino también en su circulación como un factor de democra-tización que le da un sentido comunitario al aprendizaje colaborativo y situado, generando, al mismo tiempo, una movilización social de actores.

297 Martín Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Barcelona: Ed. Gustavo Gili. (segunda edición), 1991.

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Se encuentra, entonces, frente a la validación de lo construido, en un nuevo entendimiento de su entorno. Va a notar que el medio pasado, a través de un proceso de investigación, como es-trategia pedagógica, ya no es el mismo medio. Existe como otra forma, y lo debe reconocer como una construcción propia para enrique-cer con nuevas preguntas, para comprender más profundamente. Pertenecer a esa tribu del aprendizaje colaborativo signifi ca, ante todo, tener la voluntad de construir indagación, de manera permanente, y encontrar, en las nuevas preguntas, la forma de seguir desarrollando la capacidad que comienza a desarrollarse.

En la presentación de resultados de su inves-tigación, a diferentes grupos de la sociedad, la niña, el niño y el joven prefi guran conocimien-to, y la manera como ellos se muestran en ese mundo. Es el sentido freireano298 de enunciar el mundo, lo que signifi ca un ejercicio de argumen-tación permanente, en el que el investigador se la juega y arriesga sus hallazgos, porque el saber y el conocimiento están en constitución perma-nente, y sus propuestas deben ser discutidas y problematizadas, al igual que la manera de en-lazar los procesos de construcción de sociedad. La colaboración y discusión llevan lo recogido y lo conocido a lo público, desde una lectura interpretativa, para posicionarse como parte del mundo, y con algo que decir sobre él.

Se trata de afi rmar identidad y autopercep-ción, pero, sobre todo, de la capacidad de lograr ubicarse como miembro social de los diferentes grupos que existen en la realidad, en los que él aporta y es reconocido.

IV.2.3.8. El aprendizaje se hace comunidad de saber

Las niñas, niños y jóvenes Ondas han reco-rrido un camino investigativo, un tránsito por

las formas organizativas del Programa. En un primer momento, desde sus intereses, consti-tuyeron sus grupos. Luego, perfeccionaron su problema de investigación, y la formulación de éste los colocó en un lugar específi co, como equipo con línea temática. Ligados a los proce-sos de su territorio, o temáticos, les dan forma a las redes299 territoriales, temáticas, de actores o virtuales, que les da una identidad y los hace pertenecer a un lugar específi co, no necesaria-mente ligado al territorio. Ahora, todo ese en-tramado que ha tomado forma en comunidades de saber y conocimiento, prefi gura la necesidad de participación y construcción de una nueva ciudadanía, a la manera específi ca de ser niño, niña o joven en la llamada Sociedad del Cono-cimiento.

De igual manera, maestros y maestras acom-pañantes-coinvestigadores y asesores constru-yen sus redes, que materializan una forma de organización que potencia la construcción co-lectiva de los nuevos caminos de la pedagogía, dando lugar, desde el trabajo de los adultos acompañantes, a las nuevas formas del movi-miento pedagógico300 desarrollado en Colombia en los últimos 25 años. Ese movimiento, en la experiencia de Ondas, toma forma, en los adul-tos acompañantes, desde la sistematización del ejercicio práctico de la investigación como es-trategia pedagógica.

Este tránsito organizativo permite reconocer-se en un ejercicio de ciudadanía, en el que, ante todo, están los otros-diferentes, que se apare-cen, y, aunque no hayan sido enunciados, es ne-cesario dar cuenta de ellos. Visualiza, además, el conocimiento como una mediación cultural. Se le exige, entonces, que salga de su esfera pri-vada, y se relacione con los otros, en su sentido productivo –afi anzado en la idea del trabajo co-laborativo que garantiza el resultado– y en los

298 P. Freire, Extensión o Comunicación, México, Siglo XXI, 1984.299 M. Castells, (ed)., La sociedad red: una visión global, Madrid, Alianza, 2006.300 A. Martínez y P. Unda, “De la insularidad de las innovaciones a las redes pedagógicas”, en Revista

Nodos y Nudos, Bogotá, No. 5, Red CEE Universidad Pedagógica Nacional, 1998, pp. 8-22; M. C. Martínez, Redes pedagógicas, La constitución del maestro como sujeto político, Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio, 2008; H. Suárez, (comp.), 20 años de movimiento pedagógico. Ente mitos y reali-dades, Bogotá, Corporación Tercer Milenio, Cooperativa Editorial del Magisterio, 2002.

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162301 Freire, P. y Betto, F. Essa escola chamada vida. São Paulo: Editorial Ática, 1986, p. 59.

otros múltiples niveles en los que se manifi esta el proceso. Esto signifi ca plantearse lo público. Estar en la red o en el proceso de construcción de comunidad signifi ca visualizar una serie de políticas puntuales que, a veces, se pierden en la maraña de la gran política.

En Ondas, la organización implica una pre-paración y ejercicio infantil y juvenil, para construir una idea de ciudadanía y democracia vinculada a una producción propia, afi ncada en la negociación cultural y el aprendizaje cola-borativo, capaz de dialogar y discutir con otros procesos y actores. Los miembros de los gru-pos de investigación participan, desde sus que-haceres, sentidos, gustos y expectativas, como un ejercicio democrático, de construcción de lo público. Esto signifi ca que se pueden construir mecanismos o reglas de funcionamiento interno, para negociar confl ictos y lograr consensos de respeto. La práctica del proceso metodológico del Programa Ondas construye día a día, en la vida de sus integrantes, un aprendizaje colecti-vo, en que hay una visión de corresponsabilidad con la sociedad y el grupo. Esto posibilita que haya ciudadanos y ciudadanas que participen, deliberen y tomen decisiones, en el día a día del Programa, facilitando la convivencia, con respe-to por la diferencia y los derechos.

En ese sentido, la organización en Ondas es un ejercicio directo de democracia, al nivel es-pecífi co del grupo de investigación. Por ello, la negociación cultural y los acuerdos surgidos de ella producen un direccionamiento y una unidad en las que el conocimiento y el saber, la institu-cionalidad educativa y los actores de ella deben corresponder con las dinámicas del grupo y la sociedad. Se produce, así, una movilización so-cial de actores. Son grupos que construyen su identidad, compartiendo la investigación como estrategia pedagógica, y su unidad, en la delibe-ración y discusión en red, y los acuerdos para ser llevados adelante, en las etapas del proceso investigativo.

La organización en Ondas surge del proceso del trabajo de investigación, en la particularidad del Programa. Allí se articula una forma de tra-bajo, que permite que el sentido colectivo de la actividad se desarrolle paralelamente, a la acción investigativa misma, en la que se comprometen los actores, y buscan construir una comunidad que, se espera, dé continuidad a las refl exiones y prácticas compartidas del Programa.

Como se describe en esta presentación ge-neral, la estrategia pedagógica del Programa se desarrolla, a lo largo de ocho etapas, a través de las que se consolidan y construyen su apuesta y metodología. Esta última no es la única ruta, sino indicio de aspectos con los que se cons-truye ciencia, tecnología e innovación, a través de la investigación. Se construye, así, una so-ciedad mayor, con capacidad crítica y las bases de los conocimientos transmitidos por sus niñas, niños y jóvenes que posibilitan una democracia igualitaria, justa, de un país con oportunidades para todos. Bajo esa perspectiva, Ondas aporta su grano de arena, para la construcción de una nueva ciudadanía.

La Reconstrucción Colectiva del Programa Ondas, coherente con la tradición pedagógica latinoamericana, también basa y orienta su ser en las refl exiones del brasileño Frei Betto, que evidencian la necesidad de contextualizar los materiales para los procesos educativos y la im-portancia de lo pedagógico en la producción de textos. Betto afi rma:

Acontece que había un problema, los médicos hablaban en FM y las mujeres captaban en AM, no conseguían sinto-nizarse. Me llamaron para saber dónde estaba el cortocircuito, asistí a algunas sesiones y percibí una gran falla en el uso pedagógico del material, desde allí, luego en mi trabajo con comunidades de base, y hoy en mi trabajo de educación popu-lar, confi rmo cada vez más que el mate-rial pedagógico tampoco es neutro.301

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302 C. Elboj, I. Pigdellivol, M. Soler y R. Valls, Comunidades de aprendizaje. Transformar la educación, Barcelona, Grao, 2002.

Durante el camino emprendido, la niña, el niño y el joven comprenden que cada uno es el subsidiario del avance de la investigación. Que la responsabilidad es colectiva, pero que de su trabajo individual depende la continuidad del grupo, los resultados y la integridad del proceso. Con ello se confi rma uno de los fundamentos del trabajo colaborativo: la corresponsabilidad. Ésta está fundada en Ondas, en encontrar un

grupo con que, a partir de la negociación cultu-ral, con todos sus implícitos, se construyen signi-fi cados compartidos, base de una comunicación que permite ir hacia adelante, transmitiendo las diferencias desde esos códigos, haciendo posi-ble el trámite del confl icto, desde la negocia-ción cultural que conduce a la construcción de comunidades dialógicas de aprendizaje, saber y conocimiento.302

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