iconoclasia
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La Iconografía es la descripción del tema o asunto representado en las imágenes artísticas,
así como de su simbología y los atributos que identifican a los personajes representados. El
término está construido por las raíces griegas εἰκών (eikón,imagen) y γράφειν
(grapheïn, escribir). Aunque el DRAE recoge la existencia de la palabra
latina iconographĭa proveniente de la griega εἰκονογραφία, tales términos no podían tener el
sentido con el que se usa por la bibliografía actual, sino otro, similar pero no
idéntico: Descripción de imágenes, retratos, cuadros, estatuas o monumentos, y
especialmente de los antiguos. Tratado descriptivo, o colección de imágenes o retratos.2
Para la obra botánica, véase Iconographia Genera Plantarum.
Los matices de su diferencia conceptual con la iconología son poco precisos; y en realidad se
complementan. La iconografía se ocupa del origen y desarrollo de los temas figurados que se
representan en las obras de arte, mientras que la iconología descifra su significado.3
La iconografía es la ciencia que estudia el origen y la formación de las imágenes, las
relaciones de las mismas con loalegórico y lo simbólico, así como sus
respectivas identificaciones por medio de los atributos que casi siempre las acompañan. Como
parte de la historiografía del arte, nació en el siglo XIX, pero se desarrolló en las décadas
centrales del siglo XX, vinculada estrechamente al Instituto Warburg de Londres, bajo la
dirección del historiador y crítico de arte Erwin Panofsky (Studies in Iconology -"Estudios sobre
iconología"-, 1939). Definía "iconografía" como "la rama de la Historia del Arte que se ocupa
del contenido temático o significado de las obras de arte en cuanto algo distinto de su forma";
y estableció un "método iconológico" para ello, en tres pasos: "descripción preiconográfica"
(únicamente sensorial), "análisis iconográfico" (identificación de las imágenes, historias y
alegorías contenidas en la obra, pero de forma meramente descriptiva, no interpretativa) y
"análisis iconológico" (donde se desarrolla la interpretación en función del contexto histórico,
cultural y social -"dilucidar la significación intrínseca o contenido, que se aprehende
investigando aquellos principios subyacentes que ponen de relieve la mentalidad básica de
una nación, de una época, de una clase social, de una creencia religiosa o filosófica, matizada
por una personalidad y condensada en una obra"-).4
A partir de entonces aparecieron numerosas monografías, enciclopedias y diccionarios de
iconografía. Entre los iconógrafos españoles está el historiador del arte Santiago Sebastián.
Los tres grandes campos de la iconografía son la mitología clásica, la mitología
cristiana (ambos, en principio inspiradores de arte religioso) y las representaciones seculares.
La pintura secular se hizo común a partir del Renacimiento, y desarrolló sus propias
tradiciones y convenciones iconográficas en la pintura de historia, que incluía los temas
mitológicos (desprendidos del valor religioso que tuvieron en laAntigüedad clásica, y que,
aunque teóricamente revivían la iconografía grecorromana, lo hacían con sus propias
convenciones y propósitos) la pintura de género e incluso la pintura de paisajes. En época aún
más reciente, la fotografía, elcine, el cartelismo y el comic desarrollaron iconografías propias.
En cuanto a cada artista individual, muchos de ellos desarrollaron iconografías tan peculiares
que quizá sólo hayan sido accesibles a ellos mismos (El Bosco, Fussli, William
Blake, Goya, Gaugin, Picasso, Marc Chagall, Frida Kahlo, Joseph Beuys).
La iconografía de la cultura popular ha sido objeto de la atención de la semiótica,
la antropología, la sociología, los estudios culturales y los estudios sobre los medios de
comunicación (Media Studies). Tales análisis han afectado a la forma en que la propia
historiografía del arte entiende la iconografía, especialmente por el concepto semiótico de
signo.5 Implica una lectura crítica de las imágenes y la exploración de los valores culturales y
sociales. En teoría cinematográfica (Film theory) los aspectos iconográficos se centran en
el lenguaje visual, particularmente en el campo de los estudios de género (cine de género -
Film genre-).6
Fresco del ábside de San Clemente de Tahull, del Maestro de Tahull (ca. 1123).
El Pantocrator o Cristo en Majestad aparece bendiciendo, con un libro (que muestra el
texto EGO SVM LVX MVNDI), flanqueado por el alfa y el omega, rodeado por una mandorla y
elTetramorfos (los símbolos de los cuatro evangelistas). Los personajes del plano inferior
están identificados tanto por sus símbolos iconográficos como por cartelas con sus nombres.
Díptico de Melun, de Jean Fouquet(ca. 1450). El tema, una Virgen con el Niño rodeados por
ángeles, se identifica con el motivo de laGalaktotrophousa o "Virgen de la leche", que se
populariza en los últimos siglos de la Edad Media (en general, todas las representaciones
marianas se extienden con el culto mariano a partir del siglo XII, en el final del Románico y en
el Gótico). A partir del Concilio de Trento se procuró evitar este tipo de representaciones en
favor de otras más acordes con las orientaciones conciliares.
Alegoría del triunfo de Venus, deBronzino, ca. 1540. En una compleja iconografía, aparecen
también representados Cupido y Saturno, así como la manzana de Discordia -premio
otorgado por Paris en su juicio-, los celos, el engaño, el olvido...
La tempestad, de Giorgione (1508), es uno de los enigmas iconográficos más estudiados de la
historia de la pintura, y que no se ha llegado a determinar.
Los embajadores, de Holbein, cuya compleja iconografía todavía es objeto de debate. Incluye
una calavera enanamorfosis junto con otros elementos de lectura simbólica (relojes, un globo
celeste, libros, instrumentos musicales, etc.)
El sueño del caballero, Antonio de Pereda (1655). Está considerada como una de las más
complejas y ricasVanitas.1
La Vérité, de Jules Joseph Lefebvre(1870). Veritas o la verdad desnuda es un motivo
iconográfico de origen clásico que suele representarse con un espejo y saliendo de un pozo.
Gerechtigkeit ("justicia"), de Lucas Cranach el Viejo (1537). Este esquivo principio abstracto,
cuyos atributos (balanza, espada, ojos vendados) simbolizan sus distintas facetas, se encarna
en una multiplicidad de divinidades grecorromanas y en una virtud virtud teologal cristiana.
Se denomina iconodulia o iconodulía a la veneración (dulía) de imágenes (iconos).
Debe diferenciarse la iconodulía de la idolatría (compuesta de la palabra ídolo, que es todo
dios falso o que suplanta a Dios) y latría (del griego latreios, adorar) ya que la idolatría implica
adoración o centricidad para la vida del objeto de culto.
En algunas denominaciones cristianas es un punto de debate con otras, particularmente entre
las iglesias protestantes y la Iglesia Católica, ya que en muchas iglesias protestantes se
considera que la iconodulía es igual a la idolatría. Esto sucede en parte porque existen gestos
externos que en tales iglesias se usan exclusivamente para adoración (en las iglesias donde
no hay iconodulía), y que se usan para la adoración y para la iconodulía en las iglesias donde
hay iconodulía. Esto hace que ante las primeras, las segundas parezcan estar adorando a las
imágenes y parezcan los actos casos claros de idolatría. Por eso contarán como evidencia de
idolatría fotos de personas cargando o arrodillándose delante de una imagen. Las iglesias que
practican la iconodulía sustentan con diversos argumentos que tener imágenes no es un acto
de idolatría (por consiguiente no es pecado ni puede considerárselo como un error) porque
Dios mismo ha mandado construir imágenes en repetidas ocasiones (ver Éx 25, 18-
19; Éx 26,31; 1R 6, 23-28, etc.), pero también porque la palabra que usa para prohibir
imágenes en Exodo 20,4
" ך Yה־ל ש[ ע_ aל לא ת ס� ץ ׃ פ� אר[ iת ל aח aת lים ׀ מ aמ aר ב ש[ א_ aת ו aח i aת lץ מ אר[ iר ב ש[ א_ aל ו aע aמ lים ׀ מ aמ iש aר ב ש[ ה א_ iמונ Yל־ת iכ Y׀ ו
yא iת}וך ה lב מ yח}ר Yם ב יכ[ yל ה א_ iהו Yר י ב[ lי}ום ד Yה ב iמונ Yל־ת iם כ ית[ lא Yי לא ר lם כ יכ[ yש}ת Yפ aנ Yא}ד ל Yם מ ת[ Yר aמ Yש lנ Yה ו ו[ Yח aת Yש lלא־ת
ל־ aע Yים ו lש yל lל־ש aים ע lנ iל־ב aון אב}ת ע ד ע_ yא פ}ק iנ aל ק yיך א לה[ ה א� iהו Yי י lי אנ}כ lם כ yד Yב iע iלא ת Yם ו ה[ iל
אי Yש}נ Yים ל lע yב lר"
y su paralelo en Deuteronomio 4:15:
" ם כ[ iם ל ית[ lש ע_ aתון ו lח Yש aן־ת ל פ[ ס� ה פ� iב yק Yר א}ו נ iכ iית ז lנ Yב aל ת מ[ iל־ס iת כ aמונ Yת "
es el hebreo "pesel", que no significa de forma simple y pura 'imagen' sino que implica en sí
misma el concepto de ídolo
, es decir lo que se prohíbe en tales textos es la producción de imágenes con fines de
adoración. Imágenes con fines decorativos como las de toros y leones en el templo que
construye según la Biblia el rey Salomón así no quedan prohibidas, pero no son mencionadas
en la Biblia como 'pesel' sino como 'tselem' (aparece en Génesis 1:26 cuando dice "Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza"), 'pittuach' entre otras (y variantes de estas
palabras), que también quieren decir imagen pero que no siempre implican ídolo alguno, como
sucede con las imágenes en el templo de Salomón. Así también se excluyen de la prohibición
todas las imágenes que no son 'pesel' (ídolos) como las fotos de familiares (que según la
Iglesia Católica pueden ser veneradas, aún sin ser religiosas), dibujos, planos, ecografías, etc.
La Iglesia Católica considera como hereje a quien adora las imágenes. Aún la devoción
mariana es un acto de mera veneración puesto que la Iglesia Católica le rinde un culto de
hiperdulía (suprema veneración o veneración por excelencia) a la Santísima Virgen María; por
lo que estas prácticas son permitidas y, por lo tanto, no podrían ser tildadas de idólatras.
En el catolicismo se diferencia de la Idolatría en que la idolatría implica adoración del objeto
de culto o bien la veneración de un objeto que representa un antivalor o algo contrario a Dios
(como la imagen de un demonio). La iconodulia no estaría perseguida, sino que de acuerdo
con la doctrina católica, sería acorde con los preceptos religiosos, y su practicante recibe el
nombre de iconódulo, aunque también puede verse escrito «iconófilos»,1 y sus creencias son
contrarias a laiconoclasia, practicada por los iconoclastas.
Así pues, a modo de ejemplo, para un católico sería idolatría venerar la figura de Buda o
cualquier imagen o dios pagano o de otra religión o una imagen de un demonio o de cualquier
cosa intrínsecamente contrarios a la doctrina (como venerar una imagen pornográica), pues lo
que se está venerando se considera algo que no viene de Dios y que de hecho es contrario a
Dios. Sin embargo, para un budista, venerar a Buda o su imagen, aunque no sea para ellos un
dios, no representa ningún conflicto.
Otro ejemplo lo tenemos en los ritos Marianos, en donde algunos católicos veneran por
diversas advocaciones a la Virgen María mediante sus distintas representaciones artísticas.
No hay adoración de tales imágenes, ni se está valorando algo contrario a Dios, por lo que no
hay idolatría (no se adora a algo fuera de Dios como Dios, ni se valora algo a lo que Dios se
opone, que sería como ponerlo por encima de Dios). Sin embargo muchas personas de otras
denominaciones cristianas no comprenden estas diferenciaciones y marcan como única
diferencia entre idolatría e iconodulía es que se llame idolatría a la veneración de una imagen
religiosa de un credo no católico y que se llame iconodulía a la veneración de una imagen
religiosa católica. Así describen la diferencia de la siguiente manera: "La veneración de una
imagen de un santo y la veneración a una imagen de Buda son esencialmente lo mismo, como
venerar la imagen del santo es una práctica permitida es tratada como iconodulia y no como
idolatría". Siendo que lo ven tan igual, piensan que en verdad los católicos son idólatras, pero
que lo disimulan con un juego de palabras.
La iconodulia surgió en el imperio Bizantino como reacción a la iconoclasia de León III y sus
sucesores. Los iconoclastas cristianos, por su parte, consideran que la veneración de las
imágenes no es propia del cristianismo, y que tiene su origen en el año 314, cuando
el emperador romano Constantino I oficializó el cristianismo.
En algunos casos, como en el del catolicismo, los iconódulos explican que la veneración de
las imágenes es solo un recordatorio de las verdaderas realidades espirituales, mientras que
en otros, por ejemplo los miembros del Movimiento Hare Krishna, aseguran que al adorar a
una imagen de Dios, están adorando al Supremo con conocimiento, ya que sostienen que
este se encuentra en todos los objetos.
Sin embargo, el protestantismo, ya desde sus orígenes, se manifestó en contra de las
imágenes. Los primeros líderes protestantes, como el caso de Martín Lutero, aceptaban la
veneración de la Virgen María, lo que fue posteriormente proscrito en las muchas iglesias
nacidas del cisma con la Iglesia católica. Es popularmente citada la frase de Martín Lutero
"Las imágenes son el Evangelio de los pobres", que nos indica que Martín Lutero tampoco se
oponía a las mismas.
Iconoclasia
Una simple cruz: ejemplo de arte iconoclasta en la iglesia de Santa Irenede Constantinopla.
Iconoclasia expresión que en griego significa «ruptura de imágenes», es la deliberada destrucción dentro de una cultura de los iconos religiosos de la propia cultura y otros símbolos o monumentos, normalmente por motivos religiosos o políticos. La Real Academia la define como la «doctrina de los iconoclastas»1 y a su vez señala que «iconoclasta» proviene deεικονοκλάστης, rompedor de imágenes, y se define como tal en particular al «hereje del siglo VIII que negaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía y perseguía a quienes las veneraban».2 La iconoclasia es un componente frecuente de los principales cambios políticos o religiosos que ocurren en el interior de una sociedad. Es por lo tanto algo que se distingue normalmente de la destrucción por parte de una cultura de las imágenes de otra, por ejemplo, por los españoles en sus conquistas de América. El término por lo general no abarca la destrucción específica de imágenes de un gobernante después de su muerte o derrocamiento (damnatio memoriae), por ejemplo, Akenatón en el Antiguo Egipto.
El término «iconoclasta» ha acabado aplicándose de manera figurada a cualquier persona que rompe con los dogmas o convenciones establecidas o los desprecia.
El término opuesto a «iconoclasta» es «iconódulo», que proviene de las palabras «icono» (imagen) y «dulía» (veneración). La herejía opuesta a ambas doctrinas, la iconoclasia y la iconodulía, es la idolatría, en la que las imágenes o figuras se adoran en sí mismas, en lugar de limitarse a reverenciarlas como representación de lo que se adora. En el contexto delImperio bizantino el término que se usa es, principalmente, iconódulos, aunque también puede verse escrito «iconófilos».
La iconoclasia puede llevarse a cabo por personas de diferente religión, pero a menudo es el resultado de disputas sectarias entre facciones de la misma religión. En el cristianismo, la iconoclasia ha sido motivada principalmente por una interpretación literal de los Diez Mandamientos, que prohíben la elaboración y veneración de «imágenes talladas».3 Los dos estallidos más serios de iconoclasia que se produjeron en el Imperio Bizantino durante los siglos VIII y IX son inusuales en el sentido de que la disputa se centraba en el uso de las imágenes, más que ser un producto secundario de preocupaciones más profundas.
Como con otros temas doctrinales en el periodo bizantino, la controversia no quedó en modo alguno restringida al ámbito eclesiástico, o a argumentos teológicos. La confrontación cultural continua con el Islam, y la amenaza militar que este último representaba, probablemente tuvo que ver en las actitudes de uno y otro bando. Parece que la iconoclasia la apoyaban sobre todo personas procedentes de la parte oriental del imperio y refugiados de las provincias tomadas por los musulmanes. Se han indicado como factores importantes, tanto al comienzo como al final del apoyo imperial a la iconoclasia, su fuerza en el ejército al principio de este período, y la creciente influencia de fuerzas balcánicas en el ejército (a los que se consideraba en general que les faltaban fuertes sentimientos iconoclastas) a lo largo del periodo.
El uso de imágenes probablemente había ido creciendo en los años que precedieron al estallido de la iconoclasia. Un cambio notable se produjo en 695, conJustiniano II que puso el rostro de Cristo en el reverso de sus monedas de oro. El efecto de la opinión iconoclasta se desconoce, pero ciertamente el cambio provocó que el califa Abd al-Malik rompiera permanentemente con su anterior adopción de los tipos de moneda bizantinos y comenzara una acuñación de moneda genuinamente islámica que sólo llevaba palabras.4 Una carta del patriarca Germano escrita antes de 726 a dos obispos iconoclastas dice que «ahora ciudades enteras y multitud de personas están en considerable agitación por este tema» pero existe escasa evidencia del crecimiento del debate.5
Índice
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1 El primer período iconoclasta: 730-787
2 El segundo período iconoclasta: 814-842
3 Temas de la iconoclasia bizantina
4 Fuentes
5 Iconoclastias protestante y burguesa. Las desamortizaciones eclesiásticas
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía adicional
9 Enlaces externos
El primer período iconoclasta: 730-787[editar]
En algún momento entre 726 y 730 el emperador bizantino León III el Isáurico ordenó que se quitara una imagen de Jesús colocada de manera destacada sobre la puerta de Calcis, la entrada ceremonial al Gran Palacio de Constantinopla, y que se reemplazara con una cruz. Algunas personas dedicadas a la tarea fueron asesinadas por una banda de iconódulos.6 Los escritos sugieren que al menos parte de la razón para que se quitara podría radicar en los reveses militares en la lucha contra los musulmanes y la erupción de la isla volcánica
de Tera,7 que León posiblemente veía como evidencia de la ira de Dios que la Iglesia había atraído por su veneración de imágenes.8 Se dice que León describió la veneración de imágenes como «artimañas de idolatría». Aparentemente prohibió la veneración de imágenes religiosas en un edicto de 730, que no se aplicaba a otras formas de arte, como la imagen del emperador, o símbolos religiosos como la cruz. «No vio necesidad de consultar a la iglesia, y parece que se sorprendió por la intensa oposición popular que encontró».9
Germano, el iconódulo patriarca de Constantinopla, o dimitió o fue depuesto después de la prohibición. Las cartas de Germano que sobreviven, escritas en la época, dicen poco de teología. Según Patricia Karlin-Hayter, lo que preocupaba a Germano era que la prohibición de los iconos probaría que la iglesia había estado en un error durante mucho tiempo y por lo tanto sería caer en el juego de judíos y musulmanes.10 En Occidente, el papa Gregorio III celebró dos sínodos en Roma y condenó las acciones de León, y en respuesta León tomó algunas tierras del Papa. Durante este periodo inicial, la preocupación en ambos bandos parece que tenía poco que ver con la teología y más con evidencias y efectos prácticos. La veneración de iconos se prohibió simplemente porque León veía en ella una violación del mandato bíblico que prohibía la elaboración y veneración de las imágenes. No hubo inicialmente concilio eclesiástico, y ningún patriarca u obispo destacado pidió que se quitaran o destruyeran los iconos. En el proceso de destruir u obscurecer las imágenes, León confiscó «valiosa platería eclesiástica, telas de altar, y relicarios decorados con figuras religiosas»,9 pero no emprendió ninguna acción severa contra el anterior patriarca u obispos iconódulos.
León murió en 740, pero su prohibición de iconos fue establecida como dogma por su hijo, Constantino V (741-775), quien convocó el Concilio de Hieria en 754 en el que unos 330-340 obispos participaron para apoyar la posición iconoclasta. Ningún patriarca o representante de los cinco patriarcas estuvieron presentes: Constantinopla estaba vacante, mientras que Antioquía, Jerusalén y Alejandría estaban controladas por los sarracenos.
Icono del séptimo concilio ecuménico (siglo XVII, monasterio Novodévichi, Moscú).
Sin embargo, el concilio iconoclasta de Hieria no puso fin al tema. En este periodo aparecieron complejos argumentos teológicos, tanto a favor como en contra del uso de imágenes. Los monasterios eran plazas fuertes a favor de la veneración de iconos, y entre los monjes se organizó una red subterránea de iconódulos. Juan Damasceno, un monje sirio que vivió fuera del territorio bizantino, se convirtió en el principal oponente de la iconoclasia a través de sus
escritos teológicos. En una respuesta que recuerda a la posterior reforma protestante, Constantino se movió en contra de los monasterios, hizo que las reliquias se lanzaran al mar, y detuvo la invocación de los santos. Parece que los monjes se vieron forzados a desfilar en el Hipódromo, cada uno de la mano de una mujer, en violación de sus votos. En 765 san Esteban el Joven fue asesinado, aparentemente mártir de la causa iconódula. Una serie de grandes monasterios en Constantinopla fueron secularizados, y muchos monjes huyeron a regiones más allá del control imperial efectivo en los márgenes del Imperio.4
El hijo de Constantino, León IV (775-80) fue menos riguroso, y durante un tiempo intentó mediar entre las facciones. Hacia el final de su vida, sin embargo, León emprendió severas medidas contra las imágenes y habría excluido a su esposa Irene, quien tenía fama de venerar imágenes en secreto. Murió antes de conseguir esto e Irene asumió el poder como regente de su hijo, Constantino VI (780-97). Con la ascensión de Irene como regente, el primer periodo iconoclasta llegó a su fin.
Irene puso en marcha un nuevo concilio ecuménico, llamado después el II Concilio de Nicea, que se reunió por vez primera en Constantinopla en 786 pero fue interrumpido por unidades militares leales al legado iconoclasta. El concilio se reunió de nuevo en Nicea en 787 y revocó los decretos del previo concilio iconoclasta celebrado en Constantinopla e Hieria, asumiendo su título de séptimo concilio ecuménico. Así que hubo dos concilios que se llamaron el «séptimo concilio ecuménico», el primero apoyando la iconoclasia, el segundo negando el primero y defendiendo la veneración de imágenes. A diferencia del concilio iconoclasta, el concilio iconódulo incluyó representantes papales, y sus decretos fueron aprobados por el Papado. La iglesia ortodoxa oriental considera que es el último concilio ecuménico genuino. La veneración de imágenes duró todo el reinado de la emperatriz Irene, de su sucesor, Nicéforo I (802-811), y los dos breves reinados posteriores al suyo.
El segundo período iconoclasta: 814-842[editar]
El emperador León V el Armenio instituyó un segundo periodo de iconoclasia en 815, de nuevo posiblemente motivado por las derrotas militares vistas como prueba del descontento divino. Los bizantinos habían sufrido una serie de humillantes derrotas a manos del jan búlgaro, Krum, en el curso de las cuales el emperadorNicéforo I murió en batalla y el emperador Miguel I Rangabé se vio forzado a abdicar.11 En junio de 813, un mes antes de la coronación de León V, un grupo de soldados irrumpió en el mausoleo imperial en la iglesia de los Santos Apóstoles, abrió el sarcófago de Constantino V, y le imploró que regresara para salvar el imperio.12
Poco después de su ascenso, León V comenzó a discutir la posibilidad de revivir la iconoclasia con una serie de personas, entre ellos sacerdotes, monjes, y miembros del Senado. Se dice que señaló a un grupo de consejeros que
todos los emperadores que tomaron las imágenes y las veneraron encontraron la muerte en revuelta o en la guerra; pero los que no las veneraron murieron de muerte natural, permanecieron en el poder hasta su muerte, y luego se les enterró con todos los honores en el mausoleo imperial en la iglesia de los Santos Apóstoles.13
Lo siguiente que hizo León fue nombrar una «comisión» de monjes para que «leyeran en los libros antiguos» y alcanzaran una decisión sobre la veneración de imágenes. Pronto descubrieron las actas del sínodo iconoclasta de 754.14 Se produjo un primer debate entre quienes apoyaban a León y los clérigos que seguían defendiendo la veneración de imágenes, guiado este último grupo por el patriarca Nicéforo, que no llegó a ninguna resolución. Sin embargo, León había quedado aparentemente convencido para entonces de que la posición correcta era la iconoclasta, e hizo que la imagen de la puerta de Calcis de nuevo fuera reemplazada con una cruz.15 El renacimiento de la iconoclasia se oficializó en 815 por un sínodo celebrado en Santa Sofía.
A León le sucedió Miguel II, quien en una carta de 824 al emperador carolingio Ludovico Pío lamentó la apariencia de veneración de imágenes en la iglesia y prácticas semejantes como que iconos fueran los padrinos de bautismo de niños. Confirmó los decretos del concilio iconoclasta de 754.
A Miguel le sucedió su hijo, Teófilo que murió dejando a su esposa Teodora regente por su heredero menor, Miguel III. Como Irene cincuenta años atrás, Teodora movilizó a los iconódulos y proclamó la restauración de las imágenes en 843, con la condición de que Teófilo no fuera condenado. Puesto que por entonces era el primer domingo de gran cuaresma había sido celebrada en la iglesia ortodoxa como la fiesta del «triunfo de la ortodoxia».
Temas de la iconoclasia bizantina[editar]
Esta página del iconódulo Salterio Chludov (uno de los tres únicos manuscritos
ilustrados iconódulos que sobrevivieron al siglo IX), ilustra el versículo «Había un vaso lleno de
vinagre; y, poniéndolo en un ramo de hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la
acercaron a la boca»16con una imagen de un soldado ofreciendo a Cristo vinagre sobre una
esponja unida a un palo. Debajo hay una imagen del último patriarca de
Constantinopla iconoclasta, Juan el gramático frotando una pintura de Cristo con una esponja
similar unida a un palo. Juan está caricaturizado, aquí como en otras páginas, con un cabello
desordenado que se dispara en todas direcciones, algo considerado ridículo por los
elegantes bizantinos.
Lo que queda de los argumentos iconoclastas se encuentra en gran medida en escritos iconódulos. Para entender los argumentos iconoclastas, uno debe tener en cuenta los puntos principales:
1. La iconoclasia condenaba la realización de cualquier imagen sin vida (esto es, pintura
o escultura) que pretenda representar a Jesús o a uno de los santos. El Epítome de la
Definición del conciábulo iconoclasta celebrado en 754declaró:
«Con apoyo en las Sagradas Escrituras y los Padres, declaramos unánimemente, en
el nombre de la Santísima Trinidad, que se rechazarán y se quitarán y maldecirán de
las iglesias cristianas cada imagen que se haya hecho de cualquier material y color
cualquiera que sea el malvado arte de los pintores.... Si cualquiera se atreve a
representar la imagen divina (χαρακτήρ, charaktēr) del mundo después de la
Encarnación con colores materiales, ¡será anatema!... Si cualquiera pretende
representar las formas de los Santos en pinturas sin vida con colores materiales que
no son valiosas (pues esta idea es vana y la ha creado el demonio), y no representa
más bien sus virtudes como imagenes vivas en sí mismas, ¡será anatema!"»
2. Para los iconoclastas, la única imagen religiosa real debe tener una semejanza exacta
con el prototipo -de la misma sustancia- lo que consideran imposible, faltándole
espíritu y vida a la madera y la pintura. Por tanto, para los iconoclastas el único
«icono» verdadero (y permitido) de Jesús era la eucaristía, que se creía que era su
verdadero cuerpo y sangre.
3. Cualquier imagen verdadera de Jesús debía ser capaz de representar tanto su
naturaleza divina (que es imposible porque no puede ser visto ni abarcado) y su
naturaleza humana (que es posible). Pero al hacer un icono de Jesús, uno está
separando sus naturalezas divina y humana, puesto que sólo lo humano puede
representarse (separar las naturalezas era considerado nestorianismo), o de otro
modo confundiendo las naturalezas divina y humana, considerándolas a ambas una
sola (unión de las naturalezas humana y divina, lo que se consideraba monofisismo).
4. El uso de imágenes con finalidad religiosa se veía como una innovación en la Iglesia,
un error satánico que confundía a los cristianos para volver a prácticas paganas.
«Satán confundió a los hombres, de manera que veneraron a la criatura en lugar de al
Creador. La Ley de Moisés y los Profetas cooperaron para eliminar esta ruina... Pero
el anteriormente mencionado demiurgo del mal... gradualmente trajo de nuevo la
idolatría bajo la apariencia de Cristianismo».17
También se vio como un apartamiento de la tradición eclesiástica antigua, de la que
hay documentación escrita opuesta a las imágenes religiosas.
Los principales oponentes teológicos de la iconoclasia fueron los monjes Mansur (Juan Damasceno), quien, viviendo en territorio musulmán como consejero del califa de Damasco, estaba suficientemente lejos del emperador bizantino como para evitar la sanción, y Teodoro Estudita, abad del monasterio de Studion en Constantinopla.
Juan declaró que él no veneraba a la materia, «sino al creador de la materia». Sin embargo, también declaró, «pero yo también veneré la materia a través de la cual vino a mi la salvación,
como lleno con divina energía y gracia». Incluye en esta última categoría la tinta con la que se escribieron los evangelios así como la pintura de imágenes, la madera de la Cruz y el cuerpo y la sangre de Jesús.
La respuesta iconódula a la iconoclasia incluía:
1. Afirmación que el mandamiento bíblico que prohibía las imágenes de Dios había sido
superado por la encarnación de Jesús, quien, siendo la segunda persona de la
Trinidad, es Dios encarnado en materia visible. Por lo tanto, no estaban
representando al Dios invisible, sino a Dios tal como apareció en carne. Fueron
capaces de aducir el tema de la encarnación en su favor, mientras que los
iconoclastas habían usado el tema de la encarnación contra ellos.
2. Más aún, desde su punto de vista los ídolos representaban personas sin sustancia o
realidad, mientras que los iconos representaban a personas reales. Esencialmente el
argumento era «todas las imágenes religiosas que no son de nuestra fe son ídolos;
todas las imágenes de nuestra fe son iconos que hay que venerar». Esto era
considerado comparable a la práctica del Antiguo Testamento de ofrecer sacrificios de
fuego sólo a Dios, y no a ningún otro dios.
3. En relación con la tradición escrita que se oponía a la realización y veneración de
imágenes, afirmaban que los iconos eran parte de la tradición oral no
documentada(parádosis, sancionada en la Ortodoxia como autoridad en doctrina por
referencia a la Segunda epístola a los tesalonicenses 2:15, Basilio el Grande, etc.).
4. Los argumentos fueron tomados del milagroso Acheiropoieta, el supuesto icono de la
Virgen pintado con su aprobación por san Lucas, y otras ocurrencias milagrosas
alrededor de iconos, que demostraban la aprobación divina de las prácticas
iconódulas.
5. Los iconódulos argumentaban además que decisiones semejantes a si los iconos
deben ser venerados o no deben tomarse por la iglesia correctamente reunida en
concilio, no de imposición a la iglesia por parte de un emperador. De esta manera el
argumento también implicó el tema de la relación adecuada entre la iglesia y el
estado. En relación a esto estaba la observación de que era tonto denegar a Dios el
mismo honor que libremente se daba al emperador humano.
Los emperadores siempre habían intervenido en asuntos eclesiásticos desde los tiempos de Constantino. Como escribe Cyril Mango,
«El legado de Nicea, el primer concilio universal de la iglesia, iba a unir al emperador a algo que no era asunto suyo, esto es, la definición e imposición de la ortodoxia, por la fuerza si era necesario»10
Esa práctica continuó desde el principio hasta el fin de la controversia iconoclasta y más allá, con algunos emperadores reforzando la iconoclasia, y dos emperatrices regentes forzando el
restablecimiento de la veneración de imágenes. Una distinción entre los emperadores iconoclastas y Constantino I fue que este último no dictó la conclusión del I Concilio de Nicea antes de convocarlo, mientras que León III empezó forzando una política de iconoclasia más de veinte años antes de que concilio de Hieria lo aprobara.
Fuentes[editar]
Una comprensión profunda del periodo iconoclasta en Bizancio es complicada por el hecho de que la mayor parte de las fuentes que han sobrevivido fueron escritas por los vencedores definitivos en la controversia, los iconódulos. Es por lo tanto difícil obtener un relato razonablemente exacto, equilibrado, objetivo y completo, de los acontecimientos y de varios aspectos de la controversia.18
Las principales fuentes históricas para el periodo incluyen las crónicas de Teófanes el Confesor 19 y el patriarca Nicéforo,20 los dos ardientes iconódulos. Muchos historiadores han recurrido también a la hagiografía, principalmente a la Vida de san Esteban el Joven,21 que incluye un relato detallado, aunque muy tendencioso, de las persecuciones durante el reinado de Constantino V. No se ha conservado ningún relato de la época en cuestión escrito por un iconoclasta, aunque algunas vidas de santos parecen conservar elementos de la visión del mundo iconoclasta.22
Las fuentes teológicas principales incluyen los escritos de Juan Damasceno,23 Teodoro el Estudita,24 y el patriarca Nicéforo, todos ellos iconódulos. Losargumentos teológicos de los iconoclastas sobreviven sólo en forma de citas seleccionadas dentro de documentos iconódulos, principalmente las actas del Concilio de Nicea II y el Antirrhetici de Nicéforo.25
Iconoclastias protestante y burguesa. Las desamortizaciones eclesiásticas[editar]
Iconoclastas en una iglesia. Pintura al óleo de Dirck van Delen, 1630. Riksmuseum
Amsterdam.
El protestantismo destruyó en Alemania, en el norte de Europa y en Suiza numerosas manifestaciones de arte sacrodurante la Reforma. Un ejemplo de ello fue la Beeldenstorm —"Tormenta de las imágenes" o "Asalto a las imágenes"—, llevada a cabo en los Países Bajos, en 1566, durante la cual protestantes calvinistas provocaron una iconoclasia, y opuestos a las imágenes católicas, destruyeron cientos de estatuas de iglesias y monasterios. Esta iconoclasia fue una de las causas del inicio de la Guerra de los Ochenta Años.
Las desamortizaciones de propiedades y bienes eclesiásticos llevadas a cabo por la burguesía principalmente en sus revoluciones y en el siglo más importante de su expansión, el XIX, llevaron a cabo una importante destrucción delpatrimonio artístico y cultural, no existiendo aún leyes adecuadas para su protección. Muchos monasterios y conventos, y con ellos sus iglesias, retablos, pinturas, esculturas y libros fueron divididos, vendidos o
destruidos. En especial resultó perjudicado el patrimonio arquitectónico, ya que numerosos edificios religiosos fueron destruidos para construir