Historia de La Filosofia Medieval

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  • HISTORIA DE LA FILOSOFA MEDIEVAL

    F. CANALS VIDAL

    CAPTULO SPTIMO

    LA ESCOLSTICA ARISTOTLICA DE SANTO TOMAS

    I. LA ANTIGUA ESCOLSTICA ENTRE LOS PRIMEROS

    DOMINICOS

    El hecho capital del siglo XIII es la integracin del

    aristotelismo en la sntesis escolstica. El significado doctrinal y la

    trascendencia histrica de la obra de los grandes telogos dominicos

    san Alberto Magno y santo Toms de Aquino, que sumieron la

    filosofa de Aristteles al servicio de la doctrina grada, han de ser

    comprendidos desde el enfrentamiento en que un aristotelismo

    intransigente, que se profesaba autntico y se inspiraba sobre todo

    en las interpretaciones de Averroes, se situaba no slo al margen del

    lenguaje tradicional sino en contra de la concepcin cristiana del

    mundo y de la vida.

    Las prohibiciones del estudio de Aristteles no frenaron en la

    facultad de artes de Pars el entusiasmo por las nuevas doctrinas, en

    las que el profesionalismo de los maestros de la facultad de artes

    encontraba por primera vez desde haca siglos un sistema completo

    de filosofa real, apoyado en principios y referido a autoridades

    distintas de las que servan de base al trabajo de los telogos. Surge

    as la primera filosofa separada desde la constitucin de la

    filosofa cristiana de san Agustn.

    Con respecto a este hecho toman su sentido no slo el

    recelo de la antigua escolstica y su reafirmacin polmica que la

    consolida y la configura como agustinismo, sino tambien la tarea

    de construccin de la sntesis teolgico-filosfica de la escolstica

    aristotlica.

    Incluso los ms moderados de entre los representantes de la

    corriente antigua, que incorporan a su pensamiento algunas ideas de

    las nuevas doctrinas, ven la incompatibilidad entre el

    averrosmo y la fe cristiana como algo que hay que atribuir al

    propio Aristteles. Combaten as al aristotelismo en nombre de la

    teologa tradicional. Los escolsticos aristotlicos vern, por el

    contrario, el averrosmo como una deformacin del pensamiento

    del Filsofo, y combatirn sus errores no slo en nombre de la fe,

    sino tambin con los instrumentos de lo que entienden ser el

    aristotelismo autntico.

    Esto explica que el combate contra el aristotelismo lleva a

    los antiguos a condenar como heterodoxas incluso algunas tesis de

    santo Toms de Aquino, mientras que para san Alberto Magno y

    para santo Toms la polmica antiaverrosta tiene la doble funcin

  • 2

    de combatir el error y de vindicar la ortodoxia de su propia empresa

    doctrinal.

    La actitud de la orden de predicadores ante los estudios

    sagrados est condicionada por su vocacin. El apostolado

    dominicano tiene su intento central en la predicacin y enseanza de

    la verdad, y para la defensa de la misma contra los errores y para su

    difusin entre los infieles la ciencia sagrada fue elemento intrnseco

    para una institucin que se ha caracterizado a veces como orden

    de doctores.

    La empresa de integracin del pensamiento aristotlico en la

    sntesis filosfica y teolgica fue ciertamente posibilitada e incluso ha

    de verse como ntimamente motivada por aqul espritu de la orden

    de predicadores. Pero la empresa hubo de realizarse con esfuerzo,

    incluso frente a resistencias surgidas en el propio ambiente. Con

    anterioridad a la obra de los dos grandes doctores, los primeros

    autores dominicos se haban movido en efecto en la lnea de la

    antigua escolstica, incluso con un exclusivismo que, en nombre de

    la teologa y reaccionando contra los peligros que se sentan

    provenir del campo de la nueva filosofa, quera mantener la ciencia

    sagrada incontaminada frente a las nuevas doctrinas.

    Entre estos telogos que quieren excluir la filosofa de la

    ciencia sagrada podemos citar a Juan de san Egidio, Hugo de

    Sancher y Rolando de Cremona. Pedro de Tarantasia, que ocup la

    ctedra de Pars a partir de 1259 y fue ms tarde arzobispo de Lyn

    y papa con el nombre de Inocencio v, an sin una hostilidad temtica

    a la corriente albertino-tomista, mantiene las posiciones antiguas en

    la impugnacin de la posibilidad de la creacin ab aerterno, e incluso

    parece aceptar el hilemorfismo universal de Avicebrn.

    Esta corriente de antigua escolstica en la orden de Pre-

    dicadores se prolonga en figuras como Roberto de Kilwardby, obispo

    de Oxford, ardiente adversario del tomismo y que tuvo un papel

    decisivo en la consolidacin del agustinismo.

    La obra de san Alberto Magno (1206-1280)

    Alberto de Bollstadt, primognito de los condes de este ttulo,

    naci en Lauingen. Despus de estudiar en Padua las artes

    liberales, con excepcional atencin al quadrivium, ingres en la

    orden de santo Domingo. Entre 1228 y 1245 fue maestro en Colonia,

    Hildesheim, Friburgo de Brisgovia, Ratisbona, Estrasburgo y de

    nuevo en Colonia, en donde cre el Estudio General de la orden y en

    donde tuvo por discpulo a Toms de Aquino. Graduado de maestro

    en teologa, la profes en Pars en el Colegio de Santiago.

    Durante su magisterio en Pars inici una amplsima obra

    enciclopdica, que complet a lo largo de su vida. San Alberto fue un

    extraordinario hombre de accin y de gobierno. Provincial de su

    orden y despus obispo de Ratisbona ejerci diversas legaciones.

    Su actividad se extendi a mltiples pases e instituciones y su

    biografa nos presenta la figura de un hombre influyente y de fuerte

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    originalidad.

    Sus obras escritas constituyen el cuerpo doctrinal ms

    amplio creado durante la edad media, que en la edicin Vives abarca

    38 volmenes. Los tratados filosficos abarcan los 12 primeros

    volmenes de esta edicin; escribi parfrasis o comentarios sobre

    la casi totalidad de los libros aristotlicos, y tratados originales como

    De untate intellectus c. Averroistas, De causis et processus

    universitatis, Sumira philosophiae naturalis.

    Sus obras teolgicas, en las que se concede el gran

    desarrollo a los temas metafsicos, noticos y de filosofa natural,

    son principalmente la Summa de creaturis y el Comentario a las

    Sentencias de Pedro Lombardo. Su labor de comentarista de

    amplsima erudicin abarca los aristotlicos rabes y judos y los

    santos padres, en especial san Agustn y el pseudo Dionisio

    Areopagita.

    Alberto Magno mezcla su propio pensamiento en el comen-

    tario y en la parfrasis, y aprovecha toda la herencia doctrinal en su

    obra sistemtica. Es enciclopdico ms que coherente y sistemtico.

    La trascendencia de su obra, de inmenso prestigio entre sus

    contemporneos, ha sido definitiva en la historia del pensamiento

    cristiano, sobre todo por haber trazado el camino y reunido los

    materiales para la integracin del aristotelismo al servicio de ste. Se

    conexiona intrnsecamente con esta distincin entre el orden del

    saber racional y filosfico y el orden de la teologa sobrenatural o de

    la fe.

    En san Alberto Magno parece haberse llegado por primera

    vez a la conciencia clara de la imposibilidad de hallar argumentos

    racionales estrictamente demostrativos de los misterios revelados.

    La Trinidad deja de ser algo investigado por razones necesarias, y la

    contemplacin del vestigio y de la imagen de la Trinidad en el mundo

    y en la mente es tambin una temtica entendida como teolgica, y

    por lo mismo ya no tratada en un contexto unitario de filosofa

    cristiana. Alberto Magno es un telogo que tiene .como tal el

    cuidado de no pretender demostrar por la razn lo que se apoya en

    la fe sobrenatural.

    En cuanto la utilizacin del argumento de autoridad en la

    ciencia, entiende que mientras los santos padres han de ser

    utilizados por el telogo para ilustracin de su conocimiento de la

    doctrina revelada y transmitida en la Iglesia, no han de ser

    preferidos, en el campo de la fsica y aun de la filosofa a Aristteles

    o a los filsofos que hayan enseado verdades de orden natural.

    San Alberto Magno incorpora definitivamente el aristotelismo

    en el orden del conocimiento, y no slo profesa sino que tiene

    vitalmente conciencia de que en cuanto al conocimiento de las cosas

    sensibles slo la experiencia tiene valor de punto de partida de la

    demostracin y de la ciencia. Su antropologa es por lo mismo

    aristotlica, y afirma el carcter del alma racional como forma nica

    del compuesto humano. Su pensamiento es todava vacilante por

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    cuanto no expresa claramente que sea el alma la constitutiva de la

    corporeidad del cuerpo humano, aun sin afirmar propiamente que se

    d una forma de corporeidad distinta del alma racional.

    Su hilemorfismo aparece tambin entreverado con la

    doctrina tradicional de las rationes seminales, y con la afirmacin de

    que las substancias compuestas mantienen en ellas las formas y

    cualidades de los elementos o cuerpos simples.

    Combate la eternidad de la materia e incluso parece re-

    chazar la posibilidad de la creacin ab aeterno. Pero no aparece

    claro en esto su pensamiento, ya que en algunos momentos parece

    considerar, no slo la temporalidad de la creacin, sino la creacin

    misma del mundo, como una verdad teolgica fundada en la fe y no

    demostrable por la razn natural. Su pensamiento sobre las pruebas

    de la existencia de Dios es eclctico y poco preciso. A pesar de su

    insistencia en el origen sensible de nuestros conceptos metafsicos,

    y de la consiguiente necesidad de un ascenso a partir del mundo

    sensible, acepta en algn momento la validez de la prueba de san

    Anselmo.

    Alberto Magno sistematiz la doctrina que vino a ser clsica

    sobre los conceptos ontolgicos trascendentales. El tema de la

    distincin entre la esencia y el ser se mueve todava en la

    terminologa y concepcin de Boecio aunque aparezca tambin

    influido por Avicena. Parece en todo caso muy problemtico que

    pueda hallarse en Alberto Magno la concepcin que fue propia de

    santo Toms sobre el ser como acto del ente. Su ontologa, que

    contiene tambin muchos elementos neoplatnicos heredados

    especialmente del pseudo Dionisio Areopagita, tal vez podra

    caracterizarse, a pesar de su complejidad, como movindose en una

    lnea de pensamiento esencialista. Esto se revela especialmente

    en su definicin metafsica do Dios, que ms que moverse en la idea

    del acto puro, se mueve en la lnea de la infinidad de la esencia con

    presupuestos de ontologismo platonizante.

    A pesar de que el resultado ms significativo de la obra de

    Alberto Magno es el haber abierto el camino preparando la tarea de

    su discpulo Toms de Aquino, sera un error de perspectiva

    contemplarlo slo desde este punto de vista. Otras vas podan

    seguirse a partir de la obra de Alberto Magno, que fueron de hecho

    realizadas en la mstica especulativa de Eckhart. Tan opuesta en

    orientacin y en espritu a la del aquinatense. En todo caso la

    responsabilidad y el mrito de la sntesis de santo Toms no podran

    diluirse o confundirse en la de su genial maestro Alberto de Colonia.

    II. Santo Toms de Aquino (1225-1274)

    Naci en el castillo de Roccasecca, de familia noble en la

    que por lnea materna heredaba la sangre de los normandos

    establecidos en el reino de Npoles. Educado en la abada de

    Montecasino, despus de cursar en Npoles las artes liberales,

    ingres en 1244 en la orden de Predicadores. Tuvo que vencer la

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    oposicin de su familia, explicable por el hecho del prestigio e

    influencia escasos de la nueva orden mendicante.

    Estudi en Pars y en Colonia con Alberto Magno. Entre

    1252 y 1255 es bachiller o lector en Pars, en donde se grada

    como maestro en 1256. Por intervencin pontificia fue, con san

    Buenaventura, promovido a la ctedra de teologa establecida en la

    Universidad, despus de la querella de los seculares contra las

    rdenes mendicantes. Entre 1259 y 1268 sigue a la corte pontificia

    en Anagni, Orvieto, Roma y Viterbo. Su segundo perodo de

    magisterio en Pars se desenvuelve entre 1269 y 1272, fecha en que

    se traslada a la universidad de Npoles. Cuando se diriga por

    mandato pontificio al II concilio de Lyn muere en la abada

    cisterciense de Fossa Nova el 7 de marzo de 1274.

    A la poca de su primera estancia en Pars como lector

    pertenece su Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo,

    adems de algunas obras de exgesis bblica. Ya maestro, a partir

    de 1256, redacta el libro I de la Summa contra Gentiles, los

    Comentarios a as obras de Boecio y las cuestiones disputadas De

    Veritate.

    A su perodo de estancia en Italia, en que se le asocian

    Guillermo de Moerbeke, el traductor de Aristteles, y su amanuense

    Reginaldo de Piperno, corresponden los Comentarios a Aristteles

    sobre la Metafsica, el De Anima, etc.; termina tambin la Summa

    contra Gentiles y escribe la primera parte de la Summa Theologica.

    Tambin pertenecen a este tiempo sus lecturas sobre san Pablo y

    la Catena urea sobre los cuatro Evangelios. Redacta las cuestiones

    disputadas De Potentia Dei, De Anima, De spiritualibus creaturis.

    Algunos Quodlibeta pertenecen tambin a esta poca.

    En su segundo perodo de magisterio en Pars, 1269-1272,

    escribe los Comentarios a las obras lgicas y fsicas de Aristteles, y

    la segunda parte de la Summa Theologica. A sus ltimos aos de

    Npoles corresponde la tercera parte de la Summa (que qued

    incompleta) y profes en la universidad la lectura sobre los

    salmos, mientras redactaba nuevamente la exposicin sobre las

    epstolas de san Pablo, que qued tambin incompleta por su

    muerte.

    Sus opsculos, entre los que destaca por su importancia

    filosfica el De ente et essentia, escrito en Pars hacia 1255, y los de

    tipo polmico, suscitados por las disputas averrostas, completan el

    elenco de sus obras escolsticas. Hay que subrayar que la

    orientacin general de su vida y su obra es no slo la de un telogo,

    sino que se orienta progresivamente hacia las tareas de teologa

    positiva y de exgesis bblica, en la que sus exposiciones sobre Job

    (escrita tal vez en Pars hacia 1271 o en Npoles en los ltimos aos

    de su vida) y sobre la epstola a los Romanos son obras maestras,

    que han de considerarse entre las ms caractersticas y reveladoras

    de su autntica fisonoma.

  • 6

    Teologa y filosofa

    Puesto que la gracia no destruye a la naturaleza sino que la

    perfecciona, es necesario que la razn natural sirva a la fe (ST I q.

    1, a. 8, ad 2).

    Este principio, una de las ideas directivas de la obra del

    telogo santo Toms de Aquino, da razn de que, siguiendo a su

    maestro san Alberto Magno, insistiese en la definicin precisa, y en

    su distincin respecto de la doctrina sagrada, de las disciplinas

    filosficas.

    Hay un doble orden de verdades cognoscibles por el

    hombre, incluso sobre las cosas divinas. Mientras la inteligencia

    de la fe en la tradicin de la sabidura cristiana de san Agustn

    haba buscado la comprensin de que Dios existe como la de una

    verdad creda, para proseguir en la bsqueda de razones

    necesarias sobre la Trinidad y la encarnacin del Verbo, para santo

    Toms que Dios existe, y otras cosas de este gnero, que pueden

    ser conocidas por la razn natural sobre Dios, no son artculos de la

    fe, sino prembulos para los artculos.

    Y lo razona a partir de aquel principio capital: pues la fe

    presupone el conocimiento natural, as como la gracia presupone la

    naturaleza y toda perfeccin presupone lo que es perfectible (ST I

    q. 2, a. 2, ad 2).

    La racionalidad del hombre, entendida como su aptitud para

    traspasar con su conocimiento metafsico el ente mundano y

    ascender a Dios como su causa primera, es para santo Toms la

    potencia obediencial de la naturaleza humana en la lnea

    cognoscitiva, en orden a la elevacin por la fe y la gracia.

    Sobre estos supuestos se fundamenta la distincin de

    objeto, principios y mtodo entre la teologa y la filosofa. Mientras en

    la doctrina sagrada el objeto es Dios mismo segn que se revela, y

    por ser los principios de la misma las verdades credas por la fe

    procede por va de autoridad divina y subsume y utiliza bajo ella la

    argumentacin racional, el conocimiento filosfico se apoya en los

    principios connaturales del conocimiento humano, y de tal modo

    razona apoyado en ellos que en este orden el argumento que se

    apoya en la autoridad es el ms dbil de todos (ST I, q. 1, a. 8, ad

    2).

    La racionalidad de la filosofa, que la especifica frente a la

    doctrina sagrada, es asumida en la perspectiva total de su sntesis

    teolgico filosfica tambin como una salvaguardia de la

    trascendencia del misterio revelado: la doctrina sagrada al utilizar la

    razn humana no lo hace ciertamente para demostrar la fe, con lo

    que se excluira el mrito de la misma (ibid.) Hereda de su maestro

    Alberto Magno la preocupacin por no admitir en ningn orden como

    demostrativas argumentaciones aparentes o meramente probables,

    que podran dar lugar a que pensasen los infieles que se apoya

    nuestra fe en tan dbiles razones y no ms bien en la enseanza

    solidsima de Dios

  • 7

    (II CG c. 38).

    Para no desenfocar histricamente la comprensin del

    pensamiento de santo Toms, no hay que olvidar que en su obra el

    ms importante material de tipo filosfico pertenece a tratados

    teolgicos en los que se integra y sistematiza en una sntesis regida

    por los principios revelados. Tampoco hay que olvidar la insuficiencia

    tctica de las disciplinas filosficas en orden a la perfeccin y

    felicidad del hombre, a la que se ordenan como a fin todas las artes

    y ciencias humanas.

    Y esto no slo por la necesidad de la doctrina revelada en

    orden al fin ltimo a que est destinado, sino por la impotencia y

    deficiencia efecto de la herida del pecado. Sin la revelacin

    permanecera la humanidad en las mximas tinieblas de la

    ignorancia (i CG c. 3). Y llega a afirmar la necesidad del

    conocimiento del misterio trinitario por la fe para que el hombre

    sienta rectamente sobre la libertad y la no indigencia de la creacin

    del mundo por Dios (ST I, q. 32, a. 1, ad 3)

    La filosofa y sus partes

    El concepto de filosofa es en santo Toms plenamente

    aristotlico. La divisin en racional, natural o real, y moral, toma el

    sentido que haba tenido en las escuelas aristotlicas, en las que la

    lgica o filosofa racional tena el carcter de organon o instrumento

    del saber, quedando como tema de la metafsica la pregunta sobre la

    verdad del conocimiento humano. El significado agustiniano de la

    divisin, mantenido vigente durante siglos, queda desplazado junto

    con el concepto unitario e indistinto de filosofa cristiana.

    En los comentarios a la tica a Nicmaco hallamos

    distinguido un cudruple orden a considerar por la razn humana: el

    que la propia razn forma en su acto, y que es el objeto de la lgica

    en cuanto ciencia especulativa, conexa pero distinta con la lgica

    como arte; el que la razn contempla en la naturaleza de las cosas,

    como siendo en ellas y no como debiendo ser obrado o efectuado

    por el hombre: objeto de la filosofa natural en un sentido amplio

    que abarca tambin la metafsica; el orden que la razn causa en el

    obrar libre del hombre que debe ser ordenado al fin de la vida

    humana en cuanto tal, objeto de la filosofa moral o tica distinta

    del ejercicio prctico del entendimiento en que consiste la prudencia

    ; y ltimamente el orden que la razn humana causa en los efectos

    de las operaciones humanas producido segn las artes

    mecnicas.

    La consideracin especulativa del orden que la razn con-

    templa y no causa o produce se distingue a su vez segn los tres

    modos de abstraccin sealados por Aristteles en las tres ciencias:

    fsica o filosofa natural en sentido estricto, matemtica y teologa

    o metafsica teologa filosfica estrictamente sinnima, como

    veremos, del saber metafsico.

    En este horizonte aristotlico los nombres de filosofa

  • 8

    primera, metafsica y teologa santo Toms emplea con la mxima

    frecuencia el trmino doctrina sagrada para significar la teologa

    sobrenatural designan la misma ciencia, que es la sabidura

    suprema de orden racional. Su sujeto nico es el ens commune,

    es decir, el ente comn a todas las categoras que dividen el

    contenido de la experiencia humana. Dios no es sujeto de la

    filosofa primera o teologa, que es llamada as porque compete a

    ella la consideracin de Dios en cuanto causa primera del ente

    comn, sin caer en el horizonte objetivo del conocimiento racional

    (cf. prlogo al Comentario a la Metafsica).

    Ni el ente comn significa en santo Toms el ente en

    general objeto de una supuesta ontologa a modo de metafsica

    general, ni Dios es objeto propio de un tratado de metafsica

    especial, sino slo conocido desde el punto de vista del objeto formal

    de la ciencia del ente en cuanto ente como causa primera de aquel

    nico sujeto que es el ente comn. Entre la filosofa de la

    naturaleza, que abarca tambin en su contenido el alma humana, y

    la ciencia del ente en cuanto ente hay una coincidencia de objeto

    material y una diversidad de objeto formal fundada en el distinto

    grado da abstraccin. Por lo mismo tampoco hay para santo Toms

    una cosmologa y una psicologa racional a modo de

    metafsicas especiales sobre esta doble regin del ente finito.

    La confusin contempornea sobre este punto, que es efecto

    del predominio en el uso acadmico de esquemas neoescolsticos

    dominados por la sistematizacin wolfiana que parte de supuestos

    totalmente opuestos a los de santo Toms de Aquino hacen

    necesario subrayar algo que es histricamente obvio.

    No hay metafsicas especiales en santo Toms. A la ciencia

    del ente en cuanto ente le compete tratar de todos y cada uno de los

    entes en cuanto entes, pero no descender a la consideracin de

    ningn objeto determinado desde su propio concepto especfico o

    genrico. Las categoras ontolgicas y los grados de entidad son

    divisiones del ente en cuanto tal y no gneros supremos

    precisamente abstrados de los contenidos conceptuales

    naturales.

    Tampoco puede hallarse en la sistematizacin tomista

    originaria lugar para una gnoseologa o epistemologa como

    disciplina filosfica independiente. La filosofa primera considera la

    verdad universal de los entes, y por esto pertenece al meta-fsico

    considerar cmo se comporta el hombre en orden al conocimiento de

    la verdad (Comentario a la Metafsica l. II 1,273).

    La tica que santo Toms trata en el comentario a la tica a

    Nicmaco de Aristteles y asume al servicio de la teologa en la

    segunda parte de la Summa, se divide en las tres partes clsicas de

    tica individual, familiar o domstica y poltica. Santo Toms no

    despliega el sistema de las llamadas artes mecnicas, ni realiza un

    estudio especulativo sobre la funcin factiva o artstico-tcnica del

    entendimiento, cuya virtud propia es el arte. Pero la doctrina

    expuesta en el comentario a Aristteles deja abierto el tema de la

  • 9

    contemplacin terica de los productos de la cultura humana.

    Tampoco desarrolla una reflexin terica sobre la funcin

    factiva de la lgica como arte. En cuanto ciencia especulativa la

    lgica fue tratada en forma de comentario a los segundos analticos

    de Aristteles en forma de teora de la demostracin.

    El aristotelismo en la sntesis de santo Toms

    Se ha entendido a veces la recepcin de la filosofa

    aristotlica realizada por san Alberto Magno y santo Toms de

    Aquino como una revolucin intelectual realizada frente a la tradicin

    agustiniana y platnica de la teologa anterior. Los grandes doctores

    habran depurado el aristotelismo para hacerlo compatible con la

    visin cristiana del mundo, enfrentndose audazmente a aquella

    tradicin y optando por la actitud innovadora. Se ha dicho incluso

    que santo Toms no intent optar propiamente por la filosofa

    aristotlica sino que su actitud profunda no era sino una opcin por

    la cultura humana.

    Para acercarse sin prejuicios contemporneos a una com-

    prensin autntica del sentido que tuvo para santo Toms la

    incorporacin del aristotelismo ser tal vez oportuno atender a

    algunos aspectos de su doctrina en los que se expresa inequvo-

    camente la conciencia que l mismo tena del sentido de su tarea.

    Santo Toms no es desde luego un aristotlico exclusivo. No

    slo es profundamente agustiniano en el terreno de la teologa, sino

    que el ncleo del platonismo cristiano de san Agustn, es decir el

    ejemplarismo por cuya ausencia denunciaba san Buenaventura las

    tinieblas del aristotelismo es asumido por Santo Toms.

    Igualmente, la metafsica trinitaria del espritu y la ontologa del

    bien, en su doble nivel de participacin como vestigio e imagen,

    mantienen en la sntesis de santo Toms su lugar central.

    Incluso el elemento platnico de su metafsica se enriquece

    con los temas, tomados del pseudo Dionisio, de la, naturaleza

    difusiva del bien y de la teora de la escala de la perfeccin del ente

    en su triple nivel de ser, vida e inteligencia.

    Pero al asumir el aristotelismo no lo hace ni con actitud

    eclctica ni como arrastrado por la presin del ambiente. Como su

    maestro Alberto Magno lo acepta con la conciencia de incorporar la

    filosofa, a la que interesa no lo que los hombres han dicho sino

    cul sea la verdad de las cosas. Depura la doctrina de Aristteles de

    los puntos que tiende a considerar como contaminaciones de los

    comentaristas, pero en todo caso la compatibilidad del aristotelismo

    con una correcta doctrina teolgica no es para santo Toms sino la

    armona de la verdad revelada con la verdad racionalmente

    cognoscible.

    Consciente de la suspicacia que despierta tal actitud entre

    los representantes de la antigua escolstica, su pensamiento se

    expresa con irona velada y sutil al observar la necesidad de que el

    platonismo fuese recibido con precauciones para evitar la

    corrupcin de la fe cristiana. Sus palabras vienen a contratacar con

  • 10

    oportunidad a los adversarios escandalizados de la contaminacin

    filosfica de lo sagrado al recordar cunta filosofa, y no fcilmente

    asimilable, estaba ya presente desde siglos en la tradicin de la

    doctrina sagrada.

    Como dice Agustn en De doctrina christiana 2, c.40, los

    llamados filsofos, si tal vez dijeron algo verdadero y acomodado a

    nuestra fe, tiene que ser vindicado de ellos como de posesores

    injustos para tomarlo para nuestro uso. Pues tienen las doctrinas de

    os gentiles ficciones simuladas y supersticiosas, que deben ser

    evitadas por cada uno de nosotros al salir de la sociedad de los

    gentiles y por esto Agustn, que haba sido imbuido en las doctrinas

    de los platnicos, si algo encuentra en lo que dicen acomodado a la

    fe, lo tom, y lo que encontr opuesto a nuestra fe, lo cambi en

    mejor (ST I, q. 84 a. 5 c....). Santo Toms observa expresamente

    que parece contraria a la fe la subsistencia de las formas de las

    cosas fuera de las cosas mismas, para atribuir a san Agustn una

    rectificacin en su ejemplarismo con respecto al ideal realismo

    platnico.

    Y en dilogo con la doctrina de la iluminacin agustiniana

    dice: Agustn, que sigui a Platn cuanto lo soportaba la fe

    catlica (De Spirit. creat. q. 1, a. 10, ad 8). Introduce as una

    presentacin de la doctrina de Aristteles sobre el conocimiento

    como ms acorde con la realidad y ms fcilmente armonizable con

    la fe cristiana.

    Si la idea central de santo Toms como telogo es la

    afirmacin de la dignidad de la naturaleza entendida como una

    exigencia de la gracia es una lnea de pensamiento caracterstica

    en l el que el desprecio hacia lo inferior en algn orden minimiza la

    perfeccin de lo superior, hay que reconocer como una implicacin

    circular entre aquella actitud teolgica y la recepcin del

    aristotelismo.

    Acepta la filosofa porque el hombre es racional, pero a la

    vez la consistencia que el realismo aristotlico permite reconocer al

    hombre en su unidad con el mundo sensible contribuye a librar al

    pensamiento cristiano de algunas tentaciones seculares. La antigua

    tradicin vea a veces el conocimiento sensible, y no ya slo la

    tendencia a cerrarse el hombre en lo material, como un efecto del

    pecado, y pareca atribuir al hombre en estado de inocencia la

    aptitud para la contemplacin de la misma vida divina; en santo

    Toms no puede ya confundirse la corporeidad del hombre con la

    cada, ni por lo mismo cabe el riesgo de suplantar el espritu

    entendido en su contraposicin bblica a la letra o a la carne

    por el mundo inteligible platnico.

    Es congruente con el propio contenido de su sntesis

    filosfica acercarse a la comprensin de la misma partiendo de su

    Fsica o filosofa de la naturaleza. No slo en lo inmediato el

    conocimiento sensible precede al intelectual, sino que en el plano

    especulativo nicamente se accede a la abstraccin metafsica

    traspasando el horizonte abstractivo propio del conocimiento natural.

  • 11

    En sus comentarios a las obras de Aristteles y en sus obras

    sistemticas hallamos siempre una filosofa de la naturaleza

    ntegramente aristotlica. La negacin del movimiento es para l una

    posicin extraa a la filosofa, destructiva de toda posibilidad de

    un conocimiento sobre las cosas naturales.

    El movimiento, entendido en las cuatro lneas clsicas, es

    acto del ente en potencia en cuanto tal. La doctrina de las potencias

    o capacidades y de los actos o energeia en las lneas operativas y

    del sujeto o materia y la forma o entelekheia en la lnea de la

    consistencia estable de lo substantivo, es recibida y asa a ser central

    en la interpretacin de la realidad del universo sensible.

    El hilemorfismo explica los caracteres de las cosas

    sensibles, que son singulares pero intrnsecamente constituidas en

    su entidad compuesta de materia y forma, de tal manera que al

    entender su naturaleza o esencia queda fuera de su concepto lo

    individuante y singular, afectado por las condiciones de

    cuantificacin de la materia concreta. Si bien lo singular es percibido

    sensiblemente, al ser entendido tenemos ya lo universal.

    No se trata de que este principio fisiolgico fundamente el

    realismo moderado de santo Toms; podra decirse que se da

    ms bien una implicacin circular entre la estructura hilemrfica de lo

    fsico y sensible y la relacin gnoseolgica entre la percepcin de lo

    individual y la inteleccin de lo universal en las cosas materiales.

    Las esencias de las cosas no son otra cosa que las cosas

    mismas, a no ser accidentalmente, lo que ocurre en todo lo que tiene

    forma recibida en la materia porque se da en tales cosas algo

    extrnseco a sus principios especficos (In III De Anima, lect 8, n.

    705-6). En todo lo material las condiciones accidentales de la

    materia determinan y conmensuran los principios intrnsecos de su

    esencia (cf. Quodlibet 2, q. 2, a. 4, ad 1, ad 2).

    La autenticidad aristotlica del hilemorfismo de santo Tomas

    se muestra en su comprensin del carcter puramente potencial de

    la materia como sujeto de la forma substancial, y en la natualeza de

    la potencia en cuanto tal como un trmino medio entre el no ente y

    el ente en acto (cf. Comentario a la Fsica, 1. ni, 7). En

    consecuencia carecen de sentido en este contexto las cuestiones

    sobre la posibilidad de un acto entitativo de la materia, y

    correlativamente cualquier pluralidad de formas. Lo compuesto de

    materia y forma es ya en s un ente y no puede admitir en la misma

    lnea categorial una nueva determinacin formal, sino slo la

    inherencia de formas accidentales.

    Por esto la escolstica tomista haba de quedar enfrentada

    en estos puntos a la escuela franciscana y al agustinismo, y ser

    combatida por la afirmacin, inevitable y central en la sntesis del

    Anglico, de la estructura hilemrfica del hombre.

    Se abandona tambin por santo Toms la doctrina de las ra-

    llones seminales; a pesar de la posibilidad reconocida de cierto

    modo de generacin equvoca en virtud de causas superiores como

  • 12

    la virtud del sol, la cosmologa aristotlica de santo Toms viene a

    tomar una fisonoma ms fijista por causa de su empeo en

    mantener la consistencia y carcter intrnseco de las actividades de

    las causas naturales.

    El hombre y su unidad substancial

    Si alguien quiere sostener que el alma intelectiva no es la

    forma del cuerpo, es necesario que encuentre el modo de afirmar

    cmo esta accin que es el entender puede ser la accin de este

    hombre. Pues experimenta cada uno que es l mismo quien

    entiende (ST I, q. 76, a. 1, c.). La estructura hilemrfica del

    individuo humano, coherente con la filosofa aristotlica de la

    naturaleza y exigida por el reconocimiento de que el hombre forma

    parte del universo de las cosas sensibles, es afirmada por santo

    Toms sobre fundamentos tomados de la experiencia que cada

    hombre tiene de la identidad y unidad de s mismo como sujeto de

    conocimiento sensitivo e intelectual.

    Habra que optar entre atribuir la inteleccin a cada hombre

    individual segn todo lo que hay en su naturaleza diciendo que

    Scrates entiende segn todo s mismo, como sostuvo Platn

    diciendo que el alma intelectiva es el hombre, o bien se hace

    necesario decir que el entendimiento es parte de Scrates. Lo

    primero no puede sostenerse porque el mismo e idntico hombre es

    el que percibe, entiende y siente. Pero el sentir no es sin cuerpo.

    Por lo que el cuerpo tiene que ser parte del hombre. Resta pues que

    el entendimiento, con el que Scrates entiende, es una parte de

    Scrates, de modo que el entendimiento est de algn modo unido

    al cuerpo (ibid.).

    Es innecesario recordar que santo Toms no vacila nunca en

    el reconocimiento de la espiritualidad y de la inmortalidad personal

    del alma del hombre. Lo que se discuti por sus adversarios, hasta el

    punto de incluir el hilemorfismo antropolgico entre las tesis

    condenadas simultneamente con el aristotelismo averrosta, es la

    coherencia del espiritualismo y personalismo cristiano con una

    doctrina que pareca atribuir a las condiciones materiales la

    individuacin y por lo mismo la personalidad de cada hombre

    singular.

    Puesto que toda multiplicidad numrica se funda en el ca-

    rcter material y cuantificado de los caracteres individuantes, santo

    Toms tuvo que afirmar que no se daba nmero, por no darse

    pluralidad intraespecfica, en el mundo de las substancias separadas

    o espritus creados. Cada uno de los ngeles tiene en s identificada

    su individualidad con su naturaleza especfica, lo que equivale a

    decir que la naturaleza individual agota la especie. Todo lo que sea

    otro individualmente ser tambin otro y diverso especficamente.

    No hay que pensar que lo espiritual en cuanto tal reciba de la

    accidentalidad material su carcter de personalidad y subsistencia.

    Si nuestras almas hubiesen sido creadas fuera del cuerpo dice

  • 13

    san Toms con un evidente sentido de argumento polmico sera

    necesario que cada una de ellas difiriese de las otras

    especficamente (cf. De Anima q. un. ad I y II).

    La afirmacin de que el alma intelectiva es forma del cuerpo

    es precisamente para santo Toms el nico camino coherente para

    afirmar el carcter espiritual y personal de unos entes, cada uno de

    los hombres individuales, evidentemente computables segn nmero

    y poseedores de una misma naturaleza especifica. De otro modo no

    hubiera podido dar razn de la comunidad de linaje y de su

    propagacin; la naturaleza y la vida del hombre quedaran

    escindidas de su subsistencia personal.

    El conocimiento humano

    Si el hombre no es un espritu unido a lo corpreo sino un

    compuesto hilemrfico su entendimiento no tiene en los sentidos,

    constitutivamente, un obstculo para el conocimiento de la verdad, ni

    puede atribuirse a pecaminosidad y cada que el alma intelectiva

    humana tenga su mirada constitutivamente dirigida a las imgenes

    sensibles.

    Con el hilemorfismo antropolgico es coherente la tesis de

    que el entendimiento humano est en potencia en orden al co-

    nocimiento de las naturalezas de las cosas, y que el inicio y origen

    de su informacin est en lo sensible.

    La potencia cognoscitiva se proporciona a lo cognoscible.

    El entendimiento del ngel, totalmente separado de lo corpreo,

    tiene su objeto propio en la substancia inteligible separada del

    cuerpo; y por tales inteligibles conoce lo material. Pero el

    entendimiento humano que est unido al cuerpo tiene como propio

    objeto la quiddidad o naturaleza existente en la materia corporal; y

    por tales naturalezas de las cosas visibles alcanza incluso a algn

    conocimiento de las cosas invisibles (ST I, q. 84, a. 7, c.).

    La doctrina de los sentidos externos y de sus objetos pro-

    pios, comunes y per accidens, e internos, con precisa afirmacin de

    la funcin mediadora de la cogitativa y del carcter del sensus

    communis de raz y principio incluso de los sentidos externos (cf. ST

    t, q. 78 a. 4 ad 1) se recibe fielmente de Aristteles, lo que posibilita

    tambin la afirmacin plena de la gnesis de los objetos inteligibles

    universales por abstraccin sobre las imgenes y en virtud de la luz

    del entendimiento agente.

    Nuestro entendimiento, en cuanto es potencial, carece total-

    mente de formas y, comparable a lo que es la materia prima en el

    gnero de lo sensible, est destinado a ser constituido en acto por la

    recepcin de las formas o especies inteligibles a partir de la

    presencia en la conciencia de las imgenes que representan

    aquellas naturalezas determinadas, que existen en acto en las cosas

    pero de un modo extrnseco al orden inteligible en razn de su

    materialidad.

  • 14

    Con respecto a ellas la mente humana se comporta tambin

    como el acto a la potencia en cuanto la mente misma es inteligible

    en acto, y segn esto le compete el entendimiento agente que hace

    los inteligibles en acto (De Veritate, q. 10 a. 6. c.).

    La doctrina del entendimiento agente centra el dilogo en

    que se mueve el pensamiento de santo Toms, encarado a la

    interpretacin averrosta a la vez que en contraste con el

    iluminismo agustiniano.

    Si el alma tiene virtud activa para formar en s las especies

    inteligibles que la actan es porque su naturaleza espiritual la

    constituye en el orden de lo inteligible. El entendimiento posible y el

    entendimiento agente son la potencialidad y la actualidad del alma

    misma respecto de los inteligibles, que recibe de las imgenes en

    cuanto a su especificacin y a los que constituye en acto respecto a

    ser de inteligibles: el entendimiento humano est o totalmente en

    potencia con respecto de los inteligibles, como entendimiento

    posible; o es el acto de los inteligibles abstrados de las imgenes,

    como entendimiento agente (ST I. q. 87, a. 1, ad 2).

    La naturaleza universal de los inteligibles abstrados de las

    cosas materiales no lleva a santo Toms a reconocer una

    incompatibilidad entre el carcter individual del alma humana y la

    pertenencia a ella, en su misma singularidad, del entendimiento

    agente y posible.

    Su oposicin radical a los monismos intelectuales del

    aristotelismo rabe se revela esplndidamente en este punto: la

    universalidad de lo que el hombre entiende de las cosas materiales

    radica en la espiritualidad de la misma alma, que es inteligible por

    ser espiritual. El sujeto cognoscente, lejos de sumergirse o diluirse

    en un objeto abstracto, slo halla el fundamento de la unidad

    inteligible en la individual inteligibilidad del espritu. A la objecin

    segn la cual habra que deducir de la unin del alma intelectiva al

    cuerpo a modo de forma su incapacidad para la recepcin de

    inteligibles universales, santo Toms responde: el alma humana es

    una forma individuada, e igualmente su potencia que llamamos

    entendimiento posible, y tambin las formas inteligibles que en ella

    se reciben. Pero esto no impide que sean entendidas en acto; pues

    algo es entendido en acto en tanto que es inmaterial, y no en tanto

    que es universal; ms bien lo universal tiene el ser inteligible en

    cuanto es abstrado de los principios materiales individuantes. Pues

    es manifiesto que las substancias separadas son inteligibles en acto,

    y sin embargo son substancias individuales (De Anima q. III. a. 2,

    ad 5) La polmica ulterior, prolongada durante siglos, entre un

    tomismo con voluntad de aristotelismo exclusivo, y las corrientes

    agustinianas que parecan tener como patrimonio propio el

    reconocimiento de la experiencia del espritu humano, obscurece el

    sentido que histricamente tuvo el pensamiento de santo Toms en

    este punto capital.

    A la connatural estructura de intimidad y autopresencia

    consciente de la mente humana, atribuye santo Toms la

  • 15

    connaturalidad de la participacin por la misma de la luz por la que

    es capaz de juzgar de las cosas segn la verdad inviolable

    presente en ella como participacin de la luz eterna y divina (cf. De

    Veritate, a. 8).

    El ejemplarismo y la primaca de la accin divina en la

    fundamentacin de la verdad, entiende salvarlos santo Toms con

    mayor coherencia atribuyendo a la accin creadora la presencia en

    la mente de una luz participada connatural: el entendimiento agente

    es como una luz participada... La luz del entendimiento agente de

    que habla Aristteles, y segn que discernimos lo verdadero de lo

    falso nos es inmediatamente impreso por Dios... No es muy distinto

    decir que los mismos inteligibles son participados de Dios, o que

    participamos de una luz que forma los inteligibles (De Spirtu creat.

    q. un., a. 10).

    La idea caracterstica de santo Toms de que se reconoce

    mejor la omnipotencia divina afirmando las actividades de la

    naturaleza en virtud de los principios activos puestos en ella por la

    creacin, inspira aqu su gnoseologa para evitar las imprecisiones y

    confusiones tradicionales cubiertas bajo la terminologa de la

    iluminacin divina.

    Si en las cosas sensibles lo singular es extrnseco a la inteli-

    gibilidad directa y slo cognoscible por reflexin sobre los actos que

    lo perciben, y la inteleccin se mueve directamente y slo en lo

    universal, santo Toms es fiel a san Agustn en la afirmacin de la

    experiencia interna e inmediata que cada hombre tiene de su propia

    mente en su misma singularidad.

    Hay un doble conocimiento de la mente por s misma: aquel

    en que cada hombre percibe en s lo que se obra en su interior, y

    que es un conocimiento del alma segn que tiene ser en tal

    individuo, y el conocimiento universal de la naturaleza de la mente

    humana.

    El primer conocimiento es de algo singular e inteligible en

    cuanto a su contenido, e inmediato y perceptivo en cuanto a su

    modo. El hombre al pensar algo percibe que existe (De veritate, q.

    10, a. 12 ad 7).

    El segundo conocimiento se adquiere discursivamente por

    reflexin sobre los contenidos objetivos que revelan la naturaleza

    espiritual de las facultades y del alma misma. A este segundo modo

    de conocimiento aplica santo Toms las frmulas aristotlicas segn

    las cuales los objetos son conocidos antes que los actos y stos

    antes que las potencias, y el entendimiento se entiende a s

    mismo como a las otras cosas.

    La inteleccin de la naturaleza del alma se hace ciertamente

    a partir de las especies abstradas de lo sensible pero no como si

    entendisemos que tal especie es una semejanza del alma, sino

    porque considerando la naturaleza misma de la especie abstrada de

    los sentidos, hallamos la naturaleza del alma en la que la especie se

    recibe (De veritate, q. 10 a. 8, ad 9).

  • 16

    Algunas representaciones generalizadas encubren tambin

    en esto el pensamiento que de hecho profes santo Toms. Para l,

    las quiddidades abstradas de lo sensible no podran dar base por s

    mismas para el conocimiento del mundo espiritual separado, lo que

    sostena Avenpace. En cuanto al alma humana se conoce a s

    misma por su acto propio que es el entender, que pone de manifiesto

    perfectamente su facultad y su naturaleza (ST I, q. 88, a. 2. ad 3)

    reitera santo Toms la afirmacin de que si el hombre no conociese

    por s mismo en su mente lo que es el ser intelectual no podra

    racionalmente ni por la fe recibir noticia alguna de lo suprasensible y

    divino (cf. m CG c. 46).

    Santo Toms parece ser consciente de moverse en este

    punto en la lnea de la tradicin agustiniana, a la vez que se esfuerza

    tambin en mostrar que el propio Aristteles no hubiera podido

    negarse a aceptar esta perspectiva: Por la autoridad de Agustn

    as como la mente misma recoge por los sentidos del cuerpo las

    noticias de las cosas corpreas, as las de las cosas incorpreas las

    adquiere por s misma se puede afirmar que aquello que nuestra

    mente recibe sobre el conocimiento de las cosas incorpreas lo

    puede conocer por s misma. Y esto es de tal manera verdadero que

    incluso en el Filsofo encontramos dicho que la ciencia sobre el alma

    es como el principio del conocimiento sobre las substancias

    incorpreas (ST I, q. 88, a. 1, ad 1). Puede notarse incluso un

    sorprendente matiz diferencial entre la posicin de santo Toms de

    Aquino y de san Agustn en lo referente a aquel primer conocimiento

    singular, existencia! y perceptivo por el que cada uno percibe lo que

    en l se obra. En el libro IX De Trinitate el platonismo lleva a

    ponderar el contraste entre un conocimiento en la verdad misma y

    que puede ser por muchos entendido, y aquella percepcin singular

    que no alcanza algo incomputable sino fctico y contingente. Para

    santo Toms es obvio que aquella experiencia singular, no resoluble

    bajo los primeros principios (cf. De veritate, q. x, a. 12, ad 7) se

    refiere a algo contingente y no esencial, y no obstante

    reiteradamente califica de inteligible lo singular espiritual incluso

    en esta su facticidad y contingencia: as como se entiende a s

    mismo nuestro entendimiento aunque sea un individual

    entendimiento, as entiende su entender singular dado en el presente

    o en el pretrito (ST I, q. 79, a. 6, ad 2).

    Lo singular materia) no queda siquiera excluido de la

    inteligibilidad en razn de su accidentalidad. Habla siempre del

    carcter material de sus condiciones individuantes como razn de

    que no pertenezca al orden de lo inteligible. Ciertamente lo inteligible

    es lo esencial en el ente, pero lo mximamente formal del ente es

    para santo Toms el ser; no concibe la necesidad de la

    abstraccin como precisin respecto de la existencia, sino como

    separacin con respecto de las condiciones materiales. Por esto

    exige incluso para el conocimiento de lo universal inteligible la

    conversin a la imagen para que se considere la naturaleza como

    existente en lo particular (ST q. 84, a. 7, c.). Por esto lo esencial

    viene a ser el espritu, porque slo el espritu tiene el ser segn el

  • 17

    modo perfecto de participacin del mismo en que consiste la vida de

    la conciencia.

    El ente y sus propiedades trascendentales

    En la historia de la metafsica la originalidad creadora de

    santo Toms ha de ser reconocida en la trasposicin de la doctrina

    del acto y la potencia al plano de lo trascendental.

    La metafsica trata, como Avicena afirm, del ente en cuanto

    ente, y el ente es lo primero que cae en la concepcin del

    entendimiento. La significacin del trmino este se toma del acto de

    ser mientras que el de cosa res significa la quiddidad o esencia

    de lo que tiene ser.

    En el ente que cae bajo nuestra experiencia la quiddidad o

    esencia no da razn de que una cosa exista. Mientras para una lnea

    de pensamiento que toma su definitivo punto de arranque en

    Avicena y conduce a la metafsica esencialista del racionalismo

    moderno, se infiere de aqu la accidentalidad del ser para todo

    ente que no existe en virtud de su misma esencia, es decir, para

    todo ente no divino, santo Toms invierte la perspectiva para llegar a

    concebir precisamente la contingencia y finitud del ente desde la

    estructura compuesta por la que aquello que es Id mximamente

    formal y perfecto en la entidad, es decir, el ser, es participado en una

    esencia que viene a tomar carcter de sujeto y potencia respecto al

    acto de ser.

    Toda la metafsica de santo Toms parte de esta indita

    comprensin del ente segn la cual el ser es lo perfectsimo de

    todo, lo que se compara a todas las cosas como acto, recibido y

    participado, y que nunca es perfectible ni recipiente de

    determinaciones o perfecciones. El ser es la actualidad de todas las

    cosas, aun de las mismas formas o esencias (cf. ST I, q. 4, a. 1, ad

    3).

    Toda forma o esencia es, en cuanto tal, acto, pero en cuanto

    finita y receptiva del ser se comporta en una respectividad

    trascendental de potencia a acto anloga, pero en ningn sentido

    unvoca, con la que se da entre la materia y la forma o entre el sujeto

    substancial y sus formas perfectivas accidentales.

    La consideracin del ser como acto, y de la esencia que no

    es su ser sino que participa del ser como potencia, libera a santo

    Toms de toda tentacin de transigir con el reconocimiento de una

    materia espiritual. El papel de explicacin de la finitud que por influjo

    de Avicebrn tiene en el agustinismo la tesis de la existencia de

    materia en el espritu finito, la desempea con coherencia y ventaja

    la consideracin del ser o acto existencia! no como algo

    sobreaadido a la esencia sino como la actualidad ms ntima y

    constitutiva de toda entidad.

    El lenguaje de santo Toms es enrgico en el rechazo de

    aquella tesis ya innecesaria y sin sentido, y que adems, desconoce

    el sentido propio del trmino materia: si alguien quiere llamar

  • 18

    materia, a lo que no es materia sino acto, nadie puede impedirlo,

    como si alguien quisiese emplear el trmino piedra para significar

    lo que otros llaman hombre.

    Mientras en la ontologa esencialista, que realiza el que se

    ha dicho ser destino de la metafsica de occidente: el olvido del ser,

    ste tiende a ser excluido de la realidad, a no ser que sea exigido

    por ella como se entiende ser el caso de Dios, para santo Toms la

    esencia se dice tal por cuanto por ella y en ella el ente tiene que ser

    (De ente et essentia, c. 1).

    La esencia en cuanto tal no pone el ser, antes se constituye

    y esencializa desde el ser mismo del ente. No se trata de la

    recusacin de la lnea ejemplar, sino de la afirmacin de la mxima

    esencialidad y ejemplaridad del acto del ente que es el ser.

    La escolstica de santo Toms

    Precedido por su maestro san Alberto Magno, santo Toms

    desarrolla la doctrina de los conceptos trascendentales, de los que

    en algunos pasajes enumera seis: ens, res, unum, aliquid, verum,

    bonum, mientras que en otros, sin duda por el carcter reductivo del

    trmino res significativo de la esencia, y por el carcter consecuente

    al unum del trmino aliquid, reduce a cuatro en su orden de

    objetivacin ontolgica, segn el cual lo uno sigue al ente, mientras

    que funda el concepto de verdadero, que a su vez precede y

    fundamenta el de bien.

    El trmino verdadero tiene su primaria acepcin por

    referencia al trmino inmanente al entendimiento por el que se ma-

    nifiesta y juzga en conformidad con lo que el ente es.

    Pero santo Toms no entiende como originario y radical lo

    verdadero que est en el entendimiento, sino que fundamenta que

    esta verdad que est en el entendimiento consista en el juicio,

    en la pertenencia de esta manifestacin del ente a la esencia

    verdadera del entendimiento en cuanto cognoscente (ST I, q. 14, a.

    2, c.). Y concibe la verdad trascendental como la entidad misma por

    s adecuada a ser conocida y en s misma fundante del pensamiento

    que manifiesta y declara el ente. El conocimiento es efecto de la

    verdad (De veritate, q. 1, a. 1, c.). La ontologa del bien desarrolla,

    enriquece y sintetiza la herencia de san Agustn y la del pseudo

    Dionisio con la metafsica centrada en la comprensin del ser como

    acto.

    El bien es difusivo de s mismo. Si puede concederse por lo

    mismo su primaca en la lnea de la causalidad, no tiene sentido

    poner esta primaca en un sentido absoluto, ni colocarlo ms all de

    las esencias. El bien no est fuera del ente ni sobre l, ya que su

    difusin es la perfectividad misma de lo perfecto y actual. Es de la

    naturaleza del acto que se comunique a s mismo (De pot. n, a.) y

    as la habitud de perfectividad que define formalmente el bien se

    fundamenta y constituye desde la actualidad misma del ente. Bueno

    es lo perfectivo a modo de fin y segn su ser, y no slo segn la

    esencia inteligible al modo de lo verdadero.

  • 19

    La metafsica del bien difusivo no tiene en el pensamiento de

    santo Toms un carcter secundario o sobreaadido. Definir el bien

    como aquello a que todas las cosas tienden, porque toda las cosas

    apetecen su perfeccin, no slo no se contradice antes implica

    definir lo apetecible como lo perfecto, que es, por s mismo y en

    virtud de su comunicatividad, perfectivo de aquello que tiende a su

    participacin. La naturaleza comunicativa del bien es puesta por

    santo Toms en el punto da partida de la doctrina sobre la creacin

    (cf. i, q. 19 y 44) y utilizada como idea directiva y nuclear tambin en

    la teologa sobre las procesiones trinitarias, en las que se identifican,

    sin yuxtaposicin ni complejidad, esta concepcin heredada de la

    patrstica griega con la va constituida por la metafsica agustiniana

    del espritu. Precisamente su concepcin del ser del ente como acto

    y la definicin de los grados de participacin en el ser como consti-

    tutivas de los grados o niveles de perfeccin el vivir es cierto ser

    perfecto, y la naturaleza cognoscente no se aade a la entidad del

    ente sino que se constituye como un plenario y supremo grado de

    participacin en el ser y en el vivir libera en santo Toms la idea

    neoplatnica de la difusin del bien de todo emanatismo racionalista,

    que lleva a comprender la causacin de lo mltiple desde lo uno

    como una deduccin esencial y necesaria.

    La metafsica del ser es as, en santo Toms, instrumento de

    la afirmacin de la contingencia de lo finito y de la libertad del acto

    creador de Dios.

    El sentido de los trascendentales se interpreta en el

    pensamiento de santo Toms por la doctrina de la analoga. La

    polmica ulterior y el prestigio de Cayetano hicieron que durante

    mucho tiempo se atendiese demasiado exclusivamente a la llamada

    analoga de proporcionalidad. Santo Toms evidentemente utiliza

    adems la analoga de atribucin o de proporcin, e incluso

    aparece sta como predominante en los pasajes de la Summa

    Theologica de la Summa contra Gentes en que trata del significado

    analgico de los trminos predicados respecto de Dios y de las

    criaturas.

    La radical exclusin de la proporcin en el clebre pasaje De

    veritate, q. 2, a. 11), en que se bas Cayetan oen su De nominum

    analoga no parece que pueda ignorarse, pero es tambin clara la

    presencia y el predominio de la atribucin en los pasajes antes

    aludidos.

    Creemos que puede comprenderse unitariamente su

    doctrina sobre la analoga si se tiene en cuenta el carcter teolgico

    y descendente de los pasajes en que se presenta a Dios como el

    primer analogado en la lnea de la atribucin.

    En el horizonte de la objetivacin ontolgica y en el punto de

    partida del ascenso al conocimiento de Dios como causa del ente, es

    obvio por el contrario que la primaca de la atribucin que puede

    concederse deducida y virtualmente implicada en la proporcionalidad

    misma del objeto trascendental no podra ser concedida por santo

    Toms sin desmentir el sentido mismo de su metafsica para la que

  • 20

    Dios no es objeto inmediato o sujeto propio, sino el ente mundano.

    Con esta precedencia de la analoga de proporcionalidad en

    el contenido objetivo de los trascendentales se relaciona la

    posicin constante de santo Toms: reconocer una intrnseca y

    diversa perfeccin trascendental en el ente creado mismo, en cuyo

    conocimiento se fundamenta la ulterior afirmacin de su

    dependencia y efectuacin respecto de Dios como causa primera.

    De la verdad y del bien as entendidos dir santo Toms que se dan

    intrnsecamente en los entes creados, y no ya denominativamente

    desde una verdad primera nica. Pero dir tambin que la entidad,

    verdad y bien son en s mismas y en cuanto tales diversas segn su

    razn. Por esto se explica que deduzca santo Toms la dependencia

    y la abaliedad (propiedad de ser ab alio) del ente creado de su

    estructura compuesta que lo patentiza intrnsecamente como

    partcipe del ser y como no siendo ente por s mismo (cf. ST I, q. 44,

    a. 1, c., ad 1).

    El ascenso racional a Dios. Su esencia y atributos

    La posicin de san Anselmo, entendida como la tesis de que

    la existencia de Dios es conocida al modo de un primer principio

    evidente por s, es rechazada en virtud de una doble lnea de

    argumentos.

    Nosotros no conocemos lo que Dios es. Quien captase en s

    la esencia de Dios ciertamente no podra dudar de su existencia.

    Pero Ni el infiel ni el creyente conocen qu sea Dios, aunque uno y

    otro alcancen de algn modo a conocerlo (ST I. q. 13, a. 10, ad 5).

    Lo que prueba contra san Anselmo el carcter no totalmente

    equvoco del trmino Dios al ser utilizado por los no creyentes. Slo

    conocemos verdaderamente a Dios cuando creemos que est por

    encima de todo lo que podemos pensar (i CG c. 4).

    Pero tampoco sera suficiente conceder que todos los

    hombres forman un concepto de Dios como del ente omniperfecto

    para verse obligado a inferir inmediatamente la evidencia de que

    Dios existe. La prueba anselmiana slo sera concluyente supuesta

    la demostracin de la necesidad de que exista en la realidad de las

    cosas una naturaleza suprema y omniperfecta (cf i CG c. 11). Una

    evidencia ontolgica sobre la realidad de las cosas tiene sentido

    en la comprensin metafsica de santo Toms desde la inteleccin

    de lo que tiene ser, pero nada podra afirmarse ni sobre las cosas

    mundanas ni sobre las cosas divinas que posibilitase la afirmacin

    del acto de ser en virtud de la inteleccin de la esencia.

    Por esto las cinco vas ascendentes por las que es

    demostrable que Dios existe (cf. ST I, q. 2, a. 3), no tienen su punto

    de partida en el orden de las esencias al modo como lo hara la

    metafsica esencialista de Duns Escoto sino que arrancan de

    puntos de partida fcticos y existenciales, y alcanzan a concluir con

    carcter absoluto en la afirmacin del primer motor inmvil, de la

    primera causa incausada, del ente por s necesario, de lo

    mximamente perfecto causa de todo ser y perfeccin, y de la

  • 21

    inteligencia suprema ordenadora, en virtud de la formalidad

    ontolgica de los primeros conceptos y principios bajo los que se

    subsume el dato de experiencia.

    Por esta razn es claro que toda la prueba de Dios se mueve

    en el plano metafsico, y la primera va supera en el contexto de la

    sntesis el horizonte fisiolgico de un aristotelismo naturalista.

    Ninguna va abandona la lnea de la eficiencia, aunque la causalidad

    ejemplar y final son tenidas en cuenta.

    La va tradicional de la verdad eterna no hubiera podido ser

    asumida por santo Toms en sus presupuestos iluministas y su

    ambientacin en el idealismo platnico. La verdad de los inteligibles

    no es otra cosa que la verdad del entendimiento. Y as si ningn

    entendimiento fuese eterno no habra ninguna verdad eterna (ST I,

    q. 16, a. 7 c.).

    Este principio, expresivo de la primaca del espritu

    subsistente, sobre cualquier inteligibilidad que pretendiese consistir

    por s como esencialidad intuible frente a la inteligencia, divina o

    creada, cancela la va en su estricto sentido tradicional.

    Evidentemente la cuarta va asume la ejemplaridad de lo

    mximamente verdadero como causa de toda verdad en las cosas y

    en el entendimiento, pero no puede verse en ella una reasuncin de

    un ideal-realismo platnico.

    El ascenso, demostrativo de que Dios existe, conduce en el

    plano racional a algn conocimiento de la esencia de Dios; aunque

    de Dios ms propiamente sabemos lo que no es que lo que es,

    nuestra teologa filosfica no es meramente negativa. Todos

    nuestros conceptos sobre Dios tienen su punto de partida en el

    conocimiento de los entes creados y no alcanzan a Dios sino por va

    de causalidad, pero los atributos positivos y substanciales no

    dicen meramente que Dios sea la causa totalmente desconocida de

    las perfecciones que vemos en las cosas del mundo. El agnosticismo

    de Maimnides tiene que ser rechazado, ya que de otra manera nos

    moveramos en la pura equivocidad y en definitiva podramos

    indistintamente decir que Dios es espritu o que es corpreo, por ser

    la causa de lo espiritual y de lo corpreo en lo creado (cf. i CG c. 33).

    La infinidad y simplicidad de Dios impide reconocer una

    distincin real entre los contenidos significados por los distintos

    nombres divinos. Pero tampoco hay que afirmar la estricta

    sinonimia entra ellos, supuesto que su punto de partida en las

    criaturas fundamenta la distincin entre las perfecciones significadas.

    Esto no obsta a la simplicidad afirmada del ser de Dios precisamente

    por el carcter analgico con que se predican respecto de Dios y de

    las criaturas.

    Aunque santo Toms no formula nunca de intento un criterio

    de seleccin de los nombres divinos se puede resumir

    adecuadamente su pensamiento, no con el trmino tardo de las

    perfecciones puras opuestas a las perfecciones mixtas, sino

    entendiendo que se predican de Dios positiva y substancialmente los

    trminos que significan perfeccin en sentido simple y absoluto,

  • 22

    removidas las condiciones de composicin y finitud con que se

    encuentran en lo creado.

    Trascendentales, grados de perfeccin de ser, y actos

    inmanentes propios de la vida del espritu se incluyen as en el

    elenco de lo que se predica propiamente de Dios. En definitiva todo

    aquello que ms propiamente conviene a los entes espirituales que a

    los corporales se dice de Dios propsimamente (De Veritate, q. 4, a.

    1, sed contra).

    Acepta la enseanza tradicional que interpreta el texto Yo

    soy el que soy como una definicin de la naturaleza divina. Pero a

    diferencia de san Buenaventura no lo considera, en el mismo sentido

    que el expresado en el Itinerario de la mente a Dios, el nombre

    primario de Dios. El trmino Dios, que designa la naturaleza

    suprema que gobierna el mundo apuntando misteriosamente ms

    all del alcance de todo saber metafsico humano, significa ms

    propiamente el ser de Dios que el trmino el que es, que slo

    puede ser presentado como el ms propio nombre divino en cuanto

    a su punto de partida en la inteligibilidad de lo concebible por el

    hombre, pero no en cuanto a su intencin significativa. Dios est

    ms all de la entidad metafsicamente concebida (cf. ST I, q. 13, a.

    11, ad 1).

    En una sistematizacin teolgica se expresan no obstante

    las conexiones deductivas, formalmente metafsicas, por las que los

    atributos divinos explicitan la omniperfeccin divina definida en la

    subsistencia del acto de ser. Siguiendo al pseudo Dionisio y a

    diferencia de san Agustn se afirma la mayor perfeccin, en su propia

    lnea esencial y en el plano de las distinciones de concepto, del ser

    sobre la vida, y de la vida sobre la misma inteligencia o sabidura (cf.

    ST I, q. 4, a. 2, ad 3; CG i, c. 28).

    Dios y el mundo creado

    La creacin del mundo en el tiempo no es racionalmente

    demostrable con razones apodcticas (cf u CG c. 38). Como se

    patentiza no obstante en el punto de partida de la tercera va, es

    razonablemente aprehensible la contingencia del ente mundano que

    conduce a afirmar su efectuacin por la causalidad creadora. Ms

    an, la creacin es concebida como la misma dependencia del ente

    creado del principio por el que es constituido (CG u, c. 18) hasta tal

    punto se implica necesariamente en el carcter de la entidad

    participada su dependencia de la causa que le pone en el ser.

    La ciencia de Dios es causa de las cosas en cuanto tiene

    unida a s la voluntad. El ejemplarismo de las ideas divinas es

    liberado por santo Toms de todo vestigio de independencia de un

    mundo inteligible. Las ideas divinas son la misma esencia de Dios en

    cuanto est en su mente conocida como participable

    multiformemente. Supuesta su metafsica del conocimiento y la

    recepcin de la temtica aristotlica sobre la subsistente inteleccin

    de la inteleccin, la teora de las ideas se hace compatible con la

  • 23

    omnmoda simplicidad y con la afirmacin de Dios como fuente de

    toda entidad creada.

    De la dependencia en el orden entitativo se sigue tambin la

    dependencia en el orden operativo. El gobierno de Dios alcanza

    todos los modos y diferencias del ente y ninguna causa segunda

    natural o libre se acta desde su potencialidad ni comunica el ser a

    su efecto sino en cuanto obra por la virtud divina (cf. De pot. q. 3, a.

    7, c.).

    El fin de la creacin no es otro que la difusin del bien divino

    participado por semejanza por las criaturas. Todo ente apeteciendo

    su propia perfeccin apetece a Dios, y en tanto apetece su propia

    perfeccin en tanto es semejanza de la bondad divina, y no a la

    inversa (cf. ST I, q. 19 y 44).

    Por esto hay que negar el error de quienes excluyen la

    actividad propia de las causas segundas a pretexto de sostener la

    primaca de la causalidad divina. Siendo propio de lo bueno causar

    lo bueno, es propio del sumo bien causar lo ptimo. Pero es mejor

    que el bien de uno sea comunicado a muchos y no slo a s propio...

    Dios comunic a las cosas creadas su bondad de manera que cada

    una de ellas pudiese trasfundir a otra lo que recibi. Negar sus

    propias acciones a las cosas es, pues, negar la bondad divina (CG

    ni, c. 69).

    Slo las criaturas racionales son por s intentadas en el

    universo, y todas las dems cosas en razn de ellas. El fin ltimo

    del mundo coincide pues en las criaturas con la felicidad de los seres

    racionales, que santo Toms, ciertamente en la lnea del

    intelectualismo aristotlico, pero de un modo plenamente sintetizado

    con la concepcin contemplativa de san Agustn, e incluso, ms

    radicalmente, con el tema evanglico del testimonio de la verdad

    como fin de la misin del Verbo, define como no siendo otra cosa

    sino la verdad. Es necesario que la verdad sea el fin del universo

    (CG i, c. 1).

    Estimulado por la vigencia contempornea del maniquesmo

    ctaro, santo Toms elabor con estricta fidelidad a la doctrina de

    san Agustn, cuya doctrina sobre la naturaleza del bien es uno de los

    ncleos fundamentales de su sntesis, la doctrina sobre el mal y su

    permisin en el universo por la providencia divina. La causalidad

    deficiente que explica la posibilidad del mal en la libertad finita es

    expuesta magistralmente tambin en coherencia con la misma

    tradicin agustiniana.

    La vida moral

    La psicologa aristotlica de las pasiones y la doctrina tica

    de las virtudes morales e intelectuales no slo es expuesta de-

    talladamente por santo Toms en el Comentario a la tica a

    Nicmaco, sino que penetra el desarrollo total de la segunda parte

    de la Summa Teolgica.

    La tica y psicologa aristotlicas, al ser asumidas en una

  • 24

    perspectiva teolgica a la que no se podra acusar en modo alguno

    de minimizar la primaca agustiniana de la gracia, consiguen una de

    las sntesis ms vigorosas de la historia del pensamiento cristiano.

    Tambin el aristotelismo sirve aqu a la fe para conseguir una visin

    profundamente humana en que se salvaguardan todas las

    dimensiones intelectuales y afectivas de la naturaleza.

    El ejemplarismo moral de san Agustn queda aceptado en

    cuanto a su fundamentacin trascendente, al presentarse la ley

    natural impresa en la mente humana como una participacin de la

    ley eterna. Pero liberando el conocimiento de los preceptos de la ley

    natural de todo extrinsecismo iluminista, se sostiene la

    correspondencia entre los preceptos naturalmente conocidos por la

    sindresis con las inclinaciones propias de la naturaleza humana:

    Segn el orden de las inclinaciones naturales es el orden de los

    preceptos de la ley natural (ST 1-11, q. 94, a. 2, c.). Una moral

    plenamente teocntrica no podra ser as acusada de heteronomia

    extrinsecista.

    El reconocimiento del carcter natural de lo corpreo y

    sensible explica tambin toda superacin de contaminacin estoica

    en el espiritualismo cristiano. Las virtudes morales moderan las

    pasiones desordenadas por exceso, pero por lo mismo son ellas

    mismas causa en la vida humana de las mismas pasiones en el caso

    de su deficiencia, es decir: la virtud modera las pasiones

    desordenadas y causa las pasiones moderadas (ST I, q. 49, a. 5,

    ad 2).

    La filosofa jurdica y poltica de santo Toms se desarrolla

    en torno a la idea de la justicia legal recibida de Aristteles y al

    concepto agustiniano del orden. La conocida definicin de la ley

    cobra su sentido sobre estos supuestos por cuanto el bien comn,

    respecto al cual es la ley ordenacin racional de las actividades de

    los que forman parte de la comunidad, es concebido no comn con

    comunidad genrica o especfica, sino con comunidad de causa

    final (ST I-ir, q. 90, a. 2, ad 2). El bien comn es el fin comn a que

    se inclinan intrnsecamente los hombres que conviven ordenados

    bajo la ley. Y este fin comn a que tiende cualquier ley es definido

    por santo Toms como la amistad entre los seres personales. A

    esto tiende toda ley, a que se constituya la amistad, ya sea entre los

    hombres entre s, ya entre los hombres y Dios (ST I-II, q. 99, a. 1

    ,ad 1). Esta idea clave hace su filos poltica plenamente coherente

    con su visin personalista y te cntrica del universo.

    III. DIFUSIN DE LAS DOCTRINAS DE SANTO TOMS

    La obra teolgico-filosfica de santo Toms de Aquino ocupa

    en la historia de la escolstica un puesto singular: en unidad con un

    pensamiento teolgico profundamente fiel a san Agustn en

    algunos puntos centrales santo Toms es ms agustiniano que san

    Buenaventura es incluso en lo metafsico el que conserva con

    mayor fidelidad entre todos los escolsticos aristotlicos la herencia

    del platonismo cristiano de san Agustn. Precisamente la reaccin

  • 25

    del agustinismo posterior frente al tomismo haba de producir una

    serie sucesiva de momentos de desplatonizacin de la tradicin

    agustiniana.

    La sntesis de santo Toms de Aquino es as ms platnica

    que la de Duns Escoto, Ockham o Surez. Se presenta pues en la

    historia de la escolstica como un sorprendente momento de

    equilibrio y armona. A sta haba de servir la originalidad profunda

    de su metafsica del ser. El aristotelismo de su maestro Alberto

    Magno es ontolgicamente aviceniano, mientras que la concepcin

    tomista del ser como acto si se libera por una parte de la va

    esencialista ofrece la posibilidad de integrar el aristotelismo en el

    contexto de una metafsica de la participacin. En este sentido es no

    slo el ms platnico de toda la historia ulterior de toda la escolstica

    aristotlica, sino tambin el que en toda la tradicin del aristotelismo

    ha conseguido librar a ste del riesgo de constituirse en un sistema

    cerrado naturalista e inmanentista.

    La profunda renovacin que la sntesis de santo Toms

    aportaba a la ciencia sagrada y a la filosofa cristiana explican que su

    difusin se viera acompaada de reacciones hostiles que vean en

    ella un sistema paralelo al del averrosmo, o, por mejor decir, que

    consideraban incompatibles con la tradicin teolgica algunas tesis

    del aristotelismo tomista.

    La condenacin antiaverrosta de 1270 por parte del obispo

    de Pars Esteban Tempier, alentada por el agustinismo de los

    telogos del clero secular y de la escuela franciscana, se refera

    tambin a tesis tomistas como la unidad de forma en el hombre y la

    indemostrabilidad racional de la temporalidad del mundo. Esta

    intencin hostil a la nueva escolstica se revela todava ms en la

    condenacin de 1277. Se escogi la fecha de 7 de marzo, tercer

    aniversario de la muerte del hermano Toms para un acto que se

    refera a 219 proposiciones, en su mayora averrostas, pero entre

    las que se incluan tambin, con las tesis antes aludidas, las

    referentes a la doctrina tomista sobre la individuacin por la materia,

    que se consideraba incompatible con la inmortalidad personal del

    alma humana.

    No slo los telogos seculares de Pars y los franciscanos se

    contaron entre los adversarios de la escolstica aristotlica. En la

    misma orden de predicadores se mantuvo en ciertos sectores la

    posicin de la antigua escolstica. Y se exacerb la hostilidad a la

    obra de san Alberto de Colonia y de santo Toms de Aquino. Los

    dominicos ingleses, en especial los maestros de Oxford, cuentan

    entre los adversarios en los que la tradicin agustiniana se endurece

    hasta plasmarse en el agustinismo definitivamente antitomista.

    Casi simultneamente con la condenacin formulada en

    Pars por Esteban Tempier, el arzobispo de Canterbury, Roberto

    Kilwardby, dominico, reiteraba el 18 de marzo de 1277 aquella

    actitud condenatoria insistiendo especialmente contra el

    hilemorfismo antropolgico. Su sucesor en la sede fue Juan

    Peckham, franciscano, heredero de la tradicin de san Buena-

  • 26

    ventura, que exacerb su antitomismo, y renov los juicios

    condenatorios contra santo Toms en 1284 y 1286.

    En su carta al obispo de Lincoln, a que hicimos referencia en

    el captulo anterior, el arzobispo franciscano define las tendencias de

    esta actitud: Rechazamos las novedades profanas del lenguaje,

    que en los ltimos veinte aos se han venido introduciendo hasta lo

    ms ntimo de la teologa, que son contrarias a la verdad filosfica y

    en evidente menosprecio de las afirmaciones de los santos. Cul sea

    la doctrina ms sana y slida, si la de los hijos de san Francisco, es

    decir, la de lo hermanos Alejandro y Buenaventura de santa

    memoria, y los dems de su escuela, que apoyan sus doctrinas en

    ion santos y filsofos, o aquella otra ms reciente o casi contraria en

    todo, que pone en duda y llega a privar de su fuerza cuanto ensea

    san Agustn sobre las normas eternas y la luz inconmutable, ...que lo

    examinen los antiguos en quienes reside la sabidura, y que lo vea y

    reprenda el Dios del cielo.

    Algn testimonio de fines del siglo XII habla ya, no obstante,

    de la utilizacin del ttulo de doctor comn aplicado por muchos a

    santo Toms de Aquino. Su autoridad, en efecto, se haba extendido

    entre sus hermanos en religin, pero sera un grave desenfoque

    histrico el atribuir a los siglos medievales la primaca que en la

    teologa y filosofa cristiana lleg a tener santo Toms, y que es un

    hecho posterior y moderno. La orden de predicadores, ciertamente,

    en un captulo general reunido en Zaragoza en 1309 estableci el

    carcter normativo de la enseanza de las doctrinas de Toms. Pero

    todava durante el siglo XIV se mantena en un sector de la orden la

    posicin antigua y las doctrinas y actitudes del agustinismo.

    En la historia de la difusin del tomismo ocupa un lugar

    especial Egidio Romano (1247-1316), que en la orden de ermitaos

    de san Agustn introdujo las nuevas tendencias aristotlicas y

    reaccion contra la hostilidad de los agustinianos afirmando la

    oposicin a la fe cristiana de la tesis de la pluralidad de formas en el

    compuesto humano.

    Egidio Romano no ha de ser considerado no obstante como

    un tomista. Adems de profesar algunas doctrinas tradicionales,

    como la de las radones seminales, e introducir una correccin al

    ejemplarismo, de signo voluntarista, difiere tambin de santo Toms

    precisamente en su modo de concebir la distincin entre la esencia y

    la existencia. Su terminologa, que distingue del esse essentiae, el

    esse existentiae, que sirvi histricamente para plantear el carcter

    real de la distincin, se mueve en el fondo en una lnea diversa de

    la ontologa de santo Toms al obscurecer la concepcin del ser

    como acto del ente y actualidad entitativa de la misma esencia.