HISTORIA ANTIGUA DE EUROPAmayores.uji.es/images/stories/2010/apuntes/investigacion... ·...

42
HISTORIA ANTIGUA DE EUROPA DOMÍNGUEZ BLASCO, JOSEP VICENS GARCÍA ROJO, MANUELA GONZÁLEZ GÓMEZ. CELIA GONZÁLEZ LÓPEZ, MIGUEL OBIOL CAMÓS, CONCEPCIÓN PRADES ROYO, Mª ISABEL TORRES PAUNER, MARÍA SEU DEL NORD CURSO 2010-2011

Transcript of HISTORIA ANTIGUA DE EUROPAmayores.uji.es/images/stories/2010/apuntes/investigacion... ·...

HISTORIA ANTIGUA

DE EUROPA

DOMÍNGUEZ BLASCO, JOSEP VICENS

GARCÍA ROJO, MANUELA

GONZÁLEZ GÓMEZ. CELIA

GONZÁLEZ LÓPEZ, MIGUEL

OBIOL CAMÓS, CONCEPCIÓN

PRADES ROYO, Mª ISABEL

TORRES PAUNER, MARÍA

SEU DEL NORD

CURSO 2010-2011

Í N D I C E

1. INTRODUCCIÓN . . . . . . 5

1.1. Europa y sus orígenes

1.2. Europa en sus contornos

2. PERIODOS . . . . . . 8

2.1 Protohistoria

2.2 Edad Antigua

Antigüedad clásica

La llegada de los indoeuropeos

Lenguas indoeuropeas

Pueblos indoeuropeos

Antigüedad tardía

Distintas interpretaciones

El inicio del proceso

3. LA SUPREMACÍA DE GRECIA . . . . . . 19

3.1 La vida en Grecia

3.2 Los grupos jurídicos

3.2.1 Los ciudadanos

Requisitos para ser ciudadano

Causas de usurpación de la ciudadanía

3.2.2 Extranjeros

Próxeno

Meteco

Inferiores libres

  2

3.2.3 Esclavos

Khôris oikous

Manumisiones

3.2.4 Entre los libres y los esclavos

3.2.5 Sexo y edad

3.3 El mundo rural

Las clases dirigentes

Las pequeñas explotaciones

Esclavos y obreros agrícolas

Comercialización de productos agrícolas

3.4 Los Productos

El vino

El aceite

Los textiles

3.4.1 Los alfareros

3.4.2 El trabajo del cuero y los metales

3.5 Las minas

3.6 Las obras públicas

3.7 Profesiones liberales

4. EL DOMINIO DE ROMA . . . . . . . 28

4.1 La expansión de Roma

4.2 El Imperio Romano

4.3 Tipo de sociedad romana

4.3.1 La plebe

4.3.2 La esclavitud

Humanización del trato del esclavo

Condición jurídica del esclavo

  3

Extinción de la esclavitud

4.3.3 Libertos y Patronato

4.4 La aristocracia municipal y provincial: los Decuriones

4.5 Las ciudades en el alto Imperio y su trazado urbano

4.6 La religión oficial y las religiones populares

4.7 El culto imperial

5. PUEBLOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA . . . . . 35

5.1 Los Iberos

5.2 Pueblos peninsulares no ibéricos

Fenicios

Griegos

Cartagineses

Conquista romana

6. CONCLUSIONES . . . . . 39

7. BIBLIOGRAFÍA . . . . . 41

8. IMAGEN . . . . . 42

  4

1. INTRODUCCIÓN

Europa y sus orígenes Resulta siempre útil remontarse a los orígenes, pues, aunque las realidades

cambian, en los mitos fundacionales podemos recuperar conceptos que permiten ilustrar

las ideas que encierran esos conceptos.

Europa ha buscado en el mito explicar sus orígenes tanto en Grecia como en

Roma y en ambas culturas encontramos referencias simbólicas que se han asentado en

el imaginario europeo. Ya, para Hesíodo en su Teogonía, Europa, metafóricamente, se

nos presenta como una Europa divinizada, junto a sus hermanas las Oceánidas,

descendiente de Océanos y Tetys, y que con la connivencia de los Ríos y de Apolo,

alimenta la juventud de los seres encarnados. Más tarde, con Moscos en el siglo II de

nuestra Era, va alcanzando figura humana, y se afianza en el mito con Ovidio Nasón en

su Metamorfosis, donde en treinta y dos versos recoge el “Rapto de Europa”.

La historia mítica comienza en Creta, donde recala el toro Zeus llevando en su

grupa a la doncella Europa que acaba de raptar en las costas de Fenicia. Sin embargo,

para la narración de Ovidio, la raíz de la estirpe europea habrá que buscarla en el padre

de Europa, el rey Agenor, rey de Fenicia, de la dinastía de los Labdácidos descendientes

de Labdacos, rey de Tebas, de la Tebas griega. Fenicia se encuentra, por tanto, detrás de

la mitología europea, como queriéndonos indicar Ovidio, que una corriente civilizatoria

llega a nuestro continente desde aquellos lares. No obstante, en el mito también

podríamos encontrar reminiscencias de Egipto, como nos lo indica Victor Berard, que

reconoce los mismos iconos del mito latino en tradiciones egipcias, relatadas en el Libro

de la Oculta Morada, donde se nos habla de una diosa, la Bella Amenti que vive junto al

toro del Amenti en el poniente, donde el sol se oculta, como un psicopómpico destino

que representa la última morada.

De la unión entre Zeus y Europa nacerán Minos, Radamanto, Eaco y Sarpedón

y, con excepción del primero que se afinca en Creta, Radamanto se dirige a las islas

Cícladas, Eaco gobernará las islas de Egira y Sarpedón las tierras de Licia.

Durante la infancia de Minos, Asterios, será el primer rey de Creta, quien pondrá

en marcha un nuevo modelo de cultura y civilización en un continente yermo que

tomará el nombre de Europa.

  5

Más allá de estas reflexiones, podríamos columbrar que si para el mito, la raíz de

Europa está en Oriente, su tronco se encuentra en el Mediterráneo, y colegir que los

cuatro hijos de Europa podrían representar corrientes de poblaciones que se han ido

asentando en la cuenca del Mediterráneo. Si bien, para nuestro escarnio intelectual,

habrá que asumir con Herodoto que “ningún mortal puede pretender conocer algún día

su verdadero significado”, pues tal resulta lo incógnito del mito para la razón de los

seres humanos.

No está claro de donde proviene etimológicamente el término Europa. Para

algunos podría encontrar su origen en la raíz celta vrab que daría lugar al término

Occidente; para otros la terminología semita (que ha sido la más aceptada) basada en la

raíz ereb de donde se deriva el término noche, en probable conexión con el término

griego erebeo que encierra los conceptos de oscuridad o mejor, también, de ocaso.

Aquellas tierras de Occidente donde el sol se pone y que se ajusta

geográficamente, mejor, a la geometría del mito que parece describir una corriente

cultural que viene de Oriente hacia Occidente; y que en árabe correspondería a la voz

gharb que indica la región oscura donde el sol se pone en occidente.

Nada seguro, en Europa, siempre especulando…

Europa en sus contornos

Cabe preguntarse cuál es la dimensión geográfica de Europa, dónde comienza o

dónde termina. Con cierta ironía, pero con razón, se ha dicho por Ricardo Coudenhove-

Kalergi que Europa es una pequeña península del continente Euroasiático, y sobre esta

misma idea reflexiona Gonzague de Reynold, cuando al preguntarse ¿qué es Europa?, se

responde, “una prolongación de Asia, pero a cambio de ello, posee una unidad de

estructura y de carácter” (Gonzague de Reynold, 1947, 28).

Europa ha tenido de manera habitual un componente socio-político más que

geográfico, y en definitiva, quizás, en esencia, se acerque más a lo que apuntara Dennis

de Rougemont que consideraba a Europa “ante todo una cultura”, o el mismo

Coudenhove-Kalergi al decir que “el concepto de Europa puede expresarse como una

combinación de elementos políticos y culturales”.

Los contornos de Europa se dibujan desde el océano Atlántico, el mar

Mediterráneo y el mar Negro por una parte, el océano Glacial Ártico por otra, quedando

entonces indefinidos los límites con Asia donde los geógrafos optaron por un límite

  6

convencional apoyando la línea divisoria en los montes Urales aunque éstos se hallan en

pleno continente asiático. Si bien la geografía ha sido clara en sus límites “peninsulares”

no ha sido tan clara en sus límites “continentales” hacia el Este pues ha sido la política

la que les ha "desplazado continuamente del Rhin a los Urales,del Adriatico al Caspio"

( Coudenhove-Kalergi, 2002, 24)

Si como vimos, la Europa del mito resulta ambigua e inquietante, la Europa

geográfica se nos presenta elástica y, a veces, hasta indefinida, no digamos entonces, su

alcance cultural, pues su “impronta civilizatoria” se ha ido desplazado en sucesivos

avances desde el Mediterráneo hacia el corazón del continente, en Centro-Europa, para

luego expandirse más allá de sus contornos en un proceso entrópico de la mano de

navegantes, descubridores, aventureros que fueron dejando esa impronta europea en los

más recónditos parajes de la tierra.

No en vano, nos recuerda Oscar Halecki, que esto es tan así, que “no sería

exageración llamar al hemisferio occidental como un todo, una nueva Europa, del

mismo modo que una pequeña parte de las colonias inglesas se denomina Nueva

Inglaterra y muchas ciudades americanas recibieron el viejo nombre europeo que añadió

la palabra nuevo o nueva”; (Halecki, 1958, 94) al punto que Luis Díez del Corral dijera

con cierto pesimismo que “estamos en trance de empequeñecernos mientras el mundo se

europeíza” (Díez del Corral, 66-67).

Desde su momento liminar en el Mediterráneo hasta su epicentro en la Europa

hanseática o gótica, el modelo greco-latino se va transformando integrándose en el

Sacro-imperio Romano-germánico con la fundamentación ecuménica del cristianismo,

pero sin perder elementos del paganismo anterior que en su pandeia, como sustrato del

pensamiento filosófico, reverbera luego en el Renacimiento. Una amalgama de

corrientes de pensamiento adoban y galvanizan el imaginario europeo con la presencia

de pueblos que llegan al corazón de Europa o a sus fronteras.

La llegada de grupos Uraloálticos, Eslavos y Germanos gesta un nuevo sistema

político-social que se aleja de los modelos greco-latinos de corte mediterráneo. Serán

los Germanos, y particularmente los grupos familiares de los Góticos, entre los que se

destacan los Ostrogodos y los Visigodos los que ocuparán, respectivamente, la

península itálica y la península ibérica, así como el grupo familiar de los Teutones que

se desparramará por los contornos de Europa rodeando a la familia gótica. Entre ellos se

destacaron los Francos, Borgoñones y Suevos en la zona norte del continente, y los

Escotos, Anglos, Sajones y Frisones en la parte insular del norte de Europa y en las

  7

costas escandinavas, para cerrar el círculo los Vándalos en el norte de África y en las

islas del Mediterráneo occidental.

Es lo que Luis Racionero bautizó como los “bárbaros del norte”, frente a lo que

él considera la “civilización mediterránea”. Todo acabó para el Mediterráneo cuando los

cascos de los caballos de Alarico se pasearon a sus anchas por la inviolable y mítica

ciudad de Roma. El destino de Europa estaba dando un giro.

La enigmática Tartesos, también, nos recuerda tiempos de esplendor, pues allí,

otra vez, en la Ora Marítima de Avieno (Rufo Festo Avieno poeta latino del siglo IV de

nuestra era) volvemos a reencontrar las raíces fenicias y modelos culturales egipcios en

la zona meridional de Europa, y luego los Iberos, los Romanos y más tarde los Árabes.

Tengamos presente que hoy podemos frecuentar la lectura de los clásicos gracias a los

traductores árabes que los rescataron de textos tardo-romanos y a la habilidad de los

amanuenses medievales que, con preciosismo, lograron traducirlos de nuevo al latín y

más tarde a los idiomas romances.

2. PERIODOS

2.1 PROTOHISTORIA

Hace alrededor de 40.000 años hace aparición repentinamente sobre la superficie

de nuestro continente un tipo humano del que hasta ese momento no se ha tenido

noticia. Su aparición casi simultánea por toda la superficie de Europa al sur del frente

helado de los glaciares, o quizás su prodigiosamente rápida expansión, plantea en la

actualidad incógnitas muy difíciles de resolver. Estos hombres, diseminados por

vastísimos espacios, son portadores de una cultura material asombrosamente

homogénea, que la arqueología conoce como Auriñaciense.

A. Romualdi (2002, 35-6) describe así los milenios que siguen a la llegada del

hombre a Europa: “Durante decenas de miles de años una profunda cubierta de hielo se

extendió por toda la Europa septentrional, alcanzando el curso inferior del Rin y los

Cárpatos. En aquella época la Europa central era una tundra polar, mientras en la

Península Ibérica vivían grandes manadas de renos y de bisontes. Las comunidades

humanas que permanecieron en el continente se concentraban principalmente las costas

  8

atlánticas, donde el clima marítimo y la Corriente del Golfo, junto a una gran cantidad

de abrigos y cavernas, ofrecían condiciones de vida más tolerables (…) En esta eterna

estación de niebla y hielo, semejante a un día de noviembre, húmedo y frío, no lo

suficientemente gélida como para impedir la vida pero sí lo bastante como para hacerla

dura y difícil, creció un tipo humano de pigmentación débil y ojos claros, mal adaptado

a la luz y al calor del sol, pero alto, robusto, duramente seleccionado y provisto de

mesura, firmeza y tenacidad, a partir de la raza de Cromañón (…) en aquel clima de

continuo invierno, este tipo humano desarrolló las características propias de la gente del

Norte, características que encontraremos posteriormente entre los pueblos

indoeuropeos: la actitud investigadora e inventiva, una cauta prevención y unos duros

criterios selectivos”. Hacia el 20.000 B.C el complejo Auriñaciense se transforma dando

origen al periodo Solutrense, el cual se prolonga apenas durante dos milenios para dar

paso al Magdaleniense, la era del arte parietal cuaternario, que durará aproximadamente

hasta el 10.000 B.C. A partir de este momento la retirada de los hielos hacia el norte se

acelera y un milenio después el hombre se ha asentado en la zona más septentrional del

continente, es decir, el hombre moderno (Homo sapiens sapiens) apareció por primera

vez en Europa a finales del paleolítico (antigua edad de piedra). Los cazadores y

recolectores dejaron tras de sí notables ejemplos de arte rupestre (hace entre 25.000 y

10.000 años), que se han encontrado en más de 200 cuevas, principalmente en Francia y

España. Hace unos 10.000 años, al final del pleistoceno (el más reciente de los periodos

glaciales) el clima comenzó a mejorar y se aproximó gradualmente a las condiciones

actuales. Con el tiempo, los pueblos del neolítico desarrollaron economías agrícolas que

sustituyeron a la caza y la recolección. Durante el sexto milenio a.C., la agricultura y la

ganadería se extendieron a la mayor parte de Europa occidental, labores que quedaban

en manos de la mujer mientras que el hombre se dedicaba a la caza y a la pesca.

Algunas de estas culturas neolíticas, que nacieron alrededor del año 5.000 a.C.,

erigieron enormes monumentos de piedra (megalitos), bien como estructuras funerales,

bien como monumentos conmemorativos de hechos notables. El desarrollo del neolítico

temprano fue especialmente intenso en las zonas del Danubio y los Balcanes, en las

llamadas culturas de Starcevo (cerca de Belgrado, en la Serbia actual) y Danubiana. En

los Balcanes meridionales, la cultura de Sesklo (en Tesalia) había desarrollado

complejas formas protourbanas alrededor del año 5.000 a.C. Ésta, a su vez, condujo a la

cultura de Dimini (también en Tesalia), caracterizada por las aldeas fortificadas. Las

excavaciones en los Balcanes han demostrado que en la zona se utilizaba el cobre en el

  9

año 4.000 a.C. aproximadamente, durante la cultura de Vinca (alrededor del año 4.500-

3.000 a.C.). En esta época, el comercio, especialmente del ámbar procedente del mar

Báltico, adquiría cada vez más importancia. Los grandes yacimientos de cobre y estaño

de Europa central (Bohemia) permitieron el desarrollo de la tecnología del bronce

durante el tercer milenio a.C. Las tumbas aristocráticas típicas de este periodo se

cubrían con túmulos o tumuli, pero a finales del segundo milenio antes de Cristo hubo

un cambio: la cremación se convirtió en algo común, y los entierros en urnas (que

dieron paso a la denominada cultura de los Campos de Urnas) se convirtieron en una

costumbre establecida.

Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la Historia escrita del

Mediterráneo Oriental pueden ser objeto de la Protohistoria, pues las fuentes escritas

por romanos, griegos, fenicios, hebreos o egipcios, además de las fuentes arqueológicas,

permiten hacerlo.

2.2 EDAD ANTIGUA

La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el surgimiento y

desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones antiguas (siglo V a.C. al siglo

VIII d.C.).

El concepto más tradicional de historia antigua presta atención al descubrimiento

de la escritura, que convencionalmente la historiografía ha considerado el hito que

permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía

que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio

método la arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o al nivel

técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas

técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística

están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las migraciones antiguas

y su herencia en las poblaciones actuales.

Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo y lugar, unos y otros

procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana (ciudades muy superiores en tamaño

y diferentes en función a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político (palacios,

reyes), de las religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación

social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de trabajo

obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que se ha venido en

  10

llamar «revolución urbana»); nivel de desarrollo social que por primera vez se alcanzó

en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio para la constitución de las primeras

ciudades-estado competitivas a partir del sustrato neolítico que llevaba ya cuatro

milenios desarrollándose en el «Creciente fértil». A partir de ellas, y de sucesivos

contactos (tanto pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-

agrícolas o nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez

cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas: semitas,

camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros estados de gran

extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios multinacionales.

2.2.1 ANTIGÜEDAD CLÁSICA

Abarca del siglo V a.C. al siglo II d.C.

La llegada de los indoeuropeos

Las investigaciones aún no han determinado con exactitud donde se originaron

las lenguas indoeuropeas que se hablan en gran parte de Europa en la actualidad.

Algunos investigadores creen que la cultura del kurgan (túmulo), que se inició al norte

del mar Negro alrededor del año 2500 a.C., fue una primitiva cultura indoeuropea. De

acuerdo con esta teoría, en el año 2220 a.C. aproximadamente, estos indoeuropeos

invadieron y se extendieron por los Balcanes, e introdujeron los caballos en la región;

después se dispersaron por toda Europa. Por consiguiente, a mediados de la edad del

bronce los pueblos de los Balcanes y Europa central pudieron haber hablado lenguas

indoeuropeas. No obstante, y con la excepción de las civilizaciones de Creta y Grecia,

en el segundo milenio a.C., la mayor parte de Europa desconocía la escritura.

La primera civilización que maduró en Europa fue la de Creta, en el segundo

milenio a.C. llamada civilización minoica por el legendario rey Minos. Esta sociedad de

la edad del bronce controló el Egeo alrededor del año 1600 a.C. La fecha de la llegada

de los primeros invasores griegos a Grecia es poco fiable. Muchos eruditos están de

acuerdo en que fue cerca del año 1900 a.C. Hacia el año 1400 a.C. aproximadamente,

estos griegos (llamados micénicos por su principal ciudad, Micenas) habían conquistado

los dominios cretenses. La civilización micénica mantenía contactos comerciales con

Oriente Próximo y Britania. No obstante, después del año 1200 a.C., la sociedad

  11

micénica fue casi totalmente destruida debido a la invasión de los pueblos del Norte,

probablemente de griegos dorios, quienes, a pesar de tener una cultura menos avanzada,

habían aprendido a fabricar armas de hierro. El comienzo de la edad de hierro se

caracterizó por una regresión cultural.

Lenguas Indoeuropeas

Desde hace siglos la gente culta sabía que el latín y el griego eran lenguas

emparentadas entre sí, y con ello seguían la opinión ya corriente en la época clásica; la

leyenda y la superioridad literaria del griego hacían, además, de éste el padre de aquél.

Pero hace doscientos años la familia se amplió, en forma de gran fraternidad, al

incluirse en la nómina a las lenguas germánicas y al sánscrito. Fue el origen de la

lingüística comparada y de la lingüística histórica, nuevos campos que enriquecieron los

estudios filológicos. Los creadores fueron un ramillete de sabios en su mayoría alemana

(Bopp, J. Grimm, W. Humboldt, F. Schlegel) y un danés (Rask). Fueron ellos los que

hablaron por primera vez de una lengua común, anterior a las conocidas históricamente,

lengua que después de muchas vacilaciones llamaron indogermánico, indoeuropeo y

también ario. La búsqueda de ese idioma ancestral no sólo era un asunto gramatical,

sino que obligaba a preguntarse por los hombres que lo utilizaban y su lugar de origen.

Así, la filología ofreció un nuevo tema a la historia, en este caso a la

arqueología. Ya no se trataba solamente de una lengua, sino también de un pueblo. Y de

ahí que el término ''indoeuropeo'' tenga hoy ese doble significado.

La preferencia por la designación ''ario'', durante un tiempo, se justificó creyendo

que era la forma en que se llamaban a sí mismos sus hablantes (como ahora los iranios)

y la prueba estaba en que se mantenía en las ''áreas laterales'' del territorio que ocuparon

(Irán-Irlanda); el significado de ''señor'' y las teorías, entonces dominantes, de un origen

nórdico de este pueblo (rubio, alto, de ojos azules) se convirtieron en una de las

plataformas del pensamiento racista (que llegó a su extremo con los nazis). En la

actualidad sabemos que ni la correlación Irán-Irlanda es cierta, ni el lugar de partida era

el norte de Europa ni la palabra ''ario'' era indoeuropea con toda seguridad (se puede

tratar de un préstamo de una lengua semita). Así que no disponemos ya de este posible

nombre endoétnico ni de ningún otro del mismo tipo genérico.

Durante todo el siglo XIX se fue consolidando una metodología, tanto en lo

lingüístico como en la arqueología, para sentar sobre bases seguras los nuevos

  12

conocimientos. Surgió además una ciencia intermedia, la Paleolingüística o Arqueología

lingüística que alcanzó la primacía sobre las otras especialidades implicadas. El

optimismo subsiguiente a estas conclusiones llevó incluso a intentar la reconstrucción

del ''indoeuropeo'' traduciendo sencillas fábulas.

El descubrimiento sensacional de las lenguas anatolias (hitita y luvita, y sus

derivados cario, lidio y licio), que presentaban un mayor arcaísmo que el sánscrito,

revolucionó los conocimientos y trajo consigo nuevas teorías: alteración de la

cronología (que penetra más allá del II Milenio), cambios de localización del espacio

común inicial (Anatolia, Cáucaso, y, después de las investigaciones de María Gimbutas

acerca de la cultura de los ''kurganes'', las estepas del sur de Rusia, hoy todavía la

hipótesis de mayor credibilidad), y, sobre todo, aceptación de la existencia de varios

''indoeuropeos'' comunes, correspondientes cada uno de ellos al momento previo a cada

una de las migraciones.

La lingüística comparada no se ha conformado con llegar a explicar el

indoeuropeo. Partiendo de una hipótesis poco lógica, pero que se ha mantenido como

creencia firme en el ámbito judeo-cristiano, la de una primitiva lengua común de toda la

humanidad (o al menos de la raza blanca), se ha intentado, a su vez, integrar al

indoeuropeo en un conjunto mayor que agruparía, junto con él, a las lenguas semíticas y

camíticas. Hay quien ha visto paralelismos significativos con el coreano, el chino, el

aino del norte del Japón y con las lenguas polinesias, paralelismos estructurales y no

sólo de léxico (que es de fácil intercambio entre lenguas distintas). De entre todas las

propuestas, la que más fortuna ha tenido ha sido la que afirma la vinculación, en una

lengua anterior común, de indoeuropeos, semitas y camitas; por coincidir los tres en el

espacio del antiguo Mare Nostrum se le ha llamado ''nostrático'' y sus propulsores han

sido investigadores rusos. Y lo mismo que sucedió el siglo pasado con el indoeuropeo,

se ha intentado asimismo ''construir'' textos en base a lo que se supone era tal lengua.

Francisco Villar, que ya por los años 70 hizo una primera aportación de

envergadura al tema (única síntesis en español) con su libro ''Lenguas y pueblos

indoeuropeos'', parcialmente revisado ahora y, en algunos aspectos invalidado (por

aquel entonces suscribía la tesis de un indoeuropeo convergente, esto es, producto del

contacto entre lenguas vecinas, y dudaba de la existencia de la unidad previa), es, como

Rodríguez Adrados y antes Antonio Tovar, uno de los investigadores más prestigiosos a

escala internacional, y no se limita a exponer el estado de la cuestión, sino que realiza

  13

significativas aportaciones tanto en el terreno de las estructuras lingüísticas como en la

problemática indoeuropea de la Península Ibérica.

Apoyándose en las opiniones de otros investigadores actuales, que hablan de una

''vieja Europa'' para referirse a una fase (allá por el V Milenio) primigenia de expansión

indoeuropea, encuentra la clave del elemento lingüístico diferencial (respecto al

indoeuropeo ''clásico'' posterior) en el vocalismo: habría cuatro vocales, con ausencia de

las alternantes (temáticas) e/o y presencia clara de la ''a'', al revés de lo que sucedió en la

fase siguiente (tan bien representada por el griego). Esta afirmación, de base lingüística

(tras el análisis de las lenguas derivadas más antiguas), se complementa y sirve como

explicación para algo que hasta ahora carecía de ella: la abundancia de hidrónimos con

ese vocalismo en la Europa central y occidental al menos y que, a pesar de tener raíces

indoeuropeas, no encajaban en el sistema aceptado habitualmente. Como sabemos ya

que los nombres de los ríos son quizá de los que más se conservan a pesar de los

cambios lingüísticos sobrevenidos (aunque pronto dejan de ser ''parlantes'') para Villar

se trataría de un decisivo ''testigo'' de aquella lengua luego subsumida en las posteriores

fases de expansión en una variante nueva del indoeuropeo. Así tendríamos no uno, sino

dos y posiblemente más estratos de esta procedencia que nos introducirían en el

momento de la difusión de la revolución neolítica. Fueron precisamente estos primeros

indoeuropeos los que trajeron la agricultura a nuestro continente?

Esta explicación también sería útil para resolver ciertos problemas que plantea el

fenómeno indoeuropeo en España. La cronología de éste en la Península Ibérica suele

coincidir con la llegada del primer milenio, y el pueblo concreto que vino fue el celta;

su expansión es conocida, teniendo sus límites en el valle del Ebro, zona litoral

levantina, parte de Andalucía y varios núcleos del norte (celtas y celtíberos, por

supuesto, son dos nombres que identifican al mismo pueblo y cultura, sin ninguna

diferencia real). Pero lo primero que no encaja (si nos atenemos a topónimos y a los

breves testimonios que han quedado) es la pertenencia de los lusitanos a este pueblo

celta, pues, aun siendo su lengua de vocalismo o/e, no pierde la oclusiva sorda (cuando

esto es una constante en la lengua celta y ha persistido en la evolución del latín al

castellano la degradación de la sorda en sonora, e incluso posteriormente la desaparición

de ésta si es intervocálica); son abundantes los ejemplos tanto en gutural como en labial.

La conclusión es clara: se trataría de una oleada anterior a la céltica y habría que situarla

en el segundo milenio.

  14

Pero la cosa no acaba aquí. Observando, como en el caso europeo, la hidronimia

(y en parte la toponimia general) Villar encuentra numerosísimos ejemplos de temas

indoeuropeos con vocalismo en ''a'' (y ausencia por tanto de o/e) que desborda el área

tradicional de presencia céltica y lusitana, llegando hasta el litoral mediterráneo; se

apoya en términos como Pallantia y Páramo como los más representativos (así se

explica el nombre del río saguntino, tan parecido al de la ciudad castellana). La

coincidencia arqueológica se establece con los llamados ''campos de urnas''; así este

sería, según Villar, el pueblo que introdujo tal rito funerario. En este caso, sin embargo,

cabe cuestionar su deducción si tenemos en cuenta que la cronología que se da a esos

restos es bastante reciente, de principios del segundo milenio, y por ellos sería más

pertinente establecer la relación de los ''urnenfelder'' con los lusitanos.

Denso y exhaustivo, este libro es una magnífica panorámica que del

conocimiento del problema indoeuropeo se tenía en 1991, fecha de la edición. Salvo

discrepancias de orden secundario, parece que hoy por hoy existe ya un consenso

científico amplio en los términos que el texto expresa. Pero no queda por ello cerrado el

tema, pues bien la arqueología o bien el desciframiento y mayor comprensión de restos

escritos pueden abrir otro proceso ascendente en el conocimiento de las raíces históricas

de gran parte del viejo mundo.

Pueblos indoeuropeos

Con todo ello ya se podía dar una imagen más o menos aproximada de lo que era

el ''fenómeno'' indoeuropeo: un pueblo poco numeroso en sus inicios, de raza blanca,

consolidado en una zona al norte del mar Negro, agrícola y ganadero, conocedor del

caballo (en principio sólo como animal de tiro), con estructura social patriarcal, poco

original en lo artístico, creador de una lengua más capaz que sus coetáneas para

expresar pensamientos abstractos y complejos mediante una estructura gramatical rica

en flexiones verbales y nominales, temeroso de los dioses celestes, se lanza en oleadas

separadas por milenios (quizá la inicial estaría en el V Milenio) ocupando otros

territorios (Danubio, Anatolia) desde los cuales, a su vez se reiniciaría el camino hacia

los extremos, tanto occidental (España) como oriental (India, Turquestán chino en el

caso del tocario). Un segundo estrato se superpondría más tarde y, probablemente un

tercero hasta llegar a los albores del primer milenio. En realidad, el proceso continuó

más tarde (invasiones germánicas) y se ha convertido en mundial cuando los

  15

descendientes de aquellos pocos indoeuropeos comenzaron la conquista del planeta

desde el siglo XVI.

Los territorios de arribada no estaban vacíos. Las poblaciones preindoeuropeas,

en algunos lugares muy poco densas (Europa occidental y septentrional), en otros más

numerosas (Creta, Próximo y Medio Oriente), recibieron el nuevo o nuevos sustratos en

condiciones de inferioridad (no conocían el caballo ni tampoco más tarde el hierro); por

ello se produjo una aculturación de tipo indoeuropeo, con préstamos lingüísticos,

técnicos, religiosos y artísticos de los sometidos que, a la larga, fundirían en un sólo

pueblo los distintos componentes, pero con impronta final indoeuropea. Por ello no cabe

hablar, en esta fase ya temprana, de características físicas determinadas, como se había

hecho antes, si bien no se puede negar que dentro de la raza blanca, los pueblos de

origen indoeuropeo contienen un índice mayor de individuos prototípicos (los

antiguamente llamados jafetitas) nórdicos o caucásicos.

La enumeración de todas las etnias que ya en tiempos históricos se pueden

identificar como indoeuropeas resulta abrumadora: celtas (o galos), germánicos,

eslavos, itálicos, ilirios, dacios, tracios, helenos, anatolios, persas, medos, indios,

tocarios, ramificados a su vez desde la protohistoria. Nosotros, producto de la

fragmentación de esas variedades, representamos más de un centenar de pueblos

actuales.

2.2.2 ANTIGÜEDAD TARDÍA

La Antigüedad tardía cronológicamente cubriría el periodo que va desde la crisis del

siglo III, que marca el comienzo de la descomposición de la Antigüedad clásica, hasta la

expansión musulmana y la constitución del Imperio carolingio (finales del siglo VIII),

procesos que representaron el asentamiento definitivo del mundo medieval.

Henri Pirenne (Mahoma y Carlomagno) puede considerarse el creador del

concepto, al poner de manifiesto lo esencial que para la caracterización definitiva de lo

medieval significaron dos grandes acontecimientos: el Imperio de Carlomagno y la

llegada del Islam a Europa; y los procesos que acarrearon: la ruptura de la unidad de la

cuenca del Mediterráneo (en lo económico y en lo ideológico, una verdadera frontera de

civilizaciones) y el cierre en sí misma de Europa Occidental o Cristiandad latina

(previamente separada de la Cristiandad oriental del Imperio bizantino), donde se

llevarán a su culminación las formas económicas, sociales, políticas e ideológicas de lo

  16

que se ha venido en llamar feudalismo y que venían desarrollándose desde el inicio de

este periodo, quinientos años antes.

Distintas interpretaciones

Para los historiadores materialistas (Perry Anderson, Transiciones de la

Antigüedad al Feudalismo), el periodo de la Antigüedad tardía coincidiría con la

transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal.

Algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad tardía europea hasta los

siglos VI y VII, mientras que, en lo político, los partidarios de la escuela mutacionista

francesa la extienden hasta algún momento entre los siglos IX y XI, cuando el Estado

central, la propiedad pública y los impuestos dieron lugar al feudalismo y sus censos.

El inicio del proceso

Aunque se han propuesto varias fechas para el inicio de la Edad Media, de las

cuales la más extendida es la del año 476, lo cierto es que no podemos ubicar su inicio

de una forma tan exacta ya que la Edad Media no nace, sino que "se hace" a

consecuencia de todo un largo y lento proceso que se extiende por espacio de cinco

siglos y que provoca cambios enormes a todos los niveles de una forma muy profunda

que incluso repercutirán hasta nuestros días. Podemos considerar que ese proceso

empieza con la crisis del siglo III, vinculada a los problemas de reproducción inherentes

al modo de producción esclavista, que necesitaba una expansión imperial continua que

ya no se producía tras la fijación del limes romano. Posiblemente también confluyeran

factores climáticos para la sucesión de malas cosechas y epidemias; y de un modo

mucho más evidente las primeras invasiones germánicas y sublevaciones campesinas

(bagaudas), en un periodo en que se suceden muchos breves y trágicos mandatos

imperiales. Desde Caracalla la ciudadanía romana estaba extendida a todos los hombres

libres del Imperio, muestra de que tal condición, antes tan codiciada, había dejado de ser

atractiva. El Bajo Imperio adquiere un aspecto cada vez más medieval desde principios

del siglo IV con las reformas de Diocleciano: difuminación de las diferencias entre los

esclavos, cada vez más escasos, y los colonos, campesinos libres, pero sujetos a

condiciones cada vez mayores de servidumbre, que pierden la libertad de cambiar de

domicilio, teniendo que trabajar siempre la misma tierra; herencia obligatoria de cargos

  17

públicos -antes disputados en reñidas elecciones- y oficios artesanales, sometidos a

colegiación -precedente de los gremios-, todo para evitar la evasión fiscal y la

despoblación de las ciudades, cuyo papel de centro de consumo y de comercio y de

articulación de las zonas rurales cada vez es menos importante. Al menos, las reformas

consiguen mantener el edificio institucional romano, aunque no sin intensificar la

ruralización y aristocratización (pasos claros hacia el feudalismo), sobre todo en

Occidente, que queda desvinculado de Oriente con la partición del Imperio. Otro

cambio decisivo fue la implantación del cristianismo como nueva religión oficial por el

Edicto de Tesalónica de Teodosio I el Grande (380) precedido por el Edicto de Milán

(313) con el que Constantino I el Grande recompensó a los hasta entonces subversivos

por su providencialista ayuda en la Batalla del Puente Milvio (312), junto con otras

presuntas cesiones más temporales cuya fraudulenta reclamación (Pseudo-donación de

Constantino) fue una constante de los Estados Pontificios durante toda la Edad Media,

incluso tras la evidencia de su refutación por el humanista Lorenzo Valla (1440).

Ningún evento concreto -a pesar de la abundancia y concatenación de hechos

catastróficos- determinó por sí mismo el fin de la Edad Antigua y el inicio de la Edad

Media: ni los sucesivos saqueos de Roma (por los godos de Alarico I en el 410, por los

vándalos en el 455, por las propias tropas imperiales de Ricimero en 472, por los

ostrogodos en 546), ni la pavorosa irrupción de los hunos de Atila (450-452, con la

Batalla de los Campos Cataláunicos y la extraña entrevista con el papa León I el

Magno), ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de

Occidente, por Odoacro el jefe de los hérulos -476-); fueron sucesos que sus

contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época. La culminación a finales

del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación

económica, las invasiones y el asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio

romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años, la Europa

Occidental mantuvo un período de unidad cultural, inusual para este continente,

instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a

perderse por completo, y el asentamiento del cristianismo. Nunca llegó a olvidarse la

herencia clásica grecorromana, y la lengua latina, sometida a transformación (latín

medieval), continuó siendo la lengua de cultura en toda Europa occidental, incluso más

allá de la Edad Media. El derecho romano y múltiples instituciones continuaron vivas,

adaptándose de uno u otro modo. Lo que se operó durante ese amplio periodo de

transición (que puede darse por culminado para el año 800, con la coronación de

  18

Carlomagno) fue una suerte de fusión con las aportaciones de otras civilizaciones y

formaciones sociales, en especial la germánica y la religión cristiana. En los siglos

siguientes, aún en la Alta Edad Media, serán otras aportaciones las que se añadan,

destacadamente el Islam.

3. LA SUPREMACÍA DE GRECIA

Alrededor del año 800 a.C. la civilización griega comenzó su resurgir tras la

conmoción de la invasión doria, pero en una forma diferente de la cultura micénica.

Esto se debió en gran parte a los fenicios, que habían establecido puestos comerciales en

el Mediterráneo y difundido elementos de la civilización de Oriente Próximo hacia el

Oeste. Los griegos tomaron de ellos el alfabeto fenicio, al que añadieron vocales llenas.

En el siglo VIII a.C. las ciudades-estado griegas comenzaron a expandirse,

estableciendo colonias en el Mediterráneo occidental; en el siglo siguiente, la

civilización helénica había alcanzado su madurez. La creación de colonias aumentó y la

prosperidad del comercio entre estos asentamientos y con otros pueblos tuvo como

consecuencia la difusión de la civilización griega. La mayoría de estas nuevas ciudades

griegas, aunque casi independientes, estaban unidas por una cultura común. Eran

conscientes de su herencia helénica y consideraban a los otros pueblos bárbaros. La

mayoría de los grupos étnicos del Mediterráneo occidental (incluidos los etruscos, que

habían sustituido a los miembros de la cultura de Villanova) pronto adoptaron

elementos de la cultura griega. La mayoría de los centros urbanos importantes del área,

griegos o no, pasaron de ser monarquías a crear regímenes aristocráticos, que finalmente

dieron lugar a oligarquías comerciales (plutocracias).

Aproximadamente en el siglo V a. C. algunos centros griegos, como Atenas, se

habían convertido en democracias. En esa época, Grecia comenzó a ser amenazada por

la expansión del Imperio persa, fundado en el siglo anterior. Pronto los persas

conquistaron toda Asia Menor y, en el año 490 a.C. atacaron Grecia. Después de que los

persas fueran rechazados definitivamente (479 a.C.), la Atenas democrática surgió como

la mayor potencia del mundo griego. Se estableció un imperio ateniense en el Egeo que

precipitó la integración económica y cultural de la región; el siglo V a.C. fue la edad de

oro de la civilización griega clásica. No obstante, las políticas expansionistas atenienses

y las antiguas rivalidades económicas y políticas provocaron la guerra del Peloponeso

  19

(431-404 a.C.) en la que gran parte de Grecia fue devastada; las guerras entre las

ciudades griegas continuaron en el siglo siguiente.

Macedonia, situada al norte de Grecia, no había sido en su origen parte del

mundo griego. Alrededor del siglo IV a.C., sin embargo, su clase dirigente se había

helenizado. Bajo Filipo II, Macedonia conquistó gran parte de Grecia, y su hijo,

Alejandro Magno añadió el Imperio persa a estas posesiones. Tras su muerte, sus

sucesores dividieron el imperio, por lo que los centros de gravedad durante el siguiente

periodo (conocido como helenístico) se trasladaron a ciudades como Alejandría, en

Egipto, y Antioquía, en Turquía. Finalmente, Macedonia y Grecia fueron conquistadas

por Roma en el siglo II a.C.

3.1 La vida en Grecia

El ritmo vital de los griegos se regía por los astros, así el Sol marca el ritmo de la

jornada diaria, y el movimiento de las estrellas, el transcurso de la noche.

El Año se sigue por la Luna, cuyas fases dan el calendario oficial. La duración

de las horas varía según la duración del día. Los meses lunares y solares no coinciden,

por lo que se añaden o se quitan días a conveniencia, siendo decidido esto por los

magistrados, lo que lleva a que los calendarios de las distintas ciudades sean diferentes.

Así, el tiempo se acopla a las necesidades de los hombres, siendo diferente para un

campesino o un habitante de la ciudad.

3.2 LOS GRUPOS JURÍDICOS

3.2.1 Los Ciudadanos

Al hablar de los griegos se habla de CIUDADANOS. La Ciudadanía se obtiene

por el Nacimiento y el Reconocimiento paterno. En Atenas el Padre debe presentar al

recién nacido antes sus allegados. En Esparta los Ancianos de la Tribu pueden negar la

vida al recién nacido. Las mujeres, políticamente, no son ciudadanas, pero son

necesarias para transmitir la ciudadanía.

El Matrimonio lo crea la vida en común, más que la realización de los ritos. En

Esparta la boda se confirma en el 30 aniversario del varón. En Atenas se produce el

compromiso de la boda y su dote, luego entrega de la mujer con los ritos religiosos, y

traslado de la misma al domicilio de su esposo.

  20

Requisitos para ser Ciudadano

Nacimiento y reconocimiento paterno. Tener cumplido el servicio militar

(efebia) y no hacerse reo de desposesión (atimia). Además el Espartano pierde sus

derechos políticos si no puede entregar su Cuota al syssition., y el Tebano, si ejerce un

oficio mercantil o artesano.

Si reúne los requisitos de Ciudadano, disfrutará de la protección de los tribunales,

será enjuiciado por sus iguales, y quien le condene puede ser juzgado por él.

Causas de usurpación de la ciudadanía

El derecho de ciudadanía es muy estricto y se sanciona con la venta como esclavo su

usurpación por varias razones:

a- la Tierra sólo puede pertenecer a la Ciudad o a los ciudadanos.

b- los Excedentes de Renta de la Ciudad se reparten entre los ciudadanos (como el

reparto gratuito de cereales)

c- el Ejercicio director del poder y de la soberanía de la Asamblea prohíbe la

ampliación desmesurada del cuerpo ciudadano.

d- Sobre todo, no puede improvisarse como miembro de una comunidad.

3.2.2 Extranjeros

Próxeno

Transeúnte que depende de los tratados entre Ciudades que fijan las reglasde su

protección judicial, sobre todo contra el ejercicio del derecho a represalias. Sus

funciones y deberes son las de un huésped respecto a una familia.

Meteco

El Próxeno, después de 1 mes debe inscribirse como METECO. En Atenas paga

un impuesto(capitación) y queda registrado y parcialmente integrado en la Ciudad,

contribuyendo a los impuestos y a las fiestas. El Meteco depende de tribunales

especiales formados por ciudadanos y es representado por un prostatés (intermediario) y

las posibles sanciones que puede sufrir dependen de que el autor o víctima sean un

ciudadano o un meteco.

  21

No puede tener propiedades inmobiliarias, aunque su familia y sus bienes están

protegidos por la Ley. Podía obtener la ciudadanía, autorizado por la Asamblea, de

manera extraordinaria por motivos especiales. 

Inferiores Libres

En el mismo grupo que los Metecos se puede incluir a los marginales excluidos

por diversas causas por los ciudadanos.

3.2.3 Los No Libres

Esclavos

Son un grupo de extranjeros aparte, casi siempre comprados y que no tienen

derecho alguno. Su vida depende por entero del amo, que puede disponer de con quién

se pueden casar, e incluso de su vida.

Khôris oikous

Son esclavos que viven fuera de la casa de su amo, trabajan asalariados para un

patrono y pagan al amo la apophorá (1 a 3 óbolos). Pese a su incapacidad jurídica, los

esclavos pueden iniciar un proceso o actuar como testigos en uno.

Manumisiones

Se hacen por testamento o compra de su libertad por el esclavo, se realizan con

publicidad suficiente que sirva de garantía jurídica, aunque el amo seguirá siendo el

prostatés del liberto. En el siglo V había pocos libertos, a causa del elevado precio de

los esclavos. Para prevenir las huidas, la norma es que la Ciudad debe devolver a su

amo al fugado, aunque en caso de malos tratos, el esclavo podrá pedir asilo en algún

santuario, que podrá decidir su venta a otro amo, pero nunca su puesta en libertad.

  22

3.2.4 Entre los Libres y los Esclavos

Algunos no libres no son esclavos, como los SIERVOS, que no son libres de

circular ni trabajar, deben servir a su amo, incluso militarmente; pero no son esclavos,

pues se les reconoce el derecho al matrimonio y a sus bienes. Su situación les lleva a

veces a sublevarse contra los amos, mientras que el esclavo no suele sublevarse, se

limita sólo a escapar.

Así tenemos que los estatutos jurídicos oponen a los Ciudadanos con los no

Ciudadanos, y a los libres con los no libres, aunque en algunas regiones esto no está tan

claro, al existir otras categorías intermedias.

3.2.5 SEXO Y EDAD Otro tipo de diferenciación social sería por razón del sexo. La mujer tiene una

consideración diferente según la ciudad en la que viva. Tiene una existencia jurídica

casi nula, depende siempre de su KYRIOS-(padre, hermano, marido o hijo), no puede

disponer de una herencia por si misma ni ser propietaria, sólo puede transmitir la

ciudadanía, una herencia o una dote, ya que estas serán gestionadas siempre por su

KYRIOS.

Existe también una separación social por razón de la edad: 18 a 20 años... efebía-

(Atenas y Tebas), andreion-(Creta) y sysstion-(Esparta). Hasta esta edad el joven carece

de poder político y de capacidad jurídica.

28 a 30 años...El joven entra a formar parte de los hombres maduros y ya puede acceder

en algunos casos a las magistraturas o al consejo popular. En Calcis hay que esperar a

los 50 para ser magistrado. A partir de los 60 años el hombre queda liberado del servicio

militar, y en las Ciudades aristocráticas puede aspirar al Consejo de Ancianos-(gerusía).

La Edad se consideraba como portadora del saber por la experiencia, así los

Hijos deben cuidar de los padres ancianos, aunque si estos pierden sus facultades, deben

ceder su sitio al hijo al frente de la familia y de los bienes.

  23

3.3 EL MUNDO RURAL

3.3.1 Las Clases Dirigentes

En el siglo V la mayoría de la población vive de la tierra, aunque en diferentes

Categorías.

a) Primera :

Los que obtienen sus rentas de la agricultura sin trabajar con sus manos. La mayor

propiedad conocida no superaba las 26 Has. (como la de Alcibíades). Las propiedades

podían ser de varios dueños, y era fácil tener campos en tres o cuatro demos, separados

por más de 10 Km., a los que a veces se añadían propiedades en el exterior, por herencia

o adquisición, incluso en territorios de ciudades aliadas. En muchos casos la dispersión

del patrimonio facilitaba su arriendo o la explotación por un encargado.

b) Aristocracia :

Vive de sus bienes raíces, y algunos como Cimón eran muy ricos. Las

necesidades eran modestas, las casas sencillas, tanto en el campo como en la ciudad,

con un mobiliario escaso (como se ve en la lista de los hermocópidas, los que mutilaron

la estatua de Hermes.), destinándose los objetos más valiosos (copas) al culto. La luz se

obtenía de antorchas resinosas y de lamparillas de aceite en arcilla. Poco lujo y confort,

aunque es normal ya que el lugar del varón no era la casa, pues estaba visitando sus

tierras a caballo o con sus amigos, cazando o en el Agora. Esta clase social (sobre unas

1.000 personas) llevan una vida homogénea, que tiene su marca de identidad en la

Equitación (muy costosa), llegando incluso a buscar caballos en zonas muy alejadas;

además estaba muy desarrollada la doma.

Así, es el modo de vida más que el tamaño de la propiedad lo que distingue a

los aristócratas de la masa campesina.

3.3.2 Las Pequeñas Explotaciones Predominan las pequeñas propiedades. A finales del siglo V, Formisio propuso

privar de la ciudadanía a quienes no poseyeran tierra, encontrándose sólo a cinco mil,

así que la mayoría de los atenienses poseían algún bien raíz, que iba desde un jardín

hasta una pequeña propiedad de menos de 10 Hectareas. Bastantes propiedades eran de

los Templos, que se alquilaban en lotes de pequeño tamaño.

  24

La agricultura en Grecia era predominantemente de autoconsumo, con escasa

exportación, se vivía al año, siguiendo el ritmo de las estaciones, pero la vida en el

campo era más alegre y abierta que en la ciudad, ocupando un lugar destacado el ocio,

formado por las fiestas y los ritos colectivos. El hábitat es de agrupación. Los

campesinos acuden juntos al trabajo y no se necesitan grandes granjas, ya que los

rebaños y el resto de los animales vivían al aire libre, sin estabular. No hay

iluminación, y el utillaje es escaso, pico, azada y hoz para el hombre y yugo y arado

para los animales, además de algunos útiles para trabajar con el vino y el aceite.

En la casa existe un telar para tejer las prendas de ropa, algunos útiles de cocina

y pequeños hornos de arcilla para cocer pan y postres.

La mayor parte de los instrumentos son de arcilla, además la comida se basa en

cocciones de cebada y trigo duro. Una vida sencilla y dura, pero con mucho tiempo libre

para vivir para el pequeño campesino propietario.

3.3.3 Esclavos y obreros agrícolas Su situación es totalmente diferente a la de los pequeños propietarios, ya que

dependen de su amo, tanto en su trabajo como en su jornada laboral, sin vida familiar,

ya que viven en el trabajo y reciben alimento según el mismo. Sólo el encargado (que

suele ser un esclavo o hombre libre) dispone de mejores condiciones, aunque no mucho

mejor, ya que a los atenienses les repugnaba la condición de asalariado agrícola.

A veces algunas mujeres tuvieron que trabajar en las vendimias, y nada se sabe

de los extranjeros asalariados en la tierra. Tampoco se sabe mucho de los pastores y del

pastoreo de rebaños, cosa que solían hacer los niños o los esclavos.

3.3.4 Comercialización de productos agrícolas En el mundo griego esta comercialización era escasa, sólo estaba organizado el

comercio del trigo, así surgen panaderías y pastelerías a finales del siglo VI. El resto de

los productos se vendía en tenderetes al aire libre en el ágora o los llevaban los

comerciantes a los campesinos (usándose en este caso más el trueque que la moneda).

Al lado de los comerciantes están los cambistas (antepasados de los banqueros

privados), aunque los verdaderos bancos son los de los Templos, que hacían préstamos

a particulares o a las Ciudades, pero sin intervenir decisivamente en el comercio,

actuando a veces como intermediarios.

  25

3.4 Los Productos  

El Vino

El mosto se guardaba en jarras después de la cosecha, una parte se distribuía

directamente a los esclavos y obreros, se intentaba conservar el resto con distintos

aditivos (agua salada, miel). El transporte se hacía en odres de piel de cabra o ánforas

bien taponadas. Los griegos no apreciaban mucho el vino viejo y consumían poco,

además de mezclarlo con agua.

El Aceite

El consumo doméstico se autoabastecía, aunque además se usaba para la cocina,

el alumbrado y la palestra. Se vendía en el mercado en Atenas en pequeñas cantidades.

Los Templos disponían de sus olivares. También se exportaba aunque no se sabe en que

cantidad.

Los Textiles

Era una actividad sobre todo doméstica y casi todo el trabajo de preparar la lana

para hacer el vestuario se hacía en casa, aunque durante el siglo V se hacían algunos

trabajos en la ciudad, como limpiar los vestidos en el batán. Algunas ciudades se

especializaron en tejidos esmerados, Mileto, o en túnicas sencillas (exómides), en

Megara.

3.4.1 Los Alfareros

La alfarería era muy importante, ya que se usaban vasijas para la alimentación,

el culto y la palestra. También se usaba la arcilla para fabricar lámparas, tejas y en la

mayoría de los utensilios de cocina. Los talleres de alfarería solían ser pequeños, de no

más de 12 personas, y había grupos itinerantes que recorrían los pueblos haciendo los

pedidos necesarios. En el siglo V hay que destacar la llamada cerámica de figuras rojas.

3.4.2 El Trabajo del cuero y los metales

El zapatero solía emplear uno o dos obreros y el cliente acudía para tomarse

medidas. En los pequeños talleres de metales se realizaban sobre todo dos actividades:

  26

el martillado sobre yunque y la fundición de metal en el horno, donde las grandes

estatuas se fragmentaban en trozos y se fundían por el procedimiento de la cera perdida.

En el siglo V se hizo una cierta especialización en los talleres grandes, en los

cuales el patrón disponía de un encargado para llevar el negocio y sobre todo de

esclavos para realizar el trabajo.

3.5 Las Minas

En el Laurion fue muy importante el trabajo minero. Había minas excavadas y

de superficie, donde el trabajo era duro y continuo para sacar la plata, que luego sería

tratada por los orfebres. Atenas arrendaba estos trabajos, que a comienzos del siglo V le

reportaban 100 talentos de renta. Se necesitaba gran cantidad de mano de obra, sobre

todo esclavos, y solían producir gran beneficio a los empresarios.

3.6 Las Obras Públicas

Las Ciudades tenían unos encargados del mantenimiento de sus edificios, pero

cualquier empresa para grandes obras tenía que ser votada en la Asamblea, que una vez

aprobada, se fragmentaba en muchas y pequeñas adjudicaciones para la realización de la

misma, corriendo a cargo del empresario que se encargaba de los obreros y los

materiales.

Los obreros cobraban según tarea, y existían especialidades, sobre todo por

regiones, donde cada uno trabajaba su material. El sueldo era estable en el siglo V. Hay

que reseñar que en estas obras era fundamental el trabajo del cantero, más que el del

arquitecto, ya que el cantero controlaba en realidad toda la obra, además el maestro de

obras era siempre la Ciudad, exigiéndose mano de obra especializada y móvil, que

formaban igual ciudadanos, extranjeros y esclavos.

3.7 Profesiones Liberales

Médicos, que eran itinerantes o atendían en sus consultas. Pedagogos. Actores y

cantantes, que estaban bastante poco considerados. Todo el personal relacionado con las

acciones judiciales. Personal de las Ciudades y los Templos. Hay que señalar que el

trabajo manual era muy mal considerado.

  27

4. EL DOMINIO DE ROMA

Al contrario que Grecia, a principios de la edad de hierro Italia estaba

fragmentada en numerosos grupos étnicos y lingüísticos. Mezclados entre las primeras

culturas neolíticas, hubo varios grupos de indoeuropeos que se infiltraron en el norte de

Italia a finales del II milenio a.C. y posteriormente se expandieron por toda la península.

El más numeroso de estos grupos fueron los itálicos. Una importante cultura de la edad

de hierro (la de Villanova) se desarrolló al norte y tuvo un gran impacto en las regiones

vecinas. Probablemente durante el siglo X a.C., los etruscos, o al menos su clase

dirigente, emigraron desde Asia Menor. Se establecieron en Italia central y septentrional

y crearon una civilización compuesta por elementos villanovianos y orientales. A esto

se añadió una intensa influencia de la civilización griega, incluido el alfabeto,

procedente de las colonias griegas del sur.

Alrededor de esta época —la fecha tradicional es el año 753 a.C. — se fundó

Roma junto al río Tíber. Los romanos eran un pueblo latino perteneciente al grupo

itálico. Roma (al principio una simple aldea) fue ocupada y civilizada por los etruscos

hasta finales del siglo VI a.C. Posteriormente, los romanos comenzaron la conquista de

las zonas vecinas, y, a principios del siglo IV a.C., habían conquistado la importante

ciudad etrusca de Veii. Tras un revés temporal causado por la invasión de los galos (una

tribu celta), los romanos continuaron anexionándose grandes zonas de Italia; a

principios del siglo III a.C. la mayor parte de Italia central y septentrional era romana.

4.1 La expansión de Roma

En las llamadas Guerras Pírricas (280-271 a.C.), Roma consiguió el control de la

Italia meridional griega y, al absorber esta área, se helenizó en parte. La conquista puso

a Roma en confrontación directa con Cartago, una antigua colonia fenicia del norte de

África, por el control del Mediterráneo occidental. En las posteriores guerras con

Cartago, Roma obtuvo la victoria y Sicilia, Córcega, Cerdeña, y el norte de África

cayeron bajo su esfera de influencia. El dominio romano de la península Ibérica no fue

fácil y entre los episodios de resistencia se hizo célebre la defensa de Numancia, cuyos

habitantes prefirieron morir antes de entregarse. Frente a los romanos, el héroe

peninsular Viriato inventó un tipo de acción militar que se hizo célebre, la guerra de

guerrillas. A mediados del siglo II a.C., Cartago había sido destruida por Roma, que

también conquistó Macedonia y Grecia. Al contrario que los griegos , los romanos

  28

limpiaron los mares de piratas y conectaron sus dominios con carreteras, con lo que

facilitaron las comunicaciones y garantizaron la total o parcial ciudadanía a los

asentamientos situados fuera de Roma favoreciendo la unión cultural. Esta amalgama

cultural romano-helenística fue bilingüe: el latín dominó al oeste y el griego al este.

4.2 El Imperio Romano

Tras un periodo de guerras civiles y luchas, la República romana se transformó

en un Imperio bajo el emperador Augusto, aproximadamente a principios de la era

cristiana. En los 200 años siguientes el nivel de prosperidad del Mediterráneo alcanzó

un grado tal que en muchos aspectos no pudo ser igualado hasta 1.500 años después. El

Imperio romano asimiló a numerosos pueblos; además, en el año 212 d.C., la mayor

parte de los hombres libres nacidos dentro de los confines del Imperio se convirtieron

en ciudadanos romanos. Este concepto de ciudadanía universal fue único en el mundo

antiguo. Más allá de las fronteras del Imperio, ciertos elementos de la cultura

grecorromana influyeron también en las tribus celtas y germanas. La península Ibérica

sufrió un profundo proceso de romanización. Se dice que era ‘el granero de Roma’ y

una de sus provincias más ricas. Romanos famosos nacidos en la península fueron

Quintiliano, el poeta Lucano y el filósofo Séneca.

El siglo III d.C. fue una época de quiebra de las estructuras imperiales, después

de la cual el emperador Diocleciano reorganizó el Imperio. Muchas de sus reformas

económicas y sociales anticiparon la Edad Media y sus cambios administrativos

acabaron con la supremacía de Italia. En el siglo IV, bajo Constantino I el Grande,

Constantinopla (actual Estambul) reemplazó a Roma como capital, y el cristianismo se

convirtió de hecho, si bien no oficialmente, en la religión del Estado. En el siglo V, tras

la caída del Imperio romano de Occidente ante los grupos germánicos invasores, que dio

lugar a la instauración de una serie de reinos germanos, la Iglesia conservó la herencia

romana. La romanización del Imperio había sido tan completa que hoy día las lenguas

que se derivan del latín se hablan en Francia, España, Portugal, Italia, partes de Suiza y

Rumania.

  29

4.3 Tipo de sociedad romana

4.3.1 La plebe

Libre de toda unión con los patricios, ocupan en la ciudad un rango inferior. No

tiene ninguna participación en el gobierno, esta prohibido su acceso a las funciones

publicas, y no pueden contraer matrimonio con los patricios. Los plebeyos permanecían

extraños a los cargos públicos y a la administración de la ciudad.

4.3.2 La esclavitud El esclavo estaba sujeto a la potestad de un amo también llamado dominus, este

poder se denomina “dominica potestas” y en los primeros tiempos lo ejercía el amo en

forma irrestricta.

Causas de la esclavitud:

1. - Por nacimiento. El hijo de mujer esclava nace esclavo. Los hijos nacidos dentro del

matrimonio siguen la condición del padre y fuera del matrimonio siguen la condición de

la madre.

2. - Por cautividad. Los prisioneros hechos en guerra son esclavos de la República, la

que puede conservarlos o bien venderlos a los particulares.

3. - Por causa de una pena. Los reducidos a esclavitud por causa de una pena ya carecen

de amo y son esclavos de la pena.

Humanización del trato al esclavo

Con el paso del tiempo la “dominica potestas” se va restringiendo poco a poco,

a veces por humanidad y en ocasiones pensando en el enorme peligro que representaban

las rebeliones de esclavos.

Así la “lex Petronia” prohibe al dominus entregar esclavos para combatir a las fieras en

los juegos circenses, sólo el Magistrado podía autorizarlo a manera de castigo. Un

edicto de Claudio otorga la libertad al esclavo que el amo abandonara gravemente

enfermo.

  30

Condición jurídica del esclavo

El esclavo es considerado persona y cosa al mismo tiempo, por una parte, cuando

Gayo en sus instituciones hace la división de las personas queda incluido dentro de

estas, igualmente se incluye al esclavo dentro de las personas alieni iuris in potestae, por

otra parte es clasificado como persona.

La personalidad del esclavo es reconocida en el derecho sacro, de ahí que su

juramento sea valido y el lugar donde ha sido sepultado se convierte en res religiosa. En

la vida cotidiana desempeña un papel muy importante al representar a su amo en los

negocios.

El esclavo no tiene capacidad patrimonial, todo lo que adquiere pasa a su dueño. En

ocasiones el amo acostumbraba dar a algunos esclavos una cantidad de bienes que podía

comprender inclusive otros esclavos para que los administraran.

No tiene capacidad procesal, no puede actuar en justicia ni para si, ni como

representante de otra persona.

Los esclavos son civilmente responsables por los delitos cometidos, pero en tanto el

esclavo no puede comparecer en juicio, el amo tiene la opción de indemnizar el daño

causado o entregar el esclavo culpable a la víctima, a lo que se le llama ”abandono

noxal”.

No puede contraer matrimonio, la unión entre esclavos o entre esclavo y libre es

llamada contubernium. Aunque el derecho no reconoce tales uniones, el parentesco que

surge (cognatio servilis) es tenido en cuenta para evitar uniones incestuosas

Extinción de la esclavitud

La libertad podía concederse por disposición de la ley o por manumisión, acto

jurídico mediante el cual el amo confiere la libertad.

Por disposición de la ley el Pretor suele conceder la libertad al esclavo que descubre al

asesino de su amo. Quien compra un esclavo con cláusula de manumisión si no lo

manumite en el plazo convenido, el esclavo se hace libre automáticamente según lo

dispuesto por un rescripto de Marco Aurelio. De la misma manera, si una esclava es

vendida con cláusula de no prostitución y es prostituida, o bien, es vendida de nuevo sin

dicha cláusula, la esclava será libre y se hará liberta de quien la vendió con dicha

cláusula. El esclavo gravemente enfermo y abandonado por su amo, obtiene la libertad

por un edicto de Claudio.

  31

4.3.2. Libertos y Patronato

El esclavo manumitido se denomina liberto, con respecto a su antiguo dominus,

que ahora se llamara patronus y de cuya clientela pasará a formar parte.

Si el manumitido llega a convertirse en ciudadano romano, su condición no será la

misma que la de un ciudadano ingenuo, pues no goza del ius honorum, es decir, no tiene

acceso a las magistraturas, tampoco podía casarse con un ingenuo, aunque las leyes lulia

et papia, de tiempos de Augusto, lo permiten, se mantiene, en cambio la restricción de

matrimonio entre libertos y miembros de familia senatorial.

Para los manumitidos latinos junianos, las restricciones aumentan, no puede hacer

testamento ni adquirir por medio de éste. El patronus conserva determinados derechos

sobre su liberto, antes de la manumisión el esclavo solía prometer por juramento la

prestación de determinados servicios al manumitente, una vez realizada la manumisión,

el liberto renovaba su juramento. El patronatus consiste en una obligación de respeto

hacia el patrón, es por ello que el liberto no puede ejercer acción contra el patrón sin

permiso del pretor. También queda obligado, por juramento o estipulación, a prestar

determinados servicios.

Los estatutos jurídicos personales entre libres, libertos y esclavos no se modificó

básicamente, sí hubo cambios en la distribución geográfica y en los porcentajes de

población con uno u otro estatuto.

La mayor parte de la población libre de Italia y Sicilia estaba compuesta por

ciudadanos romanos al final del gobierno de Augusto, pero también accedieron a la

ciudadanía romana muchos provinciales. Aumento igualmente el número de latinos en

ámbitos provinciales e incluso se abrió una vía para que muchos libertos de ciudadanos

romanos no accedieran directamente a la plena ciudadanía romana quedando con el

estatuto de latinos “junianos”.

El sistema esclavista entró en una nueva fase. Se había creado el estimulo de

mantener al esclavo menos tiempo en su condición para seguir obteniendo beneficios

del mismo, después de la manumisión, bajo el nuevo estatuto de liberto.

Se fueron consolidando las condiciones para que la población de muchas ciudades libres

y federadas terminara integrándose en la ciudadanía romana pasadas unas décadas.

Un amplio sector de ciudadanos romanos, que tenían la ciudadanía a través de la

ciudad de Roma, contaba con el privilegio añadido de formar parte de las listas de la

plebe “alimentaria”, plebs frumentaria. Además de recibir ayuda alimentaria con

  32

periodicidad, percibían también donativos extraordinarios o entradas gratuitas a los

espectáculos públicos del teatro o anfiteatro.

4.4 La aristocracia municipal y provincial: Los Decuriones

El emperador romano Cesar y más tarde Augusto, establecieron una política

colonizadora para los territorios conquistados, fundando colonias y dando estatuto de

"municipium" a poblaciones o asentamientos indígenas En todo municipio el poder

decisorio residía en dos órganos: el consejo y la asamblea. El consejo de los decuriones

era llamado generalmente "ordo decurionum". Para poder ser elegido decurión se

exigían determinados requisitos: elevada fortuna, no haber cumplido condenas, mayoría

de edad, ciudadanía romana, algunos de estos requisitos podía variar de un municipio a

otro al igual que el número de decuriones. El cargo de decurión era vitalicio. Las

competencias del consejo de decuriones era aprobar o rechazar las decisiones de la

asamblea, decidir sobre las fiestas, la administración financiera, obras, etc.

Los miembros de los órdenes senatorial, ecuestre y decurional, constituían la

élite de los ciudadanos romanos. Mientras que de las familias de rango senatorial y

ecuestre salían los dirigentes que ocupaban los cargos o magistraturas de la

administración central, los de rango decurional formaban parte de los senados y de las

magistraturas de las ciudades itálicas y provinciales. Algunas ciudades, sobre todo las

de Italia, contaban con senatoriales y ecuestres entre los miembros de sus élites locales,

muchos de los cuales no se desvinculaban de las actividades políticas y administrativas

de su ciudad.

Los requisitos económicos para formar parte de los ordenes no eran muy

elevados: disponer de una fortuna mínima de 100.000 sestercios para los de rango

decurional, 400.000 para los de rango ecuestre y de 1 millón para los senatoriales.

Bastantes libertos enriquecidos y otros muchos libres podían disponer de una fortuna

equiparable a la de muchos ecuestres e incluso senatoriales, pero carecían de los

requisitos de descendencia y de la dignidad reconocida a las familias de los órdenes.

4.5 Las ciudades en el Alto Imperio y su trazado urbano

Solo aquellos núcleos urbanizados e integrados en las formas romanas eran

colonias o municipios; las ciudades libres y federadas representan a ciudades

  33

prerromanas importantes que siguen con su organización tradicional aunque tiendan a

imitar el modelo de las ciudades romanas. Pero las llamadas ciudades estipendiarias

contaban aún con un grado de desarrollo urbano muy pobre y el componente

mayoritario de su población era indígena, escasamente romanizada. Muchas de esas

ciudades estipendiarias estarán en condiciones de convertirse en municipios a partir de

las últimas décadas del siglo I d.C.

Bajo Cesar y Augusto, muchas ciudades provinciales adquirieron el estatuto de

privilegiadas ( de colonia o municipio); eran organizadas de modo semejante, siguiendo

el de la ciudad de Roma.

Pero el programa urbano no se limitaba a esas ciudades privilegiadas. Amplios

territorios provinciales fueron subdivididos en territorios menores, equivalentes al

territorio de una ciudad, y comenzaron a tener un centro único para la administración

local; fuera éste una ciudad indígena, un lugar de mercado periódico o una simple aldea

central.

Cada ciudad contaba con un territorio dentro del cual había otros núcleos

urbanos menores, aldeas, que dependían administrativamente del núcleo central o

ciudad. La extensión de esos territorios era muy variada; los mas próximos eran

trabajados por la población de la propia ciudad.

Con la aplicación de este programa, se conseguía una integración mayor de las

comunidades locales, de modo que éstas se administraban siguiendo las normas

romanas (las ciudades privilegiadas) o una mezcla de usos locales u normas romanas (

ciudades con estatuto peregrino: libres, federadas o estipendiarias). Para la implantación

del modelo urbano, el estado romano tuvo en cuenta las condiciones concretas de cada

territorio provincial.

4.6 La religión oficial y las religiones populares

El objetivo de la época era revitalizar la religión tradicional romana. No eran

nuevos ni la idea de Genius o espíritu protector de las personas o de los lugares, ni

tampoco la noción de numen o fuerza divina, presente ya en la religión romana

primitiva. Pero el impulso dado a ambos conceptos termino sirviendo para infundir un

nuevo misticismo a la religión romana. Más tarde el mundo romano se lleno de

manifestaciones de culto al Genio.

  34

4.7 El culto Imperial

La creación religiosa de mayor trascendencia durante el gobierno de Augusto fué

el culto imperial. Ya en el año 27 a.C. se erigía en Tarragona un altar consagrado a

Augusto. En pocas décadas, el culto se difundió en otras muchas ciudades, propiciado

por las oligarquías urbanas romanizadas. Era un instrumento para la promoción de éstas.

Tal culto, de evidente carácter político, se termino organizando de modo

suficientemente flexible como para englobar el culto a los emperadores muertos y

divinizados, los Divi, y el de los vivos, los Augusti, así como a las mujeres de los

emperadores, Aunque Augusto impidió manifestaciones de ese culto en Roma, no puso

obstáculos para que lo practicaran los provinciales uniendo en su devoción a la diosa

Roma, una hipóstasis de los valores y virtudes de la ciudad que servia de centro del

poder imperial.

5. PUEBLOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

5.1 Los Iberos

Aunque las fuentes clásicas no siempre coinciden en los límites geográficos

precisos ni en la enumeración de pueblos concretos, parece que la lengua es el criterio

fundamental que los identificaba como iberos desde el punto de vista de griegos y

romanos, puesto que las inscripciones en lengua ibérica aparecen a grandes rasgos en el

territorio que las fuentes clásicas asignan a los iberos: la zona costera que va desde el

sur del Languedoc-Rosellón hasta Alicante, que penetra hacia el interior por el valle del

Ebro, por el valle del Segura, gran parte de La Mancha meridional y oriental hasta el río

Guadiana y por el valle alto del Guadalquivir. Desde el punto de vista arqueológico

actual, el concepto de cultura ibérica no es un patrón que se repite de forma uniforme en

cada uno de los pueblos identificados como iberos, sino la suma de las culturas

individuales que a menudo presentan rasgos similares, pero que se diferencian

claramente en otros y que a veces comparten con pueblos no identificados como iberos.

La primera referencia que se tiene de los iberos es a través de los historiadores y

geógrafos griegos. Curiosamente, los griegos también llamaban iberos a un pueblo de la

  35

actual Georgia, conocido como Iberia caucásica, con los que, sin duda, no tienen ningún

parentesco. Al principio, los griegos utilizaron la palabra ibero para designar el litoral

mediterráneo occidental, y posteriormente, para designar a todos las tribus de la

Península. También llamaban Iberia al conjunto de pueblos de la Península.

Las primeras descripciones de la costa ibera mediterránea provienen de Avieno

en su Ora marítima, del viaje de un marino de Marsella en el año 530 a. C.

Apiano habla de pueblos y ciudades, aunque ya habían desaparecido en su

época. También describe la parte más occidental de Andalucía. Estrabón hace una

descripción de esta zona basándose en autores anteriores, y se refiere a las ciudades de

la Turdetania, como descendientes de la cultura de Tartessos. En general, autores como

Plinio y otros historiadores latinos se limitan a hablar de pasada sobre estos pueblos

como antecedentes de la Hispania romana.

Para estudiar a los iberos, se ha recurrido, además de a las fuentes literarias, a las

fuentes epigráficas, numismáticas, y arqueológicas.

A pesar de que estos pueblos compartían ciertas características comunes, no eran

un grupo étnico homogéneo ya que divergían en muchos aspectos. No se sabe

detalladamente el origen de los iberos, aunque hay varias teorías que intentan

establecerlos: una hipótesis sugiere que llegaron a la Península Ibérica en el periodo

Neolítico, y su llegada se data desde el quinto milenio antes de Cristo al tercer milenio

antes de Cristo. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en

evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos

procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este.

Otros estudiosos han sugerido que pueden tener su origen en el norte de África

pero se corroboró que esta teoría era errónea. Los iberos inicialmente se habrían

asentado a lo largo de la costa oriental de España y, posiblemente, más adelante se

propagaron por todo el resto de la Península Ibérica.

Otra hipótesis alternativa afirma que formaban parte de los habitantes originales

de Europa occidental y los creadores/herederos de la gran cultura megalítica que surge

en toda esta zona, posiblemente, una teoría respaldada por estudios genéticos. Los

iberos serían similares a las poblaciones celtas del primer milenio antes de Cristo de

Irlanda, Gran Bretaña y Francia. Posteriormente, los celtas cruzarían los Pirineos en dos

grandes migraciones: en el IX y el VII siglo a. C. Los celtas se establecieron en su

  36

mayor parte al norte del río Duero y el río Ebro, donde se mezclaron con los iberos para

conformar el grupo llamado celtíbero.

5.2 Pueblos peninsulares no ibéricos

Gran parte del occidente, norte y centro peninsular pertenece a una cultura no ibérica, de

pueblos asentados en época paleolítica y mesolítica; desde el siglo VIII a. C. se añadirán

grandes contingentes de inmigrantes celtas que, paulatinamente, se asentarán en la

meseta y en las zonas costeras atlánticas. Serán influenciados por las culturas fenicia y

griega, indirectamente, a través de sus relaciones con los pueblos íberos.

Fenicios

La antigua Iberia fue objeto de los intereses comerciales de los fenicios, pueblo

de tradición marinera que, según los historiadores clásicos, hacia el siglo IX a. C. fundó

su primera colonia ultramarina en el Atlántico, al otro extremo del Mediterráneo, רדג

Gádir (Cádiz) por su valor estratégico (dominio del paso del Estrecho) y comercial

(riquezas minerales de la región de Huelva). También fundaron otras colonias,

principalmente en el suroeste peninsular, como Toscanos (Torre del Mar), Malaka

(Málaga), Sexi (Almuñécar) o Abdera (Adra), en Almería.

Mediante el trueque de productos manufacturados por materias primas,

monopolizaron el comercio de metales e impulsaron la industria del salazón. Hay

constancia de explotaciones mineras en la península de metales (oro, plata y estaño), en

la zona de Río Tinto, y en otras de la provincia de Huelva. Estas explotaciones

aportaron riqueza, no sólo a los fenicios, también a los caciques de la zona, habiéndose

encontrado varios «tesoros» en algunas necrópolis de la época. No hay noticias de

grandes revueltas ni guerras.

Griegos

La colonización griega tuvo dos objetivos: comerciales y el paliar el problema

demográfico de las polis griegas. Divulgaron el alfabeto y el uso de la moneda. También

practicaron intercambios con los nativos, de vino, aceite y manufacturas (cerámicas,

bronces) por materias primas (oro, plata, plomo, cereales, esparto y salazones). Los

griegos focenses, procedentes del Asia Menor, fundaron asentamientos en la costa

  37

nordeste mediterránea, como Massalia (Marsella); posteriormente Rhode (en el golfo de

Rosas) y Emporion (Ampurias), en la península; también posibles núcleos comerciales,

más o menos estables, como Hemeroskopeion, Baria, Malaka, y Alonis.6

Cartagineses

Los cartagineses eran un pueblo de origen fenicio que se estableció en Cartago

Qart Hadašt (en el actual Túnez). Se independizaron de la metrópolis cuando Tiro

declinó bajo el poder asirio. Con su inmejorable situación estratégica, en medio del

Mediterráneo, lideró a todas las colonias fenicias de occidente, entre estas, las factorías

de Iberia, que enviaban plata, estaño y salazones.

A raíz de la enorme deuda que contrajeron con Roma en la Primera Guerra

Púnica, Cartago emprendió la conquista de las regiones mediterráneas de la Península

Ibérica para crear un nuevo imperio cartaginés. Amílcar Barca desde Cádiz, su única

plaza, comenzó la invasión del valle del río Betis, cuyos reyezuelos se entregaron por la

fuerza o la diplomacia, uniéndose al ejército invasor. Las nuevas prospecciones

colmaron de plata las arcas cartaginesas y después de nueve años de guerra, había

conseguido para Cartago la plata y los mercenarios de Iberia. Amílcar muere el año 229

a. C. en una escaramuza contra los oretanos.

Su yerno, Asdrúbal, continuó su labor aunque utilizando una política de alianzas

con los reyes ibéricos; se fundó la ciudad de Cartago Nova y se estableció un tratado

con los romanos fijando en el río Ebro los límites de influencia de los dos imperios. Los

cartagineses se adueñaron de todo el sur de la Península, del Levante hasta el golfo de

Valencia y puede que dominasen también el territorio de los oretanos. Asdrúbal muere

asesinado el año 221 a.C.

Aníbal, con solo 25 años, es elegido nuevo general por su ejército; invade el

territorio de los olcades y penetra en los territorios de la meseta central al año siguiente,

ocupando las ciudades de Toro y Salamanca; pagados los tributos, emprende regreso a

Cartago Nova con numerosos rehenes, siendo atacado por un ejército en coalición de

carpetanos, vacceos y olcades, a los que derrota junto al Tajo. El ataque a la ciudad de

Sagunto desencadena la Segunda Guerra Púnica que concluye con la derrota de Aníbal,

el declive del poder cartaginés y la conquista romana de la Península Ibérica. Durante

esta época destacaron Istolacio, y su hermano Indortes, generales celtas de los ejércitos

mercenarios

  38

Conquista romana

Roma decidió conquistar la Península Ibérica por la gran cantidad de recursos

que poseía y su valor estratégico. El proceso duró cerca de doscientos años y se hizo en

varias etapas: Los Escipiones (218–197 a. C.) ocuparon la franja mediterránea, el valle

del Ebro y el del Guadalquivir, aunque no sin dificultades. Después, conquistaron la

Meseta y Lusitania (Portugal). Los pueblos que habitaban estas zonas, ofrecieron gran

resistencia, como los guerrilleros lusitanos con Viriato y los numantinos con jefes

celtíberos como Retógenes Caraunio. Posteriormente (29 a 19 a. C.) sometieron a los

cántabros, dominando así toda la península, aunque la violenta resistencia requirió la

presencia del emperador Augusto. Hispania fue dividida territorialmente y se convirtió

en fuente de materias primas con destino a la capital de Imperio romano.

6. CONCLUSIONES

La época protohistórica ve coexistir a los pueblos que empiezan a conocer la

escritura y a los que no la conocen todavía. Es entonces en los milenios IV y III a.C.,

cuando se afirma progresivamente unas civilizaciones europeas campesinas. Pero, con

la aparición de la metalurgia., éstas ven perturbadas sus antiguas estructuras. En los

milenios II y I, en efecto, aparecen las primicias de la urbanización: al sur, las ciudades-

Estado de los minoicos, de los micénicos y de los etruscos, en Europa central, después

de la civilización agro pastoril, las comunidades de los príncipes celtas, que se imponen

en el centro del continente, aíslan en los márgenes oeste, norte y este, a las

civilizaciones originales. Frente a este mundo van a alzarse a partir de entonces las

potencias griega y romana.

En la Edad Antigua en algunas zonas especialmente aisladas, algunos pueblos

cazadores-recolectores actuales aún no habrían abandonado la prehistoria mientras que

otros entraron violentamente en la Edad moderna o contemporánea de la mano de las

colonizaciones del siglo XVI al XIX.

En cuanto a las lenguas indoeuropeas, si hubiera que seleccionar una de ellas

como la que mejor conserva los elementos originarios de tipo lingüístico, la elección

recaería en los lituanos (que entre otras cosas aún poseen una compleja flexión

nominal).

  39

La Antigüedad tardía habría sido un amplio periodo de transición en todos los

ámbitos: en lo económico para la transición entre el modo de producción esclavista y el

modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de

ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la

descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una

dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la

cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica.

Con la elaboración de un sistema político original, el de la ciudad, la parte

mediterránea de Europa conoce en el transcurso del último milenio a.c., una evolución

particular que permitirá a Atenas convertirse en el más fecundo de los focos culturales y

a Roma acceder a un papel de primer plano en la cuenca mediterránea.

En las ciudades griegas todo está organizado para el mayor provecho del

ciudadano varón, los demás le son útiles y complementarios, y apenas preocupan sus

intereses. Sin embargo algunos historiadores hablan de que las estructuras profesionales

de la Antigüedad griega son las de una sociedad precapitalista (por su industria y la

búsqueda de mercados), con sus propios mecanismos.

Efectivamente, es indudable que Europa es depositaria de un inmenso legado

griego, legado rico en luces pero en el que existen también algunas sombras de las que

proceden algunos de los rasgos más problemáticos que caracterizan al Occidente de ayer

reciente y a la práctica totalidad del mundo de hoy. Sin embargo, Grecia, más que

nuestro origen constituye el espejo más bello al que nos hemos asomado los hombres de

Occidente buscando la imagen arquetípica que internamente sentimos como propia. En

realidad, Grecia y Roma no son el origen de Europa, son Europa. Ambas constituyen

uno de los más bellos capítulos del devenir del hombre occidental sobre este mundo, de

los cuales la Europa de hoy ha escogido sus leyes y forma de vida política y social.

  40

7. BIBLIOGRAFÍA

Carpentier y Lebrun, J y F. 1994. Breve Historia de Europa. Alianza Edit. Madrid.

Ruzé y Amouretti, F y C. 1987. El mundo griego antiguo. Akal. Paris.

Faramiñan Gilbert, J.M. 2007. Sobre los orígenes y la idea de Europa.

www.reei.org. (15.11.2010).

Grupo de trabajo UNED 2003-04 Temas 13 y 15 . Historia Antigua y Universal.

www.uned-historia.es. (15-11-2010).

Enciclopedia ENCARTA: Europa Antigua. Microsoft 2007.

Wikipedia: Prehistoria de Europa, La Antigüedad Tardía, Historia Antigua, Historia

de Europa, Los Iberos. (20-11-2010).

Villar, F. 1991. Los indoeuropeos y los orígenes de Europa.

www.personales.ya.com.

Cuenca, T.I. 2000. Los orígenes de Europa. http://www.centrostudilaruna.it/(11‐2010) 

  41

El Mundo Según Anaximandro 610-546 a.c. - El Primer Mapa Mundi

  42