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    HipertextoLa convergencia de la teora crticacontempornea y la tecnologa

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    Hipermedia George P. Landow1. P. Quau. Lo virtual Hipertexto2. G. P. Landow, Hipertexto

    La convergencia de la teora crticacontempornea y la tecnologa

    ~ Ediciones PaidsBarcelona-Buellos Aires-Mxico

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    Ttulo original: HiperText. The convergence af contemporary crircal rhe-01 ) and techllologyPublicado en ingls por The Johns Hopkins University PressTraduccin de Patrick Ducher

    Cubierta de Mario Eskenazi

    Para Shoshana, Serena y Moali

    1. a edicin, J995

    1992 by TheJohns Hopkins University Press, Baltimore y o n d r e ~ de todas las ediciones en castellanoEdiciones Paids Ibrica, S.A.,

    Mariano Cub, 92 - 08021 BarcelonayEditoral Paids, SAICr,Defensa, 599 - Buenos AiresISBN: 84-493-0186-6 Depsito legal: B. 40.2741995 Impreso en Grafiques 92, S.A" Torrassa, 108 - Sant Adrl de Bess (Barcelona) Impreso en Espaa - Primed in Spain

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    -2. Reconfigurar el texto

    Del texto al hipertextoAunque en el futuro lejano, o no tan lejano, todos los textos in-dividuales estarn conectados electrnicamente formando as meta-

    textos y metametatextos de un gnero slo parcialmente imaginablehoy en dia, ya han aparecido formas de hipertexto de mucho menoralcance. Existen ya transliteraciones al hipertexto de poesa, de fic-cin y de otras materias originalmente concebidas para la tecnolo-ga del libro. La fonna ms sencilla y 1imitada de esta transliteracinpreserva el texto lineal, con su orden e inalterabilidad, y luego aa-de, amodo de apndices, crticas, variantes textuales u otros textos,cronolgicamente anteriores o posteriores. l En estos casos, el textooriginal, que conserva su forma antigua, se convierte en un eje fijodel cual irradian los textos conectados, y ello modifica la experien-cia del lector de este original texto en un nuevo contexto.

    Se han publicado didcticas de textos clsicosen hipertexto basadas en un nico texto, originalmente creadopara su difusin impresa, como eje ininterrumpido alrededor delcual se articulan comentarios y anotaciones. Paul Delany, de laUniversidad Simon por ejemplo, utilz el sistema Hyper-card de Apple para transcribir al hipertexto y ampliar el JosephAndrews de Henry Fielding; en la Universdad Brown, emplea-mos de un modo similar el sistema Intenned ia para presentar his-torias cortas de Kipling y Lawrence.2

    Otro procedimiento consiste en adaptar para la presentacin

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    53r .. .52 HIPERTEXTOij hipertextual unos materaies originalmente concebidos para la tec-\1 nologa del libro divdindolos en lexas discretas, sobre todo cuan-do contienen elementos multilineales que requieren la clase de lec-tUf'a multisecuel1cial asociada con el hipertex[o. Un ejemplo de estetipo de hipertexto ha aparecido en CD Word: The Interactive Bible,1: Libr,-y,* que un equipo del Dallas Theologcal Seminaly*l ha crea-Ir do con una versin mejorada de Guide. Esta recopilacin hipertex-"< tual de la Biblia, destinada nU1s bien al estudiante, telogo, pastoro lego que al historiador de la religin, incluye las versiones de la Biblia Kng James, New InternationaI, New Ameican Standard y Revised Standard, as como textos griegos para el Nuevo Testa-mento y la Biblia de los Setenta. Acompaan este material tres lxi-' cos griegos, dos diccionarios y tres comentaras de la Bib1ia.; Con ! este sistema, que almacena los textos electrnicos en un disco com-pacto, el lector de la Bibla puede yuxtaponer pasajes diferentes versiones y comparar las variantes, examinar la versin griega origi-nal y acceder a una rpda ayuda en gramtica yvocabulario griegos.

    Otra recopilacn similar pero que emplea un sistema hi-pertexto ms sofistIcado es Chinese Uterature (Literatura china) de Paul Kahn, que ofrece diferentes versiones de la poesa de Tu (712-770) que van desde el texto chino, transcripciones en nuestro alfabeto y traducciones Hterales hasta otros 1ibros de Kenneth Rexroth y otr08. 4 Literatura china tambin incluye abun-dante material secundario que permite la interpretacin de la po-esa de Tu Fu. Como CD Word. la recopilacin de Kahn permite, tanto al principiante como al iniciado, acercarse a un clsico en lengua extranjera a travs de varias versiones y, como la Biblia hi-pertextual en disco compacto, tambin ubica el texto primario en una red de nexos con las diferentes traducciones y las referencias. Antes de examinar otras clases de hipertexto, convendra recal-car las justificaciones y conclusiones implcitas de estas dos exce-lentes obras. CD ,"(lord ofrece a sus lectores una presentacin tec-nolgica de la Biblia particularmente apropiada porque, engeneral, el texto se maneja en trminos de pasajes cortos o, comodiran los escritores en hipertexto, como si fueran de alta reso-lucin. Del mismo modo, al ser ms ben concisos, los poemas de*. Biblioteca Bblica Interactiva, T.;;1. Seminario Teolpeo de Dallas. T.

    Jl.ECONFIGURAR EL TEXTO

    Tu Fu se prestan muy bien a una recopilacin similar en hipertexto.A diferencia de estos dos ejemplos de realizaciones en hiper-texto, que respaldan el estudio con nexos electrnicos entre ml-tiples textos paralelos, In Memoriam, otra recopilacin, esta vezen Intermedia , creada en la Universidad Brown, se vale de los ne-xos electrnicos para elaborar un mapa de las alusiones y referen-cias del texto, tanto internas como externas - s u nrel' e intrr/tex-rualidad-5 y, asi,las materializa.El In Memoriam de T ennyson, radcalmente experimental,ilustra perfectanJente la validez del comentario de Benjamn:

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    -56 5711>FRTEXTOEn lugar la trama elegacil de Lycidas, Adonas y Thyrsis, In Memoriam ofrece fragmentos entrelazados con docenasde imgenes y motivos e informados por un igual nmero de resoluciones, principales y secundarias, de las que la ms famosa esla seccin 95, con su representacin del encuentro de Tennysoncon el espritu de Hallam, experiencia cumbre y maravillosamen:te ambigua y mstica. Adems, otras secciones como la 7 y la 119o la 28, la 78 y la 104, se unas a otras de diversos modos.

    protohipertextualidad de In Memoriam atomiza y dispersa al Tennyson hombre. No se lo percibe en ningn momento,excepto tal vez en el eplogo, que aparece a continuacn y fueradel poema en s. El verdadero Tennyson, el hombre que existi,con sus y temores, no puede extrapolarse de las secciones individuales del poema, ya que una de ellas presenta a Tennyson slo en un momento dado. Recorriendo estas secciones individuales, el lector experimenta una versin algoidealizada de los momentos de pesar o de restablecimiento deTennyson. As, In Memoram cumple la definicin de Paul Valery de la poesa como mquina que reproduce emociones. Tamcoincide con otra observacin que hizo Benjamin en unacomparacin del pintor con el camargrafo: En su trabajo, elpintor mantiene una distancia natural con la realidad mientrasque el camargrafo penetra profundamente en su trama. Hayuna tremenda diferencia entre las imgenes que obtienen. La delpintor es integral, la del camargrafo consiste de mltiples fragmentos que se ensamblan segn una ley nueva (

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    -HIPERTEXTO

    An Interaclion after Jorge ,""uis Borges (1987)/' de Sruart Mou1th-rop, una adaptacin de Forking Paths, de J. L. Borges; funcio-na bajo Storyspace, un sistema de hipertexto creado por J. DavidBolter, Michael Joyce yJohn B. Smirh. IUEstos ejemplos de adaptacin al hipertexto ejemplfican for-mas transicin entre la textual idad convencional y la hipertex-tualidad. Por otra parte, existen ya obras originalmente concebi-das para el hipertexto. stas conectan electrnicamente bloquesde texto, o mejor dicho lexias. unos c on otros y con diversos com-plementos grficos como ilustraciones, mapas, organigramas, es-quemas yvisiones generales, a1gunos de los cuales no existen en elmedio impreso. En el futuro, habr ms metatextos formados porla conexin de secciones aisladas de obras individuales, aun que lanocin de obra individual y discreta se est volvendo cada vezms dbil e nsostenible en el marco de esta tecnologa informti-ca, como ya haba ocurrido en el contexto de gran parte de lateora crtica contempornea. Estas obras incluyen poesa y fic-cin hipertextuales, de las que hablar ms adelante, y el equiva-lente hipertextual de las obras criticas y eruditas impresas.Una las primeras obras en este nuevo medio, y desde luegola prmera con Intermedia, fue la BarryJ. Fishman: The WorksofGraham Swft: A Hypertext Thess ( 1 9 8 9 ) , ~ , 1 una doctoralde la Universidad Brown sobre e1 novelista britnico contempor-neo. La tesis de Fishman se compone de sesenta y dos lexias, de lascuales cincuen ta y cinco son documentos de texto y siete, esque-mas o fotografas digitalizados. Los cincuenta y cinco documentosde texto que cre, con un tamao de media pgina hasta tres pgi-nas a un solo espacio, contienen discusiones de las seis principalesobras publcadas de Swft, las crticas que recibieron, correspon-dencia con el novelista y ensayos sobre temas, tcnicas y las rela-ciones intertextuales en cada uno de sus libros ye n el conunto desu obra. Aunque Fishman cre su recopilacin en hipertexto comoun conjunto de documentos relativamente autnomo, establecinexos con varias docenas de documentos presentes en el sistema,que incluyen desde escritos de profesores de al menos tres depar-tamentos hasta comentaros de otros estudiantes.

    *, Caminos Divergentes: una interaccin segn Luis 1.Las obras de Graham Swik una tesis hipcrtextuaL 1.

    RECONFIlaJRAR EL TEXTO

    Problemas de terminologa: Qu es el objeto que leemos?Qu es el texto en hipertexto?Como las primeras frases de este captulo deben de haber su-gerido, escribr sobre hipertexto en un medio impreso l a ~ t e a in-mediatamente problemas de termnologa muy parecidos a losque Barthes, Derrida y otros se encontraron al intentar describiruna textualidad ni representada por el carcter fsico del libro im-preso ni limitada por l. Ya que el hipertexto camba radicalmen-te las experiencias que leer, escnbt'r y texto suponen, cmo pue-de uno emplear, sin induc ir a errores, estos trminos tan cargadosde las implicaciones la imprenta, para referirse al material elec-trnico? Todava seguimos leyendo de acuerdo COn la tecnologade la mpresin y seguimos orientando hacia la publicacinpresa todo lo que escribimos, pero ya empiezan a vslumbrarse lasprimeras manifestaciones de hipertextualidad y a percibir algu-

    nos aspectos de sus posibles porvenires. A menos que se empleecon sumo cuidado, la terminologa estr echamente asociada con latecnologa de la imprenta puede inducir a la confusin. Bastarndos ejemplos.Uno de los problemas con que nos enfrentamos surge a lahora de dar un nombre al objeto que leemos. El libro, por su-puesto, es aquel objeto con el que leemos el producto de la tec-nologa de la imprenta. En nuestra cultura, la palabra libro puededesignar tres entidades muy distintas: el objeto en s, el texto y lamanifestacin de una tecnologa dada. Ll amar libro electrnicoa la mquina con la que leemos el hipertexto inducira a error, yaque esta mquina con la que se lee (y se escribe y se llevan a cabootras operaciones como mandar y recibir correo) no consttuye ens un libro, es decir, un texto: no coincide ni con el texto virtual nicon su encarnacin fsica.Surgen problemas adicionales ya que el hipertexto implica unlector ms activo, uno que no slo selecciona su recorrido de lec-tura, sino que tiene la oportunidad de leer como un escritor; esdecir, en cualquer momento, la persona que lee puede asumir lafuncin de autor y aadir nexos u otros textos al que est leyen-do. As, el uso del trmino lector. como hacen algunos sistemasinformticos en sus mensajes al usuario, tampoco parece apro-piado.1l

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    HIPERTEXTOUna so]uCn ha sido llamar ese lugar de lectura-escritura unaestacin de trabajo, por analoga con la estacin de trabajo del ingeniero; esta expresin suele referirse a mquinas relativamentepotentes) a menudo conectadas en red, y con mucha ms poten

    da de clculo, memoria y capacidades grficas que el ordenadorpersonal. 12 Sin embargo, ya que estacin de trabajo parece sugerirque estos objetos slo existirn en el lugar de trabajo y resultarntiles slo en ocupaciones remuneradas, esta expresin tambinresulta confusa. Aun aS1, recurrr a ella de vez en cuando, aunqueslo sea porque parece ms cercana a lo que el hipertexto requiere que cualquiera de los otros trmnos sugeridos hasta la fecha.Estos problemas de terminologa aparecen, como ya resulta evidente, porque los papeles de lector y esctitor cambian tanto en lalecnologa hpertextual que nuestro vocabulario corriente tienemuy poco que ofrecer.Comoquiera que se denomine ese lugar de lectura-escritura,, no debe concebirse la mquina que uno emplear para trabajar (y, ,, , divertirse) en hipertexto como una mquina aislada, como el orr denador personal de hoy en da. En lugar de ello, e] objeto con\ que se lee debe concebirse como una entrada, una puerta mgica, al hperdocumento, ya que es el medio que tienen el lector y e]escritor individuales para conectarse y participar en el mundo delos nexos y documentos hipertextuales.Se plantea otro problema smilar de terminologa respecto ala palabra texto, que tantas veces he empleado ya en esta obra.Ms que cualquier otro trmino clave de esta exposicn, texto hadeado de ceirse a una nica palabra. Al existir simultneamenteen dos mundos muy dstintos, abarca significados contradictorios

    y, para emplearlo, debe encontrarse el modo de evitar la confusn. Cuando intento explicar algunos aspectos de la diferencia, amenudo me veo obligado a dar definicones nuevas y antguaspoco precisas o me descubro utlizando el viejo trmino con unsentido en esencia anacrnico. Por ejemplo, cuando explico quelos sistemas de hipertexto permiten conectar un pasaje en eltexto con otros pasajes tanto en el texto como fuera del, me veo enfrentado precisamente a un anacronismo de estetipo. La clase de texto que permte hablar, por muy incorrectamente que sea, de interores y exteriores pertenece a la imprenta,mientras que aqu estamos considerando una forma de textuali-

    RECONFIGURAj{ I:.L TEXTO

    dad virtual electrnica en la cual estos tm1inos, ya sospechosos, re-stUtan ms problemticos y confusos todava. Una solucin ha sidoutilizar texto como una abreviatura anacrnica de los trminosentre corchetes en la expresin siguiente: Si uno tuviera que tnmsferir un texto (obra) [ntegro impreso], digamos Lost Paradise (ElParaso perdido) de Milton, a una forma electrnica, podran establecerse nexos entre pasajes de [lo que era] el texto [original] (elpoema de Milton) y con una amplia gama de material externo altexto orginal. El problema, por supuesto, es que, cuando el textoimpreso se comrerte en un texto dectrnico, deja de poseer la misma clase de textualidad. En las pginas siguientes, la palabra textodebe entenderse como > (Applied Gram111ato-log;y, 8), Derrida, que-reclama una nueva escritura pictogrfica

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    62 63HIPE.RTEXTOcorno salda al logocentri;mo, ha.msto su peticin en gran parte satisfecha en el hipertexto.Por otra parte,_el hipertexto induy.e los multimedos ya que,con la misma facilidad, puede conectar entre s tanto pasajes detexto verbal como informacin no verbal. Adems, ya queJ informtca digitaliza tanto los smbolos alfanumrcos c.Qmo)as mgenes, el hipertexto electrnico puede, en teora, illtegrar ambos. En la prctica, los populares procesadores de texto cC;rr;oMicrosoft Word ofrecen cada vez ms a menudo la posibilidad dendur material grfico en documentos de texto. Los nexos, quepermiten remitir al lector a una imagen desde cualquier pun to deltexto, hacen an ms fcil esta integracin de informacin verbaly visuaLAdems de la cantidad y diversidad crecientes de informacinnIfa btica y no verbal incluida en los documentos, el hipertextoaporta element.os visuales que no .existen en una o Q . i . a - ~ ~ P ! i S a .l\lvez ms bsico de todos sea cursor, una flecha, lnea "ocualquier otro elemento grfico parpadean e, que representa lapresencia del lector-escritor en el texto. El cursor: queeTusiiiffodesplaza desde el teclado apretando las tedas marcadas con unaflecha o con disposidvos como el ratn o la bola de rastreo,proporciona una entrometida imagen mvU de la presen:i_a dellector en el texto. Desde esta posicin, dIector puede modificarel texto: con el ratn, puede situarse el cursor en medio de unapalabra, por ejemplo, entre ]a p y la ode por. Apretando un botndel ratn, se inserta una barra vertical parpadeante; apretando lastedas de retroceso o de borrar se suprime la p; al teclear. se vaninsertando caracteres en este punto. En un Jibro, podemos recorrer la pgina impresa con el dedo, pero esta intrusin permanecer para siempre ajena al texto. Podemos hacer una marca en lapgina, pero nuestra intrusin no altera para nada el texto.El cursor, que aade la presencia, actividad y movimiento dellector, se completa, en la mayora de los actuales sistemas de hipertexto, con un smbolo que indica la existencia de material conectado. Para indicar la presencia de uno o ms nexos, Intermeda coloca al principio del pasaje una marca que consiste en unpequeo rectngulo horizontal con una flecha en su interior. ElHyperCard de Apple soporta una amplia gama de smbolos grficos (

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    presenta un historial grfico del recorrid o lector mediante unadisposicin vertical de conos que indica el ttulo de 10$ docu-mentos abiertos hasta entonces; pequeos conos adicionalesmuestran si el documento se abr desde un archivo, siguiendo unnexo) o s fue reactivado desde el escrirorio. DEs el sstema de hipertexto, y no el autor, el que proporcionadispositivos como Web View. En contrapartida, los autores en hipertexto disponen de otros elementos i ~ u a l e s importantes: vsio-nes generales o directorios grficos que ayudan al lector a navegarpor el metatexto. Estas visiones generales grficas, que llevan elapodo genrico de OV," presentan una gran diversidad de aspec-tos entre los que cabe destacar el mapa de conceptos (vase INCUSTODY OVen la fig. 2), que informa allectol' acerca de losnexos y de sus contenidos y muestra, adems, un camino claro yprctico para acceder a ellos. La visin general organiza con efi-ciencia un conjunto de ideas complejas alrededor de un fenme-no central, que puede ser un autor (Tennyson, Derrida), un pero-do cronolgco (el siglo XVIII o el posmodernismo), una idea omovimiento (tipologa bblica, desconstruccn). De un modo tpicamente hipertextual, la visin general implica que cualquieridea que el lector escoja como centro de su investigacin existe ene1 marco de otros fenmenos, que pueden tener o no con l unarelacin causal.

    Otro tipo de visin general de conceptos se vale de flechasque rec uerdan los vectores de fuerzas pa ra indicar las lneas de in-fluencias o las relaciones causales, Por eemplo, en las RelacionesLiterarias de Dickens (Fig. 3), se muestran con flechas las rela-ciones de Dickens con escritores que influyeron en l, aquellos enquienes l nfluy, as como los que compartan influencas mutuascon l. Este tipo de visin general grfica resulta particularmentetil para presentar de forma clara las relacones histricas, Imge-nes de objetos como fotografas una clula o de la luna pued enconstituir un tercer tipo de visin general grfica as como los ma-pas y los grficos tcnicos.

    Aunque el Web View de Intermedia cump le con xito su fun-cin de informar allecror, funciona an mejor cuando se lo com-"". OV por Overview; v i ~ i n general grfica es) ... traduccin del trmino tc-nico Gra phic Ovetview">. T.

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    -70 71H1PERTEXTOcrhura de un sistema de lenguae verbal a otro que abarque informacin no verbal-informacin visual en forma de smbolos; dementas representativos o cualquier otra nformadn, sonido nduido-- se ha enfrentado a una fuerte oposicin, ya menudo la delos sectores ms inesperados y, en concreto, de los que ya empleanel ordenador para escribir. Hasta los que abogan por el cimho,encuentran a veces la experiencia del cambio, y de su defensa, tanagotadora en la etapa siguiente que se resisten, aunque sta resulte implcita en los cambios que ellos mismos han propugnado..Esta resistencia se a n i f i e ~ t a de forma muy a r a . e l 1 ~ l comentario -muy "frecuente de que los escritores no deberan p r e { ) _ c u p a r ~ - .se por la compaginadn o la autoedicin y que deberan--dejarestas actividades al editor. Se nos dice que los escritores, acaa-micos u otros, no disean bien; y aunque lo hicieran, prosigue laargumentacin, estas actividades son una prdida de tiempo paraellos, Esta recomendacin, que recientemente se ha transformadoen mandato, debera inducirnos a preguntar por qu. Y s se nosdiese: Tome, un lpiz. Aunque tenga una goma en Ja punta, nola utilice. Los escrwres de verdad no la utilizam>? Como mnimo,deberamos preguntarnos por qu se ha incluida esta capacidadde hace r algo; y, si practicsemos con ella, nos dar amos cuenta deque borra; y, dadas la curiosidad y perversidad humanas, que endeterminadas circunstancias pueden signfcar lo mismo, contoda segu ridad nos veramos tent ados a utilizarla. As, una capacidad se convertira en un placer culpable!Cualquiera con un poco de inters por el diseo que haya examinado, incluso por casualidad, los productos de las ediciones comerciales o universitarial> habr notado la gran cantidad de librospsima y dcfcientemente diseados. A pesar de la labor ejemplarde diseadores como P. J. Conkwright y Richard Eckersley, muchas editoriales siguen produciendo libros feos de ver, con mrgenes estrechos, letras demasiado pequeas o bastas para una distribucin dada y nngn sentido esttico de la pgina. Se sueleninvocar las limitaciones econmcas como nico determinante dela situacin, aunque un buen diseo no tiene por qu producir unproducto final ms costoso, sobre todo en la era de la compaginacin por ordenador. En varios casos de 10s que tengo constancia,los editores encargaron el diseo a princpiantes que confesaronno tener ni fonnncin ni experiencia en disefo grfico. Al haber

    RECONFIGURAR EL 'fRXTO

    tenido la suerte de que mis libros pasaran por las manos de artistas de primer orden mucho ms a menudo que por las de diseadores ineptos, no hago estas observaciones en tono de queja, sinocomo una preparacin a Ia averiguacn de por qu se les dice a losescritores que no se tomen molestias po r eJ aspecto Vsual de susescrtos y de por qu aceptan tan dcilmente esta recomendadn.En parte se debe a que este mandato implca ohviamentecuestiones"Cie ctegoria y poder; y, en concreto, jm pliCa' una in-terpretacin especfica - e s decir, una construccin social- delos conceptos de escritor y de escritura. Segn estos conceptos, elpapel y la funcin del escritor se limitan a escribir. La escritura, asu vez, se concibe exclusivamente como una manera de registrar(o crear) ideas mediante el lenguaje. Superficialmente, este enfo

    que parece bastante neutro y evidente, y elIo ya debera indkarnos que se ha establecido hasta tal punto que ha lJegado a flbarcarpremisas culturales que bien se merecen un examen.Este mandato d e _ ~ ~ Q ~ ~ c r i b i r , basado en la c o n c ~ p . d Q l 1 p u _" r a m e n t e : - Y ~ ~ ? f d : e . l a ~ ~ ! i t u ~ a J . J ~ p l i ~ :Qh.'Yfamefi..lo ..siguiente:primero, que slo la informacin v ~ t b a l tien.e_YaJof, al menos parael escdtor como escritor y para e11ector como leeror; 16 y, segundo,que la informacin visual tiene menos valor. El manejo de estos tipos -de- nformacin despreciados o con merJs: v ~ ] o r (eil1cli:iS,'se merece -el ml;ltealvsmill la 'caJificad6n de verdadera informacin?), de algn modo rebaja la categqrja d ~ L e s ; ~ i J Q r . . . . y . 1 . ohace menos escritor. El tema de la categora vuelve a manfestarse al c o n s i d e ~ a r otro motivo de] mandato de slo escrihir, tambin unido a las C ? . c . ~ ! ! ~ ~ _ d e gi.'.s.I9!l d e I ! ~ a b - ; j o , d e p r e s t i g o - y de

    posian. E ~ , K e ~ ~ r . ~ l J ~ e cree qu e los autores'TI-o-debe'iarq)teocupiifse"PEr t ~ m a ~ ..que n c u ~ b e r i Impresor. Atu1ge turbado porest exclusin, acept esta argumni:acion hasta enterarme deque, hasta hace relativamente poco (digamos, los aos 30), los escritores solan aparecer por la imprenta de la Oxford UniversityPress,* mientras sus obras se estaban compaginando, y que se lespermita dar opiniones y consejos, algo que ahora se nos dice queno es aSunto nuestro, que est por debajo de nosotros, etc. Eltivo ms evidente para convencer a Jos escrrores de renunciar alas capacidades que les proporcionan Sus herramientas de eseriEditorial universitaria d e Oxfo td. T.

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    -HIPERTEXTO72

    tura tambin abarca la dea de que stos no tienen la pt:ricia, ni losconocimientos para producir un buen diseo. Pi-'ap-oyar esta-se esgrimen un sinfn de articulas repletos de tiy tamaos de letra antiestticos, escritos por estudiantes y, usuarios principiantes de Macintosh; y lo aceptamos demasiado fcilmente sin ms informacin. E1 hecho de qut: los principiantes en cualquier campo de actividad obtengan resultados de l'elatvamente pobre calidad nuncapuede jusficar que abandonen dicha actvidad. Si as fuera, aconsejaramos del mismo modo a los estudiantes que abandonaran inmediatamente sus esfuerzos en redaccn creativa y &scursva, endibujo y filosofa, y en matemcas y qumica. Y s no damos esteconsejo es porque creemos que las facultades implicadas en estasactividades son importantes, a diferenca, segn parece, de las relacionadas con el aspecto visual. Por supuesto, tambin est el he-que la enseanza tiene que ver con nuestro sustento y nuestra categora profesional. La cuestin qu e se plantea es, pues, porqu es menos importante la--infrmcin visual? El hecho iiiismo-de que muchos usuarios investigan con elementos grfico-s de tex-i to en sus ordenadores demuestra el placer evidente que obtienen4' I11 manejando efectos visuales. A su vez, este placer sugiere que, al! ptobibir los recursos visuales al escritor, se le prohbe tambin una

    JI; fuente de placer al parecer inocente, algo de lo que uno debe prescindir si pretende ser un escritor de verdad o un lector decente.La mayora de nuestros prejuicios contra la nclusin de informacin visual proviene de la tecnologa de la imprenta.Examinando la historia de la escritura, se ve en se-guida qu-tiene unaconexin con la informacin visual, por no hablar del origende muchos alfabetos en jeroglficos ni de otras formas de escritura originalmente grficas. Los manuscritos medievales presentanuna especie de combinacin hpertextual de tamaos de letra,mrgenes, ilustraciones y otros embellecimientos del texto, con lacaligrafa y otras adiciones pictricas.

    Texto dispersoLos nexos del hpertexto, el control por parte del lector y lavariabilidad no slo militan contra los modos de argumentacin

    Rl>CONFlGURAR EL TEXTO TJque nos resultan familiares, sino que, adems, tienen otros efectosmucho ms generales, uno de los cuales es aadir una especie dealeatoriedad al texto del lector. Otro es que el escritor, como ve,remos, pierde derto control bsico sobre su texto y, ms especfilos extremos v los lmites. Un tercero es que elo atomizar sus componentes (en lexias otexto), y que estas unidades de lectura asumen unams autnomas ya que dependen menossigue en sucesin lneal.Compar ado con el texto tal y como existe en la tecnologa dela imprenta, el hipertexto emplea diversas combinaciones de atomizacin y dispersin. A diferencia de la inalterabilidad espacialdel texto reproducido con la tecnologa del libro, el texto electrnico siempre presenta variantes, ya que ningn estado ni versines definitivo; siempre puede ser cambiado. Comparado con eltexto impreso, la forma electrnica parece relativamente dinmica, ya que siempre permite la correccn, la actualzacin y otrasmodificaciones similares. Incluso sin los nexos, el texto electrnico abandona la inalterabilidad caracterstica del texto impreso,ha tenido en la cultura occidental. Sinno pu ede haber texto unitario.aade un segundo tipo fundamental de va,ms el texto. Los nexos electrni"cos permiten a los usuarios recorre r distintos trayectos de lecturaen un conjunto dado de Jexias o bloques de texto. Esta prestacinhipertexto, la que surge su caracterstica esquiva de la linealidad, tiene efectos obvios e importantes sobre la concepcin dela textualidad y de las estructuras retricas. Al explicar su modode proceder en Sil, Barthes declara: A partir de ahora "estrellaremos", el texto, separando, a la manera de un pequeo terremoto, los bloques de significados de los que la lectura slo percibe lalisa superficie, imperceptiblemente soldada por el movimiento delas el fluido discurso de la narracin y la "naturalidad" dellenguaje ordinario. El significante mayor ser troceado en una sede breves fragmentos contiguos) que llamaremos lexias, ya queson unidades de lectura (13). Por muy dramtica y apasionadaque desde el punto de vista de la imprenta, la presentacin que Bartbes hace de su mto do en S12, describe con precisin la manera en que un intento de ir ms all de la imprenta

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    75Hll'ERTEXTO4ca la hipertextualidad peeturba el texto y la de la lec-tura tal y como los conocemos. El texto o ms exactamente lospasajes de texto , que se sucedan los unos a otros en una pro-gresin lneal ininterrumpda, ahora se fracturan, se desploman,asumen identidades ms individuales.

    mismo tiempo que la lexia bpertextual mantiene lazosms sueltos, o menos determinantes, con las otras lexias de lamma obra (para utilizar una terminologa que ahora corre elriesgo de quedar obsoleta), tambin se la puede asociar con tex-tos de otros escritores. De hecho, se asocia con cualquier textoconectado con ella, y de este modo se disuelven las nociones deseparacin intelectual entre textos, del mismo modo que algunosproductos qumicos destruyen la membrana celular de un orga-nismo: la destruccin de la membrana destruye la clula, la mata.En cambio, una destruccin anloga de las nociones, an con-vencionales, de separacin textual quiz pueda destruir ciertasactitudes respecto al texto, pero no necesariamente destruir eltexto. En todo caso, lo reconfigurar, as como nuestras I;;"-LJo;;\.I.Utivas sobre l.

    Otra consecuencia de 105 nexos electrnicos es UlWC. l: . meh> texto en otros textos. A medida que lasvan perdiendo su aislamiento fsico e jntelectual con elmiento de nexos, el texto se dispersa en ellas. La con-textua1idad e intertextualidad, que surgen al situar undadeslectura en una red de trayectos fcilmente navegables, entretejenlos textos, incluidos los de otros autores y los de medios no ver-bales. Un efecto de este proceso es que debilita, y tal vezye, cualquier sentido de unicidad textual.

    Estas nociones no resultan novedosas para la teora literariacontempornea, pero aqu, como en otros muchos casos, el h-pertexto representa una encarnacin incmodamente literal deun principio que pareca especialmente abstracto y abstruso des-de el pumo de vista de la mprenta. Puesto que gran parte delatractivo y del encanto de estas ideas tericas radica en su dificul-tad o tal vez en su preciosidad, esta presentacin ms literalmete trastornar a los tericos, en parte, por supuesto, porquetrastorna la categora y las relaciones de poder en su campo.

    RECONFIGURAR EL TEXTO

    Transliteracin hipertextual de la cultura del escriba o elmanuscrito electrnicoEl hipertexto fragmema, dispersa o atomiza el texto de dosmaneras afines. Primero, suprimiendo la linealidad de lo impreso,

    libera los pasajes individuales de un nico princip io ordenador: lasecuencia, y amenaza con transformar el texto en un caos. Y, lue-go, destruye la nocin de texto unitario y permanente. El cons-derar el texto entero en trminos de sus componentes producela primera forma de fragmentacin; el considerarlo en funcin desus diferentes lecturas y versiones produ ce la segunda.La prdida de la creenda en la textualidad unitaria podraproducir muchos cambios en la cultura occidental, y a menudocon un coste elevado, si los juzgamos segn nuestras actitudes ac-tuales basadas en la imprenta. No todos esos cambios resultarnnecesaramente costosos o dainos, sobre todo en el mundo aca-dmico, donde este cambio conceptual nos permitira corregiralgunas de las distorsiones producidas por la influencia de la cul-tura de la imprenta. Acostumbrados a las ediciones eruditas es-tndares de los textos cannicos, solemos pasar por alto el hechode que estas versiones impresas del siglo xx de obras original-mente creadas en una cultura del manuscrto son idealizacionesextraamente Heridas que producen una muy especfica expe-riencia del texto. Para empezar, las versiones eruditas impresas dePlatn, Virgilio o san Agustn proporcionan un texto mucho msfcil de manejar y descifrar que cualquiera que podan obtener loscoetneos de dichos textos. Ellos se encontraban con textos tandiferentes de los nuestros que la mera sugerencia de que pudira-mos compartir la misma experiencia de la lectura engaa. Loslectores de la poca de Platn , Vrgilio o san Agustn procesabantextos sin espaciado entre palabras, ni maysculas ni puntuacin.Si hubiese ledo estas frases mil quinien tos aos antes, habran te-ndo este aspecto:ellosseeneontrabancontextostandEerentesdelosnuestrosquelamerasu-gerencadequepudramoscompanirlamismaexperenciadelalecturaen-ga alosl eeto resdel apocadepla tnvirgilioosanagustn p rocesabantex .tossinespa cadoen trepala brasnimaysculasnipuntuacinsihubieseJedoestasfrasesmilquinientosaosanteshabrantendoesteaspecto.

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    't; ,"': 76 HIPERTEXTO RECONflGUH.AR EL TEXTO, 77Estos flujos ininterrumpidos de caracteres alfabticos reque-ran una gran habilidad incluso para dominarlos fonticamente.Ya que el descifrar estos textos favoreca la lectura en voz alta,

    casi todos los lectores experimentaban los textos no slo comoagotadoras sesiones de decodificacin sino tambin como una es-pecie de actuacin en pblico.El hecho mismo de que este texto que hubisemos ledo hacemil quinientos aos exista en forma de manuscrito tambin im-plica que, para llegar a leerlo, habramos tenido que tener accesoa un objeto raro e incluso nico ... siempre que hubisemos sabi-do de su existencia y hecho un incmodo, caro ya menudo peli-groso viaje para verlo. Tras tener acceso al manuscrito, tendramosque habernos acercado a l de una forma muy diferente de nuestroactual enfoque desenvuelto hacia e1lbro impreso. Con toda pro-babilidad, nos habramos tomado este encuentro como una rara vprivilegiada oportunidad , y tambin nos habramos acercado aexperiencia de la lectura de este objeto nico con un conjunto de

    supuestos muy distintos de los del erudito moderno. Como Eliza-beth Eisenstein ha demostrado, la primera funcin del estudiosoen una cultura del manuscrito consista simplemente en preservarel texto, que corra un doble pelgro de degradarse con cada lec-tura: cada vez que se manejaba fsicamente el frgil obeto, su lon-gevidad disminua, y, cada vez que se copiaba el manuscrito parapreservar y transmitir el texto, el escribiente inevitablemente in-troduca alguna desviacin textual.As, incluso sin tomar en cuenta la presencia ajena y aadidade la compaginacin, los ndices, las referencias,los titulas y otrosartilugios de la tecnologa del libro, el encuentro y posterior lec-tura de un manuscrito supona un conjunto de experiencias muydistinto del que hoy en da damos por sentado. Igual de impor-tante resulta el hecho de que, mientras el significado mismo de lasediciones eruditas se debe a su publicacin en comparativamentegrandes cantidades, cada manuscrito de los textos de Platn, Vr-gilio y san Agustn exista como objeto nico. No se sabe qu ver-sin particular de los textos de dichos autores manejaba el even-tual lector. El presentar la historia y una relacin de textoscreados en una cultura del manuscrito en los trminos textounitario propios de la erudicin moderna novela y falsifica sus relaciones intertextuales.

    :1

    Las ediciones eruditas modernas combinan tanto la unicidadcomo la multiplcidad, pero de modos muy distintos. Una edicinmoderna de Platn, Virgilio o san Agustn empieza presuponien-do la existencia de un texto nco y unitario, pero ello se debe a sucapacidad para diseminar este texto en una gran cantidad deejemplar(:s idnticos. En cambio, cada manuscrito antiguo o me-dieval, que encarnaba slo una de muchas variantes potenciales~ { u n texto, exista como objeto nico. Los nvestigadores queimentan determinar, no algn texto maestro probablemente mti-co y seguramente perdido hace mucho. sino la manera en que loslectores individuales se encontraban con Platn, Virgilio o sanAgustn en ltna cultura del manuscrito, necesitan una nueva con-cepcin de texto. De hecho, tenemos que renunciar al conceptode texto unitario y sustruirlo por nociones de texto disperso. Enotras palabras, tenemos que hacer algo que han hecho algunoshistoriadores de arte que trabajan en similares problemas medie-vales: tomar la nocn de tipo nico encarnado en un objeto ni

    ca y sustituida por una nocin de conjunto complejo de variantes.Por ejemplo, al intentar determinar los antecedentes temticos,iconolgicos y compositivos de las Madonnas de marfil de princi-pios del siglo XlV, Robert Suckale y otros especialistas en el estilocortesano han abandonado las derivaciones lineales y la nocin de-tpo unitario. En su lugar, insisten en que los escultores escogancomo punto de purtida un plano maestro entre varios conjuntosde formas bsicas. ] Parece necesario algn tipo de cambio en lasactitudes bsicas hacia las creaciones de la cultura del manuscrito.La capacidad del hipertexto para conectar todas las versioneso variantes de un texto particular puede ofrecer un medio de res-tablecer el equilibrio entre la unicidad y la variabilidad de los tex-tos de antes de la imprenta. Por supuesto, incluso en presemacioneshipertextuales, tanto las convenciones modernas de la imprentacomo el aparato acadmico seguirn ntentando recrear la cxpe-dencia de hallarse ante esos textos, y nada puede devolver la uni-cidad ni la consecuente aura del manuscrito nico. Sin embargo,d hipertexto brinda la posibilidad de presentar el texto como uncampo disperso de variantes y no como una entidad falsamenteunitaria. Las pantallas alta resolucin y otros avances tecnol-gicos deberan permitr algn da la presentacin de todos los ma-nuscritos individuales. Una familiarizacn con los sistemas de

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    78 79HIPERTEXTOpertexto podra en s cambiar lo bastante los supuestos acerca dela textualidad como para liberar de algunos de sus prejuicios a losinvestigadores de textos anteriores a la imprenta.

    Argumentacin, organizacin y retricaLa conexin electrnica, que otorga al lector un papel muchoms activo de lo que es posible con el libro, present a algunos efectos importantes. Consider ados a la luz de una literatura vinculadaa la tecnologa del libro, estos efectos parecen dainos y peligrosos, como de hecho deben ser para una hegemonia cultural basada, como la nuestra, en una tecnologa diferente de la memoriacultural. En concreto, la retrica lineal numeraria de primero,segundo y tercero, tan conveniente para la imprenta, seguirapareciendo dentro de los bloques de textos ndivduales pero no

    podr ser utilizada para estructurar argumentos en un medio qu eanima a recorrer caminos diferentes en vez de seguir uno lneal.Este alejamiento de ]a linealidad puede parecer un cambio clave,y ]0 es, pero conviene tener presente que no supone un abandonode lo natural.

    Tom McArthur nos recuerda: La estructuracin de los li-bros no tiene nada de "natural"; de hecho, es tremendamente an-tinatural y necesit nada menos que 4.000 afios para producirse.El gran logro de los escolsticos, sobre todo para las elites escribanas del mundo, fue estilizar los temas, tramas y formas de losbros en una forma realmente rigurosa, as como estructurarontambin los programas de estudio, las escrituras y el d e b a t e > ~ . 1 8Sus convenciones acerca de la estructura de los libros cambiaronradicalmente con el advenimiento de la imprenta, que foment laordenacin alfabtca, procedmi ento que nunca antes haba cuajado. Por qu?

    Una razn debe de ser que la gente ya se haba acostumbrado,a 10 largo de demasiados siglos, al material ordenado por temas.Este material se pareca muchsimo a la organizacin normaltrabajo escrito .. La alfabetizacin tambin deba de resultarofensiva para la visin global escolstica de las cosas. Debi de parecer una ordenacin perversa, ncoherentc y hasta desprovista de

    RRCONFTGURAllBL TEXTO

    sentido a unos individuos interesados en ntidos marcos que contuvieran todo el saber. Ciertamente, la alfabetizacin plantea problemas de fragmentacin, no tan obvios cuando se trata de listasde palabras pero graves cuando se trata de listas de temas (76-77).Las saludables observaciones de McArthur, que nos recuerdaque siempre consideramos naturales las construcciones sociales

    de nuestro mundo, tambin sugieren que, desde el punto de vistade los escolsticos, el paso del manuscrito al libro impreso y Jue-go al hipertexto representa una fragmentacin cada vez mayor.Mientras el lector disponga de medios de ordenacin, temticos uotros culturalmente c oherentes, la fragmentacin del documentoen hipertexto no implica la clase de entropa que una fragmentacin similar supondra en el mundo de la imprenta. Algunas desus prestaciones como bsqueda de texto, nexos automticos,agentes y potenciales filtros conceptuales, ofrecen la capacidad deconservar las ventajas de la hipertextualidad mientras protege allector de los efectos negativos del abandono de la linealidad.

    Principios y finales en el texto abiertoLos conceptos (y experiencias) de empezar y terminar implcan linealidad. Qu les sucede en un tipo de textualidad no regi

    da principalmente por la linealidad? Si presuponemos que la hipertextualidad presenta secuencias mltiples en lugar de unaausencia total de linealidad y secuencia, entonces, una respuesta aesta pregunta es que tiene mltiples principios y finales en Jugarde uno solo. Basndonos en la obra de Edward W. Said sobre orgenes y comienzos, el hipertexto ofrece al menos dos cIases disdntas de comienzos. La pr imera se refiere a la lexia individual, yla segunda a un conjunto de stas que fonnan un metatexto. Cadavez que una reunin de materiales hpertextuales se erige por ssola, bien porque Ocupa todo un sistema bien porque existe, pormuy brevemente que sea, dentro de un marco, el lector tiene queempezar a leer en algn punto, y, para l, este punto es un comienzo. Refirindose a lo impreso, Said dice que el principio deuna obra es, prcticamente hablando, la entrada principal a loque ofrece.l9Pero qu ocurre cuando una obra presenta mu

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    HIl'Eln'EXTO80chas entradas principales, de hecho, tantas como nexos hayaentre pasajes mediante los cuales se puede llegar a las lexas individuales (que, desde nuestro punto de vista, se convierten en elequivalente de una obra)? Said nos ayuda a responder al afirmarque se designa "un prncipio" para indicar, clarificar o definirun momento, lugar o acto posteriores, En resumen, la designacinde un comienzo suele implicar tambin la designacin de una in-tencin consecutiva (5), Por lo tanto, y en los trminos de Said,incluso un texto atomizado puede servir de comienzo siempreque el lugar del nexo, o punto de partida, asuma la funcin de primer eslabn de una cadena o de primer paso en un trayecto. Se-gn Said: Vemos que el principio es el punto inicial (en el tiempo, espacio o accin) de una consecucin o proceso que tieneduracin y sentido. El comienzo, entonces, es el primer paso en lapmduccin intencional de signtficados (5).

    La definicin casi hipertextual de Said sugiere que en retrospectiva, podemos ver el comienzo como el punto en que, entilla obra dada, el escritor se demarca de todas las otras obras; uncomienzo establece inmediatamente relaciones con obras ya existentes, relaciones bien de continuidad bien de antagonismo, ouna mezcla de a m b a s ~ > (3),

    As como el hipertexto dficulta la determinacin del principio de un texto porque, po r un lado, camba nuestra concepcinde texto y, por otro, porque permite al lector empezar en muchosptrntos distintos, tambi n cambia el significado de final. Los lectores no slo pueden escoger varios puntos donde terminar, sinoque pueden adems seguir ampliando el texto, extenderlo, dejarlo ms largo de como era cuando emp ezaron a leer. Como T edNelson, uno de los iniciadores del hipertexto, dice: No hay ltima palabla. No puede haber una ltima versin, un ltimo pensamiento. Siempre hay una nueva visin, una nueva idea, unanueva interpretacin, Y la literatura, que pretendemos informatizar, es un sistema para preservar la continuidad frente a este hecho,., Recuerde la analoga entre el texto yel agua. El agua fluyelibremente, el hielo, no, Los documentos que fluyen, los documentos vivos en la red estn siempre sometidos a uso y conexinconstantes, y estos nexos nuevos constante mente se vuelven interactivos y accesibles. Cualquier eje mplar suelto que alguien conserva est congelado, muerto, carece de acceso a nuevas conexio-

    R ~ : C O t - - ; J : o I G l i R A R EL TEXTO

    nes (Literar)' Machines, 2/61, 48), Aqu, como en otras muchasocasiones, la concepcin de textua lidad de Bakhtin anticipa el hipertexto, Caryl Emerson, su traductor y edtor, explica que paraBakhtn, "el todo" no es una entidad acabada; siempre es una relacin", As, el todo nunca puede acabarse y apartarse; cuando serealiza un todo, es en virtud de una definicin ya abierta al cambio (Problems, XXXIX),El hipertexto difumina los lmites del metatexto, yno se le pueden aplicar las nociones' convencionales de conclusin y de producto acabado; su novedad misma dificulta su definicin y descripcin con la antigua terminologa, ya que se deriva de distintastecnologas de la enseanza y de la informacin y conlleva implicaciones ocultas inadecuadas para el hipertexto. Particularmente inaplicables resultan las nociones afnes de conclusin y de productoacabado, Como lo reconoce Derrida, una forma de textualidad queva ms all de la imprenta nos obliga a extender", la nocin dominante de "texto" para que deje de ser una recopilacin acabadade escritos, un contenido encerrado en un libro o entre sus mrgenes y se vuelva una red diferencial, un tejido de huellas q ue eternamente se refieren a algo distinto, a o[ras huellas diferenciales,20

    La materia hipertextual, que por definicin es abierta, expansible e incompleta, replantea estas nociones. S se pasa al formatohipertextual una obra convencionalmente considerada completa,por ejemplo, Ulises, sta se vuelve en el acto incompleta. Lasconexiones electrnicas, que enfatizan el establecimiento de nexos, expanden instantneameme un texto al proporcionar grandes cantidades de puntos de amarre donde atar otros textos, Lainalterabilidad y aislamiento fisico de la tecnologa clellbro, quepermiten la estandarizacin y una relativa facilidad de re produccin, a la fuerza cierran estas posibilidades, El hipertexto las abre,

    Los lmites del texto abiertoEl hipertexto redefine no slo los comienzos y los finales del

    texto, sino tambin sus limites, sus bordes, por as decir. El hipertexto nos brinda un medio de escapar de lo que Grard Cenette llama una especie de idolatra, no menos seria y hoy en daincluso ms peligrosa que la idealizacin del autor, es decir el

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    fetichismo de la obra, concebida como objeto cerrado, completoy absoluto.21 Al pasar del texto fsico al virtual, de la imprenta alhipertexto, los lmites se desvanecen -e l desvanecimiento quetanto se esfuerza Derrida en conseguir en sus publicaciones impresas- y no se puede seguir dependiendo de concepciones o supuestos de dentro o fuera. Como ]0 explica Derrida, mantenerfuera lo externo .. es el gesto inaugural de la "lgica" en s, o del"sentido" comn, siempre que concuerde con la identidad de loque es: ser 10 que es, lo externo est fuera y lo interno, dentro. Elescribir debe volver a ser lo que nunca hubiese debzdo dejar de ser:un accesorio, un accidente, un exceso (Dissemination, 128). Sinlinealidad ni fronteras claras entre lo de dentro y lo de fuera, entre la ausencia y la presencia y entre uno y los dems, cambiar lafilosofa. Recurriendo a un texto de Platn como eemplo, Derrida, que trabaja en el mundo de la imprenta, afirma con presciencia que la cadena textual que debemos colocar de nuevo en su si-ya no es simplemente interna al vocabulario de Platn. Pero alir ms all de las fronteras de ese vocabulario, no nos interesa tanto romper ciertos lmites, con motivos o sin como replantear el derecho de situar dichas fronteras. En una palabra, no creemos que exista, con rigor, un texto platnico, cerrado sobre smismo, completo con un interior y un exterior (130).Derrida va ms lejos an y, con una afortunada mezcla de pacienciay humor, explica que al descubrir que los textos no tienen,en realidad, n interior ni exterior, no se los reduce a una masaamorfa: No se trata de considerar que [el texto] hace aguas portodas partes y puede hundirse caticamente en la borrosa generalidad de su contenido, sino ser capaz de desenmaraar las fuerzas de atraccin ocultas que conectan una palabra presente en eltexto de Platn con otra, ausente de ste, siemprenozca, rigurosa y prudentemente, las articulaciones

    Otro signo de la toma de conciencia, por parte de Derrida, delas limitaciones y restricciones de las acttudes contemporneas,que surgen en asociacin con el libro impreso, es su enfoque hipertextual de la textualidad y del signifcado; enfoque que siguedudando la existencia de un principio fundamental o totalizadof, puesto que reconoce que el "exterior" clsico delma no puede asumir ya la forma de una especie de extratexto capaz de detener la concatenacin de la escritura

    RECONFIGURAR EL TEXTO

    As, el hipertexto crea un texto abierto, con lmites abiertos,un texto que no puede mantener fuera a otros textos yque, por lotanto, encarna el texto de Derrida en el que se difuminan todoslos lmites que forman el borde movedizo de lo que sola llamarsetexto, de lo que antes creamos que el mundo podia identificar, esdecir, los supuestos comienzo y final de una obra, la unidad deuna recopilacin, el ttulo, los m r g e n e s ~ las firmas, el dominiode las referencias fuera del marco, etc,. El hipertexto sufre loque Derrida describe como un desbordamiento (dbordement) queborra todos esos lmites y divisiones (

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    85)-IIPERTEXTO84la misma facilidad entre p untos dentro y fuera d e un texto. Unavez que uno puede moverse con la m isma lacilidad entre, porejemplo, el principi o de Paradise Losi y un pasaje e1el Libro 12,miles dc lneas ms all, y entre este pr incipio y cierto textofrancs anterior o UD moderno comentario erudito , entonces, enun sentido importante, la individualidad de los textos, que la cul-tura de la imprenta cre, cambia radica lm ente y, tal vez, desapa -rece. Se poJra argumentar que, de hec ho, roda lo que esta cone-xin hip ertextual hace es encarnar la forma en que unoexperimenta de hecho el texto durante la lectura; pero , inclusoaS, el acto de leer se ha acercado muchsimo, de algn modo, aW1a encarnacin electrnica del texto y por ello su naturaleza haempe%ado a cambia r.Estas observaciones sobre hip ertexto sugieren que los ordena-dores nos accrcm todava ms a una cultura en la que ciertos as-pectos tienen ms en comn con UDa cultura de tradicin oral de loque incluso \'{/a lrer]' On g est dispuesto a admitir. En Orali/yatdLiteracy afirma que los ordenadores nos ha n llevado a lo que llamaun estadio oral secundario que tiene parecidos chocantes conel estadio oral primario, anterior a la escritura , en su mstica de laparticipacin, su cuidado del sentimiento comunal, su concentra-. 1 . 1 d c, I 22Clon en e momento presente e mc uso su uso e rormu as.

    No obstante, a pesar de que On g descubre paralelismos inte-resantes entre una cultura del ordenador y otra puramente oral,insiste equivocadamente en que: El p roceso secuencial y espacialde la palabra, iniciado po r la escritura y elevado a un nuevo orden deintensidad por la imp renta, se ve aLIl1 ms intensificado po r elordenador, que lleva al. m ~ l x i m o el compromiso de la palabr a conel espacio y el movimiento local (electrnico) y optimiza la linea -lidad anaJitica, hacindola virtualmente i n s t a l l t n e a > ~ (136). Dehecho, los sistemas de hipertexto , que ubican todos los textos enuna trama de relaciones, producen UD efecto n:1Uy distinto, ya quepermiten la lectura y el pe nsamiento no secuenciales.

    Uno de los efectos principa les de esta lectura no secuendal, eldebilitamiento de los lmites del tex co, puede concebirse o como lacorreccin del aislamiento ar tificial de un texto respecto a todossus contextos o como la violacin de una de las p rinci pales Olrac-terlstcas del libro. Segn Ong, la escriturel y la impresin pmelu-cen el efecto de una declaracin oral discreta e independiente:

    RECON FIGURAR EL TE.,XT O

    Al aislar un pensamienro en una superficie escrita, indepen-dientemente de cualquier interlocutor, y al hacer la declaracinoral m s autnoma e indiferente a cualquier ataque, la esc riturapresenta el habla yel pensamiento como dcslJrenJidos de todo lodems, como algo independienrc, completo. La imprenta tambinubica el habla y el pcnsamiento en una su perficie sep'lI'adl detoJo lo dems, pero va ms all y sugiere la autosuficiencia (132) .Ya hemos observa do la form en que el hipertextO sugiere in-teg racin en lugar de autosuficiencia. Otro posible resultado del

    hiper texto tal vez pueda resultar desconcerrantc. Como Ong des-taca, los ljbros, a diferencia de sus autores, no pueden ser p uestosen entredicho.

    El autor lJoJra se r puesto en entredichu si se pudiese llegarhasta l, pero no se lo puede alcanzar en ningn libro. No hay for-ma directa de refutar un texto. Incluso despus de una total y de-vastadora refutacin, sigu e diciendo exactalll ente lo mismo queantes . sta es una de las razones por la cual la frase lo dice elli-bro equivale popularmente a es cicl'tm>. Es tambin una raznpor la cual ha habido quemas de libros. Un texto que ,1{irme algoque todo el mundo sabe que es falso seguid p r o c l a D l ~ n d la falsedad mientras exista (79) .

    De todos modos, surge la cuestin siguiente: puesto que e!hip ertexto si t a el texto en un campo de otros t:cxtos, podr unaobra individual c ualquiera, a la que otra se haya referido , seguirhablando con la misma fuerza? Podernos imaginarnos presenta-ciones hipertextuales de libros (o eq uivalentes) en las que el lec-tor podr disponer ele todas las crticas y comentarios sobre laobra, que entonces pasar a existir como parte de Wl complejodilogo en vez de ser la encarnacin de una voz que habla conti-nuamente. El hipertexto, al conectar un bloque de texto con mi-radas de otros bloques, deslruye el aislamiento fsico del texto,as como las actitudes que suscita. Al permitir tanto las aDotacio-nes a un lexto indiv idual como su conexin con otros textos, po-siblemente contradictorios, destruye una de las caractersticasm.s bsicas de! texto imp reso: su separacin y su unicidad de voz.Siempre que se ubica un texto dentro de una red de tex tos, se loobliga a existir como parte de un complejo dilogo . Los nexos del

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    86 87HIPERTEXTOhipertexto, que tienden a afectar las funciones de autor y de lector, tambin modifican los lmites del textoLos nexos electrnicos cambian radicalmente la experienciatexto al cambiar su relacin espacial y con otros textos. Leyendo una versin hipertextual Expectations(Grandes esperanzas), de Dickens, o de Wasteland (La tierra balda)de Eliot, por ejemplo, uno puede seguir nexos hasta textos precedentes, lecturas alternativas, crticas, etc. Seguir un nexo electrnico hasta una magen, digamos, de un desierto o de un yermo en unpoema de Tennyson, Browning o Swinbume no toma ms tiempoque seguir un nexo entre un pasaje al principio poema y otro alfina1. Por lo tanto, el lector percibe los textos del Wastelandyel pasaje en la obra como equidistantes del inicial.Po rel hipertexto difumIna la distincin entre 10 que dentro y loest fuera de un texto. Tambin hace todos los textosconectados con un bloque de texto colaboren con dicho texto.La categora del texto, la categora en el texto

    Alvn Kernan afirma que la teora general Benjamin, se-gn la cual las numerosas reproducciones desmitificaron el arteen s, explica precisamente 10 que pas en el siglo XVIII, cuando laimprenta, con su lgica de multiplic idad, despoj su aura a losclsicos del antiguo orden literario (Printing Technology, 152);es muy probable que el hipertexto extender an ms el procesode desmitificacin. Kernan defiende de forma convincente que enlos tiempos de Pope una inundacin de libros, tanto en su vertiente de obras diferentes como de mltiples ejemplares de unmismo texto, amenaz con oscurecer los pocos clsicos, tanto an-tiguos como modernos, idealizados en las letras culta!', y con debilitar su aura con la edicin de ejemplares impresos de aqullos(153). Cualquier medio de informacin que fomente la rpida diseminacin de los textos y un fcil acceso a ellos desmitificarcada vez ms los textos individuales. Pero elotro efecto potencial para la desmitificacin: na

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    HIPERTEXTO8'" nal, requieren algn tipo de cdigo, como un nmero superncli" ce o entre parntesis, para indicar al Ieetor que deje de leer 10 que convencionalmente se denomina textD principal o cuerpo del texto, y que pase a leer un fragmento de texto aadido o motivado por el pasaje del texto principal. Tanto en la edicin acadmica como en la prosa erudita, estas

    divisiones del texto se rigen de acuerdo con jerarquas de calegopoder. La letra ms pequea, en la que aparecen las notas fi-ya pie de pgina, as como su ubicacin fuera del centro deatencin normal del lector, dejan bien claro que estos escritos sonsubsdiarios, dependientes, menos importantes. En la edcin acadmica, estos y otros cdigos tipogrficos dejan bien claro quelos esfuerzos del investigador, por muy extensos y costosos quehayan resultado, son obviamente menos importantes que los escritos publicados, ya que stos aparecen en el texto principal.el discurso erudito y crtico que emplea la anotacin, estas con

    . venciones tambin establecen la importancia del argumento dominante respecto a las fuentes del autor, sus partidarios y advere incluso la obra de ficcin o potica objeto de la crtica.hipertexto las anotaciones se experimentan de unamuy dstinta. En primer lugar, los nexos electrnicos destruyenen el acto la oposicin binaria simple entre texto y notas en la quelas relaciones de categora propias del libro impreso. Al

    un nexo, cllector puede encontrarse con otro pasaje delmsmo texto o con otro al que alude. El nexo tambin puede conducir a otras obras del mismo autor o a una gama de crticas, va-riantes textuales, etc. La asignacin al texto ya las notas de lo queTom Wolfe llama clistintos niveles de categora (statuspheres)se vuelve muy difcil, y estas jerarquas del texto tienden a desmoronarse rpidamente.Los nexos hipertextuales colocan el texto actual en el centrode un universo textual y, de este modo, crean un nuevo tipo de je-rarqua, en la que el poder del centro domina la infinta periferia.Pero como en el hipertexto este centro es siempre pasajero, vir, tua! y cambiante --o, dicho de otfO modo, aparece con la meralectura de un pasaje en particular- nunca tiraniza los otros as-pectos la red como ocurre con el texto impreso.Perfectamente consciente de que las obligaciones polticas deun texto hacen que el lector lea de un determinado modo, Bart-

    RECONFiGURAR EL TEXro t>9

    hes tambin manipula las relaciones pOllticas del texto de unamanera muy interesante. Por ejemplo, el procedimiento completo o la construccin de SIZ sirve de comentario al problema de laio .......qua y a las relaciones polticas entre las partes del texto eruestndar. A modo de juego, Barthes crea su propia versinun complejo sistema de notas a pe de pgina. Como Derrida enG/as, crea una obra o metatexto que el lector acostumbrado albros encuentra corrosvamente diferente o que considera, encontadas ocasiones, como un comentario ingeniosamente poderoso sobre la forma en que los libros operan, es decir, la forma enque obligan alleeror a ver relaciones entre diferentes secciones y,por lo tanto, a respaldar ciertas asociaciones de palabras dotadasde poder y valor por aparecer en cierto formato yno en otro.

    En otras palabras, Barthes habla de las notas a pie dey SIZ resulta ser una crtica de las relaciones de poder entredistintas partes del texto. En una nota final o a pie de pgina, re-cordmoslo, la porcin de texto convencionalmente conocidacomo texto principal revste, para el autor y el lector, un valor su-a cualquiera de sus partes complementarias que incluyennotas, prefacio, dedicatorias, etc., }' que suelen adoptar la formadspostivos diseados para facilitar la recuperacin de la informacin. Estos dispositivos, que suelen derivarse directamentede la tecnologa de la imprenta, slo pueden operar en textos fi-jos, repetibles y fsicamente aislados. Presentan grandes ventajas ypermten distintos modos de lectura: por ejemplo, no hace faltasaber de memoria dnde se encuent.ra un pasaje determinadocuando se dispone de recursos como ttulos de capitulo, ndicesde contenidos y alfabticos. Por lo tanto, el sistema de referenmuchsmo valor como medo de orientar al lector en sucorrido y de ayudarlo a recuperar nformacn.ello tiene costes que, como la mayora de los que paga ellector) se han convertido en parte de nuestra experencia de la lectura hasta el punto que ya ni reparamos en eHos. Nos los enseaBarthes. Como casi todos los tercos de la crtica de finales delsiglo xx, sobresale viendo lo invisible, insuflndolo con esperanZaS de que el condensado iluminar las sombras de aquello en quelos dems, durante mucho tiempo, no repararon y que creyeronque no exista. Qu implica una nota a pie de pgina? Y cm.olo manipula o evita Barthes? Unida al aislamiento fsico de cada

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    RECONFIGURAR EL TEXTO 910 HIPERTEXTOtexto, la entre texto principal y nota a pie de pgina estala primaria del texto principal respecto a otrostextos, cuando una reflexin acerca del tema revela en elacto que dicha de hecho, no puede existir.Tmese un artculo erudito del tipo que nosotros, profesores,todos escribimos. Deseamos escribr un artculo sobre algn as-pecto de la seccin de Nausca del Ulises de Joyce, un texto queincluso segn la ms burda medicin cuantitativa parece ms importante, ms poderoso que una nota nuestra que identifique elorigen de una expresin de Gerty McDowell en u na revista femenina de la poc;. La novela de Joyce existe, y siempre existir, enms ejemplares que nuestro artculo y, por ello, alcanza un pblico y una extensos .. . aunque reconozco que stasson problemticas basadas en ciertas ideologas; no obs

    r n a " n f " , ~ de nosotros, o as lo espeto, accede a ellas ya queson segn los cuales trabajamos. Al menos de formalos desconstru ccionistas orivilellian el texto,Jagran obra.Sn embargo, una vez que se ha empezado a escribir el articulo, las conven ciones la imprenta rpidamente cuestionan estossupuestos ya que cualquier elemento del texto principal resultaclaramente ms importante que cualquier elemento fuera de l. Eltexto fsicamente aislado y defjnido es muy discreto, ya que, comoOng explaya, oculta obvias conexiones de agradecimientos y cal-

    Cuando se introduce a otros escritores en un texto,aparecer como sombras atenuadas y a menudo distorsios mismos, Ello en parte es necesario ya que, despus detodo, uno no reproducir en su artculo todo el texto o librootro autor. de esta atenuacin proviene de una inexacti

    tud, negligencia o descarada mala fe por parte del autor. De todosmodos, dicha atenuacin forma parte del mensaje de la imprentay supone una implicacn que no puede eludirse, o en todo caso,no desde el advenimiento del hpertexto, el cual, al proporcionarun modo alternativo de textualidad, pone al descubierto diferencias que ya dejan de ser inevitables o invisibles.Al escribir para la imprenta, cuando indico el nmero de pgina un pasaje de Joyce que cito o menciono, e incluso si incluyo dicho pasaje en mi texto o en una nota, ste pasa a asumirmenos en mi artcul(}- una poscn subsidiaria

    y comparativamente inferor respecto a mis palabras, que, al fin yal cabo, aparecen en el llamado texto principal. Qu pasara si elartculo se escribiese en hipertexto? Suponiendo que se est trabajando en un entorno hpertextual completamente desarrollado,se empezara la novela de Joyce y abriendo, en un ladode la pantalla del monitor, el o los pasajes en cuestin. A continuacin, se el comentario pero, llegado al punto en quenormalmente se se procedera de un modo totalmente distinto. un nexo electrnico entre el texto propio y uno o ms del texto de Joyce. Al mismo tiempo, sepodran conectar pasajes del texto propio con otros aspectos deese mismo texto, con escritos de terceros o incluso con textospropios anteriores. Han ocurr ido varias 'cosas, cosas que no corresponden a 10 que esperbamos. En primer Jugar, los nexo s entre los pasajes de Joyce y mi comentario hacen que se establezcauna relacin muy distinta y mucho ms tenue con el llamado texto original de la se dara en el mundo de los textos fsicamente aislados. segundo lugar, tan pronto como uno ata ms de unbloqu e texto o lexa a un mismo amarre (o nodo, marca dese cualquier posibildad de jerarqua bipartita entre la nota y el texto principal. En el hipertexto, el texto principales aquel se leyendo en este moment o. Se da, pues, unadoble revalorizacin: con la disolucin de esta jerarqua, cualguer texto conectado una importancia que tal vez nunca hubiese alcanzado otro modo.Segn Bakhtin, el artculo erudito, que cita o contiene declaraciones hechas por terceros, a veces para refutar, otras paraconfirmar o aadir es un ejemplo de relacin dialogstica entrediscursos directamente significantes dentro de los lmites de unnico contexto .., Ello no supone un choque entre dos autoridades semnticas definitivas, sino uno objetivado (tramado) entredos posiciones representadas y totalmente subordinadas a la autoridad superior y ltima del autor. En estas circunstancias, elcontexto de no se desmorona ni se debilita (Pro-blems, 188). eludr las exigencias, la lgica, de la erudicin impresa, el mismo Bakhtin adopta un enfoque de la cita-cin de otros autores ms caractersticos del hipertexto o de latecnologa posterior al libro que del libro impreso. De acuerdocon Emerson, su editor y traductor, cuando Bakhtin cita a otros

    " i ~ : :,

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    crticos,

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    vilegiadas. encarna el enfoque filosfico que preconiza Rorty. Lasexperiencias bsicas de texto, de informacin y de control, quedesplazan los lmites del poder del autor hacia el lector, elaboranestos modelos sumamente posmodernos y antijerrquicos de informacin, texto, filosofa y sociedad.

    3. Reconfigurar al autor

    Erosin de la personalidadEl hipertexto, como la teora crtica contempornea, reconfigu

    ra -reescribe- al autor de varias maneras evidentes. Primero, lafigura del escritor en hipertexto se acerca a la del lector, aunque nose funda completamente con ella; las funciones del escritor y dellector se entrelazan ms estrechamente que en cualquier otro momento. Esta transformacin y cas fusin de los papeles es el ltimopaso de la convergencia entre dos actividades antes muy dferenciadas. Aunque hoy en da se presuma que todos los que saben leertambin saben escribir, no siempre ha sido el caso, y los historiadores la lectura sealan que durante varios milenios mucha genteque saba leer no poda siqwera escribir su nombre. Hoy en da,cuando consideramos la lectura y la escritura, seguramente las concebimos como procesos en serie o procedimientos realizados deforma intermitente p or una misma persona: primero se lee, luego seescribe y se vuelve a leer. El hipertexto, que crea un lector activo yhasta entrometido, contribuye a la consumacin de esta convergen-entre ambas actividades; pero, al hacerlo, invade las prerrogativas del escritor, qwtndole algunas para otorgrselas al lector.Una seal dara de esta transferencia de competencias se manifiesta en las posibilidades. para el usuario, de escoger su propocamino por el meta texto, de anotar textos escritos p or otros y decrear nexos entre documentos propios o ajenos. El hipertexto nopermite que se modifique un texto producido por un tercero aun