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Los Años de la CROM
Lombardo, Artífice de la Unidad Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El 16 de julio se conmemora el 84 Aniversario del natalicio de Vicente
Lombardo Toledano, mexicano de dimensión excepcional, preclaro talento puesto
al servicio de los intereses de la clase obrera y el pueblo. La obra y el
pensamiento de Vicente Lombardo Toledano tienen una actualidad mayor en los
momentos en que en México se producen cambios significativos. En forma
paralela, el señor Valentín Campa ha publicado sus Memorias, en las que expone
distintos juicios sobre la conducta y la personalidad de Vicente Lombardo
Toledano en el movimiento obrero y revolucionario. La obra de Campa no tiene
rigor científico alguno y representa una oportunidad para exponer el dogmatismo,
el sectarismo, la incapacidad teórica que ha caracterizado su militancia política.
Campa parte de la tesis profundamente equivocada de que los errores y las
equivocaciones del PCM se debieron a la injerencia de la Internacional Comunista
en los asuntos internos, despojándose de todo tipo de responsabilidad individual y
colectiva. Sin ningún afán autocrítico real, Campa concluye que los errores los
cometieron otros y él, todos los aciertos. Así, la historia se convierte en una novela
entre “buenos” y “malos” y no una ciencia, determinada por leyes sociales.
Vicente Lombardo Toledano ingresa al Comité Central de la CROM, como
Secretario de Educación, en 1924, y abandona esa central en 1932, después del
rompimiento definitivo con el reformismo de Morones. En estos 8 años, la
conciencia filosófica y política de Vicente Lombardo Toledano experimenta
profundas modificaciones, pasando de las concepciones idealistas y
espiritualistas, preconizadas por su maestro Antonio Caso, a las tesis del
socialismo científico. Vicente Lombardo Toledano se incorpora a la lucha sindical a
los 24 años, en la Universidad Popular, que difundía la cultura entre los obreros.
Campa considera, de una manera errónea, la actuación de Vicente Lombardo
Toledano en la CROM, al afirmar que era un elemento incondicional de Morones,
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sin examinar la lucha interna que se producía en el seno de la central obrera.
Campa nunca entendió que la aparición de la CROM había significado un salto de
calidad, superando definitivamente el mutualismo y el anarcosindicalismo
prevaleciente. Tampoco, nunca tuvo una concepción científica de la Revolución
Mexicana, ni, por supuesto de los gobiernos de Carranza, Obregón y Calles.
Vicente Lombardo Toledano, aunque ocupaba un cargo en el Comité Central de la
CROM, nunca perteneció al grupo “Acción” formado en 1918 y que se convirtió en
la entidad política rectora de la CROM y de su instrumento político, el PLM.
Lombardo Toledano desempeñó en el seno de la CROM una función
esencialmente educativa, formadora de los dirigentes sindicales y fue el principal
difusor de las tesis del socialismo. Como secretario general de la Federación de
Sindicatos Obreros del Distrito Federal, le dio contenido proletario a su programa
de acción. En 1927, contribuye a organizar la primera organización nacional de
profesores luchando por el reconocimiento de los derechos sociales de los
trabajadores intelectuales. En 1925 propuso la creación del Instituto de Ciencias
Sociales, encargado de difundir la doctrina socialista entre las masas obreras ye l
colegio Obrero Mexicano, que tenía la finalidad de formar los cuadros de la
CROM. Protestó enérgicamente por los asesinatos de los anarquistas, Sacco y
Vanzetti y el dirigente comunista cubano, Julio Antonio Mella. Criticó
profundamente el sistema educativo nacional, clamando por su vinculación con las
aspiraciones del pueblo. En 1929 propone una transformación radical del Partido
Laborista y la revisión de la táctica sindical de la CROM, ante el desprestigio en
que había caído el grupo de Morones.
Las Diferencias entre Vicente Lombardo Toledano y Luis N. Morones.
El grupo “Acción” consideraba a Vicente Lombardo Toledano como un
elemento advenedizo, surgido del campo intelectual, que no había participado en
la etapa formativa de la CROM. Existía la idea errónea, propia del
anarcosindicalismo, que los intelectuales actuaban siempre en función de los
intereses de la burguesía. Mientras el grupo moronista utilizaba los cargos
públicos para enriquecerse, Vicente Lombardo Toledano siempre tuvo una vida
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personal modesta, influida, en gran medida, por la herencia histórica de Antonio
Caso. Las diferencias con Morones empiezan a plantearse desde 1925 y estallan
en 1932. ¿Cuáles son estas discrepancias que Campa oculta? Morones opinaba
que la Revolución Mexicana tendía al equilibrio de los factores de la producción,
en cambio, Vicente Lombardo Toledano postulaba el reconocimiento de la
primacía de los obreros. Morones planteaba que el costo social de la
reconstrucción nacional debería pagarlo, por igual, los obreros, los industriales y el
gobierno; Lombardo Toledano consideraba que la reconstrucción del país debería
respetar las conquistas sociales de los trabajadores.
Para Vicente Lombardo, la Revolución Mexicana debería ser conducida
hasta sus últimas consecuencias; para Morones, la lucha fundamental era enfilada
contra el gobierno de Portes Gil. Lombardo Toledano consideraba que los
elementos enriquecidos no deberían formar parte de los sindicatos; Morones no
encontraba ningún impedimento para la riqueza personal obtenida, Morones
postulaba el apoyo incondicional al gobierno; Vicente Lombardo Toledano
proponía un apoyo condicionado y crítico. Vicente Lombardo Toledano apoyó a los
gobiernos de Obregón y Calles; a éste durante la etapa constructiva. Cuando
Calles, al vincularse con los intereses económicos privados y afirmar que la
Revolución debe ayudar, por igual a los pobres y a los ricos, Lombardo Toledano
se opone abiertamente, al considerar que la Revolución es un movimiento
unilateral a favor del pueblo. Pero combatió enérgicamente a los gobiernos de
Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez. Si Vicente Lombardo Toledano
hubiese abandonado la CROM en 1929, se habría quedado, solo, dejándole a
Morones el control definitivo de los sindicatos y entonces la historia obrera se
hubiese escrito de otra manera.
Lombardo y el PCM.
El PCM nunca elaboró un estudio científico sobre la Revolución Mexicana,
de las clases sociales y de la realidad nacional. Para ellos los gobiernos de
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Carranza, Obregón y calles eran “simples instrumentos del imperialismo”.
Consideraban, de una manera profundamente equivocada, que México era un
país capitalista en el que era posible un gobierno de los “soviets”, adoptando, de
una manera mecánico, la experiencia de la Revolución Rusa. Esta “explicación”
sectaria de una de las causas del fracaso del PCM. Sus dirigentes municipales,
influidos por el anarquismo, aplicaban de una manera mecánica, los acuerdos de
la IC. La táctica del enfrentamiento global, preconizada por Campa, olvidaba que
la mayoría de los caudillos revolucionarios representaban y exponían distintas
aspiraciones de los trabajadores del campo y de la ciudad. Mientras la IC,
recomendaba coincidir con la corriente de Lombardo, Campa mantenía una actitud
de ataque sistemático. Este se refiere a la Convención Obrero-Patronal de agosto
de 1929, tratando de desnaturalizar la actitud de Vicente Lombardo Toledano ante
el proyecto Laboral de Portes Gil. Vicente Lombardo Toledano fue el más
consecuente defensor del establecimiento de los contratos colectivos, del
conocimiento del estado como patrón, de la unificación de la legislación laboral, de
la independencia de los sindicatos frente a los patrones y el estado, sobre el
reparto de utilidades y la implantación de la higiene industrial.
En esa época, es indudable que Vicente Lombardo Toledano no tenía una
concepción completa sobre la dictadura del proletariado, ni sobre la Unión
soviética o el internacionalismo proletario y ello explica distintos exabruptos. Pero
en lo que Vicente Lombardo Toledano tenía absoluta razón es referente a la
incapacidad teórica y política de los dirigentes del PCM para elaborar una política
nacional. Vicente Lombardo Toledano no era, aun un marxista consumado. En
cambio, Campa ya había leído un catecismo sobre Bakunin. Hace falta mayor
honestidad intelectual para reconocer los errores propios.
1978.
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El Movimiento Sindical y las Tareas de la Izquierda (I).
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El profesor Arnaldo Córdova, catedrático de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, acaba de publicar un nuevo libro, titulado “La
Política de Masas y el Futuro de la Izquierda en México”, en el que expone y
analiza las tareas que, a su juicio, deben desempeñar estos destacamentos en el
seno del movimiento obrero, en la presente etapa. En realidad, este texto es una
continuación de otros ensayos, escritos en torno al carácter de la Revolución
Mexicana y al régimen cardenista, que no podemos examinar ahora aquí porque
nuestros cometarios de alargarían desmesuradamente. Ya habrá tiempo y ocasión
para enjuiciar estas aportaciones académicas al estudio de la vida contemporánea
del país.
El profesor Córdova concluyó, desde luego, que durante el periodo del
general Lázaro Cárdenas, se instauró un régimen corporativo, en el que el Estado
organizó y controló a las organizaciones de obreros y campesinos para luchar con
más éxito contra las presiones imperialista y la pequeña oligarquía reaccionaria.
Con esta explicación histórica, Lombardo Toledano y los demás dirigentes obreros
se convierten en un puñado de muñecos de trapo, sin vida, inmóviles, manejados
como un teatro de marionetas por el Presidente de la República. Aclara el autor,
no obstante, que no se trató del corporativismo de tipo fascista que prosperó en
Alemania e Italia durante los años de la preparación y la realización de la guerra.
La falla fundamental de la concepción del profesor Córdova consiste en
considerar que el movimiento obrero careció siempre de autonomía frente al poder
público, de valor propio y que fue un simple instrumento de los designios
burgueses de Cárdenas. Esta simplificación extraordinaria -que en algunos casos
es hasta grotesca- pretende olvidar la tradición combativa que desplegó la CROM
“Depurada”, la CGOCM, la CSUM y aún, la CGT y el SME y la influencia que tuvo
la situación internacional, que se caracterizaba por el peligroso ascenso del
fascismo en Europa, en la fundación de la CTM, en febrero de 1936.
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En realidad, confluyeron otros factores concretos en esta etapa brillante de
la lucha de la clase obrera, tales como el surgimiento de la candidatura
presidencial progresista del general Lázaro Cárdenas, la expulsión de Calles, las
presiones imperialistas desatadas a raíz de la expropiación petrolera, el carácter
agresivo de la incipiente oligarquía nacional y el grado de madurez ideológica que
se había alcanzado en el seno de las centrales y de los sindicatos, después de la
declinación del reformismo de Luis N. Morones y del anarcosindicalismo de la
CGT. Existían condiciones políticas y sociales propicias para la creación de la
CTM, pero ésta no fue decisión del gobierno sino la cristalización de un objetivo
largamente proclamado desde 1919.
Ciertamente, que la presencia de Cárdenas fue favorable para dar este
paso, pero no significó, de ninguna manera, el factor decisivo. Fue correcta la
apreciación que se tuvo sobre la naturaleza de su régimen, en esta etapa de la
Revolución Mexicana, porque al impulsar el desarrollo de las formas capitalista
privadas, también promovió el capitalismo de Estado, empezó a crear el sector
estatal de la economía, inició la política de nacionalizaciones de ciertas ramas
productivas básicas, sentó las bases de la industrialización nacional e impulsó la
educación y la cultura entre las masas populares.
Es justo reconocer que hubo errores de apreciación y de táctica sobre el
carácter, los alcances y los propósitos de ese gobierno, como los de los que
consideraban que se estaba en la antesala de la construcción del socialismo y de
que esto originó ciertas desviaciones oportunistas. Pero esta no fue la conducta
general, ni este el saldo político final. El movimiento obrero tenía una fuerza y una
dinámica propia y no la graciosa o interesadamente le otorgaba o le reconocía el
Presidente Cárdenas. Claro que se impulsó el desarrollo de las fuerzas
productivas, pero también se incrementó la participación cuantitativa y cualitativa
de la clase asalariada, sin cuyos pasos no pueden entenderse el proletariado
moderno. Muchos proyectos de la CTM fracasaron, o no se conquistaron
plenamente, no solo por la oposición del gobierno y de los patrones –como la
incorporación de los campesinos y de los burócratas en la central sindical sino
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también por el atraso cultural, educativo e ideológico, que persistía como secuela
de la herencia del Porfiriato.
El profesor Córdova comete un grave error al afirmar que después de 1958
“la línea de masas de la izquierda consistió en dividir a las centrales sindicales
oficiales y conducir a los sindicatos liberados a la formación de una central. El
inspirador de esta línea fue Lombardo Toledano”. En verdad, quien concibió y
aplicó esta política sectaria y nefasta fueron los dirigentes de la CTM, en especial
el grupo de Campa y no Vicente Lombardo Toledano.
En julio de 1961, al pronunciar unas conferencias en el SNTE, el principal
fundador de la CTM, se opuso a la creación del Consejo Nacional Ferrocarrilero
“porque se creaban dos autoridades dentro de la misma organización sindical”. El
otro ejemplo, fue la aparición en 1959 del MRM, que al principio contó con la
simpatía de muchos profesores “pero que después se convirtió en un pequeño
partido de oposición en el seno del SNTE”. Al examinar la aparición de centrales
efímeras, como la CNT y el BUO, Vicente Lombardo Toledano concluyó que la
división obrera ha provocado “la desaparición de la democracia sindical, la
corrupción de la mayoría de sus dirigentes, el olvido de la lucha de clases, la
pérdida constante del poder de compra de los salarios y la anulación del
movimiento obrero como fuerza de opinión ante los problemas del pueblo y las
demandas de la nación”. Vicente Lombardo Toledano nada tuvo que ver con el
intento de formar en 1951 la llamada “Central Sindical Independiente”.
Lombardo Toledano, en enero de 1960, saludó el Pacto de solidaridad y
Ayuda Mutua, suscrito entre el sindicato Mexicano de Electricistas y el Sindicato
de Telefonistas, calificándolo como un “nuevo preludio en el camino de la
reconstrucción de la unidad sindical”. Con motivo del desfile conmemorativo del 1º
de Mayo, en 1962, expone lo siguiente: “¿cuáles pueden ser las bases y los
propósitos de la unidad sindical? Unos cuantos, pero claros y precisos: unidad con
independencia, respecto de la clase patronal y del Estado; aceptación del principio
de la lucha de clases; democracia sindical; solidaridad con las demandas justa de
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los trabajadores independientemente de su ideología , de sus creencias, o de su
afiliación política; estímulo, vigilancia y defensa de las empresas y servicios del
Estado; lucha sistemática por el desarrollo independiente del país; relaciones con
las organizaciones obreras de todo el mundo, sin discriminaciones políticas”.
En el próximo artículo terminaremos…
21 de noviembre de 1979.
1
La CTM y la Opinión Trotskista.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En diversos estudios, aparecidos recientemente, entre los que se destacan
los de Arturo Anguiano, Manuel Aguilar Mora, Arnaldo Córdova y otros, se ha
examinado el significado de la CTM, deformando grotescamente algunos hechos
sociales y políticos, hasta llegar a una extrema simplificación en su análisis. Este
fenómeno académico es interesante porque se produce en un momento en que
muchos militantes del PRT o de grupos similares están ocupando posiciones
docentes, administrativas y sindicales en múltiples escuelas superiores del país.
Además, se está ahora coincidiendo con los esfuerzos que se despliegan en
diversos países del mundo para conmemorar el centenario del natalicio de León
Trotsky.
Estos autores consideran, con diferencias de matices, que la CTM fue un
instrumento de mediatización y control de las masas obreras, impuesto
maquiavélicamente desde las esferas del gobierno, contando con la complicidad
de sus principales dirigentes gremiales. Que la política de la CTM durante los
regímenes de Cárdenas y Ávila Camacho fue profundamente negativa porque
significó la supeditación del movimiento obrero ya los designios, intereses y
perspectivas de la burguesía en el poder y porque la concepción del Frente
Popular implicó una anexión de los sindicatos en el partido oficial, el PRM,
perdiéndose el objetivo para crear el partido proletario. Que en esta etapa de
sometimiento y sojuzgamiento de los trabajadores, quienes asumieron la máxima
responsabilidad fueron Vicente Lombardo Toledano y los dirigentes del PCM, que
estaban influidos por las ideas atrasadas y dogmáticas de Stalin y entregados a la
orientación oportunista de la Internacional Comunista. Que la presencia de León
Trotsky en México y de su brevísimo grupo de seguidores fue un factor importante
que tenía la finalidad de romper aquellas ataduras, de abrir los ojos a la clase
obrera sobre la manipulación de que eran objeto por parte de sus dirigentes y de
hacer que conquistaran su independencia respecto del poder público.
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La CTM, fue en 1936, no fue producto del deseo personal del
Presidente Cárdenas, ni de Vicente Lombardo Toledano o de los otros dirigentes
del Comité Nacional de Defensa Proletaria, sino un resultado histórico que
empezó a gestarse desde la terminación de la Revolución Mexicana y de la
iniciación de la vigencia de la constitución de 1917. En la conciencia y en el
pensamiento de muchos líderes obreros, de diferentes orientaciones, se esbozó
siempre el gran objetivo de constituir una central sindical única, nacional,
democrática, independiente, clasista y representativa.
La CROM cumplió, en parte, esta meta orgánica, pero es evidente que
quedaron fuera de ella, incluso oponiéndosele otros núcleos obreros en la CGT,
en la CSUM y en otros sindicatos nacionales. Importantes jalones en este proceso
hacia la más plena unidad fueron la transitoria existencia de la CGOCM, en la que
fusionaron los sindicatos de la CROM Depurada y los agrupamientos del Distrito
Federal, que dirigía el grupo de Fidel Velázquez. El surgimiento de la candidatura
de Cárdenas, la expulsión de Calles fueron otros elementos positivos, favorables,
que estimularon el avance hacia la mayor confluencia obrera lograda hasta
entonces; el Comité Nacional de Defensa Proletaria.
Se especula que Cárdenas fue, en realidad, el creador de este aparato,
pero se pretende ignorar el trabajo que en este sentido realizó el Sindicato
Mexicano de Electricistas, algunos dirigentes de la CGOCM y de la CSUM y la
benéfica influencia que tuvieron las resoluciones del VII Congreso de la
Internacional comunista. Se afirma que Cárdenas utilizó a la CTM para aumentar
su fuerza propia con el objeto de enfrentarse exitosamente al callismo, a la
oligarquía y a las presiones imperialistas, pretendiendo menospreciar el carácter
profundamente progresista que tenía el programa de gobierno de Cárdenas. Este
era, ciertamente, un programa capitalista, pero no solo del capitalismo privado,
sino también, lo que es más importante, del capitalismo de Estado, estadio
superior del modo de producción prevaleciente en el país.
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Es justo afirmar que existió plena identidad entre Cárdenas y la CTM en lo
referente a superar los residuos semifeudales de la economía nacional, en la lucha
por la independencia nacional y contra los intereses y las ambiciones de la
incipiente oligarquía financiera e industrial. Pero estas coincidencias básicas no
implicaron el sometimiento incondicional de la central obrera al gobierno; ni
tampoco, por supuesto, la oposición permanente, que frente a ese régimen,
carecía de sentido constructivo alguno.
La Declaración de Principios, el Programa de Acción, así como las
resoluciones y acuerdos de sus múltiples Congresos y consejos de la CTM
constituyen un conjunto ideológico y político cualitativamente más avanzado que el
Programa de gobierno y la práctica gubernamental de Cárdenas. En varias
ocasiones fue evidente la discrepancia e incluso la confrontación: la actitud
condenatoria de la CTM al otorgarse el asilo a León Trotsky, la insistencia de la
CTM para incorporar en una sola central a los campesinos y a los burócratas, la
necesidad de dar el paso trascendente de la expropiación de los bienes de las
empresas petroleras, ante los titubeos de distintos miembros del gabinete, la
diferencia en cuanto al manejo estatal-obrero de las empresas nacionalizadas, la
exigencia de una actitud más firme frente a la conducta agresiva de la burguesía
reaccionaria de Monterrey y otras.
Aunque algunos dirigentes sindicales sobrevaloraron excesivamente el
carácter y las funciones reales del PRM, lo cierto es que para la absoluta mayoría
quedaba claro que se trataba De una coalición de fuerzas sociales –las
fundamentales de la nación-, lo que significaba un sensible progreso político
respecto del PNR. Aunque algunos incurrieron en el colaboracionismo, o se
deslizaron por la pendiente del oportunismo, atribuyéndole al gobierno de
Cárdenas cualidades y metas que no registraba, lo cierto es que el apoyo obrero
fue decisivo en la expropiación de los bienes de las compañías petroleras y en la
resistencia nacional a las presiones de los países imperialistas afectados
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Como se ve, la realidad de la CTM es rica y profunda, distinta al mero
alambicamiento de las disquisiciones escolares.
26 de noviembre de 1979.
1
El Movimiento Sindical y las Tareas de la Izquierda (II y último).
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El profesor Arnaldo Córdova considera justamente que el fortalecimiento
político de la izquierda, pasa por la conquista de la independencia y la democracia
de los sindicatos. Dice: “No puede haber liberación de la clase obrera fuera de la
organización de clase; es decir, del sindicato. Conquistar a los obreros, no
individualmente considerados, sino a la organización sindical misma, es el reto
que desde hace tiempo la historia ha planteado a la izquierda”. Córdova afirma
adecuadamente que el sindicato “jamás podrá sustituir al partido, por lo menos en
lo que es la esencia del partido: la lucha por el poder del Estado”. Pero después
surgen las necesarias discrepancias al valorar y explicar distintos hechos políticos.
Los acontecimientos de 1948 en el seno de la CTM redujeron seriamente la
influencia y al fuerza de la izquierda en las filas del movimiento sindical, situación
que aún no se supera plenamente. A partir de ese momento resurgieron dos
concepciones opuestas sobre la táctica más justa para enfrentar este problema
histórico: la de Vicente Lombardo Toledano que aconsejaba la lucha democrática
en las propias filas de las organizaciones sindicales, sin depurarlas, rompiendo
sus estructuras; y las de los dirigentes del PCM y en especial del grupo sectario de
Campa que consideraba que eran necesario formar fracciones, tendencias en las
centrales y sindicatos, al grado de formar órganos de dirección paralelos a los
“oficiales” o “charros”. Esta conducta fue seguida por la corriente de Rafael
Galván, durante el tiempo de su coexistencia en el SUTERM. Córdova se muestra
partidario de esta segunda posición, aunque acepta la posibilidad de la mera
afiliación individual.
El autor del libro que examinamos dedica una gran extensión a exaltar la
experiencia fallida de la Tendencia Democrática, de Rafael Galván y del
Movimiento Sindical Revolucionario, considerándolo como una “auténtica opción
de la política de masas”. Profundicemos en el valor de estos elogios.
2
Como se sabe, el STERM se fusionó con el SNESCRM en septiembre de
1972, creándose el actual SUTERM. Al poco tiempo, la corriente de Galván formó
la Tendencia Democrática que el 12 de junio de 1972 emplazó a huelga a la CFE,
huelga que fue conjurada mediante el uso de la fuerza armada. En realidad, no
hubo unidad orgánica verdadera porque Galván recurrió a constituir una fracción
política obrera, que se enfrentó a la corriente oficialista de Rodríguez Alcaine, sin
disputar la direccion en la propia base sindical la supremacía ideológica. Pronto la
Tendencia Democrática intentó convertirse en un Comité Nacional paralelo,
teniendo los trabajadores electricistas una organización quebrada. En realidad, al
emplazar a huelga a la CFE se estaba violentando la legalidad del sindicato
porque la Tendencia Democrática no gozaba de representatividad plena. LA TD a
veces era una entidad gremial; pero, a veces, también, una especie de partido
político que llegó incluso a suscribir alianzas electorales con el PCM, olvidándose
del carácter amplio que deben tener las organizaciones obreras. La TD se
convirtió en una fracción política, lo que provocó aislamiento respecto de las otras
fuerzas políticas. Esta estrechez o el “pecado original” del MSR.
No es cierto, como lo afirma el profesor Córdova que toda lucha económica
desemboque irremediablemente “en un enfrentamiento político con el orden
político establecido”. No preconizamos el economicismo estéril, pero es evidente
que las reivindicaciones de orden gremial tienen su propia esfera de valor. La
impugnación al sistema político corresponde esencialmente a los partidos políticos
proletarios y no a los sindicatos que se deben integrar por obreros de diferentes
orientaciones políticas.
Esto no quiere decir que el sindicato –me refiero, desde luego, al sindicato
revolucionario- se mantenga neutral, o al margen de la lucha de la sociedad
capitalista, sino que aquella tiene sus esferas, sus campos de manifestación, de
competencia o de resistencia. El error más grave de Campa y Vallejo en 1959 fue
precisamente el de trastocar o confundir las funciones sociales, propias de los
sindicatos y de convertirlo (al Ferrocarrilero) en un instrumento político que se
enfrentaba, global y radicalmente, al gobierno de López Mateos, sin atender,
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además, a un justo examen de la correlación de fuerzas internas y externas. Este
es el clásico aventurerismo izquierdista.
El profesor Córdova hace una afirmación temeraria cuando sentencia que la
“ideología de los dirigentes oficiales del movimiento obrero es profundamente
anticomunista”. Pero ello no quiere decir, aclara, que representen intereses
reaccionarios o proimperialista. Me parece que en esta parte del libro, existe una
gran superficialidad al no estudiar más detenidamente las causas y el carácter de
los cambios políticos y programáticos que se han registrado, sobre todo, en la
CTM, desde el proyecto sobre la Reforma Económica, hasta el reciente
Manifiesto a la Nación. Estoy seguro que el profesor Córdova puede realizar un
esfuerzo analítico mayor. Estas generalizaciones no reflejan la rica realidad
sindical de hoy. Es evidente que no todos los dirigentes del Congreso del Trabajo
piensan de la misma manera. Está claro que existe una posición reciamente
progresista y antiimperialista en líderes como Ángel Olivo Solís, Francisco
Hernández Juárez, José Luis Andrade, Manuel Fernández y otros, sobre todo de
la nueva generación como Arturo Romo.
Decir que todo lo que se ha proclamado en el terreno reivindicativo y
político es una simple farsa o un engaño masivo, significa formular una caricatura
sobre la evolución de este fenómeno tan importante para la vida futura de la
nación. No creo que Córdova acepte este esquematismo paralizante. Para mí está
claro que el Congreso del Trabajo no es un foro homogéneo, en el que todos sus
integrantes se puedan medir con el mismo rasero, sino se trata de una coalición
obrera en la que se suscitan y dirimen diversas concepciones sobre el presente y
el porvenir. Examinar y valorar justamente estas contradicciones y sus resultados
concretos es una tarea que responsablemente debe asumir la izquierda en su
conjunto, si en verdad quiere redoblar su influencia en la sociedad mexicana.
24 noviembre 1979.
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Paralelismo Sindical y Trotskista.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El profesor Arnaldo Córdova exalta la línea del paralelismo sindical,
concebida e impulsada por el grupo trotskista de Rafael Galván, en el seno del
gremio electricista. En artículo anterior, hemos examinado el surgimiento de la
Tendencia Democrática y las causas, primero, de su aislamiento del resto del
movimiento obrero y de sus desaparición posterior, para transformarse en el
Movimiento Sindical Revolucionario, que no constituyó ningún avance serio en la
unidad, democratización e independencia obrera, porque el grueso fundamental
de los trabajadores siguieron afiliados a las centrales y a los sindicatos nacionales
del Congreso del Trabajo.
¿En qué consiste la teoría y la práctica del paralelismo sindical? En
organizar, impulsar la creación, en el interior de las centrales o sindicatos, de
fracciones autónomas, distintas, opuestas, paralelas, a los órganos estatutarios,
con el propósito de disputarles la hegemonía en la dirección a los líderes
oficialistas. Es decir, se trata de suplantar la existencia y el funcionamiento de las
Secciones, de los Comités Nacionales, promoviendo entidades con funciones
similares y establecer, en los hechos, dos órganos directivos, en pugna
permanente, para alcanzar su plena legitimidad y dominio entre los agremiados.
¿Cuáles son los antecedentes históricos de esta línea sindical escisionista?
En primer lugar, el dogmatismo extremo que prevaleció en el PCM desde
1919 a 1935, en la creación de la CSUM que, al no valorar científicamente el
contenido y las perspectivas de la Revolución Mexicana, tampoco tuvieron una
visión justa de lo que significaba la CROM, a la que condenaron en forma
absoluta, sin tomar en cuenta a la corriente sindical avanzada de Vicente
Lombardo Toledano, metiendo a todos sus dirigentes en una calificación arbitraria
y esquemática: “reformistas”, “gobiernistas”, “colaboracionistas”.
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La consecuencia táctica y estratégica de esta concepción enana era obvia:
crear “otra” central sindical, capaz de ser portadora y defensora de los principios
del socialismo, solo que sin masas trabajadoras. En realidad, la CSUM fue tan
solo un instrumento de estímulo y coordinación de algunas luchas obreras, pero
no una central sindical nacional propiamente dicha, porque la mayoría de las
masas proletarias organizadas siguieron bajo la influencia de los líderes que
encabezaba Luis N. Morones hasta 1932, año en que Vicente Lombardo Toledano
rompe con el reformismo preconizado por este dirigente, sustrae a grandes
sectores de su control y dominio, para instalarse, definitivamente, en el
sindicalismo revolucionario y el marxismo leninismo.
En segundo lugar, a la acción de los sindicatos influidos por la CGT, que
todavía defendía algunos rasgos de la doctrina anarcosindicalista y que se oponía
a la acción política de los trabajadores. Independientemente de la corrupción que
imperó en el seno del Partido Laborista, lo cierto es que se trata de un partido
obrero que logró romper el aislamiento a que conducían las luchas exclusivamente
económicas, para incursionar en el campo de la lucha electoral, educativa, cultural
y otras.
León Trotsky, durante su permanencia en México, desarrolló las tesis de los
“polos obreros revolucionarios”, del “poder sindical autónomo y alternativo”, de la
“oposición sindical revolucionaria”. Trotsky, curiosamente, -o sospechosamente-
no plantea la cuestión de la unidad en los sindicatos como una tarea básica o
importante, sino, exclusivamente, la de la democracia y la independencia.
Distingue arbitrariamente entre los “dirigentes oficiales burocratizados” y las
masas de los agremiados que deben rebelarse en contra de estos directivos. Esta
es una concepción voluntarista, que confía excesivamente en las reacciones
espontáneas de las masas, sin examinar las condiciones concretas de su
“sometimiento”. Esta concepción la tomó después el PCM, cuando, en una época,
proclamó ingenuamente: “con Lombardo Toledano, no”; “con las masas
lombardistas, sí”.
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Sin embargo, a partir de los años cincuentas, después de la dura represión
antiobrera del régimen de Miguel Alemán, la teoría y la práctica del paralelismo
sindical adquiere “carta de naturalización”. Quien impulsa oficialmente estos
criterios es el grupo sectario-izquierdizante del dirigente ferrocarrilero Valentín
Campa. Esta conducta equivocada surge también como una reacción simplemente
emotiva, ante la imposibilidad de capturar políticamente a los dirigentes sindicales
y de sustraerlos a la influencia del reformismo, el economismo y el control del
gobierno.
Existen, por lo menos, dos casos en donde el paralelismo sindical campista
se expresa claramente, con consecuencias nefastas para los trabajadores:
Después de la represión al movimiento ferrocarrilero de 1958.-1059, en el
cual Valentín Campa quería “demostrar” que el gobierno de López Mateos era un
“gobierno de la burguesía” (nadie había dicho que era del proletariado) y pretendía
“doblegarlo” por medio de una huelga en un servicio público, se creó el Consejo
Sindical Ferrocarrilero, como una mera fracción política, sin ningún apoyo de
masas, mientras los dirigentes del llamado “cuadrilátero”, impuestos violentamente
por las autoridades, se adueñaban de la dirección del Sindicato, sumamente
afectado, en su conjunto por la intervención injustificada del ejército y la policía.
El otro caso es el del Movimiento Revolucionario del Magisterio, que
aparece entre los profesores del Distrito Federal en 1959, enarbolando banderas
justas, pero que pronto intenta sustituir a las secciones y al propio Comité
Nacional, estableciendo, en la práctica, dos órganos directivos paralelos.
En 1968, nuevamente, se presentó esta concepción. Un grupo de
profesores formó una Coalición que tenía el propósito de destruir al SNT, no de
depurarlo o democratizarlo, sino de desintegrar a la organización. Habían tenido
éxito con la FNET que, independientemente, de los graves errores que habían
cometido sus dirigentes, era, no obstante, una central estudiantil única, nacional,
representativa.
4
El paralelismo sindical comete la trágica equivocación de confundir la
conducta, a veces corrompida o traidora, de algunos o de muchos de los
dirigentes, con la existencia y el destino de la organización obrera, como tal y en
su conjunto.
Además, produce las siguientes consecuencias negativas: al dividir para
depurar, dejan a la mayoría de los trabajadores en manos, o bajo la influencia de
los perores líderes, solo sustrayendo a una brevísima minoría; diferencia a los
miembros del sindicato, a los de base, entre “revolucionarios” y “reformistas”, lo
que es contrario a su naturaleza de organización social de frente amplio; forma
“mini-centrales”, o “mini-sindicatos” que generalmente no obtienen la
representatividad legal de los trabajadores, ni la titularidad de los contratos
colectivos de trabajo; divorcia a estos obreros “químicamente puros” del resto del
movimiento obrero que está en otras manos y sigue otros derroteros.
En realidad, la línea sindical preconizada por el profesor Córdova ha
beneficiado, particularmente, desde 1956, a los propios líderes que así se han
desembarazado de algunos de sus oponentes, a los reformistas y el propio
gobierno.
28 de noviembre de 1979.
1
La Unificación de la Clase Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Consideraciones Generales
En los últimos días se han reunido los principales dirigentes sindicales de
nuestro país con el objeto de examinar colectivamente la actual situación nacional
y de plantear la posibilidad de emprender distintas acciones comunes. Este
acercamiento tiene como antecedente la publicación de distintos manifiestos en
los cuales algunos sindicatos demuestran importantes coincidencias en cuanto a
las medidas de carácter económico y social que deben emprenderse para superar
la presente coyuntura. Quienes militamos en la causa histórica de la clase obrera
observamos con optimismo estas actividades y hacemos votos porque se den
pasos firmes en la conquista de su unidad. En esta lucha, la experiencia histórica
del movimiento obrero y revolucionario en general es muy rica y constituye la base
para emprender nuevos proyectos unitarios. Es necesario examinar los errores del
pasado inmediato y lejano, redefinir las desviaciones de izquierda y derecha,
precisar los nuevos métodos del enemigo y pensar seriamente en un proceso
unitario, que surja de la base de los sindicatos y que se afiance en los principios
del proletariado.
Mientras la clase patronal está unificada en el Consejo Coordinador
Empresarial, en el seno del movimiento obrero imperan la división y los
antagonismos políticos. Para superar definitivamente la crisis económica a favor
de los intereses del pueblo y de la nación se requiere un proletario unido,
organizado, combativo e independiente. A la presión económica del imperialismo y
de la burguesía reaccionaria hay que oponer la actitud firme de la clase obrera, en
alianza con el campesinado, los intelectuales progresistas y la burguesía
nacionalista.
Las Tres Grandes Centrales Sindicales en Nuestro País.
2
En México, durante el periodo constructivo de la Revolución Mexicana, ha
habido tres grandes centrales sindicales que han tenido una notable repercusión
en el desarrollo económico y político de la nación. La CROM, fundada en 1918,
que abandonó la vieja tesis del anarcosindicalismo para sustituirla por la acción
múltiple, es decir, el combate por las reivindicaciones económicas y por las
posiciones política; la CGOCM, organizada en octubre de 1933, de corta duración
que movilizó a los trabajadores contra los efectos de la crisis económica de los
años treintas y finalmente, la CTM, que contribuyó enormemente a sentar las
bases del desarrollo moderno del país y a difundir las ideas del socialismo
científico entre la clase obrera y el pueblo. A ellas estuvo profundamente unido,
Vicente Lombardo Toledano, el dirigente más esclarecido del proletariado
nacional.
El nacimiento, ascenso y declinación de la CROM, la CGOCM y la CTM
constituyen un proceso rico en enseñanzas para construir el presente y el futuro
de los trabajadores. Este proceso indica que la clase obrera se moviliza audaz y
eficazmente por sus reivindicaciones económicas y sociales si está inspirada su
acción por los principios de la lucha de clases y si está conducida por dirigentes
capaces y leales a los intereses del proletariado. Cuando éste ha estado unido, la
Revolución Mexicana ha avanzado aceleradamente. La división es el caldo de
cultivo de las traiciones y los retrocesos. Cuando se ha perdido la unidad, se ha
aniquilado el espíritu de combate o se ha deformado. La vida sindical enseña que
los trabajadores se unen, sobre todo, para defender sus intereses de clase.
Cuando los sindicatos han pasado al campo de la lucha política ello ha
constituido un avance pero no siempre los dirigentes han estado a la altura de la
responsabilidad que implica ocupar cargos públicos en representación de los
trabajadores. Si no hay unidad interna, no hay democracia sindical y en
consecuencia la corrupción política se entroniza en la dirección obrera. Se rompe
la unidad cuando se confunden las funciones de los sindicatos con las de los
3
partidos políticos, cuando se entregan las decisiones internas a los patrones o al
estado, cuando se impide el libre ejercicio de la voluntad de los agremiados y
cuando se anteponen los intereses de grupo o de fracción, a los de los
trabajadores en su conjunto.
Las Perspectivas Actuales del Movimiento Obrero.
A partir de 1947 en que la corriente encabezada por el maestro Lombardo
Toledano es expulsada de la CTM, se produce un grave proceso de supresión en
el movimiento sindical, perdiendo la posición hegemónica que tuvo aquella central
obrera desde 1936. Con Lombardo Toledano salieron importantes sindicatos
obreros y agrupaciones campesinas que más tarde formaron la UGOCM. Después
aparecieron la CUT, el BUO, la CROC, la FOR, la FROC, la COR, etc., y se
consolidaron los grandes sindicatos industriales en forma independiente.
Actualmente existen 16 centrales sindicales nacionales y están agrupadas en el
Congreso del Trabajo 34 organizaciones obreras. ¡Qué diferencia respecto de los
grandes años de la CTM!
En las últimas décadas, la población económicamente activa ha aumentado
constantemente hasta ascender a 18 millones, de los cuales apenas 6 millones
están agrupados en los sindicatos. Importantes sectores del proletariado no están
organizados, como los trabajadores agrícolas, los empleados bancarios o del
comercio. Una nueva generación de jóvenes obreros muchos de los cuales han
egresado de las escuelas técnicas del estado, han arribado a las organizaciones
proletarias, para enriquecerlas y aumentar su fuerza real o potencial. Muchos
obreros participan de las ideas revolucionarias porque están en contacto con la
literatura avanzada y porque reciben la influencia de los progresos del socialismo
en otros países del mundo. En estas condiciones, la unidad solo puede
reconstituirse sobre la base del trato fraternal entre la base de los sindicatos,
sobre el respeto mutuo y de la observancia de los principios que les son comunes.
Como paso previo a la consolidación de la unidad se requiere convocar a
una asamblea nacional de proletarios, llegar a posiciones comunes en cuanto a
4
los problemas del país y constituir una comisión coordinadora, representativa de
las centrales sindicales que participan en el proceso unitario. Naturalmente que en
esta dirección se levantarán grandes obstáculos no solo por parte de los enemigos
naturales de los trabajadores sino por dirigentes que consideran que la
consolidación de la unidad implica el principio de una nueva etapa en la vida del
país. Esa aspiración a la unidad indica que el salto que debe operarse es marchar
hacia la construcción de una gran central obrera unitaria, representativa,
democrática, independiente y solidaria con los trabajadores de todo el mundo.
En esta central sindical deben confluir los trabajadores de todas las
tendencias políticas interesadas en la conquista de la unidad, como ocurrió al
fundarse la CTM en febrero de 1936. Esta meta es el fin de un camino de acciones
unitarias concretas, concitando la voluntad de los trabajadores en torno a los
grandes problemas nacionales, eliminando los antagonismos infecundos pero no
la lucha ideológica y creando una atmosfera de entendimiento sobre la base de las
tesis del proletariado.
1978
1
Programa para la Lucha Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Los Términos de la Discusión.
En México, continua el debate acerca de la unidad de la izquierda, del
movimiento obrero y de su relación con otras fuerzas políticas y sociales
nacionales. En torno a esta discusión se han presentado, fundamentalmente, dos
opiniones. Una, la que considera que la izquierda, la clase obrera, por si sola, es
capaz de impulsar y promover los cambios profundos y progresivos que reclaman
el país y la otra, que establece que la clase trabajadora, los partidarios del
socialismo, tienen aliados en otras capas de la sociedad, e incluso en el seno del
PRI y del gobierno. Esta cuestión es importante dilucidarla porque existen
elementos que consideran que la lucha actual es la que se establece entre las
masas del pueblo y la gran burguesía, impulsora del capitalismo monopolista de
estado, abandonando, en la práctica, la lucha contra el imperialismo y sus aliados.
Estos mismos dirigentes distinguen, en forma absurda y mecánica, entre el
movimiento obrero controlado por el estado y el independiente o consideran que el
PRI es un instrumento de la gran burguesía nacional y del propio imperialismo, sin
detenerse a examinar si quiera la composición social y política de ese partido, ni
las contradicciones de sus sectores, grupos y responsabilidades. Es ya tiempo de
superar este enfoque unilateral de los fenómenos sociales, precisamente una de
las causas del retraso histórico del movimiento revolucionario.
La CROC se Incorpora a la Vanguardia Sindical
En el proceso de reubicación del movimiento obrero, son importantes las
declaraciones del secretario general de la CROC, Miguel Castro Elías, quien se
pronunció por la integración “de un frente popular, patriótico, democrático y
también por las fuerzas populares y progresistas, interesados en acelerar el
progreso social, económico y político de la nación”. Este pronunciamiento
avanzado no es sorprendente si tomamos en cuenta que en su pasado Congreso
Nacional, la CROC arribó a conclusiones similares a las sostenidas por el SME.
2
Tal hecho no puede desdeñarse, además, si tomamos en cuenta que la CROC es
la segunda central sindical del país y por lo tanto sus actitudes tienen una
significada repercusión en el Congreso del Trabajo. En estos últimos meses se
está configurando un programa de afinidades económicas y políticas de las
principales agrupaciones obreras del país. Este proceso se está intensificando en
la medida en que avanzan los preparativos de la asamblea nacional del
proletariado y se realiza la reunión económica de la CTM. Estos cambios están
aislando a quienes en el seno de los sindicatos, se oponen en la práctica, a la
unidad y democratización interna, por temor a ver afectados sus intereses
personales y de grupo y al mismo tiempo implica un rechazo a los partidarios de la
división sindical, con el pretexto de la lucha por la depuración de sus agrupaciones
gremiales.
Hacia una Amplia Política de Alianzas.
Es absurdo pensar que la izquierda por sí sola, es capaz de impulsar las
transformaciones económicas y sociales que requiere el país. Como fuerza
histórica, no cabe duda que a ella corresponde construir el futuro inmediato del
país. Pero la política es una ciencia que obedece a intereses concretos y no a
intenciones o sentimientos. La vanguardia política e ideológica se conquista
encarnando y presidiendo las demandas más importantes, sentidas del pueblo y
no por una mera declaración. La política es también un arte que consiste en
incrementar nuestra propia fuerza, aumentando nuestros aliados y restándole
potencialidad y agresividad al enemigo. Si consideramos que México se desarrolla
por la vía del capitalismo monopolista de estado y que la burguesía nacional y el
PRI, en su conjunto, o esencialmente, sirven a los intereses de los “grandes
monopolios nacionales” y sus auténticos instrumentos del imperialismo, entonces
no hay proceso unitario posible, sino la lucha abierta e indiscriminada. Algunos
piensan también que los cambios operados en algunos sindicatos o centrales
sindicales son meros gestos demagógicos o son resultado de la presión de la base
obrera. Se consideran poseedores de la “verdad absoluta” y de la más elevada
“pureza revolucionaria”.
3
Se trataba ahora de establecer una política de alianzas, amplia,
democrática, flexible sobre la base de los principios, que permita avanzar y no
retroceder, superar la presenta crisis nacional, con solidaridad popular. Dividir al
movimiento obrero entre “puros” e “impuros” postergara largamente la unidad
obrera. Confundir a los dirigentes, su conducta, con la de la organización, en su
conjunto, es otra aberración. No estamos contra las organizaciones sindicales, en
cuanto tales, sino contra la conducta negativa que asumen algunos de sus
dirigentes. Afirmar que todo está podrido en el Congreso del Trabajo, o equivale a
desconocer la importante lucha que libran sindicatos como el SME, STRM, la
CROC, la COR y otros y condenar, en la práctica a millones de trabajadores del
campo y de la ciudad, ahí representados de una manera o de otra.
La unidad no se produce en torno a los dirigentes o a las personalidades
sino en función de aspectos coincidentes, de carácter económico, político y social.
La unidad no significa la cancelación definitiva de las diferencias o un acuerdo
permanente y eterno, sino más conjunción de esfuerzos y voluntades en torno a
propósitos comunes.
Hacia un Programa Unitario.
Examinando documentos, resoluciones, declaraciones y acuerdos de la
CTM, CROC, STR, SME, COR y otros se está configurando un programa común
del movimiento obrero que tiene los siguientes puntos:
1.- Mayor intervención del estado en la vida económica, social y política del
país.
2.-Nacionalización de las principales ramas de la economía nacional.
3.- Establecimiento de la escala móvil de salarios y establecimiento de otros
mecanismos de protección del ingreso obrero.
4.- Intervención de los trabajadores en los órganos de administración de las
empresas del estado y en las esferas del propio gobierno.
4
5.- Impulso a la vida democrática del país.
1978
1
Significado Actual del 1º de Mayo
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El 1º de Mayo, fecha de trascendencia histórica para la clase obrera del
mundo y de México, se conmemora en el marco de un escenario internacional y
nacional, particularmente complejo. Pese a los esfuerzos de organismos
imperialistas como el FMI, continua la crisis económica del sistema capitalista: la
inflación, el desempleo, la recesión afectan seriamente la vida de millones de
trabajadores en los países capitalista desarrollados en las naciones semi-
coloniales. La deuda externa y el desequilibrio crónico de las balanzas comercial y
de pagos agobian y deforman la economía de los países en vías de desarrollo. Se
hacen esfuerzos desesperados por fortalecer el sistema monetario, ante el
desplome del precio del dólar en los mercados europeos. Persisten las rivalidades
antiimperialistas entre los Estados Unidos, el Mercado Común Europeo por
razones de protección económica y para continuar repartiéndose las áreas del
mundo en desarrollo. Los organismos financieros internacionales pasan por una
seria insuficiencia de recursos crediticios y las principales naciones capitalistas no
desean hacer nuevas aportaciones. El FMI pretende descargar el peso de la crisis
económica que era del sistema capitalista en los países subdesarrollados,
imponiéndoles graves restricciones en materia de inversión, de generación de
empleo y de salarios.
En México, se vive una etapa de ascenso y de reubicación del movimiento
obrero. En el seno del Congreso del Trabajo y en particular de la CTM se esbozan
progresos en el orden ideológico y político. La crisis económica del país lesiona
fundamentalmente los intereses de los trabajadores del campo y de la ciudad,
manuales e intelectuales, de las empresas, del estado y de los inversionistas
medianos y pequeños. Si bien es cierto, el nivel de inflación se ha reducido con
respecto al año anterior, alcanzaremos en este, un aumento general de precios de
23%, en tanto, los salarios se han elevado solo en 12%. Esta política de restricción
salarial está disminuyendo la demanda de bienes y servicios, y en consecuencia,
2
reduciendo el mercado interno. Continua estancada la inversión de la iniciativa
privada y el ritmo de crecimiento del gasto público ha sido lenta. La banca tiene
enormes captaciones pero ha encarecido notablemente los créditos a los
pequeños industriales, comerciantes, hasta hacerlos imposibles.
Uno de los rasgos distintivos es la actitud agresiva y violenta de la alta
burguesía reaccionaria, capitaneado por el Grupo Monterrey, que se ha
apoderado de la dirección de los organismos de industriales y de comerciantes y
empresarios y que está interesada en conquistar el poder político dl estado de una
manera total y definitiva. Obtienen concesiones económicas, como la reciente
liberación de precios de algunos productos, pero desean el control del aparato
estatal. Ganan cada vez más posiciones en la dirección de las empresas
industriales, comerciales yd e servicios y en la banca privada. A esto se agregan
las presiones yanquis por la obtención barata y constante del petróleo y del gas
natural y en esa actitud se inscribe la visita próxima del Secretario de Estado de
los Estados Unidos, Cyrus Vance. Elementos partidarios del FMI se infiltran en
puestos importantes de la Secretaría de Hacienda, de Comercio y del Banco de
México. Algunos funcionarios públicos traicionan francamente a la Revolución, se
enriquecen ilícitamente y se pasan al campo del enemigo, al de la banca y de la
iniciativa privada. Pese a estos grandes obstáculos, amenazas y agresiones,
continúan predominando, todavía, en la dirección política fundamental del estado
el sector del nacionalismo revolucionario.
Desde el propio poder público existen y actúan funcionarios que, con el
pretexto de combatir la corrupción agreden al sector estatal de la economía, en su
conjunto, la obra más válida y perdurable del movimiento revolucionario de 1910,
sin cuya existencia México sería una verdadera colonia del imperialismo yanqui
¿Qué se pretende? Hacer pensar ante el pueblo que el sector público equivale a la
corrupción generalizada y total, olvidando combatir este fenómeno en las esferas
de la iniciativa privada y en las áreas que controla el capital extranjero. Ante esta
situación, las fuerzas democráticas y progresistas, de dentro y de fuera del
gobierno, el movimiento obrero en su conjunto, tienen la necesidad de marchar en
3
la conquista del propósito común de evitar que las fuerzas de la derecha, de la
dependencia y del retroceso social puedan conducir al país hacia un régimen
autoritario que cancelaría el desarrollo de la vida política del país. A los
trabajadores les tocó combatir unidos por sus principales demandas económicas,
políticas y sociales, eliminando el sectarismo izquierdizante y los prejuicios
ultraderechistas.
Es necesario combatir la corrupción en el sector estatal de la economía,
pero no para que se debilite, menos aún para que desaparezcan sino para que se
vigorice, amplie y democratice. Ha llegado la hora de que los trabajadores
participen en la dirección del estado y de sus empresas y organismos
descentralizados para frenar, las agresiones internas y externas, que los agentes
contrarrevolucionarios promueven todos los días contra la vida económica y
política de México. ¡Marchemos hacia un gobierno nacional revolucionario,
integrada por representantes de las fuerzas sociales fundamentales del país, con
exclusión definitiva de los servidores del imperialismo y de la gran burguesía
reaccionaria!
1979
1
Las Actuales Tareas de la Clase Trabajadora (I)
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La dirección del Congreso del Trabajo ha lanzado la convocatoria
para la reunión del Primer Consejo de Unidad Obrera, en el que estarán
representadas las 36 organizaciones sindicales afiliadas. Este evento, por el
conjunto de temas que abordará, así como por el momento político que vive el
país, tendrá repercusión en el futuro inmediato, sobre todo en lo que se refiere
a fijar metas y objetivos que deben alcanzarse en la hora presente. Además, se
efectúa cuando los líderes de la CROC han expuesto una serie de medidas de
carácter orgánico interno para mejorar el funcionamiento del Congreso del
Trabajo y para fortalecer su conducción colectiva o colegiada.
En realidad, las discusiones en el interior de los órganos del Congreso
del Trabajo son positivas si tomamos en cuenta que existen fuerzas extra
sindicales derechistas y ultraizquierdistas que quisieran que esas diferencias se
dirimieran o resolvieran de una minera escisionista, es decir, que implicaran la
separación o el quebrantamiento de la unidad.
Estas maniobras están claras en el caso de las disputas entre la CTM y
la CROC –las centrales nacionales más importantes- en que algunos órganos
de la prensa tratan de provocar enfrentamientos personalistas, o alimentar el
frente contra la CTM en el que participan, por igual, los elementos de la
izquierda infantil o campista, los sinarquistas y los panistas.
Como es natural en las agrupaciones obreras, sobre todo en los centros
de coordinación como es el caso del Congreso del Trabajo, existen opiniones
distintas, e incluso opuestas en torno a una serie de problemas básicos.
No es cierto que el Congreso del Trabajo sea una entidad monolítica u
homogénea, férreamente controlada por Fidel Velázquez, como lo han
concluido algunos investigadores universitarios. En el fondo ahí impera un
desarrollo desigual; por un lado, están los sindicatos como los de azucareros,
textiles o mineros en quienes todavía no se observan ni siquiera los cambios
programáticos y políticos externos; por el otro, está la CTM, el SME, el SNTE,
2
el Sindicato de Telefonistas, la COR, la CROC que, en general, han mantenido
las posiciones ideológicas más avanzadas.
El Congreso del Trabajo, que afilia a más de 3 millones de obreros y
empelados, también tiene distintos grados de sensibilidad o de percepción de
los grandes problemas económicos y sociales. Los cambios que se empezaron
a operar hace ya más de tres años –empezando con los históricos
pronunciamientos sobre la reforma económica, promulgados por la CTM- no
fueron fortuitos, accidentales, ni pueden explicarse en forma superficial como
meras adecuaciones tácticas, es decir, para no perder el control sobre la
inmensa masa laboral.
No. El hecho de que el Congreso del Trabajo haya asumido una posición
de vanguardia en torno a distintos aspectos de la vida nacional obedece,
fundamentalmente, al clima político democrático que caracterizó al régimen de
Echeverría y a que estamos transitando por una etapa histórica de crisis, de
transición, de coyuntura, en la que se están definiendo las principales aristas
de la nación para las próximas décadas.
Es decir, como es explicable, esa crisis –en particular la inflación y la
carestía de la vida, más el aumento del desempleo disfrazado- han generado
un aumento en el descontento social y popular y porque, además, durante los
primeros años de la presente administración, la relativa recuperación
económica que registró el país descansó sobre una explotación más intensiva
de la fuerza del trabajo, dejando en libertad la tasa de ganancia de las grandes
empresas nacionales y extranjeras.
En estos años –particularmente desde 1976- la clase obrera ha vivido de
inmersa en un agudo proceso inflacionario, agravado y causado, en parte, por
la crisis mundial del capitalismo y más concretamente, por la recesión
económica prevaleciente en los Estados Unidos.
Las cifras inflacionarias son las siguientes:
1976 27%
1977 25%
3
1978 16%
1979 20%
1980 30%
Es decir, ha habido un esfuerzo del actual gobierno para contener el
proceso degradante de los ingresos de los trabajadores, a tal grado que el
Secretario de Hacienda, licenciado David Ibarra Muñoz, durante su
comparecencia en la Cámara de diputados, anunció un aumento real en los
salarios del 7%. Sin embargo, debemos reconocer que en este último año se
ha disparado esa espiral, sobre todo a causa de los recientes incrementos a los
precios de la gasolina, el gas doméstico y la leche, entre otros productos y
servicios. El propio Secretario de Comercio, licenciado Jorge de la Vega
Domínguez, cuando anunció esos aumentos, reconoció el impacto inflacionario
que generarían, aunque afirmó que éste era mínimo.
Sin embargo, no es posible determinar con certeza el resultado de esos
impactos porque el control oficial de precios es más bien simbólico y porque
comprende a unos cuantos productos y porque el Estado no tiene dominio
sobre distintas fuerzas económicas poderosas. Si la economía estuviera
planificada con mayor rigor, se podrían calcular los efectos de la política
económica, pero el propio carácter mixto de la estructura productiva
prevaleciente impide formular esas predicciones y tomar las medidas más
adecuadas para contrarrestar los efectos regresivos. Recuérdese que la
planeación es obligatoria para el sector público, pero sólo “voluntaria”, o
indicativa para el sector privado. (Continuará)
25 de noviembre de 1980
.
1
Las Actuales Tareas de la Clase Trabajadora (II)
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En realidad, el 30% que alcanzará el nivel inflacionario en el año que
está concluyendo, obliga a los dirigentes sindicales a luchar por aumentos
salariales más elevados que los del pasado, a tal grado que, en la práctica, ya
se ha roto con la política restrictiva en esa materia. En el momento en que se
están definiendo los incrementos a los salarios mínimos, la CTM está exigiendo
que, por lo menos, se recompense el poder de compra perdido en los meses
anteriores, es decir, se trata de llegar a una posición de mero equilibrio.
En el fondo el salario remunerador es una meta o un objetivo en una
sociedad, como la muestra, en que la inflación y la carestía de la vida no
pueden detenerse, ni controlarse, si se siguen utilizando los instrumentos
tradicionales –pero ineficientes- la política económica. El salario remunerador
partiría de la base de una relativa estabilidad de precios, que, en México,
desafortunadamente, no se da.
Cuando la política de precios fracasa y ningún salario obrero garantiza
una existencia digna para el trabajador, conviene revisar la política económica
en su conjunto. Esto es precisamente lo que ha estado reclamando el congreso
del Trabajo y lo que seguramente se examinará en el Consejo de unidad
Obrera. En efecto, en la convocatoria se habla de la presencia de grupos
oligárquicos que pretenden utilizar el petróleo para acrecentar su poder. En
verdad, de lo que se trata es de dilucidar con objetividad a quién está sirviendo
la política económica actual –a la minoría opulenta o a la mayoría
empobrecida- y cuáles son los propósitos que se están conquistando con la
venta de energéticos.
Así como ha habido avances significativos para impulsar la industria
pesada, propiedad del Estado, mediante distintos proyectos de coinversión en
marcha, pero que aún no proporcionan frutos, persiste la política
descapitalizadora de continuar otorgando subsidios en forma de fletes, tarifas
bajas de energéticos y gas, a las grandes empresas privadas, nacionales y
extranjeras.
2
La riqueza petrolera abrió la perspectiva para la definitiva consolidación
autofinanciera del Estado, pero también este énfasis en la “petrolización” ha
estimulado la voracidad y la ambición de clase de los grandes grupos
económicos, que mantienen posiciones reaccionarias en la vida nacional y que
desean una distribución más “adecuada” de los recursos que ingresan al país
por la venta de los energéticos al extranjero.
El extraordinario crecimiento de PEMEX –a quien se le ha privilegiado
justamente de recursos de capital, como jamás se había tratado a empresa
alguna en la historia de la intervención del Estado de la economía- también ha
generado una explosión del contratismo privado, nacional y externo, es decir,
de quienes siendo particulares, están amasando enormes fortunas, gracias al
amparo de la explotación del crudo y sus derivados.
En efecto, dentro del gobierno –y por supuesto, fuera de él, con mayor
razón- existen y actúan grupos que pretenden cargar todas las cuentas del
desarrollo económico nacional al ingreso de los petrodólares; por otro lado, los
sectores de la burguesía reaccionaria piensan en un proyecto de nación
petrolera que enfatice, sobre todo, en las más variadas formas de la propiedad
privada, en la existencia de grandes consorcios industrial-bancarios, e incluso
en alentar la producción y el consumo de artículos sofisticados o suntuarios. Es
decir, los primeros y los segundos, conciben una modernización francamente
capitalista y por lo tanto, contraria a las tesis y al programa histórico de la
Revolución Mexicana.
¿Cuál es, o debe ser el proyecto alternativo que presentan, o deben
presentar ante la Nación y el pueblo las fuerzas democráticas, progresistas y
antiimperialistas, que debe defenderse dentro y fuera de los márgenes del
Estado? Se trata de concebir a la riqueza petrolera no como un objetivo en sí
mismo –que sea parte o sostén del orgullo nacional- sino como un medio para
alcanzar cuatro finalidades: 1) el fortalecimiento de la capacidad financiera del
Estado para que se gane la rectoría de la economía nacional
permanentemente, 2) crear y desarrollar la industria pesada, 3) mecanizar o
tecnificar la agricultura, hasta convertirla en una actividad moderna y 4) tener
3
elementos de política económica para distribuir más equitativamente la riqueza
que generan los trabajadores de las ciudades y del campo.
El problema central que se presenta ante la discusión del Congreso del
Trabajo es si con la presente correlación de las fuerzas políticas nacionales
será posible alcanzar las metas que se ha propuesto el proletariado,
particularmente en el caso del destino y uso de la riqueza petrolera, o si, por el
contrario, hace falta un reagrupamiento más vigoroso, capaz de derrotar a los
enemigos de dentro y fuera.
Aunque el Estado ha conquistado una cada vez más indisputable
hegemonía en el campo económico en el político existen todavía poderosas
fuerzas remanentes que están dispuestas a dar la batalla dentro y fuera del
gobierno y de su partido. Se trata de segmentos de la burguesía estatal que
han perdido toda adhesión a los principios de la Revolución Mexicana, que al ir
precisando sus intereses de clase han ido ubicándose en las filas del gran
capital y que, francamente, ya no se proponen transitar por la vía del
nacionalismo revolucionario.
Precisamente, el licenciado Miguel De la Madrid, durante su discurso del
pasado 20 de noviembre, hacía referencia a estos representantes del
retroceso, aunque, desde luego, sin mencionarlos concretamente. Es decir, son
aquellos que se asustan con los frutos de la reforma política, los que pretenden
impedir el desarrollo del sindicalismo revolucionario, o los que proclaman la vía
capitalista en el campo. El Congreso del Trabajo advierte que frente a los que
proponen soluciones autoritarias –o neofascistas- la alternativa es la salida
democrática y revolucionaria, tal como lo ha comprobado la experiencia
histórica de la nación en otras etapas.
El pleno de los dirigentes del Congreso del Trabajo se realiza cuando se
están intensificando los antagonismos de cara a la sucesión presidencial de
1982. Si la presente disyuntiva ha de superarse emprendiendo una vía
progresiva, las organizaciones de trabajadores y en general, las fuerzas
democráticas y revolucionarias, necesitan prevalecer en la designación del
candidato a ocupar el Poder Ejecutivo de la Unión.
4
Es decir, el programa avanzado ha de corresponder al de un decidido
militante de las tesis de la Revolución Mexicana y no a un elemento
representativo de los intereses del gran capital, o de la conciliación con los
sectores de la burguesía reaccionaria, o proclive a los tratos injustos con el
imperialismo.
27 de noviembre de 1980.
1
Significado Actual del Movimiento Magisterial de 1958.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Las luchas magisteriales de nuestros días tienen ciertos rasgos similares
a los del movimiento de 1958 en que, en la sección IX del Distrito Federal,
surge la tendencia del MRM. En efecto, siempre se encuentran en pugna
intereses políticos y sindicales, sobre la base –o teniendo como trasfondo- la
situación económica y política nacional. El SNTE y su antecesor, el STERM
nunca estuvieron, ni han estado, al margen de las contradicciones políticas que
se dan en el seno de la sociedad mexicana.
En 1958, el SNTE tenía 250 mil miembros; en la actualidad se agrupan
más de 600 mil y este número aumenta constantemente en la medida en que
se expande el sistema educativo. Ahora podemos afirmar que se trata de una
auténtica agrupación masiva. La sección IX integraba tan solo a 22 mil
profesores y en la actualidad tiene 60 mil; había tan solo una dirección
administrativa y ahora se cuenta con 4.
Estos datos permiten llegar a la conclusión que el Sindicato se ha
fortalecido enormemente desde el punto de vista cuantitativo, pero no
cualitativo o ideológico.
La situación económica y social del magisterio era, entonces, muy difícil
y explosiva; un maestro en la ciudad de México percibía 950 pesos mensuales;
era escandalosa la venta de plazas; se violaban reiteradamente el escalafón;
muchos asuntos permanecían sin atenderse y la mayor parte de las
delegaciones sindicales no tenían vida y solo existían formalmente.
La dirección del Comité Nacional, que primero estuvo en manos de
Manuel Sánchez Vite, quien se distinguió porque siempre lo acompañaba un
grupo de pistoleros y después por Enrique W. Sánchez, carecía de sensibilidad
y de la suficiente capacidad para canalizar el descontento de la base, para
encarar los problemas y para enarbolar las reivindicaciones. La misma actitud,
titubeante y débil, observaba el comité de la sección IX, encabezada por el
profesor Abel Ramírez.
2
Esta situación de abandono, de negligencia, de postergación de las
demandas magisteriales fue aprovechada por el grupo de Othón Salazar, quien
tomó las banderas que se habían abatido, pero, por desgracia, incurrió en un
conjunto de errores graves, que reflejaban la entronización del sectarismo en el
MRM.
En efecto: el MRM engendró, de hecho, la existencia de dos direcciones
paralelas: una, la apoyada o reconocida por el Comité Nacional y la otra, la de
los othonistas. Esta situación, completamente anormal y antiestatutaria, se
superó en un congreso seccional en el que resultó triunfante un comité
encabezado por el profesor Daniel Pérez Rivero, que se caracterizó por su
conducta abiertamente sectaria, autosuficiente, dogmática y excluyente de
otras tendencia sindicales.
Algunas lecciones son las siguientes:
Cuando el Comité de la sección IX, completamente dominado por los
elementos izquierdistas, pretendió erigirse en otro Comité Nacional, de facto,
entró, necesariamente, en contradicción con el regular.
Es decir, el grupo de Othón Salazar buscó crear dos direcciones
nacionales sindicales, lo que condujo al enfrentamiento con las otras
tendencias, a la división y a la represión, desatada por parte de la realmente
dominante. Abandonó el camino de democratizar los órganos estatutarios,
existentes, para formar otros, depurados, a su manera, es decir, concebidos
unilateralmente.
La política que implementaron fue la de la oposición sistemática contra
todo y contra todos, negando el carácter de frente amplio que tiene el Sindicato
y de hecho, aunque, desde luego no formalmente, convirtiendo al MRM en el
Comité de la sección IX y al primero, transformándolo en un partido político en
miniatura o de caricatura.
Cuando el Consejo nacional del Sindicato destituyó al Comité sectario de
Pérez Rivero, designó una Comisión Ejecutiva provisional y convocó a un
Congreso extraordinario, el grupo de Othón Salazar pretendió que lo siguieran
3
reconociendo, no los órganos estatutarios, sino las autoridades de la Secretaría
de Educación Pública.
El paralelismo sindical también se propone suplantar al Sindicato en su
conjunto en el campo de las negociaciones con el poder público, práctica que
abiertamente rompe con los principios de la unidad, de la mayoría de la
representatividad.
Es decir, si la SEP trata los problemas de los maestro con grupos
minoritarios y no con los órganos regulares, está propiciando, quiéranlo o no, el
debilitamiento y la división interna.
La aparición del othonismo demostró que una conducta sectaria
es igualmente nefasta que una posición oportunista o gobiernista porque
ambas, desde perspectivas distintas, conducen al quebrantamiento, a la
enajenación de la organización y a que las demandas económicas y sociales
de los maestros no se exijan con éxito.
Reitera que es tan igualmente nociva la actitud aparentemente
izquierdista, como la reformista o conciliadora porque ambas niegan el carácter
de frente amplio que tiene el sindicato y su independencia, primero de los
partidos y después, respecto del gobierno.
Reafirma que cuando se depura, se excluye, se elimina, o trata de
hacerlo, a una tendencia –se marcha objetivamente hacia la división y hacia la
negación de las normas básicas de la democracia sindical.
Enseña que la lucha contra los dirigentes incapaces, o insensibles, debe
procurar entablarse dentro de los órganos reglamentarios, en el marco del
Estatuto y que cuando se apartan de esa conducta los dirigentes, se puede
romper la organización en su conjunto.
15 de noviembre de 1980.
1
El Peso Político del Movimiento Sindical.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM, Fidel Velázquez, durante los trabajos del
reciente Consejo Nacional de esa central obrera, denunció que se ha disminuido
más la capacidad adquisitiva de los salarios, que es preocupante el proceso de
monopolización que observa la economía nacional y que es absolutamente
necesario e inaplazable implementar una política que tienda a distribuir más
justamente la riqueza pública.
Fidel Velázquez, al referirse a la sucesión presidencial, se pronunció por la
nominación de un candidato realmente revolucionario –y no fingido- que esté, en
verdad, dispuesto a dar un nuevo impulso a la Revolución Mexicana ya que, según
dijo, en la próxima etapa se presentará la última oportunidad para realizar
reformas económicas, sociales y políticas profundas.
El contenido de la asamblea del Consejo Nacional de la CTM representa la
característica más importante de la forma de hacer política que hoy distingue al
proletariado mexicano. En efecto, a raíz de la crisis económica que estalló en 1976
los principales dirigentes del movimiento obrero radicalizaron su lenguaje,
actualizaron el programa inmediato de la clase obrera y revivieron distintas
categorías y conceptos, propios del sindicalismo revolucionario, que se
enarbolaron durante el periodo de 1936 a 1941en que Vicente Lombardo Toledano
ocupó la dirección de los trabajadores.
En los últimos años, la CTM se ha instalado a la vanguardia del movimiento
sindical en lo que concierne a la renovación y al enriquecimiento de las metas
económicas, sociales y políticas que se proponen alcanzar los asalariados en la
presente etapa. Se han efectuado distintas e importantes reuniones nacionales
para examinar los problemas de la economía y en particular los que interesan y
aquejan vitalmente a los trabajadores; se han elaborado documentos y
resoluciones que trazan un camino más progresista para todos los mexicanos y
mediante su presión lograron que el PRI se definiera como un “partido de
2
Trabajadores”, aunque ello no ha modificado el carácter pluricalista que tiene el
partido del gobierno.
Sin embargo, este proceso de cambio para adaptarse a las nuevas
condiciones objetivas generadas por el desarrollo capitalista y también a las
subjetivas, tales como la acumulación del descontento popular y el progreso de la
influencia de los partidos revolucionarios y de las ideas socialistas, no ha sido
uniforme, ni profundo, ni aún se refleja en la realidad social en forma considerable.
Es decir, no todos los dirigentes sindicales comparten la renovación
programática, ni, menos aún, la impulsan hacia la materialización de esos
objetivos, ni ese proceso opera en los niveles intermedios de las organizaciones
gremiales, las cuales continúan funcionando como lo hacían hasta antes de 1976,
ni mucho, menos, esos cambios en la cúspide se expresan en la base.
La CTM ha aumentado su fuerza numérica como resultado de la
proletarización que es consubstancial al progreso del capitalismo de Estado y del
capitalismo privado que se encuentra inmerso en una concentración creciente.
Cuando la CTM nació en 1936 aglutinaba a unos 300 mil afiliados, pero con esa
cifra se convirtió en la vanguardia real de la Revolución Mexicana durante el
régimen de Lázaro Cárdenas. En 1938 –la etapa de auge- esa cantidad ascendía
a unos 600 mil. A partir de 1947 se suceden en el seno de la central obrera varias
divisiones y separaciones que le hacen perder sindicatos y miembros; pero, con el
apoyo del poder público, en el periodo del Miguel Alemán, rehace la fuerza
perdida, reagrupa a los que la habían abandonado ye n la medida en que se
multiplicaron las empresas industriales y comerciales, se organizaron más
sindicatos con los cuales la CTM amplió considerablemente su base social.
En 1978, de una población económicamente activa de 18 millones, la
sindicalización representaba 5 millones y de éstos 4, 700,000 se integraban en el
Congreso del Trabajo, en donde la CTM asume una posición hegemónica, tanto
desde el punto de vista cuantitativo como político. Del total de los trabajadores del
sector público y del sector privado que estaban incorporados a las centrales y
3
sindicatos que constituyen el congreso del Trabajo, la CTM cuenta con 2 millones.
Después, por orden de importancia numérica, están ubicadas la CROC, la CROM,
y la COR.
Estos datos, por sí solos, nos indican que el Congreso del Trabajo es una
fuera social importante, aunque, de ninguna manera esa potencia se refleja,
mecánicamente, en la política nacional y en particular, en el contenido de la
reforma económica. Los principales dirigentes gremiales están de acuerdo que la
burguesía reaccionaria y proimperialista tiene un peso considerable en la esfera
de las decisiones del Estado, e incluso han dicho que la actual correlación de
fuerzas nacionales favorece a la llamada iniciativa privada.
Casi todas las centrales y sindicatos están adheridas, colectiva e
individualmente al PRI, pero en el Sindicato de Maestros y en el Sindicato
Mexicano de Electricistas, existe, se practica y se respeta la libre afiliación política
a los partidos. La renovación programática de la CTM también se ha plasmado en
distintos documentos básicos del Congreso del trabajo, el cual debe considerarse
como un centro de coordinación de la lucha sindical nacional.
Los esfuerzos para transformar el Congreso del Trabajo en una central
sindical representativa como lo fue la CTM durante los años de 1936 a 1941 han
fracasado porque en el transcurso de los años y sobre todo a causa de las
repetidas divisiones que experimentó la central máxima, se formaron pequeñas
centrales cuyos dirigentes han acumulado un cierto poder sindical y político
quienes tienen el temor de que la fusión representaría una pérdida de esas
posiciones y a raíz de la acentuación de las pugnas intergremiales, no desean ser
absorbidos por quienes representan a la mayoría de los trabajadores.
Igualmente, la actitud de que el Congreso del Trabajo permita la
incorporación de otros sindicatos y de otras corrientes sindicales que lo hagan
auténticamente amplio y pluralista como lo fue la CTM en 1936 a 1941, no han
prosperado, tanto por los que se empecinan en la afiliación colectiva e individual al
PRI, como por el sectarismo izquierdizante de quienes no quieren contaminarse
4
con el reformismo y el colaboracionismo, prefiriendo luchar en forma aislada. Unos
y otros, no cabe duda, entorpecen la marcha de la unidad obrera.
La CTM, en los últimos años, ha tenido acceso a las gubernaturas de
algunas entidades (Sinaloa, Querétaro, Nayarit y en cierta medida, el Estado de
México) pero ello no ha generado un cambio importante respecto de la política que
han aplicado otras autoridades.
La CTM abandonó durante muchos años la educación política de clase de
sus dirigentes y afiliados, se apartó de las grandes líneas del sindicalismo
revolucionario, cesó la práctica de la democracia interna y todo ello repercutió
negativamente en la formación ideológica y en la conducta política de mucus
líderes. Además, los fuertes intereses económicos y políticos que la burguesía
reaccionaria ha constituido y afianzado en distintas regiones del país, así como la
industria, la agricultura, el comercio y los servicios, han frenado una política
realmente avanzada y popular, como correspondería al origen de los
gobernadores de la CTM.
En la actualidad, el Presidente del Senado de la República es también
secretario general de la Federación de Trabajadores del Distrito Federal, afiliada
desde hace muchos años a la CTM, pero ello no ha impedido que, por ejemplo, se
mantenga definitivamente congelada la prima de antigüedad para los trabajadores
que aprobó la L Legislatura de la Cámara de Diputados. Aunque también hay
varios senadores que a su vez son dirigentes de poderosos sindicatos (mineros,
azucareros, electricistas) esa Cámara no se ha caracterizado por tener una
orientación a favor del proletariado. Antes bien, frente al progreso que implicó la
reforma política, el funcionamiento de la Cámara de Senadores sigue atado a los
cánones tradicionales.
Como nunca, las organizaciones obreras están representadas en la Cámara
de diputados (99 legisladores de 300 que conforman la mayoría) y en función de
esa presencia y de cara a la renovación programática y a los desafíos que plantea
5
la lucha parlamentaria, han presentado valiosas iniciativas de ley que tienden a
favorecer, sobre todo, a los trabajadores.
Sin embargo, no obstante la insistencia de la CTM, esos proyectos
legislativos no se han siquiera discutido porque encuentran obstáculos –hasta hoy
insuperables- entre los sectores medios del propio partido del gobierno y por
supuesto, fuera del Congreso en que se oponen abiertamente a ellos los
empresarios y los banqueros.
En diversas ocasiones, el sector obrero en la Cámara de Diputados ha
planteado su discrepancia pública en torno a proposiciones legales del Ejecutivo
Federal, se da una lucha interna en las comisiones, pero ello no ha impedido que
a la hora de la votación aprobatoria se sometan a la disciplina del partido.
Desde el régimen de Miguel Alemán, a virtud del carácter de la política
económica que se implantó, un gran peso del costo del progreso lo debieron pagar
los trabajadores que vieron disminuidas las conquistas sociales y políticas
logradas durante el cardenismo, vulnerados sus derechos de clase y deteriorados
paulatinamente sus ingresos. Se decía en las altas esferas del Estado –en el seno
de la burguesía parasitaria- que lo primordial era crear la riqueza, no importando el
origen o procedencia de los capitales, ni el sacrificio obrero, para después
repartirla; esto es, se otorgaron distintos estímulos, exenciones, protección,
privilegios, para que las empresas aumentaran sus utilidades y se lograra un
margen mayor de inversión productiva generadora de empleos.
Esta concepción del desarrollo económico hizo crisis en 1976 como la
explosión de un fenómeno acumulativo.
Esta política nefasta no podía engendrar sino lo que hoy conocemos y que
tan duramente denunciara Fidel Velázquez en la última asamblea del Consejo
Nacional: se ha entronizado y hecho más regresivo un esquema de la distribución
de la riqueza que hace llegar a los límites del descontento a miles de trabajadores.
Tan graves es este problema toral que el propio secretario general de la CTM ha
planteado que la modificación de ese esquema aberrante por lo injusto e
6
inhumano, debe constituir la preocupación esencial del próximo Presidente de la
República.
Según datos proporcionados por el economista Armando Labra, en 1975, el
50% de las familias mexicanas percibió apenas el 13.5% del ingreso nacional; el
20% menos favorecido se hizo acreedor al 1.9% del ingreso total. Por el contrario,
el 20% de las familias más ricas, el 10% asimiló el 40% del ingreso en 1963 y casi
el 43% en 1975. En ese año, el 5% más opulento se adjudicó el 25% del ingreso
total.
Es decir, en términos sociales, se ha ensanchado la distancia entre las
capas privilegiadas y los sectores básicos de la población. Los ricos se han hecho
más ricos y los pobres más pobres. Aquí radica la más profunda razón de ser de la
reforma económica propuesta por la CTM: se exige que el desarrollo económico
se finque en la independencia económica respecto del imperialismo y en la justicia
social.
México avanza en medio de terribles contradicciones de clase: la
propietaria de los instrumentos de la producción económica representa apenas el
6.15% de la población económicamente activa y el resto inmenso lo constituyen
los trabajadores del campo y de la ciudad. Mientras se registra un deterioro
constante de los salarios mínimos, las utilidades de las empresas que operan en la
Bolsa de Valores han crecido entre 1976 a 1979 a una tasa media anual de 46%.
El movimiento obrero ha incrementado su lucha para superar esa dramática
situación y en este combate se han formado instituciones como la Procuraduría de
la Defensa del consumidor, el FONACOT, CONAMPROS, cursos de capacitación
y adiestramiento técnico, tiendas sindicales, teniendo todos la finalidad de proteger
los ingresos obreros erosionados por la inflación que padece el pueblo.
Aunque las posiciones políticas del movimiento sindical han sido parciales y
limitadas, es indudable que, en el presente, la política económica del Estado
mexicano ya no se puede, ni se debe formular, al margen de los planteamientos y
exigencias de las organizaciones gremiales. Por esta razón de fondo, se ha
7
incrementado su peso político específico, tanto dentro del partido del gobierno,
como fuera de él.
Han pasado ya 6 años del inicio de la reanimación política del discurso
programático; en este periodo, se han ganado aliados dentro del sector
revolucionario y antiimperialista general y se han acumulado fuerzas para impulsar
la reforma económica. Han madurado las condiciones para la movilización de los
trabajadores por sus demandas y por las de la nación y para que pasan a la
ofensiva. En la coyuntura presente se puede establecer una amplia coalición de
las fuerzas populares –a la delantera el movimiento obrero- para que predominen
y orienten el rumbo de México en la próxima etapa los intereses y las aspiraciones
sociales y políticas del proletariado.
2 de septiembre 1981.
1
A Propósito de una Línea Sindical (I).
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En la empresa paraestatal Altos Hornos de México, ubicada en la ciudad de
Monclova, Coahuila, se está implementando una línea sindical específica que
amenaza con desvirtuar el contenido avanzado de tal compañía y con deformar
las justas luchas de los trabajadores, tanto en sus reivindicaciones de clase, como
por sus objetivos económicos, sociales y políticos de carácter nacional.
En efecto, en las secciones 147 y 288 del Sindicato de Mineros y
Metalúrgicos de la República Mexicana, desde hace tiempo, prevalece una
tendencia político-sindical que se opone a los principios del sindicalismo
revolucionario, que ha introducido la confusión ideológica entre importantes grupos
de obreros y que finalmente ha beneficiado a la derecha, que siempre se ha
opuesto a la intervención del Estado en la economía nacional y en este caso, en
las actividades productivas de carácter estratégico.
La ciudad de Monclova está gobernada por el Partido de Acción Nacional,
no obstante ser una región predominantemente obrera; en su territorio funciona
una de las empresas siderúrgicas más importantes del país, en la que el Estado
tiene una participación mayoritaria. En la dirección sindical prevalece una extraña
alianza formada por un grupo de la democracia cristiana, representada a nivel
nacional por el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) y por la Unión Obrera
Independiente (UOI) encabezada por el tristemente célebre Juan Ortega Arenas.
¿Cómo es posible que en una región industrial, en donde tan solo Altos
Hornos –en sus dos plantas- ocupe a más de 18 mil obreros la reacción haya
triunfado en las pasadas elecciones municipales? ¿A qué se debe que un obrero
vote por los candidatos de la derecha y no por los de los partidos revolucionarios?
¿Cómo explicar el hecho de que en una empresa estatal persista una línea
sindical totalmente alejada de los principios de la lucha de clases y se hayan
alentado las tendencias privatistas entre la administración de las compañías?
¿Qué se está jugando en el fondo, en Monclova y en otras regiones industriales en
2
donde se han instalado empresas vitales para el desarrollo económico y para la
búsqueda de una mayor autonomía nacional? ¿Cuáles son las perspectivas para
que las fuerzas democráticas y socialistas rescaten la posición perdida en
Monclova y reencaucen las luchas obreras por los grandes derroteros que
formulara Marx, Engels y Lenin?
Características de la Coalición Democracia-Cristiana- Ortega Arenas
Las principales manifestaciones de este hibridismo son las siguientes:
apoliticismo, aislamiento respecto de otras centrales obreras, seudoizquierdismo,
colaboracionismo de clase, anticetemismo, cancelación de la vida democrática
interna y confabulación, en la práctica, con la derecha –el PAN- que recibe así el
apoyo directo de una de las ramificaciones de la jerarquía eclesiástica a nivel
internacional –la democracia cristiana- que demuestra, aquí, su verdadero
contenido político antisocialista.
Apoliticismo. Preconiza que ninguno de los partidos políticos representa
realmente los intereses inmediatos y futuros de la clase obrera y por lo tanto
prohíben la presencia de éstos en el seno de las secciones, aunque en las
pasadas elecciones municipales no tuvieron empacho en impulsar la votación
obrera a favor de los candidatos de la derecha clerical. Rechaza la relación que
debe existir entre lucha económica y lucha política, sin comprender la magnitud
que a nivel nacional e internacional tiene la lucha contra el capital. Reduce el
combate obrero a las meras reivindicaciones económicas, de carácter inmediato,
sin exhibir el fondo de la explotación del trabajo asalariado.
Aislamiento. La alianza democracia-cristiana Ortega Arenas se opone
sistemáticamente no solo al Congreso del Trabajo en su conjunto sino también al
resto de las centrales nacionales, e incluso a los llamados sindicatos
independientes, desconociendo la concepción básica de que la solidaridad inter-
gremial -aunque muchas veces solo sea de carácter moral o político- es una
condición básica para el triunfo en el combate de los trabajadores. No distinguen
3
que una cosa es la conducta personal de los dirigentes del Congreso del Trabajo y
otra muy distinta a las organizaciones como tales.
Llaman a no contaminarse con el denominado “charrismo sindical” pero
en el terreno de los hechos están actuando en conveniencia con la derecha –el
PAN- y con el grupo Monterrey que aspira a extender su presencia económica,
política y cultural en todo el norte del país. Con esa política de aislamiento, de
falsa pureza, casi siempre, de localismo estrecho, conducen al fracaso las
reivindicaciones de los obreros, que, así, no encuentran ningún posible aliado.
Izquierdismo. El FAT enarbola las tesis de la Iglesia Católica en el campo
de las relaciones obrero-patronales, es decir, las concepciones de la armonía y de
la conciliación; en cambio, la UOI preconiza una posición anarquista y sindicalista
estrecha. Pero en ninguno de los casos, esos grupos se expresan abiertamente,
tal como son, tal como piensan, porque, de hacerlo, no tendrían éxito en la lucha
por conquistar la conciencia de los obreros. Explotan demagógicamente el
prestigio que han alcanzado en el mundo entero las ideas del socialismo,
mediante un lenguaje agresivo y ultra revolucionario, aunque, con su conducta,
niegan todo lo que proclaman. Precisamente por no presentarse como lo que
realmente son, se dificulta más la lucha contra sus posiciones aventureras y
derechistas.
Colaboracionismo de Clase. El fondo de la política sindical de la
democracia cristiana y de Ortega Arenas es su tendencia natural a la conciliación,
a la con la empresa, mediante el establecimiento de excelentes relaciones
personales entre los líderes de las secciones y los altos jefes administrativos. En
esas relaciones con frecuencia simulan presiones o enfrentamientos para obtener
conquistas mínimas, las cuales podían haberse logrado por medio de simples
negociaciones. Los gerentes de Altos Hornos –con mentalidad propia de la
empresa privada y no de empresa estatal que cumple una función estratégica-
prefieren, como es lógico, a los dirigentes sindicales de ese tipo, que a los de una
orientación verdaderamente revolucionaria, nacionalista y antiimperialista.
4
Anticetemismo. Los líderes reformistas explotan los errores –los reales y
los supuestos- de la conducción de la CTM y de sus grandes sindicatos nacionales
de industria, agrandando hasta la exageración las debilidades y las desviaciones
políticas. Personifican la lucha contra la figura de Fidel Velázquez y no contra las
estructuras sindicales y la ideología imperante alentando la ilusión de que ante la
desaparición de su Secretario General sobrevendría una depuración automática o
espontánea, olvidándose de la dinámica que tienen los fenómenos sociales y
políticos. El subjetivismo, el personalismo y el voluntarismo suplen la educacion
política obrera y la lucha constante y sistemática a la que deben abocarse todos
los trabajadores en sus respectivas organizaciones gremiales. (Continuará)
17 de abril de 1978
1
A Propósito de una Línea Sindical (II).
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Ya hemos visto que una de las características de la línea sindical demo-
cristiana y del grupo de Ortega Arenas, prevaleciente en las secciones obreras de
Altos Hornos de México, de la ciudad de Monclova, es la explotación de los vicios,
errores y prácticas antidemocráticas que existen entro de los sindicatos nacionales
de industria adheridos a la CTM, tratando de presentarse como una alternativa
democrática.
Sin embargo, la vida orgánica de las secciones sindicales dista mucho de
ser democrática: se mantiene una actitud de hostilidad y de intolerancia contra los
obreros que pertenecen al PPS, al PSUM o a otros partidos, negando el contenido
de frente amplio que tienen las organizaciones gremiales. Sospechosamente, en
las pasadas elecciones municipales, impulsaron la votación de los trabajadores a
favor de los candidatos del PAN, no obstante que había aspirantes a esos cargos
designados por partidos políticos democráticos y revolucionarios.
Pero lo que es más grave y trascendente es que las ideas reaccionarias y
conservadoras del PAN y de la democracia cristiana, que defienden
apasionadamente los intereses y la ideología del capitalismo de libre empresa, se
trata de inocular en la conciencia de los obreros para apartarlos de la lucha
revolucionaria. A los trabajadores se les oculta el carácter de clase del PAN como
un instrumento político-electoral al servicio de la burguesía industrial y comercial.
Los dirigentes gremiales no han podido ocultar sus nexos estrechos con los
jefes administrativos de la empresa paraestatal, los cuales también tratan de
impedir el desarrollo del sindicalismo revolucionario para que encuentren campo
propicio sus concepciones y prácticas privatistas, contrarias a la justa orientación
económica y social que deben tener las empresas nacionalizadas o estatizadas. A
los propios líderes demo-cristianos, por otra parte, tampoco les interesa, ni les
conviene la expansión y democratización del sector estatal de la economía, a cuyo
combate el PAN ha dedicado una parte sustancial de su esfuerzo político desde
2
que nació en 1939 precisamente para oponerse a la política nacionalista y
revolucionaria del general Lázaro Cárdenas.
Además, este tipo de sindicalismo amarillo favorece el crecimiento de las
inversiones del consorcio de Monterrey en la región del norte de nuestro país, ya
que, como es sabido por la experiencia histórica, los Garza Sada siempre han
impulsado y fomentado un sindicalismo estéril, patronal, de subordinación y de
control de las agrupaciones gremiales, en contraposición con la CTM y otras
centrales de masas.
Hacia el Rescate de la Región Industrial-Obrera de Monclova.
Ante la situación imperante en esa zona estratégica y para contener el
reformismo más paralizante y los criterios privatistas, incubados en la empresa
paraestatal, se requieren tomar las siguientes medidas de corto, mediano plazo
para que las fuerzas democráticas y socialistas recuperen las posiciones pérdidas
y eviten una deformación mayor en la operación de Altos Hornos:
a) Integrar dentro de las secciones sindicales una tendencia obrera que luche
por los principios de la lucha de clases, de la independencia del movimiento obrero
respecto del Estado, los patrones y los partidos políticos, por la unidad, por la
solidaridad intergremial e internacionalista y por una vida interna realmente
democrática. Debe imponerse en las asambleas y reuniones el principio de
respetar la libre afiliación política individual de los trabajadores.
b) Describir y desenmascarar ante la base sindical las concepciones y las
tácticas de la democracia cristiana del FAT y de Ortega Arenas como
representativas de la conciliación con el capital, con los patrones, proclive s a la
derecha, que nada tienen que ver con los principios y la práctica del sindicalismo
clasista.
c) Exhibir la íntima, permanente, estrecha relación que existe entre el Partido
(de) Acción Nacional con los grupos industriales que representa y defiende
políticamente, como lo demuestra la candidatura patronal de Pablo Emilio Madero
3
y el liderazgo político de José Ángel Conchello, coinciden con las posiciones del
neofascismo y del militarismo derechista.
d) Defender el carácter de Altos Hornos de México como empresa paraestatal
fundamental para la independencia económica del país y para la auténtica
industrialización nacional, de acuerdo con los lineamientos del nacionalismo
revolucionario, de las concepciones de Lázaro Cárdenas y de Vicente Lombardo
Toledano sobre la naturaleza y orientación de las empresas estatales,
denunciando y combatiendo a los funcionarios que persisten en manejarla como si
fuera una compañía particular.
Julio 19982.
1
Los Intelectuales y el Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Secretario General de la CTM, Fidel Velázquez, instó a los universitarios
de Colima a unirse con el movimiento obrero, las clases medias y los campesinos.
Esta alianza o vinculación, de lograrse daría un poderoso impulso a la
transformación social del país, como lo demuestran otras etapas del desarrollo de
México. Y, por el contrario, esta separación perjudica lo mismo a los trabajadores
manuales que a los intelectuales.
El anarquismo siempre preconizó la desconfianza hacia los intelectuales
argumentando que la absoluta mayoría de ellos se habían incorporado o servicio a
la clase dominante. De los integrantes del Ateneo de la Juventud José
Vasconcelos participó en las filas del maderismo y Martín Luis Guzmán en las del
villismo. El resto se dedicó a la cátedra, la jurisprudencia, el periodismo, pero no
tuvieron militancia política destacada. En la generación de los Siete Sabios sólo
Lombardo Toledano y Gómez Morín se dedicaron a las luchas políticas y sociales
específicas, aunque claro, desde posiciones ideológicas antitéticas.
Lombardo Toledano siempre se preocupó por unir a los intelectuales con el
movimiento obrero. En 1920 creó el grupo Solidario del Movimiento Obrero, en
1936 llamó a colaborar a los mejores talentos en la Universidad Obrera, en la
revista Futuro y más tarde en El Popular. En 1933 con los catedráticos
universitarios más destacados y progresistas fundó la Universidad Gabino Barreda
y en 1947, en la etapa de la fundación del Partido Popular, encontramos en las
filas del Comité Nacional Organizador a los más brillantes hombres de letras, de
las artes y de la ciencia.
Pero ¿Qué ha pasado con este proceso que ahora se ha truncado, gran
parte? En primer lugar, pesan en la conciencia de los intelectuales prejuicios,
mitos y conductas hondamente arraigados que les hacen no sentirse parte del
proletariado, o si comparten sus anhelos y objetivos tratan de ser los jefes, los
directores en todo, sin tener méritos para ello. En segundo lugar, los obreros
2
industriales consideran a los intelectuales como elementos pertenecientes a la
clase burguesa y no encuentran forma de comunicación con ellos.
La mayoría de los universitarios parten del criterio simplista y falso de que
en el movimiento obrero existe un dominio absoluto de parte de los líderes
reformistas y por lo tanto no quieren “contaminarse” con los “charros”. La
campaña “anticharrista” ha sido, por lo general, nociva porque ha menospreciado
el hecho de que en las filas del Congreso del Trabajo se encuentren la clase
revolucionaria por excelencia, pero que no basta ser obrero explotado sino hay
que tener conciencia de él, es decir, conciencia ideológica proletaria. Si Lombardo
en los años veintes hubiera aceptado la tesis que divide a los sindicatos entre
“revolucionarios” y “reformistas” no hubiera podido conformar ninguna corriente
sindical revolucionaria en la CROM y después, en octubre de 1933, la CGOCM.
Precisamente, los que partieron de esa dicotomía artificiosa se aislaron del
movimiento obrero y siempre fueron una fuerza sin influencia importante entre las
masas.
Existe la otra tendencia –típica de la pequeña burguesía radicalizada- de
que son los estudiantes y los intelectuales los que desde fuera del movimiento
obrero pueden “llevar” la conciencia de clase, o infiltrar las ideas socialistas. Sin
embargo, la experiencia indica que ninguna organización sindical se depura, o se
democratiza desde el exterior sino desde el interior, arrastrando y superando todos
los problemas, retos y dificultades que ello implica. En todos los casos, esa táctica
solo ha fortalecido a quienes se pretendía debilitar, a los dirigentes ajenos a la
doctrina del proletariado.
Por otro lado, se observa que los intelectuales que en los últimos años se
han movimiento obrero se han dedicado casi exclusivamente a la elaboración de
documentos, discursos y declaraciones, pero no a la dirección práctica, concreta,
de las luchas de los trabajadores Es nociva esta separación dentro de los
sindicatos porque reafirma el carácter del intelectual tradicionalista y del obrero-
obrero, olvidando que todos forman parte de la clase explotada. Las ideas y los
3
programas de los intelectuales solo tienen relevancia en la medida en que
conforman hechos sociales y coadyuvan a la emancipación del proletariado, o se
fortalece la combatividad de clase.
En torno a esta relación se manifiestan distintas formas de simulación
política; desde las que “apoyan” todas las luchas de la clase obrera, pero sin
ubicarse desde el punto de vista político, o menos aún, en la militancia, sin
sacrificar su comodidad personal o su empleo en el sector público, hasta los que
enfrentan los problemas y necesidades de los trabajadores desde la óptica de la
tecnocracia, de la asepsia programática. El mensaje de Fidel Velázquez obliga a
recapacitar a unos y a otros.
2 de mayo de 1978
1
Unidad Obrera para Superar la Crisis.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El dirigente de la ORIT; Luis Anderson anunció la realización los días 21
y 22 de agosto de una Conferencia Obrera Latinoamericana y del Caribe con el
objeto de analizar la crisis económica desde el punto de vista de los
trabajadores. El señor Anderson se mostró contrario a las políticas del Fondo
Monetario Internacional cuyos dirigentes “al parecer no entienden que tarde o
temprano los trabajadores van a perder la paciencia y paralizar la producción
del continente”.
Independientemente del origen de la ORIT y de sus relaciones con los
grandes sindicatos norteamericanos, cuyos líderes están demasiado
comprometidos con los grandes monopolios y practican un sindicalismo
amarillo, esta asamblea latinoamericana debe presentar interés en el resto del
movimiento obrero, agrupado en el CPUSTAL. Ha mucho tiempo que no se dan
acciones conjuntas entre la ORIT y el CPUSTAL y esto afecta a los obreros del
continente.
El representante de la ORIT planteo un panorama objetivo de la
situación social prevaleciente en los países del área: el desempleo se elevó del
12% al 30%. Se han disminuido las importaciones de productos
estadounidenses en casi un 40% lo que ha generado la desaparición de medio
millón de puestos de trabajo en los Estados Unidos.
La crisis económica afecta a todos los trabajadores, al margen de su
credo político, creencia religiosa o afiliación a una organización sindical
nacional o regional. En los Estados Unidos se desarrolló el descontento laboral
en contra de la política de Reagan que recorta los gastos sociales y que hunde
en condiciones de pobreza a millones de norteamericanos. Si la crisis lesiona a
todos los obreros solo los intereses personalistas, el celo por mantener la
virginidad de las agrupaciones, impide que puedan impulsarse iniciativas
solidarias. En Chile, Uruguay y Argentina, han retrocedido las posiciones
sectarias que en el pasado aislaron a la corriente sindical revolucionaria y
2
ahora se impulsan acciones unidas en contra de la explotación capitalista,
interna y externa.
La política que el FMI impone en todos los países latinoamericanos es,
en esencia, la misma: restricción del gasto público, disminución de los
consumos populares, abatimiento de los salarios y hasta hoy no ha existido una
respuesta global concreta, una alternativa a esa política, que provenga de las
organizaciones de trabajadores. A nivel de gobiernos, en la reciente asamblea
de Cartagena tampoco se llegó a concretar una contra ofensiva conjunta, sobre
todo debido a la actitud del licenciado Jesús Silva Herzog quien defendió la
táctica de la negociación bilateral, individual, que es lo que la banca privada
occidental ha preferido.
El hecho de que se destinen enormes recursos financieros para el pago
del servicio de la deuda, implica frenar la producción de bienes y servicios y
ello, como es obvio, afecta sobre todo, los consumos populares. El pago de la
deuda se realiza sacrificando los niveles de vida de los obreros y por lo tanto, la
renegociación colectiva de los compromisos suscritos con la banca imperialista
es una obligación de los gobiernos progresistas, pero también una tarea que
deben desempeñar –mediante la presión y la movilización- las organizaciones
de trabajadores, independientemente de su orientación ideológica.
Los dirigentes de la ORIT han “radicalizado” su lenguaje porque sus
agrupaciones sociales afiliadas registran una elevación del descontento popular
y porque algunas formas de control sindical se han debilitado, para dar paso a
un ascenso en el sindicalismo revolucionario. Incluso han hablado de que
pueden provocarse estallidos sociales violentos a causa de los problemas
económicos agudizados por la crisis.
En torno a una serie de aspectos programáticos para enfrentar la política
imperialista del Fondo Monetario Internacional puede haber coincidencias entre
la ORIT y el CPUSTAL: alargar los plazos para el pago del servicio de la
deuda, no cancelar los gastos sociales, no eliminar los subsidios a los
consumos obreros, reducir los intereses de los préstamos, renegociación
3
colectiva con la banca privada y aumento del gasto público en las ramas
productivas de la economía nacional.
1984.
1
Vanguardia Obrera y Ascenso Revolucionario.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La asamblea nacional del Congreso del Trabajo se reúne en condiciones
internacionales y nacionales favorables a un ascenso de la lucha revolucionaria
en el país y a la reconquista de la vanguardia del movimiento obrero. En
Europa, concretamente en Francia e Italia, los partidos proletarios obtienen
significativas victorias electorales y las grandes centrales sindicales ganan
victorias en el área de las reivindicaciones económicas. En la dirección de la
CGIL y de la CGT se aplica una política auténticamente unitaria hacia los
sindicatos de orientación social demócrata o cristiana para enfrentarse, en
bloque, a los grandes monopolios y al capital financiero.
En el reciente congreso general de la FSM, celebrado en Praga, se puso
de manifiesto el avance logrado para trabajar, en común, con la AFL-CIO y la
CMT y otras agrupaciones regionales. La CPUSTAL, organismo que recibe la
gran herencia de la CTAL –ha reestructurado su Secretariado Y se ha instalado
permanentemente en México para continuar luchando por la vida obrera
latinoamericana. En América Latina , la CNT de Uruguay, la CUT de Chile, la
COB de Bolivia siguen actuando entre los trabajadores, pese a la ilegalización
de sus actividades y a la persecución y el sacrificio de muchos de sus
dirigentes.
En México, la CTM ha reforzado sus vínculos amistosos con los
sindicatos de la URSS y ha expresado una solidaridad importante a la lucha de
la CNT y la CUT. Distintos representantes del SME, SNTE, UGOCM, CIOAC,
Congreso del Trabajo, CROC, y otros asistieron al congreso de la FSM y la
mayoría tuvo la claridad acerca del debate que se está produciendo en su seno
sobre de las características de la lucha obrera en el escenario del mundo
moderno.
Condiciones Internacionales y Nacionales Propicias para el Ascenso del
Combate de los Trabajadores:
La crisis económica del país ha propiciado una toma de conciencia, más
crítica y completa, acerca de la situación del mundo capitalista y de la
2
vinculación de México con ese modo de producción. Los Estados Unidos han
perdido poder e influencia en organismos como la UNU y la OIT de la que , los
países no alineados, han aumentado su fuerza decisoria en el escenario
internacional. El gobierno de Carter se ha visto obligado a dar marcha atrás en
el proyecto de la fabricación de la bomba de neutrones, y ha sido incapaz para
contener o evitar los cambios progresivos que se producen actualmente en el
África, en donde se han consolidado las revoluciones de Angola y Etiopía,
contando con la solidaridad internacionalista de la URSS y Cuba.
Es tan desesperada la situación de Carter que ha amenazado con
extender la acción de la OTAN hacia aquel continente, poniendo, además, en
grave peligro, las negociaciones con la Unión Soviética. En países como Perú,
República Dominicana, Bolivia, -Colombia y otros se han efectuado procesos
electorales que tienen la virtud de producir diversas fisuras en la política
general de las “gorilocracias” en América del Sur.
La implementación de la reforma política, la repercusión del avance del
movimiento revolucionario y sindical en el mundo, el impacto de la crisis
económica en la conciencia individual y colectiva de los trabajadores, la
modernización de la composición social de los sindicatos, son factores que han
propiciado el inicio de una etapa de reubicación y clarificación de sus
perspectivas inmediatas y futuras. El desarrollo moderno del país ha producido,
en forma concomitante, la aparición de un nuevo y numeroso proletariado,
directamente surgido de los proceso industriales y por lo tanto, distinto y
superior al que dirigió Lombardo Toledano hace 40 años.
Los sindicatos y las centrales, obreras se están renovando por una
nueva generación de obreros, desligados ya del origen campesino o artesanal.
Capas de dirigentes medios, sin los vicios del pasado, pugnan y se preparan
para ocupar los cargos directivos sindicales más elevados. El impacto de los
medios de comunicación, la extensión de la ideología del socialismo científico,
el crecimiento de los niveles de escolaridad y la aptitud técnica son factores
formativos que están incidiendo en el seno del movimiento obrero y causas de
su reubicación actual. Métodos y procedimientos que anulaban la democracia o
la unidad, que se pusieron en práctica después de la salida de Lombardo
3
Toledano de la CTM, son rechazados, cada vez más de una manera enérgica,
por la base obrera.
Vanguardia de los Trabajadores e Impulso a la Revolución.
La historia moderna del país indica que existe una correspondencia
entre la lucha de vanguardia de los trabajadores de la ciudad y del campo y el
ascenso del movimiento revolucionario. La obra válida de Obregón y Calles
estuvo unida a la presencia de la CROM. La declinación de Calles, como
caudillo popular es el principio del fin de la CROM. El gobierno avanzado de
Cárdenas es inexplicable sin la fuerza combativa de la CTM de Lombardo
Toledano. La traición de Alemán coincide con los cambios negativos
introducidos a la CTM en 1947. Las condiciones nacionales e internacionales
también configuran el estado de lucha obrera. La CROM combate contra la
reacción clerical y por la aplicación inicial de los postulados de la Revolución.
La CTM es el eje de la política transformadora de Cárdenas y el escudo contra
la actitud agresiva de las fuerzas conservadoras conformando el sector
progresista del gobierno y de su partido.
El ascenso del fascismo en Europa, el VII Congreso de la Internacional
Comunista, las tesis de Dimitrov, la actitud antifascista de Ávila Camacho, la
política de Roosevelt, son condiciones para la unidad de las fuerzas
antiimperialistas internas y para la formación del frente antifascista en América
Latina, de la CTAL jefaturada por Lombardo Toledano. La guerra fría, la
expansión de los intereses del imperialismo yanqui por todo el mundo, el
surgimiento de la burguesía burocrática, el abandono de la línea de Cárdenas
impactaron el pasado y el presente inmediato de los sindicatos. Las etapas de
auge de la Revolución Mexicana estuvieron unidas a la presencia de una
central obrera hegemónica, las desviaciones y los retrocesos, a una etapa de
división y enfrentamiento intergremial. Si la clase obrera se instala en la
vanguardia política y orgánica de las luchas populares, se convierte en el motor
de los cambios profundos y si no ocurre ello, la Revolución se estanca u
obstruye.
4
Las Tareas de la Nueva Etapa a la Luz de la Experiencia Histórica.
El gobierno de Echeverría hace aflorar una crisis económica y social,
largamente incubada por factores internos y externos, desde hace 40 años.
Pero también representa el inicio de una nueva etapa en la vida del país. Ahora
somos una nación en la que la mayoría de la población radica en los centros
urbanos y en que la industria sobrepasa al valor de la producción agropecuaria.
Si el proletariado ha crecido cualitativa y cuantitativamente en las ciudades, en
el campo, también se ha experimentado un agudo proceso de proletarización
de los peones agrícolas y de los que no tuvieron acceso al reparto agrario. Sin
embargo, estos cambios no tienen un reflejo directo en la estructura sindical.
El Congreso del Trabajo apenas agrupa a 4 o 5 millones de
trabajadores, mientras la población económicamente activa es de 16 millones.
Grandes sectores de obreros, empelados y artesanos están al margen de la
organización sindical y son ellos los que más sufren los efectos de la crisis
económica. Agrupar a las fuerzas productivas constituye la base para
incrementar la autoridad del pueblo. Frente al poder económico de los grandes
intereses capitalistas privados, se opone la presencia activa y combativa de los
obreros, los campesinos, los intelectuales progresistas y los jóvenes. La
vanguardia obrera es un privilegio que se obtiene predominando en el seno de
la sociedad. Si no existe ese predominio se deja el vacío político al
imperialismo y a la reacción. Ese es el dilema actual del movimiento sindical.
5 de octubre de 1978
1
Hace 40 Años nació la CTAL.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El 8 de septiembre próximo pasado, se cumplieron 40 años de la
celebración, en la ciudad de México, del Congreso Obrero Latinoamericano, del
cual surgió la gloriosa Confederación de Trabajadores de América Latina, que
escribió una de las páginas más elevadas de la historia liberaría y emancipadora
de los pueblos de nuestro continente. Dos años antes, se habían constituido la
CTM y Lombardo Toledano veía coronado un anhelo, expuesto reiteradamente
desde las filas de la CROM: contribuir a la unidad y organización de la clase
obrera latinoamericana y nacional. Aquella era una etapa compleja: por un lado,
las fuerzas del fascismo en Europa avanzaban peligrosamente, poniendo en serio
peligro la paz mundial, pero, por otro, en América Latina, los Sindicatos y las
centrales marchaban hacia posiciones unitarias y combativas, siguiendo la sabia
orientación de Dimitrov y de la Internacional Sindical Roja.
Al Congreso Constituyente de la CTAL, que contó con el apoyo del
Presidente Cárdenas, asistieron representantes de 4 centrales sindicales
nacionales, las de México, Colombia, Chile y Argentina y delegados de
agrupaciones obreras de Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Costa Rica, Perú,
Ecuador y Cuba. La Asamblea, realmente representativa de los trabajadores del
campo y de la ciudad, de nuestro hemisferio, se declaran partidarios de la
supresión del régimen de la explotación social, por otro en el que impere la justicia
entre los hombres, se propone luchar por la plena independencia de las naciones
latinoamericanas, por la elevación del nivel de vida de las masas populares, por la
unificación nacional de los obreros en una sola organización, por el respeto a sus
derechos sociales y políticos, por la solidaridad antiimperialista y por la
cooperación de los trabadores por medio de los mecanismos de la CTAL. Su lema
fue: “Por la Emancipación de América Latina”. Se estableció un Comité Central,
un Presidente que fue Lombardo Toledano, hasta el 31 de diciembre de 1963,
2
varios vicepresidentes y secretarios y un congreso General, como la autoridad
máxima de la gran organización continental.
La Obra Política y Sindical de la CTAL
Los dirigentes de la CTAL, encabezados por Vicente Lombardo Toledano,
estrechan vínculos amistosos y solidarios con los trabajadores de los Estados
Unidos, Gran Bretaña y de la Unión soviética y hacen una aportación realmente
decisiva para la fundación de la FSM, en 1945, de la cual fue vicepresidente
Vicente Lombardo Toledano hasta 1967. La CTAL reúne a su Congreso General
en 4 ocasiones y en diversas fechas al Comité Central. Organiza el Congreso de
Trabajadores Petroleros de América Latina (1948), la Conferencia de Trabajadores
Agrícolas y forestales de América Latina (1951). Lombardo Toledano asiste, en
1945, a la histórica Asamblea de San Francisco en donde se funda la ONU.
Convoca a dos congresos internacionales a favor de la consolidación de la paz.
Promueve la creación de centrales sindicales nacionales únicas, difunde los
derechos económicos, sociales y políticos de los trabajadores, los que elevan su
conciencia clasista e internacionalista.
Pero, acaso, la aportación más sobresaliente consiste en el enorme
esfuerzo esclarecedor desplegado para contener el avance del fascismo y de sus
ideas en América Latina y en la formación del frente latinoamericano contra la
guerra. Lombardo recorre los países del hemisferio para despertar las
convicciones pacifistas de las masas laboriosas, denunciar la política aberrante del
nazi fascismo, combate el sectarismo que se encontraba inacabado en algunos
partidos revolucionarios y sindicatos y expresa su solidaridad concreta con los
trabajadores de los países europeos, especialmente con los de la Unión Soviética.
Los trotskistas acusaron a Lombardo Toledano de ser un “agente de Stalin”, pero
lo cierto era que el objetivo central en ese momento en las potencias lo constituía
la formación del frente común contra del Eje. La CTM, de aquel entonces hizo la
aportación material y política más importante para el desarrollo de las actividades
de la CTAL, que además, siempre contó con el apoyo de la FSM. La CTAL fue la
3
escuela en la que se fraguaron muchos dirigentes sindicales y políticos
revolucionarios de América y fue un importante motor en la conquista de sus
reivindicaciones de clase. La CTAL rechazó el sindicalismo tradicional y unió las
luchas obreras a las de otras fuerzas progresistas y señaló tareas, hoy válidas
para los pueblos del hemisferio: la industrialización nacional, la modernización de
la agricultura, el respeto a la vida democrática, la lucha por la independencia
económica y la solidaridad entre los trabajadores de todo el mundo.
El Fin de la CTAL, el CPUSTAL y las Perspectivas Actuales
El imperialismo yanqui salió enormemente fortalecido de la II Guerra
Mundial. Se convirtieron los Estados Unidos en el país acreedor de las naciones
devastadas por la conflagración. Enseguida, como lo advirtió oportunamente
Lombardo Toledano, pasó a la ofensiva contra las organizaciones que formaron
parte del frente antifascista. Los Estados Unidos pretendieron que la FSM apoyara
el Plan Marshall, pero al ser rechazado por éste, se provocó una división de la cual
surge la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres
(CIOSL). La AFL y el CIO, asumiendo una actitud francamente anticomunista y
antiunitaria, apoyados directamente para el Departamento de Estado convocan en
enero de 195, a un Congreso obrero del cual siempre la ORIT. Los sindicatos
argentinos, a su vez, fundan el ATLAS.
Se inicia e intensifica en proceso de persecución de los dirigentes obreros
avanzados, de entronización de directivos, sindicales antidemocráticos, de división
y fragmentación de las centrales nacionales y de estímulos al reformismo y al
colaboracionismo. Se acusó a la CTAL de ser una organización “controlada por
Moscú” coincidiendo con la posición de los trotskistas. La división de la CTM y su
más importante consecuente, ingreso a la ORIT acabó con su base de apoyo más
importante fue un golpe decisivo a la CTAL. Algunos dirigentes de partidos
obreros agudizaron las contradicciones internas y nunca pudieron aceptar que
Lombardo, un marxista completo, no militara en el Partido Comunista de su país y
casi siempre tuviera posiciones correctas en el seno del movimiento sindical.
4
En diciembre de 1959, se reúne en Bucarest el Comité Central de la CTAL y
se acuerda convocar a una nueva conferencia obrera latinoamericana en donde
quedaría disuelta la CTAL. En septiembre de 1962 se reúne en Santiago de Chile
la Confederación sindical de los Trabajadores de América Latina, en la cual no se
puede formar ninguna central por la actitud sectaria de la CGT de Argentina. En
enero de 1964 se forma el Congreso Permanente de Unidad Sindical de los
Trabajadores de América Latina, que celebró en San José de Costa Rica su IV
Reunión del Congreso General, contando con la presencia de 23 representaciones
sindicales. Actualmente radica en México su Secretariado. Las aspiraciones de
Lombardo Toledano de hacer surgir una nueva central obrera latinoamericana, no
se ha materializado.
La CTAL sigue sin sustituto. En nuestro país, solo el SNTE, el SME, la
CIOAC, la UGOCM y en parte observadores del Congreso del Trabajo, ha estado
participando, débilmente, en el proceso de reagrupación obrera en el Continente.
Las nuevas condiciones del movimiento obrero y el ascenso democrático en
América Latina, obligan a reforzar los vínculos con la FSM y el CPUSTAL y a
apoyar sus actividades en beneficio de los trabajadores de América Latina. Los
sentimientos internacionalistas y solidarios de los obreros de México, que
despertará y encauzará Lombardo Toledano, necesitan reavivarse.
23 de junio de 1979
1
Afiliación Colectiva o Afiliación Individual.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Uno de los asuntos que más se están debatiendo en el seno del PRI con
vistas a tener una solución en la próxima Asamblea Nacional es el de la estructura
sectorial, si ha de mantenerse como la conocemos hoy o si desaparece para dar
lugar a la afiliación individual, consiente y voluntaria de los ciudadanos.
Al respecto existen dos posiciones muy claras: la que sostienen muchos
líderes sindicales en el sentido de que la estructura corporativa debe subsistir
porque ella les permite asegurar el control sobre los trabajadores y la de la
Corriente Crítica, que señala que debe cambiarse esta estructura para dar pie a
la incorporación de los mexicanos, sin ninguna intermediación o coacción moral o
política como ha venido sucediendo por lo menos desde 1945 hasta la fecha.
En el año de 1947 se produjo una fuerte división en el seno de la CTM pues
al nacer el Partido Popular, bajo la orientación de Vicente Lombardo Toledano,
éste pugnó porque la afiliación a los partidos fuese de carácter individual y no
colectivo, señalando muy nítidamente la diferencia esencial que existe entre un
sindicato y un partido político.
El problema fue resuelto por el grupo de Fidel Velázquez en una dirección
opuesta pues se estableció en la CTM el principio de que la afiliación al PRI de
parte de los trabajadores debía ser obligatoria y en bloque, esto es, que todos los
sindicatos y federaciones pertenecieran a ese partido, con entera exclusión de
otro.
Aplicando esa disposición se ordenó que los obreros y líderes que
impulsaron la creación del Partido Popular fueran separados de inmediato de sus
empleos –haciendo una petición formal a las empresas- y destituidos de sus
cargos. En síntesis, estaban expulsados de la CTM que refrendó un total apoyo a
la dirección del PRI, en aquella ocasión encabezada por el general Rodolfo
Sánchez Taboada.
2
El antecedente de 1947 – 1948, culminó con la separación de la corriente
lombardista del seno de algunos sindicatos y federaciones importantes fue
legitimado con la incorporación en los estatutos de la obligación de pertenecer en
exclusiva al PRI y rechazar la afiliación a otros partidos sobre todo a los de
izquierda y socialistas.
En esta situación, totalmente discriminatoria y violatoria de los derechos
políticos y básicos se encuentran todavía muchos sindicatos, como el SUTERM,
Azucareros, Mineros, Textiles en que resulta una auténtica osadía que un
trabajador simpatice abiertamente con otro partido o se incorpore a él, lo que
acarrea muy serias represalias de parte de los dirigentes que así mantienen una
falsa unidad y una disciplina mecánica.
Consideramos que la afiliación obligatoria al PRI viola la esencia de los
sindicatos ya que éstos son organismos de frente amplio, en los que se coaligan
los trabajadores para la defensa de sus intereses económicos y sociales. Por lo
tanto, a un sindicato deben pertenecer todos los obreros, independientemente de
sus creencias religiosas y convicciones políticas.
En cambio, los partidos están vinculados por razones ideológicas en torno a
las cuales corresponde a los afiliados decidir si las aceptan o no, si las hacen
suyas o por el contrario las combaten desde otras posiciones y esto pertenece al
campo de la voluntad personal, del entendimiento, razonamiento y del
convencimiento y no por una imposición mecánica, una resolución de carácter
administrativo o por el acuerdo mayoritario de una asamblea.
De la misma forma que todos tenemos derecho, de acuerdo con la
Constitución a profesar la religión que mejor nos agrade –y agregaría, a no tener
ninguna- las convicciones políticas pertenecen a la esfera de lo individual y deben
ser respetadas par que cada ciudadano opte por la que considere defiende mejor
sus intereses y los de la nación.
Por otra parte, la afiliación al PRI, tal como ha venido produciéndose en la
últimas décadas, no ha sido verdadera, en la práctica, pues ni conocen los
3
documentos básicos del PRI ni les interesa conocerlos sino más bien impera una
enorme despolitización, ocurriendo el fenómeno, sobre todo en los estados del
norte de nuestro país de que muchos obreros voten por el PAN, que es y ha sido
el partido que niega la lucha de clases y los principios del sindicalismo
revolucionario. O bien, durante las históricas elecciones de 1988 sufragaron por
los candidatos del Frente Democrático Nacional y de una manera especial, por el
ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Enero 1990.
4
Fidel Velázquez, a los 90 Años.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Secretario General de la CTM, Fidel Velázquez cumplió 90 años de vida.
Está en el declive de su vida física y de su fuerza política y sindical ante la
aparición de nuevos fenómenos de carácter social y de la política económica que
está en curso desde hace 8 años y que ha erosionado los ingresos obreros, como
nunca había sucedido en el pasado reciente.
Fidel Velázquez ha sido durante toda su trayectoria humana un dirigente
obrero. Desde el ya lejano año de 1928 se separó, junto con un grupo de
compañeros –el único que sobrevive es Blas Chumacero- de la CROM, dirigida,
entonces por Luis N. Morones y constituyó la Federación de Trabajadores del
Distrito Federal.
Esta Federación, de carácter regional, pero muy importante por encontrarse
en la ciudad capital, la más grande de la República, en donde existía y existen
muchas empresas industriales y comerciales, representó la base de la alianza con
la corriente marxista encabezada por Vicente Lombardo Toledano, que hace surgir
la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, la CGOCM, en
octubre del año de 1933, la segunda gran central obrera nacional que hubo en
nuestro país.
Entre 1936 a 1941, Fidel ocupó la Secretaría de Organización de la CTM,
esto es, el segundo cargo en importancia en la central obrera más poderosa e
influyente que han podido organizar los trabajadores mexicanos en la historia
moderna de la nación.
Entre 1945 a 1947, al encargarse Vicente Lombardo Toledano de una
manera total de la dirección de la Confederación de Trabajadores de América
Latina (CTAL), fue sustituido por un íntimo amigo y subordinado político de Fidel,
el señor Fernando Amilpa, de triste memoria, pues en su gestión se produjo la
expulsión violenta e ilegal de los líderes y sindicatos lombardistas y la
5
Confederación perdió la orientación revolucionaria y clasista que, hasta ese
momento, había tenido, entronizando como ideología sindical el lenguaje propio de
la guerra fría.
Desde 1947 y ya en forma ininterrumpida Fidel Velázquez ocupó la
secretaría general incrementando y poniendo en juego su fuerza política y social,
no siempre a favor de los intereses de los trabajadores, pero invariablemente
apoyando a cada gobierno en turno, incluso, a aquellos que, como Miguel Alemán
y Miguel De la Madrid que aplicaron una política contraria a los de la mayoría de la
población y comprometieron seriamente la soberanía nacional.
En efecto, Fidel nunca sostuvo principios marxistas y socialistas sino
siempre fue una persona de orientación reformista y colaboracionista, rasgos que
fue acentundo y que ahora se fortalecen, por desgracia, en contra de muchos
sindicatos, como los de la Ford y la Modelo, para citar los casos más recientes en
que aplicó una política de mano dura contra los dirigentes de esos sindicatos,
hasta destituirlos.
Después de la expulsión de Lombardo Toledano, en el año de 1947, el
grupo de Fidel Velázquez defendió, con mayor claridad y energía, las tesis del
anticomunismo, propio de la guerra fría y ello provocó muchos conflictos con los
líderes socialistas que actuaban en el seno del movimiento obrero y distintas
divisiones y separaciones de sindicatos y corrientes.
La línea política de Fidel fue y ha sido la de una plena adhesión a los
gobiernos en turno, independientemente de si estos tienen una orientación
revolucionaria o antipopular. Así ha respaldado una política económica que
iniciada en el sexenio anterior se prolonga en el actual y ha desplomado los
ingresos reales de los obreros a niveles no conocidos en la historia
contemporánea de México.
En los últimos años, el propio gobierno ha impulsado el crecimiento de una
organización rival a la CTM que ha sido la CROC, a la cual se han pasado
importantes sindicatos, los que ha debilitado a aquella, en el marco de una política
6
general para restarle fuerza e imponerle una serie de contrapesos y equilibrios
para que se acepte sin reticencias la política modernizador y se someta a los
dictados del FMI, el BM y el GATT.
Fidel ha tenido un comportamiento muy agresivo y violento en contra de los
trabajadores de la Modelo al grado de condicionar su empleo –el regreso a éste- a
la permanencia obligatoria en las filas de la CTM y al reconocimiento de una
dirigencia sindical impuesta arbitrariamente.
Además, ha eliminado a los líderes sindicales que se han atrevido a
encabezar una lucha enérgica y ha impuesto a dirigentes dóciles a las empresas y
al Comité Nacional de la CTM impidiendo que los obreros pudieran optar por su
afiliación a otro partido político diferente al PRI, defendiendo con cada vez menor
eficacia el corporativismo desgastado existente, que ha entrado en crisis desde
hace tiempo.
A los 90 años Fidel prepara su definitivo retiro de la dirección de la CTM
porque sus facultades físicas a intelectuales están, obviamente, mermadas y
existe una nueva generación de líderes que se aprestan a su sustitución.
1990.
7
Las Lecciones del 1º. De Mayo.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El senador Leonardo Rodríguez Alcaine, secretario general del SUTERM,
anunció en el pasado Congreso Nacional de esa importante agrupación sindical,
que, en breve plazo, enviaría a la dirección del SME un documento convocándolo
a la unidad y a la fusión en una sola entidad obrera, a efecto de ser congruentes
con la integración de la industria eléctrica. Este llamado debe examinarse a la luz
de los principios del sindicalismo revolucionario para evitar que se repita la trágica
experiencia de noviembre de 1972 en que se agruparon el SNESCRM, dirigido por
Francisco Pérez Ríos y el STERM, encabezado por Rafael Galván, en el actual
SUTERM. La unidad sindical se tiene que producir sobre bases firmes, en la
identidad de los métodos comunes de trabajo interno, en la concordancia en torno
a normas políticas fundamentales, de carácter único, adoptada conscientemente
por los trabajadores en su conjunto. De otro modo, la unidad se convierte en un
simple acuerdo precario, que se rompe en cualquier momento.
En el surgimiento del SUTERM dejaron de observarse algunos de estos
principios: el entendimiento se generó, básicamente, entre los dirigentes y no entre
los trabajadores de ambos sindicatos; las formas de la democracia obrera no se
esclarecieron ni se hicieron comunes; las diferencias políticas entre Pérez Ríos y
Galván no se superaron en un afán constructivo. Ahora los resultados están a la
vista. La corriente trotskista, jefaturada por Rafael Galván, decidió formar en el
seno del SUTERM la denominada “Tendencia Democrática” que, por sí misma,
vulneraba la unidad interna, en el afán de combatir el “charrismo”. Se divide el
Comité Nacional entre los “líderes revolucionarios” y los que “están entregados al
Poder Público”.
De hecho, la “Tendencia Democrática” se transformó en un partido político
en miniatura. Precisamente esa es la táctica sindical trotskista: instituir direcciones
obreras paralelas y antagónicas y crear fracciones políticas en el seno de los
sindicatos. Con el pretexto de atacar la corrupción y las prácticas
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antidemocráticas, destruyen la adhesión de las organizaciones obreras, dejando el
campo libre a los dirigentes más negativos. ¿Qué fue lo que ocurrió? El grupo de
Galván, ex senador del PRI por el estado de Michoacán, se aisló de la base del
propio SUTERM, se debilitó frente a los embates del exterior y del interior y perdió
las secciones más importantes que tenía, como las de Puebla y Jalisco. La
“Tendencia Democrática” llegó a incurrir en tan graves desviaciones políticas que
incluso realizó actividades comunes con el PCM, no obstante que se trataba o por
lo menos así debió haber ocurrido, de una agrupación social de frente amplio. El
29 de marzo de 1978, después de la revisión del contrato colectivo del SME, la
fracción trotskista que actúa en su seno pretendió suplantar al Comité ejecutivo y
al Comité Central, para escarnio y burla de los propios trabajadores. En las
pasadas elecciones de unió quedaron en el último lugar en la votación.
La unidad sindical no significa la imposición de condiciones del SUTERM al
SME; no quiere decir que el primero “engulla” al segundo como el pez grande se
come al chico. La unidad no es un problema de cantidad sino de calidad.
Lombardo Toledano enseñó que los obreros se unen, fundamentalmente, por
defender intereses económicos, políticos y sociales comunes, independientemente
de las diferencias filosóficas o religiosas que existan entre ellos. La división obrera,
impulsada en razón de la “depuración” de los sindicatos, debilita la lucha de los
trabajadores en su conjunto. Lo más preciado de una agrupación proletaria es,
precisamente, la unidad y la conducta común ante los métodos internos de trabajo
y en la aplicación del principio de la lucha de clases. La unidad también implica la
igualdad política de los participantes y el respeto mutuo. Quien pretende “imponer”
la unidad desde posiciones de fuerza o de prepotencia, de hecho, la está
imposibilitando. De la histórica tradición combativa y democrática del SME se
concluye que estas serían las bases generales para la unidad y la fusión:
a) Garantizar la plena participación de los trabajadores en sus propios
asuntos, en todos los niveles del sindicato y en el control democrático de las
decisiones de sus dirigentes.
9
b) Crear un sindicato único, fuerte, democrático, independiente de los
partidos políticos, del Estado y de la Empresa y de vanguardia en las luchas
obreras y políticas nacionales e internacionales.
c) Formulación de un contrato colectivo único en el que se incorporen
las conquistadas más avanzadas, obtenidas tanto por el SUTERM como por el
SME.
d) Adopción de métodos y formas de trabajo, de carácter interno,
comunes para todos los agremiados.
e) Libertad de afiliación política individual.
Lo anterior quiere decir que la unidad y la fusión en un solo sindicato de la
industria eléctrica es un proceso que se obtiene mediante una etapa previa de
acercamiento, de conocimiento, de actividad común para intercambiar
experiencias en los problemas concretos que afectan a los trabajadores, en la
posibilidad de tener acuerdos para enfrentar los conflictos obrero-patronales en las
zonas de trabajo, en la eliminación de las rencillas intergremiales que dividieron y
enfrentaron en el pasado y en el perfeccionamiento de la estructura democrática
interna.
Este periodo de transición garantiza la solidez de la unidad obrera. Por ello
este paso no puede darse a espaldas de los trabajadores.
Julio de 1978.
1
1
La CTM y la Etapa Actual.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Comité Nacional de la CTM decidió publicar la Convocatoria para el X
Congreso Nacional Ordinario de esa central sindical, que se efectuará en el
Palacio de los Deportes de la ciudad de México los días 21, 22 y 23 de abril de
1980. La máxima Asamblea de los trabajadores cetemistas se está preparando y
se reunirá en un clima político expectante, no solo por el temario que habrán de
abordar, sino también por la nueva integración de su órgano directivo. Además, se
congregará la CTM en el momento en que los grupos empresariales y patronales
incrementan sus ambiciones políticas y se ha desatado la lucha por la sucesión
presidencial en 1982.
La agenda del Congreso es muy importante: merecen destacarse los
aspectos relativos a la estructura, a la organización sindical, la actividad de los
trabajadores ante la economía y la política nacionales y el punto referente a las
relaciones internas e internacionales. En el orden del día 22 de abril existe un
inciso referente a la discusión y aprobación de distintas reformas adicionales a la
Constitución de la CTM. El Congreso, como ha sido usual, sesionará sobre la
base de los dictámenes que presenten las distintas comisiones, que se ocupan del
estudio de los diversos asuntos del temario.
La convocatoria revela que la espina dorsal de la CTM sigue siendo el
conjunto de Sindicatos Nacionales de Industria y no como equivocadamente lo
plantea Arnaldo Córdova, los sindicatos de empresa. El Comité Nacional,
encabezado por Fidel Velázquez, presentará al pleno del congreso un Informe de
actividades, que contendrá los aspectos estrictamente laborales y también –en
forma quizá más importante- los planteamientos económicos y políticos. En aquel
texto también se afirma que la CTM hará todos los cambios que considere
convenientes para adecuarse a las reclamaciones urgentes que se desprenden de
la crisis económica actual.
2
La CTM ha sido desde 1936 la más importante fuerza social organizada del
país. Aunque con distintos altibajos, desviaciones y retrocesos, no ha perdido su
carácter de central sindical nacional y representativa. La CTM nació
profundamente vinculada al pueblo y por lo tanto su existencia no está sujeta ya a
la voluntad o al capricho del gobierno, o de sus dirigentes actuales o futuros. No
estamos haciendo aquí un balance de la organización obrera, porque ello sería
objeto de reflexiones más documentadas y profundas que esperamos puedan
formularse pronto, no para reavivar o encender viejos conflictos gremiales o
políticos, sino para contribuir a que la CTM en la actual etapa en que vivimos,
retome vigorosamente la marcha por los principios del sindicalismo revolucionario,
que con frecuencia se olvidan o se niega.
La CTM, desde 1978, como reflejo y respuesta de la crisis económica
nacional y de otros fenómenos del exterior que influyen en México, se ha instalado
en posiciones de vanguardia en lo que se refiere a las grandes pautas
programáticas de la nación y del pueblo. Abandonando –aunque sea en el plano
teórico- el llamado “desarrollo estabilizador”, en nuestro país se han
desencadenado importantes fuerzas sociales y políticas, que están teniendo una
importante y creciente influencia positiva en el presente y seguramente también lo
tendrán en el futuro.
Desde los trascendentes planteamientos sobre la Reforma Económica,
hasta la reciente iniciativa de ley que presentó la diputación del Congreso del
Trabajo en la Cámara de Diputados, notamos que existe un hilo de continuidad en
el que se advierte, notoriamente, que se están gestando serias mutaciones en la
conciencia de la propia clase trabajadora, en la base sindical, resurgimiento
acicateado por los efectos sociales de la crisis económica. Solo los sectarios y los
intelectualoides no reconocen la hondura de estos fenómenos que están, ahora,
actuando en la raíz misma de nuestra sociedad.
El espíritu de la intolerancia política y del enfrentamiento sistemático, que
caracterizó a la etapa de la “guerra fría” en el seno del movimiento obrero,
3
particularmente durante los gobiernos de Alemán y Ruíz Cortines, parece estar en
proceso de extinción, para dar paso al establecimiento de nuevas relaciones
políticas en el campo de los intereses de los asalariados. La CTM, en los últimos
tres años, ha vuelto, en cierta medida, a su doctrina primigenia en materia
programática, aunque todavía no se observen estos cambios en otros aspectos.
Ha llegado la hora de examinar, con interés constructivo, los antecedentes,
las luchas, los principios, las resoluciones, los acuerdos, de sus Consejos y
Congresos, la experiencia más válida de sus dirigentes de ayer y de hoy, la
enorme herencia teórica y política que, en materia sindical, dejara Vicente
Lombardo Toledano, quien enseño a los trabajadores a unir fuerzas para superar,
con inteligencia, graves dilemas que generaba el desarrollo contradictorio y
zigzagueante del proceso revolucionario.
La CTM ha sido y es una central sindical muy poderosa pero no puede, por
sí misma, aislada, enfrentar, con éxito, la actual crisis económica para darle una
solución justa, democrática e independiente, respecto de los propósitos del
imperialismo. El proletariado tiene aliados reales y potenciales, en las otras clases
sociales, pero esta unidad solo puede lograrse desterrando viejos vicios y
prácticas del pasado que tanto han perjudicado a nuestro pueblo. Para que las
proposiciones meramente políticas, o legislativas, se pase a los hechos concretos,
hay que cambiar la correlación nacional de fuerzas a favor de los intereses de los
trabajadores.
Las condiciones subjetivas par esta modificación están madurando, pero los
tiempos apremian y las necesidades acuciantes, largamente insatisfechas de las
masas no pueden esperar en forma indefinida.
12 de diciembre de 1979.
1
Estado y Movimiento Obrero en México.
Importancia del Reciente Consejo Nacional de la CTM
Por Héctor Ramírez Cuellar
Los días 25, 26 y 27 de febrero se reunió el XC Consejo Nacional de la
CTM, su máximo órgano de autoridad, después del Congreso Nacional. Esta
Asamblea fue particularmente significativa si tomamos en cuenta que se realizó en
el marco de un repunte de la espiral inflacionaria y de reiteradas declaraciones
sobre la unidad de la clase trabajadora. Además, se presentaron a discusión y
dictamen dos documentos importantes que contienen sensibles avances en el
orden ideológico y político y encierran la preocupación común de la CTM de
adecuar su lucha a la actual etapa del país. Algunos miembros de la “izquierda
infantil”, sin hacer ningún intento de análisis, los han calificado como
“demagógicos” o como un producto de la presión de los obreros. Nosotros no
podemos asumir actitudes triunfalistas, ni, por supuesto, coincidir con el simplismo
esquemático.
Hace 42 años se fundó la CTM. Recordamos el histórico congreso
constituyente de 1936 en el que los representantes de las organizaciones
sindicales del país, encabezadas por Vicente Lombardo Toledano, crearon la
central sindical más importante y trascendente de la historia moderna del país.
Para quienes hemos abrazado la causa histórica del proletariado es natural que
nos interese y preocupe el carácter y la lucha de la CTM, pero no por razones de
vana erudición, sino por una actitud de clase. Estamos convencidos que una de
las grandes tareas de la izquierda en nuestro país, es precisamente, el
incrementar a su influencia ideológica y política en el seno de los sindicatos. La
unidad de la izquierda no tendrá éxito importante sino promueve la unidad de los
trabajadores, en alianza con otras fuerzas políticas nacionales.
2
Estado y Movimiento Obrero.
El aspecto de las relaciones entre el Estado y el movimiento obrero en un
país influido por el imperialismo como el nuestro, ha dividido, tradicionalmente, a
los dirigentes sindicales y políticos y ha sido causa de graves pugnas
intergremiales: uno de los antecedentes ideológicos de la CTM es, precisamente,
la celebración del VII Congreso de la Internacional Comunista, realizado en Moscú
en 1935 y al que asistió una importante delegación, encabezada por Lombardo.
En las memorables sesiones del Congreso, Dimitrov expone la tesis de que en
países como México, la clase trabajadora debe aplicar una política de alianzas que
le permita coincidir con los sectores de la burguesía que resisten y se oponen al
imperialismo, manteniendo, en lo esencial, sus intereses clasistas y defendiendo
las tesis del sindicalismo revolucionario. Dimitrov fundamentaba sus explicaciones
en diversos textos de Lenin en los que combate a los revolucionarios que se
niegan a participar en los “sindicatos reformistas” y quienes establecen
compromisos para avanzar, pretextando una falsa pureza de clase.
Tanto en el seno del Comité Nacional de Defensa Proletaria, como el propio
Congreso constituyente de la CTM de febrero de 1936 se tenía claridad sobre el
carácter del gobierno de Cárdenas y acerca de la política de la nueva organización
obrera. En diciembre de 1935, el CNDP declaró que los trabajadores son amigos
de Cárdenas “en tanto este continué cumpliendo sus promesas; pero que no
olvide que un verdadero amigo no es el adulador incondicional ni el seguidor
abyecto, que todo lo aprueba y todo lo aplaude, sino aquel que con valor y lealtad
señala nuestros errores y defectos”.
En el acto de clausura del Congreso, Lombardo reitera el apoyo a Cárdenas
“en la medida en que en todos sus actos revolucionarios y en toda su conducta se
tienda a favorecer a la clase explotada de México”. En la Declaración de Principios
de la CTM se expresa “que el proletariado de México luchará a toda costa por
mantener su independencia ideológica y de organización y porque todos sus
3
objetivos finales sean alcanzados con entera independencia, mediante sus propias
fuerzas, libre de influencias y de tutelas extrañas”.
Lombardo, en su discurso de 1943, advertía sobre el peligro de que la CTM
perdiera su independencia política y orgánica en virtud de la corrupción que
generaba la lucha electoral popular. La CTM jamás fue un instrumento dócil de los
designios de cárdenas, como algunos “estudiosos han concluido de una manera
errónea, sino que mantuvo una actitud crítica, combativa e independiente,
expresándose serias diferencias con él, por ejemplo, en lo referente a la
organización de los campesino y de los empelados del Estado y sobre el asilo
otorgado a León Trotsky.
Los pronunciamientos actuales de la CTM
La CTM, afirma que es necesario “replantear la alianza de la clase
trabajadora con el estado revolucionario, no sobre la base de la colaboración
incondicional sino con el propósito de sumar la fuerza social obrera a la estructura
política del estado, para avanzar en la solución de los grandes problemas
nacionales y cambiar la relación de fuerzas que en la actualidad favorece a
pequeños grupos privilegiados”. Esta tesis es, en esencia, correcta, pero conviene
precisar que la clase obrera está interesada en preservar la vida interna de sus
organizaciones de la intervención del estado o de los patrones. El Estado en
nuestro país es un producto histórico de la Revolución Mexicana. En
consecuencia, en su integración se reflejan los intereses y las contradicciones de
las fuerzas sociales, clases y sectores que participaron en la lucha armada y que,
posteriormente, plasmaron en la Constitución de 1917.
Es importante el señalamiento en el sentido de que la CTM buscará
establecer alianzas con otras fuerzas sociales, que coincidan en el programa
común de los trabajadores. En efecto, el aislamiento político o la autosuficiencia
en un país como México en el que las clases sociales se están diferenciando cada
vez más, es un grave error político. La clase obrera tiene múltiples aliados, reales
y potenciales.
4
La CTM distingue con precisión el carácter de la lucha sindical y el de la
lucha política. Naturalmente, las discrepancias se presentan en este último
aspecto. La CTM se pronuncia por la “unidad de clases para promover el “cambio
social” pero no expresa a qué cambio social se refiere. Se propone conquistar el
poder político para edificar una “nueva sociedad” pero no precisa las
características de ese orden social del futuro. Se establece una contradicción
cuando reconoce, por una parte, el derecho de los trabajadores a la afiliación
individual y colectiva, pero por otra, se opone a la participación de los partidos
políticos en el seno de los sindicatos.
En las conclusiones se destacan las que se refieren al reconocimiento del
papel del estado como rector de la economía del país, a la lucha por la ampliación
del sector estatal de la economía y a la exigencia de incorporar a los obreros al
poder decisivo a nivel nacional y de empresa. Es evidente que en el seno de la
CTM existe un sector que se propone volver íntegramente a las tesis, paso
positivo que saludamos, del sindicalismo revolucionario con que nació en 1936.
Octubre de 1982
1
Hacia un Gobierno de Democracia Nacional.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La Confederación de Trabajadores de México, durante su Asamblea de
funcionarios públicos, aprobó un dictamen acerca de la integración y finalidades
programáticas del próximo gobierno, que tiene aspectos sumamente positivos y
que coincide con el proyecto histórico del régimen de democracia nacional que
formular Vicente Lombardo Toledano en 1963. En efecto, la máxima central obrera
se instala, desde ahora, en una posición de vanguardia, que se diferencia
radicalmente del conjunto de aspiraciones económicas y políticas que son propias
de la burguesía reaccionaria y de los agentes, representantes de los intereses del
imperialismo norteamericano.
Mientras la mayor parte de los órganos de la prensa nacional y de los
dirigentes políticos del partido gubernamental están abordando el problema de la
renovación del Poder Ejecutivo Federal de una manera infantil o superficial, o
incluso cómica, la CTM tiene la virtud de introducir seriedad y responsabilidad a
este debate trascendente.
Casi todos estaban refiriéndose a los “rumorológos”, a los “calientes”, sin
tomar en cuenta que es inevitable que este asunto preocupe a las principales
fuerzas políticas y al pueblo en general. La CTM, al contrario, plantea el esquema
de un futuro programa de gobierno y de esta manera, los propios aspirantes a
ocupar la Presidencia de la República tienen que tomarlo en cuenta para definirse
frente a esas proposiciones.
En política, asentaba Vicente Lombardo Toledano, lo que tiene el más alto
valor es la correlación material de las fuerzas sociales y políticas y no la
subjetividad de los titulares del poder. En este sentido, la sucesión presidencial es
fruto o resultado de una enorme gama de factores y de circunstancias y no un
mero acto voluntarista. En base a la heterogeneidad y esencia contradictoria del
2
gobierno y de su partido, esa determinación se elabora en el marco de una aguda
lucha interna que, generalmente, no aflora en los medios de comunicación masiva.
El problema medular que aborda la CTM es el relativo al programa que
habrá de enarbolarse en el próximo sexenio, incluyendo las demandas de la
nacionalización de las industrias alimenticia y químico-farmacéutica, el
establecimiento del seguro remunerador, el seguro contra el desempleo, la
semana de cuarenta horas y la solución integral al problema del transporte urbano
y otros puntos contenidos en los documentos y resoluciones acerca de la Reforma
Económica propuesta hace más de dos años por aquella agrupación sindical.
Sin embargo, para que se implemente un programa de carácter
democrático y antiimperialista se requiere la maduración de una serie de
condiciones objetivas y subjetivas, entre ellas, una fundamental: una composición
adecuada del gobierno. En rigor, primero se trata de que triunfen las fuerzas
democráticas y patrióticas en el nombramiento del candidato presidencial. Esta es
una premisa básica. Luego vendría, lógicamente, la distribución del poder en la
administración pública central, en las empresas estatales, en las cámaras
legislativas y en otras instancias políticas decisorias. Es decir, la correlación de
fuerzas tiene que inclinarse, o favorecer, los cambios, más o menos profundos,
que implican la materialización del programa avanzado.
En la presente situación nacional e internacional se requiere la
conformación de un gobierno de democracia nacional en el que participen
representantes de la burguesía progresista –la que preconiza e impulsa el
nacionalismo revolucionario y el capitalismo de Estado- de los industriales y
comerciantes independientes del capital extranjero, de la pequeña burguesía
urbana y en forma sobresaliente, de la clase trabajadora, de los campesinos y de
los partidos políticos democráticos y revolucionarios.
El gobierno de democracia nacional exige la exclusión de los
representantes directos o indirectos del gran capital interno y externo, de los
políticos que se han convertido en negociantes y que se han pasado al campo de
3
la iniciativa privada, de los enemigos de la intervención del Estado en la economía
y de los agentes de los monopolios imperialistas.
Es indudable que solo la clase obrera, dispersa en centrales sindicales y
partidos, está en aptitud de formular un programa gubernamental de carácter
democrático, redistribuidor de la riqueza pública y de firme contenido
antiimperialista. Incluso la burguesía progresista, por sí sola, no lo puede hacer
por evidentes limitaciones de clase. Esta es medrosa, titubeante, vacilante y a
veces promueve el progreso independiente y justo, pero, en otras, aplica medidas
en sentido opuesto. Solo los trabajadores –sobre todo cuando están encuadrados
en sindicatos clasistas y dirigidos por su política revolucionaria- tienen la
consistencia y la firmeza para emprender esas reformas estructurales que
anhelamos.
Pero el gobierno de democracia nacional no puede ser un gobierno
exclusivamente de los proletarios de la ciudad y del campo, por impedimentos
objetivos que no se superan en el corto plazo sino un régimen más amplio, pero
no tanto que dejándose conducir por las normas de la democracia burguesa,
permita la presencia de las fuerzas de la derecha y del imperialismo.
En otras palabras, se trata de una etapa en la que el pueblo pueda
conquistar una serie de objetivos económicos y políticos más avanzados,
derrotando precisamente a sus enemigos, evitando compartir el poder con ellos.
El gobierno de democracia nacional es el imperativo de nuestro tiempo si,
en verdad, aspiramos a que se materialice la reforma económica propuesta por la
CTM y por los partidos democráticos, revolucionarios y socialistas.
29 octubre de 1980.
1
El Congreso del Trabajo ante el Futuro Inmediato.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Hoy miércoles se cumplen 15 años del nacimiento del Congreso del
Trabajo, el mayor centro coordinador de los obreros, que agrupa a más de 6
millones de afiliados. En 1966, al celebrarse la Primera Asamblea Nacional del
Proletariado, se dio un paso significativo en el camino de la unidad. A estas alturas
se debate la eventual constitución de una central única, proyecto que, por su
trascendencia, se enfrenta a poderosos obstáculos, a prejuicios y también a viejas
rencillas intergremiales o a pugnas de camarillas.
Los documentos básicos del Congreso del Trabajo son realmente
avanzados y de su contenido se desprenden distintas orientaciones acerca de la
conducta del Estado en la sociedad. Ahora que se discute la función social y las
limitaciones de la propiedad privada y muchos altos funcionarios públicos
proclaman que la Revolución ampara, por igual, a todas las formas de la
propiedad, sin distinguir rangos entre ellas, o que el Estado está abierto a todas
las clases sociales, conviene reafirmar algunos principios medulares del
sindicalismo revolucionario.
Es falso que la pequeña propiedad en el campo haya sido una
preocupación profunda de los diputados constituyentes de 1917. En el congreso
de Querétaro apenas sí se menciona tan solo como una realidad y no como una
perspectiva a desarrollarse. Según la versión de Pastor Rouix, los temas que más
se debatieron fueron los relativos a las atribuciones económicas de la nación, los
del fraccionamiento de los latifundios y el de la debida protección que debería
otorgarse a los ejidos, pueblos y comunidades indígenas.
La Revolución fue, preponderantemente, desde sus inicios, un movimiento
del pueblo, a favor de la propiedad social y estatal.
El Congreso del Trabajo afirma con razón que la Revolución Mexicana “es
un movimiento popular de izquierda, indivisible y permanente”. En efecto, la
2
Revolución jamás se propuso como objetivo la exaltación de los grupos o
individuos económicamente poderosos. Tal política, cuando se ha aplicado, debe
considerarse como una grave desviación de las metas trazadas en 1910.
El general Plutarco Elías Calles, al entrar en mayores compromisos con la
burguesía reaccionaria y con el imperialismo, llegó a plantear públicamente que la
Revolución Mexicana “pretendía ayudar por igual a los ricos y a los pobres”. El
1º, de mayo de 1932, Vicente Lombardo Toledano, en su calidad de secretario
general de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, adherida a la
CROM, pronunció un discurso en el que refutó las palabras del Jefe Máximo,
diciendo: “con todo el respeto que me merecen los primeros años de lucha del
general Calles, no creemos, como él, que la Revolución Mexicana consista en
ayudar a los de abajo y a los de arriba; la Revolución es unilateral y consiste
exclusivamente en ayudar a los de abajo”.
Existen además, un conjunto de diferencias notables entre el programa
histórico del proletariado y el de la burguesía, incluida la nacionalista. En julio de
1932, el mismo Lombardo Toledano decía en tono de reproche: “Gobernantes que
no tienen el deseo de transformar el régimen capitalista, inversionistas yanquis
que tienen el propósito de adueñarse económica y espiritualmente de nuestro
país; esta es la realidad, esta es la verdadera situación nacional”.
La Revolución no concibió que el progreso de México se enrumbara por el
sendero del capitalismo clásico, ni tampoco entendió que la economía mixta sería
una economía fundamentalmente privada. El Estado, desde que se promulgó la
Constitución, asumió grandes atribuciones no solo para limitar la propiedad de los
particulares, sino para reservarse las actividades económicas básicas,
otorgándoles a los individuos las complementarias.
Por lo tanto, como afirmaba Lombardo Toledano, “el programa político de la
clase obrera mexicana era y es un programa hermético, unilateral, parcial,
socialista. No podía ser, por lo tanto, un programa simpático a los hombres que no
3
tenían ese punto de vista, porque para ellos la sociedad era algo más que la clase
trabajadora”.
En efecto, quienes, desde las altas esferas del poder estatal, han favorecido
sistemáticamente las ganancias del gran capital privado, nacional y extranjero, no
se han inspirado en el programa de la clase obrera sino en el de sus enemigos de
clase. Cada vez que se realizan concesiones desmesuradas a la burguesía
reaccionaria y al imperialismo, se apartan de los postulados del movimiento
obrero.
Pero, como decía Lombardo Toledano, nada más negativo en la conducta
del movimiento sindical revolucionario que la de la resignación: “no hemos nacido
sociedad mutualista, ni organismo contemplativo”. La lucha es esencial a los
trabajadores.
En la actualidad, la única garantía verdadera para que la Revolución
Mexicana pueda avanzar hacia etapas superiores es la de que el proletariado
asuma una posición de vanguardia no solo programática sino política, práctica. Es
decir, no basta enarbolar un programa de reivindicaciones gremiales y nacionales,
de carácter democrático y antiimperialista sino hay que crear las condiciones
internas propicias para su consecuente aplicación a favor de las grandes masas
del pueblo, únicas beneficiarias de la Revolución Mexicana.
Reintegrar a la Revolución su unilateralidad, su parcialidad popular y
nacional, ajena a la política de conciliación, es un imperativo fundamental del
movimiento obrero, en este momento histórico.
Octubre 1981.
1
Movimiento Obrero y Reforma Política.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Introducción
El domingo 15 del mes en curso, la CTM dio a conocer un importante
documento de carácter político en el que se examina, en términos generales, la
situación social y económica del país, las perspectivas de la reforma política y la
actitud de esa central sindical frente a los cambios programáticos y estatutarios
que se estudian en el seno del PRI. Los autores del texto se alejan diametralmente
del análisis marxista leninista de los problemas del movimiento político y sindical e
insisten en confundir tesis y conceptos propios del reformismo y de la colaboración
de las clases sociales opuestas. No aprecian el programa y la ideología de la clase
obrera, ni su papel en la estructura económica del país ni menos aun asumen una
actitud crítica e independiente respecto del poder público.
La confusión ideológica contenida en el documento pretende identificar las
funciones de los sindicatos con las de los partidos políticos, persiste en la
afiliación colectiva de los trabajadores a los partidos políticos y no precisa las
características políticas y sociales que tendría el supuesto partido del proletariado
ni el contenido de los cambios que propone la CTM en el seno del PRI.
La Grave Responsabilidad Histórica del Grupo de Fidel Velázquez.
El grupo de dirigentes de la CTM, encabezados por Fidel Velázquez, asume
la grave responsabilidad histórica de haber impreso al movimiento obrero de
nuestro país un viraje hacia las posiciones de la ideología burguesa, y de los
instrumentos sindicales internacionales, organizados y estimulados directamente
por el imperialismo yanqui. En febrero de 1941, durante el Segundo Congreso
Nacional de la CTM, Vicente Lombardo Toledano renunció a la Secretaría General
de la Confederación para desempeñar su cargo como presidente de la CTAL. Más
tarde en 1947, durante el IV Congreso Nacional, el grupo de Fidel Velázquez
propone la desafiliación de la CTM a la CTAL y a la FSM y se acerca a la
2
Federación Americana del Trabajo (AFL), entregándose al gobierno de una
manera incondicional, a diferencia de la actitud crítica que mantuvo la
organización durante la época de Lázaro Cárdenas.
¿Qué significó para la CTM el encumbramiento definitivo de la dirección de
Fidel Velázquez? La liquidación de la tradición revolucionaria heredada por
Vicente Lombardo Toledano, el olvido del principio de la lucha de clases, la
eliminación de la práctica de la democracia sindical, la corrupción de la mayoría de
los dirigentes sindicales, la pérdida constante del poder adquisitivo de los salarios,
la disminución de la actividad huelguística y el consiguiente fortalecimiento del
poder económico y la anulación del papel de vanguardia frente a los grandes
problemas nacionales e internacionales.
En 1947, establecieron la obligación absoluta de la afiliación individual y
colectiva al PRI, expulsando a los dirigentes sindicales que se proponían construir
el Partido Popular. Iniciaron y fortalecieron la organización de la ORIT –verdadero
instrumento del imperialismo yanqui para destruir a la CTAL durante la etapa de la
guerra fría- y cedieron a las presiones políticas del gobierno norteamericano para
desatar una feroz campaña anticomunista. Se plegaron íntegramente a los
dictados del poder público, anulando el principio de la independencia sindical y
propiciaron la imposición de los dirigentes sindicales, apoyados por el Estado.
A propósito de dos Líneas Sindicales.
La liquidación de las tradiciones avanzadas de la CTM y el interés de
recobrarla para el movimiento revolucionario ha producido dos concepciones
sindicales opuestas: una, la preconizada por Vicente Lombardo Toledano, que
establece que la lucha por la unidad, la democracia y la combatividad política debe
producirse en el seno de los propios sindicatos dominados por los reformistas y
conciliadores y otra, la del trotskismo y de la ultraizquierda, que separa pequeñas
facciones sindicales de las grandes centrales obreras dividiéndolas en el interés
de “conservar la pureza de clase”. La primera concepción está avalada por el
genio de Lenin, por la gran herencia de la Internacional Comunista y por la teoría y
3
práctica de la Federación Sindical Mundial, la organización obrera más importante
del mundo, inspirada en el principio de la lucha de clases.
En la segunda concepción militan, entre otros, la denominada Tendencia
Democrática –casi en extinción-, el MRM, que se ha convertido en estructuras
sindicales diferentes, opuesta a las direcciones oficiales. En la práctica, esas
estructuras sindicales operan como auténticos partidos políticos, olvidando la
función social de los sindicatos. El sectarismo de algunos grupos concibe que el
charrismo sindical es el problema esencial del movimiento obrero, olvidándose que
ese fenómeno es producto, resultado o reflejo de distintas condiciones sindicales
internas, como son la deformación de la conciencia de los trabajadores, educados
en la ideología burguesa y la ausencia de una vida sindical auténtica, como
consecuencia de la desvinculación que se ha operado entre las luchas concretas
de los trabajadores y las grandes tareas nacionales de las fuerzas democráticas y
revolucionarias.
El Papel de los Revolucionarios en la CTM. Conclusión.
La reforma política se produce en el marco de una severa crisis económica
que afecta a todo el pueblo, en una etapa de ascenso de las luchas de la clase
obrera y de vigorizamiento de su conciencia social y política, de avance de las
ideas del socialismo y de resquebrajamiento de los viejos métodos impuestos por
el grupo de Fidel Velázquez desde hace 30 años. Las tareas de los
revolucionarios en la CTM son claras: 1º.- influir en el seno de los sindicatos y de
las federaciones estatales y regionales, llevando a los trabajadores las ideas del
marxismo leninismo, 2º.- conquistar la independencia orgánica de la CTM respecto
del poder público, 3º.- recobrar la gran herencia ideológica y política de Vicente
Lombardo Toledano, 4º.- restaurar el principio de la democracia sindical, 5º.-
reconquistar la unidad sindical y política perdida, 6º.- rompimiento con la ORIT y
la CIOLS y reafiliación a la FSM.
Esta lucha tienen que darla los militantes de los partidos de la clase obrera,
en el seno de los propios sindicatos, contra todas las dificultades imperantes.
4
Seguir la consigna de Lenin en el sentido de combatir en el seno de los sindicatos
dominados por los dirigentes reformistas y reaccionarios. El trotskismo y las
variantes del ultraizquierdismo anarquista propician la división, les hacen el grueso
a los enemigos históricos de los trabajadores. ¡A luchar porque la CTM recobre su
papel de vanguardia de las luchas del pueblo mexicano!
21de junio de 1981.
1
A Propósito de la Afiliación Política de los Trabajadores
La CTM y el Partido Popular.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La idea de fundar un partido de nuevo tipo fue discutida inicialmente por
Lombardo Toledano entre los dirigentes sindicales y particularmente en el seno de
la CTM. Para 1946 estaba claro que Miguel Alemán traicionaba los principios más
avanzados de la Revolución Mexicana y que el PRI se debatía en el desprestigio y
en el alejamiento de las masas populares. El PCM, como siempre, vivían reducido
a un breve grupo de militantes que se desgarraban en las crisis periódicas y el
fraccionalismo, males, al parecer, de carácter permanente. Ya en el XXX
Congreso Nacional de la CTM, reunido en febrero de 1947, Lombardo, es una
intervención, señaló algunas de las características esenciales del Partido Popular.
El histórico IV Congreso Nacional de la central obrera mayoritaria,
efectuado en la ciudad de México los días 26, 27 y 28 de noviembre de 1947
aprobó la Resolución número 16, por medio de la cual la CTM adquiere el
compromiso de impulsar la creación del nuevo partido. Algunos de los puntos
esenciales son los siguientes: “por otra parte, desde hace mucho tiempo, ha sido
notable el hecho de que los instrumentos políticos que habían venido utilizando las
fuerzas progresistas, han perdido, si no toda su eficacia, por lo menos gran parte
de ella y mientras tanto, las fuerzas reaccionarias, enemigas juradas del progreso
y de la verdadera independencia nacional, han podido formar nuevos instrumentos
de lucha política, o sea partidos políticos de estructura y métodos organizados
modernos, aunque con programas viejos y caducos. En tales circunstancias, han
surgido de las masas populares el sentimiento creciente de que es preciso que las
fuerzas progresistas renueven totalmente sus instrumentos de acción política y en
otras palabras, que surjan nuevos partidos, democráticos y revolucionarios”.
El Partido Popular, en la esfera nacional, luchará “por la emancipación de la
nación, el desarrollo económico del país, la revolución industrial de México, la
2
elevación del nivel de vida del pueblo y el perfeccionamiento de las instituciones
democráticas”.
“De acuerdo con este programa, el gran partido popular que se proyecte
deberá ser realmente, por su estructura y por sus métodos, un partido nuevo”.
“Conservará una independencia completa respecto del gobierno, aunque
colaboran con él en el desarrollo del programa revolucionario”.
“Será un partido en el que se afiliarán, por igual, hombres y mujeres,
obreros y campesinos y de la pequeña burguesía rural y urbano”.
Será un partido organizado y dirigido conforme a la más amplia democracia
interna. Será un partido que se esforzarán para mantener con los otros
organismos del sector progresista, relaciones de amistad y de cooperación.
El IV congreso Nacional tomaba la decisión histórica de iniciar los trabajos
de la construcción del nuevo partido. Naturalmente que ello inquietó al Presidente
Miguel Alemán y al Presidente del PRI, Rodolfo Sánchez Taboada, por lo que
ejercieran enormes presiones contra la dirección de la CTM, encabezada por
Fernando Amilpa, quienes, inicialmente, deformarán el contenido de la Resolución
y posteriormente pasaron a su negación ya la expulsión de los partidarios del
nuevo agrupamiento. En el fondo del conflicto estaba el tema de la afiliación
política de los trabajadores. Amilpa defendió la tesis de que los trabajadores de la
CTM individual y colectivamente pertenecieran al PRI. En tanto, los secretarios del
Comité Nacional, Jacinto López, Javier Ramos Matzarraga y Alfonso Palacio
postularon la libertad de afiliación política, caracterizando a las organizaciones
gremiales como entidades de frente único. Cabe señalar, por los demás, que en
ninguna parte de la Resolución 16 se establece el ingreso de la CTM, como tal, al
Partido Popular.
El XXXII Consejo Nacional de la CTM se reúne predominando el criterio de
Amilpa y aprobándose la expulsión de los dirigentes opuestos a sus tesis. La crisis
en la CTM se empieza a profundizar. Amilpa admite que desde 1935 tenía ya
3
discrepancias políticas, con Lombardo. El grupo dominante provoca una auténtica
división en sus filas, oponiéndose a la afiliación obligatoria o libre las federaciones
de trabajadores de Veracruz, Sonora, Yucatán, el SNTE el Sindicato Nacional de
Telefonistas, el Sindicato de Petroleros, quienes abandonan la CTM para formar la
Alianza de Obreros y Campesinos de México. El XXXIII Consejo Nacional se
reúne en enero de 1948 en medio de una histeria anticomunista y antilombardista,
decretándose “traidora la actitud del Partido Popular porque ya existe un partido
revolucionario en México, el PRI resolviéndose que Vicente Lombardo Toledano
ya no pertenece a la CTM y congelándose las relaciones con la CTAL y la FSM,
de las que posteriormente se desafilaron. Miles de trabajadores del campo y de la
ciudad ingresaron al Partido Popular siguiendo la concepción de la libre afiliación
política. El PRI de 1948 no era el PRM de la época de Cárdenas. Lombardo
defendió la afiliación colectiva al PRM en 1938 porque este no era un partido
político sino una coalición de fuerzas sociales era auténticamente popular. La
situación en 1948, había cambiado tanto en la dirección del gobierno como en el
propio partido gobernante. En sindicatos importantes.
14 de septiembre de 1982.
1
Se ha Derribado un Muro.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El senador Arturo Romo Gutiérrez, al intervenir en el homenaje a Vicente
Lombardo Toledano el pasado viernes 15 de los corrientes, lo hizo a nombre del
Comité Nacional de la CTM. El Legislador sentó un precedente histórico:
reconoció la obra de Lombardo Toledano como una herencia que debe estudiar
siempre la clase obrera. Se había derribado un muro de incomprensión que se
levantara en 1947 a 1948 cuando se decretó la expulsión de los lombardistas del
seno de la máxima central obrera. Eran los años de la persecución alemanista y
de la intolerancia política de Fernando Amilpa.
Durante varios lustros se prohibieron los libros, los folletos y los discursos
de Vicente Lombardo Toledano tratando de desarraigar su pensamiento y acción;
la línea ideológica de la CTM sufrió serias deformaciones a causa del impacto
internacional de la guerra fría y del abandono que ciertos dirigentes sociales
hicieron de los principios del sindicalismo revolucionario.
Pero la crisis económica obliga a renovar métodos políticos y a fortalecer
programas lo mismo que alianzas entre fuerzas y partidos que tienen múltiples
afinidades y que, en general, tratan de superar la crisis por la vía del nacionalismo
revolucionario y no por la de la entrega del poder político a los empresarios y a la
derecha. Hacer abortar este proceso es la tarea primordial de los demócratas y de
los socialistas.
El secretario general de la CTM ha tenido la suficiente visión política y la
actitud más enérgica para condenar a quienes tratan de entregar el poder político
al conjunto de fuerzas sociales que están utilizando al PAN como un vulgar
instrumento, en aras de un falso concepto sobre la vida democrática. Hay dentro
del gobierno y de su partido elementos que piensan lo anterior y que se han
cansado y ya no están dispuestos a continuar con el programa histórico del
movimiento social del 1910. Este ablandamiento es originado, entre otros factores,
2
por el descuido en la formación política de los cuadros, que se mueven en el
pragmatismo.
Las afirmaciones de Fidel Velázquez han molestado a esas personas que
antes de que los órganos electorales reconocieran los triunfos del PAN, ya les
estaban otorgando esos cargos públicos, sin impugnar las múltiples
irregularidades que se han presentado. La CTM alzó la voz contra quienes
sustentan una curiosa tesis acerca de la democracia, como algunos dirigentes del
PSUM, para quienes el proletariado debe reconocer todos los triunfos de la
derecha, aunque éstos se hayan obtenido de una manera ilegítima, es decir, con
el apoyo del clero y de las agrupaciones patronales.
Esa concepción formalista de la democracia política es la que condujo a
Francisco I Madero a mantener intacto el viejo ejército federal y a permitir la
supervivencia del aparato político porfirista. En la experiencia de la construcción
del socialismo el sostenimiento a ultranza de las normas de la democracia
burguesa ha supuesto un desconocimiento de la capacidad de acción de la
burguesía, de recapturar el poder perdido. Esta no es democracia sino
democratismo ingenuo.
En el marco del partido del gobierno, ha sido la CTM ha sido quien con
mayor claridad ha observado el peligro político que está latente: la posibilidad de
que las agrupaciones capitalistas, nucleadas alrededor del PAN conquisten
importantes espacios de poder político estatal y regional. Fidel Velázquez expresó
suma preocupación y llamó a pasar a la ofensiva ideológica. Pero en el PRI esto
no es fácil porque se trata un partido heterogéneo tanto desde el punto de vista
social como ideológico. En el otro extremo, están militantes del sector popular para
quienes no existen ningún peligro y por el contrario esto es saludable para la
democracia mexicana.
Las palabras admonitorias del secretario general de la CTM suponen que el
eventual acceso al poder político del PAN no es un cambio formal sino una
modificación de sustancia en el sistema político. Así como el fascismo fue la
3
negación de la democracia liberal burguesa, el panismo representa la negación del
movimiento revolucionario iniciado en 1910, en que se organizó un Estado
moderno que goza de gran autonomía respecto del poder económico. El poder
político de la Revolución democrática y antiimperialista no solo fue laico sino
también de una amplia base popular, en el cual la CTM desempeñó Una función
cardinal. En la crisis de 1940 fue la CTM la principal fuerza de oposición a la
candidatura derechista de Andreu Almazán y en los momentos más conflictos su
fuerza ha sido determinante. En 1983 no será la excepción el movimiento obrero
no está dispuesto a aceptar el gobierno de la plutocracia.
Junio 1983.
1
El Papel de la CTM ante la Embestida Actual de la Derecha.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Los más recientes discursos pronunciados por el secretario general de la
CTM, Fidel Velázquez, confirma nuestra convicción de que por lo menos la más
alta dirección de la máxima central obrera, se han situado a la vanguardia dentro
del Partido Revolucionario Institucional, en lo que concierne a la situación política
nacional. Fidel Velázquez ha demostrado tener la suficiente sensibilidad como
para apreciar, con objetividad, lo que significan los avances de la derecha.
Desde luego que no se trata de magnificar esos hechos, para derivar de
ellos actitudes derrotistas o fatalistas, pero tampoco nos conviene
menospreciarlos, como si realmente no hubiese ocurrido nada. La dirección del
PST se ubica en este último extremo cuando afirma que los triunfos del PAN en
Chihuahua y Durango son solo “llamaradas de petate” y que, por lo tanto, no hay
razón para preocuparse. Esa es una posición irresponsable porque equivale a
ignorar el conjunto de fuerzas económicas y políticas que están alrededor del
PAN.
La postura de Fidel Velázquez, en este caso, es positiva, tanto hacia
adentro de su partido, como fuera de él. Mientras algunos dirigentes de la CNC y
de la CNOP han minimizado el peligro que el PAN representa, e incluso han
facilitado las derrotas del partido, la CTM las ha caracterizado en su justa
dimensión. En efecto, no se debe entregar el poder político a la derecha porque
ello desnaturalizaría las instituciones republicanas, que deben tener un contenido
popular. El principal peligro al desarrollo revolucionario lo representan las fuerzas
que utilizan al PAN como un ariete y contra ellas deben enfocarse todos los
recursos políticos de los partidos democráticos y antiimperialistas.
El PPS considera que en las presentes elecciones estatales el principal
enemigo a vencer es el PAN y el PDM, así como los candidatos reaccionarios y
patronales del PRI. No se puede, ni se deben entender estos comicios locales –
2
sobre todo los estados del norte de nuestro país- como una batalla campal, de
todos contra todos, porque ello solo beneficiaría al PAN y a los sectores
derechistas que están incrustados en el PRI. Aunque es muy difícil entablar un
pacto electoral concreto porque ya los partidos susceptibles de integrarlo han
designado a sus candidatos y se encuentran en plana campaña sí es posible,
deseable y hasta necesario unificar criterios y tácticas en el combate contra el
enemigo común.
En el seno del PRI la posición enérgica de Fidel Velázquez representa una
réplica y un contrapeso en contra de los grupos, sectores y personalidades
débiles, titubeantes, que han perdido todo interés por los cambios sociales y
populares y contra quienes, incluso, se alegran de los triunfos del PAN y ya se
aprestan a colaborar con las administraciones panistas. Son los elementos que
por convicción política son y han sido panistas, pero por razones de conveniencia
personal –para conquistar una fortuna al amparo de un cargo público- están en las
filas del partido del gobierno.
En el plano externo, nacional, las declaraciones antiderechistas y anti-
conciliadoras de Fidel Velázquez representan una aportación respecto de la
conducta que deben asumir las otras centrales, como la CROC. Los dirigentes de
la CROC, que también pertenecen al PRI, deberían hacer a un lado las
discrepancias que tienen con la dirección de la CTM y también contribuir, con más
energía y decisión, a consolidar este frente antioligárquico. La CTM y la CROC
son las agrupaciones obreras más poderosas y por ello su responsabilidad en la
orientación política de los obreros para que no se dejen confundir con la
propaganda y la demagogia panista –fascista- es mayor en las presentes
elecciones.
Junio 1983.
1
El Reto de los Dirigentes Obreros.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La crisis económica ha implicado un reto para los dirigentes sindicales en el
sentido de que tienen que actuar para evitar que el enorme peso de la
recuperación una vez más, como en el pasado, recaiga sobre los trabajadores del
campo y de la ciudad. Además, está en peligro el liderazgo de aquellos que, por
comodidad, incapacidad o contubernio político, no estuvieron a la altura de la
responsabilidad de nuestra época.
En el Congreso del Trabajo han aflorado diferencias entre la CTM y la
CROC. La primera central, como se sabe, emplazó a huelga a miles de empresas
industriales y comerciales y la segunda no está de acuerdo con esa medida
exigiendo, por lo contrario, solo un control de precios más riguroso.
Es evidente que esta contradicción de táctica sindical está siendo
aprovechada por la burguesía y por los enemigos tradicionales del movimiento
obrero para tratar de presentar un cuadro de división en la respuesta general de
los trabajadores y por lo tanto para pretender restar autoridad y presión a la
demanda de la CTM que, en nuestro comentario del sábado pasado,
consideramos procedente y justificada.
En estas condiciones, que al final solo lesionarían a los obreros, nos parece
necesario que el Congreso del Trabajo elabore y mantenga una posición única con
el objeto de someter a los patrones que se niegan a cumplir con algunas
obligaciones elementales, como la de no elevar los artículos que componen la
“canasta básica”, compromiso que por cierto adquirieron en forma solemne en
diciembre pasado ante el Presidente De la Madrid. Las diferencias pueden
subsistir en el interior del Congreso del Trabajo y superarse mediante la adopción
de los métodos de la democracia sindical, pero hacia afuera el máximo centro
coordinador de los obreros debería aparecer como un bloque monolítico porque
ésta es la única garantía para tener éxito en las negociaciones con los patrones.
2
Hay dirigentes políticos y funcionarios públicos que tratan de generar un
enfrentamiento violento entre la CTM y la CROC inventando para ello rumores y
lanzando toda suerte de sucias maniobras divisionistas. Todo se originó a que
recientemente el Secretario del Trabajo dijo en una asamblea de la CROC que
estaba destinada a convertirse en la primera central obrera del país. Esta
declaración –desafortunada e incorrecta- trató de lesionar la susceptibilidad
política de Fidel Velázquez y como ha ocurrido en el pasado trataron de “amarrar
navajas” entre líderes sindicales. Y a partir de ese momento los enemigos
ideológicos del movimiento obrero se han empeñado en difundir la versión de que
el Congreso del Trabajo está escindido, lo cual, desde luego, no es cierto porque
la absoluta mayoría de las organizaciones adheridas a él están a favor de la
postura cetemista.
En efecto, el licenciado Farrel Cubillas debería saber que la fuerza de una
central obrera radica, sobre todo, en el número de afiliados, en la capacidad que
tiene para defender sus derechos y conquistar otras prerrogativas y en su
orientación clasista. En segundo término está el respaldo gubernamental. La CTM
siempre ha sido muy poderosa pero no por el apoyo que le ha brindado el Estado
sino por su propia integración, su trayectoria de lucha y por sus programas,
aunque en más de una ocasión sus dirigentes los han olvidado y han debilitado el
combate de los trabajadores.
Los funcionarios públicos de cualquier nivel, deben mantener el más
escrupuloso respeto a las decisiones de las organizaciones obreras y una actitud
de no injerencia en sus asuntos internos. Esta es una regla de oro; cada vez que
agentes del Estado se han entrometido en cuestiones o problemas que solo
atañen o competen a los miembros de los sindicatos, los que han perdido han sido
los obreros. De la misma forma cuando los líderes han cedido o se han hecho
cómplices de esa injerencia, se ha nulificado, en la práctica, la autonomía en el
manejo de sus decisiones y los agrupamientos sindicales se convierten en
dependencias del Estado.
3
El otro asunto se refiere al SNTE. Es público y notorio que varios
gobernadores, enemigos de Carlos Jonguitud Barrios por razones políticas y no
sindicales, están ayudando económica y políticamente a los grupos magisteriales
que discrepan del Comité Nacional. Ésta grosera interferencia no debiera ocurrir
porque se pretende con ella que los problemas internos del SNTE no se resuelvan
sino que se compliquen cada vez más, hasta provocar la ruptura de la
organización.
El funcionamiento del SNTE solo corresponde decirlo a sus integrantes, a
sus órganos directivos y la Secretaría de Educación Pública o cualquier otra
entidad gubernamental deben respetar el principio indeclinable de la
independencia orgánica de las organizaciones de trabajadores.
Mayo 1983.
1
La CTM, en Posición de Vanguardia.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Comité Nacional de la CTM ha emplazado a huelga a las empresas con
las cuales sus sindicatos tienen firmados contratos colectivos de trabajo. Se trata
de hacer efectivo un aumento salarial que, en las condiciones de la economía
nacional y de la sociedad, es necesario y urgente.
La Comisión Nacional de Salarios Mínimos se ha reunido, pero no existe
ningún resultado concreto. Los patrones se oponen a cualquier incremento en las
percepciones obreras chantajeando con la quiebra y el cierre de empresas y el
gobierno abriga serias dudas sobre las repercusiones que habrá de tener esa
medida, dentro del proyecto de recuperación económica nacional.
Mientras eso ocurre, se han presentado otros aumentos de precios, lo que
ha erosionado la capacidad adquisitiva de los salarios. No hay dinero ni siquiera
para adquirir los artículos de consumo indispensable. En tanto, continúan las alzas
en las tasas de interés en los bancos, factor que está frenando la inversión
productiva de los particulares. Se trata de desalentar la fuga de capitales, dentro
de la sacrosanta libertad cambiaria, ofreciendo distintos atractivos a los
ahorradores e inversionistas, pero persiste la paralización de la planta industrial y
comercial, la burguesía eleva los precios con ánimo especulativo y exige la
abolición de lo que queda del control de cambios.
El Presidente de la República, durante el desayuno con los industriales en
los Pinos, rechazó la posibilidad de que la política económica la determinen
pequeños grupos de interés y más tarde, durante la Asamblea de la CROM
ratificó que su gobierno apoya y tutela los derechos y las conquistas de la clase
obrera. Estas definiciones políticas son positivas, pero deberían reflejarse más en
los hechos concretos.
Sorprende e irrita la increíble velocidad e irresponsabilidad con que la
Secretaría de Comercio autoriza nuevos incrementos de precios, sin detenerse
2
siquiera a reflexionar sobre los funestos resultados económicos y sociales que
ellos están generando en la sociedad civil. Reconocemos que en algunos casos
esa dependencia ha obrado con particular energía en contra de los grandes
acaparadores y les ha requisado la mercancía que deliberadamente habían
ocultado, pero persiste, entre otros, el acaparamiento y salida del mercado de las
pastas dentífricas, por parte de la empresa norteamericana Procter and Gamble y
sus distribuidores nacionales. Ellos tienen repletas sus bodegas en espera de que
la Secretaría de Comercio conceda un nuevo precio, para realizar ellos un
fabuloso negocio.
En cada aumento de precios, las distintas capas y sectores de la burguesía
obtienen súbitas y enormes utilidades; a su vez, cada incremento implica un
descenso en la capacidad adquisitiva de los obreros, los campesinos, los
empleados y una reducción más alarmante de su nivel de vida.
El diputado Gerardo Medina Valdez, del PAN, propuso en la Comisión
Permanente del Congreso de la Unión que se congelaran, mediante un Decreto
Presidencial, precios y salarios, pero nada dijo de incluir en él a las utilidades
porque, claro, esto perjudicaría a los grandes capitalistas cuyos intereses políticos
e ideológicos representa ese partido. El PAN y el PDEM están en el mismo juego
porque por un lado aconsejan al gobierno para que tome medidas de corte
monetarista y tradicionalista, que están condenados al fracaso y por el otro
explotan, desde el punto de vista electoral, esos errores y fallas. La derecha no
pretende que se supere la crisis económica en un sentido democrático e
independiente, para después acusar al Estado de incapacidad y negligencia.
El emplazamiento a huelga, decretado por la CTM, aunque no llegara a
materializarse, sí constituye a doblegar la prepotencia e insolencia de las cámaras
patronales y la actitud titubeante de los funcionarios públicos privatistas. Fidel
Velázquez, por lo menos, demuestra tener sensibilidad política e información
concreta a cerca de los efectos sociales que ha producido la carestía de la vida
entre los obreros y de la pauperización que se ha registrado en los últimos años.
3
No es posible, ni deseable, ni conveniente, dejarse conducir por la inercia de los
acontecimientos, ni esperar, en forma resignada y paciente, la anhelada
recuperación económica, aplastando los ingresos de los obreros en sus consumos
vitales, mientras los capitalistas engordan sus ganancias.
1983.
1
La Tarea Fundamental del Movimiento Obrero
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Mañana los destacamentos de la clase obrera habrán de llenar las calles de
las principales ciudades de nuestro país, con el objeto de manifestar su
inconformidad con la situación imperante y de exigir al gobierno una serie de
demandas económicas y sociales. Se trata de la conmemoración del 1º, de Mayo,
pero en el marco de la crisis más profunda, desde la depresión de 1933, lo que le
otorga una relevancia especial.
Han pasado los tiempos en que los dirigentes reformistas imponían una
tónica laudatoria y plegadiza a los actos del Día del Trabajo; en la medida en que
ha madurado la conciencia de clase, resurge una actitud más crítica frente a las
decisiones del poder público y una mayor independencia política respecto de las
autoridades.
En la plenitud de la crisis económica, los trabajadores, manuales e
intelectuales, sin distinción de central, sindicato, corriente política, necesitan
desplegar una mayor solidaridad intergremial hacia el resto de sus hermanos de
clase, reforzando el sentimiento y la convicción de que forman parte de la clase
explotada en la sociedad capitalista.
En la medida en que transcurren los años se confirma la tesis de Vicente
Lombardo Toledano de que el proletariado es la clase más consciente y
consecuente y la única que sí está interesada en impulsar, hasta sus últimas
consecuencias históricas, el proceso revolucionario iniciado en 1910. Por distintas
limitaciones naturales y deformaciones políticas a la burguesía estatal no le
conviene esa radicalización sino, al contrario, mantener una política de equilibrio,
de concesiones, avances, retrocesos porque, como es lógico entenderlo, ni
siquiera el sector más progresista de aquella clase está a favor de la abolición del
régimen de la propiedad privada y de la instauración de un gobierno obrero.
2
No se puede, ni se debe confiar a la única exclusiva responsabilidad del
Estado la conducción de los asuntos nacionales primero porque éste es
heterogéneo y contradictorio en su composición interna y segundo, porque está
sujeto a múltiples presiones del imperialismo y de la burguesía industrial y
comercial que desean, desde luego, perpetuar sus intereses y ampliarlos, si las
circunstancias lo permiten. Es imprescindible la acción decidida y enérgica de las
organizaciones de trabajadores tanto para defender sus intereses de clase –
económicos, sociales y políticos- como para hacer lo mismo con los de los
sectores más pobres de la sociedad, y en general los del pueblo y de la nación.
Hace muchos años que no se celebra un desfile unitario el 1º, de Mayo,
como los que hubo cuando Vicente Lombardo Toledano estuvo al frente de la
CTM; después de su salida, sobrevino la división, la dispersión, se debilitó la
conciencia de clase, la práctica constante de la democracia sindical y la posición
clasista para encarar los grandes problemas nacionales e internacionales.
Sugiero otras tendencias, como las de los trotskistas, que en lugar de
pugnar por la unidad impulsaron más la fragmentación formando mini centrales,
sindicatos pequeños químicamente revolucionarios, mientras el grueso de la clase
obrera, permaneció, en lo fundamental, sometida a las ideas y prácticas de los
elementos colaboracionistas y economicistas.
Esta es la hora de rehacer la unidad perdida desde los ya lejanos años de
1945 y 1847; este proceso puede y debe darse en la base de las organizaciones,
por encima o en contra de capillistas de líderes, burocracias estamentales, grupos
ultraizquierdistas y también, si esto es posible, arriba, en la cúpula del movimiento
obrero, propiciando la incorporación, sin condiciones políticas partidarias, al
Congreso del Trabajo de los llamados sindicatos independientes que lo soliciten.
Únicamente un Estado integrado por todas las fuerzas democráticas y
revolucionarias –en el que intervenga de una manera destacada la clase obrera-
tendrá la fuerza suficiente para avanzar con paso firme y sostenido hacia la
conquista de la plena independencia económica, para preservar la brillante política
3
exterior y para elevar, en forma sustancial el nivel de vida de la mayoría del
pueblo.
La tarea fundamental en la etapa presente es la de luchar por la
incorporación de la clase trabajadora, como clase social, a la dirección política y
económica del Estado; esta es una condición básica para superar, de una manera
irreversible, la actual crisis, pero a favor de los intereses populares y nacionales y
no de la breve minoría.
Marzo de 1983.
1
La Unidad de la Clase Obrera.
La Lucha en el Seno de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Consideraciones Generales.
El debate en torno a las características de la lucha en el seno de los
sindicatos del Congreso del trabajo se ha profundizado en las últimas semanas
como consecuencia de la publicación del documento de la CTM sobre la reforma
política y del extraordinario manifiesto del Sindicato Mexicano de Electricistas,
ambos aparecidos en El Día. El primer texto es contradictorio e insuficiente, pero,
a la vez, contienen aspectos positivos, entre los que se destacan la advertencia
contra las presiones políticas de la burguesía reaccionaria, al llamado a formar un
frente democrático y patriótico y el planteamiento de convertir a los sindicatos en
escuelas de educación política para los trabajadores. El segundo contiene un
profundo examen de la realidad económica y social del país y propone grandes
objetivos nacionales.
El SME se consolida como uno de los sindicatos industriales más
avanzados del país. En esa organización se esfuerzan los trabajadores por
practicar de una manera plena la democracia sindical, por robustecer su unidad
frente a las agresiones de la empresa y de elementos equivocados de distintas
tendencias y se respeta el principio de la militancia política individual de sus
agremiados. Desentrañar el contenido profundo de la lucha que debe librarse en el
interior de la CTM es un requisito esencial para que los militantes revolucionarios
avancen en el interés de conquistar la conciencia de la clase obrera. Es el punto
de partida para desterrar el sectarismo ye l dogmatismo que en ocasiones ha
prevalecido al tratar de formular una línea sindical unitaria.
La Responsabilidad Histórica del Grupo de Fidel Velázquez
2
El grupo de dirigentes, encabezados por Fidel Velázquez, asume la enorme
responsabilidad histórica de haber impreso al movimiento obrero un cambio hacia
las concepciones reformistas y colaboracionistas y de las organizaciones
sindicales internacionales, impulsadas por el imperialismo yanqui. En febrero de
1941, durante el Segundo Congreso Nacional Ordinario de la CTM; Vicente
Lombardo Toledano abandona la Secretaría General de la central obrera, por
mandato estatutario, para desempeñar sus tareas como Presidente de la CTAL.
Más tarde, en 1947, se expulsan a los dirigentes obreros que luchaban por la
organización del Partido Popular y se establece la obligatoriedad de la afiliación
colectiva al PRI. De 1941 a 1947 se introducen cambios negativos en la teoría y
en la práctica de la CTM.
Se rechazo el principio de la lucha de clases, como motor esencial del
combate de la clase obrera, se anula, en la práctica, la democracia sindical, se
vulnera la independencia orgánica y política respecto del Poder Público y de la
clase patronal, se abandonan las filas de la CTAL y la FSM para ingresar a la
ORIT y a la CIOLS. Además, disminuyen el número y la importancia de las
huelgas y de los paros obreros, se abate el poder adquisitivo de los salarios y se
desvinculan las luchas económicas de los obreros de los grandes intereses de la
nación y del pueblo en su conjunto. En síntesis, la CTM pierde el papel de
vanguardia del combate en la clase trabajadora y del pueblo que había
desempeñado brillantemente durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas.
A Propósito de Dos Líneas Sindicales.
En el interés de recobrar esa vanguardia perdida, se han promovido dos
líneas sindicales opuestas: una, la preconizada por Vicente Lombardo Toledano
que establece que la lucha por la democracia, la unidad, a independencia y la
combatividad de los trabajadores debe producirse en el seno de los propios
sindicatos, al margen de la orientación política de sus dirigentes y la otra, la del
paralelismo sindical, impulsada por el trotskismo, la dirección del PCM que crea
fracciones sindicales en el interior de los sindicatos reformistas, para conservar la
3
“pureza de clase” frente al colaboracionismo. En esta concepción militan grupos
como la Tendencia Democrática y el MRM, que se han convertido en estructuras
sindicales paralelas y opuestas a las direcciones del denominado “charrismo
obrero”.
El Sindicato Mexicano de Electricistas orienta su actuación en el seno del
Congreso del Trabajo sobre la base del respeto mutuo y de la defensa de los
principios de la clase obrera. Mantiene una actitud crítica tanto frente a la
empresa, como ante la dirección del SUTERM, que recientemente ha invadido
áreas de trabajo. Nadie tiene derecho a dividir a los sindicatos, pretextando
“intereses revolucionarios”. La línea del paralelismo sindical se opone
abiertamente a las enseñanzas de Lenin, a las tesis de Dimitrov y a la teoría y a la
práctica de la Federación Sindical Mundial. Para la clase obrera, lo más preciado
en su unidad, base de la democracia interna, la independencia y la combatividad.
Con frecuencia se comete el grave error de atacar a las organizaciones por las
faltas de alguno de sus dirigentes. El sectarismo daña a la clase obrera porque
lesiona a su unidad. Combatámoslo.
1978.
1
Los Obstáculos para la Reforma Económica.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Las fuerzas democráticas y progresistas, las agrupaciones sindicales y
campesinas, los intelectuales progresistas, reiteradamente, por un conjunto de
reformas a la estructura económica de la nación. Las condiciones subjetivas para
que tales cambios se produzcan están aumentando cada vez más. Sin embargo,
existen obstáculos muy poderosos que impiden la aplicación de esta política
avanzada. Los enemigos de la reforma económica son internos y externos, se
ubican dentro y fuera del gobierno y participan activamente en la vida política del
país. En esta etapa la situación se ha complicado más si tomamos en cuenta que
falta definir el grado de cumplimiento del programa histórico de la Revolución
Mexicana de 1910, en qué etapa se encuentra nuestro país y cuáles son las
perspectivas inmediatas y futuras. Precisar estos aspectos esenciales es
importante porque para muchos funcionarios públicos y dirigentes políticos y
sociales, referirse a la Revolución y a la Constitución significa hacer una simple
remembranza histórica, ajena de todo contenido concreto.
Los enemigos de la Reforma Económica.
¿Por qué si los obreros y los campesinos y las fuerzas sociales
fundamentales de la nación- están de acuerdo en implementar un conjunto de
reformas de carácter económico, estas no han tenido una aplicación inmediata y
práctica? ¿Qué, a caso, no existen las condiciones internas y externas propicias
para imprimir esos cambios? En realidad, en los últimos cuarenta años, como
resultado del desarrollo capitalista específico del país, se han extendido y
consolidado las fuerzas económicas privadas, nacionales, la presencia del
imperialismo y el reforzamiento de sus aliados y los elementos conservadores que
tratan de perpetuar la estructura de privilegios en que vivimos. ¿Esto quiere decir
que la situación actual es plenamente favorable a esas fuerzas retardatarias? En
términos absolutos, esto no es así. Si estos intereses predominaran de manera
total en la nación, la economía en su conjunto estaría en manos privadas,
2
particularmente en poder del imperialismo, la vida política se hubiese cancelado
de una manera definitiva, entronizando una dictadura sangrienta y represiva. Sin
embargo, es alarmante la actual situación.
La burguesía reaccionaria obtiene, día a día, más posiciones y fuerzas en la
economía en su conjunto. Se le hacen concesiones diversas para estimular la
producción, incrementar las utilidades del capital, en detrimento de los intereses
vitales de los trabajadores. Si este ascenso continua, México volverá a vivir una
nueva etapa dramática en su desarrollo histórico.
Los enemigos de la reforma económica de contenido democrático,
nacionalista y antiimperialista son, precisamente, las fuerzas y los intereses
usufructuarios de la actual situación nacional. En primer lugar, está el imperialismo
norteamericano, que por medio de sus empresas e inversiones, ha explotado,
tradicionalmente, las materias primas del suelo y del subsuelo y la mano de obra
barata y abundante de nuestro pueblo. La dependencia con un solo mercado, el
de los Estados Indios –es el principal factor que se opone al desarrollo económico
popular e independiente. Es la causa esencial de nuestros desequilibrios externos
y de las reiteradas devaluaciones de la moneda. Pero los elementos internos y
externos están estrechamente relacionados. En segundo lugar, los grupos
económicos privados que se han enriquecido enormemente con la plusvalía del
trabajo asalariado de los obreros y los campesinos y que se han beneficiado con
la política económica aplicada desde hace 40 años. En tercer lugar, los
funcionarios públicos que han aplicado una política de puertas abiertas al capital
extranjero, de estímulos y concesiones reiteradas a la iniciativa privada. En cuarto
lugar, los dirigentes políticos que, al haber amasado grandes fortunas, se han
pasado al campo de la banca, el comercio y los servicios y que, naturalmente, ya
no pueden defender los principios revolucionarios. En quinto lugar, los caciques,
terratenientes y acaparadores, que se han opuesto a la ampliación del mercado
interno, a la modernización del país y al desarrollo de la vida política nacional.
3
Hacia una Política Económica Firmemente Popular y Antiimperialista.
A ese conglomerado de fuerzas y de intereses, hay que oponer una alianza
amplia y combativa de los sectores interesados en poner en marcha la reforma
económica. No se trata exclusivamente de aprobar resoluciones intrínsecamente
justas, sino de cambiar la correlación de fuerzas a favor de las modificaciones
propuestas. Algunos funcionarios de carácter progresista, aceptan la necesidad de
implementar reformas profundas, pero temen a las presiones del imperialismo y de
los grupos económicos nacionales y regionales. Elaboran estudios técnicos
demasiado complicados, pero todo se detiene en los marcos exasperantes de la
burocracia. El régimen capitalista engendra las causas de la inflación y el
desempleo, pero después sus representantes políticos son impotentes, para
regular o evitar esos mismos fenómenos.
La Secretaría de Comercio es incapaz para frenar el alza desmesurada de
los precios; el Subsecretario del Trabajo, Gustavo Carbajal, continua proponiendo
la austeridad salarial. Hay debilidad y vacilaciones en el seno del gobierno.
Algunos olvidan que de la forma como se supere la presente crisis económica
depende el futuro del país. Quienes impulsan cambios y reformas en beneficio del
pueblo, pero, al mismo tiempo, dejan intocados los intereses que se oponen a
esas mutaciones, para no quebrantar el equilibrio de los factores productivos. Esta
política es imposible. La clase obrera es la única interesada realmente en conducir
la reforma económica hasta sus últimas consecuencias. Para ello es importante
que reafirme su decisión de reubicarse y de combate enérgicamente por sus
propios intereses, lo del pueblo y lo de la nación. En los trabajadores descansa el
porvenir de México.
1978
1
Crónicas de una Asamblea Trascendente.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Los días 8, 9 y 10 de julio se celebró en la ciudad de México la primera
asamblea nacional del Congreso del Trabajo, a la que asistieron 3 mil delegados,
representando a 31 organismos sindicales, que a su vez agrupan 6 millones de
trabajadores y 10 representaciones fraternales. El Presidente del Congreso del
Trabajo, el dirigente petrolero Oscar Torres Pancardo, al pronunciar el discurso
inaugural, ante la presencia del Presidente López Portillo y otros miembros del
gabinete, dijo que la realidad exige un cambio de estructuras y emplazó al capital
a tomar conciencia de la grave situación del país reinvirtiendo sus utilidades para
generar empleos. Señaló que la actual etapa exige del estado, cada día una
acción más decisiva en el proceso económico, político y social. Al referirse a las
relaciones con el gobierno dijo: “todavía estamos dispuestos a seguir colaborando
siempre y cuando la respuesta sea general y comprenda a todos”.
Ángel Olivo Solís, al discutirse los dictámenes correspondientes, se
pronunció por conquistar la unidad sindical oponiéndose a cualquier acto
divisionista y por la total sindicalización de los obreros. Olivo también pidió que se
nacionalicen las industrias alimenticias, químico-farmacéuticas y del vestido y
establecer el seguro del desempleo. Por su parte, Porfirio Camarena, al referirse al
Plan Económico propuesto por la CTM, pidió incluir un nuevo capítulo en la
Constitución en materia económica que refuerce las atribuciones del estado en
esa materia. A su vez Pablo Sandoval, de la FSTU se pronunció por una reforma
fiscal a fondo que grave el capital, planteó la nacionalización de la banca privada y
el establecimiento de la escala móvil de salarios con revisión bimestral.
El dirigente ferrocarrilero Jesús Martínez Gortari, al examinar la política
laboral, se opuso a la inclusión del apartado “C” al artículo 123 de la Carta Magna,
por medio del cual se pretenden reglamentar las relaciones laborales con los
profesores universitarios. Asimismo, propuso que se eleve a nivel constitucional el
2
establecimiento del salario remunerador y el derecho al trabajo para todos los
mexicanos.
En el aspecto de la reforma política, Arturo Romo planteó la creación de
una sola central sindical nacional, reafirmar el derecho de los trabajadores a
participar en los órganos del estado y de las empresas, ratificó la adhesión
colectiva de los sindicatos al PRI, pero expresó su respeto por la militancia política
individual. Blas Chumacero clamó la democratización de la vida interna de ese
partido y que los representantes obreros tengan acceso a mayor número de
cargos de elección popular. Jorge Mendicuti, al discutirse la educación sindical,
señaló que esta es un instrumento básico para fortalecer la conciencia de los
obreros. Manuel Germán Parra pidió que se reforzaren las relaciones con la
CIOSL, FSM, CMT y otras agrupaciones internacionales. Al examinar el tema de la
juventud, Salvador Medina Torres, dijo que sobre ella descansa un alto porcentaje
de la fuerza productiva de la nación y pidió se termine la explotación de la mano
de obra juvenil.
El Congreso del Trabajo se opuso a la aprobación de un aumento general
de salarios. Francisco Hernández Juárez dijo que de lo que se trataba era de
impulsar un cambio en las estructuras del país. En el último día de trabajo de la
asamblea de discutieron y aprobaron otros dictámenes. Referente a la estructura
del Congreso del Trabajo se propone la creación del Consejo Nacional, integrado
por los secretarios generales. Una entidad similar se propone a nivel estatal.
Alfredo López, de la FSTU pidió que se elimine la cláusula de exclusión, como
arma de represión en contra de los trabajadores. Olivo Solís consideró que este
recurso era un derecho y una conquista de los sindicatos Nicolás Olivos Cuéllar se
opuso a la afiliación colectiva al PRI y Blas Chumacero consideró que la libertad
política solicitada destruiría la disciplina sindical y quebrantaría la unidad orgánica.
La asamblea del Congreso del Trabajo representó un paso adelante en el
proceso de reorientación de la lucha de los trabajadores. Aunque con insuficiencia
y limitaciones, manteniendo aun distintas opiniones políticas caducas, se
enriqueció el programa de lucha del proletariado. A pesar de las dificultades que
3
surgieron antes y durante las deliberaciones se demostró que es posible (y
deseable) la consolidación de la unidad sindical.
17 de febrero de 1979.
1
Aumenta la Carestía de la Vida.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El coordinador del Congreso del Trabajo, Ramiro Ruíz Madero declaró que
los precios de los artículos “liberados” hace 3 meses se han elevado entre un 10 y
un 49%. Los artículos que experimentaron los incrementos mayores fueron, entre
otros, la carne, los enlatados, las frutas y legumbres. Diversos sindicatos, como el
SME, Telefonistas, también mostraron su grave preocupación por el aumento de
los precios de los artículos de consumo básico, demandando una mayor
intervención del estado en el proceso de comercialización, a efecto de eliminar A
los intermediarios y acaparadores. El secretario general de la CTM, Fidel
Velázquez dijo que ha sido inoperante la Comisión Nacional de Precios, creada
recientemente y el Secretario de interior del SME, Manuel Fernández se pronunció
por la desaparición de ese organismo. Ante la nueva escalada de los precios, el
Presidente del Congreso del Trabajo, Oscar Torres Pancardo, anunció que ese
organismo solicitará, en breve, un aumento mayor del 12% a efecto de resarcir,
aunque sea en parte, el deteriorado poder adquisitivo de los trabajadores.
Ha quedado demostrado que el sector empresarial no ha cumplido con los
reiterados ofrecimientos de elevar la producción de alimentos y de evitar su
encarecimiento indiscriminado, al grado de que el Secretario de Comercio, Jorge
de la Vega Domínguez anunció la estructuración del plan de artículos básicos, de
los cuales solo se han ofrecido al público apenas 12 productos, a precios
adecuados. La Secretaría de Comercio ha recibido en los últimos días un
verdadero alud de solicitudes de aumentos de precios, entre ellos, el de la leche y
el huevo. El kilo de carne en el Distrito Federal está llegando a costar 90 pesos, lo
que la convierte en un artículo de lujo para la mayoría del pueblo. Los sindicatos
han protestado enérgicamente contra este repunte de la espiral inflacionaria
anunciando que efectuarán actos de protesta, si siguen aumentando los precios.
2
En los últimos días ha quedado claro que los instrumentos de que dispone
el estado para contener los disparos en los precios, o no se aplican en toda su
plenitud, o son francamente inoperantes. Nada se ha hecho para sanear el viciado
proceso de comercialización que hace que los precios que se formulan entre el
productor y el consumidor final se incrementen hasta en un 1000%, en perjuicio,
naturalmente, de los trabajadores que gastan el 70%& de su salario en la
alimentación de su familia. En el interés de ampliar la participación del estado en
el comercio, distintos sindicatos han suscrito convenios con la CONASUPO a
efecto de instalar tiendas, con precios módicos, para sus agremiados. Fortalecer a
la CONASUPO es importante aunque apenas si comprende el 18% de las
operaciones comerciales que se producen en el país, dejando el mercado, casi
totalmente, en manos del comercio privado. Pero el estado no solo puede y debe
intervenir en la comercialización, sino en la producción, asegurando el
abastecimiento de artículos de consumo necesario y generalizado.
Estos temas serán abordados con amplitud en la reunión nacional
económica de la CTM y en la próxima asamblea del Congreso del Trabajo. Existe
una opinión unánime en el sentido de que el gobierno necesita tomar una decisión
política avanzada a efecto de enfrentarse a la especulación, al ocultamiento y al
encarecimiento artificial de los productos básicos. De continuar el aumento de los
precios, este año tendremos un incremento promedio del 30% lo que impedirá
alcanzar a la plena recuperación económica.
La carestía de la vida, que tanto preocupa a los sindicatos, no solamente
reduce el nivel de vida de los trabajadores, sino que produce graves conflictos
sociales, como argumento del pandillerismo, la prostitución y la desesperación
social y política. Urge modificar radicalmente el arcaico modelo de
comercialización imperante en el país, afectando, los fuertes intereses económicos
y políticos que están detrás de él o lo sostienen. El gobierno tiene una disyuntiva,
3
o va directamente a las causas estructurales de la carestía de la vida o el país se
encaminará por un sendero peligroso.
4 de agosto de 1989
1
La Marcha de la Unidad Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En vísperas de celebrarse la próxima asamblea nacional del Congreso del
Trabajo, ha habido distintos pronunciamientos y actitudes sobre la marcha de la
unidad obrera. En el seno del Congreso del Trabajo existen dos opiniones: los que
tratan de impedir la participación de todas las agrupaciones sindicales, alegando
pretextos estatutarios y los que, como el SME y Telefonistas, que se pronuncian
porque esa asamblea propicie la presencia de todas las organizaciones obreras, al
margen de diferencia políticas. El Presidente del Congreso del Trabajo, Oscar
Torres Pancardo, expresó su acuerdo por la participación general, siempre y
cuando los denominados “sindicatos independientes” acaten las normas del
Congreso del Trabajo. El secretario general del Sindicato de Telefonistas,
recientemente electo para un periodo más de dos años, contestando a sus
enemigos en el seno del sindicato, declaró que era preferible y conveniente la
lucha y la presencia en el Congreso del Trabajo y no salirse de él porque ello
implicaría el aislamiento sindical y político. En esta misma justa actitud se
manifestó Manuel Fernández, secretario del Exterior del SME, quien atacó a los
“sindicalistas revolucionarios” que tratan de crear agrupaciones “puras”, al margen
y en contra de las organizaciones existentes.
Este proceso es muy importante porque recientemente Fidel Velázquez
declaró que los trabajadores universitarios estaban amparados por el apartado B
del artículo 123 y no por el supuesto apartado “C”, propuesto por el rector de la
UNAM, Guillermo Soberón, en cuyo proyecto se cancela el derecho de huelga.
Esta declaración de Fidel Velázquez ha propiciado dos reacciones contradictorias:
por un lado, los dirigentes de la Federación de Trabajadores Universitarios han
afirmado que están dispuestos a luchar en el plano de las coincidencias
programáticas con el Congreso del Trabajo y la CTM y por la ora, la actitud
2
incomprensible del STUNAM que anticipadamente ha renunciado a la posibilidad
de participar en la asamblea nacional del proletariado. La actitud de la FSTU es
correcta y significa una oposición franca a la línea del paralelismo sindical, de las
fracciones obreras, impulsadas por el PCM y el PRT. Ya era tiempo de que los
trabajadores universitarios se dieran cuenta que el aislamiento respecto de las
agrupaciones obreras más importantes, es perjudicial para la causa del
proletariado.
Por otra parte, en el marco de los preparativos de la reunión nacional sobre
la reforma económica de la CTM han aflorado importantes coincidencias políticas
entre la mayoría de las organizaciones sindicales. Un punto que divide y enfrenta
es el caso de los huelguistas de la mina La Caridad en Sonora, cuyos dirigentes
se encuentran detenidos, acusados de distintos delitos del fuero común y federal.
La Procuraduría General de la República ha obrado con una actitud
contrarrevolucionaria al ordenar la represión en contra del movimiento minero.
Pero lo fundamental no son, ahora, las discrepancias sino las afinidades y el
interés de integrar una asamblea nacional obrera, auténticamente democrática y
representativa. Líderes del Congreso del Trabajo han expresado que la unidad es
imposible porque existen serias discrepancias de orden ideológico y político. Igual
actitud mantiene el STUNAM.
Estas posiciones no son correctas porque anteponen los principios políticos,
a las demandas económicas y sociales de los trabajadores. No se trata de hacer
concesiones en materia de las normas esenciales, ni de buscar la unidad por la
unidad misma, sino de encontrar el contenido concreto de esa unidad y los
procedimientos para implementarlos. 30 años de dispersión obrera, e incluso, de
enfrentamientos, de experimentar los efectos negativos del sectarismo y del
oportunismo derechista, no se pueden olvidar fácilmente. La lucha del SME,
STRM, SNTE que, aunque perteneciendo al Congreso del Trabajo, no forman
parte colectivamente del PRI y tienen posiciones políticas definidas adquieren más
3
relevancia en el proceso de la unidad de la izquierda. Los sectarios y los
oportunistas deben doblar sus banderas y empujar, juntos, el actual proceso de
reubicación obrera.
7 de septiembre de 1989
1
Crónicas de una Asamblea Trascendente.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El dirigente de la COR, Ángel Olivo Solís, vicepresidente del Congreso del
Trabajo, también se pronunció por la creación de la central única de trabajadores,
tomando como base la estructura actual del Congreso del Trabajo. Este es un
tema de interés general en el seno del movimiento obrero. Por su parte, diferentes
representantes de los denominados “sindicatos independientes” han señalado
que, actualmente, no existen condiciones adecuadas para emprender esa decisión
tan trascendente. Aunque la idea de la unificación orgánica tiene muchos
partidarios, lo cierto es que se oponen a ella fuertes intereses, actitudes políticas y
conductas contrarias a los intereses de los trabajadores. En primer lugar, se
enfrenta el obstáculo del desarrollo desigual de las propias organizaciones
obreras. En efecto, las centrales medianas y pequeñas tienen el temor de
sucumbir ante la fuerza mayoritaria de la CTM o de la CROC. Lo mismo pasa a
nivel de los sindicatos nacionales de industria. El SUTERM quiere la unidad a toda
costa, incluso pasando por los propios principios, con el SEME, aprovechando el
carácter mayoritario de su membrecía.
Por otro lado, es evidente que en el seno del Congreso del Trabajo existen
discrepancias sobre la forma de conducir, en su conjunto, al movimiento sindical,
de sus relaciones con los partidos políticos y el gobierno. También, es aguda la
pugna por la distribución de los cargos públicos entre las propias centrales
sindicales y los sectores del PRI.
El nuevo dirigente del Congreso del Trabajo, Oscar Torres Pancardo
declaró que ese organismo estaba abierto a la participación de todos los
trabajadores y de sus organizaciones, haciendo a un lado las diferencias políticas.
Todo hace pensar que sindicatos como el SME, el STRM, la COR, el SNTE, la
2
CROC, están luchando porque la próxima asamblea nacional el proletariado se a
una manifestación vibrante y sólida de la unidad de la clase obrera. A estas
pretensiones se oponen, naturalmente, los viejos dirigentes obreros que se han
burocratizado y que consideran, con justa razón, además que la consolidación de
la unidad es el fin de sus privilegios, intereses y procedimientos políticos y
sindicales que se han desgastado con el tiempo.
El Presidente López Portillo, al recibir a los dirigentes del Congreso del
Trabajo, quienes le informaron del aplazamiento de la celebración de la asamblea
nacional, dijo que el Congreso del Trabajo era una fuerza fundamental de la
sociedad mexicana y tiene razón. Independientemente de las fallas, las
desviaciones y las traiciones, en el seno del Congreso del Trabajo se agrupan 6
millones de obreros. Claro, aun no puede considerarse completa su integración, si
tomamos en cuenta, que apenas, la mitad de la fuerza de trabajo está
sindicalizada. Ganar la conciencia de los trabajadores, de sus dirigentes, influir en
las grandes decisiones del Congreso del Trabajo es hoy un imperativo de nuestro
tiempo.
21 de marzo de 1973.
1
Hacia una Sola Central Sindical.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Diversos dirigentes del Congreso del Trabajo, de la CTM y del SME han
reiterado la demanda de que la creación de una sola central obrera de los
trabajadores latinoamericanos, es la única vía para resolver los problemas reales
de cada país y para combatir, con éxito, al imperialismo. Estas declaraciones se
producen cuando en países como Nicaragua, Perú, Chile, Santo Domingo se
intensifican las huelgas contra el deterioro del nivel de vida, contra las alzas de los
precios y de los impuestos, contra la política de austeridad en materia de salarios
y contra el atropello a los derechos democráticos. Estas organizaciones sindicales
recogen la aspiración del maestro Vicente Lombardo Toledano de reconstituir la
unidad sindical en América Latina, una vez desaparecida la CTAL. Hasta ahora, el
Comité Permanente por la Unidad de los Trabajadores de América Latina, han
mantenido diversos contactos y relaciones con las organizaciones sindicales de
nuestro hemisferio, sin poder concretar la convocatoria para un congreso obrero
latinoamericano.
México puede desempeñar un papel importante en la reactivación de este
proceso unitario. El Congreso del Trabajo, la CTM y el SME condenaron a los
regímenes dictatoriales y reaccionarios de América Latina que prohíben el derecho
de huelga, de asociación sindical y que persiguen y encarcelan a los dirigentes
gremiales progresistas. La CTM, en los últimos tiempos ha mejorado sus
relaciones con el Consejo de los Sindicatos Soviéticos y ha expresado una
adhesión militante con los trabajadores chilenos, específicamente, con al CUT,
aunque sigue perteneciendo a nivel internacional en organizaciones como la AFL-
CIO y la ORIT, instrumentos del imperialismo yanqui, creados para dividir al
movimiento sindical.
2
Otra vieja tesis sustentada ha sido reiterada con motivo de la próxima
celebración de la Asamblea del Congreso del Trabajo: la que se refiere a la
construcción de una sola central sindical, representativa de los trabajadores de
todas las tendencias políticas. El Congreso del Trabajo fue concebido, incluso,
como un instrumento, como un antecedente para consolidar esta unidad. Como es
natural, tanto el reformismo como el sectarismo, se han encargado de entorpecer
este proceso. Sin embargo, en el seno del SME, del Sindicato de Telefonistas, de
la CROC y de otras agrupaciones persiste la lucha por este objetivo, combate que
es necesario impulsar en el resto de los sindicatos y centrales obreras.
4 de agosto de 1981
1
Importantes Declaraciones de Manuel Fernández.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario del exterior del SME, Manuel Fernández, al referirse a la
próxima asamblea nacional del Congreso del trabajo, dijo que su organización
insistirá en la táctica de la unidad en la acción, planteando la posibilidad de que las
distintas representaciones sindicales coincidan en distintos puntos de vista. El
SME insistirá en que los trabajadores luche por la nacionalización de la industria
alimenticia y la químico-farmacéutica y porque se apliquen medidas que permitan
defender el poder adquisitivo de los obreros.
Fernández añadió que, a su juicio, a la Asamblea del Congreso del Trabajo
deben concurrir todas las organizaciones gremiales que coincidan con los puntos
básicos de la convocatoria, sin entrar a discutir la calidad o la orientación de sus
dirigentes. En un aspecto medular, el dirigente del SME condenó la táctica del
paralelismo sindical, que divide a las agrupaciones obreras con la finalidad de
“depurarlas” y “eliminar de su seno a los líderes charros”. Ha sido una línea
trazada por Lenin y por la experiencia del movimiento sindical internacional la que
aconseja quela lucha para mejorar y democratizar la vida de los sindicatos, debe
darse en su propio seno y no desde el exterior.
Como bien lo dice Manuel Fernández, el paralelismo sindical (la creación de
“sindicatos revolucionarios” al lado y en contra de los “sindicatos reformistas”)
aparentemente es un método revolucionario, pero no es así. El Departamento de
Estado, por medio del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo
Libre, aconseja la aplicación de esta táctica sindical para eliminar de la dirección
obrera los militantes revolucionarios. Eso lo hicieron en Chile, durante el gobierno
del Presidente Allende, pretendiendo debilitar a los sindicatos de la Unidad
Popular. En esta conducta coinciden también los elementos trotskistas y otros
militantes políticos. Nada más contrario a la unidad obrera que preconizar su
división, aduciendo pretextos de “pureza revolucionaria”.
17 de octubre de 1982.
1
Reforma Económica, pide la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Comité Nacional de la CTM ha convocado a la Reunión Nacional para la
Reforma Económica, a celebrarse los días 25, 26 y 27 de junio del presente año,
en la ciudad de México, con el objeto de examinar distintos temas, tales como la
estructura actual de la economía nacional, la distribución del ingreso nacional, la
racionalización de los sistemas de producción y comercialización, la política de
energéticos y la política económica y social a favor de los obreros. La CTM, en la
convocatoria, establece que es necesario detener el deterioro económico de la
nación, que afecta negativamente a los trabajadores del campo y de la ciudad. Se
pretende que la reunión discuta y apruebe un proyecto de modificaciones a la
estructura del país, compatibles con los intereses de las masas populares, que
propicie una más justa distribución de la riqueza, que establezca un nuevo orden
de valores para la convivencia social y que consolide la soberanía de la nación.
El anuncio de la importante asamblea obrera fue apoyado por diversas
organizaciones sindicales y políticas del país, entre ellas, por nuestro Partido. El
diputado Francisco Ortíz Mendoza, Secretario de Prensa y Propaganda, propuso
que la reforma económica se eleva a rango constitucional. Entre los puntos que
apoya nuestro Partido y que deben implementarse destacan los referentes al
control y a la regulación del capital extranjero, la reforma fiscal profunda, la
industrialización independiente, la comercialización racional y la más justa
distribución de la riqueza. La CTM ha dado una gran importancia a los aspectos
económicos, tomando en cuenta que se desea adecuar la reforma política a
diversos cambios en esa área importante.
Al examinar el problema del desempleo considera que éste se ha agravado
por la insuficiencia de la inversión privada, por el cierre de algunas fábricas y la
mínima utilización de la capacidad instalada disponible. Las resoluciones de la
Reunión Nacional sobre Reforma Económica se darán a conocer al Presidente
López Portillo. A su vez, distintos funcionarios públicos y representantes políticos
2
han insistido en la necesidad de implementar una tesis fundamental de nuestro
partido, la relativa a la reforma fiscal, que modifique la injusta estructura tributaria
actual, por medio de la cual pagan más lo pobres que los ricos y que le permita al
estado tener mayores recursos para las inversiones productivas. La unidad, en
cuanto a la defensa de las tesis económicas avanzadas, es necesaria, a fin de
rechazar las presiones de las fuerzas reaccionarias.
14 de octubre de 1982.
1
¿Qué Pasa en el Congreso del Trabajo?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Los últimos sucesos acaecidos dentro del Congreso del Trabajo revelan
que no solo subsisten las contradicciones entre las principales organizaciones
obreras sino que aquellas han sido explotadas y utilizadas por algunos
funcionarios públicos, a quienes s eles comisiona para que impónganla política de
restricción salarial.
En otro comentario hemos analizado las causas políticas que han generado
los antagonismos entre la CROC y la CROM en contra de la CTM; ahora, con
motivo de los aumentos al salario mínimo no fue el Secretario del Trabajo el que
realizó la obra de “conciliación” sino el Secretario de Gobernación que, con
habilidad, logró que se rompiera la unidad interna y que, unilateralmente,
aceptaran ese incremento los delegados croquistas y comianos que olvidaron una
lección básica: la fuerza de la clase obrera radica en su unidad.
Esta actitud injustificada de los delegados sindicales no se compagina con
la reciedumbre y combatividad del reciente manifiesto del propio Congreso del
Trabajo y entra en contradicción con el documento suscrito por el CEN del PRI en
el que se demanda el establecimiento de salarios que tengan un poder adquisitivo
real. Mucho menos, tiene relación con los intereses y las protestas e miles y miles
de obreros que se encuentran notoriamente agobiados por la llamada “cuesta de
enero” que es, en realidad, la inflación sin control alguno.
El Congreso del Trabajo ha exigido la expulsión del poder público de todos
los altos funcionarios que no se identifican con las necesidades y apremios de los
obreros y de una manera particular su Presidente, capitán Homero Flores, ha
considerado como necesaria y justa la salida del gabinete del Secretario de
Comercio, licenciado Héctor Hernández. Estos planteamientos adquieren mayor
fundamento cuando leemos en la Carta de Intención de que se abandonará la
2
política de control de precios de muchos bienes y artículos, para dejarlos a su libre
flotación, lo que quiere decir, a merced de los hambreadores y especuladores.
Además, con la reciente afirmación del Secretario de Programación y
Presupuesto de que el pueblo de México está dispuesto a sacrificarse tolerando
por dos años más la política de austeridad. Desde luego que el licenciado Salinas
de Gortari no consultó ni siquiera a las organizaciones de trabajadores; por otra
parte, esa presunción indica que algunas de las metas económicas de 1984 no se
alcanzarán, como se tiene previsto en el Presupuesto de Egresos de la
Federación y que continuará la política ortodoxa y neoliberal de pretender frenar la
inflación restringiendo al máximo la demanda, política que solo deprimirá aún más
los ya deteriorados niveles de bienestar de la mayoría de la población sino que en
el corto plazo profundizará la regresiva distribución de la riqueza.
Tiene razón el secretario general de la CTM cuando considera que los
salarios mínimos son anticonstitucionales porque no cubren ni siquiera los
requerimientos elementales de los trabajadores. Esto ha preocupado hasta a
ciertos dirigentes empresariales no porque tengan una actitud obrerista sino
porque están conscientes de que de ese modo continuarán debilitando el mercado
interno, lo que obstaculiza el crecimiento de las industrias. Hasta el PAN ha
objetado los incrementos a los salarios mínimos, desde luego asumiendo una
pose demagógica porque es muy conocido que muchos de los empresarios militan
precisamente en sus filas.
El Congreso del Trabajo elabora documentos de una importante
trascendencia política, pero, por distintas causas, estos no tienen la debida
transmisión hacia los niveles intermedios, hacia los dirigentes locales o regionales
y por lo tanto, distan mucho de normar la acción conjunta de todas las
organizaciones afiliada, en las entidades federativas no hay ni siquiera aparatos o
mecanismos de coordinación por lo que cada agrupación actúa en función de una
línea diferente. La base de los sindicatos, grandes o pequeños, no conoce, desde
luego, las proclamas de carácter nacional por lo que es fácil presa de la
3
desesperación por no tener frente a sí alternativas viables para la superación de la
crisis económica y de confusión ideológica, ante el discurso constante de la
derecha y del clero, que aumenta su influencia electoral entre las filas del
proletariado urbano.
No es aceptable que mientras en el interior del Congreso del Trabajo se
arrecia la pugna entre las principales centrales obreras, dos organismos de los
capitalistas actúen en forma sincronizada, empujando en una dirección uniforme
que es la que mejor conviene a sus intereses. Tampoco es permisible que
funcionarios públicos, por más encumbrado que se encuentren, intervengan
abiertamente en sus asuntos internos de los sindicatos, manipulando esas
contradicciones que, en la práctica, solo debilitan la lucha general del pueblo.
Mayo de 1984.
1
Lo que el Sector Obrero espera del PRI.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La reunión del Consejo Nacional Extraordinario del PRI ha propiciado que
un grupo de dirigentes sindicales hayan hecho una serie de propuestas para
transformar al Partido del gobierno en sus aspectos negativos Por primera vez en
muchos años se desarrolló una intensa crítica y autocritica, pero todavía no
podemos saber a ciencia cierta hasta dónde, hasta qué grado pueden ocurrir esas
modificaciones y cuáles serían éstas.
En primer lugar, la CTM ha propuesto que el Comité Ejecutivo Nacional se
integre únicamente por 5 miembros, en el que estén representados los sectores.
En segundo lugar, se propone la expulsión de los elementos arribistas y
oportunistas que solo están en el partido para alcanzar posiciones administrativas
y políticas a efecto de enriquecerse.
Como lo definió el maestro Vicente Lombardo Toledano, el PRI es un
instrumento heterogéneo desde el punto de vista social y político. En efecto,
encontramos en su interior a patrones capitalistas y obreros sindicalizados, a
terratenientes disfrazados de pequeños propietarios con ejidatarios que tienen una
parcela en explotación, campesinos sin tierra, e inclusive, peones agrícola. Desde
el punto de vista político e ideológico encontramos también una amplia gama de
posiciones, dese los que se llaman a sí mismos marxistas o socialistas, hasta los
derechistas.
Si el PRI es, como queda definido, un aparato disímbolo también es
contradictorio: en su seno se da la lucha de clases –entre explotados y
explotadores- y también profundas discrepancias entre muchos aspectos de la
realidad nacional y de las medidas que deben tomarse para resolver los
problemas del pueblo. En el medio rural, en la mayor parte de los casos, la fuerza
política del PRI radica, por desgracia, en la influencia nefasta y el control social
que ejercen los caciques lugareños y regionales.
2
El PRI también se puede considerar como una inmensa maquinaria
burocrática la que muchas veces por su pesadez no tiene ninguna capacidad –o
muy limitada- de acción política. La afiliación de la mayoría de sus miembros es de
carácter mecánico; no solo se desconocen los documentos doctrinarios básicos
sino que no hay ni siquiera interés por inspirar su conducta en esos textos que
Enrique Ramírez y Ramírez se empeñara en introducir la definición de que el PRI
es un partido de trabajadores.
De los tres sectores que en la actualidad constituyen al PRI, el obrero es el
que tiene una visión más amplia y progresista acerca de lo que debe cambiar en el
partido y de las posiciones políticas nacionales democráticas y antiimperialistas
que debe sostener. El sector campesino, está notablemente rezagado desde el
punto de vista político y desmovilizado, o anclado en el tradicionalismo agrario; el
sector popular se encuentra peligrosamente influido por la tecnocracia y el
conservadurismo ideológico y hasta hoy no ha sido capaz de formular ningún
planteamiento serio acerca de lo que se llama, en forma ambigua, reforma en el
partido.
Los representantes del sector obrero exigen, con justicia y razón,
definiciones políticas más radicales, una militancia más enérgica y permanente
para derrotar el avance de los partidos de la derecha, PAN Y PDM. Sin embargo,
esto no sería sencillo mientras persistan en las filas del partido empresarios
capitalistas, o políticos ambiciosos con mentalidad privatista. El PRI tendría que
depurarse de estos elementos y grupos que sabotean todas las acciones
revolucionarias y progresistas y dejar que se fueran al PAN o a las filas del
sinarquismo. Desde luego que esta exclusión no es fácil tanto por los intereses ya
consolidados como pro la inercia burocrática, que prefiere el mantenimiento del
statu quo a los cambios. Aquí se encuentra uno de los gérmenes de la corrupción
pública: se trata de gentes que no tienen ninguna noción revolucionaria y
progresista y que, cuando cometen actos de deshonestidad en el ejercicio del
gobierno, no existe ninguna sanción o castigo.
3
Como afirmaba Vicente Lombardo Toledano, el funcionamiento y
orientación del PRI dependen de los grupos y corrientes que habrán de prevalecer
en su interior: si lo hace la corriente avanzada, sobre todo la del movimiento
obrero, se puede esperar un impulso a la Revolución Mexicana, pero sí predomina
la derecha o la tecnocracia la Revolución se estanca, o se retrocede en muchos
aspectos de la vida nacional, como ocurrió por ejemplo, en la etapa de Miguel
Alemán.
Por eso, los actuales dirigentes nacionales del PRI tiene que decidir cuál o
cuáles, de las fuerzas, grupos o corrientes, habrán de triunfar; no se trata, desde
luego, de la simple remoción de algunos funcionarios del partido, o de la
nominación de otros sino del cambio de métodos de selección de los candidatos a
puestos de elección popular. Solo para ilustrar algunas de las grandes
equivocaciones tenemos al gobernador de Chihuahua, Oscar Ornelas, en donde él
mismo y algunos de sus colaboradores ayudaron y facilitaron el triunfo del PAN en
las ciudades más importantes de la entidad. Gentes como Ornelas son los que
deberían salir del PRI, a juicio del sector obrero.
Octubre de 1984.
1
¿Qué Pasa en el Movimiento Obrero?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Como se dice en los bajos fondos de la política nacional: se trata de
“amarrar navajas” entre varios dirigentes obreros. Se pretende generar un conflicto
entre la CTM y la CROC y entre la CTM y la CROM y en este proyecto están
actuando los enemigos del movimiento sindical.
Los ataques en contra de Fidel Velázquez se han recrudecido por su
posición firme y revolucionaria en torno a los avances electorales del PAN. Ahora
se pretende enfrentarlo a la dirección nacional de su partido y con el gobierno,
argumentando que mantiene una conducta radical y hasta subversiva, que se
aparta de la línea del “respeto” a los “triunfos democráticos” de la derecha,
siempre han acusado a Fidel Velázquez de entreguista y gobiernista, pero ahora lo
acusan de todo lo contrario.
¿Por qué se ha combatido tanto al secretario general de la CTM en las
últimas semanas? Independientemente de los graves errores que ha cometido el
dirigente obrero a través de su actuación pública, en el seno del partido del
gobierno sostiene la postura más avanzada, tanto en el aspecto económico, como
en el social y político. Ha denunciado a elementos claudicantes como el
gobernador de Chihuahua, Oscar Ornelas, que repartió cargos públicos de su
administración a personas de militancia y filiación panista y que fuera uno de los
artífices de la reciente derrota de su partido.
Pero la ofensiva busca otros objetivos. Primero, en base a un
desafortunado discurso de Arsenio Farrel Cubillas, Secretario del Trabajo, se trató
de hacer pensar que la CROC desplazaría a la CTM. Ahora se dice que el
liderazgo en el movimiento sindical lo ocupará nada menos que la CROM dizque
porque uno de sus dirigentes Cuauhtémoc Paleta- es amigo personal, cercano del
Presidente de la República.
2
Estas son maniobras que no tienen fundamento y más bien representan
aspiraciones o deseos y no realidades. En efecto, los cambios de fondo en el seno
del movimiento obrero no pueden ocurrir porque algún funcionario así lo pretenda
porque existen muchos factores de carácter objetivo, que no se pueden hacer a un
lado.
La CTM es una central muy poderosa no solo por la personalidad y acción
de su secretario general sino, sobre todo, porque agrupa a más de 4 millones de
trabajadores y en sus filas militan los principales sindicatos nacionales de
industria. Aquí ha radicado siempre la fuerza de la CTM y no porque el Presidente
en turno la reconozca o la apoye, es por el contrario, no lo haga. Pensar lo
contrario sería simplificar, en forma grotesca, la realidad.
La CROC tiene, en términos generales, una línea sindical avanzada y
progresista, pero su adhesión numérica es considerablemente menor y es muy
difícil que esta situación pueda cambiar de la noche a la mañana. Si se observa, la
CTM y la CROC han coincidido en cuestiones económicas y políticas
fundamentales, aunque han tenido discrepancias, sobre todo en cuanto a la forma
de concebir la política ante la crisis. La CTM ha demandado un aumento salarial
de emergencia y la CROC se inclina solo por un control más eficaz de precios.
Claro que también existe una lucha por lograr el mayor número posible de
contratos colectivos de trabajo, pero en el medio obrero esto es legítimo y no debe
asustar a nadie.
Son los enemigos históricos del movimiento sindical los que tratan de
ahondar estas diferencias y de hacer que se enfrenten, en el terreno político, las
centrales más importantes. Ello solo beneficiaría a los capitalistas nacionales y
extranjeros que quisieron enfrentarse al movimiento obrero, pero en condiciones
de división, que serían también de debilidad. Con esto perderían no solo la CTM y
la CROC sino también el congreso del Trabajo y en lo general todo los obreros de
nuestro país. También atizan la hoguera elementos sectarios como Valentín
Campa, que insisten en atacar a Fidel Velázquez precisamente en el momento en
3
que éste está dando la pelea al PAN, tanto dentro de su partido como fuera de él.
Con seguridad, Campa considera que los avances del PAN son “triunfos
democráticos” y exige que se respeten, porque esa es la posición de la corriente
eurocomunista.
Son visibles los “argumentos” en torno de la CROM. Es la central obrera
más antigua del país, pero desde 1932 en que la abandonaron la mayoría de los
sindicatos para seguir a Vicente Lombardo toledano, la CROM devino en una
agrupación sin ninguna fuerza social o política nacional, concentrándose tan solo
en algunas regiones de Puebla y de Veracruz. La CROM ha perdido en la
actualidad toda capacidad de acción revolucionaria, de carácter sindical y es la
que menos ha evolucionado en el contexto de la renovación programática que ha
registrado el movimiento obrero desde 1976. La reciente incorporación de algunos
sindicatos que liderea Silverio R. Alvarado tampoco representan ningún elemento
de fortalecimiento.
Julio 1983.
1
La CTM ante la Crisis Económica Nacional.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM, Fidel Velázquez, dio a conocer a la opinión
pública un documento aprobado por el Comité Nacional de esa central obrera, que
se reunió en forma extraordinaria para examinar la situación económica nacional.
En el citado texto, se señalan algunas de las causas más importantes, internas y
externas, de la actual coyuntura y se proponen algunas medidas concretas para
superarla con un sentido revolucionario e independiente.
Dentro de las primeras, el Comité Nacional señala las siguientes:
concentración desmedida de la riqueza en manos de un grupo privilegiado, política
obstruccionista y francamente agresiva del gobierno de los Estados Unidos,
dolarización y fuga de capitales hacia el exterior, falta de productividad en las
empresas, crecimiento de la deuda externa y excesivo número de intermediarios
en la distribución de los productos.
Coincidimos casi completamente con el diagnóstico de la situación
imperante, aunque conviene matizar o precisar algunas de las opiniones ya que la
economía nacional está interrelacionada no sólo entre sí, sino también, con
respecto a la economía internacional del capitalismo. Se deben aclarar las causas
del desajuste no solo como una tarea intelectual sino para cobrar conciencia de la
crisis y de la necesidad de incidir o repercutir sobre sus orígenes para
modificarlos, por lo menos en la medida en que es permisible en el régimen
capitalista.
En efecto, la devaluación del pasado 16 de febrero y su secuela, fue
generada, en gran medida, por un conjunto de acciones económicas que
implementó y que continúa llevando a cabo, impunemente, la burguesía industrial,
comercial y bancaria. El hecho de que esa clase social en los últimos años se
haya fortalecido tanto desde el punto de vista económico como político, ha sido la
2
principal fuente de desestabilización económica interna. Esa clase, en términos
globales, controla o domina la mitad de las actividades productivas nacionales.
En la medida en que la burguesía se ha vigorizado, el gobierno ha
mantenido inalterable su política de relaciones hacia ella, sin reconocer que
muchas de esas políticas, vigentes y válidas en otras épocas, ya se han agotado.
El propio Fidel Velázquez ha reconocido que muchas de esas políticas ya son
obsoletas. Así es. Ha periclitado la política de grandes subsidios y de transferencia
de recursos de las empresas estatales a las privadas, nacionales y extranjeras,
porque, ciertamente, no han alentado la productividad, ni mucho menos la
capacidad para participar en los mercados internacionales y también ha
demostrado su inutilidad la tradicional política de precios que atiende más bien a
los costos de la producción, pero no a los incrementos de las utilidades.
Esta última política es un auténtico círculo vicioso: regularmente se
autorizan elevaciones de precios de los productos básicos, pero no se van al
fondo en la reestructuración de las actividades productivas, ni mucho menos, se
desplaza al capital extranjero de ramas vitales como la industria químico-
farmacéutica y alimenticia.
Ha llegado el momento de revisar y cambiar en sus aspectos medulares
toda la política de ayuda, colaboración y fomento a la burguesía industrial,
comercial y bancaria, política que en los últimos años solo ha contribuido a
fortalecer la acumulación privada del capital y a descapitalizar al Estado. Además,
ha profundizado la dramática diferencia entre la breve minoría social y la mayoría
del pueblo, compuesta por la clase obrera y los campesinos.
Si después de la Segunda Guerra Mundial esa política proteccionista fue
justificada y defendida por el sector nacional-revolucionario del Estado mexicano y
por los dirigentes políticos y sindicales más avanzados que veían como un grave
peligro para la soberanía nacional la expansión de los monopolios yanquis en
América Latina, ahora las condiciones han cambiado. Se ha logrado promover el
ahorro interno, crear el capital nacional y consolidar una planta industrial mediana.
3
Pero ahora estamos ante una nueva etapa: la burguesía industrial aliada al capital
imperialista, la disputa en el terreno económico y político, palmo a palmo, la
supremacía en la conducción y orientación de la sociedad entera.
El gobierno sí tuvo responsabilidad en la emergencia de la crisis económica
actual pro una sencilla razón: es el rector del desarrollo nacional. El Banco de
México dispone de controles administrativos y jurídicos para regular el
funcionamiento de la banca privada y en el momento oportuno no tomó las
decisiones más adecuadas para evitar la escandalosa dolarización que muchos
habíamos advertido y denunciado antes del 16 de febrero; el problema de la fuga
de capitales se conoció en la V Reunión de la República, celebrada en
Guadalajara y tampoco no se hizo nada para frenarla.
En ambos casos, las autoridades aceptaron resignadamente la presencia
de dichos fenómenos y solo se condenó moralmente a los responsables.
Esgrimieron la necesaria adhesión a “nuestras libertades”, es decir, a la
sacrosanta libertad de comercio y a la libertad de cambio, no obstante, que el
abuso deliberado e irresponsable de su ejercicio estaba precipitando al país a una
grave situación.
Antes del 16 de febrero se pudieron haber tomado medidas anti
devaluatorias, tanto para no cancelar los frutos de la recuperación que
descansaban sobre la explotación y venta del petróleo, como para que no incidiera
negativamente en la campaña electoral. Ante las decisiones inesperadas, Miguel
De la Madrid ha tenido que modificar radicalmente su lenguaje político y ahora
está insistiendo en la puesta en marcha de un programa económico anti-crisis.
Las propuestas del comité Nacional de la CTM para enfrentar a la
devaluación y sus efectos son, en términos generales, correctas porque se
apartan de los esquemas liberales y enfatizan en factores estructurales. En
particular es justa la observación de que la deuda pública “representa una carga
muy pesada por los intereses que deben cubrirse” y acertada la recomendación de
que “se use al máximo el capital nacional”.
4
Sin embargo, la dirección actual de la política económica va exactamente
por el camino opuesto al que propone la CTM. Aunque México es ya la nación
más endeudada del mundo capitalista -70 mil millones de dólares, según los
cálculos más conservadores, para finales de año- la prensa informa que se
continúan concertando empréstitos en el extranjero. No obstante, debemos
reconocer que la primera vez en cinco años, funcionarios públicos y políticos del
partido del gobierno, comienzan a preocuparse por la dimensión de esos
compromisos, e incluso han planteado la conveniencia de iniciar gestiones para la
renegociación de la deuda.
Desgraciadamente, la burguesía industrial continúa acumulando grandes
reservas de dólares y adquiriendo propiedades en el extranjero, o depositando sus
capitales en los Estados Unidos –sobre todo los grandes empresarios del norte,
según lo reportan publicaciones norteamericanas- porque según ellos la confianza
no se ha restablecido totalmente y aún existe el riesgo –sería bendición para sus
intereses- de una nueva devaluación.
Los propios cenáculos de la burguesía –como el PSD- atizan esa campaña
desestabilizadora y después la invocan para justificar sus permanentes acciones
hostiles contra la economía mexicana. Pretenden hacer nugatorias las finalidades
y objetivos oficiales de la devaluación del pasado 16 de febrero y precipitar al país
a otra coyuntura similar ya que están a salvo de los riesgos que ello implica por el
conjunto de apoyos y de relaciones que tienen con los empresarios y con la
economía norteamericana.
Por lo anterior, es encomiable la decisión del Comité Nacional de la CTM de
combatir la campaña de rumores desestabilizadores que solo tienden a crear un
clima de terror y de pánico entre la población, mientras la burguesía industrial,
comercial y bancaria multiplican sus ganancias gracias a la dolarización que urge
detener para evitar una nueva catástrofe antes del 4 de julio.
Septiembre 1982.
1
Los Riesgos Históricos del Reto Empresarial.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El lunes, según lo anunció Fidel Velázquez, Presidente del Congreso del
Trabajo, los sindicatos debieron emplazar a huelga a las empresas cuyos
propietarios se han negado a cumplir con los incrementos salariales. De hacerse
efectiva la determinación del secretario general de la CTM, en nuestro país
viviremos un auge en el movimiento huelguístico como no había ocurrido en las
últimas décadas, pero ahora con un significado muy diferente al del pasado.
En efecto, en México, la burguesía industrial y comercial ha cobrado plena
conciencia de clase y se ha agrupado en un solo bloque: el Consejo Coordinador
Empresarial. Las voces de Basagoiti, Pandal y de Clouthier están orquestadas en
la misma dirección ideológica y política. La diferencias que en el pasado
observamos ene le seno de esa clase social poco a pocos e han ido diluyendo
hasta llegar a acuerdos fundamentales en materia de principios y de objetivos
político-sociales.
Esta marcha hacia la homogeneización de la burguesía tuvo su etapa más
elevada durante el sexenio de Luis Echeverría; de esa manera los líderes
patronales asumieron los riesgos de una eventual afectación de sus intereses y se
organizaron para repeler distintas acciones enderezadas en su contra, tales como
el reparto agrario en los estados de Sonora, Sinaloa y Durango y la multiplicación
de las tiendas sindicales y estatales.
A partir de esa experiencia, la burguesía industrial, comercial y bancaria ha
negociado en conjunto frente al Estado, se ha enfrentado a él como bloque
monolítico y acaso por ello ha obtenido más concesiones y privilegios económicos,
sociales y políticos. A un Estado fuerte, con un sector estatal en expansión, ha
correspondido la coorporización de la burguesía, como si los dos grandes campos
se delimitaran cada vez con mayor nitidez.
2
Echeverría incrementó la supremacía del Estado en el sistema económico y
con esa palanca promovió la lucha de clases desenmascarando ante la faz de la
nación el contenido hamiltoniano y anti popular del proyecto de vida nacional
inscrito en la Declaración de Principios del Consejo Coordinador Empresarial. Los
obreros y los campesinos combatieron tenazmente contra sus oponentes
naturales, lógicos y ello despertó la ira y las presiones del gobierno yanqui, las
acciones golpistas y desestabilizadoras de los corifeos de la burguesía y también
–porque no decirlo- de los funcionarios públicos y políticos oficiales reblandecidos
por la iniciativa privada.
Echeverría decretó salarios de emergencia y aunque los empresarios los
objetaron con los mismos argumentos que hoy están esgrimiendo, finalmente
tuvieron que otorgarlos porque el Presidente mantenía una actitud activa, crítica,
beligerante. En 1936, el Presidente Cárdenas asumió una actitud similar frente a la
burguesía regiomontana que pretendía desconocer los derechos de los obreros y
cerrar las fuentes de trabajo: Cárdenas viajó hasta la ciudad de Monterrey,
encabezó la protesta sindical, se identificó con las reclamaciones que formulaba
Vicente Lombardo Toledano a nombre del proletariado nacional y dio una lección
histórica de unilateralidad a favor de las masas trabajadoras de este país.
La conducta de Cárdenas y de Echeverría frente a la prepotencia de la
burguesía industrial y comercial debe ser recordada y valorada en estas horas en
que cunde la excesiva contemporización, la debilidad y la desmovilización del
movimiento obrero.
Siempre que el Presidente de México ha mantenido una actitud firme,
patriótica, revolucionaria frente a las presiones y maniobras del imperialismo
yanqui y frente a reclamaciones y exigencias de la burguesía industrial y comercial
ha contado con el apoyo decidido y militante del pueblo y en particular del
movimiento obrero. Cuando, por el contrario, esa postura ha sido endeble,
sumamente conciliadora o entreguista han surgido los fenómenos contrarios,
como la claudicación política, el apoltronamiento y la abyección tanto de los
3
dirigentes políticos, como de los sindicales. En estas condiciones, el pueblo
siempre ha salido derrotado y obtenido victorias la burguesía y el imperialismo.
El Presidente de México no puede operar como un alto funcionario
equidistante y frío entre el capital y el trabajo. No se trata de ser un hábil
negociador entre intereses antagónicos, sino de gobernar al lado y siempre de la
mayoría de la nación y la mayoría está representada por los obreros y los
campesinos. No entender esto equivale a desnaturalizar el origen popular que tuvo
el Estado moderno y a desconocer –con los riesgos que esto implica- la principal
base de sustentación que tiene la investidura del Poder Ejecutivo. Cuando el
Presidente se ha excedido en sus funciones arbitrales y ha deteriorado el carácter
popular de su mandato, siempre termina beneficiando, por sus acciones u
omisiones, a la burguesía industrial y comercial que, en la debilidad política,
obtiene más suculentas ganancias.
Por razones históricas, consideramos que sería un precedente muy grave –
de consecuencias nefastas- si en esta ocasión las distintas agrupaciones
patronales no acatan la tarea mediadora del Presidente y, engreídos, se sostienen
en su rechazo a las justas demandas salariales. Visto en perspectiva este eventual
triunfo del gran capital, puede ser el inicio de un cambio contraproducente en la
correlación nacional de fuerzas y también el comienzo de un asalto más
sistemático del poder del Estado. La debilidad del Presidente se transformaría en
fuerza a favor de aquellas clases y grupos que fueron derrotados durante la
Revolución Mexicana.
No estamos solo ante un mero litigio obrero-patronal, sino ante la autoridad
comprometida del Presidente y ante la capacidad de su investidura para poner en
marcha todos los recursos económicos, políticos y legales de que dispone el
Estado mexicano, hoy limitada en su ejercicio por distintos factores. En estas
condiciones de vacío político, cuando los plazos se terminan uno a uno y los
patrones no muestran interés verdadero para acatar la resolución presidencial, se
4
impone la lucha activa, combativa, del movimiento obrero y de los partidos
democráticos, revolucionarios y socialista.
Enero 1982.
1
Los Ataques en contra de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En los últimos días se han recrudecido los ataques en contra de la dirección
de la CTM. Pero aquellos no ha partido de sus impugnadores tradicionales sino,
fundamentalmente, de las fuerzas y grupos representativos de la derecha, el
conservadurismo y las cámaras patronales. Ahora se acusa a Fidel Velázquez de
estar asumiendo una actitud izquierdista, cuando siempre se le consideró como
demasiado plegado al gobierno.
Fidel Velázquez ha estado muy activo en las últimas semanas: lo mismo
asiste y pronuncia discursos en los Congresos de las Federaciones Estatales, que
atiende a los reporteros en su despacho de las calles de Vallarta. Al parecer trata
de desbaratar la maniobra que trata de enfrentarlo con el Presidente de la
República y/o con el Presidente del PRI. Desde luego que se afirma o se pretexta
que se ha indisciplinado porque no ha reconocido los “triunfos democráticos” del
PAN.
El máximo dirigente de la CTM ha dicho en distintas alocuciones:
“Nosotros los integrantes de la CTM vemos por los intereses del pueblo, de
la Revolución y por los de México, ya que la Revolución es el único camino que
tiene el pueblo mexicano y los trabajadores”.
“La derecha en nuestro país ha sido una enemiga histórica del movimiento
obrero”.
“La CTM no aceptará jamás que haya un gobierno contrario a los intereses
de la Revolución o a los de la clase obrera”.
“Se entrega el poder al enemigo, se traiciona a la Revolución Mexicana,
pero los cetemistas estamos dispuestos a defender las posiciones populares,
incluso por la fuerza”.
2
“Hoy, cuando el peligro acecha más que nunca a la Revolución todas las
organizaciones sindicales deben tener una elevada conciencia de su
responsabilidad social, para que el esfuerzo conjunto de todo el movimiento
organizado del país, sea la fuerza popular más sólida, disciplinada y combativa
que impulse el proceso de la Revolución Mexicana”.
Muy pocas veces el secretario general de la gran central obrera ha sido tan
crítico con el gobierno y con su partido. Esto, desde luego, no significa que se ha
pasado a las filas de la oposición política sino que está consciente de las graves
desviaciones y concesiones que se han producido en el campo económico y
político, a favor de la burguesía industrial y comercial y de la derecha política, esto
es, de los sectores minoritarios de la sociedad. Fidel Velázquez no ha sido
socialista, ni marxista, ni tampoco está luchando por la emancipación del
proletariado de la expoliación capitalista siguiendo una alternativa revolucionaria.
Algunas personas, enfermas de sectarismo, como Valentín Campa, al
referirse a la actual postura de Fidel Velázquez anteponen muchos años de
condenas y diatribas y lo ubican como si todavía estuviéramos en el marco de la
guerra fría. Esta actitud mecánica impide no solo reconocer y justipreciar la
conducta de la dirección de la CTM, que se erige en un formidable obstáculo para
el proyecto de derechización nacional que impulsan las fuerzas más negativas
sino que imposibilita la concreción de una política de alianzas, de convergencia
entre organizaciones democráticas no socialistas. Se proclama, en el plano de las
resoluciones teóricas, una amplia e inteligente política de alianzas, pero, por otra
parte, en la práctica, se hace todo lo posible porque ese acercamiento no ocurra.
Es cierto que la dirección de la CTM no es homogénea porque mientras el
secretario general mantiene una línea firme y combativa, Alfonso Sánchez
Madariaga, en declaraciones emitidas a un vespertino, no le concedió ninguna
importancia a los avances electorales de la derecha, coincidiendo en esto con la
pasividad e irresponsabilidad de muchos líderes del sector popular del PRI que
dice que en realidad no ha pasado nada preocupante. Pero desconocer el papel
3
que en este momento está desempeñando Fidel Velázquez significa debilitar el
frente en contra de las fuerzas económicas y sociales que se aglutinan en torno
del PAN y contribuir a que el movimiento obrero sea víctima de la demagogia
fascista.
Es la hora de ubicar en un plano secundario las discrepancias ideológicas y
políticas que existen entre el sector revolucionario, de izquierda, con Fidel
Velázquez y tratar de encontrar las coincidencias políticas inmediatas, las de hoy,
para evitar nuevos triunfos políticos del principal organismo de la derecha.
Julio 1983.
1
La CTM y el Rumbo de la Nación.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Un día antes del Informe Presidencial, el Comité Nacional de la CTM dio a
conocer el texto de un documento que entregado al CEN del PRI constituye una
auténtica alternativa programática para sacar a México de la actual situación, pero
por medio de un camino popular, nacional y democrático. En esa proposición se
plantea una total rectificación de la política económica en curso y se exige la
elaboración y aplicación de una nueva estrategia de desarrollo, esta sí fincada en
el programa histórico de la Revolución Mexicana.
La CTM señala que es necesaria una política que restaure la normalidad del
crecimiento, corrija las desviaciones del proceso revolucionario y construya las
bases de una nación más digna y justa. Se pretende que estas ideas sean
incorporadas en la próxima Plataforma Electoral del PRI y que, desde luego, las
haga suyas el candidato que surja de sus filas. De lograrse este objetivo, el país
reanudaría su marcha por la vía nacional-revolucionaria, hoy abandonada por el
presente gobierno.
En efecto, el Presidente ha insistido en el camino del capitalismo
dependiente y deformado, en la transformación de las estructuras y de la
modernización del país, pero en un sentido y con un contenido muy diferentes a lo
que proclamaron en su tiempo los grandes hombres de la Revolución y sobre todo
opuesto a las concepciones de Cárdenas sobre el desarrollo de la nación
mexicana. Pero no solo esto, sino que, además, se insiste en que nuestro país
debe continuar por el sendero de la misma política económica que nos ha llevado
a una mayor dependencia con respecto del exterior, más pobreza y miseria para
nuestro pueblo.
La CTM exige la “vuelta plena a la línea revolucionaria” pues el pueblo no
puede ni debe seguir siendo víctima del bienestar ajeno de grupos minoritarios. En
rigor, en estos cinco años, el patrón de distribución de la riqueza, que ya de por si
2
era muy injusto desde los años treintas, ahora se ha tornado más regresivo y
concentrador. No es cierto que la crisis se haya superado en sus aspectos más
agudos; por el contrario, se ha vivido en estos años bajo un proceso inflacionario
acelerado que si bien en ocasiones ha descendido, ha retornado con mayor
virulencia, como en 1987 en que se calcula llegará al 115% en el mejor de los
casos. Pero a la inflación se ha combinado la recesión y el estancamiento y un
crecimiento notable del desempleo abierto que según datos conservadores llegan
a 5 millones de compatriotas. (La propia CTM ha dicho que son 9 millones de
desempleados totales, más un número no determinado pero muy grande de
subempleados que se concentran en lo que se llama ahora en términos
eufemísticos la “economía subterránea”).
La crisis y en gran medida la política económica han transferido bienestar y
prosperidad a la minoría opulenta, la cual no se ha sacrificado, como dice el
informe. En efecto, en el costo de la superación de la crisis no ha habido
corresponsabilidad sino un notorio tratamiento desigual en contra de la mayoría de
la población. Muchos inversionistas medianos y pequeños, industriales y
comerciantes han pagado su cuota desapareciendo del escenario de la economía
como productores; pero los grandes capitalistas sacaron a tiempo sus divisas y
ahora las han regresado –en parte- alentados por la tremenda especulación que
experimenta el sistema bursátil que paga rendimientos hasta del 450%, sin duda
los más altos del mundo capitalista.
La CTM considera, con razón, que las fuerzas reaccionarias creen que ha
llegado el momento de asaltar el poder y representan ya una seria amenaza
contra la continuidad del desarrollo nacional. Ese fortalecimiento es palpable
desde hace tiempo, sobre todo a partir de que se regresaron las empresas
expropiadas a los antiguos banqueros, se les pagó una jugosa indemnización, se
les otorgó el 34% de los activos de la banca y se les readmitió en los Consejos de
Administración de esas instituciones. Además, el gobierno absorbió la deuda
externa privada y otorgó importantes líneas de crédito y otros apoyos para la
reconversión de las empresas particulares. Además, en cinco años la inversión
3
extranjera se ha triplicado y se han multiplicado las maquiladoras instaladas en
todo el territorio nacional.
La aplicación de esta política, totalmente favorable a la minoría, es lo que
ha concitado el apoyo total de los organismos patronales a la llamada reforma
estructural ya los planes de reconversión industrial que, en esencia, consisten en
debilitar la intervención del Estado en la economía y ceder esos espacios a la
iniciativa privada, nacional y extranjera.
La CTM exige liquidar los intentos cada vez más frecuentes de sustituir la
política con la administración, con los estilos de dirección de tipo gerencial,
burocrático y tecnoburocrático. Este es uno de los retos actuales; han llegado a
posiciones básicas de gobierno elementos de corte tecnocrático que educados en
universidades extranjeras, no tienen ninguna relación con el programa de la
Revolución Mexicana y que han tratado a la nación como si esta fuera una gran
empresa privada. Con mucha frecuencia, se olvida el sentido social y redistributivo
del sector estatal de la economía y se adoptan criterios, mecanismos y sistemas
propios de las sociedades mercantiles. La política, para ellos, no es una lata
disciplina humanística sino un conjunto de matrices, cálculos y organigramas. Así,
se han eliminado –total o parcialmente- la mayoría de los subsidios a los
consumos populares y servicios públicos básicos. De esta manera, el Informe dice
con orgullo que el gobierno opera con un superávit operacional, no mientras
existan muchas necesidades insatisfechas de obreros, campesinos y empelados.
La Confederación demanda formar un Estado más nacional, más
democrático y revolucionario, lo cual solo sería posible si se garantiza la
participación más equilibrada de los obreros, campesinos y clases medias. De
esta manera se profundizaría la acción revolucionaria del Estado y se levantaría
un dique contra la infiltración del aparato administrativo por los personeros de las
fuerzas reaccionarias. El rigor, debe ser excluido del estado al sector
contrarrevolucionario que es el que ha impuesto el rumbo de la política económica
la cual ya no debe continuar, so pena de conducir al país a graves conflictos de
4
carácter social en un futuro cercano, como lo señala la CTM, que se instala en una
posición de vanguardia en el campo programático.
17 octubre de 1984.
1
Las Razones de la Huelga General.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La fracción XVIII del artículo 123 y el artículo 450 de la Ley Federal del
Trabajo establecen como causa de la huelga “conseguir el equilibrio entre los
diversos factores de la producción, armonizando los derechos del trabajo con los
del capital”. Asimismo, la Constitución establece que los “salarios mínimos
generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades generales de un
jefe de familia, en el orden material, social y cultural y para proveer la educación
obligatoria de los hijos”.
Estos son los fundamentos jurídicos en los que se está basando el
Congreso del Trabajo. En efecto, las consecuencias económicas de la
devaluación, que han provocado un disparo extraordinario de los precios de todos
los artículos y servicios, han generado, precisamente, un gran desequilibrio entre
los “factores de la producción”, pero dicho desequilibrio se ha tornado benéfico
para el capital.
La reetiquetación es un fenómeno generalizado y esto ha provocado una
súbita y artificiosa subida de precios, en tanto los ingresos han permanecido
rezagados o estancados debido a que aun no funciona un mecanismo
compensatorio que adecúe precios y salarios en forma automática. En la práctica,
se ha avanzado en esa dirección, pero tanto el gobierno como la iniciativa privada
se oponen a la implantación de la escala móvil de salarios.
El 30 de noviembre, el Secretario del Trabajo, en carta enviada al secretario
general de la CTM, de plano rechazó la demanda de aumento salarial afirmando
que la capacidad adquisitiva de aquellos no había sufrido un daño grave y que en
todo caso los sindicatos debieran esperar el incremento de los salarios mínimos
que todos los años se aprueba en el mes de diciembre para entrar en vigor a partir
del próximo primero de enero. El tono de Farell fue duro y amenazante como ha
sido el método que se ha seguido en la relación el movimiento sindical.
2
A su vez, los representantes empresariales han considerado, igualmente,
que la situación de los ingresos de obreros y campesinos no es seria, que se está
exagerando, sobre todo con fines políticos y que es necesario asumir una actitud
de comprensión y no de confrontación. Claro, mientras los capitalistas engordan
sus bolsillos con las prácticas especulativas en que han incurrido últimamente.
Si se observa, la posición del gobierno federal, expresada a través del
Secretario del Trabajo y la de los organismos patronales es idéntica: no aceptan
que el poder de compra se haya deteriorado en alto grado y por lo tanto, de hecho,
consideran improcedente la petición de aumento de un 46% y de un 130% en la
región fronteriza norte.
Será muy fácil para los asesores económicos del Congreso del Trabajo
demostrar, con suficientes datos empíricos, que la devaluación ha generado un
disparo inflacionario, fenómeno que es por lo demás “normal” en economías, que
como la nuestra, dependen mucho del exterior (Estados Unidos) en que los
controles oficiales de precios son letra muerte en la mayoría de los
establecimientos comerciales.
Ya en otros comentarios hemos documentado el fenómeno aludido:
mientras los salarios han sufrido una drástica pérdida del poder de compra, los
rendimientos del capital han sido inusitados. Y ahí tenemos frescos los ejemplos
de depredación financiera que se dieron en la Bolsa de Valores en semanas
pasadas.
Por otra parte, la reetiquetación no es algo muy difícil de descubrir o
constatar: es suficiente con recorrer, a manera de muestra, algunos
establecimientos comerciales privados para darse cuenta que, en efecto, han
cambiado los precios de las mercancías y que esto lo han hecho transgrediendo
todas las normas legales vigentes y que salvo en algunos casos, la SECOFI ha
tolerado ese movimiento en contra de la economía popular.
3
El gobierno debe reconocer que la razón asiste al Congreso del Trabajo
porque está de por medio uno de sus aliados o sostenes más importantes;
además, para el PRI representa una cauda de varios millones de votos y esto no
puede ser menospreciado, menos aún en el momento en que el país encara el
proceso electoral por la sucesión presidencial y que la candidatura de Salinas no
tiene suficiente respaldo a pesar de los millones que se han gastado en la
campaña.
Los empresarios, por su parte, deben asumir una actitud más equilibrada
tomando en cuenta que está en peligro el mercado interno, es decir, el motivo de
la existencia de sus propias empresas, ya que al no haber capacidad de compra
nadie puede adquirir sus productos y mercancías y pagar por sus servicios.
Desde una perspectiva más general, pero también más preocupante, el
debilitamiento del mercado interno , de continuar propiciará que no se acelere la
recuperación económica y que el Producto Nacional Bruto se mantenga
estancado, lo que no conviene al gobierno, a los empresarios capitalistas y al
movimiento obrero porque lo que está en juego, entonces, es la “paz social”, la
cual no puede existir cuando millones de mexicanos pasan hambre y miseria a
causa del desempleo y del poder de compra perdido.
1987.
1
La Lucha Sindical, Hoy.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En este momento avanza la ofensiva por la depuración de las
organizaciones sindicales en varios frentes. Ayer fue el Sindicato petrolero, hoy el
sindicato de músicos y mañana probablemente otra agrupación a efecto de
establecer un régimen moderno en el movimiento obrero, que esté en consonancia
con el proyecto nacional del actual grupo en el poder.
El Comité Nacional de la CTM ha retrocedido respecto a las posiciones que
sostuvo el pasado 11 de enero en referencia a sus acusaciones sobre la
aprehensión de los líderes petroleros y la necesidad de asumir su defensa, tanto
jurídica como políticamente.
El Comité Nacional, cambiando de una manera radical su actitud, ha
declarado que el caso de Joaquín Hernández Galicia y Salvador Barragán
Camacho está cerrado y que nada puede hacer por ellos. Es un asunto finiquitado,
afirmó Fidel Velázquez, que parece haber pasado a la defensiva porque incluso se
ha negado a efectuar entrevistas de prensa.
El golpe dado al sindicato petrolero ha sembrado temor y descontento entre
el resto de los sindicatos adheridos a la CTM y al Congreso del Trabajo. En virtud
de que la absoluta mayoría de ellos se han enriquecido al amparo de sus cargos,
calculan que el poder público pudiera fincar responsabilidades, incluso, de
carácter penal.
También en el caso del sindicato petrolero está clara la injerencia del
gobierno en el proceso de elección del nuevo secretario general. Sin ninguna
atribución legal, política o moral, el Secretario del Trabajo vetó al senador Ricardo
Camero Cardiel y éste, al parecer, se ha “disciplinado”. Se consideró, sin base
alguna –por lo menos pública- que Camero representaría la continuidad del
quinismo.
2
Han aprovechado las disputas que en otro tiempo tuvo Sebastián Cabrera
en contra de Joaquín Hernández Galicia. Todo el poder del estado se ha inclinado
por el dirigente Cabrera y el Comité Nacional de la CTM ha, por lo menos, tolerado
la intromisión de las autoridades federales en un asunto que solo compete a los
trabajadores, en un marco de plena libertad.
Hernández Galicia se había opuesto a la reducción del presupuesto de
Petróleos Mexicanos y a la eliminación del personal y desde luego, a los intentos
de fragmentación y de privatización, que se derivaría de un acuerdo secreto con el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, como condición para la
renegociación de la deuda externa.
En consonancia con el proceso judicial iniciado contra los líderes petroleros
se anunció ya que está en marcha un programa para despedir a 40 mil
trabajadores de confianza y transitorios, que representarían pagar más de 350 mil
millones por concepto de indemnización y de esta pago Sebastián Cabrera no ha
tenido ninguna condena específica.
El otro caso es el relativo al Sindicato Único de Músicos, que encabeza don
Venustiano Reyes y en torno al cual también se han presentado varias
irregularidades promovidas por la Secretaría del Trabajo, en un intento por sustituir
al actual dirigente.
Una de esas irregularidades ha sido la de obligar a los trabajadores de la
música para que concurran al recuento que permita precisar cuál grupo tiene la
mayoría a efectuarse no en el local sindical sino en las oficinas de la propia
Secretaría del Trabajo, que no parece tener límite alguno en su prepotencia.
Nosotros no defendemos a ningún dirigente sindical en particular; los
derechos de las organizaciones de obreros en –al democracia y la independencia-
son parte del régimen jurídico constitucional vigente. Estos derechos se han
conquistado merced a luchas muy largas y difíciles, desde finales del siglo pasado
y después en el combate de la CROM, el CSUM y la CTM. Preservar esas
3
conquistas es un imperativo de todos los obreros, independientemente de su
afiliación sindical y política o creencia religiosa.
1989.
1
El Presidente en el Congreso Nacional de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Como ha sido común en los últimos años en la centésima segunda
asamblea del Consejo Nacional de la CTM se hicieron importantes
pronunciamientos políticos en contra de las fuerzas políticas que se plantean hoy
el más grande retroceso para nuestra patria. En efecto, nunca como en estos
momentos la obra constructiva fundamental de la Revolución había estado
amenazada por la derecha externa y por la que se encuentra instalada dentro del
gobierno y por los grupos y partidarios retardatarios que siempre han añorado por
los viejos privilegios para los sectores económicamente poderosos. Esta es la
encrucijada más peligrosa de la etapa moderna de México.
El discurso que a nombre de la dirección de la CTM pronunciara Jorge
Doroteo Zapata, secretario general de la Federación de Trabajadores de
Chihuahua el 24 de febrero, ante la presencia del Presidente de la República,
refleja una toma de conciencia respecto de las acechanzas externas y de los
peligros internos. En efecto, “el libre proceso democrático de Nicaragua no debe
ser impedido por nadie. Todo pueblo tiene derecho a darse la forma de gobierno
que más convenga a sus intereses”. Pero la administración de Reagan y de Shultz
no tiene ni la misma concepción ni los mismos propósitos. Para ellos es imperativo
el derrocamiento de la revolución sandinista y por lo tanto hacen todo lo posible
para apuntalar a los “contras”. En esa política no han vacilado en neutralizar a
Contadora, contando con el apoyo de los gobiernos peleles de Costa Rica y
Honduras.
La intervención de Jorge Doroteo Zapata no advierte sobre los peligros que
para el ejercicio verdadero de la rectoría del Estado tiene la liquidación y venta de
las empresas paraestatales. Dice: “si por razones que todos comprendemos, el
Estado mexicano precisa desprenderse de determinadas empresas bajo su control
aquí estamos los trabajadores y los campesinos siempre solidarios con la patria.
Que nos entreguen los centros de trabajo y se proporcione la asistencia técnica
2
apropiada para su desenvolvimiento; que se establezcan las condiciones
financieras idóneas para su transferencia y se nos tenga confianza. Nosotros las
haremos eficientes y las cuidaremos como lo que son: como un patrimonio
nacional”.
Sin embargo, aunque el gobierno incluye al sector social como posible
comprador de esas empresas, lo cierto es que, en la práctica, se está refiriendo al
capital privado nacional y extranjero, que es quien puede hacerlo. La CTM carece
de los recursos económicos suficientes para adquirir empresas industriales de alta
producción y tan es así que ha solicitado un crédito de 10 mil millones de pesos
para efectuar esas operaciones. El sector social está descapitalizado ya que la
mayoría de los estímulos y facilidades se le han otorgado al sector privado.
La CTM postula la necesidad de mantener la intervención del Estado en la
economía nacional, en contra de quienes desde posiciones derechistas o
tecnocráticas hablan de un Estado neutro, cuya función primordial sería asegurar
a los particulares las condiciones necesarias para la rentabilidad de sus empresas.
El discurso del dirigente obrero chihuahuense condena en este sentido a los
grupos retardatarios, pero aclara que “no pretendemos su enganchamiento
dogmático o arbitrario”. Así es. La intervención del Estado en la economía, en un
país como México, no persigue la completa estatización de esta, ni mucho menos
su socialización. Garantiza en todo momento la existencia y el funcionamiento de
la propiedad privada yd e la social subordinándola siempre a la consecución de los
intereses nacionales.
El Presidente de la República, al referirse al líder cetemista, dijo que “el
cambio revolucionario de México es el que exige la sociedad mexicana y no el
cambio para retroceder; cambio en nuestras estructuras y en nuestras formas de
operación que sigan consolidando la independencia de México”. Si las reformas
que se están implementando son para restarle fuerzas económicas al Estado
entonces estaremos regresando al pasado. El ideal de los patrones de un Estado
que se dedique exclusivamente a administrar y a gobernar pertenece al siglo
3
pasado. Ese no sería un cambio sino una involución. Pero la rectoría del desarrollo
económico no se garantiza solo con que este contenido en la Constitución sino en
el terreno de los hechos, de la producción material. Ejemplos existen como los de
Argentina, Brasil, Uruguay que teniendo un importante sector estatal de la
economía no logran sostener la preeminencia del Estado sino que sucumbieron
ante la ofensiva de los grupos más atrasados, desde el punto de vista político y
que lo primero que hicieron al conquistar por la fuerza el poder fue desmantelar
ese aparato estatal productivo.
El Primer mandatario añadió que “rechazamos el cambio si esto significa
supeditar a las mayorías a pequeños grupos oligárquicos que quieren usufructuar
el desarrollo de México”. Este es el principal reto. El PAN y los líderes de las
cámaras patronales hablan de las necesidades de un cambio. Pero ¿a qué cambio
se están refiriendo, de una manera específica? En primer lugar, se proponen la
derogación de los artículos 3, 27, 28, 123 y 130 de la Constitución, es decir, la
abolición –nada menos- que de las principales normas jurídicas, los cuales
otorgan un sitio relevante a la nación y a los derechos sociales o colectivos. El
cambio que han diseñado, es el de asegurar la rectoría, pero la de los particulares
en la economía nacional, bajo el imperio de la libre empresa. Ante la venta de las
paraestatales han dicho que se trata de un a medida positiva, pero insuficiente y
que se trata de liquidar y enajenar muchas más empresas. Después plantearon la
participación en PEMEX y en las áreas estratégicas y finalmente la ocupación del
poder político.
El gobierno calcula que haciendo concesiones económicas y políticas a la
gran burguesía industrial y comercial, ésta se detendrá sus avances y exigencias.
Pero la historia y la experiencia demuestran que no es así. Por ejemplo, ante el
recorte presupuestal demandan una mayor disminución de la inversión pública, así
como el despido de un mayor número de trabajadores al servicio del Estado.
4
La única forma de mantener contenta y satisfecha a esa clase social es
entregarle el poder político para que lo administre enteramente. Esa sería la
traición definitiva a la Revolución Mexicana.
1985.
1
El Estado no puede “depurar” a los Sindicatos.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La detención y encarcelamiento de los líderes del Sindicato de
Trabajadores Petroleros de la República Mexicana es un acontecimiento de gran
trascendencia, cuya profundidad hoy no podemos valorar en sus justos términos.
Todavía falta el desenlace de otros fenómenos –derivados de aquel- para conocer
hasta dónde se producirá una recomposición de las fuerzas políticas a nivel
nacional y en las relaciones entre el movimiento obrero y el estado.
La derecha afirma, justificando de una manera clara y abierta, que el
gobierno intervino para depurar al sindicato de la corrupción en que habían caído
sus dirigentes y que lo hizo en beneficio de Petroleros Mexicanos y de la
economía nacional en su conjunto. Se aducen razones de seguridad nacional, las
cuales, desde luego, no se precisan y se habla de que las personas sometidas a
juicio preparaban un plan de estabilización política.
La televisión privada y la radio mercantil, por voz de sus representantes
más conocidos como Jacobo Zabludovsky y José Gutiérrez Vivó, han defendido
ardorosamente la medida viendo en ella una verdadera renovación y el principio
de que el gobierno de Salinas se encargará de custodiar a la moralidad pública.
El Comité Nacional de la CTM, en el manifiesto publicado el 11 de enero,
señala muy claramente la violación de una serie de derechos y procedimientos
jurídicos que implican pues no se cuidaron siquiera las formalidades y sí hubo, por
el contrario, un excesivo e injustificado despliegue de la fuerza militar, que no de
los cuerpos policiacos avocados a enfrentar los delitos del orden federal, como no
había sucedido en los últimos 40 años.
Durante la época de Miguel Alemán se utilizó muy frecuentemente al
ejército para allanar locales sindicales, atemorizar asambleas para forzar
resoluciones y acuerdos, destruir a dirigentes. Debemos recordar que el charrismo
2
fue la imposición violenta y arbitraria de los líderes en el Sindicato Ferrocarrilero,
vulnerando su autonomía e independencia.
Después de la brutal represión que sufrió el movimiento ferrocarrilero en
1958-1959 en donde el ejército también ocupó las instalaciones de la empresa y
se detuvieron a centenares de dirigentes y de obreros, no se había producido un
escalamiento de similar magnitud por lo que sería un grave error pensar que se
trata de un proceso de carácter exclusivamente judicial o penal que no atenta en
contra de la integridad del sindicato y que no lesiona valores e intereses
fundamentales del movimiento obrero.
La detención de más de 40 dirigentes, querámoslo o no, generará una
recomposición en la cúpula del STPRM. En efecto, Joaquín Hernández Galicia se
había distinguido, en los últimos años, por una pertinaz oposición a la política
económica, a la venta de empresas estatales al capital privado, nacional y
extranjero, al ingreso de México al GATT, al debilitamiento presupuestal de
PEMEX y a un plan gubernamental de privatización en algunas de las fases del
proceso. Esto no podía ser del agrado, de ninguna forma, del grupo que está en el
poder y que pretende simplemente prolongar la política de Miguel De la Madrid.
Todo indica que se desea, para continuar impulsando la política de
modernización económica y social, que en las direcciones de los grandes
sindicatos industriales y en la FSTSE existen líderes, completamente supeditados
al Presidente y al Secretario del Trabajo. La ratificación de Arsenio Farell Cubillas
estaría concebida para asegurar, por un periodo mayor, la plena subordinación de
los representantes obreros, el clima de “paz social” y de “seguridad” que se
requiere entre las organizaciones de trabajadores para asegurar el éxito de una
nueva oleada privatizadora en las áreas estratégicas, entre ellas, los ferrocarriles y
el petróleo.
El gobierno no tiene ningún derecho –moral, político o jurídico- para
depurar, desde fuera a los sindicatos porque ellos significa trastocar un principio
básico, la independencia de esas estructuras de clase con respecto al poder
3
público. En el pasado y de esto existen experiencias trágicas en la historia del
movimiento sindical, cuando se ha buscado alcanzar ese objetivo, ha sido para
retroceder respecto de la conducta que se pretendió corregir y se ha dañado la
unidad y la democracia internas.
Las organizaciones obreras no son ramificaciones administrativas del
estado o del gobierno sino son instrumentos de lucha y de reivindicaciones que se
han constituido merced a un complejo proceso de carácter social y político,
ubicado en el contexto de la lucha de clases contra la opresión del capitalismo. El
STPRM no era, no es, una oficina de la Secretaría del Trabajo, ni sus líderes
pueden ser sustituidos como si fuesen empleados públicos.
La labor de depuración de los sindicatos compete única y exclusivamente a
sus agremiados y a sus corrientes internas y no al Poder Ejecutivo.
1989.
1
Causas de la Corrupción Sindical.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
“Siempre he despreciado a los moralizadores, desde lejos. La
depuración no se hace mecánicamente, echando a los deshonestos. No. Si
así fuera, el movimiento obrero sería perfecto. Hace tiempo hubiéramos
sacado a los que no son honestos Pero no es así como se resuelve el
problema, por desgracia. La única forma de depurar es educando a la masa;
la única forma es fortaleciendo su conciencia; la única forma de depurar es
que haya interés por la vida interna del sindicato; que desaparezcan los
caciques sindicales; que se explique a la masa para que está constituida en
sindicatos. La depuración se hará educando”.
Palabras de Vicente Lombardo Toledano, Presidente de la CTAL, al
clausurar los trabajos de la IV Convención del Sindicato de Trabajadores
Petroleros, efectuada en enero de 1947.
En estas páginas, Raúl Trejo Delabre ha sostenido la opinión de que la
intervención del gobierno en el STPRM obedeció a la necesidad de extirpar el
cáncer de la corrupción económica y de las excesiva fuerza política que el grupo
dirigente había logrado consolidar y de que, por lo tanto, se trataría de una acción
oficial encaminada a impulsar una renovación en el movimiento sindical.
Al respecto conviene caracterizar, en términos generales, la trayectoria que
el sindicato ha tenido. Una primera etapa (1937-1946) comprende la de su
fundación, la lucha por la expropiación y nacionalización y el auge sindicalista del
cardenismo. A partir de 1947, con Miguel Alemán, empieza la imposición violenta y
arbitraria de los dirigentes mediante la intervención del poder público y la paulatina
pérdida de la conciencia proletaria, o de lo que llamó Antonio J. Bermúdez, la
“mística cardenista”. Y finalmente, el periodo de 1956 a la fecha en que se
constituye y consolida el grupo que hoy está en la cárcel.
2
En diciembre de 1946, el gobierno de los Estados Unidos estaba
convencido de que México no podría continuar explotando el petróleo y de que
más temprano que tarde llamaría al capital extranjero en su auxilio. El Presidente
Miguel Alemán a efecto de que no hubiese ningún obstáculo o resistencia a ese
proyecto, tomó medidas de fuerza, empleando el ejército, a efecto de imponer una
dirección obrera totalmente dócil que aceptara la vuelta al pasado.
La intromisión del gobierno y de las fuerzas del capital en el sindicato fueron
las causas esenciales o primigenias de la corrupción, de la negación de la vida
democrática yd el abandono de los principios del sindicalismo revolucionario.
A partir de la década de los cincuentas y como consecuencia del proyecto
modernizador de Alemán, Petróleos Mexicanos incursionó en forma decisiva por el
camino del contratismo, es decir, transfirió la realización de muchas obras y
servicios a empresas privadas nacionales y extranjeras.
La dirección del Sindicato, desoyendo las recomendaciones de Vicente
Lombardo Toledano, comenzó también a participar en dicha transferencia y se
inició un proceso que a la postre generó un gran poder económico de la mayoría
de sus líderes y aunado a todo ello sobrevino un lamentable abandono de la
educación sindical y de las prácticas y métodos de la etapa anterior (1936-1945) lo
que implicó una profunda de formación acerca del verdadero carácter y objetivos
de la organización de trabajadores.
La corrupción se genera no por el poder económico que el sindicato pudiera
tener en si mismo porque en muchos países del mundo existen estructuras
obreras con esa condición por lo que se trata de una aspiración legítima. El
sindicato debe poseer todos los recursos materiales necesarios para la
satisfacción y el mejoramiento del nivel de vida de sus agremiados, para ayudar a
otros sectores del proletariado y también para practicar la solidaridad
internacional.
3
En rigor, el problema central está en la ausencia de democracia sindical. No
hay asambleas, no existe una auténtica verificación de los ingresos y de los
egresos y por lo tanto los líderes comenzaron a enriquecerse en lo personal,
planteándose, incluso, un antagonismo de clase con sus compañeros de filas.
Aparece, así, una dualidad, el dirigente obrero es a la vez, un empresario.
Lombardo Toledano, al referirse a la corrupción afirmaba que se produce al
no advertir los líderes que tanto los cargos públicos como el patrimonio material no
con fines en si mismo sino medios, instrumentos, para alcanzar otros propósitos
de carácter general, entre ellos el de la toma definitiva del poder político.
Si se observa, la política modernizadora de tipo capitalista va acompañada
con una ofensiva ideológica y política en el seno de los sindicatos En el periodo de
Alemán se trataba de establecer un clima de “tranquilidad” para que fluyera con
garantías el capital extranjero. Hoy se buscan direcciones obreras que aceptan
pasivamente los planes de privatización en áreas como el petróleo, la generación
de energía eléctrica, teléfonos, comunicaciones y transportes y ferrocarriles.
El grupo que hoy se encuentra detenido, con su personalidad contradictoria,
producto de los factores históricos ya enumerado con anterioridad, había
manifestado su oposición a la política económica de Miguel De la Madrid, sobre
todo en lo que se refiere a la desincorporación de empresas públicas yal
otorgamiento de contratos de PEMEX al capital extranjero, sobre todo en lo que
concierne a las fases de distribución y comercialización y en partidario, por
ejemplo, de constituir una flota de buques-tanque de propiedad estatal.
Raúl Trejo nos hace notar que la ofensiva contra el sindicato petrolero
representaría una magnífica oportunidad a los sectores de izquierda para luchar y
aniquilar al viejo corporativismo, que representaría cabalmente el grupo detenido,
pero escapan a su análisis algunos elementos muy importantes, que se
encontraban en proceso de llegar a sus últimas consecuencias.
4
Desde 1948, al expulsar la dirección de Fidel Velázquez al conjunto de
líderes que encabezaba Vicente Lombardo Toledano, en el seno de la CTM se
impuso como norma única la obligación de todos los trabajadores de pertenecer
en forma obligatoria al PRI y que esa afiliación podía ser, a la vez, individual y
colectiva. Y se estableció el mecanismo de que en las elecciones todos los
obreros sufragaron por los candidatos oficiales.
En la pasada campaña federal, la dirección del sindicato, asumiendo una
actitud positiva, permitió la libre expresión política de sus agremiados y así
aparecieron dirigentes medios o de base perteneciendo a partidos diferentes al
PRI, en este caso, a los del FDN y además en las zonas petroleras, sobre todo del
sureste, la votación mayoritaria fue para Cuauhtémoc Cárdenas, hechos, desde
luego, muy importantes que ningún análisis serio puede soslayar.
Trejo considera que en rigor no hubo ninguna intromisión en la vida sindical
pero varios hechos nos permiten dudar de esa aseveración. En efecto, estando
detenidos y procesados los dirigentes principales y ocultos muchas de las
secciones, es natural que se produzca una renovación en la cúpula. Hasta por una
razón elemental, e incluso de acuerdo con la propia experiencia del sindicato, la
nueva dirección que surge después de la entrada del ejército se ubicó detrás de la
anterior en lo que concierne a su comportamiento político. Además en la base
ocurre un fenómeno doble: de temor o represalias por parte del poder público y
por lo consiguiente un repliegue, o bien, la radicalización política de líderes y
obreros que ubicados en el contexto del dominio oficial, pueden transitar hacia las
posiciones del sindicalismo revolucionario.
17 de febrero de 1989.
1
Los Partidos Políticos y la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El diputado Arturo Romo presentó hace unos días una iniciativa de reformas
y adiciones a la Ley Federal de Protección al Consumidor. Esta propuesta es parte
de los elementos componentes de la reforma económica, formulados por la CTM y
también se desprende del contenido del manifiesto a la Nación, suscrito por 91
Legisladores pertenecientes al Sector Obrero. En otra ocasión examinaremos este
proyecto del representante cetemista, concretándonos ahora en las reflexiones
acerca de las condiciones políticas que deben prevalecer para que estos cambios
sean viables.
En la Cámara de Diputados se manifiesta actualmente la expresión más
acabada de las fuerzas políticas más importantes de la nación, pero es un órgano
que tiene que actuar y resolver en función de las directivas del Presidente de la
República y atenerse a la presencia, exigencias, presiones e intereses de los
grandes círculos del capital nacional y extranjero y de otros estamentos reales de
poder. La Cámara de Diputados solo tienen cierta potencia decisoria; el rumbo
esencial de la sociedad, la conducta general del gobierno, el comportamiento de la
economía, constituyen conjuntos de medidas que se toman en otros niveles de la
dominación política y en el marco de las relaciones de las clases sociales. La
reforma política solo reforzó la actividad institucional de la Cámara de Diputados,
pero no cambió su funcionamiento básico dentro del sistema mexicano.
Las iniciativas de ley, proyectos de decreto o proposiciones, de carácter
realmente trascendente, que se presentan en la Cámara popular tropiezan con
serios obstáculos internos y externos. En el caso de los partidos minoritarios, se
evidente que tienen que remontar una situación muy difícil obtener la simpatía o el
apoyo de la mayoría para que las Comisiones emitan un dictamen favorable. En
realidad, esto solo ha ocurrido en casos excepcionales. A esos partidos no les
basta que les asista la razón jurídica, histórica, política o moral sino que es
necesario que tengan un predominio aplastante, por lo menos de carácter
2
circunstancial. En lo que se refiere al PRI, la cuestión no cambia mucho: si la
iniciativa proviene de un sector del partido, de un grupo de diputados, o de un
legislador aislado, su porvenir es incierto, pues se enfrenta a las críticas, las
objeciones, e incluso a la oposición de otros miembros del partido y a los
obstáculos externos conocidos.
El principal problema de la mayoría parlamentaria frente a las proposiciones
avanzadas de la diputación obrera radica en que no reacciona formando un frente
común monolítico. En el interior mismo de los 91 legisladores existen algunos que
se han quedado estacionados en los estigmas hirientes de la intolerancia política y
en el anticomunismo fanatízate. En verdad, como ocurre en todos los fenómenos
sociales, los cambios que se han generado en el movimiento obrero están lejos,
todavía de haber abarcado a todas las centrales, sindicatos y grupos de dirigentes
gremiales. Hablando estrictamente, hasta ahora solos se trata de una minoría de
líderes –Romo, Olivo Solís, Hernández Juárez y otros- los que, de manera lúcida y
preocupada, han prefigurado la necesidad de propiciar ciertas transformaciones de
fondo y de forma. También se tienen que valorar las diferencias de enfoque –y, a
veces, de intereses- con los elementos de la pequeña y mediana burguesía de la
CNOP y con la CNC. El PRI, además, como partido gobernante, tiene que calcular
los efectos prácticos que en la esfera económica y política, producirán esas
propuestas legales.
Es natural que una iniciativa de ley importante y no como la mayoría de las
del PAN que solo son meramente jurídicas despierte el interés, la censura, e
incluso la posición militante de los grandes grupos del poder económico. Quisiera
recordar, simplemente, el movimiento subversivo que desató la Ley de
Asentamientos Humanos y la Federal de Protección al Consumidor, en que los
consocios empresariales adujeron carencia de base constitucional y atentatorias a
ciertas libertades fundamentales. Todavía en la Legislatura pasada, ciertas
reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión quedaron “archivadas” ante la
actitud negativa de TELEVISA, que, desde luego, se resiste a perder cualquier
3
privilegio. Además, la legislación inquilinaria desde hace tiempo está empantanada
porque son muy fuertes las presiones de los grandes casatenientes.
El PPS ha expresado su aspiración de que las propuestas de la reforma
económica, enarboladas por la CTM, se materialicen pronto en los propios hechos
de la política económica del gobierno. En el plano del nuevo capítulo económico
constitucional existe un progreso notable: la Comisión Pluripartidista que integró
casi al final de sus funciones la L Legislatura dejó concluida al iniciativa
encomendada; el Secretario de Programación y Presupuesto, licenciado Miguel
De la Madrid Hurtado, durante la comparecencia-debate de la Cámara de
Diputados expresó su opinión personal favorable a tal propuesta trascendente; el
senador Blas Chumacero anunció ayer en El Día que antes que concluyera el
presente periodo ordinario de sanciones, el sector obrero presentaría una iniciativa
en ese sentido. Esta es una cuestión programática de tanta importancia, que
rebase ya los marcos de uno solo de los partidos para convertirse en bandera
común de la mayoría de ellos.
El PST también ha reiterado su apoyo a las demandas del Congreso del
Trabajo, considerando, justamente, que se trata de posiciones de vanguardia.
El PCM tiene una postura contradictoria: algunos del “bunker campista”,
como Eduardo Montes, afirman, simplemente, que se trate de un mero “engaño
masivo” de Fidel Velázquez a la masa obrera para “mantenerse adormecida”,
otros, más reflexivos, como Pérez Arreola, opinan que esas propuestas son
positivas. En realidad, si ese partido es consecuente con su tesis de que
transitamos actualmente por el capitalismo monopolista de Estado y de que éste
es un instrumento pleno al servicio de la gran burguesía y de imperialismo, lo
razonable es que estén en contra de todas ellas. No me explicó porqué el diputado
Salcido Beltrán votó a favor del reforzamiento de las atribuciones del gobierno par
a castigar a los hambreadores. Debió haber sufragado en contra.
Para que las iniciativas de la CTM tengan éxito se requiere conquistar un
requisito básico: establecer un frente común, en el que participen todas las fuerzas
4
democráticas y progresistas, de dentro y de fuera de la Cámara de Diputados,
para vencer la resistencia y la oposición de la oligarquía reaccionaria y del
imperialismo.
18 de diciembre de 1979.
1
Acerca de la Unidad Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Desde que se realizó el X Congreso Nacional Ordinario de la CTM ha
resurgido la discusión en torno a la eventual creación de la central única de
trabajadores, o mejor dicho, sobre la unificación nacional del proletariado. El
Presidente del Congreso del Trabajo, diputado Angel Olivo Solís, al tomar
posesión de su cargo, insistió sobre este trascendental asunto, pero sin que
existan pasos concretos en la dirección antes anotada. En el otro extremo, en el
del escepticismo, se encuentra Mario Suárez, de la CRT, para quien este tema es
simplemente demagógico, toda vez que, según él, no existen condiciones para
avanzar en esta tarea, tan importante para la clase obrera y el pueblo en general.
Podemos afirmar con certeza que los trabajadores de México siempre han
aspirado a constituir una sola organización nacional, democrática, representativa,
revolucionaria, independiente del gobierno e internacionalista. En el transcurso de
nuestra historia política, se han vivido periodos en que este objetivo pareció
alcanzarse, aunque fuese parcialmente –como en la época de la CROM, de la
CGOCM y de la CTM- en que se agruparon bajo una estructura sindical unificada
las principales corrientes y organizaciones gremiales. Sin embargo, quedaron
todavía luchando de una manera autónoma otras entidades o sindicatos
nacionales, o bien el camino de la unidad se quebrantó merced a la acción nefasta
de distintos elementos políticos o gubernamentales.
La Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) se propuso,
como tarea esencial, impulsar en nuestro continente la unificación de los
sindicatos y federaciones en centrales nacionales únicas. El ejemplo más
perdurable que aún persiste es la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC),
que se formó precisamente teniendo como antecedente inmediato la CTM.
Durante la época de la Guerra Fría, el imperialismo norteamericano, a través de la
ORIT, se dedicó a destruir la obra de la CTAL, lográndolo en gran medida, por
desgracia. En todos los países latinoamericanos resurgieron las tendencias
2
separatistas o divisionistas, se fortalecieron los lideres y las corrientes reformistas
o colaboracionistas, enemigos de las tesis del sindicalismo revolucionario, fueron
expulsados, corrompidos o asesinados muchos dirigentes que con anterioridad, en
la lucha antifascista, se habían distinguido por la firmeza de sus posiciones y
principios a favor de la liberación económica y política de nuestro pueblos y de los
derechos y aspiraciones de la clase obrera en lo particular.
De los resultados de esta política perniciosa aún no nos recuperamos: se
mantiene la disgregación obrera, coexisten múltiples centrales sindicales que
nunca, u ocasionalmente, se enfrentan unidas en sus negociaciones frente al
capital, millones de trabajadores del campo y de la ciudad están al margen de la
organización gremial y se ha debilitado notoriamente el internacionalismo
proletaria y la solidaridad contra el imperialismo.
En México, la unidad de la clase asalariada se vulneró seriamente a raíz de
los distintos acontecimientos que culminaron con la marginación de la corriente de
Vicente Lombardo Toledano y la del Partido Comunista Mexicano del interior de
las filas de la CTM y de su separación de la Federación Sindical Mundial para
ingresar a la CIOLS. Durante muchos años imperó una férrea intolerancia hacia lo
que no fueran las posiciones políticas exclusivas del sector de Fidel Velázquez,
del gobierno en turno y del Partido Revolucionario Institucional.
Pero desde hace tres años, esta situación ha cambiado favorablemente: los
dirigentes cetemistas han retomado o vigorizado algunas banderas de lucha que
originalmente plantearon sus antecesores en los cargos directivos; se han
enarbolado otras nuevas, que corresponden a la actual etapa en que vivimos; se
empieza a hablar y recordar parte del pensamiento de Vicente Lombardo
Toledano sin la condena o aversión del pasado, e incluso Fidel Velázquez se ha
reunido en varias ocasiones con el SUNTU, en el que existe una fuerte opinión
para solicitar su ingreso al Congreso de Trabajo.
Aunque la CTM continúa afiliada a la ORIT, se han mejorado las relaciones
amistosas con la Federación Sindical Mundial, con los sindicatos soviéticos y con
3
distintas centrales sindicales latinoamericanas, como la CNT de Uruguay.
Además, recientemente, el Congreso del trabajo rechazó oficialmente el conjunto
de amenazas que el imperialismo ha lanzado contra Cuba, lo que nos hizo
recordar los tiempos de la intensa solidaridad clasista de la CTAL y de su otrora
principal base continental, la CTM.
Sin embargo, los obstáculos que frenan la unidad obrera son todavía muy
poderosos. Entre ellos debemos destacar la concepción que tienen algunos altos
dirigentes que plantean que la central sindical de nuevo tipo debe estar afiliada al
PRI “porque es el único producto legítimo de la Revolución”, o de quienes
consideran que teniendo la mayoría deben imponer sus condiciones a los
minoritarios, como si se tratara de la lucha por la titularidad de un contrato
colectivo de trabajo.
Estas restricciones son inadmisibles para distintos sindicatos o corrientes
para quienes la afiliación política debe ser un acto individual y voluntario de los
trabajadores y no una decisión o acuerdo colectivo, para quienes se proponen
observar escrupulosamente la independencia obrera respecto del gobierno y para
quienes aspiran a la representación que les corresponda en función de su fuerza
en los órganos directivos gremiales.
También el imperialismo yanqui y muchos funcionarios públicos
reaccionarios se oponen a la unificación integral del proletariado porque temen a
la enorme fuerza social y política que, de esta manera, adquirirían los
trabajadores. Para ellos es más conveniente que persista la dispersión porque en
estas condiciones es más fácil dominar las aspiraciones obreras.
En donde quiera que la clase trabajadora actúa y lucha unida, pierde o
retrocede el sector patronal; por el contrario, la división propicia la injerencia
indebida de los capitalistas y del gobierno en sus asuntos de clase. Por otro lado,
está también la incomprensión del sectarismo que durante más de treinta años ha
hecho de la táctica del enfrentamiento total y sistemático contra los “charros” su
4
principal y casi única arma de combate, sin tener a capacidad para valorar
objetivamente los resultados de estas acciones.
21 de mayo de 1980.
1
Acerca de la Unidad Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Hace unos días, los dirigentes de la CTM fueron a invitar al Presidente
López Portillo para que asita al próximo Congreso Nacional de esa central obrera
y le informaron de la probable reelección de Fidel Velázquez en el cargo de la
secretaría general. Más tarde, algunos comentaristas interpretaron tal reunión en
el sentido de que se había ido a solicitara la anuencia del primer mandatario para
la ratificación del máximo líder sindical. El propio Fidel Velázquez desmintió tales
peticiones reafirmando que la CTM era soberana e independiente, capaz de tomar
por sí sola sus decisiones internas.
El tema de las relaciones entre la clase obrera y el Estado capitalista es tan
viejo como la historia del movimiento revolucionario mundial. Desde la época de la
I Internacional, los anarquistas preconizaron la abolición de todos los tipos de
Estado, afirmando que éste era un producto artificial de la sociedad que cancelaba
la libertad individual.
Los antiautoritarios –como se llaman los seguidores de Bakunin- también
despreciaban la acción política directa de los trabajadores, proclamando la lucha
económica, exclusivamente. Más tarde, en la polémica con Carlos Marx, ciertos
dirigentes planteaban la necesidad de que el partido obrero no se mezclara para
nada con los partidos de la burguesía. En cambio, el fundador de la teoría del
socialismo científico expresó la conveniencia de que esos agrupamientos
revolucionarios establecieran alianzas con otros partidos, siempre y cuando
sirvieran para impulsar las conquistas del proletariado y no se perdieran los
principios de clase. Lenin, por su parte, aconsejó siempre la viabilidad de
promover compromisos o pactos, impugnando las posiciones autosuficientes y
aislacionistas.
Los historiadores de la pequeña burguesía universitaria exageran al afirmar
que la CROM estaba totalmente supeditada al gobierno. Esto no es exactamente
2
de esa manera. Los dirigentes laboristas materializaron un acuerdo previo con
Obregón y Calles, mediante los cuales aquellos se comprometieron a dictar una
serie de medidas favorables a los trabajadores, a cambio del consiguiente apoyo
político electoral. Las relaciones con esos caudillos no fueron tan simples como las
que existen entre los jefes y sus subordinados.
Aunque la CROM y el Partido Laborista Mexicano postularon a Obregón
para que ocupara la Presidencia de la República, lo cierto es que éste, una vez en
el poder, mantuvo una gran predilección por el Partido Nacional Agrarista, dirigido
por Antonio Díaz Soto y Gama. El mismo Calles jugó una doble carta pues, por
una parte trataba de mantener excelentes relaciones con el Grupo Acción de Luis
N. Morones, pero, por la otra, impulsaba la creación del PNR, como partido
sustituto del Partido Laborista. Lo que falló en aquellos años no fue el programa de
la CROM, ni sus principios, sino sus líderes que deformaron la acción múltiple, con
el enriquecimiento y la corrupción gremial.
La clase trabajadora puede coincidir con la burguesía nacionalista en los
propósitos de combatir al imperialismo, el enemigo común, de impulsar la
Revolución Mexicana y de elevar el nivel de vida de las masas populares. Esta
línea táctica, profundamente discutida en el VII Congreso de la Internacional
Comunista, se aplicó de una manera creadora durante el régimen de Lázaro
Cárdenas y concretamente en la epopeya de la expropiación de los bienes de las
compañías petroleras. También en los años del gobierno de Ávila Camacho,
cuando el país estaba seriamente amenazado por los nazi-fascistas y por las
fuerzas de la oligarquía reaccionaria. En 948, la administración de Miguel Alemán
trastocó los términos de las relaciones con el movimiento obrero, interviniendo
violentamente en su vida interna, imponiendo líderes por la fuerza y expulsando a
otros. Se acabó una etapa y empezó otra.
Los vínculos entre la clase asalariada y el Estado pueden ser de apoyo y de
colaboración en lo que se refiere a los aspectos positivos de la obra gubernativa;
pero también de condena y rechazo tratándose de las desviaciones y de las
3
claudicaciones de los funcionarios públicos en cualquiera de los niveles. Las
organizaciones de trabajadores, en este marco dialéctico, deben ser
independientes y autónomas no solo con respecto al régimen, sino también con
los patrones.
Cuando los sindicatos se subordinan mecánicamente al Estado, o aplauden
todas las decisiones oficiales sin someterlas a la crítica política, sus agremiados
no solo pierden conquistas económicas, sino lo que es más grave: alientan
ilusiones sobre la capacidad de la burguesía nacional para promover los cambios
sociales, otorgándole un carácter revolucionario que, desde luego, no tiene. Los
obreros pierden la combatividad necesaria y se transita por el camino de la
“armonía” entera el capital y el trabajo, valores tan nefastos difundidos por el
reformismo.
3 de abril de 1980.
1
El ocaso de Fidel Velázquez.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Todo indica que el secretario general de la CTM, Fidel Velázquez Sánchez
está cada vez más enfermo y agotado físicamente y su fuerza política se ha
reducido en forma considerable, de cara a los últimos acontecimientos.
El CIX Congreso Nacional de la máxima central obrera se realiza después
de la andanada oficial que se desató con contra de los dirigentes del sindicato
petrolero y del esfuerzo por destruir a Venus Rey, como líder de los músicos del
Distrito Federal.
Velázquez ha afirmado que el movimiento obrero se encuentra ahora bajo
el signo de la depuración de los malos dirigentes que durante mucho tiempo han
explotado a los trabajadores, que decían servir.
La CTM se encuentra también bajo el influjo de la modernización oficial de
la cual no se han precisado sus alcances, quedando a la libre interpretación del
gobierno o de los dirigentes políticos y sindicales.
Líderes como Leonardo Rodríguez Alcaine, del SUTERM no parecen
entender esto de la modernización y siguen manejando los sindicatos a la manera
antigua, no advirtiendo que sus afiliados han madurado su conciencia de clase.
Entendemos que la modernización implica una creciente privatización de
todas las áreas productivas, desde las estratégicas hasta las de carácter
secundario, debilitando con ello la rectoría del estado en el desarrollo económico
nacional.
Los líderes obreros que se opongan a estos planes de modernización y de
privatización pueden ser desplazados de sus cargos, sobre todo por la acción
intervencionista del poder público que así ayuda a los grupos y sectores
inconformes o disidentes.
2
Fidel Velázquez se ha anticipado a la depuración de los sindicatos para que
esta tarea no la emprendan los propios funcionarios públicos, cosa que, desde
luego, no les compete.
En efecto, de acuerdo con nuestras leyes el movimiento obrero es
autónomo del gobierno y de los patrones y ningún funcionario, por más
encumbrado que se puede intervenir en esos asuntos.
Velázquez, durante el Consejo Nacional, ha patentizado su debilidad
política ya que no pudo hacer nada para defender a Joaquín Hernández Galicia y
Salvador Barragán Camacho, a los cuales les esperan largos años de cárcel.
Después aceptó la abierta injerencia de Arsenio Farell Cubillas en la
designación de Sebastián Cabrera Guzmán, como nuevo secretario general del
sindicato petrolero, ya que antes se había vetado al senador Ricardo Gamero.
Velázquez no ha podido resolver el conflicto interno que existe en el
sindicato de músicos del Distrito Federal. Sigue apoyando a Venus Rey, pero
también está en pláticas con el grupo disidente encabezado por Francisco Mora, a
quien le ha prometido su reconocimiento.
Sin embargo, la debilidad más notoria del secretario general de la CTM se
encuentra en el área política. No ha tenido ningún poder para influir en un camino
en la política económica que ha desplomado los salarios hasta niveles no
conocidos en el pasado.
Ahora Fidel tiene ya 88 años y estos son muchos en un hombre; aunque ha
tenido una existencia sin vicios, ni excesos, lo cierto es que ya se ausenta
demasiado tiempo de sus oficinas y responsabilidades y es natural que empiece a
hablarse de su retiro definitivo y desde luego, de la designación de su sucesor.
1989.
1
En Vísperas del “L” Aniversario De la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
A unos pocos días de que se celebre el 50 aniversario de la fundación de la
CTM, la situación del proletariado nacional no puede ser más preocupante.
Acosado por la crisis económica pero también por la política que en este campo se
ha seguido, ha visto descender sus niveles de ingreso yd e vida, como nunca en el
pasado y se han hecho más profundas las diferencias que lo separan respecto de
las otras clases sociales.
En estas cinco décadas, la CTM ha experimentado cambios en su
composición social y orientación política, pero muchas de estas modificaciones no
han sido positivas, en el marco de la línea del sindicalismo revolucionario. La CTM
que se fundó en febrero de 1936 estaba constituida, en su mayor parte, por
obreros que, en forma reciente, habían salido del campesinado y que se habían
transformado merced a la industrialización y modernización que iniciada por
Calles, era impulsado por Cárdenas. La CTM contaba con más de un millón de
afiliados. En la actualidad, la central debe tener más de cuatro millones de
miembros, tomando en cuenta que pertenecen a ella los principales sindicatos
nacionales de industria. En las condiciones de desarrollo actual del capitalismo,
los obreros industriales son ya una clase consolidada y en ascenso, sobre todo
desde el punto de vista cuantitativo, aunque su grado de conciencia de clase no
ha estado a la altura de las responsabilidades y los retos del presente.
¿A qué debe este desfasamiento entre los factores cuantitativos y los
cualitativos? A distintas causas, algunas objetivas y otras de índole subjetivo.
Desde el régimen de Miguel Alemán, hasta el de Gustavo Díaz Ordaz, la política
económica se enfiló hacia la creación de la base industrial, en detrimento de una
más equitativa distribución de la riqueza. El movimiento obrero pasó por una etapa
en la que el apoyo al poder público se confundió con el sometimiento a esa política
en que se exigía de los trabajadores no solo más sacrificio sino también la
limitación, y en muchos casos, cancelación de algunos de sus derechos o
2
prerrogativas que ya habían alcanzado. Crecieron los sindicatos, pero tan solo
porque aumentaron los puestos de trabajo; la clase obrera industrial se incrementó
en concordancia con los niveles de inversión pública y privada.
En este contexto, las posiciones reformistas y conciliadoras se fueron
afianzando, hasta convertirse en las mayoritarias. La lucha de clases contra el
capital se debilitó, desapareció el combate contra el imperialismo; se nulificó el
ejercicio de la democracia sindical en la base y en las federaciones y fueron
expulsados, con el uso de métodos arbitrarios, los obreros que discrepaban de las
líneas políticas dominantes y más aun, las corrientes y grupos de tendencia
marxista o socialista. También ciertos partidos –como el PCM- con la línea del
anti-charrismo sindical, en la práctica se marginaron y aislaron en los grandes
sindicatos.
Otros factores que debemos tomar en cuenta en éste proceso fueron el
contratismo en las principales empresas del sector estatal y la lucha interna por
escalar posiciones políticas en el seno del PRI. En buen número de dirigentes
sindicales se enriqueció gracias a los contratos sobre obras y servicios que se les
entregaban y al no haber un funcionamiento realmente democrático –de rendición
de cuentas e informes de actividades- se crearon también diferencias de clase en
el interior de las propias organizaciones y/o un completo divorcio entre los niveles
más elevados de dirección y la base. Así, aparecieron y se consolidaron
poderosas agrupaciones sindicales, con un gran patrimonio fisco y material, pero
que no beneficia en realidad a los trabajadores y que en muchos casos se pierdan
las diferencias que deben existir entre empresa y sindicato.
El problema de la participación política del proletariado es muy complejo. Ya
desde la época de auge sindical, Vicente Lombardo Toledano consideraba que
esta presencia debería tener como finalidad la de reducir los espacios de poder de
la burguesía en los órganos del poder púbico y de llevar a estos las ideas y
programas de la clase obrera, pugnando por su materialización. Pero también
advertía, sobre los otros aspectos negativos, el de la corrupción y el sometimiento
3
incondicional al poder público, olvidando la meta de la clase obrera, que es la
transformación del orden social burgués.
Algo de todo esto ha existido. La pertenencia en bloque de la CTM al PRI
ha conducido los antagonismos y las diferencias al seno mismo de este partido y
no se ventilan públicamente por lo que es difícil valorarlos. En el interior del PRI se
da una lucha, a veces intensa, pero en la absoluta mayoría de los conflictos y
decisiones se ha impuesto el denominado sector popular, que recientemente le
abrió las puertas a la tecnocracia. Y esta es contraria a las aspiraciones y
objetivos del proletariado no solo por razones de clase –la mayoría de los
funcionarios que tienen esa mentalidad provienen de la burguesía- sino por la
formación ideológica y política, que en nada los identifica con el programa de la
Revolución Mexicana.
En el marco de la estructura del partido del gobierno, los líderes sindicales
compiten por alcanzar diputaciones, senadurías y gubernaturas y al hacerlo tienen
que conservar absoluta disciplina y lealtad a la política económica y social en
turno, aunque esta sea contraria a los intereses y aspiraciones de los
trabajadores. Si se atreven a criticarla o impugnarla podrían quedarse a la mitad
del camino en este interés por escalar puestos públicos. Esto autolimita a los
dirigentes con pensamiento avanzado.
En vísperas del “L” Aniversario de la CTM deseo manifestar que la línea del
sindicalismo revolucionario, preconizada y aplicada por Vicente Lombardo
Toledano, sigue estando vigente y que cuando los líderes de la central mayoritaria
se han apartado de ella, se han afectado seriamente los intereses de la clase
obrera y en la medida en que se han acercado e identificado se ha beneficiado el
proletariado y la nación entera.
1986
1
La autocrítica en la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM ha dado a conocer un documento, al
parecer de circulación restringida, en el que se hace una autocrítica respecto del
comportamiento político y electoral de los trabajadores que sobre todo a partir de
1988 le han quitado votos al PRI y entregado a los partidos de oposición.
En parte, el máximo dirigente de la Confederación de Trabajadores de
México anota algunas de las causas de esa conducta: “La débil defensa contra la
carestía y la pérdida del poder de compra de los salarios; la presencia de
sindicatos que se dedican a vender protección; las negociaciones de los dirigentes
con los empresarios a espaldas de los trabajadores; la indiferencia frente a los
atropellos de que son objeto por parte de los patrones; la violación de sus
derechos escalafonarios y las represiones puestas en práctica de muchas formas,
para impedir brotes de inconformidad, entre otros aspectos criticables han
generado animadversión no solamente contra los dirigentes sino contra la
organizaciones incluso, contra el propio sindicalismo”.
En efecto, las mayores derrotas que han experimentado los dirigentes
sindicales ocurrieron en los históricos comicios federales de 1988 a manos de los
candidatos comunes del Frente Democrático Nacional. En esa ocasión, quedó
demostrado que estaban en crisis distintos mecanismos de control
antidemocrático y de sujeción de la voluntad política de los trabajadores, de
imposición de candidaturas a puestos de elección que nunca surgieron de la base
sino que fueron y han sido simples imposiciones de las cúpulas obreras.
Antaño se consideraba que los miembros de base de los sindicatos estaban
obligados a efectuar las campañas de los candidatos del PRI y a votar por ellos de
una manera necesaria no permitiéndose siquiera que simpatizaran con otros
partidos políticos. Se aplicaba la cláusula de exclusión contra aquellos
2
trabajadores que rompían la “disciplina”, los cuales hasta sus empleos perdían en
las empresas.
El corporativismo era férreo y efectivo para los propósitos de los líderes
sindicales que salvo honrosas excepciones se han transformado en contratistas
multimillonarias, como la “Güera” Rodríguez Alcaine, Joaquín Gamboa Pascoe,
Sebastián Cabrera Guzmán los cuales hasta por razón de la clase social a la que
pertenecen –a la burguesía- ya no pueden defender los intereses del proletariado.
Pero en la medida en que se ha ampliado la información política se ha
fortalecido la conciencia de clase de los obreros los cuales comienzan a despertar
del largo letargo en que los había sumido el reformismo y el anticomunismo y
ahora se nota una disposición mayor para la combatividad por sus intereses
económicos y sociales y ya no están dispuestos a tolerar las condiciones de
explotación y de miseria en que han vivido durante los últimos años.
La mayoría de los dirigentes del Congreso del Trabajo no han asumido una
posición de enérgica defensa de los derechos y conquistas de sus agremiados y
una prueba de esa conducta la tuvimos hace una semana cuando en una reunión
urgente, celebrada en la ciudad de Monterrey, en lugar de oponerse a los
aumentos de precios que en forma generalizada se han presentado y de
demandar un aumento salarial mayor al 18%, guardaron silencio y aceptaron
sumisamente la ola de carestía de la vida que abarca a todo el país.
México es el único país de América Latina en que los dirigentes
sindicales más importantes apoyan la política neoliberal y privatizadora, con
todas las consecuencias trágicas que han tenido para la masa laboral. En
lugar de efectuar manifestaciones, paros y huelgas, como ocurre, por
ejemplo, en Argentina, Perú, Ecuador o Chile han preferido una política de
plegamiento incondicional al gobierno tecnocrático que convierte a los
líderes obreros en meros ejecutores de las políticas, a los cuales solo les
otorgan algunas ventajas relativas y distintas posiciones electorales.
Octubre 1990.
1
Rodríguez Alcaine ¿Secretario General?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
A partir de las 112 Asamblea del Consejo Nacional de la Confederación de
Trabajadores de México comenzó el proceso de sucesión de Fidel Velázquez en la
Secretaría General de la máxima central obrera del país, así como de la
renovación del Comité Ejecutivo Nacional. Este mecanismo habrá de concluir en el
año de 1992 en que se efectuará el Congreso Nacional, que es el órgano de
mayor autoridad política y sindical, de conformidad con los estatutos vigentes.
La elección de quien habrá de ocupar el cargo que dejará vacante pronto
Fidel Velázquez es un asunto muy importante que preocupa e interesa al sistema
político en su conjunto y desde luego, claro está, al gobierno por lo que pronto
habrán de desatarse una serie de presiones y de maniobras para favorecer a tal o
cual candidato. Estos, a su vez, empiezan a prepararse para participar en un
procedimiento que será novedoso, a diferencia de las sucesiones del pasado en
que solo había un candidato.
La CTM ha sido desde su fundación en el mes de febrero de 1936 la mayor
fuerza social organizada que ha rebasado los límites del sindicalismo tradicional,
que solo se circunscribe a demandas meramente económicas, para luchar por
objetivos políticos nacionales y también de carácter electoral.
La orientación de la CTM siempre ha influido, ahora menos que antes, en la
política nacional y en el rumbo general de la nación ya sea para caminar por la
senda de la independencia nacional, la democracia y la justicia social o bien para
sacrificar más los intereses de los obreros o hacer más dependiente e inequitativo
nuestro desarrollo, como ha venido ocurriendo en los últimos años.
La etapa de mayor esplendor en la lucha de clases a nivel nacional e
internacional fue la de 1938 a 1941 en que la dirigió Vicente Lombardo Toledano.
Fue un periodo en el que los trabajadores alcanzaron importantes condiciones de
vida, elevaron y fortalecieron su conciencia, se expropiaron los bienes de las
2
compañías petroleras, se repartieron los principales latifundios, y en lo general se
sentaron las bases materiales del México contemporáneo.
La elección de Fidel Velázquez en la Secretaría General a partir de 1941
con la breve transición que implicó la dirección de Fernando Amilpa, hasta
nuestros días, ha significado la acumulación de aspectos positivos y negativos,
más los segundos que los primeros. Es cierto que en estas décadas se han
formado instituciones como el INFONAVIT, Banco Obrero, FONACOT, reparto de
utilidades, ampliación de la seguridad social, entre otros, pero también es verdad
que los ingresos reales se han deteriorado en un 45% en términos reales, tan solo
en el sexenio anterior y esa tendencia continua con la ratificación del Pacto en sus
mismos términos anteriores.
Bajo la jefatura de Fidel Velázquez, el movimiento obrero ha pasado por
varias etapas, entre ellas la de los años cincuentas, que en la guerra fría propició
un acentuado y primitivo anticomunismo e intolerancia en contra de las distintas
corrientes marxistas. Después, en los años sesentas, observamos una franca
condena a distintos movimientos de los denominados independientes y más tarde
en los años setentas fue la etapa en que se planteó la reforma económica sobre la
base de ideas y propuestas de Vicente Lombardo Toledano, que permanecieron
enterradas durante años y cuyo resurgimiento propiciaría la administración de Luis
Echeverría, hoy condenada por el grupo en el poder como populista.
Los planteamientos de una política económica de carácter nacional y
popular, de lucha intransigente de la soberanía nacional, de ampliación del
mercado interno y de defensa de los intereses vitales de los trabajadores pronto
fueron olvidados por la dirección de Fidel Velázquez durante el sexenio de Miguel
De la Madrid en que México vivió en una etapa de severo estancamiento y
recesión, elevado desempleo y aguda inflación y al privilegiarse por encima de
todo el pago de los intereses de la deuda externa, se sacrificó como nunca en la
historia contemporánea, al pueblo trabajador, asumiendo la dirección sindical una
actitud de complicidad con esa política.
3
Existen varios candidatos para suceder a Fidel Velázquez, entre ellos los
que pertenecen a su propia generación sindical, otros a una generación intermedia
y al final a una más reciente, entre los que destaca el licenciado Arturo Romo
Gutiérrez, Secretario de Educación del Comité Nacional.
Romo es, sin duda, el dirigente más avanzado y progresista en el campo de
las ideas políticas y sociales, el que más se ha identificado con las luchas de otros
partidos de izquierda, con el pensamiento de Vicente Lombardo Toledano y que
ha mantenido una actitud crítica frente a las desviaciones de la Revolución
Mexicana y ante la política económica y social en curso desde hace ocho años.
Ha sido diputado, senador y es secretario general de la Federación de
Trabajadores del estado de Zacatecas y en el Comité Nacional se ha encargado
de actividades de carácter ideológico, periodístico y cultural, esto es ha
desempeñado funciones vinculadas a la elevación de la conciencia clasista de los
trabajadores.
El actual grupo en el gobierno pretende la modernización sindical, esto es,
el establecimiento de direcciones obreras que sean dóciles por completo a la
política neoliberal y privatizadora que está en marcha desde hace tiempo y que ha
deteriorado como nunca en el pasado los ingresos reales de los trabajadores y por
ello un líder como Arturo Romo, que ha discrepado de dicha política, tendría que
enfrentarse a ella incluso hasta para evitar graves conflictos sociales, derivados de
la profundización de la crisis económica nacional.
Mientras el resto de los candidatos a la secretaría general de la CTM son
grandes contratistas, multimillonarios, Romo no tiene esa característica y esto
significa que arribaría a ese elevado cargo un empresario sindical, como Joaquín
Gamboa Pascoe, Sebastián Guzmán Cabrera, que durante su larga trayectoria no
ha demostrado ningún apego a los principios del sindicalismo revolucionario, ni
tienen una actitud comprometida con los trabajadores.
4
El señor Leonardo Rodríguez Alcaine es, también, un encumbrado
multimillonario que usufructúa múltiples contratos en la industria eléctrica y se ha
caracterizado por su nula combatividad de clase durante las revisiones del
contrato colectivo de trabajo esperando siempre y aceptando los ofrecimientos que
haga la empresa. Su trato ha sido despótico y violento contra los trabajadores que
no están de acuerdo con él y que no militan en el PRI, al grado que ha establecido
la exclusión para ellos de las filas sindicales, en franca violación a la Constitución
General de la República, que garantiza la libertad política plena para todos los
mexicanos.
Por esto, resultan preocupantes las desmedidas e injustificados elogios que
de su persona hiciera Fidel Velázquez durante un Congreso del SUTERM porque
podrían influir a su favor en la renovación de la Secretaría General de la
Confederación con lo que alentaría a las corrientes más retardatarias, las de los
burócratas y empresarios sindicales que tanto daño han hecho a los trabajadores
por espacio de varias décadas.
Septiembre 1990.
1
La Reelección de los Dirigentes Sindicales
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Secretario general de la CTM, Fidel Velázquez, precisamente ejemplo de
continuidad en el cargo, ha declarado su convicción de que en la máxima central
sindical ya no deberá permitirse la reelección, claro está, después de que en el
año de 1992 se retire en definitiva de sus actuales tareas.
Este asunto fue ampliamente debatido en el Congreso Constituyente de la
CTM (febrero de 1936) prevaleciendo la concepción de Vicente Lombardo
Toledano de que los miembros del Comité Nacional permanecieran en sus cargos
el tiempo necesario, pero solo en la medida en que fueran leales a los intereses
del proletariado y mantuvieran una actitud combativa.
Un dirigente, que no mantuviera esta actitud, no debería estar en su puesto
ni una semana, decía el político poblano.
Por lo tanto, permaneció en los estatutos el principio reeleccionista, que es
el que ha regido la vida de la mayor organización que han creado los trabajadores
a través de la historia moderna del país.
En 1940, al concluir Vicente Lombardo Toledano su primer periodo al frente
de la Secretaría General, se pudo haber reelegido si lo hubiese deseado y si
hubiese sido conveniente para los obreros, pero no fue así.
En el año de 198, se creó en la ciudad de México la Confederación de
Trabajadores de América Latina (CTAL) y Lombardo, que había sido nombrado
como su presidente decidió dedicarse íntegramente a desempeñar ese cargo
porque las circunstancias internacionales así lo ameritaban.
Había estallado la guerra en Europa y los partidarios de los nazis o
quintacolumnistas, que actuaban en muchos países de América Latina, aspiraban
a que entraran a la contienda, pero al lado de las potencias del Eje Berlín-Roma-
Tokio.
2
Lombardo consideró que era necesario evitar que ello sucediera y se dio a
la tarea de formar en todos los países de la región el frente único antifascista,
también contribuyó a la formación de centrales sindicales unitarias sobre la base
de la confluencia de obreros de todas las corrientes.
Entre 1941 a 1945 ocupó la secretaría general Fidel Velázquez no porque
fuese apoyado por Vicente Lombardo Toledano sino porque al abandonar los
secretarios del PCM sus cargos en el Comité Nacional, durante el IV Consejo
Nacional, la corriente fidelista, de clara tendencia reformista, era ya, francamente
mayoritaria y hegemónica, aprovechando el hecho de que Lombardo se
encontraba la mayor parte del año fuera de México.
Entre 1945 a 1947 se presentó el breve periodo de Fernando Amilpa –
hombre desde luego perteneciente al mismo grupo liderado por Fidel Velázquez-
siendo 1947 el año en el cual se produjo la expulsión de la corriente de Vicente
Lombardo Toledano y el dominio completo de los reformistas, dominio que han
tenido hasta hoy.
En esta larga etapa, los obreros han conquistado algunas posiciones
para el mejoramiento de sus condiciones de vida como la creación del
INFONAVIT, FONACOT y otras instituciones, pero también, en términos
generales, perdieron la combatividad clasista propia de los años treintas para
instalarse en una lucha meramente económica, en la que también han retrocedido.
En efecto, según Carlos Tello, en la última década el poder real de compra
de los salarios obreros ha descendido un 50%. El deterioro es evidente y palmario
en lo que se refiere a los índices de bienestar; en tanto, los empresarios han
acrecentado su nivel de utilidades.
La reelección de los cargos sindicales solo se puede justificar si los líderes
luchan realmente por los intereses de los trabajadores, si rinden cuentas a ellos de
una manera periódica, si celebran asambleas y éstas se efectúan de una manera
democrática y sí inspiran su lucha en los principios del sindicalismo revolucionario.
3
De otra suerte, se entronizarían en las agrupaciones gremiales dictaduras
burocráticas y grupos caciquiles herméticos.
Septiembre 1990.
1
Medios de Comunicación para el Sector Obrero
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El licenciado Arturo Romo Gutiérrez, Secretario de Educación Política de la
CTM anunció la entrada y funcionamiento de varias estaciones de radio a cargo de
esa central, fundada por Vicente Lombardo Toledano en febrero de 1936 y
posiblemente un canal de televisión, a través del cual se difundían las tesis y las
aspiraciones de la clase trabajadora.
De lograrse esos propósitos, la CTM habría alcanzado una meta por la que
ha luchado desde hace tiempo preocupada su dirección, justamente por el hecho
de que los principales medios electrónicos, sobre todo, obedecen a los intereses y
concepciones de la iniciativa privada.
Agregamos nosotros que a través de esos medios, estaciones de radio y
canales de televisión, se difundan y legitiman los puntos de vista de quienes han
detentado y usufructuado la riqueza y que han luchado siempre porque sus ideas
generales acerca del mundo, la vida y la sociedad, sean aceptadas y compartidas
por todo el pueblo, como su fueran suyas.
El licenciado Romo, como hombre ligado a la comunicación pues dirige el
periódico central de la CTM ha expresado, en repetidas ocasiones, que la clase
trabajadora, está en desventaja notoria sobre todo frente al consorcio Televisa de
cobertura nacional y de alcance internacional e incluso, mundial y que no existe
ningún otro medio que contrarreste o equilibre su perniciosa influencia.
La idea de que el proletariado contara con sus propios instrumentos de
expresión, difusión y educación surgió en el propio Congreso Constituyente de la
CTM a propuesta de Vicente Lombardo Toledano que estaba consciente de la
gran trascendencia que tiene la formación política y la lucha de las ideas en el
seno de una sociedad que como la nuestra, está dividida en clases sociales
antagónicas y que tiene frente a sí a la principal potencia imperialista.
2
En el contexto de esta preocupación nació El Popular, diario de
información y síntesis de los acontecimientos nacionales e internacionales.
También la Revista Futuro, en la que llegaron a colaborar las figuras más
destacadas de las humanidades, las ciencias y las artes de nuestro país, e incluso
del extranjero.
Asimismo, se fundó la Universidad Obrera de México –que aún pervive- y
que se dedicara a la formación de los cuadros políticos y sindicales que
necesitaba la clase trabajadora.
Sin embargo, en la medida en que se ha hecho más compleja y amplia la
lucha de clases y han aparecido medios electrónicos más modernos y con mayor
capacidad de penetración, la CTM aspira a contar con estaciones de radio y de
televisión para entrar a la competencia frente a grandes compañías que como
Televisa tienen una gran experiencia técnica y social, así como política y disponen
de los adelantos más notables en materia de telecomunicaciones, ubicándose
entre las primeras a nivel mundial.
La CTM cuenta con más de 8 millones de afiliados y su peso social y
político es incontrarrestable ya que agrupa, por ejemplo, a los principales
sindicatos industriales.
No obstante, operar canales de radio y de televisión es una tarea compleja
que requiere no solo vastos recursos económicos sino también cuadros técnicos y
profesionales, con experiencia y no sería fácil que la CTM contara con todos estos
elementos.
La presencia del movimiento obrero a través de los medios de
comunicación ayudaría a limitar, por ejemplo, el excesivo comercialismo que
impera en el cuadrante de la radio, que ha asfixiado, por ejemplo, a las estaciones
culturales y de música selecta.
3
Sin embargo, el gran reto que tiene la CTM se daría en el campo
inexplorado de la televisión pues en este terreno no existen cuadros capacitados
con una preparación profesional progresiva y democrática y será muy difícil
combinar entretenimiento con información, recreación con cultura, o con ideas
políticas y sociales avanzadas, eso sí la CTM aspira a implementar una alternativa
atractiva, por un lado, pero penetrante, por el otro, desde el punto de vista de las
luchas e ideales de los trabajadores.
Junio 1990.
1
La Sucesión de Fidel Velázquez.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM ha declarado en la ciudad de Campeche
que, en la práctica, se inicia el proceso de auscultación para conocer a quién será
su sucesor, proceso que concluirá en febrero de 1991, en que habrá de celebrarse
el Congreso Nacional.
Desde hace tiempo se había especulado que Fidel Velázquez se retiraría
de la dirección de la máxima central obrera, debido a su edad avanzada, 91 años
de edad, ya que era necesaria la renovación de los cuadros superiores y medios,
de cara a las nuevas realidades nacionales y al estado actual del movimiento
obrero.
En las últimas semanas, la CTM se ha visto sacudida en sus métodos y
estructuras por dos importantes huelgas, de la FORD y la empresa cervecera
Modelo, que han culminado con el despido de personal y la expulsión de algunos
dirigentes sindicales, que demandaban una mayor democracia interna.
En ambos casos se demostraron las deficiencias con que operan
importantes sindicatos: no se celebran asambleas, los líderes no informan
regularmente a la base, no rinden cuentas del manejo de las cuotas y reprimen
violentamente a los grupos y a los trabajadores que se atreven a discrepar e ellos
y a exigir, con energía, el debido respeto a sus derechos.
La última reclamación de Fidel Velázquez fue en el sentido de que los
secretarios generales de federaciones y sindicatos nacionales no cumplían con su
trabajo y por ello estallaban serios conflictos, que él se veía obligado a atender, lo
que lo abrumaba sobremanera.
Como es lógico, una persona con 90 años de edad carece ya de la
suficiente energía física y mental para ocuparse con diligencia y eficacia, de tareas
políticas y sindicales y más aún, cuando se trata de una organización tan grande y
2
compleja como lo es la CTM, que agrupa a más de 5 millones de trabajadores y
que contiene en sus filas a los sindicatos nacionales de industrias más importantes
de nuestro país.
Con el próximo retiro de Fidel Velázquez culmina una larga, accidentada y
discutida trayectoria política que se inicia propiamente desde el ya lejano año de
1929 en que el grupo de los “cinco lobitos” decidió separarse de la CROM y
formar la Federación de Trabajadores Sindicalistas del Distrito Federal.
Fidel Velázquez nunca fue un dirigente que simpatizara con la ideología
socialista y marxista; siempre demostró una enorme habilidad personal para
aprovechar cada coyuntura e incrementar su influencia social y política, hasta
convertirse, a partir de 1947 en el líder obrero más poderoso de México.
Desde 1933 hasta 1947 actuó al lado de Vicente Lombardo Toledano pero
nunca aceptó sus principios filosóficos y doctrinarios sino siempre se guió por un
enorme pragmatismo eliminando a todos los grupos y líderes que se le opusieran
–desde Valentín Campa, hasta Luis Gómez Zeta- y colaborando de una manera
estrecha con cada gobierno, incluso con aquellos que más se alejaron del camino
de la Revolución Mexicana.
Fidel Velázquez representó una política de entera colaboración con el poder
público y de conciliación con las fuerzas del capital nacional y extranjero y en esa
proporción asume una enorme responsabilidad en la dramática pérdida del poder
de compra de los salarios y la cancelación de muchas posiciones económicas y
sociales que habían conquistado los obreros en el pasado.
En la lista de los dirigentes que se mencionan para ocupar su cargo está
Arturo Romo Gutiérrez, actual Secretario de Educación del Comité Nacional,
dirigente de la Federación de Trabajadores del Estado de Zacatecas, ex diputado
y ex senador.
Romo se ha caracterizado por sus posiciones avanzadas, democráticas y
progresistas no solo en el interior de la CTM sino también en el PRI y con esa
3
actitud podría satisfacer algunas exigencias políticas de los trabajadores, que se
encuentran cansados del economismo y del reformismo y que no encuentran
salidas para superar la crisis actual y mejorar sus niveles de existencia.
Desde luego que Romo tiene frente a sí a otros dirigentes de sindicatos
nacionales cuantitativamente más grandes, pero que han mantenido una clara
actitud política moderada, alejada por completo de la teoría y práctica de la lucha
de clases y que quizás por ello, dada la presente correlación de fuerzas a nivel
nacional, tengan la posibilidad mayor de acceder a la secretaría general de la
central fundada en febrero de 1936 por Vicente Lombardo Toledano.
Julio de 1990.
4
¿Nueva Generación en la Dirección de la CTM?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Durante la inauguración del Congreso del Sindicato Nacional de la Industria
Láctea, el secretario general de la CTM pareció pronunciar un discurso de
despedida al afirmar que la generación de fundadores e impulsores de la máxima
central obrera ya cumplieron con sus objetivos y que ahora le toca a una nueva
generación llevar adelante las riendas de la CTM.
En el presídium se encontraba el licenciado Arturo Romo, Secretario de
Educación del Comité Ejecutivo Nacional y Secretario General de la Federación de
Trabajadores del Estado de Zacatecas, quien es un fuerte aspirante a ocupar el
importante cargo que pronto dejará vacante Fidel Velázquez, posiblemente el líder
sindical que en el mundo se ha mantenido más tempo en la Secretaria General.
En México, no tenemos precedente histórico al respecto pues, por ejemplo,
Luis N. Morones, si bien influyó durante mucho tiempo en la dirección de la CROM
lo hizo desde la jefatura del denominado Grupo Acción, pero eran otros los que
ocupaban la Secretaría General del Comité Central.
De los fundadores de la CTM –febrero de 1936, en el periodo del general
Lázaro Cárdenas- solo aparecen el propio Fidel Velázquez y Blas Chumacero,
pues acaba de morir en la ciudad y puerto de los Mochis otro decano, Alfonso
Calderón.
Por lo tanto solo superviven dos elementos del famoso grupo de los “5
lobitos” que tendrían una larga etapa de dominación en el movimiento obrero,
como pocas veces ha sucedido en la historia de las luchas de los trabajadores.
Fidel Velázquez, a los 90 años y en virtud de las circunstancias políticas y
sociales actuales, ha tenido su prolongada trayectoria como dirigente obrero y
desde luego, como secretario general y así se ha reconocido y manejado hacia el
5
interior de la CTM, que se apresta a la lucha por la renovación de ese importante
cargo y del Comité Ejecutivo Nacional.
Existen, desde luego, varios precandidatos, pero la mayoría de ellos
también de una edad muy avanzada y sin la capacidad política suficiente para
aplicar métodos que vayan en consonancia, en el grado de participación social y
política de los trabajadores.
Está, en primer término, Blas Chumacero, que es uno de los secretarios
generales sustitutos, secretario general de la Federación de Trabajadores de
Puebla, senador y dueño de distintas empresas constructoras y tan viejo como
Fidel Velázquez.
Enseguida encontramos a Leonardo Rodríguez Alcaine, senador también,
secretario general del poderoso Sindicato Único de Trabajadores de la Industria
Eléctrica, hombre de una gran fortuna, hecho a base de contratos y ajeno por
completo a una línea democrática, combativa e independiente.
Su estilo es autoritario e impositivo por lo que anularía toda expresión de
vida democrática, precisamente como ocurre en el SUTERM en que no se
celebran asambleas en forma periódica, no se consulta a las bases en las
revisiones del contrato colectivo de trabajo y se persigue a los obreros que no se
afilian al PRI.
Después está el tristemente célebre Joaquín Gamboa Pascoe, principal
dirigente de la Federación Sindical del Distrito Federal, que es uno de los
contingentes más numerosos de que dispone la CTM, rico empresario dedicado a
la industria de la construcción, usufructuario de los contratos millonarios del
INFONAVIT y hombre sin convicción obrerista, aristocrático y violento en el trato
hacia los trabajadores.
Consideramos que frente a esos aspirantes se encuentra Arturo Romero,
que si bien no encabeza un gran sindicato de industria, como sus compañeros del
Comité Ejecutivo Nacional, sí conoce los problemas y aspiraciones de los obreros
6
y sostiene una postura avanzada, democrática y crítica frente a ellos y frente a la
política económica oficial.
Romo sería un secretario general que lucharía por el cumplimiento del
programa histórico de la CTM, en contra de los privilegios de las clases
privilegiadas que lo han sido más en los últimos años y que propiciaría una amplia
y efectiva participación de los trabajadores en sus asuntos internos y en la
formulación y aplicación de la política sindical global.
La CTM necesita una renovación de ese carácter para evitar las
deserciones que ha estado experimentando y de las cuales se ha beneficiado
sobre todo la CROC y que evite los atropellos contra los sindicatos, como ha
sucedido en la Ford, Modelo y Tornel, esto es, para lograr que la CTM, sea un
auténtico instrumento de lucha de los obreros.
1991.
1
Hacia un Aumento Salarial.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Las organizaciones integrantes del Congreso del Trabajo han emplazado a
huelga a más de 300 mil empresas industriales y comerciales, las cuales
estallarían el 30 del mes en curso, si los patrones no acceden a otorgar un justo
aumento salarial.
Si la suspensión de labores no se realizara, de todas formas, los
emplazamientos ya significan una presión legítima para doblegar la actitud
prepotente de los grupos empresariales. En efecto, estos no solo se han negado a
otorgar un aumento salarial aduciendo, como siempre, que las compañías de que
son propietarios están al borde de la quiebra, sino que, además, han elevado los
precios de muchos artículos de consumo indispensable, violando, así, un
compromiso para mantenerlos estables, en una muestra de solidaridad nacional.
Había discrepancias entre las dos grandes centrales obreras –la CTM y la
CROC- respecto a la actitud que debería asumirse frente a la carestía de la vida,
pero esa fricción ha sido superada y el Congreso del Trabajo se ha presentado
unido frente a la burguesía por lo que esa posición le redituará excelentes
resultados. Los intentos para que se profundizaran las diferencias entre la CTM y
la CROC, que impulsaban los enemigos políticos del movimiento obrero,
fracasaron, pero, desde luego, es saludable que continúen las discusiones acerca
de la táctica sindical más adecuada, pero dentro del Congreso del Trabajo y no
fuera de él, como quisieran elementos sensacionalistas y amarillistas.
La carestía está afectando también al mercado interno porque se ha
restringido la capacidad adquisitiva de los salarios, fenómeno que también se
revierte en contra de los intereses de industriales y de comerciantes que no
pueden vender sus productos en el volumen en que lo desean, simplemente
porque no hay compradores. Por lo tanto, el aumento salarial, desde el punto de
2
vista de la economía general, tiene también el propósito de reactivar el desarrollo
de las fuerzas productivas y de propiciar la expansión de los negocios.
Sin embargo, es posible que muchos empresarios, obnubilados por la
máxima ganancia en el menor tiempo posible, no entiéndanlos beneficios que
habrán de obtener y pretendan quedarse con la “parte del león”. A ellos conviene
decirles o recordarles que la situación social en la que se desenvuelven millones
de trabajadores manuales e intelectuales se caracteriza por el descontento, la
irritación incluso la desesperación al registrar, con dramatismo, un descenso
paulatino de los niveles de vida de las familias que ellos sostienen. Por lo tanto, un
aumento generalizado de precios, de carácter especulativo, solo agravaría las
tensiones descritas y acentuaría las contradicciones sociales entre las clases
antagónicas, con resultados políticos imprevisibles.
Al Estado le corresponde implantar un control de precios más riguroso y
efectivo a efecto de que el aumento salarial cumpla las finalidades, de justicia
social con que se ha diseñado. En términos estrictos, no habría ninguna
justificación para provocar un nuevo impulso a la espiral inflacionaria porque
dentro de la estructura de los costos de producción los gastos por concepto de
salarios no sobrepasan el 20%. En estas condiciones, el gobierno tendría no solo
toda la autoridad sino también plena razón para combatir alzas inmoderadas de
precios.
18 de marzo de 1983
.
1
Las Tareas Urgentes del Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Congreso del Trabajo se enfrenta al máximo reto político de su
existencia: responder con agilidad, eficiencia y profundidad ante la crisis
económica más severa de la etapa postrevolucionaria. Los problemas son
demasiado complejos y trascendentales como para que traten de encararse y
resolverse exclusivamente por la vía de las declaraciones programáticas o de las
maniobras políticas espectaculares.
En cierta forma, está en peligro la estabilidad social y política de la nación y
también el liderazgo, que desde 1947, ha mantenido el grupo de dirigentes
sindicales actuales. En el seno de las organizaciones obreras se vigoriza la
conciencia clasista, la conciencia de clase explotada y ello presiona a la cúpula
directora a que asuma posiciones más radicales, concretas y definitorias.
Es notorio que en el Congreso del Trabajo existen distintas posiciones y
actitudes para enfrentar la crisis: el Sindicato Mexicano de Electricistas ha
luchado, con intensidad, tanto por sus reivindicaciones salariales como por otras
de carácter económico más generales, tales como la revisión de las tarifas del
consumo eléctrico. Un fruto de esas insistencias es la reducción de las tarifas para
los consumidores agrícolas, que apareciera en el Diario Oficial de la Federación el
pasado jueves. En cambio, otras organizaciones sindicales están sumergidas en el
inmovilismo, como si fueran sociedades mutualistas, o meras ligas de resistencia,
en las que no florece el combate de clase.
Muchos dirigentes del Congreso del Trabajo entienden y practican la
política de alianza con el Estado, no desde las posiciones de la independencia
orgánica y política, sino de la subordinación casi mecánica y obligada a aquel, es
decir, sobre la base del “señor presidentismo”, que tan nefastos resultados ha
tenido para la clase obrera.
2
Debemos convenir que, en términos generales, la respuesta del Congreso
del Trabajo ante la crisis económica ha sido débil e insuficiente. Sus principales
líderes no han podido repercutir en una auténtica modificación de la política
económica sino, antes bien, han reaccionado ante los hechos consumados, ante
las decisiones gubernamentales ya tomadas y ante cada medida o acto que
lesiona los intereses de los trabajadores. Esta actitud, en gran parte, ha propiciado
también el brusco descenso de los ingresos obreros. Las autoridades federales no
consultan al Congreso del Trabajo sobre decisiones que, por su impacto, van a
perjudicar a los asalariados. Quienes deciden estas cuestiones de evidente interés
nacional y popular son los pequeños e impenetrables círculos de técnicos,
consejeros y especialistas.
La única organización afiliada al Congreso del Trabajo que ha movilizado a
su base presionando en la calle por la consecución de sus demandas, ha sido el
SME; el apoyo de la Comisión Económica del Congreso del Trabajo, por ejemplo,
a la revisión de las tarifas eléctricas no se produjo en el momento adecuado sino
tiempo después, de una manera tímida; existe la impresión de que en la
conciencia de múltiples dirigentes sindicales existe un verdadero temor a la lucha
activa de sus agremiados y que aquellos prefieren más cuidar sus conquistas
personales y/o de grupo, el afianzamiento de sus “parcelas” en el movimiento
obrero, que asumir una conducta más agresiva a favor de sus representados.
La experiencia del movimiento obrero, durante la etapa en la que lo dirigió
Vicente Lombardo toledano, indica que por más progresista que sea, o aparente
serlo, el Presidente de la República, no se pueden tomar medidas profundas, de
fondo, estructurales si no están precedidas y/o acompañadas de una fuerte
presión y acción de las organizaciones laborales. La razón es sencilla: la política
es correlación de fuerzas y no un rosario de buenas intenciones. Si las cámaras
patronales inciden orquestadamente sobre el gobierno para que éste satisfaga sus
demandas y peticiones, lo elemental es que el Congreso del Trabajo realizará
exactamente la misma política, pero en sentido contrario. No basta que el
secretario general de la CTM formule pronunciamientos avanzados desde sus
3
oficinas sino es necesario, imprescindible, que la central mayoritaria, de verdad,
desarrolle toda su fuerza social y política, en el terreno de la práctica y de los
hechos.
El reciente aumento a la gasolina tiene evidentes repercusiones negativas
para la mayoría de la clase obrera y por lo tanto, considero que el Congreso del
Trabajo debe plantear, por lo menos, tres exigencias, de cumplimiento inmediato
al gobierno:
1) Convocar, con carácter de urgente, a la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos, para que, de conformidad con lo establecido en la Ley Federal del
Trabajo, otorgue a todos los obreros un incremento salarial extraordinario.
2) En virtud de que es indetenible el incremento de los precios de todos los
productos y de todos los servicios, debe implantarse en la Ley Laboral o en el
artículo 123 constitucional un mecanismo de escala móvil de salarios, de tal
manera que, por lo menos, éstos registren una cierta concordancia con los
primeros.
3) Demandar al Presidente de la República emita, a la mayor brevedad posible,
un Decreto de congelación de alquileres de la vivienda, por lo menos con una
duración de un año.
En vista de la gravedad de la situación actual, el Congreso del Trabajo debe
exigir a la comisión Permanente del Congreso de la Unión, convoque, para el mes
de mayo próximo, a un periodo extraordinario de sesiones, a efecto de discutir y
aprobar este mecanismo compensatorio salarios-precios y una Ley Inquilinaria.
14 de julio de 1979.
1
Los Sacrificios de los Trabajadores.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Asumiendo una actitud insolente, el Presidente de la Confederación
Patronal de la República Mexicana José Luis Coindreau, en conferencia de prensa
sustentada el pasado día 2 acusó a la Secretaría de Comercio de “romper las
reglas del juego” con la política de sanciones y de clausuras a los grandes
establecimientos comerciales que está llevando a cabo, en un marco que calificó
de “escándalo y de demagogia”.
Más adelante, al referirse a las exigencias económicas de los sindicatos, el
representante empresarial se opuso a entrar ahora a ese tipo de negociaciones
pretextando que “aún faltan muchos factores por medir para poder tomar
decisiones sensatas”.
En el Programa de Ajuste a la Política Económica, dado a conocer por el
gobierno federal para enfrentar los efectos post devaluatorios y ya comentado en
estas páginas de El Día, se afirma que el Estado restituirá el poder adquisitivo
perdido por los empleados públicos a raíz de los últimos acontecimientos
financieros y que recomendará que haga lo mismo al sector privado, pero sin
precisar los montos de los incrementos salariales.
Por su parte, el Sindicato Mexicano de Electricistas está exigiendo un
aumento mínimo del 45 por ciento en la revisión de su contrato colectivo de
trabajo, fundamentándose en un estudio detallado sobre la carestía de la vida.
Los dirigentes de la CTM rechazaron el llamado salario de emergencia y
solo se han concretado a pedir un reajuste en comparación con la elevación súbita
y generalizada de productos, mercancías y servicios, fenómeno engendrado por la
devaluación del pasado 16 de febrero.
El diputado del PPS, Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, en la sesión de la
Comisión Permanente del Congreso de la Unión en la que se acordó la
2
comparecencia del Secretario de Hacienda, David Ibarra Muñoz, planteó que los
nuevos aumentos salariales no deberían ser menores de un 40 por ciento.
En el mes de enero, la inflación fue del 5 por ciento, cifra sin precedente en
los últimos 15 años, que fue resultado, entre otros factores, del aumento decretado
a la gasolina en diciembre. El año empezaba mal para la clase obrera, pero
después del 16 de febrero estas perspectivas se han tornado más sombrías. Tan
delicada es esta situación que el propio Presidente José López Portillo, en el
pasado Consejo Nacional de la CTM, ya no pidió sacrificios a los trabajadores sino
solo serenidad.
La devaluación ha provocado una acentuación en el empobrecimiento
general de las masas asalariadas y mucho más en países como México en que los
controles oficiales de precios apenas comprenden algunos productos y
mercancías y en que este control no es tan efectivo a causa de la fuerza
económico y política que detentan los grandes comerciantes, intermediarios y
acaparadores y también por la corrupción que impera en los medios
administrativos.
Por ello, la decisión de la Secretaría de Comercio de clausurar e imponer
sanciones pecuniarias a grandes tiendas de autoservicio, merecen el apoyo de las
organizaciones de trabajadores y de las mejores fuerzas políticas nacionales.
Mientras todas las mercancías suben de precio y se requiere una simple
maniobra especulativa o un expediente sencillo para autorizar sus incrementos,
cuesta muchos esfuerzos revaluar el valor de otras mercancías –la fuerza de
trabajo- a la cual sí se le sujeta a múltiples restricciones, limitaciones y regateos,
tanto por parte del Estado como de la iniciativa privada.
Existe otro aspecto francamente incontrolable que está afectando los
ingresos mermados de los trabajadores: los incrementos desorbitados de los
alquileres de las casas habitación, los cuales, como bien lo documentó El Día, han
llegado, en ocasiones, hasta un 750 por ciento, situación que se debe frenar
3
exigiendo al Presidente de la República emita un Decreto congelando
transitoriamente las rentas de las viviendas.
La CTM anunció el año pasado que efectuaría una huelga general
inquilinaria para presionar a efecto de que se aprobara una legislación al respecto,
pero ni lo uno ni lo otro sucedió; el proyecto de Ley Inquilinaria del PPS quedó
archivado en la Cámara de Diputados, cuya mayoría ni siquiera se atrevió a
realizar las más tímidas reformas al Código Civil en materia de arrendamiento.
Otro rasgo fundamental que indica el nivel de pauperización a que han
llegado los trabajadores en su participación en el Producto nacional Bruto,
participación que ha sido descendente, según lo confirman los últimos cálculos de
la Comisión de Hacienda del sindicato Mexicano de Electricistas.
La relación porcentual de los últimos tres años es la siguiente:
Año Part. Del Trabajo Part. Capital
1979 37.7% 62.3%
1981 36.0% 64.0%
1982 35.0% 65.0%
Esta situación de deterioro lamentable de los ingresos de los trabajadores
de la ciudad y del campo puede profundizarse a consecuencia de la devaluación
del 16 de febrero una actitud pasiva, contemplativa, de los dirigentes sindicales, en
la presente coyuntura, solo provocará una mayor transferencia de recursos,
provenientes de la fuerza del trabajo, a la burguesía industrial y comercial y por
supuesto, incrementaría el descontento en la base de sus agrupaciones.
Por lo tanto, la lucha sindical debe intensificarse, sobre todo, en torno de
tres objetivos de corto plazo:
a) Aumentos mínimos contractuales y salariales de un 45 por ciento.
b) Ajuste salarial inmediato para pensionados y jubilados.
4
c) Implantación de la escala móvil de salarios para frenar, por lo menos, la
extrema voracidad de industriales, comerciantes y prestadores de
servicios.
2 de septiembre de 1979.
1
Alianzas y Autonomía de Clase.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El doctor Pablo González Casanova, en su ensayo titulado, “La Reforma
Política y sus Perspectivas”, editado por la Comisión Federal Electoral, afirma
que los partidos de izquierda deben asumir los riesgos de unirse en acciones
concretas con las organizaciones socialdemócratas para buscar la alternativa
democrática y antiimperialista, preservando su autonomía de clase y su fuerza
ideológica, política y revolucionaria. Es una concepción reiterada concluir que
durante la formación del Frente Popular Antifascista en Europa y América Latina,
algunos partidos de la clase obrera perdieron su independencia, incurrieron en el
colaboracionismo, ungiéndose al “carro” de la burguesía y del imperialismo yanqui
y deformaron su perfil histórico. El mismo “error” lo encuentran en la conducción
obrera de Vicente Lombardo Toledano, durante el gobierno del general Lázaro
Cárdenas, afirmando que los trabajadores fueron “manipulados” por el Estado y
que ello ocasionó un retraso lamentable en la lucha por el socialismo. Ahora es
muy común culpar de todos los males –reales o ficticios- del movimiento
revolucionario a la Internacional Comunista, ante la absoluta incapacidad para
reconocer las deficiencias internas derivadas del dogmatismo y del sectarismo, así
como del conocimiento superficial del marxismo leninismo.
Algunos destacamentos comunistas en Europa, en la etapa del ascenso del
nazismo, menospreciaron las alianzas con las organizaciones socialdemócratas
de trabajadores y en ciertas formas facilitaron el triunfo de la pandilla de Hitler.
Dimitrov, en las deliberaciones del VII Congreso de la Internacional Comunista,
censuró el aislamiento y la estrechez de los partidos proletarios y sentó las bases
políticas del frente amplio antifascista, incorporando a distintas fuerzas políticas y
sociales, que mantenían diferencias ideológicas y clasistas entre sí, pero que
coincidían en el propósito común de enfrentar y derrotar los designios
hegemónicos de la Alemania nazi.
Trotsky postulaba que el estallido de la Segunda Guerra Mundial
representaba una oportunidad histórica para que el proletariado desencadenara la
2
“revolución mundial”, partiendo de la tesis de que la construcción del socialismo
era imposible en un solo país. Es posible que algunos dirigentes políticos
marxistas hayan aplicado en forma mecánica los acuerdos de la Internacional
Comunista, pero no cabe duda que los Frentes populares antifascistas
contribuyeron con una aportación esencial a la derrota final de Hitler. Si la clase
obrera se hubiese guiado por las directrices de Trotsky, las actividades
divisionistas de los elementos quintacolumnistas y profascistas, hubiesen tenido
éxito, aprovechando el enconamiento de los antagonismos entre el capital y el
trabajo. En la historia, lo decisivo son los resultados concretos de las acciones de
las masas y no las premoniciones moralizantes.
La aparición y la lucha de la CTM es producto de un proceso de desarrollo
de la conciencia proletaria de los trabajadores, que venían gastándose desde la
época de la CROM “depurada”, hasta el Comité Nacional de Defensa Proletaria.
Afirmar, simplemente, que Lázaro Cárdenas “formó” la CTM para “controlar” a
los obreros equivale a desconocer la dinámica interna de los hechos sociales e
históricos y atribuir a las personalidades enormes poderes de transformación,
ignorando que el comportamiento humano está regido por leyes naturales
implícitas en el mecanismo más profundo de la sociedad. En realidad se trata de
un proceso complejo: la confluencia, en aspectos nacionales e internacionales
coincidentes, entre las corrientes más avanzadas del movimiento sindical y el
sector de la burguesía progresista, encabezada por el Presidente cárdenas.
Este bloque de fuerzas tenían enemigos comunes: las fuerzas económicas
conservadoras, como el “grupo Monterrey”, los agrupamientos políticos
derechistas, como el PAN y la UNS, la gran prensa anticomunista y los aliados
nacionales del imperialismo. Entre la CTM y Cárdenas existieron aspectos
comunes, pero también diferencias, como por ejemplo, en lo relativo a la
incorporación de los campesinos y de los burócratas a la central obrera, al
otorgarle el asilo a León Trotsky y al plantear la lucha por la nacionalización de los
bienes de las empresas petroleras extranjeras. La historia, en el fondo, no admite
esquemas rígidos, ni explicaciones acartonadas.
3
La clase obrera, agrupada en su partido político, puede y debe establecer
alianzas no solo con los campesinos, los intelectuales progresistas y capas de la
pequeña burguesía urbana y rural, sino, incluso, con otras clases, como la
burguesía industrial nacionalista, no comprometida con el capital extranjero y con
ciertos sectores de la burocracia política, siempre y cuando se preserve su
autonomía, su independencia y su perfil ideológico e histórico. El partido proletario
puede cambiar y hacer variar los aspectos tácticos y aún programáticos, pero no
formula concesiones en lo referente a los principios fundamentales. Aquellos se
ajustan a las circunstancias concretas de cada etapa de la lucha obrera; estos son
de carácter permanente.
La política de alianzas se formula para hacer avanzar a la propia clase
trabajadora y al pueblo en su conjunto, propiciando la formación de un frente de
fuerzas disímbolas, contra enemigos comunes. En realidad, la coalición electoral
del PRI y del PPS en el estado de Oaxaca, que condujo al Senado de la República
a Jorge Cruickshank García, fue furiosamente atacada por los efectos políticos
que engendró, más que por la táctica empleada. Desató la ira de la derecha, los
francotiradores y la izquierda aislacionista y sectaria. Con esta alianza, ni el PRI, ni
el PPS cancelaron sus profundas diferencias filosóficas e ideológicas, ni para
ninguno de los dos implicó el abatimiento de sus principios.
1 de marzo de 1979
1
LXXXVI Aniversario.
Lombardo: Teoría y método, vigentes.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Hoy se conmemora el LXXXVI aniversario del natalicio de Vicente
Lombardo Toledano, el más grande marxista de México. Este hechos se produce
en el momento en que en el país está extendiéndose la diversión y la confusión
ideológica, en que se están abandonando ciertos principios fundamentales de la
lucha revolucionaria y en que ciertos sectores de la gran burguesía se oponen a
todo intento de reglamentar el derecho a la información, para mantener la
manipulación, la hegemonía y la deformación cultural contra las aspiraciones
democráticas y transformadoras de las masas.
En la medida en que se acerca la sucesión presidencial y también como
resultado de la intensificación de las presiones del imperialismo yanqui y de las
ambiciones de los distintos grupos de poder, el debate ideológico y político tiende
a agudizarse aunque no necesariamente a elevarse.
Un examen somero de la prensa y de la televisión nacionales nos hace
reafirmar nuestra conclusión de que vivimos en un enorme atraso en ese terreno;
de pena leer o escuchar opiniones –como las de un tal Guzmán Rubio- de
funcionarios y políticos que no tienen ideas, o que se afanan en superar los serios
problemas económicos que padecemos, tratando de quedar bien con el capital el
trabajo olvidando “que el programa político de la clase obrera mexicana era y es
un programa unilateral, hermético, parcial, socialista. No podía ser, por tanto,
simpático a los hombres que no tenían ese punto de vista…”.1
En el seno del movimiento democrático y revolucionario tampoco podemos
estar satisfechos: las elecciones recientes de los estados de Zacatecas,
Campeche, Durango, Chihuahua, Michoacán, se han caracterizado por un elevado
2
índice de abstencionismo, en donde las autoridades emanan de una pequeñísima
minoría social. El Congreso de la Unión se ha masificado y está disgregándose
aún más en virtud de las divisiones que ocurren en varios partidos; en estas
condiciones, la dirección de la mayoría ha impuesto la táctica del “herradero”, en
donde se pierde o diluye la expresión ideológica de los grupos parlamentarios,
para caer en el verbalismo. El vocerío, la charlatanería y el consiguiente escaso
trabajo legislativo efectivo.
Están en vías de seguir el camino estéril del parlamentarismo burgués más
caricaturesco, que tanto demerita la representación popular.
Algunos se están empantanando en el nacionalismo más estrecho que, en
el campo de la teoría revolucionaria, conduce el oportunismo, al utilitarismo y a la
negación de la vinculación entre lo general y lo particular. No se dan cuenta que:
“nosotros afirmamos que la táctica de lucha del proletariado está circunscrita a las
condiciones geográficas, económicas, históricas, etnológicas, espirituales de cada
región del mundo. Creemos que si la finalidad del movimiento obrero debe ser una
sola para todos los trabajadores de la tierra, el método para conseguir esa
finalidad debe ser distinto en las diversas naciones, de acuerdo con sus
condiciones privativas”.
Si durante muchos años se abandonó el estudio –ya no digamos científico,
sino siquiera serio- de la realidad nacional, es natural que se multipliquen las
veleidades, las vacilaciones y las combinaciones más condenables con
sacerdotes, homosexuales, lesbianas y otras minorías que han creado,
artificialmente, problemas que hacen perder de vista la esencia de la explotación
capitalista.
En cambio, la obra de Lombardo Toledano sobre la Realidad Mexicana es
enorme: se podrían publicar varios volúmenes de sus escritos sobre geografía,
lingüística, etnografía, historia, economía, historia de las ideas, movimiento obrero
y campesino, filosofía, educación. Es decir, mientras otros tenían que recurrir a las
orientaciones de los Congresos de la Internacional Comunista, el pensador
3
teziutleco, conoció profundamente la teoría marxista –como nadie lo ha hecho en
nuestro país- y después, sobre la base de esos principios y de ese método –el
dialéctico- examinó minuciosamente la vida del pueblo, sus costumbres, sus
tradiciones, la razón de ser de sus instituciones públicas y sobre todo el desarrollo
material, o económico, de nuestra sociedad.
Lombardo Toledano, a la vez que reflexionaba sobre la base de principios
generales, aplicando el marxismo a la circunstancia nacional, era profundamente
antidogmático no crítico a la manera de los eurocomunistas. Decía: “nosotros no
pertenecemos, por fortuna, a ninguna iglesia; no creemos que la verdad haya sido
dicha y que no pueda corregirse por los hombres actuales o por las generaciones
venideras…”.
En otra parte consideraba: “el marxismo no es ni una teoría de la
ciencia acabada, ni un recetario para catecúmenos. Es un método de
investigación y de acción revolucionario, de destrucción del pasado y de
creación del porvenir. Es un instrumento para hacer el camino que conduce
a un mundo nuevo; pero no es el camino ya hecho. Marx no pensó por las
generaciones futuras, ni asumió jamás el papel de profeta que predice los
acontecimientos a plazo fijo…”.
14 de julio de 1980.
1
El Peso Político de la Clase Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Desde 1976, en México, ha ocurrido un proceso de renovación
programática en las principales organizaciones obreras, integradas en el Congreso
del Trabajo. Este fenómeno estriba en reafirmar una serie de demandas
económicas, políticas y sociales importantes, tales como una mayor intervención
del Estado en las actividades productivas, la nacionalización de las ramas y
empresas que están en poder del capital extranjero, una compatibilidad entre
salarios y precios, con fisco y utilidades y una presencia más grande de los
representantes de los trabajadores en los órganos legislativos y en los puestos de
la administración pública.
La voz de los asalariados de la ciudad y del campo se ha escuchado con
más fuerza que en el pasado inmediato. En la actualidad, el sector obrero del PRI
cuenta con 99 miembros en la Cámara de Diputados y con 8 en la de Senadores.
Además, candidatos surgidos de sus filas ocupan el Poder Ejecutivo en tres
entidades federativas. A todo ello, debemos agregar un número considerable de
diputados locales, regidores y funcionarios de diferente rango administrativo.
Sin embargo, esa presencia no ha sido determinante en el sistema político y
más bien se trata de una situación de equilibrio, a veces, de seria desventaja,
respecto de las posiciones de las fuerzas derechistas y empresariales.
El Estado, después de la crisis de 1976, se vio obligado a modernizar las
relaciones políticas efectuando una reforma que amplía la representación popular.
Por otra parte, los dirigentes obreros más importantes radicalizaron su lenguaje
político y han propuesto metas y objetivos que, hasta ese momento, solo
proclamaban los partidos revolucionarios y progresistas.
Lo que pasa en México hoy es parte de lo que acontece en el resto de las
naciones capitalistas: el incremento de las tasas inflacionarias y el aumento del
desempleo han provocado que los trabajadores intensifiquen su lucha, su
2
resistencia, contra la explotación acrecentada del capital nativo y de los grandes
monopolios internacionales.
En contrario a lo que hace tiempo predicaron los ideólogos de la llamada
“nueva izquierda”, que creyeron en la esterilidad de la clase obrera, los cambios
políticos y sociales más significativos que han ocurrido en Europa y en América
Latina, han sido impulsados por las organizaciones de trabajadores manuales e
intelectuales, tanto las de carácter sindical como político.
El triunfo de la izquierda francesa, que condujo a la Presidencia de esa
nación al socialista Francois Mitterrand y a una presencia mayoritaria en el
Parlamento, fue una obra de las masas laborantes que, descontentas con la
política derechista giscardiana, votaron a favor de un cambio democrático,
antimonopolista, que desbroce el camino para una transformación más radical de
la sociedad.
En América Latina constatamos que los obreros, al lado de sus aliados
naturales, los campesinos, los indígenas y los intelectuales progresistas,
encabezan en este momento las luchas más álgidas que se producen en la región.
En Centroamérica se destaca el combate heroico de los trabajadores en el FMLN
y el FDR en El Salvador y en distintas organizaciones armadas y de masas de
Guatemala que se han unido para derrocar más prontamente a la sangrienta
tiranía que se oculta bajo una máscara de legalidad.
En México y en otros países de similar condición socioeconómica no puede
hacerse política –entendida como el conjunto de actividades que están
relacionadas con el poder del Estado- sin la participación de los obreros como
fuerza organizada. Es más: ninguna modificación social trascendente puede
ocurrir ya en la esfera económica como en la política, sino predominan los
trabajadores en la lucha nacional, buscando el frente común con los distintos
partidos marxistas leninistas y/o antiimperialistas.
3
Desde luego que este combate no es sencillo, ni está exento de
debilidades, claudicaciones, o de retrasos, porque lo que se dirimen son intereses
materiales y el futuro de la sociedad y no meras formulaciones teóricas.
La burguesía dispone de múltiples mecanismos de control, subordinación,
contención y enajenación ideológica para ejercitarlos contra la clase obrera, no
solo para que no se fortalezca su conciencia de clase, sino también para evitar
que del lenguaje político de los dirigentes se democraticen los organismos
intermedios o se pase al programa de lucha y de este a la materialización de su
contenido.
La clase obrera aumenta su peso específico en la sociedad capitalista
cuando está guiada por un partido marxista leninista capaz e influyente en su
seno, cuando reconquista su unidad, practica la democracia como norma de vida
interna y conserva su autonomía frente al Estado y los patrones.
2 de octubre de 1981.
1
La Oposición a las Iniciativas Obreras.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El diputado Gilberto Mosqueda, por fin, pudo plantear en el recinto
parlamentario la exigencia de los legisladores del sector obrero para que se
dictaminaran las iniciativas pendientes. Pero aún en el camino que hay que
recorrer está erizado de dificultades tanto por la oposición que plantean los
diputados derechistas y los conciliadores con la burguesía reaccionaria, como por
las presiones adversas que han desatado la empresa privada.
Las proposiciones de los diputados del Congreso del Trabajo son
importantes porque tienen la finalidad de afectar intereses económicos
retardatarios, de elevar el nivel de vida de las masas trabajadoras y acrecentar su
presencia política en las distintas esferas de la sociedad y del Estado.
La lucha por la derogación de la requisa se ubica en el necesario respeto
que el gobierno debe guardar hacia los derechos fundamentales de los obreros,
entre ellos, al del derecho de huelga. No cabe duda que con ese recurso de
carácter administrativo, que emana de un ordenamiento legal secundario, el
Estado ha impedido, en la práctica, el ejercicio del derecho de huelga, no obstante
que ha tenido la suficiente capacidad de arbitraje en los conflictos obrero-
patronales y que los líderes de agrupaciones de telefonistas y de electricistas, han
cuidado de no enfrentarse violentamente al poder público.
La implantación de la semana de 40 horas con pagos de 56 es una vieja
demanda del movimiento sindical nacional por medio de la cual se pretende que
los trabajadores tengan un acceso mayor, más real a los beneficios de la
educación, la cultura, la capacitación técnica, el descanso y la recreación.
La derogación del trato discriminatorio de que han sido objeto los
empleados bancarios buscan reparar una gran injusticia y a la vez, superar una
contradicción absurda –negación de derechos a un sector de la clase trabajadora-
en una nación que tiene una legislación laboral avanzada, en la que se han dado
2
grandes luchas hasta legitimar las armas económicas de que dispone el
proletariado en los países capitalistas.
Estas demandas son las que, por su trascendencia, despiertan el rechazo y
la animadversión de la burguesía reaccionaria y de sus aliados políticos. Los
dirigentes de la banca privada, desde la época de Echeverría, desintegraron al
núcleo organizador de la asociación sindical, e incluso separaron de sus empleos
a los impulsores del citado proyecto. Después de ese tropiezo, se ha registrado un
reagrupamiento de quienes, con mayor conciencia de clase, pugnan por los
derechos sindicales de los empleados bancarios.
El trabajo de una comisión de sindicalistas ha sido lento y difícil porque ese
sector de la clase trabajadora ha estado marginado de la lucha obrera
revolucionaria y los ideólogos de las instituciones financieras se han encargado de
inocular la apatía, el conformismo y la pérdida de su identidad como explotados
por un patrón.
La banca privada, ahora fortalecida por la transformación a banca múltiple,
hace descansar su actitud prepotente y soberbia frente a sus trabajadores y
empelados, en la fuerza económica que ha vendió conquistando. Su activo creció
de 1974 a 1979 de 255 mil millones de pesos a 919 mil millones y los sistemas
Bancomer, Banamex, Banca Serfín y Comermex controlan ya el 65 por ciento
de los depósitos bancarios nacionales.
El proceso de banca múltiple hace más eficiente la utilización de los
recursos financieros, pero al mismo tiempo, otorga mayor libertad o flexibilidad a
los líderes bancarios para asociarse con la industria y el comercio, vulnerando los
mecanismos de control que tienen el Banco de México. Se han tragado a los
bancos medianos y pequeños lo que implica un estímulo a la concentración en la
vida económica.
Los empresarios organizados centralmente impugnan la semana de 40
horas afirmando que, de implementarse, desplomarían la productividad y la
3
producción, con lo que muchas empresas quebrarían. Este enfoque privatista tiene
también sus correspondientes partidarios dentro del gobierno y de su partido.
En círculos oficiales, políticos y parlamentarios prevalece la convicción de
que, para superar los problemas de la economía nacional, es imprescindible
aumentar constantemente la producción de bienes y servicios y no les importa
evaluar el costo social ni la forma cómo se van a distribuir después esos bienes y
servicios. Así, por ejemplo, se esfuerzan por aumentar la producción alimenticia,
pero no quieren saber nada de afectar la presencia de las filiales de los
monopolios imperialistas, ni de eliminar las deformaciones del sistema de
comercialización.
Los grandes empresarios privados y sus servidores políticos no manifiestan
tener una mentalidad burguesa moderna y anclados en el capitalismo primitivo –
por supuesto, ampliamente benéfico para ellos- no desean retroceder un milímetro
en la captación de utilidades, no aspiran a efectuar nuevas inversiones para
generar empleos, ni adquirir una tecnología más moderna. Salvo contadas
excepciones, esos burgueses siguen viviendo en la placenta del proteccionismo
estatal y alimentándose plácidamente de los subsidios que reciben de las
empresas estatales.
Desde el punto de vista político, la gran burguesía industrial y comercial
sabe, por experiencia histórica, que de conquistarse la semana de 40 horas, ella
abriría las puertas para otros triunfos laborales.
Los enemigos de las iniciativas obreras son diversos y poderosos y esta
tremenda fuerza económica tiene, forzosamente, que presionar negativamente en
la Cámara de Diputados, que no es una ínsula, al margen de la lucha de clases
como la concibe –por lo menos hacia la prensa- el diputado Luis M. Farías,
cuando afirma que esa Cámara no registra presiones de ningún tipo.
Esta pelea, que hoy no rebasa los límites de la negociación oculta entre los
sectores y grupos del partido gobernante, es, diríamos, natural, porque la historia
4
gloriosa del movimiento sindical nos enseña que ninguna conquista obrera
importante se ha producido sino es merced a una exigencia y lucha firme de los
trabajadores.
13 de diciembre de 1981.
1
La Requisa, Contra el Derecho de Huelga.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas Manuel
Fernández Flores en un mitin conjunto de solidaridad con los trabajadores
telefonistas, celebrado recientemente, reafirmó la condena de la organización
obrera que dirige contra el recurso de la requisa, por medio de la cual se vulnera
realmente el derecho de huelga y se tratan de desvirtuar las justas presiones que
enderezan los sindicatos en sus antagonismos contra los patrones.
Otras voces también se han expresado en contra de esa medida
administrativa de carácter anticonstitucional, incluyendo a Fidel Velázquez y a
otros dirigentes del Congreso del Trabajo. No obstante que en la Cámara de
Diputados hay 90 legisladores provenientes del sector obrero del PRI, ésta figura
no ha sido derogada. Se supone que la Gran Comisión del Senado está presidida
por un dirigente obrero, pero en esa cámara, muchos menos, se han intentado
disolver esta restricción a una prerrogativa más general.
Solo el senador Jorge Cruickshank García, secretario general del PPS, ha
censurado acremente la requisa, tal como se manifestó, una vez más en la pasada
sesión de la Comisión Permanente.
El tema recobra actualidad porque el Sindicato de Telefonistas de la
República Mexicana está solicitando a la Compañía un aumento del 40% en los
salarios, mientras la parte patronal solo ofrece el 30% en términos generales. Hoy
el Sindicato tendrá una asamblea para que la base, por medio de sus
representantes, decida si se acepta la citada proposición, o, por el contrario, se
determina decretar la huelga, que estallaría el 25 de los corrientes.
Contra el Sindicato de Telefonistas se ha aplicado reiteradamente la requisa
de tal manera que, en la práctica, las huelgas que ha promovido han sido
inexistentes, ya que el gobierno contrata personal de confianza y continúan
funcionando las instalaciones. El derecho constitucional de los obreros no se
2
puede ejercer, aunque teóricamente se dice que se respeta. Hay huelga en
Teléfonos de México, pero, paradójicamente, los aparatos siguen comunicando.
La requisa está contenida en la Ley General de Vías de comunicación; su
“espíritu” data de las leyes de emergencia –como aquella relativa al delito de
“disolución social”- por medio de las cuales se trataba de proteger al Estado de
las actividades de los quintacolumnistas, de los simpatizantes del fascismo que se
agrupaban en el PAN, la UNS y la Confederación de la Clase Media cuyas
acciones y planes denunciara Vicente Lombardo Toledano durante un sensacional
mitin efectuado en la Arena México. El gobierno pretendía impedir la paralización
de las empresas básicas que estaban bajo su control, en previsión de sabotajes,
atentados, boicots y otras expresiones de violencia derechista.
Aunque, desde un principio, esas leyes de emergencia restringían ciertos
derechos individuales y sociales fundamentales de los trabajadores y de los
ciudadanos en general, Lombardo Toledano, a nombre de la CTM, obtuvo el
compromiso de que esas normas fueran de naturaleza transitoria, es decir, que
una vez terminado el estado de guerra, deberían derogarse dichas disposiciones.
Pero el régimen de Miguel Alemán no cumplió con ese convenio y no solo
no eliminó esa legislación extraordinaria, sino la aplicó, pero no en contra de los
fascistas y sus aliados, sino contra personalidades del campo democrático y
revolucionario y contra dirigentes sindicales que luchaban contra el reformismo.
Recordemos que el delito de “disolución social” desapareció hasta el periodo de
Díaz Ordaz. Pero la requisa ha continuado hasta el momento.
¿En qué consiste esta medida? En la intervención directa del Estado para
preservar el funcionamiento de algunas empresas que se consideran vitales
(teléfonos, ferrocarriles, electricidad, aeronavegación y otras) para el desarrollo del
país, cuando ha estallado una huelga.
Lo grave es que, aduciendo un cierto interés nacional, esa arma importante
de los trabajadores resulta inofensiva ya que se le corta la fuerza de presión que
3
tiene en forma implícita. En efecto, la huelga no surte los efectos que esperan
quienes la promueven porque entre en acción el personal contratado
especialmente por el gobierno para continuar operando las máquinas y los
implementos técnicos. El “esquirolaje”, que tanto afecta la lucha de los sindicatos,
se legitima sobre un conjunto de normas legales.
Por otra parte, mientras que el derecho de huelga se encuentra en el más
alto rango jurídico –el constitucional- la ley que establece la requisa es de
naturaleza secundaria. Además, ese derecho, históricamente ganado por las
luchas de los trabajadores, queda al arbitrio de una sola persona, el Presidente de
la República y/o el Secretario del Ramo, lo que resulta, a todas luces,
desproporcionado.
Se dice que la huelga en esas empresas ocasiona graves daños a muchas
personas. ¡Claro! La huelga es un arma precisamente porque provoca este tipo de
efectos. Si no fuera así, no sería un instrumento de combate. Si el estallido de una
huelga no generara malestar, conflictos, bajas en la producción, los trabajadores
no hubieran pugnado tanto por conquistar ese derecho.
El Sindicato de telefonistas enfrenta, además, tanto las maniobras comunes
de la Empresa, como las permanentes provocaciones de un grupo reducido de
trotskistas que exigen que se abandone el Congreso del Trabajo y entronizar lo
tradicional cuanto llena de fracasos políticos sindical campista de “todo o nada”,
exactamente a la manera de los anarquistas más primitivos y viscerales.
La Compañía encuentra irritante la renovación democrática que llevó al
seno de la organización el Comité ejecutivo que encabeza Francisco Hernández
Juárez y trata, infructuosamente hasta hoy, de hacer volver a etapas superadas
(como la de Salustio Salgado). Como siempre, desde distintas perspectivas,
patrones y ultraizquierda delirante se dan la mano en las intentonas golpistas y
divisionistas.
4
Por fortuna, es sólida la alianza fraternal entre las direcciones de
Telefonistas y del Sindicato Mexicano de Electricistas y éste es un factor que
impide que tengan éxito esas ofensivas. El Pacto STRM-SME es un compromiso
vivo, actuante, militante y o mera declaración de intenciones. Confiamos en que,
una vez más, el Comité Ejecutivo de Telefonistas, sabrá salir adelante, fortalecido,
contando, como siempre con la mayoría, de esta prueba que se afanan en
interponerle sus enemigos de dentro y de fuera.
16 de abril de 1981.
1
Crítica y Autocrítica en el Movimiento Obrero
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La Asamblea Nacional Extraordinaria de la Confederación Revolucionaria
de Obreros y Campesino (CROC), efectuada en la ciudad de Puebla, se
caracterizó por su tendencia programática avanzada y por su actitud crítica y
autocrítica, de la que, por desgracia, existen pocas muestras entre las
organizaciones de trabajadores. A veces predominan las denuncias vehementes y
el tono triunfalista, pero a la hora de pasar a las acciones concretas no se dan
esos pasos decisivos que se anuncian. Efectivamente, como dice la CROC, existe
una gran incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Durante muchos años, a partir de 1947, como resultado de la campaña
anticomunista rampante, se ocultó cuidadosamente la herencia teórica y política
de Vicente Lombardo Toledano, e incluso su nombre se proscribió de los
documentos, periódicos, textos de las agrupaciones gremiales, sobre todo de la
CTM. Los impulsores del Partido Popular fueron sistemáticamente hostilizados y
excluidos de sus sindicatos y federaciones y el régimen alemanista desató una
feroz ofensiva contra quienes se agrupaban en la UGOCM, en una maniobra
desesperada para derrotar el avance de las ideas de la clase obrera.
La Asamblea Nacional Extraordinaria de la CROC declaró que:
“Debemos tomar el ejemplo de Vicente Lombardo Toledano quien de la cátedra
pasó a servir a los intereses de los explotados, integrándose en la palabra y en la
acción a la clase obrera. Un importante mérito de su vida política sindical es haber
contribuido al fortalecimiento teórico y práctico de la lucha de los trabajadores, por
eso la CROC hace un reconocimiento póstumo a la importante labor del maestro
Lombardo Toledano.”
En verdad, desde el lejano 1919, el joven brillante de Teziutlán, se
incorporó para siempre al movimiento obrero, al diferenciar del resto de sus
2
compañeros de la Universidad, la mayor parte de los cuales se dedicaron a la
docencia o a distintas profesiones liberales.
En la actualidad, los reconocimientos a la obra de Lombardo Toledano
tienen (o deben tener) un significado muy preciso: acrecentar la lucha por la
unidad y la independencia de las agrupaciones obreras, pero sobre la base de las
tesis del sindicalismo revolucionario.
Se puede discrepar de la línea político-sindical de Vicente Lombardo
Toledano, pero se puede afirmar que éste mantenía una actitud de congruencia
entre lo que planteaba y realizaba. Cuando se imposibilitaba la conquista de
ciertas metas y objetivos, se procedía a la acumulación de fuerzas para vencer los
obstáculos y obtener, finalmente, la victoria.
La CROC señala con toda razón que los propósitos económicos y sociales
que ha postulado el Congreso del Trabajo deben tratar de alcanzarse,
organizando e impulsando a los trabajadores hacia su consecución. Esto es cierto
si tomamos en cuenta que hay dirigentes a quienes les produce animadversión o
espanto la movilización de las masas y el necesario enfrentamiento que se
produce con las fuerzas reaccionarias y pro imperialistas.
Según el investigador Manuel Camacho, el Congreso del Trabajo afilia a
más de 3 millones de obreros y empleados, pero todavía se encuentran fuera de él
distintos sindicatos importantes como los de los universitarios. Con claridad la
CROC hace notar que es posible y deseable una unidad más plena incorporando
a diferentes agrupaciones que han expresado su deseo de ingresar al máximo
centro coordinador del movimiento laboral.
Además, es un hecho grave que el propio Congreso del Trabajo no se haya
podido constituir a nivel de las entidades federativas, que es en donde, muchas
veces, la lucha de clases es más aguda y más poderosa la influencia de las
fuerzas económicas regionales.
3
La CROC es la segunda central obrera del país y por lo tanto, sus
consideraciones y proposiciones acerca del mejor funcionamiento del Congreso
del Trabajo, de su democratización, deben ser atendidas y analizadas con toda
seriedad por el resto de las organizaciones afiliadas en un marco unitario.
En resumen: no basta conquistar la vanguardia programática, hay que
alcanzar la política; modificar la correlación de fuerzas nacionales para que los
hechos sigan a las palabras. Es decir, se trata de que la clase trabajadora
encabece las luchas populares.
22 de noviembre 1986.
1
Unidad de Clase o Absorción Mecánica.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El octavo Congreso Nacional del Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), dirigido por el senador
Leonardo Rodríguez Alcaine, reformó sus estatutos para hacer obligatoria la
afiliación colectiva e individual al Partido Revolucionario Institucional, aprobando,
incluso, la cancelación del contrato de trabajo con la empresa para aquellos
trabajadores que militen en otros agrupamientos. Es decir, se interpone
deliberadamente un obstáculo muy poderoso en el camino de la unidad, o de la
fusión con el Sindicato Mexicano de Electricistas en donde impera el principio de
la libertad política.
Por otro lado, el director general de la Comisión Federal de Electricidad,
ingeniero Escofet Artigas, declaró recientemente que en los primeros 3 meses de
1981 se efectuará la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, con
lo que se procederá a la integración definitiva de la industria eléctrica nacional,
paso que evidentemente aplauden y apoyan las fuerzas democráticas y
antiimperialistas del país. Con la adquisición de las acciones canadienses se
elimina, por fin, toda injerencia o participación directa del capital extranjero,
aunque todavía que de la dependencia tecnológica que se expresa en los grandes
volúmenes de maquinaria y equipo que se importan anualmente.
Entre los dirigentes del SUTERM y del SME existe la aceptación de
marchar hacia la unidad, es decir, hacia la creación futura de una sola gran
organización nacional de los trabajadores electricistas. Pero existen diferencias de
fondo y de forma y hasta ahora no existen pasos o negociaciones que tiendan a
superarlas, por lo que consideramos que está en peligro la integridad del SME,
que es la agrupación minoritaria desde el punto de vista cuantitativo.
Los líderes del SME han planteado con razón que la unidad y la fusión
orgánica no se deben abordar desde el ángulo exclusivo de la fuerza numérica,
2
sino que se trata de una cuestión realmente profunda que comprende aspectos
políticos generales, la democratización de la nueva agrupación y el conjunto de
conquistas económicas y sociales que deben enarbolarse.
Es decir, entre el SUTERM y el SME existe una enorme disparidad en lo
que se refiere a la posición que guardan en el seno del movimiento obrero y
respecto de su vida interna. El SME ha estado en el primer lugar en el proceso de
renovación programática y política del sindicalismo mexicano y en cambio el
SUTERM ni siquiera ha defendido las demandas económicas y sociales de la
CTM: En el SME se ejerce concretamente la participación directa de los
trabajadores en todos sus órganos interiores; en tanto, en el SUTERM, esta
presencia general de la base del sindicato prácticamente no existe.
Por supuesto que no compartimos la pretensión de que se trata, por lo
tanto, de dos agrupaciones antagónicas o enemigas, o de que en un lado están
los malos y en el otro los buenos. Ese fue el error en que siempre incurrió el grupo
divisionista de Rafael Galván: expresó, primero, la imposibilidad de tratar con los
líderes reformistas y después éstos, al final, le arrebataron las secciones que
controlaba el ex senador del PRI. No. Lo que señalamos es que entre el SUTERM
y el SME se dan diversos grados de desarrollo sindical, o diferentes concepciones
respecto de un conjunto de asuntos esenciales.
En primer lugar, está el aspecto referente a las relaciones con el Partido
Revolucionario Institucional. En efecto, el SUTERM pertenece al Congreso del
Trabajo y también, como tal, es decir, colectivamente, al partido del gobierno. En
cambio, el SME, al lado del SNTE y del Sindicato de Telefonistas, garantiza el
principio de la libre afiliación partidaria y el de la independencia frente al Estado.
Aunque, en el pasado, el SME ha tenido secretarios generales que pretendieron
violar estas normas, la base y los cuadros intermedios jamás permitieron que se
conculcara ese derecho a la libertad política y a la autonomía.
En la actualidad, el secretario general del SME es Manuel Fernández Flores
quien, a su vez, es miembro de la Dirección Nacional del Partido Popular
3
Socialista. Pero también hay en el Comité Nacional, en el Comité Central y en los
centros de trabajo militantes de otros partidos políticos. De acatarse los acuerdos
del octavo Congreso del SUTERM, el SME perdería su carácter de organización
de frente amplio, planteándose la exclusión sindical y laboral de quienes no
aspiran a pertenecer al PRI, empezando por los integrantes de la corriente sindical
que encabeza el PPS.
En rigor, los líderes del SUTERM están entendiendo el proceso de la unidad
como una mera absorción mecánica en la que el sindicato mayoritario le impone
al minoritario una serie de condiciones, sin que exista la posibilidad de su
negociación democrática y muchos menos de una integración clasista de sus
órganos directivos y de su línea política general.
Sin embargo, entre los dirigentes y la base del SME existe una franca
oposición a esa forma antidemocrática de abordar el problema de la unidad. Que
nadie se llame a engaño –mucho menos el gobierno- solo un acto representativo
gigantesco podría acabar con la tradición democrática en el SME, haciéndolo
desaparecer para incorporarlo forzadamente en el SUTERM. La unidad de los
electricistas tiene que generarse en torno a los principios de la clase trabajadora,
si ha de ser duradera y benéfica, a los aspectos mutuamente convenidos,
tomando en cuenta los intereses de los afiliados en las dos agrupaciones y no
mediante la consumación de una acción del derecho laboral para determinar la
titularidad del contrato colectivo.
El sindicato único debe ser producto del consenso de los trabajadores de la
industria eléctrica, no una imposición surgida de la mera fuerza numérica, ni
mucho menos, una decisión unilateral de las autoridades.
23 de noviembre de 1980.
1
Un Nuevo Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La celebración del 1º de mayo nos dejó lecciones muy importantes: el
Congreso del Trabajo, tal como lo conocemos en la actualidad, está inmerso en
una crisis insalvable no solo desde el punto de vista programático y político sino
también orgánico, es decir, en su calidad de máximo órgano representativo de los
trabajadores (por lo menos en el sentido formal del término); han aparecido otras
agrupaciones, como la Coordinadora Intersindical, que cada vez más demuestra
tener un evidente apoyo de masas, aunque solo lo hace de una manera
circunstancial; existe un rechazo unánime en las filas del proletariado a la política
económica en curso y por lo tanto, ya no puede decirse que persiste la alianza
histórica entre el movimiento obrero y el estado de origen revolucionario, como
solía repetir con mucha frecuencia Ángel Olivo Solís, extinto dirigente de la COR.
El Congreso del Trabajo no fue capaz de organizar una manifestación
unitaria y demostró que en su seno existen ya graves fisuras, como la
representada por los dirigentes Elba Esther Gordillo, Antonio Rosado, Francisco
Hernández Juárez y otros que desde hace tiempo se nuclean en la FESEBES.
Estos líderes plantean una serie de discrepancias en torno a la conducción de ese
organismo, que no sabemos si alguna vez lo han hecho en una asamblea interna y
se han discutido.
Visto el diferendo desde el punto de vista externo, ellos tienen la razón pues
el Congreso del Trabajo no ha podido encabezar las justas demandas de los
obreros frente a los sucesivos gobierno neoliberales y antes bien, se han
subordinado a ellos, ocasionando al pueblo en general un grave daño económico y
social.
Pero además, el Congreso del Trabajo no ha presentado a las autoridades
alternativas, soluciones, salidas específicas a la crisis actual y en el mejor de los
casos se ha limitado a criticar algunos aspectos de la política neoliberal, aunque,
2
en forma contradictoria e incongruente, lo han apoyado al suscribir todos los
convenios y pactos que ha habido en los últimos sexenios. Se puede afirmar que
el Congreso del Trabajo ha asumido un papel de cómplice de los regímenes
neoliberales de Miguel De la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y ahora de Ernesto
Zedillo y por lo tanto, ha perdido la influencia que algún día llegó a tener entre la
masa asalariada. Los últimos presidentes, entre ellos, Carlos Rivapalacio, han
tenido un desempeño anodino, gris, que no ha permitido encabezar ninguna lucha
importante de los obreros, ya no digamos por la obtención demás prestaciones
económicas o de mejoras salariales sino por lo menos para frenar el deterioro
franco y en picada que han observado los ingresos del trabajo desde que se
implantó la política neoliberal.
¿Qué autoridad moral, política y social pueden tener los líderes del
Congreso del Trabajo que no han sabido mantener una posición digna frente a la
política oficial que a la vez que ha depredado los salarios ha inflado la tasa de
ganancia de los capitalistas? Ninguna. Por ello, cuando Rivapalacio amenazó con
sancionar a los sindicatos que participaran en la manifestación del 1º de mayo, se
le contestó con una sonora carcajada y un profundo desprecio. Ello, desde luego,
no impidió que más de medio millón de trabajadores, organizados en dos
marchas, hayan concurrido al Zócalo, mientras el Congreso del Trabajo hizo un
acto, debidamente supervisado y sometido, por los burócratas sindicales, con el
apoyo del Estado Mayor Presidencial. Aun así, un sector de esos asalariados
expresó su oposición a la política neoliberal y a la conducta débil y entreguista de
Rivapalacio, que más que un líder obrero se comporta como si fuera un
funcionario público, cuya misión consiste en explicar y justificar todas las
decisiones que toma el gobierno federal.
La crisis del Congreso del Trabajo, la presencia cada vez más activa de la
FESEBES, el surgimiento de la Intersindical son elementos que obligan a realizar
un planteamiento global hacia una nueva etapa en la unidad del movimiento
sindical, tomando en cuenta los requerimientos de los tiempos actuales. Es
necesario, en primer término, que ocurra en cada una de estas instancias un
3
proceso de discusión y reflexión, de crítica, pero también de autocrítica, acerca de
la trayectoria que hasta este momento han tenido las organizaciones sindicales y
sobre todo, acerca de su comportamiento frente a los gobiernos neoliberales;
examinar la situación económica, social y política actual para avanzar hacia la
formulación de un Programa General de Reivindicaciones y para precisar las
características que debe tener la estrategia y la táctica sindicales; establecer
relaciones de amistad, colaboración, ayuda mutua entre todas las organizaciones,
a la hora de enfrentar problemas comunes par air eliminado, en la práctica, el
desconocimiento que tienen los líderes entre sí, la desconfianza, las rivalidades
políticas, a efecto de sentar las bases reales de un nuevo proceso de lucha
unitaria que por comprender a todas las instancias involucradas, debe ser
cualitativamente superior a lo que represento en su mejor momento el Congreso
del Trabajo.
7 de agosto de 1986.
1
El Congreso del Trabajo debe Reestructurarse.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El Congreso del Trabajo cumple 25 años de existencia, inmerso en la más
profunda crisis política y social de que se tenga memoria, a punto de convertirse
en un aparato simbólico, exento de todo poder real, que puede incluso dividirse.
La culminación de este profundo deterioro llegó en el momento en que fue
designado, en forma por demás irregular, al nuevo Presidente, Rafael de Jesús
Lozano, dirigente burocrático, que no contó con el apoyo de la CTM y de otras
importantes sindicales nacionales.
En las condiciones en que se encuentra el Congreso del Trabajo ni siquiera
interesa al grupo de Salinas pues se requiere un “sindicalismo moderno”, que
desarrolle una mínima actividad y es por eso que se está impulsando, desde los
círculos del poder, a la Federación de Sindicatos de Empresas y Servicios, que
permita un ropaje obrero al proyecto tecnocrático en marcha y que conjure
cualquier asomo de la lucha de clases.
Hace 25 años, la Asamblea Nacional del Proletariado, de la que surgió el
Congreso del Trabajo –bajo el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz- despertó las
esperanzas de la clase obrera industrial en un resurgimiento de la unidad
combativa que había caracterizado a la CTM bajo la dirección de Vicente
Lombardo Toledano y en una lucha más enérgica por las reivindicaciones
económicas y sociales de los asalariados.
Hoy podemos decir que, en gran parte, esas expectativas se han frustrado
pues propiamente desde el año de 1982 el Congreso del Trabajo fue perdiendo su
influencia en la orientación de la política oficial y en el contexto de la lucha contra
el capital y el imperialismo, en tanto han prevalecido las tendencias
contrarrevolucionarias en el rumbo de la nación y se han incrementado el peso
específico de los grandes empresarios en las principales decisiones públicas.
2
Es cierto que el Congreso del Trabajo tuvo una participación destacada en
la ampliación de los beneficios del Seguro Social, en la creación del INFONAVIT,
el FONACOT y otras instituciones pero si bien es verdad que en los primeros años
de su existencia defendió el valor real de los salarios manteniendo una tasa
inflacionaria moderada, a partir del fin del sexenio de José López Portillo, esta
situación se modificó sustancialmente y se ha afectado, como nunca en el pasado,
el nivel de vida de los trabajadores del campo y de la ciudad, habiendo disminuido
en un 55% el poder real de compra de los salarios y desplomando el consumo vital
de proteínas de origen animal.
Un punto sobresaliente de las aportaciones teóricas e ideológicas el
Congreso del Trabajo se dio durante el sexenio de Luis Echeverría que propuso la
reforma económica impulsando la vía del nacionalismo revolucionario. Pero
después dicho impulso se diluyó y el país entró a dos fases críticas, la
petrolización de la economía nacional y el sacrificio del crecimiento del PIB y del
gasto social para pagar solo los intereses de la deuda externa. Y ahora nos
encontramos en una etapa cada vez más aguda de la misma política anterior, solo
que moderada, en sus efectos negativos por el Pronasol.
En los últimos 10 años, las direcciones del Congreso del Trabajo no han
asumido una defensa real de la soberanía nacional pues durante mucho tiempo
privilegiaron el pago de la deuda externa (Miguel De la Madrid) no obstante que se
estaban menoscabando los ingresos reales de la mayoría de la población, se
permitió el ingreso de México al GATT con la quiebra consiguiente de cientos de
empresas medianas y pequeñas y suscribieron los pactos estabilizadores que
siempre implicaron una reducción de los salarios y un incremento notable de las
utilidades de los grandes empresario.
No hubo nunca una auténtica lucha por los intereses económicos y sociales
de los trabajadores, como sucedió en la época de 1936 a 1941, sino solo una
política plegadiza hacia el gobierno en turno, sin hacer ninguna resistencia efectiva
sino solo declaraciones de prensa inocuas. La respuesta oficial a esa conducta
3
sumisa fue el otorgamiento de algunas gubernaturas, diputaciones y senadurías,
sin que ellas tuviesen una repercusión sensible en la orientación de la
administración pública y de los órganos representativos del pueblo.
Vicente Lombardo Toledano decía que los representantes sindicales
ocupan los cargos públicos para defender los intereses de los agremiados, para
combatir con la filosofía del proletariado frente a la burguesía y no para
enriquecerse y pasarse, por lo tanto, en forma objetiva, al campo enemigo.
Una de las causas más fuertes de la nula presión sindical y política del
Congreso del Trabajo radica en que muchos de los líderes gremiales se han
convertido en contratistas, en auténticos multimillonarios, a los cuales les
preocupa sobre todo cuidar sus negocios e inversiones y por lo tanto no son
capaces de tocar al gobierno “ni con el pétalo de una rosa”, como dice nuestro
pueblo.
Desde el punto de vista interno, el Congreso del Trabajo no ha logrado
alcanzar una verdadera representatividad social pues solo agrupa, teóricamente,
el 30% de la población sindicalizada y dentro del aparato, sólo la CTM, CROC,
FSTE, SNTE, tienen una afiliación importante; el resto de los sindicatos no influyen
en la toma de decisiones del propio congreso del Trabajo, ni son tomados en
cuenta en ninguna negociación.
En estos 25 años ha sido una necesidad política imperiosa que el Congreso
del Trabajo se abra a otros sindicatos y federaciones, a los mal llamados
independientes, a efecto de que aumente su fortaleza y puede ser una agrupación
con mayor influencia real, pero para que eso suceda tienen que modificarse los
vínculos que se tienen con el PRI, entre otros la afiliación obligatoria a ese partido
que todavía ostentan algunos sindicatos y la superación del sectarismo
izquierdista, que solo ha conducido al aislamiento y a la pequeñez en la lucha de
clases.
4
En ésta etapa crítica y definitoria, el Congreso del Trabajo debe
reestructurarse a fondo aumentando el número de sus afiliados, otorgándoles
capacidad de movilización y de presión, de la que han carecido, manteniendo una
actitud independiente y con respecto del gobierno, reafirmar la libre y consciente
afiliación política, formular un proyecto sindical propio que impida las posibles
restricciones al derecho de huelga, el acuerdo nacional de la productividad y que
introduzca un mecanismo realmente democrático y colegiado de su más alta
dirección.
1 de junio de 1986.
1
El Congreso del Trabajo está Muerto.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La semana pasada se celebró el 30 Aniversario de la fundación del
Congreso del Trabajo. Para conmemorar dicha fecha, se efectuó un acto al que
asistió el Presidente de la República. Ahí no se dijo nada sustancial pues el
llamado organismo cúpula del movimiento obrero organizado desde hace tiempo
se encuentra inmerso en una profunda crisis política, orgánica y de identidad
programática. Realmente no hubo nada que festejar, ni planteamientos políticos
serios qué hacer al jefe del Ejecutivo que una semana antes, en la ciudad de San
José, Costa Rica, había dicho que él reprobaría a todos los economistas que se
opusieran al rumbo neoliberal del país. De modo que más claro que el agua: la
política económica seguirá en sus aspectos básicos, perjudicando sobre todo a los
asalariados.
El Congreso del Trabajo, desde el momento en que durante el régimen de
Miguel de la Madrid, pero más aún, en la administración de Carlos Salinas de
Gortari, apoyó la política de desmantelamiento del sector estatal de la economía,
de apertura irrestricta de la economía nacional al extranjero y de fijación de topes
salariales, perdió toda autoridad moral y política para defender a los obreros. Se
ungió a la política del presidente en turno, se disciplinó al PRI, se subordinó a la
dirección de la CTM y al hacerlo cavó su tumba. En su seno aparecieron dirigentes
que plantearon una disidencia de carácter secundario o táctico, los líderes de la
llamada FESEBES, jefaturados por Francisco Hernández Juárez, que si bien
criticara la línea seguida por Fidel Velázquez, respaldó asimismo la aplicación del
modelo neoliberal.
La CTM es la central sindical más numerosa y fuerte, desde el punto de
vista político y por ello es quien determina la orientación y el funcionamiento del
Congreso del Trabajo que no ha sido capaz de tener una dirección colegiada,
representativa de los sindicatos, federaciones, confederaciones que, por lo menos
en el plano nominal, se encuentran afiliados a él. Nunca les ha interesado utilizar
2
al organismo para obtener en forma conjunta soluciones a los grandes problemas
económicos y sociales o posiciones políticas comunes sino han preferido la
negociación bilateral con el Presidente, con el gobierno y con el PRI. El resultado
está a la vista: el Congreso del Trabajo carece de fuerza, de autoridad, para
enfrentarse al poder público y solo le avisan a última hora que se van a renovar los
famosos pactos, los cuales siempre han suscrito, aunque cinco minutos después
ya los están censurando, por lo que no son consecuentes con lo que hacen.
¿Qué autoridad moral pueden tener los líderes del Congreso del Trabajo
si ellos han apoyado consciente y públicamente la política neoliberal nacional?
¿Qué respetabilidad puede tener su actual presidente, Carlos Riva Palacio, si
avala esa política y piensa no como líder obrero sino como miembro del gabinete
económico del Presidente Zedillo? Ciertamente, ninguna. En estas condiciones, el
poder público sí se enfrenta, sí dialoga, por ejemplo, con el Consejo de Hombres
de Negocios, con las respectivas cámaras patronales, pero en cambio, a los
representantes del Congreso del Trabajo, solo les informa que ha tomado una
serie de medidas de carácter económico y social. Y éstas se han puesto en
marcha, sin que el denominado organismo cúpula realice alguna acción para
detenerlas o revertirlas.
Conscientes del deterioro político, del anquilosamiento orgánico y de la
petrificación programática surgió en el sexenio pasado la Federación de Sindicatos
de empresas y Servicios (FESEBES) con la participación del SME, Telefonistas,
Pilotos Aviadores, SNTE. En un principio suponíamos que se trataba de un
movimiento que perseguía la depuración del Congreso del Trabajo, la renovación
de sus prácticas y líneas de acción, pero en muy poco tiempo después se pudo
confirmar que se trataba simplemente de la expresión neoliberal en el campo del
sindicalismo pues los líderes de FESEBES respaldaron también todas y cada una
de las decisiones de Carlos Salinas de Gortari. Actuaron como amigos del
Presidente, lo mismo Elba Esther Gordillo, que Francisco Hernández Juárez, o
Jorge Sánchez quienes jamás plantearon una nueva alternativa basada en el
principio de la lucha de clases. Por el contrario para ellos, lo importante, lo básico
3
era que los trabajadores defendieran a las empresas y a sus propietarios
capitalistas. Al apoyar también de una manera resulta la política salinista, la
FESEBES sucumbió en su propia cuna y hoy en día ya no tiene futuro, a menos
que realice un nuevo planteamiento programático y político.
El Congreso del Trabajo es un organismo liquidado por lo que es urgente
realizar en su seno una profunda reestructuración orgánica, política y
programática, efectuar la Segunda Asamblea Nacional del Proletariado,
establecer un frente de acción conjunta con la Intersindical Primero de Mayo y
formular una nueva alternativa de desarrollo económico y social para enfrentarlo al
proyecto neoliberal, pero sobre todo actuar con plena independencia con respecto
del poder público.
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1 de octubre de 1986.
1
60 Aniversario de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El próximo 24 de febrero se celebrará el 60 Aniversario de la fundación de
la Confederación de Trabajadores (CTM), la tercera gran central sindical,
representativa, nacional, democrática y clasista, después de la CROM y de la
CGOCM. No parece existir ningún interés por recordar esa fecha en forma
militante y activa, rememorando el pasado con una actitud crítica y autocrítica,
pero también proyectándose hacia el futuro pues desde hace años existen una
serie de tareas pendientes, entre ellas, la creación de una nueva organización
unitaria que teóricamente sería la culminación del Congreso del Trabajo, que
nunca ha podido celebrar la Segunda Asamblea Nacional del Proletariado.
Este aniversario histórico encuentra a la CTM inmersa en una crisis que ya
es muy prolongada y que se caracteriza por su escasa o nula influencia en la toma
de decisiones nacionales, por un sensible deterioro del nivel de vida y de los
ingresos de los obreros, por la pérdida de muchas conquistas y prestaciones
sociales, por el incremento de la tasa de plusvalía que ha propiciado una
concentración de la riqueza que no tiene precedentes en la historia moderna de la
nación y por una preeminencia, notable y preocupante, de la derecha, las cámaras
patronales e iglesia católica. Podemos decir, a manera de una síntesis muy
apretada, que desde hace algunos años de la CTM se ha colocado a la defensiva,
tanto en el ámbito sindical como en el político.
La dirección Nacional de la CTM, a diferencia de lo que ha ocurrido en la
mayor parte de los países de América Latina, apoyó, desde un principio el
proyecto neoliberal, haciendo caso omiso de los efectos que ha producido en el
ejercicio de la soberanía nacional, en el desmantelamiento que ha sufrido la planta
productiva y en la cuota tan alta de sacrificio que se ha impuesto a los
trabajadores. En ningún momento, esa dirección, encabezada por Fidel
Velázquez, ha desplegado alguna iniciativa importante contra ese proyecto y sus
políticas nacionales y sectoriales. La subordinación a los gobiernos de Miguel De
2
la Madrid y Carlos Salinas de Gortari ha sido plena y no ha planteado ninguna
alternativa política y programática, como había sido una práctica en la vida de esa
central, sobre todo cuando la dirigió Vicente Lombardo Toledano.
Aunque la CTM ha tenido muchos diputados y senadores, no ha logrado
constituir una fuerza clasista importante en el Poder Legislativo en que ya se
prepara el coronamiento legal del proyecto neoliberal, la adecuación de la Ley
Federal del Trabajo, a las nuevas condiciones impuestas por los capitales
trasnacionales. Los representantes cetemistas apoyaron todas las reformas que a
la Carta Magna hizo el ex Presidente Carlos Salinas. Prácticamente, no hubo una
sola excepción, una voz disidente, como algunas que se presentaron en el
pasado. La CTM ha tenido hasta 90 legisladores, pero ello no se ha reflejado en la
promulgación de normas jurídicas que contribuyan al bienestar de los
trabajadores. El último ejemplo de esa negatividad se presentó al aprobarse la Ley
del IMSS, cuyo espíritu privatista sin duda se reflejará en las próximas
modificaciones a la Ley del ISSSTE.
La política pactista que ha sido una práctica común en la conducción de la
CTM generó, primero, los topes salariales, mientras se permitían los incrementos
constantes de los precios y las tarifas y al mismo tiempo una contención a los
sindicatos y federaciones para luchar realmente por el mejoramiento del nivel de
vida de los trabajadores, lo cual los ha hecho perder capacidad de negociación y
de presión, en tanto se ha incrementado la de las organizaciones patronales que
obtienen del estado toda clase de apoyos, como ha pasado en los últimos meses
con las instituciones bancarias, que han recibido recursos de origen fiscal. Hasta
hoy la CTM ha propuesto la implantación de la Escala Móvil de Salarios, como
una medida para atemperar la virulencia de los aumentos de los precios y de la
tarifa del sector público. Dicha iniciativa es positiva, pero no existe la debida
presión sindical, para que pueda aprobarse.
13 de febrero de 1986.
1
Líderes, No; Administradores de Contratos.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La espléndida crónica de José García Segura, de El Día, acerca de la visita
que los principales dirigentes de la CTM, encabezados por Fidel Velázquez,
hicieron al Presidente Ernesto Zedillo con el objeto de invitarlo a la reunión del
Consejo Nacional, en que habrá de celebrarse el 60 Aniversario de la fundación de
esa central obrera, es un reflejo fiel de lo que está pasando en las filas del
movimiento sindical, desde hace muchos años. En efecto, se patentizó una vez
más que la absoluta mayoría de los dirigentes de las agrupaciones proletarias son
hombres que, con el tiempo, se ha enriquecido en exceso, sus fortunas
representan un insulto permanente hacia quienes dicen representar y defender y
al mismo tiempo explica, en gran parte, el dramático estado de pobreza y
explotación en que se encuentra nuestro pueblo, sobre todo bajo los gobiernos
neoliberales.
El distinguido investigador universitario Juan Felipe Leal denominó a ese
conjunto de líderes gremiales la burocracia sindical. Tiene razón: esos
dirigentes, desde Leonardo Rodríguez Alcaine, hasta José Ramírez Gamero,
pasando por Nezahualcóyotl de la Vega y Javier Pineda Serino son, en estricto
sentido, administradores de las organizaciones sindicales que regentean los
contratos colectivos de trabajo, que representan miles de millones de pesos por
concepto de salarios y prestaciones. Desde hace un buen número de años, no han
encabezado ninguna huelga victoriosa, ningún movimiento reivindicatorio
importante, ninguna lucha social significativa. Se han eternizado en los cargos que
ocupan no por los esfuerzos que han realizado a favor de los trabajadores, sino
por el control político que ejercen sobre ellos y por el aplastamiento de la
democracia interna.
El enriquecimiento de los líderes sindicales que en realidad los transforma
en capitalistas pues muchos de ellos son propietarios e inversionistas en
múltiples empresas, no es un fenómeno nuevo. Lo conocemos desde los tiempos
2
de la CROM, dirigida por Luis N. Morones, jefe también del Grupo Acción que al
aplicar la táctica de la “acción múltiple”, es decir, de la combinación de la lucha
política con la puramente económica, generó una enorme corrupción, la cual se
puso a flote en el año de 1932 cuando Vicente Lombardo Toledano la denunció al
separarse de esa central.
El concepto de la “acción múltiple” era correcto e implicaba una
superación de las posiciones anarcosindicalistas que recomendaban la abstención
en materia política. ¿Por qué en el caso de la CROM fueron grandes las
frustraciones? Por la falta de una acentuada conciencia de clase de los dirigentes,
por la incomprensión de que los puestos públicos son un medio y no un fin en sí
mismos, por la acción corruptora que sobre ellos ejerció la burguesía y por la
carencia de preparación ideológica. Todos estos factores, aunados, desclasaron a
los dirigentes que, aunque en forma nominal estaban al frente de organizaciones
sindicales, en realidad sus propósitos personales eran muy diferentes a los de los
obreros en su conjunto. Eran burgueses que se ostentaban como líderes
proletarios.
La CTM tienen muchos diputados y senadores pero no tienen ningún peso
específico importante en el seno del Congreso del Trabajo. En el transcurso de
los años se han discutido disposiciones legales que de una manera objetiva y
clara han perjudicado los intereses de los trabajadores y dichas normas finalmente
han sido aprobadas por los llamados “legisladores obreros”, que nunca se han
distinguido por su combatividad de clase o por sus posturas avanzadas. Siempre
han puesto por delante la “lealtad y la disciplina al PRI y al señor Presidente”,
aun en aquellos casos en que, como en el de Carlos Salinas, se actuaba en contra
de los intereses nacionales y populares, como se ha comprobado
fehacientemente.
También la CTM ha tenido muchos gobernadores pero durante su
desempeño al frente de las entidades federativas han actuado igual que los otros
gobernadores del PRI y ahora de los del PAN. Esos gobernadores emanados “de
3
filas de la clase obrera” no le han impreso a su obra un signo distintivo que
indique que, por lo menos existía una preocupación teórica por los trabajadores de
la ciudad y del campo. De nada sirve que los líderes sindicales ocupen esos
cargos si van a gobernar como si fueran elementos de la clase media o de la
burguesía ya que muchos de ellos también amasado, al amparo de esos cargos,
grandes fortunas personales.
Alguna vez, Vicente Lombardo Toledano afirmó en referencia a os
dirigentes que se habían enriquecido y en relación con sus vínculos con el poder
político: “pájaro gordo no vuela”. En efecto, si esos líderes (como los que
asistieron a Los Pinos la semana pasada, aunque también los hay en la CROC)
han usufructuado contratos, recibido prebendas y canonjías, privilegios, tanto de
parte de los patrones como del gobierno, objetivamente no pueden tener una
actitud enérgica y clasista por los onerosos compromisos en que han incurrido. Sí,
por ejemplo, Rodríguez Alcaine intentara una acción reivindicativa sería a favor de
los trabajadores electricistas, bastaría con amenazarlo de que se le cancelarán los
contratos que tienen las empresas de las cuales es propietario o socio, para que
desistiera de tales propósitos.
Pero para llegar al estado de sometimiento y de nulificación en que se
encuentran los aparatos directivos de las grandes organizaciones sindicales, no
todos los males han provenido del sindicalismo amarillo sino también elementos
de la izquierda socialista, con sus errores de sectarismo y aventurerismo, han
hecho su contribución, hasta llegar al momento en que nos encontramos.
24 de junio de 1984.
1
La Desmovilización de la Clase Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Las declaraciones del presidente del Congreso del Trabajo, Rafael
Rivapalacio Pontones en el sentido de que se sancionara con la expulsión a las
organizaciones que desfilen el próximo Primero de Mayo demuestra la profunda
crisis de identidad, programática y estructural en que desde hace tiempo se
debate esa agrupación, cuya anodina existencia ha facilitado la implantación del
neoliberalismo en México. Equivale también a negar una realidad que es evidente:
el descontento que priva entre los asalariados. Se prefiere realizar un acto
cerrado, con una asistencia rigurosamente vigilada, para no molestar al Presidente
de la República. Por el contrario, de ser posible, agradecerle por los “beneficios
recibidos”, como se decía en la década de los cincuenta a Miguel Alemán.
Debemos recordar que quien decidió no efectuar el desfile oficial del Primer
de Mayo fue Fidel Velázquez, secretario general de la CTM. Pero en forma
inmediata, dirigentes de la FESEBES y de la CROC aclararon que ellos no habían
sido consultados para llegar a ese acuerdo y que sí estarían presentes sus
contingentes en la jornada conmemorativa de los mártires de Chicago. Ahora el
Presidente del Congreso del Trabajo hace suya la negativa de Velázquez, aunque
con ello ponga en peligro la unidad del propio congreso del Trabajo que por lo
visto no se maneja de una manera colegiada y democrática sino que las
decisiones las toma el veterano líder sindical del estado de México.
El pretexto para suspender el desfile del Primero de Mayo es baladí: se
pueden infiltrar provocadores en las filas de los contingentes obreros, lo que sería
inconveniente. Pero Rivapalacio va más allá al afirmar que la prohibición de
participar es “para éste año y para todos los desfiles del primero de mayo”. Es
decir, de antemano las organizaciones gremiales deciden ya no movilizarse en la
defensa de sus derechos o bien hacerlo en auditorios rígidamente vigilados por el
Estado Mayor Presidencial. Desde luego que la amenaza de Rivapalacio no
impedirá que se celebre una gigantesca conmemoración obrera en el Zócalo
2
capitalino y en las principales ciudades, pues el Congreso del Trabajo desde hace
tiempo dejó de ser un factor determinante. Por ejemplo, el año pasado se
concentraron más de un millón de trabajadores en la capital de la República,
mientras el Congreso del Trabajo, ese organismo cúpula, se refugió en un local del
sindicato ferrocarrilero.
El peligro de que se infiltren provocadores en las filas de los contingentes
obreros siempre ha existido, propiamente desde 1914 en que e comenzaron a
realizar estos desfiles y no por ello se suspendieron. Pero debemos distinguir
claramente entre los “provocadores” que solo buscan la división y la confusión y
aquellos dirigentes y obreros en general que con energía y determinación
expresan sus demandas, formulan sus críticas al gobierno y denuncian el orden
social existente. Estos no son “provocadores” sino trabajadores conscientes que
expresan un alto sentido de clase y que desde luego están amparados por la
constitución. La principal causa de agitación social es la política económica
neoliberal, aquella que impide que el Primero de Mayo sea una “jornada
controlada” por los líderes oficiales.
¿Será posible exigirles a los trabajadores que no manifiesten su justa
indignación cuando, por ejemplo, hace una semana se elevaron los precios de
todos los bienes y servicios y se aumentaron los salarios mínimos tan solo un
12%? ¿Será factible cuando se han privatizado los fondos de pensiones del
Instituto Mexicano del Seguro Social y se pretenden entregar al capital extranjero
las Afores? ¿Cuándo continúan sin recibir castigo alguno los autores intelectuales
de los grandes crímenes políticos cometidos en nuestro país y los promotores de
la gran crisis económica que no tiene paralelo en la historia reciente?
Evidentemente, no.
El descontento social y político de los trabajadores tienen causas objetivas
y por lo tanto su expresión no puede ser negada o ignorada por los líderes del
Congreso del Trabajo y los funcionarios públicos, aun en el supuesto caso de que
se celebre un acto supervigilado por los cuerpos de seguridad, lo que sería la más
3
clara negación del histórico 1 de Mayo, que fue también una manifestación de
repudio contra el poder judicial norteamericano. El Zócalo estará lleno de miles de
trabajadores al margen o en contra de las agrupaciones del Congreso del Trabajo
que ya es un cascarón inservible que hay que echar al bote de la basura de la
historia.
Pero para conmemorar esa fecha histórica, que ahora debe ser una jornada
de lucha y existencia contra las políticas neoliberal, deben unificarse todas las
organizaciones sindicales que están dispuestas a ello, al margen de afiliaciones a
centrales y haciendo caso omiso de las diferencias políticas que pudieran
separarlas.
14 de junio de 1982.
1
Hacia una Nueva Asamblea del Proletariado.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El nuevo Presidente del Congreso del Trabajo, Lorenzo Duarte, al asumir su
cargo y luego de entrevistarse con Fidel Velázquez, anunció que convocaría a la II
Asamblea Nacional del Proletariado en la que se pretende la unificación de todas
las centrales obreras existentes.
Este parece ser un objetivo imposible de alcanzar, a menos que hubiese un
cambio radical en la conducta de los principales líderes obreros que han estado
acostumbrados a cuidar su parcela de control sobre los trabajadores.
Aunque nadie puede negar que la unidad sea el factor fundamental del
triunfo de las reivindicaciones económicas y sociales de los obreros y todos dicen
estar de acuerdo con este paso, a la hora de tomar decisiones concretas nadie
cede en sus posiciones actuales.
El Congreso del Trabajo tiene potencialmente una gran fuerza social, pero,
en la realidad, no es tomando en cuenta por las autoridades encargadas de
formular y aplicar la política económica que ha deprimido los salarios como nunca
había sucedió en la etapa moderna.
Lorenzo Duarte, por ejemplo, se lamenta que los empresarios están
violando el PECE el cual está a punto de naufragar.
Por ejemplo, las escuelas privadas han elevado las colegiaturas hasta en
un 100% no obstante que se comprometieron a no hacerlo ante representantes del
gobierno federal, a principios del presente año.
Mientras se han elevado los precios de muchos artículos y bienes y el
gobierno federal ha incrementado las tarifas eléctricas, los obreros siguen sin
percibir mejores salarios esperando que el gobierno les permita la formulación de
una reclamación económica que por lo menos frene, en parte, la pérdida
lamentable del poder de compra de sus ingresos.
2
El Congreso del Trabajo está indeciso y su Presidente actúa en forma
pusilánime frente al rezago de los salarios.
El Congreso del Trabajo atraviesa por una seria crisis de representatividad
real de los intereses obreros, desde hace tiempo; se trata de un organismo muy
vulnerable porque la mayoría de sus dirigentes no tienen conciencia de clase y
más bien son empresarios enriquecidos.
El gobierno, por ejemplo, interviene para atizar las diferencias entre la CTM
y la CROC tratando de apoyar a éste, pero tampoco sus líderes tienen alguna
combatividad revolucionaria.
El pleito entre la CTM y la CROC no es por motivos ideológicos o
programáticos sino tan solo para quedarse con la titularidad de la mayor parte
posible de los contratos colectivos de trabajo, en donde los obreros no conocen ni
siquiera quiénes son sus “dirigentes”, a los cuales, desde luego, nunca eligen y
tampoco rinden cuentas del manejo de las cuotas y demás bienes del sindicato.
A estos “líderes”, desde luego, no les conviene la unificación del
proletariado porque perdería los feudos que han constituido y que los han
enriquecido y desde los cuales han obtenido diputaciones, senadurías, regidurías
y otros cargos públicos.
La CTM es la central más importante y como es de esperarse pretenderá
imponer al resto de las centrales sus condiciones y su dirección y estas últimas no
las van a aceptar fácilmente porque está de por medio su existencia.
La Asamblea Nacional del Proletariado tiene un enrome reto y primero
debiera abordar los aspectos programáticos, es decir, aquellos que permitieran las
coincidencias en torno a las posibles soluciones de los grandes problemas que
aquejan a los obreros; en la adopción de una sola estrategia frente a los patrones
y el gobierno.
3
Desde luego que si la unificación no se da en base a los principios del
sindicalismo revolucionario de poco o nada servirá ese paso, pues está
comprobado que el reformismo y el economismo solo logra beneficios aparentes y
transitorios, mientras las posiciones del capital se fortalecen en la economía y la
política nacionales.
1 de marzo de 1989.
1
La Transformación de los Sindicatos.
¿La Lucha por la Renovación Sindica?
¿La lucha entre los Progresistas y los Conservadores?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Las últimas reuniones nacionales del movimiento obrero han demostrado
que en el seno de las agrupaciones sindicales se están gestando cambios
significativos, en concordancia con el avance de las ideas revolucionarias yd el
grado de desarrollo del país. La conducta de los dirigentes está vinculada en gran
medida, a la expresión de este fenómeno. Algunos elementos conservadores que
se opusieron inicialmente a la reforma política, aduciendo que ello debilitaría al
PRI han afirmado que los pronunciamientos en torno a distintos cambios en la
estructura económica y social del país, propiciarán un proceso de “radicalización”
difícil de contener en los marcos actuales. La lucha obrera del Congreso del
Trabajo se enriquece también entre los representantes sindicales que han
permitido la libre militancia política individual y quienes se oponen a ella, utilizando
métodos de coerción. Lo mismo los profesionales egresados de las escuelas
superiores en la que cumplen funciones de asesoría jurídica o económica ocupan
cargos intermedios en diferentes organizaciones obreras y los que postulan la
aplicabilidad permanente de los procedimientos internos implementados desde la
época de la guerra fría. Como siempre, ha sido muy saludable la participación de
los intelectuales en la vida de los sindicatos Llevar la cultura a los trabajadores
produce un resultado revolucionario, si tomamos en cuenta la experiencia
histórica. Representa también un fenómeno significativo si tomamos en cuenta
que la mayoría de los profesionales se mantienen al margen del combate concreto
o asumen la cómoda y falsa posición de “redentores” de los obreros desde las
páginas de la prensa mercantil.
2
Crisis Económica y Conciencia Obrera.
Desde 1940 se produjo en el seno del movimiento obrero un proceso de
división y de debilitamiento de la conciencia proletaria. Lombardo Toledano influyó
directo y profundamente en el seno de las agrupaciones pertenecientes a la CTM,
pero esta herencia no pudo ser continuada por distintas causas internas y
externas. La obra ideológica de Vicente Lombardo Toledano no se mantuvo
porque no hubo ningún grupo de dirigentes obreros interesados en ello. La guerra
fría, al reflejarse en México propició el anticomunismo feroz, la persecución contra
los dirigentes avanzados, la entronización de métodos antidemocráticos y la
implantación del reformismo de la colaboración incondicional entre los
trabajadores y el poder público. Los sindicatos y centrales que pertenecían a la
CTM estaban formados, en su mayor parte, por obreros de origen campesino o
artesanal, reflejo del atraso de la industria nacional. En el periodo de 40 años se
acumularon distintos factores económicos y sociales que hicieron producir la crisis
de 1976. En este tiempo, progresó la economía del país modernizándose e
impulsándose las actividades industriales, comerciales, agropecuarias. En forma
concomitante aumentó la clase obrera en las zonas urbanas, como resultado
también del crecimiento desigual de las regiones económicas. En torno a las
ciudades de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, y otras, se han formado
auténticas “cinturones obreros”, que hace 40 años no se conocía. La devaluación
del peso, el descenso dramático del poder adquisitivo, el aumento del desempleo
generaron entre los trabajadores organizados descontentos, rechazo e incluso
actitudes de enfrentamiento con respecto a ciertos dirigentes y el propio gobierno.
Estos fenómenos, aunados a otros, van robusteciendo su conciencia de clase y
han generado una gran presión, planteándose ahora que ponen en peligro las
rígidas estructuras del sindicalismo actual. Ponen en concordancia las
aspiraciones del movimiento obrero con los métodos sindicales.
3
El Desarrollo Cuantitativo de los Obreros.
El Congreso del Trabajo agrupa a 31 organismos sindicales, representantes
de cerca de 6 millones de trabajadores. Los denominados sindicatos
independientes no pasan de 100 mil afiliados. Otras organizaciones solo existen a
nivel regional. En tanto, la población económicamente activa asciende a 18
millones, sin tomar en cuenta a los desocupados. Esto quiere decir que existe un
notable rezago entre los trabajadores que hay en el país y la capacidad de
organización de crecientes sindicatos. Capas completas de obreros del campo y
de la ciudad, como los peones agrícolas, los no asalariados, los empleados del
sector comercial y de las instituciones bancarias se mantienen al margen de la
agrupación gremial, repercutiendo sobre ellos los aspectos más agudos de la
actual crisis. Este sector también presiona a los sindicatos de los Congresos del
Trabajo en la lucha por los incrementos salariales y es uno de los factores que
enriquecen la vida sindical.
El desarrollo capitalista sui generis del país tiende a proletarizar a
enormes masas de mexicanos y a acentuar la lucha de clases. La crisis
económica hace que sucumban pequeños y medianos productores del campo y de
la ciudad e ingresen a las filas del proletariado urbano. La competencia, que se
agudiza en el marco de esa crisis, hace que los círculos oligárquicos se estrechen
y reduzcan, proporcionando diferencias abismáticas con respecto al resto de la
sociedad. En las empresas del estado existen muchos obreros sin conciencia,
pero también están emergiendo una nueva actitud de combate por la renovación
de la vida sindical, entre los electricistas, telefonistas y petroleros, pero
naturalmente, este proceso está sujeto a altibajos. Dentro de los sindicatos de
empleados del estado aparentemente tan “disciplinados”, surgen grupos que
exigen mayor autenticidad en el combate por sus derechos.
4
Hacia la Transformación Ideológica de los Obreros.
Las resoluciones y acuerdos de las asambleas de la CTM y del Congreso
del Trabajo, por sí mismas, producen una reactivación de la conciencia individual y
colectiva de sus agremiados. Algunos despistados las califican como producto de
la “demagogia de Fidel Velázquez” pero ignoran que al aprobarse estas
constituyen banderas de lucha de las propias masas, independientemente de la
conducta que asuman sus dirigentes, el PRI o el gobierno. Si el Congreso del
Trabajo aprueba luchar por la nacionalización de las industrias alimenticia y
quimo-farmacéutica, esta demanda se convierte en un objetivo político de
inmensas masas de asalariados. El primer paso para que una idea se materialice
es que encuentre aceptación, como una tesis valida, en la conciencia individual.
Esta maduración ideológica se produce al margen o incluso en contra de la actitud
que asuman sus dirigentes. Se trata de abrir el camino para que ya no haya “ideas
exóticas” y para combatir, en su propio seno, el olvido de las tesis cardinales del
sindicalismo revolucionario, para que los obreros abreven en las luchas históricas
del pasado y sepan reconocer a sus líderes más esclarecidos. Se trata, en
síntesis, de que esta mutación, ideológica se convierte en fuerza política concreta
que contribuya a iniciar un nuevo ciclo de reformas profundas en nuestra
sociedad.
6 de octubre de 1986.
.
1
Las Contradicciones de Fidel Velázquez.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
Una vez más, el secretario general de la CTM, Fidel Velázquez, durante su
tradicional conferencia de prensa de los lunes, incurrió en una serie de
contradicciones, entre las cuales señaló las siguientes: el programa económico del
gobierno es bueno pero afecta a los trabajadores que cada día se empobrecen
más, aumenta el desempleo y la explotación por lo que los riesgos de un estallido
social son cada vez mayores. El PRONASOL, si bien es cierto, que ayuda a
muchos, no tiene nada, ha hecho obras en donde no había hecho nada, pero no
asiste precisamente a los obreros.
Expresó que en estos momentos el desempleo en nuestro país es de 5
millones, 25 millones constituyen la fuerza de trabajo, de ellos solo 8 millones
están organizados en sindicatos, en tanto que tres millones ganan un salario
mínimo por lo que nadie quiere trabajar.
La situación es difícil, pero no quiere decir que la política económica falle.
No. Ésta es buena, pero no hemos salido de la crisis, dijo el máximo dirigente
cetemista.
La posición de Fidel Velázquez es, en extremo, inconsecuente pues si
reconoce que la política no ha permitido a México salir de la crisis y ésta política
tiene ya más de ocho años que se viene aplicando, no comprendemos por qué
razón la CTMA la ha apoyado durante todo este tiempo.
Y lo mismo vale decir para el resto de los líderes del Congreso del Trabajo.
En efecto, durante la celebración del Primero de Mayo, los contingentes
obreros desfilaron sin ninguna emoción social, sin ninguna combatividad y lo que
es más denigrante, no hicieron ninguna crítica a la política económica que está en
marcha, aceptándola de una manera total, como si esta estuviese generando
grandes beneficios a la economía nacional y al conjunto de los mexicanos.
2
Por el contrario, durante las entrevistas que se hicieron a varios dirigentes
sindicales, transmitidas por los canales de televisión, por red nacional, éstos
manifestaron su respaldo a dicha política, su apoyo al Presidente y se
manifestaron dispuestos a firmar el Acuerdo Nacional por la Productividad.
No hubo de parte de Fidel Velázquez ni de ningún otro líder obrero ninguna
impugnación a la política económica que, ahora resulta, no ha sacado a México de
su crisis ya prolongada, situación que ha sido sistemáticamente denunciada por el
Partido Popular Socialista, otros partidos y grupos democráticos y revolucionarios
y por distintas instituciones de investigación sociológica y socioeconómica.
El Día, en su edición del pasado lunes, por ejemplo, publicó los resultados
de un estudio del Taller de Análisis Económico de la UNAM que indican que en los
últimos años el número de mexicanos que viven por debajo de los índices de la
pobreza aumentó de 51 a 55 millones.
Es cierto que se observa una cierta recuperación del Producto Interno
Bruto, sobre todo si la referimos con el sexenio de cero crecimiento de Miguel De
la Madrid, pero esto no se ha reflejado en un mejoramiento, así sea mínimo, de las
condiciones de vida de la población, sobre todo de los obreros, campesinos y
empleados.
Esta paradoja, por lo demás, ha sido reconocida públicamente por altos
funcionarios del gobierno federal que por más gastos en materia publicitaria que
realicen exaltando al PRONASOL, no pueden ocultar realidades que son objetivas.
En base a datos de la CEPAL, con el salario mínimo no se cubren
necesidades básicas ni siquiera de 2 personas en las zonas urbanas y de poco
más de dos en las zonas rurales.
En el último reporte del INEGI, relativos al comportamiento de la tasa de
desempleo, se afirma que ésta creció pues en enero era de 2.8% y en febrero, fue
de 3.2%. Asimismo, indica que el 85% de la población ocupada percibió uno o
3
más salarios mínimos y que el 41% laboraba en establecimientos pequeños de
una a cinco personas ocupadas.
Mientras el desempleo masculino creció en un 3%, el de las mujeres
aumentó en un 3.7%.
Estos datos los recordamos porque la CTM ha permitido los reajustes de
personal en las ramas petroleras, siderúrgica, textil, fabricación de maquinaria
pesada y en otras con el argumento, que después no se comprobó en la realidad,
de que aceptaba la privatización de las empresas públicas, a cambio de que se
mantuvieran las fuentes de trabajo.
Solo pondremos dos ejemplos al respecto: uno, mencionado por el propio
Fidel Velázquez, relativo a la empresa Tubos de Acero, de Veracruz en donde se
despiden a más de 2 mil trabajadores y el otro, Altos Hornos de México,
Coahuila, en que se pretenden cancelar los empleos a más de mil obreros,
además de negarles el reparto de utilidades, entre otros atropellos.
Ha quedado reafirmado que una vez más que la empresa estatal que es
enajenada a los particulares, contra la promesa y a veces hasta contra el
compromiso escrito, el o los nuevos propietarios disminuyen drásticamente la
plantilla de personal, separan de su trabajo a cientos de obreros y después
contratan a otros con menos salario y sin las prestaciones económicas y sociales
que tenían los trabajadores anteriores.
Es verdad y esto nadie lo puede negar, válidamente, que la política
económica ha empobrecido cada vez más al pueblo, luego entonces, no
entendemos por qué la CTM ha respaldado esa política salarial pues ha firmado
las continuas renovaciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico
y sus representantes ante la comisión Nacional de Salarios Mínimos siempre ha
acatado los aumentos que ha fijado el gobierno. ¿Cuántos años tendrán que
transcurrir todavía para que la recuperación económica se observe en las clases
populares y no solo en las capas minoritarias? ¿Hasta cuándo se seguirá
4
tolerando el abatimiento de los salarios reales, a favor del aumento incesante de
las utilidades? ¿Podrá cambiar esa política económica que ahora critica Fidel
Velázquez si no hay una lucha consecuente en esa dirección, por parte del
movimiento obrero y de otras fuerzas políticas?
En la vida política y social tenemos que ser congruentes entre lo que
pensamos y hacemos.
18 de marzo de 1985.
.
1
Maniobras en el Interior de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La semana pasada se efectuaron una serie de maniobras políticas en el
aparato directivo de la CTM en lo que pareció un intento para desplazar a Fidel
Velázquez de su cargo de Secretario General. No se logró ese objetivo y el
nonagenario líder reiteró que él permanecerá en ese puesto hasta el año de 1998
en que de forma estatutaria concluye su mandato. Los dirigentes que se reunieron
en un desayuno lo hicieron sin la presencia de Fidel e incluso tuvieron la falta de
ética de divulgar algunos problemas de carácter familiar por los que pasa el
hombre que sin duda tiene más años en el mundo al frente de una organización de
trabajadores Fidel se queda, pero esto no beneficia a los obreros, en virtud de la
política que ésta persona ha aplicado desde hace muchos años.
Ninguno de los dirigentes que se reunieron en un plano conspirativo
garantiza que, de llegar a la Secretaría General de la máxima central sindical,
pudiera haber una rectificación de fondo en la línea política y social que se ha
seguido hasta hoy. Por el contrario, todos ellos prometen la continuidad en la
colaboración con el gobierno, en la virtual ausencia de lucha contra los patrones y
contra la política neoliberal, en la negación de la vida democrática en el interior de
los sindicatos y en la falta de una definición programática que permita superar la
crisis actual.
El único líder que pudiera suscitar alguna esperanza de cambio es Arturo
Romo Gutiérrez, quien se desempeña como gobernador del Estado de Zacatecas,
pero él no se encuentra entre el grupo selecto del cual pudiera surgir el sucesor de
Fidel Velázquez.
Los que están interesados en ocupar este cargo, son viejos líderes, que
encabezan importantes sindicatos nacionales de industria y que a través de su
larga trayectoria se han caracterizado por su gobiernismo a ultranza, por haber
negado en forma sistemática los derecho sociales y económicos de sus
2
agremiados y desde luego, por haber amasado enormes fortunas. En esas
condiciones, representan lo peor de nuestro sindicalismo; figuras como rodríguez
Alcaine, Muñoz Mosqueda y otros de la misma estirpe se han entregado desde
hace mucho tiempo a los brazos del poder público y de los patrones y no han
demostrado tener nunca convicciones proletarias y por lo tanto, no han
encabezado luchas importantes en beneficio de sus agremiados.
La CTM sigue siendo la organización mayoritaria del país y teniendo una
fuerza social potencial de más de 6 millones de afiliados, no ha desempeñado un
papel central en la lucha por las demandas de los trabajadores, ni en la defensa
de la soberanía nacional, ni en la contención del avance de la derecha. Su más
alta dirección apoyó desde un principio la política neoliberal y hoy sigue siendo
uno de sus principales sustentos, no obstante que, como ha quedado
palmariamente demostrado, dicha política concentra en forma excesiva la riqueza
en pocas manos y se ha lesionado como pocas veces ha ocurrido en la historia
reciente del país, los intereses vitales de los obreros. Fidel Velázquez ha
respaldado todas y cada una de las decisiones importantes que se han tomado en
materia económica, social y política y cuando se ha opuesto a algunas de ellas,
solo lo ha hecho en el plano de la retórica formal.
No se trata de un problema de edades sino de una concepción y de una
práctica muy clara y persistente: la cúpula de la CTM no lucha por los intereses
de los trabajadores sino solo porque los planes y programas del gobierno se
puedan cumplir más fácil y rápidamente. Hace mucho tiempo que se perdió la
necesaria autonomía que debe existir entre una organización social como es esta,
fundada en febrero de 1936 y el poder público. No preconizamos que la CTM
mantenga una actitud oposicionalista a ultranza con respecto del gobierno porque
ésta también es una táctica anarquista que es contraproducente en sus efectos,
sino que rechace y condene todas las medidas de carácter negativo que sean
lesivas a los intereses nacionales y populares y que, desde luego, respalde
aquellas decisiones que sean positivas. Esta táctica formulada y aplicada por
Vicente Lombardo Toledano, sigue siendo válida.
3
En los últimos años, sobre todo, la conducta política de Fidel Velázquez se
ha caracterizado por su ambigüedad y su incongruencia. Un día declara una cosa
y al siguiente día otra muy distinta. Crítica determinada acción política y después
la respalda. Esto no se debe a que sus facultades físicas se hayan mermado,
como, desde luego, ha ocurrido sin a que la dirección de la Central es
extremadamente personalista y no aparece funcionando ningún órgano colegiado.
Las reuniones del Consejo Nacional se convierten en actos rituales. En estas
condiciones, Fidel Velázquez ha afirmado, en un tono enérgico, que la CTM se
opondrá a cualquier cambio en el artículo 123 de la constitución y de la Ley
Federal del Trabajo, pero dicho proyecto avanza y desde luego se materializará en
el corto plazo. El gobierno federal sabe que la postura de Fidel es, como siempre,
ficticia por lo que no sería nada difícil que en siguiente periodo ordinario de
sesiones del congreso de la Unión se aprobaran las modificaciones que desde
hace tiempo están exigiendo los patrones.
El retiro de Fidel Velázquez de la Secretaría General no provocaría, por sí
mismo, ningún cambio de carácter democrático o revolucionario en el seno de la
CTM. Fidel es elemento representativo de una corriente, de una escuela, de una
tradición, que desgraciadamente a fuerza de practicarse durante muchas décadas
se ha consolidado en la conciencia de los trabajadores. Esta corriente es la del
reformismo sindical castrante, del gobiernismo caduco y del economismo más
limitado, que han hecho que la clase explotada haya visto nulificadas sus
perspectivas de lucha general. Como ha ocurrido con fenómenos complejos como
éste, puede subsistir todavía por largo tiempo un fidelismo sin Fidel. Y esto el
gobierno también lo sabe y por eso no le preocupa el próximo fin de quien les ha
brindado magníficos servicios, así como a todos los empresarios capitalistas.
.
14 de junio de 1988.
1
¿Existe el Movimiento Obrero?
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En el marco de la crisis económica, social y política más grave y profunda
de los últimos tiempos, estamos asistiendo a una virtual extinción política del
Congreso del Trabajo y a una desaparición fáctica de lo que hemos conocido a
través de la historia como movimiento obrero. No existe en la actualidad ningún
elemento que nos indique que la CTM o la CROC, o la FESEBES estén
interesados en efectuar una contrapropuesta al programa de choque, o de ofrecer
alguna resistencia, menos aún, una oposición real, por lo que declaramos que han
dejado de tener vigencia como organizaciones de trabajadores.
Fidel Velázquez otra vez afirma que los dirigentes sindicales fueron
sorprendidos con el anuncio del programa de choque, pero en cambio, existe
información de que fueron consultados previamente por el Secretario del Trabajo,
Santiago Oñate, quien en forma contundente ha declarado que todavía pueden
perder su trabajo más de 750 mil personas. La cúpula del Congreso del Trabajo
hizo después una reunión de análisis de las medidas tomadas por el gobierno
federal, pero no se acordó hacer nada importante en su contra sino se trató de
aceptarlas tácitamente, advirtiendo que son las únicas viables.
En el pasado se recurría a la formula de la concertación. Es decir, el
gobierno hacía algunas negociaciones con los sectores productivos, pero más
bien tomaba en cuenta los intereses y las proposiciones de los líderes de las
cámaras patronales y después se tomaban las medidas correspondientes bajo la
cobertura de los pactos. Ahora esta formalidad no ocurrió sino simple y llanamente
las decisiones se anunciaron en forma directa por la Secretaría de Hacienda y por
ejemplo el aumento a los combustibles entró en vigor cuatro horas después de
que compareciera ante los medios de comunicación Guillermo Ortíz. Pocos
dirigentes obreros se encontraban presentes en ese momento y los que fueron
entrevistados se mostraron elusivos en sus declaraciones.
2
Los líderes del Congreso del Trabajo sólo existen en términos nominales
pues no fueron capaces de hacer la más elemental defensa de los intereses de
sus agremiados. En efecto, se autorizó un incremento del 10% a los salarios
mínimos, pero no se tomó en cuenta el hecho de que habiendo decretado la
devaluación después de que en diciembre se acordaran aquellos, ese incremento
se hizo de inmediato nugatorio. En ese momento, a raíz de la devaluación y de la
firma del Acuerdo de Unidad debió haberse autorizado un aumento a los
mínimos. Para decidir éste último debió tomarse en cuenta la inflación acumulada
al 31 de diciembre y las tasas que se registraron en enero y febrero, de modo tal
que los incrementos a los mínimos tuvieran una compensación más equilibrada
con respecto a la carestía de la vida.
Las decisiones de desgravar a quienes perciben de 2 a 4 salarios mínimos
y de permitir que los aumentos salariales se fijen en función de las posibilidades
de cada empresa, es decir, ya sin topes de ninguna índole, son positivas en sí
mismas, pero limitado en cuanto a sus resultados generales, toda vez que
estuvimos ante un disparo de la espiral inflacionaria en virtud de que se
incrementen los precios de los combustibles y las tarifas de la energía eléctrica y
del I.V.A., que es un gravamen que afecta básicamente a los consumidores. Se
trató de conciliar factores y efectos que en el fondo son antitéticos.
Guillermo Ortíz declaró que las negociaciones en materia salarial quedaban
libres a las negociaciones contractuales de cada empresa, pero preservando la
existencia de los empleos. Si tomamos en cuenta que cientos de empresas
industriales y comerciales están en quiebra, ya han desaparecido y otras corren
ese peligro, entonces la posibilidad de que haya aumentos salariales importantes
queda nulificada, precisamente por la situación precaria en que se encuentra la
planta productiva. Los patrones afirman, unos con objetividad y otros a la manera
de chantaje, que no tienen recursos para incrementar los ingresos obreros y que
por el contrario deben aceptar recortes de personal ya que se corre el riesgo de
cerrar las puertas de las empresas. Ante esta situación, los sindicatos prefieren el
mal menor: que la empresa siga existiendo, aunque en condiciones financieras
3
muy difíciles. Otras han aceptado la reducción de salarios, como sucede en la
industria automotriz, o a trabajar medias jornadas.
El Congreso del Trabajo no tiene capacidad para detener el programa de
choque anunciado por el Secretario de Hacienda por sus líderes avalaron la
política económica salinista desde el principio hasta el final, que es la que nos ha
conducido a este punto. Si nunca criticaron ese proyecto, entonces no pueden
proponer ningún programa económico alternativo, todo ello por la lealtad partidaria
que le prodigan al Presidente de la República que, mientras esté en funciones,
como dice Fidel Velázquez, es el jefe máximo y su líder indiscutible. En estas
condiciones, lo que se llama el movimiento obrero organizado se comporta como
un apéndice del gobierno.
24 de febrero de 1986.
1
Profunda Crisis en el Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El desfile del Primero de Mayo demostró, de una manera palmaria y
objetiva, que el movimiento obrero, sus aparatos dirigentes, se encuentran
inmersos, desde hace tiempo, en una profunda crisis de representatividad con
respecto a las masas laborantes y también de carácter programático, pues
solamente han mantenido una actitud seguidista en relación con la política
económica, sin plantear ninguna otra alternativa.
Ni el discurso del Presidente de la República, ni, menos aún, el Presidente
del Congreso del Trabajo reflejaron la necesidad de que haya cambios en la
política oficial que permita la recuperación del poder adquisitivo de los salarios que
desde que están vigentes los pactos se han reducido en un 61% en términos
reales y que según datos del Censo General de Población y Vivienda de 1990,
el 56% de la población económicamente activa, unos 13 millones de trabajadores
apenas ganaban hasta dos salarios mínimos, lo que nos estaría indicando los
efectos deletéreos que el nivel de vida de la absoluta mayoría de la población ha
tenido la política en curso, sobre todo desde el año de 1982.
Si tomamos en cuenta que la principal función de las organizaciones
sindicales es, precisamente, la defensa y la protección de las condiciones de vida
y trabajo de los asalariados, entonces llegaremos a la conclusión de que no han
cumplido con su objetivo y que se encuentran sus estructuras rebasadas,
anacrónicos sus métodos de lucha, con respecto a la realidad en que subsiste la
absoluta mayoría de la población.
Mientras se ha presentado un acelerado proceso de de pauperización de
los obreros y los campesinos, medio millón de empresarios nacionales y
extranjeros acaparan el 75% del ingreso nacional siendo éstos, en verdad, los
reales y únicos beneficiarios de una política que ha hecho crisis, que ya agotó sus
potencialidades pues si bien se ha logrado una determinada recuperación
2
económica nacional, ésta ha descansado en la notable afluencia que ha tenido el
capital extranjero.
Pero con motivo del aplazamiento de la aprobación del Tratado de Libre
Comercio por parte del congreso de los Estados Unidos muchos de esos capitales
foráneos se están ya retirando, ya que según datos oficiales el 80% de esas
inversiones se encuentran localizadas en la Bolsa de Valore y son
fundamentalmente de carácter especulativo.
Hasta algunos funcionarios del gobierno federal reconocen abiertamente
que la recuperación económica nacional que ha habido, sobre todo en los últimos
tres años, no se ha reflejado, todavía, en una cierta mejoría del poder adquisitivo
de los salarios, como debiera suceder en un país como México que en 1910 hizo
una revolución radical de sus estructuras económicas y sociales y que está
comprometido con los intereses de los obreros y de los campesinos.
La práctica está demostrando de una manera irrefutable que la política
económica gubernamental lejos de beneficiar a la mayoría de la población lo ha
hecho a favor de una breve minoría, lo que contrasta con el sentido social y
popular que tuvo la Revolución Mexicana.
Todavía en el desfile del Primero de Mayo se insistió en mantener la alianza
histórica entre el estado y el movimiento obrero, como si este gobierno sostuviera
una política obrerista y campesina, a favor de los sectores explotados y por lo
tanto, fuera necesario seguir apoyándolo, en lugar de aplicar, por parte de los
líderes sindicales, una política consecuente de oposición, de rechazó, propositiva,
que perita generar una alternativa popular muy distinta a la vía neoliberal por la
que marcha el país desde hace mucho tiempo.
El movimiento obrero o mejor dicho, sus aparatos dirigentes nacionales
están en crisis porque ante los retos actuales –la apertura comercial irrestricta, la
firma del Tratado de Libre Comercio, la Implantación de normas más exigentes de
productividad- no han sido capaces de formular propuestas diferentes a las
3
neoliberales y simplemente se han colocado a la retaguardia del gobierno, en el
cabús del tren que lleva como locomotora el Presidente de la República que, así,
no ha encontrado ninguna resistencia, ninguna oposición a la política que está
implementando, que arranca sus raíces desde el sexenio anterior, salvo en muy
pequeños grupos sindicales denominados independientes, que no han podido
ampliar su radio de influencia a causa del sectarismo que practican sus dirigentes
desde hace muchos años.
No cabe duda que la suscripción del Tratado de Libre Comercio provocará
el cierre (de hecho ya se está produciendo este fenómeno) de un determinado
número de empresas industriales y comerciales, aquellas que no puedan competir
en precio y calidad con las importaciones norteamericanas y por ende se
incrementará el desempleo abierto y el subempleo pero hasta hoy los líderes del
Congreso del Trabajo no han propuesto medidas o acciones que por lo menos
reduzcan esta situación, aceptándose más bien como si fuese una fatalidad o
como un costo que debemos pagar en la integración con el mercado
estadounidense.
De la misma forma, se habla mucho de los convenios de productividad
en las empresas pero los sindicatos nacionales no han dicho cómo serían dichos
convenios en forma específica para evitar que pudieran beneficiar, en forma
unilateral y desproporcionada, a los capitalistas, que, en estas condiciones,
succionarían una tasa mayor de plusvalía, en tanto el poder de compra de los
salarios seguirían en picada, ahondándose las diferencias entre las clases
sociales.
Es necesario precisar: productividad, ¿para qué? ¿para quién? Y no solo
aprobar en forma mecánica las propuestas que al respecto formule el Secretario
del Trabajo y Previsión Social.
La constitución de un mercado único con los Estados Unidos plantea un
gran reto a la clase obrera sobre todo por las disparidades existentes, sobre todo
en materia salarial que, de persistir, beneficiarán a los norteamericanos como es
4
lógico esperarlo, porque contarán con mano de obra barata y abundante, sin que a
corto plazo haya salarios realmente remunerativos que se pongan al nivel de los
que se pagan en la Unión Americana. En estas condiciones, los trabajadores
mexicanos solo entregarían un subsidio a la economía estadounidense y
canadiense y solo recibirán beneficios relativos pues es de preverse que haya un
notable ingreso de mercancías extranjeras que solo fomentarán un desenfrenado
consumo de artículos innecesarios.
21 de octubre de 1985.
1
Un Insulto para los Trabajadores.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La decisión de la Confederación de Trabajadores de México de interponer
un recurso de amparo ante la suprema Corte de Justicia de la Nación contra la
Comisión Nacional de Salarios Mínimos por el aumento del 7.5% decretado a esos
ingresos, debe ser respaldada por todos los obreros independientemente de la
central a la que pertenezcan o del partido político en el que militen en lo individual.
También este respaldo debe proporcionarse al margen de la procedencia jurídica
que tenga dicho recurso, así como sobre la resolución que sobre él emitan las
autoridades judiciales.
En estos días la política salarial ha llegado a extremos lamentables pues de
acuerdo con datos oficiales la tasa inflacionaria para el mes de diciembre
ascenderá al 13%. Si tomamos en cuenta que la meta para 1993 es de 9.9% y en
base a ella se hicieron todos los cálculos para la elaboración de los presupuestos
de egresos de la Federación y del Departamento del Distrito Federal y si los
aumentos a los mínimos serán de tan solo 7.5% es fácil llegar a la conclusión de
que no guarda ninguna relación con la tasa inflacionaria con que cerrará este año
ni tampoco con la prevista para la próxima anualidad.
En semanas anteriores se había considerado que los incrementos de los
impuestos no serán superiores a los aumentos de los salarios y todos aplaudimos
esta determinación. Pero después nos dimos cuenta que la Ley de Hacienda del
Departamento del Distrito Federal estableció elevaciones del 9.9% en impuestos,
derechos, aprovechamientos, contribuciones de obras, mientras solo se aprobaba
un aumento del 7.5% a los mínimos, por lo que la carga tributaria fue una vez más
lesiva a los intereses de los trabajadores.
Se comprueba, de una manera objetiva e irrefutable, que al gobierno federal
no le interesa el mejoramiento del nivel de vida de los trabajadores que tienen
como único patrimonio el mísero salario que devengan. Toda la política social que
2
supuestamente va en auxilio de los sectores más pobres, fracasa
estrepitosamente pues los ingresos reales en lugar de crecer disminuyen y esto se
produce de una manera clara, sin subterfugios, sin guardar siquiera las
formalidades más elementales, como si no existiera el movimiento obrero.
Al renovarse el Pacto para la Estabilidad, la competitividad y el Empleo se
establecieron “topes” no solo a los salarios mínimos sino también a los
contractuales y esto se hizo con la aquiescencia de los dirigentes sindicales,
incluyendo a los de la CTM. Lo que aprobó la Comisión Nacional de Salarios
Mínimos, o sea el gobierno federal, constituye una simple ratificación de lo que ya
había sido sancionado por el PECE. Si como afirman los líderes de la máxima
central obrera del país, el Pacto ya no funciona, ya no tiene razón de ser, entonces
no nos explicamos porqué suscribieron su continuación. Una postura digna y
consecuente hubiese sido la de no estampar sus firmas en el referido
documento que por lo visto solo es obligatorio para el movimiento sindical pero no
para los empresarios.
Después la CNSM, que, se supone es un esquema de concertación y
negociación entre los trabajadores y los patrones, acordó un aumento del 7.5% lo
que generó la inconformidad de la CTM. ¿Quién fijó ese incremento? El gobierno
federal de una manera clara y unilateral, sin presentar ninguna argumentación
porque ya tenía las firmas de los líderes obreros que concurrieron a la renovación
del Pacto. El resto de los dirigentes de las demás centrales sindicales han
guardado un discreto silencio por lo que están asumiendo una actitud cómplice
ante este nuevo atentado al nivel de vida de los trabajadores.
Si el PECE es un sistema obsoleto y profundamente injusto porque
descansa solo en el sacrifico constante de los ingresos de los obreros y de los
campesinos, más lo es la denominada Comisión Nacional de Salarios Mínimos
porque se ha convertido, sobre todo en los últimos tiempos, en un instrumento al
servicio del grupo en el poder para imponer sus decisiones en materia salarial sin
3
que exista la más remota posibilidad de cambiar sus resoluciones anulando por
completo y en la práctica la representación sindical que se encuentra en su seno.
Las maniobras antiobreras se realizan precisamente en el mes de diciembre
cuando el pago de los aguinaldos genera una euforia consumista pasajera y
muchos trabajadores y empleados se encuentran de vacaciones. Se trata de un
momento propicio, desde el punto de vista político, para dar a conocer esos
aumentos que ahora se ubican muy debajo de la tasa inflacionaria que
oficialmente se reconoce pero que en la realidad es superior, como lo ha
demostrado la CTM en varias ocasiones.
El establecimiento de límites fijos no solo a los salarios mínimos sino
también a los contractuales tiene como resultado la anulación de la lucha sindical
pues los patrones se aferran a lo determinado por el gobierno y aceptado por los
máximos líderes obreros. Los emplazamientos a huelga, previos a la revisión de
los contratos colectivos de trabajo, se presentan solo como una formalidad, sin
que impliquen ninguna presión efectiva para los capitalistas pues de antemano se
conocen los incrementos que habrán de autorizarse.
Las organizaciones sindicales, en estas circunstancias, se convierten en
piezas de museo de la Revolución Mexicana.
14 de junio de 1986.
1
El Triste Papel de la FESEBES.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La Federación de Sindicatos de Empresas de Bienes y Servicios, impulsada
inicialmente por el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, sólo ha
dejado frustración y desaliento en el seno del movimiento obrero pues se ha
dedicado a realizar una mala oposición al Congreso del Trabajo en el sentido de
que no propone, ni lucha por alternativas reales y concretas que permitan mejorar
el nivel de vida de los trabajadores ni los defiende de la política neoliberal que
sigue su curso devastador desde 1982, a la fecha.
La demostración más palmaria de lo que es la dirección de la FESEBES
apareció recientemente cuando la CTM decidió presentar, por conducto de varios
obreros, un recurso de amparo contra resoluciones de la Comisión Nacional de
Salarios Mínimos. En el momento en que la máxima central sindical necesitaba
todo el apoyo posible para una lucha que rebasa los límites generales. Francisco
Hernández Juárez se lo negó y por el contrario censuró la conducta del Comité
Nacional que encabeza Fidel Velázquez y en cambio, el Sindicato Mexicano de
Electricistas sí brindó su respaldo por lo que manifestó más consecuencia en la
defensa de los intereses vitales de los asalariados.
El resultado de esta discrepancia y de otras que se vinieron acumulando ha
motivado que el SME anuncie públicamente su separación de la FESEBES y tener
un mayor acercamiento con la CTM.
La FESEBES es una creación directa del Presidente de la República y de
su grupo que trataron inútilmente de levantar la bandera de la modernización del
movimiento obrero.
¿En qué consiste esa modernización? En respaldar plenamente, sin
ninguna resistencia y oposición, ni siquiera declarativa, la política económica del
gobierno actual, entre ellas la privatización de empresas públicas, el despido
masivo de obreros y empelados, la apertura irrestricta de la economía nacional al
2
extranjero y el sacrificio siempre constante que sufren los ingresos de los
trabajadores.
Algunos pensaban que la FESEBES reivindicaría la lucha de clases, el
sindicalismo revolucionario, la defensa intransigente de los derechos y conquistas
de los trabajadores, la solidaridad intergremial, pero se equivocaron rotundamente
y por ello todas las expectativas progresistas que llegó a suscitar pronto se
desvanecieron.
La FESEBES descansa en dos líderes sindicales que están políticamente
emparentados con la línea que seguido el Presidente de la República: Francisco
Hernández Juárez, del Sindicato de Telefonistas y Jorge Sánchez, del Sindicato
Mexicano de Electricistas. Ellos han defendido la política de corte neoliberal
aunque se hayan lesionado los intereses nacionales y populares, como nunca en
el pasado y salarios y prestaciones de los asalariados se hayan desplomado hasta
el piso.
Durante el pasado conflicto de la empresa Volkswagen la intervención, que
realizó Francisco Hernández Juárez que por entero favorable a los patrones y en
contra de la lucha franca y decidida que había entablado en contra de ellos una
fracción sindical. El resultado todos lo recordamos: se impuso a los trabajadores
un contrato colectivo que jamás discutieron y aprobaron y se impulsó una
dirección sindical totalmente dócil a los dictados de la trasnacional. Después la
organización, que antes se presentaba como independiente, determinó ingresar a
la FESEBES por lo que Hernández Juárez consideró que esta se había
fortalecido.
Ahora se ha presentado una situación paradójica que tarde o temprano
estallará. Todos los sindicatos adheridos a la FESEBES pertenecen a su vez al
Congreso del Trabajo, pero a la vez han expresado duras críticas a la conducción
general de éste, pero no ha hecho propuestas concretas, específicas para mejorar
su funcionamiento como instrumento al servicio de los trabajadores.
3
Es más, cuando Hernández Juárez ha desempeñado la Presidencia de ese
organismo colegiado ha incurrido en los mismos vicios y deformaciones que son
ostensibles en los demás dirigentes que, en términos generales, se han
caracterizado por una nula combatividad de clase, por su completa supeditación al
poder público y por no defender los derechos ni las conquistas de los obreros.
Se afirmó que Hernández Juárez es ahora un próspero hombre de
negocios, es accionista de Teléfonos de México y por lo tanto su condición de
clase ya no le permite luchar por los objetivos económicos, sociales y políticos de
los asalariados sino está sólidamente vinculado con la empresa y con el grupo
tecnocrático en el poder.
En estas páginas hemos censurado la conducta entreguista y subordinada
de los líderes del Congreso del Trabajo pero no hemos encontrado en la posición
modernizadora de la FESEBES ninguna proposición avanzada que permita
establecer alguna alternativa de carácter proletario o sindicalista sino se trata en
esencia de la misma concepción y la misma práctica: hacer del movimiento obrero
una fuerza social dócil, sometida por el gobierno y su partido, conjunto de millones
de trabajadores que solo transfieren riquezas a la minoría opulenta.
17 de febrero de 1986
1
93 Años de Fidel Velázquez.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM, Fidel Velázquez cumplió 93 años de
existencia en un momento particularmente dramático para la máxima central
sindical y para el movimiento obrero en su conjunto que está transitando por una
aguda pérdida de peso en la política nacional, en el interior del PRI cuyas nuevas
estructuras tienden a debilitar los sectores tradicionales.
Un hombre como Fidel Velázquez es, en esta etapa, el prototipo de un
dirigente laboral que no solo no lucha contra el orden social injusto que prevalece
sino que lo está avalando y sosteniendo. Hace poco declaró, por ejemplo, que se
oponía a que el PRI reconociera los triunfos de los partidos de oposición, lo que
implica una postura de naturaleza antidemocrática.
Un mérito de Fidel Velázquez es haber apoyado la política económica y
social del Presidente de la República sin haber presentado jamás ninguna firme
oposición a ella, sin haber organizado ninguna protesta, ninguna movilización y
por lo tanto ha desempeñado un papel de contenedor del descontento obrero y
popular o de manipulador de la voluntad política de los trabajadores que,
aparentemente, están aceptando, en forma resignada y pasiva, ser víctimas de
una estrategia que ha exprimido como nunca los ingresos y que ha destruido los
niveles de vida de la mayoría de la población.
México constituye el único caso en América Latina que los dirigentes
sindicales respaldan la política neoliberal de los gobernantes en turno. En
Argentina, por ejemplo, el Presidente Menen salió de las filas del Partido Peronista
y a ese mismo partido pertenecen los líderes obreros más importantes de la CGT
pero no obstante su filiación política común, aquellos están en la oposición a
Menen, a su política de privatizaciones que ha generado un elevado desempleo, a
la entrega masiva de sectores de la economía nacional al capital extranjero y a la
pauperización creciente de las masas asalariadas.
2
Desde 1955 en que la CTM se incorporo Organización Regional
Interamericana del Trabajo (ORIT) que fuera impulsada por el gobierno de los
Estados Unidos para enfrenarse a la Confederación de Trabajadores de América
Latina (CTAL) dirigida por Vicente Lombardo Toledano se implantó el
colaboracionismo con el capital y se abatieron las banderas proletarias a favor de
una franca y constante supeditación con el estado y en base al sacrificio de
millones de trabajadores.
Fidel Velázquez declaró la semana pasada, en referencia a la política
económica, que el saneamiento de las finanzas públicas y otros avances que tanto
pondera Pero Aspe, no se han reflejado en un beneficio directo a los obreros y
desde luego tiene razón, pero de esto no se concluye que el secretario general de
la CTM tenga disposición por luchar, de verdad por los intereses de los
asalariados.
En los últimos años, el poder adquisitivo de los ingresos obreros ha
disminuido, en términos generales, en un 65% teniendo hoy los mismos niveles
que se registraban en la década de los sesentas por lo que estamos asistiendo a
un enrome retroceso histórico en que la dirección de la CTM mantuvo una actitud
de complicidad hacia esta política de empobrecimiento masivo, por una parte y de
excesiva concentración de la riqueza, por la otra.
En la década de los setentas, sobre todo durante el gobierno de Luis
Echeverría, la CTM levantó un programa de reivindicaciones antiimperialistas y
populares, propuso una reforma económica integral en beneficio de la soberanía
nacional y del ingreso real de los trabajadores, se inclinó por una alianza proletaria
con los campesinos y los empleados al servicio del estado por lo que estuvimos
ante una etapa de auge de las luchas de los sindicalizados de la ciudad y del
campo.
Estas orientaciones clasistas, que se difundieron sobre todo en la cúpula de
la CTM, nunca descendieron a nivel de los grandes sindicatos nacionales de
industria, de las federaciones estatales, de los representantes en el Congreso de
3
la Unión y pronto quedaron postergadas para incursionar en una etapa de apoyo a
los gobiernos neoliberales, a sus políticas que han sacrificado como nunca a los
obreros a favor de las minorías opulentas que hoy son las que están determinando
el rumbo de la nación.
Se suscribieron los pactos de la estabilidad y el crecimiento económico por
medio de los cuales los dirigentes sindicales aceptaron la política de restricciones
a los salarios, la que permanece hasta nuestros días. Por ejemplo, se fijó el límite
de 9.9% y en efecto ningún sindicato ha podido superar ese porcentaje lo que se
convierte en una verdadera camisa de fuerza para las luchas de los trabajadores y
convierte en un verdadero simbolismo los emplazamientos a huelga.
Aunque la CTM constituye la organización más importante en el interior del
Congreso del Trabajo y se ha criticado mucho, con razón, la actuación de su
dirección, no se ha hecho nada para modernizar y revitalizar a ese organismo que
se encuentra así padeciendo un grave anquilosamiento.
Está pendiente, por ejemplo, la realización de la Segunda Asamblea
Nacional del Proletariado a la que asistirían representantes de todas las
organizaciones de trabajadores y de las corrientes sindicales existentes para
examinar sus problemas comunes y acordar la lucha por determinados objetivos,
pero dicho encuentro se ha pospuesto una y otra vez indicando que la CTM no
tiene, en realidad, voluntad política para llevarlo a cabo.
El grupo neoliberal ha debilitado a la CTM desde hace tiempo para otorgarle
mayor predominio a los grupos de capitalistas, nacionales y extranjeros que son
los que con la privatización de las empresas han concentrado mayor poder
económico, como nunca había sucedido en el pasado. También genera conflictos
con la CROC y la FESEBES con el deliberado propósito de que nunca se alcance
la acción unificada de los trabajadores en la consecución de sus objetivos y en la
defensa de sus derechos.
4
Coincido con Fidel Velázquez: en sus 93 años no hay motivo para festejo
alguno.
17 de octubre de 1986.
1
Hacia la Unidad Combativa de la Clase Obrera.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La decisión de Fidel Velázquez de suspender el desfile oficial del Primero
de Mayo, al parecer tomada sin consultar a las organizaciones adheridas al
Congreso del Trabajo, ha suscitado diversas reacciones que demuestran, todas, la
falta de unidad que tiene la clase obrera mexicana y el anquilosamiento en que se
debaten varias de sus agrupaciones que supuestamente son las más
representativas. La determinación a que ha llegado el secretario general de la
CTM no impedirá desde luego, que existan múltiples expresiones de los
asalariados del campo y de la ciudad en contra de la política económica
imperante. No se puede ignorar la realidad con una simple declaración política.
Desde hace varios años, el Congreso del Trabajo se encuentra inmerso en
una crisis que es insalvable. No tiene ninguna capacidad de movilización social y
es muy escasa su fuerza de presión sobre el gobierno y los patrones; no presenta
alternativas concretas y viables para resolver los grandes problemas nacionales;
no tiene una dirección colegiada pues la CTM ejerce una supremacía que es
nociva tratándose de una organización que nació con un propósito unitario: algún
día convocar a la Segunda Asamblea Nacional del Proletariado y constituir una
sola agrupación de los trabajadores de México.
El hecho de que el dirigente máximo de la CTM haya acordado no efectuar
el desfile obrero del Primero de Mayo sólo logrará que ese día haya una
gigantesca manifestación en el Zócalo de la ciudad de México, convocada por los
sindicalistas llamados independientes, agrupados ahora en la Coordinadora
Intersindical, como ocurrió el año pasado. El vacío que deja el Congreso del
Trabajo lo llenarán otras agrupaciones que cada día tienen más afiliados y
estructuras más vastas y fuertes.
Sobre todo desde 1988, las formas tradicionales de organización sindical
entraron en una crisis y los controles en los que se sustentaban, ahora se han
2
debilitado. El Presidente del PRI, Santiago Oñate, ha declarado que la afiliación al
partido es voluntaria, así como su respaldo electoral. Es más, en zonas
industriales en donde existen poderosos sindicatos, hoy están gobernados por el
Partido de Acción Nacional; desde hace mucho tiempo los dirigentes obreros
gubernamentales no son expresión de apoyo seguro para el PRI.
La manifestación del Primero de Mayo, también desde hace por lo menos
diez años, se ha transformado en una jornada por la lucha de los intereses de los
asalariados, de crítica a la política y decisiones del Poder público y de expresión
de combate unitario frente a los patrones. Pretender en 1996 que esto no sea así,
que esa conmemoración se realice en forma “tranquila” es algo imposible. Lo que
importa es que esas manifestaciones legítimas de descontento popular se
canalicen en forma constructiva y propositiva, ya que solo así pueden producir
frutos positivos.
En México, debemos pugnar porque la celebración del Primero de Mayo se
realice en forma coordinada y unificada por todas las organizaciones sindicales,
independientemente de sus respectivas posiciones ideológicas y políticas ya que
al fin y al cabo los intereses de los trabajadores son los mismos y coinciden en las
soluciones a los grandes problemas nacionales, en la mayor parte de los casos.
Es factible llegar a un acuerdo unitario, por ejemplo, entre la CROC, la
FESEBES, la Coordinadora Intersindical Primero de Mayo, los sindicatos
universitarios y organizar una sola manifestación, desde luego, en el Zócalo de la
ciudad de México. Pero para ello se requiere hacer a un lado la prepotencia, el
sectarismo, dejarse guiar por una actitud fraternal a la hora de designar a los
oradores que expresen las inquietudes y anhelos de los trabajadores, pero sobre
todo, presentar algunas proposiciones centrales específicas para enfrentar y
superar la crisis actual.
.
17 de febrero de 1986..
1
Declaración de la Comisión Nacional Organizadora del Partido Socialista,
acerca del 60 Aniversario de la Fundación de la Confederación de
Trabajadores de México.
México, D. F., a 22 de febrero de 1996.
La CTM, en la Vanguardia del Proletariado.
El 24 de febrero se cumplen 60 años de la fundación de la Confederación
de Trabajadores de México (CTM) que ha sido la organización más importante que
ha tenido el proletariado en nuestro país. Se trató, en su primera etapa, de una
central obrera orientada por las tesis del sindicalismo revolucionario,
representativa de la mayoría de las federaciones y sindicatos nacionales
existentes y de las principales corrientes político-ideológicas y democrática en su
régimen interno, independiente tanto del gobierno como de las iglesias, los
patrones y los partidos políticos. Nos estamos refiriendo al periodo de 1936 a
1941.
En la historia moderna de México, la CTM ha sido la organización más
grande que los trabajadores industriales han constituido, superior a sus
predecesoras como la CROM y la CGOCM. Surgió en un momento en que, bajo la
dirección del general Lázaro Cárdenas, se imprimían un poderoso impulso a la
industrialización nacional, a la creación del sector estatal de la economía, al
reparto de los latifundios y la dotación de tierras a ejidos y comunidades, a la
nacionalización de nuestros recursos naturales y al reconocimiento de los
derechos de los obreros y de los campesinos. Sin la participación activa y decisiva
de la CTM no puede entenderse la obra transformadora que la nación experimentó
durante los años de 1936 a 1940; de la misma forma que, las grandes
aportaciones de Cárdenas a la creación del estado mexicano moderno no pueden
valorarse adecuadamente sin la presencia y la energía creadora de Vicente
Lombardo Toledano, secretario general de la CTM.
2
La Desviación de la Línea Sindical Revolucionaria.
Sin embargo y sobre todo a partir del año de 1947 la dirección nacional de
la CTM se apartó de los principios clasistas: expulsó de sus filas a los trabajadores
que constituyeron el Partido Popular y a los miembros y simpatizantes del Partido
Comunista, enjutando el carácter representativo que originalmente tuvo.
Estableció la obligación de militar individual y colectivamente en el PRI; se afilió a
la AFL – CIOSL y a la ORIT, instituciones creadas por el gobierno de los Estados
Unidos para dividir al movimiento obrero mundial y latinoamericano. Apoyó a todos
los gobiernos nacionales sin asumir una actitud independiente y crítica; disminuyó
la lucha por las reivindicaciones económicas y sociales de los trabajadores lo que
coadyuvó a deteriorar más su nivel de vid ay abandonó su política de unidad
interclasista.
El Saldo Negativo de los Últimos Años.
A 60 años de distancia del histórico Congreso Nacional de la CTM la
situación de la clase obrera es dramática, después de 12 años de regímenes
neoliberales, mismos que fueron apoyados, así como sus respectivas políticas, por
la dirección nacional de la Confederación. En este periodo se perdieron muchas
de las conquistas que se habían logrado en el pasado, como el sector estatal de la
economía. Se acrecentó el poder de la burguesía industrial, comercial, agrícola y
agrario, sobre todo la que está ligada al imperialismo yanqui. Desaparecieron
miles de empresas medianas y pequeñas, provocándose un proceso de
desindustrialización que en gran parte anuló mucho de la obra de Cárdenas y en
general se ha vivido una larga etapa de recesión, estancamiento, destrucción de la
planta productiva, combinados con una creciente y aguda dependencia con
respecto de los Estados Unidos de Norteamérica, una inflación acelerada y
constante y un agudo desempleo. El saldo de estos 12 años es por entero
negativo para el proletariado y los intereses nacionales y populares.
3
Frenado el Proceso de la Unidad Interclasista.
Aunque la CTM contribuyó en 1964 a la fundación del Congreso del Trabajo
en un intento por reunificar a los trabajadores en una sola organización, lo cierto
es que no se ha avanzado en esa dirección. El Congreso del Trabajo agrupa
formalmente a la mayoría de los obreros sindicalizados, pero no ha desplegado
una lucha intensa, clasista, a favor de ellos y ha actuado como un apéndice del
PRI y una entidad subordinada al gobierno. Más recientemente, a la manera de
una alternativa, surgió la FESEBES para justificar también por completo la política
neoliberal y preconizó la conciliación de clases entre el capital y el trabajo, por lo
que terminó entre el fracaso y la desilusión. Un intento unitario más reciente se ha
dado con la creación de la Intersindical Primero de Mayo pero por estar por
completo controlada por grupos de izquierda, tampoco se ha podido desarrollar
como era de desearse.
La dirección nacional de la CTM ha olvidado desde hace tiempo la lucha de
clases y durante muchos años aceptó la nefasta política de los topes salariales, la
de los pactos tripartitos que se han reconocido, al final, solo favorables a los
capitalistas. Aunque la CTM ha contado con una importante cantidad de
gobernadores, de alcaldes, su actuación no ha sido distinta a la de los otros
también emanados del PRI. Ha dispuesto también de cientos de diputados y
senadores en el Congreso de la Unión, pero no ha conformado una fuerza
legislativa que haya influido en beneficio de los trabajadores.
Retroceso en Materia de Derechos y Conquistas Obreras.
La creación del INFONAVIT fue favorable para los capitalistas pues les
quitó la obligación que tenían de proporcionar vivienda digna a los trabajadores.
Las últimas reformas a la ley del IMSS privatizaron el rubro de pensiones y
constituyen un paso para privatizar más adelante otras áreas de la seguridad
social. Lo mismo puede esperarse de las próximas modificaciones a la Ley del
ISSSTE. En estas condiciones, las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo
pueden representar la oportunidad para que los empresarios hagan aprobar
4
algunos de sus viejos proyectos, como la aplicación de restricciones al derecho de
huelga, el pago por horas y no por jornadas de trabajo y la legalización plena de la
contratación individual, en contraposición a la colectiva, entre otras.
Neoliberalismo y Conciliación de Clases.
Se habla mucho de adecuar la lucha obrera a las condiciones actuales,
pero lo cierto es que no se ha avanzado en la formulación de tesis que, inspiradas
en el sindicalismo revolucionario, protejan los intereses de los trabajadores. El
concepto de productividad, desde la óptica del proletariado, no se ha definido y
más bien se ha adoptado el de la burguesía por lo que se insiste mucho en la
eficiencia, en el mejoramiento de la calidad del trabajo y en la capacitación
industrial y técnica. En el fondo lo que ha sucedido es que los obreros se han
sacrificado en sus salarios y prestaciones para capitalizar más a las empresas,
para estimular las utilidades de los inversionistas, para conservar a como dé lugar
las fuentes de trabajo.
Sin embargo, los resultados han sido ostensiblemente adversos: el año
pasado, por ejemplo, desaparecieron más de 12 mil empresas medianas y
pequeñas, se agregaron un millón 200 mil a los desempleados abiertos que
existían y se experimentó una grave concentración monopólica en el mercado
nacional, sobre todo de las filiales de las empresas norteamericanas que han
llegado atraídas por las ventajas que les otorga el Tratado de Libre Comercio. La
dirección de la CTM abandonó la táctica de proponer soluciones integrales a los
grandes problemas nacionales y solo ha actuado a la defensiva y ha arrastrado al
congreso del Trabajo a asumir posiciones idénticas. La lucha que entabla con la
CROC no es pro principios políticos sino por el control de los contratos colectivos
de trabajo y la que tiene con los líderes de la FESEBES, tampoco es de carácter
programático sino solo porque sus líderes no se someten por completo a sus
dictados.
En los últimos años la CTM hizo a un lado la formación de cuadros
sindicales, inspirados en la teoría revolucionaria y adoptó los programas de las
5
fundaciones socialdemócratas que solo forman administradores de sindicatos y
burócratas sin actitud clasista y no dirigentes obreros revolucionarios. Estas
concepciones se han difundido a todas las federaciones y grandes sindicatos
nacionales, lo que ha conducido a un adormecimiento de la conciencia de clase, a
una resignación de ser explotado. Sin embargo, en muchas regiones del país las
estructuras de control se han roto pero no por el efecto de sus dirigentes sino
como resultado de las graves crisis económicas y políticas que han cimbrado al
país en los periodos recientes.
Un Recuerdo Histórico Emocionado.
La Comisión Nacional Organizadora del Partido Socialista recuerda en esta
ocasión al conjunto de líderes sindicales que, haciendo a un lado diferencias que
los separaron por décadas, en una decisión de gran madurez y responsabilidad,
integraron el Congreso Nacional de Unidad Proletaria, de febrero de 1936
escribiendo así una de las páginas más brillantes de la historia del proletariado
mexicano de todas las épocas.
Las Perspectivas de Desarrollo en la Etapa Actual.
Es necesario adecuar las tesis del sindicalismo revolucionario a las
condiciones de creciente interdependencia y subordinación de México con
respecto del mundo y del imperialismo, de dominio de una sola potencia a nivel
global y de un nuevo reparto del mundo en áreas de influencia. Ante los adelantos
de la tecnología más moderna, en la cibernética y las computadoras ante la
estrecha internacionalización de los procesos productivos. En este sentido es
inaplazable de la lucha mundial, internacional, de los trabajadores contra el
dominio de los capitales trasnacionales. Hacer notar que el capital surge de la
explotación del trabajo asalariado y que por lo tanto el obrero no es una pieza
inseparable de las empresas, que su misión no es cuidar o proteger la fuente de
su enajenación y envilecimiento sino la transformación del modo de producción
existente. La CTM debe recuperar su capacidad de iniciativa y de movilización
frente al gobierno, los partidos y los patrones; fortalecer al Congreso del Trabajo
6
para que a la brevedad convoque a la realización de la Segunda Asamblea
Nacional del Proletariado que pueda sentar las bases para la creación de una
nueva gran central sindical nacional clasista, independiente, representativa y
democrática. Formular una política alternativa frente al neoliberalismo; impedir la
privatización de la petroquímica secundaria, los ferrocarriles y las
telecomunicaciones vía satélite; establecer la escala móvil de salarios; suscribir un
Pacto de Ayuda Mutua con la Intersindical Primero de Mayo.
La Comisión Nacional Organizadora del P. S.
Héctor Ramírez Cuéllar Secretario General
Ramón Jiménez López. Ariel López Fuentes
Leonardo Saavedra Francisco Juvencio Olalde Omaña
Jorge Chavarin Arquímedes Pérez Bello
Enrique Orduña Gustavo Frías.
1
60 Años de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El 24 de febrero se cumplen 60 años de la fundación de la Confederación
de Trabajadores de México, sin duda, la organización sindical más grande e
importante que ha existido en la historia contemporánea de nuestro país. En ese
día concluyeron los trabajos del Congreso Nacional de Unificación, a los que
concurrieron cientos de representantes de la absoluta mayoría de los sindicatos
nacionales, de las federaciones estatales y regionales, las centrales, como la
CGOCM y la CSUM, las más representativas de aquella época en que se
conformaban los núcleos obreros dirigidos por Vicente Lombardo Toledano, Fidel
Velázquez y los líderes del Partido Comunista Mexicano.
En México, había existido, hasta ese momento, una gran dispersión de las
corrientes político-sindicales las cuales anteponían sus diferencias por encima de
sus coincidencias y no valoraban el factor unitario como el primordial para la lucha
exitosa de los trabajadores. Fueron muchos años de antagonismos entre los
dirigentes sindicales. Por ejemplo, la CROM, que había sido hasta el año de 1928
la central más grande e importante durante los gobiernos de Calles y Obregón, se
encontraba inmersa en una profunda crisis a causa de la corrupción imperante
entre sus líderes, por haberse mezclado en los conflictos entre Calles y Obregón y
haber abandonado la línea del sindicalismo revolucionario. Para 1936, la CROM
estaba ya muy debilitada pues Luis N. Morones había sido acusado de ser autor
intelectual del asesinato de Obregón, si bien eso nunca llegó a probarse. En el
diferendo suscitado entre Calles y Cárdenas, se alineó con el primero lo que le
valió su definitivo eclipse político.
En 1933 se produjo la formación de la segunda gran central sindical
nacional, que fue la Confederación General de Obreros y Campesinos de México
(CGOCM) que es el resultado de la alianza entre la corriente de Lombardo
Toledano, que venía de la CROM Depurada y los diversos sindicatos que sobre
todo en el Distrito Federal dirigían Fernando Amilpa y Fidel Velázquez. Fue una
2
confluencia entre el sindicalismo revolucionario de Lombardo que ya se había
transformado en un teórico y un dirigente marxista y la corriente reformista o
burguesa de los llamados “5 lobitos” que, como se ha documentado ampliamente,
nunca fueron partidarios de la lucha socialista.
La CGOCM fue una organización muy importante, pero estaba destinada a
tener una existencia muy corta. La actitud retadora de Calles contra el Presidente
Cárdenas (junio de 19349 creó una grave crisis política y obligó a las
organizaciones de trabajadores a salir a la calle a combatir por sus derechos. Así
se creó el Comité Nacional de Defensa Proletaria que fue un gran esfuerzo
unitario para hacer retroceder al callismo reaccionario y conservador y sentar las
bases para que en México hubiera cambios revolucionarios. Los hubo en el
periodo que cubrió Cárdenas, precisamente quien, apoyándose en el citado
Comité, en su movilización, rompió con Calles, lo expulsó del país y así se
sentaron las bases de lo que sería después la reforma agraria, el reparto de los
grandes latifundios, la nacionalización de las empresas extrajeras, la defensa de
los derechos de los obreros y campesinos, la digna política internacional, entre
otros muchos aspectos del periodo 1936-1940.
La CTM fue un gran paso adelante en la coexistencia de todas las
corrientes político sindicales, desde la que dirigía Lombardo Toledano, hasta la del
PCM, pasando por la jefaturada por el grupo de Fidel Velázquez. Este carácter
unitario, de corriente que habían tenido serios conflictos, se mantuvo con altibajos
hasta el año de 1947 en que los fidelistas decretaron la expulsión de los
partidarios de Vicente Lombardo Toledano y establecieron la afiliación colectiva
obligatoria al PRI, con lo que se rompió con el carácter de frente amplio que la
CTM en la etapa en que la dirigía Lombardo (1936-1941) se debilitaron o
desaparecieron hasta nuestros días en que es poco lo que la CTM actual tiene del
pasado.
Desde 1947 –para ser precisos- la dirección nacional de la CTM se
concentró en manos de los líderes reformistas y burgueses, los cuales la detentan
3
hasta nuestros días. Ha sido ya un largo periodo en el cual la CTM ha actuado en
forma por completa subordinada al gobierno en turno, sin independencia y sin una
actitud crítica a los graves errores y desviaciones que se han suscitado; aminoró la
lucha por el mejoramiento de los niveles de vida de los trabajadores aceptándose
la política de pactos que solo han contribuido a mantener congelados los salarios y
a estimular el crecimiento desorbitado de las utilidades de las grandes empresas,
por lo que hoy México tiene uno de los sistemas distributivos de la riqueza más
injustos del mundo.
Esta línea capituladora, tanto frente al capital como al trabajo, se ha
consolidado en la estructura cetemista, al no haber ninguna resistencia que se le
oponga, por lo que puede haber un fidelismo, a la muerte de Fidel Velázquez.
17 de febrero de 1986.
1
Profunda Crisis de Credibilidad en el Congreso del Trabajo.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La forma cómo fue electo el nuevo Presidente del Congreso del Trabajo,
Rafael de Jesús Lozano Contreras está significando el ahondamiento de la
profunda crisis en que se debate desde hace tiempo ese organismo y al mismo
tiempo representa un serio peligro pues es factible que solo subsista como un
aparato simbólico, sin ninguna capacidad de lucha al servicio de los asalariados
de este país.
La crisis del Congreso del Trabajo es doble: interna, pues no ha sido
posible la unificación de criterios de los dirigentes de centrales y de sindicatos
nacionales en torno a la defensa del salario, al mejoramiento de las condiciones
de vida de los obreros y externo, como resultado y efecto de la primera, que no ha
sido capaz de frenar la nefasta política económica y social, que ha destruido,
como nunca en el pasado, los niveles de existencia de la absoluta mayoría de la
población.
Los otros aspirantes a ocupar el cargo –Francisco Hernández Juárez y Elba
Esther Gordillo- no dieron la pelea durante la asamblea en la que se eligió a
Lozano conformándose con la manipulación de la misma y por lo que fue a todas
luces una imposición del gobierno, realizada a través de sus amanuenses en el
movimiento sindical.
Al poder público, al grupo en el poder, le conviene que sea presidente del
Congreso del Trabajo un individuo como Rafael de Jesús Lozano Contreras ya
que es una garantía de que no se opondrá a la política en turno, que se expresa,
entre otros aspectos, en la continuidad del PECE que, a su vez, representa en la
práctica el congelamiento de los salarios o su rezago permanente y la liberación
de las utilidades de las empresas, vale decir, su incremento constante.
La CTM mantuvo una conducta bastante ambigua pues primero “boicoteo” a
Lozano, después lo apoyo, no estuvo presente en la asamblea en que lo eligieron
2
y ahora anuncia que sin salirse del Congreso del Trabajo actuarán por fuera de él
porque no están de acuerdo con las centrales “subordinadas” al gobierno y a los
patrones como la CROC, la CROM y la FSTSE.
Una interpretación de esa postura contradictoria de Fidel Velázquez pudiera
ser que la CTM pugnará porque se reestructure el Congreso del Trabajo, que
dicha tarea la emprenderá desde fuera de este y que el apoyo a Lozano será más
formal que real.
En efecto, el Congreso del Trabajo no puede concebirse sin la CTM que es
la central obrera más grande y representativa pues ella sola agrupa a más del
60% de los trabajadores sindicalizados por lo que la salida de la Confederación
sería la liquidación inmediata de un esfuerzo unitario que no ha fructificado pues
se ha aplazado una y otra vez la constitución de una Central Nacional Única, como
las que existen en muchos países de América Latina y Europa Occidental. Los
líderes cuidan muy celosamente las cuotas de poder político, el usufructo que
hacen de los contratos colectivos, sus fortunas personales, algunas de las cuales
muy grandes y como es obvio, no permitirán un paso de trascendencia, como es el
de la unificación que si bien les sería perjudicial, a los intereses creados y a los
vicios acumulados, beneficiará, en cambio, a todos los trabadores.
Si la postura de la CTM es criticable, más lo es las asumidas por la CROC.
Su presidente, Alberto Juárez Blancas, dijo: “en el Congreso del Trabajo no pasa
nada. Lo que ocurre es que quienes en su momento ostentaron el poder hoy se
pasaron a la oposición, así de fácil, no hay divisionismo; lo que necesitamos es
que los compañeros reconozcan que hoy ganó otro grupo”.
Como se observa, en Juárez Blancas no existe ninguna preocupación
porque el Congreso del Trabajo experimente una profunda reestructuración a
efecto de que asume una posición de lucha por los intereses económicos y
sociales de los trabajadores, ni por la renovación de los viejos métodos sindicales
que han llevado a la desmovilización de los trabajadores, esto es, ve el panorama
color de rosa.
3
En las condiciones actuales, la posibilidad de reformar el Congreso del
Trabajo solo puede provenir del SNTE, de la profesora Elba Esther Gordillo, que si
bien se encuentra ubicada también en el plano gubernamental, resiste más a la
política económica y social, formula crítica severa y pública y mantiene una
postura más independiente que el resto de los dirigentes sindicales, que se
comportan como si fueran subordinados o empelados del Presidente de la
República.
El otro camino sería el de la liquidación política y social del Congreso del
Trabajo.
17 de febrero de 1990.
1
Profunda Crisis en el Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La jornadas del Primero de Mayo demostraron, una vez más que el
movimiento obrero experimenta, por cierto, desde hace tiempo, una seria crisis,
tanto ideológica, política como orgánica y que de momento no se vislumbra una
salida o una solución ideológica porque después de la caída de la Unión Soviética
no se han reformulado, a la luz de las nuevas circunstancias mundiales y
nacionales, las tesis del sindicalismo clasista. Política, porque los trabajadores
dejaron de tener peso específico en la toma de decisiones nacionales mientras se
incrementó la preponderancia de las agrupaciones patronales , porque su principal
estructura, el Congreso del Trabajo, está en plena obsolescencia. Como ocurre
con todas las crisis, ésta tiene que desembocar en una nueva situación, en un
nuevo estado de cosas, pero no se han generado las condiciones para que ese
cambio pueda producirse en el corto plazo.
Por tercer año consecutivo, los altos dirigentes del Congreso del Trabajo
decidieron suspender el tradicional desfile obrero y efectuaron un acto en un local
cerrado y por lo tanto, sujeto a determinado control político. Se suponía que al no
realizarse el desfile los trabajadores no tendrían la oportunidad de expresar su
descontento contra la política económica y social y no “molestar” al señor
Presidente con sus mantas, pancartas y gritos y tampoco, no expondrían sus
críticas a muchos de los líderes oficialistas. Pero en las jornadas del Primero de
Mayo se manifestaron los fenómenos que se pretendían conjurar lo que
comprueba que se trata de fenómenos objetivos, es decir, que están sustentados
en la realidad social, que no han sido inventados por nadie y que no se pueden
ignorar, ni soslayar pues equivaldría a querer “tapar el sol con un dedo”.
Tanto en el acto efectuado en el Auditorio Nacional, como en la marcha
multitudinaria que recorrió las principales avenidas de la ciudad de México y que
como siempre culmino en el histórico Zócalo, el común denominador fue el
siguiente: los trabajadores repudiaron la política neoliberal por los efectos
2
económicos y sociales que ha producido, están a favor de un cambio en la
situación política prevaleciente y por lo general rechazan a muchos de sus líderes,
empezando por el propio presidente del Congreso del Trabajo, Víctor Flores, quien
por cierto es candidato plurinominal del PRI. Flores ha tenido un desempeño gris y
anodino pues en lugar de mantener la unidad en el Congreso del Trabajo éste se
ha dividido aún más y carece de autoridad moral y fuerza política no solo en el
gremio al que pertenece (el de los ferrocarrileros) sino también entre todas las
agrupaciones gremiales.
El hecho de que por lo menos 24 organizaciones adheridas al denominado
organismo cúpula hayan participado con sus numerosos contingentes en el desfile
obrero confirma que en esa institución no existe cohesión, que muchos de sus
integrantes no acatan las decisiones que toman sus líderes máximos y que no
existe un dirigente que tenga la capacidad moral y política para unificarlos en torno
a objetivos comunes. Tampoco se puede desdeñar el hecho de que los
denominados sindicatos independientes crecen en número y en fuerza año con
año y también en madurez política pues ahora no hubo provocaciones ni actos
infantiles de izquierda.
Mientras se estaban realizando las jornadas del Primero de Mayo, Fidel
Velázquez permanecía en su domicilio, ya en un estado de extrema debilidad,
probablemente entrando a la última etapa de su vida ¿Acaso ésta es una réplica
de lo que está pasando en el movimiento obrero en su conjunto? Creo que sí,
pues lo viejo muere para que surja lo nuevo, así sucede tanto en la naturaleza
como en la sociedad humana. Expliquémonos: las tesis de la conciliación de las
clases y de la permanente colaboración con el gobierno perdieron toda vigencia en
cuanto a la persuasión ideológica que tenían entre los trabajadores y también
como medio de control político. Pero tampoco se ha progresado en una
reelaboración, en una actualización de las tesis del sindicalismo revolucionario ya
que no se trata, mecánicamente, de volver a la década de los treintas, por lo que
persiste un gran vacío ideológico y una preocupante confusión política que está
siendo aprovechada por la derecha panista. Al no existir un partido socialista o de
3
izquierda fuerte e influyente, muchos obreros industriales y empleados han
optado, en los últimos años, por respaldar a los candidatos del PAN sin tomar en
cuenta que éste representa una alternativa más hacia la derecha del PRI y del
gobierno actual.
21 de febrero de 1985.
1
El Nuevo Presidente del Congreso del Trabajo.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En el contexto de una asamblea agitada, irregular por todos conceptos,
discutible en su fundo y en su forma fue designado como nuevo Presidente del
Congreso del Trabajo el señor Rafael de Jesús Lozano, líder mediocre y gris, que
incluso fuera acusado por los trabajadores del Departamento del Distrito Federal
de un importante fraude, sin que se hubiese efectuado ninguna investigación
judicial seria al respecto.
En la referida asamblea se utilizaron métodos primitivos y maniobras
políticas que demuestran la inmadurez y la irresponsabilidad de sus actores que,
por el contrario, no mostraron ninguna preocupación por la grave crisis de
representación política y social por la que está pasando el Congreso del Trabajo,
ni por tomar medidas que pudieran significar una revitalización urgente de ese
organismo, que cada vez defiende menos los intereses de sus agremiados y que
se ha quedado solo en el plano de la simbología oficial.
En la disputa participaron además de Rafael de Jesús Lozano, Francisco
Hernández Juárez y Elba Esther Gordillo.
Francisco Hernández Juárez, al lado de Jorge Sánchez, del SME trató de
dividir al Congreso del Trabajo con la creación de la Federación de Sindicatos de
Empresas y Servicios, la que no ha tenido ninguna actividad desde su fundación,
por lo que se trató de una auténtica expectativa frustrada.
La Federación, que agrupa sobre todo a telefonistas y electricistas, nunca
representó ninguna alternativa ideológica, programática clasista frente a lo que ha
sido, sobre todo en los últimos años, el Congreso del Trabajo y acaso por ello, en
ningún momento atrajo la simpatía de los obreros.
Dicha Federación debe ser considerada como una asociación que lejos de
inspirarse en la doctrina de la lucha de clases, se fundamenta en el pensamiento
2
salinista que reducen toda combatividad a los trabajadores y lo somete a la
exigencia de la producción privada y a una noción enteramente pro-capitalista de
la productividad.
Si en un principio, la Federación despertó el disgusto de la CTM y del
Congreso del Trabajo, era porque se esperaba que generaría una cierta
competencia social y política, hoy nadie la toma en serio, mucho menos los
llamados “sindicatos independientes”, que siguen perdidos en la marginalidad de
la lucha de los asalariados porque sus líderes no han podido superar su
enfermedad histórica: el sectarismo izquierdista.
Hernández Juárez no prestó ninguna resistencia a la privatización de
Teléfonos de México sino, antes bien, se comportó como un auténtico promotor de
ella, al grado de que el gobierno federal le asignó al sindicato un crédito para que
pudiese adquirir algunas acciones en la empresa que ahora es propiedad de un
consorcio internacional presidido por Carlos Slim.
Si en el pasado se esperaba por algunos elementos de la izquierda que
Hernández Juárez pudiese significar una renovación en el seno del movimiento
obrero, hoy nadie puede alentar una esperanza de ese tipo pues el líder telefonista
está totalmente supeditado al gobierno en turno.
También la profesora Elba Esther Gordillo, Secretaria General del SNTE
figuraba entre los aspirantes a ocupar la Presidencia del congreso del Trabajo,
pero se mantiene muy ocupada en la renovación programática y orgánica de la
organización magisterial en un momento en que la CNTE ha demostrado una total
debilidad y una falta completa de articulación política, como lo demuestran los
fracasados paros de semanas anteriores.
Uno de los principales elementos que se oponían a la profesora Gordillo era
Teodoro Palomino que ahora está totalmente desprestigiado entre los maestros
pues pronto quedaron al descubierto sus vínculos con el poder público, de un
hombre que engañaba a las masas con un lenguaje ultrarevolucionario. Además,
3
Palomino está dedicado a cumplir instrucciones oficiales en los próximos comicios
federales, a efecto de hacerle un contrapeso al PPS y al PRD, entre otros.
La profesora Gordillo ha planteado una depuración en el mecanismo
sindical insistiendo que el SNTE es una agrupación independiente del gobierno y
que constituye un frente amplio en el que esa misma heterogeneidad debe
reflejarse en la composición de sus órganos de dirección.
Entre los tres aspirantes a ocupar la Presidencia del Congreso del Trabajo
sin duda Elba Esther Gordillo era la persona más indicada pues sostiene
posiciones más avanzadas que Lozano y Hernández Juárez y por ello, quizás, no
conto con el apoyo de la CTM y la CROC y del propio gobierno federal, que
desean tener a un elemento como Lozano, que aplique sin ninguna crítica o
resistencia la política económica y social que se dicta desde el poder público.
Sin embargo, lo importante en este momento no es el líder sino las
modificaciones programáticas, sociales, políticas y estructurales que debe
experimentar el Congreso del Trabajo, a efecto de que asuma una conducta de
lucha por las principales reivindicaciones de los asalariados y supere así su actual
anquilosamiento.
El otro camino sería el de la virtual liquidación del Congreso del Trabajo y la
frustración de millones de obreros, que no tuvieron una organización que
defendiera sus derechos, su nivel de vida y que no logró avanzar hacia la
unificación del proletariado, perdiéndose entre las debilidades, limitaciones y
ambiciones personales de los dirigentes.
Con Lozano, está cavando su tumba un esfuerzo positivo que algún día se
propuso el mejoramiento de la clase trabajadora y avanzar hacia una central
nacional de todos los trabajadores, sin distinción de posiciones ideológicas,
religiosas y de profesiones.
21 de marzo 1987.
1
Los Retos Actuales de la CTM.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El XII Congreso de la CTM se efectúa en el marco de la crisis más profunda
que ha sufrido esta central obrera desde su fundación en 1936, hasta hoy: nunca
se había visto tan debilitada la organización no solo en sus posiciones sociales y
políticas sino también en la defensa de los derechos de la clase trabajadora. A
estas alturas del sexenio de Carlos Salinas de Gortari está imperando el más
acentuado individualismo y el más feroz mercantilismo que permea todas las
actividades de la vida nacional, en detrimento siempre de los intereses de los que
menos tienen.
En la Cámara de Diputados se dieron pasos muy importantes en la
privatización de la seguridad social pues los fondos de retiro y las aportaciones
para la vivienda se transfieren a las instituciones bancarias en busca de
rendimientos que serán más ilusorios que reales. Todos los cálculos que se han
hecho al respecto revelan que las cantidades que podrán obtener los obreros y
empelados, después de muchos años de trabajo, serán mínimas, si tomamos en
cuenta el ascenso constante en los precios de los bienes y servicios y que con el
cobro de los intereses bancarios el asalariado jamás podrá adquirir una vivienda,
en virtud de los elevados costos que tienen y que tendrán más aún en el futuro.
El secretario general de la CTM, como ha sido su costumbre, anunció que
la diputación obrera en el Congreso de la Unión se opondría a las leyes
privatizadoras del retiro y del INFONAVIT, pero eso no sucedió sino todo lo
contrario pues los legisladores cetemistas solo se dedicaron a exaltar las
modificaciones ya señaladas, incurriendo en una grave incongruencia entre lo que
se dice y se hace. Al parecer el gobierno de Salinas prometió a la dirección
sindical que respetaría los jugosos contratos que para la construcción de unidades
habitacionales tienen algunos hijos multimillonarios de Fidel Velázquez y Joaquín
Gamboa Pascoe. Así como la potestad que tienen los dirigentes de asignar en
2
forma discrecional las viviendas de entre su grupo de favoritos, lo que demuestra
la extrema docilidad política que ha caracterizado a la conducción cetemista.
Al votar a favor de las reformas al Sistema de Ahorro de Retiro y a la ley
INFONAVIT, el grupo parlamentario de la CTM le dio la espalda a millones de
jubilados y pensionados y el derecho a la vivienda se reafirma como una quimera,
un objetivo inalcanzable, que no un derecho concreto. Al sufragar también a favor
de la privatización de las tierras ejidales y comunales, los que se dicen
representantes de los obreros, también están avalando los eventuales despojos de
tierras que sufran esos núcleos de población y la creciente proletarización que
habrá en la sociedad rural den los próximos años.
En la cúpula de la CTM, desde hace tiempo, impera un profundo
pragmatismo y un completo abandono de los principios más elementales de la
lucha de clases. Ha justificado y apoyado la política neoliberal en curso, no
obstante que los niveles de vida de los obreros se han virtualmente, desplomado.
Con la suscripción reiterada del PECE se han abolido, en la práctica y de golpe,
todas las negociaciones obrero patronales, ya que se firman convenios de largo
plazo, la mayoría de ellos contrarios a los asalariados y favorables por entero a los
empresarios capitalistas.
La dirección de la CTM ha preferido la identificación con el programa
neoliberal aunque con ello se estén perdiendo importantes conquistas sociales y
laborales. No hay, por ejemplo, una real oposición a una posible reforma al artículo
123 de la Constitución y a la Ley Federal del Trabajo, la cual puede consumarse
en el momento en que el Presidente de la República lo considere conveniente, en
función de las exigencias de los negociadores norteamericanos del Tratado de
Libre Comercio, que buscan “homologar” la legislación laboral con la
norteamericana. Una vez que el encargado del Poder Ejecutivo lo decida, los
legisladores de la CTM, como siempre y en forma “disciplinada”, aprobarán esos
cambios, que buscan la productividad y la modernización en beneficio siempre de
los propietarios del capital.
3
La CTM ha peleado por tener una serie de gubernaturas y de hecho ha
tenido algunas, pero en el ejercicio de los cargos, los representantes obreros han
incurrido en la corrupción, la negligencia, el abandono de las necesidades de los
sectores populares, exactamente como lo hacen los gobernadores que surgen de
la UNE-CNOP y del sector agrario, no habiendo, entonces, ninguna diferencia
esencial entre unos y otros.
El Congreso de la CTM marca el alejamiento de Arturo Romo, el dirigente
sindical más progresista, de la conducción política de la central, habiendo sido
desplazado por auténticos burócratas y contratistas multimillonarios que realizan
estupendos negocios personales con las empresas públicas y privadas con las
cuales tienen nexos laborales y profesionales. Se trata, en síntesis, de un grupo
de líderes que solo garantizan la continuidad de la política imperante hasta hoy,
que en nada han beneficiado a los asalariados y sí muchos a los capitalistas
nacionales y extranjeros.
El grupo tecnocrático en el poder ha neutralizado desde hace tiempo al
movimiento obrero y de una manera particular, a la CTM; su peso específico en la
sociedad y en
27 de febrero de 1987.
1
Las Diferencias entre los Líderes Sindicales.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
En las últimas semanas han aflorado una serie de diferencias entre Fidel
Velázquez (CTM) y Francisco Hernández Juárez (STRM) y se han acentuado las
que existían con Alberto Juárez Blancas (CROC) en el marco de una serie de
ataques de carácter personal, que no expresan posiciones ideológicas y
programáticas y que por lo tanto no ayudan a elevar el nivel político de la clase
obrera y sí ha mantenerlo disminuido, como ha sucedido durante muchos años.
Desde el régimen que encabezó Miguel De la Madrid hubo el propósito
evidente de impulsar a la CROC en todo el país a efecto de contrarrestar el
poderío que tiene la CTM y de restarle influencia a su secretario general. Esto en
gran parte se ha logrado pero no por las acciones de la CROC sino de los propios
funcionarios públicos de orientación tecnocrática que necesitan un movimiento
obrero dócil, “tranquilo”, que no les genere problemas y dificultades a la hora de
implementar la política neoliberal y de aumentar la esfera de dominio de las
grandes compañías privadas, nacionales y extranjeras.
No es que Fidel Velázquez represente una alternativa proletaria o
revolucionaria pues él mismo ha declarado muchas veces que apoya la política
que está en marcha y se sigue comportando como un firme y permanente aliado
del gobierno sino se trata de establecer un diseño sindical de pesos y
contrapesos, que facilite las negociaciones entre el poder público y las cúpulas
obreras y que permita un reparto más “equitativo” de beneficios y posiciones.
Por lo demás, tanto Velázquez, como Juárez Blancas y Hernández Juárez
son “amigos del Presidente” y miembros distinguidos del PRI y por lo tanto las
diferencias que exponen empelando muchas veces un lenguaje virulento se da en
el contexto de las mismas filas oficiales, del mismo partido y no implican ruptura
alguna. Aquí no se trata de la reproducción de la vieja pugna que existía entre los
líderes obreros reformistas y los de izquierda que en forma torpe manejó el extinto
2
Partido Comunista Mexicano, lo que solo produjo aislamiento y debilidad
extremas.
Existe un hecho evidente: la CTM ejerce un pleno dominio en el Congreso
del Trabajo y esto ha sucedido desde hace mucho tiempo y en tanto el Congreso
del Trabajo se significa por su nula combatividad de clase y por su total
sometimiento a los dictados del poder público. Alguna vez he dicho que el
Congreso del Trabajo es un elefante reumático pues teniendo en sus filas
formalmente registrados a millones de obreros no tienen ninguna fuerza en la
sociedad y en la política, no tiene movimiento alguno, excepto cuando hay que
apoyar al Presidente de la República.
Se nota, además, que los órganos internos tampoco funcionan de una
manera regular pues solo sabemos que existe una asamblea para cambiar al
Presidente del Organismo, que ha observado una actitud pasiva frente al sensible
deterioro de los salarios, a la pérdida de conquistas sindicales y sociales y a
muchas otras expresiones derechistas y antipopulares de la política nacional.
Tanto Juárez Blancas como Hernández Juárez califican de nefasta la
influencia que tiene la CTM en el Congreso del Trabajo pero cuando les ha tocado
encabezar esa agrupación o participan de una manera decisiva en sus
determinaciones, no se han caracterizado por asumir una conducta proletaria e
independiente sino se han plegado a los cartabones del sindicalismo tradicional.
No se han erigido en una opción clasista, diferente a la que constituye la CTM por
lo que en estas condiciones el Congreso del Trabajo no tiene salida a su crisis
permanente, ni los obreros en general tienen perspectivas de que e luchará
realmente por mejores condiciones de vida y de trabajo y por frenar la embestida
patronal y de los funcionarios públicos neoliberales.
Durante una época, Hernández Juárez se declaró “discípulo” de Fidel
Velázquez y éste al parecer le ayudó mucho a permanecer por un periodo muy
largo al frente del Sindicato de Telefonistas, pero ahora Fidel Velázquez lo ataca
con furia, empleando las peores frases, a su “ex alumno” al grado de acusarlo de
3
pretender dividir al Congreso del Trabajo con la creación y registro de la
Federación de Sindicatos y Empresas de Bienes y Servicios (FESEBES) que
se vio fortalecida, después de un largo periodo de inactividad, con la incorporación
del Sindicato Independiente de la Volkswagen.
¿Qué hace la FESEBES dentro del Congreso del Trabajo? ¿Se propone
debilitarlo aún más, anularlo de plano o sustituirlo como interlocutor válido del
gobierno o bien busca fortalecerlo y llevarlo a asumir posiciones progresistas y
revolucionarias? Estas interrogantes no se pueden contestar hoy día pero resulta
por lo menos criticable la última acción de Hernández Juárez que en el conflicto de
la Volkswagen respaldó abiertamente al grupo sindical que aceptó un trato
humillante con la empresa, después de que la Junta Federal de Conciliación y
Arbitraje declaró suspendidas las relaciones obrero-patronales. Por otra parte, se
afirma, por boca del propio Fidel Velázquez, que el líder telefonista ha acumulado
una gran fortuna personal como accionista que es de Teléfonos de México y por
sus relaciones con los directivos.
Si ese será el comportamiento futuro de Hernández Juárez, entonces la
FESEBES no tiene una perspectiva revolucionaria o de clase, ni tampoco podrá
regenerar al Congreso del Trabajo.
21 de septiembre de 1987.
1
Fidel se Retira de la Dirección Sindical.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
El secretario general de la CTM, Fidel Velázquez se retirará definitivamente
de la dirección sindical durante el XII Congreso Nacional Ordinario, que habrá de
efectuarse en enero de 1992. Con ello concluirá una etapa en la vida del
movimiento obrero y se iniciará otra, cuyas particularidades hoy no podemos
prefigurar, aunque sí serán de una mayor combatividad clasista.
Al producirse ese hecho, Fidel Velázquez estaría cumpliendo 92 años de
edad y por lo tanto sería un hombre acabado por el devenir ineluctable de los
fenómenos biológicos. Ya hoy es un líder que ha perdido gran parte del poder
político y social que llegó a acumular y que tuviese su punto culminante durante el
sexenio de Luis Echeverría, en el que la CTM asumió posiciones programáticas y
políticas de vanguardia, al postular una reforma económica de carácter
democrático, popular y nacionalista.
En los últimos años y debido a la hegemonía del grupo monetarista en el
gobierno y el PRI, la fuerza de Velázquez se ha demeritado y en su lugar se han
fortalecido las organizaciones patronales, agrupadas en el Consejo coordinador
Empresarial, que ejerce una intervención decisiva en la formulación y aplicación
de la política económica y social.
Una de las muestras más objetivas de la debilidad e inoperancia con que se
ha conducido el movimiento sindical es la que durante el sexenio pasado el salario
perdió un 50% de su capacidad adquisitiva y según datos del Programa Nacional
de Solidaridad suman más de 30 millones los mexicanos que se encuentran en
condiciones de miseria y hambre, que solo experimentamos en la etapa de la
dictadura de Porfirio Díaz.
Mientras la CTM y el Congreso del Trabajo entraron a un franco periodo de
debilitamiento en su capacidad para ampliar y mejorar los niveles de vida de los
trabajadores de la ciudad y del campo, el Consejo Coordinador Empresarial, por lo
2
contrario, se fortaleció, al grado de que su anterior Presidente (Agustín F.
Legorreta) actuó como un supersecretario de Hacienda y un consejo áulico del
licenciado Miguel De la Madrid.
Fidel Velázquez ha recibido en los últimos años muchos homenajes por
parte del gobierno federal pero éste cada vez más se ha alejado de una auténtica
defensa de los intereses vitales de los obreros y concomitantemente se han
trasladado mayores volúmenes de plusvalía al capital y en ese proceso la fuerza
de Fidel Velázquez, es más simbólica que real.
Ahora la dirección de la CTM se enfrenta a la oleada modernizadora que
aspira a contar con líderes de natalidad tecnocrática, verdaderos gerentes
sindicales, que acepten pasivamente la desincorporación de empresas estatales,
los “reajustes” de personal, la disminución del gasto social y la privatización
general de la economía, así como la apertura irrestricta al capital externo y a las
importaciones extranjeras, como fue el objetivo central del viaje de Carlos Salinas
de Gortari por varios países europeos.
Si bien Fidel Velázquez facilitó desde un principio la elaboración y
aplicación de esa política, a estas alturas el proyecto individualista a ultranza que
está en marcha reclama otro tipo de liderazgo, que anule de una manera total la
lucha de clases y una eventual adhesión a los principios del sindicalismo
revolucionario.
El gobierno, en este contexto, también ha contribuido a deteriorar la
capacidad negociadora del Congreso del Trabajo hasta convertirlo en un aparato
totalmente inoperante y sin representatividad, al grado que en el interior de sus
filas un grupo de líderes sindicales (Jorge Sánchez, Francisco Hernández Juárez y
otros) muy cercanos a las posiciones ideológicas salinistas están tratando de
constituir una Federación de Sindicatos de empresas estatales lo que, de suceder,
implicaría la anulación completa y definitiva del Congreso del Trabajo, tal como lo
conocemos en la actualidad.
1 de noviembre de 1990.
1
Conflicto, en el Movimiento Obrero.
Por: Héctor Ramírez Cuéllar.
La creación de la Federación de Sindicatos de Empresas y Servicios
(FESEBES) ha planteado al seno del movimiento obrero y específicamente al
Congreso del Trabajo un reto ideológico y organizativo, pues se trata de una
organizaci[on que defiende las tesis del Presidente de la República en ese terreno,
contra el cual los trabajadores deben tener una serie de recursos teóricos y
políticos.
A principios del año pasado, varios dirigentes sindicales preocupados por la
venta de las empresas estatales, hablaron de la necesidad y conveniencia de
consolidar un frente obrero que tratara de frenar, por lo menos el
desmantelamiento y la enajenación de los bienes que son propiedad del pueblo.
Este interés era legítimo y contó con el apoyo de las fuerzas democráticas y
progresistas que vieron en este intento un arma, un escudo, en contra de la
política modernizadora que ponía en venta incluso empresas altamente rentable y
que no reparaban en el extraordinario auge que estaba teniendo el capital
extranjero.
En tanto, en el interior del Congreso del Trabajo comenzaba una auténtica
crisis pues su Presidente –Lorenzo Duarte- estaba siendo impugnado por razones
sobradas en su propio Sindicato, el ferrocarrilero, y después se mostró
absolutamente incapaz de unificar criterios de la CROC y de la CTM, sobre todo,
en torno a los aumentos de salarios mínimos y generales.
Hemos considerado que el señor Duarte ha sido el Presidente más
negativo, pobre y débil con que ha contado el Congreso del Trabajo en los últimos
años y esto le ha representado un costo político y social muy elevado para
quienes estarían formalmente representados en él –más de 8 millones de obreros-
y para toda la clase explotada en general.
2
Entonces aparecieron en la escena política –sindical, dos dirigentes que se
han distinguido por su plena adhesión al Presidente de la República: Francisco
Hernández Juárez, del Sindicato de Telefonistas y Jorge Sánchez, del Sindicato
Mexicano de Electricistas, entre otros.
La creación de la FESEBES marca el inicio de la implantación directa en el
seno del movimiento obrero de la línea sindical salinista cuyos aspectos
medulares fueron expresados por el primer mandatario al concluir el desfile del
primero de mayo.
La tesis básica de Salinas de Gortari, examinada con detalle en esa
ocasión, consiste en que los sindicatos deben separarse de la línea de
confrontación con los patrones y que juntos deben defender sus derechos y
conquistas, así como los de la nación y el pueblo en su conjunto.
Si una dirección sindical plantea una defensa enérgica de sus derechos,
declara la huelga y toma medidas de huelga, entonces es acusada de anarquista o
de estar perversamente influida por un partido de izquierda.
Contra esos dirigentes se ha desatado la represión estatal pues de una
manera invariable las autoridades laborales ha estado al lado de los patrones; se
ha decretado la ilicitud de la huelga, se ha promovido recuentos y la destitución de
los líderes y se les han impuesto condiciones y requisitos verdaderamente
condenables en su esencia, como la fianza de mil millones de pesos que se
demanda la dirigencia del sindicato de la Modelo.
Con la creación de la FESEBES, el gobierno federal introduce una cuña en
el congreso del Trabajo el cual sufre desde hace tiempo un agotamiento general,
no solo en la capacidad para representar realmente los intereses de los
trabajadores sino también en la defensa de los ingresos reales y de las otras
prestaciones sociales, muchas de las cuales ya se han perdido.
No significa el surgimiento de la FESEBES ninguna alternativa de clase,
independiente, revolucionaria, combativa de los trabajadores sino todo lo contrario,
3
de supeditación y de entrega al gobierno de Salinas, como en la práctica se ha
demostrado hasta la saciedad.
Dos últimos ejemplos bastan al respecto: Francisco Hernández Juárez
anunció que la venta de Teléfonos de México al capital extranjero no implicaría el
despido de personal, pero ahora se habla de que por lo menos 5 mil operadoras
perderán su trabajo, en virtud de la introducción de nuevas máquinas y
tecnologías.
El gobierno ha respaldado, financiera y políticamente, al señor Jorge
Sánchez para que en el seno del SME pueda obtener el triunfo de su candidato a
la Secretaría del Interior y de esta forma ampliar y fortalecer su control en el
Comité Central.
4 de octubre de 1990.
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