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PUERTO RICO EL NUEVO DÍA LUNES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2009 4 HOY EL NUEVO DÍA 5 LUNES, 30 DE NOVIEMBRE DE 2009 JOSÉ JAVIER PÉREZ : [email protected] BENJAMÍN TORRES GOTAY : [email protected] LEONOR MULERO : [email protected] EDITORES Laberinto de terror POR RICARDO CORTÉS CHICO [email protected] LOÍZA - Una carretera estatal apenas se- para los bandos. De un lado al otro se lanzas amenazas. Las más “pacíficas” se plasman como sentencias de muerte en carteles, y las más crudas y usuales, toman forma de disparos. Y las balas no discriminan entre los sicarios de los bandos y los que están ajenos en la controversia. “Disparan y se llevan enredados a todos los que es- tén en el medio”, explicó el director de la División de Homicidios de la Región de Carolina, Gerardo Andújar Torres. Hasta finales de noviembre, la vio- lencia entre estos grupos había cobrado la vida de 27 personas, en su mayoría jóvenes que no sobrepasan los 30 años. POR RICARDO CORTÉS CHICO [email protected] LOÍZA - Para Maricruz Rivera, líder comunitaria de Piñones, todavía “es- tamos a tiempo” para promover ini- ciativas preventivas que bajen o eli- minen el problema de violencia en Loíza. Pero todo depende de la unión de esfuerzos que se puedan lograr, desde el ámbito gubernamental, el municipal, el privado y comunitario. Pero mientras se logra cuajar esa unión de fuerzas, se debería intentar mediar una tregua entre los bandos. “Hay que negociar con ellos para ver si conseguimos una tregua. Ellos se es- tán matando y a veces ni saben por qué”, expresó Rivera. No se trata de una idea descabella- da. Según José Ramón Cuadra, ex di- rector del Proyecto Casa en Loíza, en el pasado la institución que dirigía lo- gró concretar pactos con estos grupos que terminó con la violencia durante el horario escolar. El Proyecto, que atendía a desertores escolares, juntó a muchos miembros de los bandos en un punto neutral. La dificultad del problema, según el sociólogo Manuel Torres Márquez, es que en Loíza parece que hubo una asi- milación de conductas violentas de ge- neraciones anteriores. Es decir, se trata de una conducta violenta aprendida. No obstante, según Cuadra, aún así la modificación de conductas es posible, pero sólo si atiende la particularidad de Loíza. La experiencia del proyecto, indicó, lo confirma. Rafael Rivera, líder de Villa Cañona, señaló que un cambio sólo es posible si se ataca el problema donde “realmen- te lo hay”. “No puede ser un trabajo de un día que impacte sólo a los que van a la iglesia. Hay que dedicarle tiempo y trabajar directamente con los jóve- nes que están en la guerra y ofrecerles oportunidades viables para ellos”, ma- nifestó. Según Rivera, gran parte del pro- blema se debe a la desigualdad social y ausencia de oportunidades socioeco- nómicas, por lo que si la gestión pre- ventiva no está acompañada de opor- tunidades reales de superación, no ha- brá el cambio social que se necesita. “Estamos a tiempo” Riñas históricas entre once bandos convierten a Loíza en polvorín de muerte y dolor LOS PROPIOS protagonistas de estas guerras no pueden explicar muy bien las razo- nes de esta lucha. Aducen que se tra- ta de un conflicto que comenzó sólo “por envidia” y que lo que intentan es imponer “respeto”. EL NUEVO DÍA / RAMÓN “TONITO” ZAYAS Líderes comunitarios piden atención para los jóvenes loiceños HASTA FINALES de noviembre, la violencia entre bandos en Loíza había cobrado la vida de 27 personas. En la foto, un policía realiza un patrullaje preventivo en la zona. EL NUEVO DÍA / RAMÓN “TONITO” ZAYAS La cantidad de asesinatos marca un re- crudecimiento de la “guerra” entre las pandillas, que en todo el 2008 cobró nueve muertes menos. En Loíza se han identificado unos 11 bandos activos de conducta delictiva. No obstante, actualmente la mayor par- te de la actividad criminal responde a las riñas entre los grupos de los sectores Las Carreras y Villa Santos, precisó el director del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina, Samuel Luciano Rivas. Pero el problema de violencia no ter- mina exclusivamente con estos grupos “temerarios” dentro de estos sectores. El bando de Las Carreras es apoyado por miembros de gangas en Villa Cris- tiana y Parcelas Vieques. En cambio, a favor de Villa Santos hay pandilleros de los sectores Melilla, Toledo y Miñi Mi- ñi. Reportes de inteligencia criminal su- gieren otra posible nueva “guerra” , esta vez entre los sectores Villa Cañona y Parcelas Suárez, cuyos bandos en un pasado estuvieron unidos. Mientras esto ocurre, los propios pro- tagonistas de estas guerras ni pueden explicar muy bien las razones de la gue- rra. Aducen que se trata de un conflicto que comenzó sólo “por envidia” y que lo que intentan es imponer “respeto”. RAÍCES HISTÓRICAS No obstante, según el sociólogo Ma- nuel Torres Márquez, la violencia allí tiene raíces históricas de pugnas entre clanes por los territorios de la zona. Esas mismas disputas, con el tiempo, se transformaron en luchas de los sectores por el control de los puntos de drogas. De acuerdo con el director de Ho- micidios en Carolina, en las décadas de los años 1970 y 1980 toda la zona era controlada por el narcotraficante Eu- sebio de Jesús Escobar, también cono- cido como “Cholo”, quien, según in- vestigaciones policíacas, tenía conexio- nes directas con el traficante colom- biano Pablo Escobar Gaviria. “Para ese tiempo los asesinatos es- taban más controlados porque había una organización como tal y un líder que tenía un control. Había códigos dentro de los bandos que se respetaban y sólo se atentaba contra los que es- taban dentro del negocio de las drogas. No se atentaban contra los niños, las mujeres, los ancianos, por ejemplo”, dijo Andújar Torres. A finales de los 1980, De Jesús Escobar fue arrestado por las autoridades fe- derales y sentenciado a cadena perpe- tua. Esto dejó un vacío en el poder que desató una guerra entre los lugarte- nientes que controlaban el narcotráfico en distintos sectores de Loíza. “Cada cual comienza a montar su organiza- ción y ahí comienza el problema, cada cual buscando el control (que dejó De Jesús Escobar)”, relató. Pero en esa guerra no hubo un claro vencedor. Los grupos permanecieron sin el po- der suficiente de imponerse sobre el otro. Con el tiempo se fue dejando a un lado la lucha por el control de los pun- tos de droga y los motivos de los crí- menes cambiaron a simples venganzas. Un bando atenta contra otro y vice- versa, desatando una cadena que creció hasta llegar a la actualidad, en que no existen códigos. INOCENTES EN LA MIRILLA Las riñas, en ocasiones, se extienden desde un grupo contra todos los que viven en el sector contrario. “Se con- sideran enemigos no sólo los bandos sino la gente inocente, sólo por dónde viven”, explicó Wanda O'Farril Ceba- llos, directora de Inteligencia Criminal de la Policía en Carolina. La misma intensidad de la guerra im- pide que los grupos lleguen a organi- zarse a tal punto que una o pocas per- sonas controlen todas las operaciones. Esto implica una dificultad para las au- toridades ya que no pueden identificar patrones operacionales, explicó, por su parte, el director del CIC. Pero no sólo la cantidad de crímenes va en escalada, sino que también se ob- serva más crudeza entre los bandos. Según Andújar Torres, usualmente los más jóvenes, para caer en gracia con los líderes, aumentan el nivel de violencia vigente, matando a inocentes o a mu- chos en sólo un acto, creando las lla- madas masacres. Un cartel, que el 28 de octubre miem- bros del bando de Las Carreras pegaron en una calle del sector Melilla, es sólo una simple muestra del nivel de vio- lencia que impera allí. El rótulo tenía una lista de los que estaban por ser asesinados del grupo de Villa Santos. “Y ya el cartel tuvo sus primeras víc- timas. El que lo puso (identificado co- mo Neftalí Pizarro Fuentes, de 43 años) lo mataron el 11 noviembre”, explicó el director del CIC de Carolina. El cartel surgió como una reacción a la masacre del 30 de septiembre, que aca- bó con la vida de tres adolescentes y un adulto en la comunidad La Ceiba. LA PROMOCIÓN de iniciativas preventivas que bajen o eliminen el problema de violencia en Loíza depende de la unión entre el ámbito gubernamental, el municipal, el privado y comunitario. EL NUEVO DÍA / RAMÓN “TONITO” ZAYAS Detalle Loíza Canóvanas Río Grande Sector Las Cuevas Sector Miñi Miñi PR 187 Sector Melilla Sector Toledo Villa Santos Villa Cañona Parcelas Suárez Parcelas Vieques Sector Las Cuevas Parcelas Vieques Las Carreras Villa Cristiana Las Casitas o Estancias del Río* Tierra de nadie en Loí za 1,000 pies 500 metros Se teme un conflicto armado entre Villa Cañona contra las Parcelas Suárez Las Carreras (apoyada por Villa Cristiana y las Parcelas Vieques) contra Villa Santos (apoyada los Sectores Melilla, Miñi Miñi y Toledo). Hace años, Villa Cañona y el Sector Las Cuevas tuvieron un fuerte altercado. *Las Casitas o Estancias del Río se activa en ocasiones Fuente: CIC de Carolina • El Nuevo Día / Evelio Cortés Crímenes tipo I en el municipio 2009 2008 2007 2006 Asesinatos 27 18 31 28 Violaciones 0 0 2 0 Robos 111 54 76 50 Agresiónes agravadas 56 101 133 90 Escalamientos 147 200 138 116 Apropiaciones ilegales 362 311 168 174 Hurto de autos 45 46 31 31 Fuente: División de Estadísticas de la Policía Había códigos dentro de los bandos que se respetaban y sólo se atentaba contra los que estaban dentro del negocio de las drogas. No se atentaban contra los niños, las mujeres, los ancianos, por ejemplo” Gerardo Andújar Torres DIRECTOR DE LA DIVISIÓN DE HOMICIDIOS DE LA REGIÓN DE CAROLINA

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PUERTO RICO EL NUEVO DÍALU N ES, 30 DE N OV I E M B R E DE 2 0 09

4H OYEL NUEVO DÍA5LU N ES, 30 DE N OV I E M B R E DE 2 0 09

JOSÉ JAVIER PÉREZ : p u e r to r i co h oy@ e l n u evo d i a .co mBENJAMÍN TORRES GOTAY : p u e r to r i co h oy@ e l n u evo d i a .co mLEONOR MULERO : p u e r to r i co h oy@ e l n u evo d i a .co mE D I TO R ES

Laberinto de terrorPOR RICARDO CORTÉS CHICOrco r tes @ e l n u evo d i a .co m

LOÍZA - Una carretera estatal apenas se-para los bandos. De un lado al otro selanzas amenazas. Las más “pacíficas” seplasman como sentencias de muerte encarteles, y las más crudas y usuales,toman forma de disparos.

Y las balas no discriminan entre lossicarios de los bandos y los que estánajenos en la controversia. “Disparan yse llevan enredados a todos los que es-tén en el medio”, explicó el director dela División de Homicidios de la Regiónde Carolina, Gerardo Andújar Torres.

Hasta finales de noviembre, la vio-lencia entre estos grupos había cobradola vida de 27 personas, en su mayoríajóvenes que no sobrepasan los 30 años.

POR RICARDO CORTÉS CHICOrco r tes @ e l n u evo d i a .co m

LOÍZA - Para Maricruz Rivera, lídercomunitaria de Piñones, todavía “es -tamos a tiempo” para promover ini-ciativas preventivas que bajen o eli-minen el problema de violencia enLoíza. Pero todo depende de la uniónde esfuerzos que se puedan lograr,desde el ámbito gubernamental, elmunicipal, el privado y comunitario.

Pero mientras se logra cuajar esaunión de fuerzas, se debería intentarmediar una tregua entre los bandos.“Hay que negociar con ellos para ver siconseguimos una tregua. Ellos se es-tán matando y a veces ni saben porqué”, expresó Rivera.

No se trata de una idea descabella-da.

Según José Ramón Cuadra, ex di-rector del Proyecto Casa en Loíza, enel pasado la institución que dirigía lo-gró concretar pactos con estos gruposque terminó con la violencia duranteel horario escolar. El Proyecto, queatendía a desertores escolares, juntó amuchos miembros de los bandos en

un punto neutral.La dificultad del problema, según el

sociólogo Manuel Torres Márquez, esque en Loíza parece que hubo una asi-milación de conductas violentas de ge-neraciones anteriores. Es decir, se tratade una conducta violenta aprendida.

No obstante, según Cuadra, aún así lamodificación de conductas es posible,pero sólo si atiende la particularidadde Loíza. La experiencia del proyecto,indicó, lo confirma.

Rafael Rivera, líder de Villa Cañona,señaló que un cambio sólo es posible sise ataca el problema donde “realmen -te lo hay”. “No puede ser un trabajo deun día que impacte sólo a los que vana la iglesia. Hay que dedicarle tiempoy trabajar directamente con los jóve-nes que están en la guerra y ofrecerlesoportunidades viables para ellos”, ma-n i f e st ó .

Según Rivera, gran parte del pro-blema se debe a la desigualdad social yausencia de oportunidades socioeco-nómicas, por lo que si la gestión pre-ventiva no está acompañada de opor-tunidades reales de superación, no ha-brá el cambio social que se necesita.

“Estamos a tiempo”

Riñas históricas entre once bandos conviertena Loíza en polvorín de muerte y dolor

LOS PROPIOSprotagonistas deestas guerras nopueden explicarmuy bien las razo-nes de esta lucha.Aducen que se tra-ta de un conflictoque comenzó sólo“por envidia” y quelo que intentan esimponer “res p eto”.

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HASTA FINALES de noviembre, la violencia entre bandos en Loíza había cobrado lavida de 27 personas. En la foto, un policía realiza un patrullaje preventivo en la zona.

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En Loíza se han identificado unos 11bandos activos de conducta delictiva.No obstante, actualmente la mayor par-te de la actividad criminal responde alas riñas entre los grupos de los sectoresLas Carreras y Villa Santos, precisó eldirector del Cuerpo de InvestigacionesCriminales (CIC) de Carolina, SamuelLuciano Rivas.

Pero el problema de violencia no ter-mina exclusivamente con estos grupos“t e m e ra r i o s ” dentro de estos sectores.

El bando de Las Carreras es apoyadopor miembros de gangas en Villa Cris-tiana y Parcelas Vieques. En cambio, afavor de Villa Santos hay pandilleros de

los sectores Melilla, Toledo y Miñi Mi-ñi. Reportes de inteligencia criminal su-gieren otra posible nueva “g u e r ra ” , estavez entre los sectores Villa Cañona yParcelas Suárez, cuyos bandos en unpasado estuvieron unidos.

Mientras esto ocurre, los propios pro-tagonistas de estas guerras ni puedenexplicar muy bien las razones de la gue-rra. Aducen que se trata de un conflictoque comenzó sólo “por envidia” y que loque intentan es imponer “re s p e t o ”.

RAÍCES HISTÓRICASNo obstante, según el sociólogo Ma-

nuel Torres Márquez, la violencia allítiene raíces históricas de pugnas entreclanes por los territorios de la zona.Esas mismas disputas, con el tiempo, setransformaron en luchas de los sectores

por el control de los puntos de drogas.De acuerdo con el director de Ho-

micidios en Carolina, en las décadas delos años 1970 y 1980 toda la zona eracontrolada por el narcotraficante Eu-sebio de Jesús Escobar, también cono-cido como “Cholo”, quien, según in-vestigaciones policíacas, tenía conexio-nes directas con el traficante colom-biano Pablo Escobar Gaviria.

“Para ese tiempo los asesinatos es-taban más controlados porque habíauna organización como tal y un líderque tenía un control. Había códigosdentro de los bandos que se respetabany sólo se atentaba contra los que es-taban dentro del negocio de las drogas.No se atentaban contra los niños, lasmujeres, los ancianos, por ejemplo”,dijo Andújar Torres.

A finales de los 1980, De Jesús Escobarfue arrestado por las autoridades fe-derales y sentenciado a cadena perpe-tua. Esto dejó un vacío en el poder quedesató una guerra entre los lugarte-nientes que controlaban el narcotráficoen distintos sectores de Loíza. “Cadacual comienza a montar su organiza-ción y ahí comienza el problema, cadacual buscando el control (que dejó DeJesús Escobar)”, relató.

Pero en esa guerra no hubo un clarove n c e d o r.

Los grupos permanecieron sin el po-der suficiente de imponerse sobre elotro. Con el tiempo se fue dejando a unlado la lucha por el control de los pun-tos de droga y los motivos de los crí-menes cambiaron a simples venganzas.Un bando atenta contra otro y vice-versa, desatando una cadena que crecióhasta llegar a la actualidad, en que noexisten códigos.

INOCENTES EN LA MIRILLALas riñas, en ocasiones, se extienden

desde un grupo contra todos los queviven en el sector contrario. “Se con-sideran enemigos no sólo los bandossino la gente inocente, sólo por dóndev i ve n ”, explicó Wanda O'Farril Ceba-llos, directora de Inteligencia Criminalde la Policía en Carolina.

La misma intensidad de la guerra im-pide que los grupos lleguen a organi-zarse a tal punto que una o pocas per-sonas controlen todas las operaciones.Esto implica una dificultad para las au-toridades ya que no pueden identificarpatrones operacionales, explicó, por suparte, el director del CIC.

Pero no sólo la cantidad de crímenesva en escalada, sino que también se ob-serva más crudeza entre los bandos.Según Andújar Torres, usualmente losmás jóvenes, para caer en gracia con loslíderes, aumentan el nivel de violenciavigente, matando a inocentes o a mu-chos en sólo un acto, creando las lla-madas masacres.

Un cartel, que el 28 de octubre miem-bros del bando de Las Carreras pegaronen una calle del sector Melilla, es sólouna simple muestra del nivel de vio-lencia que impera allí. El rótulo teníauna lista de los que estaban por serasesinados del grupo de Villa Santos.

“Y ya el cartel tuvo sus primeras víc-timas. El que lo puso (identificado co-mo Neftalí Pizarro Fuentes, de 43 años)lo mataron el 11 noviembre”, explicó eldirector del CIC de Carolina.

El cartel surgió como una reacción a lamasacre del 30 de septiembre, que aca-bó con la vida de tres adolescentes y unadulto en la comunidad La Ceiba.

LA PROMOCIÓN de iniciativas preventivas que bajen o eliminenel problema de violencia en Loíza depende de la unión entre elámbito gubernamental, el municipal, el privado y comunitario.

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Detalle

Loíza

Canóvanas

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SectorMelillaSector

Toledo VillaSantos

Villa Cañona

Parcelas Suárez

ParcelasVieques

SectorLas Cuevas

ParcelasVieques

LasCarreras

VillaCristiana

Las Casitas oEstancias del Río*

Tierra de nadie en Loíza

1,000 pies

500 metros

Se teme un conflicto armado entre Villa Cañona contralas Parcelas Suárez

Las Carreras (apoyada por Villa Cristiana y las Parcelas Vieques) contra Villa Santos (apoyada los Sectores Melilla, Miñi Miñi y Toledo).

Hace años, Villa Cañonay el Sector Las Cuevas tuvieron un fuerte altercado.

*Las Casitas o Estancias del Río se activa en ocasiones Fuente: CIC de Carolina • El Nuevo Día / Evelio Cortés

Crímenes tipo I en el municipio 2009 2008 2007 2006

Asesinatos 27 18 31 28

Violaciones 0 0 2 0

Robos 111 54 76 50

Agresiónes agravadas 56 101 133 90

Escalamientos 147 200 138 116

Apropiaciones ilegales 362 311 168 174

Hurto de autos 45 46 31 31Fuente: División de Estadísticas de la Policía

Había códigos dentro de losbandos que se respetaban ysólo se atentaba contra los que

estaban dentro del negocio de las drogas.No se atentaban contra los niños, lasmujeres, los ancianos, por ejemplo”Gerardo Andújar TorresDIRECTOR DE LA DIVISIÓN DE HOMICIDIOS DE LA REGIÓN DE CAROLINA