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    ICONOS32

    Daniel Gutirrez V.*

    Questa selva selvaggia e aspra e forte

    Che nel pensier rinova la paura!

    Dante, Inferno

    Aunque el estructuralismo francs lo declar

    irremisiblemente muerto, el sujeto parecehaber revivido como tema de reflexin socio-lgica en nuestros das. Como sujeto colecti-vo, o encarnado en actor el sujeto est deregreso a las ciencias sociales, particularmen-te a la sociologa, donde ha consolidado su es-tatuto como categora central del anlisis dela accin social1.

    Este revivaldel sujeto es en parte conse-cuencia de la reflexin de Alain Touraine,quien ha argumentado a favor del retornodel actor al pensamiento sociolgico, criti-cando su asimilacin dentro de las estructurasdel sistema social. As, Touraine ha emprendi-do la construccin de una teora del sujeto ensociedad que brinda soporte a una considera-cin del actor social liberada de todo sesgoempirista o funcionalista. Segn esta ptica,si hay actores en la sociedad no es simple-

    Figuras del

    sujeto

    * Ph. D. en Ciencias Sociales, The New School for SocialResearch. E-mail: [email protected]

    1 Como ha escrito Ernesto Laclau, Tal vez la muerte delsujeto ha sido la condicin previa al presente y renovado in-ters en el tema de la subjetividad. Es quizs la imposibili-dad de referir la concreta y finita expresin de una variadasubjetividad a un centro trascendental lo que hace posibleconcentrar nuestra atencin en la multiplicidad misma. Losgestos fundadores de los sesenta estn todava entre noso-tros, haciendo posible las exploraciones tericas y polticasen las cuales hoy estamos envueltos (Laclau 1996:20). Latraduccin de esta cita y de las que siguen es ma.

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    mente porque grupos e individuos son prota-gonistas de procesos sociales y polticos, sinoporque los actores son ante todo sujetos. De

    paso, con sus ideas, Touraine ha sentado lasbases de construccin del sujeto de la sociolo-ga, cuya particularidad es la de ser un sujetonacido del conflicto por el cual la sociedad seproduce a s misma, es decir, un sujeto pro-ducto del movimiento social.

    Se podra aducir, sin embargo, que el suje-to nunca fue realmente expulsado de la socio-loga. De una u otra, manera siempre habraestado presente en sus dominios, cubierto ba-

    jo el manto fenomenolgico del individuo

    que construye intersubjetivamente el sentidode sus prcticas dentro del Lebenswelt(Schtz1967, Berger y Luckmann 1966), o bajo es-pecie de self, como en Cooley (1964) y Mead(1962), o como actor en Parsons (1937), endonde equivale ms bien a la estructura, otambin como el interacting individual deBlumer (1969) y el dramaturgical performerde Goffman (1973), que son la imagen mis-ma del actor sin sistema. Pero aunque es po-sible decir que todas estas formulaciones sontributarias de cierta idea de sujeto, como tal,la nocin de sujeto -colectivo o individual-nunca fue sistematizada all. En general, el ac-tor al que estas teoras refieren es un indivi-duo captado de manera intuitiva y desde elsentido comn, no construido tericamente.Es, por lo tanto, un pseudo actor, sociolgica-mente indeterminado, porque su accin no seinscribe en relaciones sociales sino en sus in-tereses y expectativas, en estrategias de juego

    poltico, en relaciones de dominacin, etc.Por el contrario, el sujeto de Touraine noes un dato emprico ni una entidad positiva,sino un principio tico de orden no social quese arraiga en las relaciones asimtricas entreactores. De hecho, hasta Touraine, la sociolo-ga parece no haber tenido necesidad de unateora del sujeto que d sustento a una con-cepcin del actor en la que ste no se vea re-ducido al sentido y laperformance, ni se pien-se como mero agente de los campos de fuerza

    sociales, de las estructuras econmicas o de lainteraccin. Creo por ello fundado entender

    el esfuerzo de Touraine como la construccinde un sujeto propiamente sociolgico.

    El sujeto de la sociologa que se perfila en

    la obra de Touraine no es el simple trmino deuna correlacin que opondra el sujeto al ob-jeto de la sociologa (sujeto colectivo versus re-laciones sociales). Su estatuto puede entender-se mejor por analoga con el sujeto de la psi-cologa: el sujeto de la percepcin, el sujeto dela filosofa, que es el de la razn y la conscien-cia, o con el sujeto del psicoanlisis: el sujetodel inconsciente. Todas estas figuras del sujetotienen, no obstante, al sujeto (forcludo) de laciencia como condicin, el que Descartes con-

    cibi como sujeto del cogito: sujeto definidopor su conciencia, sujeto universal e indiferen-ciado, nunca particular. A esta formulacinnecesariamente remite Touraine, aunque demanera implcita, al definir el sujeto sociol-gico como privado de garantes meta-sociales,como la condicin no social que se expresa enlas acciones de individuos y grupos2.

    Aunque no cabe duda de que las propues-tas de Touraine tienen una importancia fun-damental para la sociologa, stas parecen notomar en consideracin las demoledoras crti-cas al sujeto emprendidas por los estructura-listas durante los cincuentas y sesentas, en es-pecial las de Lvi-Strauss y Foucault. Y eso apesar de que desde el estructuralismo en ade-lante ya no es posible proclamar sin ms el re-torno del sujeto, pretendiendo que nada hapasado, y no hay nada nuevo para pensar si-no tal vez variaciones o modificaciones delsujeto, como lo seala de manera categrica

    Jean-Luc Nancy (1991: 5). Peor an, Tourai-ne no toma en cuenta las elaboraciones delpsicoanlisis de Jacques Lacan, aunque, cier-tamente, stas representan un formidable in-tento por tematizar un sujeto redimido demetafsica y esencialismo, obstculos que yaHeidegger denunciara en su Carta sobre elHumanismo(1947).

    ICONOS 33

    2 Aunque el sujeto de la ciencia que emerge con Descar-tes es condicin de toda prctica cientfica, este es al mis-

    mo tiempo rechazado fuera de las fronteras de la ciencia,lo cual hace que la ciencia se presente como discurso sinsujeto, como una serie de enunciados impersonales.

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    El sujeto que Lacan construye siguiendolas huellas de Freud es un efecto distintivo dela accin del significante. Este sujeto es pro-

    fundamente social porque los elementos desu constitucin vienen del Otro, del registrosimblico, que es el del lenguaje, el incons-ciente y la cultura3. Pero an siendo social, s-te es un sujeto nico, completamente singu-lar, aunque no precisamente porque tiene uncuerpo o se dice "yo", sino porque "lo que ellenguaje produce como inconsciente concier-ne a los sujetos tomados uno por uno" (Pom-mier 1998: 34). Como veremos, el sujeto la-caniano, el del inconsciente, es el reverso

    exacto del sujeto de Touraine.En el presente artculo confronto las pro-

    posiciones de Touraine y Lacan en torno alsujeto, partiendo de un recuento somero de lacrtica estructuralista respecto al tema. Mipunto de vista es el del psicoanlisis porquemi objetivo es mostrar los lmites del pensa-miento sociolgico en el tema del sujeto, sufracaso en la construccin de un sujeto so-ciolgico. Pero, podra atribuirse este fraca-so a una simple inadecuacin de las categorassociolgicas para pensar el sujeto? O es algoparticular al enfoque de Touraine, incluso siel suyo es el ms elaborado esfuerzo por en-tender el proceso social como resultante de laaccin del sujeto en acto en el movimientosocial? Tal vez la falla del pensamiento socio-lgico respecto al sujeto revela algo ms pro-fundo, algo que podra interpretarse como unobstculo epistemolgico de la teora social,como un sntoma a tratar. Mi hiptesis es que

    la sociologa errar su sujeto si no se redefinecomo disciplina que considera la accin dellenguaje y el discurso en la constitucin delos sujetos en la sociedad y de los nexos quelos unen. En ese caso, sin embargo, el sujetosociolgico vendra a ser idntico al sujeto delsignificante postulado por Lacan.

    El estructuralismo: crnica sucintade la muerte del sujeto

    El estructuralismo francs destaca por su cr-tica radical del sujeto y su localizacin privi-legiada en el pensamiento occidental comosujeto de la razn, sujeto transcendental, su-

    jeto de la historia. Desde mediados de loscincuentas, durante los sesentas y hasta co-mienzos de los setentas, los estructuralistasllevaron a cabo una revisin sistemtica delos postulados tericos de las ciencias socialesy humanas, en especial en el mbito de lalingstica, la antropologa y el psicoanlisis.

    Su crtica denunciaba vigorosamente la ins-piracin humanista e historicista de estas dis-ciplinas.

    Mientras que el historicismo era identifi-cado con la filosofa de la historia de corte he-geliano-marxista, el humanismo era asimila-do a la filosofa del sujeto tanto en versinexistencialista (recurdese el pronunciamien-to de 1946 de Sartre: El existencialismo es unhumanismo), como en la reformulacin fe-nomenolgica hecha por Maurice Merleau-Ponty (1955). El historicismo estaba estre-chamente ligado al humanismo, como filoso-fa de la historia, como filosofa de la praxis ycomo filosofa de la alienacin y redencinque promet lhomme lhomme, como decaFoucault (1994:541). La ruptura con el his-toricismo tom la forma de una filosofa nodialctica y la predisposicin anti humanista,la de la muerte del sujeto en todos sus esta-dos: como actor, como autor, como el hom-

    bre general y abstracto (Dosse 1992, Ferry yRenaut 1985, Merquior 1989).

    Ferdinand de Saussure fue el padre procla-mado del estructuralismo. La semiologa queSaussure creara y que l defini como la cien-cia que estudia la vida de los signos en el se-no de la vida social, fue considerada en lossesenta como ciencia lder del conjunto delas disciplinas sociales. En gran parte, Saussu-re deline el programa metodolgico que es-tas disciplinas deban seguir para alcanzar el

    estatuto indiscutido de ciencias, el cual con-sistira en abordar los fenmenos sociales co-

    ICONOS34

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    i er

    3 Para la diferencia entre Otro y otro, ver nota 5.

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    mo si fueran sistemas relacionales de signosoperando en los diversos campos de la vidasocial (Saussure 1980).

    Para emprender el estudio del lenguaje co-mo sistema formal de signos, Saussure tuvoque descartar de entrada la figura del sujetohablante. Resistente a tomar laparole(el ha-bla) como material adecuado para el anlisislingstico riguroso, l la consider como me-ra operacin del sistema de lalangue(la len-gua) por parte de los hablantes y advirti queel habla no era adecuada para constituir unobjeto homogneo que pudiera ser tratado demanera cientfica. Complementariamente,

    Saussure adopt el enfoque sincrnico, quesubsume las consideraciones histricas y tem-porales en el anlisis del aqu y el ahora de lalengua. Tambin expuls del anlisis lings-tico todo referente objetivo, para centrarse enla lengua como sistema auto-contenido designos arbitrarios al que no le podemos endo-sar ninguna esencia o cualidad, mucho me-nos un sujeto hablante.

    La herencia terica de Saussure florecimagnificamente en la antropologa estructu-ral de Lvi-Strauss, quien la recibi a travsde Roman Jakobson cuando ambos se encon-traban exiliados en los Estados Unidos duran-te la Segunda Guerra Mundial (Lvi-Strauss yEribon 1990). Mediante el anlisis del paren-tesco, los sistemas de clasificacin, mitos y ar-te entre los primitivos, Lvi-Strauss lleg ala conclusin que el espritu humano operasobre las bases de oposiciones binarias: calien-te/fro, crudo/cocido, ying/yang. No importa

    si consideramos a un individuo primitivo ocivilizado, que viva en tiempos actuales oantiguos, la mente es igual para todos losseres humanos. La manera como funciona esdeterminada por la naturaleza humana, in-dependientemente de sus manifestaciones fe-nomenolgicas (Lvi-Strauss 1962 y 1974).

    Sin embargo, ni los sistemas de parentesco,ni los mitos y la lgica de lo concreto quecaracteriza el pensamiento salvaje, presupo-nen la figura de un sujeto en su punto de ori-

    gen: el sujeto de la cultura est totalmentedenegado en Lvi-Strauss. El anlisis de las

    manifestaciones de cultura muestra que estosfenmenos obedecen a su propia lgica, en lu-gar de responder a la conciencia o voluntad de

    cualquier sujeto. Ms an, recurrir al sujetosera un obstculo para la constitucin de lasdisciplinas sociales como verdaderas ciencias.Con todo rigor, Lvi-Strauss denuncia que lasciencias sociales estnatrapadas en la refle-xividad y el antropo-centrismo, lo que lesimpide captar los fe-nmenos al nivel delo que es invariante,

    es decir, su estructura(Lvi-Strauss 1964 y1971). Como lo sos-tiene en La pensesauvage, cualquiereventual refundacinde las ciencias socia-les requerira adoptarcomo su objetivo noconstituir al hombre,sino disolverlo, co-mo ya ha ocurrido enlas ciencias naturales( L v i - S t r a u s s1962:326). Magis-tralmente, Lvi-Strauss se las ingeni para construir una an-tropologa sin antropos en el centro, y paratransformar esta disciplina en unaantropo-lgica de la mente humana.

    En la estela de Nietzsche, Foucault procla-

    m la inminente muerte del hombre, esesimple pliegue en nuestro conocimiento,esa invencin reciente de no ms de dos-cientos aos, segn escribi en Les mots et leschoses. Para trazar la genealoga del sujeto,Foucault emprendi una vasta investigacinen la arqueologa del saber de Occidente, loque le permiti establecer que, a diferencia dela nuestra, no todas las pocas histricas hanconferido un lugar central al sujeto. En laedad clsica (que va de mediados del siglo

    XVII al XVIII) el sujeto no era un dato paraser descrito o pintado, sino ms bien una fi-

    ICONOS 35

    El esfuerzo de Tourainepuede ser entendido comola construccin de un sujetopropiamente sociolgico.Sin embargo, la sociologa

    errar su sujeto si no seredefine como disciplinaque considera la accin dellenguaje y el discurso en laconstitucin de los sujetosen la sociedad y de los nexosque los unen.

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    gura elidida del espacio pictrico. De acuerdoa la prescripcin de laepistmeclsica el obje-to de la representacin deba permanecer in-

    visible, escapando as a toda tentativa de ob-jetivacin en la tela4. Por eso, Foucault en-cuentra en el cuadro Las Meninas(1656) deDiego Velsquez la metfora iconolgica porexcelencia de esta exclusin del sujeto.

    En efecto, en este esplendoroso cuadroaparecen pintados varios personajes y el mis-mo Velsquez trabajando en su tela. Pero co-mo si fuera algo casual, el cuadro apenas su-giere las figuras de la pareja real espaola eltema de la obra que no se muestran sino re-

    flejadas en un espejo que cuelga ocioso deuna pared. De hecho, el rey y la reina estn alo sumo sugeridos en la composicin y sus re-tratos incluso no estn claramente logrados,apenas se los adivina enfading(ver Foucault,1966). Pero, a decir de Foucault, esto no espor un mero capricho del artista, sino porqueen la poca no haba conciencia epistemol-

    gica del hombre como tal (Foucault1966:320). Dicho de otro modo,lo que est representado en LasMeninas son las funciones de larepresentacin, bien organizadas yordenadas en el espacio pictrico,pero lo que es suprimido es el su-

    jeto unificado que plantea estas re-presentaciones (Dreyfus and Rabi-now 1982:45).

    Segn Foucault, hacia 1800 tie-ne lugar una mutacin epistemol-gica, la cual va a autorizar la emer-

    gencia de nuevos temas para elpensamiento y promover una nue-va visibilidad de los objetos en elmundo. Situada en el umbral de lamodernidad, esta ruptura conduceal desplazamiento del estudio de laproduccin y la riqueza en la eco-noma al anlisis del intercambio

    y la moneda. Se suplanta la ta-xonoma por el estudio de losorganismos biolgicos y, final-

    mente, se reemplaza el estudiodel lenguaje en trminos de l-

    gica y representacin transparente del pensa-miento, por el anlisis en trminos de histo-ria y convencin. La economa poltica de Ri-

    cardo, la biologa de Cuvier y la filologa his-trica de Bopp, materializan este cambioepistemolgico que inaugura la modernidad.De pronto, las categoras se antropologizan yse redefinen como instancias de laanalytiquede la finitude. En adelante, ocupando el sitiodejado vacante por el rey, el hombre apareceen su ambigua posicin de ser un objeto deconocimiento emprico y un sujeto trascen-dental que sabe (Foucault 1966:323). Es elcomienzo del largo sueo antropolgico; se

    inicia as el interminable monlogo del suje-to (Paz 1993:118).

    En el corazn de la genealoga del sujetomoderno, cuya figura ms elaborada es la delsujeto de la sexualidad (Foucault 1976 y1984), Foucault sita el poder. El sujeto es elproducto de tecnologas del sujeto, disci-plinas y prcticas de normalizacin queson modos de objetivacin que transformanlos seres humanos en sujetos (Foucault1975). Mediante estos dispositivos disciplina-rios, el poder ha logrado controlar la libertadde los sujetos, atemperar sus deseos, domesti-car sus cuerpos. El sujeto moderno no es, porlo tanto, la creacin idlica del humanismo,ni el gentil Golem de la tica de los derechoshumanos, sino el efecto inestable de la aplica-cin de tcnicas de poder, control y domina-cin sobre los individuos y los grupos. Porello, Foucault afirma que el objetivo, hoy, noes descubrir quines somos, sino rechazar lo

    que somos, por cuanto lo que somos es enbuena parte lo que el poder ha hecho de no-sotros. La alternativa, entonces, es promovernuevas formas de subjetividad mediante el re-chazo del tipo de individualidad que se nosha impuesto (Foucault, en Dreyfus y Rabi-now 1982:216).

    * * *

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    4 Definida de manera sucinta, laepistmedesigna al mar-co de conceptos y nociones epistemolgico vigentes en

    una poca que hace posible el conocimiento. En obrasposteriores aLas palabras y las cosas, Foucault va a hablarde regmenes de poder/saber.

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    Sin lugar a dudas, el sujeto fue la bte noi-redel estructuralismo francs y romper con lera una ruptura estratgica que las disciplinas

    sociales deban proponerse. La nocin mismade estructura apuntaba a la expulsin delsujeto fuera de la reflexin social y a cerrar labrecha entre estas disciplinas y las ciencias na-turales. Hubo en el estructuralismo una vo-luntad expresa de abandonar la filosofa de laexperiencia, el sentido y el sujeto sostenidapor el clan Sartre/Merleau-Ponty, y de reem-plazarla con una filosofa del conocimiento,de la racionalidad y el concepto, a la manerade Bachelard, Cavaills, Koyr y Canguilhem.

    Este programa, sin embargo, no poda ser lle-vado a cabo sin crticas en contra de ciertasdisciplinas e ideas bien establecidas: verbigra-cia, la crtica de Lacan de la ego-psicologa,la posicin de Althusser y Balibar en contradel discurso histrico tradicional y el partidotomado por Lvi-Strauss contra de la filosofasartiana de la consciencia. El estructuralismobrind una esperanza de progreso en la cons-truccin de un discurso cientfico en las dis-ciplinas sociales renunciando a las actitudesespeculativas por mor de ciencia y rigor. Esteethoscientfico atraviesa la reflexin cimera deun Lacan en psicoanlisis, de un Greimas ensemntica estructural, de un Dumezil en losestudios de religiones y mitos indo-europeos,de un Claude Lvi-Strauss en antropologa yde muchos otros estructuralistas de primerahora.

    Jacques Lacan y el sujetodel significante

    Aunque la posicin de Jacques Lacan respec-to al sujeto es frecuentemente tomada comootra expresin de la estructuralista muertedel sujeto, esta ecuacin no es de ningnmodo exacta. Lacan trat de disipar el malen-tendido interviniendo luego de la conferenciade Foucault Qu es un autor? (febrero de1969) para aclarar que el retorno a Freud

    que l planteaba no tena que ver con ningu-na negacin del sujeto. Lo que se propona

    era enfocar la subordinacin del sujeto al len-guaje y la estructura. Fundamentar, exacta-mente, la dependencia del sujeto con respec-

    to de algo elemental, que nosotros hemos tra-tado de aislar con el trmino de significan-te, como lo declara con sus propias palabras(Lacan 1969:820). De ningn modo, enton-ces, para el psicoanlisis lacaniano el tema hasido el de la supresin del sujeto, sino hacercompatible la idea del sujeto con la de estruc-tura, es decir, el lenguaje. En definitiva, el t-pico de la negacin del sujeto como tal nopoda ser de la incumbencia de Lacan porque,como Bertrand Ogilvie lo seala, sera como

    suprimir el objeto mismo de su reflexin, queno es el sujeto tout courtsino su reintroduc-cin (Ogilvie 1988:43).

    El sujeto en Lacan es concebido como unefecto de la articulacin significante. Purafuncin, mero punto evanescente sin cuali-dad alguna, salvo aquellas con las que se re-viste en el aftermath, en el aprs coup, de suconstitucin. No concierne al ser humano,a la persona, al individuo o a ningn atri-buto como el ego (moi, yo), la identidad, laracionalidad o el gnero, adscritos a un par-ticular o a un grupo. No es un dato inicial oemprico, sino un efecto segundo respecto allenguaje. Contra lo que Althusser sostena(1965, 1969), el sujeto no es el resultado delas interpelaciones ideolgicas que transmu-tan los individuos en sujetos y tampoco pue-de ser considerado como la consecuencia po-sitiva del contubernio entre discurso (saber)y poder, a la manera de Foucault. Particular-

    mente, y en contraste con el sujeto de Tou-raine, el sujeto que Lacan discierne no se re-duce a un conjunto de posiciones ticas o to-mas de partido respecto a ninguna condicinsocial o poltica.

    Para Lacan, el sujeto tiene su causa en lacadena del significante, lo que nos permitenombrar a dicho sujeto como sujeto del sig-nificante, sujeto determinado y escindidopor el significante. Esto no equivale a decirque el significante es el sujeto, como si este

    fuera simplemente un constructo semitico.El sujeto como efecto del significante expresa

    ICONOS 37

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    que el sujeto est sujetado al significante,que el sujeto se constituye en el orden simb-lico, en el campo del lenguaje y la funcin de

    la palabra. En un trmino: en el Otro

    5

    .Recurdese que la nocin de significante,de cuo saussureano, estaba definida en elCours como imagen acstica, mero trazosonoro diferencial que permita captar el sig-nificado que llevaba aparejado en el interiordel signo lingstico. Al trazar entre significa-do y significante una lnea (barra) que funcio-na como barrera a la significacin, Lacan sedemarca netamente de esta concepcin y li-bera el significante de toda servidumbre con

    respecto al significado. Dicha barrera impidetoda coincidencia trmino a trmino entreambas caras del signo lingstico, lo cual vie-ne a resaltar el aspecto dinmico del signifi-cante, en cuanto elemento generador del sig-nificado y, sobre todo, en cuanto causa de unnotable efecto que es el efecto-sujeto. Por esola definicin lacaniana del significante es: unsignificante [S1] es lo que representa un suje-to [$, sujeto tachado] para otro significante[S2] (Lacan 1966 (1960):835). Tal defini-cin sui-referencial del significante subrayaque su funcin es representar un sujeto, noun significado y mucho menos una cosa, aun-que no ante otro sujeto, sino ante otro signi-ficante (Lacan 1970:65). De all que el efectodel enjambre significante no es ni puede ser lacomunicacin, la referencia al mundo objeti-vo o la supuesta relacin intersubjetiva, sino

    el sujeto mismo. Si el significante representa-ra un sujeto ante otro sujeto, entonces s serapertinente hablar de intersubjetividad, pero la

    funcin de representacin del significante nose ejerce sino ante otro significante.De manera precisa, el sujeto del signifi-

    cante debe buscarse no en lo que el habl(e)n-te (elparltre) dice acerca de l en la frase -enlo dicho-, sino en otro lado: en la enuncia-cin -el acto de decir-, que es una dimensinque apunta a los procesos inconscientes quesocavan el frgil balance de los enunciados. Elsujeto debe ser localizado en ese lugar radical-mente ex-cntrico que es el inconsciente es-

    tructurado como un lenguaje en cuanto or-ganizado por la metfora y la metonimia, me-canismos que Freud presinti en el trabajodel sueo y que l denomin condensacin ydesplazamiento.

    Literalmente, para Lacan el inconscientees el verdadero sujeto que habla a travs delindividuo en los momentos reveladores dellapsus, de los sueos, e incluso de las pala-bras, aunque ledas inter linea. Este efmero einsustancial sujeto del inconsciente irrumpecomo algo forneo y extrao, para de inme-diato desaparecer. Como si fuera un instant-neo destello, poco despus de que ingresa enla escena individual, el sujeto se eclipsa detrsde un significante, S1, que va a representar elsujeto para un significante otro, S2. La seriede sucesos involuntarios por los cuales el su-

    jeto se manifiesta nos dice que el sujeto siem-pre est all (a parle!), pese a que no lo reco-nocemos sino cuando una accin perturbado-

    ra ocurre e interrumpe nuestra accin y dis-curso consciente.El sujeto emerge, entonces, en el campo

    del Otro como efecto de la articulacin signi-ficante: sujeto dividido entre dos significan-tes, formacin efmera carente de toda subs-tancia y de todo ser (no es un sujeto ntico).Pero por muy fugaz que el efecto sea, cadacual tiene el deber tico de asumir la respon-sabilidad de su propia condicin subjetiva.De ah el imperativo freudiano: Wo Es war,

    soll Ich werden, que Lacan glosa una y otravez: l o ctait, l comme sujet dois-je adve-

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    i er

    5 El Otro lacaniano no es simplemente otro nombre del

    uno: Es el Otro (Autre) del lenguaje que est siempre yaall. Es el Otro del discurso universal, de todo lo que ha si-do dicho en la medida en que es pensable. () Es el Otrode la Biblioteca de Borges, de la Biblioteca total. Es tam-bin el Otro de la verdad, ese Otro que es un tercero res-pecto a todo dilogo, porque en el dilogo del uno y delotro siempre est lo que funciona como referencia, tantodel acuerdo como del desacuerdo () El Otro de Lacan estambin el Otro cuyo inconsciente es discurso; el Otroque en el seno de m mismo me agita, y por ello es tam-bin el Otro del deseo, del deseo como inconsciente, esedeseo opaco al sujeto (Miller 1986 (1979):18). Obvia-mente, el Otro as concebido no guarda ninguna relacincon el otro que es nuestro semejante, mucho menos con elotro generalizado de G. H. Mead o con lo que Durk-heim entenda como consciencia colectiva..

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    nir (Yo debo venir a ser ah donde fuerzasextraas -el Otro como lenguaje y el Otro co-mo deseo- una vez dominaban. Yo debo sub-

    jetivar tal otredad, segn lo advierte Fink(Lacan 1966 (1955):416, Lacan 1964:IV, La-can 1966 (1965-1966):864, Fink 1995: 68).

    La determinacin del sujeto por la estruc-tura significante no lo dispensa, de ningnmodo, de su responsabilidad individual, de laadopcin de una posicin subjetiva frente a laplusvala de goce que le proporcionan sus sn-tomas (es decir, su forma de gozar del incons-ciente). Para su gracia o desgracia, el sujeto nisiquiera puede contar con el beneficio de la

    ignorancia o la buena fe para atenuar su res-ponsabilidad tica por sus acciones como su-

    jeto particular, como miembro de la comuni-dad, como sujeto que vive en sociedad conotros sujetos. Por muy leve e ingrvida quesea su condicin, el sujeto no es, ni muchomenos, el ttere dcil de las estructuras, aun-que fuera del orden significante no sea nadams que un simple substrato material: unalibra de carne, como dice Lacan6.

    Sin embargo, apuntar al significante comola causa del sujeto implica asumir que desdesu origen el sujeto es constituido con/por unafalla estructural: algo le falta para estar com-pleto y eso le impide ser total, holstico, in-diviso e igual a s mismo. Esa falla, esepathos,constituye estructuralmente al sujeto; sin ellasera apenas un autmata que nunca yerra,que no se equivoca ni suea, como la estpi-da computadora con la que escribo.

    Que el sujeto tenga su causa en el signifi-

    cante, no niega el hecho de que este se produ-ce en el ser vivo. Aunque carente de todo ras-go o caracterstica esencial, el sujeto no es unaconstruccin meramente semitica o psqui-ca. Es un efecto del lenguaje en un ser vivoque tiene un cuerpo y, por lo tanto, sexuali-dad, en la medida en que la sexualidad es unefecto del significante en el cuerpo (o mejor:

    en el organismo). Como cuerpo, el sujeto al-canza su unidad pasando por el estadio delespejo, el cual modela el registro imaginario

    de la estructura subjetiva, el registro del yo ydel otro (Lacan 1949). Esta dimensin siem-pre est articulada con lo simblico, el len-guaje y con lo real, resto que escapa a la sim-bolizacin. El anuda-miento de estos tresregistros, real, sim-blico e imaginario,da cuenta de la es-tructura del sujeto yde las mltiples di-

    mensiones de la rea-lidad en la que se en-cuentra involucrado.

    Obviamente, delsujeto del psicoanli-sis no se puede decirque se agota en laepistme moderna,como Foucault lopensaba, porque noes la alianza discipli-naria entre saber ypoder la que puededar cuenta del arcocompleto de su cons-titucin subjetiva.Desde el punto devista del psicoanli-sis, hay que entender que el sujeto es justa-mente el efecto que elude esta alianza, comolo explica muy bien Slavoj Zizek (1998:78),

    porque el sujeto es un suceso inesperado quesubvierte el eje del poder y el saber formalpuesto en discurso.

    Finalmente, sealar que el sujeto del in-consciente, aunque enteramente singular ynico, no puede ser visto como una entidadsolipsista, autista. El sujeto es un efecto dellenguaje y el lenguaje es lo que hace eminen-temente social nuestra condicin humana, nosimplemente dotada de un instinto gregariocomo el de las abejas y las hormigas. El len-

    guaje es el Otro de la cultura de donde vienenlos significantes que constituyen al sujeto.

    ICONOS 39

    Lacan busca hacercompatible la idea delsujeto con la de estructura,es decir, con el lenguaje.El sujeto tiene su causa

    en la cadena del significantey debe buscarse en laenunciacin -que apuntaa procesos inconscientes-.

    As, el inconsciente es elverdadero sujeto que hablaa travs del individuo.

    6 O, si se quiere, un subjectumo suppositum, el hypokeime-nonde los Griegos, donde el sujeto es una mera hipstasis,unaousia(substancia), pero no un sujeto en el sentido mo-derno, que es el del ego cogito.

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    Operando como discurso, el lenguaje institu-ye la sociedad porque es el discurso el quecrea lazos entre los individuos y establece lo

    social como dominio de intercambio simb-lico 7.

    Alain Touraine:el sujeto elusivo de la sociedad

    Es paradjico que Touraine iniciara el des-pliegue de sus ideas sobre el sujeto como ac-tor colectivo y movimiento social cuando lamayor parte de laintelligentsiafrancesa, reu-

    nida bajo la bandera del estructuralismo,anunciaba la inminente muerte del sujeto.De hecho, el recurso al sujeto es, para Tourai-ne, un partido tomado en contra de la anula-cin de la accin social y la individualidadpor la determinacin estructural.

    Como leitmotifterico que atraviesa supensamiento, el tema puede detectarse tantemprano como 1977, aunque previamentese encontraba integrado en la consideracinms amplia de la produccin de la sociedadpor actores que se confrontan unos con otrospor el control del sistema de accin histri-ca (Touraine 1973). De manera inconfundi-ble, desde su libro Le retour de lacteur (delque el autor dice debi haberse titulado elretorno del sujeto, 1984:xxv), hasta sus msreciente produccin (Critique de la modernit

    1992, Quest-ce que la dmocracie, 1994, Pou-rrons-nous vivre ensemble?1997, La recherchede soi: dialogues sur le sujet2000), el sujeto es

    el protagonista absoluto de la sociologa deTouraine, en la cual se ha tallado un estatutode actor colectivo o social(Dubet y Wie-viorka 1995, Clark y Diani 1996).

    Al igual que otras categoras que forman elandamiaje conceptual de su pensamiento -movimiento social, historicidad, sociedadprogramada-, sujeto no es una palabra ca-sualmente proferida que vendra a disfrazarnociones vulgares. Es, por el contrario, unaherramienta heurstica, una verdadera elabo-

    racin conceptual. Como sujeto Touraineno tipifica la inscripcin social de los indivi-duos mediante la incorporacin de roles -susocializacin-, ni tampoco la construccin so-cial de la subjetividad, sino que plantea queindividuos y grupos se convierten en sujetosen el conflicto por el control de las orienta-ciones normativas de la vida social, que sonlas que definen la historicidad8. El sujeto esante todo una forma de relacin del indivi-duo, o del movimiento social, consigo mis-mo. Esa condicin no es dada de por s, sinoque, por el contrario, implica un incesantetrabajo de individuacin y de vigilancia sobres mismo. No es una adquisicin de por vida,puesto que la amenaza de desubjetivacinpende constante sobre el sujeto: la anomia delmercado o de la droga, del consumo, el hedo-nismo de la vida contempornea, la disolu-cin del yo en la comunidad y la norma so-cial, en una palabra, la despersonalizacin.

    Habiendo perdido los garantes metasocialesque tradicionalmente lo sostenan como indi-viduo (la religin, la razn, la comunidad, la

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    8 La historicidad es el teln de fondo de las prcticas delos movimientos sociales. El concepto difiere claramentedel de historia porque mientras que sta remite a la di-reccin de los cambios en el tiempo, historicidad especi-fica al conjunto de modelos culturales que gobiernan laspracticas sociales... a travs de las relaciones sociales (Tou-raine 1984). En palabras de Alberto Izzo, la historicidadno es simplemente el contexto histrico concreto en quese desenvuelven la lucha entre los actores sociales, sino lacapacidad de lo social de constituirse de manera autno-ma. (Izzo 1985:160).

    7 La mnima expresin de una relacin social es aquella enla cual un individuo se dirige a otro. La propiedad intrn-seca del acto discursivo es ser relacional (aunque no nece-

    sariamente comunicacional), en el sentido de que siem-pre implica a dos. El discurso establece la estructura de lasrelaciones sociales porque asigna el lugar a ocupar porquienes estn as conectados, organizando y haciendo po-sible la accin social. Estos lugares son independientes delas caractersticas y propiedades particulares de los indivi-duos; no corresponden a los tradicionales figuras de emi-sor/receptor de la comunicacin, sino ms bien a los delagente del discurso y del otro. El discurso va ms all delhecho ocasional de pronunciar palabras y frases pues no sereduce al acto de habla, a la creacin de sentido o a la co-municacin. Apunta, ms bien, a las relaciones invariantesque la operacin del lenguaje establece entre individuos, locual condiciona desde el principio la forma como unos serelacionan con otros, aun sin que se haya pronunciado pa-labra alguna (Ver Lacan 1969-1970:11).

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    sociedad, el estado, la historia), el sujeto slopuede fundarse en su "yo" -que Touraine dis-tingue cuidadosamente del "ego", el moiso-

    cial, el me de G. H. Mead-, desde donde sercapaz de reconocer al otro como semejante, esdecir, como sujeto l tambin. Sin ser una en-tidad psicolgica en ltima instancia, paraTouraine el sujeto es "un Yo (Je), un intentopor decir Yo, con pleno conocimiento de quela vida personal est dominada, por un lado,por la libido y el ello (Id), y por el otro, porlos roles sociales" (Touraine 1995:209).

    Ms an, en estricto sentido, Touraine for-mula el sujeto en trminos de un discurso ti-

    co-poltico sobre los procesos sociales, parti-cularmente, sobre los movimientos socialescaractersticos de las sociedades industriales ypost-industriales, que l prefiere llamar pro-gramadas (Touraine 1995).El referente deTouraine es, de plano, una tica de valores in-dividuales cuyos acentos recuerdan elpour-soisartreano. En este sentido Touraine escribe:Llamo sujeto (...) al deseo de ser un indivi-duo, de crear una historia personal, de otorgarsentido al conjunto de las experiencias perso-nales (...) Vivir su vida, encontrarle un refe-rente que pueda dotarla de sentido, ms quepertenecer a una categora social o una comu-nidad de creyentes (Touraine 1995:29). Ytambin: ser sujeto es primeramente hacer demi vida un proyecto de vida, de tal forma quemi proyecto gobierna mi vida, no la serie con-tingente de hechos () El asunto es tomar lavida personal en manos, (...) tener la capaci-dad de producir, no simplemente consumir, la

    existencia (Touraine 1993a:28).En efecto, el sujeto que Touraine colocaen el centro de la produccin de la sociedades un postulado tico vlido para individuos ypara grupos, no exactamente una categorasocial. Aunque el sujeto se manifiesta y seconstituye en las prcticas sociales, en s no esuna forma social, sino un principio no-socialsobre el que reposa la organizacin de la so-ciedad (Touraine 1996:301). Lo sorpren-dente de esta concepcin, sin embargo, reside

    en el hecho de que luego del largo apogeo dela explicacin de lo social por lo social (se-

    gn reza el postulado Durkheimiano), Tou-raine voltea la pgina para reconocer que losocial reposa en lo no-social y no puede ser

    definido de otra manera que por el lugar quele otorga o le niega a este principio no-socialque es el sujeto (Touraine 1997:89). Estoquiere decir que la finalidad de la accin so-cial no es la sociedad misma, como postulabala sociologa clsica, sino el sujeto liberado delas ataduras que limitan su accin: la comuni-dad, la tradicin, las redes sociales, etc. Encongruencia con esta visin, en la metodolo-ga de intervencin que propone, Tourainerompe con el tradicional objetivismo sociol-

    gico, cuyo foco es la determinacin estructu-ral por condiciones materiales "objetivas" yen su lugar subraya la accin de actores movi-dos por valores culturales, que por definicinno son objetivos. A partir de ahora, la socio-loga se enfocar claramente en un tipo parti-cular de hecho social: las relaciones sociales,no ms en las situaciones objetivas, en las in-tenciones, las opiniones o el sentido conque los actores racionalizan sus prcti-cas.A fortiori, la posicin de Tourainedesemboca en una seria interrogacinsobre si "sociedad" es todava un con-cepto til, o incluso si la sociedad co-mo tal existe (Touraine 1980 y 1993),visto que "todos los sectores de la vidasocial se han independizado" (Tourainey Khosrokhavar 2000:297) y que, porconsiguiente, el campo social no presen-ta ms ninguna unidad fundamental,ninguna solidaridad cohesiva.

    Segn Touraine, si hay actores so-ciales que producen situaciones y asu-men posiciones en conflicto es porquehay sujetos, no lo opuesto. De ah queser sujeto sea la condicin para quegrupos e individuos se planteen comoactores autnomos de sus vidas. A di-ferencia de los agentes sociales a losque alude Bourdieu (1972, 1994),los sujetos-actores no reaccionansegn las determinaciones del

    campo en que se desenvuelven, nimucho menos de manera mecni-

    ICONOS 41

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    ca segn la posicin que ocupan en la estruc-tura social, sino que producen creativamentela sociedad. No se comportan en respuesta a

    situaciones, sino que actan contra los rolessociales y las limitaciones impuestas por la co-munidad, el mercado o la tecnologa. Esto noquiere decir que los actores se confronten en

    un espacio social va-co o que lleven a ca-bo sus prcticas fuerade la estructura so-cial, pero Touraineentiende el trminoestructura como una

    propiedad de la acti-vidad, del movi-miento de los actorescolectivos, no reper-torio de posibles ac-ciones o como siste-ma funcional de po-siciones, relaciones yrestricciones a la ac-cin del sujeto.

    Touraine conside-ra que la condicinde sujeto y, por lotanto, la de actor so-cial, no es sino la msalta expresin delgrado de historicidadalcanzado por una

    sociedad. Legado por excelencia de la moder-nidad, el sujeto nunca antes logr tal autono-ma y nivel de realizacin como en las socie-

    dades programadas, lo cual se manifiesta enel hecho de que aqu los movimientos socia-les representan al sujeto colectivo9.

    En efecto, Touraine caracteriza los movi-mientos sociales por reivindicar el derecho ala creatividad, la realizacin de los proyectos

    personales y la libertad de comunicacin.Tambin porque se erigen en contra de la ra-cionalizacin a ultranza que acarrea el desa-rrollo del capitalismo, que amenaza al propiosujeto y su calidad de vida (Touraine 1992).Dados estos rasgos, resulta claro que los mo-vimientos sociales contemporneos contras-tan en sus plataformas con los tradicionalesreclamos de los movimientos sociales de la so-ciedad industrial (v.g., el movimiento de lostrabajadores), mucho ms restringidas a las

    demandas econmicas10.Tomados como sujetos colectivos, los

    nuevos movimientos sociales se distinguenpor su voluntad de ser, la que se afirma comoresistencia cultural, lucha poltica y esfuerzopor desembarazarse de la tradicin comunita-ria y dems determinaciones que podran res-tringir su libertad de decisin y accin. Espor eso que en nuestros das el sujeto adoptala figura emblemtica del annimo disidentechino que detuvo los tanques de guerra en laplaza Tiananmen de Pekn, en junio de 1989,afirmando con su soberbio acto que su condi-cin subjetiva no podra ser doblegada por larepresin poltica. Con toda lgica, Touraineafirma que la democracia es el modelo polti-co que ms conviene al sujeto y a su recono-cimiento; segn su consideracin, una demo-cracia de contenidos y no meramente formalpropender siempre a la eclosin de sujetosen el seno de la sociedad civil y al fortaleci-

    miento del espacio pblico de deliberacin(Cf. Touraine 1994).As concebido, es claro que el sujeto teori-

    zado por Touraine se diferencia de aquellas fi-guras de cera del histrinico individuo delpragmatismo, para quien la accin es un me-ro rol en lacommedia dellartede la vida so-cial. Tampoco se confunde con el actor siem-pre alerta de la fenomenologa, presto a la

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    El psicoanlisis subvierteel sujeto sociolgico de

    Touraine, al situar un sujetodividido por el lenguaje,siempre otro, pulstil e

    inestable. No hay ni puedehaber actor total indivisosoberano de s mismo, cuya

    subjetividad no estdescentrada por el goceinter-dicto de la pulsin

    que se aloja en lasoquedades de su cuerpo.

    10 Por esa razn, y para marcar claramente diferencias, se

    suele emplear el calificativo de nuevos al eso explica por-qu hablar dese suele llamar nuevos a los movimientossociales contemporneos.

    9 Touraine se opone a considerar como movimiento so-cial a cualquier accin colectiva. En su criterio, los movi-mientos sociales propiamente dichos oponen actores so-ciales entre s: 1) por el control de los recursos ms impor-tantes de una sociedad, o 2) por el control del proceso his-trico de transformacin de esta sociedad. Un movimien-to social es un conflicto entre grupos sociales que va msall de una lucha de intereses y pone en tela de juicio unsistema de poder. Lo que tambin supone una referenciapositiva a las orientaciones culturales de una sociedad..(Touraine 1997 y 1985).

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    construccin racional del sentido del mundode la vida. Touraine no toma por evidente lacondicin de actor, sino que desarrolla una

    teora para sostenerlo como categora del an-lisis sociolgico. Por esa va viene a concebirun sujeto propiamente sociolgico: el movi-miento social en tanto expresin de un sujetocolectivo.

    Conclusiones

    Es intil buscar en los ensayos de sociologa ociencia poltica contempornea una caracteri-

    zacin no funcionalista del actor, en que steno se capte a partir de su rol en los procesossociales o de la finalidad de su accin. Confrecuencia el actor que mencionan los tex-tos es tomado como un hecho emprico, sus-tancia dada a la percepcin, fenmeno entrefenmenos del mundo social, que no requeri-ra construccin terica alguna. Tambin, porlos tiempos que corren en el pensamiento so-ciolgico, encontramos al actor entificadocomo agencyo como trmino en una reden la que se movilizan recursos materiales, ac-ceso a poder, capitales simblicos, etc. No esraro, adems, que aparezca travestido en na-rrativas que subrayan identidades sociales opolticas, las que apuntan en definitiva a he-chos de sentido, aunque estos, desde un pun-to de vista psicoanaltico, son justamente losque eluden al sujeto.

    Es obvio que una sociologa que entiendael proceso social como accin desplegada por

    los grupos presenta un vaco fundamental sino posee una teora sistemtica del actor ensociedad. Una explicacin de ese gnero ten-dra que evitar reducir los actores a la condi-cin de agentes del sistema, tanto como re-husarse a subsumirlos en la accin racional,utilitaria o comunicativa. Ms an, tendraque negarse a entenderlos como cnicos figu-rantes que representan un papel en un esce-nario.

    Para llenar el vaco en el pensamiento so-

    ciolgico de una teora del actor, sera impe-rativo anclar la explicacin en una teora del

    sujeto que est radicalmente divorciada de to-da visin intuitiva o pragmtica. All radica laimportancia del esfuerzo de Touraine, quien

    con su propuesta de sujeto/actor social seinscribe en contra de tal limitacin y en con-tra de la tentacin funcionalista de definir alactor por su rol en las acciones colectivas. Depaso, Touraine ha sentado los fundamentosde un discurso propiamente sociolgico sobreel sujeto, no simplemente una reflexin filo-sfica, psicolgica o poltica acerca de la con-dicin subjetiva de individuos o grupos queviven en sociedad. Por eso hay que reconocerel esfuerzo de Touraine como un intento de-

    cisivo en la construccin del sujeto de la so-ciologa.

    Sin embargo, el retorno del sujeto comoactor colectivo que Touraine propone pareceanunciar la vuelta del sujeto transparente a smismo y a su conciencia reflexiva, aunque lo-grada esta vez en la lucha social. Se trata delregreso del sujeto de la voluntad, adornadocon cualidades transcendentales frente a susdeterminaciones histricas y sociales, limitadosolo por su propia accin. De la reintegracindel sujeto unificado por su yo, que asume lascircunstancias de su vida como individuo au-tnomo y soberano, como actor libre capaz dedefinir los trminos de su propia insercin enla historicidad. Es este un sujeto consciente desu condicin de individuo, que lucha por elreconocimiento de su identidad y cuya polti-ca es el liberalismo y la democracia. Tal sujeto,para concluir el largo catlogo de sus virtudes,quiz no es sino el sujeto sartreano de la crea-

    tividad, la dignidad y la libertad.La tica con la que Touraine fundamentael sujeto de la sociedad traslada a lo colectivoalgunos principios y valores que pertenecenante todo a los individuos. Este es un aspectomuy problemtico de su concepcin, pues si-ta una contradiccin en el corazn de unateora que clama para s el crdito de ser unabaza en contra del individualismo metodol-gico, el cual explica la sociedad como unasimple adicin de unidades. Podramos ms

    an preguntarnos por qu sera indispensablesustentar en postulados ticos la formulacin

    ICONOS 43

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    de un sujeto sociolgico, como Touraine lohace. Un discurso tico no necesariamenteconduce a formular un sujeto, como lo de-

    muestran los griegos clsicos, quienes desa-rrollaron una cuidadosa tica del cuidado des aunque no posean el equivalente concep-tual de nuestro familiar sujeto: de hecho, elsujeto como tal era desconocido en Grecia(ver Foucault 1976 y 1984, Vernant 1992).

    Subrepticiamente, Touraine transpone elregistro individual en el colectivo, con lo queen ltima instancia su concepcin del movi-miento social como actor y sujeto viene a seruna imagen amplificada del individuo que se

    desenvuelve en sociedad. En esa medida, ha-blar de los grupos como actores o sujetos esusar una simple analoga, una expresin me-tafrica no necesariamente feliz. No obstante,en su Crtica de la ModernidadTouraine sos-tiene para su descargo que no hay opcin en-tre lo individual y lo colectivo, sino entre laproduccin de la sociedad y su consumo, en-

    tre la libertad y los determinismos sociales, entanto que una como los otros se manifiestanpor igual en el nivel de las conductas indivi-

    duales y en el de la accin colectiva. Pero anadmitiendo esto, subsiste todava el imperati-vo lgico de establecer diferencias entre el su-

    jeto, que siendo social es a la vez nico, y lopropiamente colectivo, que no posee tal ca-rcter de singularidad.

    El sujeto del psicoanlisis revierte, sub-vierte, el sujeto sociolgico de Touraine, al si-tuar un sujeto dividido por el lenguaje, siem-pre otro, pulstil e inestable. Este sujeto nopuede fundarse en su conciencia, porque su

    conciencia est perturbada por el deseo, porel goce pulsional que lo empuja a buscar y re-petir la satisfaccin inconsciente, an pagan-do el precio de su neurosis11. De parte a par-te, un saber habita este sujeto, un saber no sa-bido por su entendimiento, que ex-siste yque es tan propio que no vale para otros. Nose trata, entonces, de un saber formal y dis-

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    cursivo, de un saber-semblante: se trata delsaber de unaverdad (en minsculas), la delsujeto, la verdad de lo no realizado, del deseo

    inconsciente. Un sujeto as no puede parape-tarse en su ego, porque su yo es ante todoalienacin especular. De ah que no se le pue-da prescribir dosis repetidas de auto-estimay reconocimiento social, so pena de reforzar-lo en su ntimamconnaissance.

    Es quiz la bsqueda por fundamentar unimposible sujeto plural lo que da al traste conel esfuerzo de sustentar un sujeto de la socio-loga. No es posible tal sujeto colectivo por-que no hay enunciacin colectiva. Al sujeto le

    basta con ser social porque los elementos desu constitucin le vienen del Otro y porquese desenvuelve en relaciones sociales que sonproducto del discurso (el discurso es lo quehace lazo social entre sujetos, no la solidari-dad mecnica u orgnica entre los individuos,como crea Durkheim). El sujeto no requieredisfrazarse de sujeto colectivo, porque lo quees colectivo no es una condicin del sujeto,sino de los medios por los cuales un sujeto seidentifica con otro, se vuelve en cierta medi-da igual al otro, como apuntaba Freud enPsicologa de Masas y Anlisis del Yo. El efectosujeto es nico en cada caso, nunca fenme-no de masa. La reiterada confusin entre locolectivo y lo social oscurece el discernimien-

    to de la especificidad de cada instancia: lo so-cial propiamente dicho es el lenguaje, el granOtro de la cultura que es el acervo de signifi-

    cantes que fundan la sociedad humana comocomunidad de hablantes (registro simblico);mientras que lo colectivo es lo que nos haceuno con otros, aquello que nos establece co-mo comunidad de semejantes (registro imagi-nario): el idioma, la nacionalidad, el nombrede la familia a la que pertenecemos.

    Considerados estos elementos, podemosahora intentar un primer paso hacia la carac-terizacin del actor como un sujeto que ha si-do investido de legitimidad simblica para de-

    clarar como problema tal o cual aspecto delentorno social12. Al sujeto esta investidura le leviene desde el grupo, quien se se la otorga deuna manera formal, como cuando los ciuda-danos eligen su presidente mediante el voto ocuando es investido por un representante ins-titucional legtimo (un ministro es nombradopor el presidente, un cardenal por el Papa), ode manera informal, como en los casos de li-derazgo de facto. Una vez que ha recibido elmandato simblico, el sujeto puede asumirse(y ser reconocido) como actor y ser reconoci-do como tal por otros actores. Plantearse co-mo actor de la sociedad, entonces, sera pa-ra el sujeto asumir una posicin respecto almandato recibido, sin que esto anule su faltaen ser de sujeto sujetado al lenguaje y a suefecto de inconsciente. No hay, ni puede ha-ber, actor total, indiviso soberano amo de smismo, cuya subjetividad no est descentradapor el goce inter-dictode la pulsin que se alo-

    ja en las oquedades de su cuerpo.El mandato simblico que el actor recibele otorga legitimidad para acarrear hasta el es-pacio pblico, espacio de representacin, lasdemandas individuales de los miembros delgrupo, estatuyndolas como demandas colec-tivas, como problemas sociales que eventual-mente van a ser procesados por las polticas

    ICONOS 45

    12 Una declaracin es un tpico acto performativo (o ac-to de habla). Por medio de una declaracin un juez puedeabsolver de cargos a un acusado, o un presidente inaugu-rar una sesin de su gabinete (Ver Austin 1962, Searle,1969).

    11 Para el psicoanlisis el deseo se distingue claramentede la necesidad y de la demanda. Las necesidades pue-den encontrar satisfaccin adecuada en un elemento delmundo exterior, como el hambre en los alimentos, la seden el agua, etc.; el deseo, por el contrario, es indestructibleporque es fundamentalmente nostalgia por algo que no yano tenemos, que hemos perdido para siempre. El deseoapunta a una experiencia primordial de satisfaccin que hadejado trazas mnemnicas en la psiquis inconsciente y quequisiramos revivir mediante los sustitutos que podamosencontrar en la realidad circundante (desde los objetos deconsumo hasta las parejas sexuales). Desafortunadamente,todo acceso a esta experiencia original est cerrado parasiempre porque nuestras posibilidades de satisfaccin de-penden ahora del lenguaje. En la medida que el deseo tie-ne que pasar por la demanda articulada, se pierde y dejafuera lo esencial, que es precisamente el objeto que nos fal-ta y que buscamos desesperados a travs de la demanda.Este objeto de satisfaccin ms all de cualquier demanda

    se ubica entonces del lado del inaccesible real: se trata delobjeto a, que es a la vez el objeto que causa el deseo y ob-jeto mismo del deseo.

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    pblicas. Sin duda, con sus actos de habla losactores configuran el espacio colectivo aun-que sus prcticas se realizan en un marco que

    los constrie porque all estn presentes otrosactores, diferenciados por cargas desiguales depoder y distintas capacidades simblicas. Sibien la opcin de rechazo a tal o cual posicindiscursiva es siempre una posibilidad del ac-tor, eso mismo nos reitera que la sociedadnunca est ms all del lenguaje y el discurso.Por lo dems, al declarar un hecho comoproblema, el actor le otorga una califica-cin, lo cual fomenta cierta visibilidad y de-terminada lectura de lo social que, a su vez,

    promueve tipos particulares de relacin entreactores en la sociedad civil.

    Para concluir, dira que si la sociologaapunta a construir su sujeto tiene necesaria-mente que ampararse en una teora del lengua-

    je que no sea de tipo nicamente formal (co-mo la de la lingstica), pues solo as se captaque la articulacin significante tiene comoefecto un sujeto. Tal vez la teora sociolgicapueda encontrar esos elementos en el vastofondo conceptual del psicoanlisis lacaniano.

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