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Después de la compra, ¿cómo deben almacenarse las preciadas hebras de té para sacarles el máximo provecho en cada taza? El correcto almacenamiento del té es fundamental para preservar todos sus aromas, sabores y, principalmente, propiedades benéficas para el organismo. Factores como la luz solar, el contacto directo con el aire y la humedad pueden afectar notablemente la expresión de tés puros, blends e incluso tisanas; la exposición continua al aire, por ejemplo, favorece la pérdida de cualidades aromáticas, mientras que la humedad excesiva puede provocar la aparición de moho, hongos y demás microorganismos. El té en hojas sueltas debe guardarse en recipientes herméticos que impidan el paso del aire y, principalmente, el contacto directo con los dañinos rayos ultravioletas. ¿Latas para té?, ciertamente son una magnífica elección, aunque también pueden emplearse bolsas herméticas de plástico oscuro o metalizadas, bolsas de papel o cartón plastificadas, recipientes de cerámica de baja porosidad, frascos de vidrio de color ámbar o marrón oscuro… No está de más recordar que el contenedor elegido debe mantenerse siempre limpio y seco. Si bien recuerda, el té tiene la capacidad de absorber al igual que algunos vinos, incluso se beneficia con el añejamiento controlado. Para concluir hay que mencionar a los sacos, sin duda alguna la forma más cotidiana y popular del consumo de té. Aquí las cosas no cambian en lo absoluto; sin importar si se encuentran dentro de pequeñas bolsas de papel, plástico, latas o cajas de cartón, los sacos de té deben almacenarse en un lugar seco, alejado de la luz del sol, libre de cambios bruscos de temperatura y olores. todo tipo de olores, por lo que también debe mantenerse alejado de fuentes de contaminación: grasas o aceites, café molido, especias de gran intensidad y demás productos típicos de cocina. Hojas y brotes de camellia sinensis, de distintas variedades, también pueden intercambiar aromas entre sí; nunca hay que guardar tés puros en el mismo contenedor donde se almacenaron blends esenciados, rooibos o tisanas. Donde sí. La alacena de casa puede convertirse en el espacio ideal para guardar hebras, especialmente en sus áreas más secas y distantes de la luz del sol. Es importantísimo verificar que las hojas y brotes de camellia también estén libres de cambios bruscos de temperatura y olores. Los gabinetes situados encima de su estufa no son, definitivamente, el sitio ideal. “¿Por cuánto tiempo se puede guardar el té?”. De forma genérica podemos decir que, entre mayor sea el grado de oxidación, más largo será también su tiempo de vida. Los tés blancos, verdes y oolongs de baja oxidación, por ejemplo, tienden a mantenerse en buen estado por cortos periodos de tiempo, entre 2 y 3 años; tés negros y oolongs de alta oxidación y secado son mucho más longevos, llegando a vivir hasta entre 8 y 10 años en condiciones adecuadas de almacenamiento. El pu-erh es la excepción dado que, Julio 2018 Año 2 No. 15 El correcto almacenamiento del té es fundamental para preservar todos sus aromas, sabores y beneficios. ¡Guárdalo correctamente! NEWSLETTER Julio 2018 www.escueladete.mx [email protected] | +52 (735) 351 1523 Síguenosen @escueladete_mx y descubre losmejorestipsde#Té Nuestra recomendación #DeTemporada. BLACK YUNNAN JINGMAI WILD ARBOR TEA. Té negro cosechado durante la primavera en Jingmai Shan, Yunnan. China.

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Después de la compra, ¿cómo deben almacenarse las preciadas hebras de té para sacarles el máximo provecho en cada taza? El correcto almacenamiento del té es fundamental para preservar todos sus aromas, sabores y, principalmente, propiedades benéficas para el organismo. Factores como la luz solar, el contacto directo con el aire y la humedad pueden afectar notablemente la expresión de tés puros, blends e incluso tisanas; la exposición continua al aire, por ejemplo, favorece la pérdida de cualidades aromáticas, mientras que la humedad excesiva puede provocar la aparición de moho, hongos y demás microorganismos. El té en hojas sueltas debe guardarse en recipientes herméticos que impidan el paso del aire y, principalmente, el contacto directo con los dañinos rayos ultravioletas. ¿Latas para té?, ciertamente son una magnífica elección, aunque también pueden emplearse bolsas herméticas de plástico oscuro o metalizadas, bolsas de papel o cartón plastificadas, recipientes de cerámica de baja porosidad, frascos de vidrio de color ámbar o marrón oscuro… No está de más recordar que el contenedor elegido debe mantenerse siempre limpio y seco. Si bien recuerda, el té tiene la capacidad de absorber

al igual que algunos vinos, incluso se beneficia con el añejamiento controlado. Para concluir hay que mencionar a los sacos, sin duda alguna la forma más cotidiana y popular del consumo de té. Aquí las cosas no cambian en lo absoluto; sin importar si se encuentran dentro de pequeñas bolsas de papel, plástico, latas o cajas de cartón, los sacos de té deben almacenarse en un lugar seco, alejado de la luz del sol, libre de cambios bruscos de temperatura y olores. irigido a gastrónomos, sommeliers, restauranteros, fanáticos de la infusión y público en general, el diplomado profesional en Diseñador de Té de la Escuela Mexicana de Té ofrece un programa académico único; los alumnos participan en un módulo presencial intensivo, cuyo propósito es conocer rápidamente el mundo del té y sus bases de mezcla. A lo largo de 6 meses, los participantes atienden cátedras y realizan trabajos asignados

todo tipo de olores, por lo que también debe mantenerse alejado de fuentes de contaminación: grasas o aceites, café molido, especias de gran intensidad y demás productos típicos de cocina. Hojas y brotes de camellia sinensis, de distintas variedades, también pueden intercambiar aromas entre sí; nunca hay que guardar tés puros en el mismo contenedor donde se almacenaron blends esenciados, rooibos o tisanas. Donde sí. La alacena de casa puede convertirse en el espacio ideal para guardar hebras, especialmente en sus áreas más secas y distantes de la luz del sol. Es importantísimo verificar que las hojas y brotes de camellia también estén libres de cambios bruscos de temperatura y olores. Los gabinetes situados encima de su estufa no son, definitivamente, el sitio ideal. “¿Por cuánto tiempo se puede guardar el té?”. De forma genérica podemos decir que, entre mayor sea el grado de oxidación, más largo será también su tiempo de vida. Los tés blancos, verdes y oolongs de baja oxidación, por ejemplo, tienden a mantenerse en buen estado por cortos periodos de tiempo, entre 2 y 3 años; tés negros y oolongs de alta oxidación y secado son mucho más longevos, llegando a vivir hasta entre 8 y 10 años en condiciones adecuadas de almacenamiento. El pu-erh es la excepción dado que,

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El correcto almacenamiento del té es fundamental para preservar todos sus aromas, sabores y beneficios.

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“¿Qué tés produce Taiwán?”. Esta isla es reconocida internacionalmente por sus oolongs de alta montaña, ligeros y fragrantes, bien diferenciados de las variedades elaboradas en China continental. Aunque poco conocidos, los tés verdes y negros de Taiwán también destacan por su gran calidad aromática y gustativa, basta con probar algunos de los ejemplares producidos en las regiones de Nantou y Chiayi. Hebras específicas y momentos de consumo. Antes que nada, es necesario mencionar al Tung Ting, oolong de media oxidación, muy aromático y de calidad excepcional. Este té se cosecha a mano y se elabora lentamente durante un periodo de cinco días. La infusión se reconoce fácilmente por su coloración verde, con matices dorados; aromas intensos de flores blancas, y un ligero y suave sabor floral. Ni qué decir del Dongfang Meiren u Oriental Beauty, oolong de dominantes aromas frutales, dulce, con astringencia media y generalmente libre

de marcados y desagradables matices amargos. Concluiremos apuntando al consumo. De forma similar a China, en Taiwán el té se bebe en todo momento del día y acompañado con todo tipo de alimentos. Sí, más allá de ceremonias y rituales, la infusión de camellia sinensis es elemento indispensable del día a día local.

Esta isla asiática es reconocida mundialmente por sus oolongs de alta montaña, ligeros y aromáticos.

Decir Taiwán es apuntar a uno de los polos

productivos de té más fascinantes del planeta. También, a uno de los territorios con más larga tradición productiva, en el que la influencia histórica de europeos, chinos y japoneses derivó en el surgimiento de toda una colección de sofisticadas y deliciosas hebras. La historia del té taiwanés puede rastrearse hasta el Siglo XIII, cuando los pueblos Han, nativos de China, comenzaron a asentarse en las islas circundantes de Taiwán. Algunos investigadores sugieren que, en aquellos tiempos, los pobladores locales recolectaban hojas y brotes de árboles silvestres de camellia sinensis, la planta del té, para consumirlos de forma rústica. La realidad, querido lector, es que fue con el establecimiento de una base comercial y colonia por parte de los holandeses, en 1624, que el consumo de té comenzó a diseminarse con fuerza a lo largo y ancho de la isla asiática. Los holandeses empezaron a importar esclavos de la provincia de Fujian, en China, y del archipiélago Penghu; el cultivo de té en Taiwán fue establecido por los primeros trabajadores fujianeses, quienes llevaron su conocimiento del té y plantas de la China continental. A mediados del S. XVII, con la expulsión de los holandeses de la isla, la industria local del té comenzó a desarrollarse gracias a la llegada de numerosos inmigrantes desde Fujian. Las primeras importaciones desde China suceden, formalmente, durante las dinastías Ming y Qing. ¿Europa, China y…? ¡Japón! Durante la ocupación japonesa (entre 1895 y 1945), el té verde de Uji comenzó a importarse a territorio taiwanés; también, comenzaron a producirse algunos tés negros, para satisfacer la demanda de Rusia y Turquía. Como resultado, la industria local desarrolló una profunda predilección por los métodos de cultivo, manufactura y expresiones sensoriales chinos y japoneses. ¡Sí!, cada hebra nacida en Taiwán es resultado del sincretismo entre técnicas, saberes e influencias de culturas orientales y occidentales.

Taiwán y sus tés

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Galicia: después del vino… ¡Té!

“Manzanilla”, “menta”, “frutos rojos”, limón…” son algunas de las imágenes que vienen a la mente cuando pensamos en té. ¡Sí!, el gran apego que tenemos por la herbolaria nos ha llevado a catalogar bajo este nombre a casi todo lo que infundimos en agua, sin embargo, hay diferencias entre unos y otros. Empecemos pues con la pregunta clave: ¿qué es el té? Originario de China, el té es la bebida que resulta de la infusión de hojas y brotes de la camellia sinensis, arbusto valorado por su gusto ligeramente amargo, astringencia y propiedades revitalizantes. Según su proceso productivo –marchitado de las hojas, enrulado, oxidación y hasta fermentación– puede clasificarse como blanco, verde, negro, oolong, pu-erh o té amarillo. “¿La manzanilla?”. Se trata de una tisana, una mezcla de productos como flores, frutas, especias, hierbas… que no incluyen camellia sinensis entre sus ingredientes. Ninguno es mejor que el otro, simplemente se trata de bebidas diferentes en aromas, sabores y compuestos benéficos. De todas las expresiones de la camellia sinensis, los blends o mezclas de té merecen una mención especial. Esta categoría reúne lo mejor de ambos mundos al mezclar los preciados brotes de la planta de té con botones de flores, cáscaras y esencias frutales, frutos secos y hasta licores. Ejemplos: el Genmaicha, mezcla de té verde con granos tostados de arroz; el Masala Chai, una base de té negro (originalmente de Assam, India) aromatizado con cardamomo, clavo, pimienta, anís, jengibre y canela, o el sofisticado Earl Grey, hecho con té negro y esencia de bergamota. Para que un blend de té se considere como tal debe incluir al menos un 60% de hojas de camellia. Para concluir debemos mencionar dos casos particulares que, sin ser té, también destacan por su riqueza aromática y gustativa. El primero es el rooibos, arbusto rojo sudafricano rico en antioxidantes y libre de cafeína. El segundo es la yerba mate, planta originaria de la cuenca del Paraná, cuya infusión es popular en todos los rincones del territorio sudamericano.

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Después de tres años de adaptación y desarrollo, Galicia realiza la primera cosecha de té en Europa.

La Columna del Té

¿Té o tisana?

Orballo es el nombre que se da en Galicia a una especie de lluvia tenue, que moja poco a poco, propia de la región. También, a un proyecto sustentable que produce té de forma orgánica. "Nacimos en Paderne, en plena Reserva de la Biosfera Mariñas coruñesas e Terras do Mandeo y muy próximos al Parque Natural de As Fragas do Eume, uno de los bosques atlánticos mejor conservados. Junto a ellos crecen nuestros cultivos", señalan los fundadores del proyecto. Formada en 2012, esta empresa ofrece también arroces y especias, todo ello cultivado bajo la estricta normativa orgánica europea y amparado en la fértil tierra de la zona, aledaña a La Coruña. Desde hace tres años, en los campos de Orballo se siembra camellia sinensis, la planta del té. Seis

mil ejemplares de esta especie se adaptaron muy rápidamente gracias a la humedad y clima local. "Tras una profunda investigación seleccionamos las mejores cepas de camellia sinensis. Este esfuerzo ha dado sus frutos en forma de la única plantación de té en Europa Continental. Las características del suelo, clima, recolección y procesado lo hacen único", destacan. Hechos con canela, cáscara de naranja, tomillo, fresa, ortiga, regaliz y mejorana, entre otras hierbas y especias, sus blends retoman el tradicional gusto gallego. "Nuestras mezclas son una clara apuesta por los sabores naturales: no contienen añadidos ni potenciadores de sabor, porque se puede ser original sin ser artificial", apuntan sus creadores.

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Frappea… ¡Té!

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Ya sea de tés puros, blends o tisanas, los frappés y granizados son ideales

para refrescar en vacaciones.

Elaborados a partir de una mezcla de hielo y tu infusión favorita, los frappés son perfectos para refrescar el verano. Estas bebidas heladas se caracterizan por su consistencia suave y gran frescura. Se obtienen agitando o licuando líquido y hielo. Los granizados se congelan hasta obtener cristales de agua un poquito más gruesos, algo similar a un raspado. No es necesaria una máquina de granizados o una licuadora profesional. Si utilizas hielo congelado en casa, puedes molerlo fácilmente en licuadoras convencionales, incluso con vaso de plástico. ¡Ojo!, la dureza de los hielos de bolsa puede dañar las aspas de tu licuadora. ¡Ahí te va una receta para preparar en casa!

Chai frappé 1 porción | 5 minutos | sencillo + 2 cucharaditas de chai negro + ½ taza de agua a punto de ebullición + 1 cucharadita de azúcar + 1 taza de hielo + 1 pizca de canela molida PREPARACIÓN Infundir el chai en agua caliente por 3 minutos. Colar y licuar con azúcar y hielo hasta conseguir una textura homogénea. Espolvorear con canela y servir inmediatamente.