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    Poltica y Sociedad, 2005, Vol. 42 Nm. 2: 149-162 149

    Julio Aramberri Presentacin

    La sociologa en el Leteo:el largo adis de Georges Gurvitch*

    Sociology in Lethe.

    The long goodbye to Georges Gurvitch

    Jos Mara PREZ-AGOTE AGUIRRE

    Departamento de Sociologa. Universidad Pblica de [email protected]

    Recibido: 07.02.04Aprobado: 08.09.04

    RESUMEN

    Este artculo pretende llamar la atencin sobre el inters actual de la sociologa de Georges Gurvitch, tantopor su valor intrnseco como por la singular relevancia que adquiere en relacin al problema de la sntesismicro-macro, uno de los temas que ha dominado la teora sociolgica en las ltimas dcadas. Se recuerda aGurvitch como introductor en el lenguaje sociolgico de los vocablos microsociologa y macrosociologa y,ante todo, como autor de un modelo de representacin de la realidad social en el que lo micro y lo macro seintegran dialcticamente con el propsito, logrado en alto grado, de reflejar fielmente la inagotable comple-jidad y riqueza de la vida social. Todo ello hace inexcusable su olvido por parte de quienes propiciaron eldebate en los ochenta, especialmente Jeffrey Alexander.

    PALABRAS CLAVE: Gurvitch. Microsociologa. Macrosociologa. Niveles. Tipologas. Hiperempirismo dialctico.

    ABSTRACT

    This article intends to call the readers attention upon George Gurvitchs sociology. It seeks to highlight bothits intrinsic value and its significance in approaching the micro-macro problem as a core subject in the socio-logical debate of the last two decades of the 20th century. Gurvitch, who introduced the terms microsocio-

    logy and macrosociology in the sociological field, is the autor of a model for the representation of social rea-lity in which the micro-macro are succesfully integrated. This fact makes us vindicate his often neglectedpresence in the sociological debate carried out during the 1980s, especially in the work of Jeffrey Alexander.

    KEY WORDS: Gurvitch. Microsociology. Macrosociology. Levels. Tipologies. Dialectical method.

    * El trabajo aqu presentado es la maduracin de sendas comunicaciones presentadas en los congresos de la Asociacin Vasca de

    Sociologa y de la Federacin Espaola de Sociologa en el 2001. Aprovecho para agradecer la crtica constructiva de No Cornago, JosJoaqun Rodrguez Gonzlez, Celso Snchez Capdequ, Josetxo Beriin y, especialmente, de Ignacio Snchez de la Yncera, sin cuya peri-cia en la correccin de textos esta lectura sera harto ms ardua de lo que es.

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    1. INTRODUCCIN. AL CSAR LO QUE ESDE DIOS

    El esfuerzo por integrar las perspectivasmicro y macro es uno de los desarrollos ms

    estimables de la teora sociolgica en los lti-mos aos, aunque el inters por este debatedecay para recaer en el debate modernidad-postmodernidad a raz de los intentos realizadospor los enfoques postmodernos para fugarse delredil de los clsicos dejando atrs cnones ysujetos. A partir de estos nuevos desafos la teo-ra tiende a reconocer la inaprehensibilidad de losocial como totalidad y la imposibilidad de esta-blecer modelos de representacin de la realidadsocial capaces de expresar su complejidad, aspi-

    racin que el proyecto de sntesis micro-macrotrataba de colmar. Este cambio de perspectiva noresta valor a lo aportado a la crtica de cualquiertipo de determinismo sociolgico por un debateque, dominando el panorama terico de losochenta, se desenvolvi ajeno a la obra delsocilogo que introdujo los conceptos de micro-sociologa y macrosociologa en esta disciplina.Georges Gurvitch ya haba desaparecido fsica-mente por aquel entonces sin sospechar que lafortuna alcanzada por su dicotoma le iba a serintelectualmente arrebatada, privndole de la

    condicin de clsico. Su obra merece sin dudatal distincin, pero ha sido relegada a ese limboen el que permanecen, con honor y sin lector,grandes socilogos como von Wiese o Sorokin.Esto nunca hubiera causado extraeza aGurvitch, polemista siempre a contracorrientede las modas cientficas, pues gustaba de pre-sentarse como un excluido vocacional de cual-quier horda (Balandier, 1972: 12). No obstante,es de sobra conocido que los procesos de pro-duccin del conocimiento cientfico conjuganintereses diversos de los evidenciados por lapropia ciencia, y, sin duda, en este caso influye-ron poderosamente en la omisin de su sugesti-va manera de integrar lo micro con lo macro.

    Aunque se trataba de salvar la crisis sufridapor la sociologa a raz de la rebelin antiparso-niana, un problema de ndole terica y metodo-lgica, el debate micro-macro surgi en un con-texto socio-cultural, institucional y corporativoque defini los trminos cientficos en que

    fue llevado a cabo, trazando los lmites dentrode los cuales haba de discurrir. La situacin dedebilidad en que el auge de las teoras microsumi al modelo estructural funcionalista supo-na un riesgo para la sociologa en su conjunto.

    De un lado, renaca con mayor virulencia quenunca la continua tensin ontolgica entre losubjetivo y lo objetivo, la naturaleza y la cultu-ra, la comunidad y la sociedad, el individualis-mo y el colectivismo, que ha impedido a lasociologa consolidar un aparato categorial conel que dar cuenta satisfactoriamente de la reali-dad social o, expresado de otra manera, consti-tuir definitivamente su objeto. Por otra parte, laconflictiva pluralidad paradigmtica que agitesta disciplina durante los aos setenta y ochen-

    ta se traduca internamente en una inestabilidadinstitucional y metodolgica cuya solucin seadivinaba difcil mientras se mantuviera dentrode la propia sociologa una coexistencia hostilentre diferentes consensos sociales, cada uno delos cuales esgrima slidas pretensiones de legi-timidad acerca de la naturaleza de su objeto deconocimiento y de las tcnicas apropiadas paraconocerlo, privando a la comunidad sociolgicade un marco estable de certezas en el que ejer-cer su labor. En consecuencia, la posicin aca-dmica de la sociologa se debilit externamen-

    te, ya que su implantacin como disciplina enlos departamentos y facultades era reciente ypoda verse amenazada de no controlar unasituacin que haca patente esa debilidad a ojosde posibles rivales. En suma, estaba en juego lasupervivencia institucional de la sociologa y deah el vigor que cobr el debate acerca de la sn-tesis entre las perspectivas micro y macro, alen-tado por el inters existente en estabilizar lasituacin de la disciplina.

    Si la f igura de Jeffrey Alexander se alza sobrelos que participaron en la bsqueda de la snte-sis entre lo micro y lo macro, fue su gran tau-maturgo, tambin hay que endosarle unadosis extra de responsabilidad por el olvido de lapropuesta de Gurvitch1. Nadie pareca entoncesms cualificado que l para apreciar el autnticovalor de los clsicos y calibrar las consecuenciasque las luchas libradas en el seno de la academiaacarrean a la hora de conceder mayor o menorrelevancia a un autor y su obra. Nadie entre los

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    1 Hans Joas (1998-9) ha reivindicado la teora general de la sociedad de Amitai Etzioni desde un enfoque similar, de manera que unautor vivo y en activo habra sido igualmente excluido. Sostiene, entre otras cosas, que en The Active Society (1968) desarrolla una teorade la accin macroscpica no superada hasta la fecha.

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    miembros de su generacin se deca tan intere-sado en alcanzar un modelo de representacinde la realidad social donde todas sus dimensio-nes hallaran satisfactorio acomodo, encomiableambicin que constituy el objetivo principal de

    la trayectoria investigadora de Gurvitch. Estascircunstancias impiden comprender mediana-mente el desconocimiento o la indiferencia mos-tradas por Alexander hacia Gurvitch, especial-mente cuando en la segunda fase de supensamiento quiere abrir las puertas de la socio-loga a los estudios culturales mediante la reva-lorizacin del pensamiento del ltimoDurkheim, cuyos estudios sobre los aspectosrituales y simblicos del comportamiento colec-tivo, tambin los de su discpulo Mauss,

    ejercieron una influencia determinante en laobra de Gurvitch2.En escritos como su ensayo sobre la centrali-

    dad de los clsicos Alexander describe la rebe-lin contra el dogma parsoniano en el marco deuna apologa del valor de dichos clsicos, reco-nociendo la interferencia de factores sociales eideolgicos en el desarrollo de la teora y laciencia y explicando cmo a lo largo de la his-toria de la sociologa ciertos autores, comoMarx y Simmel, han desaparecido y reaparecidode los altares de la teora sociolgica mientras

    que otros, como Weber y Durkheim, son conti-nuamente reinterpretados desde un presentismoque slo toma en cuenta los elementos que en unmomento interesan para defender una posicindeterminada, bien se trate de Parsons para forta-lecer su dominio terico, bien de quienes poste-riormente se rebelaron contra su autoridad(Alexander, 1990a). De esta manera Alexanderno slo nos ofrece una explicacin coherente de

    la evolucin de la teora sociolgica contempo-rnea, sino que al igual que Parsons, legitima supropia posicin terica3.

    Cuenta Alexander cmo, en su lucha por dis-tanciarse de la unilateralidad del gran patrn, las

    sociologas que se rebelaron contra l manifes-taron unilateralidades propias e incompatiblesentre s que son interpretables en tres diferentesclaves. Desde un punto de vista ideolgico unasociologa de tinte liberal se contrapone a unasociologa de inspiracin marxista. En el planoterico aparecen las sociologas de orientacinmicrosociolgica frente a las sociologas deorientacin macro. Y en clave generacional,Alexander llama nuestra atencin sobre la apari-cin en los aos ochenta de una nueva genera-

    cin joven de la teora sociolgica, en la quedestaca a Randall Collins, Anthony Giddens yJrgen Habermas. Por supuesto esta nueva gene-racin ofrece tambin sus propias relecturas delos clsicos. Pero, no estando comprometida enla batalla antiparsoniana, su relectura estaraguiada por el inters en terminar la guerra entreescuelas por la va de la sntesis. Es decir,emprendiendo una labor de integracin de lasperspectivas micro y macro, empeo que paraAlexander consiste primordialmente en relacio-nar la accin con la estructura, la subjetividad

    con la objetividad, en un juego pluridimensionalen torno a dos problemas fundamentales: laaccin y el orden (1990b)4.

    Y de esta manera Alexander fij los lmitesdel debate micro-macro y, por extensin, loslmites de la teora sociolgica contempornea,sin elevar la mirada ms all de Parsons paraatisbar lo que haba tras el muro que ste levan-t con su prosa espesa condenando al ostracis-

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    En este trabajo se alude esencialmente a la primera fase de la obra de Alexander, ya que su proyecto de sntesis neofuncionalistaconstituye la tentativa de restaurar el orden sociolgico ms ef icaz en aquel momento, determinando decisivamente el desarrollo de la teo-ra sociolgica en un momento histrico y en un contexto acadmico determinados. Es notorio el giro cultural con el que ha matizado sulectura de la teora sociolgica en la dcada de los noventa, en el que la aproximacin durkheimiana a la cultura desempea un rol desta-cado junto a influencias varias, como la del Programa Fuerte.

    3 Para una crtica demoledora de la funcin ideolgica desempeada por el problema micro-macro en el neofuncionalismo parsonia-no vase Agger (1991). Su artculo es una lectura de The micro-macro link(Alexander et al., 1987) que interpreta su aparicin como unnuevo ataque al marxismo desde las f ilas del neofuncionalismo, finalidad a la que obedecera la invencin del problema micro-macro, conla funcin de constituir una nueva refutacin popperiana del holismo como fuente de tirana poltica basada en la versin parsoniana deWeber (Agger, 1991: 88).

    4 Alexander se recrea en la tesis del proceso de sucesin generacional. En resumen viene a contar cmo una primera generacin detericos antiparsonianos trata de matar al padre y en el proceso esparce la semilla de la discordia, cuyo fruto ser el extremismo micro-macro. Una vez despojado el padre de sus atributos, los rebeldes obtienen la capacidad de establecer sus propias tradiciones. El trgicoresultado es que el caos y la anarqua se enseorean del campo de la teora sociolgica, hasta el punto de que la disputa entre los revisio-

    nistas liberales y los revolucionarios marxistas se hubiera perpetuado en una guerra entre escuelas de no ser por la aparicin de la terce-ra generacin, unageneracin joven, que siente la necesidad de pacificar la batalla mediante la propuesta de sntesis integradoras. Claroque esta nueva actitud slo tiene cabida una vez derribado el dolo.

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    mo a sus rivales generacionales. Entre todos loseclipsados por Parsons, Gurvitch dej una obraterica especialmente indicada para ser discuti-da en los trminos que el propio Alexander esta-bleci y olvidndola, en mi opinin, incumplisu propio compromiso con los clsicos.

    2. A DIOS LO QUE ES DE DIOS

    Pese a habernos legado una obra de gran inte-rs y originalidad, Gurvitch apenas es recordadopor las generaciones que le sucedieron. Como alos ya mencionados von Wiese y Sorokin, auto-res a quienes Gurvitch cita con frecuencia, hapasado a engrosar ese gnero de socilogos que

    apenas merecen una nota a pie de pgina. Sinembargo, para los primeros socilogos queescribieron sobre el problema micro-macrocomo cuestin con identidad terica propia, suobra era una referencia clara. Aos antes de quela cuestin micro-macro se erigiera en el temade moda, un grupo de precursores ya discutasobre el panorama de la teora sociolgica de lossesenta y los setenta desde esta clave. HelmutWagner (1964), en un premonitorio artculo queinauguraba una poca, incluye el planteamientode Gurvitch entre las perspectivas clsicas en eltratamiento, explcito o implcito, de lo que ldenomina el problema de la distincin de enfo-que5. Para Kemeny, quien distingue cuatro pers-

    pectivas dominantes en el problema micro-macro,denominadas respectivamente acumulativa, com-petitiva, incluyente y excluyente, Gurvitch es elprincipal representante de esta ltima (Kemeny,1976)6. Pero ya se apreciaban indicios del desti-no reservado a la obra de Gurvitch en el mbitoanglosajn, pues ni siquiera la totalidad delpequeo grupo de socilogos que se ocup delproblema micro-macro anteriormente a losochenta la tuvo presente7.

    Es de justicia recordar que Gurvitch fue unpionero en la utilizacin de la terminologamicro-macro en el mbito de la sociologa. Nose conoce con exactitud a quin corresponde elmrito, si es que tiene sentido considerarlocomo tal, de haber aplicado por vez primera los

    trminos micro y macro a la sociologa. Wagner(1964: 572) indica que microsociologa ymacrosociologa no son trminos utilizados confrecuencia por los socilogos norteamericanos,pero s por Gurvitch, de quien, como parecesugerir, los toma para designar los dos polos delcontinuo sociolgico en que se despliega elenfoque formal, sin por ello asumir tambin susignificado concreto. En todo caso, da a enten-der que Gurvitch ha sido, si no el primero en uti-lizarlos, s el primero en hacerlo prestndolescierta relevancia. Rocher coincide en esta apre-ciacin cuando aclara que esta distincin no eshabitual en la sociologa de mbito anglfono,pero es utilizada con cierta frecuencia por los

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    Sin embargo, tambin cabe interpretar el cambio generacional como resultado de las tensiones corporativas que de tanto en tanto sacu-den a la clase acadmica. La generacin antiparsoniana necesitaba tanto distanciarse ideolgica y tericamente de la sociologa parsonia-na, como afirmarse profesionalmente en una academia donde la promocin profesional y los fondos de investigacin estaban bajo el con-trol de aquella. No hace falta llegar hasta el punto de matar literalmente al padre para que la clase acadmica dominante asuma que lacrispacin a la que estaba sometida la vida universitaria, en todos los mbitos, pues a la rebelin antiparsoniana hay que sumar lasrevueltas de unos estudiantes que encuentran especialmente atractivas las propuestas de las sociologas radicales (Gouldner, 1979), debeser rebajada. En consecuencia las puertas de acceso a las publicaciones, las ctedras y los fondos de investigacin se abren ante los rebel-

    des respondones, aunque para unos ms que para otros. Dado que la confrontacin terica extrema deja de ser necesaria, se civiliza el tonodel debate mediante propuestas de sntesis que en buena parte sern encomendadas a una generacin joven espoleada por los medios queahora pueden ser puestos a su disposicin.

    5 Wagner, an reconociendo que Gurvitch formula una teora ms elaborada de lo que considera apropiado reflejar en su artculo, sola-mente destaca el dualismo de enfoque en lo terico y en lo metodolgico. Este dualismo de enfoque postula dos esferas sociales querequieren respectivamente sus propias teoras y mtodos. La teora de los niveles mltiples de la realidad social que defiende Gurvitchimplica, dice Wagner, una posicin ontolgica que hace del dualismo de enfoque algo ineludible. Esta posicin dualista es tambin atri-

    buda por Wagner a Sorokin, un socilogo con una biografa muy paralela a la de Gurvitch.6 La perspectiva excluyente, en la que Kemeny sita tambin a Shils, Etzioni, Moreno y Blau, considera que microsociologa y macro-

    sociologa representan fenmenos cualitivamente diferentes y que los niveles son mutuamente excluyentes, por lo que dan lugar a unasociologa dividida en dos subdisciplinas igualmente excluyentes de manera recproca y que, por lo tanto, desarrollan sus propios intere-ses, teoras y conceptos.

    7 Dmitri Shalin, ruso como Gurvitch, public en 1978 un artculo abordando desde una perspectiva histrica el tratamiento recibidopor esta distincin en la sociologia moderna sin citar una sla vez a Gurvitch. Lo mismo puede decirse de Wallace, conocido entre nos-

    otros porLa lgica de la ciencia en la sociologa, quien identifica sistemticamente en un largo ensayo once ms una perspectivas enla investigacin contempornea de los fenmenos sociales, refiriendose con tal perspectiva extra a los niveles micro y macro sin aludir aGurvitch (Wallace, 1969).

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    socilogos de lengua francesa, quienes la tomande Gurvitch (Rocher, 1973: 11). Sin embargoKemeny (1976) se inclina por dar por vlida laaseveracin de Raymond Firth, quien afirma enElementos de antropologa social haber pro-

    puesto el trmino microsociologa en 1944. Noobstante, Gurvitch haba utilizado este trminoen la dcada anterior, lo que parece probar quefue el introductor de esta terminologa en lasociologa8.

    No es en estos formalismos donde radican lasvirtudes ms sobresalientes de Gurvitch, sino ensu obra considerada en trminos globales, sor-prendentemente actual en muchos aspectos, enla que incorpora una teora ontolgica de la rea-lidad social con la que pretende superar la esci-

    sin dualista entre accin y estructura, objetivi-dad y subjetividad o micro y macro. Por suambicin sintetizante, su teora es comparable alas propuestas de socilogos actuales comoGiddens, cuya teora de la estructuracin obede-ce a una ambicin similar. Pero dos rasgos enconcreto confieren especial inters a la sociolo-ga de Gurvitch desde el punto de vista de lacuestin micro-macro. El primero es su visinde la realidad social como una unidad total ycompleja que debe ser entendida y estudiadacomo tal, es decir, como un conjunto indisoluble

    formado por mltiples dimensiones y nivelesinterrelacionados. El segundo rasgo es su utili-zacin del mtodo dialctico como nico ade-cuado para una sociologa que aspire a captar

    esta riqueza de la vida social y a superar algunaslimitaciones que arrastra el pensamiento socio-lgico. La sociologa tiene la oportunidad deliberarse de tomas de posicin dogmticas adop-tando una metodologa que rena dialctica y

    empirismo, opcin que Gurvitch designa con laexpresin hiper-empirismo dialctico. Sobreestos dos aspectos volveremos a lo largo de esteartculo.

    Cuando uno se acerca por vez primera a laobra de Gurvitch se percibe de inmediato que setrata de un proyecto sociolgico integral carac-terizado por la pretensin de mantener unacoherencia mxima entre las elaboraciones con-ceptuales, tericas y metodolgicas desarrolla-das a lo largo de una vida de investigacin. Esta

    cualidad se suma al afn de exhaustividad con elque discurre sus tipologas9. Sin embargo, lacomplejidad inherente a su esfuerzo por ensam-blar y relacionar tales tipologas de manera queformen un gran fresco en el que se plasme larealidad social con la mayor fidelidad posible,hace difcil aprehender la lgica con que semantiene unido el conjunto. Esta dificultad sedebe, a mi entender, al peculiar procedimentoexpositivo al que recurre Gurvitch en sus obrasms ambiciosas, basado en el recurso a las auto-rreferencias y las autocitas cruzadas entre las

    sucesivas reediciones de dichas obras, pero sinconceder nunca al lector una descripcin preci-sa del modo en que se interrelacionan las lgi-cas que mantienen la unidad del conjunto10. Es

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    8 En efecto, en la obra de Firth, publicada por primera vez en 1951, cuyo ttulo original esElements of Social Organization, recurre auna variada gama de argumentos tratando de acotar el campo de la antropologa. Uno de ellos, sin nimo de reivindicar paternidad algu-na, atribuye al trabajo antropolgico una doble dimensin tcnica y terica, micro y macrosociolgica respectivamente. Dice, adems,haber sugerido el uso del trmino microsociologapara la observacin concentrada del comportamiento en unidades sociales pequeasen su artculo The Future of Social Antropology,Man, 1944, p. 8. Y, ciertamente, en dicho artculo consta este trmino, que es utiliza-do en el sentido indicado.

    Sin embargo Gurvitch puede presentar una acreditacin con ms solera, ya que en fecha tan temprana como 1937 public su Essaidune classification pluraliste des formes de sociabilit, en el que contrapone lo micro y lo macro, aunque recurriendo a la vieja denomi-nacin comtiana de la sociologa como fsica social, denominando ambos campos microfsica social y macrofsica social respectiva-mente. l mismo comenta en Mon itinraire intellectuel(1958: 76) que estableci su distincin entre microsociologa, sociologa de losgrupos y la tipologa de las sociedades globales enEssais de Sociologie,publicado en 1938. En la introduccin de esta recopilacin, queincluye una versin revisada del artculo de 1937 y que fue publicada en castellano por Losada en 1941, se refiere ya a este par de con-ceptos con su nomenclatura moderna. De manera que, microsociologa por microsociologa, la de Gurvitch es ms aeja que la deFirth. Y, con ms razn an, puede decirse lo mismo en cuanto a la contraposicin conceptual entre lo micro y lo macro.

    9 Tal vez el afn por elaborar clasificaciones capaces de reflejar la realidad social multidimensional que imagina, consideradas porciertos autores como poseedoras de un valor ms analtico que descriptivo, sea la impronta ms caracterstica de la sociologa de Gurvitch(Cfr. Prez-Agote, A., 1998: 342). Aunque sea un aspecto central de su pensamiento no es, en sentido estricto, el que suscita nuestro inte-rs, ms orientado hacia el modo en que sus tipologas se relacionan entre s dialcticamente dando lugar a un todo integrado en el que sehalla contenido tanto lo micro como lo macro.

    10 EnLa vocation actuelle de la sociologie y en el Tratado de sociologa ofrece Gurvitch la expresin ms acabada de su sociologa,

    por lo cual nos referiremos a ambas para referir su concepcin de la realidad social, aunque enLas formas de sociabilidad(1941) los ele-mentos de su microsociologa aparecen casi en su forma definitiva. Se trata el primero de un libro publicado en 1950, cuya cuarta edicinrevisada es de 1968. El Tratado apareci en 1958, siendo revisado en 1963 por tercera vez (utilizamos la traduccin argentina de 1962).

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    cierto que esas lgicas son las que representanlos procedimientos operativos del mtodo dia-lctico, pero el plano de abstraccin metodol-gica y epistemolgica donde los define no es elmismo en el que expone sus tipologas, quegeneran un grupo de conceptos sociolgicosfundamentales en los que se condensa granparte de la originalidad de Gurvitch y cuya inte-rrelacin y definicin queda falta de cierta sus-tantividad. As sucede, por ejemplo, con los con-ceptos de estructura social, cuadro social,fenmeno social total y tipo social.

    La complejidad no exenta de ambigedad queoscurece la obra de Gurvitch ha condicionadonegativamente su recepcin posterior. Sin atre-verme a afirmar que sea una causa directa de su

    olvido, se puede asegurar que los pocos socilo-gos que la tienen en cuenta cuando tratan el pro-blema micro-macro no han sido capaces de rea-lizar una lectura fiel a su autor. Ritzer (1993)reconoce sin tapujos que su propia interpreta-cin de la cuestin micro-macro es bsicamenteuna simplificacin de la solucin propuesta porGurvitch, que desecha por considerarla tan com-pleja que acaba siendo ineficaz para el anlisisterico y emprico de la realidad social. Por suparte, tanto Wagner (1964) como Kemeny

    (1976) ofrecen una interpretacin epidrmica desu modelo multidimensional, pretendiendo quese ajusta a un rgido enfoque dualista, una impu-tacin que es inaceptable, porque si algo carac-teriza la sociologa de Gurvitch es su aspiracinpor superar el pensamiento dogmtico. Bien elo-cuente es su frontal ataque a este tipo de pensa-

    miento en el que se incluyen reificaciones comolas que se manifiestan, por ejemplo, en los plan-teamientos dualistas que oponen solidaridadmecnica y solidaridad orgnica, gemeinschafty gesellschaft, grupo primario y grupo secunda-

    rio, etc.11. Gurvitch mantiene inequvocamenteque este reduccionismo, caracterstico demuchas clasificaciones sociolgicas, es achaca-ble a la utilizacin de procedimientos equivoca-dos en la seleccin de los criterios con que seestablecen dichas clasificaciones12.

    3. LA REPRESENTACIN DE LA REALI-DAD SOCIAL EN LA SOCIOLOGA DEGURVITCH

    La realidad social tal como la concibeGurvitch es una unidad total y compleja, unconjunto dinmico y fluctuante de mltiplesdimensiones, aspectos y niveles que debe serestudiada por la sociologa, cuyo mtodo, elsociolgico, naturalmente, la distingue de lasciencias sociales particulares13. Dicho mtodose caracteriza fundamentalmente por considerartodos los niveles y aspectos de la realidad sociala la vez, formando un conjunto accesible a tra-vs de la aplicacin del mtodo dialctico y del

    mtodo tipolgico. Mediante la aplicacin deeste ltimo mtodo establece dos tipologas fun-damentales que constituyen los niveles horizon-tales y verticales de la realidad social, de mane-ra que cada elemento del nivel horizontalcontiene o puede contener la totalidad de losniveles verticales14.

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    En 1968 publicDialctica y sociologa, aparecido tres aos despus en Espaa. A esta obra nos remitimos en lo referente al mtodoemprico-dialctico.

    11 Aunque, como se ver ms adelante, en ltima instancia Gurvitch tampoco es capaz de escapar totalmente del influjo del pensa-

    miento dualista.12 Puede tratarse de un defecto cuantitativo, por reducir la variedad de criterios a uno slo, o de un defecto cualitativo, ya por identi-ficar tipos concretos con fases histricas de desarrollo, ya por establecer tipos dependiendo de ciertas tablas de valores, o bien por esta-

    blecer una relacin errnea entre tipos de sociabilidad y estructura social. Esta actitud precavida ante el uso reduccionista de las clasif i-caciones dualistas es extensible a oposiciones de carcter ms genrico, como la que se suele establecer entre lo individual y lo social,respecto a la que Gurvitch sostiene durkheimianamente que lo que pasa por ser un problema de relacin entre lo individual y lo socialesconde un problema de relaciones entre diferentes aspectos de lo social.

    13 La distincin entre ciencias sociales particulares y sociologa radica en que sta se ocupa de los fenmenos sociales totales dentrodel conjunto de niveles de la realidad social. En cambio las ciencias sociales particulares, como la economa poltica, la lingustica, el dere-cho, la demografa, etc., estudian un nivel de profundidad determinado, al igual que proceden las sociologas especficas, como la socio-loga del derecho, la del lenguaje o la del conocimiento. La historia y la etnografa son consideradas por Gurvitch como casos especialesdentro de las ciencias sociales particulares, pues, al igual que la sociologa, tratan con fenmenos sociales totales.

    14 Ritzer (1993: 462), interpreta la relacin entre los niveles horizontales y verticales como una multiplicidad de niveles de anlisis dela realidad dispuesta sobre un eje de coordenadas, imagen a la que Gurvitch nunca recurri, en el que las abcisas representan el continuo

    entre la objetividad y la subjetividad y las ordenadas el continuo entre lo micro y lo macro. Lo que puede tener su utilidad desde el puntode vista de la claridad expositiva se convierte en una fuente de distorsin desde el momento en que Ritzer, llevado por su afn simplifi-cador, desnaturaliza totalmente la teora de Gurvitch, despojndola de su riqueza e incurriendo en abultados errores de lectura. Sirva de

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    3.1. LA TIPOLOGA DE LOS PLANOS DEPROFUNDIDAD

    La tipologa de los planos o niveles de pro-fundidad establece diez niveles verticales donde

    cada nivel concreto se distingue segn una gra-diente escalonada de profundidad que sita enun extremo la superficie morfolgica y en elopuesto las ideas y valores colectivos, siendoste el nivel ms profundo por su dificultad deacceso observacional. Los niveles se interpene-tran mutuamente y sufren tensiones horizontalesen todos los tipos sociolgicos, tensiones queadoptan la forma de lucha entre grupos, antago-nismo de clase, etc. En el nivel ms superficialencontramos, como decamos, la corteza exte-

    rior de la sociedad, su base morfolgica, demo-grfica y ecolgica, en una palabra, sus rasgosms fsicos. Los estados mentales y los actospsquicos colectivos forman el nivel ms pro-fundo. Entre ambos sita Gurvitch las organiza-ciones sociales, los modelos sociales, las con-ductas colectivas regulares, los roles sociales,las actitudes colectivas, los smbolos sociales, laconducta colectiva creativa y, por ltimo, lasideas y valores colectivos. Hay que insistir enque si sostiene que un nivel es ms profundo queel otro no es porque tengan mayor o menorimportancia, sino porque unos presentan mayo-res dificultades de acceso al investigador que

    otros. La base morfolgica es ms accesible a laobservacin y la investigacin que esos estratosms profundos en donde se presentan ideas,smbolos y valores.

    A pesar de que Gurvitch advierte de que losniveles de profundidad no constituyen substan-cias superpuestas ni revelaciones del ser socialcomo tal, sino cuadros conceptuales operativos,niveles ms o menos artificiales y flexibles,puesto que su cantidad es susceptible de seraumentada o reducida, en mi opinin son esta-blecidos siguiendo un criterio ms ontolgicoque metodolgico. Como responden a criteriosde conveniencia metodolgica, se podra pensarque los niveles se obtienen practicando cortesms o menos arbitrarios en la realidad social.

    Pero, en la medida en que Gurvitch reconoce,adems de su interpenetracin indisoluble, laexistencia de cierta discontinuidad entre losniveles, les concede el suficiente estatuto de rea-lidad como para poder justificar que no sonmeros constructos metodolgicos sino aspectosintrnsecos de la realidad con cierta entidad pro-pia (Gurvitch, 1968: 70). Puesto que la disconti-nuidad observada entre los niveles no vienedada por la conveniencia metodolgica, pues enese caso no se tratara de un hecho observadosino de un categora aplicada, es inevitable reco-nocer que es algo impuesto por la realidadmisma15.

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    Jos Mara Prez-Agote La sociologa en el Leteo: el largo adis de Georges Gurvitch

    ejemplo la inclusin de la estructura social como un tipo social o nivel horizontal ms, cuando Gurvitch, como se detalla ms adelante,considera la estructura como la carga de realidad social sustancial que los tipos sociales pueden poseer en mayor o menor grado, inclu-yendo el grado cero. De donde se inf iere que en ambos ejes se expresa esa misma relacin entre lo objetivo y lo subjetivo. ProbablementeRitzer tom de Bosserman (1968: 225) el diagrama en cuestin, en el que ste no acierta a representar cabalmente el concepto de estruc-tura, y fue engaosamente inducido a forzarlo de una manera que Bosserman no imaginaba.

    Aunque enTeora sociolgica contempornea (1993) declara que su paradigma sociolgico integrado naci de la necesidad de refle-xionar sobre las ideas de Gurvitch, ste es una exacta rplica del que haba publicado en An Integrated Sociological Paradigm (1979),salvo que en esta ocasin ni siquiera tuvo la decencia de reconocer su deuda con Gurvitch. Por el contrario, se cuida de negarla explcita-

    mente. Pero en Ritzer parece un hbito adoptar este tipo de actitudes. Desde 1975 vena publicando libros y artculos (1975a, 1975b, 1979)sobre la sociologa como ciencia multiparadigmtica apoyndose en Kuhn. Recibi duras crticas por lo que se entendi que era un maluso del concepto de paradigma (Eckberg y Hill, 1979), se defendi (Ritzer, 1981) y sus crticos cerraron la polmica concluyendo que el

    problema radicaba en que Ritzer no haba entendido, no ya la teora de Kuhn, sino el concepto mismo de paradigma (Eckberg y Hill, 1981).Pese a la inconsistencia de su anlisis, Ritzer (1989) no tiene reparo en criticar duramente el trabajo ajeno, como ilustra su arremetida

    contra Norbert Wiley, autor de uno de los muchos artculos publicados sobre la cuestin micro-macro en los 80 (Wiley, 1988). Al parecer,Wiley, que realiza un examen metaterico y metodolgico del problema de los niveles de anlisis, ignora los avancesparadigmticos quelas ciencias sociales haban experimentado en este campo, debidos fundamentalmente al esfuerzo del egregio Ritzer, y al de GeorgesGurvitch, justo es reconocerlo, segn l mismo afirma.

    15 Existe una interesante similitud en el modo en que Alexander trata el problema de la naturaleza de los niveles. Al descartar que lomicro y lo macro sean unidades empricas antagnicas entre s, Alexander tiene que tratarlos como niveles emergentes de las unidadesempricas. Si la naturaleza de tales niveles emergentes es analtica, su alcance es relativo, pues lo que es macro en un nivel puede ser microen el otro. Se trata de niveles homlogos, autnomos e interdependientes, que, al igual que los estratos fijados entre lo microscpico y lomacroscpico por las ciencias biolgicas, presentan diferentes propiedades asociadas, de modo que un mismo fenmeno emprico puede

    recibir una explicacin diferente en cada nivel (Alexander, 1987: 190-191). Por lo tanto no puede decirse que la eleccin de los niveles deanlisis sea algo totalmente arbitrario para Alexander. A pesar de su carcter analtico y de su contingencia relativa, el hecho es que emer-gen de la realidad emprica. Pero este proceso de emergencia requiere una explicacin que Alexander no ofrece.

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    3.2. LA TIPOLOGA DE LOS NIVELES HORI-ZONTALES

    En su otra gran tipologa distingue tres gne-ros de tipos sociales: los tipos de manifestacio-

    nes de la sociabilidad, los tipos de agrupamien-to o grupos y los tipos de sociedades globales.Al igual que sucede con los planos de profundi-dad, la presentacin de los tres tipos por separa-do es, insiste Gurvitch, una mera convenienciametodolgica que no debe ocultar que son unarealidad fctica indisolublemente unida. Sinembargo, aunque Gurvitch no lo indica, debe-mos considerar que, como en los planos de pro-fundidad, existe una discontinuidad inherente alos tipos sociales, pues cada uno de ellos es defi-

    nido como un fenmeno social total con elgrado de estructuracin que le es propio. Esdecir, una totalidad real en marcha que cambiaen funcin de las coyunturas del entorno y quecontiene todos los niveles de profundidad, bienrealmente, bien, como en el caso de las mani-festaciones de sociabilidad, virtualmente. Perola discontinuidad detectable entre los tipossociales o entre los niveles de profundidad noanula en ningn caso el hecho de que todos lostipos y niveles se presuponen unos a otros. Enconsecuencia resulta imposible realizar un estu-

    dio preciso de un grupo concreto sin integrarloen una sociedad global particular y sin describirel microcosmos singular de relaciones socialesque lo caracterizan. Este argumento es clavepara entender que la sociologa de Gurvitchparte del principio fundamental de la compleji-dad y multidimensionalidad de la realidad socialcomo totalidad en relacin dialctica. Desde elpunto de vista metodolgico tan imposible espracticar una microsociologa sin tener encuenta la sociologa de los grupos y de la tipo-

    loga de las sociedades globales, como practi-car una macrosociologa que no tenga en cuen-ta la microsociologa (1968:119). Pero Gurvitchno puede evitar otorgar cierta preminencia onto-lgica y metodolgica a lo macrosociolgico

    sobre lo microsociolgico. Es, probablemente,el influjo de Durkheim y Mauss el que operaimpidindole llevar los principios de la comple-jidad y la irreductibilidad hasta sus ltimas con-secuencias.

    3.2.1.Los tipos microsociolgicos

    Como ya se ha indicado, los tipos de manifes-taciones de la sociabilidad constituyen el domi-

    nio de la microsociologa

    16

    . Las manifestacionesde sociabilidad no son unidades colectivas con-cretas o reales, sino maneras de estar ligado altodo y en el todo que no deben ser confundidascon manifestaciones de la vida psquica, confases histricas de desarrollo o con la estructurasocial de un grupo o de una sociedad global. Amodo de ejemplo nos presenta la familia, que,siendo un grupo pequeo, contiene variosNosotros (padres, hijos, coaliciones entre algnprogenitor y algn hijo...) y varias Relacionescon los Otros. Lamentablemente, no es la oca-

    sin de profundizar en los tipos de sociabilidad,en cuyas clasificaciones Gurvitch aporta algunode sus hallazgos ms valiosos y originales.Necesitamos atenernos a una visin de conjuntoy para ello basta con recordar que se basa en dis-tinciones que cree inevitables por ser propias dela condicin humana, como las que estableceentre el Nosotros (sociabilidad por fusin par-cial) y la Relacin con los Otros (sociabilidadpor oposicin parcial) o entre la sociabilidadespontnea y sus expresiones organizadas17.

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    16 Cuando Gurvitch realizaba sus investigaciones acerca del microcosmos de las manifestaciones de la sociabilidad, entre los aostreinta y cincuenta del siglo XX, an no haban llegado a su apogeo las corrientes que hoy conocemos como microsociolgicas. Sus inter-locutores en lo que a la sociabilidad se refiere, que son aquellos a quienes hace objeto de su implacable crtica, son principalmenteDurkheim, Tnnies, Scheler, Von Wiese, Moreno y Cooley, cuyas respectivas tipologas de la sociabilidad y de los grupos no consideravlidas por cuanto todas ellas se basan en una concepcin errnea de la relacin entre macrofsica y microfsica social, entre sociabilidady estructura social. Es interesante sealar tambin la consideracin que, en un plano ms secundario, recibe un grupo pluridisciplinar deautores que gravita sobre la Escuela de Chicago. Dewey, Mead, Park, Burgess y Watson suscitan la atencin de Gurvitch, adems del yamencionado Cooley. Al parecer no est al tanto del trabajo de Blumer, por lo que es razonable afirmar que de las corrientes que hoy figu-ran en el abanico microsociolgico, Gurvitch slo estaba familiarizado los pensadores pragmatistas y con la primera etapa del interaccio-nismo simblico.

    17 Aqu Gurvitch se ve inevitablemente arrastrado por una de las limitaciones que l mismo detecta en el pensamiento sociolgico. Siuna de las razones por las que reivindica el mtodo dialctico es la necesidad de superar las limitaciones impuestas a la sociologa por el

    pensamiento dualista, cuestin que se tratar ms adelante, desde el momento en que fundamenta los criterios sobre los que funda los tiposde las manifestaciones de la sociabilidad en distinciones dualistas inherentes a la naturaleza humana, indefectiblemente cae presa de aque-llo que pretenda evitar.

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    Otro criterio destacable es el de los grados deintensidad de las manifestaciones de sociabili-dad. Por ejemplo, dependiendo del grado deintensidad de las fuerzas de atraccin que elnosotros ejerce sobre sus miembros (sobre losyoes) y de la relacin de estas fuerzas con laintensidad de la fusin, tenemos la masa, lacomunidad o la comunin. No es necesario ago-tar los principios sobre los que erige el cuadrode los tipos de sociabilidad, pero quisiera aadiruna consideracin para resaltar la hondura de lamarca que la idea de la irreductibilidad de lasunidades totales imprime en la sociologa deGurvitch: un nosotros puede referirse a losmiembros de una familia, un sindicato o unanacin, pero siempre se trata de un todo irre-

    ductible a la pluralidad de sus miembros, unaunidad no descomponible donde el conjuntotiende a ser inmanente a sus partes y las partesal conjunto18. Pesa tanto esta idea en su sociolo-ga que, a la vez que sustenta sus principios msbsicos, revela sus debilidades. Por un lado, antela exigencia de operar desde esta irreductibili-dad de lo social, el mtodo dialctico deviene lanica va accesible a la investigacin para apre-hender la realidad social en su irreductibilidad.Sin embargo, como Gurvitch no se atreve aprescindir del carcter dual de la naturaleza

    humana, renuncia a desarrollarlo en toda supotencialidad. En segundo lugar, se vuelve aponer de manifiesto que, en la medida en querechaza tomar al individuo aislado como unidadirreductible de la realidad social y acepta dur-kheimianamente la imposibilidad de explicar eltodo por sus partes, los hechos sociales por losestados de conciencia individual, no slo se veabocado a designar a las manifestaciones desociabilidad como unidades irreductibles de larealidad social, sino a desequilibrar ontolgica-

    mente su modelo privilegiando lo macro sobrelo micro.Donde unos socilogos micro sitan los pro-

    cesos cognitivos puestos en marcha por los suje-tos en sus relaciones con los otros y con el entor-no, u otros identifican la sustancia misma de lainteraccin social, Gurvitch ve un vehculo o un

    canal que permite la interpenetracin de lomicro en lo macro y viceversa. Pero el nivelmacro posee una suerte de ascendiente sobre lomicro, de manera que en la interpenetracin dia-lctica existente entre todas las dimensiones dela realidad social, los tipos de sociedad global ylos tipos de grupos ejercen de alguna manerauna influencia mayor en las formas concretasque adoptan las manifestaciones de la sociabili-dad, que a la inversa19.

    3.2.2.Los tipos macrosociolgicos

    Los tipos de sociedades globales, los tipos degrupos y las clases sociales, es decir, los tipos

    macrosociolgicos, son unidades colectivas rea-les, directamente observables desde fuera.Desde nuestro punto de vista, lo que ms intere-sa destacar al respecto es su relacin con el con-cepto de estructura social, el cual es tratado porGurvitch con su habitual sentido del rigor crti-co. Mientras que el tipo es una construccinartificial, la estructura es siempre una realidadque se manifiesta distintamente en cada tipomacrosociolgico. As, toda sociedad globalposee una estructura. Los grupos son estructura-bles, pero no siempre estructurados, como en los

    casos de un estrato econmico o de un grupo dejvenes. Las clases sociales comienzan a for-marse una vez iniciado el proceso de estructura-cin, es decir, constituyen un caso concreto deagrupacin que se encuentra en un momento delproceso de conversin de grupo estructurable engrupo estructurado. Los tipos microsociolgicosson aestructurales, carecen de estructura al noconstituir unidades colectivas reales. Por lotanto la estructura social es un fenmeno decarcter macrosociolgico perteneciente a un

    fenmeno social total, que prima metodolgicay ontolgicamente sobre la estructura sin quepueda ser reducido a ella. En definitiva, laestructura de un grupo particular es una jerar-qua especfica de niveles de profundidad queposee la cualidad de ser consciente de su exis-tencia, mientras que las sociedades globales

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    18 Como acertadamente seala C. Nieto (1995:103), la reciprocidad de perspectivas o inmanencia de lo colectivo en lo individual y delo individual en lo colectivo es el criterio bsico sobre el que Gurvitch establece su microsociologa.

    19 EnMon itinraire intellectuelprecisa respecto a sus trabajos de los aos 30 que su imprudente descuido de los tipos macrosocio-

    lgicos en comparacin con la amplitud con que haba desarrollado los tipos microsociolgicos haba propiciado la falsa idea de que seinclinaba por la primaca de la microsociologa, cuando en realidad me inclino por la primaca de los tipos de las sociedades globales,aunque siempre insistiendo en la dialctica de las tres escalas (1958, 76).

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    incorporan ms jerarquas a su estructura, comola de los grupos funcionales o la de los modosde divisin del trabajo social y de acumulacin.Esta relacin entre tipo macrosociolgico yestructura social es fundamental para descubrirque el tipo de escala sobre la que discurre elcontinuo entre lo micro y lo macro indica elgrado de estructuracin, tanto potencial comoreal que posee un fenmeno social total.Evidentemente el grado es cero en el nivel microy es mximo en las sociedades globales20.

    Por ltimo, hay que sealar que la primaca delo macro sobre lo micro no se despliega sobreindividuos, como suceda en la sociologia deDurkheim, sino sobre las formas de sociabili-dad, que siendo fenmenos aestructurales no

    presentan una jerarquizacin de los planos deprofundidad, pero que s pueden ser jerarquiza-dos en las estructuras parciales y globales, esdecir, en los elementos macro. El desplazamien-to metodolgico desde el individuo hasta elNosotros y las Relaciones con los Otros permi-te establecer un nexo entre Gurvitch y el situa-cionalismo metodolgico caracterstico de lainvestigacin microsociolgica21. Gurvitch nodesarrolla metodolgicamente el concepto desituacin (viene dada en la relacin misma delos niveles horizontales y verticales) pero losfundamentos tericos y tipolgicos de sus for-mas de sociabilidad todava tienen vigencia parala teora sociolgica. As, el problema de laaccin en sus expresiones objetivistas y subjeti-vistas, dada la dificultad que entraa aprehendersus dimensiones racionales, afectivas y creati-vas, se diluye en formas de sociabilidad corres-pondientes al nivel horizontal y en las conductascolectivas propias de los planos de profundi-dad22. El concepto de Nosotros ofrece, especial-mente, la posibilidad de integrar en una teora

    general de la sociedad no posmoderna la idea dela fragmentacin del sujeto, asumiendo el retode romper con ese sujeto propio de la moderni-dad. En cuanto nos advierte que los Nosotros nose basan en la identidad ni en la identificacincon los miembros de una unidad superior (1962:

    197), queda abierta la posibilidad de pensar laidentidad como un conjunto plural, fragmenta-do, de formas de sociabilidad superpuestas quese inscriben en una realidad humana construidadialcticamente mediante procesos que sonfruto simultaneamente del determinismo socialy de la libertad individual y colectiva (1963).

    4. APUNTE SOBRE EL MTODO DIALC-TICO

    La dialctica es un camino, nos dice Gurvitchcitando a Jean Wahl (1971: 9). Es ms un cami-no que un punto de llegada, pues en cuanto losconceptos se estatizan, se momifican perdiendo

    una parte de su capacidad de penetrar en las tota-lidades reales, ya que siempre estn en movi-miento. Se trata, adems, de un camino que nocontempla trmino predeterminado, sea en senti-do ascendente hacia la salvacin, sea en sentidodescendente hacia la desesperacin. Elimina asa las sociologas de la salvacin, pues no nospermite especular, ni tan siquiera razonablemen-te, con esos modelos finalistas conducentes auna cima epifnica o apocalptica.

    La dialctica no es exclusivamente un mtodoni un movimiento real. Es tanto experienciacomo conocimiento, pero siempre desembocaen la experiencia, sea sta la inmediata vividapor cualquiera de los tipos sociales, sea expe-riencia cotidiana o sea experiencia construidapor la ciencia. Pero en cuanto sometemos laexperiencia a una concepcin previa predeter-minada (materialismo, fenomenologa, positi-vismo...) es momificada, sindole arrebatadossus atributos ms espontneos e imprevisibles. Yes que experiencia y dialctica son ambas pro-fundamente humanas; tanto la praxis social

    como la cientfica lo son. Contra lo que puedaparecer no est proponiendo una huda hacia lafilosofa, y siendo consciente de que le acecha elriesgo de ser interpretado en esta clave, llamanuestra atencin hacia el modo en que las cien-cias naturales han recurrido a la dialctica para

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    158 Poltica y Sociedad, 2005,Vol. 42 Nm. 2: 149-162

    20 Se pone de manifiesto el mencionado y grave error de interpretacin en el que incurre Ritzer cuando incluye como un tipo socialms la estructura social, situndola entre la clase social y las sociedades globales como si de un fenmeno social total ms se tratara.

    21 Segn Knorr-Cetina (1981: 7-15), la microsociologa rechaza tanto el individualismo metodolgico como el holismo metodolgicopara practicar un situacionalismo metodolgico que, en lugar de tomar al individuo como unidad bsica de accin social, se basa en la

    reciprocidad y en la situacin. Y, como se ha indicado, la reciprocidad de perspectivas es un concepto crucial en Gurvitch.22 Las formas de sociabilidad pueden ser activas cuando se proponen obras a realizar, o pasivas, en las que predominan las cargas afec-tivas de las mentalidades y las conductas. Por su parte, las conductas colectivas pueden ser formales o creativas.

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    afrontar las nuevas realidades con las que debenenfrentarse, como, por ejemplo, la que el princi-pio de incertidumbre de Heisenberg abre ante lafsica23.

    De Platn a Sartre, pasando por Hegel yMarx, ningn dialctico ha trabajado con unconcepto de dialctica que englobara todos susaspectos y procedimientos operativos. As, se hatendido, lamenta Gurvitch, a reducir dichos pro-cedimientos a la antinomia o polarizacin de loscontrarios, en lo que sobresale Hegel. Pero sientendemos la dialctica en los tres aspectos enque Gurvitch sostiene que se manifiesta, se pue-den distinguir al menos cinco procedimientosoperativos, restaurando as la unidad dialctica.Dichos aspectos reflejan la difcil relacin entre

    el mtodo y la experiencia. Como movimientoreal, la dialctica concierne a la realidad social yno puede supeditarse a ninguna doctrina precon-cebida. Como mtodo es una manera de conocerque rechaza toda simplificacin y toda cristali-zacin de los conceptos aplicados a las totalida-des sociales, a la vez que contiene siempre unelemento de negacin, no por que adopte el pro-cedimiento antinmico, sino porque rechazatoda abstraccin que no tenga en cuenta los con-juntos concretos24. Por ltimo, como existe tam-

    bin una relacin dialctica entre lo real, elmtodo cientfico y el objeto que ste construye,no puede haber una coincidencia total entre elmtodo y los movimientos reales, ya que aqulse fragmentara infinitamente, pero s establecerel mximo nmero posible de procedimientosoperativos, que pueden aplicarse o no conjunta-mente, en funcin del grado alcanzado por elconocimiento en un momento determinado. Lacomplementariedad dialctica, la implicacindialctica mutua, la ambigedad dialctica, lapolarizacin dialctica y la reciprocidad de pers-

    pectivas son los cinco procedimientos que dis-tingue Gurvitch. El primero de ellos ofrece unespecial inters al concernir a la relacin entre elmtodo dialctico y el tipolgico.

    La complementariedad dialctica trata demostrar que una determinada exclusin de tr-minos o de elementos contrarios es slo apa-rente, ya que en realidad se afirman recproca-mente y entran en los mismos conjuntos (1971:

    260). Gurvitch distingue tres gneros de com-plementariedad: La de las alternativas queresultan no ser tales, como la que se estable-ce entre onda y corpsculo o entre posicin yvelocidad, la de los elementos que van aveces en la misma direccin y a veces en direc-cin inversa y la complementariedad de la com-pensacin u orientacin en la direccin inversa.Esta ltima trata con direcciones que van ensentido inverso y cuyas culminaciones no esposible alcanzar, por lo que se abre el camino al

    establecimiento de grados cuasi infinitos depasajes intermedios25. Llevando la metodologade Gurvitch a sus ltimas consecuencias sepuede afirmar que el mtodo tipolgico es unaaplicacin de la dialctica de la complementa-riedad, ya que cada uno de los tipos pertene-cientes a los niveles horizontales y verticalespuede ser relacionado con los movimientos rea-les a la vez que, dialcticamente, se constituyenen pasajes intermedios, es decir, en grados deuna tipologa o escala.

    El problema de la relacin entre el plano

    ontolgico y el plano metodolgico se resuelvepor la dialctica desde el momento en que staes tanto mtodo como movimiento real. Pero, aldescubrirnos la dialctica en su tercer aspecto,el que afima la relacin dialctica entre lo real,el marco cientfico que lo estudia y el objetoconstruido, Gurvitch anticipa el problema de lareflexividad, y, sin embargo, mantiene un velosobre las relaciones que vinculan hiposttica-mente las categoras de anlisis con la realidad ala que se aplican. En efecto, Gurvitch seala queel nmero de ciencias no solamente no secorresponde con el de las esferas discerniblesde la realidad, sino que cada ciencia construyesu objeto utilizando sus propios marcos opera-torios ms o menos artificiales, lo que es ms

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    23 La dialctica de la complementariedad aplicada por Bohr y Destouches a las ondas y corpsculos es otro ejemplo de la introduc-cin de la dialctica en la fsica, seala Gurvitch (1971: 26-30).

    24 Esta afirmacin implica, a mi modo de ver, que el mtodo dialctico exige en el mbito de las ciencias sociales una teora siempreligada a la prctica.

    25 Dos elementos relacionados en forma de complementariedad de orientacin inversa regulan su relacin por compensacin cuandoel incremento en el peso de uno de ellos se compensa con el decremento en el peso del otro. Cuando, por ejemplo, ms domina lo orga-

    nizado en una realidad social, menos interviene lo espontneo, de manera que se pueden establecer infinidad de grados intermedios entreambos elementos. La complementariedad por compensacin puede desembocar en implicacin mutua, como sucede en organizaciones enlas que la relaciones informales se desnvuelven libremente, o en antinomias irreductibles, como en un momento revolucionario.

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    notorio en las ciencias sociales (1971: 250). Sinembargo, continuamente sugiere que algunos delos tipos con los que compone sus clasificacio-nes tienen una carga de realidad que, sin preci-sar el grado, va ms all del carcter artificialque les asigna de partida.

    Para rematar este artculo, y antes de presen-tar las conclusiones finales, nada mejor queceder la palabra al propio Gurvitch en un pasajeen el que declara cmo concibe la sociologa yel papel que juega en ella la dialctica:

    Mi objetivo es mostrar que de todas las cien-cias, e incluso de todas las ciencias humanas, lasociologa es la que ms necesita de la aplica-cin del mtodo dialctico. Y la ambicin esmayor an: destacar que el objeto de la sociolo-ga los fenmenos sociales totales (esas parti-cipaciones de lo humano en lo humano), estu-diados en el conjunto de sus aspectos y de susmovimientos resulta inalcanzable si se recha-za la dialctica. El propio mtodo de la sociolo-ga la aplicacin de una visin de conjuntoque tiene en cuenta el carcter pluridimensionalde la realidad social y la tensin perpetua entrelos elementos no estructurales, estructurables yestructurados de sta, as como la construccinde unos tipos que corresponden a tres escalasdiferentes que son la de los Nosotros, la de losgrupos y clases, y, por ltimo, la de las socieda-des globales (escalas que se presuponen recpro-camente), a mi modo de ver exige imperiosa-mente el recurso a la dialctica. Por ello, alintentar ofrecer, en el Trait de sociologie, unadefinicin de esta ciencia, di la siguiente: lasociologa es una ciencia que estudia los fen-menos sociales totales en el conjunto de susaspectos y de sus movimientos, captndolos entipos dialectizados microsociales, de grupo yglobales, en vas de hacerse y deshacerse .

    Y eso no es todo. Ya se trate del problema dela vinculacin entre sociologa general o teorasociolgica e investigacin emprica, lo cualest particularmente a la orden del da; ya setrate del problema de las relaciones entre com-prensin, descripcin y explicacin en sociolo-ga; ya se trate, por ltimo, del problema de larelacin entre sociologa, historia y cienciassociales particulares, ninguno de estos proble-mas, como me propongo mostrar en esta obra,puede ser profundizado o resuelto sin recurrir ala dialctica (Gurvitch, 1971: 17-18).

    5. CONCLUSIONES

    1. El modelo de representacin de la reali-dad social elaborado por Gurvitch posee enti-dad sobrada para haber sido objeto de conside-

    racin por los tericos que trabajaron sobre elproblema micro-macro. Su nfasis en la com-plejidad e irreductibilidad de la realidad social,su particular revisin del mtodo dialcticocomo nico capaz de operar en y con la realidadsin desvirtuar aquellos sus principios consus-tanciales y su desmarque del individualismometodolgico presentando las formas de socia-bilidad como unidad bsica de anlisis son trespoderosos argumentos que avalan el modelo deGurvitch, no ya como una propuesta de sntesis

    entre lo micro y lo macro digna de ser tenida encuenta, sino como articulacin terica de losocial que hoy da sigue ofreciendo posiblesvas de anlisis.

    2. Las insuficiencias detectables en su ambi-cioso planteamiento en ningn caso anulan elinters que posee an hoy como base para alcan-zar una teora general de la sociedad, en el casode que la sociologa se plantee todava estaambicin. Entre ellas cabe sealar el uso de unconcepto de microsociologa que ha quedadoobsoleto terica y empricamente, la falta dedefinicin respecto a la naturaleza de los tipos oniveles, que, sobre todo en el caso de los hori-zontales, viene y va ambiguamente de lo analti-co a lo ontolgico, y, por ltimo, su fracaso enlo que se refiere a superar dialcticamente eselastre reduccionista que supone la categoriza-cin dualista.

    3. Por lo tanto la ausencia de la sociologa deGurvitch en el debate micro-macro, habiendosido con toda probabilidad el primero en utilizaresta nomenclatura en sociologa, no debe ser

    tomada como un hecho razonable impuesto poruna aparente carencia de inters cientfico. Lasociologa del conocimiento desvela cmo loscriterios de inclusin y exclusin dentro de loslmites de lo que es considerado cientfico seestablecen en estrecha relacin con interesesextracientficos de diversa ndole. En el caso deldebate micro-macro promovido por Alexanderen los aos ochenta intervinieron factores deideolgicos y corporativos para fijar unos lmi-tes desde los que la academia pareca estimularuna sntesis de tinte neofuncionalista, excluyen-do la obra de socilogos pertenecientes a lageneracin de Parsons, como el propio Gurvitch

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    o Sorokin, o muy cercanos a ella, como vonWiese o Etzioni.

    4. El anlisis terico y metodolgico de lacuestin micro-macro desvela sorprendentesafinidades entre las soluciones sintticas a las

    que llegan Gurvitch y Alexander. Ambos recu-rren a los niveles de anlisis como procedimien-tos analticos para acceder a la realidad social yambos aclaran insuficientemente la relacinentre su dimensin analtica y su dimensinontolgica. En tanto que construcciones analti-cas admiten la posibilidad de formular una can-tidad indiscriminada de niveles, los cuales sonconsiderados como entidades interdependientes.Pero en cuanto reconocen su emergencia de larealidad emprica comparten el reconocimiento,

    ms forzado en Gurvitch, de que son impuestospor la realidad misma.5. Contra el parecer de Bauman (1992: 188)

    cundo postula la necesidad de una teora socio-lgica especfica de la condicin postmoderna,el mtodo dialctico capacita a la teora sociol-gica convencional para describir y explicar loque para ste constituye la condicin social pos-tmoderna. El modelo de Gurvitch huye de tododeterminismo, preservando toda la espontanei-dad y libertad en que se construye la experienciahumana, por lo que no depende de aquellos prin-

    cipios de universalizacin, racionalizacin o sis-tematizacin derivados de una historia modernaconcebida como movimiento en una direccin.Adems de la mencionada capacidad de sumicrosociologa para operar desde un sujetofragmentado, la sociologa de Gurvitch poseems recursos que aplicar a la condicin postmo-derna. As, la ambigedad dialctica es el proce-

    dimiento operativo indicado para captar lasambigedades y ambivalencias derivadas de lacontingencia de las relaciones sociales.

    6. Si toda generalizacin de la naturalezahumana es una creacin cultural, como han sos-tenido con radicalidad, entre otros, Bloor yBarnes, tambin lo ha de ser lo social en tantoque humano. En consecuencia las cienciassociales slo podran alcanzar un conocimientoconvencional acerca de la naturaleza de la reali-dad social, de la cual formaran parte las propiascategoras cientficas aplicadas en el proceso deproduccin de dicho conocimiento. As, desdelos postulados ms elaborados de la sociologareflexiva, los niveles de anlisis formulados porGurvitch y Alexander son categoras cultural-

    mente mediadas de las que brota una realidadsocial y culturalmente contingente. Aunquefenomenolgicamente los modelos de realidadas erigidos puedan alcanzar altos grados de per-formatividad, en el plano metodolgico las posi-ciones culturalistas ms extremas reducen amera convencin la relacin entre el plano ana-ltico y el ontolgico y, en ltima instancia,disuelven la ilusin ontolgica de atrapar la rea-lidad social implcita en las disputas por losmodelos tericos. En suma, la teora sociolgica

    va dejando de creer en modelos de explicacintotal de la realidad, pero ha de mantener viva laambicin de la teora dentro de los nuevos lmi-tes que le descubre su condicin reflexiva sinrenunciar a la dimensin moral inherente a lanaturaleza misma de la sociologa y sin la cualpierde ese sentido que todava palpita en lasociologa de Gurvitch.

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