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GUEVARA, José Ramón: “El corso en el País Vasco del XVI”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 5, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2006, pp. 245-278.

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GUEVARA, José Ramón: “El corso en el País Vasco del XVI”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 5, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2006, pp. 245-278.

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1. BARKHAM, Michael: «El comercio marítimo vizcaíno y guipuzcoano con el Atlántico Peninsular», Itsas Memoria. Revista de EstudiosMarítimos del País Vasco, nº 4, p.158

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El corso en el País Vasco del XVI

José Ramón Guevara

1. INTRODUCCIÓN

Si la actividad corsaria está bien documentada en lo que se refiere al mar Mediterráneo en lo refe-rente al Atlántico no deja de ser un tema brumoso y escasamente documentado. La bibliografía sobreel tema es extensa en lo que se refiere a los siglos XVII y XVIII, época dorada de la actividad corsaria,extendiéndose incluso al XIX sobre todo la francesa a la hora de hablar sobre el periodo conocidocomo el Imperio. La Edad Media y el Renacimiento, por el contrario, son épocas en que la actividadcorsaria no ha sido tan estudiada. Falta bibliografía y son escasos los estudios sobre el tema. Por otrolado, la historiografía siempre ha visto de soslayo el tema del corso, como algo secundario más pro-pio de la novela histórica o de la historia épica que de la historia académica, sin prestar atención a lasrepercusiones económicas y sociales de esta actividad.

Creo que es hora de conceder al corso el espacio que le corresponde dentro de los estudios his-tóricos, hasta ahora se ha minusvalorado su influencia en situaciones, como por ejemplo, la crisismarítima de finales del XVI que afectó al País Vasco.

El marco geográfico en el que se desarrollará el corso vasco será extensísimo, no sólo el Atlánticooccidental o el Mediterráneo serán testigos de la actividad corsaria vasca, con el descubrimiento deAmérica el teatro de operaciones crecerá de manera exorbitante. Realizar un minucioso estudiosobre el corso vasco de esta época supondría investigar en archivos de dos continentes, en archivosde diferentes administraciones estatales, provinciales, locales, etc.

Durante la primera mitad de este siglo el enfrentamiento bélico entre España y Francia será cons-tante; las guerras se sucederán una tras otra con pequeños intervalos de paz. Esta situación condi-cionará de manera importante el tráfico comercial vasco. Las embarcaciones que acudían al sur dela Península, sobre todo a Sevilla y Cádiz, serán objetivo de los corsarios franceses e ingleses. Es difí-cil cuantificar el número de presas que se hicieron durante estos años y por lo tanto la incidencia realque supuso la actividad corsaria en el comercio marítimo vasco. «No obstante, a pesar de las conti-nuas hostilidades a lo largo de aquellas décadas, según parece desde finales del XV hasta la últimaparte del siglo XVI la evolución de este comercio siguió la misma tendencia expansionista que carac-terizó a la economía vasco peninsular y española»1.

¿Qué incidencia tuvo el corso en la crisis del sector marítimo vasco de finales de siglo? ¿Fue unfactor primordial o simplemente fue uno más? A estas preguntas trataremos de responder en estetrabajo. ¿Fue el corso una actividad extendida en los puertos vascos, o por el contrario fue una activi-dad poco desarrollada? ¿Cuáles fueron las causas de ese auge si es que lo hubo? ¿Fue regular a lolargo del siglo?

A partir de la década de los setenta se comienzan a vislumbrar los primeros síntomas de la cri-sis marítima vasca. Para la década de los noventa Azpiazu apunta como manera de hacer frente ala crisis del sector una nueva tendencia en la construcción naval: «A medida que nos acercamos alfinal del siglo XVI, nos queda la impresión de que aumenta el número de embarcaciones con unacapacidad en torno a las veinticinco toneladas, y que se arriesgan a viajar a Sevilla. Tres podrían serlas razones que obligaran a recurrir a la construcción y utilización de estas pequeñas embarcacio-nes. La primera, puro fruto de la crisis, era la menor capacidad para financiar embarcaciones demayor calado; la segunda, una mayor probabilidad para evitar los embargos, por no resultar estosbarcos muy prácticos para los propósitos de los oficiales reales; la tercera respondía a una com-

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prensible autodefensa del débil: las embarcaciones pequeñas resultaban menos apetecibles a losenemigos que estaban al acecho; además, en caso de peligro, podían escapar haciendo chocar laembarcación contra las rocas y huyendo por tierra...»2.

¿Qué medidas tomarán las autoridades guipuzcoanas ante los continuos ataques de los corsariosrocheleses e ingleses a finales del reinado de Felipe II? ¿Por qué no animarán a armar en corso, comolo harán en el siglo siguiente?

2. ANTECEDENTES

El origen del corso se pierde en la noche de los tiempos, numerosas culturas ejercieron esta acti-vidad desde la Edad Antigua. A lo largo del medievo la actividad corsaria se extenderá desde elMediterráneo al Atlántico. Los normandos, los árabes y los francos atacarán las embarcaciones desus enemigos y realizarán constantes incursiones en los pueblos costeros de la fachada atlántica.Pero en estos casos no podemos hablar de una actividad realmente corsaria diferenciada de la activi-dad pirática, de la conquista militar o simplemente del robo. Cuando hablamos del corso nos referi-mos a una actividad privada, que no parte del rey ni del estado sino de los armadores, pero sujeta auna legislación o normativa que de alguna manera limita esta actividad.

¿Cuándo se comienza a legislar sobre el corso? ¿Cuándo se crean las primeras normativas sobreeste aspecto?

Tras un somero repaso a la legislación marítima medieval, no olvidemos que al contrario que lapiratería el corso está sujeto a una normativa que emana de un estado, vemos que las primeras refe-rencias son tardías. En el fuero juzgo, compilación de legislación visigoda, no se recoge ninguna refe-rencia al corso, será más tarde en Las siete Partidas, atribuidas al rey castellano Alfonso X el Sabio,y que cronológicamente podemos situar entre mediados del siglo XIII y mediados del XIV, donde sedistingue de manera clara y concisa la acepción del termino corsario. En la partida segunda, título24, ley primera, a la hora de referirse a las maneras de hacer la guerra en el mar se afirma: «la gue-rra se hace de dos maneras: la primera es flota de galeas y de navíos armados y poderoso de gente...la segunda es armada de algunos navíos o leños corrientes o de naves armadas o en corso»3. Pareceser que los artículos referentes al comercio marítimo están basados en los Roles de Oleron4. Los Rolesde Oleron es el código marítimo medieval que se aplicará en toda la fachada atlántica y en la quelos puertos del Cantábrico no serán una excepción.

En el Mediterráneo sabemos de una extensa ordenanza sobre la actividad del corso. En El llibredel consolat5... son numerosos los capítulos que hacen referencia al tema.

En Francia las primeras ordenanzas datan de 1373 y en ellas en su artículo 11 obligan a los maes-tres de los navíos a llevar todas las presas a puerto y dar conocimiento de ellas al Almirante.

3. MARCO JURÍDICO

3.1. La jurisdicción

Como hemos visto, los orígenes de la legislación sobre el corso serán diversos, pero casi todas lasleyes emitidas al respecto otorgarán al rey el monopolio de la concesión de las licencias de corso. Enel País Vasco, teniendo en cuenta sus peculiaridades legislativas, no será fácil a lo largo del siglo XVI,saber a quién corresponde la jurisdicción del mismo. Éste será uno de los temas más difíciles de dilu-cidar. La jurisdicción del corso correspondía al rey, éste delegaba en sus representantes bien milita-res o civiles: el capitán general de la provincia en el primero de los casos y el corregidor en el segun-

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2. AZPIAZU, José Antonio: «Los guipuzcoanos y Sevilla en la Alta Edad Moderna», Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del PaísVasco, nº 4, p. 221.

3. Las siete Partidas. Antologia, Castalia, Madrid, 1991, p. 216.4. CAPMANY Y DE MONTPALAU, Antonio de: Memoria histórica sobre la Marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona,

Madrid, 1779 (edición digital de la Biblioteca Foral de Bizkaia). En la p. 31 capítulo referente a las leyes de Layron.5. MOLINÉ I BRASÉS, Ernest: Les costums marítimes de Barcelona universalment…, Barcelona, 1917.

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do. Pero la jurisdicción en el tema de presas es mucho más ambigua y será aquí donde surjan losgrandes pleitos entre la jurisdicción real, generalmente la militar, y la Provincia y el Señorío. Ésta, lajurisdicción de las presas, será una de las causas de la pésima relación que hubo entre algunos delos capitanes generales y las Juntas Generales. Dentro de la jurisdicción real también habrá sus rocesentre el capitán general y el corregidor.

La concesión de cartas de represalia y patentes de corso corresponderán siempre al rey aunque aveces delegue en sus consejos o en delegados territoriales, generalmente el corregidor y el capitángeneral.

En la real cédula de 1497 el rey concede licencia a varios armadores guipuzcoanos para armar bar-cos en corso y resarcirse de las pérdidas que les han causado los corsarios franceses una vez firmadala tregua, y le dice al capitán general, Diego de Ayala, que sea él quien reciba las fianzas «... recibaisde ellos fiadores llanos e abonados que lo que asy tomare lo volviera en caso de que los franceses lesdevuelvan lo que los franceses les han tomado».

En la real cédula concedida a la provincia de Gipuzkoa en 14986 por el rey para que se «puedanarmar algunas naos de armada para defender y resistir a las naos francesas que se dirigian aAndalucía» se especifica que «para ello den fianzas ante el corregidor de la provincia» para evitarque molesten a otras naves amigas o de naturales. La figura del delegado regio, corregidor en estecaso, será el depositario de las fianzas y por lo tanto el que juzgue en primera instancia las presas.

En el reino de Francia la jurisdicción será del rey o de sus delegados, las ordenanzas de 1373, lasmás antiguas que se conocen, exigían que todos aquellos que quisieran armar navíos a sus propiasexpensas para hacer la guerra a los enemigos del reino, debían de proveerse de una licencia del almi-rante o de sus tenientes7.

Pero si la concesión de las licencias estaba claro pertenecía a los delegados regios, no así el tema delas presas. La Provincia consideraba que esto correspondía a los alcaldes o al alcalde de sacas. Esta inter-pretación de la jurisdicción de las presas llevará a numerosos pleitos y enfrentamiento entre las JuntasGenerales y los delegados del rey. Al final el Emperador tuvo que intervenir haciendo de árbitro y pro-mulgando en 1544 una carta partida que tampoco acabó de zanjar el tema como veremos más adelan-te. Como bien afirma Susana Truchuelo: «Las motivaciones de los conflictos que, en torno a 1544, obli-garon a la redacción de la carta partida o concordia entre las autoridades militares y ordinarias, habíansido las causas judiciales y los jugosos repartimentos de las presas realizadas por mar y tierra. No hay queolvidar que nos encontramos en un período de guerra continua, tanto en tierra como en el mar, en el quela autoridad de los capitanes generales se extendía notablemente y en el que el contrabando y el apresa-miento de navío estaban a la orden del día»8.

La decisión salomónica del Emperador trató de contentar a todo el mundo: «Respecto al repar-timiento de los apresamientos realizados por mar o por tierra, el Emperador ordenó que los llevaraa cabo el Capitán General, siempre que se hubieran realizado bajo su mandato y aunque hubieranintervenido en ellos personas no militares; pero todas las presas que sin la orden expresa del CapitánGeneral serían repartidas por los alcaldes ordinarios y el corregidor, cada uno en su jurisdicciónaunque las hubieran realizado soldados»9.

Pero al poco tiempo los problemas en torno a la jurisdicción estaban de nuevo a la orden del día,en la Junta de Bidania de 1557 se solicitó que diese a esta provincia cédula «para que los naturalesgozasen en esta guerra de las preeminencias e mejorias que se les dieron en la guerra pasada y queel Capitán general se entromete en la jurisdicción de las presas que hacen los naturales de estaProvincia a franceses».

A lo largo de la segunda mitad de siglo veremos como la carta partida lejos de aclarar el tema nohará más que arrojar sombras sobre el mismo que requerirán la constante consulta a los asesores dela Provincia o a los órganos superiores para tomar decisiones en torno a las presas. En 1577 el capi-tán general Sancho Martínez de Leiva reclamará a los alcaldes de San Sebastián cinco corsarios quetenían presos por considerar que le pertenecía el conocimiento de la causa. La Junta de Gipuzkoa

6. ARCHIVO GENERAL DE GIPUZKOA (AGG), Sec. 2, neg. 12, leg. 4.7. En el caso de la Corona catalano-aragonesa, por lo menos durante la Edad Media, las licencias las concedían tanto el rey como los atlles

generales o los procuradores de los estados marítimos. FERRER MALLOL, María Teresa: Corsarios castellanos y vascos en el Mediterráneo medie-val, p.102.

8. TRUCHUELO GARCIA, Susana: Gipuzkoa y el poder real en la alta Eda Moderna, Gipuzkoako Foru Aldundia, Donostia, 2004, p. 99.9. Ibídem, p. 100.

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pide asesoramiento a los letrados y estos dicen: «que les parece que este negocio es tocante a laprovincia e de su cargo por ser de conservación de la jurisdicción ordinaria de esta Provincia y de losalcaldes de las villas y las veces que sobre artículo de jurisdicción a habido encuentro con los capita-nes generales la Provincia a salido a ello y lo a defendido». Al final el Consejo de Guerra dará la razónal concejo donostiarra.

A final de siglo seguía sin solucionarse el tema y la situación de desabastecimiento que sufría laProvincia hizo que las relaciones entre las diferentes autoridades implicadas en la jurisdicción delcorso lejos de relajarse se enconaran. En 1595 la villa de San Sebastián reaccionó de manera inusi-tada ante uno de estos casos, el general Zubiaur se había querellado contra unos franceses que lehabían denunciado por haberlos apresado de manera ilegal, ante esta denuncia el capitán generalapresó a los franceses. Al tener conocimiento de esta noticia el ayuntamiento en pleno con el escri-bano decidió ir a la posada del capitán general a solicitarle remitiese la información al alcalde puesera de él la jurisdicción. El capitán general, Juan de Velázquez, dijo que él tenía cédulas de su majes-tad en las que se le nombraba como juez de este negocio y de semejantes. Salieron de la posada yacordaron que Gipuzkoa le escribiese a Su Majestad: «le mande al dicho don Juan se abstenga delconocimiento y lo remita al alcalde. Y si acaso el general tuviera alguna cédula particular en prejui-zio de las justicias ordinarias, se suplique d’ella en nombre de la Provincia, porque si a esto a lugar,como no debería para que aber Corregidor ni alcalde en la Provincia sino que lo sea el capitan Gral.que fuere de ella y las partes acudan con el a sus reclamos».

La reacción del consistorio donostiarra ponía de manifiesto las pésimas relaciones entre las dosinstituciones, no era normal que en una sociedad regida por el más exquisito protocolo el ayunta-miento en pleno con el escribano vaya a pedir cuentas a todo un capitán general a sus aposentos.En esa época lo debemos interpretar como una amenaza muy seria.

La villa de San Sebastián presentó la correspondiente queja ante la Junta de Azpeitia de ese año.Ésta acordó escribir al rey dándole noticia del «procedimiento de Don Juan Belazquez que es contrala jurisdicción ordinaria del Corregidor de los alcaldes d’esta Provincia, y se le suplique mande al Cap.Gral. sobresea en estas causas y no se entremeta en su conocimiento [pues] es la total destrucción dela Provincia y sirbe de impedir la benida de los bastimentos a ella, donde ay gran carestía y el recelo».

Al año siguiente en la Junta de Azpeitia se recibe una carta de los alcaldes de San Sebastián dicien-do que el capitán Montanart (sic) «aporto días antes al puerto del Pasaje con dos navios, el uno presaque tomó y el otro con quien el anda a coso, y un vecino de aquella villa denuncio d’el diciendo que,contraviniendo a las leyes reales y çedulas que esta Provincia tiene para que vengan bastimentos, hizola dicha presa, y el a procedido en este negocio a ordenación de su açeçeor y le a sentenciado en defi-nitiva. E antes de la sentencia el General le requirió por una requisitoria para que remistiese el cono-cimiento d’esta causa y se ynviniese»10. Éste es un nuevo caso en el que se evidencia la ambigüedadde la legislación en el tema de las presas, la proliferación de privilegios y sentencias favorables a unoso a otros lejos de dar soluciones al tema no hacían más que complicarlo. Al final el asesor de laProvincia, el licenciado Mendiola, letrado asalariado de la Provincia, aconseja no sin muchas dudas,«que se debe remitir la causa y otras semejantes al capitán general Juan Velazquez, en cumplimientode la cédula real [(5-11-1594)] porque en realidad de verdad estas presas conciernen al ministerio dela milicia y se hacen con comisión y orden de los señores del Consejo Real de la Guerra y asi compe-te a ellos y a sus ministros si son bien o mal hechas y el castigo de lo que escedieren de su comisión.Pero como lo dijo en la pasada [carta] por no haver visto el proceso fulminado contra el capitánMontanaoto, no le consta con que orden o comisión hizo la presa. Y en caso de que la oviese hechosin tenerla de SM e mandado del Consejo de Guerra, le parace que el alcalde de San Sebastián puedeser su juez para castigarle, allándos en su distrito y no debe remitir la causa»11.

El tema seguía coleando y un año después en la Junta de Tolosa el agente en Corte informó deque «en el negocio de la competencia de la jurisdicción del capitán Antonio de Oquendo [alcalde deSan Sebastián] con el Capitan General sobre lo de el capitán Montanaot pertenesce a dicho Generalpor capítulo expreso de la carta partida, porque de las naos que salen a cosso por orden de losGenerales han de conoscer ellos privativamente y las justicias de qualesquiera otras naos, aunquesean de guerra, como io hayan salido a la mar por orden de los Generales»12.

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10. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1596-1598, p. 159.11. Ibídem, p. 162.12. Ibídem, p. 402.

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3.2. Tipos documentales

Hasta la entrada en vigor de la ordenanza del corso los documentos que facultaban el ejerciciodel mismo, es decir, las hoy llamadas patentes de corso, recibirán diferentes denominaciones: licen-cia de corso, cartas de represalias, etc.

Al igual que en la Edad Media, a lo largo del siglo XVI se seguirán denominando licencias y car-tas de represalia a los documentos expedidos por los reyes para ejercicio del corso, aunque el con-cepto y contenido variará y se irá haciendo más riguroso con el paso del tiempo. Es difícil distinguirlas diferencias entre las licencias y las cartas de represalia, pues la documentación no es muy preci-sa en este campo y a veces confunde los términos. Trataremos de establecer de una manera some-ra una muy débil hipótesis sobre las diferencias entre las cartas y las licencias.

3.2.1. Licencias

Las licencias se concedían para armar barcos y realizar presas en la mar de todos aquellos ene-migos de la Corona sin límite alguno.

Uno de los primeros documentos que conocemos sobre el corso en el País Vasco es la real cédu-la de 1498 por la que se concede permiso a Gipuzkoa para armar en corso contra franceses. En estedocumento se hace referencia a las licencias y a las fianzas que los armadores debían depositar paraasegurar el uso correcto de las mismas:

«Porque por parte de vos la Junta procuradores escuderos e hijosdalgo de la muy noble e lealprovincia de Guipuzcoa que me fue fecha relación diciendo que en la canal de Flandes andan cier-tas naos de armada de franceses los quales... son pasados a la Andalucía y que si no se pone reme-dio se podría hacer mucho daño en las mares de estos mis reinos e si nosotros e mis subditos y natu-rales e mis suplicantes e pediros por merced que vos diese licencia y facultad para poder armar algu-nas naos de armada para defender e resistir a las dichas naos francesas que si viene por ... a facerdaño a mis subditos e naturales e como la mi merced fuese e yo tube por... e por la presente os doylicencia e facultad para que podais armar y armeis de armada todas las naos y fustas de la dicha pro-vincia que quisiereis y por bien ... contra las dicha naos de armada francesas portando que... si lasarmeis deis fianzas bastantes ante mi corregidor de la dicha provincia para que las dichas naos e fus-tas que asi armaredes... ni alguna de ellas ni la gente que en ella fuere otros navios ni ropa ni otracosa alguna ni ofenderan ni haran mal ni daño ni desaguisado alguno ... de mis subditos y natura-les ni a las otras personas»13.

Las patentes de corso de la época moderna, conocidas en Francia como lettres de marque, apa-recerán más tarde, en este siglo se utilizaran diferentes términos para denominarlas.

3.2.2. Cartas de represalia

Las cartas de represalia se daban a aquellos armadores que habiendo sido víctimas de corsariosy habiendo sido apresadas sus embarcaciones querían armar barcos para resarcirse de las pérdidasapresando embarcaciones de los reinos de los que procedían los corsarios. Estas cartas, a diferenciade las licencias que sólo se concedían en épocas de guerra y contra los enemigos de la Corona, seconcedían también en épocas de paz o tregua y contra cualquier armador o puerto.

Con motivo de la tregua entre los reinos de Castilla y Francia el rey de Castilla envía al capitán gene-ral de la Provincia una real cédula para que aquellos armadores que habiendo sido apresados despuésde la dicha firma pudieran armar barcos con los que hacer presas de los súbditos del rey de Francia pararesarcirse de las pérdidas. En 1497 el rey mediante real cédula da licencia a Johan de Laborda del Pasaje,a Guadacho de La Renteria, a Johan de Gorria, a Pedro de Gorostiaga de Getaria, a Johan de Achagade Zumaia «licencia a los dichos... e a cada uno de ellos... para que pueda armar para trabajar paracobrar las dichas sus naos con lo que en ellas les tomaron Y sy aquellas no pudiere aver tome la enm-yenda de lo que aquellas valían de qualesquyer suditos del dicho Rey de Francia donde quiera que loshallaren por mar que no tiene seguro nuestro guardando los puertos de nuestros amygos porque que-

13. AGG, Sec. 2, neg. 12, leg. 4.

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remos que antes que salga de armada recibais de ellos fiadores llanos e abonados que lo que asy toma-re lo volviera en caso de que los franceses les devuelvan lo que los franceses les han tomado».

En la Edad Media las cartas de represalia eran licencias expedidas en tiempo de paz, autorizandoa un particular perjudicado por extranjeros a indemnizarse por todos los medios, si es necesario porla fuerza, sobre los compatriotas de los autores del daño14. Muchas cartas de represalia lo eran poruna cantidad en concreto, se supone que el capital perdido por el armador beneficiario de dichacarta, y una vez resarcido ésta dejaba de tener vigencia. A modo de ejemplo, la villa de Bermeo soli-citó a la reina que se «le revoque, a lo suso suspender, el efecto de la dicha marca e represaria deldicho Joan de Arbolancha vecino de la villa de Bilbao que hace 8 años impetró de vuestra altezauna carta de marca de quantía de 23.000 Coronas de oro contra los vecinos del ducado de Bretaña».Y que el dicho Arbolancha se dedica a apresar a los bretones «y de cada mercaduria les toma cier-ta cantidad como en fondo de ympusición, non lo debiendo nin podiendo hacer porque la faziendaque los dichos Vretones tomaron al dicho Joan de Arbolancha fue muy poca e de poco valor, queno llegaba a dos mil Coronas». Bermeo poseía privilegios de los reyes para que los barcos que pro-cedían de Inglaterra, Bretaña o Francia con «bituallas de pan, e vino e de otras mercadurías e provi-siones no fueran prendados ni detenidos por virtud de carta de represaria e de marca, ni por otrarazón alguna dentro de ciertos límites y en las abras e puertos de dichas villas»15.

En muchas ocasiones estas cartas de represalia se hacían válidas en los propios puertos sin necesi-dad de armar ningún barco simplemente embargando las mercancías de los armadores, si las cartasde represalia eran concedidas contra algún armador en particular o contra alguna nación en gene-ral. En 1524 una nave cargada con mercancías de mercaderes de Ragusa atracó en Pasaia. Las mer-caderías fueron rápidamente embargadas en virtud de una carta de represalia contra los naturalesde Ragusa por ser tributarios del Turco16. Las mercancías a las que se alude, cueros y paños, habíansido cargadas en Inglaterra con destino a Aliorna, y a su paso por las costas de Guipúzcoa fueronembargadas como consecuencia de un incidente ocurrido con anterioridad: el secuestro en Ragusade una nave guipuzcoana, y la toma de sus marinos como cautivos por los turcos17.

Estas cartas de represalia desaparecerán para la segunda mitad del siglo.

4. EL MARCO GEOGRÁFICO

A la hora de definir el marco geográfico del corso en el País Vasco, quiero aclarar que entiendopor ámbito corsario vasco aquel cuyos protagonistas, tanto corsarios como víctimas de estos, son ori-ginarios de las provincias del País Vasco tanto peninsular como continental. Esto lejos de simplificarla investigación la complicará, por una parte hablamos de armadores que navegan bajo pabellonesde dos naciones, la mayoría de las veces enfrentadas, con situaciones político-administrativas dife-rentes y por otra la gran dispersión de las fuentes documentales que esta situación genera.

En el informe realizado por los armadores guipuzcoanos sobre los servicios prestados a la Coronaen la guerra contra Francia entre 1551-155618 afirmarán «recorrido muchas e dibersas veces toda lacosta de francia y picardia, normandia, bretaña e guiana y toda la costa de galizia e todo lo que esdel mar.... desde el cabo finisterre asta ynglaterra». En principio el golfo de Bizkaia será el principalescenario en el que actuaran los corsarios vascos, pero no se limitarán a él. En muchas ocasiones estemarco geográfico se ampliará a uno mucho mayor, en este mismo informe se hablará sobre expedi-ciones realizadas «a su propia costa y con ellas an ydo a tierranueba que solo el golfo que se a depasar es mas de myll legoas a donde entrando en los puertos de la dicha tierranueba asi por marcomo desembarcados en tierra an echo y abido muchas batallas y reencuentros con los enemigosfranceses de los quales an muerto mas de quatrocientos ombres syn los que fueron heridos y les antomado e quitado mas de doszientas naos gruesas de bacallaos de grand precio y valor».

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14. DUMAS V.: «Deux procès de prises maritimes a l’époque de la guerre des Cent Ans», en Revue Générale de Droit International Public,nº 16 (1909), p. 13.

15. ROMERO ANDONEGI, Asier: «Documentación inédita tardomedieval de la villa de Bermeo (1482-1559)», en Boletín de la RSBAP, T.LVIII, 2002-2, pp. 314-315.

16. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (ARCHV), Pleitos Civiles, Zarandona y Walls (olv.), caja 997-7. En: http://www.mcu.es/archi-vos/mediterraneo/03economico/foto26.htm.

17. Ibídem.18. Sobre este informe son numerosas las referencias bibliográficas, desde Ducéré a Tellechea Idígoras y últimamente Azpiazu.

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Durante la primera mitad de siglo la situación geoestratégica animará a algunos armadores gui-puzcoanos y vizcaínos a corsear en el Mediterráneo. Son numerosos los documentos que demues-tran esta presencia vasca en este mar. A modo de ejemplo, en la reclamación hecha en Hondarribiapor María Domínguez de Lerin a María de Primaot, heredera de Ochoa de Sarasti, de la parte corres-pondiente a la venta de la fragata que su marido Domingo de Etxeberria y el citado Ochoa de Sarastitenían a medias, se nos especifica que con ella «andaban en la costa de bereberia contra infieles»19.

Los corsarios de Lapurdi, como veremos más adelante, tendrán otros escenarios preferidos: lacosta americana y la ruta de las Indias.

4.1. Los puertos corsarios

Casi todos los puertos del País Vasco peninsular tomarán parte de una manera más o menos activa ysegún sus posibilidades en el corso. En Bizkaia serán Bilbao y Bermeo los que más barcos armen. EnGipuzkoa tenemos constancia de que hubo armadores corsarios en Hondarribia, Pasaia, Donostia y Deba.

San Juan de Luz y Bayona serán los puertos corsarios laburdinos por excelencia, Biarritz, Getaria,Bidart y Hendaya no armaran barcos corsarios pero aportarán un número importante de los marine-ros para las tripulaciones corsarias.

El puerto de Bayona sufrirá una crisis a lo largo del siglo XVI. Según algunos autores una terribletempestad que ocurrió entre los años 1420 y 1430 cambió el curso del río Adour modificando elcurso de su desembocadura situándose ésta en Vieux Bocau, Bocau y Capbreton. Los armadorestrasladarán su negocio a San Juan de Luz, puerto que conocerá un auge inusitado. La canalizaciónde la desembocadura del Adour supondrá la revitalización del puerto de Bayona y la decadencia deSan Juan de Luz. Estos dos puertos junto con el de Capbreton mantendrán un litigio constante porla hegemonía del negocio marítimo. Durante el reinado de Carlos IX se realizarán imponentes obrasde canalización volviendo a recuperar el río Adour su curso anterior y devolviendo a Bayona su anti-guo esplendor en detrimento de Capbreton.

San Juan de Luz conocerá un importante desarrollo tras la liberación de Francisco I en 1526. Éstetratando de recuperar su posición política en el marco europeo no tardará en declarar la guerra a suenemigo particular y consecuentemente volver al estado de alarma en la frontera. Goyetche nos diceque los burgueses de San Juan de Luz, reforzarán su flota; sus navíos aumentarán tanto en númerocomo en tamaño constituyendo una poderosa flota corsaria que además de interceptar el comerciodel golfo de Bizkaia no dudará en extender su actividad al Mediterráneo y atacar la ruta comercialde las Indias20. San Juan de Luz conservará unos privilegios obtenidos durante la ocupación inglesaen época medieval y que los reyes de Francia respetarán. Estos derechos de exención en los pagosde impuesto por sus mercancías tanto por tierra como por mar eran muy parecidos a los que con-taba Hondarribia. Será el primer punto destacado de defensa de la frontera y primer objetivo de cual-quier armada que atravesara el Bidasoa, la primera plaza fuerte del reino, contaba con una miliciamuy parecida en cuanto a organización a las milicias forales guipuzcoanas21.

Esta situación convertirá a San Juan de Luz en uno de los principales objetivos de las tropas impe-riales en esta frontera.

En 1558 penetrando por Gipuzkoa y Navarra, en una operación relámpago, las tropas del Duquede Albuquerque, D. Beltrán de la Cueva, Virrey de Navarra, marchan sobre San Juan de Luz y el 31de julio, antes de que ésta pueda prepararse para su defensa, la tomarán, saquearán e incendiarán.Esteban de Garibay cuenta cómo se produjo dicho incendio, estando él presente por ser de la com-pañía de Mondragón22. Las tropas forales guipuzcoanas y navarras arrasarán San Juan de Luz, supuerto y su flota surta en el mismo. La firma de un tratado de paz entre las dos Coronas permitiráuna recuperación de la villa, la pesca del bacalao y la ballena serán el soporte que permita esta recu-peración. La provincia tomó parte con «3500 hombres por Tierra y muchas embarcaciones por mar

19. Archivo Histórico de Protocolos de Oñate (AHPO), 3/372, p.fol. 100.20. GOYETCHE, L.: San-Jean-de-Luz historique et pittoresque, p. 48.21. Sobre el tema de las milicias laburdinas consultar NOGARET, J.: Saint Jean de Luz des origines à nos jours, Bayonne, 1925, el capítulo

dedicado a «Rôle militarire de Saint Jean de Luz», pp.130-132. Comenta que milicias parecidas había en Zuberoa y Baja Navarra y que eran desimilares características a las de la otra orilla del Bidasoa. Las milicias eran frecuentes en toda Europa aunque las características y organizaciónlas diferenciaran.

22. GARIBAY Y ZAMALLOA, Esteban: Los quarenta libros del Compendio historial de Guipúzcoa..., Gerardo Uña, Bilbao, 1988, p. 556.

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en la entrada que de esta frontera y de la de Navarra mando hacer la señora Princesa de Portugal DªJuana de Austria Gobernadora de los Reynos por el Señor Rey don Phelipe el segundo su hermanoen Francia a quemar la villa de San Juan de Luz y su Puerto el mes de julio ocupandose con la disci-plina militar conveniente toda la gente en esta fracción a costa de VS quince dias continuos».

Durante la visita de Carlos IX en 1565 confirmará las exenciones y otorgará 18.000 libras para lareedificación de sus muelles. Con motivo de esta visita fue reconstruido el puente de la Nivelle.

4.2. Las rutas marítimas

Las rutas marítimas estarán en el punto de mira de las embarcaciones corsarias. Éstas merodea-rán por los derroteros que seguían las naves comerciales y pesqueras esperando que alguna presa sepresentara. Las rutas comerciales que unían los puertos vascos con el resto de Europa y las pesque-ras, sobre todo la de Terranova, van a ser los escenarios preferidos de nuestros protagonistas.

4.2.1. Comerciales

«El principal destino de las exportaciones vascas fue el mercado sevillano, seguido del de Portugaly, a más distancia el de los puertos de Nantes, Ruán y Amberes»23. Sevilla fue plaza comercial paralos vascos desde la Edad Media pero a partir de la Carrera de Indias su presencia se fue multiplican-do. El mercado andaluz y también el portugués «demandaban gran cantidad de productos férricosvascos, dado el ritmo de crecimiento de sus economías en la segunda mitad del siglo XVI, pero tam-bién porque los cargamentos eran reexportados a la América Española y al Brasil por los mismos mer-caderes que las habían importado del País Vasco»24.

El tráfico de lana procedente de Castilla se concentrará en los puertos del Cantábrico, sobre todoen el de Bilbao. Éste será el principal puerto del País Vasco, a través de él se comercializarán granparte de las mercancías llegadas del norte de Europa con destino al mercado castellano. Soportaráun gran tráfico comercial con Inglaterra, Francia, Flandes y Alemania, por lo menos hasta que sereactive la actividad bélica a finales del siglo.

De Bretaña se importa el trigo, éste es el principal lugar de suministro de bastimentos para la pro-vincia de Gipuzkoa, en este siglo será importante la colonia bretona establecida en San Sebastián.

El tráfico con Inglaterra gozará de una salud envidiable durante la primera mitad del siglo a par-tir de 1560, puertos como Londres, Southampton y Bristol serán los receptores de la lana y del hie-rro transportado por los navíos vascos, Bilbao y algunos puertos guipuzcoanos serán los receptoresde trigo, centeno, etc. procedente de los puertos ingleses. Con motivo de las guerras que afectarána Europa a finales de este siglo el comercio con Inglaterra decaerá.

4.2.2. Pesqueras

La pesca del bacalao y la ballena será uno de los negocios más suculentos de este siglo. Floreceráun importante flujo de barcos que anualmente se desplazaban a los caladeros de Terranova para pes-car y que a su regreso se convertirán en codiciadas presas para los corsarios de ambos lados delBidasoa. En 1554 la nao Santic Spiritus que se dirigía a Terranova es capturada a doscientas leguasde costa por una nao «francesa que de la dicha Terranova venía cargada de macallao, e la tomó een aquella metió a Juan de Azterrica, vecino de Motrico y a otros ocho o nueve marineros y los envíoa» España y la Sancti Spiritus siguió rumbo a Terranova donde parte de los marineros apresados fue-ron obligados a trabajar para los armadores lapurtarras25.

En 1557 en la Junta de Segura, San Sebastián dice que habiendo paz entre estos reinos y los deFrancia «algunos, especialmente los de San Juan de Luz Y Çubiburu no consienten ni dan lugar a lasnaos d’esta Provincia que van a Tierranova azer su pesquería ni se quería en los puertos donde lle-gan antes como mas poderosos los hechan de ellos. Pide lo mande remediar».

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23. CASADO ALONSO, Hilario: «El comercio de hierro vasco visto a través de los seguros marítimos burgaleses (1565-1596)», en ItsasMemoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 4, p. 167.

24. Ibídem, p.168.25. AZPIAZU, José Antonio: Historias de corsarios vascos: entre el comercio y la piratería, Ttarttalo, Donostia, 2004, p. 122.

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A partir de 1580 los vascos peninsulares perderán influencia directa en Terranova, a partir de estafecha los intereses se centran en los puertos de San Juan de Luz y de Bayona. El capital financierodel sur así como barcos y tripulaciones se asentarán en estos puertos manteniendo así la larga tra-dición terranovense. Las estrechas relaciones comerciales entre guipuzcoanos y laburdinos facilitaráneste trasvase.

A partir de ese mismo año la presencia de corsarios ingleses y hugonotes franceses en esta rutaobligará a tomar medidas de seguridad. En 1587 se promulgó una real cédula para que «las naosque han de salir este año de esa Provincia a la pesca de ballenas y bacallaos bayan en la mejor ordeny mas bien armadas que pusieren... ser a bien que vayan Juntas y en conserva las mas que pudie-ren y no divididas como suelen... porque se sabe que los corsarios ingleses y otras partes arman apriesa numerosos navíos para ir a Terrenova y hacer en los puertos de ella el daño que pudieren»26.

5. EL CORSO BAJO EL REINADO DE CARLOS V

5.1. Marco histórico

A finales del siglo XIV las relaciones internacionales del reino de Castilla habían sufrido un impor-tante giro. Los aliados europeos pasaron a ser los ingleses y los enemigos los franceses. Esta situa-ción supuso un importante cambio en la frontera entre los reinos de Castilla y Francia pasando a uncontexto bélico constante. La situación en el Golfo de Bizkaia se hará patente.

En opinión de algunos autores, los Reyes Católicos, ante el auge que estaba tomando el corso,decidieron prohibir dicha actividad mediante la pragmática de 12 de enero de 1498, parece que estoentra en contradicción con la real cédula concedida poco tiempo después a la provincia de Gipuzkoapara armar naves en corso27. Parece ser que esta actividad cayó en desuso hasta la década de losveinte del siglo XVI en que el Emperador, ante los numerosos ataques protagonizados por piratas ycorsarios contra el tráfico comercial procedente de América, decidió, en 1521, incentivar esta activi-dad concediendo a los armadores corsarios el quinto de las presas hechas.

Durante este periodo el corso francés será el más activo, sus áreas de actuación serán en un pri-mer momento las Canarias y algo más tarde se desplazarán al Caribe. Este nuevo marco geográficoexigirá una importante inversión económica sólo al alcance de grandes armadores y gentes próximasa la Corona, lo que viene en llamarse Gran corso. Los armadores corsarios más modestos, el llama-do Pequeño corso, se limitarán a una zona de actuación más próxima a sus puertos de origen: elGolfo de Bizkaia y la fachada atlántica de la Península.

Este corsarismo francés era ejercido por particulares y nunca tuvo un lugar preeminente dentrode las prioridades bélicas francesas.

5.2. La política naval de Carlos V: armadas y corsarios

5.2.1. Armadas

A lo largo de la Edad Media la defensa de las costas y del tráfico mercantil marítimo había corres-pondido a los propios armadores de las villas costeras. Estos habían solucionado por su cuenta losproblemas derivados del corso y de la piratería. Se crearon hermandades para la defensa no sólo delos intereses económicos de las villas sino también para la defensa de sus embarcaciones y puertos.

Durante el siglo XVI esta antigua organización defensiva evolucionará de manera importante.Carlos V tratará de organizar las primeras armadas para la defensa de litoral atlántico sin muchoéxito en su empresa. Establecerá una serie de asientos con marinos para el mantenimiento y direc-ción de flotas, estos asientos o contratos serán por un tiempo definido y en ellos se establecerán lascondiciones del acuerdo: sueldos de los oficiales y marineros y el reparto de las presas, éstas gene-ralmente se repartirán en quintos uno de los cuales será para el capitán general de la flota con el

26. AGG, Sec. 2, neg.12, año 1587, leg. 16.27. LUCENA SALMORAL, Manuel: Piratas, bucaneros, filibusteros y corsarios en América, Madrid, 1994. Hipótesis de AZCÁRRAGA Y BUS-

TAMANTE: El corso marítimo, CSIC, 1959.

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que se establecía el asiento, otra quinta parte para la tripulación y el resto para el Emperador. En1523 se establece un asiento con el bilbaíno Portuondo para el Reino de Granada. Este asiento fina-lizó en 1528 en que estableció uno nuevo con Álvaro de Bazán. Estos asientos tenían por objetivoprincipal el combatir el corso mediterráneo. La aportación guipuzcoana y vizcaína será importantesobre todo en la primera mitad de siglo.

Para la formación de armadas se recurrirá a los embargos de aquellas naves que se encuentrenen puerto.

Durante el imperio de Carlos V el enemigo principal en el Atlántico será Francia, el enfrentamien-to bélico será constante durante la primera mitad del siglo exceptuando algunos pocos años de pazo tregua. Francisco I no desarrollará una política naval con visión de estado, se limitará a potenciarel corso, la guerra de los particulares, entendiendo ésta como una guerra menor en que el objetivono es vencer al enemigo sino socavar su economía marítima. Tratará de estorbar en un principio eltráfico marítimo entre Flandes y la Península. Tras su liberación en 1526, tratará de recuperar su posi-ción política en el marco europeo, no tardará en declarar la guerra a su enemigo particular y conse-cuentemente volver al estado de alarma en esta frontera.

Carlos V pretenderá que las villas costeras formen armadas a su cuenta para la defensa del tráfi-co marítimo y de la costa. Las villas costeras en principio serán reacias a la formación de estas arma-das por los numerosos trastornos que les suponían, embargo de barcos, levas de marineros y man-tenimiento de las dichas armadas, además del dudoso uso que se hacía de ellas. Si en un principiose suponía que era para guardar las costas y el tráfico marítimo que acudía a dichas villas, a la horade la verdad el uso que se hacía de las armadas era otro bien diferente: la defensa de los interesesestratégicos del Emperador. Esto unido a que el dinero de la hacienda rara vez llegaba a tiempo hacíade la empresa un negocio poco interesante. Son numerosos los pleitos que guardan nuestros archi-vos sobre reclamos de marineros, y en muchos casos de sus viudas, de los sueldos que quedaron sincobrar por los servicios que prestaron en estas armadas, a modo de ejemplo, el de Martiça deAguinaga, viuda de Juanes de Cigarroa, que en 1565, varios años después de haber servido en laarmada de Luis de Carvajal, reclama los salarios de su marido que «sirvio de contramaestre en lagalera de D. Luis de Carvajal en la armada que mando en el servicio de SM y del sueldo que se leresto deviendole estan por pagar 1964 maravedies por la averiguación que hicieron Antonio deUbilla e Juanes de Laborda en la persona de Domingo de Eztala defunto como depositario y fiadordel dinero que para el sueldo de la gente que estuvo en dicha galera mando libramiento su majes-tad los cuales a pedido muchas veces a los herederos y.... del dicho Don Domingo y no se los handado»28.

A lo largo de estos años serán numerosas las armadas que se formen, llevarán por nombre el delterritorio a que representan, aunque a veces el nombre de Armada de Vizcaya englobará también ala de Gipuzkoa con las consiguientes protestas de la Provincia. Numerosas serán las armadas que seformen a lo largo de estos años, aunque sabemos poco en cuanto a su composición y actividad.Algunas de ellas fueron:

5.2.1.1. La Armada de Bizkaia

El año 1537 proveyó el Emperador se armaran algunas naves para la guarda de las costas deBizkaia. Otro tanto ocurrió en Gipuzkoa para una armada de 950 toneladas por cuatro meses. Enmayo se nombró por capitán general de la dicha armada al conde Altamira, Rodrigo de Moscoso,al que se le unieron otros componentes de Galicia. En principio la armada de Bizkaia debería con-trolar sólo la costa vizcaína aunque se le envío a Galicia para llevar artillería y munición, parece serque dicha armada, la de Bizkaia, se componía de dos naos y dos zabras, se quedó en Galicia y novolvió a guardar las costas de Bizkaia, quedando ésta desprotegida de los ataques franceses. Se pro-testó ante el emperador solicitando volviera la flotilla a guardar las costas de Señorío y a que se lepagara la parte de las presas que se habían hecho para solventar los gastos de la flotilla. Esta escua-dra mantuvo intensos combates con navíos franceses ante la costa de Asturias en la segunda quin-cena de noviembre de 1537, los fuertes temporales desbaratarían casi por completo esta armada afinales de ese mes.

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28. Archivo Municipal de Hondarribia (AMH), E,7,I,1,10.

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5.2.1.2. Armada contra corsarios

En 1538 el vizcaíno Sancho de la Pedriza se dio a la vela con una flota contra corsarios a la cualse unieron cuatro pataches y una pinaza por asiento concertado con los navieros bilbaínos MartínOrtiz de Orozko, Martín de Arana y Rodrigo Casafurda.

Por diez años se había formalizado tregua con Francia, dedicando todos los esfuerzos marítimoscontra Barbarroja.

5.2.1.3. Armada de Álvaro de Bazán

En 1543 los preparativos de una armada naval por Francia aconsejaron organizar una armada enel norte, de cuya dirección se encargó a Álvaro de Bazán y cuyo grueso iba a estar formado pornavíos vascos y cántabros.

5.2.1.4. Armada de Carvajal

Durante la última guerra que enfrentó al Emperador contra Francia se creará una armada que lle-vará el nombre de Armada de Guipúzcoa, será su capitán general Luis de Carvajal. Desarrollará unaactividad muy importante sobre todo en transportar hombres y pertrechos a Flandes. Esta armada semantendrá a lo largo de toda la guerra desde 1552 a 1559.

Se formó por primera vez en otoño de 1552 y partió de Laredo con tropas, entre ellas nume-rosos guipuzcoanos, y pertrechos para ayudar al Emperador en el sitio de Metz. A consecuenciade la batalla en que derrotaron a la armada francesa, Carvajal resulta herido de un arcabuzazoregresando al puerto del Pasaje y de aquí a Hondarribia a curar sus heridas a casa de Dª María deUgarte.

Para hacernos una idea del febril dinamismo que desplegó esta armada sigamos su derrotero enel año 1553. Después de restablecerse de sus heridas Luis de Carvajal embarcó en Pasaia con sugente para guardar la costa de la Península de los corsarios franceses que merodeaban por ella y des-pués de varios días se encontró con seis naos de una armada corsaria francesa y las acometió y des-barató, dirigiéndose a la ría de Lisboa y de aquí a Cádiz con sus presas. Después de cargar basti-mentos se dirigió a Flandes para socorro de sus estados donde desembarcó el dinero y las municio-nes que le habían ordenado entregar, volviendo a guardar las costas de la Península. Este año el reyprohibió a los armadores ir a Terranova por su cuenta obligándoles a hacerlo en conserva y con laescolta de la armada de Carvajal, a lo cual los armadores se negaron y parece ser que consiguieronrevocar la orden real.

En 1554 esta armada se unirá a la que acompañará a Felipe II a Inglaterra para sus esponsales,volviendo, tras desembarcar el monarca, para desempeñar labores de guardacostas.

En 1556 formará parte de la armada que escoltará al Emperador en su viaje de regreso deFlandes, embarcará en Vlissingen, desembarcando en Laredo, poco después Felipe II solicita desdeBruselas que la armada de Luis de Carvajal vaya a Inglaterra para estar en puerto durante el mes dediciembre y traiga la nao de Bertondona El Espíritu Santo.

En noviembre de 1557 Felipe II tratará de armar una flota de seis naos y cuatro zabras, con laintención de ponerla al mando de Don Luis de Carvajal, para de este modo estorbar que los arma-dos franceses no pasen a Indias, ataca los puertos corsarios franceses de Belle Isle, Guérande y LeCroisic y captura seis buques de un convoy de pesqueros bretones.

En 1558 siguió realizando labores de transporte de pertrechos de guerra y soldados a Flandesacudiendo al socorro de la plaza de las Gravelinas. Durante este sitio sirvieron más de seiscientos gui-puzcoanos con Luis de Carvajal. El 13 de julio junto a la orilla del mar, desde la que las diez navesde la escuadra de Carvajal baten de flanco al enemigo, desembarca 1.000 arcabuceros para reforzarla tropa de Egmont. Dunkerke es recuperado y se asesta a Francia un nuevo revés militar. Carvajal,una vez desembarcadas las tropas, peleará con su compañía de arcabuceros y resultará de nuevoherido29.

29. AHPO, 3/371, fol. 237-239.

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Desconocemos la fecha, pero sabemos que un navío de la armada de Carvajal apresó, en unaacción contra corsarios de San Juan de Luz y después de combatir durante dos días, un navío de Bayonaarmado en corso que se llamaba La Galére mandado por el corsario de Capbreton Autengen Nin30.

5.2.1.5. Menéndez de Avilés

El Emperador mandó aprestar en el año 1557 una gran flota al mando de Pedro Menéndez de Aviléspara llevar armas y pertrechos a Flandes, para ello pensó en embargar los barcos que se estaban apa-rejando en los puertos vascos para la campaña de Terranova. En abril promulgó una real cédula paraque ningún navío saliera a Terranova y embargaba todos los barcos aprestados para el servicio de laCorona. Esta propuesta fue aprobada por el rey bajo el consejo de García de Toledo quien pretendíaprobarle que sin ningún preparatorio se podía tener una escuadra de guerra. Este sistema de embargoserá funesto pues atacaba a la base de la prosperidad de las pesquerías y arruinará a los armadores. Enla Junta de Bidania se expuso como estaban embargadas «todas y la naos más utiles que hay en estaProvincia para la armada de Melendez y que además del daño que se sufre porque es necesario muchagente para tripular dichas naos se quedara la Provincia sin gente para defenderla». Esta real orden fuerevocada poco después tras las gestiones y protestas de la Provincia en la Corte31.

5.2.2. El corso

5.2.2.1. Guerras con Francia

A partir de 1521 y a lo largo de la primera mitad de este siglo la guerra con Francia será una cons-tante exceptuando pequeños periodos de tregua. Los apresamientos por ambas partes serán fre-cuentes. A lo largo de este tiempo se expedirán varias cédulas exhortando a los armadores a armaren corso. En 1525 la reina Juana promulgará una y en 1528, tras la declaración de guerra, se insta-rá a la Provincia a que se reúna en Junta «para armar por mar una armada y hacer las tomas quepudiere en ropa de enemigos haciendoles merced de todo lo que asy tomare». La Junta decide que«armen quien quisiera a su cuenta y se les haga la merced del quinto» y a cambio proponía al rey,que diera licencia para que se pudieran traer bastimentos a la provincia «por ser esta muy esteril».Pero no será hasta un año después cuando el rey conceda a los guipuzcoanos la licencia para armaren corso, esta licencia no tuvo mucha vigencia ya que para final de año se suspendió ante la supli-ca de Bizkaia y Gipuzkoa por la falta de bastimentos que padecían. Parece ser que la Provincia nopuso mucho interés en el fomento del corso, sólo algunos armadores se animaron a su práctica.

En 1551 se declarará una nueva guerra con Francia, ante la actuación de corsarios de San Juan deLuz en la costa guipuzcoana el capitán general informará a la corte: «Su Alteza le ha repondido que siesta Provincia quiere armar algunas zabras para la seguridad de la costa que su alteza le ayudara». Elcapitán general trasladará el ofrecimiento a la Junta General de Deba siendo recibida la noticia con cier-ta frialdad, de nuevo la Provincia mostrará numerosas reticencias al corso por los numerosos problemasque esta actividad generará con las embarcaciones extranjeras que surtían a la misma de bastimentos.Ésta, más interesada en la firma de convenios o conversas con los de Labort, alentará a armar algunaszabras para la guarda de la costa a cambio de la firma de dichos convenios. Parece ser que esta pro-puesta no tuvo mucho eco entre los armadores ya que en año 1553 en la Junta de Errenteria se leyóuna carta del capitán general en la que se certifica que su Alteza ordenaba armar algunas zabras paraevitar el daño que hacen los franceses y que su Alteza prestará la artillería y dará municiones. Estas pro-puestas debieron caer en saco roto ya que al poco tiempo se expidieron las cédulas por las que se man-daba embargar los navíos y zabras que estaban en los puertos de esta Provincia, mandándoles que nosalieran de armada ni fueran a Terranova, donde los franceses estaban pescando y de otra cédula en laque se permitía a los embargados salir en la armada del capitán general Luis de Carvajal. El revuelo conque se recibieron dichas cédulas será patente en toda la Provincia, la Junta decide se envíe, con carác-ter de urgencia, un mensajero al agente en Corte para que trate con su Alteza y el Consejo de Guerraeste tema, pues como afirma la villa de Zarautz, si no se desembargan las naves en 20 días no podrán

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30. DUCÉRÉ, Edouard: Histoire maritime de Bayonne: les corsaires sous l'Ancien Régime, Paris, 2003, p. 29.31. CIRIQUIAIN-GAIZTARRO, M.: Los vascos y la pesca de la ballena, Ediciones Vascas, San Sebastián, 1979, p. 224.

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ir a Terranova32. El embargo de las naos de Terranova suponía paralizar el mayor negocio que en esemomento tenía la Provincia, ésta no dudó en convocar una Junta extraordinaria para tratar este tema.Ducéré33 pone en palabras de Tomé Cano que en 1553 la flota vasca que iba a Terranova se componíade 200 navíos tripulados por 16.000 hombres y la Provincia advertirá que la anulación de la campañade Terranova de ese año supondría la pérdida de 200.000 ducados.

Las gestiones realizadas por los agentes de Gipuzkoa y Bizkaia en la Corte parece que dieron susresultados; en noviembre se consiguió que se decretara una nueva real cédula para que cualquierpersona así de la Provincia como de Bizkaia y de las Cuatro Villas pudiera ir con sus navíos armadoso por armar a Terranova.

El abastecimiento seguía siendo una de las grandes preocupaciones de la Provincia, en la Juntade Getaria de este año se habló «sobre el gran daño que recibe esta provincia por las vejaciones quesufren los franceses que venían con bastimentos para ella, en virtud del permiso de su Alteza, porparte de los armadores de ella, quitandoles los navios y pinaças y los bastimentos que traían para laProvincia y que por ello los franceses habían dejado de proveerla».

Los armadores guipuzcoanos que habían decidido armar en corso mantuvieron una importanteactividad atacando las rutas de abastecimiento de Gipuzkoa, esto generó tensiones dentro de laProvincia entre estos armadores, y los comerciantes y el resto de armadores que veían en el corsomás un obstáculo que un provecho para la vida económica del territorio. En 1554, no sabemos sidebido a la presión ejercida por la Provincia, se promulga una real cédula para que los que estén enarmada vuelvan a puerto y no salgan de nuevo. Seis meses después se emitió una nueva real cédu-la para que pudieran salir en armada.

Dentro de la Relación de naos que en ocho de setiembre de 1558 hay en la costa de las quatroVillas de la mar e Señorío de Vizcaya y Provincia de Guipuzcoa figuran «las naos que andan al corsoen el cabo Finisterre:

La galeaza de Don Diego de Carvajal de 350 tons. nueva del primer viaje que anda al corso

La nao de Yrun de 400 toneladas nueba del primer viaje que anda al corso

La nao de Joanot de Villaviciosa de 260 toneladas nueba del primer viaje que anda al corsoLa nao de Miguel de Londres de 300 tons nueba del primer viaje

La galeaca tuna de... San Sebastián de 260 tons de tres viajes

La nao de ylumbe de 260 tons. de cinco viajes»34.

Y se menciona también

«La nao de Martin Saenz de Echave, de ciento y veinte toneladas, nueba del primer viaje, queestá aparejandose para salir al corso»35.

Desconocemos si estas naos andaban de armada contra corsarios o si cada una actuaba por sucuenta, me inclino a pensar que la primera de las posibilidades tiene más razón de ser sobre todo sitenemos en cuenta que figura la galeaza de Diego de Carvajal, capitán general de Gipuzkoa, queson embarcaciones de gran porte y, además, el hecho de figurar en la costa de Finisterre nos hacesuponer que se encontraban para interceptar la ruta de los corsarios franceses hacia el Atlántico Sur.

Juan Lopez de Echebarria, marinero de Hondarribia, relata que en el otoño del año anterior «yoy otros compañeros vecinos de esta villa Hondarribia, y otras gentes fuímos en una nao en corso queera de D. Diego Carvajal, Cap. Gral de esta Provincia Siendo nuestros capitanes Juan de Huriz deHubieta [Zubieta] y Juanes de Yrún en cuya nao iban catorce condestables y cabos de escuadra y yoiba en la escuadra de Martín Sanz de Laborda y Domingo de Ulano que eran los condestable de lagente de esta dicha villa y yendo asi tomamos en presa seis naos de franceses cargadas de vacallaoen el camino de Terranoba y podría haber tres meses que se hizo la partición de del dicho vacalao yde la presa en el Pasaje y no le concedieron la parte que le correspondía»36.

32. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1550-1553, Donostia, 1990, p. 472.33. DUCÉRÉ, Edouard: Les pêcheurs basques à Terre-Neuve, 1893?, p. 256.34. LABAYRU Y GOICOECHEA, Estanislao J.: Historia General del Señorío de Bizcaya, La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, vol. III, p. 782.35. Archivo General de Simancas (AGS), Guerra Antigua, leg. 67, fol. 203, en TELLECHEA IDIGORAS, J.I.: «San Sebastián 1558», en BEHSS,

nº 37, p. 25.36. AZPIAZU, José Antonio: Historias de corsarios vascos, op. cit., p. 91.

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El hecho de que alguno de los protagonistas sean los mismos, que la forma de actuar sea idén-tica, así como el ámbito geográfico, la ruta de regreso de los bacaladeros laburdinos, nos induce apensar, que se trata de la misma armada.

La campaña corsaria de 1551-1555 siempre ha llamado la atención de los historiadores, desde Ducéréa Tellechea Idígoras muchos han sido los que han hecho referencia al famoso documento37 sobre la infor-mación recogida en torno a aquellos sucesos. Aunque las cifras hayan sido exageradas, por el interés delos informadores, no dejan de sorprender; hablan de más de 350 velas armadas en corso a lo largo de laguerra, más de 1000 muertos sin citar heridos y más de mil presas, realmente sorprendente si tenemos encuenta que nos está hablando de sólo la provincia de Gipuzkoa. Estos hechos por su envergadura requie-ren un estudio específico en el que por el momento no vamos a entrar. La campaña militar de la décadade 1550 –creo que lo fue en toda regla– es un hecho a la vez sorprendente y único en la historia marítimavasca. Son demasiadas las preguntas a responder ¿Qué ocurrió para que una flota actuara de manera par-ticular al margen de las directrices del rey? ¿Qué motivos indujeron a que todo un ejército se desplegara yrealizara una auténtica campaña militar? ¿Qué intereses motivaron esta campaña? ¿Qué movió a unapoblación tan reacia a luchar fuera de sus fronteras? Muchas preguntas para pocas respuestas. Si el temaes tan archiconocido para los historiadores ¿por qué hay tan pocas respuestas para estas preguntas? Lasúltimas investigaciones pueden aportar un poco de luz a este tema. Selma Huxley y más recientemente JoséAntonio Azpiazu en su libro Historias de corsarios vascos sitúan la acción dentro de las rivalidades entrebacaladeros guipuzcoanos y laburdinos. La armada que se formó en 1554 para acompañar a Felipe II aInglaterra impidió la realización de la campaña de Terranova de ese año, ocasión que fue aprovechada porlos armadores de Laburdi para tratar de apropiarse de los caladeros, lo que motivó, al año siguiente, unavirulenta reacción por parte de los armadores guipuzcoanos y que daría lugar a los hechos a que nos esta-mos refiriendo. Esta hipótesis puede abrir un camino para futuras investigaciones.

Durante la segunda mitad de siglo las relaciones con Francia serán más amistosas de lo que habí-an sido en la primera, aunque el inicio de este periodo comenzó con una nueva guerra, pero tras lafirma del tratado de Cateau-Cambresis la paz entre los dos países será duradera y dará un respiro alas poblaciones fronterizas que habían sufrido en manera especial esta situación: «el cuarto de sigloentre 1560 y hasta 1585 fue un periodo de poco conflicto en el Atlántico y un periodo activo y prós-pero para el comercio del País Vasco sur. Sin embrago la amenaza de los barcos protestantes turcosy del norte de Africa no cesó en aquellos años»38.

5.2.2.2. El corso lapurtarra

Goyetche nos dice que los burgueses de San Juan de Luz a lo largo de este siglo reforzaran suflota; sus navíos aumentaran tanto en número como en tamaño constituyendo una poderosa flotacorsaria que además de interceptar el comercio del Golfo de Bizkaia no dudará en extender su acti-vidad al Mediterráneo y atacar la ruta comercial de las Indias39.

«Durante el siglo XVI, los españoles calificarán a esta villa de nido de corsarios, y con la intención dedestruirla organizarán las expediciones de 1542 y 1558 en esta última reducirán la villa a cenizas.

Los marinos vascos, no contentos con operar en las vecinas costas de España atravesarán elAtlántico para atacar los dominios de sus enemigos en América. Las Antillas, Santo Domingo en par-ticular, Venezuela, Perú mismo, recibirán sus visitas»40.

A partir de 1537 se pueden ver corsarios lapurtarras en las Azores y las costas americanas. Estemismo año corsarios bayoneses arrasarán los cabos de Santa María y San Vicente al igual que lasIslas Terceras41 «apresando dos naos vizcaínas a cuyos tripulantes habían herido y después de rendi-dos y cortados las narices se hallaban curando en Cádiz en el hospital de la Magdalena»42. Al añosiguiente atacarán el puerto de Santiago en la Isla Fernandina y mantendrán combate con dos naos

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37. 1555. Una información original con «comission de Fernando de Zuñiga corregidor de VS se recevio a ynstancia suya el de mil y qui-nientos y cincuenta y cinco haber apresado los naturales de la Provincia por mar mas de mil navios mayores y menores en los cinco años ante-cedentes con embarcaciones propias prevenidas y armadas a su costa entrando diversas veces con ellas en todos los puertos y rrias de la parteoccidental de aquel reyno echando gente en tierra sus rias, saqueado y quemado muchos lugares abiertos...».

38. BARKHAM, Michael: Op. cit., p.158.39. GOYETCHE, L.: Op. cit., p. 48.40. MOREAU, Roland: Guéthary: esquisse historique, Paris, 2002.41. DUCÉRÉ, E.: Op. cit., p. 28.42. LABAYRU Y GOICOECHEA, Estanislao J.: Op. cit., p. 209.

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que se hallaban en él robarán en el de La Habana, después de dicho combate. En 1543 llega a la IslaMargarita una escuadra de cinco navíos corsarios de Bayona con 800 hombres43.

Estas constantes incursiones en tierras americanas instarán al Emperador a crear una red de espi-onaje en los puertos franceses para informarse «sobre que en algunos puertos de Francia se armano quieren armar con intento de ir a la Indias y andar de Corsarios a robar y hacer daño».

En 1549 Sancho de Leiva, capitán general de Gipuzkoa, será el encargado de recabar esta infor-mación y realizar los consiguientes informes. «Os encargo que por vuestras espías para saber en quepuertos se arman y quien los arma y cuantos y cuales son»44.

Durante este año y el siguiente Leiva recabará información de los oficiales y marineros guipuz-coanos que comercian en puertos franceses, enviando información detallada sobre la formación deflotas corsarias que en los puertos de Burdeos y la Rochela se armen45.

En julio de 1553 el Príncipe informará a Diego de Carvajal capitán general de la provincia deGipuzkoa, y al gobernador de Galicia de que por la Isla Española han pasado cuatro navíos y dospataches de corsarios franceses que «dizque salieron de San Juan de Luz y que han hecho enaquella isla y otras costas concercanas muchos daño y robos de oro y plata y cueros y azucarespor valor de 100.000 ducados y que también han tomado algunos navíos y repartido parte de lapresa en ellos y armándolos para se venir con todo al dicho reino de Francia y que en la actuali-dad son once los navíos y que como parecen no pueden invernar el aquellas costa parece que tie-nen intención de volver a su puerto y que seria bien que algunos de los armadores de ese reinosaliesen al paso»46.

Muchos de estos corsarios serán piratas en toda regla, careciendo en muchos casos de la licen-cia del rey. Tras el final de la guerra que enfrentará a España y Francia entre 1551-1556 los capita-nes corsarios lohitzundarras Haristiague, de Soamin y Ansogarlo serán perdonados por su rey porhaber apresado numerosos barcos en las costas de Indias sin contar con el permiso real o patente.Parece ser que estas actividades piráticas enriquecieron de manera importante a los armadores deSan Juan de Luz47.

Tras la reanudación de la guerra los ataques seguirán produciéndose. Siguiendo el ejemplo de sushomónimos de La Rochelle y los puertos normandos, los corsarios vascos armarán en corso sin serinquietados por las autoridades. En 1559 los corsarios de Bayona y San Juan de Luz saquearán PuertoCaballos, en Honduras, probablemente en unión de corsarios normandos. Pero al regreso de estaexpedición en septiembre del mismo año, con un rico botín y cuando se encontraban cerca de SanJuan de Luz fueron sorprendidos por un temporal que desbarató la flotilla y hundió varios barcos.Este revés de la fortuna supondrá el fin de los armamentos corsarios vascos con destino a la Américaespañola48.

Estos enfrentamientos generarán multitud de presos por ambas partes, estos serán conducidos aprisiones en las que sobrevivirán bajo un duro régimen penitenciario. Una de estas prisiones estará

43. DUCÉRÉ, E.: Histoire maritime…, p. 346.44. Archivo General de Indias (AGI), Indiferente 424, L. 22\1\60. 16 de julio. Carta solicitando información sobre las flotas corsarias que

se han armado en puertos de la costa de Francia Abra de Graa, rio de Hontanal y de la Rochela. “Han salido 17 navíos con intento de ir alas indias a robar y que ademas se estan aprestando en la Rochela el galeón grande que hizo la comunidad por la pena del levantamientopor mandado del rey de Francia y con el otras tres navíos y que tambien los hijos del capitan Alabardos estan armando otras cuatro naosgruesas para ir a la Indias”. 23 de julio de 1550. Información hecha en la villa de Rentería, remitida por don Sancho de Leiva, sobre habersalido varios navíos de Francia. Interroga al capitán Gregorio de Renteria que dice haber oido “que de Burdeos partieron cuatro navios deentre 150 y 200 toneles con 200 hombres cada uno con destino a cabo verde para ir a la costa del Brasil y que un mercader de Burdeosllamado Sabas dijo que tambien había salido otro navío armado de iguales características para las costas del Brasil. El capitán Armendarizdice que ha oído que de Burdeos ha salido una galeza o galeaza y dos naos las quales iban bien armadas de artillería, gente e vituallas yque no heran partidas sino aprestadas para partir y que aunque ellos hecha fama de que van a Brasil y a Cabo verde a por mercadurias essabido que van a las Indias a robar y a hacer el mayor daño y que hechan a la gente a la mar por que no se sepa quien lo hace dice queesto es todo lo que sabe y que Diego de Camon y Pedro de Isasa ha estado en Burdeos al igual que otros vecinos del pasaje y de SanSebastián”. Pedro de Camon afirma que a 12 de mayo se “encontraba en Burdeos con una pinaza y cinco marineros y un muchacho y queal entrar en la ría vieron una galeaza desarbolada y sin aparejo y que cuando salieron de Burdeos, el 14 de mayo, la vieron aparejada y arbo-lada y que contaron entre las dos cubiertas 32 puertas para artillería y que la gente que iba a llevar era de Capbreton cerca de Bayona y desu comarca y que dicha galeaza no sirve para transportar mercadurías sino para la guerra y que había otras dos naos la una de hasta 120toneles e la otra de 140”.

45. DUBERT, Isidro: «Corsarismo francés, poder real y política imperial en Galicia durante el reinado de Carlos V», en El reino de Galicia enla época de Carlos V, Xunta de Galicia, p. 289.

46. AGI, Indiferente, 424, L. 22\1|1038.47. ARCHV, Registro de Ejecutorias, Caja 0859.0028.48. DUCÉRÉ, E.: Op.cit., p. 28.

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en La Rochelle, desde allí escribirán a la Junta en 1555 Domingo de Segurtola y Mateo de«Manterola que están presos en la Rochela habiendo sido presos en la Armada andando al corso ylos tienen encerrados en un cubo de noche, y de día los llevan a acarrear piedra y los tienen comoesclavos y piden se mande prender a otros tanto franceses que sean de calidad y se retengan en lacárcel asta que ellos sean sueltos»49.

5.2.2.3. El corso cántabro

Mención especial merece el corso cántabro que tan activo se mostrará a final de siglo. Ya duranteesta última guerra con Francia comenzarán los problemas con las villas vascas. El corso cántabro ten-drá entre otros objetivos el de las rutas de aprovisionamiento que unían Bretaña con Gipuzkoa yBizkaia. Este tráfico guardaba unas peculariedades especiales, ya que aunque encontrándose enguerra con Francia, estas provincias tenían privilegios (conversas) que les permitían comerciar ciertosproductos con el enemigo. Los armadores cántabros haciendo caso omiso de estos privilegios apre-sarán las embarcaciones que recalen con suministros en los puertos vascos, poniendo muchas vecesal borde del desabastecimiento a la población.

En 1552 la ciudad de San Sebastián se queja que los armadores de Castro habían capturado bar-cos franceses que venían a esta provincia para surtirla de víveres y se pide que la Provincia actúe departe de los franceses contra Castro en el pleito que se abre. En la Junta se presentó una provisiónreal sobre el desembargo de los navíos que trajesen trigo para esta Provincia y otra por la cual«ningún mercader natural de la Provincia ni de fuera de ella pueda contrabtar ni contrabten trigo niotros mantenimientos para los traer a rebender en la dicha Provincia en nabios de franceses por vir-tud de la permisión de Su Alteza»50.

Estas quejas son constantes a lo largo de la guerra, obligando a las Juntas y Diputaciones a pleite-ar en muchos casos con los corsarios cántabros. Este mismo año Francisco de Lasao informa que traspleitear con Castro «sobre los apresamientos de navíos franceses que venían con bastimentos a estaProvincia se hizo entregar dichos navios bajo fianza y por que los dueños de los bajeles no le puedenrecompensar por ser de poco valor le paguen por sus trabajos pues ha litigado durante cuatro meses».

Las quejas y los pleitos se sucederán a lo largo de toda la guerra sin que las numerosas senten-cias y disposiciones legales impidan la actuación de los corsarios. En 1557 las Juntas de Gipuzkoadecidieron enviar a Lázaro de Zumaya a Laredo con las cartas para desembargar y restituir las dospinazas, de Martin de Larregui e Miguel de Sala, franceses, vecinos de Bidart, que cargadas de trigo,pez y resina les tomó Juan de Cuebas y las llevó a Laredo. Lázaro de Zumaya acudió al Corregidorde las Cuatro Villas provisto del permiso de Su Alteza «para que lo haga pregonar en Laredo comose esceptan bastimentos que vienen para esta Provincia».

Sólo con la declaración de la paz finalizarán estos problemas, que volverán a resurgir a finales desiglo cuando la situación, en este caso la guerra con Inglaterra, vuelva a repetirse como veremos másadelante.

6. EL CORSO BAJO EL REINADO DE FELIPE II

6.1. Introducción

Si durante el reinado de Carlos V el Mediterráneo tuvo un protagonismo geoestratégico; la pugnapor Italia con Francisco I y por el control del Mare Nostrum con los turcos, con la llegada de Felipe IIeste escenario cambiará, la rebelión de los Países Bajos, la creciente enemistad con Inglaterra, lasguerras de religión en Francia y el comercio americano serán las causas de este cambio.

Si durante la primera mitad de este siglo los corsarios franceses fueron los más activos, duranteel reinado de Felipe II cederán este protagonismo a los ingleses que junto a los hugonotes francesesy a los holandeses, convertirán el Atlántico en un escenario bélico inusitado.

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49. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1554-1557, Donostia, 1990, p. 226.50. Ibídem, p. 265.

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Aunque Francia buscó la amistad de Felipe II en un principio, los corsarios franceses hicieron cons-tantes pillajes a lo largo de la costa cantábrica y gallega. «El gobernador de Galicia marqués deCortes intentó una replica adecuada y para ello solicitó de los regentes el montaje de una armadapermenente que pudiera combatir con eficacia a los corsarios franceses»51.

Inglaterra aunque en un principio seguirá manteniendo relaciones con España, apoyará de mane-ra abierta a sus corsarios y no será hasta la década de los 70 cuando se rompan las relaciones y lashostilidades sean abiertas. La política naval inglesa, conseguirá poner en jaque al comercio atlánticoespañol, cosa que no habían logrado los franceses en la primera mitad de siglo, y será una de lascausas de la decadencia del comercio marítimo vasco de finales del XVI.

La política matrimonial de Felipe II fue un arma más de la diplomacia y trató de buscar alianzas.Inglaterra suponía un buen aliado ante Francia. Pero la suerte no quiso que el matrimonio con MaríaTudor fructificara en ningún aspecto. La muerte de la reina frustró de manera definitiva los planesque tenía Felipe II para Inglaterra. La reina Elisabeth en un principio no se enfrentó claramente aEspaña, aunque siempre apoyó el corso inglés al igual que la nobleza inglesa principal promotora deeste negocio52.

Entre 1572 y 1577 once expediciones corsarias partirán a saquear la costa de las Indias todas ellascon Drake.

El levantamiento de los Países Bajos y el incondicional apoyo de Inglaterra a los rebeldes tensio-narán de manera extraordinaria las relaciones hispano-británicas. La incorporación de Portugal alImperio de Felipe II no hará sino echar leña al fuego.

La prohibición de comercio con Inglaterra de 1585 será una auténtica declaración de guerra, elataque inglés a Vigo de septiembre de este mismo año y el de Cádiz de 1586 serán determinantesa la hora de decidir la invasión de Inglaterra y la creación de la armada de 1588.

6.2. Política marítima de Felipe II

La defensa de la costa y de la navegación se encomendará a escuadras y armadas oficiales, elcorso particular tendrá una participación mínima en esta faceta, exceptuando la última década delsiglo. Felipe II no quiso o no supo fomentar el corso como elemento de defensa o de ataque. Suestrategia marítima se limitará a la formación de armadas y a la fortificación de las costas.

En el caso vasco sorprende el desinterés de los armadores para armar barcos en corso, parece serque lo arriesgado de la empresa no animaba a esta actividad, pocos serán los solicitantes de paten-tes y su actividad apenas resaltable.

Este desinterés parece ser generalizado en casi toda la costa cantábrica si exceptuamos la costasantanderina donde los corsarios de las Cuatro Villas se mostrarán muy activos. En el caso de Galiciaparece ser que ese desinterés era también palpable53. Como dice la investigadora María del CarmenSaavedra: «Aunque por parte de la monarquía se desarrollaron algunas iniciativas tendentes afomentar la aparición de corsarios españoles como contrapeso a la actividad de los extranjeros, elempeño tuvo escaso eco»54.

Sólo al final de su reinado y tras el fracaso del Armada Invencible Felipe II cambiará de parecerfomentando de manera controlada el corso, serán las escuadras oficiales las que llevarán a cabo estalabor.

6.2.1. Las armadas

Felipe II tratará, sobre todo a partir de 1570, de crear un sistema defensivo estable para salva-guardar tanto el tráfico marítimo del Atlántico norte como para el procedente de América. La rebe-

51. MENÉNDEZ PIDAL, R.: Historia de España, Espasa Calpe, Tomo XX.52. La bibliografía inglesa no siempre ha visto el corso, sobre todo el que se ejerció en un principio en las costas americanas, como una

actividad exclusivamente militar también le han dado gran importancia a la faceta mercantil que conllevaban estas primeras expediciones.Quiero agradecer a mi amigo Carlos Rilova el haberme puesto sobre esta pista y suministrarme la bibliografía sobre el tema.

53. SAAVEDRA VÁZQUEZ, María del Carmen: «Entre corsarios y armadas: el mar y la guerra en la Galicia moderna», 8ª Semana Galegade Historia, 1999, p. 196.

54. SAAVEDRA VÁZQUEZ, María del Carmen: «Corsarismo inglés en Galicia y América durante el reinado de Felipe II», en Revista daComision Galega do Quinto Centenario, n.2 (1989), p. 34.

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lión de los Países Bajos y la guerra con Inglaterra obstaculizarán de manera importante el tráficomarítimo entre la costa vasca y los puertos del Norte de Europa.

A partir de 1568 Felipe II puso en marcha una serie de medidas, entre ellas la de crear una flotapropia de la Corona. La construcción naval vasca se orientará a este sector construyendo naos y gale-ones para las armadas. Al final no fue todo lo beneficioso que en un principio parecía ya que muchosde los encargos que se hicieron no se pagaron.

La unidad defensiva básica de la costa cantábrica fueron las escuadras. Estas unidades navales noeran permanentes sino que se creaban cuando la necesidad lo exigía y la economía lo permitía.Generalmente, su organización y mantenimiento corrían a cargo de los poderes locales. En el casodel País Vasco peninsular las armadas se denominarán de Bizkaia y de Gipuzkoa y correrán a cargodel Señorío y de la Provincia.

Estas escuadras podían unirse entre ellas para formar armadas puntuales para operaciones con-cretas55. Serán constantes las fricciones entre los poderes locales y los reales por entender aquellosque la formación de escuadras era para la defensa de los intereses y de las costas de los que sufra-gaban los gastos de mantenimiento y no de lo que la estrategia o el interés del Imperio demandabaen cada momento.

No será hasta 1593 en que se constituya una Armada Real del Mar Océano permanente a dis-posición del rey.

La formación de estas armadas exigía un esfuerzo inconmensurable para las villas costeras; losembargos de embarcaciones y las levas de marineros supusieron una auténtica sangría para esaspoblaciones.

Las campañas de 1582 y 1583 en las Islas Azores (Jornada de la Isla Tercera) supusieron un impor-tante movimiento de barcos y marineros del cual se resentirán las villas costeras vascas. Sin apenastomar respiro, cuatro años después comenzarán los preparativos de lo que sería la Invencible. Enmarzo de 1587 se redactará una real cédula por la cual se daban instrucciones a Miguel Oquendosobre la armada que se juntaba en Pasajes. En las instrucciones se fija como objetivo de la acción ocausa principal de la armada guipuzcoana «el asegurar y limpiar de corsarios los mares de estos rei-nos, por el daño que hacen en ellos los corsarios ingleses y de otras naciones no dejando, que la con-tratación y el comercio de unas partes y otras se hagan con al seguridad que se requiere»56. Comovemos el propósito de dicha armada no era el que figura en la dicha cédula, el rey trataba de atra-erse a los armadores marcando un objetivo mucho más próximo a los intereses de estos que al fin ya la postre serán los que pondrán los medios para dicha expedición.

Tras el fracaso de la Invencible Felipe II no se dará por vencido. En 1590 formará una nueva arma-da con destino a Inglaterra y en 1594 se dará el tercer intento de Felipe II contra Inglaterra, en elFerrol se Juntan las escuadras de Marcos de Aramburu, Antonio de Urkiola, Martín de Bertondona,Juanes de Villaviciosa, Oliste y Pedro de Zubiaur, todos bajo el mando de Martín de Padilla y su almi-rante Diego Brochero, que zarpan el 19 de octubre, pero el temporal los rechazará en el canal de LaMancha regresando a la Península.

A pesar del alto precio de la construcción naval en España, la necesidad de defender el Imperiohizo pensar a Felipe II en una segunda gran Armada, que efectivamente se construyó en 1596 conel objetivo de invadir Irlanda, pero que fue dispersada por los vientos cuando al fin partió, repitién-dose las pérdidas. Pero aún continuó Felipe II con la idea de la gran Armada, y en otoño de 1597volvería a repetirse el tropiezo con la climatología adversa y la dispersión. Al año siguiente moría elmonarca español, y la disminución de los recursos obligaba a su sucesor a olvidarse de la invasión deInglaterra. Pero esto no supuso el fin de las armadas, todavía en 1599 se reclutaron marineros parala armada del General Marcos de Aramburu que partió de Pasajes con rumbo a Lisboa.

Durante este reinado se realizaron varios viajes reales que requirieron la formación de armadas paraescoltar a los monarcas y transportar su séquito y pertenencias: desde el fastuoso viaje de Felipe II aInglaterra para sus esponsales en 1554, hasta la fracasada visita a los Países Bajos ante el clima de revuel-ta en junio de 1567. Estas armadas protocolarias también exigían su tributo en hombres y barcos.

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55. Sobre la organización marítima en tiempos de Felipe II ver CEREZO MARTÍNEZ, Ricardo: Las armadas de Felipe II, San Martín, Madrid,1989.

56. VITORIA, Juan: «Historia de los Reyes de España» (manuscrito de la BN), en TELLECHEA IDIGORAS, José Ignacio: Otra cara de laInvencible, Kutxa, Donostia, 1988, p. 226.

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6.2.1.1. Las levas

Esta política de crear escuadras y armadas suponía la necesidad de realizar constantes levas demarinería, estas levas iban en detrimento de las actividades marítimas de las villas costeras ya quesuponían el restar una mano de obra imprescindible para el tráfico marítimo y las pesquerías deTerranova. Si a esto le sumamos que el Estado siempre fue mal pagador nos encontramos con unaactividad laboral poco atractiva en la que las ganancias eran pocas y las pérdidas casi seguras. Estemalestar se generalizó sobre todo en el último cuarto de siglo.

Según Isasti, tras las armadas de 1582, 1583 y 1588: «los vecinos de esta villa quedaron muy gas-tados y empeñados por el largo tiempo que anduvieron en las jornadas referidas y servicio de SM»57.Pudo bien haber añadido que lo que fue una realidad para San Sebastián lo fue igualmente paratoda la costa de Vizcaya y Guipúzcoa. Todos los puertos sufrieron58.

Las quejas de los ayuntamientos fueron constantes. En las Juntas de Zumaia de 1593 el concejode dicha villa declara que «como VªSª, consta desde el año de ochenta e ocho a esta parte sean alis-tado mas de dos mil e quinientos hombre de mar del cuerpo de Vª Sª e an andado en servicio delRei nuestro señor en sus Reales Armadas de alto bordo y çabras, en que andan en corso, e de todosellos no an escapado más de *** galeras poco mas o menos, los cuales sirvieron estos siete añoscontinuamente en todas las ocasiones que se an ofrecido. Y no les han pagado todabía el sueldo yestan todos endeudaos, hasta sus acreedores y se envíe memorial al rey para que pague»59.

Parece que este memorial no sirvió de mucho pues en agosto el rey solicitó una nueva leva demarineros para tripular seis galeones que se hallaban en el puerto de Pasajes.

La frecuencia de las levas dio lugar a un aumento considerable de los desertores, muchos mari-neros tras cobrar sus pagas se volvían a sus casas, el rey ordena se prendan y ordena «...castigarlospara q(ue) en ellos se escarmienten otros y lo mismo hareis si algunos de los soldados de la d(ic)haArmada o navios acudieren por ay que como queda d(ic)ho hubieren Resçivido pagas y socorros»60.El cansancio de la marinería era patente, las deserciones eran constantes, tras la acción de Blaye, en1593, el capitán general de Gipuzkoa, Juan Velázquez solicita se le envíen para su castigo los mari-neros que se volvieron sin licencia.

Los desertores utilizarán todo tipo de trucos para evitar ser apresados. En 1595 se le ordena alcorregidor de las Cuatro Villas esté atento a aquellas embarcaciones que vienen de «Bretaña no tray-gan a la buelta ningun soldado de los que en ella me sirven sino fuere con licençia de don Ju(an) delaguila se ha entendido que los m(aest)res d[e] ellos no dessenbarcan los dichos soldados en los puer-tos sino que antes de llegar a ellos los echan en las primeras pinaças que andan a pescar y que estoes cosa muy hordinaria y siendo de la Inportancia que veys poner rremedio en ello ha parecido avisa-roslo Para que esteys advertido d[e] ello y ordeneys so graves penas a los m(aest)res de las pinaças ootras bajeles que no rrecivan ningun soldado y que demas d[e] esto a la buelta las visiteys todas y sihallaredes alguno en ellas le prendays y aviseys como se dize en la dicha carta que asi conbiene a miservicio»61. Estos en muchos casos contarán con la complicidad de las autoridades locales. Algunasvillas y pueblos tratarán de eximir a sus marineros del servicio en las armadas: es el caso de Hondarribiaque solicitará al rey le conceda el privilegio a causa de la mucha gente que han llevado de esta villapara las armadas los años anteriores siéndole concedido por real cédula de de12 de diciembre de1596 «... para que no lleven ni saquen la gente para el servicio de mis armadas ni embarguen paraeste efecto sus navío ni bajeles que andan al comercio y la navegación con la andaluzia, Portugal,Galicia e otras partes de donde traen bastimentos necesarios para la provisión de esta villa»62.

6.2.1.2. Los embargos

Hasta finales del siglo XVI Felipe II no se decidió por construir barcos para una armada real, hastaentonces las armadas se realizaban embargando aquellos navíos, mercantes o pesqueros, que se

57. MARTINEZ DE ISASTI, Lope: Compendio historial de Guipúzcoa, Amigos del Libro Vasco, 1985. 58. HUXLEY, Selma y BARKHAM, Michael M.: «Los Arriola de Urazandi: iniciativa empresarial marítima en Vizcaya y Guipúzcoa (hacia 1540-

hacia 1630)», en Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 1, 1996, p. 369. 59. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1593-1595, vol.XII, p. 63.60. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», en Harold B. Lee Library, Brigham Young University, Provo, Utah.- 4 September, 1593.-

http://www.lib.byu.edu/~rdh/phil2/61. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op. cit. “Del pardo de nobiembre de 1595”.62. AMH, A, 1, 18 (1596), fol. 318.

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consideraban tenían unas características de fortaleza y tamaño que les permitían desempeñar labo-res militares. Esta práctica supuso un auténtico desastre para los armadores vascos. Las «requisas denaos en 1586, 1587, y 1588 que se siguieron al comienzo de la guerra con Inglaterra en 1585 con-juntamente con los de la década de 1590, se dejaron sentir dolorosamente en la economía maríti-ma de Vizcaya y Guipúzcoa. Desalentaban a empresarios tales como los Arriola de construir naos,en parte porque les impedían emplear las naos en viajes mercantiles pero también porque los pro-pietarios recibían compensación insuficiente, y las más de las veces atrasada, de la Corona por el usoo pérdida de sus navíos»63. Estos embargos no afectaban solamente a los barcos mercantes, las naosde pesca sobre todo bacaladeros y balleneros fueron frecuentemente requisadas, estas «requisas denavíos causaron una severa contracción en el sector de Terranova durante la Guerra anglo-española(1585-1604)»64.

A partir de 1585 el mantenimiento de las escuadras será prácticamente permanente, estosupondrá un expolio de los pueblos de la costa, los numerosos informes que se redactan sobre lasituación del sector marítimo así lo atestiguan, Labayru achaca la presencia de corsarios ingleses ala falta de vasos y marineros que se encontraban alistados en la armada. A finales de siglo se daráuna retracción en el sector de la construcción naval en lo que respecta a barcos de financiación pri-vada. Los embargos, los corsarios, la competencia o el descenso del tráfico comercial con Indiasserán sus causas.

Los embargos no sólo afectarán a los barcos de los súbditos del rey, también a sus enemigos.Cuando se declaraba una guerra se procedía a embargar todos los barcos de los súbditos del rey ene-migo que estaban en puerto. Uno de los primeros actos de hostilidad de Inglaterra contra Felipe IIfue el embargo de los barcos que se refugiaron en puertos ingleses y que con bastimentos y con laspagas de los soldados se dirigían a Flandes y que más adelante mencionaremos al hablar de la arma-da del general Zubiaur.

El embargo de estas naves o el simple rumor de guerra hacía que los barcos “enemigos” aban-donaran los puertos o desviaran sus derroteros a puertos amigos. En 1594 la villa de San Sebastiáninformará en la Junta de Mutriku «que del embargo que se han hecho de las dos naves flamencasnombradas la Paciencia y El Cisne Blanco a resultado que seis naves flamencas que venían cargadascon diversas mercancias y con trigo y otras ceveras han entrado en bayona de Francia. Y se recelaque dichos mercaderes dejaran de tratar en la dicha villa y en esta Provincia redundando en grandesmenoscabos por ser muy ricos. Y se pida a sm mande soltar estas naos como mando al Adelantadode castilla soltar las dos que apresó y que con bastimentos y cosas para fabricas de naos. Y se envieun nuncio»65.

Varias serán las armadas que se organizarán en el País Vasco, unas se crearán de manera puntualpara una acción bélica concreta y otras serán cuasi permanentes, entre estas últimas destaca la delgeneral Zubiaur.

6.2.1.3. La armada del general Zubiaur

Pedro de Zubiaur comenzó su carrera como armador, él tenía varias naos mercantes con las quecomerciaba con Sevilla, con Inglaterra y con Flandes. Poco a poco y según la crispación bélica ibaacentuándose se le fueron encomendando, por parte de la Corona, servicios de tipo militar. En 1568partía de Bilbao con dos zabras con dinero para el Duque de Alba, en el canal de la Mancha seenfrentó a navíos de La Rochele y tomó puerto en Inglaterra. La reina Isabel embargó 180 navíos delos vasallos del rey de España y entre ellos las dos zabras de Zubiaur para resarcir a los comerciantesingleses embargados por Alba en Flandes. Más de 1500 marineros fueron presos, 300 de ellos vas-cos y aunque en principio gozaron de un estado de semilibertad pronto fueron encerrados en pri-sión66. Zubiaur estuvo preso durante un año y fue liberado junto a otros 300. Marchó a Flandes aservir a Alba. En 1571 pasó Zubiaur a Inglaterra con intención de cobrar lo que Drake había toma-do en el río Chagre; pero regresó en 1574 sin poderlo cobrar. En 1580 Zubiaur volvió a Inglaterra

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63. HUXLEY, Selma y BARKHAM, Michael M.: Op. cit., p. 371. 64. HUXLEY, Selma y BARKHAM, Michael M.: Op. cit., p. 373.65. AMH, A, 1, 18 (1596), fol. 296.66. SANTOYO, Julio César: «Antonio del Corro y Pedro de Zubiaur: el episodio de Bridewell», en Boletín de Estudios Históricos sobre San

Sebastián, nº 7 (1973), p.

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como agente de la Casa de Contratación de Sevilla para reclamar lo llevado por Drake pero, tras dosaños de gestiones infructuosas, pensó en volver, siendo reclamado por el embajador para que sequedara a realizar trabajos de espionaje. Fue descubierto y encerrado en la torre de Londres donde«le dieron cruelismos tormentos que le dejaron estropeado». Después de dos años de prisión enInglaterra y otro en Holanda fue liberado tras pagar un rescate. En 1580 seguía ejerciendo su oficiode armador; tenía una nao en Bilbao de 860 toneladas y otra que viniendo de la India la apresaronlos ingleses.

Será a partir de la década de los noventa cuando tenga su propia escuadra y lleve a cabo unaactividad febril en el Atlántico, tan pronto lo veremos en el canal de La Mancha como en la islaAzores, transportará tropas y vituallas a Bretaña durante la ocupación española, combatirá contraingleses, hugonotes franceses y holandeses consiguiendo numerosas presas.

A partir del fracaso de la Armada Invencible Felipe II optará por un mayor apoyo al corso, comomencionábamos más arriba, de hecho estas escuadras comenzarán a realizar actuaciones de auténti-cos corsarios. La escuadra de Zubiaur compaginará operaciones navales de envergadura –como la rup-tura del bloqueo naval de Blaye, el desembarco de tropas cerca de Brest, la Jornada de la Isla Tercerade 1583 o Jornada de Falmouth en la que Martín Padilla en 1596 tratará de invadir de nuevoInglaterra– con actividades de pequeño corso, captura de pequeñas embarcaciones que transporta-ran vituallas y granos a las provincias de Gipuzkoa y Bizkaia. Es en esta faceta donde chocará con lospoderes locales. Zubiaur no durará en hacer presas, muchas de ellas de legalidad dudosa, de hechoesta actuación será criticada y en ocasiones denunciada por las instituciones como la Diputación y lasJuntas Generales de Gipuzkoa. Ya en 1593 aquella tiene que intervenir para que se devuelvan las per-tenencias y dineros tomados a mercaderes baioneses embarcados en un bajel de Portugalete. Esteenfrentamiento se irá haciendo cada vez más irreconciliable. La necesidad de la Provincia de granopara alimentar a la población será un tema de primerísimo orden que ocupará gran parte de las sesio-nes de Juntas Generales de final de siglo. La Provincia y el Señorío negociarán con el rey prerrogati-vas que les permitan aprovisionarse por mar. El limitado comercio marítimo existente sobre todo conlos puertos bretones fieles a la Unión Católica, aliada de Felipe II, será constantemente hostilizado porlos corsarios enemigos pero también por la escuadra de Zubiaur y los corsarios de las Cuatro Villas queajenos a la penuria de la población no dudarán en apresar a toda embarcación con cualquier excusa.Esta situación llevará poco a poco al enfrentamiento, si en un primer momento la Provincia tratará denegociar con Zubiaur al final de la década se recurrirá al rey para que lo castigue67.

La actitud de Zubiaur será condescendiente en un primer momento y parece que trató de man-tener buenas relaciones con la Provincia pero las constantes denuncias de los armadores y comer-ciantes bretones y flamencos ante las Juntas Generales por los malos tratos recibidos por Zubiaur ylos apresamientos arbitrarios rompieron esta armonía. En 1596 la villa de San Sebastián denunció aZubiaur ante las Juntas Generales reunidas en Azpeitia a raíz del apresamiento por uno de los pata-ches de su escuadra de un navío que con trigo y pescado cecial se dirigía a aquel puerto, tomándo-le «parte de su hacienda que traía y a un clerigo que venía a Salamanca le quito dos sobrepellices yuna sotana y a los marineros y estudiantes las ropas que traían. Y el mercader y el clérigo le mos-traron el pasaporte que traían del capitán Fontanela, que reside en Bretaña católico y adherido a laSanta Unión. Y hace la guerra contra herejes. Y estos reclamaron ante Zubiaur», pero éste, además,le exigió al mercader cien ducados para dejarle en libertad. El mercader no contaba con el dineropero le firmó una letra en la cual se comprometía a pagárselos a Joanes de Amezketa en cuanto lle-gase a San Sebastián. Zubiaur, entonces les despachó un pasaporte para que los navíos y las autori-dades de los puertos les dieran buen trato, esta actuación de Zubiaur era más propia de un pirataque de un «cavo de las galeras de España».

El Ayuntamiento de San Sebastián se quejó de que Zubiaur no cumplía con lo que mandaba elrey y contravenía las cédulas de su majestad y a «puesto espanto a los extranjeros para que no ven-gan a esta provincia con vituallas». La Junta tras consultar con el licenciado Aranburu mandó seescribiese al rey y al Consejo de Guerra solicitando se restituyeran las cosas robadas y castigase aZubiaur. Parece que esta queja no tuvo el efecto esperado, el rey se cuidaba muy mucho de actuarcontra aquellos en los que había depositado la defensa del Atlántico y por extensión de su imperio

67. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit. 15 junio 1594. «Se dio noticia que Pedro de Çubiaurre, cavo de los navíos dela costa de Bretaña, estaba para salir del puerto del pasaje y se había entendido que quería hazer impedimento en su viaje a çiertos nabíos queabian estado e vendido trigo en SS. flamencos y franceses. Y si esto fuera así pondría en fuga a las naos extrajeras, principalmente biendo quelos capitanes del Rey les hazían la guerra. Que vayan el Diputado y el alcalde a hablar con Zubiaurre».

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por atender las quejas de Gipuzkoa. De hecho, al año siguiente, será el propio rey el que ante unadenuncia y la sospecha de que Zubiaur aprovechaba las idas y venidas a Bretaña para meter merca-dería de contrabando inste al corregidor de las Cuatro Villas para que “visite” los navíos de su escua-dra68. Parece ser que la investigación quedó en papel mojado porque al poco tiempo tenemos aZubiaur al frente de su escuadra formando parte de la armada de Martín de Padilla en la jornada deFalmouth (1596) y continuará en su puesto sin ser ni siquiera amonestado, es más, Felipe II en 1598ante la pérdida que sufrió Zubiaur de dos navíos suyos armados en corso –uno recién fabricado de250 toneladas y otro de 100, que naufragaron en una gran tormenta uno cerca de Fuenterrabía y elotro en las islas de Bayona– le hizo la merced de 17.000 ducados de las presas que hicieran los naví-os de su escuadra y las galeras de Bretaña.

Entre las armadas que se organizaron de manera puntual destacamos:

6.2.1.4. La flota de la lana

De vez en cuando se organizará la llamada flota de la lana, esta flota tenía como misión trans-portar la lana que se producía en Castilla a Flandes. Anteriormente el tráfico de lana era fluido conFlandes pero desde la rebelión de los Países Bajos este tráfico se convirtió en muy peligroso, obli-gando a los barcos a navegar en conserva y protegidos por una fuerte escolta militar. En 1570 sepreparará en Santander una flota de la lana pero debido a diversos inconvenientes no podrá zarpar.Al año siguiente esta misma armada compuesta de siete naos gruesas, dos zabras y una pinaza paradar protección a las 30 naves de carga, al mando de Juan de La Cerda, Duque de Medinaceli, desig-nado por Felipe II para relevar al Duque de Alba, se hará a la mar el 6 de diciembre de 1571 vol-viendo a causa de una borrasca y retrasando de nuevo la salida hasta mayo de 1572. Cuando llegana Flandes Flesinga ha sido tomada por los rebeldes viéndose obligados a forzar la entrada delEscalda. En esta acción se perdió la almiranta de Juan Martínez de Recalde.

6.2.1.5. La armada de Menéndez Avilés

En 1573 es relevado el Duque de Alba por Requesens en el gobierno de Países Bajos. La ventajanaval rebelde es patente, Felipe II realizará un plan para acabar con la superioridad holandesa paraello encargará a Pedro Menéndez Avilés la formación de una flota de 200 naves y 20.000 hombrespara lograr el dominio naval en el canal de la Mancha. Pero en 1574 muere Menéndez de Avilés ycon él su plan, Felipe II acuciado por las necesidades del Mediterráneo abandonará la idea.

6.2.1.6. La armada de la Jornada de la Isla Tercera

En 1581 las Azores cayeron en manos del pretendiente del trono de Portugal el Prior de Crato.A año siguiente Felipe II mandó preparar una armada al marqués de Santa Cruz para reconquistar elterritorio y expulsar a los aliados del pretendiente. Para ello se trató de alistar marineros, pero no seconsiguió, en un principio se dieron cuatro pagas por adelantado y cuatro ducados al mes. Huboalborotos por parte de marineros que se negaban a ir a la armada, el capitán general de Gipuzkoa,García de Arce detuvo a los alcaldes de San Sebastián como los principales instigadores de las pro-testas69. Se embargaron las naves de Terranova creando el consiguiente malestar entre los armado-res, al final se consiguió desembargarlas. Tras numerosos intentos para crear una armada al final salióde Gipuzkoa una flotilla de cuatro naos que se dirigieron a Portugal a unirse al resto de la flota y deaquí a la Isla de San Miguel donde quedaron aprisionadas al bloquear los franceses la isla.

Al año siguiente se organizó una nueva armada solicitando en esta ocasión 800 marineros aBizkaia. La nueva armada que se preparaba en Lisboa para la siguiente fase de la llamada Jornadade la Isla Tercera y que daría la victoria a Felipe II en la batalla de la Isla San Miguel.

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68. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit. «Informado que en Uno de los navios que Binieron Ultimamente de Vretaña acargo del capp(it)an Pedro de Cubiaur nombrado La fee cuyo capp(it)an es Garcia de Urquiola bienen mas de veinte cajas de moneda y Joyasy combiene saver cuyas son y con que Titulo se traen siendo nescessario nombrar Para la averiguacion d[e] esto Persona de Cuidado y estandocierto del amor y diligencia con que vos diego orellana de chaves mi correg(id)or de las quatro Villas de la costa de la mar acudis siempre A lascossas q(ue) de mi servicio se os encomiendan ha paresçido cometeros la averiguacion de lo susodicho Por tanto en birtud de la Pressente osordeno y mando que si todavia los d(ic)hos navios estubieren en essa costa bays luego en Perssona a Visitarlos a titulo de Haver entendido quetraen mercaderias Prohibidas y que comenceys la d(ic)ha visita Por el navio arriva referido».

69. TELLECHEA IDÍGORAS, José Ignacio: Otra cara de la Invencible, Op. cit., p. 94-96.

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6.2.1.7. Las armadas del general Bertondona

El general Bertondona, marino vizcaíno, formó varias escuadras alguna de ellas con el nombre deEscuadra de Vizcaya. Estas escuadras actuaban, al igual que la de Zubiaur de manera independien-te patrullando el Golfo de Bizkaia, y en ocasiones se unían a otras para formar flotas y tomar parteen grandes operaciones navales.

En 1582 Martín de Bertondona tuvo a su cargo tres naves, un patache y una zabra para guardary limpiar de corsarios las costas de Portugal y Galicia.

En 1591 en las Azores se dio una nueva batalla; la flota inglesa, 50 naves, se apostó en las Azoresesperando la llegada de la flota de Indias, la flota de Bazán partió de El Ferrol y presentó batalla hun-diendo la almiranta y varias naves más. Esta flota estaba compuesta por cinco armadas entre ellas lade Bertondona.

6.2.1.8. La armada del general Urkiola

El general Urkiola formó una escuadra que se denominará Escuadra de Guipúzcoa y que desde1589 servirá con más de 800 marineros guipuzcoanos.

6.2.1.9. La Invencible

En 1587 se dan instrucciones a Miguel Oquendo sobre la armada que se juntaba en Pasaia. Enlas instrucciones se fija como objetivo de la acción o causa principal de la armada guipuzcoana “elasegurar y limpiar de corsarios los mares de estos reinos, por el daño que hacen en ellos los corsa-rios ingleses y de otras naciones, no dejando que la contratación y el comercio de unas partes y otrasse hagan con la seguridad que se requiere...”70. Pero como después bien se sabrá las intencioneseran otras, la de armar una gran flota para invadir Inglaterra.

6.2.2. El Corso

6.2.2.1. El corso vasco

Como venimos afirmando a lo largo de este trabajo la política de Felipe II, hasta prácticamenteel final de siglo, no fue la de favorecer el corso particular, más bien fue partidario de la formaciónde escuadras, armadas y flotas.

Las autoridades locales tampoco vieron en el corso ninguna ventaja sino más bien todo lo con-trario, un estorbo a la hora de abastecer sus territorios.

Los armadores por su parte preferían invertir en el tráfico comercial o en la pesca que parecíanser más rentables y menos arriesgados.

Otra de las causas que impidieron el desarrollo de un corso fuerte fue el terrible tributo de hom-bres y barcos que exigieron las armadas que se constituyeron a lo largo de las dos últimas décadasdel siglo XVI. Este tributo impedirá que el resto de las actividades marítimas pudieran crecer o man-tenerse en muchos de los casos. En 1595 el agente en Corte pide al rey se dé permiso para tripularen esta Provincia seis o siete navíos para Terranova con los marineros necesarios, como no sean delos alistados en la Real Armada.

De todas maneras conocemos algunos armadores que sí se decidieron por la opción del corso.Según Clavería, el Consulado de Bilbao con motivo de la declaración de la guerra con Inglaterra en1586 despachó «cartas de corso o represalia, a varios particulares, destacándose por sus éxitos losvizcaínos Juan de Amézaga, Juan de Zapirain, Juanot de Leaburu y Martin de Rigoitia. Con suspequeñas naves llegaron hasta las costas de Inglaterra, Escocia y Países Bajos, donde apresaronmuchas naos con buenas cargazones»71.

70. VITORIA, Juan: «Historia de los Reyes de España (manuscrito de la BN)», TELLECHEA IDÍGORAS, José Ignacio: Op. cit., p. 226.71. CLAVERIA, Carlos: Los vascos en el mar, Aramburu, 1966, p. 212.

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En el puerto de San Sebastián sabemos que operaba el capitán Montaut aunque no con el beneplá-cito del concejo de la villa. El «capitan Montanaot que andava en esta villa [San Sebastián] e tenía comi-sión para salir al coso, que era gran inconbeniente para aoyentar las naos y mercaderes que con basti-mento bienen a los puertos de esta Provincia… pida al dicho capitán Montanac(sic) la dicha comisión»72.

A finales de siglo la costa vasca estaba totalmente desprotegida, la ausencia de las armadas ocu-padas en otros mares y la carencia de un corso fuerte que pudiera hacer frente al enemigo unida ala escasez de marineros y embarcaciones como consecuencia de las constantes levas y embargos pro-vocarán esta situación.

Las villas costeras se quejarán amargamente ante las Juntas Generales. Es muy patente la que hizola villa de Deba en Junta de Tolosa de mayo de 1598 «anoche viniendo una pinaza de aquella villadesde Vilbao con venas le tomaron dos navíos armados del enemigo y agora tres meses otra, y agoraquatro o cinco dias yendo dende Vilbao para San Sebastián o San Juan de Luz un baxel con cincuen-ta sacas de lanas y otra cargada de venas les tomaron y les llevaron con toda la hacienda y otro vaxe-les de manera que hasta las puertas nos viene a buscar cada día. Y si de parte d’esta Probincia no sepide remedio con brevedad nos vendran a buscar dentro de nuestras casas, que es grande afrenta»73.La Junta ante la gravedad de la situación acordó que el agente en Corte solicitará al rey licencia paraque los de la Provincia pudieran salir en defensa de sus navíos y mercadurías.

En esta misma Junta San Sebastián también presentó su propio lamento: «de algunos días a estaparte se han atrevido los corsarios piratas de la Rochela saliendo a corso, llegarse hasta casi adentrode los puertos d’esta Provincia, una y dos leguas dellos, a robar y llevar todos los bastimentos y mer-caderías que a la dicha villa de San Sebastián y a otros puertos de esta Provincia ocurrían. Y no secontentando d’ello tomavan y llevaban a los pescadores del Pasaje y de otras partes que hallavan enla mar como lo han hecho de quatro días a esta parte que, aviendo cogido un barco o pinaça depescar del Pasaje de tres o cuatro compañeros que en el avían cogieron a uno solo porque los demás,aviendo saltado en la mar, huyeron y se escaparon a nado Y no contentandose con ello echaron auno a tierra con una carta. En cuyo caso y viendose con esta calamidad y que aunque quieran nopueden salir contra ellos sin licencia ni horden de su Magestad por el mucho rigor que de la dilaciónpodría redundar», e informa que había enviado una carta al rey para que diese licencia para salir alcorso a algunos bajeles de esta provincia.

Dos meses después el agente en Corte escribe a la Junta diciendo que si en un principio el reyhabía concedido licencia a la villa de San Sebastián para armar en corso no era necesario ampliaresta licencia a toda la Provincia porque las paces se habían asentado.

6.2.2.2. El corso de las cuatro villas

A partir del desastre de la Gran Armada, Felipe II se vio obligado a recurrir al corso para hacerfrente a Inglaterra. En abril 1590 se dicta una real cédula por la que se da la merced al corregidorde la Cuatro Villas para dar licençia «a los Vezinos que d[e] este mi districto quisieren armar naviosPara yr en corsso contra los rrebeldes enemigos de n(uest)ra santa fee catholica y d[e] estosReynos»74.

En base a esta cédula da la licencia «al capp(ita)n P(edr)o de Verastigui vezino d[e] esta Villa delaredo Hecho rrelacion diz(ien)do qu[e] el tiene Un navio A Prestado y armado de guerra de Todo loneçesario con yntento y desseo de yr a Hacer dano en los d(ic)hos enemigos y traer avissos de susarmadas Pidiendome le diesse licençia para ello lo qual Visto y qu[e] es tan En serviz(i)o de diosn(uest)ro s(eñ)or y de su mag(esta)d y Comforme a la d(ic)ha Horden que me tiene dada en su rrealnombre por la pres(ent)e Doy licençia a el d(ic)ho capp(ita)n Verastigui y a todos los demas que fue-ren en su navio para que librem(en)te y sin yncurrir empena alguna pueda yr y Vaya en cosso Contralos Talles enemigos y Tomar d[e] ellos las pressas de navios y otras quales quier Haçiendas las qualesen nombre del Rey n(uest)ro s(eñ)or desde luego les adjudico y doy Por buenos siendo de los Talesenemigos de clarados rreservando como Resorte Para su mag(esta)d Toda el artilleria de bronçe q(ue)Tomaren En los navios y la que de fierro colado fuere de ym portançia y los prisioneros Portoguessese En ynglesses».

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72. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa, vol.XIII, p. 65.73. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Ibídem, p. 647.74. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit., 3 Abril, 1592.

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En dicho documento se especifica «que Por escussar las quejas qu[e] este año pass(a)do se antenido de la provinçia de Guipuzcoa y señorio de Vizcaya diz(ien)do q(ue) los navios de guerra quesalian d[e] esta Villa les quitavan de junto a sus puertos los q(ue) les trayan bastimentos de algunoslugares del Reyno de françia advierto y m(an)do a el d(ic)ho capp(ita)n y a todos los demas que conesta mi horden fueren que si no fuere con tiempo muy forçosso no se açerquen a la d(ic)ha costa nipuertos de la d(ic)ha provj(nci)a y senorio de Vizcaya En distancia de ocho leguas ni puedan dentrodel d(ic)ho Termino Tomar ningun navio de los que en los d(ic)hos puertos son rreçividos y admitidossino fuere en casso que de mar En fuera los Vengan dando caça y sepan declaradam(en)te q(ue) sonde enemigos que en tal casso lo podian Haçer y no de otra manera y por aora no sea de estender lad(ic)ha guerra con los navios de Vayonna la breton y su tierra Porqu[e] esta es la voluntad de sumag(esta)d y asi la guardara cada Uno en la p(ar)te q(ue) le tocare so los d(ic)hos penas y la yns-truçion y rrelaçion de las provinçias y lugares con quien se a de Hacer la d(ic)ha guerra que sera conesta de lo qual m(an)de dar la presente Firmada de mi n(ombr)e y sellada con mi sello y rrefrendadode mi s(ecretari)o En la Villa de laredo a tres de abrill de mill y quin(ient)os y noventa y Dos a(ñ)osDon LuissFajardo Por su mandado April».

Estos corsarios muchas veces abandonarán las misiones encomendadas para dedicarse alsaqueo. Uno de los más activos será Juan de Escalante: perteneciente a una conocida familia dearmadores de Laredo llegó a Bretaña a servir con siete pataches en corso a la armada de Diego deBrochero, capitán general de las galeras de Bretaña. En el puerto de Blavet se le encomendó lamisión de escoltar una pequeña flota. Escalante a los pocos días de navegación, abandonó lamisión dedicándose a asaltar los barcos de los puertos de Nantes, Vannes, Quimper y Corentin,poblaciones pertenecientes a la Unión Católica y aliadas, por tanto, de Felipe II, no satisfecho conesto echó gente a tierra para asaltar algunos pueblos y granjas de la costa para abastecerse decarne. Esta actitud en muchos aspectos se asemeja a la Drake o Hawkins en las colonias españolas,poniendo de manifiesto una vez más la estrecha línea que separa el corso de la guerra marítima75.La respuesta del rey se limitó a que en caso de que se demostrara lo que los hechos evidenciabanse procediera al embargo de las mercancías robadas. La actitud comprensiva de Felipe II hacia estosactos piráticos, no deja de ser sorprendente e indica una vez más la necesidad que del corso teníala corona española. Lejos de imponer duros castigos se facilitarán los trámites en el reconocimien-to de las presas, dando facilidades a los corsarios. Andrés de Saravia, vecino de Laredo, como unode los dueños y armadores de los siete pataches que bajo el mando de Juan de Escalante operanen aguas de Bretaña enviará un memorial al rey en el que «recogía el mucho servj(ci)o q(ue) habianhecho y El bien que ha Redundado en subditos y Vasallos pues se han escussado los Robos y dañosque hubieran hecho los d(ic)hos hereges y Reveldes» y le solicita les conceda «que los navios depressas q(ue) hubieren traydo y Traxeren adelante constando ser de las partes Referidas y de losq(ue) Van a tractar en ellas aunque sean catholicos si no tubieren liçençia mia se les adjudiquen sindar lugar a pleitos ni larga ninguna»76.

Serán numerosos los armadores procedentes de otros puertos que, ante las facilidades dadas porel corregidor de las Cuatro Villas, soliciten la concesión de licencias de corso en esta jurisdicción.Procedencias tan dispares como la Pablo Marmolejo, vecino de Sevilla o Sabat de Comba de San Juande Luz, nos indican el atractivo que para muchos corsarios supuso la concesión de estas licencias.

Para la Provincia de Gipuzkoa y el Señorío de Bizkaia la proliferación de corsarios con licencia delas Cuatro Villas supuso un auténtico quebradero de cabeza. Estos corsarios rara vez respetarán lasreales cédulas, negociadas con gran esfuerzo ante el Consejo de Guerra por Idiakez, para salvaguar-dar el tráfico comercial entre la costa vasca y la bretona. Los armadores extranjeros se quejarán amar-gamente ante los alcaldes de las villas costeras y ante las Juntas Generales por los numerosos apresa-mientos y trato recibido de estos corsarios. Las Juntas no dudaran en apoyar a estos armadores tantoen los tribunales, donde se pleitea por los apresamientos, como en la Corte para tratar de castigar alos corsarios y proteger el tráfico marítimo. A lo largo del año 1592 las quejas estarán a la orden deldía, al año siguiente éstas irán en aumento, serán constantes los desplazamientos de enviados deestas Juntas al Corregimiento de las Cuatro Villas para negociar la liberación de las presas y exigir elcastigo a aquellos corsarios que no respetasen las exenciones que tanto la Provincia como el Señoríotenían en materia de comercio marítimo. Estas presiones obligaban al Corregidor de vez en cuando atomar cartas en el asunto; en mayo de 1593 se castigó al corsario Toribio Gómez Corbán, tras la con-

75. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit., 19 septembre 1592.76. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit.

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siguiente queja de la Provincia al rey, por haberle quitado en la mar las mercadurías a Pierres Difait,mercader francés. Parece ser que estos castigos no amedrentaban a los corsarios cántabros; duranteel verano de este año la presencia de estos corsarios en la costa vasca es patente, los alcaldes de lasvillas costeras se quejaran a las Juntas del trato que reciben no sólo las embarcaciones extranjeras quetraen trigo, sino los propios habitantes de las villas que tratan de socorrerles77 culpando, entre otros,a Hernando de Escalante, conocido corsario de Laredo, de ser el culpable de estos hechos. El alcaldede Getaria no dudará en apresarlo cuando aportó «a aquella concha el día de San Juan 24 de este enuna zabra y en ella treinta hombres de guerra que trae. Y advirtiendole del daño que los de Laredohacen a esta provincia por los ataques a los navíos franceses que vienen con bastimento y acordaronaprender al dicho capitan y sus hombres y pidan intrucciones» a la Provincia.

Mutriku también se queja de otros corsarios cántabros que merodean sus aguas, en este caso untal Asacarta, y «advierte que de los franceses que han venido a traer trigo estan asustados y no seatreven a salir»78.

En agosto la Juntas de Tolosa protestan porque «desde que andan los navíos de Laredo secomienza a sentir la falta notable de pan en esta Provincia de manera que apenas vienen navíos, conlo cual a aumentado el precio de 14 reales que valía hasta 20».

La actuación de este corso hará desaparecer prácticamente el comercio marítimo con Bretaña,notándose las primeras consecuencias del desabastecimiento de granos, que en un principio se nota-rá en la subida de precios y que al final de la década en la terrible expansión de la peste.

El propio rey tendrá que tomar cartas en el asunto. En agosto escribe a Diego de Orellana Chaves,Corregidor de las Cuatro Villas, haciéndole relación de las numerosas quejas que hay contra los cor-sarios de su jurisdicción ordenándole abra una investigación sobre la actuación de los mismos y queles mande «no hagan molestia ni vexaçion a los naturales de Vayona San Juan de luz ni [çiucibure]so pena que seran rigorosamente castigados que ansi conviene a mi serviçio»79.

Las quejas y detenciones de corsarios seguirán a lo largo del año. En noviembre los alcaldes deSan Sebastián detendrán al capitán Pedro de Marmolexo de Sevilla, vecino de Castro, que con unanao de 15 toneladas andaba al corso. El tema permanece paralizado en el Consejo de Guerra a laespera de tomar una decisión, las presiones por parte de la Provincia y las villas costeras parece notenían el efecto deseado.

Sorprendentemente la villa de Laredo escribió a la Junta de Azkoitia en diciembre de ese añodiciendo «le pesa mucho que de ella salgan navíos que hagan agravio y den pesadumbre a suscomarcanos y que ha procurado remediar y dado cuenta al Rey, mas como él gusta de ello y se hacecon su orden, se a de sufrir y permitirlo». Parece ser que a las propias autoridades locales laredanasno les hacía mucha gracia ver su villa convertida en un puerto corsario, pero la protección real conque contaban los corsarios impedía que aquellas pudieran intervenir de alguna manera. La atracciónque ejerce el corso hará que muchos de los marineros y soldados se embarquen en esta aventuradesatendiendo las escuadras oficiales80.

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77. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1593-1595, vol.XII, p. 63. «El alcalde Zumaia diceque aquella semana habian andado a una legua de tierra ciertos navios y una pinaza de los de Laredo armados en corso, y el dia 4 entró en puer-to una (pinaza) de Olona cargada de trigo que iba a San Sebastián, habiendole dado caza huyendo de ellos. Y todas estas fiestas han andado ala vista de la dicha villa. Y que ayer por la mañana, aviendo ydo cierytos hombres de la villa a l’atalaya, vieron dos navíos huyendo y una pinazaque les seguía. Y entendiendo eran navíos de trigo fueron con una chalupa y al tiempo que allegaron al un navío francés que le trayan ya de alcan-ce por que les diesen favor les tiraron de mosquetazos y los de la chalupa, reconociendo a la pinaza de Laredo llamaron por el meso(sic) y les res-pondieron no se allegasen a ellos, que eran de Çubiaurre, conosciendo que eran de Laredo. Y que ansi cogieron a este navío y los de la chalupaaferraron del otro navío frances y a remo y bela les truxeron a tierra donde les salvaron y les pagaron bien. Y que estos dos navios eran de Olona,que cada día vienen bien cargados de trigo y partieron de Deba abiendo vendido allí sus cargas de ollas y manifestando el dinero ante la justicia.Y que anoche llegaron los marineros de la nao tomada eçeto el maestre y otro que llevaban con ellos que bineieron con el batel llorando y dixi-ziendo haberles maltratado. Se escriba al Corregidor para que averigue los nombres de los que andan en los Pataxes».

78. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1593-1595, vol.XII, p.146.79. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit.80. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit. Noviembre 1595. «A la ribera de Nantes y a Blaubet acuden de ordinario Navios

de Naturales de essas quatro villas assi de guerra como de Merchantey aunq(ue) Don Mendo Rodriguez de Ledesma y otras Personas hazenmuchas diligencias con las que los llevan a cargo para que no resçiban ningun soldado de las Vanderas que me estan sirviendo en aquellaProvincia todavia han traydo muchos embarcandolos en diferentes partes por lo bien que se lo pagan los dichos soldados y p(ar)a remedio delos Inconvenientes que d[e] esto resultan a mi Serviçio os encargo mucho y mando que hagais notificar a todos los dueños Cap(ita)nes yM(aest)res de los Navios que salieren de esse corregimiento p(ar)a la dicha Bretaña que en ning(un)a manera embarquen Ningun soldado niotra Persona española que no traya licencia de Don Ju(an) del Aguila so pena que seran rigurosam(en)te castigados de mas de lo qual Vos aveisde tener par ticular cuydado de visitar los dichos navios quando ay aportaren y assi mismo qualesquiera otros de las demas partes d[e] estosReynos que vengan de la dicha Bretaña y si Trujeren en ellos soldados sin licencia los hareis prender y detener el dicho Navio y darme eys avisod[e] ello p(ar)a que se ordene lo que convenga y assi mismo de aver publicado lo que aqui se os dize».

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A principios del año 1594 se reciben noticias de la creación de una flota en Inglaterra para atacar lascostas de la península, noticia que no favorecerá en nada las pretensiones de las villas costeras vascas,por el contrario los corsarios saldrán reforzados en este asunto. Muchas veces ellos mismos serán los quepropaguen las noticias de supuestas invasiones inglesas81. Este mismo año se seguirán dando licenciasde corso82. El Consejo de Guerra tras un año de deliberaciones tratará de imponer limitaciones a los cor-sarios cántabros en su actuación en la costa vasca. A partir de este momento en las licencias de corso,como la dada a Juan de Caraso vecino de la Villa de Castro Urdiales, se especificara «que y por excusarlas quexas que este año pasado se han tenido de la Provj(nci)a de Guypuzcua y senorio de Vizcaia dizien-do que los navios de Guerra q(ue) salian de la V(ill)a de laredo les quitavan Junto a sus Puertos a los queles trayan Bastim(ent)os de algunos lugares del Reyno de francia Advierto... a todos los demas que conesta mi horden fueren que si no es com tiempo muy forcoso no se acerquen a la d(ic)ha costa ni puer-to d[e] ella en distançia de ocho leguas ni puedan dentro del d(ic)ho Termino tomar ningun navio de losque en los d(ic)hos Puertos son Resçividos ni admitidos si no fuere en caso que de mar en fuera el Bengandando caça y sepan declaradam(en)te que son de enemigos».

Pero este tipo de medidas no solucionará el problema, la actividad corsaria se mantendrá y tam-bién los excesos cometidos por sus protagonistas. Las relaciones entre la Provincia y los corsariosseguirán siendo tensas83. Gipuzkoa decidirá convocar una Junta General extraordinaria en Bidania el1 de agosto para tratar el tema, desgraciadamente falta el registro de esta Junta, sólo sabemos quese nombraron los nuncios Isasi y Olazabal para que fueran a hablar con el rey.

El enfrentamiento entre las autoridades vascas y los corsarios de las Cuatro Villas será permanentedurante prácticamente toda la década. Se pleiteará en todos los terrenos llegando muchas veces alenfrentamiento físico entre ambas partes. En julio el ayuntamiento de San Sebastián informa de que «losarmados de las quatro villas de la costa de la mar han hecho diversas presas de naves que vienen car-gadas de trigo y bastimentos del reino de francia a los puertos de esta Provincia y de los que retorno hansalido de ellos con lo procedido del trigo y hultimamente aviendo bonbardeado tres navíos oloneses anhecho presa de uno de ellos. Las galeras que estan en el puerto del pasaje y la esquadra de Pedro deZubiaurre no han hecho mejor compañía y amistad a los que yban del puerto de esta villa y venian a ellafinalmente parece que saben ellos y los que estan en el puerto del pasaje en lugar de defensa para ofen-sa nuestra y vienen a darnos guerra a nuestras casas y puertos a cuya causa no hay trigo ni se espearaque vendra y dicen que conviene enviar persona a Sm para que conociese esta piratería suplicamos aVMlo trate en su ayuntamiento si se deba Juntar la Provincia en su Junta particular para enviar persona»84.

El rey despacha una cédula permitiendo acudan a los puertos vascos navíos de Francia con cebe-ras, antes sólo podían hacerlo aquellos navíos franceses que pertenecieran a la Unión Católica oSanta Liga, en 1595 se ampliará este permiso a cualquier navío excepto a los ingleses.

Pero parece ser que estas disposiciones se las traían al pairo a los corsarios de la Cuatro Villas85. Elaño 1595 la situación se hace insostenible y algunos pueblos deciden pasar a la acción. Hondarribia

81. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit. «Por carta de juan de escalante Varroto se a entendido que dentro de quinzedias que salio a la mar encontro con un navio de fregelingos cargado de çenteno y algunas Pieças de mercaderias y que de Un marinero a savi-do Como venian tres galeones de la Rey(n)a de Ingalaterra a Juntarse con otros a plemua y salir mucha cantidad de Velas y que el m(aestr)e deld(ic)ho navio y los demas marineros son tan pertinates que no les puede sacar ninguna Cossa y aviendose Visto en el mi consejo de guerra aParecido advertiroslo para que hagais apretos a estos hombres a que digan lo que passa y me lo avisseys».

82. Como las dadas a Domingo de Villota.83. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa 1593-1595, vol.XII. «El Diputado General da

noticia de cómo los armados de las cuatro villas con ocasión de que andan al corso salen en unas pinasças besugueras que nos son de efectopara hazer guerra ni para ofender a los enemigos piratas revelados contra la unión católica ni se puden tener en la mar según la calidad delos vaxeles, ni resistir a un temporal, y espiando a os navíos que vienen de Francia con trigo y otros bastimentos a los puertos de esta Provinciales aguardan a dos y tres leguas de los dichos puertos y hacen presa de las dichas naves y sus mercadurías y de las que de retorno salen de losdichos puerts con oo procedido de los bastimentos. Y su efecto es de ahuyentar a las naves que vienen con bastimentos. Y es muy notable eldaño que han causado y que de 40 dias a esta parte mas de una sola nao cargada de trigo y sesenta y mas navíos que estan cargados enBretaña para venir a esta divha Provincia han dejado de venir por temor de los dichos armados y la anega de trigo que valía a trece reales hasubido a 19 ea 20 y no se alla pr ellos Y por cuanto hoy en este día han sydo informados los lacaldes de esta villa que ademas de las preas quehan hecho los patxes de Laredo, yo en este día han hecho otra a vista de esta villa».

84. HUA, E, 5, II, 2, 1.85. «Letters of Philip II, King of Spain, 1592-1597», Op.cit. Julio 1595. «Por la Villa de bilvao se me ha hecho relaçion que haviendo sido

servido de dar liçencia para que qualesquier navios de estrangeros ecepto de Inglesses pudiesen benir a ella libremente con bastimentos y mer-caderias liçitas y contratar en ella han acudido mediante la dicha liçencia Algunos de los estados De Flandes y de la çiudad de amburg a losquales los navios y çabras que an andado y andan en corso contra enemigos en la costa de Bizcaya y su comarca han hecho y hazen muchasmolestias y agravios y que hagora Ultimamente las Çabras de laredo del capitan Juan de escalante Borroto acanonearon y combatieron Un navioque salio de la dicha Villa Cargado de Hierro y lanas lo qual es en daño y perjuiçio asi de mis Rentas Reales como del Veneffiçio que a los Vezinosd[e] ella se le sigue de la tal contrataçion suplicandome sea servido de mandar poner remedio en ello y aviendose en el mi consejo de guerraBisto fue acordado que devia mandar despachar la pressente en cuya virtud os ordeno y mando que aberiguando el exçesso que en esto haavido proveays Justiçia çitadas y oydas primero las partes y que de la sentencia o sentencias que pronunçiaredes [otor]gueis las apelaçiones enlo que de derecho Hubiere lugar para el mi conssejo de guerra y no para otro tribunal alguno que esta es mi Voluntad».

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escribe en abril al capitán general diciéndole que por no haber trigo hay muchas personas que pasansin comer género de pan y le solicitan 300 anegas de pan de los almacenes militares. El capitán gene-ral no accedió a la solicitud de la villa, ésta reunida en concejo general decidió «que vaya una zabrade esta villa con treinta o cuarenta hombres a la mar y allando algunos baxeles de trigo que bayan abayona de francia y a otras partes y antes puedan traer a esta villa haciendo buena compañía y beni-dos se les pague el trigo que traxieron según nos concertaremos conforme a las cedulas de SM. Yquando no hallaren en la mar alta a ningun baxel de trigo bayan a Blabet a Don Juan de Aguila parael qual suplicamos a VS. Nos aga merced de darnos una carta para que de horden de que venganalgunos navíos de trigo en compañía de la dicho baxel a esta villa donde se les pagara lo que alla seconcertaren y nos haga merced de mandar prestarnos dos quintales de pólvora un quintal de plomoy medio quintal de cuerda y diez mosquetes para abiar la dicha zabra para el dicho efecto que volve-remos...VS sabe la pobreza de la villa y la necesidad tan urgente ...»86. Una comisión se desplaza aSan Sebastián para hablar con el capitán general. Éste accede a la solicitud de la pinaza y dice darálas ordenes para los bastimentos y la munición. Dice que no se le haga ningún agravio a los de la pina-za y que se le avise antes de tomar cualquier decisión. Este mismo mes avisan al capitán Linares(teniente del capitán general) que esa misma mañana han salido algunas pinazas a buscar «algungénero de trigo cebada centeno o mijo atento que se padece la mayor necesidad que se ha visto vistojamas y sin genero de medio y le solicitan de cartas para la villa de Santillana»87.

A partir de este año hay un punto de inflexión en la actuación del corso de las Cuatro Villas con-tra el tráfico marítimo que abastecía a los puertos vascos, el constante lamento de las autoridadeslocales parece que dio sus frutos, la promulgación de diferentes cédulas protegiendo este comercioy correspondiente castigo a aquellos corsarios que infligieron dichas disposiciones hicieron que la fre-cuencia de los ataques disminuyera de manera importante. Seguirá habiendo algunos apresamien-tos esporádicos como el de Domingo de Hernani88 en 1597, pero por lo menos las denuncias dis-minuirán de manera notable.

6.2.3. La fortificación de la costa

Junto a la formación de armadas Felipe II se decidirá en la fortificación de la costa. Al igual queen las colonias americanas, a finales de este siglo se comenzará un ambicioso plan de fortificacionesque sólo se llevará a cabo en parte debido a las dificultades económicas por las que pasaba la hacien-da real. Se construirán castillos, torres artilladas y otras fortificaciones para proteger los puertos yfondeaderos de la amenaza corsaria. Las expediciones contra Cádiz y La Coruña habían puesto demanifiesto la vulnerabilidad de la costa peninsular.

La amenaza inglesa es permanente en la costa cantábrica, las flotas corsarias se dejan ver con fre-cuencia cerca de la costa, asaltarán la isla de Izaro junto a Bermeo, y pondrán en guardia a Mutrikuy Getaria. Las noticias de una posible invasión son cada vez más frecuentes tanto por tierra comopor mar, la formación de una escuadra en La Rochela inquieta de manera especial a los pueblos dela costa, la Provincia se apresta a su defensa.

Las autoridades locales recurrirán constantemente al rey para que fortifique los puertos de la cor-nisa guipuzcoana. Lekeitio en 1554 solicita se «hiciese una torre en la talaya deste puerto a mane-ra de balluarte y hubiese en la dicha torre algunos tiros de bronce. Y a menos de hazerse esto, estáen gran peligro la dicha villa y se ha visto muchas veces en el dicho peligro la dicha villa con los dichosfranceses que han venido a nos llevar naos deste puerto y a conbatirse con los deste pueblo, aun-que con harto daño de los de la dicha villa»89.

En 1558 será Getaria la que solicite la permanencia de una escuadra de soldados en la isla de SanAntón y que asimismo mande «que para la guarda y defensa del dicho puerto se lleven tres pieçasde artillería de bronce con la munición necesaria para ellos y un artillero que los rija. Por ser el puer-to de ella muy importante y no tener ninguna fortificación y haber en el pueblo poca resistencia para

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86. HUA, E, 5, II, 2, 1.87. HUA, Ibídem.88. DIEZ SALAZAR FERNÁNDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa, v. XIII, p. 738.«Domingo de Hernani, vecino de Getaria que dice que hace un año y algo mas,viniendo de Galicia y lequeitio con su pinaza y tres botas

de vino y otras mercaderías, le agoardó en derecho de Çumaya una pinaça de Castro que andaba al corso con mucha gente y le llevaron a consu pinaza a Castro y le quitaron todo y acabo de un mes le soltaron e hicieron de la pinaza y mercaderias lo que quisieron pide cartas paraCastro y Corregimiento de Santander para que le enteguen la dicha pinaza y mercaderías satisfaciendole el daño».

89. TELLECHEA IDIGORAS, J. Ignacio: «La defensa del puerto de Lequeitio», en Boletín de la RSBAP, t. LIX, 2003-2, pp. 667-704.

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que los corsarios franceses no aportasen alli y para ello convenía que en la dicha isla de la dicha villaresidiese alguna gente de guerra»90.

En 1589 Bilbao aporta 1000 ducados para la construcción del torreón de Portugalete.

La destrucción de Cádiz en 1596 a manos de la armada del Duque de Exess fue una sorpresa difí-cil de digerir, el capitán general se dirige a los pueblos de la provincia y especialmente a los de lacosta, para que redoblen la vigilancia y estén prestos para la defensa de la Provincia.

Felipe II envió a su Ingeniero Mayor Tiburcio Spanochi para que estudiara la fortificación de lospuertos, dos son los proyectos que propuso: el castillo de San Telmo a la entrada de la concha deHondarribia y el de Santa Isabel en la bocana del puerto de Pasaia.

El castillo de San Telmo se construirá en el año 1598 bajo la capitanía de Juan Velázquez con elfin de defender las embarcaciones fondeadas en la concha de posibles ataques corsarios como figu-ra en el dintel de la entrada «ad reprimenda pirratarum latrocinia».

El de Santa Isabel conoció varios proyectos y remodelaciones, el primero de ellos fue realizado en1598 a propuesta del propio Spanochi, que planeó la construcción de una torre o castillo con el obje-to de guardar la entrada al puerto de Pasaia, aunque este proyecto fue aprobado por el rey no serealizó, con numerosas reformas, hasta bien entrado el siglo siguiente91.

6.2.4. Guerra con Inglaterra

Las relaciones hispano-inglesas se degradaron con rapidez ante los episodios cada vez más fre-cuentes de corsarismo en las costas americanas y europeas; de todos son conocidas las expedicio-nes corsarias de Drake y Hawkins a América, que contaron con el beneplácito de la reina Isabel.Esta situación, añadida a unas relaciones internacionales cada vez más adversas a Felipe II (rebeliónde Holanda, guerras de religión en Francia), abocará a una guerra total a partir de 1585.

Pero en lo que a nosotros nos interesa, la incidencia del corso en las rutas marítimas vascas, la pre-sencia de este corso inglés es frecuente desde 1561, en este año Pedro Menéndez Avilés captura unaarmadilla de cinco naves inglesas por complicidad en la captura de un bajel con rico cargamento proce-dente de América. Las denuncias hechas al año siguiente por parte de los armadores vascos son nume-rosas92. Las capturas se darán en las rutas de Flandes, Bretaña y Sevilla. Serán apresados algunos de estosnavíos corsarios, es el caso de el Griona y el Maria Oley de Oliver Harris y el Gracia de Dios de ThomasDavis. A Harris y a su compañero Tomas Patifaz se les acusa del robo en el Sardinero de la zabra deDomingo de Itziar y de andar en corso93. En las declaraciones de estos corsarios nos dan importantes pis-

90. TELLECHEA IDIGORAS, J. Ignacio: «La defensa de Guetaria y su puerto», en Boletín de la RSBAP, t. LIX, 2003-1, pp. 283-284.91. SAÉZ GARCIA, Juan Antonio: Viejas piedras: fortificaciones guipuzcoanas, Michelena Artes Gráficas, Donostia, 2000, p. 36.92. DIEZ SALAZAR FERNANDEZ, L.M. y AYERBE, Rosa: Juntas y Diputaciónes de Gipuzkoa 1558-1564, p. 738. «Pedro y Domingo de Isasti

navegando por el reino de Inglaterra en la costa de Bretaña, les dio alcance una nao inglesa y les rindió llevándoles las armas, ropa y más de20 ds. y les rompieron el navío haciéndoles daño por más de 400 ds.

A Miguel Goiaz del Pasaje yendo para Flandes le robaron los ingleses todas las armas y ropas, seis versos de hierro y seis barricas de grasade ballena y seis libras de azafran y 20.000 agujas y a la vuelta de Flandes 55 piezas de mercaderías en fardales, cofres, balites y otras suertede piezas de ropa.

A Martin Sanchez Zubiaurre en la navagecion de Pasajes a Flandes en una nao de Joan el Barber les robaron los ingleses las ropas hasta poner-los en camisa y su artillería y vituallas e quatro barricas de sain y les mataron a un compañero suyo y los truxieron presos en 22 días en la mar.

Navegando Joan de Ribera en una zabra de Miguel Beroiz para Bretaña cargado de fierro y clavo de herrar y ciertas sacas de plumas alcabo de 8 días que partió de SS. tomandoles toda la carga que eran 42º quintales de hierro y dos barricas de clavos de herrar y sacos de pluma.

A Domingo de Itziar, vecino de Deba, navegando en su zabra para Andalucía cargada de brea, hierro fue robado dicha carga y nao en elSardinero por los ingleses.

Martin Sanchez de Etxabe y Gregorio de Etxabe desde Flandes para esta Provincia a quince leguas del puerto de Santoña fue robado y lle-vado la dicha nao de Martin Sanchez y sus mercadurías que valían amas de 130.000 ds. Y unos organos muy ricos y treinta de ellos forzadospara las galeras y no se sabe del dicho Martin Sanchez y su gente y en la refriega mataron a Gregorio de Etxabe y su nao se escapo.

Domingo de Garate navegando con su vecino de Deba para Flandes con una nao cargada de sacas de lana, estaño y otras cosas, fue toma-da por los ingleses.

Parece que aportando una nao inglesa con temporal a la concha de Fuenterrabía al tiempo que salió de alli tomó una pinaça francesa yun barco de españoles.

Parece que todo el año pasado han andado al corso los susodichos haciendo a toda ropa no teniendo consideración a amigos y enemigosy han hecho infinitos daños por la costa de España Flandes y otras partes».

93. TELLECHEA IDIGORAS, J.I.: «Marinos guipuzcoanos y piratas ingleses (1562)», en BEHSS, nº37, pp. 495-502. «Aportaron a San Sebastián porfortuna no voluntariamente y entre sus compañeros está conocido un hombre cojo que se halló en la toma del nabio de Onofre de Aran y no pudie-ron conoçer más porque trayan mascaras parte de ellos y los demás tiznadas las caras. Y de la confesión del dicho Oliver Harris parace haber salido enarmada y no en merchante y de la refriega que hubo con Onofre de Zarco, le descalabró cuatro marineros y le dieron 32 golpes de artillería.

El navío de Tomas Davis siendo pequeño trae 40 hombres moços dispuestos para pelear y gente poco necesaria si no es para cosear, trae:3 piezas grandes, 4 pasameros,16 bersos, 6 lombardas grandes, arcabuces, coseletes, arcos, flechas, coraças, y polbora y pelotería y trae el ter-cio menos de carga entera y se le han conocido dos piratas publicos uno es Estaban Nal y el otro Rechar Yartt, el uno carpintero y el otro lom-badero los cuales se hallaron en robos de naos españolas».

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tas para conocer la forma de actuación y el tipo de embarcaciones que utilizaban. Podemos aseverar quese trataban de pequeñas embarcaciones con tripulaciones muy numerosas y fuertemente armadas, conun sistema de actuación consistente en atacar a barcos menores o peor armados. Son las característicasprimordiales de lo que se ha venido en llamar el pequeño corso.

Durante esta década habrá más denuncias por parte de los armadores vascos sobre apresamien-tos pero será en la década de los 80 cuando la oleada corsaria se hará más patente y sobre todo apartir de 1585 con la declaración oficial de guerra. Solamente desde Inglaterra se hicieron a la maranualmente a lo largo de la guerra anglo-española, más de cien barcos corsarios para atacar navesespañolas, y se ha calculado que durante este largo conflicto más de 1000 barcos españoles y por-tugueses fueron capturados únicamente por los ingleses.

El marco de actuación se ampliará a Terranova, a donde se dirigirá en 1584 Raleigh a expulsar alos pescadores vascos, y a la ruta de regreso de los balleneros94. El tráfico marítimo vasco desaparecióprácticamente de la zona del canal de la Mancha centrándose en la ruta hacia Sevilla, los corsariosmerodearan por la costa gallega y Portugal apresando los barcos que navegaban por aquella ruta.

Felipe II prácticamente desde el comienzo de la guerra tenía previsto la invasión de Inglaterra. Esteproyecto se fue fraguando y daría lugar a la llamada Jornada de Inglaterra o Gran Armada. La crea-ción de esta armada supuso para la costa vasca el emplear gran número de recursos, humanos,materiales y financieros en un momento de grave crisis, si ya los informes contemporáneos habla-ban de una ruina del sector naval, la formación de esta armada supondrá un gran declive y una grancrisis asolará al sector durante la década de los noventa. Tras el desastre de la armada el corso inglésno dará tregua, se adueñará prácticamente del Golfo de Bizkaia. La ruta de Sevilla será constante-mente atacada por ellos haciendo presas de todo tipo tanto zabras de transporte como grandes naví-os95 sin olvidar por supuesto la ruta de Indias96.

El propio Drake hostigará entre 1589-1595 los puertos del Golfo de Bizkaia entre ellos, incluidoslos de Bermeo y Bayona. El 1 de septiembre el enemigo apareció con catorce naves frente a Bermeodestacando de un galeón unos cuantos soldados que saquearon el convento de la isla de Izaro y laermita de Gaztelugatxe. Parece ser que este galeón dio de través y naufragó en la misma costa deBermeo muriendo toda la tripulación excepto un mozo.

6.2.5. Guerra con Holanda (1568-1648)

A partir de 1568 Guillermo de Orange expide licencias de corso a un grupo de aventureros denomi-nados watergwuzen (mendigos de mar) al mando de Guillermo de Lumay, conde Marck, que ha logra-do reunir hasta 26 naves de todas clases, que atacarán el comercio y se refugiarán en los puertos ingle-ses con el beneplácito de Isabel I. Estos también contarán con la ayuda de los hugonotes franceses de laRochela. En 1569 es tal la actividad corsaria en la ruta a Flandes que se prohibirá navegar sin escolta.

Los mendigos de mar cuando sean expulsados de Inglaterra se refugiarán en el puerto de Brielle(1572) extendiendo desde aquí su dominación por las provincias de Zelanda, Holanda y Güeldres, ocu-pando Flessinga el 6 de abril. Estos corsarios tendrán su actividad en el canal de la Mancha interceptan-do el tráfico comercial entre la Península y Flandes, en raras ocasiones, sólo a final de siglo, harán incur-siones en el Golfo de Bizkaia, costa de Portugal y sur de la Península. El tráfico comercial vasco que seguíaesta ruta se verá paralizado por la actuación de estos corsarios. El 16 de abril el día «de pascua de resu-rección aportó a esta villa (SS) un navío flamenco con cantidad de trigo, cebada y otras ceveras y siendovisitado por el corregidor se supo como en las islas de Zerlanda y olanda y las demas que están rebel-des con mucha prisa Juntaron una gruesa armada que se van hasta 180 navíos con intencion de llegara nuestras costas y puertos partidos en escudarse cinendo toda la costa desde esta hasta andalucía»97.

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94. «La nao Trinidad de Zumaia de 130 tons tomada en setiembre por corsarios ingleses cerca de Finisterre regresando con bacalao de Terranova.En octubre de 1585 Juan López de Aguirre de regreso de Terranova con la pesca y se toparon con dos navíos corsarios ingleses de Londres

que los llevaron a Plemua».95. BARKHAM, Michael: «El comercio marítimo vizcaíno y guipuzcoano con el Atlántico Peninsular», en Itsas Memoria. Revista de Estudios

Marítimos del País Vasco, nº 4, p. 156. «En 1590 la nao Madalena de Zumaia de 500 tons. fue tomada por corsarios ingleses navegando deGipuzkoa a Sevilla».

AMH (E,7,I,4,2). «En 1592 Pero Saez de Egiluz con otra zabra suya llamada Sancta María de 24 tons. cargada de hierro, cáñamo y papelsalió de esta villa y en Pontevedra cargó 46 pipas de Ribadabia y a la vuelta a la altura de Ribadeo le tomó un navío inglés con su lancha, ofre-cieron resistencia y fueron heridos el armador y los marineros Juanes de Iparragirre, Juanes de Zamora, Lope de Irigoien y Pedro de Baztanbide».

96. Iñigo de Elorriaga propietario de la Nuestra Señora de Arridoquieta de 200 tons de Zumaia fue muerto cuando su barco fue tomadopor corsarios ingleses en la Carrera de Indias, entre México y Sevilla.

97. AMH, E, 5, II, 2, 1.

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6.2.6. Guerras de Religión en Francia (1584-1598)

La piratería anglo-hugonote, desde el acuerdo de Hamptom Court de 1562, mantendrá en vilola navegación en aguas del Atlántico. En la fachada atlántica francesa algunas ciudades permane-cerán en manos de los hugonotes, manteniendo una febril actividad corsaria. Entre ellas destacaráLa Rochelle, ciudad que en la época tenía 25.000 habitantes. A partir de 1590 esta guerra larvadatoma carácter oficial, Felipe II se decide a actuar a favor de la Liga Católica, para ello enviará tropasa Bretaña a ayudar a su gobernador Philippe Emmanuel de Lorraine, Duque de Mercoeur.

La adopción de esta forma de hacer la guerra en el mar es una de las muestras del cambio de cri-terio operado por Felipe II, de su abandono de la estrategia defensiva por la ofensiva. La guerra cor-saria no produce efectos resolutivos en las guerras marítimas, pero contribuye al desgaste del ene-migo y le obliga a realizar un esfuerzo defensivo adicional, que distrae fuerzas navales de su come-tido principal que es el de combatir a la fuerza naval enemiga. Cantabria ofrece tras el desastre de1588 el máximo contingente de corsarios, la Corona facilita préstamos a la construcción de corsa-rios. Las bases de Blavet y Dunkerke serán de las que partirán los corsarios de Felipe II y atacarán elcomercio inglés y holandés causándole un importante descalabro.

La necesidad de acordar la paz con Enrique IV era obligada, si se quería tener alguna posibilidadde éxito frente a los otros dos contendientes, y los posibles beneficios de una victoria no podíansuplir el grave deterioro de tropas y finanzas. Así, en mayo de 1598 se firmó en Vervins la paz conFrancia, por la que España le devolvía las plazas ocupadas sin apenas más contrapartida que encon-trarse las manos libres para enfrentarse con los Países Bajos, a quienes, sin embargo, Francia siguióapoyando en la medida de sus posibilidades.

El corso hugonote, sobre todo el rochelés será muy activo en la costa gallega, tratarán de ata-car la ruta marítima que de los puertos del Cantábrico iba a Sevilla. También algunas embarcacio-nes se desplazarán más al sur hasta las islas Azores tratando de interceptar las naos que se dirigí-an a Indias.

En el viaje de exploración de Pedro Sarmiento de Gamboa al estrecho de Magallanes, al reca-lar en la isla de Santiago, en Cabo Verde, se encuentra con un corsario francés que andaba mero-deando para conseguir presas generalmente esclavos o especias que traían las naves portugue-sas del Índico98. Su presencia en la costa vasca será importante, teniendo una gran incidenciasobre el tráfico marítimo vasco sobre todo en la ruta a Sevilla como ocurrió en el caso de «lazabra Santa María de 33 toneladas de Zumaia propiedad de Lazaro de Areizti, Martín de Elcanoy otros dos vecinos de Zumaia en aguas de a lo largo de Llanes en Asturias cuando se dirigia aAndalucía»99.

7. CONCLUSIÓN

Al comenzar este trabajo nos hacíamos una serie de preguntas que hemos tratado de respondera lo largo de estas páginas. A modo de conclusión varias son las hipótesis que podemos sostener. Lamás importante la falta de interés de la Corona por el fomento del corso, exceptuando la últimadécada de este siglo al que nos hemos referido.

Esa misma falta de interés lo demuestran las entidades locales, villas y diputaciones que sólo encasos extremos recurrirán a armar en corso. Una excepción sorprendente es la guerra entre 1551 y1556 que merece un estudio aparte.

Ese mismo desinterés demostrado por la Corona y las instituciones locales lo podemos trasladara los propios armadores, quienes no vieron en el corso un negocio atractivo.

La política de armadas y flotas de Felipe II esquilmarán la costa de hombres y barcos agudizandouna crisis marítima que ya desde mediados de siglo se venía padeciendo.

La actuación de los corsarios ingleses y rocheleses, sobre todo, será otra de las causas primordia-les en la agudización de esta crisis. A modo de colofón y como ejemplo ilustrativo de lo que supuso

98. SARMIENTO DE GAMBOA, Pedro: Viajes al estrecho de Magallanes, Dastin, Madrid, 2000.99. BARKHAM, Michael: «El comercio marítimo vizcaíno y guipuzcoano con el Atlántico Peninsular ...», en Itsas Memoria. Revista de

Estudios Marítimos del País Vasco, nº 4, p. 155.

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para un pequeño armador la actuación del corso, sigamos la información que el hondarribiarra PedroSáez de Egiluz realizó en 1600 sobre las zabras y mercaderías que le habían llevado los corsariosingleses y franceses100.

En este informe cuenta como lleva navegando más de 30 años y que hace doce años cuandonavegaba con una zabra suya llamada San Esteban de porte de 22 toneladas, cargada de hierro,cáñamo y papel de Hondarribia a Galicia donde compró 44 pipas de vino de Rivadavia fueron apre-sados por corsarios ingleses y llevada la zabra y su carga a Plemua (Plymouth) iban por marineros,entre otros, Pero Sanz, (Sabat) de Belzu Ibáñez y Miguel de Aranibar y que en 1593 con otra zabrasuya llamada Sancta María de 24 toneladas cargada de hierro, cáñamo y papel salió de esta villa yen Pontevedra cargó 46 pipas de Rivadabia y a la vuelta a la altura de Ribadeo le tomó un navíoinglés con su lancha, ofrecieron resistencia y fueron heridos el armador y los marineros Juanes deIparragirre, Juanes de Zamora, Lope de Irigoien y Pedro de Baztanbide. En 1595 fletó a Sabat deComba la zabra Santa María de San Vicente y la cargó con hierro, cáñamo, lienzo y papel y yendohacia Galicia en Munxia, a la altura de Fisterra, les atacó una carabela de la Rochela. Llevaba entrelos marineros a Juan Pérez de Iparragirre. En 1596 fletó a Pascoal de Kaikuegi la zabra María de SanVicente de 16 toneladas con destino a Galicia y a la vuelta tras cargar 30 pipas de vino de Ribadaviales apresaron tres lanchas y cuatro navíos franceses de la Rochela. En 1599 fabricó una zabra en laRibera junto con Pascoal de Kaikuegi la Sancti Spiritu, de 30 toneladas, en septiembre de 1600 lacargó de hierro, lienzos, brea y raja? para llevar a Andalucía y volver con higos y vinos, pero a la altu-ra del abra de Mondengo (Portugal) les apresó una carabela corsaria inglesa, después de presentarcombate. Iban por marineros Tomás de Sarasti, Beltrán de Garate y Mateo de Zarauz entre otros.Dice Egiluz que por todo esto «e quedado con mi muger e hijos muy pobre y sin dineros algunosperdido todo lo que tenía endeudado y empeñado y acensado de manera que no tengo con quesustentar pasar ni alimentar con la dicha mi muger e hijos sin que tenga restitución y satisfación delo que a si me an llevado y robado los dichos corsarios»101.

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