GORKI, LA MADRE, RUSIA
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L A R E V I S I A D E L A M U J E R I N T E L I G E N T E
Lea
GORKI, LA MADRE, RUSIA
Por
Alicia More.au de Justo
Página 4
A Ñ O V i l
B U E N O S A I R E S ,ENERO Y FEBRERO
No. 75 y 7 6
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LA REVISTA / / OF. LA MUJER INTELIGENTE
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Año VII Buenos Aires, Enero y Febrero de 1940 N.° 75 y 76
LLAMADO A LA RAZÓN
La Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad,
--fundada en 1915, en plena guerra mundial— ha: reunido su consejo directivo en Ginebra y lanzado al mundo un llamado efi favor de la paz.
A los gobiernos neutrales pidiéndoles su mediación para presentar a los países beligerantes sugestiones acerca de la terminación del conflicto sobre bases que aseguren una paz justa y duradera.
A los gobiernos en lucha para que renuncien a una parte de sus derechos soberanos en bien del interés común de todas; las naciones.
Por último, ha condenado enérgicamente el transplante forzado de poblaciones enteras, por móviles políticos.
Admiramos la valentía de estas mujeres que hoy, como en la pasada tormenta, hablan a los hombres de paz y libertad, y hacen un llamado a la razón hoy, cuando lo único que vale es la fuerza!
La razón, el honor, la paz, la libertad, el derecho, la justicia,
¿son, acaso, palabras que tienen sentido europeo, después de la
tragedia española, de la desaparición de Checoeslovaquia, Austria
y Polonia, después del pacto germano-ruso, del ataque a Finlandia?
He aquí el gran deber moral de América: conservarles todo
su valor para que puedan, pasada la hecatombe que se aproxima,
servir de nuevo a los que sobrevivan.
V I D A F E M E N I N A
La necesidad de aconsejar un libro me ha hecho releer "La Madre" No he vuelto a encontrar, por supuesto, aquella intensa y dolorosa impresión que hace muchos años me produjera la famosa obra del gran novelista ruso. Rara vez la vida nos sitúa frente a las cosas con igual estado anímico. Cambia nuestra visión del mundo a medida que lo com
prendemos, guiadas por ese maestro insigne, el tiempo, que tiene sin embargo, como dice Panait Istrati, el gran defecto de matar a sus alumnos.
Ese libro evoca todo aquel período de heroico y romántico idealismo en que lo mejor de un pueblo se sacrificaba por la liberación de todos.
Modestos trabajadores cl̂ el campo y de la ciudad, desper-
GORKlALICIA MOREAU DE JUSTO
tados por la ardiente palabra de los propagandistas, estudiantes, escritores, artistas y pensadores conscientes de su rol de guías intelectuales; jóvenes burgueses o aristócratas dominados por el sentido de su responsabilidad de clase, se unían todos en un esfuerzo generoso por ilustrar al pueblo haciéndolo- capaz de luchar por la conquista de sus derechos, o, en abierta rebelión contra el gobierno, sacrificaban a sus hombres.
Todos sabían que se exponían a la persecución, a la pérdida de la libertad o de la vida, a menudo al martirio, pero sentíanse impulsados por una fe casi mística, una convicción tan ardiente que lo aceptaban y superaban todo.
Al lado de los revolucionarios estaban los espías; detrás, la policía secreta, la terrible policía de los zares. Los obligaba esto a la vida misteriosa de los conspiradores: cambio continuo de nombre, residencia, indumentaria, profesión, etc., avatares que podrían parecer a veces producto de imaginación y entusiasmos pueriles si no hubiese habido, para darles toda su grandeza, detrás de cada uno, la amenaza terrible del encarcelamiento o la muerte.
De las páginas de este libro,
ENERO - FEBRERO, 1940 Pág. 6
La cMadre, fflusíaque ha sido leído en el mundo entero y que perdurará como descripción de una época, se desprende un cálido entusiasmo por las más nobles ideas, así como un odio sencillo por toda opresión.
"Esta confraternidad que les modelaba una sola alma impresionaba a la madre y, aunque le resultaba inaccesible, levantaba su espíritu bajo la acción de cierta fuerza alegre, triunfante, embriagadora y joven, acariciante y llena de esperanzas.
—¡ Cómo, para ustedes toda la gente es lo mismo! —le dijo un día al rusito—. Todos son camaradas... los judíos, los armenios, los austríacos./. hablan dé ellos como si fueran amigos; se entristecen y se regocijan junto con todas las personas.
—¡ Con todos, madrecita, con todos! —exclamó él—. ¡El mundo es nuestro! ¡El mundo es de los obreros! Para nosotros no hay ni naciones, ni razas, no hay más que compañeros... y enemigos. Todos los obreros son nuestros amigos; todos los ricos, los que poseen la autoridad, son nuestros enemigos. Cuando miramos la tierra con buenos ojos, cuando vemos hasta qué punto nosotros, los obreros, somos de numerosos, qué dominio espiritual representamos, sentimos el corazón invadido de gozo y felicidad como si celebrásemos una fiesta solemne. Y los franceses y alemanes experimentan el mismo sentimiento y los italianos también se regocijan. Somos todos niños de la misma madre, de la grande, de la invencible hada de la fraternidad de los obreros de todos los países de la tie. rra. Ella se va revelando, nos comunica su calor; es el segundo sol en el cielo de la justicia y este cielo está en el corazón del obrero. Cualquiera que sea el nombre que tenga el socialista, es nuestro hermano espiritual, siempre, ahora y para siempre, por los siglos de los siglos."
Estas palabras llenas de "exuberancia infant i l" que Gorki pone en boca de uno de sus más simpáticos personajes y que inundan de alegría el corazón de Pelagia —la madre— describen bien el estado espiritual que dominó a millares de hombres y mujeres, los que cantaban, bajo todos los cielos:
¡De pie, condenados del mundo, de pie, los esclavos sin pan!
Rusia parecía entonces una inmensa prisión; su pueblo manso y sufrido era para todos la imagen del hombre vejado, golpeado y humillado, pero en el cual arde la llama incontenible de la esperanza. Siberia era la tierra horrenda del destierro y del dolor, santificada por el heroísmo, la abnegación de los millares de deportados cuyos sufrimientos fueran conocidos por el mundo entero.
El símbolo aborrecido del despotismo era el zar; el del sacrificio1 generoso, la nihilista, aquella que inspirara a Tourgueniev este pequeño poema que es toda una obra maestra.
"Veo un inmenso edificio. En e-1 frente se a.bre una angosta puerta. Más allá, espesas tinieblas. Ante el umbral está una joven, una joven rusa. Desde la profundidad de las tinieblas sopla una corriente helada y llega, con ella una voz lenta "—Oh tú, que deeeas franquear este umbral, sabes lo que te espera? —Lo sé, responde la joven. —El frío, el hambre, el odio, la burla, el desprecio, la •injuria, la prisión, la enfermedad, tal -vez la muerte. —Lo sé, estoy pronta. Soportaré todos los sufrimientos, todos los golpes. —No solamente de tus enemigos, eino de tus parientes, tus amigos?...
—Sí, también de ellos. —Bien, estás pronta para €l sacrificio, perecerás y nadie... nadie conserva
•rá siquiera el recuerdo de quien debe ser honrado. —No necesito ni agradecimiento, ni respeto, no necesito nombre. —¿Estás dispuesta al crimen? — La joven inclina la caneza. "Estoy dispuesta al crimen." La voz no prosigue de inmediato sus preguntas. —¿Sabes,, dice por fin, que puedes perder la fe en lo que ahora crees, puedes comprender que has errado, que, en vano, malgastaste tu juventud? —También lo sé. —Entra." Tras la joven ee ha corrido una pesada cortina. Una imbécil, dice alguien. Una santa, responde otra voz."
Lo que podía nacer de tanto sacrificio, de tanto esfuerzo, la liberación de un inmenso pueblo, era esperado por el mundo entero como se espera la aurora de una nueva era.
Hoy, todos los que han creído en Rusia vuel
(Slgue en la pág. 43-44)
P ú g . G V I D A F E M E N I N A
A L P A S A RPor MARÍA L-. BERRONDO '
1
El país está despoblado y es unánime el anhelo de fomentar la natalidad.
¡ Mujeres, a procrear!, es la voz de orden que parte de todos los sectores sociales. Y es interesante detenerse a meditar unos minutos sobre el asunto.
Los hombres, durante siglos, han cantado un nobilísimo sentimiento, haciendo de él la razón de ser de la mujer: la maternidad. Entonces las mujeres no sabían leer; tampoco «existían periódicos, ni diarios, ni revistas.
Hoy, para no quedar en ridículo, y ya que tanto necesitan reproducirse, tendrán qué decretar la muerte de ese sentimiento, y glosar otro un tanto atrevido, pero más sincero: mujeres, a procrear sin sentimiento alguno de amor, y sin pizca de responsabilidad. A imitar a las hermanas vacas y a las hermanas ovejas.
¿Por qué?, me preguntará alguien. La respuesta es fácil. El mundo está hoy
más hostil que nunca a la vida; el desprecio por la criatura humana es terrible. No pensemos en los inmensos pudrideros de Europa. A pocas leguas de aquí, en un pueblo que es. un punto en el desierto inmenso, una niñitá ha sido ultrajada y muerta luego. La hija de una pobre mujer... ¿El país espera que lo pueblen las matronas?
Si no protege la vida de las desamparadas chiquillas proletarias, el anhelo de Alberdi continuará en estado de ensueño.
I I
La riqueza acumulada es criminal, en un mundo que cuenta por millones a los hambrientos. Pero ¿qué decir del que atesora saber, y no coloca sus conocimientos al alcance de los que no saben?
Deslumhrar con el oro; pasar frente a los hambrientos los tesoros habidos en una rebatiña despiadada, es perverso y es estúpido. Pero i qué pensar ante el hombre que en compañía de los mejores cerebros de todos los tiempos acumuló saber y penetró tinieblas, y puesto en el trance de comunicarse con sus semejantes, se olvida del deber de dar al que no tiene, y sólo se procura el goce de demostrar que sabe, sin
que nada le importe el saber que no lo entienden?
Goce de avaro más refinado.
I I I
La campaña está viviendo un año malo. Malísimo.
En los hogares deben realizarse hazañas estupendas: vestirse sin telas y alimentarse sin alimentos.
Es un año de remiendos prodigiosos y de comidas mágicas: las que deben guisarse en cacerolas vacías.
Es un año que deberá marchar sobre las espaldas de la mujer campesina. Su habilidad es la única que salvará al marido, hijo o hermano, de afrontar la mirada del avinagrado comerciante que fía.
Lástima que la pobre campesina está tan mal preparada para realizar estos milagros; en la mayoría de los casos, evita viajes al almacén o a la carnicería, pero los enfila hacia la farmacia. Nada es tan difícil como ahorrar atinadamente en la cocina, y la dificultad se torna insuperable cuando en el hogar campesino flaquean la huerta y el gallinero.
IV
De la envidia dijo el poeta:
Si da Qon el punto de apoyo y con la palanca arquimédea, él, deja al hombre en el vacío, quitándole de los pies la tierra.
Y así no más procede, para gloria de los golosos terratenientes, el arrendador de mi país. Lleva el demonio de la envidia prendido a sus flancos.
Que a nadie qué ocupe unas hectáreas a un precio razonable se le ocurra hacer alguna comodidad: ya irá, apresurado y obsequioso, ante el dueño del campo su primer vecino a ofrecerle 5 ó 6 pesos más de arrendamiento al año.
Exacta es, pues, la observación del legislador argentino que, como anhelo de 1* de año, dijera:
Tal vez sea necesario en ciertos gremios de productores atribuir por ley carácter coercitivo a la organización cooperativa...
ION ElRO - FEiBRER 0 . 1340
Y SIN EMBARQO...Lo he dejado todo: amores que sólo eran un reflejo del amor, mirajes que eran un trasunto débil del paisaje interior.
Todo se ha quedado detrás: la glorióla del elogio fácil (dulce vanidad), las manos que estrechan, las manos que
[dañan,
el beso que enciende y el beso que calmala ansiedad
Todo se- vislumbra lejos; pero asciende, de las tibias ascuas —hogueras de ayer— un humo en que flotan ansias insepultas y maravillosas formas de mujer.
Todo lo he dejado; pero todo alienta dentro de mi ser.
JUAN MARIANELLO
GD
... Iba el Peregrino
iba el peregrino,
tendidas las alas de su pensamiento:
dábale el camino su alma del momento
y él daba el momento de su alma al ca
li mino. .
Pág. 7
R E C O N O C I M I E N T O
El amor, lo más viejo del mundo,
prefie/e las palabras añejas.
Yo veo que las frases sutiles
no emocionan a mi amada nena.
El viejo azul de la Andalucía
guarda siempre su misma belleza;
la muerte del sol repetida
todos los días se goza con pena.
La tarde dorada nos mece
—¡Mira qué blancas y limpias las eras!
Yo la he cogido del brazo y la digo,
pausadamente, palabras tan viejas,
que de puro rancias
parecen ingenuas.
¡Los que lleva este arroyo
cantarino cruzando la sierra. .
RAFAEL ALBERTO ARRIETA JOSÉ MARIANO VILLA
V I D A F E " M E N I N A
Está visto, demostrado y comprobado, que el hombre es un animal que debe hacer grandes cosas. Serán grandes animaladas, pero no importa; grandes serán;
2 De ahí que criar los hi-
al cor jos, cocinar, mantener la llama losdel fuego del hogar, son menudencias que debe atender la
mujer. Criar un hijo es una tarea tan llena de I
pequeneces, que a un hombre que se estima, le da vergüenza.
Limpiar el biberón, lavar un baberito, bañar ese montoncito de carne rosada, tender esas minúsculas sabanitas, ¡quiá!, todo eso avergonzaría a un barbado que lleva bien puestos los pantalones.
La tarea varonil es otra.Tarea de fuerter, divina tarea de dioses.La tarea grande, hermosa, es la de la guerra. ¡Ah! ¡¡La matanza!!Convertir a los hombres, a los hijos de miles de mujeres, —ya fuertes y grandes,—
en un blanduzco y rojizo flan, ¡qué gloria! Ahí se lucen ellos. Ahora, a ratos, sienten un poco de timidez, y no exponen su ideal desembozada
mente. Sin embargo, siempre alguno se quita la máscara, y hace confesión de su indomable hombría.
"Cuando se levante el brazo para para aplicar el golpe, se llevará a efecto una matanza cómo la historia del mundo no ha conocido nunca", dijo Goering al saludar a 1940.
¡Qué estilo y qué alma!¡¡Esclavo de lo grande, de lo kolosalü
ti * ti
Mientras el cable nos trae a diario la noticia de la descomunal masacre que las huestes de Stalin realizan en Finlandia, también nos dice que Julián Besteiro está agonizando en la cárcel.
Dos modos de ver.
2 Stalin y los suyos juraron, y seguirán jurando, en nombre de Carlos
Marx y de Lenin, que defienden a la civilización, y que sólo la violencia, volteará al podrido mundo burgués.
Mientras, envía a la muerte a miles de proletarios, juntando sus ideales a los del bello Adolfo.
Julián Besteiro sostuvo siempre que la violencia, que la revolución, sólo llevarían muerte y ruina a Erpaña. No fue revolucionario; tampoco desertó del modesto puesto que le confirió el pueblo. En su desempeño lo apresaron. Enemigo de la violencia, pero ni cobarde, ni huidizo.
Estamos con el hombre que confía en la razón, aun a riesgo de que nos llamen burgueses, y estamos con él, porque desde el calabozo donde agoniza envía al mundo, enloquecido de sangre, más esperanza y más honradez que todos los impúdicos teorizantes de pacotilla.
ENERO -^FEBRERO, 1940 P á g ' *
Hay pocas cosas tan chuscas como ver a un lugareño pretensioso cuando dice: ese señor con quien hablaba hace un rato, es una persona muy conocida.ver
días 3 A veces uno siente la
tentación de hacerle un chiste, pero como de antemano sabe que ningún chiste será lo su
ficientemente sabroso como para hacer reír al que habló con una persona muy conocida, opta por no decir nada más que: "¡Ah. qué
bien! ¡Qué suerte la suya! Debido a estos recuerdos me causó mucha gracia la respuesta de la Policía de la Ca
pital a su compinche de Córdoba. Pedíale ésta a la mejor del mundo, el nombre del propietario del auto chapa de la
Capital 51.144, —del cual se había arrojado, en un camino serrano, una mujer con una criatT,-a en brazos,— y la mejor del mundo, tal vez con el mismo aire inflado y respetuoso del lugareño, sólo atinó a contestarle: "Es una persona muy conocida" (Como se nos ha informado que los ocupantes iban en estado de ebriedad, podemos terminar la frase: "en las borracherías".
Ya es un dato.
ti * ti Cuado en nuestro país comienzan las regeneraciones, es cosa de ponerse a temblar. Y temblamos porque siempre son los humildes, los pobres diablos, los que prestan su
efigie, nombre y apellido, para ilustrar con ejemplos el fervor regenerativo.
Nadie pretende sostener que los Gaitán ron unos tiernos angelitos, pero, ¿quién ignora oue a esos pobres diablos, metidos a asesinos, los han apañado hasta hoy?
¿Quién no sospecha que el imbécil criminal que se jactaba de haber "sacado al aire la platita que la vieja tenía amojosándose en un baúl", antes de pagar tantas copas a sus amigotes, debió llenar bien el bolsillo de algún
caudillejo?
El caso de los degenerados Gaitán, es el caso de la degeneración política de la pro
vincia de Buenos Aires.
ti * ti
Hay es indudable, un contrasentido, una disparidad muy fuerte, entre ^ n e c e sidad tremenda de material humano que tienen los dictadores y el afán tan inexplicable de alabar la virginidad que han sentido siempre los ministros de Dios.
Ese contrasentido adquiere caracteres trágicos, cuando los dictadores cuentan, para triturar al pueblo, —en primer lugar,— con la palanca irreemplazable que es la iglesia católica.
Ahí tenemos a Franco, —que, como todo déspota, no concibe a la mujer sino rodeada de muchos hijos,— en éxtasis ante la virginidad de la Pilanca.
Un año se la rodeará de una extraordinaria iluminación eléctrica.
Llegamos siempre a lo mismo: el hombre es una perenne contradicción.
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IAGUAI
En las puertas de nuestra ciudad se desarrolla desde hace diez años un movimiento esencialmente popular en demanda de algo que la naturaleza ha brindado abundantemente en las orillas del Plata: ¡agua!
La provisión de este elemento indispensable a la vida está en manos de una compañía inglesa que cuida ante todo, como es natural, de aumentar los dividendos de sus accionistas. Como consecuencia del intenso y perseverante movimiento popular se obtuvo una ley —promulgada hace un año— estableciendo la expropiación de la compañía de aguas corrientes que sirve los partidos de Avellaneda, Lomas de Zamora y Almirante Brown.
La ley autoriza al Poder Ejecutivo de la Provincia para que proceda a efectuar todos los trámites necesarios. Pero. . . el P. Ejecutivo no se ha sentido aludido y las cosas no lian cambiado. Millares de hogares, sobre todo en las regiones más pobres, sufren de la escasez de agua al mismo tiempo que de su elevado precio.
Pero el pueblo, en su parte más activa e inteligente, no descansa. Mítines y conferencias, carteles y volantes, todos los medios de propaganda son utilizados para aunar las voluntades hasta obtener algo extraordinario sin du
da en la Provincia de Buenos Aires: EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY!
La Confederación formada por numerosas sociedades de vecinos ha lanzado una consigna: no pague el agua, y ya se ha popularizado una letrilla que con música de "La Cucaracha" can-tan los muchachos:
No pague el agua,No pague el agua,Pronto vamos a ganar:Si usted no paga,La compañíava tener que reventar!
Movimiento tan genuinamente popular, no podía dejar de interesar a las mujeres, pues la escasez del agua influye directamente sobre sus actividades domésticas y el pago de la misma sobre el mezquino presupuesto que administran.
De ahí que hayan participado con decisión y energía en esta campaña no sólo asistiendo a las conferencias, a las manifestaciones, no sólo adhiriéndose a la resistencia, sino interviniendo en la organización misma del movimiento.
En este sentido se destacan la Dra. María U. de López, química radicada en Valentín Alsina, y la Sra. María L. Marcusi, de Remedios de Escalada.
Ambas inteligentes, activas y valientes luchadoras han conseguido dar al movimiento una amplitud cada vez mayor, tratando de congregar grupos cada vez más compactos de mujeres.
El jueves 25 de enero, tuvo lugar en la plaza Campoamor, de Valentín Alsina, uno de los numerosos mítines organizados especialmente para las mujeres.
Pocas veces nos fue dado ver, fuera de reuniones de huelguistas, una asamblea más genuinamente popular. Eran verdaderamente las humildes amas de casa, lanzadas a la calle en defensa de sus derechos.
La Dra. Alicia Moreau de Justo, invitada por
ENERO-FEBRERO, 1940;
la comisión organizadora, hizo notar especial-mente esta circunstancia, señalando cómo, bajo el aguijón de esa profunda necesidad: asegurar el bienestar del hogar, la mujer del pueblo se lanzaba a esa lucha que es esencialmente una lucha política, que eso marcaba el despertar de una nueva conciencia y auguraba una época tal vez no muy lejana, en que las mujeres argentinas intervendrían en forma personal en la defensa de la dignidad y la prosperidad de sus bogares.
Reproducimos a continuación los discursos de la señora María L. Marcusi y de la doctora María U. de López, que fueron escuchados con gran atención por la concurrencia y aplaudidos con entusiasmo:
Señoras, señores, vecinas:
Una vez más, una mujer del pueblo y madre se dirige a vosotras, en estos momentos de profunda conmoción, que afecta a la población de los municipios de Avellaneda, Lomas de Zamora y Almirante Browa. Hoy más que nunca, las mujeres debemos hacer oír nuestra protesta y repudio unánime hacia esa empresa monopolista y desconsiderada que es la compañía de Aguas Corrientes de la Prov. de B. Aires.
Hacia esta compañía que nos explota, que no tiene en cuenta nuestras necesidades, que no tiene en cuenta la ansiedad de los pueblos laboriosos y humildes.
Porque, vecinos, el agua, líquido tan necesario para la vida, ya que hay momentos en que es más necesaria el agua que el pan, falta precisamente en los pueblitos más humildes.
Hacia esta compañía, repito, debemos exteriorizar nuestro repudio, para que de una vez por todas salga de nuestro suelo. Con ello contribuimos a reivindicar para nuestra nación el claro concepto de la independencia económica.
Yo pregunto, vecinas: Las mujeres ante esta situación ¿podemos permanecer indiferentes? ¡Afirmo que no! Y ninguna mujer consciente diría lo contrario.
Porque no es posible que nos quiten el agua producto de las entrañas de nuestras tierras, tierras argentinas.
No es posible que esto ocurra aquí. . . a pocos pasos de la capital federal, donde días pasados han tenido que recurrir a las bocas de incendio para proveerse de ese líquido tan necesario.
No es posible permanecer tranquilos ante esta situación, pues si no se soluciona, pronto veremos nuestros hogares amenazados por las más
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terribles enfermedades, porque si nos falta el agua no podremos higienizarnos, ni higienizar a nuestros hijos, entonces llegarán las consecuencias de la falta de higiene.
Nosotras vivimos con el alma en la boca pensando en tal posibilidad.
No es posible tampoco que en un pueblo como Avellaneda, pueblo moderno, donde hay edificios de 2 ó más pisos, no se tenga agua, o se deba esperar a la noche para que suba un poco a las azoteas, porque de día apenas les alcanza para lo má3 indispensable.
No es posible, repito, que ante la situación en que se encuentra esta populosa barrinda ocurra otra vez lo de días pasados, en que el pueblo, desesperado, como he dicho anteriormente, se ha visto obligado a recurrir a las bocas de incendio para proveerse de agua.
Y esto, vecinas, ¿es justo? ¡No! Debemos exigir a nuestras autoridades que de una vez por todas escuchen la voz de casi un miilón de hogares, hogares argentinos, en que se están criando hijos argentinos, que en el día de mañana serán los hombres que defenderán nuestra patria, una patria libre de empresas extranjeras, grande y feliz!
Nuestros gobiernos, que son argentinos, son ellos también los responsables si esta situación se agrava, porque, vecinos, no es solamente en este pueblo donde hoy falta el agua, sino también en numerosos barrios poblados, donde hay numerosos niños, niños argentinos; barrios como Dock Sur, Villa Mauricio, Villa Barceló, Remedios de Escalada, el mismo centro de Avellaneda y otros más.
Villa Mauricio tiene que ir a buscar el agua a un grifo que ha colocado la misma empresa donde tiene los pozos.
Villa Barceló, pueblo también humilde don-de ahora más que nunca se soporta la prepotencia de esta empresa extranjera; allí también han instalado varios pozos, para la extracción de agua. En estos momentos ese pueblo se ha decidido a presentarse a la justicia, para exigir una justa reparación por los daños ocasionados por esta compañía, que a pesar de que en numerosas oportunidades se le solicitó la extensión de los caños que llevaran agua a la población, la empresa se negó, diciendo que no le representaba negocio digno de ser atendido.
Desde entonces, los vecinos no cuentan con el líquido suficiente para las más elementales necesidades.
Por todas estas injusticias y arbitrariedades
P&g. 12
de esta empresa extranjera es que hoy se realiza en esta plaza este hermoso acto, y yo con mis modestas per0 sinceras palabras os digo, vecinas, señoras, señoritas, jóvenes: a unirse todos, todos sin distinción, a luchar, a ayudar a vuestros esposos y padres, de pie, firmes hoy contra la compañía de aguas corrientes.
Esa es nuestra aspiración, aspiración del que sufre en carne propia, que somos los habitantes de la Pcia. de B. Aires, aquí, que es donde ha puesto pie la ambición, el lucro de estas empresas extranjeras, que no hacen diferencias de ninguna clase, ya que su ambición es llevar más y más libras esterlinas a Londres.
Y para que el oro no emigre de nuestra patria es que el pueblo, los hombres verdaderamente argentinos, las mujeres, jóvenes y niños, los extranjeros que viven en nuestro suelo, to-dos sin distinción de ideas políticas o religiosas, nos hemos reunido aquí.
¡A luchar por un inmediato y justo objetivo: expropiación de la compañía de aguas corrientes y su traspaso a Obras Sanitarias de la Nación! Las empresas extranjeras, que representan capitales extraños a nuestro país, no benefician nuestra economía, sino las propias, las extrañas a nuestra patria.
Los servicios públicos no pueden seguir siendo de empresas cuyos fines sean engrosar las arcas de los capitalistas ingleses, a quienes no les interesa el bien de nuestro pueblo, extraño para ellos, sino el lucro, el mayor porcentaje a sus acciones, y esto no deben seguir contemplándolo con indiferencia nuestros gobernantes en un servicio que influye en la salud y la vida misma del pueblo.
Nuestra lucha, vecinas, es por la liberación económica nacional; por la recuperación de nuestro patrimonio, a lo que nadie puede oponerse, salvo que sea por interés mezquino.
Esto deben entenderlo los hombres que dirigen los destinos de nuestra patria.
Este es el momento de decir lo que piensan y sienten las mujeres, las contribuyentes en general.
Porque las mujeres somos también contribuyentes. Ya sea en la fábrica, oficina, escuela, comercio, o en su condición de simple fregona en la obscura tarea casera, la mujer acarrea todos los días un poquito de riqueza para nuestra querida patria y le entregamos en cada hijo un pedazo de nuestras entrañas.
Vuestro apoyo, mujeres, es el que más se neeesilíi en estos momentos decisivos, para
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nuestro hermoso movimiento, para defender nuestro hogar, la pequeña economía de nuestro hogar, que es la de nuestros hijos.
¡ Por el cumplimiento de la ley 4680! ¡Por que se nos suministre agua por medio
de O. S. de la Nación! ¡Por una patria libre de empresas extranje
ras! María L. DE MARCUSSI.
Discurso de la Dra. María U. de López
Señoras, señores, niños .
La falta absoluta de agua en los días más calurosos nos ha obligado a lanzarnos a la calle en señal de protesta, organizando este acto calurosamente apoyado por la Confederación y la Unión de Sociedades pro nacionalización del agua corriente, entidades ambas archiconocidas que luchan por la transferencia a Obras Sanitarias de la Nación, a la par que nosotros por la rebaja del pavimento, ambas luchas ya se están prolongando demasiado, pero a fuerza de actos como éste, donde públicamente se exterioriza el malestar general, actos donde sabir eimas pon^r de manifiesto nuestro descontento, actos 'como éstos que son el reflejo clamoroso del pueblo, sólo mediante éstos llegará un día que nuestras autoridades tendrán que indefectiblemente encarar y solucionar
ENERO- FEBRERO, 1940
una vez por todas estos problemas que afectan moral y económicamente a tres extensas zonas como1 lo son Avellaneda, Almirante. Brown y Lomas de Zamora. En la organización de este acto nos ha tocado ocupar un lugar preponderante a la mujer, puesto que la falta de agua es a nosotras a quienes nos ha ocasionado1 más serios trastornos, molestias y disgustos; pues el solo hecho de tener que salir de nuestras casas para acudir a las bocas de incendio que en un momento de desesperación fueron abiertas, este solo hecho es ya de por sí suficientemente justificado1 para hacer sentir nuestra más enérgica .protesta; porque tener que pagar y pagar a precio de oro y no tenerla en algunos momentos para las más elementales necesidades, es el colmo de todos los colmos.
Esta es la causa por la cual las mujeres nos hemos movilizado; somos nosotras las que más sentimos en carne propia la falta de agua y es por esta causa que a este acto le hemos querido dar un colorido eminentemente femenino, no quiero por esto decir que también los hombres no sienten esta deficiencia, puesto que al volver después de un día de fatigada tarea y no encontrar agua ni siquiera para hacerse una ligera higienización, lógico es, por lo tante, que también tienen derecho a hacer sentir su protesta, y la hacen sentir como ellos ya saben hacerlo desde donde levantan sus tribunas.
Nadie ignora que sin agua la vida, tanto animal como vegetal, se torna imposible; sin este precioso elemento la humanidad perecería y fatalmente; pretender privar o disminuir a to-do un pueblo, equivale a pretender someterlo al yugo de un tirano, que en este caso estaría personificado en una empresa extranjera, empresa imperialista, empresa con la que sostienen hace varios años una lucha sin cuartel, nada menos que tres comunas y a las que en este acto que la Unión Vecinal pro Rebaja de Pavimentos ha organizado, ha querido engrasar sus filas y lo hace con aquel calor y entusiamo con el que las mujeres de Valentín Alsina,- sabemos hacerlo, cuando se dispone a hacer frefnte a cualquier atropello. También nosotras tenemos derecho1 a hacer frente a la prepotencia y al abuso con que maniobran dos empresas como la de Aguas Corrientes y la Warren Brothers, hermanas gemelas, porque tanto sus procedimientos como sus intenciones y finalidades son exactamente iguales al
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extremo1 de haberse puesto en todos sus actos de común acuerdo para proceder en forma absolutista y absurda contra la masa humilde, la masa trabajadora y tranquila de nuestras comunas, conspirando contra loa derechos de un pueblo que ha sabido labrarse su porvenir y de sus hijos a costa de inmensos sacrificios y privaciones.
La Unión Vecinal pro Rebaja de Pavimentos y la Confederación de Uniones Vecinales, afectadas por pavimentos de la provincia de Buenos Aires, al plegarse con la Confederación y Sociedades pro nacionalización del agua corriente, entidades ambas que luchan por una sola causa, un solo propósito1, lo hacen con aquella sinceridad y franqueza propia de las instituciones que se organizan con un fin noble, con un fin altamente humano, colmo lo es el de la defensa de nuestro techo, rincón sagrado al cual las empresas éstas tienen fijada su mirada, pero todos unidos seremos para estos pulpos una barrera difícil de vencer, una barrera infranqueable, una barrerra en la que tendrán que estrellarse y sucumbir necesaria y fatalmente.
Un pueblo unido, un pueblo dispuesto a no dejarse atropellar, un pueblo dispuesto en cualquier momento ha hacer valer sus derechos, que nuestra hermosa Carta Magna nos otoTga, no es tan fácil convencerlo con palabras bonitas, ni con engaños pre-electorales, mentiras todas disfrazadas de bellas promesas, en una palabra, pretenden tener sugestionado a un pueblo consciente, como si fuera un niño, eso se acabó! Todos, quien más, quien menos, se dan perfecta cuenta de todas estas maniobras, y si >en algo no tratan de mitigar en parte este malestar que el pueblo clama y con toda razón como es en los momentos actuales la falta de agua, no sé adonde llegaremos, porque todos los abusos, sean de la naturaleza que sean, tienen su fin.
A empresas como estas, que por el solo hecho de tener de su lado a los jueces de pafci y alcaldes, creen tener ganado el cielo, están en un craso error. Porque si todas las justicias son como1 las que tenemos en Avellaneda, estamos arreglados.
Problemas como estos de carácter eminentemente social, es a nuestras autoridades en el el orden comunal como provincial que más debería interesarles, por llegar a un entendimiento que fuera satisfactorio para ambos;
(Sigue en la pág. 46).
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La Voz del Campo
Tres Gallos...
Por
ELENA
BARBERENA
Volvieron mis hermanos del trabajo con una expresión divertidísima. ¡Qué alegres! ¿Qué les pasa?
—Acaban de hacernos un cuento que tú no lo vas a encontrar tan divertido como nosotros. Antes de olvidarnos, tiene que darnos algunos de esos affiches de la Sociedad Luz, contra el alcoholismo, para enviárselos a Don Celedonio.
Nunca había oído decir que Don Celedonio fuera bebedor. Con interés indagué:
—¿Por qué a Don Celedonio; acaso es bebedor T
—No, bebedor no; pero por el buen vino es capaz de un sacrificio; y como tú sostienes que se vive muy bien sin el,vino, queremos corregir a Don Celedonio, antes que se dé al despatarro.
—¡Qué exagerados!... Que tome una copita
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en la comida, si le gusta, en fin, aunque si está tan pobre podía suprimir el vino por un buen alimento.
—Siéntate, escucha. Creemos firmemente que después de este breve cuento, no aumentará tu admiración por el sexo masculino, ni sus arrestos varoniles.
—¿Vistes esos regios gallos que llevaba Julio en su vagón?, (Este era un repartidor de almacén a domicilio.)
—Sí, en verdad, que eran hermosos y muy nuevecitos.
Bueno, siendo únicos de su plantel, los ha ha cambiado don Celedonio por diez litros de vino.
¡MUJER, TEN PACIENCIA!
Era un día sofocante, y como ocurre en estas ocasiones cuando se puede, uno busca la
ENERO - PBBRBRO,
sombra de los árboles, nosotros nos ubicamos bajo el follaje de los centenarios talas. Algo mejor se estaba. La prueba es que al poco rato, un amigo, hombre de ciudad, filósofo, muy estudioso y gran observador de la Naturaleza, sacó como conclusión muy provechosa, después de una larga charla, que la mujer debía ser dulce y muy paciente. En especial debía interpretar al hombre, cuando éste se abstrae horas y horas. Al volver él de su abstracción debía hallar a su lado un ser dulce, lleno de mansedumbre. No lo dijo, pero pienso que deseaba la mansedumbre del burrito.. para la mujer. Una mujer de raquítica inteligencia no debiera osar, hablar de estos temas, pero cuando quise acordar, estaba poco más o menos diciendo que la paciencia debía ser don de hombres y mujeres por igual; porque si malo era alejar de su abstracción al hombre, no era mejor por simple regla de humanidad agravar la fatiga de la mujer pidiendo en tono subido la comida o protestando por un cuello arrugado.
No nos pusimos de acuerdo. ¡Vemos la vida en forma distinta los filósofos y los campesinos! Pero hete aquí que un campesino auténtico desbarata mi teoría feminista, dejando triunfante al filósofo.
El protagonista es un joven vecino de reconocido mal genio.
Luego de comer se acostó a dormir la siesta. Esa era la hora sagrada. Nadie debía conversar, ni debía sentirse el menor ruido. ¡ Guay del pe-
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rro que osara ladrar 1 Esa paz era conseguida merced al desvelo de «un tres hermanas. Estas cuidaban el eueño del inocente... Transcurrían los meses de siesta, descanso para él y de incertidumbre para ellas. Goyo no había tenido una mala siesta. Pero lo bueno como lo malo tienen su plazo. En la casa de Goyo ocurrió lo inusitado. Una malhadada siesta en que el calor era mayor y las muchachas estaban muy fatigadas, resolvieron descansar, una vez observado que to-do estaba tranquilo.
Ni diez minutos haría que reposaban, cuando las sobresaltó el estridente canto de un gallo, y acto seguido una detonación, que hizo temblar las paredes del rancho.
¿Qué había ocurrido? Un gallo contraventor de las ordenanzas de descanso impuestas por Goyo, se permitió cantar en la ventana de su dormitorio, y éste, para ejemplo de los demás, lo fusiló.
El gallo fue puesto sobre la mesa de la cocina, muda orden para ser presentado más tarde en un guiso.
Y aquí triunfa el pensamiento del filósofo. De no §er las mujeres de esa casa pacientes, jqué ocurriría? Algo que no escaparía a vuestra pene'tración. Arremeterían contra las gallinas en sus malos momentos. ¡Entonces, pobre economía del hogar campesino, con perspectivas tan lúgubres como son las de este año!!. . .
Castelli.
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El
Maestro
y la
G u e r r a
(Réproduc'mos estas pág-inasdel tan conocido libro de Re-marque "De regreso". Contienentan profundas y aellas ideassobre la responsabilidad del•maestro, que sería de desearse grabasen en <el espíritu detodos.)
Cuarenta cabezas rubias y morenas se inclinan diligentemente sobre sus cuadernos y pizarras y se esfuerzan por escribir las grandes letras del abecedario. Atentamente hago vagar mi mirada por encima de los rostros. La mayor parte de ellos son bonachones y mediocres, algunos astutos y tontos, pero en unos pocos brilla algo más claro. No les parecerá a estos últimos toda esta vida como algo obvio y que no todo pasará para ellos sin tropiezos. Los contemplo y pienso: Mañana nos detendremos en las preposiciones, la próxima semana escribiremos al dictado, en un año sabréis de memoria cincuenta preguntas del catecismo, en dos1 empezaréis la gran tabla de multiplicación . . . y mientras tanto seguiréis creciendo y la vida os tomará en sus tenazas, una vida monótona o una vida más impetuosa, una vida moderada o una vida quebrantada... cada uno tendrá su destino, y viviréis así o así. ¿Puedo, acaso, ayudaros con mi conjugación y en la enumeración de los ríos de Alemania? Cuarenta vidas diferentes están detrás de vosotros y esperan. Si pudiera ayudaros, ¡con qué agrado lo haría! Pero ¿quién puede aquí ayudar real-mente al otro ? En el frente era posible hacerlo,
porque se trataba de cosas que se podían ver. Pero aquí. . . ¿no espero ayuda yo mismo? ¿De vosotros ?
Examino el plan de estudios, un libro gris de hojas amarillas. Tiene por autor a un competente pedagogo y asigna a cada semana con toda exactitud lo que se debe enseñar. Lo hojeo lentamente. Semana 17: la guerra de los treinta años; octubre: la guerra de los siete años, las batallas de Kunersdorf, Rossbach y Leu-then; noviembre: las guerras de la liberación; diciembre: la campaña de 1864 y la toma por asalto de las trincheras de Düppel; enero: la guerra de 1866 contra Austria y la victoria de Koeniggraetz; febrero: la guerra francoalema-• na de 1870-71, las batallas de Metz y Sedán, la entrada en París1.
Sacudiendo la cabeza, tomo el libro de historia.. . guerras, luchas, batallas, algunas veces los unos en compañía de los otros, otras veces los unos contra los otros. En Leipzig y en Waterloo con los rusos y los ingleses, en 1914 contra ellos; en la guerra de los siete años y en 1866 contra los austríacos, en 1914 con ellos. Cierro el libro: no es ésta una historia del mundo, sino una historia de guerras.
_A NUESTROS SUSCRIPTORES Y LECTORES
Nuevamente "VIDA JtEMENINArtdebe hacer un llamado a la gent i leza de sus suscriptores para pedi r les excusen el re tardo de su aparición»
El presento número corresponde a Enera y Febrero, pues se presentan grandes obstáculos a nuestra sa l ida regular ,cuya causa nuestras lec toras comprenderán de inmediato»Sin embargo en e l curso de este año t r a t a r e mos de regular izar nuestro se rv i c io .
Es es ta para nosotros una oportunidad para pedir nuevamente l a ayuda y colaboración de cuantos aprecian e l esfuerzo que realizamos»
Pedimos a nuestros suscr iptores no solo e l pa-go regular de su cuota sino el aporte de algún nuevo abonado,No puede Vd amable lectora conseguir de alguna de^sus amigas,a quien f a c i l i t e la rev is ta ,una suscr ip ción?
Necesitamos igualmente el aumento de los avisadores y estamos seguras de encontrar e l apoyo de nuestros amigos que desde hace muchos años nos acompañan con una adhesión que intensamente agradecemos.
_LA DIRECCIN
ENERO-FEBRERO, 1940
i Dónde quedan los nombres de los grandes pensadores, de.los físicos, médicos, investigadores, hombres de ciencia? i Dónde está la descripción de las grandes batallas que esos hombres libraron por la humanidad; dónde una exposición de sus ideas, de sus actos, en los que estaban a menudo en mayor peligro que todos loa jefes de ejércitos! i Dónde hay una lista de los que fueron martirizados, quemados, encarcelados por sus convicciones? En vano la busco. En cambio, está descripta en todos sus detalles cada pequeña campaña militar.
Mas es posible que el libro de lectura brinde algo diferente. Lo abro. Poesías: "Plegaria antes de la batalla", "El cuerpo de Lützow", "La tarde de Leutchen", "El trompeta de Vienvi-Ue", "El emperador es un buen hombre", "Carga de húsares". Sigo leyendo: "Un día de la vida de nuestro monarca", "Napoleón III hecho prisionero" En todo caso, pienso, es mejor ser hecho prisionero que huir. Sigo: "De cómo batimos al gabacho de Gravelotte", descripción festiva de un combatiente. Y en medio de todo esto hay algunos cuentos y descripciones de comarcas de la patria, y luego otra vez episodios de guerra melosos o sentimentales y pomposamente adornados. Semblanzas de jefes militares, himnos a la guerra. Me horrorizo cuando pienso cómo ha sido falseado en un solo sentido el concepto de la patria, j Dónde están las semblanzas de los grandes poetas, de los pintores y de los músicos? Cuando las víctimas
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de ese plan de estudios abandonen la escuela, conocerán los períodos de reinados de los príncipes más insignificantes y las fechas de las batallas que éstos libraron, y considerarán todo esto como lo más importante que hay en el mundo, pero no sabrán casi nada de Bach, Beethoven, Goethe, Eichendolff Durero, Roberto Koch.
Arrojo los libros sobre el pupitre. ¿Qué enseñanza es ésta? ¿Qué es lo que debo hacer aquí? ¿Qué es lo que estoy haciendo? ¿Cooperar en todo éso?
Diligentemente rasgan los lápices y las plumas y las cuarenta cabezas están inclinadas sobre las pizarras y los cuadernos. Abro la ventana. El viento trae el vaho de praderas húmedas, de bosques y de primavera. Lo respiro ansioso. Las nubes siguen deslizándose velozmente. Siento como si un siglo hubiera pasado desde el momento anterior, como si aquellas hojas amarillas, allí sobre el pupitre, me hubieran arrastrado a través de un siglo de mezquindades, de torpe obediencia y de falsificaciones. "Niños...", digo excitado, mientras siento en la nuca el viento de marzo.
Los cuarenta pares de ojos se levantan. Pero ya no sé lo que quería decir. Tampoco lo podría decir. Quisiera que sintiesen el viento y la eterna inquietud de las nubes. Pero nada de esto hay en el plan de estudios. Malhumorado, arrojo los libros en el cajón.
Suena la campana. Ha terminado la lección.
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La Tiranía y el Oprobio enSanto Domingo
Un Desequilibrado
incontenible Delirio de Grandeza
El Peso Trujillo
Dios y Trujillo
El Mozo Peynado
Por Protasio Martínez Alvarez
Indudablemente, el caso del "Generalísimo" Kafael Leónidas Trujillo! y Molina —amo y señor de la República Dominicana— es un caso patológico. No es posible concebir que un hombre normal, que un hombre con sentido común y de responsabilidad, pueda asumir todas las posturas que este señor ha adoptado, ni cometer todos los atropellos- que han sufrido y continúan sufriendo los habitantes de aquella desventurada República.
Si el "Gran Señor" ha podido sostener su régimen de opresión y barbarie durante los largos ocho años que lleva de "gobernar", es debido a que las circunstancias le han favorecido grandemente. Por ejemplo, la de que haya logrado que su hermano controlara el ejército y la de que a los Estados Unidos les convenga por ahora apoyar a un hombre fácilmente manejable y dócil a servir los intereses imperialistas de la manera más abierta. Algunos tiranos serviles tratan de cubrir siquiera las apariencias ante su pueblo y ante el mundo entero; pero
Trujillo y sus satélites actúan sin el menor escrúpulo, tal como si no existiese ni el pueblo dominicano ni la opinión pública mundial. ¡Todo "eso" le importa muy poco al "Generalísimo"!
EL INCONTENIBLE DELIRIO
DE GRANDEZA
Al efectuarse en el mes de mayo último, en la llamada "Ciudad Trujillo", las elecciones para presidente de la República, el "Generalísimo" y "Benefactor de la Patria Dominicana" promovió la realización de otra de; !as grandes farsas en su honor: ¡una votación simbólica! Y esto es rigurosamente exacto. Importantes periódicos de Sudamérica publicaron el siguiente cable transmitido por la Associated Press: "Como nuevo homenaje de gratitud de la mujer dominicana al presidente Trujillo^ a quien considera el creador de la paz dominicana, votaron por él, simbólicamente, en urnas especiales, 342.458 mujeres, excediendo este núm«
ENERO1 -FEBRERO, 1940
ro en 23.679 a los depositados por los hombres en las elecciones presidenciales".
Con este nuevo dato, elocuentísimo, juzguen los lectores de la categoría moral del dictador dominicano, poseído del delirio de grandeza en su grado máximo.
Mucha razón tiene el joven intelectual don Ángel Miolán, al afirmar en su libro contra la tiranía trujillista: "A este pueblo hambriento, explotado y enfermo, se le obliga a estar constantemente "quemando incienso", como dice Thomson, para halagar la vanidad del amo, siendo éste el precio de su derecho a la vida".
EL PESO "TRUJILLO"
Pero como si no fuese suficiente para satisfacer las insaciables ambiciones y la vanidad del "César" el haberle cambiado el nombre a Santo Domingo por el de ",Ciudad Trujillo", el hacerse llamar "Generalísimo" y "Benefactor de la Patria Dominicana", el haber recibido —por su propia orden— numerosas "condecoraciones" ostentosas, el haber nombrado "Coronel" a su hijo de cuatro años, el haber obligado a la Universidad de Santo Domingo a conferirle el título de "Doctor Honoris Causa" "por sus excepcionales aptitudes como gobernante y por su benemértia obra en favor del progreso, de la paz y de la cultura del país"; el hacerse llamar "Padre de la Patria Nueva" (frase esta última compuesta por el ahora "Presidente" Sr. Jacinto B. Peynado), el hacerse proponer como candidato al "Premio Nobel de la Paz", como si no fuese suficiente todo esto, decíamos, para dejar satisfecho al Omnipotente Señor, éste creó además la moneda llamada ' ' peso trujillo" dándole el mismo valor que al dólar. Naturamente que esto ha ocasionado graves trastornos financieros en aquel país, ya que no existen las garantías metálicas indispensables
I . OKTI
OLLEROS 3938
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para que se acepte con ese valor el "peso trujillo".
"DIOS y TRUJILLO"
¿Pero cómo es posible —podrá preguntarse con mucha razón alguno de los lectores— que un tirano de la categoría de Trujillo confíe la silla presidencial a otro hombre que le. puede restar influencia y poder?
En primer lugar debemos tomar en <?uenta las complicaciones internacionales que se presentaron a Trujillo el pasado año —de1 las cuales habló el escritor dominicano don Valentín Tejada en nuestro anterior artículo— y en segundo lugar los "grandes méritos" del ahora presidente Sr. Peynado. Este inofensivo señor —¡ inteligente psicólogo!—conociendo muy bien el lado flaco' de su amo, el Sr. Trujillo, mandó colocar hace tiempo en la parte alta de su residencia un letrero con grandes caracteres luminosos en los que se leían tres palabras: "DIOS y TRUJILLO". Es decir, que para la mentalidad del Sr. Peynado, en la tierra, o más bien dicho en el Universo, después de Dios no existe otro ser más grande ni más excelso que el "Generalísimo1" Trujillo. Y "para muestra con un botón basta" según el dicho. Ya el lector puede darse cuenta de la "'personalidad" del flamante "Presidente" de la República Dominicana; puede explicarse también por qué llegó don Jacinto Peynado a la primera magistratura del país y puede además deducir cuál será el papel que éste desempeñe al lado de su "Dios" o sea Trujillo.
Para más señas de don JaeintG1, debemos informar que en la República Dominicana se le conoce, popularmente, con el apodo de "Mozo Peynado" Confesamos que la razón de este apodo no la cono'cemos.
(Concluirá). México, 1939.
c Hijo TECHOS CHALETS
U. T. 54 - 4393 ZINOUERIA
PAg. 20 V I P A F E M E N I N A
Hermano Hermano campesino, en la llanura
el arado al sol bate la tierra, y la milpa levanta sus penachos
Campesino
Por Juan F. Vereo Quzmán
como una hueste de victorias plenas;el pueblo se repliega en la colinabajo el amparo de la torre enhiesta,y tus manos reclama,en la verde llanura, la cosecha.
¿Y por qué no la tomas, compañero? si te es pródiga y fiel como la sombra, si al cariño del sol abrkte en surcos, el corazón feraz de la parcela, y arrancaron tus manos incansables las perversiones de la mala yerba.
Silencioso y sañudo ensillas el caballo en la dehesa, cargas el cuerno, buscas la reata y limpias cuidadoso, la escopeta.
A lo lejos el grito del cuerno pastoril llama a la guerra, la lucha fratricida nos espera.
Es fatal, camarada, pero es cierto: porque el odio protervo de los amos quiere hacer para tí nuevas cadenas, pero ya no es posible que te aherrojen ¡Antes que ser esclavo rerás fiera! y regarás con sangre los ejidos, y abonará cadáveres la tierra, mientras en el pavor de tus montañas flota el rojo clamor de tu bandera.
¡Es la hora de luchar! ¡Llegue la lucha que veces hay en que la lucha es buena, y del caos tenebroso de las almas el golpe del acero saca estrellas! ¡Luchar! ¡Pues a la lucha camaradas! ¿Qué habremos de perder en la contienda los que nada tenemos en el mundo? Que si algo que perder, ¡son las cadenas!
Ya el sol decora el camino florecido y en la colina el pueblo se recuesta, en los surcos abiertos la semilla magnífica revienta
En tanto que retumba en la hondonada la voz del cuerno pregonando guerra!
No olvides, camarada, que en las sombras el golpe del acero saca estrellas!
ENERO-•K'EORl&RO, 1840 PÁg. 21
Mujer, Naturaleza y ArteiPara VIDA
Recordar tiempos idos siempre es agradable, porque al recordarlos parecería que uno vuelve al pasado aunque esto sea en la ilusión.
Así, también, recordar personas cuando ellas, por su talento, dejan recuerdos en la memoria de aquellos que acompañaron su acción por estar muy cerca del ideal de su predilección; este recuerdo es satisfactorio, y sobre todo en los momentos actuales que se lucha en la sociedad por una igualdad más equitativa y más armoniosa entre los dos sexos, que juntos sufren las consecuencias de este régimen social lleno de vicios y de injusticias contra las clases desposeídas.
Por esto recuerdo en este artículo a la gran educadora Raquel Camaña, que con tenacidad inculcaba en el niño y en la niña conocimientos para la libre sociedad del porvenir; y hoy que la mujer lucha por su completa emancipación es bueno recordar algunos conceptos que la gran educadora tenía cuando comparaba a ambos sexos y seguía con varonil pujanza la obra de su gran maestra miss Graham.
Educadora que ponía de relieve y completamente desnuda la verdad de los hechos, para que sus educandas pudiesen analizarlos en todo BU contenido. Otras veces era la naturaleza y el arte la que servía a ella para sus comparaciones con el ser humano. ,
Por eso hoy, más que nunca, es bueno recordarla, porque en el magisterio se sigue una norma de convencionalismo que desde arriba se impone; aquella educadora, que afrontaba con valentía cualquier imposición, seguía la línea de conducta que se había trazado para no ser una del pasivo rebaño que por encima de un ideal coloca las satisfacciones materiales.
Llegó a ser ella la educadora que enseñaba a las de su sexo el rol que deberían desempeñar como solteras, como esposas o como madres, y con la convivencia del hombre, no considerándolo su dueño, como siempre se quiso que fuese en la sociedad pasada y en la presente, sino siendo la compañera dispuesta para afrontar las consecuencias y vicisitudes ocasionales, así como sus alegrías,, pero con igual derecho.
En párrafos escritos por esa gran educadora se encuentran pensamientos dignos de tenerlos en cuenta. "Lo ideal es a la evolución lo que a la imaginación creadora es el artista: muéstrale la inspiración, el miraje, la obra futura y la sola concepción de la belleza o empuja a realizarlo. Así el hombre concibe idealmente el tipo
FEMENINA
evolucionado y la mujer lo realiza objetivándolo en el hijo"
"El hombre, al cultivar las ciencias, has Jetras, las artes, va creando idealmente tipos humanos cada vez más perfectos. Pero el papel de la mujer, en la evolución de la vida, es doble, en relación con su complemento sexual, la mujer representa en el universo la pasividad pero cuando se trata de preservar o de defender loa intereses de la raza, la mujer desarrolla una actividad prodigiosa.''
Este pensamiento tai^ noble, se conseguirá cuando el hombre no vea en la mujer solamente la hembra, y cuando la mujer, por sí propia, sea capaz de dignificarse, conquistando ante los demás el derecho de ser considerada como un ser humano. Porque según se considera hasta noy la mujer, ella es un género, sólo los hombreB son considerados individuos.
El ideal, para las personas sensibles que luchan por una igualdad de verdad, para los que ponen su corazón y su cerebro al servicio del amor, la justicia y la paz, ven en la niña la alegría del hogar, en la joven esbelta, ven la predilección de sus deseos, cuando esposa debe ser la compañera inseparable que goce con el hombre los momentos felices, que a veces se tienen en el correr de la vida, y cuando llega a ser madre cuidarla con la devoción que cuida el agricultor sus plantas cuando llegaron a dar el fruto de sus esfuerzos.
Como Raquel Camaña, comparemos a la mujer con la naturaleza, pues así como la tierra produce las mieses que alimentan a la humanidad, nos dan las flores que embriagan con sus perfumes y nos deleitan con sus preciosos colores, ellas también representan en la vida el surco que recógelas semillas, las fecundan y dan vida a los que seguirán siendo la sociedad futura.
Consideremos a la mujer y comparémosla con el arte, porque los grandes maestros de la escultura la tomaron y la toman como apreciados modelos para sus creaciones, los pintores para presentar sus obras modelándolas con figuras femeninas; y cuando una madre arrulla sobre su pecho al hijo de sus entrañas es lo mismo que cuando sentimos una canción armoniosa que llega a las fibras de nuestros corazones.
Por eso he querido recordar a esta inolvidable educadora que buscaba en la realidad la educación que serviría para formar una nueva sociedad que aun no se ha podido comprender.
Isidoro AYALA
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«KSC
Si hacemos un balance del año escolar que ha terminado, comprobaremos que éste arroja un saldo desfavorable: ninguno de los males que de antiguo aquejan a nuestra escuela común en el primer Estado' argentino, han sido suprimidos en forma amplia y. definitiva, que permita el desarrollo de la instrucción primaria.
Por el ccntrario; en momentos en que la'escuela primaria aguardaba la acción de los poderes públicos para satisfacer necesidades perentorias, que conspiran contra la eficiencia de la labor docente, cuando una gran parte de la po'blación escolar es flagelada por el hambre, la desnudez y las enfermedades —factores determinantes de la deserción escolar— para el gobierno bonaerense lo más urgente ha sido imponer por ley, la enseñanza religiosa.
Pareciera que el ya agonizante gobierno de Buenos Ares no estaba satisfecho de su obra regresiva, y ha querido' completarla con Ja instauración de la enseñanza religiosa. Y esta re-forma, con la que el gobierno bonaerense venía amenazando desde mucho tiempo atrás, se ha llevado a cabo maguer la disposición constitucional que establece: "La educación común tendrá entre sus fines principales el de formar el carácter de los niños en el culto de las instituciones patrias y en los principios de la moral cristiana, respetando la libertad de conciencia."
Hay
eias, en un profundo respeto hacia la conciencia del niño que, por la misma razón de su edad, no está en condiciones de discernir en materia de religión.
Por otra parte, la escuela común es la escuela democrática por excelencia, a la que tienen derecho de concurrir todos los hijos del pueblo, sin distinción de clases ni de religión. En la escuela del Estado, que se costea con los recursos de todo el pueblo, no deben existir cuestiones que la hagan odiosa para determinadas conciencias. En el recinto de la escuela popular no deben plantearse problemas de índole religiosa que signifique violencia para la conciencia de aquellos que no profesan religión impuesta, o que no profesa ninguna. "La escuela
—afirmaba Sarmiento— dejará de ser la patria de todos si se proponen hacerla expresión del
espíritu de algunos."
El laicismo no significa en manera alguna irreligiosidad. La escuela laica no combate ninguna religión.
El laicismo "es un vasto campo de discusión en el que todas las ideas pueden enfrentarse con una libertad absoluta. El espíritu laico es el espíritu científico, amplio, generoso, abierto a todas las investigaciones, discusiones y luchas. Investiga la verdad por las leyes de la lógica humana y no por las luces divinas de la revelación."
Los nuevos cruzados de la enseñanza religio-La escuela del Estado debe ser laica. Ha de sa afirman: "La separación que el sectarismo
cimentarse en el respeto hacia todas las creen- quiso hacer entre moral y dogma cristiano es
ENERO- FEBRERO, 1940 1'ílK. 23
0LAKI2S Por JUAN NICKO
Reconquistar a Escueía L Laica
un absurdo. No existen principios morales sin fundamentos dogmáticos. La moral da regias de conducta, el dogma la razón de ser de esas reglas" (Palabras del mensaje postrero del gobernador Fresco).
Se hace una lamentable confusión entre la moral y el dogma. Pero la verdad es que la moral no tiene nada que hacer con el dogma.
La moral no necesita del dogma, como lo afirmara el ilustre ciudadano argentino, Bartolomé Mitre, en su artículo publicado en "La Nación", en mayo de 1884, en vísperas de los luminosos debates parlamentarios sobre la ley 1420 que creó la escuela laica: "Díeese que no puede enseñarse la moral sin la religión católica. Entonces no habría hombres morales y virtuosos donde el protestantismo prevalece, lo que no se puede afirmar porque es un gran absurdo. Qué tienen que ver con la religión, sea ésta católica o protestante, la responsabilidad, I¡a fraternidad, los deberes para consigo mismo y para con sus semejantes, el amor a la verdad, a la justicia, el cumplimiento de las obligaciones, etc., que pueden y deben enseñarse en la.s escuelas con independencia de toda creencia religiosa, de todo dogma, de toda fe" Y agregaba Mitre: "La escuela es laica por su naturaleza y por sus fines, y en su recinto no puede enseñarse una religión determinada, como oblif/titoria."
Y podemos completar este juicio de Mitre con la valiosísima opinión de Jules Ferry, quien en una carta dirigida a los maestros de Francia, en 1883, decía, refiriéndose a la supresión de
la enseñanza religiosa en las escuelas: "La ley del 28 de marzo se caracteriza por do.s disposiciones que se complementan sin contradecirse. De una parte deja afuera del programa obligatorio la enseñanza de todo dogma particular; de otra pone en primer plano la enseñanza moral y cívica. La instrucción religiosa pertenece a la familia y a la iglesia; la instrucción moral a la escuela."
Los conceptos transcriptos —expuestos hace
(Sigue en la pág. 45)
HO
Es "Nuestro Hombre" un nuevo libro de la prestigiosa escritora Herminia Brumana.
Estudio amoroso de Martín Fierro; interpretación muy personal de la estampa del gaucho argentino.
' ' Nuestro Hombre" es un canto admirativo; Martín Fierro surge de las páginas de esta obra, engalanado con sus mejores armas, señor de la pampa sobre su potro reluciente de plata y haciendo sonar las coscojas de su emprendado.
Herminia Brumana destaca con fervor de enamorada las cualidades del gaucho. Ytffe es raro que así sea.
Herminia és una cultora de la Belleza y una sacerdotisa de la Libertad, y Libertad y Belleza fueron dos amores del gaucho.
Podemos no estar de acuerdo con algunos juicios de Herminia Brumana; quizá no suscribiría n¡"s algunas de sus apreciaciones, pero no vamos a regatear elogios a la distinguida escritora (¡u<; enriquece la literatura argentina con un fruto más de su clara y noble inteligencia.
Por
Herminia
Brumana
Su llamado a la mujer criolla es un grito hondo y humano que ojalá halle eco en el pecho de muchas compatriotas.
VIDA FEMENINA reproduce una parte del capítulo "La virilidad de su ternura".
"Lo sabíamos con su nombre claro que significaba guapeza y lealtad; lo sabíamos con fe en su propio valer y solidario con los seres que enfrentaba; lo sabíamos sensible a la Naturaleza y "ejerciendo el más macho de todos los oficios"; y todavía no podíamos decir que el gaucho era cabalmente un hombre.
Le faltaba hacernos saber que era capaz de sentir esa divina angustia que, oprimiendo el corazón, hace subir el llanto a los ojos o lo diluye en las venas aflojándolas. Le falta mostrarnos su ternura, para saberlo virilmente un hombre.
Ha bastado un solo gesto materializado en una estrofa, menos, en dos pies de verso, para alzar ante nosotros la certeza de su poderosa debilidad:
ESTROMBRE"
"Y sentao junto al fogón A esperar que venga el día Al cimarrón le prendía Hasta ponerse rechoncho, Mientras su china dormía Tapadüa con su poncho."
He aquí'que este hombre, que en la noche anterior :
"Era cosa superior Irse en brazos del amor A dormir como la gente."
ha reclamado a su pareja lo que la sangre le exige para la vida, saciada BU carne, ha florecido en ternura para ella. No es un materialista y esa ternura le hace contemplarla dormida, montoncito de carne débil que no osará despertar y al que cubrirá con su poncho silenciosamente. Este gesto de ternura ha convertido en hombre al gaucho.
Ya puede salir al campo antes que llegue la mañana, a esperar el día adelantándose a la misma aurora, si quiere realizar bien su tarea. En la china, tapadita con su poncho, queda su espíritu, el rayito de luz que lo humaniza. Martín Fierro es un hombre, como Don Quijote se hace humano al crear a Dulcinea, debilidad de su corazón que hará la fortaleza de su espíritu.
Pasa a ser hombre porque ve en Ja hembra BU compañera, la razón de su vida que alentará su carne deleznable hasta hacerla divina.
Un gaucho sin el recuerdo de su china, aca3'j de una mujer cuya mano apenas rozó en el baile, es poco común.
Toda la literatura gauchesca anterior al poema de Hernández es amorosa o patriótica. Los cielitos, las payadas, las versadas, se inspiran en la mujer o en la Patria.
Santos Vega, considerado el más grande cantor de la pampa:
"Murió cantando su amor Como el pájaro en la rama."
Ya lo dice el poema por boca de Cruz, que .
"Todo gaucho es dotor 8i pa cantarle al amor Tiene que templar las cuerdas."
Romántico era el amor gaucho glorificado eo el canto de Estanislao del Campo:
"Cuando un verdadero amorSe estrella en un alma ingrataMás vale el fierro que mataY el fuego devorador...
Siempre ese amor lo persigueAdonde quiere que va;Es una fatalidadQue a todas partes le sigue.
Si Vd. en su rancho se quedaO si sale para un viaje,Es de balde, no hay parajeAnde olvidarla usté pueda.
Cuando duerme todo el mundoUsté sobre su recao,Se da güelta desvelaoPensando en su amor profundo.
Y si el viento hace sonarSu pobre techo de paja,Cree usté que es ella que bajaSus lágrimas a secar.
Y si en alguna lomadaTiene que dormir al raso,Pensando en ella, amigazo,Lo hallará la madrugada.
Allí acostao sobre abrojos,O entre cardos, don Laguna,Verá su cara en la LunaY en las estrellas sus ojos.
¿Qué habrá que no recuerdeAl bien de su alma querida;Si hasta cree ver su vestidoEn la nuebe que se pierde?
.. A través del poema, nuestro hombre rinde su tributo de amor a la mujer.
No hace de ella blanco de floreo literario, vanidad de varón que describe a su amada más hermosa que todas las mujeres. El la dignifica elevándola a la categoría de compañera, condición no alcanzada por las mujeres de todos los
Péug. 26 V I D A 1 F E M E N I N A
pueblos, ya que en muchos se la considera hem-bra o sierva.
"¡Quien es de un alma tan dura Que no quiera a una mujer! Lo olvida en su padecer Si no sale calavera. Es la mejor compañera Que el hombre pueda tener.
comenta Cruz. Y en seguida describe de cuerpo entero a la
cainita de antaño, fiel a su amor, tributaria a la suerte que le unía al hombre^ elegido, por quien sacrificaba juventud y belleza sin esperar recompensa. Chinita de antaño repetida en la criolla de todos los tiempos ajena a idea alguna de lucro, íntegra hasta el heroísmo, consecuente hasta el martirio, ejemplar sostenido a través de las generaciones, que Sjj encuentra todavía en ciertas mujeres de nuestra tierra a quienes la miseria obligó a cambiar de ruta. . .
Si es güeña no lo abandona Cuando lo ve desgraciado Lo asiste con su cuidado Y con afán cariñoso Y usted tal vez ni un rebozo Ni una pollera le ha dao.
Si destaca esa falta de regalos a la mujer querida, es porque el gaucho se siente incómodo al no obsequiarla. Sabe que para ser todo un hombre su trabajo ha de rendirle lo bastante para porporcionar a esa mujer lo necesario y lo superfluo. Su amor a la Belleza le hace proceder con ese —para nosotros— contrasentido, que consiste en comprar una cabezada de plata para BU pingo, antes que una cama para su descanso. A la prenda le obsequiará con la bata floreada, bonita de colorido a sus ojos de artista, el pañuelito de seda, suave a su mano tosca de domador, el zapatito charolado, antes que la zapatilla, para el pie que anduvo descalzo toda la vida. Sus presentes son superfluos cuando re-gala a su mujer y a su pingo —sus dos amores—, porque su bohemia innata lo lleva a preferir las cosas lindas a las útiles.
Nuestro héroe tiene tan alto concepto de la mujer que habla de ella con veneración:
"Cuando el hombre es más salvaje
Trata pior a la mujer.
Yo no sé qué pueda haberSin ella dicha_ ni goce,Feliz el que la conoce...Y logra hacerse querer.
"Todo el que entiende la vidaBusca a su lao los placeres;Justo es que las considereEl hombre de corazón.
Y termina la estrofa con estos versos que constituirían por sí solos —si no hubiera mil más—, el motivo por el cual las mujeres deben amar a Martín Fierro.
"Sólo los cobardes, sonValientes con las mujeres.
Su respeto culmina en este verso, digno broche:
"No se hallará una mujerA lo que esto no le cuadreYo alabo al Eterno PadreNo porque las hizo bellasSi no porque a todas ellasLes dio corazón de madre,
¿Es acaso esta visión de la mujer aureolada por la maternidad la que lo lleva a respetar en ella la madre?
Lo cierto es que Martín Fierro no se atreve a turbar su conciencia realizando acto pasional con la cautiva, madre dolorida por la reciente pérdida del hijito degollado por el indio.
Y cruza con ella, en noches y días interminables, el desierto:
"Me vine como les digo Trayendo esa compañera, Marchamos la noche entera Haciendo nuestro camino Sin más rumbo que el destino Que nos lleva andequiera.
"Para ocultarnos, de día, A la vista del salvaje Ganábamos un paraje En que algún abrigo hubiera A esperar que anocheciera Para seguir nuestro viaje".
Imponente espectáculo de dos seres angustiados en la larga travesía del desierto. Una mu
BNERO-FEBRERO, 1840
jer doblada en dos por la pena, que marchaba a ciegas empañados los ojos por la visión horrenda de un cuerpecito agonizante, y un hombre de bronce guiándola a través de todos los obstáculos, amparándola con su firmeza:
"Penurias de toda clase Y miseria padecimos Varias veces no comimos O comimos carne cruda Y en otras, no tengan duda Con raices nos mantuvimos".
__ Mas, 4 acaso hubo para nuestro hombre otro enemigo mayor que el desierto y el hambre? Junto a esa mujer joven y blanca, a merced de su pericia y de su voluntad, ¿no habría surgido el deseo de la sangre, pesada de sensualidad en las venas todavía jóvenes del gaucho?. Alguna noche, viendo a su compañera dormida, en el abandono que presupone la fatiga de las leguas cabalgadas bajo el sol calcinante, ¿no sintió Martín Fierro el resquemor de la sangre?
Pensamos que si tal cosa ocurrió, pues no lo dice, este hombre pudo buscar en el brillo de las estrellas la luz purificadora que le lavara la sangre. Para algo más que para brillar en lontananza las habrían creado. Y aquietada su car-ne con la fuerza de su espíritu, no ensombreció
f ya su frente pensamiento sensual, hasta que:
"Al fin la misericordia De Dios nos quiso amparar Es preciso soportar Los trabajos con constancia Alcanzamos a una estancia Después.de tanto penar.
"Ay mesmo me despedí De mi infeliz compañera.
Martín Fierro venciéndose a sí mismo en lo más difícil A-lo que domine tu sangre te dominará a tí, dice un aforismo antiguo), es más que el hombre, estaba en'la categoría de santo.
¿Cómo puede crearse la leyenda del gaucho incapaz de amar a la mujer, a los hijos, al ho-gar, si su nostalgia por esos bienes perdidos se manifiesta en tantas ocasiones como suspira por su pasado?:
"Tuve en mi pago en un tiempo Hijos, hacienda y m\ujer. •
Pá«. 27
"Sosegao vivía en mi rancho Como pájaro en el nido Allí mis hijos querido» iban creciendo a mi lao.
"Yo he conocido esta tierraÉn que el paisano vivía
Ysu ranchito teníaY sus hijos y mujer.
"Que al gaucho que llaman vago No puede tener querencia.
"No tiene cueva ni nidoComo si fuera maldito.
No tiene hijos ni mujer
"Su casa es el pajonalSu guarida es el desierto
"Como bicho sin guaridaPero amigo, es esa vida,Como vida d<e animales
"Que no tiene el que es matrero Nido, ni rancho, ni asiento.
"En mil cosas cavilaba,Se me hacía ver a mi chinaO escuchar que me llamaba.
Su queja no es postura literaria. El hogar atrae su pensamiento y sus pasos con la fuerza del instinto y del corazón.
Este hombre a quien las circunstancias arrancan despiadadamente del lado de los suyos, cuando logra escapar del fortín endereza —sin un alto en el camino— sus pasos al lugar querido:
"Volvía al cabo de tres añosDe tanto sufrir al ñudo,Desertor, pobre y desnudoA procurar suerte nueva,Y lo mesmo que el peludoEnderecé^ pa mi cueva.
P á g . 28
Tres años ele ausencia, no han logrado caJmar la pena de esa esperanza. Sabe que toda su angustia acabará viéndolos, el abrazo con que acogerán su llegada curaíá todas sus heridas. —Miserable, amargado por Qn trato odioso a su condición de hombre libre, apenas desertó cambió su gesto adusto por la sonrisa esperanzada:
"Para mí el campo son flores Dende que libre me veo.
Exigió a su caballo el tributo a su ansiedad y voló sobre los tréboles que le perfumaban su cara curtida, día y noche, sin descaneo.
No necesitaba otra guía que su amor por la querencia y no vaciló su rumbo, no titubeó su orientación magnífica:
"Hasta en las sombras, d<e fijo Que adondequiera rumbeo.
Como una luz lo guiaba el propio corazón encendido de ternura.
El galope de su caballo parecía retar a duelo a las sombras, para que dieran más pronto paso a la aurora, con la que llegaría su destino.
Cuando por fin el alba asomó, tímida como siempre, el rancho alzado en la loma, blanqueado y erguido, tal como la generosidad gaucha lo forjaba para guía y refugio del viajero, apareció a sus ojos, oscurecido y empequeñecido, como si de pronto se hubiera puesto de rodillas.
Martín Fierro debió restregarse los ojos. Es que había equivocado el camino en la carrera anhelante ?
El caballo receló también al sentirse de pronto bruscamente frenado.
Luego la rienda se aflojó en el abrir de la mano laxa, y el animal hace, cauteloso, los cuatro pasos que lo separan de la duda brutal que golpea el corazón de su dueño:
"No hallé ni rastro del rancho Sólo eétaba la tapera".
Tapera: rancho acobardado que se achica para ocultar su ruina, rompiéndose en grietas que parecen heridas y poblándose de aves agoreras antipáticas al hombre. Ausencia con aire de tragedia.
"Sólo se oiban los aullidos De un gato que se salvó..."
Entonces los ojos enrojecidos de tanto trasno-' char, buscan ávidamente en la huellita que sa-
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lía de las casas como un anticipo del hogar, el volumen pequeño, lento y armonioso, inconfundible y querido de su mujer que vendría como otras veces, como todas las veces a su en encuentro.
El senderito no se borró con la luminosidad Je esa presencia deseada; tampoco su mujer lo esperaba.
Lo había abandonado:
"Me dicen que se voló Con no sé qué gavilán"
—•Cínicamente, juzga alguien. —Indiferentemente, opina otro, y agrega: el
gaucho no tiene más amor que su caballo y su libertad; por eso acepta mansamente la fuga de su mujer.
Mi oído que se ha apegado más de una vez al corazón de nuestro hombre, se adentra en esos dos versos y oye, entre esas líneas, palpitar su dolor, pero no su derrota.
Ante todo, Martín Fierro sabe que no ha sido vencido en el amor. Este fracaso lo ha hecho caer de rodillas clamando al cielo, pero no de bruces ocultando el rostro a los hombres. Lo ha vencido el destino, las circunstancias tejieron su derrota. En este caso la miseria. Lo comprendé porque ha vivido. Presiente que su amor permanece en el corazón de la mujer amada, aun cuando las desdichas lo hayan hecho tomar un camino opuesto al suyo:
"Y la pobre mi mujer ¡Quién sabe cuánto sufrió!
Lo que significa: cuánto debió vacilar, cuánto debió costarle arrancarse del rancho y sus recuerdos! Y en los dos versos siguientes, descifrado, clarísimo al entendimiento, su comprensión:
" . . se volóCon no sé qué gavüán.
Ella, la paloma —palabra presente en su esencia aunque no se diga de viva voz-^-. Palo-ma, símil tan querido para el gaucho, que lo emplea a menudo uniéndolo así a su amada con el ave del arrullo, del plumaje tibio y de tono uniforme y suave.
" . . . se voló Con no sé qué gavüán.
ENKUtO - F'EÍHHICKO, 1940
i Con quién f ¿Importa acaso la madera de la que está hecha la tabla para asirse el ahogado? i Importa, de qué oenegal o vertiente brotó la gota de agua dulce que aplacó la sed del moribundo ?
Sabe, sí, que es un gavilán. ¿Quién, ni no un ave de presa, podía ser el que aprovechó de su debilidad, de sus alas entumecidas, de su garganta reseca de tanto llamar en las noches sin fin de la usencia, para alzarse con ella, extenuada en la enramada del rancho, que también iba agachando sus alas como pájaro herido?
" . . gavilán
Manera de expresar genialmente, todo un largo y hondo proceso de injusticia. Manera de enrostrar, cara a la posteridad, la vergüenza de los hombres que permanecieron impasibles o cómplices al derrumbe del hogar de un argentino que estaba haciendo la patria para los otros.
"Sin duda a buscar el pan que no podía darle yo.
agrega, para que no se dude desella, de su elegida, de la que dio con los hijos lo mejor de su sangre y con su ternura, la fe de su alma.
"No es raro que a uno le falte Lo que algún otro le sobre.
continúa explicando. En dos líneas, en dos líneas perdidas, puestas
como sin querer, expresando el preciso motivo de la injusticia, del "desequilibrio social cuya solución buscan los economistas en complicadas columnas de cifras, el mal de las sociedades humanas que quieren mitigar lo que podría curar la justicia: a una le falta lo que al otro le sobra.
"Si no le quedó ni un cobmi\ Sino de hijos un enjambre' ¿Qué más iba hacer la pobre Para no morirse de hambre?
termina. Y después, no el juramento de venganza del
P&g. 29
celoso por ética del amor, no el ungido del odio del pasional amoroso, sino la comprensión, un poco diluida en humana amargura, del verdadero amante.
No oculta su tragedia porque no se considera afrentado. Se siente tan superior que sabe no ha de mellarse su hombría. Su honor depende de sí mismo, de su conducta, de su manera de proceder en la vida, y no puede afectarlo en él, acto alguno de los otros. Al mismo tiempo proclama su fe en la mujer y la defiende, porque a la madre de sus hijos sólo puede vencerla el hambre.
Esta claridad de entendimiento en el preciso momento en que el despecho pudo nublarle los ojos, lo hace elevarse por sobre el común de los hombres.
Depone su vanidad de macho, acepta su fracaso de plano, con la cara de frente, haciéndole un jalón a su destino y no lo oculta:
"Puedo asegurar que el llanto Cerno una mujer largué.
porque su hombría, demostrada una y mil veces, lo pone a distancia de toda sospecha de renunciamiento.
Y su mano, esa mano que pudo segar de un golpe el cuello del gavilán que se llevó a su paloma, no se crispa en garra, y después de haber en*jugado con el dorso áspero de la lágrima que se detuvo en el surco que patentizó su boca, se alzó en el lento ademán para pedir:
"Dios te dé, su bendiciónYa que a mí no me la dio.
La recordó siempre y permaneció fiel a esa mujer toda la vida, con la fidelidad de los héroes que no substituyen a la elegida. La lloró en su muerte.
"Les juro que de esa pérdida Jamás he de hallar consuelo
Y esta es la medida del amor de nuestro hombre, la medida cumbre del amor que no mata sino que hace vivir.
Pág. 30
LA TALIA
FASCISTAPOR
FRANCISCO FROLA
IV
LA SITUACIÓN DE LOS CAMPESINOS
La situación de los campesinos en la Italia fascista es particularmente grave. Mussolini en su periódico "II Popólo d'Italia" del 15 de abril de 1920, escribió: "El campesino quiere poseer tierra y de-be poseer su tierra" Vamos a ver si esta promesa fue cumplida. Con el fascismo en el poder, los obreros sufrieron una fuerte disminución de sus salarios y aprendieron en consecuencia, a consumir menos. Esta disminución del consumo tuvo resultados desastrosos para la economía agríco'la: los pequeños y medianos agricultores desaparecieron pues se encontraron en la imposibilidad de vender sus productos. E] escaso dinero que podía economizar para pagar los impues
tos llegó a faltar. Pero' los im-,, puestos deben pagarse de todas maneras, y el régimen fascista los aumenta todos los días. Se debe pues, recurrir a préstamos, a hipotecar su casa, su pedazo de tierra, frecuentemente a v e n d e r l o s o bien verlos confiscar por los acreedores, los bancos, los usureros. Se produce el fenómeno del abandono de la tierra, de invasión de las ciudades, en las cuales inútilmente se va a buscar trabajo, pues no lo hay.
Bajo el fascismo la esclavitud y la miseria de los obreros conduce inevitablemente a la esclavitud y a la miseria de los campesincs.
Los trabajadores del campo no obtuvieron "su tierra" como había prometido Mussolini. En muchos casos han conquistado un pedacito de tierra, pero en un cementerio' de Etiopía o de España.
Los pequeños propietarios
/ I D A T E M B N I N A
han desaparecido, devorados por los bancos y los poderosos de septiembre de 1934 escribió capitalistas agrícolas.
"II Lavoro' Fascista" de 6 a propósito de los pequeños propietarios:
"...llenos de deudas, viendo éstas aumentar s i e m p r e más, muchos agricultores, alarmados por la visión de un déficit que juzgan* incolmabie han abandonado sus propiedades para hacer de braceros. . ."
En un estudio del "Instituto Nacional de Economía Agrícola" se encuentra esta observación :
"Todos los campesinos están cargados de deudas. Como ven que nunca llegan a pagarlas, abandonan sus fondos con gra-VL perjuicio' de la agricultura. Esí? estado de miseria es la consecuencia sobre todo de los impuestos demasiado e l e v a dos" (V. "Indagine Geográ
ENERO-FEBRERO, 1940 Pág. 31
fico-Económico-Agraria ", pág. 187).
Estas citas y otras que haré fueron tomadas de publicaciones oficiales del fascismo.
El Ingeniero Qiovanni Brocea, encargado por el gobierno fascista de hacer una investigación sobre las c a u s a s de abandono de las tierras, en el tomo I de un estudio sobre "Despoblación de los Alpes de Liguria y Piamonte" reproduce algunas declaraciones de campesinos pequeños propietarios, que son realmente impresionantes. Véase aquí un ejemplo: "Si usted nos consigue un lugar donde trabajar de braceros, nosotros saldremos todos de aquí y le daremos como regalo todo nuestro pueblo"
"Venga usted a vivir aquí con nosotros por algunos meses y después verá si es posible vivir de esta manera"
Mientras el gobierno fascista excita al pueblo italiano paTa la guerra contra Abisinia y la justifica con "el hambre de tierra" de los campesinos, éstos están obligados a abandonar sus campos en la misma Italia bajo la grave carga de impuestos que sirven para financiar la guerra misma..
El malestar en el campo es general entre los trabajadores. Sólo1 los gruesos propietarios obtienen utilidades importantes. Después de llegar al poder, el fascismo lo hizo todo para favorecerlos. La famosa "batalla del trigo" tuvo por consecuencia empobrecer a los pequeños propietarios y enriquecer a los latifundistas. El fascismo ha proclamado "se debe producir trigo para to-dos los italianos. Italia debe cesar de importar trigo, pues en caso de guerra no habría pan para todos"
Ahora bien, para aumentar la producción de trigo en un país en el cual no existen tierras productivas sin cultivo, debe necesariamente operarse una profunda transformación en la economía agrícola. Hay que substituir el cultivo del trigo a otros que el campesino haya escogido por ser más útiles. De manera es que el campesino en esta transformación encuentra un perjuicio. Por el contrario, los grandes propietarios que disponen de medios para comprar máquinas agrícolas y abonos químicos, han aumentado enormemente la productividad de sus latifundios y -por consecuencia sus utilidades, sobre todo' por ser dados los capitales necesarios por el gobierno' como "subsidio para favorecer la producción"
Efectivamente, el promedio de producción es de 8 quintales por hectárea en los pequeños propietarios y llega a 30 quintales por hectárea en los latifundios de la Lombardía.
El gobierno fascista a propósito de la "batalla del grano1" se enorgullece de la disminución de la importación. En 1921, antes del fascismo, afirma Mussolini que se importaban 25 millones de quintales de trigo por año. Ahora se importan sólo 6 millones de quintales. Y todo el Duce está enorgullecido.
Pero las cosas pasan de otra manera. La reducción de la importación del trigo no se de-be tanto al aumento de la producción nacional, cuanto a la disminución del consumo. Des-de que el fascismo conquistó a Italia, se inauguró el reino del hambre. Se consume menos. El pan cuesta muy caro.
El Anuario' Estadístico Italiano de 1921, en la página 262, indica como consumo prome
dio anual de harina de trigo para cada habitante la cantidad de 142,9 kilogramos. El mismo Anuario para el año de 1937, en su página 163, refiere el consumo promedio de 1936 y declara que es de 118,6 kgs.
Desde 1921 a 1936 hay pues una reducción de 17,1 % en el co'nsumo del trigo. El fascismo, después de poner al pueblo italiano en una condición de inferioridad política, lo reduce a una condición de inferioridad física condenándolo a una sub-alimentación.
Según el Censo general de 1936, el 48,2 % de la población activa italiana, o sea 8 y medio milloties de hombres se ocupan en la agricultura. Estos ocho millones y medio de hombres están clasificados de la siguiente manera: 5 millones de asalariados, 1 millón y medio de medianeros y aparceros y cerca de 2 millones de pequeños propietarios que poseen hasta 10 hectáreas de tierra. Los propietarios de 100 a 500 hectáreas son 10.000 y los que poseen más de 500 hectáreas son tres mil. Estos últimos en su conjunto detentan el 20 por ciento de todas las tierras disponibles.
Los .braceros agrícolas constituyen la masa más numerosa y pobre de la población italiana. Sus condiciones son l^s más tristes que se puedan imaginar. Si uno de ellos tiene trabajo por 80 días en un año ya se considera con suerte.
Maurice Lachin, e s c r i t o r frunces que visiió el campo en Italia en 1935 y que escribió un libro: "La IVc. Italie" (editor Gnllinard, pág. 223), afirma que los salarios agríco
(Sigue en la pág. 3o).
PAg. 32 V I D A F E M M N I N A
EL CUENTO DEL 15
Sil I
cA YOLANDA FOLDES
El padre de Mitia había sido tomado prisionero durante la guerra e internado en Rusia. Cuando estalló la revolución, se invitó a los cautivos a que se enrolaran en el Ejército Rojo. El padre de Mitia, también, se había plegado a las filas revolucionarias, sea porque deseaba derramar su sangre por los derechos del proletariado, sea porque estaba harto de la vida de los campos de concentración. Digamos también que en aquella época el padre de Mitia contaba apenas veinte años.
Quizá por eso, porque sólo tenía veinte años, logró destacarse en el ejército rojo, pero fracasó lamentablemente en la política roja. Es muy dificultoso para un principiante mantenerse en el camino recto entre las tantas vueltas que origina esa clase de política, en la cual las ideas revolucionarias al ciento por ciento de hoy pueden constituir la mas negra reacción de mañana. El padre de Mitia debió haber tropezado en algún imprevisto y obscuro detalle, lo que, al fin y al cabo, debía sucederles a
muchos otros después de él. Lo que importa saber es que
el padre de Mitia se vio obligado a huir hacia Finlandia y que una campesina finlandesa le salvó.
—¡La policía roja me persigue! —gimió jadeante el padre de Mitia cuando hizo irrupción en la casita de la campesina, exhausto.
La muchacha finlandesa lo miió compasiva.
—¿Ha dado muerte a alguno? —le preguntó con interés.
—No; he hablado únicamente.
La muchacha comprendió. Sabía perfectamente q,ue hablar era delito mayor que ma-tar. Se dio, pues, a la tarea de salvar al fugitivo, según las reglas clásicas, como se lee en los libros y aun se acostumbra de cuando en cuando en esta parte romántica de Europa. Lo escondió en un gran baúl y lo cubrió rápidamente con varias prendas femeninas. A la policía, que al poco rato se hizo presente, negó heroicamente que pudiera ocultarse alguna persona en su aposento. Lo re
tuvo escondido durante quince días, y ya alejado todo peligro, pudo, moverse libremente el mozo.
Este había reparado en que su salvadora, en lugar de ser una campesina zafia, de rasgos rústicos, poseía una singular hermosura. Se prendó viva-mente de la muchacha, y a los pocos días la rogó que fuera su esposa. Enrojeció violentamente la finlandiesita. A ella también le agradaba su imprevisto huésped. Y así comenzó el idilio, que a las dos semanas se concretó en casamiento, al cual se prestó el cura del lugar, antiguo amigo de los difuntos padres de la moza.
Transcurrieron varios meses, después de los cuales, y a raíz de la noticia de una próxima llamada de gente joven para el ejército, el futuro padre de Mitia pensó proseguir el camino interrumpido tan inusitadamente, dejando para más adelante 4a Isalida de su esposa, que volvería a unirse a él una vez que alcanzara un país seguro.
—Yo te debo la vida, mi que
BNBRO-FEBRERO, 1940 P&%. 33
rida Katia —exlamó el joven—, y te escribiré para reunirte conmigo.
—No me olvides. Júramelo por nuestro futuro hijo.
La tranquilizó y le prometió tiernamente que pronto la llamaría, para no separarse nunca más.
El padre de Mitia reanudó su camino, y luego1 de algunas aventuras, algunas de ellas peligrosas para su libertad, llegó a Berlín, donde se orientó para comenzar su nueva vida. Para un muchacho como él que a los diez y siete años le dieron un fusil para integrarse a las trincheras, donde permaneció tres años, no era empresa fácil. Afortunadamente, y merced a su excelente aptitud para la escena, había representado papeles de galán en los teatros para soldados, en el frente.
Pudo, así, vanagloriarse de un pasado casi artístico, y lograr de cuando en cuando alguna suplencia en una que otra compañía de comedias.
Pero eso no le hubiera permitido, si no hubiese mantenido una nutrida correspondencia con su familia, allá en Hungría, y sus padres no estuviesen en condiciones acomodadas. Quizá ese carteo le trajo a la memoria la promesa hecha a su esposa, la bella campesina finlandesa. Y a ella también escribió. Katia le contestó en seguida, y así el padre de Mitia se enteró que
. Mitia había ya cumplido su primer cumpleaños.
"Sé cuál es el deber de un marido", le contestó el padre de Mitia, que a la sazón se hallaba contratado' por una compañía cinematográfica para papeles secundarios. "Además, me salvaste la vida, y te
enviaré el dinero necesario para el viaje."
La finlandesita llegó a Berlín y miró alrededor con aire maravillado. Traía de la mano al pequeño, que también miraba con cara asustada.
Pero. . . las cosas no marcharon como se hubiese deseado. Pasado's los primeros momentos de expansión y de alegría por parte del padre de Mitia al ver a éste tan parecido a él y tan crecidito, se percató de lo apresurado que había sido el casarse con una campesina, hermosa, sí, pero campesina al fin y al cabo; mientras que él provenía de una familia si no noble, burguesa y rica. El padre de Mitia se avergonzaba de su esposa cuando sus amigo's, gente de cine y de teatro, iban a visitarlo.
—Esta noche tenemos invitados —solía decirle:— Acto-res, actrices, periodistas. Procura desempeñarte como hábil ama de casa.
Y Katia hacía lo posible para logarlo. La pobre se hallaba atemorizada al verse entre gente elegante, sobre todo si eran actrices, ¡ con esos perfumes, esas pieles!
Menudeaban también, entre tanto boato, los días en que faltaba lo necesario. Eran las pausas entre uno y otro contrato'. Y entonces Katia se iba a la cama sin comer. Cuando estas malas épocas duraban más de lo debido, la pobre lloraba, no tanto por ella, sino por la criatura, que padecía también las consecuencias.
Un día, Katia se decidió a enviar al pequeño a Finlan
dia, a casa de una tía materna.
El padre de Mitia quiso oponerse a ese proyecto1, porque quería mucho a su pequeño, quien cumplía en ese tiempo los tres años; tenía una carita redonda, con un par de deliciosos hoyuelos, dos ojazos azules, y que estaba, por la» mañanas, eternamente dispuesto1 a jugar en la cama con el padre, mientras Katia lavaba la ropa, fregaba los pisos, salía para el gasto diario o se dedicaba a otras labores pesadas, pero se había pronto convencido que el niño se hallaría mejor en Finlandia, debido también a que era un obstáculo a la independencia necesaria para un artista.
Así fue como el niño fue enviado a la casa de la tía. En los primeros días, la criatura se encontró molesta en su nuevo ambiente.
—¡Es natural! Es el hijo de un señor— comentaba la tía cuando el niño hacía visajes ante la extraña comida que le ponían en el plato.
Y la tía decidió educarlo como conviene al hijo de un señor de pro.
# * *
Mientras, los padres de Mitia lo pasaban medianamente en Berlín. Después de una temporada se trasladaron a Bruselas, creyendo que la vida allí les sería menos difícil. Pasado un tiempo, el padre de Mitia decidió separarse de su mujer, considerando que aun los casos en que está de por medio una vida salvada deben tener un límite. Y también porque solo, se desmpeñaría mejor.
Al dirigirse hacia la esta
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ción del ferrocarril, Katia lloraba, pero encontró consuelo al pensar que abrazaría pronto a su querido hijito. Este había crecido, y cuando la madre quiso besarlo, la miró huraño, luego con indiferencia, y después, co'n el tiempo, se acostumbró.
El padre de Mitia había llegado finalmente a una determinación; que, junto con su idílico matrimonio, ya era hora de terminar con las locuras de la juventud. Renunció, pues, a sus sueños de artista y logró encontrar un empleo en una 'curtiduría.
"Ya he sentado el juicio", escribió a Katia. "Me he vuelto un hombre, en una palabra."
Y estaba de ello1 tan convencido, que en cuanto le aumentaron el sueldo, volvió a escribir a Katia rogándola (jue le confiara a él el hijo.
"Aquí, en nuestros países occidentales existe mayor cultura, y eso no puede sino favorecer a nuestro hijo."
Katia volvió a llorar, pero como, todo1 lo que podía ser de provecho para el porvenir de Mitia era sagrado para ella, accedió al pedido de su enamorado de otros tiempos, y envió) sin demora a Mitia a Bruselas.
Desdichadamente, el niño había olvidado del idioma alemán que había aprendido en Berlín; por ello encontraba dificultades en la escuela. Por otra parte, un hombre no puede estar tapado todo el día en casa haciendo de niñera; un hombre debe salir de cuando en cuando, ver gente, hablar con los amigos, asistir a algún espectáculo1. Mitia era una preciosa criatura, es ver
dad, pero. . . después de un par de años de esa vida, el-padre de Mitia llegó a la conclusión de que el mejor puesto para su hijo era allá en casa de sus padres, en Hungría. Y su familia era de las más distinguidas de la ciudad.
La abuela de Mitia recibió al nieto con verdadero entusiasmo ; un entusiasmo que, a pesar de eso,- con el tiempo languideció bastante. Y sin embargo, Mitia era un muchachito bueno1; sosegado, gentil y educado: nunca tenía un capricho, una impertinencia. El único inconveniente estribaba en que no comprendía el húngaro, y a menudo se quedaba silencioso, con la mirada fija.
—¡ Qué* torpe y callado es! —comentaba la familia—. ¡Es natural! ¡Como es hijo de una campesina!
—i Te gusta quedarte co'n nosotros? —le preguntaban.
—No lo sé —contestaba Mitia, pensativo.
>—% Preferías quedarteBruselas ?
—No lo sé —repetía, como enajenado.
—Es un estúpido — concluían por decir los familia-res.— Es probable que sea un estúpido. También en'la escuela se quejan de él. ¡ Si pudiéramos conseguir que terminara sus estudios y emplearlo después!...
El verano siguiente fue a pasar una temporada en casa de los abuelos de Mitia la hermana del padre del muchacho. Rosa, la aristocrática de la familia. Vivía en París con su
marido, un francés de familia noble.
Rosa se había indignado por los proyectos de su familia respecto al porvenir de Mitia.
—¡Me opongo a que hagáis de él un obrero! —había protestado, con esa determinación que .caracteriza a las muchachas del pueblo, que, casándose, entran a formar parte de una familia de noble alcurnia. —Lo llevaré conmigo a París.
—¿ Quieres venir conmigo, Mitia? —le preguntó.
—Como quieras, tía Rosa — contestaba gravemente Mitia.
—¡ Pobre niño! Todos sus impulsos han sido reprimidos— deploraba Rosa. —No tiene una idea propia, es incapaz de tomar una determinación. Pero yo remediaré eso1.
Una vez en París, Mitia siguió siendo el niño tranquilo, gentil, bien educado, "demasiado tranquilo y gentil", comentaba tía Rosa. A todo condescendía, a todo se adaptaba.
—Ponte el sobretoditó, Mi en tia.
—Sí, tía Rosa. —jVamos al cine, Mitia?
—Como quieras, tía Rosa. Se acercaba Navidad, y tía
Rosa le preguntó:
—Dime, Mitia, i qué quieres que te traiga el Niño Jesús? ¿Qué regalo te gustaría más?
—Nada... Gracias, tía Rosa.
—Pero, en fin. querido Mitia, habrá algo que deseas y que no tienen, en lo cual pensarías desde tiempo... Sé franco1 con tu tía Rosa, dile lo que deseas...
Y entonces, de repente, Mitia exclamó:
—Una casa para niños huérfanos, desearía. jNo podría irme a una casa de huérfanos, tía Rosa?
?JNBJRO , 1S40 Fá*. 35
L A I T A L I A F A S C I S T Alas sufrieron "una reducción de más del 50 % en relación al período pre-fascista".
También los aparceros y medianeros se encuentran en condiciones penosas. El fascista Perdisa que se ocupa en la economía, escribe: "Desgraciadamente es una realidad el hecho de que donde la tierra está cultivada por aparceros la renta baja a niveles tan impresionantes que obligan al campesino, aun contra su apego a la tierra, a transformarse en bracero agrícola".
El aparcero que se queda ligado a su tierra, se endeuda de modo que no le será posible nunca liberarse.
Los que rentan tierras están en la misma situación. "II Gazzettino di Venezia" de 2 de febrero de 1938 revela el pro'ceso efectuado contra tres campesinos que tenían rentada una propiedad de doce hectáreas y que estaban abusados
(Viene d« la pág. 31)
de apropiado .i indebida de 14 quintales de muíz y de un cer 'lo, pertenecientes al dueño del fundo.
Ellos declararon: "Trabajábamos como bestias, sin obtener ninguna utilidad, La tierra rendía poco y la dueña nos quitaba todo. Para la renta debíamos pasarte 100 quintales de trigo', 100 quintales de maíz cada año, y además 1.000 liras en dinero. Aparte cada año debíamos regalarle 10 gallos, 10 patos, 18 gallinas, 8 capones, 8 embutidos y 200 huevos" Es evidente que en estas condiciones, no podía quedar casi nada a los campesinos.
Los pequeños propietarios, desde que existe el fascismo han visto disminuir sus rentas en 2/3 partes. El gobierno fascista recargó de impuestos to-do, también a los pequeños ani-males, como las gallinas y los conejos. En Italia los campesinos pobres poseen como "pa
trimonio zoo-técnico" algunas cabras. Ahora bien, el régimen fascista las ha sometido a un impuesto anual de 20 liras.
¿Qué pasó entonces?... Las estadísticas nos lo dicen. En 1926, antes de ese impuesto, había 3.100.000 cabras; 10 años después, en 1936, habían disminuido a 1.795.000.
Para concluir, la política agraria del fascismo se puede resumir como sigue: sujeción sistematizada y progresiva de la economía agrícola al capitalismo, emprobrecimiento continuo de la población campesina, subalimentación crónica de los campesinos y braceros agrícolas.
Y Mussolini, en un discurso pronunciado' el 4 de noviembre de 1938 en una reunión de campesinos, cínicamente proclamó: "Debéis enorgulleceros de ser campesinos. ¡ Los pueblos que abandonan la tierra están destinados a la ruina!"
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CONDE & Cía. OBRAS SANITARIAS I
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PA«. 36
LOS PECADOSLITERARIOS
DE
EmilioZola
POR
CarlosRovetta
También en literatura se vuelve a los viejos amores. El lector, de visita por las librerías, encuentra ahora, al lado de las novelas de Stefan Zweig y de Pearl Buck, las de Balzac y Jorge Sand.
"Indiana", "César Birotteau" y el mismo 'Pere Gaviot" reaparecen, rejuvenecidos por buidada presentación gráfica. Esta longevidad de obras literarias que llevan la marca del talento, demuestra que la novela —la buena no-vela— lejos de hallarse en decadencia, como se pretende por allí, cuenta todavía con numerosos lectores.
Uno de los escritores que se relee actualmente con gusto, es Emilio Zola. Y ya que se vuelve al autor de "Trabajo", con visible predilección por sus novelas, no parecerá inactual que nos ocupemos de uno de los aspectos de su obra, no el más brillante, sin duda, pero tampoco el más
Los grandes escritores suelen avergonzarse de algunas de sus obras y a veces, ¡cuánto no darían por verlas olvidadas definitivamente! Tie nen el pudor de los primeros pasos, inseguros,
V I D A F E M E N I N A
y el horros de las fallas visibles a fuer de gruesas.
La curiosidad de los críticos suele llegar, sin embargo, hasta esas páginas, hijas del pecado, a veces con el propósito de estudiar desapasionadamente una vocación literaria, desde el momento mismo en que ella se manifiesta. Otras veces —y esto es frecuente aunque no disculpable— Con la mezquina intención de exhumar cadáveres literarios, ellos hurgan en el pasado de un escrito hasta dar con el inevitable pecado literario.
Lectores devotos de Zola, si nosotros vamos a ocuparnos aquí de las tentativas poéticas de Zola y de su novela, "Los misterios de Mar-sella', será para señalar cuánto del genuino Zola hay en aquellos poemas de su juventud y en esos truculentos "Misterios de Marsella", que escribiera para "El Mensajero de Marsella" Quien cometió esos pecados literarios que suman seis con "El mandato de una muerta" no murió poeta ni quedó en simple folletinista. En sus tres poemas juveniles y en las truculencias de los Misterios, hallábase, sin embargo,, ya
ENERO - FEBRERO, 1940
manifiesto, el talento literario del autor de "La culpa del padre Marvet"",, como en las truculencias de los Misterios se descubre ya la intención de usar el documento que más tarde se confirmará en la tendencia naturalista.
Había llegado a París pobre y ambicioso, como tantos provincianos, y la gran ciudad le negó, durante varios años, la seguridad de comer todos los días. En cuanto a la conquista de París, este joven ya de hocicos con las amarguras de la vida, se le iba apareciendo un poco más distante de lo que ideara en sus planes, allá en la Provenza.
No se halaba derrotada su voluntad, a pesar de este diario cuerpo a cuerpo con la misma. Era heroico sin saberlo, y a los veinte años este hijo de París amamantado por la Provenza, tenía, la constancia de las grandes encerronas con sus libros y su pipa. Lo atormentaba la elección de una profesión, pero instintivamente iba optando por lo que sería la pasión de toda su vida, en esos días solitarios que él llenaba con su infatigable actividad epistolar y poética. Se sabe que escribía cartas. Y también se sabe a quiénes iban dirigidas estas cartas. Dos jóvenes las esperaban ansiosas en Aix y estos dos jóvenes eran los primeros en conocer los proyectos poéticos de Zola, que contaba como clarines de la fama al futuro profesor de la Escuela Politécnica, Bautista Baylle, y al maestro de la pintura moderna, Pablo Cezanne.
Permanecía extraño —lo ha dicho uno de sus biógrafos— a todo lo que no fuere la literatura y él, que antes de los cuarenta años sería, no ya "un escritor", sino "el escritor", discutido e injuriado, pero también aceptado y aplaudido, sentía en su veintena la obseción poética. Paul Alexis, el gran amigo y aliado que encontrara años más tarde en las batallas literarias del naturalismo,, confiesa que la idea de publicar esos versos no seducía al ya célebre escritor de " L 'assomoir''
No es ercepcional que un hombre de letras inicie su vida literaria haciendo versos. Plaubert los había hecho; Daudet los había cultivado con • provecho. El, los hacía, a su vez, sin cálculos y a lo grande.
En una de sus primer cartas a Baille hace confidente a éste de sus primeros tormentos poéticos. "Desde hace tiempo padezco una verdadera indigestión de alejandrinos, le escribía,
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pesaroso. Es que, aunque se sentía poeta, el joven Zola se veía en figurillas para llevarlos al papel. "Si en mi soledad llamo a las musas, esa dulce consolatriz, la musa no me responde", confiesa, desesperado. Y "para el poeta estas horas de duda son tristísimas
El afán de hacer los versos cada vez mejores lo lleva a romper las cuartillas sen que los escribe. Piensa que puede hacerlos mejores y se da un fórmula que ha de ser el lema de su madurez laboriosa: "Con valor se llega siempre, sobre todo cuando se tiene conciencia de lo que se busca". De esta tarea encarnizada salen sus ensayos poéticos. Son poemas enormes, con intenciones filosóficas, de los cuales ha dicho Marcel Batelliat: "A pesar de sus exageraciones sentimentales, que incitan a sonreír, estos poemas de juventud no carecen de mérito. Asombran por la extraordinaria precocidad lírica de su jove autor y algunos de ellos pueden soportan ventajosamente la comparación con los primeros ensayos de los poetas más célebres."
Estos pecados literarios de Emilio no se pueden separar, sin embargo, de su vida literaria; son una fase de la misma, como una anticipación del talento literario del autor.
La gestación es dolorosa. "La Aérea", el gran poema en que se halla empeñado, le produce una verdadera indigestión de alejandrinos: "No puedes figurarte —le escribe a Baylle— el efecto que me causa el trabajo terminado. Es algo así como una lasitud mezclada al abrumamiento.
La rima es una cárcel para su imaginación desbordante y como este joven de apenas veinte años odia ya la ficción y no comulga con los "secretos" del oficio, clama contra los ripios y teme que sus versos no se vean libres de ellos. "Mi verso ideal —escribe al amigo— es sobrio, nervioso, sin excluir la soltura, pero ¡cuan ampuloso y lleno de afectación es todavía mi modo de componer!
Después de "La Aérea" y "Rodolfo", el futuro escritor, maestro de la prosa en la descripción del "Paradon", intenta el poema gigantesto "La cadena de los Seres", cuyo plan explica en una de sus cartas. Trata nada menos que de "poner en verso la historia misma del mundo, desde sus orígenes hasta su más lejano porvenir, dice Marcel Batillat, que encuentra en este plan una previsión embrionaria de la gran trilogía futura: Los Roenfa-Micquart, las tres ciudades, los cuatro evanbelios. Tres) cantos compondrán "La cadena de los Slres", según el plan del poeta y esos cantos corresponderán
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a cada una de las tres edades; así: en el primer canto el poeta describirá la creación sucesiva de los seres hasta la del hombre, si nomitir las progresivas perturbaciones geológicas; el nacimiento de los seres y la vida hasta los tiempos más civilizados, será motivo del segundo; y, por fin, el poeta será, e nel tercer canto, un vidente de los tiempos futuros. El joven Zola se promete ser sabio en el primer canto, filósofo en el segundo y cantor lírico en el tercero como lo confiesa en s ucarta a Baylle.
Todavía un poema, "Juana de Arco", había de escribir el poeta,.que había dejado de sufrir estrecheces y podía trabajar ahora más tranquilo. Afirmado en su vocación literaria, Zola no tardaba en llegar a la prosa, como instrumento predilecto. Lo hacía con "Los cuentos a Nnnón", que eran sus primeras armas en el glorioso ejército de líos prosistas franceses del siglo XIX, sin pensar que poco después el autor de estos cuentos había de escandalizar al público con "La confesión de Claudio". El público gustó de esos cuentos que eran como la transició nentre el poeta' y el novelista.
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Se había despedido de la bohemia y de los versos, pero su actividad literaria era siempre incesante y regular. De estos primeros años de su vida literaria datan "Los misterios de Mar-sella", otro pecado literario de Emilio Zola.
La historia de este novelón ha sido contada por el mismo Zola, que lejos de avergonzarse de esa novela, de tosca factura, la ha explicado en el prólogo que escribiera para la segunda edición.
Trabajaba el escritor en "Teresa Requin" y esta labor literaria se realizaba lenta y cuidadosamente —apenas dos páginas por día— cuando recibió una proposición tnetadóra desde el. punto de vista económico. Se le pedía que escribiera para el folletín del diario "El Correo de Marsella", una novela ideada sobre la base de documentos extraídos en los tribunales de Aix. Era este un trabajo relativamente fácil
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para el autor, que nocesitaba dinero, y aceptó con decisión la empresa de escribir "algo" qué representaba centenares de francos al mes. Escritos apresuradamente, estos "Misterios de Marsella" son de una extraordinaria pobreza de factura, tanto por el asunto como por el estilo. Lo ha aceptado Zola, que se vio obligado a publicar una segunda edición de esta novela folletinesca, en la cual reconocía con sus visibles deficiencias, la primer manifestación de sus tendencias naturalistas.
"El procedimiento era tosco —escribía en el 'prólogo de esta segunda edición— pero también sé decir que volviendo a leer las cuartillas, días atrás,, llamó mi atención el hecho casual, en momentos en que yo aún no me conocía, el haberme puesto a escribir esta obra de un mecanismo vulgar, basándome en un conjunto de documentos. Posteriormente no he seguido otro métodoi en mis obras literarias" Y afirma jactanciosamente: "Los misterios de Marsella" for-man parte de la tarea ordinaria que mé tenía atado al yunque."
Desde esa pobre producción literaria "Los misterios de Marsella" hasta "La fortuna de los Eangon", ¡cuánto camino andado por el escritor en lucha constante con la miseria y tenaz siempre hacia ese fin que se proponía como objeto y que había de tomarle toda su vida, hasta principios de este siglo,! Lo ha recordado Zola a los lectores de "Los misterios de Mar-sella", del que no estaba descontento, "puesto que tan mediano como es, da al lector una idae del gran capital de voluntad y de trabajo que he debido emplear para llegar desde esta pobre publicación al esfuerzo literario de "Los Bougon-Macquart".
Aquellos poemas de "La comedia amorosa" que hacían sonrojar al escritor ya en la madurez ; y esos ' ' Misterios de Marsella'' que defendía con coraje, eran sus pecados literarios. Sin embargo, ellos prometían la obra cíclica, bella, que había de colocarlo en la posición indiscutibe de uno de los más grandes escritores de Francia.
"fe JtfekÓ*- F . 1 9 4<i
Cuento para Niños
Cuatro manantiales formaron' una soaieda 1 hicieron un arroyito.
Se propusieron:
—Seremos- más útiles así. Regaremos tierras, -daremos vida a plantas y árboles; satisfaremos la sed de más necesitados.
. . Y el arroyüelo se puso- a correr alegremente _por las pequeñas hondonadas, saltando piedras y agitando las hierbas del campo.
. Hizo su camino y tributó sus aguas a un her-mano mayor que ya gozaba el privilegio de; un más grande caudal y poseía un patrimonio de bosquecillo en sus márgenes.
Los manantiales trabajaban y su criatura se hacía "espejo para el cielo, reflejaba los juncos gráciles, los camalotes delicados y daba de beber a las vacas de grandes pupilas maternales,,a los bueyes pacíficos, a las ovejas tímida».
Era Su misión.
Y vivía feliz,
Pero poco había de durar la serena y fecunda vida laboriosa.
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El arroyuelo, descuidando sus ,ocupaciones dio en entretenerse con los vecinos.
El arroyo de quien era afluente le habló de arterias mayores que él, dueñas de bosques sonoros, llenos de pájaros que cantaban día y noche; luego de ríos caudalosos y fecundos, hirvientes <de peces y de actividad, de ríos en los cuales navegaban los bellos barcos de velámenes esponjados y le reveló que, más lejos aún, estaba el mar y el océano inmenso casi tan vasto como el cielo.
—¡ Me gustaría ver todo eso!
—No es posible porque cuando tú llegas a mí pierdes tu personalidad, como me deshago de ella yo al confundirme con la vía de agua de la que soy contribuyente.
El arroyuelo restó con una idea confusa de su importancia, despreció a los juncos y a los camalotes y agredió a la oveja y a,l buey:
—Y ustedes que tienen piernas, ¿por qué no van a ver los bosques musicales y los ríos azules con barcos que parecen grandes pájaros blancos ?
El buey respondió:
—Hijo, yo labro mi tierra.
—Yo preparo la lana para abrigo del hombre —se enorgulleció la oveja.
—¡ .. o alimento a dos esclavos poltrones!— les increpó el arroyo, atribuyéndose más valor de.1 que tenía.
Después de unas copiosas lluvias el cañadón que casi todo el verano estaba seco o tenía sus escasas aguas estancadas y corruptas, vino de gran carrera, levantando la voz, llevándose las cosas por delante, repitiendo fanfarronadas.
Galopó junto al arroyito, también hinchado y rumoroso y conversaron.
Este le narró sus novedosas historias y el cañadón reía:
—Cómo eres ingenuo, pobre y tímido provinciano. ¿Quién no sabe esas cosas, y otras aun más importantes, más bellas, más altas?
Nosotros somos compuestos de materia divina. El Agua es la Diosa y la Reina del Universo. Sin agua no existiría la vida; el hombre y los ani-males morirían (pues sabrás que nosotros hasta formamos parte de su sangre. Por nuestro me-
V I D A F E M E N I N A
dio se desarrolla la civilización, se abren las comunicaciones, se realizan los viajes, se activa el comercio y prosperan las guerras.
Esto no te habrá revelado el ignorante y estúpido arroyo, muy conforme con su vida apática y prosaica.
¡ No* te ha dicho que nosotros lo formamos, y hacemos los ríos y damos la necesaria vitalidad al enorme océano!
Es que él no sabe nada.. En general nuestros colegas son torpes y cobardes, irresolutos y y rutinarios.
« ¡Mírame a mí: decidido, audaz, dinámico! ¡ Obsérvame ahora!
—Pero tú a veces no corres, no estás...
—¡ Oh, simple; qué tonterías dices!... ¡ Cómo voy a estar siempre aquí si debo obedecer a mi divina misión! Cuando me voy es que formo el océano.
—¡Ah!
—Ya pierdo tiempo... Espléndido de mí gastando palabras con este hético sujeto...
Y se alejó dando tumbos, por hendiduras y zanjas, diciendo bravadas, oscuro y revuelto de bajas ambiciones.
El arroyuelo empezó a llenarse de orgullo y de soberbia.
—nosotros somos todo, nosotros somos divinos. . . Yo alimento el río, doy la vida al hombre, formo el océano!
No quería dar agua al buey y a la oveja, se retiraba de los juncos y se resolvió a correr mundo e inmantinente ser estuario o mar.
—Señores manantiales, —y les planteó su problema... dando curso a su malomanía...— ¡ Necesito más agua, mucha más agua!.. . Esa no me da para nada y yo debo llenar mi destino.
Los socios hicieron esfuerzos para hacerlo más caudaloso.
—Aun más. ¡ No sean avaros!... Es aún poco... Así me engrosó, pero no dejo de ser el mismo... ¡Más agua o si no me marcho por mi cuenta!
Era una amenaza.
—¡ Qué locura! —raciocinaron sus genitores.
), 1940 Pág. 41
— ¿Quieres variar! —Sí. —Perfecciónate. Sé más puro. Alimenta con
más cuidado seres y plantas. Limpia tu interior. Canta.
—¡ Estupideces! ¡ Idealismos trasnochados! ¡Ñoñerías! ¡Yo deseo ser río, yo quiero ser mar, yo sueño ser océano 1 ¡ No me comprenden!
Se amargaba y se hacía turbio con su bilis y sus pretensiones. Se detenía en ocios inútiles, intentaba salirse de su cauce, había tantas rarezas que el hombre terminó por hacer analizar su linfa.
—No es más potable... Parece envenenado... Los manantiales lloraban y los seres y las
plantas se alejaron de él, despreciándolo. Ni con eso se corrigió.
Entre tanto el eañadón estaba reseco, despedía miasmas y creaba sabandijas y mosquitos.
Los manantiales aconsejaban al hijo: —Cuidado, mírate en ese espejo, ese puede
ser tu fin.
El eañadón le susurraba:
—Historias, qué saben ellos.. Oente rutinar ia . . . Ahora duermo, descanso, para después volver a la gloria de ser océano!
No les hagas caso, tus viejos chochean... y, cuando te encuentren con fuerzas, inicia tu marcha.
Y no por el camino conocido y trillado. To-dos conspirarían contra ti, el arroyo, el r ío . . .
Corre a campo traviesa, como yo, despreciando tierras, piedras y arenales, a nuestro envidiado norte!
El invierno hinchó el eañadón que repitió sus frases ladinas, mientras corría desmelenado por la campiña.
El arroyuelo también salió de madre y galopó ilusionado uno, dos, tres días, hasta que se lo bebió la tierra.
- 3f
Lo Mejor
1 en i5* 3*i Medias i5
3
3
II
Nuevos Tonos Ipara el Verano con o sin cuchilla I
s3t !* ¡*3* s3
| MARTIN GARCÍA 465 CANGALLO 2070
P & g . 4 2 V I D A F K M K N I N A
EL RINCÓN DELOS GARBANZOS
Se Fue el Año 1939 Tomé el compromiso de escribir
en la Revista VIDA FEMENINA la página titulada "El rincón de los garbanzos", página que se inicia bajo este compromiso espontáneo y formal desde el número que apareció el día 15 de abril del año que ha terminado.
Creo haber cumplido en la medida de mis conocimientos en esta profesión, en la cual he sido explotado unas veces de mi vida y aun lo soy en la actualidad, en otras la he manipulado por mi pro-pia cuenta, pero siempre poniendo en el desarrollo de mi actividad cariño por el oficio, que a pesar de
P A S T E L E R Í A
AFRICANOS, GALLETITASPARA TE
1 kilo de harina 100 g. de azúcar 400 g. de chocolate en polvo. 600 g. de manteca
3 huevos 2 g. de carbonato de amoníaco
en polvo. Preparación. — Sobre la mesa se
forma la corona con la harina y en el centro los demás ingredientes; éstos se trabajan muy bien hasta que queden muy fino, después se le une la harina sin darle mucho trabajo, dejando descansar la masa diez o quince minutos. Con el palote se extiende la masa, dejándola de un espesor de un centímetro y ee cortan las galletitas con un molde ovalado y liso. Se cocen en asadera untada con manteca y en horno de temperatura regular.
darme algunas veces sinsabores ha contribuido también a facilitarme medios para poder cubrir las necesidades del hogar y colocar a mis hijos en superioridad de conocimientos de los que yo he podido alcanzar.
En las sencillas explicaciones expuestas para el buen desarrollo en la preparación de las recetas publicadas, he puesto el mismo cariño y entusiasmo que siempre pongo en las cosas de nuestro partido, y en este caso, por entender que VIDA ¡FEMENINA es una partícula importante del gran tronco Socialista plantado en nuestro
"BUDÍN SMALL"
400 g. de harina 250 g. de azúcar 250 g. de manteca 10 huevos
250 g. de almentdras tostadas y picadas grueso.
1 copa de cognac o rom. 150 g. de pasas corintas
Un poco de cascara de limón rallado. Una cucharada de café de "Royal" o "Sic"
Preparación. — Con la harina se forma una corona sobre la me-se mezclándole a la harina el rojal, en el centro se colocan la manteca, la almendra, las pasas y el limón. Aparte, en una, cacerola se baten bien los huevos junto con el azúcar, una vez bien formada una crema espesa se hecha cu el centro de la harina adicionándole también el cognac, se mezcla todo "bien y se le une la harina sin trabajarla mucho.
Se pone en moldes rizados del
país por el eminente e inolvidable compañero y m a e s t r o Juan B. Justo.
Por estas razones, yo saludo con eBte número p. las lectoras de VIDA FEMENINA deseándoles que inicien el nuevo año con una prosperidad superior a la que han tenido en el año que se fue, pidiéndoles que refuercen su entusiasmo auspiciando la obra emprendida por las compañeras que bajo su responsabilidad hacen que aparezca esta revista educadora de la mujer argentina.
tamaño que se desee, preferibles grandes, los, cuales deben ser untados con manteca. Se cocen a horno bajo.
C O C I N A
CHORIZOS EXTREMEÑOS
Estos chorizos son preparados exclusivamente con carne de cerdo, teniendo la precaución que la carne que se emplee debe ser dos partes magras y una gorda.
Se adoban con pimentón dulce y picante, mitad y mitad. Ajos bien machacados y según la cantidad do carne que se prepare, sal suficiente y vino seco, que para cada cinco kilos de carne debe ponerse media botella. La carne se deja en adobo durante doce horas en un lugar seco.
Se pasan a llenar las tripas, que de antemano se tendrán preparadas, sirviéndose de un embulo y
(Sigue en la pág. 46).
BNKlRO-FIBBRERO, 1,940 I ' á j . 43
G O R K I , L A M A D R E , R U S I A(Viene de la píj». 5)
ven hacia ella ojos que turban el dolor y la indignación.
¿ Qué se han hecho aquellos ensueños de fraternidad? El inmenso abrazo que levantaría en alto a todos loa desheredados del mundo se ha convertido en el nudo implacable que aprieta la garganta de un pueblo nuevamente oprimido.
El estado que tiene como canto oficial a La Internacional, se une al nazismo para despedazar a Polonia, se vuelve contra Finlandia y prefiere destruirla no pudiendo someterla.
I Cuántos habrán creído como el ingenuo ' ' rusito" de Gorki: "Cualquiera que sea el nombre que lerga el socialista, es nuestro hermano espiritual siempre, ahora y para siempre, por los /siglos de los siglos"!
¿Pensarán ahora así los aviadores rusos, cuyas alas llevan el símbolo del trabajo, en el momento en que dejan caer sobre los hogares de campesinos y proletarios finlandeses sus bombas incendiarias ?
Una profunda desilusión amarga y desconcierta a cuantos han sido sinceros y rectos en su adhesión a la nueva Rusia. Por cierto, no nos referimos a los que hoy aun aceptan su alianza infamante con el nazismo, antes por ellos aborrecido, y justifican la invasión de Polonia y Finlandia. Tal estado de espíritu sólo puede explicarse por una total incapacidad para rectificar un razonamiento hecho o por algo aun más bajo: la obligación de defender una con-signa por servilismo o interés.
Una lección se desprende, sin embargo, del terrible espectáculo del mundo. ¿Caeremos en el escepticismo, aceptando la incapacidad del hombre para desenvolverse en un régimen de libertad; la necesidad de la mano fuerte y rígida del déspota que impone su voluntad y sus ideas, como etapa obligada en el cambio de régimen de los pueblos? ¿Reconoceremos como necesaria la dictadura del proletariado, fórmula falsa en su expresión que pobló de ilusiones la mente de tantos hombres?
Tales conclusiones nos llevarían a un estado de negativismo o pNgividad, al abandono de todo esfuerzo consciente de mejoramiento social y al goce egoísta del breve paso por la vida, estado mental que, por desgracia, es frecuente y nos explica en parte la lentitud del progreso social.
i No tenía el pueblo ruso otra vía ante sí más
que ésta que lo ha conducido a un nuevo despotismo donde la forma y los nombres han cambiado, pero donde persiste el mismo cruel desprecio por la personalidad humana, el mismo sometimiento servil ante la fuerza?
Hay un evidente progreso material en la vida de esa nación, pero ¿es ésa la nueva humanidad que soñáronlos precursores, las innumerables luchadores que desde los decembristas hasta los revolucionarios del 17 todo lo dieron sin medida por la emancipación de su pueblo? Seguramente, no. Toda la organización técnicay económica de la sociedad debe resolverse para nosotros en el aumento de la felicidad del hombre; de otro modo, carece de sentido. Y es evidente que la felicidad no es sólo la seguridad del bienestar material, sino la plena satisfacción de las más altas aspiraciones del hombre.
Para llegar a esto, ¿es necesario torturar un pueblo, hacer de la policía secreta su sistema íntimo, profundo; ahogar no ya toda rebeldía sino simplemente toda tendencia crítica? ¿La diminución de la jornada de trabajo o el cinematógrafo gratis, compensan la librea del autómata?
Las más altas aspiraciones del hombre a que nos referíamos, son sus necesidades espirituales, su sentido de la libertad, su necesidad de justicia. No desconocemos, por cierto, el valor del "bienestar mensurable del pueblo" Es básico, fundamental. Olvidarlo sería volver a poner en los cielos la búsqueda de la felicidad humana. Pero, justamente, para que sea humana —no animal— debe acompañarse de todo aquello que el hombre ha conquistado tan lentamente: el reconocimiento del derecho, el respeto de la personalidad, la libertad social.
Toda organización política incapaz de ofrecer esas garantías a los hombres que ella abraza, cualquiera sea su base económica, no es digna del sacrificio del pueblo. Esta es la gran lección que el mundo hoy nos trae.
El experimento ha sido hecho bajo nuestros ojos. Un pueblo de un inmenso valor, que ha dado al mundo artistas y sabios inmortales, que posee extraordinarias reservas de entusiasmo, resignación y resistencia, después de haberse lanzado a la conquista de su soñada liberación, vuelve a ser hoy, ante el mundo sorprendido, el instrumento del imperialismo despótico, explica
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ble en un Pedro El Grande, pero imposible de admitir en un Stalin comunista e internacionalista.
Nos hace comprender esto el valor del régimen democrático. Si bien en él las reformas son lentas y difíciles, si hay titubeos y retrocesos, si un complicado y a veces pesado rodaje impide el cambio radical que la impaciencia sueña, se obtiene en cambio la dispersión del poder.
El déspota ilustrado, que pareció a muchos la fómula suprema de la sabiduría política, no es, en realidad, sino expresión de la profunda incapacidad política de la masa del pueblo. Cuando éste abandona su suerte en manos de un solo hombre o de una casta reducida, a los cuales cree superiores y ante los cuales se inclina, no hace sino revelar su falta de conciencia social. Esta se forma y perfecciona en el grupo, como en el individuo, por el continuo ejercicio, lo cual es sólo posible en el régimen democrático.
Toda la historia de las naciones que llamamos democráticas, es un largo y a veces muy penoso aprendizaje que ha permitido, por fin, la formación de ideas, prácticas, costumbres transmitidas de generación en generación y que constituyen la esencia y también la garantía de esa forma de vida política. Los pueblos que no han pasado por ese aprendizaje pagan un pesado tributo a la ambición, a la sed de omnipotencia que fácilmente se apodera de un hombre o un grupo cuando no hay otras fuerzas sociales que los equilibren y así los anulen. Tal es la suerte de Alemania, Rusia, Italia.
Si el nivel mental de la masa es muy bajo puede un jefe gobernar y a veces transformar un pueblo sin mayores resistencias y por tanto sin imponerse por la fuerza, más o menos despiadada. Tal es el caso de Turquía y del Irán. Pero cuando existen dentro del pueblo hombres con capacidad crítica (sabios, artistas, políticos, etcétera), cuando existen grupos o tendencias opuestas al jefe supremo, éste sólo puede dominar mediante la destrucción sistemática y cruelmente necesaria de cuanto se opone a él.
Defender la democracia es, pues, salvar la única posibilidad para un pueblo de evolucionar y perfeccionarse sin dolor inútil; de construir sin necesidad de aniquilar, antes, aquéllos para quienes se quiere construir.
V I D A F E M E N I N A
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Hay Que Reconquistar la Escuela Laica (Viene de la pág. 23)
más de medio siglo— son hoy de rigurosa actualidad.
La democracia —se ha dicho con gran acierto —es, ante todo, una problema de educación.
Hay, pues, razones fundamentales para defender la enseñanza laica, contra la cual dirigen sus ataques los elementos reaccionarios que conspiran contra los principios esenciales de la democracia y de sus instituciones básicas.
"Todo lo que compromete el libre examen, se ha afirmado, la independencia de opinión, perjudica la democracia. El dogma de la obediencia implica la existencia del rebaño humano"...
Educar al hombre para atarlo al erro, para tenerlo sujeto al prejuicio1 y a la superstición, ha sido siempre la obra de la escuela dogmática. Educar al ciudadano para la libertad, para la democracia, la razón y la verdad; en síntesis: educar al hombre para el goce pleno de las más nobles libertades del espíritu humano, ha sido y es el rol fundamental de la escuela laica.
En una democracia la escuela dogmática es una aberración.
. La democracia proclama como un principio fundamental: "La escuela de todos, para to-dos." Y al defender la escuela laica —la escuela de todos— defendemos la esencia misma de la democracia.
• Choca, por lo parado jal, que sean los gober
nantes de la Provincia de Buenos Aires —que ha sido el vasto escenario donde actuaron hombres de la talla de Rivadavia, que libraran batallas formidables en defensa de la libertad de conciencia— quienes actúen de espaldas al progreso histórico, y olviden la honro'sa tradición liberal del primer Estado argentino.
La provincia de Buenos Aires ofrece, en esta materia, la más pura fuente de inspiración: La ley de educación común, dictada en el año 1875, establecía la enseñanza religiosa. La Constitución provincial sancionada en el año 1889 —cinco años después que el Congreso Nacional sancionara la gran ley 1420, que contó entre sus animadores a Sarmiento— nada decía sobre este punto. Y la ley de 1905 —que reformó la ley del 75—borró el artículo que establecía la enseñanza religiosa, por considerarlo un verdadero anacronismo en pugna con el espíritu laico que orienta y preside la vida de la colectividad.
Media centuria larga de vida de la ley nacional 1420, y más de tres décadas de vigencia de la ley provincial dictada en 1905, han demostrado la excelencia de la escuela neutral, de la enseñanza laica.
En el país argentino, formado por el aluvión inmigratorio, la escuela laica, gratuita y obligatoria, ha cumplido y cumple, ante todo, una obra de asimilación nacional y es, puede decirse, —por su amplio espíritu de tolerancia y respeto hacia todas las creencias,— el crisol donde se está fundiendo el arquetipo de nuestra nacionalidad.
Al cumplirse el quincuagésimo aniversario de la ley 1420, un patriarca del magisterio argentino —Don Pablo Pizzurno— escribió estas magníficas palabras: "Nada hay que distancie más a los hombres y a las sociedades, que la cuestión religiosa. La escuela argentina ha dado un hermoso ejemplo de la serenidad y de la paz en ese sentido, y así nos hemos evitado muchos disgustos y asegurado adelantos de todo orden."
"Será acto de patriotismo y sensatez, el no agitar de nuevo los espíritus alrededor de este asunto, doblemente grave e imperdonable, si lleváramos la agitación a la escuela, entre los niños. Sigamos dando, para honor del país, el bello ejemplo de la tolerancia, la gran virtud de los hombres y de los pueblos civilizados."
La restauración de la enseñanza religiosa significa una verdadera deformación de la escuela común, por lo mismo que importa introducir un factor de perturbación en el ámbito escolar, don-de el niño debe respirar una atmósfera de pureza, de tranquilidad espiritual y de respeto.
Felizmente, esta reforma regresiva será tan efímera, como la gravitación política dei sus autores.
El laicismo —preciada conquista democrática — será ardientemente defendido por el pueblo, que sabrá reconquistar para sus hijos la escuela laica, en cuyo recinto se forjaran los ciudadanos del porvenir, capaces de hacer de este país la verdadera tierra de promisión, que asegure el bienestar general y los beneficios de la libertad, para los que aquí hemos nacido y para to-dos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.
Tandil, 1939.
l 'úg. 46 V I D A F E M E N I N A
EL RINCÓN DE LOS GARBANZOS(Viene de la pág. 42)
llenas a mano, para no triturar mucho la carne, una vez preparados LÍO cuelgan en un lugar alto aireado hasta que se sequen; si se desea puede también ahumarlos gradualmente.
LONGANIZAS A LAEXTREMEÑA
Esta longaniza es muy poco conocida f u e r a de Extremadura, pues las familias de esas provincias españolas la fabrican para el consumo familiar siendo muy sabrosas, pudiéndoselas comer cocidas, crudas o fritas.
Su preparación se efectúa con
carne de cerdo gorda, el estómago del cerdo, bien cocido, el bofe, el intestino grueso, -todo bien cocido también.
Se pica todo junto como para cualquier embutido, se adoban con pimentón dulce y ajos machacados. Debe quedar en adobo 24 horas, después se llenas las tripas que deben ser finas, después se cuelgan y se ahuman lo mismo que loa chorizos.
Para comerlas crudas deben pasar treinta días.
SOPA PROVINCIANA
Se prepara un caldo con huesos de carne de vaca y dentro del
mismo se coloca un buen pedazo de zapallo criollo bien zazonado y una cebolla grande.
Cuando el zapallo está cocido se saca y se lo pasa por un colador o tamiz, en una olla aparte se ponen dos cucharadas de manteca adicionándole la cebolla que se ha -cocido con el zapallo, uri poco de perejil !bien picado y se lleva a un fuego lento adicionándole 100 gramos de queso rallado y la crema que se ha hecho del zapallo que se cocinó. Se zazona y se le adiciona el caldo colado previamente.
Al servirse, se le adiciona crutones o trozos de queso fresco.
¡ A G U A !(Viene de la pág. 13)
nada más que de un poquito de buena voluntad depende la paz y la tranquilidad de nuestros hogares;, y al pedir paz y tranquilidad para nuestros hogares, lo hacemos para nuestros hijos. I.
Cuando la razón está del lado del pueblo y la verdad es el baluarte en todos nuestros actos, aunque a veces ésta dicha de frente hiere, es necesario manifestarlo y hacerlo públicamente, no es ya posible seguir fingiendo lo que no' se siente. Las manifestaciones que en este momento me permita exteriorizar, creo que son el sentir general y lo hago con aquella fe y segura de que mi pueblo no me reprochará.
En este momento nos sentimos reconforta? dos y llenos de optimismo al vernos acompañados por instituciones que luchan a la par de nosotros, por una causa noble, una causa justa como1 es la lucha por la nacionalización del agua corriente y la nuestra por la rebaja del pavimento.
No queremos ni por un momento pensar en la derrota, puesto que cuando se lucha con toda la razón de nuestra parte, el triunfo tarde o temprano será nuestro1. Tengamos fe en nuestras instituciones, ayudémonos los unos a los otros, aunemos nuestros esfuerzos y sólo así venceremos a estos pulpos, que si pudie
ran aprisionarnos entre sus tentáculos y destrozarnos lo harían sin piedad; pero esto no lo •conseguirán, y no lo conseguirán, he dicho, porque a un pueblo unido les será muy difícil vencerlo, a un pueblo dispuesto a hacer valer sus derechos como es el de la defensa de nuestro techo, que como argentinas y cobijadas bajo el más hermoso de lo's pabellones, lucharemos todas como un solo hombre, como supieron hacerlo nuestros antepasados; lucharemos mucho,- hasta repetir nuestro vencer o morir.
Y para terminar, sólo pido' a todos los aquí presentes a no desmayar, a persistir, a unirnos todos, porque la unión hace la fuerza.
No quiero abandonar esta tribuna sin agradecer la sincera cooperación prestada por las conocidas líderes Dra. Alicia Moreau de Jus-to, Sra. de Maroucci, dirigientes de Cooperación y Unión de Avellaneda, que nos han acompañado, y a todo el periodismo que con tanto calor y entusiasmo ha sabido dar cabida en sus -columnas y demostrado' en todo momento estar con estos movimientos de carácter netamente populares. Pido para todos ellos -un aplauso.
He dicho.
MARÍA ü. de LÓPEZ.
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