GESTIÓN POR COMPETENCIAS
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GESTIÓN POR COMPETENCIAS
DEL ENFOQUE GERENCIAL AL EDUCATIVO
Dr. Sergio Antonio Chavarria Puga
09/06/2013
El enfoque basado en competencias es una herramienta de origen empresarial para hacer más productivos a sus trabajadores. En la práctica educativa el tema de las competencias es relativamente nuevo, al menos en nuestro país, pero con la misma finalidad. Existen instituciones de educación superior, privadas principalmente que están aplicando este enfoque en sus planes y programas de estudio, así como en las actividades académicas y administrativas, reforzando con ello sus sistemas de calidad y haciendo más eficientes a sus trabajadores. El sector educativo público recientemente empieza a establecer este enfoque, buscando el mismo propósito, asegurando que el docente lleve a cabo acciones académicas efectivas y de calidad; los institutos tecnológicos no son la excepción.
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En el ámbito de la administración han surgido diversas temáticas para mejorar la
productividad de las organizaciones; en sus procesos, en su logística, en sus operaciones
productivas y administrativas, en la prestación de sus servicios, en la comercialización de sus
productos, en la efectividad y eficiencia de sus tareas.
Siguiendo lo establecido en las organizaciones del sector privado, las organizaciones del
sector público han venido aplicando mucha de esta temática para mejorar sus actividades
administrativas y productivas; aún cuando en diversos casos no con mucho éxito. El tema de
competencias ha surgido de manera constante en los últimos años y al igual que con otros temas,
se han realizando las adaptaciones correspondientes.
El sector educativo no ha quedado exento a tales adaptaciones y recientemente se han
empezado a aplicar los conceptos de competencias. Lamentablemente, al parecer esta sucediendo
lo que con otros conceptos importados del ámbito empresarial al ámbito gubernamental; se
aplican de acuerdo a las características vigentes de las empresas u organizaciones privadas y no se
consideran y mucho menos se toman en cuenta las características de la organización pública. Lo
más grave es que conforme se van introduciendo los nuevos conceptos de la teoría o técnica
administrativa, se van adaptando o adecuando al concepto de gobierno; haciendo de ésta un
absurdo total.
Así, las organizaciones públicas y específicamente el Sistema Nacional de Educación
Superior Tecnológica han y continúan aplicando los conceptos de gerencia al ámbito de la
educación tecnológica.
Por otra parte, Las conclusiones de los informes de organismos internacionales tales como
la OCDE señalan, como una debilidad nuestro sistema educativo; y de ahí se deduce la fragilidad
que hay en la educación superior en relación a la formación de profesores, la cual es casi
inexistente, al menos en la educación superior tecnológica, lo que trae como consecuencia
prácticas docentes inadecuadas. Sin embargo, las expectativas acerca de la calidad de los
aprendizajes logrados han motivado una profunda reflexión acerca de lo que entendemos por
calidad de la educación, de cómo alcanzar estándares de calidad y de cuáles son las mejores
estrategias para incrementar los aprendizajes de los estudiantes.
Es posible observar que directivos y docentes hacen importantes esfuerzos por realizar la
gestión administrativa y académica no siempre en las condiciones más idóneas, demostrando un
alto sentido de compromiso y responsabilidad por su trabajo, por lo tanto se puede decir que
existe la vocación, el entusiasmo y el sentido de entrega a la profesión docente; la debilidad en
competencias que, bien identificadas y definidas son superables a través de la capacitación y el
desarrollo.
En la práctica docente el tema de las competencias es relativamente nuevo, al menos en
nuestro país. Sin embargo, existen ya instituciones de educación superior que ya están aplicando
este enfoque en sus planes y programas de estudio, así como en las actividades académicas y
administrativas, reforzando con ello sus sistemas de calidad. Esto principalmente en las
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instituciones de educación privadas. Ahora bien, en el sector educativo público recientemente se
empieza a establecer este enfoque; teniendo como propósito asegurar que el docente lleve a cabo
acciones académicas efectivas y de calidad para el cumplimiento del modelo educativo basado en
competencias, en la que demuestre conocimientos teórico metodológicos de su disciplina de
estudio, habilidades y destrezas didácticas, dominio de recursos tecnológicos y compromiso con el
aprendizaje del estudiante; así como con los objetivos de la Institución.
La capacitación a través del desarrollo de competencias constituye una estrategia para la
profesionalización del docente. El perfil de competencias es un listado de las distintas
competencias que son esenciales para el desarrollo de un puesto, así como los de conocimientos,
habilidades y conductas observables, tanto para lo que es un desempeño aceptable como para lo
que es un desempeño superior; de tal manera que el docente sepa orientar su comportamiento
hacia las metas de la institución, lo que repercutirá en una labor docente más efectiva, y
finalmente, se verá reflejado en la calidad de una mejor calidad del proceso educativo.
Además, se trata de implementar un enfoque empresarial adecuándolo al modelo
educativo actual sin tomar en cuenta los aspectos teórico metodológicos propios del modelo y sin
considerar en la práctica académica perfiles de ingreso y egreso, así como perfiles académicos,
entre otros aspectos relevantes para una buena práctica académica.
Enfoque por competencias; antecedentes.
Dadas las crecientes demandas de la sociedad, la insatisfacción de necesidades por los
deficientes servicios públicos, malos resultados en la administración traducidos en deficiencia,
ineficacia e improductividad. Esto, en términos generales ha hecho y hace que el gobierno
modernice y reforme sus instituciones, buscando mejorar con ello sus actividades, sus servicios, su
productividad, calidad, competitividad, honestidad y responsabilidad. Para ello se requiere de
directivos, docentes y personal administrativo preparado y capacitado para enfrentar estas
exigencias. Todo esto responde al enfoque de competencias.
La noción de competencias aparece a partir de estudios realizados en Estados Unidos en
los años setenta, donde se constata la vinculación existente entre el éxito laboral y la práctica
reiterada de ciertos comportamientos observables en el entorno de la actividad laboral. Estos
comportamientos, a su vez, se relacionan con cualidades o características personales que van más
allá de los conocimientos técnicos, para adentrarse en rasgos de comportamiento, actitudes,
valores, destrezas y capacidades cognoscitivas.
El indicador que las organizaciones poseían en las décadas del 70´s, para seleccionar su
personal eran los test de inteligencia y exámenes de conocimiento. Este supuesto se basaba en la
premisa de que las personas con mayor coeficiente intelectual y con mejores notas tenían
mayores probabilidades de tener éxito laboral.
Sin embargo, investigaciones realizadas en la Universidad de Harvard han demostrando
que la correlación entre el coeficiente intelectual y el éxito no era tal, sino que existían otros
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factores que los asociaban, como atributos personales, aptitudes y motivaciones (Mc Clelland.
1996, citado en American Phychologist. USA, 1973, pags. 1-14).
Posteriormente no se registra ningún otro avance o aportación importante a nivel
internacional hasta que en 1993 la UNESCO plasma en su Informe Mundial sobre la Educación la
siguiente afirmación: “Quizás ahora más que nunca la educación es centro de la atención mundial
y objeto de consideración crítica. Las filosofías de los valores educativos se hallan en tela de juicio,
la eficacia de los sistemas educativos se pone frecuentemente en entredicho... La educación se
enfrenta a la vez con una crisis de fe y con una avalancha de esperanzas y aspiraciones a las que
responder en un mundo que busca solución a tantos complejos problemas”.
A partir de entonces se realizó un largo proceso convocado por la UNESCO que comenzó
con la realización de Conferencias Regionales sobre Políticas y Estrategias para la Transformación
de la Educación Superior en América Latina, África, Asia, Europa y los Países Árabes, y que culminó
en la Conferencia Mundial “La Educación Superior en el Siglo XXI. Visión y Acción” que tuvo lugar
en París en octubre de 1998, misma que tiene un gran valor emblemático, expresado en su
precepto: “Educación para todos a lo largo de toda la vida”.
Lo que marcó definitivamente las bases de una educación basada en competencias fue el
informe de la UNESCO “La Educación Encierra un Tesoro” (1996), escrita por Jacques Delors, pág.
34)
“La educación debe facilitar a todos, lo antes posible el pasaporte para la vida, que le
permitirá comprenderse a sí mismo, entender a los demás y participar así en la obra colectiva y la
vida de la sociedad.
La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: Aprender a conocer, aprender
a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser.
Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la
posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone
además: aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo
largo de la vida.
Aprender a hacer a fin de adquirir no solo una calificación profesional, sino más
generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de
situaciones y a trabajar en equipo. Pero, también, aprender a hacer en el marco de las distintas
experiencias sociales o de trabajo que se ofrecen a los jóvenes y adolescentes, bien
espontáneamente a causa del contexto social o nacional, bien formalmente gracias al desarrollo de
la enseñanza por alternancia.
Aprender a vivir juntos desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las
formas de interdependencia realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos-
respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz.
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Aprender a ser para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de
obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Con tal fin,
no menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo: memoria,
razonamiento, sentido estético, capacidades físicas, aptitud para comunicar...
Mientras los sistemas educativos formales propenden a dar prioridad a la adquisición de
conocimientos, en detrimento de otras formas de aprendizaje, importa concebir le educación como
un todo. En esta concepción deben buscar inspiración y orientación las reformas educativas, tanto
en la elaboración de los programas como en la definición de las nuevas políticas pedagógicas”
A partir de entonces se iniciaron una serie de acciones que buscaron dar sentido para que
las instituciones de educación superior refuercen su cooperación en el ámbito laboral atendiendo
a las necesidades de la sociedad. Por lo tanto, los proyectos educativos o de formación han de
centrarse en la elaboración de ambientes pedagógicos y didácticos que favorezcan experiencias de
aprendizaje, de manera que los futuros profesionistas adquieran competencias que les permitan
integrarse con éxito en el mercado laboral.
La década de los noventa se caracteriza por el surgimiento de proyectos de reforma
curricular y por la adaptación de nuevos modelos académicos que respondan a las demandas
educativas. Los proyectos se enmarcan en políticas educativas que surgen en el contexto de la
globalización de la economía, los tratados de comercio internacional y la búsqueda de la
certificación en calidad.
La UNESCO, señala que las nuevas generaciones del siglo XXI, deberán estar preparadas
con nuevas competencias y nuevos conocimientos e ideales para la construcción del futuro, por lo
que la educación superior entre otros de sus retos se enfrenta a la formación basada en las
competencias y la pertinencia de los planes de estudio que estén constantemente adaptados a las
necesidades presentes y futuras de la sociedad para lo cual requiere una mejor articulación con los
problemas de la sociedad y del mundo del trabajo (1998:1-4).
Las referencias sobre el tema de competencias en el ámbito de la educación se encuentran
a mediados de la década de los noventa en expresiones tales como formación por competencias,
planes de estudio basados en el enfoque por competencias, propuestas educativas por
competencias, presentándose como una opción alternativa para mejorar los procesos de
formación académica tanto en el nivel de educación básica como en la formación del técnico
medio y la formación de profesionales con estudios de educación superior (Díaz Barriga, 2003).
La educación basada en competencias es una nueva orientación educativa que pretende dar
respuestas a la sociedad a fin de que los jóvenes estudiantes tengan una mejor enseñanza. El
concepto de competencia, tal y como se entiende en la educación, resulta de las nuevas teorías de
cognición y básicamente significa saberes de ejecución. Puesto que todo proceso de “conocer” se
traduce en un “saber”, entonces es posible decir que son recíprocos competencia y saber: saber
pensar, saber desempeñar, saber interpretar, saber actuar en diferentes escenarios, desde sí y
para los demás (dentro de un contexto determinado). Chomsky (1985), a partir de las teorías del
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lenguaje, instaura el concepto y define competencias como la capacidad y disposición para el
desempeño y para la interpretación. La educación basada en competencias (Holland, 1966-97) se
centra en las necesidades, estilos de aprendizaje y potencialidades individuales para que el alumno
llegue a manejar con maestría las destrezas señaladas por la industria. Formula actividades
cognoscitivas dentro de ciertos marcos que respondan a determinados indicadores establecidos y
asienta que deben quedar abiertas al futuro y a lo inesperado. De esta manera es posible decir,
que una competencia en la educación, es una convergencia de los comportamientos sociales,
afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a
cabo adecuadamente un papel, un desempeño, una actividad o una tarea.
No existe una única definición ni consenso del concepto de competencia; en este trabajo
se incluyen aquellas que favorezcan el marco educativo, tomando en consideración desde luego
aquellas que puedan adecuarse al mismo.
De acuerdo Spencer y Spencer (1993). Competencia es una característica subyacente de
un individuo, que está causalmente relacionada con un rendimiento efectivo o superior en una
situación o trabajo, definido en términos de un criterio.
Rodríguez y Feliú (1996). Competencia es el conjunto de conocimientos, habilidades,
disposiciones y conductas que posee una persona, que le permiten la realización exitosa de una
actividad.
Según Ansorena Cao (1996). Competencia. Es una habilidad o atributo personal de la
conducta de un sujeto, que puede definirse como característica de su comportamiento, y, bajo la
cual, el comportamiento orientado a la tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable.
Boyatzis y Woodruffe (1993). Competencia. Son conjuntos de patrones de conducta, que la
persona debe llevar a un cargo para rendir eficientemente en sus tareas y funciones.
“Una competencia es la capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales para
realizar una actividad o una tarea. Este enfoque externo, orientado por la demanda o funcional
tiene la ventaja de llamar la atención sobre las exigencias personales y sociales a las que se ven
confrontados los individuos. Esta definición centrada en la demanda debe completarse con una
visión de las competencias como estructuras mentales internas, en el sentido de que son
aptitudes, capacidades o disposiciones inherentes al individuo. Cada competencia reposa sobre
una combinación de habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas, conocimientos
(incluyendo el conocimiento tácito), motivación, valores, actitudes, emociones y otros elementos
sociales y conductuales que pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz.
Aunque las habilidades cognitivas y la base de conocimientos sean los elementos esenciales de
una competencia, es importante no limitarse a la consideración de estos componentes e incluir
también otros aspectos como la motivación y los valores. (De acuerdo con el proyecto DeSeCo de
la OCDE 2002, p. 8).
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"Se considera que el término 'competencia' se refiere a una combinación de destrezas,
conocimientos, aptitudes y actitudes, y a la inclusión de la disposición para aprender, además del
saber cómo. (...) Las competencias clave representan un paquete multifuncional y transferible de
conocimientos, destrezas y actitudes que todos los individuos necesitan para su realización y
desarrollo personal, inclusión y empleo. Éstas deberían haber sido desarrolladas para el final de la
enseñanza o formación obligatoria, y deberían actuar como la base para un posterior aprendizaje
como parte de un aprendizaje a lo largo de la vida”. (Comisión Europea 2004, p. 4 y 7).
Proyecto Tuning, América Latina (2004-2007).
Las capacidades que todo ser humano necesita para resolver, de manera eficaz y
autónoma, las situaciones de la vida. Se fundamenta en un saber profundo, no solo saber que y
saber como, sino saber ser persona en un mundo complejo, cambiante y competitivo.
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Idoneidad para realizar una tarea o desempeñar un puesto de trabajo eficazmente, con las
requeridas certificaciones para ello.
Por otro lado, en lo que a competencias académicas se refiere, estas son las que
promueven el desarrollo de las capacidades humanas de resolver problemas, valorar riesgos,
tomar decisiones, trabajar en equipo, asumir el liderazgo, relacionarse con los demás,
comunicarse. Son competencias insoslayables en el mismo sentido; aprender a emprender para
lograr, de acuerdo con cada tipo de educación, aprender a indagar, aprender a aprender, aprender
a estudiar y aprender a investigar; y que en términos de una visión prospectiva de la educación,
hay que aplicar los siete saberes para la educación del futuro que propone Edgar Morin (1999a).
Además, también se pueden concebir las competencias como: “Procesos complejos de
desempeño con idoneidad en determinados contextos, integrando diferentes saberes (saber ser,
saber hacer, saber conocer y saber convivir), para realizar actividades y/o resolver problemas con
sentido de reto, motivación, flexibilidad, creatividad, comprensión y emprendimiento, dentro de
una perspectiva de procesamiento metacognitivo, mejoramiento continuo y compromiso ético,
con la meta de contribuir al desarrollo personal, la construcción y afianzamiento del tejido social,
la búsqueda continua del desarrollo económico-empresarial sostenible, y el cuidado y protección
del ambiente y de las especies vivas.” (Tobón 2007).
El objetivo de que las competencias constituyan la base para seguir aprendiendo a lo largo
de la vida implicaría desarrollar capacidades meta cognitivas que posibiliten un aprendizaje
autónomo. Un aprendiz competente es aquel que conoce y regula sus procesos de construcción
del conocimiento, tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional, y puede hacer un uso
estratégico de sus conocimientos, ajustándolos a las circunstancias específicas del problema al que
se enfrente (Bruer, 1993).
Son complejas capacidades integradas en diversos grados, que la educación debe formar en los
individuos para que puedan desempeñarse como sujetos responsables en diferentes situaciones y
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contextos de la vida social y personal, sabiendo ver, hacer, actuar y disfrutar convenientemente,
evaluando alternativas, eligiendo las estrategias adecuadas y haciéndose cargo de las decisiones
tomadas. (Cullen, 2004).
En función a estas definiciones puede concluir que las competencias son:
1. Atributos permanentes de los individuos.
2. Características inherentes al individuo que lo hacen sobresalir sobre los demás.
3. Están compuestas por un conjunto de conocimientos, habilidades y conductas propias de cada
persona.
4. Se manifiestan cuando se ejecuta una actividad o se realiza un trabajo.
5. Están relacionadas con habilidades cognoscitivas, físicas, psicológicas, sociales, conductuales,
afectivas y éticas.
6. Son destrezas, conocimientos aptitudes y actitudes que los individuos necesitan para su
realización y desarrollo personal.
7. Se adquieren como un aprendizaje a lo largo de la vida.
8. También se deben considerar aspectos como motivación y valores.
Puede decirse que una competencia es el desarrollo de capacidades propias de cada
persona necesarias para alcanzar objetivos dentro de un contexto determinado; estas capacidades
pueden ser físicas, intelectuales, psicológicas, sociales, sensoriales, afectivas, conductuales y éticas
necesarias para resolver problemas, enfrentar situaciones, valorar y asumir riesgos y finalmente
tomar decisiones que le plantea la vida cotidiana.
El enfoque de las competencias no resuelve el problema de cómo evaluarlas
adecuadamente. Como sucedía en el caso de las capacidades cognitivas, no es fácil mantener la
continuidad y la coherencia en un proceso de toma de decisiones que ha de conducir desde unas
competencias definidas de forma necesariamente general y abstracta hasta unas tareas concretas
de evaluación que permitan indagar el grado de dominio alcanzado de la capacidad o capacidades
implicadas. Las competencias son un referente para la acción educativa. Sin embargo, las
competencias, como las capacidades, no son directamente evaluables. Para ello, habrá que
establecer indicadores precisos de evaluación.
Existen rasgos especiales, entre otros los siguientes:
a) Las competencias implican la movilización articulada, siempre específica, de los recursos
personales (conocimientos, actitudes, etc.), en el logro de un desempeño de excelencia en la
realización de una tarea. Las competencias representan por esto una capacidad de articular y de
movilizar los recursos propios con vistas a un desempeño de excelencia.
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b) Las competencias emergen en el individuo a partir de la relación entre los procesos de
aprendizaje y de desarrollo. Un individuo desarrolla competencias a partir de su capacidad de
aprender de su experiencia. No emergen directamente de la relación entre enseñanza y
aprendizaje.
c) El desarrollo de las competencias involucra un cambio personal integral. Más que una
adquisición de competencias, lo que sucede es que el individuo se hace más competente. En este
sentido, las competencias no son “cosas” sino capacidades procesuales de un individuo.
d) El desarrollo de las competencias depende fundamentalmente de la capacidad del individuo de
auto gestionar su desarrollo personal o profesional. En este sentido, apelan al individuo en su
desarrollo como sujeto y en el ámbito del ejercicio de su libertad.
La práctica docente se estructura a partir de la articulación de tres funciones: docente,
alumno y conocimiento. Sin embargo, ahora tendríamos que agregar competencia, dejando el
conocimiento en una de las categorías de competencias. En este sentido, la práctica docente pasa
de una práctica relacional a una práctica de gestión. Es decir, de la enseñanza del conocimiento, a
la enseñanza de la administración de sus competencias. Esta práctica requiere de esta mutua
referencialidad de las funciones que no se pueden definir al margen de ella.
Esta definición de práctica docente alude a diferentes dimensiones e implica quehaceres que
deben diferenciarse al momento de pensar la formación. (Lombardi, 1999).
a) La enseñante. Esta es una primera de la práctica. Hace referencia a la tarea sustantiva de la
docencia, a partir de la cual se delinea la identidad de un docente. Entran en juego,
básicamente, dos tipos de conocimientos: el académico o erudito acerca de la/s disciplina/s a
enseñar y el didáctico y metodológico para tomar decisiones acerca de cómo enseñar.
b) La docencia como trabajo. La docencia como práctica laboral está sujeta a un contrato que
establece deberes y derechos, obligaciones y responsabilidades, condiciones económicas y
materiales para el desempeño (remuneración, horario, lugar de trabajo, etc.). Requiere que el
profesional en docencia tenga información acerca de los marcos legales que regulan esa
dimensión.
c) La docencia como práctica socializadora. Es una acción de socialización mediante el
conocimiento. Este aspecto es parte del contrato social entre la escuela y la comunidad, el
docente y la familia. Pero está escasamente controlada desde el punto de vista normativo.
Requiere que el docente posea conocimientos acerca de la comunidad, el contexto y de los
distintos momentos evolutivos del estudiante.
d) La docencia como práctica institucional y comunitaria. Está constituida por aspectos
culturales explícitos e implícitos, contenidos institución educativa, por una parte, y por las
características culturales de la comunidad en la que está inmersa la organización educativa,
por otra parte. Es una dimensión que se adquiere, tradicionalmente, a partir de la propia
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experiencia de relación institucional y comunitaria. Requiere de conocimientos que faciliten la
comprensión de fenómenos organizacionales y sociales.
Por otra parte, habría que agregar una dimensión más dentro del contexto de la gestión
docente basada en competencias. Considerando el desarrollo de todas las potencialidades del ser
humano, que se orienta hacia la búsqueda de su plenitud en el aprender a: ser, a hacer, a
aprender, a emprender y a convivir.
e) La docencia como gestión por competencias. La docencia como gestión por competencias
debe tener la capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo. El docente debe estar
identificado con su producción académica, reconocer el proceso que realiza para construir
aprendizajes, las metodologías y métodos que utiliza. Al finalizar cada etapa del proceso debe
observar y evaluar el conocimiento construido y las competencias desarrolladas.
La educación basada en competencias se centra en:
Los conocimientos.
Las habilidades.
Los comportamientos inherentes a una competencia (actitudes que respondan a la
disciplina y a los valores).
La evaluación de los logros mediante una demostración del desempeño o de la
elaboración de un producto académico.
La gestión por competencias debe tomar en cuenta el diseño del proceso de enseñanza-
aprendizaje; las competencias que se van a construir; las disciplinas como marco de referencia del
aprendizaje; las habilidades a desarrollar; la promoción de actitudes relacionadas con los valores y
con las disciplinas; los planes y programas de estudio orientados a los resultados; el diagnóstico;
los comportamientos docentes; la evaluación del aprendizaje basada en el desempeño, conductas
y como una experiencia acumulada, la retroalimentación, la autoevaluación para evaluar los
desempeños o resultados; el seguimiento y la interacción social.
La capacidad de aprender se ve como la mejor preparación para hacer frente a situaciones
futuras. Esta concepción de competencia supone un aprendizaje de alta calidad. El aprendizaje de
alta calidad es un concepto asociado con nociones psicológicas como las estrategias de
aprendizaje y los hábitos de aprendizaje. El concepto de aprendizaje de alta calidad incluye
competencias (conocimiento y destrezas) y motivación (creencias, actitudes, valores, hábitos,
emociones y todos los elementos psicológicos usados para regular el aprendizaje). El dominio de
competencia de aprendizaje puede ser expandido a través de indicadores de “salud mental”
basados en investigaciones psicológicas o de salud, y a través de indicadores de
“comportamiento”. (Proyecto de Competencias Curriculares Transversales de la OCDE, 1999,
P.22).
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La educación y la capacitación basadas en competencias han cobrado un auge en todo el
mundo y nuestro país no es la excepción. Aún hay mucho por avanzar; tanto en los aspectos
teórico metodológicos, como en los prácticos y de aplicación. La reflexión sobre formación
profesional siempre ha generado controversia en el ámbito educativo y la aplicación de modelos
gerenciales a la educación aún más. Pero, porque aplicar estos modelos a la educación; si la
productividad no se mide igual o no debiera al menos medirse igual en procesos con personas. Sin
embargo, nuestro país debe ir a la par con los nuevos enfoques académicos establecidos por los
países desarrollados en este mundo globalizado.
Por otra parte el presente trabajo pretende no sólo hacer un análisis de las competencias
que incluso ya se están implementando en el Sistema Nacional de Educación Superior Tecnológica;
en las carreras de reciente creación, así como en las licenciaturas que ya existen. Aún cuando en
estas últimas se realizan adecuaciones a los programas de estudio; lo cual deja mucho que decir,
ya que los trabajos se realizan con poco o ninguna reflexión respecto a las competencias que están
proponiendo en cada programa, a menos claro que sean competencias estándares determinadas a
priori. Además, se propone establecer la importancia de competencias por comportamientos,
mismas que no se contemplan en la mayoría de los listados que de competencias existen y que
conductas habituales de los docentes en sus actividades académicas cotidianas no se toman en
cuenta y mucho menos la de los estudiantes; ni que decir del personal directivo y de apoyo a la
academia. Las competencias por comportamientos; son competencias individuales que las
personas son capaces de modificarlas y hacerlas más o menos eficientes de acuerdo a una
situación determinada.
Los comportamientos son observables en diferentes momentos y situaciones; pues los
individuos no pueden abstraerse de sus actitudes, aptitudes, conocimientos, rasgos personales,
sentimientos o afecciones que afectan o pueden afectar de manera directa o indirecta su trabajo
académico, el trabajo de otros y a la institución en su conjunto. Por lo tanto, todos deben estar
involucrados en la concepción de competencias en los diferentes niveles jerárquicos de la
organización educativa.
Por otra parte, desde luego, no deben olvidar realizar evaluaciones por competencias de
todos los niveles académicos, administrativos y directivos para conocer el estado real de los
individuos en relación con las competencias definidas, mismas que en los dos últimos no están
definidas; con el propósito de mejorar y en su caso modificar las competencias.
Implementar un sistema de gestión por competencias implica no sólo definir las
competencias, sino capacitar al personal, establecer planes de carrera y sucesión, establecer
programas de evaluación del desempeño del personal, planes de compensación, redefinir los
procesos de reclutamiento y selección de personal y establecer programas de capacitación,
entrenamiento y desarrollo de personal; redefinir perfiles de ingreso y egreso de alumnos,
programas y planes de estudio, proceso de enseñanza aprendizaje y formas de evaluación para
que el sistema de gestión por competencias tenga éxito.
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La capacitación a través del desarrollo de competencias constituye una estrategia para la
profesionalización del docente. El perfil de competencias es un listado de las distintas
competencias que son esenciales para el desarrollo de un puesto, así como los de conocimientos,
habilidades y conductas observables, tanto para lo que es un desempeño aceptable como para lo
que es un desempeño superior; de tal manera que el docente sepa orientar su comportamiento
hacia las metas de la institución.
Por lo tanto, se deben ampliar los conocimientos en esta área, y difundirlo, de manera
que, pueda contribuir en el proceso de formación y capacitación de los actuales y futuros
profesores, quienes al beneficiarse con dicha información, favorecerán a su vez, el proceso de
transformación necesario para alcanzar los objetivos propuestos y una mejor calidad del proceso
educativo. Desde luego para dar continuidad a los enfoque gerenciales y se adecuen con éxito, en
beneficio de los actores del proceso educativo y de la sociedad en su conjunto.
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