Geografía Histórica
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C R E T Á C I C O Y J U R Á S I C O V O L U M E N 1 – E D I C I Ó N 1
Descubre parte de los sucesos que forjaron
el planeta que conoces hoy.
GEOGRAFÍA HISTÓRICA
Volumen 1, nº 1
2012
CONTENIDO
H I S T O R I A G E O G R Á F I C A
I. Presentación
A. Carta del editor…………………………Pág.1
II. Contenido……………………..….Anexos i. How global are the Jurassic-Cretaceous unconformities?
(Zorina, et al. 2008)
ii. Atmospheric circulation over Patagonia from the Jurassic to the pre-
sent: a review through proxy data and climatic modeling scenarios. (Campagnucci 2011)
iii. The fossil record of feather evolution in the Mesozoic. (Martin y Czerkas 2000)
iv. Development and evolutionary origin of feathers. (Prum 1999)
v.A radiation of arboreal basal eutharian mammals beginning in the
late Cretaceous of India. (Goswami, et al. 2011)
vi. Placental mammal diversification and the Cretaceous-Tertiary boundary. (Springer, et al. 2002)
vii. The fossil record of feather evolution in the Mesozoic (Martin y Czerkas 2000)
viii. Development and evolutionary origin of feathers (Prum 1999)
III. EPÍLOGO…………………………..Pág. 3
Volumen 1, nº 1
2012
PRESENTACIÓN
B I O G E O G R A F Í A H I S T Ó R I C A
CARTA DEL EDITOR A NUESTROS LECTORES
Estimado lector,
Hoy, usted toma por primera vez en sus manos un ejemplar de una curiosa
revista. En esta edición hablaremos de sucesos interesantes ocurridos entre
el Jurásico y el Cretácico (2.08-1.45 millones de años atrás), desmitificare-
mos algunas creencias comunes y hablaremos de eventos clave para dar lu-
gar a los sitios que hoy conocemos y a los seres que hoy conviven con no-
sotros.
Veremos algunos brillantes inventos evolutivos y algunas coincidencias no
tan casuales que permitieron nuestro surgimiento como especie. Eventos
catastróficos que, en un abrir y cerrar de ojos, borraron la vida como se co-
nocía y dieron paso a un nuevo capítulo de la siempre cambiante historia
de este planeta vivo.
¡Esperamos que disfrute su viaje con nosotros a través del tiempo!
Muchas gracias,
Andrea M. Navas B. 09534.
Universidad del Valle de Guatemala. Facultad de Ciencias y Humanidades.
Departamento de Biología. Biogeografía.
Volumen 1, nº 1
2012
Epílogo
B I O G E O G R A F Í A H I S T Ó R I C A
Estudios estratigráficos en los cambios de los niveles de sedimentación han permitido rastrear los movimientos de las masas
continentales y los cambios eustáticos derivados del volumen de los mares y el cambio climático. Las zonas de sedimentación
primordiales se rastrearon hasta episodios de baja temperatura durante el Cretácico. Sin embargo, existen incongruencias en
los registros debido a actividad tectónica, actividad de plumas del manto y el notorio aumento en la temperatura global. Estos
registros permiten reconstruir parte del paleoclima del Jurásico y el Cretácico (Zorina, et al. 2008).
Esto se debe a que en el Jurásico temprano el súper-continente Pangea inició su separación en Gondwana y Laurasia. Poste-
riormente, continuó su fragmentación en Eurasia y Norteamérica, Suramérica se separa de África e India inicia su viaje hacia
el Norte, arrancando a Madagascar. Lo que hoy es Antártica y Australia aún permanecen unidos. Esta distribución en las ma-
sas continentales está ligada a complejos cambios en el ciclo del carbono, corrientes oceánicas, tectónica y los niveles de los
mares, entre otros procesos (Campagnucci 2011).
La era Mesozoica está asociada a un clima cálido inducido por altas concentraciones de CO2 (promedio 2000ppm). A pesar
de que el Jurásico y el Cretácico presentaron períodos fríos de corta duración, también presentaron lo que se denomina “súper
invernadero”. Pangea generaba una circulación atmosférica mega-monzónica hasta mediados del Jurásico. Las celdas aéreas
del mega-océano Panthalassa generaban un anticiclón semipermanente en las costas suroccidentales de Gondwana
(Campagnucci 2011).
Por el transporte de calor por celdas de convección y corrientes oceánicas hacia los polos además de la elevada concentración
de CO2 (6000ppm), se redujo las capas de hielo en continentes y mares. Esto redujo el albedo planetario, aumentando las
temperaturas. Durante el Cretácico, la apertura del Atlántico Sur y la separación entre masas continentales contribuyó a dis-
minuir la temperatura global: presentó inviernos nevados y bosques templados dominaban las regiones polares. Sin embargo,
en el Cretácico tardío, el fenómeno de “súper-invernadero” se derivó por la reducción de la profundidad óptica de las nubes y
la extensión de los bosques. Estos bosques transferían calor a zonas circumpolares y polares, evitando la formación de hielo.
Este factor y la baja reflectancia de las nubes causaron el máximo aumento en temperatura del período (Campagnucci 2011).
La apertura del pasaje de Drake, que conectaba la península Antártica con Suramérica tuvo profundas implicaciones en el
paleoclima. Simulaciones demuestran que, al estar cerrado este estrecho, las temperaturas del hemisferio Sur son más cálidas
y presentan menor formación de nieve. Sin embargo, si este estrecho se abre, las temperaturas disminuyen drásticamente
(Campagnucci 2011).
Es en estas condiciones que muchos de los animales que hoy conocemos tienen sus orígenes. Un claro ejemplo es la evolu-
ción y la diversificación de las clases de Aves y Mammalia. En el caso de las aves, se ha comprobado que se han derivado de
dinosaurios carnívoros terápodos (Martin y Czerkas 2000). Esto fue corroborado por el hallazgo de Caudipteryx (1998), un
ave no voladora con una estructura moderna de plumas. Sin embargo, era incapaz de sostener el vuelo, lo que supone que las
plumas surgieron como aislantes térmicos ante las elevadas temperaturas del Cretácico (Prum 1999). Igualmente, el fósil rep-
tiliano de Deinonychus, un dinosaurio terópodo carnívoro caracterizado por tener las extremidades superiores casi del mismo
largo que las inferiores, demuestra ser un enlace evolutivo de dinosaurios a aves. Esto es una ventaja sobre otros carnívoros
porque le brindaban más facilidad de alcanzar a la presa a mayor distancia. Además, presentaba huesos de la muñeca que le
permitían el giro de las manos. Se supone que esto facilitaba la sujeción y manipulación de las presas. Sin embargo, el movi-
miento que realizaba es idéntico al batido de un ala. Esto implica que el inicio de la modificación del esqueleto para el vuelo
yace con este fósil. Para sostener a la presa, desarrolló una fusión clavicular en lo que hoy se conoce como fúrcula. La postu-
ra era erguida y era de relativo reducido tamaño.
La evolución y la divergencia ocurrida en los mamíferos no son claramente comprendidas. Dado a la falta de suficientes regis-
tros fósiles y a la falta de calibradores estimadores moleculares que coincidan con las muestras obtenidas del Mesozoico. Por
tanto han surgido varias hipótesis de cómo surgieron los mamíferos placentarios. Actualmente, se utiliza el límite K/T
(Cretácico-Terciario), donde ocurrió la extinción masiva de los dinosaurios para determinar los orígenes de esta clase. Las
hipótesis mayormente aceptadas son las siguientes (Springer, et al. 2002.; Goswami, et al. 2011):
Long fuse model: Este modelo supone que la diversificación de los órdenes de los mamíferos placentarios yace cercana al
Cretácico medio. Asume también, que la diversificación intraordinal es posterior al límite K/T.
Short fuse model: la diversificación de los órdenes de los placentarios es cercana al límite K/T, posterior o conjuntamente
con el surgimiento de los eutarios según el registro fósil.
Explosive model: este modelo señala que la diversificación de los órdenes de mamíferos placentarios y su diversificación
intraordinal fue posterior al límite K/T.
Algunos estudios moleculares han demostrado mayor congruencia con el modelo de long fuse, puesto que han demostrado que
la radiación interordinaria pertenece al Cretácico medio-tardío. Esto se puede observar más claramente en la divergencia mole-
cular entre insectívoros y roedores. Igualmente los órdenes de Xenarthra, Rodentia, Primates y Eulipotypha muestran orígenes
de divergencia cretácica previa al límite K/T (Springer, et al. 2002).
Se conoce que los placentarios habitaron Laurasia, conociéndose pocos fósiles gondwanianos. Sin embargo, India alberga al-
gunas pruebas de interés, como el Deccanolestes. Tras separarse de Gondwana y moverse hacia el Norte, se propone que India
fue un “Edén” para los placentarios, permitiéndoles irradiar a lo largo de su curso hacia Eurasia. Sin embargo, análisis cladísti-
cos y filogenéticos no lo han demostrado. Por tanto, no se ha logrado reconciliar el tiempo de radiación eutario definido mole-
cularmente con el registro fósil.
Lo único que se ha podido probar al encontrar nuevos fósiles en Suramérica, Australia y Madagascar es que los primeros pla-
centarios tenían hábitos arbóreos o trepadores. Esto podría explicar la longevidad de los mamíferos, puesto que les permitía
buscar refugio de predadores terrestres. Por tanto, esta característica fue seleccionada a favor, permitiéndoles conquistar nue-
vos nichos tróficos y conllevar cambios anatómicos, especialmente a nivel del cráneo. Por ello, esta hipótesis yace como una
explicación plausible a los orígenes de la radiación de este clado. Además, especies encontradas con habilidades para trepar
pertenecen al Cretácico tardío o al Paleoceno temprano (Goswami, et al. 2011)
Literatura Citada
1. Campagnucci, H. 2011. Atmospheric circulation over Patagonia from the Jurassic to the present: a review through
proxy data and climatic modeling scenarios. The Linnean Society. The Biological Journal of the Linnean Society 103:
229-249pp.
2. Goswami, A., G. Prasad, P. Upchurch, D: Boyer, E. Seiffert, O. Verma, E. Gheerbrant y J. Flynn. 2011. A radiation of
arboreal basal eutharian mammals beginning in the late Cretaceous of India. PNAS 108(39):16333-16338pp.
3. Martin, L. y S. Czerkas. 2000. The fossil record of feather evolution in the Mesozoic. Amer. Zool. 40(1): 687-694
4. Prum, R. 1999. Development and evolutionary origin of feathers. Journal of Experimental Zoology. 285(1): 291-306
5. Springer, M., W. Murphy , E. Eizirik y S. O´Brien. Placental mammal diversification and the Cretaceous-Tertiary boun-
dary. PNAS 100(3): 1056-1061pp.
6. Zorina, S., O. Dzyuba, B. Shurygin y D. Ruban. 2008. How global are Jurassic-Cretaceous unconformities? Terra Nova
20(5): 341-346pp.