Fuera Culpas

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Imagen de portada: Raúl Manríquez “Raúlman”

Derechos reservados para esta primera edición 2010© Araceli Santiesteban Luján© Instituto Chihuahuense de la Cultura

ISBN: 978-607-7788-29-4

Instituto Chihuahuense de la CulturaPrograma Editorial de Gobierno del Estado 2004-2010

Avenida Universidad y División del Norte s/n, Col. Altavista,C.P. 31200

Teléfonos: (614) 413 17 92, 413 62 49 y 413 63 04Chihuahua, Chihuahua

Impreso y hecho en MéxicoPrinted and made in Mexico


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Araceli Santiesteban Luján

Chihuahua, Chih., 2010


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ARACELI SANTIESTEBAN LUJÁN

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Instituto Chihuahuense de la Cultura

Lic. José Reyes Baeza TerrazasGOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE CHIHUAHUA

Lic. Ma. Guadalupe Chacón MonárrezSECRETARIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA

Antrop. Jorge Carrera RoblesDIRECTOR DEL INSTITUTO CHIHUAHUENSE DE LA CULTURA


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Índice

Presentación....................................................9

Introducción..................................................11

¡Fuera Culpas!Cómo identificar a un “niño problema”...15

El león...........................................19El burrito......................................20El conejo.......................................22El cerdito......................................23El tecolote.....................................24

Un camino derechito..............................27Disciplina.............................................31Tipos de consecuencias..........................43La afectividad.........................................51Papás o mamás que tienen que salir a

trabajar......................................55Las tareas escolares...............................59Cuando los familiares o amigos opinan...63Hablemos un poco de sexo......................65Cómo prevenir un abuso sexual..............67Mini anécdotas.......................................71


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Presentación

Después de conversar sobre la educación delos niños con una gran cantidad de papás pre-ocupados por darles la mejor educación y am-biente afectivo a sus hijos, detecté un comúndenominador: la mayoría de ellos son padresllenos de buenas intenciones hacia sus hijos, peroesto mismo les impide actuar con libertad al ex-presarles afecto y disciplina, ya que temen quela manera de hacerlo no sea la correcta y en va-rias ocasiones llegan a sentirse culpables.

Es precisamente a estos padres a quien diri- jo este libro, el cual es un manual que esperoles sirva como una valiosa guía para disciplinar,educar y transmitir afecto adecuadamente.

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Introducción

La intención que conlleva este libro, es hacer

una recopilación de la gran cantidad de sesio-nes individualizadas sostenidas con cientos depadres de familia que han asistido a mi consul-torio de psicología infantil para recibir orienta-ción en cuanto a la educación de sus hijos.

Viendo que esta orientación individual hadado muy buenos resultados, pensé en la posi-bilidad de tomar cada uno de los aspectos quehan funcionado a estos papás y resumirlos para

formar un manual que oriente a un mayor nú-mero de padres a través de la lectura, que esun excelente medio.

Agradezco a Dios esta oportunidad de com-partir con ustedes los conocimientos que he ad-quirido con mi trato hacia los niños y sus pa-dres, y me sentiría muy satisfecha si logroayudar a que los papás actúen con mayor con-fianza y libertad al educar a sus hijos, y sobretodo a eliminar el sentimiento de culpa con el

que cargan muchos de ellos, que con frecuencia


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los hace sentir mal por el temor de haber falla-do al tomar una decisión en cuanto a la educa-ción de sus hijos.


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Cómo identificar a un “niñoproblema”

Una de las cosas que más inquieta a los pa-dres desde que sus hijos empiezan a mostrarvariantes en su conducta, es saber si estos cam-bios conductuales son normales, o si su hijo esun “niño problema”.

Una manera muy fácil y efectiva es obser-var si la conducta preocupante se ha manifes-tado por un periodo mayor de tres meses.

Esto funciona de acuerdo a que, para esta-

blecer a un mal o buen hábito en la conducta deun niño, se requiere de un periodo mayor detres meses; sobre todo si tomamos en cuenta elhecho de que desde que un niño nace pasa pordiferentes etapas en su desarrollo, mismas quedeberán ser completamente normales u obser-var si éstas duran mucho tiempo.

Un ejemplo que podría aclararnos lo ante-rior, es el caso de Betote:

Betote es un niño que tiene excelente des-

empeño escolar, es muy extrovertido, amiguero,


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con muchísimo ingenio y creatividad, y por sifuera poco, cariñoso y juguetón; pero, para sor-presa de sus padres, Betote de pronto empezóa mostrar un miedo terrible de que sus papásno llegaran a tiempo a recogerlo a la salida dela escuela, quedarse en casa de un amigo o sim-plemente quedarse al cuidado de alguien queno fueran sus papás, para que éstos pudieran ir

al cine, o una fiesta o reunión.La mamá de Betote acudió angustiada a mi

consultorio para decirme que esta conducta sehabía estado presentando durante un tiempoaproximado de tres semanas; al preguntar laedad del niño, supe que tenía seis años con unmes, edad en que, en promedio, los niños em-piezan a comprender que los papás no están ahípor arte de magia; empiezan a entender que un

día su mamá se puede ir para siempre igual quela de tal o cual compañerito de la escuela, o queel papá se puede ir lejos como el del otro ami-guito o primo. Sólo con el tiempo y dando con-fianza al niño, esta etapa pasará como todas.

La actitud de Betote no era indicador de unproblema de conducta, era simplemente la tran-sición de dicha etapa.

Podemos hablar también de Ani, quien es unaniña que tiene la fortuna de vivir en el ambien-

te familiar adecuado. Los papás de Ani la lleva-


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ron a mi consultorio debido a que desde hacíauna semana la niña presentaba tartamudez alhablar. La pequeña tenía tres años y pocos me-ses, y es muy comprensible que en esta edadlos niños empiecen a emplear frases más largaso con un mayor número de palabras al hablar y,debido a que estas frases primero se piensan yluego se expresan verbalmente, es común que

entre los dos o tres años los niños tartamudeen,ya que su cerebro trabaja más rápido estructu-rando la frase que su aparato fonoarticuladoremitiendo dicha frase. Es algo así como dictarlea una secretaria más rápido de lo que ella pue-de escribir.

Tomamos muy en cuenta que si las conduc-tas de Betote o de Ani se siguieran presentandopor un periodo mayor de tres meses, entonces sí

sería recomendable buscar ayuda profesional.Recuerden que sólo si la conducta que nospreocupa se presenta por más de este tiempo,podemos considerarlo un problema.

Pero he aquí el dilema de cómo saber si lasconductas que nuestros hijos están presentan-do por más de tres meses, son conductas quedebemos tomar en consideración, por lo que acontinuación les daré un conjunto de caracte-rísticas en la conducta de los niños que pode-

mos considerar “niños problema”.


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Nota: Las recomendaciones que se hacen en estelibro van dirigidas a padres casados y/o padressolteros, por lo que más adelante esto quedará másclaro.

He realizado una clasificación de las conductasmás comunes que presentan los “niños proble-

ma”.Esta clasificación se hizo utilizando las imá-

genes de algunos animalitos, ya que esta forma –aunque resulta algo infantil– ha dado buen re-sultado para identificarlas mejor.


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El león

Aquí están los niños que constantemente agre-den física o verbalmente a los demás; es el típi-co niño peleonero que es el terror del salón declases o se convierte en el “coco” de las piñataso fiestas y reuniones familiares.


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El burrito

Aquí, fácilmente sabemos que se trata de aque-llos niños que manifiestan deficiencias en sudesarrollo; son niños que a pesar de tener laedad cronológica, no han logrado desarrollar lashabilidades propias de su edad.

Esto podría ser en su desarrollo motor –ca-

minar, gatear, sentarse, etcétera– o podría seren su lenguaje, pero lo más común es que semanifiesta dentro de su desarrollo escolar, yaque estos niños no aprenden al nivel de sus com-pañeros y se convierten en el “burrito” del sa-lón.

Muchas veces los papás tardan en aceptarlas deficiencias que está presentando su hijo yesto es una verdadera lástima, ya que se puede

tratar de un hecho tan simple como que el niñolo que necesita es que le adapten anteojos y,por lo tanto, entre más rápido reciba la aten-ción, es mejor.

Aquí vale la pena mencionar el problema tancomún como es el “Síndrome de Atención Dis-persa”, el cual hasta hace muy poco tiempo fueconsiderado una alteración en el aprendizaje,ya que esto se trata de ese tipo de niños queson sumamente distraídos y olvidadizos… ni-

ños que hoy aprenden perfectamente como rea-


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lizar una operación matemática y mañana seles olvida; no comprenden instrucciones y nocaptan el contenido de lo que leen; son suma-mente inquietos y con frecuencia no atiendenórdenes. Por lo tanto, siempre se les catalogacomo el “burrito”, el que nunca se fija, al que “levale” todo, y resulta que lo que tiene es unaincapacidad para mantener su atención fija o

para concentrarse siendo muy pequeños los lap-sos en los que logra mantener fija su atención.Todo esto se presenta a pesar de que, por logeneral, los niños con “atención dispersa” tie-nen un alto coeficiente intelectual.


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El conejo

Estos niños fácilmente nos recuerdan a los asus-tadizos conejitos que por todo tienden a apar-tarse.

Son los niños que comúnmente conocemoscomo tímidos o introvertidos. Conviven muypoco o nada con sus compañeros, su tono de voz

es generalmente muy bajo, hablan poco y sonextremadamente miedosos, todo les causa ver-güenza y permiten que las demás personas de-cidan por ellos, siendo la inseguridad e indeci-sión sus principales características.


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El cerdito

¿Por qué te gusta andar siempre sucio y desali-neado? ¿Por qué no cuidas tus cosas?

Son las preguntas que por lo general hacenlos papás de estos niños, ya que siempre andansucios o fachosos y todas sus pertenencias, comocuadernos, juguetes, ropa, recámara, etcétera,

están en un estado vergonzoso.Otras características conductuales que tam-

bién se pueden presentar, son la flojera o lenti-tud, y deseos de comer en exceso, principal-mente comida “chatarra”.

Aquí cabe mencionar a los niños que no con-trolan esfínteres –mojan la cama o ensucian suropa–, presentando encopresis y/o enuresis.


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El tecolote

Aquí nos referimos principalmente a los tras-tornos del sueño; por favor, mucho ojo con estoya que los trastornos del sueño son significati-vos indicadores de alteraciones neurológicas.

Esto consiste en observar si un niño duermela cantidad adecuada de horas de acuerdo a su

edad, si durante la noche logra conciliar un sue-ño profundo o si, por el contrario, despiertaconstantemente logrando sólo periodos cortosde sueño. Son esos niños que a las 4:00 de lamadrugada actúan como si fueran las 4:00 de latarde.

Otro factor a considerar durante el sueñoes si el niño se sienta en la cama, incluso con losojos abiertos; si camina, rechina los dientes

(bruxismo), si habla o llora dormido (somnilo-quia) o si padece frecuentes pesadillas.Por otra parte, es lógico y de suponerse que

cada niño presente una que otra característicade cada uno de los ejemplos anteriores, pero encaso de que observen que su hijo está presen-tando la mayoría de las características de algu-no de estos animalitos –burrito, conejo, etcéte-ra–, o sea que fácilmente se pueda encasillar enalgunos de los casos presentados, debe consi-

derar seriamente buscar ayuda profesional.


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Sin embargo, la principal finalidad de estelibro es que ningún niño llegue a necesitar ayu-da alguna que no sea la de sus padres y familia-res más allegados; por esto mismo, a continua-ción presentamos una guía práctica para lograrque los niños marchen toda su vida por un ca-mino derechito.

Un niño de cinco años escuchó a su mamádecirle a su esposo que una señora tuvotrillizos y elpapá comen-tó: ¡Tres hi-

jos de untrancazo,pobre mu-

jer!

El niñovino a suterapia yme dijo:Fíjate queuna pobreseñora tuvotres hijos por-que le dieron un

trancazo.


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Un camino derechito

Lo que a continuación expondré, es algo de loque más me gusta hablar con los papás. Es elhecho de que el interés de todos es que sus hi-

jos avancen durante toda su vida por un caminoderechito.

Y para que este camino sea realmente rec-to, es indispensable que esté delineado por los


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padres, para lo cual van a necesitar trazar doslíneas paralelas; no lo olvide, ¡siempre parale-las! Éstas son: Disciplina y afectividad.

¿Por qué líneas paralelas? Porque las dos lí-neas siempre deben estar presentes y en igualmedida.

Si formamos a un niño sólo utilizando la lí-nea de la afectividad, sólo recibirá afecto y nada

de disciplina. Ese niño corre el riesgo de des-viarse en el camino.

Por otro lado, si un niño sólo recibe discipli-na, todo es instrucciones y mucho orden, y noestán presentes las manifestaciones de afecto.

Asimismo, se desviará también del camino.


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Si ambas líneas – afectividad y disciplina – siempre están presentes, el niño caminará endirección correcta.

Con la finalidad de llevar un orden, hablare-mos por separado de cada una de estas líneasque deben estar presentes en el camino de unniño; pero recuerden que si queremos teneréxito en su formación, las dos deben estar pre-

sentes: Disciplina y afectividad.


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Disciplina

La disciplina es una base firme en la que nos

apoyamos para todo lo que hacemos en la vida.Si observamos el sistema de vida en el que es-tamos, nos daremos cuenta de que todo requie-re seguir y respetar reglas: dentro de la fami-lia, en la vida diaria, para conducir un automóvil,para convivir con los demás, para relacionarseadecuadamente con una pareja… Hay tambiénreglas en la escuela y en el trabajo.

Si la disciplina no se adquiere en la casa, no se

adquirirá en ningún otro lugar. Si un niño no reci-be disciplina en su hogar, cuando inicie su edadescolar no entenderá las reglas del colegio y va adecir que la maestra es muy mandona, que nadamás a él lo regaña, que los niños no lo quieren“juntar” –no respeta las reglas del juego– y cuan-do sea adulto e intente trabajar, no va a com-prender que su jefe es una autoridad, pues nuncatuvo la imagen con “autoridad” de sus papás.

Todos podemos aceptar algún castigo im-

puesto por nuestros padres, pero nunca le per-


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donaremos al señor de la tienda de la esquinaninguna clase de castigo, por el sólo hecho deque esa persona no nos ha cuidado y dado afec-to como lo han hecho nuestros padres.

Hace ya varios años, muchos psicólogos nosbombardeaban con libros y todo tipo de materialdonde se insistía en que los castigos y la discipli-na tenían graves efectos psicológicos en los ni-

ños; hubiera sido mejor que hablaran de que ladisciplina es sumamente necesaria pero que de-bemos tener cuidado al elegir los métodos ade-cuados. Lo que logran estos psicólogos es quemuchos padres teman aún corregir a sus hijospor miedo a causarles un daño irreparable.

El creer en tanto cuento de niños traumadosque inventaron estos psicólogos, logró en reali-dad que los padres no utilizaran ningún tipo de

disciplina y criaron hijos incapaces de enfren-tarse a retos; adultos quizá socialmente agra-dables pero con un nulo sentido de responsabi-lidad.

Como dije antes, existen infinidad de casosen que los padres, al intentar disciplinar a sushijos, los invade un sentimiento de culpa o peoraún, papás que tienen el temor de que si corri-gen a sus hijos, éstos dejarán de quererlos yeso es un error king size, ya que incluso se dan

casos de niños que se portan mal para que los


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regañen, debido a que una disciplina firme –quenada tiene que ver con la agresividad– va de lamano con el afecto.

Todos hemos escuchado a alguna mamá de-cir: ¡Parece que lo hace a propósito, como si legustara que lo regañe! Pues efectivamente se-ñora, el niño tiene necesidad de sentirse guia-do por personas firmes, pues esto le transmite

seguridad, motivo por el cual podemos obser-var que la disciplina, además de ser fuente deafectividad, es sobre todo fuente de autoestima.

Es fácil pensar que a un niño al que todo loque hace se le aprueba y nunca recibe un “no”,un castigo o una llamada de atención, va a seruna persona muy segura de sí misma; tambiénesto es un Big error, ya que imagínense el gra-do de responsabilidad que es para un niño ser

él la autoridad en la casa y establecer él suspropias reglas –ya que sus papás no lo hacen–,esto es algo que aunque pareciera que podríagustarle, es una carga emocional demasiadogrande.

Los niños desde pequeños miden la autori-dad de sus padres, por lo que desde que éstosson bebés, deben sentir “quién es la autoridad”.

Nota: Al hablar de papás me refiero a cualquier

persona que esté criando a un niño (a). Hay casos


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en los que son los abuelos, tíos, papá o mamá sol-teros o padres adoptivos. En general, cualquierpersona que se hace cargo de un niño se convierteen papá o mamá.

Por otra parte, a la disciplina se le llama “basefirme”, y para lograr que realmente sea firme,es necesario que esté sostenida por dos pilares

del mismo tamaño.

Pero para conseguir que los dos pilares es-tén del mismo tamaño y la base esté bien apo-yada, es necesario que ante los niños, los papásrespeten la autoridad entre ellos; esto quieredecir que siempre que uno de los dos –papá o

mamá– dé una orden; conceda algún permiso,


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imponga un castigo, etcétera, el otro cónyugelo apoyará o simplemente permanecerá calla-do. Sería aún de más utilidad el que el otro digaal niño: tu mamá o tu papá –según sea el caso– tiene razón, ¡obedécele!

Yo sé que es muy normal que los cónyugesno estén de acuerdo miles de veces en cuanto acómo educar a sus hijos, pero por muy en des-

acuerdo que estén, les recomiendo que no loexpresen delante de sus hijos. Por muy erró-neamente que esté actuando alguno de los dos,a los niños les perjudica todavía más el que unpadre discuta las decisiones del otro delante deellos. Esto ocasiona que los niños aprendan amanipular a los padres para “salirse con la suya”o sentirse culpables de originar una discusiónentre ellos.

Yo siempre expongo el siguiente ejemplopara aclarar lo anterior:

Suponga que trabaja para una empresa que tie-ne dos dueños o jefes por partes iguales, y unode los dueños le ordena que pinte todas las ofi-cinas de color azul, y el otro dueño –por su par-te– le ordena que pinte todas las oficinas decolor verde. Usted puede llenarse de inseguri-dad porque sabe que si le obedece a uno queda-

rá mal con el otro, y ocasionará una fuerte dis-


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cusión entre ellos. Puede asumir también quesi ellos no se ponen de acuerdo, usted puedehacer lo que más le convenga y si a usted legusta el color morado, comprará litros y litrosde pintura morada.

No crean que entonces se trata de dejar queel otro sea el encargado de ejercer la discipli-na y ustedes simplemente apoyarlo o perma-

necer callados porque cuando únicamente uno –papá o mamá– ejerce la disciplina, la base seinclinará.


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El niño se dará cuenta de que la autoridadde uno de sus padres no existe o es mínima, yque entonces está apoyado en una base inclina-da, lo cual lo llenará de inseguridad.

No deben decir: ¡Vas a ver cuando venga tupapá! O: ¡Ven a ver lo que está haciendo tu hijo!Esto lleva implícito que su autoridad no cuenta;es decir, ¡estoy pintado! Además, la autoridad

que cuenta es nada más la del otro.Cuando los niños son pequeños, en cierta

forma prefieren al papá o la mamá que nuncacorrigen, piensan que son más buenos perocuando llegan a la adolescencia, dicen que sonlos más tontos y les pierden respeto.

Así que, viendo todo esto, entonces: ¿A quiénle toca impartir la disciplina, al papá o la mamá?Le toca impartir la disciplina al que esté pre-

sente cuando el niño cometa la falta. Si estánlos dos presentes, pues al que tome la iniciativay el otro –como ya lo dijimos– simplemente apo-ya.

Como ya se mencionó anteriormente, es muynormal que no le guste en ciertas ocasiones laforma de disciplinar de su cónyuge, pero porfavor: esperen a decirlo cuando los niños no es-tén presentes.

Aquí hago un paréntesis para hablar de los

papás o mamás solteros. En caso de que estén


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criando a los niños ustedes solos, la base se re-presenta así:

Para que la base esté realmente firme, es

necesario que el papá o la mamá solteros per-manezcan firmes en las decisiones que toman.En caso de que vivan en casa de abuelos o

tíos –como es normal el hecho de que ellos sesientan con derecho de corregir también–, elniño necesita saber con claridad que usted essu máxima autoridad, por lo que esa mamá sol-tera o papá, debe pedir a los familiares conquienes vive, que no contradigan su forma dedisciplina delante del niño y que si creen que

está actuando de manera incorrecta, por favor


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se lo hagan saber cuando el niño (a) no estépresente.

Nota: En el caso de una madre soltera, se reco-mienda proporcionar al niño (a) la imagen de unaautoridad masculina, por lo que puede pedir apo-yo a un familiar masculino que esté cercano alniño, de manera que éste muestre afecto e impar-

ta disciplina en algunas ocasiones.En el caso de un papá soltero se recomienda ha-cer lo mismo, pero viceversa.

Ya hablamos suficiente de la importancia de ladisciplina pero, ¿cómo impartir esa disciplina?

Es muy sencillo disciplinar, siempre y cuan-do utilicemos tres pasos:

1. Dar la orden2. Avisar de una consecuencia en caso deque no se atienda la orden (castigo)

3. Cumplir el castigo

Esto quiere decir, que siempre que desee-mos corregir cualquier conducta, primero loexpresamos con palabras –dar la orden– unasola vez, y en caso de que con esta orden oindicación no obedezcan, sin repetir la orden

pasamos inmediatamente al segundo paso que


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es avisarle de una consecuencia negativa –cas-tigo– y si aún así no se atiende la orden, tam-bién el aviso se da únicamente esa vez, –evitarel estar amenazando, ya que no es una amena-za sino un aviso–. Si con esta advertencia laorden no es atendida, pasamos inmediatamen-te al tercer paso que es enfrentarlo a la conse-cuencia o castigo por no haber obedecido la

orden.

Ejemplo:1. ¡Levanta esos juguetes!2. ¡Obedece o te vas a tu cuarto durante 10

minutos!3. Se toma al niño de la mano –con toda tran-

quilidad–, se le obliga a levantar los ju-guetes y se le manda a su cuarto durante

10 minutos –por no obedecer a la prime-ra orden.

Yo les aseguro que ustedes ya han hecho estomiles de veces y no les resulta pero, ¿saben dón-de está la falla? Ésta radica en que repetimosvarias veces el primer paso –dar la orden– orepetimos infinidad de veces el segundo –avisode castigo y no cumplimos–, y sólo algunas ve-ces llegamos al tercero –consecuencia negativa

o castigo–, Pero muchas otras no cumplimos, y


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esto hace que la inconstancia sea la peor ene-miga para el establecimiento de la disciplina.

También algunos padres fallan en “brincarse”el tercer paso sin pasar por el primero o segun-do; esto quiere decir que castigan sin más nimás, y de esta manera el niño no toma el casti-go como una corrección sino como una agre-sión.

Cada uno de los tres pasos lleva en sí mu-chísimo poder:

Paso núm. 1.- Dar la orden implica “guiar”Paso núm. 2.- Implica el desarrollo en el

niño, la capacidad para evaluar una si-tuación y la capacidad de tomar decisio-nes: “Si actúo de tal forma me enfrento atal o cual consecuencia”.

Paso núm. 3.- Implica el castigo o el en-frentarse a una mala consecuencia comoresultado de sus actos: “Aprender que atoda acción corresponde una reacción”.Con esto se desarrolla firmemente el sen-tido de la responsabilidad en el niño.

Sin embargo el ideal de la buena disciplinaes lograr que con el primer paso –dar la orden– sea suficiente y no tener que pasar al segundo y

mucho menos al tercero: el castigo.


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Pero al principio de la vida de los niños, esnecesario utilizar los tres pasos en ciertas oca-siones, para luego conseguir el hecho de quecon sólo dar la orden, ellos la atiendan; estosignifica que verán a sus padres como una auto-ridad.

Todo esto suena como querer formar robots.¡Paciencia, por favor! Más adelante vamos a

hablar de la afectividad como complemento dela disciplina y como apoyo al desarrollo de lacreatividad y buena autoestima.

Nota: Sería más correcto utilizar la palabra “con-secuencia” y quitar la palabra “castigo”, pero mepareció más fácil de entender así.


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Tipos de consecuencias

Podemos hablar de tres tipos de consecuencias:

a) “ Tiempo fuera o time out”

Esto consiste en retirar al niño durante al-gunos minutos a una habitación donde esté solo.

Y para que este castigo sea efectivo, es ne-cesario aclarar al niño cuánto tiempo va a du-rar y cuándo se ha terminado. Se recomiendaseñalarle en un reloj cuando inicia el castigo y

volverle a señalar cuando termina –puede serque el niño no comprenda todavía el reloj, perosí comprende que es un límite que se ha cum-plido.

Si le informamos al niño cuando el castigoterminó, evitamos el hecho de que el niño sien-ta que lo dejamos salir porque él así lo quiso oque nos venció porque estaba llorando muyfuerte.

Si para cumplir con este castigo es necesa-

rio cerrar la puerta de la habitación, pueden


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hacerlo, siempre y cuando se trate de una habi-tación de tamaño regular –nunca un baño, ro-pero o espacio muy pequeño.

Es muy probable que cuando usted le aviseal niño que el castigo finalizó y que puede salirde la habitación, el niño utilice el chantaje y lediga que no le importa, que quiere quedarse mástiempo encerrado. En este caso se recomienda

decirle que si él desea se puede quedar, peroque el castigo que usted le puso, ya finalizó.

Aquí aprovecho para decirles que siempreque los niños utilicen el chantaje –expresionestales como: a mí no me quieres, por qué a él síy a mí no, me voy a ir de la casa, etcétera–, pro-cure no prestarle importancia o simplementeresponder con un: ¡No digas tonterías!

Por otra parte, este castigo “tiempo fuera”

es sumamente práctico, ya que si se encuentranen un centro comercial, en una piñata o reunión,en un restaurante, simplemente se manda al niñoal carro durante algunos minutos, claro que siem-pre con la vigilancia de ustedes, pues está pordemás decir la cantidad de peligros que corre unniño solo en un automóvil.

Otro tipo de castigo

b) Quitarle algún privilegio:


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• El día de hoy no ves la televisión o deter-minado programa.

• El día de hoy, no utilizar determinado ju-guete.

• El día de hoy no vas a tal parte, etcéte-ra.

Mucho ojo, no deben olvidarse de aclarar

cuándo finaliza el castigo, y recuerden que loscastigos a largo plazo no funcionan: “El domin-go no vas a no sé dónde” y “¡No te va a traernada Santa Claus!” Además de que no van acumplir, en caso de que sí, el niño ya no va arelacionar la acción con la consecuencia.

Debido a esto, es recomendable que el casti-go se aplique de inmediato ese mismo día y nodure más: “Más vale un castigo chiquito, pero

cumplidito”. A veces prometemos castigos tan grandesque no podemos cumplir. Además, no piensenque porque el castigo es más grande va a resul-tar mejor, ya que lo que en verdad hace que uncastigo sea efectivo, es que se aplique de inme-diato.

Los castigos no se usan para afectar o lasti-mar al niño, se usan para que el niño entiendaque toda conducta negativa que presente, va a

tener una consecuencia negativa.


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Pero todo el tema anterior se puede resu-mir en lo siguiente: El éxito de la disciplina estáen la constancia.

Existen además otros tipos de castigo:

c) Castigo físico o punitivoDe este tipo de castigo, sólo tengo dos cosas

qué decirles:

• Una nalgada no trauma a nadie, es el úni-co castigo físico que se recomienda.

• Úsese sólo en caso de emergencia y conmedida.


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Hasta aquí hemos hablado de los castigos oconsecuencias negativas, pero también existenlas consecuencias positivas; o sea los “premios”,ya que podemos utilizarlos cuando queremosestablecer una conducta positiva, como sería queel niño realice determinadas tareas.

Igualmente, los premios deben darse inme-diatamente y sobre todo asegurarnos antes

de prometer un premio, que podremos cum-plirlo.

Un día una mamá me comentó que le habíaprometido a su hija de siete años que la llevaríaa comprar una paleta helada si terminaba latarea temprano; la niña terminó rapidísimo sutarea y la mamá concluyó que sería mejor nocomprarle la paleta porque ese día estaba ha-ciendo frío y podría enfermarse.

Por eso les digo, tanto el premio como uncastigo, si no estamos seguros de poder cum-plirlo, es mejor no prometerlo.

Otra mamá muy desesperada porque su hijode 10 años jamás la obedecía, a tal grado dedudar si su hijo escuchaba bien o tenía un pro-blema de anacusia, me platicó que con muchafrecuencia le decía a su hijo que lo metería a uninternado si no la obedecía; yo le pregunté a lamamá si en verdad estaba dispuesta a mandar-

lo a un internado, y ella me aseguró que jamás


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haría eso, y simplemente le pregunté: ¿Enton-ces, para qué se lo promete?

Hay papás que cuando les explico todo estode los premios y castigos me dicen que les sue-na a chantaje: ¡Si haces esto te doy esto!

No es chantaje si lo que prometemos, lo cum-plimos.

Además, como ya dije antes, es el sistema

de vida en el que estamos. Siempre que actua-mos correcta o incorrectamente, vamos a tenerconsecuencias positivas o negativas.

Hay algo que considero muy importante de-cirles, y es que debemos tener mucho cuidadode no confundir el dar un reforzamiento positi-vo o “premio” con dar afectividad; es muy dife-rente decirles: ¡Muy bien! o ¡Qué bien! ¡Te feli-cito! O darles algún regalo, etcétera, con expre-

sarles afecto.Una cosa es reforzar, y otra muy diferenteexpresar cariño.

En la universidad para la cual trabajo, medieron un reconocimiento por haber participadoen un ciclo de conferencias dirigido a padres defamilia. La directora de la carrera de Psicologíame felicitó y me entregó un reconocimiento queestaba apoyado por el rector de la universidad.

Esto me hizo sentir muy complacida, ya que

además del puesto que ocupan, son personas


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altamente reconocidas por su excelente desem-peño dentro de la universidad.

Este reconocimiento me ayudó para saberque mi trabajo está bien hecho e incluso paracontinuar esforzándome, pero de ninguna ma-nera me hizo sentir querida.

Y un niño, para desarrollar una sana auto-estima y sentir amor por la vida, necesita saber

que lo quieren, y el hecho de saber que hacebien algo, no le hace saber que es querido.

Aquí aprovecho para poner el ejemplo denuestros vecinos los “güeros” o de cualquier otropaís desarrollado. En estos países tan adelan-tados se da con frecuencia el padecimiento dela “depresión” debido a que los habitantes deestos países reciben grandes estímulos y exce-lentes reforzamientos; hay muy buenos progra-

mas de estímulos, tanto en escuelas como enlas empresas para las que ellos trabajan cuandoson adultos, pero todo esto sólo sirve para quese esfuercen por tener muy buen desempeñoescolar y laboral. No obstante, esto no funcionapara sentirse amados y por lo tanto, tampocofunciona para tener amor por la vida.

Lo que sucede es que de lunes a viernes,cuando asisten al trabajo, se sienten muy moti-vados pero en los días de descanso experimen-

tan un gran vacío.


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Tienen un alto coeficiente intelectual y unbajo coeficiente emocional.

Con todo lo anterior abrimos la puerta paratratar el tema de la afectividad.


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La afectividad

Primero que nada, cuando queremos propor-

cionar a un niño un ambiente afectivo, tenemosque asegurarnos de darle un ambiente de ar-monía –los niños no tienen que presenciar lasdiscusiones fuertes de los adultos–. Los gritosde alegría o de enojo tensan el ambiente.

Yo sé que en todos los matrimonios o entodas las familias hay fuertes discusiones; esnormal, la convivencia no es fácil aunque exis-ta un gran amor de por medio. Pero, aunque

nos cueste mucho trabajo, es muy necesariohacer un gran esfuerzo por no querer discutiren ese instante lo que nos inquieta y esperarel momento en que podamos hacerlo sin la pre-sencia de los niños. Esto último, aunque es di-fícil, ayuda en gran medida al hecho de espe-rar un poco a expresar lo que nos molesta, puesese ratito nos permite pensar mejor las cosasy discutirlas con más calma. Por lo tanto, estoúltimo mejorará en gran medida la conviven-

cia.


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Por otra parte, yo sé que ustedes quierenmucho a sus hijos y no van a esperar a que yoles diga por medio de un libro cómo quererlos.Sin embargo, sí es muy necesario que sepan lobueno que es expresar afecto a los niños en losmomentos en que éstos están tranquilos, asícomo en aquellos momentos comunes del díacon la intención de que ellos sepan que no ne-

cesitan hacer algo extraordinariamente buenoni mucho menos un berrinche o algo negativopara recibir amor. Es padrísimo que un niñosepa que merece y recibe amor por el sólo he-cho de existir; que no tiene que hacer algo ma-ravilloso ni algo desastroso para que le pres-ten atención.

Por lo mismo, les recomiendo que ambospadres por separado busquen como mínimo tres

momentos del día –si se puede más, mejor– enque el niño esté haciendo algo muy común: cuan-do va sentado tranquilamente en el automóvil

junto ustedes, cuando está jugando, viendo latelevisión o simplemente cuando está listo paradormir; en esos momentos aprovechen paraexpresarle afecto en forma física y verbal, yaque estas dos juntas hacen una amalgama per-fecta; esto quiere decir que al mismo tiempoque tocamos al niño, le decimos una frase cari-

ñosa.


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Ejemplos:a) Le damos un abrazo y al mismo tiempo le

decimos que lo queremos mucho.b) Le acariciamos el pelo y le decimos que

es un niño bueno.c) Le hacemos cosquillas en brazos y le deci-

mos que es muy bonito o muy inteligente,o que luce muy bien con esa playera, o que

es muy bueno para jugar a tal cosa, quenos gusta mucho estar con él, etcétera.

Si estamos de prisa puede ser simplementeuna palmadita, lo importante es tocarlo ya queel contacto físico construye lazos invisibles queno se rompen nunca, incluso cuando los niñosllegan a la adolescencia.

Esto lo menciono porque en la adolescencia

los niños-jóvenes pelean por cualquier motivocon sus papás. En esta edad no hay papás per-fectos, según ellos.

Este fenómeno sucede debido a que la ado-lescencia es una etapa en la que ellos buscan supropia identidad y en un inicio es: “Me gustatodo lo que no les gusta a mis papás”. Si a mispapás les gusta la casa ordenada, ¡a mí me gus-ta el desorden! Etcétera. Pero si los lazosafectivos existen, no se preocupen; se van a pe-

lear, pero siempre se contentarán.


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Existe desagraciadamente el grave error deesperar a que los niños entren a esta etapa dela adolescencia y empiecen a dar problemas paraexpresarles afecto o imponer disciplina y… ¡noseñores! Lo siento mucho pero ya es algo tarde,el tiempo se va volando. Sólo recuerden el tra-mo de cuando sus hijos nacieron a cuando yacaminaban; sucedió más rápido de lo que pen-

saban y así de rápido se va el tiempo con losniños, así que… ¡manos a la obra desde ya! Cuan-do lleguen a la adolescencia es muy difícil, perono imposible, nunca es tarde para nada; pero siesperamos a que los niños sean adolescentespara expresarles afecto o disciplinarlos, será unesfuerzo titánico pues esta etapa tiende a re-chazar los apapachos y las órdenes.

Pero como ya dije, nunca es tarde para nada;

seguramente necesitarán ayuda del psicólogo,el sacerdote, el orientador académico, los maes-tros, familiares y hasta el señor de la tienda dela esquina.


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Papás o mamásque tienen que salir a trabajar

A ustedes precisamente va dirigido más quea nadie este libro, ya que este tipo de padreses con quien más se ha tenido contacto última-mente. Esos papás o mamás que viven en unaciudad donde el tiempo no alcanza para nada yque constantemente experimentan sentimien-tos de culpa por no poder pasar más tiempocon sus hijos, por lo que muchas veces no seatreven a disciplinarlos por creer que es injus-

to utilizar el poco tiempo que pasan con ellos,en regañarlos. A estos papás les digo algo muy trillado pero

precisamente certero: ¡Más vale calidad que can-tidad!

Recuerden que si el tiempo que ustedes pa-san con ellos lo aprovechan para expresarlesafecto y disciplina, están delineando claramen-te un buen camino para sus hijos.

Pero, ¿cómo evitar que los niños experimen-

ten un sentimiento de abandono cuando los pa-


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dres los dejan por largo rato para salir a trabajar?

Es sumamente importante aclarar al niño lahora en que vamos a regresar, y durante la jor-nada de trabajo procurar llamarlos por teléfo-no –si esto es posible– para saber cómo se en-cuentran.

En caso de que sea necesario permanecer ho-

ras extras en el trabajo, les recomiendo amplia-mente llamar a los niños para comunicárselos.

Los niños que nunca saben si sus padres lle-garán o no temprano ese día, se llenan de an-gustia e inseguridad.

Cuando el trabajo exige que el papá o lamamá se ausenten por más tiempo o varios días,igualmente hay que indicarle al niño el día desu regreso, e incluso se pueden ayudar de un

calendario grande donde puedan marcar el díaen que estarán nuevamente con ellos –como yadije, aunque el niño no sepa cómo medir el tiem-po, comprende qué es un límite.

Otra recomendación, sería que cuando lospadres salen de viaje establezcan un lazo cadadía con los niños.

Ejemplos:a) Ponerse de acuerdo para hacer sus ora-

ciones –rezar– a la misma hora.


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b) Enviarles una nota o una llamada, e-mail,etcétera.

c) Pedir a los niños que vean un programade TV que ustedes estarán viendo tam-bién en el lugar donde se encuentren.

d) Que los niños elaboren una cartita parasus papás.

e) Que los niños compren algo –galletas, dul-

ces, etcétera– para el día en que regre-san sus padres.

f) Que los niños ordenen la ropa del padre ola madre que esté ausente, para darle unasorpresa cuando regrese.

Todas estas sugerencias sirven para esta-blecer cada día un nexo con el papá o mamá queesté ausente y así evitar el sentimiento de aban-

dono en el niño. Todo esto se puede aplicar tam-bién cuando el padre o la madre viva en un lu-gar lejano.

Cuando los papás salen de casa para ir atrabajar o por cualquier otra razón, para ellosestá muy claro que van a regresar; sin embar-go para los niños no es así, ellos son niños yno piensan como adultos, no tienen por quésaber las cosas que para los adultos resultantan obvias. Así que aunque se sientan “discos

rayados”, es necesario aclarar a los niños cuán-


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to van a tardar en regresar, siempre que sal-gan.

Un niño le pidió a su mamá permiso parasalir a jugar en la tierra y la mamá le prohibiósalir porque estaba lloviendo.

El niño se quedó jugando en una habitacióndonde había varias macetas con plantas natu-rales y decidió sacar toda la tierra de éstas y

extenderla por la alfombra, para jugar.Cuando la mamá vio la tierra extendida por

la alfombra y las pobres plantas desfallecidas,preguntó al niño para qué había hecho eso. Elniño respondió que para poder jugar con la tie-rra y no mojarse con la lluvia.

¿Se dan cuenta cuan diferente razonan losniños de los adultos?

Hago un pequeño paréntesis aquí para men-

cionar el hecho de que es más fácil obtener unarespuesta de un niño cuando le preguntamos:¿Para qué hizo tal o cual cosa? Que cuando lepreguntamos: ¿Por qué?


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Las tareas escolares

La tenebrosa hora de hacer la tarea. Ese mo-

mento en que los papás prácticamente termi-nan de pleito con sus hijos porque ellos tratande evadirla convirtiendo a la casa en el escena-rio de una obra dramática donde la trama estan sólo la tarea de la escuela.

En primer lugar, la tarea es del niño y no delos papás, pero en muchas ocasiones requieredel apoyo de ellos.

Por todo lo anterior, las recomendaciones

son:a) El niño debe empezar la tarea por sí solo.b) Si el niño quiere ayuda llamará a papá o

mamá (a quien se recomienda estar enotra habitación).

c) Los padres sólo guiarán en la realizaciónde la tarea, permitiendo que el niño la rea-lice por sí mismo.

d) Establecer al niño un límite de tiempo

durante el cual deberá terminar la tarea


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(esto es para evitar que los niños se acos-tumbren a dejar todo para después).

e) En caso de que el niño no termine latarea durante el límite de tiempo esta-blecido, se recomienda guardarle los úti-les escolares o mochila y que se enfren-te al siguiente día con el hecho de nollevar la tarea (les aseguro que esto no

pasará más de tres veces si permanecenfirmes).

f) Si el niño termina la tarea antes del lími-te establecido, sería bueno darle un pe-queño estímulo (premio).

Fomentar el sentido de responsabilidad enlos niños.

Que los niños tengan la obligación de tender

su cama y recoger sus juguetes o su ropa, meparece perfecto; pero para fomentar el sentidode responsabilidad en ellos, sería muy útil esta-blecerles una tarea fija en el hogar donde bene-ficie a toda la familia. Por ejemplo:

Sacar la bolsa de la basuraSacudir los muebles de la salaSacudir los muebles del cuarto de TV

Ayudar con las bolsas del supermercado

Darle de comer al perro


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Poner la mesaPreparar el agua fresca, etcétera

De esta manera la tarea que se establezca alniño será fija; o sea, nada más él realizará latarea diariamente, o mínimo cada tercer día.

Por otro lado, “si la tarea, que es mi obliga-ción la hace alguien más cuando yo me olvido

de hacerla, nunca me responsabilizaré de ella”.Por esto es sumamente importante que la ta-rea que se fije nadie más la haga aparte delniño, por mucha prisa que se tenga.

Si es necesario utilizar en un principio lostres pasos de la disciplina para establecer elhábito de cumplir con la tarea del hogar, utilí-celos.

Con frecuencia los papás me preguntan si

es correcto comprar a los niños todo lo que pi-den, y yo les respondo que:

Si pueden y/o quieren comprarles algo, ¡québueno! Siempre y cuando, pidan antes al niñoque realice una pequeña tarea en el hogar, demanera que se gane el dinero para lo que de-sea. Esto con la finalidad de no acostumbrarlosa la satisfacción inmediata y así mantenerlosalgo alejados de las adicciones, ya que todo lo

que causa adicción es satisfactor inmediato.


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Cuando los familiareso amigos opinan...

Nunca faltan los tíos, abuelos o amigosacomedidos que preguntan a los papás de “Pe-pito” –que tiene problemas de conducta en laescuela– si éste sigue de vago, pero lo peor detodo es que la pregunta la hacen estando Pepi-to presente. Tampoco faltan esas mamás queaprovechan para desahogarse por teléfono conlas amigas sobre tal o cual conducta negativade sus hijos, pero aquí también lo más grave es

que por lo general, los niños están escuchandoy parece que les dan cuerda, empiezan a acele-rarse y a portarse todavía peor.

Cuando hablamos de los defectos o actitu-des negativas de un niño o simplemente de lomal que éste se porta, estando el niño presen-te, es como darle un golpe bajo a su autoestima.

Por todo lo anterior, les recomiendo quecuando alguien haga un comentario negativo desus niños, aunque se haga en tono de broma,

hay que salir en defensa de ellos como buenos


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padres que ustedes saben ser, y responder conun simple: “Es un buen niño”, o “es un niño muyinteligente”.

Cabe aclarar que “la ropa sucia se lava encasa”. Esto quiere decir, que siempre que seanecesario reprender a un niño, se haga en pri-vado; de lo contrario, es otro golpe aún másbajo a su autoestima.

Una mamá llevó a su hija a cortarle el pelo,y la persona que iba a cortar el pelo a la niña lepreguntó antes a la mamá: ¿Cuánto le corto?La mamá respondió: Dos dedos. –La niña co-menzó a llorar y gritó: ¡Mis dedos no, por favor!


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Hablemos un poco de sexo

Sí, efectivamente: de sexo. Hay que hablar sólo

un poco, pues por lo general los padres piensanque debe haber una edad en la que es necesariohablar de sexo con los niños, y ese día quierensoltarles toda la “sopa”, y encima esperan a quequede bien comprendido, además de que semuestran muy interesados durante el sermón.

Esto me hace recordar un chiste donde lle-ga un papá y le dice a su hijo que ya es hora dehablar de sexo con él, y el niño le responde que

está de acuerdo, que le diga qué es lo que quie-re saber. Aunque parezca un chiste, en la realidad su-

cede que cuando los papás se deciden por fin ahablar de sexo con sus hijos, los niños ya sabenbastante pues escucharon un poquito por ahí yotro por allá, y lo más seguro es que la informa-ción que obtuvieron no fue de buenos métodosinformativos.

Cuando los niños están listos para entender

algo, ellos empiezan a preguntar y por esto hay


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que tener mucho cuidado de contestar únicamen-te lo que el niño preguntó, y no querer aprove-char para hablar de más, pues corremos el ries-go de confundirlos y sobre todo, de aburrirlos.

El responder a sus preguntas con la verdady con tranquilidad, les dará la confianza paraseguir preguntando más adelante.

Por lo tanto, hay que contestar únicamente

lo que nos preguntaron y con calma.De esta manera hablaremos poco de sexo,

pero en repetidas ocasiones.


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Cómo prevenirun abuso sexual

Es muy difícil advertir a un niño pequeño so-bre el peligro tan grave de un abuso sexual, pueslo niños pequeños no tienen malicia y lo másseguro es que no lo comprenderán.

Así que, una manera fácil de enseñarle aun niño a respetar y cuidar su cuerpo de losdemás, es explicándole que cuando va a na-dar a una piscina, su traje de baño principal-mente debe cubrir sus genitales, además de

que cuando nos bañamos debemos cerrar lapuerta y que esto se debe a que nadie tienederecho de tocar o ver las partes íntimas denuestro cuerpo.

Es de suma importancia dejarle bien claroal niño que siempre nos debe decir cuando al-guien trate de abusar de él y que sea como seano nos vamos a enojar con él; pero sobre todo,que lo vamos a proteger.

Hay que informarle al niño cuándo está jus-

tificado que alguien vea sus genitales, como en


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el caso del pediatra o cuando alguna personaesté a su cuidado, que por supuesto debe seralguien de nuestra total confianza.

Esto me hace recordar la preocupación quetienen muchos padres cuando notan el hechode que sus hijos pequeños tocan frecuentemen-te sus genitales.

En un principio los niños tocan sus genitales

porque están descubriendo su cuerpo, esto esnormal y pasajero.

En los genitales hay gran cantidad de termi-naciones nerviosas y es muy factible que los ni-ños experimenten cierto bienestar al tocarlos.Esta sensación nada tiene que ver con el placersexual que experimentan los adultos.

Cuando un niño se chupa el dedo o enredasu pelo en los dedos, acaricia una almohadita

que no suelta para nada o toca sus genitales, esexactamente por la misma razón: el deseo deexperimentar una sensación de bienestar y tran-quilidad.

Podemos ver con toda calma que un niño sechupe el dedo o se enrolle el cabello en los de-dos, pero cuando lo vemos tocar sus genitales,casi nos da un infarto y como ya lo dije: es total-mente normal, tanto en una cosa como en la otra.

Sin embargo, cuando un niño toca sus geni-

tales con mucha frecuencia y esta situación si-


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gue presentándose por un periodo mayor a tresmeses, no debemos dejarlo pasar por alto, noes normal el hecho de que el niño tenga tantanecesidad de experimentar esa sensación debienestar y tranquilidad que esto le produce,pues esa sensación de bienestar el niño debeencontrarla en su medio ambiente y esto signi-fica que en su entorno no la está encontrando.

Les sugiero tratar de distraer al niño cuan-do lo vean tocando sus genitales con alguna ac-tividad en la que ocupe sus manitas y expresar-le afecto cuando esté tranquilo –esto ya loexpresé más ampliamente en el tema de afecti-vidad.

Y como todo tiene un límite, aquí finalizaeste libro y también es bueno saber que su la-bor como papás tiene también un límite, pues

hay cosas que aunque quieran ser muy buenospadres, no están en sus manos. Aquí les va lamejor recomendación que yo les puedo dar.Mucho ojo, presten mucha atención a lo siguien-te:

“Todo lo que no está en sus manos, déjenloen manos de Dios”.


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Mini anécdotas

Lo que a continuación presento, son algunos

recuerdos de comentarios de los niños con losque he trabajado, o simplemente de algunos demis sobrinitos:

***Una abuela preocupada de que su nieto, de tresaños de edad, se negaba rotundamente a asistira clases de natación, le contó una historia quetrataba sobre un niño que había caído de un

pozo de agua y que por no saber nadar, no habíapodido sobrevivir.Cuando la abuela terminó el relato, le pre-

guntó a su nieto: ¿Verdad que es muy necesariosaber nadar? Y el nieto contesto: ¡Mejor quetapen los pozos!

*** A mi consultorio asistía un niño con problemasde dicción; al hablar sustituía la ‘r’ por la ‘l’. Un

día llegó vestido como vaquero del Oeste: cami-


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sa, pantalón y botas vaqueras, un pañuelo ama-rrado al cuello y dos pistolas de juguete. Al ver-lo llegar, yo exclamé: ¡Mira qué vaquero tan gua-po! Y agregué que de seguro había dejado sucaballo amarrado allá afuera; él me contestó:No, ¡me “tlajo” mi mamá en el calo!

***

Un día un pacientito me comentó que al siguien-te día iría al jardín de niños disfrazado de árbolpor motivo del inicio de la primavera, y agregóque iba a tener mucho cuidado de que “peque”,su perrito, no lo viera vestido así porque deseguro iba a querer hacer “pipí” en sus pies.

***Un día escuchaba a dos niños conversar, y el

primero de ellos dijo: ¡Me compraron zapatosnuevos! –Al mismo tiempo mostraba sus relu-cientes zapatos y el segundo de ellos contestó:¡A mí también, pero ya se me pusieron viejos!

***Un día conversaba con mi auxiliar durante unpequeño descanso, y ella me comentó que pron-to contraería nupcias y que su novio se llamaba“Barusha”. Mientras platicábamos ninguna de

las dos nos percatamos de que uno de los pacien-


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titos –de once años de edad– nos escuchaba aten-tamente, pero fue hasta que terminó el turnode Lucía –la auxiliar–, que este niño me pre-guntó cómo había dicho Lucía que se llamaba sunovio. Yo respondí que “Barusha” y él me pre-guntó:

¿Por qué le pusieron ese nombre tan feo?¿Qué acaso es un hijo no deseado?

***Un niño le dijo a otro –quien estaba haciendoalgo indebido– que Dios castiga y el otro le con-testó que sí, pero que también perdona.


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del Programa Editorial de Gobierno del Estado de Chihuahuase terminó el 23 de marzo del 2010

en Talleres Gráficos de Gobierno del Estado de Chihuahuacalle Cuarta 3013, Chihuahua, Chihuahua

La edición consta de 1 000 ejemplares

Coordinadora editorial:Gisela Franco Deándar

Edición y diseño:Leticia Carrillo Girón

Gilberto Balderrama Miranda

Corrección de estilo:Claudia Saldaña León

María Isabel Mena Acosta


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