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Artigrama, núm. 27, 2012, pp. 227-258. ISSN: 0213-1498 Fotografía y memoria de Aragón en la colección fotográfica de Patrimonio Nacional Reyes Utrera Gómez* Resumen Conscientes de la importancia y posibilidades que el legado fotográfico de cada territorio español aporta a la historia y conocimiento de cada una nuestras regiones. La principal inten- ción de este artículo es sacar a la luz todos los repertorios fotográficos alusivos a las tierras de Aragón que se custodian en el Archivo General de Palacio. El conjunto de este corpus grafico se resume en cinco grandes bloques temáticos: el Pilar, los viajes reales, el patrimonio monumental y vistas, los temas militares y las obras públicas, entre los que discurren los nombres de grandes figuras de la fotografía española y europea. Palabras clave Aragón, fotografía, monarquía, devoción mariana, patrimonio monumental, ejército. Abstract Aware of the importance and possibilities that the photographic legacy of every spanish territory contributes to the history and knowledge of each one our regions. The main intention of this article is to extract to the light all the photographic works alluding to the lands of Aragon that preserves in the General File of Palace. This graphical ensemble is summarized in five thematic blocks: the Pilar, royal trips, monumental heritage and views, military topics and civil engineering works, among which we can find the main names of the Spanish and European photography. Key words Aragon, photography, monarchy, marian devotion, monumental heritage, army. * * * * * El legado fotográfico de cada territorio español constituye un patri- monio enormemente valioso de relación con su pasado. Conscientes de la importancia y posibilidades que éste aporta a la historia y conocimiento de cada una nuestras regiones, es nuestra intención dar a conocer todos los repertorios fotográficos alusivos a las tierras de Aragón que se custodian en el Archivo General de Palacio. Este sugestivo corpus se resume en cinco bloques temáticos: el Pilar, los viajes reales, el patrimonio monumental y vistas, los temas militares y las obras públicas, entre los que discurren los nombres de grandes profesionales de la fotografía española y europea. * Conservadora de la Colección Fotográfica de Patrimonio Nacional, Archivo General de Palacio, Palacio Real de Madrid.

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Fotografía y memoria de Aragón en la colección fotográfica de Patrimonio Nacional

Reyes Utrera Gómez*

Resumen

Conscientes de la importancia y posibilidades que el legado fotográfico de cada territorio español aporta a la historia y conocimiento de cada una nuestras regiones. La principal inten-ción de este artículo es sacar a la luz todos los repertorios fotográficos alusivos a las tierras de Aragón que se custodian en el Archivo General de Palacio. El conjunto de este corpus grafico se resume en cinco grandes bloques temáticos: el Pilar, los viajes reales, el patrimonio monumental y vistas, los temas militares y las obras públicas, entre los que discurren los nombres de grandes figuras de la fotografía española y europea.

Palabras clave

Aragón, fotografía, monarquía, devoción mariana, patrimonio monumental, ejército.

Abstract

Aware of the importance and possibilities that the photographic legacy of every spanish territory contributes to the history and knowledge of each one our regions. The main intention of this article is to extract to the light all the photographic works alluding to the lands of Aragon that preserves in the General File of Palace. This graphical ensemble is summarized in five thematic blocks: the Pilar, royal trips, monumental heritage and views, military topics and civil engineering works, among which we can find the main names of the Spanish and European photography.

Key words

Aragon, photography, monarchy, marian devotion, monumental heritage, army.

* * * * *

El legado fotográfico de cada territorio español constituye un patri-monio enormemente valioso de relación con su pasado. Conscientes de la importancia y posibilidades que éste aporta a la historia y conocimiento de cada una nuestras regiones, es nuestra intención dar a conocer todos los repertorios fotográficos alusivos a las tierras de Aragón que se custodian en el Archivo General de Palacio. Este sugestivo corpus se resume en cinco bloques temáticos: el Pilar, los viajes reales, el patrimonio monumental y vistas, los temas militares y las obras públicas, entre los que discurren los nombres de grandes profesionales de la fotografía española y europea.

* Conservadora de la Colección Fotográfica de Patrimonio Nacional, Archivo General de Palacio, Palacio Real de Madrid.

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Es conocido que la fotografía llegó a Zaragoza dos años antes al re-conocimiento público de la nueva técnica por Daguerre, de la mano del pintor zaragozano José Ramos Zapetti, cuando en 1837, había logrado fijar unas cuantas imágenes en una plancha de cobre con la ayuda de una cámara oscura, con un procedimiento sorprendentemente similar al reconocido por Daguerre.1 A partir de entonces fueron muchos los fotógrafos que se fueron instalando en la capital aragonesa y los que por ella pasaron de modo ambulante, en su mayor parte procedentes de la vecina Francia, recorriendo las provincias de España con sus bártulos fotográficos a cuestas.

Aunque es cierto que Aragón no tenía en los itinerarios de viaje al uso por la España del siglo XIX el lugar privilegiado de Andalucía o Castilla, en cualquier caso ocupaba una posición propia en los intereses e itinerarios de los viajeros decimonónicos. Por un lado la fascinación que suscitaba el heroísmo de los sitiados en la capital aragonesa durante la invasión fran-cesa, constituyó sin duda alguna un ingrediente más, del renovado interés por España que impregnó a la época del Romanticismo. Ello coligió que muchos viajeros decimonónicos se acercaran a Zaragoza con la actitud reverencial y mitificadora de quienes iban a observar y tocar las huellas de sucesos épicos.2 También es indudable que sus escenarios naturales convirtieron a esta región en un espacio capaz de suscitar las más diversas impresiones paisajísticas, e incluso hizo, como veremos más adelante en las imágenes de Maurice Gordon, que los Pirineos fuera cobrando destacada importancia para los viajeros amantes de la montaña. Por último es im-portante constatar la atracción que desde Zaragoza ejercía la tan remota y rica tradición religiosa de diecinueve siglos, asentada en el primer templo mariano de la cristiandad, custodio del Pilar, base firme de las creencias religiosas del pueblo aragonés y de la propia identidad española.

El Pilar

La devoción al Pilar entendida como elemento inherente a la identi-dad aragonesa y española, ha vinculado a la Monarquía española con esta advocación a lo largo de toda la Historia. Desde siempre las crónicas han

1 Sougez, M.-L., Historia de la Fotografía, Madrid, Cuadernos de Arte Cátedra, 1999, p. 211.2 La defensa que hicieron los zaragozanos no sólo impuso a los franceses, sino que asombró a todas las

naciones extranjeras. En Londres, San Petesburgo, Berlín, Varsovia y Viena se hablaba con entusiasmo de los sucesos que la fama iba divulgando; no pudiendo concebir como una ciudad abierta, sin más baluarte que los pechos de sus habitantes, habían hecho frente a unas huestes que acababan de arrollar a los ejércitos más aguerri-dos (Historia de los sitios que pusieron a Zaragoza en los años 1808 y 1809 las tropas de Napoleón, Zaragoza, D.G.A., 1988, edición facsimilar de la de 1830-1834, p. 22).

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registrado las visitas personales de los reyes al Santuario y su generosidad en las ayudas al templo. Es precisamente en este contexto en el que situa-mos las excepcionales imágenes de uno de los pioneros y más arraigados profesionales de la fotografía aragonesa, Manuel Hortet y Malala, autor de una de las más exquisitas e interesantes obras de la colección real además de ser una de las primeras tomas fotográficas realizadas a Nuestra Señora la Virgen del Pilar [fig. 1].

La razón de su realización la encontramos en el año 1863, cuando el gran arzobispo cardenal García Gil promovió la conclusión de las obras del templo y se acabaron las capillas y cúpulas, sobre todo la gran cúpu-la central, y todo ello se hizo bajo patrocinio real, con el rey consorte Francisco de Asís, como presidente de dicha Junta de Obras. Con este motivo el Cabildo del Pilar adquirió el compromiso con Hortet para que fotografiase la imagen de la Virgen del Pilar y copiase mil ejemplares. Al año siguiente el propio Cabildo regalaba a los Reyes una composición fotográfica que registraba la magnífica imagen de Ntra. Sra. del Pilar y á su alrededor en mas pequeños cuadros perfectamente fotografiados todos los grupos religiosos e imágenes que contienen las medias naranjas y ángulos de las mismas que rodean la santa capilla.3

El cabildo de esta santa Iglesia Metropolitana, poseído del mas vivo y profundo reconocimiento a los repetidos y tan señalados favores, que VM se digna dispensar a esta su Santa Iglesia, y particularmente al Templo de Nuestra Señora del Pilar, según lo tiene acreditado en tantas ocasiones, y sobre todo en su Real decreto de 14 de junio último, por el cual se sirve declararse protectora de las obras que se ejecutan en el mismo; y nombrar a su Augusto Esposo Presidente de la Junta encargada de llevarlas a su debida conclusión. El Cabildo obsequia las adjuntas fotografías de los bocetos de los frescos, que adornan las bóvedas y cúpulas del Cuadro de la Santa Capilla de la Virgen, que respetuoso se atreve a ofrecerle, como un medio de satisfacer la acendrada devoción de VM, como presente digno.4

Este valioso regalo llegó al palacio real acompañado de un ejemplar exquisitamente encuadernado en piel roja con orla de encaje y escudo central en hierros dorados, con guardas en moaré color marfil, bajo el título Noticia de los artistas que ejecutaron (sic) las pinturas originales o bocetos existentes en el Santo Templo del Pilar de Zaragoza, cuyas copias fotografiadas con su numero respectivo y asunto que cada una de ellas representa, aparecen en el adjunto cuadro.5 En él se detallan página a página con pulcra caligrafía enmarcada por orla también caligráfica, la información relativa a cada una

3 El Correo de Aragón, (21-IX-1864).4 Archivo General de Palacio [A.G.P.], RI2, C.8722, Exp. 5: Fotografías de los frescos de la

capilla del Pilar, remitidas por el cabildo de Zaragoza.5 Real Biblioteca [R. B.], II/3414.

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de las fotografías enumeradas según aparecen en el mosaico fotográfico.6

En 1868 Hortet consiguió una Mención Honorífica de la Exposición Aragonesa por las reproducciones de la Virgen del Pilar. Años más tarde, en 1880, con motivo de la cele-bración de la primera peregri-nación mariana, se incremento la producción de estampas, y la fotografía le toma el testigo en su papel difusor de la devo-ción, lo que generó un amplio merchandising fotográfico rela-cionado con la iconografía de la Virgen del Pilar, al que no fue ajeno el establecimiento de Hortet. El AGP conserva una interesante aunque escasa muestra de la variedad icono-gráfica con que las obras grá-ficas tratan este tema, donde encontramos a la imagen actual

que se venera en la Santa Capilla, la representación en grabado del ta-bernáculo diseñado por Ventura Rodríguez, y detalle de los interiores del templo. Fue en estas fecha de 1880 cuando Hortet consiguió la dig-nidad de Fotógrafo de la Real Casa, gracias a la mediación del senador por Teruel, don Felipe Cascajares y Azara,7 convirtiéndose en el primer

6 Nº 1: Regina Apostolarun, de Francisco Bayeu; Nº 2: Varios mártires en la Gloria, de Francisco de Goya; Nº 3: La Virgen en Gloria con San Pedro y San Pablo y otros Santos, de Francisco de Goya; N º 4: Regina Confesorum, copia de Ramón Bayeu del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 5: la Coronación de la Virgen, de Francisco Bayeu; Nº 6: La Venida de Nuestra Señora, de Antonio González Velázquez; Nº 7: La fábrica de la Santa Capilla, de Antonio González Velázquez; Nº 8: Las Santas Vírgenes, copia de Ramón Bayeu, del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 9: Noé y demás patriarcas, copia de Ramón Bayeu, del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 10: Regina Prophetarum, de Francisco Bayeu; Nº 11: Varios Santos en Gloria y Santa Gloria, copia de Ramón Bayeu, del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 12: Regina Patriarchorum, copia de Ramón Bayeu, del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 13: Regina Virginum, copia de Ramón Bayeu, del original de su hermano Francisco Bayeu; Nº 14: Regina Sanctorum Omnium, de Francisco Bayeu; Nº 15 y 18: La Obediencia, de Ramón Bayeu; Nº 16 y 19: La Pobreza, de Ramón Bayeu; Nº 17 y 21: La Esperanza, de Ramón Bayeu; Nº 20 y 22: La Religión, de Ramón Bayeu.

7 A.G.P., AG, leg. 5.295.

Fig. 1. Pinturas originales o bocetos realizados por Francisco de Goya, Ramón y Francisco Bayeu y

Antonio González Velázquez para la Santa Capilla de la Basílica del Pilar. Manuel Hortet, 1863.

Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.159.698.

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fotógrafo afincado en Zaragoza que ostentó dicho título.Con motivo de la celebración del Segundo Congreso Católico cele-

brado en Zaragoza en 1890, llega a palacio un interesante positivo a la albúmina dedicado a la Reina Regente en recuerdo del mismo, y encon-tramos en él a la Virgen del Pilar como centro de una composición orlada con los retratos de las principales autoridades eclesiásticas asistentes al mismo.8

En pleno siglo XX el reconocido fotógrafo afincado en Zaragoza, Ángel Jalón nos deja otra singular semblanza de esta venerada advocación, en la que se puede leer a sus pies la curiosa leyenda de Único retrato exacto a tamaño natural de la Venerada imagen de Nuestra Señora del Pilar Obtenido fotográficamente por Ángel Jalón. En esta inscripción encontramos la estela de las estampas devocionales de los siglos XVII y XVIII que comenzaban su leyenda advirtiendo que eran el “verdadero retrato…”, “verdadera efigie”, “retrato verdadero”, etc… haciendo constar que se trataba de una copia verdadera de la imagen original. En la prensa de la época el fotógrafo publicitaba la singular imagen de la Virgen a tamaño natural por el precio de 10 pesetas, junto al mejor retrato del Excelentísimo General Franco.9

Consecuencia de la adhesión de la corona a esta devoción y de sus reiteradas visitas a su Basílica, se conservan diferentes tomas que constitu-yen interesantes testigos gráficos de los diferentes pasos por lo que pasa la conclusión definitiva de sus obras, proyectada por Ventura Rodríguez y que afecta a las cúpulas y a las torres exteriores. La Basílica del Pilar está considerada sin lugar a dudas como el icono visual más importante de la capital aragonesa, por el gran efectismo de su juego de cúpulas que en contraste con la sobriedad de sus muros, diseña el perfil más característico de la ciudad de Zaragoza. La primera vista nos la proporciona Clifford en 1860, en ella solamente se constata la existencia de la torre del ángulo suroeste, posteriormente ya en el siglo XX, encontramos en 1903, la cu-riosa maqueta realizada por Ricardo Magdalena para uno de los faroles del famoso Rosario de Cristal en los que se puede contemplar la silueta definitiva del templo. En 1908 el fotógrafo José Bueno regaló a la reina Victoria Eugenia como modesto recuerdo de su estancia en Zaragoza una bonita vista en la que ya se muestran erguidas sus dos torres, que también se recogen en los repertorios del fotógrafo Mora Insa, a los que más ade-lante aludiremos, y en las pictorialistas tomas del fotógrafo Cepero. Pero no será hasta 1961 cuando al hilo de la clausura por parte del Jefe del Estado Francisco Franco y su esposa, del V Congreso Eucarístico, volvamos

8 A.G.P., nº 10.205.183.9 ABC, (Madrid, 24-XI-1936).

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a este escenario de la mano del ilustre fotógrafo Campúa, no obstante en sus interesantes secuencias de esta celebración religiosa no se pueda constatar la conclusión de las cuatro torres y el final de las obras por la parcialidad de la toma con que se registra la Basílica.

Los viajes reales

El conocimiento directo de cada uno de los territorios sobre los que los reyes ejercen su soberanía es uno de los aspectos más útiles para su go-bierno. La reina Isabel II, consciente de ello, inició una campaña de viajes oficiales por todas las regiones españolas, que ya en la época generó una abundante literatura en forma de crónicas,10 y también en la actualidad ha sido motivo de estudio por parte de diferentes autores.11 En estos despla-zamientos, la corona hizo uso de la fotografía para tratar de ofrecer una imagen de modernidad acorde con los nuevos tiempos. La importancia que se dio ya desde entonces al hecho fotográfico lo podemos ver perfectamente en las series de fotografías que desde Palacio se encargaban para confeccio-nar los álbumes oficiales de dichas visitas. Así dentro de esta series y bajo el título del álbum Recuerdos fotográficos del viaje de SSMM y AARR a las Islas Baleares, Cataluña y Aragón encontramos de la mano del fotógrafo británico Charles Clifford las imágenes más antiguas que conservamos sobre la ciu-dad de Zaragoza, también consideradas por los expertos en coleccionismo fotográfico como las primeras que se conocen de esta capital.

Estas fotografías se encuentran insertas en un álbum con encuader-nación de piel propia de la época, que custodia los positivos originales de papel a la albúmina pegados sobre páginas de cartón litografiadas con la corona real e identificados mediante etiqueta explicativa a pie de foto. Herrero de Collantes señala como Clifford mediante la cámara fotográfica, contribuye a la misma finalidad política de hacer auténticos y más fáciles, por su colaboración con la prensa periódica, los testimonios de los viajes regios. Dentro de la modestia de su cargo en España, fue quien primeramente pudo titularse Fotógrafo de Su Majestad.12 En relación con ello debemos aclarar sin embargo que a pesar de que no se conserva en el Archivo General de Palacio el nombramiento de Charles Clifford como fotógrafo de Cámara, ciertamente si desempeñó el cargo de fotógrafo oficial de

10 Flores, A., Crónica del viaje de Sus Majestades y Altezas Reales á las Islas Baleares, Cataluña y Aragón, en 1860, Madrid, Imprenta de M. Rivadeneyra, 1861.

11 Riego, B., “Imágenes fotográficas y estrategias de opinión pública: Los viajes de Isabel II por España (1855-1866)”, Reales Sitios: Revista del Patrimonio Nacional, 139, Madrid, 1999.

12 Herrero de Collantes, M., Viajes oficiales por España de Isabel II, (Discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia), Madrid, 1950, pp. 84-85.

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la Real Casa, por deseo expreso de la reina Isabel II desde 1853 hasta su fallecimiento en 1863, de ello dan fe los numerosos encargos que realizó para la Real Casa. Son doce las imágenes que Clifford13 tomó de los lugares y monumentos zaragozanos visitados por los Reyes durante los días 7 y 13 de octubre de 1860. De entre todas ellas solamente en una de las tomas, registró con su cámara la presencia de lugareños.14 Y es en ella donde encontramos la Carroza de la Agricultura de la vistosa cabalgata histórica, organizada por el Ayuntamiento de la ciudad, con que se dio la bienvenida a los Reyes [fig. 2]. Y en la que un grupo de jóvenes labradores y aldeanas, ataviados con sus atuendos regionales, cantaban al son de la alegre música, tal y como nos describe el cronista Flores en su relato de los hechos.15 Hernández Latas incide en el interés documental de esta toma al constituir el documento fotográfico más antiguo sobre la indumentaria aragonesa conocido hasta la fecha.16 A la entrada triunfal con que se homenajeó a los Reyes, Clifford dedica otras dos vistas en las que nos muestra una arquitectura efímera en forma de templete neoárabe erigido en el Coso por la Diputación, Junta provin-cial de Agricultura, Industria y Comercio y cuerpo de Comerciantes e Industriales,17 y una vista en perspectiva del principal escenario por el que sucedió la cabalgata histórica. El fotógrafo recoge una excelente vista del Paseo de la Independencia, engalanado con guirnaldas, arqui-tecturas efímeras y mástiles con banderolas. Esta imagen nos resulta especialmente interesante por diversos motivos. En primer lugar nos centramos en una espacio emblemático de la capital zaragozana, ligado

13 A.G.P., Histórica, Caja nº 269: Cuenta de las obras hechas en el viaje de SSMM por sus Reales Ordenes y comunicados por el Señor Don Antonio Flores a Clifford: Álbum fotográfico de Vistas de los sitios y monumentos principales visitados por SSMM a Villena, Alicante, Islas Baleares, Barcelona, Monserrat, Larrapa, Lérida, Manresa, Zaragoza y Guadalajara

56 láminas ........................................................................................................................2,240.19 copias de id sobre cartón Bristol, 1064 vistas ..................................................................42,540.Pagado por la encuadernación de las 20 copias .....................................................................3,020.Una colección sin encuadernar .............................................................................................2,240.Id por la portada y 2º cartones ................................................................................................200.

50,260.Pagado para grabar la corona y estampar la, y grabar y estampar y enrollar las etiquetassobre los 1.120 ejemplares ....................................................................................................3,360.Pagado los gastos del viaje con dependiente y equipaje de la maquina a los dichos puntosdel viaje de SSMM .............................................................................................................13000.

66,620 reales.14 A.G.P., nº 10.160.075.15 Crónica del viaje de sus majestades y Altezas Reales a las Islas Baleares, Cataluña y Aragón en 1860,

escrita por orden de Su Majestad la Reina por Don Antonio Flores, Madrid, Imprenta y estereotipia de Rivadeneira, 1861.

16 Reyes de Aragón: Soberanos de un País con futuro: Ramiro I-Juan Carlos I (1035-2011), Zaragoza, Gobierno de Aragón-IberCaja, p. 422.

17 A.G.P., nº 10.160.073.

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Fig. 2. Un carro del cortejo de Isabel II. Charles Clifford, 1860. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.160.075.

Fig. 3. Paseo de la Independencia engalanado para la visita real. Charles Clifford, 1860. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.160.065.

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a las destrucciones que los Sitios de 1808 y 1809 produjeron en la ciu-dad, y reconstruido siguiendo el concepto de ensanche, en imitación a los modelos urbanísticos parisinos. Además ofrece el interesante testigo de la única fuente que hasta el año 1862 vertía sus aguas en la capital aragonesa y que fue erigida en honor de la Reina Isabel II con motivo de su jura como princesa heredera en 1845. Esta fuente desempeñó un importante papel en el suministro de agua a la ciudad, desde el Canal Imperial, y era conocida como la fuente de la Princesa o de Neptuno, haciendo también honor a la magnífica escultura de Tomás Llovet. En el año 1902 se procedió a su desmontaje para que en este espacio figurase el Monumento a los Mártires del arquitecto Ricardo Magdalena y el escultor Agustín Querol. La única animación de la toma se adivina en algunas de las sombras fantasmales, propias de la todavía escasa fotosensibilidad de la técnica de colodión húmedo, y en el magnífico efecto del agua de los surtidores de la fuente de Neptuno [fig. 3], y en el detalle de las dos grandes escaleras de tijera situadas junto a los mástiles, que da idea de que el fotógrafo toma la imagen cuando se está terminando de ultimar la ornamentación de la vía pública. El resto de las imágenes reproducen por una parte vistas de edificios civiles como el patio de la Casa Infanta o la Puerta de los Gigantes, y emblemáticos de la ciudad como es la que dedica a la Torre Nueva, célebre por su inclinación, derribada en 1893, y de la que hoy tan sólo queda una marca en el pavimento del períme-tro de la torre y una escultura de un muchacho que la contempla desde el suelo como si aún existiese. En ella encontramos además el curioso hecho del añadido a tinta de unas pocas golondrinas en torno al tejado de dicha construcción.18 Y por último de especial significación es el re-gistro de la rica tradición religiosa zaragozana, plasmada en los grandes monumentos de la ciudad, aspecto éste sobre el que es necesario matizar como Clifford posa su personal mirada componiendo un relato fotográfi-co que recoge la auténtica y más profunda esencia de España. No podía dejar de detenerse por tanto ante majestuosa Basílica de Nuestra Señora del Pilar, icono de la capital zaragozana, y más en aquellos días en que se celebraba su festividad, ni ante la fachada del famoso monasterio de Santa Engracia, única parte del convento que sobrevivió al ataque de las tropas francesas durante los Sitios de Zaragoza, cuyos preciosos detalles platerescos son dignos de figurar entre los mejores ejemplos de este es-tilo, y más aún cuando allí se guardaba la fe de los siglos, en las cenizas de los innumerables mártires del cristianismo que fueron sacrificados

18 Lee Fontanella aventura que antes de la fecha del viaje, en torno a 1856 Clifford pudo haber realizado esta toma.

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por el emperador Daciano. Las imágenes de Clifford que registran vistas de la ciudad no alusivas a la estancia regia, fueron también recogidas y publicadas por entregas en el Álbum Monumental,19 publicado en 1865 a instancias de D. José Sala y Sardá, y concebido como compendio de la riqueza arquitectónica española, y que constituye el legado póstumo de Charles Clifford, y un verdadero monumento fotográfico, que por pri-mera vez dio a la fotografía la alternativa a las colecciones de estampas que se habían viniendo componiendo en las décadas anteriores.

Aunque el rey Alfonso XII visitó Zaragoza en 1875, 1878 y 1883 no ha llegado a nuestros fondos vestigio fotográfico alguno de ellas. El pano-rama gráfico cambia por completo en el reinado de Alfonso XIII como consecuencia de los avances fotográficos proporcionados por la patente por Richard Maddox, de la técnica fotográfica del gelatino-bromuro, y la generalización del comercio de las nuevas placas secas que marcaron la nueva deriva del reporterismo fotográfico, en busca de la ya posible ins-tantánea fotográfica. De las seis visitas que realizó Alfonso XIII a Aragón durante su reinado conservamos testimonio gráfico de las cuatro que tuvieron lugar en 1903, 1906, 1908 y 1923.

La primera estancia del entonces joven rey Alfonso XIII, recién coronado, en tierras aragonesas, tuvo lugar entre los primeros días de septiembre de 1903 en compañía con los Príncipes de Asturias, con mo-tivo de su viaje por el norte de España, en el que visitó San Sebastián, Echarri, Aranaz, Estella, Logroño, Jaca, Huesca, Zaragoza, Valladolid, Coscurita, Soria, Palencia, Medina e Irún. De este primer encuentro real con las tierras de Aragón se conservan varios reportajes. El primero de ellos atribuido al fotógrafo Manuel Asenjo,20 quien en su condición de cronista gráfico del periódico ABC y de la revista Blanco y Negro, registra en ocho instantáneas de escasa calidad la singular fisonomía del primer panteón real de la monarquía aragonesa. A pesar de que no encontramos en la secuencia de imágenes del Monasterio de San Juan de la Peña la presencia regia, las crónicas de la época dan suficiente información so-bre ella, siendo preciso reconocer además la importancia de esta visita, ya que desde el siglo XIII, ningún otro rey aragonés o de los reinos de España había vuelto a subir a él. Algunas de las imágenes presentan un desvaimiento severo, no obstante se consigue apreciar en ellas detalles del tesoro de los capiteles de su insólito claustro, cobijado por el enorme saledizo de la caverna, además casi todas ellas están animadas con el po-

19 La Real Biblioteca custodia cuatro volúmenes encuadernados de esta colección, con la signatura: VIII/6511, VIII/6512, VIII/6513 y VIII/6514, nº 10.202.976 a 10.202.988.

20 A.G.P., nº 10.144.776 a 10.144.796.

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sado de varios excursionistas. Asenjo nos ha dejado también una docena de vistas de la estancia de la familia real en la ciudad de Jaca, en las que se aprecian las muestras de simpatía con que fue acogida la visita regia y el carácter festivo que predominó esos días en la localidad montañosa, con presencia de lugareños en torno a las arquitecturas efímeras erigidas para la ocasión. Quedó también registrado como el espectáculo más so-lemne de la estancia en Jaca la misa de campaña celebrada en el cuartel de Infantería [fig. 4]. La documentación encontrada en el AGP21 da fe de la ímproba labor del reportero Asenjo desarrollada en el seguimiento de la familia real por toda la geografía española, siguiendo a la comitiva permanentemente para llegar a tiempo y dar reseña gráfica de todos los detalles de los numerosos desplazamientos. Al extremo que dos años más tarde solicitaba dicho reportero, el apoyo real para poder hacer uso del nombramiento de fotógrafo de la Real Casa con el uso del escudo de las armas reales, en su nuevo establecimiento que pensaba inaugurar en Alicante, alejado ya de la agitada vida de la capital de España.

En la misma estela iconográfica se encuadra el cuadernillo postal de los sucesores de Laurent, que recogen la presencia regia en la ciudad de Huesca.22 Encontramos aquí el particular uso de la tarjeta postal como instrumento propagandístico, lanzando la imagen del rey Alfonso XIII por los diferentes pueblos de España una vez alcanzada su mayoría de edad.

Al fotógrafo toledano Lucas Fraile se debe la presencia en nuestros fondos del suntuoso álbum sobre visita del Rey Alfonso XIII a Zaragoza en Octubre de 1903, que fue objeto de un curioso litigio.23 Las diferentes cartas que conservamos dan fe de los desencuentros ocasionados entre el fotógrafo y el Duque de Sotomayor, con motivo de la presentación de este repertorio. Para hacerla efectiva el fotógrafo había solicitado una audien-cia con el rey, que debido a su agenda no llegó a ser posible. Lucas Fraile prefirió no esperar a la fecha que se le proponía, y evitar así el retraso de la entrega que hizo efectiva inmediatamente. La respuesta de la Casa Real a este obsequio fue una nota de agradecimiento del rey a través de su mayordomo Mayor el Duque de Sotomayor. La controversia llegó al hilo de la carta que a continuación remitió al rey Lucas Fraile en un tono de cierta insolencia, indicando que había realizado el referido álbum por

21 A.G.P., AG, leg. 5.286.22 A.G.P., nº 10.143.494, 10.143.495, 10.143.496, 10.143.497, 10.143.498, 10.143.499 10.143.500,

10.143.501. Conjunto de 12 tarjetas postales realizadas con motivo de la visita de Alfonso XIII a Huesca, con imagen final en blanco y negro, presentadas en un sobre color marfil con la siguiente inscripción impresa en tinta negra: “HUESCA / Visita de S.M. el Rey y de SS.AA.RR. los / Serenísimos Príncipes de Asturias / 7 de Septiembre 1903 / Obsequio”.

23 A.G.P., RA13, Caja 8.799, Exp. 4: 1904 Obras artísticas y literarias ofrecidas a S.M. Carta de Lucas Fraile con fecha de 13 de Diciembre de 1904.

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expreso deseo del rey Alfonso XIII, quien durante su visita a Zaragoza le había manifestado que tenía mucho gusto en obtener las fotografías que se hubieran hecho durante su estancia, y sin embargo no había obteni-do, ya pasados diez meses de la entrega, ni protección, ni recompensa ni factura por el trabajo realizado. Al recibo de la impertinente misiva, el Duque de Sotomayor le señalaba también por carta la extrañeza de su pretensión, ya que tratándose de un obsequio ofrecido con insistencia, la regla general del protocolo en esta materia, no era proponer que se le pasara una cuenta por el importe, por lo que le instaba a que recogiera si era su deseo el citado álbum en la Mayordomía de Palacio. Finalmente estos desencuentros se saldaron con el pago de quinientas pesetas por orden del rey, tal y como se desprende de una nota manuscrita de la Mayordomía Mayor.

El litigado repertorio24 presenta una suntuosa encuadernación tole-dana, procedente de la Fábrica de Armas Blancas, realizada en pergamino

24 R.B., fot. 503.

Fig. 4. Jaca. Desfile terminada la campaña. Asenjo, 1903. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.144.796.

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guarnecido con bollones, alguaza, cantonera y cierre de metal plateado sobre fieltro rojo. La portada presenta el escudo y título cuidadosamente iluminados a la acuarela, y en las primeras páginas se incluye la dedica-toria del fotógrafo con reseña en torno a la devoción al Santo Rosario y un índice de las pruebas fotográficas que aparecen pegadas en treinta y dos gruesas páginas de cartón gris oscuro y cantos dorados. Este álbum registra por primera vez al detalle, la piadosa costumbre de la procesión del Rosario de Cristal en obsequio a su excelsa Patrona, y que todavía hoy constituye uno de los actos más relevantes de las fiestas del Pilar, como cada año desde la fundación de la Cofradía en 1889, recorriendo las calles del casco viejo de Zaragoza.

La Cofradía del Santísimo Rosario de Nuestra Señora del Pilar se honraba de tener al rey Alfonso XIII como Hermano Mayor y cada año se le invitaba al solemne Rosario que se celebraba en la tarde del 13 de octubre, y que por su solemnidad y magnificencia constituía una de las notas más interesantes de los festejos de la Virgen. Normalmente el rey confería su representación al Capitán General de Aragón, y en su nombre presidía la procesión que se celebraba en la ciudad con motivo de las

Fig. 5. Palacio Arzobispal. Despacho del Rey. Lucas Fraile, 1908. Archivo General de Palacio

[AGP], nº 10.185.205.

Fig. 6. Monumento de los Sitios por Agustín Querol. Zaragoza. Goñi, 1908. Archivo

General de Palacio [AGP], nº 10.171.212.

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fiestas de la patrona.25 El álbum inmortaliza por primera vez las carrozas y los 15 faroles gótico-bizantinos obra del arquitecto Ricardo Magdalena alusivos a cada uno de los misterios gloriosos, gozosos y dolorosos del Santísimo Rosario, compuestos por vidrieras rojas, verdes y azules trabaja-das al horno, procedentes de la casa Degrand de Burdeos. Se encuentran también en su interior algunas instantáneas alusivas a la Misa de campaña en la Plaza de la Constitución. De singular interés documental resultan las imágenes de las lujosas dependencias del Palacio Arzobispal de Zaragoza, con un mobiliario historicista de gusto barroquizante, que proporcionaba un ambiente cálido a las habitaciones en las que pernoctó el rey. Entre ellas resaltamos el interés de la toma fotográfica de la habitación utiliza-da como despacho por el rey, perfecto testigo del papel utilizado por la fotografía en los albores del s. XX para la decoración de interiores. En ella se puede ver la magnífica reproducción de Hortet de la Virgen del Pilar, además de un retrato de eclesiástico [fig. 5].26

El paso de Alfonso XIII por Zaragoza en 1908, estuvo ligado a uno de los acontecimientos más relevantes para Aragón como fue la celebración del I Centenario de Los Sitios.27 Para la celebración en paz del centena-rio de las guerras que habían enfrentado a España y Francia hacía un siglo, la iniciativa central y que más entusiasmo suscitó de entre todos los eventos, fue la celebración de la Exposición Hispano-Francesa, en la que el Rey Alfonso XIII figuró como Presidente honorario. En ella, aparte de exponer una excelente representación de nuestro patrimonio histórico y artístico, se trató de hacer patente a través de los expositores industrial y agrícola, el desarrollo y adelantos conseguidos por la industria nacional. La participación francesa se consideró como excelente ocasión para es-trechar los lazos de cordial amistad con la nación vecina.

Con ese motivo el rey Alfonso XIII visitó junto a la reina Victoria Eugenia la Exposición Hispano Francesa, evento que marcó un hito en la historia y fisonomía zaragozana. Esta histórica ocasión generó la re-cepción en palacio de una suerte de repertorios fotográficos en torno a la actividad oficial de los Reyes,28 al monumento de Querol a los Sitios,29

25 RA13, Caja 8.761, Exp. 15: contiene las anuales invitaciones que se cursaban a palacio para la designación de su representante en el capitán general para presidir la procesión, desde 1889 hasta 1910.

26 R.B., fot. 503, nº 10.185.205.27 A.G.P., RA13, Caja 8.803, Exp. 41: Nombramiento a Su Majestad el Rey, como Presidente

Honorario de la Junta del Centenario del Sitio de Zaragoza.28 R.B., fot. 717; R.B., fot. 478; A.G.P., nº 10.171.211 a 10.171.115.29 En 1906 se convocó el concurso nacional de proyectos para el monumento zaragozano que

se ubicaría en la plaza de la exposición, y en recuerdo a la generosidad que el escultor Querol había tenido con la ciudad a propósito del Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria, en la plaza de San Francisco, la Comisión de obras del Centenario acordó proponer al Gobierno que

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y sobre todo al minucioso registro de las instalaciones de la muestra Hispano-Francesa, de la mano de uno de los fotógrafos locales de mayor reconocimiento, Ignacio Coyne, designado como fotógrafo oficial de la dicha muestra. Su colección de vistas muestra la espectacularidad de las formas y arquitecturas provisionales de la muestra, obra la mayor parte de ellas del arquitecto municipal y director arquitecto de la Exposición, Ricardo Magdalena, encargado a su vez de la proyección y distribución general de las instalaciones, las infraestructuras y el planeamiento urba-nístico. Las imágenes de los pabellones y entradas efímeras muestran en su audacia ornamental la influencia de la estética modernista, inspirada en el movimiento de la Sezession vienesa al estilo Otto Wagner [fig. 6].

Con el recurrido formato de la tarjeta postal se registraron con de-talle los interiores de las dependencias de la exposición, y gracias a ellas podemos contemplar también del objetivo del mismo Ignacio Coyne la enorme colaboración de la Casa Real con el préstamo de las joyas más significativas de las Reales Colecciones.30 La Concha de ágata, figuras de bronce de Bernini, bustos de pórfido del Salón de Trono; algunos ejem-plares de la serie de cuadros de Juan de Flandes de la Vida de Cristo, piezas relevantes de la Armería, de la Real Capilla; pinturas, mobiliario, y de los patronatos de las Huelgas, Hospital del Rey y de San Lorenzo de El Escorial, todas ellas llevadas por el conservador José María Florit [fig. 7].31

La enorme profesionalidad de los magníficos reporteros gráficos de la época, ya capaces de captar la precisa instantánea fotográfica se hace patente en reportaje de Francisco Goñi.32 En él por primera vez se registra la presencia regia en planos cercanos, en los que se evidencia el regio porte de la Reina de España, que contrasta con la imagen de Alfonso XIII todavía de aspecto pueril [fig. 8].

En los primeros días de diciembre de 1923, de regreso del viaje a Italia y después de su desembarco en Barcelona, los reyes en compañía del General Primo de Rivera visitaron de nuevo en Zaragoza. El reportaje que ilustra esta estancia, no presenta autoría, pero es bastante posible que pertenezcan al objetivo de Duque, que siguió a la comitiva real du-rante este desplazamiento. La utilización de la cámara Leica posibilita el registro de planos cortos, capaces de destacar las expresiones faciales de

fuera encargado el monumento a este afamado artífice. En las fotografías del A.G.P., nº 10.177.993 a 10.178.001 se pueden ver los bocetos de este proyecto.

30 Fotografías procedentes de la documentación de la Secretaría Particular de Alfonso XIII, RA13, Caja 15.502, Exp.2, nº 10.231.613 a 10.231.615.

31 A.G.P., RA.XIII, Caja 8.822, Exp. 1 (Documento con las piezas llevadas de Patrimonio Nacional).

32 A.G.P., nº 10.171.211 a 10.171.120.

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Fig. 7. Sala de la Real Casa con exposición de tapices de Bruselas, armaduras, pinturas y piezas de mobiliario de las Colecciones Reales. Coyne. 1908.

Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.231.613.

Fig. 8. La reina Victoria Eugenia acompañada del arzobispo Soldevilla y Romero al salir de una iglesia en Zaragoza, 1908. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.171.216.

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los monarcas con el mayor detalle, tal como se hace presente en varias de las imágenes [fig. 9].

En este contexto debemos el peculiar registro de esta estancia regia, al fotógrafo aragonés Lucas Cepero,33 pionero de la fotografía aérea y se-guidor de los más novedosos postulados estéticos. Se trata de un exquisito álbum fotográfico dedicado a los Reyes, con once positivos de algunos de los actos oficiales celebrados, entre los que llaman la atención sus curiosos montajes de tipo pictorialista. Al mismo fotógrafo se debe otro repertorio realizado en el mismo año 192334 y también dedicado a los Reyes con motivo de su visita y de las terribles inundaciones que afectaron a varios puntos cercanos a Zaragoza durante el mes de julio, y donde resultó es-pecialmente afectada la localidad de San Juan de Mozarrifar.

33 R.B., fot. 478: A sus majestades los Reyes de España Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia. Recuerdo de la visita de los soberanos españoles a Zaragoza en 3 de diciembre de 1923 ofrenda de cariño y de adhesion de L. Cepero, fotografo.

34 R.B., fot. 67.

Fig. 9. Llegada de los Reyes a la Catedral de Zaragoza, 1923. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.161.108.

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Vistas de parajes y patrimonio monumental de Aragón

La razón de las primeras imágenes que damos a conocer en este ca-pítulo debe encuadrarse en el interés de viajeros naturalistas, y la pasión por la montaña combinada con la inquietud científica, que caracterizó a un movimiento nacido a mediados del siglo XIX bajo la influencia del Romanticismo, y que propició el descubrimiento de los Pirineos Centrales. Las nuevas investigaciones sobre la montaña tuvieron en esta región alpina uno de sus centros más importantes. Ello generó que en la década de 1880 se multiplicaran las excursiones al Pirineo Central. Maurice Gourdon, geólogo, antropólogo, dibujante, fotógrafo y gran pirineista, protagonizó entre 1878 y 1881 las primeras ascensiones a estos parajes montañosos, que hasta entonces sólo había coronado con éxito el alpinista francés F. Schrader. Aunque en un principio ilustraba sus artículos del Anuario de la Asociación de Excursiones Catalanas, de la que era socio, con dibujos realizados por él mismo, ya en las últimas décadas del s. XIX a pesar de la dificultad del transporte de las pesadas cámaras fotográficas en estas complicadas ascensiones, Gourdon fue uno de los pioneros en captar es-tos panoramas privilegiados a través de la fotografía, y es que el Pirineo Aragonés reunía todo el atractivo paisajísticos, y constituía un paraíso para botánicos, geólogos y naturalistas.

Las imágenes de Gourdon se conservan en un exquisito álbum foto-gráfico encuadernado en tafetán encerado imitando piel de color azul, con decoración de hierros dorados de carácter vegetal en las esquinas, y dedicado por el propio fotógrafo al rey Alfonso XII, en su condición de Miembro del Club Alpino Francés. El repertorio está integrado por 28 positivos fotográficos a la albúmina, tomados en estos parajes. De entre ellos una decena registran vistas de los Pirineos aragoneses.35 La visión de la naturaleza pirenaica que nos ofrece Goudon encuadra también en el gusto decimonónico por las vastas perspectivas de la naturaleza, que arranca del vedutismo pictórico del siglo XVIII, y se acentúa nota-blemente en este momento. Este corpus es revelador de cómo para el autor en su condición de científico, la ascensión a esta cordillera era

35 R.B., fot. 311, nº 10.189.280: Glacial de Pasule y falsa cumbre de Posets; nº 10.189.276: Vertiente sureste de la Maladeta vista desde el alto de la Gélade; nº 10.189.277: La hondonada del Marboré en la vertiente española; nº 10.189.278: Las cumbres de los picos de Cylindre, Monte Pérdi-do y Ramond; nº 10.189.279: El monte Arouebo; nº 10.189.280: Glacial de Pasule y falsa cumbre de Posets; nº 10.189.281: vertiente noroeste de la Maladetta y lago de Gourgoutes, vista tomada desde el puerto de la Glère; nº 10.189.282: Vertiente septentrional de los Montes Malditos: el alto de Nèthou y el de la Maladeta. Vista tomada desde el puerto de Bénasque; nº 10.189.283: Huellas del glacial occidental de los Montes Malditos; nº 10.189.284: Los picos de Salvaguardia, puerto de Benasque y la Mina, con el refugio de la Renclusa.

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una necesidad. Las fotografías muestran un panorama privilegiado para el conocimiento de estos parajes desde las cumbres pirenaicas. Permiten la observación de la naturaleza tal y como las presenciaron los viajeros del siglo XIX, entregados al disfrute de lo sublime y lo pintoresco. La plasmación de todos sus detalles y la majestad de su conjunto, provocan además los más variados sentimientos de asombro y éxtasis. Lo gran-dioso, imponente y lo terrorífico convive en ellas, entremezcladas en un privilegiado escenario de la alta montaña que conmueve a quien las contempla [fig. 10].

Las excursiones turísticas que crecían paralelamente al desarrollo del ferrocarril, convirtieron a lugares como el Monasterio de Piedra en centro de continua llegada de fotógrafos profesionales y amateurs, traídos al reclamo de la venta de souvenirs fotográficos. Del mismo modo que maestros del color como Pradilla, Madrazo, Benlliure, Gisbert o Muñoz Degrain plasmaron las maravillas de la naturaleza del paraje de Piedra, destacamos en el nuevo campo gráfico a profesionales como Laurent, Júdez y Coyne entre quienes empezaron a hacer negocio en el ámbito de las expediciones románticas.

Desde mediados del siglo XIX el parque natural que alberga al ci-tado Monasterio se había convertido en uno de los principales atractivos turísticos de España. A Pascual Gayangos debemos el conocimiento de su historia, por la recopilación de documentos al respecto que obtuvo de las oficinas de la desamortización en 1851, y al industrial catalán Pablo Muntadas y sus descendientes el afán por reconstruir este monumento. En 1840 adquirió el histórico edificio en estado ruinoso, y convirtió el antiguo convento en un establecimiento hotelero con balneario. Todo ello contextualizado en uno de los parajes naturales más hermosos de Aragón, formado con cascadas, formaciones rocosas de tipo cárstico y un frondoso bosque caducifolio en el accidentado curso del río Piedra.

De la llegada del fotógrafo Jean Laurent a las tierras de Aragón, Víctor Balaguer en su monografía dedicada al Monasterio de Piedra nos dejó el primer testimonio, al informar que entre las firmas que se conservaban en el álbum de entrada al monumento, figuraban los fotó-grafos Laurent y Martínez de Hebert, entre el elenco de personalidades e ilustres viajeros que pasaron por allí.36 Hoy gracias a la exhaustiva investigación Hernández Latas y a su revisión de estos mismos libros de firmas tenemos el registro de las impresiones que este paraje dejó en el fotógrafo. He pasado dos días en este lugar encantado; Me llevo algunos

36 Balaguer, V., El Monasterio de Piedra: su historia, sus valles, sus cascadas, sus grutas, sus tradiciones y leyendas, Barcelona, Librería de J. A. Bastidos, edit. 1882, Impr. de J. Jesús.

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recuerdos devidos (sic) a mi arte, darán, por medio de la reproducción, una muy endeble idea de las bellezas de este sitio. Sería menester mil fotografías para dar un bosquejo de esta sublime naturaleza. Un grand (sic) deseo o mas bien la grand (sic) amabilidad de D. Federico, me convidan y me harán volver para completar mi colección. 1ro de Agto de 1862. J. Laurent.37 De esta estancia conserva-mos una docena de vistas estereoscópicas con formato de carte de visite, y una colección de veinticinco vistas de positivos de gran formato que nos muestra el vergel de Piedra, el paisaje de sus cascadas, lagos, ruinas y grutas, desde la sensibilidad romántica de lo pintoresco y lo sublime.38 Al llegar a Piedra, parece haber llegado a un árido desierto y a la ascética morada de solitarios cenobita. La desilusión es completa para aquél que llega en busca de ríos y prados; pero tras atravesar la gran plaza del Monasterio, se abre una puerta al paraíso, se oye el ruido cercano del agua y poco a poco van apareciendo las bellezas de aquellos lugares encantados.39 La impresión escrita por Balaguer adquiere todo su sentido al contemplar las imágenes de los primeros profesionales de la fotografía que captan aquél paisaje, y cuya principal novedad para la época fue su captación del agua en movimiento, en cada una de las cascadas a las que solían ser conducidos los viajeros. Laurent no dejó de detenerse y fotografiar cada una de ellas, destacando entre todas la que registra en la “Cascada Iris” a unos excursionistas posando en los endebles pasadizos y balcones de madera desde donde recibían las admirables primeras impresiones [fig. 11].

En la misma estela de singular belleza se encuentra el repertorio de doce vistas que don Anselmo Coyne40 envía al palacio real, con preciosa encuadernación de piel acorde a los gustos de la época. En 1881 tras ha-ber presentado en la corte el trabajo referido, y un álbum fotográfico de las puertas de la capilla del Pilar, fue honrado con el título de fotógrafo de SS. MM.41 Sin embargo, en torno a esta serie de vistas del monaste-rio, con la inscripción Coyne, Sucesor de Júdez, Coso 33, el historiador Hernández Latas tras una estudio detallado de las mismas ha comprobado

37 Hernández Latas, J. A., El gabinete de Mariano Júdez y Ortiz, 1856-1874: pionero de la fotogra-fía en Zaragoza, (exposición julio y agosto de 2005, Palacio de la Aljafería, Capilla de San Martín), Zaragoza, Cortes de Aragón, 2005, p. 31.

38 A.G.P., nº 10.148.352-nº 10.148.362.39 Balaguer, V., El Monasterio de Piedra…, op. cit.40 Anselmo M. Coyne fue el fundador de una ilustre saga de fotógrafos, asentado en la capital

aragonesa en la década de 1870 procedente de Navarra. Sus primeros años compartió estudio con Mariano Júdez, a quien es posible que se debe la autoría de este reportaje, ya que en uno de los positivos de este álbum, inventariado con el número 10.187.489 aparece desprendido del soporte y en el mismo puede leerse: Judez Fotº. Zaragoza. En el resto de las fotografías del álbum, esta infor-mación del soporte aparece oculta bajo el positivo, sellado en seco por Coyne. Fotografo / Coso 33. Zaragoza. En base a este dato la fecha de la toma de estas fotografías sería anterior a 1874 (fecha de la muerte de Júdez).

41 A.G.P., AG, leg. 5.289.

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Fig. 10. Vertiente noroeste de la Maladetta y lago de Gourgoutes, vista tomada desde el puerto de la Glère. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.189.281.

Fig. 11. Monasterio de Piedra: Cascada iris. J. Laurent/Júdez, 1860-1863. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.148.361.

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y publicado en un riguroso estudio que se trata de copias ampliadas por Coyne a partir de los negativos de Júdez.42

En este repertorio principalmente centrado en las cascadas naturales del paraje, se registra también la enhiesta Torre de entrada, uno de los vestigios del castillo original que en el siglo XIII se transformó en con-vento, una vista general del antiguo edificio cisterciense y de las pioneras instalaciones de la piscifactoría. De excepcional interés resulta el posado en la Cascada Caprichosa de algunos miembros de la familia Muntadas, entre los que el historiador Hernández Latas identificó a varios miembros de la familia, concretamente a Jaime Muntadas Mariñosa, el caballero que vista traje claro y posa tendido en el suelo, y a su padre Jaime Muntadas Campeny, en el extremo derecho de la imagen.

En 1929 con motivo de la visita del Infante llega a palacio otro com-pleto repertorio fotográfico del Monasterio de Piedra del fotógrafo de Cádiz J. Naranjo.43

Otro importante centro de atención de la fotografía por su importan-cia histórico-artística fue el Monasterio cartujo de Aula Dei. En este caso el corpus fotográfico fue realizado en la década de 1920 por el afamado fotógrafo catalán afincado desde la década de 1880 en Zaragoza, Lucas Escolá y Arimany, en posesión del honor de Fotógrafo de la Real Casa desde 1884.44 El espléndido reportaje45 que recoge los exteriores e interio-res de la Santa Casa del Silencio, llega a la corte por mediación de Don Juan Crusells Ribe, vecino zaragozano que profesaba una gran veneración a la cartuja, en nombre del Padre Prior, a quien define como un español todo de una pieza, y con el objeto de que el rey se pueda hacer una idea de la magnificencia de esta cartuja.46 Lucas Escolá registra con maestría el emplazamiento del cenobio en medio de la campiña de Peñaflor, la puerta de entrada con artísticos relieves y sus singulares espacios interiores con magníficas bóvedas de crucería estrelladas decoradas con florones de madera, propios de la arquitectura aragonesa de la época. La vista del coro,47 nos permite ver algunas de las excepcionales pinturas con escenas de la vida de la Virgen María que Francisco de Goya realizó para la de-coración de sus muros, y por lo que se convirtió en centro de referencia de una de sus mejores obras. De especial sugestión está imbuida la vista

42 Hernández Latas, J. A., El gabinete de Mariano Júdez y Ortiz,…, op. cit., pp. 36-36.43 R.B., fot. 500: A su Alteza Real el Infante / D. Jaime de Borbon recuerdo de su visita al Monasterio

de Piedra 22 Abril 1929 J. Naranjo-Cádiz.44 A.G.P., AG, leg. 5.291.45 R.B., fot. 38.46 A.G.P., RA13, Caja 15.296, Exp. 3: Correspondencia entre el Secretario de S.M. el Rey y Don

Juan Crusells Ribo (mayo-junio de 1929).47 R.B., fot. 38, nº 10.163.125.

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de la espléndida biblioteca, al registrar la presencia silente de algunos cartujos insertos en sus labores de estudio [fig. 12].

Del mismo autor también conservamos una serie de ocho fotografías que registran el estado de las obras del edificio para Escuelas de Artes y Oficios a fecha del 31 de diciembre de 1907.48 En la misma estela, aun-que en este caso sin conocida autoría, mencionamos el reportaje de las Escuelas Nacionales de Amposta, inauguradas en 1912, en el que a través de una veintena de imágenes, presentadas en una suntuosa encuaderna-ción guarnecida con chapas de bronce dorado, decoradas por el afamado broncista catalán Alfredo Santamaría, se muestra el citado edificio, con detalle de todas sus instalaciones. Este precioso álbum dedicado al rey Alfonso XIII por el Alcalde de Amposta llegó a palacio con motivo de su inauguración.49

Al fotógrafo Mora Insa, iniciado en el oficio fotográfico al amparo de Ignacio Coyne, como ayudante de retocador, donde conoció los arcanos de la toma y revelado fotográfico, debemos el mayor registro de los esce-narios naturales y artísticos aragoneses. Su labor más importante fue el encargo del Ministerio de Educación sobre el patrimonio arquitectónico de Aragón que llegó a reunir en 5.600 placas de negativos. Una peque-ña pero significativa muestra de este excepcional corpus se encuentra recogida en un álbum fotográfico con el que el Alcalde de Zaragoza, Enrique Armisén Berástegui, obsequió a los Reyes de España con motivo de su visita al Pabellón Aragonés de la Exposición Ibero-americana para su inauguración, el 28 de octubre de 1929.50

Se trata de un álbum exquisitamente encuadernado en piel granate, y guarnecido con decoración metálica en cubierta de león coronado. Las contracubiertas y la primera y última página son de tejido adamascado en granate y dorado, y dan un carácter suntuario a la pieza, que presenta una adecuada protección en un estuche de piel color marrón con el forro plas-tificado con motivos pequeños florales. En su interior se guardan medio centenar de positivos fotográficos que contienen el registro más completo que conservamos de imágenes de monumentos y pueblos emblemáticos de la región aragonesa. Se recogen en estas vistas las principales obras de arte, especialmente mudéjar, que atesoran los pueblos de esta región. El archivo completo de sus negativos constituye un instrumento de vital

48 A.G.P., nº 10.168.564 a nº 10.168.571.49 R.B., fot. 697.50 A.G.P., álbum nº 10.164.291: En la portada se lee la siguiente leyenda: A S. M. El Rey/ Don

Alfonso XIII / Al dignarse V. M. inaugurar el Pabellón / Aragonés de la Exposición Ibero-/ Americana, el Ayuntamiento de la Inmortal Zaragoza, se honra ofreciendo a su Augusto Soberano, este / recuerdo de la tierra y de las Ciudades de Aragón. / El Alcalde de Zaragoza. / Enrique Armisén Berástegui / 28 de octubre 1929.

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importancia para los estudios sobre arte aragonés. Aunque la verdadera admiración por esta obra se deriva del esfuerzo titánico de un hombre, que habiendo sufrido la amputación de su pierna derecha cuando era solo un niño de siete años, no temió en adentrarse por todos cada uno de los caminos rurales de esta región con su bicicleta y el pesado material fotográfico [fig. 13].

Temas militares

En la fuerte vinculación del Ejército con la Monarquía, está la razón de los siguientes repertorios fotográficos, entre los que resulta de notable interés la colección fotográfica que registra las grandes maniobras milita-res que tuvieron lugar en el mes de octubre de 1892 entre los días 20 y 25, bajo la dirección del general Martínez Campos con los ejércitos combina-dos de Aragón y Cataluña. Se desarrollaron sobre el Ebro, Segre y Cinca, las divisiones 4ª y 5ª de Cataluña y la 8ª de Aragón, con un total de 27 batallones, tres regimientos de caballería y tres de artillería de campaña. La prensa de la época da información detallada de estos ejercicios, cuya importancia quedó realzada con la presencia del Ministro de Guerra, el general Azcárraga, y la concurrencia de agregados militares extranjeros. El ministro con su presencia quiso seguir el ejemplo de Alemania, Francia, Italia y Austria, países que daban mucha importancia a las maniobras mili-tares otoñales que de algún modo coronaban los periodos de instrucción, y eran considerados de vital importancia para la buena instrucción del Ejército y su conveniente preparación para la guerra.51 Las imágenes dan idea del esplendor y brillo con que se celebraron. Parte de las tiendas de campaña procedían de la victoriosa campaña de Marruecos, otras más recientes estaban dotadas de mayores comodidades.

Entre los repertorios fotográficos vinculados al ámbito militar reseña-mos también por su interés el álbum que se regala al Rey, con motivo de la conclusión de las obras y la inauguración del espléndido edificio que albergaría la Capitanía General de Aragón.52 Hasta 1894 era Zaragoza la única plaza de distrito militar en que la Capitanía General no tenía edifi-

51 El Heraldo de Madrid, (Madrid, 21-X-1892), p. 2; La Dinastía, (Barcelona, 22-X-1892), p. 2; El Reservista, (Madrid, 22-X-1892), p. 3; Diario oficial de avisos de Madrid, (Madrid, 26-X-1892), p. 3.

52 R.B., fot. 660, bajo el título: Zaragoza. Comandancia de Ingenieros. Nuevo palacio para la Capitanía General de Aragón. 1893.

El álbum se presenta en forma de carpeta con tres solapas, forrada en tafetán encerado color rojo, con letras en dorado sobre la cubierta. Interior forrado con moaré de seda marfil encerado y cierre de cintas. Contiene seis hojas de cartoncillo color marfil con textos impresos, donde van pegados los positivos fotográficos (gelatinas).

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Fig. 12. Biblioteca del Monasterio de Aula-Dei. L. Escolá. Hacia 1929. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.163.127.

Fig. 13. Zaragoza. Vista del río Ebro y de parte del conjunto del Pilar. Mora Insa, 1929. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.164.242.

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cio propio. El proyecto fue realizado por el Comandante de la Dirección General de Ingenieros Carlos Vila, con una fachada clásica ajustada en todos los detalles a los preceptos arquitectónicos. Las siete fotografías que integran el álbum fueron realizadas por el coronel Ingeniero Comandante José Gómez y Pallate, a quien se debe también la cuidada edición que se publicó en la misma fecha con la descripción detallada de la nueva construcción.53 A través de ellas podemos hacer un recorrido por los interiores del espléndido edificio, completada ya la decoración de sus salones y espacios más representativos con obras que, como en el caso de la estatua dedicada al General Palafox realizada por el escultor Dionisio Lasuen, pudo ser admirada en la Exposición de Bellas Artes del mismo año de 1893, así como algunos de los tapices realizados a pincel por Luis Taberner, con temas genuinos de la más gloriosa historia aragonesa como el que representa al rey Alfonso I el Batallador en las playas de Motril.54

Son varios los repertorios fotográficos alusivos a los ejercicios de prácticas de las Compañías de Pontoneros. El Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros es heredero de una gran tradición militar dentro del Arma de Ingenieros, que data de principios del Siglo XIX y de las Compañías de Pontoneros del Regimiento Real. Desde 1815 los Pontoneros, siempre con la ilusión de servir a España, forjaron su carácter de Unidad mediante el esfuerzo y preparación continua. La documenta-ción gráfica de nuestros fondos documenta ampliamente esta vertiente de la ingeniería militar, fuertemente vinculada a la ciudad de Zaragoza, en varias excelentes series de vistas. Uno de ellos se presenta encuader-nado y dedicado al rey por el propio Regimiento de Pontoneros.55 En él encontramos sugestivas vistas, de entre las que destacamos la que registra a soldados del Regimiento de Pontoneros pasando por un puente forma-do por barcas, en el río Ebro, frente a la Basílica del Pilar así como la magnífica vista de paisanos cruzando por el puente [fig. 14].

Además de este repertorio conservamos dos series de vistas estereos-cópicas que registran las maniobras llevadas a cabo por este regimiento durante los años 1913 y 1914, obra de Constantino J. García, fotógrafo de Zaragoza.56

Fue una vez finalizada la Guerra de África de 1860, y organizado el 2º Regimiento de Ingenieros cuando las escuelas prácticas de ambos

53 Gómez y Pallete, J., El nuevo palacio de la Capitanía General de Aragón, Madrid, Imp. del Memorial de Ingenieros del Ejército, 1894.

54 García Guatas, M. y Agudo Bueno, A., “Catálogo de obras artísticas del Palacio de la An-tigua Capitanía General de Zaragoza”, Artigrama, 19, Zaragoza, Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, 2004, pp. 473-501.

55 B.P., fot. 344.56 A.G.P., Planero 9, Cajón 136, Exp. 1.

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regimientos volvieron a adquirir una mayor importancia, dedicándose los Pontoneros a su peculiar instituto en Guadalajara, y en Aranjuez.57 La falta de caudal del río Henares primero, y después del Tajo a su paso por el Real Sitio, llevaron a este Regimiento a establecerse en Zaragoza en bus-ca del caudaloso río Ebro, en cuanto se reunieron las cuatro Compañías de Pontoneros. Fue concretamente en la segunda quincena del mes de Mayo de 1876 cuando se verificó la traslación del batallón de Pontoneros, desde Aranjuez a Zaragoza. Donde el ruinoso edificio de Santo Domingo, el antiguo Cuartel de Convalecientes y el pintoresco Soto de Almozara se ofrecían para alojamiento, parque y escuela práctica de puentes militares.

Los repertorios que conservamos de sus maniobras militares obede-cen a las permanentes prácticas que desde los meses de mayo a octubre realizaban en las aguas del Ebro, ya que durante las restantes épocas de año, la escuela de nudos, nomenclatura y puentes en seco tenía lugar dentro del patio grande del Cuartel. Las reiteradas imágenes dan fe de la solemnidad y los provechosos frutos que alcanzaban los ejercicios y simulacros de dicha Escuela Práctica de Ingeniería.

Concluimos este capítulo con la obligada mención a la importante obra del fotógrafo José Demaría Vázquez, conocido como Campúa, uno de los más fieles cronistas de la monarquía española. De su mano se conserva en el AGP un importante fondo dividido en dos series, donde se plasma la vida de la familia real española desde los años veinte hasta 1969.

El comienzo de la educación militar de don Juan Carlos, llevada a cabo en primer lugar en la Academia General Militar de Zaragoza, le sirve a José Demaría para cerrar la “Serie A” de su archivo fotográfico conser-vado en el AGP y comenzar la “Serie B”, centrada fundamentalmente en la figura del joven Príncipe.

La cámara de Campúa recoge esta etapa de formación militar que comienza con las imágenes de la Jura de Bandera de don Juan Carlos en la Academia General Militar de Zaragoza con la XIV Promoción, el 15 de Diciembre de 1955. Los actos, que fueron presididos por el Ministro del Ejército, Agustín Muñoz Grandes, acompañado de autoridades militares, civiles y religiosas, comenzaron con una misa de campaña, tras la cual se tomó juramento a los caballeros cadetes con arreglo a la fórmula de rigor, quienes seguidamente desfilaron, uno a uno, besando la bandera, encabezados por el príncipe Juan Carlos. La enseña que se utilizó en la emocionante ceremonia había sido bordada por la reina María Cristina, bisabuela de don Juan Carlos. Desde los balcones y galerías reservados en

57 Se debió al distinguido oficial de Ingenieros D. Antonio Zarco del Valle, la inauguración de los Ejercicios y simulacros de la Escuela Práctica de Ingeniería.

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Fig. 14. Soldados del Regimiento de Pontoneros pasando por un puente formado por barcas, en el río Ebro, frente a la Basílica del Pilar, hacia 1900.

Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.191.179.

Fig. 15. El Príncipe Juan Carlos y el resto de sus compañeros desfilan ante la tribuna de autoridades, tras la Jura de Bandera de la XIV Promoción de la Academia General

Militar de Zaragoza. 15 dic. 1955, José Demaría Vázquez, “Campúa”. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.229.485.

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el primer piso presenciaron los actos el hermano menor del príncipe, el infante don Alfonso de Borbón; los infantes don José Eugenio y don Luis Alfonso de Baviera y Borbón, la infanta doña Isabel de Borbón; los duques de Alba, de la Torre y un largo número de miembros de la nobleza. Tras la ceremonia, don Juan Carlos envió un telegrama al general Franco y otro, muy emotivo, a su padre, el conde de Barcelona, que decía así: ante mi bandera he prometido a España ser un perfecto soldado, y con emoción tremenda, te juro que cumpliré lo dicho. Millones de abrazos. Juan Carlos.58 Las imágenes de Campúa nos muestran los momentos más emotivos del acto, así como la presencia de quienes fueron testigos del mismo [fig. 15].59

58 Diario ABC, (Madrid, 24-VII-1969), p. 21.59 En torno a este archivo fotográfico próximamente publicará la Revista Reales Sitios el inte-

resante estudio de Nieves Velasco Gozalo, responsable de su catalogación, bajo el título “El fondo Campúa del Archivo General de Palacio”.

Fig. 16. Moldeo y enlucido de la envolvente sobre el puente Sosa, 1905. Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.186.068.

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Obras Públicas

Dentro del capítulo dedicado a las obras públicas, los diferentes re-pertorios constituyen documentos de inestimable interés para entender la transformación del paisaje aragonés en el transcurso del tiempo, con la construcción de importantes obras de ingeniería. Entre ellas las imágenes de las obras del Canal de Aragón y Cataluña, tiene por su importancia capital en la historia de la Ingeniería española del siglo XX, el corpus fo-tográfico más destacado. Integran este capítulo dos álbumes fotográficos60 y una colección de positivos sin encuadernar, presentados en soportes se-cundarios de calidad, caligrafiados en su reverso con la información gráfica registrada en cada toma.61 Datan estas fotografías de los primeros años del siglo XX y llegan a la corte con motivo de su inauguración. Fue en 1896 cuando el Estado inició la obra que culminó en 1910, con objeto de poner en riego las tierras secas de La Litera y el Cinca. En su largo recorrido se construyeron muros, acueductos, caños, alcantarillas, pontones, túneles, acequias, saltos etc... constituyendo de todos ellos el sifón del río Sosa una de las obras de hormigón armado más importantes del canal de Aragón y Cataluña. Las imágenes que se conservan en el álbum fot. 124 constituyen una excelente herramienta para el conocimiento técnico de los pormenores de su construcción ya que permite ver como se gestó esta mítica obra, que representó un verdadero progreso para la construcción, por el poderoso auxilio prestado por el entonces nuevo material del hormigón armado, que solventó los numerosos y difíciles problemas de ingeniería que planteaba esta ingente obra. Su carácter pionero quedó atestiguado en los homenajes que estos trabajos levantaron tanto en el extranjero como en nuestra propia tierra.62 Las imágenes permiten la visión de los gigantescos tubos que tam-bién fueron record del mundo en su momento por su tamaño, longitud y presión. Ingeniería y fotogenia se funden en las imágenes de esta pionera obra, algunas enriquecidas con elemento pintoresco que proporcionan las brigadas de obreros ejecutando las camas de hormigón, y las sucesivas operaciones técnicas, como las que registran el moldeo y enlucido de la envolvente sobre el puente Sosa y el transporte de los tubos [fig. 16].

En este contexto mencionamos también las interesantísimas imágenes que se recogen el álbum de las obras del Túnel internacional de Somport, obsequio de Gino Valatelli, el joven ingeniero italiano, en nombre de la contrata Calderai y Bastianelli, encargada de la construcción de la Sección

60 R.B., fot. 124 y fot. 837.61 A.G.P., nº 10.170.751 al nº 10.170.772.62 Luiña, M., El sifón del Sosa y el sifón de Albelda en el Canal de Aragón y Cataluña, 1910.

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Española del Túnel Internacional.63 Las obras de la estación internacional de Canfranc tienen su origen en la voluntad de unir Francia y España atra-vesando los Pirineos por Somport. Para ello ambos países firmaron diversos convenios, el primero en 1904, y protocolos posteriores que marcaron las líneas de actuación, hasta que en 1915, se concluyeron las obras del túnel ferroviario. No obstante, por motivo de la Gran Guerra, la Estación Internacional no se inauguró hasta el año 1928. La razón principal de este sugestivo repertorio la encontramos en la fiesta de fraternidad que tuvo lugar en el mes de octubre de 1912, entre ingenieros, contratistas y obreros que habían intervenido en la gigantesca obra del túnel con motivo de la unión de las dos galerías. La prensa de la época describe los términos en que se celebró esta fase memorable de la magna empresa: al quedar unidas las galerías española y francesa, los obreros de ambas nacionalidades se abrazaron poseídos de un gran entusiasmo. El momento resultó de una emocionante grandeza. Se dieron frenéticos vivas a Francia, España e Italia, allí representada por la empresa constructora de la galería española. El joven ingeniero director de las obras D. Gino Valatelli veía en la exactitud matemática de la perforación, el triunfo de sus prime-ros pasos profesionales. Inquieto, nervioso, en cuanto se abrió el boquete definitivo y alargó sus brazos al ingeniero francés, la emoción le impidió articular palabra.64

El álbum en cuestión presenta una suntuosa encuadernación en piel guarnecida con bollones de metal plateado que custodian cerca de una treintena de interesantes imágenes en torno al proceso de construcción de dicho túnel. Se trata de un excelente ejemplo de fotografía documen-tal y social, al registrar minuciosamente las condiciones y medios tanto humanos como los tecnológicos empleados en esta ingente obra pública. La última de las imágenes ilustra a la perfección el ambiente festivo de esta celebración, al mostrar el gentío concentrado en la entrada al túnel, que lucía engalanado con las banderas de España y Francia [figs. 17 y 18].

Directamente relacionado con él conservamos el álbum de las Obras ejecutadas por la 6ª. División Hidrológica Forestal, 1ª. Sección del río Aragón. El motivo de estas imágenes lo encontramos en la necesidad de defensa de la Estación Internacional, consecuencia de las duras condiciones climatológicas del invierno de 1915, uno de los más gélidos del primer tercio del siglo XX, y a que las grandes nevadas obligaron a la 6ª División Hidrológico Forestal a replantear todos los sistemas de contención de aludes y torrentes, una vez demostrada la fragilidad de los proyectados hasta entonces.

Concluimos con este repertorio el relato y contextualización de las series de pruebas gráficas fidedignas del pasado aragonés que se custodian

63 R.B., fot. 748.64 Semanario El Pirineo Aragonés, (Jaca, 2-XI-1912).

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en el AGP y entre las que se encuen-tran interesantes muestras de la fo-tografía que por primera vez salen a la luz. Entre ellas hemos menciona-do tanto obras de fotógrafos reco-nocidos como de autores menores e incluso anónimos, tratando de dotarlas de su correcto significado, para que la información gráfica que contienen, trascienda y ayude a completar la memoria histórica que sobre ellas se dispone. Conscientes de su enorme poder evocador y de su testimonio como pruebas fide-dignas del pasado, todo este ma-terial ya se encuentra catalogado y digitalizado, con plena disposición para todos aquellos investigadores interesados en su estudio.

Fig. 17. Multitud concentrada en la entrada del túnel de Somport engalanado con banderas, con motivo de la celebración de la unión de las galerías francesa y española, 1912.

Archivo General de Palacio [AGP], nº 10.231.832.

Fig. 18. Operarios trabajando en el interior del túnel de Somport, entre 1904 y 1912. Archivo

General de Palacio [AGP], nº 10.23.1812.