Foto: E. May TRAS LOS PASOS DEL PERITO...
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TRAVESÍA
TRAS LOS PASOSDEL PERITO MORENOEl martes 11 de febrero, desde Puerto Santa Cruz, la asociación Ice Lady
Patagonia participó de un homenaje a la hazaña realizada por Francisco
Pascasio Moreno en 1877. 300 kilómetros de navegación por las correntosas
aguas del río Santa Cruz los esperaban para una nueva hazaña. A continuación
compartimos el relato de Guillermo May, quién tomó parte del desafio.
Foto: E. May
TRAVESÍA
A través de uno de nuestros miembros de la Asocia-
ción, Patricio Moreno, descendiente directo del perito
Francisco P. Moreno, tomamos conocimiento de la
realización de un raid náutico que, con botes neumá-
ticos y lanchas chicas, remontarían el río Santa Cruz
desde el mar hasta el lago Argentino, por lo cual nos
pusimos en contacto con los organizadores de la
travesía.
Este raid se viene realizando todos los años en
conmemoración de la remontada del río Santa Cruz
que realizó por primera vez el perito Moreno en 1879,
llevando una chalupa a la sirga mediante un caballo.
Con gran sacrificio y luego de más de un mes de
trabajo, llegaron al Lago Argentino el 13 de febrero.
Allí lo navegó por primera vez y le puso el nombre
que lleva.
Con la aprobación del Club Náutico Lago Argentino,
que aceptó nuestra participación, partimos el 7 de
febrero hacia Comandante Luis Piedrabuena en tres
vehículos llevando dos motos de agua y dos gomones
inflables.
Nos dividimos en tres equipos:
“Piedras en el Rotor” con el patrón Jorge May, patrón
Ricardo (Pinino) Orri, timonel Conrado May, patrón
Diego Pasquariello, cameraman Ricardo Cobas y dos
motos de agua
“Pata Larga” con el timonel Eduardo May, timonel
Alejandro Repetto y señora Florencia Andersen y un
gomón
“Halcones Galácticos” con el patrón Guillermo May,
timonel Francisco (Pepi) May, timonel Maria (Flaca)
Villanueva y señor Oscar Casarino.
Luego de una escala en Puerto Madryn, donde Pinino
nos recibió en su casa-castillo, nos alojó, nos dió de
comer una picada y un cordero al horno hecho por
sus propias manos, como bienvenida a la Patagonia.
Arribamos sin problemas el domingo 8 al anochecer
al hotel en Comandante L. Piedrabuena.
El lunes 9 fuimos hasta Puerto Santa Cruz distante
unos 40 km a hacer la inspección de Prefectura que
nos dio el ok para participar, quedando el resto del día
libre.
El martes 10 comenzó la primer etapa del Raid desde
Puerto Santa Cruz con destino a la Isla Pavón. Cabe
recordar que la isla Pavón, así bautizada por Luis
Piedrabuena, fue el primer asentamiento permanente
argentino al sur de Carmen de Patagones y por mu-
cho tiempo el único. Fue también desde allí de donde
partió Moreno en su expedición para “descubrir” el
lago Argentino.
Nuestro hombre de contacto con el Club organizador
era Pillo Iglesias, o Pillo a secas, a quien conocimos
personalmente en la costanera de Puerto Santa Cruz.
Por las dudas le pregunté a qué se debía su sobre-
nombre y me tranquilizó contándome que ese apodo
le venía de cuando era chico y muy travieso, no era
una situación presente. Actualmente es el tesorero del
Club. El seria nuestro ángel de la guarda hasta el final.
La bajada de las lanchas y los gomones por la rampa
fue una dura prueba para casi todos los vehículos 4x4
que no podían sacar los trailers del pedregullo para
llegar a la rampa de cemento. Diego, con la poderosa
Ram de 400 hp, ayudó a las demás camionetas a
salir del aprieto, tarea que se fue extendiendo por más
de una hora. Las 18 las camionetas en dificultades
terminaron el operativo y ya todos en el agua, comen-
zó el primer tramo.
Participamos unas 29 embarcaciones, incluyendo tres
zodiac del ejercito de un tamaño parecido al de nues-
tros inflables, sólo que con motores de 55 hp en lugar
de 30 hp de los nuestros. Había ya un viento suave. A
las 14:30 con la pleamar y todas las embarcaciones
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en el agua, zarpamos encolumnados tras el semirrígi-
do de la Prefectura que nos iba a acompañar todo el
recorrido. Fue un momento de mucha emoción, todos
los botes con sus banderas, las tripulaciones ansio-
sas por empezar y el público aplaudiendo desde la
costanera.
En mi bote, llamado Ice Baby, íbamos Pepi, Flaca y
yo. Oscar llevaba la camioneta a Piedrabuena.
Casi enseguida se incremento el viento y tuvimos ola
de frente. Comenzamos a pantoquear fuerte y tuvimos
que disminuir la velocidad y “negociar” con las olas.
Comenzamos a mojarnos. El cielo se nublo. Todo se
sacudía en el bote, haciendo ruido al golpear las ta-
blas del piso contra la quilla de madera debajo de él,
pero el bote respondía bien. LLevábamos en la proa
una cámara tipo go-pro que nos instaló Ricardo y que
funcionó hasta que por los pantocazos quedó apun-
tando para abajo.
A esa altura éramos ya los últimos. Nuestro bote
gemelo, el Hidro3 de Eduardo, mas liviano porque iba
sólo con Florencia y con motor nuevo, se nos adelan-
tó una buena distancia. Sin embargo sufrieron más
golpes, a tal punto que Florencia terminó con muchas
partes del cuerpo doloridas y optó por no subir mas al
bote hasta la última etapa.
Ya en el rio y con la ciudad de Piedrabuena a nuestra
derecha, la corriente se incrementó. Ibamos a fondo,
situación que seria una constante de allí en adelante.
Para ese entonces, Jorge, Conrado y Diego con sus
motos ya estaban en el Club Náutico de la Isla Pavón
esperándonos, mientras desarmaban sus rotores con
piedras, problema que se repetiría varias veces más.
Finalmente pasamos debajo del puente de la ruta 3
que une la margen norte del río Santa Cruz con la
isla Pavón y luego con la margen sur, donde estaban
El gomón Ice Baby, con Pepi, Flaca y G. May a bordo. Foto: R Cobas
El gomón Ice Baby, con Pepi, Flaca y G. May a bordo. Foto: R Cobas
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Botes en plena travesía FOTO: R Cobas
Jorge May se prepara para seguir remontando el río Santa Cruz en su moto de agua.FOTO: E May.
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apostados nuestros compañeros movilizados en las
pick-ups y el camera Ricardo haciendo tomas.
Arribamos últimos al Club, mojados, sacudidos, des-
pues de tres horas de navegación dura, pero conten-
tos. Alli estaba tocando una banda del ejercito y el
intendente dijo algunas palabras alusivas. Nos retira-
mos al hotel a descansar merecidamente.
El miércoles 11 nos volvimos a encontrar junto a nues-
tras embarcaciones en el Club de la Isla Pavón. Nos
repartieron vianda para el mediodía a todos, consis-
tente en una gaseosa o agua, un enorme sándwich
de milanesa y una manzana. Francamente estuvo muy
bueno, lo agradecimos mas tarde.
El Ice Baby zarpó con Pepi, Flaca y Oscar; el Hidro3
con Eduardo y Alejandro y la moto de Jorge llamada
Ice lady con él al mando. La moto de Diego trago pie-
dras al zarpar, se trabó y no pudo hacer esta etapa,
así que tuvo que cargarla en el tráiler y seguir con las
pick-ups por tierra hasta la estancia Santa Lucía que
era el final de la segunda etapa.
Llegamos por camino de ripio y luego una huellita
sólo para 4x4 hasta el recodo del río donde debíamos
esperar el arribo de la flota. Un lugar áspero, con es-
pinillo y calafates pinchudos y piedras. Era una tarde
de muchísimo viento, en la que alcance a medir 25
nudos en una racha con mi anemómetro de mano. Tu-
vimos que retirarnos bastante del grupo principal para
El camión de la municipalidad recarga combustible. FOTO: E May.
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frente, que se sumaba a su propia velocidad, agotado
por el dificultoso timoneo de la caña del fuera borda
y para colmo despues de haber roto la hélice. Este
incidente lo pudieron superar rápidamente, ya que
llevábamos una de repuesto. Hay que señalar que
planeando con el motor a media máquina, la corriente
nos mantenía en el mismo lugar, lo cual es bastante
impresionante.
A los pocos minutos llego Eduardo con el gomón
Hidro3, también agotados, mojados, con los ojos muy
colorados. Jorge tenia entumecida la mano del acele-
rador y casi sin movimiento.
Fuimos varios a reponer combustible al camión de la
Municipalidad de Calafate que llegó hasta allí con ese
encontrar un lugar con cierta protección del viento
para poder armar nuestras carpas. Particularmente la
mía se retorcía y sacudía como para levantar vuelo.
Jorge con la moto de agua tuvo una travesía muy
dura, por lo larga y además con mucho viento que
obligaba al piloto a hacer fuerza continuamente para
sostener el rumbo, por otro lado el acelerador (que es
muy pequeño en las motos) se acciona sólo con dos
dedos de la mano derecha por lo cual, con las horas,
se pone muy cansador y los dedos se adormecen.
Fui a la costa a esperar a nuestra flota, donde el
Ice Baby arribó a cinco horas de haber zarpado. La
primer frase que dijo Pepi fue “yo mañana no salgo”.
Venían mojados, los ojos colorados por el viento de
El Ice Baby remonta el río Santa Cruz. FOTO: R Cobas
fin. El viento y la polvareda que producía dificultaban
la operación.
La organización tenia previsto un asado de pollo, pero
estos llegaron demasiado congelados, con lo cual la
comida caliente se retraso hasta las 22:30, hora en la
cual algunos ya estábamos en las bolsas de dormir
tratando de conciliar el sueño en carpas sacudidas
por el viento y llenas de tierra impalpable.
El jueves 12 amanecimos sin viento, un poco frío pero
agradable. Desayunamos rápido, ya que había que
zarpar temprano ya que esta etapa era la mas larga:
desde Estancia Santa Lucia hasta Condor Cliff para
reponer combustible y continuar hasta estancia La
Porteña.
Le pedí a Pepi que me reemplazara en Condor Cliff y
así quedamos. El día se presentaba soleado, amable,
sin viento. Pillo nos dijo que zarpáramos adelante con
el semirrígido de la Prefectura para no sufrir las olas
de todos los demás. Partí con Oscar a las 09:20, con
80 litros de combustible.
SUSTENTABILIDAD
Foto 7: Cordero a la cruz para todos. FOTO: E May.
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Las primeras dos horas fueron paradisíacas. El río
azul, ancho, con un poco de viento del este, soleado,
tibio, sereno a pesar de los remolinos y contracorrien-
te, permitía una navegación muy agradable. Nave-
gábamos a la par de la Prefectura, a menos de diez
metros de su banda de estribor.
Mas allá de la molestia de timonear con dificultad, fue
un placer ir adelante con todo el río para nosotros. Allí
tiene un ancho de aprox 200 metros. Tiene remolinos
que nos sacudían horizontalmente, pero también verti-
calmente, aunque no percibíamos ninguna ola. Era un
efecto sorprendente y curioso.
El río empezó a presentarse con curvas e islotes, así
que navegábamos con mucha atención porque ade-
más de perdernos podíamos romper la única hélice
que nos quedaba. No teníamos ninguna referencia
adelante, así que a todo riesgo.
El grupo nos alcanzó y uno a uno nos iban pasando,
dejándonos sus olas. Pensando que solo faltaban 20
minutos para Condor Cliff , seguimos ya cansados
pero ilusionados. No fue asi, fueron dos horas mas de
navegación, esta vez con viento de proa y el sol ade-
lante. Llegamos finalmente, varamos el bote entre los
demás y buscamos a nuestro equipo de reemplazo.
Pero no estaba, ni nadie de las camionetas.
Eran las 4 de la tarde. Repusimos combustible en el
camión y nos resignamos a seguir. Yo ya tenia los dos
brazos acalambrados, ya que había cambiado de
borda para timonear varias veces. Oscar no estaba
capacitado para hacerlo. Tardamos dos horas y media
mas para llegar a la estancia la Porteña, que seria
nuestro ultimo campamento. Estaba en un recodo del
río, en un lugar muy agradable, ya que tenia abundan-
tes alamedas para protección del viento.
Llegamos últimos, ya muy cansados despues de 9
FOTO: R. Cobas
TRAVESÍA
horas de navegar. En la costa nos esperaba Pepi
preocupado, junto a varios mas y el cameraman Ricar-
do que registra todo. Me dolía todo el cuerpo y Oscar
estaba palmadisimo también.
Eduardo había llegado bien, antes que nosotros. Con-
rado también. Todos muy cansados.
El campamento esta vez era mas confortable, mucho
menos viento, sin piedras y además Pepi y Flaca nos
habían armado las carpas e inflado el colchón, cosa
que agradecí sobremanera. Hasta tomamos un te y
galletitas.
Esa noche la organización asó corderos a la cruz y
alcancé a comer un pedacito del lomo que estaba
exquísito ¡!!! Y llevé vino Don David con el que lo
acompañamos.
Dormí como un tronco. Nos levantamos, desayuna-
mos, desarmamos las carpas.
Diego mientras tanto pudo por enésima vez solucionar
el problema de piedras en el rotor.
En la otra moto se turnaron primero Conrado y luego
Jorge, ya que la última etapa tenia una parada inter-
media en Paraje Fuhr que esta cerca de la embocadu-
ra del Santa Cruz y bajo un puente por donde la ruta
40 cruza al río. Allí recambiaron.
Florencia finalmente, viendo el día soleado y sin viento
(siempre hay que esperar una traición de los elemen-
tos!!!) se animo y embarcó con Eduardo. Pepi y Flaca
en el Ice Baby después de su día de descanso.
Cuando zarparon todos, cargamos la camionetas y
nos dirigimos al punto de encuentro. Era un día es-
pectacular.
Bajamos de la ruta a la playa sobre el río, donde ya
estaban todos los demás. Nos acomodamos al solcito
en nuestras sillitas de camping y comimos la vianda
que otra vez nos proveyó la organización, siempre
rica. Se determinó que las condiciones de lago y de
FOTO: R. Cobas
viento eran aptas para continuar y pasar la emboca-
dura y navegar por el lago hasta Calafate, que era
nuestro destino final. Era el viernes 13 de febrero, el
mismo día en que Francisco P. Moreno llagara al lago
en 1879. Me animé embarcando en el Ice Baby, para
hacer ese último trayecto que tenía mucho simbolis-
mo.
Finalmente largamos. A los pocos minutos estábamos
atravesando la embocadura, que puedo decir que fue
un momento muy emocionante. Entramos al lago a
fondo, como siempre, pero los demás también ace-
leraron a fondo y pronto nos quedamos otra vez muy
atrás. Y empezó el viento y la ola de frente. Al rato los
pantocazos. Y tuvimos que bajar la velocidad.
Nos colamos por un rato atrás de una lancha que iba
despacio y nos abría un poco la ola.
Después nos desviamos hacia la costa donde había
menos ola y pudimos tomar velocidad otra vez, así
llegamos casi últimos al punto de encuentro que era
la Isla Solitaria, frente a la bahía de Calafate, donde
estaban desde hacia rato esperando las motos de
agua y los demás participantes que habían llegado en
sucesivas oleadas.
De allí partimos todos en fila hasta el Club Náutico
Lago Argentino, nuestro destino final. La llegada fue
en fila dando dos vueltas en circulo frente a una gran
cantidad de gente en la playa del club. Fue la culmi-
nación entusiasta de cuatro días de esfuerzo.
Luego hubo un ágape con sándwiches, bocaditos y
gaseosas en la sede del club, donde nos dieron la
bienvenida el presidente del Club y un funcionario de
la Municipalidad.
Así termino este raid de homenaje al Perito Moreno.
TRAVESÍA
Eduardo May,Florencia Andersen,Pepi May, Flaca Villanuevay Guillermo May en la llegada. FOTO: R Cobas.
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