Fornet-Betancourt - Modelos de Teoría Liberadora en La Historia de La Filosofía Europea

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    Modelos de teora liberadora en la historia de la filosofa europea.

    Un manual

    Ral Fornet-Betancourt

    INTRODUCCION

    1. La concepcin de filosofa presupuesta en este trabajo

    2. Teora de la historia de la filosofa que sustenta esta investigacin 2.1. Advertencia preliminar 2.2. Divergencia con la teora hegeliana sobre la historia de la filosofa

    3. Presentacin de modelos escogidos de teora liberadora en la historia de la filosofa europea 3.1. Advertencia preliminar 3.2. Aspacia de Mileto o la tradicin desacreditada 3.3. El cinismo o la tradicin ex-cntrica 3.4. Pedro Abelardo o la tradicin fracasada 3.5. Johann Benjamin Erhard o la tradicin olvidada 3.6. La filosofa popular o la tradicin que hay que rehabilitar 3.7. Mara Zambrano o la otra tradicin espaola Notas finales Bibliografa

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    Introduccin Este trabajo se entiende como un aporte para la reconstruccin alternativa de la

    historia de la filosofa europea. Hablo de aporte para la reconstruccin alternativa de la historia de la filosofa europea, porque lo considero un intento de reconstruir la historia europea de la filosofa no como campo de batalla de disputas escolsticas interminables1 entre modelos abstractos de pensamiento, sino ms bien como lugar dialctico donde se produce un proceso de pensamiento y accin que es resultado de una formacin y puesta a prueba progresiva de tradiciones constituidas en torno a la preocupacin central de fundamentar y hacer realidad la liberacin terica y prctica de los seres humanos. A estas tradiciones habitualmente se las pasa por alto, se las malinterpreta, se las desacredita o se las pone al margen de aquella historia de la filosofa que refleja la normalidad de la versin dominante de la historia, en buena medida porque la demanda que articulan obra contra los intereses de las fuerzas que hacen la historia en la poca respectiva y, en consecuencia, tambin contra la lgica que fundamenta la configuracin oficial de la historia resultante de dicha accin.

    Sin embargo, no ha de entenderse este intento de reconstruccin de la historia de la filosofa europea como si se buscara una historia de la filosofa en Europa completamente diferente. Por cierto se trata de tradiciones marginalizadas, ignoradas, omitidas, pero la reconstruccin alternativa que puede desarrollarse a partir de este tratamiento, de la que quiero ofrecer algunos momentos ejemplares, no intenta otra historia de la filosofa europea; ms bien, quiere contribuir a una lectura de la historia de la filosofa europea no como un desarrollo necesario de una constelacin de la razn filosfica absolutamente determinada, casi sacralizada, sino desde la contingencia de su historia. Es decir que se trata de reconstruirla a partir de su funcionamiento de conjunto y del conflicto resultante precisamente del hecho de que la filosofa europea no se compone de una, sino de varias tradiciones de las que se debera por lo pronto suponer que cada una por s misma tiene la potencia de dar una nueva perspectiva al conjunto del quehacer filosfico. Por eso se da precisamente el conflicto entre las tradiciones, pero tambin la contingencia inherente a cada una de las que, imponindose, han monopolizado la filosofa identificndola con el desarrollo de su propia perspectiva.

    La reconstruccin alternativa de la historia de la filosofa europea ambicionada no tiene por finalidad disear otra versin de la misma. Al contrario, pretende restablecer la multiplicidad de sus perspectivas y tradiciones, con la intencin de conocer precisamente esa versin tradicional de la historia de la filosofa tan niveladora de diferencias y disensos como un lugar donde se dan alternativas a la misma. De este modo prepara un nuevo tipo de relacin con esta historia que nos permita apropirnosla no como una tradicin lineal sino como una red de tradiciones alternativas. Por cierto resulta necesario destacar que cada una de las tradiciones consideradas est en condiciones de centrar y dar nueva forma al conjunto de la filosofa. O sea que no se trata aqu de desarrollar lo que Ortega y Gasset llam la geotecnia de las cordilleras filosficas2, porque pensaba que la historia de la filosofa no puede avanzar ni comenzar a constituirse como lo que promete su nombre, si no se cierran los huecos del conocimiento que se abren como precipicios entre las grandes y conocidas etapas del pensamiento. Por eso es necesario comenzar con el estudio de las pocas sin brillo 3 . Por lo tanto, la tarea que acometemos no se puede confundir con el 1 Cf. I. Kant, Kritik der reinen Vernunft [Crtica de la razn pura], en: Werke in zwlf Bnden [Obras en

    doce volmenes], Bd. III, Francfort d.M. 1968, p. 11. 2 Jos Ortega y Gasset, A Historia de la Filosofa, de Emile Brhier, en: Obras Completas, Vol. 6,

    Madrid 1983, p. 380. 3 Jos Ortega y Gasset, op. cit., p. 380.

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    perfeccionamiento del mapa existente de la filosofa europea. Va ms all de esto, en la medida en que -manteniendo la metfora de Ortega pretende ubicar nuevas cordilleras hasta ahora escondidas en la historia de la filosofa europea.

    Como mi intencin en este trabajo se dirige en primer lugar a la posibilidad de reconstruccin de tradiciones desfiguradas, ignoradas, incluso a menudo consciente y sistemticamente oprimidas, me permito tambin sealar que la reconstruccin pretendida muestra algo as como la otra cara de la filosofa sancionada en la mayora de los manuales de historia de la filosofa. Con la ayuda de esta reconstruccin alternativa la filosofa trasmitida oficialmente, o sea la filosofa cuya historia en gran parte se escribe en conformidad con las tendencias histrico-sociales dominantes en el desarrollo de la civilizacin occidental, podra disponer de una imagen especular de su historia para con ella tomar consciencia de esta misma historia como de una en la que se excluyeron sistemticamente aquellas formaciones alternativas que podran haber evitado sus deformaciones. La historia canonizada de la filosofa, especialmente aqulla en la que la normatividad de lo clsico4 se ha apoderado del desarrollo histrico posterior, necesita esa otra cara de s misma como fuente de crtica y autoesclarecimiento. Para la filosofa europea debe regir lo que G. Boehme exige de la ciencia europea: el estado del proceso de autoesclarecimiento de la ciencia europea exige no slo comprender que el saber cientfico es un saber disciplinado y controlado, sino tener tambin una nocin de las oscuridades y supresiones originadas por ese control, es decir, saber qu representaciones estn excluidas del canon oficial y por qu.5.

    La confrontacin de la historia de la filosofa europea con su otra cara es adems importante porque sta no es slo el lado de las alternativas perdidas de modo definitivo. Esta otra cara esclarece a la primera acerca de giros en su historia que fueron oprimidos pero an siguen latentes. Quien reconstruya la otra cara de la historia europea de la filosofa no slo rastrear las huellas de los vencidos6 ni se limitar a transformar una arqueologa de posiciones alternativas en el cauce principal de la filosofa europea. No se trata slo de informarse sobre lo pasado para saber ms sobre l -cmo fue verdaderamente. Se trata ms bien de restablecer la consciencia histrica sobre el hecho de que el presente y el futuro, que actualmente se nos presentan como los verdaderos problemas para nuestra reflexin filosfica, nos confrontan por su origen con tradiciones humansticas que no pueden ser consideradas como mero material informativo porque, por lo menos en parte, son experimentos sometidos o interrumpidos. Se trata de planes para la transformacin de la realidad que, como recuerdo de posibilidades que tambin podran ser las nuestras, representan un potencial latente para la transformacin de la historia y la construccin de un nuevo futuro en el que se puedan cancelar las hipotecas para la liberacin que lastran su origen.

    Vista de este modo la confrontacin con su otra cara representa para la canonizada historia de la filosofa europea la posibilidad de una con-versin*, o sea de transformarse a s misma y de dar media vuelta para encontrarse con esa otra tradicin. Pero para ello la 4 Detlev Paetzold, Ideengeschichte? Objekt und Methode philosophiegeschichtlicher Forschung

    [Historia de las ideas? Objeto y mtodo de la investigacin sobre historia de la filosofa], en: Dialektik 18 (1989), p. 164.

    5 Gernot Boehme, Alternativen der Wissenschaft [Alternativas de la ciencia], Francfort d.M. 21993, p. 74. 6 As se titula la obra de Helmut G. Haasis sobre los movimientos de emancipacin en Europa central,

    Hamburgo 1984. * En el original Be-kehrung: de Bekehrung (conversin), el prefijo be- (modificar, incidir sobre un

    objeto) y kehren (dar media vuelta), aqu en el sentido de convertir/modificar/transformar y verter (Vox: 3 Traducir ) [Nota del trad.].

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    reconstruccin de la otra cara no puede limitarse a ser mera arqueologa, sino que debe intentar poner de manifiesto solidariamente las potencialidades de liberacin de la humanidad latentes en esas alternativas y hacerlas alumbrar el horizonte de planes actuales de transformacin. Podra decir tambin que, en el fondo, se trata de poner en prctica una parte de aquel programa diseado por [Walter] Benjamin cuando escribi: Articular lo pasado histricamente no significa conocerlo >como realmente fue

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    historia de la filosofa europea. Con ello pretendo expresar la regionalidad y contextualidad de la filosofa que aqu me interesa. Por lo tanto no debe identificarse la historia de la filosofa en Europa con la historia de la filosofa en general, como por desgracia todava sucede a menudo. La misma no es ni ms ni menos que una historia de la filosofa o, quizs ms claramente, la historia de una constelacin de la filosofa. Es que en Africa, China, India, Japn y las Amricas encontramos tambin constelaciones de la filosofa que escribieron sus historias especficas y que a pesar del colonialismo cultural europeo han mantenido y conservado vivas sus tradiciones.

    Considerando este trasfondo hay que sealar que la reconstruccin alternativa de la historia de la filosofa europea podra contribuir a ilustrar el hecho de que la Europa que se impuso civilizatoriamente (que precisamente no es la de un Jakob Boehme o una Teresa de Avila) no slo coloniz hacia afuera, sino tambin hacia adentro. Al fin y al cabo, sin este proceso de colonizacin interna es inexplicable la marginalizacin y sometimiento de las configuraciones alternativas del pensamiento filosfico en Europa. Y a la inversa, el reconocer este hecho podra facilitar el dilogo de los filsofos europeos con filsofos de otras regiones del mundo. De este modo podra asociarse la experiencia del sometimiento y la marginacin a la consciencia de la propia contextualidad. Se trata de una experiencia que podra incrementar el sentido de la solidaridad en la medida en que, por ejemplo, motivara a los filsofos europeos a ocuparse menos de la recepcin de Hume en Japn que a debatir sobre la funcin liberadora de las tradiciones filosficas japonesas. Uno de los motivos que me indujo a escribir este trabajo es con certeza la intencin de que el mismo contribuya a ese proceso de intercambio intercultural entre los filsofos.

    1. La concepcin de filosofa presupuesta en este trabajo Al partir de la base de que quien se ocupe como filsofo o desde una perspectiva

    filosfica de cuestiones de historia de la filosofa no importa en qu contexto- debe operar con una teora de la filosofa de la historia que a su vez se remita a una determinada concepcin de filosofa9, considero necesario iniciar el trabajo con una explicacin de la idea de filosofa supuesta por m. Ms adelante, en el segundo apartado, expondr mi teora de la filosofa de la historia.

    Para evitar malentendidos, antes de comenzar con mi concepcin de la filosofa quiero aclarar que dicha idea no es ajena a la tradicin de la filosofa occidental aqu expuesta. Claro que se trata del concepto de filosofa que sostengo yo y que pretendo documentar histricamente en este trabajo (por cierto que de modo diferenciado en cada caso), pero es una concepcin que no intento imponer a otras tradiciones precisamente porque est elaborada en dilogo con la tradicin predominante. En este sentido es una idea tradicional de la filosofa, aun cuando se aparta de la tradicin vigente. Por eso la entiendo como una concepcin de la filosofa que, probablemente como cualquier otra, piensa con tradicin contra la tradicin. 9 As lo vio ya Johan Jakob Bruckner, el verdadero padre de la investigacin en historia de la filosofa en

    un sentido moderno. En la Introductio de su Institutiones Historiae Philosophicae (Leipzig, 21756) escribi lo siguiente: Quien quiera investigar la historia de la filosofa, debe definir primero qu es filosofa y segn qu criterios se diferencia de la sabidura en general, para que la atencin no se distraiga en mbitos ajenos al tema o desvare. Citado aqu segn el apndice en: Franz Wimmer, Interkulturelle Philosophie, Geschichte und Theorie [Filosofa intercultural, Historia y teora], Vol. I, Viena 1990, p. 255.

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    Sintticamente mi idea de filosofa puede caracterizarse mediante los siguientes tres aspectos centrales:

    A. En Europa la filosofa conoce no slo la posibilidad de comenzar como lo sancionaron Platn y Aristteles, que desde entonces se repite como el casi absoluto comienzo del filosofar.

    Recordemos los sitios famosos. En Theaitetos dice Platn: La filosofa no tiene otro comienzo que el asombro que es la situacin de todo amigo de la sabidura 10. Y en la Metafsica de Aristteles leemos: Ya que el asombro es para los hombres hoy como siempre el comienzo del filosofar 11

    Con intencin crtica me aparto de esa lnea tradicional y sostengo que para las tradiciones filosficas europeas tambin rige que: Igual que antes el inicio del filosofar es para los seres humanos hoy en da no slo el asombro, sino en igual medida el sentirse afectado. Con esto quiero decir que el momento fundacional de las tradiciones filosficas europeas no se debe con exclusividad a la capacidad de asombrarse terica y epistemolgicamente. Con la misma potencia fundacional encuentra sus condiciones de posibilidad en la evidencia de que los seres humanos hacen la experiencia de la esclavitud y el racismo, de la opresin y la represin, del conflicto entre las exigencias humanas legtimas y el orden poltico sancionado legalmente. Consternados por esa realidad social, se inicia entonces la tarea de pensar filosficamente a partir de cuestiones de tica prctica. Tal como se documentar ms adelante, de este modo los problemas sociales y polticos, como por ejemplo la falta de libertad e igualdad, forman parte tambin en Europa del inicio de la reflexin filosfica. Por eso insisto en que la conviccin en la necesidad de practicar la filosofa con una finalidad emancipadora, en el sentido de querer responder a la pregunta por la realizacin de la libertad y la igualdad, la justicia y la paz en el mundo histrico de los seres humanos, es parte del comienzo de las tradiciones filosficas europeas. Guiada por esta preocupacin, la filosofa se funda como una tradicin de pensamiento que, precisamente porque piensa a partir del concernimiento, se dispone en una forma especfica que denomino la figura responsiva del pensar filosfico. La llamo as porque pienso que con este rtulo se puede reproducir del mejor modo la tetradimensionalidad de esa figura: 1) que se trata de un pensar que se constituye como palabra o discurso que responde** a algo o a alguien; 2) que la re-flexin [sic] que se da en el proceso de la palabra o discurso a modo de respuesta*** entiende ese pensar responsivo como rgano del contra-decir [sic] y no como vehculo del corresponder y/o del silenciamiento*****; 3) que por lo tanto se trata de un pensar orientado a la rplica. Al mismo no le interesa asimilarse a la realidad ni reconstruir la historiaa la manera de un calco, sino deconstruir las articulaciones vigentes de la realidad y la historia en su supuesta necesidad metafsica. Tiende a contra-decirlas, a invertir su

    10 Platn, Theaitetos (155d), cit. sg.: Werke in acht Bnden [Obras en ocho volmenes], Bd. VI,

    Darmstadt 1970, S. 44. 11 Aristteles, Metafsica 2 (982b), cit. sg.: Philosophische Bibliothek CCCVII, Hamburg 1978, S. 12. ** En el original Ant-wort: en la lengua corriente Antwort (respuesta), aqu combinacin del prefijo

    an (dirigir a alguien la accin del verbo) y Wort (palabra). As se tratara de una palabra o un discurso que se constituye en el acto de dirigirse a alguien. De la combinacin de ambos matices surge la nocin de discurso responsivo utilizada por el autor (N. del trad.).

    *** En el original Prozess des Ant-wortens (N. del trad.). ***** En el original Ent-Sprechens (entsprechen: corresponder), aqu a partir del prefijo ent- (quitar algo

    al sustantivo o verbo siguientes) y el verbo sprechen (hablar). As se trata en esta frase de un hablar que quita el habla, o sea que se silencia (N. del trad.).

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    orden****** y a apuntar a un modo alternativo de combinar la realidad y la historia como una dimensin histrica posible. 4) Que el pensamiento responsivo se caracteriza no por descubrir la responsabilidad histrica a posteriori, sino por percibirla como componente central del proceso de reflexin filosfica.

    B. A partir de la definicin de la filosofa desde la experiencia del concernimiento se evidencia a mi juicio la segunda caracterstica de tal idea: la filosofa no es mera crtica de textos, es decir cotejo de textos, sino tambin de la poca y de la realidad circundante, o sea un tratamiento crtico de la historia y la realidad. Formulndolo de modo ms estricto: la filosofa quizs slo se forma y configura en la confrontacin crtica con la realidad y la historia.

    Al respecto hay que considerar que los textos filosficos son reacciones a contextos. Las tradiciones tericas consolidadas en los textos que son objeto de exgesis, sobre todo dentro de la filosofa acadmica, no resultan de especulaciones aisladas, autocentradas y autosuficientes, no caen del cielo, sino que remiten a contextos problematizados y tematizados mediante procesos socioculturales cuya aprehensin se hace posible mediantela redaccin de textos. En mi opinin, de esa dialctica entre contextos y textos surgen las tradiciones tericas escritas de la filosofa. Ortega y Gasset lo define diciendo: Ninguna idea es slo lo que ella por su exclusiva apariencia es. Toda idea se singulariza sobre el fondo de otras ideas y contiene dentro de s la referencia a stas. Pero adems ella y la textura o complejo de ideas a que pertenece no son slo ideas, esto es, no son puro sentido abstracto y exento que se sostenga a s mismo y represente algo completo, sino que una idea es siempre reaccin de un hombre a una determinada situacin de su vida. Es decir, que slo poseemos la realidad de una idea, lo que ella ntegramente es, si se la toma como concreta reaccin a una situacin concreta. Es, pues, inseparable de sta. Tal vez resulte ms claro decir esto: pensar es dialogar con la circunstancia. Nosotros tenemos siempre, queramos o no, presente y patente nuestra circunstancia; por eso nos entendemos. Mas para entender el pensamiento de otro tenemos que hacernos presente su circunstancia. Sin esto, fuera como si de un dilogo poseysemos slo lo que dice uno de los interlocutores.12

    Partiendo de esta perspectiva es necesario insistir en que las tradiciones filosficas escritas son textos con contextos, pero no slo porque sean parte del tejido social o de la historia de las ideas, sino tambin y sobre todo porque los textos son contextos. Como tratamientos crticos y reflexivos de la realidad y la historia, as como de las situaciones en las que viven los seres humanos -como dice Ortega y Gasset-, los textos filosficos representan construcciones crticas e interpretaciones. Los contextos son parte de la historia interna de la constitucin de dichas representaciones, por cierto como componentes esenciales de su textualidad. Si as se quiere, se puede decir que los textos tienen una textura bidimensional: texto y contexto.

    La consecuencia de este hecho es evidente: quien quiera reducir la filosofa a crtica de textos y al hacerlo slo haga una exgesis de los textos buscando la comprensin de su pura textualidad, pierde de vista la otra dimensin de los textos filosficos y reduce el sentido de la filosofa. Se puede decir tambin que la filosofa como mera crtica exegtica de textos es una caricatura de s misma y que en rigor se descalifica como

    ****** En el original wider-legen, del prefijo wider- (contra) y el verbo legen (poner). El verbo

    widerlegen significa contradecir, pero aqu se refiere a un pensamiento que contradice y a la vez invierte el orden de las tradiciones predominantes (N. del trad.).

    12 Jos Ortega y Gasset, op. cit., pp. 390-91.

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    tal, porque los textos filosficos son composiciones bidimensionales que uno no puede tratar sin remitirse al concierto entre el pensar y la situacin que es determinante para su textura. Quien trabaje filosficamente con textos filosficos tiene que encararse entonces con construcciones crticas de la realidad que lo motivan menos a la hermenutica de textos que a la reflexin autnoma, a filosofar. O sea que lo animan a realizar una reflexin crtica independiente.

    Si se me permite la observacin, fue quizs a partir de esta experiencia que Kant advirti contra la transformacin de la filosofa en filodoxia13 y consecuentemente abog decididamente por la filosofa como pensamiento autnomo: Quien no pueda filosofar, no puede llamarse filsofo. Pero filosofar slo se aprende mediante el ejercicio y el uso independiente de la razn Quien quiera aprender a filosofar slo puede por el contrario considerar todos los sistemas filosfcos como la historia del uso de la razn y como objetos para el ejercicio de su talento filosfico.14

    La perspectiva de Kant (por eso la mencion expresamente en este lugar) nos ayuda a comprender que nadie que quiera hacer filosofa puede quedarse en la hermenutica de obras, no importa cuan importantes sean para la formacin del filsofo y sus conocimientos sobre el origen de las distintas posiciones. Al contrario, debe ir ms all hacia lo que ya se mostr en este texto, o sea el tratamiento crtico de la realidad y la historia. Por supuesto que los textos filosficos son por regla teoras que deben ser interpretadas, sobre todo cuando los intrpretes no nos ubicamos en una lnea de continuidad con las mismas15. Sin embargo lo decisivo es que no se trata de teoras autoreferenciales, surgidas por creacin propia, sino que tanto su posible referencialidad terica intratextual como su potencial estructura interdiscursiva, es decir su referencialidad a otras teoras en sentido estricto, deben ponerse de relieve mediante el trabajo sobre el objeto en los contextos y situaciones.

    Finalmente hay que advertir que esta segunda caracterstica de la idea de filosofa sostenida por m de ningn modo debe entenderse como reduccionismo sociopoltico. Pues cuando aqu se habla de realidad e historia, de contextos histricos como de situaciones que como agentes mediadores le proporcionan a la filosofa lo que ella tiene que examinar* y a lo que tiene que reaccionar de un modo crtico y reflexivo, no me refiero a una contextualidad socio-poltica en el sentido estricto del trmino. En el centro de mi atencin se encuentra ms bien la totalidad de la estructura contextual formada de las situaciones ms diversas en las que puede encontrarse la vida humana y en las que sta tiene que procurarse su fortuna segn el plan de vida de cada uno.

    Por eso, para aclarar este segundo aspecto de mi concepcin de la filosofa me permito hacer una cita que documenta con perspicacia otra dimensin de la contextualidad a la que reacciona originariamente la filosofa: Originariamente la filosofa es algo as como una reaccin o una oposicin de las personas a determinadas situaciones vitales caracterizadas por la prdida de evidencias dadas y por la crisis de orientacin

    13 I. Kant, op. cit. p. 37. 14 I. Kant, Logik [Lgica], en: Werke in zwlf Bnden [Obras en doce tomos], Vol. VI, Francfort d.M.

    1968, pp. 448-49. 15 V. Hans-Georg Gadamer, Wahrheit und Methode [Verdad y Mtodo], Tbingen [Tubinga] 1975, entre

    otras p. XXX y 508. * En el original (...) die der Philosophie das ver-mitteln, worber sie zu er-mitteln hat(...). Juego de

    palabras con el sustantivo Mittel (medio o agente) y los verbos vermitteln (en este caso proveer o proporcionar) y ermitteln (investigar, examinar, escudriar). Se trata entonces de un medio o agente que le proporciona a la filosofa su material de investigacin (N. del trad.).

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    desatada por la misma. A primera vista estas situaciones no muestran en modo alguno apariencias comunes Sin embargo la filosofa siempre brota de un desconcierto ante la propia conducta y del descubrimiento, como causa o consecuencia estrechamente concomitante con ello, de posibilidades de vivir de una manera completamente diferente (`alternativamente). En el principio de la filosofa se encuentra la comprobacin intranquilizadora de que se puede organizar la vida de un modo completamente diferente. Por lo tanto en su origen la filosofa es una bsqueda de la manera de vivir correcta, realista y adecuada a las necesidades del individuo y del ser humano en general16.

    Sobre la base de la perspectiva complementaria de esta cita se podra entonces sintetizar como resultado que la filosofa, considerada como una tradicin especfica de la crtica de su poca, siempre se desarrolla como confrontacin con cuestiones de la historicidad, sociabilidad e individualidad de seres humanos que quieren llegar a ser cabalmente humanos.

    C. El tercer aspecto de la concepcin de filosofa con la que trabajo en este texto resulta de los otros dos. Est implicado en lo dicho como su consecuencia lgica. Sin embargo quisiera presentarlo aqu explcitamente, porque me parece necesario para poder describir en sus aspectos esenciales un elemento importante de mi concepcin filosfica que hasta ahora slo ha sido insinuado.

    Al hablar del tercer aspecto me refiero a la orientacin crtico-prctica que a mi juicio es parte fundamental de la reflexin filosfica y que, complementando lo dicho sobre la filosofa como crtica de su poca, conduce consecuentemente a precisar mi idea de filosofa en tanto vuelve evidente que la filosofa debe ser crtica activa y efectiva de la situacin existente. Tambin se lo puede formular de la manera siguiente: hay que llevar a cabo y practicar la filosofa como un saber crtico que interviene en la realidad de los seres humanos. O expresado de modo diferente: la filosofa debe convertirse en un elemento del proceso de transformacin del mundo y de la historia participando de manera crtica y constructiva en el curso real de la misma, acompaando y promoviendo las opciones resultantes para lo humano.

    Con este tercer aspecto quiero oponer mi idea de filosofa a la de Hegel. Como se sabe, ste parta de la base de que la filosofa siempre llega demasiado tarde para participar en la creacin del mundo histrico de los seres humanos. Recordemos aquel famoso pasaje en el que opinaba: As y todo la filosofa siempre llega demasiado tarde para ilustrar sobre cmo debe ser el mundo. Como representacin del mundo aparece en el momento en que la realidad ya ha terminado de formarse y est lista. Lo que ensea el concepto lo muestra necesariamente tambin la historia, [o sea] que slo en la maduracin de la realidad lo ideal se manifiesta a lo real y aqul se construye bajo la forma de un reino intelectual ese mismo mundo conocido en su sustancia. Cuando la filosofa pinta con su gris es que ha envejecido un diseo de la vida y con el gris no se lo puede rejuvenecer, sino slo conocerlo; el bho de Minerva solamente comienza su vuelo en el crepsculo17.

    16 Norbert Hinske, Lebenserfahrung und Philosophie [Experiencia vital y filosofa], Stuttgart-Bad

    Cannstatt 1986, p. 137. 17 G.W.F. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts [Principios de la filosofa del Derecho], en:

    Werke in zwanzig Bnden [Obras en veinte volmenes], Vol. 7, Francfort d.M. 1970, pp. 27-28. Cursiva en el original. Tambin el siguiente pasaje es muy ilustrativo: ... en este sentido la filosofa es un santuario cerrado y sus servidores forman una casta sacerdotal aislada que no puede confundirse con el mundo y tiene como tarea vigilar el patrimonio de la verdad. Cmo sale la actualidad emprica e

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    Concebir la filosofa como crtica de su poca significa que la misma no aparezca puramente como la idea del mundo, que de la misma no pueda decirse que as es que la filosofa es su poca resumida en ideas18 y mucho menos si de este modo se quiere decir que la filosofa tiene menos el papel de una co-formadora que el de una observadora ilustrada y expectante en el proceso de formacin de la realidad. Al contrario implica hacerse consciente de la consecuencia de que la filosofa es crtica de su propio momento en el momento justo*, que no llega ni demasiado temprano ni demasiado tarde, sino que siempre est en su poca. Es que pertenece a la formacin histrica de la misma, pero simultneamente es la tradicin crtica en la que se condensa el recuerdo de las opciones oprimidas y de las esperanzas insatisfechas en la formacin predominante de la poca. As se manifiesta como un juicio crtico de su tiempo histricamente fundado. En otras palabras, la filosofa como crtica de su poca es parte y juicio de la misma. Por eso no se queda expectante para poder manifestarse como la idea del mundo bajo la forma de una razn reconciliada con la historia, sino que intenta constituirse como praxis de la historia y del mundo articulando en el momento justo su crtica de la poca y haciendo operativa mediante la alianza con los seres daados su opcin por la humanidad de las personas como una alternativa real e histrica necesaria para corregir oportunamente la poca.

    En mi opinin la filosofa entonces no es solamente un ejercicio espiritual para comprender el mundo y la poca, sino tambin una tarea prctica para la transformacin de la misma. De ello se infiere que la filosofa debe tomar parte creativamente en el esbozo y planificacin del futuro humano. Y en la medida en que se dedica a esta tarea se transforma a s misma, porque deja de ser una reconstruccin a posteriori de la historia pasada y comienza a entenderse a s misma como fuerza innovadora en la historia, o sea que se convierte en una reflexin crtica que siempre llega oportunamente y tiene la funcin esencial de apoyar los planes humanitarios para la transformacin del mundo. Por eso, recurriendo con Althusser a la tradicin marxista, puedo decir que en este tercer rasgo fundamental de mi comprensin de la filosofa se trata de acentuar que la nouvelle pratique de la philosophie19 implcita en el mismo significa una autotransformacin de la disciplina que al mismo tiempo debe verse como condicin de la posibilidad de que la filosofa se coloque en la situacin de colaborar con la transformacin histrico-prctica del mundo 20 . Es que la transformacin del mundo de la filosofa est siempre interrelacionada con la transformacin del mundo histrico.

    Por otro lado hay que considerar sin embargo que la participacin de la filosofa en la transformacin del mundo histrico de los seres humanos plantea un desafo estrictamente terico para la crtica filosfica de su poca. Emprender esa tarea supone que la filosofa, en el sentido sugerido ms arriba, no slo supere crticamente el pasado, sino que adems entienda algo sobre las posibilidades de un futuro humano. Debe poder formular juicios sobre el futuro21. En otras palabras: en el mbito de la

    histrica por s misma de la disyuntiva acerca de su formacin, no es la bsqueda prctica inmediata ni el asunto de la filosofa, op. cit., Vol. 17, Francfort d.M. 1969, pp. 343-344. Cursiva en el original.

    18 G.W.F. Hegel, id., p. 26. Destacado en el original. * En el original recht-zeitig, juego de palabras entre rechtzeitig (en el momento justo o preciso) y

    recht- (justo, correcto) por un lado y zeitig (en el momento adecuado, correcto) por el otro. 19 Louis Althusser, Lnine et la philosophie [Lenin y la filosofa], Pars, 1969, p. 57. 20 Cf. Louis Althusser, id., p. 57. 21 Arturo A. Roig, Rostro y filosofa de Amrica Latina, Mendoza 1993, p. 111 ss.

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    creacin de teora filosfica el desafo consiste en que la filosofa (este es el aspecto especfico de mi concepcin que aqu debe ser explicitado) debe constituirse como una reflexin crtica de cuya constitucin es parte esencial la configuracin de la crtica como un movimiento de bsqueda del posible futuro humano de la humanidad. La crtica filosfica, o sea la filosofa como crtica de su tiempo, debe contribuir as a la configuracin de la filosofa como funcin de un tipo de pensamiento que no espera el crepsculo, sino ms bien prepara el alba. Hablando con Nietzsche, se trata entonces de la configuracin de la filosofa de la maana22. Para m esto quiere decir que el desafo implcito en el tercer aspecto esencial de mi concepcin de filosofa en realidad no es otro que continuar y seguir conduciendo** la tradicin que recurriendo a Marx iniciaron pensadores de la aurora23, como Ernst Bloch, Jos Carlos Maritegui o Sartre, para nombrar slo a algunos.

    Para redondear la explicacin de la concepcin filosfica que fundamenta este trabajo me permito acabar mencionando algo ms. Como la filosofa evidentemente no slo tiene que ver con el tiempo, es decir que no trata solamente de un tiempo descontextuado o una historia deslocalizada, sino que al criticar su poca tambin critica el contexto, no puede saltar sobre las condiciones espaciales del mismo y aparecer en escena con la pretensin de ser filosofa universal. Su reflexin crtica es contextual, es una perspectiva localizada que slo por complejas mediaciones, con intencin comunicativa y en confrontacin con otras perspectivas, puede comprobar su posible universalidad.

    Esta advertencia debe bastar en este contexto para llamar la atencin sobre el carcter cuestionable de toda filosofa que demasiado rpido se presente a s misma como universal. Dicho de otro modo: La contextualidad de la reflexin filosfica as como la oposicin planteada dentro de la misma entre las distintas perspectivas de la filosofa muestran, como ya lo notara Schelling, que todava no existe una filosofa en la que la humanidad llegue a conocerse a s misma, una filosofa verdaderamente general. La filosofa verdaderamente general no puede de ningn modo ser propiedad de una sola nacin y mientras cualquier filosofa que sea no traspase los lmites de un solo pueblo, hay que admitir confiados en el futuro que sta todava no es la verdadera, aunque se encuentre en el camino hacia ese fin24.

    Considerando el trasfondo de esta problemtica, mi concepcin de filosofa opta por desarrollar un programa para la formacin de una filosofa verdaderamente general en el sentido de un movimiento filosfico de bsqueda que partiendo de la contextualidad del pensar inicie la comunicacin entre las distintas perspectivas localizadas y las equilibre. Slo as pueden superarse las unilateralidades regionales y desmontarse las ambiciones de dominacin de perspectivas parciales. Quizs as nos pongamos en filosofa en camino hacia la filosofa verdadera, cuya configuracin por cierto no ser el de una filosofa general, sino la que Scheller denomin

    22 Friedrich Nietzsche, Humano, demasiado humano [Menschliches, Allzumenschliches], en: , Vol. III, ,

    p. 357. Destacado en el original. ** En el original Fort-Fhrung, del sustantivo Fortfhrung (continuacin) desdoblado en el sustantivo

    Fhrung (conduccin) y el prefijo fort- (indica alejamiento, avance o continuacin). Por eso la combinacin de ambas partes.

    23 Beat Dietschy, Die Inkorporation der Hresie ins Dogma. Jos Carlos Maritegui und Ernst Bloch [La incorporacin de la hereja en el dogma], en: Concordia 11 (1987) p. 24.

    24 F.W.J. Schelling, Zur Geschichte der neueren Philosophie [En torno a la historia de la filosofa reciente], Darmstadt 1975, p. 170.

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    filosofa mundial cosmopolita25 y para la cual yo preferira el ttulo de filosofa intercultural26.

    2. Teora de la historia de la filosofa que sustenta esta investigacin

    2.1. Consideraciones previas. Como es sabido, desde los primeros tiempos de la filosofa occidental los filsofos se

    ocuparon de la historia de su especialidad o saber. Esta preocupacin la documentan ejemplarmente el famoso fragmento de la Metafsica de Aristteles27 o la obra de Digenes Laercio28 . Claro que desde la perspectiva actual esos testimonios no son otra cosa que prefiguraciones de lo que hoy se entiende por historia de la filosofa, o sea el tratamiento sistemtico del desarrollo del pensar filosfico considerando especialmente la estructura de pensamiento que se va perfilando en el mismo as como la coherencia de los sistemas. Sin embargo no debe pasrselos por alto, especialmente cuando se trata de reconstruir de un modo histricamente adecuado el camino recorrido por la historia de la filosofa desde sus prefiguraciones puramente doxo- e historiogrficas hasta sus modernas configuraciones sistemticas propias de una disciplina cientfica.

    Si en este captulo intentramos hacer una reconstruccin histrica del surgimiento y desarrollo de la historia de la filosofa como disciplina, no deberamos empezar slo por el ya mencionado Johan Jakob Bruckner como padre de la moderna historiografa filosfica, sino retroceder hasta la antigedad para poder describir esa tradicin investigativa desde el primer estadio de la coleccin de biografas y doctrinas de filosfos. Pero en este captulo mi inters no se concentra en el desarrollo de la historia de la filosofa en el espacio cultural europeo, sino en su problematizacin por los filosfos. Por eso hablo conscientemente en el ttulo de Teora de la historia de la filosofa. Con el mismo quiero dejar en claro desde el primer momento lo siguiente:

    A diferencia de otros trabajos, concebidos declaradamente como contribuciones a la historia de la historiografa de la filosofa y que por lo tanto deben colocar en el centro de su atencin29 la referida reconstruccin histrica de la historia de la filosofa como disciplina, entiendo aqu mi tarea como el intento de cuestionar tanto la historia tradicional de la filosofa como la idea de filosofa trasmitida en esa historiografa. De este modo concentro mi inters en el pensar filosfico sobre la posibilidad de construcciones e interpretaciones de la historia 25 Max Scheler, Philosophische Weltanschauung [Cosmovisin de la filosofa], Berna 1954, p. 106. 26 V. Ram Adhar Mall, Philosophie im Vergleich der Kulturen. Eine Einfhrung in die interkulturelle

    Philosophie [La filosofa en la comparacin de las culturas, una introduccin a la filosofa intercultural], Bremen 1992; Ral Fornet Betancourt, Filosofa intercultural, Mxico 1994 e id., Lateinamerikanische Philosophie zwischen Inkulturation und Interkulturalitt [La filosofa latinoamericana entre la inculturacin y la interculturalidad], Francfort 1997.

    27 Cf. Aristteles, Metaphysik [Metafsica], 983a ss. 28 Diogenes Laertius [Digenes Laercio], Leben und Meinungen berhmter Philosophen [Vidas y

    pensamientos de filsofos famosos], Hamburg 1967. 29 V. Lucien Braun, Histoire de lhistoire de la philosophie, Paris 1972; Johannes Freyer, Geschichte der

    Geschichte der Philosophie im achtzehnten Jahrhundert [Historia de la historiografa de la filosofa en el siglo XVIII], Leipzig 1912; Jos Mara Ripalda, Philosophiegeschichtsschreibung seit der Neuzeit Problematik und Genese.[Historiografa de la filosofa desde el comienzo de los tiempos modernos Problemtica y gnesis], en: Dialektik 18 (1989) pp. 179-196 y Francisco Romero, Sobre la historia de la filosofa, Tucumn 1943.

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    de la filosofa. Expresndolo de otro modo, puedo decir que no me dedicar a problemas de la historia de la filosofa como disciplina, sino ms bien a la historiografa de la filosofa como problema filosfico. Por ello desisto en este trabajo de reconstruir histricamente el desarrollo de la historia de la filosofa como disciplina. Tal tarea no es relevante para la hiptesis que planteo. Por el contrario es necesario recurrir histricamente a aquella tradicin de la filosofa europea que parte de la conviccin fundada de que la filosofa no puede ver su propia historia como una herencia a recibir y a administrar sin problemas. No puede hacerlo porque para la filosofa slo puede haber historia de la filosofa en la perspectiva de una posicin filosfica viviente. Es decir que la filosofa slo puede referirse a su as denominada historia en tanto la problematice. O, expresndolo con las palabras de Martin Heidegger, a quien veo como perteneciente a esta tradicin: Lo histrico de la filosofa slo puede aprehenderse filosofando30. Y en otro lugar dice: Cada presente actualiza de un modo tal la historia de la filosofa, la comprende y se la apropia tan enrgicamente y por consecuencia la critica tan decididamente que la filosofa, para la cual y en la cual existe la historia y en la que alguien toma una actitud vital hacia la historia, filosofa es 31.

    La tradicin referida, segn la cual la historia de la filosofa -como lo demuestran los citados fragmentos de Heidegger- es a la vez un problema y una tarea de la reflexin filosfica, tiene su inicio en Kant. Es Hegel sin embargo quien la fundamenta reflexivamente transformndola en una lnea con cuyo mtodo se aboga por el pasaje definitivo de la historiografa filosfica a la teora de la historia de la filosofa. Hegel es responsable por el comienzo de la explicacin y sistematizacin de la pregunta por el sentido filosfico de la historia de la filosofa. No slo la toma como un problema filosfico, sino tambin como objeto de una teora filosfica que interpreta dicha historia desde una perspectiva finalista32. Por eso, con toda razn, se ve a Hegel como la culminacin radicalizada de la tradicin iniciada por Kant y se hace de su teora de la historia de la filosofa el centro de la discusin sobre el acceso a la historia de la filosofa desde una problematizacin filosfica. En este sentido estoy de acuerdo con Klaus Duesing cuando escribe: Sin duda fue Hegel quien desarroll la primera teora filosfica fundante del estudio de la historia de la filosofa y la puso en prctica adecuadamente apreciando en su justa medida el derecho de existencia de posiciones filosficas anteriores. Todo esfuerzo actual por desentraar el sentido filosfico de la historiografa de la filosofa tiene que considerar su obra.33

    Por el significado de sus efectos histricos, pero sobre todo por su radicalidad filosfica, en este captulo nos concentramos en la teora de Hegel sobre la historia de la filosofa. Tratando crticamente ejemplos seleccionados de su obra, se tratar de mostrar los

    30 Martin Heidegger, Phnomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Interpretaciones

    fenomenolgicas sobre Aristoteles], en: Gesamtausgabe [Obras completas], vol. 61, Francfort d.M. 1985, p. 1. Destacado en el original.

    31 Martin Heidegger, id., p. 3. Destacado en el original. Sobre esto v. Klaus Held, Heraklit, Parmenides und der Anfang von Philosophie und Wissenschaft [Herclito, Parmnides y el comienzo de la filosofa y la ciencia], Berlin/New York 1980; especialmente el primer captulo Das philosophische Interesse an der Philosophiegeschichte [El inters filosfico en la historia de la filosofa], p. 13 ss.

    32 V. Juan Carlos Torchia Estrada, El concepto de la historia de la filosofa en Francisco Romero, en: Francisco Romero, La estructura de la historia de la filosofa, Buenos Aires 1967, p. 46 ss. e id., Romero y Brentano: la estructura de la historia de la filosofa, en: Sociedad Interamericana de Filosofa (ed.), Francisco Romero. Maestro de la filosofa latinoamericana, Caracas 1983, p. 159 ss.

    33 Klaus Dsing, Hegel und die Geschichte der Philosophie [Hegel y la historia de la filosofa], Darmstadt 1983, p. 1, tambin Vittorio Hsle, Wahrheit und Geschichte. Studien zur Struktur der Philosophiegeschichte unter paradigmatischer Analyse der Entwicklung von Parmenides bis Platon [Verdad e historia. Estudios sobre la estructura de la historia de la filosofa analizando paradigmticamente el desarrollo desde Parmnides hasta Platn], Stuttgart 1984, p. 70 ss.

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    caracteres esenciales de la teora de la historia de la filosofa que fundamenta este trabajo, problematizando en el transcurso de dicho tratamiento la historia de la filosofa recibida. Pero, antes de comenzar me permito todava en consideraciones preliminares sealar algunos aspectos cuyo lugar terico slo se puede comprender a partir de la crtica de Hegel. Los menciono slo provisoriamente para, por un lado, aclarar otros motivos ms de mi opcin por el tratamiento crtico de Hegel y, por el otro, esbozar el punto de partida de la teora a partir de la cual se critica la teora hegeliana de la historia de la filosofa.

    Se trata primero de comprender que la historiografa de la filosofa depende de una teora, aun en su forma historiogrfica, que muchos consideran errneamente como desprovista de problemas tericos y metodolgicos. Es que todo acceso filosfico a la historia de la filosofa resulta de la historia presente y contextual de la filosofa actualizada por la dinmica del cerciorarse y reasegurarse de las posiciones filosficas propias. El filsofo se mueve siempre en el mbito de la historia de la filosofa. Slo que esa pertenencia se realiza como una relacin determinada totalmente en su finalidad, intensidad y funcin por la propia idea de filosofa. Esa vinculacin no es por tanto un recibir pasivamente, sino una actitud activa respecto a la tradicin filosfica y presupone que el receptor sea capaz de ver la tradicin como tal, es decir como historia de la filosofa. Claro que para toda filosofa esa insercin es un juego dialctico entre la tradicin y la propia perspectiva. Lo decisivo es que la ptica propia, aun cuando ella misma no sea explicable sin recurrir a la tradicin, es la que da un sentido filosfico a la historia de la filosofa. De este modo dicho modo de ver permite acceder a la historia de la filosofa como una lnea reconstruible o, dicho ms precisamente, como un recuerdo histrico34 a recuperar innovativamente mediante retrocesos y renovadas apropiaciones.

    Como cada acceso a la historiografa de la filosofa est lastrado de filosofa, en todas sus manifestaciones debe hacerse consciente de sus momentos tericos y explicitarlos. Este proceso de hacer consciente y explicar los supuestos filosficos se llama precisamente teora de la historia de la filosofa. Una teora que hoy parece tanto ms necesaria cuanto que si consideramos crticamente que no existe un modelo aceptado unnimemente de historiografa de la filosofa, sino historiografas en competencia mutua, hallamos un problema a identificar y resolver: los modos de escribir historia de la filosofa estn cargados de teora o, con otras palabras, dependen de supuestos ontolgicos, epistemolgicos y metodolgicos sistemticamente interrelacionados. Explicitar estos supuestos, mayormente implcitos, es una de las tareas esenciales de una teora cientfica de la historia de la filosofa, y la difundida despreocupacin narrativista que se estila habitualmente en ella no guarda relacin con la desarrollada consciencia de los problemas propia de la filosofa sistemtica y de la teora de la ciencia.35

    La constatacin de que la historia de la filosofa depende de la filosofa puede formularse resumidamente mediante una conmutacin de la tan citada frase de Fichte (qu filosofa elijamos depende de qu tipo de persona somos, ya que un sistema filosfico no es

    34 Martin Heiddeger, Metaphysische Anfangsgrnde der Logik [Fundamentos metafsicos de la Lgica],

    en: Gesamtausgabe [Obras completas], vol. 26, Francfort d.M. 1978, p. 10. Cf. tambin Jos Ortega y Gasset, op. cit., pp. 402-403, as como su prlogo a la historia de la filosofa de Vorstaender en la que pone: Esta colaboracin de los pensadores antepasados en el trabajo del pensador de hoy, es lo que trae la historia de la filosofa a la ciencia filosfica actual ... La filosofa ha de hacerse con la propia cabeza, ms la de todos los filsofos sidos el pasado filosfico no es nunca definitivamente pasado, sino que perdura vivaz y activo en la ciencia presente. En: A Historia de la filosofa, de Karl Vorlaender, Obras Completas, vol. 6, op. cit., pp. 294-295.

    35 Hans Joerg Sandkuehler, Vorbemerkung [Consideraciones preliminares], en: Hans Joerg Sandkuehler (ed.), Geschichtlichkeit der Philosophie [Historicidad de la filosofa], Francfort/Berna/Nueva York/Pars 1991, p. 9.

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    un mobiliario muerto que tomamos o dejamos segn nos parezca, sino que est animado por el alma de la persona que lo tiene.36): qu filosofa elijamos, depende de la filosofa que tengamos. Nicolai Hartmann lo expresa del modo siguiente: Qu consideremos una autntica historia de la filosofa, depende de lo que consideremos como filosofa.37

    Pero esa formulacin, igual que la frase de Fichte, no debe entenderse de un modo subjetivista creyendo poder deducir de ella la posibilidad de abandonar la filosofa y su historia posible a la arbitrariedad individual de cada filsofo. Quiero anticiparme a este posible malentendido explicando un aspecto ms, relacionado con el anterior por el contenido, y cuya aclaracin conforma un momento complementario para la correcta comprensin del primero.

    Ya he dicho que slo es posible acceder filosficamente a la historia de la filosofa si uno le da a la propia posicin filosfica el carcter de historia de la filosofa, entendiendo el historiar la filosofa como llevar a cabo el propio filosofar en dilogo con las tradiciones vigentes y en el contexto de un presente desafiante. A esto hay que aadir que la propia posicin o el propio filosofar se caracterizan aqu como partes de la historia de la filosofa para mostrar que se trata de un presente de la filosofa en el que se intenta entender y transformar la realidad como la filosofa siempre lo intent en su historia. Se trata entonces de un filosofar para el que la historia de la filosofa no es una totalidad cerrada a reproducir, sino un abierto manojo de tradiciones con las que slo puede relacionarse creativamente. Expresndolo con otras palabras, podemos decir que dicho filosofar debe hacerse filosofa y escribir su propia historia de la filosofa confrontndose con los problemas de su tiempo y su contexto ante un horizonte de tradiciones que por su parte slo puede interpretar desde la perspectiva de su propio presente histrico. As el propio filosofar se hace presente de la filosofa y arriesga un nuevo comienzo. Al constituirse como filosofa de un presente histrico, se hace historia de la filosofa, ms precisamente el presente de la misma. A partir de este presente deben recordarse tradiciones anteriores apropindoselas y en l debe responderse la pregunta por el sentido de la pasada historia de la filosofa para la tarea de la actual. De paso podemos sealar aqu que, a mi juicio, una perspectiva similar se encuentra en Jaspers cuando, al diferenciar entre el comienzo histrico y la fuente original de la filosofa, dice que slo a partir del impulso, procedente de una fuente original, de filosofar independientemente la filosofa de cada presente se hace esencial y la anterior se entiende.38

    Por lo tanto, siguiendo a Kant, en este trabajo interpretamos el propio filosofar como autorreflexin. Quien filosofa, debe en realidad procurar darle a su reflexin la categora de un presente de la filosofa. A esta altura debera estar claro asimismo que ese intento de ningn modo puede ser el esfuerzo arbitrario de un sujeto aislado. Lo recin dicho aclara en qu medida la configuracin de una propia perspectiva dentro de la filosofa se entiende como un proceso doblemente histrico, es decir no meramente subjetivo o biogrfico: primero, porque ese proceso es parte del flujo de la historia de la filosofa y luego porque, al tratarse de un proceso de reflexin filosfica, hay que verlo como interrelacionado con el presente histrico contextual, desafiando al filsofo a pensar la realidad y, por lo tanto, no remitindolo a ninguna otra filosofa que a la propia posible.

    Como implicancia de la doble historicidad, que a mi juicio debera caracterizar toda

    36 Johann Gottlieb Fichte, Erste Einleitung in die Wissenschaftslehre [Primera Introduccin a la teora de

    la ciencia], en: Werke [Obras], vol. I, Berln 1971, p. 434. 37 Nicolai Hartmann, Der philosophische Gedanke und seine Geschichte [El pensamiento filosfico y su

    historia], Stuttgart 1977, p. 19. 38 Karl Jaspers, Einfhrung in die Philosophie [Introduccin a la filosofa], Mnich 1971, p. 16.

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    filosofa original en su proceso de constitucin, se da otro aspecto ms con consecuencias concretas para la consideracin de la historia de la filosofa y el trabajo con ella. Este aspecto tambin debe nombrarse explcitamente en este pasaje. Me refiero a que la historicidad de la filosofa documenta en su proceso que la filosofa no es slo produccin de ideas abstractas y descontextuadas. Por consecuencia, su historia de ningn modo puede reconstruirse como mera reproduccin cronolgica de sistemas de pensamiento autorreferenciales. Al referirme aqu a la historicidad de la filosofa pienso tanto en la especfica, es decir aqulla que la actualiza retrocediendo de su respectivo presente a sus tradiciones anteriores, como tambin en la que, determinando la situacin histrica como constelacin de una construccin real del mundo, pertenece al respectivo presente filosfico y debe conducirse de un modo crtico-reflexivo. Reducir la filosofa a ideas y su historia a una historia atemporal de las ideas significa, en consecuencia, desconocer la naturaleza histrica de la reflexin filosfica39.

    Por consiguiente, como la filosofa no slo debe recorrer su camino de reflexin crtica en el marco de la historia contextual, sino considerar la reflexin sobre problemas histricos como el central de esa marcha, el tratamiento de su historia no se puede entender como una mera investigacin sobre argumentaciones40. Claro que la historia de la filosofa es historia de argumentaciones41, pero no hay que pasar por alto que esa historia de las argumentaciones slo existe porque hay una historia de problemas reales, dentro de los cuales los filsofos, en tanto afectados, se dedican a la reflexin y ponen en marcha o continan la historia de las argumentaciones intentando fundamentar sus experimentos y planes para la solucin de problemas de dicha historia real. Por lo tanto, si se quiere entender y presentar la historia de la filosofa como una historia de argumentaciones, debe discutrsela como una historia en la que desarrollar posibles modelos de argumentacin implica desarrollar modelos de realidad posibles. Es necesario, asimismo, tratarla como una historia que no slo ensea al investigador el modo en que los filsofos han pensado tericamente o argumentado en sus textos, sino tambin cmo han construdo argumentativamente el mundo y la historia y, sobre todo, para qu formacin del mundo han argumentado.

    Esta sera la primera consecuencia para el tratamiento de la historia de la filosofa resultante de la doble historicidad de la filosofa. La segunda, complementaria de la primera, dice que la historia de la filosofa debe ser siempre algo ms que investigacin orientada al estudio de los textos42. Por supuesto que vale la siguiente aseveracin: En la investigacin sobre la historia de la filosofa siempre se establecen relaciones entre las intenciones y las acciones de los filsofos as como los acontecimientos histricos, por un lado, y las teoras y significados de las obras filosficas, por el otro43. Pero en base a la dialctica entre texto y contexto expuesta en el primer captulo es necesario que los textos filosficos, como lugares para teorizaciones filosficas que reflexionan sobre y construyen interpretativamente contextos, a su vez sean puestos tambin en relacin con contextos. Es decir que hay que preguntarse tambin por la funcin de las teoras y obras filosficas en el conjunto del contexto histrico. Si la investigacin sobre la historia de la filosofa quiere dar cuenta de la doble historicidad de sta y de la doble dimensionalidad de los textos filosficos, debe ocuparse de esta cuestin.

    39 Cf. Jos Ortega y Gasset, op. cit., p. 395. 40 Juergen Mittelstrass, Geschichtlichkeit und Geschichte der Philosophie [Historicidad e historia de la

    filosofa], en: Hans Joerg Sandkuehler (ed.), Geschichtlichkeit der Philosophie, op. cit., p. 24. 41 Juergen Mittelstrass, id., p. 25. 42 Gerhard Pasternack, Diskurshermeneutik und Wahrheit Zum Problem philosophiegeschichtlicher

    Rekonstruktion [Hermenutica del discurso y verdad Sobre el problema de la reconstruccin histrica en filosofa], en: Dialektik 18 (1989) 28.

    43 Gerhard Pasternack, id., pp. 28-29.

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    Para m la tercera consecuencia consiste en rechazar el intento de definir la filosofa exclusivamente a partir del inters de la razn filosfica, es decir querer deducir la historia de la filosofa exclusivamente a partir del concepto de una filosofa determinada44. Claro que a este intento no se le pueden negar algunas ventajas desde el punto de vista especulativo, pero desde la perspectiva de la doble historicidad de la filosofa el mismo aparece como un modelo de interpretacin que carece tanto de la dilectica histrica y la flexibilidad conceptual como de la apertura histrica necesarias para poder entender y reconstruir adecuadamente la pluridimensionalidad caracterstica del flexible proceso de formacin de filosofas a partir de contextos histricos abiertos.

    Como cuarta consecuencia entiendo el deber de trabajar interdisciplinariamente. La historicidad de la filosofa supone para quienes investigan su historia la obligacin de estar dispuestos a cooperar con otras disciplinas, porque dicha historicidad no es slo ni primeramente de carcter filosfico. Como toda otra historia de la filosofa, la historia de la filosofa europea necesita an ms perentoriamente la interdisciplinariedad, porque la historia que los filsofos escriben con sus argumentos y teoras slo puede ser comprendida en la especificidad de sus perfiles y contornos, si se la trata en el contexto total de los esfuerzos histrico-sociales e histrico-culturales de una poca para explicar y realizar sus posibilidades. Ya Friedrich Ueberweg vio esta necesaria transgresin de las fronteras de lo que se llama filosofa acadmica como un componente esencial de la investigacin sobre historia de la filosofa. Fue as que escribi: Para el mtodo de la historia de la filosofa es importante la interrelacin estrecha de la filosofa con el conjunto de la vida espiritual de una nacin o una poca tal como se refleja especialmente en la literatura45. Tambin Dilthey argument a favor de una aproximacin similar, por ejemplo cuando afirmaba: Los sistemas filosficos han surgido del conjunto de la cultura y a su vez han tenido efectos sobre la misma. Siempe se ha observado que, desde un cierto punto de vista, los sistemas filosficos representan la cultura de un pueblo y una poca. Cuanto mayor es la obra de un ser humano durante su vida, tanto ms profundamente penetran las races de su trabajo espiritual en el subsuelo de la economa, las costumbres y el derecho de su poca, respirando y creciendo as en un intercambio tanto ms vivaz con el aire y la luz que lo rodean46. Por lo tanto la historia de la filosofa implica un programa que slo puede realizarse en base a la investigacin y la cooperacin interdisciplinarias, aun cuando se la deba escribir de un modo especficamente filosfico. Es decir que, incluso queriendo reconstruirla de un modo filosfico, hay que traspasar los criterios de interpretacin puramente inter- e intrafilosficos. Es necesario tambin complementar el acceso filosfico a la historia de la filosofa consultando los conocimientos obtenidos por otras disciplinas relevantes, como por ejemplo la historia social o la de la cultura. Pero, al proponerlo, no estamos pensando en un enriquecimiento puramente informativo, sino en una ampliacin epistemolgica de las perspectivas de la aproximacin filosfica47.

    44 Cf. Vitorio Hoesle, op. cit., p. 16 ss. 45 Friedrich Ueberweg, Die Philosophie des Altertums [La filosofa de la antigedad], Tubinga 131953.

    Destacado en el original. 46 Wilhelm Dilthey, Archive der Literatur in ihrer Bedeutung fr das Studium der Geschichte der

    Philosophie [Los archivos literarios en su significado para el estudio de la historia de la filosofa], en: Gesammelte Werke [Obras completas], IV vol., Stuttgart 1969, pp. 558-560 y 561-562.

    47 Sobre la problemtica de la investigacin interdisciplinaria v. Ral Fornet Betancourt, Zur interdisziplinren und interkulturellen Forschung in der Theologie. Skizzierung einiger Grundvoraussetzungen des Themas aus hermeneutisch-epistemologischer Perspektive [Sobre la investigacin interdisciplinaria e intercultural en la teologa. Esbozo de algunos supuestos del tema desde una perspectiva epistemolgico-hermenutica], en: R. Fornet Betancourt (ed.), Theologien in der

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    Para terminar estas consideraciones preliminares me permito advertir que mi tesis, para la que el tratamiento filosfico de la historia de la filosofa supone una teora de la misma, debe entenderse en este trabajo como la decisin de liberar la reflexin filosfica de la historiografa de la filosofa controlada y disciplinada por la asignatura Historia de la Filosofa. Parto del supuesto, a demostrar argumentativamente en este trabajo, que una teora de la historia de la filosofa desarrollada a partir de la expuesta nocin de filosofa como pensamiento responsivo48 ubicado en su contexto histrico y no arbitrariamente subjetivista y psicologizante, despeja la perspectiva adecuada para encontrar y desarrollar sistemtica y metodolgicamente una aproximacin libre y por lo tanto liberadora a dicha historia. Solamente la mirada sin obstculos que nos permite la teora de la historia de la filosofa nos permite tratar las tradiciones de dicha historia de una manera que se nos presenten como caminos abiertos y dignos de ser vistos bajo nuevas perspectivas y no como construcciones mentales acabadas ante las que estamos como frente a crceles en las que tenemos que abdicar de nuestro propio pensamiento o delante de piezas de museo que no documentan otra cosa que los errores de la filosofa49 y con las cuales ya no podemos hacer ms nada como no sea hacindolo con el inters anticuario y filosficamente irrelevante de un coleccionista.

    Emancipar la reflexin filosfica de la historia de la filosofa sancionada en la asignatura homnima no significa deslastrar al filosofar sobre la actualidad de las tradiciones de la filosofa. Al iniciar la teora de la historia de la filosofa aqu supuesta la emancipacin implica ms bien un programa de tratamiento alternativo de las tradiciones filosficas. El presente de cada filosofa, a partir del cual se esboza la teora de la historia de la filosofa, no se exime de explicar el pasado filosfico, pero lo hace dialogando crticamente con el mismo, o sea tomando las tradiciones filosficas como estaciones* del pensar y no lugares de revelaciones absolutas de las que hacer profesin de fe y hacia las que no cabe ms que conducirse interpretativa o reproductivamente. Se trata de poner las tradiciones bajo una nueva perspectiva al iniciarse un determinado presente de la filosofa que representa, precisamente, el nico horizonte ante el que sacar a luz las posibilidades latentes en las mismas.

    Para aclararlo an ms, me permito aadir que con emancipacin quiero significar aqu la actitud y la puesta en prctica de aquel punto de vista que Heidegger quera hacer valer en relacin a la tradicin de la metafsica occidental: Si queremos liberarnos de esa tradicin en un sentido, no quiere decir que, por decirlo as, la rechacemos y la dejemos atrs, sino que cada liberacin de algo es solamente autntica si domina y se apropia de aquello de lo que se libera. La liberacin de la tradicin es una constante reapropiacin de sus fuerzas nuevamente conocidas50.

    Sozial- und Kulturgeschichte Lateinamerikas [Teologas en la historia de la cultura y la sociedad de Amrica Latina], Vol. 1, Eichstaett 1992, pp. 13-28 as como la literatura mencionada all.

    48 Para aclarar an ms lo dicho en el primer captulo sobre el carcter responsivo de la reflexin filosfica me permito aadir que se trata de una concepcin del pensamiento filosfico para la que vale especialmente lo dicho por Bloch: Despus que haber sido despertado por la necesidad el pensamiento puede hacerse profundo, sin embargo por mucho tiempo seguir siendo vlido que fue la necesidad la que ense a pensar; no existe el baile antes de la comida. El pensamiento no lo olvida para saber retornar a lo que es necesario y no volar demasiado alto. Ernst Bloch, Tbinger Einleitung in die Philosophie I [Introduccin a la Filosofa dada en Tubinga I], Francfort 1963, p. 15.

    49 Nicolai Hartmann, op. cit., p. 12. * Destacado en el original N. del trad. 50 Martin Heideggeer, Die Grundbegriffe der Metaphysik [Los conceptos elementales de la metafsica],

    en: Gesamtausgabe [Obras completas], vol. 29/30, Francfort d.M. 1983, p. 511. (Destacado en el original).

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    Por otra parte est claro que emancipar de tal modo la filosofa contempornea de la historia de la filosofa como asignatura tiene simultneamente como consecuencia el emancipar la propia historia de la filosofa. Esta es, por as decirlo, la otra cara, ms necesaria, de la emancipacin primera. En la medida en que la filosofa se emancipa de la historia de la filosofa sancionada oficialmente, repiensa y fundamenta de nuevo su origen en su propio proceso de constitucin como filosofa viva, potencia un tratamiento libre de las tradiciones filosficas que lleva a emancipar la historia de la filosofa que nos legaron de unilateralismos rgidos, dogmatismos y falsificaciones de sus tradiciones. De este modo se libera a la historia de la filosofa de la estructura de una historia que la transmite en slo una de sus secuencias y formaciones lgicas posibles y por lo tanto en su desarrollo slo permite una* historia. Ahora puedo pasar a tratar el tema central de este captulo, el tratamiento de la teora hegeliana de la historia de la filosofa, en cuyo marco pretendo continuar exponiendo los mencionados momentos de mi posicin.

    2.2. La teora hegeliana de la historia de la filosofa. Como ya lo he explicado, la teora hegeliana de la historia de la filosofa es la

    continuacin y sistematizacin de la exigencia kantiana de una historia filosfica* de la filosofa. Por ello me permito en primer lugar volver a mencionar dicha exigencia.

    De acuerdo a la perspectiva de Kant que ya mencionamos en el primer captulo, segn la cual hacer filosofa es reflexionar sobre s mismo, o sea filosofar, ste quiere hacer de la historia de la filosofa un lugar de reflexin filosfica viviente. Para l, por lo tanto, hacer historia de la filosofa no puede ser la tarea de aquellos estudiosos para quienes la historia de la filosofa (tanto de la nueva como de la vieja) es por s misma su filosofa51, sino ms bien de quienes se esfuercen por servirse de las fuentes de la razn52. Es as que nadie que haga filosofa puede concebir la historia de la misma como una reconstruccin repetitiva de frases dogmticas que lo eximan de pensar autonmamente, ni como una coleccin casual de pensamientos desprovistos de nuevos conocimientos. Por esta razn Kant aboga por un tratamiento filosfico* de la historia de la filosofa. Mediante este modo de trabajar, al interpretar la historia de la filosofa de un modo que la libere de la administracin de los dogmticos53, pero sin descalificarla reducindola a un mero tanteo en la oscuridad54, el filsofo evitar los extremos del dogmatismo y el contingentismo. Por consiguiente, segn Kant, slo interpreta filosficamente la historia de la filosofa quien est en condiciones de redactar una historia de la filosofa, no segn la sucesin cronolgica de los libros que se escribieron en ella, sino segn la sucesin natural de las ideas, tal como se desarroll necesariamente y en forma paulatina a partir de la razn humana55. Es todava ms claro

    * Destacado en el original. 51 Immanuel Kant, Prolegomena zu einer jeden knftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten

    knnen [Prolegmenos a toda metafsica futura que pueda aparecer como cientfica], en: Werke in zwlf Bnden [Obras en doce tomos], Vol. V/1, Francfort d.M. 1968, p. 113.

    52 Immanuel Kant, id., p. 113. * Destacado en el original. 53 Immanuel Kant, Kritik der reinen Vernunft [Crtica de la razn pura], op. cit., p. 12. 54 Immanuel Kant, id. p. 20. 55 Immanuel Kant, An Karl Morgenstern [A Karl Morgenstern], en: Kants gesammelte Schriften

    [Obras escogidas de Kant], editadas por la Academia Prusiana de Ciencias, Vol. XII, Berln y Leipzig 1922, p. 36.

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    en su exigencia de una historia filosofante de la filosofa56 cuando acenta con las palabras siguientes la diferencia de sta con la historiografa y la doxografa: Todo conocimiento histrico es emprico y por lo tanto conocimiento de las cosas tal como son, aunque no deban necesariamente ser as. La racionalidad las presenta segn su necesidad. Una presentacin histrica de la filosofa relata en consecuencia cmo y en qu orden se ha filosofado hasta ahora. Pero el filosofar es un desarrollo paulatino de la razn humana que no puede haber avanzado o comenzado por el camino emprico Una historia filosfica de la filosofa no es histrica o emprica, sino racional, o sea posible a priori. Pues aunque exponga hechos de la razn, no los toma del relato histrico, sino de la naturaleza de la razn humana como arqueologa filosfica57.

    En tanto arqueologa filosfica la historia de la filosofa debe ser reconstruccin de la necesidad racional del conocimiento filosfico; con otras palabras, debe poder explicar la necesidad con la que la razn humana se desarrolla y en la filosofa o bien en las filosofas reconoce el desarrollo que conduce a su fundamentacin como razn crtica. Claro que la historia de la filosofa slo puede llevar a cabo tal reconstruccin de la necesidad lgica del desarrollo de la razn filosfica si la propia historia de la filosofa es una parte de la filosofa58, si deduce por lo tanto su comprensin de s misma de una teora y/o una filosofa, y puede as entender a priori su tarea. Exactamente esto es lo que Kant exige con su alegato por una historia filosfica de la filosofa. Por eso resume su programa de la manera siguiente: Una historia de la filosofa es de un tipo tan especial que en la misma no se puede relatar nada de lo que ha sucedido sin saber previamente lo que debera haber pasado e inclusive lo que puede suceder Porque no es la historia de las opiniones surgidas casualmente aqu o all, sino de la razn que se desarrolla a partir de conceptos.59

    Con la exigencia de que la historia de la filosofa debe ser historia de la razn que se desarrolla a partir de conceptos, Kant pone el fundamento a partir del cual slo puede concebirse la historia de la filosofa en el marco de una teora de la misma60. Tengamos adems en cuenta que dicho fundamento es al mismo tiempo la tesis en la que se resume su teora de la historia de la filosofa como documentacin del desarrollo lgico de la razn. Fue Hegel empero quien se encarg de desarrollar y elaborar sistemticamente esta teora, aunque por otra parte radicaliz fuertemente la aproximacin kantiana. Es as que me permito pasar a la intencin propiamente dicha de este captulo, que es la discusin de la teora hegeliana de la filosofa de la historia.

    Para pasar a este tema quiero citar un pasaje del informe de Hegel Sobre la enseanza de filosofa en los liceos, que muestra de modo particularmente claro con qu energa subraya la exigencia kantiana de una historia filosfica* de la filosofa y al mismo tiempo resume el punto que a l le interesa: Considerando el crculo de conocimientos al que debera

    56 Immanuel Kant, Lose Bltter zu den Fortschritten der Metaphysik [Pginas sueltas sobre los

    progresos de la metafsica], en: Kants gesammelte Schriften [Obras escogidas de Kant], editadas por la Academia Prusiana de Ciencias, Vol. XX, Berln 1942, p. 340.

    57 Immanuel Kant, id., pp. 340-41. 58 Immanuel Kant, id., p. 343. 59 Immanuel Kant, id., p. 343. 60 Sobre la explicacin de la orientacin bsica de Kant, v. Hermann Luebbe, Philosophiegeschichte als

    Philosophie. Zu Kants Philosophiegeschichtsphilosophie [La historia de la filosofa como filosofa. Sobre la filosofa de la historia de la filosofa de Kant], en: Einsichten. Gerhard Krger zum 60. Geburtstag [Conocimientos de causa. En el 60 cumpleaos de Gerhard Krger], Francfort d.M. 1962, pp. 204-29.

    * Destacado en el original.

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    limitarse la enseanza en los liceos, quiero excluir en primer lugar explcitamente la Historia de la Filosofa*, aun cuando pareciera adecuada para la misma. Si no presupone la idea especulativa, no es otra cosa que un relato de opiniones casuales y ociosas, induce fcilmente a adoptar un pensamiento negativo y despreciativo sobre la filosofa, especialmente a suscitar la idea de que con esta ciencia todo es intil y que para la juventud estudiosa sera an ms intil ocuparse de la misma. A veces parece que fuera sta la finalidad de su enseanza y de que se la recomiende.61

    Hegel considera las meras descripciones histricas como carentes de significado al hacer historia de la filosofa. En su opinin, ese modo de trasmisin es ms bien perjudicial para la finalidad de la filosofa, porque la degrada a ser una sucesin casual de opiniones ociosas. Para Hegel, como para Kant, la historia de la filosofa slo puede ser parte de la filosofa si se la incorpora a la dinmica de la realizacin de la razn filosfica. Por cierto que esto significa para l reconstruir la historia de la filosofa no solamente a partir del hilo conductor del desarrollo lgico y necesario de la razn, sino sobre todo identificarla como el lugar en el que la idea especulativa de la filosofa (es decir, el concepto hegeliano de filosofa) alcanza su concrecin dialctica. Hegel destac de modo ejemplar esta intencin especialmente suya en las Lecciones sobre la Historia de la Filosofa. Por eso a continuacin me limitar a este texto, ms exactamente a su Introduccin, que es algo as como la sntesis de su propia teora de la historia de la filosofa. Esta limitacin tambin pone en claro que no nos interesa la reconstruccin hegeliana de la historia de la filosofa o su crtica, sino solamente la teora que la fundamenta.

    La Introduccin de Hegel comienza con una determinacin de la historia de la filosofa en la que desde el inicio se expresa y se destaca la idea fundamental de su teora. As consigna que: Lo que la historia de la filosofa nos muestra es la sucesin de los nobles espritus, la galera de los hroes de la razn pensante* que han sabido penetrar en la esencia de las cosas, de la naturaleza y del espritu, en la esencia de Dios* y han acumulado para nosotros el ms grande de los tesoros que es el del conocimiento racional. Por eso, simultneamente, los acontecimientos y los actos de esta historia no son aqullos en los que la personalidad y el carcter individual imprimen su sello y marcan sus contenidos -como ocurre en la historia poltica -; en este caso las creaciones son tanto mejores cuanto menos le caben al individuo los mritos o la responsabilidad, cuanto ms le corresponden al pensamiento libre, cuanto ms este pensamiento sin particularidades se convierte en el sujeto productor mismo.62

    En este pasaje se expresa a mi juicio la idea fundamental de la teora hegeliana de la historia de la filosofa en la medida en que articula inconfundiblemente la nocin de que en sentido estricto los sujetos de la historia de la filosofa no son el filsofo individual y concreto o una filosofa concreta, sino la razn pensante. Los filsofos y las filosofas son slo expresiones particulares de la razn filosfica. Es ella la que escribe su* historia manifestndose en filosofas. Por eso no es necesario explicar esas filosofas a partir de sus momentos contingentes, sino solamente en torno al hilo conductor determinado por la pregunta por su contribucin al desarrollo, ms precisamente, al impulso de la

    61 G.W.F. Hegel, Berliner Schriften 1818-1831 [Escritos berlineses 1818-1831], en: Werke in zwanzig

    Bnden [Obras en veinte volmenes], Vol. 11, Francfort d.M. 1970, pp. 35-36. * Destacado en el original. * Id. 62 G.W.F. Hegel, Vorlesungen ber die Geschichte der Philosophie [Lecciones sobre la historia de la

    filosofa], en: Werke in zwanzig Bnden [Obras en veinte volmenes], Vol. 18, Francfort d.M., p. 20. * Destacado en el original.

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    autoexplicacin de la razn. Se trata por consiguiente de reconocer y reconstruir en la historia de la filosofa la marcha de la razn como una marcha de la que se excluyen permanentemente las casualidades y los caminos errados, porque, como tal, la marcha de la razn por la historia no puede significar ni bsquedas sin plan ni experimentaciones abiertas. Con la marcha por la historia se quiere decir aqu el pasaje de la razn a travs de la historia. Se trata del proceso de autoexplicacin de una razn ya consciente de su propio contenido absoluto y sin necesidad de buscarlo posteriormente. Esa razn que se desarrolla hacia su autoexplicacin, o sea una razn no experimental* (humana), es la que recorre su propio* camino por la historia de la filosofa. Por eso es que la marcha por la historia de la filosofa carece de contingencia o, como resalta Hegel, debe ser una continuidad necesaria63.

    Como consecuencia de estas ideas fundamentales Hegel se enfrenta con las nociones corrientes acerca de la historia de la filosofa64 que la consideran como un acopio de opiniones65 y no pueden reconocer en ella la marcha de una ciencia de la verdad66, sino una sucesin acumulativa y fortuita de opiniones cuyo conocimiento y/o estudio a lo sumo puede ser de inters para la erudicin67. Tal tipo de historia de la filosofa es para l no slo aburrido sino superfluo: Si la historia de la filosofa slo fuera una galera de opiniones aunque stas versen sobre Dios, sobre la esencia de las cosas de la naturaleza y del espritu sera, en verdad, una ciencia bastante superflua y aburrida, por mucha utilidad que se sacara o se quisiera sacar de todo ese ir y venir de pensamientos y esa erudicin. Puede haber algo ms intil y aburrido que conocer una serie de simples opiniones?68 Para Hegel es evidente que, en tanto la nocin corriente en la historia de la filosofa slo alcanza a reconocer opiniones, desconoce la esencia de la misma y lleva su historia al absurdo. Y aade: Pues bien, la filosofa no contiene nunca opiniones; no existen opiniones filosficas La filosofa es la ciencia objetiva de la verdad, la ciencia de su necesidad 69. Precisamente la nocin corriente sobre la historia de la filosofa niega o bien ignora esa nocin. Por ello como nuestro autor destaca repetidamente degrada esta historia a ser una ocupacin erudita sin sentido: Y, si se partiera de este punto de vista en la historiografa de la filosofa, el significado de la misma se limitara a conocer las particularidades que otros autores tienen, como todos, peculiaridades que me resultan extraas y ante las cuales mi razn pensante est ausente, no se siente libre. Esas particularidades no son para m ms que una materia externa, muerta, puramente histrica, una masa de contenido vano.70.

    La crtica de Hegel se dirige con igual decisin contra la consecuencia a la que lleva la nocin corriente sobre la historia de la filosofa, cuando interpreta la variedad de las opiniones filosficas viendo en dicha historia precisamente la prueba de la futilidad del conocimiento filosfico71. Expresndolo de otro modo se puede decir que, como la nocin corriente parte de la anttesis entre la opinin y la verdad72 y al hacerlo presume adems que la filosofa no puede ir ms all de las opiniones subjetivas y, por lo tanto, es incapaz de conocer la verdad, 63 G.W.F. Hegel, id., p. 15. 64 G.W.F. Hegel, id., p. 28. 65 G.W.F. Hegel, id., p. 28. 66 G.W.F. Hegel, id., p. 30. 67 G.W.F. Hegel, id., p. 29. 68 G.W.F. Hegel, id., p. 30. 69 G.W.F. Hegel, id., p. 30. 70 G.W.F. Hegel, id., p. 33. 71 G.W.F. Hegel, id., p. 34. 72 G.W.F. Hegel, id., p. 32.

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    hace de la historia de la filosofa un argumento contra la filosofa como ciencia y/o contra la pertinencia cientfica de ocuparse de la misma. Para la nocin corriente no existe ninguna documentacin ms evidente de que son vanos los esfuerzos de la filosofa por conocer la verdad73 que la propia historia de la disciplina con su sucesin de sistemas diferentes que se contradicen y se contraponen mutuamente. Y Hegel aade: El conjunto de la historia de la filosofa es un reino de individuos pretritos, no slo fsicamente muertos, sino tambin de sistemas refutados, espiritualmente superados, donde cada uno ha matado y enterrado al otro74.

    Segn Hegel, al argumentar as la nocin corriente pierde de vista el aspecto decisivo para la filosofa que es la interrelacin entre la diversidad y variedad de los sistemas filosficos y el* desarrollo de la filosofa misma. Cuando uno comienza a comprender esa interrelacin, la pluralidad de la filosofa aparece en un sentido completamente distinto que el que entraa la anttesis abstracta entre la verdad y el error75, porque as se clasifica a las filosofas filosficamente*, reconocindolas como momentos necesarios de la* filosofa en su devenir cientfico. Contra el modo de tratamiento aislado y abstracto de la nocin corriente Hegel defiende una perspectiva dialctica e histrica orientada a hacer comprensible que esta variedad entre las muchas filosofas no slo no perjudica a la filosofa misma a la posibilidad de la filosofa -, sino que, al contrario, es y ha sido siempre algo sencillamente necesario para la existencia de la propia ciencia filosfica, algo esencial a ella76.

    Coincidiendo completamente con Kant se trata, entonces, para Hegel de comprender que en la historia de la filosofa tratamos con la filosofa misma77. Esta constatacin no implica otra cosa que optar por interpretar la historia de la filosofa partiendo de una teora que nos coloque en condiciones de entender la variedad de las filosofas precisamente como manifestacin del avance necesario de la razn hacia su autoexplicacin. La pluralidad de las filosofas no puede ser, por tanto, ningn argumento contra la filosofa como ciencia de la verdad, es decir que no se la debe seguir interpretando como el resultado de ocurrencias casuales y arbitrarias de individuos, sino que, desde ahora en adelante, se la debe concebir a partir de la cohesin interna de la razn que se va desplegando, especialmente como la configuracin necesaria de su desarrollo histrico. Es as que Hegel constata que: Los hechos de la historia de la filosofa son tan poco aventuras como la historia mundial puramente romntica. No son solamente una coleccin de acontecimientos fortuitos, de viajes de caballeros andantes errabundos, que luchan cada uno por s mismo, se esfuerzan sin finalidad cierta y cuya influencia ha desparecido sin dejar huella. Tanto menos se ha imaginado uno algo o el otro ha pensado arbitrariamente, sino que en el movimiento del espritu pensante existe un nexo sustancial que lo hace avanzar racionalmente. Debemos abordar la historia en general y en particular la historia de la filosofa con esta fe en el Espritu del Mundo.78

    Por ello es que no se puede reconstruir simplemente la historia de la filosofa. Slo la idea especulativa de la filosofa puede emprender la reconstruccin de dicha historia como desarrollo de la razn en procura de fines determinados. Hegel (como lo sintetiz en otro 73 G.W.F. Hegel, id., p. 34. 74 G.W.F. Hegel, id., p. 35. * Destacado en el original (n. del trad.). 75 G.W.F. Hegel, id., p. 37. * Destacado en el original. 76 G.W.F. Hegel, id., p. 37. 77 G.W.F. Hegel, id., p. 38. 78 G.W.F. Hegel, id., p. 38.

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    lugar) define esa idea como la simple idea de la razn, de que la razn domine el mundo 79.

    La fe en el Espritu del Mundo, es decir en la autorrealizacin de la razn en la historia y especialmente en la historia de la filosofa, es tan central en la teora hegeliana, porque el pensamiento especulativo, vinculado a dicha fe, de que se avanza racionalmente hace posble reconstruir la historia de la filosofa poniendo en su centro el concepto de desarrollo, mostrndola as como el camino del progreso lineal en el autoconocimiento de la razn. Pienso que Feuerbach tuvo razn en su recensin de la Historia de la Filosofa de Hegel al destacar este aspecto con el siguiente comentario : la historia de la filosofa no es otra cosa que la exposicin temporal de las diferentes determinaciones que en su totalidad forman el contenido de la verdad. La categora objetiva y verdadera en la que debe vrsela es la idea de desarrollo. ste es un proceso necesario y racional en s mismo, un acto de conocimiento progresivo e ininterrumpido de la verdad.80

    Efectivamente, la idea de desarrollo es el principio ordenador de la teora de Hegel sobre la reconstruccin de la historia de la filosofa. Refleja el orden de la lgica de la razn en su proceso histrico hacia s misma como razn autoconsciente. Por ello el desarrollo es la idea a partir de la cual se puede y se debe ver la variedad de las filosofas en su interrelacin necesaria. A travs de esta idea es posible por primera vez en la historia de la filosofa que surja algo as como una tradicin viva, ya que la interrelacin necesaria fundamentada por la idea de desarrollo da inicio a una tradicin en tanto crea las condiciones no solamente para interrelacionar las filosofas, sino para conocerlas tanto en su interdependencia como en su subordinacin a la marcha de la verdad en la historia, as como tambin en su especfica necesidad para la autoexplicacin absoluta de la verdad.

    De acuerdo a esta argumentacin el desarrollo, como fundante de una tradicin, es la idea que permite concebir la historia de la filosofa como un movimiento de recuperacin dialctica, en el que por cierto no se trata de revitalizar sistemas del pasado. La tarea consiste ms bien en poner de manifiesto el principio racional latente y actuante en cada formacin de la filosofa considerando el carcter necesario de su desarrollo y en recuperarlo como la tradicin formada por los hechos del pensamiento, es decir por las filosofas concretas como formas necesarias de la autoexplicacin de la razn. Esta tradicin segn Herder, se entrelaza como una cadena sagrada81. Decisiva y divisoria* para la teora hegeliana de la historia de la filosofa es sin embargo la idea de que la cadena sagrada de la tradicin no presenta ningn proceso que haya acabado en el pasado. Claro que hay que tener en cuenta que lo que somos lo somos al mismo tiempo histricamente... La posesin de la razn autoconsciente no ha surgido de improviso ni slo del suelo del presente, sino que est consustanciada con una herencia y, ms concretamente, con el resultado del trabajo de todas las anteriores generaciones del linaje humano.82 Sin embargo, debe tenerse en cuenta al mismo tiempo lo siguiente: Esta tradicin no es solamente una buena ama de llaves que 79 G.W.F. Hegel, Vorlesungen ber die Philosophie der Geschichte [Lecciones sobre la filosofa de la

    historia], en: Werke in zwanzig Bnden [Obras en veinte volmenes], Vol. 12, Francfort d.M. 1970. Destacado en el original.

    80 Ludwig Feuerbach, Hegels Vorlesungen ber die Geschichte der Philosophie [Las lecciones de Hegel sobre la historia de la filosofa], en: Werke in sechs Bnden [Obras en seis volmenes], Vol. 2, Francfort d.M. 1975, p. 50. Destacado en el original.

    81 G.W.F. Hegel, Vorlesungen ber