Fichas mensuales de formación CIOFS 2010
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÓN PERMANENTE
FICHA MENSUAL
ENERO 2010
SECCIÒN I: TEMA MENSUAL
Tema I: Profesión en la OFS Basado en la conferencia presentada por Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, en el Capítulo General OFS de 2008, n. 7-9
Ewald Kreuzer, OFS
Introducción Los Hermanos y Hermanas de la Orden Franciscana Seglar hacen su Profesión durante una celebración
específica de acuerdo al Ritual propio de la OFS. Esta celebración constituye el momento fundacional de la
identidad del profeso. La Profesión es una acción de Dios y un acontecimiento salvífico. Habilita a los hermanos y hermanas para hacer la promesa de vivir la vida evangélica franciscana y produce en ellos efectos particulares
dentro del Pueblo de Dios. La celebración refleja la manera en que la Iglesia ve la Profesión en la Orden
Franciscana Seglar.
Resumen de Profesión en la OFS: don y compromiso, de Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 7-9) y
comentarios.
n. 7. Tanto las Constituciones como el Ritual insisten en una relación Bautismo-Profesión. Ser miembros de la
Orden Franciscana Seglar y profesar en ella tiene como meta ayudar a una persona a “vivir con mayor empeño y fidelidad la gracia y la consagración bautismal” (Ritual OFS 12).
La Profesión produce efectos particulares sobre el organismo sobrenatural de un cristiano, generado por el Bautismo. La Profesión en la Orden Franciscana Seglar ha sido definida como el "Memorial del Bautismo",
como un movimiento que desde el pasado llega al presente y por el cual lo que sucedió en el pasado ahora se
hace presente y eficaz a través del poder del Espíritu Santo. A través de la Profesión el potencial implícito de
bautismo se hace explícito y se actualiza.
La Profesión, tanto de los religiosos como de los franciscanos seglares, debe ser considerada como una epifanía
o manifestación del bautismo. En la celebración de la Profesión la específica vocación seglar franciscana, sellada por la acción corroborante del Espíritu, enriquece al organismo bautismal y le confiere una plenitud para
dar testimonio de Cristo y para la edificación del cuerpo eclesial.
El bautismo es el signo visible del comienzo de una "nueva vida" en Cristo. Con la Profesión, un franciscano seglar dice "Sí" a una forma específica de cómo seguir a Cristo, viviendo el Evangelio en el mundo siguiendo
las huellas de San Francisco. Esta es una vocación muy personal. De hecho, la Profesión es una respuesta muy
personal al amor y a la gracia de Dios. Cada franciscano seglar está llamado a ser un miembro activo en un “equipo” global (llamado Fraternidad u Orden) para la edificación del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
n. 8. La relación fundamental del cristiano con la Iglesia se establece por el Bautismo, puesto que éste incorpora a los hijos e hijas engendradas por el agua y el Espíritu Santo en el Pueblo de Dios, que es el Cuerpo de Cristo.
La Profesión da lugar a una nueva relación con la Iglesia, o más bien, la relación básica del bautismo, renovada
y perfeccionada en la confirmación, se hace "más fuerte" y "más cercana".
2
La Profesión en la Orden Franciscana Seglar desarrolla e intensifica esa relación en la persona que está bautizada y confirmada. Si bien no es diferente de la de cualquier persona bautizada y confirmada, la
profundidad de la relación de un franciscano seglar profeso con la Iglesia es más fuerte y más cercana.
En el mundo de hoy podemos escuchar a la gente diciendo: "Jesús sí, Iglesia no". Muchos están decepcionados por la Iglesia, el Papa, los sacerdotes... Critican la forma en que los cristianos practican su fe en la vida diaria.
Estas voces son un reto para nosotros, como franciscanos seglares. La Iglesia es el "cuerpo de Cristo" – todos
nosotros - y si una parte sufre, todo el cuerpo sufre. Sigamos, pues, a San Francisco y reconstruyamos juntos la Iglesia practicando lo que dijimos en nuestra Profesión: “dar testimonio del Reino de Dios y [...] edificar un
mundo más fraterno y evangélico, junto con los hombres de buena voluntad " (Ritual OFS 29).
n. 9. La preocupación de la Regla, las Constituciones y el Ritual es poner de relieve la necesidad de vivir como miembros auténticos de la Iglesia, en consonancia con el vínculo más fuerte y más cercano que se establece con
la Iglesia por la Profesión. Se trata, ante todo, de un vínculo de comunión, y este es el elemento fundamental de
la Iglesia, que ha de ser afirmado en la vida cotidiana real.
El deber de dar testimonio, al que los franciscanos seglares están llamados en primer lugar por el bautismo y
luego por la Profesión, surge precisamente de la esencia más íntima de la Iglesia, que es una comunión de fe y amor. La insistencia de la Regla y las Constituciones en el testimonio debe hacer cada vez más conscientes a los
hermanos y hermanas de la Orden Franciscana Seglar del hecho de que su existencia en la Iglesia sólo se
justifica por la autenticidad de sus vidas. A los hermanos y hermanas de la penitencia se les pide que ofrezcan
constantemente, en todas las circunstancias de la vida, la prueba suprema de su fidelidad a Dios, dar razón de la esperanza que hay en ellos al mundo, testimoniar de modo inconfundible su fidelidad a la alianza establecida
con la Iglesia y con la Fraternidad en el momento de su Profesión.
Cristo no tiene más manos que las nuestras para hacer Su obra hoy
No tiene más pies que los nuestros pies para guiar a los hombres por el camino No tiene más boca que la nuestra para contar a los hombres como murió Él
no tiene más ayuda que la nuestra para llevarlos a Su lado.
Somos la única Biblia que el mundo indiferente leerá, Somos el evangelio de los pecadores, somos el credo del que se burla;
Somos el último mensaje del Señor, dado en palabra y obra;
¿Qué sucede si las letras están torcidas? ¿Qué pasa si la impresión es borrosa?
¿Y si nuestras manos están ocupados con un trabajo que no es el suyo?
¿Qué pasa si nuestros pies están caminando donde está la seducción del pecado?
¿Qué pasa si nuestra lengua habla de cosas que sus labios rechazarían? ¿Cómo podemos esperar ayudarle o acoger su regreso?
Poema de Annie Johnston Flint
Preguntas para la reflexión y el diálogo en Fraternidad
1. ¿Por qué la relación básica del bautismo de un franciscano seglar profeso con la Iglesia se hace "más fuerte" y "más cercana" al profesar en la OFS?
2. ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de profesar en la OFS?
3. ¿Es la Profesión de la OFS una obra del hombre o de Dios?
4. ¿Por qué Profesión no es una celebración privada, sino un acto público y eclesial?
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SECCIÒN II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema I: El Bautismo del Señor. La Profesión en la OFS se edifica sobre nuestro bautismo
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
“…Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien
y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él” (Hch 10, 38).
Introducción
El bautismo de Jesús es una fiesta litúrgica que cierra el tiempo de Navidad y abre el tiempo Ordinario.
Por lo tanto, nos hace sentir como si tuviéramos un pie en casa y el otro en camino hacia el trabajo o la
escuela. Es una fiesta de transición entre los días en que hemos celebrado el Misterio de la encarnación
del Hijo de Dios entre nosotros y las semanas en que vivimos nuestra fe en condiciones ‘mas
ordinarias’ y la celebración del Misterio de nuestra salvación se va desarrollando paso a paso hasta
llegar al siguiente tiempo fuerte.
El Bautismo del Jesús representa también para él una transición, el inicio de su vida pública. Por
medio de este acto se une en solidaridad redentora con el pueblo de Dios que esperaba al Mesías y con
todos los pecadores. El Espíritu que lo había concebido en el seno de María y lo había guiado mientras
crecía en edad, sabiduría y gracia, ahora lo unge para que inicie su misión mesiánica como el Hijo de
Dios y en una actitud de Siervo de Dios que llegará a dar la vida por el rescate de muchos. En el
Evangelio de Lucas Jesús está en actitud orante cuando, inmediatamente después de ser bautizado, una
teofanía o manifestación divina tiene lugar: los cielos se abren, desciende sobre él el Espíritu y el
Padre afirma: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.» Todo esto nos indica que Jesús vive
intensa e profundamente este evento de su vida en comunión trinitaria. A lo largo de su ministerio
Jesús desarrollará su misión de hacer el bien y liberar del mal impulsado por el Espíritu que lo ungió
en el Jordán.
Nuestro bautismo
Por el Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo, fuimos hechos –en el Hijo- hijas e hijos
amados de Dios e incorporados a la Iglesia, pueblo de Dios, y se nos confió como miembros de ésta la
misión de continuar la obra de Jesús en el mundo. Hemos de realizar esta misión en actitud de fe y
servicio, dándonos a los demás cada día y creciendo en generosidad y fidelidad al Evangelio. El
bautismo actúa en nosotros la más grande transformación que podamos experimentar en la vida, nos
otorga la semilla de la vida divina que hemos de hacer crecer hasta que florezca y dé frutos del Reino y
alcance su madurez plena en el encuentro definitivo con Dios.
El bautismo y la Profesión OFS
Por su parte, los franciscanos seglares han profundizado su identidad de bautizados con todas las
consecuencias en el ámbito de ser miembros vivos de la Iglesia y del actuar, como lo expresa la Regla
de la OFS:
“Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la Iglesia, y
a ella más estrechamente vinculados por la Profesión, háganse testigos e instrumentos de su
misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra” (Regla OFS 6).
No olvidemos que el Ritual de la OFS, en sus ‘Anotaciones previas’, sección 1, intitulada ‘Naturaleza
de la Profesión en la O.F.S.’, afirma que quienes se han comprometido “a seguir a Jesucristo y a vivir
el Evangelio en Fraternidad, ingresando en la Orden Franciscana Seglar [,] expresan así su gran estima
por el don del bautismo, que en ellos se revela cada vez más pleno y fructífero” (n.1). El mismo Ritual
4
expresa aún más claramente esta conexión entre bautismo y Profesión en la palabras iniciales de la
fórmula de Profesión:
“Yo, N.N., habiendo recibido esta gracia de Dios, renuevo las promesas del bautismo y me
consagro al servicio de su Reino…” (Ritual OFS 31).
Terminemos esta reflexión con unos extractos de los sermones de san Gregorio Nacianceno sobre el
Bautismo de Cristo:
“Cristo es iluminado: dejémonos iluminar junto con él; Cristo se hace bautizar: descendamos al
mismo tiempo que él, para ascender con él […] Honremos hoy nosotros, por nuestra parte, el
bautismo de Cristo, y celebremos con toda honestidad su fiesta […] Ojalá que estéis ya
purificados, y os purifiquéis de nuevo [...] para que, como astros en el firmamento, os convirtáis
en una fuerza vivificadora para el resto de los hombres; y los esplendores de aquella luz que brilla
en el cielo os hagan resplandecer, como lumbreras perfectas…” (Sermón 39).
Preguntas para reflexión y discusión
1. ¿Qué significó para Jesús su bautismo en el Jordán?
2. ¿Conozco la fecha de mi bautismo y la celebro de alguna manera? Además de los cumpleaños,
¿cómo podríamos celebrar en Fraternidad el bautismo de cada integrante?
3. ¿Cómo vivo la relación entre mi bautismo y mi Profesión en la OFS?
SECCIÒN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Bloque 1: Mensaje del Papa Benedicto XVI para XLIII Jornada Mundial de la Paz SI QUIERES PROMOVER LA PAZ, PROTEGE LA CREACIÓN
Parte I: No. 1-6
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Introducción
En esta tercera sección de la ficha mensual queremos abordar temas sobre la Doctrina Social de la
Iglesia para darles seguimiento a las Conclusiones del Capítulo General de la OFS de 2008, que
insistían en la formación de los franciscanos seglares en este tema para promover su participación
consciente y activa en la sociedad. En este primer año los temas estarán distribuidos en dos bloques, el
primero versará sobre el Mensaje del Papa Benedicto XVI para la celebración de la XLIII Jornada
Mundial de la Paz, del 1 de enero de 2010, cuyo tema es: Si quieres promover la paz, protege la
creación, y será desarrollado en los tres primeros meses. El segundo presentará los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia a partir del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado en
2004 por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, y será expuesto en los restantes meses del año.
Fragmentos del Mensaje del Papa Benedicto XVI para de la XLIII Jornada Mundial de la Paz. (1-6).
1. “…El respeto a lo que ha sido creado tiene gran importancia, puesto que «la creación es el comienzo
y el fundamento de todas las obras de Dios», y su salvaguardia se ha hecho hoy esencial para la
convivencia pacífica de la humanidad. En efecto, aunque es cierto que, a causa de la crueldad del
hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral […],
no son menos preocupantes los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace
de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado ...”
5
2. “… [E]l desarrollo humano integral está estrechamente relacionado con los deberes que se derivan
de la relación del hombre con el entorno natural, considerado como un don de Dios para todos, cuyo
uso comporta una responsabilidad común respecto a toda la humanidad, especialmente a los pobres y a
las generaciones futuras […] Contemplar la belleza de la creación es un estímulo para reconocer el
amor del Creador, ese amor que «mueve el sol y las demás estrellas»”.
3. Hace veinte años […] el Papa Juan Pablo […] escribía […] que la conciencia ecológica «no debe
ser obstaculizada, sino más bien favorecida, de manera que se desarrolle y madure encontrando una
adecuada expresión en programas e iniciativas concretas». También […] Pablo VI […] en 1971, señaló
que […] «no sólo el ambiente físico constituye una amenaza permanente: contaminaciones y desechos,
nuevas enfermedades, poder destructor absoluto; es el propio consorcio humano el que el hombre no
domina ya, creando de esta manera para el mañana un ambiente que podría resultarle intolerable…».
4. “...¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio
climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la
contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de
sucesos naturales extremos, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales? ¿Cómo descuidar el
creciente fenómeno de los llamados «prófugos ambientales» […]? ¿Cómo no reaccionar ante los
conflictos actuales, y ante otros potenciales, relacionados con el acceso a los recursos naturales? Todas
éstas son cuestiones que tienen una repercusión profunda en el ejercicio de los derechos humanos
como, por ejemplo, el derecho a la vida, a la alimentación, a la salud y al desarrollo.
5. “…. Por tanto, resulta sensato hacer una revisión profunda y con visión de futuro del modelo de
desarrollo, reflexionando además sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus
disfunciones y distorsiones […] La humanidad necesita una profunda renovación cultural; necesita
redescubrir esos valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor
para todos. Las situaciones de crisis por las que está actualmente atravesando —ya sean de carácter
económico, alimentario, ambiental o social— son también, en el fondo, crisis morales relacionadas
entre sí. Éstas obligan a replantear el camino común de los hombres. Obligan, en particular, a un modo
de vivir caracterizado por la sobriedad y la solidaridad […] Sólo de este modo la crisis actual se
convierte en ocasión de discernimiento y de nuevas proyecciones”.
6. “…La armonía entre el Creador, la humanidad y la creación que describe la Sagrada Escritura, se ha
roto por el pecado de Adán y Eva, del hombre y la mujer, que pretendieron ponerse en el lugar de
Dios, negándose a reconocerse criaturas suyas [...] El ser humano se ha dejado dominar por el
egoísmo, perdiendo el sentido del mandato de Dios, y en su relación con la creación se ha comportado
como explotador, queriendo ejercer sobre ella un dominio absoluto [...] Todo lo que existe pertenece a
Dios, que lo ha confiado a los hombres, pero no para que dispongan arbitrariamente de ello [...] Así,
pues, el hombre tiene el deber de ejercer un gobierno responsable sobre la creación, protegiéndola y
cultivándola”.
Preguntas para reflexión y discusión
1. ¿Cómo se abusa de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado en mi alrededor?
¿Soy parte del problema o de la solución?
2. ¿Qué características debe tener un modelo de desarrollo socio-económico para que sea
verdaderamente humano e integral y respete la dignidad de la creación? ¿Qué sentido tiene que tener la
economía en el mundo de hoy?
3. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares contribuir a una profunda renovación cultural de la
humanidad? ¿Cómo puedo llevar un modo de vivir caracterizado por la sobriedad y la solidaridad?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
FEBRERO 2010
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema I: Profesión en la OFS
Ewald Kreuzer, OFS
Profesión en la OFS: Don y Compromiso, por Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 1-3)
Resumen y comentarios.
n. 1. Quien emite la Profesión en la OFS dice: “Habiendo recibido esta gracia de Dios, renuevo las
promesas del Bautismo y me consagro al servicio de Su Reino” (Rito de la Profesión).El Espíritu
Santo es la fuente de la vocación de los franciscanos seglares (CCGG. 11), pues ellos son impulsados
por el Espíritu a alcanzar la perfección de la caridad en su estado seglar (Regla 2). Los candidatos
declaran su intención de vivir la vida evangélica luego que el Espíritu Santo ha sido invocado sobre
ellos: “Te rogamos, Señor, que mires a éstos tus siervos e infundas en sus corazones el Espíritu de tu
amor, para que, con tu gracia, puedan mantener el compromiso de vida evangélica” (Ritual II, 30).
A pesar que pareciera que nosotros estamos “haciendo” la profesión, es verdaderamente la obra
maravillosa de nuestro Señor. Antes que nosotros decidiéramos servirle, El ya nos había escogido
para seguir a Jesucristo en las huellas de San Francisco dentro de la Orden Franciscana Seglar.
n. 2. La Profesión se realiza por una intervención de Dios. Hoy Cristo vive y obra por medio de la
Iglesia. En consecuencia la Profesión es simultáneamente acción de Cristo y de la Iglesia. Es
significativo el lenguaje de las Constituciones (42,1), que define la Profesión como un acto (acción)
eclesial solemne; es por su naturaleza un acto público y eclesial. La Profesión no sólo es una acción,
sino también un acontecimiento, o mejor aún, un evento, un kairòs salvífico.
De modo similar a los sacramentos de la Iglesia, la Profesión es un acto público y eclesial. La OFS
no es un “servicio secreto” sino una asociación pública de fieles. La Profesión es la “entrada” a la
fraternidad franciscana, el comienzo de un camino espiritual común.
n. 3. Por “Iglesia” el Ritual entiende una concreta asamblea litúrgica, constituida por el pueblo y la
comunidad de los hermanos, o sea por la fraternidad local de la Orden Franciscana Seglar. . La
fraternidad local en primer lugar hace visible la presencia y la acción de la Iglesia visible
primeramente en la Profesión. La fraternidad local en la cual el candidato es incorporado es “la
primera célula de toda la Orden y signo visible de la Iglesia, que es comunidad de amor” (Rule 22; cf.
CCGG 47,1).
El Espíritu Santo guía a cada miembro profeso directamente hacia una forma concreta de
comunidad: la fraternidad local de la Orden Franciscana Seglar. No estamos solos en nuestro
camino. Somos miembros de una familia, la Familia Franciscana alrededor del mundo, y dentro de
esta familia, somos miembros de la Orden Franciscana Seglar. Esta es una vocación muy personal y
específica. Seamos agradecidos por esto.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad:
1. ¿Por qué el Espíritu Santo es la fuente de la vocación de los franciscanos seglares? (CCGG 11)?
2. ¿De qué manera es la Profesión simultáneamente la acción de Cristo y de la Iglesia?
3. ¿Por qué el papel de la fraternidad local es importante para la Profesión en la OFS?
7
SECCION II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tópico II: La Presentación del Señor.
Jesús, luz del mundo y la gracia de la profesión de la OFS.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
“…mis ojos han visto tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
luz para iluminar a las gentes, y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2,30-32).
La fiesta de la Presentación del Señor se celebra 40 días después de Navidad y conmemora la
presentación del niño Jesús en el Templo para cumplir el ritual prescrito por la Ley: la purificación de
la madre (cf. Lev 12,1-8) y la redención del recién nacido (cf. Ex 13,2.12). El pasaje del Evangelio (Lc
2,22-40) y la fiesta enfatizan mas lo segundo que lo primero. De acuerdo al pensamiento judío, ya que
Jesús era un primogénito varón, él pertenecía a Dios por derecho. A través de la ofrenda de dos
tórtolas, el niño fue “recuperado” y devuelto a sus padres. Paradójicamente, fue él quien luego “pagó
el precio” por la salvación del mundo, a través de su muerte y resurrección, y nos devolvió a Dios.
La intervención llena de fe del profeta Simeón y la de la profetisa Ana nos ayuda a comprender el
significado real del evento. El Niño Jesús era muy especial; en él Dios estaba cumpliendo en verdad la
promesa de salvación para Israel y para todos los pueblos; él era verdaderamente el rey de la Gloria.
En su primera presentación en el Templo –a través de las palabras inspiradas de los dos ancianos
israelitas, Jesús fue “revelado por el Espíritu como la Gloria de Israel y la luz de todos los pueblos”
(Prefacio de la fiesta). En la primera parte del siglo octavo, el Papa Sergio I introdujo en esta
celebración una procesión con velas. La distribución y bendición de las velas fue incorporada
plenamente en la celebración a finales del mismo siglo, dándole a la fiesta su nombre popular:
“Candelaria”. Esta tradición continua hasta el día de hoy.
La luz de las velas que sostenemos durante la alegre liturgia de la Candelaria, representa a Cristo, luz
del mundo, pero también nuestra fe en él, que recibimos en el bautismo. El mes pasado recordábamos
que la Profesión en la OFS profundiza nuestra identidad como cristianos bautizados y miembros de la
Iglesia, y nos impulsa a vivir el evangelio en fraternidad, siguiendo el ejemplo de Francisco de Asís.
Este mes, recordamos que los franciscanos seglares han recibido la gracia especial de la Profesión, un
don del Espíritu que los habilita para ser testigos con la luz del Evangelio en su estado seglar.
La fe en Cristo nos permite ver su presencia y alegrarnos por ella, como sucedió con Simeón y Ana.
Esta fe debe iluminar nuestra vida de cada día en nuestro hogar, en el trabajo, en la escuela y en la
sociedad. También nos debe guiar en nuestra participación en la vida de fraternidad y en nuestro
servicio en la comunidad de fe. Concluyamos con algunas palabras del Evangelio:
“Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.
Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para
que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. (Mt 5:14-
16).
Preguntas para la reflexión y discusión
1. ¿Qué es lo que más me impresiona de la Presentación del Señor y por qué?
2. ¿Por qué fue San Francisco una luz que brilló para la sociedad de su tiempo?
3. ¿Considero mi profesión en la OFS como un don de luz para mí y para el mundo? ¿Cómo
comparto esa luz con los otros?
8
SECCION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Bloque 1: Mensaje del Papa Benedicto XVI para el Día Mundial de la Paz del 2010
SI QUIERES CULTIVAR LA PAZ, PROTEJE LA CREACIÓN Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte II: Fragmentos nn. 7-10
7. “…la herencia de la creación pertenece a la humanidad entera. En cambio, el ritmo actual de explotación pone en serio peligro la disponibilidad de algunos recursos naturales, no sólo para la presente generación, sino
sobre todo para las futuras. Se puede comprobar fácilmente que el deterioro ambiental es frecuentemente el
resultado de la falta de proyectos políticos de altas miras o de la búsqueda de intereses económicos miopes, que
se transforman lamentablemente en una seria amenaza para la creación. Para contrarrestar este fenómeno, es también necesario que la actividad económica considere el hecho que “«toda decisión económica tiene
consecuencias de carácter moral»” y por lo tanto muestre un creciente respeto por el medio ambiente. [...] Para
proteger el ambiente, para tutelar los recursos y el clima, es preciso, por un lado, actuar respetando unas normas bien definidas incluso desde el punto de vista jurídico y económico”.
8. “… La solidaridad universal representa un beneficio tanto como un deber. Se trata de una responsabilidad que las generaciones presentes tienen respecto a las futuras, una responsabilidad que incumbe también a cada
Estado y a la Comunidad internacional». […] Además de la leal solidaridad intergeneracional, se ha de reiterar
la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad interageneracional, especialmente en las relaciones
entre países en vías de desarrollo y aquellos altamente industrializados “la comunidad internacional tiene el deber imprescindible de encontrar los modos institucionales para ordenar el aprovechamiento de los recursos no
renovables, con la participación también de los países pobres, y planificar así conjuntamente el futuro…”
9. “…Las sociedades tecnológicamente avanzadas estén dispuestas a favorecer comportamientos caracterizados
por la sobriedad, disminuyendo el propio consumo de energía y mejorando las condiciones de su uso.. Al mismo
tiempo, se ha de promover la búsqueda y las aplicaciones de energías con menor impacto ambiental, así como la
«redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no los tienen puedan acceder a ellos»”. La crisis ecológica, pues, brinda una oportunidad histórica para elaborar una respuesta
colectiva orientada a cambiar el modelo de desarrollo global siguiendo una dirección más respetuosa con la
creación y de un desarrollo humano integral, inspirado en los valores propios de la caridad en la verdad…”
10. “…Por ejemplo, es preciso favorecer la investigación orientada a determinar el modo más eficaz para
aprovechar la gran potencialidad de la energía solar. También merece atención la cuestión, que se ha hecho planetaria, del agua y el sistema hidrogeológico global, cuyo ciclo tiene una importancia de primer orden para la
vida en la tierra, y cuya estabilidad puede verse amenazada gravemente por los cambios climáticos. Se han de
explorar, además, estrategias apropiadas de desarrollo rural centradas en los pequeños agricultores y sus
familias, así como es preciso preparar políticas idóneas para la gestión de los bosques, para el tratamiento de los desperdicios y para la valorización de las sinergias que se dan entre los intentos de contrarrestar los cambios
climáticos y la lucha contra la pobreza […] La técnica, por lo tanto, se inserta en el mandato de cultivar y
guardar la tierra (cf. Gn 2,15), que Dios ha confiado al hombre, y se orienta a reforzar esa alianza entre ser humano y medio ambiente que debe reflejar el amor creador de Dios»”.
Preguntas para la reflexión y discusión
1. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares ayudar a hacer conciencia que “cada decisión económica tiene una consecuencia moral” y debe mostrar respeto por el medio ambiente?
2. ¿Cómo puede la Orden Franciscana Seglar ayudar a generar “un sentido más justo de la solidaridad
intergeneracional”?
3. ¿Cuales son algunas de las crisis ecológicas en tu región? Y ¿cómo pueden los franciscanos seglares ayudar
a la sociedad a usar tecnología “para reforzar la alianza entre los seres humanos y el medio ambiente que debe
reflejar el amor creador de Dios?”
9
PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
Marzo 2010, Año 1, No.3
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema I-3: Profesión en la OFS
Ewald Kreuzer, OFS
Profesión en la OFS: Don y Compromiso, por Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 14-16)
Resumen y comentarios
n. 14. San Francisco de Asís “hizo de Cristo el inspirador y el centro de su vida con Dios y con los
hombres”. (Regla 4) Esta es una implícita exhortación a los que emiten la Profesión en la Orden
Franciscana Seglar a hacer lo mismo. Para los franciscanos seglares, seguir a Cristo es conformar su
vida a El; lo cual significa asumir en la profesión el compromiso intrínseco de observar el Evangelio a
la manera de San Francisco, viviendo las exigencias del Evangelio hasta lo más profundo, hasta el
final, hasta la muerte, lo que hará posible estar abiertos para recibir las promesas proclamadas por el
Evangelio mismo.
Para San Francisco, Jesucristo fue el centro de su vida. El meditaba una y otra vez, sobre la vida de
Cristo, desde su nacimiento en Belén hasta su muerte en la cruz en Jerusalén. El Evangelio de Cristo
también es la fuente de nuestra alegría, de nuestra esperanza y de nuestra paz.
n. 15. El anuncio evangélico se abre con la llamada a la conversión: “El tiempo se ha cumplido y el
reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el evangelio” (Mc 1,15). La dimensión penitencial
está en el corazón del Evangelio y es esencial para la vida evangélica. Por esta razón, los franciscanos
seglares prometiendo vivir el Evangelio, en virtud de su carisma original se comprometen a vivir una
vida de penitencia.
Nuestra vocación como “hermanos y hermanas de penitencia incluye la voluntad de conformar
nuestros pensamientos y acciones a aquellos de Jesucristo. Conociendo nuestra fragilidad humana,
es necesario que esta conversión sea actualizada cada día.” (Rule 7)
n. 16. El Ritual de la Orden Franciscana Seglar habla expresamente de «consagración que se vive en
el mundo» y de «voluntad de vivir en el mundo y por el mundo» (Anotaciones previas 14 a, d) Estado
seglar o Secularidad y mundo son esenciales para comprender la identidad específica de los
franciscanos seglares y su misión particular de la cual nace la Profesión. Secularidad indica una
condición existencial y sociológica: es estar en el mundo como creatura humana y como comunidad
de hombres y mujeres, incluyendo las relaciones geográficas, culturales y sociales, en la cual uno nace
y vive. Secularidad se da desde el nacimiento, independientemente de la libre elección del individuo.
Seglar se nace, no se hace. Pero hay también una dimensión teológica. La secularidad viene de la
aceptación de la intervención de Dios en la historia humana y de su “transformación” y es expresión
de reconocimiento de un mundo (saeculum) en el cual el Espíritu actúa para la “recapitulación” de
todas las cosas en Cristo. El ser y la acción de los laicos y de los franciscanos seglares se mete en este
contexto de «mundo».
El plan de Dios es transformar nuestro mundo a través del Espíritu Santo quien actúa en nosotros y a
través de nosotros. No existe un mundo “malo”, ya que Dios mismo “ha visitado y redimido a su
pueblo” (Luke 1,68).
10
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad::
1. ¿Qué significa “observar el Evangelio a la manera de San Francisco”?
2. ¿De qué manera los franciscanos seglares viven una verdadera “vida de penitencia”?
3. ¿Cuáles son las dimensiones del estado de “Secularidad” para los franciscanos seglares?
SECCION II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tópico III: La llamada cuaresmal a la conversión y la identidad penitencial de la OFS
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
¿A quién le gusta ir al desierto? Normalmente ir a un lugar que casi no tiene vida es poco atrayente;
sin embargo, es una experiencia mencionada muchas veces en las Escrituras y imbuida en un gran
significado teológico –como fue para Moisés y para los Hebreos durante el Éxodo, para profetas como
Elías y Ezequiel, para Juan Bautista y Jesús, y para muchos otros grandes amigos de Dios. Siguiendo
la experiencia y el ejemplo de estas grandes figuras que encontraron tanta riqueza espiritual en el
desierto, católicos y otros cristianos acogen cuarenta días de penitencia como una invitación personal
a ofrecerle tiempo y espacio a la palabra de Dios para que la misma resuene más profundamente en
sus corazones y mentes. Hacemos esto para que podamos volver a Él en humildad y en verdadero
amor, lo cual es posible sólo si nos abrimos a la gracia del Espíritu Santo. Ir “al desierto” de
conversión nos da la oportunidad de enfrontar con honestidad nuestras debilidades e infidelidades a
Dios y a su Reino y, aún mas importante, de renovar nuestra identidad como pueblo de Dios y
comprometersos a vivir más plenamente el Evangelio de Jesucristo.
Los seglares franciscanos, puesto que han sido conocidos desde los comienzos del movimiento
franciscano en el siglo XIII, como “hermanos y hermanas de penitencia”, encuentran una conexión
particular con este tiempo penitencial de la Cuaresma. Sin embargo, esta identidad penitencial va más
allá de un tiempo litúrgico específico, ya que debe enraizarse en lo más profundo de sus vidas y
desafiarles a conformar toda su existencia a Cristo. La Regla de la OFS lo dice de esta manera:
Por fuerza de su vocación, como “hermanos y hermanas de penitencia” impulsados por la dinámica del Evangelio, conformen su modo de pensar y de obrar al de Cristo, mediante un radical cambio interior, que
el mismo Evangelio denomina con el nombre de ”conversión”; la cual, debido a la fragilidad humana,
debe actualizarse cada día”. En este camino de renovación, el Sacramento de la Reconciliación es signo
privilegiado de la misericordia del Padre, y fuente de gracia. (Regla OFS 7)
El Artículo 13 de las Constituciones Generales de la OFS puede leerse como un comentario a este
artículo de la Regla. Define conversión continua como una característica de la vocación franciscana e
indica algunas maneras de cultivarla tanto individualmente como en fraternidad: “la escucha y las
celebraciones de la Palabra de Dios, la revisión de vida, los retiros espirituales, la ayuda de un
consejero espiritual y las celebraciones penitenciales” (Art. 13,1). Esta variedad de medios – que no
son ciertamente los únicos – responde a la diversidad de las aéreas de nuestras vidas que necesitan ser
incorporadas a nuestra conversión. Por ejemplo, el Artículo 13,2, afirma que nuestra contribución a la
renovación de la Iglesia requiere una renovación personal y comunitaria y nos recuerda que las obras
de caridad son frutos de la conversión. Las Constituciones también nos presentan criterios importantes
para discernir y actuar en relación a las “prácticas penitenciales como el ayuno y la abstinencia”,
indicando que los hermanos “deben tratar de conocer, valorar y vivir las prácticas penitenciales,
ateniéndose a las normas generales de la Iglesia” (Art. 13, 3).
Concluyamos con algunas palabras –desafiantes y realistas, tomadas de la segunda redacción de la
Carta a los fieles de San Francisco de Asís: “Amemos a Dios, y por lo tanto, adorémosle con puro
corazón y con mente pura… Además, hagamos frutos dignos de penitencia. Y amemos a nuestros
prójimos como a nosotros mismos. Y si alguien no quiere amarlos como a sí mismo, al menos no les
haga mal, sino hágales el bien” (2CtaF 18. 25-27).
11
Preguntas para la reflexión y discusión:
1. Cuando nos comprometemos en una renovación personal y comunitaria, ¿cuales son las diversas
aéreas de nuestras vidas que debemos considerar?
2. ¿Cómo entiende y lleva a cabo nuestra fraternidad local obras de caridad?
3. ¿Cuáles son los medios que nos han ayudado a cultivar una conversión continua como
franciscanos seglares?
SECCION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Bloque 1: Mensaje del Papa Benedicto XVI para el Día Mundial de la Paz del 2010
SI QUIERES CULTIVAR LA PAZ, PROTEJE LA CREACIÓN Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte III de 3: Extratos del No. 11-14
11. “…Se ha de educar cada vez más para construir la paz a partir de opciones de gran calado en el ámbito
personal, familiar, comunitario y político […] Un papel de sensibilización y formación corresponde particularmente a los diversos sujetos de la sociedad civil y las Organizaciones no gubernativas […] Además,
se ha de requerir la responsabilidad de los medios de comunicación social en este campo, con el fin de
proponer modelos positivos en los que inspirarse. Por tanto, ocuparse del medio ambiente exige una visión amplia y global del mundo; un esfuerzo común y responsable para pasar de una lógica centrada en el interés
nacionalista egoísta a una perspectiva que abarque siempre las necesidades de todos los pueblos […] En este
contexto tan amplio, es deseable más que nunca los esfuerzos de la comunidad internacional por lograr un
desarme progresivo y un mundo sin armas nucleares …”
12. La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación, y se siente en el deber de ejercerla también en el
ámbito público, para defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para
proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo. La degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana, por lo que «cuando se respeta la
“ecología humana” en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia»”. No se puede pedir a los
jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí
mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social. Los deberes respecto al ambiente se derivan de los deberes para con la persona, considerada
en sí misma y en su relación con los demás…”
13. Tampoco se ha de olvidar el hecho, sumamente elocuente, de que muchos encuentran tranquilidad y paz, se sienten renovados y fortalecidos, al estar en contacto con la belleza y la armonía de la naturaleza. Así, pues,
hay una cierta forma de reciprocidad: al cuidar la creación, vemos que Dios, a través de ella, cuida de nosotros.
Por otro lado, una correcta concepción de la relación del hombre con el medio ambiente no lleva a absolutizar la naturaleza ni a considerarla más importante que la persona misma [...] La Iglesia invita en cambio a plantear
la cuestión de manera equilibrada, respetando la «gramática» que el Creador ha inscrito en su obra, confiando
al hombre el papel de guardián y administrador responsable de la creación, papel del que ciertamente no debe
abusar, pero del cual tampoco puede abdicar...”
14. “…La búsqueda de la paz por parte de todos los hombres de buena voluntad se verá facilitada sin duda por
el reconocimiento común de la relación inseparable que existe entre Dios, los seres humanos y toda la creación.
Los cristianos ofrecen su propia aportación, iluminados por la divina Revelación y siguiendo la Tradición de la Iglesia. Consideran el cosmos y sus maravillas a la luz de la obra creadora del Padre y de la redención de
Cristo, que, con su muerte y resurrección, ha reconciliado con Dios «todos los seres: los del cielo y los de la
tierra» (Col 1,20). […] Que los responsables de las naciones sean conscientes de ello, así como los que, en todos los ámbitos, se interesan por el destino de la humanidad: la salvaguardia de la creación y la consecución
de la paz son realidades íntimamente relacionadas entre sí. Por eso, invito a todos los creyentes a elevar una
ferviente oración a Dios, Creador todopoderoso y Padre de misericordia, para que en el corazón de cada
hombre y de cada mujer resuene, se acoja y se viva el apremiante llamamiento: Si quieres promover la paz, protege la creación.”
12
Preguntas para la reflexión y discusión
4. ¿Cual consideras sea el papel especial de los franciscanos seglares en la educación por la paz
dentro del contexto de la degradación del medio ambiente?
5. ¿Cómo participan los franciscanos seglares en la responsabilidad de la Iglesia de proteger la
tierra, el agua y el aire como dones de Dios Creador a toda la humanidad?
6. ¿Cómo podemos incorporar nuestros “deberes en la protección del medio ambiente” en nuestra
oración y en la liturgia?
13
PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
ABRIL 2010 – Año 1 – No. 4
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema I-4: Profesión en la OFS Profesión en la OFS: Don y Compromiso, por Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 10-11)
Resumen y comentarios
Ewald Kreuzer, OFS
n. 10. La fórmula de la Profesión en la Orden Franciscana Seglar recita: «Yo, NN., habiendo recibido
esta gracia de Dios, renuevo las promesas del bautismo y me consagro al servicio de su Reino»
(Ritual OFS II, 31). La Profesión es el acto por el cual una persona se coloca en las manos de Dios,
dejando que él la tome y como consecuencia, desde el preciso momento de la Profesión, la persona no
se pertenece más a sí misma sino que es considerada como totalmente “expropiada” y a la total
disposición de Dios. En virtud de la Profesión la persona se convierte en propiedad de Dios y por ello
es «sacra». Las personas se ofrecen a sí mismas a Dios con plena libertad y conciencia.
Consagración, indica propiamente el acto por el cual Dios toma posesión de la persona (que es hecha
capaz de darse totalmente por el don del Espíritu que la atrae) y la transforma interiormente para que
la persona pueda vivir las exigencias de un mundo superior.
¿Nos hemos percatado de lo que nos sucede cuando profesamos? Ese fue el inicio de un “proceso de
transformación” que Dios mismo comenzó en nosotros y aún continúa. ¿Estamos consientes como
Dios toma posesión de nosotros cada vez mas y mas? ¿Sentimos realmente que estamos
“consagrados” como propiedad de Dios?
n. 11. A través de los siglos, la Orden Franciscana Seglar, no solamente ha mantenido la terminología
(promissio, promittere) de la primitiva legislación, sino que progresivamente prefirió el uso de
Profesión para indicar el compromiso de vivir el Evangelio de acuerdo a la Regla aprobada. De esto
se puede deducir que la fuerte convicción de los orígenes, es decir que la promesa de los Hermanos y
de las Hermanas de la Penitencia constituye una real y propia Profesión, fue un elemento constante de
la conciencia de la Orden Franciscana Seglar. Esta conciencia clara no sólo permanece inalterada,
sino que es presentada con mayor vigor y claridad en la Regla de Pablo VI y en las sucesivas
Constituciones aprobadas por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
La Profesión de los Hermanos y Hermanas de la Penitencia implica: (a) una obligación contraída
ante Dios; (b) el compromiso de observar una forma de vida o Regla; (c) la incorporación definitiva
en la Orden. Estos elementos también forman parte de la profesión religiosa, lo que nos lleva a
sostener que la propositum vitae o promesa de lo penitentes Seglares Franciscanos es equivalente a
una profesión religiosa.
Sería muy interesante estudiar, individual y colectivamente, la naturaleza e historia de la Orden
Franciscana Seglar (referirse a la lección 6 y 7 del Manual de Formación Inicial de la OFS
Internacional)
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
4. ¿Qué significa e implica “consagración”?
5. Puede explicar porque la OFS es una “verdadera Orden” con una “verdadera profesión”.
SECCIÒN II: MENSAJE ESPIRITUAL Tema IV: Participar en el Misterio Pascual de Cristo. Profesión OFS y compromiso de vida Evangélica.
14
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
La Cuaresma no es un fin en sí misma, es un camino que nos lleva a la Pascua. Como una travesía de
fe nos prepara para la Semana Santa y para participar profundamente en el Misterio Pascual que se
celebra con gran fervor durante el Triduo Pascual. En estos días tan especiales Jesús viene a la
comunidad de creyentes y a cada individuo que lo acoge a través de la Palabra, de la oración y de los
sacramentos. El viene como el Profeta de la Verdad, como el humilde Mesías-Rey, como el Maestro
que ama a sus discípulos hasta el final aun cuando es traicionado por uno de ellos y negado por otro,
como el Siervo Sufriente, como el nuevo Cordero de sacrificio, como el Sacerdote de la nueva alianza.
También viene como el testigo fiel y obediente del Padre, el Hijo del Hombre quien es rechazado por
muchos e injustamente juzgado, condenado, torturado y enviado a la muerte en la cruz –solo para
resucitar entre los muertos, para redimir a la humanidad a través de su pasión, muerte y resurrección!
La celebración del Triduo Pascual nos permite participar en el Misterio Pascual de Cristo de una forma
privilegiada al unimos a Él que pasa de la muerte a la vida. El punto culminante de esta celebración se
encuentra en la Vigilia de Pascua, la madre de todas las vigilias en la liturgia católica, y en el Domingo
de Pascua. Durante la Vigilia de Pascua esperamos y celebramos la resurrección de Jesús crucificado –
el evento que trae luz y perdón al mundo. Juntos recordamos y experimentamos los grandes hechos de
Dios a través de la historia de la salvación hasta llegar a la resurrección del Señor. Los Catecúmenos
se unen sacramentalmente a Cristo al pasar de la muerte a la vida a través de las aguas del bautismo y
nosotros nos unimos a ellos en esta experiencia renovando nuestras promesas bautismales. Entonces
juntos participamos del pan de vida que nos fortalece para ser testigos de la resurrección en este
convulsionado mundo nuestro y que anticipa el banquete eterno donde no habrá más hambre, pecado o
muerte, y donde Dios será Todo para todos.
El Pregón Pascual nos ayuda a darnos cuenta del gran significado de esta incomparable festividad
cuando anuncia alegremente: “Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con
el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero […] Y así, esta santa
noche ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes,
expulsa al odio, trae la concordia, doblega a los poderosos [...] ¡Qué noche tan dichosa, en que se une
el cielo con la tierra, lo humano con lo divino!” El pasaje del sexto capítulo de la carta de Pablo a los
Romanos que se proclama en la Vigilia de Pascua subraya que a través del bautismo nosotros hemos
entrado en una real e íntima unión con la muerte y resurrección de Cristo “para que así como Cristo
resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva” (Rm. 6:4). La conclusión
del pasaje nos ayuda a comprender que esta nueva vida nos desafía a no optar por cultivar las semillas
estériles del pecado sino solamente aquellas de la vida abundante en Cristo: “Así también ustedes,
considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús” (Rm. 6:11).
Las Constituciones Generales de la OFS señalan muy claramente que Jesucristo es la fuente
primordial de inspiración y fuerza para los Franciscanos Seglares quienes han profesado vivir esta vida
nueva: “Cristo pobre y crucificado", vencedor de la muerte y resucitado, máxima manifestación del
amor de Dios al hombre, es el "libro" en el que los hermanos, a imitación de Francisco, aprenden el
porqué y el cómo vivir, amar y sufrir” (Art. 10).
Preguntas para la reflexión y la discusión:
4. ¿Cuáles son las experiencias más significativas que yo he tenido cuando he participado en el Triduo Pascual – especialmente durante la Vigilia Pascual o el Domingo de Pascua?
5. Lee el Art. 12 de las Constituciones Generales y comparte algunas de las formas en las cuales tú y tu
fraternidad están llamados a expresar en el presente el don de Dios de la vida nueva en Cristo.
SECCIÓN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
15
Parte 1 de 9: Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Las Conclusiones del XII Capítulo General de la OFS (15-22 nov., 2008) pedían explícitamente que el
Proyecto de Formación de la Presidencia del CIOFS incluyera temas tales como: la doctrina social de
la Iglesia; una mayor comprensión del significado social y político de los problemas del día;
compromiso social y político de los Franciscanos seglares en el mundo; y los más importantes
documentos de la Iglesia y del Magisterio.
Al mismo tiempo, las Conclusiones del Capítulo recomiendan “que la formación se desarrolle no sólo
en un plano intelectual, sino también en la forma práctica de la caridad concreta”. Además, en la
sección relacionado con la “Presencia en el mundo”, el documento claramente dice que: “durante
mucho tiempo la Orden se ha quedado en las “sacristías”. Ha llegado el momento, ya inaplazable, de
entrar en la ciudad del hombre para ejercer con fuerza y visibilidad la propia responsabilidad como
testigos y promotores de justicia, paz y defensa de la vida, de los derechos y de la Creación.”
Este mes comenzamos, para llevar adelante las exhortaciones del Capítulo, una serie de presentaciones
sobre el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia publicado por el Consejo Pontificio para la
Justicia y la Paz en 2004. El Compendio es un rico documento voluminoso que consiste en una
introducción, tres secciones bien desarrolladas y una conclusión. En este número comenzamos con una
introducción general a la doctrina social de la Iglesia y al Compendio mismo. Durante los siguientes
ocho meses presentaremos los principios de la doctrina social de la Iglesia, uno cada mes. El
Compendio describe el significado de este importante cuerpo de enseñanzas y su conexión con la vida
y la misión de la Iglesia in el mundo de hoy, de esta manera:
El cristiano sabe que puede encontrar en la doctrina social de la Iglesia los principios de reflexión, los
criterios de juicio y las directrices de acción como base para promover un humanismo integral y solidario
[…] En esta perspectiva, se consideró muy útil la publicación de un documento que ilustrase las líneas
fundamentales de la doctrina social de la Iglesia y la relación existente entre esta doctrina y la nueva evangelización (n. 7). En el estudio del Compendio convendrá tener presente que las citas de los textos del
Magisterio pertenecen a documentos de diversa autoridad (n. 8).
La exposición de los principios de la doctrina social pretende sugerir un método orgánico en la búsqueda de soluciones a los problemas, para que el discernimiento, el juicio y las opciones respondan a la realidad y
para que la solidaridad y la esperanza puedan incidir eficazmente también en las complejas situaciones
actuales. Los principios se exigen y se iluminan mutuamente, ya que son una expresión de la antropología cristiana, fruto de la Revelación del amor que Dios tiene por la persona humana. Considérese debidamente,
sin embargo, que el transcurso del tiempo y el cambio de los contextos sociales requerirán una reflexión
constante y actualizada sobre los diversos temas aquí expuestos, para interpretar los nuevos signos de los
tiempos (n. 9). Los fieles laicos, que buscan el Reino de los Cielos « gestionando los asuntos temporales y ordenándolos
según Dios »,11 encontrarán luces para su compromiso específico. Las comunidades cristianas podrán
utilizar este documento para analizar objetivamente las situaciones, clarificarlas a la luz de las palabras inmutables del Evangelio, recabar principios de reflexión, criterios de juicio y orientaciones para la acción
(n. 11).
Preguntas para la reflexión y discusión
1. ¿Como puede tu fraternidad local/regional/nacional usar mejor “los principios de reflexión, los
criterios de juicio y las directrices de acción” que se encuentran en la doctrina social de la Iglesia?
2. ¿Qué pasos ha de dar tu fraternidad local/regional/nacional para “entrar en la ciudad del hombre” a
testimoniar y promover la justicia, la paz y la defensa de la vida, los derechos y la Creación?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
MAYO 2010 – Año 1 – No. 5
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema I-5: Profesión en la OFS: Don y Compromiso
Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 4-6)
Resumen y comentarios: Ewald Kreuzer, SFO
n. 4. La acción de la Iglesia-Fraternidad celebrante se expresa específicamente en una multiplicidad de
ministerios: (1) los candidatos, (2) el ministro de la Fraternidad, (3) el presbítero. Los candidatos bautizados
(y confirmados) que celebran el acto de la profesión se comprometen a vivir una vida evangélica. La acción de la Iglesia se hace visible concretamente en la presencia del ministro de la Fraternidad: “La Profesión la recibe
el Ministro de la Fraternidad local o un delegado suyo, en nombre de la Iglesia y de la OFS” (Const, 42,3) “La
Iglesia acepta el compromiso y la profesión de aquellos que acceden a la vida y Regla de la Orden Franciscana Seglar por medio del sacerdote y por el Ministro que representa a la Fraternidad” (Ritual, 9). El presbítero que
preside la celebración es un testigo, que avala y manifiesta la presencia y la acción de la Iglesia; un garante, que
asegura a la Iglesia la conveniencia del candidato; el que ratifica o confirma la promesa en el nombre de la
Iglesia.
En las acciones litúrgico-sacramentarias se subraya la realidad de la Ecclesia Mater, legítimamente
preocupada por la suerte de sus hijos. De allí tienen su origen y su justificación los escrutinios o las preguntas
dirigidas a los padres antes del Bautismo, a los confirmandos, a los que van a ser ordenados, a los novios antes de pronunciar su consentimiento matrimonial, a los que van a emitir los votos religiosos o declaran su
intención de vivir en castidad. Lo mismo se aplica a quienes quieren hacer su Profesión en la Orden
Franciscana Seglar.
n. 5. En la acción litúrgica de la Profesión en la Orden Franciscana Seglar se invoca al Espíritu Santo, así como se le invoca en la celebración de la Eucaristía y de los demás Sacramentos, en la Profesión religiosa, en la
Consagración de las Vírgenes, etc. En cada celebración litúrgica, y por ello también en la celebración de la
Profesión, el Espíritu viene cuando es invocado, se hace presente, actúa y transforma.
¿Estamos conscientes que la Profesión toma la forma de un Pentecostés? Es el Espíritu Santo quien consagra y transforma a aquellos quienes hacen la promesa de vivir la vida evangélica en la Orden Franciscana Seglar.
n. 6. Celebrar la Profesión dentro de la Eucaristía expresa la intrínseca dimensión de oblación y sacrificio de la
Profesión de vida evangélica en la Orden Franciscana Seglar. En la Profesión, manifestada ante la Fraternidad y la Iglesia, se manifiesta la verdadera naturaleza de los candidatos como sacerdotes y victimas. Ellos, haciendo
su compromiso de vida evangélica, dan su entera disponibilidad a Dios y ponen su propio cuerpo (persona)
sobre el altar del sacrificio de Cristo como víctima santa, agradable a Dios. Se hace visible en todo esto la
íntima relación entre la Profesión y la Eucaristía, en la que se hacen presentes simultáneamente y
sacramentalmente tanto el sacrificio que Cristo- sacerdote hace de sí mismo al Padre, como el sacrificio que los neo-profesos hacen de sí al Padre
Preguntas para la reflexión en fraternidad:
1. ¿De qué manera el Ministro de la Fraternidad ejerce un verdadero y propio ministerio litúrgico en
la celebración de la Profesión?
2. ¿Cuál es la “función” del Espíritu Santo en la celebración de la Profesión?
3. ¿Por que existe una relación estrecha entre la Profesión y la Eucaristía?
17
SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema V: El fuego de Pentecostés: Don del Espíritu y Profesión en la OFS
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Durante las últimas décadas, muchas comunidades de la Iglesia han celebrado la fiesta de Pentecostés con una renovada atención. Esto es debido en parte a la renovación litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II que
incluyó la introducción de la Vigilia para esta solemnidad. Movidos por el Espíritu Santo, algunos movimientos
y grupos de la Iglesia, buscando profundizar en la experiencia del Abogado prometido por Jesús a sus discípulos (Jn 14,16), también esto ha contribuido a esta renovación. Igualmente hemos de recordar que el Espíritu Santo
jugó un papel central en la conversión y en la vida evangélica de San Francisco y ha estado claramente presente
en la tradición franciscana. A través de la historia de la Iglesia, el Espíritu de Dios ha promovido la renovación
de la vida Cristiana en formas heroicas y sorprendentes. Sería bueno preguntarnos cómo está llamando el Espíritu Santo a los hermanos y hermanas de la OFS alrededor del mundo a renovar la vida evangélica que han
profesado vivir en fraternidad.
Los Hechos de los Apóstoles pueden ser considerados como el “Libro del Espíritu Santo” porque muestra cómo
la Iglesia de los primeros tiempos es guiada e iluminada por el Espíritu Santo. En este libro, el día de
Pentecostés (2, 1-11) es presentado como un momento de cumplimiento. De acuerdo al Evangelio de Lucas, Jesús había dicho: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”
(12, 49). Los Hechos de los Apóstoles describen la presencia del Espíritu Santo como una manifestación
perceptible de la intervención de Dios en el mundo, usando elementos tomados de la tradición bíblica: ruido,
viento, fuego, etc. En esta narración el fuego del Espíritu Santo vino a descansar en cada uno de los discípulos, quemando sus miedos y dándoles poder desde dentro para anunciar la resurrección de Jesús. En aquel día la
Iglesia fue lanzada hacia su misión universal de invitar a todas los pueblos a la fe en Cristo Jesús y restaurar la
unidad en la familia humana. Ante esta intervención de Dios, todos estaban sorprendidos y asombrados.
Cuando consideramos el crecimiento y la expansión que la OFS ha tenido a través de los siglos y su actual
presencia en 111 naciones alrededor del mundo, también nosotros podemos estar sorprendidos y asombrados por la acción del Espíritu Santo que llama a tantos hombres y mujeres a vivir el carisma de San Francisco en el
estado seglar. Es verdad que este crecimiento y esta presencia no han excluido limitaciones ni fracasos, pero es
sorprendente ver que hermanos y hermanas de muchas lenguas, culturas y razas han sido llamados para formar
parte de esta fraternidad internacional. El Espíritu hace posible que la Iglesia esté presente en todos los países y la OFS es una parte peculiar de esta presencia. Todos los miembros de la Orden comparten el mismo legado y
misión evangélicos que deben ser actualizados en los más diversos contextos y culturas. Como en la Iglesia
toda, en la Orden, hay una gran variedad de dones y ministerios y todos pertenecen al mismo cuerpo; cada hermano y hermana entra en esta familia a través de la profesión y está llamado a participar activamente y a
contribuir a la vida y a la misión de la fraternidad. En este contexto recordemos lo que las Constituciones de la
OFS dicen en relación al papel del Espíritu Santo en la vida de los franciscanos seglares:
Conscientes de que el Espíritu Santo es la fuente de su vocación, el animador de la vida fraterna y de la
misión, los francisanos seglares intenten imitar la fidelidad de Francisco a sus inspiraciones y escuchen la
exhortación del Santo a desear sobre todas las cosas “el Espíritu del Señor y su santa operación” (11).
Si todos los franciscanos seglares se dejan ser conducidos por el Espíritu Santo con mayor fidelidad –así como
han de hacerlo también toda la familia franciscana y la Iglesia- el potencial para renovar la Orden a todos los niveles y la sociedad en la cual vivimos es inimaginable. Hagamos nuestra la invocación del salmo responsorial
de la litúrgica Eucarística de Pentecostés: ¡Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra!
Preguntas para la reflexión y la discusión en fraternidad
6. ¿Cuáles son los signos de la acción Espíritu Santo en medio de mi fraternidad?
7. ¿Qué áreas de mi vida personal y de mi fraternidad necesitan ser renovadas por el Espíritu Santo?
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SECCION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Block II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia – Part 2 de 9: La dignidad de la persona humana.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
El mes pasado introdujimos en esta sección el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia y este mes estamos comenzando la presentación de los ocho principios de esta doctrina tal como está contenida en el Compendio. El primer principio que estaremos considerando es la dignidad de la persona humana, que es el
fundamento de la misma enseñanza social. El Compendio presenta este principio destacando su conexión
directa con la historia:
El hombre, comprendido en su realidad histórica concreta, representa el corazón y el alma de la enseñanza social católica. Toda la doctrina social se desarrolla, en efecto, a partir del principio que
afirma la inviolable dignidad de la persona humana. Mediante las múltiples expresiones de esta
conciencia, la Iglesia buscado ha, ante todo, tutelar la dignidad humana frente a todo intento de proponer imágenes reductivas y distorsionadas; y además, ha denunciado repetidamente sus muchas violaciones. La
historia demuestra que en la trama de las relaciones sociales emergen algunas de las más amplias
capacidades de elevación del hombre, pero también allí se anidan los más execrables atropellos de su dignidad (107).
El Compendio trata directamente con el tema de la vida humana como un don valiosísimo y fundamental de
Dios en el capítulo tres, intitulado: La persona humana y los derechos humanos. Ahora presentaremos algunos
aspectos de los primeros tres subtítulos de este Capítulo: I. Doctrina Social y principio personalista; II. La persona humana como la “Imago Dei”, y III, Los muchos aspectos de la persona humana. Dejaremos el tema de
los Derechos Humanos (subtitulo IV) para un momento posterior de modo que le dediquemos el suficiente
espacio una vez que hayamos terminado de presentar los ochos principios.
La Iglesia ve en los hombres y mujeres, en cada persona, la imagen viva del mismo Dios vivo [...] En
Cristo el Señor, la Iglesia indica y lucha por ser la primera en embarcarse en el camino de la persona
humana, y ella invita a toda las gentes a reconocer en cada uno –cercano o lejano, conocido o desconocido, y por encima de todo en los pobre y en los que sufren- a un hermano o hermana, “por quienes murió
Cristo” (105) . Toda la vida social es expresión de su inconfundible protagonista: la persona humana […]
“lejos de ser un objeto y un elemento puramente pasivo de la vida social “la persona humana“ es, por el
contrario, y debe ser y permanecer, su sujeto, su fundamento y su fin”. El origen de la vida social se encuentra por lo tanto en la persona humana, y la sociedad no puede renunciar a reconocerlo como sujeto
activo y responsable, y a él deben estar finalizadas todas las expresiones de la sociedad. (106).
…La persona humana es un ser personal creado por Dios para la relación con Él, que sólo en esta relación puede vivir y expresarse, y que tiende naturalmente hacia Él. (109). La relación entre Dios y el hombre se
refleja en la dimensión relacional y social de la naturaleza humana. El hombre, en efecto, no es un ser
solitario, sino “es un ser social, y sin relacionarse con los demás, el no puede vivir ni desarrollar su
potencial”… (110). El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor, no sólo porque ambos, en su diversidad, son imagen de Dios, sino, más profundamente aún, porque el dinamismo de
reciprocidad que anima el « nosotros » de la pareja humana es imagen de Dios… (111). El hombre y la
mujer están en relación con los demás ante todo como custodios de sus vidas… (112).
La admirable visión de la creación del hombre por parte de Dios es inseparable del dramático cuadro del
pecado de los orígenes… (115). En la raíz de las laceraciones personales y sociales, que ofenden en modo
diverso el valor y la dignidad de la persona humana, se halla una herida en lo íntimo del hombre (116). El misterio del pecado comporta una doble herida, la que el pecador abre en su propio flanco y en su
relación con el prójimo. Por ello se puede hablar de pecado personal y social… (117). El realismo
cristiano ve los abismos del pecado, pero lo hace a la luz de la esperanza, más grande de todo mal, donada
por la acción redentora de Jesucristo, que ha destruido el pecado y la muerte… (121)… La doctrina social se hace cargo de las diferentes dimensiones del misterio del hombre, que exige ser considerado « en la
plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social »,237 con una
atención específica, de modo que le pueda consentir la valoración más exacta (126).
Preguntas para una reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Cuáles son los pecados sociales que atacan la dignidad de los hombres y las mujeres donde tú vives?
2. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares participar en los esfuerzos de la Iglesia por “tutelar la dignidad humana frente a todo intento de proponer imágenes reductivas y distorsionadas?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
JUNIO 2010 – AÑO 1 – No. 6
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema I-6: Profesión en la OFS: Don y Compromiso
por Fr. Felice Cangelosi, OFMCap, (n. 12-13) Resumen y comentarios:
Ewald Kreuzer, SFO
No. 12. La Profesión en la Orden Franciscana Seglar tiene esta particularidad: la vida de los
franciscanos seglares depende del Evangelio, por medio de la inspiración y la experiencia de Francisco
de Asís, que desde el inicio de su conversión lo tomó como norma de su vida y de su actuar.. La
mediación franciscana del Evangelio se extiende a la Regla de la Orden Franciscana Seglar, a «esta
Regla» (y no a otra), en cuanto «confirmada por la Iglesia». A través de la aprobación de la Iglesia en sus
niveles más altos de la jerarquía, la Iglesia toma “propiedad” de la Regla de la OFS (la Regla pertenece a
la Iglesia) y por su autoridad la propone a los franciscanos seglares. De esta forma la Iglesia
simplemente transmite a los franciscanos seglares el mensaje evangélico de salvación, el cual es espíritu
y vida para todos los creyentes. Así que, para aquellos que emiten la profesión en la Orden Franciscana
Seglar para “alcanzar la perfección de la caridad en su estado seglar» (Regla 2), la referencia a Francisco,
a la regla y a las Constituciones no es facultativo, sino paradigmático y normativo.
Obviamente todo depende de cómo cada quien entiende y vive la vocación franciscana. Una
verdadera vocación es la que se apodera de toda la persona, y se transforma en la verdadera
sustancia de su ser como persona, hasta el extremo que el individuo es incapaz de pensar o de
definirse a sí mismo a no ser que sea como alguien llamado a la vida evangélica-franciscana.
No. 13.Las Anotaciones previas del Ritual de la Orden Franciscana Seglar inician con esta afirmación:
«Muchos hombres y mujeres, solteros y casados, así como muchos sacerdotes diocesanos, han sido
llamados por Dios imitando el ejemplo y la forma de vida de San Francisco de Así, para compartir su
carisma y hacerlo presente en el mundo. Ellos se comprometen a seguir a Jesucristo y a vivir el
Evangelio en Fraternidad, ingresando en la Orden Franciscana Seglar» (Anotaciones previas, No. 1).
Para Francisco, seguir a Cristo significa algo extremadamente concreto: se trata de seguir la pobreza de
Cristo; seguir la humildad de Cristo; seguir la vida de Cristo; seguir los preceptos de Cristo; seguir la
doctrina de Cristo; seguir la voluntad de Cristo; seguir la bondad de Cristo; seguir el espíritu de la
Escritura; seguir al Buen Pastor; seguir las huellas de Cristo.
Anticipándose muchos siglos a la enseñanza del Concilio Vaticano II, Francisco siente en el
Evangelio la presencia de Jesucristo. El tiene la clarísima conciencia de que el Señor habla
directamente, más allá de los límites de espacio y tiempo, a través de la palabra bíblica. En ella ve
como la prolongación de la Encarnación del Verbo que le manifiesta la divina voluntad y verdad.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad.
1. ¿Cuál es la “estructura esencial” de la Profesión en la Orden Franciscana Seglar?
2. ¿Cuáles son los “signos” de una verdadera vocación franciscana?
3. ¿Qué significa cuando un Franciscano Seglar promete “seguir” a Jesucristo?
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SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema VI: Raimundo Lulio y la pasión por la Misión: Pertenecer a una Orden evangelizadora.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Una noche, el trovador Raimundo Lulio (1232-1316) estaba sentado cerca de su cama y se disponía a componer
y escribir una canción de amor para una dama de quien él estaba enamorado, cuando algo especial sucedió que
marcó el comienzo de una transformación radical de su vida. Trabajaba como mayordomo en la corte real del Rey Jaime II de Mallorca y por lo tanto se había familiarizado con la vida política y diplomática del reino.
Cuando comenzaba a escribir su canción de amor, vio a Jesús en la cruz a su derecha pero, por temor, se fue a
dormir. Esta visión siguió apareciéndosele a Raimundo cuatro veces más durante los siguientes días. Mientras hacía lo posible por no tomarla en cuenta, el temor que le causaba iba creciendo hasta que le ocurrió una quinta
vez; en esa ocasión le prestó atención y se puso a reflexionar sobre su significado durante toda la noche. A
través de esta experiencia y la de escuchar un sermón sobre San Francisco de Asís tres meses después,
Raimundo se dio cuenta que Cristo lo estaba llamado a darlo todo y dedicar su vida en honor del amor y gloria a Dios, convirtiendo a los Sarracenos. Hacia el final de su vida, en su libro Disputatio Petri clerici et Raymundi
phantastici, Raimundo describe el camino de su existencia de la manera siguiente:
Yo era un hombre casado, con hijos, bastante rico, disoluto y mundano. Dejé todo eso con entera libertad,
a fin de procurar el honor de Dios y el bien público, y exaltar la santa fe. Aprendí la lengua árabe, varias
veces prediqué a los sarracenos: por la causa de la fe he sido arrestado, encarcelado y herido. Durante cuarenta y cinco años he intentado que la Iglesia y los príncipes cristianos actuasen en favor del bien
público. Ahora soy viejo y pobre, pero insisto en el mismo propósito, y en el mismo propósito continuaré
hasta la muerte, si Dios quiere.
Luego de su conversión, Lulio se dedicó a la contemplación y al estudio para prepararse a llevar adelante la misión que él estaba convencido le había sido encomendada por Cristo. Sus escritos reflejan su propio caminar
de fe así como su crecimiento intelectual y el ardiente deseo de comunicar la fe en Cristo a todos –no creyentes
y a los cristianos que habían caído en la mediocridad. Escribió sobre muchas áreas de conocimiento humano y en varios estilos e idiomas para hacer posible su sueño: hacer que la fe en Cristo fuese más accesible a los
hombres y mujeres de su tiempo, un tiempo caracterizado por muchas contradicciones con el evangelio. El
logró abrir una escuela en Miramar, Mallorca, donde los futuros misioneros pudieran aprender la lengua árabe y anticipó varias formas la institución de Propaganda fidei. El soñaba con una Iglesia que estuviera plenamente
comprometida en la proclamación del conocimiento de Cristo al mundo y luchó para hacer que esto fuera una
realidad. En su libro, Per conoscere Raimondo Lullo, Sara Muzzi nos dice que:
Con las posibilidades que tenía a su disposición, la herencia cultural compartida por las religiones
monoteístas y un método de su invención, un don de Dios y del lugar donde él había vivido, trató de
promover una comparación abierta y amplia con sus interlocutores, desde una posición clara respetuosa de su propia identidad cristiana y de los valores que otras religiones pueden aportar. (pag.5)
Por último y no menos importante, Raimundo Lulio ha sido tradicionalmente asociado con la Tercera Orden de
San Francisco. Su espiritualidad fue claramente marcada por los ideales de Francisco de Asís. La fiesta litúrgica del Beato Raimundo Lulio se celebra el 30 de junio. Concluyamos con algunas palabras tomadas de la
Regla de la OFS acerca de las implicaciones de la profesión de los franciscanos seglares:
Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados
por la Profesión, háganse testigos e instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra.
Inspirados en San Francisco y con él llamados a reconstruir la Iglesia, empéñense en vivir en plena comunión con el Papa, los Obispos
y los sacerdotes, en abierto y confiado diálogo de creatividad apostólica. (6)
Preguntas para la reflexión y la discusión en fraternidad
1. ¿Qué clase de compromiso apostólico tiene mi fraternidad que haya alcanzado a no creyentes? 2. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares nutrir la pasión por evangelizar a los hombres y mujeres de
nuestro tiempo y transformarlo en iniciativas concretas en colaboración con la jerarquía de la Iglesia?
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SECCION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Block II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Parte 3 de 9: El principio del bien común
Introducción, extractos y preguntas por Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Luego que el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia dedica todo el capítulo tres de la primera
parte al Principio Personalista, continúa presentando otros principios. El capítulo cuatro comienza
con una introducción general a los Principios de la Doctrina Social de la Iglesia donde explica su
significado y unidad. Ahora presentamos una selección de textos tomados de esta introducción
seguida por otra selección que se refiere al segundo principio que estamos considerado en este
segundo bloque del proyecto de Formación Permanente del CIOFS: El principio del bien común.
Principios de la Doctrina Social de la Iglesia. 160. El principio permanente de la doctrina social de la Iglesia constituye el verdadero corazón de la
enseñanza. Estos son los principios de: la dignidad de la persona humana […] el bien común; subsidiaridad y
solidaridad. Estos principios que son la expresión de toda la verdad acerca del hombre conocida por la razón y
la fe, nacen del “encuentro con el mensaje de Dios y de sus exigencias sintetizadas en el supremo mandamiento de amor a Dios y al prójimo en justicia con los problemas emanados de la vida en sociedad” […] 161. Estos
son principios de carácter general y fundamental, ya que ellos tienen que ver con la realidad de la sociedad en
su totalidad. 162. [Ellos] deben ser apreciados en su unidad, conexión y articulación. […] 163. … en su conjunto, constituyen la primera articulación de la verdad de la sociedad que interpela toda conciencia y la
invita a interactuar libremente con las demás, en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. ….
Estos principios tienen un significado profundamente moral porque remiten a los fundamentos últimos y ordenadores de la vida social. En efecto estos principios recuerdan que la sociedad históricamente existente
surge del entrelazarse de las libertades de todas las personas que en ella interactúan contribuyendo, mediante
sus opciones, a edificarla o a empobrecerla.
El principio del bien común. 164. De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas deriva, en primer lugar, el principio del bien
común, al que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido. […]El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de
todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo,
acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. 165. Una sociedad que, en todos sus niveles, quiere
positivamente estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común,
en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre. La persona no puede encontrar realización sólo en sí misma, es decir, prescindir de su ser « con » y « para » los demás.
167. El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad: ninguno está exento de colaborar, según
las propias capacidades, en su consecución y desarrollo […] El bien común corresponde a las inclinaciones
más elevadas del hombre […] Todos tienen también derecho a gozar de las condiciones de vida social que resultan de la búsqueda del bien común […].
168. La responsabilidad de edificar el bien común compete, además de a las personas particulares, también al
Estado, porque el bien común es la razón de ser de la autoridad política. […] 169. Para asegurar el bien
común, el gobierno de cada país tiene el deber específico de armonizar con justicia los diversos intereses sectoriales […] 170. … Dios es el fin último de sus criaturas y por ningún motivo puede privarse al bien común
de su dimensión trascendente, que excede y, al mismo tiempo, da cumplimiento a la dimensión histórica
[…]Una visión puramente histórica y materialista terminaría por transformar el bien común en un simple
bienestar socioeconómico, carente de finalidad trascendente, es decir, de su más profunda razón de ser.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares compartir los principios de la doctrina social de la Iglesia
para interpelar e invitar a toda conciencia a interactuar con las demás en verdad y en
corresponsabilidad?
2. Para cooperar con la realización del bien común, ¿cómo puede nuestra fraternidad fomentar la
capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
JULIO 2010 – AÑO 1 – No. 7
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema II-1: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar por Emanuela De Nunzio, OFS (n. 1, 6, 2, 4, 3)
Resumen y comentarios de Ewald Kreuzer, SFO y Patrizia Morelli
Premisa: El sentido de pertenencia es la base de la verdadera fraternidad. En una época de individualismo, necesitamos redescubrir el significado y el valor de la OFS como familia franciscana, en la que todos nos
pertenecemos unos a otros, y donde cada quien se preocupa del otro. El sentido de pertenencia fraterna nos
ayudará a desarrollar nuestro sentido de identidad, para ser conscientes de quiénes somos y asumir nuestro propio lugar y nuestra vocación específica en la Iglesia. En la práctica, nos ayudará a vivir el Evangelio a la
manera de San Francisco en comunión fraterna (Const. 1.3; 3.3), sembrando confianza donde hay
desconfianza, colaboración en lugar de competición, aceptación y amor en lugar de hostilidad y rechazo.
Introducción. La crisis del sentido de pertenencia en tiempos post modernos.
1. La idea general. En la actualidad aquellas certezas que solían generar estructuras sólidas se han vuelto escasas: el estado nacional, las instituciones, la familia y el trabajo. No hay ya nada fijo o garantizado. Aun las
relaciones interpersonales han llegado a ser más superficiales.
6. La conexión principal. Cada referencia a la pertenencia está estrechamente ligada a la identidad y la
presupone. No hay identidad sin pertenencia y no hay pertenencia sin identidad. 2. Pertenencia a una familia. La familia es el recurso más grande de la persona y de la sociedad. Favorece la
generosidad, la apertura incondicional y la solidaridad en las diferentes circunstancias de la vida. Asediada hoy
por muchos desafíos del mundo moderno, la familia se vuelve débil y es atacada por las propuestas que la equiparan a cohabitar bajo el mismo techo. Como resultado de esto vemos la pérdida progresiva de su
identidad y su papel específico.
4. Pertenencia a una nación. El sentido de pertenencia a un territorio específico está cambiando profundamente, no solamente por la facilidad de movilidad, sino también por la realidad nacional, que en algún
momento hizo que las personas sintieran un gran arraigo y una identidad muy personal, (“soy italiano, español,
ingles…”), y ha sido reemplazado con una entidad “supranacional”. Al contrario, la atención crece hacia
realidades regionales, y los intereses de cada uno descansan en un ambiente restringido, con otras consecuencias sociales.
1. La fragmentación de la sociedad: pérdida de la cultura de la solidaridad, que hace que los
individuos vivan “cerca” u “opuestos”, pero no “juntos”; 2. El poco aprecio del sentido de lo social: la privacidad altamente cuidada, lo cual crea un conflicto
permanente entre el bien del individuo y el bien de la comunidad;
3. La cultura de la sospecha: La sospecha y la desconfianza socavan la base de la sociedad civil. 3. Pertenencia a la vida profesional. Los efectos de la precariedad también se perciben fuertemente en la
vida laboral. Muchos aceptan un tipo de trabajo que nos les atrae. Por esta razón se sienten extraños sin raíces
en su profesión.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Cómo experimentas “la crisis del sentido de pertenencia en tiempos post-modernos”? en los que estás viviendo? ¿Por qué la conexión entre pertenencia e identidad es tan importante?
2. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares enfrentar los desafíos de pertenecer a una familia, a una nación y a
su vida profesional?
3. ¿Crees que esta es una época de crisis o una oportunidad para que los franciscanos seglares ejerciten su misión particular en el mundo?
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SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema VII: San Buenaventura: buscando la verdadera sabiduría y la fidelidad creativa en tiempos de cambio.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
En este artículo enfocamos nuestra atención en uno de los más grandes autores de la historia del pensamiento y
organización institucional franciscanos cuya fiesta litúrgica es celebrada por la Iglesia el 15 de Julio: San
Buenaventura de Bagnoregio. A través de su vida y legado, podemos aprender muchas cosas de gran valor para nuestro camino franciscano en los tiempos presentes.
Una figura central en el desarrollo de la identidad franciscana
En su introducción a la edición de las siguientes obras de Buenaventura: El Itinerario del alma hacia Dios, El Árbol de la Vida y la Vida de San Francisco, Ewert Cousins – un reconocido especialista sobre nuestro autor –,
resume el papel relevante de la contribución de este santo al desarrollo de la espiritualidad occidental y, en
particular, de la espiritualidad franciscana, como sigue:
En la historia de la espiritualidad occidental, Buenaventura tiene una posición central y fundamental. Fraile del siglo
XIII, profesor de la Universidad de Paris, Ministro General de la Orden Franciscana, Cardenal y consejero de papas,
jugó un papel importante en el fermento espiritual de la alta Edad Media. Visto dentro del contexto religioso de la
Edad Media en su conjunto –cuando la espiritualidad islámica, judía y cristiana estaban floreciendo- produjo uno de
las más ricas síntesis de la espiritualidad cristiana (pag.1).
Donde descansa la verdadera sabiduría
Buenaventura fue conocido por su sabiduría y simplicidad y antes de recibir el título de Doctor Seráfico por
John Gerson (+1429), era ampliamente conocido en círculos eclesiales como el Doctor Devotus, Doctor Devoto, ya que se puede encontrar en sus sermones y en otros escritos un verdadero sentido de devoción y de
unción que son signos de la presencia y de la acción del Espíritu. Su obra El Itinerario del alma hacia Dios nos
invita a buscar al Señor no solamente con la mente sino también con nuestro corazón y con la gracia de Dios:
Por eso primeramente invito al lector al gemido de la oración por medio de Cristo crucificado, cuya sangre nos lava
las manchas de los pecados, no sea que piense que le basta la lección sin la unción, la especulación sin la devoción, la
investigación sin la admiración, la circunspección sin la exultación, la industria sin la piedad, la ciencia sin la caridad,
la inteligencia sin la humildad, el estudio sin la gracia, el espejo sin la sabiduría divinamente inspirada (Prologo 4).
Fidelidad al carisma franciscano y adaptación a las nuevas realidades. En su reciente libro San Francisco, Grado Giovanni Merlo recuerda el papel de Buenaventura como Ministro
General en tiempos cuando la Orden había crecido y había cambiado dramáticamente, y algunos frailes estaban
asumiendo posiciones sin precedentes en la Iglesia y en la sociedad, mientras que otros habían caído en vicios o habían adoptado el joaquinismo: “En su programa de restructuración de la Orden, el hermano Buenaventura
miró en dos direcciones: una fue la jurídica-institucional y la otra, la teológica-hagiográfica”.
Buenaventura puede ser visto como un modelo para actuar con determinación, dedicación y sabiduría para mantener el carisma franciscano vivo y, al mismo tiempo, favoreciendo su adaptación creativa e
implementación en nuevas circunstancias, siempre en comunión con la Iglesia y en diálogo con el mundo.
Parece adecuado concluir este pequeño comentario con algunas palabras tomadas de El Itinerario del alma hacia Dios:
Abre, pues, los ojos, acerca los oídos espirituales, despliega los labios y aplica tu corazón para en todas las cosas ver,
oír, alabar, amar y reverenciar, ensalzar y honrar a tu Dios, no sea que todo el mundo se levante contra ti. Pues a
causa de esto todo el mundo peleará contra los insensatos siendo, en cambio, motivo de gloria para los sensatos, que
pueden decir con el Profeta: Me has recreado, oh Señor, con tus obras, y al contemplar las obras de tus manos salto de alegría, oh Señor. Cuán grandes son tus obras, Señor; todo los has hecho sabiamente; llena está la tierra de
riquezas (1, 15).
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Cuál ha sido tu experiencia en la búsqueda de Dios, no solamente con tu mente, sino también con tu
corazón?
2. Describe cómo tu vida como franciscano seglar puede favorecer la adaptación creativa y la implementación
de nuestro carisma en nuevas circunstancias, siempre en comunión con la Iglesia y en diálogo con el
mundo.
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SECCIÓN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Parte 4 of 9: El destino universal de los bienes
Extractos y preguntas por Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
A. Origen y significado 171. Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere inmediato relieve el principio del destino
universal de los bienes […] Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus
habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno [...] La persona, en efecto, no puede prescindir de los bienes materiales que responden a sus necesidades primarias y constituyen las condiciones básicas para su
existencia… 172. …El principio del destino universal de los bienes es el « primer principio de todo el
ordenamiento ético-social » y « principio peculiar de la doctrina social cristiana ». […]Se trata ante todo de un
derecho natural, inscrito en la naturaleza del hombre, y no sólo de un derecho positivo, ligado a la contingencia histórica; además este derecho es « originario ». Es inherente a la persona concreta […] «Todos los demás
derechos, sean los que sean, comprendidos en ellos los de propiedad y comercio libre, a ello están
subordinados… 173. […] para asegurar un ejercicio justo y ordenado de este principio, son necesarias intervenciones normativas, fruto de acuerdos nacionales e internacionales, y un ordenamiento jurídico que
determine y especifique tal ejercicio. 175. El destino universal de los bienes comporta un esfuerzo común
dirigido a obtener para cada persona y para todos los pueblos las condiciones necesarias de un desarrollo integral, de manera que todos puedan contribuir a la promoción de un mundo más humano…
B. Destino universal de los bienes y propiedad privada
176.…La propiedad privada es un elemento esencial de una política económica auténticamente social y
democrática y es garantía de un recto orden social. La doctrina social postula que la propiedad de los bienes sea accesible a todos por igual… 177. …el derecho a la propiedad privada está subordinado al derecho al uso
común, al destino universal de los bienes… 178. …El individuo no puede obrar prescindiendo de los efectos del
uso de los propios recursos, sino que debe actuar en modo que persiga, además de las ventajas personales y familiares, también el bien común… 179. …Los nuevos conocimientos técnicos y científicos deben ponerse al
servicio de las necesidades primarias del hombre, para que pueda aumentarse gradualmente el patrimonio
común de la humanidad. […] “« Hay que romper las barreras y los monopolios que dejan a tantos pueblos al
margen del desarrollo… 180. …La propiedad individual no es la única forma legítima de posesión. Reviste particular importancia también la antigua forma de propiedad comunitaria […] Sigue siendo vital,
especialmente en los países en vías de desarrollo o que han salido de sistemas colectivistas o de colonización,
la justa distribución de la tierra… 181. …el poseedor que incautamente idolatra sus bienes (cf. Mt 6,24; 19,21-26; Lc 16,13) resulta, más que nunca, poseído y subyugado por ellos...
C. Destino universal de los bienes y opción preferencial por los pobres.
182. El principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas
condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado. A este propósito se debe reafirmar, con toda su
fuerza, la opción preferencial por los pobres… 183. La miseria humana es el signo evidente de la condición de
debilidad del hombre y de su necesidad de salvación […] “Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus
hermanos”…184. El amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la
pobreza de Jesús y en su atención por los pobres. Este amor se refiere a la pobreza material y también a las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa […] La Iglesia enseña a socorrer al prójimo en sus múltiples
necesidades y prodiga en la comunidad humana innumerables obras de misericordia corporales y espirituales
[…] la práctica de la caridad no se reduce a la limosna, sino que implica la atención a la dimensión social y
política del problema de la pobreza […] Los Padres Conciliares recomiendan con fuerza que se cumpla este deber « para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia ». El amor por los pobres es
ciertamente « incompatible con el amor desordenado de las riquezas o su uso egoísta » (cf. Sant 5,1-6).
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad.
1. ¿Cómo puede mi fraternidad ser parte del esfuerzo común para obtener para cada persona y para todos los
pueblos las condiciones necesarias para un desarrollo integral? 2. ¿Cómo están siendo distribuidos en tu región, país y continente bienes críticos tales como los nuevos
conocimientos tecnológicos y científicos y tierra? ¿Por qué?
3. ¿Cómo puede mi fraternidad involucrarse en obras de misericordia espiritual y corporal y estar atenta a las
dimensiones sociales y políticas del problema de la pobreza?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
AGOSTO 2010 – AÑO 1 – No. 8
SECCIÓN I: TEMA DEL MES Tema II-2: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar
por Emanuela De Nunzio, OFS (n. 5, 7)
Resumen y preguntas de Ewald Kreuzer, SFO
No.5 Pertenencia en la vida eclesial. Hoy el debate está dirigido hacia visiones alternativas y
globales del hombre y de la mujer, de la paternidad y de la maternidad, de la sexualidad y, sobre
todo, los caminos a transitar para que los hombres y las mujeres se realicen en la vida y se sientan
satisfechos y felices. Aquellos que por el bautismo son miembros de la Iglesia católica ¿de qué
manera le pertenecen y cómo se identifican con ella? Algunos le pertenecen totalmente y sin reservas,
con la plena convicción de pertenecer al alma de la Iglesia, de ser miembros del Cuerpo Místico de
Cristo. Pero también están aquellos (y tal vez más numerosos) que están conectados con la Iglesia por
un hilo muy fino, con un sentido de pertenencia limitado a las formas exteriores. Y, finalmente, están
aquellos que viven solamente algunos aspectos de la fe, fuera de todo tipo de pertenencia con la
Iglesia (creyendo sin pertenecer). la Congregación para la Doctrina de la Fe denuncia justamente la
“crisis de pertenencia” a la Iglesia como uno de los temas sobre los cuales es necesario vigilar porque
resquebrajan la conciencia originaria de la tarea evangelizadora de los discípulos de Jesús.
La Iglesia está comprometida a dar una respuesta profética a los desafíos de nuestro tiempo. De
hecho, la Iglesia sostiene que la única terapia es la recuperación de los valores auténticamente
humanos y cristianos, con la vuelta de los fieles a los propios orígenes y a la propia identidad en una
óptica cristocéntrica. De esto, derivan tres consecuencias: el fuerte nexo entre fe y realidad; la
importancia de Cristo en la vida diaria; la atención constante a la correcta relación entre verdad y
libertad.
No. 7 Identidad del franciscano seglar. En el curso de la segunda mitad del siglo XX la familia
Franciscana ha conocido profundas transformaciones. El 24 de junio de 1978 los terciarios recibieron
la nueva Regla aprobada por el Papa Pablo VI. Antes había tenido lugar el Concilio Vaticano II, con
sus nuevas acentuaciones. Los documentos conciliares tuvieron una fuerte influencia en los
redactores de la Regla Paulina. Se entró en un período de estudio y de asimilación de la nueva Regla,
convertida en punto de referencia fundamental para la búsqueda de la “identidad”. La actitud de los
hermanos y de las hermanas fue cambiando hacia un nuevo modo de ser franciscanos, idénticos en lo
esencial, diferentes en las manifestaciones. La Tercera Orden Franciscana había asumido la nueva
denominación de Orden Franciscana Seglar, justamente porque se quería subrayar la presencia de los
laicos franciscanos en el mundo; se quería individuar en la “secularidad” la característica más
significativa de la Tercera Orden. El art. 2 afirma que los franciscanos seglares son hombres y
mujeres que, “impulsados por el Espíritu, a alcanzar la perfección de la caridad en su estado seglar, se
comprometen con la profesión a vivir el Evangelio a la manera de San Francisco, con la ayuda de la
presente Regla, confirmada por la Iglesia”. De la legislación actualizada de la OFS (Regla y
Constituciones Generales) se deduce que la identidad del franciscano seglar se expresa en una triple
dimensión: personal (la vida interior), fraterna (la corresponsabilidad) y universal (la misión).
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
4. ¿Qué significa ser franciscano seglar en el mundo de hoy?
5. ¿Qué busca la gente cuando hacen la Profesión en la Orden hoy?
6. ¿De qué manera la “identidad” de la OFS se ha transformado a través de la nueva Regla de 1978?
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SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL Tema VIII: El Perdón de Asís: Pertenecer a una fraternidad reconciliada y reconciliadora.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Entre todos los lugares importantes en la vida de Francisco de Asís, uno en particular ha sido
altamente estimado: la Porciúncula (pequeña porción o parcela de terreno). En este lugar, Francisco
llegó a entender completamente la misión evangélica que el Señor quería para él y para sus hermanos;
allí la Orden de frailes menores comenzó y creció; allí se le dio a Clara el hábito de la penitencia y de
pobreza evangélica, luego que se le cortara su cabellera; allí Francisco reunió a sus frailes para los
capítulos, para darle sus instrucciones y admoniciones, desde allí partieron los misioneros, incluso el
mismo Francisco, y a ese lugar regresaron; allí quiso regresar Francisco cuando supo que la hermana
muerte lo visitaría.
Una realidad muy particular asociada con esta pequeña porción de terreno tan querida por San
Francisco es la que se llama el Perdón de Asís o Indulgencia de la Porciúncula. De acuerdo al
Diploma di fr. Teobaldo, Obispo de Asís (1296-1329), mientras San Francisco estaba en Sta. María de
los Ángeles, el Señor le reveló durante la noche que él habría de visitar al Papa Honorius III, quien
estaba de visita en Perugia en ese momento (Julio 1216), para pedirle una indulgencia plenaria para
aquellos que visitaran la iglesia que él justamente había reparado, y para quienes confesaran sus
pecados e hicieran penitencia. En el contexto de las prácticas eclesiales de las indulgencias en aquél
momento, el pedido de Francisco representaba una verdadera novedad que permitía a las personas que
no podían comprometerse a largas peregrinaciones, tener este tipo de acceso a la misericordia de Dios.
El estaba motivado por un enorme y auténtico deseo por la conversión y salvación de todas las
personas en Cristo. Hemos tenido, por supuesto, el peligro de malentender o mal usar las
indulgencias. Sin embargo, en el caso de la Porciúncula, se ha hecho notorio que hay una
correspondencia entre la renovación del clima evangélico que allí despertó y la generosa gracia de
Dios en la manifestación amplia de su perdón. Para entender esto un poco más, recordaremos lo que
Joseph Ratzinger dijo acerca del Perdón de Asís mientras visitaba la Basílica de Santa María de los
Ángeles, en Agosto de 1996, cuando aún él era cardenal: La Indulgencia es después de todo un poco como la iglesia de la Porciúncula: así como se debe recorrer
los espacios más bien fríos y extraños del gran edificio para encontrar en su centro la iglesita humilde que
toca nuestro corazón, así también es necesario atravesar la compleja interacción de la historia y de las ideas teológicas para llegar a lo que es de verdad simple: la oración, con la cual nos abandonamos a la
comunión de los santos, para cooperar con ellos a la victoria del bien sobre la aparente omnipotencia del
mal, sabiendo que al final todo es gracia.
Como el mismo Ratzinger señala antes en el texto, inicialmente el Perdón de la Porciúncula estuvo
limitado a solamente el 2 de agosto y, poco después, sus beneficios fueron extendidos a los difuntos
per modum suffragii, a través de la oración. Con el tiempo, la Indulgencia fue extendida primero a
todas las iglesias franciscanas y luego a todas las iglesias parroquiales para el 2 de agosto.
Actualmente, la indulgencia plenaria puede ser obtenida en la Porciúncula cada día y solamente una
vez al día según lo confirma el decreto de la Penitenciaría Apostólica Portiunculae sacra aedes, del
día 15 de julio de 1988. Para concluir, echemos un vistazo a algunas afirmaciones del Catecismo de
la Iglesia Católica sobre las indulgencias: Las Indulgencias se obtienen por la Iglesia que, en virtud del poder de atar y desatar que le fue concedido
por Cristo Jesús, interviene a favor de un cristiano y le abre el tesoro de los méritos de Cristo y de los santos para obtener del Padre de la misericordia la remisión de las penas temporales debidas por sus
pecados. Por eso la Iglesia no quiere solamente acudir en ayuda de este cristiano, sino también impulsarlo
a hacer obras de piedad, de penitencia y de caridad. (1478) Puesto que los fieles difuntos en vía de
purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas
por sus pecados. (1479)
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
3. ¿Cuáles son los lugares más significativos en tu camino de vida y fe y por qué?
4. Busca las condiciones para obtener la indulgencia plenaria del perdón de Asís (para uno mismo o para los difuntos) y ten una conversación acerca de esto con tu fraternidad.
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SECCIÓN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Parte 5 of 9: El principio de subsidiaridad Selección y preguntas de Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
A) Origen y significado
185 La subsidiaridad está entre las directrices más constantes y características de la doctrina social
de la Iglesia, presente desde la primera gran encíclica social. Es imposible promover la dignidad de la
persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, las realidades territoriales locales, en
definitiva, aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo,
profesional, político, a las que las personas dan vida espontáneamente y que hacen posible su efectivo
crecimiento social...
186 La exigencia de tutelar y de promover las expresiones originarias de la sociabilidad es
subrayada por la Iglesia en la encíclica « Quadragesimo anno », en la que el principio de
subsidiaridad se indica como principio importantísimo de la « filosofía social » […] Conforme a este
principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda (« subsidium
») —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores […] A la subsidiaridad
entendida en sentido positivo, como ayuda económica, institucional, legislativa, ofrecida a las
entidades sociales más pequeñas, corresponde una serie de implicaciones en negativo, que imponen al
Estado abstenerse de cuanto restringiría, de hecho, el espacio vital de las células menores y esenciales
de la sociedad. Su iniciativa, libertad y responsabilidad, no deben ser suplantadas.
B) Indicaciones concretas
187 El principio de subsidiaridad protege a las personas de los abusos de las instancias sociales
superiores e insta a estas últimas a ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a
desarrollar sus tareas. Este principio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio
tiene algo de original que ofrecer a la comunidad…
Con el principio de subsidiaridad contrastan las formas de centralización, de burocratización, de
asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del Estado y del aparato público …
A la actuación del principio de subsidiaridad corresponden: el respeto y la promoción efectiva del
primado de la persona y de la familia; la valoración de las asociaciones y de las organizaciones
intermedias, en sus opciones fundamentales y en todas aquellas que no pueden ser delegadas o
asumidas por otros; el impulso ofrecido a la iniciativa privada, a fin que cada organismo social
permanezca, con las propias peculiaridades, al servicio del bien común; la articulación pluralista de la
sociedad y la representación de sus fuerzas vitales; la salvaguardia de los derechos de los hombres y
de las minorías; la descentralización burocrática y administrativa; el equilibrio entre la esfera pública
y privada, con el consecuente reconocimiento de la función social del sector privado; una adecuada
responsabilización del ciudadano para « ser parte » activa de la realidad política y social del país.
188 Diversas circunstancias pueden aconsejar que el Estado ejercite una función de suplencia […] A
la luz del principio de subsidiaridad, sin embargo, esta suplencia institucional no debe prolongarse y
extenderse más allá de lo estrictamente necesario, dado que encuentra justificación sólo en lo
excepcional de la situación. En todo caso, el bien común correctamente entendido […] deberá
permanecer como el criterio de discernimiento acerca de la aplicación del principio de subsidiaridad.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad.
4. ¿Cuáles son algunos de los más importantes cuerpos sociales intermedios donde Ud. vive y cómo
están ayudando a alcanzar un efectivo crecimiento social? 5. ¿Cómo se lleva a cabo la subsidiaridad en el área donde Ud. vive, tanto en el sentido de ayuda
ofrecida a las entidades sociales más pequeñas y en el sentido de respecto del espacio vital de las
células menores y esenciales de la sociedad de parte del Estado? 6. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares ayudar a una adecuada responsabilización del ciudadano
para « ser parte » activa de la realidad política y social del país?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN PERMANENTE
FICHA MENSUAL
SEPTIEMBRE 2010 – AÑO 1 – No. 9
SECCIÓN I: TEMA DEL MES Tema II-3: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar
por Emanuela De Nunzio, OFS (n. 11, 12, 13)
Resumen y preguntas de Ewald Kreuzer, SFO
El pertenecer a la Orden Franciscana Seglar (OFS) nos llama a cada uno a ser corresponsable del
bienestar y crecimiento de la misma.
11. Pertenencia a la Orden. Nuestra pertenencia a la Orden Franciscana Seglar se fundamenta en
nuestra Profesión, acto por el cual somos incorporados solemnemente a la Orden. (CCGG. art. 42.2)
Esta expresión: somos incorporamos solemnemente a la Orden nos ayuda a comprender el concepto de
convertirnos en parte de un cuerpo que tiene su propia identidad. La Orden Franciscana Seglar no es
simplemente un grupo parroquial que se pudiera desintegrar cuando el liderazgo de la parroquia
cambia. Nuestra Orden es un cuerpo físico e institucional que ha atravesado 8 siglos de historia,
trayendo al mundo el mensaje de su fundador San Francisco y de sus miembros, muchos de los cuales
se han convertido en grandes santos de la Iglesia Católica. Tenemos muchas razones para estar
orgullosos de estar incorporados en la OFS. Pero, evitando el riesgo de “absolutizar” esta identidad
con algo de orgullo, superioridad o exclusividad, debemos enfatizar el sentido de comunión y
corresponsabilidad. Las Constituciones Generales afirman en el artículo 30.1: “Los hermanos son
corresponsables de la vida de la Fraternidad a la que pertenecen y de la OFS como unión orgánica de
todas las Fraternidades extendidas por el mundo.”
12. Pertenencia a la Fraternidad local. Las Constituciones Generales en el art. 30.2 precisan cómo
debe ser vivida la pertenencia a la Fraternidad: “El sentido de corresponsabilidad de los miembros exige
la presencia personal, el testimonio, la oración, la colaboración activa, según las posibilidades de cada
uno y los eventuales compromisos para la animación de la Fraternidad”. Así pues, los siguiente son
elementos esenciales de esta corresponsabilidad:
1. la presencia personal, o sea la participación frecuente (¡no opcional!) a los encuentros de la Fraternidad
(Regla No.24)
2. el testimonio, de vida evangélica y de vida fraterna, incluso como medio de promoción vocacional (CCGG. art. 45,2) y como apoyo en la formación de los nuevos miembros (Regla No. 23 y CCGG. art.37.3);
3. la oración, que es el alma de esta “comunidad de amor” (Regla n. 8);
4. la colaboración activa, de todos y de cada uno, para el buen funcionamiento de la Fraternidad (CCGG. art.53.3);
5. los eventuales compromisos en la animación de la Fraternidad (CCGG. art. 31.4) , y
6. la contribución económica, en la medida de las posibilidades de cada miembro (CCGG. Art. 30.3).
Pero esto no es suficiente. La corresponsabilidad compromete a todos los miembros a hacerse cargo del “bienestar” humano y espiritual de cada uno de los hermanos (CCGG. Art. 42.4).
13. Pluripertenencia. Uno de los mayores obstáculos que se interponen a la corresponsabilidad es la
tendencia de algunos franciscanos seglares a adherirse a una multiplicidad de grupos y asociaciones
eclesiales En algunos casos, haciendo esto, la inspiración franciscana se diluye en la mezcla con otras
espiritualidades. Además, los compromisos se suman y se superponen, impidiendo la cabal observancia
de las obligaciones que derivan de la vida de Fraternidad.
Preguntas para la reflexión y discusión en la fraternidad
1. ¿Qué significa para tu vida pertenecer a la Orden Franciscana Seglar?
2. ¿Cómo describirías tu implicación personal como hermano/hermana incorporado en la OFS?
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SECCION II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema IX: Celebrar los estigmas de Francisco. Pertenecer a una comunidad moldeada por la pasión de Cristo.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
De acuerdo a sus biógrafos, Francisco de Asís subió, por la sexta vez, a la ermita localizada en el
Monte Alvernia, hacia fines del verano de 1224, dos años antes de su muerte. Su propósito era ayunar
por cuarenta días en honor a la Virgen María, asunta al cielo, y a San Miguel Arcángel. Durante estos
días, Francisco se dedicó a orar, a leer el libro de los Evangelios, particularmente la pasión de nuestro
Señor, y a la contemplación de Dios. Mediante todo esto, tuvo momentos de éxtasis y visiones
celestiales. El deseo profundo que Francisco tuvo desde su conversión de agradar a Dios y crecer en
conformidad con Cristo y en perfecta unión con Él era aun más fuerte entonces (cf. 1 Cel 91).
En la Fiesta de la Santa Cruz pidió al Señor Jesucristo que le concediera dos gracias antes de su
muerte: experimentar en su alma y en su cuerpo los sufrimientos que el Señor Jesús padeció durante
su dolorosa pasión, y sentir en su corazón el inmenso amor a través del cual el Hijo de Dios
voluntariamente asumió esa pasión por todos los pecadores. Entonces, el fiel amigo de Dios tuvo una
visión de Cristo en la forma de un serafín con seis alas, colgado de una cruz. La experiencia divina
que se asemejaba a la de los profetas Isaías (6, 2) y Ezequiel (1, 5-12.22-25) le llenó con sentimientos
mezclados de admiración y alegría, perplejidad, ansiedad y dolor. A medida que él luchaba por
comprender el significado de esta visión mística, las marcas de la crucifixión de Cristo comenzaron a
aparecer en sus manos y en sus pies con características muy peculiares y distintivas. Luego, una herida
grande también apareció en su costado derecho, como si hubiera sido hecha con una lanza.
Francisco fue la primera persona en la historia de la Iglesia que recibió los estigmas según la imagen
de Cristo crucificado. Estas marcas han sido consideradas como un signo claro de su intenso deseo de
ser transformado enteramente en Cristo y de la intervención de Dios que recompensaba a su fiel
servidor con el sello de su Hijo amado, a través de la acción del Espíritu Santo. Esta señal representa
un singular privilegio de Dios que Francisco ocultó lo más que pudo incluso a sus más cercanos
compañeros y que nunca usó para vanagloriarse ante los demás.
La historia de la recepción de los estigmas de San Francisco hacia el final de su vida nos recuerda que
su deseo de amar y seguir a Cristo creció incluso en medio de grandes desafíos, como el de su salud
menguada por muchas enfermedades y su papel disminuido en la conducción y guía de la Orden que
él había fundado a través de la inspiración del Espíritu Santo. Muchas veces nosotros tendemos a
hacer lo contrario, es decir, nuestro entusiasmo inicial por vivir el evangelio de Jesucristo con
generosidad y alegría da paso a un menor compromiso y grado de autenticidad como cristianos.
Celebrar la fiesta de los estigmas el 17 de septiembre debería animarnos a renovar nuestro deseo de
conformar todo nuestro ser con Cristo: mente, corazón, alma y cuerpo, al servicio de la voluntad de
Dios y de su complacencia, como lo hizo San Francisco.
Los miembros profesos de la OFS también pueden pedirle a Dios que les permita amar a Cristo de tal
manera que puedan compartir los sufrimientos y el amor que Él experimentó durante su pasión por
nosotros. En su estado seglar ellos experimentan alegrías y tristezas, dolores y esperanzas. Recientes
catástrofes en Pakistán, China, Rusia y la India nos acercan a las terribles situaciones que millones de
personas tienen que padecer día tras día. Estamos también llamados a participar en la inconclusa
pasión de Cristo extendiendo nuestra solidaridad y generoso apoyo a las naciones, familias e
individuos sufrientes. Nos conformamos a Cristo cuando nos hacemos más y más corresponsables de
nuestra Orden en sus diferentes niveles y cuando ejercemos una participación consiente y responsable
en nuestra sociedad civil.
Preguntas para la reflexión y discusión en la fraternidad
3. ¿Cómo puedo renovar mi amor por Cristo al punto de desear ser conformado totalmente con Él?
4. ¿Cómo podemos celebrar como Fraternidad la fiesta de los estigmas de San Francisco más
provechosamente?
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SECTION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Block II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Extractos y preguntas por Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte 6 de 9: Participación
A. Significado y valor
189. Consecuencia característica de la subsidiaridad es la participación, que se expresa,
esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o
asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural,
económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece. La participación es un deber que
todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común.
La participación no puede ser delimitada o restringida a algún contenido particular de la vida social,
dada su importancia para el crecimiento, sobre todo humano, en ámbitos como el mundo del trabajo y de
las actividades económicas en sus dinámicas internas, la información y la cultura y, muy especialmente,
la vida social y política hasta los niveles más altos […] Desde esta perspectiva, se hace imprescindible la
exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, así como la alternancia de los
dirigentes políticos, con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos. Pero sobre todo, es
necesario, además, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la
corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común.
B. Participación y democracia
190. La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del
ciudadano, llamado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás,
sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos, además de una de las mejores
garantías de permanencia de la democracia […] Por lo tanto es evidente que toda democracia debe ser
participativa. Esto significa que los diversos sujetos de la comunidad civil, en cualquiera de sus niveles,
sean informados, escuchados e implicados en el ejercicio de las funciones que ésta desarrolla.
191. …La superación de los obstáculos culturales, jurídicos y sociales que con frecuencia se interponen,
como verdaderas barreras, a la participación solidaria de los ciudadanos en los destinos de la propia
comunidad, requiere una obra informativa y educativa. En este aspecto, todas las posturas que llevan al
ciudadano a formas de participación insuficiente o incorrecta y al difundido desinterés por todo lo que
concierne a la esfera de la vida social y política, merecen una consideración cuidadosa. Por ejemplo,
piénsese en los intentos de los ciudadanos de « contratar » con las instituciones las condiciones más
ventajosas para sí mismos, casi como si éstas estuviesen al servicio de las necesidades egoístas; y en la
praxis de limitarse a la expresión de la opción electoral, llegando aun en muchos casos, a abstenerse.
En el ámbito de la participación, una ulterior fuente de preocupación proviene de aquellos países con un
régimen totalitario o dictatorial, donde el derecho fundamental a participar en la vida pública es negado
de raíz, porque se considera una amenaza para el Estado mismo. En algunos países, donde este derecho
es enunciado sólo formalmente, cuando en realidad no puede ejercerse concretamente; y también de
aquellos otros donde el crecimiento exagerado del aparato burocrático de facto niega de hecho al
ciudadano la posibilidad de proponerse como un verdadero actor de la vida social y política.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Cómo contribuyo a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la cual
pertenezco? ¿Cuáles son las razones por las que contribuyo o no?
2. ¿Cuáles son los obstáculos culturales, jurídicos y sociales que constituyen verdaderas barreras a la
participación compartida de ciudadanos en el destino de mi comunidad civil? ¿Qué puede hacer mi
fraternidad para vencer estas barreras?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
OCTUBRE 2010 – AÑO 1 – No. 10
SECCIÓN I: TEMA DEL MES Tema II-4: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar
por Emanuela De Nunzio, OFS (n. 14 - 15)
Resumen y comentarios por Ewald Kreuzer, SFO
Pertenencia y misión. Desde sus comienzos, el papel de la Iglesia ha sido proponer a la humanidad el mensaje
de Jesús, proclamar la salvación como una gracia dada a toda la humanidad, la cual está llamada a aceptar
este regalo de amor, y unirse al proyecto de Dios de transformarse en miembros vivos de Su Iglesia esparcida
por todo el mundo.
No.14. Apertura al mundo. En la era de la globalización, la Iglesia se encuentra, como lo fue en los primeros
siglos del cristianismo, ante la tarea de proponer a los hombres el mensaje de Jesús. El campo de la misión es hoy
muy vasto: los sectores más marginados de la sociedad, las comunidades indígenas, los pobres en las zonas urbanas, los inmigrantes, los refugiados, los excluídos... La OFS, en cuanto tal, y cada una de las Fraternidades
locales y cada franciscano seglar en particular, como “miembros vivos de la Iglesia”, deben hacerse “testigos e
instrumentos de su misión entre los hombres” de manera creíble. A los franciscanos seglares se les pide, una particular atención hacia los más débiles y a las obras de misericordia... Pero cuidado, algunos piensan que los
proyectos sociales se han de promover con la máxima urgencia, mientras que las cosas que conciernen a Dios, o
incluso la fe católica, son casi como detalles y menos prioritarias. Sin embargo, el buen juicio enseña que la
evangelización debe tener la precedencia; que es necesario hacer que se conozca, se ame y se crea en el Dios de Jesucristo... para que exista también progreso en el campo social, para que se inicie la reconciliación... La
cuestión social y el Evangelio son realmente inseparables” (del discurso del Papa en Ratisbona).
Vamos a seguir anunciando la Buena Noticia al mundo, tanto con palabras como con obras, recordando que no somos simplemente una organización de beneficencia social. Hemos sido llamados a construir un nuevo mundo
de comunión y hermandad: llamados a construir el reino de Dios.
No. 15. Nuevas formas de intervención. Hoy nuestros deberes cristianos requieren nuevas formas de intervención.
La formación socio-política hace necesario leer de nuevo la Encíclica Gaudium et Spes a la luz del magisterio
más reciente; también la segunda parte de la Encíclica de Benedicto XVI, Deus caritas est.
La acción del voluntariado no debe ser vista como una intervención para “tapar agujeros” en relación al Estado y las instituciones públicas, sino más bien como una presencia complementaria que ofrece su propio aporte para
construir la civilización del amor (Benedicto XVI en Viena, septiembre de 2007).
Se debe dar atención a los jóvenes que están particularmente expuestos a los peligros de inestabilidad. Ellos están dispuestos a poner en práctica su “valentía de vivir y de servir" pero necesitan de aquellos que puedan
acompañarles en la búsqueda del Rostro de Cristo.
En el campo de la ecología, los franciscanos estamos llamados a construir un mundo globalizado dentro del cual
todos puedan entrar, donde exista veneración por la creación, amor entre todos y relaciones justas que posibiliten una vida honesta para todos.
El ecumenismo y el diálogo interreligioso son esenciales para vivir la fe y una relación con Jesús en la que todos
seamos uno. Es necesario aprovechar las ocasiones para orar juntos (allí donde es posible) y encontrar campos de compromiso común, como la lucha contra la pobreza, la paz, la salvaguarda de la creación a través de las
cuestiones vinculadas a la ética y al ambiente. En lo que atañe a la justicia social se puede caminar juntos
inmediatamente. La Misión ad gentes comprende la participación solidaria con los pueblos de la tierra mediante la denuncia y la
lucha contra las violaciones de la dignidad de las personas. El compromiso misionero de los franciscanos seglares
no debe limitarse a la Jornada mundial de las Misiones o al respaldo económico para este fin.
Preguntas para la reflexión y la discusión en fraternidad
1. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares construir un mundo más fraterno y evangélico?
2. ¿Cuáles formas nuevas de “intervención” deben ser usadas en nuestra misión particular como franciscanos
seglares?
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SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL Tema X: Celebrando el carisma de San Francisco:
Pertenecer a una familia de “soñadores” y constructores.
Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Mucho se ha escrito sobre Francisco de Asís por parte de innumerables personas de épocas, culturas, lenguas, lugares y orígenes diferentes. De hecho, aun cuando él se llamaba a si mismo un “ignorante e inculto” (CtaO,
39), él fue el primero en escribir apasionadamente acerca de la experiencia de Dios que invadió y transformó su
vida, llamándolo a él y a quienes fueron inspirados por su ejemplo a vivir el Evangelio. Algunas de sus obras,
como el Cántico del Hermano Sol, son estudiados en las escuelas italianas ya que él es considerado como uno de los precursores de la lengua italiana. Durante los últimos cuarenta años la bibliografía franciscana ha
aumentado considerablemente y, en particular, algunas ediciones críticas de las fuentes franciscanos han sido
traducidas y publicadas en varios idiomas. El desarrollo actual sobre el estudio de estas fuentes es un claro signo de la relevancia que este fascinante trovador de Dios tiene para la Iglesia y el mundo de hoy. En esta
sección nos gustaría sugerir algunos rasgos de la vida y el mensaje de Francisco que pueda ser de interés
particular para los franciscanos de hoy.
El camino de conversión de Francisco comenzó cuando Dios aprovechó sus sueños frustrados de gloria
humana, invitándolo a buscar una mayor gloria, la de servirlo. Luego, la experiencia de oración contemplativa
ante el Crucifijo bizantino de San Damián y el percibir la llamada de Cristo a reconstruir su casa, la cual estaba
“cayéndose”, le enseñó un camino claro, aunque inicial, hacia la misión para la cual él había sido escogido. A pesar de que Francisco al principio entendió esta llamada de una forma literal y se dedicó a reconstruir la
capilla de San Damián y otras dos pequeñas capillas, su vida evangélica en fraternidad desató una amplia
renovación de la Iglesia. Nuestra vocación y misión franciscanas también deben estar enraizadas en una auténtica actitud de búsqueda espiritual y apertura valiente a la acción del Espíritu Santo en nosotros, mientras
meditamos y contemplamos a Cristo, pobre y crucificado, en la oración, en la liturgia y en los eventos de
nuestras vidas. Es el mismo Cristo que nos sigue llamando a reconstruir, reparar y renovar constantemente la
comunidad de creyentes como sacramento universal de salvación. La Iglesia a la cual pertenecemos desde nuestra consagración en el bautismo, ha contado siempre con bendiciones y desafíos de diversa índole. Los
franciscanos seglares están llamados a ser agente activos de comunión con la jerarquía y promover “un abierto
y confiado diálogo de creatividad apostólica” (Regla OFS, 6b).
El Testamento de Francisco señala, justo al comienzo, cómo el mismo Señor le condujo a hacer penitencia
practicando misericordia con los leprosos. Esta experiencia lo transformó profundamente en la forma cómo él
percibió a aquellos que estaban al margen de la sociedad. El servicio de amor y cuidado efectivo hacia los pobres y enfermos, hacia los que sufren y los oprimidos ha sido una característica distintiva de muchos
miembros y entidades de la Orden Franciscana a través de su historia. En esta época de globalización cuando la
mayoría de los seres humanos viven en pobreza y muchos en la miseria, todos los franciscanos están llamados a
ser testigos fieles de la compasión de Dios y de su misericordia hacia todos, especialmente hacia los más humildes. (Cf. Regla OFS,13)
En el mismo Testamento, Francisco reconoció que Dios le dio hermanos y le reveló a él su llamada a vivir “de
acuerdo a la forma del Santo Evangelio”. En medio de nuestra sociedad, marcada en muchas formas por un individualismo craso y una fragmentación social, los franciscanos están llamados a reconocer a sus hermanos y
hermanas como regalo de Dios, no como enemigos u obstáculos para su propia realización. Innumerables
hombres y mujeres de nuestro tiempo sobreviven al no contar con relaciones humanas genuinas y anhelan un verdadero sentido de fraternidad y solidaridad en medio de nuestras metrópolis impersonales. Hemos recibido
un don excelso que hemos de apreciar, nutrir y compartir con la gente de nuestro tiempo (cf. Regla OFS, 13).
Una consecuencia natural del sentido de fe y de fraternidad de Francisco fue su aguda capacidad de ver a todas
las criaturas como sus hermanos y hermanas, hijos del mismo Dios altísimo. En tiempos modernos, su legado ha motivado a muchos franciscanos a involucrarse en la promoción de paz, de justicia y de conservación de la
creación. “Comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, pues escaso es o poco lo que hasta ahora hemos
adelantado”. (1Cel, 103).
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
1. ¿Qué debería hacer nuestra fraternidad hacer para familiarizarse más con las fuentes franciscanas?
2. ¿Cómo ha aprovechado Dios mis más profundos anhelos y sueños de felicidad?
3. ¿Cuáles son algunos de los aspectos más relevantes de la vida y el mensaje de Francisco para
nuestra fraternidad?
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SECCIÓN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Selección de textos y preguntas de Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte 7 de 9: El Principio de Solidaridad
a. Significado y valor.
192. …Junto al fenómeno de la interdependencia y de su constante dilatación […] persisten, en todo
el mundo, fortísimas desigualdades entre países desarrollados y países en vías de desarrollo,
desigualdades alimentadas también por diversas formas de explotación, de opresión y de corrupción,
que influyen negativamente en la vida interna e internacional de muchos Estados. La aceleración de la
interdependencia entre los hombres y entre los pueblos, necesitan ser acompañados por esfuerzos
igualmente intensos en el plano ético-social para evitar las nefastas consecuencias de de una situación
de injusticia de dimensiones planetarias…
b. La solidaridad como principio social y como virtud moral
193. Las nuevas relaciones de interdependencia entre hombres y pueblos, que son, de hecho, formas
de solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia
solidaridad ético-social […] La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social
ordenador de las instituciones. Sobre la base de este principio las “estructuras de pecado” que
dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas. Ellas deben ser
purificadas y transformadas en estructuras de solidaridad […] La Solidaridad es también una virtud
moral auténtica, no « un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas.
Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común. Es decir, por
el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos. La
solidaridad se eleva al rango de virtud social fundamental, ya que se coloca en la dimensión de la
justicia […] y se encuentra en « la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a "perderse", en
sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a "servirlo" en lugar de oprimirlo para el
propio provecho (cf. Mt 10,40-42; 20, 25; Mc 10,42-45; Lc 22,25-27) ».
c) Solidaridad y crecimiento común de los hombres
194. El mensaje de la doctrina social acerca de la solidaridad pone en evidencia el hecho de que
existen vínculos estrechos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal de los
bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y los pueblos, solidaridad y paz en el mundo... 195.
El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún más la conciencia
de la deuda que tienen con la sociedad en la cual están insertos…
d. La solidaridad en la vida y en el mensaje de Jesucristo
196. La cumbre insuperable de la perspectiva indicada es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre
nuevo, solidario con la humanidad hasta la « muerte de cruz » (Flp 2,8): […] En Él y gracias a Él, la
vida en la sociedad también, a pesar de todas sus contradicciones y ambigüedades, puede ser
redescubierta como un lugar de vida y esperanza, en cuanto que es un signo de gracia que es
continuamente ofrecido a todos y porque invita a las formas más elevadas y comprometedoras de
comunicación de bienes. Jesús de Nazaret hace resplandecer ante los ojos de todos los hombres el
nexo entre solidaridad y caridad, iluminando todo su significado: “[…] El prójimo no es solamente un
ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen
viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del
Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el
Señor …”
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad.
1. ¿Cómo puede mi fraternidad ir de un sentido de solidaridad vivida como “un sentimiento superficial por los males de tantas personas” a un empeño por el bien común?
2. ¿Cómo desafían la vida y el mensaje de Jesucristo a mí y a mi fraternidad a “formas más elevadas y comprometedoras de comunicación de bienes”?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
NOVIEMBRE 2010 – AÑO 1 – No. 11
SECCIÓN I: TEMA DEL MES Tema II-4: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar
por Emanuela De Nunzio, SFO (n. 8 - 10)
Resumen y comentarios por Ewald Kreuzer, SFO
Todas las apersonas tienen un sentido general de lo que es mejor y correcto hacer en cada
circunstancia, porque Dios dotó a cada quien una voz interior que le habla a su conciencia. Lo que
distingue a los cristianos, e incluso más a los franciscanos, es que, a través de Cristo y con Él, la
justicia no se puede asumir sin amor y caridad. Nuestra vida active debe ser enriquecida por una rica
vida spiritual que se cultiva día a día a través de un constante diálogo y amorosa interacción con
nuestro Padre Celestial. A través de Su Hijo, Jesús, Dios enseñó a cada uno de nosotros que el
misterio de la vida está directamente conectado con el misterio de la crus, un signo de sufrimiento,
pero también una enseñanza de amor, fraternidad, un tiempo de conexión intima de lo humano y lo
divino, de gloria y de salvación. La “Tau” que San Francisco escogió y que nosotros los
franciscanos usamos es la representación de nuestra aceptación de la cruz, y de nuestra capacidad y
disponibilidad de vivir en armonía con ella. Representa un tiempo de salvación personal por la
gracia de Cristo, quien está con nosotros personalmente a nuestro lado y en primera fila. Representa
un tiempo de salvación personal para cada uno de nosotros, como también un tiempo de salvación
universal para la comunidad de creyentes, quienes están siempre llamados a mantener su corazón
abierto al diálogo fraterno con los hermanos y hermanas, con cuidado particular a cada uno, y a
Dios.
No. 8. La vida interior. Nuestra Regla (no. 7) nos recuerda que la conversión “debe actualizarse
cada día”. Y las Constituciones Generales (art. 8,2) afirman que nuestra vida debe concretizarse en “en
un camino continuamente renovado de conversión”... Estamos llamados a compromiso político,
competencia profesional, promoción de la solidaridad y de la libertad, de los derechos y de la justicia.
Aún así, lo que es específicamente nuestro es la oración al Dios viviente. No hay verdadero
compromiso cristiano en el mundo sin la oración. Benedicto XVI insiste en el hecho que, antes que
cualquier programa de actividades, debe estar la adoración, que nos hace libres en la verdad e ilumina
nuestro actuar.
No. 9. La espiritualidad de la TAU. Signo externo de la pertenencia/identidad del franciscano
seglar es la TAU (art. 43 de las CC.GG.). San Francisco tenía hacia este signo una particular
consideración y honor, en cuanto símbolo de conversión. Esto es lo que quiere testimoniar el signo
exterior de la TAU, mediante el cual nos engalanamos de la “espiritualidad de la cruz” (Regla n. 10,
CC. GG. 10). Quien no acepta el misterio de la cruz no encontrará jamás paz, ni encontrará respuesta
alguna a las eternas preguntas del hombre sobre el sentido del sufrimiento, de la enfermedad, de la
muerte, de la incertidumbre de la existencia. No entenderá jamás el gran amor que se esconde detrás
de las heridas del Crucificado.
No. 10. “La lógica del don” Para el cristiano (y, con mayor razón, para el franciscano) jamás bastará
la relación de la pura justicia, pues él invoca en seguida la fraternidad. La fraternidad no se agota en el
ámbito del yo-tú, sino que invade el abanico del nosotros, hasta entrar en el espacio de la tienda
planetaria (Cántico de las creaturas)
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad:
1. ¿Que distingue a los cristianos, incluso más, a los franciscanos, en su visión de la justicia?
2. ¿Cómo puede la “Espiritualidad de la Tau” influenciar nuestras vidas?
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SECCION II: MENSAJE ESPIRITUAL Tema XI: Celebrando la Todos los Santos:
Pertenecer a una comunidad de fieles llamados por Dios a ser santos. Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
La fiesta de Todos los Santos, celebrada el primero de noviembre, es algo que muchos cristianos esperan con gusto porque nos recuerda que todos los bautizados estamos llamados a una vida de profunda comunión con
Dios y con su pueblo. Esta fiesta celebra a aquellos hermanos y hermanas que ya están gozando de la presencia
plena del Señor. Algunos de ellos han sido oficialmente reconocidos por la Iglesia a través de su canonización y
otros son desconocidos a la mayoría de los creyentes, pero sus vidas se han desarrollado con una verdadera pasión por Cristo y por su Evangelio. Si pensamos detenidamente, podemos recordar haber conocido a algunas
personas que han iluminado genuinamente nuestras vidas con su amor comprometido y sincero con Dios y el
prójimo. Esta solemnidad litúrgica llega de modo particular al corazón y la mente de los que están comprometidos a seguir a Jesús, animándolos a crecer en fidelidad y generosidad hacia Él y su Iglesia. De
hecho, el prefacio propio del día invita a la asamblea a agradecer a Dios porque:
Hoy nos concedes el gozo de celebrar la gloria de la Jerusalén celestial, nuestra madre, donde una multitud de hermanos nuestros te alaba eternamente. Hacia ella, como peregrinos, nos encaminamos
alegres, guiados por la fe y animados por la gloria de los Santos; en ellos, miembros gloriosos de tu
Iglesia, encontramos ejemplo y ayuda para nuestra debilidad.
Al celebrar la solemnidad de Todos los Santos, es importante preguntarnos a nosotros mismos qué entendemos por santidad o por ser santo, ya que muchas veces podemos enfocarnos solamente en algunas de las
manifestaciones sorprendentes de la santidad, mientras subestimamos lo que es su esencia y origen. A este
respecto, es conveniente recordar una de las contribuciones eclesiológicas del Concilio Vaticano II: el énfasis en que todos los creyentes están llamados a una vida de santidad. Lumen Gentium 40 señala algunos de los
elementos esenciales de esta vocación según la opinión de los padres conciliares:
…todos los fieles, de cualquier estado o grado, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad; con esta santidad se promueve, aun en la sociedad terrena, un nivel de vida más
humano. Para alcanzar esa perfección, los fieles, según la diversa medida de los dones recibidos de Cristo, deberán esforzarse para que, siguiendo sus huellas y haciéndose conformes a su imagen, obedeciendo en
todo a la voluntad del Padre, se entreguen con toda generosidad a la gloria de Dios y al servicio del
prójimo. Así la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como brillantemente lo demuestra
en la historia de la Iglesia la vida de tantos Santos. (LG 40; cf. Constituciones OFS 1,1)
En su Introducción a Santità francescana oggi: Significato figure formazione, Fr. Paolo Martinelli, OFMCap,
explica que el origen del carisma es realmente lo que está detrás de sus manifestaciones genuinas a lo largo de
la historia, desarrollada por la presencia permanente de Cristo y actualizada por los santos:
…la invitación a regresar a las raíces propias debe ser comprendida ante todo como camino de conversión, como un retorno al contacto con el origen que vibra en los santos de hoy. Sería un grave error comprender
este regreso en un sentido “cronológico” o en un mero sentido “arqueológico”. Los santos impiden este
posible equívoco y nos muestran que el corazón del misterio cristiano es siempre una Presencia, la presencia de Cristo que se dirige a nosotros llamándonos a seguirlo hic et nunc (aquí y ahora), en la fuerza
del Espíritu Santo que “sopla donde quiere”.
El art. 17.4 de las Constituciones de la OFS conectan el servicio de santificación de la Iglesia y la participación de los franciscanos seglares en este empeño, señalándoles el camino normal a seguir: “primero en la propia
familia, después en la Fraternidad y finalmente, con su presencia activa en la Iglesia local y en la sociedad”.
Vamos a concluir esta reflexión con las palabas francas de San Francisco en su Admonición VI:
…es grandemente vergonzoso para nosotros los siervos de Dios que los santos hicieron las obras, y nosotros, con narrarlas, queremos recibir gloria y honor (Am VI)
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad:
5. ¿Cómo estoy esforzándome para responder a la llamada de Dios a vivir una vida de santidad?
6. ¿Quiénes son algunos de los santos de la Orden Franciscana Seglar que me han impresionado más
y por qué?
7. ¿Cómo podemos los franciscanos seglares llevar adelante el servicio de santificación en nuestra
vida diaria?
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SECCION III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Extractos y preguntas por Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte 8 de 9: Los valores fundamentales de la vida social
a. La relación entre los principios y valores
197. La doctrina social de la Iglesia, además de los principios que deben presidir la edificación de una sociedad
digna del hombre, indica también valores fundamentales [...] Todos los valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana, cuyo auténtico desarrollo favorecen; son esencialmente: la verdad, la libertad,
la justicia, el amor. Su práctica es el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una
convivencia social más humana; constituyen la referencia imprescindible para los responsables de la vida
pública…
b. La verdad
198. Los hombres tienen una especial obligación de tender continuamente hacia la verdad, respetarla y
atestiguarla responsablemente. Vivir en la verdad tiene un importante significado en las relaciones sociales […] Las personas y los grupos sociales cuanto más se esfuerzan por resolver los problemas sociales según la verdad,
tanto más se alejan del arbitrio y se adecúan a las exigencias objetivas de la moralidad. Nuestro tiempo requiere
una intensa actividad educativa y un compromiso correspondiente por parte de todos, para que la búsqueda de la
verdad [...] sea promovida en todos los ámbitos y prevalezca por encima de cualquier intento de relativizar sus exigencias o de ofenderla. […] el uso sin escrúpulos del dinero plantea interrogantes cada vez más urgentes, que
remiten necesariamente a una exigencia de transparencia y de honestidad en la actuación personal y social.
c) La Libertad 199. La libertad es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, como consecuencia, signo de la sublime
dignidad de cada persona humana […] El derecho al ejercicio de la libertad, especialmente en asuntos morales y
religiosos, es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana. No se debe restringir el significado de la libertad, considerándola desde una perspectiva puramente individualista y reduciéndola a un ejercicio
arbitrario e incontrolado de la propia autonomía personal... 200. El valor de la libertad, como expresión de la
singularidad de cada persona humana, es respetado cuando a cada miembro de la sociedad le es permitido
realizar su propia vocación personal […] Todo ello debe realizarse en el marco de un « sólido contexto jurídico », dentro de los límites del bien común y del orden público y, en todos los casos, bajo el signo de la
responsabilidad. La libertad, por otra parte, debe ejercerse también como capacidad de rechazar lo que es
moralmente negativo, cualquiera que sea la forma en que se presente, […] La plenitud de la libertad consiste en la capacidad de disponer de sí mismo con vistas al auténtico bien, en el horizonte del bien común universal.
d. Justicia
201.… Desde el punto de vista subjetivo, la justicia se traduce en la actitud determinada por la voluntad de reconocer al otro como persona, mientras que desde el punto de vista objetivo, constituye el criterio
determinante de la moralidad en el ámbito intersubjetivo y social. Un relieve cada vez mayor ha adquirido en el
Magisterio de la Iglesia la forma más clásica de respetar la justicia: conmutativa, distributiva y justicia legal […]
La justicia social es una exigencia vinculada con la cuestión social, que hoy se manifiesta con una dimensión mundial; concierne a los aspectos sociales, políticos y económicos y, sobre todo, a la dimensión estructural de los
problemas y las soluciones correspondientes. 202. La justicia resulta particularmente importante en el contexto
actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos […] está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener […] La justicia, en efecto,
no es una simple convención humana, porque lo que es « justo » no está determinado originariamente por la ley,
sino por la identidad profunda del ser humano. 203. La plena verdad sobre el hombre permite superar la visión
contractual de la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor. Por sí sola, la justicia no basta […] La meta de la paz, en efecto, « sólo se alcanzará con la realización de la justicia
social e internacional, y además con la práctica de las virtudes que favorecen la convivencia y nos enseñan a vivir
unidos, para construir juntos, dando y recibiendo, una sociedad nueva y un mundo mejor ».
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad
3. En tu experiencia, ¿las personas y los grupos sociales se esfuerzan por resolver los problemas sociales
según la verdad? 4. ¿Cómo puede tu fraternidad ayudar a sus miembros a buscar la plenitud de la libertad, entendida como la
capacidad de disponer de sí mismo con vistas al auténtico bien?
5. ¿Cómo pueden los franciscanos seglares promover una visión de justicia que incluya solidaridad y amor?
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PRESIDENCIA DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE LA OFS
PROYECTO DE FORMACIÒN INICIAL
FICHA MENSUAL
DICIEMBRE 2010 – AÑO 1 – No. 12
SECCIÓN I: TEMA DEL MES
Tema II-6: Sentido de Pertenencia a la Orden Franciscana Seglar
por Emanuela De Nunzio, SFO (Conclusiones)
Resumen y preguntas de Ewald Kreuzer, OFS
El sentido de pertenencia es la base de la verdadera fraternidad. En una era de individualismo, necesitamos redescubrir el
sentido y el valor de la OFS como una familia franciscana donde cada quien se ocupa del otro.
Pertenecer a la OFS es un llamado a cada uno de nosotros a ser corresponsables por su bienestar y crecimiento.
Cómo debe vivirse la pertenencia a la fraternidad. Nuestras Constituciones Generales en el art. 30.2 afirman: “El sentido
de corresponsabilidad de los miembros exige la presencia personal, el testimonio, la oración, la colaboración activa, según
las posibilidades de cada uno y los eventuales compromisos para la animación de la Fraternidad”.
Es importante resaltar que la OFS no es simplemente un grupo parroquial que puede desintegrarse cuando el liderazgo
parroquial cambia. Nuestra Orden es un cuerpo institucional que ha atravesado 8 siglos de historia, trayendo al mundo el
mensaje de su fundador, San Francisco. Muchos seglares franciscanos han sido grandes santos.
Pertenencia y Misión. Estamos llamados a enfatizar el sentido de comunión y corresponsabilidad dentro de la OFS y dentro de toda la Iglesia. Vamos hacia el anuncio de la Buena Nueva al mundo, recordando que no somos una simple organización
de beneficencia, pero evitando cualquier actitud de orgullo y superioridad.
Nuevas formas de intervención. Hoy, nuestros deberes cristianos implican:
- formación socio-política: a la luz de la Gaudium et Spes (Vat. II) y a la más reciente enseñanza de la doctrina social de la
Iglesia, señalando en particular la segunda parte de Deus Caritas Est, la primera Encíclica de Benedicto XVI
- nuevas formas de intervenir en los siguientes campos: 1. Servicio voluntario ofreciendo una valiosa contribución a la
construcción de la “civilización del amor” (Benedicto XVI); 2. Atención a los jóvenes que están listos para actuar con
“coraje para vivir y servir” pero necesitan quienes les acompañen en la búsqueda del rosto de Cristo; 3. Un respeto por la
creación con renovada motivación 4. Compromiso concreto y active sobre el ecumenismo y el diálogo interreligioso; y 5.
Misión a los pueblos, sin limitarla al Día Mundial de las Misiones o a un simple apoyo económico.
Vida activa y vida interior: nuestra vida activa debe nutrirse de una rica vida interior que sea cultivada día a día a través de
un diálogo constante, personal y comprometido y una interacción amorosa con nuestro Padre celestial.
El sentido de la TAU: La “Tau” que San Francisco escogió y que nosotros los franciscanos usamos, es la representación de
nuestra aceptación de la Cruz, y nuestra capacidad y disponibilidad a vivir en armonía con ella. Representa un tiempo en el
que nuestras debilidades se transforman en salvación por la gracia de Cristo. Representa un tiempo de salvación personal
para cada uno de nosotros, así como un tiempo de salvación universal para la comunidad de creyentes, llamados a mantener
sus corazones abiertos al diálogo fraterno y a estar atentos unos a los otros y a Dios.
Algunas instrucciones operativas:
Podemos nutrir el sentido de pertenencia a la fraternidad y a toda la Orden Franciscana Seglar transformándola en
una escuela de formación y santidad; viviendo intensamente nuestros encuentros como un “sacramento” de la fraternidad
para ser testigos de la comunión eclesial; participando en el empeño apostólico de la Iglesia; y siendo una presencia active
en la sociedad a la luz de la doctrina social de la Iglesia.
Es también importante considerar la dimensión internacional de nuestra Orden: intensificando la comunicación dentro de la Orden y aumentando el conocimiento y la estima reciproca, contribuyendo activamente en el trabajo de los
franciscanos a nivel internacional y colaborando con los movimientos y las instituciones que tienen el mismo objetivo.
(CC.GG.Art.18.3; 23.1).
Preguntas para reflexionar y discutir en fraternidad
1. ¿Qué oportunidades ves para los franciscanos seglares de ser “mensajeros de alegría y esperanza” (CC.GG
Art. 26)? 2. ¿Cómo vives personalmente tu “sentido de pertenencia a la Orden Franciscana Seglar”?
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SECCIÓN II: MENSAJE ESPIRITUAL
Tema XII: Contemplando la morada de Dios entre nosotros: Pertenecer a Cristo y vivir en el mundo. Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y nosotros contemplamos su gloria,
la gloria del hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad (Jn 1:14).
Hay algo acerca de la Navidad que incluso los poderes de este mundo no pueden detener. En la Nochebuena y el Día de
Navidad innumerables familias se congregan alrededor del mundo en sus hogares para celebrar el nacimiento de una persona
única, el Niño Jesús, quien es “la luz de lo alto” (Lc 1:78). Las parroquias y otras comunidades de fe celebran algunas de sus
liturgias más dignas para participar de las gracias particulares de esta solemnidad de nuestra fe Cristiana y darle la
bienvenida a nuestro Salvador en la fe y el amor. La gracia de la Navidad nos permite mirar al mundo como el lugar donde Dios habitó entre nosotros, aunque mucha gente aun no conoce a Cristo o se ha olvidado de Él. En este sentido es simbólica
la historia del cese al fuego en la Navidad del año 1914 en el frente de batalla entre Alemania y las tropas inglesas en
Flandes y en otros lugares. Sin embargo, también somos conscientes de los intentos crecientes de “secuestrar” el sentido
cristiano de esta celebración con un agresivo comercialismo, un abierto secularismo y otras ideologías. Es muy importante
que todos los cristianos busquen cada año una experiencia significativa de la Navidad que pueda ponernos en contacto con
el misterio de la encarnación del Hijo de Dios y ser transformados por su gracia renovadora.
Si el sentido de la Navidad está particularmente oscurecido en muchas partes del mundo y en numerosas mentes y
corazones, puede que también sea debido a que muchos cristianos no se preparan ellos mismos, o sus familias y
comunidades para recibir el sublime regalo de Dios, el Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad. El tiempo
litúrgico de Adviento tiene como objeto ayudarnos en este sentido. Durante este tiempo, los profetas mesiánicos vuelven a
gritar al mundo para despertar nuestra esperanza en el futuro inimaginable de Dios, el cual viene fielmente a una humanidad quebrantada. El clamor de Juan el Bautista en el desierto nos reta a dar pasos concretos para preparar el camino del Señor.
La apertura valiente y consciente de María a la irrupción del Espíritu divino nos invita a abrirnos a las iniciativas de Dios en
nuestras vidas y en el mundo, y a renovar nuestro compromiso como siervos agradecidos de Dios.
Mientras nos empeñamos en celebrar la Navidad en una forma significativa, Francisco de Asís es una referencia
indispensable para nosotros. Al avanzar en su camino spiritual, se enfocó más y más en la humanidad de Cristo, y en su
sufrimiento y humilde condición, especialmente luego de su visita a Tierra Santa en 1219. Su biógrafo Tomás de Celano,
nos dice que “la humildad de la encarnación y la caridad de la pasión ocupaba su memoria… al extremo que él quería
apenas pensar en cualquier otra cosa” (1C 84). En su segunda biografía de Francisco, Celano dice que el Poverello
consideraba el nacimiento del Niño Jesús como “la fiesta de las fiestas” y que “con preferencia a las demás solemnidades
[lo] celebraba con inefable alegría” (2C 199) porque Dios se hizo un “niño pequeñuelo” para salvar a la humanidad.
Francisco mismo dijo acerca del Hijo de Dios: “El era rico sin medida y aún así él y su santa Madre escogieron la pobreza” (2 Lf 5).
El día de Navidad de 1223, Francisco organizó una representación de la escena de navidad de Belén en una pequeña gruta en
Greccio, con la ayuda de su amigo Juan y la participación de los frailes y la gente del pueblo que llevaba velas y antorchas
(cf. 1C 84-87). La Leyenda Mayor de San Buenaventura agrega que Francisco había obtenido previamente permiso del papa
para celebrar la ceremonia en esta forma e “hizo preparar un pesebre con el heno correspondiente y mandó traer al lugar un
buey y un asno” (LM X, 7). Los biógrafos describen la celebración de aquella noche como una de gran luz y alegría para la
gente e incluso para los animales, en la cual el canto de los frailes y de la gente resonó en el bosque. Esta ocasión fue para
Francisco una experiencia de jubilosa contemplación del Niño de Belén, y ayudó a reanimar la fe y la devoción en los
corazones de muchas personas. Se celebró una Misa “en el pesebre” en la que Francisco asistió como diacono y predicó.
“Allí la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva
Belén” (1C 85). Es interesante hacer notar las implicaciones que Francisco atribuyó a esta fiesta: “En este día Francisco
quería que los ricos den de comer en abundancia a los pobres y hambrientos y que los bueyes y los asnos tengan más pienso y hierba de lo acostumbrado” (2C 200).
La celebración de este misterio central de nuestra fe debería ayudarnos a crecer constantemente en la apreciación de la
presencia de Dios en medio de nosotros y de la dignidad más alta que la encarnación del Hijo de Dios confirió a las diversas
realidades de la creación y de la fe, incluyendo nuestros compañeros en el camino de la vida y la historia. “Los franciscanos
seglares, pues, busquen la persona viviente y operante de Cristo en los hermanos, en la Sagrada Escritura, en la Iglesia y
en las acciones litúrgicas. (Regla OFS 5). En su reciente Exhortación Apostólica post-sinodal Verbum Domini, el Papa
Benedicto XVI reflexiona sobre el alcance universal de la Palabra de Dios en la economía de la salvación:
“El Verbo sale del Padre y viene a vivir entre los suyos, y retorna al seno del Padre para llevar consigo a toda la creación
que ha sido creada en Él y para Él” (VD 121).
Preguntas para reflexionar y discutir en fraternidad.
8. ¿Cuáles son los desafíos que actualmente enfrentas para celebrar una Navidad significativa?
9. ¿Cuáles son los elementos que te han ayudado a celebrar mejor el nacimiento de nuestro Señor?
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SECCIÓN III: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Bloque II: Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Extractos y preguntas de Fr. Amando Trujillo Cano, TOR
Parte 9 de 9: LA VÍA DE LA CARIDAD 204. Entre las virtudes en su conjunto y, especialmente entre las virtudes, los valores sociales y la caridad, existe
un vínculo profundo que debe ser reconocido. La caridad, a menudo limitada al ámbito de las relaciones de
proximidad, o circunscrita únicamente a los aspectos meramente subjetivos de la actuación en favor del otro, debe ser reconsiderada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social. De todas las vías,
incluidas las que se buscan y recorren para afrontar las formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la «
más excelente » (1 Co 12,31) es la vía trazada por la caridad. 205 Los valores de la verdad, de la justicia y de la
libertad, nacen y se desarrollan de la fuente interior de la caridad: [...] Estos valores constituyen los pilares que dan solidez y consistencia al edificio del vivir y del actuar: son valores que determinan la cualidad de toda acción
e institución social.
206. La caridad presupone y trasciende la justicia: esta última « ha de complementarse con la caridad ». Si la justicia es « de por sí apta para servir de “árbitro” entre los hombres en la recíproca repartición de los bienes
objetivos según una medida adecuada, el amor en cambio, y solamente el amor (también ese amor benigno que
llamamos “misericordia”), es capaz de restituir el hombre a sí mismo ». No se pueden regular las relaciones
humanas únicamente con la medida de la justicia: « […]Ha sido ni más ni menos la experiencia histórica la que entre otras cosas ha llevado a formular esta aserción: summum ius, summa iniuria ». La justicia, en efecto, « en
todas las esferas de las relaciones interhumanas, debe experimentar, por decirlo así, una notable “corrección” por
parte del amor que —como proclama San Pablo— “es paciente” y “benigno”, o dicho en otras palabras, lleva en sí los caracteres del amor misericordioso, tan esenciales al evangelio y al cristianismo ».
207.… Sólo la caridad, en su calidad de « forma virtutum », puede animar y plasmar la actuación social para
edificar la paz, en el contexto de un mundo cada vez más complejo. Para que todo esto suceda es necesario que se muestre la caridad no sólo como inspiradora de la acción individual, sino también como fuerza capaz de suscitar
vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy y para renovar profundamente desde su interior las
estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos. En esta perspectiva la caridad se convierte en
caridad social y política... 208. La caridad social y política no se agota en las relaciones entre las personas, sino que se despliega en la red en la que estas relaciones se insertan, que es precisamente la comunidad social y
política, e interviene sobre ésta, procurando el bien posible para la comunidad en su conjunto. […]La obra de
misericordia con la que se responde aquí y ahora a una necesidad real y urgente del prójimo es, indudablemente, un acto de caridad; pero es un acto de caridad igualmente indispensable el esfuerzo dirigido a organizar y
estructurar la sociedad de modo que el prójimo no tenga que padecer la miseria, sobre todo cuando ésta se
convierte en la situación en que se debaten un inmenso número de personas y hasta de pueblos enteros, situación que asume, hoy, las proporciones de una verdadera y propia cuestión social mundial.
En su Encíclica, Caritas in veritate, el Papa Benedicto XVI desarrolla la intrínseca conexión entre caridad y
verdad, profundizando en las enseñanzas del Compendium y llamándonos a liberar la caridad de las distorsiones
creadas por nuestra cultura contemporánea. He aquí algunos párrafos significativos de la Encíclica.:
2. La caridad es el corazón de la doctrina social de la Iglesia. Cada responsabilidad y cada compromiso contenido
en la doctrina se deriva de la caridad la cual, de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, es la síntesis de toda la Ley
(cf. Mt 22:36- 40) […] todo tiene su origen en el amor de Dios, todo es hecho por esto, todo es dirigido hacia esto…
3... La verdad es la luz que da sentido y valor a la caridad. Esa luz es la luz de la razón y la luz de la fe, a través de
la cual el intelecto atiende a la verdad de la caridad natural y sobrenatural: sostiene su significado como don,
aceptación y comunión. [...] En una cultura sin verdad […] la palabra “amor” es abusada y distorsionada, al punto que viene a significar lo contrario. La verdad libera a la caridad de las restricciones de una emoción que le resta
del contenido relacional y social, y de un fideísmo que le resta de un espacio vital humano y universal. En la
verdad, la caridad refleja aun la dimensión personal de la fe en el Dios de la Biblia, quien es Agápe y Lógos: Caridad y Verdad, Amor y Palabra.
Preguntas para la reflexión y discusión en fraternidad.
6. ¿Qué puede hacer mi fraternidad para que la caridad sea reconsiderada como criterio supremo y universal de toda la ética social?
7. ¿Cuáles son las formas en las cuales mi fraternidad y yo podemos practicar una caridad social y política?
8. ¿Cómo podemos mi fraternidad y yo contribuir a liberar la caridad de las restricciones impuestas sobre la
misma por nuestra cultura?