Factores Que Favorecen El Comportamiento Antisocial

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FACTORES QUE FAVORECEN EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL Tras los jóvenes violentos, indisciplinados, siempre se esconden una serie de factores que favorecen que el comportamiento antisocial aparezca y se mantenga. El joven no llega sólo al centro educativo, le acompaña todo un bagaje de vivencias y experiencias anteriores. Es aceptado que las conductas antisociales son aprendidas, no innatas, por lo tanto el joven indisciplinado ha ido aprendiendo y renovando sus conductas antisociales influenciado por los distintos entornos donde vive o ha vivido. ¿Qué factores o que condiciones tienen los entornos de convivencia para favorecer, permitir y estimular comportamientos antisociales? 1.- En la familia Desestructuración: se cuestiona el papel de los padres. Incorporación de la mujer al trabajo: compaginar trabajo con familia es dificultoso y los niños pierden tiempo de contacto e influencia de la madre. Conflicto matrimoniales: los chicos/as suelen sacar provecho de estas situaciones. Consiguen cosas de uno y de otro. En la familia se viven episodios de violencia. Falta de afecto, seguridad y cariño. Los miembros de la familia hablan poco entre sí. Las conductas de mal comportamiento son consentidas por los padres. Falta de atención, supervisión y apoyo de los padres. 2.- En el entorno social ( barrio, ciudad, sociedad en general): La existencia de bolsas de pobreza y desempleo favorecen ambientes de agresividad, delincuencia y conductas antisociales. El clima del trabajo y del esfuerzo no se valora o no existe. Respetar las normas de convivencia no importa e incluso se ensalza a los que las rompen. Los valores tradicionales de convivencia, ayuda, respeto, etc están en crisis. Las medidas disciplinarias han perdido eficacia, protagonismo y valor. En los modos de vida y valores propios de los jóvenes hay muchos factores de riesgo añadido: drogas, alcohol, ultras,...

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FACTORES QUE FAVORECEN EL COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL

Tras los jóvenes violentos, indisciplinados, siempre se esconden una serie de factores que favorecen que el comportamiento antisocial aparezca y se mantenga. El joven no llega sólo al centro educativo, le acompaña todo un bagaje de vivencias y experiencias anteriores. Es aceptado que las conductas antisociales son aprendidas, no innatas, por lo tanto el joven indisciplinado ha ido aprendiendo y renovando sus conductas antisociales influenciado por los distintos entornos donde vive o ha vivido.

¿Qué factores o que condiciones tienen los entornos de convivencia para favorecer, permitir y estimular comportamientos antisociales?

1.- En la familia

 Desestructuración: se cuestiona el papel de los padres.

 Incorporación de la mujer al trabajo: compaginar trabajo con familia es dificultoso y los

niños pierden tiempo de contacto e influencia de la madre.

 Conflicto matrimoniales: los chicos/as suelen sacar provecho de estas situaciones.

Consiguen cosas de uno y de otro.

 En la familia se viven episodios de violencia.

 Falta de afecto, seguridad y cariño.

 Los miembros de la familia hablan poco entre sí.

 Las conductas de mal comportamiento son consentidas por los padres.

 Falta de atención, supervisión y apoyo de los padres.

2.- En el entorno social ( barrio, ciudad, sociedad en general):

 La existencia de bolsas de pobreza y desempleo favorecen ambientes de agresividad,

delincuencia y conductas antisociales.

 El clima del trabajo y del esfuerzo no se valora o no existe.

 Respetar las normas de convivencia no importa e incluso se ensalza a los que las rompen.

 Los valores tradicionales de convivencia, ayuda, respeto, etc están en crisis.

 Las medidas disciplinarias han perdido eficacia, protagonismo y valor.

 En los modos de vida y valores propios de los jóvenes hay muchos factores de riesgo

añadido: drogas, alcohol, ultras,...

 Sociedad multicultural donde se encuentran posturas extremistas que postulan la

diferencia, el racismo y los nacionalismos.

3.- En el entorno educativo.-

3.1.- En las escuelas y en los institutos.

 Existencia de distintas visiones en ocasiones contradictorias lo que dificulta la consecución

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de valores compartidos por todos.

 Se valoran las notas y el rendimiento por encima de otros aspectos sociales, afectivos y de

actitudes.

 Convivencia de valores culturales distintos: étnicos, religiosos,...

3.2.- Del Sistema.-

 Extensión de la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años.

 Masificación de algunos centros educativos.

 Muchas leyes para todo y escasa legislación en disciplina.

 Promoción automática de curso o ciclo sin acreditar el suficiente rendimento.

 Convivencia de alumnos/as con distintos intereses, culturas, expectativas, etc. 

 Inexistencia de profesorado especializado en el tratamiento y resolución de conflictos.

 Escasez de servicios de orientación.

4.- Medios de comunicación.-

 Proliferación de comportamientos violentos que pueden ser imitados.

 Los niños/as no saben leer imágenes y los mensajes que lanzan.

 Escasez de programas culturales y formativos.

 Contraprogramación, no se respeta la emisión del programa previsto.

 Programación no adaptada a horarios adecuados.

 Exaltación y creación de “ídolos falsos”.

RESPUESTA EDUCATIVA. LA PREVENCIÓN

La gran mayoría de los estudiantes se pregunta por la forma de atajar las manifestaciones de comportamiento antisocial que tanto les perjudica directamente en el desarrollo normal de sus clases y estudios. Gran parte del tiempo y el esfuerzo se esfuma tratando de conseguir un mínimo de condiciones para que la actividad escolar se realice con normalidad.

Hoy por hoy el profesorado, la comunidad escolar en general no cuenta con mecanismos eficaces que permitan combatir con éxito los episodios de indisciplina y de violencia. Es más, muchas de las medidas que se proponen son ineficaces y en muchas ocasiones objeto de mofa y burla por parte de los mismos infractores de las normas.

Desde los propios alumnos/as surgen a veces deseos de implicarse para recuperar la normalidad que necesitan pero sucumben ante la falta de apoyos y al miedo a ser objeto de los actos de violencia.

Parece claro que la respuesta al comportamiento antisocial en los centros educativos tiene que ser una respuesta global, que implique a toda la comunidad educativa, incluidos los

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alumnos/as, apoyada en las normas legales. Antes de iniciar cualquier procedimiento de prevención o tratamiento, todos deberíamos estar de acuerdo en las siguientes consideraciones:

1. La violencia en los centros escolares no es una novedad. Los fenómenos de violencia han ocurrido siempre, y quizás con la misma intensidad (ejemplo de las novatadas). Ahora son más visibles y afectan a un mayor número de personas y la sociedad está sensibilizada ante el tema.

2. Los fenómenos de violencia en las escuelas no son casos aislados, ni accidentales, ni afectan a una minoría. Estos fenómenos están interrelacionados entre si y relacionados con otras variables del entorno de la escuela, familiar y social de los alumnos/as. La violencia en la escuela tiene la forma de un auténtico iceberg donde lo más grave es lo que no se ve pero se sabe.

3. La violencia en los centros es la amenaza más grande que tiene nuestro sistema escolar por lo que hacen falta medidas. Medidas que no pueden reducirse a la vía represiva porque corremos el riesgo de multiplicar la gravedad de los problemas. Es preciso buscar una respuesta esencialmente educativa a estos sucesos.

Los estudiantes saben que en los centros se dan muchos conflictos y de muchos tipos pero no hay tanta violencia extrema como los medios de comunicación podrían estar dando a entender. Los jóvenes tienen tendencia a afrontar los conflictos de una forma extrema (para entendernos, o tuya o mía), raramente se dan procesos de acercamiento de posturas más allá de la que realiza el propio paso del tiempo.

Es muy importante que los adolescentes comprendan que la existencia de conflictos no debería ni asustarles, ni preocuparles más allá de lo razonable. Si lo toman como algo natural que ocurre en cualquier contexto de convivencia entre personas se van a dar ellos mismos oportunidades de aprendizaje y de desarrollo personal para todos los miembros de la comunidad escolar.

Desde el centro escolar, la respuesta educativa ante el comportamiento antisocial debe ser global donde la convivencia se va a convertir y se va a abordar como una “cuestión de centro” y conviene dar a los propios alumnos/as su parcela de responsabilidad.

Defender la convivencia va más allá de la resolución de un problema concreto o de conflictos más o menos esporádicos. Se trata de introducirla

 en el propio programa de aprendizaje,

 en el desarrollo de las relaciones interpersonales de colaboración 

 en la práctica de hábitos democráticos fundamentales.

Coincidimos con el profesor Martínez Otero cuando afirma que la solución a estos problemas exige una profunda reflexión, proporcionar formación psicológica e intercultural a los profesores, contemplar en las programaciones los cambios sociales y escolares, favorecer la participación de toda la comunidad educativa. Hay que transitar de la medidas prohibitivas al establecimiento compartido de normas que regulan la convivencia y, fomentar la figura del mediador escolar en cuanto persona imparcial que permite llegar a acuerdos entre grupos o personas enfrentados.

Puede ser positivo saber en que se diferencian las personas que tienen actitudes violentas o intolerantes de las que no para llegar a comprenderlas mejor e intentar ayudarles si se diera el caso:

 Su inferior capacidad para detectar y valorar los problemas de convivencia y

generar explicaciones alternativas.

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 La tendencia a percibir la realidad social de forma absolutista y dicotómica (solo

hay dos posiblidades, SI NO, BLANCO NEGRO; TUYO MIO).

 El sentimiento de haber sido injustamente tratado lo que le provoca una fuerte

hostilidad hacia otros colectivos especialmente a aquellos que consideran inferiores.

Para favorecer esquemas contrarios a la violencia conviene incluir su estudio como materia de enseñanza-aprendizaje, de manera que se desarrollen en los jóvenes habilidades que les permitan entender y detectar la violencia por un lado y conocerse a sí mismo por otro. Es necesario ayudarles a:

1. Conceptuar la violencia como problema que afecta a todos, que la violencia tiene naturaleza destructiva tanto para la víctima como para el agresor y que contra ella se puede y se debe luchar.

2. Identificar los estereotipos y distorsiones que conducen a la violencia.

3. Favorecer una adecuada comprensión y aceptación de uno mismo

La violencia no es algo que se aprende de un día para otro, sino que va introduciendo su germen poco a poco, como si de un virus se tratase. Por lo tanto es necesario una prevención, un tratamiento y una resolución sin temor a ser tratados ni de represivos, ni de autoritarios, ni de antidemócratas, aspectos estos que están detrás de muchas inhibiciones para devolver la normalidad a la convivencia escolar.

RESOLVER CONFLICTOS: ESTRATEGIAS PARA JÓVENES

Si tras los conflictos que se generan en los ambientes juveniles, particularmente en los escolares, se derivan posturas encontradas, insultos y hasta violencia, no estaremos dando ninguna oportunidad a que la convivencia transcurra y se desarrolle.

¿Existe alguna forma de afrontar los problemas sociales desde una perspectiva más constructiva?

Nuestros jóvenes estudiantes tienen ya un repertorio amplio de pautas sociales capaces de contrarrestar los efectos negativos de las relaciones con sus iguales y con sus profesores. Para resolver los conflictos pacíficamente es necesario ayudar a los estudiantes a poner en marcha estas actitudes:

1.- La reflexión.- Aunque sean jovenes ya son capaces de pensar y valorar tranquilamente todos los aspectos del conflicto:

 definirlo identificando todos sus componentes.

 valoración de los objetivos.

 diseñar posibles estrategias de solución sopesando las consecuencias, positivas y

negativas, que pudieran tener sobre las personas implicadas en la situación.

 optar por la solución que se considere mejor.

 llevarla a la práctica y valorar los resultados.

2.- La comprensión de las diversas perspectivas implicadas.- Es intentar ponerse en

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el lugar de los demás y comparar nuestra posición con las otras.

Criterios objetivos para valorar la solución de un conflicto:

 Justicia. Tener en cuenta la globalidad de los resultados en relación a las partes

implicadas, especialmente la que quede peor, y el respeto a los intereses de la comunidad.

 Compromiso con el acuerdo adoptado. Cuando todos han participado en el proceso de

resolución el grado de compromiso es más elevado.

 Incidencia en las relaciones personales. Plantear el problema de forma que las partes

implicadas deben cooperar y no enfrentarse para encontrar la solución que permita respetar al máximo los intereses de cada uno.

3.- Negociación.- Entendida como proceso para resolver un conflicto donde las distintas partes van modificando sus demandas iniciales para llegar a un resultado aceptable para todos. Conviene en todo proceso negociador:

 Centrar la negociación en los intereses

 Separar a las personas del problema

 Generar alternativas para beneficio mutuo

 Insistir en criterios objetivos

4.- Mediación.- Cuando las distintas partes de un conflicto tengan muchas dificultades para resolverlo puede resultar conveniente la ayuda de un mediador que facilite la comunicación, formule sugerencias y elimine los posibles obstáculos que puedan existir. Su papel es especialmente importante para:

1. Sustituir una orientación de rivalidad y enfrentamiento por una orientación cooperadora que resuelva el conflicto buscando el beneficio mutuo en lugar de tratar de perjudicarse.

2. Ayudar a identificar los propios objetivos y buscar soluciones que los hagan compatibles con los objetivos de la otra parte.

3. Favorecer la comprensión de los intereses legítimos de la otra parte para comprometerse con soluciones de beneficio mutuo.

BIBLIOGRAFÍA 

Programas de Educación para la Tolerancia y Prevención de la Violencia en los JóvenesMinisterio de Trabajo y Asuntos SocialesROCÍO ELLO FERNÁNDEZ: “La violencia en los colegios”ELENA MARCOTE NÚÑEZ: “Responsables de la violencia escolar”J. MANUEL MORENO OLMEDILLA: “Comportamiento Antisocial en los centros escolares".