Los sistemas de acceso, normativas de permanencia, y estrategias ...
ESTRATEGIAS DE PERMANENCIA DE LOS ESTUDIANTES DE LA ...
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ESTRATEGIAS DE PERMANENCIA DE LOS ESTUDIANTES DE LA CARRERA DEL
PROFESORADO DE INGLÉS DE LA UNMDP
Verónica Beatríz Ojeda
Grupo GIEEC, Facultad de Humanidades-Universidad Nacional de Mar del Plata –
Resumen
A partir de la necesidad de colaborar en modos de garantizar no sólo el acceso a las aulas
universitarias, sino la eventual inserción al campo profesional por la obtención de la titulación de
nivel superior, planteamos un análisis de las narrativas de los estudiantes del Profesorado de
Inglés de la UNMDP. En este contexto, comprender cuáles son las experiencias que contribuyen
a la permanencia según los itinerarios y reflexiones de los propios estudiantes puede iluminar el
campo de las políticas institucionales, las acciones didácticas y las vinculaciones interpersonales
en este ámbito. Nuestro trabajo apunta a hacer una exégesis de la permanencia de los estudiantes
para ver cómo fomentar este modo de “éxito académico” en los estudiantes en el marco de una
cultura institucional con características singulares.
Palabras Clave: narrativas de los estudiantes; permanencia; narraciones sobre permanencia;
cultura experiencial; cultura institucional; tácticas y estrategias de acompañamiento; vínculos
intersubjetivos en la Universidad
Introducción
Durante décadas, diversos autores han intentado comprender la complejidad de la
Universidad- desde distintas aristas y campos disciplinares- como la sociología, la
antropología, la etnografía, la psicología, la pedagogía entre otros. En este trabajo, nos
proponemos seguir analizando la Universidad Pública Argentina, en tanto institución
masificada, conservadora, de gran heterogeneidad y creciente complejidad, claramente en
crisis y resistente a cambios en un contexto donde las condiciones sociales (…) la
subjetividad y las orientaciones y la cultura de los jóvenes se han modificado…(Krotsch,
2002: 22)
Nuestra preocupación se centra, entonces, en comprender las dinámicas y prácticas
de la cotidianidad institucional -situada y contextualizada- a partir de un análisis teórico y
empírico. Desde esta lógica, abordaremos esta indagación focalizándonos en los estudiantes
para comprender las particularidades que asume el tránsito por la universidad (…). En
consonancia con Carli, se trata entonces de ahondar en los marcos reguladores de la
experiencia estudiantil, pero también en los discursos y prácticas singulares de los jóvenes
en determinadas épocas y universidades. (Carli, 2014: 13). Al decir de Dubet, No sólo cada
disciplina construye sus tradiciones y objetivos, sino también dentro de cada facultad o
departamento, la universidad se redefine, por así decirlo, en una multitud de universidades
particulares. (Dubet, 2005). Podríamos decir, entonces, que este tipo de investigación
encuentra espacios de vacancia y es potencialmente viable, deseable y fértil en cada carrera,
en cada departamento en cada Unidad Académica de cada institución universitaria.
Objetivos y preguntas de investigación
El énfasis de esta investigación doctoral estará puesto en analizar y comprender las
estrategias y tácticas artesanales de afiliación y permanencia de los estudiantes1 a través de
su voz, justamente, porque quizá, mediante la interpretación de las narraciones sobre sus
trayectorias y experiencias estudiantiles2 se transparenten e identifiquen ciertas debilidades
institucionales y así entonces delinear y planificar acciones superadoras. Los interrogantes,
asociados con los supuestos con los que concebimos este estudio están vinculados a la
importancia de a las tramas no sólo de relaciones intersubjetivas, ya sea entre pares o de los
estudiantes con los docentes, sino también la relación de los estudiantes con la institución
universitaria y con el conocimiento; en tanto constituyentes de los procesos afiliatorios del
estudiantado, por ende, de la permanencia y sus metas de graduación.
Marco teórico teórico-conceptual
En los primeros momentos del planteo de esta investigación, comenzamos una
indagación teórico-conceptual sobre la temática. Al ser el estudiante universitario y sus
narrativas sobre la experiencia estudiantil nuestro objeto de investigación, recurrimos a autores
como Bourdieu y Passeron (2003). Desde el legado del Mayo Francés, tanto en la interpretación
de “herederos” de Bouedieu y Passeron en Los Herederos (1964) o, desde una interpretación
simbólica de dicho acontecimiento por Michel De Certeau en La Toma de la Palabra (1968), el
estudiante universitario es abordado ya sea como representativo de una posición de sujeto en la
estructura social, como en la voz de un hecho paradigmático como lo fue el mayo de 1968. En
estas obras el estudiante universitario se lee como un sujeto reproductor de una cultura instituida.
Por parte de la bibliografía Latinoamericana, se evidencia una exploración del
estudiante universitario vinculado no sólo a la construcción moderna de las universidades-
sólo alcanza con mencionar la Reforma Universitaria de 1918- , sino también a los procesos
políticos en el continente. En las décadas del 60’ y del 70’, la experiencia estudiantil está
asociada al “movimiento estudiantil”, a los movimientos políticos y al cambio cultural. En
las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, la experiencia
1 Estos conceptos están definidos en el Marco Conceptual a continuación. (Ver De Certeau, (1968); Carli
(2012; 2014), Coulon, (1995)) 2 Ver Carli, 2012; 2014.
estudiantil es configurada mediante una creciente heterogeneidad y fragmentación. En un
contexto en el cual “la universidad latinoamericana se transformó en una universidad de
masas” y sólo en la Argentina se pasó en 1980 de 80.000 estudiantes a más de 800.000.
(Portantiero, 2001:85 en Carli: 2010:4).
La institución universitaria posee características particulares dentro de los sistemas
educativos a nivel global, aunque, como mencionáramos anteriormente, el caso argentino
posee rasgos singulares. En este contexto, en una coyuntura en la que ya se han descripto
ampliamente cuestiones de accesibilidad, desgranamiento, profesionalización académica,
entre otras, consideramos que un campo fértil sería indagar sobre los procesos de afiliación
y las tácticas y/o estrategias de permanencia de los estudiantes universitarios.
Primeramente, tomaremos los conceptos de táctica y estrategia en el sentido que los
distingue Michael De Certeau, quien denomina estrategia
al cálculo (o manipulación) de las relaciones de fuerzas que se hace posible desde
que un sujeto de voluntad y de poder (una empresa, un ejército, una ciudad, una
institución científica) resulta aislable; postulan un lugar susceptible de ser
circunscripto como algo propio y de ser la base para administrar las relaciones
con una exterioridad de metas o de amenazas (1996: 42, en Carli (2012: 41, nota
al pie). Define táctica al “arte del débil”, “a la acción calculada que determina la
ausencia de un lugar propio. Por tanto ninguna delimitación de la exterioridad le
proporciona una condición de autonomía. La táctica no tiene más lugar que en el
del otro. Además debe actuar con el terreno que le impone y organiza la ley de
una fuerza extraña (Ibídem, 41)
Entonces, desde esta postulación las podríamos denominar, por un lado, tácticas de
permanencia a prácticas propias de los estudiantes, y, por otro lado estrategias de
permanencia a acciones institucionales concretas para favorecer la afiliación institucional,
imprescindible para lograr un horizonte de graduación.
Seguidamente resulta pertinente definir este último concepto. El sociólogo francés
Alain Coulon (1995) sostiene que el estatus de “estudiante universitario” no lo otorga la
inscripción a la universidad, sino que dicho estatus se adquiere una vez transcurrida cierta
temporalidad. Coulon distingue tres etapas en el proceso de afiliación de los estudiantes
universitarios. A una primera fase la denomina tiempo de la alineación, en la que el
estudiante ingresa a un mundo desconocido, atraviesa de un estatus social a otro, se
evidencia un quiebre con el mundo anterior; un segundo momento sería el tiempo de
aprendizaje, en el cual se evidencia cierto dominio de reglas institucionales y se definen
estrategias y una progresiva adaptación; y por último, se produce el tiempo de la afiliación,
en el cual se manifiesta un amplio dominio de las reglas institucionales. El autor se refiere a
este aprendizaje como al “oficio de estudiante”. Si el pasaje es exitoso, el individuo
progresa de su condición de novato a la condición de aprendiz y luego se considera
miembro afiliado. Asimismo, el investigador también incorpora el concepto de afiliación
intelectual o cognitiva, la cual hacer referencia a la comprensión de lo que se espera de él
por parte de los profesores y de la institución. (Casco, 2005; Pierella, 2014). Estas dos
formas de afiliación no se desarrollan necesariamente de manera simultánea.
Por su parte, Miriam Casco (2005) sostiene que la afiliación es una especie de
“aculturación”, que para el estudiante significa la ruptura de con un pasado inmediato y el
enfrentamiento con un futuro todavía opaco. La investigadora alude a tres reglas de las
cuales depende la afiliación intelectual. La primera norma implica “entrar al mundo de las
ideas” (Coulon, 1997), acercándose a la realidad desde una lógica de modelos racionales.
La segunda regla, implicada en la anterior, requiere la utilización de categorizaciones
propias del mundo intelectual (Casco, 2005), al decir de Coulon (1996), cuando se
categoriza el mundo de la misma manera en que lo hacen los semejantes, se es reconocido
como un miembro competente. La tercera pauta, implica mostrar el dominio del trabajo
intelectual. Ser considerado “miembro afiliado” exige exhibir “marcadores de afiliación”,
que ponen en manifiesto dicha condición (Coulon, 1995; 1997) Entre ellos, los “marcadores
de afiliación discursiva” son medulares, ni bien los estudiantes comienzan a transitar la vida
universitaria, quienes son puestos a prueba como lectores y escritores en un contexto
comunicativo completamente nuevo para ellos, transitan una “aculturación a los discursos
universitarios”. (Pollet, 2001; Carlino, 2005). Asimismo, Dubet (2005) sostiene que el
devenir en estudiante implica también una socialización cultural, la cual se desarrolla de
diversas maneras, condicionada y atravesada no sólo por el capital familiar y cultural de los
estudiantes, sino también por el área de estudios.
Desde esta lógica, los procesos de afiliación institucional e intelectual parecen estar
estrechamente vinculados al capital cultural de los estudiantes. Pierre Bourdie distingue tres
tipos de capital cultural: 1) “encarnado”, el cual hace referencia a competencias o
habilidades, “disposiciones duraderas de la mente y el cuerpo”, y que implica la inversión
de tiempo dedicado a aprendizajes o entrenamientos; 2) “objetivado”, en la forma de bienes
culturales, el cual supone una cierta dosis de “capital cultural encarnado”; y 3) el
“institucionalizado”, el cual, según Bourdieu, debe ser considerado aparte y que refiere a
las credenciales educativas conseguidas. (Bourdieu, 1986, en Ezcurra, 2011:61)
Por otra parte, diversos autores sostienen que, en gran medida, aunque no
exclusivamente, la afiliación, y por ende, la permanencia de los estudiantes en la
institución universitaria se encuentra atravesada por el capital cultural de los estudiantes,
especialmente por el “institucionalizado”, ya que su formación compromete las habilidades
cognitivas y los hábitos académicos, al decir de Bourdieu (2005), técnicas del trabajo
intelectual y arte de organizar el aprendizaje, como así también otras potencialidades en
los dominios de la pragmática, afectivo y ético. (Casco, 2005:03). Sin lugar a dudas, en esta
coyuntura de masividad de la Educación Superior, la mirada se coloca sobre la
heterogeneidad social del estudiantado, y, por consiguiente, la heterogeneidad de los grados
y tipos de capital cultural que los estudiantes traen consigo. Estas diferencias, lejos de ser
puestas en primer plano, como una cuestión a atender prioritariamente desde la teoría
curricular y las prácticas pedagógicas y evaluativas, zanjan la división aún más
profundamente entre el estudiante ideal y el estudiante real (Ezcurra, 2011). Esta
imposibilidad de disminuir la brecha entre estos dos tipos de estudiantes constituye un
“acto de violencia simbólica”, (Castillas y colegas, 2007 en Ezcurra, 2011) atentando
letalmente contra la igualdad de oportunidades, la permanencia y la graduación.
En un paisaje hostil, como el descripto anteriormente, en el cual se evidencia una
crisis de los procesos de transmisión cultural (Carli, 2010) resulta interesante indagar los
modos en que las relaciones intersubjetivas, particularmente los lazos entre pares, proveen
modos de sostén. La institución Universitaria propicia modos de sociabilidad, ya sea una
sociabilidad académica, una sociabilidad institucional, una sociabilidad estudiantil. En este
último caso, el interés radica en comprender el componente social e individual del
estudiantado. (Simmel, 2003 en Carli, 2010). La “mezcla social”, o “tradición plebeya” de
los estudiantes de la Universidad Pública Argentina permite pensar la “sociabilidad
estudiantil” como una sociabilidad entre iguales, pero a la vez desiguales desde el punto de
vista social. La relación con los pares aporta a la construcción de identidades colectivas,
otro componente estratégico para mantener la “condición de estudiante” en un escenario
conservador como lo es la institución universitaria pública en la Argentina (Carli, 2010).
Entonces, aparentemente, la configuración de estos afectos permite construir de manera
colectiva un modo de resistir y permanecer. Aquí nos interesa adentrarnos en el impacto de
las relaciones intersubjetivas, especialmente aquellas planteadas entre pares, en la
permanencia de los estudiantes de la carrera del Profesorado de Inglés de la UNMDP.
En esta investigación se intenta indagar acerca de la experiencia estudiantil, con una
mirada en el presente. Esto no implica negar el pasado, sino incorporar a las narraciones
históricas las configuraciones de la experiencia estudiantil, generando así una construcción
histórica del presente (Carli, 2007). Para ello, proponemos acercarnos a la dicha
experiencia en el tiempo presente mediante las narraciones de los estudiantes, las cuales
están
atravesadas por las temporalidades que corresponden a distintos ciclos históricos
y distintas esferas de la vida social (familiar, generacional, educativa, política,
etcétera) que ponen en juego horizontes diversos y contradictorios que se dirimen
en buena medida en los procesos y dinámicas individuales y colectivas de la
institución universitaria. Las biografías estudiantiles expresan, por otra parte, las
tensiones propias de un ciclo histórico marcado por la inestabilidad y la
incertidumbre. (Carli: 2010)
Cuando Sandra Carli se refiere a la “experiencia universitaria” propone un nuevo prisma a
través del cual mirar la Universidad, prestando atención a las prácticas y las reflexiones
retrospectivas de los actores institucionales con el fin de incorporar cierto realismo a los
modos de pensar la institución y así narrar la historia del presente. Eduardo Remedi plantea
construir una historia de los hombres en la institución y no una historia de la institución,
considerada una trama de prácticas de diverso tipo, estudiados como espacios inestables, en
el que se articulan “la historia vivida, la cultura institucional y la cultura experiencial”
(Remedi, 2004). Este abordaje propone varios desafíos. En primer lugar, mediante la
aproximación a las historias individuales y colectivas y a las narrativas de los estudiantes,
se espera capturar distintos aspectos de la vida universitaria. En segundo lugar, se pretende
profundizar en la comprensión de ciertos rasgos de las culturas institucionales. En tercer
lugar, existe un acercamiento histórico que aspira a identificar algunos fenómenos y
problemáticas universitarias específicas. En definitiva, nos interesa comprender ciertos
aspectos de las culturas institucionales, partiendo de la noción general de cultura. En
relación con la noción general de cultura de Geertz, definida como
…nociones sistematizadas, sin que se sepa cómo, admitidas por todos, nociones
que dirigen las actividades cotidianas, de las que se sirven los individuos y grupos
para orientarse en un mundo que de otro modo permanecería opaco…(Geertz,
1983)
la cultura institucional puede verse como
…un sistema de valores, ideales y normas legitimados por algo sagrado (mítico,
científico o técnico). Orden simbólico que atribuye un sentido preestablecido a
las prácticas; cierta manera de pensar y sentir que orienta la conducta de los
individuos hacia los fines y metas institucionales (Garay, 1998:141, en Pierella,
2011:33)
Intentaremos, entonces, comprender no sólo ciertos rasgos singulares de la cultura
institucional, la experiencia estudiantil, sino también los procesos afiliatorios de los
estudiantes a partir de sus narraciones y percepciones en un análisis de tiempo presente.
A modo de Estado del Arte
El corpus teórico sobre ingreso, abandono, brecha de graduación y permanencia,
entre otros, en el nivel superior a nivel mundial es vasto y se ha llevado a cabo desde hace
décadas, aunque la mayoría de las investigaciones son de corte mayormente cuantitativo,
especialmente las llevadas a cabo en América del Norte, Europa y Australia, con una
perspectiva eficiencista más que interpretativa o reparadora. (Braxton, 2005; Tinto, 2009;
Ezcurra, 2011; Pascarella, 2008 y Terenzini, 2005). El caso de la investigación de Ken Bain
que tiene como corolario la publicación, What the best College students do (2012), sería la
excepción, ya que su indagación sobre éxito académico, permanencia y graduación ce
centra en una investigación cualitativa interpretativa.
En América Latina, encontramos un interés relativamente reciente sobre estas
cuestiones, y muchas investigaciones son de orden cuantitativo, específicamente aquellas
sobre permanencia y otras cuestiones asociadas, como el acceso y el ingreso a los niveles
terciarios y universitarios de educación.
En la Universidad Pública Argentina a partir de la década de los 80’ se percibe una
preocupación por una enseñanza superior de calidad, donde el debate sobre la vinculación
de los estudiantes con la institución universitaria se pone en relieve. Desde esta perspectiva,
comienzan a ejecutarse cambios por parte de las autoridades académicas y los organismos
de gestión, al crear programas de servicios y orientación, con el fin de acompañar a los
jóvenes en el tránsito de la vida universitaria. Es en este contexto que comienzan a
desarrollarse acciones tutoriales. Con el correr del tiempo, comenzaron a llevarse a cabo
investigaciones sobre esta temática en el marco de programas promovidos ya sea por la
Secretaría de Políticas Universitarias o gestados desde el propio seno de las instituciones
universitarias. Estas investigaciones constituyen un abanico de estudios de corte
cuantitativo a aquellos de naturaleza cualitativa e interpretativa.
Decisiones metodológicas e instrumentos
Proponemos recuperar la voz de los sujetos en su contexto particular, a través de sus
relatos. La investigación narrativa permite al investigador entrar en el mundo de la
cotidianidad, en este caso, en el mundo de actores institucionales, en los procesos de
interrelación, identificación y reconstrucción personal y cultural (Bolívar, 2010). La
narrativa se piensa como un espacio transversal a diferentes campos disciplinares. En ella
se conjugan rasgos de la teoría lingüística/literaria (historia oral e historia de vida), de la
psicología (psicología narrativa, ciclos de vida, psicología moral), la filosofía hermenéutica,
la antropología (narrativa). El giro narrativo admite un entramado de sentidos que no sólo
otorgan significado sino también permiten recuperar y comprender las dimensiones
cognitivas, afectivas y de acción.
La validación de esta forma de recolección de datos está otorgada mediante una
relación dialógica con el corpus teórico-conceptual y la triangulación de datos con fuentes
documentales. El material documental, según Ruiz Olabuénaga e Ispizua, (1989) pone en
relieve de manera notable la confiabilidad de los datos empíricos, permitiendo al
investigador legitimar y validar las categorizaciones.
Planificamos recoger los datos empíricos en distintas etapas y a través de variados
instrumentos. Primeramente realizaremos encuestas narrativas, de las cuales
seleccionaremos los casos paradigmáticos de estudiantes de tres grupos: de primer año, de
tercer año y aquellos próximos a graduarse. Este recorte se explica claramente mediante el
interés de interpretar procesos de afiliación institucional e intelectual. Se realizarán
entrevistas semiestructuradas a estudiantes pertenecientes a los tres grupos anteriormente
descriptos. En una segunda etapa, llevaremos a cabo discusiones grupales mediante focus
groups. En un tercer momento, se realizarán entrevistas a informantes clave, como lo son
las autoridades de la UNMDP y de la Facultad de Humanidades. También se llevará a cabo
un análisis documental de Planes de Trabajo Docente, del Plan de Estudios y de la
normativa institucional.
Se tiene previsto continuar con la indagación teórico-metodológica en todo
momento de la investigación. Los datos empíricos se recogerán en el primer cuatrimestre
del año 2015 y se prevé redactar las conclusiones finales los meses de junio, julio y agosto
de 2016.
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