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Estrategias de acción política de los empresarios uruapenses Daniel Hernández Palestino Universidad Autónoma de Zacatecas Introducción En los últimos años los estudios sobre empresarios en México han reve- lado la dificultad que plantea a los investigadores el conocimiento pro- fundo de este grupo social y el lugar que ocupan en la teoría social.1Sin embargo, la práctica política de los empresarios y su liderazgo en los procesos de transformación económica del país que anteriormente eran regidos por el Estado, han posibilitado un mayor acercamiento al cono- cimiento del mundo de vida de este actor social y de su relación con el poder. Muestra de este interés es la serie de estudios que últimamente se han realizado para explicar las relaciones Estado-empresarios.2Pero, por otra parte, existen investigaciones que apuntan al estudio de cómo los empresarios mexicanos internalizan los procesos de modernización e inclusive de cómo se han convertido en “jugadores” importantes en los mercados internacionales. Sirva de muestra el trabajo de González (1994) que explica cómo los empresarios mexicanos adoptan estrate- gias propias para conquistar mercados internacionales. En el trabajo que aquí se presenta abordamos el papel de los empre- sarios aguacateros en la política regional de Michoacán; de cómo ellos han logrado la apertura de espacios mediante estrategias de acción par- ticulares que han afectado el cambio de las relaciones con el Estado. Hemos seleccionado dos coyunturas para analizar este proceso: el debate entre los empresarios aguacateros por una iniciativa de ley y las acciones electorales municipales de Uruapan de 1991 y gubernamenta- les en 1992 donde ellos han participado. Sirvan de ejemplo tres varia- bles:

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Estrategias de acción política de los empresarios uruapenses

Daniel Hernández Palestino Universidad Autónoma de Zacatecas

Introducción

En los últimos años los estudios sobre empresarios en México han reve­lado la dificultad que plantea a los investigadores el conocimiento pro­fundo de este grupo social y el lugar que ocupan en la teoría social.1 Sin embargo, la práctica política de los empresarios y su liderazgo en los procesos de transformación económica del país que anteriormente eran regidos por el Estado, han posibilitado un mayor acercamiento al cono­cimiento del mundo de vida de este actor social y de su relación con el poder. Muestra de este interés es la serie de estudios que últimamente se han realizado para explicar las relaciones Estado-empresarios.2 Pero, por otra parte, existen investigaciones que apuntan al estudio de cómo los empresarios mexicanos internalizan los procesos de modernización e inclusive de cómo se han convertido en “jugadores” importantes en los mercados internacionales. Sirva de muestra el trabajo de González (1994) que explica cómo los empresarios mexicanos adoptan estrate­gias propias para conquistar mercados internacionales.

En el trabajo que aquí se presenta abordamos el papel de los empre­sarios aguacateros en la política regional de Michoacán; de cómo ellos han logrado la apertura de espacios mediante estrategias de acción par­ticulares que han afectado el cambio de las relaciones con el Estado.

Hemos seleccionado dos coyunturas para analizar este proceso: el debate entre los empresarios aguacateros por una iniciativa de ley y las acciones electorales municipales de Uruapan de 1991 y gubernamenta­les en 1992 donde ellos han participado. Sirvan de ejemplo tres varia­bles:

1. La idea de ocupación de un espacio regional por parte de un grupo heterogéneo de empresarios.

2. La acción de su proyecto empresarial con base en el control estra­tégico de los recursos.

3. Una variación de estrategias fundamentadas en la experiencia polí­tica y en el comportamiento empresarial que han producido cam­bios en la dinámica regional y en las relaciones estructurales con el Estado.Durante la investigación encontramos dificultades para identificar

a los empresarios como un grupo homogéneo. La relación heterogenei- dad-homogeneidad de éstos, es acorde con el proyecto modemizador de la agricultura mexicana a mediados de la década de los sesenta y de principios de los setenta. De esta manera, la procedencia social de los empresarios aguacateros se conforma por distintos grupos sociales que no pertenecen solamente a la burguesía agraria, sino también a seg­mentos de la burocracia federal, profesionistas, empacadores de fruta fresca y comerciantes, quienes integraron la nueva clase empresarial regional.

Sin embargo, en la conformación de los empresarios aguacateros como un actor social existen rasgos similares que paulatinamente los van cohesionando socialmente. Como señala Norman Long:

This is what I call the actor-oriented paradigm. Underpinning (either explicity or implicity) this interest in social actors is the conviction that, although it may be true that certain important structural changes result from the impact o f outside forces (due to encroachment by the market or the state), it is theoretically unsatisfactory to base one's analysis on the concept o f the external determination. All forms of external intervention necessarily enter the existing life-wo rids o f the individuals and social groups affected, and this way are mediated and transformed by these same actors and structures (Long, 1992: 20).

Las estrategias empresariales

Durante el trabajo de campo apreciamos que los empresarios muestran capacidad para lograr ciertos fines mediante la utilización de distintos tipos de estrategias relacionadas con múltiples procesos de su vida coti­

diana. Si tomamos en consideración que estos procesos se llevan a cabo dentro de varios ámbitos o si preferimos, un campo heterogéneo donde los actores empresariales ocupan espacios y en los cuales se colocan en distintas posiciones (que pueden ser de clase o simplemente de juego), nos estamos refiriendo a la relación inconsciente que se establece entre un habitus y un campo (Bourdieu, 1984: 140-141).

De este modo, partiendo de la noción de habitus de Bourdieu, con­cebimos que cada una de las propiedades del campo forma un sistema de disposiciones que son adquiridas mediante un aprendizaje “implíci­to o explícito” que se desarrolla como un sistema de “esquemas gene­radores” (en este caso de estrategias) “que pueden estar objetivamente conformes con los intereses objetivos de sus autores sin haber sido con­cebidos expresamente con ese fin” (ibidem).

Sin embargo, el habitus implica más que formas adquiridas o es­quemas generadores que son producto del cálculo razonado. Esto plan­tea que “es un sistema de disposiciones durables que generan nuevas prácticas, discursos y sistemas de apreciación y valoración. Su conti­nuidad se relaciona con la eficacia y con la concertación” (Bourdieu, citado por González, 1974: 79).

Visto de esta manera, la estructura del campo es un estado de rela­ción entre los agentes y las instituciones, el campo y la estrategia.

Pero las estrategias también se refieren a intereses y a ciertos tipos de acciones que pueden concebirse como comprensibles, coherentes, con perspectivas a largo plazo y conscientes (Crow, 1989: 1), acciones en las que, por ejemplo, el Estado cumple un papel primordial en el juego de la política y en donde los actores empresariales ocupan posi­ciones estratégicas.

Para Long la estrategia es un elemento central en la explicación del cambio social en la agricultura. Ya sea en el nivel de las luchas y nego­ciaciones entre individuos y grupos o, en cómo los productores resuel­ven sus problemas de subsistencia y organizan sus recursos (ibidem p. 37). La adopción de este término es utilizada en este trabajo como posiciones negociadas por los empresarios y encaminadas a afianzar po­siciones económicas y consolidar el control político de una región. Posiciones cuyo dominio resulta sugerente para la comprensión de la experiencia política de los empresarios, en este caso, de los aguacate­ros uruapenses.

El cambio social de una región

El desarrollo del Plan de Tepalcatepec en la tierra caliente, que afectó a más de 50 000 hectáreas, las grandes obras de irrigación en la cuenca, la construcción de caminos, la ampliación de mercados, atrajeron la inversión de empresarios privados y transnacionales para el cultivo y comercialización de melón y algodón.

Dos procesos de trascendental importancia tienen lugar entre 1947- 1950: El reparto agrario, la formación de ejidos y el arrendamiento de la tierra. El otro proceso es la introducción de maquinaria agrícola, así como de cultivos comerciales que provocó el desarrollo de la tierra caliente.

Uruapan se convertiría en el asiento de los organismos pertene­cientes a este plan (la banca oficial y privada) en centro rector de deci­siones y en un importante centro comercial de tránsito entre la tierra caliente y los centros urbanos (Espín, 1986: 55).

Como parte de esta reestructuración en la agricultura michoacana, el Estado, a través de varias de sus agencias, inició una serie de cam­pañas a nivel nacional para promocionar el desarrollo frutícola median­te la creación de viveros y parcelas escolares de demostración inten­tando promover más de una docena de frutales.

Sin embargo, quienes introdujeron y difundieron las primeras va­riedades comerciales de aguacate fueron particulares, quienes por cuen­ta propia establecieron viveros experimentales en Uruapan, Tacámbaro y otras regiones del estado.

El desarrollo contemporáneo del aguacate en Michoacán se puede representar en cuatro etapas: la primera etapa (que denominamos como de experimentación) comprende el período 1960-1968. En este lapso, algunos empresarios se organizan individualmente o mediante socieda­des de interés y experimentan con variedades traídas de California.3 También establecen los primeros viveros. Esta etapa concluye con la adaptación que tuvo la variedad Hass en las primeras huertas-planta­ción4 consolidándose como monocultivo en los años posteriores.

La segunda etapa comprende el período 1968-1975 en el cual se forman ocho asociaciones agrícolas de productores de aguacate en el estado de Michoacán5 y da inicio la agrupación de empresas aguacate­ras de mayor tamaño. En esta etapa organizativa las asociaciones esta­

blecerán de algún modo los primeros limites jurisdiccionales de la re­gión aguacatera.

La tercera etapa 1976-1982 constituye el período de auge econó­mico del aguacate Hass. Las principales manifestaciones del boom del aguacate fue el desarrollo de una extensa región (Uruapan, Tacámbaro y Peribán), y la aparición de un grupo heterogéneo de empresarios que con su presencia imprimieron una nueva dinámica económica en los municipios señalados.

El auge del aguacate, produjo transformaciones estructurales en la agricultura regional, como fue el hecho de que este empresariado se apropiara de las mejores tierras, empleara grandes cantidades de mano de obra, realizara cuantiosas inversiones de capital e introdujera inno­vaciones tecnológicas, que le dieron un cariz “científico” al cultivo.

El cuarto momento del desarrollo de la aguacaticultura comprende el período 1983-1989 que se representa en un prolongado período de crisis de esta actividad. Las características del período son: la expan­sión de plantaciones de aguacate y la caída de la rentabilidad del cul­tivo.

El surgimiento de un nuevo actor social

Como mencionamos inicialmente, la configuración cultural de este empresariado (en un primer momento) fue variada y establecida a par­tir de una diferenciación de segmentos sociales. Hubo quienes conocí­an la experiencia de los aguacateros de la región de los valles de California o que tuvieron relación con brokers y que emprendieron la aventura de plantar aguacate Hass con el firme propósito de acrecentar su capital.

Otro segmento lo incluyeron los empacadores mayoristas de me­lón, hortalizas y algodón, que habían permanecido en el valle de Apatzingán durante la década de los cincuenta y que aprovechando su capital acumulado se propusieron conquistar un nuevo territorio con el cultivo del aguacate. Su vinculación con la región que se traduce tam­bién en una intensa actividad desarrollada en el manejo de relaciones con bodegueros y mayoristas de las principales centrales de abasto nacionales, les permitió aprehender un habitué como aguacateros.

Con el auge del aguacate, los empacadores fueron el sector econó­micamente más beneficiado. Su experiencia en el ramo les dio la pauta, como por ejemplo, establecer contratos con productores que les garan­tizaban el corte de aguacate. En la medida que fueron progresando, los empacadores fueron logrando la independencia económica de sus socios-productores, los cuales, además de cargar con los riesgos de la cosecha, quedaron paulatinamente a merced de aquéllos.

Un segmento empresarial que forma parte de esta heterogeneidad son los empresarios forestales.que se hallaban dedicados a la explota­ción de la madera y de la resina y que gracias a las prerrogativas y pri­vilegios otorgados por el Estado, hicieron uso del bosque para la plan­tación del fruto y la fabricación de cajas para empaque.

Fue notable también la participación de los funcionarios públicos que se hallaban colocados en dependencias de gobierno y que, aprove­chando sus redes de relaciones personales, lograron afianzarse econó­micamente y consolidar determinados proyectos políticos.

Una nueva figura empresarial que surgió durante este proceso se constituyó por los profesionistas. Una variada gama de ellos hizo su aparición en el escenario local y regional: agrónomos, médicos, aboga­dos, contadores públicos e inclusive clérigos, organizados mediante asociaciones de interés, pasaron a convertirse en “aguacateros” o agua- caticultores como suelen identificarse socialmente.

Durante el período 1967-1980 se organizarán 14 asociaciones distri­buidas en seis regiones6 y una unión regional de productores de aguacate.

La tierras ejidales dedicadas a la producción de maíz y trigo para la autosubsistencia de los campesinos y las áreas forestales fueron susti­tuidas por huertas-plantaciones de aguacate. La demanda de madera para la fabricación de cajas de empaque de aguacate comenzó a sentir­se en la meseta (Espín, 1986: 182). Las cuantiosas inversiones de capi­tal realizadas en tecnología, la presencia del Estado a través de la s a g ,

s r a , c o n a f r u t , INMECAFE y otras dependencias oficiales como la Comisión Forestal del Estado, Comisión Federal de Electricidad, etc., constituyeron las principales características del boom.1

Estas condiciones estructurales serían propicias para la participa­ción de los empresarios agrícolas quienes desde principios de los seten­ta plantean una estrategia de organización empresarial basada en la for­mación de distintas asociaciones de interés que tuvo como fin ocupar

un espacio territorial.8 Esta interacción de agentes produjo un segundo proceso de cambio en la región de Uruapan que pasó a convertirse en el primer productor mundial de aguacate y en centro dinámico de deci­siones empresariales.

Haciendo política y agricultura

Durante el echeverrismo la inversión de capital y recursos fluyeron hacia el agro en aras de lograr un mayor dinamismo en la agricultura, sin embargo, los campesinos no fueron beneficiarios de esta política. Los altos costos de inversión tecnológica de cultivos frutales como el aguacate cuya recuperación se obtiene hasta el quinto año los fueron marginando de esta actividad.

Los contratos de explotación forestal, el arrendamiento de la tierra, las prerrogativas para obtener el cambio de uso del suelo y la obtención de créditos bancarios (todo ello mediante la constante activación de las redes de relaciones) representaron la estrategia más común seguida por algunas de las primeras sociedades de empresarios.

Un ejemplo de este comportamiento empresarial lo constituyó el caso de una de las primeras empresas aguacateras denominada Fruticul­tura, Agricultura, Silvicultura, S. A. ( f a s s a ) formada por funcionarios forestales y del gobierno federal de mediano y alto rango (ligados al Alemanismo),9 quienes haciendo uso de distintos roles (funcionarios- empresarios, forestales-funcionarios-empresarios aguacateros) jugaron un importante papel durante la primera mitad de los setenta como agen­tes del Estado e intermediarios de la California Avocado Society.

Aprovechando su conocimiento de la burocracia forestal, estos empresarios tramitaban los permisos de explotación forestal y la auto­rización para el cambio de uso del suelo con funcionarios de su nivel o de más arriba. Los convenios con los socios establecían que las tierras con bosque y agostadero se ocuparían a mediería para desmonte y explotación maderera, incluyendo la comercialización.

Los convenios se extendieron a algunos ejidos y comunidades de San Juan Nuevo. Estos se realizaron por tres años ofreciéndoles el 50% de ganancia por la explotación de sus tierras forestales, garantizándoles que la empresa se encargaría de la comercialización de la madera.

También obtuvieron concesiones de manantiales y arroyos en las huertas de El Durazno, El Mesón, Barandillas y Capulines, ubicadas en las inmediaciones de las tenencias colindantes con Uruapan y San Juan Nuevo. Estos suelos de origen volcánico, ricos en materia orgánica, se dedicaban al uso forestal.

Con las utilidades logradas de la explotación forestal, continuaría una segunda fase, que consistiría en reinvertir el capital en la plantación de aguacate en las tierras ya desmontadas.

A fines de 1967 se puso en marcha la segunda fase del proyecto de f a s s a . Se inicia la plantación de numerosas huertas en las regiones de Tancítaro-San Juan Nuevo, Uruapan, Salvador Escalante, Santa Clara del Cobre y Villa Madero. De esta manera, predios que anteriormente eran forestales son transformados en huertas de aguacate. Los créditos bancarios fueron obtenidos por medio de convenios con los mismos propietarios, quienes daban en garantía las escrituras de sus propieda­des y el proyecto de fa s s a para lograr los financiamientos con el Banco de México.

Siguiendo el sistema de plantación de California con modalidades adaptadas al contexto ecológico de la región de Uruapan, los empre­sarios-funcionarios introdujeron innovaciones tecnológicas en los sis­temas de plantación, fertilización, sistemas de riego por goteo y de fenotipos como Wurtz, Rincón, Sutano y criollos seleccionados como la variedad Azteca. Esta tecnología fue transmitida a través de la Uni­versidad de Chapingo y la California Avocado Society, vía Nicolás Sánchez Colín, quien para 1969 en Ixtapan de la Sal, había establecido una industria de extracción de aceite de aguacate.

En el ámbito local, f a s s a contribuyó en 1968 a la fundación de la Asociación Local de Productores de Aguacate de Uruapan ( a l p p a u ) y en 1973 de la Unión Regional de Productores de Aguacate de Michoa- cán (u r p a e m ), e impulsó los primeros intentos de exportación hacia Japón y Canadá.

Sin embargo, este grupo sufrió la irrupción de su red a mediados de los setenta cuando uno de sus miembros quiso contender con Cuauh- témoc Cárdenas por la Subsecretaría Forestal.

Los beneficiarios de este conflicto fueron un grupo de empresarios ligados al poder local quienes adquirieron no solamente las huertas de f a s s a , sino también lograron consolidar dicho poder. Se trata de un gru­

po cuyos antecedentes se remontan a fines de la década de los cincuen­ta en Apatzingán, donde habían incursiondo como empacadores de melón y algodón.

Este grupo supo sacar provecho de su experiencia en la producción de cultivos comerciales y, sobre todo, en el manejo de las relaciones con los intermediarios y con la burocracia del Estado. Con la desapari­ción de f a s s a y el auge del aguacate, el grupo de productores-empaca­dores mencionado quedaron con el control de la a l p a a u , de la u e pa e m

y de la Asociación Municipal de la Pequeña Propiedad Rural de Uruapan.

Dentro de este grupo destacan dos miembros de una familia de aguacateros, padre e hijo (A y B) que se colocaron en la presidencia municipal en dos períodos. (A) en 1975-1977 y (B) en 1987-1988. (A) también ocupó la diputación federal por el sexto distrito en 1977-1979. (A) en 1978 se integró al patronato de rehabilitación del parque nacio­nal de Uruapan. La influencia de (A) se ha manifestado en las comunas del ayuntamiento local, pues entre 1977, 1989, 1990-1992 miembros cercanos de su red han ocupado la presidencia municipal.

En el Comité de Participación Ciudadana (A) ocupó el puesto de primer vocal en el período 1988-1990 y repitió en el de 1992.

Al interior de la a l p a a u (A) ocupó el puesto de secretario entre 1986-1988 y (B) como vocal en el comité de 1980-1982 y secretario en los períodos 1985-1986 y 1986-1988. También (B) fue tesorero de la u a r p a e m en el período 1980-1982.

En su praxis empresarial (A) es fundador de un grupo de once em­presas de su propiedad cuya sede se halla en Uruapan y hasta 1990 (A) estuvo considerado como el segundo aguacatero más importante en la misma región.

(A) y (B) fueron socios de la Unión de Crédito Agrícola e Industrial de Michoacán ( u c a i m ). (B) fue vocal del comité de insumos de esta Unión en el período 1988-1989. Por otro lado estos dos miembros, son hasta la fecha ejecutivos de los consejos regionales de la banca finan­ciera uruapense.

La red de este grupo extendió su dominio hacia diversos patronatos de la ciudad de Uruapan y otras bases de poder como fue una asocia­ción civil de empresarios numerarios fundada en 1967 y a la cual (A) ingresó durante la década de los setenta. Por su parte (B) ingresó en

1986. (A) ocupó el cargo de vocal del consejo directivo en 1991-1992. A esta asociación también pertenece (C el hermano de B) quien fungió como secretario en el periodo 1983-1985. Dos empleados de confianza de (A) fueron aceptados en esta asociación en la cual han fungido en diversos cargos desde 1979.

Por último (B) junto con su hermano (C) fueron fideicomitentes del proyecto del parque industrial.

Los saldos de “la época del oro verde”

A partir de 1983 la dinámica de la región comienza a sufrir cambios que se reflejarán en la economía de los productores.10 Esta situación queda­rá enmarcada dentro del contexto de la crisis económica del país que planteó el fin del boom aguacatero.

El trabajo de campo realizado durante nueve meses entre 1990 y 1991 nos permitió apreciar que en varios proyectos emprendidos por empresarios de manera conjunta ya sea mediante la asociación de inte­reses, cooperativas o uniones de crédito, prevaleció la corrupción de los dirigentes.

El caso de la Unión de Crédito Agrícola e Industrial de Michoacán ( u c a i m ) (1976-1989), sirve para ejemplificar cómo, algunos de sus directivos aprovechando los privilegios de contar con información de primera mano, acapararon créditos, eludieron auditorías administrati­vas o sustentaron sus proyectos sin financiamiento real, valiéndose solamente del capital de los mismos socios. En septiembre de 1989 el Consejo de Administración de la u c a im presentó un informe detallado sobre la situación de la empresa.

En esta reunión el secretario señaló a la asamblea que desde 1986 la información que presentaba a los Consejos de Administración y a las asambleas generales por parte de los anteriores funcionarios de u c a im

reportaban utilidades cuando en realidad existían grandes pérdidas eco­nómicas y adeudos a los inversionistas ( u c a i m , 1989: 15)

En opinión de la prensa local y regional el panorama de la produc­ción aguacatera planteaba la dispersión de los productores, la ineficacia de las asociaciones locales, que como el caso de la de Uruapan estaban controladas por el grupo de (A) que integraban el Comité Local de la

Pequeña Propiedad y la tibia presencia del Estado en la organización del cultivo del aguacate.11

En relación al papel de las asociaciones debemos señalar que hacia 1980 en Michoacán existían 14 asociaciones registradas oficialmente ante la s a r h . Sin embargo, durante varios años la mayoría de estas aso­ciaciones no estableció una correspondencia frecuente con la propia Secretaría ni con la Delegación General de Obras Públicas, encargada de otorgar los permisos para la utilización del riego.

Esta irregularidad se manifestó en la ausencia de actas de asam­bleas, cambios de comités, movimientos de socios, registros de uso de la tenencia de la tierra, superficies de cultivo y de riego.

Inclusive, en algunos expedientes de las asociaciones no consta que hubieran celebrado asambleas desde la fecha de constitución. La rota­ción de socios también permanece estática. En la mayoría de las cifras manejadas por la s a r h con relación a las asociaciones, permanece el mismo número de miembros, sin constar el ingreso o la salida de estos. Hacia 1992 quedaban oficialmente reconocidas 12 asociaciones agríco­las locales.

La ausencia de información confiable sobre la superficie de planta­ción y de produccción y la falta de control por parte de las agencias gubernamentales provocaron que hasta 1987 s a r h - inifap estableciera los criterios que normarían los límites de la región aguacatera en Michoacán.

El imperio de la ley del más fuerte

Parte importante en el desarrollo de los programas de c o n a f r u t fue la participación de Banrural, que en Michoacán otorgó créditos refaccio­narios desde el período 1969-1970. Hacia 1973 se desarrolló un pro­grama para las sociedades comunales y las sociedades locales de crédi­to agrícola en Uruapan, Tancítaro, Peribán, Los Reyes y la Cañada de los Once Pueblos (Informe de Gobierno 1972: 93). Estos créditos en varios casos fueron acaparados por los empresarios aguacateros que dirigían las asociaciones.

A pesar de ello, los empresarios que no estaban conformes con la manera de operar de las asociaciones agrícolas en el control de la pro­

ducción de aguacate y en los sistemas de crédito los indujo a proponer la reestructuración de las mismas asociaciones.

En agosto de 1978 durante la primera asamblea de la Unión Regio­nal Agrícola del Estado de Michoacán de Productores de Aguacate y Frutales ( u r a e m p a f ) 12 en Uruapan, el secretario de la s a r h tomó la pro­testa del comité directivo.

En el mismo acto el recién nombrado presidente de esta Unión (pre­sidente de la asociación local de Peribán) presentó una ponencia en la cual hablaba de un conjunto de problemas del cultivo del aguacate que impedían el desarrollo de este cultivo en el estado (El Cruzado, 5 y 6 de agosto de 1978). El planteamiento giraba en tomo al atraso tecnoló­gico, la ausencia de una normatividad en el uso de biocidas, la escasez de agua para riego, el encarecimiento de créditos y el robo de aguacate.

La propuesta del presidente de la u r p a e m para resolver estos pro­blemas se dividía en dos aspectos: en el tecnológico consideraba el establecimiento de un proyecto de asistencia técnica, la realización de estudios geohidrológicos y el establecimiento de sistemas de pequeña y mediana irrigación. Por otra parte, consideraba la necesidad de modifi­car la ley de crédito rural que otorgaba a las asociaciones agrícolas la calidad de sujetos de crédito (ibid). También proponía que las asocia­ciones agrícolas de productores de aguacate debían contar con control de maquinaria, equipo e insumos mediante el otorgamiento de créditos blandos (ibid).

La propuesta realizada en esta reunión fue retomada y reformulada ocho años más tarde. Hacia mediados de 1986 durante el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, el subsecretario de Fomento Rural y empresa­rios dirigentes de las asociaciones locales, cooperativas se reunieron para hablar de la creación de un Anteproyecto de Ley de Asociaciones Agrícolas de Productores de Aguacate.

En esta ocasión, se abordó el problema desde otra perspectiva: a) reorganizar la producción del cultivo, b) establecer una administración equilibrada de los recursos, c) reglamentar la comercialización y c) dar impulso a la industrialización y exportación del aguacate michoacano a países integrantes de la Comunidad Económica Europea.13

Esta propuesta quedaría sustentada en la creación de una nueva figura asociativa que sustituyera a la Ley Federal de Asociaciones Agrícolas, que no incluía la obligatoriedad de asociación para los pro­

ductores agrícolas ni de acatar las disposiciones de la propia ley, de su reglamento, de los estatutos de las mismas asociaciones locales, ni de los acuerdos de sus asambleas.

La postura del grupo de (A) ante esta iniciativa fue en un principio conservadora en cuanto a la creación de un nuevo instrumento que gobernara sus actividades, pero rápidamente pasaron a la ofensiva.

Las primeras reuniones se realizaron en comidas privadas y giraron básicamente en relación al problema que planteaba la expansión incon­tenible del cultivo, el deterioro de los recursos y la falta de regulación en la producción (controles fitosanitarios en viveros y huertas), la co­mercialización, (como era uniformar la selección y el empaque, fijar normas de calidad obligatorias), que según los involucrados, consti­tuían los principales factores en la crisis del aguacate.

En las discusiones de la ley, los ejecutivos de empresas y de las aso­ciaciones locales que representaban las distintas regiones, evidenciaron que el primer impedimento legal para lograr acuerdos generales para to­mar una iniciativa conjunta era la negativa de los empresarios que tenían viejos intereses en las asociaciones y en la comercialización del fruto.

En síntesis, el punto principal de confrontación en la ley, era el des­acuerdo de que el gobierno del estado gobernara las asociaciones y las uniones a partir de reglamentaciones, programas y normas para el esta­blecimiento de viveros de aguacate, la apertura de nuevas áreas de cul­tivo de esta drupa, el cobro de un impuesto y la creación de un “Instituto Michoacano del Aguacate”, organismo que quedaría a cargo del Estado.

Los empresarios aguacateros que se oponían a este anteproyecto de ley del grupo de (A) proponían que fuera una Unión de Aguacateros del Estado la que gobernara a los aguacateros (cuya sede sería Uruapan) y que el Gobierno sólo debería cumplir un papel complementario en la toma de decisiones. Los empresarios opositores dejaron en claro su postura:

Rechazamos por mayoría un sinnúmero de artículos e incisos del Ante­proyecto de ley, que nos ha sido presentado; por lo que no tiene ningún caso discutir algún punto de enmienda en su proyecto, ya que para noso­tros es totalmente inaceptable, en virtud de que es atentativa y viola la ley de asociación y libre empresa así como también la ley del libre comercio [. . .] ( a a l p a r u ) (circular No. 1:12 de junio de 1986).

En las reformulaciones realizadas al anteproyecto en 1987, 1988 y 1990, el asunto se centró casi completamente en la comercialización, lo que reflejó que los intereses de los empacadores eran los que realmen­te estaban en juego. Pero por otra parte, fueron apareciendo indicios de que los empresarios estaban aprovechando potencialmente la ley para el desarrollo de nuevas estrategias encaminadas al control monopólico de la producción de aguacate y a la intervención directa en el desarrollo de proyectos emprendidos por el Estado, como la realización de obras de infraestructura carretera, obras hidráulicas y de electrificación y otras que entroncaban con los programas de las campañas políticas del gobierno y el control del mismo ayuntamiento.14 Es decir, los dirigentes de la u pa e r m crearon las condiciones para convertir a la Unión en una base corporativa de poder y el anteproyecto de ley en uno de los prin­cipales instrumentos estratégicos en el juego planteado por el Estado.

Las acciones emprendidas por el grupo de (A) ligada al p r i , que en un principio se negaba a discutir el anteproyecto, lo incorporó como parte de su proyecto de poder en la campaña electoral municipal en 1990 y posteriormente en la gubernamental de 1992.

El desplazamiento de las estrategias empresariales: de lo local a lo regional y de lo regional a lo local

La participación de los empresarios en el escenario electoral de Mi­choacán, se gesta en un momento de transición política del estado. Los vaivenes económicos de la agricultura aguacatera, como hemos visto, trajeron consigo una toma de posiciones que se fijó en el reajuste de sus estrategias.

A partir de 1988 los empresarios aguacateros comenzaron a mez­clar su vida pública con la privada. La primera acción pública conjun­ta de los empresarios aguacateros tuvo lugar con el asesinato de un miembro de la a l p a u , cuya propiedad fue invadida. El empresariado uruapense decidió organizarse y realizar una marcha desde el Paseo Lázaro Cárdenas para exigir al gobierno solución al caso y garantías de orden y paz social.

Durante las elecciones municipales de Uruapan en 1989, las extra­ordinarias en 1990 y las elecciones para gobernador de 1992, el grupo

de poder de los aguacateros que hemos tratado en este trabajo lograron cohesionarse en una coalición con otros grupos pertenecientes a la inciativa privada, local y estatal.

Luis Alfonso Ramírez apunta que a diferencia de lo que se pensa­ba por parte de los estudiosos que señalan que las coaliciones des­aparecen cuando alcanzan las metas para las que fueron contituidas, o que se convierten en organismos corporativos (Davies, 1986: 166-194 citado por Ramírez, 1993:18), el resultado de su investigación de­mostró que las coaliciones pueden permanecer de manera latente, aun­que los conjuntos de acción que son su expresión dinámica entran en receso.

En las elecciones municipales de 1989 Idrix15 (integrante del grupo de [A]) que ocupaba la presidencia del Comité de Participación Ciudadana fue lanzado como candidato del pri para ocupar el cargo de Presidente Municipal y algunos miembros de la a l pa u se adhirieron como equipo de su campaña.

Su nombramiento como candidato, según me contó, fue porque se lo habían solicitado primero, el gobernador del estado y después el pre­sidente del pri Luis Donaldo Colosio.

En diciembre de 1989 la Comisión Federal Electoral había declara­do el triunfo del empresario aguacatero; pero este fue impugnado por el pr d y el pa n declarándose nulas las elecciones.16 Para las elecciones extraordinarias, Idrix declinó su postulación como candidato a la presi­dencia porque, según dijo, “recibí amenazas y me hice de muchos ene­migos, además de que descuidé mis empresas”. Sin embargo, aceptó su postulación como síndico primero en las elecciones extraordinarias.

Al calor de las elecciones, el empresario aguacatero fue galardona­do como “Ejecutivo Distinguido de 1989” por una asociación local de ejecutivos de empresas antes de celebrarse las elecciones municipales. Esta distinción significó el respaldo de una fracción de la iniciativa pri­vada al candidato a síndico y al mismo tiempo sirvió para proporcio­narle una imagen pública como empresario-ejecutivo.

En las elecciones gubernamentales de 1992 el grupo de empresarios aguacateros se cohesionó con la iniciativa privada de Uruapan, median­te dos referentes: en el nivel local la punta de lanza fue una Asociación Civil de socios numerarios que destacamos cuando nos referimos a la red de (A) y (B).

Desde la a . c . los empresarios generaron recursos y estrategias de movilización. Los integrantes de ésta son dirigentes de c a n a c i n t r a ,

c a n a c o , Comité de Participación Ciudadana, u r p a e m , a a l p a u y diver­sas asociaciones.

Aunque la mayor parte de los miembros de esta asociación civil mantuvieron el apoyo a las candidaturas del pri durante las acciones electorales, la vida cotidiana al interior de la asociación se vio alterada sensiblemente en sus asambleas y rituales.

Las reuniones que semanalmente se realizaban para los asuntos propios de la asociación dejaron lugar a la estrategia política de los miembros que participaron activamente en apoyo al candidato del pri a gobernador del estado.

En el nivel regional los empresarios uruapenses colaboraron acti­vamente en la campaña de Eduardo Villaseñor a través de la Coordina­dora de Cámaras y Asociaciones del Estado de Michoacán, que funcio­nó como “caballo de Troya”.

El discurso político de este grupo se basó en emprender acciones en contra de la violencia electoral supuestamente provocada por la oposi­ción, principalmente del p r d . La primera acción fue aliarse con los ministros oficiales de la Iglesia Católica.

En coincidencia con la campaña del candidato a gobernador del pri

en Michoacán, durante la primera semana de abril, un grupo de empre­sarios michoacanos (entre los que se contaba con Idrix y otros integran­tes de la a . c.) hizo una visita a Los Pinos con el objetivo de solicitar la intervención de Salinas para gestionar la visita del Papa Juan Pablo n que tendría lugar en octubre del mismo año.17

Otro acto de movilización de los empresarios fue la constitución de un Comité para la Defensa de la Estabilidad y la Paz Social (La Voz de Michoacán, 27 de junio de 1992) entre los que se integraron miembros de la a . c. y otros empresarios aguacateros de Uruapan.

Después de las elecciones celebradas el 12 de julio y habiéndose declarado el triunfo de Eduardo Villaseñor como candidato electo, las acciones de los empresarios tomaron mayor fuerza.

Como los militantes del p r d realizaron dos plantones: uno, frente al Palacio de Gobierno en Morelia y otro, frente a la legislatura del esta­do durante más de dos meses, los empresarios manifestaron abierta­mente su posición:

1. Apoyaron a Eduardo Villaseñor como gobernador electo duran­te el tiempo que permaneció en el poder.

2. A través de l e je r c ic io y contro l d e lo s m e d io s d e c o m u n ic a c ió n

in s is t ie ro n en e l d e sa lo jo de los p la n to n es del p r d p o r c o n s id e r a r lo i le ­

ga l y q u e a fe c ta b a la e c o n o m ía de l e sta d o .

3. Realizaron un paro parcial de actividades en Morelia y en varios municipios del estado. En la capital realizaron una marcha-mitin.

A nivel local, en Uruapan, los empresarios y comerciantes apoya­ron este paro, aunque con una respuesta mínima por parte de la socie­dad civil.

El proyecto económico de los empresarios se convirtió en una uni­dad de negociación que tuvo gran peso en la campaña del candidato a gobernador. Esto se reflejó en las promesas de Villaseñor, de destinar recursos a los proyectos regionales de los empresarios uruapenses y gestionar obras de beneficio empresarial (como concesiones sobre re­cursos y la construcción de un parque industrial, entre otros proyectos). A pesar de la derrota electoral de Villaseñor los empresarios demostra­ron su capacidad para movilizar sus bases y obtener prerrogativas del Estado, que les permitirá seguir contando con cuotas de influencia.

Conclusiones

La dinámica de este empresariado, en un período relativamente corto, habla de que los cambios sociales ocurridos en la región de Uruapan obedecen en gran medida a la interacción ejercida por parte de distin­tos actores sociales.

Aunque en una etapa inicial el Estado creó las condiciones para el desarrollo regional de la agricultura comercial, han sido los empresa­rios quienes a través de múltiples relaciones complejas han logrado definir un proyecto basado en la modernización de la agricultura regio­nal, pero sobre la base de estructuras de tipo caciquil, como vimos en los casos de A y B y de Idrix.

La acción de los empresarios uruapenses no puede ser vista sola­mente a partir de un proyecto sino también de las estrategias seguidas por ellos o negociadas con el Estado.

En el caso del anteproyecto de ley la posición del Estado fue ceder la inciativa a los empresarios para que organizaran la producción y la comercialización del aguacate. El desacuerdo entre estos dos actores, hizo evidente la posición corporativa de los empresarios y el interés del Estado por influir directamente sobre ellos a partir de un plano jurídico.

La trascendencia del nivel local al regional es lograda por los em­presarios a partir de la creación de un campo de acción empresarial, del flujo de capital y recursos hacia las regiones aguacateras, del acceso a los recursos mediante las relaciones personales o el cambio de roles como se ejemplificó con el caso de f a s s a quien abrió este cauce.

En la acción política, los acuerdos negociados entre los empresa­rios y el Estado se establecen en un escenario distinto. Las alianzas se centran en el marco de un proceso de cambio político regional y nacio­nal, pues la situación electoral de Uruapan en 1990 tuvo como antece­dentes la derrota electoral del pri en 1988 y en 1989 la pérdida de 56 de los 113 municipios del estado ganados por la oposición durante las elecciones de alcaldes municipales. De esta manera, la movilización de los empresarios encuentra una coyuntura política en Uruapan durante 1990. En 1992 aparece una nueva estrategia empleada por este actor que se fundamenta en la creación de una coalición de organismos em­presariales ( c c a e m ) que tuvo como principal objetivo agrupar regional­mente a los empresarios. Esta estrategia llevó a los empresarios a reba­sar por primera vez en su historia la dimensión de un proceso político local, colocándolos inclusive dentro de un proceso nacional.

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Notas

1. Por ejemplo, en la mesa redonda Intermediación Social y Procesos Políti­cos en Michoacán, coordinado por Jesús Tapia Santamaría, algunas po­nencias suscitaron cierta polémica porque en determinados estudios de caso aparecían caciques que establecían nexos con otras regiones o que habían logrado insertarse en procesos agrícolas modernos. Para este caso, Xóchitl Ley va, inclusive utilizó el término “neocacique” (146-147 y 155- 197). En la ponencia de Tapia, Paoli señaló que los grupos estudiados por aquel autor, entraban “en un terreno distinto de complejidad” que rebasa­ba la discusión de la mesa que se centraba sobre los caciques o interme­diarios. Paoli opinaba que los grupos estudiados por Tapia eran un tipo de “empresarios modernos” con elementos culturales tradicionales, pero en pleno ejercicio de la empresa moderna (1992: 427).

2. Sobre este tema veáse a Edmundo Jacobo, Matilde Luna y Ricardo Tirado (compiladores), Empresarios de México. Universidad de Guadalajara (1989). También la compilación de Ricardo Pozas y Matilde Luna, Las empresas y los empresarios en el México contemporáneo, Enlace- Grijalbo, 1989.

3. Las variedades de aguacate experimentados en Uruapan además del Hass fueron principalmente los tipos Fuertte, Bacon, Zutano, San Miguel, Cho- quete, Booth 7, Booth 8, Lula y Rincón (entrevista con Rafael Gallegos).

4. Hasta la aparición del Hass como monocultivo, el aguacate criollo se cul­tivaba en huertos familiares y solares de traspatio. Esta especie frutal for­maba parte de la economía doméstica. En estas huertas, que comúnmente se situaban en los barrios indígenas, existían entre ocho y quince frutales diferentes, algunas hortalizas, yerbas de olor, plantas medicinales, cría de puercos y aves de corral destinados también al complemento de la econo­mía familiar. En términos generales se producía una abundante, perma­nente y variada dieta de minerales, vitaminas y proteínas. Otro comple­mento monetario, además del aguacate criollo, se basaba en el cultivo del café, el plátano y otros frutos (Hernández y Mora, 1993: 2).

5. Las primeras asociaciones formadas durante este período fueron las de Peribán (1967 y otra en 1968) Uruapan (1968) Tacámbaro (1968) Apo, municipio de Tancítaro (1968) Ziracuaretiro (1971) San Felipe de los Alzati, municipio de Ziracuaretiro, Ario de Rosales (1974), Tingüindín, 1974) ( s a r h , 1992).

6. Las regiones que delimitaron la “franja aguacatera” así denominada por s a r h - in if a p fueron Uruapan, Peribán, Tacámbaro, Zitácuaro, Tingüindín y

Chilchota ( s a r h - in if a p , 1988).7. Estas dependencias realizaron programas de difusión del aguacate Hass

mediante el obsequio de plántulas que tuvo como objetivo introducir el frutal en ejidos y comunidades (La Voz de Michoacán, 16 de enero de 1970, 19 de febrero de 1970 y 28 de abril de 1970).

Por otro lado, el aguacate pasó a ocupar uno de los primeros lugares junto con otros 11 frutales en el programa de desarrollo frutícola promo­vido por la Comisión Nacional de Fruticultura (Comisión Nacional de Fruticultura, Secretaría de Agricultura y Ganadería, Memoria de Actividades, 1973: 5).

8. Entre 1970 y 1988 la superficie cosechada en Michoacán pasó de 19.111 a 88.518 hectáreas (Coordinación General de Abasto, et al., 1991).

9. Se trata de un grupo representado en Uruapan por dos ingenieros especia­listas en bosques egresados de la Escuela de Agricultura de Chapingo quienes habían realizado la mayor parte de su carrera profesional en la Compañía Forestal Michoacana de Occidente, una empresa de capital pri­vado cuya área de influencia geográfica era la sierra de Coalcomán y Arteaga, aunque su sede se localizaba en Uruapan.

Hacia fines de los sesenta, ellos formaban parte colateral de la red del grupo Atlacomulco, cuya conexión principal era el director de la empresa

estatal Guanos y Fertilizantes de México. Nos referimos al ex gobernador del Estado de México, Salvador Sánchez Colín, quien durante el período presidencial de Miguel Alemán Valdez había estado al mando de la Dirección General de Agricultura. Posteriormente, en el período 1951- 1957 ocupa la gubematura del Estado de México. Durante el gobierno de Luis Echeverría, Salvador Sánchez Colín asume la Dirección general de la Comisión de Fruticultura ( c o n a f r u t ) perteneciente a la s a g .

Su interés en el aguacate data desde fines de los años cuarenta cuan­do entra en relación con agentes de la California Avocado Society. Poste­riormente a principios de los cincuenta se convierte en empresario agua­catero con el establecimiento de huertas de este frutal en Ixtapan de la Sal (Martínez, 1986).

Como director de c o n a f r u t , Sánchez Colín procede a elaborar el pri­mer plan nacional de desarrollo frutícola e inclusive selecciona como logotipo de la misma dependencia un aguacate. Paralelo a este plan, Sán­chez Colín diseña el proyecto de f a s s a y se lo propone de manera perso­nal a miembros del grupo Atlacomulco, quienes aceptan la propuesta de adquirir predios para la plantación del fruto. Los ejecutores de este plan serán los ingenieros antes referidos, quienes se encargarían de formar los Consejos Directivos de la empresa, según las regiones donde se localiza­ban las huertas de aguacate (entrevistas: Rito Mendoza Medina y Ramón Martínez Barrera, Memorias de la c o g a d e m , 1980, y boletín de la s a g ,

Dirección de Sanidad Vegetal, 1976).10. Entre 1975 y 1985 la oferta del fruto se incrementó en un 600%. Este cre­

cimiento de la superficie de plantación fue motivado en gran medida por el aumento progresivo en la producción de las huertas jóvenes con respec­to de las huertas adultas (Paz, 1991:95).

11. Inicialmente, el Estado no estableció ninguna estrategia para el desarrollo del cultivo, sino que comenzó a brindar apoyo (crediticio y de asesoría téc­nica) hasta que se apreciaron los resultados de la producción de las prime­ras huertas-plantaciones.

Este apoyo comienza a darse a partir de 1970 cuando el gobierno del estado impulsó el desarrollo de parcelas escolares (La Voz de Michoacán, 16 de enero de 1970:1), en 1973 se establece de manera oficial un centro de capacitación frutícola perteneciente a c o n a f r u t . Por otro lado, el go­bierno federal también realizó programas de difusión entre los ejidatarios. Sin embargo, la presencia de ejidatarios y comuneros como productores de aguacate no adquiere una relevancia regional, debido a las escasas super­ficies de cultivo en relación con las controladas por los empresarios y al menor rendimiento obtenido por hectárea.

12. Esta Unión se fundó en 1973 y se integró con 11 asociaciones locales de productores de aguacate de los municipios de Uruapan, Taretan, Tacám- baro, Ziracuaretiro, Peribán, San Francisco Peribán, Ario de Rosales, Zitácuaro, Tingüindín, Tarecuato y Apo.

Posteriormente la u r a e m p a f cambió su nombre a la Unión Regional de Productores de Aguacate del Estado de Michoacán ( u r p a e m ). Hasta 1990 la Unión se integraba con 14 asociaciones locales, cinco cooperati­vas, una unión de productores exportadores de aguacate y una asociación rural de interés colectivo.

13. La necesidad de exportar aguacate hacia Europa se debió a la imposibili­dad de comercializarlo libremente en los estados de la Unión Americana. Esta barrera tiene como base las sanciones fitosanitarias impuestas en 1914 y 1934 en las que se declaró la plaga del barrenador de la semilla (Conotraleus persea y conotraleus aguacatea) del aguacate mexicano. Sin embargo, los estudios realizados por investigadores mexicanos demostra­ron que esta plaga no representaba un riesgo para las huertas norteameri­canas, la medida, por el contrario, obedece a las prácticas proteccionistas promovidas por la u s d a , que inclusive han sido reconocidas por el g a t t

como de caracter no arancelario (Wright citado por Paz, 1991: 118).14. Durante el mes de mayo de 1990 el anteproyecto de ley para la regulari-

zación y comercialización del aguacate fue enviada al Congreso del esta­do por la u r p a e m . Después de ser analizada por los diputados, estos deci­dieron realizar un viaje de inspección a las huertas y empaques para cono­cer la infraestructura existente en Uruapan (La Voz de Michoacán, 26 de mayo de 1990). Casi un mes después, el curso de una iniciativa de ley no pareció fructificar positivamente para los empresarios. Ante ello, el presi­dente de la u r p a e m junto con el presidente de la Asociación Local de Pro­ductores de Aguacate de Uruapan, que a su vez fungía como regidor de asuntos Agropecuarios del ayuntamiento, el presidente de la Asociación de Empacadores y Exportadores de Aguacate Mexicano ( a s e e a m ) y el presidente municipal interino (que un año antes había ocupado el cargo de coordinador del programa p r o n a s o l ); todos ellos miembros de la red de (A) realizaron una rueda de prensa con el fin de “buscar soluciones para la comercialización de aguacate”. En esta reunión, nuevamente el presi­dente de la u r p a e m señaló que era

urgente que se legisle sobre una ley frutfcola que enmarque jurídicamente a

quienes poseen plantaciones de frutales y se trabaje en investigación [...] y

obligue a los poseedores de plantaciones de frutales a observar las indicacio­

nes fitosanitarias y con ello se eviten problemas de plagas y enfermedades.

además de que se deberá aportar un porcentaje de la producción para realizar

investigación científica (La Voz de Michoacán, Morelia, 23 de junio de 1990).

Por las mismas fechas, después de haberse efectuado las elecciones extraordinarias para la presidencia municipal de Uruapan y habiéndose declarado oficialmente el triunfo del p r i , se llevó a cabo una reunión entre el candidato electo y el síndico (un importante empacadór de aguacate, miembro de la red de (A) al que denominaremos Idrix) con los aguacate­ros de este municipio para escuchar sus peticiones y recibir el apoyo otor­gado por un grupo de estos durante su campaña. En dicha reunión el pre­sidente de la u r p a e m , expuso que “era preciso elaborar el marco legal que regulara la producción y exportación del aguacate y al mismo tiempo tener el apoyo indispensable de los tres niveles de gobierno, además de mejorar y fortalecer la unión de las diferentes asociaciones de aguacateros de la entidad”. El candidato priísta expresó en la misma reunión que el presi­dente de la u r p a e m era “la persona más capacitada para dirigir los desti­nos del municipio, tanto por su arraigo en la localidad, como por su bien cimentada preparación profesional y por su honestidad, que nunca ha esta­do en tela de juicio” (La Opinión de Michoacán, Uruapan, 7 de junio de 1990).

15. La personalidad de Idrix es muy controvertida para los hombres de nego­cios de la región, debido en parte a sus orígenes populares. En su niñez se empleó como lustrabotas, voceador, peluquero, sastre y en otros oficios. Más tarde, trabajó con sus hermanos en un aserradero. Con el tiempo, Idrix y sus hermanos se fueron relacionando con empacadores del valle de Apatzingán que les demandaban la fabricación de cajas para empaque de frutas y hortalizas. Idrix decidió marcharse para aquella región donde co­menzó a relacionarse con brokers, de los cuales adquirió el “olfato para los negocios”. Con ellos aprendió el negocio de la producción y empaque de melón, actividad en la que se mantuvo durante 12 años. Con el decaimien­to de la agricultura en la tierra caliente, Idrix retomó a Uruapan aprove­chando las facilidades que brindaba la banca para el cultivo del aguacate.

Formó una nueva sociedad con sus hermanos y adquirieron una huer­ta de aguacate criollo. El conocimiento de la tecnología utilizada en el valle de Apatzingán, su habilidad como acopiador de fruta y el manejo de relaciones en el mercado de abastos en Monterrey, le permitieron acumu­lar rápidamente capital.

En la actualidad Idrix es propietario de 20 huertas de aguacate, dos fábricas de empaque, una industria de congelados, dos fábricas de plásti­cos, una inmobiliaria y dos bodegas en Monterrey. En la a l p a u fue presi-

además de que se deberá aportar un porcentaje de la producción para realizar

investigación científica {La Voz de Michoacán, Morelia, 23 de junio de 1990).

Por las mismas fechas, después de haberse efectuado las elecciones extraordinarias para la presidencia municipal de Uruapan y habiéndose declarado oficialmente el triunfo del p r i , se llevó a cabo una reunión entre el candidato electo y el síndico (un importante empacador de aguacate, miembro de la red de (A) al que denominaremos Idrix) con los aguacate­ros de este municipio para escuchar sus peticiones y recibir el apoyo otor­gado por un grupo de estos durante su campaña. En dicha reunión el pre­sidente de la u r p a e m , expuso que “era preciso elaborar el marco legal que regulara la producción y exportación del aguacate y al mismo tiempo tener el apoyo indispensable de los tres niveles de gobierno, además de mejorar y fortalecer la unión de las diferentes asociaciones de aguacateros de la entidad”. El candidato priísta expresó en la misma reunión que el presi­dente de la u r p a e m era “la persona más capacitada para dirigir los desti­nos del municipio, tanto por su arraigo en la localidad, como por su bien cimentada preparación profesional y por su honestidad, que nunca ha esta­do en tela de juicio” (La Opinión de Michoacán, Uruapan, 7 de junio de 1990).

15. La personalidad de Idrix es muy controvertida para los hombres de nego­cios de la región, debido en parte a sus orígenes populares. En su niñez se empleó como lustrabotas, voceador, peluquero, sastre y en otros oficios. Más tarde, trabajó con sus hermanos en un aserradero. Con el tiempo, Idrix y sus hermanos se fueron relacionando con empacadores del valle de Apatzingán que les demandaban la fabricación de cajas para empaque de frutas y hortalizas. Idrix decidió marcharse para aquella región donde co­menzó a relacionarse con brokers, de los cuales adquirió el “olfato para los negocios”. Con ellos aprendió el negocio de la producción y empaque de melón, actividad en la que se mantuvo durante 12 años. Con el decaimien­to de la agricultura en la tierra caliente, Idrix retomó a Uruapan aprove­chando las facilidades que brindaba la banca para el cultivo del aguacate.

Formó una nueva sociedad con sus hermanos y adquirieron una huer­ta de aguacate criollo. El conocimiento de la tecnología utilizada en el valle de Apatzingán, su habilidad como acopiador de fruta y el manejo de relaciones en el mercado de abastos en Monterrey, le permitieron acumu­lar rápidamente capital.

En la actualidad Idrix es propietario de 20 huertas de aguacate, dos fábricas de empaque, una industria de congelados, dos fábricas de plásti­cos, una inmobiliaria y dos bodegas en Monterrey. En la a l p a u fue presi­

dente en el período 1970-1972 y vocal durante 1980-1982, 1984-1985 y 1988-1992. Fideicomitente del proyecto del parque industrial en 1988. Hasta 1990 estuvo considerado como el principal productor de aguacate en Michoacán.

16. El p a n reconoció el triunfo del p r d en las elecciones cuyos militantes tomaron la presidencia municipal en repudio a lo que calificaron como fraude. Días más tarde, el Congreso local declaró anuladas las elecciones por considerarlo indispensable “para la tranquilidad del municipio” y nombró un alcalde interino (que fungía como coordinador municipal de p r o n a s o l y que pertence a la red de relaciones de los empresarios agua­cateros) que se pensó iba a cumplir todo el trienio, ya que el entonces pre­sidente de la Comision Estatal Electoral y al mismo tiempo secretario de gobierno, declaró que no se llevarían a cabo las elecciones porque no exis­tían las condiciones de paz necesarias. Sin embargo, el candidato del p r d ,

después de realizar una marcha desde Uruapan a la Ciudad de México, le solicitó al secretario de Gobernación Femando Gutiérrez Barrios, que fuera intermediario ante el gobierno de Michoacán para que pudieran rea­lizarse nuevas elecciones, las cuales se efectuaron en la primera semana de junio (La Jomada, 3 al 31 de mayo de 1990 e información recabada duran­te el trabajo de campo en la misma fecha).

17. Según expresaron los empresarios a la prensa, la visita traería beneficios muy importantes al estado pues atribuían que “al activismo que partidos de oposición han generado en la entidad, Michoacán se ha quedado al mar­gen de beneficios y avances?’, (La Jomada, 2, 8 y 10 de abril de 1992).