Escondrijos del alma poemas astures libro 2
-
Upload
elvira-sierra -
Category
Documents
-
view
231 -
download
1
description
Transcript of Escondrijos del alma poemas astures libro 2
Escondrijos del alma
Poemas astures. Libro II
Elvira Sierra
“Nada sucede a menos que primero sea un sueño.”
Carl Sandburg
¡Cómo duele!
Cómo duele el amor, cómo duele la herida
que sin piedad me atravesó de parte a parte.
Cómo duele la ausencia, cómo duele el vacío
de alargar mi mano y no encontrarte.
Cómo duele el olvido, cómo duele olvidarte,
no pronunciar tu nombre, no nombrarte.
¡Cómo dueles amor, cómo me dueles…!
Cautiva
Una herida mortal sin arma blanca
como flecha mi pecho atravesaba
y al caer en mi mente resonaba
cruel falacia que a la verdad desbanca.
Fue horrible recibir la puñalada
de ese rayo traidor que me cautiva.
Hoy me siento morir aunque esté viva
y mañana, quizás enamorada.
Sonreiré a la vida positiva,
despertaré de nuevo ilusionada;
olvidaré la pena destructiva…
No te extraño
No te extraño amor,
porque aún te encuentro
cada noche acostado en mi almohada.
No te extraño amor,
en la mañana,
fiel, acompañas a mi alma enamorada.
No te extraño amor,
te llevo dentro,
en mi vientre aún siento el avispero
que sembró tu aguijón en su partida.
No te extraño amor,
y no te tengo…
Me guardé tu sonrisa,
una lágrima escondida
y un botón de tu camisa…
Herida
Esta herida mortal cerrará pronto;
con hilo de esperanza hice sutura.
Mañana vestiré nueva armadura
que preserve del riesgo si lo afronto.
¡No amaré corazón!, raudo te aconto,
pienso al sentir la amarga hiel de la agrura.
Era un amor profundo, no aventura;
por arduo que parezca, lo remonto.
La caricia duró menos que el llanto;
se quebró el corazón en mil pedazos
que trajeron a mi alma el desencanto.
Al final se soltaron nuestros lazos
tejidos con la seda del encanto.
¡Qué lejanos me quedan ya tus brazos!
Deja de llorar
Deja ya de llorar como una niña
que a tu edad no tendrás quién te consuele.
Sufrir el desamor ¡cuánto nos duele!
cuando tu sentimiento descariña.
Amarga lágrima el dolor aliña,
que boga entre suspiros; aunque suele
en conjunto causar que se recele
y hacer que el corazón luto destiña.
Sécate el llanto, olvida lo vivido
y borra de tu mente aquel momento.
No era amor, y no fue correspondido.
Y si se te escapara algún lamento,
confiesa sin rubor que no has querido...
que fue placer solaz, sin fundamento.
Malvado tormento
Negros celos visitan mi almohada
y malvados motivan mi tormento,
apagando la dicha del momento
en que yo te pensaba ilusionada.
Se mofan de la pobre enamorada,
de su enorme crueldad hacen ostento.
No se apiadan del cálido lamento
que escapa de mi boca trastornada.
Entre dudas y miedos devaneo,
navegando en el mar de la agonía
que me aleja de ti sin titubeo.
Es amarga esta larga travesía
que no ofrece un segundo de recreo
dando fuerza al amor que ama y porfía.
Achares
Una hoguera de celos me consume,
avivada con leños de amargura.
¡Qué utopía, olvidar tal desventura
cuando vivo aspirando su perfume!
Está herido el corazón y no asume
que la pira se atiza con ternura,
se calcinan los sueños, la dulzura
y evitan que el dolor calme o se esfume.
Al final, ni una lágrima derramo,
consigo mantenerme equilibrada
opacando el silencio a mi reclamo.
Me vacío al sentirme traicionada;
por encima de achares, aún te amo.
Recelosa sí, ¡pero enamorada!
Alameda de adiós
Alameda de adiós, hoy te paseo
sin encontrar la calle del olvido
y transito a menudo el recorrido
no logrando calmar a mi deseo.
No quisiera escuchar a ese zureo
que me envuelve y me priva de sentido,
me condena, me abraza a lo querido…
¡ni veo el fin, ni en la esperanza creo!
Hoy me siento a pensar en el futuro
y el pasado se asoma caprichoso
saludando, sintiéndose seguro.
Yo, le despido en tono cariñoso
recordando que espero al amor puro…
apasionado, dulce, ¡delicioso!
¡Quiero amor...!
Me dormía embriagada de tu amor
con música de Mozart en el viento
y en tu voz un poema o algún cuento
rendían al instante mi pudor.
Noche a noche escuchaba a mi cantor,
al contarlas pasaban de algún ciento,
mas un día al volar de un pensamiento
sin querer, cometió tremendo error…
Se quedó el corazón hecho pedazos.
El honor y el orgullo medio presos
no consiguen librarse de esos lazos.
No quiero el beso que besa otros besos,
ni brazos que regalen sus abrazos.
¡Quiero amor, no secretos inconfesos!
La Soledad
La soledad volvió a verme de nuevo;
hoy venía cargada de añoranza,
riendo, se disculpó por su tardanza,
prometiendo seguirme hasta el mismo evo.
Resignada en mis manos ya te llevo,
tu regreso acabó con mi esperanza…
relevó la tristeza a la romanza,
al pensarlo yo misma me conmuevo.
Recordar que no tengo compañía,
que tu sonrisa está ya muy lejana…
recordar que incautaste mi alegría.
Olvidar que ese amor fue filigrana,
que en tu abrazo acunada me dormía.
Olvidar que te amé cada mañana.
Despertar de un sueño
No puedo controlar el pensamiento
terrible, que de forma incontrolada
me galopa, me tiene desvelada
y llena el corazón de abatimiento.
No quisiera sentir esto que siento,
mas sospecho que estoy bien atrapada,
bien sujeta por hilo que degrada,
me dirige y controla el sentimiento.
Eternas son las noches sin el sueño
que se unen y confunden con los días…
se adueñan de mi amor y de mi empeño.
¡Inútil ignorar alevosías!
Despierto sin piedad del sueño isleño
que llenaba mi vida de armonías.
Llorarás…
Puñalada mortal fue tu despiste
que me hirió de una forma desmedida.
Llorarás por tu error toda la vida
al comprender el daño que me hiciste.
Casualmente el secreto descubriste,
no hay duelo que guardar en la partida,
curarán aires nuevos esta herida...
no quiero ni pensar si me quisiste.
Sin saber el que tú ya me olvidabas
y el cariño por ti desmerecías,
aprendí a navegar en aguas bravas.
Yo creía entender que me querías,
sin cesar repetías que me amabas.
Amargo fue aceptar cuanto mentías.
Llorarás por mi amor toda la vida,
no te amarán jamás como yo te amo...
con entrega total, ¡enfebrecida!
oo0oo
Noches sin luna
Vuelven los largos días sin noche,
noches en las que el día no amanece,
la luna no alumbra y el sol no brilla.
Vuelve el vacío y el silencio,
silencios que me ensordecen la mente,
mi alma no canta, el piano no suena,
hasta el violín chirría…
Un nuevo luto visita mi casa
y anida en el hueco de mi almohada;
me vestiré de blanco, perfumaré mi pelo
y lo llenaré de flores…
nadie notará que conduzco mi cortejo,
¡nadie olerá a muerto…!
Me abandonarás un día cualquiera
Me abandonarás un día cualquiera
y caerá la noche del olvido
opacando en mi mente lo vivido
cuando al fin se termine la quimera.
Tener tu amor por siempre yo quisiera
y agradecer su regalo a Cupido
cambiando por sonrisa el alarido.
¡Tú me abandonarás aunque no quiera!
Cada ausencia se torna un desafío,
volver a ser la amante sugestiva,
mas, no puedo llenar mi gran vacío.
Estoy presa de condena afectiva
porque sé que ya nunca serás mío…
¡se abrasa el corazón en carne viva!
...Y se me va la vida
…y se me va la vida sin vivirla,
tras tu aroma y tu pelo, tras tu risa,
tras tus ojos… ¡asida a tu camisa!
…y se me va la vida sin vivirla.
…y se me va la vida sin sentirla.
Quiero domar la noche, oler la brisa,
quiero al fin disfrutar de tu sonrisa…
…y se me va la vida sin sentirla.
Quiero amarte, mi amor, de tal manera
que aflore el corazón de su letargo.
Seducirte, amorosa y zalamera.
El camino restante es aún largo,
en ocasiones pienso si es quimera...
y llega a mi boca un sabor amargo.
Con mi amor te espero
Ansío tu llegada, ya impaciente.
Me harás tuya, mi amor, nos fundiremos
deleitando momentos tan supremos
que en las noches alteran el silente.
Paso el día adornando nuestro ambiente,
la alcoba perfumada en que yacemos.
Me arreglo con cuidados muy supremos…
tan solo con pensarte; inflamo ardiente.
Ilusionada, amor, alegre espero.
Soy la novia feliz, la fiel doncella
que anhela la caricia de tu acero.
Noche de luna llena, ¡siempre bella!,
presagia una señal; viene el lucero…
La magia del amor guardó su estrella.
Buenas noches, amor...
Buenas noches, amor, ya es madrugada,
en insomne vagar, mas expectante
espero tu presencia en un instante
que ilumine mi noche enamorada.
En la almohada ansío tu llegada
deseando el encuentro fascinante
que anhela el corazón, mendigo errante
y se llena de luz con tu mirada.
Cuando cierro los ojos resplandece
al reflejar los tuyos luna clara.
A tu lado mi cuerpo se estremece.
La sonrisa abandona ya mi cara.
Buenas noches, amor, pronto amanece…
¡La aurora como siempre nos separa!
Empíreo paraíso
De nuevo entre tus brazos ¡yo temblé!
olvidando el pasado y el ayer,
no esperando un mañana ni un querer
tan solo era el presente, ¡me entregué!
De nuevo amor eterno ¡te juré!
y a tu lado esperé el amanecer,
muy juntos nos sentimos renacer
sin preguntar ni cómo ni por qué.
Fue tu voz en mi oído melodía,
pasión, candor, locura, frenesí.
En mi boca el secreto y tu alegría.
Me llevaste en volandas cual hurí,
paraísos empíreos intuía...
abrazada a tu cuerpo dije: ¡sí!
Quiero ver el mar…
Yo quiero ver el mar cada mañana,
llenarme de su azul al despertar,
preciso de su aroma al respirar
traspasando el confín de mi ventana.
Yacer sobre la arena en un nirvana,
entregada al placer de contemplar
olas y estrellas, jugando en el mar.
Olvidar la rutina cotidiana...
Escuchar su variada melodía,
transformar el adagio en un vivace,
convertir la sonata en sinfonía.
Allí será al fin donde yo te abrace
trayendo a mi alma luz, dicha, alegría.
¡Espero sin tardanza el desenlace!
Este amor
Este amor que yo siento está candente.
Es presente, es pasado y es futuro,
hechizo, sortilegio, gran conjuro;
es la entrega de mi alma penitente.
Este amor que yo siento está creciente.
Es profundo, es intenso y es maduro,
es genuino, sincero, limpio y puro;
es senda prolongada y ascendente.
Este amor que yo siento tiene dueño
que me alegra las noches y los días.
¡Es el protagonista de mi sueño!
Él me envuelve en exquisitas melodías
y me arrulla con suave acento isleño
que me tiene cautiva en demasías.
Hoy te pido perdón
Perdóname amor esta desconfianza
nacida sin control y sin medida
que me aparta por siempre de tu vida
y naufraga en el mar de la esperanza.
Me aferraba a mi verdad con confianza,
segura de ganar en la partida
y al ganar me sabía ya perdida.
Era el triunfo que anula nuestra alianza.
No conviene porfiar en el encono,
es mejor apartar lo doloroso
y evitar padecer en abandono.
El amor es muy frágil, caprichoso…
hoy te pido perdón, ¡también perdono!
y digo adiós a ese amor tan sinuoso.
Estrella fugaz
Como estrella fugaz llegaste un día
iluminando al fin mi noche oscura
y olvidando algún signo de cordura
a tu lado estudié la astronomía.
Pasaba la velada en compañía
alegrando un atisbo de amargura
y aprendí del latín nomenclatura
de ese universo que aún desconocía.
Meteoro lunar que me abrió el alma
ocultando en un trozo al cruel Cupido
y al jugar al amor rompió mi calma.
El pobre corazón se quedó herido;
en soledad se cura, ora y se ensalma.
Ahora yace en brazos del olvido.
Fui una estrella fugaz entre sus brazos
que el olvido quebró en cien mil pedazos.
Buscaré consuelo
Buscaré mi consuelo en otras lunas,
quizás aquella azul no era la mía
y a pesar de ser toda mi alegría
me llenó muchas veces de infortunas.
Buscaré otros brazos en otras cunas
que me arrullen con dulce melodía,
me acompañen en las noches hasta el día...
me engañen con caricias oportunas.
Como el perro sin amo busca dueño
vagando, tan hambriento como triste;
así andará mi amor tras ese empeño.
Se vuelve el corazón cuarzo amatiste,
errante y olvidado de su sueño
duda, si en el pasado le quisiste.
Ya no quiero tu amor, ya no lo quiero…
ya no quiero tu amor, ¡pero me muero!
Asomada a la ventana
Me asomé a la ventana de la vida
confiada y bien segura en mi balcón,
me sabía y sentía protegida
cual princesa alojada en torreón.
En la noche observaba el universo
y a mi puerta llegaba algún lucero
que teniendo un discurso muy diverso
siempre era cariñoso y zalamero.
La verdad del amor me sorprendió
sin estar todavía preparada,
cuando quise saber qué sucedió,
era tarde ya, ¡estaba enamorada!
¡Ay amor, que de amor estoy herida...!
¡Ay amor, que sin ti yo estoy perdida...!
Callado desconsuelo
Se rompe el corazón en mil pedazos
cuando noto el callado desconsuelo
desarmado, como águila sin vuelo
que herido espera su fin en mis brazos.
No es sencillo soltarse de estos lazos
tejidos con un suave terciopelo
y cosidos con hilo azul del cielo
que invisible se hilvana en los abrazos.
Yo me muero de amor si tú te mueres,
me lacera escuchar ese tormento
que padeces sintiendo que me quieres.
Cuando te duele tanto el sentimiento
es mejor renunciar a los placeres…
La respuesta final la tiene el viento.
En el andén
Le vi partir y mi alma se quebraba.
Indefenso, mi amor no comprendía
que ese tren le alejaba ya sin día,
sin anunciar que pronto regresaba.
Sentada, cada noche yo esperaba
al vagón que portaba mi alegría
y al alba, esperanzada todavía,
con volver al andén me consolaba.
Preparé mil y un viajes en mi mente
y en todos me alentaba su sonrisa
tan lejana… mas, siempre tan presente.
Vuela por la estación, suave, una brisa
que me trae recuerdos del ausente.
Dulce, besa mis labios imprecisa…
Lejos de mí
Estás lejos de mí y aún te siento,
es amor que en la ausencia no se apaga,
tu recuerdo algún día trae el viento
y al pensarte mi pena no rezaga.
Cada vez que respiro estás presente;
sin embargo, hoy comprendo que te has ido.
No me puedo engañar con lo evidente
y acepto con dolor que te he perdido.
Esconderé mi llanto entre la risa
que otras voces provocan cada día;
a emprender nuevo vuelo estoy remisa.
La soledad me envuelve en compañía.
Ayer soñé que en sueños te soñaba…
la inclemente verdad me despertaba.
Allá por donde vaya
Me encontré con su voz y con su olvido
en la arena desnuda de la playa,
en las olas del mar, en la rocalla
y no en cualquier rincón indefinido.
A pesar de estar todo ya perdido,
por escuchar su voz, la mía calla.
Fiel, me persigue allá por donde vaya
y hechicera, se adueña de mi oído.
El recuerdo se esconde entre las olas,
juguetea enredado entre la espuma
y navega entonando barcarolas.
Seductor y arrogante se perfuma
en el mar con azules amapolas…
llega cruel su recuerdo hasta mi pluma.
No olvido
Yo no olvido el sonido de su risa
que provoca la mía en un instante,
cosquillea el oído, suave brisa
que renueva mi cara, mi semblante.
Yo no olvido la voz que me cautiva
y da luz a la noche más oscura
opacando el dolor y sugestiva
me seduce, me llena de ternura.
Yo no olvido la seda de su mano
que conoce mi piel en cada palmo
y con un beso cálido, pagano,
me conduce a la gloria por ensalmo.
Yo no olvido, mi amor, yo no lo olvido…
¡yo no puedo enterrar lo más querido!
No, ¡ya no te quiero!
No guardes el pañuelo todavía
que aún me quedan mil lágrimas pendientes
y si ves en mis ojos dos torrentes,
son cauces de un amor en su agonía.
Se resiste en velada rebeldía
y aunque tiene razones suficientes,
las convierte sutil en inocentes,
presentando batalla cada día.
Ya no te quiero amor, ya no te quiero,
me canso de, en silencio, repetirlo.
No te quiero amor, no, ¡ya no te quiero!
¿Por qué entonces no dejo de sentirlo?
¿Y por qué sin él en la noche muero?
Necio, mi corazón rehúye admitir
Sin saber que te quería
Te vi partir estando en mi ventana
y de tu mano se iba mi alegría
que yo ni definía en mi desgana.
Te dejé ir sin saber que te quería.
Al quedarme sin ti, bien comprendí
como era de profundo el sentimiento;
comprobé que era tarde para mí
y vivo desde entonces cruel tormento.
Pensé que no podrías olvidarme,
que no te alejarías de por vida,
que para siempre tú habrías de amarme
porque te amo de forma desmedida.
Mi corazón, herido por tu olvido,
se aferra como un náufrago caído...
Vuelve atrás
Vuelve atrás, amor mío, no abandones,
que te vas sin saber cuánto te amaba.
Vuelve atrás y vivamos las pasiones
que mi abrazo dirá lo que callaba.
No confiaste en mi amor, de mí te fuiste;
el miedo te impidió quedar conmigo.
No confiaste en mi amor y me perdiste,
quién sabe si tendrás ya un nuevo abrigo.
Me niego a caminar hacia el olvido
y el recuerdo se ampara en el ensueño
intentando evocar lo prometido.
Naufraga sin cesar todo su empeño.
Sola está la luna en la madrugada
llorando por tu ausencia, ¡atormentada…!
Te busco, amor...
Buscándote, amor, paso eternas noches
y me amanece, amor, sin encontrarte,
no pretendo con esto hacer reproches,
solo espero el momento de adorarte.
Busco a ciegas la luz de tu mirada
que me indique el final del largo viaje
la alegría de estar enamorada
y a tu lado volar sin equipaje.
No me niegues, amor, ver tu sonrisa,
ni el escuchar tu voz en prosa y verso
que traerá hasta mí la suave brisa
acotando entre dos el universo.
No te escondas, amor, te estoy buscando
día y noche; ¡quién sabe el hasta cuando...!
Mi voz
Es mi voz la que te habla cada noche
y te dice en mil idiomas que te ama.
Esa voz se apagó como reproche
de otro amor, de otra vida, de otra cama.
De callar tanto amor enmudeciste,
¡qué inútil silenciar el sentimiento!
Ocurrió lo impensado y te rompiste
a fuerza de ocultar duro tormento.
¡Ay! voz, que estás herida eternamente;
quebrada de esconder continuo llanto.
Guarda tú, corazón, la voz ausente,
que nadie pueda disfrutar su canto.
Al escuchar su voz mi amor florece,
el silencio de "ayer" me pertenece…
Florecerá cualquier mañana
Cuando te llore el alma y estés sola
escuchando la lluvia en los cristales
visionarás antiguos ventanales
donde el agua serena se acrisola.
Cuando la luz los ojos tornasola
evocando momentos ancestrales
volverás a sentir los manantiales
que fluyen con rumor de caracola.
Cuando en el día o la noche recuerdes
el eco de la lluvia en la ventana,
te acercará de nuevo a los trascuerdes.
Y no importa si el agua no abocana,
mantendrá la esperanza en brotes verdes
que reflorecerán cualquier mañana…
Sueño cada noche…
Yo sueño cada noche con tus besos,
que tus labios me atrapan locamente
y tu boca, en ardientes embelesos,
me provoca y seduce; es inclemente.
Yo sueño cada noche con tus ojos
que refulgen en noches sin estrellas,
al mirarlos se esconden mis enojos
y anhelo nada más que cosas bellas.
Yo sueño cada noche con tus manos
que recorren mi cuerpo en un paseo,
dedos largos, sutiles y paganos
que acarician mi piel y mi deseo.
Yo sueño cada noche y no lo olvido
porque el sueño me acerca a lo querido.
No te rindas corazón
Corazón, haz un alto en tu camino
que mi cuerpo precisa del descanso,
galopar a tu lado es mi destino
y es momento de paz en el remanso.
Urge ya reponer las energías
agotadas en pos de tu locura,
yo quisiera alcanzar las alegrías
y envolverme en un halo de ternura.
Da pausa corazón, ve despacito
que al correr nos salimos del sendero;
el rumbo del querer no se da escrito
y se puede extraviar el verdadero.
No te rindas aquí, sigue luchando,
que al final el amor te está esperando.
¡Maldito amor!
Te digo adiós y te sonrío,
llevo de vacío los ojos llenos.
Reniego de ti, de tu andar felino,
reniego de mí, de mi deambular
y de perderme en un no rumbo
que me lleva a ningún lado,
de no encontrarme…
Así te enfrento ahora
en este alba, sollozando,
maldiciendo desahuciada…
Muérete de una vez y desaloja
mi cuerpo y mi alma de esta angustia.
Por qué amar tanto… ¡maldito amor!
sin querer maldecir, maldigo
y me maldigo, ¡yo me maldigo!
maldigo tus besos, maldigo tu amor…
y te maldigo, ¡maldito seas!... maldito.
¡Maldito seas, amor mío…!
Barrotes de seda
Verso a verso libero mi condena
que invisible acompaña mi equipaje
aliviando la carga de este viaje.
Quiero amar y sentir sin mi cadena.
Dejar atrás recuerdos... y la pena
que reclama valor y más coraje
en aras de un intenso aprendizaje.
Redimir a mi mente... estar serena.
¡Ayúdame a romper estos grilletes,
no tienen compasión; apresan mi alma!
Cámbialos por ingrávidos aretes...
Detesto al carcelero, me desalma
ocultando con seda mis barrotes...
Sé que en el Sur recobraré la calma.
Como la hiedra
Como la hiedra que crece entre la piedra
así trepa mi amor por tu ventana,
acompaña tus pasos, fiel, cercana
y en la sombra se oculta mientras medra.
Se adelanta confiada, no se arredra,
aunque lenta se expande, nunca es vana
su intención de alcanzarte una mañana
y descansar florida sin desmedra...
Enraizarme en tu tronco envejecido,
fundir nuestra piel como espiga y trigo;
por mis venas va tu sangre y tu fluido.
Abrazada a tu cuerpo ser tu abrigo,
calmar al corazón que late herido;
inseparables ya… morir contigo.
Mi sed
Saciaré ya mi sed en otra fuente,
que me es amarga el agua de la tuya,
no importa que sin rémoras te fluya
si de ella bebe alegre mucha gente.
Aunque añoro el sabor, no es suficiente
para libar acíbar que destruya
el recuerdo en mi boca de la suya;
sé muy bien que el pasado no es presente.
Beberé de otro caño cada día
buscando manantiales emergentes,
sin repetir jamás ruta ni guía.
Asomará la risa entre los dientes,
brindaré con alegre compañía
y sorberé mi llanto en los silentes.
Dulce despertar
Sentí a tu mano alzar suave mi pelo
para ser total dueño de mi espalda.
Y a tus labios abrirse con un beso
en la nuca y el cuello; mimar mi alma.
Del sueño desperté con un suspiro,
dibujaban tus palmas filigranas
marcando con tu dedo definido
mi perfil, mi escondrijo, mis entrañas.
Exploras las montañas de mis senos
y desciendes muy lento a la llanura
sin olvidar su monte áureo y bello,
muy ligera me subes a tu grupa...
Cabalgamos los llanos de la Pampa,
llegando hasta el jardín del paraíso;
yacemos en la paz de mi nirvana
formando solo un cuerpo ya indiviso…
Te deslizas en olas envolventes
trepando en pleamar y me acaricias
esperando ese flujo descendente
que la bajamar trae en su primicia.
Me regalas el néctar de la vida,
aprisiono y retengo tu latido.
Me ensalmas con tu esencia y glorificas…
(se desvanece el tiempo); estamos vivos.
Feliz, descanso ya en tu pecho amado
recuperando el pulso y el aliento.
Le agradezco a mi Dios amarte tanto;
abrazada a tu cuerpo me liberto…
Era amor
Era amor la palabra que en tu boca
junto a otras mil versos componía,
alimento sutil que en mi agonía
fue maná que libera y que disloca.
Era amor tu poema, que aún provoca
emoción y sentimiento; alegría
que en el alma se eleva y te vacía.
Conmoción, paz, ternura... pasión loca.
Era amor, vivo en esa despedida
que perdura en el tiempo, lo concedo,
será mi compañía en la partida.
Hoy me voy, aunque amándote me quedo
ocultando una lágrima perdida;
dibujando tu nombre con mi dedo.
Fruta desgranada
Hoy quiero acariciarme con tu boca,
acercarle mis labios encendidos
que expeditos dibujan recorridos
y ágiles buscan tu pasión que aloca.
El corazón se inflama, se desboca
al contacto que exalta mis sentidos
sin control, se desatan atrevidos
en carrera desenfrenada y loca.
Es mi suerte ser fruta desgranada,
exquisita, jugosa, deliciosa…
cuando estoy en deleite abandonada.
La pupila brillante y luminosa
en perseidas convierte la mirada
entregando mi vida silenciosa.
Lo mejor de mi vida
Entre las blancas sábanas deslizas
ese cuerpo moreno y me acaricias
despertando mi sueño, que erotizas
con tu voz y tus brazos, ¡mis delicias!
Al rozar con mi piel se vuelven seda
las yemas de los dedos de tus manos
que recorren expertos la vereda
a lugares recónditos, humanos.
No hay principio ni hay fin, amado mío,
me regalas tu esencia enamorada.
Fundidos en un ser hasta el rocío
saludamos sonriendo a la alborada.
Lo mejor de mi vida es despertarme
cuando estás a mi lado para amarme.
Siempre…
Una herida latente me consume,
recordar a tu amor me quema viva,
hasta a veces me siento primitiva;
se obstina la razón que no lo asume.
El recuerdo orgulloso me presume
de ganar la batalla persuasiva,
me enreda en sus abrazos, me cautiva
y me abraso aromada en su perfume.
Te amaré para siempre dije un día,
te amaré porque vivo para amarte;
no vivirte sería mi agonía.
Agonía que ondea en estandarte
de esta cruzada, que en amor porfía
y me impide, mi amor, el olvidarte.
Tiempo de amor
El tiempo en que me amaste, vida mía,
fue la entrega total del sentimiento,
llenaste con tu amor el pensamiento;
ni quisiera olvidarlo, ni podría…
Hoy sueño que me quieres todavía,
que tanto amor no se lo llevó el viento.
En las noches a mi lado aún te siento
regalando ternura y alegría.
Aunque tú ya no estás, sigues presente
cerca de mí, custodio fiel de mi alma;
agradezco el regalo eternamente.
Has traído a mi vida un mar en calma
para al fin navegar tranquilamente…
¡querría ser palmera de tu palma!
Ventana a la noche
Cuando abro la ventana de la noche
y le cierro las puertas a mi día,
en mi jardín te encuentro, vida mía,
donde nos engarzamos en un broche
que prende nuestras almas, en derroche
de ternezas, de néctar de ambrosía,
fantasía sensual y melodía
que se alarga hasta más de medianoche.
Dando luz a la sombra de mi vida,
camino bajo el sol sobre la arena,
estoy cerca de ti; comprometida.
Dejaré atrás lamentos... llanto y pena,
respirando en tu océano. Atrevida
besaré a diario tu cara morena.
Adagio de amor
Tómame hoy en el tempo de un adagio
que quiero eternizar este momento.
Es mi cuerpo el violín, dulce presagio,
vibrante en el segundo movimiento.
Va ese primer andante algo impetuoso,
seguido sin premura del segundo
que ralentiza un tempo amplio y fastuoso
albergando al agudo más profundo.
Se desvanece breve en un silencio
permitiendo seguir la melodía
que de nuevo ascendente diligencio
porque un bis encantada tocaría...
Melodía de amor encadenada,
música celestial en la alborada...
¡Qué amargo fue!
Qué amargo fue saber de aquel engaño
cuando yo te soñaba ilusionada
deseando vivir enamorada…
la verdad te volvió lejano; extraño.
No supiste el alcance de tu daño
ni hasta donde caló la puñalada
que intentaba olvidar desesperada…
fue imposible volver a lo de antaño.
Hoy navego en el mar del sufrimiento
sin nombrar el ayer que me atormenta
a merced de algún soplo de aire o viento.
Emerge ese recuerdo que me ausenta
y anula todo nuevo sentimiento.
¡Imploro que si llega no me mie
Con las alas extendidas
Porfiaba el corazón que me cuidara
previniendo de pasiones fallidas
que en el sentimiento mueren heridas;
que el linde del amor no atravesara.
Silencié su consejo en la algazara,
me adentré con las alas extendidas,
el deseo olvidó las advertidas
y se entregó total, como soñara.
Me aferraba a tu cuello con locura
empapada de amor hasta los huesos
y apostando con mi alma en la aventura.
Me perdí en el perfume de tus besos
dejando relegada a la cordura
y a la sombra de un naranjo están presos.
El verso
El verso es un cantar desesperado
del alma que antes presa se libera,
encuentra la evasión a su manera
del grito que mantiene controlado.
El verso es un llorar enamorado
de un corazón que busca por doquiera,
da igual hombre o mujer, amor quisiera,
ansía ya encontrar lo deseado.
El verso es la sonrisa que al abrirse
seduce a la ilusión sobrevenida
deseando que pueda compartirse.
El verso es la expresión dulce y florida,
da luz a la pasión; es el sentirse...
Canto, llanto, sonrisa y verso... ¡vida
Evocando a Lorca…
¡Ay!, dulce amor oscuro, me vistes de colores,
me perfumas el alma con tu sensual aroma,
con gotas de almizcle, con zureos de paloma
y en tu sombra albergas al mejor de los amores.
¡Ay!, dulce amor oscuro, iluminas mis temores,
das luz al sentimiento, mi duda ya no asoma,
sonríes en silencio, haces de la vida broma,
me llevas de tu mano a jardines interiores.
¡Ay!, dulce amor oscuro, entrañable compañero.
Somos dos peregrinos,
para andar el camino y seguir el placentero.
¡Ay!, dulce amor oscuro, mi amante simplemente,
unamos los destinos;
avancemos hacia el sol, vivamos el presente.
Golondrinas
Volverán golondrinas a mi vida
anunciando una nueva primavera.
Se alejaron de forma indefinida
un ocaso de una tarde cualquiera.
Cuando lleguen tendrán la bienvenida
y si el amor de nuevo floreciera
en el jardín allí donde ella anida,
una orla azul floral en su ribera
crecería vibrante y encendida,
yo sería su eterna jardinera,
cuidaría ese edén, comprometida.
Feliz, versearía a mi manera,
cantándole al amor desinhibida,
cuidando a la paloma mensajera.
Siento ausencia
De tu pelo entre mis dedos siento ausencia,
de tu tacto que al contacto me disloca
y ese beso que me perfuma la boca
le recuerda a la memoria tu existencia.
Fue amarte lo mejor de mi vehemencia,
adorarte con pasión que descoloca,
vivirte hasta donde la razón trastoca;
sentir el último rincón de la fluencia.
Solo quiero ya tenerte en mi vivencia.
Sabio el corazón que nunca se equivoca
te llama, te reclama, llorando invoca
que el destino le devuelva tu presencia.
Y mi voz pronuncia tu nombre callada...
espera abrazarte cualquier alborada.
Tormento
Cuando todo en mi vida es un tormento,
cuando ya son tormentos mis temores,
tormentos nada más en mis amores
y el recordar tu voz, otro tormento.
Pensar en la distancia es un tormento
que acerca tormentosos sinsabores.
¿Hay acaso tormentos redentores
que alivien el dolor de este tormento?
Me volví sin querer, dulce tormento,
y tú que consolabas mis dolores
te volviste también puro tormento.
Olvido los tormentos anteriores,
amarte sin tenerte, ¡qué tormento!
No añado a mi tormento más errores.
Amar no tiene espera…
Perdona si algún día quise amarte
con la fuerza del río en su torrente,
vorágine veloz e inconsecuente,
no teniendo yo nada que ofrendarte.
Prometí de por vida el adorarte,
ignoré que se vive en el presente,
que el futuro es incierto y sorprendente
y no era libre para enamorarte.
Sólo queda mi corazón herido
que se niega a salir de su quimera;
recuerda cada día lo vivido.
No te podré olvidar ni aunque me muera
y mientras te añoraba he aprendido
que el amor para amar no tiene espera.
Flor de azahar
Quiero ser azahar, flor del naranjo
y en tus manos lucir en primavera,
embriagar con aroma intenso a nardo
que seduce el sentido en la serena.
Quiero ser azahar, la flor más blanca,
pureza natural y primorosa,
albergar en mi cáliz custodiada
la pasión que se oculta entre las sombras.
Quiero ser azahar, no madreselva,
ni jazmín, ni narciso... ni biznaga;
ni clavel reventón aunque bien huela.
Tampoco la gran rosa perfumada.
Quiero ser azahar y hacerme presa.
¡Quiero ser azahar en tu solapa!
Cuenta conmigo
Amigo, me alegra esa circunstancia,
si pensara que es cierto lo que sientes,
no puedes engañarme ni a distancia,
tú sabes que conozco cuando mientes.
No te enfades, comprende mi recelo,
que el amor no se elige por encargo...
muchas veces resulta que el consuelo
nos deja en el alma, regusto amargo.
¡Ay amigo, que alegre quiero verte!;
con ilusión, feliz y enamorado,
agradeciendo al cielo esa tu suerte
y el regalo de amor tan esperado.
Yo no escucho en tu risa cascabeles,
ni emoción en tu voz cuando la nombras,
ni brillan en tus ojos los caireles,
cuando miras, se esconden en las sombras.
Que aflore la verdad aunque lacere,
y ¡sé sincero!, como fui contigo,
es difícil decirle a quien te quiere…
¡no te amo, te quiero, cuenta conmigo!
Carnaval
Carnaval de colores e ilusiones
con la máscara puesta y escondida.
Antifaz que el pudor ahora olvida
desatando febriles las pasiones.
Carnaval; desamores, mil traiciones,
carrusel, fiel reflejo de la vida,
enredo, engaño y risa algo fingida...
la música que atrona corazones.
El desfile regala sensaciones
y la comparsa baila distendida,
el bullicio la tiene distraída;
se disparan por dentro las fricciones.
Don Carnal más los diablos o burlones,
travestis, dama antigua o mantenida,
cura o monja, reclusa, forajida
piratas, policías y ladrones…
La fiesta terminó y en procesiones
entierran la sardina fallecida;
regresan con la tez descolorida,
con su alma desgarrada, ¡hecha jirones!
En mi orilla
Hoy espero en la arena de mi playa
la lágrima que arribe hasta a mi orilla,
aquella que rodó por tu mejilla
cuando yo me alejé de la atalaya.
Atrincherada estaba en la batalla,
oculta de la luz del sol que brilla,
no supe disfrutar su maravilla…
frente al mar acabé con la muralla.
Necesito su azul y estar cercana,
escuchar en silencio su rumor;
que salpiquen sus aguas mi ventana.
Aún sigo creyendo en el amor
y aguardo con confianza en el mañana
mirando un horizonte seductor.
Gota por gota
Deseo compartir mis emociones,
quiero entregar mi amor gota por gota;
se desboca ya en el pecho y rebrota,
se me escapa del alma a borbotones.
De lo más hondo afloran las pasiones
dormidas; custodiando su derrota
perdieron al ganar y, en bancarrota,
rechazan aires nuevos sin razones.
Quedó mi corazón triste y herido,
fue grande el sufrimiento al no tenerte.
Yo perdí la razón y hasta el sentido.
De nuevo luce el sol, quizás liberte
el pasado bastante indefinido...
por momentos me olvido de quererte.
Mi limonero
En el fondo del jardín prende tranquilo
a la sombra del ciprés mi limonero,
le custodia en dulce vela un viejo tilo,
que le arropa con constancia, con esmero.
Junto a él y nazareno crece el lilo
que se funde con azules de un romero,
las adelfas, no lejanas, dan su asilo
y hasta el sauce llorón se ríe sincero.
Vas del verde al amarillo en fino filo
y tu copa rendondita no aligero;
la esencia de tu azahar causa rehílo,
me ensalma el corazón su aroma hechicero.
Agradeces el cuidado y buen pupilo
correspondes, arbolito compañero;
quiero que madures lento, sin ahílo
y a tus pies dormiré un sueño placentero.
Rompiendo…
Me estoy rompiendo, amor, sobre tu ausencia.
De no tenerte se ha quebrado el alma
y adherida a sus trozos va la calma;
vulneras inclemente mi existencia.
Me estoy rompiendo, amor, sin tu presencia.
Las lágrimas me duelen en la palma
de la mano, que solitaria ensalma
su dolor y vacía la conciencia.
El ayer, sin compasión se perfila
en conciertos de amor que en el oído
me escoltan en perenne retahíla.
Se apaga lentamente aquel sonido
que me rasga el quebranto y me aniquila...
cierro los ojos; les regalo olvido.
“Tempus fugit”
Se me escapa ya el tiempo entre las manos,
no puedo retenerlo a mi acomodo.
Él galopa veloz, de cualquier modo,
nos sitúa hora a hora más lejanos.
Torpes intentos que resultan vanos
a la hora de alcanzarle en un recodo,
avanza sin descanso y sobre todo
libre; hacia unos lugares no mundanos.
Otra vez se apoderan de mi mente
recuerdos de un pasado que no existe
y me queman de forma incandescente.
Desde el centro, entre llamas, él persiste,
se persona a pesar de estar ausente.
¡Apaga mi calor un halo triste!
Una luz entre la nada
No niegues el derecho de llorarte
que la herida en mi pena se hizo llaga.
Pasa el tiempo; el dolor no se rezaga,
mas, ni así me es posible el olvidarte.
Tú insistes vehemente en rebelarte
y en el fondo eso es algo que me halaga,
mis temores se expanden como plaga,
me vacían; no hay nada para darte.
No digas que me fui, si tú te fuiste
mucho antes a buscar otra alborada
sin reparar en nada, ¡te perdiste!
No sé si curará la puñalada,
sólo siento el dolor, me quedo triste
esperando una luz entre la nada.
¿Victoria?
Es tu amor que se aleja y ya se pierde,
es mi amor que se encierra en un mutismo,
me condena la vida ese espejismo
y el dolor de la ausencia el alma enverde.
A veces la conciencia me remuerde
con la pasión al borde del abismo,
entre la fe y mi gran escepticismo…
sin confiar; esperando que recuerde.
Te me escapas indemne del olvido,
resistes invencible en la memoria;
vencida, yo me aferro a lo querido.
Algún día llegará esa victoria
que libre al corazón tan malherido
y conceda sentencia absolutoria.
Escondrijos del alma es el segundo libro y la continuación
del primer poemario de Elvira Sierra, en el que sigue
compartiéndonos su rico mundo interior y que, a veces,
ensancha queriendo llegar muy lejos. Un mundo lleno de
afectos, de pasiones, de pensamientos y razones; un mundo
del que como mujer presume orgullosa en sus poemas
de estructura clásica y sencilla, con un mensaje claro que
no esconde en metáforas rebuscadas. Como ella misma
manifiesta “elevadas a la séptima potencia”…
© Elvira Sierra. 2011-2013