Entrevista a Danilo Zolo

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12 Lunes 24 de setiembre de 2007 El Ciudadano & la región Cultura Derecho y globalización Los amigos del juez Danilo Zolo, autor de “La justicia de los vencedores”, analiza en esta entrevista las nociones de terrorismo y el rol de los tribunales internacionales financiados por Estados Unidos El juicio y la ejecución de Hussein, último tramo del modelo instaurado por Nüremberg. AP En el invierno de 1945 el soldado raso del ejército norteamericano Kurt Vonnegut, que había caído prisionero del ejército ale- mán, trabajaba para ganarse el sustento jun- to con otros cien hombres en una fábrica de jarabes, cerca de un frigorífico y un ma- tadero de la ciudad de Dresde, en Alema- nia. La noche del día 13 de febrero aviones americanos y británicos bombardearon la ciudad, que había sido declarada “abierta” (es decir, que no representaba amenaza mi- litar alguna), y la arrasaron. “Había desa- parecido todo –escribe Vonnegut 20 años más tarde, en el prólogo a su novela Madre Noche–, excepto los refugios antiaéreos, donde 135.000 Hánseles y Grételes habían quedado horneados como bizcochos de jengibre. Nos asignaron la tarea de mine- ros de cadáveres, con la misión de romper los refugios y extraer los cuerpos. Y pude ver entonces muchos tipos de alemanes, de to- das las edades, tal como los había sorpren- dido la muerte; por lo general, con objetos de valor en el regazo”. Tanto en Madre Noche como en Mata- dero 5, aunque alude a ello en otras nove- las, el escritor Kurt Vonnegut (muerto a prin- cipios de este año) volvió sobre la masacre de Dresde (“la más grande de la historia eu- ropea”, escribió). Los bombardeos de los Aliados a fines de la Segunda Guerra sobre las poblacones civiles de Dresde, Hambur- go y Berlín dejaron un saldo de más de 300 mil muertos y 800 mil heridos. “Estas ma- sacres –escribe Danilo Zolo, catedrático de Filosofía del Derecho en La justicia de los vencedores–, que pueden agruparse, junto con los campos de exterminio nazis, entre las más crueles y sanguinarias de la huma- nidad, jamás fueron calificadas como «te- rroristas», y quedaron impunes. Pero ade- más fueron incluso justificadas moralmente, en particular por un teórico estadouniden- se de la guerra justa, como Michael Walzer, en nombre de su grotesca teoría de la su- preme emergency. Por lo demás, Enola Gay, el Boeing B-29 que el 6 de agosto de 1945 arrojó la bomba atómica sobre Hiroshima, asesinando a 230 mil civiles, fue restaura- do recientemente y colocado triunfalmen- te en el museo de la US Air Force de Was- hington”. En La justicia de los vencedores. De Nü- remberg a Bagdad (Edhasa), Zolo revisa, des- de la Filosofía del Derecho las contradic- ciones y encerronas de los tribunales inter- nacionales, herederos de las deformacio- nes y espíritu del juicio a los jerarcas nazis en Nüremberg, en 1946, cuyo último esla- bón es el juicio y ejecución de Saddam Hus- sein en Bagdad, en diciembre de 2006. “Só- lo la guerra perdida es un crimen interna- cional”, cita Zolo al juez hindú Radhabinod Pal, quien enfrentó a la Corte del Tribunal de Tokio. Nüremberg, La Haya, Bagdad, tribuna- les internacionales financiados por los Es- tados Unidos, se convierten en la lúcida mi- rada de Danilo Zolo en grandes puestas en escena del Imperio vencedor para castigar, escarmentar, consolidar su política inter- nacional y ocultar los propios crímenes. Los ejemplos y las pruebas del autor son con- tundentes: el acuerdo entre Estados Uni- dos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia para realizar el juicio de Nüremberg se selló en Londres el 8 de agosto de 1945, dos días después de que los norteamerica- nos dejaran caer la bomba atómica sobre Hiroshima y dos días antes de hacer lo mis- mo en Nagasaki. Las masacres civiles en Fa- llujah, en 2004, en las que fuerzas nortea- mericanas usaron napalm y fósforo blanco; la falta de competencia de Naciones Unidas para deslegitimar las guerras imperiales; así como un repaso sobre el concepto de te- rrorismo (fenómeno que, según los datos del libro, poco tiene que ver con el fanatis- mo religioso) y el de “guerra civil global” (acuñado por Carl Schmidt), son algunos de los puntos de esta obra en la que Zolo es- boza un panorama poco alentador para el futuro de la justicia y la democracia en el or- be globalizado. “Tras los ataques del 11 de setiembre de 2001 –escribió Zolo en otro lu- gar–, la administración de George W. Bush ha desencadenado una guerra permanen- te, sin fronteras territoriales, ni plazos tem- porales, que viola las normas de Derecho Internacional y pone en ridículo a las Na- ciones Unidas. El objetivo estratégico de Es- tados Unidos es consolidar su propia hege- monía planetaria, asegurándose una pre- sencia militar estable en el corazón de Asia Central con el fin de controlar los inmensos recursos energéticos existentes en los terri- torios de las repúblicas ex soviéticas del área caucásica, cáspica y transcáspica y, sobre todo, completar el cerco sobre Rusia y Chi- na. Esta secular vocación de control, de ocu- pación y civilización del mundo no occi- dental tendrá como contrapunto sangrien- to la reacción de un terrorismo cada vez más eficaz y despiadado”. Las respuestas de Zolo a esta entrevista, en un cálido italiano, dan cuenta también de un hombre mucho más amable que los temas que aborda su saber. —Negri y Hardt, en “Imperio”, plantean que por más difuso o “microfisico” que pa- rezca el poder en la postmodernidad, el Im- perio, en su decadencia, y en forma similar al Imperio Romano en la suya, refuerza su monopolio de dos poderes bien centraliza- dos: el jurídico y el militar. Su análisis de los tribunales internacionales, de Nürem- berg a Bagdad, ¿corroboran esa idea? —Mi análisis de la función de los tribu- nales internacionales armados ad hoc por las grandes potencias –en particular por Es- tados Unidos– en el curso de los años 90 del siglo pasado confirma que el poder político internacional se va concentrando cada vez más en manos de una oligarquía interna- cional que goza de un extraordinario poder militar, sobre todo nuclear y, tangencial- mente, espacial. El Tribunal de La Haya pa- ra la ex Yugoslavia fue financiado, organi- zado, sostenido militarmente y se creó a ins- tancias de Estados Unidos para desarmar definitivamente la Serbia de Slobodan Mi- losevic y controlar militar, política y econó- micamente toda el área balcánica. Al mis- mo tiempo, en 1999, la “guerra humanita- ria” de la Otán contra la República Federal Yugoslava –una guerra de agresión cuyos crímenes la Corte de La Haya ocultó y ar- chivó ilegalmente–, tuvo como consecuen- cia concreta, además de los estragos de ino- centes y la devastación, la construcción en Urosevac, en el corazón de Kosovo, de una de las más grandes y potentes bases milita- res de los EE.UU., Camp Bondsteel. Lo que sostengo va mucho más allá del análisis de Negri y Hardt, que a los fines de su libro ter- minaron basándose en una apología del Imperio, como de un modelo de poder in- ternacional superior al de los estados na- cionales e históricamente irreversible. So- bre este punto hubo una encendida discu- sión pública con Negri. —Usted insiste en la cita según la cual, en las instancias de la Justicia internacio- nal, “los crímenes de guerra sólo los come- ten los países vencidos”, ahora, por mo- mentos sus conclusiones parecen un ale- gato contra los juicios a personas que sí han sido criminales de guerra, como los nazis o algunos líderes yugoslavos. ¿Podría sinte- tizar su posición con respecto al juicio de personas en tribunales internacionales en los que ya no se responsabiliza a un estado por la guerra de agresión? —Mi tesis es que sólo los estados vence- dores de los grandes conflictos mundiales han organizado tribunales penales interna- cionales para condenar a la dirigencia polí- tica y militar de los estados acusados. Des- pués del Acuerdo de Varsailles, el Tribunal de Nüremberg se convirtió en el modelo ejemplar de la “justicia de los vencedores”. Estados Unidos, Inglaterra y la Unión So- viética han procesado –por tanto implica- do– un grupo de cabecillas nazis responsa- bles de crímenes gravísimos, pero segura- mente no más graves que aquellos que las potencias vencedoras cometieron en el cur- so del conflicto. Piénsese sólo en Hiroshi- ma y Nagasaki, además de los bombardeos que arrasaron las ciudades alemanas y ja- ponesas, que han causado estragos de cien- tos y miles de civiles inocentes. En cuanto al Tribunal de La Haya, se condenó selecti- vamente a algunos responsables (casi todos serbios) de crímenes de guerra, ignorando los gravísimos crímenes cometidos por la Otán en el transcurso de 72 días de bom- bardeos ininterrumpidos sobre Serbia du- rante la guerra por Kosovo. Y ningún tribu- nal ha procedido contra los Estados Unidos e Inglaterra por la guerra de agresión con- tra Irak en 2003. La Corte Penal Internacio- nal, por decisión del procurador general, (Luis) Moreno Ocampo, ha cajoneado, sin desarrollar una investigación específica, 240 denuncias por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos por los agresores. Los argumentos de Moreno Ocampo dan risa: la falta de intención dolosa. —El “Imperio” (para volver sobe Negri y Hardt) se dio a la tarea de separar el te- rrorismo de lo militar, de modo que el te- rrorista aparezca como una irrupción ex- traña e ilegítima en el campo de batalla. ¿Cuáles han sido los sustentos jurídicos de esa división entre “terroristas” y militares? —En el terreno del derecho interna- cional no existe hoy una definición de te- rrorismo que sea compartida, no obstan- te fueron doce las convenciones interna- cionales que intentaron dictar alguna nor- mativa sobre el tema. En ausencia de una definición rigurosa y coherente, la doctri- na internacional que prevalece en los pa- íses occidentales sostiene que una acción terrorista se caracteriza por el uso indis- criminado de la violencia contra una po- blación civil con la intención de difundir el pánico y de coartar un gobierno o una autoridad política internacional. Aunque esta interpretación resulta muy proble- mática. No es muy acogida por muchos autores porque no tiene idea de la condi- Pablo Makovsky El Ciudadano Señas particulares Danilo Zolo (Rijeka, 1936) es catedrático de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Florencia. Fue investigador y docente invitado en va- rias universidades inglesas y americanas, Cambridge, Harvard y Princeton, entre ellas. En 1993 se le otorgó la Jemolo Fe- llowship en el Nuffield College de Oxford. Dicta cursos de doctorado en la Universi- dad Federal del Paraiba, João Pessoa (Brasil). Entre sus extensa obra se en- cuentra: Reflexive Epistemology (1989); Democracy and Complexity (1992, tradu- cido al castellano en Buenos Aires en 1994), Cosmópolis (1995, traducido al cas- tellano en Barcelona en 2000); Chi dice umanità. Guerra, diritto e ordine globale (2000). Artículos y posiciones suyas pue- den leerse en varios idiomas en el sitio de Jura Gentium: juragentium.unifi.it. Un filósofo en la corte del imperio

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Danilo Zolo sobre su libro La justicia de los vencedores

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12 � Lunes 24 de setiembre de 2007El Ciudadano & la regiónCultura

Derecho y globalización

Los amigos del juezDanilo Zolo, autor de “La justicia de los vencedores”, analiza en esta entrevista las nocionesde terrorismo y el rol de los tribunales internacionales financiados por Estados Unidos

El juicio y la ejecución de Hussein, último tramo del modelo instaurado por Nüremberg.

AP

En el invierno de 1945 el soldado raso delejército norteamericano Kurt Vonnegut,quehabía caídoprisionerodel ejército ale-mán, trabajabaparaganarseel sustento jun-to con otros cien hombres en una fábricade jarabes, cerca deun frigorífico y unma-tadero de la ciudad de Dresde, en Alema-nia. La noche del día 13 de febrero avionesamericanos y británicos bombardearon laciudad, quehabía sidodeclarada “abierta”(esdecir, quenorepresentabaamenazami-litar alguna), y la arrasaron. “Había desa-parecido todo –escribe Vonnegut 20 añosmás tarde, en el prólogo a sunovelaMadreNoche–, excepto los refugios antiaéreos,donde 135.000Hánseles y Grételes habíanquedado horneados como bizcochos dejengibre. Nos asignaron la tarea demine-ros de cadáveres, con lamisión de romperlos refugiosyextraer los cuerpos.Ypudeverentoncesmuchos tiposdealemanes, de to-das las edades, tal como loshabía sorpren-dido lamuerte; por lo general, con objetosde valor en el regazo”.Tanto enMadre Noche como enMata-

dero 5, aunque alude a ello en otras nove-las, el escritorKurtVonnegut (muertoaprin-cipios de este año) volvió sobre lamasacredeDresde (“lamásgrandede lahistoria eu-ropea”, escribió). Los bombardeos de losAliados a fines de la SegundaGuerra sobrelaspoblacones civiles deDresde,Hambur-go yBerlín dejaronun saldodemásde 300mil muertos y 800mil heridos. “Estas ma-sacres –escribeDaniloZolo, catedráticodeFilosofía del Derecho en La justicia de losvencedores–, que pueden agruparse, juntocon los campos de exterminio nazis, entrelasmás crueles y sanguinarias de la huma-nidad, jamás fueron calificadas como «te-rroristas», y quedaron impunes. Pero ade-más fueron incluso justificadasmoralmente,enparticularporun teórico estadouniden-sede la guerra justa, comoMichaelWalzer,en nombre de su grotesca teoría de la su-premeemergency. Por lodemás,EnolaGay,el Boeing B-29 que el 6 de agosto de 1945arrojó la bombaatómica sobreHiroshima,asesinando a 230mil civiles, fue restaura-do recientemente y colocado triunfalmen-te en el museo de la US Air Force deWas-hington”.En La justicia de los vencedores. De Nü-

rembergaBagdad (Edhasa),Zolo revisa,des-de la Filosofía del Derecho las contradic-ciones y encerronasde los tribunales inter-nacionales, herederos de las deformacio-nes y espíritu del juicio a los jerarcas nazisen Nüremberg, en 1946, cuyo último esla-bónesel juicioyejecucióndeSaddamHus-seinenBagdad, endiciembrede2006. “Só-lo la guerra perdida es un crimen interna-cional”, citaZoloal juezhindúRadhabinodPal, quien enfrentó a la Corte del Tribunalde Tokio.Nüremberg, La Haya, Bagdad, tribuna-

les internacionales financiados por los Es-tadosUnidos, se conviertenen la lúcidami-radadeDanilo Zolo en grandespuestas enescenadel Imperio vencedorpara castigar,escarmentar, consolidar su política inter-nacional yocultar lospropioscrímenes. Losejemplos y las pruebas del autor son con-tundentes: el acuerdo entre Estados Uni-dos, la Unión Soviética, Gran Bretaña yFranciapara realizar el juiciodeNürembergse selló en Londres el 8 de agosto de 1945,dos días después deque los norteamerica-

nos dejaran caer la bomba atómica sobreHiroshimaydosdías antesdehacer lomis-moenNagasaki. Lasmasacres civiles enFa-llujah, en 2004, en las que fuerzas nortea-mericanasusaronnapalmy fósforoblanco;la faltadecompetenciadeNacionesUnidasparadeslegitimar las guerras imperiales; asícomo un repaso sobre el concepto de te-rrorismo (fenómeno que, según los datosdel libro, poco tiene que ver con el fanatis-mo religioso) y el de “guerra civil global”(acuñadoporCarl Schmidt), sonalgunosdelos puntos de esta obra en la que Zolo es-boza un panorama poco alentador para elfuturode la justicia y lademocracia enelor-be globalizado. “Tras los ataques del 11 desetiembrede2001–escribióZoloenotro lu-gar–, la administración deGeorgeW. Bushha desencadenado una guerra permanen-te, sin fronteras territoriales, ni plazos tem-porales, que viola las normas de DerechoInternacional y pone en ridículo a las Na-cionesUnidas.El objetivoestratégicodeEs-tadosUnidos es consolidar supropiahege-monía planetaria, asegurándose una pre-senciamilitar estable en el corazóndeAsiaCentral conel findecontrolar los inmensosrecursos energéticos existentes en los terri-toriosde las repúblicasex soviéticasdel áreacaucásica, cáspica y transcáspica y, sobretodo, completar el cerco sobreRusia yChi-na.Esta secular vocacióndecontrol, deocu-pación y civilización del mundo no occi-dental tendrá comocontrapunto sangrien-to la reaccióndeunterrorismocadavezmáseficaz y despiadado”.Las respuestas de Zolo a esta entrevista,

en un cálido italiano, dan cuenta tambiénde un hombremuchomás amable que lostemas que aborda su saber.—Negri yHardt, en“Imperio”,plantean

quepormásdifusoo “microfisico” quepa-rezcaelpoderen lapostmodernidad, el Im-perio, en sudecadencia, y en formasimilaral Imperio Romano en la suya, refuerza sumonopoliodedospoderes bien centraliza-dos: el jurídico y el militar. Su análisis delos tribunales internacionales, de Nürem-berg aBagdad, ¿corroboran esa idea?—Mi análisis de la función de los tribu-

nales internacionales armados ad hoc porlas grandespotencias –enparticularporEs-tadosUnidos–enel cursode los años90delsiglopasadoconfirmaqueel poderpolíticointernacional se va concentrando cada vezmás enmanos de una oligarquía interna-cional quegozadeunextraordinariopodermilitar, sobre todo nuclear y, tangencial-mente, espacial. El Tribunal deLaHayapa-ra la ex Yugoslavia fue financiado, organi-zado, sostenidomilitarmentey secreóa ins-tancias de Estados Unidos para desarmardefinitivamente la Serbia de SlobodanMi-losevic y controlarmilitar, política y econó-micamente toda el área balcánica. Al mis-mo tiempo, en 1999, la “guerra humanita-ria” de la Otán contra la República FederalYugoslava –una guerra de agresión cuyoscrímenes la Corte de La Haya ocultó y ar-chivó ilegalmente–, tuvo comoconsecuen-cia concreta, ademásde los estragosde ino-centes y la devastación, la construcción enUrosevac, en el corazón deKosovo, de unade lasmás grandes ypotentesbasesmilita-

resde losEE.UU.,CampBondsteel. Loquesostengovamuchomásallá del análisis deNegri yHardt, quea los finesde su libro ter-minaron basándose en una apología delImperio, comode unmodelo de poder in-ternacional superior al de los estados na-cionales e históricamente irreversible. So-bre estepuntohubounaencendidadiscu-sión pública conNegri.—Usted insiste en la cita según la cual,

en las instancias de la Justicia internacio-nal, “los crímenesde guerra sólo los come-ten los países vencidos”, ahora, por mo-mentos sus conclusiones parecen un ale-gatocontra los juiciosapersonasquesíhansidocriminalesdeguerra, como losnazisoalgunos líderes yugoslavos. ¿Podría sinte-tizar su posición con respecto al juicio depersonas en tribunales internacionales enlosqueyano se responsabilizaaunestadopor la guerra de agresión?

—Mi tesis es que sólo los estados vence-dores de los grandes conflictos mundialeshanorganizado tribunalespenales interna-cionalespara condenar a ladirigenciapolí-tica ymilitar de los estados acusados. Des-pués del Acuerdo de Varsailles, el Tribunalde Nüremberg se convirtió en el modeloejemplar de la “justicia de los vencedores”.Estados Unidos, Inglaterra y la Unión So-viética han procesado –por tanto implica-do–ungrupode cabecillas nazis responsa-bles de crímenes gravísimos, pero segura-mente nomás graves que aquellos que laspotencias vencedoras cometieronenel cur-so del conflicto. Piénsese sólo en Hiroshi-mayNagasaki, ademásde losbombardeosque arrasaron las ciudades alemanas y ja-ponesas, quehancausadoestragosdecien-tos ymiles de civiles inocentes. En cuantoal Tribunal de LaHaya, se condenó selecti-vamenteaalgunos responsables (casi todosserbios) de crímenes de guerra, ignorandolos gravísimos crímenes cometidos por laOtán en el transcurso de 72 días de bom-bardeos ininterrumpidos sobre Serbia du-rante la guerraporKosovo. Yningún tribu-nalhaprocedidocontra losEstadosUnidose Inglaterra por la guerra de agresión con-tra Irak en2003. LaCorte Penal Internacio-nal, por decisión del procurador general,(Luis) Moreno Ocampo, ha cajoneado, sindesarrollaruna investigaciónespecífica, 240denunciaspor crímenesde guerra y contralahumanidadcometidospor los agresores.Los argumentos deMoreno Ocampo danrisa: la falta de intención dolosa.—El “Imperio” (para volver sobe Negri

y Hardt) se dio a la tarea de separar el te-rrorismo de lomilitar, demodo que el te-rrorista aparezca como una irrupción ex-traña e ilegítima en el campo de batalla.¿Cuáleshansido los sustentos jurídicosdeesadivisiónentre “terroristas” ymilitares?—En el terreno del derecho interna-

cional no existe hoy una definición de te-rrorismo que sea compartida, no obstan-te fueron doce las convenciones interna-cionales que intentarondictar algunanor-mativa sobre el tema. En ausencia de unadefinición rigurosa y coherente, la doctri-na internacional que prevalece en los pa-íses occidentales sostiene que una acciónterrorista se caracteriza por el uso indis-criminado de la violencia contra una po-blación civil con la intención de difundirel pánico y de coartar un gobierno o unaautoridad política internacional. Aunqueesta interpretación resulta muy proble-mática. No es muy acogida por muchosautores porque no tiene idea de la condi-

PabloMakovsky El Ciudadano

Señas particulares

Danilo Zolo (Rijeka, 1936) es catedráticode Filosofía del Derecho en la Facultad deDerecho de la Universidad de Florencia.Fue investigador y docente invitado en va-rias universidades inglesas y americanas,Cambridge, Harvard y Princeton, entreellas. En 1993 se le otorgó la Jemolo Fe-llowship en el Nuffield College de Oxford.Dicta cursos de doctorado en la Universi-dad Federal del Paraiba, João Pessoa

(Brasil). Entre sus extensa obra se en-cuentra: Reflexive Epistemology (1989);Democracy and Complexity (1992, tradu-cido al castellano en Buenos Aires en1994), Cosmópolis (1995, traducido al cas-tellano en Barcelona en 2000); Chi diceumanità. Guerra, diritto e ordine globale(2000). Artículos y posiciones suyas pue-den leerse en varios idiomas en el sitio deJura Gentium: juragentium.unifi.it.

Un filósofo en la corte del imperio