Entrevista 6 grados Luciana Lasus

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54 DICIEMBRE 2012 55 [Por Patricia Madrid] [Fotos Magdalena Haretche] Una forma inteligente y práctica de pensar cómo y qué se lleva a la mesa es lo que propone Luciana Lasus Luciana Lasus Pregonera del SMART EATING ENTREVISTA

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Patricia Madrid en conversación con Lic. Luciana Lasus

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[Por Patricia Madrid][Fotos Magdalena Haretche]

Una forma inteligente y práctica de pensar cómo y qué se lleva a la mesa es lo que propone Luciana Lasus

Luciana Lasus

Pregonera del SMART EATING

ENTREVISTA

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ENTREVISTA

L ic. en Nutrición, emprendedora independiente, creativa, obsesiva, feliz, ¡mamá de Emi y Teo!Así se presenta Luciana Lasus en su cuenta de

Twitter (@lucianalasus), y esos pocos carac-

teres son un per-

fecto resumen que

sirven de antesala

para descubrir a esta

mujer, madre y pro-

fesional, al momento de estar frente

a ella. Como licenciada en Nutrición

trabajó para compañías multinacionales

de la industria alimenticia instaladas

en Uruguay, que la llevaron a descu-

brir su gusto por comunicar. Le dio

un giro a su carrera, se transformó

en una emprendedora y dio origen

a un nuevo concepto: el marketing

nutricional. Entre los clientes a los

que asesora en la materia figuran las

marcas Ricard, Bimbo, Frigorífico

Centenario y Pepsico, aunque también

se dirige al público en general, que

recibe su guía vía medios escritos y

radio. Tiene entre manos la idea de

publicar un libro el próximo año, en

el que transmitir lo que ella llama el

smar teating, una “forma inteligente

de pensar” antes de sentarse frente a

un plato de comida, y así “bajar con-

ceptos técnicos a cuestiones prácticas,

a situaciones cotidianas que todos

vivimos a diario”.

¿Qué te impulsó a realizar la

carrera de nutrición?

Estaba entre nutrición y bioquímica,

pero bioquímica era como demasiado

volada y entonces decidí bajar a tierra

con algo más concreto. No quería

hacer una carrera de 10 años, sino que

quería insertarme en el mercado laboral. Estuve en la Escuela de

Nutrición, hice la carrera de cinco años, y en paralelo trabajaba

en dos lados: en la farmacia familiar y en un jardín de infantes

dando inglés.

¿Cuál fue el camino que reco-

rriste para llegar al concepto de

lo que hacés hoy, el marketing

nutricional?

Mientras estudiaba la carrera, con 19

años, empecé a trabajar en la farma-

cia de mi familia. Ahí empecé a ver

la parte de ventas, y de marketing y

comunicación en el punto de venta,

y me di cuenta de que me fascinaba.

Cuando terminé la carrera de grado,

resolví hacer un posgrado en Marketing.

En su momento solo lo aplicaba en la

empresa.

Siempre tuve claro que no me gustaba la

parte clínica y mucho menos el paciente

internado. Lo hice un año y lo padecí. Me

cuesta muchos separar las situaciones

de la gente, me amargaba, no me hacía

bien. No tengo esa entereza emocional

para ver esas situaciones y que me sean

indiferentes. Después también tuve la

experiencia de hacer dos años de estética;

lo que ocurría era que le ponía la vida

a cada paciente y me di cuenta de que

me sacaba mucha energía. Hice todo

ese camino, viendo en qué me podía

desempeñar, y con la idea de que no

era lo que más me gustaba. Siempre

me gustó saber más de los alimentos

y de la química, y estar del lado del

consumidor. Empecé a trabajar para

empresas como Johnson & Johnson,

Kraft Foods, y simultáneamente hacía

talleres en jardines. De ahí surge la

posibilidad de estar en el programa

“Creo que una empresa que subestima al consumidor en su

comunicación, le está errando”

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“El uruguayo está más consciente y más

preocupado por lo que lleva a su mesa”

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Caleidoscopio (canal 10). Después me contrató Nestlé para hacer

un micro para canal 12, y me quedé ahí durante cinco años.

La idea de marketing nutricional no estaba presente

en las empresas nacionales dedicadas a la fabricación

de alimentos… ¿Cómo hiciste para empezar a trabajar

sobre esa línea?

Cuando entré a Nestlé en 2005 la empresa no tenía nutricionista

ni una unidad de nutrición. En ese año se reguló el rotulado de

alimentos en Uruguay, y las empresas tuvieron que empezar a hacer

las cosas más profesionalmente. Yo entré para cubrir un minirrol,

y eso se fue incrementando y se transformó en un Departamento

de Nutrición, Salud y Bienestar. Ahí empezó a bajar todo lo que

estaba en mi “disco duro” pero que nunca se había juntado: saber

de nutrición, conocer las normativas internacionales, y a su vez

saber cómo está bueno que un producto lo diga, lo muestre y

alcance con un mensaje definido al público al que quiere llegar.

En ese momento se fusionaron todas las disciplinas. A fines de

2010, el departamento había crecido enormemente, y el requeri-

miento era que estuviera mucho más de lo que ya estaba, y evalué

la posibilidad de cerrar esa etapa, porque además era madre de

dos hijos chicos (Emilia de 5 años y Mateo de 9). Y me fui para

mi casa sin tener idea de qué iba a hacer. Me tomé unos días de

descanso y dije: “¿Qué es lo que mejor sé hacer?”. Y me di cuenta

de que era esto: bajar y ponerle contenido de nutrición –científico,

comprobado, confiable– a palabras entendibles, atractivas… y ese

es el marketing nutricional.

Armé esta empresa en enero de 2011. Empecé con los contactos que

tenía: agencias, clientes que ya conocía y ante otros me fui presen-

tando. Me valí mucho de las redes sociales para presentarlo; armé

una muy buena fan page y aprendí a gerenciarla. Y esa red fue lo que

me permitió que el proyecto fuera tomando forma. Si hubiera llevado

adelante este emprendimiento hace cinco años, no hubiera durado.

Hoy creo que es una necesidad, y cuanta más regulación haya en la

región y el país, más profesionales se van a precisar.

Los empresarios que solicitan tu asesoramiento, ¿qué

buscan? ¿Entienden el concepto de marketing nutricional

o se lanzan y dicen: “Vamos a ver qué resulta”?

Te pongo un ejemplo: llega un cliente, que tiene una pyme dedi-

cada a la producción de aceite de oliva y me dice: “Quiero que

me conozcan, tengo poco presupuesto, tengo un producto que

nutricionalmente es muy valioso… ¿qué estrategias proponés?”.

O en el caso de un cliente que va a realizar un nuevo pack, se le

orienta hasta dónde lee el consumidor para que se lea lo que el

cliente quiere que se lea, de forma responsable, ética, seria y sin

engañar al consumidor. De ahí que pensamos qué tipo de estrategia

se aplica más, y veo si lo llevo adelante sola o pido ayuda a otros

colaboradores. Y de a poco vas armando el puzle.

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SEÑAS PERSONALES

Si bien su lengua materna es el castellano, maneja otros cinco idiomas: inglés, alemán, hebreo, portugués y francés. En la terraza de su apartamento en Pocitos tiene una huerta en la que planta hierbas. “Es una forma de que mis hijos tengan algo de contacto con la naturaleza entre tanto cemento”, dice.

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ENTREVISTAENTREVISTA

Con presencia multimediaAdemás de tener su web personal (marketingdealimentos.com),

Luciana tiene su blog de coaching nutricional en el sitio web del

diario El Observador. Escribe para el portal 180, revista Bla y

tiene una columna en el programa Abre palabra en Océano FM.

¿No pensaste estudiar comunicación?

Ahora que lo hago, digo: “Yo tendría que haber estudiado comu-

nicación”. Ya no hago cursos de nutrición, ahora estoy estudiando

fotografía, voy a cursos de digital y estoy tratando de aprender lo

que no tuve en la carrera. La radio me parece fabulosa. Hice tele

muchos años, y escribir me gusta mucho también, pero disfruto

más que nada la radio. Lo que hago yo es

traducir a palabras más sencillas conceptos

que pueden sonarle como chino básico a

la gente, para que no se le tenga miedo

y siga siendo un disfrute el comer, pero

sabiendo qué se está llevando a la mesa.

Y, sobre todo, cómo se está educando a

quienes tienen a su cargo. El punto para

mí está ahí, por eso me gusta trabajar con

padres y maestras. Hoy en día, dentro

del programa de Huerta Orgánica de la

Fundación Logros, realizamos talleres de

educación nutricional para trabajar con

las maestras y los niños.

¿Y qué te llama la atención de las

consultas de quienes te escuchan o

te leen?

Es increíble cómo se dispara la cantidad de

entradas en el blog según el tema. Cuanto

más tangible es lo que se está contando, mayor el interés. Las pre-

guntas han variado: ya la gente sabe dónde está la sal, dónde está

el azúcar, que la leche entera y descremada es lo mismo respecto

al calcio y las proteínas. O sea, las preguntas no son tan básicas, la

gente afina más: “¿Qué opinas sobre el aceite alto oleico?”. ¡Antes

era impensable esa pregunta! Te decían que sabían que el aceite

de oliva era bueno, y nada más.

¿Se percibe un mayor cuidado en los uruguayos a la hora

de alimentarse?

Creo que hay mucha desinformación, y cuando no hay informa-

ción vos elegís por indulgencia o por precio. El rubro alimentos

en una casa en Uruguay es altísimo. Y es difícil el pienso –cómo

armar comidas que queden ricas y variadas– y el ejecuto. La

gente creo que no sabe todo lo bueno que puede comprar, y si

sabe o puede comprarlo, después no lo puede usar porque se le

pudre todo en la heladera. Entonces hay como un mix que lleva

a que no comamos tan bien. Los uruguayos comemos calorías

en exceso, pero en detrimento de la buena calidad nutricional.

¿Qué quiere decir? Comemos papa, pasta, arroz, carne, lácteos

(en algunas poblaciones menos de lo que deberíamos) pero nos

falta comer fruta, verdura y pescado, cuando la disponibilidad

está. Mis abuelos y bisabuelos, nutricionalmente no comían

adecuadamente; en aquella época no había demasiada tecnolo-

gía detrás de los alimentos y no había el

estrés con el que se vive hoy. En el medio

surgieron los supermercados, los delivery,

restaurantes, comida rápida, y agarró a

la generación de mis padres, que es una

generación con cero conocimiento nutri-

cional, que jamás te decían: “No comas

esto porque te hace mal, o comé tal fruta

porque es necesaria”. Lo único que decían

era: “Con la comida no se juega”. Ese es el

recuerdo de mi infancia. Esa generación es

la que nos crió a nosotros, y hoy en día los

que estamos criando hijos sí tenemos más

posibilidades de transmitir conocimiento

y deberíamos ser más responsables. A ver,

vos podés darle a tu hijo unos nuggets

porque te sacan de un apuro, lo que no

podés es dárselos todos los días. Ahora

se pasa de la chatarra total, y todo tiene

que ser verde y orgánico. Yo no estoy de

acuerdo. Primero enseñémosle al niño a comer una manzana

todos los días, y después vemos si es orgánico… y, si lo es, fan-

tástico. Ese paso todavía falta, y creo que no hay que ponerse

tan fundamentalistas.

¿No resulta difícil comer bien, rico y barato en Uruguay?

Absolutamente. Yo rescataría el volver a comer comida de casa,

a cocinar simple. Creo que tenemos que usar el concepto de

smartshopping y de smartcooking. ¿Qué es? Planifiquemos,

pongámosle un poco de cabeza. Hay que programar la compra de

la semana, del mes, y así no es necesario cocinar todos los días,

menos si tenés un freezer.