Enseñanzas del papa francisco no.105

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Enseñanzas del Papa Francisco. No.105

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Enseñanzas del Papa Francisco. No.105

Enseñanzas del Papa Francisco. No.105

El 19 de mayo dijo en parte de su homilía hablando

acerca del día en el que Dios nos llame a su encuentro:

¿Estoy preparado para encomendarme a Dios?,

¿para hacer la última despedida cuando Cristo me

llame a la otra vida?...En la vida “hay tantas despedidas”, pequeñas y grandes y hay también

“tanto sufrimiento, tantas lágrimas”

en algunos casos. ... También está

“la última despedida que todos nosotros debemos

hacer, cuando el Señor nos llama a la otra vida. Yo pienso en esto”.

Estas grandes despedidas de la vida,

“también la última, no son las despedidas de un ‘hasta pronto’, ‘hasta luego’, ‘hasta la vista’, que son despedidas que uno sabe que

vuelve, o inmediatamente o después de una semana. Hay

despedidas de las que no se sabe cuándo y cómo volveré...... Encomendar al Padre,

encomendar a Dios: éste es el origen de la palabra ‘adiós’.

Nosotros decimos ‘adiós’ sólo en las grandes despedidas, tanto de la

vida como en la última”.

...podemos pensar en nuestra despedida. Nos hará bien. ¿Quién será la persona que cerrará mis ojos?”.“...me hace bien imaginarme en aquel

momento. Cuándo será, no se sabe, pero vendrá el momento en el que ‘hasta luego’, ‘hasta pronto’, ‘hasta

mañana’, ‘hasta la vista’ se convertirá en ‘adiós’. ¿Yo estoy preparado para

encomendar a Dios a todos los míos? ¿Para encomendarme a mí mismo a Dios?

¿Para decir aquella palabra que es la palabra del encomendarse del hijo al Padre?”.

...“pensar que un día”, también nosotros, deberemos decir aquella palabra, “adiós”. “A Dios encomiendo mi alma; a

Dios encomiendo mi historia; a Dios encomiendo a los míos; a Dios encomiendo todo”.

“Que Jesús, muerto y resucitado nos envíe al Espíritu Santo, para que aprendamos aquella palabra, aprendamos a decirla,

pero existencialmente, con toda la fuerza: la última palabra, adiós”.

El 20 de mayo dijo en su catequesis sobre la familia: ...del apóstol Pablo:

«Ustedes, hijos, obedezcan a los padres en todo; porque esto agrada al Señor.

Ustedes, padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten»

...Por esto, la relación entre los padres y los hijos debe ser de una sabiduría,

de un equilibrio, muy grande. Hijos obedezcan a sus padres, eso le gusta a Dios.

Y ustedes padres, no exasperen a los hijos, pidiéndoles cosas que no pueden hacer.

Y esto es necesario hacer para que los hijos crezcan en la responsabilidad de sí mismos y de los demás.

Parecería una constatación obvia,

sin embargo, en nuestros tiempos

no faltan las dificultades. Es difícil para los padres

educar a sus hijos a quienes ven sólo por la noche, cuando vuelven a casa cansados del trabajo.

¡Aquellos que tienen la suerte de tener trabajo!

Y aún más difícil para los padres separados, a quienes les pesa esta condición:

pobres, han tenido dificultades, se han separado y tantas veces el hijo es usado como rehén y el papá le habla mal

de la mamá y la mamá le habla mal del papá, y se hace tanto mal.

...¡nunca, nunca, nunca usar al hijo como rehén!

Se han separado por tantas dificultades y

motivos, la vida les ha dado esta

prueba, pero que los hijos no sean quienes carguen el

peso de esta separación, que no sean usados como

rehenes contra el otro cónyuge,

que crezcan escuchando que la mamá habla bien

del papá, aunque no están juntos, y que el papá hable bien

de la mamá.

...¿Cómo educar? ...De hecho, se ha abierto una grieta entre la familia y la sociedad, entre la

familia y la escuela, el pacto educativo hoy se ha roto, y así la alianza

educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis

porque se ha minado la confianza recíproca.

Los padres...a menudo, privados de su papel, se vuelven excesivamente

aprensivos y posesivos con respecto a sus hijos, hasta

llegar a no corregirlos nunca: “Tú no puedes corregir al hijo”.

Tienden a confiarles siempre más

a los ‘expertos’, también para los aspectos más delicados y

personales de su vida, colocándolos en un rincón

solos; y así los padres hoy corren el riesgo de autoexcluirse de la

vida de sus hijos. ¡Y esto es gravísimo! Hoy hay

casos de este tipo.....los padres no deben autoexcluirse de la

educación de los hijos.

...la vida se ha convertido en avara de tiempo para

hablar, reflexionar, confrontarse.

Muchos padres son ‘secuestrados’ por el

trabajo – papá y mamá deben trabajar- y por otras

preocupaciones, avergonzados de las nuevas

exigencias de los hijos y de la complejidad de la

vida actual, y se encuentran como paralizados por el

temor a equivocarse.

El problema, sin embargo, no es sólo hablar. De hecho, un diálogo superficial no conduce a un verdadero encuentro de la

mente y del corazón. Preguntémonos más bien: ¿Buscamos entender ‘dónde’

los hijos verdaderamente están en su camino? ¿Dónde está realmente su alma? ¿Lo sabemos? Y sobre  todo: ¿Lo

queremos saber? ¿Estamos convencidos de eso, en realidad, no esperan algo más?

...El apóstol Pablo recuerda la reciprocidad de los

deberes entre los padres y los hijos:

«Ustedes, hijos, obedezcan a los padres

en todo; porque esto agrada al Señor. Ustedes, padres, no exasperen a

sus hijos, para que no se desalienten».

En la base de todo está el amor, aquel que Dios nos

dona, que «no falta al respeto, no busca su propio interés, no se

enoja, no toma en cuenta el mal recibido… todo perdona, todo cree, todo espera,

todo soporta».

También en las mejores familias es necesario soportarse y ¡Se necesita tanta paciencia para soportarse! Pero es así la vida.

La vida no se hace en laboratorio, se hace en la realidad. El mismo Jesús ha pasado a través de la educación familiar....Deseo que el Señor done a las familias cristianas la fe, la

libertad y la valentía necesarias para su misión.

Si la educación familiar reencuentra el orgullo de su protagonismo,

muchas cosas mejorarán, para los padres inciertos y para los hijos decepcionados.

Es el momento en que los padres y las madres regresen de su exilio, - porque se han auto-exiliado

de la educación de los hijos -, y re-asuman plenamente su papel educativo.

Esperemos que el Señor conceda a los padres esta gracia:

de no auto-exiliarse en la educación de los hijos. Y esto solamente puede hacerlo el amor, la ternura y

la paciencia.

El 20 de mayo dijo al término de la Audiencia

General: (…) se recuerde a tantos hermanos y hermanas

exiliados o asesinados por el sólo hecho de ser

cristianos. Son mártires”. “Deseo que ese momento de oración acreciente la

conciencia de que la libertad religiosa es un

derecho humano inalienable, aumente la sensibilización sobre el drama de los cristianos perseguidos en nuestro

tiempo y que se ponga fin a este inaceptable

crimen”.

El 21 de mayo dijo en parte de su homilía: Los cristianos tienen una misión en común: luchar por la unidad para que

no haya entre ellos “espíritu de división, de guerra, de celos. Una unidad que

no se consigue con “pegamento” sino con la “gracia de Dios”.

“La gran oración de Jesús” es que la Iglesia esté unida, que los cristianos

“sean una sola cosa”. Pero existe una “gran tentación”: la “mentira” y la “división”.

...“Y pedir esta gracia, que todos permanezcamos en Él. Y aquí nos indica para qué,

lo dice claramente: 'Padre, quiero que aquellos que me has entregado, también ellos estén conmigo donde yo esté'. Es decir, que éstos

permanezcan allí, conmigo. El permanecer en Jesús, de esta manera, termina en permanecer con Él 'para que contemplen mi gloria'”.

consuela escuchar a Jesús decir al Padre que no quiere orar sólo por sus discípulos sino también por aquellos que creerán en Él “mediante su

palabra”.

“Quizás, no estamos lo bastante atentos a estas

palabras: ¡Jesús ha rezado por mí!

Esto es una fuente de confianza: Él reza por mí, ha orado por mí... Imagino –es una figuración– cómo Jesús delante del Padre

está en el Cielo. Y así reza por nosotros, reza por mí. ¿Y qué ve el

Padre? Las llagas, el precio. El

precio que ha pagado por nosotros.

Jesús reza por mí con sus llagas, con su corazón

herido y continuará haciéndolo”.

El 22 de mayo en parte de su homilía dijo: “También nosotros podemos pensar:

¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí?, ¿cómo me mira Jesús?,

¿con una llamada?, ¿con un perdón?, ¿con una misión? Sobre el camino

que Él ha hecho todos estamos bajo la mirada de Jesús. Él nos mira siempre con amor. Nos pide algo, nos perdona lo

que sea y nos da una misión”.

“Entonces Jesús viene sobre el altar. Cada uno de nosotros

piensa: 'Señor, Tú estás aquí, entre

nosotros. Fija tu mirada sobre mí y dime

que debo hacer; cómo debo llorar mis errores, mis

pecados; cuál debe ser la valentía con la que tengo que caminar hacia adelante en el

camino que Tú has hecho antes”.

Al comienzo del Evangelio de San Juan, cuando Andrés acude donde su hermano

Pedro y le dice: “Hemos encontrado al

Mesías”, hay una mirada de

entusiasmo. Cuando Jesús fija su mirada en él

y le dice: “Tú eres Simón y serás llamado Pedro”

ocurre algo parecido. “Es la primera mirada, la mirada de

la misión”.Se trata de la “primera

mirada: la vocación es un primer

anuncio de la misión”. “¿Cómo es el alma de Pedro

en esta primera mirada? Entusiasta. Es el primer

tiempo de ir con el Señor”.

Después, el “arrepentimiento”, cuando Pedro niega a Jesús tres

veces: “Ha perdido todo. Ha perdido” y cuando el Señor le mira y cruzan

su mirada, llora. “El Evangelio de Lucas dice:

'Y Pedro lloró amargamente'. El entusiasmo de seguir a Jesús

se ha convertido en llanto, porque él ha pecado: él ha

renegado de Jesús”. “esa mirada cambia el corazón de Pedro, más que antes. El primer cambio es el del nombre y el de

su vocación. Esta segunda mirada es una

mirada que cambia el corazón y un cambio de conversión al

amor”.

Sobre la “misión”, que “es también la mirada en la que Jesús” le pide a

Pedro confirmar el amor hacia Él. Se lo pregunta tres veces, y en la última Pedro “parece triste, casi llora”.

“Triste porque por tres veces le preguntó '¿Me quieres?'. Y le dijo: 'Pero Señor, Tú lo sabes todo. Sabes que te quiero'. Respondió Jesús: '

Apacienta a mis ovejas'. Esta es la tercera mirada, la mirada de la misión”.Dejarse mirar por Jesús, ya que “no acaba ahí”, porque “Jesús va más

allá”.  El Señor predice a Pedro que también él deberá seguirlo por el camino de

la Cruz. “nos hará bien” pensar “en la mirada de Jesús sobre mí”.

El 23 de mayo dijo durante Audiencia en el Aula Pablo

VI: Actualmente se vive una cultura del descarte que adora “al dios dinero”

en cuyo nombre se mata a los niños antes de nacer.“El dios-dinero destruye y

provoca la cultura del descarte” con la que

“se descarta a los niños, se les explota o se les mata

antes de nacer”. “cuando defendemos el

derecho a la vida, lo hacemos para que la vida

pueda, desde su concepción a su término natural, ser

una vida digna, que no conozca las llagas

del hambre y de la pobreza, de la violencia

y de la persecución”.

Esta cultura, hace también que se descarte “a los ancianos, para que no

tengan un cuidado digno, no tienen las medicinas, tienen

pensiones miserables”.“Que los jóvenes no tengan trabajo es el sacrificio que esta sociedad mundana y

egoísta ofrece al dios dinero que está en el centro de

nuestro sistema económico mundial” y que “no tiene en

el centro al hombre y la mujer”.

“ahora se descarta también a los jóvenes” “en esta tierra tan generosa, piensen que el 40 por ciento

o un poco más, de jóvenes de 25 años en adelante no tienen trabajo”.

“en las parroquias, en las Cáritas parroquiales, vemos esto todos los días: hombres y mujeres que se

acercan un poco a escondidas para

tomar alimentos para comer… Un poco escondidos porque se han convertido en pobres de un

mes a otro. Y tienen vergüenza. Y esto sucede, sucede, sucede… Hasta ayer vivían una vida

digna”.

El 24 de mayo en su homilia por Pentecostés:...La Palabra de Dios, hoy de modo especial, nos dice que el

Espíritu actúa, en las personas y en las comunidades que están colmadas de

él, las hace capaces de recibir a Dios “Capax Dei”, dicen los

Santos Padres. Y ¿Qué es lo que hace el Espíritu Santo mediante esta nueva

capacidad que nos da? Guía hasta la verdad plena (Jn 16, 13), renueva la tierra (Sal 103) y da sus frutos (Ga 5, 22-23). Guía, renueva y

fructifica.

...El mundo tiene necesidad de hombres y mujeres no cerrados,

sino llenos de Espíritu Santo. El estar cerrados al Espíritu Santo

no es solamente falta de libertad, sino también pecado.

Existen muchos modos de cerrarse al Espíritu Santo.

En el egoísmo del propio interés, en el legalismo rígido – como la actitud de los doctores de la ley que Jesús llama

hipócritas -, en la falta de memoria de todo aquello que Jesús ha

enseñado, en el vivir la vida cristiana no como servicio sino como

interés personal, entre otras cosas. En cambio, el mundo tiene necesidad del valor,

de la esperanza, de la fe y de la perseverancia de los discípulos de Cristo.

El mundo necesita los frutos, los dones del Espíritu Santo, como enumera san Pablo:

«amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí» (Ga 5, 22).

El don del Espíritu Santo ha sido dado en abundancia a la Iglesia

y a cada uno de nosotros, para que podamos vivir con fe genuina y caridad operante,

para que podamos difundir la semilla de la reconciliación y de la paz.

Reforzados por el Espíritu Santo – que guía, nos guía a la verdad, que nos renueva a nosotros y a toda la tierra, y que nos da los frutos –

reforzados en el Espíritu y por estos múltiples dones, llegamos a ser capaces de luchar, sin concesión alguna, contra el pecado,

contra la corrupción que, día tras día, se extiende cada vez más en el mundo, y de dedicarnos con paciente perseverancia a las obras de la

justicia y de la paz”.

Al presidir el rezo del último Regina Coeli de 2015, dijo:...la Solemnidad de Pentecostés, una fiesta que subraya que “la Iglesia nace universal, una y católica, con una identidad

más abierta, que abraza el mundo entero, sin excluir a ninguno. ¡A

ninguno la madre Iglesia le cierra la puerta en la cara, a ninguno! Ni siquiera al pecador, ¡a ninguno!”

“Y esto por la fuerza, por la gracia del Espíritu Santo. La madre Iglesia abre, deja sus puertas abiertas a todos

porque es madre”.Así, se inicia entonces una nueva “estación”, la del

“testimonio y la fraternidad”, una nueva etapa “que viene de lo alto,

de Dios, como llamas de fuego que se posaron sobre la cabeza de

cada discípulo”.

“Era la llama del amor que quema cada dureza, era la

lengua del Evangelio que atraviesa los confines establecidos por los hombres y toca los corazones de las

multitudes, sin distinción de lengua, raza o nacionalidad”. 

“como aquél día de Pentecostés,

el Espíritu Santo es infundido continuamente

también hoy en la Iglesia y sobre cada uno de nosotros

para que salgamos de nuestras mediocridades y de

nuestros encierros y comuniquemos al mundo

entero el amor misericordioso del Señor”.

Además, se nos da para que “mientras anunciamos a Jesús resucitado, vivo y presente en

medio de nosotros, calentemos el corazón de los pueblos

acercándoles a Él, camino, verdad y vida”.

“La fiesta de Pentecostés nos hace revivir los inicios de la

Iglesia” y con el envío del Espíritu

Santo “los discípulos son

completamente transformados: el miedo es reemplazado por la

valentía, el estar encerrados cede al anuncio y cada duda es

impulsada por la fe llena de amor”.

...Es así como “la primera comunidad cristiana no permanece más replegada sobre sí misma, sino que comienza a hablar a la muchedumbre de diversa proveniencia de las grandes cosas

que Dios ha hecho, es decir, de la resurrección de Jesús,

que fue crucificado”. “el don del Espíritu restablece la armonía de las lenguas que se

perdió en Babel y prefigura la dimensión universal de la misión de los Apóstoles”.

En twitter dijo:Dios siempre nos espera, siempre nos

comprende, siempre nos perdona

Hay silencios de Dios que sólo se pueden entender

mirando a Cristo en la cruz.

Envía, Señor, tu Espíritu Santo a consolar y confortar a los cristianos perseguidos.

#free2pray

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