Ensayo La Resistencia

ENSAYO

LA RESISTENCIA: ERNESTO SÁBATO

ANA BETSABETH ÁVILA PARRA

YOHANNA ANDREA CASTILLO ALBAÑIL

FRANCI YURANI MATEUS ROLDAN

OSCAR ANDRÉS ROJAS FERIA

RAMIRO HERNANDO SOLANO CAMARGO

Grupo 3

UNIVERSIDAD DEL QUINDIO

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y BELLAS ARTES

CIENCIA DE LA INFORMACIÓN Y LA DOCUMENTACIÓN, BIBLIOTECOLOGÍA Y ARCHIVÍSTICA

REDACCION II

BOGOTÁ D. C., 2011

LA RESISTENCIA: ERNESTO SÁBATO 2

ENSAYO

LA RESISTENCIA: ERNESTO SÁBATO

ANA BETSABETH ÁVILA PARRA

YOHANNA ANDREA CASTILLO ALBAÑIL

FRANCI YURANI MATEUS ROLDAN

OSCAR ANDRÉS ROJAS FERIA

RAMIRO HERNANDO SOLANO CAMARGO

Grupo 3

ALBA LUCIA AGUIRRE FRANCOLicenciada en Tecnología Educativa

UNIVERSIDAD DEL QUINDIO

ARTESFACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y BELLAS

CIENCIA DE LA INFORMACIÓN Y LA DOCUMENTACIÓN, BIBLIOTECOLOGÍA Y

ARCHIVÍSTICA

REDACCION II

BOGOTÁ D. C., 2011


¿TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR? BASADO EN EL LIBRO LA RESISTENCIA

DE ERNESTO SÁBATO

En la vida siempre damos más importancia a aquellas cosas que nos generan una

satisfacción personal, que llenen los momentos y sentimientos que tenemos en nuestro

ser, convirtiéndonos en juguetes del entorno que nos rodea y acelerado nuestro ritmo

de vida igual al que maneja la sociedad actual, en donde se vive con ciertos elementos

que nos hacen presos ante la realidad de lo material, olvidando disfrutar de esas

pequeñas cosas que permiten que la vida sea placentera y feliz.

Como dice la frase de Ernesto Sábato “la televisión es el opio del pueblo” es muy

simple el comprender el significado de ella. Cada uno de nosotros le damos más

importancia a lo que esta ofrece y todo lo que hacemos tiende siempre a inclinarse

pasando los momentos de descanso o de ocio en torno a la televisión, la cual es

elemento que perturba el gozo de momentos que nos muestran el valor real de todo lo

que la vida nos ofrece, hay que ver las cosas desde un punto opuesto al de la

televisión, abrirse en relación a los momentos, a la familia, a los amigos o cosas que

por algún motivo consideramos simples pero que en realidad son las que alimentan el

cuerpo, el alma y el espíritu.

El letargo en el que vivimos se debe en gran parte a la pasividad que llevamos en torno

al masificado ambiente en el que nos desenvolvemos, el mundo y la sociedad tienden a

ser conformistas girando la vida en cosas materiales y elementos que hacen que

perdamos la sensibilidad ante la problemática que rodea la sociedad actual.

Las circunstancias y las pequeñas cosas son las posibilidades que nos hacen sentir

vivos, libres y leales a lo que realmente es el propósito de la vida en las personas,

tenemos que aprovechar el poco tiempo que tenemos libres, ya que este es un factor

que nos pasa cuenta de cobro, cuando queremos hacer, disfrutar y vivir la vida que

hemos soñado o pensado en otros momentos, ya es muy tarde, por lo cual cada día

ofrece un nuevo reto diario que debemos vivirlo acorde a nuestros propios sueños,


recuperando los valores y actitudes que son objeto de olvido en los seres humanos, el

fundamento de las cosas esta en lo pequeño, en lo simple, en lo que no valoramos pero

que nos permite sentir vivos y cómodos con ,lo que tenemos y somos.

Otra frase de Sábato que dice “si los lobos contagian a la masa, un mal día el rebaño

se convierte en horda” esto nos señala que si un elemento que está dañado o en mal

estado por factores o influencia de los medios masivos, este deja a su paso una

influencia a su alrededor y en algunas ocasiones todos estarán sujetos a las misma

circunstancias y elementos negativos que no permiten el buen desarrollo de la

personalidad de cada uno, e impiden sentirse libres, fieles a lo que la el alma, el

espíritu y la conciencia le dictan.

Las cosas pequeñas permiten el desarrollo de la conciencia y el entendimiento para ser

capaces de crear los grandes elementos u aportes y ser recordados a lo largo de la

historia.

Este capítulo del libro nos invita a disfrutar de esos pequeños momentos como un café,

el dialogo con un amigo, la familia, la naturaleza, los bellos momentos, sin cohibirnos de

hacer estas cosas, solo por estar sujetos a la televisión o por simplemente sacar la

excusa de no tener el tiempo necesario, la vida es hermosa, pero también corta, así que

aprovechemos el tiempo libre, brindando todo el amor que poseemos a todas aquellas

personas que nos rodean y a los seres que mas queremos.

No hay que dejar perder los valores, el dialogo, la dignidad y la libertad por cosas

irreales que causan incertidumbre y cansancio en nuestro ser externo e interno.

Debemos dejar salir el niño que llevamos que nos permite sentirnos vivos, felices y con

ganas de seguir descubriendo cosas nuevas.

Bien dijo Ernesto Sábato en algún momento…“En estos tiempos de triunfalismos falsos,

la verdadera resistencia es la que combate por valores que se consideran perdidos".

La sociedad actual a traviesa por una de las crisis humanas más fuertes en la historia

del hombre, la educación y formación de seres humanos hoy en día es tema que

incumbe a pocos o realmente llega a interesar y a preocupar a una inmensa minoría,


aun no solo refiriéndonos a una educación desde la academia en las competencias del

saber sino en una educación basada en las competencias del ser. Las presentes

generaciones y las venideras son el producto de un modelo económico y de sociedad

que solo busca una competencia entre semejantes, porque si bien es cierto, todos

somos iguales, todos somos seres humanos, sujetos de derechos y deberes, cada uno

de nosotros parte de un mismo territorio. Debería esto justificar la valoración a la

persona por aquello que es y no por lo que tiene, específicamente en aspectos

materiales, se debería considerar a la persona desde su esencia, sueños, actitudes, o

desde sus mismos valores.

Y es que si bien es cierto y retomando de nuevo la frase de Sábato, en estos tiempos

de triunfalismos falsos…, falsos porque no ha fijado la formación de personas que vivan

en armonía con sus semejantes, falsos porque a lo único que han llevado es a la

competencia entre hombres y mujeres, falsos porque ha reproducido la individualización

total de los seres humanos y aquella idea de bienestar común se ha quedado escrita en

muchos de los sueños de generaciones ya idas que si bien cuando pensaron en

construirlos también pensaban en su perduración por tiempos futuros, lamentablemente

hoy en día estos no se contemplan.

La verdadera lucha y la verdadera victoria se debe dar por la reconsideración de los

verdaderos valores en la construcción de una mejor sociedad, la reivindicación de los

derechos de todo ser humano y su valoración como verdaderas personas, y el trabajo

colectivo resultado de la unión de todos dentro de la armonía de una buena

convivencia. Es tal vez llegar a pensar en utopías, pero es también llegar a formar

imaginarios que forjen caminos de verdadera victoria.

Ahora bien, en la formación de este nuevo camino, es necesario tomar como punto de

referencia las antiguas generaciones, actores de un modo de vida que antes de este

modelo consumista, individualista y de competencia, reconocía y adoptaba con

seguridad todos y cada uno de los valores impartidos por la religión, aquella adoración y

fe puesta en dioses que colmaban el espíritu y alma de todo ser humano de paz,

esperanza y anhelos hacia un mundo mejor.


Es hora de pensar en el alcance de las utopías, en la realidad de los mitos y en la

realización de los milagros, para concebir de esta manera una sociedad que “no

renuncie a sus valores aun cuando el sueldo no les alcance para dar de comer a su

familia”. Es hora de comenzar la revolución desde las cosas pequeñas y aun más

desde la responsabilidad de formarse y educarse no solo dentro de los lineamientos

conceptuales sino también axiológicos, gran reto para cada uno de los estudiantes y

labradores del futuro de este país.

Como todo elemento del universo, el hombre es partícipe de la dualidad entre el bien y

del mal. Ernesto Sábato en esta tercera carta del libro La Resistencia plantea como

esta dualidad hace que constantemente los hombres porten máscaras para disfrazar

aquel de los dos polos que esté imperando y que solo ante nosotros mismos o ante

Dios somos capaces de no portar máscara alguna.

La dualidad hace que el alma del hombre se encuentre en ocasiones inclinada hacia el

bien, cuyo fundamento es el amor, y entre el mal que constantemente está tentando a

los hombres hacia ese lado.

Todas las grandes religiones fomentan la práctica de obras de amor hacia el prójimo,

tratando que las almas se inclinen hacia el lado del bien, lo que definitivamente prueba

la existencia del mal.

El hombre es capaz de cometer los más grandes y descabellados actos, como los

vistos en guerras y odios sin fundamentos, pero balanceando la ecuación, también

puede llevar a cabo actos de amor total y desinteresado hacia el prójimo, incluso

sacrificando su propio ser para que otros puedan gozar. En este extremo, prevalece el

bien común sobre lo individual.

Caemos en una carrera sin fin por obtener una supuesta felicidad dada por lujos y

auspiciada por la competitividad y el individualismo fomentados en los centros

educativos, y ya al final de este camino nos damos cuenta que la felicidad no estaba

dada por el dinero o la riqueza, sino que tal vez si hubiésemos seguido lo que

buscábamos acompañados de los seres queridos, alentados por los sueños que nos

inspiraban, hubiéramos alcanzado un gozo completo que no siempre va al lado de los


bienes materiales. Y al final del camino nos damos cuenta que ya se ha alcanzado una

edad considerable, y la sociedad lastimosamente va dejando de lado a aquellas

personas que ya no producen.

Lo que dejamos pasar ya no vuelve y lo que desperdiciamos hoy lo echaremos de

menos mañana, es por esto que la educación debería estar más centrada en luchar por

lo que nos queda en nuestro mundo, respetando las especies con las que convivimos.

Esto es necesario para mantener el equilibrio del que hablaba anteriormente. El daño

medioambiental que vivimos actualmente, arremeterá cruentamente contra todas las

especies del planeta, y los hombres seremos perjudicados, pero seremos también los

únicos responsables de haber infestado un paraíso por todas las plagas y males que se

inventaron en determinado momento para dotar al planeta de una falsa sensación de

bienestar.

Esto aplica también a nuestros seres queridos, cuántas veces los tenemos cerca y no

somos capaces de decirles cuanto los apreciamos, pero luego de una separación,

echamos de menos tantas cosas compartidas con esas personas. Se comienzan a

recordar conversaciones, momentos compartidos, gestos, etc., y ya es demasiado tarde

porque el tiempo no tiene regreso.

A los niños se les está bombardeando con un cúmulo de información que es imposible

de retener, y pierden horas sentados frente a la televisión o ante juegos de vídeo que

fomentan la violencia. El problema con la televisión radica en que la información que

suministra es monopolizada por un segmento de la población interesado en el

consumismo, envolviendo a los niños y jóvenes en redes cada vez más complicadas

que solo los alimentan en competitividad y el individualismo, necesarios para alcanzar

un supuesto éxito profesional, luego de salir del colegio.

Esta tercera carta es una invitación a vivir en equilibrio, a respetar nuestros seres

queridos y nuestro planeta, a disfrutar de las pequeñas cosas no materiales que llenan

nuestra alma de gozo y felicidad, a cambiar el rumbo de la educación ya que nos

convertimos en seres individualistas y competitivos capaces de pasar por encima de

cualquiera que se entrometa en nuestro camino.


Ernesto Sábato nos habla de cómo se han perdido los valores, los principios, como

nosotros vivimos afanosamente solo buscando dinero y bienestar, olvidándonos de

simplemente vivir y disfrutar de las cosas sencillas y simples de la vida.

Narra sobre la injusticia, justicia que es cada vez más lejana y que da la sensación de

que la democracia es incapaz de juzgar y condenar a los culpables, existen métodos

para manipular la justicia. La gente con mayor poder suele ser a la vez la más corrupta.

Por eso nos dice “el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Nos habla de cómo la sociedad cada vez es más corrupta y como la justicia es

deficiente; los pobres siguen siendo más pobres y es a los que más ataca la sociedad.

La democracia debe estar basada en el buen uso de la libertad. Pero lo triste es que en

es esta época no sabemos darle una buena utilidad a esta libertad, la gente

actualmente está condenada a trabajar durante varias horas al día para poder

sobrevivir y el dinero que se gana no es lo suficiente.

La tecnología es una herramienta y solo unos pocos se adueñan y enriquecen con esta,

mientras que alrededor sigue existiendo más gente pobre y con pocas posibilidades de

surgir. Solo unas pocas empresas son las que concentran o monopolizan los recursos y

las riquezas y abarcan el mercado no permitiendo la libre competencia. El pez grande

se come al pequeño. La grandes industrias van consumiéndose a las pequeñas

empresas, compitiéndoles con grandes maquinarias que las microempresas no pueden

tener fácilmente.

Nos muestra una frase importante de Gandhi que decía “Al hombre se le otorgaría la

libertad exterior hasta tanto no hubiera sabido desarrollar la libertad interior”, esta frase

nos queda para reflexionar.

La gente cada vez le teme más al fracaso, a muchos les gusta vivir solo de apariencias

sin demostrar quienes son en realidad, por eso nos acostumbramos a vivir en un mundo

solo de apariencias.

Antiguamente la gente tenía principios y valores muy bien fundados, se respetaban los

negocios y se respetaba la palabra a la hora de cerrar un negocio, no había necesidad


de tantos contratos y cosas escritas como actualmente, en la actualidad a la hora de

cerrar cualquier tipo de negocio o contrato se debe hacer por escrito ya que las

palabras se las lleva el viento y se olvidan rápidamente.

El autor Ernesto Sábato, nos muestra su inconformismo de cómo se desarrollan las

cosas actualmente, nos muestra las cosas un poco tristes y hasta trágicas, pero pienso

que todavía quedan personas con principios y valores y son estas personas y causas

las cuales debemos imitar, debemos enseñarle a nuestros hijos y a la juventud actual

sobre principios y valores para mejorar nuestra sociedad actual.

Rescato esta frase “El hombre no solo está hecho de muerte, sino también de ansias de

vida, tampoco únicamente de soledad sino también de comunión y amor”.

La sociedad está sujeta a esta cruel realidad que se vive a diario, en superación, en

trascender por la falta de estabilidad, en sobrevivir y suplir necesidades, todo esto se

debe al sometimiento por parte de otros y no analizamos que hay recursos que pueden

cambiar nuestras vidas, si dejáramos a un lado un poco el temor, todo sería diferente.

Sábato manifiesta el vértigo, que es el mayor problema que vive la sociedad, esto se

debe a la aptitud de las personas, por el nivel de estrés o aceleración, manifestando el

comportamiento de las personas, en su afán de cumplir con los horarios y las

actividades personales, esta es la manera en que esta sociedad se ha acostumbrado a

vivir.

El hombre tiene que vivir con velocidad deshumanizante, pero a la vez con ignorancia y

temor de hacer las cosas, la metodología de acoplarse y vivir tranquilamente, todo este

caos se ve afectado por la superpoblación que hay en la actualidad.

Se habla de serenidad una cierta lentitud, el vértigo no se manifiesta se ha asimilado,

se han perdido las costumbres religiosas, el dialogo entre la sociedad, el compromiso

por lograr mayor autonomía y espiritualidad.

Es tanta la responsabilidad de carga laboral que no nos damos cuenta de la

problemática que nos está agobiando, antes todo era diferente, la gente tenía tiempo


para todo, se ha perdido esta libertad. Seguir resistentes y no hacer nada para cambiar

y avanzar.

Todo esto se ha limitado por la superpoblación, por eso todo el mundo se limita a ser un

trabajador de horario, esta cobardía que no nos deja ver otros horizontes de cambio

radical, este miedo que sentimos en dar un paso adelante y alcanzar lo más anhelado,

la tranquilidad que se tenía antes todo se ha desvanecido y es causa de nuestro propio

comportamiento.

Seguir resistentes a lograr nuestra libertad con temor, todo esto cambiaria si los seres

humanos lograran cambiar las dificultades de modernidad y crisis económicas.

Tenemos que pensar un poco en el prójimo, en el que vive afuera, los que sufren, solo

pensamos en nosotros mismos, en salir adelante ya sea con dificultades, esta

problemática se vive porque no somos capaces de cambiarlo y caemos en tentación y

oscuridad infinita.

Tomando una de las frases de Sábato en donde dice: “Es un puente el que habremos

de atravesar, un pasaje”. Es el poder de convencimiento de temor de hacer las cosas,

de seguir la tradición de lucha, es el deseo constante de cambiar, para poder dedicar

más tiempo a nuestros seres amados, oponer resistencia y cambiar nuestro modo de

ver hacia un futuro y no quedarnos en un solo puesto, hay muchas cosas por alcanzar y

lograr. Sábato en su carta, nos da a entender que sobre todas las cosas, debemos

creer en la libertad, perder el temor, el vértigo y avanzar, ser libres y abrir nuevos

horizontes de esperanza, porque nosotros mismos nos hemos encargado de cambiarlas

y oponemos resistencia, es tratar de llevar una vida sana y tranquila, enriqueciéndonos

espiritualmente.

Tomando esta frase de Sábato en donde dice: “He olvidado grandes trechos de la vida

y, en cambio, palpitan todavía en mi mano los encuentros, los momentos de peligro y el

nombre de quienes me han rescatado de las depresiones y amarguras. También el de

ustedes que creen en mí, que han leído mis libros y que me ayudarán a morir”.

Aproximarse a la realidad de muerte es tratar de ver una especie de acto previo de la

vida que vivimos a través de toda la simbología que existe en el contexto de los actos


nobles de nuestras vidas. Esto advierte que existen actos comparativos en el proceso

de la existencia de los seres humanos y sus formas sacrificadas de abordar la cotidiana

elaboración de sus actos en la tierra. En otro sentido puede representar una forma de

perpetuar las incesantes labores que hacen parte de su misión como seres humanos y

como una manera de evidenciar que la muerte no es posible cuando lo actos son

loables.

Lo fundamental es cuando la vida se convierte en el vehículo de los anhelos y las

posibles victorias, se llega a concebir un respeto por las formas en que se vive la vida.

Es poder llegar al fin de cada día con las suficientes fuerzas que permitan abordar las

tareas de los futuros inmediatos. Esto puede ser una manera de como se cae, se sufre,

se levanta y se vuelve a la vida en términos figurativos. Sin reconocer que la muerte por

su parte es un aspecto de vida que se torna en una realidad y quienes deberían hablar

de ella por lo general no está para contar la experiencia. Es una realidad que ante los

ojos de quienes vivimos la vida no es necesariamente cierta.

En dicho sentido la idea no es acudir a la muerte para sustentar a través de ella, el

significado y lo fundamental de una moral colectiva y de la posible oda al sacrificio.

Tampoco se trata de compartir ideas de la adversidad y acudir a la vida, a ese instante

mayor de estar vivo aquí. Se trata, más bien, de vivir intensamente las experiencias

humanas susceptibles de ser vividas y no morir en el intento.

Los seres humanos por lo general inician el tránsito hacia la muerte desde el mismo

momento de nacer al mundo. Todo nuestro repertorio de vida, todas nuestras acciones

se orienta al “cumplimiento” la misión que consideremos tener, pero con el fin último de

arrancarle la mayor ración de vida. Es una manera de justificar la dimensión de las

tareas realizadas en cumplimiento de dicha misión.

Partir de dichos enunciados es considerar la estrategia de descifrar lo oculto en cuanto

al descenso del género humano. A saber, el ser humano confronta el peligro de la

muerte no por estar en correspondencia con la necesidad de sentirse un héroe,

tampoco con la idea de ser extrañado, tampoco para que su manera de pensar y ver la

vida, le permita fluir hacia el futuro y mucho menos para que en lo posible el destino sea


compensado por un pasado inmediato en la memoria de su comunidad. Al enfrentarse a

los actos que implican el sacrificio de morir en medio de las grandes acciones.

Creo que la idea es simbolizar cosas de gran importancia que puedan trascender todo

cuanto sea esencial en el proyecto de vida, y puede ser que en ese momento, no se

haya interiorizado de modo contemplativo: un acto en la era de la destrucción del

pasado, consolidar la vida interior presente y el impacto de la forma de pensar la

estructura social en que el ser humano se desarrolla.

En otros términos la muerte puede ser una forma de cantar victoria, cuando se siente

que se ha vivido bien, hasta llegar a concebir que la misma muerte pueda llegar a

significar una nueva forma de vivir la vida.

Ahora bien, en términos históricos, puedo atreverme a decir que la muerte puede llegar

a simbolizar la construcción de una simbología o una conciencia colectiva espiritual.

Entonces la vida y la muerte pueden fluir de tal manera un sueño de libertad que se

vean fortalecidos por los estímulos de la sociedad. Es decir, en la que desarrolla al

máximo el potencial humano que posee. A través de la vida y la muerte se puede

ingresar a la resolución de los deseos de vivir y con la muerte de otros potenciar los

actos del amor entre los individuos.

Pensar en la humanidad misma, es recrear la memoria, la manera de hacerse visible a

los recuerdos que por lo general son discontinuos y en algunos instantes u olvidadizos,

puesto que al parecer así es precisamente la vida. La discontinuidad de los deseos, los

sueños, nos permiten sostener los días de ardua labor. Muchos de los recuerdos se

pueden desdibujar al evocarlos, puesto que han sobrevenido del polvo de la tierra en la

que vivimos. Nuestras memorias, no son las memorias de los otros. En dicho contexto

un ser humano puede vivir muy poco, sentir mucho de lo vivido, en la manera de vivir

ampliamente, la vida de los otros.

De cuanto vivimos y dejamos escrito en nuestras páginas de nuestro cuaderno se

desprenden siempre algunas páginas, como el impacto del otoño en el bosque. Por

todas las esquinas de la humanidad accedemos al conocimiento. Para unos es un

manual de la gran revelación, para otros las líneas por escribir de sus experiencias. De


tal manera que al final lo escrito con la vida, sea como la misma vida que vamos

perdiendo.

En el plano personal los libros mediante los cuales elaboro los actos de mi formación

profesional, pueden significar fuente de vida, para la vida que deseo consolidar.

Siempre y en mucho espacios del mundo de la vida podemos imaginar, jardines con

flores deslumbradoras, altos follajes algo sombríos, silencios que se hacen misterios

por develar. Sonetos celestiales, más allá de los hechos, más allá de la vida.

Alguna vez José Martí escribió que "morir es lo mismo que vivir, y mejor si se ha hecho

lo que se debe".

Por lo general empleamos el tiempo del universo para sentir al máximo la vida, por lo

tanto nos convertimos en punto de referencia de las nuevas generaciones, de muchos

episodios de la historia.

En eventos difíciles de la vida, representados en tragedias que convocan nuestra

solidaridad nos relacionamos con el dolor de los otros y asumimos actos bondadosos e

imaginamos que esta vasta tierra es de todos y nos cobijamos con el mismo amor al

otro. Pero olvidamos el instante rápidamente. Lo hacemos olvidadizo con la idea de que

ya pasará.

En términos del mismo Martí, podemos decir que… "En el principio está la muerte. Uno

se vuelve humano cuando escucha y asume la certeza de la muerte. La muerte como lo

irreparable. Morir de veras es siempre “morirnos”. La ausencia de los seres amados, en

esta certeza oscura se despierta antes o después nuestra conciencia y allí queda

pensativa. Hemos nacido de la muerte. Y ante esta situación sólo caben dos opciones:

la desesperación o la alegría por estar vivos, y decir en ese penúltimo instante.... "No

me da miedo morir, es sólo que no me gustaría estar presente cuando ocurra".

En síntesis, con la muerte puede finalizar la manera de pensar la vida, la idea de ser

libre individual y colectivamente.


BIBLIOGRAFÍA

Sábato, Ernesto. (2000) La Resistencia. Argentina: Grupo Planeta

El Ensayo. (2006, Diciembre).

Recuperado el 15 de mayo de 2011, de

http://www.monografias.com/trabajos14/nociones-basicas/nociones-basicas.shtml

Guía para la escritura del ensayo.

Recuperado el 15 de mayo de 2011, de http://www.spanish.fau.edu/gamboa/ensayo.pdf

El ensayo.

Recuperado el 22 de mayo de 2011, de

http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/tipologia/argumentacion/ensayo.htm

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