Encuentro Luis García Montero

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CLUB DE LECTURA 2012-2013 BIBLIOTECA LOPE DE VEGA. TRES CANTOS LOS AUTOMÓVILES Los automóviles llegaron aquí un año de repente, y con ellos el tiempo, hacia mil novecientos cincuenta y ocho entonces. Están los mismos tilos al borde del jardín, los mismos ojos detrás de la ventana, siempre conventual a las fuentes vacías del invierno. Nos fue dado el amor de pronto por la vida y sus cosas pequeñas, armarios diminutos donde encerrar la infancia. ¿Recuerdas? Era blanco el tejado, y se posan aún de día las palomas y sus ojos nos miran como un fuego tardío cada vez que salimos huyendo de la casa. Yo he buscado su piel en todas mis amantes, la marejada rubia de sus hombros, la formación de almendras que estallaba en su boca y que luego ponía en las manos de él, él, que estaba allí, allí también entre nosotros, como un inmenso capitán de plomo. Yo me pregunto entonces si este rostro es mi rostro o es la vieja pasión de una guerra perdida. Dos minutos ahora para salir a escena. Sentir sobre el escote cómo arden los focos: canta, canta para París y para Siena, tú que crees que el tiempo no es asunto de tilos y palomas, mi viejo capitán de plomo herido, cierra tu dulce corazón desperdiciado a las nieves de un parque, como si amaneciese y abrieras la ventana y por primera vez notases que el invierno se ha convertido en éxito. (De: Tristia) A FEDERICO, CON UNAS VIOLETAS II Y recuerdo una brisa por los olivos. F. G. L Después de la prisa cansada de los últimos trenes nada vuelve. Sólo queda tu rostro sobre Broadway y es difícil, de tanta soledad, cerrar los ojos sin dudar que existes. Absurda esta lengua de fuego que parte el horizonte, que se extiende indomable sobre los corazones, multiforme y herida, que revienta y parece la sonrisa forzada de una máscara rota. Sola la ciudad se disfraza en un escalofrío y sus ojos te apuntan lineados y ciegos como un rastro de dientes que se olvide en los hombros. Entonces el alcohol es la sangre que desnuda los labios, porque viene la noche, porque llega la muerte sobre un brazo doblado para dejarte a solas con tus años. Triste por los olivos, mientras Harlem entorna sus ventanas, el tiempo es una brisa que ya nadie recuerda. (De: El Jardín Extranjero)

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Poemas que se leerán en el Encuentro con Luis García Montero

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LOS AUTOMÓVILES Los automóviles llegaron aquí un año de repente, y con ellos el tiempo, hacia mil novecientos cincuenta y ocho entonces. Están los mismos tilos al borde del jardín, los mismos ojos detrás de la ventana, siempre conventual a las fuentes vacías del invierno. Nos fue dado el amor de pronto por la vida y sus cosas pequeñas, armarios diminutos donde encerrar la infancia. ¿Recuerdas? Era blanco el tejado, y se posan aún de día las palomas y sus ojos nos miran como un fuego tardío cada vez que salimos huyendo de la casa. Yo he buscado su piel en todas mis amantes, la marejada rubia de sus hombros, la formación de almendras que estallaba en su boca y que luego ponía en las manos de él, él, que estaba allí, allí también entre nosotros, como un inmenso capitán de plomo. Yo me pregunto entonces si este rostro es mi rostro o es la vieja pasión de una guerra perdida. Dos minutos ahora para salir a escena. Sentir sobre el escote cómo arden los focos: canta, canta para París y para Siena, tú que crees que el tiempo no es asunto de tilos y palomas, mi viejo capitán de plomo herido, cierra tu dulce corazón desperdiciado a las nieves de un parque, como si amaneciese y abrieras la ventana y por primera vez notases que el invierno se ha convertido en éxito.

(De: Tristia)

A FEDERICO, CON UNAS VIOLETAS

II

Y recuerdo una brisa por los olivos. F. G. L

Después de la prisa cansada de los últimos trenes nada vuelve. Sólo queda tu rostro sobre Broadway y es difícil, de tanta soledad, cerrar los ojos sin dudar que existes. Absurda esta lengua de fuego que parte el horizonte, que se extiende indomable sobre los corazones, multiforme y herida, que revienta y parece la sonrisa forzada de una máscara rota. Sola la ciudad se disfraza en un escalofrío y sus ojos te apuntan lineados y ciegos como un rastro de dientes que se olvide en los hombros. Entonces el alcohol es la sangre que desnuda los labios, porque viene la noche, porque llega la muerte sobre un brazo doblado para dejarte a solas con tus años. Triste por los olivos, mientras Harlem entorna sus ventanas, el tiempo es una brisa que ya nadie recuerda.

(De: El Jardín Extranjero)

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NOCTURNO

Con algo de salvaje impertinencia me sorprende el silencio, la oscuridad doméstica de un viernes de golpe interrumpido. He apagado la luz. Por un momento me apoyo en la pared, y acomodado sobre la lenta noche cierro los ojos como quien cierra un libro. Sé que a mi espalda se deshace el calor de los objetos y que detrás de la cortina brilla la sombra inútil que asciende de la calle. En esta misma puerta, muchas veces, me he sentido infeliz. Conozco la insidiosa y atormentada paz del sillón solitario, sus abusos de amistad a destiempo, y el resto de la historia que se ha quedado ardiendo tantas veces sin orden en la mesa. y aunque también mis pasos están desorientados, el pasillo de hoy no se parece a un túnel: es oscuro al modo de palabras imprecisas, como noches de agosto con jazmines. En recuerdo de su asombroso olor a pervivencia, quiero cruzar la casa y desnudarme a tientas, sin molestar, sin encender siquiera las luces del espejo, para no preguntarme de qué sirve un oasis, si el corazón conoce los desiertos y sabe que lo esperan como huellas antiguas que ya están por delante.

¡Bienvenido calor entre las sábanas, conocida presencia en duermevela, cuerpo de algunos días suficientes! Por hoy me basta tu perfil que se acomoda al mío y el sueño deseable, mientras que turbiamente pienso en la luna ebria y en el hombre que encuentra al levantarse olor frío a tabaco.

(De: Las flores del frío)

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HOMBRE DE LUNES CON SECRETO Este lunes de Abril templado y diligente muy de mañana, sin haber dormido. Por la cafetería cruza el buitre de los horarios laborales, entre tazas, tostadas y periódicos se discuten las ultimas noticias, y el hombre del secreto se sumerge en el túnel de una nueva semana. Deshoja el bienestar de su café sonríe a quien le mira, se consuela, porque tiene un secreto. Los cuerpos juveniles son presente, pero nos llega impuesta del pasado la inocencia arbitraria de sus conversaciones. El hombre del secreto lo comprende camino del trabajo, cuando los estudiantes llenan el autobús y un tumulto de cuerpos con la cara lavada se apodera del lunes. Los ve crecer, observa como un grito de incógnita en sus ojos, una inquietud después desvanecida por usura del tiempo. Vivir es ir doblando las banderas. El hombre de los ojos encendidos se hiere con las rosas académicas, consigue entre saludos, puñales y cipreses cruzar el campus universitario, recorre los pasillos en busca de su aula de su clase, pero tiene un secreto y el tema diecinueve se convierte en materia de asombro, poemas que se escapan de la página,

versos que llegan a la cima de una mirada en vilo, alguien que deja los apuntes y los libros de texto, para cerrar las manos hasta herirse con otra rosa viva mucho más inclemente, la rosa de un secreto en el alma de un lunes. Abre la puerta del despacho y los libros sonríen como cómplices viejos. En ellos ha leído lo que siente, solo literatura descentrada. Pero esta vez no, esta mañana no, y el hombre del secreto al levantarse se miró en el espejo, y descubrió el enigma de sus extraños ojos encendidos, y se dijo que no, esta vez no. ¿Y la ciudad?.Abierta de luz, cuerpo tendido, ha cambiado de piel en la ventana. Y no será paciencia, ni callejón nocturno, ni día laborable de tráfico dudoso. Así que va al teléfono, busca la tinta azul del numero apuntado en el carnet de conducir, la condición de un lunes que ya no tiene voluntad de fecha sino de fruta, de sabor en los labios. El hombre del secreto marca y dice: "Buenos días, soy yo, he terminado". (De: Completamente viernes)

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CABO SOUNION

Al pasar de los años, ¿qué sentiré leyendo estos poemas de amor que ahora te escribo? Me lo pregunto porque está desnuda la historia de mi vida frente a mí, en este amanecer de intimidad, cuando la luz es inmediata y roja y yo soy el que soy y las palabras conservan el calor del cuerpo que las dice. Serán memoria y piel de mi presente o sólo humillación, herida intacta. Pero al correr del tiempo, cuando el dolor y dicha se agoten con nosotros, quisiera que estos versos derrotados tuviesen la emoción y la tranquilidad de las ruinas clásicas. Que la palabra siempre, sumergida en la hierba, despunte con el cuerpo medio roto, con el amor, como un friso desgastado, conserve dignidad contra el azul del cielo y que en el mármol frío de una pasión antigua los viajeros románticos afirmen el homenaje de su nombre, al comprender la suerte tan frágil de vivir, los ojos que acertaron a cruzarse en la infinita soledad del tiempo. (De: Completamente viernes)

COMPLETAMENTE VIERNES

Por detergentes y lavavajillas, por libros ordenados y escobas en el suelo, por los cristales limpios, por la mesa sin papeles, libretas ni bolígrafos, por los sillones sin periódicos, quien se acerque a mi casa puede encontrar un día completamente viernes. Como yo me lo encuentro cuando salgo a la calle y está la catedral tomada por el mundo de los vivos y en el supermercado junio se hace botella de ginebra, embutidos y postre, abanico de luz en el quiosco de la floristería, ciudad que se desnuda completamente viernes. Así mi cuerpo que se hace memoria de tu cuerpo y te presiente en la inquietud de todo lo que toca, en el mando a distancia de la música, en el papel de la revista, en el hielo deshecho igual que se deshace una mañana completamente viernes. Cuando se abre la puerta de la calle, la nevera adivina lo que supo mi cuerpo y sugiere otros títulos para este poema: completamente tú, mañana de regreso, el buen amor, la buena compañía.

(De: Completamente viernes)

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CANCIÓN PRESENTIMIENTO

Seguramente nadie pudo decirnos que la luz era un túnel sin salida, que el sol era la sombra y el mar un sentimiento de la piedra. Seguramente nadie, nadie quiso advertir en los periódicos una flor que era invierno, una ley que era espada y esta nube, sospecha de la roca. Así, amaneció de negro el día blanco, y la luna fue escombro a las dos de la tarde, cuando salió la víbora de los grandes desiertos para buscar almohadas y conocer la nieve. Y los años perdían la memoria, y el desván se cerraba en las alas del águila, y cada huella presentía el hielo, y cada uno se aferró a su nombre como a un leño en el mar, navegando en la herida de una frase, en las puestas de sol, entre las cartas y los documentos. Así, con la rutina de las salas de urgencia, vino el sapo viscoso de la lluvia, y nos besó en la boca. (De: Las palabras del perseguido. Canciones)

SONETO DE MADRID. SONETO HERIDO 11 de marzo 2004 La lluvia en el cristal de la ventana, el aire de la plaza compartida, el pañuelo de sombras de la vida, la noche de Madrid y su mañana, el amor, la ilusión del porvenir, el dolor, la verdad de lo perdido, la constancia de un sueño decidido, la humana libertad de decidir, la prisa, la política, el mercado, las noticias, la voz, el indiscreto esfuerzo por saber lo silenciado, el rumor, las mentiras y el secreto, todo lo que la muerte os ha quitado, quisiera devolverlo en un soneto. (De: En pie de paz)

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NOCTURNO A Ángel González Aplauden los semáforos más libres de la noche, mientras corren cien motos y los frenos del coche trabajan sin enfado. Es la noche más plena. Ninguna cosa viva merece su condena. Corazones y lobos. De pronto se ilumina en su sillín con prisas la línea femenina de un muslo. Las aceras, sin discreción ninguna, persiguen ese muslo más blanco que la luna. Pasan mil diez parejas derechas a la cama para pagar el plazo de la primera llama y firmar en las sábanas los consorcios más bellos. Ellas van apoyadas en los hombros de ellos. Una federación de extraños personajes, minifaldas de cuero, chaquetas con herrajes y el hablador sonámbulo que va consigo mismo, la sombra solitaria volviendo del abismo. Luces almacenadas, que brotan de los bares, como hiedras contratan las perpendiculares fachadas de cristal. Hay letreros que guiñan, altavoces histéricos y cuerpos que se apiñan. El día es impensable, no tiene voz ni voto mientras tiemble en la calle el faro de una moto, la carcajada blanca, los besos, la melena que el viento negro mueve, esparce y desordena. Yo voy pensando en ti, buscando las palabras. Llego a tu casa, llamo, te pido que me abras. La ciudad de las cuatro tiene pasos de alcohólica Desde el balcón la veo y como tú, bucólica geometría perfecta, se desnuda conmigo. Agradezco su vida, me acerco, te lo digo, y abrazados seguimos cuando un alba rayada se desploma en la espalda violeta de Granada. (De:Rimado de ciuda)