Elecciones Presidenciales en Venezuela
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¿QUÉ PASO EN EL MUNDO?
ELECCIONES PRESIDENCIALES EN VENEZUELA REPERCUSIONES DEL TRIUNFO DE NICOLAS MADURO
Por FEDERICO HORAK Licenciado en Relaciones Internacionales
“Otra victoria como esta, y volveré solo a casa”. Esas
fueron las palabras que se le atribuyen a Pirro, rey
de Epiro, luego de que consiguiera una victoria sobre
los romanos a costa de la vida de miles de sus hom-
bres. De allí surgió la expresión “victoria pírrica”,
refiriéndose a una victoria que, debido a su enorme
costo, acaba ocasionando un daño tal al vencedor
que prácticamente equivale a una derrota. Esa es la
forma en que mejor puedo describir la posición de
Nicolás Maduro el pasado 14 de Abril. Puede que la
descripción no sea acertado, pues si bien no dudo
del carácter pírrico del acontecimiento, sí tengo se-
rias dudas de llamarlo “victoria”.
La muerte de Hugo Chávez el pasado 5 de Marzo
sembró en Venezuela una gran duda principal:
¿Quién podrá dirigir el país? Se esperaba que el 14
de Abril, la fecha elegida por el entonces presidente
de facto de Venezuela, y candidato presidencial Ni-
colás Maduro, para la celebración de los comicios
generales, encontraríamos una respuesta desde las
urnas a esta cuestión. Sin embargo lo sucedido el
pasado domingo no ha hecho más que plantear más
interrogantes, interrogantes que ya no solo hacen a
la cuestión política, sino que ponen al país caribeño
al borde a una crisis social de impredecible magni-
tud.
Hemos de empezar por los resultados de los comi-
cios. Tras una larga espera (más larga de lo habi-
tual), y en medio de denuncias de robo de urnas,
amenazas, y restricción del acceso a Internet, el
Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela
anunció en la madrugada argentina la tendencia irre-
versible a favor del chavista Nicolás Maduro, quien
con el 99% de las mesas escrutadas se ubicaba por
delante del candidato opositor, Henrique Capriles
Radonski, con 50,66% de los votos contra 49,07%.
La diferencia mínima, sumada a las denuncias de
irregularidades en distintas sedes electorales, y a
datos con los que contaba el búnker de campaña de
Capriles, impulsó al candidato opositor a desconocer
el resultado, pidiendo al CNE que abra las urnas y
haga un recuento para poder legitimar o desestimar
el resultado anunciado previamente. El pedido ha
sido, al menos hasta el momento, desoído por parte
de las autoridades chavistas del CNE, las cuales ase-
guran que el resultado era el que habían anunciado,
y que no habría un recuento de votos. Lo que es
más, varias personas denunciaron a través de las
redes sociales que muchas urnas fueron encontradas
arrojadas en la calle y hasta quemadas. Fue por ello
que Capriles decidió convocar a la población que
descreyera del resultado a manifestarse en el CNE,
exigiendo hacer valer sus derechos, y pidiendo el
esclarecimiento del resultado electoral.
Ahora bien, es probable que el recuento jamás tenga
lugar, y es casi seguro que Maduro será reconocido
legalmente como el nuevo presidente venezolano.
Sin embargo, más allá de los números crudos, desde
el chavismo tienen poco que festejar, y mucho de lo
que preocuparse. En términos políticos la principal
preocupación del nuevo gobierno venezolano será la
misma figura del presidente electo. Nicolás Maduro,
quien en la semana posterior a la muerte de Chávez
superaba en casi 20 puntos porcentuales a Henrique
Capriles, logró diluir en poco más de un mes el capi-
tal político que la muerte del caudillo caribeño le
había ofrecido.
Quizás haya sido su falta de carisma; quizás sus
pobres intentos por imitar al presidente difunto;
quizás haya sido el exceso de misticismo y parafer-
nalia sobrenatural que motorizó su campaña. Lo
cierto es que en 40 días Maduro permitió que Capri-
les le recortara la ventaja hasta acabar a poco más
de un punto de distancia, y cuestionando severa-
mente el triunfo bolivariano. Maduro
deberá entender que Chávez hubo
uno solo, y que su forma de lideraz-
go murió con él. Cuanto antes lo
entienda, menor va a ser el apoyo
que perderá.
En segundo lugar, las elecciones
dejaron en evidencia a una sociedad
fracturada al medio. No es novedad
que la sociedad venezolana se en-
cuentra dividida, pero nunca desde
que Chávez llegó al poder fue esta
división tan marcada y equilibrada
en ambos bandos. Lo que empeora
la situación es que esta división res-
pecto a los apoyos al gobierno o la
oposición parece haber llegado a la
columna vertebral del chavismo: las Fuerzas Arma-
das. Ha habido en los últimos días numerosos ru-
mores respecto a militares que cuestionan el lide-
razgo de Maduro y que incluso apoyan las denun-
cias de fraude presentadas por Capriles. Hay inclu-
so quienes afirman que Capriles estuvo reunido la
noche del 14 de Abril, poco antes del cierre de los
comicios, con la cúpula militar venezolana. El difun-
to Chávez tuvo siempre la lealtad de las Fuerzas
Armadas. Él formaba parte de ellas. Pero en el caso
de Maduro, tendrá que hacer méritos para obtener
su lealtad.
Finalmente, Maduro deberá lidiar con la principal
amenaza que tuvo Hugo Chávez en los últimos años
de su mandato: la crisis económica. Venezuela en-
frenta una situación económica que mantuvo du-
rante años niveles de inflación insostenibles, lleván-
dola a una devaluación de más del 40% en los últi-
mos meses. El desabastecimiento de productos ele-
mentales es moneda corriente en la capital, y su
economía continúa dependiendo exclusivamente de
los ingresos provenientes del petróleo. Cualquier
desmejoramiento, en un contexto de marcada divi-
sión social y de duros cuestionamientos a la legiti-
midad de su presidencia pueden poner a Maduro en
jaque.
Nicolás Maduro consiguió una victoria el pasado
domingo. Sin embargo no creo equivocarme en afir-
mar que pagó por ello un costo más que excesivo.
Las denuncias de fraude amenazan con minar la
frágil legitimidad que obtuvo, y tiene frente a sí un
oscuro panorama económico. La sociedad venezola-
na, la mitad de ella al menos, aprovechará por su
parte cualquier oportunidad de protesta para col-
mar las calles. De todas formas no veo ni en su es-
caso margen de dudosa victoria, ni en la economía,
ni mucho menos en la sociedad opositora, la princi-
pal amenaza al gobierno de Maduro. Ella se en-
cuentra en el seno del chavismo, representada por
las Fuerzas Armadas disidentes. Tendremos que
mantener los ojos puestos en ellas, pues sus alinea-
mientos en los próximos días, y la forma en que
reaccionen frente a lo que prometen ser masivas
protestas lideradas por Capriles, definirán el destino
del gobierno de Maduro en el corto plazo. Un go-
bierno que, de no encontrar solución a estos pro-
blemas, creo personalmente, no será demasiado
largo.
“(…)
Cualquier
desmejoramie
nto, en un
contexto de
marcada
división social
y de duros
cuestionamien
tos a la
legimitidad de
su
presidencia,
pueden poner
a Maduro en
jaque(…)”