El último ángel (titulo NO oficial NI final)

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Previo muy provisional (falta el 90%) de esta obra. No está ni corregido ni revisado, se podría decir que un simple borrador

Transcript of El último ángel (titulo NO oficial NI final)

  • Nota

    Tras revisar un par de errores decido crear este previo para ver cmo va avanzado la presente obra, una vez ms vuelvo a reiterar que todo es provisional. Como se puede comprobar la portada e incluso el titulo vuelve a ser distinto a la anterior versin. Las modificaciones relevantes han sido el aadido de un par de lneas ms al captulo 1 y el aadido de 2 capitulos ms. Dicho esto solo me queda decirpaciencia, queda mucho por hacer ^^

  • 1

    Observ como Nekane verta lentamente el t en su taza mientras yo agarraba con tranquilidad aquella taza de caf con hielo. -Ms caf?- . -No gracias- respond Todava no se ha deshecho el hielo. Nekane sonri de manera amable. -Sabes? Me alegro de que las cosas se vayan solucionando. Reconozco que no ha tenido que ser nada fcil vivir lo que has vivido. Pero Qu voy saber yo verdad? Por mucho que me empee en ponerme en tu piel las sensaciones jams llegarn a comprenderse-. Apoy mi mano sobre mi sien dejando que mi cabeza reposara por un instante. Deba reconocer que no haba sido nada fcil estabilizarse. Cambios de trabajo, extraas compaas, unos momentos duros que se empearon en poner mi vida en una constante pendiente que no dejaba de crecer y crecer. Afortunadamente haba podido escalar aquella montaa de dificultades. A mis veintiocho aos me haba logrado estabilizar tanto social como personalmente. Poda decir que era toda una mujer hecha y derecha. Con mis ideales y mis sueos, una chica normal y corriente. Por otro lado poda decirse que fsicamente me encontraba cmoda con mi propio cuerpo. Mis ojos marrones no destacaban entre la multitud. Mi media melena oscura tampoco era algo que se saliese de unos cnones de belleza que nunca podra llegar a entender. Me senta bien con mi altura de un metro sesenta y siete. Quizs, como muchas otras mujeres, de lo nico que poda quejarme eran de esos kilillos de ms que toda mujer crea tener. Por eso mismo poda sentirme orgullosa de algo: era siempre yo misma -Sabes Aysel? A veces tengo la sensacin de que tu ngel de la guarda est cerca. No s, llmeme rara o excntrica pero no te da esa sensacin?-. Dijo Nekane mirndome por encima de sus gafas. Esta vez la que sonre fui yo. Tuve incluso que disimular mi sonrisa limpindome la boca con una servilleta de papel. -Perdona que me ra pero sabes que mi ngel de la guarda no existe, march-. Nekane sonri de una manera extraa hacindome intuir que algo tramaba o que alguna idea alocada pasaba por su jovial mentalidad. -Y aquel chico alto del que me hablaste una vez? Me dijiste que era como tu ngel de la guarda-

  • Nekane me sac la lengua en un claro gesto gamberro y desenfadado. -March lejos, muy lejos Respond agachando mi mirada Lo ltimo que supe de l era queque era libre simplemente lejos de este lugar-. Nekane se qued pensativa. -Entonces no puede ser l un ngel libre? Menuda estupidez, un ngel siempre est atado a una misin.como la de protegerte uuuuuuuuuu uuuuuuuuuu-. Esta vez no pude contener mi risa por lo que las dos comenzamos a rer. En ocasiones observaba a Nekane con admiracin. Se trataba de una mujer de unos cuarenta y tres aos, con una envidiable melena rubia, de mirada azulada siempre bajo sus inseparables gafas, una altura media y, aunque ella lo negase, yo le encontraba que le hacan falta un par de kilos. Haba aparecido en ese momento de mi vida en el que todo se tambaleaba de manera peligrosa. La conoc en uno de esos cursillos de ingls incompletos que todos hemos hecho alguna vez en la vida. Rpidamente nos convertimos en grandes amigas. De vez en cuando, y cuando el trabajo nos lo permita, nos reunamos para tomar caf o t y charlar de nuestras cosas. Nekane siempre me haba mostrado su mejor sonrisa y saba que siempre poda contar con ella para todo. Ella era la nica persona que, sin ser de la familia, me conoca a veces mejor que incluso yo misma. Me senta orgullosa de contar con ella en mi vidaaunque a veces su carcter divertido y jovial divagaba por unos mundos muy alejados de la tierra. -Y bien Cmo te imaginas a tu ngel de la guarda? Pregunt Nekane Yo me lo imagino asmorenito, pelo corto, mmmm musculado, embadurnado de aceite, con unos tejanos ajustados y el torso desnudo mmmmm- Deca mientras mova sus manos dibujando una silueta en el aire. A pesar de las risas tuve que interrumpir aquella fantasa. -Un momento Nekane, t ests casada-. Nekane dej la mirada perdida en el techo. -Lo se Aysel lo s...y supongo que ser un demonio por pensar en eso pero que si me aparece un ngel de la guarda as mmmmmm que se prepare que vamos a luchar cuerpo a cuerpo-. Por unos segundos comenc a dudar de la estabilidad mental de Nekane aunque afortunadamente saba que todo aquello lo deca en broma. -Pero bueno-Suspir Nekane Me quedo con mi marido que si bien no es el cuerpo ms bonito del mundo algunos das se hace pasar por ngel para juntos bajar al infierno mmmm-. Adoraba a aquella mujer. Y sin duda alguna si no lo haba hecho antes aquel era el momento idneo. Finalmente la hora de marchar lleg, el horario laboral no entenda de buenos o malos momentos por lo que sabiendo que al da siguiente deba madrugar decid marchar de casa de Nekane, un fuerte abrazo y la mejor de nuestras sonrisas sirvi para una nueva cita en poco tiempo.

  • Cuando llegu a casa decid cenar, preparar la comida para el da siguiente y, tras ver una de esas pelculas nocturnas que incitan al sueo ms profundo, decid meterme en la cama. Pero cuando alguien se despierta en mitad de la noche e intenta conciliar el sueo al instante la tarea se convierte en algo sumamente difcil. Yo no era ninguna excepcin. Permanec tumbada, boca arriba, pensativa en las palabras de Nekane y si realmente mi ngel de la guarda hubiese hecho acto de presencia? Mi vida haba tomado un cambio significativo bastante ms bueno. Ya no haba una larga y ascendente cuesta que subir sino ms bien un camino llano aunque repleto de obstculos y baches que sortear. Por eso pensaba en mi ngel de la guardalo odiaba. Para m no era ms que aquel absurdo ser narcisista por naturaleza que un da decidi abandonarme. Qu poda pensar de un ser alado que aparece en tu vida, te ayuda y luego desaparece como si nada? No poda hacer otra cosa ms que renegar de l mientras soltaba algn improperio esperando que si realmente exista no viniese a por m. De qu me iba a salvar? De los aos pasados? De su silencio? O quizs simplementede las noches en las que llor en soledad? No, no poda quererlo si realmente exista, no poda tenerle ni siquiera el ms mnimo aprecio. Si haba podido levantar la cabeza haba sido gracias a m, no gracias a la creencia de un falso ngel que, por un tiempo, se olvid de m. Por eso estaba de pie, con un trabajo que, si bien no era el mejor del mundo, me permita vivir por mi cuenta y sin depender de nadie. Me haba hecho a m misma sin ms ayuda que la de mi madre y la de Nekane. Quizs mi vida no era esa constante aventura que todos deberamos vivir, pero no me importaba. Haba aprendido a valorar la tranquilidad, quizs la rutina, de vez en cuando escapaba de la monotona y de daba algn que otro capricho a quin iba a importarle? A mi desde luego noy menos a ese ngel guardin del que tanto me hablaba Nekane. Finalmente ca dormida en mi cama, con el silencio del viento invernal azotando las paredes del edificio. No recuerdo que so, ni siquiera s si lo hice. Son pocos los que llevan un diario de sueos y yo no era una de esas personas. Cuando al da siguiente el despertador son antes de las siete de la madrugada record lo espantoso que poda ser aquel horario pero al mirar por la ventana y ver como la lluvia caa me reafirm en aquella idea. Mi da comenzaba con lluvia, sueo y sin un ngel de la guarda que me salvase de aquella rutina.

  • 2

    La lluvia caa dbilmente sobre mi ciudad creando una dulce meloda que solo unos pocos locos eran capaces de apreciar. -Y saber que hay gente que adora estos das-Pensaba mientras agarraba una inseparable taza de caf a la vez que miraba por la ventana del saln. Tras coger un paraguas y una bolsa con comida sal de casa. Haba aparcado el coche cerca aunque eso no me libr de acabar maldiciendo el da. Tras mover la cabeza dentro del coche para intentar secar mi cabello encend el motor de mi coche. No era un deportivo de ltima generacin pero deba reconocer que no estaba nada mal, un modelo joven y desenfadado de color negro. Poda decirse que la independencia que me daba era enorme. Me senta libre, independiente y sobre todo me evitaba coger un transporte pblico. No es que lo odiase, simplemente me haba aficionado a la comodidad de mi propio coche. La lluvia haba perdido intensidad aunque eso no impeda que tuviese que estar pasando el limpiaparabrisas constantemente. Arranqu con la radio puesta, una vez ms las noticias sobre el trfico no eran nada buenas: otra vez atasco. -Por qu la gente se empea en salir a la misma hora que yo?- Pensaba de manera irnica -No tienen otro momento del da?-. Los atascos eran una algo habitual a aquellas horas, era normal tener que detenerme en mitad de la autopista y observar como el copiloto del coche de al lado pareca querer tocarse el cerebro a travs de la nariz creyendo que nadie le observaba. El trfico era lento, el da no acompaaba a sonrer. Era normal que constantemente estuviese encendiendo un cigarrillo tras otros mientras trataba de tranquilizarme. Una dbil lluvia, asfalto mojado, caravana y para ms colmo comenzaba a quedarme sin tabaco poda ir algo peor? Tan solo esperaba que no. Finalmente pasados unos interminables treinta minutos logr salir de la autopista evitando as el monumental atasco. Al fin pude relajarme, relajar mis manos sin soltar el volante y tirar mi cabeza hacia atrs. Tan solo me quedaban un par de metros, ante m un nico conductor y un par de semforos. Mi jornada laboral iba comenzar de manera tranquila y montona. Finalmente me detuve en un semforo justo detrs del coche blanco que iba delante de m. No saba quin era, tampoco me importaba. Cuando el semforo se puso en verde aquel coche blanco se puso en marcha, me dispona a hacer lo mismo justo en el instante en el que un ciclista imprudente se cruz ante m obligndome a frenar de manera brusca.

  • -Estpido, mira por dnde vas!- Grit enfurecida mientras el ciclista se perda por las calles de la ciudad. Antes de que pudiera reaccionar escuch un gran frenazo seguidos de unos gritos. En cuestin de milsimas de segundos observ como el vehculo blanco que iba ante m era arrollado violentamente por un autobs. Es asfalto mojado y las prisas de la gran ciudad provocaron un accidente demoledor ante mi asustada mirada. No supe cmo reaccionar. Me qued petrificada, como si el tiempo se hubiese detenido a m alrededor. Dej de sentir, de pensar, de escuchar. Por m mirada tan solo pasaba la imagen del impacto una y otra vez. Por un instante la ciudad pareci quedar enmudecida. Los cristales rotos volaban por los aires, las caras de pnico de todos los all presentes hablaban por si solas. Caos, destrucciny un reguero de sangre que comenzaba a salir del vehculo blanco el cual haba dado varias vueltas de manzana hasta acabar boca abajo. Rpidamente los primeros gritos de auxilio, las primeras sirenas, el ruido al fin y al cabo, comenzaron hacer acto de presencia. Yo permaneca agarrada al volante de mi coche, colapsada, en estado de shock y con la mirada puesta hacia adelante. Finalmente alguien abri la puerta de mi coche -Seorita se encuentra usted bien?- Dijo el camarero de un bar que haba llegado hasta mi posicin. No pude responder, me limit a mirarle en estado de shock sin soltar en ningn instante el volante. Finalmente de mis ojos comenzaron a dejar caer unas comprensibles lgrimas. No supe que decir, no supe que hacer. Finalmente varias ambulancias llegaron hasta el lugar. Una se detuvo justo a mi lado. Cuando los enfermeros me vieron y vieron la distancia a la que se haba producido el impacto escuch como uno de ellos murmuraba. -Vaya, ha sido un milagro que no contsemos con ms vctimas, se ha salvado por los pelos-. A pesar de no haber sufrido dao alguno los responsables de la ambulancia decidieron hacerme unas pruebas mdicas. Poco a poco fui recobrando el sentido de la realidad. Comenzaba a ser consciente de lo sucedido y sobre todo de lo vivido. Sentada en el interior de la ambulancia, con una manta rodendome y una taza de t para que entrase en calor observ como la polica aparcaba mi coche en cerca del lugar del siniestro. Mir a uno de los sanitarios observando como su rostro mostraba un semblante serio. -Qu ha sucedido?- Pregunt. El sanitario me mir con gesto amable. -No se seorita. Dicen que el autobs no pudo frenar a tiempo, que el asfalto mojado se convirti en una pista de patinaje debido a la lluvia. Nadie sabe nada, solo se sabe que los dos ocupantes del otro vehculo han fallecido en el acto. No se cmo decrselo peroha tenido muchsima suerte-. No supe que responder, me limitaba a mirar hacia m alrededor sin centrarme en un punto en concreto. Finalmente varios compaeros de mi trabajo, informados por lo sucedido llegaron hasta mi posicin. Al verme decidieron que lo mejor era que regresase a casa y me tomase unos das de descanso. La experiencia no haba sido nada agradable y mi estado emocional haba decado muchsimo.

  • Nekane y mi madre se ocuparon de m. Apenas coma, apenas poda dormir, no quera ni ver la televisin, ni leer la prensa ni siquiera escuchar la radio. La imagen del impacto y sobre todo saber que por cuestin de milsimas yo poda haber sido una vctima ms. A veces lloraba y me senta sola, desprotegida a pesar de saber que Nekane y mi madre estaban pendientes de m. En ocasiones miraba por la ventana observando como la vida pasaba a m alrededor, como todo se mova a pesar de que para m el tiempo pareca haberse detenido. En una de aquellas ocasiones, mientras encenda un cigarrillo vi pasar un ciclista frente a mi ventana, de repente una paloma hizo acto de presencia volando a escasos centmetros de mi posicin. El susto fue enorme por lo que por un instante me olvid de todo. De repente vi como una pluma negra comenzaba a caer lentamente frente a mi ventana. No s por qu lo hice pero lo que s es que pude hacerme con aquella pluma. Me sent en el sof encendiendo un nuevo cigarrillo mientras observaba la pluma con atencin. Era una pluma normal y corriente, negra, de un tamao algo grande, de tacto suave. De repente mis ojos se abrieron de par en par. Por mi mente pas toda la escena del mortal accidente, segundo a segundo, milsima a milsima, todo. Mir la pluma como asustada aunque rpidamente la cog mirndola fijamente. -Nekane, t y yo tenemos que hablar- Pens Algo no encaja aqu-.

  • 3

    Nekane miraba sin parar la pluma mientras yo fumaba cigarrillo tras cigarrillo. -Y de qu dices que es? De Paloma?- Pregunt Si me llegas a decir de pavo te habra credo pero paloma?-. Mir a Nekane sin saber que estaba pasando. Haban cosas que no me encajaban y por su mirada extraada pareca que a ella tampoco. -Quizs es de una paloma adulta, no se aunque t no ests pensando en una paloma verdad?-. Agach la cabeza. -Justo antes de que aquellas personas falleciesen ante mi yo estaba ensimismada en mi mundo. No s, no pensaba en nada, ya me entiendes. Justo cuando el coche de delante de m se puso en marcha y yo me dispona a hacer lo mismo apareci un ciclista. Aquello me oblig a frenar. No lo vi la cara, no supe ni de dnde diablos haba aparecido. Solo s que al obligarme a frenar evit que aquel autobs tambin acabase con mi vida. Luego vuelvo a ver un ciclista y antes de que pudiera fijarme en l la paloma deja caer una pluma negra. No se Nekane, todo me parece muy extrao, confuso, no se-. Nekane me abraz intentando darme con su silencio unas respuestas que yo era incapaz de obtener. -Y si realmente mi ngel de la guarda existe?-. Nekane me mir extraada. -Realmente crees en esas cosas? Vaya, crea que no creas- -Y no quiero creer- Irrump Pero todo es confuso De dnde apareci ese ciclista? Y la pluma? Es demasiado grande para ser de paloma, t misma lo piensas-. -Debe haber alguna explicacin lgica. No sela idea del ngel de la guarda me parece un tanto surrealista? Hipottica? Ya sabes cmo son esos ciclistas, te aparecen por donde menos te lo esperas y claro, luego los que tenemos la culpa somos los que vamos en el coche grrrrrrrr maldita tica social-.

  • Nekane intentaba tranquilizarme pero estaba consiguiendo ms bien todo lo contrario. Sus aspavientos con las manos y su manera acelerada de hablar estaban superando mis fuerzas a pesar de saber que Nekane no lo haca de manera intencionada. Pasaron varias horas hasta que Nekane tuvo que regresar a su casa sin que hubisemos sacado conclusiones acerca de lo sucedido. Una vez sola en casa opt por tumbarme sobre mi cama. Pero esta vez decid que aquella extraa pluma durmiese frente a m. La observ durante un buen rato hasta que finalmente el cansancio pudo conmigo. Al da siguiente decid quedarme tumbada en la cama durante un buen rato. Al girar mi cabeza observ como la pluma permaneca inmvil en el lugar en el que la haba dejado. Recorr con mi mirada cada centmetro de aquel objeto inerte, silencioso pero que su vez saba que me estaba tratando de decir algo. Lentamente fui fijndome en su color negro hasta que, sin saber porque, a mi mente vino el recuerdo de alguien que un da dijo ser mi ngel de alas negras. Desde el da del fatdico percance hasta la consistencia de que mi ngel guardin estaba cerca, mi estado emocional se haba movido de manera peligrosa. Tras volver a mirar la pluma decid armarme de valor y coger de nuevo mi coche. Tal vez no estaba preparada, tal vez no era el mejor momento pero necesitaba visitar un sitio especial. Gritar, desahogarme, maldecirle Tras varios cigarrillos sal a la calle y sub en mi coche. Nekane me lo haba podido acercar desde el lugar del accidente. Estaba tal y como lo dej el fatdico da, cog aire, respir profundamente un par de veces, puse la pluma en el asiento del copiloto: ella deba venir conmigo. Finalmente arranqu, un enorme escalofro recorri todo mi cuerpo aunque a pesar de ello no me detuve, deba seguir adelante. No circulaba a gran velocidad, tampoco tena prisa, mi destino no se iba a mover. El da estaba claro, con unas nubes rompiendo de manera ocasional el lienzo azul del cielo. La circulacin a aquella hora era fluida, la radio era prescindible, los recuerdos sin embargo eran como un martillo que golpeaban una y otra vez en la mente. Finalmente tras varios minutos llegu a un paseo martimo, detuve mi coche y me limit a observar todo cuanto haba ante m en silencio. Ante m se dibujaba una playa que reconoca pero que, a pesar de tener frente a m, era incapaz de pisar. Todo haba sido haca mucho tiempo -Dnde ests Red, donde ests? Susurr -Por qu tuviste que cerrarme tus alas?-. Haca ya algunos aos, a travs de una de esas redes sociales que todo el mundo critica pero que curiosamente todo el mundo conoce, conoc a Red. Era un chico de unos veintisiete aos, recuerdo que era muy alto, de cuerpo delgado y frgil apariencia que contrastaban enormemente con su amor hacia los mundos oscuros y ttricos. Recuerdo como coment una de mis fotografas en las que yo sala en aquella playa. Lejos de ser el tpico comentario de macho ibrico recuerdo que l se mostr con una energa positiva y una jovialidad admirable. Pronto comenzamos a entablar una bella amistad. Nos escribamos todos los das, nos dejbamos mensajes en la red social, todo era genial lo reconozco. Pero un da l march lejos, cogi su maleta y march a vivir con su pareja. Aquello nos distanci, poco a poco los mensajes dieron paso a un silencio cada vez ms y ms prolongado. Finalmente todo se rompi, un da el silencio se apoder de nuestras vidas. l siempre me haba dicho que sera mi ngel guardin, yo por su amor a aquellos mundos ttricos deca que era mi ngel de alas negras, en ocasiones mi chico de acero aunque yo poda sentirme orgullosa de conocer su interior. Pasado un tiempo y cuando comprend que aquella perdida haba sido para siempre regres a aquella misma playa donde un da, gracias a una fotografa, lo conoc. Me acerqu hasta la orilla para escribir su nombre y me sent en la arena esperando que las olas del mar lo borrasen. Me jur a m misma no volver a sufrir por l, no volver a cogerle tanto aprecio a una

  • persona que decidi marchar. Y por muy triste que me sintiese a veces, por muchas veces que la soledad fuese mi nica compaera supe que nunca ms volvera a saber de l. Y as estaba sucediendo. Las palabras de Nekane acerca de un ngel guardin haban provocado que le recordase. Que echase la vista atrs y reviviese aquel tiempo cuando l me protega y me deca: -Tranquila, siempre estar a tu lado-. Guardaba en mi memoria sus recuerdos, sus palabras, sus hechos. Pero l ya no estaba ah, no estaba para abrazarme y tranquilizarme. Para hacerme comprender que aquel ciclista, el mortal accidente y la pluma, no tenan conexin alguna. Pero l no estaba, l no iba a estar. Comenc apretar mi puo con rabia, hasta que finalmente cog la pluma y sal del coche. Con ms rabia que ganas arroj la pluma hacia la playa -T nunca estuviste ah!- Pens mientras lo haca -Te dejaste caer! Me prometiste ser mi ngel guardin! Me lo prometiste-. Una lgrima comenz a caer por mi mejilla mientras la pluma caa lentamente a escasos metros de mi posicin. La brisa comenz a empujar la pluma de nuevo hacia m pero esta vez no la cog. Quera dar por finalizada de aquella manera la absurda teora de un ngel de la guarda. Simplemente quera retomar mi vida, ser Aysel, trabajar en la oficina, agotarme con mi trabajo como tantas y tantas veces. Ir a comer a casa de mi madre, visitar a mi hermano, quedar con Nekane para tomar algo. Simplemente retomar una rutina por muy asfixiante que esta fuera. Deba olvidar absurdas historias de ngeles de la guarda, centrarme en m da a da.

  • 4

    Todos mis compaeros se giraron extraados al verme aquella maana en la oficina. -Qu pasa, que nunca me habis visto?- Pregunt en tono irnico. Mis compaeros de trabajo corrieron a saludarme de manera efusiva mostrndome su mejor sonrisa, Mike con su inseparable donut en la mano, Phil con sus gafas medio cadas, Max con su elegante porte e impoluto de arriba abajo, finalmente ah estaba John, una tipo de pocas palabras pero eficiente en su trabajo. -Y cmo que has venido? Seguro que ests bien?, Necesitas algo? Podemos hacer algo por ti?- Pregunt Mike de manera acelerada. -Tranquilos, estoy bien. Necesitaba volver a la rutina. No ha sido una experiencia agradable pero estar en casa tampoco ayudaba demasiado-. Mis compaeros sonrieron por lo que tras aquellas palabras todos comenzamos a trabajar. Afortunadamente para m, mis compaeros haban decidido encargarse de parte de mi trabajo durante mi ausencia. Tras varios das comenzaba a sonrer, deseaba aquella rutina, aquel ir y venir de papeles, de llamadas, de clientes descontentos, de un jefe incompetente que solo conoce lo que s que cuece en la oficina por el dinero de su cuenta corriente. Feliz? Por qu no?, haba conseguido estabilizar mi vida y el incidente con la pluma y toda aquella historia del ngel de la guarda removi los cimientos de la razn. Poda pensar que el mundo est lleno de pequeos detalles que pueden parecer mgicos y no por ello hay ngeles revoloteando por ah Una ciudad con seres alados que vigilan desde el cielo? Se llamaba palomas, gorriones y dems aves que lo nico que vigilan es que a las tintoreras nunca les falte alguna prenda que lavar. Cuando a medioda pude salir a fumarme un cigarrillo mir al cielo. Todo haba pasado ya, ya no haba ni plumas, ni historias de ngeles ni nada por el estilo. Rutina, solo rutina, agradecida rutina. Fue normal que tras mi jornada laboral, al llegar a casa, me tirase de espaldas sobre mi cama abriendo mis brazos de par en par mientras mostraba una relajada sonrisa. El universo giraba y yo giraba con l. No haba historias que me detuviesen, nada, solo mi vida, y por fortuna para ella yo era quien la controlaba. Nekane me haca constantes visitas a casa para charlar animosamente de temas diversos. Saba que segua preocupada por m, y yo agradeca sus visitas con la mejor de mis sonrisas. Ella intentaba no sacar el tema del ngel de la guarda aunque inevitablemente de vez en cuando sala algn conato de aquella historia. No me importaba, haba aprendido a convivir con aquella historia pegada a mi espalda. -Se sincera no te habra gustado tener un ngel guardin cerca?-. Pregunt una de esas tardes Nekane.

  • Durante un rato me qued dubitativa aunque ello no me evit responder. -A todos nos gustan que nos pasen cosas mgicas. Cosas que nos hagan salir de nuestra rutina. A quin no le gustara volar con solo abrir sus brazos? Respond Pero al igual que me encantara, o me habra encantado, soy realista y s que esas cosas nunca suceden- . Nekane me mir sonriendo. Haba comprendido que para m aquella historia haba finalizado y que todo regresaba a su cauce. Cuando Nekane march, pens en la manera de agradecerle todo aquello que estaba haciendo por m. Gracias a ella, mi vida estaba volviendo a la normalidad. El tiempo no haba detenido su camino, y yo no deba hacerlo tampoco. No tard en recordar dos de sus grandes pasiones: la lectura y la jardinera. Sabiendo aquello comprend que tena el regalo perfecto. Al da siguiente, durante mi jornada laboral y aprovechando que deba salir a hacer unas gestiones fuera del despacho, pas por una floristera cercana. Eleg una rosa blanca. El blanco simbolizaba la amistad y la pureza, y aquella era sin duda, la flor ideal para transmitirle a Nekane lo que quera, la pureza de nuestra amistad. Con la rosa en la mano, me dirig a una librera que haba en mi barrio. Antn, el dueo, me abraz efusivamente en cuanto cruc la puerta. Nos conocamos de haca aos, y yo adoraba a ese hombre. Nadie saba ms de libros que Antn, y acuda a l con frecuencia para que me aconsejara sobre cul deba ser mi siguiente lectura. - Y bien, has pensado en qu te gustara relajar tu mente esta vez? Dijo Antn. - Sabes que siempre me fo de tu buen criterio, pero esta vez no se trata de m. Es para un regalo especial. Necesito algo interesante y mgico. Una historia de esas que no se olvidan con facilidad Respond Es para una amiga, una de esas de las que ya casi no quedan. Por eso tiene que ser especial. - Djame pensar Seguro que encontramos algo Creo que ste te gustar. Antn me mostr un libro de un autor que no conoca. Ni siquiera haba odo hablar de l. Observ la portada del libro. Una silueta que pareca mirar el firmamento. Me qued petrificada, aquella silueta era un ngel en medio de un desierto. De nuevo la historia del ngel guardin vino a mi mente. Sacud la cabeza ligeramente, como queriendo sacarme de ella aquella idea. Ya haba tenido bastante con todo lo que haba pasado, como para empezar a recordar de nuevo aquella absurda idea. - Sorry? Pregunt algo extraada. - Sorry. Contest con determinacin Antn Es de un escritor novel, pero una buena historia. Trata sobre la bsqueda de la libertad a travs de la vida y la muerte, de cmo el valor de la amistad es capaz de superar cualquier barrera y miedo. - Vaya Antn, no dejas de sorprenderme. Una buena eleccin. Crees que podras encargarte de hacerle llegar el libro a casa junto esta rosa y esta pequea nota? Pregunt entregndole a Antn un pequeo sobre con una nota manuscrita en su interior. - Sin problema. Yo me encargo. Adems, tenemos chico nuevo en la librera, se encarga de los repartos, dejar el libro, la rosa y tu nota esta tarde en su destino. Puedes estar tranquila-.

  • Me dispuse a seguir con mis obligaciones laborales, no sin antes dar las gracias a Antn por su amabilidad. Acab mis gestiones, y continu con la rutina en el despacho. El da se hizo largo, entre papeles e incidencias de ltima hora en la oficina. Bendita rutina? A quien se le habra ocurrido pensar eso! Las horas pasaban lentamente, y yo, miraba el reloj constantemente. Estaba deseando que el da acabara, llegar a casa y recibir la llamada de Nekane. A aquellas alturas de la tarde ya debera haber recibido el paquete. Finalmente la jornada laboral acab. La noche ya haba cado cuando llegu a casa. Prepar un sndwich y me dispuse a ver algo de televisin. Dnde se haba metido Nekane? Me extraaba que no hubiera dado seales de vida al recibir el libro, pero no le di demasiada importancia. Quiz Nekane haba tenido un da complicado, o simplemente, el chico de los repartos no haba podido entregar aquella tarde mi encargo. Estaba convencida de que la llamada de Nekane llegara tarde o temprano. Y no me equivocaba. Escuchaba voces lejanas, que provenan del televisor. Estaba adormecida, cuando de repente, el telfono son: era Nekane. Me incorpor y me prepar para una pequea represalia por su parte. Aunque Nekane agradeca los detalles, siempre me reprenda cuando le regalaba algo. - Antes de que me des la bronca del siglo, no, no me he vuelto loca. S que todava no ha llegado el da de Sant Jordi* para regalarte rosas y libros, pero necesitaba agradecerte lo que ests haciendo por m Dije entre risas. - Y bien, seorita, le parecer a usted gracioso este tipo de bromitas, no? Cre que la historia del ngel guardin era un tema zanjado. Dijo Nekane. Por su tono de voz, pareca algo enfadada. - De qu bromita me hablas Nekane? No s a qu te refieres-. - Ah, no? Y a qu viene la dedicatoria al final del libro, y esa horrible pluma negra?-. - Espera un momento. Yo no escrib ninguna dedicatoria en el libro, y mucho menos se me ocurrira enviarte una de esas enormes plumas negras. Simplemente te dej un sobrecito blanco con una nota escrita en su interior y en ella no deca nada de eso. Qu est pasando aqu?-. Nekane me mir preocupada. - Que extrao, no me lleg ningn sobre. Pero si t no escribiste esa nota, Darling, tenemos un problema. Esa dedicatoria lo dice claramente, Gracias por cuidar de ella durante mi ausencia. Aqu pasa algo demasiado extrao. Tenemos que vernos, esta historia me est empezando a preocupar-. *El Da de Sant Jordi es una festividad celebrada en Catalua y parte de la comunidad Valenciana. Segn la tradicin los hombres regalan una rosa a sus parejas y ests le regalan un libro

  • 5

    No dejaba de mirar la dedicatoria preguntndome quin diablos haba podido escribir eso. Solo haba una forma de averiguar qu haba pasado con mi nota manuscrita y quien era el responsable de aquella extraa dedicatoria. As pues, a la maana siguiente Antn recibi una visita nada ms abrir la tienda. -Vaya Aysel, me alegra verte -. Dijo este de manera educada Veo que vienes acompaada puedo ayudaros en algo?-. Decid dejar el libro encima del mostrador ante la mirada extraada de Antn. -Sucede algo? Acaso no os ha gustado el libro?-. Abr el libro mostrndole la extraa dedicatoria. -Por qu la gente se empea en asesinar as a los libros? Es una lstima que se escriba dentro de ellos. Ningn libro merece un trato as- Dijo Antn con gesto preocupado. Mir extraada a Antn. -Entonces t no escribiste esa dedicatoria?-. -Me dedico a venderlos no a escribirlos Qu buen amante de la literatura hara semejante locura?-. -Entonces si t no lo escribiste y yo tampoco?-. Todos nos miramos entre si extraados ante aquel suceso. Antn se qued dubitativo hasta que finalmente decidi llamar a una persona. -Phil puedes venir un segundo?- Dijo Antn mirando hacia el interior de la tienda. Phil no era otra persona que el repartidor que trabajaba en la tienda. Se trataba de una persona joven, de apariencia frgil, tez blanquecina y pelo corto. Era conocido de Antn desde haca tiempo por lo que este decidi contratarle al tener motocicleta. De aquella forma le ayudara adems de ganarse un dinero que nunca vena mal a adentrarse en el mundo de la literatura. Con la mirada asustada se acerc hasta nuestra posicin sin saber que estaba pasando. -Pa, pa, pasa algo? Pregunt Phil de manera tmida.

  • -T tienes algo que ver con esto?- Pregunt Antn mostrndole la dedicatoria del libro. -No seor, no, nono s de donde ha podido sasalir eso Respondi Phil mirando al suelo. Antn nos mir extraado ante aquel suceso. -Seguro que no habis sido vosotras?- Nos pregunt. -Estamos completamente seguras Respond Yo le entregu una nota manuscrita y cuando mi amiga Nekane recibi el libro se encontr esta pluma negra y esa nota escrita en el libro. No tuve acceso a este en ningn momento salvo en el instante de la compra. Usted me lo mostr, yo di el visto bueno, le di la pequea carta con la nota manuscrita en su interior y se qued con l-. Antn se qued dubitativo mirndonos a todos. -S, s, tienes toda la razn del mundoes algo muy extrao. Yo mismo recuerdo que envolv el libro con la carta y se lo di a Phil para que se lo llevase a tu amiga Nekane-. De nuevo todas las miradas se dirigieron hacia Phil el cual nos miraba aterrado y con ganas de que la tierra se lo tragase. -Phil, yo te entregu el paquete cerrado recuerdas?- Dijo Antn. -Sis, s, claro-. Respondi de manera titubeante Phil. -Te detuviste en algn sitio o sucedi algo fuera de lo normal mientras llevabas el pedido?-. Phil se qued pensativo durante un rato. Desde luego la agilidad mental no era su fuerte pero si tena algo que ver con la extraa dedicatoria y la pluma negra aquel era el momento de averiguarlo. -No recuerdno recuerdo que pasase nada fuera de lo normal. Cog el paquete de manos de Antn. Mir la direccin que haba en el como siempre. Luego cog mi motocicleta y me dirig hacia la direccin indicaba. No selo tpicocoches, motocicletas, ciclistas, camiones, peatones imprudentesnada fuera de lo normal-. Nekane y yo nos miramos extraadas. -Ciclistas has dicho?-. Pregunt. -Si claro, fue uno pero todava lo recuerdo. He visto cientos de ellos pero aquel tena algo que no me gustaba. No seno es la tpica persona que con la que me gustara toparme en medio de la noche en un callejn oscuro-. Respondi Phil. -Recuerdas como era fsicamente? No s, algo que le caracterizara, rubio, pelo largo, no s, algo-. Phil comenz a rascarse la barbilla en claro gesto pensativo.

  • -No logr verle la cara. Se puso delante de m. S que llevaba el pelo largo y llevaba una mochila negra pegada a su espalda. Dios, todava recuerdo cuando al detenernos frente aquel un semforo se puso de pie. Era muy alto, mucho ms que todos nosotros, vaya si lo era-. -Hizo algn gesto o algo extrao?-. -l se qued de pie esperando que el semforo se pusiera en verde. Pero ahora que lo mencionasestando detenidos recuerdo que gir levemente la cabeza hacia la izquierda, como si me quisiera mirar de reojo. Aquello me hizo saber que llevaba gafas de sol. Pero ya no pude ver nada ms os lo aseguro. El semforo se puso a nuestro favor por lo que a los pocos segundos le perd de vista-. Intent recordar alguna persona de esas caractersticas. Intentaba unir las piezas de un puzle que ni yo misma comprenda si realmente exista. Mi mente se haba convertido en una amalgama de nombres de personas que, de alguna u otra forma, haban pasado por mi vida. -Si queris os puedo cambiar el libro Dijo Antn sacndome de mi nube de ideas. -No gracias, estese tranquilo- Respondi Nekane Creo que no ha ayudado ms de lo que se imagina Verdad Aysel?-. Yo haba vuelto a mi mundo de nombres por lo que fue Nekane la que se despidi de Antn y Phil. Una vez dentro de mi coche esta me mir seriamente. -Espero que me digas un nombre que coincida con la descripcin que nos ha dado Phil Dijo esta de manera seria. -No se Nekane- Respond mientras encenda un cigarrillo Con esa descripcin puedes ser cualquier persona que haya pasado por mi vida pero Qu persona te escribira una dedicatoria de ese tipo y a quien se refiere con ella?-. -No te has parado a pensar en el ciclista?-. -Claro que s pero puede ser mera coincidencia. Tiene que haber una explicacin lgica. Quizs me equivoqu con la nota. Quizs se le traspapel con el pedido de otro cliente. Pueden ser miles de cosas-. Nekane me mir esbozando una clida sonrisa en su rostro. -Querida sabes que aqu est pasando algo. Sabes que esa pluma, la dedicatoria e incluso el ciclista significan algo. Solo tenemos que saber que quieren decir. Encajar las piezas de este puzle Coincidencias? Coincidencia sera que se transcribiera la nota con la de otro cliente, misterio es como esa nota fue acompaada por una pluma negra similar a la que tenas t en casa-. Me qued pensativa durante un rato. No quera darle certeza a aquellas palabras pero estaba claro que ah pasaba algo raro. Aprovechando que las dos nos habamos tomado un da festivo en nuestros trabajos, decidimos que lo mejor era comer en algn lugar fuera de casa, relajarnos y dejar enfriar nuestras ideas. Tal vez de aquella forma conseguiramos llegar a alguna conclusin. Fuese como fuese las dos sabamos que estaba sucediendo algo pero el que? Caminar por las calles de Barcelona y ver cientos de ciclistas no es la mejor manera de relajarse y enfriar la mente. Mirase hacia donde mirase siempre acabbamos viendo alguno:

  • hombre, mujeres, altos, bajos, rubios, morenosDescansar era imposible Cmo relajar la mente si te encuentras en una ciudad repleta de estmulos visuales? Observando aquel panorama Nekane y yo optamos por un plan alternativo que seguro que nos iba a gustar. Tras realizar un par de compras las dos nos dirigimos hacia mi casa. Nos miramos, sonremos y decidimos tomarnos el resto del da como una sesin maratoniana de pelculas romnticas y tarrinas de helado. Saba que mi cuerpo luego me dara alguna reprimenda pero a quin le importaba? A mi desde luego no, y por la forma de ver como Nekane atacaba su tarrina de helado estaba claro que a ella tampoco. -Sabes que te digo Aysel?, que si tiene que pasar algo ya pasar aunque querida que quieres que te diga, si tu ngel guardin va en bicicleta muy mal tienen que estar las cosas por ah arriba-. No pude hacer otra cosa que rer mientras atacaba mi tarrina de helado. Las horas fueron pasando y la llegada de la noche no se demor aquella vez. -Bueno querida, es hora de regresar a casa- Dijo Nekane -Seguro que estars bien?-. -No te preocupes Respond Ahora preparar la comida de maana y luego me ir a dormir-. -Si necesitas cualquier cosa llmame-. Tras dos besos de despedida Nekane march a su casa dejndome sola. Mi mente se haba despejado aunque la idea de saber que algo estaba pasando estaba presente. Finalmente me fui a dormir esperando que mi mente se relajase y comenzase a ordenar sus ideas. Pero aquello no sucedi. En mitad de la noche mi mente comenz a moverse. Tumbada en mi cama el mundo de los sueos pareca cobrar identidad propia. De repente me encontr en la escena del accidente, en medio del coche en el que fallecieron dos personas y el mo. Con el autobs golpeando de manera violenta el coche y con todo detenido a mi alrededor. Era como si el tiempo se hubiese congelado. Pude verme a m misma dentro de mi coche con el rostro desencajado por la escena que estaba viendo. La gente se haba detenido mientras los cristales permanecan en el aire como con miedo a caerse. Gir mi mirada intentando encontrar algo que me ayudase a comprender que estaba pasando. Pero no vi nada que desentonase en la escena, ni siquiera pude ver al ciclista que me haba salvado la vida. De nuevo volva girar mi mirada, observ como a varios metros del impacto, situada sobre la acera, una chica de aproximadamente un metro sesenta y cinco centmetros, figura ms bien delgada, vestida con unos tejanos y una camiseta negra. Su largo cabello era oscuro adornado con llamativas mechas rojas. Se mostraba impasible por lo que me extra. Toda la gente de la escena mostraba algn tipo de emocin menos ella. De repente la chica abri su mano mostrando una pluma negra, acto seguido la cerr convirtiendo la pluma en simples pedazos. Observ como la chica mostraba odio en sus dientes mientras trataba de buscar con su mirada algo. No pude verle la mirada debido a sus gafas de sol. Acto seguido ante mi sorpresa me mir y comenz a gritar en silencio. Aquello me hizo despertar aterrada, asustada y sudorosa debido a la extraa pesadilla. Me dirig al bao para refrescarme el rostro y recobrar el aliento. Mientras me miraba al espejo no dej de preguntarme una y otra vez que estaba pasando all. Agach mi cabeza para poder mojarme el rostro con ms facilidad cuando al alzar la cabeza observ aterrada como la figura de la chica que haba visto en la extraa pesadilla me miraba con el semblante serio. Un grito son en mitad de la noche, tras parpadear un par de veces y sacudir mi cabeza pude observar como all no haba nadie.

  • -Tranquila Aysel, no est pasando nada Me deca Solo ha sido una pesadilla, vuelve a la cama, maana ser otro da -. Aquella noche no pude dormir. Comenzaba a desconfiar de todo. El caos pareca apoderarse poco a poco de m. Necesitaba encontrar respuestas pero por dnde comenzar si ni tan siquiera saba que deba buscar? Me encontraba en un extrao callejn a oscuras donde deba ir encendiendo luces poco a poco, todo era demasiado confuso. De la mera casualidad haba pasado a la pura certeza. Si tanto la pluma como la nota en el libro de Nekane como el ciclista significaban algo estaba claro que deba averiguarlo si no quera sumirme en un estado de locura permanente. Tan solo esperaba que el nuevo da llegasey que las cosas fuesen sucediendo sin precipitarse nada.

  • 6

    Sin apenas haber podido pegar ojo y habiendo faltado un da a mi trabajo el da no se presentaba demasiado bien. Afortunadamente el hecho de que mi jefe fuese como un mero espejismo de persona me libraba tener que llevar justificante alguno. A pesar de ello saba que deba dar alguna respuesta convincente al resto de mis compaeros. -Todo bien?-. Pregunt Mike cuando finalmente me sent en mi puesto de trabajo. Suspir sabiendo que deba decir las palabras adecuadas. -S, s, todo en orden no preocupes- Respond Gracias por preguntar-. Mike sonri. -Puedo preguntarte que te sucedi ayer?-. Suspir mientras pensaba rpidamente una respuesta creble. -No me encontraba nada bien. Se que no hice lo correcto y que deba haber llamado pero a raz del accidente apenas pruebo bocado. Me despierto en mitad de la noche sin motivo alguno o simplemente me dan ganas de llorar-. La mirada tierna de Mike me hizo comprender que la respuesta, aunque cogida al azar, haba sido efectiva. -Aysel, sabes que si necesitas ms tiempo para recuperarte. No debe ser fcil superar tan rpidamente una experiencia como esa-. -Solo necesito regresar a una rutina. Mantener una pauta de horarios y de trabajo, solo eso creme-. Una amable sonrisa por parte de Mike mientras volva a su puesto de trabajo me hizo respirar aliviada. Deba mantener la calma, no mostrar sntoma de preocupacin alguna pero cmo se despeja la mente cuando sabes que algo no funciona? Tena mis conocimientos de psicologa gracias a mis estudios pero incluso en la universidad ms importante del mundo hay cosas que uno nunca aprende. Controlar las emociones y los sentimientos eran unas de ellas. Trabajar sabiendo que algo se mueve a tu alrededor no es fcil. Era consciente de que en cualquier momento algo poda suceder. Tal vez mi ngel de la guarda se mostrase de una vez por todas. Tal vez la extraa chica que vi tanto en sueos como en el extrao suceso del cuarto de bao se cruzara conmigo mientras iba por la calle. Quizs volvera a salvarme de algn trgico suceso. No lo saba, deba estar preparada para afrontar cualquier situacin.

  • Desconozco si decir por fortuna o bien por desgracia pero el da transcurri con total normalidad. El trabajo del da anterior se haba acumulado sobre mi mesa por lo que mi mente estuvo ocupada en todo momento. Tan solo a la hora de comer poda evadirme del ambiente laboral y desde luego mi mente no paraba quieta ni un solo instante. Todo era confuso pero estaba ah, uno no puede seguir cosiendo su vida si en mitad de lo madeja hay un nudo. Saba que deba esperar a que sucediera algo pero el qu? La vida nos ofrece continuos enigmas que ni el ms expertos de los cientficos es capaz de resolver. Todos hemos sido escpticos sociales hasta que nos topbamos con algo que nos haca cambiar nuestras ideas. Yo me encontraba en ese instante. Mi vida transcurra con toda normalidad, escptica de aquello cuanto no vea. Pero el incidente y los posteriores sucesos me estaban haciendo cambiar de opinin. Finalmente cuando finaliz mi jornada laboral y pude regresar a casa me sent en el sof, cog una libra, un bolgrafo y comenc a apuntar todas las piezas del extrao puzle que tena. Por un lado tena el mortal accidente, victimas, destrozos, una ciudad conmocionada, el caos en cuestin de segundos. Por otro lado tena el ciclista el cual haba aparecido en dos momentos clave Quin sera? A otro lado tena las plumas, saber que me deshice de una pero que al cabo de los pocos das otra nueva llegase de alguna u otra forma a mi vida era algo sumamente extrao. Tambin deba contar con la chica aparecida tanto en el extrao sueo como en la extraa visin en el cuarto de bao. Tan solo me quedaba aadir la dedicatoria en el libro de Nekane y ya poda comenzar a encajar las piezas del puzle. Pero lo mirase por donde lo mirase aquellas piezas no encajaban por ningn lado. Nada tena sentido, todo aquello era como si tuviera un lienzo lleno de colores y bajo el un cuadro que deba ir descubriendo. Tan solo me quedaba esperar que los das pasasen y el destino fuese quien se moviese. Pero el tiempo pas. La rutina laboral se haba convertido en m da a da. De nuevo las tardes con Nekane en las que, de vez en cuando, me enseaba el libro donde estaba escrita la dedicatoria. En cierto modo queramos conservar la magia de aquel misterio. Darle un pice de sal a una vida que en ocasiones se muestra un poco falta de sabor. A todos nos gusta vivir sumidos en cuentos de hadas y dragones que sobrevuelan castillos en gesto desafiante mientras aguerridos caballeros con resplandecientes armaduras luchan contra ellos. Pero aquello no era un cuento de hadas y mucho menos si mi ngel guardin para colmo iba en bicicleta Qu clase de ngel deba ser ese? Muchos dicen que la vida es magia, yo siempre pensaba que la vida es un camino largo lleno de altibajos y en el cual un hada madrina debe poner esas pinceladas de magia que la hacen especial. Poco a poco los das fueron pasando. Pronto las lluvias de un invierno, que se haba cernido con rabia sobre la ciudad, dejaran paso a una primavera esperada. Pero los inviernos nunca se van en silencio, siempre se resisten a abandonar del todo y este no iba a ser un invierno diferente. La ausencia de luz nada ms levantarme me hizo comprender que el cielo se encontraba cubierto. No me equivoqu lo ms mnimo, el cielo de la ciudad amenazaba con descargar con ira toda el agua que los meses anteriores no haba cado. Eran los retazos del invierno: breves pero intensos. A pesar de ellos no llova por lo que me apresur en llegar lo antes posible a mi puesto de trabajo si no quera quedar atrapada den algn atasco con un buen chaparrn cayendo sobre m. Afortunadamente llegar a mi puesto de trabajo sin ningn contratiempo. Ya una vez all comenc a trabajar hasta que la amenaza de lluvia se convirti en realidad. Rpidamente toda la ciudad comenz a quedar sumida bajo una cortina de agua incesante. Me haca gracia pensar como una ciudad capaz de organizar grandes eventos es incapaz de soportar un aguacero. El transporte pblico iba a colapsarse rpidamente con cientos de personas que intentaran escapar de acabar empapadas. Los escaparates de las tiendas se convertirn en improvisados refugios para los transentes mientras los comerciantes les miran con ojos brillantes. Las carreteras se colapsaran de vehculos mientras los bomberos se dedican a achicar agua de algn stano mal acondicionado. Por mi parte tan solo esperaba que aquella lluvia no me afectase a mi regreso a casa.

  • -Menuda est cayendo Dijo Mike ante mi sorpresa mientras me encontraba fumando un cigarrillo observando la lluvia Esperemos que esto amaine antes de salir. Conducir as es horroroso-. -Tranquilo, solo es un simple chaparrn. Invierno da sus ltimos coletazos- Respond En breve llegar la primavera y el buen tiempo ya lo vers-. Mike sonri mientras le daba un enorme bocado a un donut cubierto de chocolate. Cuando mi jornada laboral se encontraba a punto de finalizar Nekane me envi un mensaje al telfono mvil. Le apeteca quedar para tomar un t o un caf tranquilamente y yo necesitaba romper mi rutina. Sentada en el sof de su casa las dos comenzamos a hablar de miles de temas pero a la vez sin profundizar en ninguno en concreto. En un momento observ como el libro que le haba regalado se encontraba cuidadosamente situado en una estantera junto a otros libros. -Me dejas cogerlo?-Pregunt de manera educada. -Claro querida, puedes llevrtelo- Respondi Nekane mostrando su inseparable sonrisa. Comenc a ojearlo como todo amante de la literatura, pasando las pginas rpidamente para leer un fragmento escogido al azar. -Personalmente para mi gusto no est mal Dijo Nekane No es una novela que vaya a pasar a la historia pero se deja leer-. Observ con atencin la portada observando el ngel en mitad del desierto. Nekane observ como mi semblante cambi a un cierto aire de nostalgia. -Te habra gustado que realmente hubiese existido es ngel de la guarda verdad?-Pregunt. -Y a quin no?-. Respond lanzando un suspiro en silencio. -Las cosas se han calmado. Todo vuelve a su camino. Todos tenemos un ngel de la guarda y s que el tuyo est cerca aunque no lo veamos. Que hayan sucedido esas cosas no significa nada. Ests bien y eso es lo importante-. Nekane me abraz hacindome comprender que aquellas palabras estaban cargadas de razn. -Pero por cierto querida, el libro va con la pluma-Dijo Nekane mostrando para mi sorpresa la pluma que le haba llegado junto al libro. -Vaya, no crea que an la conservases- Respond mientras la coga con mis manos. -Cuando te regalan un libro tienes que conservar hasta su ltimo acento-. Aquella misma noche nada ms regresar a casa comenc a devorar las pginas de aquel libro. A medida que iba avanzando supe que Nekane tena razn: no era el mejor libro del mundo pero se dejaba leer. Otros muchos escritores de renombre haban escritos libros de renombre que luego han resultado ser una maraa de letras sin apenas sentido. Poco a poco, pgina a pgina fui adentrndome en un extrao mundo, tierno a la vez que fro, distante a la par que lejano. Finalmente cuando el sueo comenz a llamar a mi mirada decid leer una vez ms la extraa dedicatoria aparecida en aquel libro

  • Gracias por cuidar de ella durante mi ausencia

    Mir la pluma con atencin mientras acariciaba el folio donde estaba escrita aquella dedicatoria Quin iba a poder escribir algo as? El mensaje no dejaba claro si la persona responsable era hombre o mujer, ni siquiera dejaba claro a quien se refera con ella. Por un momento pens que si la persona responsable saba que el libro iba a caer en manos de Nekane ella poda ser yo? Si soy sincera y franca debo reconocer que por un instante me habra encantado pero haba comenzado a comprender que los cuentos de hadas no existen. Que la magia la creamos nosotros mismos con nuestros hechos y nuestras palabras. Que si una palabra era capaz de hacer florecer la ms bella de las sonrisas Por qu no iba a poder cambiar el mundo? Pero me guste o no, nos gustase o no, el mundo estaba hecho para caminar por el suelo. Para comprender que los cuentos de hadas solo son cuentos. Saba que gracias a los sueos podamos ser capaces de todo, de convertirnos en aquello que nunca habramos imaginado. Pero para m era momento de despertar, de seguir caminando. Quizs haba dejado de pensar y deba comenzar a odiar a aquel supuesto ngel de la guarda por haber lanzado la piedra para luego esconder la mano.

  • 7

    Segundos, minutos, horas, y de nuevo del trabajo a casa una y otra vez. Afortunadamente durante varios das tena un aliciente en casa. El libro que Nekane me haba dejado junto con la pluma me haba enganchado. Puedo decirlo bien claro: saboreaba cada una de las letras que all haba escritas. Gracias a aquel libro me adentr en un mundo donde la amistad era lo ms importante, donde ver sonrer a un amigo es el mejor de los regalos. No era ms que una historia de amistad pero llevada al extremo. Su narrativa era fcil a la vez que cercana, y a pesar de contener algunas frases que rayaban el surrealismo ms potico, su lectura era amena. Sucede que cuando lees una novela y la devoras con la mirada significa que te ha encantado. Quizs para otros la lectura de esa misma obra resulta hasta indigesta pero aquel no era mi caso. Poda decirse que durante un tiempo qued sumida en aquel mundo tan extrao pero tan cercano a la vez. Incluso en mi puesto de trabajo, en ocasiones, mi mente viajaba a aquel mundo. En muchas ocasiones me detena a observar la portada mientras la acariciaba con mis dedos recordando lo vivido con mi supuesto ngel de la guarda. Si echaba de menos aquella historia? En cierto modo agradeca que todo se hubiese acabado, poder regresar a la tranquilidad de saber que nada ni nadie iba a alterar mi monotona. Pero por otra parte senta una cierta tristeza al no tener aquel mgico aliciente en mi vida. Por fortuna la lectura incesante del aquel libro me acercaba a aquel lugar mgico al que quise volar con mi ngel de la guarda. No tard en hacer mas las palabras de aquel libro aunque a medida que lea una y otra vez cada una de aquellas lneas comenc a ver algo extrao. Tal vez aquellas solo eran las palabras de un escritor annimo que haba sacado un libro sin demasiado xito. Tal vez haba hecho ms mas aquellas pginas. Fuese como fuese haba algo que me resultaba familiar. Decid ir a mi dormitorio para buscar una caja de cartn rgido tamao medio, negra, adornada con un enorme lazo blanco para que nadie, excepto yo la abriese, la cual se encontraba en el interior del armario. Me sent sobre mi cama dejando sobre ella la caja mientras yo me sentaba al lado. Lentamente comenc a deshacer el lazo hasta que finalmente este qued convertido en una cinta suave y blanca de tela. Con cierta nostalgia abr la tapa encontrando all mi mayor tesoro, aquel que uno nunca cambiara ni vendera por todo el oro del mundo. Eran mis recuerdos, objetos inanimados que escondan una historia detrs. Algunas de ellas dejaban caer tristes lgrimas, otras evocaban recuerdos de un pasado que nunca volvera. All pude encontrar desde pequeos peluches con forma de animal hasta cartas que nunca llegaron a abrirse. A un lado se encontraban unos folios protegidos con plsticos. Los cog con mis manos mientras los miraba como si volviese a encontrarme con mi pasado. Al fin y al cabo aquel tesoro era una capsula del tiempo a la que yo cuidada con cario. Con sumo cuidado comenc a sacar los folios de su plstico protector. Se trataban de cartas cuyo sobre se haba perdido, pequeos poemas que haba escrito y sobre todo textos que gente que ya no estaba en mi vida me haba dedicado. Por eso los cuidaba y los protega tanto: al fin y al cabo era lo nico que conservaba de aquellas personas aparte del recuerdo aunque este viaja en el cofre cuya cerradura es la ms compleja de todas y la nica que ni el mejor cerrajero del mundo puede abrir: el corazn. Comenc a leer los textos dejando que frgiles lgrimas recorrieran mi mejilla al recordar a aquellas personas. Me sent como si hiciera una regresin en el tiempo y estuviese cerca de esas ellas. Desconoca donde estaban muchas de ellas, otras sin embargo, haban marchado lejos. Saba que el silencio agranda la distancia ms corta, que convierte en kilmetros los metros, incluso a veces es capaz de hacer renacer aquellos miedos que creamos haber vencido. Algunos de aquellos escritos haban sido respondidos con eso, con silencio, puro y sepulcral silencio, la nica respuesta que nunca deberamos dar a aquellas personas que realmente nos importan. Pero ya era tarde para lamentarse por aquellas perdidas, era

  • momento de seguir caminando, de seguir mirando al frente. Porque al igual que muchos se fueron otros tantos llegaron, nunca suplieron el vaco pero llenaron otro lugar que se haca indispensable en la vida. Uno no pierde nunca un ser querido, lo guarda en un rincn de su pecho, lo hace eterno, intocable, invulnerable. Finalmente pude encontrar unos folios que guardaba con especial cario a pesar de odiar profundamente a su autor. Apart la caja para tumbarme sobre mi cama y leer con atencin aquellos textos. Se trataban de escritos que hablaban de amistad, de permanecer siempre juntos, de que alguien me cuidara aunque entre los dos solo hubiese silencio. Aquellas palabras me recordaban el libro que me Nekane me haba dejado. Las similitudes eran evidentes, tanto en un lado como el otro el tema permanecer juntos ms all de cualquier dificultad era la tnica predominante. Pero el texto que tena entre mis manos fallaba en algo. -Tu no estuviste cuando te necesit Red-. Pens mientras dejaba caer una lgrima releyendo aquellos textos. Deba reconocerlo: odiaba a Red, odiaba aquel chico que me prometi estar cuando le necesitase pero que, sin darme motivo alguno, desapareci de mi vida. Pero el odio al fin y al cabo no deja de ser un sentimiento, el apellido con el cual se escribe la palabra recuerdo. Y recordarle dola, dola por su silencio, por la forma en la que me cerr sus alas. Poco a poco asesin la palabra hasta que un da puso un punto final. Supongo que nunca le pude perdonar por eso si le necesitaba? En algunas ocasiones le habra cogido por los hombros zarandendole mientras le preguntaba porque silenci su voz. Pero aquellos recuerdos no hacan otra cosa que alimentar su recuerdo. Red escriba por placer a la palabra escrita, no lo haca mal para que vamos a engaarnos. Se esconda bajo su apariencia feroz y visualmente agresiva para explicar con sumo cuidado incluso el matiz ms nfimo de los sentimientos. Escritor? Para nada, recuerdo que siempre escriba textos que emocionaban a la las personas pero luego se esconda en su silencio, adoraba mantenerse siempre en segundo plano. Yo tena la suerte de conocerlo, no personalmente pues nuestras palabras se haban limitado a mensajes a travs de un ordenador y a travs del mvil. Quizs por eso lo odiaba con todas mis fuerzas, quizs por eso lo necesitaba. Finalmente ca dormida junto a las palabras de Red envuelta entre el odio y la nostalgia. Cuando despert a la maana siguiente la sensacin de incomodidad era evidente, dormir con la cama repleta de objetos hace que el sueo se convierta en un ejercicio de riesgo para la salud fsica. Antes de salir de casa para acudir a m puesto de trabajo mir hacia mi cama, all seguan los textos que Red me haba dedicado. Decid cogerlos y llevrmelo al trabajo, a la hora de comer poda seguir estudiando las similitudes de aquellas palabras con el libro dejado por Nekane. Cuando uno tiene ganas de hacer algo placentero las horas parecen no avanzar, el tiempo parece congelarse, todo parece ir ms lento excepto las ganas porque pasen rpidamente las horas. Cuando finalmente lleg la hora de comer los textos y el libro se convirtieron en el men ms exquisito. Lea y relea una y otra vez los textos de Red apuntando en una pequea libreta de papel cuadriculado aquellas frases que tenan similitud con el libro. No tard en fijarme como las similitudes eran ms que evidentes. Quizs poda haber pensado en que Red tena algo que ver con la escritura de aquel libro pero no poda ser. El libro estaba escrito por un tal Todd Simmons, desconoca quien era aunque tambin saba que el mundo estaba repleto de autores annimos que haban escrito libros quizs para salir de ese silencio social, quizs solo por la necesidad de contar una historia. El libro que tena en mis manos no era un best seller estaba claro, era normal que su autor permaneciese en el anonimato. A pesar de eso la duda estaba ah. Red escribiendo un libro? No lo descartaba, los textos que tena entre mis manos eran un claro ejemplo de que si hubiese querido hubiese escrito un libro. Si Todd Simmons lo haba logrado Por qu Red iba a ser menos? Los dos tenan un estilo similar aunque rpidamente un recuerdo me hizo salir de aquella nube de Red escritor de novelas: desconoca que haba sido de su vida. Poda haber publicado una novela y yo no

  • saberlo, habra sido la cosa ms sencilla del mundo. Los recuerdos que tena sobre l se limitaban a un ayer donde me hizo sonrer, donde a pesar de la distancia, de no habernos conocido en persona, me senta protegida. Pero ese ayer tambin contaba con el odio y la rabia por haberme dejado sola cuando mi vida se tambaleaba como consecuencia de la prdida del trabajo, las deudas econmicas, el abandono por parte de los que consideraba amigos, en esos momentos habra dado media vida porque hubiese aparecido y entremezclando su ternura y su amor por los mundos oscuros me hubiese dicho algo como. -Tranquila cielo que si hace falta desangrarse por ti me desangro-. Su mezcla entre ternura y bestialidad podan sacar de quicio a la gente. Podan alterar incluso a la persona ms paciente del mundo. Solo haca falta abrirle un poco la coraza para ver que era realmente. Fuese como fuese lo cierta era que su recuerdo se haba avivado con fuerza. Los paralelismos entre el libro de Todd Simmons haba avivado su recuerdo. Odio a la par que nostalgia, me resultaba curioso pensar que esos dos sentimientos podan ir unidos. Finalmente tras mi jornada laboral decid consultar a una persona que poda darme un punto de vista sobre los paralelismos entre los textos escritos por Red y el libro de Todd Simmons. -Vaya Aysel Exclam Antn nada ms verme entrar por la puerta de su librera-. Me alegra verte de nuevo por aqu-. Devolv el cordial recibimiento mostrando mi mejor sonrisa. -Supiste al final quien escribi aquella dedicatoria?-. Pregunt Antn mirando por encima de sus gafas de lector compulsivo. -Creo que esa ser una de esas preguntas que todos tenemos pero sobre la cual nadie tiene respuesta-. -Y vas dejar el tema as como si nada?-. -Eso ya pas Antn, el cauce de aquella historia se sec. De aquello hace ya algunas semanas-. Antn suspiro. -Vaya, es una lstima, tenas ese punto de magia en tu vida que muchos aoramos. La verdad es que muchos habran dado lo que fuese por estar en tu lugar. Una dedicatoria misteriosa y una pluma negra aparecen de la nada, interesante-. Me limit a no responder intentando centrar el tema en el verdadero motivo de aquella visita. -Lo se Antn pero comprende que cada persona es un mundo aunque haba venido por otro asunto Podras decirme que sabes sobre Todd Simmons?-. -Un segundo-Respondi Antn con gesto pensativo -Ese no es el autor del libro que te llevaste?-. -As es sabes si escribi ms libros?-.

  • -Djame pensar mmmmm, no creo haber visto ms libros escritos por l. Debe ser uno de esos escritores noveles que escriben un libro y luego acaban relegados al rincn de los escritores olvidados-. Saba que Antn no se equivocaba. Era un autntico devorador de libros, una de esas ratas de bibliotecas que no deja de libro a salvo. Decid mostrarle los textos escritos por Red para saber qu opinaba de las similitudes con el libro de Todd. -Desde luego el tipo de escritura es muy parecido Dijo Antn mientras los ojeaba sin parar los folios que le haba dejado. -Y cmo has dicho que se llamaba el autor de estos textos?-. -Red, se llama Red- Respond Encontr varias similitudes entre ellos y el libro de Todd. Saba que tu opinin poda ser importante, es por eso por lo que vine a verte-. Antn esboz una sonrisa por lo que tras volver a mirar los textos de Red cogi el libro de Todd. -Crees que Todd y Red son la misma persona verdad?-. Pregunt Antn volvindome a mirar por encima de sus gafas Si te soy sincero yo no descarto esa idea Por qu lo piensas?-. -Aparte de las similitudes gramaticales est el uso de ciertas palabras concretas y habla de alas, de proteger-. -De un ngel de la guarda Irrumpi Antn A pesar de que existen cientos de libros que hablan sobre esos seres lo cierto es que incluso a m me sorprenden tales similitudes. Llmame osado pero te dira que la dedicatoria est unida tanto al libro de Todd como a los textos de ese tal Red. Un ngel de la guarda siempre est protegiendo, incluso si se encuentra sumido en una guerra el propsito de esta es por la proteccin de alguien-. Unir Red ms la pluma, el libro, la dedicatoria y un ngel de la guarda? Aquella era una idea surrealista. Red escriba no volaba. -Por qu no se lo preguntas directamente a Red?- Dijo Antn. Un nudo en mi garganta no me impidi responder a pesar de saber que la realidad era dolorosa. -Desconozco donde est o como estar- Respond Perd su pista hacer ya un par de aos-. Antn se quit las gafas dejndolas encima del mostrador de la librera aunque para ello tuviese que apartar un par de pequeos libros que se encontraban en su parte superior. -Mi experiencia como amante de los libros me hace ver que hay algo extrao entre los textos de Red y el libro de Simmons. Libros escritos por autores llamados Red no hay muchos y estos autores ya no respiran. Se tratan de autores annimos que pasaron sin pena ni gloria por el mundo de la escritura-. Aquellas palabras no haban hecho otra cosa que acrecentar el recuerdo de Red y la historia de un supuesto ngel de la guarda que velaba por m aunque fuese incapaz de verlo. Tras una cordial despedida regres a mi casa donde comenc a pensar en las palabras de Antn. Buscar a Red? Para qu? Para aclarar si l tena algo que ver con el libro de Simmons o para ver si tena algo que ver con una historia que yo haba dado por finalizada? Era todo una locura

  • y ms si deba unir las piezas de un puzle que desconoca si realmente exista. Fuese como fuese haba algo que haba quedado bien claro: el recuerdo de Red haba regresado con toda su fuerza.

    8

    No dejaba de darle vueltas a la idea de buscar a Red. Su recuerdo creca da tras da acrecentado por la novela de Simmons y lo sucedido con la historia del ngel de la guarda. Realmente deseaba encontrarlo sabiendo que cuando ms le necesitaba desapareci de mi vida? La historia del ngel de la guarda ya la haba dado por finalizada, quizs no de la manera correcta, no lo s, pero la daba por finalizada y eso era lo que contaba al fin y al cabo. Pero volver a recordar a Red haba abierto una puerta en mi vida que crea tener cerrada: su recuerdo. Quizs el ser humano crece preparndose para olvidar a aquellas personas que pasan de puntillas por nuestra vida. Pero no era el caso de Red, sin haberlo llegado a conocer personalmente saba que entre los dos haba una complicidad difcil de definir. Recordar a alguien significa recordar tanto sus momentos ms buenos como aquellos ms tristes o ms opacos que algunas veces omitimos en nuestra propia biografa. Poda recordar a Red como aquel chico alto al que odiaba por dejarme sola cuando ms lo necesitaba habindome prometido que nunca marchara. Pero por otra parte recordaba su espritu alocado y una mentalidad aparentemente anrquica y fuera de lugar. Recordaba todas aquellas maanas en las que la ilusin por acudir a mi puesto de trabajo se reforzaba para ver que me haba escrito en la red social donde nos conocimos. Aquello, a pesar de ser poco, para m era un universo, l se acordaba de miyo me acordaba de l. Con el paso de los das el recuerdo de Red se transform en una nostalgia que se clavaba en mi mirada apagndola por momentos. Mi vida haba regresado a la normalidad pero el recuerdo de Red comenzaba a clavarse en un lugar cada vez ms grande de mi corazn. Nekane observ algo extrao en m, las veces que quedbamos mis palabras eran ms bien escasas o carecientes de intensidad. Una de esas tardes en las que las dos viajbamos al mundo de las mujeres sin hombres decidi preguntarme directamente. -Querida, llevas un tiempo extraa Sucede algo?-. Pregunt Nekane mientras llenaba una taza de t. Le mir extraada sin saber el porqu de aquella pregunta. -Por qu lo preguntas?, estoy como siempre- Respond. -No seorita Aysel. Su mirada se encuentra apagada, ausente, ha perdido su brillo, su intensidad. Espero que no sea por aquella historia del ngel de la guarda verdad?-. -Aquella historia la tengo olvidada-. -Sabes que no te creo en eso. Tu mirada, tu comportamiento ausente, la debilidad de tus propias palabras, es como si desprendieras un halo de tristeza. Cualquiera hubiese ansiado estar en tu lugar con la historia del ngel de la guarda. Qu sucede?-. Tras un profundo suspiro decid encender un cigarrillo antes de hablarle de lo sucedido con su libro y los textos de Red. Los ojos de Nekane reflejaron un ms que comprensible asombro mientras yo le explicaba todas y cada una de las similitudes encontradas. -Me ests diciendo que tanto Antn como tu pensis que ese tal Red tiene algo que ver con el libro que me regalaste?- Pregunt extraada Nekane.

  • -No solo eso, aparte existen ciertos aspectos de Red que de una u otra forma tiene relacin con la historia del ngel de la guarda-. Nekane abri los ojos de par en par mientras tosa como consecuencia de un accidental trago de t consecuencia de aquellas palabras. -Entonces Red es el chico aquel tan alto que dijo que sera tu... dios!-. Aquello le hizo comprender a Nekane el nexo de unin que haba encontrado entre Red y la historia del ngel de la guarda. -Haber, centrmonos- Dijo Nekane intentando tranquilizarse- Cuntame todo lo que sepas sobre ese tal Red, y cuando digo todo es todo querida-. Recordar a Red hasta el ms nfimo de los detalles poda dolerme. Poda sacar a la luz aquellas cosas que crea haber podido olvidar. Pero cuando en la vida de alguien hay ciertas incgnita deben buscarse todas las piezas de un puzle por muy dolorosas que ests sean. -Todo comenz hace ya algunos aos. Yo era usuaria de una de esas redes sociales de nombre anglosajn y que cada uno pronuncia a su manera. En mi pgina tena las clsicas fotografas y un algn texto sin relevancia alguna. Yo sola conectarme a aquella red social desde mi trabajo por lo que cada maana nada ms llegar la miraba. Uno de aquellos das apareci Red, me dej un comentario simptico y gamberro en una fotografa que yo tena echa en una playa. No vi maldad ninguna en aquel comentario e incluso me pareci divertido. A pesar de que su pgina mostraba paisajes ttricos y sus gustos distaban en principio de los mos, decid contestarle. Aquello fue el comienzo de un tiempo en el que era feliz. Su apariencia no era visualmente pacifica, su gran altura y sus ropas oscuras hacan de l una persona compleja. Tan solo haca falta conocerlo y saber ganarse su interior. Puedo decir que lo logr y la unin que se cre fue difcil de romper. Cada maana una sonrisa por ver que haba escrito el uno en la pgina del otro. Un da nos dimos los nmeros de telfono mvil y aquello provoc que el nexo de unin se fortaleciera. Nunca llegamos a hablar por telfono, desconozco incluso como sonar su voz. Daba igual, sonreamos, volbamos con las palabras, ramos felices a nuestra manera. l viva en Barcelona pero tuvo que marchar. Conoci una chica que viva en Tarragona y se fue a vivir con ella, ah perd su rastro-. Nekane me mostr una clida mirada que sirvi para abrazarme sin mover apenas su cuerpo. -Entonces lo ltimo que sabes de Red es que vive en Tarragona me equivoco?-. -Bueno-Respond de manera titubeante- Y algo ms-. -Soy toda odos cario-. Antes de decir lo que saba de Red decid encender otro cigarrillo ante la atenta mirada de Nekane. -Durante un cierto tiempo a pesar de l estar viviendo en Tarragona mantuvimos contacto. Desapareci de la noche a la maana aunque llegamos a hablar. Lo ltimo que supe de l era que viva cerca de la playa y quellevaba una cresta en la cabeza y la perilla de color rojo-. Nekane me mir sorprendida la cual cosa no me extra.

  • -Que llevaba que en la cabeza y la perilla de qu color?!-Exclam. -Cresta y perilla roja-Respond tmidamente. Nekane me miraba sin saber que responder. Desde luego no era el tipo de persona que ms iba conmigo o con mi forma de ser pero aquello no importaba. Lo importante era que Red poda tener relacin con la historia del ngel de la guarda. Nekane me mir a los ojos hacindome comprender rpidamente que algo tramaba. -Por qu no vamos a buscarlo?-Pregunt ante mi sorpresa. No supe que responder, no supe que decir aunque a pesar de ello una tmida sonrisa se dibuj en mi rostro. Aquella era una idea que no se me haba pasado por la cabeza por lo que era comprensible que no supiese cmo reaccionar. -Me ests diciendo de ir a Tarragona para buscar a Red?- Pregunt extraada. -Con ver la sonrisa que se te acaba de dibujar en el rostro est claro que la idea te atrae- -Quizs ests equivocada- Irrump -Por qu iba a querer irlo a buscar despus de tanto tiempo?-. -Porque has recordado cada uno de sus detalles con tu mirada querida-. -Sabes que le odio por desaparecer. Que si lo tuviera delante le pedira explicaciones, le zarandeara, le mirara a los ojos y le preguntara porque lo hizo. Le odio Nekane, le odio -. Nekane sonri mientras se preparaba otro t. -Por eso quieres mirarlo a los ojos verdad? No creo que haya muchos chicos en esa ciudad altos, con cresta y la perilla roja no crees?-. Nekane sac la lengua en claro gesto gamberro hacindome saber que no iba a cambiar de opinin. Hiciese lo que hiciese Nekane acabara llevndome a Tarragona para encontrar a una persona a la que yo dudaba si realmente quera ver. Para m aquello era una regresin en el tiempo. Era encontrarse con alguien que un da fue aquella sonrisa a la hora del trabajo. Era ver a quien un da me prometi ser mi ngel de la guarda pero que finalmente acab cerrando sus propias alas y mi propia sonrisa. Cuando regres a casa me tumb sobre mi cama pensando en la idea de encontrar a Red. Realmente quera reencontrarme con l? No lo saba. No podemos pensar como reaccionaremos al ver a alguien a quien adoramos pero a quien nunca antes hemos visto. Los sentimientos son un poema desordenado: tienes las palabras pero no tienes el orden aunque a medida que vas avanzando vas componindolo dndole sentido. Odio y ganas de verlo, dos conceptos difciles de encajar pero que yo estaba uniendo. Por otra parte deba reconocer que desconoca si Red quera verme o si tan siquiera segua viviendo en Tarragona. Aquello provocaba que mi mente comenzase a montar su propia pelcula donde los dos ramos los actores protagonistas. Miedo? Nunca, si finalmente le encontraba no saba que iba a suceder entonces para qu preocuparme por algo que ni siquiera haba sucedido? Finalmente gir mi cabeza para disponerme a dormir cuando observ como encima de mi mesita de noche, como conservando un silencio difcil de romper, se encontraba la pluma que haba aparecido junto el libro de Simmons. La cog de manera delicada observndola con detenimiento.

  • -Red-Susurr. Poco despus ca dormida en un sueo donde las distancias no existen. Un sueo donde cuando necesitas un abrazo tiene alguien dispuesto a drtelo sin importarte las horas. Un sueo donde una palabra era capaz de acariciar el corazn. Donde las distancias no existen, donde los ojos no se tornan un mar de lgrimas cuando nadie te ve. Un sueo donde siempre hay alguien dispuesto a sacarte una sonrisa, donde tienes un hombro donde apoyar tu cabeza cuando solo tienes soledad. Un sueo que algunas veces se torna realidad y en el que todos alguna vez hemos credo.

  • 9

    Cuando a Nekane se le meta una idea en la cabeza no haba dios que le hiciera cambiar de opinin. Aquello significaba que hiciera lo que hiciera no iba a cambiar su idea de llevarme a Tarragona en bsqueda de Red. No poda reprocharle nada, no poda hacer ms que agradecer su gesto. Al fin y al cabo desde haca un tiempo la luz de mi mirada se haba ido apagando lentamente hasta que el recuerdo ms firme, ms intenso, de Red hizo que su brillo se recuperase. En ocasiones pensaba que Nekane se olvidaba de algunos detalles a los que debamos dar ms importancia de la que aparentemente tenan. Lo principal era Cmo encontrarle? La nica pista que tenamos era su cresta y su perilla roja. Haba que reconocer que con esa descripcin muy difcil de encontrarle no deba ser pero por otro lado deba tener en cuenta que quizs su aspecto fsico haba cambiado. Haban pasado muchos aos desde que supe de l por ltima vez por lo que el presente poda ser muy distinto a tal y como lo recordaba por ltima vez. Por otro lado deba pensar si l querra verme. Desapareci de mi vida, se fue sin decir adis, cerrndome sus alas para no abrirlas nunca ms Cmo reaccionara cuando me viese? Me reconocera? Nunca nos habamos visto en persona y eso era un dato muy a tener en cuenta. La duda al fin y al cabo no es ms que la voz de la inseguridad y de la incertidumbre. Deba comenzar a pensar en hacer justamente lo contrario: no pensar. Si algo deba pasar ya pasara para qu preocuparse de algo que todava no haba sucedido? La aventura haba comenzadoy ya no haba marcha atrs. Nekane y yo decidimos que lo ms sensato era tomarnos un fin de semana sabtico para buscar a Red en Tarragona. Dos das iban a sernos mucho ms tiles que un da entre semana en el que adems debamos dar explicaciones en nuestros puestos de trabajo. En ocasiones todo aquello me pareca una locura. Ir en bsqueda de una persona de quien haca aos que no saba nada solo para preguntarle si tena algo que ver con el libro de Simmons Solo? Ni yo misma me lo crea. Estaba claro que iba a suceder algo ms A quin pretenda engaar? El que era algo que desconoca, era verle, era tenerle delante, era encontrarle. Era normal que a medida que se acercaba el momento para ir a buscar a Red mis nervios fuesen en aumento. Cuando alguien se enfrenta a algo desconocido su mente es un mar de ideas incompletas y con olas bien altas, sabes que agua pero cuesta avanzar firmemente. Yo estaba en aquel proceso, a veces mi mirada se perda en el infinito, mi voz quedaba relegada a un silencio difcil de romper. Mi cuerpo se quedaba all donde iba pero mi mente viajaba por todos aquellos lugares a los que nunca antes haba ido. Mis pies dirigan a un cuerpo que ya conoca el camino diario de casa a mi puesto de trabajo. Los das previos a mi viaje junto Nekane mi mirada era un mar infinito. Deba tener en cuenta la posibilidad de que nuestro viaje fuese en vano. Entonces la prdida sera para siempre. Red habra desaparecido para siempre de mi vida quedando de l no ms que un intenso recuerdo y unos textos que guardara con todo el cario del mundo. Al pensar en aquella idea una lgrima comenz a deslizarse por mi mejilla No saber nunca nada ms de l? Doladuele. Por eso en silencio las lgrimas que nadie ve son las que ms duelen aunque luego tengamos que mostrar una enorme sonrisa en nuestro rostro. Finalmente el gran da lleg. Nekane acudi puntual a mi casa portando una pequea bolsa de viaje. -Y bien Preparada para el gran viaje?- Dijo Nekane mostrndome su mejor sonrisa.

  • -Estoy lista-Dije cogiendo mi bolsa de viaje dispuesta para marchar. -Nerviosa?-. Decid sacar la lengua, le evidencia hacia que cualquier otra palabra sobrase en aquel momento. Finalmente nos montamos en mi coche rumbo a Tarragona con la esperanza de encontrar a Red. El camino transcurri entre bromas y comentarios de mujeres jvenes que se toman un fin de semana solo para ellas. -Crees que lo encontraremos? Dijo Nekane mientras miraba por la ventanilla. -Si te soy sincera no lo s. Ha pasado mucho tiempo desde que supe algo de l por ltima vez. La esperanza est ah pero lucha constantemente con la sensatez-. Nekane opt por no responder, disponamos de dos das por delante para ver que suceda. Una ciudad entera por explorar, monumentos que ver, calles por las que pasear pero sobre todo alguien a quien buscar. Durante algunos instantes mi mente pareca ponerse en el cuerpo de Red imaginando que sinti cuando dej su ciudad natal para marcharse a una ciudad que desconoca. Habra tenido que ver los mismos paisajes que estaba viendo yo, las mismas montaas, los mismos caminos e incluso los mismos olores. Simplemente haba una diferencia entre su viaje y el mo: a l le esperaban en Tarragona, yo desconoca que iba a encontrarme o tan siquiera si iba a encontrarle. Finalmente Nekane y yo comenzamos a ver Tarragona, nuestro objetivo se aproximaba por lo que mis nervios iban en aumento. -Le encontraremos Aysel, le encontraremos- Dijo Nekane para tranquilizarme siendo consciente de mi nerviosismo. No respond, me limit a seguir conduciendo intentando no pensar ms en Red. Saba que contra ms pensase en l ms nervios tendra. El tiempo nunca avanza ms rpido por ms que lo deseemos, camina solo, avanza con cada uno de nosotros y debemos amoldarnos a l. Nekane haba reservado una habitacin doble en un cntrico hotel de Tarragona por lo que decidimos acudir a l sin demora. El hotel se encontraba al lado de una estacin de autobuses por lo que el flujo de gente era constante. Tras pasar por recepcin y hablar con la recepcionista para recoger la llave de nuestra habitacin nos dirigimos hacia ella. Se trataba de una habitacin era ms bien pequea, con dos camas individuales y un completo cuarto de bao. Una gran ventana daba a una plaza donde la gente iba y vena de un sitio a otro en un perfecto caos sincronizado. El da estaba sereno y con un sol primaveral que invitaba a salir. Tras dejar nuestras pertenencias guardadas Nekane y yo decidimos salir a conocer la ciudad y buscar a Red pero al pasar por recepcin decid detenerme. All se encontraba la recepcionista que nos haba atendido a nuestra llegada al hotel rubio vestida con su impecable uniforme negro. -Disculpe seorita Sabe dnde podramos conseguir un plano de la ciudad?- Pregunt. De manera amable y sin dejar de mostrar una agradable sonrisa, la recepcionista me entreg un plano. -Aqu tiene, los tenemos para casos como estos. Aunque si me permite una sugerencia le recomiendo el circo romano. Se encuentra a la izquierda de nueva rambla, no tiene perdida. Aunque si prefiere unas buenas vistas el balcn del Mediterrneo sin duda alguna no os dejar indiferentes-.

  • -Es usted muy amable, tomar en cuenta sus sugerencias-. Salimos del hotel con la esperanza de encontrar a Red en una ciudad desconocida para las dos. El bullicio de gente era considerable. El tiempo acompaaba a pasear aunque para nosotras el tiempo era lo de menos. -No debe ser tan difcil encontrar a un chico alto, cresta y perilla roja Dijo Nekane mientras miraba a su alrededor observando el incesante rio de gente. Comenzaba a pensar seriamente si Nekane recordaba el hecho de que la imagen que yo tena de Red era de hace aos y que su presente poda ser muy distinto. Comenc a mirar el mapa para situarnos observando como Tarragona era una ciudad ms bien pequea pero llena de historia. Mientras caminaba pude observar aquel hecho, cada uno de sus rincones rezumaba un pasado romano que muy pocas ciudades podan igualar. Poda decirse que aquella era una ciudad del pasado que caminaba hacia el futuro. Tras atravesar una gran rambla repleta de gente notamos como el viento comenzaba a chocar dulcemente contra nuestros cuerpos. Observamos como poco a poco los edificios iban desapareciendo para dejar paso al lugar que la recepcionista del hotel nos haba indicado: el balcn del Mediterrneo. Se trataba de un gran mirador el cual se alzaba omnipresente a bastantes metros de altura. Desde aquel lugar poda verse la infinidad del mar. Bajo l una estacin de tren, unos cuidados jardines y una de sus playas. Una elegante barandilla de acero impeda una cada al vaco imponente. Me asom agarrndome a ella sintiendo como el dulce viento acariciaba mi rostro. Aquel lugar era mgico, tena un encanto que lo haca irrepetible e inolvidable. Mucha gente se detena en aquel lugar para, como nosotras, disfrutar de unas vistas. Era en lugares como aquellos donde una comprobaba como la mente humana era imperfecta, como cualquier turista ms nos hicimos fotografas desde aquel bello lugar. El motivo ms lgico era el de poder recordar con imgenes un maana que estaba por llegar. Pero en el fondo pensaba que el ser humano necesita hacer fotografas de los lugares donde ha estado para poder recordar los pequeos detalles que luego acaban haciendo grande el instante, el momento. A simple vista podamos parecer unas turistas ms que se pierden entre tiendas y escaparates aunque nuestro objetivo fuese bien distinto. No dejbamos de mirar de manera disimulada a todas las personas que haba a nuestro alrededor. Pero por ms que nuestros ojos fuesen una lupa en una bsqueda incesante y constante de crestas y alturas lo cierto era que no encontrbamos a Red. Aquel da comimos en un restaurante para ver si logrbamos verlo. Las horas pasaron y mi mirada comenz a transformarse en mi esperanza por encontrar a Red: un sentimiento que se apagaba y entristeca por momentos. -Ya vers cmo tarde o temprano aparece-. Me deca Nekane sabiendo que a medida que avanzaban las horas mi nimo disminua La ciudad tampoco es tan grande, debe estar por algn lado, tiene que estarlo- Cuando la noche entr con toda su plenitud decidimos regresar al hotel. No habamos encontrado nada que nos dijese que en aquella ciudad se encontraba Red aunque tampoco habamos encontrado nada que nos dijese lo contrario. El camino hacia el hotel me ense que aquella era una ciudad que dorma pronto. Las calles se haban vaciado de gente de una manera rpida. Solo quedbamos aquellas personas que desean vivir un poco ms antes de encerrarse en sus casas. El silencio se apoderaba de unas calles que horas atrs rebosaban vida, en algunas ocasiones casi podamos escuchar nuestros propios pasos. Una ciudad dorma mientras nosotras regresbamos al hotel. Aquella noche apenas pude dormir, el recuerdo de Red era constante y cuanto ms tratas de olvidar ms recuerdas. El olvido al fin y al cabo siempre llega sin avisar y cuando lo hace siempre es demasiado tarde para recordar que queras olvidar. A pesar de la comodidad del colchn mi cuerpo no dejaba de dar vueltas y ms

  • vueltas. Ya que estaba en aquella ciudad quera encontrar a Red, verle, hacerle docenas de preguntas, decirle que cuando ms lo necesitaba l no estaba, mirarle y ver en persona a aquel chico que un da me promet ser mi ngel de alas negras, mi ngel de la guarda. Pero por encima de todo haba algo que no quera que sucediese: tener que vivir sabiendo que Red solo sera un recuerdo ms en mi vida, alguien a quien debera olvidar, alguien a quien no supe encontrar. Quizs Nekane y yo habamos actuado sin pensar, con el estigma abierto de la historia del ngel de la guarda. Quizs nuestra ilusin por mantener viva una historia que desde fuera tena un halo de magia encantador nos haba cegados. Pero lo quisiramos o no, lo quisiera o no, los hecho acontecidos estaban ah, no haban sido fruto de mi imaginacin. Vueltas y vueltas sobre un colchn que no era mo, vueltas pensando en que tan solo nos quedaba un da para encontrar a Red en una ciudad la cual le vio llegar aunque desconoca si tambin le vio marchar.

  • 10

    Tumbarse sobre un colchn desconocido con los nervios dentro del cuerpo para m, aunque supongo que para la gran mayora de personas, era sinnimo de no dormir. Mi rostro fue la mejor respuesta que Nekane poda encontrar ante un inminente buenos das, Qu tal has dormido?. Disponamos de todo un da por delante para encontrar a Red, estbamos dispuestas a recorrer todas las calles de aquella ciudad con tal de conseguir nuestro objetivo. Con un da primaveral las calles se mostraban con una vida tranquila. La gente paseaba a un ritmo ms pausado que el da anterior. Los domingos son das para descansar aunque sea caminando a paso lento. Las playas de Tarragona se llenaban de personas dispuestas a tomar el sol en aquellos das de nueva primavera. Los chiringuitos se convertan en lugares para tomar un aperitivo mientras la piel coga un color que el verano se encargara de lucir. Nekane y yo salimos dispuestas a encontrar a Red a toda costa. Comenzamos a recorrer las playas de Tarragona observando con detenimiento todas las personas que hallbamos a nuestro paso. Pero a medida que avanzaban las horas la esperanza se converta en realidad y la realidad era que Red no estaba. Nekane intentaba animarme mientras algo en mi interior me haca saber que nunca ms volvera a saber de Red. La esperanza es un plato que se sirve caliente pero que un tenedor y un cuchillo llamados realidad se encargan de enfriar. Tras regresar al hotel para recoger nuestras pertenencias y guardarlas en el coche decid hablar con Nekane. -Te importa si doy una vuelta a solas por la ciudad?- Pregunt con la nostalgia clavada en lo ms profundo de mi mirada Hemos buscado juntas y no ha aparecido, quizs as le encontremos. Nekane sonri, saba que necesitaba estar sola por ms excusas que le diese y que a pesar de que ella estaba a mi lado la soledad se apoderaba lentamente de m. -Est bien Respondi-Pero dentro de una hora deberamos marchar sin falta as que si te parece bien dentro de una horas nos encontramos delante del hotel te parece bien?-. -Me parece perfecto-. Tras despedirnos comenc a caminar sin rumbo fijo por aquella ciudad. Mis pies dirigan a un cuerpo cuya mirada se apagaba por momentos. Aquella ciudad pareca cernirse sobre m con toda su intensidad. En aquellos momentos me sent ms pequea, un punto ms en un universo que no dejaba de girar. Un punto en el cielo es solo un punto pero miles de puntos hacen un universo. Lo mismo suceda con las personas, yo en aquel instante no era ms que un punto de luz en medio del universo. Quizs la tranquilidad que se respiraba en aquella ciudad o su ms bien escaso ruido no ayudaban a aumentar unos nimos que iban disminuyendo a medida que se acercaba la hora de