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    HACE MUCHO TIEMPO EN UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA

    LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

    El Planeta Misterioso

    Greg Bear

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    Captulo 1

    Anakin Skywalker esperaba en una larga fila dentro de un tnel de mantenimientoabandonado que llevaba al pozo de basura del distrito de Wicko. Con un suspiro deimpaciencia, el muchacho alz sus alas de carrera cuidadosamente plegadassujetndolas por su arns de cuero y puso el grueso timn encima de la tira de susandalia de vuelo. Despus apoy las alas en la pared del tnel y, con la lengua entrelos labios, aplic la pequea hoja reluciente de un soldador de bolsillo, manejndolacomo si fuera una diminuta espada de luz, a una grieta en la abrazadera lateralizquierda, Una vez terminadas las reparaciones, Anakin imprimi un vaivnexperimental al rotador. El componente reparado funcion a la perfeccin a pesarde que ya tena muchos aos.Tan slo haca una semana que le compr las alas a un antiguo campen del vueloen los pozos que se haba roto la espalda. El muchacho haba obrado prodigios enun tiempo rcord, lo que le permitira volar en la misma competicin en la que el

    campen haba puesto fin a su carrera. Anakin adoraba sentir cmo le crujan loshuesos bajo el potente tirn de las alas de carrera durante el vuelo. Saboreaba lavelocidad y la extremada dificultad de la misma manera en que algunos saborean labelleza del cielo nocturno, tan difcil de ver en Coruscant con su eterno resplandorciudadano que circundaba todo el planeta. Anhelaba la competicin, e incluso elhedor nervioso de los participantes, todos ellos marginados y escoria de la sociedad, lepareca emocionante.Pero por encima de todo, le encantaba ganar.La carrera del pozo de basura era ilegal, por supuesto. Las autoridades de Coruscant

    intentaban preservar la imagen de un digno y respetable planeta metropolitano,capital de la Repblica, centro de la ley y la civilizacin para decenas de millares desistemas estelares. La verdad no poda ser ms distinta, si sabas dnde mirar, yAnakin siempre saba de una manera instintiva hacia dnde haba que mirar.Despus de todo, haba nacido y se haba criado en Tatooine.Aunque le encantaba el adiestramiento Jedi, embutirse en unas prendas filosficastan ceidas no resultaba nada fcil. Anakin haba sospechado desde el primermomento que en un mundo donde un millar de razas y especies se reunan paraparlamentar tena que haber lugares muy divertidos.

    El seor del tnel que supervisara la carrera era un naplouseano, poco ms que unamasijo de tejidos delgados como hilos provisto de tres piernas y un nudo dehmedos ojos relucientes.

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    La primera bandada ya haber alzado el vuelo sise mientras avanzaba conrpidos y grciles giros por el estrecho tnel de lisas paredes. El naplouseano hablababsico salvo cuando estaba enfadado, ya que entonces se limitaba a apestar.Alas! Arriba! orden.Anakin se ech las alas al hombro con una serie de gruidos profesionalmente

    sincronizados, uno-dos-tres, pas los brazos por debajo de las correas de sujecin yse ci el arns, que haba tenido que recortar un poco para adaptarlo al cuerpo deun nio humano de doce aos.El naplouseano examin a cada participante con muchos ojos crticos. Cuando lleg aAnakin, desliz una delgada cinta de tejido reseco por entre sus costillas y las correasy tir de ellas con una fuerza que casi hizo caer al muchacho. Quin ser t? tosi el seor del tnel.Anakin Skywalker dijo el muchacho.Anakin nunca menta, y nunca le preocupaba la posibilidad de ser castigado.T ser muy osado observ el seor del tnel. Qu decir tu madre y tupadre si nosotros devolverles un chico muerto?Criaran otro respondi Anakin, esperando hablar como un duro veteranoseguro de s mismo por mucho que en realidad le diera igual lo que pudiese opinar elseor del tnel con tal de que le dejara correr.Yo conocer a los corredores dijo el naplouseano, con sus mltiples ojosdisputndose el mejor ngulo de visin. T no ser un corredor!Anakin mantuvo un respetuoso silencio y se concentr en el crculo de tenue luz

    azulada que tena delante, el cual iba aumentando de tamao conforme se acortaba lafila. Ja! ladr el naplouseano, a pesar de que a su especie le resultaba imposiblererse.Despus sigui fila abajo, tirando, empujando y repartiendo ms lgubrespronsticos de catstrofe ante el pequeo enjambre adoratorio de cmarasandroides que lo seguan all donde fuera.Una voz muy tenue habl detrs de Anakin.Has corrido aqu antes.

    Anakin ya llevaba un rato siendo consciente de la presencia del tallador de sangre queesperaba en la cola detrs de l. Slo haba unos centenares de representantes desu especie en todo Coruscant, y haca menos de un siglo que se haban unido a laRepblica. Los talladores de sangre eran unos seres impresionantes: esbeltos,grciles y con la piel de un dorado iridiscente, sus largas extremidades estabanprovistas de tres articulaciones y sus pequeas cabezas remataban un cuello muydelgado.Dos veces dijo Anakin. Y t?Dos veces dijo el tallador de sangre afablemente, y despus pestae y mir

    arriba. Su extraa nariz se desplegaba a travs del angosto rostro del tallador desangre formando dos faldones carnosos que hacan pensar en un escudo partido,medio escondiendo su ancha boca carente de labios. Los faldones nasalesminuciosamente tatuados eran al mismo tiempo sensores de olor y unas orejas

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    dotadas de una gran sensibilidad, una doble funcin en la que tambin tomabanparte los dos diminutos orificios que haba detrs de sus pequeos ojos negroscomo el nice. El seor del tnel tiene razn. Eres demasiado joven.Hablaba un bsico impecable, como si hubiera sido educado en las mejoresescuelas de Coruscant.

    Anakin sonri e intent encogerse de hombros. El peso de las alas de carrera frustrel gesto.Probablemente morirs ah abajo aadi el tallador de sangre, lanzndole unamirada altiva e impasible.Gracias por el apoyo dijo Anakin enrojeciendo.Las opiniones profesionales como la del seor del tnel no le afectaban, pero nosoportaba que lo menospreciaran, y si haba algo que odiara especialmente era queun oponente intentara ponerlo nervioso antes de la carrera.Miedo, odio, ira... El viejo tro con el que Anakin luchaba cada da de su vida, aunqueslo revelaba sus emociones ms profundas a un hombre: Obi-Wan Kenobi, sumaestro en el Templo Jedi.El tallador de sangre se inclin levemente sobre sus piernas de tres articulaciones.Hueles igual que un esclavo murmur, hablando slo para los odos de Anakin.El muchacho tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no tirar las alas alsuelo y saltar sobre la larga garganta del tallador de sangre. Despus se trag susemociones y las puso a buen recaudo en una parte helada y secreta de su ser,guardndolas junto con todas las otras cosas oscuras que se haba trado consigo de

    Tatooine. El insulto del tallador de sangre haba dado justo en el blanco, lo cual avivla ira de Anakin e hizo que le resultara todava ms difcil controlarse. Tanto l comosu madre, Shmi, haban sido esclavos de Watto, el altanero tratante de chatarra.Cuando el Maestro Jedi Qui-Gon Jinn gan a Anakin en la apuesta que hizo conWatto, tuvieron que dejar a Shmi en su poder..., algo en lo que Anakin pensaba cadada de su vida. Vosotros cuatro ser los prximos! sise el seor del tnel, pasandovelozmente junto a ellos con la parte central de su cuerpo revoloteando igual quecintas en la peonza de un nio.

    * * *

    Mace Windu andaba por un estrecho pasillo lateral en el dormitorio principal delTemplo Jedi, absorto en sus pensamientos con los brazos metidos dentro de suslargas mangas, cuando falt poco para que fuera derribado por un esbelto y jovenJedi que sali corriendo de una puerta. Mace logr hacerse a un lado gilmente

    justo a tiempo para evitar el choque, pero sac un codo y roz deliberadamente conl al joven Jedi, quien se volvi en redondo.Perdonadme, maestro se disculp Obi-Wan, apresurndose a inclinarse anteMace. Qu torpe soy.No ha pasado nada dijo Mace Windu. Aunque deberas haber sabido queestaba aqu.

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    S. El codo. Un correctivo. Os lo agradezco.De hecho Obi-Wan se senta ms bien avergonzado, pero no haba tiempo deexplicar las cosas. Tienes prisa?Mucha dijo Obi-Wan.

    El elegido no se encuentra en sus alojamientos?El tono de Mace contena tanto irona como respeto, una combinacin en la que eraparticularmente experto.S a dnde ha ido, maestro Windu. He encontrado sus herramientas y su bancode trabajo.Y supongo que se trata de algo ms serio que el que est construyendo androidesque no nos hacen ninguna falta.S, maestro dijo Obi-Wan.Acerca del chico... comenz a decir Mace Windu.Cuando haya tiempo, maestro.Por supuesto dijo Mace. Encuntralo. Luego hablaremos... y quiero que lest all para escuchar. Por supuesto, maestro!Obi-Wan no trat de disimular su prisa. Pocos podan ocultar la preocupacin o susintenciones a Mace Windu.Mace sonro. El muchacho te aportar sabidura! grit mientras Obi-Wan sala corriendo

    del pasillo para dirigirse hacia el turboascensor y la salida de transporte areo delTemplo.La broma no irrit en lo ms mnimo a Obi-Wan. De hecho, l era de la mismaopinin. Sabidura, o locura. No poda haber nada ms ridculo que el que un Jedisiempre tuviera que estar corriendo detrs de un padawan que no haca ms quecrearle problemas. Pero Anakin no era un padawan corriente. Haba sido confiado aObi-Wan por su amado maestro en persona, Qui-Gon Jinn.Yoda le haba planteado la situacin de manera bastante solemne haca unos mesesmientras estaban acuclillados delante de un fuego de carbn de lea sobre el que se

    cocan unas cuantas lonchas de wurr y pan de shoo en la pequea habitacin detecho bajo del joven Jedi. Yoda se dispona a dejar Coruscant para atender ciertosasuntos que no eran de la incumbencia de Obi-Wan, y puso fin a un largo silenciopensativo diciendo:A un problema muy interesante te enfrentas, y de esa manera a l todos nosenfrentamos, Obi-Wan.Obi-Wan, siempre corts, inclin la cabeza como si no fuera consciente de quehubiese ningn problema.El elegido Qui-Gon nos dio a todos, sin que haya sido probado y estando lleno de

    miedo, y tuyo es para salvarlo. Y si no lo salvas...Despus Yoda no le haba dicho nada ms acerca de Anakin. Las palabras de Yodaresonaron en los pensamientos de Obi-Wan mientras coga un taxi areo para ir a laperiferia del Distrito del Senado. El trayecto slo dur unos minutos, con

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    vertiginosos giros y maniobras a travs de centenares de niveles de trfico y carrilesms baratos de velocidad limitada.Aun as, Obi-Wan tema que el taxi no estuviera yendo lo bastante deprisa.

    * * *

    El pozo se extendi ante Anakin cuando sali a la plataforma que haba debajo deltnel. Los otros tres participantes en aquel vuelo intercambiaron codazos yempujones en un intento de ver mejor. El tallador de sangre fue particularmentebrusco con Anakin, quien haba esperado poder reservar todas sus energas para elvuelo.Qu demonios le pasa?, se pregunt el muchacho.El pozo tena dos kilmetros de anchura ytres de profundidad desde la carasuperior del ltimo escudo acelerador hasta las tinieblas del fondo. Aquel viejoconducto de mantenimiento haba sido construido justo encima del segundo escudoacelerador. Alzando la cabeza y entrecerrando los ojos, Anakin pudo distinguir lacara inferior del segundo escudo, un gigantesco techo cncavo atravesado por lacomplicada pauta geomtrica de cientos de agujeros que le hicieron pensar en uncolador puesto del revs en la cocina de Shmi en Tatooine. Pero cada agujero deaquel colador meda diez metros de dimetro. Centenares de haces de luz solarcaan de los agujeros para atravesar la penumbra, actuando como relojes de solpara indicar la hora en el mundo desprotegido, muy por encima del tnel. Ya era

    ms del meridiano.Haba ms de cinco mil pozos de basura como aqul en Coruscant. La ciudad-planeta produca un trilln de toneladas de basura cada hora. Los residuos escudos defusin, ncleos hiperimpulsores consumidos y mil subproductos ms deun mundo rico y altamente avanzado eran demasiado peligrosos para que se lospudiera reciclar, por lo que eran llevados al distrito de los pozos. All los residuos eranmetidos en contenedores que, tras ser sellados, viajaban a lo largo de carrilesmagnticos hasta llegar a un inmenso can circular situado debajo del escudoinferior. Cada cinco segundos, una andanada de contenedores era expulsada del

    can por la detonacin de varias cargas qumicas. Despus los escudos guiaban latrayectoria de los contenedores a travs de sus agujeros, les proporcionaban unempujn extra mediante un campo tractor y los enviaban a rbitas minuciosamentecontroladas alrededor de Coruscant.Hora tras hora, los navos del servicio de basuras en rbita recogan loscontenedores y los llevaban a las lunas exteriores para que fueran almacenados enellas. Algunas de las cargas ms peligrosas eran disparadas hacia el tenueresplandor amarillo del gran sol, donde desapareceran igual que motas de polvoarrojadas al interior de un volcn.

    Era una operacin tan precisa como necesaria, llevada a cabo da tras da y ao trasao con la puntualidad de un mecanismo de relojera.Haca cosa de un siglo, a alguien se le ocurri convertir los pozos en un centrodeportivo ilegal donde los jvenes aspirantes a matones de los barrios violentos de

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    Coruscant podan demostrar su temple en las profundidades muy por debajo de laresplandeciente ciudad superior. El deporte lleg a hacerse sorprendentementepopular en los canales de entretenimiento pirata que surtan a los apartamentos delite, perdidos en las alturas de las torres prximas a las estrellas que elevaban susmoles por todo el mundo-capital. Las sumas de dinero generadas llegaron a ser lo

    bastante grandes para que algunos de los maestros de los pozos pudieran serpersuadidos de que hicieran la vista gorda, siempre que los participantes fueran losnicos que corrieran peligro.Un contenedor de basura proyectado a travs de los escudos aceleradores podaaplastar a una docena de corredores sin sufrir ningn desperfecto. El ltimo escudo leproporcionara el empujn corrector necesario para compensar la prdida de unascuantas vidas insignificantes.Anakin contempl con tensa concentracin la parpadeante luz de salto que relucaen el techo del tnel, apretando los labios y abriendo desmesuradamente los ojosmientras un tenue roco de sudor cubra sus mejillas. En el interior del tnel hacamucho calor. Poda or el rugido de los contenedores y ver cmo sus motitasplateadas atravesaban los agujeros del escudo para poner rumbo hacia el siguientenivel superior, dejando tras de s estelas azules de aire ionizado.La atmsfera del pozo, saturada de ozono y del olor a goma quemada producido porlos lanzamientos del can, ola como un taller de generadores baratos.El seor del tnel revolote hacia la salida para dar nimos al prximo equipo. Gloria y destino! clam el naplouseano, asestando una palmada al soporte

    que una las alas de Anakin.El muchacho mantuvo la concentracin, tratando de percibir dnde estaran lascorrientes en aquel nivel y en qu puntos se acumularan los pequeos remolinosde ascenso y hundimiento a medida que se formaban y giraban entre los escudos. Elozono siempre alcanzara su mxima concentracin en las reas donde los vientosseran ms intensos y peligrosos. Y por cada andanada de contenedores queatravesaba los escudos siguiendo una formacin minuciosamente prefijada, notardara en haber otra que seguira una serie cuidadosamente calculada de rutasalternativas.

    Es muy fcil. Como volar entre una tormenta de la que llueven gotas de acero...Los contrincantes de Anakin ocuparon sus puestos en la salida del tnel,disputndose la mejor posicin en la plataforma. El tallador de sangre empuj almuchacho con la punta azabache de su ala derecha. Anakin la apart de unmanotazo y mantuvo la concentracin.El naplouseano alz su extremidad-cinta, la punta enroscndose y extendindose enun rpido temblor de expectacin.El tallador de sangre ocup su puesto a la izquierda de Anakin y cerr los ojoshasta convertirlos en dos rendijas. Sus faldones nasales repletos de diminutas

    cavidades sensoriales latan y vibraban, barriendo el aire en busca de pistas.El naplouseano emiti una especie de ronco gemido su manera de maldecir yorden a los participantes que no se movieran. Un androide volador demantenimiento estaba llevando a cabo un barrido de aquel nivel. Desde el lugar

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    donde esperaban, el androide era visible bajo la forma de una motita, un puntominsculo que zumbaba alrededor de la enorme circunferencia gris del pozomientras lanzaba tenues notas musicales entre el rugido y los estridentes siseos delos contenedores.Los administradores podan ser sobornados, pero los androides no. Tendran que

    esperar a que aqul descendiera al nivel inferior.Otra andanada de contenedores fue disparada a travs de los escudos con unestruendo ensordecedor. Las estelas inicas azuladas se enroscaron como serpientesfantasmales entre el disco cncavo del escudo inferior y la masa convexa del escudosuperior.As vivirs un poco ms de tiempo, pequeo muchacho humano que huele aesclavo le susurr el tallador de sangre a Anakin.

    * * *

    En contra de todas sus inclinaciones personales, Obi-Wan haba asumido laobligacin de mantenerse al corriente de los pormenores de cuanto estuvierarelacionado con las carreras ilegales en un radio de cien kilmetros alrededor delTemplo Jedi. Anakin Skywalker, su pupilo, su responsabilidad, era uno de los mejorespadawans del Templo y haca honor con creces a la promesa que Qui-Gon Jinn habapercibido en l, pero como para compensar esa promesa aportando una especie decontrapeso a las sorprendentes capacidades del muchacho, Anakin se vea obligado a

    cargar con un peso equivalente en defectos.Su bsqueda de la velocidad y la victoria seguramente era el ms irritante y peligrosode ellos. Qui-Gon Jinn tal vez hubiera alentado esa faceta del carcter del muchachopermitindole correr por su libertad, tres aos antes, en Tatooine.Pero Qui-Gon ya no estaba all para poder justificar sus acciones.Cmo echaba de menos Obi-Wan la impredecible energa de su maestro! Qui-Gonhaba impulsado a su joven discpulo a dar lo mejor de s mismo mediante lo que alprincipio parecan ser meras observaciones sarcsticas, a pesar de que despussiempre acababan resultando ser profundas lecturas de su situacin.

    Bajo su gua, Obi-Wan se haba convertido en uno de los Caballeros Jedi ms capacesy sensatos del Templo. Pese a todos sus talentos, de muchacho Obi-Wan se parecabastante a Anakin: l tambin haba sido terco y se enfadaba con facilidad. Obi-Wanno tard en encontrar el centro tranquilo de su lugar en la Fuerza, y actualmenteprefera llevar una existencia lo ms tranquila y ordenada posible. No soportaba quehubiera conflictos dentro de sus relaciones personales. Con el paso del tiempo, Obi-Wan lleg a ser el centro estable y Qui-Gon se convirti en el factor impredecible.Cuntas veces haba pensado que aquella relacin tan bruscamente invertida quemantuvo con Qui-Gon haba vuelto a invertirse una vez ms, ahora con Anakin!

    Siempre haba dos, maestro y padawan. Y en el Templo a veces se deca que lasmejores parejas eran aquellas cuyos integrantes se complementaban el uno al otro.Despus de un momento particularmente difcil, Obi-Wan se jur que en cuantohubiera quedado libre de Anakin se recompensara a s mismo con un ao de

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    aislamiento en un planeta desierto, lejos de Coruscant y de cualquier padawan quepudieran asignarle. Pero eso no le impidi seguir cumpliendo con exigente pasinsus obligaciones hacia el muchacho.Dentro del radio de travesuras potenciales de Anakin haba dos pozos de basura, yuno era tristemente famoso por las competiciones de zambullidas en los pozos que

    se celebraban dentro de l. Percibir la presencia de Anakin nunca resultabademasiado difcil. Obi-Wan escogi el pozo ms prximo y subi el tramo deescaleras de mantenimiento hasta llegar a la pasarela de observacin para losciudadanos de los niveles superiores que haba en lo alto.Corri a lo largo de la balaustrada que, al ser la hora central del perodo laboral delos burcratas vespertinos, se hallaba desierta. Obi-Wan apenas prest atencin alquejumbroso rugido de los contenedores que surcaban el aire con rumbo alespacio. Los estampidos snicos resonaban cada pocos segundos, estruendosos enla balaustrada, pero rpidamente amortiguados por barreras dispuestas enngulo antes de que hubieran tenido tiempo de llegar a los edificios circundantes.Buscaba el turboascensor que lo llevara a los niveles inferiores, a las cmaras dealimentacin abandonadas y los tneles de mantenimiento dentro de los que seorganizaban las carreras.Ningn vehculo areo poda circular por encima del pozo. Las distintas rutas para eltrfico areo que zumbaban continuamente sobre Coruscant como otras tantascapas de la malla de una red eran desviadas en la periferia del corredor delanzamiento, dejando un obvio camino despejado hacia los estratos superiores de la

    atmsfera y al espacio que se extenda por encima de ellos. Pero dentro de aquelcilindro de aire desierto, ocupado nicamente por contenedores de residuostxicos que ascendan rpidamente, los agudos ojos de Obi-Wan no tardaron enlocalizar a un androide de observacin suspendido en el vaco.No era un androide de los servicios ciudadanos, sino un modelo difusor de apenasveinte centmetros de dimetro del tipo que utilizaban los equipos de filmacin delos canales de entretenimiento. El androide describa crculos alrededor delpermetro, dispuesto a alertar de la llegada de cualquier polica o androide de lasfuerzas de la ley. Obi-Wan busc, y encontr, seis pequeos androides ms que

    montaban guardia sobre el escudo superior.Tres de ellos volaban en formacin sobre una cpula situada a menos de cienmetros del lugar en el que se encontraba Obi-Wan.Aquellos androides estaban vigilando un punto de huida probable para los equiposde filmacin en el caso de que algn agente de las fuerzas metropolitanas decidiera,por la razn que fuese, hacer caso omiso de sus sobornos y acabar con las carreras.Y sin duda indicaban la posicin del turboascensor que Obi-Wan tendra que tomarpara encontrar a Anakin.La prxima zambullida haba tenido que ser pospuesta hasta que los observadores

    estuvieron seguros de que el androide de vigilancia del pozo haba pasado al nivelinmediatamente inferior. Aquel inesperado retraso haba puesto muy nervioso alseor del tnel, y el aire no tard en quedar impregnado por su nauseabundo olor.

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    Anakin recurri a .su disciplina de padawan e intent ignorar el hedor al tiempo quesegua centrando su atencin en el espacio entre los escudos. Podan saltar encualquier momento, y tena que conocer las corrientes de aire y percibir la pautaseguida por los contenedores, que continuaban atravesando los agujeros delacelerador en un interminable desfile para ascender hacia el espacio y perderse

    en l.El tallador de sangre no estaba ayudando. Su irritacin ante el retraso pareca estarsiendo canalizada hacia el muchacho humano que esperaba junto a l, y Anakin notard en verse obligado a organizar alguna clase de defensa para demostrar que eraalgo ms que un mero accesorio escnico.No aguanto el olor a esclavo dijo el tallador de sangre.Me gustara que dejaras de decir eso replic Anakin.Lo ms prximo a un arma de que dispona era su pequeo soldador, que dadas lascircunstancias no le servira de mucho. El tallador de sangre le llevaba muchasdecenas de kilos de ventaja al muchacho.Me niego a competir con una criatura inferior, un esclavo. Eso deshonra a mipueblo y me deshonra a m. Qu te hace pensar que soy un esclavo? pregunt Anakin en el tono ms afableque poda emplear sin parecer todava ms vulnerable.Los faldones nasales del tallador de sangre se unieron para formar una impresionantehoja carnosa delante de su cara.Le compraste tus alas a un lemmer que se lesion. Las he reconocido. O alguien se

    las compr para ti: algn apostador sin escrpulos, dira yo, que te ha inscrito enesta carrera para que tu presencia deje en buen lugar a otro. A ti, quiz? dijo Anakin, y enseguida lament haberse permitido la satisfaccinde contestarle.El tallador de sangre hendi el aire con un ala doblada y Anakin se agach justo atiempo. La brisa le levant los cabellos. Ni siquiera el peso de sus propias alas leimpidi asumir rpidamente una postura defensiva, tal como le haba enseado Obi-Wan, al tiempo que se preparaba para el prximo movimiento.El hedor se intensific de repente. Anakin percibi la presencia del naplouseano

    justo detrs de l. Un duelo antes de una carrera? Necesitaremos quiz una holocmara aqu,para divertir a nuestros leales seguidores?El tallador de sangre consigui parecer totalmente inocente, echando las aletasnasales hacia atrs mientras su rostro adoptaba una expresin de leve sorpresa.

    * * *

    El largo pasillo curvo que corra alrededor del pozo estaba lleno de vieja

    maquinaria oxidada y equipo cubierto de suciedad llevado all haca siglos pordotaciones de mantenimiento que llevaban mucho tiempo muertas: haba viejostrineos de lanzamiento, contenedores vacos lo bastante grandes para que pudieras

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    estar de pie dentro de ellos, y los rieles de plastiacero deslustrado que en un lejanopasado los haban guiado en su camino hacia los tneles de carga inferiores.Y fue dentro de aquel amasijo de restos donde Obi-Wan descubri una florecienteactividad comercial centrada en los objetos relacionados con las carreras. La carrera est a punto de empezar! grit un rechoncho muchachito todava

    ms joven que Anakin. Robusto, intrpido ycasi increblemente sucio, bastaba converlo para saber que vena de otro mundo y que haba nacido en un planeta deelevada gravedad. Alguna apuesta para el Saludador? Cincuenta a uno mximo,y volveris a casa ricos!Busco a un joven corredor humano dijo Obi-Wan, inclinndose ante l.Delgado, cabellos de un rubio castao bastante cortos y un poco mayor que t. Apuestas por l? pregunt el robusto muchacho con el rostro fruncido enuna mueca de concentracin, porque su vida estaba guiada nicamente por eldinero.Tanta distorsin... pens Obi-Wan. Ni siquiera Qui-Gon podra salvar a todoslos nios.Apostar, pero antes quiero echarle un vistazo dijo, moviendo la mano demanera casi imperceptible como si se dispusiera a hacer algn truco de magia.Para poder observar sus habilidades como corredor, ya sabes.El muchacho sigui su mano con los ojos, pero ningn pauelo surgi de la nada.Ve a ver al Saludador dijo con una sonrisita burlona. El te dir lo que quieressaber. Date prisa! La carrera empezar dentro de unos segundos!

    Obi-Wan estaba seguro de que poda percibir la presencia de Anakin no muy lejosde all, en algn lugar de aquel nivel. Y tambin poda notar que el muchacho seestaba preparando para algo que le exigira un gran esfuerzo, pero no saba si paraun combate o para la competicin. Y dnde puedo comprar unas alas de carrera? pregunt, sabiendo que nohaba tiempo para andarse, con rodeos. T, un corredor? El robusto muchacho prorrumpi en carcajadas. ElSaludador! l tambin vende alas!

    * * *

    Algo andaba mal. Anakin hubiese tenido que percibir cualquier anomala haca unbuen rato, pero se haba concentrado en prepararse para la carrera y de prontodeba enfrentarse a algo que no tena nada que ver con ella.Un cmplice haba avisado al seor del tnel de que el androide de mantenimientoacababa de bajar al siguiente nivel, y eso hizo que dejara de prestar atencin aAnakin. En ese mismo instante, el tallador de sangre sac un brazo de la correa de unala ymeti la mano en su tnica.

    Aquello no tena ningn sentido. De pronto Anakin comprendi que la misinprincipal del tallador de sangre no era participar en la carrera.Sabe que fui un esclavo. Sabe quin soy, y eso significa que sabe de dnde vengo.

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    El tallador de sangre sac de su tnica un cuchillo rotatorio. Su brazo pareciproyectarse hacia adelante, con todas las articulaciones alinendose de pronto paradoblarse despus hacia atrs formando una U. Padawan! sise, y las puntas rotatorias de las tres hojas relucieron como unahermosa gema.

    Estorbado por la masa de las alas, Anakin no pudo moverse lo bastante deprisapara esquivar del todo el ataque. El muchacho se inclin hacia un lado y elcuchillo no logr hundirse en su cara, pero una hoja le ara la mueca y las otrasdos chocaron con el soporte principal izquierdo. Una oleada de dolor subi por elbrazo de Anakin. Rpido como una serpiente, el tallador de sangre ech el brazohacia atrs yse prepar para asestar una segunda cuchillada.Anakin no tena eleccin.Impulsndose hacia la boca del tnel con una veloz patada, resbal por la pendientede la plataforma y despleg las alas de carrera hasta su mxima envergadura.El tallador de sangre lo sigui sin vacilar. Todava no corris! gru el encargado del tnel, y una espesa vaharada dehedor surgi del tnel, dejando a los otros participantes presa de las nuseas.

    * * *

    Obi-Wan slo dispuso de unos segundos para hacerse una idea de cmofuncionaba el nuevo equipo que acababa de comprar. Se ech las alas al hombro y

    corri por el largo tnel, con los soportes colgantes araando el techo entreestridentes tintineos metlicos. Esperaba que aqul fuera el tnel desde el quepartiran los corredores, pero cuando lleg al final de l, se encontr solo en laplataforma y su mirada atraves el vasto espacio en forma de lente del pozo entredos escudos de aceleracin.Las alas recin adquiridas no eran de su tamao. Afortunadamente eran ms grandes,no ms pequeas, y el Saludador no le haba timado todo lo que hubiera podido llegara hacerlo, ya que le haba vendido unas alas diseadas para un bpedo provisto dedos brazos. Obi-Wan se ci las correas del trax dejndolas todo lo apretadas que

    permitan las hebillas y luego tens las sujeciones de los brazos hasta que los soportesamenazaron con doblarse. En cuanto a si las alas estaban cargadas y aprovisionadasde combustible, no lo supo hasta que hubo alzado una pequea copa pticatransparente y se la puso encima del ojo.Las lneas rojas y azules que aparecieron en su campo de visin mostraban un cuartode carga en el pequeo depsito de combustible. Apenas lo suficiente para unacada controlada.Morir en una estpida carrera de un pozo de basura, atrapado en unas viejas alas decarrera, no era el destino que Obi-Wan haba esperado tener como un Jedi.

    Volvi la mirada hacia la izquierda y vio una seccin de pared desnuda, y despus sevolvi hacia la derecha y se agarr a una barra metlica partida para inclinarse haciafuera. Las alas estuvieron a punto de hacerle perder el equilibrio, y por un instanteObi-Wan permaneci precariamente agarrado a la barra. Recuperando el equilibrio

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    entre un ominoso chasquido de sus alas de carrera, Obi-Wan vio a Anakin de pie enla plataforma del tnel, a unos cincuenta metros a su derecha. Haba llegado con eltiempo justo de presenciar la confusin de extremidades y el destello de un arma.Obi-Wan salt al vaco en el mismo instante en que Anakin caa o saltaba, y apenastuvo tiempo de ver cmo un tallador de sangre, el atacante de Anakin, se lanzaba

    tras l.Sus alas se desplegaron prcticamente sin ningn esfuerzo consciente por parte deObi-Wan, y los diminutos motores de sus puntas tosieron y cobraron vida con unestridente zumbido. Los sensores de los soportes buscaron los intensos campostractores que permeaban el espacio entre los enormes escudos curvos. Por s solaslas alas no hubieran podido sostener a un muchacho, y mucho menos a un hombre,pero usando los campos residuales que emanaban de los agujeros del acelerador, uncorredor poda ejecutar toda clase de acrobacias areas.La primera maniobra que Obi-Wan logr dominar, no obstante, fue la de caer enpicado.Casi trescientos metros.

    * * *

    La confusin y el dolor de Anakin se transformaron rpidamente en una claridadmental que llevaba unos cuantos aos sin experimentar: tres, para ser exactos, desdesu ltima carrera de mdulos en Tatooine, la ltima ocasin en que haba estado tan

    cerca de la muerte.Necesit casi tres segundos para adoptar la postura correcta, con los piesligeramente inclinados hacia abajo, las alas dobladas junto a su costado y la cabezaechada hacia atrs por encima del soporte. Era como zambullirse en una inmensapiscina. Despus, poco a poco, las alas parecieron desplegarse sin ningunaintervencin consciente por su parte. Los motores tosieron y jadearon hasta acabaremitiendo un agudo zumbido que haca pensar en la llamada de dos grandes insec-tos. Anakin sinti cmo los sensores giraban delante de las yemas de sus dedos, ypercibi la tenue seal vibratoria en las palmas de sus manos indicadora de que un

    campo en gradiente estaba disponible.No haba llegado a caer cien metros. Las alas, extendidas hasta su envergaduramxima de cinco brazos, temblaban y vibraban como seres vivos conformecapturaban el aire y los campos, y cuando los motores respondieron a los sutilestirones de sus brazos, Anakin por fin pudo controlar su equipo..., y se elev!La copa ptica que le proporcionaba el nivel de combustible y otras lecturas sebamboleaba intilmente debajo de su barbilla, pero Anakin poda arreglrselas sinella.No est mal para alguien que se encontraba tan cerca de la muerte!, pens. La

    claridad se convirti en un torrente de energa que recorri su pequeo cuerpo.Por un instante Anakin se olvid de la carrera, el miedo y el dolor en su brazo, ysinti un escalofro de victoria total sobre la materia, sobre la voluminosa masa de

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    metal y fibra que llevaba a la espalda y sobre el espacio que se extenda entre losgigantescos escudos curvos.Y, naturalmente, sobre el tallador de sangre que haba querido matarlo.Mirando por el rabillo del ojo, vio lo que crey poda ser el tallador de sangregirando en el vaco como una hoja que cayera debajo de l y a su izquierda. Vio

    cmo la figura rozaba la pared del pozo, se precipitaba hacia el fondo, encontrabauna corriente de aire y volva a enderezarse.Pero aquel infortunado pjaro mecnico no era el tallador de sangre. Con otrapunzada de intensa emocin, Anakin vio que su atacante haba saltado de laplataforma poco despus que l y estaba volando en una trayectoria paralela a lasuya, a unos veinte metros a su derecha.El seor del tnel sin duda ya los habra eliminado de la carrera. Muy bien, puesque nos elimine, pens Anakin. Las formalidades de la victoria nunca le habanimportado demasiado. Si iba a tener por nico contrincante al tallador de sangreque quera matarlo, que as fuera.El premio sera la supervivencia.No era peor que una carrera de mdulos contra un dug.

    * * *

    A Obi-Wan no le asustaba morir, pero odiaba todo lo que llevaba implcito aquellaclase de muerte: el fallo de la tcnica, la falta de elegancia, una cierta impulsividad

    temeraria que siempre haba intentado eliminar de su carcter.El primer paso para evitar tan lamentable resultado era la relajacin. Despus delprimer roce con la pared, Obi-Wan afloj todos los msculos de su cuerpo yconcentr todos sus sentidos en la tarea de averiguar cmo interaccionaban elaire, los campos tractores y las alas. Tal como le haba aconsejado Qui-Gon en unaocasin cuando estaba practicando con una espada de luz, permiti que el equipo leenseara.Pero ese proceso poda requerir horas, y Obi-Wan slo dispona de unos segundosantes de estrellarse contra el escudo inferior. Eso quera decir que tendra que

    arreglrselas con lo que haba aprendido hasta el momento.Y que debera seguir el ejemplo del aprendiz.Mir a la derecha y vio que Anakin adoptaba su postura de vuelo. Obi-Wan despleglas alas y dej que sus pies descendieran hasta quedar por debajo de su cabeza.Saba lo suficiente sobre las carreras con alas sustentadoras para percibir lasvibraciones en sus palmas y entender lo que implicaban, aferrarse al campo engradiente ms intenso disponible a cada momento y elevarse a travs del escudocomo una liebre saliendo de su madriguera.La sensacin era deliciosa, pero Obi-Wan la ignor y se concentr en las ms

    imperceptibles indicaciones de las alas, que llegaban hasta l desde la casi dolorosapresin de las correas estiradas alrededor de su pecho entre cuyo flacido abrazocolgaba. Haba conseguido ganar un poco ms de tiempo.

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    El zumbido en sus palmas ces de repente. Los sensores rotaron ruidosamente, yuna vez ms volvi a caer. En aquel momento de la carrera, el incremento de lasustentacin proporcionado por los motores instalados en las puntas de las alasserva ms para controlar que para elevar, pero con las alas extendidas al mximo ycasi arrancndole los brazos de los hombros, a las punteras de sus botas slo les

    faltaron unos cuantos centmetros para rozar el campo.Y entonces el zumbido que estaba sintiendo en las palmas alcanz una nueva yfrentica intensidad. Obi-Wan vio un agujero de diez metros de dimetro, pas porencima de l, sinti cmo el campo tractor se reforzaba junto a la aberturasiguiente, y se desvi hacia un lado con el tiempo justo de esquivar el rugidoensordecedor de un contenedor de basura.La turbulencia creada por el paso del contenedor tir de Obi-Wan hacia arribacomo si fuera una mosca atrapada en un remolino del desierto. Ensordecido por elruido, con las alas estremecindose incontrolablemente y las palmas calentadaspor el frentico zumbido de los sensores, Obi-Wan peg las alas a sus costadospara huir de la parte ms intensa del campo, cay a una cierta distancia, encontrel campo de gradiente en un punto donde su intensidad era utilizable y volvi adesplegar las alas. El resultado: al menos una ilusin de control.Al fondo del pozo, otro contenedor pas rugiendo por una abertura del escudoinferior y fue dirigido por los campos tractores hacia su prxima abertura. Despuslleg otro contenedor. Haba toda una andanada en camino.Obi-Wan no tena idea de dnde estaba Anakin, o de si an viva. Y hasta que hubiera

    alcanzado algo ms que un control rudimentario de las alas que le permitiera notener que confiar tanto en la suerte, las circunstancias de su padawan noimportaban demasiado.

    * * *

    El objetivo de la carrera del pozo de basura consista en sobrevolar la superficieconvexa del escudo inferior, bajar por una abertura que en aquel momento noestuviera cargada del todo con un campo de aceleracin u ocupada por un

    contenedor en su ruta de ascenso, y despus repetir dichas maniobras en los dosescudos inferiores siguientes hasta que el participante llegaba al fondo del pozo.Una vez en el fondo, lo nico que tena que hacer era coger una escama de ungusano de la basura, sin poner los pies en el suelo, meter el trofeo en una bolsa yluego ascender a travs de los escudos y volar hasta el interior de otro tnel paraentregar la escama al juez: es decir, al Saludador, quien controlaba prcticamentetodo lo que ocurra en aquellas competiciones.La basura que no iba a ser exportada al espacio era sacada del territorio municipaldel pozo y mezclada con aceites de silicona, despus de lo cual era expulsada a

    travs del anillo inferior de tneles de salida y pasaba a ser procesada por losgusanos. Los gusanos masticaban aquella basura menos txica hasta convertirla encpsulas diminutas, extrayendo de ella cualquier fragmento de materia orgnica,plsticos o metal recuperable.

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    Los gusanos de la basura eran enormes, bastante hostiles y esenciales para que elpozo funcionara con eficiencia. Los gusanos de la basura tenan antepasados naturalesen otros mundos, pero ya haca mucho tiempo que los tcnicos de Coruscant,maestros de las artes vitales, haban alejado considerablemente a aquellos monstruosde los lmites de sus orgenes. Esparcidos en el pur de siliconas como nidos de grueso

    cable que se retorcieran lentamente, los gusanos reducan millones de toneladas degrnulos preprocesados a dixido de carbono, metano y dems componentesorgnicos que flotaban en gruesas islas de espuma amarillo claro sobre la agitadasuperficie del lago de siliconas. Los metales, minerales y cristales desechados sehundan y eran recogidos del fondo de la cuenca por gigantescos androidessumergidos.Se deca que un gusano de la basura poda comerse un ncleo hiperimpulsor difuntoy sobrevivir... durante unos segundos. Pero rara vez se esperaba eso de ellos.En el lago de siliconas del fondo del pozo haba muchsimos gusanos. Sus enormesescamas medio sueltas destellaban como diamantes y eran muy apreciadas por elSaludador, quien las venda como recuerdos deportivos a un pequeo pero selectomercado de coleccionistas.Anakin ejecut un giro y mir arriba. El tallador de sangre se encontraba a suizquierda. Los otros participantes haban saltado tras ellos, lo cual quera decir que lacarrera haba empezado despus de todo. El seor del tnel deba de haber decididoque aquella alteracin del protocolo aumentara la emocin.A Anakin no se le ocurri ningn plan mejor que ganar la carrera mantenindose lo

    ms lejos posible del tallador de sangre, ofrecer una escama de gusano al Saludador yregresar al Templo antes de que alguien pudiera darse cuenta de su ausencia. Dentrode una hora poda volver a estar entrenndose con Obi-Wan y aquella noche dormi-ra bien, sin malos sueos, exhausto y sintindose justificado en un nivel muyprofundo hasta el que la disciplina Jed todava no haba logrado llegar.Tendra que disfrazar la herida de su mueca, por supuesto. No pareca demasiadograve o al menos eso fue lo que revel una apresurada inspeccin, que era lo nicoque poda hacer en vuelo.Hora de inclinar su aleta, relajar los msculos y volver a caer como una piedra

    capaz de controlar su destino.Porque s haba algo que Anakin deseara por encima de todo, era controlar lasituacin.

    * * *

    Obi-Wan se incorpor sobre la enorme superficie curva del escudo y, recurriendoa sus conocimientos Jedi, determin rpidamente su estado fsico en aquelmomento. Tena el cuerpo lleno de morados y se senta muy frustrado Obi-Wan

    se apresur a disipar aquella emocin, porque la frustracin poda llevar con muchafacilidad a la ira y de sta a la perdicin slo mediaba un paso, pero al menos habaevitado romperse algn hueso. Tambin se haba quedado sin aliento, pero serecuper al instante mientras buscaba con la mirada a los otros corredores.

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    Anakin giraba en una lenta espiral ascendente, volando sobre el centro del escudo ya unos cien metros por encima de l. Una segunda figura dorada ejecutaba unarpida espiral descendente a unos cien metros por encima de Anakin, bajando hacial como una hoja. Una tercera y una cuarta estaban trazando grandes arcosalrededor del permetro.

    Obi-Wan se concentr en Anakin. Prepar sus alas para otra ascensin en el mismoinstante en que vea cmo su padawan se precipitaba a travs del vaco, hundindoseigual que si estuviera zambullndose en l, y desapareca dentro del agujero centraldel escudo.Obi-Wan corri hacia el borde del agujero ms cercano, que se encontraba a unosveinte metros de l. Se asegur de que sus alas estuvieran adecuadamente dobladasy de que podran ser extendidas sin quedarse atascadas a mitad del despliegue. Suspies vencieron el abrazo pegajoso de los campos tractores que se curvaban sobre lasuperficie del escudo. El aire sise alrededor de l, y sus intestinos vibraron como siestuviera andando a travs de la peor tormenta del gigante gaseoso msturbulento.Nubecillas de humedad congelada revolotearon en torno a l, arrastradas por laestela de un contenedor cuando ste atraves aullando un agujero situado a menosde cincuenta metros a su derecha. El torbellino de fuerza ciclnica que se elevhacia el espacio estuvo a punto de separarle los pies del suelo, y Obi-Wan no estuvomuy seguro de si sera capaz de resistir un segundo enfrentamiento con las lneasde campo locales.

    Al igual que Qui-Gon Jinn en el pasado, Obi-Wan Kenobi no era partidario deensear mediante el castigo. Que el aprendiz reconociera los errores casi siempreera suficiente. Aun as, avergonzado, vio en una parte oscura de sus pensamientosque estaba planeando palabras muy duras, pruebas extremas y muchas, muchastareas extra para Anakin Skywalker, y no con el nico objetivo de mejorar laperspectiva de la vida que tena su padawan.

    * * *

    Anakin sinti una nueva alegra extraamente pura cuando extendi sus alas ycaptur un campo en el siguiente nivel. La belleza de las estelas inicas, losrelmpagos que bailaban incesantemente entre las nubes de humo de las descargas eiluminaban las distantes paredes del pozo, y el rugido parecido a un redoble detambor que se oa cada cinco segundos cuando ascendan los contenedores eranhermosos, pero lo realmente importante era que todos aquellos fenmenos, con unavoz casi viva, lanzaban un desafo ms grande que cualquiera de los que habaexperimentado en Tatooine, la carrera de mdulos de la vspera de Boonta incluida.El pozo era un lugar que casi todos hubiesen encontrado aterrador y donde la

    mayora de seres vivos habran muerto inevitablemente, y sin embargo Anakin noera ms que un muchacho, un simple nio, un antiguo esclavo que no confiaba tantoen el adiestramiento Jedi como en su propio valor. Estaba solo, y le encantaba es-tarlo! Anakin habra aceptado sin vacilar pasar el resto de su vida en aquella clase de

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    peligro inmediato con tal de poder olvidar los fracasos del pasado que lo acosabanpor las noches, cada vez que intentaba conciliar el sueo. Los fracasos..., y laaterradora sensacin de llevar dentro algo que era incapaz de controlar.Las oscuras botas vacas que deambulaban por la peor de sus pesadillas.Volvi a extender su aleta cerca del centro del escudo, all donde se lanzaban pocos

    contenedores. Poda sentir el palpitar del gigantesco can de lanzamiento debajode aquel escudo, que era el que se encontraba ms cerca del fondo. Sus sentidosestaban sintonizados con el ritmo de aquel lanzador giratorio, ms grande que todoel Templo Jedi. Anakin esper la llegada del titubeo, el breve silencio seguido por unronco rechinar y un rpido chuffanteriores al momento en que un anillo decontenedores entraba en las recmaras y era disparado. Lo ms aconsejable,naturalmente, era caer por un agujero durante una pausa entre dos lanzamientos ysalir de un agujero por el que acabara de ser disparado un contenedor, ayudado porsu flujo de gases, corrientes ascendentes, relmpagos y azuladas estelas inicas.Antes de tomar una decisin, Anakin se maravill ante un fenmeno que sloconoca por los susurros impresionados con los que hablaban de l otros corredores:los crculos ascendentes de esferas de plasma que ascendan a travs del vaco,elevndose sobre el primer escudo como si estuvieran impulsados por un propsitosecreto. Las esferas relucan con destellos naranja y verde azulado, y Anakin inclusopoda or su intenso crepitar. Rozarlos supona quedar frito al instante. El muchachocontempl cmo un crculo de aquellas esferas estallaba con una sucesin de tenueschasquidos, y sigui con la mirada la trayectoria del relmpago particularmente

    intenso que hendi el espacio en el que haban estado las esferas como una jabalinalanzada a travs de un aro.Aquello le eriz el vello de la nuca de una manera que ninguna descarga estticapoda explicar. Era como si se estuviera enfrentando a los dioses primitivos del pozode basura, los autnticos seores de aquel lugar, y sin embargo pensar aquelloaunque slo fuera por un instante iba en contra de todo su adiestramiento. LaFuerza est en todas partes yno exige nada, ni obediencia ni respeto temeroso.Pero aquello, naturalmente, era lo que necesitaba experimentar para poderolvidar. Anakin necesitaba despojarse a s mismo de todo su ser hasta quedar

    reducido al salvajismo ms puro, a ese lugar escondido debajo de su nombre, surecuerdo y su yo en el cual moraban sombras ominosas, y al que podas recurrir encuestin de segundos dando la espalda al lado luminoso de la Fuerza para volvertehacia la oscuridad y, de esa manera, descubrir que no veas ninguna diferencia entreuno y otra.Anakin, puro instinto, una mota de polvo perdida en el juego, volvi a recoger susalas y se precipit por el agujero central del escudo.No vio que el tallador de sangre haca lo mismo a cincuenta metros por encima de l.El can de lanzamiento se alzaba sobre su montura elevada a doscientos metros

    por debajo del escudo, repitiendo una y otra vez sus movimientos automatizados.Reciba contenedores cargados y activados de las pistas que lo rodeaban, y cadacontenedor caa dentro de una cmara de disparo de la que slo sobresala subulbosa punta. Cada contenedor dispona de una designacin especfica en el

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    programa del can, una ruta especificada a travs de cuatro escudos que leproporcionaba cuatro oportunidades de ser acelerado hacia una rbita especfica.La carga situada debajo del contenedor slo le permitira recorrer los primerostrescientos metros, llevndolo hasta el primer escudo. Despus los campos tractoresy los generadores de pulsos magnticos pasaban a hacerse cargo de l. El diseo, muy

    sofisticado a pesar de que ya tena cientos de aos de antigedad, era tan slido comoduradero y haba sido reproducido una y otra vez por toda la superficie deCoruscant.Encima del can de lanzamiento el aire era casi irrespirable. Las humaredasproducidas por la explosin de las cargas simples explosivos qumicos no podanser dispersadas y procesadas lo bastante deprisa para impedir que se formara unmanto txico por debajo del primer escudo. Adems de aquella neblina perpetuacreada por la consuncin de las cargas, tambin estaban los vapores miasmticos de lacuenca llena de siliconas que se extenda por debajo del can de lanzamiento.Era all donde las criaturas ms primitivas y tambin las ms grandes deCoruscant vivan y desempeaban sus funciones en un crepsculo perpetuo,iluminado nicamente por los vacilantes resplandores de las luces industrialessuspendidas de la parte inferior de los soportes del can de lanzamiento. Losgusanos ms gigantescos medan centenares de metros de largo por tres o cuatrode ancho.Anakin plane hacia un lado del nivel inferior y se pos sobre uno de los soportes delcan. Poda sentir a travs de los pies la rotacin y el lanzamiento de los

    contenedores introducidos en las recmaras.La inmensa masa de la estructura de ferrocarbono temblaba bajo sus zapatillas devuelo.El muchacho haba reservado la mayor parte de su combustible para aquelmomento. Los campos tractores de debajo del can eran bastante dbiles, ya quese hallaban reducidos al mnimo imprescindible para evitar que los gusanos subieranhacia los soportes para absorberlos. En cuanto hubiera arrancado una vidriosaescama de gusano, Anakin tendra que subir hasta el primer escudo, localizar lacorriente ascendente de un contenedor y permitir que lo arrastrara a travs de un

    agujero hacia el vaco que se extenda por encima del primer escudo.Lo cual resultara increblemente difcil de hacer.Tanto mejor. Con los ojos muy abiertos, Anakin contempl la catica sopa de gusanosque tena debajo. Dejando rgida un ala durante una fraccin de segundo, liber elbrazo correspondiente y extendi una mascarilla respiratoria por encima de su bocay su nariz. Despus aprovech aquella oportunidad para colocar en posicin su copaptica y bajar los anteojos de burbuja que protegeran sus ojos de las salpicadurasde silicona. Luego tens los msculos, preparndose para el salto.Sin embargo, haba cometido el primer error de un aprendiz de Jedi: dirigir toda su

    atencin hacia una sola meta u objeto. La concentracin era una cosa y lapercepcin estrechada otra, y Anakin haba hecho caso omiso de cuanto seencontraba por encima de l.

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    Sinti un cosquilleo en .sus sentidos y mir a un lado con el tiempo justo de recibir,con la coronilla de su cabeza, un golpe dirigido a su sien. El tallador de sangre pas

    junto a l y se pos en el soporte siguiente para contemplar con satisfaccin cmo eljoven Jedi se precipitaba hacia la convulsa masa de gusanos.Despus el tallador de sangre sigui a su vctima, el largo cuello extendido hacia

    adelante y los faldones nasales unidos en una cua, descendiendo sobre ella paraterminar su trabajo del da.La cada de Anakin fue amortiguada por una isla de la gruesa espuma hedionda quederivaba sobre el lago de gusanos. Se hundi lentamente en ella, liberando msgases txicos hasta que una repentina emisin de amonaco hizo que recuperara elconocimiento. Le escocan los ojos. El golpe recibido en la cabeza haba aflojado susanteojos y su respirador.Primero lo primero. Anakin despleg las alas y se desabroch el arns, y despusrod sobre s mismo para distribuir su peso a lo largo de las alas. stas actuaronsobre la espuma como raquetas para la nieve, haciendo que ya no se hundiera tandeprisa en ella como hasta haca unos momentos. De todas maneras las alas sehaban doblado, y aunque hubiera logrado liberarlas de la masa espumeantetampoco hubiese podido utilizarlas.El tallador de sangre acababa de asesinarlo. El que la muerte no fuera a darse prisaen llegar no supona ningn alivio de su certeza. La gran isla de amarillo plidoondulaba con el subir y bajar de un sinfn de cuerpos calientes. Un constantecrepitar llegaba de todas partes: burbujas que reventaban entre el lquido. Y Anakin

    oy un sonido todava ms siniestro, suponiendo que eso fuera posible: el lentosiseo de los gusanos reptando unos sobre otros y deslizndose alrededor de suscongneres.Anakin apenas poda ver. Estoy perdido. Desplegar sus sentidos para establecercontacto con la Fuerza lo tranquilizara, pero an no haba alcanzado el punto de suadiestramiento que lo volvera capaz de levitar, al menos no ms de unoscentmetros.A decir verdad, Anakin Skywalker se senta tan mortificado por su falta de atencin,tan avergonzado de las acciones que lo haban llevado all, al pozo, en primer lugar,

    que su muerte pareca ocupar un lugar secundario con respecto a fracasos muchoms grandes.Por mucho que Qui-Gon Jinn hubiera opinado lo contrario, Anakin no estabahecho para ser un Jedi. Yoda y Mace Windu siempre haban estado en lo cierto.Pero la acida conciencia de su propia estupidez no requera que adems aceptaranuevos insultos. Anakin percibi el silencioso vuelo del tallador de sangre a unosmetros por encima de l mientras la criatura se inclinaba tranquilamente paraasestar un segundo golpe.La venganza no tiene cabida en los pensamientos de un Jedi. Pero el cerebro de

    Anakin estaba funcionando a plena potencia, con sus procesos mentalesclarificados por el dolor de su crneo y el sordo palpitar de su brazo. El tallador desangre saba quin era y de dnde vena: ser llamado esclavo era una coincidenciademasiado grande, sobre todo encontrndose tan lejos de los sistemas sin ley de la

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    periferia donde la esclavitud era comn. Alguien andaba detrs de Anakinespecficamente o de los Jedi en general.El muchacho no crea haber atrado mucha atencin a lo largo de su corta vida, oque su sola persona fuese digna de atraer el inters de un asesino. Pareca muchoms probable que el Templo estuviera siendo vigilado y que algn grupo esperara

    poder acabar con los Jedi uno por uno, escogiendo a los ms dbiles y expuestoscomo primeros blancos.Y eso quiere decir yo...El tallador de sangre era una amenaza para las personas que haban liberado aAnakin de la esclavitud, aceptndolo entre ellos para darle una nueva vida lejos deTatooine. Si estaba condenado a no ser un Jedi, e incluso a no llegar a la edad adulta,al menos poda eliminar una amenaza contra aquella Orden tan valiente comonecesaria.Anakin se ajust el respirador, aspir una bocanada de aire filtrado y examin suvacilante plataforma. Un soporte de ala poda ser arrancado y blandido como arma.Se inclin cautelosamente, equilibrando su peso, y aferr el delgado soporte.Resistente durante el vuelo, el soporte cedi a la presin descentrada que estabaejerciendo Anakin, y sus manos lo torcieron de un lado a otro hasta que acabpartindose. En el extremo opuesto, all donde las alas encajaban con el rotador,Anakin volvi a doblar el metal con unos rpidos golpes de su pie y despus arrancel soporte y le quit la resbaladiza envoltura lubricante. La bola del rotador leproporcion un buen garrote.

    Pero la estructura de las alas en su totalidad pesaba menos de cinco kilos. El garrotepesara unos cien gramos. Anakin tendra que impulsarlo con todas sus fuerzas paraobtener un impacto significativo.El tallador de sangre volvi a caer sobre l con las piernas encogidas haca atrs y losbrazos triplemente articulados colgando hacia abajo como los pedipalpos de ungarra veloz de Naboo.Estaba totalmente concentrado en el padawan.Lo cual quera decir que estaba cometiendo el mismo error que haba cometidoAnakin.

    Con una sbita punzada de esperanza y alegra, Anakin vio a Obi-Wan volando porencima del tallador de sangre. Su maestro extendi el haz de su espada de luzmientras se precipitaba sobre las alas del atacante con los pies por delante,partindolas tan fcilmente como si estuvieran hechas de paja.Dos mandobles de la hoja zumbante y las puntas exteriores de las alas del tallador desangre se desprendieron de la estructura.El tallador de sangre solt un grito ahogado y rod sobre su espalda. El combustiblede los depsitos de las puntas de sus alas se inflam y lo hizo girar en una ruedaresplandeciente, elevndolo bruscamente casi veinte metros antes de consumirse

    con un ltimo chisporroteo.Cay sin ningn sonido y se hundi en el lago a unos doce metros de distancia,levantando un pequeo y reluciente surtidor de aceitosas siliconas. Fantasmas demetano consumido se agitaron sobre l durante unos momentos.

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    Obi-Wan se recuper y alz las alas justo a tiempo para no acabar sumergido hasta lacintura en el lago. La expresin que haba en su rostro mientras desactivaba laespada de luz era puro Obi-Wan: paciencia y una leve exasperacin, como si Anakinacabara de fallar una prueba de deletreo.Anakin fue hacia su maestro para ayudarle a no perder el equilibrio.

    Mantn las alas lo ms altas que puedas! grit. Por qu? pregunt Obi-Wan. No puedo sacarnos a los dos de este lo. Todava me queda combustible!Y a m apenas me queda. Estos horribles artefactos son muy difciles de controlar. Podemos combinar nuestro combustible! dijo Anakin, con la parte superiorde la cara y los ojos brillando en la penumbra lechosa.El lago ondul alarmantemente. Un reluciente tubo gris plateado que tendra elgrosor de cuatro brazos se arque por encima de la sopa de siliconas junto alborde de su insustancial isla de espuma. Su piel estaba llena de restos de basuraadheridos, y su flanco estaba surcado por una lnea de ojillos negros envueltos enuna apretada red de lneas azules.Los ojos que flotaban sobre pequeos zarcillos los examinaron con intensacuriosidad. El gusano pareca estar preguntndose si eran dignos de ser comidos.E incluso en aquel momento, Anakin contempl las relucientes escamas-trofeo quedestellaban sobre el cuerpo del gusano. Las mejores que he visto... Tan grandescomo mi mano!Obi-Wan se estaba hundiendo rpidamente. El Maestro Jedi parpade entre la

    calima de niebla de siliconas y gases txicos que los estaba envolviendo.Anakin se inclin con toda la delicadeza y sentido del equilibrio de que era capaz ysepar los cilindros de combustible de sus alas, asegurndose de que nodesconectaba los tubos de alimentacin de los reactores exteriores y de quepellizcaba sus boquillas para obturarlas.Obi-Wan se concentr en no seguir hundindose en aquella espuma pegajosa.Otro arco de segmento de gusano del grosor y la altura de una pasarela parapeatones surgi del lago con un chillido lquido al otro lado de la cada vez msreducida plataforma. Ms ojos los contemplaron. El arco tembl como si estuviera

    siendo presa de una nerviosa expectacin.Nunca volver a ser tan estpido jade Anakin mientras sujetaba los depsitosa las alas de Obi-Wan.Dselo al Consejo replic Obi-Wan. Porque si logramos hacer seis cosasimposibles en los prximos dos minutos, estoy seguro de que tendremos quecomparecer ante el.Los dos segmentos de gusano vibraron al unsono y sisearon a travs de la siliconacomo cabos bruscamente estirados, con lo que demostraron ser una sola ylargusima criatura que se alz por encima de ellos. Ms anillos los rodearon: otros

    gusanos, todava ms grandes. Obviamente, los Jedi maestro y aprendizparecan sabrosos, y se haba iniciado toda una competicin. Los segmentosondularon hacia atrs y hacia adelante para chocar con los bordes de la isla. La

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    espuma se alz en surtidores siseantes, hasta que la superficie de sustentacindisponible qued reducida a un pequeo tapn.Anakin puso la mano sobre el hombro de Obi-Wan.Eres el ms grande de todos los Jedi, Obi-Wan se apresur a decirle.Obi-Wan mir fijamente a su padawan.

    No podras darnos un empujoncito...? suplic Anakin. Ya sabes, hacia arriba.Obi-Wan as lo hizo y Anakin conect los reactores en el mismo instante en que seelevaban.La sacudida no le impidi extender los dedos hacia una curva de piel de gusano yagarrar una escama. Sin que supieran muy bien cmo, lograron llegar al primerescudo y entraron en la corriente ascendente de un contenedor disparado por elcan. Dando tumbos mientras eran tan violentamente sacudidos de un lado a otroque casi perdieron el conocimiento, fueron arrastrados a travs de un agujero.Obi-Wan sinti los bracitos de Anakin alrededor de su cintura.Si es as como se hace... comenz a decir el muchacho. Despus algo (la recindescubierta capacidad de levitar de su padawan, tal vez?) los elev a travs delsiguiente escudo como si reposaran sobre la palma de una mano gigantesca.Obi-Wan nunca se haba sentido tan cerca de una conexin tan poderosa con laFuerza, ni en Qui-Gon ni en Mace Windu. Ni siquiera en Yoda. Creo que lo vamos a conseguir! exclam Anakin.

    CAPITULO 2

    Las oportunidades son ilimitadas dijo Raith Sienar mientras andaba junto alparapeto de la factora.

    El comandante Tarkin de la Fuerza de Segundad de las Regiones Exteriores de laRepblica andaba junto a l. Los dos hombres habran podido ser hermanos. Ambostenan treinta y pocos aos. Ambos eran delgados y nervudos, con frentes huesudasy muy arqueadas, penetrantes ojos azules, rostros aristocrticos y una manera de

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    ser que haca juego con ellos. Y ambos llevaban las tnicas reservadas a los quegozaban del favor de los senadores, las cuales indicaban que sus portadores habanprestado servicios extraordinarios al Senado durante la ltima dcada. Hablas de la Repblica? pregunt Tarkin con ms que una sombra de desdn.Su adiestramiento puesto que proceda de una antigua familia militar

    slidamente establecida daba a su voz un filo particularmente cortante en el quela diversin se confunda con el hasto.En absoluto dijo Sienar, sonriendo a su viejo amigo. Debajo del parapeto, cuatronaves de Proyectos Avanzados no tardaran en estar terminadas, negras, esbeltas yms pequeas que los modelos anteriores, y realmente muy veloces. La Repblicalleva siete aos sin ofrecerme un contrato realmente interesante. Qu me dices de sas? pregunt Tarkin.Contratos privados con la Federacin de Comercio, varias empresas mineras yotras grandes corporaciones. Muy lucrativas, con tal de que no venda mis mejoresarmas a los compradores equivocados. Equipo con armamento cada nave quefabrico, como sin duda sabes. De esa manera obtengo muchos ms beneficios, pero aveces tambin puede traerte ciertas complicaciones. Por eso mantengo lo mejor enreserva... para mis clientes ms generosos.Tarkin sonri ante su respuesta.En ese caso quiz tenga noticias que podran serte de utilidad dijo. Acabo deasistir a una reunin secreta. El canciller Palpatine por fin ha conseguido forzaruna decisin sobre el incidente de Naboo. Las fuerzas de segundad de la Federacin

    de Comercio no tardarn en ser dispersadas. Durante los prximos meses, sernintegradas en las fuerzas de la Repblica y puestas a disposicin del Senado. Todosobedecern, Minera Exterior incluida, o de lo contrario tendrn que enfrentarse auna respuesta militar centralizada y mucho ms poderosa. Tarkin utiliz unpequeo telescopio manual para examinar los detalles de las nuevas naves. Cada unameda veinte metros de longitud, y sus aletas terminaban en gruesas toberas refrige-rantes. Los compartimientos eran compactos, esfricos y nada lujosos. Si son tuprincipal fuente de ingresos, ahora tu posicin se ver... Digamos que un pococomprometida?

    Sienar inclin la cabeza hacia un lado. Ya haba odo hablar del decreto del cancillerPalpatine.La Federacin de Comercio dispone de grandes reservas de dinero, y admito queme proporciona muchos ms contratos interesantes de lo que lo ha hecho laRepblica, pero sigo teniendo amistades en el Senado. Echar de menos loscontratos de la Federacin de Comercio, pero la Federacin seguir siendo unainfluencia con la que hay que contar en el futuro inmediato. En lo que concierne a laRepblica... Bueno, sus especificaciones no son ni inspiradas ni una gran fuente deinspiracin para m. Y cuando acepto un contrato de la Repblica, me veo obligado a

    trabajar con los viejos ingenieros en los que confan los senadores. Espero que esocambie.

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    He odo decir que no te tienen en gran estima. Los criticas demasiado libremente,Raith. Cuando tus clientes actuales pasen a la historia, has pensado en recurrir a lossubcontratos? pregunt Tarkin en un tono ligeramente burln.Sienar agit sus dedos delgados como patas de araa.Espero que estars dispuesto a admitir que soy muy verstil. Despus de todo,

    hace diez aos que nos conocemos.Tarkin le lanz una mirada cuyo significado no poda estar ms claro. Oh, porfavor..., parecan estar dicindole sus ojos.An soy joven, Raith. No me hagas sentir viejo. Fueron hacia el final delparapeto y siguieron por una pasarela suspendida que llevaba a una sala octagonalde paredes de transpariacero suspendida a treinta metros por encima del suelo dela factora. Disclpame, pero esas naves me parecen cazas avanzados. Y ademsson muy bonitas.Sienar asinti.Modelos experimentales para proteger a los cargueros en la periferia. LaRepblica ha dejado de patrullar algunas de las rutas ms lucrativas. Supongo quecon las fuerzas de la Federacin de Comercio integradas en sus efectivos, esas rutasvolvern a ser patrulladas. Y en cualquier caso, estas naves ya han sido pagadas. Son almacenables?Por supuesto. Pueden ser apiladas en las bodegas secundarias, tal como pedan lasespecificaciones. Una autntica sorpresa para los incursores. Bueno, olvidmonos demis problemas comerciales. Acerca de nuestra relacin...

    Tarkin puso las manos encima de la barandilla.He establecido nuevos contactos dijo. Unos contactos muy tiles, porcierto. No puedo decirte mucho ms.Ya sabes que soy ambicioso dijo Sienar lanzndole una mirada que esperabafuera tan vida como llena de dignidad. Tarkin no era un hombre al que resultarafcil engaar. Tengo planes, Tarkin, planes extraordinarios que impresionarn acualquier persona con imaginacin.Conozco a muchas personas con imaginacin dijo Tarkin. A veces quiz condemasiada... Siguieron andando. Los androides de montaje iban y venan debajo de

    ellos, y una gra suspendida llevaba tres fuselajes a un carguero posado a unosmetros de distancia. A decir verdad, he venido a contarte un cuento de hadas muynotable que te har pensar y a reclutarte para mi causa, viejo amigo. Pero no aqu, nodonde cualquiera puede ornos.

    Una vez dentro de la sala de diseo de paredes de transpariacero a la que slopodan acceder Sienar y sus invitados especiales, Tarkin se sent en un cmodo sillnde plstico hinchable diseado por Sienar. Una gran mesa hologrfica gris oscurozumbaba tenuemente junto a l.

    Sienar hizo descender telones de seguridad negros alrededor del centro iluminado.Los dos hombres fueron absorbidos por un silencio fantasmagrico.Tarkin intent hablar, pero todo sonido se haba vuelto imposible. Sienar le entregun pequeo vocalizador plateado del tamao de una nuez conectado a una preciosa

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    boquilla de plastiacero por un cable flexible. A continuacin le mostr cmo insertarel botn en la oreja mientras permita que la boquilla flotara delante de sus labios.Los vocalizadores permitieron que pudieran orse el uno al otro.Hago pequeos favores a ciertas personas dijo Tarkin. Antes equilibraba esosfavores entre bandos opuestos. ltimamente mis esfuerzos han empezado a

    inclinarse en cierta direccin. El equilibrio ha dejado de ser necesario.Sienar, de pie delante de su viejo amigo, lo escuchaba atentamente. Su cuerpo, alto yelegantemente musculado, pareca rechazar el reposo.Algunas de esas personas quieren que los dedos no tentculos ni palpos,amigo mo, sino dedos humanos se introduzcan en un gran nmero de cuencosde sopa estelar y comprueben la temperatura del contenido para averiguar si yapueden ser consumidos. A qu viene esa repentina preocupacin por el hecho de que sean humanos?Los humanos son el futuro, Raith.Algunos de mis mejores diseadores no son ni remotamente humanos.S, y por el momento empleamos a los no humanos all donde son tiles. Perotoma nota de mis palabras, Raith: los humanos son el futuro.Raith percibi la tensin que haba en la voz de Tarkin.Tomo nota.Y ahora escchame con atencin. Voy a relatarte una historia de intrigamaravillosamente barroca y compleja que, sin embargo, en el fondo es muy simple.Tiene que ver con una clase de nave espacial rara y muy poco vista, muy cara y de

    fabricacin desconocida que supuestamente es un juguete para ricos. Podra acabarllevando a un planeta perdido cubierto por cierta clase de bosque muy misterioso yaltamente peculiar. Y quiz no tarde en involucrar a los Jedi.Sienar sonri con deleite.Adoro las historias sobre los Jedi. De hecho, se podra decir que soy un autnticofan de la Orden.Yo tambin los encuentro muy interesantes dijo Tarkin con una sonrisa. Unade mis obligaciones, y no voy a decirte para quin la desempeo ni cunto me paganpor ello, consiste en mantener bajo observacin a todos los Jedi que hay en

    Coruscant. He de saber qu hacen..., e impedir que incrementen su poder.Sienar enarc una ceja.Los Jedi apoyan al Senado, Tarkin.Tarkin agit la mano despectivamente.Entre los Jedi hay un muchacho muy interesado en los androides y toda clase demaquinaria: lo que podramos llamar un coleccionista de chatarra, aunque tengoentendido que est dotado de cierto talento. He puesto en su camino a ciertopequeo androide muy caro y muy averiado, y el muchacho lo ha llevado al TemploJedi y le ha devuelto la movilidad, tal como yo sospechaba que hara. Y dicho

    androide ha estado escuchando ciertas conversaciones privadas bastante curiosas.Sienar escuchaba a su amigo con creciente inters, pero tambin con crecienteperplejidad. En toda su vida de diseador y constructor de magnficas naves ymquinas, los Jedi nunca haban mostrado ningn inters en encargarle naves

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    espaciales. Siempre haban parecido conformarse con viajar en las naves de otros. Enlo que a Sienar concerna, pese a todo su valor y disciplina, los Jedi eran unos anal-fabetos tecnolgicos..., salvo por sus espadas de luz, naturalmente. S, esos artefactostenan cierto inters...Prstame atencin, Raith, por favor dijo Tarkin, sacndolo de sus

    ensoaciones. Estoy a punto de llegar a la parte ms interesante.

    * * *

    Media hora despus, Sienar guard los vocalizadores de segundad en su caja y subilos telones. Estaba plido, y le temblaban ligeramente las manos. Intent ocultar suira.Tarkin quiere aduearse de lo que hubiera debido ser mo!Pero reprimi su pena. El secreto haba dejado de serlo. Las reglas haban cambiado.Distradamente, y para crear una diversin a su reaccin a la historia de Tarkin,Sienar conect el proyector hologrfico y millones de lneas ycurvas diminutas sematerializaron en el aire por encima de la mesa gris oscuro. Formaron una esferaque giraba lentamente y de uno de cuyos lados se haba eliminado una gran seccin.Dos esferas ms pequeas aparecieron encima y debajo de los polos, unidas porgruesos cuellos erizados de detalles puntiagudos.Tarkin se volvi hacia el holograma con una mueca de maliciosa satisfaccin. Susdelgados y crueles labios se fruncieron, revelando millares de aos de crianza

    aristocrtica. Se inclin sobre el holograma para examinar las barras de escala, yarque una ceja.Su reaccin complaci a Sienar.Imposiblemente enorme coment Tarkin secamente. La fantasa de unescolar?En absoluto dijo Sienar. Totalmente factible, aunque caro.Has logrado despertar mi curiosidad dijo Tarkin. De qu se trata?Uno de mis proyectos de exhibicin concebidos para impresionar a esos pocoscontratistas que saben apreciar lo grandioso dijo Sienar. Tarkin, por qu me

    han escogido... esas personas?Supongo que no habrs olvidado que eres humano.se no puede haber sido el factor decisivo.Te sorprenderas, Raith. Pero no, probablemente en esta fase no sea crucial. Es tuposicin y tu inteligencia. Son tus conocimientos de ingeniera, mucho mayores quelos mos, aunque, mi querido amigo, te supero en capacidades militares. Y,naturalmente, dispongo de cierta influencia. Sigue conmigo e irs a lugaresfascinantes.Tarkin no poda apartar los ojos de la esfera, cuya lenta rotacin acababa de revelar

    su descomunal turbolser abastecido por el ncleo energtico.Ah. Sonri. Un arma, siempre un arma. Le has enseado esto a alguien?Sienar sacudi la cabeza con expresin apenada. Poda ver que el truco estabafuncionando.

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    La Federacin de Comercio sabe con toda exactitud lo que necesita y no muestrainters por nada ms. Una deplorable falta de imaginacin.Explcamelo.Es un sueo, pero un sueo alcanzable, dados ciertos avances en la tecnologa dela hipermateria. Un ncleo de implosin con un plasma de alrededor de un kilmetro

    de dimetro podra impulsar una estructura artificial del tamao de una pequealuna. Con un par de grandes asteroides de hielo como combustible..., los cualestodava son bastante comunes en los sistemas de la periferia exterior...Una pequea tripulacin podra patrullar un sistema entero con un navo dijoTarkin con voz pensativa.Bueno, la tripulacin no sera tan pequea, pero ciertamente bastara con un solonavo Sienar anduvo alrededor del holograma mientras barra el aire con lasmanos. Estoy pensando en eliminar las esferas exteriores y limitarme a una solagran bola de noventa o cien kilmetros de dimetro. Ese diseo facilitaraconsiderablemente el transporte.Tarkin sonri orgullosamente.Saba que haba escogido al hombre adecuado para este trabajo, Raith. Admirel diseo con las cejas fruncidas, Qu sentido de la escala! Qu indecible poder!No estoy seguro de disponer de tiempo libre dijo Sienar con un fruncimiento deceo. A pesar de mi falta de conexiones, an me las arreglo para mantenerme muyocupado.Tarkin rechaz su comentario con un gesto de la mano.

    Olvida esas sombras de una vida pasada y concntrate en el futuro. Y qu futuroser, Raith, si satisfaces a las personas adecuadas!

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    CAPITULO 3

    El Templo Jedi era una gigantesca estructura magnficamente diseada y construida

    que tena varios siglos de antigedad, pero como una gran parte de lo que haba enCoruscant, ltimamente su exterior haba sufrido los efectos del abandono. Debajode los cinco impolutos minaretes relucientes, en el nivel de los dormitorios y lasentradas de personal, la pintura se descascarillaba y las caeras de bronce goteabanlargas seales verdosas a lo largo de los tejados curvos. Las lminas de metal labradohaban perdido sus ribetes de aislamiento y empezaban a sucumbir a la corrosinelctrica, creando fantsticos arco iris sobre sus superficies all donde las tocaban.Dentro del Templo, el dominio de los Caballeros Jedi y sus padawans, las salas eranfrescas, con la iluminacin reducida al mnimo salvo en los aposentos privados, loscuales eran adecuadamente espartanos pero se hallaban provistos de lmparas paraleer los textos sacados de la enorme biblioteca. Cada cubculo tambin estaba equi-pado con un ordenador y un holoproyector para acceder a las ltimas obras deciencia, historia y filosofa.El efecto general, para alguien llegado de fuera, podra haber sido uno de penumbraestudiosa, pero para un Jedi, el Templo era un centro de instruccin, caballerosidad ytradicin sin igual en todo el universo conocido.Haba sido concebido para ser un lugar de paz y meditacin combinada con

    perodos de riguroso adiestramiento. ltimamente, no obstante, el Consejo Jedidedicaba una parte cada vez ms considerable de su tiempo a las acuciantescuestiones polticas y las repercusiones a gran escala de un colapso econmico queya duraba dcadas.La Repblica no poda permitirse mucha meditacin ni mucho estudio, sin embargo.Aquella era pronto se convertira en un perodo de accin y respuesta, con muchasfuerzas desplegadas contra la libertad y los principios que haban guiado a los Jedi ensu celosa defensa del Senado y la Repblica.Eso explicaba por qu tantos maestros haban tenido que abandonar el Templo para

    dispersarse por la precaria periferia de la Repblica.Pero no explicaba el porqu Mace Windu sonrea con perplejidad mientras presida lasesin que deba analizar el preocupante caso de Anakin Skywalker.A decir verdad, Obi-Wan Kenobi nunca haba logrado entender a Mace Windu.Muchos afirmaban que Yoda era el ms enigmtico de los Caballeros Jedi,habitualmente enseando mediante el truco ms que con el ejemplo, el enigmaantes que el hecho sealado y razonado. Mace Windu, a juzgar por la experiencia deObi-Wan, pareca guiar mediante el ejemplo riguroso, usando criterios concretos yuna firme disciplina en vez de la revelacin sorprendente. Pese a ello, no haba Jedi

    ms capaz de apreciar los chistes y las bromas que l y sola activar tortuosastrampas filosficas durante los debates.En lo tocante al adiestramiento fsico, el hecho de que sus reacciones pudieran sertan inesperadas lo converta en un contrincante casi invencible. Cualquier cosa que

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    pareciera proponer, o a la que pareciera oponerse, poda ser una treta calculadapara alentar un resultado totalmente distinto.Haba en l una veta caprichosamente creativa que desafiaba al anlisis intelectual,y sa era una de las razones por las que Mace Windu estaba considerado como ungran Maestro Jedi.

    Los cnicos decadentes del Distrito del Senado que apenas saban nada sobre los Jedivean en ellos a los sombros y hierticos preservadores de una antigua religin,como hilachas de una vieja tela que no tardara en ser sustituida por undeslumbrante traje nuevo, una era de precisin quirrgica y hechos inapelables.Mace Windu recordaba a todos los que entraban en contacto con l que losCaballeros Jedi era una orden vibrante y viva, rica en contradicciones y poseedora deuna vitalidad muy difcil algunos decan que imposible de extinguir.En cuanto se hubieron quitado de encima la silicona y el hedor mediante unavigorosa ducha, Obi-Wan y Anakin subieron los escalones y entraron en un viejopero impecablemente atendido turboascensor que los llev a lo alto de laresplandeciente Torre del Consejo. El sol de finales de la tarde entraba por losgrandes ventanales de la cmara del Consejo. La estancia circular estaba baada poruna antigua claridad dorada, pero aquella claridad no cay sobre Anakin, cuyocuerpecito quedaba oscurecido por la sombra de un gran asiento vaco.El padawan pareca bastante perplejo.Obi-Wan estaba inmvil junto a l, como debe hacer un Maestro cuando su aprendizcorre peligro de ser expulsado de la orden.

    Haba cuatro maestros presentes. Los otros asientos estaban vacos. Mace Windupresida la sesin. Obi-Wan recordaba varias audiencias disciplinarias convocadaspara su propio maestro, Qui-Gon Jinn, pero a pesar de la sonrisa de diversin deMace Windu, en ninguna de ellas haba percibido una atmsfera tan cargada detensin.Anakin Skywalker ya lleva tres aos con nosotros, y ha demostrado ser unestudiante muy capaz comenz diciendo Mace. Ms que capaz. Brillante, conunas capacidades y unas dotes que todos albergbamos la esperanza de verdesarrolladas y controladas.

    Mace se levant y anduvo alrededor de !a pareja, su tnica susurrando con cadamovimiento de sus largas piernas.La firmeza de carcter es un desafo que el padawan debe superar, pues puedeconvertirse en una mscara que oculte una voluntad indolente que carece decentro y propsito. Lo que parece luminoso en la juventud pierde su brillo en lamadurez, y se desmorona en la ancianidad. Un Jedi no puede permitirse talesdebilidades. Se detuvo delante del muchacho. Cul es tu error, AnakinSkywalker?Obi-Wan se adelant para hablar, pero Mace levant la mano y un destello de

    advertencia brill en sus ojos. Aunque un Maestro deba defender a su padawan,estaba claro que el Consejo quera ir ms all de aquello.Obi-Wan sospech lo peor: que ya se hubiera dictado sentencia, y que Anakin iba aser expulsado del Templo.

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    Anakin contempl a Mace con los ojos muy abiertos, mostrando un abatimientoque no era nada propio de l.Mace insisti.Vuelvo a preguntrtelo. Cul fue tu error?He cubierto de vergenza a la Orden y al Templo se apresur a responder

    Anakin con un agudo hilo de voz.La respuesta no me parece muy precisa. Cul fue tu error?Quebrantar las leyes del municipio, y..., y... No! declar Mace, y su sonrisa se desvaneci para ser sustituida por unaexpresin adusta y sombra, como la oscura parte inferior de una nube que hastaaquel momento haba estado pintada por el sol.Anakin se encogi sobre s mismo.Obi-Wan, explica su error a tu padawan. Despus de todo, deriva de las mismasraces que el tuyo dijo Mace, mirando a Obi-Wan con una ceja enarcada.Obi-Wan reflexion durante unos momentos antes de contestar. Nadie intentdarle prisa. La verdad interior era un viaje peligroso, incluso para un Jedi.Ya lo veo dijo finalmente. Los dos queremos certeza.Anakin mir a su maestro con el ceo fruncido y cara de perplejidad.Explcanos a todos de qu manera le has fallado a tu padawan dijo Mace,hablando en un tono bastante afable teniendo en cuenta el curso que estabatomando la audiencia.l y yo somos demasiado jvenes para poder permitirnos el lujo de la certeza

    dijo Obi-Wan. Nuestra experiencia es tan reducida que no puedeproporcionarnos ni siquiera la paz momentnea. Adems, he estado ms atento asu desarrollo que al mo: sus obvios defectos me han distrado y no he sabido usar suespejo para guiarme y, de esa manera, poder guiarlo.Un buen comienzo admiti Mace. Y ahora, joven Skywalker, explica alConsejo cmo puedes encontrar la paz buscando emociones baratas entre losocupantes ms desorientados del planeta.El fruncimiento de ceo de Anakin se hizo ms marcado.Te ests poniendo a la defensiva le advirti Mace.

    Hice lo que hice para llenar una carencia en mi entrenamiento repuso Anakincon hosca terquedad.La expresin de Mace deriv hacia la estolidez, y una repentina languidez le hizoentrecerrar los ojos mientras se llevaba los brazos a la espalda. Y quin es responsable de esa carencia?Yo, maestro.Mace asinti, su curtido rostro sbitamente convertido en una efigie de piedratallada. Las bromas y el humor haban desaparecido. Detrs de esa cara, si se sabacmo percibirlo, arda una llama de concentracin cuya insoportable brillantez era

    digna de los legendarios Maestros Jedi del pasado.Intento huir del dolordijo Anakin. Mi madre...Mace levant la mano y Anakin se call al instante.

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    El dolor puede ser nuestro mayor maestro dijo, y su voz apenas si era unsusurro. Por qu querer huir de l?Es... Es mi fortaleza. Eso lo entiendo.Te equivocas dijo Obi-Wan, poniendo la mano sobre el hombro de Anakinmientras el muchacho los miraba con creciente confusin.

    De qu manera se equivoca, profesor? le pregunt Mace a Obi-Wan.Apyate en el dolor como si fuera una muleta y crears ira y un oscuro temor a laverdad dijo Obi-Wan. El dolor gua, pero no da ningn soporte.Anakin lade la cabeza. Estar rodeado de aquellos Caballeros Jedi y de toda aquellaabrumadora experiencia haca que pareciera frgil, casi insustancial. Una mueca deconsternacin frunci su rostro.Mis talentos ms tiles no son los de un Jedi.Cierto, ya que inviertes tu espritu y tu angustia en mquinas y competicionesintiles, en vez de enfrentarte directamente a tus sentimientos dijo Mace. Hasllenado de androides las salas de nuestro Templo. Hay tantos que tropiezo con ellos.Pero nos estamos alejando de lo que realmente nos interesa. Vuelve a tratar deexplicar tu error.Anakin mene la cabeza, atrapado entre la tozudez y las lgrimas.No s qu queris que diga.Mace trag aire y cerr los ojos.Mira dentro de ti, Anakin.No quiero hacerlo jade Anakin con voz temblorosa. No me gusta lo que veo.

    Y no podra ser que slo estuvieras viendo las tensiones que indican la cercanade la edad adulta? pregunt Mace. No! grit Anakin. Veo... demasiado, demasiado. Demasiado qu? Ardo por dentro igual que un sol!La voz del muchacho reson en la sala como una campana.Hubo un momento de silencio.Notable admiti Mace Windu y, curiosamente, una sonrisa alete por sus labiosdurante un momento. Y?

    Y no s qu hacer con ello. Quiero huir. Eso me vuelve temerario e imprudente,as que busco sensaciones. No os culpo por...Anakin no pudo terminar la frase.Obi-Wan sinti la angustia del muchacho como una daga en sus entraas.Mi propia madre no saba qu hacer conmigo murmur quedamente Anakin.La puerta de la pared del fondo se abri lentamente. Mace y Obi-Wan alzaron lamirada para ver quin era.Una figura femenina vestida con la tnica del Templo entr en el crculo, y una vozlmpida y musical reson en la sala.Justo lo que pensaba. As que estamos celebrando una pequea sesininquisitorial, eh?Mace se puso en pie y acogi el sarcasmo con una gran sonrisa.Bienvenida, Thracia.

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    Obi-Wan inclin la cabeza respetuosamente. Puedo quedarme junto a ti, Anakin?Thracia Cho Leem fue lentamente hacia el centro de la sala en el que esperaban Obi-Wan y Anakin. Sus cortos cabellos grises cubran su largo crneo como una gorra, ysu nariz aquilina husme el aire fro como si los estuviera juzgando a todos por su

    olor. Sus enormes y luminosos ojos, de irises como cuentas de ultramarina,recorrieron los asientos vacos. Thracia se envolvi en los pliegues de su larga tnicaoscura y se subi las mangas para revelar brazos delgados y fuertes. Despus sac elmentn.Debera haberte advertido de que volvera, Mace dijo a continuacin.Siempre es un honor, Thracia dijo Mace.Todos contra el pobre muchacho, verdad?Podra ser peor dijo Mace. Hoy la mayora del Consejo est fuera. Yoda seramucho ms duro...Ese tocn orejudo no sabe nada sobre los nios humanos. Y si a eso vamos, ttampoco. Nunca te has casado, Mace! Yo s. He tenido muchos hijos c hijas, enmuchos mundos. A veces pienso que todos deberais tomaros unas vacaciones,como hice yo, yoler el aire real, ver cmo se manifiesta la Fuerza en la vidacotidiana, en vez de perder el tiempo aprendiendo a empuar espadas de luz.Una sonrisa de deleite ilumin el rostro de Mace.Es maravilloso tenerte con nosotros despus de tantos aos, Thracia. No habani rastro de irona en su voz. De hecho, le complaca tenerla en la sala, y el que los

    hubiera sorprendido pareca complacerle todava ms. Qu sugieres para eljoven Skywalker?Hay algo que no va bien en mintervino Anakin, y despus cerr la boca yrecorri la sala con la mirada. Tonteras! exclam Thracia, con el rostro fruncido por la irritacin. Era ms omenos de la misma altura que Anakin, y lo mir a los ojos. Ninguno de nosotrospuede ver en el corazn de otro. Afortunadamente, la Fuerza no hace eso pornosotros. Qu es lo que quieres demostrar, muchacho? Venga, respndeme. Sabes qu ocurri? le pregunt Obi-Wan.

    S que esta tarde volvisteis aqu cubiertos de una sustancia viscosa y oliendo abasura. Todo el personal del Templo habla de ello dijo Thracia Anakin losdivierte. Ha trado ms energa y chispa a este viejo y lgubre montn de ruinas quenadie que recordemos, Qui-Gon Jinn incluido. Y ahora, muchacho, qu es lo quequieres demostrar?No quiero demostrar nada. Necesito saber quin soy, como me dice una y otravez Obi-Wan.Thracia volvi a olisquear el aire y mir a Obi-Wan con una mezcla de afecto ypenetrante severidad.Obi-Wan ha olvidado que alguna vez fue un nio.Obi-Wan la mir y sonri.Qui-Gon no estara de acuerdo.

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    Qui-Gon! se s que era un nio. Toda su vida fue un nio, y era ms sabio quetodos voso